limites razonables

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miércoles, 16 de febrero del 2011 | la voz de la escuela orientación educativa >> 3 Unos límites razonables Un estilo educativo dialogante facilita el cumplimiento de las normas «Pobre. Si no le doy a mi hijo todo lo que me pide, puede pensar que no le quiero». Aunque esta frase puede parecer irreal por lo absurdo del razonamiento, es más habitual de lo que cabe imaginar en padres y madres que temen perder el cariño y el respeto de sus propios hijos. Sin embargo, lo cierto es que ocurre justamente al revés: los niños se sienten valorados, apreciados y se- guros de sí mismos cuando se les ponen unos límites razonables, se les explican y se les exige su cumplimien- to. Lo que significa que hay que tener en cuenta la edad y madurez de los hijos. En concreto: A partir de los 6 años, el niño ya entiende con bas- tante claridad qué cosas puede hacer y cuáles no. De hecho, un niño que ten- ga menos de esta edad que haya aprendido a obedecer no tendrá ningún problema para adaptarse a las normas del colegio. Pero ¡ay del que no haya conocido los lími- tes hasta ese momento! Con toda probabilidad comen- zará la educación primaria con conflictos y visitas fre- cuentes al jefe de estudios. A partir de los 9 años, ese mismo niño al que sus pa- dres nunca han puesto lími- tes solo estudiará cuando le plazca, retará a sus padres constantemente y todavía no habrá aprendido a res- petar a los demás. Por el contrario, el que desde la infancia haya tenido unos límites claramente defini- dos no tendrá especiales problemas de conducta e irá combinando los intere- ses propios con los de sus padres. Porque la negocia- ción de las normas sí es algo típico de esta edad. En todo caso, en cual- quiera de estos dos tramos educativos es importante enseñar a los hijos a asu- mir las consecuencias de su conducta, a aceptar las frustraciones y a autocon- trolar sus impulsos. Porque quizá en la adolescencia ya sea demasiado tarde para intervenir. > EDUCACIÓN PRIMARIA RAQUEL P. VIEGO Es importante enseñar a los hijos a aceptar las frustraciones y a autocontrolar sus impulsos > Ana T. Jack [email protected] TEMA DEL MES: Normas y límites educativos. ETAPA: Educación primaria (de 6 a 12 años). LA FRASE: «La niñez es el período de entrenamiento más importante para aprender a vivir el resto de la vida» (García Matilla). COMPORTAMIENTOS QUE SE DEBEN EVITAR: Consentir un día y castigar otro. Permitir una conducta en determi- nadas circunstancias y prohibirla en otras parecidas. ALGUNAS CLAVES: El afecto, el diálo- go, la autoridad, la coherencia y la transmisión de valores son cinco pila- res básicos del éxito educativo. PARA SABER MÁS: «Educar sin gritar. Padres e hijos: ¿convivencia o supervi- vencia?». Guillermo Ballenato. La Esfera de los Libros. ¿Gritas con frecuencia a tu hijo?, ¿te metes en discusiones interminables con él?, ¿acabas sintiéndote derrotado y culpable de haber perdido el control? Este libro ofrece algunas claves para responder a estas y otras cuestiones si- milares relacionadas con la forma de ges- tionar los conflictos entre padres e hijos. Es una obra que intenta conjugar co- nocimientos teóricos y aplicaciones prácticas sobre diversos temas educa- tivos como prevenir y gestionar los conflictos, mejorar el diálogo, actuar ante las mentiras, transmitir valores o establecer normas. ESCUELA DE PADRES ¿Qué es mejor, imponer las normas de casa «porque yo lo digo» o consensuarlas? ¿Es bueno mostrarse estrictos al exigir su cumplimiento o es preferible ser flexibles? La respuesta hay que buscarla en el estilo educativo que escoge cada familia para ejercer la autoridad. En las relaciones asertivas existe una permanente comunicación entre padres e hijos. Se reconocen los derechos y los deberes de todos los miembros de la fa- milia. Las normas se argumentan. ¿Cómo se sienten los padres? Satisfechos, relajados y con autocontrol. No son autoritarios pero son ellos los que mandan y los que establecen los límites. Tienen en cuenta la opinión de los hijos, pero ellos son los que deciden. ¿Y los hijos? Se sienten apreciados, valorados y res- petados. Son niños con una adecuada autoestima, equilibrados y estables emocionalmente. Consecuencias: la experiencia vivida en casa les en- seña a respetar las normas. Son responsables de sus actos y confían en sus capacidades para superar y so- lucionar los problemas. Cómo ayudar desde casa ESTILO PASIVO O SUMISO ESTILO AGRESIVO O IMPOSITIVO ESTILO ASERTIVO O DIALOGANTE Es característico de aquellos padres que se mues- tran incapaces de hacer valer sus propuestas ante sus hijos. Se sienten inseguros en su papel y deciden ca- llarse, aguantar y ceder a la más mínima presión. Estos padres se sienten frustrados, ansiosos y con baja autoestima por no ser capaces de controlar la si- tuación. En algunos casos esta pasividad explota en episodios de cólera que luego provoca nuevos e inten- sos sentimientos de culpa. Los hijos, por su parte, se pueden sentir superiores, ya que controlan a sus padres como si fueran marione- tas; pero también culpables y en cierta manera despro- tegidos por la ausencia de referencias, de límites y de autoridad. Como consecuencia: el niño no sabe autocontrolarse, surgen las rabietas y las reacciones agresivas o ansiosas. Suelen imponer sus criterios sin tener en cuenta la opi- nión de los hijos. Su discurso está lleno de advertencias, amenazas y obligaciones. Es frecuente la pérdida de con- trol que da lugar a una discusión a gritos o incluso al em- pleo de la violencia física. Se sienten desautorizados, ya que solo consiguen el control absoluto de los niños cuando son muy pequeños; pero discusiones y conflictos van en aumento con los años. ¿Y cómo se sienten los hijos? Rechazados, humillados y poco valorados. Son niños inhibidos, resentidos y hostiles. En la adolescencia surge el deseo de transgredir las normas como forma de desafiar una autoridad que consideran in- justa. Consecuencias: están acostumbrados a que un adulto los obligue a cumplir las normas, así que no se sienten res- ponsables de su comportamiento.

