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7 Lexicon - n. 8/2009 El Real de Valencia Aunque muchas ciudades de los territorios de la antigua Corona de Aragón se pueden vanagloriar de conservar un Palacio Real, como el Palau Major de Barcelona, la Almudaina de Mallorca, la Aljafería de Zaragoza, el palacio de los reyes de Perpignan, el Castel Nuovo de Nápoles o el Palacio Real de la pro- pia Palermo, no podemos decir lo mismo de la ciu- dad de Valencia. Y no es porque no lo tuviera, que sí que lo tuvo e importante, sino por la desgracia de su irreparable pérdida. La fortuna de los edificios demolidos siempre es muy compleja, y lo es más cuando no han podido afianzar una clara imagen. Pese a su indudable peso histórico y arquitectónico, para el gran público e incluso para los investigado- res especializados, el Palacio de Valencia continúa siendo una incógnita; un vacío ocupado por los jar- dines del Real, frente a un puente (el del Real), delante del Llano de este mismo nombre. Podría pensarse que lo único que nos queda es esa evoca- ción de su nombre. Su total destrucción en 1810, argumentada por la necesidad de defensa de Valencia ante la invasión francesa, para evitar el atrincheramiento de las tropas frente a la ciudad, ya que se encontraba extramuros, certificó su carta de defunción. Solo muy recientemente, la recuperación gráfica y documental que se ha emprendido, está alentando el comienzo de su rescate para la propia memoria de la ciudad, y para la historia arquitectó- nica de los palacios realizados en la Corona de Aragón 1 . Su dilatadísima cronología tampoco facilitaba su estudio. Su origen se remonta a una antigua almunia o casa de recreo árabe, que tras la conquista cristiana de Valencia en 1238 se reconvirtió en palacio. En el siglo XIV se amplía considerablemente para funcio- nar como residencia de los monarcas de la Corona de Aragón durante sus estancias en la ciudad de Valencia. Las destrucciones ocasionadas por las guerras con la Corona de Castilla motivaron que en el último cuar- to del siglo XIV, en época de Pedro el Ceremonioso se realizaran importantes reformas que culminan durante el reinado del rey Alfonso el Magnánimo, siendo esta una de las épocas más brillantes para el edificio. Posteriormente fue sede de la corte virreinal en el siglo XVI, con momentos de gran esplendor durante el virreinato del Duque de Calabria y de los sucesivos virreyes. El palacio nunca se dejó de utili- zar y aunque cada vez se encontraba en condiciones de conservación más precarias se mantuvo como residencia habitable durante la época de los Capitanes Generales, hasta su demolición en 1810 2 . El Real de Valencia se situaba extramuros al otro lado del río y estaba comunicado con la ciudad por medio de un puente sobre el Túria. [fig. 1] Gozaba de una extensión enorme que le venía facilitada por su situación fuera del caserío, lo que permitió que fuera ampliándose y creciendo y llegara a contar con un frente de fachada de más de 200 metros, que nos da una idea de la magnitud del edificio. Rodeado de dilatados jardines, su arquitectura estuvo íntima- mente ligada a los huertos, al agua, a las acequias, LA REFORMA DEL REAL VELL DE VALENCIA EN ÉPOCA DE ALFONSO EL MAGNÁNIMO. RECUERDO DEL PALACIO DESDE SICILIA Fig. 1. Anthonie van den Wijngaerde, dibujo de la ciudad de Valencia (1563), detalle, bajo el epígrafe “el Reael” (Osterreichische Nationalbibliothek, Viena). Mercedes Gómez-Ferrer Lozano*

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El Real de ValenciaAunque muchas ciudades de los territorios de laantigua Corona de Aragón se pueden vanagloriar deconservar un Palacio Real, como el Palau Major deBarcelona, la Almudaina de Mallorca, la Aljafería deZaragoza, el palacio de los reyes de Perpignan, elCastel Nuovo de Nápoles o el Palacio Real de la pro-pia Palermo, no podemos decir lo mismo de la ciu-dad de Valencia. Y no es porque no lo tuviera, que síque lo tuvo e importante, sino por la desgracia de suirreparable pérdida. La fortuna de los edificiosdemolidos siempre es muy compleja, y lo es máscuando no han podido afianzar una clara imagen.Pese a su indudable peso histórico y arquitectónico,para el gran público e incluso para los investigado-res especializados, el Palacio de Valencia continúasiendo una incógnita; un vacío ocupado por los jar-dines del Real, frente a un puente (el del Real),delante del Llano de este mismo nombre. Podríapensarse que lo único que nos queda es esa evoca-ción de su nombre. Su total destrucción en 1810,argumentada por la necesidad de defensa deValencia ante la invasión francesa, para evitar elatrincheramiento de las tropas frente a la ciudad, yaque se encontraba extramuros, certificó su carta dedefunción. Solo muy recientemente, la recuperacióngráfica y documental que se ha emprendido, estáalentando el comienzo de su rescate para la propiamemoria de la ciudad, y para la historia arquitectó-nica de los palacios realizados en la Corona deAragón1.Su dilatadísima cronología tampoco facilitaba suestudio. Su origen se remonta a una antigua almuniao casa de recreo árabe, que tras la conquista cristianade Valencia en 1238 se reconvirtió en palacio. En elsiglo XIV se amplía considerablemente para funcio-nar como residencia de los monarcas de la Corona deAragón durante sus estancias en la ciudad deValencia. Las destrucciones ocasionadas por las guerras con la

Corona de Castilla motivaron que en el último cuar-to del siglo XIV, en época de Pedro el Ceremoniosose realizaran importantes reformas que culminandurante el reinado del rey Alfonso el Magnánimo,siendo esta una de las épocas más brillantes para eledificio. Posteriormente fue sede de la corte virreinalen el siglo XVI, con momentos de gran esplendordurante el virreinato del Duque de Calabria y de lossucesivos virreyes. El palacio nunca se dejó de utili-zar y aunque cada vez se encontraba en condicionesde conservación más precarias se mantuvo comoresidencia habitable durante la época de losCapitanes Generales, hasta su demolición en 18102. El Real de Valencia se situaba extramuros al otrolado del río y estaba comunicado con la ciudad pormedio de un puente sobre el Túria. [fig. 1] Gozaba deuna extensión enorme que le venía facilitada por susituación fuera del caserío, lo que permitió que fueraampliándose y creciendo y llegara a contar con unfrente de fachada de más de 200 metros, que nos dauna idea de la magnitud del edificio. Rodeado dedilatados jardines, su arquitectura estuvo íntima-mente ligada a los huertos, al agua, a las acequias,

LA REFORMA DEL REAL VELL DE VALENCIA EN ÉPOCA DE ALFONSO ELMAGNÁNIMO. RECUERDO DEL PALACIO DESDE SICILIA

Fig. 1. Anthonie van den Wijngaerde, dibujo de la ciudad deValencia (1563), detalle, bajo el epígrafe “el Reael” (OsterreichischeNationalbibliothek, Viena).

Mercedes Gómez-Ferrer Lozano*

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que transcurrían en torno a él y que remiten igual-mente a su origen árabe. Las vistas hacia la ciudad yel mar, la variedad de plantas y árboles, las fuentes,su rica colección zoológica, fueron admiradísimos yalentaron que fuera una de las residencias privilegia-das por los monarcas. No obstante, de su arquitectu-ra encontramos pocas descripciones coetáneas y lasconservadas, no ofrecían una imagen clara del edifi-cio, precisamente por las numerosísimas transforma-ciones de las que fue objeto en su larga historia.Tras las sucesivas ampliaciones y reformas realiza-das a lo largo de los siglos XIII y XIV, el Real deValencia, al comenzar el siglo XV, era un conjuntobastante coherente articulado en torno a dos cuerposclaramente diferenciados: la estructura primitiva,denominada real vell o petit, que si miramos el frentedel palacio en los grabados conservados de su facha-da o en los planos de los siglos XVI al XIX es elpequeño cuerpo situado hacia la derecha proyectadohacia la plaza, y la enorme mole del Real nuevo, a laizquierda, más cercana a la ciudad [fig. 2]. Éste último, el Real por antonomasia, se organizabatambién con dos patios, el grande al que se accedíapor la puerta principal, y uno más reducido en tornoal que se ubicaban las llamadas dependencias de lareina y la capilla alta dedicada a S. Catalina. Ambospatios se configuraban con escaleras abiertas del tipohabitual en la Corona de Aragón, siendo la que subíaa las habitaciones de la reina y capilla, una escaleraque accedía a una galería con arquillos. La del patioprincipal daba acceso a las grandes salas de aparatodonde se celebraban las fiestas y principales recep-

