Pervivencia de la Antigüedad Clásica en el TAPIZ DE LA CREACIÓN

44
TRABAJO DE FIN DE GRADO PERVIVENCIA DE LA ANTIGÜEDAD CLÁSICA EN EL TAPIZ DE LA CREACIÓN Cristina Sánchez Díaz NIA: 145570 Directora Trabajo: Estela Ocampo Siquier Curso Académico: 2013-2014 Facultad de Humanidades, Universidad Pompeu Fabra

Transcript of Pervivencia de la Antigüedad Clásica en el TAPIZ DE LA CREACIÓN

Page 1: Pervivencia de la Antigüedad Clásica en el TAPIZ DE LA CREACIÓN

TRABAJO

DE FIN DE

GRADO

PERVIVENCIA DE LA ANTIGÜEDAD CLÁSICA EN EL

TAPIZ DE LA CREACIÓN

Cristina Sánchez Díaz

NIA: 145570

Directora Trabajo: Estela Ocampo Siquier

Curso Académico: 2013-2014

Facultad de Humanidades, Universidad Pompeu

Fabra

Page 2: Pervivencia de la Antigüedad Clásica en el TAPIZ DE LA CREACIÓN

1

pág. 2

pág. 3

pág. 7

pág. 10

pág. 12

pág. 12

pág. 14

pág. 16

pág. 18

pág. 19

pág. 21

pág. 23

pág. 26

pág. 29

pág. 31

pág. 34

pág. 38

pág. 42

pág. 43

ÍNDICE

Introducción

El contexto metodológico: la iconología

Ejemplos de pervivencia del mundo antiguo en la

época medieval

El Tapiz de la Creación

Pervivencia del mundo antiguo en el Tapiz de la Creación

El círculo de la Creación

Los cuatro vientos

Los ríos

El Año

Las cuatro estaciones

Las constelaciones

Los meses del año

El carro del Sol y de la Luna

El fragmento perdido del Tapiz de la Creación

Referencias en la antigüedad de los signos del zodíaco

El tapiz de los Astrolabios y el mosaico de la sinagoga

de Beth-Alpha.

Hipótesis. ¿Existe un apartado dedicado a los signos

del zodiaco?

Bibliografía

Webgrafía

Page 3: Pervivencia de la Antigüedad Clásica en el TAPIZ DE LA CREACIÓN

2

INTRODUCCIÓN

Los dioses mismos no resucitan, puesto que nunca desaparecieron de la

memoria y de la imaginación de los hombres.

Jean Seznec

El objetivo que persigue este trabajo es llevar a cabo un análisis de la obra del

Tapiz de la Creación desde un punto de vista iconológico. Muchos han sido los autores

que, motivados por la carencia de información heredada, han dedicado parte de su

tiempo al estudio de esta magnífica obra medieval de grandes dimensiones. Gracias a

las restauraciones, mayoritariamente, se han podido suplantar opiniones expuestas en un

pasado que, actualmente, se reconocen como erróneas; de este modo, los estudiosos

caminan hacia una verdad cada vez más firme. Sin embargo, mi estudio no se centrará

en la obra en tanto que pieza medieval, sino en la pervivencia de la antigüedad clásica

existente en ella. ¿Cómo es posible que en una obra de carácter católico, se esconda una

iconología pagana?

Con el objetivo de responder a dicha pregunta, he distribuido el proyecto de

modo que gire en torno a tres ejes: el primero de ellos se referirá al método iconológico,

junto con un subapartado de carácter más metodológico. En esta primera parte se

pretende describir la importancia de la iconología, principalmente, mediante las obras

de Aby Warburg, Erwin Panofsky y Fritz Saxl; asimismo, se tratarán distintos ejemplos

de la pervivencia de los símbolos a través de la historia de la cultura, en particular, de la

antigüedad clásica a la época medieval. Manteniendo la idea de la pervivencia,

abordaremos el segundo eje del proyecto; en este apartado desmenuzaremos el Tapiz de

la Creación con el objetivo de analizarlo de forma muy detenida, buscando cuáles

podrían ser sus precedentes en la antigüedad, aportando ideas personales acompañadas

por opiniones de otros autores. Para afrontar el segundo apartado me acompañaré de

eruditos tan relevantes en el estudio del Tapiz de la Creación como Pere de Palol,

Lamberto Font, Maria Assumpta Garcia i Renau, Joaquim Yarza o Manuel Castiñeriras.

El tercer eje se moverá en el campo de la hipótesis. Algunos autores creen en la

existencia de una posible sección dedicada a los doce símbolos del zodiaco, situados en

la parte perdida del Tapiz de la Creación; puesto que éstos tienen un origen clásico creo

interesante asignarles un apartado. El Tapiz de los Astrolabios y el mosaico de la

sinagoga de Beth-Alpha aportarán elementos a hipótesis propias.

Page 4: Pervivencia de la Antigüedad Clásica en el TAPIZ DE LA CREACIÓN

3

EL CONTEXTO METODOLÓGICO: LA ICONOLOGÍA

El primer eje del trabajo pretende aportar elementos teóricos para todos los

aspectos que serán tratados posteriormente, de forma práctica, mediante un estudio

minucioso del Tapiz de la Creación. En este apartado dirigiremos nuestra mirada al

origen y a las bases del método iconológico; y asimismo, analizaremos la idea de una

continuidad en la tradición, pese al cambio de época y mentalidad de la sociedad.

Bien es sabido que el Tapiz de la Creación es una obra de gran riqueza

iconográfica; sin embargo, el estudio de la iconografía no engloba la totalidad de la

obra, puesto que se centra en una comprensión estrictamente formal. Para poder llevar a

cabo el proyecto con éxito, el Tapiz deberá ser expuesto a una valoración que se

aproxime de forma más íntima a su contenido, y que por lo tanto, trascienda la realidad

fáctica descubriendo su significado total. Para ello, recurriremos a Aby Warburg, quien

se propuso entender los rasgos esenciales de la antigüedad clásica a partir del estudio de

su arte, así como su pervivencia en Occidente y su verdadera significación. Mediante la

formulación del método iconológico, Warburg pretende aproximarse a la mentalidad de

los autores, a partir de la reconstrucción del medio original donde fueron

confeccionadas las obras, acompañándose de una gran variedad de documentos.

La pervivencia de los símbolos a través de la historia de la cultura es un aspecto

remarcable en la obra de Warburg, que asimismo, tomaré para dirigir el itinerario del

proyecto; concretamente en su idea de que:

Los antiguos dioses paganos se encuentran presentes en la cultura de la Edad

Media y que hay una ininterrumpida tradición iconológica en la astrología, ya que los

dioses antiguos sobreviven en las imágenes de las constelaciones con su simbolismo

griego originario.1

La teoría del símbolo ha sido estudiada a lo largo de los años por distintos

autores, a destacar Georg Wilhelm Friedrich Hegel y Ernst Cassirer por la influencia

que su pensamiento tuvo en la iconología. Hegel considera que para que un símbolo

adquiera validez, su significado debe ser conocido por la comunidad. Para Cassirer, el

símbolo trasciende el aspecto artístico, puesto que considera que el ser humano vive en

un universo simbólico, donde “el lenguaje, el mito, el arte y la religión constituyen parte

de este universo, forman los diversos hilos que tejen la red simbólica”2. De este modo,

1 Estela Ocampo y Martí Peran (1998), Teorías Del Arte (Barcelona: Icaria Editorial) 134.

2 Ernst Cassirer (1967), Antropología filosófica. Introducción a una filosofía de la cultura (México:

Fondo de Cultura Económica) 26.

Page 5: Pervivencia de la Antigüedad Clásica en el TAPIZ DE LA CREACIÓN

4

Cassirer considera que el hombre es creador de símbolos; la actividad simbólica se

mantiene a lo largo de la historia, sin embargo, los símbolos en sí cambian. Nos

acogeremos a esta última idea ofrecida por Cassirer para comprender la simbología del

Tapiz.

El estilo y el modo son dos aspectos que también han preocupado a historiadores

del arte, críticos y filósofos de la estética. Jan Bialostocki estudia ambos conceptos en

su obra Estilo e iconografía, publicada en 1966, con la intención de discurrir acerca de

la pervivencia de las fórmulas iconográficas. Bialostocki entiende el estilo como la

“suma de cualidades que son el resultado de innumerables factores de condicionamiento

social, espiritual y artístico”3; mientras que el modo es aquello que permite determinar

las formas de expresión características de un artista o grupo de artistas. Para el autor, el

estilo es claramente subjetivo puesto que depende de la formación, el talento y la forma

de trabajar del artista; sin embargo, el modo tiene un carácter objetivo en tanto que

depende del tipo de obra a crear y de la expresión que se persigue. Bialostocki considera

que para representar nuevos temas, los artistas se ven determinados a utilizar fórmulas

iconográficas ya impuestas; de este modo, si quisiéramos estudiar quién o quiénes

crearon el Tapiz de la Creación, deberíamos centrarnos en las dos características,

ofrecidas por la propia obra de arte, y en los aspectos vinculados a la tradición que

remarca el autor, refiriéndonos previamente a su estudio iconográfico e iconológico.

Retomando a Warburg debemos destacar un proyecto, interrumpido por la

llegada repentina de su muerte, denominado Mnemosyne. En esta obra, el autor trató de

buscar el origen de algunos símbolos, y la pervivencia de éstos en el tiempo, a partir del

estudio de imágenes. Obviamente, esta descripción abarca un campo muy amplio; no

obstante, Warburg decidió centrarse en dos temas: “las vicisitudes de los dioses

olímpicos en la tradición astrológica y el papel que jugó la representación del pathos

antiguo en el arte y la civilización post-medieval”4. La obra inacabada, será retomada

posteriormente por dos de los discípulos de Aby Warburg: Fritz Saxl y Erwin Panofsky.

Ambos autores deciden investigar la pervivencia de la mitología de la Antigüedad

clásica en la cultura occidental; fruto del trabajo conjunto surge la obra La mythologie

classique dans l’art Médiéval. Su proyecto deviene fundamental para el estudio

concreto del Tapiz de la Creación, puesto que analizan la pervivencia de la antigüedad

3 Jan Bialostocki (1973), Estilo e iconografía. Contribución a una ciencia de las artes, trad. José Mª.

Pomares (Barcelona: Barral) 13. 4 Estela Ocampo y Martí Peran (1998), Teorías Del Arte (Barcelona: Icaria Editorial) 135.

Page 6: Pervivencia de la Antigüedad Clásica en el TAPIZ DE LA CREACIÓN

5

Fig. 1. Júpiter y Venus, Rafael. Bóveda de

Villa Farnesina, Roma

en obras medievales. Su obra es iniciada mostrando la discordancia con el pensamiento

de autores italianos referentes a la teoría del arte

Les premiers Italiens à avoir écrit sur l’histoire de l’art, tels Ghiberti, Alberti et

surtout Giorgio Vasari, pensaient que l’art classique avait été abandonné au début de l’ère

chrétienne et qu’il ne refit pas surface jusqu’à ce que, aux XVIe et XVe siècles, il servît de

fondement à ce que l’on appelle généralement la Renaissance.5

Estos historiadores del arte italianos evocaban la problemática del abandono del arte

clásico de principios de la era cristiana, a dos motivos: por un lado, la invasión de los

bárbaros, y por otro, la hostilidad de los primeros cristianos hacia los temas clásicos,

principalmente los de contenido astrológico y mitológico. Panofsky y Saxl introducen la

idea de la pervivencia de las concepciones clásicas a lo largo de la época medieval ya

sean de carácter literario, científico, filosófico o artístico. No obstante, ambos autores

aceptaron parcialmente las ideas de los escritores italianos, puesto que durante la Época

Medieval era inconcebible que figuras mitológicas clásicas fueran representadas

manteniendo los cánones de estilo clásico, explican Saxl y Panofsky, a lo que los

medievales reaccionaron atribuyendo un significado cristiano a las figuras paganas,

convirtiendo de este modo a los héroes

clásicos en la figura del Salvador

combatiendo el mal y liberando las

almas de los creyentes. Por lo tanto, en

época medieval era intolerable que un

tema mitológico clásico fuera

representado con un estilo también

clásico, a diferencia de cómo concibió,

en época renacentista, Rafael de Urbino

la obra de Júpiter y Venus en la bóveda

de Villa Farnesina6 (fig. 1).

No obstante, el aspecto relevante del hallazgo de la pervivencia es la idea ofrecida

por Bialostocki, en tanto que los autores van a mantener las representaciones alegóricas

paganas, procedentes de la tradición clásica; únicamente cambiarán su significado

original, como expone André Grabar, en referencia a la utilización de la tradición “por

5 Erwin Panofsky y Franz Saxl (1991), La mythologie classique dans l’art médiéval (Brionne: Monfort) 7.

6 Referencia extraída de: Ana Domínguez Rodríguez (2007), “Astrología y mitología en los manuscritos

ilustrados de Alonso X el Sabio”, En la España Medieval 30: 32.

Page 7: Pervivencia de la Antigüedad Clásica en el TAPIZ DE LA CREACIÓN

6

los cristianos para interpretarla después a su manera”7. En referencia a la pervivencia de

la iconografía en el caso específico del Tapiz de la Creación, hay que tener en cuenta

dos aspectos importantes: el hecho que sea realizado durante la época alto-medieval y

las influencias árabes; de ello hablaremos más profundamente en el tercer eje.

