Revista Derecho por la 13 N° 5 - 2013

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Dirección:Adrian Taborda

Artículos:Adrián TabordaRobinson ÚsugaJenny Echavarría

Teléfono: 492 42 48 Celular: 3014263411

Cra. 105 B # 34 BB 92fullproducciones2012.blogspot.com

[email protected]

Acompañamiento:Darío Ortíz Botero

Comunicación para la Movilización Secretaría de Comunicaciones

Diseño:www.elledios.com

Contenido2.................3.................

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ContenidoComisión Internacio-nal de Esclarecimien-to Comuna 13 de Me-dellín.Tras las Borrosas Hue-llas de la Matrona. Montecasino: el Sur-gimiento de una Man-sión Clandestina.El Arte y la Cultura Ele-mentos Constitutivos de la Democracia.Los niños de la Opera-ción Orión.CIDH Expresa Preocu-pación por Reforma Constitucional en Co-lombia

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Comisión Internacional de Esclare-cimiento Comuna 13 de Medellín

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Se instaló la Comisión Internacional de Esclareci-miento sobre graves violaciones a los Derechos

Humanos en la Comuna 13 de Medellín.

El recorrido inició en el terminal de buses Belenci-to Corazón, punto en el que se conmemoró la de-tención, tortura y asesinato del niño Luis Fernando Palacios Barbaran, por parte de paramilitares de la zona; Luego hubo una parada en el barrio Villa Laura para conmemorar al líder social y uno de los fundadores de la Junta Administradora Local Aso-comuna 13, HAIDER JOSE RAMIREZ, asesinado el 23 de agosto de 2006; así mismo, se arribó al barrio 20 de julio, escenario de combates, de muertes y de desapariciones, de la misma manera que uno de los centros de la Operación Orión; finalmente y lue-go de un recorrido por otros puntos de la Comuna, se llegó a la Escombrera, considerada como uno de los lugares más significativos de este sector de la ciudad, pues se presume fue utilizada como un ce-menterio clandestino y representa el dolor de las víctimas de desaparición forzada.

En horas de la tarde se hizo la instalación, con la presentación de la Corporación Jurídica Libertad sobre las violaciones a los derechos humanos en

la Comuna 13 de Medellín, en la que evidenció la manera como se desarrolló la Operación Orión y la continuidad de la impunidad. Según lo que expuso esta organización de 583 violaciones a los derechos humanos, solo 88 han sido investigadas.

Para Intermón Oxfam es un gran honor y una gran responsabilidad apoyar a esta Comisión Internacio-nal de Esclarecimiento sobre los hechos ocurridos en la Comuna 13 hace ahora 10 años.

“Indudablemente, lo acontecido entonces fue y sigue siendo una tragedia. Para los griegos la tra-gedia estaba compuesta por tres elementos: las peripecias o los hechos; la anagnórisis o reconoci-miento, que es el camino que se recorre desde la ignorancia al conocimiento; y, por último, el lance patético que es el evento en el que todo cambia de sentido y la tragedia se resuelve y encuentra su fin.1. Las peripecias o eventos acaecidos hace 10 años los conocen la mayoría de los pobladores. Fueron hechos criminales que violaron los Derechos Hu-manos de los habitantes de la Comuna 13 y que infringieron las más elementales normas del Dere-cho Internacional Humanitario.

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2. En estos diez años hemos tenido que escuchar y leer muchas interpretaciones sobre lo sucedido. El reconocimiento o interpretación de los hechos ha sido de lo más variopinto. El proceso de traer de la ignorancia al conocimiento a la operación Orión no ha estado exento de dolor e indignación. Esta Comisión Internacional de Esclarecimiento forma parte de este proceso de anagnórisis, de hacer un hueco a la verdad (y a la justicia) en la memoria.

En el ámbito de la oficialidad se ha puesto en boga el tema de la memoria. Aristóteles sostenía que el vínculo entre el Arte y la oratoria era lo verosímil. Y la historia oficial se está construyendo de esa ma-nera, no sobre la verdad (tampoco sobre la justi-cia) sino sobre lo verosímil, porque cuando arte y oratoria entran en conflicto lo verosímil se pone de parte de los sofismas de la oratoria, en detrimento de la belleza del arte.

Expliquémonos. Si yo quisiera exponer al auditorio qué es un caballo, podría tener tres vías para hacer-lo: la mentira, la media verdad o lo verosímil, y una de las variadas perspectivas de la verdad.

a. La mentira sería decir que un caballo es un ani-mal anfibio, con aletas, que vive en el mar y respira por branquias. Lo interesante de decir una mentira es que ninguno de ustedes me creería porque sa-brían que estoy mintiendo. Eso es lo que pasa por lo general con inmediatez al acontecer de hechos criminales: la oficialidad nos cuenta, a través de los medios de comunicación, una historia que es más bien un cuento que nadie se cree. Por arrancarnos

un poco del contexto colombiano: cuando Al Qae-da puso varias bombas en Madrid el 11 de marzo de 2004, tres días antes de las elecciones a la presi-dencia, matando a 192 personas, el presidente José María Aznar se apresuró a responsabilizar a ETA de las mismas y tal acusación era tan inverosímil, tan poco creíble que unas elecciones que podría haber ganado por mayoría absoluta las perdió, porque una parte importante del electorado consideró que mentía.

b. Una segunda opción es la media verdad que con frecuencia es verosímil. En el caso del caballo po-dría describirles que es cuadrúpedo, de la familia de los equinos, con cola y crin, herbívoro, con cascos en las patas, con un cuerno entre los ojos y unas alas en los costados. Esta clase de descripción es verosímil, tiene elementos de verdad pero es una media verdad. Lo que he descrito es un unicornio, que ni siquiera existe, no un caballo. Pero ha sido una descripción verosímil, sobre todo para aque-llas personas que no han estado atentas hasta el fi-nal como le suele suceder a la opinión pública. A mi entender esta ejemplificación es el gran riesgo que estamos corriendo en Colombia en estos momen-tos. La historia oficial actual comienza a narrarse a través de libros de memoria, de películas, de artícu-los y editoriales, de tertulias radiales y televisivas, de un modo verosímil, que cuenta una parte de la verdad pero no toda la verdad. Los agentes del Es-tado, su responsabilidad en los crímenes, la parti-cipación directa en el conflicto, en la guerra sucia, son elementos difuminados, unas veces mediante la teoría de las manzanas podridas y otras directa-mente eliminando su participación en estas trage-dias. A partir de una lectura sesgada de las versio-

