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El Oro bl ancoEl boom del mineral del momento

Ha sido tema en la prensa local, lo que no quiere decir que recién se está explotando en nuestro país y menos en el mundo. De hecho, es un elemento abundante que promete llegar a resolver los grandes problemas energéticos que enfrenta el planeta. Chile es uno de los mayores productores de litio y un actor importante en la historia de este elemento que podría llegar a convertirse en el protagonista. Por Alejandra Miranda G.

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En 1956, el geofísico estadounidense Marion King Hubbert revolucionó al mundo con la teoría conocida como “el pico de Hubbert” o el “cénit del petróleo” en la que básicamen-

te vaticinaba que después de un crecimiento acelerado de la producción de petróleo, alcan-zaría su máximo punto y a partir de ese mo-mento caería en picada tan rápido como subió, haciendo referencia a su agotamiento, lo que fue aceptado entre la comunidad científica mundial. De hecho, el mismo Hubbert auguró en 1971 que el peak del crudo sería entre 1995 y 2000, lo que claramente no ocurrió. Sin em-bargo, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) publicó en noviembre de 2010, que la producción del llamado oro negro llegó a su peak en 2006, mientras que la Asociación para el Estudio del auge del Petróleo y el Gas (ASPO) considera que el peak habría ocurrido en 2010 y que por lo tanto, estaríamos siendo testigos de su bajada estrepitosa.

Por muchos años la industria petrolera mundial, así como la automotora, depen-diente del compuesto y sus derivados, re-negaron de esta teoría, que el periodista estadounidense confirma en su libro de in-vestigación “El fin del petróleo” que publicó en 2004 y en el que estima que “La crisis de la economía basada en los hidrocarburos será el asunto político central del siglo XXI. Las proyecciones más autorizadas prevén que —si no ocurre una recesión de grandes proporciones— la economía global deman-dará en 2020 el doble de petróleo, un 75% más de gas y un 40% más de carbón que en 2000 y que el mayor aumento se dará en el Sur (del 45% al 60% del total), en las eco-nomías emergentes (China, India, Rusia, Brasil, México, Sudáfrica y otros) en compe-tencia con los grandes consumidores de hoy (Estados Unidos, la Unión Europea y Japón)”.

Este panorama con tintes de desastroso es una realidad a la que no nos podemos negar. El petróleo es la mayor fuente energética del mundo, pero al ser un compuesto fósil, se va a agotar y ese fin está cerca. Las reservas se están terminando y según las proyecciones más conservadoras, entre el 2030 y el 2040, no quedaría una gota de crudo en el mundo.

Salar de atacama. En la Segunda Región donde se extrae la mayor parte del litio que produce nuestro país.

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¿Qué va a pasar ese día? ¿El mundo se va a detener? Parece el argumento ideal para un thriller futurista –aunque no tanto-, pero hay un elemento, abundante en el mundo, que puede llegar a salvarnos. Se trata del litio, que si bien no es una fuente de energía por sí mismo, las baterías fa-bricadas a partir de este mineral tienen una capacidad de almacenamiento ener-gético incalculable. Y Chile es uno de los mayores productores del mundo.

¿Qué es el litio? En 1817 el químico sueco lo descubrió

mientras trabajaba en una mina de peta-lita en la isla de Utö, en su país. Un año más tarde, el también químico y mineralista

alemán, Christian Gottlob Gmelin, descu-brió que las llamas al contacto con el litio se tornaban rojas y brillantes, y juntos intenta-ron separarlas sin éxito. Fueron los quími-cos británicos William Thomas Brande y sir Humphery Davy los que mediante electroli-sis lograron aislarlo.

El litio es un elemento químico (símbolo Li y número atómico 3) que se inserta en el grupo de los alcalinos y en estado puro es un metal blando de color blanco que se oxi-da rápido al contacto con el aire y el agua. Es el elemento sólido más liviano, es conduc-tor de la electricidad y el calor y se emplea en ciertos tratamientos de algunas enfer-medades (ver recuadro). Su densidad es la mitad de la del agua, es univalente y muy

reactivo, además se encuentra en abundan-cia en la naturaleza. A pesar de que las bate-rías fabricadas a partir del litio se utilizan en aparatos electrónicos varios como compu-tadores y celulares, el uso más importante que se vislumbra es el relativo a los autos y vehículos de transporte público. Pero ese no es el único beneficio, sino que además es ba-rato y las baterías fabricadas a partir de este mineral son ecológicas, pues no contaminan, son cero emisiones y duran mucho más que una de plomo, por ejemplo. Sin embargo, y como no todo es maravilloso, la tecnología aún es cara y una batería para un auto tiene un costo aproximado de 18 mil dólares, es decir, casi la mitad del valor total del vehículo.

