Semana 2

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Lectura Semanal - Semana 2 Día 8 - Lunes 02.02.15: Lucas 9: 1-27 / Génesis 15 / Salmos 8 Día 9 - Martes 03.02.15: Lucas 9: 28-62 / Génesis 16 / Salmos 9 Día 10 - Miércoles 04.02.15: Lucas 10: 1-20 /Génesis 17 / Salmos 10 Día 11 - Jueves 05.02.15: Lucas 10: 21-42 / Génesis 18 / Salmos 11 Día 12 - Viernes 06.02.15: Lucas 11: 1-28 / Génesis 19 / Salmos 12 Día 13 - Sábado 07.02.15: Lucas 11: 29-54 / Génesis 20 / Salmos 13 Día 14 - Domingo 08.02.15: Lucas 12: 1-31 / Génesis 21 / Salmos 14

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Lectura Semanal - Semana 2Día 8 - Lunes 02.02.15: Lucas 9: 1-27 / Génesis 15 / Salmos 8Día 9 - Martes 03.02.15: Lucas 9: 28-62 / Génesis 16 / Salmos 9Día 10 - Miércoles 04.02.15: Lucas 10: 1-20 /Génesis 17 / Salmos 10Día 11 - Jueves 05.02.15: Lucas 10: 21-42 / Génesis 18 / Salmos 11Día 12 - Viernes 06.02.15: Lucas 11: 1-28 / Génesis 19 / Salmos 12Día 13 - Sábado 07.02.15: Lucas 11: 29-54 / Génesis 20 / Salmos 13Día 14 - Domingo 08.02.15: Lucas 12: 1-31 / Génesis 21 / Salmos 14

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Día 8 - Lunes 02.02.15:Lucas 9: 1-27 (NVI)Jesús envía a los doce9Habiendo reunido a los doce, Jesús les dio poder y autoridad para expulsar a todos los demonios y para sanar enfermedades. 2Entonces los envió a predicar el reino de Dios y a sanar a los enfermos. 3«No lleven nada para el camino: ni bastón, ni bolsa, ni pan, ni dinero, ni dos mudas de ropa —les dijo—. 4En cualquier casa que entren, quédense allí hasta que salgan del pueblo. 5Si no los reciben bien, al salir de ese pueblo, sacúdanse el polvo de los pies como un testimonio contra sus habitantes.» 6Así que partieron y fueron por todas partes de pueblo en pueblo, predicando el evangelio y sanando a la gente. 7Herodes el tetrarca se enteró de todo lo que estaba sucediendo. Estaba perplejo porque algunos decían que Juan había resucitado; 8otros, que se había aparecido Elías; y otros, en fin, que había resucitado alguno de los anti-guos profetas. 9Pero Herodes dijo: «A Juan mandé que le cortaran la cabeza; ¿quién es, entonces, éste de quien oigo tales cosas?» Y procuraba verlo.

Jesús alimenta a los cinco mil10Cuando regresaron los apóstoles, le relataron a Jesús lo que habían hecho. Él se los llevó consigo y se retiraron solos a un pueblo llamado Betsaida, 11pero la gente se enteró y lo siguió. Él los recibió y les habló del reino de Dios. También sanó a los que lo necesitaban. 12Al atardecer se le acercaron los doce y le dijeron:—Despide a la gente, para que vaya a buscar alojamiento y comida

en los campos y pueblos cercanos, pues donde estamos no hay nada. 13—Denles ustedes mismos de comer —les dijo Jesús.—No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a menos que vayamos a comprar comida para toda esta gente —objetaron ellos, 14porque había allí unos cinco mil hom-bres.Pero Jesús dijo a sus discípu-los:—Hagan que se sienten en grupos como de cincuenta cada uno. 15Así lo hicieron los discípulos, y se sentaron todos. 16Entonces Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados, y mirando al cielo, los bendijo. Luego los partió y se los dio a los discípulos para que se los repartieran a la gente. 17Todos comie-ron hasta quedar satisfechos, y de los pedazos que sobraron se recogieron doce canastas.

La confesión de Pedro18Un día cuando Jesús estaba orando para sí, estando allí sus discípulos, les preguntó:—¿Quién dice la gente que soy yo? 19—Unos dicen que Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que uno de los antiguos profetas ha resuci-tado —respondieron. 20—Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?—El Cristo de Dios —afirmó Pedro. 21Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran esto a nadie. Y les dijo: 22—El Hijo del hombre tiene que sufrir muchas cosas y ser rechazado por los ancianos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley. Es necesario que lo maten y que resucite al tercer día. 23Dirigiéndo-se a todos, declaró:—Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz cada día y me siga.

24Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará. 25¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se destruye a sí mismo? 26Si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras, el Hijo del hombre se aver-gonzará de él cuando venga en su gloria y en la gloria del Padre y de los santos ángeles. 27Además, les aseguro que algunos de los aquí presentes no sufrirán la muerte sin antes haber visto el reino de Dios._______________________________Génesis 15 (NVI)Dios hace un pacto con Abram15Después de esto, la palabra del Señor vino a Abram en una visión: «No temas, Abram. Yo soy tu escudo, y muy grande será tu recompensa.» 2Pero Abram le respondió:—Señor y Dios, ¿para qué vas a darme algo, si aún sigo sin tener hijos, y el heredero de mis bienes será Eliezer de Damasco? 3Como no me has dado ningún hijo, mi herencia la recibirá uno de mis criados. 4—¡No! Ese hombre no ha de ser tu heredero —le contestó el Señor—. Tu heredero será tu propio hijo. 5Luego el Señor lo llevó afuera y le dijo:—Mira hacia el cielo y cuenta las estrellas, a ver si puedes. ¡Así de numerosa será tu descendencia! 6Abram creyó al Señor, y el Señor lo reconoció a él como justo. 7Además, le dijo:—Yo soy el Señor, que te hice salir de Ur de los caldeos para darte en posesión esta tierra. 8Pero Abram le preguntó:—Señor y Dios, ¿cómo sabré que voy a poseerla? 9El-Señor le respondió:—Tráeme una ternera, una cabra y un carnero, todos

ellos de tres años, y también una tórtola y un pichón de paloma. 10Abram llevó todos estos animales, los partió por la mitad, y puso una mitad frente a la otra, pero a las aves no las partió. 11Y las aves de rapiña comenzaron a lanzarse sobre los animales muertos, pero Abram las espantaba. 12Al anochecer, Abram cayó en un profundo sueño, y lo envolvió una oscuridad aterradora. 13El Señor le dijo:—Debes saber que tus descendientes vivirán como extranjeros en tierra extraña, donde serán esclavi-zados y maltratados durante cuatro-cientos años. 14Pero yo castigaré a la nación que los esclavizará, y luego tus descendientes saldrán en libertad y con grandes riquezas. 15Tú, en cambio, te reunirás en paz con tus antepasados, y te enterrarán cuando ya seas muy anciano. 16Cuatro generaciones des-pués tus descendientes volverán a este lugar, porque antes de eso no habrá llegado al colmo la iniquidad de los amorreos. 17Cuando el sol se puso y cayó la noche, aparecieron una hornilla humeante y una antorcha encendida, las cuales pasaban entre los animales descuartizados. 18En aquel día elSe-ñorhizo un pacto con Abram. Le dijo:—A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el gran río, el Éufrates. 19Me refiero a la tierra de los quenitas, los quenizitas, los cadmo-neos, 20los hititas, los ferezeos, los refaítas, 21los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos._______________________________Salmos 8 (NVI)Al director musical. Sígase la tonada de «La canción del lagar». Salmo de David.

8Oh Señor, soberano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra! ¡Has puesto tu gloria sobre los cielos! 2Por causa de tus adversarios has hecho que brote la alabanza de labios de los pequeñitos y de los niños de pecho, para silenciar al enemigo y al rebelde. 3Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que allí fijaste, 4me pregunto: «¿Qué es el hombre, para que en él pienses? ¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en cuenta?» 5Pues lo hiciste poco menos que un dios, y lo coronaste de gloria y de honra: 6lo entronizaste sobre la obra de tus manos, todo lo sometiste a su dominio; 7todas las ovejas, todos los bueyes, todos los ani-males del campo, 8las aves del cielo, los peces del mar, y todo lo que surca los senderos del mar. 9Oh Señor, sobe-rano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra!

Día 9 - Martes 03.02.15:Lucas 9: 28-62 (NVI)La transfiguración28Unos ocho días después de decir esto, Jesús, acompañado de Pedro, Juan y Jacobo, subió a una montaña a orar. 29Mientras oraba, su rostro se transformó, y su ropa se tornó blanca y radiante. 30Y aparecieron dos persona-jes —Moisés y Elías— que conversa-ban con Jesús. 31Tenían un aspecto glorioso, y hablaban de la partida de Jesús, que él estaba por llevar a cabo en Jerusalén. 32Pedro y sus compañe-ros estaban rendidos de sueño, pero cuando se despabilaron, vieron su gloria y a los dos personajes que esta-

ban con él. 33Mientras éstos se aparta-ban de Jesús, Pedro, sin saber lo que estaba diciendo, propuso:—Maestro, ¡qué bien que estemos aquí! Podemos levantar tres albergues: uno para ti, otro para Moisés y otro para Elías. 34Estaba hablando todavía cuando apareció una nube que los envolvió, de modo que se asustaron. 35Entonces salió de la nube una voz que dijo: «Éste es mi Hijo, mi escogido; escúchenlo.» 36Después de oírse la voz, Jesús quedó solo. Los dis-cípulos guardaron esto en secreto, y por algún tiempo a nadie contaron nada de lo que habían visto.

Jesús sana a un muchachoendemoniado37Al día siguiente, cuando bajaron de la montaña, le salió al encuentro mucha gente. 38Y un hombre de entre la multi-tud exclamó:—Maestro, te ruego que atiendas a mi hijo, pues es el único que tengo. 39Resulta que un espíritu se posesiona de él, y de repente el mucha-cho se pone a gritar; también lo sacude con violencia y hace que eche espuma-rajos. Cuando lo atormenta, a duras penas lo suelta. 40Ya les rogué a tus discípulos que lo expulsaran, pero no pudieron. 41—¡Ah, generación incrédu-la y perversa! —respondió Jesús—. ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes y soportarlos? Trae acá a tu hijo. 42Estaba acercándose el mucha-cho cuando el demonio lo derribó con una convulsión. Pero Jesús reprendió al espíritu maligno, sanó al muchacho y se lo devolvió al padre. 43Y todos se que-daron asombrados de la grandeza de Dios.En medio de tanta admiración por

todo lo que hacía, Jesús dijo a sus discí-pulos: 44—Presten mucha atención a lo que les voy a decir: El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres. 45Pero ellos no entendían lo que quería decir con esto. Les estaba encubierto para que no lo comprendie-ran, y no se atrevían a preguntárselo. ¿Quién va a ser el más importante? 46Surgió entre los discípulos una discu-sión sobre quién de ellos sería el más importante. 47Como Jesús sabía bien lo que pensaban, tomó a un niño y lo puso a su lado. 48—El que recibe en mi nombre a este niño —les dijo—, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. El que es más insignificante entre todos ustedes, ése es el más importante. 49—Maestro —in-tervino Juan—, vimos a un hombre que expulsaba demonios en tu nombre; pero como no anda con nosotros, tratamos de impedírselo. 50—No se lo impidan —les replicó Jesús—, porque el que no está contra ustedes está a favor de ustedes.

La oposición de los samaritanos51Como se acercaba el tiempo de que fuera llevado al cielo, Jesús se hizo el firme propósito de ir a Jerusalén. 52En-vió por delante mensajeros, que entra-ron en un pueblo samaritano para pre-pararle alojamiento; 53pero allí la gente no quiso recibirlo porque se dirigía a Jerusalén. 54Cuando los discípulos Jacobo y Juan vieron esto, le pregunta-ron:—Señor, ¿quieres que hagamos caer fuego del cielo para que los des-truya? 55Pero Jesús se volvió a ellos y los reprendió. 56Luego siguieron la jornada a otra aldea.

Lo que cuesta seguir a Jesús57Iban por el camino cuando alguien le dijo:—Te seguiré a dondequiera que vayas. 58—Las zorras tienen madrigue-ras y las aves tienen nidos —le respon-dió Jesús—, pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza. 59A otro le dijo:—Sígueme.—Señor —le contestó—, primero déjame ir a enterrar a mi padre. 60—Deja que los muertos entierren a sus propios muertos, pero tú ve y proclama el reino de Dios —le repli-có Jesús. 61Otro afirmó:—Te seguiré, Señor; pero primero déjame despedir-me de mi familia. 62Jesús le respon-dió:—Nadie que mire atrás después de poner la mano en el arado es apto para el reino de Dios._______________________________Génesis 16 (NVI)Agar e Ismael16Saray, la esposa de Abram, no le había dado hijos. Pero como tenía una esclava egipcia llamada Agar, 2Saray le dijo a Abram:—El Señor me ha hecho estéril. Por lo tanto, ve y acuéstate con mi esclava Agar. Tal vez por medio de ella podré tener hijos.Abram aceptó la propuesta que le hizo Saray. 3Entonces ella tomó a Agar, la esclava egipcia, y se la entregó a Abram como mujer. Esto ocurrió cuando ya hacía diez años que Abram vivía en Canaán. 4Abram tuvo relaciones con Agar, y ella concibió un hijo. Al darse cuenta Agar de que estaba embarazada, comenzó a mirar con desprecio a su dueña. 5Entonces Saray le dijo a Abram:—¡Tú tienes la culpa de mi afrenta! Yo puse a mi escla-va en tus brazos, y ahora que se ve em-barazada me mira con desprecio. ¡Que

el Señor juzgue entre tú y yo! 6—Tu esclava está en tus manos —contestó Abram—; haz con ella lo que bien te parezca.Y de tal manera comenzó Saray a maltratar a Agar, que ésta huyó al desierto. 7Allí, junto a un manantial que está en el camino a la región de Sur, la encontró el ángel del Señor 8y le preguntó:—Agar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y a dónde vas?—Estoy huyendo de mi dueña Saray —respon-dió ella. 9—Vuelve junto a ella y somé-tete a su autoridad —le dijo el ángel—. 10De tal manera multiplicaré tu descen-dencia, que no se podrá contar. 11»Es-tás embarazada, y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Ismael, porque el Señor ha escuchado tu aflicción. 12Será un hombre indómito como asno salvaje. Luchará contra todos, y todos lucharán contra él; y vivirá en conflicto con todos sus hermanos. 13Como el Señor le había hablado, Agar le puso por nombre «El Dios que me ve», pues se decía: «Ahora he visto al que me ve.» 14Por eso también el pozo que está entre Cades y Béred se conoce con el nombre de «Pozo del Viviente que me ve». 15Agar le dio a Abram un hijo, a quien Abram llamó Ismael. 16Abram tenía ochenta y seis años cuando nació Ismael._______________________________Salmos 9 (NVI)Al director musical. Sígase la tonada de «La muerte del hijo». Salmo de David.9Quiero alabarte, Señor, con todo el corazón, y contar todas tus maravillas. 2Quiero alegrarme y regocijarme en ti, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo. 3Mis enemigos retroceden; tropiezan y

perecen ante ti. 4Porque tú me has hecho justicia, me has vindicado; tú, juez justo, ocupas tu trono. 5Reprendis-te a los paganos, destruiste a los malva-dos; ¡para siempre borraste su memo-ria! 6Desgracia sin fin cayó sobre el enemigo; arrancaste de raíz sus ciuda-des, y hasta su recuerdo se ha desva-necido. 7Pero el Señor reina por siem-pre; para emitir juicio ha establecido su trono. 8Juzgará al mundo con justicia; gobernará a los pueblos con equidad. 9El Señor es refugio de los oprimidos; es su baluarte en momentos de angus-tia. 10En ti confían los que conocen tu nombre, porque tú, Señor, jamás aban-donas a los que te buscan. 11Canten salmos al Señor, el rey de Sión; procla-men sus proezas entre las naciones. 12El vengador de los inocentes se acuerda de ellos; no pasa por alto el clamor de los afligidos. 13Ten compa-sión de mí, Señor; mira cómo me afli-gen los que me odian. Sácame de las puertas de la muerte, 14para que en las puertas de Jerusalén proclame tus ala-banzas y me regocije en tu salvación. 15Han caído los paganos en la fosa que han cavado; sus pies quedaron atrapa-dos en la red que ellos mismos escon-dieron. 16Al Señor se le conoce porque imparte justicia; el malvado cae en la trampa que él mismo tendió. 17Bajan al sepulcro los malvados, todos los paga-nos que de Dios se olvidan. 18Pero no se olvidará para siempre al necesitado,ni para siempre se perderá la esperan-za del pobre. 19¡Levántate, Señor! No dejes que el hombre prevalezca; ¡haz que las naciones comparezcan ante ti! 20Infúndeles terror, Señor; ¡que los

pueblos sepan que son simples mortales!

Día 10 - Miércoles 04.02.15:Lucas 10: 1-20 (NVI)Jesús envía a los setenta y dos10Después de esto, el Señor escogió a otros setenta y dos para enviarlos de dos en dos delante de él a todo pueblo y lugar adonde él pensaba ir. 2«Es abundante la cosecha —les dijo—, pero son pocos los obreros. Pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que mande obreros a su campo. 3¡Vayan ustedes! Miren que los envío como cor-deros en medio de lobos. 4No lleven monedero ni bolsa ni sandalias; ni se detengan a saludar a nadie por el camino. 5»Cuando entren en una casa, digan primero: “Paz a esta casa.” 6Si hay allí alguien digno de paz, gozará de ella; y si no, la bendición no se cumplirá. 7Quédense en esa casa, y coman y beban de lo que ellos tengan, porque el trabajador tiene derecho a su sueldo. No anden de casa en casa. 8»Cuando entren en un pueblo y los reciban, coman lo que les sirvan. 9Sanen a los enfermos que encuentren allí y dígan-les: “El reino de Dios ya está cerca de ustedes.” 10Pero cuando entren en un pueblo donde no los reciban, salgan a las plazas y digan: 11“Aun el polvo de este pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos en protesta contra ustedes. Pero tengan por seguro que ya está cerca el reino de Dios.” 12Les digo que en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma que para ese pueblo. 13»¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Si se hubieran hecho en Tiro y en Sidón los milagros

que se hicieron en medio de ustedes, ya hace tiempo que se habrían arrepentido con grandes lamentos. 14Pero en el juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón que para ustedes. 15Y tú, Capernaúm, ¿acaso serás levantada hasta el cielo? No, sino que descende-rás hasta el abismo. 16»El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza a mí, rechaza al que me envió.» 17Cuando los setenta y dos regresaron, dijeron conten-tos:—Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre. 18—Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo —respondió él—. 19Sí, les he dado autoridad a ustedes para pisotear ser-pientes y escorpiones y vencer todo el poder del enemigo; nada les podrá hacer daño. 20Sin embargo, no se ale-gren de que puedan someter a los espí-ritus, sino alégrense de que sus nom-bres están escritos en el cielo._______________________________Génesis 17 (NVI)El pacto y la circuncisión17Cuando Abram tenía noventa y nueve años, el Señor se le apareció y le dijo:—Yo soy el Dios Todopoderoso. Vive en mi presencia y sé intachable. 2Así confirmaré mi pacto contigo, y mul-tiplicaré tu descendencia en gran manera. 3Al oír que Dios le hablaba, Abram cayó rostro en tierra, y Dios con-tinuó: 4—Éste es el pacto que establez-co contigo: Tú serás el padre de una multitud de naciones. 5Ya no te llama-rás Abram, sino que de ahora en ade-lante tu nombre será Abraham, porque te he confirmado como padre de una

multitud de naciones. 6Te haré tan fecundo que de ti saldrán reyes y nacio-nes. 7Estableceré mi pacto contigo y con tu descendencia, como pacto per-petuo, por todas las generaciones. Yo seré tu Dios, y el Dios de tus descen-dientes. 8A ti y a tu descendencia les daré, en posesión perpetua, toda la tierra de Canaán, donde ahora andan peregrinando. Y yo seré su Dios. 9Dios también le dijo a Abraham:—Cumple con mi pacto, tú y toda tu descendencia, por todas las generaciones. 10Y éste es el pacto que establezco contigo y con tu descendencia, y que todos deberán cumplir: Todos los varones entre uste-des deberán ser circuncidados. 11Cir-cuncidarán la carne de su prepucio, y ésa será la señal del pacto entre noso-tros. 12Todos los varones de cada generación deberán ser circuncidados a los ocho días de nacidos, tanto los niños nacidos en casa como los que hayan sido comprados por dinero a un extranjero y que, por lo tanto, no sean de la estirpe de ustedes. 13Todos sin excepción, tanto el nacido en casa como el que haya sido comprado por dinero, deberán ser circuncidados. De esta manera mi pacto quedará como una marca indeleble en la carne de ustedes, como un pacto perpetuo. 14Pero el varón incircunciso, al que no se le haya cortado la carne del prepu-cio, será eliminado de su pueblo por quebrantar mi pacto. 15También le dijo Dios a Abraham:—A Saray, tu esposa, ya no la llamarás Saray, sino que su nombre será Sara. 16Yo la bendeciré, y por medio de ella te daré un hijo. Tanto la bendeciré, que será madre de nacio-

nes, y de ella surgirán reyes de pueblos. 17Entonces Abraham inclinó el rostro hasta el suelo y se rió de pensar: «¿Acaso puede un hombre tener un hijo a los cien años, y ser madre Sara a los noventa?» 18Por eso le dijo a Dios:—¡Concédele a Ismael vivir bajo tu bendición! 19A lo que Dios contes-tó:—¡Pero es Sara, tu esposa, la que te dará un hijo, al que llamarás Isaac! Yo estableceré mi pacto con él y con sus descendientes, como pacto perpetuo. 20En cuanto a Ismael, ya te he escu-chado. Yo lo bendeciré, lo haré fecundo y le daré una descendencia numerosa. Él será el padre de doce príncipes. Haré de él una nación muy grande. 21Pero mi pacto lo estableceré con Isaac, el hijo que te dará Sara de aquí a un año, por estos días. 22Cuando Dios terminó de hablar con Abraham, se retiró de su presencia. 23Ese mismo día Abraham tomó a su hijo Ismael, a los criados nacidos en su casa, a los que había comprado con su dinero y a todos los otros varones que había en su casa, y los circuncidó, tal como Dios se lo había mandado. 24Abraham tenía noventa y nueve años cuando fue circuncidado, 25mientras que su hijo Ismael tenía trece. 26Así que ambos fueron circunci-dados el mismo día 27junto con todos los varones de su casa, tanto los naci-dos en ella como los comprados a extranjeros._______________________________Salmos 10 (NVI)Lámed10¿Por qué, Señor, te mantienes dis-tante? ¿Por qué te escondes en mo-mentos de angustia? 2Con arrogancia

persigue el malvado al indefenso, pero se enredará en sus propias artimañas. 3El malvado hace alarde de su propia codicia; alaba al ambicioso y menospre-cia al Señor. 4El malvado levanta inso-lente la nariz, y no da lugar a Dios en sus pensamientos. 5Todas sus empre-sas son siempre exitosas; tan altos y alejados de él están tus juicios que se burla de todos sus enemigos. 6Y se dice a sí mismo: «Nada me hará caer. Siempre seré feliz. Nunca tendré pro-blemas.» 7Llena está su boca de maldi-ciones, de mentiras y amenazas; bajo su lengua esconde maldad y violencia. 8Se pone al acecho en las aldeas, se esconde en espera de sus víctimas, y asesina a mansalva al inocente. 9Cual león en su guarida se agazapa, listo para atrapar al indefenso; le cae encima y lo arrastra en su red. 10Bajo el peso de su poder, sus víctimas caen por tierra. 11Se dice a sí mismo: «Dios se ha olvidado. Se cubre el rostro. Nunca ve nada.» 12¡Levántate, Señor! ¡Levan-ta, oh Dios, tu brazo! ¡No te olvides de los indefensos! 13¿Por qué te ha de menospreciar el malvado? ¿Por qué ha de pensar que no lo llamarás a cuen-tas? 14Pero tú ves la opresión y la vio-lencia, las tomas en cuenta y te harás cargo de ellas. Las víctimas confían en ti; tú eres la ayuda de los huérfanos. 15¡Rómpeles el brazo al malvado y al impío! ¡Pídeles cuentas de su maldad, y haz que desaparezcan por completo! 16El Señor es rey eterno; los paganos serán borrados de su tierra. 17Tú, Señor, escuchas la petición de los inde-fensos, les infundes aliento y atiendes a su clamor. 18Tú defiendes al huérfano y

al oprimido, para que el hombre, hecho de tierra, no siga ya sembrando el terror.

Día 11 - Jueves 05.02.15:Lucas 10: 21-42 (NVI)21En aquel momento Jesús, lleno de alegría por el Espíritu Santo, dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque habiendo escondido estas cosas de los sabios e instruidos, se las has revelado a los que son como niños. Sí, Padre, porque esa fue tu buena voluntad. 22»Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelárse-lo.» 23Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. 24Les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven, pero no lo vieron; y oír lo que ustedes oyen, pero no lo oyeron.»

Parábola del buen samaritano25En esto se presentó un experto en la ley y, para poner a prueba a Jesús, le hizo esta pregunta:—Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna? 26Jesús replicó:—¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo la interpretas tú? 27Como respuesta el hombre citó:—“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”, y: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” 28—Bien contestado —le dijo Jesús—. Haz eso y vivirás. 29Pero él quería justificarse, así que le preguntó a Jesús:—¿Y quién es mi prójimo? 30Jesús respondió:—Baja-

ba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de unos ladrones. Le quitaron la ropa, lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto. 31Re-sulta que viajaba por el mismo camino un sacerdote quien, al verlo, se desvió y siguió de largo. 32Así también llegó a aquel lugar un levita, y al verlo, se desvió y siguió de largo. 33Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba el hombre y, viéndolo, se compadeció de él. 34Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó. Luego lo montó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un aloja-miento y lo cuidó. 35Al día siguiente, sacó dos monedas de plata y se las dio al dueño del alojamiento. “Cuídemelo —le dijo—, y lo que gaste usted de más, se lo pagaré cuando yo vuelva.” 36¿Cuál de estos tres piensas que demostró ser el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? 37—El que se compadeció de él —contestó el experto en la ley.—Anda entonces y haz tú lo mismo —concluyó Jesús.

En casa de Marta y María38Mientras iba de camino con sus discí-pulos, Jesús entró en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. 39Tenía ella una hermana llama-da María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba lo que él decía. 40Marta, por su parte, se sentía abru-mada porque tenía mucho que hacer. Así que se acercó a él y le dijo:—Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sirviendo sola? ¡Dile que me ayude! 41—Marta, Marta —le con-testó Jesús—, estás inquieta y preocu-

pada por muchas cosas, 42pero sólo una es necesaria. María ha escogido la mejor, y nadie se la quitará._______________________________Génesis 18 (NVI)La visita del Señor18El Señor se le apareció a Abraham junto al encinar de Mamré, cuando Abraham estaba sentado a la entrada de su carpa, a la hora más calurosa del día. 2Abraham alzó la vista, y vio a tres hombres de pie cerca de él. Al verlos, corrió desde la entrada de la carpa a saludarlos. Inclinándose hasta el suelo, 3dijo:—Mi señor, si este servidor suyo cuenta con su favor, le ruego que no me pase de largo. 4Haré que les traigan un poco de agua para que ustedes se laven los pies, y luego podrán descan-sar bajo el árbol. 5Ya que han pasado por donde está su servidor, déjenme traerles algo de comer para que se sien-tan mejor antes de seguir su cami-no.—¡Está bien —respondieron ellos—, hazlo así! 6Abraham fue rápidamente a la carpa donde estaba Sara, y le dijo:—¡Date prisa! Toma unos veinte kilos de harina fina, amásalos y haz unos panes. 7Después Abraham fue corriendo adonde estaba el ganado, eligió un ternero bueno y tierno, y se lo dio a su sirviente, quien a toda prisa se puso a prepararlo. 8Luego les sirvió requesón y leche con el ternero que estaba preparado. Mientras comían, Abraham se quedó de pie junto a ellos, debajo del árbol. 9Entonces ellos le pre-guntaron:—¿Dónde está Sara, tu espo-sa?—Allí en la carpa —les respondió. 10—Dentro de un año volveré a verte —dijo uno de ellos—, y para entonces

tu esposa Sara tendrá un hijo.Sara estaba escuchando a la entrada de la carpa, a espaldas del que hablaba. 11Abraham y Sara eran ya bastante ancianos, y Sara ya había dejado de menstruar. 12Por eso, Sara se rió y pensó: «¿Acaso voy a tener este placer, ahora que ya estoy consumida y mi esposo es tan viejo?» 13Pero el Señor le dijo a Abraham:—¿Por qué se ríe Sara? ¿No cree que podrá tener un hijo en su vejez? 14¿Acaso hay algo impo-sible para el Señor? El año que viene volveré a visitarte en esta fecha, y para entonces Sara habrá tenido un hijo. 15Sara, por su parte, tuvo miedo y mintió al decirle:—Yo no me estaba riendo.Pero el Señor le replicó:—Sí te reíste.

Abraham intercede en favor de Sodoma16Luego aquellos visitantes se levanta-ron y partieron de allí en dirección a Sodoma. Abraham los acompañó para despedirlos. 17Pero el Señor estaba pensando: «¿Le ocultaré a Abraham lo que estoy por hacer? 18Es un hecho que Abraham se convertirá en una nación grande y poderosa, y en él serán bendecidas todas las naciones de la tierra. 19Yo lo he elegido para que ins-truya a sus hijos y a su familia, a fin de que se mantengan en el camino del Señor y pongan en práctica lo que es justo y recto. Así el Señor cumplirá lo que le ha prometido.» 20Entonces el Señor le dijo a Abraham:—El clamor contra Sodoma y Gomorra resulta ya insoportable, y su pecado es gravísimo. 21Por eso bajaré, a ver si realmente sus acciones son tan malas como el clamor

contra ellas me lo indica; y si no, he de saberlo. 22Dos de los visitantes partie-ron de allí y se encaminaron a Sodoma, pero Abraham se quedó de pie frente al Señor. 23Entonces se acercó al Señor y le dijo:—¿De veras vas a exterminar al justo junto con el malvado? 24Quizá haya cincuenta justos en la ciudad. ¿Exterminarás a todos, y no perdonarás a ese lugar por amor a los cincuenta justos que allí hay? 25¡Lejos de ti el hacer tal cosa! ¿Matar al justo junto con el malvado, y que ambos sean tratados de la misma manera? ¡Jamás hagas tal cosa! Tú, que eres el Juez de toda la tierra, ¿no harás justicia? 26El Señor le respondió:—Si encuentro cincuenta justos en Sodoma, por ellos perdonaré a toda la ciudad. 27Abraham le dijo:—Reconozco que he sido muy atre-vido al dirigirme a mi Señor, yo, que apenas soy polvo y ceniza. 28Pero tal vez falten cinco justos para completar los cincuenta. ¿Destruirás a toda la ciudad si faltan esos cinco?—Si encuentro cuarenta y cinco justos no la destruiré —contestó el Señor. 29Pero Abraham insistió:—Tal vez se encuen-tren sólo cuarenta.—Por esos cuarenta justos, no destruiré la ciudad —respon-dió el Señor. 30Abraham volvió a insis-tir:—No se enoje mi Señor, pero permí-tame seguir hablando. Tal vez se encuentren sólo treinta.—No lo haré si encuentro allí a esos treinta —contestó el Señor. 31Abraham siguió insistien-do:—Sé que he sido muy atrevido en hablarle así a mi Señor, pero tal vez se encuentren sólo veinte.—Por esos veinte no la destruiré. 32Abraham volvió a decir:—No se enoje mi Señor, pero

permítame hablar una vez más. Tal vez se encuentren sólo diez ...—Aun por esos diez no la destruiré —respondió el Señor por última vez. 33Cuando el Señor terminó de hablar con Abraham, se fue de allí, y Abraham regresó a su carpa._______________________________Salmos 11 (NVI)Al director musical. Salmo de David.11En el Señor hallo refugio. ¿Cómo, pues, se atreven a decirme: «Huye al monte, como las aves»? 2Vean cómo tensan sus arcos los malvados: prepa-ran las flechas sobre la cuerda para dis-parar desde las sombras contra los rectos de corazón. 3Cuando los funda-mentos son destruidos, ¿qué le queda al justo? 4El Señor está en su santo templo, en los cielos tiene el Señor su trono, y atentamente observa al ser humano; con sus propios ojos lo exami-na. 5El Señor examina a justos y a mal-vados, y aborrece a los que aman la vio-lencia. 6Hará llover sobre los malvados ardientes brasas y candente azufre; ¡un viento abrasador será su suerte! 7Justo es el Señor, y ama la justicia; por eso los íntegros contemplarán su rostro.

Día 12 - Viernes 06.02.15:Lucas 11: 1-28 (NVI)Jesús enseña sobre la oración11Un día estaba Jesús orando en cierto lugar. Cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos:—Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus dis-cípulos. 2Él les dijo:—Cuando oren, digan: »“Padre, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. 3Danos cada día nuestro pan cotidiano. 4Perdónanos nuestros pecados, porque también

nosotros perdonamos a todos los que nos ofenden. No nos dejes caer en ten-tación” 5»Supongamos —continuó— que uno de ustedes tiene un amigo, y a medianoche va y le dice: “Amigo, prés-tame tres panes, 6pues se me ha pre-sentado un amigo recién llegado de viaje, y no tengo nada que ofrecerle.” 7Y el que está adentro le contesta: “No me molestes. Ya está cerrada la puerta, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme a darte nada.” 8Les digo que, aunque no se levante a darle pan por ser amigo suyo, sí se levantará por su impertinencia y le dará cuanto necesite. 9»Así que yo les digo: Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá la puerta. 10Por-que todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre. 11»¿Quién de ustedes que sea padre, si su hijo le pide un pescado, le dará en cambio una serpiente? 12¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? 13Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!

Jesús y Beelzebú14En otra ocasión Jesús expulsaba de un hombre a un demonio que lo había dejado mudo. Cuando salió el demonio, el mudo habló, y la gente se quedó asombrada. 15Pero algunos dijeron: «Éste expulsa a los demonios por medio de Beelzebú, príncipe de los demonios.» 16Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal del cielo. 17Como él conocía sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido contra sí

mismo quedará asolado, y una casa dividida contra sí misma se derrumbará. 18Por tanto, si Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo puede mante-nerse en pie su reino? Lo pregunto porque ustedes dicen que yo expulso a los demonios por medio de Beelzebú. 19Ahora bien, si yo expulso a los demo-nios por medio de Beelzebú, ¿los segui-dores de ustedes por medio de quién los expulsan? Por eso ellos mismos los juzgarán a ustedes. 20Pero si expulso a los demonios con el poder de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el reino de Dios. 21»Cuando un hombre fuerte y bien armado cuida su hacienda, sus bienes están seguros. 22Pero si lo ataca otro más fuerte que él y lo vence, le quita las armas en que confiaba y reparte el botín. 23»El que no está de mi parte, está contra mí; y el que conmi-go no recoge, esparce. 24»Cuando un espíritu maligno sale de una persona, va por lugares áridos buscando un des-canso. Y al no encontrarlo, dice: “Volve-ré a mi casa, de donde salí.” 25Cuando llega, la encuentra barrida y arreglada. 26Luego va y trae otros siete espíritus más malvados que él, y entran a vivir allí. Así que el estado final de aquella persona resulta peor que el inicial.» 27Mientras Jesús decía estas cosas, una mujer de entre la multitud excla-mó:—¡Dichosa la mujer que te dio a luz y te amamantó! 28—Dichosos más bien —contestó Jesús— los que oyen la palabra de Dios y la obedecen._______________________________Génesis 19 (NVI)Destrucción de Sodoma y Gomorra19Caía la tarde cuando los dos ánge-

les llegaron a Sodoma. Lot estaba sen-tado a la entrada de la ciudad. Al verlos, se levantó para recibirlos y se postró rostro en tierra. 2Les dijo:—Por favor, señores, les ruego que pasen la noche en la casa de este servidor suyo. Allí podrán lavarse los pies, y mañana al amanecer seguirán su camino.—No, gracias —respondieron ellos—. Pasare-mos la noche en la plaza. 3Pero tanto les insistió Lot que fueron con él y entra-ron en su casa. Allí Lot les preparó una buena comida y coció panes sin levadu-ra, y ellos comieron. 4Aún no se habían acostado cuando los hombres de la ciudad de Sodoma rodearon la casa. Todo el pueblo sin excepción, tanto jóvenes como ancianos, estaba allí pre-sente. 5Llamaron a Lot y le dije-ron:—¿Dónde están los hombres que vinieron a pasar la noche en tu casa? ¡Échalos afuera! ¡Queremos acostarnos con ellos! 6Lot salió a la puerta y, cerrándola detrás de sí, 7les dijo:—Por favor, amigos míos, no cometan tal per-versidad. 8Tengo dos hijas que todavía son vírgenes; voy a traérselas para que hagan con ellas lo que les plazca, pero a estos hombres no les hagan nada, pues han venido a hospedarse bajo mi techo. 9—¡Quítate de ahí! —le contes-taron, y añadieron—: Éste ni siquiera es de aquí, y ahora nos quiere mandar. ¡Pues ahora te vamos a tratar peor que a ellos!Entonces se lanzaron contra Lot y se acercaron a la puerta con intencio-nes de derribarla. 10Pero los dos hom-bres extendieron los brazos, metieron a Lot en la casa y cerraron la puerta. 11Luego, a los jóvenes y ancianos que se agolparon contra la puerta de la casa

los dejaron ciegos, de modo que ya no podían encontrar la puerta. 12Luego le advirtieron a Lot:—¿Tienes otros fami-liares aquí? Saca de esta ciudad a tus yernos, hijos, hijas, y a todos los que te pertenezcan, 13porque vamos a des-truirla. El clamor contra esta gente ha llegado hasta elSeñor, y ya resulta inso-portable. Por eso nos ha enviado a des-truirla. 14Lot salió para hablar con sus futuros yernos, es decir, con los prome-tidos de sus hijas.—¡Apúrense! —les dijo—. ¡Abandonen la ciudad, porque elSeñorestá por destruirla!Pero ellos creían que Lot estaba bromeando, 15así que al amanecer los ángeles insistieron con Lot. Exclamaron:—¡Apú-rate! Llévate a tu esposa y a tus dos hijas que están aquí, para que no perez-can cuando la ciudad sea castigada. 16Como Lot titubeaba, los hombres lo tomaron de la mano, lo mismo que a su esposa y a sus dos hijas, y los sacaron de la ciudad, porque el Señor les tuvo compasión. 17Cuando ya los habían sacado de la ciudad, uno de los ángeles le dijo:—¡Escápate! No mires hacia atrás, ni te detengas en ninguna parte del valle. Huye hacia las montañas, no sea que perezcas. 18—¡No, señor mío, por favor! —respondió Lot—. 19Tú has visto con buenos ojos a este siervo tuyo, y tu lealtad ha sido grande al sal-varme la vida. Pero yo no puedo esca-parme a las montañas, no sea que la destrucción me alcance y pierda yo la vida. 20Cerca de aquí hay una ciudad pequeña, en la que podría refugiarme. ¿Por qué no dejan que me escape hacia allá? Es una ciudad muy peque-ña, y en ella me pondré a salvo.

21—Está bien —le respondió—; tam-bién esta petición te la concederé. No destruiré la ciudad de que hablas. 22Pero date prisa y huye de una vez, porque no puedo hacer nada hasta que llegues allí. Por eso aquella ciudad reci-bió el nombre de Zoar. 23Lot llegó a Zoar cuando estaba amaneciendo. 24Entonces el Señor hizo que cayera del cielo una lluvia de fuego y azufre sobre Sodoma y Gomorra. 25Así des-truyó a esas ciudades y a todos sus habitantes, junto con toda la llanura y la vegetación del suelo. 26Pero la esposa de Lot miró hacia atrás, y se quedó con-vertida en estatua de sal. 27Al día siguiente Abraham madrugó y regresó al lugar donde se había encontrado con el Señor. 28Volvió la mirada hacia Sodoma y Gomorra, y hacia toda la llanura, y vio que de la tierra subía humo, como de un horno. 29Así arrasó Dios a las ciudades de la llanura, pero se acordó de Abraham y sacó a Lot de en medio de la catástrofe que destruyó a las ciudades en que había habitado.

Lot y sus hijas30Luego, por miedo a quedarse en Zoar, Lot se fue con sus dos hijas a vivir en la región montañosa. Allí vivió con ellas en una cueva. 31Un día, la hija mayor le dijo a la menor:—Nuestro padre ya está viejo, y no quedan hom-bres en esta región para que se casen con nosotras, como es la costumbre de todo el mundo. 32Ven, vamos a embo-rracharlo, y nos acostaremos con él; y así, por medio de él tendremos descen-dencia. 33Esa misma noche emborra-charon a su padre y, sin que éste se

diera cuenta de nada, la hija mayor fue y se acostó con él. 34A la mañana siguiente, la mayor le dijo a la me-nor:—Mira, anoche me acosté con mi padre. Vamos a emborracharlo de nuevo esta noche, y ahora tú te acosta-rás con él; y así, por medio de él tendre-mos descendencia. 35Esa misma noche volvieron a emborrachar a su padre y, sin que éste se diera cuenta de nada, la hija menor fue y se acostó con él. 36Así las dos hijas de Lot quedaron embarazadas de su padre. 37La mayor tuvo un hijo, a quien llamó Moab, padre de los actuales moabitas. 38La hija menor también tuvo un hijo, a quien llamó Ben Amí, padre de los actuales amonitas._______________________________Salmos 12 (NVI)Al director musical. Sobre la octava. Salmo de David.12Sálvanos, Señor, que ya no hay gente fiel; ya no queda gente sincera en este mundo. 2No hacen sino mentirse unos a otros; sus labios lisonjeros hablan con doblez. 3El Señor cortará todo labio lisonjero y toda lengua jactan-ciosa 4que dice: «Venceremos con la lengua; en nuestros labios confiamos. ¿Quién puede dominarnos a nosotros?» 5Dice el Señor: «Voy ahora a levantar-me, y pondré a salvo a los oprimidos, pues al pobre se le oprime, y el necesi-tado se queja.» 6Las palabras del Señor son puras, son como la plata refinada, siete veces purificada en el crisol. 7Tú, Señor, nos protegerás; tú siempre nos defenderás de esta gente, 8aun cuando los malvados sigan merodeando, y la maldad sea exaltada en este mundo.

Día 13 - Sábado 07.02.15:Lucas 11: 29-54 (NVI)La señal de Jonás29Como crecía la multitud, Jesús se puso a decirles: «Ésta es una genera-ción malvada. Pide una señal milagro-sa, pero no se le dará más señal que la de Jonás. 30Así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, también lo será el Hijo del hombre para esta generación. 31La reina del Sur se levantará en el día del juicio y condena-rá a esta gente; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí tienen ustedes a uno más grande que Salo-món. 32Los ninivitas se levantarán en el día del juicio y condenarán a esta gene-ración; porque ellos se arrepintieron al escuchar la predicación de Jonás, y aquí tienen ustedes a uno más grande que Jonás.

La lámpara del cuerpo33»Nadie enciende una lámpara para luego ponerla en un lugar escondido o cubrirla con un cajón, sino para ponerla en una repisa, a fin de que los que entren tengan luz. 34Tus ojos son la lámpara de tu cuerpo. Si tu visión es clara, todo tu ser disfrutará de la luz; pero si está nublada, todo tu ser estará en la oscuridad. 35Asegúrate de que la luz que crees tener no sea oscuridad. 36Por tanto, si todo tu ser disfruta de la luz, sin que ninguna parte quede en la oscuridad, estarás completamente iluminado, como cuando una lámpara te alumbra con su luz.»

Jesús denuncia a los fariseos y a los expertos en la ley37Cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer con él; así que entró en la casa y se sentó a la mesa. 38Pero el fariseo se sorprendió al ver que Jesús no había cumplido con el rito de lavarse antes de comer. 39—Resulta que ustedes los fariseos —les dijo el Señor—, limpian el vaso y el plato por fuera, pero por dentro están ustedes llenos de codicia y de maldad. 40¡Ne-cios! ¿Acaso el que hizo lo de afuera no hizo también lo de adentro? 41Den más bien a los pobres de lo que está dentro, y así todo quedará limpio para ustedes. 42»¡Ay de ustedes, fariseos!, que dan la décima parte de la menta, de la ruda y de toda clase de legumbres, pero des-cuidan la justicia y el amor de Dios. Debían haber practicado esto, sin dejar de hacer aquello. 43»¡Ay de ustedes, fariseos!, que se mueren por los prime-ros puestos en las sinagogas y los salu-dos en las plazas. 44»¡Ay de ustedes!, que son como tumbas sin lápida, sobre las que anda la gente sin darse cuenta. 45Uno de los expertos en la ley le res-pondió:—Maestro, al hablar así nos insultas también a nosotros. 46Contes-tó Jesús:—¡Ay de ustedes también, expertos en la ley! Abruman a los demás con cargas que apenas se pueden soportar, pero ustedes mismos no levantan ni un dedo para ayudarlos. 47»¡Ay de ustedes!, que construyen monumentos para los profetas, a quie-nes los antepasados de ustedes mata-ron. 48En realidad aprueban lo que hicieron sus antepasados; ellos mata-ron a los profetas, y ustedes les cons-

truyen los sepulcros. 49Por eso dijo Dios en su sabiduría: “Les enviaré pro-fetas y apóstoles, de los cuales matarán a unos y perseguirán a otros.” 50Por lo tanto, a esta generación se le pedirán cuentas de la sangre de todos los profe-tas derramada desde el principio del mundo, 51desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, el que murió entre el altar y el santuario. Sí, les aseguro que de todo esto se le pedirán cuentas a esta generación. 52»¡Ay de ustedes, expertos en la ley!, porque se han adueñado de la llave del conoci-miento. Ustedes mismos no han entra-do, y a los que querían entrar les han cerrado el paso. 53Cuando Jesús salió de allí, los maestros de la ley y los fari-seos, resentidos, se pusieron a acosar-lo a preguntas. 54Estaban tendiéndole trampas para ver si fallaba en algo._______________________________Génesis 20 (NVI)Abraham y Abimélec20Abraham partió desde allí en direc-ción a la región del Néguev, y se quedó a vivir entre Cades y Sur. Mientras vivía en Guerar, 2Abraham decía que Sara, su esposa, era su hermana. Entonces Abimélec, rey de Guerar, mandó llamar a Sara y la tomó por esposa. 3Pero aquella noche Dios se le apareció a Abi-mélec en sueños y le dijo:—Puedes darte por muerto a causa de la mujer que has tomado, porque ella es casada. 4Pero como Abimélec todavía no se había acostado con ella, le contes-tó:—Señor, ¿acaso vas a matar al ino-cente? 5Como Abraham me dijo que ella era su hermana, y ella me lo confirmó, yo hice todo esto de buena fe y sin mala

intención. 6—Sí, ya sé que has hecho todo esto de buena fe —le respondió Dios en el sueño—; por eso no te permití tocarla, para que no pecaras contra mí. 7Pero ahora devuelve esa mujer a su esposo, porque él es profeta y va a inter-ceder por ti para que vivas. Si no lo haces, ten por seguro que morirás junto con todos los tuyos. 8En la madrugada del día siguiente, Abimélec se levantó y llamó a todos sus servidores para con-tarles en detalle lo que había ocurrido, y un gran temor se apoderó de ellos. 9En-tonces Abimélec llamó a Abraham y le reclamó:—¡Qué nos has hecho! ¿En qué te he ofendido, que has traído un pecado tan grande sobre mí y sobre mi reino? ¡Lo que me has hecho no tiene nombre! 10¿Qué pretendías conseguir con todo esto?Al reclamo de Abimélec, 11Abraham contestó:—Yo pensé que en este lugar no había temor de Dios, y que por causa de mi esposa me matarían. 12Pero en realidad ella es mi hermana, porque es hija de mi padre aunque no de mi madre; y además es mi esposa. 13Cuando Dios me mandó dejar la casa de mi padre y andar errante, yo le dije a mi esposa: “Te pido que me hagas este favor: Dondequiera que vayamos, di siempre que soy tu hermano.” 14Abimé-lec tomó entonces ovejas y vacas, esclavos y esclavas, y se los regaló a Abraham. Al mismo tiempo, le devolvió a Sara, su esposa, 15y le dijo:—Mira, ahí está todo mi territorio; quédate a vivir donde mejor te parezca. 16A Sara le dijo:—Le he dado a tu hermano mil mo-nedas de plata, que servirán de com-pensación por todo lo que te ha pasado; así quedarás vindicada ante todos los

que están contigo. 17Entonces Abra-ham oró a Dios, y Dios sanó a Abimélec y permitió que su esposa y sus siervas volvieran a tener hijos, 18porque a causa de lo ocurrido con Sara, la esposa de Abraham, el Señor había hecho que todas las mujeres en la casa de Abimé-lec quedaran estériles._______________________________Salmos 13 (NVI)Al director musical. Salmo de David.13¿Hasta cuándo, Señor, me seguirás olvidando? ¿Hasta cuándo esconderás de mí tu rostro? 2¿Hasta cuándo he de estar angustiado y he de sufrir cada día en mi corazón? ¿Hasta cuándo el ene-migo me seguirá dominando? 3 Señor y Dios mío, mírame y respóndeme; ilumi-na mis ojos. Así no caeré en el sueño de la muerte; 4así no dirá mi enemigo: «Lo he vencido»; así mi adversario no se alegrará de mi caída. 5Pero yo confío en tu gran amor; mi corazón se alegra en tu salvación. 6Canto salmos al Señor. ¡El Señor ha sido bueno conmigo!

Día 14 - Sábado 08.02.15:Lucas 12: 1-31 (NVI)Advertencias y estímulos12Mientras tanto, se habían reunido millares de personas, tantas que se atropellaban unas a otras. Jesús comenzó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuídense de la leva-dura de los fariseos, o sea, de la hipo-cresía. 2No hay nada encubierto que no llegue a revelarse, ni nada escondido que no llegue a conocerse. 3Así que todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad se dará a conocer a plena luz, y lo que han susurrado a puerta

cerrada se proclamará desde las azo-teas. 4»A ustedes, mis amigos, les digo que no teman a los que matan el cuerpo pero después no pueden hacer más. 5Les voy a enseñar más bien a quién deben temer: teman al que, después de dar muerte, tiene poder para echarlos al infierno. Sí, les aseguro que a él deben temerle. 6¿No se venden cinco gorrio-nes por dos moneditas? Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de ellos. 7Así mismo sucede con ustedes: aun los cabellos de su cabeza están conta-dos. No tengan miedo; ustedes valen más que muchos gorriones. 8»Les ase-guro que a cualquiera que me reconoz-ca delante de la gente, también el Hijo del hombre lo reconocerá delante de los ángeles de Dios. 9Pero al que me des-conozca delante de la gente se le des-conocerá delante de los ángeles de Dios. 10Y todo el que pronuncie alguna palabra contra el Hijo del hombre será perdonado, pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón. 11»Cuando los hagan comparecer ante las sinagogas, los gobernantes y las autoridades, no se preocupen de cómo van a defenderse o de qué van a decir, 12porque en ese momento el Espíritu Santo les enseñará lo que deben res-ponder.»

Parábola del rico insensato13Uno de entre la multitud le pidió: —Maestro, dile a mi hermano que com-parta la herencia conmigo. 14—Hombre —replicó Jesús—, ¿quién me nombró a mí juez o árbitro entre ustedes? 15»¡-Tengan cuidado! —advirtió a la gente—. Absténganse de toda avaricia; la vida

de una persona no depende de la abun-dancia de sus bienes. 16Entonces les contó esta parábola:—El terreno de un hombre rico le produjo una buena cose-cha. 17Así que se puso a pensar: “¿Qué voy a hacer? No tengo dónde almacenar mi cosecha.” 18Por fin dijo: “Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más gran-des, donde pueda almacenar todo mi grano y mis bienes. 19Y diré: Alma mía, ya tienes bastantes cosas buenas guar-dadas para muchos años. Descansa, come, bebe y goza de la vida.” 20Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te van a reclamar la vida. ¿Y quién se quedará con lo que has acumulado?” 21»Así le sucede al que acumula rique-zas para sí mismo, en vez de ser rico delante de Dios.

No se preocupen22Luego dijo Jesús a sus discípu-los:—Por eso les digo: No se preocu-pen por su vida, qué comerán; ni por su cuerpo, con qué se vestirán. 23La vida tiene más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa. 24Fíjense en los cuervos: no siembran ni cosechan, ni tienen almacén ni granero; sin em-bargo, Dios los alimenta. ¡Cuánto más valen ustedes que las aves! 25¿Quién de ustedes, por mucho que se preocu-pe, puede añadir una sola hora al curso de su vida? 26Ya que no pueden hacer algo tan insignificante, ¿por qué se pre-ocupan por lo demás? 27»Fíjense cómo crecen los lirios. No trabajan ni hilan; sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplen-dor, se vestía como uno de ellos. 28Si

así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, ¡cuánto más hará por ustedes, gente de poca fe! 29Así que no se afanen por lo que han de comer o beber; dejen de atormentarse. 30El mundo pagano anda tras todas estas cosas, pero el Padre sabe que ustedes las necesitan. 31Ustedes, por el contra-rio, busquen el reino de Dios, y estas cosas les serán añadidas._______________________________Génesis 21 (NVI)Nacimiento de Isaac21Tal como el Señor lo había dicho, se ocupó de Sara y cumplió con la promesa que le había hecho. 2Sara quedó emba-razada y le dio un hijo a Abraham en su vejez. Esto sucedió en el tiempo anun-ciado por Dios. 3Al hijo que Sara le dio, Abraham le puso por nombre Isaac. 4Cuando su hijo Isaac cumplió ocho días de nacido, Abraham lo circuncidó, tal como Dios se lo había ordenado. 5Abraham tenía ya cien años cuando nació su hijo Isaac. 6Sara dijo entonces: «Dios me ha hecho reír, y todos los que se enteren de que he tenido un hijo, se reirán conmigo. 7¿Quién le hubiera dicho a Abraham que Sara amamanta-ría hijos? Sin embargo, le he dado un hijo en su vejez.»

Expulsión de Agar e Ismael8El niño Isaac creció y fue destetado. Ese mismo día, Abraham hizo un gran banquete. 9Pero Sara se dio cuenta de que el hijo que Agar la egipcia le había dado a Abraham se burlaba de su hijo Isaac. 10Por eso le dijo a Abra-ham:—¡Echa de aquí a esa esclava y a

su hijo! El hijo de esa esclava jamás tendrá parte en la herencia con mi hijo Isaac. 11Este asunto angustió mucho a Abraham porque se trataba de su propio hijo. 12Pero Dios le dijo a Abraham: «No te angusties por el muchacho ni por la esclava. Hazle caso a Sara, porque tu descendencia se establecerá por medio de Isaac. 13Pero también del hijo de la esclava haré una gran nación, porque es hijo tuyo.» 14Al día siguiente, Abra-ham se levantó de madrugada, tomó un pan y un odre de agua, y se los dio a Agar, poniéndoselos sobre el hombro. Luego le entregó a su hijo y la despidió. Agar partió y anduvo errante por el desierto de Berseba. 15Cuando se acabó el agua del odre, puso al niño debajo de un arbusto 16y fue a sentarse sola a cierta distancia, pues pensaba: «No quiero ver morir al niño.» En cuanto ella se sentó, comenzó a llorar descon-soladamente. 17Cuando Dios oyó al niño sollozar, el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo y le dijo: «¿Qué te pasa, Agar? No temas, pues Dios ha escuchado los sollozos del niño. 18Le-vántate y tómalo de la mano, que yo haré de él una gran nación.» 19En ese momento Dios le abrió a Agar los ojos, y ella vio un pozo de agua. En seguida fue a llenar el odre y le dio de beber al niño. 20Dios acompañó al niño, y éste fue creciendo; vivió en el desierto y se con-virtió en un experto arquero; 21habitó en el desierto de Parán y su madre lo casó con una egipcia.

Pacto entre Abraham y Abimélec22En aquel tiempo Abimélec, que estaba acompañado por Ficol, jefe de su

ejército, le dijo a Abraham:—Dios está contigo en todo lo que haces. 23Júrame ahora, por Dios mismo, que no me trata-rás a mí con falsedad, ni tampoco a mis hijos ni a mis descendientes. Júrame que a mí y al país que te ha recibido como extranjero nos tratarás con la misma lealtad con que yo te he tratado. 24—¡Lo juro! —respondió Abraham. 25Luego Abraham se quejó ante Abimé-lec por causa de un pozo de agua del cual los siervos de Abimélec se habían apropiado. 26Pero Abimélec dijo:—No sé quién pudo haberlo hecho. Me acabo de enterar, pues tú no me lo habías dicho. 27Entonces Abraham llevó ovejas y vacas, y se las dio a Abimélec, y los dos hicieron un pacto. 28Pero Abraham apartó siete corderas del rebaño, 29por lo que Abimélec le pre-guntó:—¿Qué pasa? ¿Por qué has apartado estas siete corderas? 30—Acepta estas siete corderas —le contestó Abraham—. Ellas servirán de prueba de que yo cavé este pozo. 31Por eso a aquel lugar le dieron el nombre de Berseba, porque allí los dos hicieron un juramento. 32Después de haber hecho el pacto en Berseba, Abimélec y Ficol, el jefe de su ejército, volvieron al país de los filisteos. 33Abraham plantó un tama-risco en Berseba, y en ese lugar invocó el nombre del Señor, el Dios eterno. 34Y se quedó en el país de los filisteos durante mucho tiempo._______________________________Salmos 14 (NVI)Al director musical. Salmo de David.14Dice el necio en su corazón: «No hay Dios.» Están corrompidos, sus obras son detestables; ¡no hay uno solo que

haga lo bueno! 2Desde el cielo el Señor contempla a los mortales, para ver si hay alguien que sea sensato y busque a Dios. 3Pero todos se han descarriado, a una se han corrompido. No hay nadie que haga lo bueno; ¡no hay uno solo! 4¿Acaso no entienden todos los que hacen lo malo, los que devoran a mi pueblo como si fuera pan? ¡Jamás invo-can al Señor! 5Allí los tienen, sobrecogi-dos de miedo, pero Dios está con los que son justos. 6Ustedes frustran los planes de los pobres, pero el Señor los protege. 7¡Quiera Dios que de Sión venga la salvación de Israel! Cuando el Señor restaure a su pueblo, ¡Jacob se regocijará, Israel se alegrará!_______________________________

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Día 8 - Lunes 02.02.15:Lucas 9: 1-27 (NVI)Jesús envía a los doce9Habiendo reunido a los doce, Jesús les dio poder y autoridad para expulsar a todos los demonios y para sanar enfermedades. 2Entonces los envió a predicar el reino de Dios y a sanar a los enfermos. 3«No lleven nada para el camino: ni bastón, ni bolsa, ni pan, ni dinero, ni dos mudas de ropa —les dijo—. 4En cualquier casa que entren, quédense allí hasta que salgan del pueblo. 5Si no los reciben bien, al salir de ese pueblo, sacúdanse el polvo de los pies como un testimonio contra sus habitantes.» 6Así que partieron y fueron por todas partes de pueblo en pueblo, predicando el evangelio y sanando a la gente. 7Herodes el tetrarca se enteró de todo lo que estaba sucediendo. Estaba perplejo porque algunos decían que Juan había resucitado; 8otros, que se había aparecido Elías; y otros, en fin, que había resucitado alguno de los anti-guos profetas. 9Pero Herodes dijo: «A Juan mandé que le cortaran la cabeza; ¿quién es, entonces, éste de quien oigo tales cosas?» Y procuraba verlo.

Jesús alimenta a los cinco mil10Cuando regresaron los apóstoles, le relataron a Jesús lo que habían hecho. Él se los llevó consigo y se retiraron solos a un pueblo llamado Betsaida, 11pero la gente se enteró y lo siguió. Él los recibió y les habló del reino de Dios. También sanó a los que lo necesitaban. 12Al atardecer se le acercaron los doce y le dijeron:—Despide a la gente, para que vaya a buscar alojamiento y comida

en los campos y pueblos cercanos, pues donde estamos no hay nada. 13—Denles ustedes mismos de comer —les dijo Jesús.—No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a menos que vayamos a comprar comida para toda esta gente —objetaron ellos, 14porque había allí unos cinco mil hom-bres.Pero Jesús dijo a sus discípu-los:—Hagan que se sienten en grupos como de cincuenta cada uno. 15Así lo hicieron los discípulos, y se sentaron todos. 16Entonces Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados, y mirando al cielo, los bendijo. Luego los partió y se los dio a los discípulos para que se los repartieran a la gente. 17Todos comie-ron hasta quedar satisfechos, y de los pedazos que sobraron se recogieron doce canastas.

La confesión de Pedro18Un día cuando Jesús estaba orando para sí, estando allí sus discípulos, les preguntó:—¿Quién dice la gente que soy yo? 19—Unos dicen que Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que uno de los antiguos profetas ha resuci-tado —respondieron. 20—Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?—El Cristo de Dios —afirmó Pedro. 21Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran esto a nadie. Y les dijo: 22—El Hijo del hombre tiene que sufrir muchas cosas y ser rechazado por los ancianos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley. Es necesario que lo maten y que resucite al tercer día. 23Dirigiéndo-se a todos, declaró:—Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz cada día y me siga.

24Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará. 25¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se destruye a sí mismo? 26Si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras, el Hijo del hombre se aver-gonzará de él cuando venga en su gloria y en la gloria del Padre y de los santos ángeles. 27Además, les aseguro que algunos de los aquí presentes no sufrirán la muerte sin antes haber visto el reino de Dios._______________________________Génesis 15 (NVI)Dios hace un pacto con Abram

ellos de tres años, y también una tórtola y un pichón de paloma. 10Abram llevó todos estos animales, los partió por la mitad, y puso una mitad frente a la otra, pero a las aves no las partió. 11Y las aves de rapiña comenzaron a lanzarse sobre los animales muertos, pero Abram las espantaba. 12Al anochecer, Abram cayó en un profundo sueño, y lo envolvió una oscuridad aterradora. 13El Señor le dijo:—Debes saber que tus descendientes vivirán como extranjeros en tierra extraña, donde serán esclavi-zados y maltratados durante cuatro-cientos años. 14Pero yo castigaré a la nación que los esclavizará, y luego tus descendientes saldrán en libertad y con grandes riquezas. 15Tú, en cambio, te reunirás en paz con tus antepasados, y te enterrarán cuando ya seas muy anciano. 16Cuatro generaciones des-pués tus descendientes volverán a este lugar, porque antes de eso no habrá llegado al colmo la iniquidad de los amorreos. 17Cuando el sol se puso y cayó la noche, aparecieron una hornilla humeante y una antorcha encendida, las cuales pasaban entre los animales descuartizados. 18En aquel día elSe-ñorhizo un pacto con Abram. Le dijo:—A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el gran río, el Éufrates. 19Me refiero a la tierra de los quenitas, los quenizitas, los cadmo-neos, 20los hititas, los ferezeos, los refaítas, 21los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos._______________________________Salmos 8 (NVI)Al director musical. Sígase la tonada de «La canción del lagar». Salmo de David.

8Oh Señor, soberano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra! ¡Has puesto tu gloria sobre los cielos! 2Por causa de tus adversarios has hecho que brote la alabanza de labios de los pequeñitos y de los niños de pecho, para silenciar al enemigo y al rebelde. 3Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que allí fijaste, 4me pregunto: «¿Qué es el hombre, para que en él pienses? ¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en cuenta?» 5Pues lo hiciste poco menos que un dios, y lo coronaste de gloria y de honra: 6lo entronizaste sobre la obra de tus manos, todo lo sometiste a su dominio; 7todas las ovejas, todos los bueyes, todos los ani-males del campo, 8las aves del cielo, los peces del mar, y todo lo que surca los senderos del mar. 9Oh Señor, sobe-rano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra!

Día 9 - Martes 03.02.15:Lucas 9: 28-62 (NVI)La transfiguración28Unos ocho días después de decir esto, Jesús, acompañado de Pedro, Juan y Jacobo, subió a una montaña a orar. 29Mientras oraba, su rostro se transformó, y su ropa se tornó blanca y radiante. 30Y aparecieron dos persona-jes —Moisés y Elías— que conversa-ban con Jesús. 31Tenían un aspecto glorioso, y hablaban de la partida de Jesús, que él estaba por llevar a cabo en Jerusalén. 32Pedro y sus compañe-ros estaban rendidos de sueño, pero cuando se despabilaron, vieron su gloria y a los dos personajes que esta-

ban con él. 33Mientras éstos se aparta-ban de Jesús, Pedro, sin saber lo que estaba diciendo, propuso:—Maestro, ¡qué bien que estemos aquí! Podemos levantar tres albergues: uno para ti, otro para Moisés y otro para Elías. 34Estaba hablando todavía cuando apareció una nube que los envolvió, de modo que se asustaron. 35Entonces salió de la nube una voz que dijo: «Éste es mi Hijo, mi escogido; escúchenlo.» 36Después de oírse la voz, Jesús quedó solo. Los dis-cípulos guardaron esto en secreto, y por algún tiempo a nadie contaron nada de lo que habían visto.

Jesús sana a un muchachoendemoniado37Al día siguiente, cuando bajaron de la montaña, le salió al encuentro mucha gente. 38Y un hombre de entre la multi-tud exclamó:—Maestro, te ruego que atiendas a mi hijo, pues es el único que tengo. 39Resulta que un espíritu se posesiona de él, y de repente el mucha-cho se pone a gritar; también lo sacude con violencia y hace que eche espuma-rajos. Cuando lo atormenta, a duras penas lo suelta. 40Ya les rogué a tus discípulos que lo expulsaran, pero no pudieron. 41—¡Ah, generación incrédu-la y perversa! —respondió Jesús—. ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes y soportarlos? Trae acá a tu hijo. 42Estaba acercándose el mucha-cho cuando el demonio lo derribó con una convulsión. Pero Jesús reprendió al espíritu maligno, sanó al muchacho y se lo devolvió al padre. 43Y todos se que-daron asombrados de la grandeza de Dios.En medio de tanta admiración por

todo lo que hacía, Jesús dijo a sus discí-pulos: 44—Presten mucha atención a lo que les voy a decir: El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres. 45Pero ellos no entendían lo que quería decir con esto. Les estaba encubierto para que no lo comprendie-ran, y no se atrevían a preguntárselo. ¿Quién va a ser el más importante? 46Surgió entre los discípulos una discu-sión sobre quién de ellos sería el más importante. 47Como Jesús sabía bien lo que pensaban, tomó a un niño y lo puso a su lado. 48—El que recibe en mi nombre a este niño —les dijo—, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. El que es más insignificante entre todos ustedes, ése es el más importante. 49—Maestro —in-tervino Juan—, vimos a un hombre que expulsaba demonios en tu nombre; pero como no anda con nosotros, tratamos de impedírselo. 50—No se lo impidan —les replicó Jesús—, porque el que no está contra ustedes está a favor de ustedes.

La oposición de los samaritanos51Como se acercaba el tiempo de que fuera llevado al cielo, Jesús se hizo el firme propósito de ir a Jerusalén. 52En-vió por delante mensajeros, que entra-ron en un pueblo samaritano para pre-pararle alojamiento; 53pero allí la gente no quiso recibirlo porque se dirigía a Jerusalén. 54Cuando los discípulos Jacobo y Juan vieron esto, le pregunta-ron:—Señor, ¿quieres que hagamos caer fuego del cielo para que los des-truya? 55Pero Jesús se volvió a ellos y los reprendió. 56Luego siguieron la jornada a otra aldea.

Lo que cuesta seguir a Jesús57Iban por el camino cuando alguien le dijo:—Te seguiré a dondequiera que vayas. 58—Las zorras tienen madrigue-ras y las aves tienen nidos —le respon-dió Jesús—, pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza. 59A otro le dijo:—Sígueme.—Señor —le contestó—, primero déjame ir a enterrar a mi padre. 60—Deja que los muertos entierren a sus propios muertos, pero tú ve y proclama el reino de Dios —le repli-có Jesús. 61Otro afirmó:—Te seguiré, Señor; pero primero déjame despedir-me de mi familia. 62Jesús le respon-dió:—Nadie que mire atrás después de poner la mano en el arado es apto para el reino de Dios._______________________________Génesis 16 (NVI)Agar e Ismael16Saray, la esposa de Abram, no le había dado hijos. Pero como tenía una esclava egipcia llamada Agar, 2Saray le dijo a Abram:—El Señor me ha hecho estéril. Por lo tanto, ve y acuéstate con mi esclava Agar. Tal vez por medio de ella podré tener hijos.Abram aceptó la propuesta que le hizo Saray. 3Entonces ella tomó a Agar, la esclava egipcia, y se la entregó a Abram como mujer. Esto ocurrió cuando ya hacía diez años que Abram vivía en Canaán. 4Abram tuvo relaciones con Agar, y ella concibió un hijo. Al darse cuenta Agar de que estaba embarazada, comenzó a mirar con desprecio a su dueña. 5Entonces Saray le dijo a Abram:—¡Tú tienes la culpa de mi afrenta! Yo puse a mi escla-va en tus brazos, y ahora que se ve em-barazada me mira con desprecio. ¡Que

el Señor juzgue entre tú y yo! 6—Tu esclava está en tus manos —contestó Abram—; haz con ella lo que bien te parezca.Y de tal manera comenzó Saray a maltratar a Agar, que ésta huyó al desierto. 7Allí, junto a un manantial que está en el camino a la región de Sur, la encontró el ángel del Señor 8y le preguntó:—Agar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y a dónde vas?—Estoy huyendo de mi dueña Saray —respon-dió ella. 9—Vuelve junto a ella y somé-tete a su autoridad —le dijo el ángel—. 10De tal manera multiplicaré tu descen-dencia, que no se podrá contar. 11»Es-tás embarazada, y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Ismael, porque el Señor ha escuchado tu aflicción. 12Será un hombre indómito como asno salvaje. Luchará contra todos, y todos lucharán contra él; y vivirá en conflicto con todos sus hermanos. 13Como el Señor le había hablado, Agar le puso por nombre «El Dios que me ve», pues se decía: «Ahora he visto al que me ve.» 14Por eso también el pozo que está entre Cades y Béred se conoce con el nombre de «Pozo del Viviente que me ve». 15Agar le dio a Abram un hijo, a quien Abram llamó Ismael. 16Abram tenía ochenta y seis años cuando nació Ismael._______________________________Salmos 9 (NVI)Al director musical. Sígase la tonada de «La muerte del hijo». Salmo de David.9Quiero alabarte, Señor, con todo el corazón, y contar todas tus maravillas. 2Quiero alegrarme y regocijarme en ti, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo. 3Mis enemigos retroceden; tropiezan y

perecen ante ti. 4Porque tú me has hecho justicia, me has vindicado; tú, juez justo, ocupas tu trono. 5Reprendis-te a los paganos, destruiste a los malva-dos; ¡para siempre borraste su memo-ria! 6Desgracia sin fin cayó sobre el enemigo; arrancaste de raíz sus ciuda-des, y hasta su recuerdo se ha desva-necido. 7Pero el Señor reina por siem-pre; para emitir juicio ha establecido su trono. 8Juzgará al mundo con justicia; gobernará a los pueblos con equidad. 9El Señor es refugio de los oprimidos; es su baluarte en momentos de angus-tia. 10En ti confían los que conocen tu nombre, porque tú, Señor, jamás aban-donas a los que te buscan. 11Canten salmos al Señor, el rey de Sión; procla-men sus proezas entre las naciones. 12El vengador de los inocentes se acuerda de ellos; no pasa por alto el clamor de los afligidos. 13Ten compa-sión de mí, Señor; mira cómo me afli-gen los que me odian. Sácame de las puertas de la muerte, 14para que en las puertas de Jerusalén proclame tus ala-banzas y me regocije en tu salvación. 15Han caído los paganos en la fosa que han cavado; sus pies quedaron atrapa-dos en la red que ellos mismos escon-dieron. 16Al Señor se le conoce porque imparte justicia; el malvado cae en la trampa que él mismo tendió. 17Bajan al sepulcro los malvados, todos los paga-nos que de Dios se olvidan. 18Pero no se olvidará para siempre al necesitado,ni para siempre se perderá la esperan-za del pobre. 19¡Levántate, Señor! No dejes que el hombre prevalezca; ¡haz que las naciones comparezcan ante ti! 20Infúndeles terror, Señor; ¡que los

pueblos sepan que son simples mortales!

