Reducción de riesgos en el consum de cocaína

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'De palceres y riesgos' Manual para entender las drogas (Ed Milenio 2014)Este capítulo recoge aspectos sobre el consumo de cocaína desde una perspectivade reducción de riesgos. Se explica la sustancia, aspectos relativos a suhistoria, composición, efectos, etc. Pero sobre todo se describen particularidadesy características asociadas a su consumo, ofreciendo algunas pautas básicas sobrela gestión de sus riesgos, básicamente en su vía de consumo más popular: laesnifada. Estas ideas se escriben con la intención de que puedan servir sobretodo a profesionales que trabajan con personas consumidoras, a la vez que alos propios usuarios. Son recomendaciones generales, básicas y discutidas enel campo profesional, pero necesarias de conocer si se trabaja desde una perspectivade reducción de riesgos. En definitiva, se intenta aportar un granito dearena más a una realidad —las drogas— cuya complejidad genera disparidadde opiniones, comprensiones y pensamientos poco proclives al entendimiento.Probablemente, la norma general básica sería aquella que apela a la prudencia,el sentido común personal y colectivo. Con ello seguramente conseguiríamosque quienes las consumieran lo hicieran con información y cierto conocimiento,y que aquellos que, por los motivos que fuere, desarrollaran un consumoproblemático asumieran su situación e implicación en la consecuente solución.

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    redUcciN de riesgos eN el coNsUMo de cocaNa

    Jordi Bernabeu FarrsPsiclogo y educador

    jordibernabeu.cat

    introduccin

    Este captulo recoge aspectos sobre el consumo de cocana desde una pers-pectiva de reduccin de riesgos. Se explica la sustancia, aspectos relativos a su historia, composicin, efectos, etc. Pero sobre todo se describen particularidades y caractersticas asociadas a su consumo, ofreciendo algunas pautas bsicas sobre la gestin de sus riesgos, bsicamente en su va de consumo ms popular: la esnifada. Estas ideas se escriben con la intencin de que puedan servir sobre todo a profesionales que trabajan con personas consumidoras, a la vez que a los propios usuarios. Son recomendaciones generales, bsicas y discutidas en el campo profesional, pero necesarias de conocer si se trabaja desde una pers-pectiva de reduccin de riesgos. En definitiva, se intenta aportar un granito de arena ms a una realidad las drogas cuya complejidad genera disparidad de opiniones, comprensiones y pensamientos poco proclives al entendimiento. Probablemente, la norma general bsica sera aquella que apela a la prudencia, el sentido comn personal y colectivo. Con ello seguramente conseguiramos que quienes las consumieran lo hicieran con informacin y cierto conocimien-to, y que aquellos que, por los motivos que fuere, desarrollaran un consumo problemtico asumieran su situacin e implicacin en la consecuente solucin.

    presentacin

    El clorhidrato de cocana (popularmente cocana o coca) es una sus-tancia preparada a partir de la planta de la Erithroxylon coca, de la familia de las Eritroxilceas, originaria de la zona andina de Amrica Latina. La mayor parte de la cocana que se consume en el mundo se obtiene de hoja de coca cultivada en Colombia, Per y Bolivia (Comisin Clnica del PNSD, 2007). El uso de la hoja de coca est bastante extendido en estas culturas, debido a sus propiedades analgsicas y estimulantes. Su cultivo constituye una forma de subsistencia fundamental para muchos pueblos latinoamericanos, muy per-seguido poltica y militarmente por diferentes gobiernos que la quieren tener bajo control.

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    De esta planta, tras su pertinente transformacin, pueden extraerse diferentes sustancias, siendo la cocana (clorhidrato de cocana) la ms conocida de ellas. Su presentacin ms habitual es en forma de polvo cristalino blanco. Esnifar este polvo o cristales es la forma ms generalizada de consumirla. Aunque tambin se puede inyectar o fumarse (base o crack). Actualmente su precio en el mercado ilegal oscila aproximadamente entre 50 y 60 por gramo.

