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    Estudios de Juventud n. 60/03 73

    La iniciativa del Instituto de la Juventud de

    dedicar un espacio de reflexin a la juventud

    inmigrante ha permitido poner sobre la mesa un

    aspecto poco tratado en otros mbitos y de sumo

    inters para el anlisis del actual fenmeno

    migratorio. La inmigracin, con las caractersticas

    que hoy da adquiere, es un fenmeno

    relativamente reciente que ha obligado a la

    sociedad espaola a enfrentarse, con perplejidad,

    a fuertes contradicciones. Despus de haber

    conquistado las libertades democrticas y un

    cierto progreso social y de haber alcanzado la

    posicin de pas miembro de la Unin Europea, los

    valores que forman parte inseparable de lo que

    esto representa parecan que nos haban

    inmunizado contra la aparicin de actitudes

    racistas, xenfobas o intolerantes hacia lo ajeno.

    Servan, sin ms, como escudo de

    autosatisfaccin que evitaba y pospona la

    inevitable confrontacin con una realidad en la que

    empezaban a emerger fuertes contrastes de

    culturas forneas representadas por losinmigrantes. Pero ese falso escudo se ha

    desvanecido y es ahora cuando empezamos a

    apreciar las repercusiones que estn teniendo en

    nuestra sociedad y a or las voces que se levantan

    tanto en contra como a favor de los inmigrantes.

    Juventud, inmigracin y ocio

    La presencia de jvenes inmigrantes es un

    fenmeno an ms reciente o al menos hemos

    empezado a percatarnos de su existencia, de sus

    problemas y necesidades especficas no hace

    demasiado tiempo. Hasta ahora percibamos a los

    inmigrantes como un grupo compacto y

    errneamente homogneo de mano de obra cuyo

    destino vena determinado por la obtencin de la

    documentacin necesaria que les abriera las

    puertas a un trabajo, en general de baja

    cualificacin, all donde exista una posibilidad de

    encontrarlo. Era, bsicamente, poblacin activa en

    edad de trabajar. Pero la nueva hornada de

    inmigrantes es an ms joven y los de ms edad

    han recuperado a su familia o la forman aqu, por

    lo que de una u otra forma, aparecengeneraciones de nios, adolescentes y jvenes

    cuyo proceso de adaptacin e incorporacin a la

    EL TEMA

    EL OCIO Y LOS JVENES INMIGRANTES

    Juan Manuel Camacho GrandeSocilogo, Consejero Tc. de la Direccin de Servicios de Educacin, Juventud y Deporte, Ayuntamiento de Madrid

    Domingo Comas ArnauDoctor en Ciencias Polticas y Sociologa, Presidente del grupo GID y de la Sociedad Itaca-Espaa

    El reciente fenmeno de la inmigracin en Espaa ya no puede ser contemplado exclusivamente como una

    mera cuestin poltica y demogrfica, sino que debemos comenzar a analizarlo desde perspectivas ms

    sectoriales. El volumen de inmigrantes, la variedad de sus orgenes y su estructura por sexo y edad, conforman,

    en todo caso, el marco desde el que deben realizarse tales anlisis. Se trata de reflexiones que tampoco pueden

    obviar las inevitables tensiones que genera la nueva situacin. El ocio es uno de los territorios en los que, tanto

    estas tensiones, como la complejidad de los factores involucrados, resultan ms evidentes. A pesar de la poca

    informacin disponible, podemos comenzar a adelantar algunas propuestas de intervencin, en torno a

    espacios, tiempos y contenidos, que rehuyen la tentacin de los programas especficos, en relacin con el ocio

    de los inmigrantes

    Palabras clave: emigracin, inmigracin, conflicto social, ocio, tiempo libre, jvenes inmigrantes, polticas migratorias, inte-gracin social, gestin del espacio, distribucin del tiempo

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    sociedad espaola es, cuando menos, complejo.El ocio emerge entonces como un espaciosignificativo y vital de contraste entre los y lasjvenes autctonos y aquellos que vienen defuera. No nos podemos olvidar que el ocio forma

    parte esencial del actual modelo de sociedad y escentral para la vida de nuestros jvenes. El tiempoque dedican a su disfrute, el inters que despiertay el dinero que invierten hace que a nuestracivilizacin se la haya llamado, no sin razn, lacivilizacin del ocio. Quizs este es un calificativodemasiado pretencioso o injusto dado que, conlas cifras en la mano, nunca se ha dedicado tantotiempo a las tareas que implican el trabajo,recuperando en cierta forma el concepto detrabajo sin limite tan presente en las generacionesanteriores y al que parece abocado el actual afnpor la productividad y la competitividad. Perotambin es cierto que nunca se ha buscado con

    tanto ahnco e inters esos espacios propios y detiempo disponible para el ocio. Posiblemente loque defina a la sociedad burguesa, como indicaDaniel Bell, no son las necesidades sino losdeseos1. Se desea ms ocio como reivindicacinpermanente para contrarrestar la exigencia haciauna mayor dedicacin laboral. El trabajo, que aveces se convierte en obsesivo y compulsivo, secontrapone a un ocio cuyo consumo es tambinmuchas veces, compulsivo y obsesivo (labsqueda constante del placer y la gratificacininmediata de los deseos).Este ocio tambin est de moda entre losinvestigadores sociales que aplican su curiosidad

    y experiencia a averiguar cmo lo asume y lointegra nuestra sociedad, cules son suscaractersticas, cuanto tiempo se le dedica, quactividades realizamos y cuanto dinero gastamos.No es slo un inters acadmico o poltico, puesde sus conclusiones, anlisis y descripcionesdepende, en buena medida, una industria queaplica con profusin esos conocimientos para irall donde la demanda lo requiera.El inters por el ocio y su importancia para lassociedades industriales no es reciente. Existe unenorme abanico de estudios e investigacionessobre este asunto aunque en Espaa no alcancenel volumen de otros pases europeos. Igualmente,

    la investigacin sobre el fenmeno de lainmigracin con las caractersticas que tieneactualmente no cuenta con la mas crticasuficiente que permita desbrozar el camino a losprogramas de intervencin2. Esta carencia de

    estudios no nos permite adentrarnos enexplicaciones pormenorizadas de la coyuntura porla que atraviesa el fenmeno de la inmigracin ennuestro pas. Podemos, sin duda, realizardescripciones de lo que sucede basadas en losescasos datos de que disponemos, enobservaciones ms o menos estructuradas o enexperiencias de intervencin social concretas perono ir mucho ms all. La rapidez con la que haevolucionado la inmigracin en los ltimos aosnos ha pillado, en cierta forma, desprevenidos y elprincipal inters de la administracin ha sido el dedesarrollar una legislacin que acote el acceso delos inmigrantes a nuestro territorio. Si en este

    panorama tan parco de conocimientos sobre lainmigracin nos atrevemos a incorporar aspectosms especficos como la juventud y el ocio, elcuadro se vuelve desolador.

