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V Jornadas Jóvenes investigadores IIGG Mesa: Teoría, epistemología Avatares de una relación. Algunas notas sobre el vínculo entre ciencia e ideología, en la obra de Louis Althusser. Palabras clave: ciencia – ideología- política- Althusser Natalia Romé, docente de Teoría y prácticas de la comunicación III. Doctoranda Facultad de Cs Sociales, Becaria Conicet [email protected] Introducción El presente capítulo apunta a circunscribir y presentar un núcleo sumamente distintivo del pensamiento althusseriano, aquel que a los fines de esta breve introducción puede ser indicado a partir del par ideología/ciencia. Un esfuerzo como el que anima el trabajo de investigación general 1 en el que se enmarca la presente exposición, y que consiste en recuperar el recorrido trazado por Althusser a lo largo de varias décadas de producción teórica, a la luz de la pregunta por la filosofía materialista, convoca con toda vehemencia al despliegue de este núcleo problemático a fin de circunscribir, en la medida de lo posible, el lugar que en la arquitectura de pensamiento althusseriano es adjudicado a cada una de estas categorías. Persiguiendo en los textos producidos por Althusser, el desarrollo de este problema entre los años sesenta y ochenta, apuntaremos a señalar el modo en que la pregunta por el lugar de la filosofía en su relación con la historia, percute con insistencia en la problemática de la ciencia y la ideología, provocando matices y acentos, y definiendo la orientación general del recorrido teórico. Creemos que es posible leer en la producción teórica de Althusser algunas líneas de continuidad en torno a la preocupación por el desarrollo de una posición materialista en filosofía y en este sentido, pensar que algunos trazos de esta búsqueda se hacen presentes ya en sus obras canónicas. Entendemos que un cierto proceso de reflexión y trabajo teórico en torno al problema de la relación entre conocimiento e ideología, si bien presentado en toda su densidad y de modo casi fundacional, en aquellos primeros textos marxistas, va tomando forma, produciendo sus curvas y de alguna manera, desplegando sus márgenes hacia regiones de mayor porosidad --y acaso más inquietantes-, a la largo de toda su obra. Procuraremos sostener la conjetura de que, manteniendo la apuesta original y sus fundamentos ontológicos, es posible advertir, sin embargo, el modo en que Althusser va tejiendo un diálogo entre sus tesis epistemológicas y otras zonas problemáticas tales como la política y la ideología, en la búsqueda de una filosofía en sentido amplio. Apuntaremos, así, a ubicar los espacios de coherencia y de tensión generados entre las preguntas desplegadas en tal recorrido. La pregunta por la ciencia como crítica al proyecto iluminista 1 Esta ponencia forma parte de las investigaciones desarrolladas dentro del proyecto de investigación “Marxismo, psicoanálisis y comunicación: discusiones althusserianas”, Ubacyt S813, dirigido por Sergio Caletti y radicado en el Instituto de Investigaciones Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales, de la UBA. Constituye, además, un fragmento preliminar de una tesis en curso, desarrollada en el marco del Programa de doctorado de la Facultad de Ciencias sociales, UBA; con beca del Conicet.

