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Universidad Autónoma De Baja California
Parálisis de Bell
Ensayo Otorrinolaringología
Dr. Mora
Nicolás Barrera Vélez
Martes 02 de junio de 2015
Índice
Introducción - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 1
Desarrollo - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 3
Conclusión - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 7
Bibliografía - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 8
Introducción
Desde la antigüedad, se ha definido la importancia del aspecto físico de un individuo dentro
de una sociedad, ya sea porque somos la única especie que ha evolucionado para generar la
atracción a una forma meramente física y no hormonal como la mayoría de los mamíferos o
por que el papel que cumple la imagen que una persona viene relacionado a la respuesta
que la sociedad tendrá a el mismo individuo de modo que la sociedad tiene expectativas
sobre el aspecto físico así como la mentalidad que debe tener un individuo que desempeña
un papel específico en una sociedad.
Así mismo, dentro de la anatomía humana nada tiene mayor importancia como el rostro de
una persona. La cara es un parte fundamental de lo que en la actualidad se conoce como “la
carta de presentación” de uno como individuo, es por tanto que la integridad del rostro de una
persona es de vital importancia desde tiempos inmemorables y lo sigue siendo en la
actualidad. El poeta y filósofo romano Cicerón (106-43 a.C.) exponía la importancia de la
cara con una de sus frases célebres “la cara es el reflejo del alma y los ojos sus intérpretes”.
Además de esto, el rostro tiene función no solo como presentación y distinción entre los
individuos sino también en la forma de relacionarse de los mismos pues la cara es una de las
herramientas más importantes en la comunicación (si no es que la de mayor importancia)
para expresar emociones y sentimientos ente otros individuos.
En el siglo XIX, el cirujano, filósofo y fisiólogo Carles Bell (1744-1842) describió por primera
vez una patología que causa debilidad de los músculos de la expresión facial que afecta al
nervio facial causando asimetría de la cara, patología a la que ahora se conoce como
Parálisis de Bell, y con la frase “las expresiones faciales de los seres humanos me fascinan
porque transportan los sentimientos más bajos, más bestiales y las emociones más fuertes y
más gentiles del espíritu” el cirujano reconocía la importancia de la afectación.
Actualmente se acoge el término “Parálisis de Bell” a la parálisis facial de origen idiopático.
La causa de la parálisis facial es reconocida solo en una tercera parte de los casos,
reconociéndose como las causas más comunes el trauma, la diabetes mellitus, hipertensión,
eclampsia, la enfermedad de Lyme entre otras, mientras que en la mayoría de los casos la
causa es de origen desconocido.
Este trabajo tiene como justificación la importancia de la integridad facial dentro de la
sociedad actual, ya sea por el estigma de insensibilidad de una persona con parálisis facial,
la afectación en las relaciones personales que esta patología puede ocasionar así como la
dificultad de poder expresar emociones de manera adecuada afectando uno de los
componentes más importantes dentro de una sociedad como lo es la comunicación por lo
que no es de extrañar que muchos pacientes con esta afectación lleguen al servicio médico
con la sensación de estar gravemente enfermos.
Así mismo el interés que genera la búsqueda de un tratamiento específico y definitivo es otro
factor por el cual se realizó este escrito pues no existe en la actualidad un remedio contra
esta entidad patológica que resulta ser tan limitante en aspectos psico-sociales para el
paciente pudiendo afectar severamente distintas áreas de su vida de manera indefinida.
Desarrollo
La parálisis de Bell es una patología que afecta al VII par craneal, el nervio facial, que se
define como “la afectación periférica del nervio, de comienzo agudo y etiología desconocida”,
causando debilidad de los músculos de la expresión facial, causando asimetría de la cara,
imposibilidad para la adecuada expresión corporal de emociones e inclusive puede afectar a
los músculos masticadores causando dificultad para alimentarse o beber.
