Resumen Michael Frasetto - Herejes - Wyclif y Hus

11
Frassetto, Michael - Herejes. De Bogomilo y los cátaros a Wyclif y Hus John Wyclif: Inglaterra y los lolardos Nacido en la década de 1330, Wyclif, profesor de Filosofía y Teología en Oxford, no sólo se convirtió en el hereje más importante de Inglaterra, sino también en uno de los primeros, ya que el reino había registrado muy pocos ejemplos de herejía antes del siglo xiv. Llegó a cuestionar gran parte de la teología tradicional y eclesiástica de la Iglesia, socavando la doctrina católica sobre los Sacramentos, la Iglesia institucional y el sacerdocio. Contribuyó a la aparición en Inglaterra de un movimiento popular: los lolardos (que luego se funden en el protestantismo). Ha sido descrito como precursor de Lutero, sobretodo respecto a su doctrina de la Eucaristía, que enfatizaba lo espiritual sobre lo físico Durante su juventud fue ordenado sacerdote y se unió a la orden de los agustinos, en 1372 se convirtió en Doctor en Teología. A finales de 1365 fue nombrado rector del Canterbury College por el arzobispo de Canterbury, que había reformado el College a fin de aceptar al clero secular, ocupó ese cargo hasta 1367, cuando el sucesor del arzobispo decidió que la pertenencia al College debía estar limitada a monjes benedictinos, como en el pasado, y por tanto Wyclif y otros clérigos seculares no eran bienvenidos. Sus esfuerzos por evitar la expulsión llegaron a Roma en el año 1370, pero resultaron infructuosos. Eso podría explicar las críticas de Wyclif a los monjes, quienes le causaron gran frustración personal y pérdidas económicas. Desde entonces fue considerado como defensor de los clérigos seculares y el primer oponente universitario a las órdenes monásticas. A pesar de haber acumulado varios cargos eclesiásticos paso la mayor parte del tiempo entre 1356 y 1381 en Oxford donde dio clases de filosofía y teología, escribió tratados de todas las áreas, las más importantes son obras teológicas y eclesiásticas. Wyclif sostenía dos conceptos metafísicos básicos: que «Nada es y no es a la vez», un concepto que albergaba una negación, y que el Ser existe y es la Verdad Primera incuestionable. Según él, el Ser es trascendente y todas las cosas participan de él, de lo que deducía que había una cadena del Ser desde Dios hasta el individuo. Así pues, Wyclif creía que Dios estaba irrevocablemente conectado con el mundo que había creado y con todas las criaturas que residían en él. Una de sus primeras obras teológicas fue un comentario de la totalidad de la Biblia. El Postilla enfatizaba la pobreza y la humildad de la Iglesia de los primeros tiempos, lo que representaba una crítica de la Iglesia del siglo xiv. En tratados posteriores, expuso sus ideas sobre la Iglesia Invisible y visible, critico al Papa Gregorio XI y a la institución papal. En su última obra, hacía hincapié en la autoridad del Rey sobre el clero, reconocía su deber de reformar la Iglesia y repudiaba algunas opiniones manifestadas en la obra sobre el dominio civil. Una de sus obras teológicas más importantes, Sobre la Eucaristia, fue condenada por herética. Las actividades de Wyclif se extendían al mundo de la política. Participó en las sesiones del Parlamento en 1371: la cuestión era la riqueza del clero y los derechos de la autoridad secular sobre la riqueza eclesiástica, dos frailes agustinos argumentaron que, en tiempos de crisis, el poder secular tenía el derecho de incautar la propiedad eclesiástica y de exigir impuestos al clero. Wyclif, asumió la controversia y defendió a los frailes agustinos contra las reivindi- caciones de Roma de estar permanentemente exenta de impuestos reales. Con esto se

Transcript of Resumen Michael Frasetto - Herejes - Wyclif y Hus

Page 1: Resumen Michael Frasetto - Herejes - Wyclif y Hus

Frassetto, Michael - Herejes. De Bogomilo y los cátaros a Wyclif y Hus

John Wyclif: Inglaterra y los lolardos

Nacido en la década de 1330, Wyclif, profesor de Filosofía y Teología en Oxford, no sólo se convirtió en el hereje más importante de Inglaterra, sino también en uno de los primeros, ya que el reino había registrado muy pocos ejemplos de herejía antes del siglo xiv. Llegó a cuestionar gran parte de la teología tradicional y eclesiástica de la Iglesia, socavando la doctrina católica sobre los Sacramentos, la Iglesia institucional y el sacerdocio. Contribuyó a la aparición en Inglaterra de un movimiento popular: los lolardos (que luego se funden en el protestantismo). Ha sido descrito como precursor de Lutero, sobretodo respecto a su doctrina de la Eucaristía, que enfatizaba lo espiritual sobre lo físico

