Revista Misioneros - Nº191-2019 - OMP · MISIONEROS CLARETIANOS Clara del Rey, 6. 28002 Madrid....

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TIF

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SNº 191 ENERO AÑO 2019

T E R C E R M I L E N I O

El clientelismo de la clase política,

el terrorismo de Boko Haram en el

norte y el descontento de las zonas

anglófonas han llevado a Camerún a

una situación de gran incertidumbre.

16

en este número...

y además...

EDITA OBRAS MISIONALES PONTIFICIASC/ Fray Juan Gil, 5 28002 - Madrid Tfno: 91 590 27 80 Fax: 91 563 98 33 E-Mail: [email protected]://www.omp.es

Nº 191. ENERO, 2019

AGUSTINOS RECOLETOSPaseo de La Habana, 167. 28036 Madrid.Tel. 91 345 34 60

COMPAÑÍA DE JESÚSAvda. de la Moncloa, 6. 28003 Madrid. Tel. 91 534 48 10

COMPAÑÍA MISIONERA DEL SAGRADO CORAZÓNEstocolmo, 9. 28022 Madrid. Tel. 91 313 56 40

FRANCISCANAS MISIONERAS DE MARÍACardenal Marcelo Spínola, 38. 28016 Madrid.Tel. 91 302 61 99

MISIONERAS DE NUESTRA SEÑORA DE ÁFRICA

(HERMANAS BLANCAS)Asensio Cabanillas, 39. 28003 Madrid. Tel. 91 553 82 60

MISIONEROS CLARETIANOSClara del Rey, 6. 28002 Madrid. Tels. 91 415 23 61 y 91 415 21 99

INSTITUTO ESPAÑOL DE MISIONES EXTRANJERASFerrer del Río, 17. 28028 Madrid. Tel. 91 726 84 27

MERCEDARIAS MISIONERAS DE BÉRRIZFereluz, 2. 1ª A 28039 Madrid. Tel. 91 571 63 03

MISIONERAS CRUZADAS DE LA IGLESIAMadre Nazaria, 7. 28044 Madrid. Tel. 91 462 88 40 y 91 462 46 11

MISIONERAS DE CRISTO JESÚSPeñuelas, 18. 5º A. 28005 Madrid. Tel. 91 517 41 78

MISIONERAS DOMINICAS DEL ROSARIOGeneral Kirkpatrick, 44. 28027 Madrid. Tel. 91 367 36 71

MISIONEROS ESPIRITANOSSanta Engracia, 149. 1º B. 28003 Madrid. Tel. 91 554 21 57 Olivos, 12. 28003 Madrid. Tel. 91 553 36 16

MISIONEROS DE MARIANNHILL Arturo Soria, 249. 28033 Madrid. Tel. 91 359 07 40

MISIONEROS DEL VERBO DIVINO Corazón de María, 19. 5º B. 28002 Madrid. Tel. 91 415 43 55

MISIONEROS OBLATOS DE MARÍA INMACULADA Diego de León, 36. 28006 Madrid. Tel. 91 411 12 12 Pozuelo de Alarcón, Madrid. Tel. 91 352 34 16

PADRES BLANCOSLiebre, 25. 28043 Madrid. Tel. 91 574 04 00

SOCIEDAD DE MISIONES AFRICANAS Asura, 34. 28043 Madrid. Tel. 91 300 00 41

coeditores


IGLESIA A FONDO

PRIMER PLANO

El 8 de diciembre se celebró en Argelia la

beatificación de 19 mártires de esta pequeña

y sacrificada Iglesia. Todos ellos, testigos del

amor y del perdón, optaron por permanecer

en el país, aun a riesgo de sus vidas.

INFORME

El Papa apela a una política de la paz para

poner freno a los numerosos conflictos

enquistados y a la globalización de la

violencia que parece haberse instalado

en el mundo en esta última década.

7 TRIBUNA Ut unum sint

12 EL OBSERVADORPAKISTÁN - VATICANOPARAGUAY

22 ASÍ VA EL MUNDOSUDÁN DEL SUR - LÍBANOMARRUECOS - MÉXICO

36 ENTREVISTAPatricio Larrosa,26 años de misiónen Honduras

41 ANIMACIÓN MISIONERA

45 AYUDAMOS A...Bolivia

48 CULTURAEl filipino que convirtió su casa en una biblioteca para pobres

54 EN EL OBJETIVO

56 MISIÓN VIVAMedea Fernandes, misionera de Cristo Jesús

26

30

El papa Francisco ha

querido comenzar el

nuevo año manifestan-

do sus enormes deseos

de paz para una humanidad que

tanto la necesita. Lo ha hecho en

el marco de la Jornada Mundial

de la Paz que se celebra el 1 de

enero; consciente de que ya son

52 sus ediciones, pero que se pre-

cisarán muchas más para que en

todos los rincones de nuestro pla-

neta reinen el respeto, la reconci-

liación y la fraternidad.

Al menos es lo que se despren-

de de las frías cifras. Informes re-

cientes hablan de 378 conflictos

armados, de los que 20 son gue-

rras de intensidad elevada, que

especialmente castigan con un re-

guero de muerte a la población

civil; fundamentalmente, niños,

mujeres y ancianos. Por no hablar

del comercio de armas que estos

enfrentamientos alimentan y que

llega a mover 100.000 millones

de dólares al año.

Frente a esta dramática reali-

dad, el Santo Padre, sabedor de la

responsabilidad que en estos con-

flictos tienen las autoridades lo-

cales, pero también de los intere-

ses de terceras naciones –ya que

unos y otros no dudan en avivar

la llama del enfrentamiento–, ha-

ce un llamamiento a “la buena

política”, para que se ponga “al

servicio de la paz”. Y se ve obli-

gado a poner el adjetivo al lado

de “política”, ya que la realidad

se empecina en demostrar que

aquellos que se dedican a ella no

siempre la viven como un servi-

cio a la comunidad humana, para

convertirla “en un instrumento

de opresión, marginación e, inclu-

so, de destrucción”.

Los vicios de esta perniciosa

política son muchos. Los apunta

también Francisco: corrupción, en-

riquecimiento ilegal, tendencia a

perpetuarse en el poder, xenofo-

bia, racismo, rechazo a cuidar la

Tierra... Y, en contraposición, seña-

la las posibilidades de la política

como servidora de la paz, cuando

se fundamenta “en la responsabili-

dad recíproca y la interdependen-

cia de los seres humanos”; cuando

se ejerce “en el respeto fundamen-

tal de la vida, la libertad y la dig-

nidad de las personas”; cuando

“respeta y promueve los derechos

fundamentales de todos”.

“Hoy más que nunca –clama

Francisco– nuestras sociedades ne-

cesitan «artesanos de paz»”, jardi-

neros de “una flor frágil que trata

de florecer entre las piedras de la

violencia”. En este sentido, los ca-

tólicos, desde nuestras diferentes

responsabilidades, no podemos ol-

vidar que “dar la paz está en el

centro de la misión de los discípu-

los de Cristo”, y que de ninguna

de las maneras podemos eludir es-

te compromiso con esos hombres

y mujeres, nuestros hermanos,

que con tanta necesidad esperan

esa paz en medio de la tragedia.

Nuestros misioneros y misione-

ras, con su labor de ofrecer la

buena noticia del Evangelio, cons-

tituyen un excelente ejemplo de

cómo convertirse en tales “artesa-

nos de paz”: “rechazando la in-

transigencia, la ira, la impacien-

cia”; ofreciendo “dulzura a los de-

más”, “la paz con el otro: el fami-

liar, el amigo, el extranjero, el po-

bre, el que sufre”; “atreviéndose al

encuentro y escuchando el mensa-

je que lleva consigo”; “redescu-

briendo la grandeza de Dios y la

parte de responsabilidad que co-

rresponde a cada uno de nosotros,

como habitantes del mundo, ciu-

dadanos y artífices del futuro”.

Sigamos sus pasos y busque-

mos la paz. La palabra, el encuen-

tro, el diálogo, la verdad, la justi-

cia, el perdón, la misericordia...

pueden ganar a la guerra.

E D I T O R I A L

EDITA Obras Misionales Pontificias SUBDIRECTOR NACIONAL OMP José MaríaCalderón DIRECTOR Alfonso Blas DISEÑO Antonio Aunés COLABORADORES

Rosa Lanoix, Rafael Santos, Francisco José Pérez Valero, Dora Rivas, José Beltrán,José Carlos Rodríguez, José Ignacio Rivarés, Israel Íñiguez, Modeste Munimi,

José Ramón Carvallada, María Jesús Sahagún, Carmina Sofía Fernández, Juana Gómez, Juan Lázaro Sánchez, VicenteMarqués Ruiz ARCHIVO FOTOGRÁFICO Antonio Aunés, Rafael SantosFOTOGRAFÍAS Efe, 123RF SUSCRIPCIONES Roberto Murga DEPÓSITO LEGAL M-48558-1999 ISSN 1695-1034 IMPRESIÓN Gráficas Dehon. PP. Reparadores. C/ La Morera, 23-25. Torrejón de Ardoz, Madrid. Tfno: 91 675 15 36


Nuestros misioneros y misioneras, con sulabor, constituyen un excelente ejemplo

de cómo convertirse en “artesanos de paz”.

Al servicio de la paz

Ester Palma

Los misioneros tienenaquí una gran tarea:mostrar a los jóvenes,con el testimonio, quees posible encontrar la

felicidad cuando entre-

gamos totalmente nuestra

vida a los demás, sirviendo alos pobres y trabajando por un mundode justicia y paz.

Mons. Paride Taban

Lo mejor que podemos hacer en este mun-do cuando queremos traer paz es no mirar-nos a nosotros mismos, sino mirar a los

demás. Mira lo que puedes hacer para ali-viar el sufrimiento de los demás.

