Ludueña-Más Allá Del Principio Antrópico

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    FabinJ. Luduea Romandini

    MS ALL DEL PRINCIPIO ANTRPICO:HACIA UNA FILOSOFA DEL OUTSIDE

    p r o m e t e o *j 1 i b r o s

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    Luduea Romandini, FabiR-1 un3 filosofa del outsideMasallade|p:indpioan tobros,2012.d e l p ri nc ip io a n t ' o p n o 2 0 1 2l a e d . - B u e n o s A i r e s : P r o m e t e o L i b r o ,

    82 p. ; 15x21 cm.

    ISBN 978-987-574-556-8

    I . Filosofa. 2. Metafsica . 1. Ttulo

    CDD 110

    Cuidado de la edicin: Magal C. lvarez Howlin

    Armado: Mabi Fraga

    Correccio." Marina Rapetti

    Fotografa de la primera solapa: Guido Adler, 2012.

    De esta edic in, Prometeo Libros, 2 0 1 2

    Pringles 521 (C1183A E1), Buen os Aires , A rgent ina

    T e l . : ( 5 4 - 1 1 ) 4 8 6 2 - 6 7 9 4 / F a x : ( 5 4 - 1 1 ) 4 8 6 4 - 3 2 9 7

    [email protected]

    www.prometeoeditorial .com

    Hecho el depsito que marca la Ley 11.723

    Prohibida su reproduccin total o parcial

    Derechos reservados

    mailto:[email protected]://www.prometeoeditorial.com/http://www.prometeoeditorial.com/mailto:[email protected]
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    ndice

    Premisas......................... g

    I. Schellingcomo sntoma: el reencuentro del mythoscon el logos .. 13

    II. Filologa de la Vida..................................... 23

    III. Hiptesis acerca de una topologa de los mundoscrepusculares..................................

    IV Principio antrpico: cosmologa................................. 5 3

    Apostilla...................................................... Q-j

    Bibliografa............................................................... y

    Agradecimientos.................................................................. yg

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    Premisas

    Al menos desde que, en 1844,MaxStimerprofiriesesuestri-enl:- &rito anti-humanista1por otra parte, rpido y conve

    nientemente apagado por las fuerzas del orden del mundo- cone cual hizo tambalear las convicciones del grupo de los Libresde Berln y, junto con l, todas las certezas de la gran especulacin occidental, una de cuyas coronaciones haba sido entonces, y contina siendo todava, el sistema hegeliano, la filosofaha centrado su inters en glosar, de los modos ms diversos y refinados, la sentencia de mueite delHombre proferida por Stir-ner. Incluso las ciencias desde la biologa evolucionista hasta lacosm ologa- han cursado la misma deriva ontolgica hacia undescentramiento del Hombre del substratumde sus elucubraciones teorticas. Desde Darwin hasta Einstein, desde Heideg-

    Ser hasta Foucault, la filosofa y las ciencias, lentam ente, co n& y re^ocesos pero en un camino certero, no han hecho

    otra cosa que desprenderse del legado humanista y antropocn-. trico con el que haban inaugurado su altisonante entrada en es

    cena a partir de la Modernidad temprana.

    Esta crtica de la antropologa como elemento rector del

    pensamiento especulativo y cientfico ha decantad o, sucesivam ente, en un^nueva atencin2 por el carcter em inentem ente

    1 S t i r n e r , Max. D erEinzigemdse inE igentum . NeueAusgabe , mit e inerbiographischenu nder lutern-

    den Einfhrungvon Anselm Ruest,Berl in , Rothgiesser&Possekiel, 1 9 2 4 (1 8 4 4 a)

    2Decim os, sin duda, nueva atencin dado que, la animalidad del hom bre, con stituye, com o v e

    remos, ,u_n .pjinm de4 3ai^ de m ^ lailo so fa prermoderna._Hn este sentido, m e perm ito reenviar

    a Luduea Romandini, Fabin, La com un idad de los espectros I. A ntrop otecn ia , M a d r id - B u e n Aires, M io y Dvila editores, 2010 . '

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    Fabin J. Luducftu Rowandinl

    lM,n n f prs creciente, en todos losanimaldel Homo sapiensy por unin ~ 7 ^ 'campos deLsabe .por el iiroblcni^de la vida (e a g -tem

    porneo de la biopolticao de las ms avanzadas cienc as biolgicas son slo un sntoma tardo de un fenmeno que viene

    sedimentando sus capas desde, al menos, me a os e sig oxix). La animalidad y las d Jv e^ .d ecl in ad o n esd ela & io s^ ade la vida se han impuesto entonces como una garanta paratodos aquellos que quieren nadar en las aguas, aparentementeseguras, del pensamiento post-metafsico o, en todo caso, muidos de una confiada Destruktionde la tradicin metafsica deun Occidente agotado de sus propias ensoaciones tericas. ,

    En este libro, por el contrario, defenderemos implcitamente,la necesidad de una rehabilitacin en pleno derecho de la metafsica como forma suprema de la filosofa (ms all de la multiplicidad de modos y escuelas que dicho saber pueda engendrar)pero nos limitaremos aqu, en esta ocasin, a exponer lo que estimamos es el prolegmeno necesario a toda metafsica futura,

    esto es, una critica radical del principio antrpjrn^nlr> 1lnr, frlosofa verdaderamente no-antrpica ser capaz de asum irla

    ; lareadt' ProPoner una metafsica que sea cpasele postularsej asumiendo los logros y sealamientos del periodo genealcriro

    ! sica post-deconstruccionista? ........ metan-

    En este recorrido, ser inevitable caer en algunas f ,,

    esquematismo expositivo y, de hecho, ese es un nn , *tivo buscado. Desde luego, todos los sistemas o pens H j6 aqu sern mencionados, tienen una enorme ra 65 qUe

    que no puede ser reducida a algunas proposiciones m ? , * 0 " 03y. por esa misma razn, siguen siendofuentes necesa antesfilosofa futura. Sin embargo, nuestro objetivo c o n s ^ ^ toda

    mente, en tomar algunas proposiciones filosfica S1Ste usta-lcascomosmto-10

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    Premisas

    masde un cierto devenir del conjunto del filosofar as como delsaber cientfico. Se trata entonces de un diagnstico macrosc

    pico generalque, por supuesto, podra ser matizado con anlisis

    particulares en escala microtextual. Pero aqu nos interesa slollegar a concebir y tematizar lo que consideramos el hilo conductor del devenir filosfico-cientfico hasta nuestros das. Encierto sentido, podramos decir que queremos trabajar aqucon lo que nos gusta denominar los Urbegfjede la filosofa y dela ciencia del Occidente; en particular, en este caso, el principioantrpico. .

    Todo concepto primordial tiene la propiedad de dar cuentade alguno de los grandes ejes que estructuran las cosmovisio-nes filosficas que han trazado el camino del pensamiento especulativo en una determinada tradicin. En ese sentido, si lafilosofa (aunque tambin la ciencia) puede ser definida, en suvertiente occidental, como un pasaje del mythosal logos, o al (Vmenos, como un aj ust de cuentas entre los p oderes sacros del mito y los ej ercicios domesticadores del logosdialctico, postu- ,ilaremos aqu que, ms all de dicha escisin aparente, entreuna dimensin y la otra existe una lnea subterrnea de conti- %nuidad, un Urbegjfque enlaza secretamente los destinos delas potencias del pensamiento occidental.

    Por mor de todo lo expresado anteriormente, elegiremos

    dn* parremos -aparentemente opuestos- del deveniroccidental del pensamiento: el mundo arcaico de los misteriosMa n t g u c j^ quecreemqs habitar, algu- Volu m en se -

    23A stori, Giovanm-Antonio, De diis Cabirisdis sertatio in cditionc hac aba u ct or. n , *In: Utnusquc thesauri antiquitatum Romanarum, Graecarumquc nova su p n lc m eZ m C n d at a Poleno, Volumen secundum, Venetiis, Baptistae Pasquali, 17 37 , p.8 8 3 tacon^ a b Joa n n e

    i h ^ NELU0 Cataido, Tentamina hierographica, atqu c etymologica NeaDol r u ,18 30 , pars I: Dehicrographia, etpantheo ctruscorum,p. 3 y ss. RaPhaeletrt M iran da

    Fr r e t,Nicolas, RecherchessurlesCabiresetlesdifferentessignificationc ^opales, 1) consideres comm e m inistres d esciertams divinits- 2) comme d Ues lris prin-comm e grands dieux dans li le de Samothrace, Acadmicdes Inscriptions H i^ to r^ SU^aR ern es 3 )

    h96tppas 1 7 7rUCU SC haUa rep,r0duC ld0 en Frret-Nicolas, Ocvres C0!pil 'p ^ 1 P-j2 7

    r

    2 4

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    Sainte-Croix piensa que los grandes dioses estaban constituidos por la Tierra y el Cielo (Axieros y Axiokersos)a los que sumaron luego Axiokersa y Casmilo por una mezcla con loscultos egipcios y fen icios. Slo ms tarde entonces se confundiran con las divinidades propias de Grecia (Ceres, Proserpina, Plutny Mercurio). Con la introduccin de las doctrinasrficas en Samotracia, un reordenamiento del panten tuvolugar para incluir a Venus como la tierra fecunda, a Faetncomo el Cielo y a Cupido como el joven Casmilo. En una ltima etapa, los Dioscuros tomaron el lugar de los Cabiros establecindose su culto en Prgamo o Tesalnica.26

    El propio orientalista Jablonski haba tambin defendido lahiptesis de que el nombre cabiro no provena de fuentes egipcias sino ms bien fenicias y que estas ltimas no hacan ms quereflejar una denominacin obtenida en Grecia.27 La idea del origen semtico del nombre Cabiro es retomada por Petriciolo, ansi este ltimo sostiene como base del culto una filosofa egipciacuyo secreto ltimo coincida con los principios mismos de la

    Naturaleza.28 Aunque la propuesta de Petriciolo fue contestadapor Teller29, apoyndose enjablonski, la gran summadel sabersobre los cabiros estara slo disponible para Schelling a partir delos trabajos monumentales de Georg Friedrich Creuzer. En suSymbolikeste ltimo coincida en que los Pelasgos dan cuenta dela primera poca de la religin de los griegos pero, al mismotiempo, su mtodo consista, precisamente en negar todo tipo de

    evolucin histrica dentro del culto cabiro a la manera en que lo

    Filol ogta de la Vid a

    26 S a i n t f - C r o i x G u i l la u m e M m oires pour se rv ir l histoire des la religion sect ctedes ancienspeu plesauR^erdjes/nitorquescfcnq^ssuresnmfrcsf upagf lnisme.Paris .NyonJTDTpp.l^S.

    27Iablonski Paul Ernst Pantheon Aegyptorum sive de diis conim comm entanus cu m prolegomems de religione et theolog ia aeg }rptw ruin , Frank furt J . C. Kleye, 17 50 Prolegomena pp. x-lx i

    215P et ric io lo M Dissertation sur les Cabires In:M m oires de l Aca dm ie Roy al e desSetena set Be

    lles-Lettres B e r l i n , George Decker, 1 79 7, pp. 1 2-1 7 (cita p. 17).Tf. i fr W ilhdm usA brah am us "De Diis Cabins, cultuque religioso antiquissimorum p o p u l o -Te l l e r , Wilhelmus u m o o x s d e l A c a d m i e Roy ale des Sciences et Belles-Lettres,Berlin,muniversocomccturae lr\. M im ou tsac i yrum

    George Decker. 17 97 , pp. 18-3 0.