Jean Seznec, autor de Los dioses de la Antigüedad en la Edad Media y el

Renacimiento, mantiene la idea de que “la Antigüedad pagana, lejos de «re-nacer» en la

Italia del siglo XV, había sobrevivido en la cultura y el arte medievales”8. Seznec

intenta demostrar a partir de ejemplos, que los dioses sobrevivieron durante la Edad

Media en sistemas de ideas establecidos desde finales del mundo pagano. Los dioses

van a subsistir durante la época medieval alimentándose de interpretaciones tales como

que el mito habita en la mentalidad de todas aquellas sociedades que creen vivir en un

mundo divino; aunque estos ideales a finales del paganismo ya hubieran desaparecido.

Hay que tener en cuenta que la creencia en el mundo divino de la época medieval estaba

enfocada de forma distinta respecto la antigüedad. Las religiones paganas de antaño

eran mayoritariamente ritualistas; en cambio, el cristianismo requiere la creencia en la

figura trinitaria de Dios, así como en sus dogmas.

Tras un estudio preliminar de los aspectos que se deben tener en cuenta para

comprender la totalidad de una obra de arte, Panofsky ofrece su particular método de

estudio iconológico, para el que se deben seguir los siguientes pasos: el primero de ellos

es una descripción preiconográfica, donde el historiador debe determinar los datos

fácticos que posee la obra mediante su capacidad perspectiva; en este primer paso,

ocasionalmente hay que tener en cuenta la historia del estilo, para comprender cómo

fueron representados determinados motivos según la época y la cultura.

El segundo paso es el análisis iconográfico donde se engloba la identificación de

imágenes, historias y alegorías. El historiador debe describir de forma totalmente

objetiva, puesto que el método iconográfico conlleva la identificación, descripción y

clasificación de las imágenes; asimismo, “en el análisis iconográfico es preciso corregir

y suplementar el conocimiento de las fuentes literarias profundizando en la historia de

los tipos”9, analizando cómo se han modificado los temas iconográfico acompañando el

paso del tiempo.

7 André Grabar (1998), Las vías de la creación en la iconografía cristiana, versión de Francisco Díez del

Corral (Madrid: Alianza) 27. 8 Jean Seznec (1985), Los dioses de la Antigüedad en la Edad Media y el Renacimiento (Madrid: Taurus)

11. 9 Estela Ocampo y Martí Peran (1998), Teorías Del Arte (Barcelona: Icaria) 144.

Page 8: Pervivencia de la Antigüedad Clásica en el TAPIZ DE LA CREACIÓN

7

El tercer paso es el análisis iconológico, que consiste en comprender el contenido de

la obra de arte. Panofsky expone que la interpretación iconológica debe prestar atención

a los principios subyacentes, entendidos por Cassirer como ‘valores simbólicos’; es

decir, los procedimientos técnicos, los rasgos de estilo, las estructuras de composición y

los temas iconográficos. La iconología debe ser entendida, por lo tanto, como un

proceso de interpretación, que procede más bien de una síntesis que de un análisis,

explica Panofsky en su obra El significado en las artes visuales10

. Para lograr un preciso

análisis iconológico se debe seguir el estudio en profundidad de los tres pasos.

A. Ejemplos de pervivencia del mundo antiguo en la época medieval

En este breve apartado se estudiará el valor metodológico de dos ejemplos que

evidenciarán la pervivencia de la antigüedad clásica en el medievo.

Isaac Sastre de Diego dedica un artículo, titulado Pervivencias iconográficas

clásicas en el Medievo Hispánico y Musulmán, a ejemplificar algunas de las ideas

teóricas tratadas anteriormente, haciendo referencia específica a los arcos de Triunfo.

Recopilando ideas de Grabar, el autor expone que el cristianismo, que surgió y

permaneció durante tres siglos como religión minoritaria, al convertirse en religión del

estado, sustituyendo los antiguos cultos paganos, suplantó asimismo sus códigos

oficiales de representación y plasmación material. El cristianismo adquirió desde el

último tercio del siglo IV d. C., englobando la era de Constantino, un lenguaje artístico

perteneciente a la tradición clásica. Sastre de Diego se reafirma en el estudio de Grabar,

en el que evidencia que la fuente artística y cultural de la que bebió el primer arte

cristiano fue la clásica helenística; asimismo, apoya su tesis remarcando que

Constantino se consideraba un emperador romano, por lo que el arte oficial adquirió una

tonalidad claramente clásica.

Sastre de Diego se cuestiona cómo podía pervivir la tradición pagana con cierto

éxito hasta época tardoantigua. Aunque en el siglo V d. C. el cristianismo ya había

arraigado en la mentalidad de la población, la presencia de la cultura clásica todavía

persistía. El motivo de su duradera herencia se basaba principalmente en una cuestión

práctica, puesto que era el lenguaje que conocían las gentes desde hacía siglos; aunque

su mensaje hubiera cambiado, el esquema empleado era el mismo. Con el paso del

tiempo, la Iglesia se percató de la dificultad que implicaba erradicar la temática clásica,

10

Erwin Panofsky (1983), “Iconografía e Iconología: Introducción al estudio del arte del Renacimiento”,

El significado en las artes visuales (Madrid: Alianza) 45-77.

Page 9: Pervivencia de la Antigüedad Clásica en el TAPIZ DE LA CREACIÓN

8

Fig. 2. Relicario

forma de Arco de

Triunfo

así que decidió adoptar un cambio de actitud, asumiendo muchos de esos elementos y

presentarlos cristianizados ante la sociedad. Esta deducción la aplica Sastre de Diego en

referencia al primer arte cristiano, pero como iremos viendo a lo largo del trabajo, éste

será el esquema que deberemos seguir para comprender en su totalidad el Tapiz de la

Creación. Debemos entender al Tapiz como una obra creada por gentes cristianas, en

una época claramente cristiana, pero con motivos paganos presentados asimismo, con

un carácter cristiano. Dicha postura adquirida por la nueva religión del estado se plasmó

en la carta escrita por Gregorio Magno al abad de Melitón, en el año 597. En el texto se

discurría sobre cómo actuar en los ‘espacios sagrados’ profanos del obispo de los anglos

Agustín; Gregorio Magno “le recomienda no destruir los templos ni cualquier señal de

culto pagano y, en cambio, sí sustituirlos por nuevas construcciones cristianas dedicadas

a algún santo o cuya fama haya trascendido en el lugar”11

. Siguiendo la novedosa

metodología, la representación de Dios sustituyó las imágenes de los antiguos dioses

paganos. Dichas representaciones han sido documentadas a lo largo del mundo cristiano

tardoantiguo y altomedieval, aplicadas posiblemente, cada vez, de forma más

inconsciente.

Uno de los ejemplos al que recurre Sastre de Diego es un

relicario con forma de arco de Triunfo que donó, en torno al

año 828, Eginardo a la iglesia San Servatius de Maastricht12

(fig. 2). El autor explica el modo de distribución iconográfica

del relicario, distinguiendo tres cuerpos. Aunque el carácter

cristiano es claramente notorio debido a la aparición de figuras

como el tetramorfo o el símbolo de la divina trinidad, la

organización de dichas representaciones resulta muy similar a

la disposición iconográfica de los arcos romanos, en una

escala jerárquica donde los seres divinos ocupan su cúspide, y

los humanos rigen la superficie. Incluso la inscripción que

aparece en el relicario ocupa el mismo espacio que se

dedicaba en los arcos honoríficos, y con una clara alusión a la victoria en ambos casos.

En la zona donde se representaban las Victorias ahora se encuentran ángeles y

11

Isaac Sastre De Diego (2004), “Pervivencias iconográficas clásicas en el medievo cristiano y

musulmán. La ideología de las puertas y arcos triunfales”, Iberia 7: 114.

En este comentario Sastre de Diego hace referencia a un comentario a esta carta en Sánchez

Caballero (1990) 433. También en J.A. Iñíguez (1978) El altar cristiano. I. De los orígenes a

Carlomagno (s. II – año 800) 303. 12

Íbid., 116-117.

Page 10: Pervivencia de la Antigüedad Clásica en el TAPIZ DE LA CREACIÓN

9

evangelistas, que escriben, inspirados por Dios, los libros del Nuevo Testamento. Sin

embargo, añade Sastre de Diego

Esta vía tan directa del lenguaje clásico no fue la más usual, y capacidad de

realización e interpretación sólo estaba al alcance de unos pocos privilegiados capaces de

conocer y descifrar los niveles más profundos de las imágenes representadas en los

edificios y objetos cristianos. Es lo que se ha llamado “exégesis bíblica”, donde todavía

estaba latente el componente mitológico y pagano.13

Del mismo modo, Jean Seznec pone en paralelo la sabiduría pagana y la sabiduría

bíblica a partir de la asociación entre las Sibilas, entendidas como personajes de la

mitología griega y romana que vaticinaban sucesos, y los profetas, entendidos como

personajes religiosos intermediarios entre la divinidad y la humanidad; ambos

personajes asociados en las portadas de las catedrales. Asimismo, Seznec afirma que en

la época medieval existía una clara consciencia del uso de las formas profanas, e incluso

en algunas sociedades reivindicaban con orgullo la herencia de la Antigüedad. El autor

ejemplifica esta sentencia a partir del caso concreto del siglo XII, donde las personas

cultivadas eran conscientes de los orígenes greco-romanos de su cultura; además, añade

que en el siglo XIII los franceses se consideraban con derechos particulares a la

herencia antigua, proclamando: “Grece ot de chevalerie/ Le premier los et de clergie/

Puis vint chevalerie a Rome/ Et de la clergie la some/ Qui ore est en France venue”14

.

Como consecuencia de este orgullo, explica Seznec, los clérigos tomaron la antigüedad

para justificar sus acciones, hallando en ella testigos o antepasados.

Mediante estos ejemplos extraídos de los propios autores a los que me he referido en

el primer apartado, pretendo enfocar las bases de mi proyecto de estudio. Con este

primer eje introductorio sostengo la idea de la pervivencia de la antigüedad en la época

medieval, no solamente en sus obras de arte, sino también en el sentimiento de la

población, con ejemplos tales como las coincidencias estructurales de ciertas piezas

medievales con los arcos de triunfo romanos, o la mentalidad de ciertas poblaciones,

que acogen a la antigüedad como su clara y digna herencia.

13

Isaac Sastre De Diego (2004), “Pervivencias iconográficas clásicas en el medievo cristiano y

musulmán. La ideología de las puertas y arcos triunfales”, Iberia 7: 116. 14

Jean Seznec (1985), Los dioses de la Antigüedad en la Edad Media y el Renacimiento (Madrid: Taurus)

24.

Page 11: Pervivencia de la Antigüedad Clásica en el TAPIZ DE LA CREACIÓN

10

Fig. 3. El Tapiz de la Creación, Museo Capitular de la Catedral de Gerona

EL TAPIZ DE LA CREACIÓN

El tapiz de la Creación (fig. 3), tejido entre finales del siglo XI y principios del

siglo XII, se encuentra actualmente, y documentado desde el siglo XVI, en el Museo

Capitular de la Catedral Santa María de Gerona. Se trata de una obra de gran

importancia, principalmente, por la magnitud de sus dimensiones y la complejidad de su

iconografía. El fragmento de la obra que hoy en día se conserva mide 4,70m de ancho y

3,65m de largo; a partir de ello, los estudiosos han intentado hacer reconstrucciones

hipotéticas de la parte perdida.

Aunque comúnmente la obra sea denominada Tapiz de la Creación, hay que

tener en cuenta que según el punto de vista técnico no se trata de un tapiz, sino de un

bordado. Ha sido posible conocer los detalles de su realización, expuestos por el

historiador Manuel Castiñeiras en su obra El Tapiz de la Creación, debido al análisis del

reverso del tejido. La técnica equivale a la utilizada en las telas acu pictae, comúnmente

conocida como pintura a la aguja, que consiste en perfilar las figuras con hilo negro con

la intención de separarlas de la parte de color. La pintura a la aguja no se utiliza

únicamente en el ámbito del hilo y la aguja, sino que se trata de una técnica más

conocida en el campo de las artes plásticas, donde se muestra un predominio de la línea

sobre el color. Un ejemplo de pintura moral románica con delineación de la figura se

Page 12: Pervivencia de la Antigüedad Clásica en el TAPIZ DE LA CREACIÓN

11

Fig. 4. Maiestas Domini, Sant Climent de

Taüll

Fig. 5. Fragmento Tapiz de

Bayeux, Batalla Hastings

halla en el ábside de la Iglesia de San Clemente de Taüll, donde un Maiestas Domini

(fig. 4) protagoniza la escena. El hecho de estar realizado sobre lana, y no sobre lino o

seda que son materiales más ligeros, ha

aportado al tejido unas características

de pesadez y voluminosidad, y en

consecuencia, ha devenido un bordado

poco adaptable. Estas cualidades han

conducido a los estudiosos a establecer

ciertas vinculaciones con las alfombras

de lana originarias del Próximo Oriente,

Persia y Babilonia. Asimismo, el Tapiz

de la Creación se ha asimilado a

distintas obras, aunque en este apartado únicamente mencionaremos una, puesto que el

resto están dotadas de mayor importancia para el trabajo y serán expuestas en los

siguientes apartados. De este modo, el Tapiz se ha asimilado al Tapiz de Bayeux (fig. 5)

debido a distintos aspectos: sus grandes dimensiones, la sucesión de imágenes, que en

este caso nos narran detalladamente la conquista de Inglaterra por parte de los

Normandos en la conmemoración de la batalla de

Hastings; o por el hecho de devenir una fuente

documental de la época a partir de las imágenes que

se nos muestran. Mediante las representaciones de

ambos tapices se han podido conocer hechos

histórico o tradiciones características de las gentes

que figuran en ellos; por ejemplo, los

investigadores pudieron adentrarse en el estudio de

las actividades agrícolas características en cada estación. El aspecto que las diferencia,

aparte de la temática, es el material con el que fueron construidas, pues el Tapiz de

Bayeux fue bordado en lino.