    Emigracin e inmigracin: las dos caras de lamisma moneda

    A pesar de estas carencias, nos hemos negadosistemticamente a volver la vista al pasado msreciente de nuestra historia. Somos un pas deemigrantes y tenemos un importante bagaje deconocimientos sobre movimientos migratorios queno hemos sido capaces, no s si por olvido, falso

    orgullo, altanera o simple desdn, de utilizarlos yconectar las actuales circunstancias de losinmigrantes con lo que sucedi con lasmigraciones espaolas tanto las interiores comolas que derivaron hacia el exterior de nuestro pas.Durante veinte aos (1960-1980) salieron deEspaa cerca de 2.500.000 de personas

    1 BELL, D. (1976): Las contradicciones culturales delcapitalismo,Alianza Editorial, Madrid.

    2Algunos de los trabajos de investigacin recientes han estadodirigidos por Antonio Izquierdo, como la Encuesta aextranjeros en situacin irregular (junio de 2000) y por JuanDiez Nicolas para el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales,que ha sido el organismo que ha impulsado el mayor nmerode estudios sobre estas cuestiones. Tambin el Centro deInvestigaciones Sociolgicas ha realizado algunas encuestassobre inmigracin aunque no recientes. Las Comunidades

    Autnomas en funcin de sus competencias han efectuadoestudios locales en los que se basan los Planes sobreInmigracin, como el de Navarra. Las publicaciones querecogen estos y otros trabajos se ofrecen en el resumenbibliogrfico final.

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    principalmente hacia Europa3. Ya en 1975 se decaque los organismos espaoles conresponsabilidad en la emigracin nos ofrecencifras de emigracin asistida que suponenalrededor del 70% de la emigracin total. Este

    30% restante que no aparece en los datosoficiales es el subgrupo ms interesantes, pues del forman parte los emigrantes que se hacenexplotar al no tener los papeles exigidos por laslegislaciones laborales de cada pas, junto conotros afortunados que por tener familiares oamigos en esos pases les ayudan a resolver losproblemas de legalidad laboral desde un principioy, finalmente, veteranos de la emigracin que yahan estado en otras pocas y vuelven a empleosen zonas conocidas donde les resulta fcil seradmitidos. En cualquier caso, no se intenta llegar aeste nmero importante de espaoles que seencuentran en situaciones delicadas,

    desconocindose incluso las condiciones realesde vida que se ven obligados a llevar por su mayordesamparo.4

    No nos suena esto como conocido? Esta especiede dj vu no es irreal. Est sucediendoactualmente en nuestro pas con personas quevienen de otras zonas del mundo porque Espaase ha convertido en un pas prospero y se haincorporado al mapa de la inmigracin. Ansalvando las distancias que, para algunos, separanambos fenmenos, los estudios que se realizaronentonces sobre la emigracin espaola nospueden aportar fuentes de explicacin y mtodosque entonces se utilizaron y que se podran aplicar

    con las adaptaciones pertinentes al nuevofenmeno que estamos viviendo. Nos habamosdedicado a conocer, describir y explicar laemigracin espaola al exterior y el retorno deesos inmigrantes sobre todo durante la segundamitad del siglo XX y ahora aparece el deseo degente de otros pases que quieren venir al nuestroy nos da cierto reparo aplicar los conocimientos yla experiencia adquirida en aquellas situaciones alos movimientos de poblacin que se producenhacia nuestro pas: queremos empezar de nuevo ynos negamos a compararlos. Creemos que de

    esta comparacin se pueden extraerconsecuencias de inters para aplicar a lo queocurre con las migraciones hacia nuestro pas5.

    Cambio social e inmigracin

    Pero no nos debemos quedar solo ah. Estamosen un momento de cambio, de transformacin enel que los fenmenos migratorios son una de laspiezas claves pendientes de encajar y ascomprender el rompecabezas en el que se haconvertido el horizonte de nuestra sociedad. Nosfalta una visin ms global que permita juntarcorrectamente los fragmentos proporcionados porlos estudios parciales o sectoriales y que ponga elacento en las cuestiones estructurales, en losprocesos de cambio y en las tendencias de lassociedades. Este tipo de estudios estaran en lalnea de la tradicin de los informes sociales6 o los

    estudios sociolgicos globales como los llamaJess Mara de Miguel7. Estudios que aspiren aproveer de una interpretacin global de la realidadsocial, ampliando la limitada pero esencialperspectiva de los estudios monogrficos sobreaspectos parciales o particulares de la realidad,estudios comprehensivos que describan, analice einterpreten a una sociedad en un cierto momento yen su evolucin.Estamos, pues, en una encrucijada de cambio quedebemos conocer en toda su amplitud. Giddensha descrito acertadamente esta coyuntura cuandoafirma que nos encontramos hoy ms que nuncaen un momento en el que la transformacin de lo

    que nos rodea nos est anticipando cambiosprofundos en los modelos de convivencia en todoslos mbitos de relacin, ya se refieran al mbitopersonal, familiar, entre comunidades onaciones.......Realmente estamos asistiendo a unarevolucin sobre como nos concebimos a

    3

    Cfr. CAMACHO, J.M. (1981): El retorno de los emigrantes1960-1980, Facultad de Ciencias Polticas y Sociologa,Instituto Social Len XIII, Madrid.4 FUNDACIN FOESSA (1976): Estudios sociolgicos sobre la

    situacin social de Espaa 1975, Euramrica, Madrid, pag. 62.

    5 Para referencias ms amplias sobre este asunto, ver JUANJOS CASTILLO: Emigrantes espaoles: la hora del retorno enPapeles de Economa Espaola, n 4, 1980; GARMENDIA, J.A.(Compilador): La emigracin espaola en la encrucijada. Marco

    general de la emigracin de retorno, Centro de InvestigacionesSociolgicas, Madrid, 1981; CAMPOS NADMAN: Emigracinespaola y crecimiento econmico espaol, 1976; ANGELSPASCUAL: El retorno de los emigrantes, Nova Terra, 19696 Para abordar la tradicin de los informes sociales en Espaa,CAMACHO, J.M.; DEL CAMPO, S.: Social Reporting in Spain.

    A Recent Tradition, EUReporting Working Paper, n 157 DE MIGUEL, J.M. (1994): La Espaa del cambio, en JUREZ,M. (Dtor.) Informe Sociolgico sobre la Situacin Social deEspaa (Foessa V), Fundacin Foessa, Madrid, Volumen I,pp. 1-144.

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    nosotros mismos y cmo formamos lazos yrelaciones con los dems8 . Vamos haciasociedades cada vez ms multiculturales que nosdefinirn en el futuro en la medida en la queseamos capaces de anticiparlas y de dirigir

    acertadamente los cambios que se prevn.Sociedades caracterizadas, sin duda, por lapresin que ejercern movimientos migratoriosms importantes que los vividos hasta ahora.

    La aparicin de los inmigrantes

    Espaa, por su trayectoria durante el Siglo XX hasido un caso particular en el continente europeo.Su ritmo de acceso a una sociedad industrial ypostindustrial que caracteriza a las sociedadesavanzadas ha tenido una cadencia diferente a lade sus vecinos y ha marcado profundamente laevolucin de su estructura social. Los flujos

    migratorios hacia Europa desde diferentes partesdel mundo comenzaron mucho antes que enEspaa que, en este concreto aspecto, es unarecin llegada. Estos movimientos migratorios hanpuesto en evidencia tensiones en las sociedadesde acogida, tensiones cuya evolucin ha sidodispar, diluyndose unas y aproximndose otrashacia crisis o conflictos abiertos. Utilizamos eltrmino tensin social como estado de lasrelaciones de oposicin u hostilidad latente entregrupos humanos que pueden desembocar o no enuna crisis y precipitar el paso a un conflictoabierto. A poco que nos acerquemos con unacierta curiosidad intelectual al fenmeno de la

    inmigracin, y en especial a la que se haproducido en los ltimos aos hacia Espaa, sepone de relieve las tensiones que provoca en laestructura social y su problemtico engarce conotros fenmenos como la actual coyuntura delocio juvenil. Estas tensiones, que todava noconflictos, se pueden definir como siguen:

    Tensin demogrfica provocada por el crecientevolumen de inmigrantes en zonas muyconcretas de nuestro pas.

