Papelesde Tribuna la Muralla

Bartolomé Bernal y la restauración del Santuario de la Fuensanta

1Enero 2013

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MURCIANOS ILUSTRES PARA UN SIGLO XX QUE SE FUE

Don Bartolomé Bernal Gallego y la restauración del Santuario de la Fuensanta

En el otoño de 1939, después de la guerra civil y la barbariedesatada por las hordas, ya se ejecutaron obras en el templobajo la dirección gratuita del arquitecto Rafael Castillo. Enabril de 1940 se invirtieron cerca de setenta mil pesetas enconsolidación y trabajos, aunque la tarea más importante deaquel período se iba a ejecutar en la zona exterior aledañaal Santuario. Su artífice fue el miembro de la comisión derestauración creada en aquellos años, don José Alegría Ni-colás, hombre inteligente, generoso y tenaz que hizo el ca-mino de acceso a la casa alta y reconstruyó las cuestastrazando una nueva a consecuencia de esta última mejora.En la parte posterior de la iglesia abrió una vereda y levantóuna serie de edículos correspondientes a los misterios delRosario, así como los del Vía Crucis. Reparó solidamente losmuros de contención del atrio, ensanchando éste. Sobre laelevación del terreno de poniente del templo edificó un altarpara servir de paso final al Vía Crucis y facilitó la subida conuna nueva escalinata entre otras mejoras, como fue el au-mento de caudal de agua de la fuente que da nombre al

lugar.En sesión de mayo de 1950. Se acordó disolver la entidadque tan ardua labor había desarrollado, considerando queera tiempo de dar paso a una nueva junta que acometierala decisiva reforma interior. La disolución de esta primerizacomisión muy bien pudo ser por la desaparición de su miem-bro más eficaz, don José Alegría Nicolás, quien la SantísimaVirgen, sin duda lo recibió complacida en la vida eterna, ago-tado físicamente, en 1948.

SE CONSTITUYE LA NUEVA JUNTA DE RESTAURACIÓN

El 12 de junio de 1950, en el despacho del alcalde de Mur-cia, se celebró una reunión de distinguidas personalidadeslocales, ante quienes el Vicario de la Diócesis, don Juan deDios Balibrea Matás expuso el propósito, aprobado por elPrelado, de proceder a la constitución de una nueva Juntade Restauración, encargada, pues ya se había disuelto la an-terior, de trabajar decisivamente en el empeño de restaurar

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el Santuario, pero con bríos suficientes para elevar la moradade la Patrona muy sobre el nivel de modesta sobriedad enque se albergara hasta antes del vandálico saqueo perpe-trado por las turbas.La propuesta fue acogida con entusiasmo, e inmediatamentela Junta quedó constituida así: Presidente, don José Coy Ce-rezo, como alcalde de Murcia (*Posteriormente lo serían sussucesores en el cargo al igual que en la Diputación Provin-cial); Vicepresidente, don Agustín Virgili que presidía la Dipu-tación Provincial; Tesorero, don Juan López Ferrer, quesignificaba un lazo de continuidad en cierto modo, con res-pecto a la Junta anterior; Vocales, don Ernesto Llamas delToro, don Bartolomé Bernal Gallego, don José Sánchez Mo-reno y don José Miró Bosch; y Secretario, don José BallesterNicolás director del diario “La Verdad”.

Anticipándose ya a la actuación de este grupo de murcianosy en el mismo acto, se hizo saber que, para contribuir a susfines, don José Meseguer Ródenas había entregado un cre-cido donativo; y que se encontraban en curso de ejecucióndos obras importantes: el camarín de Nuestra Señora, paracuyo dorado entregaba doña Ángeles Herrero, de Gascón, elimporte de una valiosa joya de su propiedad; y el trono sobreel que la imagen se asentaría en dicho camarín, costeadopor la camarera de la Virgen, doña María Codorníu, viuda deLa Cierva. Además, don José Ibáñez Martín, ministro a lasazón de Educación Nacional, muy vinculado a Murcia, se

encargaba de donar las vidrieras del camarín previa ágil ges-tión con todos ellos de Bartolomé Bernal Gallego.

En la misma reunión se adoptaron dos acuerdos especiales:nombrar presidente de honor al señor Ibáñez Martín y al Go-bernador Civil, de grato recuerdo para el pueblo murciano,don Cristóbal Graciá. También se hizo constar un voto de elo-gio para la Junta anterior por las intensas y eficaces activi-dades desarrolladas durante su mandato.

