Microsoft Word - TRES DIOSAS.do - Ramon Ivan Suarez Caamal
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2
A Emily, Alejandra y Sylvia
Y si pintara Botticelli
a las tres diosas en desgracia
en el jardín del céfiro
danzando sin la muerte…
Y si sus ropas tersas
desnudaran sus almas
y el mirto de sus sienes
diera paso a la vida…
Y si los ojos que las dicen
o los labios que las miran,
cantasen: Primavera…
Oh, maravilla, desposadas
las tres con el silencio
en este virgen Paraíso.
3
HABLAN LAS DIOSAS
No son sino flautas las tibias heladas.
Qué contrasentido de los sentidos.
Cuánta desolación de pájaros
bajo nuestras pestañas.
Ningún relámpago nos despierta.
Debemos suturar las nubes más oscuras
y hacernos un vestido con lágrimas.
Somos la aguja, la espina,
el nido de la desolación,
la pared húmeda de la hiedra...
Somos las tres con un solo ojo,
unas tijeras y un diente.
A nuestro horror complacen las palabras del mar.
Un solo canto a tres voces.
Una sola voz a tres pájaros.
Una sola jaula,
una sola jaula,
una sola jaula....
Qué esperan para liberarnos
donde el tuétano late incertidumbre
para cantar a tres voces.
4
Para gritar a tres cantos.
Para llorar a tres huesos
hasta que la escritura exclame:
¡Basta!
Y ponga un ramo de cenizas
sobre nuestros versos...
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A M O R ¿QUÉ ES MEJOR?
¿Qué es mejor?
¿Abrir la jaula para que escapen los secretos
o cubrirlos con un paño hasta que se asfixien?
Confieso que mi cárcel es un reloj de péndulo
y que sus pájaros gritan.
Digo también que mis demonios gozan
lenta muerte del alma.
PERVERSIONES
Las tijeras de un jardinero
se santiguan con el verdugo.
Después cumplen el trabajo al que están destinadas:
Abren,
cierran sus piernas.
Gozan las perversiones del perfume.
7
ALGUNAS NOCHES
Algunas noches
la concupiscencia me visita.
Ignoro si viene como ángel
o como serpiente,
bajo luna delgada
o lengua bífida,
si me ofrece su fruto
o una corona de hiedra.
Dos ciegas a la intemperie buscándose:
Una, intangible;
la otra, sin manos.
Es gélido el aliento,
arde la frente.
Imposible decir…
Quizá el violín en cópula de gatos
pueda atar a los barrotes de la cama
nuestras cuatro muñecas y cercenarlas
para que sean las heridas quienes hablen.
NIÑO DE YESO Hay un niño de yeso en mi vientre,
llora todos los días en el anonimato de las tumbas.
¿Por qué contengo la respiración
frente al capullo de mi virginidad ilesa?
El niño reclama:
8
¿Matarás por mí?
¿Morirás por mí?
SOLO DE AMOR
En un solo de amor
bailamos.
Tú: la luz.
Yo: la tibieza;
En torno, la penumbra.
Pensé – pensaste:
Es eterna la llama.
Pero el viento juntó pulgar e índice
sobre el solo de amor
y se apagó la vela.
GANAMOS AL PERDER
Porque te gano,
lloro.
Las redes rotas se volvieron alas.
¿De quién?
¿Mías?
¿Tuyas?
¿De ninguno?
Porque perdí, sonrío,
pues ya el fruto no se pudre
9
y hay un aroma:
¿De qué flores? ¿Pulpa?
Ganamos al perder el cielo
o solamente lo perdimos
yo, mi sombra, mi demonio
y tú tienes el laurel.
¿O lo tuviste siempre?
UNA MIGAJA
Una migaja para el tordo.
Si la desdeña,
si mi amor no le place,
la guardaré en el corazón
hasta el próximo invierno.
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L O C U R A
PASIÓN Y ALBEDRÍO
En un plato de la balanza puse mis libros;
en el otro, me arrodillé sin fuerzas
para rezar por lo que fui.
A veces ganan los pecados;
otras, la dulce penitencia.
Casi no pesa la sal.
Tiene plomo la tinta que hurto a la noche.
Difícil equilibrio el de los pétalos:
Rosa de nieve - Cáliz de sombra:
El Bien - El Mal
cuando pesamos pasión y albedrío.
PÉNDULO
Tu péndulo
- corazón-
late entre cizaña.
Deshójame
deshójame
antes que el ruiseñor anuncie su alborozo.
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ME ESCONDÍ EN LA ESCRITURA
Me escondí en la escritura
como en la noche los pájaros.
Silenciosos,
saben que la fronda los protege.
A mí no me sostiene la esperanza
aunque cante en los gajos de la tinta.
Pájaros y versos tienen igual propósito:
Callar frente a la noche.
NO POSEO EL SECRETO
Tolero a las abejas
y envidio la Alquimia de su troquel colectivo.
Ninguna de mis flores
-aun amando la escarcha-
posee el secreto para hacerse inmortal:
Tercas y semejantes a mí
e inútiles frente a la helada.
NINGÚN CIELO NOS DARÍA
Para las moscas,
banquete de fruta y tiempo,
el zumo las hace dar piruetas.
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Gozan
-y cuando no son recibidas-
insisten hasta que la cáscara se pudre.
Refocilémonos,
hermanas,
en el festín.
El vino es agrio,
mas el placer posee mieles que ningún cielo nos daría.
HILO Y AGUJA
Hilo y aguja, zurzo mi poema:
Fruto que no se dará,
ni deseo.
Después lo guardo
y el olvido lo cuida.
Hilo y aguja…
Alguna vez sangré mis yemas,
el papel gritó conmigo.
Salí al jardín para tocar la vida.
Otro aguijón hirió mi mano:
Duele menos el rosal.
ME DICE UN ECO No soy original.
Nadie lo es desde que fue creado el Paraíso.
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Copio la seda de las flores,
el canto de las aves en mi voz,
Ya está madura la manzana del jardín…,
me dice un eco.
Lo sé.
Lo sé.
Me acusarán de plagio
hasta en las palabras de mi tumba.
Si Dios se copió cuando nos hizo,
para qué preocuparse
por el primer día y la noche que le sigue.