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nes libres de los paramilitares en el marco de la ley 975, se experimenta en el país una construcción apresurada de la historia en la que las décadas de conflicto y violencia sociopolítica parecen ajustarse a una pelea entre paramilitares y guerrilleros en la que quedó en medio la población civil, una parte de la cual llegó a ser víctima. El Estado, a lo máximo que se le llega a responsabilizar en estas historias, es de no estar presente, como si, primero, una par-te del mismo no hubiera participado directamen-te en los hechos criminales y, segundo, como si la omisión no fuera también parte de la responsabili-dad los crímenes cometidos. Desafortunada y pre-ocupantemente, se está narrando una historia en Colombia que tiene dos actores, los paramilitares y las guerrillas, un actor invitado para mostrar cuan-do conviene, las victimas, y no hay más reparto de papeles. Y lo peor, es una historia que para una ma-yoría de la población es creíble, verosímil, aunque no por ello deja de ser una peligrosa media verdad.

c. Una tercera opción es que les describa el caba-llo con todos los elementos del mismo, sin cuernos ni alas. No obstante, deberíamos ser conscientes de que no puedo describir EL caballo, a no ser que describa una secuencia genética de ADN. En cuan-to lo describo con sus características físicas, estaré abordando una clase de caballo: quizá un caballo purasangre árabe, quizá un caballo de tiro irlandés, quizá un pony australiano… quizá un caballo de paso fino. Considero que este es uno de los retos de la Comisión Internacional de Esclarecimiento de la Comuna 13: aportar verdad a esta historia si-guiendo los parámetros del Derecho Internacional

de los Derechos Humanos y del Derecho Interna-cional Humanitario; una comisión que escuche a los pobladores y a las víctimas y les crea, y que lue-go informe a la opinión pública y a las autoridades de lo que ha escuchado interpretándolo según sus parámetros. Puede ser que de todo ello surja una historia basada en la verdad por in-creíble e in-vero-simil que esta verdad pueda llegar a ser si nos narra unos hechos en los que además de los paramilita-res y las guerrillas, nos advierte de la participación de actores legales, de altos mandos, de altos políti-cos que quizá muchos pobladores de la Comuna 13 llegaron a votar libremente en las urnas.3. Como decía Aristóteles, la tragedia está incom-pleta si no culmina con un lance heroico en el que toda la trama cambia y encuentra su sentido. En nuestro lenguaje colombiano, la tragedia de la Co-muna 13 tendrá su lance heroico y, por tanto, su desenlace cuando haya verdad, justicia y repara-ción para las víctimas, como garantía de no repeti-ción para los que siguen viviendo, sean víctimas o no lo sean. Y de ese desenlace no estamos ni cerca.

Quisiera terminar, en primer lugar, deseando los mayores éxitos a la Comisión Internacional; en se-gundo lugar, reconociendo la valentía y coraje de ONGs como la Corporación Jurídica Libertad, de personas como la Hermana Rosa y de los poblado-res de la Comuna 13 que 10 años después siguen en la brecha de la exigibilidad; y por último, recordan-do a todos los que generan elementos para narrar la historia, las palabras de Marco Tulio Cicerón: “La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio.”

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Tras las Borrosas Huellas de la Matrona

José Guarnizo exprime su tenaz experiencia periodís-tica en la ciudad de Medellín para entregar a los cu-riosos su primer libro. Titula La patrona de Pablo Es-cobar. Y allí retrata la vida de una enigmática mujer, muy ignorada en la cotidianidad antioqueña, pero archi-reconocida por las agencias de inteligencia nor-teamericanas. Ahora Guarnizo nos la presenta: “con ustedes Grisalda Blanco, también llamada la Viuda

Negra”.

De su libro, y de otros motivos para ser y escribir, el cronista nos habla en esta entrevista.

¿Por qué dejó su puesto en el periódico El Colom-biano?Cinco años en El Colombiano fueron una gran es-cuela, pero llegó el momento en el que quise dar el salto a la independencia. Ese es un salto al vacío sin paracaídas, con nada más que una idea entre las manos. Y pues aquí me ves, en medio del vértigo del descenso del que muchos han sobrevivido. Yo espero sobrevivir también.

¿A qué se dedica ahora? A dictar clases en la Universidad de Antioquia, a leer y a escribir, a ejercer mi independencia traba-jando con horarios incluso más fuertes que los que tenía como empleado.

¿De dónde surge la idea de escribir este libro?Griselda Blanco era un personaje al que yo había buscado hace muchos años. Me parecía increíble que siguiera con vida luego de tantas y tantas gue-rras que libró en Miami, antes incluso de que apa-reciera en el mapa Pablo Escobar. Y me atraía la historia porque había conocido a un hombre que trabajó para Griselda y que tenía entre las manos un testimonio que no había visto publicado en nin-gún lado. El día del asesinato de Griselda fui al lugar del crimen, aún sin saber en qué medio publicaría la historia. Finalmente el reportaje lo publicó El País de Madrid.

Por: Róbinson Úsuga Henao. Fotos: Cortesía.

¿Qué fue lo más difícil en la fase de investigación?Que las huellas de Griselda en Medellín estaban muy borrosas. De su paso por esta ciudad en la dé-cada del setenta solo quedaban recuerdos difusos y uno que otro recorte de periódico. De otro lado, me enfrenté con el mito de la Madrina (ese era su apodo), como el de que ella había matado a todos sus esposos. Y de eso hay parte verdad y parte mentira, parte aumentada y parte disminuida. Es su primer libro ¿Qué sentimientos le genera? ¿Por qué deberíamos leerlo?Es mi primer libro, sí. Pero puedo decir que esto también es el resultado de mi experiencia como pe-riodista judicial en Medellín. Si de antemano yo no hubiera tenido todo el contexto de las entretelas

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de la mafia en esta ciudad, este libro no habría po-dido ver la luz. Este texto que les presento es una fotografía de la Medellín de los años setenta, una fotografía en cuya composición aparece una mujer a la que llaman la Madrina, y en la que se puede leer buena parte de la tragedia de hoy.