Luis Pérez Hernández

Nunca perdemos la esperanza,y siempre mantenemos un sa-

no optimismo que nos da lapresencia de Jesús en medio denosotros y la convivencia contantos hermanos de buena vo-luntad y generosidad.

Misionero javeriano en Sierra Leona

Toñi Valverde

Una de mis tareas des-de que llegué a estepaís es la anima-ción de la Infan-

cia Misionera

de la diócesis.Mi objetivo es fa-cilitar a los niñosy adolescentes eldesarrollo de su voca-ción misionera, pues ellos son lla-mados a ser grandes portadores dela Buena Noticia de Jesús.

Ahora regreso a África y, cuando miro la realidad según la pre-sentan los medios de comunicación, me quedo un poco perple-ja, porque todo se ve un tanto negativo. Pero, personalmente,creo en las personas y creo en la formación. Creo que, aunquelas situaciones sean difíciles y malas, si las personas están equi-padas para hacer frente a los problemas, todo cambia.

Hermana del Amor de Dios,misionera en Cuba

Mari Ángeles Arlandis PellicerMisionera comboniana en la R. D. del Congo

Obispo emérito de Torit (Sudán del Sur)

Siervos del Evangelio de la Misericordia de Dios,

misionera en Corea del Sur

frasesyflashes

NÚM. 191, ENERO DE 2019 misioneros 1

Por D. José María Calderón. Subdirector Nacional de OMP

T R I B U N A

UT UNUM SINT

Estas palabras son de Jesús;así lo recoge el Evangeliode san Juan en el capítu-lo 7. San Juan Pablo II las

utilizó para titular una carta encí-clica en 1995: “Que todos seanuno”. El mes de enero es cuando secelebra la solemnidad de la conver-sión de san Pablo, momento en elque la Iglesia aprovecha para rezaresta oración por la unidad que es-tuvo en labios del Señor: “Que to-dos sean uno”. Ocho días antes yaestaremos todos los cristianos re-zando por esa unidad. Unidad quehumanamente se hace difícil, peroque se podrá conquistar si Diosquiere y los hombres le dejamos.

Una revista misionera, como esesta, no puede obviar este octava-rio o Semana de Oración por laUnidad de los creyentes en Cristo.La separación entre los hermanoses una herida profunda en el cora-zón de la Iglesia y, desde luego, noayuda nada a hacer visible elamor de Dios entre los hombres.

La división dentro de los queseguimos a Jesucristo no es algoanecdótico, ni puede ser considera-da como cosa coyuntural. Es unaconsecuencia del pecado y de la vic-toria del mal sobre el bien, que in-tentará siempre dividir para vencer.Peor aún es si los que nos llama-mos cristianos parece que somosindiferentes a esta situación. No po-demos dar un verdadero testimoniode Cristo si no hay una búsquedaprofunda y real de la unidad.

Este verano tuve la experienciade compartir con dos obispos or-todoxos etíopes un rato de ora-ción y una amigable conversación.Reír juntos, compartir proyectos eideas, ser capaces de escuchar lasnecesidades, no solo materiales,sino también espirituales, de unosy de otros, nos ha recordado quesomos parte de una misma fami-lia, la familia de los hijos de Dios.

Reconocernos los unos a los otroscon respeto y con alegría, y valo-rar el trabajo que cada uno estárealizando por llevar la fe de Cris-to a todos los hombres es unapreciosa experiencia, que se que-da no solo en el corazón, tambiénen el entendimiento.

Por desgracia, la soberbia y lasenvidias han hecho que las distan-cias se agranden e incluso parez-can insalvables. Muchas veces es-tas distancias se ven agravadaspor meras cuestiones políticas oprovincialistas, y Dios ¿dónde es-tá? Católicos, ortodoxos, protestan-tes, todos bautizados en el nombredel Señor Jesús y todos asumiendode verdad el primer y principalmandamiento de amar a Dios y alprójimo, pero sentándonos en me-sas diferentes y diferenciadas.

Realmente, quienes vivimos enEspaña no somos conscientes dela terrible pobreza espiritual quese da por culpa de estas divisio-nes. Los misioneros, muchos deellos, están en ambientes dondesí se ven, se tocan, ¡se sufren! es-tas rupturas. Ellos comparten susvidas con cristianos de otras con-fesiones, que son hermanos ver-daderamente, pero con los que no

pueden vivir juntos la fe. En mu-chas ocasiones, estas divisionestambién dan lugar a injusticias ymarginaciones sin sentido haciaquienes no profesan la religiónmayoritaria del lugar.

En otras partes, los cristianos,en cambio, están unidos por eltestimonio más exigente de nues-tra fe: por la persecución y el mar-tirio. Ya lo reconoció el papa Fran-

cisco en alguna ocasión: la sangrede los cristianos es un vínculo deunidad profundo entre los segui-dores de Jesús.

Seguramente sea poco lo quepodemos hacer nosotros por estaintención, pero siempre nos cabela posibilidad de hacer algo, lomás importante: rezar. Recemos anuestro Señor, como Él mismo hi-zo: “Ut unum sint”.

La división dentro de los que seguimosa Jesucristo es una herida

profunda en el corazón de la Iglesia.

Fue una celebración muybien preparada y cuida-da. Estaban presentestodas las congregaciones

religiosas a las que pertenecían losmártires, los familiares de estos,un grupo de imanes significativo...Hubo instantes de honda espiri-tualidad. Un momento muy espe-cial fue el de la paz, cuando el car-denal Becciu, el prefecto de la Con-gregación para las Causas de losSantos que presidió la ceremonia,y los obispos que concelebraban seacercaron a los imanes presentes adarles la paz”.

María Jesús Rodríguez Muñoz(Palanquinos, León) es agustina mi-sionera. Como las beatas Esther Pa-niagua y Caridad Álvarez. Es laprovincial de la provincia de SanAgustín, a cuya jurisdicción perte-

nece Argelia, y el pasado 8 de di-ciembre estuvo en Orán. “Fue unajornada inolvidable”, relata a Mi-

sioneros Tercer Milenio. “La eucaris-tía tuvo lugar al aire libre e hizo untiempo extraordinario. El cielo fuenuestro techo, y el suelo, práctica-mente, el mar, pues la plaza se ha-lla en lo alto de la ciudad, a lospies del Mediterráneo. Asistieronunas 1.400 personas. Nosotras via-jamos esa misma mañana desdeArgel en un convoy de cuatro au-tobuses protegido por la policía, yregresamos a la tarde. La ceremo-nia tuvo mucha repercusión en losmedios nacionales. Todo el mundoallí sabía de la beatificación”.

La hermana María Jesús ya co-nocía Argel. Y muy bien. Aquel yalejano 23 de octubre de 1994 enque mataron a Esther y Caridad

16 misioneros NÚM. 191, ENERO DE 2019

IGLESIA A FONDO

El 8 de diciembre, solemni-dad de la Inmaculada Con-

cepción, tuvo lugar en Orán,segunda ciudad de Argelia,

la beatificación de 19 márti-res de aquella pequeña y pro-bada Iglesia. Diecinueve tes-tigos del amor y del perdóncristianos que, aun sabiendoel peligro que corrían, opta-ron por quedarse y compar-

tir la suerte del pueblo alque habían consagrado su

vida. Todos ellos cayeron en-tre los años 1994 y 1996,

víctimas de la locura islamis-ta. Entre los nuevos beatos

están el obispo Pierre Clave-rie, cuatro padres blancos,los siete monjes trapenses

del monasterio de Tibhiriney dos agustinas misionerasespañolas: Esther Paniagua

y Caridad Álvarez.

“


–día del Domund– ella estaba allí.Había ido, precisamente tambiénen calidad de provincial, a visitar aEsther, a Caridad, a Lourdes Mi-guélez (compañera de comunidadde las dos mártires en el barrio de

Bab-el-Oued) y al resto de herma-nas de la congregación. Asistió aldiscernimiento que todas ellas y elresto de religiosos en el país –losnuevos beatos pertenecen a ochocongregaciones distintas– tuvie-ron que hacer dos semanas antes,de manera individual, a instanciasdel entonces arzobispo titular de

Argel, Henri Teissier. Sus vidas es-taban amenazadas. Los fanáticosdel Grupo Islámico Armado (GIA)habían dado un ultimátum: los ex-tranjeros tenían que abandonarArgelia. En caso contrario, serían

ejecutados. “En esos días, todosestaban condenados a muerte: porextranjeros, por cristianos, por ju-díos o por ateos”, recuerda la her-mana Rodríguez Muñoz.

Ella misma estuvo a punto deser asesinada. Salvó la vida de mi-lagro. Aquel domingo estaba conEsther, con Caridad y con Lourdesen la casa de Bab-el-Oued, e iba air a misa con ellas a la capilla de lasHermanitas de Foucauld, situadaen el mismo barrio. Entre los con-sejos de seguridad que les habíadado la Embajada española estabael de que no se desplazaran en gru-pos numerosos, así que lo hicieronpor parejas. Primero salieron Es-ther y Caridad, y diez minutos des-pués Lourdes y María Jesús. Cuan-do estas últimas se aproximaban altemplo, oyeron dos disparos. Y almomento, gritos, llantos desconso-lados y peticiones a voces, desdelas terrazas próximas, para que re-gresaran a casa. Los desalmados,los locos de la yihad, habían dispa-rado en la cabeza a Esther y Cari-dad, y estas agonizaban en el sue-lo. La primera sobreviviría una ho-ra, la segunda, cuatro.