¿DE QUÉ COLMENA LLEGAS? ¿De qué colmena llegas, éter?
Perdona que no amemos el dolor.
Con mieles somos derribados,
pero hay otro cáliz que los días reúnen
aunque la tempestad cierre todas las salidas.
NADIE
Como Penélope
espero a Nadie:
Ya somos dos...
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Llegará Nadie a visitar mi exilio.
La multitud que soy
saldrá, con vítores, a recibir al héroe.
ELIJO EL FUEGO
De los árboles la zarza de fuego elijo.
Tengo voluntad de arder.
No me importa la vigilia del ángel a la entrada del panteón
donde las flores se mustian
como culpándose de mi ausencia.
ENTRA EL JARDÍN A MI CUARTO
Abolidas las paredes, entra el jardín a mi cuarto:
Pócimas, conjuros, libros de magia…
Recorro el bosque en busca de hierbas y musgo,
añado el corazón de un colibrí al bebedizo,
hojas de menta, alas de un hada, cuarzo…
Bruja, bacante, sibila
salmodio en lenguas extrañas y me sosiego
en la semilla de la ensoñación.
A la mañana siguiente, saludo, comedida,
a quienes presenciaron estos sucesos
y fingen que nada pasó. Les pago con hojas de oro
su tolerancia. Tomo mis tijeras y sigo,
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sin remordimientos, con la acción cotidiana
de cortar gajos y flores bajo la luz del día.
EN LA PENUMBRA ¿Realmente estoy aquí?
O sólo soy la sombra
de dos manos trágicas
que fingen un vals eterno.
LEEN A MIS ESPALDAS
¿Quién lee sobre mis hombros?
¿Quién espía mi sangre?
Pocos reciben salvoconducto con mis cartas,
ninguno viola mi recinto.
Si es imposible,
por qué esta sensación que me eriza la nuca.
Giro la cabeza y no hay nadie;
mas, leen a mis espaldas
la apretujada caligrafía
gente de un tiempo no llegado,
quizá esperpentos de lo posible,
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DIOS ME TIENE EN UN PUÑO
¿Y quién me sacará un día de fiesta, con unas alas para huir…?
Quise encerrar la vida;
huir para encontrarme.
Pero escapar sin alas es locura.
Duele mi cuarto.
Dios me tiene en un puño.
ESCUCHA MIS RECLAMOS
Golpeo a la puerta de la eternidad.
Es sordo el tambor;
a veces un graznido en mis sienes.
La madera tiene rasguños.
Dios no escucha mis reclamos.
No me sentaré desamparada frente al mar
mientras caen sus lamentos.
INSANIA – CORDURA
La lucidez se nutre con mis temores
y eso la vuelve despreciable.
Vivo en la neblina,
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el viento templa su diapasón:
Insania - cordura;
mi sangre y su manso balido
degüellan el alba.
Lo testifico sobre las Sagradas Escrituras.
Créanme, dientes, dedos, córneas:
Tallé una doble vida en el marfil del unicornio.
ESCALOFRÍO
Me tocaron sus ojos y sentí escalofrío.
Entonces el santuario es vulnerable,
el recelo no sirve.
Entró. Hablé de mil cosas intrascendentes,
lo conduje por pasadizos con intención de perderlo.
Fui cortés y fría.
Me preguntó por la rosa inmutable.
Ofrecí llevarlo a sus enigmas;
inventé cerrojos, laberintos, mapas falsos:
Una rosa, en mi pecho.
Caminó detrás. Vi, de reojo,
que traía sus tijeras en las manos.
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ESCUCHEN
Escucho a los grillos.
Uno solo me dejó sorda;
toda la noche estuvo
y no fui capaz de arrebatarle su sermón.
En mi cabeza,
grillos.
¡Cállenlos!
Las hojas de tila no sirven…
Oigo su reclamo pese a que me encerré con las sombras.
Grillos,
desafinados querubes a la siniestra de Dios:
Una pesada broma para mis nervios al filo.
LA ESPERANZA, ESA COSA CON PLUMAS…
Viene a comer la esperanza
semillas que le doy a destiempo;
Así fue siempre,
con inoportuna seña llamo a quien no tengo al alcance.
Pero la esperanza
–frente a tus ojos-,
es real.
–Tócala-.
Trina esta frase:
-Jamás ayer-
-Jamás ayer-.
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No complazco mi afán con migas;
con pecados veniales, menos.
Conciencia,
conozco tus ardides.
Ya retiré mi mano.
La esperanza es otra de tus ilusiones.
EN OTRA VIDA
Mi locura fue en otra vida.
Estoy cuerda. ¿Puedo estarlo?
Cuerda de la cajita musical,
cuerda del reloj de cuerda,
cuerda donde se mece el ahorcado,
cuerda que odia la saeta en fuga,
cuerda donde camino cuerda
y el vértigo a rabiar me aplaude,
cuerda que me da cuerda:
¿Alguien se acuerda de la cuerda?
COMO UNA MONEDA Dios, lánzame como una moneda
Día – muerte
Noche – vida
Girasol – luciérnaga
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Dar vueltas en el aire
Subir
Subir
Subir
Caer
Caer
Caer
Sin saber qué caer
Dónde caer
Desde el pulgar del infierno
A las sombras de la agonía
Desde el impulso del albedrío
A la gravedad de las circunstancias
Girar girar girar
Subir subir subir
Caer caer caer
Y al final la zambullida límpida
En las Aguas del Principio
Sin importar si ganó la locura
O perdió la razón por tanto vértigo
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M U E R T E VESTAL DEL ALBA
Si una rosa,
si su perfume,
su color
y su fantasma
hacen que cierres la mano sobre sus espinas,
y si la sangre
brota,
entonces,
aún vives.
POR LA BELLEZA Morí por la belleza.
Morí de vida.
Iba de lino por la sombra,
deshilaché mis días con los versos.
Morí vida, belleza.
Puedo decirlo.
Me encerré en lo que supe:
Las palabras.
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NO ESTOY EN ESTOS VERSOS No vivo por la verdad,
la máscara que tengo
se amoldó perfecta a los huesos de mi cara.