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V Jornadas Jvenes investigadores IIGG Mesa: Teora, epistemologa Avatares de una relacin. Algunas notas sobre el vnculo entre ciencia e ideologa, en la obra de Louis Althusser. Palabras clave:ciencia ideologa- poltica- Althusser Natalia Rom, docente de Teora y prcticas de la comunicacin III.Doctoranda Facultad de Cs Sociales, Becaria Conicet [email protected] Introduccin Elpresentecaptuloapuntaacircunscribirypresentarunncleosumamentedistintivodel pensamientoalthusseriano,aquelquealosfinesdeestabreveintroduccinpuedeserindicadoa partir del parideologa/ciencia. Un esfuerzo como el que anima el trabajo de investigacin general1 enelqueseenmarcalapresenteexposicin,yqueconsisteenrecuperarelrecorridotrazadopor Althusser a lo largo de varias dcadas de produccin terica, a la luz de la pregunta por la filosofa materialista,convocacontodavehemenciaaldesplieguedeestencleoproblemticoafinde circunscribir,enlamedidadeloposible,ellugarqueenlaarquitecturadepensamiento althusseriano es adjudicado a cada una de estas categoras.Persiguiendo en los textos producidos por Althusser, el desarrollo de este problema entre los aossesentayochenta,apuntaremosasealarelmodoenquelapreguntaporellugardela filosofaensurelacinconlahistoria,percuteconinsistenciaenlaproblemticadelacienciayla ideologa, provocando matices y acentos, y definiendo la orientacin general del recorrido terico.CreemosqueesposibleleerenlaproduccintericadeAlthusseralgunaslneasde continuidad en torno a la preocupacin por eldesarrollo de una posicin materialista en filosofa y en estesentido,pensarquealgunostrazosdeestabsquedasehacenpresentesyaensusobras cannicas. Entendemos que un cierto proceso de reflexin y trabajo terico en torno al problema de larelacinentreconocimientoeideologa,sibienpresentadoentodasu densidadydemodocasi fundacional, en aquellos primeros textos marxistas, va tomando forma, produciendo sus curvas y de algunamanera,desplegandosusmrgeneshaciaregionesdemayorporosidad--yacasoms inquietantes-, a la largo de toda su obra. Procuraremos sostener la conjetura de que, manteniendo la apuestaoriginalysusfundamentosontolgicos,esposibleadvertir,sinembargo,elmodoenque Althusservatejiendoundilogoentresustesisepistemolgicasyotraszonasproblemticastales como la poltica y la ideologa, en la bsqueda de una filosofa en sentido amplio. Apuntaremos, as, a ubicar los espacios de coherencia y de tensin generados entre las preguntas desplegadas en tal recorrido. La pregunta por la ciencia como crtica al proyecto iluminista 1Estaponenciaformapartedelasinvestigacionesdesarrolladasdentrodelproyectodeinvestigacin Marxismo,psicoanlisisycomunicacin:discusionesalthusserianas,UbacytS813,dirigidoporSergio Caletti y radicadoen el Instituto de Investigaciones GinoGermani de la Facultad deCienciasSociales, de la UBA.Constituye,adems,unfragmentopreliminardeunatesisencurso,desarrolladaenelmarcodel Programa de doctorado de la Facultad de Ciencias sociales, UBA; con beca del Conicet.Es a mediados de los aos 60, desde la publicacin de sus obras ms visitadas, Pour Marx y LireLeCapitalquepodemosencontrarunplanteoslidodelaproblemticaquearticulacienciae ideologa.Althusseringresaenesteterritoriodediscusionesapropsitodesuempresadelectura de la obra de Marx y de sus prcticas polticas en el seno del movimiento comunista. Es, ya desde entonces y a pesar de cierta lectura antojadiza que quiso encontrar en sus aspectos estructuralistas lasmarcasdeunaapoliticidad2,quelasdimensionesterico-filosficasylaspreocupaciones histrico-polticas concretas producen en los textos de Althusser, una constelacin problemtica que ir bordando las lneas de su recorrido terico e incluso, se haga presente en sus virajes y matices. As, una imbricacin radical entrefilosofa y poltica puede rastrearse desde los inicios, y constituye unapreocupacinomnipresenteenelpensamientodeAlthusser.Engranmedida,diremosquela relacindelafilosofaconlacienciaylapoltica,resultaelejequesostienelacontinuidaddesu bsqueda, ms all de sus transformaciones y autocrticas3. Los esfuerzos por reflexionar, precisar y desarrollar los alcances y las consecuencias de esta articulacin motorizan el vector que, con mayor claridad, atraviesa los diversos momentos de su produccin: nos referimos al materialismo. Entonces,partimosdelaideadequelarelacinentrecienciaeideologaplanteadapor Althusser puede entenderse, en una aproximacin a trazos muy gruesos, en el marco de un rechazo profundo de lo que concibe como el corazn de la Filosofa de la Luces, condensado en la idea de la Reforma del Entendimiento4; es decir, el rechazo del modo singular que asume en ese marco la relacinentrefilosofa,cienciaypoltica.Encontramosalllaconviccindequetodafilosofase encuentraamarradaaunaposicinpoltica,estaperspectivaesreconocibleenelmodoenqueel anlisis filosfico de Althusser consiste en una pregunta por los efectos polticos de la Teora clsica del conocimiento (entendida filosficamente como el mito religioso de la lectura5). Es este abordaje politizado de la filosofa el que enmarca el rechazo de la posicin poltica especfica que soporta el proyecto filosfico de las Luces, en sus determinaciones histricas: aquel queanuda historicismo y subjetivismoenunatorsinhistricaquedevienesustentoideolgicodeunmododeorganizacin social basado en la explotacin de clase.Comoprocuraremosdesarrollarmsadelante,urgeaclararenfticamentequelacrtica althusserianadelafilosofailuministanotienenadaqueverconlanegacindelaposibilidaddel conocimiento,nisuclaudicacinanteunindeterminismooirracionalismoquesobredimensionelas fronterasdelafilosofa,lapolticaoelsentido.Setrata,encambio,deasumirsuslmites,sealar sus alcances tanto como los puntos ante los que la teora debe guardar silencio.6 Y sin embargo, o mejor,justamenteporello,quepapensarenesteaspectodesutrabajocomounaresistencia producida en futuro anterior a las derivas posmodernas de la asuncin de la opacidad del mundo. Engranmedidapodrapensarseelesfuerzoalthusserianoporsosteneralaciencia,comola preocupacinporpensarsusposibilidadesdesdeunposicinnoingenua,noilusionadaconuna 2 Cfr. Thompson, E.P. Miseria de la Teora. Barcelona, Crtica, 1980 3 Coincidimos aqu, a pesar de que disentimos con varias de sus afirmaciones posteriores, con Adolfo Snchez Vzquez quien advierte: El hecho de que una empresa terica, como la althusseriana, se site desde el comienzo en una posicin teoricista (primado de la teora sobre la prctica), no quiere decir que sea puramente terica. Y no slo porque esa posicin como todo teoricismo no puede dejar de tener consecuencias prcticas; por lo dems es evidente que la de Althusser las ha tenido. Pero no se trata nicamente de sus consecuencias prctico-polticas; es que la empresa de Althusser no slo se halla determinada polticamente sino que constituye no slo en sus comienzos sino a lo largo de ella una toma de posicin poltica. Sanchez Vzquez, A.El teoricismo de Althusser. (Notas crticas sobre una autocrtica.). En Cuadernos Polticos, vol.3 Mxico D.F., Editorial Era, enero-marzo 1975, pp. 82-99. 4 Althusser, L. Poltica e historia. De Maquiavelo a Marx. Bs.As. Katz Editores. 2007, p. 67 5 Cfr. Althusser, L. Prefacio. En Althusser, L. y Balibar. E., Para leer El Capital. TomoI. Mxico.SigloXXI.1969 6 Debo esta hermosa expresin a Ezequiel Nepomiachi. pretendidatransparenciadellenguaje,ounplanacumulativodelsaberysinembargo,firmeensu esfuerzo de resistir a su devoramiento por lo imaginario. Enestemarco,larelacinentrecienciaeideologadebeparaAlthusserserplanteadaen nuevostrminos;esdecir,enfrancabatallaconelprogramailuministaqueasumelailusinde reemplazarlaltimaporlaprimera,graciasaldesplieguedeunconocimientodevenidobasede transformacinsocial.Alavez,suponeinterrogarsusdiferencias,aquellodelacienciaqueno puede ser reducido a filosofa, ni a poltica ni a ideologa y aquello de la ideologa(y ms adelante, de la poltica) irremplazable por la ciencia. En gran medida, esta conviccin persistee insiste en la bsqueda althusseriana, a pesar de sus matices y transformaciones; pero ms todava, seala el horizonte hacia el que tales rectificaciones apuntan. Volveremos sobre esto ms tarde. Habrquepensarentonces,losavataresdelparciencia/ideologaenelmarcodeun proyectofilosficogeneralquetendersiempreyalolargodetodasuobra7,aperseguiresta ambicin:producirunafilosofacompatibleconunprogramarevolucionario.Eseser,segn creemos,ellugardelmaterialismoensupropiaempresafilosfica,talcomopuedeapreciarseen sus diferentes variantes, desde el materialismo dialctico al materialismo aleatorio.8 Sobre ese fondo deber inscribirse una epistemologa9 que desafe aquella que sostiene el proyecto histrico de la burguesa, su concepcin del mundo o en todo caso, su ideologa. Subrayamos,entonces,quenoobstanteelnfasisinnegableenlaspreocupaciones epistemolgicas,ya desde pocastempranas,filosofaypolticase anudanen unaconcepcindel conocimientoentendidocomoprocesodeproduccinyescenariodelucha,coherenteconuna epistemologabasadaenlaideadeltrabajoterico10;esdecir,profundamenteopuestaala concepcindelconocimientocomouncaminohaciaunfinpreestablecido,posibleoideal.La relacinentrecienciaeideologaseorganizarentoncescomounabatallaendosfrentesno siempre bien discriminados en la prosa althusseriana: por un lado, el proyecto filosfico de precisin tericadelmaterialismo,encarnadoenelejerciciodelarupturarespectodetodoi dealismo filosficopreexistenteocontemporneo;porotrolado,elacorralamientodeloscomponentes ideolgicosconcretosdeunaformaespecfica ehistricamentedeterminadadel idealismo:aquella devenida ideologa dominante en la formacin social capitalista. Estedobleobjetivoquetambinpodramosindicarcomofilosficoehistricopuede apreciarse en la tarea encarada por Althusser en su lectura de la obra de Marx. Ya desdePour Marx su empresa se define entre estos dos planos, el del rigor conceptual y el de la preocupacin histrica ypoltica.Unejemplosumamenteclaro,enestesentido,eselconstituidoporsuantihumanismo. Su tarea de extirpar la gravitacin feuerbachiana de los escritos marxistas y sus mltiples esfuerzos destinados a deshegelianizar a Marx, no pueden leerse sino a la luz de la coyuntura concreta en la que se opera la lectura althusseriana: las disputas internas en el movimiento comunista internacional ysupreocupacinporelcrecimientodelaimprontahumanistaalaluzdelacrticapoststalinista, hegemnicaduranteelXXIIcongresodelPCUSS.Enotraspalabras,elabandonoporpartedel 7 No desplegaremos aqu nuestra posicin respecto de la posibilidad de hablar de una obra de Louis Althusser, aunque s ofreceremos algunos argumentos en relacin con el tema especfico del conocimiento: la relacin entre ciencia e ideologa. Sobre distintas posiciones, cfr. Balibar, E. Escritos por Althusser. Bs. As. Nueva Visin, 2000. y De Ipola, E. Althusser, el infinito adis. Bs.As., Siglo XXI, 2006.8 Para tener un panorama de los extremos de este recorrido, cfr. Sobre la dialctica materialista En, Althusser, L. La revolucin terica de Marx. Mxico, Siglo XXI, 1968. Y La corriente subterrnea del materialismo del encuentro. En, Althusser, L. Para un materialismo aleatorio. Madrid, Arena Libros, 2002. 9 Y entonces este nombre se revelar inapropiado, tal como lo explicita Althusser reiteradamente cfr. Althusser, L. Elementos de autocrtica. Barcelona. Laia.1975 10 Conocer es producir el concepto adecuado del objeto por la puesta en accin de medios de produccin tericos. Althusser, L. La filosofa como arma de la revolucin. Mexico, siglo XXI. 1974, p.38 estado sovitico del concepto de lucha de clases (y en consecuencia, su renuncia a la intervencin estratgica en la lucha de clases misma) y la pretendida superacin de la dictadura del proletariado.Comoprimeraaproximacin,podemosdecirquelaposicinepistemolgicadeAlthusser quedaenmarcadaenelescenariocoyuntural.11Enestecasopuntual,situadoenunmomento precisodeunalucha,unabatallaespecficaconrivalesconcretos.Eselresurgimientodel humanismo terico encaramado en la crtica al culto a la personalidad, el que otorga urgencia y sentido a la tarea terica de precisar la especificidad cientfica delllamado Marx maduro frente a los componentes humanistas presentes en el llamado joven Marx. As,latesisdelalecturacomoclavedeproduccintericadesplegadaensusescritos tempranos, en los que ya se haca presente la idea de una ciencia vi va, es decir, que no vive sino graciasaunaextremaatencinpuestaensuspuntosdefragilidadterica12searticulaconla especificidad terica de una ciencia de la historia: una teora viva, en construccin permanente, para unahistoriaviva,enpermanenteestadodeexcepcin13.Podramos,entoncestambin,ubicara partirdeestefragmentodeLireLeCapital,unagenealogadelaideadelateoramarxistacomo teora finita, que Althusser desarrollar hacia fines de los aos setenta14. Podramos, por ltimo y a partirdeall,tenderunpuenteentreaquelprimermomentodenominadoteoricistaysuposterior preguntaporelencuentroentreteoraypoltica.Adesarrollarestasconjeturasnosdedicaremos ms adelante. Podemos,porahoraretenerunaideadesplegadaporAlthusser,ensuautobiografa,a propsitodesutrabajoconlateoramarxista:siqueramospensarpornosotrosmismosantela increble imaginacin de la historia contempornea, era necesario que inventramos a nuestra vez nuevasformasdepensamiento,nuevosconceptosperosegnlainspiracinmaterialistadeMarx para no contar historias nunca, y seguir atentos a la novedad y la invencin de la historia.15 Para no contarnos historias nunca, ni siquiera la historia marxista, de eso se trata para Althusser segn procuraremos demostrar la posicin terica materialista inaugurada por Marx.Con esta frase lanzada en sus ltimos aos podemos enmarcar, entonces, lo que desde el principio,seencuentrapresenteensureflexin:sonlascoordenadasdelacontemporaneidadlas que confieren la direccin de las preguntas que orientan su produccin terica. Es, desde el principio desuintervencinenelcampomarxista,laimaginacindelahistoria,ensuscomponentes polticoseideolgicos,laquesealalascoyunturasdelaproduccinterica.Quedatrazadoel camino hacia la afirmacin de que es la lucha de clases la que indica el camino de la teora. Y si bien esta definicin constituye un punto de llegada a cuyo camino no le faltan contramarchas, desvos y bifurcaciones, no por ello puede dejar de subrayarse que una cierta vinculacin entre teora y poltica actaya,desdelosprimerostextosmarxistasdeAlthusser.Paradecirloconungirocaroaeste filsofo,laarticulacindelacienciaylafilosofaconlapolticaseencuentrapresenteenestado prctico, desde los textos althusserianos de los aos sesenta. Enfatizamos,entonces,queelpretendidomomentoteoricistadelaproduccin althusserianadebeseranalizadoentodasucomplejidadporquesibienlapolticanoparece 11 Este afirmacin condensa, en alguna medida, uno de nuestros ms fuertes puntos de desacuerdo con Snchez Vzquez quien exige a Althusser el reconocimiento de la universalidad del conocimiento cientfico; valindose para ello, nada menos que de la nocin marxiana de abstraccin real, para afirmar la existencia objetiva de lo universal, cuando esta expresin es a todas luces susceptible de ser leda desde la nocin althusseriana de ideologa, es decir, desde la pregunta por su funcin prctica y no por su contenido cognoscitivo. cfr. Snchez, Vzquez, op cit., p.9. 12 Althusser, L. (1969) op cit.,p.35 13 Cfr. Althusser, L. Contradiccin y sobredeterminacin En, La revolucin terica de Marx. Siglo Mxico. XXI. 1968a. 14 Cfr. Althusser, L. El marxismo como teora finita. En AAVV. Discutir el estado. Posiciones frente a una tesis de Louis Althusser. Mxico. Folios. 1882 15 Althusser, L. El Porvenir es largo. Los hechos. Barcelona, Destino. 1992, p.282 encontrarentoncesunlugartericoenlaarquitecturafilosfica,sresultasinembargopresente como el motor y la direccin general de la pregunta poresa filosofa materialista del conocimiento quecaracterizaalaempresadeLireLeCapital16.Pero,ademsyfundamentalmente,puede sealarsequeeldesplieguepropiodeestaepistemologamaterialistaconllevacomosu consecuencia la asuncin dela vitalidad17 yfinitud de la estructura conceptual marxista, esto es suaperturaanteunobjetoreal,ensmismo,tambinabierto.Eselugardeaperturaser reconocidoporAlthussercomoellugardelaprcticapolticaysuespaciotericoseencuentra salvaguardadoyaentoncesporlafuncindelafilosofa(siempreycuandosetratedefilosofa materialista). Tal como puede leerse en Lire Le Capital: allprecisamentepuedeintervenirlaactividadfilosfica,alnivelmismodelavidadela ciencia:comolavigilanciatericaqueprotegelaaperturadelacienciacontraelcierredela ideologa, a condicin, por supuesto, de no contentarse con hablar de apertura y cierre en general,sinodeestructurastpicashistricamentedeterminadas,deestaaperturaydeestecierre.En MaterialismoyempiriocriticismoLeninnodejadellamarlaatencinsobreestaexigencia absolutamentefundamentalqueconstituyelafuncin especficadelafilosofamarxista. 18Nohay duda,enestefragmento,dequelaimbricacinentrefilosofaypolticaestpresenteinclusoall donde el propio Althusser cree haberla omitido. Sin embargo, si decimos que es posible trazar un puente entre sus primeros desarrollos19 y susescritostardos,apropsitodelvnculoentreteoraypoltica,elloexigenoobstante,advertir quelaideamsfuerteefectivamenteformuladaydesplegadaporAlthusserensudefinicindela filosofacomoluchadeclasesenlateoranoresultaserlaidea-fuerzadesusprimeras formulaciones de la relacin entre ciencia e ideologa. A estos dedicaremos las pginas que siguen Primeros planteos del problema: el criterio de interioridad radical Enunclebreartculode196320,publicadoenunodelosrganosdelPartidoComunista Francs,Althusserpresentasudefinicindelafilosofamarxista(ladialcticamaterialista)como Teoradelaprcticaterica:eslaTeoradelaprcticaterica(ensudistincindelaprctica ideolgica) la concepcin de la dialctica materialista en su especificidad.21 Resultaimprescindibleaqu,dedicarunosprrafosaestaoriginalyenalgunamedida escandalosaarticulacindeprcticaterica,afindedesplegarlacomplejaconstelacin filosfica que la sostiene. Podemos partir de una constatacin, aquella que para Althusser constituye el corazn de la posicin materialista a propsito del problema del conocimiento. Una va-nos dice que nos ha sido abierta por dos grandes filsofos, Spinoza y Marx: Spinoza, en contra de lo que es preciso llamar el empirismo dogmtico latente del idealismo cartesiano,nosprevino,noobstante,dequeelobjetodeconocimientooesenciaeraens absolutamente distinto y diferente del objeto real, ya que para retomar su clebre expresin, no hay 16conladebidacauteladeutilizarestenombre,atendiendoaquesustrminosconvocandeporstodaunaseriedeproblemas conceptuales, para Althusser 17 una ciencia no progresa, es decir, no vive, sino gracias a una extrema atencin puesta en sus puntos de fragilidad terica Althusser, L. (1969) op cit.,p.35 18 Idem., p.99 (nota) 19 Decimos primeros en un sentido ciertamente laxo, porque cabe recordar que Althusser posee obra anterior a la dcada del sesenta. En todo caso, se trata de los primeros desarrollos tericos a propsito de la tradicin marxista. 20 Althusser, L. Sobre la dialctica materialista, En,La revolucin terica de Marx, op cit., pp.132 y sigs. 21 Althusser, L. Idem., p.141 que confundir dos objetos: la idea del crculo, que es el objeto de conocimiento, con el crculo, que es el objeto real. Marx retom esa distincin con toda su fuerza.22

Estadiferenciacinque encuentrasuantecedenteen lafrmulaspinozianadelparalelismo de los atributos23, permite circunscribir la especificidad materialista, frente a un continuismo idealista quepresuponelaposibilidaddeconcebirloreal[dasReale]comoresultadodelpensamiento,tal como lo lee Althusser en Hegel: Esta confusin, a la cual Hegel da la forma de un idealismo absoluto de la historia, no es en suprincipiosinounavariacindelaconfusinquecaracterizaalaproblemticadelempirismo. ContraestaconfusinMarxdefiendeladistincinentreelobjetoreal(loconcreto-real,latotalidad realquesubsisteensuindependenciafueradelacabeza[Kopf],antescomodespusdela produccindesuconocimiento)yelobjetodeconocimiento,productodelconocimiento,quelo produce en s mismo, como concreto-de-pensamiento () absolutamente distinto del objeto real, de lo concreto-real.24