Día 10 - Miércoles 04.02.15:Lucas 10: 1-20 (NVI)Jesús envía a los setenta y dos10Después de esto, el Señor escogió a otros setenta y dos para enviarlos de dos en dos delante de él a todo pueblo y lugar adonde él pensaba ir. 2«Es abundante la cosecha —les dijo—, pero son pocos los obreros. Pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que mande obreros a su campo. 3¡Vayan ustedes! Miren que los envío como cor-deros en medio de lobos. 4No lleven monedero ni bolsa ni sandalias; ni se detengan a saludar a nadie por el camino. 5»Cuando entren en una casa, digan primero: “Paz a esta casa.” 6Si hay allí alguien digno de paz, gozará de ella; y si no, la bendición no se cumplirá. 7Quédense en esa casa, y coman y beban de lo que ellos tengan, porque el trabajador tiene derecho a su sueldo. No anden de casa en casa. 8»Cuando entren en un pueblo y los reciban, coman lo que les sirvan. 9Sanen a los enfermos que encuentren allí y dígan-les: “El reino de Dios ya está cerca de ustedes.” 10Pero cuando entren en un pueblo donde no los reciban, salgan a las plazas y digan: 11“Aun el polvo de este pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos en protesta contra ustedes. Pero tengan por seguro que ya está cerca el reino de Dios.” 12Les digo que en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma que para ese pueblo. 13»¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Si se hubieran hecho en Tiro y en Sidón los milagros

que se hicieron en medio de ustedes, ya hace tiempo que se habrían arrepentido con grandes lamentos. 14Pero en el juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón que para ustedes. 15Y tú, Capernaúm, ¿acaso serás levantada hasta el cielo? No, sino que descende-rás hasta el abismo. 16»El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza a mí, rechaza al que me envió.» 17Cuando los setenta y dos regresaron, dijeron conten-tos:—Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre. 18—Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo —respondió él—. 19Sí, les he dado autoridad a ustedes para pisotear ser-pientes y escorpiones y vencer todo el poder del enemigo; nada les podrá hacer daño. 20Sin embargo, no se ale-gren de que puedan someter a los espí-ritus, sino alégrense de que sus nom-bres están escritos en el cielo._______________________________Génesis 17 (NVI)El pacto y la circuncisión17Cuando Abram tenía noventa y nueve años, el Señor se le apareció y le dijo:—Yo soy el Dios Todopoderoso. Vive en mi presencia y sé intachable. 2Así confirmaré mi pacto contigo, y mul-tiplicaré tu descendencia en gran manera. 3Al oír que Dios le hablaba, Abram cayó rostro en tierra, y Dios con-tinuó: 4—Éste es el pacto que establez-co contigo: Tú serás el padre de una multitud de naciones. 5Ya no te llama-rás Abram, sino que de ahora en ade-lante tu nombre será Abraham, porque te he confirmado como padre de una

multitud de naciones. 6Te haré tan fecundo que de ti saldrán reyes y nacio-nes. 7Estableceré mi pacto contigo y con tu descendencia, como pacto per-petuo, por todas las generaciones. Yo seré tu Dios, y el Dios de tus descen-dientes. 8A ti y a tu descendencia les daré, en posesión perpetua, toda la tierra de Canaán, donde ahora andan peregrinando. Y yo seré su Dios. 9Dios también le dijo a Abraham:—Cumple con mi pacto, tú y toda tu descendencia, por todas las generaciones. 10Y éste es el pacto que establezco contigo y con tu descendencia, y que todos deberán cumplir: Todos los varones entre uste-des deberán ser circuncidados. 11Cir-cuncidarán la carne de su prepucio, y ésa será la señal del pacto entre noso-tros. 12Todos los varones de cada generación deberán ser circuncidados a los ocho días de nacidos, tanto los niños nacidos en casa como los que hayan sido comprados por dinero a un extranjero y que, por lo tanto, no sean de la estirpe de ustedes. 13Todos sin excepción, tanto el nacido en casa como el que haya sido comprado por dinero, deberán ser circuncidados. De esta manera mi pacto quedará como una marca indeleble en la carne de ustedes, como un pacto perpetuo. 14Pero el varón incircunciso, al que no se le haya cortado la carne del prepu-cio, será eliminado de su pueblo por quebrantar mi pacto. 15También le dijo Dios a Abraham:—A Saray, tu esposa, ya no la llamarás Saray, sino que su nombre será Sara. 16Yo la bendeciré, y por medio de ella te daré un hijo. Tanto la bendeciré, que será madre de nacio-

nes, y de ella surgirán reyes de pueblos. 17Entonces Abraham inclinó el rostro hasta el suelo y se rió de pensar: «¿Acaso puede un hombre tener un hijo a los cien años, y ser madre Sara a los noventa?» 18Por eso le dijo a Dios:—¡Concédele a Ismael vivir bajo tu bendición! 19A lo que Dios contes-tó:—¡Pero es Sara, tu esposa, la que te dará un hijo, al que llamarás Isaac! Yo estableceré mi pacto con él y con sus descendientes, como pacto perpetuo. 20En cuanto a Ismael, ya te he escu-chado. Yo lo bendeciré, lo haré fecundo y le daré una descendencia numerosa. Él será el padre de doce príncipes. Haré de él una nación muy grande. 21Pero mi pacto lo estableceré con Isaac, el hijo que te dará Sara de aquí a un año, por estos días. 22Cuando Dios terminó de hablar con Abraham, se retiró de su presencia. 23Ese mismo día Abraham tomó a su hijo Ismael, a los criados nacidos en su casa, a los que había comprado con su dinero y a todos los otros varones que había en su casa, y los circuncidó, tal como Dios se lo había mandado. 24Abraham tenía noventa y nueve años cuando fue circuncidado, 25mientras que su hijo Ismael tenía trece. 26Así que ambos fueron circunci-dados el mismo día 27junto con todos los varones de su casa, tanto los naci-dos en ella como los comprados a extranjeros._______________________________Salmos 10 (NVI)Lámed10¿Por qué, Señor, te mantienes dis-tante? ¿Por qué te escondes en mo-mentos de angustia? 2Con arrogancia

persigue el malvado al indefenso, pero se enredará en sus propias artimañas. 3El malvado hace alarde de su propia codicia; alaba al ambicioso y menospre-cia al Señor. 4El malvado levanta inso-lente la nariz, y no da lugar a Dios en sus pensamientos. 5Todas sus empre-sas son siempre exitosas; tan altos y alejados de él están tus juicios que se burla de todos sus enemigos. 6Y se dice a sí mismo: «Nada me hará caer. Siempre seré feliz. Nunca tendré pro-blemas.» 7Llena está su boca de maldi-ciones, de mentiras y amenazas; bajo su lengua esconde maldad y violencia. 8Se pone al acecho en las aldeas, se esconde en espera de sus víctimas, y asesina a mansalva al inocente. 9Cual león en su guarida se agazapa, listo para atrapar al indefenso; le cae encima y lo arrastra en su red. 10Bajo el peso de su poder, sus víctimas caen por tierra. 11Se dice a sí mismo: «Dios se ha olvidado. Se cubre el rostro. Nunca ve nada.» 12¡Levántate, Señor! ¡Levan-ta, oh Dios, tu brazo! ¡No te olvides de los indefensos! 13¿Por qué te ha de menospreciar el malvado? ¿Por qué ha de pensar que no lo llamarás a cuen-tas? 14Pero tú ves la opresión y la vio-lencia, las tomas en cuenta y te harás cargo de ellas. Las víctimas confían en ti; tú eres la ayuda de los huérfanos. 15¡Rómpeles el brazo al malvado y al impío! ¡Pídeles cuentas de su maldad, y haz que desaparezcan por completo! 16El Señor es rey eterno; los paganos serán borrados de su tierra. 17Tú, Señor, escuchas la petición de los inde-fensos, les infundes aliento y atiendes a su clamor. 18Tú defiendes al huérfano y

al oprimido, para que el hombre, hecho de tierra, no siga ya sembrando el terror.

Día 11 - Jueves 05.02.15:Lucas 10: 21-42 (NVI)21En aquel momento Jesús, lleno de alegría por el Espíritu Santo, dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque habiendo escondido estas cosas de los sabios e instruidos, se las has revelado a los que son como niños. Sí, Padre, porque esa fue tu buena voluntad. 22»Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelárse-lo.» 23Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. 24Les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven, pero no lo vieron; y oír lo que ustedes oyen, pero no lo oyeron.»

Parábola del buen samaritano25En esto se presentó un experto en la ley y, para poner a prueba a Jesús, le hizo esta pregunta:—Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna? 26Jesús replicó:—¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo la interpretas tú? 27Como respuesta el hombre citó:—“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”, y: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” 28—Bien contestado —le dijo Jesús—. Haz eso y vivirás. 29Pero él quería justificarse, así que le preguntó a Jesús:—¿Y quién es mi prójimo? 30Jesús respondió:—Baja-

ba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de unos ladrones. Le quitaron la ropa, lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto. 31Re-sulta que viajaba por el mismo camino un sacerdote quien, al verlo, se desvió y siguió de largo. 32Así también llegó a aquel lugar un levita, y al verlo, se desvió y siguió de largo. 33Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba el hombre y, viéndolo, se compadeció de él. 34Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó. Luego lo montó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un aloja-miento y lo cuidó. 35Al día siguiente, sacó dos monedas de plata y se las dio al dueño del alojamiento. “Cuídemelo —le dijo—, y lo que gaste usted de más, se lo pagaré cuando yo vuelva.” 36¿Cuál de estos tres piensas que demostró ser el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? 37—El que se compadeció de él —contestó el experto en la ley.—Anda entonces y haz tú lo mismo —concluyó Jesús.

En casa de Marta y María38Mientras iba de camino con sus discí-pulos, Jesús entró en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. 39Tenía ella una hermana llama-da María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba lo que él decía. 40Marta, por su parte, se sentía abru-mada porque tenía mucho que hacer. Así que se acercó a él y le dijo:—Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sirviendo sola? ¡Dile que me ayude! 41—Marta, Marta —le con-testó Jesús—, estás inquieta y preocu-

pada por muchas cosas, 42pero sólo una es necesaria. María ha escogido la mejor, y nadie se la quitará._______________________________Génesis 18 (NVI)La visita del Señor18El Señor se le apareció a Abraham junto al encinar de Mamré, cuando Abraham estaba sentado a la entrada de su carpa, a la hora más calurosa del día. 2Abraham alzó la vista, y vio a tres hombres de pie cerca de él. Al verlos, corrió desde la entrada de la carpa a saludarlos. Inclinándose hasta el suelo, 3dijo:—Mi señor, si este servidor suyo cuenta con su favor, le ruego que no me pase de largo. 4Haré que les traigan un poco de agua para que ustedes se laven los pies, y luego podrán descan-sar bajo el árbol. 5Ya que han pasado por donde está su servidor, déjenme traerles algo de comer para que se sien-tan mejor antes de seguir su cami-no.—¡Está bien —respondieron ellos—, hazlo así! 6Abraham fue rápidamente a la carpa donde estaba Sara, y le dijo:—¡Date prisa! Toma unos veinte kilos de harina fina, amásalos y haz unos panes. 7Después Abraham fue corriendo adonde estaba el ganado, eligió un ternero bueno y tierno, y se lo dio a su sirviente, quien a toda prisa se puso a prepararlo. 8Luego les sirvió requesón y leche con el ternero que estaba preparado. Mientras comían, Abraham se quedó de pie junto a ellos, debajo del árbol. 9Entonces ellos le pre-guntaron:—¿Dónde está Sara, tu espo-sa?—Allí en la carpa —les respondió. 10—Dentro de un año volveré a verte —dijo uno de ellos—, y para entonces

tu esposa Sara tendrá un hijo.Sara estaba escuchando a la entrada de la carpa, a espaldas del que hablaba. 11Abraham y Sara eran ya bastante ancianos, y Sara ya había dejado de menstruar. 12Por eso, Sara se rió y pensó: «¿Acaso voy a tener este placer, ahora que ya estoy consumida y mi esposo es tan viejo?» 13Pero el Señor le dijo a Abraham:—¿Por qué se ríe Sara? ¿No cree que podrá tener un hijo en su vejez? 14¿Acaso hay algo impo-sible para el Señor? El año que viene volveré a visitarte en esta fecha, y para entonces Sara habrá tenido un hijo. 15Sara, por su parte, tuvo miedo y mintió al decirle:—Yo no me estaba riendo.Pero el Señor le replicó:—Sí te reíste.

Abraham intercede en favor de Sodoma16Luego aquellos visitantes se levanta-ron y partieron de allí en dirección a Sodoma. Abraham los acompañó para despedirlos. 17Pero el Señor estaba pensando: «¿Le ocultaré a Abraham lo que estoy por hacer? 18Es un hecho que Abraham se convertirá en una nación grande y poderosa, y en él serán bendecidas todas las naciones de la tierra. 19Yo lo he elegido para que ins-truya a sus hijos y a su familia, a fin de que se mantengan en el camino del Señor y pongan en práctica lo que es justo y recto. Así el Señor cumplirá lo que le ha prometido.» 20Entonces el Señor le dijo a Abraham:—El clamor contra Sodoma y Gomorra resulta ya insoportable, y su pecado es gravísimo. 21Por eso bajaré, a ver si realmente sus acciones son tan malas como el clamor

contra ellas me lo indica; y si no, he de saberlo. 22Dos de los visitantes partie-ron de allí y se encaminaron a Sodoma, pero Abraham se quedó de pie frente al Señor. 23Entonces se acercó al Señor y le dijo:—¿De veras vas a exterminar al justo junto con el malvado? 24Quizá haya cincuenta justos en la ciudad. ¿Exterminarás a todos, y no perdonarás a ese lugar por amor a los cincuenta justos que allí hay? 25¡Lejos de ti el hacer tal cosa! ¿Matar al justo junto con el malvado, y que ambos sean tratados de la misma manera? ¡Jamás hagas tal cosa! Tú, que eres el Juez de toda la tierra, ¿no harás justicia? 26El Señor le respondió:—Si encuentro cincuenta justos en Sodoma, por ellos perdonaré a toda la ciudad. 27Abraham le dijo:—Reconozco que he sido muy atre-vido al dirigirme a mi Señor, yo, que apenas soy polvo y ceniza. 28Pero tal vez falten cinco justos para completar los cincuenta. ¿Destruirás a toda la ciudad si faltan esos cinco?—Si encuentro cuarenta y cinco justos no la destruiré —contestó el Señor. 29Pero Abraham insistió:—Tal vez se encuen-tren sólo cuarenta.—Por esos cuarenta justos, no destruiré la ciudad —respon-dió el Señor. 30Abraham volvió a insis-tir:—No se enoje mi Señor, pero permí-tame seguir hablando. Tal vez se encuentren sólo treinta.—No lo haré si encuentro allí a esos treinta —contestó el Señor. 31Abraham siguió insistien-do:—Sé que he sido muy atrevido en hablarle así a mi Señor, pero tal vez se encuentren sólo veinte.—Por esos veinte no la destruiré. 32Abraham volvió a decir:—No se enoje mi Señor, pero

permítame hablar una vez más. Tal vez se encuentren sólo diez ...—Aun por esos diez no la destruiré —respondió el Señor por última vez. 33Cuando el Señor terminó de hablar con Abraham, se fue de allí, y Abraham regresó a su carpa._______________________________Salmos 11 (NVI)Al director musical. Salmo de David.11En el Señor hallo refugio. ¿Cómo, pues, se atreven a decirme: «Huye al monte, como las aves»? 2Vean cómo tensan sus arcos los malvados: prepa-ran las flechas sobre la cuerda para dis-parar desde las sombras contra los rectos de corazón. 3Cuando los funda-mentos son destruidos, ¿qué le queda al justo? 4El Señor está en su santo templo, en los cielos tiene el Señor su trono, y atentamente observa al ser humano; con sus propios ojos lo exami-na. 5El Señor examina a justos y a mal-vados, y aborrece a los que aman la vio-lencia. 6Hará llover sobre los malvados ardientes brasas y candente azufre; ¡un viento abrasador será su suerte! 7Justo es el Señor, y ama la justicia; por eso los íntegros contemplarán su rostro.

Día 12 - Viernes 06.02.15:Lucas 11: 1-28 (NVI)Jesús enseña sobre la oración11Un día estaba Jesús orando en cierto lugar. Cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos:—Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus dis-cípulos. 2Él les dijo:—Cuando oren, digan: »“Padre, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. 3Danos cada día nuestro pan cotidiano. 4Perdónanos nuestros pecados, porque también

nosotros perdonamos a todos los que nos ofenden. No nos dejes caer en ten-tación” 5»Supongamos —continuó— que uno de ustedes tiene un amigo, y a medianoche va y le dice: “Amigo, prés-tame tres panes, 6pues se me ha pre-sentado un amigo recién llegado de viaje, y no tengo nada que ofrecerle.” 7Y el que está adentro le contesta: “No me molestes. Ya está cerrada la puerta, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme a darte nada.” 8Les digo que, aunque no se levante a darle pan por ser amigo suyo, sí se levantará por su impertinencia y le dará cuanto necesite. 9»Así que yo les digo: Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá la puerta. 10Por-que todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre. 11»¿Quién de ustedes que sea padre, si su hijo le pide un pescado, le dará en cambio una serpiente? 12¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? 13Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!

Jesús y Beelzebú14En otra ocasión Jesús expulsaba de un hombre a un demonio que lo había dejado mudo. Cuando salió el demonio, el mudo habló, y la gente se quedó asombrada. 15Pero algunos dijeron: «Éste expulsa a los demonios por medio de Beelzebú, príncipe de los demonios.» 16Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal del cielo. 17Como él conocía sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido contra sí

mismo quedará asolado, y una casa dividida contra sí misma se derrumbará. 18Por tanto, si Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo puede mante-nerse en pie su reino? Lo pregunto porque ustedes dicen que yo expulso a los demonios por medio de Beelzebú. 19Ahora bien, si yo expulso a los demo-nios por medio de Beelzebú, ¿los segui-dores de ustedes por medio de quién los expulsan? Por eso ellos mismos los juzgarán a ustedes. 20Pero si expulso a los demonios con el poder de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el reino de Dios. 21»Cuando un hombre fuerte y bien armado cuida su hacienda, sus bienes están seguros. 22Pero si lo ataca otro más fuerte que él y lo vence, le quita las armas en que confiaba y reparte el botín. 23»El que no está de mi parte, está contra mí; y el que conmi-go no recoge, esparce. 24»Cuando un espíritu maligno sale de una persona, va por lugares áridos buscando un des-canso. Y al no encontrarlo, dice: “Volve-ré a mi casa, de donde salí.” 25Cuando llega, la encuentra barrida y arreglada. 26Luego va y trae otros siete espíritus más malvados que él, y entran a vivir allí. Así que el estado final de aquella persona resulta peor que el inicial.» 27Mientras Jesús decía estas cosas, una mujer de entre la multitud excla-mó:—¡Dichosa la mujer que te dio a luz y te amamantó! 28—Dichosos más bien —contestó Jesús— los que oyen la palabra de Dios y la obedecen._______________________________Génesis 19 (NVI)Destrucción de Sodoma y Gomorra19Caía la tarde cuando los dos ánge-

les llegaron a Sodoma. Lot estaba sen-tado a la entrada de la ciudad. Al verlos, se levantó para recibirlos y se postró rostro en tierra. 2Les dijo:—Por favor, señores, les ruego que pasen la noche en la casa de este servidor suyo. Allí podrán lavarse los pies, y mañana al amanecer seguirán su camino.—No, gracias —respondieron ellos—. Pasare-mos la noche en la plaza. 3Pero tanto les insistió Lot que fueron con él y entra-ron en su casa. Allí Lot les preparó una buena comida y coció panes sin levadu-ra, y ellos comieron. 4Aún no se habían acostado cuando los hombres de la ciudad de Sodoma rodearon la casa. Todo el pueblo sin excepción, tanto jóvenes como ancianos, estaba allí pre-sente. 5Llamaron a Lot y le dije-ron:—¿Dónde están los hombres que vinieron a pasar la noche en tu casa? ¡Échalos afuera! ¡Queremos acostarnos con ellos! 6Lot salió a la puerta y, cerrándola detrás de sí, 7les dijo:—Por favor, amigos míos, no cometan tal per-versidad. 8Tengo dos hijas que todavía son vírgenes; voy a traérselas para que hagan con ellas lo que les plazca, pero a estos hombres no les hagan nada, pues han venido a hospedarse bajo mi techo. 9—¡Quítate de ahí! —le contes-taron, y añadieron—: Éste ni siquiera es de aquí, y ahora nos quiere mandar. ¡Pues ahora te vamos a tratar peor que a ellos!Entonces se lanzaron contra Lot y se acercaron a la puerta con intencio-nes de derribarla. 10Pero los dos hom-bres extendieron los brazos, metieron a Lot en la casa y cerraron la puerta. 11Luego, a los jóvenes y ancianos que se agolparon contra la puerta de la casa

los dejaron ciegos, de modo que ya no podían encontrar la puerta. 12Luego le advirtieron a Lot:—¿Tienes otros fami-liares aquí? Saca de esta ciudad a tus yernos, hijos, hijas, y a todos los que te pertenezcan, 13porque vamos a des-truirla. El clamor contra esta gente ha llegado hasta elSeñor, y ya resulta inso-portable. Por eso nos ha enviado a des-truirla. 14Lot salió para hablar con sus futuros yernos, es decir, con los prome-tidos de sus hijas.—¡Apúrense! —les dijo—. ¡Abandonen la ciudad, porque elSeñorestá por destruirla!Pero ellos creían que Lot estaba bromeando, 15así que al amanecer los ángeles insistieron con Lot. Exclamaron:—¡Apú-rate! Llévate a tu esposa y a tus dos hijas que están aquí, para que no perez-can cuando la ciudad sea castigada. 16Como Lot titubeaba, los hombres lo tomaron de la mano, lo mismo que a su esposa y a sus dos hijas, y los sacaron de la ciudad, porque el Señor les tuvo compasión. 17Cuando ya los habían sacado de la ciudad, uno de los ángeles le dijo:—¡Escápate! No mires hacia atrás, ni te detengas en ninguna parte del valle. Huye hacia las montañas, no sea que perezcas. 18—¡No, señor mío, por favor! —respondió Lot—. 19Tú has visto con buenos ojos a este siervo tuyo, y tu lealtad ha sido grande al sal-varme la vida. Pero yo no puedo esca-parme a las montañas, no sea que la destrucción me alcance y pierda yo la vida. 20Cerca de aquí hay una ciudad pequeña, en la que podría refugiarme. ¿Por qué no dejan que me escape hacia allá? Es una ciudad muy peque-ña, y en ella me pondré a salvo.

21—Está bien —le respondió—; tam-bién esta petición te la concederé. No destruiré la ciudad de que hablas. 22Pero date prisa y huye de una vez, porque no puedo hacer nada hasta que llegues allí. Por eso aquella ciudad reci-bió el nombre de Zoar. 23Lot llegó a Zoar cuando estaba amaneciendo. 24Entonces el Señor hizo que cayera del cielo una lluvia de fuego y azufre sobre Sodoma y Gomorra. 25Así des-truyó a esas ciudades y a todos sus habitantes, junto con toda la llanura y la vegetación del suelo. 26Pero la esposa de Lot miró hacia atrás, y se quedó con-vertida en estatua de sal. 27Al día siguiente Abraham madrugó y regresó al lugar donde se había encontrado con el Señor. 28Volvió la mirada hacia Sodoma y Gomorra, y hacia toda la llanura, y vio que de la tierra subía humo, como de un horno. 29Así arrasó Dios a las ciudades de la llanura, pero se acordó de Abraham y sacó a Lot de en medio de la catástrofe que destruyó a las ciudades en que había habitado.

Lot y sus hijas30Luego, por miedo a quedarse en Zoar, Lot se fue con sus dos hijas a vivir en la región montañosa. Allí vivió con ellas en una cueva. 31Un día, la hija mayor le dijo a la menor:—Nuestro padre ya está viejo, y no quedan hom-bres en esta región para que se casen con nosotras, como es la costumbre de todo el mundo. 32Ven, vamos a embo-rracharlo, y nos acostaremos con él; y así, por medio de él tendremos descen-dencia. 33Esa misma noche emborra-charon a su padre y, sin que éste se

diera cuenta de nada, la hija mayor fue y se acostó con él. 34A la mañana siguiente, la mayor le dijo a la me-nor:—Mira, anoche me acosté con mi padre. Vamos a emborracharlo de nuevo esta noche, y ahora tú te acosta-rás con él; y así, por medio de él tendre-mos descendencia. 35Esa misma noche volvieron a emborrachar a su padre y, sin que éste se diera cuenta de nada, la hija menor fue y se acostó con él. 36Así las dos hijas de Lot quedaron embarazadas de su padre. 37La mayor tuvo un hijo, a quien llamó Moab, padre de los actuales moabitas. 38La hija menor también tuvo un hijo, a quien llamó Ben Amí, padre de los actuales amonitas._______________________________Salmos 12 (NVI)Al director musical. Sobre la octava. Salmo de David.12Sálvanos, Señor, que ya no hay gente fiel; ya no queda gente sincera en este mundo. 2No hacen sino mentirse unos a otros; sus labios lisonjeros hablan con doblez. 3El Señor cortará todo labio lisonjero y toda lengua jactan-ciosa 4que dice: «Venceremos con la lengua; en nuestros labios confiamos. ¿Quién puede dominarnos a nosotros?» 5Dice el Señor: «Voy ahora a levantar-me, y pondré a salvo a los oprimidos, pues al pobre se le oprime, y el necesi-tado se queja.» 6Las palabras del Señor son puras, son como la plata refinada, siete veces purificada en el crisol. 7Tú, Señor, nos protegerás; tú siempre nos defenderás de esta gente, 8aun cuando los malvados sigan merodeando, y la maldad sea exaltada en este mundo.

Día 13 - Sábado 07.02.15:Lucas 11: 29-54 (NVI)La señal de Jonás29Como crecía la multitud, Jesús se puso a decirles: «Ésta es una genera-ción malvada. Pide una señal milagro-sa, pero no se le dará más señal que la de Jonás. 30Así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, también lo será el Hijo del hombre para esta generación. 31La reina del Sur se levantará en el día del juicio y condena-rá a esta gente; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí tienen ustedes a uno más grande que Salo-món. 32Los ninivitas se levantarán en el día del juicio y condenarán a esta gene-ración; porque ellos se arrepintieron al escuchar la predicación de Jonás, y aquí tienen ustedes a uno más grande que Jonás.

La lámpara del cuerpo33»Nadie enciende una lámpara para luego ponerla en un lugar escondido o cubrirla con un cajón, sino para ponerla en una repisa, a fin de que los que entren tengan luz. 34Tus ojos son la lámpara de tu cuerpo. Si tu visión es clara, todo tu ser disfrutará de la luz; pero si está nublada, todo tu ser estará en la oscuridad. 35Asegúrate de que la luz que crees tener no sea oscuridad. 36Por tanto, si todo tu ser disfruta de la luz, sin que ninguna parte quede en la oscuridad, estarás completamente iluminado, como cuando una lámpara te alumbra con su luz.»

Jesús denuncia a los fariseos y a los expertos en la ley37Cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer con él; así que entró en la casa y se sentó a la mesa. 38Pero el fariseo se sorprendió al ver que Jesús no había cumplido con el rito de lavarse antes de comer. 39—Resulta que ustedes los fariseos —les dijo el Señor—, limpian el vaso y el plato por fuera, pero por dentro están ustedes llenos de codicia y de maldad. 40¡Ne-cios! ¿Acaso el que hizo lo de afuera no hizo también lo de adentro? 41Den más bien a los pobres de lo que está dentro, y así todo quedará limpio para ustedes. 42»¡Ay de ustedes, fariseos!, que dan la décima parte de la menta, de la ruda y de toda clase de legumbres, pero des-cuidan la justicia y el amor de Dios. Debían haber practicado esto, sin dejar de hacer aquello. 43»¡Ay de ustedes, fariseos!, que se mueren por los prime-ros puestos en las sinagogas y los salu-dos en las plazas. 44»¡Ay de ustedes!, que son como tumbas sin lápida, sobre las que anda la gente sin darse cuenta. 45Uno de los expertos en la ley le res-pondió:—Maestro, al hablar así nos insultas también a nosotros. 46Contes-tó Jesús:—¡Ay de ustedes también, expertos en la ley! Abruman a los demás con cargas que apenas se pueden soportar, pero ustedes mismos no levantan ni un dedo para ayudarlos. 47»¡Ay de ustedes!, que construyen monumentos para los profetas, a quie-nes los antepasados de ustedes mata-ron. 48En realidad aprueban lo que hicieron sus antepasados; ellos mata-ron a los profetas, y ustedes les cons-

truyen los sepulcros. 49Por eso dijo Dios en su sabiduría: “Les enviaré pro-fetas y apóstoles, de los cuales matarán a unos y perseguirán a otros.” 50Por lo tanto, a esta generación se le pedirán cuentas de la sangre de todos los profe-tas derramada desde el principio del mundo, 51desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, el que murió entre el altar y el santuario. Sí, les aseguro que de todo esto se le pedirán cuentas a esta generación. 52»¡Ay de ustedes, expertos en la ley!, porque se han adueñado de la llave del conoci-miento. Ustedes mismos no han entra-do, y a los que querían entrar les han cerrado el paso. 53Cuando Jesús salió de allí, los maestros de la ley y los fari-seos, resentidos, se pusieron a acosar-lo a preguntas. 54Estaban tendiéndole trampas para ver si fallaba en algo._______________________________Génesis 20 (NVI)Abraham y Abimélec20Abraham partió desde allí en direc-ción a la región del Néguev, y se quedó a vivir entre Cades y Sur. Mientras vivía en Guerar, 2Abraham decía que Sara, su esposa, era su hermana. Entonces Abimélec, rey de Guerar, mandó llamar a Sara y la tomó por esposa. 3Pero aquella noche Dios se le apareció a Abi-mélec en sueños y le dijo:—Puedes darte por muerto a causa de la mujer que has tomado, porque ella es casada. 4Pero como Abimélec todavía no se había acostado con ella, le contes-tó:—Señor, ¿acaso vas a matar al ino-cente? 5Como Abraham me dijo que ella era su hermana, y ella me lo confirmó, yo hice todo esto de buena fe y sin mala

intención. 6—Sí, ya sé que has hecho todo esto de buena fe —le respondió Dios en el sueño—; por eso no te permití tocarla, para que no pecaras contra mí. 7Pero ahora devuelve esa mujer a su esposo, porque él es profeta y va a inter-ceder por ti para que vivas. Si no lo haces, ten por seguro que morirás junto con todos los tuyos. 8En la madrugada del día siguiente, Abimélec se levantó y llamó a todos sus servidores para con-tarles en detalle lo que había ocurrido, y un gran temor se apoderó de ellos. 9En-tonces Abimélec llamó a Abraham y le reclamó:—¡Qué nos has hecho! ¿En qué te he ofendido, que has traído un pecado tan grande sobre mí y sobre mi reino? ¡Lo que me has hecho no tiene nombre! 10¿Qué pretendías conseguir con todo esto?Al reclamo de Abimélec, 11Abraham contestó:—Yo pensé que en este lugar no había temor de Dios, y que por causa de mi esposa me matarían. 12Pero en realidad ella es mi hermana, porque es hija de mi padre aunque no de mi madre; y además es mi esposa. 13Cuando Dios me mandó dejar la casa de mi padre y andar errante, yo le dije a mi esposa: “Te pido que me hagas este favor: Dondequiera que vayamos, di siempre que soy tu hermano.” 14Abimé-lec tomó entonces ovejas y vacas, esclavos y esclavas, y se los regaló a Abraham. Al mismo tiempo, le devolvió a Sara, su esposa, 15y le dijo:—Mira, ahí está todo mi territorio; quédate a vivir donde mejor te parezca. 16A Sara le dijo:—Le he dado a tu hermano mil mo-nedas de plata, que servirán de com-pensación por todo lo que te ha pasado; así quedarás vindicada ante todos los

que están contigo. 17Entonces Abra-ham oró a Dios, y Dios sanó a Abimélec y permitió que su esposa y sus siervas volvieran a tener hijos, 18porque a causa de lo ocurrido con Sara, la esposa de Abraham, el Señor había hecho que todas las mujeres en la casa de Abimé-lec quedaran estériles._______________________________Salmos 13 (NVI)Al director musical. Salmo de David.13¿Hasta cuándo, Señor, me seguirás olvidando? ¿Hasta cuándo esconderás de mí tu rostro? 2¿Hasta cuándo he de estar angustiado y he de sufrir cada día en mi corazón? ¿Hasta cuándo el ene-migo me seguirá dominando? 3 Señor y Dios mío, mírame y respóndeme; ilumi-na mis ojos. Así no caeré en el sueño de la muerte; 4así no dirá mi enemigo: «Lo he vencido»; así mi adversario no se alegrará de mi caída. 5Pero yo confío en tu gran amor; mi corazón se alegra en tu salvación. 6Canto salmos al Señor. ¡El Señor ha sido bueno conmigo!

Día 14 - Sábado 08.02.15:Lucas 12: 1-31 (NVI)Advertencias y estímulos12Mientras tanto, se habían reunido millares de personas, tantas que se atropellaban unas a otras. Jesús comenzó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuídense de la leva-dura de los fariseos, o sea, de la hipo-cresía. 2No hay nada encubierto que no llegue a revelarse, ni nada escondido que no llegue a conocerse. 3Así que todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad se dará a conocer a plena luz, y lo que han susurrado a puerta

cerrada se proclamará desde las azo-teas. 4»A ustedes, mis amigos, les digo que no teman a los que matan el cuerpo pero después no pueden hacer más. 5Les voy a enseñar más bien a quién deben temer: teman al que, después de dar muerte, tiene poder para echarlos al infierno. Sí, les aseguro que a él deben temerle. 6¿No se venden cinco gorrio-nes por dos moneditas? Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de ellos. 7Así mismo sucede con ustedes: aun los cabellos de su cabeza están conta-dos. No tengan miedo; ustedes valen más que muchos gorriones. 8»Les ase-guro que a cualquiera que me reconoz-ca delante de la gente, también el Hijo del hombre lo reconocerá delante de los ángeles de Dios. 9Pero al que me des-conozca delante de la gente se le des-conocerá delante de los ángeles de Dios. 10Y todo el que pronuncie alguna palabra contra el Hijo del hombre será perdonado, pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón. 11»Cuando los hagan comparecer ante las sinagogas, los gobernantes y las autoridades, no se preocupen de cómo van a defenderse o de qué van a decir, 12porque en ese momento el Espíritu Santo les enseñará lo que deben res-ponder.»

Parábola del rico insensato13Uno de entre la multitud le pidió: —Maestro, dile a mi hermano que com-parta la herencia conmigo. 14—Hombre —replicó Jesús—, ¿quién me nombró a mí juez o árbitro entre ustedes? 15»¡-Tengan cuidado! —advirtió a la gente—. Absténganse de toda avaricia; la vida

de una persona no depende de la abun-dancia de sus bienes. 16Entonces les contó esta parábola:—El terreno de un hombre rico le produjo una buena cose-cha. 17Así que se puso a pensar: “¿Qué voy a hacer? No tengo dónde almacenar mi cosecha.” 18Por fin dijo: “Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más gran-des, donde pueda almacenar todo mi grano y mis bienes. 19Y diré: Alma mía, ya tienes bastantes cosas buenas guar-dadas para muchos años. Descansa, come, bebe y goza de la vida.” 20Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te van a reclamar la vida. ¿Y quién se quedará con lo que has acumulado?” 21»Así le sucede al que acumula rique-zas para sí mismo, en vez de ser rico delante de Dios.

No se preocupen22Luego dijo Jesús a sus discípu-los:—Por eso les digo: No se preocu-pen por su vida, qué comerán; ni por su cuerpo, con qué se vestirán. 23La vida tiene más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa. 24Fíjense en los cuervos: no siembran ni cosechan, ni tienen almacén ni granero; sin em-bargo, Dios los alimenta. ¡Cuánto más valen ustedes que las aves! 25¿Quién de ustedes, por mucho que se preocu-pe, puede añadir una sola hora al curso de su vida? 26Ya que no pueden hacer algo tan insignificante, ¿por qué se pre-ocupan por lo demás? 27»Fíjense cómo crecen los lirios. No trabajan ni hilan; sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplen-dor, se vestía como uno de ellos. 28Si

así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, ¡cuánto más hará por ustedes, gente de poca fe! 29Así que no se afanen por lo que han de comer o beber; dejen de atormentarse. 30El mundo pagano anda tras todas estas cosas, pero el Padre sabe que ustedes las necesitan. 31Ustedes, por el contra-rio, busquen el reino de Dios, y estas cosas les serán añadidas._______________________________Génesis 21 (NVI)Nacimiento de Isaac21Tal como el Señor lo había dicho, se ocupó de Sara y cumplió con la promesa que le había hecho. 2Sara quedó emba-razada y le dio un hijo a Abraham en su vejez. Esto sucedió en el tiempo anun-ciado por Dios. 3Al hijo que Sara le dio, Abraham le puso por nombre Isaac. 4Cuando su hijo Isaac cumplió ocho días de nacido, Abraham lo circuncidó, tal como Dios se lo había ordenado. 5Abraham tenía ya cien años cuando nació su hijo Isaac. 6Sara dijo entonces: «Dios me ha hecho reír, y todos los que se enteren de que he tenido un hijo, se reirán conmigo. 7¿Quién le hubiera dicho a Abraham que Sara amamanta-ría hijos? Sin embargo, le he dado un hijo en su vejez.»

Expulsión de Agar e Ismael8El niño Isaac creció y fue destetado. Ese mismo día, Abraham hizo un gran banquete. 9Pero Sara se dio cuenta de que el hijo que Agar la egipcia le había dado a Abraham se burlaba de su hijo Isaac. 10Por eso le dijo a Abra-ham:—¡Echa de aquí a esa esclava y a

su hijo! El hijo de esa esclava jamás tendrá parte en la herencia con mi hijo Isaac. 11Este asunto angustió mucho a Abraham porque se trataba de su propio hijo. 12Pero Dios le dijo a Abraham: «No te angusties por el muchacho ni por la esclava. Hazle caso a Sara, porque tu descendencia se establecerá por medio de Isaac. 13Pero también del hijo de la esclava haré una gran nación, porque es hijo tuyo.» 14Al día siguiente, Abra-ham se levantó de madrugada, tomó un pan y un odre de agua, y se los dio a Agar, poniéndoselos sobre el hombro. Luego le entregó a su hijo y la despidió. Agar partió y anduvo errante por el desierto de Berseba. 15Cuando se acabó el agua del odre, puso al niño debajo de un arbusto 16y fue a sentarse sola a cierta distancia, pues pensaba: «No quiero ver morir al niño.» En cuanto ella se sentó, comenzó a llorar descon-soladamente. 17Cuando Dios oyó al niño sollozar, el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo y le dijo: «¿Qué te pasa, Agar? No temas, pues Dios ha escuchado los sollozos del niño. 18Le-vántate y tómalo de la mano, que yo haré de él una gran nación.» 19En ese momento Dios le abrió a Agar los ojos, y ella vio un pozo de agua. En seguida fue a llenar el odre y le dio de beber al niño. 20Dios acompañó al niño, y éste fue creciendo; vivió en el desierto y se con-virtió en un experto arquero; 21habitó en el desierto de Parán y su madre lo casó con una egipcia.

Pacto entre Abraham y Abimélec22En aquel tiempo Abimélec, que estaba acompañado por Ficol, jefe de su

ejército, le dijo a Abraham:—Dios está contigo en todo lo que haces. 23Júrame ahora, por Dios mismo, que no me trata-rás a mí con falsedad, ni tampoco a mis hijos ni a mis descendientes. Júrame que a mí y al país que te ha recibido como extranjero nos tratarás con la misma lealtad con que yo te he tratado. 24—¡Lo juro! —respondió Abraham. 25Luego Abraham se quejó ante Abimé-lec por causa de un pozo de agua del cual los siervos de Abimélec se habían apropiado. 26Pero Abimélec dijo:—No sé quién pudo haberlo hecho. Me acabo de enterar, pues tú no me lo habías dicho. 27Entonces Abraham llevó ovejas y vacas, y se las dio a Abimélec, y los dos hicieron un pacto. 28Pero Abraham apartó siete corderas del rebaño, 29por lo que Abimélec le pre-guntó:—¿Qué pasa? ¿Por qué has apartado estas siete corderas? 30—Acepta estas siete corderas —le contestó Abraham—. Ellas servirán de prueba de que yo cavé este pozo. 31Por eso a aquel lugar le dieron el nombre de Berseba, porque allí los dos hicieron un juramento. 32Después de haber hecho el pacto en Berseba, Abimélec y Ficol, el jefe de su ejército, volvieron al país de los filisteos. 33Abraham plantó un tama-risco en Berseba, y en ese lugar invocó el nombre del Señor, el Dios eterno. 34Y se quedó en el país de los filisteos durante mucho tiempo._______________________________Salmos 14 (NVI)Al director musical. Salmo de David.14Dice el necio en su corazón: «No hay Dios.» Están corrompidos, sus obras son detestables; ¡no hay uno solo que

haga lo bueno! 2Desde el cielo el Señor contempla a los mortales, para ver si hay alguien que sea sensato y busque a Dios. 3Pero todos se han descarriado, a una se han corrompido. No hay nadie que haga lo bueno; ¡no hay uno solo! 4¿Acaso no entienden todos los que hacen lo malo, los que devoran a mi pueblo como si fuera pan? ¡Jamás invo-can al Señor! 5Allí los tienen, sobrecogi-dos de miedo, pero Dios está con los que son justos. 6Ustedes frustran los planes de los pobres, pero el Señor los protege. 7¡Quiera Dios que de Sión venga la salvación de Israel! Cuando el Señor restaure a su pueblo, ¡Jacob se regocijará, Israel se alegrará!_______________________________

15Después de esto, la palabra del Señor vino a Abram en una visión: «No temas, Abram. Yo soy tu escudo, y muy grande será tu recompensa.» 2Pero Abram le respondió:—Señor y Dios, ¿para qué vas a darme algo, si aún sigo sin tener hijos, y el heredero de mis bienes será Eliezer de Damasco? 3Como no me has dado ningún hijo, mi herencia la recibirá uno de mis criados. 4—¡No! Ese hombre no ha de ser tu heredero —le contestó el Señor—. Tu heredero será tu propio hijo. 5Luego el Señor lo llevó afuera y le dijo:—Mira hacia el cielo y cuenta las estrellas, a ver si puedes. ¡Así de numerosa será tu descendencia! 6Abram creyó al Señor, y el Señor lo reconoció a él como justo. 7Además, le dijo:—Yo soy el Señor, que te hice salir de Ur de los caldeos para darte en posesión esta tierra. 8Pero Abram le preguntó:—Señor y Dios, ¿cómo sabré que voy a poseerla? 9El-Señor le respondió:—Tráeme una ternera, una cabra y un carnero, todos

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Día 8 - Lunes 02.02.15:Lucas 9: 1-27 (NVI)Jesús envía a los doce9Habiendo reunido a los doce, Jesús les dio poder y autoridad para expulsar a todos los demonios y para sanar enfermedades. 2Entonces los envió a predicar el reino de Dios y a sanar a los enfermos. 3«No lleven nada para el camino: ni bastón, ni bolsa, ni pan, ni dinero, ni dos mudas de ropa —les dijo—. 4En cualquier casa que entren, quédense allí hasta que salgan del pueblo. 5Si no los reciben bien, al salir de ese pueblo, sacúdanse el polvo de los pies como un testimonio contra sus habitantes.» 6Así que partieron y fueron por todas partes de pueblo en pueblo, predicando el evangelio y sanando a la gente. 7Herodes el tetrarca se enteró de todo lo que estaba sucediendo. Estaba perplejo porque algunos decían que Juan había resucitado; 8otros, que se había aparecido Elías; y otros, en fin, que había resucitado alguno de los anti-guos profetas. 9Pero Herodes dijo: «A Juan mandé que le cortaran la cabeza; ¿quién es, entonces, éste de quien oigo tales cosas?» Y procuraba verlo.

Jesús alimenta a los cinco mil10Cuando regresaron los apóstoles, le relataron a Jesús lo que habían hecho. Él se los llevó consigo y se retiraron solos a un pueblo llamado Betsaida, 11pero la gente se enteró y lo siguió. Él los recibió y les habló del reino de Dios. También sanó a los que lo necesitaban. 12Al atardecer se le acercaron los doce y le dijeron:—Despide a la gente, para que vaya a buscar alojamiento y comida

en los campos y pueblos cercanos, pues donde estamos no hay nada. 13—Denles ustedes mismos de comer —les dijo Jesús.—No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a menos que vayamos a comprar comida para toda esta gente —objetaron ellos, 14porque había allí unos cinco mil hom-bres.Pero Jesús dijo a sus discípu-los:—Hagan que se sienten en grupos como de cincuenta cada uno. 15Así lo hicieron los discípulos, y se sentaron todos. 16Entonces Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados, y mirando al cielo, los bendijo. Luego los partió y se los dio a los discípulos para que se los repartieran a la gente. 17Todos comie-ron hasta quedar satisfechos, y de los pedazos que sobraron se recogieron doce canastas.

La confesión de Pedro18Un día cuando Jesús estaba orando para sí, estando allí sus discípulos, les preguntó:—¿Quién dice la gente que soy yo? 19—Unos dicen que Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que uno de los antiguos profetas ha resuci-tado —respondieron. 20—Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?—El Cristo de Dios —afirmó Pedro. 21Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran esto a nadie. Y les dijo: 22—El Hijo del hombre tiene que sufrir muchas cosas y ser rechazado por los ancianos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley. Es necesario que lo maten y que resucite al tercer día. 23Dirigiéndo-se a todos, declaró:—Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz cada día y me siga.

24Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará. 25¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se destruye a sí mismo? 26Si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras, el Hijo del hombre se aver-gonzará de él cuando venga en su gloria y en la gloria del Padre y de los santos ángeles. 27Además, les aseguro que algunos de los aquí presentes no sufrirán la muerte sin antes haber visto el reino de Dios._______________________________Génesis 15 (NVI)Dios hace un pacto con Abram15Después de esto, la palabra del Señor vino a Abram en una visión: «No temas, Abram. Yo soy tu escudo, y muy grande será tu recompensa.» 2Pero Abram le respondió:—Señor y Dios, ¿para qué vas a darme algo, si aún sigo sin tener hijos, y el heredero de mis bienes será Eliezer de Damasco? 3Como no me has dado ningún hijo, mi herencia la recibirá uno de mis criados. 4—¡No! Ese hombre no ha de ser tu heredero —le contestó el Señor—. Tu heredero será tu propio hijo. 5Luego el Señor lo llevó afuera y le dijo:—Mira hacia el cielo y cuenta las estrellas, a ver si puedes. ¡Así de numerosa será tu descendencia! 6Abram creyó al Señor, y el Señor lo reconoció a él como justo. 7Además, le dijo:—Yo soy el Señor, que te hice salir de Ur de los caldeos para darte en posesión esta tierra. 8Pero Abram le preguntó:—Señor y Dios, ¿cómo sabré que voy a poseerla? 9El-Señor le respondió:—Tráeme una ternera, una cabra y un carnero, todos

ellos de tres años, y también una tórtola y un pichón de paloma. 10Abram llevó todos estos animales, los partió por la mitad, y puso una mitad frente a la otra, pero a las aves no las partió. 11Y las aves de rapiña comenzaron a lanzarse sobre los animales muertos, pero Abram las espantaba. 12Al anochecer, Abram cayó en un profundo sueño, y lo envolvió una oscuridad aterradora. 13El Señor le dijo:—Debes saber que tus descendientes vivirán como extranjeros en tierra extraña, donde serán esclavi-zados y maltratados durante cuatro-cientos años. 14Pero yo castigaré a la nación que los esclavizará, y luego tus descendientes saldrán en libertad y con grandes riquezas. 15Tú, en cambio, te reunirás en paz con tus antepasados, y te enterrarán cuando ya seas muy anciano. 16Cuatro generaciones des-pués tus descendientes volverán a este lugar, porque antes de eso no habrá llegado al colmo la iniquidad de los amorreos. 17Cuando el sol se puso y cayó la noche, aparecieron una hornilla humeante y una antorcha encendida, las cuales pasaban entre los animales descuartizados. 18En aquel día elSe-ñorhizo un pacto con Abram. Le dijo:—A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el gran río, el Éufrates. 19Me refiero a la tierra de los quenitas, los quenizitas, los cadmo-neos, 20los hititas, los ferezeos, los refaítas, 21los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos._______________________________Salmos 8 (NVI)Al director musical. Sígase la tonada de «La canción del lagar». Salmo de David.

8Oh Señor, soberano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra! ¡Has puesto tu gloria sobre los cielos! 2Por causa de tus adversarios has hecho que brote la alabanza de labios de los pequeñitos y de los niños de pecho, para silenciar al enemigo y al rebelde. 3Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que allí fijaste, 4me pregunto: «¿Qué es el hombre, para que en él pienses? ¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en cuenta?» 5Pues lo hiciste poco menos que un dios, y lo coronaste de gloria y de honra: 6lo entronizaste sobre la obra de tus manos, todo lo sometiste a su dominio; 7todas las ovejas, todos los bueyes, todos los ani-males del campo, 8las aves del cielo, los peces del mar, y todo lo que surca los senderos del mar. 9Oh Señor, sobe-rano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra!

Día 9 - Martes 03.02.15:Lucas 9: 28-62 (NVI)La transfiguración28Unos ocho días después de decir esto, Jesús, acompañado de Pedro, Juan y Jacobo, subió a una montaña a orar. 29Mientras oraba, su rostro se transformó, y su ropa se tornó blanca y radiante. 30Y aparecieron dos persona-jes —Moisés y Elías— que conversa-ban con Jesús. 31Tenían un aspecto glorioso, y hablaban de la partida de Jesús, que él estaba por llevar a cabo en Jerusalén. 32Pedro y sus compañe-ros estaban rendidos de sueño, pero cuando se despabilaron, vieron su gloria y a los dos personajes que esta-

ban con él. 33Mientras éstos se aparta-ban de Jesús, Pedro, sin saber lo que estaba diciendo, propuso:—Maestro, ¡qué bien que estemos aquí! Podemos levantar tres albergues: uno para ti, otro para Moisés y otro para Elías. 34Estaba hablando todavía cuando apareció una nube que los envolvió, de modo que se asustaron. 35Entonces salió de la nube una voz que dijo: «Éste es mi Hijo, mi escogido; escúchenlo.» 36Después de oírse la voz, Jesús quedó solo. Los dis-cípulos guardaron esto en secreto, y por algún tiempo a nadie contaron nada de lo que habían visto.

Jesús sana a un muchachoendemoniado37Al día siguiente, cuando bajaron de la montaña, le salió al encuentro mucha gente. 38Y un hombre de entre la multi-tud exclamó:—Maestro, te ruego que atiendas a mi hijo, pues es el único que tengo. 39Resulta que un espíritu se posesiona de él, y de repente el mucha-cho se pone a gritar; también lo sacude con violencia y hace que eche espuma-rajos. Cuando lo atormenta, a duras penas lo suelta. 40Ya les rogué a tus discípulos que lo expulsaran, pero no pudieron. 41—¡Ah, generación incrédu-la y perversa! —respondió Jesús—. ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes y soportarlos? Trae acá a tu hijo. 42Estaba acercándose el mucha-cho cuando el demonio lo derribó con una convulsión. Pero Jesús reprendió al espíritu maligno, sanó al muchacho y se lo devolvió al padre. 43Y todos se que-daron asombrados de la grandeza de Dios.En medio de tanta admiración por

todo lo que hacía, Jesús dijo a sus discí-pulos: 44—Presten mucha atención a lo que les voy a decir: El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres. 45Pero ellos no entendían lo que quería decir con esto. Les estaba encubierto para que no lo comprendie-ran, y no se atrevían a preguntárselo. ¿Quién va a ser el más importante? 46Surgió entre los discípulos una discu-sión sobre quién de ellos sería el más importante. 47Como Jesús sabía bien lo que pensaban, tomó a un niño y lo puso a su lado. 48—El que recibe en mi nombre a este niño —les dijo—, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. El que es más insignificante entre todos ustedes, ése es el más importante. 49—Maestro —in-tervino Juan—, vimos a un hombre que expulsaba demonios en tu nombre; pero como no anda con nosotros, tratamos de impedírselo. 50—No se lo impidan —les replicó Jesús—, porque el que no está contra ustedes está a favor de ustedes.

La oposición de los samaritanos51Como se acercaba el tiempo de que fuera llevado al cielo, Jesús se hizo el firme propósito de ir a Jerusalén. 52En-vió por delante mensajeros, que entra-ron en un pueblo samaritano para pre-pararle alojamiento; 53pero allí la gente no quiso recibirlo porque se dirigía a Jerusalén. 54Cuando los discípulos Jacobo y Juan vieron esto, le pregunta-ron:—Señor, ¿quieres que hagamos caer fuego del cielo para que los des-truya? 55Pero Jesús se volvió a ellos y los reprendió. 56Luego siguieron la jornada a otra aldea.

Lo que cuesta seguir a Jesús57Iban por el camino cuando alguien le dijo:—Te seguiré a dondequiera que vayas. 58—Las zorras tienen madrigue-ras y las aves tienen nidos —le respon-dió Jesús—, pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza. 59A otro le dijo:—Sígueme.—Señor —le contestó—, primero déjame ir a enterrar a mi padre. 60—Deja que los muertos entierren a sus propios muertos, pero tú ve y proclama el reino de Dios —le repli-có Jesús. 61Otro afirmó:—Te seguiré, Señor; pero primero déjame despedir-me de mi familia. 62Jesús le respon-dió:—Nadie que mire atrás después de poner la mano en el arado es apto para el reino de Dios._______________________________Génesis 16 (NVI)Agar e Ismael16Saray, la esposa de Abram, no le había dado hijos. Pero como tenía una esclava egipcia llamada Agar, 2Saray le dijo a Abram:—El Señor me ha hecho estéril. Por lo tanto, ve y acuéstate con mi esclava Agar. Tal vez por medio de ella podré tener hijos.Abram aceptó la propuesta que le hizo Saray. 3Entonces ella tomó a Agar, la esclava egipcia, y se la entregó a Abram como mujer. Esto ocurrió cuando ya hacía diez años que Abram vivía en Canaán. 4Abram tuvo relaciones con Agar, y ella concibió un hijo. Al darse cuenta Agar de que estaba embarazada, comenzó a mirar con desprecio a su dueña. 5Entonces Saray le dijo a Abram:—¡Tú tienes la culpa de mi afrenta! Yo puse a mi escla-va en tus brazos, y ahora que se ve em-barazada me mira con desprecio. ¡Que

el Señor juzgue entre tú y yo! 6—Tu esclava está en tus manos —contestó Abram—; haz con ella lo que bien te parezca.Y de tal manera comenzó Saray a maltratar a Agar, que ésta huyó al desierto. 7Allí, junto a un manantial que está en el camino a la región de Sur, la encontró el ángel del Señor 8y le preguntó:—Agar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y a dónde vas?—Estoy huyendo de mi dueña Saray —respon-dió ella. 9—Vuelve junto a ella y somé-tete a su autoridad —le dijo el ángel—. 10De tal manera multiplicaré tu descen-dencia, que no se podrá contar. 11»Es-tás embarazada, y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Ismael, porque el Señor ha escuchado tu aflicción. 12Será un hombre indómito como asno salvaje. Luchará contra todos, y todos lucharán contra él; y vivirá en conflicto con todos sus hermanos. 13Como el Señor le había hablado, Agar le puso por nombre «El Dios que me ve», pues se decía: «Ahora he visto al que me ve.» 14Por eso también el pozo que está entre Cades y Béred se conoce con el nombre de «Pozo del Viviente que me ve». 15Agar le dio a Abram un hijo, a quien Abram llamó Ismael. 16Abram tenía ochenta y seis años cuando nació Ismael._______________________________Salmos 9 (NVI)Al director musical. Sígase la tonada de «La muerte del hijo». Salmo de David.9Quiero alabarte, Señor, con todo el corazón, y contar todas tus maravillas. 2Quiero alegrarme y regocijarme en ti, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo. 3Mis enemigos retroceden; tropiezan y

perecen ante ti. 4Porque tú me has hecho justicia, me has vindicado; tú, juez justo, ocupas tu trono. 5Reprendis-te a los paganos, destruiste a los malva-dos; ¡para siempre borraste su memo-ria! 6Desgracia sin fin cayó sobre el enemigo; arrancaste de raíz sus ciuda-des, y hasta su recuerdo se ha desva-necido. 7Pero el Señor reina por siem-pre; para emitir juicio ha establecido su trono. 8Juzgará al mundo con justicia; gobernará a los pueblos con equidad. 9El Señor es refugio de los oprimidos; es su baluarte en momentos de angus-tia. 10En ti confían los que conocen tu nombre, porque tú, Señor, jamás aban-donas a los que te buscan. 11Canten salmos al Señor, el rey de Sión; procla-men sus proezas entre las naciones. 12El vengador de los inocentes se acuerda de ellos; no pasa por alto el clamor de los afligidos. 13Ten compa-sión de mí, Señor; mira cómo me afli-gen los que me odian. Sácame de las puertas de la muerte, 14para que en las puertas de Jerusalén proclame tus ala-banzas y me regocije en tu salvación. 15Han caído los paganos en la fosa que han cavado; sus pies quedaron atrapa-dos en la red que ellos mismos escon-dieron. 16Al Señor se le conoce porque imparte justicia; el malvado cae en la trampa que él mismo tendió. 17Bajan al sepulcro los malvados, todos los paga-nos que de Dios se olvidan. 18Pero no se olvidará para siempre al necesitado,ni para siempre se perderá la esperan-za del pobre. 19¡Levántate, Señor! No dejes que el hombre prevalezca; ¡haz que las naciones comparezcan ante ti! 20Infúndeles terror, Señor; ¡que los

pueblos sepan que son simples mortales!

Día 10 - Miércoles 04.02.15:Lucas 10: 1-20 (NVI)Jesús envía a los setenta y dos10Después de esto, el Señor escogió a otros setenta y dos para enviarlos de dos en dos delante de él a todo pueblo y lugar adonde él pensaba ir. 2«Es abundante la cosecha —les dijo—, pero son pocos los obreros. Pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que mande obreros a su campo. 3¡Vayan ustedes! Miren que los envío como cor-deros en medio de lobos. 4No lleven monedero ni bolsa ni sandalias; ni se detengan a saludar a nadie por el camino. 5»Cuando entren en una casa, digan primero: “Paz a esta casa.” 6Si hay allí alguien digno de paz, gozará de ella; y si no, la bendición no se cumplirá. 7Quédense en esa casa, y coman y beban de lo que ellos tengan, porque el trabajador tiene derecho a su sueldo. No anden de casa en casa. 8»Cuando entren en un pueblo y los reciban, coman lo que les sirvan. 9Sanen a los enfermos que encuentren allí y dígan-les: “El reino de Dios ya está cerca de ustedes.” 10Pero cuando entren en un pueblo donde no los reciban, salgan a las plazas y digan: 11“Aun el polvo de este pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos en protesta contra ustedes. Pero tengan por seguro que ya está cerca el reino de Dios.” 12Les digo que en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma que para ese pueblo. 13»¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Si se hubieran hecho en Tiro y en Sidón los milagros

que se hicieron en medio de ustedes, ya hace tiempo que se habrían arrepentido con grandes lamentos. 14Pero en el juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón que para ustedes. 15Y tú, Capernaúm, ¿acaso serás levantada hasta el cielo? No, sino que descende-rás hasta el abismo. 16»El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza a mí, rechaza al que me envió.» 17Cuando los setenta y dos regresaron, dijeron conten-tos:—Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre. 18—Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo —respondió él—. 19Sí, les he dado autoridad a ustedes para pisotear ser-pientes y escorpiones y vencer todo el poder del enemigo; nada les podrá hacer daño. 20Sin embargo, no se ale-gren de que puedan someter a los espí-ritus, sino alégrense de que sus nom-bres están escritos en el cielo._______________________________Génesis 17 (NVI)El pacto y la circuncisión17Cuando Abram tenía noventa y nueve años, el Señor se le apareció y le dijo:—Yo soy el Dios Todopoderoso. Vive en mi presencia y sé intachable. 2Así confirmaré mi pacto contigo, y mul-tiplicaré tu descendencia en gran manera. 3Al oír que Dios le hablaba, Abram cayó rostro en tierra, y Dios con-tinuó: 4—Éste es el pacto que establez-co contigo: Tú serás el padre de una multitud de naciones. 5Ya no te llama-rás Abram, sino que de ahora en ade-lante tu nombre será Abraham, porque te he confirmado como padre de una

multitud de naciones. 6Te haré tan fecundo que de ti saldrán reyes y nacio-nes. 7Estableceré mi pacto contigo y con tu descendencia, como pacto per-petuo, por todas las generaciones. Yo seré tu Dios, y el Dios de tus descen-dientes. 8A ti y a tu descendencia les daré, en posesión perpetua, toda la tierra de Canaán, donde ahora andan peregrinando. Y yo seré su Dios. 9Dios también le dijo a Abraham:—Cumple con mi pacto, tú y toda tu descendencia, por todas las generaciones. 10Y éste es el pacto que establezco contigo y con tu descendencia, y que todos deberán cumplir: Todos los varones entre uste-des deberán ser circuncidados. 11Cir-cuncidarán la carne de su prepucio, y ésa será la señal del pacto entre noso-tros. 12Todos los varones de cada generación deberán ser circuncidados a los ocho días de nacidos, tanto los niños nacidos en casa como los que hayan sido comprados por dinero a un extranjero y que, por lo tanto, no sean de la estirpe de ustedes. 13Todos sin excepción, tanto el nacido en casa como el que haya sido comprado por dinero, deberán ser circuncidados. De esta manera mi pacto quedará como una marca indeleble en la carne de ustedes, como un pacto perpetuo. 14Pero el varón incircunciso, al que no se le haya cortado la carne del prepu-cio, será eliminado de su pueblo por quebrantar mi pacto. 15También le dijo Dios a Abraham:—A Saray, tu esposa, ya no la llamarás Saray, sino que su nombre será Sara. 16Yo la bendeciré, y por medio de ella te daré un hijo. Tanto la bendeciré, que será madre de nacio-

nes, y de ella surgirán reyes de pueblos. 17Entonces Abraham inclinó el rostro hasta el suelo y se rió de pensar: «¿Acaso puede un hombre tener un hijo a los cien años, y ser madre Sara a los noventa?» 18Por eso le dijo a Dios:—¡Concédele a Ismael vivir bajo tu bendición! 19A lo que Dios contes-tó:—¡Pero es Sara, tu esposa, la que te dará un hijo, al que llamarás Isaac! Yo estableceré mi pacto con él y con sus descendientes, como pacto perpetuo. 20En cuanto a Ismael, ya te he escu-chado. Yo lo bendeciré, lo haré fecundo y le daré una descendencia numerosa. Él será el padre de doce príncipes. Haré de él una nación muy grande. 21Pero mi pacto lo estableceré con Isaac, el hijo que te dará Sara de aquí a un año, por estos días. 22Cuando Dios terminó de hablar con Abraham, se retiró de su presencia. 23Ese mismo día Abraham tomó a su hijo Ismael, a los criados nacidos en su casa, a los que había comprado con su dinero y a todos los otros varones que había en su casa, y los circuncidó, tal como Dios se lo había mandado. 24Abraham tenía noventa y nueve años cuando fue circuncidado, 25mientras que su hijo Ismael tenía trece. 26Así que ambos fueron circunci-dados el mismo día 27junto con todos los varones de su casa, tanto los naci-dos en ella como los comprados a extranjeros._______________________________Salmos 10 (NVI)Lámed10¿Por qué, Señor, te mantienes dis-tante? ¿Por qué te escondes en mo-mentos de angustia? 2Con arrogancia

persigue el malvado al indefenso, pero se enredará en sus propias artimañas. 3El malvado hace alarde de su propia codicia; alaba al ambicioso y menospre-cia al Señor. 4El malvado levanta inso-lente la nariz, y no da lugar a Dios en sus pensamientos. 5Todas sus empre-sas son siempre exitosas; tan altos y alejados de él están tus juicios que se burla de todos sus enemigos. 6Y se dice a sí mismo: «Nada me hará caer. Siempre seré feliz. Nunca tendré pro-blemas.» 7Llena está su boca de maldi-ciones, de mentiras y amenazas; bajo su lengua esconde maldad y violencia. 8Se pone al acecho en las aldeas, se esconde en espera de sus víctimas, y asesina a mansalva al inocente. 9Cual león en su guarida se agazapa, listo para atrapar al indefenso; le cae encima y lo arrastra en su red. 10Bajo el peso de su poder, sus víctimas caen por tierra. 11Se dice a sí mismo: «Dios se ha olvidado. Se cubre el rostro. Nunca ve nada.» 12¡Levántate, Señor! ¡Levan-ta, oh Dios, tu brazo! ¡No te olvides de los indefensos! 13¿Por qué te ha de menospreciar el malvado? ¿Por qué ha de pensar que no lo llamarás a cuen-tas? 14Pero tú ves la opresión y la vio-lencia, las tomas en cuenta y te harás cargo de ellas. Las víctimas confían en ti; tú eres la ayuda de los huérfanos. 15¡Rómpeles el brazo al malvado y al impío! ¡Pídeles cuentas de su maldad, y haz que desaparezcan por completo! 16El Señor es rey eterno; los paganos serán borrados de su tierra. 17Tú, Señor, escuchas la petición de los inde-fensos, les infundes aliento y atiendes a su clamor. 18Tú defiendes al huérfano y

al oprimido, para que el hombre, hecho de tierra, no siga ya sembrando el terror.

Día 11 - Jueves 05.02.15:Lucas 10: 21-42 (NVI)21En aquel momento Jesús, lleno de alegría por el Espíritu Santo, dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque habiendo escondido estas cosas de los sabios e instruidos, se las has revelado a los que son como niños. Sí, Padre, porque esa fue tu buena voluntad. 22»Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelárse-lo.» 23Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. 24Les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven, pero no lo vieron; y oír lo que ustedes oyen, pero no lo oyeron.»

Parábola del buen samaritano25En esto se presentó un experto en la ley y, para poner a prueba a Jesús, le hizo esta pregunta:—Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna? 26Jesús replicó:—¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo la interpretas tú? 27Como respuesta el hombre citó:—“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”, y: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” 28—Bien contestado —le dijo Jesús—. Haz eso y vivirás. 29Pero él quería justificarse, así que le preguntó a Jesús:—¿Y quién es mi prójimo? 30Jesús respondió:—Baja-

ba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de unos ladrones. Le quitaron la ropa, lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto. 31Re-sulta que viajaba por el mismo camino un sacerdote quien, al verlo, se desvió y siguió de largo. 32Así también llegó a aquel lugar un levita, y al verlo, se desvió y siguió de largo. 33Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba el hombre y, viéndolo, se compadeció de él. 34Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó. Luego lo montó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un aloja-miento y lo cuidó. 35Al día siguiente, sacó dos monedas de plata y se las dio al dueño del alojamiento. “Cuídemelo —le dijo—, y lo que gaste usted de más, se lo pagaré cuando yo vuelva.” 36¿Cuál de estos tres piensas que demostró ser el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? 37—El que se compadeció de él —contestó el experto en la ley.—Anda entonces y haz tú lo mismo —concluyó Jesús.

En casa de Marta y María38Mientras iba de camino con sus discí-pulos, Jesús entró en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. 39Tenía ella una hermana llama-da María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba lo que él decía. 40Marta, por su parte, se sentía abru-mada porque tenía mucho que hacer. Así que se acercó a él y le dijo:—Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sirviendo sola? ¡Dile que me ayude! 41—Marta, Marta —le con-testó Jesús—, estás inquieta y preocu-

pada por muchas cosas, 42pero sólo una es necesaria. María ha escogido la mejor, y nadie se la quitará._______________________________Génesis 18 (NVI)La visita del Señor18El Señor se le apareció a Abraham junto al encinar de Mamré, cuando Abraham estaba sentado a la entrada de su carpa, a la hora más calurosa del día. 2Abraham alzó la vista, y vio a tres hombres de pie cerca de él. Al verlos, corrió desde la entrada de la carpa a saludarlos. Inclinándose hasta el suelo, 3dijo:—Mi señor, si este servidor suyo cuenta con su favor, le ruego que no me pase de largo. 4Haré que les traigan un poco de agua para que ustedes se laven los pies, y luego podrán descan-sar bajo el árbol. 5Ya que han pasado por donde está su servidor, déjenme traerles algo de comer para que se sien-tan mejor antes de seguir su cami-no.—¡Está bien —respondieron ellos—, hazlo así! 6Abraham fue rápidamente a la carpa donde estaba Sara, y le dijo:—¡Date prisa! Toma unos veinte kilos de harina fina, amásalos y haz unos panes. 7Después Abraham fue corriendo adonde estaba el ganado, eligió un ternero bueno y tierno, y se lo dio a su sirviente, quien a toda prisa se puso a prepararlo. 8Luego les sirvió requesón y leche con el ternero que estaba preparado. Mientras comían, Abraham se quedó de pie junto a ellos, debajo del árbol. 9Entonces ellos le pre-guntaron:—¿Dónde está Sara, tu espo-sa?—Allí en la carpa —les respondió. 10—Dentro de un año volveré a verte —dijo uno de ellos—, y para entonces

tu esposa Sara tendrá un hijo.Sara estaba escuchando a la entrada de la carpa, a espaldas del que hablaba. 11Abraham y Sara eran ya bastante ancianos, y Sara ya había dejado de menstruar. 12Por eso, Sara se rió y pensó: «¿Acaso voy a tener este placer, ahora que ya estoy consumida y mi esposo es tan viejo?» 13Pero el Señor le dijo a Abraham:—¿Por qué se ríe Sara? ¿No cree que podrá tener un hijo en su vejez? 14¿Acaso hay algo impo-sible para el Señor? El año que viene volveré a visitarte en esta fecha, y para entonces Sara habrá tenido un hijo. 15Sara, por su parte, tuvo miedo y mintió al decirle:—Yo no me estaba riendo.Pero el Señor le replicó:—Sí te reíste.

Abraham intercede en favor de Sodoma16Luego aquellos visitantes se levanta-ron y partieron de allí en dirección a Sodoma. Abraham los acompañó para despedirlos. 17Pero el Señor estaba pensando: «¿Le ocultaré a Abraham lo que estoy por hacer? 18Es un hecho que Abraham se convertirá en una nación grande y poderosa, y en él serán bendecidas todas las naciones de la tierra. 19Yo lo he elegido para que ins-truya a sus hijos y a su familia, a fin de que se mantengan en el camino del Señor y pongan en práctica lo que es justo y recto. Así el Señor cumplirá lo que le ha prometido.» 20Entonces el Señor le dijo a Abraham:—El clamor contra Sodoma y Gomorra resulta ya insoportable, y su pecado es gravísimo. 21Por eso bajaré, a ver si realmente sus acciones son tan malas como el clamor

contra ellas me lo indica; y si no, he de saberlo. 22Dos de los visitantes partie-ron de allí y se encaminaron a Sodoma, pero Abraham se quedó de pie frente al Señor. 23Entonces se acercó al Señor y le dijo:—¿De veras vas a exterminar al justo junto con el malvado? 24Quizá haya cincuenta justos en la ciudad. ¿Exterminarás a todos, y no perdonarás a ese lugar por amor a los cincuenta justos que allí hay? 25¡Lejos de ti el hacer tal cosa! ¿Matar al justo junto con el malvado, y que ambos sean tratados de la misma manera? ¡Jamás hagas tal cosa! Tú, que eres el Juez de toda la tierra, ¿no harás justicia? 26El Señor le respondió:—Si encuentro cincuenta justos en Sodoma, por ellos perdonaré a toda la ciudad. 27Abraham le dijo:—Reconozco que he sido muy atre-vido al dirigirme a mi Señor, yo, que apenas soy polvo y ceniza. 28Pero tal vez falten cinco justos para completar los cincuenta. ¿Destruirás a toda la ciudad si faltan esos cinco?—Si encuentro cuarenta y cinco justos no la destruiré —contestó el Señor. 29Pero Abraham insistió:—Tal vez se encuen-tren sólo cuarenta.—Por esos cuarenta justos, no destruiré la ciudad —respon-dió el Señor. 30Abraham volvió a insis-tir:—No se enoje mi Señor, pero permí-tame seguir hablando. Tal vez se encuentren sólo treinta.—No lo haré si encuentro allí a esos treinta —contestó el Señor. 31Abraham siguió insistien-do:—Sé que he sido muy atrevido en hablarle así a mi Señor, pero tal vez se encuentren sólo veinte.—Por esos veinte no la destruiré. 32Abraham volvió a decir:—No se enoje mi Señor, pero

permítame hablar una vez más. Tal vez se encuentren sólo diez ...—Aun por esos diez no la destruiré —respondió el Señor por última vez. 33Cuando el Señor terminó de hablar con Abraham, se fue de allí, y Abraham regresó a su carpa._______________________________Salmos 11 (NVI)Al director musical. Salmo de David.11En el Señor hallo refugio. ¿Cómo, pues, se atreven a decirme: «Huye al monte, como las aves»? 2Vean cómo tensan sus arcos los malvados: prepa-ran las flechas sobre la cuerda para dis-parar desde las sombras contra los rectos de corazón. 3Cuando los funda-mentos son destruidos, ¿qué le queda al justo? 4El Señor está en su santo templo, en los cielos tiene el Señor su trono, y atentamente observa al ser humano; con sus propios ojos lo exami-na. 5El Señor examina a justos y a mal-vados, y aborrece a los que aman la vio-lencia. 6Hará llover sobre los malvados ardientes brasas y candente azufre; ¡un viento abrasador será su suerte! 7Justo es el Señor, y ama la justicia; por eso los íntegros contemplarán su rostro.

Día 12 - Viernes 06.02.15:Lucas 11: 1-28 (NVI)Jesús enseña sobre la oración11Un día estaba Jesús orando en cierto lugar. Cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos:—Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus dis-cípulos. 2Él les dijo:—Cuando oren, digan: »“Padre, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. 3Danos cada día nuestro pan cotidiano. 4Perdónanos nuestros pecados, porque también

nosotros perdonamos a todos los que nos ofenden. No nos dejes caer en ten-tación” 5»Supongamos —continuó— que uno de ustedes tiene un amigo, y a medianoche va y le dice: “Amigo, prés-tame tres panes, 6pues se me ha pre-sentado un amigo recién llegado de viaje, y no tengo nada que ofrecerle.” 7Y el que está adentro le contesta: “No me molestes. Ya está cerrada la puerta, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme a darte nada.” 8Les digo que, aunque no se levante a darle pan por ser amigo suyo, sí se levantará por su impertinencia y le dará cuanto necesite. 9»Así que yo les digo: Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá la puerta. 10Por-que todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre. 11»¿Quién de ustedes que sea padre, si su hijo le pide un pescado, le dará en cambio una serpiente? 12¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? 13Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!

Jesús y Beelzebú14En otra ocasión Jesús expulsaba de un hombre a un demonio que lo había dejado mudo. Cuando salió el demonio, el mudo habló, y la gente se quedó asombrada. 15Pero algunos dijeron: «Éste expulsa a los demonios por medio de Beelzebú, príncipe de los demonios.» 16Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal del cielo. 17Como él conocía sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido contra sí

mismo quedará asolado, y una casa dividida contra sí misma se derrumbará. 18Por tanto, si Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo puede mante-nerse en pie su reino? Lo pregunto porque ustedes dicen que yo expulso a los demonios por medio de Beelzebú. 19Ahora bien, si yo expulso a los demo-nios por medio de Beelzebú, ¿los segui-dores de ustedes por medio de quién los expulsan? Por eso ellos mismos los juzgarán a ustedes. 20Pero si expulso a los demonios con el poder de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el reino de Dios. 21»Cuando un hombre fuerte y bien armado cuida su hacienda, sus bienes están seguros. 22Pero si lo ataca otro más fuerte que él y lo vence, le quita las armas en que confiaba y reparte el botín. 23»El que no está de mi parte, está contra mí; y el que conmi-go no recoge, esparce. 24»Cuando un espíritu maligno sale de una persona, va por lugares áridos buscando un des-canso. Y al no encontrarlo, dice: “Volve-ré a mi casa, de donde salí.” 25Cuando llega, la encuentra barrida y arreglada. 26Luego va y trae otros siete espíritus más malvados que él, y entran a vivir allí. Así que el estado final de aquella persona resulta peor que el inicial.» 27Mientras Jesús decía estas cosas, una mujer de entre la multitud excla-mó:—¡Dichosa la mujer que te dio a luz y te amamantó! 28—Dichosos más bien —contestó Jesús— los que oyen la palabra de Dios y la obedecen._______________________________Génesis 19 (NVI)Destrucción de Sodoma y Gomorra19Caía la tarde cuando los dos ánge-

les llegaron a Sodoma. Lot estaba sen-tado a la entrada de la ciudad. Al verlos, se levantó para recibirlos y se postró rostro en tierra. 2Les dijo:—Por favor, señores, les ruego que pasen la noche en la casa de este servidor suyo. Allí podrán lavarse los pies, y mañana al amanecer seguirán su camino.—No, gracias —respondieron ellos—. Pasare-mos la noche en la plaza. 3Pero tanto les insistió Lot que fueron con él y entra-ron en su casa. Allí Lot les preparó una buena comida y coció panes sin levadu-ra, y ellos comieron. 4Aún no se habían acostado cuando los hombres de la ciudad de Sodoma rodearon la casa. Todo el pueblo sin excepción, tanto jóvenes como ancianos, estaba allí pre-sente. 5Llamaron a Lot y le dije-ron:—¿Dónde están los hombres que vinieron a pasar la noche en tu casa? ¡Échalos afuera! ¡Queremos acostarnos con ellos! 6Lot salió a la puerta y, cerrándola detrás de sí, 7les dijo:—Por favor, amigos míos, no cometan tal per-versidad. 8Tengo dos hijas que todavía son vírgenes; voy a traérselas para que hagan con ellas lo que les plazca, pero a estos hombres no les hagan nada, pues han venido a hospedarse bajo mi techo. 9—¡Quítate de ahí! —le contes-taron, y añadieron—: Éste ni siquiera es de aquí, y ahora nos quiere mandar. ¡Pues ahora te vamos a tratar peor que a ellos!Entonces se lanzaron contra Lot y se acercaron a la puerta con intencio-nes de derribarla. 10Pero los dos hom-bres extendieron los brazos, metieron a Lot en la casa y cerraron la puerta. 11Luego, a los jóvenes y ancianos que se agolparon contra la puerta de la casa

los dejaron ciegos, de modo que ya no podían encontrar la puerta. 12Luego le advirtieron a Lot:—¿Tienes otros fami-liares aquí? Saca de esta ciudad a tus yernos, hijos, hijas, y a todos los que te pertenezcan, 13porque vamos a des-truirla. El clamor contra esta gente ha llegado hasta elSeñor, y ya resulta inso-portable. Por eso nos ha enviado a des-truirla. 14Lot salió para hablar con sus futuros yernos, es decir, con los prome-tidos de sus hijas.—¡Apúrense! —les dijo—. ¡Abandonen la ciudad, porque elSeñorestá por destruirla!Pero ellos creían que Lot estaba bromeando, 15así que al amanecer los ángeles insistieron con Lot. Exclamaron:—¡Apú-rate! Llévate a tu esposa y a tus dos hijas que están aquí, para que no perez-can cuando la ciudad sea castigada. 16Como Lot titubeaba, los hombres lo tomaron de la mano, lo mismo que a su esposa y a sus dos hijas, y los sacaron de la ciudad, porque el Señor les tuvo compasión. 17Cuando ya los habían sacado de la ciudad, uno de los ángeles le dijo:—¡Escápate! No mires hacia atrás, ni te detengas en ninguna parte del valle. Huye hacia las montañas, no sea que perezcas. 18—¡No, señor mío, por favor! —respondió Lot—. 19Tú has visto con buenos ojos a este siervo tuyo, y tu lealtad ha sido grande al sal-varme la vida. Pero yo no puedo esca-parme a las montañas, no sea que la destrucción me alcance y pierda yo la vida. 20Cerca de aquí hay una ciudad pequeña, en la que podría refugiarme. ¿Por qué no dejan que me escape hacia allá? Es una ciudad muy peque-ña, y en ella me pondré a salvo.