En países más desarrollados como Estados

En 1979 se dictó el decreto de Ley 2.886 que declaraba que “el litio no es susceptible de concesión minera (exceptuando de esto los yacimientos con concesiones mineras válidamente constituidas en fecha anterior a la declaración de no concesibilidad o de importancia para la seguridad nacional)”. Esto, porque se estimaba que era fundamental en la fabricación de armas nucleares, lo que años más tarde se desestimó, sin embargo, el litio sigue siendo “estratégico” en Chile, al igual que el petróleo y el cobre. Esto originó una polémica de proporciones cuando el ministerio de Minería informó en febrero de este año que se abría la licitación de Contratos Especiales de Operación del Litio (CEOL) para la explotación de los yacimientos en el país y así, impulsar la industria del sector, que en la actualidad alcanza poco más del 40% de la producción mundial, seguido por Australia con el 20%, China con el 14% y Argentina con el 11%. La idea es que el Fisco siga siendo el dueño del mineral y que las empresas solo puedan explotarlo, así el Estado podría recaudar alrededor de 350 millones de dólares por proyecto.

la pugna por el litio

calama. Un camión trabajando en la zona de acopio de sal de la Sociedad Chilena del Litio en el salar de atacama.

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Los mismos dueños de los primeros autos eléctricos que circulan por el país (alrede-dor de 50) denuncian que no hay legisla-ciones que los amparen. Aunque parezca insólito, estos vehículos que tienen cero emisiones de CO2, deben cumplir con la restricción vehicular porque no cuentan con convertidor catalítico, y en las plantas de revisión técnica, están sujetos al criterio de los operarios, pues no están preparados para recibir autos con esta tecnología. Un ejemplo: no pueden medir los gases por-que no tienen tubo de escape. A pesar de esto, ya existen cuatro estaciones “elec-trolineras” que expenden electricidad para cargar los vehículos. Una en los estacio-namientos del mal Parque Arauco, otra en Vitacura con Américo Vespucio, también existe una en los estacionamientos de la

Municipalidad de Vitacura y una cuarta, en la calle Santa Rosa, en el centro

de la capital. Pese a todo, se creó el Club de Autos Eléctricos de Chi-le con su propio sitio web: www.autoselectricos.cl

Costa Rica fue el país que eligió Mitsubishi, el gigante industrial en su división automotora, para lanzar en 2010 el i-MiEV (Mitsubishi Electric Vehicle), el primer vehículo de la historia 100% eléctrico que se fabricó en serie. Bajo el concepto de eficiente y ecológico, es un auto del tipo “city car” cero emisiones, es decir, que no emite CO2. Usa 88 baterías de ion litio y el motor es de 330 Volts; la carga completa domiciliaria (220 volts) se cumple en siete horas y trifásico (carga rápida) en 30 minutos el 80% de la batería. La capacidad total de la carga del paquete de baterías es de 16KWh, tiene una autonomía de 160 km y alcanza una velocidad máxima de 130 km. Fue fabricado bajo el concepto I+D: investigación y desarrollo. Esta pequeña maravilla llegó al mercado chileno en mayo de 2011. Y además de no contaminar, no emite ruidos ni vibraciones e incluso los neumáticos fueron diseñados para minimizar la contaminación que generan al rodar. Es fabricado con materiales reciclados y reciclables, además es de funcionamiento muy económico, pues por menos de dos mil pesos se puede cargar la batería, lo que significa un 20% del gasto que genera un auto similar a bencina. Por último, tiene la capacidad de regenerar energía al activar el freno y las bajadas, la que va directamente a las baterías.

100% ecólogico

320 a 350 mil en 2030. En todo caso, existen reservas de tres mil millones de toneladas lo que equivale a dos mil años de consumo.

En chileSi bien nuestro país cuenta con el 20% de las

reservas mundiales de litio, Canadá, China, Estados Unidos, Argentina, Bolivia y Austra-lia, entre otros países, son importantes pro-ductores del elemento. Hoy somos el mayor productor del mundo y tal como ocurre con el cobre, se exporta como materia prima y no como productos manufacturados. Actualmente son dos las empresas que lo extraen: la

Panorama eléctrico

Sociedad Química y Minera de Chile (SQM) y la Sociedad Chilena del Litio (SCL).