Falsear se hizo costumbre;
no estoy en estos versos,
es otra la que habla,
otra que se ha escondido en el polen de su patio
y escribe a sus amigos cartas que la luz incendia.
CIELO AZUL
Puedes oír el tren en la lejanía.
Y esperar que llegue.
O darte la vuelta.
Siempre prisas, pañuelos, llanto,
caras que se borran, cielo azul…
Junto a los rieles aguardas sin saberlo;
¿qué dice el humo en dirección contraria de la vida?
Corre, corre, corre.
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PREMONICIÓN -¿Quiénes llegaron?
Que no sean langostas
o quedaré desnuda frente a Dios.
-¿Quién se marcha?
Soy yo entre el cortejo;
yo, coronada de abejas,
bajo las nieves de diciembre.
MOSCAS
¿Qué hacen las moscas en la página que aún no termino?
¿Vienen a burlarse de mi inmortalidad bajo la máscara
[del ninguno?
Las hay por decenas en mi pañuelo,
parecen dormitar en mi rostro;
se unen, giran, gesticulan.
Si fueran semillas en los surcos del cuaderno,
¡cuántos demonios regaría con mis lágrimas!
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VESTIDA DE NEGRO Este retrato no soy yo –amortajada-
-con mi vestido negro -y sonriente-.
Me fotografiaron fuera del jardín
rodeada de cardos;
el lazo de mi garganta
es del cordero pascual;
él me dará su blancura.
Poesía, seré tu fiel vestal hasta la muerte.
¿Observan mis manos?
Hay flores,
iluminan apenas el fondo oscuro.
Si soy lirio,
si soy garza,
¿por qué la noche acosa?
Este retrato no soy.
Vean las manos que me desnudan con versos.
VESTIDA DE BLANCO El blanco es el color perfecto
para mis esponsales con la oscuridad:
Así resplandece mi pequeña llama.
Algunos objetos de la habitación
invocan al mundo:
Vaso,
hilos y agujas,
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pétalos secos,
hojas con mis cartas…
Cuando me desposó la Poesía
no hubo festín, ningún ángel
dijo: Salve, llena eres de gracia…
Ella tomó mi mano y la condujo en la penumbra.
¡Qué sábanas del tálamo!
¡Cómo duele la entrepierna!
La suma de todos los colores dio a la nieve su rostro:
Mi ataúd será igual a mi vestido,
como mi piel,
como la losa que clausura mi estancia en este mundo.
Pongan,
si vienen de visita,
azahares en mi nicho.
RESPONSOS
Velamos el cadáver de una palabra:
Cuatro cerillos, una cruz de migajas.
Lloré, lloré por la difunta
sin saber que el dolor era por mí.
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LA LLAVE Te di llave de mi cuarto.
Úsala para cerrar la puerta.
No entres.
Apenas un suspiro cabe entre pared y duda.
Quédate donde gruñe el Cancerbero.
ENTRE LA VIDA Y LO ETERNO Para la vida cuido mi jardín,
para la eternidad escardo estrellas;
entre una y otra crecen mis conflictos:
Pago al reloj que siega ciego.
Cuántos brotes corté sin darme cuenta.
A quién herí con alevosa mano.
Por ello me disculpo.
Dejo constancia en mis cartas.
Gusten su aroma a tantas muertes.
Estoy junto al dolor, escardo estrellas.
POR QUÉ NO SALGO
¿Quieres saber por qué no salgo?
Necesito ser una con el túmulo.
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Para moldear la rosa más exacta
debo acostumbrarme al claustro.
Voces y campanas son más nítidas
en su jaula cubierta con un paño rojo.
Me acerco al virtuosismo cada día:
Sólo falta cerrar mis ojos al abrirlos.
AGONÍA
Hay espanto de huesos en la carne estéril.
Odio la plaga de los números,
ni moscas ni abejas.
El jardín está seco. Recorre mi espectro su claustro.
La luz de las estatuas no es mía. Yo solamente,
ebria de muerte y tules,
dije mi angustia cubriéndome los ojos,
Hay pétalos mustios en el camino…
Hay espanto de huesos en la carne estéril.
¡Ay, espanto de huesos bajo carne macilenta!
¡Ay, castañear de dientes bajo el túmulo!
CÚBRELA, OH TIERRA, CON TU VESTIDO…
Cuando los tules hayan vuelto al polvo,
cuando sueñe en la cuna de un pétalo,
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cuando el gorrión que al sur se marcha
tome con su pico algunas de mis letras
y cante bajo la fronda oscura su dolor…,
la luna no dejará de ser mi madre
y sus manos acariciarán mis despojos.
Aún así, la orfandad oprime.
Oh, Tierra, cúbreme con tu vestido.
OTRAS VOCES
Como el pinzón que da pequeños saltos sobre la fosa,
mi alma no se resigna a partir.
Baila lo que yo no quise o pude.
Gira a derecha e izquierda el cuello.
Es niño de mi sepulcro…
Se puede ser feliz
siempre que no aturdan
las otras voces que lo pueblan.
EPITAFIO
Cuando no esté
pongan en mis ojos
dos semillas y no lloren.
La lluvia es suficiente
para la resurrección.
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1. Ted se disculpa
¿En qué cordero va tu insomnio?
No soy culpable de tu desolación:
no tensé el yugo ni abrí la llave;
Antes, puse el mar a tus pies
y me fui para que lo poseas.
2. Al fin y al cabo estoy viva por casualidad…
No pongas espejos frente a mi calavera;
me empolvo nariz y pómulos;
¡Cállate!
Y haz caso a mi sonrisa;
soy feliz hasta el ridículo.
Lo sabes, siempre lo supiste.
Déjame sola frente a la luna
hasta que brote un pájaro
de la lengua que no tengo.
3.
Quise llamarme Dios.
¿Es desmesura?
Podía reconstruir la rosa en mi palma,
inmovilizar el vuelo del relámpago con una sonrisa,
detener el latido de los tulipanes y del sol.
Podía, podía…
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4.
Porque la realidad es lo que se toca y mira,
porque las paredes de mi celda
hablan con sus demonios,
no se puede existir de otra forma
o serían falsos estos papeles
con los que envuelvo mi osamenta
y la regalo a mis amigos
junto con una pestaña
o el mechón de la yegua más celosa.