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    haba hecho, por ejemplo, Sainte-Croix. De este modo, Creuasimila los Cabiros a los Dctilos, los Coribantesy los Penates teniendo la diversidad de nombres otra causa que diversidad delocalidades y sus denominaciones respectivas.

    Creuzer postula un origen egipcio del culto cabiro, una posicin como hemos visto, que es rechazada por Schelling quiense alinea con la hiptesis fenicio-hebraica. De hecho, Creuzermismo -que llegara a leer la versin publicada de la alocucinde Schelling- tuvo la deferencia de colocar una nota al pie en lasegunda edicin de su obra en 1819 dando cuenta de la posicin del gran filsofo alemn al respecto. Creuzer es la granfuente de inspiracin para Schelling dado que su interpretacin del misterio cabiro implica des-historizar las etapas de suevolucin en favor de una interpretacin metafsica del con

    ju nto de las fuentes: cada nmero y cada combinacin [de losnom bres cabiros] eran, siguiendo todas las apariencias, tom ados en sentidos diferentes conforme a los diversos sistem as de

    la doctrina (nach verschiedenen Lehrsystemen).30De igual modo, la cosmologa y la vida se vuelven a fundir en

    forma majestuosa en la interpretacin de Creuzer que no slo renueva la antigua tradicin sino que abre el paso a muchas de lasfuturas interpretaciones del problema (an cuando todos sus argumentos filolgicos hayan sido completamente refutados)-estos dioses son las supremas potencias cosmognicas y el con

    junto es un gran smbolo de la armona del mundo.Axieroso He-festo, representa el Phthaegipcio, la fuerza primera (die ersteKrcift),el primer aliento de vida (der erste Odem), Cabiro or -celencia, padre de todos los dems [...] que han salido d *substancia.31 SU

    30 C reu ze r , Friedrich, SymbolikundMylhologie der alten V herbesondcrsdcrGricchen yLeipzgitnd Darm stadt:Heyeru nd Leske, 1 8 1 1 ,p. 29 3. AveucrBand,

    ',! C r e u z e r , Symbolik,p. 295.

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    Filologa de l t Vida

    Tambin de Creuzer se inspira Schelling para su teora delDemiurgo y que este tiene una funcin decisiva en el desarro-lio ce la teona del primer o sobre fnn^ - r* > t 1 Ji)ODn euonciometafisico del misteno cabiro: el Demiurgo se contempla satisfecho en su ohva

    acabada (wohlgefalhgimgdungenen Wcrk)y sonrie ante la nuevacreacin . De todas maneras, Schelling tambin toma sus d is-tandas respecto de Creuzer cuando, por ejemplo, consideraque si bien es ciei to que Ceres es la primera de las divinidadescabiras, no es como pensaba el fillogo, la ms alta, dado queSchelling se opone a la visin emanantista de la metafsica cab-rica' expuesta por Creuzer, colocando en su lugar, la teora ter-

    gicaque hemos expuesto anteriormente.En efecto, la interpretacin de Schelling suscit no slo el es

    cepticismo de quienes no comprendan su apuesta ontolgicade fondo sino tambin la irona de aquellos que la encontrabanms enrevesada an que los misterios mismos que pretendaexplicar. Es el caso de Goethe, que aludiendo implcitamente al

    texto de Schelling, en su noche de Walpurgis, pondr en bocade las sirenas: s e h a n ido en un abrir y cei ra de ojos [las Nereidas y los Tritones]. En direccin a Samotracia se han marchadocon viento favorable. Q u piensan hacer en el reino de los exCelsos cabiros? Estos son unos dioses sumamente singularesque sin pausa se engendran ellos mismos sin saber nunca lo

    queson3

    Sin em bargo, an los intentos ms radicales de cuestionarlas conclusiones de Schelling no dejaran de rele^ ( fsus conceptos primordiales. Ya el arquelogo ri Mulk -chaz prontamente el origen fenicio u oriental del culto cabu o

    Creuzer, Symbolik, p .2 9 S . in -w'crfee. HumbugAunaban 4fmhi. Tcxikntvxh3G oethe, Joh an n Wolfgang, FtW SJh , - - Hamburg, Christian Wcguu-t.

    durchgesehcn and m itAn m a hunden v c iu ,K ' Band3. p. 2452 7

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    considerndolo exclusivamente pelasgo, es decir, la religiri

    originaria de los griegos que, tal vez, posea alguna influencialejana de la India.34 La hiptesis de Creuzer sobre el origenegipcio de una teologa cabira de la vida todava fue defen

    dida, sin embargo, por el escritor y bibliotecario Pierre Rolle.35La nica contestacin de fuste que se erigi contra las argu

    mentaciones de Creuzer y Schelling provino , com o no podaser de otra manera, del monum entalA glaopham usde Lobeck

    que rechaz todo origen no griego de los misterios cabiros ascomo toda interpretacin que intentase develar una metafsica

    esotrica.36 Con todo, la hiptesis del origen no-helnico delculto y su comprensin como una iniciacin en los misterios dela vida y las potencias de la naturaleza persistieron co n fuerzaen las investigaciones al respecto durante el siglo x ix siendoDllinger37 un buen ejemplo de ello- y marcaron duraderamente la investigacin hasta la actualidad.

    La ms antigua mencin de estos enigmticos dioses com parece en una tragedia de Esquilo -hoy perdida- y que llevabaprecisamente por ttulo Kabeiroiy de la cual slo se conserva unfragmento38 donde los Argonautas son recibidos por los cab iros39 con abundante vino en su desembarco en Lemnos, una delas islas en las que se registra la existencia de este culto De

    34MuLLER,Karl .GeschichtenhellenischenStmmeundStdteOrchomenosunddirto; nsephMax, 184 4 (1 82 0a) pp. 443-455 . Minyer,Breslau Jo -

    35Ro l l e , Pierre Nicolas, Recherchessurle cuite de Bacchus, symbole de la force re m Aconsider sous ses rapports particu lars d ansle s dionysiaques et les tritriaucs pF ^ ctlVe d e la n ature

    1, pp. 18 8-1 90 . ^ , an s' Merlin, 1 8 2 4 , vol.

    3ft Lo b e c k , Christian Augustus,Aglaopham us sive de th co logiae m ys ticae sr aer

    idemq ue poctrarum Orphicorum dispersas reliquias collegit Regimontii Pm 1Causis M>ri tres1829 , vol. II, pp. 12 02 -12 95 . * h ntU Prussru m; Borntraeger,

    'D llinger, John, The Gentile and the Je w in the courts o f the temple o fChr is t

    Mistery o f Christianity,London: Longman, 18 6 2 ,pp. 163-176. nmtrdu^ionto the38E s q u i l o , Fragmento 49 In: Plutarco, Quaestiones convivales, 2 .1.7632REste mito es tambin transmitido por D i o d o r o S i c u l o , Bibliothcca Histrica4 439 us ic l im o es camDien t r a ns m i t id o p o r U i o d o r o S i c u l o , Bibliothcca Histnn

    " 6 .

    2 8

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    Filologa de la Vida

    gs:sa-

    hecho, el testimonio de Herdoto ha sido fundamental paraquienes han intentado -com o Schelling- identificar los ritos deSamotracia con los cabiros de los antiqusimos pelas0quien est iniciado en los misterios de los Cabiros, que los _..

    motracios celebran y que han recibido de los pelasgos, esehombre sabe lo que digo, ya que esos pelasgos que convivieroncon los atenienses, moraban antes en Samotracia y de ellos hanrecibido los samotracios los misterios.40

    De hecho, la presencia originaria de un culto cabiro en Lemnos es precisam ente atestiguada por Accio en su Filoctetcs deLemnosdonde se puede leer: en torno a ti tienes los solitarioslitorales de Lemnos, los prominentes santuarios de los Cabiros,los antiguos misterios celebrados con puros rituales .41Y comoindica el propio Varrn al transmitir estos versos, donde hayritos mistricos, los hom bres se dedican a la contemplacin

    (attuentur).42Del mismo modo, los orgenes egipcios del culto tienen en

    Herdoto uno de sus defensores: entonces fue tambincuando Cambises entr en el santuario de Llefesto [por el diosegipcio Ptah] e hizo gran burla de su estatua [...] Asimismoentr en el santuario de los cabiros, donde no es licito entrar a

    otro que el sacerdote, hasta quem las estatuas despus demucho mofarse. Estas estatuas tambin, son semej antes a las de

    Hefesto [esto es, con forma de pigmeos], de quien, segndicen, son h ijos los cabiros.43 Otras fuentes, como Aelio Aris

    tides , sitan su culto tambin en Prgamo. se dice que los ms

    40Herdoto, Historial, II, 51 (trad ucci n de Mara Rosa Lida). Tambin Diodoro Sculo, Bibliotheca

    Histrica,5 . 4 8 . 2 - 6 v i n c u l a a S a m o t r a c i a c o n l o s c a b i r o s .41Sobre Accius y esta p ieza, c f. R i b b e c k , Otto, H istoircdclaposic latinajusqu la fm d la Rpubhque,

    Paris, Ernest Lerou x, 1891 , pp. 221 -222.Carrn,Dclingualatina,V,58.Herdoto, Historial, III, 3 7 (tra du ccin de Mara Rosa Lida).

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    antiguos e s p r i t u s , los Cabiros, aqu [enPrgamo] nacierouy

    tambin sus ritos y sus misterios. 1 am bien otras referencias,como las de Lactancio, permiten situar un culto caoii o en Macedonia43 y Estrabn transmite la existencia de templos en

    Lemnos, Imbros, en Memphis, Hamaxitia y Skepsia.Una profunda significacin poltica es tambin atribuida al

    culto cabrico en el testimonio de Plutarco quien supone que,ante el ataque de ios Galos, dando los romanos por perdida ladudad, los sacerdotesy las vrgenes huyeron de la ciudad conla gran fuente mtica y secreta del poder de la ciudad de Roma.La leyenda cuenta que fue Numa quien instituy el fuego consagrado como la imagen del Poder eterno que todo lo gobierna.Otros, cuenta Plutarco, crean que el secreto que guardaban lasvrgenes no era tanto el fuego de Numa sino el Paladio tradopor Eneas a Italia. Sin embargo, los ms osados crean que setrataba nada menos que de los dioses de Samotracia y que refieren que Drdano, al llevarlos a Troya, hizo instituir all sus

    misterios consagrados al momento de la fundacin de la ciudad y luego Eneas los retir furtivamente al momento de latoma de sta, salvndolos hasta su establecimiento en Italia.47

    Es decir que algunas leyendas vinculaban directamente elmito-motor poltico de la fuerza de Roma al culto secreto de los

    Grandes dioses cabiros que habran sido trados desde Trovapor Eneas.48 Es decir que tambin el rito cabrico es un relato mi

    tolgico sobre el origen de todo poder y, consecuentemente, la

    ^Ae l iu s Ar i s t i d e s , Discursos.L i l i , 5 . '

    LaCAngo, Divinas Institutiones,1 ,15 ,8 .

    ' Estrabn, Groara piuca, 10 .3 .19-21.

    Plutarco, Camilo,xx. .

