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Una mirada a la juventud. Ángel Boza. Universidad de Huelva. Una mirada a la juventud Angel Boza Universidad de Huelva ¿Qué es la juventud? ¿En qué consiste ser joven? Este trabajo pretende realizar un acercamiento a la realidad de la juventud andaluza y española desde una perspectiva social y educativa. Para ello hemos definido una serie de tópicos que creemos que definen a la juventud y los hemos ido analizan -do. Mitificación, hedonismo, ocio, cambio social, contestación, participación, valores, subculturas, transición, educación, trabajo, subordinación-emancipación, identidad, botellón y diversidad son los tópicos sobre los que se reflexiona referidos a la juventud. What is youth? What it consists to be young? This work tries to make an approach to the reality of youth Andalusian and Spanish from a social and educative perspective. For it we have defined top- ics, that they define to youth and we have analyzed them. Myth, hedonismo, leisure, social change. answer, participation, values, subcultures, transition, education, work, subordination-emancipation, identity, alcohol-drugs and diversity are the topics on which we have reflected. ¿Qué es la juventud? ¿En qué consiste ser joven? ¿Cómo nos vemos los jóvenes? ¿Cómo nos ven los adultos? Realmente existe una preocupación cierta de los adultos por la juventud, fruto de la incertidumbre del futuro. Los adultos, actuales responsables de la sociedad y, dentro de ésta, de los jóvenes, miran el futuro con el miedo de ceder la capacidad de decidir, por un lado, y con la duda sobre las capacidades de éstos para llevar el barco social a buen puerto. A veces esta preocupación se traduce en opiniones reflexivas, algunas de las cuales aprovecharemos para citar, pero otras veces, sobre todo a nivel de calle, son afirmaciones bastante gratuitas, intuitivas y poco argumentadas, ya positivas, ya negativas. Se oyen frases como «estamos ante la generación más preparada de la historia de este país », «los jóvenes vienen pisando fue rt e» ,«los jóvenes no tienen valores» o «la juventud no sabe lo que quiere ». La juventud también es objeto de estudio y reflexión. Es un área de estudio importante en las ciencias sociales. Grupos de jóvenes, subculturas juveniles, delincuencia juvenil, los jóvenes y la familia, los estudios, el alcohol, las drogas, el ocio, el deporte o la religión son temas recurrentes en estudios, a base de encuestas sobre todo, realizados desde diversas instituciones y organismos. La preocupación política también es patente en su reflejos administrativos. No existe nivel administrativo que se precie que no disponga de una secretaría de juventud, área de juventud o instituto de la juventud. La juventud también es objeto de información y comercio. Una simple ojeada a ese gran bazar de la globalización que es Internet nos puede impresionar con los siguientes datos. El buscador Google nos da 1.360.000 hallazgos (webs) ante él término «juventud» y 1.640.000 ante «jóvenes ». Si hacemos la búsqueda con la expresión «young people» alcanzamos 12.400.000 registros y con «youth» © XXI. Revista de Educación, 7 (2005). ISSN: 1575 - 0345. Universidad de Huelva. 4 4 - 4 91 Universidad de Huelva 2009

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Una mirada a la juventud.Ángel Boza. Universidad de Huelva.

Una mirada a la juventudAngel Boza

Universidad de Huelva

¿Qué es la juventud? ¿En qué consiste ser joven? Este trabajo pretende realizar un acercamiento ala realidad de la juventud andaluza y española desde una perspectiva social y educativa. Para ellohemos definido una serie de tópicos que creemos que definen a la juventud y los hemos ido analizan

-do. Mitificación, hedonismo, ocio, cambio social, contestación, participación, valores, subculturas,transición, educación, trabajo, subordinación-emancipación, identidad, botellón y diversidad son lostópicos sobre los que se reflexiona referidos a la juventud.

What is youth? What it consists to be young? This work tries to make an approach to the reality ofyouth Andalusian and Spanish from a social and educative perspective. For it we have defined top-ics, that they define to youth and we have analyzed them. Myth, hedonismo, leisure, social change.answer, participation, values, subcultures, transition, education, work, subordination-emancipation,

identity, alcohol-drugs and diversity are the topics on which we have reflected.

¿Qué es la juventud? ¿En qué consiste ser joven? ¿Cómo nos vemos losjóvenes? ¿Cómo nos ven los adultos? Realmente existe una preocupación ciertade los adultos por la juventud, fruto de la incertidumbre del futuro. Los adultos,actuales responsables de la sociedad y, dentro de ésta, de los jóvenes, miranel futuro con el miedo de ceder la capacidad de decidir, por un lado, y con laduda sobre las capacidades de éstos para llevar el barco social a buen puerto. Aveces esta preocupación se traduce en opiniones reflexivas, algunas de las cualesaprovecharemos para citar, pero otras veces, sobre todo a nivel de calle, sonafirmaciones bastante gratuitas, intuitivas y poco argumentadas, ya positivas, yanegativas. Se oyen frases como «estamos ante la generación más preparada de lahistoria de este país», «los jóvenes vienen pisando fuerte» ,«los jóvenes no tienenvalores» o «la juventud no sabe lo que quiere ».

La juventud también es objeto de estudio y reflexión. Es un área de estudioimportante en las ciencias sociales. Grupos de jóvenes, subculturas juveniles,delincuencia juvenil, los jóvenes y la familia, los estudios, el alcohol, las drogas, elocio, el deporte o la religión son temas recurrentes en estudios, a base de encuestassobre todo, realizados desde diversas instituciones y organismos.

La preocupación política también es patente en su reflejos administrativos. Noexiste nivel administrativo que se precie que no disponga de una secretaría dejuventud, área de juventud o instituto de la juventud.

La juventud también es objeto de información y comercio. Una simple ojeadaa ese gran bazar de la globalización que es Internet nos puede impresionar conlos siguientes datos. El buscador Google nos da 1.360.000 hallazgos (webs) anteél término «juventud» y 1.640.000 ante «jóvenes». Si hacemos la búsqueda conla expresión «young people» alcanzamos 12.400.000 registros y con «youth»

© XXI. Revista de Educación, 7 (2005). ISSN: 1575 - 0345. Universidad de Huelva.

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Una mirada a la juventud.X X , Ángel Boza. Universidad de Huelva.

Revista de Educación

28.700.000. Incluso si restringimos la búsqueda a documentos (archivos *.pdf)encontramos 87.600, 289.000, 3.090.000 y 3.130.000 registros respectivamentede los términos citados. Por supuesto que no es nuestra intención explorar todos ycada uno de esos hallazgos, pero sirvan de referencia del valor de la juventud enel medio de comunicación por excelencia del siglo XXI.

¿Se los puede caracterizar de manera general? ¿Podemos hablar de la juventud?No hay que olvidar que, como señala Elzo (2002), la juventud como categoríasociológica uniforme no existe. No hay juventud, hay jóvenes. No obstante, cuandohablamos de juventud y de jóvenes, todos sabemos de qué estamos hablando, almenos en un discurso no formal. Si acudimos al diccionario de la RAE, veremosque define la juventud como edad que empieza en la pubertad y se extiende a loscomienzos de la edad adulta. Tampoco nos lo aclara del todo: ni niños ni adultos.¿Pero es esto cierto? Los estudios de la Unión Europea consideran juventud al períodode la vida que se extiende entre los 15 y los 25 años de edad (LBCE, 2001).

