REVISTA AVIGNON ARTE NUMERO 25 - ABRIL 2016

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Testimonios La Creacion Artistica S alir de lo concreto de la piedra, de la forma estricta y exigen- te para adentrarme a la pintura, a una nueva pintura que sea fuerza en el color y no planos contenidos de una figuración que ya no responde a la necesidad autentica. Una geometría firme y angulosa, apoyada en los tiempos difíciles en construir con lo poco o casi nada, con la ausencia, que se hace presente a cada instante en los días en que la perdida era una cons- tante, rebelde y empecinada en volver. Pero siempre hay algo por florecer. En el tiempo de la espera, donde la luz es mas sombra, aso- ma como un borbotón de vida en la piedra horadada, el agua que la recorrerá por sus fisuras y grietas adentradas a lo profundo. Tallan allí y la modifican. Hasta que todo sale y fluye otra vez. Se apresura lentamente a la salida distinta y se predispone bien dispuesta. En principio, el formato pequeño acompaña la posibilidad de ruptura. Concentra la pincelada en su mejor expresión. Se hace masa espesa, con cierta densidad y la huella del pincel va dejando su estela firme, segura. Un color de nubes atormentadas y mares encrespados. Cielos que no esperan. Paisajes que se acercan. Las cerdas van creando el movimiento apenas perceptible pero visible para quien se atreva a mirar. ¿Y Entonces? ¿Algo me aleja? ¿En esos trazos se deposita la clave de aquello que no comprendo? Quizá no haya público atrevido a mirar. Refugiados en oscuras moralidades, la pintura vive estancada en su supuesta obscenidad. Muestran lo que aparenta ser la revolución, el nuevo paradigma o la vanguardia apolillada con que forjan su ser reprimido de apa- riencias libertarias modernas. Pero no. Viven en un Medioevo propio de ilusiones reciprocas. La pincelada ya no late. A nadie le importa. Ni la luz, ni la forma. Solo la apariencia de lo estable, de su seguridad. No vaya a ser que tropiecen con le piedra escultórica que desarme y los exponga desnudos a una realidad inventada para muchos obsecuentes, que dicen ser, la mirada de hoy. Ya no hay tiempo, no hay mirada ni ver. Tampoco ser. ¿Qué sen- tido tendría? Si en las sombras de sus propias narices, se esconde la falta de pintura. Para que buscar una huella si nadie pretende reflejarse en el misterio. De ahí a no encontrar nada, hay tan solo un pequeño paso. Una distancia ínfima y a la vez profunda, distan- te de los propios sueños. ¿Habrá hoy sueños propios? Ni siquiera se sienten soñando los sueños impuestos por otros. Libre, rodeado de alambre en púas, invento argentino, bien democrático, para no dudar que la libertad tiene fin. Corto fin. La pintura es otra cosa, como diría Rembrandt. La pintura va más allá. No tiene límites. Entre nuevas huellas y alambre de puas Sin publico atrevido a mirar ARTE Avignon un puente hacia otra forma de ver # 25 ABRIL 2016 Publicación mensual de distribución gratuita producida por: Taller de Artes Plásticas EL PORTÓN VERDE por Walter Pugliese por Libero Badii Haiku de las cuatro estaciones Esta noche también tú vas de prisa, luna de otoño. Dibujos tinta y carbón sobre papel. Diego Enrique Carbajo. (continúa en la siguiente página) Al exponer mi pensamiento logro en mí una mayor concen- tración, frente al hecho mismo. En la vida no me he planteado si el hacer cotidiano por una ne- cesidad vital, es comprendido dentro de la creación artística; si el estudio de un volumen escultórico es llevado a término instintiva- mente o razonado; si he tomado partido en la figuración o la no-fi- guración; si el hacer es frio o caliente, si es plástico o no es plástico; términos todos muy importantes pero que en nuestros días se abusa de ellos, sin que todavía se haya llegado a localizarlos completamen- te, en relación a la obra de arte; he considerado, eso sí, con la fuerza que me va dando la vida misma, o sea el tiempo que transcurre ante mí, el hecho del hacer, si con el hacer cotidiano es posible obtener una comunicación o mensaje el situar una forma en el espacio. En un tiempo en el cual el hombre se siente cohibido ante el avance de la ciencia (por mi parte, no), el problema del hacer

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REVISTA AVIGNON ARTE NUMERO 24 - MARZO 2016 Revista Avignon Arte # 24 MARZO 2016 Avignon ARTE # 25 ABRIL 2016 Avignon ARTE un puente hacia otra forma de ver revista de arte, dibujo, pintura y escultura en facebook: https://www.facebook.com/arte.avignon.5?ref=tn_tnmn email: [email protected] nuestro taller: www.tallerelportonverde.com.ar

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Testimonios

La Creacion Artistica

Salir de lo concreto de la piedra, de la forma estricta y exigen-te para adentrarme a la pintura, a una nueva pintura que sea fuerza en el color y no planos contenidos de una figuración

que ya no responde a la necesidad autentica.