    " Servio Honorato transmite la misma leyenda. Cf Maurus Sekvhjs H on ora tos, in Vew hi carmina

    t omentarii. Servu G ranvna tici aui'./crunturin Vergiiij carm ina com m etitam ; recerisuenmt G totg us Thilo

    et H am annu s Hagen.Leipzig, B. G. Teubner. 1 8 8 1 , lnea 6 7 9 a Encada va;

    3 0

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    i uutugia ue ia viaa

    fuente de toda vida razn pork m o l 4

    Olimpada, se habran visto llevad men S qUe Fipo ySin duda, si los esplndido* a *milciarse en Samotracia.49

    sultan todava parcialmente aer n l S Cabiros5nos re'debe al gran santuario cabiro ^ ^ Slan pane eSt secual Pausan las ha ? V "ssimos corroborados por la ms rp .SeStU i0b0s datos valio-tableceunaesfrprl-n * 1 reciente arqueologa y que establece una estrecha vinculacin entre los misterios de Ceres-y los cabincos: los misr^rmc a, ,

    Ceres a los Cabiros El mismo PausT Pr P'a... 1 , 1 . , -Cimismhausanias cuenta tambin quecuando Alejandro hubo librado al fuego la ciudad de Tebas y

    todo el pas, algunos macedonios entraron en el templo de losCabiros como si fuese un pas enemigo y fueron todos asesina

    os por e ray o ylos relmpagos dado que este lugar siempre hasido santo y venerable.52 ~ L

    Ahora bien, ms all de los elementos que componen el mitoy los rituales, cul ei a el secreto transmitido en el misterio cabiro? Una pregunta que, desde luego, resulta de difcil respuestapara cualquiera de los misterios antiguos y, consecuentemente,tanto ms an para este culto primordial y primigenio. Los testimonios que nos han llegado a travs de algunos filsofos y poetasson de especial importancia en esta elucidacin. As por ejemplo,Aristteles en su perdido fragmento juvenil sobre la filosofa nosinforma que en los misterios no se trata de aprender sino de ex

    perimentar y contactar53 o bien que el participante se impresionaba por la contemplacin pero 110 era enseado.34

    4 sP lu tar co ,A le ja ndro ,II.

    30ORFEO.rgonu ticas rfica s, 18 -28 .51 Del mismo m od o, Non*no d e Panpolis, Dionisiaca, xv, 17. establece una estrecha relacin entre

    los Cabiros y el ejerc ito de Dionisio.

    ^ Paus amias, Cr acciae D csciiptio,IX , 10 ,25 ,10 .53 A rist i f u - Fr 15 se-mn la transmisin de Snesio oe Cirene. Dio,10.4 8 a.

    54 A ris t tel es . Fr. 15 segn M. Psel los, Escolio a O imaco 6,1 7 1 . (seguimos la traduccin de Santiago Gonzlez Escu dero pu blicada en Edcasia. Revista de Filo sofa, v /29, (2 00 9) 1-22)

    31

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    Si bien entonces no exista una iniciacin como transmisinde un tipo d e t e r m i n a d o de saber logolgtco-algo q u e lleva al

    cristiano Hiplito a burlarse del gran e innombrable misteriode Eleusis"55- no menos cierto es que el cm etoncultural coincida con la experimentacin de la vida como iniciacin y misterio 56 Asimismo, Pndaro reconoce el hecho de que quien esiniciado conoce el fin de la vida (bou in) as como su comienzo (archn)que por Zeus es otorgado , 5 7 Es decisivo eneste contexto cuanto nos dice Cicern para quien en la iniciacin podemos reconocer de modo compacto cmo se denominaban los principios de la vida (principia vitae) , y no tenemos

    as slo una razn para una vida alegre sino tambin una esperanza mayor ante la muerte.58

    Ahora bien, en qu consistan estos principios de la vidaque se transmitan con toda probabilidad en el ritual cabrico?O, por lo menos, qu tipo de concepcin prim ordial de lo viviente se pona enjuego en el culto mistrico cabiro? Las investigaciones ms recientes sobre los cabiros, posibilitada en unprincipio, por la gran recoleccin de fuentes posterior a Lobeck,como fue el trabajo de Kem59, comenz con la reafirmacin dela preeminencia del culto cabiro en Samotracia como atestiguauno de los libros fundamentales del gran Franz Cumont.60

    Sin embargo, el trabajo pionero de Hem berg pudo demos

    trar que, por ejemplo, el nombre de los Cabiros haba sido ya

    aceptado en Macedonia antes de la dispora de Samotracia

    H ip lito de Roma, Refutatio omnium haeresium V 7Plutarco,Moralia,47 7.

    sh^ NDAR0, Fr. 137 a (en relacin a los m isterios elesinos)^ Cicern, Dekgibus,II , 375 .

    Kep.n ,O l io ,Kab ierosundK abeiroi"In-P a u i v a ,W i t t e , Kurt, M i t t e l h a u s , Karl Z i e g l e r K n h m r t \\ W i s s o w a , Georg, K r o l l , Wilhcirn,

    tertumswissenschafl:neue Bearb'eilune Stmtean I R M dcrd aw schcn Al-

    Cumont,Franz,tuxperpetua, Pars Librairil'n e^ er> 9 19, tomo 1 0 ,cois. 1399- 450 Onentaliste Paul Geuthncr, 19 49 , p. 239 .

    Fabinj.LudueaRomandini

    3 2i.v: v

    .v-v

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    .v v

    Filologa de la Vida

    (circa 260 100 antes de Cristo) Ivor der Samotrakischen Diaspora] ,61 por lo cual el nombre de los cabiros no era propio deSamotracia (dafi de r Kabir enn ame au f Samothrake nicht hei-misch wa t ). An as, el carcter profundamente dionisaco del

    culto es todava subrayado por algunas investigaciones63 ascomo la interpretacin predominante sigue asociando a losmisterios de Samotracia con el benigno carcter nutricio de lavida .64 Sin embargo, con el discurrir del tiempo, el acento sefue posando sobre los restos arqueolgicos del santuario deTebas65 y la conviccin se impuso de que era necesario distinguir entre el culto samotracio primigenio y el culto cabiro como

    dos fenmenos independientes.De este modo, aunque hoy se considere que el culto de Sa

    motracia no coincide con el culto cabiro66, las interpretacionesque se han dado del cuito cabiro siguen siendo ampliamentedeudoras del cam ino abierto por Schelling (an si no se aceptan los supuestos metafsicos que animaban la bsqueda del fi

    lsofo alemn). De hecho, el origen no griego y pregriego delmisterio cabiro es hoy un hecho establecido as como tambinde que se trata de un culto vinculado, al menos en Tebas, a De-mter como la Gran Madre.67 El carcter antropognico del

    61He m be r g , Bengt,DieKflWnen,Uppsala,Almqvist&rWiksellsBoktryckeri, 1950, p. 210.

    62Ibid.,pp. 73 -74 .A e w i's ,N aphtali, Samo/iracc; Tlie Ancient Lteraty Sources, New York, Pantheon 195 8 , p. 9 7 .

    MLehmann,Phyllis, The Pedimental Sculptures of theH ieroninSam othrace, Locust Valley, New York,

    ]J Augustin, 1 96 2, pp. 17 -18 .A V olte rs, Paul - B r u n s , Gerda, Das KabirenheiligtumbeiTheben 1 Ber lin,De Gruyter, 19 40A .

    asimismo, ms recientemente, el importante libro de H e i m b e r g , U.,Die KcramthdcsKabinons, er-

    56Para S o d Sam otracia, cf. G u e t t e l C o l e , Susan, Theoi U tgaloi: The Cult of the Great Gods at

    Samothrace,Leiden,Brill , 198 4. , . y ;7Scha chter, Albert, 1Evo lutionsofaM y5tery Cult. The'flrebattKabirot .5

    chaelBTed.XGreeJMystehes.TlieArclweoIogyttttlKiht / cien re Lo ou

    iledge, 20 03 , pp. 11 2-1 42 .

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    Fabin J. Luduea Romandini

    culto cabiro parece gozar tambin de ciei to acuer o entre losestudiosos y, ciertamente, las divinidades de Sam otracia se hallan estrechamente relacionadas con la iniciacin en os miste

    rios de la vida.Con todo, la interpretacin ms lograda de estos misterios

    luego del monumental intento de Schelling est constituidapor las lcidas indagaciones de Karl Kernyi que han mosti adohasta qu punto el culto cabiro estaba estrechamente asociadoa la adoracin de la vida como producto de la femeneidad primordial por oposicin al hombre guerrero, el cual, al contrario,

    debe elevarse, a travs de los Cabiros concebidos como espritusde la vida hacia la conciencia del origen de la vida (Bewufitheitdes Lebensursprungsy. 6 8 Por ello, en una lnea de interpretacinque tanto debe a la gran alocucin de Schelling en Berln , Ke-rnyi seala que el sentido ltimo del culto debe entendersecomo la transformacin de los hombres en autnticas fuentes

    de vida, al servicio de lo viviente ms frgil, del hombre en su si; miente, su conduccin hacia una forma de hum anidad, tal vez la ms temprana y, seguramente, en su forma ms sim ple.69

    En los orgenes del espritu helnico, en el mundo pregriegoque dara sustrato a algunos de los misterios posteriores cue sellaran la morfologa mitolgica del mundo an tiguo, los Cabi-

    ros expresaban la forma en que el hom bre, confrontado co n la

    vida, la comprendi como iniciacin en un m isteri 'del cualera el protagonista privilegiado. Es decir, si algo m uestran lo s

    misterios cabirosesque, msallde los matices interpretativ "que puedan darse al respec to, la vida a la que el ho m bre 'ciaba se hallaba regida no tanto p o n d p rin d ^ m rn n o !

    os

    se mi-

    ogicor >

    ^ K e r n y i, Karl, Mystericnder Kabiren. Ein leiiendes-um

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    / V I t*' \ \ X[ *V' ^ "V

    v-a x\ )o Filologa de la Vida

    \ s i n o ms bien, y esto f l a,a ,,\ ' . i , , , , , n n ; , , , . j n metUeesencial,porlosauspi-

    C m hacia del hombre el deslinofinaldel devenir csmico de la vida

    Dicho de otro modo, efcuko cabiro introduca al hombre'

    aentro de una expenencia de la vtda que slo poda tener sernudo si esta ei a concebida como una vida destinada a albergar alhpffibre (aun si este deba luego perderse dentro de la magita csmica . a vida entonces slo entraba en manifestacincomo principio humanamente orientado: en los vericuetos delculto a la vida, el hombre se encontraba a s mismo bajo el

    modo de sei que le coi i esponda en tanto privilegiado objetode destino de los seci etos que los Grandes Dioses tenan parahacerle vivenciar. Esta experiencia entonces no consistadesde un punto de vista metafsicoen otra cosa que en lahuella primordialmente antrpica con la que se sellaba todomisterio sobre la vida.

    El culto cabrico y los dioses de Samotracia, guiados, como

    estaban -e n el alba misma del mundo mitolgico griego-, porun principio antrpico subyacente, se daran una cita secretaen la alocucin acadmica de Schelling en 1815 en lo que constituy una verdadera supervivencia del antropismo fundamental que atraves buena parte de la onto-teo-loga occidentaldesde sus remotos orgenes en el mundo pregriego.

    En la interpretacin de Schelling se recapitulan en un torbellino h i s t r i c o vertiginosobuena parte de los conceptos pri-

    mordales que determinaron el camino de la experienciaa-icicr.ta! de la v i d a como principio nntrpxamaue onen-a o . De hecho a tairpretacin de las divinidades de Samotracia

    '- s o te r ic a s i n i g u a l a d a s u t u . < * - . * s u d o d e n u e sd e l a r e l i e x i n s o b r e l a v i d a y l a h .

    . . ' - - : . A

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    tro presente. An si podemos concebir el gesto de schelling devolcarse hacia la historia de la Mitologa y de la Reve acincomo un modo de continuar, por otros medios, su nunca interrumpida indagacin sobre la naturaleza,70 no deja de ser ciertoque la filosofa negativa como metafsica pura deba complementarse ahora con una filosofa positiva que deba encontraren la Historia mitolgico-revelada de la humanidad la confirmacin de su pertinencia entendida como co-pertenenciaentre dos niveles complementarios y nunca opuestos.