Lo suyo es el tema de la violencia urbana... como periodista ¿cómo interpreta lo que sucede actual-mente en la ciudad, especialmente en las Comunas 13 y 8? ¿Ve esperanzas en el trabajo de la institucio-nalidad? ¿Qué hace falta para enfrentar el delito y la violencia urbana?Es una pregunta compleja que no se resuelve en un par de líneas. La cultura mafiosa en Medellín está enquistada en los cimientos de los barrios a los que pocas veces visitamos. Además del narcotráfico, los paramilitares le hicieron mucho daño a la ciu-dad, institucionalizando el cobro de esa especie de tributo que ahora llamamos vacuna. ¿Usted cree que un pillo que nunca ha tenido nada va a soltar una renta de tres o cuatro millones de pesos cada ocho días? ¿Eso dónde más lo consigue? La institu-cionalidad ha hecho cosas, pero no lo suficiente. ¿Cómo es posible que un fiscal de Vida (que inves-tigan homicidios) tenga que resolver 250 casos al año? Eso no lo hace nadie. ¿Cómo es posible que hasta hace poco a usted lo podían detener con una pistola 9 milímetros sin salvoconducto y dejarlo li-bre al día siguiente porque el Código Penal así lo permitía? Medellín, con todo lo que ha padecido, debería ser pionera en un marco jurídico en contra del delito, y eso está muy lejos de serlo”.

Usted también es profesor en la Universidad de Antioquia: ¿Cómo valora el periodismo que se está haciendo en los medios tradicionales y en los me-dios comunitarios en la ciudad de Medellín?En los medios comunitarios y en los medios inde-pendientes usted encuentra cosas muy buenas y cosas muy malas. Pero las cosas buenas y califica-das que se cuecen en estos espacios están siendo subestimadas por la prensa tradicional. Y eso se les va a devolver como un bumerang. El New York Ti-mes y El País de Madrid han tenido que reclutar a blogueros independientes que estaban acumulan-do audiencias que ellos estaban perdiendo. En Co-lombia, los grandes medios no se han dado cuenta de que eso está pasando, o tal vez lo saben pero su

arrogancia solo les permite ver una parte. Cambiando un poco de tema, ¿cuáles son esas per-sonas o causas que lo inspiran en su profesión?Cuando termino cada trabajo miro hacia delante, que es el lugar donde están mis maestros. Por más de que camine y camine, siento que nunca los voy a alcanzar. Y eso me llena de satisfacción, así suene contradictorio. Yo soy quien soy por mis referen-tes, los muertos y los que están vivos. ¿Muertos? Podría nombrar cien, pero los resumo en Juan Rul-fo y Roberto Bolaño. ¿Vivos? Podría nombrar cien, pero los resumo en Juan José Millás, Alberto Salce-do y Carlos Alberto Giraldo.

¿Con qué persona viva desearía compartir el asien-to de un bus?“Quisiera conocer a Gay Talese, creo que hasta se-ría capaz de darle un beso, con toda la repulsión que eso me pudiera causar”.

¿Con qué personaje histórico le habría gustado to-marse un tinto? ¿Qué hablaría con él/ella?Con Françoise Dorléac. Pero no solo me tomaría un tinto. La invitaría a una botella de vino, dos si se puede. No te garantizo que la cosa hubiese fluido, pero te aseguro que lo dejaría todo en la arena.

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Montecasino: el Surgimiento de una Mansión Clandestina

En las narices de todos, en la zona rosa de Me-dellín, los hermanos Castaño tenían una mansión que aparentemente “pasó inadvertida” por las autoridades policíacas y judiciales, pero que era bien conocida en el mundo del hampa. Una casa llena de lujos y obras de arte, propiedad de los

sanguinarios paramilitares.

Con esta crónica te invitamos a que hagas un re-corrido por la historia de esta mansión, que aho-ra pertenece al Municipio de Medellín y acoge sets de grabación del canal público de televisión

Telemedellín.

Quizá sea un exceso de imaginación, pero al lle-gar a Montecasino encontramos personas tor-

turadas y muertas en el jardín, en la sala y junto a la piscina. Cuando entrábamos en la moto por entre el sendero de laureles que parecían extender sus brazos, podían verse cadáveres colgados de las ra-mas.

Nada de eso ocurría, pero nuestra mente podía ver-lo. Era la psicosis, era el morbo de estar allí, en una casa hermosa con un pasado oscuro. En la expedi-ción me acompañaban Andrés Ángel, fotógrafo del periódico El Mundo, y Viviana López, nuestra guía. Desde que el canal de televisión local se hizo cargo de la mansión y adecuó estudios de grabación en

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Montecasino: el Surgimiento de una Mansión Clandestinasus interiores, algunos curiosos y periodistas han querido ir a visitarla, para asombrarse mucho e in-dignarse un poco por el símbolo del esplendor pa-ramilitar en las entrañas de la ciudad de Medellín.

Cuando solicitamos el permiso para ingresar a la mansión el gerente del canal pensó que sería bue-no que su asistente nos acompañara. Llegamos un miércoles temprano con el estupor y la ansiedad propia de las primeras veces. Y mientras esperá-bamos a la señorita López, nos sentíamos amilana-dos por la espesa vegetación y las murallas enor-mes que por décadas cubrieron los secretos de “la casa”.Ignoramos si fue premeditado o por una casual ironía, pero notamos que la edificación estaba resguardada por una reja forjada similar a la que bordea el Palacio de Nariño. “La propiedad está compuesta de tres casas –explicó Viviana López al llegar-. Primero haremos el recorrido por la princi-pal”. Quietud y pasadizos secretosSuperamos la imponente fachada de estilo neoclá-sico y nos adentramos sobre un embaldosado de mármol blanco tipo arabescato carrara. Nos recibió una sala amplia con enormes escaleras al segundo piso y una salida al patio con un pequeño estanque salpicado de peces rojos.

–Los peces los trajimos nosotros –explicó la seño-rita López. Llevaron 10 peces y casi un año después ya había más de cien.