También podemos citar algunas cifras extraídas de la citada documentación.La Europa ampliada contará con 75 millones de jóvenes de entre 15 y 25 años deedad. Por Europa ampliada se entienden los países de la Unión Europea y los 12países candidatos a la adhesión. Según el CES (2002: 1), el 24% de la poblaciónespañola tiene entre 15 y 29 años. El 39% es menor de 30 años. También se destacaque España es el país con más jóvenes de la UE. Un 10'5% de los jóvenes europeosentre 20 y 34 años vive en España. También es verdad que el futuro no parece irpor ahí. Según se afirma en el Eurostat (1999), entre 2000 y 2020 las personasentre 15 y 24 años sólo representarán el 11% de la población europea (previsionessiempre con permiso de la inmigración). De ellos se afirma que:

«Con independencia de sus diferencias (en términos de acceso al mercado detrabajo, de educación, de vida familiar, de ingresos, etc.), los jóvenes reivindicansu estatuto de ciudadanos, del que se derivan sus derechos y sus obligaciones.Invertir en la juventud significa invertir en lo que constituye la riqueza denuestras sociedades, en la actualidad y en el futuro».(LBCE, 2001: 3).En un discurso social, podríamos afirmar que la juventud es un fenómeno

específico de nuestra sociedad occidental moderna. Aunque en todas las culturasexisten protocolos de diferenciación entre niños y adultos, la mayoría con procesosde tránsito más o menos puntuales a través de ritos de iniciación, la juventudcomo período de prolongación de la adolescencia y retroceso de la madurez esun fenómeno ligado a las culturas occidentales desarrolladas. Más en los últimostiempos, en los que determinadas circunstancias socio-económico -culturales hacenperdurar esa etapa quizá más de lo deseable. En ese sentido, se trata de un períodocontradictorio en el que convive la madurez física más vital e impetuosa y unadependencia material y afectiva casi absoluta.

La antropología ha visto siempre la juventud como una de las posibles formasculturalmente determinadas de transición entre la niñez y la vida adulta. Así, frentea modelos donde esta transición se caracteriza por ser inmediata, tal como ocurreen las sociedades primitivas, en nuestra sociedad se alarga y se posterga como unrito de iniciación prolongado que incluye la inserción social, la educación formal yprofesional, el desarrollo afectivo y de pareja, la inserción laboral y correspondienteindependencia económica, y finalmente, la emancipación familiar por vía de vidaindependiente o constitución de una nueva familia. La juventud sería, pues, algoexclusivo de las sociedades urbano -industriales, un producto de la sociedad en quevivimos, o, en suma, un producto histórico social (Revilla, 2001).

En definitiva, nuestro propósito en este texto es formularnos una serie depreguntas, que tampoco queremos contestar, sino tan sólo servirnos de motivoo norte de referencia: ¿Qué entendemos por juventud? ¿En qué consiste serjoven? ¿Cómo nos se ven los jóvenes? ¿Cómo los ven los adultos? ¿Se los puedecaracterizar de manera general? ¿Son sujetos...0 objetos... de la realidad? ¿Sonagentes... o productos... de la sociedad? (Ello suponiendo que podamos incluirnos

92 en la definición o desde una postura de solidaridad afectiva). Para ello intentaremos

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una caracterización de los jóvenes con base en sustantivos descriptivos, partiendodel estudio de Revilla (2001) y matizado por nuestras opiniones y las de otros.Finalmente, lo que podamos decir de los jóvenes y de la juventud... ¿Todo espositivo? ¿Todo es negativo? Habrá que ponerlo en una balanza y sobrepasarlo.

1. MitificaciónSer joven está de moda. Pero no sólo porque se hayan dedicado a la juventud

desde años internacionales a continuas exposiciones o por la abundancia deboutiques y todo tipo de comercios dedicados a la gente joven, que muestran a lasclaras que «lo juvenil» es uno de los mayores valores sociales en nuestra cultura.Desde los muebles a la ropa, desde las ideologías a los políticos, todo se presentacomo joven o, al menos, con aire juvenil, fruto de la cosmética publicitaria, en laque casi no tienen cabida significados e imágenes no juveniles.

Siguiendo el discurso sobre la juventud de Revilla (2001: 106), ser joven noestá de moda solo entre la juventud. Todos queremos ser jóvenes, parecer jóvenes,sentirnos jóvenes, o, al menos, tener un espíritu joven. Quizá nunca como ahora sehabía sido tan consciente de los valores que la juventud posee. Lo joven se convierteen criterio de éxito, en moda susceptible de ser generalizada por el resto de lasociedad. Lo joven se convierte en un estado de espíritu, una mentalidad.

De este modo se ha producido lo que podríamos calificar de «adolescentización dela sociedad», tal como la denomina Elzo (2002: 5). La adolescencia, a diferencia de lajuventud, se caracteriza por la experimentación gratuita, la responsabilidad diferida,y el zapping emocional y cognitivo. Los adultos quisieran vivir como adolescentes,sin parecerlo. Los «adultescentes» de Verdú (2001) o los «tardo jóvenes» (Elzo,1999). Esta mitificación de la juventud se manifiesta en nuestra sociedad a travésde una exaltación de todo lo joven. Es un culto al efebo, a la plenitud vital quelos jóvenes experimentan y que los adultos y los mayores añoran. Se produce unajuvenilización de la sociedad, una apropiación de los adultos de los símbolos y losmodos de los jóvenes.

En el fondo, desde una perspectiva interpretativa, es un forma de añoranza deesa juventud perdida, más que un estilo o una mentalidad. Pero varias cuestionesmerecen la pena ser tenidas en cuenta. Primera, si reivindicamos la juventud comoestilo: ¿de qué segmento juvenil proceden los elementos de estilo adoptados por losadultos? Segunda, si los adultos miran hacia los jóvenes como modelos de progresoe innovación para no quedarse atrás, ¿en qué lugar se coloca a la juventud? ¿comoun agente importante de cambio social? Si esto es así, por un lado, tenemos unreferente falso. No todos los jóvenes son JASP (jóvenes aunque sobradamentepreparados), guapos y ricos. Por otro lado, les creamos importantes expectativasque se contradicen con la posición social subordinada que ocupan.

2. Hedonismo y narcisismoLa juventud es hedonista, la juventud sólo busca el placer, o los jóvenes van «a

su bola, a su rollo», tal como se afirma en términos coloquiales, serían expresionesque describen a la juventud desde el prisma del hedonismo. El placer se convierteen; el valor por excelencia y se establece como criterio moral. Por ejemplo, mi hija(16 .años), .cuando yo le insisto sobre la necesidad de estudiar a diario, manifiestauna opción- claramente hedonista: «yo no me voy matar estudiando».

El hedonismo se manifiesta en otras características menores como la espontaneidade irracionalidad. La juventud es espontánea e irracional. Los jóvenes no piensandemasiado lo que van hacer. Simplemente se les ocurre y lo hacen. Recuerdo laanécdota .de estudiante de simplemente proponer alguien «vamos a tomar café a 93

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Madrid», contestar todos «vale», y encajarnos en Madrid después de 600 km (de losde antes con los coches de antes) sólo a tomar café. De nada valen argumentos lógicosen torno a la distancia o el peligro de la carretera. Esa espontaneidad e irracionalidadestá relacionada con el relativismo confuso expresado en el «todo vale», en elpresentismo (el horizonte temporal alcanza sólo a la semana, fundamentalmente defin semana a fin de semana), en la necesidad de vivir el presente a tope, sin diferirel gozo de lo deseado en cada momento (Elzo, 2002). Se nos apetece ahora mismoirnos a Madrid, o simplemente a uno se le ha ocurrido, pues nos vamos. Mañana,o una vez que estemos allí, va veremos.

Otra característica relacionada con el hedonismo es el materialismo. Los jóvenesson materialistas. Su realización personal pasa por tener y consumir activamentelos productos que el mercado juvenil se ha encargado previamente de difundircon los mecanismos propios de la publicidad (Correa, 1994; Correa, Guzmán yOtros, 2000). De este modo, los jóvenes compran ropa Rotweiler, DisBand, RipCurl o Tommy: tienen, o quieren, un coche modelo Golfo Focus, negro, con laslunas oscuras, y, por supuesto, debidamente transformado-sintonizado (tuningy compran, piratean o consumen música, videojuegos, o bebidas determinadas. Deesa forma su tan reivindicada libertad (se dicen libres, individualistas y autónomos)entra en una fuerte contradicción con la atadura comercial y económica que suponeel consumo, en general, y de marcas, en particular.

El hedonismo también se expresa también en la falta de compromiso. La juventudes conformista y descomprometida, se desentiende de la política y de su papeltransformador de la sociedad. Sobre ello volveremos más adelante.

