«Muchosanos despues, frente al peloton de fusilamiento, el ... · variedad de sus obras desde las...

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«Muchosanos despues, frente al peloton de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendia habia de recordar aquella tarde re- mota en que supadre 10 llevo a conocer el hielo.» Asi empieza la novela Cien alios de soledad, y cuenta Garcia Marquez que des- puesde haber escrito esa primera frase se pregunto: «2Y ahora que carajo sigue?» Expresada en forma poco academica,esa es la pregunta fundamental de laetica.Nuestras vidas no son los rios que van a dar a la mar que es el morir. Lo dijo el poet a, pero ya se sabe que los poetas mien ten mucho. Vivir es mas parecido a escribir. La vida no discurre como un rio, sinocomo una narra- cion. Acto a acto contamos nuestra historia y en cada instante te- nemos que decidir la frase que escribiremos acontinuacion, el proyecto, el argumento, el estilo. Acabo de volver de la huerta.Ya han brotado los surtidores verdes de los ajos, los guisantes con sus minuciosos zarcillos y las poderosas patatas. Bajo el sol, las plateadas plantas de alcachofa muestran su enrevesada prestancia de capitel barroco. Sobre la aspera roca han florecido inverosimiles los minusculos sedums. Descubrirsu diminuta belleza es un acto creador: una energica oposici6n alas fuerzas de lagravedad y la miopia. Lo mas Hcil es pisarlos.Los lirios, en cambio, imponen briosamente su presen- cia, erizando de dulzura el paisaje reseco. Me gustaria describir la contradicci6n entre sus floresdespeinadas y sus hojas cortantes. Parecen ninas jugando con espadas. Tal vez el lector crea que estoy escribiendo una meditaci6n poetica sobre mi huerta, pero se engana. Estoy haciendo una me-

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«Muchosanos despues, frente al peloton de fusilamiento, elcoronel Aureliano Buendia habia de recordar aquella tarde re-mota en que su padre 10 llevo a conocer el hielo.» Asi empieza lanovela Cien alios de soledad, y cuenta Garcia Marquez que des-pues de haber escrito esa primera frase se pregunto: «2Y ahoraque carajo sigue?» Expresada en forma poco academica, esa es lapregunta fundamental de la etica. Nuestras vidas no son los riosque van a dar a la mar que es el morir. Lo dijo el poet a, pero yase sabe que los poetas mien ten mucho. Vivir es mas parecido aescribir. La vida no discurre como un rio, sino como una narra-cion. Acto a acto contamos nuestra historia y en cada instante te-nemos que decidir la frase que escribiremos a continuacion, elproyecto, el argumento, el estilo.

Acabo de volver de la huerta. Ya han brotado los surtidoresverdes de los ajos, los guisantes con sus minuciosos zarcillos y laspoderosas patatas. Bajo el sol, las plateadas plantas de alcachofamuestran su enrevesada prestancia de capitel barroco. Sobre laaspera roca han florecido inverosimiles los minusculos sedums.Descubrir su diminuta belleza es un acto creador: una energicaoposici6n alas fuerzas de la gravedad y la miopia. Lo mas Hcil espisarlos. Los lirios, en cambio, imponen briosamente su presen-cia, erizando de dulzura el paisaje reseco. Me gustaria describir lacontradicci6n entre sus flores despeinadas y sus hojas cortantes.Parecen ninas jugando con espadas.

Tal vez el lector crea que estoy escribiendo una meditaci6npoetica sobre mi huerta, pero se engana. Estoy haciendo una me-

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ditaci6n etica. 2Por que? Porque 10 que he escrito no ha sido un, arrebato sentimental, sino un voluntario intento de construir 1astorres altas del esti10 y transfigurar la rea1idad inventando -en-cantrando- en ella esa posibi1idad libre que es la belleza.

Hemos quedado en que vivir es cQmo escribir: una sabia 0torpe mezcla de determinismo e inventjon. E1 lenguaje nos im-pone sus estructuras fijas, sin remedio. Si no las aceptamos, escri-bir es una caprichosa e inlitil gesticu1acion, pero si nos limitamosa seguir sus eficaces rutin as caemos en' un automatismo indo-1ente. La creacion 1iteraria sortea con habilidad ambos peligros yes por ello una bella metifora del quehacer etica. Cada vez queproducimos una frase expresiva, precisa, brillante, no mecanicani casual ni ecolalica, estamos ejecutando un acto de libertad yalterando 1ujosamente 1as 1eyes fisicas y psica'logicas que rigen 1acaida de 10s graves. Encomendamos el control de nuestra accion'a los va10res elegidos. En fin, que mantener un, buen esti10 en elescribir 0 en el vivir es un alarde de talento creado:i:.

, .Comenzar un libro de etica hablando de escribir bien no es

una extravagancia sino una artimana para recordar una verdadde perogrullo: que somos autores de' nuestra biografia y nos per-tene~e el copyright. Aqui se acaba la metafora y empieza la litera-lidad. El lector tiene derecho a decirme que no somos auto res yque nuestras obras son hijas de la situaciqn y del caracter. Puedeaducir que las circunstancias -que son un determinismo exte-rior- y las pulsiones -que son un determinismo intimo- dejanpoco sitio a la libertad creadora, que no pasa de ser un brevehiato locuaz abrumado por tanta coaccion. Pero cuanto mas seempene en convencerme de ella, con mas energia se esta refu-tando, porque si qui ere argumentar con brillantez, escogiendo laformulacion mas contundente, sosegand~ la impaciencia y bus-cando con teson la claridad, estara negando con tius actos 10 quesus conceptos pretenden demostrar.