En una noticia publicada por el canal RCN, se habla-ba de que el lugar estaba plagado de túneles. Uno de ellos conducía a una caja fuerte y otros dos fue-ron adecuados en el cielo raso de la cocina y el bar. “Parecía ser un lugar de escondites, donde se po-día transitar de un sitio a otro dentro de la misma propiedad”. Y por eso nuestros ojos estaban impa-sibles, queriendo ver lo que se escondía detrás de las paredes y algunas pistas sobre oscuros sucesos

acontecidos en la casa. Pero en cambio reinaba la quietud y el silencio.

Entre tanto, la señorita López se mostraba imper-turbable. Ya había sido curada del asombro de los primeros días, cuando Montecasino le fue entrega-da al canal y los fantasmas y misterios del pasado aún conservaban un hedor.

–Algo que me sorprendió cuando los funcionarios del canal llegamos por primera vez, fue el ambien-te tan pesado que reinaba en el lugar. Había un ex-traño silencio. No se escuchan ni si quiera los rui-dos de los pájaros y la naturaleza. Pero ahora, con el trabajo de remodelación y apropiación de lugar, hasta las ardillas han regresado.

En Montecasino nacen Los PepesSe dice que la propiedad se construyó en los años 60 y que fue Fidel Castaño Gil quien la adquirió cuando ya era un poderoso narcotraficante. Él era entonces el Señor de Montecasino y tenía muchas cosas en común con otro notable: el capo de capos Pablo Escobar Gaviria. Habían trabajado juntos en la mafia y tenían sus casas en el sector de El Pobla-do. Pero el tiempo y sus acciones los convirtieron en grandes enemigos y desde entonces libraron una guerra a muerte entre vecinos. Tan sólo cinco avenidas separan a la Mansión Montecasino, anti-

Por: Róbinson Úsuga Henao / Fotos: Andrés Ángel

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gua sede de Los Castaños, del Edificio Mónaco, cé-lebre refugio de Los Escobar.

En julio de 1992 el clan de Los Castaño, que esta-ba integrado por Fidel, Carlos y Vicente, celebró en Montecasino una reunión de mafiosos, que incluyó la cúpula del cartel de Cali, donde se vio nacer el te-mido grupo de Los Pepes. Movidos por una causa común allí se agruparon narcotraficantes y sicarios, ex amigos y ex socios de Pablo Escobar, que se sen-tían perseguidos por el capo. Posteriormente este grupo delincuencial operó en colaboración con la Policía Nacional, la CÍA y la DEA. En el libro Mi Con-fesión, Carlos Castaño cuenta que fue a él a quien se le ocurrió el nombre de Los Pepes.

La versión más difundida para los anaqueles de la historia, es que fue el Bloque de Búsqueda de la Policía Nacional el que dio con el paradero y aba-timiento de Pablo Escobar, pero en un testimonio reciente (junio de 2011) un exparamilitar conocido como alias John afirma que en realidad fueron Los Pepes quienes mataron al narcotraficante. “Escu-ché decir de boca de Carlos Castaño que él lo había matado. Y se lo entregaron al coronel Aguilar para darle el “positivo” al Bloque de Búsqueda. El que intercepta la comunicación es un equipo de los Cas-taño traído de Israel. Por eso es que Carlos entra y

lo mata. El positivo era un convenio que ellos te-nían porque Escobar era un enemigo común”.

John también explicó que los conocedores del he-cho fueron víctimas de un sistemático exterminio, del que él mismo se considera un amenazado so-breviviente: “Se decía que era por la gravedad de dichas alianzas. Eso se volvió una carnicería huma-na”.

Un baño de lujoFidel Castaño habría comprado la propiedad a su antiguo dueño: William Halaby, un empresario de los textiles, padre de William Halaby Uribe, desta-cado miembro del Cartel de Medellín, y de Charles Edwin Halaby Uribe, ingeniero, gerente de las fir-mas Inversiones Halaby, Visa, y la textilera Colibrí. Charles fue asesinado por sicarios en septiembre de 2001 en el parqueadero de la Clínica Las Amé-ricas, al bajarse de su camioneta cuando visitaba a su esposa Gloria, que padecía una enfermedad pul-monar[2].

Tras asomarnos a la piscina, en cuyo fondo estaban las letras MC de Montecasino, y tras recorrer sin sorpresa algunas habitaciones, llegamos a uno de los momentos más reveladores de nuestra visita: el baño de la mansión. “Es lo primero que quieren conocer todos los que vienen”, explicó la señorita López. La grifería es dorada. Y en medio del baldo-sín negro, que simula una noche plena de estrellas, hay una tina y un jacuzzi. Detrás de la tina se escon-día la entrada a un misterioso túnel. Y el jacuzzi tie-ne la forma de una concha que evoca El nacimiento de Venus de Botticelli.

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Entre los lujos desaparecidos de Montecasino es-taban una vajilla china de té de la dinastía Ming, un cuadro de Fernando Botero, otro de Joan Miró y tapetes persas. Uno de los antiguos sicarios del cartel de Medellín declaró a la prensa que entrar a Montecasino era todo “un privilegio”. Y Popeye, el reconocido asesino al servicio de Escobar, también recuerda: “Muchas veces tuvimos reuniones del cartel en esa casa. Por dentro era un sueño y tenía una cava de vinos única. Los cuadros siempre los conseguía Fidel. Él era el que la mantenía así. Viaja-ba a través de Panamá a Francia para conseguir las obras de arte y los vinos eran importados, de las mejores cosechas[3]”.

El segundo momento revelador fue cuando la seño-rita López nos llevó hasta la cava de vinos. Queda en un sótano, y para llegar allí era necesario atrave-sar una puerta escondida entre las paredes de ma-dera y espejos del bar. Descendimos a la cava por medio de unas escaleras de caracol y encontramos unos estantes corroídos por los hongos, el moho y las suciedades de las cucarachas.

Seguramente la idea de construir una cava de vi-nos en la parte subterránea de la Casa Castaño se le ocurriría al mismo Fidel, ya que era bien conoci-do como un “hombre de mundo”, que viajaba por Europa traficando con vinos de cosecha y obras de arte que vendía a empresarios locales; que era buen amigo de exmilitares israelitas y entrenó a sus hombres con las tácticas y estrategias del siniestro terrorista judío Yair Klein.