    En el pensamiento de Schelling el a posterioride la historia

    debe confirmar todo a prioride la metafsica negativa de losprincipios de la naturaleza haciendo de la Encarnacin mesi-nica el pivote de pasaje entre ontologa e historia y estableciendo, en el mismo movimiento, un pacto duradero entre lanecesariedad del hombre y su historia para la interpretacindel cosmos. Con todo, el antropismo que Schelling -entreotros idealistas alemanes-legara a toda la filosofa moderna ycontempornea era todava una suerte de antropismo dbil.Como seala Schelling, si bien el hombre es innegablementefin y, por ello mismo, el trmino de todo devenir y de toda creacin, no es seguro que podamos considerarlo el objetivo ltimo .7I Por otro lado, si un objetivo cualesquiera es alcanzadoen ese devenir, lo es solamente por medio del hom bre, pero no

    para el hombre; puesto que la conciencia del hom bre no esigual a la conciencia de la naturaleza.72

    Como puede verse, la posicin de Schelling es extremadamente sutil pero an si la vida misma no tiene como objetivo el

    Fabin J. Luduea Romandini

    70 C om o lo seala, con toda acuidad, H a m i l t o n G r a n t , Iain, Philosophies of Nature after S ch elly

    Lon don -New York, Continuum, 200 6, p. 14.'' S c h e l l i n g , Friedrich Wilhelm, Philosophie derOffenbarung,v o l . 13, p . 5 .

    S c h e l l i n g , Friedrich Wilhelm, PhilosophicderOJfenbarung,vol. 13, p. 6 .

    36 ' '. . : A CSC-' -,S

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    hacerse presente frente a una conciencia humana (que de todasmaneras no puede abarcarla completamente debido a la superioridad de la naturaleza) y, del mismo modo, an si Schelling

    concibe al pensamiento como exterior al mundo de la naturaleza (que, desde luego, para l no slo abarca a lo propiamenteviviente sino tam bin al cosmos en su totalidad como asientode la idea diluyendo as cualquier distincin radical entre lo orgnico y lo inorgnico), no puede obviarse el hecho fundamen-talde que la conciencia, la historia y finalmente, la vida humanamisma juegan un papel determinante en el devenir del cosmossin el cual l mismo no podra realizar su destino final.

    Con todo, an para Schelling el destino final que exiga elpasaje por el mundo de los hombres, poseera una finalidadms all del hombre, una fase inhumana final indeterminada(algo alo que aspira todava buena parte dla filosofa post-hu-manista contempornea) y por lo tanto, el principio antrpico, ... . iiimii A11 .---y-.A. i--.--* A" w - 'r*" _ x .

    rector era todava dbil.Como veremos, la cosmologa contempornea radicalizar este principio y elevar la apuesta de suambicin. Sin embargo, antes de poder entrever esto conmayor detalle, debemos mostrar cmo la herencia antrpica sehalla presente en algunos hitos decisivos del pensamiento oc

    cidental sobre la vida.

    Filologa dla Vida

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    I I I H i p t e s i 5 acerca de una topologa

    de los mundos crepusculares

    An si es im po sible estahlprpm r.r.o, - . ,r ccbLaDiecer un patron comn en los procesos que guian las metamorfosis en el mundo antiguo, no esmenos cierto que este tipo de transformaciones conservan

    netamente un carcter antrpico profundo a pesar de que

    m uchas vece s, curiosam ente, han sido celebradas como un

    modo de in distin ci n entre el hom bre, el animal y el mundo.Al co ntra rio , de lo que se trata, en la abrumadora mayora de

    los casos, es de la pervivencia, en la conversin, del carcter o

    las inten cio nes de la entidad original (dios antropom rfico u

    ho m bre) en el anim al, vegetal o ser inanimado en el que se

    transforma.

    Si tom am os com o ejemplo la historia de Egipio conservada

    en la Ornithogonade Beo y transmitida por Antonino Liberal,

    vem os c m o , su m ad re , luego de tener, baj o los efectos de un

    engao o rque stad o po r Neofrn, relaciones amatorias con su

    hijo y cob ran do consc iencia de lo sucedido intenta matar a Egi

    pio.73 Com o castigo, Bhele es convertida enpygx74, un ave ca-

    iToera que se alim enta de o jos de peces y serpientes (por haber

    ? T o n i n o L ib er a l ,Meamor/()Sis,V Sobre csiam ctam orfosisysw com paracin conlahistoa de

    Edipo, c. Forbes Irving, Paul M X , M e i m o y h o d s m C r e e k Oxford. Clarando-a ,

    p. 35 .

    M Sobre este ave . c f . A r i s t te l e s , H i s to r i a a n it n a l iu m 6 15b.

    39

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    FabinJ. LudueaRomundlnl

    querido arrancar los ojos de su propio hijo quien, a ?u k z , es

    convertido en buitre por castigo,)- En estecu.>o, as espec ies e

    destinoson elegidas por los dioses en uncin c e a J r i , c o

    metida o, si se quiere, las especies se originan , ella.>mismas, en.

    las desmesuras cometidas por los hombres.La supervivencia, en la entidad de destino de la transforma

    cin, de quien sufre la metamorfosis, puede constatarse an en

    el caso de que se trate del cambio hacia una forma inerte de

    existencia material. Es el caso de la diosa C a ne-inventa do por

    Ovidioque sufre una metamorfosis en ria ch uelo s de escasa

    fuerza (evanida rivos) cuando el agua se introduce en susvenas y ya no queda entonces nada que puedas asir (restatquenihil, quod prendere possis).Sin embargo, esto no sig nifica queCane desaparece completamente en la materialidad inerte de

    las aguas del ro. Al contrario, cuando Ceres en busca de su

    hij a raptad a- pasa por el lugar, a pesar de que Can e no tena

    con qu poder expresarse (nec quo loqueretur habebat :), no ob s

    tante, le dio seales claras (signa lamen manifesta dedil)y lemuestra en la superficie del agua a la madre el c in tu r n de Per-sfone (Persephones zonam) 75

    Como puede verse, el caso de las metamorfosis , lejos de re

    presentar una desaparicin de lo propiamente hu m an o en lo

    animal o lo inerte es, al contrario, la condicin de no 'hTrl ide la perm anencia de las figuras antropomrficas in Hla totalidad del Universo que se torna cada vez ms h *1 a demasiado hum ano. Este punto culminante del U m an o

    trpico puede apreciarse, con gran nitidez, en l a ^ ^ d

    75 Todo el proces o se narra en Ovidio,Metamorfosis , V,425-437 y465.47o

    ovidiana.cf. ahora V ia l ,Hlne,Lam/amoip/iosediisiesMmo^ 0s ,

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    Hiptesis acerca de una topologa de los mundos crepusculares

    arrojan Deucalin y Pirra, las cuales permiten la reconstruccin de la humanidad a partir de la materia rocosa mostrandocmo el mundo mismo de lo inerte es colocado al servicio de laproduccin de la vida humana.76

    De hecho, la idea griega de ksmos seconstituye, asimismo,segn una dimensin antrpica subyacente. Se podra creerque, para los griegos, la exclusin del hombre sera la condicin que perm ite plantear un espacio cosmolgico. Sin embargo, precisamente porque el hombre no hace nada en elmundo, porque su presencia no aade nada a ninguna parte de

    ste, y su ausencia tampoco le quita nada, puede aparecercomo el sujeto al cual el mundo se manifiesta en su totalidad.Es decir que an como el contemplador ms perfecto posibledel cosmos, el hombre es necesario cmo sujeto que garantizala completa realizacin de tocio lo existente y lo ejemplifica consu propia vida que no es sino un reflej o supremo de la perfec

    cin del Todo.As, la posicin recta del hombre sera aquello que lo hab-lita, precisamente, a la contemplacin del ksmos y. por lotanto, lo convierte en su producto supremo. En efecto, estelocus cassicus,que tiene su origen en una falsa etimologa transmitida por Platn, har de la capacidad derivada de la posturarecta, la condicin n e c e s a r m de la rttpcrm r^ d lmmana al pee-

    mitir que el h o m b r e mire hacia lo alto X a n a t ta ) D i c h a tradr-encontrara su paso hacia el medioevo gracias a Isidoro decion

    . brevispatiosuperorumnuminesaxa/missavinmani-

    ' O v i d i o , M etam or fosis, 1 , 4 1 i - j ' 4 reDarata est femina iactu. Unde genus durum sumus exbus faciem traxere virorum/ etde nasimusorigine nati.periensquelaborum/etdocumenta amusqu ^ tn ckh u m ain td cyun^ e n ^ s J ^ x ,

    77 BA GU E.Rm i.iS igessedu monde, i f (tnria de Ja expe rien cia human a del Universo, M a-1999 tirad, castellana: M sabid ura del tnundii Histeria a I ' i .

    drid, Ediciones Encuentro, 20 08 , p-d /j. J

    7fiPuiO N ,Cm tio,399c. A X I' 4 \ V * . ? \^ '

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    Fabinj.Ludue aR om an din i

    Sevilla.79cimientodel cual sielrestodeiusaiiiuiciic^. ui --

    gico de las especies segn las funciones orgnicas comenzartambin con el estagirita, pero las denom inaciones e os rga

    nos mismos sern construidas a partir de las categorizacionespensadas para el hombre y luego extendidas al resto del mundo

    animal.80Con el advenimiento del cristianismo, la teologa slo puede

    ser comprendida a partir del principio cosm olg ico d la ordi-natio ad unum , es decir, que toda la naturaleza creada obedece aun principio macrocsmico segn el cual sta deriva de unDios creador y soberano, primer motor y grante del movimiento de las esferas.81 Este principio tiene su correlato, almismo tiempo, en la ordenacin microcsmica de los cuerpos(animados e inanimados) y de la naturaleza sub-lunar en su

    79Is id o r o d e Se v i l l a, Etimologas,XI, 1,5: Graeci autemho minem nthropon appellaveru nt eo

    qu d sursum spectet sublevatus ab humo ad comemp lationem artificis sui Q uo d O vidiu s poeta

    designat cum dicit (Met 1,8 4): Pronaque cum spectant anima ba cetera te rra m / os hom ini su

    blime dedit caelumqu e videre/iussit, et erectos ad sidera tollere vultus . Oui ide o erec tu s caelum

    aspicit.utDeumquaerat,nonutterramintendatvelutiDecora ,dientia f inx it". PeCOTM u a e natura pro na etv en tn oboe-

    80Ar i s t t e l e s, Historia animalium,491a.