    Tensin derivada de la diversidad yheterogeneidad que define el actual fenmenoinmigratorio.

    Tensin relacionada con los parmetros del

    bienestar en el que el ocio define muy bien lasdiferencias de acomodacin (formas en las que

    los inmigrantes y autctonos asumen, asimilan eintegran o se socializan en una cultura del ocio)

    y las desigualdades en su acceso. Tensin relacionada con los itinerarios de

    integracin, de inclusin social y las

    consecuencias percibidas: identidad,pertenencia y asimilacin en el que el ocio juega

    un destacado papel.

    La tensin demogrfica

    La primera de las tensiones y uno de losparmetros de cambio ms evidentes en lasociedad espaola, es la demogrfica. En Espaa

    hace tiempo que se ha superado lo que sedenomina la transicin demogrfica, es decir, el

    paso de un modelo caracterizado por una altanatalidad y mortalidad a una situacin de baja

    natalidad y mortalidad. Pero el modelo queaparece en la actualidad debe tener en cuenta a la

    inmigracin y este modelo se acerca en granmedida al que ha sido dominante en Cataluadurante largos aos. La evolucin demogrfica

    catalana ha estado caracterizada por un bajondice de natalidad (con relacin a los ndices que

    se mantenan en otras partes de Espaa) y unaimportante tasa de inmigracin. Esta evolucin la

    denomina Ana Cabr9 el modelo cataln dereproduccin. En cierta forma, este modelo es el

    que se est trasladando a Espaa. Nuestro pas seha instalado hace algunos aos en un ciclodemogrfico regresivo adoptando una natalidad y

    fecundidad muy bajas por debajo del umbral dereproduccin pero, al mismo tiempo, los flujos

    migratorios del exterior empiezan a ser muyimportantes en algunas zonas de nuestro pas y a

    compensar el bajo crecimiento vegetativo. En laciudad de Madrid, por ejemplo, el incremento de

    poblacin que registra el ltimo censo se debe alaporte de efectivos de inmigrantes de los ltimos

    cinco aos10. De hecho, a las bajas tasas de

    8 GIDDENS, A. (2000): Un mundo desbocado, Taurus, Madrid,p. 30.

    9 CABR, A. (1989): La reproduci de les generacions

    catalanes (tesis doctoral), Universidad Autnoma deBarcelona.10 DEPARTAMENTO DE ESTADSTICA (2002): Poblacinextranjera en el padrn municipal de habitantes a 1 de enerode 2002 (Documento de trabajo), Ayuntamiento de Madrid.

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    natalidad se une el que la ciudad de Madrid tieneun saldo migratorio negativo para los residentesde nacionalidad espaola: pierde poblacinautctona. Esta circunstancia se ha vistocompensada por la notable afluencia de poblacin

    fornea principalmente desde 1998.Dentro de este marco demogrfico, el fenmenomigratorio es relativamente reciente, al menos enlas cifras que se dan actualmente. En Espaa seha producido un incremento constante de lapoblacin extranjera residente que ha sidoespecialmente significativo desde mediados de losaos 90 como se aprecia en el siguiente grfico.

    Grfico 1

    Evolucin de la poblacin extranjera en Espaa en

    efectivos totales

    Fuente:Anuarios Estadsticos de Extranjera, varios aos,Delegacin del Gobierno para la Extranjera y laInmigracin y elaboracin propia.

    No obstante, tenemos una presin migratoria quees la mitad de la que se produce en el conjunto deEuropa, aunque en la percepcin de los espaolesse aprecie que es superior a la deseable. En

    nuestro pas, el porcentaje de extranjeros no llegaal 3% mientras que en Europa11 esta presin seestima en el 5% con unas importantes diferenciasdesde Grecia con el 1,6% hasta Luxemburgo queposee un volumen de poblacin no nacional quellega al 35%. En el caso de Espaa, el porcentajede extranjeros es el que nos proporciona lasestadsticas oficiales del Ministerio del Interior quese refieren a extranjeros con tarjeta de residenciaen vigor, que son de los que podemos hablar conun cierto conocimiento. No obstante, se calculaque existe aproximadamente un 30% ms deextranjeros no regularizados o ilegales para estasestadsticas oficiales. Estas discrepancias entre

    cifras oficiales y la realidad no son tan evidentes

    en el caso de los Ayuntamientos cuyo padrncontinuo permite recoger a los residentes realesms all de su situacin legal. Por ejemplo, losdatos para la Comunidad de Madrid a 31 dediciembre de 2001 proporcionadas por el

    Ministerio del Interior, otorgan a nuestraComunidad una poblacin extranjera con permisode residencia de 231.295 personas a las quehabra que aadir 8.325 estudiantes con permisode estudios. El padrn del Ayuntamiento deMadrid recoge unas cifras en la misma fecha ysolo para el municipio de Madrid, de 283.384personas extranjeras. Seis meses despus, estacifra se elevaba a 330.000 individuos. La diferenciaes, como se aprecia, muy notable. Por ello, elmbito local sera el que ofrecera cifras msajustadas a la realidad y el idneo para abordarpolticas de integracin consecuentes con larealidad que se vive.

    Grfico 2

    Evolucin de la poblacin extranjera en el

    municipio de Madrid en efectivos totales

    Fuente: Poblacin extranjera en el Padrn Municipal deHabitantes, a 1 de enero de 2002 y Poblacin extranjera a

    1 de julio de 2002, Departamento de Estadstica,Ayuntamiento de Madrid, y elaboracin propia.

    La diversidad y heterogeneidad del fenmenomigratorio

    Las cifras globales de inmigracin que estamoscomentando ocultan una realidad mucho mscompleja de convivencia y de integracin depersonas de diferentes edades, culturas, origentnico o de diferentes generaciones. La segundatensin se configura por la diversidad yheterogeneidad de la poblacin inmigrante. No sonun grupo homogneo y su caracterstica ms

    acusada es la diversidad, rompiendo el molde alque los medios de comunicacin quieren confinarla enorme variedad que produce la inmigracin.

    11 EUROSTAT.

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    Esta diversidad, que malvive entre nosotros, no sepercibe por la mayora de nuestros conciudadanosy conciudadanas como una gran riqueza sinocomo fuente de problemas y de tensiones.Una de las notas caractersticas de la inmigracin

    hacia Espaa desde 1998 est relacionada con unasentamiento muy dispar en el territorio. Laatraccin de los ncleos de poblacin msdesarrollados, su asentamiento temporal en laszonas de produccin agrcola intensiva en manode obra no cualificada, los itinerarios de entradaen la pennsula, producen asentamientos muydispares tanto si nos referimos a los efectivostotales de inmigrantes como a susparticularidades. Si nos atenemos a Madrid, elnmero de efectivos extranjeros residentes se haduplicado cada dos aos desde 1998. Laevolucin de la inmigracin en el conjunto deEspaa ha sido tambin significativa pero, por las

    cifras que manejamos, con ritmos ms pausadosque los registrados en el municipio de Madrid.Actualmente en la ciudad de Madrid, la poblacinextranjera supone el 11% del total de poblacin(recordemos que en Espaa no llega al 3%) y entre

    los jvenes entre los 20 y los 29 aos se acerca al20%. Esta presin inmigratoria es importante para lapoblacin madrilea pero es an ms intensa paralos jvenes autctonos o nativos. Si nos atenemos alas cifras de distribucin territorial de la poblacinextranjera que recoge el grfico 3, observamos queen algunas zonas de Madrid como el distrito Centro,los jvenes inmigrantes representan el 40% detodos los jvenes del distrito. Esta circunstanciaconvierte a este territorio en un foco de conflictopotencial dado que, adems, es la zona que albergauno de los itinerarios tradicionales de ocio de lapoblacin joven.