Durante su juventud fue ordenado sacerdote y se unió a la orden de los agustinos, en 1372 se convirtió en Doctor en Teología. A finales de 1365 fue nombrado rector del Canterbury College por el arzobispo de Canterbury, que había reformado el College a fin de aceptar al clero secular, ocupó ese cargo hasta 1367, cuando el sucesor del arzobispo decidió que la pertenencia al College debía estar limitada a monjes benedictinos, como en el pasado, y por tanto Wyclif y otros clérigos seculares no eran bienvenidos. Sus esfuerzos por evitar la expulsión llegaron a Roma en el año 1370, pero resultaron infructuosos. Eso podría explicar las críticas de Wyclif a los monjes, quienes le causaron gran frustración personal y pérdidas económicas. Desde entonces fue considerado como defensor de los clérigos seculares y el pri mer oponente universitario a las órdenes monásticas.

A pesar de haber acumulado varios cargos eclesiásticos paso la mayor parte del tiempo entre 1356 y 1381 en Oxford donde dio clases de filosofía y teología, escribió tratados de todas las áreas, las más importantes son obras teológicas y eclesiásticas.

Wyclif sostenía dos conceptos metafísicos básicos: que «Nada es y no es a la vez», un concepto que albergaba una negación, y que el Ser existe y es la Verdad Primera incuestionable. Según él, el Ser es trascendente y todas las cosas participan de él, de lo que deducía que había una cadena del Ser desde Dios hasta el individuo. Así pues, Wyclif creía que Dios estaba irrevocablemente conectado con el mundo que había creado y con todas las criaturas que residían en él.

Una de sus primeras obras teológicas fue un comentario de la totalidad de la Biblia. El Postilla enfatizaba la pobreza y la humildad de la Iglesia de los primeros tiempos, lo que representaba una crítica de la Iglesia del siglo xiv. En tratados posteriores, expuso sus ideas sobre la Iglesia Invisible y visible, critico al Papa Gregorio XI y a la institución papal. En su última obra, hacía hincapié en la autoridad del Rey sobre el clero, reconocía su deber de reformar la Iglesia y repudiaba algunas opiniones manifestadas en la obra sobre el dominio civil. Una de sus obras teológicas más importantes, Sobre la Eucaristia, fue condenada por herética.

Las actividades de Wyclif se extendían al mundo de la política. Participó en las sesiones del Parlamento en 1371: la cuestión era la riqueza del clero y los derechos de la autoridad secular sobre la riqueza eclesiástica, dos frailes agustinos argumentaron que, en tiempos de crisis, el poder secular tenía el derecho de incautar la propiedad eclesiástica y de exigir impuestos al clero. Wyclif, asumió la controversia y defendió a los frailes agustinos contra las reivindicaciones de Roma de estar permanentemente exenta de impuestos reales. Con esto se ganó la hostilidad de los líderes de la Iglesia. Sus ideas, sobre la relación de la Iglesia y el Estado, subordinaban el clero al Rey y afianzaron aún más su reputación entre los líderes seculares de Inglaterra.

En 1377, defendió los intereses del Gobierno en una disputa sobre la entrega de lingotes de oro a la corte papal de Aviñón, correspondientes en parte a impuestos y diezmos y en parte a rentas provenientes de beneficios que varios cardenales poseían en Inglaterra. Como creían todos los gobernantes medievales, el control sobre el oro era necesario para la fortaleza del Gobierno y de la economía.

Las actividades políticas de Wyclif sirvieron a dos fines importantes: le permitieron desarrollar sus propias ideas sobre la autoridad secular y religiosa y le procuraron poderosos patronos seglares, que le protegerían cuando afrontase la amenaza de excomunión y otros castigos eclesiásticos.

Los primeros intentos de censurar a Wyclif se produjeron en 1377. Gregorio XI, quizá como resultado de las quejas de benedictinos ingleses o de algún otro enemigo de Wyclif que le envió extractos de De civili dominio, escribió una carta denunciando a Wyclif dirigida a los maestros y al rector de Oxford, a los obispos de Inglaterra y al rey Eduardo III. La carta incluía una lista de unas dieciocho enseñanzas de Wyclif que el Papa consideraba ofensivas. Gregorio también acusó a Wyclif de «predicar dogmas heréticos que buscan subvertir y socavar a la Iglesia e incluso el orden civil».