21—Está bien —le respondió—; tam-bién esta petición te la concederé. No destruiré la ciudad de que hablas. 22Pero date prisa y huye de una vez, porque no puedo hacer nada hasta que llegues allí. Por eso aquella ciudad reci-bió el nombre de Zoar. 23Lot llegó a Zoar cuando estaba amaneciendo. 24Entonces el Señor hizo que cayera del cielo una lluvia de fuego y azufre sobre Sodoma y Gomorra. 25Así des-truyó a esas ciudades y a todos sus habitantes, junto con toda la llanura y la vegetación del suelo. 26Pero la esposa de Lot miró hacia atrás, y se quedó con-vertida en estatua de sal. 27Al día siguiente Abraham madrugó y regresó al lugar donde se había encontrado con el Señor. 28Volvió la mirada hacia Sodoma y Gomorra, y hacia toda la llanura, y vio que de la tierra subía humo, como de un horno. 29Así arrasó Dios a las ciudades de la llanura, pero se acordó de Abraham y sacó a Lot de en medio de la catástrofe que destruyó a las ciudades en que había habitado.

Lot y sus hijas30Luego, por miedo a quedarse en Zoar, Lot se fue con sus dos hijas a vivir en la región montañosa. Allí vivió con ellas en una cueva. 31Un día, la hija mayor le dijo a la menor:—Nuestro padre ya está viejo, y no quedan hom-bres en esta región para que se casen con nosotras, como es la costumbre de todo el mundo. 32Ven, vamos a embo-rracharlo, y nos acostaremos con él; y así, por medio de él tendremos descen-dencia. 33Esa misma noche emborra-charon a su padre y, sin que éste se

diera cuenta de nada, la hija mayor fue y se acostó con él. 34A la mañana siguiente, la mayor le dijo a la me-nor:—Mira, anoche me acosté con mi padre. Vamos a emborracharlo de nuevo esta noche, y ahora tú te acosta-rás con él; y así, por medio de él tendre-mos descendencia. 35Esa misma noche volvieron a emborrachar a su padre y, sin que éste se diera cuenta de nada, la hija menor fue y se acostó con él. 36Así las dos hijas de Lot quedaron embarazadas de su padre. 37La mayor tuvo un hijo, a quien llamó Moab, padre de los actuales moabitas. 38La hija menor también tuvo un hijo, a quien llamó Ben Amí, padre de los actuales amonitas._______________________________Salmos 12 (NVI)Al director musical. Sobre la octava. Salmo de David.12Sálvanos, Señor, que ya no hay gente fiel; ya no queda gente sincera en este mundo. 2No hacen sino mentirse unos a otros; sus labios lisonjeros hablan con doblez. 3El Señor cortará todo labio lisonjero y toda lengua jactan-ciosa 4que dice: «Venceremos con la lengua; en nuestros labios confiamos. ¿Quién puede dominarnos a nosotros?» 5Dice el Señor: «Voy ahora a levantar-me, y pondré a salvo a los oprimidos, pues al pobre se le oprime, y el necesi-tado se queja.» 6Las palabras del Señor son puras, son como la plata refinada, siete veces purificada en el crisol. 7Tú, Señor, nos protegerás; tú siempre nos defenderás de esta gente, 8aun cuando los malvados sigan merodeando, y la maldad sea exaltada en este mundo.

Día 13 - Sábado 07.02.15:Lucas 11: 29-54 (NVI)La señal de Jonás29Como crecía la multitud, Jesús se puso a decirles: «Ésta es una genera-ción malvada. Pide una señal milagro-sa, pero no se le dará más señal que la de Jonás. 30Así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, también lo será el Hijo del hombre para esta generación. 31La reina del Sur se levantará en el día del juicio y condena-rá a esta gente; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí tienen ustedes a uno más grande que Salo-món. 32Los ninivitas se levantarán en el día del juicio y condenarán a esta gene-ración; porque ellos se arrepintieron al escuchar la predicación de Jonás, y aquí tienen ustedes a uno más grande que Jonás.

La lámpara del cuerpo33»Nadie enciende una lámpara para luego ponerla en un lugar escondido o cubrirla con un cajón, sino para ponerla en una repisa, a fin de que los que entren tengan luz. 34Tus ojos son la lámpara de tu cuerpo. Si tu visión es clara, todo tu ser disfrutará de la luz; pero si está nublada, todo tu ser estará en la oscuridad. 35Asegúrate de que la luz que crees tener no sea oscuridad. 36Por tanto, si todo tu ser disfruta de la luz, sin que ninguna parte quede en la oscuridad, estarás completamente iluminado, como cuando una lámpara te alumbra con su luz.»

Jesús denuncia a los fariseos y a los expertos en la ley37Cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer con él; así que entró en la casa y se sentó a la mesa. 38Pero el fariseo se sorprendió al ver que Jesús no había cumplido con el rito de lavarse antes de comer. 39—Resulta que ustedes los fariseos —les dijo el Señor—, limpian el vaso y el plato por fuera, pero por dentro están ustedes llenos de codicia y de maldad. 40¡Ne-cios! ¿Acaso el que hizo lo de afuera no hizo también lo de adentro? 41Den más bien a los pobres de lo que está dentro, y así todo quedará limpio para ustedes. 42»¡Ay de ustedes, fariseos!, que dan la décima parte de la menta, de la ruda y de toda clase de legumbres, pero des-cuidan la justicia y el amor de Dios. Debían haber practicado esto, sin dejar de hacer aquello. 43»¡Ay de ustedes, fariseos!, que se mueren por los prime-ros puestos en las sinagogas y los salu-dos en las plazas. 44»¡Ay de ustedes!, que son como tumbas sin lápida, sobre las que anda la gente sin darse cuenta. 45Uno de los expertos en la ley le res-pondió:—Maestro, al hablar así nos insultas también a nosotros. 46Contes-tó Jesús:—¡Ay de ustedes también, expertos en la ley! Abruman a los demás con cargas que apenas se pueden soportar, pero ustedes mismos no levantan ni un dedo para ayudarlos. 47»¡Ay de ustedes!, que construyen monumentos para los profetas, a quie-nes los antepasados de ustedes mata-ron. 48En realidad aprueban lo que hicieron sus antepasados; ellos mata-ron a los profetas, y ustedes les cons-

truyen los sepulcros. 49Por eso dijo Dios en su sabiduría: “Les enviaré pro-fetas y apóstoles, de los cuales matarán a unos y perseguirán a otros.” 50Por lo tanto, a esta generación se le pedirán cuentas de la sangre de todos los profe-tas derramada desde el principio del mundo, 51desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, el que murió entre el altar y el santuario. Sí, les aseguro que de todo esto se le pedirán cuentas a esta generación. 52»¡Ay de ustedes, expertos en la ley!, porque se han adueñado de la llave del conoci-miento. Ustedes mismos no han entra-do, y a los que querían entrar les han cerrado el paso. 53Cuando Jesús salió de allí, los maestros de la ley y los fari-seos, resentidos, se pusieron a acosar-lo a preguntas. 54Estaban tendiéndole trampas para ver si fallaba en algo._______________________________Génesis 20 (NVI)Abraham y Abimélec20Abraham partió desde allí en direc-ción a la región del Néguev, y se quedó a vivir entre Cades y Sur. Mientras vivía en Guerar, 2Abraham decía que Sara, su esposa, era su hermana. Entonces Abimélec, rey de Guerar, mandó llamar a Sara y la tomó por esposa. 3Pero aquella noche Dios se le apareció a Abi-mélec en sueños y le dijo:—Puedes darte por muerto a causa de la mujer que has tomado, porque ella es casada. 4Pero como Abimélec todavía no se había acostado con ella, le contes-tó:—Señor, ¿acaso vas a matar al ino-cente? 5Como Abraham me dijo que ella era su hermana, y ella me lo confirmó, yo hice todo esto de buena fe y sin mala

intención. 6—Sí, ya sé que has hecho todo esto de buena fe —le respondió Dios en el sueño—; por eso no te permití tocarla, para que no pecaras contra mí. 7Pero ahora devuelve esa mujer a su esposo, porque él es profeta y va a inter-ceder por ti para que vivas. Si no lo haces, ten por seguro que morirás junto con todos los tuyos. 8En la madrugada del día siguiente, Abimélec se levantó y llamó a todos sus servidores para con-tarles en detalle lo que había ocurrido, y un gran temor se apoderó de ellos. 9En-tonces Abimélec llamó a Abraham y le reclamó:—¡Qué nos has hecho! ¿En qué te he ofendido, que has traído un pecado tan grande sobre mí y sobre mi reino? ¡Lo que me has hecho no tiene nombre! 10¿Qué pretendías conseguir con todo esto?Al reclamo de Abimélec, 11Abraham contestó:—Yo pensé que en este lugar no había temor de Dios, y que por causa de mi esposa me matarían. 12Pero en realidad ella es mi hermana, porque es hija de mi padre aunque no de mi madre; y además es mi esposa. 13Cuando Dios me mandó dejar la casa de mi padre y andar errante, yo le dije a mi esposa: “Te pido que me hagas este favor: Dondequiera que vayamos, di siempre que soy tu hermano.” 14Abimé-lec tomó entonces ovejas y vacas, esclavos y esclavas, y se los regaló a Abraham. Al mismo tiempo, le devolvió a Sara, su esposa, 15y le dijo:—Mira, ahí está todo mi territorio; quédate a vivir donde mejor te parezca. 16A Sara le dijo:—Le he dado a tu hermano mil mo-nedas de plata, que servirán de com-pensación por todo lo que te ha pasado; así quedarás vindicada ante todos los

que están contigo. 17Entonces Abra-ham oró a Dios, y Dios sanó a Abimélec y permitió que su esposa y sus siervas volvieran a tener hijos, 18porque a causa de lo ocurrido con Sara, la esposa de Abraham, el Señor había hecho que todas las mujeres en la casa de Abimé-lec quedaran estériles._______________________________Salmos 13 (NVI)Al director musical. Salmo de David.13¿Hasta cuándo, Señor, me seguirás olvidando? ¿Hasta cuándo esconderás de mí tu rostro? 2¿Hasta cuándo he de estar angustiado y he de sufrir cada día en mi corazón? ¿Hasta cuándo el ene-migo me seguirá dominando? 3 Señor y Dios mío, mírame y respóndeme; ilumi-na mis ojos. Así no caeré en el sueño de la muerte; 4así no dirá mi enemigo: «Lo he vencido»; así mi adversario no se alegrará de mi caída. 5Pero yo confío en tu gran amor; mi corazón se alegra en tu salvación. 6Canto salmos al Señor. ¡El Señor ha sido bueno conmigo!

Día 14 - Sábado 08.02.15:Lucas 12: 1-31 (NVI)Advertencias y estímulos12Mientras tanto, se habían reunido millares de personas, tantas que se atropellaban unas a otras. Jesús comenzó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuídense de la leva-dura de los fariseos, o sea, de la hipo-cresía. 2No hay nada encubierto que no llegue a revelarse, ni nada escondido que no llegue a conocerse. 3Así que todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad se dará a conocer a plena luz, y lo que han susurrado a puerta

cerrada se proclamará desde las azo-teas. 4»A ustedes, mis amigos, les digo que no teman a los que matan el cuerpo pero después no pueden hacer más. 5Les voy a enseñar más bien a quién deben temer: teman al que, después de dar muerte, tiene poder para echarlos al infierno. Sí, les aseguro que a él deben temerle. 6¿No se venden cinco gorrio-nes por dos moneditas? Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de ellos. 7Así mismo sucede con ustedes: aun los cabellos de su cabeza están conta-dos. No tengan miedo; ustedes valen más que muchos gorriones. 8»Les ase-guro que a cualquiera que me reconoz-ca delante de la gente, también el Hijo del hombre lo reconocerá delante de los ángeles de Dios. 9Pero al que me des-conozca delante de la gente se le des-conocerá delante de los ángeles de Dios. 10Y todo el que pronuncie alguna palabra contra el Hijo del hombre será perdonado, pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón. 11»Cuando los hagan comparecer ante las sinagogas, los gobernantes y las autoridades, no se preocupen de cómo van a defenderse o de qué van a decir, 12porque en ese momento el Espíritu Santo les enseñará lo que deben res-ponder.»

Parábola del rico insensato13Uno de entre la multitud le pidió: —Maestro, dile a mi hermano que com-parta la herencia conmigo. 14—Hombre —replicó Jesús—, ¿quién me nombró a mí juez o árbitro entre ustedes? 15»¡-Tengan cuidado! —advirtió a la gente—. Absténganse de toda avaricia; la vida

de una persona no depende de la abun-dancia de sus bienes. 16Entonces les contó esta parábola:—El terreno de un hombre rico le produjo una buena cose-cha. 17Así que se puso a pensar: “¿Qué voy a hacer? No tengo dónde almacenar mi cosecha.” 18Por fin dijo: “Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más gran-des, donde pueda almacenar todo mi grano y mis bienes. 19Y diré: Alma mía, ya tienes bastantes cosas buenas guar-dadas para muchos años. Descansa, come, bebe y goza de la vida.” 20Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te van a reclamar la vida. ¿Y quién se quedará con lo que has acumulado?” 21»Así le sucede al que acumula rique-zas para sí mismo, en vez de ser rico delante de Dios.

No se preocupen22Luego dijo Jesús a sus discípu-los:—Por eso les digo: No se preocu-pen por su vida, qué comerán; ni por su cuerpo, con qué se vestirán. 23La vida tiene más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa. 24Fíjense en los cuervos: no siembran ni cosechan, ni tienen almacén ni granero; sin em-bargo, Dios los alimenta. ¡Cuánto más valen ustedes que las aves! 25¿Quién de ustedes, por mucho que se preocu-pe, puede añadir una sola hora al curso de su vida? 26Ya que no pueden hacer algo tan insignificante, ¿por qué se pre-ocupan por lo demás? 27»Fíjense cómo crecen los lirios. No trabajan ni hilan; sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplen-dor, se vestía como uno de ellos. 28Si

así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, ¡cuánto más hará por ustedes, gente de poca fe! 29Así que no se afanen por lo que han de comer o beber; dejen de atormentarse. 30El mundo pagano anda tras todas estas cosas, pero el Padre sabe que ustedes las necesitan. 31Ustedes, por el contra-rio, busquen el reino de Dios, y estas cosas les serán añadidas._______________________________Génesis 21 (NVI)Nacimiento de Isaac21Tal como el Señor lo había dicho, se ocupó de Sara y cumplió con la promesa que le había hecho. 2Sara quedó emba-razada y le dio un hijo a Abraham en su vejez. Esto sucedió en el tiempo anun-ciado por Dios. 3Al hijo que Sara le dio, Abraham le puso por nombre Isaac. 4Cuando su hijo Isaac cumplió ocho días de nacido, Abraham lo circuncidó, tal como Dios se lo había ordenado. 5Abraham tenía ya cien años cuando nació su hijo Isaac. 6Sara dijo entonces: «Dios me ha hecho reír, y todos los que se enteren de que he tenido un hijo, se reirán conmigo. 7¿Quién le hubiera dicho a Abraham que Sara amamanta-ría hijos? Sin embargo, le he dado un hijo en su vejez.»

Expulsión de Agar e Ismael8El niño Isaac creció y fue destetado. Ese mismo día, Abraham hizo un gran banquete. 9Pero Sara se dio cuenta de que el hijo que Agar la egipcia le había dado a Abraham se burlaba de su hijo Isaac. 10Por eso le dijo a Abra-ham:—¡Echa de aquí a esa esclava y a

su hijo! El hijo de esa esclava jamás tendrá parte en la herencia con mi hijo Isaac. 11Este asunto angustió mucho a Abraham porque se trataba de su propio hijo. 12Pero Dios le dijo a Abraham: «No te angusties por el muchacho ni por la esclava. Hazle caso a Sara, porque tu descendencia se establecerá por medio de Isaac. 13Pero también del hijo de la esclava haré una gran nación, porque es hijo tuyo.» 14Al día siguiente, Abra-ham se levantó de madrugada, tomó un pan y un odre de agua, y se los dio a Agar, poniéndoselos sobre el hombro. Luego le entregó a su hijo y la despidió. Agar partió y anduvo errante por el desierto de Berseba. 15Cuando se acabó el agua del odre, puso al niño debajo de un arbusto 16y fue a sentarse sola a cierta distancia, pues pensaba: «No quiero ver morir al niño.» En cuanto ella se sentó, comenzó a llorar descon-soladamente. 17Cuando Dios oyó al niño sollozar, el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo y le dijo: «¿Qué te pasa, Agar? No temas, pues Dios ha escuchado los sollozos del niño. 18Le-vántate y tómalo de la mano, que yo haré de él una gran nación.» 19En ese momento Dios le abrió a Agar los ojos, y ella vio un pozo de agua. En seguida fue a llenar el odre y le dio de beber al niño. 20Dios acompañó al niño, y éste fue creciendo; vivió en el desierto y se con-virtió en un experto arquero; 21habitó en el desierto de Parán y su madre lo casó con una egipcia.

Pacto entre Abraham y Abimélec22En aquel tiempo Abimélec, que estaba acompañado por Ficol, jefe de su

ejército, le dijo a Abraham:—Dios está contigo en todo lo que haces. 23Júrame ahora, por Dios mismo, que no me trata-rás a mí con falsedad, ni tampoco a mis hijos ni a mis descendientes. Júrame que a mí y al país que te ha recibido como extranjero nos tratarás con la misma lealtad con que yo te he tratado. 24—¡Lo juro! —respondió Abraham. 25Luego Abraham se quejó ante Abimé-lec por causa de un pozo de agua del cual los siervos de Abimélec se habían apropiado. 26Pero Abimélec dijo:—No sé quién pudo haberlo hecho. Me acabo de enterar, pues tú no me lo habías dicho. 27Entonces Abraham llevó ovejas y vacas, y se las dio a Abimélec, y los dos hicieron un pacto. 28Pero Abraham apartó siete corderas del rebaño, 29por lo que Abimélec le pre-guntó:—¿Qué pasa? ¿Por qué has apartado estas siete corderas? 30—Acepta estas siete corderas —le contestó Abraham—. Ellas servirán de prueba de que yo cavé este pozo. 31Por eso a aquel lugar le dieron el nombre de Berseba, porque allí los dos hicieron un juramento. 32Después de haber hecho el pacto en Berseba, Abimélec y Ficol, el jefe de su ejército, volvieron al país de los filisteos. 33Abraham plantó un tama-risco en Berseba, y en ese lugar invocó el nombre del Señor, el Dios eterno. 34Y se quedó en el país de los filisteos durante mucho tiempo._______________________________Salmos 14 (NVI)Al director musical. Salmo de David.14Dice el necio en su corazón: «No hay Dios.» Están corrompidos, sus obras son detestables; ¡no hay uno solo que

haga lo bueno! 2Desde el cielo el Señor contempla a los mortales, para ver si hay alguien que sea sensato y busque a Dios. 3Pero todos se han descarriado, a una se han corrompido. No hay nadie que haga lo bueno; ¡no hay uno solo! 4¿Acaso no entienden todos los que hacen lo malo, los que devoran a mi pueblo como si fuera pan? ¡Jamás invo-can al Señor! 5Allí los tienen, sobrecogi-dos de miedo, pero Dios está con los que son justos. 6Ustedes frustran los planes de los pobres, pero el Señor los protege. 7¡Quiera Dios que de Sión venga la salvación de Israel! Cuando el Señor restaure a su pueblo, ¡Jacob se regocijará, Israel se alegrará!_______________________________

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Día 8 - Lunes 02.02.15:Lucas 9: 1-27 (NVI)Jesús envía a los doce9Habiendo reunido a los doce, Jesús les dio poder y autoridad para expulsar a todos los demonios y para sanar enfermedades. 2Entonces los envió a predicar el reino de Dios y a sanar a los enfermos. 3«No lleven nada para el camino: ni bastón, ni bolsa, ni pan, ni dinero, ni dos mudas de ropa —les dijo—. 4En cualquier casa que entren, quédense allí hasta que salgan del pueblo. 5Si no los reciben bien, al salir de ese pueblo, sacúdanse el polvo de los pies como un testimonio contra sus habitantes.» 6Así que partieron y fueron por todas partes de pueblo en pueblo, predicando el evangelio y sanando a la gente. 7Herodes el tetrarca se enteró de todo lo que estaba sucediendo. Estaba perplejo porque algunos decían que Juan había resucitado; 8otros, que se había aparecido Elías; y otros, en fin, que había resucitado alguno de los anti-guos profetas. 9Pero Herodes dijo: «A Juan mandé que le cortaran la cabeza; ¿quién es, entonces, éste de quien oigo tales cosas?» Y procuraba verlo.

Jesús alimenta a los cinco mil10Cuando regresaron los apóstoles, le relataron a Jesús lo que habían hecho. Él se los llevó consigo y se retiraron solos a un pueblo llamado Betsaida, 11pero la gente se enteró y lo siguió. Él los recibió y les habló del reino de Dios. También sanó a los que lo necesitaban. 12Al atardecer se le acercaron los doce y le dijeron:—Despide a la gente, para que vaya a buscar alojamiento y comida

en los campos y pueblos cercanos, pues donde estamos no hay nada. 13—Denles ustedes mismos de comer —les dijo Jesús.—No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a menos que vayamos a comprar comida para toda esta gente —objetaron ellos, 14porque había allí unos cinco mil hom-bres.Pero Jesús dijo a sus discípu-los:—Hagan que se sienten en grupos como de cincuenta cada uno. 15Así lo hicieron los discípulos, y se sentaron todos. 16Entonces Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados, y mirando al cielo, los bendijo. Luego los partió y se los dio a los discípulos para que se los repartieran a la gente. 17Todos comie-ron hasta quedar satisfechos, y de los pedazos que sobraron se recogieron doce canastas.

La confesión de Pedro18Un día cuando Jesús estaba orando para sí, estando allí sus discípulos, les preguntó:—¿Quién dice la gente que soy yo? 19—Unos dicen que Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que uno de los antiguos profetas ha resuci-tado —respondieron. 20—Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?—El Cristo de Dios —afirmó Pedro. 21Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran esto a nadie. Y les dijo: 22—El Hijo del hombre tiene que sufrir muchas cosas y ser rechazado por los ancianos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley. Es necesario que lo maten y que resucite al tercer día. 23Dirigiéndo-se a todos, declaró:—Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz cada día y me siga.

24Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará. 25¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se destruye a sí mismo? 26Si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras, el Hijo del hombre se aver-gonzará de él cuando venga en su gloria y en la gloria del Padre y de los santos ángeles. 27Además, les aseguro que algunos de los aquí presentes no sufrirán la muerte sin antes haber visto el reino de Dios._______________________________Génesis 15 (NVI)Dios hace un pacto con Abram15Después de esto, la palabra del Señor vino a Abram en una visión: «No temas, Abram. Yo soy tu escudo, y muy grande será tu recompensa.» 2Pero Abram le respondió:—Señor y Dios, ¿para qué vas a darme algo, si aún sigo sin tener hijos, y el heredero de mis bienes será Eliezer de Damasco? 3Como no me has dado ningún hijo, mi herencia la recibirá uno de mis criados. 4—¡No! Ese hombre no ha de ser tu heredero —le contestó el Señor—. Tu heredero será tu propio hijo. 5Luego el Señor lo llevó afuera y le dijo:—Mira hacia el cielo y cuenta las estrellas, a ver si puedes. ¡Así de numerosa será tu descendencia! 6Abram creyó al Señor, y el Señor lo reconoció a él como justo. 7Además, le dijo:—Yo soy el Señor, que te hice salir de Ur de los caldeos para darte en posesión esta tierra. 8Pero Abram le preguntó:—Señor y Dios, ¿cómo sabré que voy a poseerla? 9El-Señor le respondió:—Tráeme una ternera, una cabra y un carnero, todos

ellos de tres años, y también una tórtola y un pichón de paloma. 10Abram llevó todos estos animales, los partió por la mitad, y puso una mitad frente a la otra, pero a las aves no las partió. 11Y las aves de rapiña comenzaron a lanzarse sobre los animales muertos, pero Abram las espantaba. 12Al anochecer, Abram cayó en un profundo sueño, y lo envolvió una oscuridad aterradora. 13El Señor le dijo:—Debes saber que tus descendientes vivirán como extranjeros en tierra extraña, donde serán esclavi-zados y maltratados durante cuatro-cientos años. 14Pero yo castigaré a la nación que los esclavizará, y luego tus descendientes saldrán en libertad y con grandes riquezas. 15Tú, en cambio, te reunirás en paz con tus antepasados, y te enterrarán cuando ya seas muy anciano. 16Cuatro generaciones des-pués tus descendientes volverán a este lugar, porque antes de eso no habrá llegado al colmo la iniquidad de los amorreos. 17Cuando el sol se puso y cayó la noche, aparecieron una hornilla humeante y una antorcha encendida, las cuales pasaban entre los animales descuartizados. 18En aquel día elSe-ñorhizo un pacto con Abram. Le dijo:—A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el gran río, el Éufrates. 19Me refiero a la tierra de los quenitas, los quenizitas, los cadmo-neos, 20los hititas, los ferezeos, los refaítas, 21los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos._______________________________Salmos 8 (NVI)Al director musical. Sígase la tonada de «La canción del lagar». Salmo de David.

8Oh Señor, soberano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra! ¡Has puesto tu gloria sobre los cielos! 2Por causa de tus adversarios has hecho que brote la alabanza de labios de los pequeñitos y de los niños de pecho, para silenciar al enemigo y al rebelde. 3Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que allí fijaste, 4me pregunto: «¿Qué es el hombre, para que en él pienses? ¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en cuenta?» 5Pues lo hiciste poco menos que un dios, y lo coronaste de gloria y de honra: 6lo entronizaste sobre la obra de tus manos, todo lo sometiste a su dominio; 7todas las ovejas, todos los bueyes, todos los ani-males del campo, 8las aves del cielo, los peces del mar, y todo lo que surca los senderos del mar. 9Oh Señor, sobe-rano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra!

Día 9 - Martes 03.02.15:Lucas 9: 28-62 (NVI)La transfiguración28Unos ocho días después de decir esto, Jesús, acompañado de Pedro, Juan y Jacobo, subió a una montaña a orar. 29Mientras oraba, su rostro se transformó, y su ropa se tornó blanca y radiante. 30Y aparecieron dos persona-jes —Moisés y Elías— que conversa-ban con Jesús. 31Tenían un aspecto glorioso, y hablaban de la partida de Jesús, que él estaba por llevar a cabo en Jerusalén. 32Pedro y sus compañe-ros estaban rendidos de sueño, pero cuando se despabilaron, vieron su gloria y a los dos personajes que esta-

ban con él. 33Mientras éstos se aparta-ban de Jesús, Pedro, sin saber lo que estaba diciendo, propuso:—Maestro, ¡qué bien que estemos aquí! Podemos levantar tres albergues: uno para ti, otro para Moisés y otro para Elías. 34Estaba hablando todavía cuando apareció una nube que los envolvió, de modo que se asustaron. 35Entonces salió de la nube una voz que dijo: «Éste es mi Hijo, mi escogido; escúchenlo.» 36Después de oírse la voz, Jesús quedó solo. Los dis-cípulos guardaron esto en secreto, y por algún tiempo a nadie contaron nada de lo que habían visto.

Jesús sana a un muchachoendemoniado37Al día siguiente, cuando bajaron de la montaña, le salió al encuentro mucha gente. 38Y un hombre de entre la multi-tud exclamó:—Maestro, te ruego que atiendas a mi hijo, pues es el único que tengo. 39Resulta que un espíritu se posesiona de él, y de repente el mucha-cho se pone a gritar; también lo sacude con violencia y hace que eche espuma-rajos. Cuando lo atormenta, a duras penas lo suelta. 40Ya les rogué a tus discípulos que lo expulsaran, pero no pudieron. 41—¡Ah, generación incrédu-la y perversa! —respondió Jesús—. ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes y soportarlos? Trae acá a tu hijo. 42Estaba acercándose el mucha-cho cuando el demonio lo derribó con una convulsión. Pero Jesús reprendió al espíritu maligno, sanó al muchacho y se lo devolvió al padre. 43Y todos se que-daron asombrados de la grandeza de Dios.En medio de tanta admiración por

todo lo que hacía, Jesús dijo a sus discí-pulos: 44—Presten mucha atención a lo que les voy a decir: El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres. 45Pero ellos no entendían lo que quería decir con esto. Les estaba encubierto para que no lo comprendie-ran, y no se atrevían a preguntárselo. ¿Quién va a ser el más importante? 46Surgió entre los discípulos una discu-sión sobre quién de ellos sería el más importante. 47Como Jesús sabía bien lo que pensaban, tomó a un niño y lo puso a su lado. 48—El que recibe en mi nombre a este niño —les dijo—, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. El que es más insignificante entre todos ustedes, ése es el más importante. 49—Maestro —in-tervino Juan—, vimos a un hombre que expulsaba demonios en tu nombre; pero como no anda con nosotros, tratamos de impedírselo. 50—No se lo impidan —les replicó Jesús—, porque el que no está contra ustedes está a favor de ustedes.

La oposición de los samaritanos51Como se acercaba el tiempo de que fuera llevado al cielo, Jesús se hizo el firme propósito de ir a Jerusalén. 52En-vió por delante mensajeros, que entra-ron en un pueblo samaritano para pre-pararle alojamiento; 53pero allí la gente no quiso recibirlo porque se dirigía a Jerusalén. 54Cuando los discípulos Jacobo y Juan vieron esto, le pregunta-ron:—Señor, ¿quieres que hagamos caer fuego del cielo para que los des-truya? 55Pero Jesús se volvió a ellos y los reprendió. 56Luego siguieron la jornada a otra aldea.

Lo que cuesta seguir a Jesús57Iban por el camino cuando alguien le dijo:—Te seguiré a dondequiera que vayas. 58—Las zorras tienen madrigue-ras y las aves tienen nidos —le respon-dió Jesús—, pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza. 59A otro le dijo:—Sígueme.—Señor —le contestó—, primero déjame ir a enterrar a mi padre. 60—Deja que los muertos entierren a sus propios muertos, pero tú ve y proclama el reino de Dios —le repli-có Jesús. 61Otro afirmó:—Te seguiré, Señor; pero primero déjame despedir-me de mi familia. 62Jesús le respon-dió:—Nadie que mire atrás después de poner la mano en el arado es apto para el reino de Dios._______________________________Génesis 16 (NVI)Agar e Ismael16Saray, la esposa de Abram, no le había dado hijos. Pero como tenía una esclava egipcia llamada Agar, 2Saray le dijo a Abram:—El Señor me ha hecho estéril. Por lo tanto, ve y acuéstate con mi esclava Agar. Tal vez por medio de ella podré tener hijos.Abram aceptó la propuesta que le hizo Saray. 3Entonces ella tomó a Agar, la esclava egipcia, y se la entregó a Abram como mujer. Esto ocurrió cuando ya hacía diez años que Abram vivía en Canaán. 4Abram tuvo relaciones con Agar, y ella concibió un hijo. Al darse cuenta Agar de que estaba embarazada, comenzó a mirar con desprecio a su dueña. 5Entonces Saray le dijo a Abram:—¡Tú tienes la culpa de mi afrenta! Yo puse a mi escla-va en tus brazos, y ahora que se ve em-barazada me mira con desprecio. ¡Que

el Señor juzgue entre tú y yo! 6—Tu esclava está en tus manos —contestó Abram—; haz con ella lo que bien te parezca.Y de tal manera comenzó Saray a maltratar a Agar, que ésta huyó al desierto. 7Allí, junto a un manantial que está en el camino a la región de Sur, la encontró el ángel del Señor 8y le preguntó:—Agar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y a dónde vas?—Estoy huyendo de mi dueña Saray —respon-dió ella. 9—Vuelve junto a ella y somé-tete a su autoridad —le dijo el ángel—. 10De tal manera multiplicaré tu descen-dencia, que no se podrá contar. 11»Es-tás embarazada, y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Ismael, porque el Señor ha escuchado tu aflicción. 12Será un hombre indómito como asno salvaje. Luchará contra todos, y todos lucharán contra él; y vivirá en conflicto con todos sus hermanos. 13Como el Señor le había hablado, Agar le puso por nombre «El Dios que me ve», pues se decía: «Ahora he visto al que me ve.» 14Por eso también el pozo que está entre Cades y Béred se conoce con el nombre de «Pozo del Viviente que me ve». 15Agar le dio a Abram un hijo, a quien Abram llamó Ismael. 16Abram tenía ochenta y seis años cuando nació Ismael._______________________________Salmos 9 (NVI)Al director musical. Sígase la tonada de «La muerte del hijo». Salmo de David.9Quiero alabarte, Señor, con todo el corazón, y contar todas tus maravillas. 2Quiero alegrarme y regocijarme en ti, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo. 3Mis enemigos retroceden; tropiezan y

perecen ante ti. 4Porque tú me has hecho justicia, me has vindicado; tú, juez justo, ocupas tu trono. 5Reprendis-te a los paganos, destruiste a los malva-dos; ¡para siempre borraste su memo-ria! 6Desgracia sin fin cayó sobre el enemigo; arrancaste de raíz sus ciuda-des, y hasta su recuerdo se ha desva-necido. 7Pero el Señor reina por siem-pre; para emitir juicio ha establecido su trono. 8Juzgará al mundo con justicia; gobernará a los pueblos con equidad. 9El Señor es refugio de los oprimidos; es su baluarte en momentos de angus-tia. 10En ti confían los que conocen tu nombre, porque tú, Señor, jamás aban-donas a los que te buscan. 11Canten salmos al Señor, el rey de Sión; procla-men sus proezas entre las naciones. 12El vengador de los inocentes se acuerda de ellos; no pasa por alto el clamor de los afligidos. 13Ten compa-sión de mí, Señor; mira cómo me afli-gen los que me odian. Sácame de las puertas de la muerte, 14para que en las puertas de Jerusalén proclame tus ala-banzas y me regocije en tu salvación. 15Han caído los paganos en la fosa que han cavado; sus pies quedaron atrapa-dos en la red que ellos mismos escon-dieron. 16Al Señor se le conoce porque imparte justicia; el malvado cae en la trampa que él mismo tendió. 17Bajan al sepulcro los malvados, todos los paga-nos que de Dios se olvidan. 18Pero no se olvidará para siempre al necesitado,ni para siempre se perderá la esperan-za del pobre. 19¡Levántate, Señor! No dejes que el hombre prevalezca; ¡haz que las naciones comparezcan ante ti! 20Infúndeles terror, Señor; ¡que los

pueblos sepan que son simples mortales!

Día 10 - Miércoles 04.02.15:Lucas 10: 1-20 (NVI)Jesús envía a los setenta y dos10Después de esto, el Señor escogió a otros setenta y dos para enviarlos de dos en dos delante de él a todo pueblo y lugar adonde él pensaba ir. 2«Es abundante la cosecha —les dijo—, pero son pocos los obreros. Pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que mande obreros a su campo. 3¡Vayan ustedes! Miren que los envío como cor-deros en medio de lobos. 4No lleven monedero ni bolsa ni sandalias; ni se detengan a saludar a nadie por el camino. 5»Cuando entren en una casa, digan primero: “Paz a esta casa.” 6Si hay allí alguien digno de paz, gozará de ella; y si no, la bendición no se cumplirá. 7Quédense en esa casa, y coman y beban de lo que ellos tengan, porque el trabajador tiene derecho a su sueldo. No anden de casa en casa. 8»Cuando entren en un pueblo y los reciban, coman lo que les sirvan. 9Sanen a los enfermos que encuentren allí y dígan-les: “El reino de Dios ya está cerca de ustedes.” 10Pero cuando entren en un pueblo donde no los reciban, salgan a las plazas y digan: 11“Aun el polvo de este pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos en protesta contra ustedes. Pero tengan por seguro que ya está cerca el reino de Dios.” 12Les digo que en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma que para ese pueblo. 13»¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Si se hubieran hecho en Tiro y en Sidón los milagros

que se hicieron en medio de ustedes, ya hace tiempo que se habrían arrepentido con grandes lamentos. 14Pero en el juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón que para ustedes. 15Y tú, Capernaúm, ¿acaso serás levantada hasta el cielo? No, sino que descende-rás hasta el abismo. 16»El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza a mí, rechaza al que me envió.» 17Cuando los setenta y dos regresaron, dijeron conten-tos:—Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre. 18—Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo —respondió él—. 19Sí, les he dado autoridad a ustedes para pisotear ser-pientes y escorpiones y vencer todo el poder del enemigo; nada les podrá hacer daño. 20Sin embargo, no se ale-gren de que puedan someter a los espí-ritus, sino alégrense de que sus nom-bres están escritos en el cielo._______________________________Génesis 17 (NVI)El pacto y la circuncisión17Cuando Abram tenía noventa y nueve años, el Señor se le apareció y le dijo:—Yo soy el Dios Todopoderoso. Vive en mi presencia y sé intachable. 2Así confirmaré mi pacto contigo, y mul-tiplicaré tu descendencia en gran manera. 3Al oír que Dios le hablaba, Abram cayó rostro en tierra, y Dios con-tinuó: 4—Éste es el pacto que establez-co contigo: Tú serás el padre de una multitud de naciones. 5Ya no te llama-rás Abram, sino que de ahora en ade-lante tu nombre será Abraham, porque te he confirmado como padre de una

multitud de naciones. 6Te haré tan fecundo que de ti saldrán reyes y nacio-nes. 7Estableceré mi pacto contigo y con tu descendencia, como pacto per-petuo, por todas las generaciones. Yo seré tu Dios, y el Dios de tus descen-dientes. 8A ti y a tu descendencia les daré, en posesión perpetua, toda la tierra de Canaán, donde ahora andan peregrinando. Y yo seré su Dios. 9Dios también le dijo a Abraham:—Cumple con mi pacto, tú y toda tu descendencia, por todas las generaciones. 10Y éste es el pacto que establezco contigo y con tu descendencia, y que todos deberán cumplir: Todos los varones entre uste-des deberán ser circuncidados. 11Cir-cuncidarán la carne de su prepucio, y ésa será la señal del pacto entre noso-tros. 12Todos los varones de cada generación deberán ser circuncidados a los ocho días de nacidos, tanto los niños nacidos en casa como los que hayan sido comprados por dinero a un extranjero y que, por lo tanto, no sean de la estirpe de ustedes. 13Todos sin excepción, tanto el nacido en casa como el que haya sido comprado por dinero, deberán ser circuncidados. De esta manera mi pacto quedará como una marca indeleble en la carne de ustedes, como un pacto perpetuo. 14Pero el varón incircunciso, al que no se le haya cortado la carne del prepu-cio, será eliminado de su pueblo por quebrantar mi pacto. 15También le dijo Dios a Abraham:—A Saray, tu esposa, ya no la llamarás Saray, sino que su nombre será Sara. 16Yo la bendeciré, y por medio de ella te daré un hijo. Tanto la bendeciré, que será madre de nacio-

nes, y de ella surgirán reyes de pueblos. 17Entonces Abraham inclinó el rostro hasta el suelo y se rió de pensar: «¿Acaso puede un hombre tener un hijo a los cien años, y ser madre Sara a los noventa?» 18Por eso le dijo a Dios:—¡Concédele a Ismael vivir bajo tu bendición! 19A lo que Dios contes-tó:—¡Pero es Sara, tu esposa, la que te dará un hijo, al que llamarás Isaac! Yo estableceré mi pacto con él y con sus descendientes, como pacto perpetuo. 20En cuanto a Ismael, ya te he escu-chado. Yo lo bendeciré, lo haré fecundo y le daré una descendencia numerosa. Él será el padre de doce príncipes. Haré de él una nación muy grande. 21Pero mi pacto lo estableceré con Isaac, el hijo que te dará Sara de aquí a un año, por estos días. 22Cuando Dios terminó de hablar con Abraham, se retiró de su presencia. 23Ese mismo día Abraham tomó a su hijo Ismael, a los criados nacidos en su casa, a los que había comprado con su dinero y a todos los otros varones que había en su casa, y los circuncidó, tal como Dios se lo había mandado. 24Abraham tenía noventa y nueve años cuando fue circuncidado, 25mientras que su hijo Ismael tenía trece. 26Así que ambos fueron circunci-dados el mismo día 27junto con todos los varones de su casa, tanto los naci-dos en ella como los comprados a extranjeros._______________________________Salmos 10 (NVI)Lámed10¿Por qué, Señor, te mantienes dis-tante? ¿Por qué te escondes en mo-mentos de angustia? 2Con arrogancia

persigue el malvado al indefenso, pero se enredará en sus propias artimañas. 3El malvado hace alarde de su propia codicia; alaba al ambicioso y menospre-cia al Señor. 4El malvado levanta inso-lente la nariz, y no da lugar a Dios en sus pensamientos. 5Todas sus empre-sas son siempre exitosas; tan altos y alejados de él están tus juicios que se burla de todos sus enemigos. 6Y se dice a sí mismo: «Nada me hará caer. Siempre seré feliz. Nunca tendré pro-blemas.» 7Llena está su boca de maldi-ciones, de mentiras y amenazas; bajo su lengua esconde maldad y violencia. 8Se pone al acecho en las aldeas, se esconde en espera de sus víctimas, y asesina a mansalva al inocente. 9Cual león en su guarida se agazapa, listo para atrapar al indefenso; le cae encima y lo arrastra en su red. 10Bajo el peso de su poder, sus víctimas caen por tierra. 11Se dice a sí mismo: «Dios se ha olvidado. Se cubre el rostro. Nunca ve nada.» 12¡Levántate, Señor! ¡Levan-ta, oh Dios, tu brazo! ¡No te olvides de los indefensos! 13¿Por qué te ha de menospreciar el malvado? ¿Por qué ha de pensar que no lo llamarás a cuen-tas? 14Pero tú ves la opresión y la vio-lencia, las tomas en cuenta y te harás cargo de ellas. Las víctimas confían en ti; tú eres la ayuda de los huérfanos. 15¡Rómpeles el brazo al malvado y al impío! ¡Pídeles cuentas de su maldad, y haz que desaparezcan por completo! 16El Señor es rey eterno; los paganos serán borrados de su tierra. 17Tú, Señor, escuchas la petición de los inde-fensos, les infundes aliento y atiendes a su clamor. 18Tú defiendes al huérfano y

al oprimido, para que el hombre, hecho de tierra, no siga ya sembrando el terror.

Día 11 - Jueves 05.02.15:Lucas 10: 21-42 (NVI)21En aquel momento Jesús, lleno de alegría por el Espíritu Santo, dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque habiendo escondido estas cosas de los sabios e instruidos, se las has revelado a los que son como niños. Sí, Padre, porque esa fue tu buena voluntad. 22»Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelárse-lo.» 23Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. 24Les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven, pero no lo vieron; y oír lo que ustedes oyen, pero no lo oyeron.»

Parábola del buen samaritano25En esto se presentó un experto en la ley y, para poner a prueba a Jesús, le hizo esta pregunta:—Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna? 26Jesús replicó:—¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo la interpretas tú? 27Como respuesta el hombre citó:—“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”, y: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” 28—Bien contestado —le dijo Jesús—. Haz eso y vivirás. 29Pero él quería justificarse, así que le preguntó a Jesús:—¿Y quién es mi prójimo? 30Jesús respondió:—Baja-

ba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de unos ladrones. Le quitaron la ropa, lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto. 31Re-sulta que viajaba por el mismo camino un sacerdote quien, al verlo, se desvió y siguió de largo. 32Así también llegó a aquel lugar un levita, y al verlo, se desvió y siguió de largo. 33Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba el hombre y, viéndolo, se compadeció de él. 34Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó. Luego lo montó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un aloja-miento y lo cuidó. 35Al día siguiente, sacó dos monedas de plata y se las dio al dueño del alojamiento. “Cuídemelo —le dijo—, y lo que gaste usted de más, se lo pagaré cuando yo vuelva.” 36¿Cuál de estos tres piensas que demostró ser el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? 37—El que se compadeció de él —contestó el experto en la ley.—Anda entonces y haz tú lo mismo —concluyó Jesús.

En casa de Marta y María38Mientras iba de camino con sus discí-pulos, Jesús entró en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. 39Tenía ella una hermana llama-da María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba lo que él decía. 40Marta, por su parte, se sentía abru-mada porque tenía mucho que hacer. Así que se acercó a él y le dijo:—Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sirviendo sola? ¡Dile que me ayude! 41—Marta, Marta —le con-testó Jesús—, estás inquieta y preocu-

pada por muchas cosas, 42pero sólo una es necesaria. María ha escogido la mejor, y nadie se la quitará._______________________________Génesis 18 (NVI)La visita del Señor18El Señor se le apareció a Abraham junto al encinar de Mamré, cuando Abraham estaba sentado a la entrada de su carpa, a la hora más calurosa del día. 2Abraham alzó la vista, y vio a tres hombres de pie cerca de él. Al verlos, corrió desde la entrada de la carpa a saludarlos. Inclinándose hasta el suelo, 3dijo:—Mi señor, si este servidor suyo cuenta con su favor, le ruego que no me pase de largo. 4Haré que les traigan un poco de agua para que ustedes se laven los pies, y luego podrán descan-sar bajo el árbol. 5Ya que han pasado por donde está su servidor, déjenme traerles algo de comer para que se sien-tan mejor antes de seguir su cami-no.—¡Está bien —respondieron ellos—, hazlo así! 6Abraham fue rápidamente a la carpa donde estaba Sara, y le dijo:—¡Date prisa! Toma unos veinte kilos de harina fina, amásalos y haz unos panes. 7Después Abraham fue corriendo adonde estaba el ganado, eligió un ternero bueno y tierno, y se lo dio a su sirviente, quien a toda prisa se puso a prepararlo. 8Luego les sirvió requesón y leche con el ternero que estaba preparado. Mientras comían, Abraham se quedó de pie junto a ellos, debajo del árbol. 9Entonces ellos le pre-guntaron:—¿Dónde está Sara, tu espo-sa?—Allí en la carpa —les respondió. 10—Dentro de un año volveré a verte —dijo uno de ellos—, y para entonces

tu esposa Sara tendrá un hijo.Sara estaba escuchando a la entrada de la carpa, a espaldas del que hablaba. 11Abraham y Sara eran ya bastante ancianos, y Sara ya había dejado de menstruar. 12Por eso, Sara se rió y pensó: «¿Acaso voy a tener este placer, ahora que ya estoy consumida y mi esposo es tan viejo?» 13Pero el Señor le dijo a Abraham:—¿Por qué se ríe Sara? ¿No cree que podrá tener un hijo en su vejez? 14¿Acaso hay algo impo-sible para el Señor? El año que viene volveré a visitarte en esta fecha, y para entonces Sara habrá tenido un hijo. 15Sara, por su parte, tuvo miedo y mintió al decirle:—Yo no me estaba riendo.Pero el Señor le replicó:—Sí te reíste.

Abraham intercede en favor de Sodoma16Luego aquellos visitantes se levanta-ron y partieron de allí en dirección a Sodoma. Abraham los acompañó para despedirlos. 17Pero el Señor estaba pensando: «¿Le ocultaré a Abraham lo que estoy por hacer? 18Es un hecho que Abraham se convertirá en una nación grande y poderosa, y en él serán bendecidas todas las naciones de la tierra. 19Yo lo he elegido para que ins-truya a sus hijos y a su familia, a fin de que se mantengan en el camino del Señor y pongan en práctica lo que es justo y recto. Así el Señor cumplirá lo que le ha prometido.» 20Entonces el Señor le dijo a Abraham:—El clamor contra Sodoma y Gomorra resulta ya insoportable, y su pecado es gravísimo. 21Por eso bajaré, a ver si realmente sus acciones son tan malas como el clamor

contra ellas me lo indica; y si no, he de saberlo. 22Dos de los visitantes partie-ron de allí y se encaminaron a Sodoma, pero Abraham se quedó de pie frente al Señor. 23Entonces se acercó al Señor y le dijo:—¿De veras vas a exterminar al justo junto con el malvado? 24Quizá haya cincuenta justos en la ciudad. ¿Exterminarás a todos, y no perdonarás a ese lugar por amor a los cincuenta justos que allí hay? 25¡Lejos de ti el hacer tal cosa! ¿Matar al justo junto con el malvado, y que ambos sean tratados de la misma manera? ¡Jamás hagas tal cosa! Tú, que eres el Juez de toda la tierra, ¿no harás justicia? 26El Señor le respondió:—Si encuentro cincuenta justos en Sodoma, por ellos perdonaré a toda la ciudad. 27Abraham le dijo:—Reconozco que he sido muy atre-vido al dirigirme a mi Señor, yo, que apenas soy polvo y ceniza. 28Pero tal vez falten cinco justos para completar los cincuenta. ¿Destruirás a toda la ciudad si faltan esos cinco?—Si encuentro cuarenta y cinco justos no la destruiré —contestó el Señor. 29Pero Abraham insistió:—Tal vez se encuen-tren sólo cuarenta.—Por esos cuarenta justos, no destruiré la ciudad —respon-dió el Señor. 30Abraham volvió a insis-tir:—No se enoje mi Señor, pero permí-tame seguir hablando. Tal vez se encuentren sólo treinta.—No lo haré si encuentro allí a esos treinta —contestó el Señor. 31Abraham siguió insistien-do:—Sé que he sido muy atrevido en hablarle así a mi Señor, pero tal vez se encuentren sólo veinte.—Por esos veinte no la destruiré. 32Abraham volvió a decir:—No se enoje mi Señor, pero

permítame hablar una vez más. Tal vez se encuentren sólo diez ...—Aun por esos diez no la destruiré —respondió el Señor por última vez. 33Cuando el Señor terminó de hablar con Abraham, se fue de allí, y Abraham regresó a su carpa._______________________________Salmos 11 (NVI)Al director musical. Salmo de David.11En el Señor hallo refugio. ¿Cómo, pues, se atreven a decirme: «Huye al monte, como las aves»? 2Vean cómo tensan sus arcos los malvados: prepa-ran las flechas sobre la cuerda para dis-parar desde las sombras contra los rectos de corazón. 3Cuando los funda-mentos son destruidos, ¿qué le queda al justo? 4El Señor está en su santo templo, en los cielos tiene el Señor su trono, y atentamente observa al ser humano; con sus propios ojos lo exami-na. 5El Señor examina a justos y a mal-vados, y aborrece a los que aman la vio-lencia. 6Hará llover sobre los malvados ardientes brasas y candente azufre; ¡un viento abrasador será su suerte! 7Justo es el Señor, y ama la justicia; por eso los íntegros contemplarán su rostro.

Día 12 - Viernes 06.02.15:Lucas 11: 1-28 (NVI)Jesús enseña sobre la oración11Un día estaba Jesús orando en cierto lugar. Cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos:—Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus dis-cípulos. 2Él les dijo:—Cuando oren, digan: »“Padre, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. 3Danos cada día nuestro pan cotidiano. 4Perdónanos nuestros pecados, porque también

nosotros perdonamos a todos los que nos ofenden. No nos dejes caer en ten-tación” 5»Supongamos —continuó— que uno de ustedes tiene un amigo, y a medianoche va y le dice: “Amigo, prés-tame tres panes, 6pues se me ha pre-sentado un amigo recién llegado de viaje, y no tengo nada que ofrecerle.” 7Y el que está adentro le contesta: “No me molestes. Ya está cerrada la puerta, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme a darte nada.” 8Les digo que, aunque no se levante a darle pan por ser amigo suyo, sí se levantará por su impertinencia y le dará cuanto necesite. 9»Así que yo les digo: Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá la puerta. 10Por-que todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre. 11»¿Quién de ustedes que sea padre, si su hijo le pide un pescado, le dará en cambio una serpiente? 12¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? 13Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!

Jesús y Beelzebú14En otra ocasión Jesús expulsaba de un hombre a un demonio que lo había dejado mudo. Cuando salió el demonio, el mudo habló, y la gente se quedó asombrada. 15Pero algunos dijeron: «Éste expulsa a los demonios por medio de Beelzebú, príncipe de los demonios.» 16Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal del cielo. 17Como él conocía sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido contra sí

mismo quedará asolado, y una casa dividida contra sí misma se derrumbará. 18Por tanto, si Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo puede mante-nerse en pie su reino? Lo pregunto porque ustedes dicen que yo expulso a los demonios por medio de Beelzebú. 19Ahora bien, si yo expulso a los demo-nios por medio de Beelzebú, ¿los segui-dores de ustedes por medio de quién los expulsan? Por eso ellos mismos los juzgarán a ustedes. 20Pero si expulso a los demonios con el poder de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el reino de Dios. 21»Cuando un hombre fuerte y bien armado cuida su hacienda, sus bienes están seguros. 22Pero si lo ataca otro más fuerte que él y lo vence, le quita las armas en que confiaba y reparte el botín. 23»El que no está de mi parte, está contra mí; y el que conmi-go no recoge, esparce. 24»Cuando un espíritu maligno sale de una persona, va por lugares áridos buscando un des-canso. Y al no encontrarlo, dice: “Volve-ré a mi casa, de donde salí.” 25Cuando llega, la encuentra barrida y arreglada. 26Luego va y trae otros siete espíritus más malvados que él, y entran a vivir allí. Así que el estado final de aquella persona resulta peor que el inicial.» 27Mientras Jesús decía estas cosas, una mujer de entre la multitud excla-mó:—¡Dichosa la mujer que te dio a luz y te amamantó! 28—Dichosos más bien —contestó Jesús— los que oyen la palabra de Dios y la obedecen._______________________________Génesis 19 (NVI)Destrucción de Sodoma y Gomorra19Caía la tarde cuando los dos ánge-

les llegaron a Sodoma. Lot estaba sen-tado a la entrada de la ciudad. Al verlos, se levantó para recibirlos y se postró rostro en tierra. 2Les dijo:—Por favor, señores, les ruego que pasen la noche en la casa de este servidor suyo. Allí podrán lavarse los pies, y mañana al amanecer seguirán su camino.—No, gracias —respondieron ellos—. Pasare-mos la noche en la plaza. 3Pero tanto les insistió Lot que fueron con él y entra-ron en su casa. Allí Lot les preparó una buena comida y coció panes sin levadu-ra, y ellos comieron. 4Aún no se habían acostado cuando los hombres de la ciudad de Sodoma rodearon la casa. Todo el pueblo sin excepción, tanto jóvenes como ancianos, estaba allí pre-sente. 5Llamaron a Lot y le dije-ron:—¿Dónde están los hombres que vinieron a pasar la noche en tu casa? ¡Échalos afuera! ¡Queremos acostarnos con ellos! 6Lot salió a la puerta y, cerrándola detrás de sí, 7les dijo:—Por favor, amigos míos, no cometan tal per-versidad. 8Tengo dos hijas que todavía son vírgenes; voy a traérselas para que hagan con ellas lo que les plazca, pero a estos hombres no les hagan nada, pues han venido a hospedarse bajo mi techo. 9—¡Quítate de ahí! —le contes-taron, y añadieron—: Éste ni siquiera es de aquí, y ahora nos quiere mandar. ¡Pues ahora te vamos a tratar peor que a ellos!Entonces se lanzaron contra Lot y se acercaron a la puerta con intencio-nes de derribarla. 10Pero los dos hom-bres extendieron los brazos, metieron a Lot en la casa y cerraron la puerta. 11Luego, a los jóvenes y ancianos que se agolparon contra la puerta de la casa

los dejaron ciegos, de modo que ya no podían encontrar la puerta. 12Luego le advirtieron a Lot:—¿Tienes otros fami-liares aquí? Saca de esta ciudad a tus yernos, hijos, hijas, y a todos los que te pertenezcan, 13porque vamos a des-truirla. El clamor contra esta gente ha llegado hasta elSeñor, y ya resulta inso-portable. Por eso nos ha enviado a des-truirla. 14Lot salió para hablar con sus futuros yernos, es decir, con los prome-tidos de sus hijas.—¡Apúrense! —les dijo—. ¡Abandonen la ciudad, porque elSeñorestá por destruirla!Pero ellos creían que Lot estaba bromeando, 15así que al amanecer los ángeles insistieron con Lot. Exclamaron:—¡Apú-rate! Llévate a tu esposa y a tus dos hijas que están aquí, para que no perez-can cuando la ciudad sea castigada. 16Como Lot titubeaba, los hombres lo tomaron de la mano, lo mismo que a su esposa y a sus dos hijas, y los sacaron de la ciudad, porque el Señor les tuvo compasión. 17Cuando ya los habían sacado de la ciudad, uno de los ángeles le dijo:—¡Escápate! No mires hacia atrás, ni te detengas en ninguna parte del valle. Huye hacia las montañas, no sea que perezcas. 18—¡No, señor mío, por favor! —respondió Lot—. 19Tú has visto con buenos ojos a este siervo tuyo, y tu lealtad ha sido grande al sal-varme la vida. Pero yo no puedo esca-parme a las montañas, no sea que la destrucción me alcance y pierda yo la vida. 20Cerca de aquí hay una ciudad pequeña, en la que podría refugiarme. ¿Por qué no dejan que me escape hacia allá? Es una ciudad muy peque-ña, y en ella me pondré a salvo.

21—Está bien —le respondió—; tam-bién esta petición te la concederé. No destruiré la ciudad de que hablas. 22Pero date prisa y huye de una vez, porque no puedo hacer nada hasta que llegues allí. Por eso aquella ciudad reci-bió el nombre de Zoar. 23Lot llegó a Zoar cuando estaba amaneciendo. 24Entonces el Señor hizo que cayera del cielo una lluvia de fuego y azufre sobre Sodoma y Gomorra. 25Así des-truyó a esas ciudades y a todos sus habitantes, junto con toda la llanura y la vegetación del suelo. 26Pero la esposa de Lot miró hacia atrás, y se quedó con-vertida en estatua de sal. 27Al día siguiente Abraham madrugó y regresó al lugar donde se había encontrado con el Señor. 28Volvió la mirada hacia Sodoma y Gomorra, y hacia toda la llanura, y vio que de la tierra subía humo, como de un horno. 29Así arrasó Dios a las ciudades de la llanura, pero se acordó de Abraham y sacó a Lot de en medio de la catástrofe que destruyó a las ciudades en que había habitado.

Lot y sus hijas30Luego, por miedo a quedarse en Zoar, Lot se fue con sus dos hijas a vivir en la región montañosa. Allí vivió con ellas en una cueva. 31Un día, la hija mayor le dijo a la menor:—Nuestro padre ya está viejo, y no quedan hom-bres en esta región para que se casen con nosotras, como es la costumbre de todo el mundo. 32Ven, vamos a embo-rracharlo, y nos acostaremos con él; y así, por medio de él tendremos descen-dencia. 33Esa misma noche emborra-charon a su padre y, sin que éste se

diera cuenta de nada, la hija mayor fue y se acostó con él. 34A la mañana siguiente, la mayor le dijo a la me-nor:—Mira, anoche me acosté con mi padre. Vamos a emborracharlo de nuevo esta noche, y ahora tú te acosta-rás con él; y así, por medio de él tendre-mos descendencia. 35Esa misma noche volvieron a emborrachar a su padre y, sin que éste se diera cuenta de nada, la hija menor fue y se acostó con él. 36Así las dos hijas de Lot quedaron embarazadas de su padre. 37La mayor tuvo un hijo, a quien llamó Moab, padre de los actuales moabitas. 38La hija menor también tuvo un hijo, a quien llamó Ben Amí, padre de los actuales amonitas._______________________________Salmos 12 (NVI)Al director musical. Sobre la octava. Salmo de David.12Sálvanos, Señor, que ya no hay gente fiel; ya no queda gente sincera en este mundo. 2No hacen sino mentirse unos a otros; sus labios lisonjeros hablan con doblez. 3El Señor cortará todo labio lisonjero y toda lengua jactan-ciosa 4que dice: «Venceremos con la lengua; en nuestros labios confiamos. ¿Quién puede dominarnos a nosotros?» 5Dice el Señor: «Voy ahora a levantar-me, y pondré a salvo a los oprimidos, pues al pobre se le oprime, y el necesi-tado se queja.» 6Las palabras del Señor son puras, son como la plata refinada, siete veces purificada en el crisol. 7Tú, Señor, nos protegerás; tú siempre nos defenderás de esta gente, 8aun cuando los malvados sigan merodeando, y la maldad sea exaltada en este mundo.

Día 13 - Sábado 07.02.15:Lucas 11: 29-54 (NVI)La señal de Jonás29Como crecía la multitud, Jesús se puso a decirles: «Ésta es una genera-ción malvada. Pide una señal milagro-sa, pero no se le dará más señal que la de Jonás. 30Así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, también lo será el Hijo del hombre para esta generación. 31La reina del Sur se levantará en el día del juicio y condena-rá a esta gente; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí tienen ustedes a uno más grande que Salo-món. 32Los ninivitas se levantarán en el día del juicio y condenarán a esta gene-ración; porque ellos se arrepintieron al escuchar la predicación de Jonás, y aquí tienen ustedes a uno más grande que Jonás.

La lámpara del cuerpo33»Nadie enciende una lámpara para luego ponerla en un lugar escondido o cubrirla con un cajón, sino para ponerla en una repisa, a fin de que los que entren tengan luz. 34Tus ojos son la lámpara de tu cuerpo. Si tu visión es clara, todo tu ser disfrutará de la luz; pero si está nublada, todo tu ser estará en la oscuridad. 35Asegúrate de que la luz que crees tener no sea oscuridad. 36Por tanto, si todo tu ser disfruta de la luz, sin que ninguna parte quede en la oscuridad, estarás completamente iluminado, como cuando una lámpara te alumbra con su luz.»

Jesús denuncia a los fariseos y a los expertos en la ley37Cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer con él; así que entró en la casa y se sentó a la mesa. 38Pero el fariseo se sorprendió al ver que Jesús no había cumplido con el rito de lavarse antes de comer. 39—Resulta que ustedes los fariseos —les dijo el Señor—, limpian el vaso y el plato por fuera, pero por dentro están ustedes llenos de codicia y de maldad. 40¡Ne-cios! ¿Acaso el que hizo lo de afuera no hizo también lo de adentro? 41Den más bien a los pobres de lo que está dentro, y así todo quedará limpio para ustedes. 42»¡Ay de ustedes, fariseos!, que dan la décima parte de la menta, de la ruda y de toda clase de legumbres, pero des-cuidan la justicia y el amor de Dios. Debían haber practicado esto, sin dejar de hacer aquello. 43»¡Ay de ustedes, fariseos!, que se mueren por los prime-ros puestos en las sinagogas y los salu-dos en las plazas. 44»¡Ay de ustedes!, que son como tumbas sin lápida, sobre las que anda la gente sin darse cuenta. 45Uno de los expertos en la ley le res-pondió:—Maestro, al hablar así nos insultas también a nosotros. 46Contes-tó Jesús:—¡Ay de ustedes también, expertos en la ley! Abruman a los demás con cargas que apenas se pueden soportar, pero ustedes mismos no levantan ni un dedo para ayudarlos. 47»¡Ay de ustedes!, que construyen monumentos para los profetas, a quie-nes los antepasados de ustedes mata-ron. 48En realidad aprueban lo que hicieron sus antepasados; ellos mata-ron a los profetas, y ustedes les cons-

truyen los sepulcros. 49Por eso dijo Dios en su sabiduría: “Les enviaré pro-fetas y apóstoles, de los cuales matarán a unos y perseguirán a otros.” 50Por lo tanto, a esta generación se le pedirán cuentas de la sangre de todos los profe-tas derramada desde el principio del mundo, 51desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, el que murió entre el altar y el santuario. Sí, les aseguro que de todo esto se le pedirán cuentas a esta generación. 52»¡Ay de ustedes, expertos en la ley!, porque se han adueñado de la llave del conoci-miento. Ustedes mismos no han entra-do, y a los que querían entrar les han cerrado el paso. 53Cuando Jesús salió de allí, los maestros de la ley y los fari-seos, resentidos, se pusieron a acosar-lo a preguntas. 54Estaban tendiéndole trampas para ver si fallaba en algo._______________________________Génesis 20 (NVI)Abraham y Abimélec20Abraham partió desde allí en direc-ción a la región del Néguev, y se quedó a vivir entre Cades y Sur. Mientras vivía en Guerar, 2Abraham decía que Sara, su esposa, era su hermana. Entonces Abimélec, rey de Guerar, mandó llamar a Sara y la tomó por esposa. 3Pero aquella noche Dios se le apareció a Abi-mélec en sueños y le dijo:—Puedes darte por muerto a causa de la mujer que has tomado, porque ella es casada. 4Pero como Abimélec todavía no se había acostado con ella, le contes-tó:—Señor, ¿acaso vas a matar al ino-cente? 5Como Abraham me dijo que ella era su hermana, y ella me lo confirmó, yo hice todo esto de buena fe y sin mala

intención. 6—Sí, ya sé que has hecho todo esto de buena fe —le respondió Dios en el sueño—; por eso no te permití tocarla, para que no pecaras contra mí. 7Pero ahora devuelve esa mujer a su esposo, porque él es profeta y va a inter-ceder por ti para que vivas. Si no lo haces, ten por seguro que morirás junto con todos los tuyos. 8En la madrugada del día siguiente, Abimélec se levantó y llamó a todos sus servidores para con-tarles en detalle lo que había ocurrido, y un gran temor se apoderó de ellos. 9En-tonces Abimélec llamó a Abraham y le reclamó:—¡Qué nos has hecho! ¿En qué te he ofendido, que has traído un pecado tan grande sobre mí y sobre mi reino? ¡Lo que me has hecho no tiene nombre! 10¿Qué pretendías conseguir con todo esto?Al reclamo de Abimélec, 11Abraham contestó:—Yo pensé que en este lugar no había temor de Dios, y que por causa de mi esposa me matarían. 12Pero en realidad ella es mi hermana, porque es hija de mi padre aunque no de mi madre; y además es mi esposa. 13Cuando Dios me mandó dejar la casa de mi padre y andar errante, yo le dije a mi esposa: “Te pido que me hagas este favor: Dondequiera que vayamos, di siempre que soy tu hermano.” 14Abimé-lec tomó entonces ovejas y vacas, esclavos y esclavas, y se los regaló a Abraham. Al mismo tiempo, le devolvió a Sara, su esposa, 15y le dijo:—Mira, ahí está todo mi territorio; quédate a vivir donde mejor te parezca. 16A Sara le dijo:—Le he dado a tu hermano mil mo-nedas de plata, que servirán de com-pensación por todo lo que te ha pasado; así quedarás vindicada ante todos los

que están contigo. 17Entonces Abra-ham oró a Dios, y Dios sanó a Abimélec y permitió que su esposa y sus siervas volvieran a tener hijos, 18porque a causa de lo ocurrido con Sara, la esposa de Abraham, el Señor había hecho que todas las mujeres en la casa de Abimé-lec quedaran estériles._______________________________Salmos 13 (NVI)Al director musical. Salmo de David.13¿Hasta cuándo, Señor, me seguirás olvidando? ¿Hasta cuándo esconderás de mí tu rostro? 2¿Hasta cuándo he de estar angustiado y he de sufrir cada día en mi corazón? ¿Hasta cuándo el ene-migo me seguirá dominando? 3 Señor y Dios mío, mírame y respóndeme; ilumi-na mis ojos. Así no caeré en el sueño de la muerte; 4así no dirá mi enemigo: «Lo he vencido»; así mi adversario no se alegrará de mi caída. 5Pero yo confío en tu gran amor; mi corazón se alegra en tu salvación. 6Canto salmos al Señor. ¡El Señor ha sido bueno conmigo!

Día 14 - Sábado 08.02.15:Lucas 12: 1-31 (NVI)Advertencias y estímulos12Mientras tanto, se habían reunido millares de personas, tantas que se atropellaban unas a otras. Jesús comenzó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuídense de la leva-dura de los fariseos, o sea, de la hipo-cresía. 2No hay nada encubierto que no llegue a revelarse, ni nada escondido que no llegue a conocerse. 3Así que todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad se dará a conocer a plena luz, y lo que han susurrado a puerta

cerrada se proclamará desde las azo-teas. 4»A ustedes, mis amigos, les digo que no teman a los que matan el cuerpo pero después no pueden hacer más. 5Les voy a enseñar más bien a quién deben temer: teman al que, después de dar muerte, tiene poder para echarlos al infierno. Sí, les aseguro que a él deben temerle. 6¿No se venden cinco gorrio-nes por dos moneditas? Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de ellos. 7Así mismo sucede con ustedes: aun los cabellos de su cabeza están conta-dos. No tengan miedo; ustedes valen más que muchos gorriones. 8»Les ase-guro que a cualquiera que me reconoz-ca delante de la gente, también el Hijo del hombre lo reconocerá delante de los ángeles de Dios. 9Pero al que me des-conozca delante de la gente se le des-conocerá delante de los ángeles de Dios. 10Y todo el que pronuncie alguna palabra contra el Hijo del hombre será perdonado, pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón. 11»Cuando los hagan comparecer ante las sinagogas, los gobernantes y las autoridades, no se preocupen de cómo van a defenderse o de qué van a decir, 12porque en ese momento el Espíritu Santo les enseñará lo que deben res-ponder.»

Parábola del rico insensato13Uno de entre la multitud le pidió: —Maestro, dile a mi hermano que com-parta la herencia conmigo. 14—Hombre —replicó Jesús—, ¿quién me nombró a mí juez o árbitro entre ustedes? 15»¡-Tengan cuidado! —advirtió a la gente—. Absténganse de toda avaricia; la vida

de una persona no depende de la abun-dancia de sus bienes. 16Entonces les contó esta parábola:—El terreno de un hombre rico le produjo una buena cose-cha. 17Así que se puso a pensar: “¿Qué voy a hacer? No tengo dónde almacenar mi cosecha.” 18Por fin dijo: “Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más gran-des, donde pueda almacenar todo mi grano y mis bienes. 19Y diré: Alma mía, ya tienes bastantes cosas buenas guar-dadas para muchos años. Descansa, come, bebe y goza de la vida.” 20Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te van a reclamar la vida. ¿Y quién se quedará con lo que has acumulado?” 21»Así le sucede al que acumula rique-zas para sí mismo, en vez de ser rico delante de Dios.

No se preocupen22Luego dijo Jesús a sus discípu-los:—Por eso les digo: No se preocu-pen por su vida, qué comerán; ni por su cuerpo, con qué se vestirán. 23La vida tiene más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa. 24Fíjense en los cuervos: no siembran ni cosechan, ni tienen almacén ni granero; sin em-bargo, Dios los alimenta. ¡Cuánto más valen ustedes que las aves! 25¿Quién de ustedes, por mucho que se preocu-pe, puede añadir una sola hora al curso de su vida? 26Ya que no pueden hacer algo tan insignificante, ¿por qué se pre-ocupan por lo demás? 27»Fíjense cómo crecen los lirios. No trabajan ni hilan; sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplen-dor, se vestía como uno de ellos. 28Si

así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, ¡cuánto más hará por ustedes, gente de poca fe! 29Así que no se afanen por lo que han de comer o beber; dejen de atormentarse. 30El mundo pagano anda tras todas estas cosas, pero el Padre sabe que ustedes las necesitan. 31Ustedes, por el contra-rio, busquen el reino de Dios, y estas cosas les serán añadidas._______________________________Génesis 21 (NVI)Nacimiento de Isaac21Tal como el Señor lo había dicho, se ocupó de Sara y cumplió con la promesa que le había hecho. 2Sara quedó emba-razada y le dio un hijo a Abraham en su vejez. Esto sucedió en el tiempo anun-ciado por Dios. 3Al hijo que Sara le dio, Abraham le puso por nombre Isaac. 4Cuando su hijo Isaac cumplió ocho días de nacido, Abraham lo circuncidó, tal como Dios se lo había ordenado. 5Abraham tenía ya cien años cuando nació su hijo Isaac. 6Sara dijo entonces: «Dios me ha hecho reír, y todos los que se enteren de que he tenido un hijo, se reirán conmigo. 7¿Quién le hubiera dicho a Abraham que Sara amamanta-ría hijos? Sin embargo, le he dado un hijo en su vejez.»

Expulsión de Agar e Ismael8El niño Isaac creció y fue destetado. Ese mismo día, Abraham hizo un gran banquete. 9Pero Sara se dio cuenta de que el hijo que Agar la egipcia le había dado a Abraham se burlaba de su hijo Isaac. 10Por eso le dijo a Abra-ham:—¡Echa de aquí a esa esclava y a

su hijo! El hijo de esa esclava jamás tendrá parte en la herencia con mi hijo Isaac. 11Este asunto angustió mucho a Abraham porque se trataba de su propio hijo. 12Pero Dios le dijo a Abraham: «No te angusties por el muchacho ni por la esclava. Hazle caso a Sara, porque tu descendencia se establecerá por medio de Isaac. 13Pero también del hijo de la esclava haré una gran nación, porque es hijo tuyo.» 14Al día siguiente, Abra-ham se levantó de madrugada, tomó un pan y un odre de agua, y se los dio a Agar, poniéndoselos sobre el hombro. Luego le entregó a su hijo y la despidió. Agar partió y anduvo errante por el desierto de Berseba. 15Cuando se acabó el agua del odre, puso al niño debajo de un arbusto 16y fue a sentarse sola a cierta distancia, pues pensaba: «No quiero ver morir al niño.» En cuanto ella se sentó, comenzó a llorar descon-soladamente. 17Cuando Dios oyó al niño sollozar, el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo y le dijo: «¿Qué te pasa, Agar? No temas, pues Dios ha escuchado los sollozos del niño. 18Le-vántate y tómalo de la mano, que yo haré de él una gran nación.» 19En ese momento Dios le abrió a Agar los ojos, y ella vio un pozo de agua. En seguida fue a llenar el odre y le dio de beber al niño. 20Dios acompañó al niño, y éste fue creciendo; vivió en el desierto y se con-virtió en un experto arquero; 21habitó en el desierto de Parán y su madre lo casó con una egipcia.