    Grfico 3

    Porcentaje de poblacin extranjera en los distritos del municipio de Madrid, entre los jvenes (15 a 24 aos)

    y entre la poblacin total (1 de julio 2002)

    Fuente: Departamento de Estadstica del Ayuntamiento de Madrid y elaboracin propia

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    La estructura por edades de la inmigracin queactualmente reside tanto en Espaa y como enMadrid y la evolucin que ha sufrido en los ltimosaos, nos sita ante otra de las dimensiones quehay que tener en cuenta para abordar el fenmenode la inmigracin: la convivencia en un mismoterritorio de distintas generaciones de inmigrantes,con necesidades, intereses y perspectivas deintegracin muy diferentes. Esta heterogeneidadno hace referencia solo a valores ycomportamientos ligados a componentesculturales y/o religiosos, sino a la presencia de unaestructura de edades muy similar entre losdiferentes grupos tnicos no comunitarios peroque refleja la existencia de generaciones cada vezms abiertas y amplias. Si el principal grupo deinmigrantes se encuentra en las edades msactivas y fecundas (entre los 25 y 44 aos) ello noes bice para que se deje sentir una mayorpresencia de nios, adolescentes y jvenes.Reagrupamiento familiar, formacin de nuevasfamilias y acceso a nuestro pas de un nmerocreciente de adolescentes y jvenes noacompaados son algunas de las causas delprogresivo mayor peso de la poblacin extranjeraen las edades ms tempranas.Otra dimensin que debemos tener en cuenta serefiere al origen de los inmigrantes que handirigido sus pasos hacia Espaa en la ltimadcada. La inmigracin africana, sobre todo delMagreb, ha desplazado a la Latinoamericanacomo colectivo principal de inmigracin y hareducido el peso de los residentes provenientes dela Unin Europea. Hasta 1996, ms de la mitad delos extranjeros en Espaa procedan de nuestro

    continente. Desde esa fecha, los africanos ylatinoamericanos son los grupos de mayorpresencia en nuestro pas. Durante los ltimosaos, aunque todava de forma tmida, se observauna tendencia a la diversificacin de los lugares deorigen de la poblacin extranjera residente tantoen Espaa como en el caso particular de Madrid.La presencia de africanos se deja notar sobre todoen las edades ms jvenes, donde ya ocupan elprimer puesto en porcentaje del total deinmigrantes en esas edades (menores de 16 y de16 a 24). La presencia de inmigrantes de la UninEuropea, por el contrario, se concentra en lasedades ms tardas asumiendo que es unainmigracin fundamentalmente de descanso y ocioy ha reducido sensiblemente su peso entre lapoblacin extranjera residente en Espaa, aunquetodava constituye el colectivo de mayor presenciaen nuestro pas. Mientras, los extranjeros de origenasitico y de Europa del Este mantienenporcentajes similares a lo largo del tiempo y supeso relativo en el contingente total de inmigrantesno sufre grandes alteraciones.En la ciudad de Madrid, al contrario que en elconjunto de Espaa, el principal colectivo deinmigracin son los latinoamericanos debido a quesu llegada se realiza principalmente por va area yel aeropuerto de Barajas es el principal puerto deentrada de Latinoamrica en Espaa. No obstante,el colectivo de africanos va ganando terrenopaulatinamente y ello est alterando la percepcinque tenemos de los inmigrantes y las formas deasumir su presencia en los lugares y territoriosdonde se produce una convivencia ms estrecha.

    Grfico 4Porcentaje de extranjeros de cada regin en cada grupo de edad en Espaa a 31/12/2001

    (En porcentaje de los efectivos en cada grupo de edad)

    Fuente:Anuario Estadstico de Extranjera 2001, Delegacin del Gobierno para la Extranjera y la Inmigracin y elaboracin propia.

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    Bienestar, ocio y trabajo

    Los inmigrantes se dirigen a nuestro pas con el

    afn de mejorar su situacin personal y la de su

    familia y alejarse de perspectivas de vida, de

    progreso y de prosperidad ciertamente limitadas.Pero de cmo conciben el bienestar al que

    aspiran, cmo se enfrentan al bienestar alcanzado

    por la sociedad espaola, como lo integren en sus

    formas de vida y qu importancia concedan a sus

    componentes, podemos estar hablando de

    procesos de integracin y de futuro muy

    diferentes.

    Los componentes del bienestar son mltiples y

    variados segn la cultura de la que partamos. Sin

    embargo, existe un acuerdo bsico en considerar

    que el nivel de renta, las condiciones en las que la

    vida se desenvuelve y la calidad del medio

    ambiente nos pueden aproximar a una percepcin

    adecuada del bienestar12. Estos componentes

    tienen gran importancia para definir los procesosde integracin o inclusin. Porque los inmigrantes

    no conceden la misma importancia a estos

    elementos que los espaoles y es aqu donde se

    produce la tercera de las tensiones. El nivel de

    renta es, para los inmigrantes, uno de los objetivos

    prioritarios pues es la base de la prosperidad

    deseada y la clave para conseguir unas

    condiciones de vida acordes con sus expectativas

    de progreso. Acuden all donde existen

    posibilidades de obtener una renta, con afn de

    superacin y la ambicin que gua a los que

    pretenden iniciar una nueva vida.En las sociedades occidentales uno de los

    elementos bsicos a la hora de concebir y valorar

    las condiciones de vida es el tiempo disponible

    para el ocio y las formas de utilizarlo. Este ocio ha

    sido objeto, a menudo, de un inters preferente

    para describir o dibujar algunas caractersticas de

    la estructura social. Tanto Veblen13 como Norbert

    Elias y otros autores, han dirigido su atencinhacia el ocio porque lo consideraban un parmetroimportante en el estudio de las sociedades. Novamos a trasladarnos hasta estos autores, sinosimplemente sealar la importancia que ha tenido

    y tiene el ocio para el anlisis de la sociedad y elascenso que ha experimentado hasta convertirseen uno de los ejes articuladores de la sociedad deconsumo y referente bsico en la vida de los y lasjvenes espaoles.La distancia entre la concepcin del ocio deVeblen y la asimilacin al ocio de la actualsociedad est muy bien reflejada en un texto dePascal Bruckner14. Dice este autor francs queantao el ocioso intentaba tomar sus distanciasrespecto al universo mezquino del trabajo y delenriquecimiento. Su propsito estribaba menos enuna denuncia de la moral burguesa que enabstenerse de ella, y se distingua de la sociedad

    atareada no haciendo nada. En nuestra poca, enla que los signos del trabajo y del ocio seconfunden, surge un nuevo tipo humano, el ociosohiperactivo, siempre al acecho, lanzado al asaltode la Babilonia de la diversin. .... Distraerse hoyen da es una obligacin: no slo un entreacto querompe la pesadez del trabajo sino potencialmenteel nico tiempo de referencia que modela enprofundidad el ritmo de nuestras existencias. Elocio no es pereza y menos an esa paz esencialde las profundidades del ser que propugnabaValry. Se traduce en la imposibilidad de estar sinhacer nada. Hasta en los momentos de descansoel hombre moderno sigue siendo un trabajador sin

    trabajo y forma ese hbrido paradjico: ociosoinquieto, gozador estajanovista y epicreodesbordado.El consumo de ocio, en muchas ocasionescompulsivo, que seala este autor como signo delos actuales tiempos, refleja la distancia quesepara al ocio como tiempo de descanso del ociocomo conjunto de ocupaciones a las que puedededicarse un individuo despus de haberse libradode todas sus obligaciones profesionales, familiareso sociales y la cercana al negocio como tiemporentable en virtud de las necesidades e intereseseconmicos y culturales de los individuos que loalientan (los productores del ocio consumible).

