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MAESTRÍA EN ESTUDIOS ARTÍSTICOS LA SIGNIFICACIÓN DE LOS ZANCOS EN PATINES COMO INSTRUMENTOS DE CREACIÓN ESCÉNICA: UNA REFLEXIÓN DESDE LA SEMIÓTICA TEATRAL PARA LA TEORIZACIÓN DEL TEATRO DE CALLE COLOMBIANO CESAR GRANDE LADINO BOGOTÁ 2018 UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS FACULTAD DE ARTES ASAB

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  • MAESTRÍA EN ESTUDIOS ARTÍSTICOS

    LA SIGNIFICACIÓN DE LOS ZANCOS EN PATINES COMO INSTRUMENTOS DE

    CREACIÓN ESCÉNICA: UNA REFLEXIÓN DESDE LA SEMIÓTICA TEATRAL PARA LA

    TEORIZACIÓN DEL TEATRO DE CALLE COLOMBIANO

    CESAR GRANDE LADINO

    BOGOTÁ

    2018

    UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS

    FACULTAD DE ARTES ASAB

  • 2

    LA SIGNIFICACIÓN DE LOS ZANCOS EN PATINES COMO INSTRUMENTOS

    DE CREACIÓN ESCÉNICA: UNA REFLEXIÓN DESDE LA SEMIÓTICA TEATRAL

    PARA LA TEORIZACIÓN DEL TEATRO DE CALLE COLOMBIANO

    CESAR GRANDE LADINO

    DIRECTORA: MARTA BUSTOS

    OPTAR POR EL TÍTULO DE

    MAGISTER EN ESTUDIOS ARTÍSTICOS

    UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS

    BOGOTÁ

    AGOSTO DEL

    2018

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    AGRADECIMIENTOS

    A mi padre ISRAEL y ABUE Natris que me vigilan,

    guían y protegen desde donde estén.

    A OTI mi madre sinónimo de

    verraquera A mis hermanos MAURO e

    ÍNGRID

    A Venus, mi maestro, director y forjador del sueño que es

    la FUNDACION TCHYMINIGAGUA,

    a Angielo Bolaños, por su asesoría en este proceso.

    Al NEGRO y el MECHAS, por ser creadores de esta locura que son los zancos en patines.

    A cada uno de los miembros de la FUNDACIÓN TCHYMINIGAGUA,

    a KATHERIN quien es mi apoyo incondicional, mi

    equipo. A maestros, y compañeros de la MAESTRIA, a mi tutora MARTA y jurados de este

    proyecto A mi familia y todos aquellos espectadores que han gozado y vibrado con el grito

    de UA, UA de los zanqueros en patines.

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    RESUMEN

    Palabras claves: «signo teatral»; «semiótica»; «creación escénica»; «creación colectiva»

    En este documento se afirma la idea de que los zancos en patines son elementos que

    permiten desarrollar un ejercicio de interpretación del signo teatral. Con esto he querido

    decir que, en el momento en que son tomados como «instrumentos de creación escénica» se

    les otorga una centralidad interpretativa y sígnica que va a conducir a las relaciones que

    residen al interior de la modificación de este artefacto, al menos en dos sentidos: las

    modificaciones, en cuanto a su estructura, que generaron una nueva forma de

    desplazamiento y posibilidades de uso; y por el otro lado, una vez establecidas las nuevas

    formas de uso, tales modificaciones implicaron una transformación también en el proceso

    de creación de la obra de teatro. Partiendo de esto, establezco el contexto de la creación y

    centralidad de este tipo de zancos en las obras de teatro de calle a inicios de la década de

    los 90´s, donde el grupo Tchyminigagua, a raíz de la situación sociocultural en la que estaba

    su barrio, responde con estas modificaciones de los zancos convencionales a las emergentes

    necesidades sociales que los afectaban; esto básicamente generó una articulación entre la

    respuesta ante dichas necesidades y, la ideología del grupo, la cual quería generar una

    actitud reflexivo-critica en el espectador. En este sentido argumento que la semiótica del

    teatro es una herramienta de acercamiento teórico que puede permitir profundizar en el

    problema del sentido del signo, y esto en el momento en que analizo los zancos en patines

    como un signo teatral.

    El lector, podrá encontrar las relaciones discursivas que están al interior de la

    significación de los zancos en patines como instrumentos de creación escénica; la relación

    que tiene esa significación con la ideología del grupo de teatro; y la relación que existe

    entre el signo teatral y el contexto social donde se desarrolla. Desarrollé el problema sobre

    la significación de los zancos en patines como instrumentos de «creación escénica»,

    situándolo en el marco de las definiciones correspondientes a los conceptos de «signo

    teatral», «significado» «identidad» y «símbolo». Esto con el fin de establecer unas bases

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    conceptuales que me ayudasen a comprender la experiencia de los zancos y sus

    posibilidades de significación en el proceso creativo de las obras de teatro.

  • 6

    ABSTRACT

    Keywords: «theatrical sign»; «semiotics»; «scenic creation»; «colective creation»

    The idea of this text is affirmed that the skate stilts are elements that allow to

    develop an interpretation excercise of the «theatrical sign». Thus I had to aclarate that at the

    moment they are taken as scenic creation instruments they are given an interpretive

    centrality and signifies that they will lead to the realations that reside within the

    modification of this artifact, at least in two senses: firstable, the modifications in terms of it

    ´s structure that generated a new form of displacement and posibilities of use; and secondly,

    once the new forms of use were established, such modifications implied a modification also

    in the process of creating the play. That´s why I stablish the context of the creation and

    centrality of this type of stilts on the street theater plays at the beginning of the 90´s, where

    the Tchyminigagua group as a result of the sociocultural situation in wich his neighborhood

    was responding with these modifications of conventional stilts to the emerging social needs

    that affected them; this basically generated an articulation between the need to respond to

    these needs and, the ideology of the group, wich wanted to generate a reflective-critical

    attitude in the viewer.

    In this sense, I argue that theater semiotics is a tool of theorical approach that can

    deepen the problem of the meaning of the sign, at the moment when I analyze the stilts on

    skates as a «theatrical sign». Some of what the reader can find will be the discursive

    relationship that are within the meaning of the stilts on skates as instruments of «scenic

    creation»; the relationship that this meaning has with the ideology of the theater group; and

    the relationship that exists between the theatrical sign and the social context in wich it

    develops.

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    INTRODUCCIÓN 8

    1. Semiótica teatral: el concepto de signo teatral, significación, identidad y símbolo 19

    1.1.Teoría del signo 21

    1.2.Proceso de «significación» 25

    1.3.Concepto de identidad 32

    1.4.Semiótica Teatral 33

    a) Connotación: el signo-vehículo 35

    1.5.La relación representación-texto 37

    2. Teatro e Ideología: el teatro como terreno de las expresiones ideológicas 43

    2.1.Contextualización de la «creación escénica» y del paradigma de la «creación

    colectiva» 47

    21.1 La condición del actor 53

    2.1.2 El contexto que afecta el grupo teatral 55

    2.2 El lugar que ocupa la ideología en el proceso de «creación escénica» 59

    3. «Creación escénica» desde el proceso de significación de los zancos en patines 62

    3.1.Códigos verbales y no verbales que constituyen la representación teatral de los

    zancos en patines

    3.2.Compromiso político y apuesta teatral desde la «creación escénica» 75

    3.3.Los zancos en patines; una respuesta desde el teatro de calle ante las emergentes

    necesidades del Teatro de calle colombiano 80

    4. Contenido significativo de los zancos en patines 84

    5. Lista de Fotos 93

    6. Bibliografía 94

    7. Anexos 96

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    INTRODUCCIÓN

    En este texto se plantea la posibilidad de generar una reflexión enriquecedora para

    la teorización del teatro de calle en Colombia a partir de la pregunta por la «significación»

    de los zancos en patines1 como instrumentos de «creación escénica». Mi principal interés

    ha sido en este sentido, el de desarrollar un ejercicio de aplicación de la llamada semiótica

    teatral para acercarme a la experiencia que tengo de los zancos en patines como centrales

    en el proceso dramatúrgico y, lo que es aún más importante, al proceso de significación por

    el que han pasado los mismos desde su invención en el contexto social de la Fundación

    Tchyminigagua hasta el uso que les he dado para la construcción temática de las obras de

    teatro.

    El lector podrá encontrar, por lo tanto, un análisis reflexivo acerca de la importancia

    de producir elementos propios que aporten a las diferentes necesidades del teatro de calle

    en Colombia; como también identificar la relación existente entre el concepto de «signo

    teatral» y la significación de los zancos en patines como instrumentos de creación escénica.

    La inexistencia de un trabajo investigativo que se centre en el proceso de los zancos

    convencionales y el papel que han desarrollado en la dramaturgia colombiana, me ha

    llevado a considerar la actualización de éste vacío investigativo, a partir de los zancos en

    patines. Es por esto, que he querido hacer explícitos los aportes semióticos y dramatúrgicos

    a los que conlleva una investigación basada en la búsqueda e interpretación de sentido del

    llamado «signo teatral» a través de la centralidad que obtienen los zancos en la creación

    escénica.

