ESCUELA NORMAL SUPERIOR DE BUCARAMANGAPROGRAMA DE FORMACIÓN COMPLEMENTARIA

DIDÁCTICA DE LA LITERATURA INFANTIL II 1301B

Realizado por: Fernanda Andrea Salamanca Alvarez y Angie Marcela Basto Mutis.

Secuencia didáctica

El siguiente cuadro, es un ejemplo de secuencia didáctica, que muestra la construcción de textos a partir de la estrategia, “Las fábulas al revés” que se plantea en el libro la gramática de la fantasía por el autor Giani Rodari. Esta estrategia puede ser trabajada para toda la primaria, es decir para grados primero a quinto, sin embargo este ejemplo se basa en el grado cuarto de primaria.

Preguntas guías Respuestas a las preguntas

¿Qué voy a enseñar? Elaboración de historias a partir de la estrategia “las fábulas al revés” (narración al revés), de los cuentos tradicionales e historias comunes.

¿Para qué voy a enseñar? Para fortalecer la construcción de historias imaginarias a partir de historias tradicionales.

¿A quiénes les voy a enseñar? A niños y niñas que se encuentran en el grado cuarto de primaria.

¿Cómo lo voy a enseñar?

A partir de los siguientes pasos:

1. Recordatorio de historias: En primer lugar se deben recordar las historias más conocidas para el niño o niña, durante su infancia, enfocándonos en los papeles de los personajes principales, es decir, en los personajes que eran destacados y en sus acciones. Por ejemplo: En el cuento de caperucita roja, el lobo es el que se come a la abuela y a caperucita roja, es decir es el victimario, y caperucita roja es la niña inocente, es decir es la víctima. Para ello se deben realizar diversas preguntas como las siguientes para que entre todos se recuerden las historias y papeles de los personajes principales:

a. ¿Cuáles cuentos recuerdan?b. Del cuento que recordaron ¿Cuáles son los personajes principales?c. Del cuento que recordaron ¿Quién es el personaje destacado por su torpeza y

quien es el destacado por su inteligencia?d. ¿Quién puede hablarme acerca de los personajes de un cuento?e. ¿El lobo de caperucita roja es agradable o feroz?f. ¿Cenicienta es educada o maleducada?g. ¿Hansel y gretel como son como hijos?h. ¿Los siete enanos son amables u odiosos? ¿Son trabajadores o no hacen nada?i. ¿Por qué se destaca cada personaje del cuento?

Las preguntas no tienen un orden, además deben realizarse a partir de los saberes previos del niño y de sus respuestas anteriores. Teniendo en cuenta, que lo que ellos deben recordar, más que la historia es las acciones de los personajes, para realizar esta estrategia con mayor facilidad.

2. Juego, encuentra la historia: los niños deberán buscar en el salón una imagen, de un cuento ANEXO 1, esta imagen los guiará para la construcción de la historia, ya que la imagen que encuentren será la de la historia que deben reconstruir.

Recordando mi historia: Como al principio de la estrategia, los niños recordaron diversas historias, este será un momento de 5 o 10 minutos que el profesor dará, para que cada niño recuerde nuevamente la historia que encontró y libremente pueda preguntarle al maestro, si hay algo que no recuerda. Lo principal que deben reconocer es lo siguiente:

Reconocimiento de la historia: Los niños deben recordar cómo se llama el cuento.

Identificación de personajes: El niño debe pensar en los personajes principales de la historia y en sus características.

Identificación de acciones de los personajes principales: Los niños deben reconocer la acción principal de los personajes, las actividades que más realizaban en la historia.

3. Una nueva versión de un cuento tradicional: En este momento , lo niños y niñas realizan una nueva historia, intercambiando la posición de los personajes, es decir reconstruyéndola al revés, para ello se debe dar un ejemplo corto, de una posible historia, como por ejemplo:

Imagen :

Reconocimiento de la historia: Se pregunta a los niños , si han escuchado de esta historia, si esto no es así, se narra la versión original, ver ANEXO 2.

Recordando mi historia: Se habla con los niños del nombre de la historia (Los colores de Mateo), de los personajes principales (Mateo y su madre) , de las acciones principales de la historia (Adopción de mateo).

Nueva versión del cuento:

MATEO LLENO DE COLORES

Mateo no es un niño de un solo color. Es de color rojo… Es de color verde… Azul… Y por supuesto amarillo… pero Mateo no es un niño de color negro. La cara de Mateo no resplandecen las dos lunas de sus ojos, farolillos que no le alumbran la sonrisa que no es clara. A Mateo le complace el sonido de las palabras con las que su madre lo nombra, y le escucha decir que él es como el arcoíris.