Wyclif respondió él mismo la carta, declarando su devoción a la fe católica y a los evangelios, y disculpándose por no asistir a Roma. La fuerza de la acusación papal se debilitó por la muerte de Gregorio y sobre todo por el gran Cisma papal de 1378 a 1417. Aún así, las autoridades y el futuro rector de Oxford eran admiradores de Wyclif y las autoridades seculares de Inglaterra lo apoyaban y gracias a ello pudo evitar comparecer ante la corte episcopal. La autoridad temporal

Page 2: Resumen Michael Frasetto - Herejes - Wyclif y Hus

acogió seguramente con agrado las críticas de Wyclif a la Iglesia y a sus representantes, porque las reformas que promovía limitarían la riqueza y el poder de la Iglesia, lo que redundaría en beneficio de la Corona.

Decepcionado por el Cisma y por los defectos del papa Urbano, Wyclif emprendió una línea más agresiva respecto al papado en sus escritos de finales de la década de 1370, repudiando la jerarquía eclesiástica en su totalidad. En su obra sobre la Eucaristía, rechazó la doctrina católica de la transustanciación y marcó su transformación de crítico y reformador radical a hereje.

En 1380, fue sometido a una comisión para examinar sus proposiciones, dicha comisión condenó las proposiciones sobre la eucaristía y sostuvo que cualquiera que las sostuviese, enseñase o defendiese sería excomulgado y encarcelado. Wyclif sostuvo que no debilitarían su opinión y apelo directamente al Rey que parece haberlo ignorado, pero el Duque de Gaunt, protector de Wyclif viajó a Oxford para asegurarse que cumpliera las órdenes del rector. Esto demuestra la preocupación por el cariz heterodoxo que estaban tomando sus enseñanzas. Una cosa era defender la supremacía del poder temporal sobre el espiritual en lo político y condenar la corrupción y los abusos del clero, y otra muy distinta apoyar doctrinas condenadas por la Iglesia por erróneas.

Wyclif asumió su defensa, y publicó sus Confesiones el 10 de mayo de 1381 donde defendió y reafirmo las ideas repudiadas. Afirmó la necesidad de un cambio doctrinal para corregir las doctrinas erróneas de la Iglesia respecto del Sacramento. Este énfasis distanció a los patrones aristocráticos y reales que habían sido fundamentales para su éxito. Wyclif sufrió aún más el desgaste del apoyo de sus antiguos patronos y otros simpatizantes como resultado del estallido de la Revuelta de los Campesinos, en junio de 1381 y de la cual fue responsabilizado. La reacción de Wyclif a la revuelta socavó cualquier apoyo. Si bien condenó el asesinato del arzobispo de Canterbury, admitió que era culpable de excesiva mundanería. Denunció la revuelta, pero afirmó que el mayor error de los rebeldes era no haber logrado apoyo del Parlamento. También expresó su simpatía por los rebeldes, argumentando que sus quejas por los impuestos excesivos eran legítimas, situación de la que Wyclif responsabilizaba al clero.

Wyclif dejó Oxford y se retiró a su rectoría en Lutterworth, donde siguió escribiendo, aunque con un tono más moderado:“Sobre la Simonía” denunciaba como simonía cualquier forma de mundanería y corrupción clerical“Sobre la Apostasía” defensa apasionada de sus enseñanzas sobre la Eucaristía y denunciaba los errores de otros“Sobre la Blasfemia” catálogo largo y algo caótico de los pecados y abusos del clero de todos los niveles, con particular inquina hacia los cardenales y los frailes.

El asesinato del arzobispo de Canterbury reforzó a sus críticos, porque el nuevo arzobispo, William Courtenay, llevaba tiempo liderando la oposición a Wyclif. Este convocó un concilio para condenar las enseñanzas de Wyclif: los miembros del Concilio declararon heréticas diez de sus enseñanzas (sobre la Eucaristía, los poderes sacramentales del clero, la riqueza clerical y el poder papal). Las restantes catorce fueron consideradas erróneas. Aunque no fue excomulgado, sus seguidores serían castigados. A pesar del apoyo que tenía en Oxford, bajo la presión del arzobispo se aceptó la condena de sus enseñanzas.