    El libro de Cesar Oliva y Francisco Torres Monreal (2012) Historia básica del arte

    escénico, me dio luz sobre los diferentes usos que han tenido los zancos convencionales

    dentro del desarrollo del teatro. Los autores señalan que los coturnos, por ejemplo, fueron

    1. Para mas información sobre la construcción y estructura de los zancos en patines puede dirigirse al

    siguiente vinculo informativo https://www.youtube.com/watch?v=cSVJjXb8ics

    http://www.youtube.com/watch?v=cSVJjXb8ics

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    usados en la antigua Grecia para exaltar las cualidades del personaje de manera tal que

    asemejasen las cualidades de las deidades (altura y mayores dimensiones que otros

    personajes). Posteriormente serán usados también en el medioevo para las puestas en

    escena que giraban en torno a los pasajes de la bíblia. Sin embargo, esas mismas menciones

    de los zancos dentro del proceso histórico de la dramaturgia no son analizadas en razón de

    la producción de sentido que generan sus usos dentro de la creación escénica, más bien

    estos autores se centran en hacer un recorrido historiográfico por los diferentes elementos

    que componen la historia del arte escénico. Mi interés investigativo no es el de presentar

    una historia del desarrollo de los zancos y cómo se modificaron en zancos en patines, al

    contrario, creo haberme interesado más por el cómo los zancos en patines, al ser un

    producto de las necesidades socioculturales del teatro colombiano, han generado diferentes

    y muy diversas significaciones acerca de su uso como instrumentos que sirven para

    desarrollar las líneas temáticas de las obras de teatro en el grupo de la Fundación

    Tchyminigagua. Al indagar en este tema he encontrado que existe una relación estrecha

    entre el teatro y las condiciones contextuales que afectan al interprete (actor, espectador),

    cuestión que ha implicado, por un lado, que me interese en el producto interpretativo de la

    experiencia del teatro que tiene tanto el actor como el espectador y, por otro lado, en las

    condiciones contextuales que afectan a este proceso; condiciones que tienen incidencias

    tanto en la composición como en la interpretación de la obra dramatúrgica y el «signo

    teatral».

    En palabras de Santiago García (1994) los grupos de teatro en Colombia están

    precedidos por las condiciones capitalistas del mercado moderno: dos ejemplos de ello son

    el teatro de La Candelaria, que con la teorización que hizo el maestro García desde los

    años 70´s sobre la «creación colectiva», se logra proponer el proceso de un nuevo teatro

    para las necesidades de ese nuevo público que representa las dificultades socioculturales de

    Colombia; y el proyecto teatral que lideró Enrique Buenaventura con el T.E.C, el cual

    demuestra con sus obras la necesidad de establecer una «ideología» grupal para hacer

    visibles los temas más relevantes que la sociedad debería plantearse para poder mejorarse a

    sí misma. En efecto, es común a varios grupos de teatro colombiano el no poderse deslindar

  • 10

    de sus obligaciones tanto políticas como sociales, en el sentido en que el producto artístico

    es visto como una respuesta a las necesidades contextuales que afectan al propio grupo de

    teatro y a su sociedad.

    De esta situación surgió la preocupación por el tema sobre el lugar que ocupa la

    «ideología» en el teatro, y esto se debe a que las condiciones contextuales que afectan la

    experiencia que se tiene del arte, de lo estético o de la obra, nos permite entender que el

    teatro es un terreno en el cual convergen creencias, ideologías, intereses investigativos y

    opiniones de todo tipo. Situación que no podría alejarse de las mismas condiciones que

    generaron la creación de los zancos en patines por parte del grupo Tchyminigagua del cual

    soy parte, y por el cual he tenido la experiencia de acercarme al proceso dramatúrgico y a

    los zancos.

    Considero que es en este sentido, que me preocupa el lugar que ocupa la ideología

    en el proceso de creación de los zancos en patines, ya que este es un ejemplo de la relación

    que existe entre el teatro y el contexto social en el cual se desarrolla la obra escénica. Como

    veremos más adelante, la búsqueda de sentido o proceso de significación por el que pasa

    cualquier espectador o artista en el momento de la experiencia del teatro se encuentra

    intrínsecamente vinculado con el contexto social que lo influencia en su ejercicio

    interpretativo, al mismo tiempo que el contexto social puede ser tomado como un marco de

    interpretación con el que el actor puede proponer con su arte, y es en este mismo, donde se

    sitúa al actor en un lugar socio histórico y cultural específico; de esta manera hasta el

    propio espectador se ve afectado en su ejercicio interpretativo de la obra, es decir, que lo

    que oye, lo que ve o lo que le sorprende, entra en una red muy compleja de sentido, y allí se

    dispone a expresar lo que interpreta.

    Desarrollé el problema sobre la significación de los zancos en patines como

    instrumentos de «creación escénica», situándolo en el marco de las definiciones

    correspondientes a los conceptos de «signo teatral», «significado» «identidad» y

    «símbolo». Esto con el fin de establecer unas bases conceptuales que me ayudasen a

    comprender tanto la experiencia de los zancos y sus posibilidades de significación en el

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    proceso creativo de las obras de teatro del grupo Tchyminigagua –que ha profundizado en

    el ejercicio dramatúrgico a partir de estos–, como también, que permitieran profundizar en

    las posibilidades de sentido que se han dado gracias a la interpretación que hemos hecho de

    los zancos en patines como un signo teatral que se desarrolla dentro de un marco contextual

    específico.

    Para realizar esto, se seleccionaron del corpus de las obras de teatro del grupo

    Tchyminigagua las siguientes obras de teatro de calle para guiar la reflexión de este trabajo:

    El elogio de la Locura, como primera producción teatral en la cual los zancos en patines se

    emplean por el grupo como instrumentos de creación escénica; Vive y deja vivir, donde el

    personaje de la sabiduría es moldeado e interpretado gracias a los zancos en patines y por

    último Guatavita la princesa del amor, la leyenda del Dorado, donde se desarrolla una

    línea temática que representa parte de la ideología del grupo de teatro, en el sentido en que

    los zancos son usados aquí para constituir los personajes que representan los españoles que

    llegan a América Latina a arrasar con la cultura amerindia.

    Con el ejercicio semiótico de interpretación del signo teatral se presenta al lector la

    intención ideológica que el grupo plasma en cada personaje de las obras y la relación de

    dicha intención con el proceso dramatúrgico. Esta intención es desarrollada a través de las

    posibilidades creativas y dramatúrgicas que se despliegan con los zancos en patines y que

    por tanto, permiten el acercamiento al instrumento a través de la significación, tanto en la

    complejidad de sentido que reside en el interior de la obra, es decir, la capacidad de

    significación que parte del actor, y del colectivo del grupo de teatro; como también la

    complejidad exterior a la misma obra, que se puede comprender a partir de la significación

    que ofrece la interpretación del propio público.

    En este texto se afirma que tanto la técnica, como el propio movimiento que se logra

    con el diseño de los zancos en patines, son elementos que permiten un cambio tanto en la

    ejecución como en las posibilidades creativas que se venían desarrollando hasta entonces

    con los zancos convencionales en el teatro de calle en Colombia.

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    También se encuentra aquí la afirmación de que tal cambio no se limita a las

    posibilidades de apertura del sentido, que son efecto de la modificación a los zancos en

    patines debido a que dicha apertura del sentido se extiende hacia algo más, que se encuentra

    en la «significación», o en el proceso de dar sentido al «signo». Signo por otro lado, que en

    este caso es comprendido como «signo teatral». De esta manera, intento comprender el

    cómo se centra el ejercicio de creación de un personaje y una temática teatral con las

    posibilidades creativas que ofrecen los zancos en patines, al tiempo que intento acercarme

    al proceso de significación que se desarrolla con la interpretación del signo teatral.

    Como verá el lector, a lo largo del texto el «signo teatral» no se reduce a la obra de

    teatro, sino que está compuesto tanto de ideologías, como también de creencias y discursos

    que giran en torno a la misma experiencia del teatro, pero que no son propiamente

    exclusivos de la obra, sino que hacen parte de la dimensión cultural, política y personal

    tanto del actor como del espectador. En este sentido, estos influyen en la significación que

    hacen los interpretantes sobre la experiencia del teatro; y aún más importante, el lector

    podrá entender que la intención de esta investigación ha sido comprender tanto la

    producción como la interpretación de ese sentido que se desarrolla con el «signo teatral» y

    que se encarna en los zancos en patines, de manera que al acercarse el lector a este sentido

    en relación con la centralidad que tienen los zancos en patines en la creación escénica,

    podrá ahondar en la pregunta de si ¿es posible la significación de los zancos en patines

    como instrumentos de creación escénica?, y si es así, en ¿cómo se ha dado esa significación

    y de qué manera se ha ampliado ese sentido gracias a la posibilidad de interpretación que

    reside en la dinámica del teatro de calle? Cuestiones que estarán tratadas específicamente

    en el primer y tercer capítulo en el siguiente orden: en el primero se plantean las

    posibilidades que tiene el signo de entenderse como signo teatral introduciéndonos en la

    posibilidad de significación de diferentes instrumentos que se usan en escena; en el

    segundo se presentan las incidencias que tiene esta ´posibilidad de significación y apertura

    del sentido bajo las condiciones contextuales que afectan al teatro; y por otro lado, en el

    tercer capítulo se llevará a cabo el ejercicio de aplicación de la semiótica teatral para

    comprender la posibilidad de sentido e interpretación a los que conlleva la escenificación

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    de las obras de teatro teniendo como centralidad temática el uso de los zancos en patines

    como instrumentos que permiten el ejercicio de reflexión y critica expuesto por el grupo

    Tchyminigagua como un ejercicio de expresión del teatro de calle colombiano.

