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Los Reyes Católicos y la oferta de Cristóbal Colón APUNTE INTRODUCTORIO A UNA HISTORIA TERGIVERSADA ACERCA DE UN HORIZONTE DE ENCUBRIMIENTOS JUAN PÉREZ DE TUDELA Y BuEso Ha llegado a consagrarse entre los historiadores —y nadie lo ignora-- el criterio de que «arrojar luces nuevas» sobre los grandes temas, por soba- dos que estén, no depende necesariamente de una ampliación documental, y ni siquiera de una revisión de las fuentes hecha con minucia analítica. Se cuenta, antes incluso que con otra cosa, con el hecho inexorable de que el historiar es un ejercicio de comprensión desde un «punto de vista» y que cada época tiene su particular o sus particulares puntos de vista. No seré yo quien discuta ese postulado —o dígase principio— que en cada conmemoración «centenaria» viene a demostrar sus razones, con ma- yor o mejor pujanza, pero casi nunca sin algún fruto. Y aplicado al compro- miso que compete a estas páginas, vaya por delante que, a mi parecer, son muchas y valiosas las consideraciones que pueden hacerse, sin demasiadas exploraciones crítico-documentales, tanto sobre Colón como sobre los Re- yes Católicos, y así, seguramente, sobre los problemas y el sentido de sus relaciones. Se trata de personalidades, hechos e intereses de primera magni- tud, no siempre dotados historiográficamente de definiciones inconmovibles o inequívocas, ni de iluminaciones diáfanas; especialmente respecto del Descubridor por antonomasia, que ha venido a convertirse finalmente en percha para colgar el origen y el carácter que se quieran; y en los últimos tiempos, más para aprovechamiento divertido en el «mundo de la imagen», que nos gobierna a su arbitrio, que para motivo de cavilación estudiosa. Para los que estamos en esa cavilación (tú lector, y yo expositor) no hace falta mucho argumento en demostración de que son más de una las pregun- tas que al estudioso le cabe hacer sobre el por qué y el cómo de lo ocurrido entre los Católicos y el Almirante (permitaseme, por comodidad, anticipar- les sus títulos respectivos), en esta o en aquella ocasión. Propongamos, sin embargo, dos cuestiones, a título de ejemplos sobresalientes. Primera: ¿por qué los monarcas no desecharon al proyectista a pesar del dictamen adverso de la junta que entendió en su propuesta? Segunda: ¿Qué razón asistió o dejó de asistir a los Reyes para enviar a la isla española a Francisco de Cuadernos de Historia Moderna. núm. 13. Editorial Complutense, Madrid. 1992.

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  • Los ReyesCatólicosy la ofertade Cristóbal Colón

    APUNTE INTRODUCTORIO A UNA HISTORIA TERGIVERSADAACERCA DE UN HORIZONTE DE ENCUBRIMIENTOS

    JUAN PÉREZDE TUDELA Y BuEso

    Ha llegadoa consagrarseentrelos historiadores—y nadielo ignora--el criteriode que«arrojarlucesnuevas»sobrelosgrandestemas,porsoba-dos queestén,no dependenecesariamentede unaampliacióndocumental,y ni siquierade una revisión de las fuenteshechaconminucia analítica.Secuenta,antesincluso quecon otra cosa,con el hechoinexorablede que elhistoriar es un ejercicio de comprensióndesdeun «puntode vista» y quecadaépocatiene suparticularo susparticularespuntosde vista.

    No seréyo quien discutaesepostulado—o dígaseprincipio— queencadaconmemoración«centenaria»viene a demostrarsus razones,con ma-yor o mejorpujanza,pero casi nuncasin algúnfruto. Y aplicadoal compro-miso quecompetea estaspáginas,vayapor delanteque,a mi parecer,sonmuchasy valiosaslas consideracionesquepuedenhacerse,sin demasiadasexploracionescrítico-documentales,tanto sobreColón como sobrelos Re-yes Católicos,y así,seguramente,sobrelos problemasy el sentidode susrelaciones.Se tratade personalidades,hechose interesesdeprimeramagni-tud, no siempredotadoshistoriográficamentededefinicionesinconmovibleso inequívocas,ni de iluminacionesdiáfanas;especialmenterespectodelDescubridorpor antonomasia,que ha venidoa convertirsefinalmenteenperchaparacolgarel origen y el carácterque se quieran;y en los últimostiempos,másparaaprovechamientodivertido en el «mundode la imagen»,quenos gobiernaasuarbitrio, que paramotivo de cavilaciónestudiosa.

    Paralos queestamosen esacavilación(tú lector,y yo expositor)no hacefalta muchoargumentoen demostraciónde quesonmásde unalas pregun-tasqueal estudiosole cabehacersobreelpor quéy el cómodelo ocurridoentrelos Católicosy el Almirante (permitaseme,por comodidad,anticipar-les sus títulos respectivos),en estao en aquellaocasión.Propongamos,sinembargo,doscuestiones,a título de ejemplossobresalientes.Primera:¿porqué losmonarcasno desecharonal proyectistaa pesardel dictamenadversode la junta queentendióen su propuesta?Segunda:¿Quérazón asistió odejó de asistir a los Reyesparaenviar a la isla españolaa Franciscode

    Cuadernosde Historia Moderna. núm. 13. Editorial Complutense,Madrid. 1992.

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    Bobadilla,comojuez pesquisador«contra»el Almirante?Es probablequecadauna de esasinterrogantes,si se extiendendebidamentesus «anexida-desy conexidades»,dieralugar adebatesde interés(y queafectaríandesdeluegoa todoel panoramade la historiaoriginariade las Indias),tan sólo apartir de los datoshistoriográficoscirculantes.

    Pero,todo esoreconocido,permítasemedecir, a fuer de indispensablesinceridad,que mi propio caso no convienedemasiadobien con lo que sesuponeel punto de vista «sintético»que operasobrelos resultadosde lassíntesisen circulación. Por razonesque tienenpoco quever con méritospersonales,sino con el incidentebiológicode habercumplido muchosaños,lo queaquítengoquedecir no es del orden de la perspectivade perspecti-vas, sino el fruto de unaserie larga —no digo afortunada—de revisionescritico-analíticassobreaspectosvarios,generaleso de detalle,sobreCristó-bal Colón y sus hechos;estudiosqueen todoslos casosme condujeronaciertasconclusionesque eranfrontal e irremediablementecontrariasa losdictadosy apreciacionesde la tradición colombinista.Paradecirlo en susconsecuencias:lo quellevo escritosobreColóntieneen conjuntoelcarácterde lo quesuelellamarse«revolucionario»sobreel «estadode la cuestión».Y ademásafectade un modou otro a las relacionesde que aquídebemosocuparnos.

    Ni qué decir tiene que con estetítulo de revolucionariono pretendoadornarmecon ningúnentorchado.Los revolucionariosconstituimosen es-te campoverdaderalegión; legión desigualpor talantesy conocimientos;perolegión gruesay bizarraen todocaso.Sabe,además,el lector cuáles larazón.Desdela cunadel «héroe»hastael paraderode sus huesos,todoocasi todo lo suyo es susceptiblede constituirseen materiade cábala,dediscusión,y, al cabo,de solución revolucionaria.Aquí se ha podido hacerde Copérnicoapocacosta:inventandoel Colónextraterrestreo proponien-do quemurió fingiéndosecristianocuandosu alma debíade ser talmúdica(autor: nadamenosqueSalvadorde Madariaga);pidiendoparaél los alta-res o averiguandoque el «verdadero»camino de la primeratravesíano essino el de la segunda(descubrimientode hora última y quincentenaria)...Nadie se achique,queaquíhay salsaparatodovaliente, si es bravode cu-chara

    La segundacondiciónquequisieraseñalaren mi obracolombinaes quedesdeun principio —¡ya, ay, tan lejano!— no nacióde propósitorevístonts-ta alguno.Es quela fortunao el infortunio quisieronimponermela obliga-ción de leer letraa letrala documentaciónrelativaa estecampo(obligación

    Parauna orientación sobre la trayectoriabibliográfica en estenutrido campopuedeverseJ. PEREZ DE TUDELA, «El descubrimiento»,en Balancede la historiografía sobreibeoramérica(1945-1988),Pamplona,1990,p. 344.VéaseasimismoFosterPROVOST,Colum-bus,An AnnotatedCuide to theScholarshipofHis Líe and Writings (1750-1988),Providence,1991.

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    con que los días del 92 mc obsequiande nuevo2); de maneraque paraconvivir con algo másqueel «ouiere»en lugar del «hobiere»,se imponíapercibir queentrelo quedicen los documentosy la interpretaciónquedeellosse daba,las distanciaseranavecesinsalvables,Y no dejade seracha-quede nuestrooficio sentirimpacienciaantetalesfenómenos,y el convertirla impacienciaen revisionismo(en estecaso,el de una tesisdoctoral queme hacia aplazarpor un tiempo la línea de investigaciónque traía sobreotrascuestiones>). Y comolos pecadosde juventudse pagan,he pagadoelmío de doctorandocon unaciertapermanenciaen el colombismo,aunqueconla cachazaquepiden lasdistraccionesdel «viejo aficionado»muchoan-tesquecon la energíaquedebíaponeren otros empeñoshistoriográficos.

    Puestosen sinceraciones,no me privaré finalmentede añadirque,leve-mentehartocomoal presenteme hallo del Descubrimiento(paramí, comohe dicho, cuestiónhoydel «letraa letra»,améndel «congresoa congreso»),no dejo de sentir alguna satisfacciónen procurar la dignificación de unmomentoconmemorativosobreel cual se hizo recaerla consignaoficial dequeimportabamenosen él la consideracióndel pasado,que la delpresentey el futuro. Asombrosotronco salomónicodel cual se hancosechadolosfrutos salomónicosqueerande esperar,al lado de los aprovechamientosqueeranno menoscantadosparael presentey paraeJ porvenir.

    En contemplaciónpanorámica,las relacionesque nos ocupanofrecenuna gradaciónen susetapas,que es tan conocidacomo poco revisable.Afin de cuentas,fueron ellas las queestuvieronrigiendo notoriamentelosactos notorios del drama; oferta de Colón a los Reyesy demoraen laresoluciónduranteseis años(1486-1491); capitulacionesde SantaFe; en-cumbramientodel héroea su regresovictorioso y confirmacióndesusprivi-legios (1493);primerasdeterminacionesregiascontrael sistemacolombinoy reaccionesdel Almirante hastalograr de modo temporariola restauracióndel compromisosantafesino(1494-1498);decisióntácitade los Reyescontrael orden colombino, que tiene ocasiónde actualizarsecon motivo de laspugnasciviles en la colonia determinantesdel envio de Bobadilla (1498-1499); establecimientode una nueva ordenaciónde la «política indiana»mediantela puestasubjudice de los privilegios del Almirante, aunqueconrespetoparcialde los mismos(acompañadoconel gestode favor quesigni-fica el costearlesu Cuartaexpedición(1500-1506)

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    Esclaroqueun examenmedianamentecuidadosode lo que representacadaunade esassituacionesen suscausasy consecuenciasequivaletantocomoa analizarel meollo de la historiacolombina. Perocomo estaslíneasconstituyenunaofrendaqueno he querido dejarde hacera un Departa-mentoy a unarevistacon los queestoyen impagabledeudacordial, procu-raré quetenganalgúnvalor explicativo, medianteel recursoa aquelpuntode los arriba mencionados,cuya definición crítica, siquieraseaen síntesisapurada,resulte menosdesdeñable.Que seráel primerode ellos, comoanuncianuestrotítulo.

    Si es ordinario que los orígenesmarquenel sentidode las trayectorias,en este caso «tuvo» queser así,como puedeverseen forma recurrente.Todo el drama de Colón como Descubridor,Virrey y Almirante de lasIndiasestuvoligado —bien se sabe—a unas Capitulacionesde SantaFeque no ya condicionaban,sino determinaban,el sentidode sus pasosyactuaciones>.Contralos ríos de tinta vertidosen la glosa de los méritos ydeméritosqueaquí tuvieron las personas(la de Colón y la de susacompa-ñantesde variacondición),la realidadquecontópor encimade todofue elsistemaquefundabanlas Capitulacionessantafesinas:ensustancia,un mo-nopolio estatal-colombinosobrela «negociaciónde tas Indias»,que debíaafectar,en principio, a todaactividadproductivarelacionadaconel tráficoy la «colonización»determinadamentemercantilistas,que a su vez debíanseralimentadospor las «tierrasdescubiertasy por descubrir».Monopoliociclópeamenteapoyadopor los podereshereditariosde almirantey gober-nador (con el alto título de virrey) de los ámbitosen cuestión.