ciones en el piso alto, mientras que la zona baja sededicaba a dependencias de servicios, caballerizas,cocinas, estancias de mozos y servidumbre, despen-sas, etc. El real vell, más reducido, posiblemente fue el cons-truido siguiendo la primitiva edificación, y en sumomento, fue la parte más antigua del edificio. Searticulaba en torno a un patio y tenía en origen unastorres en las esquinas. Entre las torres, ocupando laplanta baja de uno de los lados estaba la iglesia anti-gua, y en otros, una serie de dependencias secunda-rias, todas ellas destinadas en sus inicios a las colec-ciones zoológicas, principalmente la denominadacasa de los leones y la de las víboras, y posteriormen-te a caballerizas y establos, que completaban el con-junto. En la fachada trasera se situaba el bosque denaranjos y desde sus torres se gozaban de las mejo-res vistas, especialmente hacia el mar.La fisonomía medieval del Real valenciano es difícilde apreciar en las imágenes gráficas que se han con-servado de él. Los distintos cuerpos sufrirían rotun-das transformaciones con el paso del tiempo y comola mayor parte de las representaciones son de épocamoderna, hay que abstraerse de las drásticas refor-mas que alteraron significativamente su aspecto.Algunos grandes elementos medievales fueron eli-minados como la escalera abierta del patio principalque fue sustituida por una en caja cerrada, previademolición de una serie de dependencias. Otrasescaleras de caracol serían poco a poco reemplaza-das por considerarse oscuras, estrechas e inconve-nientes. Las ventanas con sus columnillas y arquillos

Fig. 2. Valencia. Dibujo de la planta del Palacio Real (Varios deTopografía Española, mss. 18225 de la Biblioteca Nacional, fol.313 r., hacia 1560).

Fig. 3. Carlos Francia, Grabado de la Naumachia, detalle delPalacio del Real, 1755 (T. Serrano, Fiestas seculares... del TercerSiglo de la canonización de San Vicente Ferrer, Valencia 1762).

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cerca coincidiendo con sus años de residencia enValencia. Aquí transcurrió la mayor parte de suestancia en la península en los años intermediosentre sus campañas italianas, residiendo en el pala-cio entre 1424 y 1432. También fue crucial para ladefinitiva puesta a punto del Real valenciano, elhecho de que su esposa, la reina María de Castillafijara su corte y habitara como inquilina permanenteen él. Las dos primeras décadas del reinado deAlfonso el Magnánimo fueron las más decisivas en elproceso de reformas del palacio, ya que a partir de1440, una proliferación de empresas arquitectónicasdistrajo los esfuerzos. La conquista de Nápoles en1442, y la decisión de emprender la reforma deCastel Nuovo, o el empeño puesto en la capilla delconvento de S. Domingo de Valencia a partir de1439, redujeron el interés del rey por el palaciovalenciano.Alfonso el Magnánimo en sus primeros cuatro añosde reinado, fue desplazando su corte por las diver-sas sedes de la Corona de Aragón, hasta que en 1420decidió dejar la lugartenencia del Reino a su esposaMaría y emprender camino de Cerdeña con su flota.La reina María se instaló en el Real y ello supuso elserio inicio de una primera campaña de obras. Estaprimera fase, entre 1421 y 1425, se centró en la refor-ma de los apartamentos de la reina cercanos a lacapilla de S. Catalina. Un poco antes del regreso delrey a Valencia en 1424, se emprendería la reformadel real vell, que constituyó la gran obra de su reina-do. Cuando en 1432, el rey marcha definitivamentea Italia, aún no había concluido. El rey ya no regre-saría a la península, pero aún así siguió de cercaalgunas de las actuaciones emprendidas en el edifi-cio, y siguió financiando obras diversas de mayor omenor calado hasta su fallecimiento en 1458. Elrecuerdo de este palacio lo debió tener presentedesde la lejana Italia, y en más de dos ocasiones soli-citó la realización de unas maquetas o mostras, quele permitieran acercarse a la imagen de su queridopalacio valenciano. Podemos resumir las obras emprendidas en épocade Alfonso el Magnánimo en varios apartados, aun-que interrelacionados y no siempre fácilmente deli-mitables3:- las obras en el patio de la capilla de S. Catalina y“casas” de la reina- la reforma del real vell- la torre sobre la Cambra dels angels.

se sustituyeron por balcones o huecos escuadrados.Muchos de los salones perdieron sus bóvedas origi-nales o fueron divididos con tabiques y recortadosen sus dimensiones originales por cielos rasos. Lafachada medieval fue totalmente camuflada por laintroducción de una galería de arcos en el frenteprincipal. Los terrados fueron alterados y sustituidospor tejados a dos aguas y también las torres fueronmodificadas. Precisamente son los grabados del siglo XVIII [fig. 3]y los alzados correspondientes a la campaña de pla-nos de 1802 [figg. 4-5] los que representan el frente deun palacio, por lo que debemos hacer abstracción detodos los añadidos setecentistas, para imaginar laimpronta medieval. Ésta sobre todo se deduce de lastorres, que probablemente conservaron gran parte desu estructura medieval, con encadenados de sillaresen las esquinas y almenas en los remates superiores,a excepción hecha de la denominada torre del reloj,torre que pertenece al real vell, que fue parcialmentemodificada a comienzos del siglo XVIII introducien-do un cambio en su remate, realizado con planchasde plomo. También la denominada torre de losÁngeles, la más importante del palacio, porquealbergaba las habitaciones del rey, sería decorada conun enorme escudo que se aprecia en los grabados. Elresto de los cuerpos del Real mantuvieron en partelos remates almenados y sobre todo se puede reme-morar su imagen medieval a partir de las ventanasgóticas, denominadas finestres de corondes, que solíantener una columnilla o varias columnillas en el centrosustentando arquillos lobulados. La galería de arcosy las ventanas cuadrangulares tras el balcón corridofue lo que modificó más rotundamente esta imagenintroduciendo un elemento de ordenación clásica. Enel presente trabajo no es posible hacer un estudio detodo el conjunto y se centrará en la época correspon-diente al reinado de Alfonso el Magnánimo, con unaserie de reformas que afectan a la zona de la reina, alreal vell y a la torre de los ángeles.

El Palacio Real durante la época de Alfonso el Magnánimo(1416-1458) El reinado de Alfonso el Magnánimo (1416-1458)abrió una de las épocas más brillantes para el PalacioReal de Valencia. Monarca decidido a consolidar eledificio como residencia real, contó con el elenco delos mejores artífices valencianos para llevar a cabosus propuestas, algunas de las cuales pudo seguir de

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Figg. 4-5. Manuel Cavallero, plano del Palacio Real de Valencia, piso principal y piso inferior, 1802 (Centre Historique ArchivesNationals, Fonds Suchet, Paris).

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Las obras en el patio de la capilla de S. Catalina y habita-ciones de la reina (1421-25)Una de las principales reformas emprendidas en estaépoca fue la de adecuación de las estancias del Reala las necesidades de la reina María de Castilla queprácticamente residió en él durante toda su vida. Losapartamentos de la reina, entorno al pequeño patiodel gran Real, destacaban por sus salas y dormitoriosen el piso superior, en las inmediaciones de la capi-lla de S. Catalina, mientras que las dependencias deservicios se situaban en la parte baja, de esta mismaárea. Algunas de las reformas estuvieron condicionadaspor el séquito que acompañó a la reina durante suvida en el palacio. El amplio servicio y el gran núme-ro de damas que la rodearon, obligaron a un aumen-to progresivo de las habitaciones, especialmente enel piso bajo cercano a la cocina. Esta zona se situabaen la trasera del patio, dando hacia la acequia quediscurría de forma paralela a toda la fachada poste-rior del edificio y era la parte más fácilmente amplia-ble, tomando terreno de los huertos y patios conti-guos. Por otro lado, fueron necesarios mayores ymás adecuados espacios para el aseo y la higiene,lógicamente debidos al número creciente de perso-nas que habitaban el Real y mayor número de dor-mitorios para las doncellas. No obstante, la obra más significativa de este perio-do fue la total reforma del patio de la reina, median-te la construcción de unas nuevas galerías o nayasdelante de la capilla y del salón principal. Esta obrasupuso la primera actuación del maestro de canteríaMiguel Navarro en el palacio real. Este maestro porentonces ya tenía una destacada trayectoria en obrasmuy significativas en Valencia, como el almudín4, elconvento de S. Francisco5, o la construcción del archi-vo de la corte civil o racionalato en la casa de la ciu-dad a partir de 14196. Esta última nos interesa espe-cialmente porque se completó con la realización deuna galería o naya de arquillos, que unía esta depen-dencia con la Sala del Consell, muy similar al encar-go que recibió en el Real dos años más tarde.Siguiendo un modelo tipológico habitual en los pala-cios de la Corona de Aragón, y que presumiblemen-te respetaba una primitiva solución ya existentedesde el inicio, Miguel Navarro7 construyó la galeríao naya de seis arcadas delante de la capilla alta de S.Catalina. Esta galería con arquillos que daba alpequeño patio donde desembocaba la escalera de