    Ahora bien, una vez aclarado lo que se entiende aquí por signo; por la relación que

    existe entre el proceso de dar sentido al signo (significación) y, por las condiciones

    contextuales en las cuales se presenta la interpretación del mismo, expongo las bases

    teóricas para el desarrollo de una perspectiva desde la semiótica teatral, con la que se puede

    abordar el proceso de significación por el que han pasado los zancos convencionales para

    su transformación y para su posterior uso como instrumento de «creación escénica» en su

    versión como zancos en patines. Lo que se encuentra en el primer capítulo, por lo tanto,

    corresponde a la definición de estos cuatro conceptos a partir de las relaciones y diferencias

    que suscitan las definiciones que proponen Ferdinand de Sausurre y Charles Sanders Peirce

    en cuanto a los conceptos de «signo», «significado» e «identidad» y Anne Ubersfeld (1998)

    en cuanto al concepto de «signo teatral», que se compone –según esta autora– de elementos

    tanto escritos, como no escritos, verbales y no verbales, inmersos en la experiencia de la

    obra de teatro.

    La finalidad de abordar el pensamiento de estos tres pensadores mencionados, es el

    de generar una conversación entre sus perspectivas teóricas para cercar metódicamente lo

    que en esta investigación se está entendiendo por tales conceptos y de esta manera plantear

    las bases teóricas desde las cuales se pueda comprender el proceso de significación por el

    que, afirmamos, han pasado los zancos en patines.

    El tratamiento de las teorías tanto de Peirce como de Saussure, en relación con la

    composición de las diferentes teorías semióticas del teatro, no es un intento investigativo

    novedoso, sino que es un ítem investigativo que se hace necesario y recurrente para

    acercarse a la teoría semiótica del teatro. Autores como Ana Ubersfeld (1998) y Elam Keir

    (1980), han desarrollado la «semiótica teatral» como una perspectiva que permite la lectura

    de los sistemas de signos que se producen en la obra de teatro alrededor del pensamiento

    particular de cada uno de estos autores. En ese sentido, es que existen guías teóricas que

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    permiten un acercamiento semiótico a conceptos como el de «signo teatral», que hace

    referencia a la composición del sentido en un sistema referencial de significado que se

    desarrolla en la experiencia del teatro (Ubersfeld, 1998) o el de «texto teatral», entendiendo

    por este último, la composición sígnica, tanto escrita como no escrita y a la vez verbal o no

    verbal, que se expresa en el arte escénico. De allí que palabras, matices de voz, gestos, el

    movimiento, las imágenes escénicas, hasta los elementos que constituyen los vestuarios de

    los personajes, son todos elementos significantes que la semiótica teatral intenta describir y

    comprender desde el ejercicio de la significación e interpretación del signo.

    Seguidamente a las definiciones de los cuatro conceptos básicos (signo teatral,

    significado, identidad y símbolo) que deben tratarse para comprender mejor el estudio de

    la semiótica teatral, se puede entonces, desarrollar el problema de la significación desde el

    instrumento de creación escénica, estableciendo por un lado que el contexto socio-cultural

    es el que incide en la creación de los zancos en patines y, por otro lado, que estas mismas

    condiciones contextuales generan repercusiones ideológicas en la creación escénica del

    grupo de teatro que se ven representadas en la centralidad que adquieren los zancos en

    patines para la creación escénica del grupo Tchyminigagua. Esto se debe a que parte de los

    elementos que constituyen el tema de una obra dependen de las afectaciones contextuales

    tanto económicas, como culturales o políticas que se presentan en la experiencia del actor y

    de igual forma en el espectador al momento de la obra teatral.

    El complejo funcionamiento de las afectaciones contextuales en el proceso de

    significación, es lo que ha hecho que el interés de esta investigación se centre en la

    transformación que adquirieron los zancos convencionales con los zancos en patines, ya

    que tanto la creación de este instrumento, como su uso como instrumento de creación

    escénica ha generado una significación que representa por un lado, la ideología del grupo

    de teatro y, por otro lado, las múltiples interpretaciones que se han hecho acerca de los

    personajes y obras de teatro que han nacido desde este tipo de zancos. Por tanto, creencias

    como teorías e ideologías, se encuentran siempre en continuo proceso de actividad al

    interior de la experiencia del teatro; van desde la preocupación del actor por representar un

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    papel y, conformar la obra, hasta la recepción e interpretación de dicha obra por parte del

    espectador.

    Ahora bien, si no es accidental el efecto que tiene el contexto social en la

    experiencia del teatro, esto vale lo mismo y de una forma muy compleja en los

    instrumentos de creación escénica, ya que en los mismos pueden llegar a hacerse explícitos

    los diferentes sentidos socio-económicos, culturales o políticos que se encuentran como

    contenido de la obra de teatro, y más aún, desde ese papel que cumple el contexto en el

    desarrollo del proceso creativo se puede señalar que los zancos en patines son producto de

    necesidades sociales específicas y, que se presentan, como respuesta a factores complejos

    que motivaron al actor y al grupo teatral a desarrollar no solo su creación sino su uso para

    conformar el eje temático de las obras. Es por lo anterior, que en el segundo capítulo se

    presentan las condiciones contextuales que han influido para hacer teatro con los zancos en

    patines, condiciones que como veremos, corresponden a la opresión social en la que se

    encuentran sectores de la población colombiana, y en este caso particular, barrios

    vulnerables de la ciudad de Bogotá. Con esto afirmo que la obra de teatro es un vehículo

    del sentido en tanto que representa y hace explícitas las causas de opresión socio-

    económica que afectan a los diferentes sectores de la sociedad.

    La importancia de esta contextualización reside en que una vez fundamentadas las

    bases teóricas desde las cuales se puede acercar al proceso de significación, estas deben

    articularse con las condiciones que son fundamento del teatro y la «creación escénica» que

    no parten de otro lugar sino desde la perspectiva social en la cual se ve envuelto el grupo de

    teatro. En este caso particular, la creación de los zancos en patines se debe al desarrollo

    técnico y teórico de la Fundación Tchyminigagua, es por ello que el contexto que determinó

    la transformación de los zancos convencionales, es visto desde la contextualización de esta

    organización cultural en específico, y ubicada en el barrio Bosa Laureles de la ciudad de

    Bogotá.

    Junto al sentido del contexto se despliega la noción de «ideología» ya que, como

    venía señalando, las condiciones contextuales definen también una postura de pensamiento

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    y de creencias que sirven al actor y al grupo de teatro para conformar el eje temático de las

    obras de teatro, en este sentido, las respuestas artísticas ante ciertas condiciones

    contextuales están enmarcadas en el campo de la ideología2, en tanto que las obras

    representan una ideología que nace de las afectaciones socio-económicas que inciden en el

    proceso de desarrollo de la obra artística y sobre todo en la vida de los actores y el grupo de

    teatro. Se puede afirmar que detrás de ese proceso de transformación por el que pasaron los

    zancos convencionales, reside una manifestación ideológica de un grupo de teatro –del cual

    soy parte, – que se ha consolidado con el tiempo a través del proceso de la «creación

    escénica». Las relaciones que existen entre la ideología y este instrumento particular, los

    zancos en patines, se desarrollan en un contexto específico en el cual debe situarse el

    problema de la significación de los zancos en patines. Es por eso que, en el tercer capítulo

    mi interés es la experiencia de la «creación escénica» desde la transformación que se logró

    con los zancos convencionales como zancos en patines, en tanto que abordo con ello la

    «creación escénica» generada a partir de la experiencia que se tiene no solo de su uso para

    la constitución de la obra de teatro, sino de cómo ésta es significativa para la recepción del

    interpretante y espectador de la obra.

    Es gracias a esta dualidad entre la experiencia del artista y la experiencia del

    espectador que se constituye lo que llamo la identidad simbólica de los zancos en patines,

    ya que la concepción tanto del público como del artista son contenido del proceso de

    significación por el que pasan estos instrumentos de creación escénica no solo para adquirir

    una centralidad en el proceso creativo, sino para ser identificados desde la recepción del

    actor como instrumentos que representan una posición ideológica del grupo teatral.

    Ahora bien, ¿cómo adquiere esta centralidad en el proceso creativo?, y ¿cómo se

    representa una ideología del grupo de teatro a través del instrumento de creación escénica?,

    son dos de los problemas específicos que requieren tratar para la comprensión de la

    2. En este trabajo el término campo de la ideología se entiende o se asume según la perspectiva de Van Dijk que se expone en su texto Política, ideología y discurso; y que será más ampliamente discutida en el apartado 2.2 El lugar que ocupa la ideología en el proceso de «creación escénica».

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    experiencia de los zancos en patines desde la semiótica teatral. El lector podrá encontrar

    esto específicamente en el apartado 2.2 El lugar que ocupa la ideología en el proceso de

    creación escénica mientras que el segundo cuestionamiento será tratado en el tercer

    capítulo y en el apartado correspondiente a 3.1 Códigos verbales y no verbales que

    constituyen la representación teatral de los zancos en patines.

    En el capitulo final se analiza el valor significativo que han tenido los zancos en

    patines en las obras de teatro de la Fundación Tchyminigagua, a la luz de algunos puntos

    temáticos que podrían ser aportes de esta investigación al contenido de teorizaron del teatro

    de calle en Colombia: 1) en el teatro de calle se hacen explícitos los tejidos discursivos e

    ideológicos que componen tanto el contenido de la obra de teatro como el contenido de la

    interpretación que se le da a la obra y a los diferentes elementos que la conforman; 2) el

    teatro de calle, en la medida en que está circundado por diversos elementos contextuales

    que son propios de la cultura colombiana, expresa que la gran complejidad de esas

    relaciones puede ser valorada a través del contenido significativo que funciona como

    articulación entre el sentido y lo que vemos, oímos, sentimos e imaginamos (signo).