As,todoloquehay,nosdiceAlthusser,leyendoaMarx,esunprocesodeproduccinde conocimiento que ocurre por completo en el pensamiento, pero que no cae ni por un segundo en un idealismodelaconciencia;porqueelpensamientodelqueaqusetratanoeslafacultaddeun sujeto trascendental, a quien el mundo hara frente como materia25, no es tampoco la facultad de un sujeto emprico o psicolgico, aunque los individuos humanos sean sus agentes.Es el sistema histricamente constituido de un aparato de pensamiento, basado y articulado en la realidad natural ysocial.Estepensamientoesdefinidoporelsistemadecondicionesrealesquehacendel,si puedoarriesgarestafrmula,unmododeproduccindeterminadodeconocimientos.26Este sistema de produccin terica, tanto material como espiritual cuya prctica se articula con prcticas econmicas, polticas e ideolgicas existentes, posee una realidad objetiva determinada. Es esta la quedefineyasignalasfuncionesalpensamientodelosindividuossingularesquenopueden pensarsinolosproblemasyaplanteados,oquepuedanserplanteados,ellaeslaque,por consiguiente, pone en actividad la fuerza del pensamiento...27 El pensamiento deja de ser pensado como una esencia opuesta al mundo material, para ser concebidocomounsistemarealpropio,basadoyarticuladoenelmundorealdelasociedad histricamentedada28;unsistemaespecfico,definidoporlascondicionesdesuexistenciaysu prctica; por lo tanto, con una estructura propia. De all, la perspectiva del proceso de produccin de conocimientocomoprocesodeproduccinmaterial,esdecir,apartirdesuconcepcincomo trabajodetransformacin[Verarbeitung]delaintuicin[Anschaunng]ydelarepresentacin 22 Althusser, L. (1969) op cit., p.46 23 En la arquitectura filosfica de Spinoza, cada atributo se concibe en s y por s (carta II a Oldenburg)Los atributos son realmente distintos, ninguno necesita de otro, ni de nada ms para ser concebido. Deleuze, G. Spinoza. Filosofa prctica. Bs.As. Tusquets. 2004., p.66 ,la idea que somos es al pensamiento a y a las dems cosas lo que el cuerpo que somos es a la extensin y a los dems cuerpos. Segn explica Deleuze, la correspondencia entre espritu y cuerpo, pensamiento y extensin, no debe nada a laidea de representacin definida por la idea, sino que debe entenderse como una correspondencia de atributos autnomos a una causa inmanente. Lo que hay es identidad de orden (isomorfa) e identidad de conexin entre los atributos, igualdad de principio, lo que ocurre en uno, ocurre en otro, sin jerarquas. Hay, en definitiva, identidad de ser (isologa), la misma cosa, la misma modificacin en uno y otro orden. Se trata, concluir aqu Deleuze, de una prescindencia de moral, en el sentido tradicional. Y esto resulta interesante toda vez que sugiere una articulacin con el modo en que Althusser identifica la amalgama ideolgica entre el problema del conocimiento y la moral, en la tradicin moderna. Por ahora, subrayemos, que el paralelismo del espritu y del cuerpo es el primer caso de un paralelismo epistemolgico, en general, entre la idea y su objeto. Por esta razn invoca Spinoza el axioma conforme al cual el conocimiento del efecto engloba el conocimiento de la causa Lo que resulta en un paralelismo ontolgico, entre modos que slo difieren por el atributo. Deleuze, G. op cit. pp 86-88. 24Althusser, L. (1969) op cit.,p.47 25 Idem. 26 Idem. 27 Idem., p.48 28 Idem. [Vorstellung] en conceptos [in Begriffe].29 En esta concepcin, la materia prima jams tiene que ver conunaintuicinsensibleounarepresentacinpuras,sinoqueconsistesiempre-ya,enuna articulacincompleja,unaVerbindungpropia,quecombinaalavezelementossensibles, elementos tcnicos y elementosideolgicos30. No hay nunca all, un objeto puro, idntico al objeto real,nosvemosinvitadosadvierteAlthusserapensardeunnuevomodo,envirtuddeesta concepcin materialista, la relacin entreciencia e ideologa. A fin de no usar esta distincin de un modo que restaure la ideologa de la filosofa de las Luces, debemos aprender a tratar la ideologa, laquepor ejemplo,constituyela pre-historia deuna ciencia,comounahistoria realqueposeesus leyespropiasycomolaprehistoriarealcuyaconfrontacinrealconotrasprcticas()hapodido producir,enunacoyunturatericaespecfica,eladvenimientodeunaciencia,nocomosufinsino como su sorpresa.31

Ytanesasqueacasoquepaadmitir,conMacherey,quetodaciencianopuedeensu relacin con la ideologa, sino ser concebida como ciencia de la ideologa32; asumiendo a su vez, queelobjetodeconocimientonopuedeexistirsinoenformadeideol oga,cuandoseconstituye una ciencia33

Porahora,volviendoalapreguntaporelconocimiento,comounarelacinentrerdenes heterogneos,detengmonosenotroaspectodeestateorizacin;aquelquepermitereconocer un matizpropiodeesteperodoyque,entodocaso,contribuyaacomprenderladireccindesus virajesposteriores.Elcoraznideolgicodelafilosofaclsicadelconocimiento-nosdice Althusserpuedeubicarseenelcrculodelagaranta;eslapreguntaporlagarantadel conocimiento,laquenosubicaenelterrenoideolgicodelafilosofaquevadesdeelcrculo cartesianohastaelcrculodelateleologahegelianaohusserliana.34Elcrculoestalla,poruna parte,enelrecursoalafilosofadelparalelismodelosatributos,liquidacindetodo representacionalismo.AsapoyadoenSpinoza,AlthusserencuentraenMarx,otrarelacinde conocimiento, entendida ahora como relacin deapropiacin. Con ello se indica claramente que el conocimientoserelacionaconelmundorealatravsdesumododeapropiacinespecficodel mundo real35, una apropiacin que ocurre por entero en el pensamiento. Y toda vez que se descarta la pregunta por la garantaa priori del conocimiento, pierden su funcinlospersonajesindispensablesparaesaescenificacin:SujetoyObjeto;esdecir,una concienciafilosfica()queplanteaalaconcienciacientficalacuestindelascondicionesde posibilidad de su relacin con su objeto36 EsprecisosealarsepreguntaAlthusserquelaorganizacindelaescenadel conocimientoapartirdela matrizSujeto-Objetoescamotealadiferencia decarcterentre distintos sujetos (filosfico, cientfico, emprico) que por su obra quedan identificados en una nica figura?Y encuantoalObjeto,hacefaltaadvertirquedeloquesetrataesdeunaidentificacindetres Objetos (trascendental o absoluto; objeto conocido y objeto percibido), tal como puede encontrrsela en Hegel, Husserl y Kant? Porltimo,esnecesariorecordarqueporestehecho,lanicarelacinquepueda imaginarseesunarelacindeinterioridadydecontemporaneidadentreunSujetoyunObjeto mticos, encargados de tomar a cargo, para someterlos a fines religiosos, ticos y polticos (salvar la 29 Retomando as, una clebre expresin de la Contribucin a la crtica de la economa poltica, de Marx. 30 Althusser, L. (1968a) op cit., p.52 31 Idem. 32 Macherey, P. A propos de la rupture, Nouvelle Critique, mayo de 1965, pp.136-140. Citado en Althusser, L. (1969) op cit. 33 Idem. 34 Idem., p. 60 35 Idem., p.61 36 Idem. f, la moral o la libertad, es decir, valores sociales) de tomar a cargo, si es preciso falsificndolas, lascondicionesreales,esdecir,elmecanismorealdelahistoriadelaproduccinde conocimientos37? A fin de sortear, entonces, el giro ideolgico, hace falta -nos sugiere ubicar la lente sobre larelacinpropuestaporMarx,entrminosdeapropiacin:1)evitandorecurriralasolucin ideolgicaqueconvocaalospersonajesSujetoyObjeto,ensuestructuraespecularde reconocimientomutuo38y2)entrminosdelaestructuraespecficadelconocimiento,estructura especficaabierta,demodotalquepermitaindicarellugarylafuncindelacuestindel conocimiento39,conelobjetivodefundamentarladistincinentrecienciayfilosofa,sinhacerde sta ltima una instancia jurdica.Sinteticemos, el rechazo de la matriz Sujeto/Objeto se encuentra sumamente asociado a la distincin de estirpe spinoziana entre objeto de conocimiento y objeto real. A partir de sta puede, en cambio, pensarse el vnculo entre objeto de pensamiento y objeto real por fuera de toda instancia subjetiva, de toda preocupacin por la garanta y en trminos de articulacin. Es en esta clave que puede concebirse la teora de Marx en su relacin con el objeto real del cual se apropia, a partir de la produccin de su objeto terico: ElordenenelquelaGliederungdepensamiento es producidaesunordenespecfico, el orden de la union, de la sntesis de los conceptos necesarios para la produccin de este todo-de-pensamiento,deesteconcreto-de-pensamientoqueeslateoradeElCapital.40Comodecamos ms arriba, esta unin puede ser pensada como una coyuntura terica quearticulada, ms all de todavoluntadsubjetiva,ysibienUnacoyunturaouninnoadvienecomoresultadodirectoy unvoco no lo hace como resultado de una combinacin de elementos ideolgicos, s se vincula con elloscomosusorpresa41.EsentoncesunaGliederung,unatotalidad-articulada-de-pensamiento, unsistemadeconceptosaquelloenloqueconsisteelconocimiento,yquecomoobjetode conocimientoprocuraserelconocimientodelaGliederungreal,delatotalidad-articulada-realque constituye,enelcasodeMarx,laexistenciadelasociedadburguesa.Eltipoderelacinde apropiacin no puede desatender, sin embargo que el concepto de una cosa y la realidad de esta son paralelas, como dos asntotas que se acercan sin cesar, sin encontrarse jams. Esta diferencia que los separa es, precisamente, la que hace que el concepto no sea de golpe e inmediatamentela realidad y que la realidad no sea su propio concepto.42 Estamosahora,encondicionesdeavanzarsobrelaexpresinalthusserianadeprctica terica,comoelmododepensarunprocesodeproduccindeconocimientosporfueradel subjetivismoyacontramanodelaindistincinentreobjetodepensamientoyobjetoreal.La articulacindelostrminosprcticaytericaapunta,porunlado,asubrayarlaposicin materialistadeasumirlainsubordinacindelseralpensamiento(enelcasodelafilosofadela historia, la no-identidad entre lo racional y lo real), pero ms todava, invita a asumir la primaca de laprctica.43Porotro,elsintagmaprcticatericaconllevaelrechazodelanocindetoda prcticaengeneraloteoraengeneral44,demodotaldeasumirquenohaysinoprcticas 37 Idem., p62 38 Resulta all sumamente interesante el guio al psicoanlisis, al organizar en la escena de la especularidad imaginaria la relacin cognoscitiva clsica, subsumiendo al crculo cartesiano en el territorio de lo ideolgico. 39 Idem. 40 Idem., p.54 41 Up supra 4242 Idem., p.90 43 Idem., p.65 Y habra que pensar aqu, si Althusser sigue fiel a Spinoza o, forzando sus premisas, lo abandona. 44 la palabra prctica, que tomada en su acepcin ideolgica (idealista o empirista) no es sino la imagen reflejada, la contra-connotacinde la teora(la pareja de contrarios prctica-teora que compone los dos trminos del campo especular) () Hay que diversas y especficas, entre las que la prctica terica (o cientfica) es una especfica. De modo tal que,reconocersuespecificidadesindicarsuindependenciaosutipodeautonomarelativa respecto de otras prcticas, a partir de la identificacin de su estructura especfica: la estructura de produccin de su objeto. Esto hace pensable, por ltimo, la pregunta por larelacin de articulacin entre las diferentes prcticas. La diferencia especfica de la prctica terica est asociada al tipo de objeto (materia prima, ideolgica)quetransforma,losmediosdeproduccinqueponeenaccin;lasrelaciones sociohistricas en las cuales se produce y por ltimo, el tipo de objeto que produce (conocimientos). Y,enestesentido,cabepensarqueasumirelcriteriodelaprcticaenmateriadeteorasupone admitirquelaprcticatericaesasmismasupropiocriterio,contieneenslosprotocolos definidosdevalidacindelacalidaddesuproducto,esdecir,loscriteriosdecientificidaddelos productos de la prctica cientfica.45 EstedesarrollopermiteaAlthusserdescartarlaexplicacinquedenominapragmtica46 como criterio de articulacin entre verdad cientfica y objeto real. As, podemos leer, a propsito de la teoramarxistadelahistoria:EsporquelateoradeMarxesverdaderaporloquepuedeser aplicada con xito y no es porque fue aplicada con xito por lo que puede considerarse verdadera.47