    Su pureza oscila alrededor del 50%-60%. Los adulterantes ms presentes son: cafena, efedrina, paracetamol, fenacetina, piracetam, etc. Adems de otros anestsiscos locales como lidocana, benzocana o procana. De entre los diluyentes ms tpicos destaca el manitol, lactosa, sulfato clcido (yeso) o anecdticamente talco (Hidalgo, 2010). Por lo que es til recomendar el testeo de sustancias para evitar posibles adulteraciones, y conocer con ms exactitud su composicin. En Espaa existen servicios de reduccin de riesgos que realizan este trabajo (Energy Control, Hegoak, Ai Laket!!, etc.)

    El consumo de cocana es una prctica relativamente extendida en nuestra sociedad. Est ms difundida entre poblacin adulta o de juventud avanzada, que no en la adolescencia o primera juventud. Segn la ltima encuesta rea-lizada por la Delegacin del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas (OED, 2012) un 10,2% de la poblacin espaola la ha consumido alguna vez en la vida, reducindose a un 1,3% cuando se pregunta por el consumo en el ltimo mes (indicador bsico de regularidad). La proporcin de consumidores es bastante ms alta en hombres que en mujeres y tambin ms elevada en el grupo de 15-34 aos que en el de 35-64 aos. La edad media de inicio en el consumo se sita a los 20,9 aos, evidenciando pues, una prctica muy reducida en poblacin adolescente.

    Tras el alcohol, es la sustancia que genera ms demandas de tratamiento. Y los datos relativos a la prevalencia de su consumo apuntan a que es la nica sustancia que, ao tras ao, aumenta, al menos por lo que respecta a consumo experimental (OED, 2012).

    Si bien su consumo debe remontarnos tiempo atrs, su consolidacin durante los ltimos 25 aos cuando se percibe realmente como generalizado coincide con la universalizacin de un nuevo patrn de consumo que, a diferencia de pocas pasadas, rompe con el estereotipo clsico asociado al consumidor de herona o del fumador de antao de derivados del cannabis o del consumidor de LSD (Roman, 1999; Comas, 2002). En ese entonces, predominaban re-presentaciones sociales de individuos excluidos y marginalizados, por lo que respecta a la herona; revolucionarios y alternativos, por lo que se refiere al cannabis u otros psicodlicos. En contrapartida, es recurrente la asociacin de la cocana con el glamour, la beautiful people o la gente de clases acomoda-das (Daz, Barruti y Dondel, 1992; Daz, 1998). Y la realidad nos dice que es una droga consumida por todas las clases sociales, independientemente del dinero y el origen que se tenga.

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    Lo que queda claro es que el momento y las circunstancias de la historia reciente del uso de drogas han sido favorables a la extensin de su consumo. En este sentido, en el final del siglo pasado la expansin de la cocana ge-ner en su da (y todava hoy sigue generando) dos elementos caractersticos, y que a la vez condicionarn el discurso sobre su problematizacin. Por un lado, un perfil de consumidor mucho ms normalizado que el de herona, con aparente vida formal, a menudo invisible desde la intervencin social y sanitaria; y por otro, una percepcin de los efectos y los riesgos radicalmente opuestos a los usos de pocas anteriores (Gamella, 1999).

    En el plano legal, la cocana est incluida en la Lista I de las diferen-tes listas internacionales de fiscalizacin de sustancias. Por ello, y desde el punto de vista legal, no se reconoce la posibilidad de consumirla, cultivarla o comercializarla ni de realizar usos con finalidad de investigacin as como aplicaciones mdicas o teraputicas.

    En Espaa el consumo de drogas en general, no nicamente la coca-na se encuentra regulado por la Ley Orgnica 1/1992 sobre Proteccin de la Seguridad Ciudadana, y lo relativo a la produccin y trfico (distribucin y venta) se enmarca en el apartado de delitos contra la salud pblica del Cdigo Penal. Por este motivo, el autoconsumo de drogas ilegalizadas no est penado (no constituye delito) pero se sanciona por va administrativa, con multas que oscilan de 300 a 30.050, cuando ste se produzca en lugares pblicos, la posesin o tenencia sea para el autoconsumo (es decir, cantidades pequeas) o se dejen instrumentos o restos del consumo en la va pblica. La cocana no est exenta de esta regulacin, por lo que el consumo o tenencia de pequeas cantidades implicara multas de a partir 300. No se establecen cantidades fijas que determinen qu cantidad se considera para un consumo propio o para trfico. Pero el Tribunal Supremo suele considerar que a partir de una cantidad superior a los 1,5 gramos, aproximadamente, podra constituirse delito, pues generalmente se estima que dicha cantidad supera el consumo diario estimado para una persona adicta. En cualquier caso, existen sentencias hacia usuarios con mayor cantidad de posesin que han inferido que dicha cantidad era para el consumo propio, resolvindose as, solamente por va administrativa (Caldentey, 2010).