Incidencia
La parálisis de Bell una de las mononeuropatías más comunes en la actualidad sin embargo
su incidencia es variable pues es un diagnóstico al que se llega por descarte de cualquier
otra causa atribuible. De acuerdo a una publicación de García Piña J. Antonio y cols. (2011)
por parte del Colegio Mexicano de Cirugía Bucal y Maxilofacial, la incidencia anual de esta
patología es de 20 a 30 casos por cada 100 000 habitantes teniendo predominio por las
estaciones frías así como diversas condiciones como lo pueden ser el embarazo y la edad
avanzada. Así mismo, la parálisis de Bell está estrechamente relacionada con la diabetes
mellitus, una patología muy frecuente en nuestro país, pues hasta un 10% de los pacientes
con diabetes mellitus pueden presentar esta enfermedad.
Etiología
La etiología de la enfermedad es de origen desconocido pues es una entidad idiopática, sin
embargo, se reconocen diversas teorías acerca del mecanismo fisiopatológico de la
enfermedad. Una de las teorías de mayor peso en la actualidad es la del Virus del Herpes
Simple tipo 1 como indican García Piña J Antonio y cols. según un estudio realizado por
Murakami en 1996, donde se tomó una muestra de 14 pacientes con parálisis de Bell a los
cuales se les realizó PCR de líquido endoneural del nervio facial en busca del ADN viral y
este dio positivo para 11 de los 14 pacientes. A pesar del peso que pueda tener esta teoría
en el etiopatogenia de la parálisis de Bell aún se admite como una etiología idiopática pues
no es posible demostrar el origen en un gran número de casos, originando otras teorías
como lo es la isquemia del nervio facial, la cual puede tener una predisposición genética, un
componente inflamatorio o inclusive un mecanismo autoinmunitario que cause la
desmielinización del nervio.
Pese al desconocimiento del origen de este padecimiento se sabe en cierta parte que el
curso clínico de la enfermedad depende de la severidad del daño que sufre el nervio, siendo
así que si el daño es mínimo (neuropraxia) el nervio será capaz de recuperar su función y no
dejar secuelas, sin embargo cuando el daño es real y se crea un edema severo que
interrumpe la nutrición de los axones ocasionando la muerte de los mismos (axonotmesis) la
perdida de la función es mayor y puede ser irreversible, la gravedad que pueda a presentar
cada paciente es incierta al momento de la consulta y solo podría saberse realizando
estudios electrofisiológicos.
Manifestaciones clínicas
Es característico de esta patología el inicio agudo y la afectación unilateral del nervio facial
con la agravación de los síntomas a las 48 horas de iniciadas las manifestaciones. Los
hallazgos más comunes son, entre otros:
Desviación de la comisura labial hacia el lado sano
Incapacidad para cerrar el ojo o elevar la ceja del lado afectado
Desaparición de los pliegues frontales y del surco nasolabial
Dolor pródromo de intensidad variable en la región masetera, mastoidea, occipital o
cervical
Sensación de rigidez en el rostro
Disminución del lagrimeo en el lado afectado
También se pueden encontrar muchas otras manifestaciones aunque menos frecuentes que
nos orienten a pensar en el diagnóstico como lo son: hiperacusia o fonofóbia si se alteran las
fibras nerviosas que llevan al músculo del estribo; disgeusia, ageusia o hipogeusia en dos
tercios anteriores de la lengua que son inervados por el VII.
Exploración física
Se observa a la inspección la disminución o borramiento de los pliegues frontales, el surco
nasolabial, la hendidura palpebral es mayor del lado afectado, se puede observar asimetría
de la boca con desviación de la comisura labial hacia el lado contralateral al afectado.
A la exploración de los movimientos voluntarios se encuentra la incapacidad para levantar la
ceja así como de cerrar el ojo del lado afectado, se puede observar cómo se eleva el globo
ocular al tratar de apretar los parpados (Signo de Bell), al sonreír se crea una mueca que
intensifica la desviación de la comisura labial al lado sano, si se intenta hinchar los carrillos
para soplar el aire se escapa por el lado afectado, la sensibilidad del rostro debería de
mantenerse aunque ciertos autores han reportado la sensación del paciente de experimentar
disestesias, también se pueden encontrar en un bajo porcentajes vesículas preauriculares
que pueden indicar un origen viral.