EL CONCURSO DE IDEAS

Pocos días más tarde se deliberó acerca de la orientación aseguir para redactar las bases de un concurso de antepro-yectos de restauración del edificio y de sus altares y ornatos.En esto comenzó ya a destacarse la inteligencia preclara yla experiencia dilatada de don Bartolomé Bernal Gallego,como hombre habituado a dirigir empresas de construcción.Para el mayor acierto en formular dichas bases también setuvieron en cuenta los consejos y sugerencias del arquitectojefe del Ayuntamiento de Madrid, don Gaspar Blein.

Difundida la convocatoria por la prensa en Murcia y en Ma-drid, muy pronto tuvo acogida por parte de artistas y empre-sas. Se constituyó un jurado integrado por don Juan de DiosBalibrea, don José Tamés Alarcón, arquitecto de la DirecciónGeneral de Bellas Artes, don Antonio Garrigós Giner, escultor,

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designado por la Comisión Provincial de Monumentos; donErnesto Llamas del Toro, don Bartolomé Bernal Gallego y donJosé Ballester Nicolás como miembros de la Junta.

De diez proyectos que acudieron al concurso ninguno seajustó enteramente a las bases propuestas, por lo cual fuedeclarado desierto el primer premio. Entre todos fue consi-derado de mayor interés y admitido, recibiendo el segundopremio, el de los arquitectos murcianos don Eugenio Bañóny don Damián García Palacios, con la colaboración del es-cultor don Juan González Moreno. Para su ejecución se tu-vieron en cuenta las observaciones formuladas en el acta deljurado, y se iniciaron los preparativos conforme a un plan su-gerido por el señor Bernal Ga-llego y otros miembros de laJunta.

Se hizo indispensable desple-gar una intensa publicidad, lacual dio comienzo sin treguaen radio, prensa, cines y folle-tos ilustrados que difundieronpródigamente la iniciativa y,para emprender las colectasse dirigieron cartas individua-les, solicitándose también laayuda de la Corte de Señorasy de los Caballeros de laFuensanta. Se creó un selloespecial para ser aplicado vo-luntariamente en los docu-mentos que relacionaran alpúblico con los centros oficia-les de la capital.

No existió demora en las subsiguientes convocatorias de con-cursos para ejecutar las obras. Apenas se acordaron las ad-judicaciones se dispuso la instalación de una línea eléctricay de un transformador. Simultáneamente el señor Bernal re-alizaba viajes para estudiar en sus lugares de obtención, lascalidades de los materiales que hubieran de ser empleados,y no cesaba en la supervisión de los trabajos.

En septiembre se expone una maqueta de la parte arquitec-tónica del futuro retablo realizada por el escultor GonzálezMoreno. La ejecución de este proyecto se encomienda des-pués de investigar minuciosamente cerca de varios artífices,al escultor retablista de Granada, don Nicolás Prados López,autor y ejecutor de la espléndida decoración de talla y delsoberbio tabernáculo quien acometió los trabajos en sus ta-

lleres a un ritmo acelerado. La obra se completó con cincomagníficos relieves (1) de que fue autor González Moreno,situados, cuatro de ellos en los muros laterales del presbite-rio y uno en la parte superior del retablo, con “historias” dela Virgen.

Fue aquello el jubiloso trabajo de toda una tropa de obrerosy artífices, poniendo el tesón de sus habilidades, al serviciode la Virgen de la Fuensanta, con el mismo espiritual y entu-siasmo profesional que movió a los artesanos medievales aejecutar las grandes concepciones arquitectónicas de la Igle-sia, hace ocho siglos.

Por iniciativa del Vicario donJuan de Dios Balibrea se pro-puso invitar a familias pudien-tes de Murcia para costearrespectivamente cada uno delos relieves y retablos, te-niendo esta idea una favora-ble acogida, de modo que seefectuó la adopción a estetenor:

La obra escultórica de los al-tares del crucero, respectiva-mente por doña MaríaCodorníu, viuda de La Cierva ypor don Bartolomé Bernal Ga-llego y doña Carmen Pareja deBernal e hijos; la de las capi-llas por don Juan López Ferrery doña Elisa Gómez Gayá, deLópez Ferrer; don Antonio

Muñoz Alemán y su esposa, doña Elvira Armero López deMuñoz e hijos; don Adrián Viudes Guirao y doña Amparo Ro-mero Elorriaga de Viudes; don José Meseguer Ródenas ydoña Victoria Guillamón de Meseguer. Las mesas de altar enpiedra y mármol y las guarniciones talladas de los retablosde las capillas del crucero, por doña Amparo Jordán, viudade don Francisco Meseguer e hijos, Amparo y Joaquín; y pordon Domingo Meseguer Ródenas y doña Ana María BernalPareja, de Meseguer e hijos. Las correspondientes a cadauna de las capillas, por don Ángel Bernal y doña Gloria Ro-mero, de Bernal e hijos; don Teodoro Bernal Gallego y doñaMaría Dolores Salmerón e hijos; don Julio de La Cierva ehijos; y el mismo don Julio de La Cierva en memoria de suspadres, don Isidoro y doña Teresa.

