PEDAGOGÍA Y ENSEÑANZA CONCENTRADA EN LA...

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Pedagogía y enseñanza concentrada en la transversalidad del ser, en un ambiente multifactorial y transcomplejo

ARJÉ Revista de Postgrado FACE-UC. Vol. 6 Nº 10. Enero-Junio 2012 / 249-261

PEDAGOGÍA Y ENSEÑANZA CONCENTRADA EN LA TRANSVERSALIDAD DEL SER,

EN UN AMBIENTE MULTIFACTORIAL Y TRANSCOMPLEJO

Recibido: 11/05/2012 Aceptado: 25/06/2012

Samuel Isaías Acevedo Torres

resUMen

El hombre en su esencia antropológica se enfrenta a dos fuerzas inevitables, la fuerza interior, constituida por su alma, el espíritu, y otra fuerza exterior, constituida por la realidad, lo material, lo visible, lo construible, es así como debe introspectar los elementos de la pedagogía, la enseñanza, el aprendizaje para modelar su fuente existencial con valores, principios y ejes modeladores de su humanidad, a fi n de constituir parte constructiva de su realidad social, en ambos caso debe correlacionar la armonía interior con la existencialidad exterior, cuyo equilibro permitirá generar la formación de masa crítica transformadora de la realidad social.

Palabras clave: ser, pedagogía, enseñanza, humanidad, neurociencia.

pedagogic and teach directed to the transversality actions in an enviroMent

transcoMpleX and MUltifactorial

abstract

Th e man in his anthropological essence faces two inevitable forces, inner strength, consisting of his soul, spirit, and another outside force, constituted by the fact the material, visible, buildable, is as

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Samuel isaías Acevedo Torres

ARJÉ Revista de Postgrado FACE-UC. Vol. 6 Nº 10. Junio-Diciembre 2009 200249-261

it should introspect the elements of pedagogy, teaching, learning to model the source existential values, principles and base models of their humanity, to be constructive part of their social reality, in both cases should correlate with the existentiality inner harmony outside balance which will lead to the formation of critical mass transforming social reality.

Key words: self, education, teaching, humanity, neuroscience.

La complejidad social se imbrica con la complejidad particular o individual, siendo que cada ser humano desde su caracterización antropológica vislumbra destello de transformación, adaptación y desarrollo, que se bifurcan en dos corrientes de contrapeso estructural de la percepción humanizante y de la percepción socializante. La pedagogía individualizada y encarnada desde la interioridad del ser, impulsa la transformación profunda del alma, desde su esencia, creando valores y principios los que en sentido de pertenencia vital, afianza al hombre a la vida, a su entorno, a su realización. Dando luces al saber, fortificando el conocimiento, se asegura la transferencia modeladora de la sociedad organizada.

En ese sentido, es oportuno considerar lo sostenido sobre la teoría de la Masa Crítica, donde la misma plantea esa capacidad de lograr transformaciones trascendentales y sostenidas en el tiempo y en la estructura social, partiendo del pensamiento coordinado de manera individual de los seres humanos, quienes se involucran en un proceso, acción, misión, entidad, institución, ideal o pensamiento determinado, logrando de esta manera un cambio externo, evidente y comprobable en el mundo de lo real (socialmente evidenciable), que inevitablemente está determinado por el deseo, la voluntad férrea y la pasión desprendida y emanada de cada individuo, en ese sentido la dinámica incorporada al proceso social permitirá sostener y fortalecer el fenómeno en su dimensión evolutiva, generando la materialización de lo ideal en la realidad circundante.