Una escondida mansiónEn Medellín no se sabe mucho de mansiones, por-

que la mayor parte de la ciudad está tapizada por barrios medio clasistas y pobres. Aquí las mansio-nes son raros ejemplares escondidos entre la es-pesa vegetación de los sectores privilegiados. Así es Montecasino: un lugar con “clase” que protegió sus secretos tras murallas enormes.

“Toda la vida me pregunté qué había allí”, dice Pa-tricia Gallo, una empleada del Sena, quien en sus recorridos cotidianos hacia su casa en Envigado, veía el bosque que asomaba por encima de las herméticas murallas de ladrillo. Ese bosque esta-ba compuesto de palmeras jibaras alrededor de la piscina, laureles bordeando el camino de ingreso, pinos en el enorme césped trasero, y manguíferas sobre la cancha de baloncesto.

La casa quinta pasó desapercibida mucho tiempo, aunque su portón de ingreso estaba sobre la aveni-da El Poblado, cerca de centros comerciales y po-derosas organizaciones financieras. Sólo en los dos últimos años alcanzó cierta notoriedad, cuando en 2010 y por orden de un juez, la Dirección Nacional de Estupefacientes debió encargarse de ella.

Sólo ahora, mucho tiempo después de que vivieran allí los Castaño, se conocen partes de su historia. Tal parece que la casa fue ocupada permanente-mente por Carlos y Vicente Castaño a lo largo de la década de los 80. Dicen que la Dirección Nacional de Estupefacientes conocía de su existencia desde comienzos de los 90, pero tal parece que el oscuro y corrupto funcionamiento de esa dependencia del Gobierno nunca hizo posible una expropiación.

Cuartel de mafiososSólo en el año 2007 se apareció por allí la Fiscalía, y su procedimiento consistió en negociar con los tes-taferros encargados de la vivienda: no se tocarían los tesoros de la familia, entre los que estaban pin-turas y mil botellas de vino de cosecha ocultas en la cava subterránea. Por su parte, los testaferros se comprometían a pagar un arriendo mensual de 10 millones de pesos que serían administrados por una empresa inmobiliaria. Pero el pago de arriendo se hizo sólo en los primeros meses y la empresa in-mobiliaria nunca reportó esa anomalía.

2008 fue el año en que Montecasino iniciaría su len-

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to surgimiento desde la clandestinidad, cuando Je-sús Ignacio Roldán Pérez, alias Monoleche, otro de los muchos jefes que tuvo la estructura paramilitar, habló de la propiedad, y desde entonces salieron a la luz más detalles sobre ella: que desde allí se planearon algunos de los crímenes de renombre en la vida nacional, como el asesinato de los líderes políticos Carlos Pizarro y Bernardo Jaramillo; que en el lugar fueron ejecutados los pistoleros que en 1989 asesinaron al candidato presidencial Luis Car-los Galán; que fue un cuartel permanente de Los Pepes en la batalla contra su archirrival Pablo Esco-bar; que allí se realizó una de las diversas reuniones que organizó Vicente Castaño con ganaderos del país para financiar la masacre de Mapiripán, llevada a cabo en julio de 1997.

Desde Montecasino no sólo se coordinaron las mi-siones de Los Pepes contra Escobar, sino también el exterminio sistemático de la Unión Patriótica, y la consolidación de nutridos ejércitos paramilita-res, que en diferentes departamentos del territo-rio nacional, causaron la muerte y el desarraigo de miles de campesinos.

Alias Monoleche también ofreció la propiedad como parte de los recursos para reparar a las vícti-mas del paramilitarismo, y explicó que la posesión de los títulos de la propiedad desató una guerra in-terna entre testaferros. Según Monoleche, un abo-gado lo buscó para hacerle una propuesta: “Que la familia Castaño me mandaba a decir que no habla-ra de este bien. Que si la Fiscalía y los magistrados me preguntaban, que sólo dijera que yo era jefe de seguridad y no conocía los bienes”.

Un lugar arrebatadoLa Dirección Nacional de Estupefacientes entregó la Casa Castaño al Municipio de Medellín y éste al canal Telemedellín a comienzos del año 2011. El ca-nal la utilizaría entre tanto se avanzaba con el pro-ceso de extinción de dominio. Como los funciona-rios del canal encontraron un lugar bello y enorme, decidieron que debía utilizarse también como par-que público donde los ciudadanos pudieran asistir a disfrutar de presentaciones de cine y sesiones de yoga.

Las luces se encienden en los sets de grabación. Montecasino, la esplendorosa mansión que se es-condía en los oscuros meandros del hampa, en los silencios y la complicidad de las autoridades, ahora también se encuentra bajo la luz de los reflectores. Los más de 30 millones de dólares en que está ava-luada la propiedad, ahora se ofrecen como un bien público que cualquier persona puede disfrutar. Ya no están las obras de arte que coleccionaba Fidel, pero sí hay exposiciones permanentes que Teleme-dellín promueve con artistas jóvenes. En las zonas verdes ya no se entrenan sicarios, sino personas entregadas a gustosos pic-nics y silenciosas jorna-das de yoga.

La señorita López nos llevó a conocer más tarde las otras dos casas que hacían parte del complejo.Una de las casas tenía una gran cocina de estilo industrial, utilizada al parecer para procesar alca-loides, y una misteriosa habitación con el piso al fondo, a la altura del sótano. “Creo que esta era la leonera”, dijo el fotógrafo Andrés Ángel. Había-mos escuchado que en Montecasino los Castaño también tenían centros de tortura y un lugar don-de arrojaban a sus víctimas al apetito de los leones. Pero son secretos que aún pertenecen al mundo del hampa, y el resto son sólo especulaciones. ________________________________________[1] La casa donde se planeó la guerra contra Pablo Es-cobar. Por: Simón Posada. Kién y ké.[2] Caracol Radio. Septiembre 6 de 2001.[3] Periódico El Tiempo. Sección Nación. Fecha de pu-blicación: 13 de junio de 2010. Autor: GARJAI, REDAC-CIÓN JUSTICIA.