Estafrasecondensaenpocaspalabrasvariosdelosrechazosquehemosdesplegado:el rechazodeladicotomateora-prctica(dondelaprimeraseraocupada porlateoramarxistayla segunda por la prctica poltica); consecuentemente, el rechazo de la nocin de prctica en general (queseprestaambiguamenteanocionesheterogneasdeprcticaensentidoepistemolgicoy prctica poltica); y el rechazo a aceptar criterios de cientificidad exgenos. Noeslaprcticahistricaulteriorlaquepuededarsusttulosdeconocimientoal conocimiento que Marx ha producido; el criterio de la verdad de los conocimientos producidos por laprcticatericadeMarxesproporcionadoporlaprcticatericamisma,esdecir,porelvalor demostrativo, por los ttulos de cientificidad de las formas que han asegurado la produccin de esos conocimientos.EslaprcticatericadeMarxloqueconstituyeelcriteriodeverdaddelos conocimientos producidos.48

Estamos, como puede rpidamente advertirse, siempre en el orden delconocimiento, en una interioridadradicaldelcriteriodelaprcticaenlaprcticacientfica49ysinembargo,estono suponequeseexcluyan,enabsoluto,enlascienciasdondevalesinrestriccin,lasrelaciones orgnicas con otras prcticas que proporcionan a esas ciencias una buena parte de su materia prima y llegan, a veces, hasta provocar cambios ms o menos profundos en la estructura terica de esas ciencias50

La idea de una interioridad radical exige desplazar el lugar de la pregunta desde la historia alafilosofa.Estoimplicaasumirquenoeslapreguntaporlascondicionesdeproduccinde conocimientos,laquepermitedarcuentadelaespecificidaddelaciencia,todavezqueesta supone-entantoincumbealateoradelahistoriadeproduccindeconocimientostomaralos conocimientos como productos o resultados. De lo que se trata, ms bien, es de preguntarse por el reconocer que no existe Prctica en general sino prcticas distintas () Porque no existe por un lado la teora que no sera sino pura visin intelectual sin cuerpo ni materialidady, por el otro, la prctica totalmente material Althusser, L. Idem.,p.64 45 Idem, p.66 46 Si bien no podemos desplegar una discusin en torno a la imprecisin con la que es empleada esta categora, casi como sinnimo de utilitarismo, s podemos remitir al lector a la propuesta que, ms adelante, ofreceremos de la dimensin pragmtica en relacin con la propuesta althusseriana.47 Idem. 48 Idem., pp.66-67. 49 Idem. 50 Idem., 67 mecanismo que produce este efecto de conocimiento (lo que Marx llama el modo de apropiacin del mundo, propio del conocimiento). El mecanismo que produce este efecto de conocimiento en esos productoscompletamenteparticularesquesonlosconocimientos.51.Ladistincinalaquealude Althusserapuntaadiscernirelproblemahistrico(eladvenimientodeunacoyunturaterica,su articulacinenunatramadeprcticasheterogneasydeterminadas);delproblemadela estructura52 especfica que permite establecer si la articulacin en cuestin produce o no efecto de conocimiento;esdecir,laapropiacincognoscitivadelobjetorealporelobjetodeconocimiento, queesuncasoparticulardeapropiacindelmundorealpordiferentesprcticas,laterica,la esttica,lareligiosa,latica,latcnica,etc.53Reencontramosaqu,nuevamente,laespecificidad de la posicin materialista en la pregunta por los efectos. Ubicadosenladimensinestructuraldelprocesodeconocimiento54,deloquesetrata, entendemos,esdetomaralconocimientoefectivoensucondicindiscursivacomounjuegode formasdiacrnicasysincrnicasenelquelademostracinseencuentraregidaporlaarticulacin sincrnica decategorasenunaestructuraototalidad-de-pensamiento(sntesis,enterminologa de Marx). Es la sistematicidad del sistema (la estructuralidad de la estructura?) el fundamento de los conceptos y de su orden de aparicin en el discurso cientfico (es decir en su diacrona). El efecto deconocimientosejuega enladualidadyduplicidaddelaexistenciadelsistema,porunladoyla existencia de las formas de orden del discurso, por otro; precisamente, en el juego que constituye la unidad de desajuste del sistema y del discurso55 La impronta materialista de cuo spinoziano deviene aqu principio de asuncin de la ciencia como discurso, y ubica la pregunta por la cientificidad en el plano de su inmanencia estructural, a fin de discernir el problema filosfico de la cientificidad del problema histrico del advenimiento de esta cientificidad.Peroesto,tambincabesealarlo,norecaeenunaingenuidadcanceladoradela historia sino en el recurso metodolgico (que es tambin, en algn punto ontolgico) de tomar esta estructura como resultado. As, leemos como frase final del prefacio de Lire Le Capital: Nosotrosno buscamos, como la teora del conocimiento de la filosofa ideolgica, enunciar unagarantadederecho(odehecho)quenosasegurequeconocemosbienloqueconocemosy que podemos referir este acuerdo a una cierta relacin entre el Sujeto y el Objeto, la Conciencia y el Mundo. Buscamos elucidar el mecanismo que nos explique cmo un resultado de hecho, producido por la historia del conocimiento, a saber, un conocimiento determinado, funciona como conocimiento y no como otro resultado (ya sea un martillo, una sinfona, un sermn, una consigna poltica, etc.)56 Subraymoslo,setratadeorientarlabsquedaladimensindelmecanismode funcionamientodeunaGliederung,tomadacomohecho,productooresultadodeunadvenimiento histrico,perodespojadaaestefindelapreguntaporlascaractersticasdeesteprocesode advenimiento. Se trata, adems, de una pregunta que no requiere del recurso al objeto real como fundamento o testigo de una garanta, ni a la operacin delectura como lectura del mundo, ni en sus esencias ni en sus apariencias, sino que apunta a la naturalezadiferencial de esta articulacin discursiva respecto de otras, especialmente, la ideolgica. Y tomar a la ciencia de este modo, exige apuntar a lo que est presente como ausencia, en cada instante, de su orden: el sistemaconstitutivo desuobjeto,elcualrequiere,paraexistircomosistema,supresenciaausenteeneldiscurso 51 Idem., p.69 52 Siempre-ya advenida 53 Idem. 74 54 Dicho de otro modo, consideramos el resultado sin su devenir, a riesgo de dejarnos acusar de crimen de leso hegelianismo o de leso genetismo, porque este doble crimen no es sino un favor: la liberacin de la ideologa empirista de la historia.Idem., pp. 74-75 55 Idem, p. 76 56 Idem. cientficoquesedesarrollaenrelacinconl57.Estamos,nuevamente,enelproblemadela estructuralidaddelaestructura,queparaelcasodeldiscursocientficosecaracterizaporsu apertura, en otras palabras, por su inacabamiento, por su finitud. Y de all, su franca oposicin con la articulacindiscursivaideolgicaqueproducecomoefectonoconocimientossinogarantas, circularidad, clausura. Digmoslo,ariesgodequetodavaparezcaunsofisma:yadesdelapreocupacin teoricistadeParaleerElCapital,elespacioparalairreductibilidaddelaprcticapoltica,est abierto. La autocrtica como pregunta por la poltica Apenasdosaosdespusdelosdesarrollosquehemospresentado,fechadosen1965, Althussersealaunpuntodedistanciamientorespectodesupropiaposicin.Estaoperacinque serconcebidaporlmismocomoautocrticanoapuntaaubicarunerrorterico,una contradiccin lgica en los argumentos o alguna tensin interna en su desarrollo; sino un silencioy su posible impacto en los efectos de lectura de su posicin.Si hemos de aceptar que la autocrtica consiste en una rectificacin, debemos en todo caso precisarsusalcancesyadvertirquenopuedeleersecomounvirajetericosustancial,sinoms bien como un cambio de nfasis, el despliegue de una nueva pregunta a la posicin epistemolgica yapresentada.Deloquesetrata,diremos,noestantodemodificarestaposicintalcomola hemosdesarrolladoenelacpiteanteriorsino,msbien,deinterpelarlaalaluzdeunnuevo problema:eldelapoltica.Laoperacinderectificacin,elsealamientodeundesvo,no consisteenunamodificacindelaperspectivaepistemolgicadesarrolladasino,entodocaso,del despliegue de algunas consecuencias filosficas en zonas no contempladas explcitamente por esta misma propuesta, aunque profundamente arraigadas en los mismos fundamentos filosficos. EsalaluzdelapreguntaporlaprcticapolticaqueAlthusserdeberesituarsuapuesta epistemolgica en el marco general de una filosofa que no puede reducirse nicamente al problema delconocimiento.Lapoltica,omejor,lopoltico,vieneasealarlairreductibilidaddelafilosofaa unaTeoradelaprcticaterica;enalgunamedida,-yesteesunodelosmotivosquenos conducenasostenerlainexistenciadeunarupturaovirajesustancialsetratatambin,dela irreductibilidad de la prctica (las distintas prcticas: cientfica antes, poltica ms adelante) frente a la teora (las distintas formaciones tericas sean cientficas, filosficas, ideolgicas). Tal, la premisa bsica de la posicin materialista, para toda epistemologa, para toda filosofa, para toda poltica. Peroesto,noobstaparaadvertirquehayefectivamenteunmatizquepermiteoperarla diferenciacinentreestosdosmomentosunoprevioa1967yotroposteriorsibien,talcomo hemossealado,noserefiereaunamodificacinsignificativadelosfundamentossobrelosque descansa la propuesta althusseriana sino a una diferencia de acentos y preocupaciones. Ahorabien,lapreguntaporlaprcticapolticapondrenescena,msadelante,otra preocupacin: la necesidad de pensar el vnculo especfico de la teora marxista, entendida como un sistematericosingular,esdecir,unaestructuratericaefectivaconlaprcticapoltica, especialmenteconlaprcticarevolucionaria,esdecir,conlaluchadeclasesconcretallevadaa delanteporelmovimientoobrero.Setratadeunainterrogacindetipomsbienhistrico,porel encuentro entre la teora de Marx y el movimiento obrero, en sus luchas.As, podemos leer, un primer esbozo de autocrtica en el Prlogo a la segunda edicin de Pour Marx, fechado en 1967: 57 Althusser, L. (1969) op cit.,p.76 Ciertamentehabldelaunindelateoraylaprcticaenelsenodelaprcticaterica, pero no abord la cuestin de la unin de la teora y laprctica poltica.58 El silencio que Althusser se recrimina a s mismo es el silencio respecto de la relacin entre ciencia y poltica, en el marco de la teora marxista; en otras palabras, seala que la lectura en clave teoricista de su propuesta se apoya en la ausencia de una pregunta por las formas de existencia concreta de esta fusin (). El lugardelateoramarxistaenestasformasconcretasdeexistencia:dndeycmointervienela teora marxista en el desarrollo de la prctica poltica; dnde y cmo interviene la prctica poltica en el desarrollo de la teora marxista.59 Estesilencioconvocaaotroyasleemos,comosegundoaspectodeestaautocrtica,la asuncindeunsilencio,estavez,sobrelarelacinentrepolticayfilosofa:Nomostrloque,a diferencia de las ciencias, constituye lo propio de la filosofa: la relacin orgnica de toda filosofa, en cuantodisciplinaterica,yenelsenomismodesusformasdeexistenciaydesusexigencias tericas,conlapoltica;nomostrloque,enestarelacin,distinguealafilosofamarxistadelas filosofas anteriores.60 Si se trata, en definitiva, de la ausencia de la pregunta por el lugar de lapoltica, tal como se advierteeneldesarrollodeesteprlogo,esteproblemaconduce,desdeelproblemadel conocimiento y la ciencia, al replanteo de la definicin y el lugar de la filosofa, especialmente en su relacin con aquello irreductible a la teora, la poltica. Este movimiento puede ser pensado a partir de un inters en situar la especificidad de la filosofa respecto de la teora cientfica.CiertoesqueestapreocupacinnoesnuevaparaAlthusser,talcomoloatestigua,por ejemplo su artculo Filosofa y ciencias humanas61, publicado en 1963. All advierte:Sabemosloquequeremos.Queremosdefenderlapretensindelafilosofaaexistir, sencillamente, como disciplina autnoma; no como disciplina de lo Otro o del Trasmundo, sino como disciplinadeestemundo,comodisciplinaquetiene porobjetoestemundoenlasformasefectivas desuaprehensin(desuapropiacindecaMarx)62Enunprimermomento,entonces,esta precisin de la filosofa es interrogaday concebida a propsito de su relacin con las ciencias; si su singularidadresideenque laFilosofa nopuedeseresahuellafugitiva delas ciencias,estoes asporqueloqueconstituyelafilosofaeselreconocimientodelarealidadmismadelasciencias efectivasyautnticas63Esentonces,enaquellaintervencinde1963queAlthusserubicala especificidad de la filosofa todava pensada como disciplina terica capaz de darse un objeto en dilogo exclusivo con las ciencias. En este sentido ubicamos el nfasis de esta primera etapa en el problemaepistemiolgoc,Esdecirqueesparalascienciasyenprovechodelascienciasquela filosofa debe resguardarse y defenderse en la especificidad de su funcin. Ser, en cambio, a la luz de otra preocupacin, la preocupacin por la prctica poltica, que lafilosofaresultepensadadesdeunapticamsamplia.Comoveremosmsadelante,enese trnsito,lafilosofamismaresultarreconceptualizada.Peronosolamenteella.Dealgunamanera tambin, se puede apreciar ya desde el famoso Prlogo a la segunda edicin de Pour Marx , que el crecimientoydesplieguedelafilosofasuponecomosucorrelato,unavueltasobrelanaturaleza especfica de la ideologa.Silafilosofaallvieneaserpensadaapartirdeunainterrogacinrespectodesuvnculo especficoaunquetodavanoteorizadoconlapoltica;laideologaesubicadaentornoatres 58 Althusser, L. Prlogo a la segunda edicin, En (1968) op cit. p.XII 59 Idem. 60 Idem. 61 Cfr. Althusser, L. Revue de lenseignement philosophique XIII, 5 (junio-julio 1963), pp.1-12. 62 Althusser, L. La soledad de Maquiavelo. Madrid. Akal. 2008.,p.53 63 Idem., p.54 coordenadas: su relacin con la prctica poltica de la lucha de clases, en tanto lugar de la toma de concienciaporyparalalucha;sucondicinderealidadsocialobjetiva,apartirdereconocerel lugardelaluchaideolgicacomopartedelaluchadeclases,yporltimo,susefectostericos, que resultan en s mismos, el nico blanco del ataque epistemolgico.Podemosadelantarentoncesque,ampliandoelmarcodeproblemas,Althussernoslo avanza sobre otros aspectos de la filosofa sino tambin respecto de la ideologa. Ser, nuevamente, elingresodelacuestinpoltica,esdecir,delaprcticapoltica,elqueconvoqueanuevos recorridos, ahora tambin, en torno a la ideologa. De manera introductoria diremos que, interrogada conrelacinasusefectos64,laideologarevelasucondicindeamenazayobstculoparael conocimiento cientfico, pero slo en lo relativo a susefectos tericos; es decir, en su relacin con la cienciayelconocimiento.Ysiyadesdeiniciosdelossesenta,laideologaeraidentificadapor Althusserenbaseasusefectosprctico-sociales,loqueahoraunavezabiertoeldiafragma aparece en el campo, es la pregunta por el vnculo de tal eficacia con la poltica y en definitiva, con la historia.Peroinsistimos,nosetratadeunarupturaovirajeenlaobraalthusseriana,sinodeun despliegue detenido de zonas ya presentes aunque no siempre expuestas con claridad.Consideramos, entonces, que es posible anticipar a partir de los elpticos sealamientos del prlogode1967,elesquemadedesarrolloqueAlthusserdesplegardurantelosprximosaos. Pero ms todava, entendemos que se puede, a partir de all, poner en dilogo los textos posteriores, conciertossealamientospresentesendiversosgirosdelosartculosanteriores.Procuraremos desplegar esta conjetura a continuacin. SabemosquelapeticindeprincipiomaterialistaqueAlthusserpersisteenrespetara rajatabladesdeLireLeCapitalsuponeunadistanciairrenunciableentrepensamientoyser.Es aquellapremisabsicaquepodemosubicarapartirdelatesissobreparalelismodelosatributos (extensinypensamiento)deSpinoza:elconceptodeunacosaylarealidaddestason paralelas;65 Esta idea sostiene gran parte del desarrollo epistemolgico de Althusser, fundado en la no-identidad entre objeto de conocimiento y objeto real.Desdeall,seabreunagranincgnitaentornoalmodoenquepuedeserpensadala relacin entre teora y prctica poltica, si se apunta a sostener esta premisa materialista radical. Si en una aproximacin ms bien ingenua, este vnculo podra concebirse como dos vectores: uno que va de lateora a la poltica y otro que regresa de esta a la primera; la posicin materialista supone unaimposibilidaddetaltrnsitoyexigeunacomplejizacindelproblema,alpuntodeerradicarsu propia formulacin en trminos de vectores; rechazando toda idea de un cierto trnsito o pasaje entre ellos:Ni el cuerpo puede determinar al espritu a pensar, ni elespritu puede determinar al cuerpo al movimiento o al reposo, ni a otra cosa alguna (si la hay)66.Asumir la tesis del paralelismo supone aceptar que queda excluida toda accin real entre el cuerpo y el espritu, puesto que dependen de dos atributos diferentes y cada atributo se concibe por s mismo.67