Una geometría firme y angulosa, apoyada en los tiempos difíciles en construir con lo poco o casi nada, con la ausencia, que se hace presente a cada instante en los días en que la perdida era una cons-tante, rebelde y empecinada en volver. Pero siempre hay algo por florecer. En el tiempo de la espera, donde la luz es mas sombra, aso-ma como un borbotón de vida en la piedra horadada, el agua que la recorrerá por sus fisuras y grietas adentradas a lo profundo. Tallan allí y la modifican. Hasta que todo sale y fluye otra vez. Se apresura lentamente a la salida distinta y se predispone bien dispuesta.

En principio, el formato pequeño acompaña la posibilidad de ruptura. Concentra la pincelada en su mejor expresión. Se hace masa espesa, con cierta densidad y la huella del pincel va dejando su estela firme, segura. Un color de nubes atormentadas y mares encrespados. Cielos que no esperan. Paisajes que se acercan. Las cerdas van creando el movimiento apenas perceptible pero visible para quien se atreva a mirar. ¿Y Entonces? ¿Algo me aleja? ¿En esos trazos se deposita la clave de aquello que no comprendo?

Quizá no haya público atrevido a mirar. Refugiados en oscuras moralidades, la pintura vive estancada en su supuesta obscenidad. Muestran lo que aparenta ser la revolución, el nuevo paradigma o la vanguardia apolillada con que forjan su ser reprimido de apa-riencias libertarias modernas. Pero no. Viven en un Medioevo propio de ilusiones reciprocas. La pincelada ya no late. A nadie le importa. Ni la luz, ni la forma. Solo la apariencia de lo estable, de

su seguridad. No vaya a ser que tropiecen con le piedra escultórica que desarme y los exponga desnudos a una realidad inventada para muchos obsecuentes, que dicen ser, la mirada de hoy.

Ya no hay tiempo, no hay mirada ni ver. Tampoco ser. ¿Qué sen-tido tendría? Si en las sombras de sus propias narices, se esconde la falta de pintura. Para que buscar una huella si nadie pretende reflejarse en el misterio. De ahí a no encontrar nada, hay tan solo

un pequeño paso. Una distancia ínfima y a la vez profunda, distan-te de los propios sueños. ¿Habrá hoy sueños propios? Ni siquiera se sienten soñando los sueños impuestos por otros. Libre, rodeado de alambre en púas, invento argentino, bien democrático, para no dudar que la libertad tiene fin. Corto fin.

La pintura es otra cosa, como diría Rembrandt. La pintura va más allá. No tiene límites.

Entre nuevas huellas y alambre de puasSin publico atrevido a mirar

ARTE

Avignonun puente hacia otra forma de ver

#25ABRIL 2016

Publicación mensual de distribución gratuita

producida por: Taller de Artes Plásticas

EL PORTÓN VERDE

por Walter Pugliese

por Libero Badii

Haiku de las cuatro estacionesEsta noche también tú

vas de prisa, luna de otoño.

Dibujos tinta y carbón sobre papel. Diego Enrique Carbajo.(continúa en la siguiente página)

Al exponer mi pensamiento logro en mí una mayor concen-tración, frente al hecho mismo.

En la vida no me he planteado si el hacer cotidiano por una ne-cesidad vital, es comprendido dentro de la creación artística; si el estudio de un volumen escultórico es llevado a término instintiva-mente o razonado; si he tomado partido en la figuración o la no-fi-guración; si el hacer es frio o caliente, si es plástico o no es plástico; términos todos muy importantes pero que en nuestros días se abusa de ellos, sin que todavía se haya llegado a localizarlos completamen-te, en relación a la obra de arte; he considerado, eso sí, con la fuerza que me va dando la vida misma, o sea el tiempo que transcurre ante mí, el hecho del hacer, si con el hacer cotidiano es posible obtener una comunicación o mensaje el situar una forma en el espacio.

En un tiempo en el cual el hombre se siente cohibido ante el avance de la ciencia (por mi parte, no), el problema del hacer

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volúmenes se torna duro, pero al mismo tiempo, esa dureza, da la fuerza valiente de la eterna pregunta: ¿ser o no ser? Aquí sien-to la vida de los volúmenes y busco llevarla adelante en el hacer cotidiano.

Es conveniente dar un vistazo, al pasado de las formas, para llegar a nuestros días. La creación de la forma no tiene ley; si la tiene es propio el momento que la pierde. Esto es, porque, para mí, la creación no es más que un hecho misterioso que va her-manado con la creación misma del ser, siendo un misterio, de consecuencia, no tengo más solución que ir al estudio reve-lado del pasado y estar siempre alerta para captar y sentir esta revelación misteriosa.

¿Qué hubiera sucedido se Newton no estaba preparado para ver caer la manza-na? ¿Qué hubiera sido si Colon no estaba preparado para entrever la aventura? ¿Qué hubiera sido si Van Gogh no estaba prepa-rado para intuir el mundo de los colores?