El 31 de diciembre de 1384 falleció. A pesar de la condena de muchas de sus proposiciones, Wyclif no dejó de estar en comunión con la Iglesia, y por tanto fue enterrado en tierra consagrada, en el cementerio de la iglesia de Lutterworth.

Pero su historia continúa hasta el siglo XV, los lolardos y varios teólogos del continente fueron influidos por sus enseñanzas. Las

Page 3: Resumen Michael Frasetto - Herejes - Wyclif y Hus

opiniones de Wyclif sobre el dominio civil, la Biblia, la Iglesia, el sacerdocio y la Eucaristía constituyen un gran acervo de ideas que presagian en cierta forma las doctrinas de Martín Lutero y de otros reformistas protestantes.

Afirmaba que el poder secular representado por reyes y señores estaba otorgado por Dios y que, como demostraban las Escrituras, ellos tenían autoridad para gobernar sobre la Iglesia. Por otro lado, Wyclif rechaza la autoridad del Papa para excomulgar, afirmando que sólo el individuo puede excomulgarse a sí mismo mediante el pecado.

La verdadera Iglesia, era la que estaba formaba por elegidos. Según él, sólo aquellos predestinados a la salvación forman parte de ella. Los salvados están unidos por la gracia de Dios y constituyen la verdadera Iglesia de Cristo, al igual que los que no están entre los elegidos están unidos para toda la eternidad bajo la autoridad del Anticristo. Los dos grupos están estrictamente separados y, según Wyclif, nadie sabe a qué grupo pertenece ni puede afirmar que pertenece a la Iglesia verdadera o es el jefe de la misma. No era necesario seguir los dictados del Papa o de otros clérigos a no ser que se atuviesen a la ley de los Evangelios. Muchas instituciones y sacramentos de la Iglesia fueron puestos en cuestión por la opinión de Wyclif sobre la Iglesia visible. Como es incierto que cualquier miembro del clero, incluyendo el Papa, pueda ser identificado como perteneciente a la verdadera Iglesia, entonces, argumentaba Wyclif, no era necesario que existiese la jerarquía eclesiástica, a la que denunció a menudo por avaricia, mundanería y corrupción.

Wyclif hacía hincapié en las Escrituras, lo que no sólo le vincula a anteriores herejes medievales, sino también con los protestantes del siglo xvi como Martín Lutero. Pero también reconoció la obra de Agustín y otros teólogos, aunque afirmaba que la verdad absoluta provenía de las Escrituras. De hecho, su rechazo a la Iglesia visible era el resultado de su convicción de que la Iglesia y sus ministros no eran intermediarios necesarios para entender las Sagradas Escrituras. En su opinión, aquellos que cuestionaban las Escrituras y señalaban contradicciones en el texto eran los auténticos herejes, porque la Biblia era la Verdad, la Palabra de Dios.

Pero fue su posición sobre la Eucaristia la que fue claramente heterodoxa. La doctrina eucarística, tal como se enseñaba en su época, sostenía la autoridad sacerdotal sobre esas instituciones, sobre las que Wyclif albergaba serias dudas.

Wyclif no podía encontrar ninguna justificación en las Escrituras para la doctrina de la transustanciación. Estaba convencido, sin embargo, de que el ritual era un sacramento instituido por Jesús en la Última Cena, cuando declaró ante los Apóstoles: «Este es mi cuerpo». Ese pasaje condujo a Wyclif a creer que, en el momento de la declaración, tanto el cuerpo como el pan existían, y, por ello, cuando el pan y el vino son consagrados en el altar, existen con el cuerpo y la sangre de Cristo. (similar a la doctrina de la Consustanciación de Lutero). Las ofrendas eucarísticas experimentaban una transformación espiritual en la que eran “pan y vino en cuanto a su naturaleza y sacramentalmente el cuerpo de Cristo”

Wyclif encontró apoyo en Oxford incluso después de haber sido condenado, el movimiento lolardo nació entre los intelectuales que adoptaron la doctrina sobre la Eucaristía, el anticlericalismo, la

Page 4: Resumen Michael Frasetto - Herejes - Wyclif y Hus

crítica a la corrupción eclesiástica. Pero no fueron capaces de resistir la condena del arzobispo y fueron excomulgados y suspendidos de la universidad. Aun así, muchos continuaron predicando sus enseñanzas. El grupo lolardo atraía pobres, pero también a algunos que provenían de las clases más altas. Los llamados caballeros lolardos desempeñaron un importante papel en la difusión del movimiento. Luego de una rebelión en 1414 impulsada por un caballero que quiso evadir su condena, el Rey ordenó su supresión y muchos líderes fueron masacrados. La lolardía, no obstante, consiguió sobrevivir y siguió siendo un movimiento viable, aunque clandestino, a lo largo del siglo xv.