Diagnóstico
El diagnóstico de la parálisis de Bell es clínico, ya que nos enfrentamos ante una patología
de origen idiopático se llega al diagnóstico mediante el descarte de cualquier otra posibilidad
etiológica que pueda causar una parálisis del nervio facial.
De acuerdo a las guías mexicanas, dentro del interrogatorio para llegar al diagnóstico de esta
patología se realizan las siguientes interrogantes:
Cuadros previos o repetitivos de esta entidad, esto porque la parálisis de Bell tiende a
la recurrencia en un 8% de los pacientes
Dificultad para ingerir líquidos
Epifora
Fonofóbia
Disgeusia
Dolor retroauricular
Los exámenes de laboratorio y gabinete no están indicados.
Tratamiento
Las guías mexicanas para el tratamiento de la Parálisis de Bell recomiendan iniciar el
tratamiento antes de las 72 horas de iniciados los síntomas con:
Prednisona 1mg/kg/día por 5 días e iniciar reducción de dosis a razón de 10mg/día.
Aciclovir 2000mg/día por 5 días.
Hipromelosa 0.5% 1 gota por hora al día en caso de no poder lograr un correcto cierre
palpebral
Termomasajes y ejercicios a partir del 6tó día
De acuerdo a una revisión bibliográfica hecha por Watson Gutiérrez Dexter David por parte
de la Revista Médica de Costa Rica y Centroamérica en el 2011, diversos estudios aclaran
que no obtuvieron evidencia del beneficio en la terapia combinada de antivirales con
corticoesteroides. Por último hay que agregar que el autor García Piña en su trabajo sobre la
parálisis de Bell sugiere el uso de acupuntura para promover la sensibilidad del nervio así
como el riego sanguíneo del mismo para una pronta recuperación aunque en el mismo
artículo el autor menciona no tener los estudios necesarios para respaldar dicha sugerencia
con excepción de la respuesta de sus pacientes.
Conclusión
La parálisis de Bell es una patología de gran frecuencia en nuestro país y se relaciona con
factores de riesgo relativamente comunes en la población mexicana como lo son la diabetes
mellitus y la hipertensión arterial como causa de daño nervioso.
El mecanismo fisiopatológico desconocido y las distintas teorías sobre el mismo generan la
gran variedad de “recomendaciones” que existen sobre el tratamiento de la enfermedad aun
cuando se han realizado muchos estudios al respecto que no apoyan ni la terapia combinada
de antivirales con corticoesteroides ni el uso de tratamientos alternativos como la acupuntura,
té o ejercicios para la recuperación de la movilidad de los músculos faciales, sin embargo eso
causa controversia por que las guías mexicanas recomiendan como tratamiento de primera
elección el uso de la terapia combinada y por tanto los médicos mexicanos debemos
apegarnos al tratamiento y sin recomendación alguna para iniciar un tratamiento empírico.
Bibliografía
ReferenciasGarcía Piña, J. A., Pedróso Balandrano, & Teliz Meneses, M. A. (2011). Parálisis de Bell: algoritmo actual y
revisión de la bibliografía. Revista Mexicana de Cirugía Bucal y Maxilofacial, 68-75.
Guía de Referencia Rápida, Diagóstico y Manejo para la Parálisis de Bell (Parálisis Facial Idiopática). (s.f.).
León Arcilla, M. E., Benzur Alalus, D., & Álvarez Jaramillo, J. (2013). Parálisis de Bell, reporte de un caso. Revista Española de Cirugía Oral y Maxilofacial, 162-166.
Ortega Días de Cevallos, J. A. (24 de Febrero de 1995). Parálisis Facial Periférica (Parálisis de Bell).
Santos Lasaosa, S., Pascual Millán, L. F., & Moráles Asín, F. (2000). Parálisis Facial Periférica: etiología, diagnóstico y tratamiento. Revísta de Neurología, 1048-1053.
Watson Gutiérrez, D. D. (2011). Parálisis de Bell. Revista Médica De Costa Rica y Centroamérica, 97-101.