Tanto el alejamiento de lo público, como el reconocimiento social del tesoro quees la juventud presentan un grave peligro: el narcisismo. La juventud es narcisista.Cuenta Ovidio que Narciso era un joven de gran belleza, insensible al amor. Lasjóvenes que él despreciaba exigieron venganza a Némesis, quien hizo que, en undía muy caluroso, Narciso acudiera a beber en una fuente. Al ver su figura reflejadaen las aguas, al ser tan grande su belleza, Narciso se enamoró de ella, y se dejómorir inclinado sobre su imagen. Nuestros jóvenes se han hecho tan conscientesde su valor que empiezan a languidecer víctimas de sí mismos. El narcisismo semanifiesta en un inusitado interés por el autoexamen, una preocupación por larealización personal y por el yo. En palabras figuradas, «Primero yo, después yoy, en medio, yo».

Un ejemplo actual de narcisismo son los denominados recientemente por laprensa «metrosexuales». Una definición recogida de la propia prensa indica que sonhombres heterosexuales que conocen y prestan atención a la moda, la comida y a losproductos de cuidado personal, y no les importa que ello se sepa. Son «metro» porqueen general se concentran alrededor de las grandes ciudades y «sexuales» porqueviven armoniosamente y sin complejos con su lado femenino, sin ser afeminadosde ninguna manera. Se cita como ejemplo de metrosexual a David Beckham (http://iblnews.com/notícias/12/94686.html; 15-01-04). Quizá reconozcamos en ese modelodeterminados estereotipos comerciales, urbanos y famosos que la tv-basura se estáencargando de difundir. También, desgraciadamente, a determinados personajesde la política y la cultura. Evidentemente aparecen como hedonistas y narcisistas,aunque a veces se utilizan otros términos como, por ejemplo, glamour.

En el fondo, desde un punto de vista interpretativo (Revilla, 2001), hay unacomparación implícita o explícita con otra generación juvenil, la que protagonizólas revueltas de los años sesenta, que se ha mitificado como ejemplo de generaciónrebelde empeñada en la transformación de la sociedad. Pero también ahora hayrespuestas de los jóvenes. Podemos citar las manifestaciones por la paz y en contrade la guerra de Irak y las oleadas de voluntarios para luchar contra la marea negradel Prestige en Galicia (2002). También subsiste una preocupación por que lajuventud no cumpla el papel que está llamada a desempeñar en su etapa adulta(compromiso social y político) y temor a los excesos hedonistas (sexo, drogas).

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3. Ocio¿Qué es el ocio? Ocio es todo el segmento de tiempo dedicado a actividades

no laborales. Es un producto de la separación temporal de trabajo y tiempo libreen las sociedades post-industriales. En ese sentido, el ocio se convierte en tiempocomplementario del trabajo, en valor deseado de autosatisfacción o gratificación(Martínez Casinello, 2000). Hay un tiempo normativo, el de los días laborables ode estudio y un tiempo de fiesta, el del fin de semana (a veces comienza el jueves).Un tiempo en el que también hay normas, aunque no son las de los adultos, sinolas de los iguales, las que marca el grupo o la pandilla.

Está claro que el ocio es importante para nuestros jóvenes. El ocio sería, portanto, otra de las características definitorias de la juventud. Los jóvenes valoranel tiempo libre como un aspecto fundamental en sus vidas (87%), por encima deltrabajo (65%) o los estudios (60%) (Martínez Casinello, 2000). Pero, ¿a qué dedicanlos jóvenes su tiempo de ocio?

. Sahr o reunirse con amigos ................ ...... 98.7 % 97.2 %

.jar (siempre que se pueda) .....................:.... 95.3 % 80

> i[laradió: ......................... 92.5% 89.8%

Ir .a-:escuchar música en directo ........................ 91.9 % 77.3-%

_- -___uyacer deporte .... .................. ........ 850 % 70.1 %

, :x

ri lxbros:, ....... ..;. .... ......... ................... 70.7 % 67 %

I ^'y aver cosas con el ordenador ..... ................... 64.1 % 47.6 %

f 1Colabora1 en aula oNG ....... ............................... 572% 93%^Fi i I^ T' j Y .: '',.9 1ií r V"' `j ,' a yí l^4,z{Yi.r4_ tll._._ _LJ l!__a._. Tt a 'Ef 'gis._°`'.._-^ a;_52ú . `rá_1..

Cólaborar n asociación religiosa.:. 19.1 % 8.3 %

Tabla 1. Actividades de ocio de los jóvenes (Elzo, 1999).

Como podemos comprobar, a los jóvenes les gusta y practican sobre todo salir oreunirse con amigos (97,2 %). Estar juntos aparece como el valor más importante.Le siguen actividades básicamente de consumo: música, viajes, cine, tv, cafeterías -bares, deporte... Puede afirmarse, por tanto, que el ocio es sobre todo consumo,consumo en común o en grupo, pero consumo. Un producto más de consumo;incluso, en las sociedades más avanzadas, es «el» consumo por excelencia.

Como comentarios, podemos afirmar en primer lugar que los jóvenes españoleshacen en el tiempo libre lo que previamente han dicho que les gustaría hacer. Ensegundo lugar que la mayor diferencia entre lo que hacen y lo que les gustaríahacer la encontramos en el ítem de «colaborar en una ONG»: el 57,2 % dicen queles gustaría participar y solamente el 9,3% que así lo hacen. 95

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Una mirada a la luven_ud.

< i Ángel Boza . Universid^d de Huelva-

Revista de Educación«(Dónde quedamos ?» Ante esta pregunta, difícilmente podemos responder con

algo que no sea un lugar de consumo. ¿Dónde se encuentra la gente en general, ylos jóvenes en particular, los fines de semana? En los multicentros (hipermercado,tiendas, bares, cines...). Toda una oferta de ocio-consumo indiferenciado. A fuerzade asociación, no hay otro concepto de ocio. O sí lo hay, pero está ligado a otro tipode consumo más elitista-cultural. Piense el lector en los precios de un fin de semanade senderismo o aventura natural en la sierra x, dos entradas para un conciertoo una obra de teatro, una novela o un libro de poesía actuales, como alternativasde consumo-ocio activo y cultural. ¿Puede nuestra juventud? Otra pregunta seríasi quiere. claro.

4. Cambio social y compromisoLa juventud tiene asignada en nuestra sociedad el papel del cambio social.

Los jóvenes son transgresores por naturaleza. Las normas y usos habituales de lacultura donde han nacido son para ellos pruebas frente a su afán de cambio y a sunecesidad de marcar su propia identidad.

Bien es verdad que este concepto de la juventud como agente de cambio seintegra, aunque pueda parecer contradictorio, junto al de reproducción social.La sociedad busca como fin último su propia supervivencia como estructura. Esasupervivencia no es posible sin el relevo generacional. Las nuevas generaciones,los jóvenes tienen que impulsar el cambio de la sociedad, pero también tienenque contribuir a su continuidad. De esta manera, por un lado la sociedad se ha deencargar de socializar y de ubicar en esa estructura a sus futuros integrantes. Porotro lado, la juventud es la encargada de aportar las innovaciones al integrarse enla estructura social.

Por tanto, los jóvenes son protagonistas tanto de la reproducción como dela transformación social. En ese sentido, respondemos a una de las preguntasiniciales, aunque sin resolver el dilema. Los jóvenes son a la vez agentes y productode la sociedad en la que viven. La juventud tiene la capacidad de condensar loscambios sociales, de catalizar las crisis de cambio latentes. Nuevos lenguajes,nuevas propuestas, respuestas novedosas, pautas culturales diferentes, tienen enla vitalidad juvenil su caldo de cultivo más apropiado. De alguna manera, el futurose hace presente a través de ellos. Pensamos el futuro a través de los jóvenes. Perola juventud no es sólo el futuro de las sociedades, sino una parte muy significativade su presente.