El capítulo final de la historia de Wyclif lo supuso su condena oficial que se inicia con una nueva comisión designada para confirmar que no se estuvieran enseñando sus doctrinas en Oxford. Se enviaron las obras de Wyclif a Roma para ser examinadas y condenadas por el Papa. En 1413 en el Concilio de Constanza se condenaron póstumamente las enseñanzas de Wyclif y se confirmó que había sido un hereje indigno de ser enterrado en tierra consagrada. En la primavera de 1428, el cuerpo fue desenterrado y quemado, y las cenizas fueron arrojadas a un arroyo. A pesar de ese final, el legado de Wyclif causaría un gran impacto en acontecimientos posteriores en Inglaterra y especialmente en Bohemia.

Jan Hus: reforma y herejía en Bohemia

Las enseñanzas de Wyclif fueron determinantes en Bohemia. La compleja interconexión entre las tendencias políticas y religiosas determinaron la naturaleza de la reforma de la Iglesia en Bohemia y contribuyeron a la transformación de los ideales reformistas en herejías. Las enseñanzas de Wyclif encontraron un eco creciente en muchos líderes checos y parecían ofrecer una solución a los numerosos problemas que afrontaba la Iglesia en Bohemia. El reformista más importante fue Jan Hus, intelectual y teólogo destacado, cuyos escritos y particularmente su ejecución en el Concilio de Constanza contribuyeron a la reforma y la revolución en su tierra natal.

Las raíces del movimiento para la Reforma se encuentran en la existencia del reino de Bohemia y de su mayor señor feudal, el Sacro Imperio romano. Los alemanes no sólo se habían forjado una posición socioeconómica prominente, sino que también habían conseguido los cargos eclesiásticos más importantes y los mejores cargos académicos. Frente a esto los checos cobraron conciencia nacional, lo que sumó los problemas de corrupción de la Iglesia que era considerada mundana y preocupada por las tierras y riquezas. El mismo Hus denunciaría a los «sacerdotes que dilapidan vergonzosamente el dinero para las misas de difuntos en for-nicación, y adornan a sus concubinas…».3 La Iglesia rica y el clero corrupto contrastaban totalmente con el clero checo sencillo y pobre, lo que reforzaba las demandas de reforma y el rechazo al clero alemán.

Carlos IV tomo las primeras medidas reformistas, era un gobernante devoto, promulgó leyes contra las herejías pero también intento limitar la mundanería y el exceso de materialismo. Fundo la universidad de Praga e invitó a canónigos agustinos de tendencias

Page 5: Resumen Michael Frasetto - Herejes - Wyclif y Hus

reformistas que prepararon el camino para Jan Hus. Las obras de Wyclif llegaron a Bohemia gracias a la relación entre

las Universidades, aunque había sido condenado en Inglaterra, los checos las llevaron a Bohemia. Sus ataques a la corrupción de la Iglesia, su teología y su ornamentación fueron muy influyentes. Los reformadores checos como Waldhauser y Janov tenían en común con Wyclif su convicción de la centralidad de la Biblia y de su naturaleza verdadera, al ser la Palabra de Dios.

En este ambiente de liderazgo político fallido, expansión de reforma religiosa, rencores nacionalistas, nacionalismo checo y la introducción de los escritos de John Wyclif, en el que apareció Jan Hus. Proveniente de una familia de campesinos, Hus estaba decidió a seguir la carrera eclesiástica para tener una “buena vida” (luego dirá que este pensamiento era maligno y criticará la opulencia eclesiástica)

En su paso por la Universidad conoció la doctrina de Wyclif sobre el cual luego impartió clases, fue nombrado decano de la facultad de artes, se ordenó sacerdote y comenzó estudios de Teología para doctorarse, aunque nunca obtuvo el título.

En algún momento antes de su ordenación parece haber experimentado una conversión religiosa que le llevó a comprometerse completamente con la vida religiosa y a apartarse de su carrera eclesiástica y de la búsqueda de beneficios y privilegios eclesiásticos.