    12 Estas dimensiones del bienestar, han sido tratadas en el librode Philippe Saint-Marc: La socializacin de la naturaleza, Edit.Guadiana, Madrid 1972.13 VEBLEN, Th. (1974): Teora de la clase ociosa, FCE, Mxico:ELAS, N. (1993): La sociedad cortesana, FCE, Mxico; ELAS,N.(1992): Deporte y ocio en el proceso de civilizacin, Mxico,FCE; LAFARGUE, P. (1991): El derecho a la pereza,

    Fundamentos, Madrid.; RUSSEL, B. (1989): Elogio de laociosidad, Edhasa, Barcelona.; ADORNO, Th.W. (1984): CrticaCultural y sociedad, Sarpe, Madrid; MARCUSE, H. (1972): El

    hombre unidimensional. Ensayo sobre la ideologa en lasociedad industrial avanzada, Seix Barral, Barcelona.

    14 BRUCKNER, P. (1999): La tentacin de la inocencia, Edit.Anagrama, Barcelona, Pg. 57.

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    Tanto si consideramos el ocio como tiempodisponible como si pensamos en tiempo ocupadode no trabajo, de lo que no cabe duda es que elocio forma parte sustancial de nuestra vida y estacircunstancia no se ha producido en la sociedad

    espaola hasta poca muy reciente. La generacinde nuestros abuelos fue socializada en lacentralidad y la tica del trabajo15. Tal es as queno saben muy bien que hacer con su ocio. Esa eratambin la concepcin de vida que tenan losemigrantes espaoles. La emigracin espaolaestaba basada en la lgica del trabajo y delesfuerzo para conseguir medios econmicos queles permitieran retornar en mejor situacin y conunas ms claras perspectivas de futuro. Aparece,posteriormente, una siguiente generacin queaprendi a desear un ocio escaso, ya que fuesocializada en la importancia de gozar de un ciertoocio, pero a la vez tena que reivindicarlo frente a

    sus padres que no acababa de aceptar estecambio cultural. Finalmente, la actual generacinde jvenes est siendo socializada en lacentralidad del ocio y se permite mucho ocioporque, al menos en parte, la anterior generacinproyecta sus deseos insatisfechos sobre la nuevageneracin. Pinsese que esta tica del trabajomuy presente en las generaciones pretritas haestado muy influida por una lgica racionalista conla que Freud manifestaba, por ejemplo, que lafelicidad debe ser subordinada a la disciplina deltrabajo como una ocupacin a tiempo completo, ala disciplina de la reproduccin monogmica, alsistema establecido de la ley y el orden por lo que,

    conclua, la libre gratificacin de las necesidadesinstintivas del hombre es incompatible con lasociedad civilizada: la renuncia y el retardo de lassatisfacciones son los prerrequisitos delprogreso.16 La actual relacin entre trabajo y ocio,la felicidad e infelicidad de los seres humanos, elafn de bienestar frente al progreso nos sitan encircunstancias diferentes a las que Freud atribualas necesidades y requisitos de la sociedad quedescriba.Las tres generaciones que he mencionadoanteriormente quedan muy bien retratadas en un

    trabajo basado en las llamadas experienciasoptimas en las que se comparan la preferencia delos valores asociados al trabajo con los valoresasociados al ocio, en una regin muy desarrolladadel norte de Italia. Los investigadores observaron

    profundos cambios acaecidos en un grupo familiarde tres generaciones: la primera generacin, la delos abuelos, que haban llegado a la vida adulta enlos aos 30, mencionaba un 58% de experienciassatisfactorias asociadas al trabajo y un 16% alocio. La siguiente generacin, la de los padres, sesita en un punto de equilibrio, con un 41% desatisfacciones asociadas al trabajo y un 44% alocio. En cambio la tercera generacin, la de losnietos que llegan a la vida adulta en los 90, asociael 70% de las satisfacciones al ocio y solo un 19%al trabajo17.Podemos pensar que este modelo generacional sepuede aplicar tambin a los inmigrantes solo que

    con una generacin de retraso. La actualgeneracin de inmigrantes, fundamentalmentepersonas entre los 24 y 44 aos, vienen a nuestropas con perspectivas de conseguir un empleo queles permita no solo subsistir sino conseguir unahorro bien para enviar a su pas de origen bienpara mejorar sus condiciones de vida en Espaa.Al mismo tiempo, entre los inmigrantes de primerageneracin se encuentra tambin poblacinadolescente y joven que lleva incorporada esalgica del trabajo y esfuerzo para mejorar susituacin pero que al mismo tiempo se enfrenta ala importancia que conceden al ocio los jvenesespaoles, a la gran oferta de ocio que existe, a la

    disposicin de tiempo libre suficiente para accedera l pero no capacidad econmica para disfrutarloni la disposicin cultural para asimilarlo de lamisma forma que lo hacen los jvenes autctonos.La segunda generacin de inmigrantes quevinieron aqu muy pequeos y que han crecido yse han socializado en nuestra cultura, mantienenun equilibrio entre trabajo y ocio muy semejante alque poseen las personas de la generacin denuestros padres. Los inmigrantes de tercerageneracin que han nacido aqu asumencomportamientos de ocio muy parejos a los

    15

    COMAS, D. (1995): La familia espaola y las drogas: unaperspectiva generacional En AAVV (1995). Actas congresonacional Proyecto Hombre, Vitoria: Proyecto Hombre.16 Citado por MARCUSE, H. (1968): Eros y Civilizacin, SeixBarral, Barcelona, Pg. 17.

    17

    FAVE, A. y MASSIMINI, F. (1998), La modernizacin y loscontextos cambiantes de flujo en el trabajo y el ocio, enCSIKSZENTMIHALYI, M. y S. (1998), Experiencia optima.Estudios psicolgicos del flujo de la conciencia, Bilbao,Descle de Brouwer.

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    jvenes occidentales pero con muchoscondicionantes sobre todo sociales y culturales,porque sus padres se han educado en la lgica delesfuerzo y el trabajo para salir adelante a costa dedisfrutar de muy poco ocio y, por otro lado,

    transmiten el deseo a sus hijos para que gocen delocio que se les ofrece pero tambin como unaforma de asumir las pautas de la sociedad deacogida.

    La incorporacin de los inmigrantes

    La cuarta tensin se produce por las diferentesformas de integracin y aceptacin de losinmigrantes en la sociedad espaola y por susdiversas perspectivas de vida en nuestrasociedad. El ocio y la forma de abordarlo eintegrarlo se encuentra, una vez ms, presente deforma ineludible en estos procesos.