Esther Paniagua Alonso, naturalde Izagre (León), tenía 45 añoscuando fue asesinada. Una veinte-na de ellos los había pasado en Ar-gelia trabajando como enfermeraen varios hospitales y atendiendo,sobre todo, a minusválidos y a ni-ños abandonados, que llegaban alcentro en un estado lamentable. Lamisma mañana de su muerte, elembajador, Javier Jiménez Ugarte,y el cónsul, Bernardino León, lahabían visitado en su puesto detrabajo. Querían que su comunidaddejara la casa de Bab-el-Oued porser ese un barrio peligroso, semi-llero de fundamentalistas. Estherse negó. “Dios está en unos barriosy en otros”, respondió. Los diplo-máticos, entonces, le ofrecieron

seguridad, que también rechazó.“La seguridad que yo tengo es la

que tienen mis compañeros de tra-bajo y mis hermanas”, replicó.Cuando vieron que no había nadaque hacer, que el compromiso erafirme, Jiménez y León claudicaron.“Entonces, ¿qué quieres, qué nece-sitas, hermana?”, indagaron. Larespuesta de la que sería tiroteadaunas horas después, y cuyo cadá-ver tendrían que identificar en lamorgue, les dejó sin palabras: “Uncolonoscopio”. Pese al peligro quesabía que corría, Esther seguíapensando en los enfermos, en lu-gar de en sí misma.

Caridad Álvarez Martín, burga-lesa de Santa Cruz de la Salceda,

era mayor que su compañera. Te-nía 61 años cuando acabaron consu vida, y era la encargada de laacogida en la casa, donde ademásatendía a los niños que acudíanallí a estudiar y preparaba por lastardes té para los ancianos del ba-

rrio, a los que escuchaba y acom-pañaba. En su caso, fue la herma-na María Jesús la que, como supe-riora, trató de convencerla unaspocas horas antes del crimen paraque volviera a España. Igualmente,sin éxito. “Pero ¿qué dices?”, le

respondió. “En el discernimientodecidí libremente quedarme y novoy a dar marcha atrás”. “Cuandole saqué a relucir qué diría su fa-milia –rememora ahora la provin-cial–, me replicó: «De esto ya ha-blé con ellos. A mí, si me sucedealgo, me enterrarán en Argelia»”.

Un obispo y 18 religiosos Las españolas Esther y Caridad

no fueron los únicos mártires deesa década loca de conflicto arma-do, que en Argelia se cobró la vidade unas 150.000 personas en losaños 90. Las precedieron en la do-nación de la vida el hermano ma-rista Paul Vergès y la religiosa delas Pequeñas Hermanas de la Asun-ción Paul-Hélène Saint-Raymond,asesinados ambos el 8 de mayo de1994 en la biblioteca de la casbade Argel en la que trabajaban. Y


I G L E S I A A F O N D O

Esther y Caridad decidieronpermanecer en Argelia pese a la ola

de violencia que sacudía el país.

les siguieron cuatro padres blan-cos (Jean Chevillard, Alain Dieu-langard, Charles Deckers y Chris-tian Chessel), dos religiosas de lasHermanas de Nuestra Señora delos Apóstoles (Jeanne Littlejohn yDenise Leclercq), una religiosa de

las Pequeñas Hermanas del Sagra-do Corazón de Charles de Foucauld(Odette Prévost), los siete monjestrapenses de Tibhirine (Christiande Chergé, Luc Dochier, Chris-tophe Lebreton, Michel Fleury,Bruno Lemarchand, Célestin Rin-

geard y Paul Favre-Miville) y elobispo de Orán, Pierre Claverie,asesinado con una bomba junto asu conductor musulmán el 1 deagosto de 1996.

Según confesión propia, Clave-rie, que había nacido en Bab-el-Oued, pasó sus primeros 20 añosde vida como “en una burbuja”, sinrelacionarse con los musulmanes.“No éramos racistas, sino solo in-diferentes, ignorantes de la mayo-ría de habitantes de este país”, es-cribió años después al evocar laArgelia colonial. Luego enmendósu error. Tras estudiar en Francia yhacerse dominico, regresó a su tie-rra natal, aprendió árabe y se de-dicó en cuerpo y alma a tenderpuentes con los musulmanes, a losque –reconoció– solo conocía através de tópicos. Dialogó, propi-ció encuentros con ellos y salió endefensa de aquellos que hicieronfrente a la intolerancia y el funda-mentalismo. (En esos años fueronasesinados también 99 imanes,además de numerosos periodistas,profesores y padres de familia quese negaron a enviar a sus hijos acentros de educación coránicos).

De los 19 nuevos beatos, losmonjes de Tibhirine son probable-mente los más conocidos. Ello sedebe, sobre todo, a la estupenda


película De dioses y hombres, querecrea su historia. Los integran-

tes de ese cenobio situado cerca deMedea, a unos 90 kilómetros al surde Argel –uno de los supervivien-tes, Jean-Pierre Schumacher, elúnico que queda vivo, asistió a laceremonia de Orán–, ya habían re-cibido una visita de los yihadistasen la nochebuena de 1994; unosmeses después, por tanto, de losasesinatos de Esther y Caridad.Los terroristas querían que el mé-dico del grupo (que atendía tam-bién a los habitantes del pueblo)curase a uno de sus efectivos, queestaba herido. Tras ese primer sus-to, los religiosos se plantearon ce-rrar y marcharse, pero, finalmente,desecharon tal posibilidad porque“el pueblo al que servían no teníadonde ir”. A partir de ese momen-

to, no obstante, fueron conscien-tes de que en cualquier momentopodían matarles.

En la segunda visita no tuvierontanta suerte. Los islamistas llega-ron al monasterio en la noche del26 al 27 de marzo de 1996, y los se-cuestraron. Su muerte fue anuncia-da dos meses después. El 30 de ma-yo fueron encontradas sus cabezas,

pero los cuerpos nunca aparecie-ron. El funeral tuvo lugar el 2 dejunio en la basílica de Nuestra Se-ñora de África, en Argel, junto aldel histórico cardenal Duval, falle-cido unos días antes, y sus restosmortales llevados de nuevo a Tibhi-rine, donde fueron inhumados.

Unos días después, se conocióel “Testamento espiritual” que ha-

bía dejado escrito el prior de la co-munidad, Christian de Chergé, yque tituló “Cuando un adiós seperfila...”. En ese impresionantetexto, De Chergé calificaba a suasesino de “amigo del último mi-nuto que no sabrás lo que hacías”,y lo perdonaba de corazón.

Semillas que darán fruto Los 19 mártires de la Iglesia de

Argelia, dijo el cardenal Becciu ensu homilía para la beatificación,son “semilla sembrada en tiemposdifíciles y fertilizada por el sufri-miento, que dará frutos de recon-ciliación y justicia”. El Papa se hi-zo presente en la ceremonia me-diante una carta que leyó el pur-purado, y que subraya “la fideli-dad” de todos ellos “al proyecto depaz que Dios inspira en todos loshombres”. Francisco expresabatambién su deseo de que la cele-bración “ayude a sanar las heridas


Jean-Pierre Schumacher es el único superviviente de la matanza de Tibhirine que aún vive.

del pasado y cree una nueva diná-mica de encuentro y convivencia”.

Los obispos argelinos han re-cordado también en las últimas fe-chas que los ya beatos estuvieronsiempre al servicio de todos, peroespecialmente “de los pobres, lasmujeres necesitadas, las personascon discapacidad, los jóvenes...”,musulmanes todos ellos. Y que losque más se angustiaron en el mo-mento de su trágica muerte fue-ron, precisamente, “sus amigos yvecinos musulmanes, que se aver-gonzaban de que se usase el nom-bre del islam para cometer talesactos”. “Estas beatificaciones –handicho– son luz para nuestro pre-sente y para el futuro”.

Las Agustinas Misioneras no sefueron de Argelia tras el asesinatode Esther y Caridad, como preten-dían los islamistas. Llegaron a lapatria de san Agustín en 1933 y allísiguen hoy, sirviendo a ese pueblo.

En sus dos comunidades trabajanactualmente un puñado de herma-nas: tres españolas (Carolina San-tos, Montse Miguélez, ambas leo-nesas, y Almudena Martí, palenti-na), una chilena (Verónica Fontal-ba) y tres de la India, las hermanasJuli, Suyhata y Rubi. Y en Argeliasigue también Lourdes Miguélez,la que fuera compañera de comu-nidad de Esther y Caridad.

“Desde la crisis, y pese a los ase-sinatos, nunca han faltado herma-nas disponibles para ir”, explica sorMaría Jesús. “Verónica, que fue laprimera, llegó en plena crisis y hoytrabaja en la Cáritas nacional, co-mo coordinadora de la bibliotecaque atendían los maristas en la cas-ba, y como formadora de monito-ras de guardería. Y Montse, en laotra comunidad, trabaja en unaguardería de la Media Luna Roja ytambién como enfermera”.

JOSÉ IGNACIO RIVARÉS

l 15 de diciembre se ce-lebró en León una multi-tudinaria eucaristía de

acción de gracias por lasnuevas beatas Esther y Cari-dad. La presidió el obispo lo-cal, Julián López Martín, y fueconcelebrada por el arzobis-po emérito de Argel, HenriTeissier, desplazado ex profe-so para la misma. A ella asis-tieron más de 160 hermanasde las Agustinas Misioneras,algunas de ellas llegadas depaíses tan lejanos como Bra-sil, Colombia, China, Filipi-nas, Argentina, Mozambique,Tanzania o India. Fue el granacto relacionado con la bea-tificación, pues hasta Argelsolo pudieron desplazarse unpuñado de hermanas –la ge-neral, Piedad Pacho, y las pro-vinciales–, así como un redu-cido grupo de familiares. Unas semanas antes, las dosmártires habían sido exhu-madas de los cementerios de

León (Esther) y de la Almu-dena de Madrid (Caridad),donde han reposado todosestos años. Sus restos po-drán ser ahora venerados enuna casa de la congregaciónen Madrid. El cardenal Osoropresidió el 12 de enero unasegunda eucaristía en la basí-lica de la Concepción de lacapital de España.