    El menosversadoen historia política y social del bajomedievoespañol,puedehoy advertir queaquellaconstrucciónchocabade modomanifiestoy gravecontralosprincipios del estatismomonárquicoquehabíanorienta-do la evoluciónde lospaisesoccidentales;y asimismo,contralas antiguasyprofundasinstanciasde las poblacionesafavor de las «libertadesy franque-zas»,frente a lasno menosveteranastendenciasdel privilegio a sermono-polista. Sabidoes,perohayquesubrayarlocontodala fuerzaquerequiereel caso: lo otorgadoa Colóneraun atentadocontrael sentidosociopolíticode la marchahistóricadel Occidenteen general,y de la PenínsulaIbéricamásen particular.El doblechoquedelAlmirante con los«colonos»españo-les,primero,y enseguidaconlos Reyes,apareceasíprofetizablea distanciaparael menosaudazde los profetas,cualquierahubiesesido la realidaddestapadabajo el nombrede «Indias».Pero como por añadiduraresultóqueni en la primerahorani luegoaparecieronlas riquezasdel Asia conoci-

    representativassonla de AntonioBALLESTEROSBERE’ITA, CristóbalColón yel Descu-brimientodeAmérica,Barcelona,1945,y la dePaoloEmilio TAVIANI, Cristoforo Colombo.La génesídella grandescoperta, 2 vols., y Viaggi di Colombo. La grandescoperta, 2 vols.,Novara,1977 y i984, respectivamente.

    Cfi-. sobre estepunto el análisisexhaustivo,externoe interno,de Antonio RUMEUDE ARMAS, Nuevaluz sobrelas Capitulacionesde Santade 1492, Madrid, 1985.

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    da, ni las nuevasy desconocidastierrasrelucieron al principio en oro niexcedieronen tesorosespecieros,la crisisde la «negociaciónde las Indias»,o del sistemamonopolístico-factorialarbitradopor Colón, hubo de abrirsede inmediato,y en doble forma: colisión entreel Virrey-Almirante y sussUbditos,e incapacidadde la empresaparasostenersecon el avancede suspropiosprovechos.Fue esala doblebrechapor dondelos Católicosencon-trarían vía coloreadade necesidady de justicia, paraponer un paréntesisprovisional(y a la largaunainvalidación) sobrelas capitulacionesde SantaFe.

    Salvo que esa vicisitud, tan simple en el fondo como poderosaen suscausas,nos conduce,remontandocamino,a estaotra pregunta.Si los Reyesse resistieron—en particulardoña Isabel—a otorgar aquellaverdadera«monstruosidad»jurídico-política(con la airadaenergíaquebiennoscons-ta), ¿porquéentoncesacabaronotorgándola?Asunto resuelto,contestaráel bieninformado:porquese sabedesdehacesiglosquefue la intervencióndel célebreLuis de Santángella resolutoriade la situación.Unaverdadera«regañina»del escribanode ración a la soberanabastóparaquese hicieravolver al proyectistacuandoéstepasaba«la Puentede Pinos»decidido amarcharaFrancia.

    Lo malo es queconla clásicay universalmenteadmitidaexplicaciónnohemossalido de Herodessino es paraentraren Pilatos.En cumplimientode lo que se diría ser una sorprendenteley propia del colombinismo,lahistoria de la reina reprendiday convencidapor el verbo pragmáticodelfinancieros-funcionarioconverso,y que ha sido dogmaparala crítica, es laversiónquede los hechosnostransmitióHernandoColón 6• ¡Perono tienenadaquever con la que nos dejó el propio Cristóbal Colón! No obstantelo cual, y en virtud de la peregrinaley referida,se ha dadopreferenciaalrelato del hijo sobreel del padrey protagonistairrecusablede los sucesos(y a pesarde todoslos motivosarchisabidosquetiene el historiadorparaextremar las cautelasen tratándosede Hernando).Algo tendrá el aguacuandola bendiceny algo habrátenidoel colombinismoparadejarel cam-po de Agramantequeha dejadoen herencia.

    La segundacircunstanciagravees queel dicho de Colónsobreaquellacoyunturanos Jieva de la manoa esa cuestiónindesterrablequees Ja de laíndole y origende su propuestadescubridora.Podemosescogerel caminoy la distanciaquequeramos;al final se llegasiempre—lógicade los eslabo-nes—a la preguntaque es, por antonomasia,la del «secretode Colón»:¿quése proponíaalcanzary en virtud de qué su seguridaden lograrlo?

    Perojustifiquemoslo dicho arriba,aunqueseaconla estrechuraobliga-da. Entre las cartasdiversasque el Almirante, ya en la última fase de suexistencia,escribi6estandoen Sevilla, a su herederodon Diego, se cuenta

    Vid? HernandoCOLON, Historia delalmirante (ed.de Luis Arranz), Madrid,1984,cap.M’, p. 83.

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    una—de sobresalienteinterés—,en la que, con motivo de encomendarle,veade presionaral Rey Católicoparaquetome resoluciónen la pendiente«restitución»de los privilegiossantafesinos,ledice: «Esdetrabajardesabersi la Reina,queDios tiene,dejódicho algoen su testamentode mí, y es dedar priesaal señorobispo de Palencia,el que fue causaque Sus Altezashobiesen las Indias, y que yo quedaseen Castilla, queya estabayo de

    caminoparafuera;y ansiel señorcamarerode Su Alteza»En el cuadrode vacíos y de nieblasque es la historia queprecedeal

    acuerdode SantaFe,esasbreveslíneastienenun valor ilustrativo sin equi-valente.Ellas no dicen algoque, confirmadopor otrasnoticias,es cardinalparaentenderlos entresijosde lo acontecidoen GranadacuandoColónsalió despedido«en buenahora» a dondequisieramarchar.Fueron frayDiegoDeza(preceptordelpríncipedon Juan,primero delos teólogosespa-ñolesde aquellahoray personadela máximaconfianzadel rey don Fernan-do), y a su ladoJuanCabrero,camarerodel propio monarca,los queactua-ron decisivamenteo «fueron causa»del cambio de decorado.Resulta evi-dente,frente a lo queha queridounatradición «antifernandina»cultivadaa concienciapor las fuentescolombinas,quefue del círculo másallegadoala intimidad del Rey Católico—comoha destacadoManzano—,de dondepartióyaa última horaunareacciónafavor del GranViaje; y contal fuerzapersuasiva,que logró imponersu criterio a la reinadoñaIsabel (detrásdela cualno serátemerariover el numendefray Hernandode Talavera) quesóloserácreíbleparaquien no tengala menoridea de cómose las gastólaReinaa la hora de marcarlas distanciasy el «acatamiento»que le debíansussúbditos.

    Cfr. BALLESTEROS, op. ch., 1, pp. 455-458.Véaseel texto dela carta en Raccoltadidocumenrie studi, parte 1, vol. 2, Roma, 1894, Pp. 244-245 (carta del Zt de diciembrede1504). Asimismo,JuanMANZANO MANZANO, Cristóbal Colón. Sieteaños decisivosdesu vida (/485-1492),Madrid, 1964, Pp. 263-277.

    H. COLON, Historia, cap.XIV, p. 92: «Su Majestaddispusoquesevolvieseotravez adiscutirel descubrimiento,masporqueel parecerdel priordePradoy deotrossusseguidoreseracontrario»,etcétera.

    Ibidem, cap.XV, p. 93. y conpalabrasqueel deseole suministrabaparapersuadirlay al mismotiempo reprenderla,le dijo queél semaravillabamucho»,etc. No esextrañoquefray Bartoloméde LAS CASAS en su Historia de la indias no sólo amplíea Hernando,segúnsu tendencia,sino queen estepunto lo hagaparaprodigar la vaselina:«Señora,eldeseoquesiempre he tenido de servir al Rey mi señory a Vuestra Alteza, que si fueramenestermoriré por su real servicio,me ha constreñidoa apareceranteVuestraAlteza yhablarleen cosaqUe ni conveníaa mi personani dejo de cognoscerque excedelas reglasolímitesde mi oficios’. Evidentementeel dominicose creyóobligado a añadiralgúnacentooadoboquehiciera creible lo queno lo es paracualquieraquese hayaacercadoa la figuradeIsabel la Católica,quehaceimpensablela «reprensión»relatadaporHernando.Peroasíse ha escritoestahistoria.

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    Pero es que tenemosademásla posibilidadde aproximamosa sabersobrequéversóaquellaintervencióndecisivao «causal»de Dezay Cabre-ro, a travésde otra de las escasísimasconfidenciasquesobreaquelhorizon-te se permitió el Almirante. Setratade la memoraciónquehizo en el Diariode abordodel PrimerViaje (dirigido a los Reyes,no se olvide), en aquellaespantableocasiónen que, ya de tornaviajey a la vista casi de las Azores,angustiadoporel temorde quela Niña fuesedeun momentoa otro engulli-da por la tempestad,incluyó en su patéticoregistrodel 14 de febreroestetrasuntotan brevecomo preciosoparanosotros,acercadel soliloquio atri-buladoen que se debatíasu alma:

    ...y quecomoanteshobiesepuestosu fin y enderezadotodo su negocioaDios,y le habíaoído y dadotodo lo quele habíapedido,debía creerquele daríacomplimientode lo comenzado,y le llevaríaen salvamento;mayormenteque,pues le había librado a la ida, cuando teníamayor razónde temer, de lostabajosque «tuvo>’ con los marinerosy gente que llevaba, los cualestodosaunavoz estabandeterminadosde se volver y alzarsecontraél, haciendopro-testaciones,y el eternoDios le dio esfuerzoy valor contratodos,y otrascosasde muchamaravilla queDios había mostradoen él y por él en aquel viajeallendeaquellasqueSusAltezassabíandelas personasde su casa. Así quediceetc.

    Relevaciónbreveperoesencialisima:un cierto día, personasde la CasaReal habíansusurradoa SusAltezaslas cosasde «muchamaravilla» queDios habíamostradoeny por CristóbalColón.Sólo hayun grupodeperso-nasdeesacondición,a la vez amigasdel inventory dispuestasa favorecerlea ultranzaen la fasefinal (no las tuvo antes,segúnrecordóreiteradamentea los Reyes).Y esasson Deza,Cabreroy Santángel.Ni unamisión tal —que suponíaparael inventor destaparsu secretode algún modo— pudotener lugar antesde aquellaocasióngranadinade última instanciaparalasuertedel proyecto.Todos los datosconvienenen estaconclusión:la llavecon laqueel genovésmovió la concienciade SusAltezasa capitularconél,no fue otra que la apelacióna las cosasportentosasde queDios le habíahecho testigo y mensajero.Cosasque, evidentemente,no podíanreferirsesino a la navegacióny a los secretosdel océano;porqueen cualquieraotraesferaes inimaginablequenuestro«lego marinero»solicitaseni obtuviesecréditode sujeto palpablementesignadopor el Cielo.

    El datoes cardinal; ni quédecirtiene.En relaciónconnuestropresenteobjetivo,nos ha conducido,por unade las variasvías posiblesde recurren-cia, a evidenciarqueen la raíz del proyectocolombinose hallanunasexpe-rienciaspersonalesen las queno sólo él ha visto señalesmaravillosasdeorden sacral(signa en el sentidoescriturarioy augustiniano),sino quetam-biénparapocosperoencumbradosconfidentesregioshantenidoesemismo

    Raccolia,parte1, vol. 1, pp. lOS, registrodel 14 de febrerode 1493.

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    valor. Aunqueentreesosconfidentesse cuentenadamásy nadamenosquefray Diego Deza,el másacreditadode los teólogosde aquellaEspaña.

    Para lo que aquí nos importa,es suficiente la anteriorconclusiónencuantoconstituyeunade las dospremisassobrelas queestribaremosnues-tra interpretaciónacercade las relacionesde nuestroepígrafe.La segunda,y más subersiva,es que la dilación quevisible y confesadamentegravitósobreellas hastala conquistade Granadaestuvoesencialmenterelacionadano conla sanciónqueel proyectomerecieraa la junta consultivaqueenten-dió en el mismo, sino con un panoramade la situacióninternacionalen elqueel punto neurálgicono radicabaparadon Fernandoy doñaIsabel enla guerrade Granada,sino en sus relacionescon JuanII de Portugal.