Pacto entre Abraham y Abimélec22En aquel tiempo Abimélec, que estaba acompañado por Ficol, jefe de su

ejército, le dijo a Abraham:—Dios está contigo en todo lo que haces. 23Júrame ahora, por Dios mismo, que no me trata-rás a mí con falsedad, ni tampoco a mis hijos ni a mis descendientes. Júrame que a mí y al país que te ha recibido como extranjero nos tratarás con la misma lealtad con que yo te he tratado. 24—¡Lo juro! —respondió Abraham. 25Luego Abraham se quejó ante Abimé-lec por causa de un pozo de agua del cual los siervos de Abimélec se habían apropiado. 26Pero Abimélec dijo:—No sé quién pudo haberlo hecho. Me acabo de enterar, pues tú no me lo habías dicho. 27Entonces Abraham llevó ovejas y vacas, y se las dio a Abimélec, y los dos hicieron un pacto. 28Pero Abraham apartó siete corderas del rebaño, 29por lo que Abimélec le pre-guntó:—¿Qué pasa? ¿Por qué has apartado estas siete corderas? 30—Acepta estas siete corderas —le contestó Abraham—. Ellas servirán de prueba de que yo cavé este pozo. 31Por eso a aquel lugar le dieron el nombre de Berseba, porque allí los dos hicieron un juramento. 32Después de haber hecho el pacto en Berseba, Abimélec y Ficol, el jefe de su ejército, volvieron al país de los filisteos. 33Abraham plantó un tama-risco en Berseba, y en ese lugar invocó el nombre del Señor, el Dios eterno. 34Y se quedó en el país de los filisteos durante mucho tiempo._______________________________Salmos 14 (NVI)Al director musical. Salmo de David.14Dice el necio en su corazón: «No hay Dios.» Están corrompidos, sus obras son detestables; ¡no hay uno solo que

haga lo bueno! 2Desde el cielo el Señor contempla a los mortales, para ver si hay alguien que sea sensato y busque a Dios. 3Pero todos se han descarriado, a una se han corrompido. No hay nadie que haga lo bueno; ¡no hay uno solo! 4¿Acaso no entienden todos los que hacen lo malo, los que devoran a mi pueblo como si fuera pan? ¡Jamás invo-can al Señor! 5Allí los tienen, sobrecogi-dos de miedo, pero Dios está con los que son justos. 6Ustedes frustran los planes de los pobres, pero el Señor los protege. 7¡Quiera Dios que de Sión venga la salvación de Israel! Cuando el Señor restaure a su pueblo, ¡Jacob se regocijará, Israel se alegrará!_______________________________

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Día 8 - Lunes 02.02.15:Lucas 9: 1-27 (NVI)Jesús envía a los doce9Habiendo reunido a los doce, Jesús les dio poder y autoridad para expulsar a todos los demonios y para sanar enfermedades. 2Entonces los envió a predicar el reino de Dios y a sanar a los enfermos. 3«No lleven nada para el camino: ni bastón, ni bolsa, ni pan, ni dinero, ni dos mudas de ropa —les dijo—. 4En cualquier casa que entren, quédense allí hasta que salgan del pueblo. 5Si no los reciben bien, al salir de ese pueblo, sacúdanse el polvo de los pies como un testimonio contra sus habitantes.» 6Así que partieron y fueron por todas partes de pueblo en pueblo, predicando el evangelio y sanando a la gente. 7Herodes el tetrarca se enteró de todo lo que estaba sucediendo. Estaba perplejo porque algunos decían que Juan había resucitado; 8otros, que se había aparecido Elías; y otros, en fin, que había resucitado alguno de los anti-guos profetas. 9Pero Herodes dijo: «A Juan mandé que le cortaran la cabeza; ¿quién es, entonces, éste de quien oigo tales cosas?» Y procuraba verlo.

Jesús alimenta a los cinco mil10Cuando regresaron los apóstoles, le relataron a Jesús lo que habían hecho. Él se los llevó consigo y se retiraron solos a un pueblo llamado Betsaida, 11pero la gente se enteró y lo siguió. Él los recibió y les habló del reino de Dios. También sanó a los que lo necesitaban. 12Al atardecer se le acercaron los doce y le dijeron:—Despide a la gente, para que vaya a buscar alojamiento y comida

en los campos y pueblos cercanos, pues donde estamos no hay nada. 13—Denles ustedes mismos de comer —les dijo Jesús.—No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a menos que vayamos a comprar comida para toda esta gente —objetaron ellos, 14porque había allí unos cinco mil hom-bres.Pero Jesús dijo a sus discípu-los:—Hagan que se sienten en grupos como de cincuenta cada uno. 15Así lo hicieron los discípulos, y se sentaron todos. 16Entonces Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados, y mirando al cielo, los bendijo. Luego los partió y se los dio a los discípulos para que se los repartieran a la gente. 17Todos comie-ron hasta quedar satisfechos, y de los pedazos que sobraron se recogieron doce canastas.

La confesión de Pedro18Un día cuando Jesús estaba orando para sí, estando allí sus discípulos, les preguntó:—¿Quién dice la gente que soy yo? 19—Unos dicen que Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que uno de los antiguos profetas ha resuci-tado —respondieron. 20—Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?—El Cristo de Dios —afirmó Pedro. 21Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran esto a nadie. Y les dijo: 22—El Hijo del hombre tiene que sufrir muchas cosas y ser rechazado por los ancianos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley. Es necesario que lo maten y que resucite al tercer día. 23Dirigiéndo-se a todos, declaró:—Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz cada día y me siga.

24Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará. 25¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se destruye a sí mismo? 26Si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras, el Hijo del hombre se aver-gonzará de él cuando venga en su gloria y en la gloria del Padre y de los santos ángeles. 27Además, les aseguro que algunos de los aquí presentes no sufrirán la muerte sin antes haber visto el reino de Dios._______________________________Génesis 15 (NVI)Dios hace un pacto con Abram15Después de esto, la palabra del Señor vino a Abram en una visión: «No temas, Abram. Yo soy tu escudo, y muy grande será tu recompensa.» 2Pero Abram le respondió:—Señor y Dios, ¿para qué vas a darme algo, si aún sigo sin tener hijos, y el heredero de mis bienes será Eliezer de Damasco? 3Como no me has dado ningún hijo, mi herencia la recibirá uno de mis criados. 4—¡No! Ese hombre no ha de ser tu heredero —le contestó el Señor—. Tu heredero será tu propio hijo. 5Luego el Señor lo llevó afuera y le dijo:—Mira hacia el cielo y cuenta las estrellas, a ver si puedes. ¡Así de numerosa será tu descendencia! 6Abram creyó al Señor, y el Señor lo reconoció a él como justo. 7Además, le dijo:—Yo soy el Señor, que te hice salir de Ur de los caldeos para darte en posesión esta tierra. 8Pero Abram le preguntó:—Señor y Dios, ¿cómo sabré que voy a poseerla? 9El-Señor le respondió:—Tráeme una ternera, una cabra y un carnero, todos

ellos de tres años, y también una tórtola y un pichón de paloma. 10Abram llevó todos estos animales, los partió por la mitad, y puso una mitad frente a la otra, pero a las aves no las partió. 11Y las aves de rapiña comenzaron a lanzarse sobre los animales muertos, pero Abram las espantaba. 12Al anochecer, Abram cayó en un profundo sueño, y lo envolvió una oscuridad aterradora. 13El Señor le dijo:—Debes saber que tus descendientes vivirán como extranjeros en tierra extraña, donde serán esclavi-zados y maltratados durante cuatro-cientos años. 14Pero yo castigaré a la nación que los esclavizará, y luego tus descendientes saldrán en libertad y con grandes riquezas. 15Tú, en cambio, te reunirás en paz con tus antepasados, y te enterrarán cuando ya seas muy anciano. 16Cuatro generaciones des-pués tus descendientes volverán a este lugar, porque antes de eso no habrá llegado al colmo la iniquidad de los amorreos. 17Cuando el sol se puso y cayó la noche, aparecieron una hornilla humeante y una antorcha encendida, las cuales pasaban entre los animales descuartizados. 18En aquel día elSe-ñorhizo un pacto con Abram. Le dijo:—A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el gran río, el Éufrates. 19Me refiero a la tierra de los quenitas, los quenizitas, los cadmo-neos, 20los hititas, los ferezeos, los refaítas, 21los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos._______________________________Salmos 8 (NVI)Al director musical. Sígase la tonada de «La canción del lagar». Salmo de David.

8Oh Señor, soberano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra! ¡Has puesto tu gloria sobre los cielos! 2Por causa de tus adversarios has hecho que brote la alabanza de labios de los pequeñitos y de los niños de pecho, para silenciar al enemigo y al rebelde. 3Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que allí fijaste, 4me pregunto: «¿Qué es el hombre, para que en él pienses? ¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en cuenta?» 5Pues lo hiciste poco menos que un dios, y lo coronaste de gloria y de honra: 6lo entronizaste sobre la obra de tus manos, todo lo sometiste a su dominio; 7todas las ovejas, todos los bueyes, todos los ani-males del campo, 8las aves del cielo, los peces del mar, y todo lo que surca los senderos del mar. 9Oh Señor, sobe-rano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra!

Día 9 - Martes 03.02.15:Lucas 9: 28-62 (NVI)La transfiguración28Unos ocho días después de decir esto, Jesús, acompañado de Pedro, Juan y Jacobo, subió a una montaña a orar. 29Mientras oraba, su rostro se transformó, y su ropa se tornó blanca y radiante. 30Y aparecieron dos persona-jes —Moisés y Elías— que conversa-ban con Jesús. 31Tenían un aspecto glorioso, y hablaban de la partida de Jesús, que él estaba por llevar a cabo en Jerusalén. 32Pedro y sus compañe-ros estaban rendidos de sueño, pero cuando se despabilaron, vieron su gloria y a los dos personajes que esta-

ban con él. 33Mientras éstos se aparta-ban de Jesús, Pedro, sin saber lo que estaba diciendo, propuso:—Maestro, ¡qué bien que estemos aquí! Podemos levantar tres albergues: uno para ti, otro para Moisés y otro para Elías. 34Estaba hablando todavía cuando apareció una nube que los envolvió, de modo que se asustaron. 35Entonces salió de la nube una voz que dijo: «Éste es mi Hijo, mi escogido; escúchenlo.» 36Después de oírse la voz, Jesús quedó solo. Los dis-cípulos guardaron esto en secreto, y por algún tiempo a nadie contaron nada de lo que habían visto.

Jesús sana a un muchachoendemoniado37Al día siguiente, cuando bajaron de la montaña, le salió al encuentro mucha gente. 38Y un hombre de entre la multi-tud exclamó:—Maestro, te ruego que atiendas a mi hijo, pues es el único que tengo. 39Resulta que un espíritu se posesiona de él, y de repente el mucha-cho se pone a gritar; también lo sacude con violencia y hace que eche espuma-rajos. Cuando lo atormenta, a duras penas lo suelta. 40Ya les rogué a tus discípulos que lo expulsaran, pero no pudieron. 41—¡Ah, generación incrédu-la y perversa! —respondió Jesús—. ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes y soportarlos? Trae acá a tu hijo. 42Estaba acercándose el mucha-cho cuando el demonio lo derribó con una convulsión. Pero Jesús reprendió al espíritu maligno, sanó al muchacho y se lo devolvió al padre. 43Y todos se que-daron asombrados de la grandeza de Dios.En medio de tanta admiración por

todo lo que hacía, Jesús dijo a sus discí-pulos: 44—Presten mucha atención a lo que les voy a decir: El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres. 45Pero ellos no entendían lo que quería decir con esto. Les estaba encubierto para que no lo comprendie-ran, y no se atrevían a preguntárselo. ¿Quién va a ser el más importante? 46Surgió entre los discípulos una discu-sión sobre quién de ellos sería el más importante. 47Como Jesús sabía bien lo que pensaban, tomó a un niño y lo puso a su lado. 48—El que recibe en mi nombre a este niño —les dijo—, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. El que es más insignificante entre todos ustedes, ése es el más importante. 49—Maestro —in-tervino Juan—, vimos a un hombre que expulsaba demonios en tu nombre; pero como no anda con nosotros, tratamos de impedírselo. 50—No se lo impidan —les replicó Jesús—, porque el que no está contra ustedes está a favor de ustedes.

La oposición de los samaritanos51Como se acercaba el tiempo de que fuera llevado al cielo, Jesús se hizo el firme propósito de ir a Jerusalén. 52En-vió por delante mensajeros, que entra-ron en un pueblo samaritano para pre-pararle alojamiento; 53pero allí la gente no quiso recibirlo porque se dirigía a Jerusalén. 54Cuando los discípulos Jacobo y Juan vieron esto, le pregunta-ron:—Señor, ¿quieres que hagamos caer fuego del cielo para que los des-truya? 55Pero Jesús se volvió a ellos y los reprendió. 56Luego siguieron la jornada a otra aldea.

Lo que cuesta seguir a Jesús57Iban por el camino cuando alguien le dijo:—Te seguiré a dondequiera que vayas. 58—Las zorras tienen madrigue-ras y las aves tienen nidos —le respon-dió Jesús—, pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza. 59A otro le dijo:—Sígueme.—Señor —le contestó—, primero déjame ir a enterrar a mi padre. 60—Deja que los muertos entierren a sus propios muertos, pero tú ve y proclama el reino de Dios —le repli-có Jesús. 61Otro afirmó:—Te seguiré, Señor; pero primero déjame despedir-me de mi familia. 62Jesús le respon-dió:—Nadie que mire atrás después de poner la mano en el arado es apto para el reino de Dios._______________________________Génesis 16 (NVI)Agar e Ismael16Saray, la esposa de Abram, no le había dado hijos. Pero como tenía una esclava egipcia llamada Agar, 2Saray le dijo a Abram:—El Señor me ha hecho estéril. Por lo tanto, ve y acuéstate con mi esclava Agar. Tal vez por medio de ella podré tener hijos.Abram aceptó la propuesta que le hizo Saray. 3Entonces ella tomó a Agar, la esclava egipcia, y se la entregó a Abram como mujer. Esto ocurrió cuando ya hacía diez años que Abram vivía en Canaán. 4Abram tuvo relaciones con Agar, y ella concibió un hijo. Al darse cuenta Agar de que estaba embarazada, comenzó a mirar con desprecio a su dueña. 5Entonces Saray le dijo a Abram:—¡Tú tienes la culpa de mi afrenta! Yo puse a mi escla-va en tus brazos, y ahora que se ve em-barazada me mira con desprecio. ¡Que

el Señor juzgue entre tú y yo! 6—Tu esclava está en tus manos —contestó Abram—; haz con ella lo que bien te parezca.Y de tal manera comenzó Saray a maltratar a Agar, que ésta huyó al desierto. 7Allí, junto a un manantial que está en el camino a la región de Sur, la encontró el ángel del Señor 8y le preguntó:—Agar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y a dónde vas?—Estoy huyendo de mi dueña Saray —respon-dió ella. 9—Vuelve junto a ella y somé-tete a su autoridad —le dijo el ángel—. 10De tal manera multiplicaré tu descen-dencia, que no se podrá contar. 11»Es-tás embarazada, y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Ismael, porque el Señor ha escuchado tu aflicción. 12Será un hombre indómito como asno salvaje. Luchará contra todos, y todos lucharán contra él; y vivirá en conflicto con todos sus hermanos. 13Como el Señor le había hablado, Agar le puso por nombre «El Dios que me ve», pues se decía: «Ahora he visto al que me ve.» 14Por eso también el pozo que está entre Cades y Béred se conoce con el nombre de «Pozo del Viviente que me ve». 15Agar le dio a Abram un hijo, a quien Abram llamó Ismael. 16Abram tenía ochenta y seis años cuando nació Ismael._______________________________Salmos 9 (NVI)Al director musical. Sígase la tonada de «La muerte del hijo». Salmo de David.9Quiero alabarte, Señor, con todo el corazón, y contar todas tus maravillas. 2Quiero alegrarme y regocijarme en ti, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo. 3Mis enemigos retroceden; tropiezan y

perecen ante ti. 4Porque tú me has hecho justicia, me has vindicado; tú, juez justo, ocupas tu trono. 5Reprendis-te a los paganos, destruiste a los malva-dos; ¡para siempre borraste su memo-ria! 6Desgracia sin fin cayó sobre el enemigo; arrancaste de raíz sus ciuda-des, y hasta su recuerdo se ha desva-necido. 7Pero el Señor reina por siem-pre; para emitir juicio ha establecido su trono. 8Juzgará al mundo con justicia; gobernará a los pueblos con equidad. 9El Señor es refugio de los oprimidos; es su baluarte en momentos de angus-tia. 10En ti confían los que conocen tu nombre, porque tú, Señor, jamás aban-donas a los que te buscan. 11Canten salmos al Señor, el rey de Sión; procla-men sus proezas entre las naciones. 12El vengador de los inocentes se acuerda de ellos; no pasa por alto el clamor de los afligidos. 13Ten compa-sión de mí, Señor; mira cómo me afli-gen los que me odian. Sácame de las puertas de la muerte, 14para que en las puertas de Jerusalén proclame tus ala-banzas y me regocije en tu salvación. 15Han caído los paganos en la fosa que han cavado; sus pies quedaron atrapa-dos en la red que ellos mismos escon-dieron. 16Al Señor se le conoce porque imparte justicia; el malvado cae en la trampa que él mismo tendió. 17Bajan al sepulcro los malvados, todos los paga-nos que de Dios se olvidan. 18Pero no se olvidará para siempre al necesitado,ni para siempre se perderá la esperan-za del pobre. 19¡Levántate, Señor! No dejes que el hombre prevalezca; ¡haz que las naciones comparezcan ante ti! 20Infúndeles terror, Señor; ¡que los

pueblos sepan que son simples mortales!

Día 10 - Miércoles 04.02.15:Lucas 10: 1-20 (NVI)Jesús envía a los setenta y dos10Después de esto, el Señor escogió a otros setenta y dos para enviarlos de dos en dos delante de él a todo pueblo y lugar adonde él pensaba ir. 2«Es abundante la cosecha —les dijo—, pero son pocos los obreros. Pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que mande obreros a su campo. 3¡Vayan ustedes! Miren que los envío como cor-deros en medio de lobos. 4No lleven monedero ni bolsa ni sandalias; ni se detengan a saludar a nadie por el camino. 5»Cuando entren en una casa, digan primero: “Paz a esta casa.” 6Si hay allí alguien digno de paz, gozará de ella; y si no, la bendición no se cumplirá. 7Quédense en esa casa, y coman y beban de lo que ellos tengan, porque el trabajador tiene derecho a su sueldo. No anden de casa en casa. 8»Cuando entren en un pueblo y los reciban, coman lo que les sirvan. 9Sanen a los enfermos que encuentren allí y dígan-les: “El reino de Dios ya está cerca de ustedes.” 10Pero cuando entren en un pueblo donde no los reciban, salgan a las plazas y digan: 11“Aun el polvo de este pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos en protesta contra ustedes. Pero tengan por seguro que ya está cerca el reino de Dios.” 12Les digo que en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma que para ese pueblo. 13»¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Si se hubieran hecho en Tiro y en Sidón los milagros

que se hicieron en medio de ustedes, ya hace tiempo que se habrían arrepentido con grandes lamentos. 14Pero en el juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón que para ustedes. 15Y tú, Capernaúm, ¿acaso serás levantada hasta el cielo? No, sino que descende-rás hasta el abismo. 16»El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza a mí, rechaza al que me envió.» 17Cuando los setenta y dos regresaron, dijeron conten-tos:—Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre. 18—Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo —respondió él—. 19Sí, les he dado autoridad a ustedes para pisotear ser-pientes y escorpiones y vencer todo el poder del enemigo; nada les podrá hacer daño. 20Sin embargo, no se ale-gren de que puedan someter a los espí-ritus, sino alégrense de que sus nom-bres están escritos en el cielo._______________________________Génesis 17 (NVI)El pacto y la circuncisión17Cuando Abram tenía noventa y nueve años, el Señor se le apareció y le dijo:—Yo soy el Dios Todopoderoso. Vive en mi presencia y sé intachable. 2Así confirmaré mi pacto contigo, y mul-tiplicaré tu descendencia en gran manera. 3Al oír que Dios le hablaba, Abram cayó rostro en tierra, y Dios con-tinuó: 4—Éste es el pacto que establez-co contigo: Tú serás el padre de una multitud de naciones. 5Ya no te llama-rás Abram, sino que de ahora en ade-lante tu nombre será Abraham, porque te he confirmado como padre de una

multitud de naciones. 6Te haré tan fecundo que de ti saldrán reyes y nacio-nes. 7Estableceré mi pacto contigo y con tu descendencia, como pacto per-petuo, por todas las generaciones. Yo seré tu Dios, y el Dios de tus descen-dientes. 8A ti y a tu descendencia les daré, en posesión perpetua, toda la tierra de Canaán, donde ahora andan peregrinando. Y yo seré su Dios. 9Dios también le dijo a Abraham:—Cumple con mi pacto, tú y toda tu descendencia, por todas las generaciones. 10Y éste es el pacto que establezco contigo y con tu descendencia, y que todos deberán cumplir: Todos los varones entre uste-des deberán ser circuncidados. 11Cir-cuncidarán la carne de su prepucio, y ésa será la señal del pacto entre noso-tros. 12Todos los varones de cada generación deberán ser circuncidados a los ocho días de nacidos, tanto los niños nacidos en casa como los que hayan sido comprados por dinero a un extranjero y que, por lo tanto, no sean de la estirpe de ustedes. 13Todos sin excepción, tanto el nacido en casa como el que haya sido comprado por dinero, deberán ser circuncidados. De esta manera mi pacto quedará como una marca indeleble en la carne de ustedes, como un pacto perpetuo. 14Pero el varón incircunciso, al que no se le haya cortado la carne del prepu-cio, será eliminado de su pueblo por quebrantar mi pacto. 15También le dijo Dios a Abraham:—A Saray, tu esposa, ya no la llamarás Saray, sino que su nombre será Sara. 16Yo la bendeciré, y por medio de ella te daré un hijo. Tanto la bendeciré, que será madre de nacio-

nes, y de ella surgirán reyes de pueblos. 17Entonces Abraham inclinó el rostro hasta el suelo y se rió de pensar: «¿Acaso puede un hombre tener un hijo a los cien años, y ser madre Sara a los noventa?» 18Por eso le dijo a Dios:—¡Concédele a Ismael vivir bajo tu bendición! 19A lo que Dios contes-tó:—¡Pero es Sara, tu esposa, la que te dará un hijo, al que llamarás Isaac! Yo estableceré mi pacto con él y con sus descendientes, como pacto perpetuo. 20En cuanto a Ismael, ya te he escu-chado. Yo lo bendeciré, lo haré fecundo y le daré una descendencia numerosa. Él será el padre de doce príncipes. Haré de él una nación muy grande. 21Pero mi pacto lo estableceré con Isaac, el hijo que te dará Sara de aquí a un año, por estos días. 22Cuando Dios terminó de hablar con Abraham, se retiró de su presencia. 23Ese mismo día Abraham tomó a su hijo Ismael, a los criados nacidos en su casa, a los que había comprado con su dinero y a todos los otros varones que había en su casa, y los circuncidó, tal como Dios se lo había mandado. 24Abraham tenía noventa y nueve años cuando fue circuncidado, 25mientras que su hijo Ismael tenía trece. 26Así que ambos fueron circunci-dados el mismo día 27junto con todos los varones de su casa, tanto los naci-dos en ella como los comprados a extranjeros._______________________________Salmos 10 (NVI)Lámed10¿Por qué, Señor, te mantienes dis-tante? ¿Por qué te escondes en mo-mentos de angustia? 2Con arrogancia

persigue el malvado al indefenso, pero se enredará en sus propias artimañas. 3El malvado hace alarde de su propia codicia; alaba al ambicioso y menospre-cia al Señor. 4El malvado levanta inso-lente la nariz, y no da lugar a Dios en sus pensamientos. 5Todas sus empre-sas son siempre exitosas; tan altos y alejados de él están tus juicios que se burla de todos sus enemigos. 6Y se dice a sí mismo: «Nada me hará caer. Siempre seré feliz. Nunca tendré pro-blemas.» 7Llena está su boca de maldi-ciones, de mentiras y amenazas; bajo su lengua esconde maldad y violencia. 8Se pone al acecho en las aldeas, se esconde en espera de sus víctimas, y asesina a mansalva al inocente. 9Cual león en su guarida se agazapa, listo para atrapar al indefenso; le cae encima y lo arrastra en su red. 10Bajo el peso de su poder, sus víctimas caen por tierra. 11Se dice a sí mismo: «Dios se ha olvidado. Se cubre el rostro. Nunca ve nada.» 12¡Levántate, Señor! ¡Levan-ta, oh Dios, tu brazo! ¡No te olvides de los indefensos! 13¿Por qué te ha de menospreciar el malvado? ¿Por qué ha de pensar que no lo llamarás a cuen-tas? 14Pero tú ves la opresión y la vio-lencia, las tomas en cuenta y te harás cargo de ellas. Las víctimas confían en ti; tú eres la ayuda de los huérfanos. 15¡Rómpeles el brazo al malvado y al impío! ¡Pídeles cuentas de su maldad, y haz que desaparezcan por completo! 16El Señor es rey eterno; los paganos serán borrados de su tierra. 17Tú, Señor, escuchas la petición de los inde-fensos, les infundes aliento y atiendes a su clamor. 18Tú defiendes al huérfano y

al oprimido, para que el hombre, hecho de tierra, no siga ya sembrando el terror.

Día 11 - Jueves 05.02.15:Lucas 10: 21-42 (NVI)21En aquel momento Jesús, lleno de alegría por el Espíritu Santo, dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque habiendo escondido estas cosas de los sabios e instruidos, se las has revelado a los que son como niños. Sí, Padre, porque esa fue tu buena voluntad. 22»Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelárse-lo.» 23Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. 24Les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven, pero no lo vieron; y oír lo que ustedes oyen, pero no lo oyeron.»

Parábola del buen samaritano25En esto se presentó un experto en la ley y, para poner a prueba a Jesús, le hizo esta pregunta:—Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna? 26Jesús replicó:—¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo la interpretas tú? 27Como respuesta el hombre citó:—“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”, y: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” 28—Bien contestado —le dijo Jesús—. Haz eso y vivirás. 29Pero él quería justificarse, así que le preguntó a Jesús:—¿Y quién es mi prójimo? 30Jesús respondió:—Baja-

ba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de unos ladrones. Le quitaron la ropa, lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto. 31Re-sulta que viajaba por el mismo camino un sacerdote quien, al verlo, se desvió y siguió de largo. 32Así también llegó a aquel lugar un levita, y al verlo, se desvió y siguió de largo. 33Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba el hombre y, viéndolo, se compadeció de él. 34Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó. Luego lo montó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un aloja-miento y lo cuidó. 35Al día siguiente, sacó dos monedas de plata y se las dio al dueño del alojamiento. “Cuídemelo —le dijo—, y lo que gaste usted de más, se lo pagaré cuando yo vuelva.” 36¿Cuál de estos tres piensas que demostró ser el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? 37—El que se compadeció de él —contestó el experto en la ley.—Anda entonces y haz tú lo mismo —concluyó Jesús.

En casa de Marta y María38Mientras iba de camino con sus discí-pulos, Jesús entró en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. 39Tenía ella una hermana llama-da María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba lo que él decía. 40Marta, por su parte, se sentía abru-mada porque tenía mucho que hacer. Así que se acercó a él y le dijo:—Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sirviendo sola? ¡Dile que me ayude! 41—Marta, Marta —le con-testó Jesús—, estás inquieta y preocu-

pada por muchas cosas, 42pero sólo una es necesaria. María ha escogido la mejor, y nadie se la quitará._______________________________Génesis 18 (NVI)La visita del Señor18El Señor se le apareció a Abraham junto al encinar de Mamré, cuando Abraham estaba sentado a la entrada de su carpa, a la hora más calurosa del día. 2Abraham alzó la vista, y vio a tres hombres de pie cerca de él. Al verlos, corrió desde la entrada de la carpa a saludarlos. Inclinándose hasta el suelo, 3dijo:—Mi señor, si este servidor suyo cuenta con su favor, le ruego que no me pase de largo. 4Haré que les traigan un poco de agua para que ustedes se laven los pies, y luego podrán descan-sar bajo el árbol. 5Ya que han pasado por donde está su servidor, déjenme traerles algo de comer para que se sien-tan mejor antes de seguir su cami-no.—¡Está bien —respondieron ellos—, hazlo así! 6Abraham fue rápidamente a la carpa donde estaba Sara, y le dijo:—¡Date prisa! Toma unos veinte kilos de harina fina, amásalos y haz unos panes. 7Después Abraham fue corriendo adonde estaba el ganado, eligió un ternero bueno y tierno, y se lo dio a su sirviente, quien a toda prisa se puso a prepararlo. 8Luego les sirvió requesón y leche con el ternero que estaba preparado. Mientras comían, Abraham se quedó de pie junto a ellos, debajo del árbol. 9Entonces ellos le pre-guntaron:—¿Dónde está Sara, tu espo-sa?—Allí en la carpa —les respondió. 10—Dentro de un año volveré a verte —dijo uno de ellos—, y para entonces

tu esposa Sara tendrá un hijo.Sara estaba escuchando a la entrada de la carpa, a espaldas del que hablaba. 11Abraham y Sara eran ya bastante ancianos, y Sara ya había dejado de menstruar. 12Por eso, Sara se rió y pensó: «¿Acaso voy a tener este placer, ahora que ya estoy consumida y mi esposo es tan viejo?» 13Pero el Señor le dijo a Abraham:—¿Por qué se ríe Sara? ¿No cree que podrá tener un hijo en su vejez? 14¿Acaso hay algo impo-sible para el Señor? El año que viene volveré a visitarte en esta fecha, y para entonces Sara habrá tenido un hijo. 15Sara, por su parte, tuvo miedo y mintió al decirle:—Yo no me estaba riendo.Pero el Señor le replicó:—Sí te reíste.

Abraham intercede en favor de Sodoma16Luego aquellos visitantes se levanta-ron y partieron de allí en dirección a Sodoma. Abraham los acompañó para despedirlos. 17Pero el Señor estaba pensando: «¿Le ocultaré a Abraham lo que estoy por hacer? 18Es un hecho que Abraham se convertirá en una nación grande y poderosa, y en él serán bendecidas todas las naciones de la tierra. 19Yo lo he elegido para que ins-truya a sus hijos y a su familia, a fin de que se mantengan en el camino del Señor y pongan en práctica lo que es justo y recto. Así el Señor cumplirá lo que le ha prometido.» 20Entonces el Señor le dijo a Abraham:—El clamor contra Sodoma y Gomorra resulta ya insoportable, y su pecado es gravísimo. 21Por eso bajaré, a ver si realmente sus acciones son tan malas como el clamor

contra ellas me lo indica; y si no, he de saberlo. 22Dos de los visitantes partie-ron de allí y se encaminaron a Sodoma, pero Abraham se quedó de pie frente al Señor. 23Entonces se acercó al Señor y le dijo:—¿De veras vas a exterminar al justo junto con el malvado? 24Quizá haya cincuenta justos en la ciudad. ¿Exterminarás a todos, y no perdonarás a ese lugar por amor a los cincuenta justos que allí hay? 25¡Lejos de ti el hacer tal cosa! ¿Matar al justo junto con el malvado, y que ambos sean tratados de la misma manera? ¡Jamás hagas tal cosa! Tú, que eres el Juez de toda la tierra, ¿no harás justicia? 26El Señor le respondió:—Si encuentro cincuenta justos en Sodoma, por ellos perdonaré a toda la ciudad. 27Abraham le dijo:—Reconozco que he sido muy atre-vido al dirigirme a mi Señor, yo, que apenas soy polvo y ceniza. 28Pero tal vez falten cinco justos para completar los cincuenta. ¿Destruirás a toda la ciudad si faltan esos cinco?—Si encuentro cuarenta y cinco justos no la destruiré —contestó el Señor. 29Pero Abraham insistió:—Tal vez se encuen-tren sólo cuarenta.—Por esos cuarenta justos, no destruiré la ciudad —respon-dió el Señor. 30Abraham volvió a insis-tir:—No se enoje mi Señor, pero permí-tame seguir hablando. Tal vez se encuentren sólo treinta.—No lo haré si encuentro allí a esos treinta —contestó el Señor. 31Abraham siguió insistien-do:—Sé que he sido muy atrevido en hablarle así a mi Señor, pero tal vez se encuentren sólo veinte.—Por esos veinte no la destruiré. 32Abraham volvió a decir:—No se enoje mi Señor, pero

permítame hablar una vez más. Tal vez se encuentren sólo diez ...—Aun por esos diez no la destruiré —respondió el Señor por última vez. 33Cuando el Señor terminó de hablar con Abraham, se fue de allí, y Abraham regresó a su carpa._______________________________Salmos 11 (NVI)Al director musical. Salmo de David.11En el Señor hallo refugio. ¿Cómo, pues, se atreven a decirme: «Huye al monte, como las aves»? 2Vean cómo tensan sus arcos los malvados: prepa-ran las flechas sobre la cuerda para dis-parar desde las sombras contra los rectos de corazón. 3Cuando los funda-mentos son destruidos, ¿qué le queda al justo? 4El Señor está en su santo templo, en los cielos tiene el Señor su trono, y atentamente observa al ser humano; con sus propios ojos lo exami-na. 5El Señor examina a justos y a mal-vados, y aborrece a los que aman la vio-lencia. 6Hará llover sobre los malvados ardientes brasas y candente azufre; ¡un viento abrasador será su suerte! 7Justo es el Señor, y ama la justicia; por eso los íntegros contemplarán su rostro.

Día 12 - Viernes 06.02.15:Lucas 11: 1-28 (NVI)Jesús enseña sobre la oración11Un día estaba Jesús orando en cierto lugar. Cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos:—Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus dis-cípulos. 2Él les dijo:—Cuando oren, digan: »“Padre, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. 3Danos cada día nuestro pan cotidiano. 4Perdónanos nuestros pecados, porque también

nosotros perdonamos a todos los que nos ofenden. No nos dejes caer en ten-tación” 5»Supongamos —continuó— que uno de ustedes tiene un amigo, y a medianoche va y le dice: “Amigo, prés-tame tres panes, 6pues se me ha pre-sentado un amigo recién llegado de viaje, y no tengo nada que ofrecerle.” 7Y el que está adentro le contesta: “No me molestes. Ya está cerrada la puerta, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme a darte nada.” 8Les digo que, aunque no se levante a darle pan por ser amigo suyo, sí se levantará por su impertinencia y le dará cuanto necesite. 9»Así que yo les digo: Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá la puerta. 10Por-que todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre. 11»¿Quién de ustedes que sea padre, si su hijo le pide un pescado, le dará en cambio una serpiente? 12¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? 13Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!

Jesús y Beelzebú14En otra ocasión Jesús expulsaba de un hombre a un demonio que lo había dejado mudo. Cuando salió el demonio, el mudo habló, y la gente se quedó asombrada. 15Pero algunos dijeron: «Éste expulsa a los demonios por medio de Beelzebú, príncipe de los demonios.» 16Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal del cielo. 17Como él conocía sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido contra sí

mismo quedará asolado, y una casa dividida contra sí misma se derrumbará. 18Por tanto, si Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo puede mante-nerse en pie su reino? Lo pregunto porque ustedes dicen que yo expulso a los demonios por medio de Beelzebú. 19Ahora bien, si yo expulso a los demo-nios por medio de Beelzebú, ¿los segui-dores de ustedes por medio de quién los expulsan? Por eso ellos mismos los juzgarán a ustedes. 20Pero si expulso a los demonios con el poder de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el reino de Dios. 21»Cuando un hombre fuerte y bien armado cuida su hacienda, sus bienes están seguros. 22Pero si lo ataca otro más fuerte que él y lo vence, le quita las armas en que confiaba y reparte el botín. 23»El que no está de mi parte, está contra mí; y el que conmi-go no recoge, esparce. 24»Cuando un espíritu maligno sale de una persona, va por lugares áridos buscando un des-canso. Y al no encontrarlo, dice: “Volve-ré a mi casa, de donde salí.” 25Cuando llega, la encuentra barrida y arreglada. 26Luego va y trae otros siete espíritus más malvados que él, y entran a vivir allí. Así que el estado final de aquella persona resulta peor que el inicial.» 27Mientras Jesús decía estas cosas, una mujer de entre la multitud excla-mó:—¡Dichosa la mujer que te dio a luz y te amamantó! 28—Dichosos más bien —contestó Jesús— los que oyen la palabra de Dios y la obedecen._______________________________Génesis 19 (NVI)Destrucción de Sodoma y Gomorra19Caía la tarde cuando los dos ánge-

les llegaron a Sodoma. Lot estaba sen-tado a la entrada de la ciudad. Al verlos, se levantó para recibirlos y se postró rostro en tierra. 2Les dijo:—Por favor, señores, les ruego que pasen la noche en la casa de este servidor suyo. Allí podrán lavarse los pies, y mañana al amanecer seguirán su camino.—No, gracias —respondieron ellos—. Pasare-mos la noche en la plaza. 3Pero tanto les insistió Lot que fueron con él y entra-ron en su casa. Allí Lot les preparó una buena comida y coció panes sin levadu-ra, y ellos comieron. 4Aún no se habían acostado cuando los hombres de la ciudad de Sodoma rodearon la casa. Todo el pueblo sin excepción, tanto jóvenes como ancianos, estaba allí pre-sente. 5Llamaron a Lot y le dije-ron:—¿Dónde están los hombres que vinieron a pasar la noche en tu casa? ¡Échalos afuera! ¡Queremos acostarnos con ellos! 6Lot salió a la puerta y, cerrándola detrás de sí, 7les dijo:—Por favor, amigos míos, no cometan tal per-versidad. 8Tengo dos hijas que todavía son vírgenes; voy a traérselas para que hagan con ellas lo que les plazca, pero a estos hombres no les hagan nada, pues han venido a hospedarse bajo mi techo. 9—¡Quítate de ahí! —le contes-taron, y añadieron—: Éste ni siquiera es de aquí, y ahora nos quiere mandar. ¡Pues ahora te vamos a tratar peor que a ellos!Entonces se lanzaron contra Lot y se acercaron a la puerta con intencio-nes de derribarla. 10Pero los dos hom-bres extendieron los brazos, metieron a Lot en la casa y cerraron la puerta. 11Luego, a los jóvenes y ancianos que se agolparon contra la puerta de la casa

los dejaron ciegos, de modo que ya no podían encontrar la puerta. 12Luego le advirtieron a Lot:—¿Tienes otros fami-liares aquí? Saca de esta ciudad a tus yernos, hijos, hijas, y a todos los que te pertenezcan, 13porque vamos a des-truirla. El clamor contra esta gente ha llegado hasta elSeñor, y ya resulta inso-portable. Por eso nos ha enviado a des-truirla. 14Lot salió para hablar con sus futuros yernos, es decir, con los prome-tidos de sus hijas.—¡Apúrense! —les dijo—. ¡Abandonen la ciudad, porque elSeñorestá por destruirla!Pero ellos creían que Lot estaba bromeando, 15así que al amanecer los ángeles insistieron con Lot. Exclamaron:—¡Apú-rate! Llévate a tu esposa y a tus dos hijas que están aquí, para que no perez-can cuando la ciudad sea castigada. 16Como Lot titubeaba, los hombres lo tomaron de la mano, lo mismo que a su esposa y a sus dos hijas, y los sacaron de la ciudad, porque el Señor les tuvo compasión. 17Cuando ya los habían sacado de la ciudad, uno de los ángeles le dijo:—¡Escápate! No mires hacia atrás, ni te detengas en ninguna parte del valle. Huye hacia las montañas, no sea que perezcas. 18—¡No, señor mío, por favor! —respondió Lot—. 19Tú has visto con buenos ojos a este siervo tuyo, y tu lealtad ha sido grande al sal-varme la vida. Pero yo no puedo esca-parme a las montañas, no sea que la destrucción me alcance y pierda yo la vida. 20Cerca de aquí hay una ciudad pequeña, en la que podría refugiarme. ¿Por qué no dejan que me escape hacia allá? Es una ciudad muy peque-ña, y en ella me pondré a salvo.

21—Está bien —le respondió—; tam-bién esta petición te la concederé. No destruiré la ciudad de que hablas. 22Pero date prisa y huye de una vez, porque no puedo hacer nada hasta que llegues allí. Por eso aquella ciudad reci-bió el nombre de Zoar. 23Lot llegó a Zoar cuando estaba amaneciendo. 24Entonces el Señor hizo que cayera del cielo una lluvia de fuego y azufre sobre Sodoma y Gomorra. 25Así des-truyó a esas ciudades y a todos sus habitantes, junto con toda la llanura y la vegetación del suelo. 26Pero la esposa de Lot miró hacia atrás, y se quedó con-vertida en estatua de sal. 27Al día siguiente Abraham madrugó y regresó al lugar donde se había encontrado con el Señor. 28Volvió la mirada hacia Sodoma y Gomorra, y hacia toda la llanura, y vio que de la tierra subía humo, como de un horno. 29Así arrasó Dios a las ciudades de la llanura, pero se acordó de Abraham y sacó a Lot de en medio de la catástrofe que destruyó a las ciudades en que había habitado.

Lot y sus hijas30Luego, por miedo a quedarse en Zoar, Lot se fue con sus dos hijas a vivir en la región montañosa. Allí vivió con ellas en una cueva. 31Un día, la hija mayor le dijo a la menor:—Nuestro padre ya está viejo, y no quedan hom-bres en esta región para que se casen con nosotras, como es la costumbre de todo el mundo. 32Ven, vamos a embo-rracharlo, y nos acostaremos con él; y así, por medio de él tendremos descen-dencia. 33Esa misma noche emborra-charon a su padre y, sin que éste se

diera cuenta de nada, la hija mayor fue y se acostó con él. 34A la mañana siguiente, la mayor le dijo a la me-nor:—Mira, anoche me acosté con mi padre. Vamos a emborracharlo de nuevo esta noche, y ahora tú te acosta-rás con él; y así, por medio de él tendre-mos descendencia. 35Esa misma noche volvieron a emborrachar a su padre y, sin que éste se diera cuenta de nada, la hija menor fue y se acostó con él. 36Así las dos hijas de Lot quedaron embarazadas de su padre. 37La mayor tuvo un hijo, a quien llamó Moab, padre de los actuales moabitas. 38La hija menor también tuvo un hijo, a quien llamó Ben Amí, padre de los actuales amonitas._______________________________Salmos 12 (NVI)Al director musical. Sobre la octava. Salmo de David.12Sálvanos, Señor, que ya no hay gente fiel; ya no queda gente sincera en este mundo. 2No hacen sino mentirse unos a otros; sus labios lisonjeros hablan con doblez. 3El Señor cortará todo labio lisonjero y toda lengua jactan-ciosa 4que dice: «Venceremos con la lengua; en nuestros labios confiamos. ¿Quién puede dominarnos a nosotros?» 5Dice el Señor: «Voy ahora a levantar-me, y pondré a salvo a los oprimidos, pues al pobre se le oprime, y el necesi-tado se queja.» 6Las palabras del Señor son puras, son como la plata refinada, siete veces purificada en el crisol. 7Tú, Señor, nos protegerás; tú siempre nos defenderás de esta gente, 8aun cuando los malvados sigan merodeando, y la maldad sea exaltada en este mundo.

Día 13 - Sábado 07.02.15:Lucas 11: 29-54 (NVI)La señal de Jonás29Como crecía la multitud, Jesús se puso a decirles: «Ésta es una genera-ción malvada. Pide una señal milagro-sa, pero no se le dará más señal que la de Jonás. 30Así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, también lo será el Hijo del hombre para esta generación. 31La reina del Sur se levantará en el día del juicio y condena-rá a esta gente; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí tienen ustedes a uno más grande que Salo-món. 32Los ninivitas se levantarán en el día del juicio y condenarán a esta gene-ración; porque ellos se arrepintieron al escuchar la predicación de Jonás, y aquí tienen ustedes a uno más grande que Jonás.

La lámpara del cuerpo33»Nadie enciende una lámpara para luego ponerla en un lugar escondido o cubrirla con un cajón, sino para ponerla en una repisa, a fin de que los que entren tengan luz. 34Tus ojos son la lámpara de tu cuerpo. Si tu visión es clara, todo tu ser disfrutará de la luz; pero si está nublada, todo tu ser estará en la oscuridad. 35Asegúrate de que la luz que crees tener no sea oscuridad. 36Por tanto, si todo tu ser disfruta de la luz, sin que ninguna parte quede en la oscuridad, estarás completamente iluminado, como cuando una lámpara te alumbra con su luz.»

Jesús denuncia a los fariseos y a los expertos en la ley37Cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer con él; así que entró en la casa y se sentó a la mesa. 38Pero el fariseo se sorprendió al ver que Jesús no había cumplido con el rito de lavarse antes de comer. 39—Resulta que ustedes los fariseos —les dijo el Señor—, limpian el vaso y el plato por fuera, pero por dentro están ustedes llenos de codicia y de maldad. 40¡Ne-cios! ¿Acaso el que hizo lo de afuera no hizo también lo de adentro? 41Den más bien a los pobres de lo que está dentro, y así todo quedará limpio para ustedes. 42»¡Ay de ustedes, fariseos!, que dan la décima parte de la menta, de la ruda y de toda clase de legumbres, pero des-cuidan la justicia y el amor de Dios. Debían haber practicado esto, sin dejar de hacer aquello. 43»¡Ay de ustedes, fariseos!, que se mueren por los prime-ros puestos en las sinagogas y los salu-dos en las plazas. 44»¡Ay de ustedes!, que son como tumbas sin lápida, sobre las que anda la gente sin darse cuenta. 45Uno de los expertos en la ley le res-pondió:—Maestro, al hablar así nos insultas también a nosotros. 46Contes-tó Jesús:—¡Ay de ustedes también, expertos en la ley! Abruman a los demás con cargas que apenas se pueden soportar, pero ustedes mismos no levantan ni un dedo para ayudarlos. 47»¡Ay de ustedes!, que construyen monumentos para los profetas, a quie-nes los antepasados de ustedes mata-ron. 48En realidad aprueban lo que hicieron sus antepasados; ellos mata-ron a los profetas, y ustedes les cons-

truyen los sepulcros. 49Por eso dijo Dios en su sabiduría: “Les enviaré pro-fetas y apóstoles, de los cuales matarán a unos y perseguirán a otros.” 50Por lo tanto, a esta generación se le pedirán cuentas de la sangre de todos los profe-tas derramada desde el principio del mundo, 51desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, el que murió entre el altar y el santuario. Sí, les aseguro que de todo esto se le pedirán cuentas a esta generación. 52»¡Ay de ustedes, expertos en la ley!, porque se han adueñado de la llave del conoci-miento. Ustedes mismos no han entra-do, y a los que querían entrar les han cerrado el paso. 53Cuando Jesús salió de allí, los maestros de la ley y los fari-seos, resentidos, se pusieron a acosar-lo a preguntas. 54Estaban tendiéndole trampas para ver si fallaba en algo._______________________________Génesis 20 (NVI)Abraham y Abimélec20Abraham partió desde allí en direc-ción a la región del Néguev, y se quedó a vivir entre Cades y Sur. Mientras vivía en Guerar, 2Abraham decía que Sara, su esposa, era su hermana. Entonces Abimélec, rey de Guerar, mandó llamar a Sara y la tomó por esposa. 3Pero aquella noche Dios se le apareció a Abi-mélec en sueños y le dijo:—Puedes darte por muerto a causa de la mujer que has tomado, porque ella es casada. 4Pero como Abimélec todavía no se había acostado con ella, le contes-tó:—Señor, ¿acaso vas a matar al ino-cente? 5Como Abraham me dijo que ella era su hermana, y ella me lo confirmó, yo hice todo esto de buena fe y sin mala

intención. 6—Sí, ya sé que has hecho todo esto de buena fe —le respondió Dios en el sueño—; por eso no te permití tocarla, para que no pecaras contra mí. 7Pero ahora devuelve esa mujer a su esposo, porque él es profeta y va a inter-ceder por ti para que vivas. Si no lo haces, ten por seguro que morirás junto con todos los tuyos. 8En la madrugada del día siguiente, Abimélec se levantó y llamó a todos sus servidores para con-tarles en detalle lo que había ocurrido, y un gran temor se apoderó de ellos. 9En-tonces Abimélec llamó a Abraham y le reclamó:—¡Qué nos has hecho! ¿En qué te he ofendido, que has traído un pecado tan grande sobre mí y sobre mi reino? ¡Lo que me has hecho no tiene nombre! 10¿Qué pretendías conseguir con todo esto?Al reclamo de Abimélec, 11Abraham contestó:—Yo pensé que en este lugar no había temor de Dios, y que por causa de mi esposa me matarían. 12Pero en realidad ella es mi hermana, porque es hija de mi padre aunque no de mi madre; y además es mi esposa. 13Cuando Dios me mandó dejar la casa de mi padre y andar errante, yo le dije a mi esposa: “Te pido que me hagas este favor: Dondequiera que vayamos, di siempre que soy tu hermano.” 14Abimé-lec tomó entonces ovejas y vacas, esclavos y esclavas, y se los regaló a Abraham. Al mismo tiempo, le devolvió a Sara, su esposa, 15y le dijo:—Mira, ahí está todo mi territorio; quédate a vivir donde mejor te parezca. 16A Sara le dijo:—Le he dado a tu hermano mil mo-nedas de plata, que servirán de com-pensación por todo lo que te ha pasado; así quedarás vindicada ante todos los

que están contigo. 17Entonces Abra-ham oró a Dios, y Dios sanó a Abimélec y permitió que su esposa y sus siervas volvieran a tener hijos, 18porque a causa de lo ocurrido con Sara, la esposa de Abraham, el Señor había hecho que todas las mujeres en la casa de Abimé-lec quedaran estériles._______________________________Salmos 13 (NVI)Al director musical. Salmo de David.13¿Hasta cuándo, Señor, me seguirás olvidando? ¿Hasta cuándo esconderás de mí tu rostro? 2¿Hasta cuándo he de estar angustiado y he de sufrir cada día en mi corazón? ¿Hasta cuándo el ene-migo me seguirá dominando? 3 Señor y Dios mío, mírame y respóndeme; ilumi-na mis ojos. Así no caeré en el sueño de la muerte; 4así no dirá mi enemigo: «Lo he vencido»; así mi adversario no se alegrará de mi caída. 5Pero yo confío en tu gran amor; mi corazón se alegra en tu salvación. 6Canto salmos al Señor. ¡El Señor ha sido bueno conmigo!

Día 14 - Sábado 08.02.15:Lucas 12: 1-31 (NVI)Advertencias y estímulos12Mientras tanto, se habían reunido millares de personas, tantas que se atropellaban unas a otras. Jesús comenzó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuídense de la leva-dura de los fariseos, o sea, de la hipo-cresía. 2No hay nada encubierto que no llegue a revelarse, ni nada escondido que no llegue a conocerse. 3Así que todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad se dará a conocer a plena luz, y lo que han susurrado a puerta

cerrada se proclamará desde las azo-teas. 4»A ustedes, mis amigos, les digo que no teman a los que matan el cuerpo pero después no pueden hacer más. 5Les voy a enseñar más bien a quién deben temer: teman al que, después de dar muerte, tiene poder para echarlos al infierno. Sí, les aseguro que a él deben temerle. 6¿No se venden cinco gorrio-nes por dos moneditas? Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de ellos. 7Así mismo sucede con ustedes: aun los cabellos de su cabeza están conta-dos. No tengan miedo; ustedes valen más que muchos gorriones. 8»Les ase-guro que a cualquiera que me reconoz-ca delante de la gente, también el Hijo del hombre lo reconocerá delante de los ángeles de Dios. 9Pero al que me des-conozca delante de la gente se le des-conocerá delante de los ángeles de Dios. 10Y todo el que pronuncie alguna palabra contra el Hijo del hombre será perdonado, pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón. 11»Cuando los hagan comparecer ante las sinagogas, los gobernantes y las autoridades, no se preocupen de cómo van a defenderse o de qué van a decir, 12porque en ese momento el Espíritu Santo les enseñará lo que deben res-ponder.»

Parábola del rico insensato13Uno de entre la multitud le pidió: —Maestro, dile a mi hermano que com-parta la herencia conmigo. 14—Hombre —replicó Jesús—, ¿quién me nombró a mí juez o árbitro entre ustedes? 15»¡-Tengan cuidado! —advirtió a la gente—. Absténganse de toda avaricia; la vida

de una persona no depende de la abun-dancia de sus bienes. 16Entonces les contó esta parábola:—El terreno de un hombre rico le produjo una buena cose-cha. 17Así que se puso a pensar: “¿Qué voy a hacer? No tengo dónde almacenar mi cosecha.” 18Por fin dijo: “Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más gran-des, donde pueda almacenar todo mi grano y mis bienes. 19Y diré: Alma mía, ya tienes bastantes cosas buenas guar-dadas para muchos años. Descansa, come, bebe y goza de la vida.” 20Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te van a reclamar la vida. ¿Y quién se quedará con lo que has acumulado?” 21»Así le sucede al que acumula rique-zas para sí mismo, en vez de ser rico delante de Dios.

No se preocupen22Luego dijo Jesús a sus discípu-los:—Por eso les digo: No se preocu-pen por su vida, qué comerán; ni por su cuerpo, con qué se vestirán. 23La vida tiene más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa. 24Fíjense en los cuervos: no siembran ni cosechan, ni tienen almacén ni granero; sin em-bargo, Dios los alimenta. ¡Cuánto más valen ustedes que las aves! 25¿Quién de ustedes, por mucho que se preocu-pe, puede añadir una sola hora al curso de su vida? 26Ya que no pueden hacer algo tan insignificante, ¿por qué se pre-ocupan por lo demás? 27»Fíjense cómo crecen los lirios. No trabajan ni hilan; sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplen-dor, se vestía como uno de ellos. 28Si

así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, ¡cuánto más hará por ustedes, gente de poca fe! 29Así que no se afanen por lo que han de comer o beber; dejen de atormentarse. 30El mundo pagano anda tras todas estas cosas, pero el Padre sabe que ustedes las necesitan. 31Ustedes, por el contra-rio, busquen el reino de Dios, y estas cosas les serán añadidas._______________________________Génesis 21 (NVI)Nacimiento de Isaac21Tal como el Señor lo había dicho, se ocupó de Sara y cumplió con la promesa que le había hecho. 2Sara quedó emba-razada y le dio un hijo a Abraham en su vejez. Esto sucedió en el tiempo anun-ciado por Dios. 3Al hijo que Sara le dio, Abraham le puso por nombre Isaac. 4Cuando su hijo Isaac cumplió ocho días de nacido, Abraham lo circuncidó, tal como Dios se lo había ordenado. 5Abraham tenía ya cien años cuando nació su hijo Isaac. 6Sara dijo entonces: «Dios me ha hecho reír, y todos los que se enteren de que he tenido un hijo, se reirán conmigo. 7¿Quién le hubiera dicho a Abraham que Sara amamanta-ría hijos? Sin embargo, le he dado un hijo en su vejez.»

Expulsión de Agar e Ismael8El niño Isaac creció y fue destetado. Ese mismo día, Abraham hizo un gran banquete. 9Pero Sara se dio cuenta de que el hijo que Agar la egipcia le había dado a Abraham se burlaba de su hijo Isaac. 10Por eso le dijo a Abra-ham:—¡Echa de aquí a esa esclava y a

su hijo! El hijo de esa esclava jamás tendrá parte en la herencia con mi hijo Isaac. 11Este asunto angustió mucho a Abraham porque se trataba de su propio hijo. 12Pero Dios le dijo a Abraham: «No te angusties por el muchacho ni por la esclava. Hazle caso a Sara, porque tu descendencia se establecerá por medio de Isaac. 13Pero también del hijo de la esclava haré una gran nación, porque es hijo tuyo.» 14Al día siguiente, Abra-ham se levantó de madrugada, tomó un pan y un odre de agua, y se los dio a Agar, poniéndoselos sobre el hombro. Luego le entregó a su hijo y la despidió. Agar partió y anduvo errante por el desierto de Berseba. 15Cuando se acabó el agua del odre, puso al niño debajo de un arbusto 16y fue a sentarse sola a cierta distancia, pues pensaba: «No quiero ver morir al niño.» En cuanto ella se sentó, comenzó a llorar descon-soladamente. 17Cuando Dios oyó al niño sollozar, el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo y le dijo: «¿Qué te pasa, Agar? No temas, pues Dios ha escuchado los sollozos del niño. 18Le-vántate y tómalo de la mano, que yo haré de él una gran nación.» 19En ese momento Dios le abrió a Agar los ojos, y ella vio un pozo de agua. En seguida fue a llenar el odre y le dio de beber al niño. 20Dios acompañó al niño, y éste fue creciendo; vivió en el desierto y se con-virtió en un experto arquero; 21habitó en el desierto de Parán y su madre lo casó con una egipcia.

Pacto entre Abraham y Abimélec22En aquel tiempo Abimélec, que estaba acompañado por Ficol, jefe de su

ejército, le dijo a Abraham:—Dios está contigo en todo lo que haces. 23Júrame ahora, por Dios mismo, que no me trata-rás a mí con falsedad, ni tampoco a mis hijos ni a mis descendientes. Júrame que a mí y al país que te ha recibido como extranjero nos tratarás con la misma lealtad con que yo te he tratado. 24—¡Lo juro! —respondió Abraham. 25Luego Abraham se quejó ante Abimé-lec por causa de un pozo de agua del cual los siervos de Abimélec se habían apropiado. 26Pero Abimélec dijo:—No sé quién pudo haberlo hecho. Me acabo de enterar, pues tú no me lo habías dicho. 27Entonces Abraham llevó ovejas y vacas, y se las dio a Abimélec, y los dos hicieron un pacto. 28Pero Abraham apartó siete corderas del rebaño, 29por lo que Abimélec le pre-guntó:—¿Qué pasa? ¿Por qué has apartado estas siete corderas? 30—Acepta estas siete corderas —le contestó Abraham—. Ellas servirán de prueba de que yo cavé este pozo. 31Por eso a aquel lugar le dieron el nombre de Berseba, porque allí los dos hicieron un juramento. 32Después de haber hecho el pacto en Berseba, Abimélec y Ficol, el jefe de su ejército, volvieron al país de los filisteos. 33Abraham plantó un tama-risco en Berseba, y en ese lugar invocó el nombre del Señor, el Dios eterno. 34Y se quedó en el país de los filisteos durante mucho tiempo._______________________________Salmos 14 (NVI)Al director musical. Salmo de David.14Dice el necio en su corazón: «No hay Dios.» Están corrompidos, sus obras son detestables; ¡no hay uno solo que

haga lo bueno! 2Desde el cielo el Señor contempla a los mortales, para ver si hay alguien que sea sensato y busque a Dios. 3Pero todos se han descarriado, a una se han corrompido. No hay nadie que haga lo bueno; ¡no hay uno solo! 4¿Acaso no entienden todos los que hacen lo malo, los que devoran a mi pueblo como si fuera pan? ¡Jamás invo-can al Señor! 5Allí los tienen, sobrecogi-dos de miedo, pero Dios está con los que son justos. 6Ustedes frustran los planes de los pobres, pero el Señor los protege. 7¡Quiera Dios que de Sión venga la salvación de Israel! Cuando el Señor restaure a su pueblo, ¡Jacob se regocijará, Israel se alegrará!_______________________________

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Día 8 - Lunes 02.02.15:Lucas 9: 1-27 (NVI)Jesús envía a los doce9Habiendo reunido a los doce, Jesús les dio poder y autoridad para expulsar a todos los demonios y para sanar enfermedades. 2Entonces los envió a predicar el reino de Dios y a sanar a los enfermos. 3«No lleven nada para el camino: ni bastón, ni bolsa, ni pan, ni dinero, ni dos mudas de ropa —les dijo—. 4En cualquier casa que entren, quédense allí hasta que salgan del pueblo. 5Si no los reciben bien, al salir de ese pueblo, sacúdanse el polvo de los pies como un testimonio contra sus habitantes.» 6Así que partieron y fueron por todas partes de pueblo en pueblo, predicando el evangelio y sanando a la gente. 7Herodes el tetrarca se enteró de todo lo que estaba sucediendo. Estaba perplejo porque algunos decían que Juan había resucitado; 8otros, que se había aparecido Elías; y otros, en fin, que había resucitado alguno de los anti-guos profetas. 9Pero Herodes dijo: «A Juan mandé que le cortaran la cabeza; ¿quién es, entonces, éste de quien oigo tales cosas?» Y procuraba verlo.

Jesús alimenta a los cinco mil10Cuando regresaron los apóstoles, le relataron a Jesús lo que habían hecho. Él se los llevó consigo y se retiraron solos a un pueblo llamado Betsaida, 11pero la gente se enteró y lo siguió. Él los recibió y les habló del reino de Dios. También sanó a los que lo necesitaban. 12Al atardecer se le acercaron los doce y le dijeron:—Despide a la gente, para que vaya a buscar alojamiento y comida

en los campos y pueblos cercanos, pues donde estamos no hay nada. 13—Denles ustedes mismos de comer —les dijo Jesús.—No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a menos que vayamos a comprar comida para toda esta gente —objetaron ellos, 14porque había allí unos cinco mil hom-bres.Pero Jesús dijo a sus discípu-los:—Hagan que se sienten en grupos como de cincuenta cada uno. 15Así lo hicieron los discípulos, y se sentaron todos. 16Entonces Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados, y mirando al cielo, los bendijo. Luego los partió y se los dio a los discípulos para que se los repartieran a la gente. 17Todos comie-ron hasta quedar satisfechos, y de los pedazos que sobraron se recogieron doce canastas.

La confesión de Pedro18Un día cuando Jesús estaba orando para sí, estando allí sus discípulos, les preguntó:—¿Quién dice la gente que soy yo? 19—Unos dicen que Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que uno de los antiguos profetas ha resuci-tado —respondieron. 20—Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?—El Cristo de Dios —afirmó Pedro. 21Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran esto a nadie. Y les dijo: 22—El Hijo del hombre tiene que sufrir muchas cosas y ser rechazado por los ancianos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley. Es necesario que lo maten y que resucite al tercer día. 23Dirigiéndo-se a todos, declaró:—Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz cada día y me siga.

24Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará. 25¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se destruye a sí mismo? 26Si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras, el Hijo del hombre se aver-gonzará de él cuando venga en su gloria y en la gloria del Padre y de los santos ángeles. 27Además, les aseguro que algunos de los aquí presentes no sufrirán la muerte sin antes haber visto el reino de Dios._______________________________Génesis 15 (NVI)Dios hace un pacto con Abram15Después de esto, la palabra del Señor vino a Abram en una visión: «No temas, Abram. Yo soy tu escudo, y muy grande será tu recompensa.» 2Pero Abram le respondió:—Señor y Dios, ¿para qué vas a darme algo, si aún sigo sin tener hijos, y el heredero de mis bienes será Eliezer de Damasco? 3Como no me has dado ningún hijo, mi herencia la recibirá uno de mis criados. 4—¡No! Ese hombre no ha de ser tu heredero —le contestó el Señor—. Tu heredero será tu propio hijo. 5Luego el Señor lo llevó afuera y le dijo:—Mira hacia el cielo y cuenta las estrellas, a ver si puedes. ¡Así de numerosa será tu descendencia! 6Abram creyó al Señor, y el Señor lo reconoció a él como justo. 7Además, le dijo:—Yo soy el Señor, que te hice salir de Ur de los caldeos para darte en posesión esta tierra. 8Pero Abram le preguntó:—Señor y Dios, ¿cómo sabré que voy a poseerla? 9El-Señor le respondió:—Tráeme una ternera, una cabra y un carnero, todos

ellos de tres años, y también una tórtola y un pichón de paloma. 10Abram llevó todos estos animales, los partió por la mitad, y puso una mitad frente a la otra, pero a las aves no las partió. 11Y las aves de rapiña comenzaron a lanzarse sobre los animales muertos, pero Abram las espantaba. 12Al anochecer, Abram cayó en un profundo sueño, y lo envolvió una oscuridad aterradora. 13El Señor le dijo:—Debes saber que tus descendientes vivirán como extranjeros en tierra extraña, donde serán esclavi-zados y maltratados durante cuatro-cientos años. 14Pero yo castigaré a la nación que los esclavizará, y luego tus descendientes saldrán en libertad y con grandes riquezas. 15Tú, en cambio, te reunirás en paz con tus antepasados, y te enterrarán cuando ya seas muy anciano. 16Cuatro generaciones des-pués tus descendientes volverán a este lugar, porque antes de eso no habrá llegado al colmo la iniquidad de los amorreos. 17Cuando el sol se puso y cayó la noche, aparecieron una hornilla humeante y una antorcha encendida, las cuales pasaban entre los animales descuartizados. 18En aquel día elSe-ñorhizo un pacto con Abram. Le dijo:—A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el gran río, el Éufrates. 19Me refiero a la tierra de los quenitas, los quenizitas, los cadmo-neos, 20los hititas, los ferezeos, los refaítas, 21los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos._______________________________Salmos 8 (NVI)Al director musical. Sígase la tonada de «La canción del lagar». Salmo de David.

8Oh Señor, soberano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra! ¡Has puesto tu gloria sobre los cielos! 2Por causa de tus adversarios has hecho que brote la alabanza de labios de los pequeñitos y de los niños de pecho, para silenciar al enemigo y al rebelde. 3Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que allí fijaste, 4me pregunto: «¿Qué es el hombre, para que en él pienses? ¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en cuenta?» 5Pues lo hiciste poco menos que un dios, y lo coronaste de gloria y de honra: 6lo entronizaste sobre la obra de tus manos, todo lo sometiste a su dominio; 7todas las ovejas, todos los bueyes, todos los ani-males del campo, 8las aves del cielo, los peces del mar, y todo lo que surca los senderos del mar. 9Oh Señor, sobe-rano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra!

Día 9 - Martes 03.02.15:Lucas 9: 28-62 (NVI)La transfiguración28Unos ocho días después de decir esto, Jesús, acompañado de Pedro, Juan y Jacobo, subió a una montaña a orar. 29Mientras oraba, su rostro se transformó, y su ropa se tornó blanca y radiante. 30Y aparecieron dos persona-jes —Moisés y Elías— que conversa-ban con Jesús. 31Tenían un aspecto glorioso, y hablaban de la partida de Jesús, que él estaba por llevar a cabo en Jerusalén. 32Pedro y sus compañe-ros estaban rendidos de sueño, pero cuando se despabilaron, vieron su gloria y a los dos personajes que esta-

ban con él. 33Mientras éstos se aparta-ban de Jesús, Pedro, sin saber lo que estaba diciendo, propuso:—Maestro, ¡qué bien que estemos aquí! Podemos levantar tres albergues: uno para ti, otro para Moisés y otro para Elías. 34Estaba hablando todavía cuando apareció una nube que los envolvió, de modo que se asustaron. 35Entonces salió de la nube una voz que dijo: «Éste es mi Hijo, mi escogido; escúchenlo.» 36Después de oírse la voz, Jesús quedó solo. Los dis-cípulos guardaron esto en secreto, y por algún tiempo a nadie contaron nada de lo que habían visto.

Jesús sana a un muchachoendemoniado37Al día siguiente, cuando bajaron de la montaña, le salió al encuentro mucha gente. 38Y un hombre de entre la multi-tud exclamó:—Maestro, te ruego que atiendas a mi hijo, pues es el único que tengo. 39Resulta que un espíritu se posesiona de él, y de repente el mucha-cho se pone a gritar; también lo sacude con violencia y hace que eche espuma-rajos. Cuando lo atormenta, a duras penas lo suelta. 40Ya les rogué a tus discípulos que lo expulsaran, pero no pudieron. 41—¡Ah, generación incrédu-la y perversa! —respondió Jesús—. ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes y soportarlos? Trae acá a tu hijo. 42Estaba acercándose el mucha-cho cuando el demonio lo derribó con una convulsión. Pero Jesús reprendió al espíritu maligno, sanó al muchacho y se lo devolvió al padre. 43Y todos se que-daron asombrados de la grandeza de Dios.En medio de tanta admiración por

todo lo que hacía, Jesús dijo a sus discí-pulos: 44—Presten mucha atención a lo que les voy a decir: El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres. 45Pero ellos no entendían lo que quería decir con esto. Les estaba encubierto para que no lo comprendie-ran, y no se atrevían a preguntárselo. ¿Quién va a ser el más importante? 46Surgió entre los discípulos una discu-sión sobre quién de ellos sería el más importante. 47Como Jesús sabía bien lo que pensaban, tomó a un niño y lo puso a su lado. 48—El que recibe en mi nombre a este niño —les dijo—, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. El que es más insignificante entre todos ustedes, ése es el más importante. 49—Maestro —in-tervino Juan—, vimos a un hombre que expulsaba demonios en tu nombre; pero como no anda con nosotros, tratamos de impedírselo. 50—No se lo impidan —les replicó Jesús—, porque el que no está contra ustedes está a favor de ustedes.

La oposición de los samaritanos51Como se acercaba el tiempo de que fuera llevado al cielo, Jesús se hizo el firme propósito de ir a Jerusalén. 52En-vió por delante mensajeros, que entra-ron en un pueblo samaritano para pre-pararle alojamiento; 53pero allí la gente no quiso recibirlo porque se dirigía a Jerusalén. 54Cuando los discípulos Jacobo y Juan vieron esto, le pregunta-ron:—Señor, ¿quieres que hagamos caer fuego del cielo para que los des-truya? 55Pero Jesús se volvió a ellos y los reprendió. 56Luego siguieron la jornada a otra aldea.

Lo que cuesta seguir a Jesús57Iban por el camino cuando alguien le dijo:—Te seguiré a dondequiera que vayas. 58—Las zorras tienen madrigue-ras y las aves tienen nidos —le respon-dió Jesús—, pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza. 59A otro le dijo:—Sígueme.—Señor —le contestó—, primero déjame ir a enterrar a mi padre. 60—Deja que los muertos entierren a sus propios muertos, pero tú ve y proclama el reino de Dios —le repli-có Jesús. 61Otro afirmó:—Te seguiré, Señor; pero primero déjame despedir-me de mi familia. 62Jesús le respon-dió:—Nadie que mire atrás después de poner la mano en el arado es apto para el reino de Dios._______________________________Génesis 16 (NVI)Agar e Ismael16Saray, la esposa de Abram, no le había dado hijos. Pero como tenía una esclava egipcia llamada Agar, 2Saray le dijo a Abram:—El Señor me ha hecho estéril. Por lo tanto, ve y acuéstate con mi esclava Agar. Tal vez por medio de ella podré tener hijos.Abram aceptó la propuesta que le hizo Saray. 3Entonces ella tomó a Agar, la esclava egipcia, y se la entregó a Abram como mujer. Esto ocurrió cuando ya hacía diez años que Abram vivía en Canaán. 4Abram tuvo relaciones con Agar, y ella concibió un hijo. Al darse cuenta Agar de que estaba embarazada, comenzó a mirar con desprecio a su dueña. 5Entonces Saray le dijo a Abram:—¡Tú tienes la culpa de mi afrenta! Yo puse a mi escla-va en tus brazos, y ahora que se ve em-barazada me mira con desprecio. ¡Que

el Señor juzgue entre tú y yo! 6—Tu esclava está en tus manos —contestó Abram—; haz con ella lo que bien te parezca.Y de tal manera comenzó Saray a maltratar a Agar, que ésta huyó al desierto. 7Allí, junto a un manantial que está en el camino a la región de Sur, la encontró el ángel del Señor 8y le preguntó:—Agar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y a dónde vas?—Estoy huyendo de mi dueña Saray —respon-dió ella. 9—Vuelve junto a ella y somé-tete a su autoridad —le dijo el ángel—. 10De tal manera multiplicaré tu descen-dencia, que no se podrá contar. 11»Es-tás embarazada, y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Ismael, porque el Señor ha escuchado tu aflicción. 12Será un hombre indómito como asno salvaje. Luchará contra todos, y todos lucharán contra él; y vivirá en conflicto con todos sus hermanos. 13Como el Señor le había hablado, Agar le puso por nombre «El Dios que me ve», pues se decía: «Ahora he visto al que me ve.» 14Por eso también el pozo que está entre Cades y Béred se conoce con el nombre de «Pozo del Viviente que me ve». 15Agar le dio a Abram un hijo, a quien Abram llamó Ismael. 16Abram tenía ochenta y seis años cuando nació Ismael._______________________________Salmos 9 (NVI)Al director musical. Sígase la tonada de «La muerte del hijo». Salmo de David.9Quiero alabarte, Señor, con todo el corazón, y contar todas tus maravillas. 2Quiero alegrarme y regocijarme en ti, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo. 3Mis enemigos retroceden; tropiezan y

perecen ante ti. 4Porque tú me has hecho justicia, me has vindicado; tú, juez justo, ocupas tu trono. 5Reprendis-te a los paganos, destruiste a los malva-dos; ¡para siempre borraste su memo-ria! 6Desgracia sin fin cayó sobre el enemigo; arrancaste de raíz sus ciuda-des, y hasta su recuerdo se ha desva-necido. 7Pero el Señor reina por siem-pre; para emitir juicio ha establecido su trono. 8Juzgará al mundo con justicia; gobernará a los pueblos con equidad. 9El Señor es refugio de los oprimidos; es su baluarte en momentos de angus-tia. 10En ti confían los que conocen tu nombre, porque tú, Señor, jamás aban-donas a los que te buscan. 11Canten salmos al Señor, el rey de Sión; procla-men sus proezas entre las naciones. 12El vengador de los inocentes se acuerda de ellos; no pasa por alto el clamor de los afligidos. 13Ten compa-sión de mí, Señor; mira cómo me afli-gen los que me odian. Sácame de las puertas de la muerte, 14para que en las puertas de Jerusalén proclame tus ala-banzas y me regocije en tu salvación. 15Han caído los paganos en la fosa que han cavado; sus pies quedaron atrapa-dos en la red que ellos mismos escon-dieron. 16Al Señor se le conoce porque imparte justicia; el malvado cae en la trampa que él mismo tendió. 17Bajan al sepulcro los malvados, todos los paga-nos que de Dios se olvidan. 18Pero no se olvidará para siempre al necesitado,ni para siempre se perderá la esperan-za del pobre. 19¡Levántate, Señor! No dejes que el hombre prevalezca; ¡haz que las naciones comparezcan ante ti! 20Infúndeles terror, Señor; ¡que los

pueblos sepan que son simples mortales!