Me oculto en el mármol,
también puedo ser frígida hasta la insensatez:
Parloteo de un molino para tus dedos
en la puerta que cierro para estar sola.
5.
En la cruz grazna una carraca,
las hojas crujen;
el campanario extiende sus manteles
-largo diapasón para el convite-,
y pide silencio con el índice…
Mi piel mecida por el invierno,
el responso de mis niños.
Y tú, gran farsante,
finges mi obituario con versos muy sentidos
que nada dicen en mi libro de horas.
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6.
Me diagnosticaron miedo
y frivolidad.
Les respondí mostrando el cuervo que devora mis entrañas.
Dicen que es azul mi locura,
que en invierno se puede patinar en ella.
Es verdad.
Hice un círculo perfecto con la luna,
saqué un pez y se los ofrecí en mi cumpleaños.
¿Cuántos? ¿Veinte? ¿Doscientos?
No quiero verme demasiado vieja.
Las sábanas son limpias como mis pecados.
Ted puso en la mesa un ramo de tulipanes,
tomé uno y lo até con mis cabellos.
Pasan gentes, días, faunos por el hospital.
Finjo no verlos. ¿Y el traje con el que morí de dulzura
frente a las abejas? ¿Y los frascos
donde hacía versos en compota?
¿Y el tren sepultado bajo la hojarasca?
Algún día permitirán que me marche.
Lo haré acompañada de frívolos gestos,
vestida con la noche y gatos del Sabath,
mas sonriendo inocente;
en la diestra estas hojas que te permito llenar
[con mis visiones.
7.
Apenas entraba a la vorágine del espejo
cuando ya dos caimanes daban coletazos
33
y el follaje del agua se volcaba en noche.
Apenas la gárgola de la catedral abría sus párpados
cuando la luna rodaba por acueductos.
Apenas el naranjo en floración,
cuando mis abejas morían.
Para qué,
para qué evoco el oro de Eros
si la frustración me pierde.
Son vanas mis intenciones.
Márcame hasta que la piel borre tu desprecio.
8.
Hojas, hojas, hojas.
Te marchas, primavera;
tus pisadas el eco me devuelve;
No con una escoba bendeciré la casa..
Hojas, hojas, hojas…,
Lágrimas estériles,
permitan que las acune
y acaso el céfiro sienta piedad por nosotras.
9.
Celdas doradas para mis monjas de oro.
La Diosa Madre distribuye dones y letargos.
No será el ocio el camino al cielo;
baten en beatitud sus alas,
murmullo de arena.
La feligresía expulsó a los machos de su convento,
alquimia y trajín; después, la dulce recompensa
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que defenderemos hasta la muerte
si no nos engañan con promesas de azúcar
[y humo del infierno.
Creemos en su dogma:
Somos guardianas del Grial,
nos ataron redes metafísicas,
preferimos morir desgarradas antes que ceder el tesoro:
tigresas de Blake, tigresas de Blake…
10.
Dentro de la urna funeraria
hay un atado de papiros
que resistió los enconos del tiempo.
Los traductores asumen que es el Amor quien canta
a la belleza de una virgen en las aguas del Nilo.
(O es una mujer la que escribe).
Pudiera ser que ella suplantó la mano del Faraón
con estos himnos que rinden pleitesía
al ibis en celo de una diosa.
Fue así: Hace más de mil años escribí estas canciones
mientras me miraba al espejo,
Hace más de mil años la luna fue mi amante,
la ungí con caricias de arena,
mordí los dátiles de sus pezones,
besé sus caderas que se deshacían con el viento;
hace más de mil años tuve que embalsamarla con nubes;
hace más de mil años la luna fue devorada por un cocodrilo:
Guardé sus astillas en el vientre núbil del ánfora.
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11.
Los médicos me recetaron compresas y baños fríos:
¡Estás curada!
Puedes irte por la cuerda floja que baja de la luna
o montar la escoba del hombre más frío.
Es que tuve la malsana costumbre de aferrarme a una mano.
12.
Bajo los párpados de un sapo
dormí. Tendré que desollarme
y untarte mi veneno. La sal es buena
para estos menesteres: un puño
y seré estatua. Aguardo
que me cosan los labios. Mis hermanas,
las flexibles, celebran: Sapo,
salta. Sapo, salta. O tal vez el caldero sea
solución para que, ya despellejado,
la pócima nos redima del tedio:
Sapo de luna llena, vástago de la podredumbre,
corcovado y bizco, puño de un titán. A piedra y lodo
cerré mi sueño. A piedra y lodo salto
agridulce hasta perderme…
13.
¿Alguna vez dije: gaviotas en el sanatorio?
Más bien, oficiantes junto a la Estigia.
Cofias y delantales de la lluvia gris
permiten despedirnos del mundo.
Amables con los condenados,
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les otorgan su deseo y chillan,
chillan, no por burla, sí con el regocijo
de saberse necesarias en la muerte.
Salen del lecho marino: horribles plumas,
escamas el cuello, garras las extremidades.
Pudiera ser más piadosa con estas mujeres,
pero me gana el rencor y así las dibujo.
¿Alguna vez dije gaviotas?
Son gaviotas disputándose nuestros restos mortales.
14.
Si están secos los árboles
y no hay señal de lluvia,
¿para qué cantar agradecida
los sermones del bastardo abril?
Y si el viento es invisible,
tan invisible que no mueve las ramas,
¿para qué el latido?
Ayer Flora decía:
Goza mis favores sin reparo.
Hoy no hay lebrel para el juicio
de la muela del juicio.
Ah, el yantar arcaico y los goces
de la carnal cuaresma en la ceniza
de todos los favores concedidos.
Se apagó la lumbre, las hormigas
bajan del volcán con negros ataúdes;
están secos los árboles, tan secos
que los muestran entre vidrios
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de un aire que no existe.
Y yo, sin pánico, resuelvo
que mi sangre fenezca
en este abril bastardo.
15.
Ofreceré función de circo sobre mi cráneo.
Me sitúo a veinte huellas del que tiene los cuchillos
para mis sienes donde aúlla
loba que no amamanta Rómulos.
¿Qué vendaval tira de mis nervios?