Reconocernos como autores, a pesai de la confabulacion dedeterminismo y azar que parece guiar nuestras vidas, es una delas principales tareas eticas. El hombre,' que es un ser de empe-nos y claudicaciones, renuncia 'con facilidad a su condicion deautor para convertirse e~_bot,-1,2lag!Ei~ari;~~ta. 0 en r~como diria el poeta. Las rutinas nos aguardan siempre, ofrecien-

donos un seno maternal, calido y adormecedor, donde adoptaruna postura fetal y descansar. Podemos abandonarnos ~ esosautomatismos regresivos y luego quejarnos de su monotOnla. In-cluso puede ser delicioso cortarnos los pies y llorar despues nues-tra cojera, pero no se 10 recomiendo al lector.

Todo esto tiene que ver con el titulo porque el naufrago,como el creador, necesita mantene ~ __por sus propias

«-~r]gs, uno en el estilo y el otro en la vida. En este sentido to-dos somos naufragos. «La yida es darme cuenta, enterarme deque estoy.-SlUIJ.tl.gidQ~_~aufragoen un elemento extrano ami,~ tengo mas remedio que hacer siempre algo para soste-nerme en el, para mantenerme a flote. Yo no me he, dado lavida, sino, al reves, me encuentro en ella-Sin...quererlo, SIn que seme haya consultadd previamente ni se me haya pedi?o la,~enia.»Asi escribia Ortega, pensador nada quejicoso, la sltuaclOn ,hu-mana. Si el lector se siente, en este instante, ufano, alegre, altlvo,enamorado, es decir, si tiene la suerte de habitar alguno de nues-tros oasis vitales, pensara que el filosofo, a pesar de su recono-cido pptimismo, ha sucumbido a un ramalazo de melancolia, Y.' asubio en su bienestar, Ie costara admitir que todos seamos nau-fragos. ,

Pues 10 somos y vivimos sosteniendonos en vtlo, a pulso, bra-ceando 0, como conte en mi libro anterior, a La Milnchhausen,nombre que tomo del conocido lance de tan famoso farsante. ~lbaron de Miinchhausen conto que, habiendo caido en un pell-groso pantano donde se hundia sin remedio, consiguio salvarse ysalvar a su cabalgadura tirindose hacia arriba de los peloso Algotan extravagante tiene que hacer el hombre, como le explicarecon mas detalle. El lenguaje da fe de ello acunando palabrasenigmaticas y magnificas, como sobreponerse, sUferarse, agua~-lane, sobrevivir, hallazgos lingiiisticos que nada tlenen que enVl-

iliar a la excelencia de Nietzsche (por cierto, ese ex de ex-celen-cia es tambien notable) cuando hacia decir a Zaratustra: «Ahorame veo a mi mismo por debajo de m!.» (Ocultando tras elbiombo del parentesis el rubor que me produce mi pedanteria,me atrevo a mencionar otras dos variantes de la misma metafora.Seneca elogio a.los esforzados hombres «que en si propios halla-ran el impetu y subieron en hombros de si mismos», y San Bue-

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naventura advirtio que cualquiera fracasaria (misi supra semetip-sum ascendat)), si no se encaramaba sobre si mismo). Los antoni-mos de esas palabras que he mencionado son' aun mas impresio-nantes: hundirse, perderse, degradarse' y el tremendo abando-narse, del que despues comentare algo, .

Creamos a fuerza de fuerzas. Mante.nemos en vilo el orbe delos valore~_duL.digni-daG-h·ttmana" presto a desplo~~iclaudicamos. Vivimos un~Jtica fJrecaria. Le ruego al le.ctor, esdecir a usted, que no 10 olvide porque eneste libro voy a pedirlesu colaboracion, y no en un sentido mei:aforico. Nos ponemos asalvo del gran sumidero en que puede .convertirse el mar de larealidad. Crear es sacudir la inercia, mant.ener a pulso la libertad,nadar contracorriente, cuidar el estilo, decir una palabra amable,defender un derecho, inventar un chist~, hacer un regalo, reirsede uno mismo, tomarse muy en serio la.s 'cosas serias. Todo estoes eltem.a-E!-e-l.a~l.-9ue no es una meditacion sabre ~l destino,sino una me9itacion sobre como burlarse del d~stino, es decir,del determinismo, de la rutina, de la mald~d y del tedio ..Epicurotambien 10 dijo:-i<Sersabio es re(rse de La Fortuna» (DL, X, 13).Y basta ya de citas. -------_""'-_

Al naufrago Ie hacen nadar Ii inteliget:lcia y el deseo, las mis-mas fuerzas que nos hacen construir civilizaciones y destruirlas,crear y abolir, emprender las tareas del amar 0 'las tareas delodio. En etica conviene que tant'o el autor como el lector pien-sen en primera persona y asi 10 hago: quiero saber a que ate-nerme respecto de mi, quiero contarme bIen mi vida, .necesitosaber que hacer con los modelos morales que constituyen la he-rencia social, no quiero ni pagar el pato ni romper la' baraja. Nodeseo vivir la inercia de una aceptacion cuca ni la pirueta de unrechazo desmelenado. Si es posible la cIaridad en etica, por mique no quede. . ,

Gracian advirtio al naufrago: comience por si mismo a saber,

sabiendose. «Hay mucho que saber, y es poco el VIvIr, y no sevive si no se sabe.» Tenia razon. Nuestra capacidad para inven-tar, sea una novel a, nuestra vida 0 una etica, tiene que ser estu-diada par la teoria de la inteligencia, que nos debe ensefiar cua-les son los mecanismos, las posibilidades y los limites de tanasombrosa actividad. La inteligencia crea un ambito vital en elque somos, nos movemos y existimos. Aprovechando el viejotopico que compara la vida con una representacion teatral, direque la inteligencia es autora, actriz, directora y, ademas, cons-tructara del escenario y del teatro entero. Sin conocer su fun-cionamiento, poco podemos conocer de la realidad y nada de lamoral.