MISAS EN

BURGOS

Y MADRID

E

Hasta hace pocos años, Camerún era un país que funcio-naba razonablemente bien. El enquistamiento de un sis-tema político basado en el clientelismo, los conflictos deBoko Haram en el norte y el descontento de las zonasanglófonas han abierto, sin embargo, un futuro incierto.


CAMERÚNCAMERÚNUn país en laincertidumbreUn país en laincertidumbre

P R I M E R P L A N O

Las personas familiarizadascon organizaciones interna-cionales saben que entresus funcionarios uno se en-

cuentra con numerosos profesio-nales de Camerún. Se trata, por logeneral, de personas jóvenes o demediana edad, con más de un tí-tulo universitario, que hablan va-rios idiomas y demuestran unagran competencia profesional.Ellos son los más afortunados, losque han conseguido salir de la ma-sa de miles de jóvenes compatrio-tas que han terminado una carre-ra universitaria y se encuentranen el paro en un país donde cadavez hay menos oportunidades.

Uno de los contrastes más lla-mativos de esta nación centroafri-cana es que, al lado de una juven-tud pujante y bien preparada,existe una verdadera gerontocra-cia en el poder. Su presidente, Paul

Biya, al frente del país desde 1982y reelegido por enésima vez el pa-sado mes de octubre, tiene 85años, y su primer ministro, Phile-

mon Yang, 72. En torno a ellos gi-

ran los mismos políticos que diri-gen uno de los sistemas más ne-tamente basados en el clientelis-mo. Camerún es, en teoría, una de-mocracia parlamentaria, que, en lapráctica, funciona como un siste-ma de partido único, en el que laformación presidencial, la Reagru-pación Democrática del Pueblo Ca-merunés (RDPC), domina el Parla-mento: tiene 148 escaños de los180 del total. El principal partido

de la oposición, el Frente Demo-crático Social (FDS), le sigue muyde lejos, con 18 escaños. El Go-bierno financia, además, una do-cena de pequeños partidos cerca-nos al poder, para justificar unaficción democrática.

Con un panorama así, hubo po-cas sorpresas en las últimas elec-ciones, celebradas el 7 de octubre.Paul Biya fue declarado vencedorcon el 72% de los votos. La oposi-

El presidente Paul Biya

gobierna el país desde 1982.

ción, dividida y débil, se presentócon ocho candidatos, y en segun-da posición quedó el antiguo mi-nistro de Justicia Maurice Kamto,del Movimiento para el Renaci-miento de Camerún (MRC). Entretanto, en las conflictivas regionesanglófonas, donde los separatistasboicotearon las elecciones, la gen-te no pudo votar. Las protestas dela oposición se ahogaron con cien-tos de detenciones.

Todo tipo de problemasLos problemas de Camerún no

son solo políticos. Durante los úl-timos años sus indicadores econó-micos no han dejado de empeorar,y hoy día el país ocupa el puesto153 en la lista de 189 países que laONU realiza en función del Índicede Desarrollo Humano, lo que leetiqueta como país de desarrollobajo. Camerún está también entre

las naciones más corruptas delmundo, según la clasificación deTransparencia Internacional (pues-to número 153, de 180). Y es tam-bién uno de los lugares del mundodonde es más difícil poner en mar-cha una empresa, según Doing Bu-siness International; con un bajopuesto: el número 166 de una lis-ta de 190 países. Sorprende pocoque la Confederación Africana deFútbol tomara, a finales de no-viembre, la decisión de retirar aCamerún la organización de la Co-pa África de Naciones. El líderopositor Maurice Kamto sentenció,en este sentido, que “esta decisiónde quitarnos la organización delcampeonato africano de fútbol esla expresión más llamativa de laineptitud de este liderazgo”.

Hace no muchos años Camerúnera un país con un sistema pocodemocrático, pero donde, por lo

menos, la economía prosperaba(es país productor de petróleo): seconstruían infraestructuras, habíaindustrias locales y era un oasis depaz y estabilidad en una zona geo-gráfica de numerosos conflictos.Hoy existen enfrentamientos abier-tos en tres de sus diez regiones:dos, en la zona anglófona, y laotra, en el extremo norte. Todosellos están lejos de resolverse.

La región del extremo norte,con su capital en Maroua, empezóa sufrir los ataques de la miliciaextremista de Boko Haram, desdela vecina Nigeria, en 2012. Milesde cameruneses musulmanes, a lafuerza o por convicción ideológica,se unieron a los islamistas duran-te un periodo de cuatro años, en elque el conflicto tuvo una gran in-tensidad. Multitud de personas seconvirtieron en desplazados in-ternos. A partir del año 2017 el


conflicto empezó a disminuir enintensidad, lo que parece ser

una consecuencia del debilita-miento del Estado Islámico en elMedio Oriente (hay que recordarque Boko Haram está afiliado a es-te movimiento extremista). Sinembargo, hay dos cuestiones cru-ciales que, si no se resuelven bien,pueden ser la semilla de futurosconflictos. La primera es la reinte-gración de los antiguos miembrosde Boko Haram. Muchos “arrepen-tidos” se han visto rechazados porsus comunidades de origen, o sim-plemente han muerto a manos delas fuerzas del orden. En 2017, elGobierno pidió a la Asociación Ca-merunesa de Diálogo Interreligio-so que desarrollara programas dereintegración para antiguos mili-tantes islamistas. El otro problemaes cómo desmovilizar a los miem-bros de los “Comités de Vigilancia”que fueron creados por el Gobier-no para luchar contra Boko Ha-ram. En el punto álgido del con-flicto, llegaron a ser unos 14.000,y en muchos casos cometieronabusos contra sus propios vecinos.Hasta la fecha, el Ejecutivo no hatenido una política clara de des-movilización.

Otro legado más invisible –pe-ro no por eso menos grave– delconflicto de Boko Haram en el ex-tremo norte ha sido el deterioro delas relaciones entre cristianos ymusulmanes; no solo en esa zona,sino en todo el país, donde la per-cepción respecto a la minoría mu-sulmana ha empeorado. En el ex-tremo norte hay una larga tradi-ción de cooperación interreligiosaentre cristianos y musulmanes quese ha intensificado como respues-ta al conflicto. La diócesis católicade Maroua-Mokolo, al frente de lacual está desde 2014 el obispo Bru-

no Ateba Edo, ha realizado accio-nes ejemplares, como organizar

patrullas sin armas de fieles cris-tianos que protegían mezquitas, ymusulmanes que protegían igle-sias durante momentos de culto,para evitar ataques por sorpresa.

En Maroua existe también, des-de 2015, una iniciativa llamada“Casa del Encuentro”, dirigida porlíderes católicos, protestantes ymusulmanes, donde se promueveel diálogo entre las religiones, connumerosos talleres sobre la cultu-ra de paz para mujeres, jóvenes ylíderes locales.

Crisis separatistaLas aguas más peligrosas para

Camerún hierven hoy día en su zo-na occidental, donde vive la po-blación anglófona, que representael 20% de la población. El país seformó en la década de 1960, aglu-tinando territorios colonizadospor Francia y el Reino Unido. Aun-que oficialmente la nación tienedos lenguas oficiales, francés e in-glés, muchos cameruneses angló-fonos, de las provincias suroeste y

noroeste, se quejan de discrimina-ción y exclusión a la hora de acce-der a puestos de la Administraciónpública. Estos sentimientos demarginación han sido recurrentes,sin que ningún Gobierno –en unEstado fuertemente centralizado–los haya tomado en serio. En 2016comenzaron protestas callejerasque las autoridades reprimieroncon una enorme violencia, en loque hoy tiene visos de convertirseen una verdadera guerra civil. Amediados de 2018, el InternationalCrisis Group aseguraba que, desde2016, habían muerto ya 120 civilesy 43 miembros de las fuerzas delorden. Los militantes separatistascontrolan, de facto, algunas partesdel oeste del territorio. Hay ya, almenos, 40.000 desplazados inter-nos y otros 34.000 refugiados quehan huido a la vecina Nigeria.

Según el último informe Liber-

tad religiosa en el mundo de Ayudaa la Iglesia Necesitada, en octubrede 2017 los obispos de la provin-cia eclesiástica de Bamenda de-


P R I M E R P L A N O

erca de untercio de los25 millones

de cameruneses sedeclaran católicos.Presente en lasdiez regiones delpaís, la Iglesia ca-tólica es una de lasinstituciones másfuertes, con unared sólida de es-cuelas y centros desalud. Los cameru-neses, cristianos ono, suelen tomaren serio las decla-raciones de losobispos, que nosiempre van en lamisma línea. Elejemplo más clarolo encarnan las dosfiguras principales:el arzobispo deDuala, Samuel Kle-da, y el de Yaundé,Jean Mbarga, querepresentan las dosposturas de la Igle-sia en el campopolítico. Mientrasel primero siempreha sido más crítico–por ejemplo, conel proceso electoraldurante los últimoscomicios–, a mon-señor Mbarga se leconsidera más pró-ximo a las posicio-nes del Gobierno.El actual arzobispode Yaundé sustitu-yó, en 2014, a Si-mon-Victor TonyeBakot, que fueobligado a dimitirpor el Vaticano acausa de una ges-

tión financiera muydudosa, tras dejarla archidiócesis (quetenía el segundopatrimonio inmobi-liario más impor-tante del país, des-pués del Estado)muy endeudada.