    La emigracin espaola al exterior, sobre todo laque tuvo su destino a Europa, tena sus miraspuestas en el retorno. No era una emigracinpermanente. De hecho, durante el primerquinquenio de los aos 70, volvi a Espaaaproximadamente el 78% de los que haban salidoen la dcada anterior, la de mayor intensidadmigratoria de nuestra historia. Su integracin enlas sociedades o comunidades receptoras erainstrumental y coyuntural. El aprendizaje delidioma y las relaciones establecidas con sucomunidad eran circunstanciales, en tanto encuanto pudieran obtener ventajas para alcanzarsus objetivos.

    Una parte muy sustancial de la inmigracin ennuestro pas, aunque faltan estudiospormenorizados sobre esta cuestin, tiene unaperspectiva de cierta permanencia hasta tanto nocambien las condiciones sociales, polticas oeconmicas de sus pases de origen18. Sinembargo, no sabemos con certeza si esto es as.Cuando se ha incorporado esta cuestin en algnestudio local, las respuestas apuntan a un deseomanifiesto de permanencia. Pero cabe preguntarsesi esto se debe a que los inmigrantes asentadosen una comunidad pequea valoran antes laconveniencia de sus respuestas que susverdaderos deseos o es un mero reflejo de

    deseabilidad social. Si nos desplazamostemporalmente a lo que ocurri con la emigracinespaola, parece evidente que adems del deseode retorno, este se produjo ligado a los vaivenesde los ciclos econmicos y de la planificacin

    indicativa a travs de los Planes de Desarrollo quese pusieron en marcha en nuestro pas acomienzos de los 60 antes que a un impulsoinaplazable por volver a su tierra o a una decisinpremeditada antes de salir.Por ello, los proceso de integracin son variados yse atienen a otros parmetros diferentes a los deasimilacin e identificacin con la sociedad deacogida. Es una integracin instrumental ms queidentitria, que se enfrenta, en muchas ocasiones,con la percepcin de que los otros debenadaptarse y asumir el modelo de sociedad que lesacoge. La heterogeneidad cultural comocaracterstica de las sociedades actuales entra en

    abierta o permanente contradiccin con lapretensin de uniformar el mundo normativo y devalores de las sociedades constituidas ennaciones. El ideal se podra resumir en la frmulade un estado, un pueblo, una lengua y unacultura19. Integrarse significa, para muchoscompatriotas, llegar a ser como nosotros, en unmodelo de asimilacin a las formas de vidaespaolas. Esto se aprecia muy bien en el sistemaeducativo donde el modelo de compensatoriatiene por objetivo hacer desaparecer la diferencia,bien por inmersin, bien mediante tratamientosdiferenciados que compensen lo que es percibidocomo un dficit desde el punto de vista de lacultura dominante20.La percepcin de lo diferente es, de esta manera,sintomtica de la presin social a la uniformidad ya su identificacin con aquellos valores, pautas ynormas que dan seguridad e identifican a losautctonos. Debemos considerar entonces que losprocesos de integracin tienen que tener encuenta las caractersticas diversas que presentanlos inmigrantes y en los que se prime latransferencia cultural entre ambas comunidades

    18 Cfr. Plan para la integracin social de la poblacin inmigranteen Navarra.

    19 COLECTIVO IOE (1999): El desafo intercultural. Espaolesante la inmigracin en AA.VV., La inmigracin extranjera enEspaa. Los retos educativos, Coleccin de Estudios Sociales,

    1, Fundacin La Caixa, Barcelona.20 GARCA ARMESTO, S. (2002): Multiculturalidad y educacinintercultural en los centros adscritos al Convenio de Lavapis.Informe de Investigacin, Ayuntamiento de Madrid-Comunidadde Madrid.

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    que despeje el camino hacia una verdaderatransculturalidad.Pero la experiencia espaola en los procesos deintegracin de otros pueblos no ha tenido en

    cuenta este importante matiz. Pondremos un

    ejemplo de lo que decimos. Durante aos, lasmigraciones espaolas interiores fluyeron hacia laszonas de mayor desarrollo industrial,especialmente Catalua y el Pas Vasco. EnCatalua, solo el 25% de los catalanes cuentancon sus cuatro abuelos nacidos en Catalua 21. En

    trminos generales, los inmigrantes del resto deEspaa en Catalua saban que llegaban paraquedarse, que sus descendientes iban a ser tancatalanes como los dems, que ellos mismostenan en la adopcin de la catalanidad susmejores oportunidades de ascenso social yeconmico22. El proceso de asimilacin que se

    encuentra en el origen de esa coyuntura prim la

    base identitaria en detrimento de la tnica pero,an as, el objetivo de la integracin fue laadopcin de formas de vida, cultura y smboloscatalanes como medio para alcanzar el progresosocial y la prosperidad a la que aspiraban. Sinembargo, es eso hoy da posible o conveniente ose puede plantear as los procesos de integracin

    de los inmigrantes extranjeros?

    Algunos parmetros del ocio de los jvenesinmigrantes

    Hoy da sabemos que las grandes satisfaccionesde la generacin ms joven no estn situadas en

    obtener un buen trabajo sino en un ocio suficiente.Podemos ver en las ltimas encuestas realizadaspor el Centro de Investigaciones Sociolgicas enlos ltimos aos como se produce una crecientepercepcin del ocio como un aspecto importanteen la vida de los jvenes23, relacionado con elavance de lo que se han llamado valorespostmaterialistas, descritos por Ronald Inglehart

    como:

    Bsqueda de bienestar personal y de calidad de

    vida.

    Rechazo a las normas sociales y a los

    imperativos morales y jerrquicos para primar la

    eleccin individual para alcanzar ese bienestar

    subjetivo.

    Un reciente estudio realizado entre los y las

    jvenes de Madrid muestra bien a las claras la

    preeminencia y el inters que despierta el ocio con

    relacin a su preocupacin por cuestiones de

    mayor transcendencia para su vida. Las

    prioridades que sealan los jvenes como grupo

    son un fiel reflejo de las preocupaciones de la

    sociedad madrilea, aunque con los matices que

    incorporan su condicin de jvenes. Estas estn

    determinadas por el empleo, la vivienda, la

    educacin/formacin, el ocio y la salud. Sinembargo, su preocupacin personal se relaciona,

    casi en exclusiva, con los problemas de trabajo,

    profesin y empleo. Si los problemas antes citados

    son los que les preocupa cuando se trata de

    identificar los problemas de los y las jvenes,

    estas prioridades se rompen cuando abordamos

    los problemas que ellos detectan para s mismos.

    En este caso, el nico problema realmente

    importante est relacionado con la consecucin de

    un empleo estable porque saben que es el

    principal medio para alcanzar otras metas.

    Ahora bien, si se pregunta a esos mismos jvenes

    por las actividades o servicios que se echan en

    falta en su entorno ms prximo, sus respuestas

    espontneas no hacen referencia a los problemas

    que han mencionado con anterioridad sino a un

    conjunto de servicios y recursos ligados,

    fundamentalmente, al ocio y al tiempo libre y a los

    espacios propios de convivencia y de relacin.

    Todo esto quiere decir que lo que desean tiene

    que ver, ante todo, con valores relacionados con el

    ocio y un determinado estilo de vida. La

    conclusin entonces es contundente: a los jvenes

    les preocupa el trabajo (un bien escaso) pero les

    interesa el ocio (un bien abundante) y sus vidas seadaptan permanentemente a esa realidad.

