Portalápices María, Ama de Casa

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  • 8/2/2019 Portalpices Mara, Ama de Casa

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    ttulo de la actividad

    Portalpices: MARA AMA DE CASA,MARA MAM DE CASA

    Presentacin - Justificacin - Objetivo

    Actividad manual de pintar, recortar y montar un bote portalpices de cartulina.Actividad amena que aprovechamos para reflexionar y fijar conocimientos.

    Objetivo: Presentar la figura de Mara, y tambin la de Jess, como personas de una familia normal con sustrabajos y quehaceres, con su realidad terrena.

    Mensaje a t ransmitir

    Se trata de presentar la realidad terrena de Jess y de Mara, unas personas normales de aquella poca,

    familiares, humanas, y tambin solidarias y generosas; una madre que quiere y cuida al Nio como a un hijo,una madre que a veces se quedara pensativa con algunas cosas del Nio (como muchas madres) y a las queluego le daba vueltas en su corazn. Jess iba creciendo en edad, sabidura y gracia a los ojos de Dios y delos hombres, como crecen los nios.

    Modo de hacerlo

    - Entregar a los alumnos fotocopias en cartulina del dibujo de un bote portalpices desplegado. Los pequeosdibujos de cada cara del bote recuerdan las vidrieras de las iglesias. Recordad con los alumnos cmo lasvidrieras estn hechas de trozos de vidrio de color uniforme. Que lo pinten como colores de vidriera.Seguramente, para este caso la mejor herramienta de pintar son los rotuladores (color uniforme e intenso)

    - Antes de colorearlo, hay que comprender el contenido de las escenas.

    Recorred en voz alta con ellos las supuestas escenas de la vida familiar de Mara y de Jess de las caras delbote portalpices.Haced la lectura de Mara Ama de casa, Mam de casa. Proponemos hacer fotocopias para cada uno delos componentes del grupo o clase (que se recogen, y valen para varias clases), y hacer lectura pblica. Losmismos papeles les sirven despus de inspiracin al tiempo de hacer los alumnos sus propias redacciones.

    - Colorear las escenaal estilo mandala:con msica de fondo, en silencio y concentrados cada uno/a en lo suyo, pensando en la escena, empezandopor donde quieran...

    - Plegar, pegar y montar el portalpices.Para plegar la cartulina, ayuda el marcar previamente el surco de plegado con la parte posterior de unas tijeras,con un abrecartas, etc. y una regla.

    - Trabajo de cuaderno: narrar, con redaccin propia, un da ordinario en la vida de Mara o de Jess.

    Sugerencia

    Con una ampliacin del dibujo en tamao A3, se puede hacer un pequeo contenedor para recoger en el mesde mayo las papeletas de los obsequios o peticiones de los nios a la Virgen, donde se mantiene estacostumbre.

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    MARA AMA DE CASA, MAM DE CASA (lectura)

    Santa Mara, Ama de casa, Mam de casa. La primera por las maanas, la ltima por las noches,llenando con sus manos todas esas infinitas cosas grandes y pequeas de las que depende la felicidad y elbienestar de un hogar.

    Entramos en la casa de Mara

    Tiene muy bien puesta su casa Mara; con mucho acierto y mucho gusto.La tena tan bien puesta que Dios, cuando vino del cielo, eligi su casa entre todas las casas, para habitar

    en ella, y en ella se qued por treinta aos.

    Nos fijamos en el fuego de la casa de Mara. Ese fuego que ella enciende con virutas del taller ypequeos troncos y luego mantiene a lo largo del da. Sabe muy bien que ese fuego del hogar lo necesitantodos los das Jess y Jos... y sabe que ella es la Madre y la Esposa, la que tendr que cuidar de que aquellacasa no sea una casa fra sino un hogar clido donde d gusto estar.

    Y, cerca de la cocina, vemos la mesa de la casa, una mesa que fabric Jos pero que ella ha puesto a su

    gusto donde se hace la vida. All pone Mara la comida, all deja las labores, all pone flores, all el nio hacelos deberes, all todos ponen cario y amor.Una mesa donde siempre hay puesto para el pobre, para el peregrino que pasa y puede llamar a la

    puerta. Hay siempre un lado abierto en la mesa de Mara. En los otros tres estn: Jess en medio de los dos;Jos frente a Mara; y ella del lado de la cocina, para mejor servir...

    Las manos de Mara

    Mara tiene unas manos muy bellas. No tan bellas como algunas otras manos femeninas que no manejantrapos y estropajos, que no tienen que lavar toda la ropa frotando... Las manos de Mara no se dedican muchoa arreglarse a s mismas. Tienen que arreglar muchas otras cosas...

    Pero aunque no son tan bonitas, s son mucho ms bellas.Muchas imgenes de la Virgen, para darnos la impresin del espritu de oracin de Mara, nos la

    representan con los ojos en el cielo y con las manos juntas.No es justo. Mara no estuvo siempre con las manos juntas y quietas. Mara tena que trabajar y que

    mover sus manos.A riesgo de estropearse un poco las manos, Mara fregaba las cazuelas, y frotaba y frotaba hasta dejar la

    ropa resplandeciente porque entonces no haba lavadorasNos equivocaramos si nos imaginramos las manos de Mara sin una rojez, sin una arruga, con los

    perfiles de las uas exquisitamente cuidados. Las manos de Mara no podan ser tan bonitas.Sin embargo, eran mucho ms bellas que todo eso.Las manos de Mara son bellas lavando la cara y peinando al Nio y ponindole ms guapo que las

    propias rosas, los sbados al salir para la sinagoga.Tambin las manos de Mara son bellas remendando aquel siete grande que se hizo Jos con un clavo

    saliente en su tnica de trabajo; un siete tan grande que por l caba la cabeza del Nio. Despus, frotando conagua y ceniza los lamparones de la tnica de los sbados de Jos, para que pueda ir muy elegante a echar su

    partida de bolos con los amigos.Las manos de Mara son bellas jugando a las tabas con el Nio y, casi casi, haciendo trampas para que

    gane Dios. Otras veces, jugando a quin soy?, tapando desde atrs los ojos del Nio y rindose con l,porque es que siempre acierta quin le tapa los ojos.