acceso adosada a uno de sus muros y que daba pasotanto a la capilla como a las habitaciones de la reinadebió ser un modelo seguido en muchos otros pala-cios nobiliarios de la ciudad. Al girar la esquina, enel lado este, la galería corría paralela al salón princi-pal del palacio con un total de siete arcos apuntados,de los que Miguel Navarro rehizo tres al tiempo quedejaba preparadas las tablas en las que se asentaríanlas columnas. La galería se cubría con techo demadera8 apeado sobre ménsulas de piedra9. Este patio de la reina fue una de las zonas que másclaramente mantuvo su fisonomía medieval, a pesarde que tuvo que ser restaurada en el siglo XVII. Fuela única escalera adosada a cielo abierto que se man-tuvo en pie cuando las de los otros dos patios fueronsustituidas por escaleras en caja cerrada en los siglosposteriores. La sección de la campaña de planos de1802 recoge la vista frontal de los seis arcos situadosdelante de la iglesia, que coinciden totalmente conlos mencionados en la documentación [fig. 6]. Laplanta principal ofrece la vista de la galería lateralcon siete arcos apuntados que formaban un pasilloparalelo al gran salón principal del palacio y abiertohacia el patio. Inicialmente, y tal y como se despren-de de la documentación, había una pequeña puertaque comunicaba con una escalera de subida al terra-do de la iglesia, que en el momento tan tardío de rea-lización de los planos, ya se había alterado profun-damente por la construcción de unos estudios que enel siglo XVI, cegaron también uno de los óculos de lacapilla de S. Catalina.

Fig. 6. Manuel Cavallero, plano del Palacio Real de Valencia, detallede la Galería de la Reina en el corte interior del Palacio Real, 1802(Centre Historique Archives Nationals, Fonds Suchet, Paris).

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La reforma del real vell (1423-1458)Coincidiendo con el regreso a la península del reyMagnánimo, a comienzos de 1424, se emprendió lareforma más significativa del Real de Valencia, a lapar que se produjo el asentamiento casi permanentede la corte en esta ciudad. Aunque el rey Alfonsohabía llegado a Valencia en febrero de 1424, apenascomenzadas las obras de la que fue la primera de lastorres del real vell, ya se pudo instalar en el Realdurante el invierno de 1425. Prácticamente residió enél, salvo por algunos viajes y campañas militarescontra Castilla, hasta su nueva marcha a Italia enabril de 1432, de la que nunca regresaría. En estosaños se ejecuta el grueso de la reforma del real vell,que fue la más importante de cuantas obras se reali-zaron en el siglo XV en el palacio valenciano, supo-niendo una ampliación sustancial en número dehabitaciones y salas, asi como en dependencias deservicios. Esta reforma coincidió con la constantepresencia de los reyes en el palacio, lo que les permi-tió seguir las obras de cerca. Prácticamente el reyvería comenzadas y concluidas las cuatro torres, ydejaría encargada una gran sala que daba a la facha-da principal hacia el llano. La práctica totalidad de lagran sala estaba terminada en 1447 cuando se produ-jeron los preparativos para la llegada de Juan deNavarra, hermano de Alfonso, que había vuelto aasumir desde octubre de 1445 las funciones de lalugartenencia general del Reino. Por referencias sesgadas de años anteriores podemosdeducir que el real vell era un edificio con torres entorno a un patio a donde se abrían las casas de los

leones, establos, caballerizas, casas de los scurços(víboras), asi como algunos espacios de mayor rele-vancia como la capilla de S. María y los S. Juanes.Algunos habían quedado casi inservibles por su malestado de conservación, en especial las torres o eranexcesivamente reducidos ante la amplia corte esta-blecida y el renovado interés por los animales. La reforma emprendida en el real vell, supuso la sis-tematización de los apartamentos del rey, que hastaentonces únicamente contaba con la torre de losÁngeles y unas pequeñas habitaciones adyacentes.[fig. 7] Esta torre, la principal del palacio, se situabaen la fachada, inmediata a la entrada y se reconoceen los grabados por la adición de un gran escudo deépoca posterior. El resto de estancias en el realnuevo, en realidad, estaban ocupadas en su mayoría,por los apartamentos de la reina en torno al patiopequeño y por los grandes salones de aparato y salasdestinadas a funciones públicas en torno al patiogrande. La ausencia de unos apartamentos acordespara el monarca quizá sería la causa que motivó latotal reforma de este espacio, que por su mal estadoera prácticamente inservible. Por tanto, en primerlugar se realizó la conexión del núcleo del real vell,con el resto del palacio, a través de un paso de comu-nicación conectando directamente con la denomina-da “cambra dels angels”. Por otro lado, se produjo lapropia reconstrucción de todo el núcleo del real vell,con sus cuatro torres subdivididas por estancias inte-riores abovedadas y comunicadas por escaleras decaracol, y amplias salas nuevas entre las torres, hacialas fachadas. El patio se renovó con la construcción

Fig. 7. Vicente Gascó, plano del Real Palacio extra muros de la ciu-dad de Valencia, 1761 (Archivo del Reino de Valencia, Planos,Bailia B, expediente 27).

Fig. 8. Valencia. Dibujo de la planta del Palacio Real, detalle delreal vell (Varios de Topografía Española, mss. 18225 de laBiblioteca Nacional, fol. 313 r., hacia 1560).

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de arcadas en parte de sus lados, ampliando tambiénla capilla vieja con una nueva sacristía. Por todo ello,las dependencias de servicios que habían ocupadoanteriormente esta zona, se trasladaron y reconstru-yeron un poco más al este, con nuevas caballerizas,establos, y casas de los leones [fig. 8]. Se aprovecharon las estructuras antiguas, ya que lasantiguas torres no se demolieron por completo sinoque se recrecieron en casi tres metros de altura, loque implicó la completa sustitución de las viejascubiertas y la renovación de los terrados con susnuevas almenas y antepechos. Se mantuvo su morfo-logía, con tapia valenciana en los muros y encadena-do de sillares en las esquinas. Los antiguos sillares selavaron con arena, para blanquearlos y se perfilaronde nuevo, colocando los necesarios a continuación, alaumentar la altura de las torres. La mayor parte delas antiguas ventanas se tapiaron y se abrieron nue-vas ventanas, con arquillos y columnitas de Geronay con sitios en el interior. Portales de piedra ricamen-te esculpidos daban paso a las estancias internas delas torres, cubiertas de bóvedas de ladrillo tabicadoen los pisos bajo y medio, y cubiertas de madera convigas sobre ménsulas de piedra en el superior, comu-nicadas entre sí por escaleras de caracol. Todos lospavimentos se rehicieron con rajoletes de Manises degran riqueza colorística [fig. 9]. Esta obra fue completada por el maestro de albañile-ría Guillem Just y el ya mencionado maestro de can-tería Miguel Navarro. Un nuevo maestro carpintero,Pascual Esteve, se suma para la realización decubiertas y obras de madera significativas. Estos tres

maestros al frente de sus cuadrillas de obreros yaprendices, se hicieron cargo de toda la reforma delreal vell, y prácticamente de todas las obras impor-tantes del Real hasta la década de 1440, en que fue-ron sustituidos por un nuevo grupo de maestros.