    Antes, sin embargo,de acometeresa segundaproposición,no quieroimponermeun silencio absoluto—y aquídudosamenteoportuno- sobrealgo quedirectamenteafecta a esodel «secretode Colón». Me refiero aque,conformeacasosepaalgunode mislectores,tengoofrecidadesdehacealgunosañosunaexplicaciónparael mundode ideasy determinacionesquehay detrásdel plancolombino de descubrimiento«de las Indias». La claveoriginaria del mismo, conformea mis tesis , estuvoen la llegadade genteamerindia(mujerescaribeñasprocedentesde la isla de Martinica) al centrodel Atlántico: acontecimientoque, entreotrasnaturalesmovilizacionesdeánimo, suscitó la de la inteligencia especulativay poderosade CristóbalColón, hastadar forma a la construcciónideológicaque, con sus propiaspalabras,podemosllamar la «perfectainteligencia»sobrelo quele aguarda-ba a la otra orilla del mundoo «fin de Oriente»; un verdaderoasombro,dondelos haya,en la historia del pensamientocreativo.No he tenido, ade-más,motivos paradesdecirmede mis proposiciones.Porel contrario,des-puésde publicadoel libro Mirabilis in altis, mis ulteriores investigacionessobrela materiame handejadotan sólo razones—y de las contundentes--paraconsiderarpococuestionablesmis teorías(por no hablaren términos

    absolutos)desdelos datosqueposeemosAdvertiré,no obstante,queesadeterminación,contodo lo que tienede

    esencial,no seráaquíla determinanteparanuestroexamen.

    Cfi-. J. PEREZ DE TUDELA, Mirabilis le altis. Estudio critico sobreelorigen y significa-do del proyecto descubridor de Cristóbal Colón, Madrid, fl83.

    [2 Me refiero en particularal estudiosobrelas apostillascolombinasqueacompañaa lapublicaciónfaesimilarde la ¡mago mundi de Pedrodc AILLY, Madrid,1991;y asimismoelestudioen prensasobrelas apostillasde! descubridora la Historia rerum del papaPío II.Concedoespecialvalor demostrativode mis tesis a la lecturaque propongode las cuatropalabrascifradasqueaparecenen esteúltimo códice,en las apostillas 54 y 59.

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    LA DEMANDA DE COLON EN CASTILLA Y SU PARADOJICAVICISITUD

    El tratadismoacreditadosobreColónparecíaqueal menosen un puntohabíalogradounasolución razonableparatodo el mundo;es,a saber,lanegociacióndel genovéscercadelos ReyesCatólicos.En sustancia—se nosha dicho- se tratade un proyectoquese acepta,perocuyaejecucióndebeaplazarsehastaque seaconclusala guerrade Granada”.

    No es esaunasolución válida a mi parecer.Y —otra vez lo diré— nopor afán de innovar,sino porqueen realidadse ha resueltoa la vista de unresultadofinal --desdeluegoelocuentísimo-,perosin dar cuentadel cómoy elpor quéde la vicisitud intermedia;y cuando,ademásde estarmuypococlaros esostérminosexplicativos,muestranestasdos eminentesparadojas:por un lado, la solución se desinteresade lo que declarael protagonista;yademáspasapor alto el sentidode hechosfundamentales.Por másque sepreocupe(y es de agradecer)hastadel menordetallequeilumine el rostroy el andarde las personasintervínientes.

    No es desdeluegolaprimeravez quesobreun tema,en cuantotituladode trascendental,los ríos de tinta sean proporcionalesal silencio de losdocumentos.Ya se sabelo queesosvacíospropicianel crecimientode lashipótesis.Tal ha ocurrido, a mi entender,con las gestionesdel marino-mercadergenovéscercade los Católicos: a documentacióncortísima,co-mentariocrecido.Lo malo ha sido que, a vueltasde lo que«debióde suce-der»,seperdióde vistaqueestedramase supeditabaen sudesenvolvimien-to a condicionesgeneralesineluctables,y, por su naturaleza,tanto o másdeterminantessobreel destinode la propuesta,quecualquieraspectode lagestióndel postulante.O paradecirlo deotro modo: se olvidó queenmediode las carenciasdocumentalesnadaes másimperativo queorientarseporlas reglasa quese plieganlos grandeshechosde poder en la historia.

    Los hechosfueron en estecasoenteramentemeridianosen su imposi-ción; aunqueno lo bastanteparavencerla fuerzadela versiónhernandina,saturadade prejuicios y de desviacionesintencionadasde la verdad.

    De las tresversionesque, en lo básico,cabe distinguir dentro de estecapítulo,la dela Historia del cordobésfue la primerapuestaen circulación.Su relato,muy sucinto,da cuentade la salidasubrepticiade Cristóbal Co-lón, luegode haberquedadoviudo, paraentraren Castilla,acompañadodesu hijo Diego,y establecercontactocon los ReyesCatólicos—en Córdoba,se nos dice— bajo la protecciónde Luis de Santángel.El hilo del relatobuscaluegoencumbrarlasignoranciasestúpidasy las «mentiras»queopusoa la sabiduríacolombinala junta de cosmógrafosnombradapor los monar-

    II Con diferenciasde apreciaciónsobre detallesy fases,son convergentes,en el sentidoquedecimos,las exposicionesde BALLESTEROSy de MANZANO (abs. cUs.), ambasconel méritodel detenimientoinvestigador,y muy calificadamentela de Manzano.

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    casy presididapor fray Hernandode Talavera;junta quedictaráa la postresentenciaunánimecontrael proyecto.

    Fue esa una conclusiónque, aúna travésde lo que dice Hernando,nose percibevinculanteen principio paralos Reyes,puesqueprometieronalgenovésque, unavez terminadala empresagranadinay susotros empeñosbélicos, «se encontraríamejor oportunidadparaexaminary entender»suoferta. Esono obstante,la inmediataconclusiónde Hernandoes la contra-ría: «Así los Reyesno quisierondar oídosa las grandespromesasque leshaciael Almirante».«Triunfo del rechazotécnico»cabría,pues,titular a latesishernandina;y en vistade la imputacióntodavíamásgeneralqueluegohace,triunfo de la pocavoluntady sesode los consejerosreales.No acabaen eso,sin embargo,la narracióndel cordobés.Desconfíael futuro Almi-rantede obtenerlo quesolicitaba—continúaHernando-y se trasladaaSevilla, dondeprocuraen vano conquistarel apoyodel duquede MedinaSidonia; trasde lo cual se proponepasarcon su ofertaprimero a FranciayluegoaInglaterra.Es en estadesesperadacoyunturacuandola providencialintervenciónde fray JuanPérezdetieneal viajero en la Rábidaal tiempoqueseofreceparaintercedercercade la Reina,de la quehabíasidoconfe-sor. Comoefectivamentepusoen obray conplenoéxito “.

    Perteneceal propioDescubridorla segundaversión del suceso(aunquedebaser la primera paranosotros,en cuantoa su crédito).Es de lo mássimple. El no logró convencera nadie,ni obtenerel favor de nadie,salvoel de los propios reyesy el de dosfrailes que siemprele fueron «constan-tes» ». No hay resquiciopor dondese puedadudar de esasafirmaciones,como dirigidasa los Reyes,que erancon él los tresprotagonistasmayoresde estafunción. Ahora bien; su quejano se refiere nuncaa un retrasoquetuviera motivos insalvables,sino a unadilación queestuvo injustificadayfue sólo debidaal mal consejode unosmalosconsejeros.Podríamosllamara estedibujo, en síntesis,«dilación» inconsecuentey torpefrentea la deci-

    ¡6

    sión favorablede los ReyesTerceraposición en estedebatees la queha conquistadola adhesiónde

    “ Cfr. HernandoCOLON, op. ch., pp. 87-91.

    «... porquetodoslos quehabíanentendidoenello y oído estaplática,todosaunamano

    lo teníana burla, salvodos frailesque siemprefueron constantes».Es precisiónque porsuimportanciaexcepcionaly hallarseinsertaen la relacióndel tercerviaje, nadiehadejadodecitar (cfr. Raccolta,parte 1, vol. II, p. 27). Uno de esos frailes es sin duda. el franciscanoAntonio dc Marchena,de quien escribióel Almirante la comentadísimafrase: «Ya sabenVuestrasAltezasqueanduvesieteañosensu corteimportunándolesporesto; nuncaen todoestetiempo se hallé piloto, ni marineroni filósofo ni de otra ciencia,quetodosno dijesenque mi empresaera falsa, que nunca yo hallé ayuda de nadie, salvo de fray Antoño deMarchena,despuésde aquellade Dioseterno,etc.» (Las Casas,Historia, lib. 1, cap.XXXII).El otro religiosoes seguramenteel dominicoDiego Deza,por lo queColón recuerdadeél(véasenuestranota29); aunquetampocoes un imposiblequeserefiera al franciscanoJuanPérez.

    u> En horasqueno eranlasdeamargura,sino las deexploraciónde laEspañola,escribía:e... quebien sabíaSu Alta Magestadcuantacontroversiatuvo primero antesquese pudieseexpedirde Castilla: queningunootro fue en su favorsino él, porqueél sabíasu cora¡on,y

  • Los ReyesCatólicosy la oferta de Cristóbal Colón 19

    loshistoriadores,y quedebemucho,sin duda,a unoscortosperoesencialesdocumentos,probatoriosde que,en primer lugar, Colón encontróunapri-meray tempranaayudaen el duquede Medinaceli,don Luis de la Cerda,señordel Puerto de SantaMaria, quien traspasóa la Reinala oferta delgenovés,conla debidarecomendación“. El episodioencuentraademásenla Historia del padreLas Casas~’(lib. 1, cap.CLIV); y asimismoen epístoladel añode ~5OOa ciertosinnominadosseñores:«Yason diezy sieteañosque yo vine Ial servir estospríncipescon la impresade las Indias: los ocho fuetraídoen disputas,y en fin se dio mi avisoporcosade burla. Yo con amor proseguíen ello,y respondía Franciay a Inglaterray a Portugalque parael Reye la Reina, mis señores.eranesastierraseseñorios.>’(Raccolía,parte1, vol. II, p. 64). Enla llamadacartadeJamaicase lamenta:«Sieteañosestuvoyo en su Real corte, queacuantosse fabló deestaempresa,todos a unadixeronqueeraburla; agora, fastalos sastressuplicanpor descubrir»(ibid.,p.203). En la versiónde estacartacontenidaen el Libro copiadorde Cristóbal Colón (ed. deA. RUMEU DE ARMAS), Madrid, 198’), vol. II, p. 591, la fraseapareceasí. eraburla.Agora cadauno seda por autor y dice maravillas,y fastalos sastres>’,etcétera.

    ~ El texto de la célebremisiva del duqueal cardenalGonzálezde Mendozadice así:«Revenrendísimoseñor:No sé si sabeVuestra Señoríacómo yo tove en mi casamuchotiempo a Cristóbal Colomo, quese veníade Portogaly sequeríair al rey de Franciaparaqueemprendiesede ir a buscarlas Indiascon su favor y ayuda,e yo lo quisieraprobaryenviar desdeel Puerto,que teníabuen aparejo,con tres o cuatro carabelas,que no medemandabamás; perocomovi que eraestaempresaparala Reinanuestraseñora,escrebíloa SuAlteza desdeRota.y respondiómequegeloenviase.Yo geloenvié entonces,y supliquéa Su Alteza, puesyo no lo quisetentary lo aderezabaparasu servicio,que me mandasehacermercedy parteen ello, y que el cargoy descargodestenegocio fueseen el Puerto.Su Alteza lo recibió y lo dio en cargo a Alonso de Quintanilla, el cual me escribióde supartequeno teníaestenegociopor muy cierto; peroquesi se acertase,queSu Alteza meharíamercedy daríaparteenello. Y despuésde haberlebienexaminado,acordódeenviarleabuscar las Indias. Puedehabertodo ocho mesesquepartió y agoraél esvenido devueltaa Lisbona. y ha halladotodo lo que buscaba,y muy cumplidamente:lo cual luegoyo supe.y porfacersabertanbuenanuevaaSu Alteza, ge lo escribocon Xuares,y le envioasuplicarme haga mercedque yo puedaenviar en cada año allá algunascarabelasmías. Suplico aVuestraSeñoríame quieraayudaren ello, e gelosupliquede mi parte,puesa mi cabsaypor yo detenerleen mi casados años,y haberleenderezadoa su servicio,se hahalladotangrandecosacomoésta. Y porquede todo informará máslargo Xuares a VuestraSeñoría,suplícole le crea. GuardeNuestro Señorvuestra ReverendísimapersonacuantoVuestraSeñoríadesea.De la villa de Cogolludo,a diez y nuevede marlo. Las manosde VuestraSeñoríabesamos.El Duque.’>Sitúa Manzanola gestióny estanciadeColón cercadel duqueenla faseúltima desu demanda,mientrasqueBALLESTEROS(op. dL, Pp.422 y ss.)suponedos etapasen esasrelaciones,unafinal y otra inicial. El problemadista deestarresueltodemodo incontrovertible.

    Historia de las Indias, lib. 1, cap.XXX.Los pagosa Colón seescalonanentreel 5 de mayode 1487 y el 16 de junio de 1488.