Día 10 - Miércoles 04.02.15:Lucas 10: 1-20 (NVI)Jesús envía a los setenta y dos10Después de esto, el Señor escogió a otros setenta y dos para enviarlos de dos en dos delante de él a todo pueblo y lugar adonde él pensaba ir. 2«Es abundante la cosecha —les dijo—, pero son pocos los obreros. Pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que mande obreros a su campo. 3¡Vayan ustedes! Miren que los envío como cor-deros en medio de lobos. 4No lleven monedero ni bolsa ni sandalias; ni se detengan a saludar a nadie por el camino. 5»Cuando entren en una casa, digan primero: “Paz a esta casa.” 6Si hay allí alguien digno de paz, gozará de ella; y si no, la bendición no se cumplirá. 7Quédense en esa casa, y coman y beban de lo que ellos tengan, porque el trabajador tiene derecho a su sueldo. No anden de casa en casa. 8»Cuando entren en un pueblo y los reciban, coman lo que les sirvan. 9Sanen a los enfermos que encuentren allí y dígan-les: “El reino de Dios ya está cerca de ustedes.” 10Pero cuando entren en un pueblo donde no los reciban, salgan a las plazas y digan: 11“Aun el polvo de este pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos en protesta contra ustedes. Pero tengan por seguro que ya está cerca el reino de Dios.” 12Les digo que en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma que para ese pueblo. 13»¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Si se hubieran hecho en Tiro y en Sidón los milagros

que se hicieron en medio de ustedes, ya hace tiempo que se habrían arrepentido con grandes lamentos. 14Pero en el juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón que para ustedes. 15Y tú, Capernaúm, ¿acaso serás levantada hasta el cielo? No, sino que descende-rás hasta el abismo. 16»El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza a mí, rechaza al que me envió.» 17Cuando los setenta y dos regresaron, dijeron conten-tos:—Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre. 18—Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo —respondió él—. 19Sí, les he dado autoridad a ustedes para pisotear ser-pientes y escorpiones y vencer todo el poder del enemigo; nada les podrá hacer daño. 20Sin embargo, no se ale-gren de que puedan someter a los espí-ritus, sino alégrense de que sus nom-bres están escritos en el cielo._______________________________Génesis 17 (NVI)El pacto y la circuncisión17Cuando Abram tenía noventa y nueve años, el Señor se le apareció y le dijo:—Yo soy el Dios Todopoderoso. Vive en mi presencia y sé intachable. 2Así confirmaré mi pacto contigo, y mul-tiplicaré tu descendencia en gran manera. 3Al oír que Dios le hablaba, Abram cayó rostro en tierra, y Dios con-tinuó: 4—Éste es el pacto que establez-co contigo: Tú serás el padre de una multitud de naciones. 5Ya no te llama-rás Abram, sino que de ahora en ade-lante tu nombre será Abraham, porque te he confirmado como padre de una

multitud de naciones. 6Te haré tan fecundo que de ti saldrán reyes y nacio-nes. 7Estableceré mi pacto contigo y con tu descendencia, como pacto per-petuo, por todas las generaciones. Yo seré tu Dios, y el Dios de tus descen-dientes. 8A ti y a tu descendencia les daré, en posesión perpetua, toda la tierra de Canaán, donde ahora andan peregrinando. Y yo seré su Dios. 9Dios también le dijo a Abraham:—Cumple con mi pacto, tú y toda tu descendencia, por todas las generaciones. 10Y éste es el pacto que establezco contigo y con tu descendencia, y que todos deberán cumplir: Todos los varones entre uste-des deberán ser circuncidados. 11Cir-cuncidarán la carne de su prepucio, y ésa será la señal del pacto entre noso-tros. 12Todos los varones de cada generación deberán ser circuncidados a los ocho días de nacidos, tanto los niños nacidos en casa como los que hayan sido comprados por dinero a un extranjero y que, por lo tanto, no sean de la estirpe de ustedes. 13Todos sin excepción, tanto el nacido en casa como el que haya sido comprado por dinero, deberán ser circuncidados. De esta manera mi pacto quedará como una marca indeleble en la carne de ustedes, como un pacto perpetuo. 14Pero el varón incircunciso, al que no se le haya cortado la carne del prepu-cio, será eliminado de su pueblo por quebrantar mi pacto. 15También le dijo Dios a Abraham:—A Saray, tu esposa, ya no la llamarás Saray, sino que su nombre será Sara. 16Yo la bendeciré, y por medio de ella te daré un hijo. Tanto la bendeciré, que será madre de nacio-

nes, y de ella surgirán reyes de pueblos. 17Entonces Abraham inclinó el rostro hasta el suelo y se rió de pensar: «¿Acaso puede un hombre tener un hijo a los cien años, y ser madre Sara a los noventa?» 18Por eso le dijo a Dios:—¡Concédele a Ismael vivir bajo tu bendición! 19A lo que Dios contes-tó:—¡Pero es Sara, tu esposa, la que te dará un hijo, al que llamarás Isaac! Yo estableceré mi pacto con él y con sus descendientes, como pacto perpetuo. 20En cuanto a Ismael, ya te he escu-chado. Yo lo bendeciré, lo haré fecundo y le daré una descendencia numerosa. Él será el padre de doce príncipes. Haré de él una nación muy grande. 21Pero mi pacto lo estableceré con Isaac, el hijo que te dará Sara de aquí a un año, por estos días. 22Cuando Dios terminó de hablar con Abraham, se retiró de su presencia. 23Ese mismo día Abraham tomó a su hijo Ismael, a los criados nacidos en su casa, a los que había comprado con su dinero y a todos los otros varones que había en su casa, y los circuncidó, tal como Dios se lo había mandado. 24Abraham tenía noventa y nueve años cuando fue circuncidado, 25mientras que su hijo Ismael tenía trece. 26Así que ambos fueron circunci-dados el mismo día 27junto con todos los varones de su casa, tanto los naci-dos en ella como los comprados a extranjeros._______________________________Salmos 10 (NVI)Lámed10¿Por qué, Señor, te mantienes dis-tante? ¿Por qué te escondes en mo-mentos de angustia? 2Con arrogancia

persigue el malvado al indefenso, pero se enredará en sus propias artimañas. 3El malvado hace alarde de su propia codicia; alaba al ambicioso y menospre-cia al Señor. 4El malvado levanta inso-lente la nariz, y no da lugar a Dios en sus pensamientos. 5Todas sus empre-sas son siempre exitosas; tan altos y alejados de él están tus juicios que se burla de todos sus enemigos. 6Y se dice a sí mismo: «Nada me hará caer. Siempre seré feliz. Nunca tendré pro-blemas.» 7Llena está su boca de maldi-ciones, de mentiras y amenazas; bajo su lengua esconde maldad y violencia. 8Se pone al acecho en las aldeas, se esconde en espera de sus víctimas, y asesina a mansalva al inocente. 9Cual león en su guarida se agazapa, listo para atrapar al indefenso; le cae encima y lo arrastra en su red. 10Bajo el peso de su poder, sus víctimas caen por tierra. 11Se dice a sí mismo: «Dios se ha olvidado. Se cubre el rostro. Nunca ve nada.» 12¡Levántate, Señor! ¡Levan-ta, oh Dios, tu brazo! ¡No te olvides de los indefensos! 13¿Por qué te ha de menospreciar el malvado? ¿Por qué ha de pensar que no lo llamarás a cuen-tas? 14Pero tú ves la opresión y la vio-lencia, las tomas en cuenta y te harás cargo de ellas. Las víctimas confían en ti; tú eres la ayuda de los huérfanos. 15¡Rómpeles el brazo al malvado y al impío! ¡Pídeles cuentas de su maldad, y haz que desaparezcan por completo! 16El Señor es rey eterno; los paganos serán borrados de su tierra. 17Tú, Señor, escuchas la petición de los inde-fensos, les infundes aliento y atiendes a su clamor. 18Tú defiendes al huérfano y

al oprimido, para que el hombre, hecho de tierra, no siga ya sembrando el terror.

Día 11 - Jueves 05.02.15:Lucas 10: 21-42 (NVI)21En aquel momento Jesús, lleno de alegría por el Espíritu Santo, dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque habiendo escondido estas cosas de los sabios e instruidos, se las has revelado a los que son como niños. Sí, Padre, porque esa fue tu buena voluntad. 22»Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelárse-lo.» 23Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. 24Les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven, pero no lo vieron; y oír lo que ustedes oyen, pero no lo oyeron.»

Parábola del buen samaritano25En esto se presentó un experto en la ley y, para poner a prueba a Jesús, le hizo esta pregunta:—Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna? 26Jesús replicó:—¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo la interpretas tú? 27Como respuesta el hombre citó:—“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”, y: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” 28—Bien contestado —le dijo Jesús—. Haz eso y vivirás. 29Pero él quería justificarse, así que le preguntó a Jesús:—¿Y quién es mi prójimo? 30Jesús respondió:—Baja-

ba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de unos ladrones. Le quitaron la ropa, lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto. 31Re-sulta que viajaba por el mismo camino un sacerdote quien, al verlo, se desvió y siguió de largo. 32Así también llegó a aquel lugar un levita, y al verlo, se desvió y siguió de largo. 33Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba el hombre y, viéndolo, se compadeció de él. 34Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó. Luego lo montó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un aloja-miento y lo cuidó. 35Al día siguiente, sacó dos monedas de plata y se las dio al dueño del alojamiento. “Cuídemelo —le dijo—, y lo que gaste usted de más, se lo pagaré cuando yo vuelva.” 36¿Cuál de estos tres piensas que demostró ser el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? 37—El que se compadeció de él —contestó el experto en la ley.—Anda entonces y haz tú lo mismo —concluyó Jesús.

En casa de Marta y María38Mientras iba de camino con sus discí-pulos, Jesús entró en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. 39Tenía ella una hermana llama-da María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba lo que él decía. 40Marta, por su parte, se sentía abru-mada porque tenía mucho que hacer. Así que se acercó a él y le dijo:—Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sirviendo sola? ¡Dile que me ayude! 41—Marta, Marta —le con-testó Jesús—, estás inquieta y preocu-

pada por muchas cosas, 42pero sólo una es necesaria. María ha escogido la mejor, y nadie se la quitará._______________________________Génesis 18 (NVI)La visita del Señor18El Señor se le apareció a Abraham junto al encinar de Mamré, cuando Abraham estaba sentado a la entrada de su carpa, a la hora más calurosa del día. 2Abraham alzó la vista, y vio a tres hombres de pie cerca de él. Al verlos, corrió desde la entrada de la carpa a saludarlos. Inclinándose hasta el suelo, 3dijo:—Mi señor, si este servidor suyo cuenta con su favor, le ruego que no me pase de largo. 4Haré que les traigan un poco de agua para que ustedes se laven los pies, y luego podrán descan-sar bajo el árbol. 5Ya que han pasado por donde está su servidor, déjenme traerles algo de comer para que se sien-tan mejor antes de seguir su cami-no.—¡Está bien —respondieron ellos—, hazlo así! 6Abraham fue rápidamente a la carpa donde estaba Sara, y le dijo:—¡Date prisa! Toma unos veinte kilos de harina fina, amásalos y haz unos panes. 7Después Abraham fue corriendo adonde estaba el ganado, eligió un ternero bueno y tierno, y se lo dio a su sirviente, quien a toda prisa se puso a prepararlo. 8Luego les sirvió requesón y leche con el ternero que estaba preparado. Mientras comían, Abraham se quedó de pie junto a ellos, debajo del árbol. 9Entonces ellos le pre-guntaron:—¿Dónde está Sara, tu espo-sa?—Allí en la carpa —les respondió. 10—Dentro de un año volveré a verte —dijo uno de ellos—, y para entonces

tu esposa Sara tendrá un hijo.Sara estaba escuchando a la entrada de la carpa, a espaldas del que hablaba. 11Abraham y Sara eran ya bastante ancianos, y Sara ya había dejado de menstruar. 12Por eso, Sara se rió y pensó: «¿Acaso voy a tener este placer, ahora que ya estoy consumida y mi esposo es tan viejo?» 13Pero el Señor le dijo a Abraham:—¿Por qué se ríe Sara? ¿No cree que podrá tener un hijo en su vejez? 14¿Acaso hay algo impo-sible para el Señor? El año que viene volveré a visitarte en esta fecha, y para entonces Sara habrá tenido un hijo. 15Sara, por su parte, tuvo miedo y mintió al decirle:—Yo no me estaba riendo.Pero el Señor le replicó:—Sí te reíste.

Abraham intercede en favor de Sodoma16Luego aquellos visitantes se levanta-ron y partieron de allí en dirección a Sodoma. Abraham los acompañó para despedirlos. 17Pero el Señor estaba pensando: «¿Le ocultaré a Abraham lo que estoy por hacer? 18Es un hecho que Abraham se convertirá en una nación grande y poderosa, y en él serán bendecidas todas las naciones de la tierra. 19Yo lo he elegido para que ins-truya a sus hijos y a su familia, a fin de que se mantengan en el camino del Señor y pongan en práctica lo que es justo y recto. Así el Señor cumplirá lo que le ha prometido.» 20Entonces el Señor le dijo a Abraham:—El clamor contra Sodoma y Gomorra resulta ya insoportable, y su pecado es gravísimo. 21Por eso bajaré, a ver si realmente sus acciones son tan malas como el clamor

contra ellas me lo indica; y si no, he de saberlo. 22Dos de los visitantes partie-ron de allí y se encaminaron a Sodoma, pero Abraham se quedó de pie frente al Señor. 23Entonces se acercó al Señor y le dijo:—¿De veras vas a exterminar al justo junto con el malvado? 24Quizá haya cincuenta justos en la ciudad. ¿Exterminarás a todos, y no perdonarás a ese lugar por amor a los cincuenta justos que allí hay? 25¡Lejos de ti el hacer tal cosa! ¿Matar al justo junto con el malvado, y que ambos sean tratados de la misma manera? ¡Jamás hagas tal cosa! Tú, que eres el Juez de toda la tierra, ¿no harás justicia? 26El Señor le respondió:—Si encuentro cincuenta justos en Sodoma, por ellos perdonaré a toda la ciudad. 27Abraham le dijo:—Reconozco que he sido muy atre-vido al dirigirme a mi Señor, yo, que apenas soy polvo y ceniza. 28Pero tal vez falten cinco justos para completar los cincuenta. ¿Destruirás a toda la ciudad si faltan esos cinco?—Si encuentro cuarenta y cinco justos no la destruiré —contestó el Señor. 29Pero Abraham insistió:—Tal vez se encuen-tren sólo cuarenta.—Por esos cuarenta justos, no destruiré la ciudad —respon-dió el Señor. 30Abraham volvió a insis-tir:—No se enoje mi Señor, pero permí-tame seguir hablando. Tal vez se encuentren sólo treinta.—No lo haré si encuentro allí a esos treinta —contestó el Señor. 31Abraham siguió insistien-do:—Sé que he sido muy atrevido en hablarle así a mi Señor, pero tal vez se encuentren sólo veinte.—Por esos veinte no la destruiré. 32Abraham volvió a decir:—No se enoje mi Señor, pero

permítame hablar una vez más. Tal vez se encuentren sólo diez ...—Aun por esos diez no la destruiré —respondió el Señor por última vez. 33Cuando el Señor terminó de hablar con Abraham, se fue de allí, y Abraham regresó a su carpa._______________________________Salmos 11 (NVI)Al director musical. Salmo de David.11En el Señor hallo refugio. ¿Cómo, pues, se atreven a decirme: «Huye al monte, como las aves»? 2Vean cómo tensan sus arcos los malvados: prepa-ran las flechas sobre la cuerda para dis-parar desde las sombras contra los rectos de corazón. 3Cuando los funda-mentos son destruidos, ¿qué le queda al justo? 4El Señor está en su santo templo, en los cielos tiene el Señor su trono, y atentamente observa al ser humano; con sus propios ojos lo exami-na. 5El Señor examina a justos y a mal-vados, y aborrece a los que aman la vio-lencia. 6Hará llover sobre los malvados ardientes brasas y candente azufre; ¡un viento abrasador será su suerte! 7Justo es el Señor, y ama la justicia; por eso los íntegros contemplarán su rostro.

Día 12 - Viernes 06.02.15:Lucas 11: 1-28 (NVI)Jesús enseña sobre la oración11Un día estaba Jesús orando en cierto lugar. Cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos:—Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus dis-cípulos. 2Él les dijo:—Cuando oren, digan: »“Padre, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. 3Danos cada día nuestro pan cotidiano. 4Perdónanos nuestros pecados, porque también

nosotros perdonamos a todos los que nos ofenden. No nos dejes caer en ten-tación” 5»Supongamos —continuó— que uno de ustedes tiene un amigo, y a medianoche va y le dice: “Amigo, prés-tame tres panes, 6pues se me ha pre-sentado un amigo recién llegado de viaje, y no tengo nada que ofrecerle.” 7Y el que está adentro le contesta: “No me molestes. Ya está cerrada la puerta, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme a darte nada.” 8Les digo que, aunque no se levante a darle pan por ser amigo suyo, sí se levantará por su impertinencia y le dará cuanto necesite. 9»Así que yo les digo: Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá la puerta. 10Por-que todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre. 11»¿Quién de ustedes que sea padre, si su hijo le pide un pescado, le dará en cambio una serpiente? 12¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? 13Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!

Jesús y Beelzebú14En otra ocasión Jesús expulsaba de un hombre a un demonio que lo había dejado mudo. Cuando salió el demonio, el mudo habló, y la gente se quedó asombrada. 15Pero algunos dijeron: «Éste expulsa a los demonios por medio de Beelzebú, príncipe de los demonios.» 16Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal del cielo. 17Como él conocía sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido contra sí

mismo quedará asolado, y una casa dividida contra sí misma se derrumbará. 18Por tanto, si Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo puede mante-nerse en pie su reino? Lo pregunto porque ustedes dicen que yo expulso a los demonios por medio de Beelzebú. 19Ahora bien, si yo expulso a los demo-nios por medio de Beelzebú, ¿los segui-dores de ustedes por medio de quién los expulsan? Por eso ellos mismos los juzgarán a ustedes. 20Pero si expulso a los demonios con el poder de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el reino de Dios. 21»Cuando un hombre fuerte y bien armado cuida su hacienda, sus bienes están seguros. 22Pero si lo ataca otro más fuerte que él y lo vence, le quita las armas en que confiaba y reparte el botín. 23»El que no está de mi parte, está contra mí; y el que conmi-go no recoge, esparce. 24»Cuando un espíritu maligno sale de una persona, va por lugares áridos buscando un des-canso. Y al no encontrarlo, dice: “Volve-ré a mi casa, de donde salí.” 25Cuando llega, la encuentra barrida y arreglada. 26Luego va y trae otros siete espíritus más malvados que él, y entran a vivir allí. Así que el estado final de aquella persona resulta peor que el inicial.» 27Mientras Jesús decía estas cosas, una mujer de entre la multitud excla-mó:—¡Dichosa la mujer que te dio a luz y te amamantó! 28—Dichosos más bien —contestó Jesús— los que oyen la palabra de Dios y la obedecen._______________________________Génesis 19 (NVI)Destrucción de Sodoma y Gomorra19Caía la tarde cuando los dos ánge-

les llegaron a Sodoma. Lot estaba sen-tado a la entrada de la ciudad. Al verlos, se levantó para recibirlos y se postró rostro en tierra. 2Les dijo:—Por favor, señores, les ruego que pasen la noche en la casa de este servidor suyo. Allí podrán lavarse los pies, y mañana al amanecer seguirán su camino.—No, gracias —respondieron ellos—. Pasare-mos la noche en la plaza. 3Pero tanto les insistió Lot que fueron con él y entra-ron en su casa. Allí Lot les preparó una buena comida y coció panes sin levadu-ra, y ellos comieron. 4Aún no se habían acostado cuando los hombres de la ciudad de Sodoma rodearon la casa. Todo el pueblo sin excepción, tanto jóvenes como ancianos, estaba allí pre-sente. 5Llamaron a Lot y le dije-ron:—¿Dónde están los hombres que vinieron a pasar la noche en tu casa? ¡Échalos afuera! ¡Queremos acostarnos con ellos! 6Lot salió a la puerta y, cerrándola detrás de sí, 7les dijo:—Por favor, amigos míos, no cometan tal per-versidad. 8Tengo dos hijas que todavía son vírgenes; voy a traérselas para que hagan con ellas lo que les plazca, pero a estos hombres no les hagan nada, pues han venido a hospedarse bajo mi techo. 9—¡Quítate de ahí! —le contes-taron, y añadieron—: Éste ni siquiera es de aquí, y ahora nos quiere mandar. ¡Pues ahora te vamos a tratar peor que a ellos!Entonces se lanzaron contra Lot y se acercaron a la puerta con intencio-nes de derribarla. 10Pero los dos hom-bres extendieron los brazos, metieron a Lot en la casa y cerraron la puerta. 11Luego, a los jóvenes y ancianos que se agolparon contra la puerta de la casa

los dejaron ciegos, de modo que ya no podían encontrar la puerta. 12Luego le advirtieron a Lot:—¿Tienes otros fami-liares aquí? Saca de esta ciudad a tus yernos, hijos, hijas, y a todos los que te pertenezcan, 13porque vamos a des-truirla. El clamor contra esta gente ha llegado hasta elSeñor, y ya resulta inso-portable. Por eso nos ha enviado a des-truirla. 14Lot salió para hablar con sus futuros yernos, es decir, con los prome-tidos de sus hijas.—¡Apúrense! —les dijo—. ¡Abandonen la ciudad, porque elSeñorestá por destruirla!Pero ellos creían que Lot estaba bromeando, 15así que al amanecer los ángeles insistieron con Lot. Exclamaron:—¡Apú-rate! Llévate a tu esposa y a tus dos hijas que están aquí, para que no perez-can cuando la ciudad sea castigada. 16Como Lot titubeaba, los hombres lo tomaron de la mano, lo mismo que a su esposa y a sus dos hijas, y los sacaron de la ciudad, porque el Señor les tuvo compasión. 17Cuando ya los habían sacado de la ciudad, uno de los ángeles le dijo:—¡Escápate! No mires hacia atrás, ni te detengas en ninguna parte del valle. Huye hacia las montañas, no sea que perezcas. 18—¡No, señor mío, por favor! —respondió Lot—. 19Tú has visto con buenos ojos a este siervo tuyo, y tu lealtad ha sido grande al sal-varme la vida. Pero yo no puedo esca-parme a las montañas, no sea que la destrucción me alcance y pierda yo la vida. 20Cerca de aquí hay una ciudad pequeña, en la que podría refugiarme. ¿Por qué no dejan que me escape hacia allá? Es una ciudad muy peque-ña, y en ella me pondré a salvo.

21—Está bien —le respondió—; tam-bién esta petición te la concederé. No destruiré la ciudad de que hablas. 22Pero date prisa y huye de una vez, porque no puedo hacer nada hasta que llegues allí. Por eso aquella ciudad reci-bió el nombre de Zoar. 23Lot llegó a Zoar cuando estaba amaneciendo. 24Entonces el Señor hizo que cayera del cielo una lluvia de fuego y azufre sobre Sodoma y Gomorra. 25Así des-truyó a esas ciudades y a todos sus habitantes, junto con toda la llanura y la vegetación del suelo. 26Pero la esposa de Lot miró hacia atrás, y se quedó con-vertida en estatua de sal. 27Al día siguiente Abraham madrugó y regresó al lugar donde se había encontrado con el Señor. 28Volvió la mirada hacia Sodoma y Gomorra, y hacia toda la llanura, y vio que de la tierra subía humo, como de un horno. 29Así arrasó Dios a las ciudades de la llanura, pero se acordó de Abraham y sacó a Lot de en medio de la catástrofe que destruyó a las ciudades en que había habitado.

Lot y sus hijas30Luego, por miedo a quedarse en Zoar, Lot se fue con sus dos hijas a vivir en la región montañosa. Allí vivió con ellas en una cueva. 31Un día, la hija mayor le dijo a la menor:—Nuestro padre ya está viejo, y no quedan hom-bres en esta región para que se casen con nosotras, como es la costumbre de todo el mundo. 32Ven, vamos a embo-rracharlo, y nos acostaremos con él; y así, por medio de él tendremos descen-dencia. 33Esa misma noche emborra-charon a su padre y, sin que éste se

diera cuenta de nada, la hija mayor fue y se acostó con él. 34A la mañana siguiente, la mayor le dijo a la me-nor:—Mira, anoche me acosté con mi padre. Vamos a emborracharlo de nuevo esta noche, y ahora tú te acosta-rás con él; y así, por medio de él tendre-mos descendencia. 35Esa misma noche volvieron a emborrachar a su padre y, sin que éste se diera cuenta de nada, la hija menor fue y se acostó con él. 36Así las dos hijas de Lot quedaron embarazadas de su padre. 37La mayor tuvo un hijo, a quien llamó Moab, padre de los actuales moabitas. 38La hija menor también tuvo un hijo, a quien llamó Ben Amí, padre de los actuales amonitas._______________________________Salmos 12 (NVI)Al director musical. Sobre la octava. Salmo de David.12Sálvanos, Señor, que ya no hay gente fiel; ya no queda gente sincera en este mundo. 2No hacen sino mentirse unos a otros; sus labios lisonjeros hablan con doblez. 3El Señor cortará todo labio lisonjero y toda lengua jactan-ciosa 4que dice: «Venceremos con la lengua; en nuestros labios confiamos. ¿Quién puede dominarnos a nosotros?» 5Dice el Señor: «Voy ahora a levantar-me, y pondré a salvo a los oprimidos, pues al pobre se le oprime, y el necesi-tado se queja.» 6Las palabras del Señor son puras, son como la plata refinada, siete veces purificada en el crisol. 7Tú, Señor, nos protegerás; tú siempre nos defenderás de esta gente, 8aun cuando los malvados sigan merodeando, y la maldad sea exaltada en este mundo.

Día 13 - Sábado 07.02.15:Lucas 11: 29-54 (NVI)La señal de Jonás29Como crecía la multitud, Jesús se puso a decirles: «Ésta es una genera-ción malvada. Pide una señal milagro-sa, pero no se le dará más señal que la de Jonás. 30Así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, también lo será el Hijo del hombre para esta generación. 31La reina del Sur se levantará en el día del juicio y condena-rá a esta gente; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí tienen ustedes a uno más grande que Salo-món. 32Los ninivitas se levantarán en el día del juicio y condenarán a esta gene-ración; porque ellos se arrepintieron al escuchar la predicación de Jonás, y aquí tienen ustedes a uno más grande que Jonás.

La lámpara del cuerpo33»Nadie enciende una lámpara para luego ponerla en un lugar escondido o cubrirla con un cajón, sino para ponerla en una repisa, a fin de que los que entren tengan luz. 34Tus ojos son la lámpara de tu cuerpo. Si tu visión es clara, todo tu ser disfrutará de la luz; pero si está nublada, todo tu ser estará en la oscuridad. 35Asegúrate de que la luz que crees tener no sea oscuridad. 36Por tanto, si todo tu ser disfruta de la luz, sin que ninguna parte quede en la oscuridad, estarás completamente iluminado, como cuando una lámpara te alumbra con su luz.»

Jesús denuncia a los fariseos y a los expertos en la ley37Cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer con él; así que entró en la casa y se sentó a la mesa. 38Pero el fariseo se sorprendió al ver que Jesús no había cumplido con el rito de lavarse antes de comer. 39—Resulta que ustedes los fariseos —les dijo el Señor—, limpian el vaso y el plato por fuera, pero por dentro están ustedes llenos de codicia y de maldad. 40¡Ne-cios! ¿Acaso el que hizo lo de afuera no hizo también lo de adentro? 41Den más bien a los pobres de lo que está dentro, y así todo quedará limpio para ustedes. 42»¡Ay de ustedes, fariseos!, que dan la décima parte de la menta, de la ruda y de toda clase de legumbres, pero des-cuidan la justicia y el amor de Dios. Debían haber practicado esto, sin dejar de hacer aquello. 43»¡Ay de ustedes, fariseos!, que se mueren por los prime-ros puestos en las sinagogas y los salu-dos en las plazas. 44»¡Ay de ustedes!, que son como tumbas sin lápida, sobre las que anda la gente sin darse cuenta. 45Uno de los expertos en la ley le res-pondió:—Maestro, al hablar así nos insultas también a nosotros. 46Contes-tó Jesús:—¡Ay de ustedes también, expertos en la ley! Abruman a los demás con cargas que apenas se pueden soportar, pero ustedes mismos no levantan ni un dedo para ayudarlos. 47»¡Ay de ustedes!, que construyen monumentos para los profetas, a quie-nes los antepasados de ustedes mata-ron. 48En realidad aprueban lo que hicieron sus antepasados; ellos mata-ron a los profetas, y ustedes les cons-

truyen los sepulcros. 49Por eso dijo Dios en su sabiduría: “Les enviaré pro-fetas y apóstoles, de los cuales matarán a unos y perseguirán a otros.” 50Por lo tanto, a esta generación se le pedirán cuentas de la sangre de todos los profe-tas derramada desde el principio del mundo, 51desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, el que murió entre el altar y el santuario. Sí, les aseguro que de todo esto se le pedirán cuentas a esta generación. 52»¡Ay de ustedes, expertos en la ley!, porque se han adueñado de la llave del conoci-miento. Ustedes mismos no han entra-do, y a los que querían entrar les han cerrado el paso. 53Cuando Jesús salió de allí, los maestros de la ley y los fari-seos, resentidos, se pusieron a acosar-lo a preguntas. 54Estaban tendiéndole trampas para ver si fallaba en algo._______________________________Génesis 20 (NVI)Abraham y Abimélec20Abraham partió desde allí en direc-ción a la región del Néguev, y se quedó a vivir entre Cades y Sur. Mientras vivía en Guerar, 2Abraham decía que Sara, su esposa, era su hermana. Entonces Abimélec, rey de Guerar, mandó llamar a Sara y la tomó por esposa. 3Pero aquella noche Dios se le apareció a Abi-mélec en sueños y le dijo:—Puedes darte por muerto a causa de la mujer que has tomado, porque ella es casada. 4Pero como Abimélec todavía no se había acostado con ella, le contes-tó:—Señor, ¿acaso vas a matar al ino-cente? 5Como Abraham me dijo que ella era su hermana, y ella me lo confirmó, yo hice todo esto de buena fe y sin mala

intención. 6—Sí, ya sé que has hecho todo esto de buena fe —le respondió Dios en el sueño—; por eso no te permití tocarla, para que no pecaras contra mí. 7Pero ahora devuelve esa mujer a su esposo, porque él es profeta y va a inter-ceder por ti para que vivas. Si no lo haces, ten por seguro que morirás junto con todos los tuyos. 8En la madrugada del día siguiente, Abimélec se levantó y llamó a todos sus servidores para con-tarles en detalle lo que había ocurrido, y un gran temor se apoderó de ellos. 9En-tonces Abimélec llamó a Abraham y le reclamó:—¡Qué nos has hecho! ¿En qué te he ofendido, que has traído un pecado tan grande sobre mí y sobre mi reino? ¡Lo que me has hecho no tiene nombre! 10¿Qué pretendías conseguir con todo esto?Al reclamo de Abimélec, 11Abraham contestó:—Yo pensé que en este lugar no había temor de Dios, y que por causa de mi esposa me matarían. 12Pero en realidad ella es mi hermana, porque es hija de mi padre aunque no de mi madre; y además es mi esposa. 13Cuando Dios me mandó dejar la casa de mi padre y andar errante, yo le dije a mi esposa: “Te pido que me hagas este favor: Dondequiera que vayamos, di siempre que soy tu hermano.” 14Abimé-lec tomó entonces ovejas y vacas, esclavos y esclavas, y se los regaló a Abraham. Al mismo tiempo, le devolvió a Sara, su esposa, 15y le dijo:—Mira, ahí está todo mi territorio; quédate a vivir donde mejor te parezca. 16A Sara le dijo:—Le he dado a tu hermano mil mo-nedas de plata, que servirán de com-pensación por todo lo que te ha pasado; así quedarás vindicada ante todos los

que están contigo. 17Entonces Abra-ham oró a Dios, y Dios sanó a Abimélec y permitió que su esposa y sus siervas volvieran a tener hijos, 18porque a causa de lo ocurrido con Sara, la esposa de Abraham, el Señor había hecho que todas las mujeres en la casa de Abimé-lec quedaran estériles._______________________________Salmos 13 (NVI)Al director musical. Salmo de David.13¿Hasta cuándo, Señor, me seguirás olvidando? ¿Hasta cuándo esconderás de mí tu rostro? 2¿Hasta cuándo he de estar angustiado y he de sufrir cada día en mi corazón? ¿Hasta cuándo el ene-migo me seguirá dominando? 3 Señor y Dios mío, mírame y respóndeme; ilumi-na mis ojos. Así no caeré en el sueño de la muerte; 4así no dirá mi enemigo: «Lo he vencido»; así mi adversario no se alegrará de mi caída. 5Pero yo confío en tu gran amor; mi corazón se alegra en tu salvación. 6Canto salmos al Señor. ¡El Señor ha sido bueno conmigo!

Día 14 - Sábado 08.02.15:Lucas 12: 1-31 (NVI)Advertencias y estímulos12Mientras tanto, se habían reunido millares de personas, tantas que se atropellaban unas a otras. Jesús comenzó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuídense de la leva-dura de los fariseos, o sea, de la hipo-cresía. 2No hay nada encubierto que no llegue a revelarse, ni nada escondido que no llegue a conocerse. 3Así que todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad se dará a conocer a plena luz, y lo que han susurrado a puerta

cerrada se proclamará desde las azo-teas. 4»A ustedes, mis amigos, les digo que no teman a los que matan el cuerpo pero después no pueden hacer más. 5Les voy a enseñar más bien a quién deben temer: teman al que, después de dar muerte, tiene poder para echarlos al infierno. Sí, les aseguro que a él deben temerle. 6¿No se venden cinco gorrio-nes por dos moneditas? Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de ellos. 7Así mismo sucede con ustedes: aun los cabellos de su cabeza están conta-dos. No tengan miedo; ustedes valen más que muchos gorriones. 8»Les ase-guro que a cualquiera que me reconoz-ca delante de la gente, también el Hijo del hombre lo reconocerá delante de los ángeles de Dios. 9Pero al que me des-conozca delante de la gente se le des-conocerá delante de los ángeles de Dios. 10Y todo el que pronuncie alguna palabra contra el Hijo del hombre será perdonado, pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón. 11»Cuando los hagan comparecer ante las sinagogas, los gobernantes y las autoridades, no se preocupen de cómo van a defenderse o de qué van a decir, 12porque en ese momento el Espíritu Santo les enseñará lo que deben res-ponder.»

Parábola del rico insensato13Uno de entre la multitud le pidió: —Maestro, dile a mi hermano que com-parta la herencia conmigo. 14—Hombre —replicó Jesús—, ¿quién me nombró a mí juez o árbitro entre ustedes? 15»¡-Tengan cuidado! —advirtió a la gente—. Absténganse de toda avaricia; la vida

de una persona no depende de la abun-dancia de sus bienes. 16Entonces les contó esta parábola:—El terreno de un hombre rico le produjo una buena cose-cha. 17Así que se puso a pensar: “¿Qué voy a hacer? No tengo dónde almacenar mi cosecha.” 18Por fin dijo: “Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más gran-des, donde pueda almacenar todo mi grano y mis bienes. 19Y diré: Alma mía, ya tienes bastantes cosas buenas guar-dadas para muchos años. Descansa, come, bebe y goza de la vida.” 20Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te van a reclamar la vida. ¿Y quién se quedará con lo que has acumulado?” 21»Así le sucede al que acumula rique-zas para sí mismo, en vez de ser rico delante de Dios.

No se preocupen22Luego dijo Jesús a sus discípu-los:—Por eso les digo: No se preocu-pen por su vida, qué comerán; ni por su cuerpo, con qué se vestirán. 23La vida tiene más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa. 24Fíjense en los cuervos: no siembran ni cosechan, ni tienen almacén ni granero; sin em-bargo, Dios los alimenta. ¡Cuánto más valen ustedes que las aves! 25¿Quién de ustedes, por mucho que se preocu-pe, puede añadir una sola hora al curso de su vida? 26Ya que no pueden hacer algo tan insignificante, ¿por qué se pre-ocupan por lo demás? 27»Fíjense cómo crecen los lirios. No trabajan ni hilan; sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplen-dor, se vestía como uno de ellos. 28Si

así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, ¡cuánto más hará por ustedes, gente de poca fe! 29Así que no se afanen por lo que han de comer o beber; dejen de atormentarse. 30El mundo pagano anda tras todas estas cosas, pero el Padre sabe que ustedes las necesitan. 31Ustedes, por el contra-rio, busquen el reino de Dios, y estas cosas les serán añadidas._______________________________Génesis 21 (NVI)Nacimiento de Isaac21Tal como el Señor lo había dicho, se ocupó de Sara y cumplió con la promesa que le había hecho. 2Sara quedó emba-razada y le dio un hijo a Abraham en su vejez. Esto sucedió en el tiempo anun-ciado por Dios. 3Al hijo que Sara le dio, Abraham le puso por nombre Isaac. 4Cuando su hijo Isaac cumplió ocho días de nacido, Abraham lo circuncidó, tal como Dios se lo había ordenado. 5Abraham tenía ya cien años cuando nació su hijo Isaac. 6Sara dijo entonces: «Dios me ha hecho reír, y todos los que se enteren de que he tenido un hijo, se reirán conmigo. 7¿Quién le hubiera dicho a Abraham que Sara amamanta-ría hijos? Sin embargo, le he dado un hijo en su vejez.»

Expulsión de Agar e Ismael8El niño Isaac creció y fue destetado. Ese mismo día, Abraham hizo un gran banquete. 9Pero Sara se dio cuenta de que el hijo que Agar la egipcia le había dado a Abraham se burlaba de su hijo Isaac. 10Por eso le dijo a Abra-ham:—¡Echa de aquí a esa esclava y a

su hijo! El hijo de esa esclava jamás tendrá parte en la herencia con mi hijo Isaac. 11Este asunto angustió mucho a Abraham porque se trataba de su propio hijo. 12Pero Dios le dijo a Abraham: «No te angusties por el muchacho ni por la esclava. Hazle caso a Sara, porque tu descendencia se establecerá por medio de Isaac. 13Pero también del hijo de la esclava haré una gran nación, porque es hijo tuyo.» 14Al día siguiente, Abra-ham se levantó de madrugada, tomó un pan y un odre de agua, y se los dio a Agar, poniéndoselos sobre el hombro. Luego le entregó a su hijo y la despidió. Agar partió y anduvo errante por el desierto de Berseba. 15Cuando se acabó el agua del odre, puso al niño debajo de un arbusto 16y fue a sentarse sola a cierta distancia, pues pensaba: «No quiero ver morir al niño.» En cuanto ella se sentó, comenzó a llorar descon-soladamente. 17Cuando Dios oyó al niño sollozar, el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo y le dijo: «¿Qué te pasa, Agar? No temas, pues Dios ha escuchado los sollozos del niño. 18Le-vántate y tómalo de la mano, que yo haré de él una gran nación.» 19En ese momento Dios le abrió a Agar los ojos, y ella vio un pozo de agua. En seguida fue a llenar el odre y le dio de beber al niño. 20Dios acompañó al niño, y éste fue creciendo; vivió en el desierto y se con-virtió en un experto arquero; 21habitó en el desierto de Parán y su madre lo casó con una egipcia.

Pacto entre Abraham y Abimélec22En aquel tiempo Abimélec, que estaba acompañado por Ficol, jefe de su

ejército, le dijo a Abraham:—Dios está contigo en todo lo que haces. 23Júrame ahora, por Dios mismo, que no me trata-rás a mí con falsedad, ni tampoco a mis hijos ni a mis descendientes. Júrame que a mí y al país que te ha recibido como extranjero nos tratarás con la misma lealtad con que yo te he tratado. 24—¡Lo juro! —respondió Abraham. 25Luego Abraham se quejó ante Abimé-lec por causa de un pozo de agua del cual los siervos de Abimélec se habían apropiado. 26Pero Abimélec dijo:—No sé quién pudo haberlo hecho. Me acabo de enterar, pues tú no me lo habías dicho. 27Entonces Abraham llevó ovejas y vacas, y se las dio a Abimélec, y los dos hicieron un pacto. 28Pero Abraham apartó siete corderas del rebaño, 29por lo que Abimélec le pre-guntó:—¿Qué pasa? ¿Por qué has apartado estas siete corderas? 30—Acepta estas siete corderas —le contestó Abraham—. Ellas servirán de prueba de que yo cavé este pozo. 31Por eso a aquel lugar le dieron el nombre de Berseba, porque allí los dos hicieron un juramento. 32Después de haber hecho el pacto en Berseba, Abimélec y Ficol, el jefe de su ejército, volvieron al país de los filisteos. 33Abraham plantó un tama-risco en Berseba, y en ese lugar invocó el nombre del Señor, el Dios eterno. 34Y se quedó en el país de los filisteos durante mucho tiempo._______________________________Salmos 14 (NVI)Al director musical. Salmo de David.14Dice el necio en su corazón: «No hay Dios.» Están corrompidos, sus obras son detestables; ¡no hay uno solo que

haga lo bueno! 2Desde el cielo el Señor contempla a los mortales, para ver si hay alguien que sea sensato y busque a Dios. 3Pero todos se han descarriado, a una se han corrompido. No hay nadie que haga lo bueno; ¡no hay uno solo! 4¿Acaso no entienden todos los que hacen lo malo, los que devoran a mi pueblo como si fuera pan? ¡Jamás invo-can al Señor! 5Allí los tienen, sobrecogi-dos de miedo, pero Dios está con los que son justos. 6Ustedes frustran los planes de los pobres, pero el Señor los protege. 7¡Quiera Dios que de Sión venga la salvación de Israel! Cuando el Señor restaure a su pueblo, ¡Jacob se regocijará, Israel se alegrará!_______________________________

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Día 8 - Lunes 02.02.15:Lucas 9: 1-27 (NVI)Jesús envía a los doce9Habiendo reunido a los doce, Jesús les dio poder y autoridad para expulsar a todos los demonios y para sanar enfermedades. 2Entonces los envió a predicar el reino de Dios y a sanar a los enfermos. 3«No lleven nada para el camino: ni bastón, ni bolsa, ni pan, ni dinero, ni dos mudas de ropa —les dijo—. 4En cualquier casa que entren, quédense allí hasta que salgan del pueblo. 5Si no los reciben bien, al salir de ese pueblo, sacúdanse el polvo de los pies como un testimonio contra sus habitantes.» 6Así que partieron y fueron por todas partes de pueblo en pueblo, predicando el evangelio y sanando a la gente. 7Herodes el tetrarca se enteró de todo lo que estaba sucediendo. Estaba perplejo porque algunos decían que Juan había resucitado; 8otros, que se había aparecido Elías; y otros, en fin, que había resucitado alguno de los anti-guos profetas. 9Pero Herodes dijo: «A Juan mandé que le cortaran la cabeza; ¿quién es, entonces, éste de quien oigo tales cosas?» Y procuraba verlo.

Jesús alimenta a los cinco mil10Cuando regresaron los apóstoles, le relataron a Jesús lo que habían hecho. Él se los llevó consigo y se retiraron solos a un pueblo llamado Betsaida, 11pero la gente se enteró y lo siguió. Él los recibió y les habló del reino de Dios. También sanó a los que lo necesitaban. 12Al atardecer se le acercaron los doce y le dijeron:—Despide a la gente, para que vaya a buscar alojamiento y comida

en los campos y pueblos cercanos, pues donde estamos no hay nada. 13—Denles ustedes mismos de comer —les dijo Jesús.—No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a menos que vayamos a comprar comida para toda esta gente —objetaron ellos, 14porque había allí unos cinco mil hom-bres.Pero Jesús dijo a sus discípu-los:—Hagan que se sienten en grupos como de cincuenta cada uno. 15Así lo hicieron los discípulos, y se sentaron todos. 16Entonces Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados, y mirando al cielo, los bendijo. Luego los partió y se los dio a los discípulos para que se los repartieran a la gente. 17Todos comie-ron hasta quedar satisfechos, y de los pedazos que sobraron se recogieron doce canastas.

La confesión de Pedro18Un día cuando Jesús estaba orando para sí, estando allí sus discípulos, les preguntó:—¿Quién dice la gente que soy yo? 19—Unos dicen que Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que uno de los antiguos profetas ha resuci-tado —respondieron. 20—Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?—El Cristo de Dios —afirmó Pedro. 21Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran esto a nadie. Y les dijo: 22—El Hijo del hombre tiene que sufrir muchas cosas y ser rechazado por los ancianos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley. Es necesario que lo maten y que resucite al tercer día. 23Dirigiéndo-se a todos, declaró:—Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz cada día y me siga.

24Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará. 25¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se destruye a sí mismo? 26Si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras, el Hijo del hombre se aver-gonzará de él cuando venga en su gloria y en la gloria del Padre y de los santos ángeles. 27Además, les aseguro que algunos de los aquí presentes no sufrirán la muerte sin antes haber visto el reino de Dios._______________________________Génesis 15 (NVI)Dios hace un pacto con Abram15Después de esto, la palabra del Señor vino a Abram en una visión: «No temas, Abram. Yo soy tu escudo, y muy grande será tu recompensa.» 2Pero Abram le respondió:—Señor y Dios, ¿para qué vas a darme algo, si aún sigo sin tener hijos, y el heredero de mis bienes será Eliezer de Damasco? 3Como no me has dado ningún hijo, mi herencia la recibirá uno de mis criados. 4—¡No! Ese hombre no ha de ser tu heredero —le contestó el Señor—. Tu heredero será tu propio hijo. 5Luego el Señor lo llevó afuera y le dijo:—Mira hacia el cielo y cuenta las estrellas, a ver si puedes. ¡Así de numerosa será tu descendencia! 6Abram creyó al Señor, y el Señor lo reconoció a él como justo. 7Además, le dijo:—Yo soy el Señor, que te hice salir de Ur de los caldeos para darte en posesión esta tierra. 8Pero Abram le preguntó:—Señor y Dios, ¿cómo sabré que voy a poseerla? 9El-Señor le respondió:—Tráeme una ternera, una cabra y un carnero, todos

ellos de tres años, y también una tórtola y un pichón de paloma. 10Abram llevó todos estos animales, los partió por la mitad, y puso una mitad frente a la otra, pero a las aves no las partió. 11Y las aves de rapiña comenzaron a lanzarse sobre los animales muertos, pero Abram las espantaba. 12Al anochecer, Abram cayó en un profundo sueño, y lo envolvió una oscuridad aterradora. 13El Señor le dijo:—Debes saber que tus descendientes vivirán como extranjeros en tierra extraña, donde serán esclavi-zados y maltratados durante cuatro-cientos años. 14Pero yo castigaré a la nación que los esclavizará, y luego tus descendientes saldrán en libertad y con grandes riquezas. 15Tú, en cambio, te reunirás en paz con tus antepasados, y te enterrarán cuando ya seas muy anciano. 16Cuatro generaciones des-pués tus descendientes volverán a este lugar, porque antes de eso no habrá llegado al colmo la iniquidad de los amorreos. 17Cuando el sol se puso y cayó la noche, aparecieron una hornilla humeante y una antorcha encendida, las cuales pasaban entre los animales descuartizados. 18En aquel día elSe-ñorhizo un pacto con Abram. Le dijo:—A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el gran río, el Éufrates. 19Me refiero a la tierra de los quenitas, los quenizitas, los cadmo-neos, 20los hititas, los ferezeos, los refaítas, 21los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos._______________________________Salmos 8 (NVI)Al director musical. Sígase la tonada de «La canción del lagar». Salmo de David.

8Oh Señor, soberano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra! ¡Has puesto tu gloria sobre los cielos! 2Por causa de tus adversarios has hecho que brote la alabanza de labios de los pequeñitos y de los niños de pecho, para silenciar al enemigo y al rebelde. 3Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que allí fijaste, 4me pregunto: «¿Qué es el hombre, para que en él pienses? ¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en cuenta?» 5Pues lo hiciste poco menos que un dios, y lo coronaste de gloria y de honra: 6lo entronizaste sobre la obra de tus manos, todo lo sometiste a su dominio; 7todas las ovejas, todos los bueyes, todos los ani-males del campo, 8las aves del cielo, los peces del mar, y todo lo que surca los senderos del mar. 9Oh Señor, sobe-rano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra!

Día 9 - Martes 03.02.15:Lucas 9: 28-62 (NVI)La transfiguración28Unos ocho días después de decir esto, Jesús, acompañado de Pedro, Juan y Jacobo, subió a una montaña a orar. 29Mientras oraba, su rostro se transformó, y su ropa se tornó blanca y radiante. 30Y aparecieron dos persona-jes —Moisés y Elías— que conversa-ban con Jesús. 31Tenían un aspecto glorioso, y hablaban de la partida de Jesús, que él estaba por llevar a cabo en Jerusalén. 32Pedro y sus compañe-ros estaban rendidos de sueño, pero cuando se despabilaron, vieron su gloria y a los dos personajes que esta-

ban con él. 33Mientras éstos se aparta-ban de Jesús, Pedro, sin saber lo que estaba diciendo, propuso:—Maestro, ¡qué bien que estemos aquí! Podemos levantar tres albergues: uno para ti, otro para Moisés y otro para Elías. 34Estaba hablando todavía cuando apareció una nube que los envolvió, de modo que se asustaron. 35Entonces salió de la nube una voz que dijo: «Éste es mi Hijo, mi escogido; escúchenlo.» 36Después de oírse la voz, Jesús quedó solo. Los dis-cípulos guardaron esto en secreto, y por algún tiempo a nadie contaron nada de lo que habían visto.

Jesús sana a un muchachoendemoniado37Al día siguiente, cuando bajaron de la montaña, le salió al encuentro mucha gente. 38Y un hombre de entre la multi-tud exclamó:—Maestro, te ruego que atiendas a mi hijo, pues es el único que tengo. 39Resulta que un espíritu se posesiona de él, y de repente el mucha-cho se pone a gritar; también lo sacude con violencia y hace que eche espuma-rajos. Cuando lo atormenta, a duras penas lo suelta. 40Ya les rogué a tus discípulos que lo expulsaran, pero no pudieron. 41—¡Ah, generación incrédu-la y perversa! —respondió Jesús—. ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes y soportarlos? Trae acá a tu hijo. 42Estaba acercándose el mucha-cho cuando el demonio lo derribó con una convulsión. Pero Jesús reprendió al espíritu maligno, sanó al muchacho y se lo devolvió al padre. 43Y todos se que-daron asombrados de la grandeza de Dios.En medio de tanta admiración por

todo lo que hacía, Jesús dijo a sus discí-pulos: 44—Presten mucha atención a lo que les voy a decir: El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres. 45Pero ellos no entendían lo que quería decir con esto. Les estaba encubierto para que no lo comprendie-ran, y no se atrevían a preguntárselo. ¿Quién va a ser el más importante? 46Surgió entre los discípulos una discu-sión sobre quién de ellos sería el más importante. 47Como Jesús sabía bien lo que pensaban, tomó a un niño y lo puso a su lado. 48—El que recibe en mi nombre a este niño —les dijo—, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. El que es más insignificante entre todos ustedes, ése es el más importante. 49—Maestro —in-tervino Juan—, vimos a un hombre que expulsaba demonios en tu nombre; pero como no anda con nosotros, tratamos de impedírselo. 50—No se lo impidan —les replicó Jesús—, porque el que no está contra ustedes está a favor de ustedes.

La oposición de los samaritanos51Como se acercaba el tiempo de que fuera llevado al cielo, Jesús se hizo el firme propósito de ir a Jerusalén. 52En-vió por delante mensajeros, que entra-ron en un pueblo samaritano para pre-pararle alojamiento; 53pero allí la gente no quiso recibirlo porque se dirigía a Jerusalén. 54Cuando los discípulos Jacobo y Juan vieron esto, le pregunta-ron:—Señor, ¿quieres que hagamos caer fuego del cielo para que los des-truya? 55Pero Jesús se volvió a ellos y los reprendió. 56Luego siguieron la jornada a otra aldea.

Lo que cuesta seguir a Jesús57Iban por el camino cuando alguien le dijo:—Te seguiré a dondequiera que vayas. 58—Las zorras tienen madrigue-ras y las aves tienen nidos —le respon-dió Jesús—, pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza. 59A otro le dijo:—Sígueme.—Señor —le contestó—, primero déjame ir a enterrar a mi padre. 60—Deja que los muertos entierren a sus propios muertos, pero tú ve y proclama el reino de Dios —le repli-có Jesús. 61Otro afirmó:—Te seguiré, Señor; pero primero déjame despedir-me de mi familia. 62Jesús le respon-dió:—Nadie que mire atrás después de poner la mano en el arado es apto para el reino de Dios._______________________________Génesis 16 (NVI)Agar e Ismael16Saray, la esposa de Abram, no le había dado hijos. Pero como tenía una esclava egipcia llamada Agar, 2Saray le dijo a Abram:—El Señor me ha hecho estéril. Por lo tanto, ve y acuéstate con mi esclava Agar. Tal vez por medio de ella podré tener hijos.Abram aceptó la propuesta que le hizo Saray. 3Entonces ella tomó a Agar, la esclava egipcia, y se la entregó a Abram como mujer. Esto ocurrió cuando ya hacía diez años que Abram vivía en Canaán. 4Abram tuvo relaciones con Agar, y ella concibió un hijo. Al darse cuenta Agar de que estaba embarazada, comenzó a mirar con desprecio a su dueña. 5Entonces Saray le dijo a Abram:—¡Tú tienes la culpa de mi afrenta! Yo puse a mi escla-va en tus brazos, y ahora que se ve em-barazada me mira con desprecio. ¡Que

el Señor juzgue entre tú y yo! 6—Tu esclava está en tus manos —contestó Abram—; haz con ella lo que bien te parezca.Y de tal manera comenzó Saray a maltratar a Agar, que ésta huyó al desierto. 7Allí, junto a un manantial que está en el camino a la región de Sur, la encontró el ángel del Señor 8y le preguntó:—Agar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y a dónde vas?—Estoy huyendo de mi dueña Saray —respon-dió ella. 9—Vuelve junto a ella y somé-tete a su autoridad —le dijo el ángel—. 10De tal manera multiplicaré tu descen-dencia, que no se podrá contar. 11»Es-tás embarazada, y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Ismael, porque el Señor ha escuchado tu aflicción. 12Será un hombre indómito como asno salvaje. Luchará contra todos, y todos lucharán contra él; y vivirá en conflicto con todos sus hermanos. 13Como el Señor le había hablado, Agar le puso por nombre «El Dios que me ve», pues se decía: «Ahora he visto al que me ve.» 14Por eso también el pozo que está entre Cades y Béred se conoce con el nombre de «Pozo del Viviente que me ve». 15Agar le dio a Abram un hijo, a quien Abram llamó Ismael. 16Abram tenía ochenta y seis años cuando nació Ismael._______________________________Salmos 9 (NVI)Al director musical. Sígase la tonada de «La muerte del hijo». Salmo de David.9Quiero alabarte, Señor, con todo el corazón, y contar todas tus maravillas. 2Quiero alegrarme y regocijarme en ti, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo. 3Mis enemigos retroceden; tropiezan y

perecen ante ti. 4Porque tú me has hecho justicia, me has vindicado; tú, juez justo, ocupas tu trono. 5Reprendis-te a los paganos, destruiste a los malva-dos; ¡para siempre borraste su memo-ria! 6Desgracia sin fin cayó sobre el enemigo; arrancaste de raíz sus ciuda-des, y hasta su recuerdo se ha desva-necido. 7Pero el Señor reina por siem-pre; para emitir juicio ha establecido su trono. 8Juzgará al mundo con justicia; gobernará a los pueblos con equidad. 9El Señor es refugio de los oprimidos; es su baluarte en momentos de angus-tia. 10En ti confían los que conocen tu nombre, porque tú, Señor, jamás aban-donas a los que te buscan. 11Canten salmos al Señor, el rey de Sión; procla-men sus proezas entre las naciones. 12El vengador de los inocentes se acuerda de ellos; no pasa por alto el clamor de los afligidos. 13Ten compa-sión de mí, Señor; mira cómo me afli-gen los que me odian. Sácame de las puertas de la muerte, 14para que en las puertas de Jerusalén proclame tus ala-banzas y me regocije en tu salvación. 15Han caído los paganos en la fosa que han cavado; sus pies quedaron atrapa-dos en la red que ellos mismos escon-dieron. 16Al Señor se le conoce porque imparte justicia; el malvado cae en la trampa que él mismo tendió. 17Bajan al sepulcro los malvados, todos los paga-nos que de Dios se olvidan. 18Pero no se olvidará para siempre al necesitado,ni para siempre se perderá la esperan-za del pobre. 19¡Levántate, Señor! No dejes que el hombre prevalezca; ¡haz que las naciones comparezcan ante ti! 20Infúndeles terror, Señor; ¡que los

pueblos sepan que son simples mortales!

Día 10 - Miércoles 04.02.15:Lucas 10: 1-20 (NVI)Jesús envía a los setenta y dos10Después de esto, el Señor escogió a otros setenta y dos para enviarlos de dos en dos delante de él a todo pueblo y lugar adonde él pensaba ir. 2«Es abundante la cosecha —les dijo—, pero son pocos los obreros. Pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que mande obreros a su campo. 3¡Vayan ustedes! Miren que los envío como cor-deros en medio de lobos. 4No lleven monedero ni bolsa ni sandalias; ni se detengan a saludar a nadie por el camino. 5»Cuando entren en una casa, digan primero: “Paz a esta casa.” 6Si hay allí alguien digno de paz, gozará de ella; y si no, la bendición no se cumplirá. 7Quédense en esa casa, y coman y beban de lo que ellos tengan, porque el trabajador tiene derecho a su sueldo. No anden de casa en casa. 8»Cuando entren en un pueblo y los reciban, coman lo que les sirvan. 9Sanen a los enfermos que encuentren allí y dígan-les: “El reino de Dios ya está cerca de ustedes.” 10Pero cuando entren en un pueblo donde no los reciban, salgan a las plazas y digan: 11“Aun el polvo de este pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos en protesta contra ustedes. Pero tengan por seguro que ya está cerca el reino de Dios.” 12Les digo que en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma que para ese pueblo. 13»¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Si se hubieran hecho en Tiro y en Sidón los milagros

que se hicieron en medio de ustedes, ya hace tiempo que se habrían arrepentido con grandes lamentos. 14Pero en el juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón que para ustedes. 15Y tú, Capernaúm, ¿acaso serás levantada hasta el cielo? No, sino que descende-rás hasta el abismo. 16»El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza a mí, rechaza al que me envió.» 17Cuando los setenta y dos regresaron, dijeron conten-tos:—Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre. 18—Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo —respondió él—. 19Sí, les he dado autoridad a ustedes para pisotear ser-pientes y escorpiones y vencer todo el poder del enemigo; nada les podrá hacer daño. 20Sin embargo, no se ale-gren de que puedan someter a los espí-ritus, sino alégrense de que sus nom-bres están escritos en el cielo._______________________________Génesis 17 (NVI)El pacto y la circuncisión17Cuando Abram tenía noventa y nueve años, el Señor se le apareció y le dijo:—Yo soy el Dios Todopoderoso. Vive en mi presencia y sé intachable. 2Así confirmaré mi pacto contigo, y mul-tiplicaré tu descendencia en gran manera. 3Al oír que Dios le hablaba, Abram cayó rostro en tierra, y Dios con-tinuó: 4—Éste es el pacto que establez-co contigo: Tú serás el padre de una multitud de naciones. 5Ya no te llama-rás Abram, sino que de ahora en ade-lante tu nombre será Abraham, porque te he confirmado como padre de una

multitud de naciones. 6Te haré tan fecundo que de ti saldrán reyes y nacio-nes. 7Estableceré mi pacto contigo y con tu descendencia, como pacto per-petuo, por todas las generaciones. Yo seré tu Dios, y el Dios de tus descen-dientes. 8A ti y a tu descendencia les daré, en posesión perpetua, toda la tierra de Canaán, donde ahora andan peregrinando. Y yo seré su Dios. 9Dios también le dijo a Abraham:—Cumple con mi pacto, tú y toda tu descendencia, por todas las generaciones. 10Y éste es el pacto que establezco contigo y con tu descendencia, y que todos deberán cumplir: Todos los varones entre uste-des deberán ser circuncidados. 11Cir-cuncidarán la carne de su prepucio, y ésa será la señal del pacto entre noso-tros. 12Todos los varones de cada generación deberán ser circuncidados a los ocho días de nacidos, tanto los niños nacidos en casa como los que hayan sido comprados por dinero a un extranjero y que, por lo tanto, no sean de la estirpe de ustedes. 13Todos sin excepción, tanto el nacido en casa como el que haya sido comprado por dinero, deberán ser circuncidados. De esta manera mi pacto quedará como una marca indeleble en la carne de ustedes, como un pacto perpetuo. 14Pero el varón incircunciso, al que no se le haya cortado la carne del prepu-cio, será eliminado de su pueblo por quebrantar mi pacto. 15También le dijo Dios a Abraham:—A Saray, tu esposa, ya no la llamarás Saray, sino que su nombre será Sara. 16Yo la bendeciré, y por medio de ella te daré un hijo. Tanto la bendeciré, que será madre de nacio-

nes, y de ella surgirán reyes de pueblos. 17Entonces Abraham inclinó el rostro hasta el suelo y se rió de pensar: «¿Acaso puede un hombre tener un hijo a los cien años, y ser madre Sara a los noventa?» 18Por eso le dijo a Dios:—¡Concédele a Ismael vivir bajo tu bendición! 19A lo que Dios contes-tó:—¡Pero es Sara, tu esposa, la que te dará un hijo, al que llamarás Isaac! Yo estableceré mi pacto con él y con sus descendientes, como pacto perpetuo. 20En cuanto a Ismael, ya te he escu-chado. Yo lo bendeciré, lo haré fecundo y le daré una descendencia numerosa. Él será el padre de doce príncipes. Haré de él una nación muy grande. 21Pero mi pacto lo estableceré con Isaac, el hijo que te dará Sara de aquí a un año, por estos días. 22Cuando Dios terminó de hablar con Abraham, se retiró de su presencia. 23Ese mismo día Abraham tomó a su hijo Ismael, a los criados nacidos en su casa, a los que había comprado con su dinero y a todos los otros varones que había en su casa, y los circuncidó, tal como Dios se lo había mandado. 24Abraham tenía noventa y nueve años cuando fue circuncidado, 25mientras que su hijo Ismael tenía trece. 26Así que ambos fueron circunci-dados el mismo día 27junto con todos los varones de su casa, tanto los naci-dos en ella como los comprados a extranjeros._______________________________Salmos 10 (NVI)Lámed10¿Por qué, Señor, te mantienes dis-tante? ¿Por qué te escondes en mo-mentos de angustia? 2Con arrogancia

persigue el malvado al indefenso, pero se enredará en sus propias artimañas. 3El malvado hace alarde de su propia codicia; alaba al ambicioso y menospre-cia al Señor. 4El malvado levanta inso-lente la nariz, y no da lugar a Dios en sus pensamientos. 5Todas sus empre-sas son siempre exitosas; tan altos y alejados de él están tus juicios que se burla de todos sus enemigos. 6Y se dice a sí mismo: «Nada me hará caer. Siempre seré feliz. Nunca tendré pro-blemas.» 7Llena está su boca de maldi-ciones, de mentiras y amenazas; bajo su lengua esconde maldad y violencia. 8Se pone al acecho en las aldeas, se esconde en espera de sus víctimas, y asesina a mansalva al inocente. 9Cual león en su guarida se agazapa, listo para atrapar al indefenso; le cae encima y lo arrastra en su red. 10Bajo el peso de su poder, sus víctimas caen por tierra. 11Se dice a sí mismo: «Dios se ha olvidado. Se cubre el rostro. Nunca ve nada.» 12¡Levántate, Señor! ¡Levan-ta, oh Dios, tu brazo! ¡No te olvides de los indefensos! 13¿Por qué te ha de menospreciar el malvado? ¿Por qué ha de pensar que no lo llamarás a cuen-tas? 14Pero tú ves la opresión y la vio-lencia, las tomas en cuenta y te harás cargo de ellas. Las víctimas confían en ti; tú eres la ayuda de los huérfanos. 15¡Rómpeles el brazo al malvado y al impío! ¡Pídeles cuentas de su maldad, y haz que desaparezcan por completo! 16El Señor es rey eterno; los paganos serán borrados de su tierra. 17Tú, Señor, escuchas la petición de los inde-fensos, les infundes aliento y atiendes a su clamor. 18Tú defiendes al huérfano y

al oprimido, para que el hombre, hecho de tierra, no siga ya sembrando el terror.

Día 11 - Jueves 05.02.15:Lucas 10: 21-42 (NVI)21En aquel momento Jesús, lleno de alegría por el Espíritu Santo, dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque habiendo escondido estas cosas de los sabios e instruidos, se las has revelado a los que son como niños. Sí, Padre, porque esa fue tu buena voluntad. 22»Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelárse-lo.» 23Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. 24Les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven, pero no lo vieron; y oír lo que ustedes oyen, pero no lo oyeron.»

Parábola del buen samaritano25En esto se presentó un experto en la ley y, para poner a prueba a Jesús, le hizo esta pregunta:—Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna? 26Jesús replicó:—¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo la interpretas tú? 27Como respuesta el hombre citó:—“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”, y: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” 28—Bien contestado —le dijo Jesús—. Haz eso y vivirás. 29Pero él quería justificarse, así que le preguntó a Jesús:—¿Y quién es mi prójimo? 30Jesús respondió:—Baja-

ba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de unos ladrones. Le quitaron la ropa, lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto. 31Re-sulta que viajaba por el mismo camino un sacerdote quien, al verlo, se desvió y siguió de largo. 32Así también llegó a aquel lugar un levita, y al verlo, se desvió y siguió de largo. 33Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba el hombre y, viéndolo, se compadeció de él. 34Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó. Luego lo montó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un aloja-miento y lo cuidó. 35Al día siguiente, sacó dos monedas de plata y se las dio al dueño del alojamiento. “Cuídemelo —le dijo—, y lo que gaste usted de más, se lo pagaré cuando yo vuelva.” 36¿Cuál de estos tres piensas que demostró ser el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? 37—El que se compadeció de él —contestó el experto en la ley.—Anda entonces y haz tú lo mismo —concluyó Jesús.

En casa de Marta y María38Mientras iba de camino con sus discí-pulos, Jesús entró en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. 39Tenía ella una hermana llama-da María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba lo que él decía. 40Marta, por su parte, se sentía abru-mada porque tenía mucho que hacer. Así que se acercó a él y le dijo:—Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sirviendo sola? ¡Dile que me ayude! 41—Marta, Marta —le con-testó Jesús—, estás inquieta y preocu-

pada por muchas cosas, 42pero sólo una es necesaria. María ha escogido la mejor, y nadie se la quitará._______________________________Génesis 18 (NVI)La visita del Señor18El Señor se le apareció a Abraham junto al encinar de Mamré, cuando Abraham estaba sentado a la entrada de su carpa, a la hora más calurosa del día. 2Abraham alzó la vista, y vio a tres hombres de pie cerca de él. Al verlos, corrió desde la entrada de la carpa a saludarlos. Inclinándose hasta el suelo, 3dijo:—Mi señor, si este servidor suyo cuenta con su favor, le ruego que no me pase de largo. 4Haré que les traigan un poco de agua para que ustedes se laven los pies, y luego podrán descan-sar bajo el árbol. 5Ya que han pasado por donde está su servidor, déjenme traerles algo de comer para que se sien-tan mejor antes de seguir su cami-no.—¡Está bien —respondieron ellos—, hazlo así! 6Abraham fue rápidamente a la carpa donde estaba Sara, y le dijo:—¡Date prisa! Toma unos veinte kilos de harina fina, amásalos y haz unos panes. 7Después Abraham fue corriendo adonde estaba el ganado, eligió un ternero bueno y tierno, y se lo dio a su sirviente, quien a toda prisa se puso a prepararlo. 8Luego les sirvió requesón y leche con el ternero que estaba preparado. Mientras comían, Abraham se quedó de pie junto a ellos, debajo del árbol. 9Entonces ellos le pre-guntaron:—¿Dónde está Sara, tu espo-sa?—Allí en la carpa —les respondió. 10—Dentro de un año volveré a verte —dijo uno de ellos—, y para entonces

tu esposa Sara tendrá un hijo.Sara estaba escuchando a la entrada de la carpa, a espaldas del que hablaba. 11Abraham y Sara eran ya bastante ancianos, y Sara ya había dejado de menstruar. 12Por eso, Sara se rió y pensó: «¿Acaso voy a tener este placer, ahora que ya estoy consumida y mi esposo es tan viejo?» 13Pero el Señor le dijo a Abraham:—¿Por qué se ríe Sara? ¿No cree que podrá tener un hijo en su vejez? 14¿Acaso hay algo impo-sible para el Señor? El año que viene volveré a visitarte en esta fecha, y para entonces Sara habrá tenido un hijo. 15Sara, por su parte, tuvo miedo y mintió al decirle:—Yo no me estaba riendo.Pero el Señor le replicó:—Sí te reíste.

Abraham intercede en favor de Sodoma16Luego aquellos visitantes se levanta-ron y partieron de allí en dirección a Sodoma. Abraham los acompañó para despedirlos. 17Pero el Señor estaba pensando: «¿Le ocultaré a Abraham lo que estoy por hacer? 18Es un hecho que Abraham se convertirá en una nación grande y poderosa, y en él serán bendecidas todas las naciones de la tierra. 19Yo lo he elegido para que ins-truya a sus hijos y a su familia, a fin de que se mantengan en el camino del Señor y pongan en práctica lo que es justo y recto. Así el Señor cumplirá lo que le ha prometido.» 20Entonces el Señor le dijo a Abraham:—El clamor contra Sodoma y Gomorra resulta ya insoportable, y su pecado es gravísimo. 21Por eso bajaré, a ver si realmente sus acciones son tan malas como el clamor

contra ellas me lo indica; y si no, he de saberlo. 22Dos de los visitantes partie-ron de allí y se encaminaron a Sodoma, pero Abraham se quedó de pie frente al Señor. 23Entonces se acercó al Señor y le dijo:—¿De veras vas a exterminar al justo junto con el malvado? 24Quizá haya cincuenta justos en la ciudad. ¿Exterminarás a todos, y no perdonarás a ese lugar por amor a los cincuenta justos que allí hay? 25¡Lejos de ti el hacer tal cosa! ¿Matar al justo junto con el malvado, y que ambos sean tratados de la misma manera? ¡Jamás hagas tal cosa! Tú, que eres el Juez de toda la tierra, ¿no harás justicia? 26El Señor le respondió:—Si encuentro cincuenta justos en Sodoma, por ellos perdonaré a toda la ciudad. 27Abraham le dijo:—Reconozco que he sido muy atre-vido al dirigirme a mi Señor, yo, que apenas soy polvo y ceniza. 28Pero tal vez falten cinco justos para completar los cincuenta. ¿Destruirás a toda la ciudad si faltan esos cinco?—Si encuentro cuarenta y cinco justos no la destruiré —contestó el Señor. 29Pero Abraham insistió:—Tal vez se encuen-tren sólo cuarenta.—Por esos cuarenta justos, no destruiré la ciudad —respon-dió el Señor. 30Abraham volvió a insis-tir:—No se enoje mi Señor, pero permí-tame seguir hablando. Tal vez se encuentren sólo treinta.—No lo haré si encuentro allí a esos treinta —contestó el Señor. 31Abraham siguió insistien-do:—Sé que he sido muy atrevido en hablarle así a mi Señor, pero tal vez se encuentren sólo veinte.—Por esos veinte no la destruiré. 32Abraham volvió a decir:—No se enoje mi Señor, pero

permítame hablar una vez más. Tal vez se encuentren sólo diez ...—Aun por esos diez no la destruiré —respondió el Señor por última vez. 33Cuando el Señor terminó de hablar con Abraham, se fue de allí, y Abraham regresó a su carpa._______________________________Salmos 11 (NVI)Al director musical. Salmo de David.11En el Señor hallo refugio. ¿Cómo, pues, se atreven a decirme: «Huye al monte, como las aves»? 2Vean cómo tensan sus arcos los malvados: prepa-ran las flechas sobre la cuerda para dis-parar desde las sombras contra los rectos de corazón. 3Cuando los funda-mentos son destruidos, ¿qué le queda al justo? 4El Señor está en su santo templo, en los cielos tiene el Señor su trono, y atentamente observa al ser humano; con sus propios ojos lo exami-na. 5El Señor examina a justos y a mal-vados, y aborrece a los que aman la vio-lencia. 6Hará llover sobre los malvados ardientes brasas y candente azufre; ¡un viento abrasador será su suerte! 7Justo es el Señor, y ama la justicia; por eso los íntegros contemplarán su rostro.

Día 12 - Viernes 06.02.15:Lucas 11: 1-28 (NVI)Jesús enseña sobre la oración11Un día estaba Jesús orando en cierto lugar. Cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos:—Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus dis-cípulos. 2Él les dijo:—Cuando oren, digan: »“Padre, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. 3Danos cada día nuestro pan cotidiano. 4Perdónanos nuestros pecados, porque también

nosotros perdonamos a todos los que nos ofenden. No nos dejes caer en ten-tación” 5»Supongamos —continuó— que uno de ustedes tiene un amigo, y a medianoche va y le dice: “Amigo, prés-tame tres panes, 6pues se me ha pre-sentado un amigo recién llegado de viaje, y no tengo nada que ofrecerle.” 7Y el que está adentro le contesta: “No me molestes. Ya está cerrada la puerta, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme a darte nada.” 8Les digo que, aunque no se levante a darle pan por ser amigo suyo, sí se levantará por su impertinencia y le dará cuanto necesite. 9»Así que yo les digo: Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá la puerta. 10Por-que todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre. 11»¿Quién de ustedes que sea padre, si su hijo le pide un pescado, le dará en cambio una serpiente? 12¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? 13Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!

Jesús y Beelzebú14En otra ocasión Jesús expulsaba de un hombre a un demonio que lo había dejado mudo. Cuando salió el demonio, el mudo habló, y la gente se quedó asombrada. 15Pero algunos dijeron: «Éste expulsa a los demonios por medio de Beelzebú, príncipe de los demonios.» 16Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal del cielo. 17Como él conocía sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido contra sí

mismo quedará asolado, y una casa dividida contra sí misma se derrumbará. 18Por tanto, si Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo puede mante-nerse en pie su reino? Lo pregunto porque ustedes dicen que yo expulso a los demonios por medio de Beelzebú. 19Ahora bien, si yo expulso a los demo-nios por medio de Beelzebú, ¿los segui-dores de ustedes por medio de quién los expulsan? Por eso ellos mismos los juzgarán a ustedes. 20Pero si expulso a los demonios con el poder de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el reino de Dios. 21»Cuando un hombre fuerte y bien armado cuida su hacienda, sus bienes están seguros. 22Pero si lo ataca otro más fuerte que él y lo vence, le quita las armas en que confiaba y reparte el botín. 23»El que no está de mi parte, está contra mí; y el que conmi-go no recoge, esparce. 24»Cuando un espíritu maligno sale de una persona, va por lugares áridos buscando un des-canso. Y al no encontrarlo, dice: “Volve-ré a mi casa, de donde salí.” 25Cuando llega, la encuentra barrida y arreglada. 26Luego va y trae otros siete espíritus más malvados que él, y entran a vivir allí. Así que el estado final de aquella persona resulta peor que el inicial.» 27Mientras Jesús decía estas cosas, una mujer de entre la multitud excla-mó:—¡Dichosa la mujer que te dio a luz y te amamantó! 28—Dichosos más bien —contestó Jesús— los que oyen la palabra de Dios y la obedecen._______________________________Génesis 19 (NVI)Destrucción de Sodoma y Gomorra19Caía la tarde cuando los dos ánge-

les llegaron a Sodoma. Lot estaba sen-tado a la entrada de la ciudad. Al verlos, se levantó para recibirlos y se postró rostro en tierra. 2Les dijo:—Por favor, señores, les ruego que pasen la noche en la casa de este servidor suyo. Allí podrán lavarse los pies, y mañana al amanecer seguirán su camino.—No, gracias —respondieron ellos—. Pasare-mos la noche en la plaza. 3Pero tanto les insistió Lot que fueron con él y entra-ron en su casa. Allí Lot les preparó una buena comida y coció panes sin levadu-ra, y ellos comieron. 4Aún no se habían acostado cuando los hombres de la ciudad de Sodoma rodearon la casa. Todo el pueblo sin excepción, tanto jóvenes como ancianos, estaba allí pre-sente. 5Llamaron a Lot y le dije-ron:—¿Dónde están los hombres que vinieron a pasar la noche en tu casa? ¡Échalos afuera! ¡Queremos acostarnos con ellos! 6Lot salió a la puerta y, cerrándola detrás de sí, 7les dijo:—Por favor, amigos míos, no cometan tal per-versidad. 8Tengo dos hijas que todavía son vírgenes; voy a traérselas para que hagan con ellas lo que les plazca, pero a estos hombres no les hagan nada, pues han venido a hospedarse bajo mi techo. 9—¡Quítate de ahí! —le contes-taron, y añadieron—: Éste ni siquiera es de aquí, y ahora nos quiere mandar. ¡Pues ahora te vamos a tratar peor que a ellos!Entonces se lanzaron contra Lot y se acercaron a la puerta con intencio-nes de derribarla. 10Pero los dos hom-bres extendieron los brazos, metieron a Lot en la casa y cerraron la puerta. 11Luego, a los jóvenes y ancianos que se agolparon contra la puerta de la casa

los dejaron ciegos, de modo que ya no podían encontrar la puerta. 12Luego le advirtieron a Lot:—¿Tienes otros fami-liares aquí? Saca de esta ciudad a tus yernos, hijos, hijas, y a todos los que te pertenezcan, 13porque vamos a des-truirla. El clamor contra esta gente ha llegado hasta elSeñor, y ya resulta inso-portable. Por eso nos ha enviado a des-truirla. 14Lot salió para hablar con sus futuros yernos, es decir, con los prome-tidos de sus hijas.—¡Apúrense! —les dijo—. ¡Abandonen la ciudad, porque elSeñorestá por destruirla!Pero ellos creían que Lot estaba bromeando, 15así que al amanecer los ángeles insistieron con Lot. Exclamaron:—¡Apú-rate! Llévate a tu esposa y a tus dos hijas que están aquí, para que no perez-can cuando la ciudad sea castigada. 16Como Lot titubeaba, los hombres lo tomaron de la mano, lo mismo que a su esposa y a sus dos hijas, y los sacaron de la ciudad, porque el Señor les tuvo compasión. 17Cuando ya los habían sacado de la ciudad, uno de los ángeles le dijo:—¡Escápate! No mires hacia atrás, ni te detengas en ninguna parte del valle. Huye hacia las montañas, no sea que perezcas. 18—¡No, señor mío, por favor! —respondió Lot—. 19Tú has visto con buenos ojos a este siervo tuyo, y tu lealtad ha sido grande al sal-varme la vida. Pero yo no puedo esca-parme a las montañas, no sea que la destrucción me alcance y pierda yo la vida. 20Cerca de aquí hay una ciudad pequeña, en la que podría refugiarme. ¿Por qué no dejan que me escape hacia allá? Es una ciudad muy peque-ña, y en ella me pondré a salvo.