La construcción de las cuatro torres (1423-28)Las cuatro torres del real vell, se fueron rehaciendosiguiendo el sentido contrario a las agujas del reloj,empezando por la situada junto a la puerta y porencima de la entrada de la capilla, que se consideróla primera torre. La segunda torre era la más avanza-da y la que luego estuvo decorada por el reloj, lo quela distingue perfectamente en todos los grabados eimágenes de la fachada del real, la tercera sería lasituada también en el frente de fachada y la cuarta, latrasera, situada dando hacia los jardines, por encimade la cabecera de la capilla. Por tanto, la primera y lacuarta, en realidad, resulta difícil identificarlas comotorres en las imágenes posteriores del palacio, por-que perderían la fisonomía de torres resaltadas cuan-do se construyeron salones entre ellas que fueroncompactando las alturas. La realización de los abovedamientos intermediosde las habitaciones en el interior de las torres esquizá uno de los aspectos más destacados de lareforma del real vell, ya que supone una generaliza-ción de las técnicas tabicadas10, que se habían comen-zado a utilizar en el palacio valenciano hacia 1382.De esta fecha es la mención de la ejecución de unasbóvedas descritas en una carta escrita por el reyPedro el Ceremonioso y dirigida al merino deZaragoza que se encontraba al frente de la adminis-tración de las obras de la Aljafería. En ella le instabaa enviar al maestro de obras, el sarraceno Faraig y aotro de los maestros que allí se encontraban, y tam-bién si quería que fuera él mismo, a Valencia, paraque vieran y reconocieran una obra de yeso y ladri-llo que se realizaba en el Real valenciano, y que erade mucho éxito, muy fuerte y de poco gasto, y asípudieran aprender a hacerla y que la copiaran enZaragoza. Sin duda una obra tabicada que realizabael maestro Johan Franch, el mismo a quien se habíadocumentado en esa fecha haciendo las bóvedastabicadas de una de las capillas del convento de S.Domingo. La ausencia de menciones de canteros en la contabi-lidad de las torres y la única referencia a compras deladrillos, yeso y cal, no ofrecen lugar a duda de que

Fig. 9. Manuel Cavallero, plano del Palacio Real de Valencia, detallede la fachada del real vell, 1802 (Centre Historique ArchivesNationals, Fonds Suchet, Paris).

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hacia la rambla y fachada principal del palacio, ima-ginamos un zaguán con tres arcos y otros tres arcosdando directamente al patio. Este zaguán se encon-traba comunicando la torre primera y la segundaque es la que se construyó a lo largo de 1425. Esteespacio fue totalmente reformado a fines del sigloXVI con la construcción de un nuevo acceso o portalde piedra cuadrangular que debió sustituir la puertaoriginal, y con la reforma de la escalera, que se cons-truyó a la castellana, en caja cerrada. En esa campa-ña de obras, se mencionan reformas en los tres arcosmedievales que fueron sustituidos por nuevos arcossobre pilares con sus capiteles clásicos. Por otro lado, se comenzaron a construir los pasosentre las torres, con dos grandes diferencias [fig. 10].Los llamados pasos grandes debían ser unas galeríascon arcadas en los lados rectos del patio, ya que sedescriben con arcos de piedra sobre pilares, y conabovedamientos de ladrillo tabicado13, con antepe-chos de piedra, unidos entre sí por grapas de hierroemplomadas, para evitar la oxidación y con sus pie-dras perfiladas14. Y los denominados passets, queaunque pequeños eran los más interesantes, porquese trataría de una de las más tempranas indicacionesde pasos sobre trompas, cubiertos igualmente conbóvedas de ladrillo tabicado. Uno de ellos, era per-fectamente visible aún en la campaña de planos de1802. Situado en la esquina noreste del patio peque-ño, se distingue tanto en el perfil cortado por la linea1,2,3 como en el plano de planta superior. Se trata deun paso en esquina volado, presumiblemente sobretrompa, que comunicaba lo que entonces era la coci-na de verano con el comedor. La iglesia baja dedicada a S. María y los S. Juanes,también se tuvo que remodelar con la sustitución dela cubierta de madera debajo de la primera de lastorres. Por otro lado, se facilitó la comunicación entrela iglesia y una de las estancias de la torre sobre lasacristía abriendo una ventana enrejada de carácterinterno, para que el rey pudiera oir misa15. Esta dis-posición era bastante similar a la que más tarde seejecutó en la capilla real del convento de S. Domingo,que también dispone de una estancia sobre la sacris-tía con una pequeña ventana sobre la capilla. Portanto, este elemento pudo servir de modelo para lacapilla real, aunque se ha discutido su función queno es del todo clara16. En el caso de la iglesia del Real,sabemos que la estancia sobre la sacristía era unlugar de retiro para el rey y que podía escuchar la

se trata de bóvedas enteramente ejecutadas en ladri-llo, sin nervios de piedra, y posiblemente con formasaristadas. La indicación de que se trata de bóvedastabicadas viene expresada por los cuadernillos deobras referentes a la segunda, tercera y cuarta torres.El dato más elocuente lo constituyen las expresionesque se utilizaban para describir las tabicadas, ya queen ellas se menciona, «doblar de rajola» o «fer voltade tres dobles». Esta expresión es concluyente pues-to que se trata de una palabra aún viva que se utili-za hoy, y que también se aplicaba en el siglo XVI alas bóvedas tabicadas. Además especifica el materialcon el que se dobla la bóveda, el ladrillo o la utiliza-ción de tres rasillas de ladrillos en el caso de la reali-zación de una bóveda con tres dobles. La presencia de bóvedas tabicadas es generalizadaen las diversas partes del edificio. Los pasos decomunicación entre las torres también se cubrían conbóvedas tabicadas e igualmente fue de ladrillo tabi-cado la bóveda de la sacristía, «doblar de rajola lavolta de la dita sacristia». La velocidad a la que seconstruyeron las bóvedas de las torres explica eléxito de esta técnica, ya que en apenas 10 días sehabían hecho dos bóvedas en la segunda torre. Unacronología parecida se observa en la construcción delas bóvedas de la tercera torre en el año 1427. Lasecuencia de construcción parece confirmar clara-mente algunas de las ventajas que se han menciona-do para esta técnica, ya que se construyen las tresbóvedas de la torre en apenas 5 días. El 24 denoviembre 1427 se colocaban los primeros andamiosy cimbras, el 26 de ese mes se estaba obrando la pri-mera bóveda que quedaba concluida al día siguien-te, a falta del jaharrado de yeso. Ese mismo día, 27 denoviembre se empezaban a poner los andamios ycimbras para la segunda, que el día 29 ya se estabaacabando, «acabar de doblar de rajola la segonavolta e fer los revoltons per egualar la dita volta»11, altiempo que se montaban los andamios y cimbraspara la tercera. La construcción propiamente dichahabía quedado concluida el día 2 de diciembre a faltadel jaharrado y algunos otros detalles como lacubierta final de madera que remataba la torre. Portanto, una técnica rápida, resistente y de poco gasto.En otro orden de cosas, se seguía la reforma interiordel patio de las torres, con la ejecución por parte delcantero Navarro de tres arcos de piedra a la entradadel real vell y otros tres por delante de esta entrada12.Si la entrada era por el oeste, en el espacio que daba

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Fig. 10. Manuel Cavallero, plano del Palacio Real de Valencia, detallede la comunicación entre las dos partes del palacio por el pasaje con-tiguo a la cambra dels angels, 1802 (Centre Historique ArchivesNationals, Fonds Suchet, Paris).

esta divisa que tiene su origen en la leyenda artúrica,en el que uno de sus sillones sólo podía ser ocupadopor alguien con total pureza de corazón19. Con estepago concluyeron las obras de las cuatro torres delreal vell.