    Cfr. BALLESTEROS.op. cñt pp. 458-466.Añádasela interesanteaportaciónde RUMEUDE ARMAS, El «portuguév»Cristóbal Colón en Castilla, Madrid, 1982.

  • 20 Juan Pérezde Tudelay Bueso

    Fernándezde Oviedo aparecen,en fin, el contadormayor Antonio deQuintanillay el cardenalMendozapor favorecedoresprincipalesdel postu-lante 20

    Quedaasí incrementadala nómina de las personalidadesque habíanfavorecidoal futuro Almirante, de maneraquedespuésde la publicacióndel estudiode Serranoy Sanz sobrelos amigosy protectoresaragonesesdel Descubridor,resultabaestablecidoun criterio que, en mezclaeclécticade orientaciones,se divorcia de todasmanerasde las memoriashernandi-nas;y quepuederesumirseasí:

    1. La calificaciónde la Junta,adversativaal proyecto,no es el fruto deignoranciassinode los saberesmásautorizadosde la época,ligadosdirectae indirectamentea las enseñanzasde la Universidadde Salamancay a laactitudde los dominicos.~

    2. El criterio de los ReyesCatólicosno muestrahabersedejadollevarde aquellasanción;y así cobra toda su fuerza la explicación—quedesdeluegollegaríaa serla «oficial»— segúnla cual el atrasoen la acometidanose debiósino al estorboquesignifica la guerrade Granada23•

    3. Nuncase encontróel proyectistadesamparadoen sudemanda,sino

    «Enaqueltiempo queColóm,comodije, andabaenla corte,llegábaseacasadeAlonsode Quintanilla,contadormayordecuentasde los ReyesCatólicos(el cual eranotablevaróny deseosodel acrescentamientoy servicio de sus reyes), y mandábaledar de comer y lonecesario,por una compasibilidadde su pobreza.Y en estecaballerohalló másparteeacogimientoColóm que en hombrede toda España,e por su respectoe intercesiónfueconoscidodel reverendísimoe ilustre cardenalde España,arzobispode Toledo,don PedroGonzálezde Mendoza,el cual comenzóa dar audienciaa Colóm, e conosciódél que erasabio e bien hablado,y que dababuenarazón de lo que decía; y tóvole por hombre deingenio e de grandehabilidad; e concebidoesto. tomóle en buenareputación,e quisolefavorescer.Y comoeratantaparteparaello, pormedio delcardenaly deAlonso deOuintani-lía, fue oído del Reye dela Reina;e luegoseprincipió adaralgúncréditoa sus memorialesy peticiones»(Historia generalynatural de las Indias, 1, lib. II, cap. IV). Apenashacefaltasubrayarla importanciadeesasnoticias,quesegúntodoslos indicios son lafuentede dondelas tomanlos otros cronistasdel siglo xvi (SantaCruz,López de Gómara,Barros)y Salazary de Mendozaeneí xvii. Poreso mismohay quesubrayar,en cambio,lascautelascon quedebenmanejarselas afirmacionesde Fernándezde Oviedo cuandose refierena familia yfigura tal comola del gran cardenaly respectode un tiempo quecae fuera de la directaobservacióndcl cronista.Insistiré:Colón,quenopuederecordargrandesfavorecedoressuyosen su secretonegociocon los reyes, tuvo por contraste—y comoes lógico—tratode favorcortesanoluegode su triunfo. Y nadiesabíade talesconvenienciasmejor queel cardenalMendoza,a la horade adelantarseo retrasarsesobre la reinaen hacerfavoresal evadidode Portugal.Aquel mundoteníasus reglas.Encuantoa Ouintanilla,nadaes másclaro sinoquedesempeñócercadel genovésel papel tuitivo que le encomendóla reina; y sólo hastadondele fue encomendado,sin duda.

    Manuel Serranoy Sanz,«Los amigosy protectoresaragonesesdeCristóbalColón»,enOrígenesde la dominaciónespañolaen América, Madrid, 1918.

    ‘ Cfr. JoséLuis ESPINEL MARCOS, Cristóbal Colón y Salamanca,Salamanca,1988.A Es, además,causasolemnementereconocidaen la bulaprimeraíntercaeteradeAlejan-

    droVI, de 3 de mayo de1493.

  • Los ReyesCatólicosy la ofertade Cristóbal Colón 21

    que, ademásde la ayudaeconómicade los monarcas,contó con un grupoeficaz de amigosy favorecedores.

    4. Al emprenderel camino de Francia,el proyectistase dejaballevarde la impaciencia,paracaeren «desfallecimiento»24; aunqueéstese explicabien desdesusciretínstanciasy el error con queen el senode ellas podíamedirsela situaciónde los Reyesen 1491.

    ¿Quéobjetaraestaterceray moderadasoluciónde compromiso?Desdemi puntode vista,el quesetratade un compromisode aparienciaequilibra-da; pero poco preocupadopor el rigor. Por lo pronto, se puedeadvertircómo esasalidase desentiendeolímpicamentede las declaracionesquenosha dejadoel protagonistasobresupropio drama.Lo cual es especialmentegrave tratándosede palabrasescritaspor él a los Reyes.Y cuandoademásviene aresultar,en definitiva, queColónquedaporpocorazonableentodo:en la justificación de su plan; al dolersede la falta de todacomprensiónyapoyo;y al dejarsellevar de la impaciencia.Parecendemasiadassinrazonesen el héroedel cuentoparaqueno convengapreguntarseen quéconsistenaquílos sucesosy las razones.

    Contempladasen sustancia,las tresproposicionesanterioresrepresen-tan la respuestaadosparesdepreguntasbásicas:en primer lugar, cuál fueelverdaderogradode adhesiónde los Católicosal proyectodel GranViaje;y en casode que aquéllafuesesinceray decidida,en qué radicó tal asun-ción. Y en segundolugar estáel gradode realidadqueya enfechasde 1490tuvo el aparenteabandonoen quecayó el inventor,y a qué se debió, entodocaso,semejantey teatralinflexion.

    A la vistade las fuentes,no haysombrade motivo paradudaracercadela primeracuestión.El poder político responsable--y lo era altamenteelde los Católicos—no mantieneinventospor puradiversión.Es seguroqueestuvierondecididosa capitularconel inventoren teniendoocasiónquelopermitiera.Ahora bien; la causaparaaceptarel GranViaje no tuvo nadaquever con lo queColón fueracapazde deciro de no decirante la junta.Demasiadotiempose ha estadocerrandolos ojosauno de los motivosmáspoderosos,o de razón másirreductible,paraquese debadesterrarde unavez por todasesaruedade molino colosalque se ha queridoimponerdu-rantesiglos,estoes,la del Descubridorimpulsadopor Toscanelliy por suspropiascábalasde cosmo-geografia-matemática.Los hechos,en coinciden-cia plenacon las confesionesdel Almirante sonrotundos:fue la fe y no laciencia la que le sirvió paraarrastrara los ReyesCatólicos25 Y con unas

    24 Con esa palabratitula Ballesteros(ob. chi 1, pp. 503-506), el capítuloqueconcluye:«elcorazónresueltoy valerosove queseapagansus bríos”. Vid, asimismoManzano,pp. 221y 55.

    ‘ Es singularmentevalioso el recuerdoqueColón hacealos reyesen su cartade ofreci-miento del Libro de las profecías. a queme abrióNuestro Señorel entendimientoconmanopalpablea queerahasederonavegarde aquíalas Indiasy me abrió la voluntadparala hexecucióndello; y con estefuego vine a VuestrasAltezas.Todosaquellosquesupieron

  • 22 Juan Pérezde Tudelay Bueso

    razonesque, naturalmente,se guardabamuy biende exhibir si no eraantelos frailes «constantes»—con mediación,sin duda,del secretode confesio-nario— e indirectamenteante los monarcas,a través de los frailes. Si nohubieraotra seriemúltiple de motivos, estede la negociacióncon los Reyesyaseríasuficienteparadecretarqueel Colónpuro hijo del plantoscanellia-no seadesterradoal limbo del voluntarismo,ajenoa unacontemplaciónplenadel cuadrodibujadopor las fuentes.

    Con toda su recámarade falacias, Hernando fue en este punto másconsecuentequelo serialuego la ortodoxiacolombinista,cuandoreconocequeel «Almirante»estabaen realidadprivadode la posibilidadde explicar-se: «ni el Almirante se quiso aclarartanto,que le sucedieselo mismo queen Portugal,y le quitasenla bienandanza»26• Una buenafortuna que paraHernandoteníacomoprimer términono el Catay,sinotierras«incógnitas»de las Indiasqueantecedíana las reseñadaspor los geógrafosy los viaje-

    2 mire se noros ~. Se por donde mire, el Gran Viaje Reveladode Colóntiene,en efecto,otro fundamentoposibleque el «preconocimiento»(ciertorespectode la realidadde su objeto,peroengañosoacercade suverdaderasituacióny significado)de unas«Indiasincógnitas»,que por otra partena-die habíavisto ni podidover a 700 leguasde la isla del Hierro.

    Pero si efectivamentese trató de un secretoy, en consecuencia,de untrato absolutamentesecretistade unacuestiónde «fe» (un hechoa creer,de «muchamaravilla»),quese mantuvoinicialmentesóloentrecincoperso-nas(los Reyes,los dos religiosos«constantes»y Colón) ¿quédecir de los«amigosy protectores»cuyaexistencianiegael protagonistarotundamente,y nuestrostratadistasnospresentanen cambio con papelimportante,pormásqueno resolutivosino a la postre?

    No es unacuestióntrivial en el planometodológico,comobien se com-prende,en la medidaen que tampocolo es el que la historiografía tomeel partidoopuestoal queseñalala figura primeramenteinteresada.Peroesquehay queadvertir, además,en la solución de los historiadores,unaop-ción que no es precisamentegratuita.Si, conforme hemosvisto, Colón sehallaba inerme~ en cuanto a «razon cientjfica» y ~~a1mignin tiempo y a

    pesarde ello se quiere huir de oscuridadesy secretos«milagreros»,noquedaotra salidaparaexplicar la «comprensión»de losReyes,queaquéllaqueefectivamentese ha admitido,estoes,la de las mocionespropiasdelsentimientoy la intuición. Perocomo esoes demasiadopedir respectodelas acreditadasescamasrealistasde don Fernando,todoviene a pararaquí

    de mi inpresacon rixa le negaronburlando.Todaslas cienciasde que dise arriba non meaprovecharon,ni las abtoridadesdellas:en solo VuestrasAltezasquedóla fee y constancia.¿Ouiéndubdaqueestalunbreno fuesedel Espíritu Santo? Raccolta,parte1. vol. 11, p79.

    ‘< HernandoCOLON, op. cit, cap.XII, p. 88.~ lbidem,cap.IX, p. 71: «Laterceray últimacausaquemovióal almiranteal descubrimien-

    to delas Indiasfue la esperanzaqueteníade encontrarantesquellegasea aquéllasalgunasisla o tierra degranutilidad desdela quepudieracontinuarsu principal intento”.

  • Los ReyesCatólicosy la oferto de Cristóbal Colón 23

    en la especiede piedrafilosofal queen esta historia ha representadola«maravillosaintuición femenina»de doña Isabel, verdaderahadamadrinaen el cuentode corte mágicocon el que se sustituyeronlas motivacionesquedejanver las fuentes.

    Es cierto quepartió del numendel propio Descubridoresaversióninte-resaday parcialmenteencubridorade la realidad,que hace de la ReinaIsabeluna«creyente’>en la travesíaoceánica,sin razónqueparaello se nosexplicite. Pero no faltan en las fuentesotrasmanifestaciones,comohemosvisto, que reduzcana sus verdaderostérminosde «fe» apoyadaen causas—«demaravilla»,peroreales—aquellaactitud de la soberanay de supers-picaz esposo;de modo que no resultaun destinoinevitableel caer en esaparadojadondevino a dar el positivismo historiográficomilitante, estoes,que,decididoasacaral Descubrimientode las trivialidadesmilagreras,optópor caer en las vaporosasredesdel psicologismo:tenemosla «maravillosaintuición femenina»;¿paraquémás?25

    Ocurre,sin embargo,quela maníalógica dela mentees tozuday va másallá de las disposicionesbienpensantes.Y a veceslas traicionarespectodesu elección.No resultaa la largademasiadoconvincentecargarsobreunasolaintuición, por preclaraquesea,la responsabilidadde apoyarunaofertacarentedefundamentosa estimade los entendidos.En esetrance,la nómi-na de lossujetosquehan mostrado«también»comprensióny simpatíahaciael genovés,tiene el nadachico desempeñode salvar la aceptaciónde losReyesde ser algopertenecienteal círculode lo inexplicable.Estamosen laesferade «comprensiones»--nosabemossobrequébase,desdeluego—,que resultantranquilizadorasparala propia comprensióncientifista; tantomáscuantose tratade personajesde limpia ejecutoriamental: Medinaceli,Quintanilla,el cardenalMendoza,Santángel,fray DiegoDeza,JuanCabre-ro, y hastael propiopresidentede laJuntadenegatoria,estoes,el mismísi-mo fray Hernandode Talavera(y dandopor previamentecontados,claroes,a los dosfranciscanosentusiastasdel GranViaje, Antonio de Marchenay JuanPérez).