He definido la inteligencia humana como una inteligenCi~ani~al transfigur~da ~or la libertad. Ambas, la inteligencia y lalibertad, han creCldo Juntas en el proceso evolutlvo y en el pro-ceso biografico. Lo que nos caracteriza es un modo nuevo dejecutar las operaciones mentales que compartimos con otras·criaturas. Percibir, relacionar, sentir, recordar, formar concep-tos, calcular medidas, comparar valores, comunicarse con los se-mejantes, son operaciones mentales generosamente repartidaspor todo el reino animal, que nos permiten evaluar la inteligen-cia de cada especie atendiendo a la perfeccion con que las reali-zan. Tambien compartimos comportamientos como la conjura,las alianzas 0 las intrigas palaciegas, segun ha mostrado Franzde Waal en su libro La polftica de los chimpancis (Alianza, Ma-drid, 1993). Hace algunos afios, Jane Goodall nos habia conta-giado su pasmo ante la habilidad con que construyen herra-mientas los chimpances, esos ingenieros amateurs, en TheChimpanzees of Combe (Belknap, Cambridge, Massachusetts,1986).

A pesar de tanta maravilla, en el animal, incluso las inven-dones son rutinarias. Los hombres, por el contrario, habitan elreino de la desemejanza, de la falta de parecidos. La vida ani-mal adolece de una gran monotonia, pues cada especie se carac-teriza por un repertorio estable de actividades. Las abejas siguenconstruyendo sus panales con la perfeccion acostumbrada, lasgarzas bailan sin desalentarse las mismas danzas nupciales, y loschimpances, que bajo la tutela humana demuestran sorprenden-

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tes habilidades lingiiisticas, reducc:;n dristicamente su elocuenciacuando se los deja a solas.

Si tenemos en cuenta las diferentes form as de v.ivir, de pen-sar, de sentir que han inventado ls>shombres; si atendemos a lavariedad de sus obras desde las grandes sinfonias hasta el alfiler;si nos fijamos en los distintos modos de reaccionar y compor-tarse, en la crueldad y en la generosidad, 0 en las ricas t'axono-mias del amor, el desprecio 0 el odio, hemos de admitir que uti-lizando operaciones mentales analogas el hombre produce efec-tos heterogeneos. Como escribi6 Gracian; «Visto un le6n estanvistos todos y vista una oveja .todas, pero visto un hombre, noesti visto sino uno, y aun ese no bien c6nocido.» .

Gracian sin dud a exageraba, pues sobre los seres 'humanosgravitan poderosas fuerzas que empujan a la"homogeneidad y lamasificaci6n, alguna de las cuales he corrientado en este libro.Una de las funciones de la moral es hacer predecible la conduct ade los otros. Pero nada de esto ciega del todo la incesante emer-gencia de novedades, a veces no muy agradables, en que consistela historia de la humanidad. Es, pOl' supuesto, la clau'dicaci6n dela inteligencia la que hace revivir en nosotros la querencia delrebano 0 de la jauria.

La insondable brecha abierta entre el animal y el hombre sedebe a una peculiaridad que a primera vista no parece muy im-portante: el ser humano sabe controlar ha;sta cierto punto susoperaciones mentales, 10 que Ie permite controlar el flujo de in-formaci6n que interviene en su vida, dirigir la atenci6n, progra-mar sus movimientos, elegir 10 que quiere aprender, construirconscientemente destrezas, decidir su compor,tamiento, inventarun estilo.

El lector sabe muy bien que las cosas no son tan simples yque la conciencia del hombre es siempre terreno disputado, por-que a ella llegan ocurrencias de muy variad'a indole. Como dijoSpinoza, aquel sutil pulidor de lentes que con tantaperspicaciasupo mirar, la esencia del hombre es el deseo, cosa que no debeolvidar quien qui era comprender la moral. Los dese6s entr::tn enla conciencia sin pedir perm iso, <;:omotropa bien armada,. con'banderas desplegadas y a tambor batiente. La inteligencia hu-mana es una inteligencia deseante. Mejor: alin, el hombre es un

deseo inteligente. Ya 10dijo Arist6teles, que tambi~n ?scil~ en ~aterminologia, y tan pronto hab16 de nous or~ktzkos (llltellgencladeseante) como de orexis dianoetiki (deseo llltellgente).

Ire un poco mas lejos. El nive! mas profundo de nuestr~ con-ciencia revel a una instalaci6n sentimental en la real1dad. Sol? .uncontrol cuidadosamente aprendido y educativamente transmltld?permite distinguir entre 10que conocemos y 10 que sentImos. DI-vidimos el mundo en cosas y valores, olvldando que este com-p'ortamiento es tardio y sofisticado. En fin, que me ~trevo a defi-nir al ser humano como una sentimentalzdad mtelzgente. Ahoramismo se 10 explico al lector.