Al margen de lo que pueda ganar el Esta-do con la explotación de este verdadero oro blanco, lo ideal es que si Chile cuenta con tal cantidad, pueda obtener otros beneficios y

Unidos, el Estado subsidia los autos eléctri-cos y aporta financiamiento para investiga-ción. Mientras que en Chile aún no se regulan las leyes para que este tipo de vehículos en-tren al mercado y circulen libremente por las calles (ver recuadro).

Marcelo Mena, director del Centro de Sus-tentabilidad de la Universidad Andrés Bello, explica que efectivamente las baterías de litio son más caras, pero al ser más livianas, mejoran la autonomía en un auto eléctrico, además, en relación al petróleo, es mucho más barato andar en un vehículo a electri-cidad que a bencina. Además, respecto a las baterías en general, manifiesta que “otra ven-taja es que no es tóxico como el plomo –ma-terial con el que se fabrican la mayoría de las baterías de respaldo y las pilas no alcalinas- que está asociado a bajo coeficiente intelectual en las per-sonas que han estado en contac-to con él. El litio tiene cierta toxicidad, pero nunca a este nivel”.

Lo concreto es que la demanda de este mineral se disparó en el mundo y de 45 mil toneladas que se explotaron a comien-zos de los 90, se pasó a más de cien mil en 2007 y 2008. Actual-mente, la cifra llega a 140 mil y se espera que la demanda será de 180 a 200 mil to-neladas en 2020 y de

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que finalmente no nos llegue de vuelta convertido en productos e insumos a altos precios. Para que todos seamos beneficia-dos existen entidades como el Centro de Innovación del Litio (CIL), dependiente del Departamento de Ingeniería Eléctrica de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile. Se trata de una iniciativa que partió “como muchas cosas que ocurren en la vida, por casualidad”, ex-plica Jaime Alée, su director. Hace un par de años ingenieros de la casa de estudios invi-tó a SQM a organizar un centro para estudiar el litio y en torno a él, elaborar propuestas e investigar sus usos y nuevas tecnologías para baterías y autos eléctricos porque “na-die los estudiaba”, acota Jaime Alée. SQM los contactó con una empresa alemana que los ayudó con el financiamiento y ahí co-menzó esta verdadera cruzada, en un país

donde la investigación es casi un lujo. Como contrasentido, Alée explica que los

mayores productores de tecnología relacio-nada con el litio son Estados Unidos, Japón y Corea, países que no lo producen. Mientras que Chile, con la alta producción, sigue su-jeto a otras fuentes energéticas que resultan

El litio es un elemento que se usa mucho en tratamientos de enferme-dades como la depresión endógena y otras de tipo nerviosas como la ansiedad, angustia, insomnio, fo-bias, obsesiones, hiperactividad y trastornos varios. Aporta al bienestar y equilibrio del sistema nervioso central y actúa sobre los neurotransmisores. Ayuda a la nutrición celular y a disminuir el pota-sio y el sodio, por lo que sería beneficioso para problemas renales y cardiovascula-res. También está indicado en enfermeda-des metabólicas como la gota.En forma natural, se encuentra en el pes-cado y los riñones. Además, en los toma-tes, cereales integrales, legumbres, berros, pimientos, papas, alfalfa, soya, romero, tomillo y jengibre.

en la salud inmensamente caras. “Medio Chile depende de energía producida por petróleo. La deman-

da del día a día es el doble de la energía eléctrica. Mientras 20% depende de la

electricidad, el 40% lo hace del petróleo”, explica. Pero lo más relevante para él es que en transporte público, la depen-dencia es del 100%.Las cifras al respecto son alarmantes.

Jaime Alée advierte que un bus del Tran-santiago circulando consume al día el equi-

valente a 122 casas. Por lo tanto, por mes, un promedio de seis mil vehículos de transporte, lo mismo que 700 mil hogares. Es decir, es ab-solutamente ineficiente, eso, sin contar con lo contaminante que resulta el petróleo, porque según el profesional, el 80% de utilización del combustible de un bus, se transforma en CO2.

Además, hay que recordar que el Transan-tiago cuenta actualmente con un subsidio porque no logra autofinanciarse, la suma al-canza a los 1.500 millones de dólares por año y de ellos, casi la mitad se destinan al com-bustible. La relación a la inversa entre un bus convencional y uno eléctrico es un ahorro de medio millón de casas y los costos operacio-nales son 1/3 más baratos.

Para muchos, con la crisis eléctrica que en-frentaría nuestro país, es poco rentable depen-der precisamente de ese tipo de energía, pero al respecto, Jaime Alée es categórico: “Es una idea torcida . No porque no hayamos resuelto los pro-blemas energéticos vamos a quedarnos con el petróleo que es ineficiente”.