Tal como propone, Spinoza, el que no sea posible la accin de uno a otro orden, se entiende deunmodomsclaro,aladvertirqueelesprituyelcuerposonunasolaymismacosaquese concibe ya bajo el atributo del pensamiento, ya bajo el de la extensin.68 Todo es cuerpo y espritu a la vez, cosa e idea69 y, en este sentido, lo que hay entre uno y otro orden en este caso extensin 64 Y tal, por ejemplo, la definicin spinoziana de conocimiento: El conocimiento del efecto depende del conocimiento de la causa y lo implica (tica, I; ax.IV)65 Althusser, L. (1969) op cit., p.90 66 Spinoza, B. tica, III, prop.II (op cit., p.112).67 Deleuze, op cit., p.86 68 Spinoza.B, tica, III, prop.II, esc. (p.112) 69 Idem., p.85 y pensamiento es identidad de orden; identidad de conexin (o de articulacin, podramos decir) y,endefinitiva,lamismacosa,lamismamodificacinproducindoseenelatributopensamiento segnelmododeunespritu,yenelatributodelaextensinsegnelmododeuncuerpo.La consecuencia prctica es inmediata: contrariamente a la moral tradicional, todo lo que es accin en el cuerpo es accin en el alma, todo lo que pasin en el alma es tambin pasin en el cuerpo.70 Enestemarco,puedepensarsequelapreguntaporlapolticaapuntarnoasacarala cienciadeunainmanenciaestructuralparalanzarlasobreunaescenadeindetermiacinoderiva, sinodeinscribirlaenunainmanenciamuchomsamplia,tanampliaquenoadmitatotalizacin. Desdeestaasuncin,laoperacindeautocrticaconsiste,msbien,eniluminarotraszonasde unatalurdimbre,demostrarlasfronterasespecficasdecadaunadeellas,sussuperposicionesy sus mutuos rebases. En alguna medida, lo ms fecundo de este modo de pensar las articulaciones entre ciencia, ideologa, filosofa y poltica radica en la posibilidad de sealar sus compromisos y a la vez sostener, para cada una, en su irreductibilidad, su resistencia a ser subordinada por las dems. Serentonces,enestemarcoampliadodepreguntasquehagansuingresonuevas cuestiones:laespecificidaddelafilosofanoslorespectodelascienciasinoapropsitodela poltica;laeficaciadelaideologaadiferenciadelascienciasyenrelacinalaprcticapoltica; aunque, de todos modos se trate siempre, de la irreductibilidad de toda prctica (poltica, ideolgica) a toda teora (cientfica, filosfica). Prctica poltica, su relacin con la ideologa y con la ciencia Por qu Althusser insiste tanto en el carcter teoricista de este primer planteo, si tal como hemos procurado desarrollar, se ha tratadosiempre de un despliegue atento a la irreductibilidad de la prctica?Unprimeracercamientoaestacuestin,entodocaso,podraapoyarseenlashuellasdel silencio respecto del vnculo entre teora (o prctica t erica) y prctica poltica. El teoricismo, podra decirse, resulta de un intento un poco apresurado de Althusser, por dar una solucin a esta pregunta por el vnculo entre teora marxista y prctica poltica, en sus formas concretas. Un trazo que si bien ofrecealgunosflancosdeforzamiento,permiteencontrarensupropiodespliegue,elcaminohacia una formulacin ms clara de la cuestin. Afindeplantearelproblema,retomemosunfragmentocentraldelaconcepcindeteora desarrolladaporAlthusser,aquelqueserefierealcriteriodeinterioridadradicaldelaprctica terica: Noeslaprcticahistricaulteriorlaquepuededarsusttulosdeconocimientoal conocimiento que Marx ha producido: el criterio de la verdad de los conocimientos producidos por laprcticatericadeMarxesproporcionadoporlaprcticatericamisma,esdecir,porelvalor demostrativo, por los ttulos de cientificidad de las formas que han asegurado la produccin de esos conocimientos.EslaprcticatericadeMarxloqueconstituyeelcriteriodeverdaddelos conocimientos producidos.71

Siestafrmularesultaclaradesdeelpuntodevistadeunapreguntaporlacienciadela historia, a la luz de una ontologa de la inmanencia materialista; en cambio, resulta problemtica su trasposicinsinrodeosalpuntodevistadeunapreguntaporlaaccinpoltica.As,enfrentadoal problemahistricodelencuentroofusinentrelateoradeMarxylasluchasdelmovimiento obrero, este criterio de interioridad radical del la prctica terica deviene en riesgo de subordinacin 70 Idem., p 87 71 Althusser, L. (1969) op cit., pp.66-67. delaprcticapolticaaella.As,podemosleerenelclebreartculoPrcticatericaylucha ideolgica:sielmovimientoobreroadoptestadoctrinafuedebidoaquereconocienella,enla doctrinamarxista,lateoraquelepermitaverclaramentelarealidaddelmododeproduccin capitalista, sus propias luchas: fue debido a que reconoci tambin, a travs de la experiencia, que estadoctrinaeraverdadera,quedabaasuluchaunfundamento,ymediosobjetivosrealmente revolucionarios: fue porque se conoci a travs de ella que se reconoci en ella. La verdad cientfica delateoramarxistafuelaquesell,endefinitiva,suuninconelmovimientoobreroehizoesta unin definitiva.72

El nfasis teoricista de esta formulacin conlleva el riesgo de producir una asimilacin del programa de la filosofa materialista (que para Althusser estaba aun por hacerse y, en gran medida constituaelpropiohorizontedesutrabajo)aunaepistemologaenelsentidoclsico,comoel mismo Althusser indicar aos ms tarde, en la identificacin apresurada entreconocimiento, verdad yaccinpoltica.Sibien,estaprimeraformulacinnopuedeleersesinoensintonaconsu preocupacinrespectodelespontanesmocrecienteenlosncleospolticoscomunistasde entonces,lociertoesque,partiendodelaafirmacindeLenin:sinteoranohayprctica revolucionaria,Althusserdespliegaunainterpretacindeladialcticamaterialistaquepuedeser ledacomounsobredimensionamientodelcomponentecientfico,desuertetalquetodaprctica resulte interior a ste: Lenin va ms all de lo que dice: al recordar a la prctica poltica marxista la necesidad de lateoraquelesirvedebase,enunciadehechounatesisqueinteresaalaTeora,esdecir,la Teoradelaprcticaengeneral:ladialcticamaterialista.()Lateorainteresaasupropia prctica directamente. Pero, tambin, en la medida en que es pensado y enunciado, el problema de la relacin de una teora con su prctica, interesa a la Teora general misma (la dialctica) ya que en ellaseexpresatericamentelaesenciadelaprcticatericaengeneraly,atravsdeella,la esencia de las transformaciones de la evolucin de las cosas en general.73 Esta cita revela el ncleo del llamado teoricismo no tiene nada que ver con un privilegio de lateoraporsobrelaprctica74sinoconelmodoenqueesinterrogadalarelacinentreprctica terica(cientfica,enestecasoelmaterialismohistrico)yTeoradelaprcticaengeneral(es decir,teorafilosfica,enestecaso,elmaterialismodialctico).Todavezquelalupaest concentrada en la pregunta por la ciencia, es posible advertir un cierto efecto de lectura respecto de laargumentacinqueofreceAlthusser,endireccinhaciaunareduccindelafilosofaauna epistemologa, o pero an a una metodologa. En alguna medida, podra pensarse que la magnitud delapreguntaporelconocimientodebelidiarpermanentementeconelcompromisopropioque tiende a imponerle el terreno en el que da su batalla concreta.As, si la necesidad de una filosofa especficamente materialista apunta a evitar que las prcticas tericas marxistas devengan en meras prcticas tcnicas, esto se sostiene en la idea segn la cual: Paralograrestefin(losmarxistas)necesitanlaTeora,esdecir,ladialcticamaterialista, como el nico mtodo capaz de anticipar su prctica terica sealando sus condiciones formales.75