Texto y fotos por: Róbinson Úsuga Henao

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“La tradición, es el principio que une toda cultura. Al otorgarle la continuidad da las pautas de su razón de existir. Es esta en andamiaje impulsor sobre la cual se ha apoyado y proyectado desde los orígenes de su comunidad. Los hechos folclóricos necesitan de unas reglas, de unos atributos, de unos principios para ser reconocidos como tales, siendo el pueblo su princi-pal actor, para rechazarlo o acogerlo, si lo rechaza éste desaparece sin dejar rastro y cada quien lo vive y desfruta a su manera”. (Revista Folclórica Bulleren-gue. 2008, p 7)

La riqueza del país se refleje en las expresiones de sus pueblos, en las manifestaciones cultura-

les que a diario los ciudadanos hacen, construyen y expresan, no importa si tienen o no recursos, e inclusive perduran a pesar de los golpes que les da la violencia.

Las tradiciones orales o escritas de la población triétnica colombiana están presentes en los even-tos, festivales, comparsas, bailes, tomas, verbe-nas, fiestas, tablados, corralejas y un sinnúmero de eventos donde la música y el baile hacen parte de estos jolgorios populares, que se toman las calles, plazas, parques, placas polideportivas, centros co-merciales, playas o cualquier espacio para dar a co-nocer la pluriculturalidad que viaja de norte a sur y de oriente a occidente pasando por los ríos, mon-tañas y mares de nuestro país.

El folclor de Colombia es rico igual que sus costum-bres, lenguas, razas y culturas que transcienden las fronteras imaginarias y se convierten en el vi-vir de pueblos indígenas, afro, mulatos y latinoa-mericanos. Esa riqueza que nos hace diferentes, pero iguales como seres humanos, no tiene precio, ni mucho menos se puede esquematizar bajo un mismo modelo político, económico o social, sim-plemente son acciones y forma de vida propias de cada pueblo o región.

La valoración de lo folclórico como elemento im-portante en la generación de conocimiento de los habitantes de algunas regiones del país ha permiti-do el reconocimiento de las tradiciones populares y orales ancestrales, y que hacen parte de la vida y la cultura de sus pueblos y que hoy permanecen

EL ARTE Y LA CULTURA ELEMENTOS CONSTITUTIVOS DE LA DEMOCRACIA

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viva en las costumbres de sus comu-nidades; pero sobre todo ayudaron a construir tejidos sociales basados en el respeto por la diferencia.

Desde este punto de vista, es nece-sario señalar que la música y el bai-les de los pueblos se manifiestan en las fiestas, corralejas, festivales o verbenas populares, y allí expresan las costumbres, ritos, rituales y va-lores de sus habitantes, pero sobre todo son actos colectivos que han perdurado y mantenido a través de los años y que hacen parte de las tradiciones culturales e históricas de sus comunidades, además de es-tar llenas de fantasías, creaciones e imaginarios colectivos.

El arte estético expresado en un porro, una gaita o un fandango, en un vallenato, un pasillo o un me-rengue, idealiza los movimientos corporales de la danza de las mujeres colombianas y es la forma de liberarse de la economía, que la somete a ser simples consumidoras o mercancías; es la comu-nicación entre el ritmo, el movimiento y el cuer-po expresado en la risa, el gozo y en la danza que adornan los espacios, y es el surgimiento de lo más rico y variado del folclor de Colombia.

Para el folclor no hay excluidos o excluyentes, todo desaparece cuando los sonidos de las trompetas, los trombones, las flautas de millo, los platillos, bombos, las gaitas o los tambores resuenan y re-tumban en las sabanas, montañas o en los verdes valles de Colombia, donde los ritmos triétnicos se mezclan con los gritos de vaquería, trovas, impro-visaciones, cantos y las décimas de los campesinos que viajan por todo los rincones del país para darse a conocer y ser parte de la galería de la diversidad cultural Colombia.

Las expresiones culturales de los pueblos cada año se van enriqueciendo por las acciones colectivas de ciudadanos que crean y recrean sus memorias y tradiciones ancestrales que se resisten a morir de la cultural globalizante que las pisotea y pretende

imponerse para homogenizarlas, arrasando con ello su riqueza.

“La cultura se presenta a sí misma a través de re-latos narrativamente controvertidos debido a dos razones principales. Primero, las acciones y las re-laciones humanas se forman según una doble her-menéutica: identificamos lo que hacemos por me-dio de un relato de lo que hacemos. Las palabras y los hechos son equiprimoridales, en el sentido de que casi toda acción humana socialmente significa-tiva más allá de rascarse la nariz, se identifica como una cierta clase de hacer a través de los relatos que tanto los propios agentes como los demás dan de ese hacer. La segunda razón por la que la cultura se presenta a sí misma a través de relatos contro-vertidos es que no sólo las acciones e interaccio-nes humanas están constituidas por relatos, que en conjunto forman una “red de relatos”, sino que también están constituidas por la postura valora-tiva de los actores hacia lo que hacen” (Benhabib, 2006, p. 31).

Las nuevas culturas van integrándose a la vida de los ciudadanos independizándolos y generando en ellos pensamientos globalizantes, interconec-tados a un mundo que solo produce riqueza y co-nocimiento “autónomos”, pero que en última pre-

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tende es acabar y destruir con la diversidad; así la diferencia se homogeniza, y los saberes populares son reemplazados por la ciencia y la tecnología (el saber científico), configurando un nuevo sujeto: el postmoderno.

La resistencia de comunidades enteras se ven cada vez más en las fiestas y festivales, las expresiones musicales y dancísticas persisten en los montajes folclóricos, creativos y plásticos, buscan rescatar, difundir, proyectar y preservar la diversidad cultu-ral que por años viven en los contextos sociales de los pueblos y en sus tradicionales, y que nunca de-ben ser parte de los museos o exposiciones o anti-güedades, porque son y serán parte importante de la vida de las comunidades.

El respeto por pensar diferente es un elemento constitutivo de las democracias de los pueblos, y la cultura como eje dinamizador de esa diferencia ge-nera procesos de resignificación y de apropiación de las comunidades para resistirse al sometimiento

homogenizador y discriminador. Pensar en sujetos dominados o dominantes es crear las condiciones para construir una sociedad desigualdad y en per-manente conflicto, por eso las dinámicas culturales y artísticas que se crean, forman y hacen en los ba-rrios, pueblos y ciudades de Colombia rompen con esos estereotipos modernizantes que sólo buscan dominar la mente para alienarlas hacia el consumo.Para mantener vivo las culturas de los pueblos es necesario conservar, fomentar, difundir y proyec-tar las expresiones artísticas y culturales de las comunidades como elementos constitutivos de un país diverso y pluricultural; para ello se debe reconstruir un escenario donde hagan parte todos los movimientos socio-culturales creados desde y por las comunidades, y entender que ellas son creadoras de culturas, lo cual permite amplían el espectro cultural de un país diverso y rico.