    81ToMSDEAQUiNO,ScnpumsiiperSenteniis,d. 1 5 , q. l )3 2 D tionis soli Deo convenit; sed secundus modus etiam aliis convenire et^ U0C P^ m us m odu s ac-

    cendum est, corpora caelestia causare generationem e t co rru ptire teSt et Pe r m d u m istum di*

    motus eorum est causa omnium inferiorum mutationum Sed cu nCm n.in erio ri >us- inquantum

    e t m oti, opo rtet quod in motu relinqu atur virtus motoris et vi t m mn is motUs sit actu s motoris

    quod corpus est, habet virtutem movendi inferiora corpora ad H' S m un de ex ips o mobili,

    autem motoris, qui est substantia spiritualis, quaecumque sit illa T tOnes COrPo rale s. E x parte

    mas substantiales, secundu m quas est esse specificum, quod d vrinutem movend i ad for-autem virtus spiritualis substantiae in motu corporis caelesti 1TmUm esse dic itur. Relinq uitur

    linquiturin instrumento: etperhunc m odumom nesformaenat m,dum qu n r tu s m otoris re-sunt sine materia e Id., Sum ma contra Gentiles, III, 8 2 ,8- Sic U s desce nd un t a form is quaeDeo per corpora caelestia reguntur. erS P atetq uo d co rp ora inferioraa

    4 2

    Del mismo modo, la filosofa natural que nene su na-en Aristteles, luir de lho m br e el paradigm a apar t*

    i toma posible entender las partes anatmicas de todo- r . _ n _ rvinrlp n de.: estudio hinU

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    p esis acerca de una topologa de los mundos crepusculares

    conjunto. Por cierto, como todo principio cosmolgico es tambin un principio poltico, entonces es posible sostener, comolo baca Toms de Aqumo que lo que se da segn la naturalezase considei a o mej 0 1 , pues en cada uno obra la naturaleza que

    es lo ptim o, por eso todo gobierno natural es unipersonal.De este modo, sostiene Toms, tal como las abejasen el mi

    crocosmostienen una reina, de igual modo, en todo el universo se da un nico Dios, creador y seor de todas las cosassegn el principio de que toda multitud se deriva de uno.82Por la misma razn entonces, en la societashumana, lo mejor

    ser lo que sea dirigido por uno.83 La misma idea enunciaToms cuando declara que las cosas del mundo humano debenestar ordenadas unas en relacin a las otras a semejanza del%orden que se encuentra en el universo.84 De all entonces quetodas las comunidades humanas no sean sino un reflejo, poruna parte, del orden csm ico y anglico y, por otra parte, unfragmento com plem entario del conjunto constituido por la re-

    82 La esco lstica reinte rpreta, de un m odo teolgico cristiano, el clebre pasaje deAr i s t t e l e s ,Me

    tafsica,X II, 10 76 a q ue se apoya , a su vez, en una interpretacin filosofico-polmca de Homero, li-

    ToI tDE Aquino De regimcneprncipum,1,2 ,9: A dhu c: ea, quaesu

    b en tin s in t is eni'm operatur natura, quod optimum esl. Om ne autemnaturale regimen ab uno

    est Inm em bro rum enim m ultitudine unum est quod omnia movet, scilicet cor; etin pam bus am -est. ln mem oro rum enim mu Est etiam apibu s unus rex, et m tolo universom aeu na visp rinctp alicerp raes ides cihce . . mnlsenimmultudodetivararabu n0 .

    unus Deusfactoromraumel.rector. Et hoc aesuntsecundumnaturam,eu am 0 magisQuare si ea quae sunt secun du m artera,am q ^ jn natur> necesse St

    opus artis est m elius, qu an to magts assequttur rath M q de

    quod in hu m ana m ultitu din e op tim um si q P enoir Mtaphysique et politique auxin'cin entre un pr incip ioco sm ol gico y otro politico, of. V Lenoir, Metap ) q F

    sicle et de no sj our s, Rvue A pologtupie4 9 ( ^ homo habelct intenectum et sen-84ToMASDEAQUiNO,SummacontraGcniies , ^ ^ ^ ntursecundumdivinaeprovldenliae

    sum et corpo ralem virtutem , haec in ipso a :verso invenitur, nam virtus corprea subditurdispo sitionem , ad sim ilitud ine m ordim s quii ini un rium; ipsasensitiva potentia intellec-

    sensitivae et intellectiv ae virtuti, velut exeq uen s eai rtivae subditur, ete ius imperio continetur .

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    A.P

    publica generis hum aniesto gs ,jg J Q S d l ^ o r e i

    nico gobierno del Dios inno .La En carn acin del M esiss en cuanto hantbas establece en

    tonces una disrup cin c q sm o - : gica entre el m undo de los cie

    los y el mundo de los hom bres, ore anuo u n puen te de pasaj e

    entre lo supra-lunarvie terrenal. P o r esta ra- n, toda la cosmologa medieval se sustenta, tambin, segn un p rin cip io antr-

    pico tuerte que hace del hom bre ei resu ltado y el ob jetiv o de

    todo cuanto ha sido creado. En ese sentido, la teolog a es tam

    bin una ciencia que traa acerca del universo y p or ello no debe

    sorprender entonces que, cuando Toms de A qu ino realiza su

    com entario al De Celo de Aristteles, exp rese co n toda c laridad que los argumentos [cosmolgicos] no atacan en nad a lafe cat lica.S5

    La situacin con respecto a la vida, ms all de las ap ariencias,

    no ser muy distinta en la filosofa contem pornea. Bue na parte

    de las investigaciones sobre la'vida-y particularmente los inten

    tos llevados a cabo durante el siglo xx y en la actualidad de cons-tru iruna ontologa de lav id a- parecen haber olvidado el dictara

    heid eggeriano, o m ejor dicho, el desafo que H eidegge r lanz a a

    toda filosofa de lo viviente. Para Heidegger, hay qu ien es tom a

    ron en cuenta el problema de la vida en toda su agudeza Pab lo de

    Tarso en el com ienzo de los tiempos cristianos o, ms ce rca de

    no sotros, Dilthey en Das Erlebnis und die Dichtiing . En cam biohabra otros estudiosos-com o G eorgSim m el- quienes semn

    Heidegger, no habran distinguido apropiadamente los proble11mas ntico-biqlgicosy los existenciario-ontolgicos

    8 5 T o m s d e A q u i n o , In Dec e lo , l ibro 1 , I , 29n . 12 . S ic ig i turp atu quodradones praemis

    nu llo imp ugn ant sententiam Catholicae fidei . e in

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    Hiptesis acerca de una topologa de los mundos crepusculares

    Ms an, precisa Heidegger, la exegesis existenciaria de lamuerte es anterior a toda biologa y ontologa de la vida (vorallerBiologie und Ontologie des Lebens).Pero es tambin el nicofundamento de toda investigacin historiogrfico-biogrficay

    piscolgico-etnolgica de la muerte.86 Para Heidegger, el anlisis ontolgico del ser relativamente al fin (die ontologische

    Analyse des Seins zum Ende) no debe fundarse en ningn a priorirespecto de la ontologa posible del Daseinuna vez postuladosu fin como existente en el mundo. Por lo tanto, no es la tarea dela filosofa el interrogarse, al menosprima facie,acerca de la

    cuestin de si es posible un despus de la muerte inach dem Tode) o sobre si el Daseinsobrevive (fortlebt:) en un ms all

    (Jenseitsy,que lo torne inmortal.87As, todo anlisis de la muerte se mantiene, por ello mismo,

    dentro del mfcxic. (rein diesseitig)ya que la exgesis existenciaria^hace de la muertela condicin ontolgica de todas las posibilidades del Dasein.Por lo tanto, la exgesis ontolgica de la

    muerte dentro del ms ac es anterior a toda especulacin ntica sobre el ms all (vorjeder ontisch-jenseitigen Spekulation) .Por esta razn, para Heidegger, existe una libertad relativamente a la muerte (Freiheit zu Tode)que puede superar las ilusiones estado de anticipacin (das Vorlaufen) e

    impedir que el Daseinse entregue, en forma definitiva, a alguna

    determinaciones. , . * , J ^ J L *

    1 A.. *

    d e g g e r, Martin, SeinundZeit,Tbingen, MaxNiemeyerVerlag, 2 00 6( 1 92 7* ), p. 24 7.

    d e g g e r , Mar t i n , Sein un dZeit,p. 2 4 8 .

    45

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    Fabin J.Luduea Romanclini

    De acuerdo con esta perspectiva, que resulta paradigmticaen cuanto a los caminos seguidos por buena parte de la filosofacontempornea, tres conclusiones se imponen como corola

    rios del razonamiento recorrido por Heidegger (las cuales,constituyen tambin, la perspectiva opuesta del cam ino quequeremos seguir aqu):

    1)- La analtica existenciaria de la muerte tiene el efecto, sloen apariencia paradjico, de transformarse en una fenom enologa de la vida al abandonar, por propia decisin, toda indaga

    cin sobre la topografa de los mundos crepusculares de lam uerte. Es el camino, en efecto, muy bien ejemplificad o por

    de Tarso Para quien slo a travs de la consideracin de lamuerte puede comprenderse la esencia de la vida terrenal ytammen de aquel misterio denominado vida eterna (zo tomos) que no consiste tanto en un ms all de la vida sino en la

    intensificacin perpetua de la vida gracias a su investim ientoglorioso que hace del triunfo sobrela muerte la co ndiri aposibilidad del autntico vivir. condicin de

    2 ) - La muerte de la que se habla es, en l t i m a m e ,muerte individual del Dascin,dando por supuesto q i S T ' Lcaso la vida contina antes y despus de su m uenee T

    bajo la formade laespecie como unidad totalizante nperspectiva, es todava unDascin o este Daseinqa su propio influjo destinal que lo confrontation la f i n i ^ P 3existir para retro-proyectarlo sobre el devenir de u. , CSUlo desborda cronolgica y conceptualmente puesto a f r serta siempre en una cadena vital pre-existente y subes &^su propia desaparicin. Ufente

    uese in-

    j -U- v*

    4 6 ' . f * (- ' - - V'i K . . 'i i

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    - - -

    ^yCoitio consecuencia de la focalizacin sobre la fenpme-0l0ga de la vida , no existe entonces la posibilidad de hablar

    el despup^de la muerte^:omP|Cpndicin autnoma respectoel vivir y conceptualm ente independiente de todo modo deexistencia bajo la form a ntico-ontolgica de la vida. Por esta

    m is n , una categora -p or s misma muy problemtica-cmo la de supervivencia(emparentada con el Nachlebenwar-burguiano), introduce una impureza que debe ser rechazada

    del anlisis puesto que establece una continuidad y una pre

    sunta indiferencia entre la vida y la muerte. ,._ ... - ' *_ "* J ** ** -2 *1

    * -J 4

    Apartir de estos postulados, puede constarse, de hecho, queel ltimo refugio del principio antrpico es la nocin de vida encuanto talpuesto que, cada vez que el animal humano decideexplorar el origen, despliegue o significacin filosfica de laruda lo ha ce , no obstante, con el hilo conductor subyacente

    que lo lleva a explicitar y explicar la singularidadabsoluta de lohumano an si este quiere ser concebido de manera subrep ica com o Daseino incluso como el asiento de un campo dem-,| 'ca com AbnAual De all que toda crtica radical del * y

    principio m 4 a o e s c m i >rioal legitimidad misma de la vida,som eter a un s aut0_fundante de un orden meta-

    en cuanto ta lcito) en el cual se inscribe lo humano.^ h i en el propio Heidegger admite que la investigacin

    ra ' dica del dejar de vivir es capaz de lograr resultadosbiolgico-me ^ ficacin tambin ontolgicamente una

    que pueden ^ bsca de una exgesis existencia-

    vez asegur 89E fecto es posible aceptar esta premisaria de la muerte . r . y

    . 'i 14' 4 VV4 ? U J x ,

    Hipo t i sis ace rea de una topologa de los mundos crepusculares

    69He i d e g g e r M an". Sein und Zeit, p. 24 7. \ - y f

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    l-abin J Luduca Roman dini

    .. *-*>

    pero el dato biolgico que nosotros tomarnos com o punto departida no es, como Heidegger, la muerte individual si no la ex

    tincin de la especie humana misma, es decir, el punto en elque ya ningn Daseinpodr hacer la experiencia de muerteasumiendo la persistencia de la vida humana ms all de la ani

    quilacin individual. Ya no es esta o aquellamuerte lo que interesa como prospectiva sino la filosofa que podra surgir de laconsideracin -al menos como Gedankenexperimentde la

    desaparicin completa de la especie humana.En la Houghton Library de la Universidad de Harvard, ms

    precisamente en su servicio fotogrfico, se hallan 32 rollos demicrofilms de los manuscritos conservados de Charles SandersPeirce.90 All, en un apunte esencial para comprender la situ acin existencial de la obra de Peirce, podemos encontrar untexto titulado precisamenteen un sentido profundamente medieval- Formas de vida, escrito probablemente entre 19 05 y

    1906. All Peirce aclara la situacin epocal de la filosofa que seasienta sobre el resquebrajado y resbaladizo suelo de nuestropresente y sostiene que es razonable pensar que la especie humana ha recorrido ya la mayor parte de su trayectoria y puedeestar cerca de la extincin.