    el consumo de cocana por va esnifada

    Esnifar cocana consiste en inhalar nasalmente este polvo. Tiene dos efectos principales: estimula el sistema nervioso y acta como anestsico local. A nivel cerebral, acta sobre reas vinculadas a mecanismos de placer y recompensa (sistema dopaminrgico, principalmente). Sus efectos estimulantes rpidamente aparecen en pocos minutos alargndose entre 30-60 minutos (momentos lgidos), generando incluso estimulacin horas despus de haberla consumido.

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    Las vas nasales y la zona bucal pueden adormecerse, debido a sus propiedades anestsicas. Pese a todo, este adormecimiento no es un indicador fiable de que la sustancia sea de calidad, ya que existen varios productos mucho ms baratos y de fcil acceso que son capaces de generar sensaciones parecidas. El efecto es rpido e intenso. Lo ms gratificante baja rpidamente. Es placentero para la mayora de consumidores, puesto que facilita el habla, las relaciones y produce cierta sensacin de seguridad y concentracin, aunque incrementa la sensacin de ansiedad. Cuando el consumo finaliza, durante los momentos posteriores, pero sobre tofo al da siguiente, aparece un cuadro cuyos snto-mas ms frecuentes son cansancio, decaimiento, apata incluso tristeza e irritabilidad (efecto conocido como bajn).

    De entre los efectos orgnicos adversos, es importante destacar los siguien-tes: afectaciones al sistema cardiovascular y nervioso, problemas respiratorios y alteraciones endocrinolgicas, obsttricas, complicaciones infecciosas y di-gestivas (Caudevilla, 2010). Su consumo tambin puede presentar problemas de salud mental, sea por correlacin con otros trastornos psicolgicos, sensibi-lidad, interacciones, abuso o dependencia. Esta sustancia tiene una importante capacidad para generar dependencia psicolgica.

    diferentes grados de consumo

    Sin querer entrar en clasificaciones rgidas, podramos definir, prototpica-mente, cuatro perfiles claramente diferenciados de consumidores. Con ello, por lo tanto, diferentes grados de problemas (Bernabeu, 2010). En un primer grupo, podramos situar a aquellas personas que consumen experimentalmente. Han probado o se han iniciado en su consumo pero no suelen repetir, al menos, a corto plazo, siendo ste consumo muy espordico. Este colectivo raramente tiene un consumo problemtico, caracterizndose por ser de riesgo bajo: poca cantidad, elevada percepcin de respeto/riesgo, consumo compartido, y muy experimental.

    Un segundo grupo est compuesto por el colectivo que consume ocasional-mente solamente en situaciones concretas (determinadas celebraciones, fiestas, etc.) y tampoco se asocia a un consumo de alto riesgo, siempre que no haya factores que intercedan como los previamente contemplados.

    En tercer lugar tenemos quienes la usan de manera regular, los cuales tienen ms posibilidades de generar problemas, y ciertamente con cantidades ms altas que los patrones anteriores. Sus consumos frecuentes son conside-rados de mayor riesgo dado su carcter repetido.

    Por ltimo, encontraramos aquellas personas que mantienen un consumo regular y manifiestamente problemtico, puesto que la cocana ocupa un lugar importante en sus vidas y en sus actividades cotidianas, interfirindolas de

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    alguna forma. A efectos prcticos, son aquellos consumos que en la mayora de ocasiones necesitan un tratamiento personalizado, ya que la mayora de personas que tienen un consumo de este tipo difcilmente pueden reducirlo por propia iniciativa, adems de los problemas asociados directamente a ste salud y economa, principalmente.

    reduccin de riesgos asociados a la va esnifada

    Existen pautas y lgicas de consumo que desde una perspectiva de reduc-cin de riesgos deberan servir para minimizar los problemas asociados a su consumo. Sensatamente, y por lo que respecta a su composicin, el sentido comn nos llevara a pensar que lo importante es disponer de una fuente de aprovisionamiento con ciertas garantas. Evitando comprar, en la medida de lo posible, a desconocidos en espacios de consumo (ya que la calidad normalmente es muy baja). Ya se ha mencionado que existen asociaciones y proyectos que desempean labores de anlisis, testeo y deteccin de adulteraciones, esto es importante para conocer la calidad.