Los colores utilizados en el Tapiz de la Creación son muy variados y de gran

vivacidad, aunque el efecto de la luz del sol, junto con el paso de los años, ha provocado

la oxidación de sus colores con la consecuencia de perder la intensidad o incluso haber

cambiado sustancialmente algunas tonalidades. Por este motivo, desde la dirección del

museo de la Catedral de Gerona se decidió cambiar el Tapiz de sala, a una donde la

entrada de la luz del sol no pudiera afectar negativamente al bordado. Aunque el color

Page 13: Pervivencia de la Antigüedad Clásica en el TAPIZ DE LA CREACIÓN

12

en la parte visible se haya ido perdiendo, en su reverso se pueden apreciar sus colores

originales, como se ha documentado durante su última restauración, en el año 2012. De

este modo, los verdes, rojos, amarillos, terracotas, azules, blancos y púrpuras son los

colores que destacan. Originariamente, el púrpura predominó sin duda en todo el Tapiz;

el motivo era la importancia simbólica del color atribuido a su carácter noble. El cambio

ha resultado considerable: el púrpura se ha metamorfoseado en verde. El negro, como se

ha mencionado en el párrafo anterior, tenía la única funcionalidad de perfilar las figuras,

mientras que el resto de colores se ocupaban de la decoración, en muchos casos

simbólica, del Tapiz de la Creación.

PERVIVIENCIA DEL MUNDO ANTIGUO EN EL TAPIZ DE LA CREACIÓN

En el segundo eje del trabajo se llevará a cabo un estudio minucioso de las partes

que componen el Tapiz de la Creación, y que, asimismo, perviven del pasado. Por lo

tanto, en este apartado no se hará una descripción completa del Tapiz, sino únicamente

de las partes, que en un principio paganas, fueron puestas en escena de forma

cristianizada. De este modo, los sujetos a estudio serán los siguientes: El círculo de la

Creación, los cuatro vientos, los ríos, el Año, las cuatro estaciones, las constelaciones,

los meses del año, y los carros del Sol y la Luna. De cada fragmento se realizará una

breve descripción iconográfica, seguida de un apartado donde se especifique la herencia

de la que se ha servido, pudiendo profundizar en su análisis iconológico. Los

fragmentos que rodean a la figura del Sanctus Deus compuestos por imágenes de la

Biblia y el ciclo narrativo de la leyenda de la Vera Cruz narrada por Santa Elena, no se

abordarán en este estudio, debido a su carácter claramente cristiano.

EL CÍRCULO DE LA CREACIÓN

En el interior del círculo de la Creación se encuentra, destacada por su céntrica

posición, la figura de Cristo Cosmocrátor o Dios Creador (fig. 6) con la mano derecha

en posición de bendición y la mano izquierda ocupada con un libro abierto, que muestra

al espectador; en las páginas del libro se lee la leyenda Sanctus Deus15

. A los lados de

Dios aparecen las palabras Rex Fortis16

. El libro sostenido por Cristo Cosmocrátor

aparece decorado con motivos geométricos vivos en color; Él viste una túnica decorada

con unos pliegues en la tela de carácter geométrico, y una aureola perfilada con hilo

15

Santo Dios. 16

Rey Fuerte.

Page 14: Pervivencia de la Antigüedad Clásica en el TAPIZ DE LA CREACIÓN

13

Fig. 6. Círculo de la Creación.

Sanctus Deus. Tapiz de la Creación

Fig. 7. El Sol y el

Zodiaco. (Bibl. Nac.

Francia), s. XI

negro y bordada con unos colores amarillos y terracotas que quieren imitar al dorado.

Alrededor de la imagen de Cristo se encuentra el círculo de la Creación, destacado por

el color blanco del fondo y el negro de sus letras; en éste se puede leer: Dixit Quoque

Deus Fiat Lux Et Facta Est Lux17

. El círculo de la cruz nos muestra el poder de la

palabra ante el hecho: se dijo y se hizo.

Tribuenda est sideribus divinitas

Cicerón, De Natura Deorum

Seznec expone que “todo espíritu que

percibe, tras el movimiento de las esferas, una

inteligencia ordenadora, se siente inclinado a

situar la divinidad en el Cielo”18

. Tanto para

las constelaciones como para los planetas, el

proceso de «mitologización» ha sido gradual;

sin embargo, la influencia decisiva fueron las

religiones orientales. La creencia en los dioses

siderales adquirió una gran importancia en el momento en que los cultos de Oriente –

especialmente el culto al Sol y el culto babilónico a los planetas– se difundieron en el

mundo greco-romano. La herencia de la antigüedad en la representación y la concepción

de Cristo, durante la Edad Media, está totalmente

fundamentada por las comparaciones simbólicas

realizadas con el culto al Sol. En el Imperio Romano el

culto al Sol adquirió tal importancia, que a partir del siglo

II, se convirtió en uno de los dioses principales del

imperio, cuya festividad era celebrada el día 25 de

diciembre. La posterior asimilación del Mesías con un Sol

de justicia llevó a colocar su fecha de nacimiento el

mismo día que la vuelta del sol en el solsticio de invierno.

La obra titulada El Sol y el Zodiaco19

(fig. 7) es más que

sugerente, principalmente por la paralela distribución de la

pieza con el Tapiz de la Creación, en la que ésta última

17

Dios dijo: -Que exista la luz. Y la luz existió. 18

Jean Seznec (1985), Los dioses de la Antigüedad en la Edad Media y el Renacimiento (Madrid: Taurus)

41. 19

Cristo como Sol rodeado de los 12 signos del zodiaco y la alegoría de las 4 estaciones o El Sol y el

Zodiaco, procedente del Ms. Paris lat. 7028 f. 154r (Bibl. Nac. Francia), s. XI (¿Italia Central?).

Page 15: Pervivencia de la Antigüedad Clásica en el TAPIZ DE LA CREACIÓN

14

Fig. 8. Septentrio. Tapiz de la

Creación

acoge la figura del Sol en representación de Cristo. Del mismo modo, era habitual la

concordancia entre ambos seres durante la Edad Media, hallada en expresiones como

«Jesús, Sol de la Justicia» y «Sol de la Salvación»20

. Asimismo, en un Sermón sobre la

Natividad del Señor y su divinidad, Zenón de Verona ofrece las siguientes palabras:

“Hic sol noster, sol verus, qui clarissimos ignes mundi germanos astrorum

candentiumque poloru, claritatis suae de plenitudine accendit”21

. En esta explicación

debe acentuarse la estrategia de la Iglesia, ya desde sus principios, que no destruía el

culto pagano sino que lo suplantaba por el cristiano, mediante la asignación de un nuevo

significado.

LOS CUATRO VIENTOS

Si considerásemos la posibilidad de que el

conjunto que forma el círculo de la Creación fuera

una cúpula, los vientos estarían localizados en las

conchas de la misma. Los cuatro vientos se hallan

inscritos en los vértices de un cuadrado enmarcado

por una cenefa de motivos florales. El viento es

personificado por unos adolescentes alados

desnudos, cada cual soplando dos conos de color

verde desde donde emana parte del aire; asimismo,

cabalgan sobre unos sacos de cuero presionados

mediante las extremidades inferiores, cuyos sacos

también tienen la función de expulsar aire. El viento que surge de estos aparatos es

representado por unas líneas negras ondulantes. Cuando la intensidad es mayor, más

líneas pueden sumarse de las trompas y los sacos de cuero. Las alas, con origen en la

espalda de los adolescentes, se asimilan a las alas policromadas del ángel de la Luz y el

de las Tinieblas, encontrados en el interior del círculo de la Creación. Asimismo, las

personificaciones del viento están dotadas de unas segundas alas situadas en los tobillos,

éstas de color blanco. El saco de cuero es de color terracota y está decorado por dos

cenefas con motivos geométricos. De la misma forma, el fondo en el que se encuentran

los cuatro vientos también está decorado con motivos geométricos de colores blancos,

20

Franz Joseph Dölger (2013), Paganos y Cristianos (Madrid: Encuentro) 33. 21

Íbid., 34. [Trad. del autor: “Éste es nuestro Sol, el verdadero Sol, que con la plenitud de su claridad

enciende los brillantísimos fuegos del mundo, y los hermanos de los astros de polos ardientes”].

Page 16: Pervivencia de la Antigüedad Clásica en el TAPIZ DE LA CREACIÓN

15

Fig. 9. Mosaico de Beth- Alpha

rojos, y verdes, juntamente con unas líneas ondulantes que dibujan unas especies de

triángulos. Cada personificación está acompañada de su nombre: Septentrio (fig. 8),

Avster, Cephirvs y Svbsolanvs.

Las primeras representaciones conocidas de los vientos fijaban su número en

cuatro, del mismo modo que las estaciones o los elementos de la naturaleza. La relación

de estos sujetos es expuesta por Jean Seznec en su obra Los Dioses de la Antigüedad en

la Edad Media y el Renacimiento, mediante una tabla donde pone en relación distintos

aspectos particulares del hombre, como los estados del cuerpo o los humores, con

elementos propios de la astronomía; todos ellos vinculados por ser cuatro. Esta tabla es

mencionada por Seznec para mostrar cómo la educación cristiana incorporaba

elementos de la cultura profana en sus estudios, citando posteriormente a San Agustín el

cual reconocía que era necesario conocer la historia natural y la astronomía para leer las

Escrituras y para adquirir la ciencia de las cosas divinas22

.

Las imágenes de los vientos se remontan al arte helenístico, sin embargo, la idea

de su personificación ya se halla en algunos autores griegos como Homero. En la

Odisea, Homero narra la existencia de cuatro vientos de cuyos nombres únicamente uno

coincide con los representados en el Tapiz de la Creación; el autor los introduce del

siguiente modo: “Y la noche surgió del cielo. Cayeron Euro y Noto, Céfiro de soplo

violento y Bóreas que nace en el cielo despejado levantando grandes olas”23

. Mediante

las representaciones del Tapiz y las descripciones

que ofrece Homero se pueden establecer

correlaciones, siendo Bóreas “el viento impetuoso”24

la correspondencia de Avster, Euro el que derrite la

nieve en las altas montañas, Svbsolanvs, y Noto

descrito como un huracán que destruye las naves por

voluntad de los soberanos dioses correspondería a la

representación de Septentrio. Por lo tanto, podemos

deducir, que el paso al arte cristiano se produjo a

través del arte clásico.

La forma tradicional de representar los

22

Jean Seznec (1985), Los dioses de la Antigüedad en la Edad Media y el Renacimiento (Madrid: Taurus)

46-47. 23

Homero (2010), Odisea, trad. José Manuel Pabón (Madrid: Gredos) 107. 24

Íbid., 340.

Page 17: Pervivencia de la Antigüedad Clásica en el TAPIZ DE LA CREACIÓN

16

Fig. 10. Río Geón. Tapiz de

la Creación

vientos ha sido mediante una figura humana o sólo su cabeza, ambas soplando. Otras

interpretaciones añaden a la cabeza que sopla un cuerno, una caracola o una trompa25

.

Todas ellas aparecen encarnadas en el Tapiz de la Creación, ya sea alrededor del

Círculo de la Creación, como en las miniaturas de los meses del año y las estaciones. En

un sentido cosmológico, como se considera en el Tapiz, los cuatro vientos se colocan en

los ángulos de la superficie terrestre conforme a la concepción antigua reflejada en la

Biblia que da forma cuadrada a la tierra. No obstante, a mi parecer, considero la

colocación de los vientos una copia de la tradición, apoyando mi opinión en la imagen

anteriormente mencionada, titulada El Sol y el Zodiaco, o en el Mosaico de Beth-Alpha

(fig. 9). En ambas representaciones, anteriores al Tapiz de la Creación, se muestra un

círculo central de tipología paralela, acompañado de cuatro seres que encuadran la

imagen. Asimismo, hay que tener en cuenta que la representación de los vientos procede

de la concepción homérica, expuestos como figuras humanas aladas en hombros y

tobillos, insuflando dos cuernos y sobre un odre, que según el texto mitológico que

cuenta Ulises, recibieron de Eolo.

LOS RÍOS

De l’Edèn naixia un riu que regava el jardí, i des

d’allà se separava en quatre braços: 11 el primer es diu

Fison, i recorre tot el país d’Havilà, on hi ha or, 12 i l’or

d’aquest país és molt fi; també s’hi troben la resina

olorosa de bdel·li i la pedra d’ònix. 13 El segon riu es diu

Guihon, i recorre tot el país de Cuix. 14 El tercer riu és el

Tigris, que pasa per la part oriental d’Assíria, i el quart

és l’Eufrates.26

Gn, 2, 10-14

Como explica el Génesis, el Paraíso está

constituido por cuatro ríos. De estos cuatro, solamente

uno ha sido conservado de forma completa, y un

segundo se reconoce parcialmente. Puesto que se trata de cuatro ríos y los dos

conservados se hallan en los extremos del Tapiz, casi podríamos afirmar que los dos

25

María Dolores Llorens González (1989), “La representación de los vientos en el claustro de la catedral

de Pamplona: notas para su estudio”, Espacio, Tiempo y Forma 8: 51. 26

La Bíblia a Internet, 2009, Associació Bíblica de Catalunya, 21 de mayo del 2013,

http://www.abcat.org/bci/

Page 18: Pervivencia de la Antigüedad Clásica en el TAPIZ DE LA CREACIÓN

17

Fig. 11. Madrid, Biblioteca Nacional,

ms. 3307, f. 61v. Libro de los

Cómputos, Constelaciones de Río

(Eridano)

restantes se deberían encontrar en los extremos de la parte inferior perdida. Los ríos que

proceden del Paraíso según el Génesis son: el Fison, el Tigris, el Éufrates y el Geón (fig.