    21 EUDOX (1999): La imagen de Catalua en Espaa (Edicinelectrnica en www.cathoy.com).22 BRU DE SALA, X. (1999): Poblacin, identidad y conflicto en

    Varios Autores, Espaa-Catalua, un dilogo con futuro,Planeta, Barcelona.23 DEL PINO, J. ; DUASO, A. y CASSINELLO, (2001): Prcticasde ocio, cambio cultural y nuevas tecnolgicas en la juventudespaola, Madrid, CIS.

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    Sin embargo, si esto es as como visin general de

    lo que ocurre en Espaa, la preeminencia del ocio

    no es vivida de igual manera por todos los y las

    jvenes de la misma forma que la percepcin del

    ocio y la relacin con el trabajo no se instala

    homogneamente entre la poblacin de

    inmigrantes. Realmente no sabemos si la

    centralidad del ocio que han puesto de manifiesto

    los y las jvenes madrileos y espaoles se ha

    incorporado de igual manera entre los inmigrantes

    jvenes y si su inters principal se desplaza hacia

    otros componentes del bienestar ms acuciantes

    para ellos, ocupando el ocio un lugar secundario

    entre sus prioridades.

    Sabemos desde Keynes que la sociedad de

    consumo es la bsqueda de un punto de equilibrio

    entre el tiempo dedicado al trabajo y el tiempo

    dedicado al consumo que, en gran parte, es

    consumo de ocio. No obstante, el equilibrio global

    alcanzado en los pases ms avanzados entreproduccin y consumo, que podemos considerar

    equivalente a un equilibrio entre trabajo y ocio,

    enmascara profundas desigualdades entre jvenes

    y adultos, entre inmigrantes y autctonos, entre

    mujeres y hombres, etc. Pero, adems, no existe

    un concepto de ocio compartido por todos la

    poblacin joven. Factores como el gnero, la

    actividad, el origen tnico, la edad y

    especialmente los valores condicionan la

    percepcin del ocio. Tiempos, espacios y

    contenidos son muy diferentes entre los y las

    jvenes de nuestras ciudades, dando lugar a

    distribuciones del tiempo muy desiguales, estilos

    de ocio diferentes e itinerarios personales muy

    diversos. En esta cuestin, existen tantos tipos de

    ocio como de modelos de valores y de actitudes

    asociadas al mismo.

    El consumo de ocio entre estos jvenes ha

    aumentado de forma imparable en los ltimos

    aos, precisamente cuando se incorporan las

    generaciones de jvenes espaoles que cuentan

    con un menor nmero de efectivos encomparacin con las anteriores. Dedican al ocio

    dos veces ms tiempo que en la dcada anterior y

    Grfico 5

    Comparacin entre los aspectos que los jvenes consideran prioritarios, la percepcin de los problemas a

    nivel personal y los servicios que consideran necesarios en su distrito

    Fuente:Ayuntamiento de Madrid

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    se estima que utilizan una media de 35 horassemanales24. Esto significa que existe un mayorconsumo per capita entre los jvenes espaolesal mismo tiempo que los jvenes inmigrantes desegunda y tercera generacin empiezan a asumir

    algunas pautas de consumo de los espaolescompensando, como en otros aspectos, losreducidos efectivos de consumidores jvenes.Pero al mismo tiempo que existe un mayorconsumo de ocio en la poblacin joven sucapacidad para obtener una renta suficiente queles permita hacer frente a ese mayor consumo y aun proyecto de vida independiente y autnomo, hadisminuido. Los jvenes espaoles con la mayortasa de paro de Europa, se encuentran en unasituacin compleja, que incluye el desempleo, latemporalidad, los horarios excesivos, lafragmentacin de las posibilidades de empleo,itinerarios de formacin y empleo muy dispares,

    etc. y una indudable proteccin familiar que lespermite sortear todas estas dificultades sin tenerque renunciar a un buen nivel de ocio y deconsumo, circunstancia esta ltima que no seproduce entre los jvenes inmigrantes. En palabrasde Martn Serrano25 actualmente, los puestos detrabajo que proporciona el sistema laboral durantela juventud, financian en mayor medida, ladependencia que la emancipacin. Los empleosque consiguen los y las jvenes sirven, sobre todo,para sufragar una parte de los gastos generadospor la prolongacin de la formacin reglada y porun mayor consumo de ocio y as permanecer enlos hogares de origen sin detraer una parte de sus

    ingresos para destinarlos a una vivienda. Losjvenes han reducido su capacidad deemancipacin porque han reducido su capacidadde cubrir sus gastos26.La cobertura que puede proporcionar la familia noes la misma para los inmigrantes que para los ylas jvenes espaoles y la posibilidad de consumode ocio con los standares sealados por elmercado disminuye significativamente. Lasconsecuencias de esta situacin son notables conevidentes desigualdades en el acceso al ocio parael conjunto de la poblacin joven. La diversidad deopciones de ocio entre la poblacin joven tanto

    autctona como inmigrante deja traslucir unasdiferencias que, en gran medida, se hanconvertido en verdaderas desigualdades. Si ladiferencia y la diversidad deben ser respetadascomo opciones legtimas y necesarias, las

    desigualdades son siempre fruto de la injusticia ynunca deben considerarse necesarias nitolerables. Uno de los grandes retos de la reflexintica y de la accin poltica del futuro ser evaluar,en las relaciones interculturales, qu elementosson expresin de diferencias y cuales son dedesigualdad27.Espacios culturales y de ocio segregados yaislados forman parte no solo de las diferenciascomo consecuencia de la diversidad cultural sinoque tambin es el resultado de profundasdesigualdades en la integracin y en los recursosdisponibles. Estos dos factores se encuentran enel origen de la creacin de espacios segregados

    de ocio que no se atienen a los parmetroscomerciales convencionales (parmetros en losque se han socializado las nuevas generaciones)como espacios propios que cumplen funciones decompensacin, seguridad e identidad. Al mismotiempo, a muchos jvenes espaoles ese ocioconsumista no les llena ni les apasiona y tampocopueden acceder a el, reduciendo sus alternativas aactividades de bajo coste proporcionadas bien porun mercado emergente bien por las propiasinstituciones o por la organizacin espontnea deespacios propios de ocio. Este proceso deconvergencia en el que se manifiestandesigualdades reales en el acceso al ocio y en la

    utilizacin de espacios propios entre los jvenesautctonos como entre los inmigrantes estprovocando una interaccin ms estrecha entreunos y otros. Esto lleva consigo el que se estproduciendo, aunque todava de forma incipiente,un fenmeno de confluencia en el que los jvenesinmigrantes y autctonos comparten los espacioscreados por los primeros y a los que puedenacceder por su bajo precio, por su diversidad ypor el atractivo que despierta lo diferente,provocando espacios de ocio interculturales nopremeditados. Emerge de esta manera un procesode bsqueda y aprendizaje de formas de ocio no

    24 MARTN SERRANO, M.; VELARDE HERMIDA, O. (2001):Informe Juventud en Espaa 2000. Injuve, Madrid.25 Ibid, pg. 21.26 Ibid.

    27 TERRICABRAS, Joseph Mara: Valores y jvenes ante lainmigracin, en Curso de Formacin para profesionales sobrePolticas de inmigracin en Catalua, Institut Catal de laMediterrnia.