Mientras buscaba documentaci6n para escribir el Diccionariode los sentimientos, me sorprendi6 comprobar que no debia bus-carla en los textos de psicologia, sino en los tratados de moral.Los grandes especialistas eran Arist6teles, Seneca, Tomas, deAquino, Descartes, Spinoza, Shaftesbury, Hume, ~dam SmIth,Schele~, Agnes Heller y gente asi. Y 10 eran por motlVOSmuy se-rios: el sentimiento inaugura el ambito de la moral.

El ingenioso Isaac Asimov propuso una etica para ~obots,compuesta de tres leyes. Primera:, Un ~obot no puede hera a unser humano ni permitir, con su lllactividad, que pued~ .hacersedano. Segunda: Un robot debe obedecer las 6rdenes eml.tldas por10sseres humanos, excepto cuando dichas 6rdenes pudieran en-trar en conflicto con la primera ley. Tercera: Un robot debe pro-teger su propia existencia mientras dicha protecci6n no entre ~nconflicto con las leyes primera y segunda. Todos los robots seransin duda virtuosos, porque no tend ran ninglin motivo para nocumplir ese program a moral. Privados de sentimiento.s, estarantambien privados de motivos. A los hombres, en camblO, ~as~o-sas, las acciones y el result ado de las acciones no nos son ~ndl.fe-rentes. La divisi6n, antes de ser una de las cuatro reglas antmetl-cas, fue un estado del coraz6n humano. Cuando sofiamos con la

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felicidad, sofiamQs con un estado sentimental.' Luis' Vives reco-mend6 el estudio de «estos alborotos a.nimicos» para «poner re-medio a tantos males y deparar medicina a enfermedades tancrueles como producen». No hay remedio: quien q:uiera hablarde etica tiene que saber que hacer con estos alborotadores~hues-pedes de la coocjepci-a,. .

Hay que tener cuidado, sin embargo, porque la tupida selvade los sentimientos puede ser el reino de iris y no volveris, tandificil es analizar sus enredos. En TIC los he definido como «blo-ques de informaci6n integrada que incluyen valSlraciones». Loque lIamamos sentimiento es el resultado consciente -output-de una laboriosa tarea de integraci6n no consciente. Encontra-mos esta labor de sintesis en todos los niveles del procesamientohumano de la informaci6n. El analisis d~ 10s elementos aromati-cos de la trufa arroja la suma de ochenta compone~tes. La unifi-caci6n perceptiva de ese enjambre de esdmulos la experimenta elsujeto como olor a trufa. Con los sentimientos' ocurre otro tanto.Un numero indeterminado de elementos paticos me hace sen-tirme bien, mal, euf6rico 0 deprimido, poeticamente emocio-nado, patri6tico, envidioso, aterrado. Ni ~l.olor a trufa ni 10s va-lores existen fuera de estas integraciones, 10 cual no significa quesean arbitrarias ficciones sin fundamento. La inteligencia posee,por herencia 0 por construcci6n, esquemas conceptuales y tam-bien esquemas sentimentales que Ie permiten ·asimilar los datosinterpretindolos. El resultado de esa interpretaci6n es el fen6-menD consciente, que puede servir de indice para investigar, co-rriente subjetiva arriba, los secretos tejemanejes mentales de losque procede.

Los ani males muestran unas conduct as de acercamiento yhuida que desde fuera interpretamos como experiencias de placery dolor, deseos 0 aversiones. Conocemos buena parte .de los me-canismos neuron ales que determinan estos sucesos. Hace afiosque Olds, Milner, Rodriguez Delgad9 y otros neur610gos descu-brieron los centros cerebrales del placer; e~ dolor y la agresivi-dad. El hombre no es una excepci6n y posee estructuras cerebra-les analogas. Por su parte, los deseos son l~elaboraci6n cognitivade las necesidades. Es dificil hacer un catilogo de lis necesidadeshumanas, porque las inventamos sin parar. A titulo de ejemplo

cito algunas listas con pedigree reconocido. Maslow las clasi~ca. de la siguiente manera: 1) necesidades fisioI6gicas., 2) n~ceslda-

des de seguridad, orden, legalidad y disciplina, 3) necesldad depertenencia y amor, 4) necesidad de estimaci6n, logro, respeto yaprobaci6n, 5) necesidades de autorrealiza~i6~.. , .

Rof Carballo, recogiendo una rica tradlclOn pSlcoanalltlca yde medicina psicosomatica, sefiala tres necesidades que el hom-bre tiene desde el comienzo de la vida: la de encontrar respaldoen un grupo, de preferencia el familiar; la de est~r su.p.e.ditado aaJ./pdlrf/; Gel'/; a!/:tteR.dad; y en tercer lugar la necesldad no ,menosimperiosa de ser protagonista, de distinguirse de.los demas. Ha-bermas desde otras tradiciones, reconoce tres mtereses funda-mental~s: dominar la realidad, entenderse con los demas, y al-canzar la autonomia.