Otros casos si-guen levantandoampollas. El másgrave, el del obispode Bafia, Jean Ma-rie Benoit, cuyocuerpo apareció enun río el 31 de ma-yo de 2017. El Go-bierno dijo primeroque se trataba deun suicidio, versiónque los obispos re-chazaron en unaasamblea general

de la ConferenciaEpiscopal, en laque pidieron quelos asesinos fueranidentificados y en-tregados a la Justi-cia. El caso perma-nece rodeado demisterio y, también,de miedo, como lodemuestra el hechode que durante

meses no se cele-brara misa en lacatedral de Bafia,después de queaparecieran en eltemplo objetos re-lacionados conprácticas de bruje-ría. Los obispos re-cordaron que, des-de 1988, otros cua-tro casos de asesi-nato de sacerdotessiguen sin ser es-clarecidos; entreellos, el del arzobis-po emérito de Ga-roua, Yves Plumey(1991), y el del je-suita EngelbertMveng (1995). Esemismo año, el fa-moso teólogo JeanMarc Ela se exilió

en Canadá, al te-mer también porsu vida. Otros dossacerdotes de laconflictiva zona an-glófona han sidoasesinados a tirosel pasado julio enel espacio de unasemana, en las pa-rroquias de Bomakay de Widukum.

C

nunciaron “el uso irresponsablede armas de fuego contra una po-blación civil indefensa”. Se refirie-ron a casos en los que algunaspersonas que acudían a misa do-minical “fueron detenidas e inclu-so tiroteadas desde helicópteros”.La Unión Africana y los países oc-cidentales han hecho frecuentesllamamientos al diálogo. El Go-bierno ha respondido reconocien-do la necesidad de negociar, peropone demasiadas condiciones: re-chaza cualquier arbitraje interna-cional, se niega a discutir sobrepropuestas de federalismo e, in-cluso, ha encarcelado a líderes an-glófonos con los que se había sen-tado a hablar. Un intento de me-diación de líderes religiosos cris-tianos y musulmanes, encabezadopor el arzobispo emérito de Doua-la, el cardenal Christian Tumi, seha encontrado numerosas vecescon el desprecio del Gobierno, queargumenta que los líderes separa-tistas son “terroristas”.

JOSÉ CARLOS RODRÍGUEZ


La presencia de la IglesiaLa presencia de la Iglesia

Una tercera Guerra Mundialpor fascículos. El Papa halanzado esta reflexión en

más de una ocasión cuandose ha situado frente al ma-

pamundi. Según diversosestudios, los conflictos en-

quistados y la globalizaciónde la violencia han dispara-do los enfrentamientos en

todo el planeta en la últimadécada. Pero ¿hay alguna

vía para frenar esta espiral?"La política de la paz", pro-

pone Francisco.

I N F O R M E


ien años después delfin de la Primera Gue-rra Mundial, y con elrecuerdo de los jóvenes

caídos durante aquellos combatesy las poblaciones civiles devasta-das, conocemos mejor que nuncala terrible enseñanza de las gue-rras fratricidas, es decir que lapaz jamás puede reducirse al sim-ple equilibrio de la fuerza y elmiedo”. Esta es la máxima preo-cupación que el Papa manifiestaen el mensaje para la XL JornadaMundial de la Paz, celebrada el 1de enero de 2019.

Francisco es consciente deque hoy, cuando ha pasado un si-glo de la Gran Guerra, el planetavive, lamentablemente, un climabélico que no tiene nada que en-vidiar al de aquella contienda. Deahí que ponga su mirada sobrequienes tienen responsabilidaden el gobierno del planeta, para

instarles a generar una “políticade la paz” que se convierta en“vehículo fundamental para edi-ficar la ciudadanía y la actividaddel hombre”; sabedor de que,“cuando aquellos que se dedican aella [a la política] no la viven comoun servicio a la comunidad huma-na, puede convertirse en un ins-trumento de opresión, margina-ción e incluso de destrucción”.

El Santo Padre lanza esta pro-puesta cuando más de una decenade conflictos parecen enquistadosen el planeta. Ahí está Somalia, an-clada en un enjambre desde losaños 90, o la falta de estabilidad enAfganistán, perdida en los 70, porponer algunos ejemplos. Sin olvi-dar que en otros tantos puntos delglobo terráqueo la tensión se pre-senta como una antesala de epi-sodios más propios de la llamada“guerra fría”. Así se percibe cuan-do un día el presidente estadouni-

C“


dense Donald Trump amenaza coninvadir o tomar el control de unpaís, y al siguiente el líder rusoVladimir Putin advierte a Occiden-te sobre el hecho de subestimar elriesgo de una contienda nuclear.

“Hemos progresado en muchosfrentes en la última década, peroalcanzar la paz en el mundo siguesiendo difícil. Es mucho más com-plejo construirla que destruirla.Esto explica en parte por qué lospaíses al final de nuestra investi-gación siguen atrapados en con-flictos prolongados”, certifica Ste-ve Killelea, fundador y presidenteejecutivo del Instituto para la Eco-nomía y la Paz, la institución conmayor relevancia internacional ala hora de elaborar un Índice Glo-bal de la Paz, que dibuja el plane-ta como un lugar menos pacíficoque hace una década. Solo en el úl-timo año, 92 países se resintieronen el momento de estudiar los di-ferentes parámetros que condicio-nan este informe, donde se valorael gasto militar dentro del PIB, laestabilidad política, la paridad delpoder adquisitivo o la inflación.

En plena ebulliciónPor su parte, el informe Alerta!,

elaborado anualmente por la Esco-la de Cultura de Pau de la Univer-sidad Autónoma de Barcelona y re-ferido a guerras, derechos huma-nos y construcción de paz, conta-biliza una media de una treintenade conflictos armados en ebulli-ción, concentrados la mayoría deellos en África y Oriente Medio. Aestos habría que unir escenariosde riesgo, tales como Camerún,Mindanao en Filipinas o Myanmar,polvorines que podrían explotarde un momento a otro.

Un viaje por las llagas del pla-neta fue el que realizó el Papa du-rante la bendición urbi et orbi deNavidad. Entre ellas destacó, en


primer lugar, tanto la guerra deSiria como la de Yemen, solici-

tando respecto a las dos una ur-gente intervención de la comuni-dad internacional, consciente deque en ambos casos la responsabi-lidad e implicación de los agentesexternos ha sido tan determinantepara alimentar la violencia comofundamental es para frenarla.

En esta misma línea, Emili J.Blasco, director de Global Affairs enla Universidad de Navarra, dibujavarios focos, situando al frente aOriente Medio, con los conflictosabiertos de Siria y Yemen –“más la

habitual pelea Israel-Hezbolá y, enmenor medida, Afganistán”, apun-ta–, y África –“donde hay disputasinternas armadas o guerrillas, bási-camente en Libia, Nigeria y Repú-blica Democrática del Congo, asícomo actividad terrorista en el áreadel Sahel”–. Para este investigador,“existen también situaciones detensión, con movilización de fuer-zas militares, pero sin choque béli-co, en zonas de interés de Rusia(Ucrania-Crimea, países bálticos) yde China (mar del Sur de China)”.

En este contexto, ¿hay huecopara la paz? Cuando el papa Fran-cisco se refiere una y otra vez auna Tercera Guerra Mundial porfascículos en sus alocuciones, ¿essolo un giro literario o es la reali-dad del statu quo internacional?“Se trata de una buena expresióndirigida a remover la conciencia delos Gobiernos y a servir de acicatepara la acción de la comunidad in-

ternacional. No obstante, no creoque sea una descripción específicadel momento presente: podríamoshaberla usado igualmente paracualquier otro momento vividodesde la Segunda Guerra Mun-dial”, reflexiona Blasco.

“Es un crack por fases”, expre-sa de manera visual el profesor deDerecho Internacional de la Uni-versidad Pontificia de Comillas Jo-sé Ángel López. “Vivimos unaconsolidación a escala global deregímenes autoritarios avaladospor sociedades civiles, lo que de-muestra que los valores surgidosdespués de la Segunda GuerraMundial se están cuestionando enla práctica, cuando no abandonan-do abiertamente”, explica. A lavez, subraya cómo “la globaliza-ción económica está creando unaburbuja que propicia algo novedo-so, y es que todas las regiones glo-bales crecen al mismo tiempo, lo

que se traduce en que, cuando gi-re el ciclo expansivo –lo que estáempezando–, todas entrarán encrisis al mismo tiempo”.

La crisis de los refugiadosLópez pone un ejemplo para

sostener su argumento: “Si en una

situación expansiva se ha produci-do en Europa la crisis de los refu-giados y la ausencia de respuestaspor parte de Estados y sociedades,¿qué podrá suceder en un mo-mento de crisis intensa?”. Desdeahí, aprecia que “no estamos anteun fenómeno clásico de conflictosinternacionales localizados, sinofrente a un fenómeno que no po-demos más que intuir. Asistimos aun cambio histórico en el que loviejo se hunde, pero no sabemosqué construirá lo nuevo, que pue-de abarcar un par de décadas, co-mo mínimo”. Con este panorama,el investigador se atreve a lanzarentre interrogantes un términoque podría definir este escenario:“¿El globalitarismo?”.

Precisamente esta globaliza-ción de la guerra ha hecho quetambién se multipliquen y entre-crucen los intereses que la ali-mentan. Para José Ángel López, la

ideología se ha convertido en“una excusa que ocupa un lugarsecundario”. De esta manera, se-ñala que “los conflictos religiososafectan más a la fractura islámicaen familias diversas, aunque tam-bién ha habido persecuciones co-mo la de los rohingyas, más por la

dictadura militar de Myanmar quepor ser islámicos”. Por eso, apun-ta que los hilos que mueven laguerra son “fundamentalmenteeconómicos y geoestratégicos”,con el control de las materias pri-mas y recursos energéticos comoprincipal motivación.

Y todo, ante una opinión públi-ca que permanece impasible, cuan-do no cómplice, ante los señoresde la guerra. “La comunidad inter-nacional vive en una crisis de va-lores, donde priman los interesesfrente a los principios. El derechointernacional se diluye frente alcomponente político y económicode las relaciones internacionales.Naciones Unidas vive en una situa-ción permanente de parálisis en suprincipal órgano (Consejo de Segu-ridad) y no responde a los objeti-vos de su creación hace casi 75años”, lamenta el investigadormadrileño, quien alerta de cómo


ESTADO DE LA PAZ EN EL MUNDO INFORME

el derecho de veto impide los in-tentos “imprescindibles” de re-

forma. Además, se muestra preo-cupado por “situaciones como lade la Corte Penal internacional–con la ausencia de los grandesvioladores de derechos humanos,como Corea del Norte, Rusia, Israel,Estados Unidos...–, que está su-friendo la amenaza de abandonode Estados africanos y asiáticos

–únicos que tienen procedimientosabiertos–, 20 años después de laaprobación del Estatuto de Roma”.