Más tarde se suscitó una cuestión complementaria de con-

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siderable importancia artística. En Murcia existían sendosgrupos de escultores y pintores de la época destacadísimos.Una época de copiosos frutos en el plano de las Bellas Artes.Era preciso completar el decoro del Santuario con unas pin-turas murales que estuvieran a nivel del propósito de sun-tuosidad y exquisitez artística que inspiró la restauración.

Coincidió esto con la presencia accidental en España de unpintor murciano, afincado en París durante décadas y quehabía ganado un prestigio muy sólido paralelamente con lasfirmas mejor estimadas en el mercado de aquella capital delarte mundial. Pedro Flores, a distancia de suelo español,trasladaba al lienzo sus evocaciones y sueños sobre nuestropaisaje y costumbres. Fue elegido, habiéndose desechadootras orientaciones, después de varios tanteos, para animarla cúpula primero y más tarde el testero del coro.

En el mes de enero de 1961 estaban ya terminados e insta-lados los relieves y acabada la cúpula. Al año siguiente seúltimo la del coro. Con la obra escultórica de González Mo-reno que tanto enriquece el Santuario se había celebradouna exposición patrocinada y costeada por la Junta, en lacapilla pública del Palacio episcopal. Muestra que estuvomuy concurrida porque permitió a los murcianos contemplarlas reformas artísticas en su conjunto y en detalle con tododetenimiento y comodidad.

También se instaló en el Santuario la iluminación eléctricabajo estudio y dirección personal en la ejecución, del inge-niero murciano especializado en luminotecnia, don SalvadorPérez Cutillas, director y jefe para Europa de los servicios or-ganizados en la materia por la firma Philips. Pérez Cutillasno quiso percibir retribución alguna, ni siquiera por los gastosde desplazamiento que le ocasionaron los viajes realizadosal efecto desde su residencia de Madrid.

CONSAGRACIÓN E INAUGURACIÓN DEL SANTUARIO

El 20 de abril de 1961, el prelado don Ramón Sanahuja yMarcé procedió a la consagración. Le asistían el Vicario donJuan de Dios Balibrea, don José María Aguilar Areu y donPedro Espallardo, Prefecto y Maestro de ceremonias respec-tivamente del Cabildo catedralicio; con trece seminaristas deSan Fulgencio. Era portador de las reliquias de San Clementey Santa Felicitas el capellán de la Fuensanta, don EnriqueAntolínez. El señor Aguilar, canónigo, celebró el Santo Sacri-ficio al final de la ceremonia y el señor Obispo dio su bendi-ción, concediendo indulgencias.

El domingo siguiente, día 30 de 1961, fue la inauguración,celebrándose un pontifical por el Prelado y asistiendo las pri-

meras autoridades locales y provinciales. Pronunció una elo-cuente oración sagrada el Vicario don Juan de Dios Balibrea,que con intensa entrega había sido, junto a don BartoloméBernal, activo colaborador en la campaña de cerca de treslustros de trabajo, culminada entonces con una solemnidadesplendorosa, quizás la más resonante que habían encerradoaquellos ámbitos a todo lo largo de su historia. Cantó la misala Schola del Seminario Mayor, y al final se entonó un te-deum en acción de gracias por haberse hecho realidad unavehemente aspiración del pueblo de Murcia que, en nutridí-sima muchedumbre de fieles, ocupaba todo el espacio dis-ponible del templo y expandió hacia lo alto la melodía coraldel himno de la Coronación en un clamoroso homenaje depiedad mariana.

La camarera de la Virgen, señora viuda de don Juan de LaCierva, obsequió espléndidamente en su finca “El Pino”, pró-xima al Santuario, a las autoridades, arquitectos, pintor y es-cultor y Junta de la Restauración, con un almuerzo decongratulación por el éxito de las obras acabadas.

LA GESTIÓN ECONÓMICA

Don Bartolomé Bernal expuso al pueblo de Murcia un resu-men informativo de todo lo realizado, pronunciando una con-ferencia en el Aula de Cultura de la Caja de Ahorros delSureste de España (hoy CAM), el día 30 de mayo de 1961.Tenía la conferencia por objeto esencial, dar cuenta de unadilatada y laboriosa gestión. En ella es de señalar el celo dela Junta y de sus miembros, pero con una destacada actua-ción por parte de los señores Balibrea, Comisario de la Virgeny del empresario don Bartolomé Bernal Gallego, atentossiempre a que el dinero confiado por el pueblo tuviera unaadministración escrupulosa, merced a la cual, los gastos ha-bían rendido un fruto evidentemente superior a la capacidadadquisitiva de las cantidades empleadas.