    Esta reflexión esta vinculada a la linea de investigación de estudios culturales de las

    artes; su importancia reside en que al elaborar un análisis del contenido discursivo que se

    encuentra en el proceso de significación por el que han pasado los zancos en patines, se

    hacen explícitas las relaciones culturales de las cuales depende ese proceso de la

    significación: en ese sentido es que se nos ha permitido distinguir el carácter ideológico,

    discursivo y político que esta en juego al nivel del teatro de calle en Colombia. Ahora bien,

    desde el inicio de la investigación se produjo la necesidad de entender como el estudio de

    un artefacto puede dar luces acerca de la gran complejidad significativa que se define en el

    proceso de dar sentido a lo que vemos, oímos o apreciamos en la obra de teatro. Es

    importante en esta medida que el lector vea en esta investigación un aporte al problema de

    los estudios culturales en las artes desde el análisis semiótico de la obra de teatro; las

    claridades teóricas que nos brinda este tipo de acercamiento como lectores e investigadores

    es que el fenómeno del teatro esta en constante tensión con la interpretación, y con la

  • 18

    experiencia estética de la obra. Lo interesante sea quizá que este tipo de investigación no

    solo demuestra los campos temáticos en donde se define las ideologías, las creencias y las

    teorías discursivas, sino que esta tratando de realizar un tipo de articulación de estos

    elementos para generar cada vez más claridades frente a la teorización del teatro de calle en

    Colombia.

    Como veremos el concepto de identidad simbólica está atravesado por los ejes

    temáticos de las obras de teatro que corresponden a la manifestación también ideológica del

    grupo teatral, con lo que se toca directamente el problema de la intención doble de la obra

    de teatro: por un lado la de la creación artística y por el otro la de una manifestación

    ideológica, la de la constitución de una temática de la obra teatral que quiere expresar algo

    tanto con la totalidad de la obra como también con los instrumentos de creación escénica

    que se usan para la constitución final de la misma.

    La dificultad en lo mencionado anteriormente radica en que esta forma de relación

    entre las condiciones contextuales del grupo teatral y la «creación escénica» tiene una

    correspondencia compleja desde la significación de los zancos, ya que modifica el

    significado de su uso como artefacto o como el desarrollo técnico de un utensilio

    secundario en la obra de teatro, y al contrario da significado a la idea de que la creación de

    los zancos en patines ha logrado desarrollar una identidad simbólica en la cual estos

    representan un contexto social a la vez que se convierten en protagonistas del ejercicio

    creativo.

  • 19

    CAPÍTULO I

    SEMIÓTICA TEATRAL: EL CONCEPTO DEL SIGNO TEATRAL,

    SIGNIFICACIÓN, IDENTIDAD Y SIMBOLO

    Antes de referirme al campo de la semiótica teatral, es imprescindible que desarrolle

    aquí algunos de los conceptos básicos que son interés de la semiótica en general. Esto se

    debe a que, tales conceptos son determinantes en el desarrollo de una semiótica teatral que

    básicamente pretende tomar el teatro como un vehículo de la significación, es decir, como

    un medio y un fin a la vez en términos de búsqueda del sentido; como un vehículo -si se

    quiere- para la producción e interpretación del signo. A través de los conceptos de «signo»,

    «significación», «identidad» y «símbolo» se expone la forma en que al igual que la ciencia

    de la semiótica, la semiótica teatral trata el proceso por el cual se producen e interpretan los

    signos, pero en este caso específico, de lo que se trata, es de los signos teatrales. Como nos

    lo recuerda Jiří Veltruský (1940) “todo lo que se encuentre en el escenario es un signo” (p.

    84), o cómo podríamos afirmar desde el teatro de calle, incluso lo que pertenezca a la obra

    de teatro y no esté sobre un escenario convencional de teatro, lo que se encuentre

    involucrado en la experiencia total del teatro hace parte de la producción del signo teatral.

    El teatro de calle se presenta como un espacio físico que da lugar para las múltiples

    significaciones de los elementos que confluyen en la obra de teatro; allí están involucradas

    las experiencias que van desde la producción de la obra por parte del actor y el grupo de

    teatro hasta la recepción e interpretación del espectador, que se desarrolla en un espacio

    diferente, con particularidades sociales que influyen en la experiencia que se tiene de esta

    forma de teatro. La diferencia entre el teatro de calle y el teatro de sala, no se reduce

    estrictamente a la diferencia de lugar o espacio, ya que estos solo son móviles de efectos

  • 20

    más amplios: el teatro popular3

    por ejemplo, nace de la necesidad de llevar el arte escénico

    a lugares y poblaciones que no gozaban de la posibilidad de ver una obra de teatro y que

    por lo tanto habían sido excluidas por la idea de que el elemento estético se encuentra en un

    teatro de sala. El intento por masificar la búsqueda de sentido gracias al paso del teatro

    pensado para sala al teatro pensado para la calle, tiene una idea de enfrentar a un nuevo

    público bajo la posibilidad de expresar muchos temas políticos, éticos y culturales que

    afectan a la sociedad, o temas que simplemente por su contenido permiten gozar de la

    experiencia del arte escénico. De manera que una obra de teatro en calle tiene dos sentidos,

    por un lado, acercar a un público inexperto al arte escénico, y por otro el de hacer explícitas

    las circunstancias que afectan a ese espacio social en particular y, que dan paso a la

    reflexión sobre las condiciones económicas y políticas que afectan ya no solo a una

    comunidad, sino que así también al país.

    Podemos estar de acuerdo en este sentido con el pensamiento de Augusto Boal

    (1972) para quien la exclusividad del teatro de sala tiene que ser sustituida por la difusión

    pública del teatro que desarrolla la masificación del contenido temático e ideológico de la

    obra, y de esta manera lleva a un público popular, a un público que se encuentra en la calle

    a relacionarse con el problema del arte, de la expresión artística y de la reflexión sobre su

    comunidad, es decir que si

    El fenómeno teatral ‘estético’ es un hecho destinado solo a ciertas minorías; cuando incluye

    la masa –el espectáculo hecho en circo o en calle o sobre camiones que recorren el campo-

    estamos frente a un fenómeno ‘político y moral’. Se rechaza así la ‘estética del camión’, y

    sabemos muy bien que el camión –como la corte de Luis XIV- tiene su estética. (p.10)

    Podríamos decir que las diferencias entre el teatro de calle y teatro de sala no son

    radicales en cuanto a las intenciones del artista de darle este doble sentido (tanto de

    producción creativa como de crítica social) a la obra de teatro, de hecho las obras en sala

    pueden pensarse con la misma intención de crítica sobre la sociedad, sin embargo es la

    3El termino popular se usa aquí, en el sentido adjetivo que funciona para referirse al tipo de teatro que está

    pensado para un público perteneciente o relativo a una parte de la sociedad, que usualmente se encuentra de puertas hacia fuera de las salas de teatro convencionales, es decir, en la calle, en los lugares donde funciona la

    vida cotidiana del transeúnte habitual.

  • 21

    necesidad de hacer del teatro un teatro popular la que caracteriza tanto la acción del actor

    como la recepción que tendrá el espectador en el teatro de calle. Un material popular para

    las condiciones socio-culturales de una comunidad popular alberga elementos específicos

    que se desarrollan solo en un teatro de calle. La ‘estética del camión’ en este caso, puede

    ser analógicamente parecida a la estética de la calle, una ‘estética de los popular’.

    Pues bien, esta idea surgida desde la semiótica teatral es imprescindible para

    caracterizar los elementos que dan nacimiento al signo teatral en el teatro de calle, ya que la

    música, el vestuario o los elementos que se ven involucrados en las obras de teatro están

    pensados desde la característica de lo popular, desde la necesidad de acceder de manera

    masiva a la producción de sentido, es decir, que no hace referencia a la exclusividad que

    quizá se puede dar en una obra de teatro de sala donde espectadores y asistentes tienen un

    acuerdo tanto de presentar como de observar la obra de teatro y el sentido que se produce

    en ella. Seguramente no todos en la calle quisieran gastar su dinero o tiempo acercándose a

    una sala de teatro, quizá la interrupción que hacemos en la calle con música y la puesta en

    escena con zancos o acrobacias hace a veces obligatoria la búsqueda de sentido por parte

    del espectador, y es en medio de esta interrupción de lo cotidiano, en el que se sustenta la

    experiencia del teatro de calle. Porque se busca eso, afectar al espectador, al transeúnte, al

    trabajador informal, a niños, estudiantes, etc.

    1) Teoría del signo

    Según Keir Elam (1980) la semiótica puede ser definida como una ciencia que se

    dedica al estudio de la producción de significado, producción que se realiza al interior de la

    sociedad. En este sentido también puede presentarse a la semiótica como una ciencia

    multidisciplinaria que precisa de características metodológicas que varían de acuerdo a

    cada perspectiva disciplinar, precisamente porque al darse en medio de contextos socio-

    culturales, el signo se ve desarrollado por diferentes dimensiones que componen al hombre

    y la sociedad; junto a esto se presenta el hecho de que, las diferentes disciplinas que puedan

    estar involucradas a partir de un acercamiento del signo, tienen algo en común que

    precisamente les permite referirse al problema de la significación desde la idea de que la

  • 22

    semiótica o interpretación del signo sirve para un mejor entendimiento del propio proceso

    de significación (o proceso de búsqueda del sentido). La relación que existe entre el hombre

    y la sociedad en cuanto a la producción del signo ha sido unos de los principales elementos

    que fundamentaron los cuestionamientos de los primeros semiólogos.

