SÒNIA MESAS RUIZ

INTRODUCCIÓN

En la poesía del siglo de Oro, concretamente en la poesía Renacentista, los poetas utilizaban tres grandes temas. El amor era uno de los temas donde explicaba el amor, el deseo, el gozo de la vida. El segundo gran tema era la naturaleza. Situaba las historias que explicaban en paisajes campestres o utilizaban los paisajes para referirse a dos componentes fundamentales: la transfiguración pastoril del poeta y el estereotipo paisajístico del locus amoenus. El tercer gran tema es La Mitología. Los poetas renacentistas recrearán los mitos clásicos para referirse a hechos concretos, para explicarlo tal y como es o para crear alusiones sin desarrollarlo.

A continuación explicaremos los mitos clásicos más utilizados en la poesía renacentista. De que trata cada mito de forma breve, en que se fijan y que reflejan los autores de cada mito y un poema de los trabajados en clase donde podemos observar la utilización de ellos en la poesía.

Apolo quiso competir con Eros en el arte de lanzar flechas. Eros se vengó disparándolo con una flecha de oro que provocaba el amor inmediato y con una flecha de bronce, que provocó el rechazo amoroso, hirió a la ninfa Dafne. Apolo persiguió a Dafne y ella huía. Pidió ayuda a su padre y la convirtió en un laurel. Cuando Apolo está a punto de alcanzarla, Dafne empieza a convertirse en un laurel.

Este mito es utilizado en los poemas para interpretar el rechazo amoroso inspirándose en el momento de la transformación de Dafne en laurel. Se utiliza el Yo poético.

Dafne con el cabello suelto al viento,

sin perdonar al blanco pie corría

por áspero camino, tan si tiento

que Apolo en la pintura parecía que,

porque ella templase el movimiento,

con menos ligereza la segura.

El va siguiendo, y ella huye

como quien siente al pecho el odioso plomo.

Mas a la fin los brazos le crecían,

y en sendos ramos vueltos se mostraban.

Y los cabellos. que vencer solían

al oro fino, en hojas se tornaban;

en torcidas raíces se extendían

los blancos pies, y en tierra se hincaban;

llora el amante, y busca el ser primero,

besando y abrazando aquel madero.

Garcilaso de la Vega

Orfeo estaba enamorado de Euridice y la convirtió en su esposa. Euridice, huyendo de el hijo de Apolo, pisó una serpiente venenosa y al morderle murió. Orfeo muy triste compuso canciones tristes y lo incitaron a bajar a buscarla. Una vez delante los dioses del Inframundo con su música los convenció para subir a Euridice al mundo de los vivos. La condición era que no podía girarse a mirarla en todo el camino hasta que el sol la bañara por completo. Una vez arriba, Orfeo se giró pero Euridice tenia un pie en la sombra y la perdió por completo.

Los autores reflejan este mito en los poemas interpretando la pérdida del amor. A parte, también interpretan a Orfeo con la música. S

Temo, que quien bien ama temer debe,

el triste fin de la que perdió el día

en la roja sangre y en ponzoña fría

bañando el pie que descuidado mueve.

Temo aquel fin, porque el remedio para,

Si no me presta el sonoroso Orfeo

Con su instrumento dulce su voz clara.

Luís de Góngora.

Dédalo consiguió escapar se la prisión. Para poder escapar de la isla no podía hacerlo por mar porque había una gran vigilancia. Así que empezó a construir unas alas para él y su hijo, Ícaro, para poder escaparse de la isla. Las alas de Dédalo estaban echas con plumas y hilo. Las de Ícaro con plumas y cera. Su padre le dijo que no volara muy cerca del Sol porque sino derretiría la cera ni cerca del mar porque no podría volar. En un momento, Ícaro comenzó a ascender, la cera se derritió y él cayó al mar.

Los autores reflejan en sus poemas el momento en que padre e hijo consiguen volar y a Ícaro se le deshacen las alas. Generalmente se utiliza el yo poético.

CONDE DE VILLAMEDIANA

¡Oh volador dichoso que volste

Por la región del aire y del fuego

Y en esfera de luz, quedando ciego,

Alas, vida y volar sacrificaste.