¿Quién desgarra mis obsesiones?
Bastaría un anticipo del infierno,
bastaría abrir los ojos ante la desmesura
de vivir, sin que los pasos de la muerte
se confabulen en mi contra.
Bastarían aguas más profundas…
16. Ted de nuevo
Soy Gran Comendador.
Soy azufre del arcángel.
El terciopelo de mi ropa
es igual a tus plumas.
Toca. He venido a llevarte,
dormida virgen de los heliotropos.
Me mirarás. Así sabré decirte lo que el hielo dictó
antes que fingieras olor a gas que atrae moscardones.
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Soy Gran Comendador. Estoy harto
del ácido de tus palabras.
Confiesa y arrepiéntete
o mis tenazas arrancarán tus dedos.
Eres una bruja. Lo sé por tus pezones,
por tu respiración de río desbocado
y el agrio de tus axilas y tu sexo.
17.
Esperaba la pluma en el suelo,
esperaba que la luz bajase de su altar
para torcer sus letras en los cantos
de esa tarde en que el olvido
nos sepultó con hojas.
No me es posible traducir la ira de las dalias.
Tal vez si el río recobrase su sendero,
pueda la pluma –como una sombra-
seguir el vaho de la tierra:
Las garzas en exclamación luciferina
y el telón de la noche caudal
golpeándonos el alma.
18.
Desde la mente del veneno,
desde la lucidez de la agonía,
desde el aire opimo del gas,
desde la ternura de un vaso de leche,
desde abril, desde ayer, desde nunca
39
mis palabras niñas
acunadas por el frío.
19. Diálogo de Ted y Sylvia
-Soy el salmón y el puma,
salto de un confín a otro,
te busco cuando estás en celo.
-¿Sabes hablar? ¿Sabes reír?
¿Hay ríos en tus labios?
¿Tempestades en tu alma?
Me proclamo Señor de Todas las Especies
y puedo ser generoso…
-Acepta mi holocausto,
las angustias de mi cauce.
Largo silencio en el bosque,
el musgo cubre la piedra.
20.
La verdad es un bastón de ciego.
Nadie lo quiere en la clarividencia
de la poesía. Preferible –afirman-
andar a tientas en la invalidez
de los hechos; mejor los monstruos
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interiores a las vanas cosas.
Mas el bastón se presta a magia:
Serpientes, rama florecida, luz
de relámpagos, columna vertebral
del universo… Letanía sin fin.
Las vírgenes hacen del bastón
objeto de lujuria y la verdad se calla
para siempre, encalla en el ladrido
de una perra, acalla los reparos
de las menos dichosas. La verdad
y la ciega compañía de quien profiere
los verdugones del maltrato
a la cierva de los Cantares.
Ah, la impura verdad
dando golpes de ciego por mujer.
21. Ted insiste enamorado
Pareces una fruta que desborda sus límites,
alguien en ti quiere salir a otros orbes;
no al exilio, al orgullo de lo pleno.
Te vi, en las faldas de las olas,
danzar ingrávida más allá de las olas;
en el bosque te vi, en sus copas de nubes.
Eres punto de fuga sin perspectiva con el mundo;
la garza puntera del dedo índice del cielo.
¿A dónde vas que no sea fiesta?
No respondas,
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basta el halo que desprendes
para trazar la constelación más pura
en las cartas astrales del poema.
Soy el cazador y tú mi cautiva porque así lo decides.
22.
Y si mi voz es tuya,
¿a cambio qué?
¿El río?
Y para qué el río
si al ímpetu le gano.
¿Tu alma?
El espejo de tu alma
ya se quebró en llanto
desde el principio de los tiempos.
El tambor de tu sangre no me iguala.
Mejor ardamos
y así, ceniza con ceniza,
nadie sabrá qué mano
guía a quién y si los versos
ayuntaron en una sola voz.
23.
Me olvidaste, me olvidarás, me olvidas
como la planta que agoniza en un pasillo.
Su tortura es mi tortura;
42
su impotencia, la mía.
Dejé de regarla
para que su espejo me dijera:
¡Mírate!
Dedos carcomidos por la sed,
ajada sonrisa,
removiendo versos
a los que tus lágrimas no conmueven.
24.
Por la ventana pasan pájaros y nubes.
El canto, el canto es verdadero;
ignoro de quién viene
o por qué lo amo;
Sus motivos nos salvan
cuando desde la cornisa perseguimos nubes.
Los pájaros insisten:
¡No saltes! ¡No saltes!,
ellas son engañosas,
no sirven para cubrir tu desnudez.
Toma nuestras alas.
La ventana, los pájaros, las nubes…,
y el viento cómplice de todos.
25.
La certeza no existe. Las islas se dispersan:
somos nosotros, tú, yo, ellos.
¿Qué desdibujan las nubes?
Simios, ranas, peces como un capricho
43
de Dios en su absoluto tedio.
Con fórceps nacerá el asombro.
Nubes: apelmazadas cordilleras,
fósiles de cuello largo,
aquelarre.
26.
Búsquenme en el aire,
en el reflejo del lago.
O mejor aún,
en los silencios de mi poesía.
27.
¿Por qué se me escapa tu nombre
cuando visito los cementerios?
Ángeles rotos, niños de pan y escalofrío danzan.
Amo la penitencia que me impones;
lamo mis heridas
y aúllo bajo la luna de noviembre.
No sé si con el manantial pueda levantar un templo.
¿Llegaste sin haberte ido?
¿Te marchas y dejas mi vientre asediado por tarántulas?
¿Por qué se me escapa tu nombre, íncubo?
44
28.
Abeja
-dije perfecto-
¿O no lo dije nunca?
Hembra con aguijón,
oro volátil
en el Reino del Orden,
único al que me rindo.
El sosegado rumor de mi sangre
colecta polen y lo torna oro azucarado.
Nunca amé el infortunio
pues creí en la estación floral.
Apenas salía el sol,
marchaba con mis semejantes
en busca de la dicha.
Pero no faltó adversidad:
los helados áspides de la lluvia.
No molesten al enjambre
a menos que vayan protegidos.
No nos molesten o vendrán las Erinias.
Abejas,
-dijes prodigiosos-
vengan, vengan.