    Por otra parte, en un vacío de noticias como el que padecenuestropanorama,¿cómono aplaudirqueel historiadorse vuelqueávido sobrelasinformacionesqueprocurela cronísticasobrelos «favorecedores»de Co-lón? Y ¿cómono postularun juego operativoparaesaspalancashistóricas,alahorade dar cuentade un movimientoquecon todaevidenciase declaradesdelas fuentesfrenadopor la sanciónadversade los entendidos?Salvoque se trata de unasalidaen falso a un falso dilema. El proyectotienesupropiavirtualidadsecretade avance,comotienetambiénsupropio y secre-to freno. De modo que,cuandose percibenasí las cosas,cuestaya poco

    25 Recordemoslas notablespalabrasdel Almirante en su cartaal amadel príncipe don

    Juan(doñaJuanade Torres):«Entodoshobo incredulidad,y a la Reinami señoradio delloel spiritu de inteligenciay esfuerzogrande,y le fiso de todo heredera,comoa carae muyamadafija...» (Raccolta, parte 1, vol. It, p. 66).

  • 24 Juan Pérezde Tudelay Hueso

    trabajo rendirsea las cautelascon quedebenmirarseunasinformacionesde dudosoorigeny dudosaexactitud,y el someterlasa la condiciónsecun-dadaque le convienen,no sólo en relacióncon los documentos,sino conlas indicacionesdel procesoreal de los hechos,y, ante todo y sobretodo,conlo queel Descubridorrecuerda—y simplementerecuerda—a suscoro-nados interlocutores.Gesto imposible si no obedecieraa una sustancialrealidadpretérita.

    Nada máslejos de mi ánimo quequerersignificar en todo esode los«amigosde Colón»unafalsificacióndela Historia.TengoporfueradedudaqueColón se granjeópronto amistadesen la corte. Respectode Deza losabemospor el mismo Descubridor29• Y en todocasoseria lo naturala lasituacióndequienhabíalogradoabrirsepasoen la atenciónde SusAltezas.La cuestiónno radica en ese extremo,sino en la fuerza política queesasamistadespudieron representaren cuantoa la decisión de los monarcasantesde los días resolutoriosde SantaFe. Es ahí dondemi opinión escategóricamentenegativa.Creoquedesdeel principio se equivocael plan-teamientodel problemay secolocaen la esferade lasinfluenciasy determi-nacionespersonalistas,sometidasa sentimientosy gustos.Ni en las horasdel favor Real (1486-1489),ni en las del olvido regio (1490-1491),las in-fluencias de orden personalal margendel secretooceánicotienen aquíconstanciadignade crédito. Y la guerrade Granadano se lo ha merecidoal protagonista,comocausaexeluyentede quese le hicieracaso.

    ¿Horizonte,entonces,sin respuesta?La tiene; y es de tal dimensióncomola propianaturalezadelhorizonte.Por su propianaturaleza,lostratosde Colón con los ReyesCatólicos se constituíandesdesu comienzoenproblemade ordeninternacional,y vinculado,fundamentalmente,conPor-tugal.La procedenciadel proyectista,y el objetode supropuesta,así comolas consecuenciasprevisiblesde la misma, hacíande aquellamateriaalgoquelos monarcasno podíanafrontarsinocomo un conflicto en ciernesconJuanII. Del que, sin embargo,no podíandar la menor señalde entendi-miento. Al secretismoobligadodel descubridorse añade,en necesartaco-rrelación,el secretismode los Reyesen su política internacional.

    No se trata de unainvenciónosaday gratuitadel queestoescribe.Si noestápaladinamentedeclaradopor las fuentesrelativasa aquellahora,sino,al contrario,encubiertopor ellas, cuentaen cambio con una clamorosadeclaraciónposteriorporpartede los hechos,que estánademásen la másrigurosaobedienciaa la lógica de la situación.Nada hayde extraño,pues,en todoeso,sinoel quelos historiadoresno lo hayanadvertido.Aunqueen

    ~> En cartade 18 de enerode 1505 escribíaci Almirante a su hijo Diego: «Si el señorobispode Palenciaes venidoo viene,dile cuántome ha placido de su prosperidad,y que siyo voy allá, quehede posarconSu Merced,aunqueélnonquera,y quehabemosdebolveral primero amorfraterno, y que non lo puderánegar, porquemi servicio le fará que seaansi»(Raccoba,parteII, vol. II, p. 51).

  • Los ReyesCatólicasy la ofeuia de Cristóbal Colón 25

    estecampo,sometidoa muy particularescondicionesde herencia,ya se veque la extrañezano debeestimarseplantaextraña.

    A partir de eseenfoque,el capital de adhesionesy simpatíascon quellegó a contarel genovésviene a resultar,si no algo desdeñable—porqueno lo fue, en maneraalguna—,sí comoun valor enteramentesubordinadoa la actitud de los Reyes,conformedemostraríala ulterior vicisitudde estesuceso.Entramosya así,por lo demás,en la segundade las cuestionesqueatrásformulamos;estoes,el sentidoy losmotivosde unadilaciónregiaqueadoptafinalmente la enteraaparienciade unadecisiónde abandono.Tam-bién en estanebulosa,la másllamativa dificultad con quese encuentraelinvestigadores la patentedivergenciaentrela salidaqueofrecenlos histo-riadoresy la queel protagonistagrita a voz airada.Es unadiferenciaque,como en la cuestiónprecedente,denotaun planteamientoerróneo.Se hapretendidotambiénahoraqueunallave psicologistaaplicadaacalificar deinjustificada la impacienciadel genovés,dé luz a un recinto queestáesen-cialmentedeterminadoporlas relacionespolíticasentrelosReyesCatólicosy el de Portugal.

    Por lo tanto,asíparalo quehemospropuesto,comoparalo quesigue,nuestroitinerario reclamaya la definiciónde nuestropuntode vista. Permí-tasenosinsistir, paracomenzar,en lo quehayde peregrinoenestecontras-te: Cristóbal Colón,quees la personamejor informadasobrela suertequehubierande soportarsussolicitudes,no creyóni poconi mucho--alo quede él leemos--quehubierajustificación suficienteen la guerragranadina,parala demoraquese le impuso30• Su protesta,con lo quetienede reitera-da y hastacon un punto de irrespetuosa,señalaa dos hitos: primero, queno hubo motivoparala esperapor lo que tocaa la internafundamentaciónde su plan. Lo que confirma, por otra parte,nuestrosanterioresasertossobreese extremo.Conformea la quejadel Almirante, las resolucionesdesus Altezasno tuvieron nadaquever conerroreso con aciertoscosmogeo-gráficos; ni conla opinión favorableo desfavorablede la junta. Sin embar-go, la querellacolombinapretendeal mismo tiempo recordar,aunqueporvía alusiva, cómo el coste de la expediciónno estabapor encima de lasdisponibilidadeseconómicasde los interesadosen el hecho; es decir, SusAltezasy el propio Colón (entiéndaselos inversorescapitalistasque le se-cundaríanen la aventuraeconómica).Porencimadeeso,lo decisivoes quenadainvita apensarquenuestromarino-mercadertergiversabala realidadpretérita.Dialogabacon los Reyessobrealgo que los tresconocíanmuybien. Y para nosotrosmismostampocoes un enigma cómo se costeó laexpediciónde las trescarabelascuandounacontribuciónsocietariade capi-talistasgenovesesy florentinosde medianoy pequeñoporterebajóel gastode la coronaa la altura que pedían los apurosde la Hacienda~‘. Nada

    ~‘ Véasenota 16.» Cfr. MANZANO, op. cit, pp. 319-332, y JacquesHERS, Chrisrophe Colomb, Paris,

    1981. pp. 202-219.

  • 26 Juan Pérez de Tudelay Bueso

    distinto cabeimaginar respectode los añosanteriores,incluido el queLuisde Santángelestuvieraacasodispuestodesdemuy antesde 1492 —comosugierela Historia hernandina—a adelantarlo requeridopor un empeñoque,en último ténnino,distabade serun inabordablearco de iglesia,ver-sando,como versaba,no sobretrescarabelas,sino sobredos.

    Digno asimismode subrayaren aquellaquejaretrospectivaes queno seciñea la Junta,sino queabarcala generalidadde las personasquetuvieronalgúnconocimientodelproyecto.Con lo cual, la responsabilidaddel retrasose hacerecaersobreel sentidogeneralde la orientaciónpolítica. No essuspicaciaexcesivasuponeren quién se centrabaesa responsabilidad,por-queno pudoserotraque la de fray Hernandode Talavera,que presidióalos consultoresde la travesíay queademásgozabade unaautoridadexcep-cional como confesorde la Reinay --lo queaquíimporta todavía más—comomentorde SusAltezasen asuntosde la máximagravedad.Su parecercontrarioa aquelempeñodebió,por lo tanto,deproyectarsemásallá de suactuaciónen la Junta.De hecho,no carecemosde algunanoticiaque re-cuerdaal prior del Pradomanteniendosu renuenciaal proyectodel geno-vés, ya en momentosfinales y decisivosparala suertedel mismo32

    Concluyamos,pues,quesi el verdaderoobstáculofrente a la tentativano fue de ordencientífico (pueséstefue sobreseído),ni tampocoeconómi-co, hubo de radicaren la esferapolítica; y, además,conmuchaanterioridadal valladarque representaríanluegolas desorbitadasexigenciasdel Descu-bridor, y quesin dudano se destaparonhastaquese entróen la fasenego-ciadora,entrefinales de 1491 y comienzosde 1492.No quedaasíen piesinounadificultad política: las relacionescon Portugal.Ahora bien, en cuantose entraen esaconsideración,cobraa nuestrosojos la importanciacapitalquele convieneen estedrama.

    Hemos advertido ya la naturalidadcon que en nuestramateriadebeentrarseen extrañeza.De todasmanerashabremosde sorprendernosdenuevode que los historiadoreshayanpasadopor alto lo que venimostra-tando.Y de nuevorecordaremosla fuerzaqueen nuestrocampoha tenidoelpreconceptoantiguoy la especiede obligaciónde respetarlo.En estecasose trata de la virtualidad pacificadoracon que,no sin fundamentalrazón,hansido consideradoslos tratadosde Alcaqobasde 1479 “.

    Tanto más quisieraevitar, por eso, quemis interpretacionesparezcantambiénun preconcepto,en lamedidaen que,desdeluego, invocanconcep-tos metodológicos.Será,sin embargo,paraencuadrarel valor probatorio

    ~ LAS CASAS lo dicemásdeterminadamentequeHernando:«Elprincipal quefuecausa

    destaultima despedida,secreehabersido el susodichoprior dePradoy los quele seguían;de creeresqueno porotra causasino porqueotra cosano alcanzabanni entendían”(lib. 1,cap.XXXI).

    » Véanselas autorizadaspáginasde Luis SUAREZ FERNANDEZsobreeí debatedelas terceríasy los tratadosde Alcazobas en Los ReyesCatólicos. La conquista del trono,Madrid, 1989,Pp. 324-355.

  • LosReyesCatólicosy la oferta de Cristóbal Colón 27

    del panoramadibujadopor unasfuentesescritasque no hantenidola debi-da consideración;y aúnpor encimade eso,unosacontecimientosque,sien-do esencialesy abultados,no merecieronni unamiradade soslayo.Segura-menteporquela historiografíasobreel períodose ha dadopor satisfecha—no sin razones,repito- -conesadefinición de síntesisque ha visto lapolítica internacionalde los ReyesCatólicoscomoun disciplinadodesignioen el que la primera de sus directriceses la conservaciónde aquellapaz«fraterna»con Portugal,quese habíalogradomedianteel tratadode Alca-zobas. Una consignasobrecuya sinceridady solidez, el transcendentalacuerdode Tordesillasvendríaa serprecisamentelapruebamásespectacu-lar.

    En cambio,de nuestrolado, la contemplacióndel horizontepartirá dedospremisasqueestimoa la vez tangiblesy de la mayor importanciaargu-mental. La primera es que la reacciónde JuanII de Portugal cuandounColón victorioso llegó a informarleal Valle del Paraísodel «descubrimien-to» de las tierras«indianas»,no representóel conflicto poco amenazadorquese deja entendera travésdel relatoclásico>t sino queinmediatamentemostrósu cariz tempestuoso.Y la segundaes que semejanteconsecuenciade la penetracióncastellanaal Ponienteera algo absolutamenteprevisibleparadon Fernandoy doñaIsabel. Acerquémonosa lo primero.