21—Está bien —le respondió—; tam-bién esta petición te la concederé. No destruiré la ciudad de que hablas. 22Pero date prisa y huye de una vez, porque no puedo hacer nada hasta que llegues allí. Por eso aquella ciudad reci-bió el nombre de Zoar. 23Lot llegó a Zoar cuando estaba amaneciendo. 24Entonces el Señor hizo que cayera del cielo una lluvia de fuego y azufre sobre Sodoma y Gomorra. 25Así des-truyó a esas ciudades y a todos sus habitantes, junto con toda la llanura y la vegetación del suelo. 26Pero la esposa de Lot miró hacia atrás, y se quedó con-vertida en estatua de sal. 27Al día siguiente Abraham madrugó y regresó al lugar donde se había encontrado con el Señor. 28Volvió la mirada hacia Sodoma y Gomorra, y hacia toda la llanura, y vio que de la tierra subía humo, como de un horno. 29Así arrasó Dios a las ciudades de la llanura, pero se acordó de Abraham y sacó a Lot de en medio de la catástrofe que destruyó a las ciudades en que había habitado.

Lot y sus hijas30Luego, por miedo a quedarse en Zoar, Lot se fue con sus dos hijas a vivir en la región montañosa. Allí vivió con ellas en una cueva. 31Un día, la hija mayor le dijo a la menor:—Nuestro padre ya está viejo, y no quedan hom-bres en esta región para que se casen con nosotras, como es la costumbre de todo el mundo. 32Ven, vamos a embo-rracharlo, y nos acostaremos con él; y así, por medio de él tendremos descen-dencia. 33Esa misma noche emborra-charon a su padre y, sin que éste se

diera cuenta de nada, la hija mayor fue y se acostó con él. 34A la mañana siguiente, la mayor le dijo a la me-nor:—Mira, anoche me acosté con mi padre. Vamos a emborracharlo de nuevo esta noche, y ahora tú te acosta-rás con él; y así, por medio de él tendre-mos descendencia. 35Esa misma noche volvieron a emborrachar a su padre y, sin que éste se diera cuenta de nada, la hija menor fue y se acostó con él. 36Así las dos hijas de Lot quedaron embarazadas de su padre. 37La mayor tuvo un hijo, a quien llamó Moab, padre de los actuales moabitas. 38La hija menor también tuvo un hijo, a quien llamó Ben Amí, padre de los actuales amonitas._______________________________Salmos 12 (NVI)Al director musical. Sobre la octava. Salmo de David.12Sálvanos, Señor, que ya no hay gente fiel; ya no queda gente sincera en este mundo. 2No hacen sino mentirse unos a otros; sus labios lisonjeros hablan con doblez. 3El Señor cortará todo labio lisonjero y toda lengua jactan-ciosa 4que dice: «Venceremos con la lengua; en nuestros labios confiamos. ¿Quién puede dominarnos a nosotros?» 5Dice el Señor: «Voy ahora a levantar-me, y pondré a salvo a los oprimidos, pues al pobre se le oprime, y el necesi-tado se queja.» 6Las palabras del Señor son puras, son como la plata refinada, siete veces purificada en el crisol. 7Tú, Señor, nos protegerás; tú siempre nos defenderás de esta gente, 8aun cuando los malvados sigan merodeando, y la maldad sea exaltada en este mundo.

Día 13 - Sábado 07.02.15:Lucas 11: 29-54 (NVI)La señal de Jonás29Como crecía la multitud, Jesús se puso a decirles: «Ésta es una genera-ción malvada. Pide una señal milagro-sa, pero no se le dará más señal que la de Jonás. 30Así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, también lo será el Hijo del hombre para esta generación. 31La reina del Sur se levantará en el día del juicio y condena-rá a esta gente; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí tienen ustedes a uno más grande que Salo-món. 32Los ninivitas se levantarán en el día del juicio y condenarán a esta gene-ración; porque ellos se arrepintieron al escuchar la predicación de Jonás, y aquí tienen ustedes a uno más grande que Jonás.

La lámpara del cuerpo33»Nadie enciende una lámpara para luego ponerla en un lugar escondido o cubrirla con un cajón, sino para ponerla en una repisa, a fin de que los que entren tengan luz. 34Tus ojos son la lámpara de tu cuerpo. Si tu visión es clara, todo tu ser disfrutará de la luz; pero si está nublada, todo tu ser estará en la oscuridad. 35Asegúrate de que la luz que crees tener no sea oscuridad. 36Por tanto, si todo tu ser disfruta de la luz, sin que ninguna parte quede en la oscuridad, estarás completamente iluminado, como cuando una lámpara te alumbra con su luz.»

Jesús denuncia a los fariseos y a los expertos en la ley37Cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer con él; así que entró en la casa y se sentó a la mesa. 38Pero el fariseo se sorprendió al ver que Jesús no había cumplido con el rito de lavarse antes de comer. 39—Resulta que ustedes los fariseos —les dijo el Señor—, limpian el vaso y el plato por fuera, pero por dentro están ustedes llenos de codicia y de maldad. 40¡Ne-cios! ¿Acaso el que hizo lo de afuera no hizo también lo de adentro? 41Den más bien a los pobres de lo que está dentro, y así todo quedará limpio para ustedes. 42»¡Ay de ustedes, fariseos!, que dan la décima parte de la menta, de la ruda y de toda clase de legumbres, pero des-cuidan la justicia y el amor de Dios. Debían haber practicado esto, sin dejar de hacer aquello. 43»¡Ay de ustedes, fariseos!, que se mueren por los prime-ros puestos en las sinagogas y los salu-dos en las plazas. 44»¡Ay de ustedes!, que son como tumbas sin lápida, sobre las que anda la gente sin darse cuenta. 45Uno de los expertos en la ley le res-pondió:—Maestro, al hablar así nos insultas también a nosotros. 46Contes-tó Jesús:—¡Ay de ustedes también, expertos en la ley! Abruman a los demás con cargas que apenas se pueden soportar, pero ustedes mismos no levantan ni un dedo para ayudarlos. 47»¡Ay de ustedes!, que construyen monumentos para los profetas, a quie-nes los antepasados de ustedes mata-ron. 48En realidad aprueban lo que hicieron sus antepasados; ellos mata-ron a los profetas, y ustedes les cons-

truyen los sepulcros. 49Por eso dijo Dios en su sabiduría: “Les enviaré pro-fetas y apóstoles, de los cuales matarán a unos y perseguirán a otros.” 50Por lo tanto, a esta generación se le pedirán cuentas de la sangre de todos los profe-tas derramada desde el principio del mundo, 51desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, el que murió entre el altar y el santuario. Sí, les aseguro que de todo esto se le pedirán cuentas a esta generación. 52»¡Ay de ustedes, expertos en la ley!, porque se han adueñado de la llave del conoci-miento. Ustedes mismos no han entra-do, y a los que querían entrar les han cerrado el paso. 53Cuando Jesús salió de allí, los maestros de la ley y los fari-seos, resentidos, se pusieron a acosar-lo a preguntas. 54Estaban tendiéndole trampas para ver si fallaba en algo._______________________________Génesis 20 (NVI)Abraham y Abimélec20Abraham partió desde allí en direc-ción a la región del Néguev, y se quedó a vivir entre Cades y Sur. Mientras vivía en Guerar, 2Abraham decía que Sara, su esposa, era su hermana. Entonces Abimélec, rey de Guerar, mandó llamar a Sara y la tomó por esposa. 3Pero aquella noche Dios se le apareció a Abi-mélec en sueños y le dijo:—Puedes darte por muerto a causa de la mujer que has tomado, porque ella es casada. 4Pero como Abimélec todavía no se había acostado con ella, le contes-tó:—Señor, ¿acaso vas a matar al ino-cente? 5Como Abraham me dijo que ella era su hermana, y ella me lo confirmó, yo hice todo esto de buena fe y sin mala

intención. 6—Sí, ya sé que has hecho todo esto de buena fe —le respondió Dios en el sueño—; por eso no te permití tocarla, para que no pecaras contra mí. 7Pero ahora devuelve esa mujer a su esposo, porque él es profeta y va a inter-ceder por ti para que vivas. Si no lo haces, ten por seguro que morirás junto con todos los tuyos. 8En la madrugada del día siguiente, Abimélec se levantó y llamó a todos sus servidores para con-tarles en detalle lo que había ocurrido, y un gran temor se apoderó de ellos. 9En-tonces Abimélec llamó a Abraham y le reclamó:—¡Qué nos has hecho! ¿En qué te he ofendido, que has traído un pecado tan grande sobre mí y sobre mi reino? ¡Lo que me has hecho no tiene nombre! 10¿Qué pretendías conseguir con todo esto?Al reclamo de Abimélec, 11Abraham contestó:—Yo pensé que en este lugar no había temor de Dios, y que por causa de mi esposa me matarían. 12Pero en realidad ella es mi hermana, porque es hija de mi padre aunque no de mi madre; y además es mi esposa. 13Cuando Dios me mandó dejar la casa de mi padre y andar errante, yo le dije a mi esposa: “Te pido que me hagas este favor: Dondequiera que vayamos, di siempre que soy tu hermano.” 14Abimé-lec tomó entonces ovejas y vacas, esclavos y esclavas, y se los regaló a Abraham. Al mismo tiempo, le devolvió a Sara, su esposa, 15y le dijo:—Mira, ahí está todo mi territorio; quédate a vivir donde mejor te parezca. 16A Sara le dijo:—Le he dado a tu hermano mil mo-nedas de plata, que servirán de com-pensación por todo lo que te ha pasado; así quedarás vindicada ante todos los

que están contigo. 17Entonces Abra-ham oró a Dios, y Dios sanó a Abimélec y permitió que su esposa y sus siervas volvieran a tener hijos, 18porque a causa de lo ocurrido con Sara, la esposa de Abraham, el Señor había hecho que todas las mujeres en la casa de Abimé-lec quedaran estériles._______________________________Salmos 13 (NVI)Al director musical. Salmo de David.13¿Hasta cuándo, Señor, me seguirás olvidando? ¿Hasta cuándo esconderás de mí tu rostro? 2¿Hasta cuándo he de estar angustiado y he de sufrir cada día en mi corazón? ¿Hasta cuándo el ene-migo me seguirá dominando? 3 Señor y Dios mío, mírame y respóndeme; ilumi-na mis ojos. Así no caeré en el sueño de la muerte; 4así no dirá mi enemigo: «Lo he vencido»; así mi adversario no se alegrará de mi caída. 5Pero yo confío en tu gran amor; mi corazón se alegra en tu salvación. 6Canto salmos al Señor. ¡El Señor ha sido bueno conmigo!

Día 14 - Sábado 08.02.15:Lucas 12: 1-31 (NVI)Advertencias y estímulos12Mientras tanto, se habían reunido millares de personas, tantas que se atropellaban unas a otras. Jesús comenzó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuídense de la leva-dura de los fariseos, o sea, de la hipo-cresía. 2No hay nada encubierto que no llegue a revelarse, ni nada escondido que no llegue a conocerse. 3Así que todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad se dará a conocer a plena luz, y lo que han susurrado a puerta

cerrada se proclamará desde las azo-teas. 4»A ustedes, mis amigos, les digo que no teman a los que matan el cuerpo pero después no pueden hacer más. 5Les voy a enseñar más bien a quién deben temer: teman al que, después de dar muerte, tiene poder para echarlos al infierno. Sí, les aseguro que a él deben temerle. 6¿No se venden cinco gorrio-nes por dos moneditas? Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de ellos. 7Así mismo sucede con ustedes: aun los cabellos de su cabeza están conta-dos. No tengan miedo; ustedes valen más que muchos gorriones. 8»Les ase-guro que a cualquiera que me reconoz-ca delante de la gente, también el Hijo del hombre lo reconocerá delante de los ángeles de Dios. 9Pero al que me des-conozca delante de la gente se le des-conocerá delante de los ángeles de Dios. 10Y todo el que pronuncie alguna palabra contra el Hijo del hombre será perdonado, pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón. 11»Cuando los hagan comparecer ante las sinagogas, los gobernantes y las autoridades, no se preocupen de cómo van a defenderse o de qué van a decir, 12porque en ese momento el Espíritu Santo les enseñará lo que deben res-ponder.»

Parábola del rico insensato13Uno de entre la multitud le pidió: —Maestro, dile a mi hermano que com-parta la herencia conmigo. 14—Hombre —replicó Jesús—, ¿quién me nombró a mí juez o árbitro entre ustedes? 15»¡-Tengan cuidado! —advirtió a la gente—. Absténganse de toda avaricia; la vida

de una persona no depende de la abun-dancia de sus bienes. 16Entonces les contó esta parábola:—El terreno de un hombre rico le produjo una buena cose-cha. 17Así que se puso a pensar: “¿Qué voy a hacer? No tengo dónde almacenar mi cosecha.” 18Por fin dijo: “Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más gran-des, donde pueda almacenar todo mi grano y mis bienes. 19Y diré: Alma mía, ya tienes bastantes cosas buenas guar-dadas para muchos años. Descansa, come, bebe y goza de la vida.” 20Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te van a reclamar la vida. ¿Y quién se quedará con lo que has acumulado?” 21»Así le sucede al que acumula rique-zas para sí mismo, en vez de ser rico delante de Dios.

No se preocupen22Luego dijo Jesús a sus discípu-los:—Por eso les digo: No se preocu-pen por su vida, qué comerán; ni por su cuerpo, con qué se vestirán. 23La vida tiene más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa. 24Fíjense en los cuervos: no siembran ni cosechan, ni tienen almacén ni granero; sin em-bargo, Dios los alimenta. ¡Cuánto más valen ustedes que las aves! 25¿Quién de ustedes, por mucho que se preocu-pe, puede añadir una sola hora al curso de su vida? 26Ya que no pueden hacer algo tan insignificante, ¿por qué se pre-ocupan por lo demás? 27»Fíjense cómo crecen los lirios. No trabajan ni hilan; sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplen-dor, se vestía como uno de ellos. 28Si

así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, ¡cuánto más hará por ustedes, gente de poca fe! 29Así que no se afanen por lo que han de comer o beber; dejen de atormentarse. 30El mundo pagano anda tras todas estas cosas, pero el Padre sabe que ustedes las necesitan. 31Ustedes, por el contra-rio, busquen el reino de Dios, y estas cosas les serán añadidas._______________________________Génesis 21 (NVI)Nacimiento de Isaac21Tal como el Señor lo había dicho, se ocupó de Sara y cumplió con la promesa que le había hecho. 2Sara quedó emba-razada y le dio un hijo a Abraham en su vejez. Esto sucedió en el tiempo anun-ciado por Dios. 3Al hijo que Sara le dio, Abraham le puso por nombre Isaac. 4Cuando su hijo Isaac cumplió ocho días de nacido, Abraham lo circuncidó, tal como Dios se lo había ordenado. 5Abraham tenía ya cien años cuando nació su hijo Isaac. 6Sara dijo entonces: «Dios me ha hecho reír, y todos los que se enteren de que he tenido un hijo, se reirán conmigo. 7¿Quién le hubiera dicho a Abraham que Sara amamanta-ría hijos? Sin embargo, le he dado un hijo en su vejez.»

Expulsión de Agar e Ismael8El niño Isaac creció y fue destetado. Ese mismo día, Abraham hizo un gran banquete. 9Pero Sara se dio cuenta de que el hijo que Agar la egipcia le había dado a Abraham se burlaba de su hijo Isaac. 10Por eso le dijo a Abra-ham:—¡Echa de aquí a esa esclava y a

su hijo! El hijo de esa esclava jamás tendrá parte en la herencia con mi hijo Isaac. 11Este asunto angustió mucho a Abraham porque se trataba de su propio hijo. 12Pero Dios le dijo a Abraham: «No te angusties por el muchacho ni por la esclava. Hazle caso a Sara, porque tu descendencia se establecerá por medio de Isaac. 13Pero también del hijo de la esclava haré una gran nación, porque es hijo tuyo.» 14Al día siguiente, Abra-ham se levantó de madrugada, tomó un pan y un odre de agua, y se los dio a Agar, poniéndoselos sobre el hombro. Luego le entregó a su hijo y la despidió. Agar partió y anduvo errante por el desierto de Berseba. 15Cuando se acabó el agua del odre, puso al niño debajo de un arbusto 16y fue a sentarse sola a cierta distancia, pues pensaba: «No quiero ver morir al niño.» En cuanto ella se sentó, comenzó a llorar descon-soladamente. 17Cuando Dios oyó al niño sollozar, el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo y le dijo: «¿Qué te pasa, Agar? No temas, pues Dios ha escuchado los sollozos del niño. 18Le-vántate y tómalo de la mano, que yo haré de él una gran nación.» 19En ese momento Dios le abrió a Agar los ojos, y ella vio un pozo de agua. En seguida fue a llenar el odre y le dio de beber al niño. 20Dios acompañó al niño, y éste fue creciendo; vivió en el desierto y se con-virtió en un experto arquero; 21habitó en el desierto de Parán y su madre lo casó con una egipcia.

Pacto entre Abraham y Abimélec22En aquel tiempo Abimélec, que estaba acompañado por Ficol, jefe de su

ejército, le dijo a Abraham:—Dios está contigo en todo lo que haces. 23Júrame ahora, por Dios mismo, que no me trata-rás a mí con falsedad, ni tampoco a mis hijos ni a mis descendientes. Júrame que a mí y al país que te ha recibido como extranjero nos tratarás con la misma lealtad con que yo te he tratado. 24—¡Lo juro! —respondió Abraham. 25Luego Abraham se quejó ante Abimé-lec por causa de un pozo de agua del cual los siervos de Abimélec se habían apropiado. 26Pero Abimélec dijo:—No sé quién pudo haberlo hecho. Me acabo de enterar, pues tú no me lo habías dicho. 27Entonces Abraham llevó ovejas y vacas, y se las dio a Abimélec, y los dos hicieron un pacto. 28Pero Abraham apartó siete corderas del rebaño, 29por lo que Abimélec le pre-guntó:—¿Qué pasa? ¿Por qué has apartado estas siete corderas? 30—Acepta estas siete corderas —le contestó Abraham—. Ellas servirán de prueba de que yo cavé este pozo. 31Por eso a aquel lugar le dieron el nombre de Berseba, porque allí los dos hicieron un juramento. 32Después de haber hecho el pacto en Berseba, Abimélec y Ficol, el jefe de su ejército, volvieron al país de los filisteos. 33Abraham plantó un tama-risco en Berseba, y en ese lugar invocó el nombre del Señor, el Dios eterno. 34Y se quedó en el país de los filisteos durante mucho tiempo._______________________________Salmos 14 (NVI)Al director musical. Salmo de David.14Dice el necio en su corazón: «No hay Dios.» Están corrompidos, sus obras son detestables; ¡no hay uno solo que

haga lo bueno! 2Desde el cielo el Señor contempla a los mortales, para ver si hay alguien que sea sensato y busque a Dios. 3Pero todos se han descarriado, a una se han corrompido. No hay nadie que haga lo bueno; ¡no hay uno solo! 4¿Acaso no entienden todos los que hacen lo malo, los que devoran a mi pueblo como si fuera pan? ¡Jamás invo-can al Señor! 5Allí los tienen, sobrecogi-dos de miedo, pero Dios está con los que son justos. 6Ustedes frustran los planes de los pobres, pero el Señor los protege. 7¡Quiera Dios que de Sión venga la salvación de Israel! Cuando el Señor restaure a su pueblo, ¡Jacob se regocijará, Israel se alegrará!_______________________________

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Día 8 - Lunes 02.02.15:Lucas 9: 1-27 (NVI)Jesús envía a los doce9Habiendo reunido a los doce, Jesús les dio poder y autoridad para expulsar a todos los demonios y para sanar enfermedades. 2Entonces los envió a predicar el reino de Dios y a sanar a los enfermos. 3«No lleven nada para el camino: ni bastón, ni bolsa, ni pan, ni dinero, ni dos mudas de ropa —les dijo—. 4En cualquier casa que entren, quédense allí hasta que salgan del pueblo. 5Si no los reciben bien, al salir de ese pueblo, sacúdanse el polvo de los pies como un testimonio contra sus habitantes.» 6Así que partieron y fueron por todas partes de pueblo en pueblo, predicando el evangelio y sanando a la gente. 7Herodes el tetrarca se enteró de todo lo que estaba sucediendo. Estaba perplejo porque algunos decían que Juan había resucitado; 8otros, que se había aparecido Elías; y otros, en fin, que había resucitado alguno de los anti-guos profetas. 9Pero Herodes dijo: «A Juan mandé que le cortaran la cabeza; ¿quién es, entonces, éste de quien oigo tales cosas?» Y procuraba verlo.

Jesús alimenta a los cinco mil10Cuando regresaron los apóstoles, le relataron a Jesús lo que habían hecho. Él se los llevó consigo y se retiraron solos a un pueblo llamado Betsaida, 11pero la gente se enteró y lo siguió. Él los recibió y les habló del reino de Dios. También sanó a los que lo necesitaban. 12Al atardecer se le acercaron los doce y le dijeron:—Despide a la gente, para que vaya a buscar alojamiento y comida

en los campos y pueblos cercanos, pues donde estamos no hay nada. 13—Denles ustedes mismos de comer —les dijo Jesús.—No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a menos que vayamos a comprar comida para toda esta gente —objetaron ellos, 14porque había allí unos cinco mil hom-bres.Pero Jesús dijo a sus discípu-los:—Hagan que se sienten en grupos como de cincuenta cada uno. 15Así lo hicieron los discípulos, y se sentaron todos. 16Entonces Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados, y mirando al cielo, los bendijo. Luego los partió y se los dio a los discípulos para que se los repartieran a la gente. 17Todos comie-ron hasta quedar satisfechos, y de los pedazos que sobraron se recogieron doce canastas.

La confesión de Pedro18Un día cuando Jesús estaba orando para sí, estando allí sus discípulos, les preguntó:—¿Quién dice la gente que soy yo? 19—Unos dicen que Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que uno de los antiguos profetas ha resuci-tado —respondieron. 20—Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?—El Cristo de Dios —afirmó Pedro. 21Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran esto a nadie. Y les dijo: 22—El Hijo del hombre tiene que sufrir muchas cosas y ser rechazado por los ancianos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley. Es necesario que lo maten y que resucite al tercer día. 23Dirigiéndo-se a todos, declaró:—Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz cada día y me siga.

24Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará. 25¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se destruye a sí mismo? 26Si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras, el Hijo del hombre se aver-gonzará de él cuando venga en su gloria y en la gloria del Padre y de los santos ángeles. 27Además, les aseguro que algunos de los aquí presentes no sufrirán la muerte sin antes haber visto el reino de Dios._______________________________Génesis 15 (NVI)Dios hace un pacto con Abram15Después de esto, la palabra del Señor vino a Abram en una visión: «No temas, Abram. Yo soy tu escudo, y muy grande será tu recompensa.» 2Pero Abram le respondió:—Señor y Dios, ¿para qué vas a darme algo, si aún sigo sin tener hijos, y el heredero de mis bienes será Eliezer de Damasco? 3Como no me has dado ningún hijo, mi herencia la recibirá uno de mis criados. 4—¡No! Ese hombre no ha de ser tu heredero —le contestó el Señor—. Tu heredero será tu propio hijo. 5Luego el Señor lo llevó afuera y le dijo:—Mira hacia el cielo y cuenta las estrellas, a ver si puedes. ¡Así de numerosa será tu descendencia! 6Abram creyó al Señor, y el Señor lo reconoció a él como justo. 7Además, le dijo:—Yo soy el Señor, que te hice salir de Ur de los caldeos para darte en posesión esta tierra. 8Pero Abram le preguntó:—Señor y Dios, ¿cómo sabré que voy a poseerla? 9El-Señor le respondió:—Tráeme una ternera, una cabra y un carnero, todos

ellos de tres años, y también una tórtola y un pichón de paloma. 10Abram llevó todos estos animales, los partió por la mitad, y puso una mitad frente a la otra, pero a las aves no las partió. 11Y las aves de rapiña comenzaron a lanzarse sobre los animales muertos, pero Abram las espantaba. 12Al anochecer, Abram cayó en un profundo sueño, y lo envolvió una oscuridad aterradora. 13El Señor le dijo:—Debes saber que tus descendientes vivirán como extranjeros en tierra extraña, donde serán esclavi-zados y maltratados durante cuatro-cientos años. 14Pero yo castigaré a la nación que los esclavizará, y luego tus descendientes saldrán en libertad y con grandes riquezas. 15Tú, en cambio, te reunirás en paz con tus antepasados, y te enterrarán cuando ya seas muy anciano. 16Cuatro generaciones des-pués tus descendientes volverán a este lugar, porque antes de eso no habrá llegado al colmo la iniquidad de los amorreos. 17Cuando el sol se puso y cayó la noche, aparecieron una hornilla humeante y una antorcha encendida, las cuales pasaban entre los animales descuartizados. 18En aquel día elSe-ñorhizo un pacto con Abram. Le dijo:—A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el gran río, el Éufrates. 19Me refiero a la tierra de los quenitas, los quenizitas, los cadmo-neos, 20los hititas, los ferezeos, los refaítas, 21los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos._______________________________Salmos 8 (NVI)Al director musical. Sígase la tonada de «La canción del lagar». Salmo de David.

8Oh Señor, soberano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra! ¡Has puesto tu gloria sobre los cielos! 2Por causa de tus adversarios has hecho que brote la alabanza de labios de los pequeñitos y de los niños de pecho, para silenciar al enemigo y al rebelde. 3Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que allí fijaste, 4me pregunto: «¿Qué es el hombre, para que en él pienses? ¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en cuenta?» 5Pues lo hiciste poco menos que un dios, y lo coronaste de gloria y de honra: 6lo entronizaste sobre la obra de tus manos, todo lo sometiste a su dominio; 7todas las ovejas, todos los bueyes, todos los ani-males del campo, 8las aves del cielo, los peces del mar, y todo lo que surca los senderos del mar. 9Oh Señor, sobe-rano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra!

Día 9 - Martes 03.02.15:Lucas 9: 28-62 (NVI)La transfiguración28Unos ocho días después de decir esto, Jesús, acompañado de Pedro, Juan y Jacobo, subió a una montaña a orar. 29Mientras oraba, su rostro se transformó, y su ropa se tornó blanca y radiante. 30Y aparecieron dos persona-jes —Moisés y Elías— que conversa-ban con Jesús. 31Tenían un aspecto glorioso, y hablaban de la partida de Jesús, que él estaba por llevar a cabo en Jerusalén. 32Pedro y sus compañe-ros estaban rendidos de sueño, pero cuando se despabilaron, vieron su gloria y a los dos personajes que esta-

ban con él. 33Mientras éstos se aparta-ban de Jesús, Pedro, sin saber lo que estaba diciendo, propuso:—Maestro, ¡qué bien que estemos aquí! Podemos levantar tres albergues: uno para ti, otro para Moisés y otro para Elías. 34Estaba hablando todavía cuando apareció una nube que los envolvió, de modo que se asustaron. 35Entonces salió de la nube una voz que dijo: «Éste es mi Hijo, mi escogido; escúchenlo.» 36Después de oírse la voz, Jesús quedó solo. Los dis-cípulos guardaron esto en secreto, y por algún tiempo a nadie contaron nada de lo que habían visto.

Jesús sana a un muchachoendemoniado37Al día siguiente, cuando bajaron de la montaña, le salió al encuentro mucha gente. 38Y un hombre de entre la multi-tud exclamó:—Maestro, te ruego que atiendas a mi hijo, pues es el único que tengo. 39Resulta que un espíritu se posesiona de él, y de repente el mucha-cho se pone a gritar; también lo sacude con violencia y hace que eche espuma-rajos. Cuando lo atormenta, a duras penas lo suelta. 40Ya les rogué a tus discípulos que lo expulsaran, pero no pudieron. 41—¡Ah, generación incrédu-la y perversa! —respondió Jesús—. ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes y soportarlos? Trae acá a tu hijo. 42Estaba acercándose el mucha-cho cuando el demonio lo derribó con una convulsión. Pero Jesús reprendió al espíritu maligno, sanó al muchacho y se lo devolvió al padre. 43Y todos se que-daron asombrados de la grandeza de Dios.En medio de tanta admiración por

todo lo que hacía, Jesús dijo a sus discí-pulos: 44—Presten mucha atención a lo que les voy a decir: El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres. 45Pero ellos no entendían lo que quería decir con esto. Les estaba encubierto para que no lo comprendie-ran, y no se atrevían a preguntárselo. ¿Quién va a ser el más importante? 46Surgió entre los discípulos una discu-sión sobre quién de ellos sería el más importante. 47Como Jesús sabía bien lo que pensaban, tomó a un niño y lo puso a su lado. 48—El que recibe en mi nombre a este niño —les dijo—, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. El que es más insignificante entre todos ustedes, ése es el más importante. 49—Maestro —in-tervino Juan—, vimos a un hombre que expulsaba demonios en tu nombre; pero como no anda con nosotros, tratamos de impedírselo. 50—No se lo impidan —les replicó Jesús—, porque el que no está contra ustedes está a favor de ustedes.

La oposición de los samaritanos51Como se acercaba el tiempo de que fuera llevado al cielo, Jesús se hizo el firme propósito de ir a Jerusalén. 52En-vió por delante mensajeros, que entra-ron en un pueblo samaritano para pre-pararle alojamiento; 53pero allí la gente no quiso recibirlo porque se dirigía a Jerusalén. 54Cuando los discípulos Jacobo y Juan vieron esto, le pregunta-ron:—Señor, ¿quieres que hagamos caer fuego del cielo para que los des-truya? 55Pero Jesús se volvió a ellos y los reprendió. 56Luego siguieron la jornada a otra aldea.

Lo que cuesta seguir a Jesús57Iban por el camino cuando alguien le dijo:—Te seguiré a dondequiera que vayas. 58—Las zorras tienen madrigue-ras y las aves tienen nidos —le respon-dió Jesús—, pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza. 59A otro le dijo:—Sígueme.—Señor —le contestó—, primero déjame ir a enterrar a mi padre. 60—Deja que los muertos entierren a sus propios muertos, pero tú ve y proclama el reino de Dios —le repli-có Jesús. 61Otro afirmó:—Te seguiré, Señor; pero primero déjame despedir-me de mi familia. 62Jesús le respon-dió:—Nadie que mire atrás después de poner la mano en el arado es apto para el reino de Dios._______________________________Génesis 16 (NVI)Agar e Ismael16Saray, la esposa de Abram, no le había dado hijos. Pero como tenía una esclava egipcia llamada Agar, 2Saray le dijo a Abram:—El Señor me ha hecho estéril. Por lo tanto, ve y acuéstate con mi esclava Agar. Tal vez por medio de ella podré tener hijos.Abram aceptó la propuesta que le hizo Saray. 3Entonces ella tomó a Agar, la esclava egipcia, y se la entregó a Abram como mujer. Esto ocurrió cuando ya hacía diez años que Abram vivía en Canaán. 4Abram tuvo relaciones con Agar, y ella concibió un hijo. Al darse cuenta Agar de que estaba embarazada, comenzó a mirar con desprecio a su dueña. 5Entonces Saray le dijo a Abram:—¡Tú tienes la culpa de mi afrenta! Yo puse a mi escla-va en tus brazos, y ahora que se ve em-barazada me mira con desprecio. ¡Que

el Señor juzgue entre tú y yo! 6—Tu esclava está en tus manos —contestó Abram—; haz con ella lo que bien te parezca.Y de tal manera comenzó Saray a maltratar a Agar, que ésta huyó al desierto. 7Allí, junto a un manantial que está en el camino a la región de Sur, la encontró el ángel del Señor 8y le preguntó:—Agar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y a dónde vas?—Estoy huyendo de mi dueña Saray —respon-dió ella. 9—Vuelve junto a ella y somé-tete a su autoridad —le dijo el ángel—. 10De tal manera multiplicaré tu descen-dencia, que no se podrá contar. 11»Es-tás embarazada, y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Ismael, porque el Señor ha escuchado tu aflicción. 12Será un hombre indómito como asno salvaje. Luchará contra todos, y todos lucharán contra él; y vivirá en conflicto con todos sus hermanos. 13Como el Señor le había hablado, Agar le puso por nombre «El Dios que me ve», pues se decía: «Ahora he visto al que me ve.» 14Por eso también el pozo que está entre Cades y Béred se conoce con el nombre de «Pozo del Viviente que me ve». 15Agar le dio a Abram un hijo, a quien Abram llamó Ismael. 16Abram tenía ochenta y seis años cuando nació Ismael._______________________________Salmos 9 (NVI)Al director musical. Sígase la tonada de «La muerte del hijo». Salmo de David.9Quiero alabarte, Señor, con todo el corazón, y contar todas tus maravillas. 2Quiero alegrarme y regocijarme en ti, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo. 3Mis enemigos retroceden; tropiezan y

perecen ante ti. 4Porque tú me has hecho justicia, me has vindicado; tú, juez justo, ocupas tu trono. 5Reprendis-te a los paganos, destruiste a los malva-dos; ¡para siempre borraste su memo-ria! 6Desgracia sin fin cayó sobre el enemigo; arrancaste de raíz sus ciuda-des, y hasta su recuerdo se ha desva-necido. 7Pero el Señor reina por siem-pre; para emitir juicio ha establecido su trono. 8Juzgará al mundo con justicia; gobernará a los pueblos con equidad. 9El Señor es refugio de los oprimidos; es su baluarte en momentos de angus-tia. 10En ti confían los que conocen tu nombre, porque tú, Señor, jamás aban-donas a los que te buscan. 11Canten salmos al Señor, el rey de Sión; procla-men sus proezas entre las naciones. 12El vengador de los inocentes se acuerda de ellos; no pasa por alto el clamor de los afligidos. 13Ten compa-sión de mí, Señor; mira cómo me afli-gen los que me odian. Sácame de las puertas de la muerte, 14para que en las puertas de Jerusalén proclame tus ala-banzas y me regocije en tu salvación. 15Han caído los paganos en la fosa que han cavado; sus pies quedaron atrapa-dos en la red que ellos mismos escon-dieron. 16Al Señor se le conoce porque imparte justicia; el malvado cae en la trampa que él mismo tendió. 17Bajan al sepulcro los malvados, todos los paga-nos que de Dios se olvidan. 18Pero no se olvidará para siempre al necesitado,ni para siempre se perderá la esperan-za del pobre. 19¡Levántate, Señor! No dejes que el hombre prevalezca; ¡haz que las naciones comparezcan ante ti! 20Infúndeles terror, Señor; ¡que los

pueblos sepan que son simples mortales!

Día 10 - Miércoles 04.02.15:Lucas 10: 1-20 (NVI)Jesús envía a los setenta y dos10Después de esto, el Señor escogió a otros setenta y dos para enviarlos de dos en dos delante de él a todo pueblo y lugar adonde él pensaba ir. 2«Es abundante la cosecha —les dijo—, pero son pocos los obreros. Pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que mande obreros a su campo. 3¡Vayan ustedes! Miren que los envío como cor-deros en medio de lobos. 4No lleven monedero ni bolsa ni sandalias; ni se detengan a saludar a nadie por el camino. 5»Cuando entren en una casa, digan primero: “Paz a esta casa.” 6Si hay allí alguien digno de paz, gozará de ella; y si no, la bendición no se cumplirá. 7Quédense en esa casa, y coman y beban de lo que ellos tengan, porque el trabajador tiene derecho a su sueldo. No anden de casa en casa. 8»Cuando entren en un pueblo y los reciban, coman lo que les sirvan. 9Sanen a los enfermos que encuentren allí y dígan-les: “El reino de Dios ya está cerca de ustedes.” 10Pero cuando entren en un pueblo donde no los reciban, salgan a las plazas y digan: 11“Aun el polvo de este pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos en protesta contra ustedes. Pero tengan por seguro que ya está cerca el reino de Dios.” 12Les digo que en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma que para ese pueblo. 13»¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Si se hubieran hecho en Tiro y en Sidón los milagros

que se hicieron en medio de ustedes, ya hace tiempo que se habrían arrepentido con grandes lamentos. 14Pero en el juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón que para ustedes. 15Y tú, Capernaúm, ¿acaso serás levantada hasta el cielo? No, sino que descende-rás hasta el abismo. 16»El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza a mí, rechaza al que me envió.» 17Cuando los setenta y dos regresaron, dijeron conten-tos:—Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre. 18—Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo —respondió él—. 19Sí, les he dado autoridad a ustedes para pisotear ser-pientes y escorpiones y vencer todo el poder del enemigo; nada les podrá hacer daño. 20Sin embargo, no se ale-gren de que puedan someter a los espí-ritus, sino alégrense de que sus nom-bres están escritos en el cielo._______________________________Génesis 17 (NVI)El pacto y la circuncisión17Cuando Abram tenía noventa y nueve años, el Señor se le apareció y le dijo:—Yo soy el Dios Todopoderoso. Vive en mi presencia y sé intachable. 2Así confirmaré mi pacto contigo, y mul-tiplicaré tu descendencia en gran manera. 3Al oír que Dios le hablaba, Abram cayó rostro en tierra, y Dios con-tinuó: 4—Éste es el pacto que establez-co contigo: Tú serás el padre de una multitud de naciones. 5Ya no te llama-rás Abram, sino que de ahora en ade-lante tu nombre será Abraham, porque te he confirmado como padre de una

multitud de naciones. 6Te haré tan fecundo que de ti saldrán reyes y nacio-nes. 7Estableceré mi pacto contigo y con tu descendencia, como pacto per-petuo, por todas las generaciones. Yo seré tu Dios, y el Dios de tus descen-dientes. 8A ti y a tu descendencia les daré, en posesión perpetua, toda la tierra de Canaán, donde ahora andan peregrinando. Y yo seré su Dios. 9Dios también le dijo a Abraham:—Cumple con mi pacto, tú y toda tu descendencia, por todas las generaciones. 10Y éste es el pacto que establezco contigo y con tu descendencia, y que todos deberán cumplir: Todos los varones entre uste-des deberán ser circuncidados. 11Cir-cuncidarán la carne de su prepucio, y ésa será la señal del pacto entre noso-tros. 12Todos los varones de cada generación deberán ser circuncidados a los ocho días de nacidos, tanto los niños nacidos en casa como los que hayan sido comprados por dinero a un extranjero y que, por lo tanto, no sean de la estirpe de ustedes. 13Todos sin excepción, tanto el nacido en casa como el que haya sido comprado por dinero, deberán ser circuncidados. De esta manera mi pacto quedará como una marca indeleble en la carne de ustedes, como un pacto perpetuo. 14Pero el varón incircunciso, al que no se le haya cortado la carne del prepu-cio, será eliminado de su pueblo por quebrantar mi pacto. 15También le dijo Dios a Abraham:—A Saray, tu esposa, ya no la llamarás Saray, sino que su nombre será Sara. 16Yo la bendeciré, y por medio de ella te daré un hijo. Tanto la bendeciré, que será madre de nacio-

nes, y de ella surgirán reyes de pueblos. 17Entonces Abraham inclinó el rostro hasta el suelo y se rió de pensar: «¿Acaso puede un hombre tener un hijo a los cien años, y ser madre Sara a los noventa?» 18Por eso le dijo a Dios:—¡Concédele a Ismael vivir bajo tu bendición! 19A lo que Dios contes-tó:—¡Pero es Sara, tu esposa, la que te dará un hijo, al que llamarás Isaac! Yo estableceré mi pacto con él y con sus descendientes, como pacto perpetuo. 20En cuanto a Ismael, ya te he escu-chado. Yo lo bendeciré, lo haré fecundo y le daré una descendencia numerosa. Él será el padre de doce príncipes. Haré de él una nación muy grande. 21Pero mi pacto lo estableceré con Isaac, el hijo que te dará Sara de aquí a un año, por estos días. 22Cuando Dios terminó de hablar con Abraham, se retiró de su presencia. 23Ese mismo día Abraham tomó a su hijo Ismael, a los criados nacidos en su casa, a los que había comprado con su dinero y a todos los otros varones que había en su casa, y los circuncidó, tal como Dios se lo había mandado. 24Abraham tenía noventa y nueve años cuando fue circuncidado, 25mientras que su hijo Ismael tenía trece. 26Así que ambos fueron circunci-dados el mismo día 27junto con todos los varones de su casa, tanto los naci-dos en ella como los comprados a extranjeros._______________________________Salmos 10 (NVI)Lámed10¿Por qué, Señor, te mantienes dis-tante? ¿Por qué te escondes en mo-mentos de angustia? 2Con arrogancia

persigue el malvado al indefenso, pero se enredará en sus propias artimañas. 3El malvado hace alarde de su propia codicia; alaba al ambicioso y menospre-cia al Señor. 4El malvado levanta inso-lente la nariz, y no da lugar a Dios en sus pensamientos. 5Todas sus empre-sas son siempre exitosas; tan altos y alejados de él están tus juicios que se burla de todos sus enemigos. 6Y se dice a sí mismo: «Nada me hará caer. Siempre seré feliz. Nunca tendré pro-blemas.» 7Llena está su boca de maldi-ciones, de mentiras y amenazas; bajo su lengua esconde maldad y violencia. 8Se pone al acecho en las aldeas, se esconde en espera de sus víctimas, y asesina a mansalva al inocente. 9Cual león en su guarida se agazapa, listo para atrapar al indefenso; le cae encima y lo arrastra en su red. 10Bajo el peso de su poder, sus víctimas caen por tierra. 11Se dice a sí mismo: «Dios se ha olvidado. Se cubre el rostro. Nunca ve nada.» 12¡Levántate, Señor! ¡Levan-ta, oh Dios, tu brazo! ¡No te olvides de los indefensos! 13¿Por qué te ha de menospreciar el malvado? ¿Por qué ha de pensar que no lo llamarás a cuen-tas? 14Pero tú ves la opresión y la vio-lencia, las tomas en cuenta y te harás cargo de ellas. Las víctimas confían en ti; tú eres la ayuda de los huérfanos. 15¡Rómpeles el brazo al malvado y al impío! ¡Pídeles cuentas de su maldad, y haz que desaparezcan por completo! 16El Señor es rey eterno; los paganos serán borrados de su tierra. 17Tú, Señor, escuchas la petición de los inde-fensos, les infundes aliento y atiendes a su clamor. 18Tú defiendes al huérfano y

al oprimido, para que el hombre, hecho de tierra, no siga ya sembrando el terror.

Día 11 - Jueves 05.02.15:Lucas 10: 21-42 (NVI)21En aquel momento Jesús, lleno de alegría por el Espíritu Santo, dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque habiendo escondido estas cosas de los sabios e instruidos, se las has revelado a los que son como niños. Sí, Padre, porque esa fue tu buena voluntad. 22»Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelárse-lo.» 23Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. 24Les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven, pero no lo vieron; y oír lo que ustedes oyen, pero no lo oyeron.»

Parábola del buen samaritano25En esto se presentó un experto en la ley y, para poner a prueba a Jesús, le hizo esta pregunta:—Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna? 26Jesús replicó:—¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo la interpretas tú? 27Como respuesta el hombre citó:—“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”, y: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” 28—Bien contestado —le dijo Jesús—. Haz eso y vivirás. 29Pero él quería justificarse, así que le preguntó a Jesús:—¿Y quién es mi prójimo? 30Jesús respondió:—Baja-

ba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de unos ladrones. Le quitaron la ropa, lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto. 31Re-sulta que viajaba por el mismo camino un sacerdote quien, al verlo, se desvió y siguió de largo. 32Así también llegó a aquel lugar un levita, y al verlo, se desvió y siguió de largo. 33Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba el hombre y, viéndolo, se compadeció de él. 34Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó. Luego lo montó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un aloja-miento y lo cuidó. 35Al día siguiente, sacó dos monedas de plata y se las dio al dueño del alojamiento. “Cuídemelo —le dijo—, y lo que gaste usted de más, se lo pagaré cuando yo vuelva.” 36¿Cuál de estos tres piensas que demostró ser el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? 37—El que se compadeció de él —contestó el experto en la ley.—Anda entonces y haz tú lo mismo —concluyó Jesús.

En casa de Marta y María38Mientras iba de camino con sus discí-pulos, Jesús entró en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. 39Tenía ella una hermana llama-da María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba lo que él decía. 40Marta, por su parte, se sentía abru-mada porque tenía mucho que hacer. Así que se acercó a él y le dijo:—Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sirviendo sola? ¡Dile que me ayude! 41—Marta, Marta —le con-testó Jesús—, estás inquieta y preocu-

pada por muchas cosas, 42pero sólo una es necesaria. María ha escogido la mejor, y nadie se la quitará._______________________________Génesis 18 (NVI)La visita del Señor18El Señor se le apareció a Abraham junto al encinar de Mamré, cuando Abraham estaba sentado a la entrada de su carpa, a la hora más calurosa del día. 2Abraham alzó la vista, y vio a tres hombres de pie cerca de él. Al verlos, corrió desde la entrada de la carpa a saludarlos. Inclinándose hasta el suelo, 3dijo:—Mi señor, si este servidor suyo cuenta con su favor, le ruego que no me pase de largo. 4Haré que les traigan un poco de agua para que ustedes se laven los pies, y luego podrán descan-sar bajo el árbol. 5Ya que han pasado por donde está su servidor, déjenme traerles algo de comer para que se sien-tan mejor antes de seguir su cami-no.—¡Está bien —respondieron ellos—, hazlo así! 6Abraham fue rápidamente a la carpa donde estaba Sara, y le dijo:—¡Date prisa! Toma unos veinte kilos de harina fina, amásalos y haz unos panes. 7Después Abraham fue corriendo adonde estaba el ganado, eligió un ternero bueno y tierno, y se lo dio a su sirviente, quien a toda prisa se puso a prepararlo. 8Luego les sirvió requesón y leche con el ternero que estaba preparado. Mientras comían, Abraham se quedó de pie junto a ellos, debajo del árbol. 9Entonces ellos le pre-guntaron:—¿Dónde está Sara, tu espo-sa?—Allí en la carpa —les respondió. 10—Dentro de un año volveré a verte —dijo uno de ellos—, y para entonces

tu esposa Sara tendrá un hijo.Sara estaba escuchando a la entrada de la carpa, a espaldas del que hablaba. 11Abraham y Sara eran ya bastante ancianos, y Sara ya había dejado de menstruar. 12Por eso, Sara se rió y pensó: «¿Acaso voy a tener este placer, ahora que ya estoy consumida y mi esposo es tan viejo?» 13Pero el Señor le dijo a Abraham:—¿Por qué se ríe Sara? ¿No cree que podrá tener un hijo en su vejez? 14¿Acaso hay algo impo-sible para el Señor? El año que viene volveré a visitarte en esta fecha, y para entonces Sara habrá tenido un hijo. 15Sara, por su parte, tuvo miedo y mintió al decirle:—Yo no me estaba riendo.Pero el Señor le replicó:—Sí te reíste.

Abraham intercede en favor de Sodoma16Luego aquellos visitantes se levanta-ron y partieron de allí en dirección a Sodoma. Abraham los acompañó para despedirlos. 17Pero el Señor estaba pensando: «¿Le ocultaré a Abraham lo que estoy por hacer? 18Es un hecho que Abraham se convertirá en una nación grande y poderosa, y en él serán bendecidas todas las naciones de la tierra. 19Yo lo he elegido para que ins-truya a sus hijos y a su familia, a fin de que se mantengan en el camino del Señor y pongan en práctica lo que es justo y recto. Así el Señor cumplirá lo que le ha prometido.» 20Entonces el Señor le dijo a Abraham:—El clamor contra Sodoma y Gomorra resulta ya insoportable, y su pecado es gravísimo. 21Por eso bajaré, a ver si realmente sus acciones son tan malas como el clamor

contra ellas me lo indica; y si no, he de saberlo. 22Dos de los visitantes partie-ron de allí y se encaminaron a Sodoma, pero Abraham se quedó de pie frente al Señor. 23Entonces se acercó al Señor y le dijo:—¿De veras vas a exterminar al justo junto con el malvado? 24Quizá haya cincuenta justos en la ciudad. ¿Exterminarás a todos, y no perdonarás a ese lugar por amor a los cincuenta justos que allí hay? 25¡Lejos de ti el hacer tal cosa! ¿Matar al justo junto con el malvado, y que ambos sean tratados de la misma manera? ¡Jamás hagas tal cosa! Tú, que eres el Juez de toda la tierra, ¿no harás justicia? 26El Señor le respondió:—Si encuentro cincuenta justos en Sodoma, por ellos perdonaré a toda la ciudad. 27Abraham le dijo:—Reconozco que he sido muy atre-vido al dirigirme a mi Señor, yo, que apenas soy polvo y ceniza. 28Pero tal vez falten cinco justos para completar los cincuenta. ¿Destruirás a toda la ciudad si faltan esos cinco?—Si encuentro cuarenta y cinco justos no la destruiré —contestó el Señor. 29Pero Abraham insistió:—Tal vez se encuen-tren sólo cuarenta.—Por esos cuarenta justos, no destruiré la ciudad —respon-dió el Señor. 30Abraham volvió a insis-tir:—No se enoje mi Señor, pero permí-tame seguir hablando. Tal vez se encuentren sólo treinta.—No lo haré si encuentro allí a esos treinta —contestó el Señor. 31Abraham siguió insistien-do:—Sé que he sido muy atrevido en hablarle así a mi Señor, pero tal vez se encuentren sólo veinte.—Por esos veinte no la destruiré. 32Abraham volvió a decir:—No se enoje mi Señor, pero

permítame hablar una vez más. Tal vez se encuentren sólo diez ...—Aun por esos diez no la destruiré —respondió el Señor por última vez. 33Cuando el Señor terminó de hablar con Abraham, se fue de allí, y Abraham regresó a su carpa._______________________________Salmos 11 (NVI)Al director musical. Salmo de David.11En el Señor hallo refugio. ¿Cómo, pues, se atreven a decirme: «Huye al monte, como las aves»? 2Vean cómo tensan sus arcos los malvados: prepa-ran las flechas sobre la cuerda para dis-parar desde las sombras contra los rectos de corazón. 3Cuando los funda-mentos son destruidos, ¿qué le queda al justo? 4El Señor está en su santo templo, en los cielos tiene el Señor su trono, y atentamente observa al ser humano; con sus propios ojos lo exami-na. 5El Señor examina a justos y a mal-vados, y aborrece a los que aman la vio-lencia. 6Hará llover sobre los malvados ardientes brasas y candente azufre; ¡un viento abrasador será su suerte! 7Justo es el Señor, y ama la justicia; por eso los íntegros contemplarán su rostro.

Día 12 - Viernes 06.02.15:Lucas 11: 1-28 (NVI)Jesús enseña sobre la oración11Un día estaba Jesús orando en cierto lugar. Cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos:—Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus dis-cípulos. 2Él les dijo:—Cuando oren, digan: »“Padre, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. 3Danos cada día nuestro pan cotidiano. 4Perdónanos nuestros pecados, porque también

nosotros perdonamos a todos los que nos ofenden. No nos dejes caer en ten-tación” 5»Supongamos —continuó— que uno de ustedes tiene un amigo, y a medianoche va y le dice: “Amigo, prés-tame tres panes, 6pues se me ha pre-sentado un amigo recién llegado de viaje, y no tengo nada que ofrecerle.” 7Y el que está adentro le contesta: “No me molestes. Ya está cerrada la puerta, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme a darte nada.” 8Les digo que, aunque no se levante a darle pan por ser amigo suyo, sí se levantará por su impertinencia y le dará cuanto necesite. 9»Así que yo les digo: Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá la puerta. 10Por-que todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre. 11»¿Quién de ustedes que sea padre, si su hijo le pide un pescado, le dará en cambio una serpiente? 12¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? 13Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!

Jesús y Beelzebú14En otra ocasión Jesús expulsaba de un hombre a un demonio que lo había dejado mudo. Cuando salió el demonio, el mudo habló, y la gente se quedó asombrada. 15Pero algunos dijeron: «Éste expulsa a los demonios por medio de Beelzebú, príncipe de los demonios.» 16Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal del cielo. 17Como él conocía sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido contra sí

mismo quedará asolado, y una casa dividida contra sí misma se derrumbará. 18Por tanto, si Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo puede mante-nerse en pie su reino? Lo pregunto porque ustedes dicen que yo expulso a los demonios por medio de Beelzebú. 19Ahora bien, si yo expulso a los demo-nios por medio de Beelzebú, ¿los segui-dores de ustedes por medio de quién los expulsan? Por eso ellos mismos los juzgarán a ustedes. 20Pero si expulso a los demonios con el poder de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el reino de Dios. 21»Cuando un hombre fuerte y bien armado cuida su hacienda, sus bienes están seguros. 22Pero si lo ataca otro más fuerte que él y lo vence, le quita las armas en que confiaba y reparte el botín. 23»El que no está de mi parte, está contra mí; y el que conmi-go no recoge, esparce. 24»Cuando un espíritu maligno sale de una persona, va por lugares áridos buscando un des-canso. Y al no encontrarlo, dice: “Volve-ré a mi casa, de donde salí.” 25Cuando llega, la encuentra barrida y arreglada. 26Luego va y trae otros siete espíritus más malvados que él, y entran a vivir allí. Así que el estado final de aquella persona resulta peor que el inicial.» 27Mientras Jesús decía estas cosas, una mujer de entre la multitud excla-mó:—¡Dichosa la mujer que te dio a luz y te amamantó! 28—Dichosos más bien —contestó Jesús— los que oyen la palabra de Dios y la obedecen._______________________________Génesis 19 (NVI)Destrucción de Sodoma y Gomorra19Caía la tarde cuando los dos ánge-

les llegaron a Sodoma. Lot estaba sen-tado a la entrada de la ciudad. Al verlos, se levantó para recibirlos y se postró rostro en tierra. 2Les dijo:—Por favor, señores, les ruego que pasen la noche en la casa de este servidor suyo. Allí podrán lavarse los pies, y mañana al amanecer seguirán su camino.—No, gracias —respondieron ellos—. Pasare-mos la noche en la plaza. 3Pero tanto les insistió Lot que fueron con él y entra-ron en su casa. Allí Lot les preparó una buena comida y coció panes sin levadu-ra, y ellos comieron. 4Aún no se habían acostado cuando los hombres de la ciudad de Sodoma rodearon la casa. Todo el pueblo sin excepción, tanto jóvenes como ancianos, estaba allí pre-sente. 5Llamaron a Lot y le dije-ron:—¿Dónde están los hombres que vinieron a pasar la noche en tu casa? ¡Échalos afuera! ¡Queremos acostarnos con ellos! 6Lot salió a la puerta y, cerrándola detrás de sí, 7les dijo:—Por favor, amigos míos, no cometan tal per-versidad. 8Tengo dos hijas que todavía son vírgenes; voy a traérselas para que hagan con ellas lo que les plazca, pero a estos hombres no les hagan nada, pues han venido a hospedarse bajo mi techo. 9—¡Quítate de ahí! —le contes-taron, y añadieron—: Éste ni siquiera es de aquí, y ahora nos quiere mandar. ¡Pues ahora te vamos a tratar peor que a ellos!Entonces se lanzaron contra Lot y se acercaron a la puerta con intencio-nes de derribarla. 10Pero los dos hom-bres extendieron los brazos, metieron a Lot en la casa y cerraron la puerta. 11Luego, a los jóvenes y ancianos que se agolparon contra la puerta de la casa

los dejaron ciegos, de modo que ya no podían encontrar la puerta. 12Luego le advirtieron a Lot:—¿Tienes otros fami-liares aquí? Saca de esta ciudad a tus yernos, hijos, hijas, y a todos los que te pertenezcan, 13porque vamos a des-truirla. El clamor contra esta gente ha llegado hasta elSeñor, y ya resulta inso-portable. Por eso nos ha enviado a des-truirla. 14Lot salió para hablar con sus futuros yernos, es decir, con los prome-tidos de sus hijas.—¡Apúrense! —les dijo—. ¡Abandonen la ciudad, porque elSeñorestá por destruirla!Pero ellos creían que Lot estaba bromeando, 15así que al amanecer los ángeles insistieron con Lot. Exclamaron:—¡Apú-rate! Llévate a tu esposa y a tus dos hijas que están aquí, para que no perez-can cuando la ciudad sea castigada. 16Como Lot titubeaba, los hombres lo tomaron de la mano, lo mismo que a su esposa y a sus dos hijas, y los sacaron de la ciudad, porque el Señor les tuvo compasión. 17Cuando ya los habían sacado de la ciudad, uno de los ángeles le dijo:—¡Escápate! No mires hacia atrás, ni te detengas en ninguna parte del valle. Huye hacia las montañas, no sea que perezcas. 18—¡No, señor mío, por favor! —respondió Lot—. 19Tú has visto con buenos ojos a este siervo tuyo, y tu lealtad ha sido grande al sal-varme la vida. Pero yo no puedo esca-parme a las montañas, no sea que la destrucción me alcance y pierda yo la vida. 20Cerca de aquí hay una ciudad pequeña, en la que podría refugiarme. ¿Por qué no dejan que me escape hacia allá? Es una ciudad muy peque-ña, y en ella me pondré a salvo.

21—Está bien —le respondió—; tam-bién esta petición te la concederé. No destruiré la ciudad de que hablas. 22Pero date prisa y huye de una vez, porque no puedo hacer nada hasta que llegues allí. Por eso aquella ciudad reci-bió el nombre de Zoar. 23Lot llegó a Zoar cuando estaba amaneciendo. 24Entonces el Señor hizo que cayera del cielo una lluvia de fuego y azufre sobre Sodoma y Gomorra. 25Así des-truyó a esas ciudades y a todos sus habitantes, junto con toda la llanura y la vegetación del suelo. 26Pero la esposa de Lot miró hacia atrás, y se quedó con-vertida en estatua de sal. 27Al día siguiente Abraham madrugó y regresó al lugar donde se había encontrado con el Señor. 28Volvió la mirada hacia Sodoma y Gomorra, y hacia toda la llanura, y vio que de la tierra subía humo, como de un horno. 29Así arrasó Dios a las ciudades de la llanura, pero se acordó de Abraham y sacó a Lot de en medio de la catástrofe que destruyó a las ciudades en que había habitado.

Lot y sus hijas30Luego, por miedo a quedarse en Zoar, Lot se fue con sus dos hijas a vivir en la región montañosa. Allí vivió con ellas en una cueva. 31Un día, la hija mayor le dijo a la menor:—Nuestro padre ya está viejo, y no quedan hom-bres en esta región para que se casen con nosotras, como es la costumbre de todo el mundo. 32Ven, vamos a embo-rracharlo, y nos acostaremos con él; y así, por medio de él tendremos descen-dencia. 33Esa misma noche emborra-charon a su padre y, sin que éste se

diera cuenta de nada, la hija mayor fue y se acostó con él. 34A la mañana siguiente, la mayor le dijo a la me-nor:—Mira, anoche me acosté con mi padre. Vamos a emborracharlo de nuevo esta noche, y ahora tú te acosta-rás con él; y así, por medio de él tendre-mos descendencia. 35Esa misma noche volvieron a emborrachar a su padre y, sin que éste se diera cuenta de nada, la hija menor fue y se acostó con él. 36Así las dos hijas de Lot quedaron embarazadas de su padre. 37La mayor tuvo un hijo, a quien llamó Moab, padre de los actuales moabitas. 38La hija menor también tuvo un hijo, a quien llamó Ben Amí, padre de los actuales amonitas._______________________________Salmos 12 (NVI)Al director musical. Sobre la octava. Salmo de David.12Sálvanos, Señor, que ya no hay gente fiel; ya no queda gente sincera en este mundo. 2No hacen sino mentirse unos a otros; sus labios lisonjeros hablan con doblez. 3El Señor cortará todo labio lisonjero y toda lengua jactan-ciosa 4que dice: «Venceremos con la lengua; en nuestros labios confiamos. ¿Quién puede dominarnos a nosotros?» 5Dice el Señor: «Voy ahora a levantar-me, y pondré a salvo a los oprimidos, pues al pobre se le oprime, y el necesi-tado se queja.» 6Las palabras del Señor son puras, son como la plata refinada, siete veces purificada en el crisol. 7Tú, Señor, nos protegerás; tú siempre nos defenderás de esta gente, 8aun cuando los malvados sigan merodeando, y la maldad sea exaltada en este mundo.

Día 13 - Sábado 07.02.15:Lucas 11: 29-54 (NVI)La señal de Jonás29Como crecía la multitud, Jesús se puso a decirles: «Ésta es una genera-ción malvada. Pide una señal milagro-sa, pero no se le dará más señal que la de Jonás. 30Así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, también lo será el Hijo del hombre para esta generación. 31La reina del Sur se levantará en el día del juicio y condena-rá a esta gente; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí tienen ustedes a uno más grande que Salo-món. 32Los ninivitas se levantarán en el día del juicio y condenarán a esta gene-ración; porque ellos se arrepintieron al escuchar la predicación de Jonás, y aquí tienen ustedes a uno más grande que Jonás.

La lámpara del cuerpo33»Nadie enciende una lámpara para luego ponerla en un lugar escondido o cubrirla con un cajón, sino para ponerla en una repisa, a fin de que los que entren tengan luz. 34Tus ojos son la lámpara de tu cuerpo. Si tu visión es clara, todo tu ser disfrutará de la luz; pero si está nublada, todo tu ser estará en la oscuridad. 35Asegúrate de que la luz que crees tener no sea oscuridad. 36Por tanto, si todo tu ser disfruta de la luz, sin que ninguna parte quede en la oscuridad, estarás completamente iluminado, como cuando una lámpara te alumbra con su luz.»

Jesús denuncia a los fariseos y a los expertos en la ley37Cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer con él; así que entró en la casa y se sentó a la mesa. 38Pero el fariseo se sorprendió al ver que Jesús no había cumplido con el rito de lavarse antes de comer. 39—Resulta que ustedes los fariseos —les dijo el Señor—, limpian el vaso y el plato por fuera, pero por dentro están ustedes llenos de codicia y de maldad. 40¡Ne-cios! ¿Acaso el que hizo lo de afuera no hizo también lo de adentro? 41Den más bien a los pobres de lo que está dentro, y así todo quedará limpio para ustedes. 42»¡Ay de ustedes, fariseos!, que dan la décima parte de la menta, de la ruda y de toda clase de legumbres, pero des-cuidan la justicia y el amor de Dios. Debían haber practicado esto, sin dejar de hacer aquello. 43»¡Ay de ustedes, fariseos!, que se mueren por los prime-ros puestos en las sinagogas y los salu-dos en las plazas. 44»¡Ay de ustedes!, que son como tumbas sin lápida, sobre las que anda la gente sin darse cuenta. 45Uno de los expertos en la ley le res-pondió:—Maestro, al hablar así nos insultas también a nosotros. 46Contes-tó Jesús:—¡Ay de ustedes también, expertos en la ley! Abruman a los demás con cargas que apenas se pueden soportar, pero ustedes mismos no levantan ni un dedo para ayudarlos. 47»¡Ay de ustedes!, que construyen monumentos para los profetas, a quie-nes los antepasados de ustedes mata-ron. 48En realidad aprueban lo que hicieron sus antepasados; ellos mata-ron a los profetas, y ustedes les cons-

truyen los sepulcros. 49Por eso dijo Dios en su sabiduría: “Les enviaré pro-fetas y apóstoles, de los cuales matarán a unos y perseguirán a otros.” 50Por lo tanto, a esta generación se le pedirán cuentas de la sangre de todos los profe-tas derramada desde el principio del mundo, 51desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, el que murió entre el altar y el santuario. Sí, les aseguro que de todo esto se le pedirán cuentas a esta generación. 52»¡Ay de ustedes, expertos en la ley!, porque se han adueñado de la llave del conoci-miento. Ustedes mismos no han entra-do, y a los que querían entrar les han cerrado el paso. 53Cuando Jesús salió de allí, los maestros de la ley y los fari-seos, resentidos, se pusieron a acosar-lo a preguntas. 54Estaban tendiéndole trampas para ver si fallaba en algo._______________________________Génesis 20 (NVI)Abraham y Abimélec20Abraham partió desde allí en direc-ción a la región del Néguev, y se quedó a vivir entre Cades y Sur. Mientras vivía en Guerar, 2Abraham decía que Sara, su esposa, era su hermana. Entonces Abimélec, rey de Guerar, mandó llamar a Sara y la tomó por esposa. 3Pero aquella noche Dios se le apareció a Abi-mélec en sueños y le dijo:—Puedes darte por muerto a causa de la mujer que has tomado, porque ella es casada. 4Pero como Abimélec todavía no se había acostado con ella, le contes-tó:—Señor, ¿acaso vas a matar al ino-cente? 5Como Abraham me dijo que ella era su hermana, y ella me lo confirmó, yo hice todo esto de buena fe y sin mala

intención. 6—Sí, ya sé que has hecho todo esto de buena fe —le respondió Dios en el sueño—; por eso no te permití tocarla, para que no pecaras contra mí. 7Pero ahora devuelve esa mujer a su esposo, porque él es profeta y va a inter-ceder por ti para que vivas. Si no lo haces, ten por seguro que morirás junto con todos los tuyos. 8En la madrugada del día siguiente, Abimélec se levantó y llamó a todos sus servidores para con-tarles en detalle lo que había ocurrido, y un gran temor se apoderó de ellos. 9En-tonces Abimélec llamó a Abraham y le reclamó:—¡Qué nos has hecho! ¿En qué te he ofendido, que has traído un pecado tan grande sobre mí y sobre mi reino? ¡Lo que me has hecho no tiene nombre! 10¿Qué pretendías conseguir con todo esto?Al reclamo de Abimélec, 11Abraham contestó:—Yo pensé que en este lugar no había temor de Dios, y que por causa de mi esposa me matarían. 12Pero en realidad ella es mi hermana, porque es hija de mi padre aunque no de mi madre; y además es mi esposa. 13Cuando Dios me mandó dejar la casa de mi padre y andar errante, yo le dije a mi esposa: “Te pido que me hagas este favor: Dondequiera que vayamos, di siempre que soy tu hermano.” 14Abimé-lec tomó entonces ovejas y vacas, esclavos y esclavas, y se los regaló a Abraham. Al mismo tiempo, le devolvió a Sara, su esposa, 15y le dijo:—Mira, ahí está todo mi territorio; quédate a vivir donde mejor te parezca. 16A Sara le dijo:—Le he dado a tu hermano mil mo-nedas de plata, que servirán de com-pensación por todo lo que te ha pasado; así quedarás vindicada ante todos los

que están contigo. 17Entonces Abra-ham oró a Dios, y Dios sanó a Abimélec y permitió que su esposa y sus siervas volvieran a tener hijos, 18porque a causa de lo ocurrido con Sara, la esposa de Abraham, el Señor había hecho que todas las mujeres en la casa de Abimé-lec quedaran estériles._______________________________Salmos 13 (NVI)Al director musical. Salmo de David.13¿Hasta cuándo, Señor, me seguirás olvidando? ¿Hasta cuándo esconderás de mí tu rostro? 2¿Hasta cuándo he de estar angustiado y he de sufrir cada día en mi corazón? ¿Hasta cuándo el ene-migo me seguirá dominando? 3 Señor y Dios mío, mírame y respóndeme; ilumi-na mis ojos. Así no caeré en el sueño de la muerte; 4así no dirá mi enemigo: «Lo he vencido»; así mi adversario no se alegrará de mi caída. 5Pero yo confío en tu gran amor; mi corazón se alegra en tu salvación. 6Canto salmos al Señor. ¡El Señor ha sido bueno conmigo!

Día 14 - Sábado 08.02.15:Lucas 12: 1-31 (NVI)Advertencias y estímulos12Mientras tanto, se habían reunido millares de personas, tantas que se atropellaban unas a otras. Jesús comenzó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuídense de la leva-dura de los fariseos, o sea, de la hipo-cresía. 2No hay nada encubierto que no llegue a revelarse, ni nada escondido que no llegue a conocerse. 3Así que todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad se dará a conocer a plena luz, y lo que han susurrado a puerta

cerrada se proclamará desde las azo-teas. 4»A ustedes, mis amigos, les digo que no teman a los que matan el cuerpo pero después no pueden hacer más. 5Les voy a enseñar más bien a quién deben temer: teman al que, después de dar muerte, tiene poder para echarlos al infierno. Sí, les aseguro que a él deben temerle. 6¿No se venden cinco gorrio-nes por dos moneditas? Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de ellos. 7Así mismo sucede con ustedes: aun los cabellos de su cabeza están conta-dos. No tengan miedo; ustedes valen más que muchos gorriones. 8»Les ase-guro que a cualquiera que me reconoz-ca delante de la gente, también el Hijo del hombre lo reconocerá delante de los ángeles de Dios. 9Pero al que me des-conozca delante de la gente se le des-conocerá delante de los ángeles de Dios. 10Y todo el que pronuncie alguna palabra contra el Hijo del hombre será perdonado, pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón. 11»Cuando los hagan comparecer ante las sinagogas, los gobernantes y las autoridades, no se preocupen de cómo van a defenderse o de qué van a decir, 12porque en ese momento el Espíritu Santo les enseñará lo que deben res-ponder.»

Parábola del rico insensato13Uno de entre la multitud le pidió: —Maestro, dile a mi hermano que com-parta la herencia conmigo. 14—Hombre —replicó Jesús—, ¿quién me nombró a mí juez o árbitro entre ustedes? 15»¡-Tengan cuidado! —advirtió a la gente—. Absténganse de toda avaricia; la vida

de una persona no depende de la abun-dancia de sus bienes. 16Entonces les contó esta parábola:—El terreno de un hombre rico le produjo una buena cose-cha. 17Así que se puso a pensar: “¿Qué voy a hacer? No tengo dónde almacenar mi cosecha.” 18Por fin dijo: “Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más gran-des, donde pueda almacenar todo mi grano y mis bienes. 19Y diré: Alma mía, ya tienes bastantes cosas buenas guar-dadas para muchos años. Descansa, come, bebe y goza de la vida.” 20Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te van a reclamar la vida. ¿Y quién se quedará con lo que has acumulado?” 21»Así le sucede al que acumula rique-zas para sí mismo, en vez de ser rico delante de Dios.

No se preocupen22Luego dijo Jesús a sus discípu-los:—Por eso les digo: No se preocu-pen por su vida, qué comerán; ni por su cuerpo, con qué se vestirán. 23La vida tiene más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa. 24Fíjense en los cuervos: no siembran ni cosechan, ni tienen almacén ni granero; sin em-bargo, Dios los alimenta. ¡Cuánto más valen ustedes que las aves! 25¿Quién de ustedes, por mucho que se preocu-pe, puede añadir una sola hora al curso de su vida? 26Ya que no pueden hacer algo tan insignificante, ¿por qué se pre-ocupan por lo demás? 27»Fíjense cómo crecen los lirios. No trabajan ni hilan; sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplen-dor, se vestía como uno de ellos. 28Si

así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, ¡cuánto más hará por ustedes, gente de poca fe! 29Así que no se afanen por lo que han de comer o beber; dejen de atormentarse. 30El mundo pagano anda tras todas estas cosas, pero el Padre sabe que ustedes las necesitan. 31Ustedes, por el contra-rio, busquen el reino de Dios, y estas cosas les serán añadidas._______________________________Génesis 21 (NVI)Nacimiento de Isaac21Tal como el Señor lo había dicho, se ocupó de Sara y cumplió con la promesa que le había hecho. 2Sara quedó emba-razada y le dio un hijo a Abraham en su vejez. Esto sucedió en el tiempo anun-ciado por Dios. 3Al hijo que Sara le dio, Abraham le puso por nombre Isaac. 4Cuando su hijo Isaac cumplió ocho días de nacido, Abraham lo circuncidó, tal como Dios se lo había ordenado. 5Abraham tenía ya cien años cuando nació su hijo Isaac. 6Sara dijo entonces: «Dios me ha hecho reír, y todos los que se enteren de que he tenido un hijo, se reirán conmigo. 7¿Quién le hubiera dicho a Abraham que Sara amamanta-ría hijos? Sin embargo, le he dado un hijo en su vejez.»

Expulsión de Agar e Ismael8El niño Isaac creció y fue destetado. Ese mismo día, Abraham hizo un gran banquete. 9Pero Sara se dio cuenta de que el hijo que Agar la egipcia le había dado a Abraham se burlaba de su hijo Isaac. 10Por eso le dijo a Abra-ham:—¡Echa de aquí a esa esclava y a

su hijo! El hijo de esa esclava jamás tendrá parte en la herencia con mi hijo Isaac. 11Este asunto angustió mucho a Abraham porque se trataba de su propio hijo. 12Pero Dios le dijo a Abraham: «No te angusties por el muchacho ni por la esclava. Hazle caso a Sara, porque tu descendencia se establecerá por medio de Isaac. 13Pero también del hijo de la esclava haré una gran nación, porque es hijo tuyo.» 14Al día siguiente, Abra-ham se levantó de madrugada, tomó un pan y un odre de agua, y se los dio a Agar, poniéndoselos sobre el hombro. Luego le entregó a su hijo y la despidió. Agar partió y anduvo errante por el desierto de Berseba. 15Cuando se acabó el agua del odre, puso al niño debajo de un arbusto 16y fue a sentarse sola a cierta distancia, pues pensaba: «No quiero ver morir al niño.» En cuanto ella se sentó, comenzó a llorar descon-soladamente. 17Cuando Dios oyó al niño sollozar, el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo y le dijo: «¿Qué te pasa, Agar? No temas, pues Dios ha escuchado los sollozos del niño. 18Le-vántate y tómalo de la mano, que yo haré de él una gran nación.» 19En ese momento Dios le abrió a Agar los ojos, y ella vio un pozo de agua. En seguida fue a llenar el odre y le dio de beber al niño. 20Dios acompañó al niño, y éste fue creciendo; vivió en el desierto y se con-virtió en un experto arquero; 21habitó en el desierto de Parán y su madre lo casó con una egipcia.

Pacto entre Abraham y Abimélec22En aquel tiempo Abimélec, que estaba acompañado por Ficol, jefe de su

ejército, le dijo a Abraham:—Dios está contigo en todo lo que haces. 23Júrame ahora, por Dios mismo, que no me trata-rás a mí con falsedad, ni tampoco a mis hijos ni a mis descendientes. Júrame que a mí y al país que te ha recibido como extranjero nos tratarás con la misma lealtad con que yo te he tratado. 24—¡Lo juro! —respondió Abraham. 25Luego Abraham se quejó ante Abimé-lec por causa de un pozo de agua del cual los siervos de Abimélec se habían apropiado. 26Pero Abimélec dijo:—No sé quién pudo haberlo hecho. Me acabo de enterar, pues tú no me lo habías dicho. 27Entonces Abraham llevó ovejas y vacas, y se las dio a Abimélec, y los dos hicieron un pacto. 28Pero Abraham apartó siete corderas del rebaño, 29por lo que Abimélec le pre-guntó:—¿Qué pasa? ¿Por qué has apartado estas siete corderas? 30—Acepta estas siete corderas —le contestó Abraham—. Ellas servirán de prueba de que yo cavé este pozo. 31Por eso a aquel lugar le dieron el nombre de Berseba, porque allí los dos hicieron un juramento. 32Después de haber hecho el pacto en Berseba, Abimélec y Ficol, el jefe de su ejército, volvieron al país de los filisteos. 33Abraham plantó un tama-risco en Berseba, y en ese lugar invocó el nombre del Señor, el Dios eterno. 34Y se quedó en el país de los filisteos durante mucho tiempo._______________________________Salmos 14 (NVI)Al director musical. Salmo de David.14Dice el necio en su corazón: «No hay Dios.» Están corrompidos, sus obras son detestables; ¡no hay uno solo que

haga lo bueno! 2Desde el cielo el Señor contempla a los mortales, para ver si hay alguien que sea sensato y busque a Dios. 3Pero todos se han descarriado, a una se han corrompido. No hay nadie que haga lo bueno; ¡no hay uno solo! 4¿Acaso no entienden todos los que hacen lo malo, los que devoran a mi pueblo como si fuera pan? ¡Jamás invo-can al Señor! 5Allí los tienen, sobrecogi-dos de miedo, pero Dios está con los que son justos. 6Ustedes frustran los planes de los pobres, pero el Señor los protege. 7¡Quiera Dios que de Sión venga la salvación de Israel! Cuando el Señor restaure a su pueblo, ¡Jacob se regocijará, Israel se alegrará!_______________________________

Page 10: Semana 2

Día 8 - Lunes 02.02.15:Lucas 9: 1-27 (NVI)Jesús envía a los doce9Habiendo reunido a los doce, Jesús les dio poder y autoridad para expulsar a todos los demonios y para sanar enfermedades. 2Entonces los envió a predicar el reino de Dios y a sanar a los enfermos. 3«No lleven nada para el camino: ni bastón, ni bolsa, ni pan, ni dinero, ni dos mudas de ropa —les dijo—. 4En cualquier casa que entren, quédense allí hasta que salgan del pueblo. 5Si no los reciben bien, al salir de ese pueblo, sacúdanse el polvo de los pies como un testimonio contra sus habitantes.» 6Así que partieron y fueron por todas partes de pueblo en pueblo, predicando el evangelio y sanando a la gente. 7Herodes el tetrarca se enteró de todo lo que estaba sucediendo. Estaba perplejo porque algunos decían que Juan había resucitado; 8otros, que se había aparecido Elías; y otros, en fin, que había resucitado alguno de los anti-guos profetas. 9Pero Herodes dijo: «A Juan mandé que le cortaran la cabeza; ¿quién es, entonces, éste de quien oigo tales cosas?» Y procuraba verlo.

