peña amaya1

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DIARIO DE BURGOS DOMINGO 19 DE AGOSTO DE 2007 vivirverano2007 24 La Peña Amaya se levanta grandiosa en la meseta creando un paisaje cautivador. Peñascos rocosos y pueblos llenos de tradición, una mezcla para vivirla. MÍRIAM LÓPEZ / PEÑA AMAYA E l impresionante relieve rocoso característico de la comarca de las Loras nos adentra, esta vez, en la zona de la conocida Peña Amaya. Un paisaje lleno de afila- das paredes que se elevan ante nuestros ojos y que acogen bajo su majestuosa figura unas peque- ñas localidades que aún conser- van parte de su esplendor. En la carretera que se dirige ha- cia Aguilar de Campoo tomamos el cruce de Talamillo del Tozo. Pronto se aprecian las abrumado- res construcciones de la naturale- za. A pocos kilómetros se encuen- tra el municipio de Humada, uno de los pueblos más importantes de la comarca. Desde las calles sor- prende la vista de la Peña Ulaña (parte trasera de la Peña Amaya), una enorme mole rocosa sobre la que persisten restos de un castro romano. Las persianas verdes y los geranios son el mejor indicador de que el núcleo sigue conservando su esencia rural. Otros detalles co- mo los pequeños rincones de ma- leza, las casas de piedra o las ra- mas de los manzanos cansadas por el peso de la futura cosecha crean un ambiente especial carga- do de tranquilidad. La iglesia de San Miguel está si- tuada en la parte más alta del pue- blo. Tras ella podemos observar taponando el horizonte otro gran paisaje que se extiende con la for- ma de una extensa peña de faldas verdes y cimas cortantes. Por las calles comienza a circu- lar un ligero olor a humo. La pa- nadería está a pleno rendimiento. Cada día se acercan hasta el local todos los paisanos para hacer compra de este alimento básico en la dieta. Su fama y aspecto an- ticipan su sabor. Unas piezas arte- sanales que propician más de un paseo mañanero. Aunque la ganadería ya no es una de sus actividades principales aún muchos se dedican a otros ofi- cios rurales como el cultivo de ce- real y de patata. Cada vez son me- nos los que aguantan todo el año en el pueblo, pues, en invierno, es una zona propensa a quedar cu- bierta por la nieve. Por ello, duran- te los días de entresemana apenas se ve gente transitando por el pue- blo. Unos pocos paisanos y algún que otro gato curioso son los úni- cos testigos de nuestra presencia. BELLAS ALTURAS. Pero la hu- manidad no es problema cuando se visita un lugar como este. Un enclave para disfrutar de la natu- raleza y contemplar la belleza que nace al combinarse los amarillen- tos colores de los campos cosecha- dos y el verdor de la vegetación que puebla las laderas de las pe- ñas. Todo ello en contraste con las superficies escarpadas de las ci- mas rocosas en las que grandes pedruscos amenazan con despe- ñarse. Nuestro siguiente objetivo es alcanzar la localidad de Rebolledo de la Torre. Para llegar hasta ella, hemos de subir por una estrecha carretera que con su inclinación nos abre una gran panorámica. Dejamos atrás pueblos como Rebolledo de Traspeña,Valtierra de Albacastro o el abandonado Al- bacastro, cuya iglesia, una de las joyas del románico norte, fue sa- queada y presenta un estado pési- mo de conservación. Durante el breve trayecto podemos contem- plar las grandes alpacas redondas dispersas sobre los campos cose- chados a los que alguna que otra amapola se encarga de dar un to- que de color, abundante vegeta- ción en las márgenes de la calzada y, por supuesto, en la lejanía siem- pre nos acompaña la silueta de la Peña Amaya. Rebolledo de la Torre es uno de esos pequeños pueblos en los que la Plaza Mayor se identifica por la presencia del Tele-Club, algún co- lumpio oxidado y, si hay suerte, dos o tres banderas ondeando a modo de indicador de la casa con- sistorial. Pero, a pesar de ello, este enclave próximo a Palencia alber- ga entre sus calles dos piezas de gran importancia arquitectónica. La más señalada es el templo ro- mánico de San Julián y Santa Basi- lisa, construido en el siglo XII y que destaca por la belleza de su gale- ría, que consta de diez arcos de medio punto y una gran puerta con un arco ligeramente apunta- do, todo ello decorado con gran virtuosismo. Esta gran obra de ar- te se encuentra en perfecto esta- do, por lo que recibe numerosas visitas llegadas desde diversos lu- gares del mundo. A pesar de su im- portancia como uno de los encla- ves más relevantes del románico norte, esta iglesia no se encuentra suficientemente señalizada por lo que resulta difícil dar con ella, so- bre todo para aquellos que vienen de más lejos. lugares para perderse Más cerca del cielo

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DIARIO DE BURGOS DOMINGO 19 DE AGOSTO DE 2007vivirverano200724

La Peña Amaya se levanta grandiosa en la mesetacreando un paisaje cautivador. Peñascos rocosos ypueblos llenos de tradición, una mezcla para vivirla.