ALONSO FRANCO LONDOÑODOCENTE INVESTIGADORDirector de la Revista Porro y Folclor

Centro de Integración Barrial Villa LauraCarrera 105 B # 34 BB 94

Teléfono: 4 92 42 48

Red CulturalRed Cultural

Arte, Cultura y Comunicación.Expresión de nuestra identidad

Reuniones Todos los Juevesa las 6:00PM, CIB Villa Laura

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Diez años después de la agitada Operación Orión en las calles de la Comuna 13, algunos estu-

diantes del colegio La Independencia se lanzan en las aguas del pasado y nadan entre las algas de sus recuerdos. ¿Qué hacían ellos cuando ocurrió la Operación Orión? Todos eran unos niños, pero preguntando a sus padres, fueron hilando historias y palabras, fueron encontrándose a sí mismos, y rescatan esto para los lectores, como un pequeño y precioso legado de memoria en la Comuna 13 y otras latitudes del departamento.

MI AMIGO DE LA INFANCIAJaime Alexander Torres

Yo tenía siete años y mi compañero de la infancia se llamaba José. Él tenía nueve. Siempre andába-mos juntos y lo quería mucho. Había estudiado con él y cuando daban bala, siempre buscábamos un lugar para escondernos juntos.

La guerrilla no sé de dónde sacaba juguetes y mu-chas cosas para darles a los niños, pero nos rega-laban juguetes, ropa y comida. Creíamos que era gente chévere, lo que nosotros no sabíamos, era que ellos empezaban sembrando semillitas, para que nosotros, cuando creciéramos, los reemplazá-ramos.

En octubre de 2002, a Uribe se le ocurre hacer la Operación Orión, para sacar la guerrilla y los para-cos de esta comuna. Un día, la guerrilla había traído juguetes, como de costumbre, para todos los niños del barrio. Cuando nos enteramos, salimos corrien-do y mientras los recogíamos, llegaron una tanque-tas y un arsenal de policías dando bala a lo loco.

Mis amigos y yo salimos corriendo y nos escondi-mos detrás de una casa. José se desesperó y salió corriendo “¡mamá, mamá!, le escuche decir a lo le-jos y le dio una bala perdida en la cabeza.

Ahí vi a mi amigo de la infancia, tirado, convulsio-nando, blanqueando los ojos. Este es el peor re-cuerdo de mi niñez.

BANDERITAS DE ESPERANZAJhenyfer Paola Álvarez V.

19 de octubre de 2002

A las 10:30 p.m. de la noche, los paramilitares de un bloque anónimo, entraron por la montaña en la que se encuentra El Salado y se enfrentaron en la

Los Niños de laOperación OriónUn microdossier en compañía de Lluvia Orión, colectivo de Memoria,

Arte y Medios de Comunicación.

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parte baja del barrio. Por naturaleza nosotros sa-bíamos que antes de las 6:00 p.m. teníamos que es-tar en casa, con expectativas de un nuevo enfren-tamiento. Como era normal, disparos sonaban por doquier, al igual que los gritos e insultos.

Escondidas en el baño que quedaba lejos del bal-cón, el temor dominaba mi vida y la de mi mamá, dejándonos paralizadas ante cualquier situación. Mientras, jóvenes tocaban las puertas pidiendo protección, pero nadie les abría por miedo a que fuera una trampa y así aprovecharse de nuestro te-mor. Yo trataba de encontrar refugio en los brazos de mi mamá, sin definirse quién tenía más miedo. Todos los vecinos sacábamos banderitas blancas para pedir paz, pero una noche, momentos des-pués de iniciar una confrontación nos cortaron la energía, dejando las viviendas, escaleras y caminos oscuros, ¡claro!, para seguir buscando la muerte por razones absurdas. También nos cortaron la lí-nea telefónica y el tubo proveedor de agua.

La zozobra, el miedo y la impotencia inundaban nuestros ojos y el corazón no paraba de palpitar fuertemente pidiendo paz, pero seguían los dispa-ros, el llanto de muchos niños, explosiones a la me-dia noche, insultos y amenazas.

Muchas veces el día culminaba y nos decían: “Sal-gan con sus banderitas blancas pa´ encenderlos a todos”. Eran gritos desafiantes y a la vez nos ame-nazaban con disparos al aire o a las viviendas.Y como esa noche, existieron muchas más que frustraron nuestro anhelo de proclamar paz, otra vez con nuestra voz interna queriendo acabar con la guerra.

¡PAM, PAM!Jefferson Valencia

Era un día normal, como cualquier otro. Me acuer-do que estaba en la calle, jugando con unos ami-gos hasta tarde. Ese día llegaron unos “cuchos” a vivir al barrio. Unos señores que jamás había visto. Siempre se les veía reunirse, entraba y salía gente de la casa, todos los días, todo el tiempo.

Ellos eran bien. Regalaban mercados y eran ama-bles. Un día estaba jugando y ellos salieron corrien-do diciendo: “éntrense, éntrense”. Salí corriendo a mi casa. Empezaron a sonar unos tiros.

Luego de una hora, la gente gritaba: “le dieron, le dieron”. Y así fue durante tres días seguidos. Estos señores hacían todo para volarse de la policía, se disfrazaban de monjas, mujeres embarazadas, pa-dres...

Al día cuarto, salí a recoger las vainillas de las balas. Estaba la policía en la casa de los vecinos, los bus-caron, pero ya no estaban. Desde ese día, ninguna persona volvió a confiar en su vecino.

LA INOLVIDABLE OPERACIÓN ORIÓNBrayan Alexis Estrada Muriel

Bueno, les voy a contar un poco sobre la operación Orión.

Este tiempo fue muy triste, porque se oían gritos de padres, madres, hijos y parceros, diciendo que “No más bala pa´ esta comuna”.