Como se verá en mi pensamiento, siempre es necesario tener una preparación adecua-da. Con este principio el hombre, en su afán de conocer el pasado, lo llevo al estudio ar-

queológico, ciencia que nos ha dado el ma-yor cumulo de conocimientos históricos de los volúmenes. Esta ciencia que encuentra su principio en la época renacentista, descu-brió el mundo de los volúmenes griegos; pos-teriormente, en cada siglo, el mundo de los volúmenes escultóricos se fue enriqueciendo gracias a las continuas investigaciones de los arqueólogos; por lo tanto, llegamos a nuestros días con una casi totalidad de conocimientos.

Me pregunto ¿Cuándo el hombre-artis-ta tuvo en su mano tantos conocimientos? Nunca como en la actualidad.

¿Es bueno o es malo? En el hacer cotidia-no del artista creo que es bueno si segui-mos el concepto de estar preparado para la revelación del misterio de la creación.

El artista se ha encontrado frente a un dilema: o la necesidad imperiosa de creación, o morir ante la inercia de la imitación de un pasado.

Ubiquémonos en los albores de la época primitiva y comparemos con el hombre que nace. El hombre que nace uno de sus pri-meros descubrimientos que hace de la vida es el volumen y en el primitivo también fue así: un cacharro, un hacha, una flecha, etc., etc.….; son volúmenes de objetos necesarios; la palabra “necesidad” se torna, en relación al volumen, imperiosa de verdad. No podía el primitivo, como el actual, si no tenia esta necesidad del hacer volumen, subsistir.

Digo esto para darnos cuenta de la im-portancia que adquiere en nuestras vidas el elemento volumen.

¿Quién en nuestros días no ha alzado una piedra o cualquier otro objeto? ¿Por qué a los niños les encanta jugar con tierra o con piedras? Es un conocimiento de fuerzas misteriosas que entran en nuestras manos. Es el deseo de palpar, con lo cual se puede efectuar cosas. Las manos juegan un papel principal en el factor fuerza misteriosa, a través de ellas las medidas se hacen fuertes en el pensamiento.

Necesidad, medida, volumen, desde la época primitiva a nuestros días, continúan. Estos términos se nos hicieron sangre, al igual que un ser en su desarrollo.

¿Es caótica la situación del estudio del volumen frente a un futuro? Creo que no. Siempre a través de la historia, vemos como se han ido sucediendo ciclos.

El hacer volúmenes es una fuente de ener-gía para el conocimiento del hombre. Cada momento nuestras manos tocan algo; en-tonces ¿Cómo no darle la importancia nece-saria? Los países más desarrollados llevan al estudio el efecto psicológico que puede pro-ducir la intervención de cualquier volumen en la vida. Al introducirnos en la necesidad de hacer volúmenes y haberla hecho sangre en nuestro ser, vemos como los artistas es-tán trabajando para dar una manifestación exacta del espíritu de nuestra época.

En el último siglo se origino, en principio, un nuevo renacimiento, siendo esta vez total, para a posteriori, desembocar en nuestra visión.

Analizando muchas obras de estos úl-timos años dan a entender esta denomi-nación del tiempo que transcurre en la actualidad. En nuestros días, se habla mu-cho de la unidad de estilo. Es consecuen-cia que muchas veces para conservar esta unidad, al efectuar obras, seguimos, sin darnos cuenta, en una manifestación imi-tativa, despertar el sentido de la creación, sin temor, es nuestra obligación.

El factor “obra-tiempo” es muy impor-tante en la creación de volúmenes.

Nunca hay que pedir un volumen como aquel o como el otro, siempre es deseo de palpar un volumen de acuerdo con una necesidad actual; aquí está la célula de un futuro donde la creación estará ubicada en todos los lugares. Quiero que mi pensar vaya hacia esos hombres que con su esfuer-zo han logrado comunicarnos una belleza de las formas.

Solamente encuentro que lo que he aprendido en Paris se va, y que vuelvo a las ideas que me habían venido en el campo antes de conocer a los impresionistas.

Y me asombrare muy poco si dentro de un tiempo los impresionistas encuentran que criticar en mi manera de hacer, que ha sido más bien fecundada por las ideas de Delacroix que por las suyas.

Porque no quiero reproducir exactamente lo que tengo delante de los ojos, sino que me sirvo arbitrariamente del color para expresarme con más fuerza.

En fin, dejemos tranquilo esto como teoría, pero te voy a dar un ejemplo de lo que quiero decir.

Quisiera hacer el retrato de un amigo artista que sueña grandes sueños, que trabaja como canta el ruiseñor, porque su naturaleza es así. Este hombre será rubio. Yo quisiera poner en el cuadro mi aprecio, el amor que siento por él.

Lo pintare, pues, tal cual, tan fielmente como pueda, para empezar. Pero el cuadro así no está acabado. Para terminarlo, me vuelvo entonces un colorista arbitrario.

Exagero el rubio de la cabellera, llego a los tonos anaranjados, a los cromos, al limón pálido.

Detrás de la cabeza, en lugar de pintar el muro trivial del mezquino departamento, pinto el infinito, hago un simple fondo del azul más rico, más intenso que pueda confeccionar, y por esta sencilla combinación, la cabeza rubia iluminada sobre este fondo azul rico obtiene un efecto misterioso como la estrella en el azul profundo.

Arlés, Julio de 1888

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