    Es cierto que, sin quetraslucieraningunaruptura,se llegó diplomática-menteal capital tratadode Tordesillasen junio de 1494. Pero ese«finalfeliz» —y tan pronto, en términosrelativos--ocultael cariz queen la reali-dadtuvieron los acontecimientosdialogalesde que tratamos.Porquea esefinal no se llegó sin que los Católicosse vieran obligadosa hacerun muyserio alardede fuerza, tanto por mar como por tierra. Le cupo el primerdesempeñoa la que sellamó «Armadade Vizcaya»(por laprovinciaen quese formó), poderosaen tonelajey en elementosde guerra,y cuyo destinofue situarseenla bahíade Cádiz,en amenazacontrala navegaciónlusitana.Salvo que, comose buscóparaella unamisión de tapadera,que fue la deconducira Africa a Boabdil y a los suyos,quedóasíbientapadaa la vistade los historiadoresen relación con su verdaderoobjetivo. Se acompañóesteenérgicogestoconunamovilizacióndeguarnicionesde frontera,y aúndel apercibimientoa la «caballería»del reino toledano.Queno se pasasearompimientosni a mayoresdemostracíonesse debió a másde una causa;peroesencialmentea queporlas fechasde 1494 los ReyesCatólicos,puestala vistaen Italia, estabaninteresadosen llegar lo antesposiblea un concier-to con su «hermano»portugués,y eso pudo hacersea costa—nadie loignora- -decorrerhacia el Occidente270 leguasla «rayade partición»delocéanoqueel añoanteriorhabíatrazadoel papaAlejandroVI mediantesucelebérrimabula II Ínter caetera”.

    ‘~ Cfr. BALLESTEROS,op. ch., t. II, pp. 103-107y 245-249.>‘ De esasvicisitudes hice análisisen un estudio quefigura entre los queseconfirieron

    en Valladolid acercadel célebretratado. Cfr. J. PEREZ DE TUDELA. «La armada de

  • 28 Juan Pérezde Tudelay Bueso

    Como se ve, todo este episodio,que es pre-bélico en su sentidomásestricto, resultaaleccionadoren grado de indispensableparaentendernoyasólo la situaciónde 1493,sino tambiénestaotraanteriorquenosocupa,y con la que se enfrentarondoñaIsabel y don Fernandoal acogeren sucorteal misteriososujeto queveníadesdePortugala ofrecerlesla Travesíaa las Indias, a él reveladapor vías «de muchamaravilla».En relaciónconlo queconozcodel reinadoy de sus gentes,lo queparami no tiene dudaes que SusAltezas,como primera providencia,hubieronde situarseen lacondiciónde adivinos—nadamásfácil ni másnecesario—de lo quehabíadeaconteceren 1493.En esafechay circunstancia,la reclamaciónporpartedel monarcalusitanode un monopoliode navegacióny tráfico al Surde lasCanarias,afectandoatodoslos rumbosal Sur de ese archipiélago,no teníani la más ligera baseen el tratadode Alcazobas;ya fuesejurídica en elordentextual, o ya de lógica interpretativa.No obstante,eraforzosopreca-ver una respuestacomo la de Juan U en el Valle del Paraíso,en vista deunalargaexperienciadondese manifestólavoluntadconquelos portugue-sesperseguíanla implantaciónefectivade tal monopolio(con la benevolen-cia ambiguade Roma)~,en El Tratado de Tordesillasysu proyección,Valladolid, 1973-74.

    » En el clásicoe indispensableestudiode Alfonso GarcíaGallo, «Las bulasde Alejan-droVI y el ordenamientojurídico de laexpansiónportuguesay castellanaen lndias’s(enAn.Hisí. De,. Esp.,t.XXVII-XXVIII, 1957-58),véaseeí capituloVIII de las pacesdeAlcazobas,donderezala prohibición a los castellanosde navegar«delas islas de CanariaparabaxocontraGuinea,porquetodo lo queesfallado esefallareconqueriro descubriren los dichostérminos,allendedelo queesfallado,ocupadoedescubierto,fincaalosdichosReyePríncipede Portugale susreinos, sacandosolamentelas islas de Canaria,a saber,Lanzarote>’, etc.(p. 780).

  • Los ReyesCatólicosy la oferta de Cristóbal Colón 29

    de Juan lila acometidadescubridorade Cristóbal Colón, bajo el pabellónde Castilla.

    Visto así el cuadro,resultaevidentequeel presupuestodel Gran Viajeiba muchomáslejos queel costeardos navesexploradoras.Si algoencon-traban,habríade ser mantenidocon las armasfrente a JuanII. Y eraahídonderadicabael verdaderopreciodel empeño.Ahorabien; si precavertalcontingenciaera de rigor lógico paralos Católicos el darlesolución a sufavor, constituía un imposible en 1486. Porque implicaba que, al mismotiempo que se manteníala guerra de conquistagranadinay el conflictopermanenteconel rey de Francia(o con la regente),conpromesasolemnede serirresolublemientrasno hubieradevolucióndel Rosellóny la Cerda-ña, se abríapor añadidurael enfrentamientoconPortugal.Eselujo de unaguerrasimultáneacontales tresadversarioseraalgo que no se le ocurriríacostearseal másliviano de los estrategas.Desdetal consideración,no espropiamenteuna falacia decir que la guerrade Granadaponía dilacióninevitable a la travesíaa las Indias. Perono deja de serunaverdadincom-pleta o a medias,y altamenteengañosa,por lo tanto,en la medidaen quela causade Granadaencubrela de Portugal, queera en este asuntoladirimente,conforme a la demostraciónde los acontecimientos.

    Cuandodesdeesteenfoque(quees el reclamadopor los hechosa todatrompeta)se contemplala vicisitud de los «sieteañosde espera»,cobranuevosentidoante nuestravistael porquéy el cómode tan dilatadoatrioy la ilación de susetapas.En primerlugar,apareceahoracomoalgoforzosoel queno hayaquedadosobreel largo y trascendentalepisodiomásqueunadocumentaciónmuyescasa.En efecto,el negocio,por supropianaturaleza,tuvo queserconducidono sólo consecreto,sino inclusocon las artesposi-blesdesimulación.Ya lacartapreciosadel duquedeMedinaceli al cardenalMendozapone en evidenciaque se acometióla empresacomo algo tandelicadopor sus alcancespolíticosulteriores(y no ya por su costeinicial)quesólo a los titularesdel reino les cabíael decidir sobrela misma. Y enla respuestaqueAlfonso de Quintanilla escribióal duque—y a la queéstealude—se deja ver cuál iba a ser el gestoimperturbabley con algo dedisplicentede sus Altezas:no desechan,desdeluego,al misteriosoinventor(detrásdel cualy del religiosoquele acompaña,fray Antonio de Marchena,han tenido motivo parapercibir la existenciade una realidadde tierrasincógnitasy habitadas);pero adoptande inmediatoun recursodilatorio,puesles era imprescindiblemientrasno hubiesenpuestotérminoal empeñode Granadao al de Francia;al tiempo quedejanentendercómo aquellapropuestano tienea su estimasino pocosvisosde fundamento”.Se trata—es obligadosuponerlo-de que el lusitanono sienta,por lo pronto,prisaalguna en ellos.

    «SuAlteza lo recibióy lo dió en cargoa Alonso deQuintanilla,el cual me escribiódesu partequeno teníaestenegociopor muy cierto...>’Sonpalabrasde don Luis de la Cerdaen la cartaantescitada (o. 17).

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    El recursodilatorio consistiráparaSusAltezasen unaJuntaconsultiva,como ocurrióen el casode Juan II. El expedienteno eranuevoni se iba adesgastarcon los siglos. En el casopresenteno seriaademásacertadosen-tenciar que«no sirvió sino parahacerde pantalla». No es mucho lo quesabemosde ella; peropodemosafirmarque no estuvo compuestasólo porcosmógrafos,sino quetuvoallí pesode primer ordenel componentejurídi-co-político,representadonadamenosquepor el presidente,fray Hernandode Talavera,personaquehabíasido delegadade los Reyesen la gestiónpara el cumplimiento de los capítulosde la paz de Alcazobas.Allí estáasimismoel doctor Rodrigo Maldonadode Talavera,acreedorque habíasido a la máximaconfianzaregiaen la gestiónde aqueltratado~. No cabeimaginar, por lo tanto,medidoresmásescrupulososqueaquéllospara lasimplicacionesquepudieratenerla acometidaen relaciónconPortugal.

    Tampocoes de pensarqueaquellascautelasprivaran de ímpetu a ladecisiónregiaen cuanto a pasara las vías ejecutivas.Por el contrario,ycuandose consideranlascircunstanciasa quenoshemosreferido,es claroquesi un despejodefinitivo enel horizontegranadinoapareceefectivamen-te como la condiciónnecesariaparael toquede salidaal negociooceánico,las «acostaciones»quecomienzaa percibir Colón salena escenaen el mo-mentopertinentey constituyenla pruebafehacientede cuál era el ánimode los monarcas.Por ciertos largos momentos,el genovésse sentió ahoracon pie sólidoen el presentey plenamenteoptimistasobreel futuro. Fueseguramentela hora en que, a rastrasdel favor real, se anudarono sefortalecieronlas relacionesdelgenovésconpersonalidadesde la corte(De-za,con seguridad;Quintanilla; Santángel,muy probablemente,y asimismoCabrero).La horatambiénen quecomenzósu romanceamorosoconBea-triz Enríquezde Arana.

    A partir de estasperspectivas—queno por causalidadse danen parale-lo conla resoluciónde la campañasobreMálaga--,lo quegravitó sobreelfuturo en forma decisivano fue ya la mayoro menorviabilidad de la aco-metidaexploradoraen cuanto a sus propiasexigencias,sino el estrecha-miento inexorableque debía ir imponiéndosea su oportunidadpolítica.Inexorable,claroestá,desdenuestrospuntosde vista.

    Los tratosde Avis, complementariosde la paz de Alcazobas,seguidoscomo fueron de la espantablerepresiónde Juan II sobre los Braganza,habíancreadounasituaciónque no comprometíaa ambaspartes,en ver-dad, sino a conservaren lo esenciallos términosde aqueltratado,comoalgo que a una y otra interesaba,por encimade los hondosmotivos deanimadversiónrecíproca.Pero la tesitura no respondíaexactamentea laconservaciónde una«amistad»(conceptoquealudeasentimientoscordia-les y a la conductaqueellos solicitan). Sobre el horizonte planeaasí unmutuo y profundorecelo,expresoen tas garantíasquese mideny reclamandesdeunay otra posición.

    ~< Cfr. SUAREZ, op. cit., p. 342-346y 327 y Ss.

  • LosReyesCatólicosy la oferta de Cristóbal Colón 31

    Sentimientosfamiliaresaparte,la realidades que la forma en que el«príncipeperfecto»pasóraudo a aprovecharsedel fin de las TerceríasdeMonraparadescargarsu furor sobrelos Braganza,la levedadqueadquiereahorael compromisode conservarla presupuestadaalianzamatrimonial~cuandola princesaviuda doñaIsabelse habíareintegradoa Castilla, comocadaa disposiciónde las combinacionesdiplomáticasde SusAltezas,deja-ba la presidenciadel panoramaa los poderescoactivosde cadapartey alequilibrio queellos representaran;es decir, los bandosde exiliados(beltra-nejosy braganzas),queveníanahoraa compensarsuseficacias.Descollan-do en el horizontequedabaasíel armafuerte queen manosdel monarcalusitanorepresentabala «excelenteseñora»doñaJuana.Juan II quedaba,pues,en ventajaoperativa,vistaslas cosasdesdeaquellosdesnudostérmi-nos con quedebetratarseel poder diplomático.Y en el mismo sentido,CristóbalColón veníaa constituirparaFernandoe Isabel un instrumentode valor ciertamenteproblemático,perono desdeñable.

    No debemosextrañarnos,por lo tanto, si a la ilusión de dejarliquidadala guerrade Granada,palpableenel esfuerzovolcadosobreMálaga,se uneen los Reyesla decisióndebuscarparala infanta Isabelun destinopolítica-mentemásrentablequela esperaa quecrecieseen añosel herederolusita-no. Quefue la misiónconfiadaen febrerode 1487 al comendadorJerónimoGonzález,cuandopasabaa negociaren Nápolesunacombinaciónde enla-cesmatrimonialesentresus Altezasy el rey Ferrante,en virtud de la cualla infantadebíacasarconel herederodel duquede Calabria.Setrató desdeluego de unacoyunturapasajera;pero muy reveladoraparanosotrosde lamedidaen que la de Colón era unacartaqueen aqueltableropodíaserjugadaen correspondenciacon el horizontelusitano.