Quedó consignado que el total de lo invertido en el Santuariodurante el ejercicio de la Junta, sumó bastantes millones depesetas de aquellos años. Y unido a la expresión de contentoque supone una decidida aportación popular en las cuestio-nes efectuadas, es justo especificar que contribuyeron consus ayudas de superior cuantía, el Ayuntamiento, la Diputa-ción Provincial, la Caja de Ahorros del Sureste de España, elInstituto Nacional de la Vivienda, las familias ya menciona-das que costearon relieves y altares, la señora de Gascón,con su donativo de una joya, a que también se aludió antes,tasada en cincuenta mil pesetas, La viuda de La Cierva conel primer donativo de otras cincuenta mil pesetas para eltrono del camarín, don José Ibáñez Martín para las vidrieras,don José Ródenas Moreno con la importante suma que seinvirtió en la pintura mural del coro; una distinguida dama

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murciana que quiso mantener su nombre en el anonimato,pero que se significó por su generosidad –y por una calladalabor de regeneración social dentro del medio rural –quien,para otras necesidades de regeneración del decorado delcoro y varios trabajos más, entregó un nuevo donativo decien mil pesetas. Y la determinación no menos laudable dedoña Querubina Guillamón, que poseía unos riquísimos pen-dientes en usufructo, legados por su madre doña ManuelaMiró, la cual había dispuesto que la propiedad de ellos pa-sara después a la Virgen de la Fuensanta. La señora Guilla-món decidió entregar la joya a los fines de restauración delSantuario y, previa autorización de la Santa Sede para dis-poner de ella, se gestionó laboriosamente la venta, obtenién-dose al fin la cantidad de trescientas noventa mil pesetaspor el joyero señor Puigdollers de Madrid, que procuró laventa entre sus amistades y clientela, y que cedió sus dere-chos de seguro y custodia tasados en siete mil ochocientaspesetas, en obsequio a la Virgen.

Una señora murciana, que no quiso dar su nombre, entregóuna valiosa sortija con tres brillantes, –la primera joya quele regalara su marido – para su venta con destino a las obras,aun cuando ya el matrimonio había entregado antes repeti-das sumas de importancia con el mismo fin. Y doña AnaMaría Bernal Pareja, viuda de don Domingo Meseguer, ennombre de sus hijos hizo donación del valioso armonium ins-talado en el templo, encargado a la casa “Cotrina”, de Vitoria,uno de los más perfectos, conforme a la técnica del mo-mento, y que, por dictamen de expertos era preferible instalaren la Fuensanta en vez de un órgano. Aparte de ello, fue justo

aludir al desprendimiento de ciertos artífices y proveedoresque renunciaban a parte de sus devengos al serles puestosal cobro, en beneficio de la administración económica de lasobras. En la misma línea la entrega que hizo en una de susvisitas al Santuario el ilustre pintor Benjamín Palencia, de unhermoso cuadro de su firma, para que fuera consideradocomo donativo; y de igual modo el pintor Pedro Flores, deotro cuadro suyo admirable. Ambas obras de arte se desti-naron a una rifa combinada con el sorteo de la Lotería Na-cional el día 26 de noviembre de 1962.

Un imperativo inexcusable de justicia exige que cierre esteartículo sin exaltar de nuevo el incesante trabajo, la solicitudsin límites, la generosidad y el escrupuloso interés con quedon Bartolomé Bernal Gallego en concreto, y don Juan deDios Balibrea como Vicario de la diócesis que estuvieron pre-sentes en la consecución de las obras, en las gestiones antelas autoridades, corporaciones, proveedores, artistas y obre-ros, en el suministro y selección de materiales y en el arduoproceso de la organización de cuestaciones y ayudas econó-micas, así como en la relación con las entidades bancarias.Sus nombres han quedado inscritos en la historia del San-tuario y de la ciudad de Murcia como beneméritos de unaobra ingente y religiosa. Y la Santísima Virgen es indudableque acogió con muy especial predilección a quienes tan de-cididamente obraron con largos sacrificios, molestias, y con-trariedades para honrarla en su advocación de tan dulce yexpresivo simbolismo, como es nuestra Patrona y para orgullode los deudos de tan ilustres personalidades. n

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