Arcoíris -¿Qué cosa es el arcoíris, mami?

Arcoíris, Mateo, es un fenómeno de la naturaleza, y aparece algunos días cuando llueve y hace sol.

A Mateo le gusta que su madre lo compare con arcoíris, porque él sabe que eso es algo hermoso. Mateo tiene una mamá que le canta y le cuenta historias, la historia de la vida de Mateo, que él escucha prestando gran atención.

-¿Sabes, Mateo?

Y la mamá de Mateo se le pone la voz suave, como de contar: Tú naciste en una isla lejana del Caribe. Una isla preciosa, donde la vegetación desborda a las montañas y los cocoteros se acerca hasta la playa para acariciar el agua cristalina, naciste en medio de las plantas que hay debajo del mar con muchos colores, por ello no solo eres de un color.

-Allá, Mateo –repite su nombre la mujer mientras lo abraza-, los hombres y mujeres que viven allí, caminan y danzan entre las plantas de bananas, el cacao y la dulce caña de azúcar.

Mamá le cuenta a Mateo, que en aquella isla vivía una hermosa sirena, que no podía cuidar de él, y ella, que también te quería muchísimo, me pidió que yo me ocupara de ti –le dice su mamita que solo es de un color-. Y así es ahora soy yo tu mamá. Así que para siempre serás mi hijo. Entonces Mateo ya sabe que él es un niño adoptado. A Mateo le encanta explicarlo a sus compañeros de clase haciéndose el interesante.

Soy un hijo adoptado, Todos lo miran con ojos de agrado. - Otras veces, Mateo se conforma, y juega. He inventa una historia diciendo que él nació del sol y la lluvia, y que cada día que sale el arcoíris esa es una imagen de él, como una fotografía. FIN

Socialización: Los niños después de que conocieron la nueva historia, realizan preguntas acerca de dudas que se presenten durante la actividad. En esta actividad también se habla con ellos, de que el cambio de la historia es imaginaria, y cada uno está libre de cambiar, la historia como prefiera. Un ejemplo de esto, es que algún niño pudo imaginar esta historia, con un niño solo de color azul, o solo de color blanco o talvez de color transparente.

OTRO EJEMPLO PUEDE SER CON UN CUENTO TRADICIONAL, COMO EL SIGUIENTE:

Imagen :

Reconocimiento de la historia: Se pregunta a los niños , si han escuchado de esta historia, si esto no es así, se narra la versión original, ver ANEXO 3.

Recordando mi historia: Se habla con los niños del nombre de la historia (Caperucita roja), de los personajes principales (Caperucita roja, el lobo, la abuelita) , de las acciones principales de la historia (El lobo se come a la abuela y a caperucita roja).

Nueva versión del cuento:

Caperucita Negra

Había una vez una niña llamada Caperucita Negra, que vivía en el bosque con su mamá. Era una niña muy muy mala, gruñona y le gustaba maltratar a los animalitos del bosque.Un día, su mamá le pidió el favor de ir a visitar a su abuelita que vivía al otro lado del bosque, y que le llevara unos medicamentos y frutas que su madre le había preparado en una canasta. Caperucita se alegró pues sabía que tenía la oportunidad de salir al bosque y molestar a los animalitos que se le cruzaban en el camino. A Caperucita le gustaba maltratar en especial al lobo del bosque, este lobito vivía solo pero era muy amigo de todos los animales del bosque y por tratar de defenderlos y cuidarlos de Caperucita, es que ella no lo quería.

Entonces Caperucita emprendió su viaje hacia el corazón del bosque, a medida que iba caminando iba mirando que animal se encontraba para sacarlo corriendo de miedo. Entre esos se encontró a un conejo, a una ardilla, a un lobo y a un oso. Todos temerosos de Caperucita Negra tan pronto la veían, salían corriendo tan rápido como podían.

De repente en el camino se encontró al lobo, el lobo como buen amigo del resto de los animales del bosque, le pidió a Caperucita el favor de que los dejara de molestar pues estaba perdiendo el cariño de todos estos animalitos hacia ella y ya le estaban solamente temiendo. A Caperucita no le importó lo que el lobo dijo y le lanzo un patadón que lo dejó chillando.

Finalmente Caperucita llegó a casa de su abuelita, muy grosera la saludo y le tiró la canasta con frutas y medicamentos. Al ver que su abuelita se encontraba tan enferma, Caperucita sintió algo muy feo en su interior, se sintió triste y preocupada. Su abuelita le pidió que cambiara, pues sabía que pronto moriría y no quería morir viendo a su nieta convertida en monstruo.