    Hay que decir entonces, que en el campo de la semiótica o la teoría de los signos

    hay dos autores influyentes en las bases del estudio: por un lado, Ferdinand de Saussure

    (1945) quien plantea básicamente la correspondencia entre significado y significante para

    dar explicación a la conformación del signo (lingüístico); y por el otro Charles Sanders

    Peirce (1978) que propone definir el signo a partir de la idea de la función de los signos, es

    decir, de cómo realmente se constituyen por su uso: de esta forma señala que el ejercicio

    constante de interpretación que llamó semiósis ilimitada es lo que puede dar una pista para

    su definición. Para entender estos dos enfoques que se distinguen entre si y a su vez

    confluyen en la idea de la convención social como el elemento que configura

    continuamente el signo (en el caso de Saussure, configura el significante, y en el de Peirce

    configura la totalidad del signo) y con el fin de intentar filtrar los puntos principales de

    estas perspectivas que constituyen las bases de la ciencia llamada Semiótica, hay que

    detenernos entonces en las definiciones que cada uno sugiere sobre el concepto de «signo»,

    de «interpretante», y el de «realidad».

    La importancia de tratar específicamente estos tres puntos, se debe a que cada uno

    de ellos representa una base teórica desde la cual se puede distinguir la perspectiva de cada

    autor y, también porque se hace necesaria esta distinción, para poder desarrollar desde la

    aceptación teórica y lingüística de alguna de estas teorías una posible «semiótica teatral», a

    partir de la cual, se pueda abordar el problema de la identidad simbólica de los zancos en

    patines.

    Keir Elam (1980) en su texto The semiotics of Theatre and Drama realiza esa

    misma distinción para poder enunciar las tipologías de signo que pueden ser elemento de

    construcción para la comunicación teatral, como también para el ejercicio de producción

    creativa del drama; Anne Ubersfeld (1998) en su texto Semiótica teatral utiliza la

  • 23

    definición saussureana del signo para presentar su postura frente a la posible existencia de

    los «signos teatrales» y desde esta distinción desarrollar las posibles bases teóricas de la

    semiótica teatral; incluso dentro de la teorización sobre el teatro colombiano Santiago

    García (1994) en su texto Teoría y Práctica del Teatro hace uso del diagrama de Louis

    Hejmselv para desarrollar la teoría del signo que adopta al hablar de la elección y expresión

    del tema de la obra de teatro desde el ejercicio de la producción creativa. Como veremos

    más adelante, este diagrama de Hejmselv puede servir para explicar el funcionamiento del

    signo en el pensamiento de Peirce, por lo que la orientación misma de Santiago García

    podría aquí trazar una relación con la perspectiva peirciana del signo.

    Ahora bien, el «signo», el «interpretante» y la «realidad» como nos lo recuerda

    Karl Otto Apel (2013) en su texto Paradigmas de filosofía primera comportan los axiomas

    semióticos principales para abordar hoy en día la teoría del signo; debido a que desde allí se

    cuestiona la presuposición de signos reales, la presuposición de un sujeto interpretante del

    conocimiento que puede conocer y la presuposición de una realidad a la cual designar con

    los signos y que está por tanto posibilitada para su conocimiento. En palabras más simples,

    pone en cuestionamiento desde cada teoría la noción epistemológica desde la cual

    indicamos el cómo se llega a conocer y, por tanto, el cómo funcionan los signos en relación

    a nuestro conocimiento. Por eso es importante señalar que no nos conciernen las finalidades

    teóricas que orientan a Apel a desarrollar esta idea en cuanto a su interés de proponer lo que

    él llama una Semiótica trascendental puesto que ello no es propiamente parte del interés de

    esta investigación, lo que si nos importa, es que esta idea de Apel propone un camino

    metodológico para realizar las distinciones y acercamientos necesarios entre las posturas de

    Saussure y Peirce.

    En este sentido hay que afirmar que para Saussure (1945) el signo (o signo

    lingüístico) es la combinación del concepto y la imagen acústica (representación de la

    palabra o huella psíquica). El concepto podría ser la nominación que se hace de un objeto,

    como también la definición de dicho objeto (incluso cuando este no sea completamente

    material) o podría entenderse también como una representación mental; por otro lado, la

  • 24

    imagen acústica debe ser entendida a la vez como una huella psíquica, es decir que al igual

    que el concepto el estímulo de esta imagen es propiamente psíquico, ya que esta imagen no

    es el sonido material ni una cosa puramente física, sino

    […] la representación que de él nos da el testimonio de nuestros sentidos; esa imagen es

    sensorial, y si llegamos a llamarla «material» es solamente en este sentido y por oposición

    al otro término de la asociación, el concepto, generalmente más abstracto (p.92).

    Los dos elementos psíquicos que están en relación y dan existencia al signo pueden

    nominarse como, «significante» (imagen acústica) y «significado» (concepto): Saussure

    (1945) indica en su texto Curso de Lingüística general que al realizar el proceso de

    significación, es decir el proceso de dar sentido a una imagen, una experiencia, o un hecho,

    lo que se realiza es un doble proceso psíquico en donde la imagen acústica (significante)

    tiene correspondencia con el concepto (significado) que se efectúa o que representa el

    hecho real (experiencia); sin embargo, aquí hay que aclarar que la correspondencia entre

    significado y significante es según este autor arbitraria, lo que hace que el signo sea

    igualmente arbitrario: esto quiere decir que mientras se da el proceso de dar sentido a algo

    (significación) la correspondencia que existe no es la correspondencia nominalista a la que

    hace referencia la idea platónica de que a cada cosa le corresponde un nombre o una

    nominación, aquí el significante tiene correspondencia con el significado, porque en su

    conjunto obtiene sentido a partir de la conformación del signo. Lo dicho aquí tiene

    correspondencia con el hecho de que para Saussure.

    La palabra arbitrario necesita también una observación. No debe dar idea de que el

    significante depende de la libre elección del hablante (ya veremos luego que no está en

    manos del individuo el cambiar nada en un signo una vez establecido por un grupo

    lingüístico); queremos decir que es inmotivado, es decir, arbitrario con relación al

    significado, con el cual no guarda en la realidad ningún lazo natural (Saussure, 1945.p.94).

    De esta forma, un significante puede variar como por ejemplo la palabra south que

    traduce al español sur, pues bien, s-u-r como significante y la serie de sonidos que

    conforman el significante s-o-u-t-h no determinan el significado en el sentido en que solo

    significa sur cuando se emplea en inglés y se traduce al español, ya que por el contrario,

  • 25

    con diferentes significantes se puede llegar al mismo significado. Este es un principio de

    arbitrariedad del signo, sin embargo la multiplicidad de significantes existentes puede dar

    como resultado un mismo significado, y esto quiere decir que en medio de la arbitrariedad

    del signo, hay algo que se mantiene, que permanece, esto es entonces lo que se llamaría la

    correspondencia (o inmutabilidad del signo) del significante con el significado. El grado de

    permanencia no se da por un grado de correspondencia natural entre el significante y el

    significado, sino que esta mediado por el contexto en el que se desarrolla. El significante s-

    o-u-t-h en este sentido, depende del contexto desde el cual nace y se desarrolla fonética y

    fonológicamente en su propia lengua.

    Como lo recuerda Saussure (1945): “en efecto, todo medio de expresión recibido de

    una sociedad se apoya en principio en un hábito colectivo o, lo que viene a ser lo mismo, en

    la convención” (p.94). El significante es de naturaleza auditiva, el carácter acústico del

    mismo designa el cómo se desenvuelve, y para Saussure este se “desenvuelve en el tiempo

    únicamente y tiene los caracteres que toma del tiempo: a) representa una extensión, y b) esa

    extensión es mensurable en una sola dimensión; es una línea” (p.95). Por lo tanto, el

    significante debe asociarse tanto con la linealidad que supone su característica acústica y

    por el otro, al estar constituido de lo convencionalmente desarrollado en el lenguaje, debe

    estar caracterizado por la convencionalidad de un grupo lingüístico que determina la

    expresión del significante.

    Es necesario, en este punto, recordar tanto la idea de que es en el medio socio-

    cultural en el que se gestan parte de los elementos determinantes en la producción de

    sentido, como también la idea de arbitrariedad del signo, lo cual ayuda a fundamentar la

    concepción desde la semiótica teatral, en donde el signo es una constante construcción que

    depende precisamente del contexto en el que se presenta e interpreta.

    2) Proceso de «significación»

    La diferencia entre el pensamiento de Peirce y el de Saussure, es que el primero

    amplía la idea de que en lo convencional reside la constitución de nuestros patrones de

  • 26

    medida lingüísticos que constituyen la forma de conocer, mientras que esta idea en

    Saussure está determinada puesto que estos patrones son en realidad una estructura propia

    de la constitución del significante, y además, para Peirce por otro lado, esta estructura no

    determina el signo, más bien el continuo proceso de poder significar es lo que lo constituye.

    Como nos lo recuerda el comentarista de la obra de Peirce, Armando Sercovich (1978)

    La década del 1900, en momentos en que Ferdinand de Saussure en sus históricos cursos

    sobre lingüística general concebía la semiología como una ciencia por constituirse,

    definiendo su objetivo como "el estudio de la vida de los signos en el seno de la vida

    social", el filósofo y lógico norteamericano Charles Sanders Peirce afirmaba: "Por lo que sé,

    soy un adelantado en la tarea de despejar el territorio para abrir camino a lo que denomino

    semiótica, es decir la doctrina de la naturaleza esencial y las variedades fundamentales de la

    semiósis posible. (p.9).

    Para Peirce (1978) es cierto que lo convencional genera las determinaciones

    lingüísticas y representativas de lo que aceptamos culturalmente por real y esto afecta la

    forma como nos relacionamos con el mundo, de manera que los elementos que constituyen

    al signo, por ejemplo, cuando describimos al «hombre» desde la perspectiva renacentista

    del siglo XVI situándonos en su contexto socio-lingüístico, serán diferentes a la hora de

    contrastarlos con los elementos que constituyen el signo que representa al hombre actual

    postmoderno; la diferencia entre una y otra imagen depende tanto de la conformación del

    lenguaje que describe tal imagen, como del uso que se le da a esa descripción socialmente.