Cada momento de nuestra vida está lleno de situaciones que pueden ser alegres o tristes, en armonía o en desequilibrio, en ese sentido mientras Freud expresaba que la meta de la terapia es hacer

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consciente lo inconsciente, Jung argumentaba que en los sueño se pueden explorar las realidades más profundas del ser y de su inexorable existencia, todo ello dependerá de la plena conciencia que se tenga del poder que está dentro de cada ser humano, del control de la voluntad y la capacidad de no conservar en la memoria como pensamientos negativos los eventos desagradables del día. Esta fuerza ayuda a desmontar los efectos negativos presentes en las diversas oportunidades que se viven. La plenitud del equilibrio emocional, se manifiesta cuando se decide con voluntad y firmeza lo que nos puede hacer feliz, en vez de continuar con la amargura e infelicidad causada por nuestra manera de ver las cosas, por nuestros pensamientos negativos y en algunos casos por nuestra falta de amor propio e inseguridades.

Mantener la armonía o conservar un estado de ansiedad, es una decisión personal, el medio, entendido como una creación nuestra, pareciera influir sobre nuestro estado de ánimo, es decir, el paisaje, el ambiente, la oficina, la calle, la habitación, los compañeros de trabajo, la familia, nuestros seres queridos, todos, unilateralmente o en conjunto, pero en realidad no tienen la capacidad de afectar la armonía interior, sólo la voluntad que reina en nuestro mundo interior decide, ordena y controla la fuerza e impacto de éstos respecto a nuestras sensaciones. En ese sentido, “la persona que va ganando madurez y equilibrio afectivo cultiva actitudes más sanas, cooperantes, independientes, basadas en la igualdad, la sinceridad, la generosidad, la franca disponibilidad y el genuino afecto, todo ello iluminado por la tolerancia y el respeto, pero sabiendo también velar por ella misma y hacer compatibles los intereses propios con los ajenos” (Calle; 2008; p. 81). Podemos valernos de estos elementos o medios, que se encuentran disponibles en nuestra vida cotidiana, para crear momentos de armonía, pero, se debe recordar que estos son sólo instrumentos y medios.

La fuerza está en nuestra interioridad, allí donde sólo nosotros podemos entrar y que en algunos casos llegamos a pensar y creer como real, que alguien ha podido entrar, siendo verdaderamente ficticio, imaginario, irreal e improbable la presencia de una entidad diferente a la nuestra, pues en nuestra interioridad se encuentra la fuente inagotable de nuestra existencia, como bien lo argumentó Descartes “de suerte que este yo, es decir, el alma por la cual yo soy lo que soy, es enteramente distinta del cuerpo y hasta más fácil de

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conocer que éste, y, aunque el cuerpo no fuese, el alma no dejaría de ser cuanto es” (García;2007; p. 66). Es el principio y el fin, la nada y la eternidad, coexistiendo inalterados, como fuente inagotable de la energía universal.

La importancia del control interior, está en mantener en orden la mente, respecto a los sucesos que convergen en las diversas emociones, en esta instancia de la interioridad, la pedagogía imbuye la capacidad transformacional del ser. Viendo con profundidad las diferentes reacciones que causan los sucesos cotidianos, se aprecian momentos de alegría, amor, compasión, tensión, tristeza, rabia, incomodidad, etc., que a su vez transportan al individuo a un estado de variabilidad en el comportamiento que se refleja en la tensión emocional, causante de la ansiedad, la depresión o desbalances emocionales, que sólo la conciencia plena de identificación con los momentos vividos, permitirá filtrar, neutralizar y seleccionar, aquellos momentos de equilibrio y armonía necesarios para mantener la paz interior.

Al efectuar el balance diario de nuestra interacción social y equilibrio interior, se ponderará la cantidad de eventos positivos y negativos acumulados en el día, no obstante manteniendo siempre presente que somos capaces de cambiar en nuestra mente el valor, el peso y la dimensión de cada evento. El control selectivo a nivel de pensamientos juega un papel importante para controlar la tensión emotiva del día, de esta manera se evitará llegar a niveles de desequilibrio emocional, depresión o pánico, que deterioren el comportamiento individual con respecto a la realidad interior y exterior del individuo, ocasionando el desprendimiento coherente de la armonía en dos planos que pertenecen al mismo conjunto. El equilibrio interior y la relación con el mundo exterior, en consecuencia deben permitir alcanzar un nivel de conciencia que fortalezca la capacidad de autocontrol en el ser humano.