Les mostres de les quatre torres. El rey en SiciliaPrácticamente con el grueso de las obras terminadas,se produce la definitiva marcha del rey a Italia.Posiblemente, unos días antes de partir dejó encar-gada la realización de una gran sala entre las torressegunda y tercera o torres esquineras que daban a lafachada principal, sala que dio comienzo en abril de1432. Con la decisión de construir esta sala ya toma-da, cuya obra se prolongará a lo largo de la décadade 1430, y por decisión expresa del rey, se mandórealizar una maqueta a fines de 1433 de la obra de lastorres para ser transportada a Sicilia, donde habíallegado el rey en julio de 1432. El carpintero JoanBenet, «fuster de la ciutat de Valencia», marchó aSicilia en un viaje que duró tres meses. Su misión erallevar al rey la maqueta de las torres, «per a mostraraquelles al señor rey»20.Este carpintero que no había trabajado en otras obrasdel Real, parece que tuvo el encargo expreso de laconstrucción de la maqueta y el trabajo personal dellevarla él mismo para mostrarla al rey. Si la inter-pretación de la maqueta la reducimos exclusivamen-te a las torres, pudiera parecernos la maqueta deunas obras ya concluidas, no una maqueta para queel rey aceptara o no una propuesta constructiva.Teniendo en cuenta que el rey había estado presenteen Valencia durante buena parte del proceso cons-tructivo de las torres del real vell, y que conocía per-fectamente su aspecto final, cabe plantearse el por-qué de esta maqueta y ubicarla en su justo lugar enel proceso de reformas del real vell.En primer lugar, la lectura de la documentación ori-ginal, nos revela que pese a lo que hasta ahorahemos descrito como maqueta de las torres, en reali-dad, no era una maqueta sino unas mostras, con larepresentación de cada una de las torres. Benet semarcha a Sicilia, con «les mostres de les obres de lesquatre torres fetes e obrades en fusta per a mostraraquelles al señor rey». Estas breves líneas nos ofre-cen una información valiosísima. En primer lugar,no se trata de las habituales trazas en pergamino. Lastrazas dibujadas que también se denominan mostrasse transportaban con más facilidad, pero eran a su

misa desde allí sin ser molestado. Una posible expli-cación al renovado interés del Magnánimo por laiglesia del real vell, puede estar relacionada con eluso cada vez más exclusivo de la capilla de S.Catalina por parte de la reina, que la tenía más cerca-na a sus aposentos, hasta el punto que en alguna oca-sión se menciona como capilla grande de la reina17,para diferenciarla de su oratorio o capilla privada. El grueso de las obras estaba concluido hacia 1427,aunque algo más tarde, en 1432, aún continuaban lostrabajos de ornamentación de algunos de los porta-les de la última torre y, en concreto, el maestro MartiLlobet cobró la importante suma de 1815 sueldos,por la obra de madera y mazonería de la puerta de laprimera estancia. La descripción especialmente pro-lija de su ornamentación nos advierte del esmeradorefinamiento de estas esculturas. Tres ángeles reali-zados en madera de naranjo, uno con espada deplata sobredorada, otro con el yelmo adornado por lorat penat y el otro con el siti perillos con láminas defuego de plata esmaltada y hacha de plata; asi comotres monstruos igualmente de madera, uno mitadfraile mitad dragón, otro en forma de grifo y otro enforma de águila, decoraban la portada18.Estas figuras nos demuestran que la divisa del deno-minado siti perillos o sitial peligroso que solía tener lainscripción «In dextera tua salus mea, Domine» fueadoptada antes del viaje a Italia del rey Alfonso, y noen 1435 como se ha indicado en ocasiones. Ya enenero de 1430 una de las sillas reales había utilizado

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que finalmente sería conocido como el real delMagnànim, porque podemos considerarlo práctica-mente una obra debida enteramente a sus intereses.Pudo haber varias propuestas para la realización deestas salas, y quizá el rey quería opinar sobre cual delas dos o más propuestas que representaban las mos-tras se debían optar. Véamos lo que conocemos sobreestas salas.

La gran sala del real vell (1432-1446)Unos días antes de la definitiva partida del reyAlfonso a Italia, en abril de 1432, dió comienzo laobra que completó la fachada principal del real vell21,una gran sala entre las torres esquineras. Con ello sedotaba de una fachada representativa hacia la plazacompletando la imagen de un palacio que hastaentonces eran en realidad una serie de torres incone-xas, relacionadas entre sí por las precarias y utilita-rias casas de los leones, que fueron demolidas.Las obras se sucedieron con enorme lentitud y seprolongaron durante casi 15 años, con lo que se suce-dieron varios maestros. Aunque comenzada porGuillem Just, fue continuada por Jaume Gallent enlos años 40, y por los canteros Martí Llobet yFrancesc Baldomar, que sucedieron a Navarro.Tras la demolición de la casa de los leones y la pre-paración de los cimientos, se realizó la pared deargamasa y tapia hacia el frente y los pilares y arcosde piedra a partir de 1432 hacia el patio22, que susten-tarían la sala en la planta noble. Estos arcos visiblesen el plano de la Biblioteca Nacional del siglo XVI,son presumiblemente los que de forma muy someraaún dibuja Tosca [fig. 11], donde recoge una vistatomada desde la trasera del palacio real con tresarcos situados en la parte baja del patio. En febrero 1436 comenzaron las primeras comprasde columnillas de Gerona para las ventanas de lasala, encargadas al mercader Bonanat Perpinyà. Enesa fecha se le pagó por «dues corondes de naya,taula, capitells e vasa de pedra de Girona que deaquell compra per obs de les finestres de la sala quesfa sobre lo palau ques obra dins la casa de les IIIItorres lla on solien estar los leons»23, es decir en estecaso, no sólo las columnillas eran prefabricadas, sinotodos y cada uno de los elementos de la ventana, losarquillos, los capiteles, la basa y el apeo de las pro-pias columnas. Las obras se fueron sucediendo sorteando algunasdificultades y en abril de 1442, se retomaron con la

vez más delicadas. Unas trazas dibujadas son nece-sariamente un elemento mucho más abstracto y suuso más indicado para personas introducidas en elmundo de la construcción, capaces de interpretar undibujo bidimensional. Unas mostras en madera portanto no eran algo habitual. Un caso anterior, comoel de 1401 para el Puente de los Catalans o Trinidadsobre el río, donde se señala la compra de yeso pararealizar mostras, se ha interpretado más bien comosuperficies enyesadas donde realizar grandes dibu-jos a escala 1:1. Por los datos que manejamos hasta elmomento, la maqueta de madera no fue muy fre-cuente y no se vuelve a utilizar de forma generaliza-da hasta el siglo XVI, salvo de nuevo en el PalacioReal donde se repite para una torre en el año 1441 yen el de la catedral con la muestra de la espiga delMiguelete en 1453. Claramente solicitadas por el rey, son unas maquetasque se construyen y transportan para que el rey lasvea, mostras para mostrar, cumpliendo claramente sufunción de ser muestra de lo existente o muestraquizá de lo que estaba por venir. Son un elementoque facilita al rey la visión de su palacio, pero nosabemos si pudieron servir de ayuda en la toma dedecisiones sobre la continuación de las obras.Debemos tener en cuenta que las torres estaban cons-truidas pero no la conexión entre ellas, ya que ladecisión de hacer unas salas entre las torres se habíatomado apresuradamente unos días antes de la par-tida del rey. Las salas apenas se acababan de plante-ar y su proceso constructivo fue extremadamentelento. La primera de ellas paralela a la fachada prin-cipal, apenas si se había iniciado cuando el rey semarcha, y la segunda paralela al lado este del patio,aún tardaría unos años en comenzarse. Pero cuandoel rey pide la maqueta hacia más de un año y medioque se había marchado de Valencia y por tanto pudoquerer saber qué estaba pasando en el Real, en supalacio.Realmente, más que las maquetas de las cuatrotorres deben interpretarse como las maquetas delconjunto del real vell, a partir de la propuesta deconstrucción de unas grandes salas en el piso princi-pal comunicando las torres entre sí. Inicialmente,parece que solo la zona interna de formación delpatio estaba hecha con los pasos entre las torres, perono se había definido aún una gran fachada entre lastorres que lo cerrara realmente. El rey por tantopudo aprobar desde Italia el modelo de un espacio

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Manises, «rajoles», azulejos cuadrados, y «alfar-dons», azulejos exagonales, que sabemos estabanpintados de azul y blanco30. En 1446 se concluía laparte de la sala que daba hacia el patio, cerrando lapared de ladrillo y se acababa una de las ventanas dela fachada31.La segunda gran sala que cerraba el espacio entre lasotras dos torres de este bloque, la tercera y la cuarta,con ventanas hacia el patio interior y hacia los nue-vos espacios de caballerizas, establos y casas de ani-males, aún tuvo una construcción más dilatada. Yaen 1453, se había ordenado a Francesc Baldomar32 laconstrucción de una gran portada de piedra quecomunicaba la sala con la tercera torre, y a fines deoctubre de 1458, coincidiendo con la llegada aValencia del rey Juan II, se le encargó al mismomaestro los escudos de piedra con las armas deAragón y Sicilia y las divisas del sitio y los mijos paracolocarlas sobre este portal33, por lo que podemosaventurar que estaba ya completamente terminada.La sala destacaba por sus grandes ventanas concolumnillas y arquillos, y sitios34, y sobre todo por sucubierta de madera, que se describía como «bosella-da e molt bella» [fig. 12]. Así como de la primera sala sólo tenemos la referen-cia a una cubierta de madera con las armas pintadas,que hemos intentado imaginar como una cubiertaplana de alfarje; en esta sala tenemos la indicación deque se trata de una cubierta distinta a las demás.Parece ligeramente diferente a las que se veníanconstruyendo en el palacio y merecedora del califica-tivo de bella, hecho absolutamente infrecuente en laparca relación que registran las ápocas de la Bailia,