    No son pocos los bilogos que estiman que la especie humana deber tarde o temprano pero, en todo caso, en un hori

    zonte temporalmente ineluctable, hacer frente a la sextaextincin y a su desaparicin sobre la faz de la Tierra Por elloya np es la. muerte individual del Daseinlo que define la tonali *dad fundamental de n tiempo filosfico, sino ms bien 'y de manera an ms decisiva, la desaparicin del Homo sani

    90Peirce, Charles S .. The Charles S. Peirce Papers, Cambridge (ma), Harvard University Library Ph 0tographic Service, 19 66 .

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    Hiptesis acerca de una topologa de los mundos crepusculares

    como especie. Para Darwin los brotes espordicos de extincin

    que parecan sacudir el suave devenir de la historia de la vida

    slo se deban a las deficiencias del registro fsil y de ningn

    modo podan ser el resultado de un acontecimiento real.Sin embargo, ya Georges Cuvier haba mostrado el caminode una direccin distinta. Cuvier se consideraba a s mismo unanticuario de un tipo enteramente nuevo llamado a restaurarlos monumentos de la historia del globo.91 Su misin, habadeclarado, consista en recoger en las tinieblas de la infancia dela tierra (dans les tnbres deVenfance de la ierre)las huellas de las

    revoluciones anteriores a las existencia de las naciones.92 ParaCuvier, era un hecho que la vida haba sido sacudida por acontecimientos terribles: un sinnmero de seres vivientes hansido vctimas de catstrofes.93 El naturalista francs fij lafecha de la ltima catstrofe en el Cenozoico, hace 65 millonesde aos. El error de Cuvier, sin embargo, resida en el hecho deque consideraba que cada catstrofe haca nacer la vida com

    pletamente desde cero con nuevosi m p u t ePor esta razn, Darwin se sumara al razonamiento de ge

    logos como Charles Lyell que sostena que la mayorparte delas sustancias exteriores de la Tierra no fueron producidas nii n s t a n t n e a m e n t e , ni en el estado en el que las percibimosahora (in the estate in which we now behold them) smo que a contrario ellas han adquirido progresivamente su configuracin y

    su condicin de existencia actuales. En este y r i ^ d e r n ade evolucionismo progresivo, el catastrofismo de Cuv.ei Pa-

    C m a , G e a r g a , R e A e r d , e s s u r ^ ^ ^ ^ ^ ^ 2 am llcs.T cm Cp r ^ r c m .

    cfcplurtars (. t a i d ' a n i m a w * - ' mJ raiogi, ed cnvironS.l1:P

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    Fabin J. Lu duea Romandini

    reca no encontrar ninguna posibilidad de ciudadana cient

    fica. Sin embargo, hoy se sabe que es necesario conj ugar la teo-

    ra de la evolucin con el catastrofismo dado que la historia de

    la vida en la Tierra es la historia de sus convulsiones y de sus interrupciones en la cadena de la vida.

    Como lo ha sealado David Raup, ha habido muchas extin-

    ciones y alguna signific nada menos que la desaparicin de

    por lo menos el 95 % de las especies animales marinas y terres-

    tres, periodos en los cuales, la cadena de la vida estuvo al borde

    m.smo de la destruccin t o t a l La vida, sin embargo, pudoresistir a las grandes catstrofes y recomenzar a partir de los res-

    al azar de perturbaciones que supuso la t' UeM me masa, la del fin del Cretcico T a Ju extincin en

    la larga e ineluctable historia nah ral dea ' v m'Sm Segtincin-exgena o auto-inducida- d Una Sexta Examenaza que pesa sobre la esnec;P u y ms C|ue nunca unaque espera, acechante, la agona finalTel7 ^ d hori^ n t e

    todas maneras, a la filosofa ler " estm humano.traer las consecuencias ontolgicas dTd T V 6 tarea de ex gico y en ese sentido, no importa la crond rZOnte bio l-

    -m su improcedente prediccin-s in oT h 8*3 de la t i n c i nment gnoseolgico y metafsico qUe s 0racin del expe-

    cion como el verdadero umbral lf 06 tomara la exrin

    ,7 xlSE^sinq tar?C

    5 0

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    . ,netoda forma de la vida?96 Es decir, los prolegmenos de

    qUe aqU pr ponemos se distancian, a la vez, demrvdn

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    IV Principio antrpico: cosmologa

    El punto de vista expresado por Schelling en su discurso de1 8 1 5 representa la cifra o el emblema de un recorrido que Occidente ha llevado adelante, desde el inicio de su filosofar, en su

    relacin con la vida. El principio antrpico parece haber

    guiado, en form a sub terrnea , el camino seguido por la filosofa y la ciencia desde su alba en el mundo griego hasta su coronacin en el idealismo alemn. La ciencia cosmolgica, que

    conflictivamente se d esprende del ncleo idealista, para em

    prender, en ap ariencia, un recorrido independiente no ha de

    jado de estar guiada por el m ism o principio subyacente. Por

    ello, la triple art icu laci n de Schelling alrededor de la vida, lahistoria (el tiem po) y el hom bre constituye todava el horizonte

    de indagacin no superado de nuestro presente.

    Desde luego, no hay razn ninguna, al contrario, para que la

    filosofa deba renunciar a sus pretensiones cosmolgicas. La fi

    losofa, si quiere recuperar su sentido de ser, debe, ms que

    nunca retom ar el send ero que alguna vez la uni inextricablemente a la co sm olog a, la matem tica y lo que hoy entendem os

    bajo el no m bre de bio log a. Qu erram os ocuparnos ahora un

    fom en to de la cosm olo ga moderna, precisamente, a los fines

    de rastrear algun os de los p resupu estos filosficos que guan

    su desarrollo. En el curso d ein v iem od e 19 41/ 194 2, Martin

    J^idegger centr algunas de sus lecciones en torno a los proW a s planteados tanto por la fsica clsica como por a meca

    ' '^

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    - - - - a a n . ua uen a om an um

    nica cuntica. En atencin a ello se pregunta, en cierto mcKment de sus lecciones, cul es la referencia que permite que Seinterprete filosficamente a la mecnica cuntica, ac o que e|problema de la objetualizacin de los ob jetos ie Veigegens-

    tndlichung der Gegcnstnde)97 est en el centro del problema dela representacin cuntica del ente, por ello m ism o, yace eneste interrogar la cuestin de la esencia de la verdad. Ahorabien, segn Heidegger, no se trata de simplemente acatar las

    verdades de la ciencia como propias para la filosofa. Al contra

    rio de ello, la filosofa debe subir la apuesta y aceptar el discursode la ciencia slo en la medida en que se la interprete a ella fi

    losficamente (sofem sie philosophisch gedeutet wird)98, unatarea que, evidentemente, escapa a las posibilidades de la ciencia positiva.

    Desde luego, Heidegger no pretende sealar que hay que

    dedicarse a realizar una epistemologa de la cien cia fsica, locual, sin duda, traicionara el designio gnoseolgico de ambas

    disciplinas sino que, al contrario, la filosofa debe hacerse cargoen sus propios trm inos- de los problemas planteados por la

    ciencia cosmolgica. Si bien nosotros interpretam os aqu esta

    tarea de un modo radicalmente distinto del heideggeriano, no

    obstante, consideramos decisiva su exhortacin a la filosofa de

    re C11P_erar terri to ros que, sumisamente, haba abandonado al

    conocimiento denominado cientfico.De hecho no slo Schelling, sino tam bin Hegel se haba

    ocupado de la cosmologa en los inicios de su carrera acad

    mica tambin marcada, como estaba, por las preocupaciones

    5 4

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    Principio antrpico: cosmologa

    derlvadas de la NaturpMosopJue. Sin embargo, un decisivo

    pniiclP10 antJr^1? gUo f estructura Profunda de laDissertatiophilosophic ele Orbitis Planetarumpresentada como tesis de Habitacin en 1801. Como seala Hegel, la naturaleza ha que

    rido due (eSte sistema) sea una imagen de ella misma y unaexpresin viviente de la razn (rutionis vivam expressionem)"ps adelante, dir tambin, es nuestra conviccin de que lanaturaleza ha sido configurada por la razn, y que todas lasleyes de la naturaleza son idnticas (naturam a ratione confor-matam esse credamus)100.Es decir, el ordenamiento racional

    del Universo asegura un diseo inteligente que hace coincidira racionalidad del hombre con la Razn que da sustento alCosmos. Ms all de todas las diferencias sustanciales que lossepararon siempre, aquello que posteriormente sera sealadopor Schelling respecto de la relacin entre el hombre y la vida,unos aos antes haba sido observado tambin por Hegel res

    pecto de la relacin entre el hombre y la fra rbita de los planetas que pueblan el Universo (un tema que, por lo dems, habaestado siempre presente en las cosmologas de Occidente bajo

    el nombre de H arm ona mund). _En ese sentido, es legtimo precintarse si la.cosmologa con

    tempornea ha podido superar el horizonte filosofeno delun

    tado por Hegel ySch elling o si, a pesar de las revo ^

    la fsica y la mecntca cuntica,

    todo, el principio antrpico, ait0 de su articula-smo que, quiz, ha alcanzado P ^ de sucion llevando sus propias pa J ^ iodavIa un

    mxima tensin. Donde en Heg y

    99He g e l,Georg Wilhelm Frie drich , DisscrWho ^ TjnjVersidad del Pas Vasco, 2009 , p.

    tra d u cc i n y n o ta sd e G o tz o n A r riz a b a la g a, 1 loo ir I J

    u h p . 1 5 8 .

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    Fabin LudueaRomandini

    principio antrpico dbil, la fsica contempornea, parece sometida al primado de un principio antrpico fuerte nuncaantes imaginado con tamaa radicalidad.

    'JEl principio antrpico dbil, tal y como lo presntala fsica,se refiere a cmo nuestro conocimiento de nuestra propiaexistencia impone reglas que seleccionan, de todos los entornos posibles, slo aquellos que permiten la vida.101 Se trata deun principio que establece que la vida, de algn modo, va seleccionando los entornos donde se har posible de acuerdo a lasvariaciones ambientales propicias. En cambio, el principio an

    trpico fuerte sugiere que el hecho de que existamos imponerestricciones no slo con respecto a nuestro entorno, sino tambin sobre lafo rm a y contenido posib les de las propias leyes de lanaturaleza .102 En este ltimo caso, sostienen una buena partede los fsicos, todo el largo devenir de este universo que comienza con lo que podramos denominar el Big Ban g como

    mito-motor de la fsica moderna, con sus infinitos m ovimientos de progresiva diferenciacin material, desde la formacinde estrellas hasta el desenvolvimiento del proceso triple alfa,todo ello estara orientado necesariamente por leyes fsicas desitinadas y producidas con vistas al nacimiento de la vida en se

    neral y la aparicin de la vida humana en particular D esde estaperspectiva, sostienen los modelos experimentales si una sola

    de las constantes fundamentales que rigen el Universo se alte-lase, entonces la vida hubiese sido imposible- si -del Universo primitivo se hubiese convertido en heUo8T

    protones fueran un 0.2por iOO ms pesados, li lb i t s pial

    * l T N ' S , e P h e n - ML 0 DI N0 W' U w rf- B a n t a mB o o k s , 2 0 1 0

    H a w k i n g - M l o d i n o w , The Grand. Design,p . 15 5 ,

    5 6

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    ras fueran circulares en lugar de H; .