Al evaluar los eventos cotidianos, se observa que los mismos, se cumplen de manera múltiple y constante en la realidad vivida, pero a su vez, se fijan en nuestra mente a través de las imágenes que creamos e interiorizamos de tales eventos. Si se conserva el control selectivo de los pensamientos y sólo se mantienen los momentos agradables o se sustituyen los eventos desagradables por situaciones armónicas y equilibradas, se permitirá valorar la medida

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de la probabilidad del nivel de concentración y la filtración de los acontecimientos cotidianos del ser humano. A mayor capacidad de desprendimiento de los eventos, se tendrá mayor capacidad de control y sublimación de la presión en momentos difíciles, en esto radica la transcomplejidad como magistralmente describe Morin (2007; p. 33), “La dificultad del pensamiento complejo, es que debe afrontar lo entramado (el juego infinito de inter-retroacciones), la solidaridad de los fenómenos entre sí, la bruma, la incertidumbre, la contradicción”.

Todo se mueve en función de dos aspectos valorativos del equilibrio emocional, en consecuencia, sentirse bien o sentirse mal, tener paz o tener ansiedad, estar controlado o estar desesperado, implica que la importancia de estos extremos se centra en el ser humano, quien tiene la fuerza interior de escoger, de aceptar e internalizar, cuál de estos episodios que manifiestan verdaderas sensaciones emotivas, quiere reflejar, mantener y conservar en sus acciones.

Imaginemos por un momento que no existe el tiempo, que no existe ni principio ni fin, que todo está estático, entonces sólo sientes que tu cuerpo existe, que te mueves, que respiras, que vives, y que la única conexión con el espacio interior son tus pensamientos, que a su vez te hacen razonar sobre tu capacidad de interactuar con el espacio exterior, por consiguiente existes sobre dos planos, uno interior, que es tu espiritualidad y un plano exterior que es tu forma física, cada uno diferente, en espacio, en dimensión y armonía, a su vez imagina que debes conservar el equilibrio entre estos dos espacios, de esta manera apreciaras que la única alternativa que te queda para conservar la integridad y armonía existencial de estos dos espacios libres e independientes, es tu razonamiento, es tu lógica, es decir tus pensamientos controlados. Para armonizar, se debe alcanzar la capacidad de control que existe por sí sola dentro de ti, que es fuente de energía y que te conecta de manera sublime entre los dos mundos verdaderos de nuestro universo.

Basados en la teoría del paralelismo y la linealidad, se puede afirmar que eres un punto existencial que pertenece a una curva que a su vez pertenece a un plano y este se intercepta con otras curvas y otros planos. Imaginemos en este aspecto, que tú eres un punto en el universo, de igual manera los demás seres conforman infinidad de puntos en el espacio universal (grupos de masa social). Basados

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en el principio de la linealidad, no será posible que dos personas coexistentes en la curva de un determinado plano lineal, se interconecten entre sí, no obstante, bajo los criterios del paralelismo y la interconectividad lineal, estos dos puntos (personas) que a su vez existen en un plano espacial, donde interactúan infinidad de curvas (grupos de personas), pueden conectarse bien sea por intersección o por interconexión, generándose inevitablemente e inexorablemente la probabilidad cierta que dos o más puntos equidistantes se interconecten y se superpongan energéticamente a través de la energía universal, lográndose el efecto de masa crítica energética, esta correlación de contacto debe estar guiada y orientada por la educación y la pedagogía como entramados estructuradores de las sociedades de avanzada, siendo, “que la perspectiva de la tierra dentro del espacio y el tiempo es algo que tiene una fuerza enorme, no sólo educativo sino moral y ética”, Sagan (2007, p. 227).