Como contrapunto, Emili J.Blasco pondera el compromiso dela comunidad internacional a lahora de propiciar la presencia decascos azules en el Líbano o en laRepública Democrática del Congo,así como el hecho de acompañar elproceso de paz de Colombia o el

de mantener una serie de sancio-nes contra el régimen norcoreano.“Lo que pasa es que siempre habráuna tensión entre la efectividadque pueden conseguir los organis-mos y las decisiones unilateralesde las superpotencias, que, cuandoquieren, desoyen a los organismosmultilaterales”, apostilla.

El poder a cualquier precio

Precisamente en su Mensaje pa-ra la Jornada Mundial de la Paz, elpapa Francisco clama contra el abu-so y la injusticia provocados por “labúsqueda de poder a cualquier pre-cio”. Así, el Obispo de Roma alertade los “vicios” que ponen en peli-gro la paz social, y que van desdela corrupción hasta la justificacióndel poder mediante la fuerza, la xe-nofobia, el racismo, el rechazo alcuidado de la Tierra, la explotaciónilimitada de los recursos naturalespor un beneficio inmediato o eldesprecio de aquellos que se hanvisto obligados a ir al exilio.

ESTADO DE LA PAZ EN EL MUNDO INFORME


“El Papa está siendo un buenrevulsivo para muchas actitudes.Sus palabras y expresiones –¡tandirectas!– zarandean a cada per-sona, la obligan a ser más cons-ciente de sus responsabilidadespara con los demás”, considera eldirector de Global Affairs, quiense muestra convencido de que lasreligiones “tienen un papel funda-mental para generar una culturade la paz a escala global y lo lle-van ejerciendo desde hace tiem-po”, si bien, recuerda, que “proba-blemente hace falta un mayorcompromiso de ciertos líderes re-ligiosos musulmanes en la desau-torización de comportamientosviolentos”. En cambio, valora có-mo “la Iglesia católica –pienso enlos mensajes y mediaciones de losúltimos papas– ha tenido un cla-ro protagonismo en esa dirección,y otras confesiones también sehan unido a ese propósito”.

“La diplomacia vaticana hamejorado notablemente con Fran-cisco”, considera el profesor deComillas; él mismo la califica de“cultura de paz, desideologizada,sin enemigos”, que, según él, re-sultaría “más parecida –con dife-rencias importantes– a la queaplicaron los jesuitas de la teolo-gía de la liberación en el conti-nente americano el siglo pasado–tipo Ellacuría–”. Esto le habríapermitido a la Santa Sede, en pa-labras de López, “volver a ocuparun lugar central entre los actoresrelevantes de la comunidad inter-nacional, más allá de la mayor omenor implantación del catolicis-mo en algunas regiones, como haocurrido recientemente con Chi-na. Los modelos de realización de‘buenos oficios’ en conflictos en-quistados, como Estados Unidos yCuba, o Irán y Estados Unidos, asílo demuestran”.

JOSÉ BELTRÁN


n el mun-do, unode cada

seis niños sufre acausa de la violen-cia de la guerra yde sus consecuen-cias, e incluso esreclutado paraconvertirse en sol-dado o rehén degrupos armados".Es quizá la denun-cia más clamorosaque el papa Fran-cisco lanza en suMensaje para laJornada Mundialde la Paz. Sitúa alos más vulnera-bles en el foco desu atención, cons-ciente de las con-secuencias tan le-tales que acarreacrecer entre bom-bas y misiles.

La directora eje-cutiva de Unicef,Henrietta Fore, loha comprobadode primera manodespués de pasarcinco días en Siria."Cada niño de

ocho años ha cre-cido en medio delpeligro, la destruc-ción y la muerte",asegura Fore, quienconstató cómo lamitad de los me-nores del país solohan conocido laguerra: "Necesitanvolver a la escue-la, recibir sus va-cunas y sentirseseguros y protegi-dos". Así, da fe decómo en la ciudadde Duma, con200.000 habitan-tes, apenas fun-cionan una veinte-na de escuelas:"Están masificadasy necesitan forma-ción para profeso-res jóvenes, librosy material escolar,además de puer-tas, ventanas yelectricidad".

En Yemen no sequedan atrás. Des-de allí, el directorregional de Uni-cef, Geert Cappe-laere, ha conde-

nado que "lasguerras, las crisiseconómicas y dé-cadas de subdesa-rrollo no han de-jado indemne a niun solo niño deYemen", esto es, a15 millones demenores. "Solocuando uno hablacara a cara conestos niños se dacuenta de lo nu-merosas y profun-das que son lascicatrices. Detrásde los númeroshay niños connombre, rostros,familias, amigos,historias, sueñosdestrozados y vi-das interrumpi-das", recuerda. Poreso, el país cuentahoy por hoy conla mayor opera-ción de ayuda hu-manitaria de Uni-cef en el mundo,que precisa de440 millones deeuros para com-pletarse.

E“Los niños son rostros, no cifras

Patidifuso y perplejo. Así debió de

quedarse el padre Patricio aquella

tarde, en Honduras, a las afueras de

Tegucigalpa, cuando, tras tropezar

con un rapaz que estaba muy flaco,

movido por su generosa fraternidad,

le invitó a matar el hambre en el co-

medor de la escuela que él había

puesto en marcha con la ayuda de

muchos otros. “Mira, qué rico: hoy

tenemos pollo para comer”, le ani-

mó, mientras le servía una buena ra-

ción, y, “¡Venga! Siéntate en esa me-

sa y ponte a ello”, le dijo. Y añadió:

“Yo tengo que irme. Pero vuelvo en-

seguida. ¡Cómetelo todo!, ¿eh?”.

Al cabo de un rato, el padre Pa-

tricio quiso ver cómo iba con la

manduca su inesperado convidado.

Regresó. Y vio al muchacho inmóvil,

satisfecho y feliz. El mozo sonreía

delante de un plato mondo y liron-

do. El chaval, obediente, humilde y

disciplinado, se había comido todo,

todo, todo. Ni rastro del rico y sa-

broso pollo. Y dejó al padre Patri-

cio como decíamos: hecho un

mar de asombro.

Esta elocuente vivencia es

una de tantas en la ajetreada

aventura misionera del padre

Patricio. Y bien vale igualmente

para señalar que el hambre y la

violencia –¡también la violencia!–

son las dos calladas causas que es-

tán empujando a cientos y miles de

hondureños a abandonar su casa, su

tierra, su país, en busca de una vida

más digna, justa y en paz.

¿Qué pinta un sacerdote co-

mo tú en la recóndita república

de Honduras?

No tan recóndita. Que se asoma

a los dos océanos: al Atlántico y al

Pacífico. Y ahora, también a todos

los medios de comunicación, por

la marcha, tan forzosa como es-

pectacular, que están protagoni-

zando aquellas gentes...

¿Por qué ese tan multitudi-

nario como inesperado éxodo?

Lo han dicho los propios obis-

pos hondureños: “Es una realidad

indignante, causada por la actual

situación que vive nuestro país”.

Esa situación ha obligado a mu-

chos a dejar lo poco que tienen. Y,

sin certeza alguna, se han lanzado

a la aventura de alcanzar los Esta-

dos Unidos. Una vez allí, su único

objetivo es tratar de hacer reali-

E N T R E V I S T A


Patricio Larrosa Martos: 26 años de misión en Honduras

El padre Patricioes andaluz. Na-

ció, en 1960, alnorte de Sie-rra Nevada,

en un peque-ño pueblo deGranada queestá a 25 ki-

lómetros alsureste deGuadix. Se

llama Huénejay tiene más deun millar de ha-bitantes. El padrePatricio ha regre-

sado temporal-mente a España, pro-cedente de la sufridaHonduras, donde está

gastando sus días desde hace 26 años.

Patricio Larrosa Mar-tos. Ese, su nombre

completo.

“Para salir de la pobreza hay querecorrer el camino de la educación”


dad el “sueño americano”; un sue-

ño que les permita resolver sus

problemas económicos, mejorar

las condiciones de vida para los

suyos y lograr la seguridad física,

tan deseada.

Esa tan dura crisis que vive

Honduras no es nueva. La llevas

sufriendo desde que llegaste. Y

tú aterrizaste en Honduras 500

años después que Cristóbal Co-

lón: en 1992.

Cierto. También los obispos

hondureños han reconocido que la

crisis humanitaria de Honduras no

es nueva. La venimos padeciendo

desde hace muchos años ya...

Casi media vida lleva el padre

Patricio en Tegucigalpa: más de

un cuarto de siglo. Y, sin embar-

go, en tu primer viaje, en 1992,

ni por lo más remoto llegaste

pensando que se iba a prolongar

tanto tu estancia, ¿no?

Claro que no. Fui con la inten-

ción de quedarme trabajando tres o

cuatro años. Y, después, regresar.

Elegí Honduras porque era uno de

los países iberoamericanos con me-

nos sacerdotes. Entre los más nece-

sitados, primero estaba Cuba; des-

pués, Honduras. Y también se en-

contraba a la cabeza en la lista de

países con mayores necesidades.

¿Fuiste bien recibido?

Maravillosamente bien. El ac-

tual cardenal Óscar Rodríguez Ma-radiaga, entonces obispo auxiliar,

me acogió como yo esperaba. Y el

resto del clero, también: con una

grande y cordial fraternidad.