Para nuestro asunto nos basta con saber que la inteligenciaprovoca una sentimentalizaci6n de l.avid~ af~ctiv~. Los mecani~-mos instintivos decaen y los contenldos slgnlficatlvos van adqul-riendo preponderancia. Nuestra vida emocional se va haciendomas y mas semantica. Dejamos de ser tragones y nos convertlm~sen gourmets. Una prueba es la sentimentalizaci6n de la sexuah-dad. EI impulso a la uni6n generica -cualqUler macho con cual-quier hembra- se integra en un movimiento de direcci6n contra-ria extremadamente personalizador: este macho 0 est a hembra.EI'instinto, transfigurado por la inteligencia, se convierte en sen-

timiento.La penetraci6n semantica de los sentimientos se c.omprueba

incluso en niveles muy cercanos a la fisiologia. Por eJemplo, esmuy dificil diagnosticar los elementos fisicos y mentales de do-lencias como el sindrome de fatiga cr6nica (Manu, P., Matthews,D. A., Lane, T. J: «The Mental Health of Patiens with a ChiefComplaint of Chronic Fatigue», en Arch. Intern. Med.) 148,

1989).Los especialistas coinciden en admitir un numero muy pe-

queno de sentimientos innatos y universales. Oatley y Joh.nson-Laird dicen que hay cinco emociones basicas: alegria, tnstez~,miedo, furia y asco. Ekmann reduce la selva sentimental a selStroncos: alegria, tristeza, miedo, furia, asco y sorpresa. Dahl subea ocho: contento, alegria, depresi6n, ansiedad, amor, sorpresa,

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ira, miedo. Plutchick tam bien admite oc~o: miedo,. furia, alegria,tristeza, aceptacion, aversion, expectacion y sorpresa. William Ja-mes, a quien el tema debio de cogerle en un mal dia, dijo que to-das estas clasificaciones eran una tonteria, porque los sentimien-tos son infinitos.

No estoy de acuerdo con ninguno, pe.ro las explicaciones novienen el caso, por ahora. En cambio tie.t;lemucha importanciapara la moralla relacion entre los sentimientos' y el deseo. Ni lostratadistas modern os ni los antiguos acertaron en la solucion. Losfilosofos antiguos pensaron que todos los s.entimientos -llamadosgeneral mente pasiones- eran apetitos 0 tendencias. Componianel campo de las ferencias, entre las cuales el hombre tenia queprejerir. ~os modernos distinguen entre motivacion y senti-mientos. Estos aparecen cuando una tendencia es inhibida 0

cumplida. Por mi parte, prefiero considerar los, deseos comocomponentes de algunos sentimientos. No todos los sentimientosson tendenciales -por ejemplo, no 10 son 'la triste?a, ni la ansie-dad, ni la angustia, ni la calma-. Y en el ser humano los deseosse dan sentimentalizados, salvo Casos muy'elementaks 0 raya~osen 10 patologico.

Aunque no me atrevo a decir si son cinco, ocho 0 catorce,cree que los sentimientos universales son muy pocos. TO,dos losdemas han sido culturalmente construidos, y se transmiten poreducacion. Nuestra vida afectiva es el resulta.do de una larga his-toria de creacion sentimental. A partir de unos sentimient9s pri-marios hemos inventado un repertorio muy amplio de' senti-mientos, y como los sentimientos alumbran'los valores, 10 queacabo de decir significa que la inteligencia crea 'valores nuevos.La vergiienza, la culpa, la humillacion, el orgullo, la confianza, elrespeto, el patriotismo, los sentimientos esteticos y un larg~isimoetcetera, son creaciones sociales, y por ello han de estar someti-dos a evaluacion y critica. Son invenciones hi~toricasque han te-nido su razon de ser y pueden tener su razon de no ser.

Como curiosidad dire al lector la fecha' en que aparecieronlas palabras de un campo lexico, el de la tristeza. La palabra aba-timiento esta documentada por pri~era vez' en 1460, congoJa en1465, desconsuelo hacia 1520, depresion alrededor de 1580, inu-rria en 1611, consternacion a mediados del· siglo XVII, anos en

que cambia de significado la palabra melancoUa, morrina, apa-rece en 1726, Y como tristezas recientes nacen la nostalgza en1884 y la anoranw en 1895. Al parecer, el espanol antiguo ~:conformaba con sentir una tristeza tosca, hasta que prefinosentir .tristezas precis as en vez de tristezas innominadas.

Supongo que ml admirado Carlos Castilla del Pino ditiaque estoy haciendo vieja psicologia empirist~ ~ descriptiva,pbrque as! considera a los que hablan de sentlmlentos (Intr?-ducci6n a La psiquiatda, Alianza, Madrid, 1993, T, p. 262). Elprefiere hablar de actitudes, y aunque he intentado conven-cede de que es mejor reservar el concepto de actitud para otracosa, cree que no 10 he conseguido.

El caso es que estoy de acuerdo con gran parte de 10 quedice. Castilla del Pino defiendeun modelo heterogeneo del su-jeto, que i~plica la existencia de tres niveles. El pri~er niveles el pulsional, de donde emergen actividades ~ulslO~ales, ycan el que no tengo ningUn inconveniente. ~n ldentlficar 1,0que he llamado componente tendencial, apetltl~o, de los .feno-menos sentimentales. Los deseos, vamos. «Solo excepClOnal-mente», escribe, «los impulsos surgen al exterior limpios detodo control y matizacion ulterior (...) En las condiciones e~las cuales la pulsion emerge mediatizada y, por tanto, compli-cada por la incidencia de otros sistemas del sujeto, hablamosde actitudes. Tambien podriamos hablar de sentimientos, almodo de...» Bueno, 10 que sigue ya se 10 puede imaginar ellector: al modo antiguo.

As! pues, el segundo nivel es el de las actitudes.. Estoycompletamente de acuerdo, si 10 consideran:os un nlvel desentimentalizacion de los impulsos. No hay lmpulsos crudos,todos estin sentimental mente aderezados. Hay un tercer nivelintelectual que se expresa verbalmente, y de donde e~erge I.A

conducta controlada" adecuada sintictica y semantlCat11ente

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para la informacion de nuestros pensamientos, recuerdos, image-nes, fantasias, suenos etc. (p. 124). .