El primer paso que se debe dar para alcanzar el equilibrio y la armonización, será iniciar por conocernos interiormente, esto desde dos aspectos importantes, primero, tener conciencia de que somos parte humana, es decir, materia, que se encuentra conjugada en un sólo cuerpo, en tres estados físicos (sólido, liquido y gaseoso). Esta materia organizada de manera armónica y en equilibrio, es tu forma física, tu cuerpo, así como es, ese eres tú en la dimensión humana. Te puedes ver, te puedes sentir, puedes percibir el olor de tu cuerpo, las pulsaciones, el movimiento y la acción de todos tus componentes, el fluir de tu sangre, en fin, todo tú ser, materializado de forma palpable.

La conexión maravillosa de tu forma física, con lo que en segundo aspecto seria tu forma espiritual, energética, sublime, lo que es el alma, el espíritu, las vibraciones de la interioridad, esa parte es la que en realidad te permite sin duda alguna ver, sentir, oler, saborear, palpar, todo tu ser, tu forma física, he allí el milagro de la interconectividad, que existe entre tu forma física y tu forma espiritual, operando el principio del paralelismo por un lado y por el otro el principio de la linealidad, es por ello que podemos entronizar o exteriorizar las sensaciones, que a su vez se transforman en forma y concepto, de esta manera logramos expresar tanto interiormente como exteriormente a través del lenguaje y de la forma todo aquello que percibimos y sentimos, estos eventos y situaciones se manifiestan de manera constante

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y repetitiva en nuestras vidas, que se almacenan como archivos clasificados en nuestra memoria.

Los archivos definidos como parte integrante de un proceso de orden y clasificación de la información, permiten obtener en el momento deseado los datos y elementos procedimentales para ejecutar una acción o en su defecto, para evidenciar las posibles respuestas y métodos necesarios a utilizar en determinada circunstancia, acción o evento.

Es evidente entonces que la manera de como se ordene el archivo y la información que estos contengan, así como la veracidad, efectividad y eficiencia que se utilice para alcanzar el objetivo de éxito, en determinada situación y hacer uso de tal información, dependerá en buena medida de la agilidad y destreza del operador de este infinito tesoro de conocimientos e información, para obtener, filtrar, seleccionar y utilizar sólo aquello que efectivamente se requiere, dadas las circunstancias, ya que al aprender mediante los métodos de la enseñanza y la pedagogía, se adquieren elementos o componentes que son sustancialmente necesarios para formar al hombre integral, por un lados los valores, la moral y la ética y por otro lado la capacitación técnica y profesional, que en conjunto aseguran el desarrollo y la evolución, y al contrario si al faltar, al menos uno de ellos, afectan la integralidad individual, impactando en la sociedad, como sustento esta afirmación, se tiene “Si se olvida la formación moral, es decir, el conveniente desarrollo armónico de las virtudes humanas, los estudios se convierten en causa y medio de discriminaciones y diferencias sociales injustas.

La capacitación técnica y profesional de las personas, si no se encuentra armonizada y completada con una suficiente formación moral y afán de servicio, puede convertirse, y de hecho se convierte, en medio de explotación de los demás”. (Ros; 1999; p. 17).

Entendido esto, es importante señalar que la mente funciona como este gran archivo, por lo tanto el operador funcional y evidentemente calificado para administrar la información en ella contenida eres tú mismo, tú decides la forma de canalizar los requerimientos tanto internos como externos de tu forma física, para así dar respuestas efectivas a cada situación.

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Imaginemos en primer lugar un evento físico interior controlable, al transcurrir la mañana, como suele suceder en algunos días, por las diversas ocupaciones y actividades de la jornada, haz olvidado desayunar, evidentemente a media mañana sentirás ganas de comer algo, por muy ligero que sea este deseo, seguramente, se activará todo un proceso de acciones y requerimientos para satisfacer la sensación interna de tu organismo.