realización de una cubierta de madera, que se termi-nó en octubre de 144324. Para ello se tuvo que recre-cer la pared y colocar las ménsulas de piedra quesustentarían las vigas decoradas con las armas de«Aragó, Sicilia e encara del dit Reyalme»25, alfarje eje-cutado por el maestro carpintero Antoni Adzebro. Elpeligro de desgaste de esta cubierta de madera obli-gó a realizar varias capas de terrado y pavimentopor encima de la sala26, que aún así siempre plantea-ron problemas de conservación. La sala estaba termi-nada a falta de la colocación de cuatro grandes ven-tanas de las que se encargó a partir de 1444, el maes-tro Francesc Baldomar27. Baldomar acudía a las can-teras de Godella para elegir las mejores piedras ypara entregar a los canteros las plantillas o contra-motles con el diseño necesario para estas piezas. Noobstante, además de las columnillas que se compra-ban prefabricadas28, también había otras piezas seria-das. Así sabemos que se compraban las piedrasdenominadas corbes que eran las de los arquillos delas ventanas directamente a los canteros que las ven-dían ya hechas. Las ventanas se completaban con elcierre de puertas de madera tallada. Estas grandesventanas tenían al menos dos columnillas gallona-das cada una y por tanto, tres arquillos.Posiblemente, estos datos se corresponden con dosde las ventanas que aún se conservaban y son visi-bles en el dibujo de fachada de 1802, al lado de unbalcón de época posterior. Las otras dos se situaríanmirando hacia el patio. La sala se completaba conunos capiteles de madera con caras de babuinos parafacilitar la colgadura de tapices29 y con los pavimen-tos encargados en 1445 a Joan Marti, vecino de

Fig. 11. V. Tosca, plano de Valencia, detalle del Real, 1704(Ayuntamiento de Valencia).

Fig. 12. Manuel Cavallero, plano del Palacio Real de Valencia,detalle del conjunto del real vell, 1802 (Centre Historique ArchivesNationals, Fonds Suchet, Paris).

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único lugar donde se encuentran referencias a estasala, ya que los libros de obras de estos años no sehan conservado. El otro calificativo de bosellada plan-tea igualmente algunos interrogantes, porque noespecifica concretamente que se trate de un artesona-do que se define como cubierta de barcella con poste-rioridad, haciendo esta palabra referencia a los case-tones. Al tratarse de un ejemplo tempranísimo,cabría plantearse la posibilidad de que se hubieraoptado ya en esta fecha por un cambio en la tipolo-gía de la cubierta y de que se hubiera construido unartesonado en lugar de los habituales alfarjes. Lareferencia a una cubierta bosellada así parece señalar-lo, hecho que se corrobora con la ausencia de datossobre permodols o ménsulas de piedra que necesaria-mente aparecen en el resto de cubiertas para susten-tar las cabezas de las vigas. Se trataría por tanto deuna de las más tempranas realizaciones de artesona-do en la ciudad de Valencia y precedente claro de lasque inmediatamente empiezan a exigir los noblesvalencianos en sus palacios. Entre otros, el artesona-do de la sala noble del palacio de Mosen Sorell, conuna cronología entre 1470 y 1480, o los artesonadosdel palacio de los Proxita en Alcócer, realizados en1477, por el carpintero Bernat Gans. Otras habitacio-nes de las torres del real vell, también rehicieron lascubiertas de madera, sin que tengamos constancia desu forma35. La realización de esta cubierta es especialmente sig-nificativa y se fecha en un momento delicado en elconjunto del proceso de obras del palacio del Real. El principal problema que tenemos para estudiarlaes que al no existir libro de obras carecemos inclusodel nombre de los maestros que la ejecutaron. Nosabemos si pudo estar realizada por algunos de loscarpinteros valencianos que en 1457 estaban enNápoles en el entorno del rey, Pere Terrades,Bertomeu Crespo, Pere Çamora, Vicenç Mateu yMaties Falcó, este último del domo del rei36. Faltaráanalizar con mayor precisión exactamente la tipolo-gía de sus trabajos allí y si pueden ser consideradoscomo precedente de la realización de estas salas delpalacio real valenciano.

La torre sobre la Cambra dels Angels (1440-1441)Coincidiendo con un paréntesis en las obras de lasala nova del real vell, y antes de que se emprendierala construcción de la cubierta de madera de esta salay sus ventanas en 1442, se realizó una nueva obra,

una estancia o torre por encima de la denominadacambra dels angels. Para poder identificar esta torre,hay que recurrir a los grabados del siglo XVIII quemiran de frente el palacio, y fijarse en la torre situa-da al lado de la entrada principal de palacio, que en1714 se adornó con un enorme escudo. La cambra dels angels era una de las habitaciones prin-cipales del palacio, situada en el frente de fachada enla planta principal. Esta habitación suntuosamentecubierta por una bóveda de cinco claves recibía estenombre por tener los nervios apeados en ménsulasdecoradas por cuatro ángeles sustentando las armasreales y presentar los plementos también decoradospor pares de ángeles repitiendo el mismo esquemacompositivo con los escudos de la corona de Aragón.Estancia utilizada principalmente por el monarca,tenía acceso a otras dependencias que configurabanlos apartamentos o espacios privados del rey.Posiblemente, a causa del recrecido de las torresinmediatas, situadas en el real vell, se consideró con-veniente aumentar la altura de este espacio, y con-vertir lo que quizá en origen fue una simple sala enuna de las torres más importantes del palacio. Las noticias sobre las obras de esta torre, lamentable-mente son muy parciales, porque se han perdido loslibros de Mestre Racional, correspondientes a esosaños. Aún así tenemos algunas referencias importan-tes en las ápocas de la Bailia. Sabemos que se obrabaen noviembre de 1440, cuando se pagó por unaimportante suma de ladrillos blancos «per a obs de latorre ques fa sobre la cambra dels angels del ditReyal»37. El grueso del muro no obstante se realizócon tapia valenciana38 y encadenado de sillares depiedra en las esquinas39. En el interior se construyóun caracol de piedra rematado en el terrado por unaestructura donde se colocó la veleta40. El 4 de marzo de 1441, cuando ya se llevaba unosmeses trabajando en la torre, se pagó al maestro deobras, Jaume Gallent, por la realización de unamaqueta o mostra de madera de esta torre, quizátambién con intención de transportarla a Italia paraque fuera vista por el rey. Aunque en este caso nonos consta un viaje concreto de este maestro, las idasy venidas a Nápoles con objetos para el rey fueroncontinuas. Pudo transportarla cualquiera de losmaestros que viajaban a Italia por expreso deseo delrey, incluido el propio pintor Jacomart, quien viajó aNápoles al año siguiente. Los pagos proporcionanciertos detalles sobre esta maqueta, la compra de dis-

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tintas piezas de madera para su construcción, eltiempo de cuatro días empleado por dos personas, elmaestro y su mozo, y el coste total de 23 sous por eltrabajo más el precio de la madera41. Esta torre constaba de un espacio en planta baja, ubi-cado junto a la entrada, unos entresuelos, el salónprincipal o sala denominada cambra dels angels y laestancia construida por encima de ella en esta fecha,que aparece en el piso alto o desvanes en los planosde 1802. La cambra dels angels era una habitación deconsiderables dimensiones, más de 11 metros dealtura, que en origen se iluminaba por una serie deventanas con arquillos, dando hacia la fachada delpalacio. La habitación construida por encima de estasala presentaba una columna central, y unas ménsu-las en los muros en los que cargaban arcos. Las bóve-das de esta sala posiblemente se construyeron con laplementería de ladrillo, dada la enorme cantidad decompras de este material en los años de su realiza-ción. En 1802, aún era visible la escalera de caracolde acceso a los terrados. Para sustentar este sobre-cuerpo situado sobre la habitación de la cambra delsangels, se construyeron dos contrafuertes volados enlas esquinas de la torre, que aún eran visibles en elalzado de la fachada de 1802, presumiblemente cons-truidos sobre grandes trompas, lo que corrobora queen esta época de mediados del siglo XV se hicierancasi todas las trompas del Real [figg. 13-14]. Es a su vez coincidente con la presencia del maestroFrancesc Baldomar en el palacio, y a él habría puesque atribuirle las obras de cantería de este momento,porque era el maestro cantero del rey, aunque nohayamos encontrado la documentación correspon-diente al detalle de la construcción de esta torre. La particularidad de este modelo constructivo es quese trata de una sala con columna central en piso altoque carga sobre una bóveda de cinco claves. A su vezde la columna parten los arcos que configuran labóveda superior, con una peculiar disposición, queen la traza del plano de 1802, se presenta incomple-ta. Posiblemente, quedó configurada con cuatrobóvedas de crucería partiendo de la columna centraly cargando a su vez en los pilares que en los cuatropuntos centrales de la habitación reciben los arcos.Existen en la arquitectura valenciana, salas concolumnas centrales, aunque normalmente plantea-das con techo plano de madera, como en las la Lonjade Catí, con un pequeño pilar central, arcos y techoplano o en la sala del consejo de Morella, con una

Fig. 13. Manuel Cavallero, plano del Palacio Real de Valencia,detalle de la torre sobre la cambra dels angels, 1802 (CentreHistorique Archives Nationals, Fonds Suchet, Paris).