Comenzaste a trabajar en

una parroquia...

Sí. Llegué dispuesto a ayudar

cuanto fuera necesario. Pero en-

tonces yo no pensaba que las di-

mensiones de los problemas con

los que me iba a tropezar iban a

ser tan grandes. Ni me lo podía

imaginar. Los primeros años en la

parroquia de San José Obrero, en la

colonia de El Pedregal de Comaya-

güela, fueron tiempos de adapta-

ción. Luego me nombraron vicario

de la misma. Y allí, junto a RamónMartínez, otro compañero, comen-

zamos a planear la forma más efi-

caz para colaborar en el creci-

miento de aquella gente. Y descu-

brimos que, también en Honduras,

hay muchos creyentes, muchos se-

glares que quieren ayudar y servir

a los demás. Los laicos hondure-

ños son personas magníficas, muy

valiosas, excelentes.

Llegaste a Honduras con 32

años, dispuesto a ayudar a los

necesitados. Has cumplido los

58, y ¡allí sigues! ¿Cómo comen-

zó esa tu aventura solidaria?

Llegué dispuesto a “hacer fami-

lia”, a promover la hermandad, a

sembrar fraternidad... Y comencé

con media docena de muchachos:

los acólitos de la parroquia, que

eran los que tenía más a mano.

Contaban no más de diez u once

años. Siempre andaban ociosos,

racias a ACOES, ya son en total 11.500 niños y mayores

los que pueden estudiar en nuestros centros educativos”.

“GG“

por la iglesia, porque no tenían

otra cosa que hacer. Y acabaron

siendo muy generosos y entrega-

dos; siempre dispuestos a ayudar a

sus amigos y compañeros. Este era

nuestro lema, el santo y seña de lo

que estaba naciendo: “Yo puedo

ayudarte si tú estás dispuesto a

ayudar a otros”. Algunos resistieron

cinco años. Otros, diez, doce... Y

uno más ha llegado ¡hasta los 24!

Aquellos chavales fueron los que

me retuvieron en Honduras. Impo-

sible abandonarles a su suerte. No

podía dejarles en la estacada. Había

que arrimar el hombro.

¿Cuál fue vuestro método de

trabajo?

Comenzamos por hacer fichas

de los muchachos sin recursos que

decían estar dispuestos a estudiar.

Si no lo hacían, era por falta de

medios. Nos salió una retahíla

bien abultada de aspirantes. Y no

se me ocurrió otra cosa mejor que

buscar “padrinos” en España. Lo-

gramos tejer una improvisada red

de colaboradores por los pueblos

de Andalucía donde yo, antes, ha-

bía estado trabajando cinco años,

tras mi ordenación, y por toda Es-

paña. Conseguimos que mucha

gente se comprometiera a costear

la educación de niños sin recursos.

¿Fue ese el embrión de lo

que hoy es toda una ONG hecha

y derecha?

Sí. Las circunstancias nos “obli-

garon” a crear ACOES, que así se

llama. Ocurrió que solicitamos

ayuda a CODESPA, una fundación

española. Tenía unos fondos dis-

ponibles. Y querían asignárnoslos.

Pero nos advirtieron de que esa

ayuda nunca llegaría si, previa-

mente, no creábamos una ONG.

Por norma, esa fundación nunca

destina ayuda alguna a particula-

res. Debíamos acreditar que tení-

amos una personalidad jurídica.

Dicho y hecho: así nació ACOES.

Los propios muchachos se inven-

taron ese nombre. Significa Aso-

ciación Colaboración y Esfuerzo.

Ha sido una muy buena herra-

mienta de ayuda. La mucha gente

que, procedente de España, nos

visita, tiene respuestas muy posi-

tivas: ya hay 24 grupos de volun-

tarios que ayudan a Honduras

desde España.

Y esa ayuda ¿se puede cuan-

tificar?

¡Claro que sí! Gracias a eso, ya

son en total 11.500 niños y mayo-

res los que pueden estudiar en

nuestros centros educativos. Los

hay de todas las categorías: desde

preescolar hasta el doctorado.

A estas alturas, ya estás archi-

requete-convencido de que el


E N T R E V I S T A

camino más firme y seguro para

salir de la pobreza pasa por la

educación.

¡Por supuesto! Sin formación es

imposible salir de la pobreza. La

experiencia de todos estos años

nos ha demostrado que, cuando

un joven se prepara, cambia su vi-

da. Pero nosotros apuntamos más

alto. No buscamos solo la titula-

ción. Además, pretendemos que

los jóvenes sean, sobre todo, soli-

darios. Por eso, nuestra asignatura

más importante y principal es la

de ayudar a los demás: solo ayu-

damos a los que quieren ayudar;

nuestro lema del principio sigue

siendo fundamental. Los que no

quieren ayudar a los demás son

muy peligrosos: si solo piensan en

su provecho personal, al cabo, nos

arruinan a todos.

¿Cómo se materializa esa

consigna en la Tegucigalpa de

nuestros días?

Lo que aquí, en España, nos

parece normal, allí resulta extre-

madamente difícil. Muchas fami-

lias ni se lo plantean. Les resulta

de todo punto imposible costear,

por ejemplo, la educación de un

hijo durante 20 años... No debe-

mos olvidar que Honduras es un

país rural, joven y pobre. Por eso,

la norma que seguimos en nues-

tras escuelas del país es esta: “me-

dio día, para estudiar; y el otro

medio, para ayudar”. De este mo-

do empezamos con los primeros

monaguillos de la parroquia. Estu-

diaban media jornada y emplea-

ban la otra media en enseñar a

sus vecinos y amigos, tan pobres

como ellos.

Los comienzos de tu labor

fueron bien simples, según di-

ces. Pero ¿qué panorama pre-

senta en la actualidad esa aven-

tura educativa?

En la actualidad la situación ha

cambiado bastante. Ahora tene-

mos cuatro escuelas, que acogen a

un total de 4.200 estudiantes.

¿Cómo acceden a la escuela

los chavales?

Son los propios maestros quie-

nes se ocupan de seleccionar per-

sonalmente a los alumnos. Van ca-

sa por casa, eligiendo a cada uno

de entre la gente más pobre del

barrio. Y es una tarea nada fácil,

porque, en realidad, todos necesi-

tarían pasar por las aulas.

Además de escuelas, tam-

bién tenéis guarderías...

También. Tenemos un total de

18, todas gratuitas, como las es-

cuelas, donde son acogidos los ni-

ños que tienen más necesidad.

Y también, residencias para

estudiantes...

Sí, hemos abierto una serie de

casas, a las que hemos bautizado

“Populorum progressio”, como la

encíclica del santo papa Pablo VI.Son residencias a las que, proce-

dentes de las zonas rurales más

apartadas del país, llegan jóvenes

para poder estudiar su educación

primaria, su bachillerato o su uni-

versidad.

¿Cuál es el gran desafío al

que ha de hacer frente en Hon-

duras un cristiano como tú?

El mayor reto es la gran desi-

gualdad social, que, en lugar de re-

mitir, sigue creciendo. Esa es una

cuestión muy grave, porque nos

afecta a todos.

Y la Iglesia hondureña, ¿está

empeñada en borrar la gran bre-

cha que hay entre los muchos

que son muy pobres y los pocos

que son muy ricos?

En esas estamos. Pero cuenta

con muy pocos sacerdotes. En

Honduras, el gran peso que entra-

ña el sostenimiento de la fe recae

sobre los delegados de la Pala-

bra de Dios. Ellos son la gran ri-


queza de la Iglesia en ese país.

Gracias a su entrega y sacrificio,

el mensaje de Jesús llega a mu-

chos lugares adonde el sacerdote

no alcanza. Imposible hacer frente

a los muchos desafíos pastorales y

atender todas las carencias que la

gente padece, incluso las más ele-

mentales.

Y, para colmo de males, so-

bre la tierra de Honduras las

sectas crecen y se multiplican

como las malas hierbas. Según

datos recientes, publicados por

la agencia France Presse, solo el

37% de los hondureños son ca-

tólicos...

¡Cierto! De Tegucigalpa a Nue-

va York hay 3.200 kilómetros. Sin

embargo, la verdad es que tene-

mos a los Estados Unidos mucho

más cerca de lo que parece. Des-

de allí, a la chita callando, nos en-

vían cientos de grupos religiosos

dispuestos a “invadir” Honduras.

Todos hacen gala del mismo de-

nominador común: atacar a la

Iglesia católica. Así las cosas, re-

sulta que esa tan silenciosa inva-

sión ha convertido a Honduras en

la nación que menos católicos tie-

ne de toda Iberoamérica. Son mu-

chos los que han abandonado la

Iglesia.

Para terminar, volvemos al

principio de todo: de sobra sa-

bemos que siempre quisiste ser

misionero, pero ¿cómo saltó la

chispa de la vocación evangeli-

zadora en el corazón del padre

Patricio?

Fue un fogonazo que se encen-

dió cuando era yo muy niño. De-

bía de tener 8 o 9 años, no más.

Entonces aconteció que, un buen

día, pasó por mi pueblo un misio-

nero, el cual nos contó su expe-

riencia en la escuela de Huéneja.

Nos explicó que en el mundo ha-

bía mucha pobreza y que hacía

falta gente que quisiera ayudar. Y,

con el fin de ilustrar su relato, se

valió de una proyección de diapo-

sitivas que fue muy impresionan-

te. A mí aquellas imágenes me

impactaron mucho. Se me queda-

ron clavadas en el desván de la

memoria; y, al cabo, en el mo-

mento más oportuno, salieron a

relucir de nuevo. Me empujaron a

optar por la ayuda a los más ne-

cesitados. Y opté. Me hice sacer-

dote. Estudié en el seminario me-

nor de San Torcuato, de Guadix.