No obstante ponderarás la situación, el lugar donde te encuentras, la actividad que realizas, la situación vivida en general, todo ello se sucede en tu mente de manera veloz y simultánea, pero tú como administrador del proceso informativo y conductor de las diferentes necesidades que se presentan en tu cuerpo, iniciaras a elegir, procesar y ejecutar acciones en función de la situación presentada (satisfacer la necesidad de alimentar el organismo), esto a su vez producirá en ti un efecto de proyección de sensaciones que se harán evidentes en tus respuestas al exterior, manifestando incomodidad, irritación anímica, podrás sentir nerviosismo, alteraciones de los fluidos del cuerpo, se percibirá una leve sudoración, en fin se evidenciaran elementos que se manifiestan física y emotivamente, todo ello registrado a una velocidad impresionante, en una cantidad simultanea de eventos, que sólo tu capacidad de administrar los pensamientos y emociones permitirá mantener el control de la situación, he allí la prueba de tu capacidad de administrar los efectos internos de tu cuerpo, respecto a las respuestas externas que emitirás, en definitiva en la interioridad se apelará al maestro interior, esa luz llena de pedagogía que nos guía al conocimiento de la existencia, de lo natural, de la fuente, ese maestro o maestra interior, siendo el educador, “debe espontáneamente ser capaz de vivir la ampliación del espacio de convivencia con otro como legítimo otro, o debe aprender a vivirlo”. (Maturana; 2002; p. 151).

Ahora en segundo lugar imaginemos un evento físico exterior controlable, caminas al café que está al frente de tu oficina, para satisfacer la necesidad de alimentar el cuerpo, llegas al café y pides algo sencillo para llevar, al salir del lugar, se aproxima una persona que te pide para comer, tú en fracciones de segundos, decides darle lo que en primer lugar habías escogido para ti, por muchas razones, esa fue tu elección, eso lo hiciste en fracciones de segundo, tomaste una decisión, en ella te desprendiste, decidiste. Es obvio que también en este evento, se presentaron sensaciones, todo a una gran

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velocidad y en simultaneidad de momentos imperceptibles, pero, que el administrador de la mente, ejecutó como acción y respuesta al caso presentado. El factor común de estas situaciones físicas vividas, tanto interna como externa es la capacidad de satisfacción que tenemos ante los eventos, situaciones y circunstancias de la vida, es decir, la satisfacción es la respuesta fundamental al nivel de equilibrio deseado, si estoy satisfecho, entonces estoy en equilibrio, todos estos eventos o procesos, se interconectan en el cerebro, sede central de los procesos neuronales, donde se integra la realidad con la vitalidad, espacio de confiabilidad para la enseñanza, el aprendizaje y la pedagogía, hoy asertivamente observado por los nuerocientíficos como un universo de detalles, datos y respuestas para los cambios necesarios de la generación del nuevo ser, de la humanidad y de la modernidad, en consecuencia, “Las neurociencias, son relativamente jóvenes, pero han experimentado un desarrollo asombroso durante los últimos treinta años. Los nuerocientificos están empezando a encontrar aplicaciones generalizadas de sus conocimientos básicos a problemas de carácter clínico. También ellos esperan que sus conocimientos puedan contribuir algún día a nuestra comprensión del aprendizaje, la inteligencia y la personalidad”. (Bruer; 2000; p. 229).

La satisfacción se debe ver como la respuesta adecuada al nivel de equilibrio deseado, pero a su vez este equilibrio debe medirse en función del sentimiento positivo del ser. Si tengo conciencia que mi forma física la puedo percibir tanto internamente, como externamente, entonces, puedo entender que cuando se evidencian sensaciones internas en mi cuerpo, que pueden ser expresiones de armonía y equilibrio o desarmonía y desequilibrio, explico un poco, una sensación armónica en equilibrio, desde la interioridad es la respiración normal, el sudor adecuado y moderado por la temperatura interna, las pulsaciones en lapsos aceptables, la presión corporal en parámetros clínicamente razonables, pero cuando estos elementos corpóreos antes descritos están alterados, por cualquier causa, estamos en presencia de una desarmonía o desequilibrio interno.