Por tanto, estamos ante una caracterización contradictoria en sí misma. Por unlado, se exige a la juventud que cumpla el papel de innovadora, transgresora. Porotro lado, la innovación no debe cuestionar el sistema total, ha de ser un cambio«incruento». En palabras de Allerbeck y Rosenmayr, citados por (Revilla, 2001),se espera de los jóvenes una conformidad divergente. También es para el mundoadulto una manera de eludir la responsabilidad en la mejora de la sociedad quepasa a recaer exclusivamente sobre la juventud.

Anteriormente, hemos manifestado que el hedonismo también se manifiestatambién en la falta de compromiso. Sobre ello quisiera hacer algunas matizaciones.Si bien ha aparecido una desconfianza con respecto a las estructuras institucionales,los jóvenes participan menos que en el pasado en las estructuras tradicionales dela acción política y social (partidos y sindicatos) y su participación en las consultasdemocráticas es baja por norma general, los jóvenes europeos quieren promover lademocracia y, en especial, participar en ella (LBCE, 2001: 5). No obstante se aprecia,al menos en España, un deseo alto (57,2%), aunque no llevado a la práctica (9,3%),de colaborar con una ONG.

Respecto del voluntariado, entendido como espacio para la socialización de los

96 jóvenes, como una forma de participación social, como una experiencia educativa,y como una forma de compromiso, los datos tampoco son mejores. Tan sólo 4,9%

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A.v

declara ser voluntario, frente a un 5 8,4% que nunca se ha planteado ser voluntario(Elzo ; 2002).

5. ContestaciónLa contestación como rasgo de la juventud se relaciona con suponerles como

agentes de cambio. Los jóvenes son contestatarios. Aunque también tienen los piesen la tierra y son presentistas. No quieren otra revolución que la de todos los días.Esta revolución diaria, este «no» continuo, se basa en una relativa independizaciónaxiológica de los adultos y se manifiesta en un sistema propio y alternativo de valores.Sobre todo es un rechazo de los valores adultos o una contestación de muchosvalores y normas dominantes. Como ejemplos, ya hemos citado las manifestacionespor la paz y en contra de la guerra de Irak, las oleadas de voluntarios para lucharcontra la marea negra del Prestige en Galicia o las protestas por la implantación dela nueva ley de Universidades —LOU (2001)—. Las pintadas en los muros -grafittis-pueden ser también una expresión de contestación, a caballo entre lo reivindicativoy lo artístico como forma de individualización expresiva.

Pero, ¿realmente tienen los jóvenes un sistema de valores diferente al de losadultos? Resulta complicado sostener la existencia de unos valores juvenilestotalmente distintos de los de los adultos. Como mucho se podría hablar de undiferente énfasis valorativo, mayor importancia de unos valores y menos de otros.Pongamos algunos ejemplos de actividades normales. ¿Qué música les gusta?Hace muy poco arrasó en los jóvenes Operación Triunfo (2002), o sea, músicade «carrozones». ¿Qué hacen el domingo? Salen a comer a restaurantes, que esuna costumbre de adultos maduritos. ¿A qué aspiran? A vivir cómodamente deun trabajo cómodo. Claro que el sistema de valores adulto tampoco es como paraasumirlo. No es coherente. Y tampoco todo va a ser contestación. ¡También hayque sobrevivir!

Pero no son solamente valores el objeto de la contestación, los jóvenes cuestionantambién las instituciones. De este modo, los jóvenes rechazan el mundo en el queviven y muestran una clara voluntad de no caer en una sociedad extraña como laadulta. Los jóvenes manifiestan una importante rebeldía e inconformismo respectode los adultos. También es una forma de afirmar la propia identidad, aunque seapor la vía de la negación sistemática.

Ahora bien, hay que tener cuidado entre el grado de rebeldía normal yla alienación (situarse fuera) que supone una amenaza para el orden socialdominante. La contestación como rasgo parece explicar los acontecimientos de losaños sesenta, donde se explicitó el rechazo juvenil del mundo adulto y su apuestapor algo diferente. En ese contexto de crisis social tiene sentido y norte. Inclusosirve para explicar ciertos comportamientos que resultan extraños o sin sentido:el gamberrismo y la violencia en general, el pasotismo, la cultura juvenil, etc. Perono es un medio siempre justificado por los fines de cambio social. Sin ser llevada aextremismos, la contestación es muestra de buena salud en la juventud.

6. ParticipaciónSegún el Eurobarómetro, «Los jóvenes europeos en 2001», se observa un

desinterés de los jóvenes europeos por las organizaciones: un joven de cada dosdeclara no pertenecer a ningún movimiento, con amplias diferencias nacionales(en los Países Bajos casi el 80 % de los jóvenes están organizados, contra el 30 % enPortugal). Entre la juventud organizada (sólo el 50%), el mayor éxito correspondea los clubes deportivos (14 %), muy por delante de las organizaciones juveniles(3,,5,%), los sindicatos y los partidos políticos (2 %). 97

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No obstante, nosotros creemos que la juventud es participativa. Recientemente, conmotivo de un proyecto europeo (Interreg III-A) de prevención de drogodependencias,reunidos 30 jóvenes universitarios entre 20 y 25 años, durante un fin de semanaentero de formación y convivencia, nos sorprendimos viéndoles participar endiversas actividades organizadas incluso después de la cena. El propio Libro Blancosobre la Juventud Europea (2001), en sus conclusiones, señala que:

• Los jóvenes tienen voluntad de participar activamente en la sociedaden la que viven. Excluirles supone impedir que la democracia funcioneplenamente.

• Los jóvenes desean tener derecho a expresarse sobre todos los aspectosde su vida cotidiana, como la familia, la escuela, el trabajo, las actividadesde grupo, el barrio, etc. Al hacerlo, se interesan por temas económicos,sociales y políticos más amplios.

• La participación exige que los jóvenes adquieran unas competencias oconsoliden las que tienen. Ello supone un proceso gradual de aprendizaje.La primera etapa, desarrollada generalmente en el propio entorno (escuela,barrio, población o distrito, centro juvenil, asociación, etc.) es de unaimportancia capital.

• Los jóvenes consideran que los mecanismos de participación existentes soninsuficientes. No confían en ciertas formas de democracia representativa.Las opiniones sobre las organizaciones juveniles están divididas. Tambiéndesean una mayor ayuda pública en favor de las ONG.

• Los jóvenes rechazan las formas de participación puramente simbólicas.Lo esencial es que la información circule y que se debatan las ideas.

• Los jóvenes señalan la instauración de un marco jurídico como una de lascondiciones necesarias para el desarrollo de una participación real de lajuventud. Se reivindica la educación para la ciudadanía.

Por tanto, los jóvenes están ahí y están deseando participar. De lo que se trata esde articular mecanismos y cauces reales de participación. Lo que no están dispuestosa aceptar es entrar en un juego de simulación donde hagan de comparsas de unsistema que parezca pero que no sea democrático y participativo. ¡Quieren estar.Pero si están... están!

7. ValoresAfirmar que los jóvenes no tienen valores o que tienen un sistema de valores

diferente al de los adultos, o simplemente decir que hay crisis de valores, es bastantecomún en el discurso de los mayores. ¿Qué hay cierto en lo uno y lo otro? Paraintentar articular una respuesta, mejor será que empecemos por definir qué sonlos valores.

En la filosofía y la sociología se entiende por valores las definiciones de lo buenoy de lo malo, de lo aceptable y de lo rechazable, de lo admitido y de lo prohibido,de lo que hay que hacer y de lo que hay que evitar. De esta manera los valores seconvierten en criterios de acción social, de carácter emocional, que no se ponen enduda a corto plazo. Esto los diferencia de las normas, también criterios de acciónsocial que son adoptadas, sea por un individuo, sea por la sociedad en su conjunto,criterios que son el resultado de una decisión meramente racional, y que puedenser puestos en duda, luego modificables, a corto plazo. También es evidente quenormalmente hay relación directa entre los valores y las normas. Por ello puedehaber valores individuales o sociales compartidos (de grupo). Sin embargo es difícilhablar de valores universales (Elzo, 2002).