Pero no solo en el transporte público se vería

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PiScinaS de evaPoración. La demanda mundial del litio se ha triplicado en los últimos diez años.

tecnología de Punta. El desafío de los investigadores es bajar el precio de las baterias.

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El carácter de “estratégico” que se le dio al litio hace unos años dejó de ser tal, pues no tiene usos militares ni se utiliza en la fabricación de armas nucleares. De hecho, el Gerente General de SQM declaró a un diario nacional que “el litio no es clave para la economía chilena ni su desarrollo”. Pala-bras que deberían ser tomadas muy en se-rio, considerando que la empresa es una de las dos que explota el elemento en el país, siendo además, la más importante con el 31% del mercado mundial, es decir, la ma-yor productora en el mundo. Las cifras son concluyentes: en 2011 Chile exportó 43.599 millones de dólares en cobre contra 204 millones de litio, un 0,5% del metal rojo. “Si Chile desaparece mañana, nos van a echar de menos por el cobre, no por el litio”, dijo Contesse al mismo diario.

litio versus cobre

además de alumnos de posgrado que buscan cómo fabricar baterías de litio eficientes, por-que no es una tecnología sencilla. Hay un gran capital humano. “Esto es como cuando tenía-mos Internet de 28 KB y ahora ya contamos con banda ancha”, explica Alée. La meta es llegar a bajar los precios de las baterías y ha-cerlas más accesibles.

Usos actuales y a futuroMientras en el CIL buscan optimizar los pro-

ductos manufacturados a partir del litio, por las calles de Santiago circulan alrededor de mil bicicletas eléctricas con baterías ion litio, contra menos de un centenar de autos, según datos aportados por Marcelo Mena. “Son más caras, pero más livianas”, advierte.

Respecto a los vehículos, Mena cuenta que en Estados Unidos, la batería de un auto hí-brido (combina la tecnología eléctrica y a gasolina) dura alrededor de diez años, por lo tanto, el costo no sería tan alto, considerando los beneficios de la inversión.

Actualmente, cuenta Marcelo Mena, exis-te un banco de baterías de ion litio en

Mejillones, Segunda Región, donde se almacena energía. Se trata de una empresa eléctrica privada y precisa-mente hacia allá apuntan también las investigaciones. Conseguir al-

macenar energía que hoy se pierde como la emanada por el sol o el viento

y tal como sugiere Jaime Alée, crear ban-cos de baterías con esa energía. Y por qué no, ir más allá y pensar en que podríamos irnos

una economía importante con el uso de baterías de litio, sino que en los autos particulares. “El Nissan Leaf –el auto eléctrico de la marca japo-nesa- llena la batería con una carga de $2.000 y tiene una autonomía de 160 kms. La primera revisión es a los 40 mil kilómetros y el primer cambio de aceite, a los 20 mil. Para los taxistas sería una inversión porque gastan como prome-dio cuatro millones de pesos al año en bencina, mientras que con un vehículo eléctrico bajarían un millón anual”, según el ingeniero.

A pesar de los grandes beneficios, es un desafío mundial resolver los altos costos de las baterías. En 2011, el CIL enfrentaba cuatro problemas que consideran críticos: el precio por kWh de las baterías, la densidad de carga de las mismas, un objetivo de 15 minutos para una carga completa en vez de los 45 actuales, y la vida útil de a lo menos mil ciclos de car-ga profunda (hasta entonces se conseguían 600 ciclos). Para resolverlos, en el CIL existen ingenieros, tecnólogos y profesionales de las ciencias trabajando con buenas proyecciones,

a la playa en nuestro auto eléctrico, abastecer nuestra casa a partir de la batería por tres días y volver, todo con una carga.

Tanto Jaime Alée como Marcelo Mena están de acuerdo en que deberían existir incentivos para que empresas locales fabricaran bate-rías y otro tipo de tecnología a partir del litio en Chile. También ambos concuerdan en que llegará un día en que un auto va a almacenar tanta energía que podrá compartirla, dejando entrever que la pesadilla del petróleo no es más que un mal sueño, pues el futuro energé-tico está en buenas manos y en gran medida, emana de nuestra tierra.

El pasado 31 de julio se cerró el proceso de licitación y en septiembre se dará a conocer qué empresas ganaron el derecho a explotación del litio chileno.

Sabías que...

Centro de Innovación del Litio, sitio web: http://www.pcil.cl/

Para saber más