Durante los doce años siguientes a su nombramiento, el 14 de marzo de 1402, Hus mantuvo su cargo de rector y predicador de la capilla de Bethlehem, donde combinó las tradiciones reformistas populares y universitarias, convirtiendola en el centro del movimiento reformista checo. A diferencia de rectores anteriores, Hus sólo predicaba en checo y no en checo y alemán, demostrando su nacionalismo checo y proclamando el importante papel de Bohemia en el plan divino. También se identificó completamente con la reforma checa y con sus ideales. Los objetivos de ese movimiento rebasaron el círculo académico y eclesiástico, y fueron adoptados por los artesanos y la clase media checa. Se convirtió en un líder nacional.

Sus sermones se fueron volviendo agresivos y críticos, atacaba al clero, la corrupción, y exigía la reforma de la casta sacerdotal, atacó el concubinato y la simonía, critico al clero por aceptar dinero o regalos a cambio de sacramentos.

Las enseñanzas de Wyclif parecen haber influido en Hus, aunque el erudito checo nunca fue un discípulo concienzudo del teólogo de Oxford. A pesar de ello, defendió las ideas de Wyclif contra los ataques cada vez más hostiles e irracionales de los maestros alemanes de Praga. La carrera de Hus coincidió con grandes cambios en la sociedad y la cultura checas, que incluyeron cada vez más tensiones entre las poblaciones alemana y checa y que se manifestaron en la condena de las proposiciones de Wyclif por parte de los maestros alemanes y la defensa de las mismas por parte de los checos que las adoptaron como parte del programa de reforma.

En el debate los checos salieron perdiendo y varias de las proposiciones de Wyclif fueron condenadas, aunque no se prohibió su totalidad. Los maestros checos siguieron estudiando a Wyclif con más énfasis que antes. Hus aprobaba muchas de sus opiniones y sostenía que habían sido sacadas de contexto para condenarlas.

Page 6: Resumen Michael Frasetto - Herejes - Wyclif y Hus

El cambio de lealtad del Rey Wenceslao hacia el papa elegido en el concilio de pisa que intentaba eliminar el cisma, Alexander V, sumado al decreto que modificaba las naciones al interior de la Universidad (los bloques de votación) favoreciendo a los bohemios, afectaron directamente a Hus y al movimiento de reforma checo. Pero este movimiento de lealtades provocó la ira del arzobispo Zbynek que no estaba muy dispuesto a ceder su lealtad a Gregorio aunque fue obligado por el rey. Así, el arzobispo se encargó de condenar las enseñanzas de Wyclif, quemar sus libros y ponerse en contra de Hus(al que excomulgó aunque luego levantó la condena) y del apoyo popular con el que este contaba.

Hus se había convertido en líder del movimiento de reforma checo, aunque no era el teólogo más radical de su época. En 1409 fue elegido rector de la universidad. Sin embargo, después de haber sobrevivido a la pugna con el arzobispo, Hus afrontaría en los años siguientes un reto aún mayor respecto de la cuestión de las indulgencias papales y los excesos del movimiento reformista que encabezaba. Eso condujo a una ruptura irrevocable con el Papa y el Rey.

El 9 de septiembre de 1411, el papa Juan XXIII promulgó una bula de indulgencias a favor de su cruzada contra el rey Ladislao de Nápoles, partidario de Gregorio XII, que había sido depuesto en el Concilio de Pisa. Juan proclamó una cruzada contra Gregorio XII y Ladislao como enemigos de la Iglesia. Algunas facciones de la Iglesia se opusieron, pero el Rey de Bohemia, Wenceslao, a quien probablemente se le garantizó una parte de las ganancias de la venta de indulgencias apoyó las bulas papales, los reformistas checos no lo hicieron, y algunos se manifestaron con vehemencia en contra de la venta de las mismas.

El ala radical del movimiento de reforma y también Jan Hus, se oponía a la venta de indulgencias y sufriría la cólera del Rey. Aunque Hus no rechazaba las indulgencias por principio (de hecho, había comprado una cuando las vendieron en 1393), denunció la venta flagrante y sacrílega de indulgencias para la causa profana de la guerra. Afirmaba que no le correspondía al Papa hacer la guerra porque ésa era responsabilidad del poder secular.

Hus preguntó por qué el Papa no salvaba a todos los cristianos. Esa crítica atrevida de la indulgencia papal resultó clave en el infortunio de Hus. No sólo perdió muchos amigos sino que también se enemistó con los administradores de la universidad, y aún más con el rey Wenceslao, quien pretendía beneficiarse materialmente con la venta de indulgencias. Pero sus sermones contra las indulgencias inspiraron a los reformistas y a la gente de Praga.