Faetón era el hijo de Helios (el dios del Sol). Sus amigo no se lo acababan de creer. Faetón un día le pidió a su padre conducir su carro (sol). Éste al final se lo dejó. Cuando llegó el día Faetón perdió el control de los caballos blancos y primero subió demasiado y la tierra se enfrió. Luego bajo demasiado y secó la vegetación convirtiendo muchas zonas en desiertos. Finalmente Faetón se ahogó en el río Erídano.

Los autores reflejan el momento de descontrol de Faetón conduciendo el carro y las catástrofes que ocasionó.

LUÍS DE GÓNGORA

Verdes hermanas del audaz mozuelo

por quien orillas del Po dejaste presos

en verdes ramas ya y en troncos gruesos

el delicado pie, el dorado pelo

pues entre las ruinas de su vuelo

sus cenizas bajar en vez de huesos,

y sus errores largamente impresos

de ardientes llamas vistes el cielo.

Sísifo era navegante y comerciante. Para pode aumentar si riqueza recurrió al asesinato de viajeros y caminantes. Fue considerado uno de los hombres más astutos. Hades lo descendió al infierno. Fue obligado a empujar una piedra hacia arriba de una ladera empinada, pero cuando la piedra casi alcanzaba la cima volvía a caer y Sísifo tenia que empezar de nuevo. De este modo pagaría todo lo que hizo para descansar algún día en paz.

Los autores reflejan este mito en los poemas utilizando el castigo de Sísifo. Generalmente se utiliza como Yo poético o como adorno

JUAN DE ARGUIJO

Sube gimiendo con mortal fatiga

El grave peso que sus hombros lleva

Sísifo al alto monte, y cuando prueba

Pisar la cumbre, á mayor mal se obliga

Cae el fiero peñasco, y la enemiga

Suerte cruel su nuevo afán renueva.

Narciso un día sintió sed y se acercó a beber a un arroyo que había cerca. Quedó fascinado con su reflejo y por miedo a destrozarlo no bebió agua. Se había enamorado de él mismo pero en ningún momento supo que era él. Finalmente murió contemplando su propio reflejo y se dice que en el lugar donde murió nació la flor que lleva su nombre.

Los autores utilizan este mito para reflejar un amor equivocado, engañado y del echo de convertirse en una planta después de su muerte. Generalmente se utiliza como adorno.

JUAN DE ARGUIJO

Crece el insano amor, crece el engaño

Del que en las aguas vió si imagen bella;

Y él, sola causa en su mortal querella,

Busca el remedio y acrecienta el daño

Vuelve á ver en la fuente ¡caso extraño!

Que della sale el fuego; mas en ella

Templario piensa, y la enemiga estrella

Sus ojos cierra al fácil desengaño

Fallecieron las fuerzas y el sentido

Al ciego amante amado; qué á su suerte

La belleza fatal cayó rendida;

Y ahora, en flor purpúrea convertido,

El agua, que fue principio de su muerte,

Hace que crezca, y preuba á darle vida.

Zeus al darse cuenta de un engaño decidió quitarles el fuego a todos los hombres. Prometeo robó el carro de Helios o la forja de Hefesto y subió a lo alto del monte Olímpo. Prometeo devolvió a los hombres el fuego. Su castigo fue que lo ataron a una roca y un águila le comió el intestino.

Los autores utilizan a prometeo para referirse al Dios del fuego o quien lo devolvió.

FERNANDO DE HERRERA

En otro nuevo Caucaso enclavado,

Mi cuidado mortal y mi deseo

El corazón me comen renovado;

Do no pudiera el sucesor de alceo

Librarme del tormento no cansado

Que excede al del antoguo Prometeo

Tántalo asesinaba y cocinaba las partes para servir a los invitados. Cuando fue descubierto lo enviaron al Inframundo donde fue castigado a permanecer en un lago con el agua a la altura de la barbilla. Encima de él había un árbol que cada vez que intentaba coger comida se retiraba de su alcance, además encima de él había una piedra que lo amenazaba de ahogarlo.