Mi corazón
florece.
45
29.
Grillos, ¿sirven a la Poesía?
Toda la noche estuvo su orquesta pintando a lo Chagall,
hasta mis ojos fueron tréboles.
Las hormigas bajaban de la luna en filas interminables
con pétalos para suavizar el insomnio.
Las termitas iban por túneles dando pauta a mis versos
y la arpista araña enloquecía de júbilo.
Los insectos escriben las mejores fábulas.
Yo las escucho
-atento cuervo-
y decido después con cuál alimentarme.
Yo sirvo a la Noche;
doy lo mejor de mí para sus fines.
Juzguen mis obras:
un hurto aquí, un préstamo allá
y, a tramos, mi falsete.
Caro lector, te sacaré los ojos…
30.
De las aguas calmas del fondo
-aguas de flaqueza-
un leviatán emerge.
En la superficie del alma
provoca tempestades.
Las obsesiones viajan sin orillas,
avasallan cuanto existe.
46
Ah, los altos surtidores,
el hechizo del canto.
Pero la conciencia…
Los arpones de la culpa...
Sus cuchillos nos destazan.
31.
Déjenme dormir, arpías.
Déjenme dormir, madres amadas.
El puente no tiene término…
Ya el insomnio cedía
cuando el enjambre de sus voces
giró en torno de mi cama.
Ya las piadosas sombras
quemaban hierbas de olor junto a mi lecho
cuando el mar de sus gritos hizo trizas las cosas.
Vidrio, vidrio, vidrio: potros desbocados.
¿Es que no hay una isla en este despeñadero,
una saliente a donde asirse
en las arenas movedizas
que no acaban de tragarme?
Se puede ver el crecimiento de la angustia
en el vaso con agua. Tengo que cerrar los ojos
o tomar tijeras, hilo, aguja
para zurcir las grietas de los cuatro muros
que las telarañas no sostienen.
47
Tal vez lo ideal sea abandonarme
en las aguas de Ofelia que no llevan al mar.
Sylvia, la selva de plata es de la luna;
aun la pantera resplandece cuando salta
de la espesura a mi cuerpo moribundo.
Madres, déjenme morir en esta noche
cuyos peldaños se pierden en la bruma.
32.
Los cedros de estrías alargadas,
tan espirituales hasta hacerse traslúcidos,
me regalan un soto para serenarme.
Los cerdos de hocicos sumarios y sumerios,
no tan espirituales para volverse fantasmas,
me evaden en su oficio de tinieblas.
Piara de árboles que husmea en las nubes,
deja que la zahúrda contamine.
Bosque de chanchos que crece como ripios,
enloda las pretensiones de mi vida.
Cedros y cerdos cuentan igual historia
que nos hace frágiles ante la desventura.
Es el cuento de los comunes días y los comunes hechos
en los apretujados vacíos de mi crónica.
Tocar a uno y otro, abrazarlos,
ungirse con sus alegorías:
verdecer hocicos, engordar ramas
y cantar o gruñir satisfechos
hasta que el río llegue a castigarnos.
48
33.
Tuve todo el día y lo corté en pedazos
para el hambre de más días como éstos.
Tuve también migajas de días diferentes
para las hormigas y los cuervos.
Tuve el hambre sin mengua
de quien se quiere eterno
y el hambre de vivir cada día.
Hoy la lluvia arrastra los minutos,
cambian de molde la piedra y el relámpago.
El pan
ya
no lo tengo.
34.
Aun se apague el murmullo de la colmena
sigo escribiendo:
¿Es que nunca acabaré de morir?
49
ALAS PARA ALEJANDRA
Explicar con palabras de este mundo
que partió de mí un barco llevándome… Alejandra Pizarnik
Alguien habita la jaula vacía
En la flama de una vela se mece
Alejandra
Alejandra
El viento no te puede apagar…
50
ALEJANDRA… SOY ALEJANDRA
1.
Tenía quince años cuando mi voz me dijo
Alejandra ¿puedes con el silencio?
Entonces no había jaulas en mi mano
El reloj galopaba por campiñas
Eso creo imagino así fue
Alejandra ¿puedes con el silencio?
Le respondí cantando
Mi única y última canción
Le respondí con una trampa
Sellé mis labios y dejé que la sangre
Corriera por las hojas
2.
Alejandra se aleja de sí
Y Flora aflora en valvas cazamoscas
Soy Alejandra lejos de Alejandra
En el jardín de una mansión en ruinas
3.
Desterré mis palabras
En el exilio de un mes árido
Flora no soy
51
Alejandra dice cada pedrusco
Alejandra cada carrusel del polvo
4.
Me siento bajo la sombra
Me siento sola bajo la sombra
Me siento sola bajo la sombra de un árbol
Sola sin sol bajo la sombra de un árbol
Redonda sombra que a la luz asombra
Siembra su sombra el árbol sombra
Una conmigo me siento me siento árbol
Me siento sombra me siento
Me siento bajo la sombra
5.
Hay una rabia a retazos en el vestido de Flora
Alejandra costuró con cuentos su arpillera
Alejandra Aracné Alejandra Dedal
Si todo fuera zurcir el tiempo
Ha tiempo que asistirían mis cenizas
Al baile con un alma nueva
6.
Amé demasiado el espejo
Alejandra ¿seré Alejandra
En el hilo que se desborda
Más allá de mis pobres letras?
Asfixié al gorrión que emigraba
Crucifiqué en la Cruz del Sur
52
Mis egos femeninos sólo
Para que el poema dijese
Alejandra Soy Alejandra
El son del mar e igual el son
Y el somos y seremos libres
En este corazón al galope
Bajo las tinieblas que nos consumen
7.
¿Quién es esa extraña que me mira fuera de mis límites?
Se va y no puede llamarme llamarse
No tiene el frío que turba en estas aguas
No te marches gemela de mi obscena súplica
Yo no puedo ir por ti
Puertas y ventanas tienen clavos
Que se hunden en mis huesos
Si se quebrara el vasto territorio donde vivo en ausencia
Nos fundiéramos por siempre
Alejandra Alejandra
8.