10), que es el único conservado.

El Geón es personificado por un hombre, con barba, semidesnudo, cubierto con

una tela roja a modo de falda, inscrito en una circunferencia de fondo blanco y con la

inscripción del nombre del río en la parte superior. Este disco blanco, a la vez, forma

parte de un cuadro de tonalidad verdosa, enmarcado por una cenefa que contiene

motivos florales. El personaje porta en su mano derecha una ánfora de la que brota

agua, puesto que representa el inicio del río. Alrededor del personaje, abrazadas por sus

extremidades superiores aparecen bordadas dos plantas que florecen gracias al agua del

río.

En las interpretaciones realizadas del Tapiz de la Creación, principalmente

iconográficas, las representaciones se han considerado indiscutiblemente como la

personificación de los ríos que aparecen en la Biblia, en gran medida por las

inscripciones en las que aparecen sus nombres. Asimismo, hay que tener en cuenta que

el modo de representación coincide con efigies antiguas. De este hecho ya se percató

Joaquín Yarza quien expone que “por lo general, cuando se visualizan los ríos en la

tradición cristiana nada tienen que ver con esta encarnación en figuras humanas

portadoras de recipientes que abran para que fluya el agua. Esto se da en la tradición

clásica”27

. Sin embargo, me opongo profundamente a esta sentencia puesto que, como

se ha ido observando, en la mayor parte del Tapiz hay una clara superficie pagana teñida

por una fina capa cristianizante. Según el astrónomo alejandrino Claudio Ptolomeo, –

quien completó el primer catálogo estelar realizado por Hiparco de Nicea describiendo

las cuarenta y ocho constelaciones de la

bóveda celeste en su obra Mathematike

Syntaxis, traducida al árabe por Isaac Ibn

Hunayn y renombrada Almagesto–, la octava

esfera quedó dividida en tres grandes tipos de

constelaciones, a destacar las constelaciones

27

Joaquin Yarza Luaces (2007), Entre lo medieval y la tradició clásica: El «tapiz» de la creación de

Girona, Lliçó inaugural del curs 2007-2008 a càrrec de Joaquim Yarza Luaces, catedràtic emèrit de la

UAB pronunciada el dia 14 de novembre de 2007 (Barcelona: Amics de l’Art romànic) 7.

Page 19: Pervivencia de la Antigüedad Clásica en el TAPIZ DE LA CREACIÓN

18

Fig. 12. Annus. Tapiz de la

Creación

meridionales o hemisferio austral que engloban quince constelaciones, entre ellas la

personificación del río28

. Sin ser presentada únicamente como una corriente de agua,

esta constelación fue inspirada en las figuraciones de la mitología clásica donde

representaban la personificación del río como un “viejo barbudo que yace sobre una

corriente acuática y se apoya en un cántaro, siguiendo la fórmula habitual griega para

personificar los accidentes de la naturaleza”29

(fig. 11). Las posibilidades de que las

representaciones de los ríos del Tapiz tengan una base pagana, hallada en las

constelaciones de Ptolomeo, se intensifica cuando se observa que en los cuadrantes

contiguos al río aparecen las constelaciones de Sansón y Hércules, ambas pertenecientes

al conjunto de constelaciones septentrionales o de hemisferio boreal.

EL AÑO

Annus (fig. 12) es representado por un hombre

portador de la rueda del tiempo en la mano izquierda

y un instrumento de trabajo en la mano derecha,

colocado en una postura totalmente hierática. Este

personaje se encuentra dentro de un círculo de color

blanco y se sitúa en el centro de las viñetas superiores

del Tapiz. Alrededor de la figura humana se encuentra

la inscripción Annus30

. A diferencia de Cristo

Cosmocrátor, éste se halla en una edad más madura,

caracterizado por la barba y los cabellos largos y

dorados que le aportan al personaje un aire de

majestuosidad. Esta diferencia entre el uno joven y el otro adulto es la contraposición

entre el Cristo Cosmocrátor y el Cristo Cronocrátor; el primero de ellos se halla en la

eternidad, y por lo tanto, el tiempo no le afecta, mientras que el segundo se siente

afectado por el paso de los años.

La figura del Sanctus Deus en el centro del Tapiz ha sustituido a Annus, pero no

lo ha eliminado. Efectivamente, el Tapiz opta por otorgar un protagonismo evidente al

elemento cristiano, por este motivo, la figura del Dios Cosmocrátor aparece

28

Laura Fernández Fernández (2010), “La octava esfera o la esfera de las estrellas fijas”, Revista Digital

de Iconografía Medieval, 3: 42. 29

Ana Domínguez Rodríguez (2007), “Astrología y mitología en los manuscritos ilustrados de Alonso X

el Sabio”, En la España Medieval 30: 42. 30

Año.

Page 20: Pervivencia de la Antigüedad Clásica en el TAPIZ DE LA CREACIÓN

19

Fig. 13. Cuatro Estaciones. Tapiz de la

Creación

protagonizando la pieza; sin embargo, el elemento pagano adjudicado a un segundo

plano permanece, demostrando que el autor de la obra era consciente de la pervivencia

de la antigüedad y evita eliminarla. Joaquín Yarza equipara la figura de Annus con el

Aión griego; las imágenes del dios Aión son dobles: por una parte se presenta como un

viejo, como tiempo de la vida. Y por otro lado, también se presenta como un joven que

sostiene el zodiaco. A partir de ambas formas de representación, se podría vincular con

la figura de Dios, elemento central del Tapiz, que aparece como un joven sujetando, no

la rueda del zodiaco, pero sí la Biblia. Parece que se hayan realizado ambas

representaciones del dios Aión manteniendo en una de ellas el espíritu pagano y el

cristiano en la otra. Esta afirmación se respalda en las palabras de Joaquín Yarza, las

que exponen que “una vez más el cristianismo ha evitado destruir lo existente.

Simplemente se ha limitado a sustituir a lo preexistente, a cristianizar los elementos

paganos, a transformarlos”31

.

LAS CUATRO ESTACIONES

Las cuatro estaciones (fig. 13) se

sitúan alrededor de la figura del año, dos

respectivamente a cada lado. Desde el punto

de vista del espectador el orden es el

siguiente: verano, otoño, invierno y

primavera. Con el objetivo de poder

distinguir los meses del año respecto las

estaciones, se representó encima de las

cabezas de las personificaciones de los meses

un creciente de luna. Asimismo, las

inscripciones que contienen cada recuadro

recuerdan quién es su protagonista. En todas

las estaciones, a excepción del invierno, la

personificación tiene a su derecha un árbol, y

a su izquierda otra planta que corta, agarra o

incide con algún tipo de instrumento que sostiene con la mano derecha.

31

Joaquin Yarza Luaces (2007), Entre lo medieval y la tradició clásica: El «tapiz» de la creación de

Girona, Lliçó inaugural del curs 2007-2008 a càrrec de Joaquim Yarza Luaces, catedràtic emèrit de la

UAB pronunciada el dia 14 de novembre de 2007 (Barcelona: Amics de l’Art romànic) 9.

Page 21: Pervivencia de la Antigüedad Clásica en el TAPIZ DE LA CREACIÓN

20

El verano es representado por un hombre en actitud hierática que sujeta con una

mano la hoz y con la restante unas espigas de trigo. Viste un ropaje característico de la

época y realiza un trabajo común en los meses que componen la estación que

representa. El color que domina la escena es el verde de la vegetación y el amarillo de

las espigas y el sol. En la parte superior de la representación aparecen dos inscripciones

en las que se puede leer: Estas y Flax32

.

El otoño aparece representado por un hombre vistiendo unos ropajes semejantes

a la representación de verano, pero con una gama de colores más fría, simbolizando el

cambio de estación y el descenso de temperaturas. La personificación del otoño aparece

recolectando uva, proceso común en la época. En la parte superior de la escena aparece

la inscripción d’Autumnus y Nux33

. Sin embargo, la nuez no aparece bordada.

El invierno aparece representado por un hombre sentado en un banco o una silla

oscura con topos de color rojo. El personaje lleva una capa roja con clapas blancas, y

debajo de ella le asoma un vestido azul. Se calienta los pies descalzos y las manos en un

fuego flameante donde aparece la inscripción Ignis34

. En la parte superior de la viñeta se

hallan dos cabezas aladas opuestas, soplando, que según las inscripciones, son los

vientos Gelvs y Frigvs35

.

La primavera es representada por un hombre que trabaja la tierra. Lleva unas

vestiduras más parecidas a las anteriormente descritas del verano y otoño. Vuelven a

predominar la gama de colores cálidos como símbolo del aumento en la temperatura.

Aun así, en la parte superior de la escena aparece una cabeza alada que sigue soplando

viento. A lo largo del siglo pasado, se podía leer en la parte superior de la

representación, las inscripciones Frigvs y Calida36

.

Para poder hablar de las Estaciones del año, antes debemos referirnos a las

Horas, puesto que ambas están estrechamente vinculadas. Elvira Barba explica que en el

origen de las Horas, Hesíodo las personificaba como tres hermanas a las que llamaba

Eunomía, Dike e Irene. En un principio eran figuras vinculadas a la buena marcha de la

naturaleza; sin embargo, con el tiempo se asociaron a la diosa Afrodita como cuerpos

indiferenciados que componen un grupo. La idea de la secuencia en la vida de la

naturaleza acabó definiendo su carácter definitivo a principios del siglo III a. C., cuando

32

Verano y Hoz o dalla. 33

Otoño y Nuez. 34

Fuego. 35

Hielo y Frío. 36

Frío y Caliente.

Page 22: Pervivencia de la Antigüedad Clásica en el TAPIZ DE LA CREACIÓN

21

Fig. 14. Kairoi

Fig. 15. Sansón. Tapiz

de la Creación

Ptolomeo II hizo aparecerlas en una procesión dedicada a Dionisio. Las que fueron

inicialmente tres Horas, se convirtieron en cuatro, y cada una de ellas llevaba los

atributos de una de las Estaciones. De este modo, se inauguró la imagen helenístico-

romana de las Horas. Pronto se estabilizó la iconografía de las cuatro Horas como las

cuatro Estaciones reflejado en la distinción que hizo Ovidio de cada una en su obra

Metamorfosis: Primavera se representaba con una corona ceñida de flores, Verano

desnuda y portando guirnaldas de espigas, Otoño con manchas de las uvas prensadas e

Invierno con cabello blanco y desgreñado.

De forma simultánea apareció durante el Periodo

Imperial unas representaciones artísticas de unos genios

masculinos denominados Kairoi (fig. 14). Los Kairoi

eran figuras de niños o adolescentes que representaban a

las estaciones, en ocasiones aparecían jugando o

montando carros. Su carencia de sentido religioso les

permitía variaciones iconográficas, como la de ir

vestidos o desnudos. En sus atributos, sin embargo,

apenas había variantes sobre los reseñados por Ovidio:

“la Primavera lleva flores; el Verano, una hoz y

espigas; el Otoño, un cesto de frutas y un animal

cuadrúpedo cazado, cuando no uvas, un vaso y el tirso báquico, y el invierno, una caña

y pájaros muertos”37

. Estas iconografías que se mantienen hasta las últimas figuraciones

antiguas, que son mosaicos del siglo V d. C., son

totalmente vinculables a las representaciones que hallamos

en la parte superior del Tapiz de la Creación, especialmente

las descripciones de los Kairos.

CONSTELACIONES

En la parte superior del Tapiz de la Creación entre

los ríos del Paraíso y las estaciones, concretamente entre el

rio Geón y el verano, y el otro río y la primavera, aparece la

representación de dos constelaciones. En la parte izquierda,

37

Miguel Ángel Elvira Barba (2008), Arte y mito: Manual de iconografía clásica (Madrid: Sílex) 310.

Page 23: Pervivencia de la Antigüedad Clásica en el TAPIZ DE LA CREACIÓN

22

Fig. 16. Hércules. Tapiz

de la Creación

visto desde el punto de vista del espectador, aparece la figura de Sansón (fig. 15); y en

la parte derecha la figura de Hércules (fig. 16).

Sansón es reconocido como a tal, debido a la inscripción con su nombre en la

parte superior de la imagen. El personaje es representado por un hombre barbudo, con

una tela de color azul que le cubre la zona de los genitales.

En la mano izquierda porta un trozo de tela azul, y en la

derecha un carrillo de asno. Hércules ha sido un personaje

que ha llevado a mucha polémica, puesto que hasta la

restauración llevada a cabo en el año 2012 no se reconoció

al personaje como a tal. Que se descubriera la figura fue

debido al hallazgo de las iniciales HER encontradas en el

reverso del Tapiz, testimoniado entre otras personas, por el

historiador del arte Gustavo Torres. Hércules se representa

semidesnudo, cubierto con una tela de color azul que le

cubre la zona púbica. En la mano derecha porta un cuchillo y en la mano izquierda la

piel de un león. En el fondo aparece un árbol que sitúa al personaje en una escena

exterior envuelta por la naturaleza.