Tener conciencia de esta realidad nos permitirá percibir y actuar en consecuencia, lo importante es que las sensaciones, que bien pueden ser internas o externas, llegan a nuestro sistema de sensibilidad como respuesta a determinadas reacciones, situaciones o momentos,

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que impactan en nuestro estado de ánimo, esto puede ser como se ha descrito precedentemente de manera positiva o negativa, y para cada uno de estos instantes se tienen respuestas diferentes, que son canalizadas y procesadas por el administrador de la memoria, indudablemente tú mismo.

De igual manera cómo funciona el sistema de sensibilidad a nivel físico, funciona a nivel energético, espiritual e inmaterial, explico brevemente, mientras las reacciones internas y externas del organismo son palpables, bien sea a través de segregaciones hormonales, sudoración, palpitaciones, respiración, dolor, nauseas, etc., también a nivel energético, se presentan reacciones que siendo invisibles, pues no se reflejan como en el organismo, estas se aprecian básicamente a través de nuestro estado de ánimo a manera de emociones, entre ellas mencionemos, la euforia, la alegría, la satisfacción, la ecuanimidad, el equilibrio, la armonía, la paz, la desesperación, la ira, la rabia, la depresión, la frustración. Como se ve podemos construir una curva de valores que miden los diferentes estados anímicos, que indudablemente están interconectados, tanto a nivel físico como a nivel espiritual de manera independiente, pero no mutuamente excluyentes, lo que implica que una reacción en el campo físico puede afectar tu estado emotivo espiritual y viceversa.

Con todo lo antes expuesto, se pretende hacer entender que las emociones, bien sean de origen físico o de origen inmaterial, pueden ser controladas por ti, sólo tú tienes la capacidad de controlar el impacto de estas en tu equilibrio emocional, claro está, salta una pregunta en este momento, y ¿cómo puedo hacer para controlar el dolor físico que me produce una determinada afección en el organismo?, ese dolor es real, lo siento, me descontrola, no puedo con él, seguramente dirás, pero es que efectivamente el dolor en este caso, es una respuesta física a un mal físico, te resta tener conciencia de la situación, atenuar el impacto de este dolor, significa que la acción del administrador del proceso, se debe orientar a generar información dirigida a mitigar dicho malestar, en ese sentido, generará una serie de pensamientos que distraigan la atención que se ubica en el punto de dolor y calmarla con pensamientos de sosiego, control y bienestar, de esta manera se da un paso de conexión entre la fuerza física y la energía interior, que con intensidad comenzará a trabajar para restablecer el daño

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sufrido, esto será efectivo a su vez con el adecuado tratamiento clínico que amerite la situación.

Entiéndase que se habla de una afección física que causa dolor, por lo tanto se está en presencia de una reacción física interna con evidente impacto externo. Supongamos ahora que el dolor sentido es un dolor afectivo, por la pérdida potencial de un ser querido, este dolor aunque no tiene generalmente manifestaciones de insoportabilidad física, sí tiene manifestaciones a nivel de las emociones, en consecuencia sus efectos son evidenciados a través de la depresión, la insatisfacción, la soledad y desesperación que ocasiona tal pérdida, que a su vez por la ausencia de control y pérdida del equilibrio emocional, se producen efectos que impactan sobre el desenvolvimiento físico hacia el medio exterior, implicando pérdida del apetito, pérdida de la energía vital, desbalanceamiento de la concentración y poco nivel de fuerza física, con una evidente ganas de permanecer acostado o desincorporado de la participación social.