Bajo la fría piedra de la estatua
Una vela a punto de apagarse
Busca por laberintos a una niña
Que va detrás de las luciérnagas
Nadie la ha visto desde nunca
Pero Alejandra sabe
Que Alejandra existe
Bajo la fría piedra de la estatua
53
9.
Alejandra no llega
La espero paciente
Paciente de la lucidez y sus electrodos
10.
Alejandra la que no murió en el bosque de los unicornios
Alejandra que bebe en el cuenco de la luna
Alejandra de nuestras cavilaciones
Alejandra que deja un ramo sobre su túmulo
Aléjate Alejandra
11.
alejandra con la primera letra diminuta
Igual a una semilla de alpiste
Menos que la más distante estrella
O el punto final que no pondré nunca
54
AL AMOR ME NEGARON
1.
¿Te confieso un secreto?
Le tengo pavor a la inocencia
Me aterrorizan sus dientes de leche
En el péndulo de la telaraña
Inocencia
Te perdí cuando la luna bajó con sus regalos
Un espejo y una jaula
Yo nunca fui inocente
Los pecados se enredaban a mi cintura
Me decían al oído su cizaña
Era feliz mordiéndome las uñas
A lomo de una loba por veredas de espanto
Nada más terrible que una fuente sin mancha
Seré feliz cuando las vírgenes de yeso
Lloren por la inocencia que las pudre
2.
Fui a la puerta
Me negaron tres veces
La Muerte
La lluvia
Tú
55
3.
Si me atrevo a beber en labios ajenos
Con labios ajenos
Mi soledad morderá el Paraíso
4.
Peces mellizos de Venus
¿Se atreverá mi lengua?
Yo que no digo estas cosas
Ni entro dos veces en el mismo amor
Yo que cubro los espejos cuando me desvisto
¿Aceptaré que muerdo tus pezones
Cuando el agua nos llega a la cintura?
5.
Al tocar la punta de sus senos
Voltios azules quemaron su ropa
De espaldas al suelo recibió el relámpago
Las hierbas a su alrededor gimieron
6.
Otros amores no necesito
Ni quiero
Aunque el enigma se devele
Sólo el de quien me ignora
Amable como una tumba
Y tensa su silencio
Contra el blanco de mi fantasma
56
7.
Besos de asechanza en el invernadero
Besos de sal al sapo
Para que muera el príncipe
Di demasiado
Lo supe tarde
8.
Pez ciego voy hacia mí sin premura
No soy quien vive sus ansias
El río clarísimo de la noche
Oscurece tu ausencia
Aunque el lecho del limo reconforta
Hondo más hondo el río se apacigua
Y me lleva a mí con sosiego
9.
Señor
Cámbiame penumbra por claridad
Por caridad enciende lámparas y girasoles
En las escamas del miedo
No permitas que la bruma nos dé mortaja
Es verdad que caí por negarte
Es cierto que mordí la fruta más oscura
En los gajos del vacío
Pero
57
Señor
Por caridad
Por claridad
Enciéndeme en tu tálamo
Hasta que el viento se lleve mis cenizas
10.
Tuve el agua
La bebí tanto que hoy que me la niegan
Hurgo en el azogue
Con mi sed metafísica de cuerpos poseídos por el alma
De almas en un sorbo de angustia
Tuve el agua la tuve
Como hoy la arena entre mis huesos
La tuve y tanto la bebí
Que de sed me culpo
Y de erial en ojos labios
11. ¿Y quién no tiene un amor?
Aunque tocarlo es tocar el polvo
Aunque los labios hundan barcos de papel
Aunque el fósforo de los huesos en azufre se queme
Aunque siempre ignoremos para qué y por qué
Nos convertimos en sal frente al océano
58
LARGO LARGO MONÓLOGO…
1.
Escribo mi confesión sin que medie tormento
Si quiero salir
Sangro
Si quiero callar
Grito
Si quiero gritar
Huyo de mí
A cuántas vírgenes les hundieron púas
Que el dolor tiene pájaros
2.
Hablar y no decir nada
Saber de agujas hilos
Con qué coser el silencio
3.
La memoria da vueltas en su jaula
Y de pronto nos mira a los ojos
4.
De las hojas la lección aprendo
Pájaros que no quieren irse todavía
Apretujados en una misma muerte
59
5.
Incubo un huevo gigantesco
La mitad bajo tierra
Le doy agua
Corto los breñales que lo ahogan
Ah resplandeciente émulo de la página
En la ilusión de un mundo plano
Bóveda para mi desvarío
Cráneo que pisarán los remordimientos
Por hoy madura
Mitad en la gloria
La otra parte con Luzbel
Poesía
Te condena la zafia inteligencia
Acepta mí locura
6.
En el espectro de los nombres
Pude ser otra en el rencor de las astillas
Mas soy el dado infame
Hecho a la costumbre
De un cielo sin relámpagos
Perdí
Me conoces
Tú que no has nacido
Y que me lees ciego
60
7.
Tantas criaturas
Temor tristeza pájaros sin sombra
Mi canto no viene de ninguna
Pero en ellas me reconozco
La gata siamés que lame mis clavículas
Aguarda con paciencia
Y apenas brotan de mis labios les da muerte
8.
Por qué me asedian los cantos
Si a ninguno necesito
Los presurosos pies del viento
Sobre las hojas dicen
¡No hay salvación!
Sisea la canícula
Así sisea
Así sea
9.
Denle agua a mis labios
Antes que mis palabras se marchiten
Hagan de ellas pan de cada día
O más
Aire indispensable
Es que vivir duele
Y si callo me desgajan
61
¿A quién interesa en este valle de sordos
La mano a la que ayuda un lazarillo?
10.
En la margen fantasma
Donde llegan mis versos
Y se devuelven impuros
En la otra orilla
Es decir ésta
Donde no estamos
Resplandece el veneno
¡Apura ya!
11.
Con tan poco se colma la abundancia
Que me he ido despojando de todo
Ya sin aliento
Fue fácil prescindir de rencores
Sólo guardé en mi puño
-Puño inconsútil si se quiere-
La luciérnaga viva de una palabra
12.
Libar a la vida su gozoso tuétano
Arrancarla a la húmeda lápida
Y que la lluvia siga su responso
Olvidada lejos
62
13.