¿Caín, Abel o Hércules? Esta ha sido posiblemente la cuestión más problemática

hasta la última restauración llevada a cabo el año 2012. Desde un principio se había

dudado entre estas tres figuras, sin llegar a una conclusión clara. Pere de Palol38

, gran

estudioso del Tapiz de la Creación, veía en la representación a la figura de Caín debido

a los objetos que acompañan al personaje: la espada, y la oveja. Asimismo, añade que

sería extraña la representación de Hércules sin barba y tan joven, y portando en sus

brazos una oveja y no un león –aspecto más característico del personaje–. Lamberto

Font39

no ofrece ningún tipo de explicación a su definición del personaje, únicamente lo

nombra Abel. Maria Assumpta Garcia i Renau lleva a cabo inicialmente un análisis del

personaje del que concluye que “amb la seva mà esquerra alça un animal mort o la seva

pell; sembla que és una ovella, per la qual cosa llavors, molt probablement, el

personatge és Abel”40

. Asimismo añade: “per la seva situació, Samsó i Abel han de

representar tesi i antítesi, ja que aquesta és la constant de les figures oposades

38

Pere De Palol (1986), El Tapís de la Creació de la Catedral de Girona, (Barcelona: Edicions Proa)

107. 39

Lamberto Font (1974), Guía Breve de la Catedral de Gerona. El tapiz de la creación en color

(Barcelona: Seix Barral) 8. 40

M. Assumpta Garcia i Renau (1992), El Tapís de la creació, símbol sagrat (Barcelona: Hogar del

Libro) 109.

Page 24: Pervivencia de la Antigüedad Clásica en el TAPIZ DE LA CREACIÓN

23

simètricament del Tapís de la Creació”41

. Manuel Castiñeiras42

también se posiciona

firmemente a favor de la figura de Abel; mientras que Joaquín Yarza43

plantea la

hipótesis de los tres personajes: del mismo modo puede ser Hércules; como Caín, visto

como el mejor hijo de Adán y Eva, o como la prefiguración del Cristo muerto; aunque

también aparecen elementos de Abel como el cuchillo y el cordero. El motivo de la

disputa era la ausencia de inscripción en la viñeta; sin embargo, el desacuerdo llegó a su

fin el año 2012 durante la última restauración cuando se descubrieron las iniciales HER

en el reverso del Tapiz. Estas tres letras hicieron desvanecer las dudas de todo un siglo

de cuestionamientos, teorías erróneas e intentos frustrados de cristianización del Tapiz.

Otra vez, prevalece el elemento pagano por encima del cristiano.

Las dos constelaciones que aparecen en el Tapiz –Hércules y Sansón–

pertenecen al conjunto de constelaciones Septentrionales de Ptolomeo. No creo que

fueran dos constelaciones escogidas de forma azarosa debido a su clara vinculación con

el cristianismo. Sansón es un personaje que engloba dos esferas: por una parte su

carácter pagano como constelación, y por otra parte, su clara referencia al personaje de

la Biblia. Hércules, como se ha mostrado en el párrafo anterior, ha conllevado una gran

polémica, en la que, la mayoría de los autores apostaban por su carácter cristiano.

Asimismo, ambos personajes pueden estar vinculados por la lucha con el León y por su

característica fortaleza. La iconografía de ambas representaciones es de gran similitud; a

modo de complicidad, las dos figuras parece que crucen sus miradas, aunque no se

hallen yuxtapuestas. Parece que el propósito del uso de ambas figuras es el dominante

en el Tapiz de la Creación: ofrecer un espacio a lo pagano, aunque con una clara

intención cristianizadora.

MESES DEL AÑO

La distribución de los meses del año (fig. 17) ha estado realizada de la forma

común en la Edad Media: la mitad ascendente, de enero a junio a la derecha, y la mitad

de julio a diciembre, a la izquierda. Del mismo modo que las estaciones eran

representadas por personajes que realizaban actividades comunes del período en el que

se hallaban, en las escenas de los meses sucederá de igual forma. De este modo, el

41

M. Assumpta Garcia i Renau (1992), El Tapís de la creació, símbol sagrat (Barcelona: Hogar del

Libro) 109. 42

Manuel Castiñeiras (2011), El Tapís de la Creació (Girona: Catedral de Girona) 53. 43

Joaquin Yarza Luaces (2007), Entre lo medieval y la tradició clásica: El «tapiz» de la creación de

Girona, Lliçó inaugural del curs 2007-2008 a càrrec de Joaquim Yarza Luaces, catedràtic emèrit de la

UAB pronunciada el dia 14 de novembre de 2007 (Barcelona: Amics de l’Art romànic) 9-11.

Page 25: Pervivencia de la Antigüedad Clásica en el TAPIZ DE LA CREACIÓN

24

Fig. 17. Fragmentos Meses

del Año y Carro del Sol y

Carro de la Luna. Tapiz de la

Creación

Tapiz devendrá una fuente documental de la época en la que fue creado.

Desafortunadamente, algunos de los meses no se han conservado, como es el caso de

enero, noviembre y diciembre; y los meses de febrero, julio, agosto, septiembre y

octubre, se conservan únicamente de forma parcial. Con la intención de distinguir los

meses de las estaciones, la persona o conjunto de personas que bordaron el Tapiz

dibujaron unas medias lunas invertidas en las cabezas de las representaciones de los

meses. Los colores utilizados en cada una de las escenas mantienen un estrecho vínculo

con los meses, pues cuando el mes se aproxima a

períodos calurosos, la gama utilizada es cálida;

mientras que en los meses donde las temperaturas son

más bajas, la gama de colores se desliza a la fría.

El mes de febrero es representado por un

personaje portador de una caña de donde cuelgan dos

aves. En la franja derecha de la composición aparece

una cabeza alada que sopla aire. En la parte superior se

halla la inscripción Febrvaris44

y en el lateral derecho

Frigvs. El mes de Marcivs45

se separa del mes de

Febrero por la escena del carro del Sol. De la misma

forma que en el mes anterior aparece el Frigvs. El

personaje lleva en las manos una rana y una serpiente,

y al lado de sus piernas aparece representada una

cigüeña –Ciconia–. Es remarcable la aparición del sol

en este último mes. En Aprilis46

ya ha desaparecido la

cabeza alada que expulsa aire. El personaje se dedica a

labrar la tierra con un objeto manual dirigido por dos

caballos o asnos. Las flores y el árbol ya muestran la

llegada inminente de la primavera. El mes de Maius

aparece acompañado de una florida vegetación y un

caballo a su derecha. El sol brilla con más intensidad a

medida que se acerca el verano. Iunius47

es

representado por un pescador justo en el momento en el que saca el pez del agua,

44

Febrero. 45

Marzo. 46

Abril. 47

Junio.

Page 26: Pervivencia de la Antigüedad Clásica en el TAPIZ DE LA CREACIÓN

25

aunque no se trata de la primera presa, puesto que a su lado hay un cubo con varios

peces en su interior. La representación del sol sigue presente.

En el mes de julio se puede apreciar la mano de un segador y el sol que aparece

de forma fragmentaria. En la viñeta donde se representa agosto aparece parte de un

campo de espigas y la inscripción Sol. En el mes de setiembre aparece un personaje que

está utilizando el mallal, una herramienta que se utiliza para picar el grano del cereal.

En octubre una mano corta con la ayuda de una hoz los racimos de uva. Aparece en esta

viñeta la inscripción Vinea, que significa viña.

En la antigua Roma, el término calendarium hacía referencia a la fecha en la que

se abonaban los intereses producidos por préstamos realizados, correspondiendo con el

primer día del mes. La actividad agrícola supuso el resurgimiento de una crisis heredada

del Imperio Romano; para ello, la alta Edad Media se adentró en un proceso de

ruralización que afectó a toda la sociedad. El concepto de tiempo se vio influido por ello

y desde entonces, la sociedad campesina rigió su vida mediante un calendario agrícola.

Hay que tener en cuenta que en el 375 a. C. ya se halla en un vaso ático la

personificación de los Meses, representados como jóvenes con cualidades referentes a

fiestas celebradas en cada uno de ellos. No obstante, el motivo iconográfico asociado a

la representación de labores campesinas se desarrolló durante el románico, siguiendo la

tradición en la que cada mes era asociado con una labor, realizada, generalmente, por un

único personaje, figurado de perfil y en actitud dinámica. Sin embargo, las primeras

referencias literarias al calendario se hallan en la poesía antigua, donde en ocasiones ya

se hacía mención al topos agrícola con la intención de mostrar el paso del tiempo

mediante la regeneración natural de la vegetación. Algunas de las obras más relevantes

fueron los Fastos de Ovidio, las Geórgicas de Virgilio y el dominado Cronógrafo del

354, atribuido a Furio Dionisio Filócalo. Dichas obras fueron conservadas y

transmitidas mediante las copias realizadas en los monasterios altomedievales. El

Cronógrafo del 354 adquirió un papel fundamental en la época, en él se conjugaban la

enumeración de las fiestas paganas, las fechas lunares y las fechas de la entrada del sol

en cada uno de los signos del zodiaco, sus personificaciones y también las de los meses.

El complejo repertorio que engloba el Cronógrafo del 354 procede de la época romana,

cuando en las representaciones escuetas de los Meses se les añadieron atributos y

simbolismos como la aparición de frutos, vientos dominantes, alusiones a fiestas y

dioses protectores; y ya desde el 200 d. C. empezaron a imponerse las labores agrícolas,

que arrinconaron a las propias personificaciones. De esta tradición bebió el medievo,

Page 27: Pervivencia de la Antigüedad Clásica en el TAPIZ DE LA CREACIÓN

26

cuya época conjugó las personificaciones con el resto de atributos y actividades, y así,

se crearon los magníficos calendarios que marcarían toda la edad medieval48

.

La temática de los Fastos no corresponde estrictamente a las representaciones

que hallamos en el Tapiz, sin embargo, no debemos obviar que debido a la temática es

una de las fuentes de la que se sirvió la cultura medieval. Concretamente, los Fastos

tienen por objeto el calendario del año festivo romano, como bien se especifica en su

primer dístico: “Tempora cum causis Latium digesta per annum/ lapsaque sub terras

ortaque signa canam”49

. Los libros en los que el pontífice Máximo registraba los

acontecimientos llevados a cabo durante el año eran llamados fasti, cuyo significado es

el de anales o calendario. Al mismo tiempo, Ovidio se sirve de la herencia mitológica

griega para emprender su obra; por ello aunque el objetivo de la obra sea el estudio

concreto de las festividades, el poeta abarca un campo mucho más amplio. Entre el

contenido de la obra se encuentran: indicaciones de los signos del zodiaco, el nombre de

los meses, la duración del día y de la noche, el nombre de las constelaciones en las que

el Sol entra cada mes, días de fiesta y modo de celebrarlas. Asimismo, Ovidio desarrolla

el recurso literario de la intervención de los dioses. Las particularidades de los Fastos

son compartidas, en algunos casos, en el Tapiz, particularmente en la idea de incluir

constelaciones, el día y la noche, y el nombre de los meses. Del mismo modo que el

Tapiz de la Creación puede ser comprendido como un modo más práctico de transmitir

a los creyentes aspectos de la religión cristiana, los Fastos cantaron el calendario

romano poniendo en verso el conocimiento que se hallaba en los libros, para una mayor

divulgación.

EL CARRO DEL SOL Y EL CARRO DE LA LUNA

Los dos carros se hallan a la altura de los vientos Avster y Cephirvs, y entre los

meses del año. Comparten características con los dos ríos y el Año, por el hecho de estar

inscritos en un círculo de color blanco y superpuesto en un fondo verdoso bordeado por

los motivos florales que enmarcan a la vez todos los meses, los ríos, las cuatro

estaciones y el Año.

48

Seguimos las consideraciones de Marta Poza Yagüe (2009) en su artículo “Las labores de los meses en

el románico”, Revista Digital de Iconografía Medieval 1: 31-33. 49

Francisca Moya del Baño (1997), Historia de la Literatura Latina, coor. por Carmen Codoñer Merino

(Madrid: Cátedra) 245.

Page 28: Pervivencia de la Antigüedad Clásica en el TAPIZ DE LA CREACIÓN

27

Fig. 18. Carro del Sol. Tapiz de la

Creación

Fig. 19. Ejemplo estela

Kudurru en honor al

Abad-etir, Babilonia

En el carro del Sol (fig. 18) aparece un

personaje coronado con nueve llamas, con un

tipo de escudo en la mano derecha y un cetro en

la mano izquierda, que cabalga como un auriga

sobre un carro dirigido por cuatro caballos. En

la parte superior del círculo aparece la

inscripción Dies Solis50

, que pese a su

traducción literal, adopta el significado de

domingo. Al lado opuesto del Tapiz aparece el

carro de la Luna del que únicamente se conserva

la mitad del círculo; aunque solo se preserve un fragmento, se puede intuir que ambos

carros se hallan en una actitud contrincante. En el caso del carro del Sol, los caballos se

hallan en la parte derecha, mientras que los toros que dirigen el carro de la Luna se

hallan en la parte izquierda, que es lo único que puede verse con claridad, juntamente

con la inscripción Dies. La representación del Sol dirigiendo un carro portado por cuatro

caballos, y el de la Luna por dos toros, formaba parte de una temática clásica que

reaparece en la Edad Media.