    En este sentido aplicaría la idea de un lenguaje moldeado por el ideal del hombre occidental

    que contiene en sí las nociones de progreso y secularización en el caso del hombre

    renacentista; y en el caso del hombre postmoderno, se encuentra el ideal representativo del

    hombre que ha dotado de sinsentido el ideal de progreso.

    En el pensamiento peirciano el signo designa para un intérprete, algo. Su

    constitución se deriva a la vez de la función del signo, que es una y otra vez estar en

    función de lo que representa; su uso, hace que al designar algo para alguien, el signo este

    allí como un continuo proceso de modificación y establecimiento de sí mismo a través del

    intérprete. En este sentido, el signo designa algo, para alguien en un respecto –como algo-,

  • 27

    lo cual es instaurado por los así llamados ‘interpretantes lógicos’, es decir por la regla de

    interpretación que regula la comprensión normativamente correcta de los signos y, al

    mismo tiempo, el comportamiento que resulta idealmente de ello bajo todas las condiciones

    concebibles (Apel, 2013). La construcción social hace que no se determine el signo por la

    correspondencia que existe entre las condiciones de la lengua y la capacidad de

    concordancia del concepto con la imagen acústica (condiciones contextuales de la lengua),

    sino que se defina según la idea de que la construcción social modifica la designación que

    hace el signo al representar algo, y esto porque el signo, como el lenguaje, está en un

    proceso continuo de modificación, el significado en este caso; el concepto está

    condicionado por los mismos procesos que modifican la lengua. Lo que se mantiene, lo que

    se sostiene, es lo convencional, pero está en un continuo proceso de configuración gracias

    al interpretante que Peirce explica diciendo que

    Un signo, o representamen, es algo que, para alguien, representa o se refiere a algo en algún

    aspecto o carácter. Se dirige a alguien, esto es, crea en la mente de esa persona un signo

    equivalente, o, tal vez, un signo aún más desarrollado. Este signo creado es lo que yo llamo

    el interpretante del primer signo. El signo está en lugar de algo, su objeto. Está en lugar de

    ese objeto, no en todos los aspectos, sino sólo con referencia a una suerte de idea, que a

    veces he llamado el fundamento del representamen. "Idea" debe entenderse aquí en cierto

    sentido platónico, muy familiar en el habla cotidiana; quiero decir, en el mismo sentido en

    que decimos que un hombre capta la idea de otro hombre, en que decimos que cuando un

    hombre recuerda lo que estaba pensando anteriormente, recuerda la misma idea, y en que,

    cuando el hombre continúa pensando en algo, aun cuando sea por un décimo de segundo, en

    la medida en que el pensamiento concuerda consigo mismo durante ese lapso, o sea,

    continúa teniendo un contenido similar, es "la misma idea", y no es, en cada instante del

    intervalo, una idea nueva. (Peirce, 1978.p.21).

    Las reglas, básicamente de la función de los signos, parten de que el signo

    representa algo, o como dice Peirce (1978) la palabra signo puede ser usada para “denotar

    un Objeto perceptible, o solamente imaginable, o aun inimaginable en un cierto sentido” (p.

    22). En este aspecto, designa algo, lo que quiere decir que hay una presuposición de que

    aquello que se designa tiene correspondencia con una idea de lo real; luego lo designado es

    en sí mismo parte de una presuposición de existencia de lo real como correspondencia de

  • 28

    los signos que la representan. Ahora bien, eso que se designa está representado allí para

    alguien, ese alguien es un sujeto interpretante del conocimiento que conoce lo que los

    signos representan, y la realidad designada (Apel, 2013). Esta es la regla de media para la

    constitución del signo peirciano.

    Anteriormente, al inicio del capítulo, señalaba que dentro de los intentos de

    practicar desde una perspectiva semiótica el acercamiento a la obra de teatro, se encontraba

    el ejercicio que hizo Santiago García (1994) para referirse a la constitución del tema de la

    obra de teatro. El diagrama que usa en su texto Teoría y Práctica del teatro, aunque no se

    mencione en su texto, es el diagrama que usó Hjelmslev para complementar la idea

    saussureana del signo4. Este mismo diagrama puede ser usado, para explicar la idea del

    signo de Peirce5:

    C

    o

    n

    t

    e

    n

    i

    d

    o

    E

    x

    p

    r

    e

    s

    i

    ó

    n

    I I

    Gráfica I

    Para explicar la conformación del signo hay que decir primero que existe un plano

    del contenido y un plano de la expresión, estos planos están en función del proceso de

    conocimiento de algo y ese algo, que no es otra cosa sino lo que representa el signo, está

    conformado por la relación entre un elemento del contenido y un elemento de la expresión.

    Así por ejemplo, cuando un sujeto a que se para en la avenida y está dispuesto a cruzarla, se

    Signo II

  • 29

    detiene ante el semáforo y finalmente no cruza. Pues bien, seguramente ese sujeto observó

    4Para profundizar en como Hjelmslev continua la idea de arbitrariedad del signo saussureano ver:

    Prolegómenos a una teoría del lenguaje

    5Esto ya ha sido presentado por Umberto Eco quien en su texto El signo presenta la función semiótica, como

    la función peirciana del signo.

  • 30

    en el semáforo la luz roja (elemento de la expresión) lo cual lo detuvo ya que la luz roja

    denota alto (elemento del contenido), al juntarse estos dos elementos, el sujeto designó alto

    con su acción de no cruzar la calle.

    El signo de alto, que denota no cruzar, se constituye por los elementos que expresan

    y contienen ese sentido de alto; sin embargo, este mismo signo de no cruzar, puede llegar a

    ser un elemento de la expresión o del contenido en otra situación; de esta forma

    imaginemos que este sujeto a que ha nacido en Colombia, va hacia algún país relativo a una

    cultura escandinava donde el rojo del semáforo no denota detenerse sino avanzar, un sujeto

    b que observe al sujeto a podrá asociar esta significación del sujeto a para relacionarla con

    el contenido que tiene en su universo lingüístico y de esta forma dotar de contenido a lo que

    ve e interpretar que el sujeto a no es de ese país:

    C

    o

    n

    t

    e

    n

    i

    d

    o

    E

    x

    p

    r

    e

    s

    i

    ó

    n

    Signo II I

    Gráfica II

    Como vemos, el signo puede llegar a ser un elemento de la expresión en razón de un

    interpretante que asocie este elemento con un elemento del contenido y por tanto denota

    una nueva conformación del signo. Esto es lo que llamó Peirce (1978), Semiósis ilimitada,

    o en palabras más básicas, el proceso de interpretación ilimitada. Lo que sucede con el

    sujeto b ejemplifica cómo una interpretación siempre está en constante proceso de re-

    Signo II

  • 31

    interpretarse.

    Considero que los contrastes y puntos de conexión que existen entre Saussure y

    Peirce me han ayudado a clarificar la idea que se acepta aquí por signo, el cual designa o

    representa algo “para alguien en un aspecto” (Peirce, 1978.p.21). Luego, esta idea de signo,

  • 32

    me lleva a aceptar por «significación», el proceso de dar sentido al signo: proceso que va de

    la expresión al contenido para interpretar el signo y de esta forma, significar ese algo que el

    signo representa o designa.

    Hasta el momento he afirmado que desde el pensamiento de Saussure se puede

    generar la inquietud por la forma en que la arbitrariedad del signo permite considerar que

    las condiciones contextuales (socio-culturales) son las que afectan la forma en que se

    presenta e interpreta el signo; en este punto he relacionado lo anterior con el pensamiento

    de Peirce (1978) bajo la idea de que las afectaciones socio-culturales no solo afectan a la

    producción e interpretación del signo, sino que hacen que este se encuentre en un constante

    proceso de significación que se llama «semiósis ilimitada». Las incidencias que tiene este

    pensamiento de Peirce para las necesidades de interpretación de una semiótica teatral gira

    en torno a tres ejes que constituyen al signo peirciano: 1) existe un sujeto del conocimiento,

    es decir ‘el alguien’ para el cual está dispuesto el signo (un sujeto que puede conocer); 2)

    existe una presuposición de signos reales con los cuales se puede designar ese ‘algo’ que

    está allí para alguien; y 3) debe existir una presuposición de existencia de la realidad a la

    cual designar. Una realidad sígnica a la cual le corresponde tanto el signo y el proceso de

    significación por el que pasa para el sujeto del conocimiento en el momento en el que éste

    interpreta el signo.

    Ahora bien, después de exponer estos rasgos característicos del signo hay que

    aclarar que la forma en que aparece el signo peirciano, también es útil para comprender la

    aparición del signo teatral, ya que a partir del pensamiento de este pensador podría

    afirmarse que en el teatro en general pueden identificarse los tres tipos de signo: el icono, el

    índice y el símbolo.