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    consumista en la que los jvenes inmigrantestienen mucho que decir.Sin embargo, existe el riesgo de culturizarexcesivamente esta cuestin y olvidarnos de losprincipales problemas de la poblacin inmigrante

    joven. La interculturalidad como estado avanzadode las relaciones intertnicas puede convertirse enun simple intercambio folclrico de costumbres yformas de vida despojando a las dificultades ydesigualdades de integracin de su verdaderoalcance econmico y poltico. Tiene razn elcolectivo IOE28 cuando afirma que las polticassociales estn destinadas al fracaso si no logranintervenir de forma favorable sobre los factoresque limitan el acceso de las minoras a losrecursos econmicos (empleo, prestaciones) y a laplena ciudadana (estabilidad jurdica y derechospolticos). Sin tener en cuenta estas cuestiones,hablar del ocio de los jvenes inmigrantes es

    abordar otro factor ms de subordinacin y,quizs, de explotacin de las minoras tnicas.Debemos aprender, por ello, cmo educar lasactitudes y las convicciones para que no se utilicela diversidad cultural como legitimacin de laexclusin social29. No se tratara de poner elacento sobre la diversidad y el hipotticoenriquecimiento que supone sino sobre el hechode ser iguales en dignidad y derechos y en laausencia de discriminaciones. Es importante, porello, generar y potenciar espacios de interrelacinentre inmigrantes y autctonos, en todos losespacios de la vida cotidiana de esta sociedad, enlo laboral, en lo pblico, en lo privado, en los

    lugares de ocio, de participacin ciudadana, etc.orientada a normalizar la presencia de losinmigrantes como un ciudadano ms y quepermita el traspaso de competencias culturalespor ambos agentes.

    A modo de conclusin: espacios, tiempos ycontenidos de ocio

    En este contexto donde las desigualdades deacceso al ocio son palpables, se haceimprescindible promover polticas que tengan encuenta las circunstancias por las que atraviesannuestros jvenes tanto autctonos como

    inmigrantes. Porque, en esta cuestin del ocio las

    diferencias entre unos y otros no son tansustanciales como para apostar por polticas de

    aceptacin de la segregacin. Quizs los tres

    mbitos donde se puedan desarrollar polticas de

    integracin con posibilidades de superacin de losmarcos culturales propios, son los siguientes:

    1. Con relacin a los espacios de ocio

    La actual coyuntura de la utilizacin de los

    espacios y la percepcin que tenemos de ellos,

    sugiere la necesidad de apostar por estudiarms detenidamente su distribucin y utilizacin

    incorporando los conocimientos e instrumentosdesarrollados por la psicologa y la sociologa

    ambiental con el fin de actualizar la concepcin

    de los espacios pblicos y privadosrelacionados con el ocio. Esto nos dara

    informacin bsica para reconsiderar losespacios de convivencia y la percepcin de losespacios de intercambio, de relacin y de ocio.

    En estas consideraciones debemos incluir losprocesos por los que, actualmente, se estn

    definiendo y construyendo los espacios de

    nuestra ciudad30:

    La primera de las manifestaciones de formacin

    de espacios se refiere a la existencia deterritorios definidos en base a la coexistencia

    cultural que muestran elementos de diferentesculturas, unos junto a otros, como islas

    culturales aisladas, pero no se produce unainteraccin orientada al cambio significativa niuna negociacin31. Son espacios multiculturales

    definidos por la presencia segregada de

    elementos culturales independientes y distintos,en los que el ocio se manifiesta como una

    forma ms de esta segregacin. Es un modeloy un espacio que reconoce la diferencia y la

    mantiene por segregacin. Gran parte de los

    espacios de ocio hoy da existentes en Madridmuestran signos evidentes de este proceso de

    multiculturalismo.

    28 COLECTIVO IOE, Op. Cit., pg. 200.29 Ibid.

    30 Para describir este aspecto, hemos utilizado el modelo

    desarrollado por R. Lie en su articulo LIE, R. (2002): Espaciosde comunicacin intercultural, 23 Conferencia AsociacinInternacional de Estudios de Comunicacin Social, Barcelona,21-26 julio 2002.31 Ibid.

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    Otro de los procesos que tambin se estnproduciendo en los espacios de ocio, aunqueen mucha menor medida, es la negociacinintercultural, que se caracteriza por una formaactiva de interaccin entre los elementos

    culturales del espacio. Esta interaccin sepuede definir como la negociacin hacia unaforma dinmica y participativa de hibridez32. Enel espacio de comunicacin se produce unmovimiento hacia el dilogo, la aceptacin y elrespeto mutuo y, por tanto, se puedenidentificar aspectos de este movimiento. Estosespacios son, a menudo, espacios recinconstruidos con fines especficos de juego, deocio y de relacin. En estos espacios, todavamuy escasos, se estn formalizando relacionesde intercambio entre jvenes inmigrantes yautctonos que convergen en sus dificultadesde acceso al ocio comercial.

    El tercer espacio identificado o estado deevolucin es el de transformacinintercultural33 que es, realmente, al quedebemos aspirar. Se trata de convertir losespacios de ocio en espacios hbridosnegociados y participativos. Los diferenteselementos culturales han pasado a serconocidos, aceptados, compartidos y vividospor los diferentes grupos culturales queconviven en un mismo espacio. La fusin haformado una nueva cultura, en un estado detransculturalidad donde la diferencia se vivecomo igualdad.

    2. Con relacin a los tiempos de ocio

    Hemos asistido a cambios significativos encuanto al tiempo disponible, duracin yasignacin temporal de las diversasactividades. La percepcin del tiempo de ocioha sufrido importantes transformaciones desdela anterior a la actual generacin. La aparicindel fin de semana (que comprende el sbado ydomingo y en gran medida el viernes) como untiempo amplio disponible, no regulado y deocio se contrapone culturalmente al tiempodedicado al descanso reparador de lasanteriores generaciones y al disfrute del

    domingo como nico da de descanso y, siacaso, de ocio. La percepcin de estostiempos disponibles es muy diferente entrepersonas pertenecientes a diferentes culturas.La limitacin del tiempo disponible y la

    consideracin de ese tiempo como dedescanso o de ocio produce un diferenteposicionamiento ante el tiempo. Se priorizanciertas actividades en detrimento de otras yestas se viven con una gran intensidad.

    3. Con relacin a los contenidos del ocio.-

    El ltimo gran apartado se refiere a loscontenidos del ocio. La forma concreta queadopta el ocio juvenil centrado,fundamentalmente, en el fin de semanaprovoca un cierto malestar en un sectorcreciente de jvenes. Las acciones

    institucionales deben entonces tener porfinalidad favorecer procesos alternativos deocio comercial y consumista de fin de semanaincrementando la oferta espacial y las prcticasalternativas para soslayar las consecuencias dela masificacin. Se trata de aumentar la calidady evitar que las ofertas no sean monotemticas.En todo caso, el objetivo no es competir con elocio privado para promover otro tipo de ocioequivalente34. No se trata, por tanto, de facilitarel acceso a las actuales formas de ocio sino deofrecer formas alternativas y variadas de ociono consumista que se haga eco de laspropuestas y necesidades de los y las jvenes

    tanto autctonos como inmigrantes, apoyandoiniciativas basadas en la participacin social deaquellos colectivos que reivindican un ociodiferente.

    32 Ibid.33 Ibid.

    34 COMAS, D. (2000):Agobio y normalidad: una mirada crticasobre el sector del ocio juvenil en la Espaa actual en Revistade Estudios de Juventud, n 50, pp. 9-22.

  • 7/25/2019 Ocio y jvenes inmigrantes

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    Juan Manuel Camacho Grande y Domingo Comas Arnau

    Estudios de Juventud n. 60/0388

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