Luego, Teología, en Granada. Y,

tras un lustro de trabajo pastoral

por los pueblos de mi diócesis

–Alamedilla, Dehesas de Guadix,

Villanueva de las Torres, Alicún de

Ortega... –, di el salto: crucé el

charco y aterricé en Honduras. El

poder compartir mi vida con ellos

ha sido –¡y sigue siéndolo!– un

gran regalo de Dios.

ERNESTO FERNÁNDEZ


on 32 años llegué a Honduras dispuesto a hacer familia,

a promover la hermandad, a sembrar fraternidad...”.

“CC“

Un sacerdote la bautizó.Ocurrió hace casi dos si-glos. Fue el padre Manuel

Martín Cruz quien le dio su nom-bre definitivo. Además de presbí-tero y teólogo, era diputado porla villa imperial de Potosí. El 3 deoctubre de 1825, haciendo gala desu honda formación clásica y de lamás aplastante lógica aristotélica,el cura potosino argumentó: “Si deRómulo viene Roma, de Bolívar hade venir Bolivia”.

¡Dicho y hecho! Ese día, con elaplauso de todos los representan-tes, nació Bolivia. Sí. La nacientey plurinacional República de Bolí-var, surgida de las desgajadasprovincias españolas del Alto Pe-rú, cambió su nombre, elegidopara honra y gloria de su liberta-dor, el ínclito Simón Bolívar, y seconvirtió en la Bolivia de nues-tros días. O casi. Porque, poraquel entonces, también se aso-maba al océano Pacífico. Enton-ces, Bolivia contaba con más de500 km de costa: desde Antofa-gasta hasta Arica. Ahora, no. Hoy,esas dos ciudades costeras ya noson bolivianas, que son chilenas.

Ocurrió que, por aquellos días,estalló la guerra del Pacífico(1879-1883), también llamada gue-rra del Guano, o del Huano, o delSalitre, o de los 10 centavos... ¡Se-rá por nombres! El motivo de ladiscordia: el salitre, esa mezcla denitrato de sodio y nitrato de pota-sio, que dormía en el desierto de

Atacama. Entonces, ese mineralera muy cotizado en todo el mun-do. Y no solo por ser un valiosofertilizante agrícola. También por-que era materia prima fundamen-tal para fabricar la pólvora.

Bolivia era la propietaria deaquellas tierras. Y su Gobierno,ávido de dinero fácil, había arren-dado a Chile su explotación. Al ca-bo de un tiempo, y contra lo pac-tado, decidió aumentar en 10 cen-tavos la tasa de la explotación porcada quintal de mineral extraído.Y se armó el bochinche entre Chi-le, Perú y Bolivia. El conflicto esta-lló el 14 de febrero de 1879, y ter-minó cuatro años después. Y, co-mo siempre, dejó un saldo mássalobre que el salitre: 23.000muertos. Además, alteró las fron-

teras de los tres países. Boliviaperdió 400 km de costa y 120.000km cuadrados de suelo. Desde en-tonces, la “hija predilecta” de Si-món Bolívar es un país sin litoral,como lo es su vecina Paraguay. Yel reclamo de una salida al mar si-gue siendo leitmotiv que aflora, acada paso, sobre la actualidad po-lítica nacional. Y eso que el pasa-do 1 de octubre el Tribunal Inter-nacional de La Haya falló –por do-ce votos contra tres– a favor deChile y en contra de la salida alPacífico que reclama Bolivia.

Logros y retosEntre tanto, la nación se pre-

para para una nueva cita electo-ral en octubre de 2019, con unEvo Morales Ayma, su actual

AY U D A M O S A . . .


Bolivia

Más de 200.000 euros

para la Iglesia boliviana

presidente, que lo es desdeenero de 2006, y que sufre, co-

mo tantos otros mandatarios, elincurable síndrome de no quererbajarse del burro ni a la de tres.Con ese fin, las leyes que prohi-bían aspirar a conseguir un nue-vo mandato presidencial –¡y vancuatro!– han sido cambiadas.Ahora, Evo Morales, tras retocarlas costuras de la Ley para ajus-tarlas a su medida, podrá pre-sentarse a la reelección cuantasveces quiera. Para eso parece dis-puesto a enarbolar, una vez más,la causa perdida de la tan añora-da salida al mar. De nada ha va-lido que la Constitución del paísprohíba las reelecciones consecu-tivas. Ni que, más recientemente,en 2016, el pueblo boliviano die-ra un rotundo “no” a la reelec-ción en el referéndum celebradocon ese fin.

Mientras todo eso se cuece enlos mentideros políticos bolivia-nos, la Iglesia católica en ese país–tan grande como dos Españas,pero con una población cuatro ve-ces menor, 11,2 millones de habi-tantes– sigue empeñada en la pro-moción y el desarrollo de sus gen-tes. Es cierto y verdad que Boliviaha progresado durante el últimocuarto de siglo. Su población, aho-ra, es más longeva. La mortalidadinfantil ha bajado a la mitad: delos 54 fallecidos por cada mil naci-dos, ha pasado a 24. La esperanzade vida ha crecido: de 63,5 a 68,7años. También hay más personasque salen de la pobreza extrema yson menos las que sufren malnu-trición. Además, Bolivia ha conse-guido reducir la tasa de analfabe-tismo hasta el 2,9%. Conquistaque hay que atribuir a los Gobier-nos de Evo Morales. Pero queda,

todavía, mucho camino por reco-rrer. Según datos de la ONU, sobreun total de 188 países, Boliviaocupa, por su Índice de DesarrolloHumano, el puesto 118.

Según la Constitución de 2009,este es un Estado laico que respe-ta y garantiza la libertad de cul-to. El 78% de sus habitantes soncatólicos. Y el 19% restante, prin-cipalmente en las zonas rurales,se identifica con las más diversasconfesiones protestantes.

300 españoles,en la brecha

El país cuenta, actualmente,con la ayuda de 300 españolesque, empujados por su fe, gastansus días al servicio de los bolivia-nos más necesitados. De esos trescentenares de misioneros, más dela mitad son mujeres: 149, reli-giosas, y 15, laicas. Además, tam-bién son españoles 7 de sus obis-pos, 89 sacerdotes, 28 religiosos y10 laicos. Entre ellos, Nicolás Cas-

tellanos, quien, tras presentar en1991 su renuncia como obispo dePalencia, voló como misionerohasta Santa Cruz de la Sierra, lle-vando consigo un nutrido grupode laicos y de sacerdotes. Conellos echó a andar el proyectoHombres Nuevos. Objetivo: mejo-rar las condiciones de vida en losbarrios más desfavorecidos deaquella ciudad boliviana. A lo lar-go de los años ha ido poniendoen marcha diversas iniciativas pa-ra atender a las mujeres y a lapoblación infantil: comedores,centros escolares, viviendas socia-les y hospitales.

En esa misma brega está elfranciscano Jesús Galeote Tormo,que es madrileño, doctor expertoen medicina tropical y adminis-trador apostólico del vicariato deCarimi. Dicho vicariato ha sidouno de los destinatarios de la


ayuda enviada a Bolivia, el añopasado, por las Obras MisionalesPontificias de España. En total, laIglesia boliviana recibió de los ca-tólicos españoles 203.299�.

De esa cifra, cerca de 30.000�(29.399, exactamente) fueron paraCarimi. La mayor parte, destinadaal subsidio ordinario, que permiteel funcionamiento de la Iglesia lo-cal. Con eso, también fue posiblerehabilitar la casa y oficinas delobispado, celebrar unas jornadasmisioneras en el vicariato y poneren marcha un proyecto pastoralpara los años 2017-2018.

El de El Beni es otro vicariatoapostólico, a cuyo frente se en-cuentra el obispo, también francis-cano, Julio María Elías Montoya.Monseñor Elías nació en la cunade Castilla hace 73 años. Es natu-ral de la ciudad de Medina de Po-mar. De esos 73 años que tiene,50 los ha gastado en Bolivia, a ori-llas del Titicaca, primero, y luego,en Trinidad, que es la capital de ElBeni. Conoce aquella tierra comola palma de su mano. Casi todaslas ciudades llevan nombres desantos. Y explica la razón: “Hansurgido a partir de las famosas re-ducciones de la Compañía de Je-sús. La primera misión jesuita fuefundada en 1682”.

En carta a la Dirección Nacio-nal de las OMP, tras agradecer lagenerosidad de la comunidad ca-tólica de España, monseñor Elíasexplica que los casi 40.000� reci-bidos (39.875�) han servido parael sustento de los sacerdotes, reli-giosas y religiosos que percibensu mensualidad del vicariato: 88�,que, más 200 bolivianos (la mo-neda nacional), arroja un total de114�, ya que un boliviano equiva-le a 0,13�. La ayuda también hahecho posible la catequesis en las25 cuasi parroquias de las 30 quehay en todo el vicariato.

Más al norte de El Beni, ladiócesis de Pando, con los54.475� recibidos, además de cos-tear el subsidio ordinario, ha po-dido hacer frente a la construc-ción de la vivienda episcopal demonseñor Eugenio Coter, que esitaliano. Dos vicariatos más, el deReyes y el de Ñuflo de Chávez,han recibido, para iguales fines,

51.880 y 27.670�, respectivamen-te. Gracias a tales subsidios, es-tán siendo posibles la formaciónde misioneros laicos y la cateque-sis, y se ha podido rehacer la cu-bierta de la parroquia de El Car-men y construir un salón de usosmúltiples en Los Lotes, parroquiade Santa Clara.

TOMÁS TAMARREDO

A Y U D A M O S A . . .


Si estás interesado en realizar un donativo, puedes hacerlo en el número de cuenta ES25 0075 0204 9506 0006 0866.

También, accediendo a la página web www.omp.esy pinchando en la opción "Haz un donativo".

Revista Misioneros - Nº191-2019 - OMP · MISIONEROS CLARETIANOS Clara del Rey, 6. 28002 Madrid....

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