Desde las primeras culturas mesopotámicas, el

cielo ha sido objeto de admiración; los dioses, proyectados

en él, fueron identificándose con los astros más visibles

para el hombre, de los que destacan el Sol y la Luna.

Ambos astros, personificados y divinizados han ocupado

un espacio central en las religiones del Mediterráneo

Oriental, testimoniado por los kudurru51

asirios (fig. 19) o

el culto a Hvare-Mâonha de los persas52

. En la mitología

griega Helios es la personificación del Sol. El dios, “Sol

que da luz a los hombres”53

, ha sido representado como un

hermoso ser coronado con una brillante aureola, auriga de

un carro dirigido por corceles, según Píndaro, y por toros

solares, según Homero. Con el paso del tiempo, Helios (fig. 20) es asociado con mayor

50

Día del Sol. 51

Un Kudurru era una estela de piedra grabada, usada como registro de la propiedad de un terreno que

incluía imágenes de dioses que garantizaban el contrato. 52

Isabel Mª Labrador González i José Mª Medianero Hernández (2004), “Iconología del Sol y la Luna en

las representaciones de Cristo en la Cruz”, Laboratorio de Arte 17: 79. 53

Homero (2010), Odisea, trad. José Manuel Pabón (Madrid: Gredos) 181.

Page 29: Pervivencia de la Antigüedad Clásica en el TAPIZ DE LA CREACIÓN

28

Fig. 20. Relieve de Helios en su

carroza procedente de Troya, c.

300 a. C. Museo Staatliche,

Berlín

constancia al dios de la luz, Apolo. En el Tapiz, la representación del Sol recrea

claramente la forma de Apolo sobre su carro. Asimismo, el Sol y la Luna desempeñan

un papel relevante en la astrología griega, a los que se les atribuye poderes benéficos.

Incluso en época cristiana, ambos astros mantienen las influencias religiosas, aunque

pasan a un papel secundario acompañando a la divinidad.

Un aspecto curioso que aparece representado

en el Tapiz de la Creación es la inscripción Dies

Solis que en la antigüedad adquirió el nombre de

domingo, atestiguado por los escritos de San

Agustín y Tertuliano. El cambio onomástico se

produjo con gran resistencia por parte del vulgo, que

quería conservar la costumbre de tal denominación,

señala en el siglo VI Gregorio de Tours.

Curiosamente, en el Tapiz se mantiene la inscripción

procedente de la entidad pagana. Asimismo, la

tradición astrológica marca la posición del Sol a la

derecha del cuerpo, mientras que la Luna a la

izquierda; del mismo modo, en el Tapiz encontramos una distribución análoga,

hallándose en Cristo la figura de referencia.

Como exponen Labrador y Medianero54

, parece ser que las representaciones del

Sol y la Luna surgen como productos de la herencia de los dioses paganos, que

progresivamente reciben nuevos contenidos simbólicos y alteraciones iconográficas.

Como conclusión de este segundo eje se debe destacar principalmente el hecho

de que no podemos considerar el Tapiz como una obra con un único sentido

representativo, puesto que la pervivencia de la antigüedad es claramente notoria.

Ciertamente, algunos de sus apartados como la historia de la Vera Cruz o las viñetas

que envuelven al Cristo Cosmocrátor pertenecen al ámbito cristiano; por lo que

debemos entender el Tapiz como una obra formada por elementos paganos cubiertos por

un velo cristiano. Muchos de los autores que han estudiado anteriormente el Tapiz de la

Creación se han percatado de sus influencias paganas, sin embargo, su mentalidad

cristiana no les ha permitido indagar en su estudio.

54

Isabel Mª Labrador González i José Mª Medianero Hernández (2004), “Iconología del Sol y la Luna en

las representaciones de Cristo en la Cruz”, Laboratorio de Arte, 17: 81.

Page 30: Pervivencia de la Antigüedad Clásica en el TAPIZ DE LA CREACIÓN

29

Fig. 21. Mosaico de Beth-Alpha

Fig. 22. Tapiz de los Astrolabios

EL FRAGMENTO PERDIDO DEL TAPIZ DE LA CREACIÓN

El objetivo del tercer eje del proyecto es el de intentar verificar la existencia de

los signos del zodiaco en la parte perdida del Tapiz de la Creación. Varios han sido los

autores que han ofrecido una hipótesis en referencia a las escenas restantes, sin

embargo, debido a la ausencia de pruebas, no

se ha podido obtener una idea clara y

evidente de ello. Para abordar el último

apartado del proyecto, inicialmente

compararemos brevemente las hipótesis

sobre el tamaño completo del Tapiz, de

mano de dos autores relevantes en su

estudio; en segundo lugar, analizaremos las

referencias adoptadas de la Antigüedad que

aluden a los símbolos del zodiaco; en tercer

lugar, se realizará un estudio comparativo

entre el mosaico de la sinagoga de Beth-Alpha

(fig. 21) y el Tapiz de los Astrolabios (fig.

22), en los que, no sólo podremos observar una gran relación iconográfica con el Tapiz,

sino también la inclusión en ellos de los signos zodiacales. Para finalizar con el trabajo,

plantearé mi propia hipótesis en referencia a la existencia de los signos del zodiaco

como parte de la composición del Tapiz de la Creación.

Las aportaciones de diversos autores no se centran únicamente en hallar un

posible marco de contenido iconográfico, sino que también atañen a la forma que tuvo

Page 31: Pervivencia de la Antigüedad Clásica en el TAPIZ DE LA CREACIÓN

30

Fig. 23. Hipótesis de

reconstrucción del Tapiz de la

Creación por Pere de Palol

el Tapiz. Para mostrar esta variedad de hipótesis, analizaremos brevemente el estudio de

dos autores cuya separación en el tiempo es equivalente al distanciamiento de sus

opiniones. Por una parte, Pere de Palol planteó una

hipótesis de reconstrucción (fig. 23) en la que

consideraba el fragmento conservado como una

tercera parte del total. De este modo, dividía el Tapiz

en una parte superior protagonizada por las escenas

del Génesis, una parte intermedia dominada por el

Ciclo de la Invención de la Vera Cruz, y un ciclo

inferior Apocalíptico. Efectivamente, la suma de los

tres ciclos resultaría un conjunto de gran tamaño,

que Pere de Palol propone como adorno de la

fachada de una gran iglesia, expuesta en jornadas de

festividades litúrgicas55

. La teoría fue sostenida por

el hecho que la construcción de una catedral de

grandes proporciones, dirigida por el obispo Pere

Rotger y su hermana la condesa Ermessenda, debía

ser acompañada por grandiosos elementos

decorativos, manteniendo el carácter de

grandiosidad y riqueza que manifestaban ambos

personajes. Asimismo, teniendo en cuenta que en la época medieval los tejidos o

bordados, las pinturas murales y los mosaicos de pavimento eran objeto de imitación

mutua, se podría vincular las grandes dimensiones del Tapiz propuestas por Pere de

Palol con el Tapiz de Bayeux, cuyo tejido mide un total de 70 metros de largo. Hay que

tener en cuenta, que ya se han establecido semejanzas entre el Tapiz de Bayeux y el

Tapiz de la Creación, ambas vinculadas a través de la forma de representación a modo

de filme, es decir, sin dividir las escenas en viñetas. Se compara la secuencia de

imágenes representadas en la historia de la Vera Cruz del Tapiz de la Creación con la

sucesión de ilustraciones que muestran los hechos previos a la conquista normanda de

Inglaterra del Tapiz de Bayeux.

Por otra parte, Castiñeiras, de los últimos autores que han publicado información

del Tapiz de la Creación, tiene una idea bien diferenciada de la de Palol. Mediante un

55

Josep Calzada Oliveres (1980), “El mosaic de la Sinagoga de Beth-Alpha i el Tapís de la Creació de la

Catedral de Girona”, Revista de Girona 92: 201.

Page 32: Pervivencia de la Antigüedad Clásica en el TAPIZ DE LA CREACIÓN

31

Fig. 24. Hipótesis de reconstrucción del Tapiz de

la Creación por Manuel Castiñeiras

estudio de las actuales dimensiones conservadas del Tapiz, el autor revela de forma muy

detallada las medidas que debería tener la tela (fig. 24). Castiñeiras deduce la medida

del bordado a partir de la cenefa superior:

Per bé que totes varien en l’amplada, la llargària sembla haver estat la mateixa

[…] –originalment de 420 cm–, fet que suposa que les tiges verticals –que ara fan 293,5

cm– originalment continuaven a la part inferior encara 115 cm més. A això caldria

afegir el tros d’amplada que manca en la sanefa dreta, la qual, per comparació amb la

franja Esquerra i per la composició de requadres, faria uns 60 cm. D’això es dedueix

que el bordat faria uns 480 x 480 cm.56

En la parte inferior, el autor sitúa

los meses del año restantes, la

historia de la Invención de la Vera

Cruz protagonizada por el Emperador

Constantino, los dos ríos que unidos

a los que aparecen en la franja

superior conformarían los cuatro ríos

de la Biblia, las constelaciones de

Orión y Hércules –teniendo en cuenta

que Castiñeiras no ve en la escena de

Hércules a su verdadero protagonista,

sino a la figura de Abel–, i

finalmente los días de Marte,

Mercurio, Venus, Saturno y Júpiter –

que sería el que presidiría la franja, a

semejanza del Año–. Hay que tener en cuenta que ambas opiniones permanecen en el

campo de la hipótesis, debido a la falta de pruebas. Sin embargo, el aspecto relevante no

es tanto la creación de una teoría, sino la variedad de opiniones que han surgido a lo

largo de los años de estudio del Tapiz.

A. Referencias en la Antigüedad de los símbolos del zodiaco

En la cultura occidental, la iconografía de las constelaciones debe sus orígenes a

la Antigüedad, así como las teorías astronómicas y astrológicas que influyeron en la

56

Manuel Castiñeiras (2011), El Tapís de la Creació (Girona: Catedral de Girona) 14.

Page 33: Pervivencia de la Antigüedad Clásica en el TAPIZ DE LA CREACIÓN

32

Edad Media europea, en el Islam y en Bizancio. A lo largo de la alta Edad Media, que

se extiende desde el siglo VI hasta el XII, no existe una actividad de observación

astronómica por parte de los estudiosos europeos; de este modo, Occidente penetra en

una etapa de olvido de las tradiciones científicas procedentes de Grecia. La información

sobre las constelaciones era transmitida mediante textos poéticos, que a falta de las

representaciones de las estrellas, eran adornadas con sus atributos mitológicos. Las

representaciones de las constelaciones eran plasmadas en las miniaturas de manuscritos

de los siglos IX al XII.

La imaginación mítica de los griegos fue la encargada de la creación de un

arsenal de figuras de carácter divino en la tierra, sin embargo, estas efigies pronto

fueron buscadas en el cielo. Eratóstenes en su obra Catasterismos dota de significación

mitológica a cada una de las constelaciones; asimismo, vincula los signos del zodiaco

con héroes de fábula: el León se vincula a Heracles, el Toro es el que raptó a Europa,

etc. Como expone Seznec, “desde entonces, la astronomía y la mitología se confunden

tan estrechamente que ya no se separan nunca”57

. No obstante, las comparaciones con

los signos del zodiaco eran constantes en la Antigüedad, un ejemplo de ello son las

similitudes que se establecían entre los propios seres humanos con el zodiaco y

asimismo con los planetas; dichas equiparaciones fueron impulsadas por Antíoco de

Atenas. Del mismo modo, los planetas se podían corresponder con los cuatro elementos

que componían la tierra –tierra, fuego, agua y aire–. De este modo, cultura cristiana y

profana se entrelazaban de forma inequívoca. La astronomía y la fisiología humana

estaban vinculadas mediante el principio griego de la melothesia, en el que cada signo

del zodiaco reinaba sobre una parte del cuerpo, y cada planeta sobre un órgano; de este

modo, como explica Seznec, “un cirujano no podrá operar un miembro enfermo si la

Luna se halla en el signo del Zodíaco del que depende ese miembro; de hacerlo, la

humedad del planeta determinaría inmediatamente las más graves complicaciones”58

.

Estas nociones, expone el autor, no se hallaban únicamente en el círculo de los clérigos,

sino que se encontraban manifiestas en las Enciclopedias, desde el siglo XIII,

publicadas en lenguaje vulgar, con el objetivo de revelar su conocimiento a una mayor

cantidad de destinatarios.

57

Jean Seznec (1985), Los dioses de la Antigüedad en la Edad Media y el Renacimiento (Madrid: Taurus)

42. 58

Íbid., 49.

Page 34: Pervivencia de la Antigüedad Clásica en el TAPIZ DE LA CREACIÓN

33

Hasta el siglo XII, en Occidente, los eruditos en temáticas astronómicas, que

eran mayoritariamente en todos los ámbitos del conocimiento clérigos, poseían tan solo

un total de cinco obras: el comentario In Somnium Scipionis de Macrobio, Finicus

Maternus, los comentarios latinos del Timeo de Platón, y las cortas exposiciones de

Isidoro y Beda. Asimismo, las aportaciones en el campo de la astronomía y astrología

de estos eruditos fueron nulas, a excepción de Bizancio, cuya ciudad se convirtió en el

foco de la astrología debido a las copias de manuscritos de la antigüedad. No obstante,

Bizancio mantuvo su papel relevante hasta la caída del Imperio de Occidente59

.