Caperucita estalló en llanto y le pidió perdón por lo que había hecho y por la persona en la que se había convertido. De repente entró a la casa de la abuelita un cazado que traía en sus brazos al lobo, que en realidad era una lobita, eso dijo el cazador, la lobita estaba embarazada y al Caperucita golpearla con su pie, le había ocasionado un dolor muy fuerte. Caperucita entró en shock y por fin entendió que era momento de cambiar.

Se encargó de cuidar a la loba para que se recuperara y pudiera tener a sus hijitos sanos y salvos. La abuelita de Caperucita al ver como su nieta había cambiado, también se fue recuperando de a poco y finalmente todos fueron felices y los animales del bosque volvieron a querer a Caperucita y a confiar en ella.

FIN.

4. Socialización de las nuevas historias creadas por los estudiantes.

¿Con qué lo voy a enseñar? A partir de cuentos infantiles (tradicionales y de vivencias cotidianas), preguntas y socialización, imágenes y ejemplos.

¿Cómo evaluó lo que enseño? A partir de la participación, opinión crítica, construcción y producción del estudiante durante las diferentes actividades.

¿Qué evaluó?

Se tienen en cuenta los siguientes indicadores:

Produzco textos orales, en situaciones comunicativas que permiten evidenciar el uso significativo de la entonación y la pertinencia articulatoria. Por lo cual,

1. Elaboro un plan para la exposición de mis ideas.2. Adecuo la entonación y la pronunciación a las exigencias de las situaciones

comunicativas en que participo.

Produzco textos escritos que responden a diversas necesidades comunicativas y que siguen un procedimiento estratégico para su elaboración. Por lo cual,

3. Reescribo el texto a partir de las propuestas de corrección formuladas por mis compañeros y por mí.

Elaboro hipótesis de lectura acerca de las relaciones entre los elementos constitutivos de un texto literario, y entre éste y el contexto.

4. Reconozco, en los textos literarios que leo, elementos tales como tiempo, espacio, acción, personajes.

Conozco y analizo los elementos, roles, relaciones y reglas básicas de la comunicación, para inferir las intenciones y expectativas de mis interlocutores y hacer más eficaces mis procesos comunicativos.

1. Tengo en cuenta, en mis interacciones comunicativas, principios básicos de la comunicación: reconocimiento del otro en tanto interlocutor válido y respeto por los turnos conversacionales.

ANEXO 1 (Miniatura)

ANEXO 2

Los colores de Mateo, Marisa López Soria

Mateo es un niño de color. Pero no de color rojo… Ni verde… Ni azul… Ni tan siquiera amarillo… Mateo es un niño de color negro. Mateo es negro como la noche. Y oscuro como un misterio. Mateo tiene la piel tostada, color azabache y bruna, y es por eso que en su cara resplandecen las dos lunas de sus ojos, farolillos que le alumbran la sonrisa clara. A Mateo le complace el sonido de las palabras con las que su madre lo nombra. Azabache.

-¿Qué cosa es el azabache, mami?-El azabache, Mateo, es un mineral especial, de una tonalidad de negro tan hermoso, que se utiliza para hacer joyas.

A Mateo le gusta que su madre lo compare con carboncillo. Aunque, seguramente también te agradará saber, Mateo, que el azabache es un pájaro pequeño, con el lomo de color ceniciento oscuro, y la cabeza y las alas negras... ¡Un Pájaro!

Que suerte tiene Mateo de parecerse a un pájaro. Y bruno. También, Mateo, eres bruno –le susurra su mamá-. Como el árbol bruno de la finca de la tía Margarita, el que cada verano nos regala sabrosas ciruelas negras. Sonríe Mateo de saberse como la fruta redonda, rica ciruela morena…

Mateo tiene una mamá que le canta nanas y le cuenta historias, la historia de la vida de Mateo, que él escucha prestando gran atención. ¿Sabes, Mateo? Y la mamá de Mateo se le pone la voz suaaaave, como de contar:

-Tú naciste en una isla lejana del Caribe. Una isla preciosa, donde la vegetación desborda a las montañas y los cocoteros se acerca hasta la playa para acariciar el agua cristalina. -Allá, Mateo –repite su nombre la mujer

mientras lo abraza-, los hombres y mujeres tienen la piel canela, y caminan que parece que danzan entre las plantas de bananas, el cacao y la dulce caña de azúcar. Por la noche suelen cantar nostálgicas canciones para que sean buenos el volcán y el huracán; para que duerman tranquilos el papagayo, la tortuga, y el caimán… Mateo ya lo sabe.