En TIC he distinguido un Yo ocurrente y un Yo ejecutivo.No son categorias ontologicas, sino desc~iptivas. En mi concien-cia aparecen ocurrencias que no controlo, que se cuelan de ron-don sin pedir la venia, y otras, en cambio, que yo suscito y dirijo.A la fuente de las ocurrencias que domino la llamo Yo ejecutivo,y coincide con 10 que Castilla del Pino denomina nivel intelec-tual. A la fuente de las otras ocurrencias, que incluye los nivelespulsionales y sentimental, la llamo Yo o~urrente. Me parece quelos sentimientos escapan a nuestro control directo y que nadieelige su amor. .

2Y las actitudes? La vida inteligef).te es una negocia<;ion 0

una lucha entre uno y otro Yo. Las actitudes sori. una de las es-trategias del Yo ejecutivo para controlar al Yo ocurrente. Unaactitud es un sistema elegido de produccion de significados. Seadopt an 0 se toman, es decir, no son pasivamente ·sentidas. Lossignificados pueden ser informativos 0 valorativos. Las actitudesque suscitan valores nos permiterr influir de alguna manera ennuestra vida afectiva. Una actitud ir6nica asimila la realidad in-terpretandola desde una perspectiva ir6nica. Una actilud poiticacontempla/inventa la belleza como una' posibilidad libre de larealidad. Una actitud tolerante pone de relieve la limitacion denuestro conocimiento. Una actitud 'dialogante subraya los caucesde entendimiento. En resumen, una actitud permite activar algu-nos sistemas sentimentales, reorganizanclplos 'en su fuente subje-tiva, 0 bien dirigiendolos mediante la orientaciob de la mirada yel ejercicio de nuestra habilidad para producir significados.

Las actitudes son matrices de comportamiento, pero de uncomportamieBto muy especial, que co~siste en producir signifi-caci,ones. La realidad desnuda e;sta esperando siempre que la vis-tamos de significado, y debe de ser muy pudorosa, porgue solopodemos verla cuando ya esta cubierta. ~Que sucederia si en esteinstante adoptara una actitud poetica? El brill ante mar de sep-tiembre, el mar de la vendimia, esta fre~te a mi displicentementeamodorrado. Ya decia Julio Camba que 'una de las obligacionesdel poet a es decir algo poetico cuando ve el mar. (Anadia quepor razones semejantes el fontanero ten'~ria que arreglar un grifo

al verlo, y el zapatero coser unos zapatos, es d~cir, cada uno ha-cer su oficio inspirado por tanta agua.) Lo Clerto es que alg.ocambia en el regimen de mi conciencia cuando adopt? ~sa actl-tud. El mar se convierte en un proyecto que va dmglendo. laaparicion de las ocurrencias. Al alba, el mar es ,una presunClondel espiritu, pero a estas horas, cuando el sol esta tan. alto, ,la luzunificadora proclama la glorificacion de la ma~erla. Solo s:puede admirar. (De modo que, si no cambio de actltud, no podrecontinuar escribiendo este libro, para el que tengo que adoptaruna actitud cientifica, objetiva e imparcial.)

En este capitulo, en el que estoy explicando como es el nau-frago, ese deseo sentimentalizado inteligentemente,. me .pare~eutil afiadir algunas cosas sobre la constitucion de la mtellgenclasentimental, que no ha encontrado aun su Piaget, aunque todohace pensar que 10 encontrara pronto. .

Es muy probable que 10$ ninos posean esquemas mnatos 'paracomprender las emociones. Parece comprobado que los bebes dediez semanas entienden las expresiones faciales y habladas de susmadres, al menos respecto de la alegria, la tristeza y el. enfado.Bowlby ha senalado que la conducta del nino esta orgamza?a endos sistemas diferentes. Un sistema de apego, que garantlza elcontacto seguro entre el bebe y la madre, y un sistema explorato-rio, que le orienta hacia los objetos nuevos~ Es un aventurerocauteloso que se arriesga solo mientras se Slente a salvo.

Su capacidad para comprender las emociones es pasmosa. Alfinal del primer ano de vida reacciona ante la emOClOnde los de-mas, pero no trata de provocarla. Entre los diez y doce meses los.nifios se comportan como espectadores cuando ven a una per-sona apenada. En ocasiones muestran algun signa de pena, per~no intentan consolar a la persona afligida. Durante los meses S1-

guientes aumenta el numero de intervenciones ac.ti~,ras,los ~inosse acercan a la persona apenada y la tocan 0 acarlClan con mde-

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clsl0n. Hacia los dieciocho meses su af~ri por consolar se hacemas inventivo: llevan objetos a las personas tristes,. sugierenque hacer, expresan su compasi6n cdn palabras, buscan laayuda de otra persona 0 incluso tratail de proteger a la vic-tima. Como contrapartida de tanto altruismo, se convierten ensobresalientes expertos en moIestar.

No todos los ninos sienten con igual intensidad la tenden-cia a consolar 0 a hacer dano, y este asunto ha de interesarnoscomo analistas del comportamiento m~ral. Desconocemos laraz6n de estas diferencias, aunque algUnos estudios indicanque los ninos maltratados en su casa nunca mqestran interespor otro nino afligido, tratandolo incluso con hostilidad. Pa-rece que los padres que maltratan a sus' 1:Iijosles transmiten elvirus feroz de 1a vio1encia, una cruel dad aprendida q~e tiendea repetirse y a perpetuarse.