    % u tridimensionalidad del espacl0 f i s ^ o con sT^'> g i c a de Einstein fuese c o n s . d e t a b l e . e ^ ^

    valor que tiene, entonces, el Homosapiensno estara aqu.

    CoinojuedM preaarse, la cosmologa moderna es prioritariamente no antroppcntrica pero profundamente antrpica.An descartando, en este diseo inteligente", la existencia deun Dios disenador (utilizando, por ejemplo, la teora de losmultiversos) y proponiendo un diseo inmanente que encauce , por as decii lo , accidentalmente la necesariedad antr

    pica, la relacin fundamental que la cosmologa ha tejido entreel Universo, la vida y el hombre (por no mencionar la temporalidad) , aseguran el primado del principio antrpico (ya sea ensu versin dbil o fuerte) que exista ya en la Naturphilosophie

    del idealismo alemn.Sin embargo, todava no hemos sacado todas las conse

    cuencias que se encierran en el principio antrpico fuerte elcual se expresa, con todo su esplendor, en las implicancias filosficas de la teora cuntica. En febrero de 1949, Niels Bohrpronuncia su conferencia Steensen (sumndose a una tradicin instituida, precisamente, en honor del anatomo-fisilo&odans Niels Steensen) en la Sociedad Mdica de Dinamarca^S u alocucin llevaba por ttulo, sugestivamente, a ^ y

    problema dla vida. En esa ocasin, Bohrno dejo de sealar,j e s d e l u e g o . l o s p r o g r e s o s ^ l a ^ -

    ducdo en el saber biolgico. Sin en poimica

    y mas profundo de su conferen ba dad0 porintrodu-cntra el pensam iento de Einstei - ^ j licancias filoso-y . con sumo cuidado, yen atenci en mecnica

    lc^s del asunto, el problema deCuntica.

    ^ p i o antrpico: cosmologa

    57

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    Fabin J. LudueaRom andini

    Como manifiesta Bohr, sean cual fueren las diferencias entre

    las condiciones de observacin , ni las exp osic iones de los re

    sultados obtenidos en biologa, m las descr ipc ion es de expe

    riencias fsicas hacen alusin a la observacin subj etiva.103 Sinembargo, las relaciones mltiples que existen entre los acon

    tecimientos de conciencia presentan rasgos que recuerdan las

    condiciones de una sntesis de experiencias de la fsica atmica Es decir, de un modo crptico, Bohr hace alusin aqu al

    papel decisivo que desempea la conciencia observante (an a

    travs de la mediacin dlos dispositivos mecnicos de registro

    esta perspecUva^s^fca abierta por la na ^ ^ ahnC 3cual trat de destituir de toda l e g i t aJ , T * h hoy conocido como EPR. All Einstein estal 1 e am cul

    los elementos dla realidad fsica no pueden s e ^ T PnnCp0:por consideraciones filosficas a priori Serde,term inadosconsiderations) sino que deben ser encontr h p n Io soPh ica(appeal) hacia los resultados experimem al P,rU nnters

    nes 10 Por lo tanto, era imposible para E in ste 7 m ed ic i -vadorproduzcala realidad observada tal v c qU d obser-versin ms conspicua de la teora c u m ic b b Pre? n2aba la

    prefiriese hablar de la incompletud de la m b - 6 clue stelos fines de salvar la realidad m d e p e n d ie m e b T 3 CUntca aobservante. F e la c n cien cia

    Ahora bien, el teorema lgico de Bell cuestamente la realidad y la separabilidad de los ob ! "a dedd id a-

    JeLOS del m undo' Bo hr, Niels. La physiqu e et le problme de lav ie I r r Id PU

    . Pa ns ,Gauthier-Vlars, 1 9 7 2 ,p. 154 . ' ySlqucat,)lnm ee tc or rm'nysicaiEf aiitvRf.r^v .a i - .......> CanQuanti

    t- ' i mn , Albert, Podolsk y, Boris Rosen N a t h m r n '>u,SSa*cehu-

    cjra.Sb m aU eCOnS' ere Cmr'etet.rtirsicaR\lnv,bia47,,niayo;5ll93ap eScr'Plioiioff 7 ,Pp777-78o

    5 8

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    Principio antrpico: cosmologa

    Al no cu m plirse , por otra parte.de rnodoexDerimem i i ,nominada desigualdad de Bel 1 quc est en el centro s neo'rema se torna ento nces postble sostener que las proptedadesde todo o b jeto no son prod ucto de un atributo real sino que

    son, al co ntrario , la ci eacin directa -aunque no aleatoria- delobservadoi co n scie n te . Esta aparente paradoja fue. exploradaalendo poi Jo h n W h et let, quien ha podido ser denominado,con toda ju sticia , el ltimo Titn de la fsica moderna al realizarla pregunta que subyace a todo el problema: considerando verdadera la facticidad del Big Bang,mirar atrs ahora, dare ali

    dad a lo que ocurri en to n ces?.103 Llevada hasta sus ltimasconsecu encias, el d esafo de Wheeler implica que la efectuacin del m und o - s u actualitas- se constituye retrospectivamente por nuestra observacin contempornea del Universo.Es clecir que, por un lado, es necesario admitiren esta hiptesis- que la muy reciente llegada del Homo sapiensfue necesariapara que su actividad como ser consciente y observacional po

    sibilitase retro activam en te la materializacin de un universopostulado com o habiend o comenzado hace trece mil setecientos millones de aos ba jo los efectos de la exp osionpnmige(esta hiptesis, con algn ajuste tenco,^pue^eex^qui^rc^ o ^

    cilmente al registro entero de la vid ^ su grjdosupone en su grado mnimo la vi^ an puede

    mximo la concie ncia especi fie otras concien_tambin admitir que, en el futuro, p nfl fundadas en el car-cias no-humanas y, por consiguien e ^ ^jc0)

    bono- com o ordenadores inte igente ^ lSmc>logapps-hege-Podemos ver asq tw si ja f i o so jtX -^ ^ intento de des

    unas se han construido c o m o ui1 9 ^ de;a declaracin

    ffltropologzar" la f i l o s o g g ^ - ^ ' - ,

    * * * > * * , Bruce - M 'x 0rd Universit Press, 2 0 0 6 , - 20^- 59

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    x0rd Universit Press, 2 0 0 6 , 20 59

    ]rm

    e ningn

    de la muerte del hombre y del h u m a n i s m o -,dc j QH~cault pasando por Heidegger) o bien con la [mriuU m m t unpost-humanismo (de Kojve a Sioterdijk pasando po, [ %/-

    mond Kurzweil), lo cierto es que la embestida lie vada c,o Ja n te ,

    en definitiva, contra la antropologa filosfica y sus d eriyadps(a travs, por ejemplo, del acento c o l o c a d o sobre la animalidad) no ha podido todava desprenderse del c o n cepos pr

    genio que determina la epsteme occidental que, omodo es el principio antropolgico corno suele cree me smiojap

    diversas variantes del principio antrpico que la alimentan

    como sus races nutrientes, las cuales, como hemos visto, si

    guen ms activas que nunca.Considerem os, como sntoma filosfico, el libro p ostu m o

    de Derrida: Lanim al que donejesuis.En ese texto D errida se en

    frenta con la analtica existencaria de la muerte que hemos

    analizado ms arriba. Para ello, toma un desvo, no obsta nte

    necesario, por el problema del animal. El animal, en la pe rspectiva de Heidegger no puede dejar a la cosa ser tal y c o r n o ella

    es. Pero, Derrida se pregunta, puede hacerlo el hom bre?: es

    posible liberar la relacin del Dasein(por no decir del ho m bre )

    con el ente de todo proyecto viviente, utilitario, de puesta en

    perspectiva, de todo diseo vital, de forma tal que el h om bre

    pueda dejar ser (laissertre)al ente?.106 Para un p ensa m ientoantrpico como es todava el de Derrida, es ju sto sostener co nl, que la objetividad se construye slo con la muerte; para

    tener una relacin con el sol tal y com o ste es, es necesario que

    de cierta manera, yo pueda tener una relacin con el sol tal y

    como es en mi ausencia (es decir, como caso extremo, en la

    | muerte). Sin embargo, por ello mismo, en este pasaje, Derrida

    Fabin J. LudueaRomandini

    106 D e r r i d a J a c q u e s , Lanimal que donejesus, Paris, Galile, 2 0 0 6 , p. 2 1 8 ,:\'V

    _

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    rnni

    eStllvo a punto de hacer un movimiento^tropismo- ePentmomsalldel

    En este mom ento, Derrida, sin embara ,degger para seguir a Nietzsche y dec- que *ba? d(ma a H-tividad ms alia de un Dasan y , por 10 ta La aF a obje-

    el movimiento de lo viviente, de la vida v PUde eludlrde lo animal. Claro est, en lugar de concebir ni3 'ns|ariCaprivado de, es necesario ver en el oronnK ammal como

    lo viviente sin esencia. Finalmente otra w , ,i r~i vi i 5 icomo puede verse

    cuando Dmela estuvo a punto de abrir la puerta que le oerm t

    tira escapar del principio antrpico, la cerr para tornar denuevo a la vida destinada a explicar al hombre que encuentraen el animal un Otro de S mismo que nunca coincide consigo

    mismo en un m ovim iento de perpetua de construccin de loslmites.

    An los contradictores ms acrrimos del humanismo cl

    sico, no pueden deshacerse de un principio antrpico quegua, subterrneam ente su concepcin de la naturaleza como

    es el caso del p royecto G reat Ape"mediante el cual se busca

    eliminar, precisam ente, la explotacin de los grandes simios,

    buscando su exclusin de la categora jurdica de propiedad

    pero, nada m en o s, inclu ynd olo s en la de persona con dere

    chos (a la lib erta d , a la vida) an si la asignacin de obligaciones resulta im p o sib le .107 Lo m ismo ocurre con muchsimas

    filosofas que se recla m an de una superacin del humanismo

    8 travs de una p uesta en cu estin de una supuesta escisin

    entre lo hu m ano y lo an im al que atravesara la historia de la

    nto-teo-loga occidental . -

    S i n g e r ,Peter, "Th e Great Ape Project" In SNCER, Peter,

    L tssaysonF.thics,Oxford, Blackwell Publishers, 2 0 0 2 ,pp. 128-1 , .

    a P1Qantrpico; cosmologa

    61

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    d m in l.tuhinui Roiiuvutini

    Pero an en estos casos, el descent ramiento de lo humanoermina desembocando en el reino de la tica donde al hombre

    le le reconoce, finalmente, la nica caracterstica que losani

    males no pueden tener: el nosce te ipsum.Es decir, todo el gestode la crtica antropolgica slo puede desplazar el centro de in

    ters desde la gnoseologa a la tica para hacer de esta ltima el

    reino propio de lo humano al cual ningn otro animal puede

    i acceder.108 An unas de las formas metafsicas ms radicales del

    siglo xx -qu e mostr una imprescindible atencin respecto de

    lo no-hu mano-no puede evitar proponer, siguiendo los pasosele Fichte, la superacin de las apollas del sujeto y del objetoincluso del Ser y del Acto, si no es bajo la forma de una vida