Deloquesetrataaqu,insistimos,noesdelacancelacindetodaotradimensindela filosofa marxista sino de un efecto de lectura provocado por un nfasis importante puesto en una de 72 Althusser, L. Prctica terica y lucha ideolgica En, La filosofa como arma de la revolucin. Mexico, SigloXXI, 1974., p.6073 Althusser, L. La revolucin terica de Marx. Op cit, p.138. 74 Recordemos que Llamaremos teora a toda prctica terica decarcter cientfico y por prctica en general, entendemos todo proceso de transformacin de una materia prima dada en un producto determinado, utilizando medios (de produccin) determinados Idem., pp.136-7 75 Idem., p.139 sus dimensiones, la demarcacin entreciencia e ideologa, ante la pregunta por los efectos tericos de una y otra. El campo de especificidad de la filosofa parece quedar ensombrecido en el esfuerzo de subrayar la funcin de la filosofa de orientar una lucha incesante contra la ideologa misma, es decir, contra el idealismo, lucha, cuyas razones y objetivos pueden ser aclarados y orientados por la Teora (el materialismo dialctico), como por ningn otro mtodo en el mundo.76

Siestofueratodo,resultaraentoncesqueenestafuncinexclusivamentevinculadaalos efectostericos,lafilosofaquedaenceguecidaoenmudecidarespectodelapoltica.Alavez,la ideologa parece reducida en su eficacia a este nico rol de falso conocimiento.Inmerso en este marco, algo estrecho, el problema de la prctica poltica no es desplegado en toda su complejidad. As, y ante la pregunta por el vnculo entreprctica terica y lucha poltica, corresponde al materialismo dialctico, entendido en la clave epistemolgica ya indicada, sealar el camino que permite al materialismo histrico, en su calidad cientfica, liderar la propia lucha de clase proletaria. Tal como puede leerse: Lacienciamarxistaleninista,queestalserviciodelosinteresesobjetivosdelaclase proletaria,nopodraserelproductoespontneodelaprcticadelproletariado:hasidoproducida porlaprcticatericadeintelectualesqueposeanunaaltacultura,Marx,EngelsyLenin,yfue aportadadesdeafueraalaprcticaproletaria,alaquemodificdeinmediatoaltransformarla profundamente.77 Estaafirmacinescontundenteyconstituyeensmismaunatomadeposicinenun escenario de alternativas en disputa respecto del problema de la relacin entreteora y poltica. Pero adems convoca una cuestin que supone, en relacin con lo que hemos advertido, otra dimensin queenalgunamedidacoexisteconella,nosreferimosalproblemadelarelacinentrefilosofae historia,queharsuaparicinencuantoAlthusserintentefundamentarlosmotivosdelas articulaciones concretas (histricas) entre ciencia y poltica.Esto puede advertirse rpidamente en el modo en que Althusser plantea esta problemtica; a la vez comoel problema del nacimiento histrico (de la ciencia marxista, en su relacin con las luchas preexistentes del movimiento obrero) y como el problema contemporneo de la existencia y delaaccindelasorganizacionesobrerasmarxistas-leninistas78(ensurelacinconeldesarrollo de la teora marxista). En ambas escenas, la articulacin entreciencia y poltica exige una toma de posicinrespectodelarelacinentrefilosofaehistoria,yporlotantolaformulacindelas definiciones, tanto de filosofa como de historia. Comoanticipbamosanteriormente,conformeasuubicacinenelcontraluzdeunmarco especficodediscusiones,losdesarrollospretendidamentecientificistasdeesteperododela escrituraalthusserianaatiendenaunabatallapresentadacontralasversionesmsingenuasdela estrategiarevolucionaria,entendidacomoideologaproletariadevenidateoraverdaderasobre medios y fines de la lucha de clases, por su propia condicin.As,podraargumentarsequesuslocarcterdeintervencinenunaciertacoyuntura salvaaesteplanteo,deconsistirenunautnticoteoricismo.Insistimos,entonces,enestepunto: ms all de las posteriores autocrticas y reconsideraciones que el propio Althusser realiza respecto deesteprimerperodo,enlyapuedeadvertirseunamatrizquelasanticipaydesborda.Sigue siendo, tal como advertamos en el caso del antihumanismo, una preocupacin de ndole prctica y poltica, relacionada con los modos de pensar la estrategia revolucionaria, las prcticas de militancia, laorganizacinparalaaccinenunacoyunturadeterminadayfrenteatendenciashistricamente ubicables (especficamente, el espontanesmo), la que convoca a la reflexin sobre el vnculo entre 76 Idem., p.140 77 Althusser, L. La filosofa como arma de la revolucin. Mexico, Siglo XXI.1974 , p.39. 78 Althusser, L. Idem., p.58 lateoramarxistaylaprcticapolticadelmovimientoobrero.Esteeselpuntoenelqueradicala paradojaqueanticipaloquemstardeserrevisado,amododerectificacin:enestemomento teoricista, es decir, el de una concepcin de la ciencia en la que la prctica terica es presentada comodeterminantedelaprcticapoltica,enloshechos,sinembargo,Althusserpareceoperarya de otro modo; es decir, impulsado por preocupaciones concretas e histricamente determinadas, de naturalezapolticayrelacionadasconlaluchadeclases.Estaotraposicinfilosficaqueopera aqu,comodecamos,enestadoprctico,serluegodesplegadaenlosaosdelaautocrtica que se inicia luego de la publicacin de Pour Marx y Lire Le Capital, desde 1967 en adelante. Son tambin preguntas por la dimensin concreta, las que permiten ubicar otro punto en el que los desarrollos de este perodo se revelan ya atravesados por preocupaciones que desbordan la matrizepistemolgica.As,veremosque,silaideologaesinterrogadaenprincipioy fundamentalmente a propsito de sus efectos tericos, el despliegue del anlisis ofrecer elementos queconducendirectamentealproblemadelaprcticapoltica.Talcomopuedeleerseyaen Prctica terica y lucha ideolgica Concentrndonos,entonces,enestaprimeraetapadelvnculoentrecienciaeideologa, anterioralaautocrtica,podemosobservarqueestecampoproblemtico,esorganizadopor Althusser a partir de tres ejes que denomina principios. El primero, de cuo kautskyano, y ubicado enelplanodelosefectostericos,serefierealaimportacinenelmovimientoobrerodeuna doctrina producida fuera de la clase obrera, que habra permitido la ruptura de teoras espontneas del proletariado, es decir, representaciones ideolgicas sobre los fines y los medios de accin.Elsegundoprincipio,ubicadoenotroplano,sedetienesobrelosaspectoshistrico-concretosdelauninentrelateoracientficamarxistayelmovimientoobrero.Estaes caracterizadacomotodolocontrariodeunazar79o,directamente,comounanecesidad;aquella queresideenelhechodequeMarxllegalconocimientoobjetivodelasociedadcapitalista, comprendi y demostr la necesidad de la lucha de clases.80

ParaAlthusser,resultaserquelaadopcinporpartedelmovimientoobrerodeladoctrina basadaenlateoradeMarxresponde,justamente,alcarctercientficodelamisma.As,la operacinideolgicade apropiacin delmarxismoporelproletariado depende, enltimainstancia, desucarcterverdadero.Recordemoslasiguientefrasenuevamente:fueporqueseconocia travs de ella que se reconoci en ella. La verdad cientfica marxista fue la que sell en definitiva su uninconelmovimientoobreroehizoestaunindefinitiva81Enelloradicalainutilidadde preguntarse por el azar, todo revela por el contrario lanecesidad y su inteligencia.82 Como salta a lavista,enestaexplicacindelosprocesoshistricosporlanecesidad,sehacevisibleellugar desdeelqueAlthusserformulalapreguntaporelencuentroentrelateoramarxistayel movimiento obrero; el lugar de la preocupacin por el conocimiento, en este caso, el punto de vista delacienciahistrica.Loquenoescontempladoaquo,entodocaso,nodesplegadoensu especificidad es el punto de vista de la prctica poltica. Ahora,veremosesteproblemahacersuincipienteingresoenrelacinconeltercer principio,queconciernenosloalprocesopormediodelcualseprodujolauninentreteora marxistaymovimientoobrero,sinoaaquelporelqueestaunindebesincesarsermantenida, reforzada y extendida83: se trata de una pregunta formulada en presente y que apunta al problema 79 Idem, p.60 80 Idem. 81 Idem, p.61 82 Idem., p.60. No podemos desplegar aqu el sentido de esta expresin, pero podemos sealar que el talante de la necesidad debe ser entendido conforme a la ontologa spinoziana y no a una teleolgica de tipo hegeliano. 83 Althusser, L. La filosofa como arma de la revolucin. Op cit., p.61 actual de la formacin terica y la lucha ideolgica. Digmoslo: ingresamos, ahora s, en el territorio especfico de la prctica poltica. Pero, entonces, rpidamente advertimos que en l se trata de otro aspecto de la planteada unin:ladimensindelauninquerefierealaadopcin,porpartedelmovimientoobrero,delas basescientficasdelsocialismoysuabandonodelasbasesideolgicaspropiasdesus teorizacionesespontneas.Formacintericayluchaideolgicaentendidascomotareasvitales, indispensablesparalaexistenciayeldesarrollodelmovimientoobrerorevolucionarioenel mundo84suponen,engranmedida,lapreponderanciadelaprcticatericasobrelaprctica poltica. Pero indican, interrogadas desde este punto de vista especfico, los propios lmites de esta preeminencia. All donde Althusser convoca a mantener y reforzar la lucha, ingresa la idea de que tal unin no ha acabado, no se ha realizado plenamente y est o abre otra va, aquella que permite pensar el lugar de la poltica en relacin con la historia. Nos encontramos nuevamente con el punto de finitud de la teora. Detodosmodos, porahora,elvnculo entrecienciae ideologa(en estecaso,la ideologa revolucionaria, aquella que gua la accin poltica del movimiento obrero) es pensado en trminos de dependenciadelaltimarespectodelaprimera.Demodocomplementario,sibienAlthusser reconocelanecesidaddeevitarlacadaenelidealismoquesupondrasepararlateoradela prctica,elvectorquearticulalasdosinstanciasesentendidoentrminosdeaplicacino realizacin de la teora en la prctica.85 All de lo que se trata es de dar a la teora una existencia prctica sin por ello reducirla al simple comentario de la prctica poltica inmediata.86 En este sentido, en el marco de esta primera formulacin, la tarea poltica tendr que ver con laformacintericadelproletariado,oloqueesenvariosaspectoselmismomovimiento,la liquidacin de las teorizaciones espontneas, ideolgicas, previas y su reemplazo por otra ideologa, una conciencia (por definicin, ideolgica) de clase, basada en un conocimiento cientfico. Sin este, el nico capaz de ofrecer un conocimiento de la naturaleza de clase de la dominacin ideolgica, la lucha ideolgica se produce a ciegas87. Y si es en el terreno de la lucha ideolgica donde se hace sentir por sobre todo la necesidad de una intervencin exterior: la de la ciencia88, esto resulta capital porque la lucha ideolgica acompaa todas las otras formas de lucha y es absolutamentedecisiva paratodaslasformasdeluchadelaclaseobrera,yquelainsuficienciadelasconcepciones ideolgicasdelmovimientoobrerolibradoasmismo,produceconcepcionesanarquistas, anarcosindicalistas y reformistas de su lucha econmica y poltica.89 Ahorabien,sinperjuiciodelodicho,resultainteresanteespecificarqudebeentenderse aquporformacintericaporqueesposibleubicarapartirdeello,otradelaslneasque desembocarn en las frmulas del perodo posterior a la autocrtica y, de alguna manera, permiten sostenerlacontinuidadentreambosmomentos.ElpuntocentralradicaenqueparaAlthusser,la formacintericatieneunsentidodiferentedelquepuedeadjudicarsealaformacineconmica, poltica o ideolgica. Si el teoricismo que el autor se auto-imputar aos despus puede apreciarse justamenteenelhechodeconsideraraestasinstanciascomogradosparcialesyprevios90en relacin con el objetivo de laformacin terica, esto es: formar militantes capaces de convertirse en hombresdeciencia91;nopuede,sinembargo,desatendersequelaformacintericanoes 84 Idem. 85 Althusser, L. Prctica terica, lucha ideolgica, op cit., p. 72 86 Idem. 87 Idem., p.66. 88 Idem. 89 Idem. 90 Idem., p.69 91 Idem., p.70 entendida en el sentido de un adoctrinamiento, es decir, como una incorporacin de conclusiones cientficamenteconsolidadas;sino,justamente,comotodolocontrario:comosuingresoenel procesodeproduccindeconocimientoterico,esteprocesodetrabajodelquehablbamosal principio92. As, dice Althusser: Laformacinterica,lejosdeserunainiciacinenlassimplesconclusiones,enlos principios de una parte y en las conclusiones de otra, es la asimilacin profunda de la demostracin de las conclusiones a partir de los principios, la asimilacin de lavida profunda de la ciencia en su esprituysusmtodosmismos,esunaformacinquedebehacerparticiparaquienlarecibey adquieredelespritucientficomismoqueconstituyelacienciaysinelcualjamsestahabra nacido, sin el cual jams habra sabido desarrollarse.93 Ms all del matiz espiritualista94 de este fragmento, lo que no puede dejar de sealarse es unaconsecuenciadeestaafirmacin,tanimportantecomopocosealada:sinosatenemosala nocindelconocimientocomomododeproduccin,expresadaporAlthusserenesosaos,la formacin terica debe entenderse como un ingreso en el proceso de produccin de la teora misma. Y es all donde vuelven a encontrarse poltica y teora, pero de un modo diferente de la caricatura del adoctrinamientoquepodrasurgirdelatesisdelaimportacindelateoradesdefueraal movimientoobrero.Losmilitantesllamadosalaformacintericanosonllamadosalamera incorporacin de teoras producidas por otros sino a la propia produccin de la teora marxista.Esta idea, junto con la ya mencionada respecto del inacabamiento de la unin entre teora marxistayluchaobrera,puedenserledasencontinuidadconunalneaqueserdesplegadapor Althusser en perodos posteriores pero que, como hemos anticipado, ya reside como fundamento de supropiaempresa;nosreferimosaloqueserllamadoluegolateorafinitadeMarx.Esta expresin sugiere, por un lado, pensar la obra de Marx en el marco de sus propias limitaciones y, en estesentido,puedeubicarsetodalatareaquesustentalasdosgrandesobrasalthusserianasde esta poca, Pour Marx y Lire Le Capital.Enrasgosmuygenerales,setratadeextraerdelaletramarxistalasconsecuenciasque incluso ste no hubiera advertido. En gran medida, el ambicioso proyecto de elaborar la filosofa que operaenestado prcticoenlostextosdeMarxpuedeinscribirseenestapropuesta.Mstodava cuandotalexplicitacin,encarnadaporAlthusserysusdiscpulos,consisteendemarcarla especificidad del materialismo marxista respecto de los componentes idealistas operantes aun como lastresideolgicosenlapropiaobradeMarx,ascomoenalgunasramasinterpretativas enmarcadasenlatradicinmarxista.Talelcasodelhumanismo,eleconomicismo,elhistoricismo, las vertientes existencialistas, fenomenolgicas, etc. Serrecindespusde1968cuandoAlthusserdnombreaestaempresayplantee explcitamente la condicin incompleta de la obra marxista; esto es, la necesidad de concebirl a como teoracientficadelahistoria,yespecficamente,comoteorahistricadelmododeproduccin capitalista, desalentando todo intento de buscar en ellas explicaciones totalizantes o teoras que no ofrece:talescomolateoradelestado,delapoltica,delaideologa,ocomofrmulasexplcitas sobrelatransicinalcomunismo,ensusdiversosaspectos.Enestesentido:Decirquelateora 92 Es esta definicin la que parece desatender Snchez Vzquez cuando afirma que en esta primera fase, que ubica entre 1964 y 1966, el teoricismo de Althusser se basa en que excluye a la prctica real del proceso de conocimiento. Mientras que, como hemos advertido, resulta sumamente clara su concepcin del propio proceso de conocimiento en trminos de prcticas. En este sentido, nos parece interesante descubrir que incluso Snchez Vzquez reconoce que tampoco en esta primera fase teoricista, la poltica est ausente en la concepcin althusseriana de la relacin entre ciencia y filosofa, sino que sta se inserta a travs del vnculo de oposicin entre ciencia e ideologa y en relacin con la lectura de Marx. Cfr. Op cit., p. 12 93 Idem., p.69 94 Y que, en gran medida evoca a Gaston Bachelard. marxista es finita significa sustentar la idea esencial de quela teora marxista es todo lo contrario de una filosofa de la historia que pretende englobar, pensndolo efectivamente, todo el porvenir de la humanidad 95