MÍRIAM LÓPEZ / PEÑA AMAYA

El impresionante relieve rocosocaracterístico de la comarca

de las Loras nos adentra, esta vez,en la zona de la conocida PeñaAmaya. Un paisaje lleno de afila-das paredes que se elevan antenuestros ojos y que acogen bajosu majestuosa figura unas peque-ñas localidades que aún conser-van parte de su esplendor.

En la carretera que se dirige ha-cia Aguilar de Campoo tomamosel cruce de Talamillo del Tozo.Pronto se aprecian las abrumado-res construcciones de la naturale-za. A pocos kilómetros se encuen-tra el municipio de Humada, unode los pueblos más importantesde la comarca. Desde las calles sor-prende la vista de la Peña Ulaña(parte trasera de la Peña Amaya),una enorme mole rocosa sobre laque persisten restos de un castroromano. Las persianas verdes y losgeranios son el mejor indicador deque el núcleo sigue conservandosu esencia rural. Otros detalles co-mo los pequeños rincones de ma-leza, las casas de piedra o las ra-mas de los manzanos cansadaspor el peso de la futura cosechacrean un ambiente especial carga-do de tranquilidad.

La iglesia de San Miguel está si-tuada en la parte más alta del pue-blo. Tras ella podemos observartaponando el horizonte otro granpaisaje que se extiende con la for-ma de una extensa peña de faldasverdes y cimas cortantes.

Por las calles comienza a circu-lar un ligero olor a humo. La pa-nadería está a pleno rendimiento.Cada día se acercan hasta el localtodos los paisanos para hacercompra de este alimento básicoen la dieta. Su fama y aspecto an-

ticipan su sabor. Unas piezas arte-sanales que propician más de unpaseo mañanero.

Aunque la ganadería ya no esuna de sus actividades principalesaún muchos se dedican a otros ofi-cios rurales como el cultivo de ce-real y de patata. Cada vez son me-nos los que aguantan todo el añoen el pueblo, pues, en invierno, esuna zona propensa a quedar cu-bierta por la nieve. Por ello, duran-te los días de entresemana apenasse ve gente transitando por el pue-blo. Unos pocos paisanos y algúnque otro gato curioso son los úni-cos testigos de nuestra presencia.

BELLAS ALTURAS. Pero la hu-manidad no es problema cuandose visita un lugar como este. Unenclave para disfrutar de la natu-raleza y contemplar la belleza quenace al combinarse los amarillen-tos colores de los campos cosecha-dos y el verdor de la vegetaciónque puebla las laderas de las pe-ñas. Todo ello en contraste con lassuperficies escarpadas de las ci-mas rocosas en las que grandespedruscos amenazan con despe-ñarse.

Nuestro siguiente objetivo esalcanzar la localidad de Rebolledode la Torre. Para llegar hasta ella,hemos de subir por una estrechacarretera que con su inclinaciónnos abre una gran panorámica.

Dejamos atrás pueblos comoRebolledo de Traspeña, Valtierrade Albacastro o el abandonado Al-bacastro, cuya iglesia, una de lasjoyas del románico norte, fue sa-queada y presenta un estado pési-mo de conservación. Durante elbreve trayecto podemos contem-plar las grandes alpacas redondasdispersas sobre los campos cose-

chados a los que alguna que otraamapola se encarga de dar un to-que de color, abundante vegeta-ción en las márgenes de la calzaday, por supuesto, en la lejanía siem-pre nos acompaña la silueta de laPeña Amaya.

Rebolledo de la Torre es uno deesos pequeños pueblos en los quela Plaza Mayor se identifica por lapresencia del Tele-Club, algún co-lumpio oxidado y, si hay suerte,dos o tres banderas ondeando amodo de indicador de la casa con-sistorial. Pero, a pesar de ello, esteenclave próximo a Palencia alber-ga entre sus calles dos piezas degran importancia arquitectónica.La más señalada es el templo ro-

mánico de San Julián y Santa Basi-lisa, construido en el siglo XII y quedestaca por la belleza de su gale-ría, que consta de diez arcos demedio punto y una gran puertacon un arco ligeramente apunta-do, todo ello decorado con granvirtuosismo. Esta gran obra de ar-te se encuentra en perfecto esta-do, por lo que recibe numerosasvisitas llegadas desde diversos lu-gares del mundo. A pesar de su im-portancia como uno de los encla-ves más relevantes del romániconorte, esta iglesia no se encuentrasuficientemente señalizada por loque resulta difícil dar con ella, so-bre todo para aquellos que vienende más lejos.

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