    Por otro lado, deberan evitarse valoraciones relativas a aspectos tales como el olor, el color, etc., y relacionarlas con la supuesta pureza. Por poner un ejemplo: algunas personas atribuyen al fuerte olor o al color cristalino ms cualidades sobre su intensidad y calidad, ignorando que stos se producen, principalmente, por un proceso de degradacin en su fabricacin.

    Se debe ser especialmente prudente con aquellos consumos enmarcados en lo regular, pues muchas personas acaban dependiendo de su consumo. Un modo de evitar repeticiones frecuentes es reducir el consumo a ocasiones es-peciales. Esto es: evitando tomar con regularidades tales como semanalmente, quincenalmente, etc; dejar pocas de descanso entre consumo y consumo; y detener el consumo si se intuye un mnimo indicio de uso problemtico.

    El consumidor habitual tiende a familiarizarse con la intensidad de sus efectos, producindose tolerancia, e incrementa las dosis para conseguir los mismos efectos. Este hecho puede servir de toque de atencin en aquellas personas que tengan una relacin frecuente con la sustancia.

    Los consumidores deberan proponerse lmites de consumo (un gramo, y si se acaba, se acaba) y cumplirlos (saber decir basta). Esto constituira un elemento determinante que posiblemente evitara problemas futuros. Muchos consumidores que han desarrollado problemas por su consumo atribuyen especial importancia a la autorregulacin del placer y a la capacidad de autocontrol.

    Los consumidores de cocana a menudo consumen otras drogas. Sobre todo alcohol, tabaco y en menor medida cannabis. Las mezclas ms frecuen-tes son las que combinan cocana con alcohol (y tabaco si se es fumador). Generalmente, mezclar cocana con alcohol intensifica los consumos de ambas

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    sustancias. Esto es, la cantidad que se acaba consumiendo es mayor de la que probablemente se hubiera planteado si se abstuviera de una de las dos. Dado su carcter contrario (cocana: estimulante; alcohol: depresor), a muchos consumidores les produce una sensacin de complementariedad (bebo ms para que se me baje la estimulacin consumo ms cocana para que se baje la borrachera). Algo parecido pasara con el tabaco y con el cannabis. Por todo esto, un buen consejo para quienes tomaran cocana es plantearse un consumo moderado de alcohol, a la vez que evitar caer en el crculo ms alcohol, ms coca. Y viceversa: ser especialmente prudente con utilizar la cocana para contrarrestar los efectos del alcohol.

    La combinacin de cocana con otros estimulantes (anfetaminas, metanfe-taminas y derivados de la MDMA o xtasis, bsicamente) puede enmascarar el efecto de estos ltimos. Por ejemplo, es conocido entre los consumidores de xtasis o MDMA que si se mezcla ste con cocana disminuyen las capaci-dades empatgenas o entactgenas (capacidad para generar comunicacin con los dems y con uno mismo, respectivamente) asociadas a dichas sustancias. A la vez, aumentaran los efectos estimulantes sobre el organismo, con los riesgos asociados de una sobreestimulacin.

    Debe tenerse mucha precaucin con el consumo de cocana durante una poca personal de cierta inestabilidad emocional, econmica, etc. Querer con-trarrestar un tipo de problema con el de una sustancia altamente adictiva y de carcter intenso pero rpido puede provocar enganches rpidos y sutiles. Y abstenerse de su consumo quines estuvieran tomando medicacin psiquitrica (antidepresivos, ansiolticos, benzodiacepinas, etc.) y quines, aunque no estu-vieran siguiendo una pauta de tratamiento, tuvieran algn problema psicolgico. Muchos de estos problemas van ligados a caractersticas personales vinculadas a la estabilidad emocional (estado de nimo y ansiedad, bsicamente), deter-minados rasgos de personalidad (autocontrol, impulsividad, etc.) y el grado de alteracin psquica (presencia o no de problemas de salud mental).