Decamos,anteriormentequeestafrmulaencuentrasusantecedentesenelllamado perodo teoricista; podemos sealar que lejos de pensar este momento como el de una hipertrofia delateora,resultainteresante,sinembargo,atenderalmodoenqueaparecen,yaentonces, formulados los lmites de la prctica terica, o dicho de otro modo, sus puntos de inacabamiento. As, en la figura de un silenciamiento encontramos una de las fronteras del conocimiento, en torno al problema de la prctica poltica. Y si como hemos dicho, el perodo teoricista puede en alguna medida reconocerse como tal justamente porque gravita en l, con relativo peso, la pregunta por la ciencia; encontraremos, sin embargo, entre los textos de este momento algunas indicaciones sumamente significativas en relacin con la prctica poltica. Avanzaremos sobre ellas. Althusser aborda este tema en un artculo dedicado a plantear la necesidad de desarrollar la filosofa marxista, a partir de su presencia en estado prctico en la obra de Marx y en las luchas del movimientoobrero.Enrelacinconestaltimadimensin,sentarlascoordenadasquepermiten identificarlaespecificidaddelaprcticapoltica.Encontramosenesegesto,losesbozos rudimentariosdelaampliacindelcampofilosficoquesealbamosalprincipiodeestecaptulo. Eslapreguntaporlafilosofaensurelacinconlahistoria,laquepermiteconectarentonceslas zonasdelacienciaylapoltica,talcomoAlthusserloexplicitarmsadelante.Porahora,este desplazamiento puede observarse de modo tcito y algo ensombrecido por una pirueta terica.Enesteltimosentidoyensintonaconlaimprontateoricista,Althusseravanzaenel anlisisdelaprcticapoltica,esdecir,laluchadeclasesconcretaenlaqueencontramosla dialcticamarxistaensuespecificidadenestadoprctico,perosubordinndolaalaasuncin de quelaprcticadelpartidobolcheviquesefundaenladialcticadeElCapital,enlateora marxista.96Sinembargo,msalldeesteencuadre,resultainteresanterecogeralgunosdelos elementosdelacaracterizacindelaprcticapoltica,enlasingularidaddesuobjeto,sumateria primaylaestructuradesucampo.Quseentiendeporprcticapoltica?,quesloquela distinguedeotrasprcticas?,o,siseprefiereunaformulacinmsclsica:quseentiendepor accin poltica?97 se pregunta Althusser. AtravsdeLeninycontralatesisespeculativa()queconsideraloconcretodeuna situacincomolacontingenciaenlaqueserealizalanecesidad,somoscapacesdedaruna respuesta terica a este problema real. Vemos que la prctica poltica de Lenin no tiene por objeto la HistoriaUniversal,tampocolahistoriageneraldelImperialismo()encambioencuentraal Imperialismoensuprcticapolticabajolamodalidaddelaexistenciaactual:enunpresente concreto.98 Finalmente,nosencontramosconlafronteraquedetieneelavancedelapreguntaporla prcticaterica.Setrata,comoseleeenelfragmentocitado,deunproblemareal.Laprctica poltica,sostienesuespecificidadensuaccinsobreloconcretodelasituacin,setratadeun momento cuyaactualidad define a la prctica poltica como tal en su accin sobreel nico mundo 95 Creo que la teora marxista es finita, limitada. Limitada al anlisis del modo de produccin capitalista y de su tendencia contradictoria que abre la posibilidad de pasar a la abolicin del capitalismo () Decir que la teora marxista es finita significa sustentar la idea esencial de que la teora marxista es todo lo contrario de una filosofa de la historia que pretende englobar, pensndolo efectivamente, todo el porvenir de la humanidad Y tambin: la teora marxista dice casi nada acerca del estado, ni sobre la ideologa y las ideologas, ni sobre la poltica, ni sobre las organizaciones de la lucha de clase Cfr. Althusser, L. El marxismo como teora finita En AAVV. Discutir el Estado. Posiciones frente a una tesis de Louis Althusser. Mexico. Folio Ediciones, 1982. 96 Althusser, L. Sobre la dialctica marxista. En (1968a) op cit., p.144 97 Idem., p.146 98 Idem. concreto,eldelaexistencia,enlanicaconcrecinposible.AquencuentraAlthusser,lo irremplazabledelaprcticapolticaexpresadaenlostextosdeluchadeLenindelosqueQu hacerconstituyeelejemplomsclaro:enelanlisisdelaestructuradeunacoyuntura,enel desplazamientoylascondensacionesdesuscontradicciones,ensuunidadparadjica,que constituye la existencia misma de ese momento actual que la accin poltica va a transformar, en el sentido fuerte del trmino, de un febreroen un octubre 17.99 Est claro, entonces, queel tipo de prctica supuesta en la prctica polticanoapunta a la historia en el mismo sentido que la prctica terica del historiador, que analiza el pasado; porque se trata de la prctica de un dirigente revolucionario que reflexiona en el presente sobre el presente, acerca de la necesidad que debe realizarse, sobre los medios para producirla, sobre los puntos de aplicacin estratgica de esos medios, en resumen, sobre su propia accin, ya que es l quien acta sobre la historia concreta, y sus errores y xitos no figuran simplemente bajo la codificacin de una historiaescrita.()Distinguirestasdosprcticas,heaquelfondodelacuestinquenos preocupa.100 La cuestin es la de la bsqueda deuna filosofa materialista que sobrevuela, por decirlo de algn modo, toda la empresa althusseriana. La distincin entre las prcticas constituye el punto lmite de la teora, all donde la prctica terica pierde su dominio: se trata del presente, de la nica prctica en presente, capaz de producir una transformacin en lo real: la prctica poltica.Noescaparallectoravezado,elescenarioqueproponeAlthusserparaestetipode prctica: se trata del espacio abierto en el lugar del eslabn ms dbil; aquel a propsito del cual, Althusserdespliegatodasuconceptualizacindelasobredeterminacin.Eseseelterreno especfico de la prctica poltica, lo que constituye la estructura de su objeto prctico: esa estructura tpicadelascontradicciones,ensusdesplazamientos,ensuscondensaciones,yesafusindela rupturarevolucionariaqueresultaba,enresumen,enesemomentoactualqueconstituan.Esta razn es la razn que hace que la teora del eslabn ms dbil no sea sino una sola y misma cosa que la teora del eslabn decisivo.101 Yestateoraincumbealapreguntaporlaespecificidaddelafilosofamarxista,el materialismo dialctico; aquel que, a diferencia de la dialctica hegeliana que hace de la historia el desplieguedeunanicacontradiccin,centradasobresmisma,suponelalgicadela sobredeterminacin.Esadiferenciaespecficadelacontradiccin[marxista]quepermite, simplemente,nodemostraroexplicaraposteriori,sinohacer,ennuestronicopresentelas revolucionesinevitableso,comodicetanprofundamenteMarx,dehacerdeladialctica,nola teora del hecho consumado, sino un mtodo revolucionario102 Lasnocionesdelecturasintomalyproblemticacomoanticipacionesdelaideadela teora finita Si bien es cierto que la frmula de la teora finita ser recin enunciada ms de una dcada despus, a esta altura, resulta casi una obviedad sealar que tcita o no, esta idea se encuentra en la base de la tarea emprendida en los aos sesenta, en el trabajo de lectura de Marx publicado en el volumenParaleerelCapital.Contratododogmatismoquequieraverenlateoramarxistaun sistema acabado, leer a Marx supone desde el principio, para Althusser, ubicar sus lmites y leer, en 99 Idem., 147 100 Idem., pp.147-148. 101 Idem. 102 Idem. susintersticiosycarencias,laimprontafilosficaqueactaallenestadoprctico.103Eseseel sentido de la lectura sintomal: Tal es la segunda lectura de Marx: una lectura que nos atrevemos a llamar sintomtica, en lamedidaenquedescubrelonodescubiertoeneltextomismoqueleeylorefiere,enunmismo movimiento, a otro texto, presente por una ausencia necesaria en el primero.104. Aqu, en esta idea deotrotextoreencontramosnuevamenteelvnculoentrecienciaeideologa,talcomoescribe Althusser en 1965: ElhechodequeSpinozahayasidoelprimeroenplantearelproblemadelleer,ypor consiguiente el de escribir, siendo tambin el primero en el mundo en proponer a la vez una teora de la historia y una filosofa de la opacidad de lo inmediato; el hecho de que en l, por primera vez en el mundo, un hombre haya unido de ese modo la esencia del leer y la esencia de la hist oria en una teora de la diferencia entre lo imaginario y lo verdadero es lo que nos permite entender por qu MarxslopudollegaraserMarxfundandounateoradelahistoriayunafilosofadeladistincin histricaentrelaideologaylaciencia,y,enltimoanlisis,elqueesafundacinsehaya consumado en la disipacin del mito religioso de la lectura.105 Como puede apreciarse y ms all de las periodizaciones con que Althusser mismo organiza su propia obra, podemos encontrar ya presente, en estas reflexiones tempranas, que el sentido que orientaelmodoenqueespensadoelvnculoentrecienciaeideologasearticulaconunacierta filosofayunaciertateoradelahistoria.SienellasAlthusserreconciliaaMarxconSpinoza,es porque de lo que se trata, para l, es de una perspectiva radicalmente disruptiva: el materialismo. En lconfluyenlafilosofaspinozianadelaopacidaddeloinmediatoyladistincinhistricaentre cienciaeideologaofrecidaporMarx.Ubicarseenelcampodelaproduccinterica(cientfica) para Althusser es siempre y lo seguir siendo, hasta sus ltimos escritos, lidiar con la ideologa. Ahorabien,essumamenteimportantediscernirlascoordenadasdeestevnculo,afinde sostener que la posicin althusseriana no tiene nada que ver con un cientificismo de tipo iluminista. Esto puede apreciarse claramente a partir de la definicin de problemtica que Althusser desarrolla porestosmismosaos,paracomprenderlosalcancescomplejosquerevisteyaentoncesesta relacinentrecienciaeideologa.Aellaapuntalafrasecitadamsarribasobreeseotrotexto presente en la entrelnea de la letra marxista que la lectura debe poder reponer a fin de producir la teora marxista que-por qu no decirlo de este modo no es idntica a la literalidad de la obra de Marx. EnelartculoSobreeljovenMarx(cuestionesdeteora),publicadoenLaPense,entre marzoyabrilde1961,Althusseradviertequepara emprender unestudiomarxistadelasobras de juventuddeMarxesnecesarioromperconlossupuestosdelmtodoanaltico-teolgicoque supone unpensamiento entrminos del despliegue deunaideay, enbase aello,quiereverenla obra del joven Marx, el germen del Marx maduro. Contra este abordaje, advierte: Marxnoescoginaceralpensamientoypensarenelmundoideolgicoquelahistoria alemanahabaconcentradoenlaenseanzadelasuniversidades.Enestemundocreci,enl aprendi a moverse y a vivir, con l tuvo que explicarse, de l se liberar. () el joven Marx surgi enelmundodelpensamientodesutiempoparapensarenlasuvezyemprenderconlos pensamientos de su tiempo ese intercambio y ese debate que constituir toda su vida ideolgica () por el momento, todo se juega entre el rigor de un pensamiento singular y el sistema temtico de un 103 Althusser, L. Para leer El Capital, Mexico, Siglo XXI. 1969., p.37 104Idem., p.33105 Idem., pp.21-22. campo ideolgico. Esa relacin es la que est presente en ese comienzo yese comienzo no tendr fin106