    [que] es la inmanencia de la inmanencia, la inm an encia absoluta: es potencita y beatitud completa 109

    memehaeta 6 s V n S . e S t V 'dolo e propio Ciarles D a r w i n S a.-.n ci reconocin- ___________ 51 esta visl

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    nreserue, a pesar de las onru-.v, . - i r .^ , ln Im(-S diferencias entre uno y otroautor, en Lamarck111). ;

    En cambio, la vida es una porcin mnima, casi inexistente

    del Universo. Algunos incluso creen que la vida slo existe enlaTieita (contia quienes sostienen, en cambio, la viabilidad denn proyecto com o mi). En todo caso, los planetas con vida

    probable son minsculos o mnimos en comparacin a los espacios siderales y la materia inorgnica del Universo. El pensarque hay que explicar, al menos preferentem la vida que es el

    fenmeno ms minoi it tu io del Universo es el ltimo gesto delantropism o. El hombre se disuelve en la Vida como modo de 1/gpreservar su im portancia csmica. Al menos en ella todava jpuede conservar su importancia (nada menos que en la Excepcin de la vida!) cuando en realidad habra que dar cuentade que la vida tiene slo una existencia cronolgica reciente yque el LJniverso abitico es infinitamente anterior a la vida y

    probablemente la suceder. Entonces, por qu ocuparse de unfenmeno tan marginal cuando hay tanto por explicar si nofuera porque el hom bre guarda en la Vida, todava, un deseo de

    Principio antrpico: cosmologa

    d i r e c t and direct action o the exlcrnal conditions olife,and fro m ^ a n d disuse;aRaiioonncre-ase so hieh as lo lead toa Struggle of Ufe,andasaconsequencetoNatural Selection, emailm^Di-a se so nig na s o ie a a to a o tr u g g mnrovcd (o rm s.T hu s,forn nh ew arofna iu re,

    vergence of Character and the ^ ^ ^ ^ ^ . c h^uvearccapab!e of conceiving, namely, thefrom famine and death , the m ost cxaltcc ob jec pn ndcur in this view of life, with its

    production o f the hig her a fcw onlls 0 r into one: and that, whilstthisseveral pow ers, hav ing been originally brc. , f u yfro mso simple a beginning endlessplanet has gone cycling on according to the ix ^ ^ ^ evolvedr El problema de laforms most beautiful and most wonder tu < - suncjcbatc que procede de larga

    teleologa en Darvvin, desde luego, es sm ame Schpfungsthcoric In: Zeitschnjt

    data. Cf. por ejem plo , K l l i k e r ,Avori , > - c ierlamcntc desde una perspectiva fina-

    f rw issensc hafdiche Zoo log c, Xiv-2 , 1btU, |>p- 1 ^ o f Law,London , Alexanderdsta,cf. A rgy ll, D uke f (GeorgeJo hn 1>

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    a n . u ue a om ana an

    explicarseaM. mismo?, (un an tro pism o esco n d id o ail, secreto

    y eficaz). Si tan slo se pud iese e xp lica r el m u n d o inerte y las

    potencias que lo pu eblan un da, qu iz , se p o d ra explicar al

    hombre com o efecto secun dario.

    Pero an si se puede argumentar que laJ a c t ic id a d ele la vida se

    presenta com o elemento ineluctable del cu al n o es p os ible apar

    tarse existencialmente, no deja de ser to ta lm en te cie rto que se

    torna, por ello, an ms necesario rea lizar u n Gendankenexpe-ment que permita concebir la posibilidad de una topografa

    ^tttadeiayda. Dicho posmladoeiddco, no obstante, est liaV d C a n0l0 T*:" U,'l'Js b l" b sfo rn l!tsd e , iV hv!-

    tambin la de dar cuerna de un munrt I ^ tCng31Ug3r

    o, mejor an, en la que ella no sea el fa d T * 1 " eXStleSEsto implica tambin que se pueda d Naturaleza.

    va para dar cuenm.de los principios cm C 3 encontrar unaen e.Lcual la vjcla podriano existir nom S err*an un cosm osempear un papel teleolgico en el L no sl am ada a des-

    Esta constatacin h te n ta se^aiuam? '^ 61tempornea tiene todava una tarea n e n ^ qUe la co n-verdaderamente pensar una cosmologiaq ju P q e^ es >1ograr

    vida, o dicho de otro modo, en la qUe del ? n cepto del^elnteu^jqi^ad.edinal ism esconrT;!Ce0tO~eV 8 a n ore -phcacin de las llamadas 1L L d r T C V "V 8 - ^ P 5.cto de la ev .

    L t ^ a s e h a c o n ^ p ^ o c ^ b ' c e h a a ^ t ^ n - ^ ^ ^ ^ ^ o ,

    en que haconcebido-con juntamenieco nla n ' medida

    com o una coin plc jizaci n d elan ia ie ria in ertc c1H0gl|a~ alav id a

    tna tradicin nioderna corno, a veces, se suele cr ^ dc ser a teorla Va presente en el m undo d s ic o V ^ , se trata dc _112

    Aristteles, Historia animalium,588b.

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    Principio antrpico: cosm ologa

    C ecisiv para la filosofa por venir no ser, por lo tanto, lasupei acin c e pi incipio aniiopolgico (que es simplementeLl problema de superficie) sino la refutacin more geomtrico

    del pi incipio antipico-inalista que rige el pensamiento sobreel cosmos, a vida y la temporalidad.113 Llegados a este punto,habr que retomar las preocupaciones de Einstein para recon-ducii las poi vas inesperadas, como por ejemplo, hacia una fi-Ioso lid del Afuer d, de Id muerte y del espectro

    TV r w n r m

    Anrs1aFinitudc.Essaisurlance$'n comelidoque se hala presente en M E l L | V ^ V ^ Q ^ ^ ^ ^ ^ ^ c i.1Scri,icas de Lucrecio.

    ie laco nr in sen re .Pa m .Sem rM ^ ^tadelospos tu iadosdelacosutolog lantodema.

    t al finalism o no pu ed en suj.

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    .

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    Apostilla

    ma

    un

    Hacia finales del siglo xv, Hieronymus Bosch, conocido tambin como El B osco , pi n to uno de los trpticos ms enigmticos

    de toda la histoi ia del at te occidental que no ha cesado de des

    orientara los intrp retes de todas las proveniencias disciplii

    ras. Nos refet irnos, natut almente, a El jardn de lets delicias (__

    titulo que, com o se sabe, no perteneca originalmente a la obra).

    No queremos sumarnos, en ese sentido, al elenco de quienes hanintentado hallar la significacin ltima de la obra sino, simple

    mente, tomar una parte del m ismo como la cifra perfecta de la

    cosmologa que ha determ inado no slo al hombre moderno,

    cuya aurora tem prana el Bosco presagiaba, sino, en buena me

    dida, al mundo occidental com o trayectoria en la larga duracin.

    Desde esta perspectiva, slo querramos detenernos en la caraexterior del trptico, en la escena que interpela al observador

    antes de que ste, se adentre en las maravillas del interior. All

    comparece el m undo pero visto desde una-perspectiva del todo

    inquietante; Se trata precisamente del mundo antesde la ciea-

    cin del hom bre cuando, en rigor, ningn ser animalhabitaba

    todava la Tierra. De hech o, el planeta mismo est todava siendocreado y, por lo tanto , no est plenamente acabado aunque ya

    eTcuentra presente el imparcial mundo de la geologa) p

    dieras plantas que cubren la superficie del globo- ,

    arantizar su ex istencia y, ai mismo tiempo, ensuau-

    nco de potencialidades no humanas. Sin em aig ^ ^Setlcia, se prefigura el hom bre pues, en lo alto, a la izq ^

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    I'cibiiUiJ. Ludutti Rairuinclni

    halla un fantasmal Creador que esta ejecutando su Obra. N0

    oculta su gesto adusto y su apariencia apesadumbrada ante los si

    guientes pasos que debe dar y las decisiones que debe tomar. El

    mundo es an completamente gns pues el Sol y la Luna no han

    sido creados todava y de este modo, la luz y el co lor son desco

    nocidos en este planeta.Precisamente, El Bosco realiza en este trptico un Gcdciukciicx-

    perim eni que nosotros querramos proseguir y radicalizar.

    Cmo sera este mundo si le retirramos tambin su Creador y

    por consiguiente, las formas primigenias de la vida vegetal yluego, toda la vida en general? En suma, cmo sera el mundo si,a la vez, retrocedemos ms atrs en el Tiempo y, con el mismogesto, retiramos todo Creador que garantice un futuro antrpicopara el ksmosque est desarrollndose? En estejauntouel antesdel mundo de la vida coincide perfectamente -d esd e el punto devista metafsicocon el espacio a-biticoque podra existir si ya no

    tuviese lugar ninguna forma futura de existencia imaginable parala vida.

    Ese mundo en el que origen y destino se confunden hasta volverse idnticos genera la topologa del Outside, eslo es de un cosmos en el que no hay ya ninguna vida que pue hpe rcepcin del mundo o dar un sentido a la existencia de estel

    timo a. partir de la necesidad de la evolucin hacia la vida. Pero,entonces, qu posibilidades se abren para el pensamiento?Cules son las condiciones de c.ognoscibilidad'de un mundo semejante? C m o e s p p b k s ^ en topologa extinta?

    Finalmente, qu podemos verdaderamente hallar en estemundo pre(postj-humano y preCposO-vital?'^!habita un

    topossemejante? Responder a estas preguntas es dej ar planteadasuna de la mltiples tareas de la filosofa venidera, en la cual, puede

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    Apostilla

    resultar del m xim o inters delinear la geografa met a fsica delOutsidey donde tiene lugar, anida secretamente yjta 1ve; 1subyacepacientemente lo que nos gustara denominar eln) rv >iespectral

    el cual no consiste ya en una mera vida postuma o superviviente

    (Nachichen) , una segunda forma de la vida sino, al contrario , en loque existe ms a cy ms al lde toda vida-e independientemente

    de staan si no existe ninguna forma de vida que no tenga que

    confrontarse, de un modo decisivo, con este abismo.

    i \\Arii.,,

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    69

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    ......

    Hieronymus Bosch (El Bo sco)

    El jardn de las delicias(exterior). 14 80 -1 4 90

    Madrid, Museo Nacional del Prado.

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    I>i h Ii i )\ i . I j; i* *

    >' ' v . l v ....... n i . ............................

    .......................................

    otro Lulo, mu m- j,, , |llyrll |,r , |nrlll(- , |)(, , , ; / ( '-

    gn\ o l.tlnnu 1.1- l. ( I inlr l nil , |j, vt I j i j )(11() I ,U(jtno (' / clfflctlf' lo:.;// o. ;;

    l o ri n gh ie r i, 2 0 0 2 |l raditccion castellana, I n abt r V ). :hombr e

    / c l a n i n u d , Bue nos Aires, Adriana I lidalgo, 2 0 0 6 j .

    ~ , ll sa cr am en to del U m uaim o, A rche olon a dci ?iura~* ) x jnen i o , Roma-Bari,Cius. I.aterza&rFigli Spa,2008.

    \ r g y l l , D u k e , (George Jo h n Douglas C a m p b e l l ) T he Reign of

    L aw ,Lo nd on, AlexanderStrahan, L8 6 7 .

    \ s t o r i , G i o v a n n i - A h i O H I O , D e d i i s C a b r i . - > d s s e r t a t o i n

    ia c a b a n clo t e m ie la & e m n d a la In: Utriusque thesauri am iqidta-

    u m R o m a n a r a n , G r a e c a ru m q u e n o v c i su p p le m e n t ac on g e si

    o