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¿Qué es mejor, imponer las normas de casa «porque yo lo digo» o consensuarlas? ¿Es bueno mostrarse estrictos al exigir su cumplimiento o es preferible ser flexibles? La respuesta hay que buscarla en el estilo educativo que escoge cada familia para ejercer la autoridad. I TEMA DEL MES: Normas y límites educativos. ESCUELA DE PADRES I LA FRASE: «La niñez es el período de entrenamiento más importante para aprender a vivir el resto de la vida» (García Matilla). > Ana T. Jack

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miércoles, 16 de febrero del 2011 | la voz de la escuela orientación educativa >> 3

Unos límites razonablesUn estilo educativo dialogante facilita el cumplimiento de las normas

«Pobre. Si no le doy a mi hijo todo lo que me pide,

puede pensar que no le quiero». Aunque esta frase puede parecer irreal por lo absurdo del razonamiento, es más habitual de lo que cabe imaginar en padres y madres que temen perder el cariño y el respeto de sus propios hijos.

Sin embargo, lo cierto es que ocurre justamente al revés: los niños se sienten valorados, apreciados y se-guros de sí mismos cuando se les ponen unos límites razonables, se les explican y se les exige su cumplimien-to. Lo que signifi ca que hay que tener en cuenta la edad y madurez de los hijos.

En concreto:� A partir de los 6 años, el niño ya entiende con bas-tante claridad qué cosas puede hacer y cuáles no. De hecho, un niño que ten-ga menos de esta edad que haya aprendido a obedecer no tendrá ningún problema para adaptarse a las normas del colegio. Pero ¡ay del que no haya conocido los lími-tes hasta ese momento! Con toda probabilidad comen-

zará la educación primaria con confl ictos y visitas fre-cuentes al jefe de estudios.

� A partir de los 9 años, ese mismo niño al que sus pa-dres nunca han puesto lími-tes solo estudiará cuando le plazca, retará a sus padres constantemente y todavía no habrá aprendido a res-petar a los demás. Por el contrario, el que desde la infancia haya tenido unos límites claramente defi ni-dos no tendrá especiales problemas de conducta e irá combinando los intere-ses propios con los de sus padres. Porque la negocia-ción de las normas sí es algo típico de esta edad.

En todo caso, en cual-quiera de estos dos tramos educativos es importante enseñar a los hijos a asu-mir las consecuencias de su conducta, a aceptar las frustraciones y a autocon-trolar sus impulsos. Porque quizá en la adolescencia ya sea demasiado tarde para intervenir.