Los árabes, por su parte, habían heredado la física y las ciencias naturales de

Aristóteles, del Tetrabiblos y del Almagesto de Ptolomeo. El estudio de estas obras fue

practicado principalmente por Abû-Masar y los Al-Kabisi, cuyos personajes fueron los

encargados, asimismo, de transmitirlas a Occidente. El contexto de las Cruzadas, y la

introducción de la filosofía y la ciencia árabe en Sicilia y España, abrió un puente entre

las dos culturas que permitió la transmisión de conocimientos60

. De este modo, Europa

pudo conocer los textos griegos junto con los comentarios árabes; no obstante, hay que

tener un aspecto en cuenta, pues, ciertamente la codificación visual de la octava esfera y

sus constelaciones en la Edad Media proviene de una herencia grecorromana, sin

embargo, las obras que reciben los occidentales por parte de los árabes incluyen una

serie de variantes del mundo islámico. Laura Fernández especifica dichas variaciones en

su artículo La octava esfera o la esfera de las estrellas fijas:

El mundo islámico interpretó constelaciones grecorromanas siguiendo su

propia moda y principios estéticos, por lo tanto encontramos una gran transformación

en las imágenes islámicas, que visten y engalanan con trajes y joyas orientales, como

vemos en el citado manuscrito Ms. Marsh 144 de la Bodleian Library, y en ocasiones

introdujeron aspectos diferenciadores propios de la cultura beduina, originando

imágenes singulares como la figura de Casiopea como una mujer sentada en un

camello dibujado sobre ella, tal y como podemos ver en el Ms. Hunt 212 también de la

Bodleian Library.61

Gracias a la inclusión de estos textos en Occidente, hubo un aumento de interés

en el campo de la astrología. Asimismo, coincide con los tiempos en los que los más

59

Referencia extraída de: Jean Seznec (1985). Los dioses de la Antigüedad en la Edad Media y el

Renacimiento (Madrid: Taurus) 50. 60

Íbid. 61

Laura Fernández Fernández (2010), “La octava esfera o la esfera de las estrellas fijas”, Revista Digital

de Iconografía Medieval, 3: 46.

Page 35: Pervivencia de la Antigüedad Clásica en el TAPIZ DE LA CREACIÓN

34

cultivados príncipes se aferraron a los astrólogos como leales consejeros; protagonista

del siglo XIII encontramos al rey erudito Alfonso X el Sabio.

B. El Tapiz de los Astrolabios y el mosaico de la Sinagoga de Beth-Alpha

Como se ha estudiado en el eje anterior, el Tapiz de la Creación es fruto de una

tradición pasada; a continuación analizaremos dos obras de temática semejante, una de

ellas anterior y la otra posterior al Tapiz. Mediante su estudio se pretende ofrecer una

primera demostración de la posible existencia de los signos del zodiaco en el Tapiz de la

Creación. En primer lugar, analizaremos iconográficamente el Mosaico de la Sinagoga

de Beth-Alpha, obra que precede al Tapiz, y a continuación, se llevará a cabo una

comparativa entre ambas obras. Asimismo, el Tapiz de los Astrolabios será estudiado

siguiendo los mismos pasos.

El mosaico descrito a continuación se halla en la sinagoga de Beth-Alpha, ubicado

en Palestina del Norte, en la zona de Galilea y fechado en el siglo VI. Actualmente, el

mosaico permanece visible en el fondo de la sinagoga. Centraremos el estudio

iconográfico en la parte central de la composición, posteriormente comparado con el

círculo de la Creación del Tapiz. Dentro de un círculo central se halla la figura del Sol

junto con su carro dirigido por los cuatro caballos. El Sol es personificado por un ser

joven e imberbe; se trata efectivamente del dios Apolo, hijo de Zeus y Leto. Uno de los

símbolos que le caracteriza como el dios que irradia resplandor es la corona con rayos

luminosos. El carro hace referencia a la creencia antigua de la carrera que cursaba el Sol

durante todo el año para fecundar la tierra a lo largo de las estaciones. Asimismo,

inscrito en el círculo, aparece la representación de una media luna y varias estrellas que

decoran su fondo. Rodeando el círculo central, se representa un segundo círculo

dividido en doce compartimentos con sus respectivos meses del zodiaco, acompañados

de las inscripciones de sus nombres en hebreo.

Como explica Josep Calzada y Oliveres62

, se atribuye a los babilónicos el origen de

la división en doce signos o constelaciones los signos del zodiaco. Los sacerdotes de

Babilonia, a quienes se les asigna tal mérito, parece que conservaron su doble carácter:

religioso y científico. Su carácter científico se debe a la aportación de los signos del

zodiaco como localizadores de la posición de los planetas mediante las observaciones

astronómicas; mientas que el carácter religioso se debe a la divinización que recibió el

62

Josep Calzada Oliveres (1980), “El mosaic de la sinagoga de Beth-Alfa i el Tapis de la Creació de la

Catedral de Girona”, Revista de Girona 92: 174-175.

Page 36: Pervivencia de la Antigüedad Clásica en el TAPIZ DE LA CREACIÓN

35

Fig. 25. Montantes de la puerta norte de la fachada de Notre Dame donde se

muestran motivos zodiacales

zodiaco, considerados un tipo de casas para el Sol, cuyo dios las recorría a lo largo del

transcurso del año. La divinización de los signos del zodiaco da lugar a las religiones

astrales. El sentido religioso adquirió gran importancia cuando se puso en consonancia

con el cuerpo humano. En el Antiguo Testamento no se halla una referencia clara de los

signos del zodiaco, sin embargo, los fariseos –personajes que no escaparon del influjo

de la astrología en los pueblos semíticos– tradujeron los nombres de los signos al

hebreo, que son aquellos que aparecen inscritos en los recuadros del círculo mayor del

mosaico, acompañando a las imágenes. Este es un motivo por el que no debe sorprender

encontrar los signos del zodiaco en obras de carácter hebreo y cristiano. Hay

representaciones de los signos del zodiaco en espacios tan centrales como son los

montantes de la puerta norte de la fachada de Notre Dame63

(fig. 25).

Los dos círculos del mosaico de Beth-Alpha descritos anteriormente se encuentran

inscritos en un cuadrado, en cuyos vértices se hallan representadas las cuatro estaciones

personificadas por unas figuras femeninas. La primavera es representada por una joven

de cabellos dorados, y en su pecho figura la imagen de un pájaro que picotea unas

flores. Verano es también una mujer joven que luce un peinado con delicados adornos, y

aparece toda rodeada de frutos. Otoño es una joven con una estrella encima de su sien,

cerca de su figura hay frutas, una palmera y un pájaro. Invierno es una mujer mayor, sin

frutas, ni flores, ni corona.

Son evidentes las conexiones iconográficas entre el mosaico de Beth-Alpha y el

Tapiz de la Creación. A menudo, explica Josep Calzadas, “els jueus donaven una

63

Josep Calzada Oliveres (1980), “El mosaic de la sinagoga de Beth-Alfa i el Tapis de la Creació de la

Catedral de Girona”, Revista de Girona 92: 175.

Page 37: Pervivencia de la Antigüedad Clásica en el TAPIZ DE LA CREACIÓN

36

interpretació simbòlica hebraica a temes pagans o mitològics”64

, acción que hace

recordar a la cristianización del Tapiz. El autor nos remite a una descripción del

mosaico hallada en un pie de imagen escrito por Daniel Rops en el que se especifica:

«En torno al Sol, imagen de Dios, acompañado por los cuatro animales fantásticos de

Ezequiel». Quizás tanto los hebreos como Rops querían hallar en la cuadriga de Apolo a

los cuatro animales de Ezequiel, y en la representación del Sol la imagen de Dios. Del

mismo modo, en los doce signos del zodiaco, los judíos querían ver los doce patriarcas

o las doce tribus de Israel. Hay que tener en cuenta que el número doce representa un

símbolo recurrente en el Antiguo y el Nuevo Testamento.

Asimismo, un nexo evidente entre el Tapiz y el mosaico de Beth-Alpha es la

distribución de la composición: un círculo central donde se halla la figura protagonista,

y a su alrededor, divididos en viñetas, escenas recurrentes a la temática. El círculo

central del mosaico muestra a Apolo, dios pagano, que aparece rodeado de los signos

del zodiaco, elementos de la misma índole; el Tapiz de la Creación está protagonizado

por el Dios Cosmocrátor y rodeado por escenas del Génesis. Asimismo, en ambas

composiciones aparecen inscripciones que definen el contenido de la escena, ya sea con

un solo nombre, o con una breve descripción de los sucesos. Las decoraciones con

estilos geométricos, también son un punto en común entre las dos obras; los motivos

ondulantes parecen marcar tendencia en las dos obras. Así como las cuatro estaciones

que encuadran al círculo que, aunque en el Tapiz aparecen a modo de personificaciones

del viento, comparten su distribución en la composición.

El Tapiz de los Astrolabios es una obra que muestra la concepción medieval del

universo, dando a conocer el saber científico marcado por la ciencia, la mitología y la

religión. De los tres tapices de temática astronómica que se hallaban en la Catedral de

Toledo, el de los Astrolabios ha sido el único que se ha conservado hasta la actualidad.

El tapiz del siglo XV también es conocido como El movimiento del universo o Los

signos del zodiaco. Las tres escenas se explican mediante una inscripción que indica en

cada una el contenido de sus imágenes. En el apartado dedicado a la religión aparece la

figura de Cristo creador que ordena a las figuras femeninas que accionen el mecanismo

del movimiento del Universo; esta representación es la que define la cartelera que se

sitúa en la franja superior. En la misma escena, situado en la parte inferior, se halla la

personificación de Atlas, que sujeta la bóveda celeste. El apartado mitológico

64

Josep Calzada Oliveres (1980), “El mosaic de la sinagoga de Beth-Alfa i el Tapis de la Creació de la

Catedral de Girona”, Revista de Girona 92: 174.

Page 38: Pervivencia de la Antigüedad Clásica en el TAPIZ DE LA CREACIÓN

37

protagoniza el espacio central de la composición; éste se caracteriza por la

representación de las constelaciones, los signos del zodiaco y la estrella Polar, inscritos

en una bóveda con forma de astrolabio. El texto que les precede indica cómo el cielo

gira bajo el polo, haciendo que sus estrellas adopten forma de seres vivos. En el último

apartado, vinculado a la ciencia, la representación escenifica cómo a través de la

filosofía se comprende el saber de la astronomía, explicado mediante la geometría y la

aritmética.

La comparación del Tapiz de la Creación con el tapiz de los Astrolabios no es tan

evidente como con el mosaico de Beth-Alpha, sin embargo, sí que comparten algunos

aspectos. En primer lugar cabe destacar la figura de un Dios creador que domina la

tierra, dejando en un segundo plano los elementos paganos, puesto que, aunque en el

Tapiz de los Astrolabios la astronomía ocupa el espacio central de la composición, sin la

figura del Dios como primer motor no habría quien accionara el movimiento del

universo. En segundo lugar, las figuras del registro astronómico se hallan inscritas en un

círculo que guarda semejanza con el del Tapiz de la Creación; asimismo, en ambas

composiciones, las representaciones del interior del círculo son personificaciones. En

tercer lugar, ambos tapices fusionan de forma más o menos explícita la unión entre el

carácter pagano y el cristiano, siendo en el fondo, uno necesario para el otro.

Con todo lo expuesto, mi hipótesis es la siguiente: del mismo modo que

supuestamente el Tapiz de la Creación tomó como modelo al mosaico de Beth-Alpha,

es posible que el Tapiz de los Astrolabios tomara como fuente de inspiración al Tapiz

de la Creación. Así como el Tapiz de la Creación parece haber adoptado la composición

del mosaico de Beth-Alpha para realizar el círculo de la Creación, y para disponer a los

cuatro vientos, del mismo modo pudo haber tomado su contenido. Posterior al mosaico

de Beth-Alpha se crea la imagen anteriormente mencionada de El Sol y el Zodíaco; esta

obra es una clara copia del mosaico, con un mínimo cambio en el modo de representar

al dios Apolo. En la obra de El Sol y el Zodíaco del siglo XI se representa al dios Sol del

mismo modo que se representan en el Tapiz al Dios Creador; por lo tanto, podemos ver

en estas obras un claro hilo conductor. En definitiva, que se heredara la composición del

mosaico del siglo VI y de la imagen del siglo XI justificaría que también se hubiera

podido tomar prestada la idea de adoptar los signos del zodiaco en el Tapiz de la

Creación. En el caso que en el Tapiz se destinara un apartado a los signos del zodiaco,

éste podría haber sugerido la idea de la composición al Tapiz de los Astrolabios,

posterior al Tapiz de la Creación. En el Tapiz de los Astrolabios aparece la figura del

Page 39: Pervivencia de la Antigüedad Clásica en el TAPIZ DE LA CREACIÓN

38

Dios creador que impulsa al universo dominado por constelaciones y signos del

zodiaco; hay que tener en cuenta que las constelaciones, así como el Dios creador, ya

son elementos presentes en el Tapiz de la Creación.

