Se levantan los juglares; quieren hacerse oír€œEl placer y la risa que ahuyentan las tristezas...

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“El placer y la risa que ahuyentan las tristezas del corazón, es necesidad inexcusable del hombre, pues calma las pesadumbres del alma y fortifica la razón” Respondiendo a esta necesidad vital, en la oscura etapa de la Edad Media, la presencia del juglar, vagabundo incansable, danzarín, can- tor, poeta, músico y actor, errando de un lugar a otro con sus danzas y acro- bacias, se hará imprescindible. Heredero de histriones, mimos y pantomimos del teatro romano, sufrirá también como ellos, la persecución, el ataque y la marginación social. Porque en la Edad Media todos representan aquello que Dios ha dispuesto y, si un sujeto cambia de personalidad y adopta no una dis- tinta, sino varias diferentes, esto ya era un ataque directo contra la religión y contra la comunidad. (…) arreglar Pronto se dieron cuenta los grandes poderes, Iglesia y monarquía, de que podían servirles para trasmitir al pueblo sus pode- res y creencias. Eso sí, previa estricta selección, quedando excluidos todos los que utilizaban la expresión corporal y gestual, consideradas ambas, indecente expre- sión de la carne. Tendrá que pasar algún tiempo para valorar el gesto como expre- sión artística en sí misma. A menudo se confunden personajes como: remedadores, bufones, locos fingidos, ciegos, goliardos, soldadescas, que aunque son diferentes entre sí, tienen en común la tarea de rescatar al teatro, que tanto tiempo llevaba casi desaparecido. Y este florecimiento de un teatro cómico medieval, en el marco de fiestas tradicionales y populares, se produjo en toda Europa. Aparecen los sermones bufos, los monólogos cómicos del fanfarrón, sea enamorado, soldado o charlatán. Las llamadas “Sottie”, representadas en carnaval o en las fiestas de mayo, cuyo personaje calvo (como el del teatro popular romano), va cubierto con cape- ruza de loco, jubón corto, calzas ajustadas y adorado con cascabeles. Los colo- res que lo definen son el amarillo y el verde. Y la más importante, la Farsa, con temas de la vida cotidiana y con personajes como: el marido burlado, la mujer astuta, el cura disoluto, el estudiante estúpido, continuadores de los tipos de la comedia romana. En Francia, la caricatura del abogado marru- llero y embaucador es la más aclamada por el público. En Alemania desta- can las Fastenachtspiele de carnaval y en Italia no tardará en producir- se la commedia dell´arte con sus variados y divertidos personajes. Por las posadas y plazas públicas de Inglaterra, veremos los “fools” (locos), bufones juglarescos, mientras en las cortes se representa- rán las llamadas “masks”, mascaradas acompañadas de música y baile. Y en nuestro país, los entremeses y las farsas mantendrán una línea de lo cómico hasta el sainete; con figuras como el “bulu- lú itinerante”, que desempeñaba las funciones de narrador, cantan- te, actor, mimo y que con su retablillo encarnaba todos los persona- jes. Con el correr de los siglos, al bululú solitario se le agregaron otros farsantes, y así se formarán pequeñas compañías a las que se les lla- mará, los cómicos de la legua. Y en toda esta amalgama discontinua, coyuntural y marginal del teatro de entonces, sobrevivirá durante siglos la familia paupérrima de los cómicos, hasta llegar a nuevos juglares, auténticos reyes del teatro de calle, a menudo satírico-político, pero siempre divertido y popular. Se levantan los juglares; quieren hacerse oír

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“El placer y la risa que ahuyentan las tristezas del corazón, es necesidadinexcusable del hombre, pues calma las pesadumbres del alma y fortifica

la razón” Respondiendo a esta necesidad vital, en la oscura etapa de laEdad Media, la presencia del juglar, vagabundo incansable, danzarín, can-

tor, poeta, músico y actor, errando de un lugar a otro con sus danzas y acro-bacias, se hará imprescindible. Heredero de histriones, mimos y pantomimos

del teatro romano, sufrirá también como ellos, la persecución, el ataque y lamarginación social. Porque en la Edad Media todos representan aquello queDios ha dispuesto y, si un sujeto cambia de personalidad y adopta no una dis-tinta, sino varias diferentes, esto ya era un ataque directo contra la religión ycontra la comunidad. (…) arreglar Pronto se dieron cuenta los grandes poderes,

Iglesia y monarquía, de que podían servirles para trasmitir al pueblo sus pode-res y creencias. Eso sí, previa estricta selección, quedando excluidos todos los que

utilizaban la expresión corporal y gestual, consideradas ambas, indecente expre-sión de la carne. Tendrá que pasar algún tiempo para valorar el gesto como expre-

sión artística en sí misma. A menudo se confunden personajes como: remedadores,bufones, locos fingidos, ciegos, goliardos, soldadescas, que aunque son diferentes

entre sí, tienen en común la tarea de rescatar al teatro, que tanto tiempo llevaba casidesaparecido.

Y este florecimiento de un teatro cómico medieval, en el marco de fiestas tradicionales ypopulares, se produjo en toda Europa. Aparecen los sermones bufos, los monólogos cómicos

del fanfarrón, sea enamorado, soldado o charlatán. Las llamadas “Sottie”, representadas en carnavalo en las fiestas de mayo, cuyo personaje calvo (como el del teatro popular romano), va cubierto con cape-ruza de loco, jubón corto, calzas ajustadas y adorado con cascabeles. Los colo-res que lo definen son el amarillo y el verde. Y la más importante, la Farsa,con temas de la vida cotidiana y con personajes como: el marido burlado, lamujer astuta, el cura disoluto, el estudiante estúpido, continuadores de lostipos de la comedia romana. En Francia, la caricatura del abogado marru-llero y embaucador es la más aclamada por el público. En Alemania desta-can las Fastenachtspiele de carnaval y en Italia no tardará en producir-se la commedia dell´arte con sus variados y divertidos personajes. Porlas posadas y plazas públicas de Inglaterra, veremos los “fools”(locos), bufones juglarescos, mientras en las cortes se representa-rán las llamadas “masks”, mascaradas acompañadas de música ybaile. Y en nuestro país, los entremeses y las farsas mantendránuna línea de lo cómico hasta el sainete; con figuras como el “bulu-lú itinerante”, que desempeñaba las funciones de narrador, cantan-te, actor, mimo y que con su retablillo encarnaba todos los persona-jes. Con el correr de los siglos, al bululú solitario se le agregaron otrosfarsantes, y así se formarán pequeñas compañías a las que se les lla-mará, los cómicos de la legua.Y en toda esta amalgama discontinua, coyuntural y marginal del teatrode entonces, sobrevivirá durante siglos la familia paupérrima de loscómicos, hasta llegar a nuevos juglares, auténticos reyes del teatro de calle,a menudo satírico-político, pero siempre divertido y popular.

Se levantan los juglares; quieren hacerse oír