Jesús alimenta a los cinco mil10Cuando regresaron los apóstoles, le relataron a Jesús lo que habían hecho. Él se los llevó consigo y se retiraron solos a un pueblo llamado Betsaida, 11pero la gente se enteró y lo siguió. Él los recibió y les habló del reino de Dios. También sanó a los que lo necesitaban. 12Al atardecer se le acercaron los doce y le dijeron:—Despide a la gente, para que vaya a buscar alojamiento y comida

en los campos y pueblos cercanos, pues donde estamos no hay nada. 13—Denles ustedes mismos de comer —les dijo Jesús.—No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a menos que vayamos a comprar comida para toda esta gente —objetaron ellos, 14porque había allí unos cinco mil hom-bres.Pero Jesús dijo a sus discípu-los:—Hagan que se sienten en grupos como de cincuenta cada uno. 15Así lo hicieron los discípulos, y se sentaron todos. 16Entonces Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados, y mirando al cielo, los bendijo. Luego los partió y se los dio a los discípulos para que se los repartieran a la gente. 17Todos comie-ron hasta quedar satisfechos, y de los pedazos que sobraron se recogieron doce canastas.

La confesión de Pedro18Un día cuando Jesús estaba orando para sí, estando allí sus discípulos, les preguntó:—¿Quién dice la gente que soy yo? 19—Unos dicen que Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que uno de los antiguos profetas ha resuci-tado —respondieron. 20—Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?—El Cristo de Dios —afirmó Pedro. 21Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran esto a nadie. Y les dijo: 22—El Hijo del hombre tiene que sufrir muchas cosas y ser rechazado por los ancianos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley. Es necesario que lo maten y que resucite al tercer día. 23Dirigiéndo-se a todos, declaró:—Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz cada día y me siga.

24Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará. 25¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se destruye a sí mismo? 26Si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras, el Hijo del hombre se aver-gonzará de él cuando venga en su gloria y en la gloria del Padre y de los santos ángeles. 27Además, les aseguro que algunos de los aquí presentes no sufrirán la muerte sin antes haber visto el reino de Dios._______________________________Génesis 15 (NVI)Dios hace un pacto con Abram15Después de esto, la palabra del Señor vino a Abram en una visión: «No temas, Abram. Yo soy tu escudo, y muy grande será tu recompensa.» 2Pero Abram le respondió:—Señor y Dios, ¿para qué vas a darme algo, si aún sigo sin tener hijos, y el heredero de mis bienes será Eliezer de Damasco? 3Como no me has dado ningún hijo, mi herencia la recibirá uno de mis criados. 4—¡No! Ese hombre no ha de ser tu heredero —le contestó el Señor—. Tu heredero será tu propio hijo. 5Luego el Señor lo llevó afuera y le dijo:—Mira hacia el cielo y cuenta las estrellas, a ver si puedes. ¡Así de numerosa será tu descendencia! 6Abram creyó al Señor, y el Señor lo reconoció a él como justo. 7Además, le dijo:—Yo soy el Señor, que te hice salir de Ur de los caldeos para darte en posesión esta tierra. 8Pero Abram le preguntó:—Señor y Dios, ¿cómo sabré que voy a poseerla? 9El-Señor le respondió:—Tráeme una ternera, una cabra y un carnero, todos

ellos de tres años, y también una tórtola y un pichón de paloma. 10Abram llevó todos estos animales, los partió por la mitad, y puso una mitad frente a la otra, pero a las aves no las partió. 11Y las aves de rapiña comenzaron a lanzarse sobre los animales muertos, pero Abram las espantaba. 12Al anochecer, Abram cayó en un profundo sueño, y lo envolvió una oscuridad aterradora. 13El Señor le dijo:—Debes saber que tus descendientes vivirán como extranjeros en tierra extraña, donde serán esclavi-zados y maltratados durante cuatro-cientos años. 14Pero yo castigaré a la nación que los esclavizará, y luego tus descendientes saldrán en libertad y con grandes riquezas. 15Tú, en cambio, te reunirás en paz con tus antepasados, y te enterrarán cuando ya seas muy anciano. 16Cuatro generaciones des-pués tus descendientes volverán a este lugar, porque antes de eso no habrá llegado al colmo la iniquidad de los amorreos. 17Cuando el sol se puso y cayó la noche, aparecieron una hornilla humeante y una antorcha encendida, las cuales pasaban entre los animales descuartizados. 18En aquel día elSe-ñorhizo un pacto con Abram. Le dijo:—A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el gran río, el Éufrates. 19Me refiero a la tierra de los quenitas, los quenizitas, los cadmo-neos, 20los hititas, los ferezeos, los refaítas, 21los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos._______________________________Salmos 8 (NVI)Al director musical. Sígase la tonada de «La canción del lagar». Salmo de David.

8Oh Señor, soberano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra! ¡Has puesto tu gloria sobre los cielos! 2Por causa de tus adversarios has hecho que brote la alabanza de labios de los pequeñitos y de los niños de pecho, para silenciar al enemigo y al rebelde. 3Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que allí fijaste, 4me pregunto: «¿Qué es el hombre, para que en él pienses? ¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en cuenta?» 5Pues lo hiciste poco menos que un dios, y lo coronaste de gloria y de honra: 6lo entronizaste sobre la obra de tus manos, todo lo sometiste a su dominio; 7todas las ovejas, todos los bueyes, todos los ani-males del campo, 8las aves del cielo, los peces del mar, y todo lo que surca los senderos del mar. 9Oh Señor, sobe-rano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra!

Día 9 - Martes 03.02.15:Lucas 9: 28-62 (NVI)La transfiguración28Unos ocho días después de decir esto, Jesús, acompañado de Pedro, Juan y Jacobo, subió a una montaña a orar. 29Mientras oraba, su rostro se transformó, y su ropa se tornó blanca y radiante. 30Y aparecieron dos persona-jes —Moisés y Elías— que conversa-ban con Jesús. 31Tenían un aspecto glorioso, y hablaban de la partida de Jesús, que él estaba por llevar a cabo en Jerusalén. 32Pedro y sus compañe-ros estaban rendidos de sueño, pero cuando se despabilaron, vieron su gloria y a los dos personajes que esta-

ban con él. 33Mientras éstos se aparta-ban de Jesús, Pedro, sin saber lo que estaba diciendo, propuso:—Maestro, ¡qué bien que estemos aquí! Podemos levantar tres albergues: uno para ti, otro para Moisés y otro para Elías. 34Estaba hablando todavía cuando apareció una nube que los envolvió, de modo que se asustaron. 35Entonces salió de la nube una voz que dijo: «Éste es mi Hijo, mi escogido; escúchenlo.» 36Después de oírse la voz, Jesús quedó solo. Los dis-cípulos guardaron esto en secreto, y por algún tiempo a nadie contaron nada de lo que habían visto.

Jesús sana a un muchachoendemoniado37Al día siguiente, cuando bajaron de la montaña, le salió al encuentro mucha gente. 38Y un hombre de entre la multi-tud exclamó:—Maestro, te ruego que atiendas a mi hijo, pues es el único que tengo. 39Resulta que un espíritu se posesiona de él, y de repente el mucha-cho se pone a gritar; también lo sacude con violencia y hace que eche espuma-rajos. Cuando lo atormenta, a duras penas lo suelta. 40Ya les rogué a tus discípulos que lo expulsaran, pero no pudieron. 41—¡Ah, generación incrédu-la y perversa! —respondió Jesús—. ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes y soportarlos? Trae acá a tu hijo. 42Estaba acercándose el mucha-cho cuando el demonio lo derribó con una convulsión. Pero Jesús reprendió al espíritu maligno, sanó al muchacho y se lo devolvió al padre. 43Y todos se que-daron asombrados de la grandeza de Dios.En medio de tanta admiración por

todo lo que hacía, Jesús dijo a sus discí-pulos: 44—Presten mucha atención a lo que les voy a decir: El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres. 45Pero ellos no entendían lo que quería decir con esto. Les estaba encubierto para que no lo comprendie-ran, y no se atrevían a preguntárselo. ¿Quién va a ser el más importante? 46Surgió entre los discípulos una discu-sión sobre quién de ellos sería el más importante. 47Como Jesús sabía bien lo que pensaban, tomó a un niño y lo puso a su lado. 48—El que recibe en mi nombre a este niño —les dijo—, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. El que es más insignificante entre todos ustedes, ése es el más importante. 49—Maestro —in-tervino Juan—, vimos a un hombre que expulsaba demonios en tu nombre; pero como no anda con nosotros, tratamos de impedírselo. 50—No se lo impidan —les replicó Jesús—, porque el que no está contra ustedes está a favor de ustedes.

La oposición de los samaritanos51Como se acercaba el tiempo de que fuera llevado al cielo, Jesús se hizo el firme propósito de ir a Jerusalén. 52En-vió por delante mensajeros, que entra-ron en un pueblo samaritano para pre-pararle alojamiento; 53pero allí la gente no quiso recibirlo porque se dirigía a Jerusalén. 54Cuando los discípulos Jacobo y Juan vieron esto, le pregunta-ron:—Señor, ¿quieres que hagamos caer fuego del cielo para que los des-truya? 55Pero Jesús se volvió a ellos y los reprendió. 56Luego siguieron la jornada a otra aldea.

Lo que cuesta seguir a Jesús57Iban por el camino cuando alguien le dijo:—Te seguiré a dondequiera que vayas. 58—Las zorras tienen madrigue-ras y las aves tienen nidos —le respon-dió Jesús—, pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza. 59A otro le dijo:—Sígueme.—Señor —le contestó—, primero déjame ir a enterrar a mi padre. 60—Deja que los muertos entierren a sus propios muertos, pero tú ve y proclama el reino de Dios —le repli-có Jesús. 61Otro afirmó:—Te seguiré, Señor; pero primero déjame despedir-me de mi familia. 62Jesús le respon-dió:—Nadie que mire atrás después de poner la mano en el arado es apto para el reino de Dios._______________________________Génesis 16 (NVI)Agar e Ismael16Saray, la esposa de Abram, no le había dado hijos. Pero como tenía una esclava egipcia llamada Agar, 2Saray le dijo a Abram:—El Señor me ha hecho estéril. Por lo tanto, ve y acuéstate con mi esclava Agar. Tal vez por medio de ella podré tener hijos.Abram aceptó la propuesta que le hizo Saray. 3Entonces ella tomó a Agar, la esclava egipcia, y se la entregó a Abram como mujer. Esto ocurrió cuando ya hacía diez años que Abram vivía en Canaán. 4Abram tuvo relaciones con Agar, y ella concibió un hijo. Al darse cuenta Agar de que estaba embarazada, comenzó a mirar con desprecio a su dueña. 5Entonces Saray le dijo a Abram:—¡Tú tienes la culpa de mi afrenta! Yo puse a mi escla-va en tus brazos, y ahora que se ve em-barazada me mira con desprecio. ¡Que

el Señor juzgue entre tú y yo! 6—Tu esclava está en tus manos —contestó Abram—; haz con ella lo que bien te parezca.Y de tal manera comenzó Saray a maltratar a Agar, que ésta huyó al desierto. 7Allí, junto a un manantial que está en el camino a la región de Sur, la encontró el ángel del Señor 8y le preguntó:—Agar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y a dónde vas?—Estoy huyendo de mi dueña Saray —respon-dió ella. 9—Vuelve junto a ella y somé-tete a su autoridad —le dijo el ángel—. 10De tal manera multiplicaré tu descen-dencia, que no se podrá contar. 11»Es-tás embarazada, y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Ismael, porque el Señor ha escuchado tu aflicción. 12Será un hombre indómito como asno salvaje. Luchará contra todos, y todos lucharán contra él; y vivirá en conflicto con todos sus hermanos. 13Como el Señor le había hablado, Agar le puso por nombre «El Dios que me ve», pues se decía: «Ahora he visto al que me ve.» 14Por eso también el pozo que está entre Cades y Béred se conoce con el nombre de «Pozo del Viviente que me ve». 15Agar le dio a Abram un hijo, a quien Abram llamó Ismael. 16Abram tenía ochenta y seis años cuando nació Ismael._______________________________Salmos 9 (NVI)Al director musical. Sígase la tonada de «La muerte del hijo». Salmo de David.9Quiero alabarte, Señor, con todo el corazón, y contar todas tus maravillas. 2Quiero alegrarme y regocijarme en ti, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo. 3Mis enemigos retroceden; tropiezan y

perecen ante ti. 4Porque tú me has hecho justicia, me has vindicado; tú, juez justo, ocupas tu trono. 5Reprendis-te a los paganos, destruiste a los malva-dos; ¡para siempre borraste su memo-ria! 6Desgracia sin fin cayó sobre el enemigo; arrancaste de raíz sus ciuda-des, y hasta su recuerdo se ha desva-necido. 7Pero el Señor reina por siem-pre; para emitir juicio ha establecido su trono. 8Juzgará al mundo con justicia; gobernará a los pueblos con equidad. 9El Señor es refugio de los oprimidos; es su baluarte en momentos de angus-tia. 10En ti confían los que conocen tu nombre, porque tú, Señor, jamás aban-donas a los que te buscan. 11Canten salmos al Señor, el rey de Sión; procla-men sus proezas entre las naciones. 12El vengador de los inocentes se acuerda de ellos; no pasa por alto el clamor de los afligidos. 13Ten compa-sión de mí, Señor; mira cómo me afli-gen los que me odian. Sácame de las puertas de la muerte, 14para que en las puertas de Jerusalén proclame tus ala-banzas y me regocije en tu salvación. 15Han caído los paganos en la fosa que han cavado; sus pies quedaron atrapa-dos en la red que ellos mismos escon-dieron. 16Al Señor se le conoce porque imparte justicia; el malvado cae en la trampa que él mismo tendió. 17Bajan al sepulcro los malvados, todos los paga-nos que de Dios se olvidan. 18Pero no se olvidará para siempre al necesitado,ni para siempre se perderá la esperan-za del pobre. 19¡Levántate, Señor! No dejes que el hombre prevalezca; ¡haz que las naciones comparezcan ante ti! 20Infúndeles terror, Señor; ¡que los

pueblos sepan que son simples mortales!

Día 10 - Miércoles 04.02.15:Lucas 10: 1-20 (NVI)Jesús envía a los setenta y dos10Después de esto, el Señor escogió a otros setenta y dos para enviarlos de dos en dos delante de él a todo pueblo y lugar adonde él pensaba ir. 2«Es abundante la cosecha —les dijo—, pero son pocos los obreros. Pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que mande obreros a su campo. 3¡Vayan ustedes! Miren que los envío como cor-deros en medio de lobos. 4No lleven monedero ni bolsa ni sandalias; ni se detengan a saludar a nadie por el camino. 5»Cuando entren en una casa, digan primero: “Paz a esta casa.” 6Si hay allí alguien digno de paz, gozará de ella; y si no, la bendición no se cumplirá. 7Quédense en esa casa, y coman y beban de lo que ellos tengan, porque el trabajador tiene derecho a su sueldo. No anden de casa en casa. 8»Cuando entren en un pueblo y los reciban, coman lo que les sirvan. 9Sanen a los enfermos que encuentren allí y dígan-les: “El reino de Dios ya está cerca de ustedes.” 10Pero cuando entren en un pueblo donde no los reciban, salgan a las plazas y digan: 11“Aun el polvo de este pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos en protesta contra ustedes. Pero tengan por seguro que ya está cerca el reino de Dios.” 12Les digo que en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma que para ese pueblo. 13»¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Si se hubieran hecho en Tiro y en Sidón los milagros

que se hicieron en medio de ustedes, ya hace tiempo que se habrían arrepentido con grandes lamentos. 14Pero en el juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón que para ustedes. 15Y tú, Capernaúm, ¿acaso serás levantada hasta el cielo? No, sino que descende-rás hasta el abismo. 16»El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza a mí, rechaza al que me envió.» 17Cuando los setenta y dos regresaron, dijeron conten-tos:—Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre. 18—Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo —respondió él—. 19Sí, les he dado autoridad a ustedes para pisotear ser-pientes y escorpiones y vencer todo el poder del enemigo; nada les podrá hacer daño. 20Sin embargo, no se ale-gren de que puedan someter a los espí-ritus, sino alégrense de que sus nom-bres están escritos en el cielo._______________________________Génesis 17 (NVI)El pacto y la circuncisión17Cuando Abram tenía noventa y nueve años, el Señor se le apareció y le dijo:—Yo soy el Dios Todopoderoso. Vive en mi presencia y sé intachable. 2Así confirmaré mi pacto contigo, y mul-tiplicaré tu descendencia en gran manera. 3Al oír que Dios le hablaba, Abram cayó rostro en tierra, y Dios con-tinuó: 4—Éste es el pacto que establez-co contigo: Tú serás el padre de una multitud de naciones. 5Ya no te llama-rás Abram, sino que de ahora en ade-lante tu nombre será Abraham, porque te he confirmado como padre de una

multitud de naciones. 6Te haré tan fecundo que de ti saldrán reyes y nacio-nes. 7Estableceré mi pacto contigo y con tu descendencia, como pacto per-petuo, por todas las generaciones. Yo seré tu Dios, y el Dios de tus descen-dientes. 8A ti y a tu descendencia les daré, en posesión perpetua, toda la tierra de Canaán, donde ahora andan peregrinando. Y yo seré su Dios. 9Dios también le dijo a Abraham:—Cumple con mi pacto, tú y toda tu descendencia, por todas las generaciones. 10Y éste es el pacto que establezco contigo y con tu descendencia, y que todos deberán cumplir: Todos los varones entre uste-des deberán ser circuncidados. 11Cir-cuncidarán la carne de su prepucio, y ésa será la señal del pacto entre noso-tros. 12Todos los varones de cada generación deberán ser circuncidados a los ocho días de nacidos, tanto los niños nacidos en casa como los que hayan sido comprados por dinero a un extranjero y que, por lo tanto, no sean de la estirpe de ustedes. 13Todos sin excepción, tanto el nacido en casa como el que haya sido comprado por dinero, deberán ser circuncidados. De esta manera mi pacto quedará como una marca indeleble en la carne de ustedes, como un pacto perpetuo. 14Pero el varón incircunciso, al que no se le haya cortado la carne del prepu-cio, será eliminado de su pueblo por quebrantar mi pacto. 15También le dijo Dios a Abraham:—A Saray, tu esposa, ya no la llamarás Saray, sino que su nombre será Sara. 16Yo la bendeciré, y por medio de ella te daré un hijo. Tanto la bendeciré, que será madre de nacio-

nes, y de ella surgirán reyes de pueblos. 17Entonces Abraham inclinó el rostro hasta el suelo y se rió de pensar: «¿Acaso puede un hombre tener un hijo a los cien años, y ser madre Sara a los noventa?» 18Por eso le dijo a Dios:—¡Concédele a Ismael vivir bajo tu bendición! 19A lo que Dios contes-tó:—¡Pero es Sara, tu esposa, la que te dará un hijo, al que llamarás Isaac! Yo estableceré mi pacto con él y con sus descendientes, como pacto perpetuo. 20En cuanto a Ismael, ya te he escu-chado. Yo lo bendeciré, lo haré fecundo y le daré una descendencia numerosa. Él será el padre de doce príncipes. Haré de él una nación muy grande. 21Pero mi pacto lo estableceré con Isaac, el hijo que te dará Sara de aquí a un año, por estos días. 22Cuando Dios terminó de hablar con Abraham, se retiró de su presencia. 23Ese mismo día Abraham tomó a su hijo Ismael, a los criados nacidos en su casa, a los que había comprado con su dinero y a todos los otros varones que había en su casa, y los circuncidó, tal como Dios se lo había mandado. 24Abraham tenía noventa y nueve años cuando fue circuncidado, 25mientras que su hijo Ismael tenía trece. 26Así que ambos fueron circunci-dados el mismo día 27junto con todos los varones de su casa, tanto los naci-dos en ella como los comprados a extranjeros._______________________________Salmos 10 (NVI)Lámed10¿Por qué, Señor, te mantienes dis-tante? ¿Por qué te escondes en mo-mentos de angustia? 2Con arrogancia

persigue el malvado al indefenso, pero se enredará en sus propias artimañas. 3El malvado hace alarde de su propia codicia; alaba al ambicioso y menospre-cia al Señor. 4El malvado levanta inso-lente la nariz, y no da lugar a Dios en sus pensamientos. 5Todas sus empre-sas son siempre exitosas; tan altos y alejados de él están tus juicios que se burla de todos sus enemigos. 6Y se dice a sí mismo: «Nada me hará caer. Siempre seré feliz. Nunca tendré pro-blemas.» 7Llena está su boca de maldi-ciones, de mentiras y amenazas; bajo su lengua esconde maldad y violencia. 8Se pone al acecho en las aldeas, se esconde en espera de sus víctimas, y asesina a mansalva al inocente. 9Cual león en su guarida se agazapa, listo para atrapar al indefenso; le cae encima y lo arrastra en su red. 10Bajo el peso de su poder, sus víctimas caen por tierra. 11Se dice a sí mismo: «Dios se ha olvidado. Se cubre el rostro. Nunca ve nada.» 12¡Levántate, Señor! ¡Levan-ta, oh Dios, tu brazo! ¡No te olvides de los indefensos! 13¿Por qué te ha de menospreciar el malvado? ¿Por qué ha de pensar que no lo llamarás a cuen-tas? 14Pero tú ves la opresión y la vio-lencia, las tomas en cuenta y te harás cargo de ellas. Las víctimas confían en ti; tú eres la ayuda de los huérfanos. 15¡Rómpeles el brazo al malvado y al impío! ¡Pídeles cuentas de su maldad, y haz que desaparezcan por completo! 16El Señor es rey eterno; los paganos serán borrados de su tierra. 17Tú, Señor, escuchas la petición de los inde-fensos, les infundes aliento y atiendes a su clamor. 18Tú defiendes al huérfano y

al oprimido, para que el hombre, hecho de tierra, no siga ya sembrando el terror.

Día 11 - Jueves 05.02.15:Lucas 10: 21-42 (NVI)21En aquel momento Jesús, lleno de alegría por el Espíritu Santo, dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque habiendo escondido estas cosas de los sabios e instruidos, se las has revelado a los que son como niños. Sí, Padre, porque esa fue tu buena voluntad. 22»Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelárse-lo.» 23Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. 24Les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven, pero no lo vieron; y oír lo que ustedes oyen, pero no lo oyeron.»

Parábola del buen samaritano25En esto se presentó un experto en la ley y, para poner a prueba a Jesús, le hizo esta pregunta:—Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna? 26Jesús replicó:—¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo la interpretas tú? 27Como respuesta el hombre citó:—“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”, y: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” 28—Bien contestado —le dijo Jesús—. Haz eso y vivirás. 29Pero él quería justificarse, así que le preguntó a Jesús:—¿Y quién es mi prójimo? 30Jesús respondió:—Baja-

ba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de unos ladrones. Le quitaron la ropa, lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto. 31Re-sulta que viajaba por el mismo camino un sacerdote quien, al verlo, se desvió y siguió de largo. 32Así también llegó a aquel lugar un levita, y al verlo, se desvió y siguió de largo. 33Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba el hombre y, viéndolo, se compadeció de él. 34Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó. Luego lo montó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un aloja-miento y lo cuidó. 35Al día siguiente, sacó dos monedas de plata y se las dio al dueño del alojamiento. “Cuídemelo —le dijo—, y lo que gaste usted de más, se lo pagaré cuando yo vuelva.” 36¿Cuál de estos tres piensas que demostró ser el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? 37—El que se compadeció de él —contestó el experto en la ley.—Anda entonces y haz tú lo mismo —concluyó Jesús.

En casa de Marta y María38Mientras iba de camino con sus discí-pulos, Jesús entró en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. 39Tenía ella una hermana llama-da María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba lo que él decía. 40Marta, por su parte, se sentía abru-mada porque tenía mucho que hacer. Así que se acercó a él y le dijo:—Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sirviendo sola? ¡Dile que me ayude! 41—Marta, Marta —le con-testó Jesús—, estás inquieta y preocu-

pada por muchas cosas, 42pero sólo una es necesaria. María ha escogido la mejor, y nadie se la quitará._______________________________Génesis 18 (NVI)La visita del Señor18El Señor se le apareció a Abraham junto al encinar de Mamré, cuando Abraham estaba sentado a la entrada de su carpa, a la hora más calurosa del día. 2Abraham alzó la vista, y vio a tres hombres de pie cerca de él. Al verlos, corrió desde la entrada de la carpa a saludarlos. Inclinándose hasta el suelo, 3dijo:—Mi señor, si este servidor suyo cuenta con su favor, le ruego que no me pase de largo. 4Haré que les traigan un poco de agua para que ustedes se laven los pies, y luego podrán descan-sar bajo el árbol. 5Ya que han pasado por donde está su servidor, déjenme traerles algo de comer para que se sien-tan mejor antes de seguir su cami-no.—¡Está bien —respondieron ellos—, hazlo así! 6Abraham fue rápidamente a la carpa donde estaba Sara, y le dijo:—¡Date prisa! Toma unos veinte kilos de harina fina, amásalos y haz unos panes. 7Después Abraham fue corriendo adonde estaba el ganado, eligió un ternero bueno y tierno, y se lo dio a su sirviente, quien a toda prisa se puso a prepararlo. 8Luego les sirvió requesón y leche con el ternero que estaba preparado. Mientras comían, Abraham se quedó de pie junto a ellos, debajo del árbol. 9Entonces ellos le pre-guntaron:—¿Dónde está Sara, tu espo-sa?—Allí en la carpa —les respondió. 10—Dentro de un año volveré a verte —dijo uno de ellos—, y para entonces

tu esposa Sara tendrá un hijo.Sara estaba escuchando a la entrada de la carpa, a espaldas del que hablaba. 11Abraham y Sara eran ya bastante ancianos, y Sara ya había dejado de menstruar. 12Por eso, Sara se rió y pensó: «¿Acaso voy a tener este placer, ahora que ya estoy consumida y mi esposo es tan viejo?» 13Pero el Señor le dijo a Abraham:—¿Por qué se ríe Sara? ¿No cree que podrá tener un hijo en su vejez? 14¿Acaso hay algo impo-sible para el Señor? El año que viene volveré a visitarte en esta fecha, y para entonces Sara habrá tenido un hijo. 15Sara, por su parte, tuvo miedo y mintió al decirle:—Yo no me estaba riendo.Pero el Señor le replicó:—Sí te reíste.

Abraham intercede en favor de Sodoma16Luego aquellos visitantes se levanta-ron y partieron de allí en dirección a Sodoma. Abraham los acompañó para despedirlos. 17Pero el Señor estaba pensando: «¿Le ocultaré a Abraham lo que estoy por hacer? 18Es un hecho que Abraham se convertirá en una nación grande y poderosa, y en él serán bendecidas todas las naciones de la tierra. 19Yo lo he elegido para que ins-truya a sus hijos y a su familia, a fin de que se mantengan en el camino del Señor y pongan en práctica lo que es justo y recto. Así el Señor cumplirá lo que le ha prometido.» 20Entonces el Señor le dijo a Abraham:—El clamor contra Sodoma y Gomorra resulta ya insoportable, y su pecado es gravísimo. 21Por eso bajaré, a ver si realmente sus acciones son tan malas como el clamor

contra ellas me lo indica; y si no, he de saberlo. 22Dos de los visitantes partie-ron de allí y se encaminaron a Sodoma, pero Abraham se quedó de pie frente al Señor. 23Entonces se acercó al Señor y le dijo:—¿De veras vas a exterminar al justo junto con el malvado? 24Quizá haya cincuenta justos en la ciudad. ¿Exterminarás a todos, y no perdonarás a ese lugar por amor a los cincuenta justos que allí hay? 25¡Lejos de ti el hacer tal cosa! ¿Matar al justo junto con el malvado, y que ambos sean tratados de la misma manera? ¡Jamás hagas tal cosa! Tú, que eres el Juez de toda la tierra, ¿no harás justicia? 26El Señor le respondió:—Si encuentro cincuenta justos en Sodoma, por ellos perdonaré a toda la ciudad. 27Abraham le dijo:—Reconozco que he sido muy atre-vido al dirigirme a mi Señor, yo, que apenas soy polvo y ceniza. 28Pero tal vez falten cinco justos para completar los cincuenta. ¿Destruirás a toda la ciudad si faltan esos cinco?—Si encuentro cuarenta y cinco justos no la destruiré —contestó el Señor. 29Pero Abraham insistió:—Tal vez se encuen-tren sólo cuarenta.—Por esos cuarenta justos, no destruiré la ciudad —respon-dió el Señor. 30Abraham volvió a insis-tir:—No se enoje mi Señor, pero permí-tame seguir hablando. Tal vez se encuentren sólo treinta.—No lo haré si encuentro allí a esos treinta —contestó el Señor. 31Abraham siguió insistien-do:—Sé que he sido muy atrevido en hablarle así a mi Señor, pero tal vez se encuentren sólo veinte.—Por esos veinte no la destruiré. 32Abraham volvió a decir:—No se enoje mi Señor, pero

permítame hablar una vez más. Tal vez se encuentren sólo diez ...—Aun por esos diez no la destruiré —respondió el Señor por última vez. 33Cuando el Señor terminó de hablar con Abraham, se fue de allí, y Abraham regresó a su carpa._______________________________Salmos 11 (NVI)Al director musical. Salmo de David.11En el Señor hallo refugio. ¿Cómo, pues, se atreven a decirme: «Huye al monte, como las aves»? 2Vean cómo tensan sus arcos los malvados: prepa-ran las flechas sobre la cuerda para dis-parar desde las sombras contra los rectos de corazón. 3Cuando los funda-mentos son destruidos, ¿qué le queda al justo? 4El Señor está en su santo templo, en los cielos tiene el Señor su trono, y atentamente observa al ser humano; con sus propios ojos lo exami-na. 5El Señor examina a justos y a mal-vados, y aborrece a los que aman la vio-lencia. 6Hará llover sobre los malvados ardientes brasas y candente azufre; ¡un viento abrasador será su suerte! 7Justo es el Señor, y ama la justicia; por eso los íntegros contemplarán su rostro.

Día 12 - Viernes 06.02.15:Lucas 11: 1-28 (NVI)Jesús enseña sobre la oración11Un día estaba Jesús orando en cierto lugar. Cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos:—Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus dis-cípulos. 2Él les dijo:—Cuando oren, digan: »“Padre, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. 3Danos cada día nuestro pan cotidiano. 4Perdónanos nuestros pecados, porque también

nosotros perdonamos a todos los que nos ofenden. No nos dejes caer en ten-tación” 5»Supongamos —continuó— que uno de ustedes tiene un amigo, y a medianoche va y le dice: “Amigo, prés-tame tres panes, 6pues se me ha pre-sentado un amigo recién llegado de viaje, y no tengo nada que ofrecerle.” 7Y el que está adentro le contesta: “No me molestes. Ya está cerrada la puerta, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme a darte nada.” 8Les digo que, aunque no se levante a darle pan por ser amigo suyo, sí se levantará por su impertinencia y le dará cuanto necesite. 9»Así que yo les digo: Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá la puerta. 10Por-que todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre. 11»¿Quién de ustedes que sea padre, si su hijo le pide un pescado, le dará en cambio una serpiente? 12¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? 13Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!

Jesús y Beelzebú14En otra ocasión Jesús expulsaba de un hombre a un demonio que lo había dejado mudo. Cuando salió el demonio, el mudo habló, y la gente se quedó asombrada. 15Pero algunos dijeron: «Éste expulsa a los demonios por medio de Beelzebú, príncipe de los demonios.» 16Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal del cielo. 17Como él conocía sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido contra sí

mismo quedará asolado, y una casa dividida contra sí misma se derrumbará. 18Por tanto, si Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo puede mante-nerse en pie su reino? Lo pregunto porque ustedes dicen que yo expulso a los demonios por medio de Beelzebú. 19Ahora bien, si yo expulso a los demo-nios por medio de Beelzebú, ¿los segui-dores de ustedes por medio de quién los expulsan? Por eso ellos mismos los juzgarán a ustedes. 20Pero si expulso a los demonios con el poder de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el reino de Dios. 21»Cuando un hombre fuerte y bien armado cuida su hacienda, sus bienes están seguros. 22Pero si lo ataca otro más fuerte que él y lo vence, le quita las armas en que confiaba y reparte el botín. 23»El que no está de mi parte, está contra mí; y el que conmi-go no recoge, esparce. 24»Cuando un espíritu maligno sale de una persona, va por lugares áridos buscando un des-canso. Y al no encontrarlo, dice: “Volve-ré a mi casa, de donde salí.” 25Cuando llega, la encuentra barrida y arreglada. 26Luego va y trae otros siete espíritus más malvados que él, y entran a vivir allí. Así que el estado final de aquella persona resulta peor que el inicial.» 27Mientras Jesús decía estas cosas, una mujer de entre la multitud excla-mó:—¡Dichosa la mujer que te dio a luz y te amamantó! 28—Dichosos más bien —contestó Jesús— los que oyen la palabra de Dios y la obedecen._______________________________Génesis 19 (NVI)Destrucción de Sodoma y Gomorra19Caía la tarde cuando los dos ánge-

les llegaron a Sodoma. Lot estaba sen-tado a la entrada de la ciudad. Al verlos, se levantó para recibirlos y se postró rostro en tierra. 2Les dijo:—Por favor, señores, les ruego que pasen la noche en la casa de este servidor suyo. Allí podrán lavarse los pies, y mañana al amanecer seguirán su camino.—No, gracias —respondieron ellos—. Pasare-mos la noche en la plaza. 3Pero tanto les insistió Lot que fueron con él y entra-ron en su casa. Allí Lot les preparó una buena comida y coció panes sin levadu-ra, y ellos comieron. 4Aún no se habían acostado cuando los hombres de la ciudad de Sodoma rodearon la casa. Todo el pueblo sin excepción, tanto jóvenes como ancianos, estaba allí pre-sente. 5Llamaron a Lot y le dije-ron:—¿Dónde están los hombres que vinieron a pasar la noche en tu casa? ¡Échalos afuera! ¡Queremos acostarnos con ellos! 6Lot salió a la puerta y, cerrándola detrás de sí, 7les dijo:—Por favor, amigos míos, no cometan tal per-versidad. 8Tengo dos hijas que todavía son vírgenes; voy a traérselas para que hagan con ellas lo que les plazca, pero a estos hombres no les hagan nada, pues han venido a hospedarse bajo mi techo. 9—¡Quítate de ahí! —le contes-taron, y añadieron—: Éste ni siquiera es de aquí, y ahora nos quiere mandar. ¡Pues ahora te vamos a tratar peor que a ellos!Entonces se lanzaron contra Lot y se acercaron a la puerta con intencio-nes de derribarla. 10Pero los dos hom-bres extendieron los brazos, metieron a Lot en la casa y cerraron la puerta. 11Luego, a los jóvenes y ancianos que se agolparon contra la puerta de la casa

los dejaron ciegos, de modo que ya no podían encontrar la puerta. 12Luego le advirtieron a Lot:—¿Tienes otros fami-liares aquí? Saca de esta ciudad a tus yernos, hijos, hijas, y a todos los que te pertenezcan, 13porque vamos a des-truirla. El clamor contra esta gente ha llegado hasta elSeñor, y ya resulta inso-portable. Por eso nos ha enviado a des-truirla. 14Lot salió para hablar con sus futuros yernos, es decir, con los prome-tidos de sus hijas.—¡Apúrense! —les dijo—. ¡Abandonen la ciudad, porque elSeñorestá por destruirla!Pero ellos creían que Lot estaba bromeando, 15así que al amanecer los ángeles insistieron con Lot. Exclamaron:—¡Apú-rate! Llévate a tu esposa y a tus dos hijas que están aquí, para que no perez-can cuando la ciudad sea castigada. 16Como Lot titubeaba, los hombres lo tomaron de la mano, lo mismo que a su esposa y a sus dos hijas, y los sacaron de la ciudad, porque el Señor les tuvo compasión. 17Cuando ya los habían sacado de la ciudad, uno de los ángeles le dijo:—¡Escápate! No mires hacia atrás, ni te detengas en ninguna parte del valle. Huye hacia las montañas, no sea que perezcas. 18—¡No, señor mío, por favor! —respondió Lot—. 19Tú has visto con buenos ojos a este siervo tuyo, y tu lealtad ha sido grande al sal-varme la vida. Pero yo no puedo esca-parme a las montañas, no sea que la destrucción me alcance y pierda yo la vida. 20Cerca de aquí hay una ciudad pequeña, en la que podría refugiarme. ¿Por qué no dejan que me escape hacia allá? Es una ciudad muy peque-ña, y en ella me pondré a salvo.

21—Está bien —le respondió—; tam-bién esta petición te la concederé. No destruiré la ciudad de que hablas. 22Pero date prisa y huye de una vez, porque no puedo hacer nada hasta que llegues allí. Por eso aquella ciudad reci-bió el nombre de Zoar. 23Lot llegó a Zoar cuando estaba amaneciendo. 24Entonces el Señor hizo que cayera del cielo una lluvia de fuego y azufre sobre Sodoma y Gomorra. 25Así des-truyó a esas ciudades y a todos sus habitantes, junto con toda la llanura y la vegetación del suelo. 26Pero la esposa de Lot miró hacia atrás, y se quedó con-vertida en estatua de sal. 27Al día siguiente Abraham madrugó y regresó al lugar donde se había encontrado con el Señor. 28Volvió la mirada hacia Sodoma y Gomorra, y hacia toda la llanura, y vio que de la tierra subía humo, como de un horno. 29Así arrasó Dios a las ciudades de la llanura, pero se acordó de Abraham y sacó a Lot de en medio de la catástrofe que destruyó a las ciudades en que había habitado.

Lot y sus hijas30Luego, por miedo a quedarse en Zoar, Lot se fue con sus dos hijas a vivir en la región montañosa. Allí vivió con ellas en una cueva. 31Un día, la hija mayor le dijo a la menor:—Nuestro padre ya está viejo, y no quedan hom-bres en esta región para que se casen con nosotras, como es la costumbre de todo el mundo. 32Ven, vamos a embo-rracharlo, y nos acostaremos con él; y así, por medio de él tendremos descen-dencia. 33Esa misma noche emborra-charon a su padre y, sin que éste se

diera cuenta de nada, la hija mayor fue y se acostó con él. 34A la mañana siguiente, la mayor le dijo a la me-nor:—Mira, anoche me acosté con mi padre. Vamos a emborracharlo de nuevo esta noche, y ahora tú te acosta-rás con él; y así, por medio de él tendre-mos descendencia. 35Esa misma noche volvieron a emborrachar a su padre y, sin que éste se diera cuenta de nada, la hija menor fue y se acostó con él. 36Así las dos hijas de Lot quedaron embarazadas de su padre. 37La mayor tuvo un hijo, a quien llamó Moab, padre de los actuales moabitas. 38La hija menor también tuvo un hijo, a quien llamó Ben Amí, padre de los actuales amonitas._______________________________Salmos 12 (NVI)Al director musical. Sobre la octava. Salmo de David.12Sálvanos, Señor, que ya no hay gente fiel; ya no queda gente sincera en este mundo. 2No hacen sino mentirse unos a otros; sus labios lisonjeros hablan con doblez. 3El Señor cortará todo labio lisonjero y toda lengua jactan-ciosa 4que dice: «Venceremos con la lengua; en nuestros labios confiamos. ¿Quién puede dominarnos a nosotros?» 5Dice el Señor: «Voy ahora a levantar-me, y pondré a salvo a los oprimidos, pues al pobre se le oprime, y el necesi-tado se queja.» 6Las palabras del Señor son puras, son como la plata refinada, siete veces purificada en el crisol. 7Tú, Señor, nos protegerás; tú siempre nos defenderás de esta gente, 8aun cuando los malvados sigan merodeando, y la maldad sea exaltada en este mundo.

Día 13 - Sábado 07.02.15:Lucas 11: 29-54 (NVI)La señal de Jonás29Como crecía la multitud, Jesús se puso a decirles: «Ésta es una genera-ción malvada. Pide una señal milagro-sa, pero no se le dará más señal que la de Jonás. 30Así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, también lo será el Hijo del hombre para esta generación. 31La reina del Sur se levantará en el día del juicio y condena-rá a esta gente; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí tienen ustedes a uno más grande que Salo-món. 32Los ninivitas se levantarán en el día del juicio y condenarán a esta gene-ración; porque ellos se arrepintieron al escuchar la predicación de Jonás, y aquí tienen ustedes a uno más grande que Jonás.

La lámpara del cuerpo33»Nadie enciende una lámpara para luego ponerla en un lugar escondido o cubrirla con un cajón, sino para ponerla en una repisa, a fin de que los que entren tengan luz. 34Tus ojos son la lámpara de tu cuerpo. Si tu visión es clara, todo tu ser disfrutará de la luz; pero si está nublada, todo tu ser estará en la oscuridad. 35Asegúrate de que la luz que crees tener no sea oscuridad. 36Por tanto, si todo tu ser disfruta de la luz, sin que ninguna parte quede en la oscuridad, estarás completamente iluminado, como cuando una lámpara te alumbra con su luz.»

Jesús denuncia a los fariseos y a los expertos en la ley37Cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer con él; así que entró en la casa y se sentó a la mesa. 38Pero el fariseo se sorprendió al ver que Jesús no había cumplido con el rito de lavarse antes de comer. 39—Resulta que ustedes los fariseos —les dijo el Señor—, limpian el vaso y el plato por fuera, pero por dentro están ustedes llenos de codicia y de maldad. 40¡Ne-cios! ¿Acaso el que hizo lo de afuera no hizo también lo de adentro? 41Den más bien a los pobres de lo que está dentro, y así todo quedará limpio para ustedes. 42»¡Ay de ustedes, fariseos!, que dan la décima parte de la menta, de la ruda y de toda clase de legumbres, pero des-cuidan la justicia y el amor de Dios. Debían haber practicado esto, sin dejar de hacer aquello. 43»¡Ay de ustedes, fariseos!, que se mueren por los prime-ros puestos en las sinagogas y los salu-dos en las plazas. 44»¡Ay de ustedes!, que son como tumbas sin lápida, sobre las que anda la gente sin darse cuenta. 45Uno de los expertos en la ley le res-pondió:—Maestro, al hablar así nos insultas también a nosotros. 46Contes-tó Jesús:—¡Ay de ustedes también, expertos en la ley! Abruman a los demás con cargas que apenas se pueden soportar, pero ustedes mismos no levantan ni un dedo para ayudarlos. 47»¡Ay de ustedes!, que construyen monumentos para los profetas, a quie-nes los antepasados de ustedes mata-ron. 48En realidad aprueban lo que hicieron sus antepasados; ellos mata-ron a los profetas, y ustedes les cons-

truyen los sepulcros. 49Por eso dijo Dios en su sabiduría: “Les enviaré pro-fetas y apóstoles, de los cuales matarán a unos y perseguirán a otros.” 50Por lo tanto, a esta generación se le pedirán cuentas de la sangre de todos los profe-tas derramada desde el principio del mundo, 51desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, el que murió entre el altar y el santuario. Sí, les aseguro que de todo esto se le pedirán cuentas a esta generación. 52»¡Ay de ustedes, expertos en la ley!, porque se han adueñado de la llave del conoci-miento. Ustedes mismos no han entra-do, y a los que querían entrar les han cerrado el paso. 53Cuando Jesús salió de allí, los maestros de la ley y los fari-seos, resentidos, se pusieron a acosar-lo a preguntas. 54Estaban tendiéndole trampas para ver si fallaba en algo._______________________________Génesis 20 (NVI)Abraham y Abimélec20Abraham partió desde allí en direc-ción a la región del Néguev, y se quedó a vivir entre Cades y Sur. Mientras vivía en Guerar, 2Abraham decía que Sara, su esposa, era su hermana. Entonces Abimélec, rey de Guerar, mandó llamar a Sara y la tomó por esposa. 3Pero aquella noche Dios se le apareció a Abi-mélec en sueños y le dijo:—Puedes darte por muerto a causa de la mujer que has tomado, porque ella es casada. 4Pero como Abimélec todavía no se había acostado con ella, le contes-tó:—Señor, ¿acaso vas a matar al ino-cente? 5Como Abraham me dijo que ella era su hermana, y ella me lo confirmó, yo hice todo esto de buena fe y sin mala

intención. 6—Sí, ya sé que has hecho todo esto de buena fe —le respondió Dios en el sueño—; por eso no te permití tocarla, para que no pecaras contra mí. 7Pero ahora devuelve esa mujer a su esposo, porque él es profeta y va a inter-ceder por ti para que vivas. Si no lo haces, ten por seguro que morirás junto con todos los tuyos. 8En la madrugada del día siguiente, Abimélec se levantó y llamó a todos sus servidores para con-tarles en detalle lo que había ocurrido, y un gran temor se apoderó de ellos. 9En-tonces Abimélec llamó a Abraham y le reclamó:—¡Qué nos has hecho! ¿En qué te he ofendido, que has traído un pecado tan grande sobre mí y sobre mi reino? ¡Lo que me has hecho no tiene nombre! 10¿Qué pretendías conseguir con todo esto?Al reclamo de Abimélec, 11Abraham contestó:—Yo pensé que en este lugar no había temor de Dios, y que por causa de mi esposa me matarían. 12Pero en realidad ella es mi hermana, porque es hija de mi padre aunque no de mi madre; y además es mi esposa. 13Cuando Dios me mandó dejar la casa de mi padre y andar errante, yo le dije a mi esposa: “Te pido que me hagas este favor: Dondequiera que vayamos, di siempre que soy tu hermano.” 14Abimé-lec tomó entonces ovejas y vacas, esclavos y esclavas, y se los regaló a Abraham. Al mismo tiempo, le devolvió a Sara, su esposa, 15y le dijo:—Mira, ahí está todo mi territorio; quédate a vivir donde mejor te parezca. 16A Sara le dijo:—Le he dado a tu hermano mil mo-nedas de plata, que servirán de com-pensación por todo lo que te ha pasado; así quedarás vindicada ante todos los

que están contigo. 17Entonces Abra-ham oró a Dios, y Dios sanó a Abimélec y permitió que su esposa y sus siervas volvieran a tener hijos, 18porque a causa de lo ocurrido con Sara, la esposa de Abraham, el Señor había hecho que todas las mujeres en la casa de Abimé-lec quedaran estériles._______________________________Salmos 13 (NVI)Al director musical. Salmo de David.13¿Hasta cuándo, Señor, me seguirás olvidando? ¿Hasta cuándo esconderás de mí tu rostro? 2¿Hasta cuándo he de estar angustiado y he de sufrir cada día en mi corazón? ¿Hasta cuándo el ene-migo me seguirá dominando? 3 Señor y Dios mío, mírame y respóndeme; ilumi-na mis ojos. Así no caeré en el sueño de la muerte; 4así no dirá mi enemigo: «Lo he vencido»; así mi adversario no se alegrará de mi caída. 5Pero yo confío en tu gran amor; mi corazón se alegra en tu salvación. 6Canto salmos al Señor. ¡El Señor ha sido bueno conmigo!

Día 14 - Sábado 08.02.15:Lucas 12: 1-31 (NVI)Advertencias y estímulos12Mientras tanto, se habían reunido millares de personas, tantas que se atropellaban unas a otras. Jesús comenzó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuídense de la leva-dura de los fariseos, o sea, de la hipo-cresía. 2No hay nada encubierto que no llegue a revelarse, ni nada escondido que no llegue a conocerse. 3Así que todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad se dará a conocer a plena luz, y lo que han susurrado a puerta

cerrada se proclamará desde las azo-teas. 4»A ustedes, mis amigos, les digo que no teman a los que matan el cuerpo pero después no pueden hacer más. 5Les voy a enseñar más bien a quién deben temer: teman al que, después de dar muerte, tiene poder para echarlos al infierno. Sí, les aseguro que a él deben temerle. 6¿No se venden cinco gorrio-nes por dos moneditas? Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de ellos. 7Así mismo sucede con ustedes: aun los cabellos de su cabeza están conta-dos. No tengan miedo; ustedes valen más que muchos gorriones. 8»Les ase-guro que a cualquiera que me reconoz-ca delante de la gente, también el Hijo del hombre lo reconocerá delante de los ángeles de Dios. 9Pero al que me des-conozca delante de la gente se le des-conocerá delante de los ángeles de Dios. 10Y todo el que pronuncie alguna palabra contra el Hijo del hombre será perdonado, pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón. 11»Cuando los hagan comparecer ante las sinagogas, los gobernantes y las autoridades, no se preocupen de cómo van a defenderse o de qué van a decir, 12porque en ese momento el Espíritu Santo les enseñará lo que deben res-ponder.»

Parábola del rico insensato13Uno de entre la multitud le pidió: —Maestro, dile a mi hermano que com-parta la herencia conmigo. 14—Hombre —replicó Jesús—, ¿quién me nombró a mí juez o árbitro entre ustedes? 15»¡-Tengan cuidado! —advirtió a la gente—. Absténganse de toda avaricia; la vida

de una persona no depende de la abun-dancia de sus bienes. 16Entonces les contó esta parábola:—El terreno de un hombre rico le produjo una buena cose-cha. 17Así que se puso a pensar: “¿Qué voy a hacer? No tengo dónde almacenar mi cosecha.” 18Por fin dijo: “Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más gran-des, donde pueda almacenar todo mi grano y mis bienes. 19Y diré: Alma mía, ya tienes bastantes cosas buenas guar-dadas para muchos años. Descansa, come, bebe y goza de la vida.” 20Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te van a reclamar la vida. ¿Y quién se quedará con lo que has acumulado?” 21»Así le sucede al que acumula rique-zas para sí mismo, en vez de ser rico delante de Dios.

No se preocupen22Luego dijo Jesús a sus discípu-los:—Por eso les digo: No se preocu-pen por su vida, qué comerán; ni por su cuerpo, con qué se vestirán. 23La vida tiene más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa. 24Fíjense en los cuervos: no siembran ni cosechan, ni tienen almacén ni granero; sin em-bargo, Dios los alimenta. ¡Cuánto más valen ustedes que las aves! 25¿Quién de ustedes, por mucho que se preocu-pe, puede añadir una sola hora al curso de su vida? 26Ya que no pueden hacer algo tan insignificante, ¿por qué se pre-ocupan por lo demás? 27»Fíjense cómo crecen los lirios. No trabajan ni hilan; sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplen-dor, se vestía como uno de ellos. 28Si

así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, ¡cuánto más hará por ustedes, gente de poca fe! 29Así que no se afanen por lo que han de comer o beber; dejen de atormentarse. 30El mundo pagano anda tras todas estas cosas, pero el Padre sabe que ustedes las necesitan. 31Ustedes, por el contra-rio, busquen el reino de Dios, y estas cosas les serán añadidas._______________________________Génesis 21 (NVI)Nacimiento de Isaac21Tal como el Señor lo había dicho, se ocupó de Sara y cumplió con la promesa que le había hecho. 2Sara quedó emba-razada y le dio un hijo a Abraham en su vejez. Esto sucedió en el tiempo anun-ciado por Dios. 3Al hijo que Sara le dio, Abraham le puso por nombre Isaac. 4Cuando su hijo Isaac cumplió ocho días de nacido, Abraham lo circuncidó, tal como Dios se lo había ordenado. 5Abraham tenía ya cien años cuando nació su hijo Isaac. 6Sara dijo entonces: «Dios me ha hecho reír, y todos los que se enteren de que he tenido un hijo, se reirán conmigo. 7¿Quién le hubiera dicho a Abraham que Sara amamanta-ría hijos? Sin embargo, le he dado un hijo en su vejez.»

Expulsión de Agar e Ismael8El niño Isaac creció y fue destetado. Ese mismo día, Abraham hizo un gran banquete. 9Pero Sara se dio cuenta de que el hijo que Agar la egipcia le había dado a Abraham se burlaba de su hijo Isaac. 10Por eso le dijo a Abra-ham:—¡Echa de aquí a esa esclava y a

su hijo! El hijo de esa esclava jamás tendrá parte en la herencia con mi hijo Isaac. 11Este asunto angustió mucho a Abraham porque se trataba de su propio hijo. 12Pero Dios le dijo a Abraham: «No te angusties por el muchacho ni por la esclava. Hazle caso a Sara, porque tu descendencia se establecerá por medio de Isaac. 13Pero también del hijo de la esclava haré una gran nación, porque es hijo tuyo.» 14Al día siguiente, Abra-ham se levantó de madrugada, tomó un pan y un odre de agua, y se los dio a Agar, poniéndoselos sobre el hombro. Luego le entregó a su hijo y la despidió. Agar partió y anduvo errante por el desierto de Berseba. 15Cuando se acabó el agua del odre, puso al niño debajo de un arbusto 16y fue a sentarse sola a cierta distancia, pues pensaba: «No quiero ver morir al niño.» En cuanto ella se sentó, comenzó a llorar descon-soladamente. 17Cuando Dios oyó al niño sollozar, el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo y le dijo: «¿Qué te pasa, Agar? No temas, pues Dios ha escuchado los sollozos del niño. 18Le-vántate y tómalo de la mano, que yo haré de él una gran nación.» 19En ese momento Dios le abrió a Agar los ojos, y ella vio un pozo de agua. En seguida fue a llenar el odre y le dio de beber al niño. 20Dios acompañó al niño, y éste fue creciendo; vivió en el desierto y se con-virtió en un experto arquero; 21habitó en el desierto de Parán y su madre lo casó con una egipcia.

Pacto entre Abraham y Abimélec22En aquel tiempo Abimélec, que estaba acompañado por Ficol, jefe de su

ejército, le dijo a Abraham:—Dios está contigo en todo lo que haces. 23Júrame ahora, por Dios mismo, que no me trata-rás a mí con falsedad, ni tampoco a mis hijos ni a mis descendientes. Júrame que a mí y al país que te ha recibido como extranjero nos tratarás con la misma lealtad con que yo te he tratado. 24—¡Lo juro! —respondió Abraham. 25Luego Abraham se quejó ante Abimé-lec por causa de un pozo de agua del cual los siervos de Abimélec se habían apropiado. 26Pero Abimélec dijo:—No sé quién pudo haberlo hecho. Me acabo de enterar, pues tú no me lo habías dicho. 27Entonces Abraham llevó ovejas y vacas, y se las dio a Abimélec, y los dos hicieron un pacto. 28Pero Abraham apartó siete corderas del rebaño, 29por lo que Abimélec le pre-guntó:—¿Qué pasa? ¿Por qué has apartado estas siete corderas? 30—Acepta estas siete corderas —le contestó Abraham—. Ellas servirán de prueba de que yo cavé este pozo. 31Por eso a aquel lugar le dieron el nombre de Berseba, porque allí los dos hicieron un juramento. 32Después de haber hecho el pacto en Berseba, Abimélec y Ficol, el jefe de su ejército, volvieron al país de los filisteos. 33Abraham plantó un tama-risco en Berseba, y en ese lugar invocó el nombre del Señor, el Dios eterno. 34Y se quedó en el país de los filisteos durante mucho tiempo._______________________________Salmos 14 (NVI)Al director musical. Salmo de David.14Dice el necio en su corazón: «No hay Dios.» Están corrompidos, sus obras son detestables; ¡no hay uno solo que

haga lo bueno! 2Desde el cielo el Señor contempla a los mortales, para ver si hay alguien que sea sensato y busque a Dios. 3Pero todos se han descarriado, a una se han corrompido. No hay nadie que haga lo bueno; ¡no hay uno solo! 4¿Acaso no entienden todos los que hacen lo malo, los que devoran a mi pueblo como si fuera pan? ¡Jamás invo-can al Señor! 5Allí los tienen, sobrecogi-dos de miedo, pero Dios está con los que son justos. 6Ustedes frustran los planes de los pobres, pero el Señor los protege. 7¡Quiera Dios que de Sión venga la salvación de Israel! Cuando el Señor restaure a su pueblo, ¡Jacob se regocijará, Israel se alegrará!_______________________________

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Día 8 - Lunes 02.02.15:Lucas 9: 1-27 (NVI)Jesús envía a los doce9Habiendo reunido a los doce, Jesús les dio poder y autoridad para expulsar a todos los demonios y para sanar enfermedades. 2Entonces los envió a predicar el reino de Dios y a sanar a los enfermos. 3«No lleven nada para el camino: ni bastón, ni bolsa, ni pan, ni dinero, ni dos mudas de ropa —les dijo—. 4En cualquier casa que entren, quédense allí hasta que salgan del pueblo. 5Si no los reciben bien, al salir de ese pueblo, sacúdanse el polvo de los pies como un testimonio contra sus habitantes.» 6Así que partieron y fueron por todas partes de pueblo en pueblo, predicando el evangelio y sanando a la gente. 7Herodes el tetrarca se enteró de todo lo que estaba sucediendo. Estaba perplejo porque algunos decían que Juan había resucitado; 8otros, que se había aparecido Elías; y otros, en fin, que había resucitado alguno de los anti-guos profetas. 9Pero Herodes dijo: «A Juan mandé que le cortaran la cabeza; ¿quién es, entonces, éste de quien oigo tales cosas?» Y procuraba verlo.

Jesús alimenta a los cinco mil10Cuando regresaron los apóstoles, le relataron a Jesús lo que habían hecho. Él se los llevó consigo y se retiraron solos a un pueblo llamado Betsaida, 11pero la gente se enteró y lo siguió. Él los recibió y les habló del reino de Dios. También sanó a los que lo necesitaban. 12Al atardecer se le acercaron los doce y le dijeron:—Despide a la gente, para que vaya a buscar alojamiento y comida

en los campos y pueblos cercanos, pues donde estamos no hay nada. 13—Denles ustedes mismos de comer —les dijo Jesús.—No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a menos que vayamos a comprar comida para toda esta gente —objetaron ellos, 14porque había allí unos cinco mil hom-bres.Pero Jesús dijo a sus discípu-los:—Hagan que se sienten en grupos como de cincuenta cada uno. 15Así lo hicieron los discípulos, y se sentaron todos. 16Entonces Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados, y mirando al cielo, los bendijo. Luego los partió y se los dio a los discípulos para que se los repartieran a la gente. 17Todos comie-ron hasta quedar satisfechos, y de los pedazos que sobraron se recogieron doce canastas.

La confesión de Pedro18Un día cuando Jesús estaba orando para sí, estando allí sus discípulos, les preguntó:—¿Quién dice la gente que soy yo? 19—Unos dicen que Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que uno de los antiguos profetas ha resuci-tado —respondieron. 20—Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?—El Cristo de Dios —afirmó Pedro. 21Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran esto a nadie. Y les dijo: 22—El Hijo del hombre tiene que sufrir muchas cosas y ser rechazado por los ancianos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley. Es necesario que lo maten y que resucite al tercer día. 23Dirigiéndo-se a todos, declaró:—Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz cada día y me siga.

24Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará. 25¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se destruye a sí mismo? 26Si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras, el Hijo del hombre se aver-gonzará de él cuando venga en su gloria y en la gloria del Padre y de los santos ángeles. 27Además, les aseguro que algunos de los aquí presentes no sufrirán la muerte sin antes haber visto el reino de Dios._______________________________Génesis 15 (NVI)Dios hace un pacto con Abram15Después de esto, la palabra del Señor vino a Abram en una visión: «No temas, Abram. Yo soy tu escudo, y muy grande será tu recompensa.» 2Pero Abram le respondió:—Señor y Dios, ¿para qué vas a darme algo, si aún sigo sin tener hijos, y el heredero de mis bienes será Eliezer de Damasco? 3Como no me has dado ningún hijo, mi herencia la recibirá uno de mis criados. 4—¡No! Ese hombre no ha de ser tu heredero —le contestó el Señor—. Tu heredero será tu propio hijo. 5Luego el Señor lo llevó afuera y le dijo:—Mira hacia el cielo y cuenta las estrellas, a ver si puedes. ¡Así de numerosa será tu descendencia! 6Abram creyó al Señor, y el Señor lo reconoció a él como justo. 7Además, le dijo:—Yo soy el Señor, que te hice salir de Ur de los caldeos para darte en posesión esta tierra. 8Pero Abram le preguntó:—Señor y Dios, ¿cómo sabré que voy a poseerla? 9El-Señor le respondió:—Tráeme una ternera, una cabra y un carnero, todos

ellos de tres años, y también una tórtola y un pichón de paloma. 10Abram llevó todos estos animales, los partió por la mitad, y puso una mitad frente a la otra, pero a las aves no las partió. 11Y las aves de rapiña comenzaron a lanzarse sobre los animales muertos, pero Abram las espantaba. 12Al anochecer, Abram cayó en un profundo sueño, y lo envolvió una oscuridad aterradora. 13El Señor le dijo:—Debes saber que tus descendientes vivirán como extranjeros en tierra extraña, donde serán esclavi-zados y maltratados durante cuatro-cientos años. 14Pero yo castigaré a la nación que los esclavizará, y luego tus descendientes saldrán en libertad y con grandes riquezas. 15Tú, en cambio, te reunirás en paz con tus antepasados, y te enterrarán cuando ya seas muy anciano. 16Cuatro generaciones des-pués tus descendientes volverán a este lugar, porque antes de eso no habrá llegado al colmo la iniquidad de los amorreos. 17Cuando el sol se puso y cayó la noche, aparecieron una hornilla humeante y una antorcha encendida, las cuales pasaban entre los animales descuartizados. 18En aquel día elSe-ñorhizo un pacto con Abram. Le dijo:—A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el gran río, el Éufrates. 19Me refiero a la tierra de los quenitas, los quenizitas, los cadmo-neos, 20los hititas, los ferezeos, los refaítas, 21los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos._______________________________Salmos 8 (NVI)Al director musical. Sígase la tonada de «La canción del lagar». Salmo de David.

8Oh Señor, soberano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra! ¡Has puesto tu gloria sobre los cielos! 2Por causa de tus adversarios has hecho que brote la alabanza de labios de los pequeñitos y de los niños de pecho, para silenciar al enemigo y al rebelde. 3Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que allí fijaste, 4me pregunto: «¿Qué es el hombre, para que en él pienses? ¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en cuenta?» 5Pues lo hiciste poco menos que un dios, y lo coronaste de gloria y de honra: 6lo entronizaste sobre la obra de tus manos, todo lo sometiste a su dominio; 7todas las ovejas, todos los bueyes, todos los ani-males del campo, 8las aves del cielo, los peces del mar, y todo lo que surca los senderos del mar. 9Oh Señor, sobe-rano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra!

Día 9 - Martes 03.02.15:Lucas 9: 28-62 (NVI)La transfiguración28Unos ocho días después de decir esto, Jesús, acompañado de Pedro, Juan y Jacobo, subió a una montaña a orar. 29Mientras oraba, su rostro se transformó, y su ropa se tornó blanca y radiante. 30Y aparecieron dos persona-jes —Moisés y Elías— que conversa-ban con Jesús. 31Tenían un aspecto glorioso, y hablaban de la partida de Jesús, que él estaba por llevar a cabo en Jerusalén. 32Pedro y sus compañe-ros estaban rendidos de sueño, pero cuando se despabilaron, vieron su gloria y a los dos personajes que esta-

ban con él. 33Mientras éstos se aparta-ban de Jesús, Pedro, sin saber lo que estaba diciendo, propuso:—Maestro, ¡qué bien que estemos aquí! Podemos levantar tres albergues: uno para ti, otro para Moisés y otro para Elías. 34Estaba hablando todavía cuando apareció una nube que los envolvió, de modo que se asustaron. 35Entonces salió de la nube una voz que dijo: «Éste es mi Hijo, mi escogido; escúchenlo.» 36Después de oírse la voz, Jesús quedó solo. Los dis-cípulos guardaron esto en secreto, y por algún tiempo a nadie contaron nada de lo que habían visto.

Jesús sana a un muchachoendemoniado37Al día siguiente, cuando bajaron de la montaña, le salió al encuentro mucha gente. 38Y un hombre de entre la multi-tud exclamó:—Maestro, te ruego que atiendas a mi hijo, pues es el único que tengo. 39Resulta que un espíritu se posesiona de él, y de repente el mucha-cho se pone a gritar; también lo sacude con violencia y hace que eche espuma-rajos. Cuando lo atormenta, a duras penas lo suelta. 40Ya les rogué a tus discípulos que lo expulsaran, pero no pudieron. 41—¡Ah, generación incrédu-la y perversa! —respondió Jesús—. ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes y soportarlos? Trae acá a tu hijo. 42Estaba acercándose el mucha-cho cuando el demonio lo derribó con una convulsión. Pero Jesús reprendió al espíritu maligno, sanó al muchacho y se lo devolvió al padre. 43Y todos se que-daron asombrados de la grandeza de Dios.En medio de tanta admiración por

todo lo que hacía, Jesús dijo a sus discí-pulos: 44—Presten mucha atención a lo que les voy a decir: El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres. 45Pero ellos no entendían lo que quería decir con esto. Les estaba encubierto para que no lo comprendie-ran, y no se atrevían a preguntárselo. ¿Quién va a ser el más importante? 46Surgió entre los discípulos una discu-sión sobre quién de ellos sería el más importante. 47Como Jesús sabía bien lo que pensaban, tomó a un niño y lo puso a su lado. 48—El que recibe en mi nombre a este niño —les dijo—, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. El que es más insignificante entre todos ustedes, ése es el más importante. 49—Maestro —in-tervino Juan—, vimos a un hombre que expulsaba demonios en tu nombre; pero como no anda con nosotros, tratamos de impedírselo. 50—No se lo impidan —les replicó Jesús—, porque el que no está contra ustedes está a favor de ustedes.

La oposición de los samaritanos51Como se acercaba el tiempo de que fuera llevado al cielo, Jesús se hizo el firme propósito de ir a Jerusalén. 52En-vió por delante mensajeros, que entra-ron en un pueblo samaritano para pre-pararle alojamiento; 53pero allí la gente no quiso recibirlo porque se dirigía a Jerusalén. 54Cuando los discípulos Jacobo y Juan vieron esto, le pregunta-ron:—Señor, ¿quieres que hagamos caer fuego del cielo para que los des-truya? 55Pero Jesús se volvió a ellos y los reprendió. 56Luego siguieron la jornada a otra aldea.

Lo que cuesta seguir a Jesús57Iban por el camino cuando alguien le dijo:—Te seguiré a dondequiera que vayas. 58—Las zorras tienen madrigue-ras y las aves tienen nidos —le respon-dió Jesús—, pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza. 59A otro le dijo:—Sígueme.—Señor —le contestó—, primero déjame ir a enterrar a mi padre. 60—Deja que los muertos entierren a sus propios muertos, pero tú ve y proclama el reino de Dios —le repli-có Jesús. 61Otro afirmó:—Te seguiré, Señor; pero primero déjame despedir-me de mi familia. 62Jesús le respon-dió:—Nadie que mire atrás después de poner la mano en el arado es apto para el reino de Dios._______________________________Génesis 16 (NVI)Agar e Ismael16Saray, la esposa de Abram, no le había dado hijos. Pero como tenía una esclava egipcia llamada Agar, 2Saray le dijo a Abram:—El Señor me ha hecho estéril. Por lo tanto, ve y acuéstate con mi esclava Agar. Tal vez por medio de ella podré tener hijos.Abram aceptó la propuesta que le hizo Saray. 3Entonces ella tomó a Agar, la esclava egipcia, y se la entregó a Abram como mujer. Esto ocurrió cuando ya hacía diez años que Abram vivía en Canaán. 4Abram tuvo relaciones con Agar, y ella concibió un hijo. Al darse cuenta Agar de que estaba embarazada, comenzó a mirar con desprecio a su dueña. 5Entonces Saray le dijo a Abram:—¡Tú tienes la culpa de mi afrenta! Yo puse a mi escla-va en tus brazos, y ahora que se ve em-barazada me mira con desprecio. ¡Que

el Señor juzgue entre tú y yo! 6—Tu esclava está en tus manos —contestó Abram—; haz con ella lo que bien te parezca.Y de tal manera comenzó Saray a maltratar a Agar, que ésta huyó al desierto. 7Allí, junto a un manantial que está en el camino a la región de Sur, la encontró el ángel del Señor 8y le preguntó:—Agar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y a dónde vas?—Estoy huyendo de mi dueña Saray —respon-dió ella. 9—Vuelve junto a ella y somé-tete a su autoridad —le dijo el ángel—. 10De tal manera multiplicaré tu descen-dencia, que no se podrá contar. 11»Es-tás embarazada, y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Ismael, porque el Señor ha escuchado tu aflicción. 12Será un hombre indómito como asno salvaje. Luchará contra todos, y todos lucharán contra él; y vivirá en conflicto con todos sus hermanos. 13Como el Señor le había hablado, Agar le puso por nombre «El Dios que me ve», pues se decía: «Ahora he visto al que me ve.» 14Por eso también el pozo que está entre Cades y Béred se conoce con el nombre de «Pozo del Viviente que me ve». 15Agar le dio a Abram un hijo, a quien Abram llamó Ismael. 16Abram tenía ochenta y seis años cuando nació Ismael._______________________________Salmos 9 (NVI)Al director musical. Sígase la tonada de «La muerte del hijo». Salmo de David.9Quiero alabarte, Señor, con todo el corazón, y contar todas tus maravillas. 2Quiero alegrarme y regocijarme en ti, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo. 3Mis enemigos retroceden; tropiezan y

perecen ante ti. 4Porque tú me has hecho justicia, me has vindicado; tú, juez justo, ocupas tu trono. 5Reprendis-te a los paganos, destruiste a los malva-dos; ¡para siempre borraste su memo-ria! 6Desgracia sin fin cayó sobre el enemigo; arrancaste de raíz sus ciuda-des, y hasta su recuerdo se ha desva-necido. 7Pero el Señor reina por siem-pre; para emitir juicio ha establecido su trono. 8Juzgará al mundo con justicia; gobernará a los pueblos con equidad. 9El Señor es refugio de los oprimidos; es su baluarte en momentos de angus-tia. 10En ti confían los que conocen tu nombre, porque tú, Señor, jamás aban-donas a los que te buscan. 11Canten salmos al Señor, el rey de Sión; procla-men sus proezas entre las naciones. 12El vengador de los inocentes se acuerda de ellos; no pasa por alto el clamor de los afligidos. 13Ten compa-sión de mí, Señor; mira cómo me afli-gen los que me odian. Sácame de las puertas de la muerte, 14para que en las puertas de Jerusalén proclame tus ala-banzas y me regocije en tu salvación. 15Han caído los paganos en la fosa que han cavado; sus pies quedaron atrapa-dos en la red que ellos mismos escon-dieron. 16Al Señor se le conoce porque imparte justicia; el malvado cae en la trampa que él mismo tendió. 17Bajan al sepulcro los malvados, todos los paga-nos que de Dios se olvidan. 18Pero no se olvidará para siempre al necesitado,ni para siempre se perderá la esperan-za del pobre. 19¡Levántate, Señor! No dejes que el hombre prevalezca; ¡haz que las naciones comparezcan ante ti! 20Infúndeles terror, Señor; ¡que los

pueblos sepan que son simples mortales!

Día 10 - Miércoles 04.02.15:Lucas 10: 1-20 (NVI)Jesús envía a los setenta y dos10Después de esto, el Señor escogió a otros setenta y dos para enviarlos de dos en dos delante de él a todo pueblo y lugar adonde él pensaba ir. 2«Es abundante la cosecha —les dijo—, pero son pocos los obreros. Pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que mande obreros a su campo. 3¡Vayan ustedes! Miren que los envío como cor-deros en medio de lobos. 4No lleven monedero ni bolsa ni sandalias; ni se detengan a saludar a nadie por el camino. 5»Cuando entren en una casa, digan primero: “Paz a esta casa.” 6Si hay allí alguien digno de paz, gozará de ella; y si no, la bendición no se cumplirá. 7Quédense en esa casa, y coman y beban de lo que ellos tengan, porque el trabajador tiene derecho a su sueldo. No anden de casa en casa. 8»Cuando entren en un pueblo y los reciban, coman lo que les sirvan. 9Sanen a los enfermos que encuentren allí y dígan-les: “El reino de Dios ya está cerca de ustedes.” 10Pero cuando entren en un pueblo donde no los reciban, salgan a las plazas y digan: 11“Aun el polvo de este pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos en protesta contra ustedes. Pero tengan por seguro que ya está cerca el reino de Dios.” 12Les digo que en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma que para ese pueblo. 13»¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Si se hubieran hecho en Tiro y en Sidón los milagros

que se hicieron en medio de ustedes, ya hace tiempo que se habrían arrepentido con grandes lamentos. 14Pero en el juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón que para ustedes. 15Y tú, Capernaúm, ¿acaso serás levantada hasta el cielo? No, sino que descende-rás hasta el abismo. 16»El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza a mí, rechaza al que me envió.» 17Cuando los setenta y dos regresaron, dijeron conten-tos:—Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre. 18—Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo —respondió él—. 19Sí, les he dado autoridad a ustedes para pisotear ser-pientes y escorpiones y vencer todo el poder del enemigo; nada les podrá hacer daño. 20Sin embargo, no se ale-gren de que puedan someter a los espí-ritus, sino alégrense de que sus nom-bres están escritos en el cielo._______________________________Génesis 17 (NVI)El pacto y la circuncisión17Cuando Abram tenía noventa y nueve años, el Señor se le apareció y le dijo:—Yo soy el Dios Todopoderoso. Vive en mi presencia y sé intachable. 2Así confirmaré mi pacto contigo, y mul-tiplicaré tu descendencia en gran manera. 3Al oír que Dios le hablaba, Abram cayó rostro en tierra, y Dios con-tinuó: 4—Éste es el pacto que establez-co contigo: Tú serás el padre de una multitud de naciones. 5Ya no te llama-rás Abram, sino que de ahora en ade-lante tu nombre será Abraham, porque te he confirmado como padre de una

multitud de naciones. 6Te haré tan fecundo que de ti saldrán reyes y nacio-nes. 7Estableceré mi pacto contigo y con tu descendencia, como pacto per-petuo, por todas las generaciones. Yo seré tu Dios, y el Dios de tus descen-dientes. 8A ti y a tu descendencia les daré, en posesión perpetua, toda la tierra de Canaán, donde ahora andan peregrinando. Y yo seré su Dios. 9Dios también le dijo a Abraham:—Cumple con mi pacto, tú y toda tu descendencia, por todas las generaciones. 10Y éste es el pacto que establezco contigo y con tu descendencia, y que todos deberán cumplir: Todos los varones entre uste-des deberán ser circuncidados. 11Cir-cuncidarán la carne de su prepucio, y ésa será la señal del pacto entre noso-tros. 12Todos los varones de cada generación deberán ser circuncidados a los ocho días de nacidos, tanto los niños nacidos en casa como los que hayan sido comprados por dinero a un extranjero y que, por lo tanto, no sean de la estirpe de ustedes. 13Todos sin excepción, tanto el nacido en casa como el que haya sido comprado por dinero, deberán ser circuncidados. De esta manera mi pacto quedará como una marca indeleble en la carne de ustedes, como un pacto perpetuo. 14Pero el varón incircunciso, al que no se le haya cortado la carne del prepu-cio, será eliminado de su pueblo por quebrantar mi pacto. 15También le dijo Dios a Abraham:—A Saray, tu esposa, ya no la llamarás Saray, sino que su nombre será Sara. 16Yo la bendeciré, y por medio de ella te daré un hijo. Tanto la bendeciré, que será madre de nacio-

nes, y de ella surgirán reyes de pueblos. 17Entonces Abraham inclinó el rostro hasta el suelo y se rió de pensar: «¿Acaso puede un hombre tener un hijo a los cien años, y ser madre Sara a los noventa?» 18Por eso le dijo a Dios:—¡Concédele a Ismael vivir bajo tu bendición! 19A lo que Dios contes-tó:—¡Pero es Sara, tu esposa, la que te dará un hijo, al que llamarás Isaac! Yo estableceré mi pacto con él y con sus descendientes, como pacto perpetuo. 20En cuanto a Ismael, ya te he escu-chado. Yo lo bendeciré, lo haré fecundo y le daré una descendencia numerosa. Él será el padre de doce príncipes. Haré de él una nación muy grande. 21Pero mi pacto lo estableceré con Isaac, el hijo que te dará Sara de aquí a un año, por estos días. 22Cuando Dios terminó de hablar con Abraham, se retiró de su presencia. 23Ese mismo día Abraham tomó a su hijo Ismael, a los criados nacidos en su casa, a los que había comprado con su dinero y a todos los otros varones que había en su casa, y los circuncidó, tal como Dios se lo había mandado. 24Abraham tenía noventa y nueve años cuando fue circuncidado, 25mientras que su hijo Ismael tenía trece. 26Así que ambos fueron circunci-dados el mismo día 27junto con todos los varones de su casa, tanto los naci-dos en ella como los comprados a extranjeros._______________________________Salmos 10 (NVI)Lámed10¿Por qué, Señor, te mantienes dis-tante? ¿Por qué te escondes en mo-mentos de angustia? 2Con arrogancia

persigue el malvado al indefenso, pero se enredará en sus propias artimañas. 3El malvado hace alarde de su propia codicia; alaba al ambicioso y menospre-cia al Señor. 4El malvado levanta inso-lente la nariz, y no da lugar a Dios en sus pensamientos. 5Todas sus empre-sas son siempre exitosas; tan altos y alejados de él están tus juicios que se burla de todos sus enemigos. 6Y se dice a sí mismo: «Nada me hará caer. Siempre seré feliz. Nunca tendré pro-blemas.» 7Llena está su boca de maldi-ciones, de mentiras y amenazas; bajo su lengua esconde maldad y violencia. 8Se pone al acecho en las aldeas, se esconde en espera de sus víctimas, y asesina a mansalva al inocente. 9Cual león en su guarida se agazapa, listo para atrapar al indefenso; le cae encima y lo arrastra en su red. 10Bajo el peso de su poder, sus víctimas caen por tierra. 11Se dice a sí mismo: «Dios se ha olvidado. Se cubre el rostro. Nunca ve nada.» 12¡Levántate, Señor! ¡Levan-ta, oh Dios, tu brazo! ¡No te olvides de los indefensos! 13¿Por qué te ha de menospreciar el malvado? ¿Por qué ha de pensar que no lo llamarás a cuen-tas? 14Pero tú ves la opresión y la vio-lencia, las tomas en cuenta y te harás cargo de ellas. Las víctimas confían en ti; tú eres la ayuda de los huérfanos. 15¡Rómpeles el brazo al malvado y al impío! ¡Pídeles cuentas de su maldad, y haz que desaparezcan por completo! 16El Señor es rey eterno; los paganos serán borrados de su tierra. 17Tú, Señor, escuchas la petición de los inde-fensos, les infundes aliento y atiendes a su clamor. 18Tú defiendes al huérfano y

al oprimido, para que el hombre, hecho de tierra, no siga ya sembrando el terror.