Esas madres tristes, llenas de silencio, con su cora-zón roto y sin aliento, lloraban, pues algunos de sus hijos morían, y los que no, se escondían debajo de la cama, azarados, llenos de miedo. Ellas les decían “no tengan miedo, porque esto pronto pasará” y sus hijos respondían “no, no, no, esto nunca pasa-rá”.Los pelaos desesperados gritando y chapaliando,

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mientras que las mujeres seguían sufriendo cuan-do veían que se llevaban a sus esposos e hijos para la cárcel “él es inocente” y mentiras que su esposo ya llevaba más de veinte encima. “¿Por qué me hizo esto?” le decía desconsolada y él le respondía “mija necesitaba el dinero, perdóneme”, ya pa´ que. La mujer seguía llorando.

Un día desterraron a todos los alias que habían en la Comuna 13, algunas madres tristes otras felices: unas felices porque todo acabó y otras tristes por-que se habían llevado a sus hijos y esposos. Tanto sufrimiento para nada. Espero no tener que volver a escribir sobre esto.

MUERTES EN LAS BANANERASYomaira Durango

Mi mamá me cuenta que cuando era una niña, en Turbo Antioquia, había mucha violencia entre los paramilitares y la guerrilla, se mataban unos a otros y por ellos también pagaban inocentes. Debi-do a esta situación, debían dormir en el piso, sobre colchones, y hacer casitas porque era bala por to-

dos lados.Cerraban las tiendas temprano, a eso de las 6:30 p.m., y las madres llamaban a sus hijos que esta-ban en la calle, porque sabían que iba a comenzar el despelote. En ese tiempo, mi abuelo trabajaba en una finca de bananero.

El nueve de mayo fue un día inolvidable. En la Ma-sacre de Carepa se metió la guerrilla y empezaron a matar a todo el mundo que se le atravesaba y lasti-mosamente mi abuelo no se salvó. Ni él, ni muchos otros, porque ese día sólo se veían cabezas rodan-do y algunos cuerpos colgados de los palos.

A todos los dejaron como murciélagos, con las ca-bezas mirando para abajo. Mi madre lloraba junto a sus hermanos y el doce de mayo fue el entierro de mi abuelo.Después de las muertes, pasaron pocos días y se acabó todo, pero en realidad, se nos llevaron un gran ser, sólo porque en su destino estaba trabajar en una finca de bananero.

TEXTOS SELECCIONADOS, ESTUDIANTES DE OCTAVO A ONCE, COLEGIO LA INDEPENDENCIA

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La reforma establece que los presuntos delitos co-metidos en el marco de una operación militar serían juzgados bajo la jurisdicción penal militar, y aplican-do el derecho internacional humanitario. Aunque la reforma excluiría del fuero militar crímenes de lesa humanidad, el genocidio, y una serie de graves vio-laciones a los derechos humanos (la reforma hace referencia a desaparición forzada, ejecución extra-judicial, violencia sexual, tortura y desplazamiento forzado), otras graves violaciones a los derechos humanos serían conocidas por la jurisdicción militar, por ejemplo, crímenes de guerra y detenciones arbi-trarias, entre otros.

Adicionalmente, la reforma establece que casos rela-cionados con el servicio serían conocidos por el fue-ro militar y que, en caso de duda, excepcionalmente, una Comisión mixta integrada por representantes de la jurisdicción militar y ordinaria intervendrá para determinar la competencia. De esta manera, la re-forma invierte la regla actual, reconocida en la ju-risprudencia reiterada de los órganos del sistema interamericano. de que los casos sean resueltos en la jurisdicción ordinaria, siendo excepcional la trans-ferencia a la justicia penal militar.

Por ende, bajo la nueva normativa, las primeras di-ligencias tras un presunto delito cometido por un miembro de la fuerza pública estarían generalmente a cargo de la justicia penal militar. Las etapas inicia-les de una investigación sirven como base para la toma de decisiones centrales y marcan el desarrollo de las etapas siguientes, por lo cual tienen una im-portancia clave en la administración de justicia.

Al respecto, los estándares del sistema interamerica-no de derechos humanos han establecido en forma reiterada y consistente que la investigación de vio-laciones a los derechos humanos debe ser realizada por las instancias de la jurisdicción ordinaria, tanto en tiempos de paz como en situaciones de conflicto. La Corte Interamericana ha dicho que “en un Estado democrático de derecho la jurisdicción militar ha de tener un alcance restrictivo excepcional y estar en-caminada a la protección de intereses jurídicos espe-ciales vinculados con las funciones que la ley asigna

a las fuerzas militares, por lo que solo debe juzgar a militares por la comisión de delitos o faltas que por su propia naturaleza atenten contra bienes jurídicos propios del orden militar”.

En relación con la determinación de que se aplicaría exclusivamente el derecho internacional humanita-rio para el juzgamiento, en la jurisdicción militar, de las conductas de miembros de la fuerza pública que podrían constituir delitos, el sistema interamericano de derechos humanos ha sostenido que en diversas circunstancias se aplican ambos cuerpos legales en forma complementaria. En consecuencia, preocupa a la CIDH la visión contenida en esta reforma cons-titucional, que sugiere que el derecho internacional humanitario y al derecho internacional de los dere-chos humanos son cuerpos legales mutuamente ex-cluyentes.

Con base en los estándares interamericanos, que re-quieren que los Estados juzguen las violaciones a los derechos humanos en la jurisdicción ordinaria, va-rios países de la región han adoptado reformas para restringir significativamente el alcance de la jurisdic-ción militar. Colombia había sido uno de esos países. A lo largo de los últimos 15 años, a través de refor-mas legislativas, jurisprudenciales y de práctica, Co-lombia ha avanzado respecto a que las violaciones a los derechos humanos cometidas por parte de los agentes de la fuerza pública fueran conocidas por la jurisdicción ordinaria.

La reforma constitucional sobre la justicia penal mi-litar revertiría estos avances y constituiría un grave retroceso, que pondría en riesgo el derecho a la jus-ticia de las víctimas de violaciones a los derechos hu-manos.

La Comisión recuerda las preocupaciones expresa-das mediante su Comunicado de Prensa 144/12, emi-tido al culminar la visita in loco a Colombia; así como por la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, por los once Relatores expertos en Dere-chos Humanos de Naciones Unidas y por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Colombia.

CIDH Expresa Preocupación por Reforma Constitucional en Colombia

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