Algunos obispos de Bohemia y el Inquisidor de Praga denunciaron formalmente las opiniones de Wyclif y prohibieron la enseñanza de las mismas. Hus afrontó más problemas cuando uno de los cardenales de Roma lo excomulgó a causa de un examen de su caso. Además, la excomunión prohibía que nadie le diese comida, bebida, alojamiento o tuviese contacto con él. Al haber perdido el apoyo del Rey, de la universidad y por último del Papa, Hus no tenía otro recurso que apelar a Cristo. Con la esperanza de revocar la decisión pronunciada en su contra en Roma, Hus apeló a los reyes, quienes aceptaron su petición y ordenaron al nuevo arzobispo Conrado de Vechta que celebrase un Concilio. Pero este concluyó que todos los buenos cristianos debían creer lo mismo que la Iglesia

Page 7: Resumen Michael Frasetto - Herejes - Wyclif y Hus

romana, obedecer al clero y reconocer la autoridad legítima del Papa y de los cardenales. Hus respondió con una carta que denunciaba los términos del mismo y a los miembros de la facultad responsables de su redacción, declaró que prefería morir que aceptar los términos del documento. Durante los dos años siguientes estuvo exiliado, y escribió varias respuestas a los cargos y doctrinas de sus enemigos antes de partir para el Concilio de Constanza. durante este período cuando escribió sus dos tratados más importantes: De ecclesia («Sobre la Iglesia») en latín y O svatokupectví («Sobre la Simonía») en checo.

En De ecclesia, Hus describió su punto de vista sobre la Iglesia verdadera, el cual estaba inspirado, aunque no acríticamente, en las enseñanzas de Wyclif. Hus sostenía que la verdadera Iglesia estaba compuesta de todos los predestinados, incluyendo a los vivos, los muertos y los aún no nacidos. La verdadera Iglesia era invisible, tal como Wyclif había afirmado. Hus argumentaba que, aunque los miembros del clero y los seglares de la Iglesia católica indudablemente estaban entre los predestinados, la Iglesia católica no debía identificarse con la verdadera Iglesia de Cristo. Hus era seguidor de Wyclif, aunque su tendencia era más moderada. Hus era crítico con las reivindicaciones de primacía y autoridad papales y rechazaba sus demandas de plenitud de poderes sobre todos los cristianos. Sin embargo, y a diferencia del teólogo de Oxford, Hus no negaba que el Papa y los cardenales eran las figuras más estimadas y respetadas de la Iglesia. Negaba que el Papa fuese el sucesor directo de Pedro, y sostenía que el papado era una institución humana y no divina y que el Papa era falible y podía pecar. Según Hus, negar que Cristo era la fundación de la Iglesia y que seguía siendo su líder era negar la autoridad definitiva de las Escrituras. De hecho, en su opinión, las Escrituras representaban la autoridad suprema de la Iglesia, porque eran la Palabra infalible de Dios y no la opinión de humanos imperfectos. Un auténtico sacerdote también se definía por su devoción a la predicación y por una vida de pobreza apostólica y devoción. Sólo Dios podía absolver los pecados del verdadero penitente, y el sacerdote era meramente el ministro de Dios en ese asunto. Además, al igual que Wyclif, Hus negaba que un clérigo tuviese el poder de unir o desunir ni de exco-mulgar o conceder indulgencias, porque sólo Dios tenía la potestad para hacerlo. En su tratado sobre la Cena del Señor, Hus había escrito que no era el sacerdote el que transformaba el pan y el vino en el cuerpo y la sangre, sino que el mismo Cristo era el autor del milagro.

En su otro tratado, Hus definió la simonía como el «intercambio de bienes espirituales por otros no espirituales». La simonía era la compraventa de objetos sagrados y la aprobación tácita de esos intercambios. Según Hus, todos los niveles de la sociedad, tanto clericales como seglares, eran culpables de simonía: la venta de indulgencias, cualquier monje que pagase para ingresar en una orden monástica, aceptar dinero por enterrar difuntos, pago al clero a cambio de sacramentos, nombramiento de clérigos para prebendas por parte del rey o emperador.

Su programa de reforma, aunque a veces fuese radical, en la mayoría de los casos no era totalmente heterodoxo: aceptaba muchas de las doctrinas de la Iglesia, incluyendo, aunque con una interpretación personal, la doctrina de la transustanciación y la autoridad de la Biblia, de los Concilios y de los Padres de la Iglesia,

Page 8: Resumen Michael Frasetto - Herejes - Wyclif y Hus

aprobaba la veneración de los santos, creía en el purgatorio, en las misas de difuntos, en los sacramentos.