    Tambin debe evitarse el consumo cuando se estn tomando medicamentos pautados por algn problema cardiovascular o de otra ndole de problemas fsicos (hipertensin, problemas renales, epilepsia, etc.). De hecho, lo lgico es desaconsejar cualquier consumo si se sigue algn tratamiento mdico por problemas de salud.

    Aquellos consumidores que, por su consumo, notaran efectos como excesiva ansiedad, pequeas paranoias u otros problemas psicolgicos, o desajustes de tipo fsico (arritmias, taquicardias, cambios de tensin, etc.) deberan detenerlo, y acudir a un servicio especializado si estos persisten o suceden de manera intensa y, sobre todo, si persisten una vez frenado el consumo.

    Es bsico evitar la aparicin de una dependencia o adiccin. El mejor consejo ser apelar a que quien consuma se escuche a uno mismo para saber

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    en qu fase se encuentra, y saber parar a tiempo antes que el espiral de con-sumo sea demasiado intenso como para poder detenerlo por propia iniciativa y con buena voluntad. Ante cualquier duda sobre una posible dependencia, puede consultarse con servicios especializados de asesoramiento e informacin.

    Frecuentemente nos olvidamos de la importancia que tiene el contexto en la clsica trada sujeto-sustancia-contexto. Y en este caso, el contexto es determinante para evitar la aparicin de problemas asociados a su consumo.

    Si bien es cierto que el consumo de cocana se asocia bsicamente a momentos de ocio, es frecuente que ste acabe trasladndose a momentos de ms normalidad ligados al da a da. Cuando el consumo se desborda del entorno ldico es ms probable que aparezcan los problemas, bsicamente ligados a la sensacin de descontrol y dependencia de su consumo. El mejor consejo sera reducir su consumo a momentos concretos ligados a contextos de ocio, evitando consumir en el trabajo, en perodo de estudios y otros mo-mentos de cierta formalidad. As como detenerlo si uno percibe que se est descontrolando (por lo que al cuando se refiere). E incluso valorar la ayuda de un servicio especializado.

    El consumo de cocana a menudo se da en grupo. Y entre las personas consumidoras se comparte la sustancia. Si es el caso, cada consumidor debe disponer de un rulo o turulo personal e intransferible. Es posible que se den contagios o infecciones por el uso de un mismo instrumento entre varias personas.

    Su consumo tambin puede entraar riesgos asociados a la conduccin de vehculos. Puede producir una sensacin de falsa seguridad ligado a momentos de excitacin e incluso concentracin que podran favorecer accidentes de trnsito. Cada vez es ms frecuente la presencia de controles policiales que detectan el consumo de cocana en conductores, ms all de las clsicas pruebas etilomtricas. Y la deteccin de presencia de cocana mientras se conduce puede abrir procesos penales importantes, complementarios a la retirada de puntos del carn de conducir y la sancin econmica correspondiente. Obviamente, deberan abstenerse aquellas personas que consuman cuando estn utilizando maquinaria pesada que pueda entraar riesgos para cualquiera.

    Es cierto que bajo los efectos de la cocana pueden darse sensaciones de intensificacin de la sensualidad y de la sexualidad que quizs disminuyan la percepcin del riesgo de problemas tales como infecciones de transmisin sexual o de embarazos no previstos. Por lo que es bien sencillo: el uso de condn evitar problemas futuros perfectamente evitables. Ligado a este punto, su consumo puede dificultar la ereccin y la eyaculacin, as como retardar o anular el orgasmo.

    Para muchas personas, su consumo intensifica la agresividad. Y cabe explicarlo: no es que por el hecho de consumirla ponga violento a uno; sino

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    que puede facilitar que personas con menos capacidad para autorregular su agresividad tengan ms propensin a padecer situaciones de violencia (peleas, rias, etc.). Por lo que se pedira especial control a aquellas personas que bajo sus efectos tiendan a ponerse en situaciones de violencia.

    Atendiendo a su ilegalidad, existen problemas legales asociados a su con-sumo y/o venta. Desde una perspectiva de reduccin de riesgos, existen tres principios bsicos, que a nivel legal, deben considerarse:

    Si se transporta cocana para un consumo propio debe ser en cantidades pequeas y en una sola pieza, evitando as indicios de trfico.