    Por lo que hace al «príncipe perfecto»,no estamosen condicionesdesaber—sigilo manda—lo quele importó la entradaen tratosde ColónySusAltezas.Peronadiepodránegarque lacadaotorgadaa FernáoDulmoen 1486“« reúne todoslos requisitosparaque sospechemosde ella el quesea unaréplica inniediata y rotundaal conatoexploradorque se fraguabaen Castilla. Sospechaquese refuerzapoderosamentecuandoconsideramosquela impresiónrecogidaen la Historia hernandinaacercade la expediciónde Dulmo y Alfonso de Estreito en buscade las «SieteCiudades»(difusaalusióna tierraspobladas)es quese tratabade unaacometidaperfectamen-te relacionablecon la de nuestrofuturo «Almirante»,en la opiniónde loscoetáneos.Y puestoque la aclaraciónprometidapor Hernandoacercadetal relaciónnuncallega a darlaen su crónica~, estamosen el derechode

    » La infanta Juanadebíasustituir a su hermanaIsabelen el matrimonio con Alfonso;aunquesi estellegabaalos catorceañoseIsabelseguíasoltera,podíaser ella la desposada.VéaseLuis SUÁREZFERNÁNDEZ,Los ReyesCatólicos.El tiempode la guerradeGranada,Madrid, 1989, pp. 99 y ss. Cfr. p. 128, n. 32.

    Cf r. Alguns documentos do ArchivoNacionalda Torredo Tomboacercadasnavaga

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    sosteneresteasertocomo algomásqueuna hipótesis:JuanII se apresuróen 1486 a prepararsuspropiassingladurasconanticipacióna las quepudie-ran hacernavescastellanashaciael Oesteoceánico.

    ¿Tuvo algoquever,además,connuestroasunto,la embajadaquetrajoEstebanVaaz 42 anteSusAltezasen aquelmismoaño?Me resultaimposi-ble imaginara esteheraldoextraordinariocomopersonajeinhibido de todapreocupaciónpor las andanzasy progresosdel aventurerogenovésqueaca-baría descubriendolas islas «Antillas», un nombreque es, por cierto, laadaptación,al plural, de esaAntilla queen el globo del caballeroalemánMartín de Behaimse llama «o de las Siete Ciudades»;el mismo«caballeroalemán»—nadielo ha dudado-que debíaacompañara los expediciona-rios Dulmo y Estreito conformea la instrucciónque se les dio. Y estoseadicho paramayorevidenciade quela descubiertade quenos ocupamosfueunay la mismaen su fundamentoparaColóny paraJuanII. Conestagravediferencia,sinembargo:queparael genovésse tratade unastierrasinduda-blemente«indianas»o conexasal Asia conocida,mientrasqueel «príncipeperfecto»las dejaen incógnitas,contodala indefinición de carácterque esorepresenta.

    Ocurrió, sin embargo,queaquellaventanade esperanzasabiertael año87 se fue estrechandoel año88, sin que podamosdeterminarcon fijeza laspautasni las fasesque se dieron en esainflexión; aunquesonbien visibles,por lo abultados,los motivos generalesparala misma. En lugar de rápidasentregasterritorialespor partedel Zagal,los futurosCatólicostuvieronqueemprender--biense recuerda--unacampañaen regla, consumidoradetiempo y de recursos,cuandoel pasode los díasya trabajabainexorable-mentecontraColón.Lo urgenteparalos Reyes-especialmenteparadoñaIsabel- -eraasegurarel enclaustramientode la «excelente»doñaJuana,y,junto con ello, poner en pie aquella«política matrimonial» para el aisla-mientode Franciaqueresultaríade tan largosy conocidosalcances.Políticaquecomenzaríacon el envío de SanchoMachucaa Portugal en mayo de1488 a fin de refrescarla memoriadel «Perfecto»sobrelo previstoenAIea-zobasparala solidezde unasrelacionesfraternas.A partir de aquellages-tión, que fue bien recibidapor el Lusitano,cabe decirqueColón,si no uninstrumentoya inservible,pasabaa convertirseen algo muy secundario;enalgode muy improbableuso inmediatoporpartede SusAltezas;y conesteagravante:la ley se haríamásimpositiva cadadía amedidaqueel príncipeAlfonso se acercaraa cumplir los quince años,porque,con independenciade la coyunturainternacional,se hacíaimpensablequela ReinaIsabelfuera

    queun FemanDolmos intentó descubrirdel modo quenarraréfielmentecomolo halléenescritosde mi padre, paraquese vea como un pequeñoasunto,lo conviertenalgunosenfundamentode otro mayor» (cap. IX, p. 75). Las Casas,siguiendo a Hernando,consignatambiénesapromesa,que, naturalmente,incumple (historia, lib. Z, cap.XIII).

    42 Cfr. L. SUÁREZ FERNANDEZ, Los ReyesCatólicos. El tiempo de la guerra deGranada, Madrid, 1989. p. 217.

  • Los ReyesCatólicasy la ofrrta de Cristóbal Colón 33

    a poner obstáculoalgunoal futuro de su amadahija; cuandoesefuturodebíatraer también paraella un final a las intimas tormentasquehabíasoportadocomovástagodel tronco lusitano.

    Lo quetampocotiene duda,de todasmaneras,es que no quisieronlosReyesdesecharal inventor genovés,ni darlea entenderla pocaesperanzaque le cabíade ser atendido,sino que, como dice a coro la tradición, repi-tiendoa Hernando,pretextaronla guerrade Granadaparadar largasa supropia resolución,sin aniquilar las esperanzasdel pretendiente.Nadaparaespantarseen el ayerni en el hoy.

    No es de creerque Colón tuviera modo ni motivo parapenetrarlosverdaderosdesigniosqueseguramenteya por las fechasestivalesde 1488 sehabíanaposentadoen las regias mentesde Isabel y Fernando.Si todo enellas se atuvo a la reserva,la reservaculminó en lo atingentea la Realfamilia y a susdestinos;lógicamente.Esono quieredecirquenuestrosoña-dor despiertono tomarasus precaucionesante un porvenir queno se leprometiódiáfanoparael mañanamismo. Sabemosque su hermanoBarto-lomé,enviadoa Londrescomoproponentedel GranViaje —ignoramosenqué fechas—estabaallí en febrero de 1488 ofreciendo un mapa al reyEnrique VII ~. El rector de la empresa,Cristóbal, preparabaa comienzosdel mismo año88 suviaje a Portugal,como sabemospor la notoriamisivaconque le respondióJuanII (desdeAvis, a 20 de marzode 1488),tratándo-le de «nossoespecialamigo»“ y dándolesalvoconductoparala ida y estan-cía en el reino y aún ofreciéndoletenerlepor servidor.

    Tengopor másqueprobableque el motivo de aquelviaje fue la muertede Felipa Moniz en Portugal,y la resoluciónde nuestroprotagonistadetraerconsigoa Castillaa su hijo Diego‘1 Lo cierto en cualquiercasoes quese hallabaen Lisboa a finales de aquel año 88, cuandoallí rendía viajeBartolomé Días tras realizar su trascendentalperiplo ‘~. Que estavisita aPortugal la efectuóColón con conocimientode los reyescastellanos(segu-ramenteluegode entrevistarseconellosenMurcia duranteel verano)tienepocasdudas”.Y que en el año89, luego de retornarde Portugal,volvió a

    > H. COLON, op. cit., cap.XI, pp. 85-86.Cír. A. BALLESTEROS, op. ch., pp. 471-478, y]. MANZANO, op. ch~ Pp. 148-162.

    Enla seriedenovedadesqueparala historiadelDescubridortraeconsigola publicacióndel Libro copiador (citadoen n. 16), se halla la cartaprimeraescritapor el Almirante a losreyesa su regresovictorioso. Aquí repite un conceptoqueya eraconocido(Raccolta, parte1, vol. II, p. 64, cartade 1500a ciertos«señores’>)y queahoraquedaconfirmado;esa saber,que cuandoabandonéPortugal en 1485, dejabaallí viviendo a su esposaFelipa Moniz:«Agora, serenisimospríncipes,acuerdenVuestrasAltezasqueyo dexémugery hijos y vinede mi tierra a les servir, adondegastélo queyo tenía,y gastésieteaños detiempo i recibímili oprobioscondisfama y Qofrí muchasneQesidades (p. 141).

    Atribuida esaapostillaporfray BartolomédelasCasasa la plumade BartoloméColón(historia, lib. 1, cap.XXVII), haconstituidoun problemacríticode entidad,en relaciónconla paternidadde las anotacionescolombinas.Por mi parte, no hay duda posible sobre laautoríade Cristóbal Colón. Cir. mi estudiocitado(n. 12) sobrela Imagomundi deAilly.

    La deducciónessólida conjugandoel recuerdocolombinosobreMurcia quetraeHer-

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    dialogarconelloscuandoestabanen campañasobreBaza,puedeasimismodarsepor seguro.Pero en modo alguno creoque fueran estos sus díasdoradosde esperanza,empujadopor el favor de Quintanilla y del cardenalMendoza,comoquiereManzano*~ Tampocoen estafaselo despidieronlosReyesde todopunto.Tendríansuficientepretextoparalas dilaciones,enlaguerragranadina,decididaya ensuresultado,peropendientede ultimaciónen plazo no previsible. La novedadestuvoen que, a partir de aquellosprobablesdiálogos,se hizo manifiestoel desinterésde los monarcashaciael genovés,convertidoen el pobremercaderde libros de estampaque pasea-ba su abandonoy penuriapor las callesde Sevilla~’, cuandolos reyespreparabanen aquellaciudadsu próximacampañacontrael Zagal.Cfr. BALLESTEROS,1. p. 464,y MANZANO,pp. 150 y

    El dato sólido paraese episodioes la real cédulaque, fechadaen Córdobaa 12 demayo de 1489, dictaron los reyespara las autoridadeslocalesde Andalucía, a fin de queprestasenayudade viaje —aposentoy mantenimientos—a «CristóbalColomo”, que«hadevenir aestanuestracorteeaotrasparteselogaresdeestosdichosnuestrosreinos,aentenderen algunascosasconpliderasanuestroservicio”. Cfr. MANZANO. p. 186. Infiereéste,queesahoraa pesardeldesahuciopronunciadopor la Junta,cuandolasperspectivasdel genovésalcanzansu mejormomento,porquesitiadaBaza(junio adiciembre, 1489),con la esperanzadeunainmediataultimacióndela guerragranadina,sedieronaColón por la Reina«esperan-zas ciertas>’ de quesería atendido.Esecambio favorableen doñaIsabel es debido,segúnnucstroautor «a la decisivaintervencióndesus amigosdela corte>’ (Mendoza.Quintanilla,Deza). RendidasAlmería y Guadix,culminabanlas dichasdel ligur «apoyadocomoestabaademásporel firme valimientode personajesinfluyentesenla cortehispana»(p. 202). Seráentoncesla negativade Boabdil a cumplirsus pactoslo queecheportierraaquellaeuforia.No me parececonvincenteesecuadro,especialmentepor lo queserefiereal asaltoentusiastasobrela Reina,de los amigosde Colón. Es segurodesdeluegoquela prolongaciónsinedicde la guerra,influyó en la marginaciónmanifiestaqueiba a padecerel proyectista,puessehabíancumplido losdíasdesu oportunidad.Peroquedapordemostrarqueenesasinflexionestuvieranquever amistadeso enemistades.Enparticular.el viajequenuestrotratadistasuponerealizó Quintanilla a Andalucíaentreel 1 de agostoy el 18 de septiembrede 1489,resultamás queproblemáticocuandolo queteníasobresí el contadoreraunaordende los reyes(de 21 dc mayo) de trasladarsea Vitoria a resolverproblemasdelicados.En suma, sigueestandomásquedificultosoel admitirquela tuición deQuintanillasobreColón correspondaa esafaseya tardíaennuestroprocesoquees la de 1489, y de cuyasbienandanzasparaelgenovésno nos ha llegado el menorrastrofidedigno.Ni tiene sentidoque, despuésde lasintervencionesdel cardenalMendozaqueponderaManzano,el duquede Medinacelihubieraquedadotan in albis de todo aquello, comoparacomenzarsu cartaal prelado: «No sesisabeVuestraSeñoría’>,etc. (véasenuestranota 17).