98 ¿Son distintos los sistemas de valores de los jóvenes de los de los adultos? Creemosque nuestra sociedad, la de los adultos, es bastante hipócrita. La incoherencia propia

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de los seres humanos en sociedad nos lleva a un fenómeno de disociación en dosfrentes, a la que no son ajenos los jóvenes (Elzo, 2002):

• Disociación entre los valores socialmente propugnados (derechos humanos,tolerancia, solidaridad...) y los personalmente perseguidos (búsqueda debienestar, éxito social, seguridad, insolidaridad...).

• Disociación entre los valores finalistas (pacifismo, tolerancia, ecología,exigencia de lealtad etc.) y valores instrumentales (esfuerzo, auto-responsabilidad, compromiso, participación, abnegación, aceptación delímites de comportamiento, trabajo bien hecho, etc.).

No obstante, siguiendo a este mismo autor, se pueden anotar algunos valoresdefinitorios de los jóvenes, que pueden configurar cierto retrato de la juventud:

1.Los jóvenes son «apolíticos». ¿Por qué? Por la incapacidad que ellos percibendel mundo de lo político de resolver el problema que más les importa (el paro ysu sensación de exclusión social).

2. Tienen unos «equipamientos materiales y un nivel de bienestar doméstico-social» como generación alguna ha tenido, unas posibilidades de estudio, a bajocosto y con escasa exigencia, inéditos. Lo tienen todo, o al menos, mucho. Pero ¿loaprecian? ¿sacan provecho de ello?

3. Son «individualistas», teñidos de búsqueda de autonomía e identidad. Noobstante, esa individualidad se expresa mediante y necesita del grupo de amigos,su grupo de referencia. Por tanto se debaten entre la afirmación individual y lasumisión al grupo.

4.Son «pluralistas y tolerantes» ante la diversidad. Fruto de ello es el principiode que todo es opinable, de que todo vale. Sobre esta afirmación de Elzo, tengomis dudas. Demasiadas conductas violentas y xenófobas se hacen patentes en nopocos grupos y tribus urbanas.

S. Son «presentistas». Necesitan vivir el presente a tope, sin diferir el gozo de lodeseado en cada momento. El futuro es hoy, o, como mucho, el fin de semana. El66% piensa que el futuro es tan incierto que lo mejor es vivir al día (Injuve, 2000).El horizonte es semanal, dividido en tiempo normativo y tiempo festivo. El tiempo detrabajo-estudio es una carga, mientras que el tiempo libre se percibe como ausentede normas. Bueno, a veces el exceso puede convertirse en la norma.

6. Se sienten y se dicen «libres». En cambio, tienen una fuerte dependenciafamiliar. Vivir arropado en el hogar es cómodo mientras experimentan en lo quequieren, pero sin la responsabilidad de tener que dar cuenta de lo que hacen.

7.No son «religiosos». Es una generación que no ha sido socializada religiosamente.No solamente no saben nada ni de fe ni de cultura religiosa. No obstante parecehaber una cierta demanda de espiritualidad, de mística.

8.No son «comprometidos». Mejor dicho, mantienen una implicación distanciadarespecto de los problemas. No tienen utopías. Esto me parece especialmente grave.No sueñan con un mundo, viven en su mundo.

9. Son «familiares». Se sienten bien con la familia, que se acepta no sólo comofonda gratuita sino también como espacio de convivencia afectiva buscada. En elfuturo también se proyectan en una familia.

10., No. tienen «límites». Son personas abiertas a toda suerte de sensaciones yemociones, con aceptación del riesgo como parte del atractivo de ser joven. Losúnicos límites son su cuerpo y su libertad. Parques de atracciones o deportes deriesgo son ejemplos de sus intereses.

11. Realizan.una clara «supervaloración de la emoción sobre la razón». Me gustaalgo (una ropa o un objeto), lo quiero ya. Algo es interesante, lógico o razonable

99(estudiar, ahorrar, esperar...), no me interesa.

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12. Son «proxémicos». Valoran por encima de todo lo próximo, lo cercano, lolocal, la pequeña historia, en lugar del proyecto de futuro, de las grandes cuestionessociales y políticas. Su mundo es su barrio, su pueblo, sus amigos. Otros pueblos,otros países u otras culturas, no existen. Simplemente no les interesan.

8. Subculturas y «tribus»Los jóvenes son diferentes. La juventud es un colectivo con sus propias modas,

preferencias, atuendos, valores, normas y símbolos. Si en los setenta diferenciábamossólo entre mods y rockers (recuerden la película Tommy), hoy denominacionescomo pijas, canis, hippies, rockabilis o frikis, asociados a los pantalones «patade elefante», el móvil como apéndice aurículo-digital, el grupo de colegas comoreferencia absoluta o la música (acid, tecno, break-beat, house o cualquier otra)pueden ser ejemplos de identidad subcultural propios de una época y de undeterminado estilo juvenil.

Los jóvenes constituyen microsociedades con grados significativos de autonomíarespecto de las instituciones adultas. Tienen sus hábitos, normas y dependencias. Aveces, en grupos extremos, incluso jerarquías. Esta subcultura juvenil aparece antela divergencia en expectativas y valores normativos entre padres e hijos. La familiaya no es el referente, pasando éste a ser ocupado por el grupo de iguales, que tieneuna importante función adaptativa, permitiendo a la juventud hacer frente a susituación transitoria. Estos grupos sociales, de gran cohesión a veces, generan unaligazón psíquica entre ellos, fruto del importante tiempo que pasan juntos. Tambiéngenera un caudal de conocimientos y comportamientos compartidos en el grupo.Recordemos las primeras experiencias sexuales y el conocimiento compartido sobreellas. ¿Dónde se producen? ¿A quién se pregunta? En este sentido puede hablarsede «estilos juveniles» o «tribus urbanas ».

No obstante, parece importante remarcar que algunos de estos estilos juvenilesadquieren una notoriedad social muy importante, no especialmente positiva,normalmente por los problemas que acarrean, debido a sus conductas desordenadas,a veces ligados (alentados, permitidos) a instituciones respetables como clubesdeportivos o, incluso, partidos políticos. Pensemos en grupos como los ultra-sur,skin-heads, neo-nazis o ciber punkies, por señalar sólo algunos de ellos.

9. TransiciónTambién se puede definir la juventud como una transición entre niñez y vida

adulta. Los jóvenes, en ese sentido, no son ni niños ni adultos. Viven un tiempode espera en el que progresivamente van adquiriendo las responsabilidadesadultas: productiva, conyugal, doméstica y parental. También podría definirsecomo un proceso de emancipación que concluye en la independencia económica,autoadministración de recursos, autonomía personal y hogar propio.

El elemento más importante para que la transición conduzca a buen puerto esla inserción sociolaboral, la obtención de un trabajo que provea de los recursosnecesarios. Respecto de ésta, Galland, citado por Revilla (2001), observa dos modelosbien diferenciados de entrada en la vida adulta: el de la instalación —instantaneidadde los jóvenes de extracción obrera— y el de la postergación de los jóvenes burguesesa la espera de que la formación y el tiempo les proporcionen una posición socialacorde a sus expectativas.

En este discurso el estatus juvenil se piensa como incompleto. El punto de mirase encuentra en el estatus adulto. Por tanto no sería un período con fin propio,algo con lo que no estamos de acuerdo del todo. Su carácter transitorio, incluso la

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progresiva consecución de diversos modos de independencia, tienen un carácterque le es propio y le dan valor sustantivo.

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Este retraso del paso a la vida adulta y la consiguiente prolongación de ladependencia familiar se debe fundamentalmente a la prolongación de la formaciónacadémica, la situación laboral, marcada por el desempleo juvenil y la temporalidaden el empleo, y la dificultad de acceso a la vivienda. Datos como que el 36% delos jóvenes trabajan, el 33% estudian, un 15% estudian y trabajan, y un 16% niestudian ni trabajan pueden alumbrar el por qué de esta situación. A ello hay queunir que el trabajo, las más de las veces, es precario, temporal y/o no les permitevivir autónomamente. Por otro lado la formación académica cada vez se alarga más,como consecuencia de la extensión de la educación a grandes capas poblacionales,que genera un exceso de titulados con la consiguiente devaluación de los títulos yla exigencia de más formación (postgrados).

