Núm

. 69 A

bril 2016

Magia y sincretismo en San Cristóbal de las Casas + El camino es el mejor destino + Cuentos para niños de todas las edades + El mítico estilo hippie chic

AÑO 6 / NÚM. 69 / ABRIL 2016

Los mejores

para casarsedestinos

2

7 Sucedió en…

8 Agenda

TU DINERO

10 ¿Piensas casarte? Condusef

DESTINOS

14 Los mejores destinos para casarse Paulina Martínez Castañón

EL ARCA DE NOÉ

20 La importancia de las vacunas Claudia Shizuru

PSICOLOGÍA

28 “Quiero decirles que soy Dios” Blanca Pelayo Gutiérrez

CONTENIDOABRIL 2016

Magia y sincretismo en San Cristóbal de las CasasAzucena Pacheco

p. 22 RINCONES

El camino es el mejor destinoJuan Luis Ramos

p. 32 MOSAICO

RinconesAzucena Pacheco

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Magia y sincretismo en

El que sin duda es el bastión cosmopolita del sureste nos

entrega a manos llenas arquitec-tura, gastronomía y festividades,

ideales para conocer al menos un costado del alma chiapaneca.

Sus máximos exponentes son la Fiesta Grande y la Feria de la

Primavera y de la Paz, que se celebran en este mes de abril.

San Cristóbalde las Casas

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Rincones

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Chiapas es un territo-rio agreste y, en su mayor parte, inexplo-rado. Las arraigadas

tradiciones de los grupos indí-genas que lo habitan hacen casi imposible para cualquier visitante adentrarse en sus leyendas, en sus tradiciones y en sus festivi-dades. Pero San Cristóbal de las Casas se cuece aparte.

Al llegar a San Cristóbal de las Casas, sobre todo si lo haces un viernes o un sábado por la no-che, inmediatamente te sentirás atrapado por el vertiginoso ritmo de sus bares, sus restaurantes y su vida nocturna, que se hace presente sobre todo en Andador de Guadalupe, la peatonal im-perdible que además culmina en el monumental Arco del Carmen, puerta construida en 1860, en el más puro estilo mudéjar chiapa-neco, y anexo al ex Convento del

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Carmen, que delimitaba el acceso a la ciudad.

Sin embargo, al despertar a la mañana siguiente, con el aroma del café y el chocolate invadiendo casi cada rincón de esta ciudad, y después de degustar alguno de estos deliciosos elíxires que revitalizan cuerpo y alma, lo que más se apetece es recorrer sus calles sinuosas a paso tranquilo y de rato en rato, y sentarse a des-cansar un poco en alguna de las bellas plazuelas que se encuen-tran a las afueras de casi todos sus templos.

En la Plaza 31 de Marzo, o Plaza Principal, conocí a don Faustino, un viejecito encorvado, quizás de 90 años de edad o más, de esos a quienes les encanta platicar con las personas a las que no encuentra con las narices metidas en el celular y que, como

yo, prefieren admirar el paisaje, la gente pasar, e imbuirse en el sonido del agua de las fuentes, las risas de los niños o el son de los músicos.

Estoy en San Cristóbal para vivir la Fiesta Grande y la Feria de la Prima-vera y de la Paz. Las calles, habitual-mente apacibles entre semana y en temporada baja, se encuentran con ese ánimo de fiesta tan típico de las ciudades pequeñas. Pero todo este bu-llicio tiene un porqué, y don Faustino, con la afabilidad propia de los sabios, comienza a contarme la historia.

La Antigua Real de ChiapaLa Fiesta Grande conmemora la fundación de la ciudad más antigua del sureste mexicano, en 1528, por el conquistador español Diego de Mazariegos, tras vencer a los indí-genas tzotziles y zoques, habitantes originales de esta tierra. Sólo un año después la villa pasó a ser una próspera, pujante y culta ciudad a la que, en 1543, llegó fray Bartolomé de las Casas, o “papá Bartolomé”, como le gusta llamarlo a don Fausti-no y a muchas otras personas.

Rincones

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Este entrañable personaje es fundamental en la historia de la ciu-dad, pues gracias a él se concretó la evangelización de los indígenas, además de innumerables labores sociales, como la enseñanza de artes y oficios y la abolición de la esclavitud. El fraile es tan queri-do, que la ciudad lleva su apellido acompañando al nombre del santo patrono de la misma: san Cristóbal.

Sancris, como se refieren a ella cariñosamente pobladores y turistas, llegó a ser la ciudad más importante de Chiapas, por lo que fue su capital por algún tiempo, aunque gracias a su vocación conservadora, debida mayormente a la fidelidad a la Iglesia católica que aún profesa la mayoría de sus pobladores, perdió dicho atributo cuatro veces ante Tuxtla Gutiérrez, entidad que lo conserva desde 1892.

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Por otro lado, la Feria de la Primavera y de la Paz se realiza durante la semana de Pascua. Durante esos días llevan a cabo espectáculos artísticos, muestras gastronómicas, bailes tradicionales, corridas de toros y charreadas, así como un sinfín de actividades culturales y tradicionales. Las calles están llenas de puestos de comi-da, juegos mecánicos, propuestas artesanales y performanceros, tanto tradicionales como vanguardistas. La culminación de estas fiestas tiene lugar con el desfile de carros alegóricos y la elección de la reina de la feria, en el caso de la Fiesta Grande, y con la quema de Judas, en el caso de la Feria de la Prima-vera y de la Paz.

La fisonomía única de SancrisAdemás de vivir estas festivida-des, es imprescindible imbuirse en la vida cultural de San Cristóbal, así como conocer sus sitios más emblemáticos y sorprendentes. Una vez que visitaste el Complejo del Carmen y el Andador Guadalupe, que mencioné al principio, es una delicia perderse en sus callejones coloniales y admirar las casitas pin-tadas de blanco con techo de teja de dos aguas, así como conocer sus templos y sus casonas.

Destacan el Palacio Municipal; la Casa Utrilla, que además de ser un excelente ejemplo de la arqui-tectura colonial chiapaneca, cuenta con restaurante, spa y tienda de ar-tesanías; la Casa de la Sirena, otro sitio imperdible, ya que, además de presumirnos su originalísima fachada, fue una de las primeras edificaciones de la ciudad, orde-nada por el conquistador Diego de Mazariegos.

Pero lo que realmente nos ayu-da a descubrir el alma chiapaneca es adentrarse en sus más de 20

templos, entre los que destacan la Catedral, así como el Templo y ex Convento de Santo Domingo de Guzmán, símbolos de la ciudad y las más importantes expresiones del barroco chiapaneco. Para co-nocerlos, es necesario descubrir a su vez los distintos barrios de esta ciudad, todos ellos con un marcado sincretismo indígena-colonial.

Durante tu visita no debes dejar de probar la deliciosa gastronomía chiapaneca, que consta de gran variedad de platillos a base de res, puerco y pollo, como el cochito,

los tamales o las chalupas coletas, preparados con hierbas y condi-mentos locales como el chiltepin, el achiote o el chipilín, o incluso españoles, como el azafrán. Tam-bién te recomiendo que refresques tu sed con un tonificante pozol o tascalate.

Las temperaturas suelen ser frías a lo largo del año, por lo que es aconsejable utilizar ropa abriga-dora, aunque al filo del mediodía, o si llegas vía Tuxtla Gutiérrez, el sol puede provocar que te quites la chamarra.p