La comprensi6n de las reacciones emocionales de otros ni-nos interviene decisivamente en la formaci6n, de los esquemasde evaluaci6n infantil. La carencia de ~sa capacidad embo-rrona el senti do moral del nino a le produce una ceguera paralos valores. Los estudios de Judith Smetana sobr~ las reaccio-nes de los ninos en las guarderias nos ensenan que los ninospequenos no aprenden a evaluar la gravedad de', una falta mi-rando a 10s adultos, sino viendo el modo en que responden lasvictim as de una acci6n. Asi aprende a distinguir de una 'ma-nera sorprendentemente eficaz las infr~cciones morales de lasinfracciones de los reglamentos. Par eso, ·cuando· se pide a losninos pequenos que justifiquen .una regIa moral, suel~n men-cionar las consecuencias de tales acciones, sabre tad a la penaque causan. El nino pequeno no es nada kantiano en sumoral.

Parece, pues, que las intuiciones morales del nin? se hallanunidas a la comprensi6n de los sentimientos. Un nino que noreconoce la aflicci6n de otra persona, que no es capaz de po-nerse en su lugar, tampoco comprendera que la acci6n que laha provocado es mala. Una incapacidad' de este tip~ puede ser1a causa de los comportamientos autistas. Buenas introduccio-nes a estos temas son el libro de Paul Harris Los niii.os y lasemociones (Alianza, Madrid, 1992) y el 'que edit6 con Carolyn

Saarni, Children's Understanding oj Emotion (Cambridge Univer-sity Press, Nueva York, 1989).

Esto so'mos: un organismo can necesidades que elaboramoscognoscitivamente como deseos que a su vez sentimentalizamoscon la intervenci6n de la inteligencia que a su vez es impulsadapar toda. esa maquinaria sentimental. No fue mala idea pensar enun centauro para representar las veloces galopadas de los senti-mientos inteligentes.

2Y a que metas va disparada esa inteligencia? Tiende a am-plia'r el dominio de si misma, a ampliar el conocimiento, a am-pliar las posibilidades. Ser libre, ser s,abia, ser inventiva, tal~s sonlas aspiraciones de la inteligencia. Estas son sus tres funcl0nes:controlar su propio funcionamiento, conocer la realidad e inven-tar posibilidades. De las dos primeras funciones hablare mas ade-!ante, pero de la invenci6n tengo que hablar ahara, porque nosva a conducir directamente a la etica.

Lo real no nos basta. Nos sostiene, nos impulsa, nos limita,nos da alas, pero no nos basta. La inteligencia inventa sin pararposibilidades reales, que no son fantasias, sino ampliaciones quela realidad admite cuando la integramos en nuestros proyectos.El mar, gran obstaculo, puede convertirse en media de com un i-cadon. Y el ligero aire puede soportar nuestro peso y nosotrosvolar. El agua del ria puede convertirse en luz y la imponentemontana en catedral. La realidad entera queda en suspenso espe-rando que el ser humano acabe de darla a luz.

(Entonces las casas no son 10 que son? Seglin y c6mo. Son 10que son y 10 que pueden ser. (Y el hombre? Lo mismo. Somasnuestras propiedades reales y e1 impredecible despliegue de nues-tras posibilidades. Hibridos de realidad y de posibilidad, sompsciudadanos compartidos de la realidad y el deseo.

Conjugar la realidad y 1a posibilidad es el gran arte de la in-vencion. Su integraci6n nos impide caer en la mera fantasia.

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Construir castillos en el aire es tarea facii, porque ninguna legali-dad fisica pone trabas a nuestra imaginacion. Somos completa-mente libres, no hemos de calcular la resistencia. de materiales ,podemos abolir la regIa de calculo y las' matematicas. Las tedio-sas reglas tecnicas son tan innecesarias como los recursos finan-cieros. Por desgracia, esa libertad es solo un simulacro' de liber-tad, una libertad irreal e ilusa.

Inventar es conseguir que la materia' se venza a sf misma.(tA rs ubi materia vincitur ipsa sum, escribio. el arquitecto delpuente de Alcantara, con abrumadora modestia porque debio po-ner: «Yo hice que la materia se venciera ·a.si misma.» Formuladoasf seria un buen lema para la etica, porque avisa·de las nuevasposibilidades, notablemente airosas, que la' intelig~ncia encuentraen la realidad cuando la unce a sus proyectos. Cada ser, cadaacto, cada situacion pueden leerse por m~diacion de esta clave: 0son realizacion de posibilidades, 0 son ar.ra·nque de posibilidades,o son ambas cosas a la vez. Yo tambieri. Y tambien el lector. .Descifrada asi, la realidad entera se llena de signifitados. Aun re-cuerdo el pasmo que senti de nino, en mi Toledo natal, cuandome explicaron que los arbotantes, aquellos arcos hermosos y agi-les, no eran adornos, como 10 eran las gargolas, los piniculos ylas cresterias. Fue una sorpresa saber que sin ellos la catedral sedesplomarfa desventrada. La verticalidad vehemente. de sus na-ves, su espiritada conquista de la altura, estaban' posibilitadas porlos arbotantes, esas bellas y benefactoras muletas.

Las posibilidades pensadas se enlazan c~n la accion mediantelos proyectos, que son por ello un eslabon esencial en el compor-tamiento voluntario. Los inventamos sin' parar: escribir una no-vela, ir al cine, fundar una familia, montar un negocio, saltar enparacaidas, construir nuestra vida.