    Sinduda,ya antesdeaquellatesitura,sumododevivir habíadependidodeesaactividaddequenoshablaAndrésBERNÁLDEZ (Memorias,cap.CXVIII), recordandoal «mercaderde libros de estampa,quetratabaen estatierra del Andalucía,y principalmentede Sevilla,quellamabanCristóbal Colón”. Y queen Las Casassetorna en dibujo de mapas,tambiénen la etapade los crecientesapuros:~

  • Los ReyesCatólicosy la ofertade Cristóbal Colón 35

    dosy se firmaban las capitulacionesde bodasde Alfonso e Isabel (marzo-abril dc 1490),en medio de las mayoresalegríassevillanas», puedeparecerun mero contrapuntode sabor literario cuandoes contempladodesdelaperspectivadel Colón clásico que«esperala terminaciónde la guerradeGranada».Paranosotrosdebeseren cambiola demostraciónde unareali-dadque inevitablementese destapaen el panoramasecretista.Del mismomodo,el regocijo de la reina Isabel, queparecióexcesivoa másde uno,tendráa nuestravistaelvalorde unaconfirmaciónsobrela desigualdadqueen labalanzade suánimo representabancadauno de estosdosplatillos; deun lado, el choquecon Portugalpor disputasatlánticas;del otro, la afirma-ción de un futuro de amistadfraterna.

    En la interpretacióntradicional de la vicisitud colombina,ha tenido unpuestocentral--lógicamente--ladeterminacióndel momentoen el quelaJuntaemitió su fallo adverso—y definitivo- contrael proyecto. Pero lacrítica no ha alcanzadounasolucióncoincidente.ParaBallesterosla sanciónno llegó hastael año 90; Manzanola colocahacia el final del veranode1487, luegode la conquistade Málaga.Por nuestraparteya estádicho enqué sentido la resoluciónde la Junta se presentacomo algo de poca oningunaefectividaden el cuadrode los hechos;de tal maneraque, si seadmiteel fallo contrarioen fechasde 1487,comohaceManzano,hayforzo-samenteque recurrira unapoderosainfluenciade los «amigos»de Colóncapazde vencerel desamparodoctrinal del proyecto;e ignorar al mismotiempolo quegritó reiteradamenteelprotagonista.En aqueldelicadoasun-to, llevadodirectamentede la manopor la Reina—puespersonalmenteleafectaba—y por suconfesorel prior del Prado,Colóntuvo desdeluego—en mi sentir- -favorecedoresen la corte;pero fue en la forma, medidayduraciónque indicó el favor Real. Cuandoesteacabó,el ligur paseóensolitario sucondiciónintegralde don nadie,queen estosdías,cuandoya laReinano le concedeaudiencia,ha tratadoenvano de ponerlaen inquietu-desde rivalidad, haciéndolellegar las cartasde aceptaciónquele hanescri-to losmonarcasdePortugal,Inglaterray Francia>‘. Esono quieredecirquelo oscuro de la propuestaen el plano geográficoy navigatorio fuera deningunamontaen la concienciade doñaIsabel—o dígasedefray Hernandode Talavera--pararelegara un rincón de esperatambiénoscuralas «imagi-naciones»del genovés.Pero,en todocaso,vista desdelos acontecimientos,la flaquezateóricadel proyectoconstituyóun motivo añadido,no el funda-mentalde la decisiónregia.

    SUÁREZ, El tiempo,pp. 218-219.

    SI Las Casasconservóestefragmentode cartacolombina:«Porservira VuestrasAltezas,

    yo no quiseentendercon Francia,ni Inglaterra, ni Portogal,de los cualespríncipesvieronVuestrasAltezas las cartas,por mano del doctorVillalano” (Historia, lib. 1, cap. XXXI).Asimismo,encartadelReyCatólico demayode1505:«Tambiéndije milagrosamenteporquehobecartasde ruego de trespríncipes,que la Reina,queDios haya,vido y se las leyó eldoctordeVillalón’> (ibid., lib. II, cap.XXXVII). Enla cartacitada(n. 45)delLibro copiador:«No quiseentendercon otros príncipesqueme rogaron’> (p. 441).

  • 36 Juan Pérezde Tudela y Hueso

    LA HORA DE SANTA FE

    Colónmismo no pudo ya ignorarlo quesignificabanaquelloscontrastesapenasdisimulados;y que,por lo tanto,la guerragranadinano eramásqueun pretexto.Pero ¿dóndeestáescrito eso?Aparte de que se refleja en laHistoria hernandina,‘~ lo pregonanlos hechosacometidospor Colón a raízde la inesperadatransformaciónde las relacionescastellano-portuguesassobrevenidaen el veranode 1491. El 12 de julio el príncipe Alfonso moría—comobiense recordará--aconsecuenciade unacaídade caballo,dejan-do sumidoa su padreel rey don Juanen la máshondaconsternación,puesno teníani esperabaya tenerun herederolegítimo. La infortunadaviudadoñaIsabel, tocadaen lo profundopor la tragedia,fue enseguidadevueltaa suspadres.Son vagaslas noticias queposeemossobrelos acontecimientosquese sucedieronen la corteportuguesa;perotodasconcuerdanen que elmonarcalusitano,con la prestezaqueconveníaal caso,destapósu preten-sión de designarpor su herederoa su hijo bastardodon Jorge,frente alderechoqueposeíasu cuñadodon Manuel —el futuro monarca«venturo-so» de los lusitanos—,hermanode la reinadoña Leonor.Fue ésta la queopusoa su esposouna resistenciaque se mantuvoinquebrantablea todaslas presionesquesobreella se ejercieron~. En cuanto a la soberanadeCastilla, eranotorioquele sobrabanmotivosparaapoyara su parientedonManuel(motivosquese acrecentaríanmástarde—1494—— con la fuerzadela indignación,cuandosupo queeradesigniodel rey don Juan el de, unavez obtenidadel papala legitimación de don Jorge,casarlocon Isabel, laprincesaviuda, y ya muy afincadaen la ideade retirarsea lavida religiosa).

    No podemosprecisarla cronologíade esteproceso.De todasformas, yparalo queaquíimporta,es claroquela trágicamuertedel herederolusita-no significó unavariaciónsustancialy muyrápidaenel tableroquevenimosconsiderando.Sin duda,el interés de ambascoronasseguíaestandoen lapaz peninsular;especialmenteel de Fernandoe Isabel, puestoscomoesta-banen el asediode la capital granadina.Pero ahorano habíaya ningúnmotivo en el horizontequepugnaraconel derechode SusAltezasa actuarcomo «señoresde las maresocéanas»~‘, salvo la restricciónque aceptaronen Alcazobasde no navegar«contrala Guinea».

    52 HERNANDO, ob. cit, cap.XII: ‘ Tienen su interésmetodológico,enrelacióncon nuestrospuntos devista, en la medidaen quemuestrancómo, por encimadelsistematismojurídicoqueel historiadorproyectahoy —y obligadamente—sobreestoscamposde contiendade los poderes,«dehecho»,esospoderesse muestranpoco preocupadosde losrigoressistémicos.Veamos,pues,en el señoríooceánicoqueseadjudicanlos futuros Reyes

  • Los ReyesCatólicasy la oferto de Cristóbal Colón 37

    Haciacomienzosdel otoño de 1491,a lo quese puedecolegir, Colónibaa poneren obra el último de sus intentoscercade los Reyes,porque estavez se tratabade arrancarlesunadefinición categóricade susintenciones,medianteel gestoque tuvo, a mi entender,todoslos caracteresde un ulti-matum.Tampocoen estaocasiónse dejanver másquelos trazosgeneralesde los sucesos,y no sin graveslagunas.

    Luego de haberfracasado,a lo queparece,en sus intentoscercadelduquede Medina Sidonia, y abandonandoacasola hospitalidadqueveniadisfrutandodel duquede Medinaceli, se presentónuestroinventor en elconventode La Rábida,ya en disposiciónde marchara Francia(no sabe-mos si anteso despuésde haberrecogidoa suhijo Diego).

    En relacióncon la verdaderaíndolede suspropósitos,queinteresamu-choesclarecera nuestroobjeto, las fuentesno se muestranconformes(parano hacerexcepciónahora).Hernandoquiere(cap. XIII), en efecto,que«elAlmirante»hayallegadoallí en buscade su primogénito:«Con tal designio[el de pasara Francia] fue aLa Rábida,parallevar a su niño Diego, quehabíadejadoallí, a Córdoba,y despuéscontinuarsu camino».Eso quieredecirquela presenciadel viajero en elmágicocenobiofranciscanoeracosaobligaday libre de cavilaciónpolítica. En cambio,el «físico»de Palos,Gar-cía Hernández,en su célebredeclaración,hacellegar allí a nuestrohéroeacompañadodel pequeñoDiego: «que sabeque el dicho almirante donCristóbalColón,viniendoa La Rábidaconsuhijo don Diego,que es agoraalmirante,a pie se vino a La Rábida,que es monasteriode frailes en estavilla, el cual demandóa la porteríaquele diesenparaaquelniñico, queeraniño, pan y aguaquebebiese...»~>. En cuyo caso,y dadoqueLa Rábida—un cabosantificanteen suaislamiento-no es sitio de tránsitoparaningunaparte,habráquepensarconManzano,queel derrotadoproyectistabuscabaaquíun refugio, afalta de todaotra posibilidadde techoy alimento,mien-trasaguardabaen Palosun navíoquele pasaraconsuhijo a Huelva,donderesidíansus cuñados,Brionlanja Moniz y su esposoMiguel Muliart. Paracomplicar las cosas,resultapor añadiduraque Hernandono es digno deconfianzaen cuantoa la imparcialidadde su relato, por cuanto tenía queobligar a su progenitora ir a La Rábida,si habíade permaneceren pie elasertode quela intervenciónde fray JuanPérez fue espontáneay movidapor unadivina inspiración,decididaa torcerel rumboquehabíaadoptado«el Almirante».Salvo que tampocoel relato de GarcíaHernández,hechoa una distanciade 24 añosde los sucesos,nosgarantizademasiadoqueno

    Católicos,unarespuestaanticipadaalo que,al parecer,intentóJuanII contralastrescarabe-las,scgúnel diariode abordocolombino,registrodel 6deseptiembre:’(Raccolta,parte 1, vol. 1, p. 5). Másallá de lo quehubiesedeverdaderoo defalsoenaquellaalarma,quedaenpie, comohechosignificativo e importante,queenel clima deopinióndela época,un intentosemejanteporpartedelmonarcalusitanoeraperfectamentesospechable.

    SS Cfr. MANZANO, p. 227.

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    haya tundido en un solo hecho,comoapuntaBallesteros,acontecimientosque fueron distintos5á• Y así,también aquí,en vistade las carenciasdocu-mentales,o de sudebilidad,habremosdc optarpor atenernosa la sustanciasignificativa de los hechos,antesquepor seguiren la discusión,sin límiteprevisible,de los detalles.

    Y el primer hechosignificativo es queColón llega a La Rábida(antesodespuésde recogera don Diego),pero no paraapagarel hambrey la sedy tenerdondedormir. Eso quedamuy bien como ilustración pictórica oliteraria, pero es cargarcon demasiadamiseria a quien estáhaciendosumaletapara marchara versecon el rey de Francia.Ni pasarde PalosaHuelva requeríalargasesperas.A La Rábidase va porqueallí se quiereir.Y aúnen el supuesto,improbable,de que allí estuvierarecogidoe! niñoDiego,no es imaginableque el Descubridorno llevaraen la cabezaalgunaidea paraayudarsede los frailes en un intento final de reclamarla miradade los Reyes.Si, como parecepor la declaraciónde Alonso Vélez, frayAntonio de Marchenaera por entoncesel guardián del convento>~, losacontecimientosse dibujaríanentoncesensuplenituddeoperaciónprecon-cebida.Pero, como quiera que sea,la mano protectorade Marchena(elfraile «constante»desdeel primer momento) no pudo estarausente,deforma directao indirecta,en las jornadasen las que fray JuanPéreztomael puestode vanguardia.

    Porque,por lo demás,el segundohechoinconcusoes quede aquellaestanciadel Descubridorentre los frailes —y hay quesubrayarel plural,aunqueresulteperogrullesco-lo que resultaes una operaciónpolítica deenvergadura,tan bien preparadacomo secreta,queno hubierapodido líe-varsea término sinla anuenciadel guardián,quien quieraquefuese,ni, enúltimo término, sin la simpatíade la comunidad.Pero tampocotiene elmenorsentidosin la participaciónvehementey comunicativadel beneficia-rio y protagonistade la operación;que, evidentemente,no se fraguó enveinticuatrohoras.

    Dosconsecuenciasdebendestacarse,así,a nuestroobjeto, en este cua-dro. De un lado,queColón, el calculadoreminenteen todaclasede cálcu-los, supomuy bien y meditadamentelo quese hacia,al imponerque se le

    ‘~ Cfr. BALLESTEROS, 1, pp. 403 y sg. Es de advertir, por otra parte,quesiendomásqueprobableel queColón no trajeraa su hijo Diego a Castilla,sino