Aquella señora de la isla que no podía cuidar de Mateo. Ella, que también te quería muchísimo, me pidió que yo me ocupara de ti –le dice su mamita blanca-. Y así es que ahora soy yo tu mamá. El niño deseaba escuchar más. -Ay, Mateo, aquél fue un gran día para mí. No te imaginas la emoción cuando te conocí y te tomé entre mis brazos. Estaba tan contenta de que fueras mi hijo, Mateo, que me puse a llorar. ¡Nunca había visto un bebe tan precioso como tú!

-Así es que ahora y para siempre eres mi hijo. ¿Qué te parece Mateo? -¡¡Genial!!

Mateo, el interesado, le encanta explicarlo a sus compañeros de clase haciéndose el interesante. -Yo no soy Bilógico, soy un hijo adoptado. Todos lo miran con ojos de asombrados. Ojos de niños blancos que no se parecen a las lunas llenas que Mateo tiene brillando en la cara. -¡Córcholis! ¡Qué suerte! –exclaman admirados. Otras veces, Mateo no se conforma, y entonces juega.

Juega Mateo a que él es un niño que nació de un huevo redondito. Así, bien tapado, acurrucado, se protege en el interior del albornoz. ¡Toc, toc, toc! Ahora saldrá de su cascara blanca para sorprender a la madre. ¡Eh!, soy yo, mami, soy tu propio hijo, ¿ves? La madre rosada y de nácar lo besa y lo abraza. Mateo, mi niño. Su mamá es tan clara, le sonríe a su madre con una boca de dientes tan blancos, que en su cara alegre se dibuja media luna mora. Y su mamá, esta mamá tan cercana y suya que Mateo tiene aquí, junto a él, para cuidarlo y quererlo, aunque no sea negra… Ni roja… Ni verde… Ni azul… Ni amarilla… … esta mamá que ni tan siquiera es capaz de tostarse, marrón, bajo el sol, lo abraza y le dice:

-Mateo, hijo, ¡te quiero tanto! -¿Cuánto mami? -¡De todos los colores, Mateo!

ANEXO 3

Había una vez una adorable niña que era querida por todo aquél que la conociera, pero sobre todo por su abuelita, y no

quedaba nada que no le hubiera dado a la niña. Una vez le regaló una pequeña caperuza o gorrito de un color rojo, que

le quedaba tan bien que ella nunca quería usar otra cosa, así que la empezaron a llamar Caperucita Roja. Un día su

madre le dijo: “Ven, Caperucita Roja, aquí tengo un pastel y una botella de vino, llévaselas en esta canasta a tu abuelita

que esta enfermita y débil y esto le ayudará. Vete ahora temprano, antes de que caliente el día, y en el camino, camina

tranquila y con cuidado, no te apartes de la ruta, no vayas a caerte y se quiebre la botella y no quede nada para tu

abuelita. Y cuando entres a su dormitorio no olvides decirle, “Buenos días”, ah, y no andes curioseando por todo el

aposento.”

“No te preocupes, haré bien todo”, dijo Caperucita Roja, y tomó las cosas y se despidió cariñosamente.

La abuelita vivía en el bosque, como a un kilómetro de su casa. Y no más había entrado Caperucita Roja en el bosque,

siempre dentro del sendero, cuando se encontró con un lobo. Caperucita Roja no sabía que esa criatura pudiera hacer

algún daño, y no tuvo ningún temor hacia él.

“Buenos días, Caperucita Roja,” dijo el lobo. “Buenos días, amable lobo.”

– “¿A dónde vas tan temprano, Caperucita Roja?”

– “A casa de mi abuelita.”

– “¿Y qué llevas en esa canasta?”

– “Pastel y vino. Ayer fue día de hornear, así que mi pobre abuelita enferma va a tener algo bueno para fortalecerse.”

– “¿Y adonde vive tu abuelita, Caperucita Roja?”

– “Como a medio kilómetro más adentro en el bosque. Su casa está bajo tres grandes robles, al lado de unos avellanos.

Seguramente ya los habrás visto,” contestó inocentemente Caperucita Roja. El lobo se dijo en silencio a sí mismo: “¡Qué

criatura tan tierna! qué buen bocadito – y será más sabroso que esa viejita. Así que debo actuar con delicadeza para

obtener a ambas fácilmente.” Entonces acompañó a Caperucita Roja un pequeño tramo del camino y luego le dijo: “Mira

Caperucita Roja, que lindas flores se ven por allá, ¿por qué no vas y recoges algunas? Y yo creo también que no te has

dado cuenta de lo dulce que cantan los pajaritos. Es que vas tan apurada en el camino como si fueras para la escuela,

mientras que todo el bosque está lleno de maravillas.”