Fig. 14. Manuel Cavallero, plano del Palacio Real de Valencia,detalle del alzado de la torre sobre la cambra dels angels, 1802(Centre Historique Archives Nationals, Fonds Suchet, Paris).

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esbelta columna central y techo plano. Una sala simi-lar debió existír en la casa de la ciudad, aunque des-conocemos si había sido construida con anterioridada la del Real o posteriormente, porque la cronologíade este edificio, aún no ha sido suficientemente acla-rada. Sabemos que sustentando una de las salas sesituaba una columna central de la que partían unaserie de arcos, porque en el siglo XVI tuvo que serapeada y sustituida, y los arcos se tuvieron queapuntalar convenientemente durante el proceso dedesmontaje42.

ConclusionesLas intervenciones ordenadas por el rey Alfonso elMagnánimo en el palacio Real de Valencia contribu-yeron a fraguar una de las constantes que posterior-mente se conservó también en otros palacios realesde la arquitectura española. No sólo existía unaadministración y una organización social indepen-diente para el rey y la reina, las denominadas casas

del rey y de la reina, sino que toda la distribuciónespacial y arquitectónica contribuían a consolidaresta manera de construir la arquitectura. En el casovalenciano, además existía la particularidad de orde-nar la edificación en torno a tres patios, hecho total-mente infrecuente. Uno para la reina, otro para el reyy un tercero común, en donde se situaban los espa-cios públicos. Esta diferenciación, se ve claramentefavorecida por el deseo del rey Alfonso de recons-truir y convertir en su palacio, el denominado realvell, claramente concebido como un ente autónomo,con sus numerosas habitaciones, salones y salas deaparato, su propia iglesia y con los accesos adecua-dos para disfrutar y pasear por los jardines de formatotalmente autónoma. Su recuerdo le acompaña enforma de maqueta arquitectónica que le fue trans-portada desde Valencia a Sicilia en 1433.

* Profesora Titular de Historia del Arte, Universitatde València

1 Para el análisis histórico y de las principales referencias gráficas nos remitimos al artículo de M. GÓMEZ-FERRER, J. BERCHEZ, El Realde Valencia en sus imágenes arquitectónicas, en «Reales Sitios», 158, 2003, pp. 33-47. Con posterioridad, se publicaron los planos del pala-cio real localizados en el Fonds Suchet del Centre Historique des Archives Nationales de París, BOIRA, J.V. (edición de), El Palacio Realde Valencia. Los planos de Manuel Caballero, Ajuntament de València, Valencia 2006.2 Sobre la demolición ver M. GÓMEZ-FERRER, Destrucciones en el Patrimonio arquitectónico de la Comunidad Valenciana durante la guerra dela Independencia, (en prensa).3 Todo el texto que sigue a continuación está realizado a partir de investigación inédita de archivo, fundamentalmente el Archivodel Reino de Valencia, consignado con las siglas ARV y es anticipo de una monografía que se está ultimando sobre el Palacio Realvalenciano.4 M. GÓMEZ-FERRER, L’Almodi del Senyor Rei de la ciutat de Valencia. Precisiones sobre su historia constructiva, en «Archivo de ArteValenciano», 78, 1997, pp. 69-80.5 J. SANCHIS SIVERA, Maestros de obras y lapicidas valencianos en la Edad Media, en «Archivo de Arte Valenciano», 11, 1925, pp. 39-40.6 A. SERRA, Al servicio de la ciudad: Joan del Poyo y la arquitectura en Valencia (1402-1439), en «Ars Longa», 75, 1994, pp. 111-119.7 En este caso tenemos constancia de las obras, simplemente a través de la conservación de ápocas de la Bailia, porque se han perdi-do los libros correspondientes a las obras de la serie de Mestre Racional. ARV, Bailia, 44, pagos a Miguel Navarro en 18 de enero, de«550 sueldos», y 10 de octubre de «5407 sueldos», más pagos en 24 de abril y 21 de julio de 1421.8 Ivi, 43, 13 de septiembre de 1421, pagos a Jaume Stopinyà carpintero y a Jaume Mateu, obrer por «obres de la naya del dit Reyal dela partida de la senyora reyna». 9 Ivi, 43, 10 de octubre de 1421, «a Miguel Navarro piquer cinch milia quatrecentes VII sous, de fer e obrar a mes propies despesesde pedra la naya que es davant la esglesia damunt en lo Real del Senyor Rey qui son sis arquades e de la part de la sala del Palau dela senyora reyna tres arquades e de fer les taules de totes les colones e de paredar la dita obra e fer lo canto de la naya chiqua e loportalet que respon en la naya mayor qui esta al peu de la scala que munta als terrats e aixi mateix de fer apitrador ab son entaula-ment en los terrats de les dites nayes e los permodols que fosen necesaris a la dita obra». Este pago aparecía consignado en J. SANCHIS

SIVERA, Maestros de obras ... , cit., pp. 39-40.10 Sobre las técnicas tabicadas en el Palacio Real ver M. GÓMEZ-FERRER LOZANO, Las bóvedas tabicadas en la arquitectura valenciana duran-te los siglos XIV, XV y XVI, en Una arquitectura gótica mediterránea, voll. 2, Valencia 2003, II, pp. 133-156, con todas las referencias dearchivo.11 ARV, Mestre Racional, signatura (sig.): 9158, 29 de noviembre de 1427.