> EDUCACIÓN PRIMARIA

RAQUEL P. VIEGO

Es importante enseñar a los hijos a aceptar las frustraciones y a autocontrolar sus impulsos

> Ana T. [email protected]

� TEMA DEL MES: Normas y límites educativos.

� ETAPA: Educación primaria (de 6 a 12 años).

� LA FRASE: «La niñez es el período de entrenamiento más importante para aprender a vivir el resto de la vida» (García Matilla).

� COMPORTAMIENTOS QUE SE DEBEN EVITAR: Consentir un día y castigar otro. Permitir una conducta en determi-nadas circunstancias y prohibirla en otras parecidas.

� ALGUNAS CLAVES: El afecto, el diálo-go, la autoridad, la coherencia y la transmisión de valores son cinco pila-res básicos del éxito educativo.

� PARA SABER MÁS: «Educar sin gritar. Padres e hijos: ¿convivencia o supervi-vencia?». Guillermo Ballenato. La Esfera de los Libros. ¿Gritas con frecuencia a tu hijo?, ¿te metes en discusiones interminables con él?, ¿acabas sintiéndote derrotado y culpable de haber perdido el control?

Este libro ofrece algunas claves para responder a estas y otras cuestiones si-milares relacionadas con la forma de ges-tionar los conflictos entre padres e hijos.

Es una obra que intenta conjugar co-nocimientos teóricos y aplicaciones prácticas sobre diversos temas educa-tivos como prevenir y gestionar los conflictos, mejorar el diálogo, actuar ante las mentiras, transmitir valores o establecer normas.

ESCUELA DE PADRES

¿Qué es mejor, imponer las normas de casa «porque yo lo digo» o consensuarlas? ¿Es bueno mostrarse estrictos al exigir su cumplimiento o es preferible ser flexibles? La respuesta hay que buscarla en el estilo educativo que escoge cada familia para ejercer la autoridad.

� En las relaciones asertivas existe una permanente

comunicación entre padres e hijos. Se reconocen los

derechos y los deberes de todos los miembros de la fa-

milia. Las normas se argumentan.

� ¿Cómo se sienten los padres? Satisfechos, relajados

y con autocontrol. No son autoritarios pero son ellos

los que mandan y los que establecen los límites. Tienen

en cuenta la opinión de los hijos, pero ellos son los que

deciden.

� ¿Y los hijos? Se sienten apreciados, valorados y res-

petados. Son niños con una adecuada autoestima,

equilibrados y estables emocionalmente.

� Consecuencias: la experiencia vivida en casa les en-

seña a respetar las normas. Son responsables de sus

actos y confían en sus capacidades para superar y so-

lucionar los problemas.

Cómo ayudar desde casa

ESTILO PASIVO O SUMISO ESTILO AGRESIVO O IMPOSITIVO ESTILO ASERTIVO O DIALOGANTE

� Es característico de aquellos padres que se mues-

tran incapaces de hacer valer sus propuestas ante sus

hijos. Se sienten inseguros en su papel y deciden ca-

llarse, aguantar y ceder a la más mínima presión.

� Estos padres se sienten frustrados, ansiosos y con

baja autoestima por no ser capaces de controlar la si-

tuación. En algunos casos esta pasividad explota en

episodios de cólera que luego provoca nuevos e inten-

sos sentimientos de culpa.

� Los hijos, por su parte, se pueden sentir superiores,

ya que controlan a sus padres como si fueran marione-

tas; pero también culpables y en cierta manera despro-

tegidos por la ausencia de referencias, de límites y de

autoridad.

� Como consecuencia: el niño no sabe autocontrolarse,

surgen las rabietas y las reacciones agresivas o ansiosas.

� Suelen imponer sus criterios sin tener en cuenta la opi-

nión de los hijos. Su discurso está lleno de advertencias,

amenazas y obligaciones. Es frecuente la pérdida de con-

trol que da lugar a una discusión a gritos o incluso al em-

pleo de la violencia física.

� Se sienten desautorizados, ya que solo consiguen el

control absoluto de los niños cuando son muy pequeños;

pero discusiones y conflictos van en aumento con los años.

� ¿Y cómo se sienten los hijos? Rechazados, humillados y

poco valorados. Son niños inhibidos, resentidos y hostiles.

En la adolescencia surge el deseo de transgredir las normas

como forma de desafiar una autoridad que consideran in-

justa.

� Consecuencias: están acostumbrados a que un adulto

los obligue a cumplir las normas, así que no se sienten res-

ponsables de su comportamiento.