    El icono es un signo que mantiene semejanza con lo que se representa; el índice,

    puede tomarse como un signo que en su representación indica o da indicio de algo en algún

    aspecto; y el símbolo “es, en su origen, o bien una imagen de la idea significada, o bien una

    reminiscencia de algún acontecimiento, persona o cosa individuales, relacionados con su

    significado, o bien una metáfora” (Peirce, 1978.p.16). En este sentido entiendo que

  • 33

    símbolo, es un tipo de signo cuyo carácter representativo consiste en que éste se comporta

    como una regla que determina al sujeto interpretante para la significación, de esta forma

    Todas las palabras, oraciones, libros y otros signos convencionales son Símbolos. Hablamos

    de escribir o de pronunciar la palabra "hombre", pero lo que pronunciamos o escribimos es

    solamente una réplica o corporización de la palabra. La palabra en sí misma no tiene

    existencia, aunque tiene un ser real, que consiste en que los existentes se conformarán a

    dicho ser. Es un modo de secuencia de tres sonidos, o representámenes de sonidos, que se

    convierten en signo sólo por el hecho de que un hábito, o ley adquirida, hará que las

    réplicas del mismo sean interpretadas con el significado de "hombre" u "hombres". La

    palabra y su significado son, ambos, reglas generales; pero, de los dos, sólo la palabra

    prescribe las cualidades de sus réplicas en sí mismas. Desde otros puntos de vista, la

    "palabra" y su "significado" no difieren, a menos que se asigne algún sentido especial a

    "significado". (Peirce, 1978.p.55)

    Es útil entonces entender cómo se puede usar una definición del signo para

    comprender el fenómeno específico del teatro al igual que es importante saber cómo

    funcionan los tres tipos de signo, ya que caracterizan la significación que puede obtener un

    instrumento de creación escénica, o cualquier elemento dentro de la obra de teatro. La

    forma en que actúa el signo en general permite identificar de qué formas especificas en el

    teatro puede un instrumento convertirse en un icono al caracterizar un objeto o un

    pensamiento por medio de un objeto, o ser índice, y por tanto dar indicio de lo que sucederá

    en la obra, de lo que quiere representar tal instrumento dentro de la obra; o cuando es un

    símbolo, y contiene en sí mismo la representación de una imagen sobre un suceso

    determinado de la historia, como por ejemplo la llegada de Colon a América, la llegada del

    primer astronauta a la luna, etc. Estas distinciones son las que permiten acercarse al proceso

    de significación por el que pasa el signo en la experiencia del teatro.

    Luego, estas formas en que se da el signo pueden coincidir o diferir en su

    interpretación tanto para espectadores como para actores, en este sentido, hay que entender

    que una obra de teatro al tener un eje temático sobre el cual gira el sentido de la obra

    permite que la interpretación de los signos teatrales al interior de esa significación tenga

    puntos de coincidencia o diferencia dentro de la interpretación.

  • 34

    En lo que sigue expongo cómo el concepto de identidad, desde la teoría peirciana,

    se identifica con la aceptación convencional por la que pasa un signo, por la que se

    reconoce ciertos signos y por tanto generan una coincidencia de interpretación lo que hace

    al mismo tiempo que no se agote el signo en una sola interpretación, sino que se caracteriza

    el mismo por medio de las múltiples significaciones que dan los interpretantes sobre el

    signo.

    3. Concepto de «Identidad»

    Sobre el concepto de «identidad» Peirce (1978) nos indica que esto designa lo que

    se mantiene en la interpretación de un signo por lo convencional, por lo social y

    culturalmente convenido o aceptado; en ese sentido, eso que a su vez designa lo

    convencional no es más que la hegemonización de interpretaciones sobre lo que define la

    diferencia entre un individuo y otro, una comunidad u otra, o lo que caracteriza a un signo y

    que lo hace diferenciarse de otro signo. La multiplicidad de significaciones es lo que

    permite la identidad del signo, en esta idea de conservación de la significación es desde

    donde se establece la identidad de un signo.

    Ejemplifiquemos esto analizando la situación en donde un sujeto A interpreta un

    artefacto u objeto como un elemento que se identifica con las cualidades de un producto

    publicitario: en estas condiciones la identidad que conformó Coca-Cola por ejemplo con su

    logo, es resultado de la significación del signo que representa Coca-Cola para el sujeto A;

    actúa, por lo tanto, como icono sobre el cual el sujeto A denota la calidad y cualidades de la

    marca. La publicidad usada con el logo se puede asociar con el discurso publicitario de esta

    bebida como la bebida más refrescante entre otras marcas y, por ejemplo, connotar el

    sentido del discurso capitalista que busca el predominio de una marca en el mercado. Por

    ahora no interesa cuáles sean las implicaciones de esta connotación del signo como imagen

    icónica; visto desde la semiótica de Peirce el signo podría bien ser símbolo o funcionar

    como indicio de algo: como un logo implementado en la estrategia de marketing

    empresarial se propone su forma como una marca que está dispuesta a representar la

    solución cuando el sujeto A piensa en como refrescarse; asocia de esta manera un tipo de

  • 35

    discurso con el símbolo-imagen; Coca Cola trae felicidad, trae alegría o esperanza

    navideña, a la vez que invita al consumidor a refrescarse con este producto. Cuando un

    interpretante reconoce esta forma discursiva al interior de la marca Coca Cola está

    ejerciendo una significación que se puede relacionar con otras interpretaciones sobre la

    marca, y en suma tales significaciones del signo que representa la marca Coca Cola pueden

    llegar a crear una identidad comercial-empresarial.

    Lo anterior es un ejemplo de cómo existen funciones de la identidad sígnica que

    pueden ser muy variadas, es por esto que la interpretación que está más ampliamente

    generalizada puede dar paso a la constitución de una identidad, que puede ser por ejemplo,

    simbólica donde se concretiza una aceptación teórica compartida de una comunidad, en

    razón de una imagen que simboliza el concepto de cambio por ejemplo: en este caso el

    sujeto B puede asociar una imagen, un signo actuando como símbolo, con un sentido desde

    el cual predomine su forma de asociar tal signo con la idea de cuál sería el mejor candidato

    presidencial para votar en las siguientes elecciones.

    4. Semiótica teatral

    Dentro del campo de la semiótica teatral, el signo, es decir, algo que está para

    alguien en algún sentido (Peirce, 1978), tiene como escenario de la significación al propio

    teatro. Todo el proceso de producción e interpretación del signo está contenido en la

    totalidad de la experiencia de la obra de teatro. Según Elam, (1980) hay que detenerse en

    términos de semiótica del teatro, en la concepción de Jan Mukarovsky, que parte de la

    definición de signo de Saussure, para definirla gracias a la función que tiene de reconocer el

    trabajo del arte como la unidad semiótica que significa o funciona como vehículo del

    significado; en otras palabras, habría que definirla como el estudio de la producción e

    interpretación del significado a través del teatro. El signo en este sentido, se puede dar

    desde el trabajo mismo del teatro como algo que permite la multiplicidad de

    significaciones, o como la relación de elementos materiales que pueden permitir el ejercicio

    de la significación, lo que hace del teatro mismo, un vehículo del signo y un medio para el

    proceso de significación.

  • 36

    Para los fines de la investigación me he sumado a las ideas de Elam y Mukarovsky,

    en tanto que acepto la idea de que el teatro es un vehículo del significado. Pues bien, hay

    que aclarar que el signo es visto como signo teatral, por lo tanto, todo lo que se encuentra

    en el escenario es un signo y una posibilidad de producción e interpretación del signo. Las

    diferentes correlaciones de significación del signo que nacen a partir del escenario como un

    lugar para la producción de sentidos, parten del efecto total que tiene la obra de teatro en el

    interpretante, como diría Keir Elam (1980)“el significado puede encontrarse en la

    conciencia colectiva del público” (p.5); pero esto se aplica también para el artista, por lo

    tanto puede residir bien sea, en la experiencia que tiene el público, como también desde la

    misma experiencia que tiene el grupo de teatro y el actor con la producción y presentación

    de la obra.

    Gracias a la Escuela de Praga la semiótica teatral desarrolló con más interés,

    categorías que tenían una articulación teórica más fluida para la teorización del teatro. La

    Semiotización que fue uno de los conceptos emblema de esta escuela (Elam, 1980) hacía

    referencia al proceso por el cual un elemento, una acción o una imagen puede ser valorada

    desde la perspectiva semiótica (búsqueda de sentido del signo): por ejemplo, el teorizar los

    signos que se producen gracias a las expresiones y actividades humanas, fue adquiriendo

    una importancia capital para la teorización de la semiótica teatral, la risa, el llanto, los

    movimientos que representan un animal, un objeto o una idea, son susceptibles de ser

    abordados desde la teoría de los signos ya que están allí en algún sentido para alguien.

    El escenario modifica radicalmente todos los objetos y cuerpos que se dinamizan en

    este, de manera que adquieren atributos y características especiales que no tienen en la vida

    real, al adquirir estas cualidades, a su vez son interpretados desde ese nuevo sentido que

    representan. Una risa puede ser significativa fuera del escenario, pero dentro de este

    adquiere la categoría de signo teatral, puesto que presupone una correlación de sentidos que

    se encuentran al interior de la obra de teatro. Con esto el espectador hace un acercamiento a

    la experiencia que se tiene de los signos, producto de la representación, del movimiento, de

    los sonidos, de los cuadros. Para acercarse a la obra de teatro y a la experiencia del teatro

  • 37

    desde la semiótica, hay que partir por ese acto, de la búsqueda de sentido de lo que encarna

    el objeto, la risa, el llanto o el movimiento.

    a) Connotación: el signo-vehículo

    El signo funciona de forma muy amplia, de manera que no se delimita al rango de lo

    semiótico únicamente. Por ejemplo, la posibilidad de que el espectador en medio del

    proceso de significación pueda interpretar y ampliar el sentido que le da el signo, hace

    evidente un entretejido cultural donde se encuentran ideologías, creencias y fenómenos

    sociales que hacen que el signo teatral tenga que vérselas por ejemplo con el campo de la

    ética,la sociología, la filosofía o la antropología. Y esto se debe a que principalmente un

    signo inmediatamente entra en un proceso continuo de interpretación o en lo que

    anteriormente señalamos como el proceso de semiósis ilimitada. Eso quiere decir que la

    interpretación de un signo puede dar paso a otro signo, por lo tanto, a otra interpretación,

    este proceso se puede simplificar con el nombre de connotación, lo cual designa el proceso

    en el cual el signo se ve interpretado o producido por un signo o para la producción de un

    signo nuevo. En este sentido, la presencia de construcciones sociales que afectan al propio

    espectador, en tanto que este es el interpretante del signo teatral que se presenta con la obra

    de teatro y sus elementos, desarrolla su interpretación gracias al universo lingüístico

    (conceptual) que tiene para referirse o para describir lo que ve, lo que escucha, lo que

    siente, y lo que entiende del signo. El campo de la ética por ejemplo, gracias a esto, puede

    tomar del fenómeno teatral, el problema sobre cómo la situación socio-económica afecta las

    elecciones de un sujeto, de manera que desde la representación y desde las múltiples formas

    en las que se presenta el signo (como índice, icono, o símbolo) pueda entender los procesos

    que se encuentran al interior de lo que se valora; está bien hacer o no frente a una situación

    socio cultural específica, siendo el caso que la obra resalte tal problemática socio-cultural.