10. EducaciónEs frecuente escuchar a los mayores decir que los jóvenes no tienen educación.

Lo oigo en la calle, lo oigo a los maestros, colegas míos de profesión docente, y losiento a veces en el ejercicio académico e, incluso, paternal. No obstante, no siempretiene esta afirmación el mismo significado.

La educación tiene por objeto y sujeto a los jóvenes en general. De todos essabido que la función principal de la educación es la integración de las personasen la sociedad, desarrollando sus competencias cognitivas, de destrezas, personalesy sociales. Saber, saber hacer, saber ser y saber vivir en sociedad se convierten enlos ejes de toda educación, cuyos sujetos genuinos son los jóvenes. Insertados enesos ejes vertebrales, objetivos como la realización personal, la integración social,.la ciudadanía activa y la inserción profesional son absolutamente fundamentalesen el desarrollo de la juventud.

¿Qué demandan los jóvenes europeos a la educación? El Informe sobre Juventuddel 2001 señala las siguientes aspiraciones de la juventud europea para los próximosaños:

a) Garantizar el acceso a la educación de todos los jóvenes, concretado endos acciones:

a) Carácter gratuito de la enseñanza.b) Servicios de orientación y asesoramiento académico y profesional.Renovación de los métodos de enseñanza y aprendizaje, cifrado en cuatro

líneas:a) Mayor relación profesor-estudiante.b) Participación de los jóvenes en la educación (organización y decisión).

c) Instituciones educativas más dinámicas y adaptables (a la diversidad ycomplejidad de las sociedades modernas).

d) Asegurar el acceso a Internet y a los recursos multimedia de la sociedadde la información y el conocimiento actual.

Promover diferentes tipos de conocimiento y competencias educativas:

a) Aprendizaje comunicativo de lenguas extranjeras.

b) Dominio e integración de las tecnologías de la información y lacomunicación.

c) Educación sobre temas de salud como garantía de vida.

d) Conciencia y conocimiento de la naturaleza multicultural de nuestrassociedades.

Reconocimiento de las cualificaciones y competencias: 101

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a) Homologación y equivalencia europeas de estudios, títulos y experienciasprofesionales.

b) Movilidad para la formación académica y posterior inserción laboral.

Complementariedad del aprendizaje formal y no formal

a) Necesidad de una educación y una formación a lo largo de toda la vida yen todos los campos (en ese sentido, el aprendizaje no formal se considerael más positivo, eficaz y atractivo).

No nos deja de parecer éste un discurso bastante gratuito sobre la educación. Lareciente Ley Orgánica de Calidad de la Educación (2002) ola menos reciente Ley deOrdenación Universitaria (2001) no parecen ser ejemplos de apuesta política poruna educación liberadora e integradora. Ello no es más que el reflejo de los valoresde nuestra cultura en la norma. La educación no interesa. Ciudadanos con mentesbien amuebladas no interesan. En el paraíso de la sociedad del bienestar (tambiénde la información, aunque información -pensamiento único), la falacia de la libertadadormece la capacidad crítica, generando nuevas formas de estructuración social.Los poderosos siguen oprimiendo a los sumisos, y la educación, ya sea bajo la formainstitucional (la escuela, el instituto o la universidad), ya sea bajo la forma de lacomunicación (prensa, TV, publicidad, Internet) continúa haciendo de gran escultorsocial de la permanencia. Tampoco interesa a muchos padres, enfrascados en lavorágine homicida del trabajo en horarios poco dados a la educación familiar.

11. Empleo y autonomía económicaNo nos cabe duda de que el trabajo es un elemento clave para que los jóvenes

puedan encontrar su lugar en la sociedad, lograr independencia económica y realizarsus aspiraciones personales. El empleo es una condición previa para la integraciónsocial. La mejor manera de integrarse en la sociedad es encontrar un trabajo. Tenerun puesto de trabajo significa ser considerado un adulto.

¿Cuál es la postura de los jóvenes ante el empleo? Los jóvenes están deseandotrabajar, pero cada vez es más difícil encontrar un buen empleo. Veámos algunosdatos comparativos. Mientras que la tasa general de desempleo en Europa (2000)es de un 8,4%, en los jóvenes se duplica, alcanzando un 16,1%. Como puedeinterpretarse fácilmente, el paro afecta mucho más a los jóvenes en Europa. Perosí observamos datos españoles, podemos llegar a conclusiones similares. Con unastasas generales de desempleo para España (Dic-03) del 9,04% y para Andalucía(Dic-03) del 11,5%, en ésta última, de ese porcentaje de desempleados el 46% sonmenores de 30 años. De nuevo el paro se ceba en los más jóvenes.

¿Qué demandas hacen los jóvenes europeos respecto del empleo? Según el LBJE(2001), las políticas de empleo en relación a la juventud deberían:

a) Favorecer la movilidad social, una condición necesaria para la formaciónformal y el empleo.

b) Extender el espíritu empresarial entre los jóvenes en la vida cotidiana

c) Mejorar la información, la educación y la formación, para subsanar lafalta de información sobre el mercado de trabajo. La educación formal enexclusiva no prepara para el mercado de trabajo.

d) Desarrollar una protección social específica (legislación social) que eviteriesgo de empleo juvenil precario y no protegido

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Automía económica

Independiente Parcialmente Completamentedependiente dependiente

Gráfico 1: Autonomía económica de los jóvenes (INJUVE (2000).

¿Genera este empleo autonomía económica? Lógicamente, con los datos expuestosen el gráfico, en absoluto. Tan sólo un 29% de jóvenes pueden pagar todos sus gastos.El resto son: parcialmente dependientes, porque sólo disponen de ingresos que lespermiten pagar una parte de sus gastos (22%); o completamente dependientes,porque solos administran los gastos de bolsillo, (42%).

12. Subordinación/emancipaciónSi en el apartado anterior el componente económico era determinante como

exponente de la autonomía, las relaciones de poder, desiguales, entre jóvenes yadultos son determinantes de su posición en el tablero del ajedrez social. Estocoloca a los primeros en una posición subordinada respecto de los segundos conla expectativa de unos beneficios futuros. Se trata de la discriminación del grupodominante adulto para proteger sus privilegios frente a las nuevas generaciones,convirtiéndose de esta manera el constructo juventud en un instrumento dedominación. También explica el estereotipo negativo de los adultos sobre losjóvenes y viceversa.

No obstante, es necesario observar diferencias entre la situación de unos yotros jóvenes frente a la reproducción social y a su toma del poder. Por un lado,las relaciones con los progenitores pueden acentuar o minimizar en lo posible lasubordinación filial. No es lo mismo criarse en el seno de una familia dialoganteque en una familia rígida y en la que las normas se imponen por la voluntad de losadultos sin muchas explicaciones ni contemplaciones. Tampoco resulta semejanteun entorno laboral de trabajo en equipo, con relaciones de igualdad aunque existanfunciones de coordinación, que un ambiente fuertemente jerarquizado, dondeincluso las iniciativas novedosas de los jóvenes son apropiadas por los jefes y eldiálogo sincero se ejerce bajo la espada de Damocles del despido fulminante. Porotro lado, resulta difícil tratar conjuntamente la marginalidad de los jóvenes de clasebaja y la subordinación harto beneficiosa de los jóvenes de clase alta respecto de suspadres, con todas las posibles situaciones intermedias que puedan imaginarse.

También hay que discutir la disolución de las relaciones de poder entre padrese. hijos-y el discurso de la permisividad. Es difícil cuestionar la evolución que hansufrido las relaciones paterno-filiales en muy poco tiempo. Es común el comentario 103

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Emancipación económica

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Edad

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Revista de Educaciónde padres diciendo que no pueden con sus hijos. Incluso, en extremo, ya hemosasistido en los medios de comunicación a la noticia de padres que han denunciadoa sus hijos por maltrato. No obstante no parece adecuado afirmar la desaparicióntotal de la subordinación filial. Las relaciones de los hijos con los padres son dedependencia, de subordinación, tanto económica como afectiva pasando por lasmás materiales de casa y alimentación. Bien es verdad que la juventud es uncamino continuo desde la subordinación a la emancipación, verdadero fin de lafamilia. Nada más satisfactorio para unos padres bien avenidos con sus hijos quela emancipación de éstos. Es una señal de éxito en la educación familiar.