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Lexicon - n. 8/2009

12 ARV, Bailia, 44, 3 de enero 1425, a Miguel Navarro, 500 s. «De la obra a estall en lo real vell, de sis archs de pedra picada tres archsa la entrada del dit real vell e altres tres (roto)nt la dita entrada»; no podemos precisar más sobre esta obra porque no conservamosninguna otra información sobre la misma. Puede ser (damu)nt o quizá (dava)nt, que tiene más sentido porque sigue la lógica de lasucesión de arcos en los patios.13 ARV, Mestre Racional, sig: 9206, son continuas las alusiones a «cobrir de rajola la dita volta com se continue de cobrir de tres dobles,arrasar e doblar la segon volta del primer pas de les dites torres».14 Ivi, 21 de junio de 1425 «metre les taules de pedra en lo primer pas e apitrador e engafar aquelles ab gafes de ferre», 23 de junio de1425 «metre les gafes e emplomar aquelles en lo apitrador del primer pas», 26 de junio de 1425 «pahimentar e reparar e mestre gafesen lo segon passet».15 Ivi, sig: 9207, pago por 4 de mayo de 1428 «començar a picar la pedra per obs de fer una finestra que es estada uberta damunt lasacrestia qui respon dins la capella davall la torre per on lo senyor rey oia misa», «les rexes de ferre qui foren meses en la finestraqui es dessus lo pas de la dita quarta torre qui respon en la capella de Senta Maria e de Sent Joan Baptista e Evangelista on lo sen-yor rey oia misa».16 ARV, Bailia, 44, se repite el pago al cantero en 28 de mayo de 1428, «a Joan Sanchis, per pedra a obs de una finestra que es estadafeta damunt la sacrestia que respon a la capella que es dessus la quarta torre del real vell».17 Así aparece mencionada varias veces en los libros de Mestre Racional de la década de 1450.18 ARV, Bailia, 45, 14 de abril de 1432. Este documento ya lo había transcrito con ligeras variantes J. Sanchis Sivera (La escultura valen-ciana en la Edad Media, en «Archivo de Arte Valenciano», 12, 1926 pp. 19-20), quien menciona asi mismo los cargos de Marti Llobetcomo maestro de la seo. También vuelve a aparecer este pago en ARV, Mestre Racional, sig: 9208, prácticamente en idénticos térmi-nos que en las ápocas de la Bailia.19 J. SANCHIS SIVERA, Pintores medievales valencianos, en «Archivo de Arte Valenciano», 15, 1929, p. 23.20 ARV, Bailia, 45, 20 de febrero de 1434, dato ya presente en J. SANCHIS SIVERA, La escultura..., cit., pp. 16-17, «an Joan Benet fuster dela ciutat de Valencia, 185 sous, cent sexanta cinch per salari de mi de tres mesos dins los quals he anat al senyor Rey en lo Regne deSicilia hon lo dit Senyor a present es, ab les mostres de les obres de les quatre torres fetes e obrades en fusta per mostrar aquelles aldit senyor rey e vint sous de un quintar de bescuit que ha costat per a obs de la provisio mia en lo dit viatge».21 ARV, Mestre Racional, sig: 9208, «Compte de les obres e despeses ... en obrar e fer de nou una sala e palau en lo Real vell...» comien-za la obra el 2 de abril de 1432.22 Ivi. Las primeras referencias a estos arcos y pilares aparecen en este libro, que sólo tiene cuentas hasta el final del año 1432, 12 deseptiembre de 1432 «foren en cavar los fonaments per fer los pilars e archs de pedra on se ha de fer lo dit palau e sala». Las siguien-tes referencias proceden de las ápocas de la Bailia, ya que no se conservan los libros de Mestre Racional de los siguientes años. Seencuentran en ARV, Bailia, 45, y son continuas a lo largo de 1434, 35 y 36. Se mencionan tanto los arcos «ques fan davant lo palau»como los «ques fan damunt lo palau». Por ejemplo: 27 noviembre de 1434, «pedres per als peus dels archs que son estats fets damuntdel palau ques fa entre les dues torres cantoneres del Reyal vell», o 11 diciembre de 1434, «pedra per obs dels peus dels archs quesfan davant lo palau nou ques fet entre les torres».23 ARV, Mestre Racional, sig: 9209, 8 de febrero de 1436, «donar a Bonanat Perpinyà mercader dues corondes de naya, taula, capitellse vasa de pedra de Girona que de aquell compra per obs de les finestres de la sala ques fa sobre lo palau ques obra dins la casa deles IIII torres lla on solien estar los leons».24 Ivi, sig: 11606, «obres ço es en cubrir axi de fusta la sala qe es entre les II torres del dit Real vell que respon envers la rambla comencara en acabar de pedra les finestres que son començades de fer en la dita sala», comienza la obra el 11 de abril de 1442.25 Ivi, sig: 9210, «Dates e despeses de les obres del dit Reyal en qontinuar de obrar les finestres de la Sala Nova que es entre les IItorres del Reyal vell del dit senyor vers la rambla» desde enero de 1446, pago a Jacme Fillol «pintor per treballs de pintar les armesde la sala nova aixi les de Arago, de Sicilia e encara del dit Reyalme».26 Ivi, «fer un altre pahiment sobre lo terrat de la sala nova com fos molt necesari per stalviar la cuberta».27 Ivi, sig: 11607, «dates en continuar a obrar e acabar les finestres de la Sala Nova que es entre les II torres del Reyal vell del dit sen-yor rey vers la rambla», desde 1 de octubre de 1444, «primerament doni an Francesc Baldomar mestre picapedrer per mig jorn questech en anar a la pedrera de Godella per fer tallar pedra a obs de les dites finestres, doni an Francesc Baldomar per altre mig jornen lo qual feu contramotles per trametre a la pedrerra per tallar la dita pedra».28 Ivi, fol. 44, «doni an Bonanat Perpinya mercader per II corondes grialonades ab sos capitells per obs de la una finestra de les IIIIfinestres de la Sala Nova del dit Reyal».29 Ivi, 5 de marzo de 1445, «item doni an Antoni Adzebro per XII capitells ha fets per obs de la sobre dita sala obrats ab cares debaboys per obs de parar los draps de ras si necesari fan e son estats fets de la fusta del Reyal, per corrioles ab sos perns que son esta-des meses en los dits capitells».30 Ivi, 20 de mayo de 1445, pago «a Johan Marti, vehí de Manises, per raioles pintades que aquell deu fer per obs de la dita obra aixi

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de alfardons pintades com maestres». En las ápocas de la Bailia, 46, se especifica un poco más este tipo de pagos, 29 de noviembrede 1445, «a Johan Marti mestre de fer rajoletes, 6135 rajoletes pintades de blau e blanch d’obra de Manises per pavimentar la salanovament feta».31 Ivi, 47, 12 de agosto de 1446, «cloure de rajola los panys de la dita sala que responen vers lo pati del reyal vell e acabar de fer depedra picada la una de les finestres de la dita sala que respon vers la rambla».32 Ivi, Mestre Racional, sig: 9137, «portal de pedra picada de la sala nova del real vell, lo qual portal respon a la torre vers la cavalleriza».33 Ivi, sig: 9216, año 1458, «Doni an Francesc Baldomar per lo preu de una peça de pedra en la que ha hun senyal de les armes deArago e Sicilia e ab les divises dels sitis e milles per metre sobre lo portal nou de la sala de les IIII torres».34 Estas obras no han conservado el libro de Mestre Racional correspondiente pero tenemos noticia de ellas por los registros de las ápo-cas de la Bailia, 50, 27 de abril de 1459, «fusta per obs de la cuberta de la cambra que ses feta entre les dos torres la qual se fa bose-llada e molt bella», 26 de junio de 1459, «carretades de pedra per obs de les finestres que novament se fan en la cambra nova entreles dos torres vers los leons».35 Ivi, 52-a, 18 de mayo de 1470, an Benet Climent fuster, «per obs de la cuberta que novament se fa en la torre del Reyal vell hon dor-mia lo senyor rey vers la rambla».36 Agradezco a Marià Carbonell que me haya permitido consultar su artículo aún en prensa donde advierte sobre esta documenta-ción. M. CARBONELL, Sagreriana Parva, en «Locus Amenus», 9, 2007-2008, (en prensa).37 ARV, Bailia 46, menciones en 15 y 24 de noviembre de 1440, «mil sous reyals per a obs de les obres de la cambra dels angels». «AAbdalla Xempanç moro rajoler del lloch de Mislata, per tres milliers de rajola blancha per a obs de la torre ques fa sobre la cambradels angels».38 Ivi, noviembre de 1440, «cabirons e taules per a les tapieres».39 Ivi, pagos a partir de 20 de diciembre de 1440 por diversas «peçes de pedra» per a obs de la torre, que serían también para el caracol.40 Ivi, 16 de enero de 1440, «a Pere Nunyes ferrer, per un pom de coure e dos smalts ab senyals real per a la pala del penell ques deuposar en la cuberta del caragol que es fet en la cuberta que novament es feta sobre la cambra dels angels» y 19 de abril de 1441, «pertrenta lliures d’oli de linos a obs de emblanquir de blanch ab lo dit oli lo caragol que es estat fet en la torre que ses obrada de nousobre la cambra dels angels en lo qual caragol esta lo penell».41 Ivi, 4 de marzo de 1441, «a Jaume Gallent maior, mestre d’obra de vila, 63 s. per preu de quatre stants los quals per mi sos statscomprats per a obs de fer una mostra de fusta per ques fer en aquella manament la torre damunt la cambra dels angels, per preu detres quartons de tranta palms de larch cascu axi mateix he comprats per a obs de la dita mostra, tres cabirons, dos fulls, set pams decabiros, dehuyt sous per salari e treballs de mes de quatre jorns los quals he vacat en fer la dita mostra a raho de 4 s. 6 d. de salariper cascun jorn, e 5 s. per salari e treballs de un meu moço lo qual vaga ab mi los dits quatre dies en fer dita mostra».42 Este hecho no ha sido estudiado en los análisis de la casa de la ciudad, pero se conoce a través de documentación inédita proce-dente del Archivo Municipal de Valencia, Manuals de Consells, A-59, cuando el 17 de julio de 1520 se tuvo que rehacer, «provehexenque la fusta que es estada presa per obs de pigar los archs de la sala de la dita ciutat per tornar a fer lo pilar den mig de la sala siapagada».