Los autores se refieren al mito hablando del castigo en sus poemas. Generalmente se utiliza como adorno

FRANCISCO DE QUEVEDO

Dichoso puedes, Tántalo, llamarte,

Tú, que, en los reinos vanos, cada día,

Delgada sombra, desangrada y fría,

Ves, de tu misma sed, martirizarte.

Bien puedes en tus penas alegrarte

(si es capaz aquel pueblo de alegría),

Pues que tiene hallarás la pena mía

Del reino de la noche mayor parte

Que si a ti de la sed el mal eterno

Te atormenta, y mirando l’agua helada,

Te huye, si la llama tu suspiro,

Yo, ausente, venzo en penas al infierno;

Pues tú tocas y ves la prenda amada;

Yo, ardiendo, ni la toco ni la miro.

Ixión prometió a Deyoneo un regalo, pero no cumplió su promesa. Decido invitarlo a una fiesta y una vez lo tuvo en su casa lo arroyó a un foso lleno de carbones. Ixión fue condenado a un castigo que trataba en hacer rodar una rueda para siempre si poder parar de hacerlo.

Los autores utilizan de este mito el castigo de Ixión para expresar alguna de sus historias.

FERNANDO DE HERRERA

Cuál revuelve la rueda con presteza

A Ixión que se huye y va siguiendo

Tal me revuelve y tuerce tu fuerza.

Teseo, sus hombres y Ariadna tuvieron que desembarcar en la Isla de Naxos por culpa de una fuerte tormenta. Al día siguiente Teseo y sus hombres abandonaron la isla dejando allí a Ariadna dormida. Cuando se despertó y se dio cuenta se sintió utilizada y abandonada de forma que maldijo a Teseo lo más que pudo.

Los autores utilizan este mito para referirse al abandono amoroso. Se utiliza como adorno.

JUAN DE ARGUJO

“¿A quién me quejaré del cruel engaño,

Árboles mudos, en mi triste duelo?

¡Sordo mar! ¡Tierra extraña! ¡Nuevo cielo!

¡Fingido amor! ¡Costoso desengaño!”

Huyó el pérfido autor de tanto daño,

Y quedé sola en peregrino suelo,

Do no espero á mis lágrimas consuelo;

Que no permite alivio mal tamaño

“Dioses, si entre vosotros hizo alguno

De un desamor ingrato amarga prueba,

Vengadme, os ruego, del traidor Teseo”

Tal se queja Ariadna en importuno

Lamento al cielo, y entre tanto lleva

El mar su llanto, el viento su deseo

Ulises era el capitán de un barco. Para llegar a su destino tenían que pasar por una isla donde muchos otros navegantes no conseguían pasar de allí. En aquella isla había unas sirenas que con sus cantes y su belleza conseguían conquistar al capitán haciendo que ordenara a desembarcar a la isla y una vez allí los mataban. Ulises no quería caer en la trampa de forma que hizo que lo ataran al mástil mas grande del barco. Cuando pasaron por la isla Ulises quería ir hacia ellas, pero gracias a que estaba atado consiguieron salvar sus vidas.

Los autores utilizan la forma de conquistar de las sirenas y la valentía de Ulises.

JUAN DE ARGUJO

El griego vencedor que tantos años

Vió contra sí constante la fortuna;

El que pudo sagaz de la importuna

Circe vencer los mágicos engaños;

El que en nuevas regiones y en extraños

Mares temer no supo vez alguna;

El que, bajando á la infernal laguna

Libre volvió de los eternos daños,

Los ojos cubre y cierra los oídos

De las sirenas á la vista y canto,

Y se manda ligar á un mástil duro;

Y negando al objeto los sentidos,

La engañosa belleza y fuerte encanto

Huyendo vence, y corta el mar seguro.

Realizando este trabajo he aprendido la verdadera historia de muchos mitos e incluso algún que otro me ha despertado curiosidad por conocerlo mucho mas.

Me he encontrado con dificultades a la hora de buscar alguno mitos poco conocidos e incluso mitos conocidos que aparecían versiones distintas a las trabajadas en clase y me han comportado mas tiempo en hacerlos.

A sido un placer conocer muchos mas concepto sobre la mitología del la poesía renacentista del siglo de oro.