Larelacinentrelaunidad(interna)deunpensamientosingularconelcampoterico (ideolgico,cientfico,filosfico)enelqueseenmarca,esellugarenelqueAlthusserintroducela nocin de problemtica, que permite pensar la unidad de un pensamiento en sus determinaciones y por lo tanto, constituye la puesta en evidencia de la estructura sistemtica tpica, que unifica todos loselementosdeunpensamiento;es,porlotanto,descubriruncontenidodeterminadoaesta unidad,quepermite,alavez,concebirelsentidodeloselementosdelaideologaconsiderada,y ponerenrelacinestaideologaconlosproblemaslegadosoplanteadosatodopensadorporel tiempo histrico en que vive.107 Lanocinalthusserianadeproblemticaconvocaaunaconcepcinnosubjetivadel conocimiento,enelsentidodelaontologaspinoziana,queyahemosintroducido.Asrecordamos quelanocindeciencianoapuntaaaquelloquealguien(Marx)conoce,nisiquieraaloque produce;sinoaunciertodispositivo,unmecanismoounmododeproduccinde conocimientos.Enesemarco,laproblemticatericaindicaunatotalidad-articulada-de pensamiento, una unidad que si bien es, por lado, un resultado de un proceso histrico; en trminos de su cientificidad, es concebida como un sistema de relaciones tericas, una Gliederung. En otras palabras,comouncuerpo,enlamedidaenquesuponeunefectodeunidad,elefectode conocimiento.LaGliederungresultaunaestructuraquesostieneelordenreguladodeapariciny desaparicindelascategoraspensadas,ycomotal,unaproblemticasuponedeterminados criterios de validez terica, ciertas estructuras de teoricidad y ciertas formas de apodicticidad terica. Ahorabien,estaexpresinefectodeconocimientoconstituyeunobjetogenricoque comprende,porlomenos,dossub-objetos:elefectodeconocimientoideolgicoyelefectode conocimiento cientfico.108 Antetododiscursoconpretensincientfica,lalecturapropuestaporAlthusseresuna operacinqueapuntaaeseespaciodedesajusteentreunsistemaysusformasdiscursivas.En algunamedidasetratadereconoceresaarticulacindeconceptosquesoportalasistematicidad delsistemacomosistema109;yenconsecuenciapermitediscernir,comosaldodeestaoperacin, aquellatramaideolgicaenlaqueseentrelazafragmentariamenteypreadodeconceptos inadecuados, un descubrimiento cientfico; el de Marx, en este caso.Leer a Marx quiere decir, de algn modo, extraer de su obra aquello que la rebasa, aquello de lo que Marx no podra ser la fuente, ni la ltima voz. Ll evado al extremo, este modo de abordar un pensamiento supone admitir que Marx, en tanto autor, no puede sino articular su descubrimiento cientficoenlostrminosideolgicosquesumundoleofrece.Yestaes,yaenlosiniciosdela lectura althusseriana de Marx, la contracara de la asuncin de la teora marxista como teora finita, porque si el nacimiento de la teora marxista no coincide cronolgicamente con la escritura de Marx, tampoco coincide con ella su pleno desarrollo, ni mucho menos su culminacin. Pero adems, como hemossugeridoenunacpiteanterior,esensuinacabamientoqueradica,justamente,su cientificidad.Porque,comotal,elconocimientonotienenadaqueverconlasoperacionesdeun sujetodeconocimiento,menosanconlasformascircularesdesugaranta,sinoqueesuna cuestinqueensuprincipioseplanteaysedemuestracomocuestinabierta,esdecir,como homogneaensuestructuradeaperturacontodaslascuestionesefectivasplanteadasporel 106 Althusser, L. (1969). Op cit., p.51 107 Idem., p.53 108 Idem., p.76 109 Idem., p. 76 conocimiento en su existencia.110 Es as que, si de lo que se trata es de sostenerel vnculo entre cientificidadyvitalidaddelateoramarxista,ydebe entoncesasumirselatareadeidentificarsus puntos de silencio para producir desde ellos, conforme al sistema de relaciones que da consistencia asuproblemtica.Enestesentidotambin,laconvocatoriaalaformacintericaesla convocatoriaalaproduccincrticaenelsenodelaproblemticamarxista,alaluzdenuevas exigencias, histricas, polticas, etc. Apartirdeall,otraconsecuenciadelanocindeproblemticapuedereconocersey confrontarse con alguno de los componentes teoricistas de este perodo. Nuevamente y en acto, puedeanticiparseunaideaqueAlthusserdesarrollarmstarde:laciencianotienesujeto111. Porque la propia nocin de problemtica conlleva la idea de que all donde hay un sujeto (Marx, por caso) hay una dimensin ideolgica que pone en juego un dispositivo de apropiacin, una figura de autor,unplanodevivencialidad;diversosmodosdearticulacindelaproduccintericaconla coyuntura ideolgica, econmica y poltica concreta. Otra vez, si la formulacin explcita de esta idea deberesperartodavacondicionesdeescuchaquenosonposiblesantesde1968ytodavase leenenAlthusserexpresionesconceptualmentedislocadas112sobreelgeniodeMarx113,esclaro queelespaciotericoyaestabiertoynodebesinoesperaralgunosaosparaproclamar finalmente la crisis del marxismo ha estallado114. Una crisis que es saludada con expectativa por Althusser,justamente,porconsiderarlacomounaposibilidaddeabandonarlalecturadelateora marxistaenunaclaveideolgicaestoescomounateoracerradayadmitirlaensucondicin inacabada, donde reposan tanto su cientificidad como su vitalidad. Siestoesas,lapropuestadeAlthusserenrelacinconlaformacintericadelos militantes,presenteyaenPrcticatericayluchaideolgica,comohemosdesarrollado,est destinada a crecer ms adelante. Mientras que cierta continuidad errtica entre la persistencia de las figuras de autor y las forzadas tesis de la teora como gua exterior de la accin poltica tendern a ser reemplazadas por frmulas ms adecuadas. Especialmente, all donde se sealaba la condicin burguesadelosintelectualesmarxistas(Marx,Engels,Lenin,etc.)paraabonarlatesisdela induccindelateoradesdeelexteriorhaciaelmovimientoobrero.Podramosanticiparque,a medida queavanceen eldesarrollodesusconsecuenciasfilosficasla nocin deproblemticay paralelamente,Althusserseinterrogueporlacondicinideolgicadetodosujeto115,latesisdela importacin de la teora caer por sus propio peso y ser reemplaza por la idea de una produccin terica interior a las luchas del movimiento obrero: queMarxyEngels,porvolveraellos,fueranintelectualesburguesesdeformacin universitariaclsica,esalgoincontestable.Hayquenacerenalgnlugar.()Sinembargo,las condiciones de un nacimiento no son forzosamente un destino. El verdadero destino que ha fijado a Marx y a Engels en su papel histrico como intelectuales nuevos, intelectuales orgnicos de la clase obrera()sehajugadoenelencuentro,esdecir,enlaexperienciadirectayprctica,personal, quehantenido,EngelsenInglaterra,delaexplotacindelaclaseobrera(..)ydelasprodigiosas 110 Idem., p62 111 Cfr. Althusser, L. Tres notas a sobre la teora de los discursos. En, Escritos sobre psicoanlisis. Siglo XXI.1996 112 Aunque polticamente estratgicas. 113 Althusser, L. Prctica terica y lucha ideolgica, en La filosofa como arma de la revolucin, op cit., p.59 114 Cfr. Althusser, L. Marx dentro de sus lmites. Madrid. Akal, 2003. Escrito hacia 1978 y permanecido indito hasta su publicacin pstuma en 1995. 115 Resulta sumamente significativo, en este sentido y a la luz de escritos posteriores, la notable ausencia de toda reflexin en torno a la nocin de sujeto en relacin con la teorizacin de la ideologa, en Prctica terica y lucha ideolgica, texto que presenta y defiende la tesis leninista de la importacin de la teora. luchas obreras del cartismo, y Marx, en Francia, de la lucha de clases poltica de las organizaciones socialistas y comunistas.116 Pero entonces, algo ms, la nocin de problemtica en su articulacin con la propuesta de la lectura, nos conduce a otro de los aspectos que ataen al vnculo entre ciencia e ideologa. Ante la preguntaporlascondicionesconcretasdelencuentroefectivoentrelateoramarxistayel movimiento obrero, se advierte la necesidad de pensar la vida de la ciencia en sus manifestaciones, ensusformacionesdiscursivasyensussujetosconcretosy,porlotanto,lascondiciones ideolgicas las formaciones ideolgicas especificas- con las que se encuentra entrelazada, en cada momento.Vemos,claramente,quelanocindeproblemticaponeencuestinunprincipio propuesto por el propio Althusser en este mismo perodo, porque a partir de ella, no puede tratarse de ejercitar unademarcacin entre LA Ciencia y LA Ideologa en el sentido de una epistemologa clsica, sino de precisar las coordenadas de una ruptura-no exenta de determinaciones histricasentreunacienciayelcampodelasideologasparticulares(horaproudhonianas,horaanarquistas) queconformanlaescenadesusurgimiento;tantocomoelmarcodealternativasideolgicas (humanistas, espontanestas) que a cada momento vuelve a percutir en su recepcin, su desarrollo, sustransformaciones. Ysieldispositivoquehacequeunacienciasea unaciencianoes pensado por Althusser como un puro producto histrico, sino asumido en su sistematicidad sincrnica, en su condicin de mecanismo por aquel principio de interioridad radical; el talante de las ideologas que disputanelespaciotericoenunadeterminadacoyunturaobligaapensarentrminosco