¿En qué modelo de familia viven nuestros jóvenes? Acudiendo a los datos delestudio de Injuve (2000), el modelo tradicional de familia en la que concurrenpadre, madre y hermanos sólo existe en el 45% de los hogares de las personasjóvenes. Familias donde falta la figura paterna, materna o ambas alcanzan el 16%(a consecuencia de divorcios o fallecimientos). Un 8% son huérfanos/a/s de padrey/o madre. Un 7% son hijos de padres separados. Finalmente, disminuye tambiénel número de hogares donde se comparte la vida con otros/as hermanos/as hasta52%. Respecto de la permanencia en el hogar, se afirma también en este estudioque las dificultades en la emancipación se corresponden con un progresivo retrasode la edad en la que se sale del hogar paterno-materno, para constituir una nuevafamilia. Sigue prolongándose la edad en la que se deja de vivir con la familia deorigen. Actualmente, una de cada dos personas de entre 26 y 29 años vive con sufamilia de origen. El ritmo de emancipación económica de los jóvenes es muy lentoy tardío, tal como puede comprobarse en el gráfico adjunto. También disminuyela población joven que vive con su pareja (un 3% entre 1988 y 2000), alcanzandovalores medios del 16%, pero con desigual distribución entre hombres y mujeres.Las mujeres doblan en proporción a los hombres en cuanto a convivir en pareja.

Gráficos 2 y 3: Vida en Pareja y Emancipación Económica de los jóvenes (INJUVE (2000).

¿Qué conclusiones podemos entresacar de estos datos? ¿Por qué no se van decasa de los padres? ¿No quieren ser independientes económicamente los jóvenes?

¿Prefieren vivir en casa de sus padres a convivir en pareja? ¿No tienen pareja?Básicamente podríamos definir a los jóvenes como subordinados a la familia.

13. IdentidadEn ese contexto de subordinación al que hacemos referencia en el punto

anterior, ¿qué es lo que especifica al joven? En este momento vital está en juego laadquisición de una identidad frente al peligro de quedar inmerso en una difusión

104 identitaria. La persona ha de integrar su pasado infantil y sus expectativas futuras

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Una mirada a la juventud. D = _ -DÁngel Boza. Universidad de Huelva. % D

Vcomo persona adulta. La juventud vive un período de moratoria psicosocial, delibre experimentación de rol personal, hasta que encuentre su propio lugar en lasociedad.

¿La necesidad de encontrar una identidad propia conllevaría caracterizar lajuventud como un momento en el que se carece de identidad? Evidentemente, no.En todo caso podríamos hablar de conflicto de identidad, más o menos acusadosegún las personas y según su contexto y desarrollo. Pero acaso los adultos notienen conflictos de identidad. ¿El principal problema de la juventud actual es laidentidad? ¿Lo perciben así los jóvenes? Quizá tampoco, o al menos, no todos de lamisma manera. Es evidente que épocas de cambios desencadenan episodios de crisispersonales, pero tampoco son ajenos a los adultos. Una separación matrimonialo la pérdida del trabajo pueden inducir crisis en individuos adultos más gravesque las que sufren habitualmente los jóvenes, además con menos perspectivas defuturo, que siempre estará en el horizonte del joven.

También se habla de una identidad precaria, con riesgo de fundamentalismoy dispersión como opciones. Opiniones radicales y posturas vitales más o menosextremas también son propias de la juventud. Estas afirmaciones sirven para explicardiversos fenómenos juveniles, especialmente la adscripción a subculturas o estilos.Se trata de estar ojo avizor y que las experiencias no contaminen la capacidad críticadel joven. Ahí la educación, tanto familiar como académica, deberían jugar unimportante papel preventivo desarrollando más la divergencia y la individualidad.Tal como afirma el metafísico Gabilondo (El País Semanal, 15-02-2004), «hemos deconstruir seres diferentes, personas que tengan un discurso singular propio.. .estalegítima rareza será una fuente de libertad y de fecundidad social».

No cabe duda de que entre la niñez y la etapa adulta la persona experimentaun gran cambio en su identidad. Pero este discurso tiende a enfatizar la crisis dela identidad juvenil y sobrevalorar la estabilidad y la falta de confusión entre -losadultos. Algo de lo que tampoco estamos muy seguros, tal como ya hemos señalado.Su nueva identidad, la identidad de joven no tiene por qué ser negativa. La música,la imagen y las actitudes sociopolíticas pueden ser elementos definitorios de lamisma. También irá tomando decisiones, más o menos conscientemente, que tendránrepercusión importante para su instalación en el mundo adulto: sobre su formación,su inserción laboral, su futura vida doméstica independiente (familiar o no), etc.Con ello, el joven dejará de serlo paulatinamente. La persona acabará ocupandouna posición social y una identidad diferente, diferente en muchos aspectos alo que fue su identidad de joven, pero en otros con similitudes. No obstante, laidentidad personal seguirá sufriendo modificaciones y reelaboraciones a lo largode la vida adulta. No pensemos que sólo en la etapa de juventud se sufren cambios.Los cambios nos acompañarán siempre, afortunadamente.

¿Y cuál es la posición de la mujer en esta búsqueda de identidad? El acceso alestudio y al trabajo han propiciado un cambio radical de nuestras sociedades en elúltimo cuarto de siglo pasado. Hoy más que nunca las jóvenes desean trabajar fuerade casa (81%). Independencia y realización profesional y personal son apuestas degarantía en la identidad de las mujeres. No obstante el fantasma de la discriminaciónsigue apareciendo en los contextos de nuestras jóvenes. Una de cada tres mujeresse ha sentido discriminada (36%) alguna vez. ¿Dónde? En casa (20%), en el trabajo(15%), en los estudios (10%) y en la pareja (7%). Finalmente, tan sólo un 10% demujeres jóvenes contemplan las tareas del hogar y el cuidado de los hijos como sufutura dedicación (Injuve, 2000).

14. BotellónEl sábado, botellón. No hay fiesta juvenil en la que no se haga un botellón.

Por tanto, si no una característica, sí al menos es un fenómeno común a nuestrajuventud. El sábado, o el jueves, como ocurre con los universitarios, resultado de 105

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no tener clases los viernes, aprovechar para salir en la ciudad antes de irse de finde semana a sus lugares de origen o, simplemente, para alargar el fin de semana.La división, ya marcada, entre tiempo normativo y tiempo relajado tiene en elbotellón el catalizador perfecto de la actividad más deseada por los jóvenes parasu tiempo de ocio: estar con los amigos y colegas. Alcohol, noche y muchas horaspor delante son los ingredientes mágicos de la receta de las relaciones juveniles.Pero, no nos engañemos, ¿sólo de los jóvenes? El 73,5% de los jóvenes andalucesafirma haber consumido alcohol en los últimos seis meses. ¿Es, por tanto, unacaracterística definitoria de la juventud?

Siguiendo el análisis de Elzo (2002), nos preguntaremos en primer lugar cómoconsumen los jóvenes. Se trata básicamente de un consumo compulsivo. Hay unaacotación de ese consumo muy estrecha desde los puntos de vista social, temporal,horaria y espacial. Los jóvenes consumen en grupo: compran el botellón (lotesdiversos formados por vasos, hielo, bebida alcohólica y bebidas refrescantes) comoproducto completo destinado a 4-6 personas (acotación social). A su vez los diversosgrupos de jóvenes buscan la cercanía de otros grupos de jóvenes, aunque no seconozcan o no establezcan relaciones de comunicación intergrupos. El consumode alcohol está limitado, generalmente, a los viernes y, sobre todo, sábados; enla ciudad, también, jueves, tal como hemos señalado (acotación temporal). Sebebe compulsivamente en una estrecha franja horaria, especialmente, al menosen el contexto más cercano a mí, de 1,00 a 3,00 horas A.M. (acotación horaria).Por tanto, se consume una ingente cantidad de alcohol en muy poco tiempo. Hayque «prepararse o colocarse» para pasar el resto de la noche a gusto. Los jóvenesconsumen en lugares concretos o zonas de botellón (una plaza, un aparcamiento,una calle...) y/o en los «locales» del grupo, normalmente lonjas y garajes privados(acotación espacial).