Largo largo monólogo me dictan las sombras
Brazo de río responde al eco de mis preguntas
Con otro largo largo silencio sin orillas
Al otro brazo
Tal vez el más siniestro
Que no más hondo
Lo unen apenas las espumas
Las dos alas los dos brazos
Humedecen su grito
En las sinuosas rutas de mi sangre
El intangible aliento
Bajo el dictado de la luna
Largo largo monólogo repite
14.
Escribir es una fría lucidez
Un extraño alejamiento
La costra oscura de la herida
Que se irá con el polvo
Escribir sobre la rosa de la rosa
Con la pluma de un ángel
Con carbón pezuñas
Escribir y borrar lo vivido
Para dar paso a los sueños
63
Escribir y borrar los sueños
Para vivirlos ciertamente
Escribir las palabras de las olas y las solas
En el vaivén de una lucidez que aterra
15.
Hueca
Cual suele ser la vasija
Cuyo abultado vientre engaña
Me dejarán caer al precipicio
Y con estas uñas y cabellos
Amasarán mi canto
Hueco
Eco
De los mil pájaros que fui
16.
Nací para péndulo del reloj
Los ojos desmesuradamente abiertos
Fijos en ti que no me miras
64
ALGUIEN SE AHOGA EN EL ESPEJO
1.
Frente a tantos espejos
No sé en cuál estoy
2.
Por un pasillo me persigo
No es mi mano detrás de las palabras
No perro rabioso
Mi sombra mordiéndome la vida
Soy yo en los círculos sombríos
Yo tras mí en las manecillas del reloj
3.
A ras del cielo
A ras de Dios
Huí de la bandada
Me rezagué de todos y de todo
Para buscarme
Al otro lado
Del espejo
4.
Qué aroma tan profundo
El de algunos árboles
Aun los que no están
65
Permanecen de este modo
Así deben ser los elegidos
5.
Sentía el frío de la muerte
El titilar de mi sangre
Para qué el desmayo de quien nada posee
Tal vez no pude sortear el egoísmo
Quizá mi libertad
Es el límite de mi insignificancia
6.
El viento preña el vientre de las cortinas
¿Nacerá una confesión con alas?
7.
Las hojas del otoño se convierten en golondrinas
Las más cercanas al cielo aún son verdes
Las más próximas a la tierra lúgubres
Las que se han hundido en mis huesos
Vuelan por un río azul
Y con mis labios se van otra vez al origen
8.
Alguien se ahoga en el espejo
El cuarto se inunda con el dolor de los deudos
Alguien abre la puerta
Y en la calle el río nos arrastra
66
9.
Veintiún gramos pesa la piedra de la locura
Igual que el soplo de Dios sobre el barro
Igual a las promesas del demonio
Que equilibran la balanza
10.
Lilas y verdes caen de mi corazón a la tierra
Canto un alba sin nubes
Soy un pájaro en el hombro del ángel más taciturno del cementerio
Sonríe la piedra y se desquebraja
De sus fragmentos broto
Lilas y verdes guías por el suelo
Hojas sin alas bajo la lluvia enferma
Mi corazón ingrávido en su buque de espinas
Da los últimos tumbos en tus ojos
Lilas y verdes caen del cielo
11.
Sin pedestal ni tiempo
Sin tiempo a un pedestal
Sin réquiem ni epitafio
Más que la hiedra viva
Mejor así mejor así
67
NUNCA HUBO UN ANTES 1.
Dame lluvia tus dones
Para que reverdezcan mis huesos
Es mediodía en el calvario
Me crucifican entre el bien y el mal
Madre
¿Hasta cuándo
Lloraré en tu vientre
Desde el mío seco?
2.
Nunca hubo un antes que anticipara perdón
La culpa estaba escrita en el alma
Y Dios el Dios de la Clemencia
Había muerto con nosotros
3.
Un clavo en el corazón de Dios
Duele a los hombres un clavo
En el corazón de los hombres
Duele a Dios un clavo
4.
Dios de la crueldad
Las muchas guerras nos tienen mutilados
68
Y las alas ay las alas en jirones
Nuestro último refugio cuán inútil
Ángeles altísimos
Ya no cantamos a la Gloria
Y por mujer u hombre
Caemos
Caemos
En el lodo
De tan puros una entelequia
Más culpa y peso
Heridos ya de amor
Ángel de la Desolación
Gimo si lames mi costado
Ángel de la Angustia
Guárdame de mí
Ángel sin rostro
Despósame en el ara
Ángel del Perdón
Seca mi llanto
No poseeré a un ángel
A menos que me venza
5.
No he soltado la cola de la serpiente
No he soltado la seda de mi falda
69
Y giro giro
Si la locura muerde mi mano
Su veneno será antídoto contra mi propia vida
Si cambio de piel
Y le digo a la muerte que soy suya
Ni aún así soltaré la cola de mi sangre
Que me engañó en el Paraíso
6.
Acepto mis demonios y los exorcizo
Con las espinas de la rosa
El ángel que fui una vez
Cayó de bruces e hizo trizas el río
Nadie tiene la mirada limpia
Aunque la deslave el llanto
Nadie le da los buenos días al espejo
Nadie suelta palomas en su pañuelo de adiós
Mas hay un resquicio de esperanza en el relámpago
Un leve perfume en la rosa que deshaces en tu puño
7.
Quise darme a ti
Desde el vientre del ánfora
Quise mi vinagre Señor
Para sellar tus labios
Arrimé lanza y esponja
Piedad a mansalva
70
Yo que no creo en ti
Y no creo como tú mundos ficticios
Me doy acéptame acepta
Mi vientre donde se gesta la desdicha
8.
Beso en mis manos tu alcanfor
Me has perdonado –lo sé- por la flores
Y los cantos que permites a mi exilio
Hoy que tengo en mis palmas tu ser
Lo amo como aman a la tierra las primeras gotas de lluvia
Rehago mi dolor y lo transformo en vino que embriaga
[mi poesía
9.
Me voy
Por fin al dado
Le ha dado por rodar
Y en el hueso roído
Ruedo
Me voy
Por fin veré el azogue
Llorar por mí
Tan polvo
Me voy
O el azaroso azar me lleva
Yo no lo decidí
¿O sí?
Me voy