    Cada consumidor debe responsabilizarse de su propio consumo, evitando la tenencia de la sustancia para terceras personas.

    No vender, ni distribuir (con o sin finalidad econmica) ni facilitar cocana a terceras personas.

    existen otros usos y por lo tanto otros riesgos

    Si bien el captulo se ha centrado en la forma de consumo ms extendida y conocida, cabe mencionar que existen otras formas de consumo. Conocerlas es de necesaria importancia para evitar caer en errores terminolgicos a la vez que para saber encuadrar las intervenciones.

    sobre la cocana fumada al estilo nevadito. Existe una prctica en-tre algunos consumidores de cocana que consiste en untar un cigarrillo de tabaco comercial directamente con cristales o polvo blanco de cocana (hacer un nevadito o chino). Y no hay que confundirla con fumar crack, base, pasta o cualquier otra forma fumada. Esta prctica responde ms a la idea de un ritual que una forma de consumo, ya que casi no provoca efectos. La prctica totalidad de su principio activo desaparece durante su combustin.

    cocana fumada como base o crack. Se fuma crack o base libre cuando se toma directamente el clorhidrato de cocana (la cocana clsica que encon-tramos en la calle) y se hierve con bicarbonato o amonaco.

    Los efectos de la base o el crack son, a diferencia de la va esnifada, mucho ms intensos, breves y de rpida aparicin. Y conlleva, paralelamente, mayores riesgos por lo que respecta a la capacidad de generar adiccin y otras problemticas de salud.

    En algunas zonas de compra-venta podemos encontrar que se venda el crack ya preparado para el consumo. Aunque es un producto que los mismos consumidores tambin saben prepararse con relativa facilidad. Presente en Espaa desde hace muchos aos, aunque su consumo suele ser marginal (en cuanto a prevalencia), reducido y vinculado a consumidores problemticos de drogas.

    Es una forma de consumo altamente txica y adictiva. Tiene un fuerte efecto estimulante del sistema nervioso central, al tiempo que produce sen-

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    sacin de placer. Genera mucha ansiedad y compulsin en el consumo, y la posterior dependencia (sobre todo psicolgica). Favorece el desarrollo de problemas psiquitricos.

    la pasta base de cocana. Basuco, paco o pasta base de cocana son los nombres ms utilizados para denominar una droga elaborada a partir de los restos de la planta de la coca (los alcaloides) previamente a la obtencin del clorhidrato de cocana. Al no disponer de los precursores clsicos para la elaboracin de cocana (cido clorhdrico, por ejemplo) se maceran directamente las hojas con disolventes (tipo gasolina).

    Esta pasta base se consume por va respiratoria, con una pipa o en forma de cigarrillo. Aunque se ha convertido, desde hace tiempo, en una droga muy utilizada en contextos con dificultades sociales de Amrica Latina, teniendo en cuenta que all se tiene ms accesibilidad a la planta. En nuestro pas es poco presente. Y a menudo se usan errneamente el trmino basuco para llamar el crack o la base.

    A nivel fsico, perjudica mucho las vas respiratorias y el sistema cardio-vascular. Su composicin qumica la convierte en una droga altamente txica y adictiva. Tiene un fuerte efecto estimulante del sistema nervioso central, al tiempo que produce sensacin de placer. Genera mucha ansiedad y compulsin en el consumo, y la posterior dependencia (sobre todo psicolgica). Favorece el desarrollo de problemas psiquitricos.

    el uso inyectado. Existe un consumo de escasa prevalencia de cocana inyectada por va endovenosa. Esta prctica es casi inexistente entre los usua-rios de tipo recreativo (ligado a consumos en momentos de ocio, fiesta, etc.) pero s entre colectivos de consumidores cuyos usos estn problematizados, como los viejos consumidores de herona. Es relativamente frecuente que los dispositivos de reduccin de daos que se dedican al intercambio de jeringui-llas dediquen muchas de las unidades dispensadas a esta prctica de consumo. Adems de los riesgos previamente citados, cabe centrarse, sobre todo, en los propios del proceso de inyeccin.

    referencias bibliogrficas

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    Caldentey, Pedro (2010). Aspectos legales del uso de cocana. En VVAA. Cocana, (175-199). Madrid: Amargord.

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