Sin embargo, sus enseñanzas sobre la naturaleza de la Iglesia y los poderes del Papa y el clero lo apartaron de la corriente principal de la ortodoxia. Su defensa pública de varias enseñanzas de Wyclif y su continua predicación bajo la amenaza de excomunión contribuyeron a su identificación como hereje. Sus ataques a las indulgencias papales y los privilegios reales en la Iglesia le hicieron perder el apoyo no sólo de la Iglesia, sino también de su patrón y protector real, lo que resultó fatal para él.

La última etapa de la vida de Jan Hus coincidió con la resolución del Gran Cisma en el Concilio de Constanza, donde se eligió un nuevo Papa, Martín V (1417-1431), se llevaron a cabo reformas para mejorar la situación de la Iglesia y se decidió su destino.

Fue invitado al Concilio y Segismundo le garantizó la seguridad de su travesía, treinta compañeros se le unieron cuando partió para Constanza el 11 de octubre de 1414. Pero sus enemigos presentaron cargos contra él. Aunque rechazó los artículos condenados de Wyclif sus enemigos desconfiaron. Sus partidarios escribieron a Segismundo para que considerase seriamente que una decisión contra Hus sería un insulto a toda Bohemia. Pero Hus fue encarcelado el 28 de noviembre. El 5 de junio de 1415 se inició un juicio contra Hus, pero los jueces ya habían tomado una decisión en su contra. No tuvo oportunidad de defender sus puntos de vista y se vio obligado a defenderse de los errores de Wyclif. En la última sesión del juicio, celebrada el 8 de junio, se le presentó a Hus una lista de errores extraídos de sus escritos. La herejía de Hus fue su concepción de la verdadera Iglesia como asociación de elegidos, y los errores recopilados en la condena estaban relacionados con esa concepción fundamental: su punto de vista sobre la posición en la verdadera Iglesia de los predestinados y los anunciados; su afirmación de que Cristo y no el Papa era el líder de la Iglesia; su concepción de las obligaciones y poderes del clero; su actitud hacia asuntos de excomunión e interdictos y su postura ante los cuarenta y cinco artículos de Wyclif. Tanto los jueces como Segismundo, le creían culpable de herejía. El 18 de junio se publicó la lista definitiva de cargos contra Hus y su condena. Aunque sus amigos intentaron convencerlo de que aceptase las decisiones del Concilio y se retractase de sus supuestos errores, Hus insistió en que debía seguir su conciencia. El 6 de julio, fue degradado públicamente de su cargo eclesiástico y apartado del sacerdocio. Se le ofreció una vez más la oportunidad de retractarse, pero se negó y fue incinerado. La ejecución de Hus enfureció a la gente de Bohemia y la reforma husita siguió adelante y condujo a la revolución. Los reformadores prosiguieron con su programa e introdujeron nuevas demandas, como la de recibir el vino del cáliz además del pan en la comunión (utraquismo), y los radicales empezaron a manifestarse más abiertamente. En 1419, Wenceslao intentó suprimir a los husitas, lo que desencadenó una guerra abierta. El Papa, a instancias de Segismundo, convocó la que sería la primera de cinco cruzadas contra los husitas y su ala radical, los taboritas. La larga lucha terminó finalmente en 1436 con la derrota de los taboritas, pero se hicieron concesiones a los utraquitas, que pusieron los cimientos de la aparición de una iglesia independiente en Bohemia.

El pensamiento de Hus analizó algunos de los problemas más serios de la Iglesia medieval, pero, a pesar de la severidad de sus

Page 9: Resumen Michael Frasetto - Herejes - Wyclif y Hus

críticas, no parece haber rechazado la estructura de la Iglesia, aunque sí abogaba por su reforma y la limitación del poder papal. Su muerte en la hoguera imita el destino común de muchos herejes medievales. Hus y el movimiento que inspiró presagiaron los dra-máticos acontecimientos del siglo xvi y la Reforma protestante. Como Wyclif antes que él, Hus planteó propuestas que presagiarían las de Martín Lutero y los demás reformadores del siglo xvi. Además, el establecimiento de una iglesia nacional independiente en Bohemia después de las guerras husitas prefiguró claramente las divisiones nacionales y sectarias que surgieron a raíz de la protesta de Lutero. Por todo ello, Hus fue el último de los grandes herejes medievales y un precursor de los reformadores del siglo xvi.