    El otro da, las manos de Mara han hecho un pelotn con trapos y cuerdas; pelotn con que el Nioempieza a meter goles en las puertas de casa.

    Y al Nio le gusta mucho ms el pelotn de trapo que le han hecho las manos de Mara, que los balonesde reglamento que despus de veinte siglos se vendern en todas las tiendas de la Cristiandad.

    Mara, con sus manos de Reina que suben hasta acariciar el rostro de Dios, y bajan hasta arreglar ylimpiar todas las pobres miserias de los hombres.

    Mara la de las manos embellecidas por todos los trabajos; las manos que el Eterno Padre estim msbellas para cuidar de su hijo Unignito Jesucristo.

    El Nio de Mara ya trae deberes de la escuela

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    Con la temporada de la vendimia se han acabado las vacaciones. Mara ya le tiene preparado el equipo alNio: un saquito de mano, hecho de pana, para guardar la pizarra, los pizarrines y un bocadillo de queso paraque lo tome a media maana, porque el Nio est creciendo.

    El maestro, Rab Isacar Ben Eliezer, sabe mucho y es buen maestro, pero es un pesado como todos losmaestros que son buenos y saben mucho, porque a todos les da por encargar deberes para hacer en casadespus de la escuela.

    En cuanto llega a casa y deja el saquito con la pizarra y las migas del bocadillo, el Nio le dice a suMadre que va a hacer los deberes.

    Mara deja la labor de punto -una tnica de abrigo para Jos (punto de garbanzo)- y se sienta con el Nio

    a la mesa, para ver cmo los hace y para tomarle las lecciones.Primero tiene que hacer unos problemas de aritmtica. Mara lee los problemas y comienza a

    preguntrselos al Nio:-Si t tienes cinco panes y das medio pan a cada hombre, a cuntos hombres habrs dado pan?-A cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los nios.-Pero hijo!-Y adems sobrarn doce cestos.Pataplm!! Un estruendo ha venido del taller de Jos desde donde estaba escuchando lo que Mara y

    Jess hablaban en la mesa. A Jos en ese momento se la ha cado un tabln y le ha dado en la espinilla.-Doce cestos!, ha gritado Jos para desahogarseMara no ha dicho nada. Otra vez se ha quedado mirando al Nio, y... otra cosa que Ella se ha guardado

    para meditarla luego en su corazn.A pesar de todo, Mara ha visto que el Nio ha escrito en la pizarra, despus del problema: A diez

    hombres.Por lo visto, Rab Isacar Ben Eliezer no estaba tan acostumbrado como Mara a observar y guardar

    todas estas cosas en su corazn.Mara lee el segundo problema:Si un hombre tiene cien denarios y regala cincuenta denarios a una pobre viuda, treinta denarios a un

    ciego y veinte denarios a un peregrino, cuntos denarios le quedan?El Nio est escribiendo un cero en la pizarra que tiene que llevar a Rab Jsacar Ben Eliezer, pero luego

    levanta sus ojos a Mara y Jos, que se acerca cojeando (por lo de la espinilla), y dice:Le quedar en este mundo una felicidad mayor que la que le pueden dar diez mil denarios; y despus le

    quedar la vida eterna.Otra cosa que guarda Mara para meditarla en su corazn, y otra cosa que esta vez no se le cae a Jos

    de las manos, porque esta vez tuvo muy buen cuidado de no tener nada en ellas.Mara se ha ido a preparar la cena, y el Nio se ha quedado escribiendo en la pizarra.

    Mara acompaa al nio al tiempo de acostarse

    Despus de cenar, Jess, Mara y Jos han rezado la oracin de la noche y han dicho el salmo deagradecimiento al Altsimo.

    -Buenas noches, mam; hasta maana.As dice el Nio cuando Mara le pone en la cama y le da un beso y le tapa hasta el morrete y l empieza adormir.

    Y Mara todava trajina un rato terminando de recoger, y apaga la lumbre, y pone el seguro de la puerta ydeja preparada la ropa del da siguiente.

    Danos un beso tambin a nosotros, Mara, antes de irnos.Se respira paz y bienestar en esta casa.Haz que nuestra noche sea una buena noche. Pon tu mano sobre nuestras frentes, como lohacas sobre la del Nio, sobre nuestros dolores y sobre nuestras preocupaciones. Buenasnoches, Mara.Vela tambin sobre los que no van a dormir esta noche: los que acaban de entrar al trabajo paralos turnos de noche; los marinos y policas que estn de guardia, los camioneros y losconductores de trenes, los periodistas, las enfermeras......y, sobre todo, los enfermos, Mara. Los enfermos que esta noche no podrn dormir. Qudatecerca de ellos, Madre.

    Y ensanos a poner bien nuestra casa, Mara.Como T la tenas..., como le gustaba a Dios.

    [Extractado del libro Mara, el carpintero y el nio (Pedro M. Iraolagoitia,sj), Mensajero Bilbao]

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