En ambos casos se está en presencia del dolor, este dolor, si no se controla puede ser nefasto para el buen desenvolvimiento de la persona, llevándola a un desequilibrio absoluto y desconexión total de la realidad. Si se tiene conciencia que todo lo antes expuesto, se circunscribe a nivel de nuestra mente y que a su vez, el único administrador de esa mente es de manera individual e inexorable uno mismo, entonces esta realidad y óptica perceptiva, permitirá coordinar los procesos necesarios para restablecer la armonía perdida y alcanzar el equilibrio emocional, pues la fuerza, la energía y el poder está dentro de nosotros mismos.

Siempre se ha comentado que el ser humano usa al máximo el 20% de su cerebro, es decir tenemos un 80% porciento inerte, inexplorado, he allí la capacidad escondida. Debemos iniciar por conocer lo inexplorado de nosotros mismos, para así poder exteriorizar con toda su potencia, las capacidades no desarrolladas de nuestro ser a nivel mental. Es posible lograr el equilibrio, es posible alcanzar la paz interior, de esta manera, habremos dado un paso adelante para ser seres superiores, capaces de ser, lo que en cierta forma, por inexplicable que parezca, “seres milagrosos”, pues hacer milagros es permitir que la energía universal fluya a través de nosotros hacia lo externo, esto se alcanza con un estado de salud integral, constituido por la salud física y la salud mental del hombre, así de esta manera,

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“La salud se traduce y materializa en la efectiva condición productiva e ingeniosa que tiene el individuo, aportando estos valores agregados a la sociedad como fuerza de trabajo y creatividad intelectual”. (Acevedo; 2006; p. 17).

Si tenemos conciencia de la interconectividad, del paralelismo real y existente, y que nos une, entonces sabemos que ese hilo vital, invisible, es la trama de la vida, y que esa vida nos exige alcanzar niveles de superioridad, que nos permitan vivir en armonía, en paz y en equilibrio, pero para andar por esos caminos, debemos comenzar por nosotros mismos, el milagro comienza por ti, por cada ser humano, pues de no alcanzar el nivel de control interior, de potencialidad energética interior, nunca podremos exteriorizar, lo que no desarrollamos, lo que no conocemos, pues la fluidez no se produce por tenerla bloqueada, con nuestros pensamientos de duda, de negatividad y de poca fe. Entiéndase este concepto de fe, como la capacidad de creer para actuar y no la capacidad de actuar para creer, ahora bien “la razón conoce y reconoce los limites no su omnipotencia; distingue lo que podemos conocer con lógica, de aquellos que deseamos o imaginamos. Gracias a la razón todos los seres humanos somos semejantes.”(Luzardo; 2007; p. 167). De esta manera se puede apreciar que la conexión interior con el mundo exterior pasa por la razón, en ese sentido la pedagogía y la enseñanza abordan e inundan este pasaje conectivo del ser.

Ser un organismo viviente, con las potencialidades que tenemos, ya es un milagro, por lo tanto, no esperemos cosas y señales sobrenaturales para empezar, ya con el hecho de vivir un día, es suficiente para saber lo maravillosa que es la vida y en consecuencia, nosotros somos participes, y creadores esta maravillosidad, la vida nos envuelve a todos, por lo que la búsqueda de la paz es un proceso integral, que no excluye, más bien incluye y que de una manera mágica nos envuelve en ese incesante proceso de transformación, evolución y crecimiento que se construyen desde la base de la pedagogía multidimensional, siendo que este aporte lo da la integración fusionada del proceso pedagógico con el proceso andragógico, sustentando la realidad vital donde el ser en su interioridad es un hombre con alma de niño, convergiendo desde la fuente existencial la sutileza de los enfoques pedagógicos con el constructivismo de la andragogía.

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SAMUEL ISAÍAS ACEVEDO TORRES: Profesor Ordinario. Universidad José Antonio Páez.

Ph.D. en Economía y Administración Pública. [email protected]

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