Caperucita Roja levantó sus ojos, y cuando vio los rayos del sol danzando aquí y allá entre los árboles, y vio las bellas

flores y el canto de los pájaros, pensó: “Supongo que podría llevarle unas de estas flores frescas a mi abuelita y que le

encantarán. Además, aún es muy temprano y no habrá problema si me atraso un poquito, siempre llegaré a buena

hora.” Y así, ella se salió del camino y se fue a cortar flores. Y cuando cortaba una, veía otra más bonita, y otra y otra, y

sin darse cuenta se fue adentrando en el bosque. Mientras tanto el lobo aprovechó el tiempo y corrió directo a la casa

de la abuelita y tocó a la puerta. “¿Quién es?” preguntó la abuelita.

“Caperucita Roja,” contestó el lobo.

“Traigo pastel y vino. Ábreme, por favor.”

– “Mueve la cerradura y abre tú,” gritó la abuelita, “estoy muy débil y no me puedo levantar.”

El lobo movió la cerradura, abrió la puerta, y sin decir una palabra más, se fue directo a la cama de la abuelita y de un

bocado se la tragó. Y enseguida se puso ropa de ella, se colocó un gorro, se metió en la cama y cerró las cortinas.

Mientras tanto, Caperucita Roja se había quedado colectando flores, y cuando vio que tenía tantas que ya no podía

llevar más, se acordó de su abuelita y se puso en camino hacia ella. Cuando llegó, se sorprendió al encontrar la puerta

abierta, y al entrar a la casa, sintió tan extraño presentimiento que se dijo para sí misma:

“¡Oh Dios! que incómoda me siento hoy, y otras veces que me ha gustado tanto estar con abuelita.” Entonces gritó:

“¡Buenos días!”, pero no hubo respuesta, así que fue al dormitorio y abrió las cortinas. Allí parecía estar la abuelita con

su gorro cubriéndole toda la cara, y con una apariencia muy extraña.

“¡!Oh, abuelita!” dijo, “qué orejas tan grandes que tienes.”

– “Es para oírte mejor, mi niña,” fue la respuesta. “Pero abuelita, qué ojos tan grandes que tienes.”

– “Son para verte mejor, querida.”

– “Pero abuelita, qué brazos tan grandes que tienes.”

– “Para abrazarte mejor.” – “Y qué boca tan grande que tienes.”

– “Para comerte mejor.” Y no había terminado de decir lo anterior, cuando de un salto salió de la cama y se tragó

también a Caperucita Roja.

Entonces el lobo decidió hacer una siesta y se volvió a tirar en la cama, y una vez dormido empezó a roncar fuertemente.

Un cazador que por casualidad pasaba en ese momento por allí, escuchó los fuertes ronquidos y pensó, ¡Cómo ronca esa

viejita! Voy a ver si necesita alguna ayuda. Entonces ingresó al dormitorio, y cuando se acercó a la cama vio al lobo

tirado allí. “¡Así que te encuentro aquí, viejo pecador!” dijo él. ”¡Hacía tiempo que te buscaba!”

Y ya se disponía a disparar su arma contra él, cuando pensó que el lobo podría haber devorado a la viejita y que aún

podría ser salvada, por lo que decidió no disparar. En su lugar tomó unas tijeras y empezó a cortar el vientre del lobo

durmiente.

En cuanto había hecho dos cortes, vio brillar una gorrita roja, entonces hizo dos cortes más y la pequeña Caperucita Roja

salió rapidísimo, gritando: “¡Qué asustada que estuve, qué oscuro que está ahí dentro del lobo!”, y enseguida salió

también la abuelita, vivita, pero que casi no podía respirar. Rápidamente, Caperucita Roja trajo muchas piedras con las

que llenaron el vientre del lobo. Y cuando el lobo despertó, quiso correr e irse lejos, pero las piedras estaban tan

pesadas que no soportó el esfuerzo y cayó muerto.

Las tres personas se sintieron felices. El cazador le quitó la piel al lobo y se la llevó a su casa. La abuelita comió el pastel y

bebió el vino que le trajo Caperucita Roja y se reanimó. Pero Caperucita Roja solamente pensó:

“Mientras viva, nunca me retiraré del sendero para internarme en el bosque,

cosa que mi madre me había ya prohibido hacer.”