Entre los proyectos que crea la inteligencia hay dos que sor-prenden por su universal insistencia y su; superlativa vaguedad.

Me refiero al proyecto de ser feliz y al proyecto de alcanzar laperfeccion. Ambos estin relacionados con el tema de este libro ypor ello los menciono. .

La idea de felicidad es un descomunal e inagotable esquemade busqueda, un espejismo que retrocede segtin avanzamos, unamaravillosa argucia de la inteligencia para mantenernos envuelo. Es un lugar comun la afirmacion de que todos los hom-bres quieren ser felices, y que todos hacen 10 que hacen con vis-tas a la felicidad, que se convierte asf en un proyecto imprescin-dible. Asombra que una idea tan vacia haya tenido una vida tanlarga, porque, como dice Seneca, quien deberia de saberlo puesescribio un tratado sobre el tema, 10 cierto es que todos los hom-bres quieren ser felices, pero «10dificil es saber 10 que hace felizla vida».

No es casual que una idea en apariencia inutil, permanente-mente criticada, que casi siempre se menciona para decir que noexiste, haya sobrevivido a los siglos. Es verosimil que esa longe-vidad manifieste una estructura basica de la libertad hum ana. Lainteligencia desdibuja la especializacion del deseo, que tan es-tricta es en e1 animal, y proyecta todos los motivos sobre elfondo lejano de la felicidad, que no es mas que el huecorama denuestra libertad.

Todo organismo sensitivo vive en situaciones que desea pro-longar 0 de las que anhe1a liberarse. EI animal solo actua parasalir del paso, por eso, como han mostrado los etologos, los com-portamientos instintivos son procesos dirigidos paso a paso porlos estimulos. Mediante los proyectos, e1 ser humano consigueinventar formas posibles de resolver la situacion, entre las quepuede escoger la mejor. Con ello se libera de la clausura de la si-tuacion y puede dirigir su comportamiento hacia metas distantes,amplias, disparatadas 0 utopicas. Pues bien, la meta mas lej~na d.etodas, la que va a impedir que nos encerremos en cualqu1er S1-tuacion como si fuera la definitiva, va a ser la felicidad. Talproyecto va a llenar la vida del hombre de decepciones y tam-bien de animos.

El segundo proyecto vado con que se seduce el hombredesde lejos es la idea de perfeccion. En la vida cotidiana todas lasactividades pueden realizarse bien 0 mal, y todos 105 seres estan

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sujetos a esta evaluacion, pues todos actuan. Reconocemos albuen caballo por su velocidad, resistenda, docilidad y genio.Distinguimos al buen zapatero por su modo de aprovechar eIcuero. El buen jugador de baloncesto ha 'de tener agilidad, astu-cia, sentido de la anticipacion y habilidad para encestar. EI buenjuez ha de ser equitativo. Para los antiguos persas,. el buen gue-rrero debia saber disparar flechas y no mentir. Cada oficio, cad aestado, cad a actividad tiene su perfecci0!1 corresp'andiente. 2Nopodria ser que la vida del hombre tuvie~a su correspondienteperfeccion? 2No habra un modo buenQ de ser hombre? A 10largo de la historia los hombres han pensaqo que asi era, aunqueno se han puesto de acuerdo en 10 que era.

Estos dos proyectos de 10s que no sabemos de ~ierto. mas quela inmensidad de su demanda, que son magnificas presuncionesdel espiritu, cumplen un importante pape! en las aventuras ydesventuras de la inteligencia. Solo 10 que esta mas alIa. del hori-zonte, en ese vasto territorio desconocido e interminable, incita aaparejar las naves para grandes viajes. Otras ideas han represen-tado el mismo papel, aunque subordinadas a las dos que he men-cionado, por ejemplo, las utopias, la idea .de progreso 0 incluso laidea de Dios. No podemos menospreciar su importancia y ten-dremos que estudiarlas con mas detalle. Pa.rticipan d~l poder an-fetaminico de 10s ideales. El solo hecho ge concebir esos energi-cos futuros soleados tiene efectos inmediatos sobre la vida de loshombres. Agnes Heller, una prestigiosa especialista en etica, deprocedencia marxista, ha escrito: «Aunque yo me niegue a reco-nocer cualquier progreso real en la sociedad modema, me consi-dero autorizada para afirmar que S1 hay ~il progreso en ella, poreI hecho de haber producido la idea de progreso como valor,como idea regulativa, tanto en su acepcion teorica como' prac-tica. La voluntad de crear progreso es progreso.» .

La moral 0 10s moralistas han separado estos .dos magnosproyectos, concediendo la preeminencia a uno u otro. De es.tamanera la filosofia moral se vio enfrentada a dos problemas dlS-tintos: 2Que he de hacer para ser feliz? 2Que he de hacer para ac-tuar correctamente? Parece que la conciencia moral ha quedadofracturada para siempre y que no es posible una soluci6~ unica.o 10uno, 0 10 otro. 0 busco la felicidad 0 cumplo con ml deber.Tal vez estemos desgarrados por dos proyectos incompatibles: ser

feliz 0 ser bueno.Esto ha sido un tralclOnero golpe de mar que ha dejado al

naufrago medio ahogado de agua y desconsuelo. 2Sera verdadque son incompatibles? No se la solucion y, por e~lo, me vuelvoalas morales historicas, a 10 que hay, para ver que saco de ellas.