C. Hipótesis. ¿Existe un apartado dedicado a los signos del zodiaco?

Es conocido que a lo largo del período románico los temas más recurrentes en el arte

fueron el zodiaco, los Maiestas y las escenas que narraban ciclos del Génesis. Los

signos del zodiaco aparecían en los calendarios romanos acompañados de las

estaciones; asimismo, la presencia ocasional de los meses no impedía la aparición

zodiacal. La iconografía de estas figuras paganas fue tomada de diseños de repertorio

clásico, sin dar entrada a un planteamiento ex novo. Las representaciones del zodiaco

durante el románico eran acompañadas, frecuentemente, por figuraciones de los meses,

debido mayoritariamente a su similitud numérica, y a su carácter antagónico –tiempo

terreno y limitado de los meses, en contraposición al tiempo celeste y eterno de los

signos del zodiaco–. Una dialéctica similar se halla asociada al calendario, en el que,

acompañado o no de los signos del zodiaco, aparecen las figuras del Cristo

Cosmocrátor y el Cronocrátor como sujetos antagónicos; también se asociaron a ellos

los ciclos del Génesis. En el Tapiz de la Creación se muestra claramente este juego

antagónico entre los dos dioses, así como también podría existir una oposición entre

meses y zodiaco. El grupo de constelaciones zodiacales recibieron una alteración de su

carácter científico para pasar a referirse al tiempo celeste en clave cristiana. Adoptando

esta nueva idea aparecieron varias representaciones en edificios románicos como la

Basílica de San Isidoro de León, o el pavimento de la Iglesia de San Miniato al Monte

en Florencia. Asimismo, dicha iconografía se halla presente en obras de orfebrería tales

como el Vaso Vescovali, expuesto en el British Museum, y en calendarios litúrgicos y

libros de horas65

.

Los textos de Ptolomeo que en su origen tuvieron un gran renombre entre sus

coetáneos, se dirigieron al profundo olvido al penetrar en época romana. En su lugar, el

poema de Arato tomó éxito a partir de su conservación en versiones de manuscritos

tardoantiguos o altomedievales, que pasaron a la posteridad con el nombre de Aratos.

Las miniaturas halladas en los manuscritos fueron de gran importancia durante los

siglos XI y XII, cuyos ejemplares más abundantes proceden de época carolingia y

65

Referencia extraída de: Laura Fernández Fernández (2010), “La octava esfera o la esfera de las estrellas

fijas”, Revista Digital de Iconografía Medieval 3: 46.

Page 40: Pervivencia de la Antigüedad Clásica en el TAPIZ DE LA CREACIÓN

39

románica. Sin embargo, la semilla ya germinada en el mundo árabe de los textos

ptolemaicos y aristotélicos llegó a Europa con gran fuerza a lo largo del siglo XII,

apartando del punto de mira la obra de Arato. Hay que tener en cuenta que el siglo

coincide con el espacio temporal en el que fue bordado el Tapiz.

Gerardo de Cremona fue el encargado de traducir en Toledo en el siglo XII el

tratado de Ptolomeo al latín. Según Ptolomeo, la octava esfera quedó dividida en tres

grupos de constelaciones: las constelaciones septentrionales o de hemisferio boreal, las

constelaciones zodiacales, y las constelaciones meridionales o de hemisferio austral. En

un principio, esta subdivisión no parece vinculable al Tapiz de la Creación, sin

embargo, a mi parecer, lo está plenamente. En el artículo Astrología y mitología en los

manuscritos ilustrados de Alfonso X el Sabio de Ana Domínguez se hace referencia a la

constelación meridional del río, llamada así por el propio Ptolomeo, aunque

posteriormente recibió por parte de los mitógrafos latinos el nombre de Eridano. La

autora explica que en el carolingio Libro de los Cómputos “se representa a la

constelación no como una corriente de agua sino como la personificación de un río”66

.

La descripción que se ofrece de la personificación de la constelación meridional del

río coincide de forma exacta con la representación del río que aparece en el Tapiz. Del

mismo modo que se ha podido demostrar la raíz pagana de muchas escenas que en un

principio parecían determinantemente cristianas, podríamos interpretar que aquello que

se define como los ríos de la Biblia, es en realidad la constelación meridional del río

expuesta por Ptolomeo. Partiendo del hecho de que la iconografía del Tapiz ha sido

escogida de forma muy meticulosa, usando figuras de interpretación ambigua, es

posible que usaran la constelación del río como pretexto para simbolizar los cuatro ríos

de la Biblia. Hay que tener en cuenta, que su localización se halla no solo entre el ciclo

del mensuario –de carácter claramente pagano–, sino que además, están situados justo al

lado de las viñetas de Sansón y Hércules que forman parte del grupo de constelaciones

septentrionales.

Si mi opinión en referencia a la constelación del río fuera certera, se podría

demostrar la existencia de un espacio dedicado a las constelaciones zodiacales en el

Tapiz de la Creación, en tanto que así se hallarían representados los tres grupos de

constelaciones proclamadas por Ptolomeo. Puede ser que los signos del zodiaco no

aparecieran en su totalidad, puesto que el autor del Tapiz se tomó muchas molestias

66

Ana Domínguez Rodríguez (2007), “Astrología y mitología en los manuscritos ilustrados de Alonso X

el Sabio”, En la España Medieval 30: 42.

Page 41: Pervivencia de la Antigüedad Clásica en el TAPIZ DE LA CREACIÓN

40

para ocultar el matiz pagano de la composición; así pues, si se diera el caso de que los

signos zodiacales tuvieran un espacio, éstos serían probablemente representados de

modo que pudieran generar cierta polémica. Un ejemplo de ello sería la representación

del signo acuario, que es figurado hasta día de hoy como un joven que vierte agua desde

un cántaro, claramente vinculable a la representación que se hace del río en el Tapiz.

Del mismo modo, otros signos tendrían acceso al Tapiz debido a su iconografía;

entre ellos encontramos al signo Piscis, representado por dos peces –uno encima del

otro de forma invertida–; este signo podría vincularse a la narración que describe la

primera multiplicación de los panes; en palabras de Mateo: “16

Pero Jesús les dijo: -No

hace falta que vayan. Dadles vosotros de comer. 17

Ellos le dicen: -Aquí sólo tenemos

cinco panes y dos peces”67

. De este modo, la representación del signo Piscis quedaría

oculto tras las palabras reveladas en la Biblia. Los signos Aries y Capricornio también

pueden ser objeto de discusión por su vinculación con el cordero. Este animal de tipo

ovino es de gran relevancia en la tradición cristiana, un ejemplo de ello se encuentra en

la narración de Juan 21, 15: “Cuando hubieron comido, Jesús preguntó a Simón Pedro: -

Simón, hijo de Juan ¿me amas más que éstos? Él le respondió: -Sí, Señor, tu sabes que

te quiero. Jesús le dice: -Apacienta mis corderos”68

. El signo Tauro podría relacionarse

con uno de los dos animales que formaron la icónica imagen del pesebre con el buey y

el asno. El signo Leo tendría cabida en la composición debido a la relación que

mantiene con las dos constelaciones septentrionales representadas en la franja superior

del Tapiz: Sansón y Hércules. Por último, el signo Virgo podría vincularse con la figura

de la Virgen María designada como tal en el anunciamiento del nacimiento de Jesús

narrado por Lucas:

26 A los seis meses envió Dios al ángel Gabriel a un pueblo de Galilea llamado Nazaret,

a visitar una joven virgen llamada María que estaba comprometida para casarse con un

hombre llamado José, descendiente del rey David. El ángel entró donde ella estaba, y le

dijo: -¡Te saludo favorecida de Dios! El Señor está contigo69

.

Ciertamente, el Tapiz se caracteriza por la abundancia de figuras masculinas, sin

embargo, no sería de extrañar la representación de la Virgen, en tanto que acompañaría

a Santa Elena, figurada en el ciclo de la Vera Cruz. Santa Elena desarrolla un papel

67

La Bíblia a Internet, Associació Bíblica de Catalunya, 2009, 4 de mayo del 2014,

http://www.abcat.org/bci/, (Mateo 14, 16-17). 68

Íbid., (Juan 21, 15). 69

Íbid., (Lucas 1, 26-38).

Page 42: Pervivencia de la Antigüedad Clásica en el TAPIZ DE LA CREACIÓN

41

relevante en la narración, puesto que es ella quien, viajando hasta Jerusalén halla el

modo de encontrar la cruz en la que fue crucificado Cristo.

Mediante un estudio de la vinculación iconográfica a partir de obras similares al

Tapiz de la Creación, así como el hallazgo de la relación entre la constelación

meridional del río descrita por Ptolomeo y la representación en el Tapiz, he intentado

situarme a favor de las opiniones que afirman la existencia de los símbolos del zodiaco

en el Tapiz, si no total, al menos parcialmente. Claramente, aunque mi postura sea

firme, soy consciente de que se trata de una hipótesis que tan sólo podría ser resuelta

con el hallazgo de la parte perdida de la composición. Sin embargo, romper con las

teorías de autores que querían ver en el Tapiz una obra puramente cristiana, me ha

permitido indagar más profundamente en los misterios que esconde este bordado

medieval. Con ello, certifico una evidente pervivencia de la antigüedad clásica, que no

es patente en todo el Tapiz –puesto que deben ser excluidas las escenas del Génesis que

rodean al Sanctus Deus y la escena que narra la historia de la Vera Cruz–, pero sí

dominante al menos en la parte conservada.

Para finalizar me remito a la cita de Jean Seznec, ya mencionado en la introducción:

“Los dioses mismos no resucitan, puesto que nunca desaparecieron de la memoria y de la

imaginación de los hombres”70. El autor nos alude al papel de la tradición mediante el

concepto de memoria; por ello, debemos concebir el tapiz de la Creación como una obra

que rememora un pasado pagano, premeditadamente oculto tras un velo cristiano.

70

Jean Seznec (1985), Los dioses de la Antigüedad en la Edad Media y el Renacimiento (Madrid: Taurus)

11.

Page 43: Pervivencia de la Antigüedad Clásica en el TAPIZ DE LA CREACIÓN

42

BIBLIOGRAFÍA

Bialostocki, Jan (1973). Estilo e iconografía. Contribución a una ciencia de las

artes. trad. José M. Pomares. Barcelona: Barral.

Calzada i Oliveras, Josep (1980). “El mosaic de la sinagoga de Beth-Alfa i el Tapis

de la Creació de la Catedral de Girona”. Revista de Girona 92: 173-205.

Cassirer, Ernst (1967). Antropología filosófica. Introducción a una filosofía de la

cultura. México: Fondo de Cultura Económica.

Castiñeiras, Manuel (2011). El Tapís de la Creació. Girona: Catedral de Girona.

De Palol, Pere (1986). El Tapís de la Creació de la Catedral de Girona. Barcelona:

Proa.

Domínguez Rodríguez, Ana (2007). “Astrología y mitología en los manuscritos

ilustrados de Alonso X el Sabio”. En la España Medieval 30: 27-64.

Elvira Barba, Miguel Ángel (2008). Arte y mito: Manual de iconografía clásica.

Madrid: Sílex.

Fernández Fernández, Laura (2010). “La octava esfera o la esfera de las estrellas

fijas”. Revista Digital de Iconografía Medieval 3: 41-51.

Font, Lamberto (1974). Guía Breve de la Catedral de Gerona. El tapiz de la

creación en color. Barcelona: Seix Barral.

Garcia i Renau, M. Assumpta (1992). El Tapís de la creació, símbol sagrat.

Barcelona: Hogar del Libro.

Grabar, André (1998). Las vías de la creación en la iconografía cristiana. Versión

de Francisco Díez del Corral. Madrid: Alianza.

Homero (2010). Odisea. trad. José Manuel Pabón. Madrid: Gredos.

Labrador González, Isabel Mª y Medianero Hernández, José Mª (2004). “Iconología

del Sol y la Luna en las representaciones de Cristo en la Cruz”. Laboratorio de Arte

17: 73-92.

Llorens González, María Dolores (1989). “La representación de los vientos en el

claustro de la catedral de Pamplona: notas para su estudio”. Espacio, Tiempo y

Forma 8: 51-62.

Moya del Baño, Francisca (1997). Historia de la Literatura Latina. coor. por

Carmen Codoñer Merino. Madrid: Cátedra.

Ocampo, Estela y Peran, Martí (1998). Teorías Del Arte. Barcelona: Icaria.

Panofsky, Erwin (1983). El significado en las artes visuales. Madrid: Alianza.

Page 44: Pervivencia de la Antigüedad Clásica en el TAPIZ DE LA CREACIÓN

43

Panofsky, Erwin y Saxl, Franz (1991). La mythologie classique dans l’art médiéval.

Brionne: Monfort.

Poza Yagüe, Marta (2009). “Las labores de los meses en el Románico”, Revista

digital de Iconografía Medieval 1: 31-42.

Sastre De Diego, Isaac (2004). “Pervivencias iconográficas clásicas en el medievo

cristiano y musulmán. La ideología de las puertas y arcos triunfales”. Iberia 7: 103-

126.

Seznec, Jean (1985). Los dioses de la Antigüedad en la Edad Media y el

Renacimiento. Madrid: Taurus.

Yarza Luaces, Joaquin (2007). Entre lo medieval y la tradición clásica: El «tapiz»

de la creación de Girona. Lliçó inaugural del curs 2007-2008 a càrrec de Joaquim

Yarza Luaces, catedràtic emèrit de la UAB pronunciada el dia 14 de novembre de

2007. Barcelona: Amics de l’Art romànic.

WEBGRAFÍA

La Bíblia a Internet. Associació Bíblica de Catalunya. 2009. 4 de mayo del 2013.

http://www.abcat.org/bci/