La segunda pregunta a formularnos es por qué consumen los jóvenes. Según Elzo(2002), pretender explicar un fenómeno tan arraigado, persistente y bien delimitadono es fácil. No valen simplificaciones ni explicaciones monocausales del tipo de:«es que los jóvenes no tienen valores », «los jóvenes están agobiados por el stressde los estudios y necesitan desfogarse los fines de semana», «los jóvenes quierenestar juntos y solos sin el control de los mayores». Una aproximación a las razonesverdaderas podemos encontrarla en los propios jóvenes, a través de los resultadosde encuestas. Los jóvenes españoles consumen alcohol porque les gusta el sabor(73,0%) y por diversión y placer (58,5%) (Observatorio Español sobre Drogas, 2000).En cambio, las razones de los jóvenes andaluces para consumir alcohol no sonexactamente coincidentes, aunque la razón principal es para experimentar placer yanimarme (41,6%). Le siguen razones como "pasar el rato" (29,9%), «porque es unacostumbre social» (22,8%) o «por curiosidad y deseos de sentir nuevas sensaciones»(19,1%) (Jóvenes andaluces ante las drogas, Junta de Andalucía, 2002).

El alcohol forma parte de su vida, y de la de sus padres y de la sociedad en laque vive, y es considerado indispensable en toda fiesta. Hay una rutinización yritualización del beber adolescente y joven. Es una rutina que el joven acepta comobanal, como evidente, como normal. Se hace lo que se hace porque se hace así entrelos suyos. «...si tu no bebes y ellos beben, ellos van a estar aquí de otro rollo, ytu vas a estar allí diciendo "bueno vale" y quieras o no eso te obliga a beber». Sebebe, en no pocos casos, incluso aunque no apetezca beber. Se trata de no ser oparecer raro, para no quedar descolgado de la «marcha» del grupo.

Si las anteriores eran razones de los propios jóvenes, una interpretación mássociológica nos lleva a razones diferentes y complementarias de las anteriores. Laseparación del tiempo normativo y de libertad induce a comportamientos que primenla singularidad de éste último. Incluso los propios jóvenes en ese tiempo adoptanroles no habituales en el tiempo normativo. Mis propias hijas refieren saludos,cordialidades y comportamientos comunicativos de otros jóvenes no corrientes enotros momentos y contextos de la semana. La propagación de determinados modelosjuveniles por parte de la prensa (revistas, TV, música) en los que la asociación

106 jóvenes+fiesta+alcohol+...es dominante. No obstante habría que preguntarse si la

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fórmula no es también aplicable al modelo de fiesta adulta. ¿Alguien conoce algunafiesta o celebración adulta en la que no haya alcohol? A ello también contribuyela desnaturalización de la familia. Siguiendo la moda de los productos «light»,podemos decir de alguna manera que muchas de nuestras familias han abdicadode su función educadora, sirviendo sólo de referencia espacial (lugar de paso) denuestros jóvenes. Coexistencia pacífica frente a convivencia participativa, inhibiciónfrente a implicación, relajación frente a autoridad, o simplemente incapacidad deabordar el conflicto son descriptores de familias también «light», desbordadas einvisibles, que pueden también estar en la base de comportamientos de consumoabusivo de alcohol. Finalmente, señala Elzo (2002), la exclusión social (imposibilidadde acceder a vehículos, trabajo o vivienda) también puede actuar de detonante deun consumo como superación de ese tiempo incierto y no realmente propio quees la juventud.

Gráfico 4: Drogas y jóvenes andalucesde 14 a 29 años (2002)

(Consumo en los últimos seis meses)Junta de Andalucía, 2002

TABACO DIARIO

CANNABIS 18 38,7

ALCOHOL ABUSIVO 7,5

COCAÍNA 5,4

ÉXTASIS Y DROGAS DE SÍNTES 2,8

HEROÍNA 0.2Id

0 10 20 30 40

Porcentajes

Pero en el botellón no sólo se consume alcohol. Ello nos lleva a la reflexión sobreotros consumos, asociados o no al botellón. El tabaco es la droga más consumidapor los jóvenes andaluces en su vida diaria (38,7%), aduciendo como motivación«pasar el rato» (40,3%). Le sigue el «cannabis», normalmente en forma de «porros»,sobre todo en jóvenes estudiantes y no siempre con conciencia de su daño (18 %),la cocaína (5,4 %) el éxtasis y las drogas de síntesis (2,8 %) y la heroína (0,2 %). Larazón principal aducida para el consumo de drogas es la «curiosidad y deseo desentir sensaciones nuevas» (49,8 %), y tal como hemos venido señalando respecto delbotellón, su consumo es social, con el grupo de amigos, en porcentajes ascendentespara tabaco (69.2%), alcohol (88.6%) y otras drogas (91.4%).

Datos similares podemos obtener a nivel nacional. La tabla siguiente muestra losconsumos habituales de drogas entre los estudiantes de 14 a 18 años (porcentajes)(Encuesta sobre Drogas a Población Escolar 2002. Observatorio Español sobreDrogas). 107

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Sustancias Últimos 30 días

Alcohol. 55;1 %:

Tabaco 28,8 %

Cárinabis 22 `9ói

Tranquilizantes 2,4 %

Cocaína `3,1 %'

Speed/Anfetaminas 1,9 %

-Éxtasis 1,7,%'

Alucinógenos 1,3 %

Sustancias vol tiles 1,1 Vio`

Como conclusión podemos afirma que consumir sin control, sin límite, hastaque el cuerpo aguante, equivale a dejar la iniciativa al producto, equivale a perderlibertad, a ser esclavo del producto, del alcohol, del tabaco, del «porro» o de loque sea.

15. DiversidadAunque hasta ahora hemos intentado una descripción social de la juventud, no

hay dos jóvenes iguales. La juventud no es una categoría homogénea. La juventudtiene su rasgo fundamental en la pluralidad e incluso la contradicción entre losmundos juveniles, la diversidad de estilos y desigualdad económica. La juventud esheterogénea desde diversos puntos de vista, entre los que apuntaremos algunos. Laclase o contexto social, el tipo de familia, el nivel económico, las metas personales,los valores, las capacidades e intereses, las trayectorias de integración en la vidaadulta, los estilos juveniles, el consumo diferencial, las actividades que se prefieren,y no sé cuántas cosas más hacen diferente a cada joven como ser humano y comopersona.

A pesar de ello, se pueden realizar afirmaciones genéricas aplicables a toda lajuventud. Ese ha sido nuestro intento y el de nuestras fuentes. Sin embargo, estediscurso llevado a un extremo pone en entredicho la totalidad de las afirmacionesrealizadas hasta el momento. Gran cantidad de las aseveraciones que se hanformulado no tienen en cuenta esta diversidad. Como máximo serían aplicables auna supuesta mayoría de jóvenes, con lo que su utilidad se vería reducida. Algunasde las afirmaciones sólo serían aplicables a la juventud burguesa, de clase media,especialmente si es estudiante. Pero hay otros jóvenes, en otros contextos y otrascondiciones socioeconómicas, en barriadas anodinas del extrarradio de nuestrasciudades, en pequeños pueblos casi sin futuro, o simplemente en familias con nodemasiada suerte. No obstante, muchas de estas categorizaciones seguirían siendoválidas desde la abstracción del retrato, que siempre será una imagen fugaz. Máso menos acertada, pero siempre una simplificación de la realidad. Finalmente,¡Cuidado con las afirmaciones categóricas y las generalizaciones! ¡Ojo con elpensamiento único! ¡Seguro que existen otras descripciones!

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Ángel Boza Carreñoes profesor del Departamento de Educación de la Universidad de Huelva.

Correo electrónico: [email protected]

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