    Para entender mejor este proceso de continua interpretación que da lugar a la

    relación entre un signo y otro signo, podemos pensar en la representación del hombre

    promedio trabajador de la sociedad colombiana que está atravesado por las diferentes

    características con las que se identifican las cualidades de dicho personaje:

  • 38

    caracterizaciones que están a su vez constituidas por un tejido cultural, un universo

    lingüístico-conceptual con el que un individuo describe lo que para él sería un trabajador

    promedio de la sociedad colombiana; en este sentido –algunos podrían caracterizar a ese

    personaje con la imagen del campesino que trabaja en las mañanas en el campo o del

    vendedor informal que rebusca su sustento en la calle. Como estas imágenes pueden haber

    varias más que conducen a una idea, aunque individualizada, de lo que es el trabajador

    promedio de la sociedad colombiana, y aquella idea que sostiene una relación en sentido

    colectivo a través del signo, a través de la representación final del personaje que permite el

    proceso de dar sentido gracias a nuestras caracterizaciones de lo que es un trabajador

    promedio.

    En este caso vale preguntarse ¿qué es lo que se encuentra detrás de esas

    caracterizaciones que conforman al personaje?, ¿se tratará solo de la producción creativa

    que hace el actor para caracterizar al mismo, o estará constituido por el contrario de la

    relación que tiene este ejercicio de representación desde el actor y el ejercicio de

    interpretación y a la vez de significación del espectador? Inmediatamente habría que decir

    que en el teatro reside una complejidad en constante desarrollo en donde confluyen las

    dinámicas de producción e interpretación del signo, donde un signo como el de la imagen

    de «el trabajador promedio de la sociedad colombiana» puede referirse a una gran gama de

    caracterizaciones posibles que demuestran cómo un signo da paso a otro signo en el

    llamado proceso de connotación, ya que connota a diferentes sentidos sobre esa imagen

    específica. Podría afirmarse que en medio de este proceso de connotación inevitablemente

    el signo teatral adquiere “significaciones secundarias para la audiencia, relativas a valores

    sociales, morales e ideológicos acordes a la comunidad de la cual hacen parte tanto actores

    como espectadores” (Elam, 1980, p.10)

    5. La relación representación-texto

    El teatro está compuesto de dos conjuntos semióticos en los que se inscriben los

    sistemas de signos que lo constituyen, el primero de estos es la composición del texto

    escrito, el segundo sería por otro lado, la composición de los actos que conforman la obra,

  • 39

    por lo que Ubersfeld señala que, tal composición se desarrolla por medio de la

    representación (Ubersfeld, 1998). Desde esta perspectiva, el teatro tiene dos conjuntos en

    los que se desarrolla la búsqueda y producción de su significado: desde lo textual escrito y

    desde lo representacional. Es por ello que al decir que la composición escrita del teatro es

    una de las dimensiones tradicionales y más valoradas para el momento de la creación

    escénica, hay que decir también que ésta no se limita al texto escrito, de hecho lo

    representacional (la actuación) constituye una forma de texto, que no es propiamente

    escrito, pero sí permite la lectura de un texto conformado por otros elementos teatrales que

    se dan en la escena: bajo está idea se puede afirmar que existe tanto un lenguaje corporal,

    como también unas imágenes producto de la representación que hace que lo no escrito sea

    también parte del texto teatral (o TRT).

    En esta relación de texto-representación es necesario realizar las distinciones

    pertinentes entre el texto escrito, y el texto que es constituido por lo representacional (y que

    no debe confundirse con el texto escrito) en este caso, desde una semiótica teatral podría

    dividirse entre T (sistema de signos textuales) y R (sistema de signos representacionales) lo

    que permitiría referirse a su relación a través de TRT (sistema de signos teatrales). La

    función de esta división es tener claridad en que existen elementos sígnicos que le

    competen al texto escrito y otros signos que solo pueden producirse gracias a lo

    representacional; y antes de crear una oposición gracias a esta distinción y por tanto

    inclinarse a fijar la esencialidad de TRT en T o R, lo que es más provechoso es que desde la

    distinción se reconozca la composición del texto teatral que no es más que la totalidad de la

    obra de teatro, desde el proceso de significación, de búsqueda del sentido.

    Dicho sea que, el texto teatral no es exclusivamente escrito, como tampoco tiene

    que ser estrictamente verbal; esto quiere decir que incluso sin palabras, gracias a lo

    representacional, el teatro permite la lectura de textos desde las imágenes que produce, los

    cuadros, las actuaciones y en su totalidad la obra en sí. El principal componente para que se

    constituya el texto es la producción de sentido, por lo tanto, si una obra de teatro está

    constituida por un discurso específico, este en su totalidad está desarrollado por el

  • 40

    significante textual, que podría ser tanto T como R o la suma de los dos; incluso en los

    casos más comunes en la vanguardia, se opta a veces por abandonar T y solo producir la

    obra desde R, en este caso, funciona el texto teatral desde el significante total que es R, es

    decir, desde lo representacional se puede constituir el sistema de signos teatrales, el hecho

    de que no haya un texto escrito, no hace que no haya un texto teatral, ya que los elementos

    sígnicos como veíamos en el apartado sobre el signo pueden presentarse como iconos,

    índices o símbolos, y por ello la constitución del texto está conformada por la articulación

    de estas formas de aparición del signo en la obra de teatro y no depende esta aparición del

    signo de la existencia exclusiva de T o R.

    Algunos actores y teóricos del teatro, por sus preferencias, podrían quedarse con las

    obras escritas de Shakespeare más que por las representaciones teatrales que se hacen de

    sus textos, como también podrían señalar que las representaciones mentales que se hacen

    con su literatura son más enriquecedoras que las actuaciones teatrales (Ubersfeld, 1998);

    otros podrían optar por suprimir la escritura y, hacer de la representación, el medio ‘más’

    creativo del teatro. Desde mi experiencia como actor y director de teatro de calle considero

    que no hay que optar aquí una oposición radical, tanto el sistema de signos que representa

    T, como los que representa R son elementos para la construcción más general del sistema

    de signos teatrales que se encuentran en la obra de teatro,

    La mayor o menor coincidencia entre los dos conjuntos dependerá de los modos de escritura

    y de representación; partiendo de ello se podrá establecer la distinción entre los diferentes

    tipos de relaciones texto-representación. La actitud que privilegia al texto literario como lo

    primordial del hecho teatral se identifica con la ilusión de una coincidencia (por lo demás

    nunca llevada a cabo) entre el conjunto de los signos del texto y los signos representados. Y

    esta coincidencia –en el caso de que por un imposible se llevase a efecto- dejaría sin

    solución la pregunta sobre si la representación solo funciona como sistema de signos.

    (Ubersfeld, 1998. p.15).

    En el contexto del teatro, la semiótica tiene que vérselas con los diferentes

    elementos que constituyen no solo la producción creativa sino también con las condiciones

    en las que se encuentran sumergidos los medios de producción que afectan al teatro y que

  • 41

    afectan igualmente a la obra o a la significación que se hace de la misma. La representación

    funciona por un lado como sistema de signos y, por el otro, como articulación del discurso:

    en este sentido se puede afirmar que las condiciones en las que se desarrolla la obra de

    teatro corresponden a afectaciones sociales, que hacen que éste por ejemplo represente los

    puntos de vista desde los cuales se puede reflexionar sobre un problema o una situación que

    afecta a la sociedad.

    Desde mi perspectiva, esta es una de las finalidades actuales del teatro, representar

    las condiciones socio-económicas, culturales e históricas que se le presentan al grupo

    teatral y al actor, las cuales -como he dicho anteriormente- son condiciones que moldean la

    forma en que un grupo desarrolla su proyecto teatral: según esto, comunican, representan e

    interactúan con la sociedad a través del teatro de acuerdo a las condiciones siempre

    emergentes de una sociedad cambiante. Como nos lo recuerda Santiago García (1994) en su

    texto Teoría y Práctica del teatro,

    Hacer arte hoy en nuestros pueblos no es ni un lujo ni un abnegado esfuerzo del espíritu, es

    simplemente una necesidad. Pero una necesidad cuyo carácter de urgencia artística le

    impone un aventurado derrotero de experimentación y búsqueda de soluciones en

    situaciones la mayoría de veces inéditas. Este rasgo de innovación es el característico del

    teatro de nuestros días en Nuestra América. Marcha a la par de las innovaciones políticas,

    sociales y económicas que exigen nuestra sociedad. (p.83)

    Las innovaciones sociales y políticas que enmarcan el contexto en el que se

    desarrolla la producción creativa de una obra de teatro, parte de la interacción que tienen

    los grupos con las condiciones capitalistas de opresión económica y social (García, 1994).

    En este punto hay que decir que cuando se habla de totalidad, de la obra de teatro, se quiere

    in