Día 11 - Jueves 05.02.15:Lucas 10: 21-42 (NVI)21En aquel momento Jesús, lleno de alegría por el Espíritu Santo, dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque habiendo escondido estas cosas de los sabios e instruidos, se las has revelado a los que son como niños. Sí, Padre, porque esa fue tu buena voluntad. 22»Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelárse-lo.» 23Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. 24Les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven, pero no lo vieron; y oír lo que ustedes oyen, pero no lo oyeron.»

Parábola del buen samaritano25En esto se presentó un experto en la ley y, para poner a prueba a Jesús, le hizo esta pregunta:—Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna? 26Jesús replicó:—¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo la interpretas tú? 27Como respuesta el hombre citó:—“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”, y: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” 28—Bien contestado —le dijo Jesús—. Haz eso y vivirás. 29Pero él quería justificarse, así que le preguntó a Jesús:—¿Y quién es mi prójimo? 30Jesús respondió:—Baja-

ba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de unos ladrones. Le quitaron la ropa, lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto. 31Re-sulta que viajaba por el mismo camino un sacerdote quien, al verlo, se desvió y siguió de largo. 32Así también llegó a aquel lugar un levita, y al verlo, se desvió y siguió de largo. 33Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba el hombre y, viéndolo, se compadeció de él. 34Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó. Luego lo montó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un aloja-miento y lo cuidó. 35Al día siguiente, sacó dos monedas de plata y se las dio al dueño del alojamiento. “Cuídemelo —le dijo—, y lo que gaste usted de más, se lo pagaré cuando yo vuelva.” 36¿Cuál de estos tres piensas que demostró ser el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? 37—El que se compadeció de él —contestó el experto en la ley.—Anda entonces y haz tú lo mismo —concluyó Jesús.

En casa de Marta y María38Mientras iba de camino con sus discí-pulos, Jesús entró en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. 39Tenía ella una hermana llama-da María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba lo que él decía. 40Marta, por su parte, se sentía abru-mada porque tenía mucho que hacer. Así que se acercó a él y le dijo:—Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sirviendo sola? ¡Dile que me ayude! 41—Marta, Marta —le con-testó Jesús—, estás inquieta y preocu-

pada por muchas cosas, 42pero sólo una es necesaria. María ha escogido la mejor, y nadie se la quitará._______________________________Génesis 18 (NVI)La visita del Señor18El Señor se le apareció a Abraham junto al encinar de Mamré, cuando Abraham estaba sentado a la entrada de su carpa, a la hora más calurosa del día. 2Abraham alzó la vista, y vio a tres hombres de pie cerca de él. Al verlos, corrió desde la entrada de la carpa a saludarlos. Inclinándose hasta el suelo, 3dijo:—Mi señor, si este servidor suyo cuenta con su favor, le ruego que no me pase de largo. 4Haré que les traigan un poco de agua para que ustedes se laven los pies, y luego podrán descan-sar bajo el árbol. 5Ya que han pasado por donde está su servidor, déjenme traerles algo de comer para que se sien-tan mejor antes de seguir su cami-no.—¡Está bien —respondieron ellos—, hazlo así! 6Abraham fue rápidamente a la carpa donde estaba Sara, y le dijo:—¡Date prisa! Toma unos veinte kilos de harina fina, amásalos y haz unos panes. 7Después Abraham fue corriendo adonde estaba el ganado, eligió un ternero bueno y tierno, y se lo dio a su sirviente, quien a toda prisa se puso a prepararlo. 8Luego les sirvió requesón y leche con el ternero que estaba preparado. Mientras comían, Abraham se quedó de pie junto a ellos, debajo del árbol. 9Entonces ellos le pre-guntaron:—¿Dónde está Sara, tu espo-sa?—Allí en la carpa —les respondió. 10—Dentro de un año volveré a verte —dijo uno de ellos—, y para entonces

tu esposa Sara tendrá un hijo.Sara estaba escuchando a la entrada de la carpa, a espaldas del que hablaba. 11Abraham y Sara eran ya bastante ancianos, y Sara ya había dejado de menstruar. 12Por eso, Sara se rió y pensó: «¿Acaso voy a tener este placer, ahora que ya estoy consumida y mi esposo es tan viejo?» 13Pero el Señor le dijo a Abraham:—¿Por qué se ríe Sara? ¿No cree que podrá tener un hijo en su vejez? 14¿Acaso hay algo impo-sible para el Señor? El año que viene volveré a visitarte en esta fecha, y para entonces Sara habrá tenido un hijo. 15Sara, por su parte, tuvo miedo y mintió al decirle:—Yo no me estaba riendo.Pero el Señor le replicó:—Sí te reíste.

Abraham intercede en favor de Sodoma16Luego aquellos visitantes se levanta-ron y partieron de allí en dirección a Sodoma. Abraham los acompañó para despedirlos. 17Pero el Señor estaba pensando: «¿Le ocultaré a Abraham lo que estoy por hacer? 18Es un hecho que Abraham se convertirá en una nación grande y poderosa, y en él serán bendecidas todas las naciones de la tierra. 19Yo lo he elegido para que ins-truya a sus hijos y a su familia, a fin de que se mantengan en el camino del Señor y pongan en práctica lo que es justo y recto. Así el Señor cumplirá lo que le ha prometido.» 20Entonces el Señor le dijo a Abraham:—El clamor contra Sodoma y Gomorra resulta ya insoportable, y su pecado es gravísimo. 21Por eso bajaré, a ver si realmente sus acciones son tan malas como el clamor

contra ellas me lo indica; y si no, he de saberlo. 22Dos de los visitantes partie-ron de allí y se encaminaron a Sodoma, pero Abraham se quedó de pie frente al Señor. 23Entonces se acercó al Señor y le dijo:—¿De veras vas a exterminar al justo junto con el malvado? 24Quizá haya cincuenta justos en la ciudad. ¿Exterminarás a todos, y no perdonarás a ese lugar por amor a los cincuenta justos que allí hay? 25¡Lejos de ti el hacer tal cosa! ¿Matar al justo junto con el malvado, y que ambos sean tratados de la misma manera? ¡Jamás hagas tal cosa! Tú, que eres el Juez de toda la tierra, ¿no harás justicia? 26El Señor le respondió:—Si encuentro cincuenta justos en Sodoma, por ellos perdonaré a toda la ciudad. 27Abraham le dijo:—Reconozco que he sido muy atre-vido al dirigirme a mi Señor, yo, que apenas soy polvo y ceniza. 28Pero tal vez falten cinco justos para completar los cincuenta. ¿Destruirás a toda la ciudad si faltan esos cinco?—Si encuentro cuarenta y cinco justos no la destruiré —contestó el Señor. 29Pero Abraham insistió:—Tal vez se encuen-tren sólo cuarenta.—Por esos cuarenta justos, no destruiré la ciudad —respon-dió el Señor. 30Abraham volvió a insis-tir:—No se enoje mi Señor, pero permí-tame seguir hablando. Tal vez se encuentren sólo treinta.—No lo haré si encuentro allí a esos treinta —contestó el Señor. 31Abraham siguió insistien-do:—Sé que he sido muy atrevido en hablarle así a mi Señor, pero tal vez se encuentren sólo veinte.—Por esos veinte no la destruiré. 32Abraham volvió a decir:—No se enoje mi Señor, pero

permítame hablar una vez más. Tal vez se encuentren sólo diez ...—Aun por esos diez no la destruiré —respondió el Señor por última vez. 33Cuando el Señor terminó de hablar con Abraham, se fue de allí, y Abraham regresó a su carpa._______________________________Salmos 11 (NVI)Al director musical. Salmo de David.11En el Señor hallo refugio. ¿Cómo, pues, se atreven a decirme: «Huye al monte, como las aves»? 2Vean cómo tensan sus arcos los malvados: prepa-ran las flechas sobre la cuerda para dis-parar desde las sombras contra los rectos de corazón. 3Cuando los funda-mentos son destruidos, ¿qué le queda al justo? 4El Señor está en su santo templo, en los cielos tiene el Señor su trono, y atentamente observa al ser humano; con sus propios ojos lo exami-na. 5El Señor examina a justos y a mal-vados, y aborrece a los que aman la vio-lencia. 6Hará llover sobre los malvados ardientes brasas y candente azufre; ¡un viento abrasador será su suerte! 7Justo es el Señor, y ama la justicia; por eso los íntegros contemplarán su rostro.

Día 12 - Viernes 06.02.15:Lucas 11: 1-28 (NVI)Jesús enseña sobre la oración11Un día estaba Jesús orando en cierto lugar. Cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos:—Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus dis-cípulos. 2Él les dijo:—Cuando oren, digan: »“Padre, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. 3Danos cada día nuestro pan cotidiano. 4Perdónanos nuestros pecados, porque también

nosotros perdonamos a todos los que nos ofenden. No nos dejes caer en ten-tación” 5»Supongamos —continuó— que uno de ustedes tiene un amigo, y a medianoche va y le dice: “Amigo, prés-tame tres panes, 6pues se me ha pre-sentado un amigo recién llegado de viaje, y no tengo nada que ofrecerle.” 7Y el que está adentro le contesta: “No me molestes. Ya está cerrada la puerta, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme a darte nada.” 8Les digo que, aunque no se levante a darle pan por ser amigo suyo, sí se levantará por su impertinencia y le dará cuanto necesite. 9»Así que yo les digo: Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá la puerta. 10Por-que todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre. 11»¿Quién de ustedes que sea padre, si su hijo le pide un pescado, le dará en cambio una serpiente? 12¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? 13Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!

Jesús y Beelzebú14En otra ocasión Jesús expulsaba de un hombre a un demonio que lo había dejado mudo. Cuando salió el demonio, el mudo habló, y la gente se quedó asombrada. 15Pero algunos dijeron: «Éste expulsa a los demonios por medio de Beelzebú, príncipe de los demonios.» 16Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal del cielo. 17Como él conocía sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido contra sí

mismo quedará asolado, y una casa dividida contra sí misma se derrumbará. 18Por tanto, si Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo puede mante-nerse en pie su reino? Lo pregunto porque ustedes dicen que yo expulso a los demonios por medio de Beelzebú. 19Ahora bien, si yo expulso a los demo-nios por medio de Beelzebú, ¿los segui-dores de ustedes por medio de quién los expulsan? Por eso ellos mismos los juzgarán a ustedes. 20Pero si expulso a los demonios con el poder de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el reino de Dios. 21»Cuando un hombre fuerte y bien armado cuida su hacienda, sus bienes están seguros. 22Pero si lo ataca otro más fuerte que él y lo vence, le quita las armas en que confiaba y reparte el botín. 23»El que no está de mi parte, está contra mí; y el que conmi-go no recoge, esparce. 24»Cuando un espíritu maligno sale de una persona, va por lugares áridos buscando un des-canso. Y al no encontrarlo, dice: “Volve-ré a mi casa, de donde salí.” 25Cuando llega, la encuentra barrida y arreglada. 26Luego va y trae otros siete espíritus más malvados que él, y entran a vivir allí. Así que el estado final de aquella persona resulta peor que el inicial.» 27Mientras Jesús decía estas cosas, una mujer de entre la multitud excla-mó:—¡Dichosa la mujer que te dio a luz y te amamantó! 28—Dichosos más bien —contestó Jesús— los que oyen la palabra de Dios y la obedecen._______________________________Génesis 19 (NVI)Destrucción de Sodoma y Gomorra19Caía la tarde cuando los dos ánge-

les llegaron a Sodoma. Lot estaba sen-tado a la entrada de la ciudad. Al verlos, se levantó para recibirlos y se postró rostro en tierra. 2Les dijo:—Por favor, señores, les ruego que pasen la noche en la casa de este servidor suyo. Allí podrán lavarse los pies, y mañana al amanecer seguirán su camino.—No, gracias —respondieron ellos—. Pasare-mos la noche en la plaza. 3Pero tanto les insistió Lot que fueron con él y entra-ron en su casa. Allí Lot les preparó una buena comida y coció panes sin levadu-ra, y ellos comieron. 4Aún no se habían acostado cuando los hombres de la ciudad de Sodoma rodearon la casa. Todo el pueblo sin excepción, tanto jóvenes como ancianos, estaba allí pre-sente. 5Llamaron a Lot y le dije-ron:—¿Dónde están los hombres que vinieron a pasar la noche en tu casa? ¡Échalos afuera! ¡Queremos acostarnos con ellos! 6Lot salió a la puerta y, cerrándola detrás de sí, 7les dijo:—Por favor, amigos míos, no cometan tal per-versidad. 8Tengo dos hijas que todavía son vírgenes; voy a traérselas para que hagan con ellas lo que les plazca, pero a estos hombres no les hagan nada, pues han venido a hospedarse bajo mi techo. 9—¡Quítate de ahí! —le contes-taron, y añadieron—: Éste ni siquiera es de aquí, y ahora nos quiere mandar. ¡Pues ahora te vamos a tratar peor que a ellos!Entonces se lanzaron contra Lot y se acercaron a la puerta con intencio-nes de derribarla. 10Pero los dos hom-bres extendieron los brazos, metieron a Lot en la casa y cerraron la puerta. 11Luego, a los jóvenes y ancianos que se agolparon contra la puerta de la casa

los dejaron ciegos, de modo que ya no podían encontrar la puerta. 12Luego le advirtieron a Lot:—¿Tienes otros fami-liares aquí? Saca de esta ciudad a tus yernos, hijos, hijas, y a todos los que te pertenezcan, 13porque vamos a des-truirla. El clamor contra esta gente ha llegado hasta elSeñor, y ya resulta inso-portable. Por eso nos ha enviado a des-truirla. 14Lot salió para hablar con sus futuros yernos, es decir, con los prome-tidos de sus hijas.—¡Apúrense! —les dijo—. ¡Abandonen la ciudad, porque elSeñorestá por destruirla!Pero ellos creían que Lot estaba bromeando, 15así que al amanecer los ángeles insistieron con Lot. Exclamaron:—¡Apú-rate! Llévate a tu esposa y a tus dos hijas que están aquí, para que no perez-can cuando la ciudad sea castigada. 16Como Lot titubeaba, los hombres lo tomaron de la mano, lo mismo que a su esposa y a sus dos hijas, y los sacaron de la ciudad, porque el Señor les tuvo compasión. 17Cuando ya los habían sacado de la ciudad, uno de los ángeles le dijo:—¡Escápate! No mires hacia atrás, ni te detengas en ninguna parte del valle. Huye hacia las montañas, no sea que perezcas. 18—¡No, señor mío, por favor! —respondió Lot—. 19Tú has visto con buenos ojos a este siervo tuyo, y tu lealtad ha sido grande al sal-varme la vida. Pero yo no puedo esca-parme a las montañas, no sea que la destrucción me alcance y pierda yo la vida. 20Cerca de aquí hay una ciudad pequeña, en la que podría refugiarme. ¿Por qué no dejan que me escape hacia allá? Es una ciudad muy peque-ña, y en ella me pondré a salvo.

21—Está bien —le respondió—; tam-bién esta petición te la concederé. No destruiré la ciudad de que hablas. 22Pero date prisa y huye de una vez, porque no puedo hacer nada hasta que llegues allí. Por eso aquella ciudad reci-bió el nombre de Zoar. 23Lot llegó a Zoar cuando estaba amaneciendo. 24Entonces el Señor hizo que cayera del cielo una lluvia de fuego y azufre sobre Sodoma y Gomorra. 25Así des-truyó a esas ciudades y a todos sus habitantes, junto con toda la llanura y la vegetación del suelo. 26Pero la esposa de Lot miró hacia atrás, y se quedó con-vertida en estatua de sal. 27Al día siguiente Abraham madrugó y regresó al lugar donde se había encontrado con el Señor. 28Volvió la mirada hacia Sodoma y Gomorra, y hacia toda la llanura, y vio que de la tierra subía humo, como de un horno. 29Así arrasó Dios a las ciudades de la llanura, pero se acordó de Abraham y sacó a Lot de en medio de la catástrofe que destruyó a las ciudades en que había habitado.

Lot y sus hijas30Luego, por miedo a quedarse en Zoar, Lot se fue con sus dos hijas a vivir en la región montañosa. Allí vivió con ellas en una cueva. 31Un día, la hija mayor le dijo a la menor:—Nuestro padre ya está viejo, y no quedan hom-bres en esta región para que se casen con nosotras, como es la costumbre de todo el mundo. 32Ven, vamos a embo-rracharlo, y nos acostaremos con él; y así, por medio de él tendremos descen-dencia. 33Esa misma noche emborra-charon a su padre y, sin que éste se

diera cuenta de nada, la hija mayor fue y se acostó con él. 34A la mañana siguiente, la mayor le dijo a la me-nor:—Mira, anoche me acosté con mi padre. Vamos a emborracharlo de nuevo esta noche, y ahora tú te acosta-rás con él; y así, por medio de él tendre-mos descendencia. 35Esa misma noche volvieron a emborrachar a su padre y, sin que éste se diera cuenta de nada, la hija menor fue y se acostó con él. 36Así las dos hijas de Lot quedaron embarazadas de su padre. 37La mayor tuvo un hijo, a quien llamó Moab, padre de los actuales moabitas. 38La hija menor también tuvo un hijo, a quien llamó Ben Amí, padre de los actuales amonitas._______________________________Salmos 12 (NVI)Al director musical. Sobre la octava. Salmo de David.12Sálvanos, Señor, que ya no hay gente fiel; ya no queda gente sincera en este mundo. 2No hacen sino mentirse unos a otros; sus labios lisonjeros hablan con doblez. 3El Señor cortará todo labio lisonjero y toda lengua jactan-ciosa 4que dice: «Venceremos con la lengua; en nuestros labios confiamos. ¿Quién puede dominarnos a nosotros?» 5Dice el Señor: «Voy ahora a levantar-me, y pondré a salvo a los oprimidos, pues al pobre se le oprime, y el necesi-tado se queja.» 6Las palabras del Señor son puras, son como la plata refinada, siete veces purificada en el crisol. 7Tú, Señor, nos protegerás; tú siempre nos defenderás de esta gente, 8aun cuando los malvados sigan merodeando, y la maldad sea exaltada en este mundo.

Día 13 - Sábado 07.02.15:Lucas 11: 29-54 (NVI)La señal de Jonás29Como crecía la multitud, Jesús se puso a decirles: «Ésta es una genera-ción malvada. Pide una señal milagro-sa, pero no se le dará más señal que la de Jonás. 30Así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, también lo será el Hijo del hombre para esta generación. 31La reina del Sur se levantará en el día del juicio y condena-rá a esta gente; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí tienen ustedes a uno más grande que Salo-món. 32Los ninivitas se levantarán en el día del juicio y condenarán a esta gene-ración; porque ellos se arrepintieron al escuchar la predicación de Jonás, y aquí tienen ustedes a uno más grande que Jonás.

La lámpara del cuerpo33»Nadie enciende una lámpara para luego ponerla en un lugar escondido o cubrirla con un cajón, sino para ponerla en una repisa, a fin de que los que entren tengan luz. 34Tus ojos son la lámpara de tu cuerpo. Si tu visión es clara, todo tu ser disfrutará de la luz; pero si está nublada, todo tu ser estará en la oscuridad. 35Asegúrate de que la luz que crees tener no sea oscuridad. 36Por tanto, si todo tu ser disfruta de la luz, sin que ninguna parte quede en la oscuridad, estarás completamente iluminado, como cuando una lámpara te alumbra con su luz.»

Jesús denuncia a los fariseos y a los expertos en la ley37Cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer con él; así que entró en la casa y se sentó a la mesa. 38Pero el fariseo se sorprendió al ver que Jesús no había cumplido con el rito de lavarse antes de comer. 39—Resulta que ustedes los fariseos —les dijo el Señor—, limpian el vaso y el plato por fuera, pero por dentro están ustedes llenos de codicia y de maldad. 40¡Ne-cios! ¿Acaso el que hizo lo de afuera no hizo también lo de adentro? 41Den más bien a los pobres de lo que está dentro, y así todo quedará limpio para ustedes. 42»¡Ay de ustedes, fariseos!, que dan la décima parte de la menta, de la ruda y de toda clase de legumbres, pero des-cuidan la justicia y el amor de Dios. Debían haber practicado esto, sin dejar de hacer aquello. 43»¡Ay de ustedes, fariseos!, que se mueren por los prime-ros puestos en las sinagogas y los salu-dos en las plazas. 44»¡Ay de ustedes!, que son como tumbas sin lápida, sobre las que anda la gente sin darse cuenta. 45Uno de los expertos en la ley le res-pondió:—Maestro, al hablar así nos insultas también a nosotros. 46Contes-tó Jesús:—¡Ay de ustedes también, expertos en la ley! Abruman a los demás con cargas que apenas se pueden soportar, pero ustedes mismos no levantan ni un dedo para ayudarlos. 47»¡Ay de ustedes!, que construyen monumentos para los profetas, a quie-nes los antepasados de ustedes mata-ron. 48En realidad aprueban lo que hicieron sus antepasados; ellos mata-ron a los profetas, y ustedes les cons-

truyen los sepulcros. 49Por eso dijo Dios en su sabiduría: “Les enviaré pro-fetas y apóstoles, de los cuales matarán a unos y perseguirán a otros.” 50Por lo tanto, a esta generación se le pedirán cuentas de la sangre de todos los profe-tas derramada desde el principio del mundo, 51desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, el que murió entre el altar y el santuario. Sí, les aseguro que de todo esto se le pedirán cuentas a esta generación. 52»¡Ay de ustedes, expertos en la ley!, porque se han adueñado de la llave del conoci-miento. Ustedes mismos no han entra-do, y a los que querían entrar les han cerrado el paso. 53Cuando Jesús salió de allí, los maestros de la ley y los fari-seos, resentidos, se pusieron a acosar-lo a preguntas. 54Estaban tendiéndole trampas para ver si fallaba en algo._______________________________Génesis 20 (NVI)Abraham y Abimélec20Abraham partió desde allí en direc-ción a la región del Néguev, y se quedó a vivir entre Cades y Sur. Mientras vivía en Guerar, 2Abraham decía que Sara, su esposa, era su hermana. Entonces Abimélec, rey de Guerar, mandó llamar a Sara y la tomó por esposa. 3Pero aquella noche Dios se le apareció a Abi-mélec en sueños y le dijo:—Puedes darte por muerto a causa de la mujer que has tomado, porque ella es casada. 4Pero como Abimélec todavía no se había acostado con ella, le contes-tó:—Señor, ¿acaso vas a matar al ino-cente? 5Como Abraham me dijo que ella era su hermana, y ella me lo confirmó, yo hice todo esto de buena fe y sin mala

intención. 6—Sí, ya sé que has hecho todo esto de buena fe —le respondió Dios en el sueño—; por eso no te permití tocarla, para que no pecaras contra mí. 7Pero ahora devuelve esa mujer a su esposo, porque él es profeta y va a inter-ceder por ti para que vivas. Si no lo haces, ten por seguro que morirás junto con todos los tuyos. 8En la madrugada del día siguiente, Abimélec se levantó y llamó a todos sus servidores para con-tarles en detalle lo que había ocurrido, y un gran temor se apoderó de ellos. 9En-tonces Abimélec llamó a Abraham y le reclamó:—¡Qué nos has hecho! ¿En qué te he ofendido, que has traído un pecado tan grande sobre mí y sobre mi reino? ¡Lo que me has hecho no tiene nombre! 10¿Qué pretendías conseguir con todo esto?Al reclamo de Abimélec, 11Abraham contestó:—Yo pensé que en este lugar no había temor de Dios, y que por causa de mi esposa me matarían. 12Pero en realidad ella es mi hermana, porque es hija de mi padre aunque no de mi madre; y además es mi esposa. 13Cuando Dios me mandó dejar la casa de mi padre y andar errante, yo le dije a mi esposa: “Te pido que me hagas este favor: Dondequiera que vayamos, di siempre que soy tu hermano.” 14Abimé-lec tomó entonces ovejas y vacas, esclavos y esclavas, y se los regaló a Abraham. Al mismo tiempo, le devolvió a Sara, su esposa, 15y le dijo:—Mira, ahí está todo mi territorio; quédate a vivir donde mejor te parezca. 16A Sara le dijo:—Le he dado a tu hermano mil mo-nedas de plata, que servirán de com-pensación por todo lo que te ha pasado; así quedarás vindicada ante todos los

que están contigo. 17Entonces Abra-ham oró a Dios, y Dios sanó a Abimélec y permitió que su esposa y sus siervas volvieran a tener hijos, 18porque a causa de lo ocurrido con Sara, la esposa de Abraham, el Señor había hecho que todas las mujeres en la casa de Abimé-lec quedaran estériles._______________________________Salmos 13 (NVI)Al director musical. Salmo de David.13¿Hasta cuándo, Señor, me seguirás olvidando? ¿Hasta cuándo esconderás de mí tu rostro? 2¿Hasta cuándo he de estar angustiado y he de sufrir cada día en mi corazón? ¿Hasta cuándo el ene-migo me seguirá dominando? 3 Señor y Dios mío, mírame y respóndeme; ilumi-na mis ojos. Así no caeré en el sueño de la muerte; 4así no dirá mi enemigo: «Lo he vencido»; así mi adversario no se alegrará de mi caída. 5Pero yo confío en tu gran amor; mi corazón se alegra en tu salvación. 6Canto salmos al Señor. ¡El Señor ha sido bueno conmigo!

Día 14 - Sábado 08.02.15:Lucas 12: 1-31 (NVI)Advertencias y estímulos12Mientras tanto, se habían reunido millares de personas, tantas que se atropellaban unas a otras. Jesús comenzó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuídense de la leva-dura de los fariseos, o sea, de la hipo-cresía. 2No hay nada encubierto que no llegue a revelarse, ni nada escondido que no llegue a conocerse. 3Así que todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad se dará a conocer a plena luz, y lo que han susurrado a puerta

cerrada se proclamará desde las azo-teas. 4»A ustedes, mis amigos, les digo que no teman a los que matan el cuerpo pero después no pueden hacer más. 5Les voy a enseñar más bien a quién deben temer: teman al que, después de dar muerte, tiene poder para echarlos al infierno. Sí, les aseguro que a él deben temerle. 6¿No se venden cinco gorrio-nes por dos moneditas? Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de ellos. 7Así mismo sucede con ustedes: aun los cabellos de su cabeza están conta-dos. No tengan miedo; ustedes valen más que muchos gorriones. 8»Les ase-guro que a cualquiera que me reconoz-ca delante de la gente, también el Hijo del hombre lo reconocerá delante de los ángeles de Dios. 9Pero al que me des-conozca delante de la gente se le des-conocerá delante de los ángeles de Dios. 10Y todo el que pronuncie alguna palabra contra el Hijo del hombre será perdonado, pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón. 11»Cuando los hagan comparecer ante las sinagogas, los gobernantes y las autoridades, no se preocupen de cómo van a defenderse o de qué van a decir, 12porque en ese momento el Espíritu Santo les enseñará lo que deben res-ponder.»

Parábola del rico insensato13Uno de entre la multitud le pidió: —Maestro, dile a mi hermano que com-parta la herencia conmigo. 14—Hombre —replicó Jesús—, ¿quién me nombró a mí juez o árbitro entre ustedes? 15»¡-Tengan cuidado! —advirtió a la gente—. Absténganse de toda avaricia; la vida

de una persona no depende de la abun-dancia de sus bienes. 16Entonces les contó esta parábola:—El terreno de un hombre rico le produjo una buena cose-cha. 17Así que se puso a pensar: “¿Qué voy a hacer? No tengo dónde almacenar mi cosecha.” 18Por fin dijo: “Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más gran-des, donde pueda almacenar todo mi grano y mis bienes. 19Y diré: Alma mía, ya tienes bastantes cosas buenas guar-dadas para muchos años. Descansa, come, bebe y goza de la vida.” 20Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te van a reclamar la vida. ¿Y quién se quedará con lo que has acumulado?” 21»Así le sucede al que acumula rique-zas para sí mismo, en vez de ser rico delante de Dios.

No se preocupen22Luego dijo Jesús a sus discípu-los:—Por eso les digo: No se preocu-pen por su vida, qué comerán; ni por su cuerpo, con qué se vestirán. 23La vida tiene más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa. 24Fíjense en los cuervos: no siembran ni cosechan, ni tienen almacén ni granero; sin em-bargo, Dios los alimenta. ¡Cuánto más valen ustedes que las aves! 25¿Quién de ustedes, por mucho que se preocu-pe, puede añadir una sola hora al curso de su vida? 26Ya que no pueden hacer algo tan insignificante, ¿por qué se pre-ocupan por lo demás? 27»Fíjense cómo crecen los lirios. No trabajan ni hilan; sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplen-dor, se vestía como uno de ellos. 28Si

así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, ¡cuánto más hará por ustedes, gente de poca fe! 29Así que no se afanen por lo que han de comer o beber; dejen de atormentarse. 30El mundo pagano anda tras todas estas cosas, pero el Padre sabe que ustedes las necesitan. 31Ustedes, por el contra-rio, busquen el reino de Dios, y estas cosas les serán añadidas._______________________________Génesis 21 (NVI)Nacimiento de Isaac21Tal como el Señor lo había dicho, se ocupó de Sara y cumplió con la promesa que le había hecho. 2Sara quedó emba-razada y le dio un hijo a Abraham en su vejez. Esto sucedió en el tiempo anun-ciado por Dios. 3Al hijo que Sara le dio, Abraham le puso por nombre Isaac. 4Cuando su hijo Isaac cumplió ocho días de nacido, Abraham lo circuncidó, tal como Dios se lo había ordenado. 5Abraham tenía ya cien años cuando nació su hijo Isaac. 6Sara dijo entonces: «Dios me ha hecho reír, y todos los que se enteren de que he tenido un hijo, se reirán conmigo. 7¿Quién le hubiera dicho a Abraham que Sara amamanta-ría hijos? Sin embargo, le he dado un hijo en su vejez.»

Expulsión de Agar e Ismael8El niño Isaac creció y fue destetado. Ese mismo día, Abraham hizo un gran banquete. 9Pero Sara se dio cuenta de que el hijo que Agar la egipcia le había dado a Abraham se burlaba de su hijo Isaac. 10Por eso le dijo a Abra-ham:—¡Echa de aquí a esa esclava y a

su hijo! El hijo de esa esclava jamás tendrá parte en la herencia con mi hijo Isaac. 11Este asunto angustió mucho a Abraham porque se trataba de su propio hijo. 12Pero Dios le dijo a Abraham: «No te angusties por el muchacho ni por la esclava. Hazle caso a Sara, porque tu descendencia se establecerá por medio de Isaac. 13Pero también del hijo de la esclava haré una gran nación, porque es hijo tuyo.» 14Al día siguiente, Abra-ham se levantó de madrugada, tomó un pan y un odre de agua, y se los dio a Agar, poniéndoselos sobre el hombro. Luego le entregó a su hijo y la despidió. Agar partió y anduvo errante por el desierto de Berseba. 15Cuando se acabó el agua del odre, puso al niño debajo de un arbusto 16y fue a sentarse sola a cierta distancia, pues pensaba: «No quiero ver morir al niño.» En cuanto ella se sentó, comenzó a llorar descon-soladamente. 17Cuando Dios oyó al niño sollozar, el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo y le dijo: «¿Qué te pasa, Agar? No temas, pues Dios ha escuchado los sollozos del niño. 18Le-vántate y tómalo de la mano, que yo haré de él una gran nación.» 19En ese momento Dios le abrió a Agar los ojos, y ella vio un pozo de agua. En seguida fue a llenar el odre y le dio de beber al niño. 20Dios acompañó al niño, y éste fue creciendo; vivió en el desierto y se con-virtió en un experto arquero; 21habitó en el desierto de Parán y su madre lo casó con una egipcia.

Pacto entre Abraham y Abimélec22En aquel tiempo Abimélec, que estaba acompañado por Ficol, jefe de su

ejército, le dijo a Abraham:—Dios está contigo en todo lo que haces. 23Júrame ahora, por Dios mismo, que no me trata-rás a mí con falsedad, ni tampoco a mis hijos ni a mis descendientes. Júrame que a mí y al país que te ha recibido como extranjero nos tratarás con la misma lealtad con que yo te he tratado. 24—¡Lo juro! —respondió Abraham. 25Luego Abraham se quejó ante Abimé-lec por causa de un pozo de agua del cual los siervos de Abimélec se habían apropiado. 26Pero Abimélec dijo:—No sé quién pudo haberlo hecho. Me acabo de enterar, pues tú no me lo habías dicho. 27Entonces Abraham llevó ovejas y vacas, y se las dio a Abimélec, y los dos hicieron un pacto. 28Pero Abraham apartó siete corderas del rebaño, 29por lo que Abimélec le pre-guntó:—¿Qué pasa? ¿Por qué has apartado estas siete corderas? 30—Acepta estas siete corderas —le contestó Abraham—. Ellas servirán de prueba de que yo cavé este pozo. 31Por eso a aquel lugar le dieron el nombre de Berseba, porque allí los dos hicieron un juramento. 32Después de haber hecho el pacto en Berseba, Abimélec y Ficol, el jefe de su ejército, volvieron al país de los filisteos. 33Abraham plantó un tama-risco en Berseba, y en ese lugar invocó el nombre del Señor, el Dios eterno. 34Y se quedó en el país de los filisteos durante mucho tiempo._______________________________Salmos 14 (NVI)Al director musical. Salmo de David.14Dice el necio en su corazón: «No hay Dios.» Están corrompidos, sus obras son detestables; ¡no hay uno solo que

haga lo bueno! 2Desde el cielo el Señor contempla a los mortales, para ver si hay alguien que sea sensato y busque a Dios. 3Pero todos se han descarriado, a una se han corrompido. No hay nadie que haga lo bueno; ¡no hay uno solo! 4¿Acaso no entienden todos los que hacen lo malo, los que devoran a mi pueblo como si fuera pan? ¡Jamás invo-can al Señor! 5Allí los tienen, sobrecogi-dos de miedo, pero Dios está con los que son justos. 6Ustedes frustran los planes de los pobres, pero el Señor los protege. 7¡Quiera Dios que de Sión venga la salvación de Israel! Cuando el Señor restaure a su pueblo, ¡Jacob se regocijará, Israel se alegrará!_______________________________

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Día 8 - Lunes 02.02.15:Lucas 9: 1-27 (NVI)Jesús envía a los doce9Habiendo reunido a los doce, Jesús les dio poder y autoridad para expulsar a todos los demonios y para sanar enfermedades. 2Entonces los envió a predicar el reino de Dios y a sanar a los enfermos. 3«No lleven nada para el camino: ni bastón, ni bolsa, ni pan, ni dinero, ni dos mudas de ropa —les dijo—. 4En cualquier casa que entren, quédense allí hasta que salgan del pueblo. 5Si no los reciben bien, al salir de ese pueblo, sacúdanse el polvo de los pies como un testimonio contra sus habitantes.» 6Así que partieron y fueron por todas partes de pueblo en pueblo, predicando el evangelio y sanando a la gente. 7Herodes el tetrarca se enteró de todo lo que estaba sucediendo. Estaba perplejo porque algunos decían que Juan había resucitado; 8otros, que se había aparecido Elías; y otros, en fin, que había resucitado alguno de los anti-guos profetas. 9Pero Herodes dijo: «A Juan mandé que le cortaran la cabeza; ¿quién es, entonces, éste de quien oigo tales cosas?» Y procuraba verlo.

Jesús alimenta a los cinco mil10Cuando regresaron los apóstoles, le relataron a Jesús lo que habían hecho. Él se los llevó consigo y se retiraron solos a un pueblo llamado Betsaida, 11pero la gente se enteró y lo siguió. Él los recibió y les habló del reino de Dios. También sanó a los que lo necesitaban. 12Al atardecer se le acercaron los doce y le dijeron:—Despide a la gente, para que vaya a buscar alojamiento y comida

en los campos y pueblos cercanos, pues donde estamos no hay nada. 13—Denles ustedes mismos de comer —les dijo Jesús.—No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a menos que vayamos a comprar comida para toda esta gente —objetaron ellos, 14porque había allí unos cinco mil hom-bres.Pero Jesús dijo a sus discípu-los:—Hagan que se sienten en grupos como de cincuenta cada uno. 15Así lo hicieron los discípulos, y se sentaron todos. 16Entonces Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados, y mirando al cielo, los bendijo. Luego los partió y se los dio a los discípulos para que se los repartieran a la gente. 17Todos comie-ron hasta quedar satisfechos, y de los pedazos que sobraron se recogieron doce canastas.

La confesión de Pedro18Un día cuando Jesús estaba orando para sí, estando allí sus discípulos, les preguntó:—¿Quién dice la gente que soy yo? 19—Unos dicen que Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que uno de los antiguos profetas ha resuci-tado —respondieron. 20—Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?—El Cristo de Dios —afirmó Pedro. 21Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran esto a nadie. Y les dijo: 22—El Hijo del hombre tiene que sufrir muchas cosas y ser rechazado por los ancianos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley. Es necesario que lo maten y que resucite al tercer día. 23Dirigiéndo-se a todos, declaró:—Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz cada día y me siga.

24Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará. 25¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se destruye a sí mismo? 26Si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras, el Hijo del hombre se aver-gonzará de él cuando venga en su gloria y en la gloria del Padre y de los santos ángeles. 27Además, les aseguro que algunos de los aquí presentes no sufrirán la muerte sin antes haber visto el reino de Dios._______________________________Génesis 15 (NVI)Dios hace un pacto con Abram15Después de esto, la palabra del Señor vino a Abram en una visión: «No temas, Abram. Yo soy tu escudo, y muy grande será tu recompensa.» 2Pero Abram le respondió:—Señor y Dios, ¿para qué vas a darme algo, si aún sigo sin tener hijos, y el heredero de mis bienes será Eliezer de Damasco? 3Como no me has dado ningún hijo, mi herencia la recibirá uno de mis criados. 4—¡No! Ese hombre no ha de ser tu heredero —le contestó el Señor—. Tu heredero será tu propio hijo. 5Luego el Señor lo llevó afuera y le dijo:—Mira hacia el cielo y cuenta las estrellas, a ver si puedes. ¡Así de numerosa será tu descendencia! 6Abram creyó al Señor, y el Señor lo reconoció a él como justo. 7Además, le dijo:—Yo soy el Señor, que te hice salir de Ur de los caldeos para darte en posesión esta tierra. 8Pero Abram le preguntó:—Señor y Dios, ¿cómo sabré que voy a poseerla? 9El-Señor le respondió:—Tráeme una ternera, una cabra y un carnero, todos

ellos de tres años, y también una tórtola y un pichón de paloma. 10Abram llevó todos estos animales, los partió por la mitad, y puso una mitad frente a la otra, pero a las aves no las partió. 11Y las aves de rapiña comenzaron a lanzarse sobre los animales muertos, pero Abram las espantaba. 12Al anochecer, Abram cayó en un profundo sueño, y lo envolvió una oscuridad aterradora. 13El Señor le dijo:—Debes saber que tus descendientes vivirán como extranjeros en tierra extraña, donde serán esclavi-zados y maltratados durante cuatro-cientos años. 14Pero yo castigaré a la nación que los esclavizará, y luego tus descendientes saldrán en libertad y con grandes riquezas. 15Tú, en cambio, te reunirás en paz con tus antepasados, y te enterrarán cuando ya seas muy anciano. 16Cuatro generaciones des-pués tus descendientes volverán a este lugar, porque antes de eso no habrá llegado al colmo la iniquidad de los amorreos. 17Cuando el sol se puso y cayó la noche, aparecieron una hornilla humeante y una antorcha encendida, las cuales pasaban entre los animales descuartizados. 18En aquel día elSe-ñorhizo un pacto con Abram. Le dijo:—A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el gran río, el Éufrates. 19Me refiero a la tierra de los quenitas, los quenizitas, los cadmo-neos, 20los hititas, los ferezeos, los refaítas, 21los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos._______________________________Salmos 8 (NVI)Al director musical. Sígase la tonada de «La canción del lagar». Salmo de David.

8Oh Señor, soberano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra! ¡Has puesto tu gloria sobre los cielos! 2Por causa de tus adversarios has hecho que brote la alabanza de labios de los pequeñitos y de los niños de pecho, para silenciar al enemigo y al rebelde. 3Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que allí fijaste, 4me pregunto: «¿Qué es el hombre, para que en él pienses? ¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en cuenta?» 5Pues lo hiciste poco menos que un dios, y lo coronaste de gloria y de honra: 6lo entronizaste sobre la obra de tus manos, todo lo sometiste a su dominio; 7todas las ovejas, todos los bueyes, todos los ani-males del campo, 8las aves del cielo, los peces del mar, y todo lo que surca los senderos del mar. 9Oh Señor, sobe-rano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra!

Día 9 - Martes 03.02.15:Lucas 9: 28-62 (NVI)La transfiguración28Unos ocho días después de decir esto, Jesús, acompañado de Pedro, Juan y Jacobo, subió a una montaña a orar. 29Mientras oraba, su rostro se transformó, y su ropa se tornó blanca y radiante. 30Y aparecieron dos persona-jes —Moisés y Elías— que conversa-ban con Jesús. 31Tenían un aspecto glorioso, y hablaban de la partida de Jesús, que él estaba por llevar a cabo en Jerusalén. 32Pedro y sus compañe-ros estaban rendidos de sueño, pero cuando se despabilaron, vieron su gloria y a los dos personajes que esta-

ban con él. 33Mientras éstos se aparta-ban de Jesús, Pedro, sin saber lo que estaba diciendo, propuso:—Maestro, ¡qué bien que estemos aquí! Podemos levantar tres albergues: uno para ti, otro para Moisés y otro para Elías. 34Estaba hablando todavía cuando apareció una nube que los envolvió, de modo que se asustaron. 35Entonces salió de la nube una voz que dijo: «Éste es mi Hijo, mi escogido; escúchenlo.» 36Después de oírse la voz, Jesús quedó solo. Los dis-cípulos guardaron esto en secreto, y por algún tiempo a nadie contaron nada de lo que habían visto.

Jesús sana a un muchachoendemoniado37Al día siguiente, cuando bajaron de la montaña, le salió al encuentro mucha gente. 38Y un hombre de entre la multi-tud exclamó:—Maestro, te ruego que atiendas a mi hijo, pues es el único que tengo. 39Resulta que un espíritu se posesiona de él, y de repente el mucha-cho se pone a gritar; también lo sacude con violencia y hace que eche espuma-rajos. Cuando lo atormenta, a duras penas lo suelta. 40Ya les rogué a tus discípulos que lo expulsaran, pero no pudieron. 41—¡Ah, generación incrédu-la y perversa! —respondió Jesús—. ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes y soportarlos? Trae acá a tu hijo. 42Estaba acercándose el mucha-cho cuando el demonio lo derribó con una convulsión. Pero Jesús reprendió al espíritu maligno, sanó al muchacho y se lo devolvió al padre. 43Y todos se que-daron asombrados de la grandeza de Dios.En medio de tanta admiración por

todo lo que hacía, Jesús dijo a sus discí-pulos: 44—Presten mucha atención a lo que les voy a decir: El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres. 45Pero ellos no entendían lo que quería decir con esto. Les estaba encubierto para que no lo comprendie-ran, y no se atrevían a preguntárselo. ¿Quién va a ser el más importante? 46Surgió entre los discípulos una discu-sión sobre quién de ellos sería el más importante. 47Como Jesús sabía bien lo que pensaban, tomó a un niño y lo puso a su lado. 48—El que recibe en mi nombre a este niño —les dijo—, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. El que es más insignificante entre todos ustedes, ése es el más importante. 49—Maestro —in-tervino Juan—, vimos a un hombre que expulsaba demonios en tu nombre; pero como no anda con nosotros, tratamos de impedírselo. 50—No se lo impidan —les replicó Jesús—, porque el que no está contra ustedes está a favor de ustedes.

La oposición de los samaritanos51Como se acercaba el tiempo de que fuera llevado al cielo, Jesús se hizo el firme propósito de ir a Jerusalén. 52En-vió por delante mensajeros, que entra-ron en un pueblo samaritano para pre-pararle alojamiento; 53pero allí la gente no quiso recibirlo porque se dirigía a Jerusalén. 54Cuando los discípulos Jacobo y Juan vieron esto, le pregunta-ron:—Señor, ¿quieres que hagamos caer fuego del cielo para que los des-truya? 55Pero Jesús se volvió a ellos y los reprendió. 56Luego siguieron la jornada a otra aldea.

Lo que cuesta seguir a Jesús57Iban por el camino cuando alguien le dijo:—Te seguiré a dondequiera que vayas. 58—Las zorras tienen madrigue-ras y las aves tienen nidos —le respon-dió Jesús—, pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza. 59A otro le dijo:—Sígueme.—Señor —le contestó—, primero déjame ir a enterrar a mi padre. 60—Deja que los muertos entierren a sus propios muertos, pero tú ve y proclama el reino de Dios —le repli-có Jesús. 61Otro afirmó:—Te seguiré, Señor; pero primero déjame despedir-me de mi familia. 62Jesús le respon-dió:—Nadie que mire atrás después de poner la mano en el arado es apto para el reino de Dios._______________________________Génesis 16 (NVI)Agar e Ismael16Saray, la esposa de Abram, no le había dado hijos. Pero como tenía una esclava egipcia llamada Agar, 2Saray le dijo a Abram:—El Señor me ha hecho estéril. Por lo tanto, ve y acuéstate con mi esclava Agar. Tal vez por medio de ella podré tener hijos.Abram aceptó la propuesta que le hizo Saray. 3Entonces ella tomó a Agar, la esclava egipcia, y se la entregó a Abram como mujer. Esto ocurrió cuando ya hacía diez años que Abram vivía en Canaán. 4Abram tuvo relaciones con Agar, y ella concibió un hijo. Al darse cuenta Agar de que estaba embarazada, comenzó a mirar con desprecio a su dueña. 5Entonces Saray le dijo a Abram:—¡Tú tienes la culpa de mi afrenta! Yo puse a mi escla-va en tus brazos, y ahora que se ve em-barazada me mira con desprecio. ¡Que

el Señor juzgue entre tú y yo! 6—Tu esclava está en tus manos —contestó Abram—; haz con ella lo que bien te parezca.Y de tal manera comenzó Saray a maltratar a Agar, que ésta huyó al desierto. 7Allí, junto a un manantial que está en el camino a la región de Sur, la encontró el ángel del Señor 8y le preguntó:—Agar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y a dónde vas?—Estoy huyendo de mi dueña Saray —respon-dió ella. 9—Vuelve junto a ella y somé-tete a su autoridad —le dijo el ángel—. 10De tal manera multiplicaré tu descen-dencia, que no se podrá contar. 11»Es-tás embarazada, y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Ismael, porque el Señor ha escuchado tu aflicción. 12Será un hombre indómito como asno salvaje. Luchará contra todos, y todos lucharán contra él; y vivirá en conflicto con todos sus hermanos. 13Como el Señor le había hablado, Agar le puso por nombre «El Dios que me ve», pues se decía: «Ahora he visto al que me ve.» 14Por eso también el pozo que está entre Cades y Béred se conoce con el nombre de «Pozo del Viviente que me ve». 15Agar le dio a Abram un hijo, a quien Abram llamó Ismael. 16Abram tenía ochenta y seis años cuando nació Ismael._______________________________Salmos 9 (NVI)Al director musical. Sígase la tonada de «La muerte del hijo». Salmo de David.9Quiero alabarte, Señor, con todo el corazón, y contar todas tus maravillas. 2Quiero alegrarme y regocijarme en ti, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo. 3Mis enemigos retroceden; tropiezan y

perecen ante ti. 4Porque tú me has hecho justicia, me has vindicado; tú, juez justo, ocupas tu trono. 5Reprendis-te a los paganos, destruiste a los malva-dos; ¡para siempre borraste su memo-ria! 6Desgracia sin fin cayó sobre el enemigo; arrancaste de raíz sus ciuda-des, y hasta su recuerdo se ha desva-necido. 7Pero el Señor reina por siem-pre; para emitir juicio ha establecido su trono. 8Juzgará al mundo con justicia; gobernará a los pueblos con equidad. 9El Señor es refugio de los oprimidos; es su baluarte en momentos de angus-tia. 10En ti confían los que conocen tu nombre, porque tú, Señor, jamás aban-donas a los que te buscan. 11Canten salmos al Señor, el rey de Sión; procla-men sus proezas entre las naciones. 12El vengador de los inocentes se acuerda de ellos; no pasa por alto el clamor de los afligidos. 13Ten compa-sión de mí, Señor; mira cómo me afli-gen los que me odian. Sácame de las puertas de la muerte, 14para que en las puertas de Jerusalén proclame tus ala-banzas y me regocije en tu salvación. 15Han caído los paganos en la fosa que han cavado; sus pies quedaron atrapa-dos en la red que ellos mismos escon-dieron. 16Al Señor se le conoce porque imparte justicia; el malvado cae en la trampa que él mismo tendió. 17Bajan al sepulcro los malvados, todos los paga-nos que de Dios se olvidan. 18Pero no se olvidará para siempre al necesitado,ni para siempre se perderá la esperan-za del pobre. 19¡Levántate, Señor! No dejes que el hombre prevalezca; ¡haz que las naciones comparezcan ante ti! 20Infúndeles terror, Señor; ¡que los

pueblos sepan que son simples mortales!

Día 10 - Miércoles 04.02.15:Lucas 10: 1-20 (NVI)Jesús envía a los setenta y dos10Después de esto, el Señor escogió a otros setenta y dos para enviarlos de dos en dos delante de él a todo pueblo y lugar adonde él pensaba ir. 2«Es abundante la cosecha —les dijo—, pero son pocos los obreros. Pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que mande obreros a su campo. 3¡Vayan ustedes! Miren que los envío como cor-deros en medio de lobos. 4No lleven monedero ni bolsa ni sandalias; ni se detengan a saludar a nadie por el camino. 5»Cuando entren en una casa, digan primero: “Paz a esta casa.” 6Si hay allí alguien digno de paz, gozará de ella; y si no, la bendición no se cumplirá. 7Quédense en esa casa, y coman y beban de lo que ellos tengan, porque el trabajador tiene derecho a su sueldo. No anden de casa en casa. 8»Cuando entren en un pueblo y los reciban, coman lo que les sirvan. 9Sanen a los enfermos que encuentren allí y dígan-les: “El reino de Dios ya está cerca de ustedes.” 10Pero cuando entren en un pueblo donde no los reciban, salgan a las plazas y digan: 11“Aun el polvo de este pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos en protesta contra ustedes. Pero tengan por seguro que ya está cerca el reino de Dios.” 12Les digo que en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma que para ese pueblo. 13»¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Si se hubieran hecho en Tiro y en Sidón los milagros

que se hicieron en medio de ustedes, ya hace tiempo que se habrían arrepentido con grandes lamentos. 14Pero en el juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón que para ustedes. 15Y tú, Capernaúm, ¿acaso serás levantada hasta el cielo? No, sino que descende-rás hasta el abismo. 16»El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza a mí, rechaza al que me envió.» 17Cuando los setenta y dos regresaron, dijeron conten-tos:—Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre. 18—Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo —respondió él—. 19Sí, les he dado autoridad a ustedes para pisotear ser-pientes y escorpiones y vencer todo el poder del enemigo; nada les podrá hacer daño. 20Sin embargo, no se ale-gren de que puedan someter a los espí-ritus, sino alégrense de que sus nom-bres están escritos en el cielo._______________________________Génesis 17 (NVI)El pacto y la circuncisión17Cuando Abram tenía noventa y nueve años, el Señor se le apareció y le dijo:—Yo soy el Dios Todopoderoso. Vive en mi presencia y sé intachable. 2Así confirmaré mi pacto contigo, y mul-tiplicaré tu descendencia en gran manera. 3Al oír que Dios le hablaba, Abram cayó rostro en tierra, y Dios con-tinuó: 4—Éste es el pacto que establez-co contigo: Tú serás el padre de una multitud de naciones. 5Ya no te llama-rás Abram, sino que de ahora en ade-lante tu nombre será Abraham, porque te he confirmado como padre de una

multitud de naciones. 6Te haré tan fecundo que de ti saldrán reyes y nacio-nes. 7Estableceré mi pacto contigo y con tu descendencia, como pacto per-petuo, por todas las generaciones. Yo seré tu Dios, y el Dios de tus descen-dientes. 8A ti y a tu descendencia les daré, en posesión perpetua, toda la tierra de Canaán, donde ahora andan peregrinando. Y yo seré su Dios. 9Dios también le dijo a Abraham:—Cumple con mi pacto, tú y toda tu descendencia, por todas las generaciones. 10Y éste es el pacto que establezco contigo y con tu descendencia, y que todos deberán cumplir: Todos los varones entre uste-des deberán ser circuncidados. 11Cir-cuncidarán la carne de su prepucio, y ésa será la señal del pacto entre noso-tros. 12Todos los varones de cada generación deberán ser circuncidados a los ocho días de nacidos, tanto los niños nacidos en casa como los que hayan sido comprados por dinero a un extranjero y que, por lo tanto, no sean de la estirpe de ustedes. 13Todos sin excepción, tanto el nacido en casa como el que haya sido comprado por dinero, deberán ser circuncidados. De esta manera mi pacto quedará como una marca indeleble en la carne de ustedes, como un pacto perpetuo. 14Pero el varón incircunciso, al que no se le haya cortado la carne del prepu-cio, será eliminado de su pueblo por quebrantar mi pacto. 15También le dijo Dios a Abraham:—A Saray, tu esposa, ya no la llamarás Saray, sino que su nombre será Sara. 16Yo la bendeciré, y por medio de ella te daré un hijo. Tanto la bendeciré, que será madre de nacio-

nes, y de ella surgirán reyes de pueblos. 17Entonces Abraham inclinó el rostro hasta el suelo y se rió de pensar: «¿Acaso puede un hombre tener un hijo a los cien años, y ser madre Sara a los noventa?» 18Por eso le dijo a Dios:—¡Concédele a Ismael vivir bajo tu bendición! 19A lo que Dios contes-tó:—¡Pero es Sara, tu esposa, la que te dará un hijo, al que llamarás Isaac! Yo estableceré mi pacto con él y con sus descendientes, como pacto perpetuo. 20En cuanto a Ismael, ya te he escu-chado. Yo lo bendeciré, lo haré fecundo y le daré una descendencia numerosa. Él será el padre de doce príncipes. Haré de él una nación muy grande. 21Pero mi pacto lo estableceré con Isaac, el hijo que te dará Sara de aquí a un año, por estos días. 22Cuando Dios terminó de hablar con Abraham, se retiró de su presencia. 23Ese mismo día Abraham tomó a su hijo Ismael, a los criados nacidos en su casa, a los que había comprado con su dinero y a todos los otros varones que había en su casa, y los circuncidó, tal como Dios se lo había mandado. 24Abraham tenía noventa y nueve años cuando fue circuncidado, 25mientras que su hijo Ismael tenía trece. 26Así que ambos fueron circunci-dados el mismo día 27junto con todos los varones de su casa, tanto los naci-dos en ella como los comprados a extranjeros._______________________________Salmos 10 (NVI)Lámed10¿Por qué, Señor, te mantienes dis-tante? ¿Por qué te escondes en mo-mentos de angustia? 2Con arrogancia

persigue el malvado al indefenso, pero se enredará en sus propias artimañas. 3El malvado hace alarde de su propia codicia; alaba al ambicioso y menospre-cia al Señor. 4El malvado levanta inso-lente la nariz, y no da lugar a Dios en sus pensamientos. 5Todas sus empre-sas son siempre exitosas; tan altos y alejados de él están tus juicios que se burla de todos sus enemigos. 6Y se dice a sí mismo: «Nada me hará caer. Siempre seré feliz. Nunca tendré pro-blemas.» 7Llena está su boca de maldi-ciones, de mentiras y amenazas; bajo su lengua esconde maldad y violencia. 8Se pone al acecho en las aldeas, se esconde en espera de sus víctimas, y asesina a mansalva al inocente. 9Cual león en su guarida se agazapa, listo para atrapar al indefenso; le cae encima y lo arrastra en su red. 10Bajo el peso de su poder, sus víctimas caen por tierra. 11Se dice a sí mismo: «Dios se ha olvidado. Se cubre el rostro. Nunca ve nada.» 12¡Levántate, Señor! ¡Levan-ta, oh Dios, tu brazo! ¡No te olvides de los indefensos! 13¿Por qué te ha de menospreciar el malvado? ¿Por qué ha de pensar que no lo llamarás a cuen-tas? 14Pero tú ves la opresión y la vio-lencia, las tomas en cuenta y te harás cargo de ellas. Las víctimas confían en ti; tú eres la ayuda de los huérfanos. 15¡Rómpeles el brazo al malvado y al impío! ¡Pídeles cuentas de su maldad, y haz que desaparezcan por completo! 16El Señor es rey eterno; los paganos serán borrados de su tierra. 17Tú, Señor, escuchas la petición de los inde-fensos, les infundes aliento y atiendes a su clamor. 18Tú defiendes al huérfano y

al oprimido, para que el hombre, hecho de tierra, no siga ya sembrando el terror.

Día 11 - Jueves 05.02.15:Lucas 10: 21-42 (NVI)21En aquel momento Jesús, lleno de alegría por el Espíritu Santo, dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque habiendo escondido estas cosas de los sabios e instruidos, se las has revelado a los que son como niños. Sí, Padre, porque esa fue tu buena voluntad. 22»Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelárse-lo.» 23Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. 24Les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven, pero no lo vieron; y oír lo que ustedes oyen, pero no lo oyeron.»

Parábola del buen samaritano25En esto se presentó un experto en la ley y, para poner a prueba a Jesús, le hizo esta pregunta:—Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna? 26Jesús replicó:—¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo la interpretas tú? 27Como respuesta el hombre citó:—“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”, y: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” 28—Bien contestado —le dijo Jesús—. Haz eso y vivirás. 29Pero él quería justificarse, así que le preguntó a Jesús:—¿Y quién es mi prójimo? 30Jesús respondió:—Baja-

ba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de unos ladrones. Le quitaron la ropa, lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto. 31Re-sulta que viajaba por el mismo camino un sacerdote quien, al verlo, se desvió y siguió de largo. 32Así también llegó a aquel lugar un levita, y al verlo, se desvió y siguió de largo. 33Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba el hombre y, viéndolo, se compadeció de él. 34Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó. Luego lo montó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un aloja-miento y lo cuidó. 35Al día siguiente, sacó dos monedas de plata y se las dio al dueño del alojamiento. “Cuídemelo —le dijo—, y lo que gaste usted de más, se lo pagaré cuando yo vuelva.” 36¿Cuál de estos tres piensas que demostró ser el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? 37—El que se compadeció de él —contestó el experto en la ley.—Anda entonces y haz tú lo mismo —concluyó Jesús.

En casa de Marta y María38Mientras iba de camino con sus discí-pulos, Jesús entró en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. 39Tenía ella una hermana llama-da María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba lo que él decía. 40Marta, por su parte, se sentía abru-mada porque tenía mucho que hacer. Así que se acercó a él y le dijo:—Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sirviendo sola? ¡Dile que me ayude! 41—Marta, Marta —le con-testó Jesús—, estás inquieta y preocu-

pada por muchas cosas, 42pero sólo una es necesaria. María ha escogido la mejor, y nadie se la quitará._______________________________Génesis 18 (NVI)La visita del Señor18El Señor se le apareció a Abraham junto al encinar de Mamré, cuando Abraham estaba sentado a la entrada de su carpa, a la hora más calurosa del día. 2Abraham alzó la vista, y vio a tres hombres de pie cerca de él. Al verlos, corrió desde la entrada de la carpa a saludarlos. Inclinándose hasta el suelo, 3dijo:—Mi señor, si este servidor suyo cuenta con su favor, le ruego que no me pase de largo. 4Haré que les traigan un poco de agua para que ustedes se laven los pies, y luego podrán descan-sar bajo el árbol. 5Ya que han pasado por donde está su servidor, déjenme traerles algo de comer para que se sien-tan mejor antes de seguir su cami-no.—¡Está bien —respondieron ellos—, hazlo así! 6Abraham fue rápidamente a la carpa donde estaba Sara, y le dijo:—¡Date prisa! Toma unos veinte kilos de harina fina, amásalos y haz unos panes. 7Después Abraham fue corriendo adonde estaba el ganado, eligió un ternero bueno y tierno, y se lo dio a su sirviente, quien a toda prisa se puso a prepararlo. 8Luego les sirvió requesón y leche con el ternero que estaba preparado. Mientras comían, Abraham se quedó de pie junto a ellos, debajo del árbol. 9Entonces ellos le pre-guntaron:—¿Dónde está Sara, tu espo-sa?—Allí en la carpa —les respondió. 10—Dentro de un año volveré a verte —dijo uno de ellos—, y para entonces

tu esposa Sara tendrá un hijo.Sara estaba escuchando a la entrada de la carpa, a espaldas del que hablaba. 11Abraham y Sara eran ya bastante ancianos, y Sara ya había dejado de menstruar. 12Por eso, Sara se rió y pensó: «¿Acaso voy a tener este placer, ahora que ya estoy consumida y mi esposo es tan viejo?» 13Pero el Señor le dijo a Abraham:—¿Por qué se ríe Sara? ¿No cree que podrá tener un hijo en su vejez? 14¿Acaso hay algo impo-sible para el Señor? El año que viene volveré a visitarte en esta fecha, y para entonces Sara habrá tenido un hijo. 15Sara, por su parte, tuvo miedo y mintió al decirle:—Yo no me estaba riendo.Pero el Señor le replicó:—Sí te reíste.

Abraham intercede en favor de Sodoma16Luego aquellos visitantes se levanta-ron y partieron de allí en dirección a Sodoma. Abraham los acompañó para despedirlos. 17Pero el Señor estaba pensando: «¿Le ocultaré a Abraham lo que estoy por hacer? 18Es un hecho que Abraham se convertirá en una nación grande y poderosa, y en él serán bendecidas todas las naciones de la tierra. 19Yo lo he elegido para que ins-truya a sus hijos y a su familia, a fin de que se mantengan en el camino del Señor y pongan en práctica lo que es justo y recto. Así el Señor cumplirá lo que le ha prometido.» 20Entonces el Señor le dijo a Abraham:—El clamor contra Sodoma y Gomorra resulta ya insoportable, y su pecado es gravísimo. 21Por eso bajaré, a ver si realmente sus acciones son tan malas como el clamor

contra ellas me lo indica; y si no, he de saberlo. 22Dos de los visitantes partie-ron de allí y se encaminaron a Sodoma, pero Abraham se quedó de pie frente al Señor. 23Entonces se acercó al Señor y le dijo:—¿De veras vas a exterminar al justo junto con el malvado? 24Quizá haya cincuenta justos en la ciudad. ¿Exterminarás a todos, y no perdonarás a ese lugar por amor a los cincuenta justos que allí hay? 25¡Lejos de ti el hacer tal cosa! ¿Matar al justo junto con el malvado, y que ambos sean tratados de la misma manera? ¡Jamás hagas tal cosa! Tú, que eres el Juez de toda la tierra, ¿no harás justicia? 26El Señor le respondió:—Si encuentro cincuenta justos en Sodoma, por ellos perdonaré a toda la ciudad. 27Abraham le dijo:—Reconozco que he sido muy atre-vido al dirigirme a mi Señor, yo, que apenas soy polvo y ceniza. 28Pero tal vez falten cinco justos para completar los cincuenta. ¿Destruirás a toda la ciudad si faltan esos cinco?—Si encuentro cuarenta y cinco justos no la destruiré —contestó el Señor. 29Pero Abraham insistió:—Tal vez se encuen-tren sólo cuarenta.—Por esos cuarenta justos, no destruiré la ciudad —respon-dió el Señor. 30Abraham volvió a insis-tir:—No se enoje mi Señor, pero permí-tame seguir hablando. Tal vez se encuentren sólo treinta.—No lo haré si encuentro allí a esos treinta —contestó el Señor. 31Abraham siguió insistien-do:—Sé que he sido muy atrevido en hablarle así a mi Señor, pero tal vez se encuentren sólo veinte.—Por esos veinte no la destruiré. 32Abraham volvió a decir:—No se enoje mi Señor, pero

permítame hablar una vez más. Tal vez se encuentren sólo diez ...—Aun por esos diez no la destruiré —respondió el Señor por última vez. 33Cuando el Señor terminó de hablar con Abraham, se fue de allí, y Abraham regresó a su carpa._______________________________Salmos 11 (NVI)Al director musical. Salmo de David.11En el Señor hallo refugio. ¿Cómo, pues, se atreven a decirme: «Huye al monte, como las aves»? 2Vean cómo tensan sus arcos los malvados: prepa-ran las flechas sobre la cuerda para dis-parar desde las sombras contra los rectos de corazón. 3Cuando los funda-mentos son destruidos, ¿qué le queda al justo? 4El Señor está en su santo templo, en los cielos tiene el Señor su trono, y atentamente observa al ser humano; con sus propios ojos lo exami-na. 5El Señor examina a justos y a mal-vados, y aborrece a los que aman la vio-lencia. 6Hará llover sobre los malvados ardientes brasas y candente azufre; ¡un viento abrasador será su suerte! 7Justo es el Señor, y ama la justicia; por eso los íntegros contemplarán su rostro.

Día 12 - Viernes 06.02.15:Lucas 11: 1-28 (NVI)Jesús enseña sobre la oración11Un día estaba Jesús orando en cierto lugar. Cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos:—Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus dis-cípulos. 2Él les dijo:—Cuando oren, digan: »“Padre, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. 3Danos cada día nuestro pan cotidiano. 4Perdónanos nuestros pecados, porque también

nosotros perdonamos a todos los que nos ofenden. No nos dejes caer en ten-tación” 5»Supongamos —continuó— que uno de ustedes tiene un amigo, y a medianoche va y le dice: “Amigo, prés-tame tres panes, 6pues se me ha pre-sentado un amigo recién llegado de viaje, y no tengo nada que ofrecerle.” 7Y el que está adentro le contesta: “No me molestes. Ya está cerrada la puerta, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme a darte nada.” 8Les digo que, aunque no se levante a darle pan por ser amigo suyo, sí se levantará por su impertinencia y le dará cuanto necesite. 9»Así que yo les digo: Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá la puerta. 10Por-que todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre. 11»¿Quién de ustedes que sea padre, si su hijo le pide un pescado, le dará en cambio una serpiente? 12¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? 13Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!

Jesús y Beelzebú14En otra ocasión Jesús expulsaba de un hombre a un demonio que lo había dejado mudo. Cuando salió el demonio, el mudo habló, y la gente se quedó asombrada. 15Pero algunos dijeron: «Éste expulsa a los demonios por medio de Beelzebú, príncipe de los demonios.» 16Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal del cielo. 17Como él conocía sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido contra sí

mismo quedará asolado, y una casa dividida contra sí misma se derrumbará. 18Por tanto, si Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo puede mante-nerse en pie su reino? Lo pregunto porque ustedes dicen que yo expulso a los demonios por medio de Beelzebú. 19Ahora bien, si yo expulso a los demo-nios por medio de Beelzebú, ¿los segui-dores de ustedes por medio de quién los expulsan? Por eso ellos mismos los juzgarán a ustedes. 20Pero si expulso a los demonios con el poder de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el reino de Dios. 21»Cuando un hombre fuerte y bien armado cuida su hacienda, sus bienes están seguros. 22Pero si lo ataca otro más fuerte que él y lo vence, le quita las armas en que confiaba y reparte el botín. 23»El que no está de mi parte, está contra mí; y el que conmi-go no recoge, esparce. 24»Cuando un espíritu maligno sale de una persona, va por lugares áridos buscando un des-canso. Y al no encontrarlo, dice: “Volve-ré a mi casa, de donde salí.” 25Cuando llega, la encuentra barrida y arreglada. 26Luego va y trae otros siete espíritus más malvados que él, y entran a vivir allí. Así que el estado final de aquella persona resulta peor que el inicial.» 27Mientras Jesús decía estas cosas, una mujer de entre la multitud excla-mó:—¡Dichosa la mujer que te dio a luz y te amamantó! 28—Dichosos más bien —contestó Jesús— los que oyen la palabra de Dios y la obedecen._______________________________Génesis 19 (NVI)Destrucción de Sodoma y Gomorra19Caía la tarde cuando los dos ánge-

les llegaron a Sodoma. Lot estaba sen-tado a la entrada de la ciudad. Al verlos, se levantó para recibirlos y se postró rostro en tierra. 2Les dijo:—Por favor, señores, les ruego que pasen la noche en la casa de este servidor suyo. Allí podrán lavarse los pies, y mañana al amanecer seguirán su camino.—No, gracias —respondieron ellos—. Pasare-mos la noche en la plaza. 3Pero tanto les insistió Lot que fueron con él y entra-ron en su casa. Allí Lot les preparó una buena comida y coció panes sin levadu-ra, y ellos comieron. 4Aún no se habían acostado cuando los hombres de la ciudad de Sodoma rodearon la casa. Todo el pueblo sin excepción, tanto jóvenes como ancianos, estaba allí pre-sente. 5Llamaron a Lot y le dije-ron:—¿Dónde están los hombres que vinieron a pasar la noche en tu casa? ¡Échalos afuera! ¡Queremos acostarnos con ellos! 6Lot salió a la puerta y, cerrándola detrás de sí, 7les dijo:—Por favor, amigos míos, no cometan tal per-versidad. 8Tengo dos hijas que todavía son vírgenes; voy a traérselas para que hagan con ellas lo que les plazca, pero a estos hombres no les hagan nada, pues han venido a hospedarse bajo mi techo. 9—¡Quítate de ahí! —le contes-taron, y añadieron—: Éste ni siquiera es de aquí, y ahora nos quiere mandar. ¡Pues ahora te vamos a tratar peor que a ellos!Entonces se lanzaron contra Lot y se acercaron a la puerta con intencio-nes de derribarla. 10Pero los dos hom-bres extendieron los brazos, metieron a Lot en la casa y cerraron la puerta. 11Luego, a los jóvenes y ancianos que se agolparon contra la puerta de la casa

los dejaron ciegos, de modo que ya no podían encontrar la puerta. 12Luego le advirtieron a Lot:—¿Tienes otros fami-liares aquí? Saca de esta ciudad a tus yernos, hijos, hijas, y a todos los que te pertenezcan, 13porque vamos a des-truirla. El clamor contra esta gente ha llegado hasta elSeñor, y ya resulta inso-portable. Por eso nos ha enviado a des-truirla. 14Lot salió para hablar con sus futuros yernos, es decir, con los prome-tidos de sus hijas.—¡Apúrense! —les dijo—. ¡Abandonen la ciudad, porque elSeñorestá por destruirla!Pero ellos creían que Lot estaba bromeando, 15así que al amanecer los ángeles insistieron con Lot. Exclamaron:—¡Apú-rate! Llévate a tu esposa y a tus dos hijas que están aquí, para que no perez-can cuando la ciudad sea castigada. 16Como Lot titubeaba, los hombres lo tomaron de la mano, lo mismo que a su esposa y a sus dos hijas, y los sacaron de la ciudad, porque el Señor les tuvo compasión. 17Cuando ya los habían sacado de la ciudad, uno de los ángeles le dijo:—¡Escápate! No mires hacia atrás, ni te detengas en ninguna parte del valle. Huye hacia las montañas, no sea que perezcas. 18—¡No, señor mío, por favor! —respondió Lot—. 19Tú has visto con buenos ojos a este siervo tuyo, y tu lealtad ha sido grande al sal-varme la vida. Pero yo no puedo esca-parme a las montañas, no sea que la destrucción me alcance y pierda yo la vida. 20Cerca de aquí hay una ciudad pequeña, en la que podría refugiarme. ¿Por qué no dejan que me escape hacia allá? Es una ciudad muy peque-ña, y en ella me pondré a salvo.

21—Está bien —le respondió—; tam-bién esta petición te la concederé. No destruiré la ciudad de que hablas. 22Pero date prisa y huye de una vez, porque no puedo hacer nada hasta que llegues allí. Por eso aquella ciudad reci-bió el nombre de Zoar. 23Lot llegó a Zoar cuando estaba amaneciendo. 24Entonces el Señor hizo que cayera del cielo una lluvia de fuego y azufre sobre Sodoma y Gomorra. 25Así des-truyó a esas ciudades y a todos sus habitantes, junto con toda la llanura y la vegetación del suelo. 26Pero la esposa de Lot miró hacia atrás, y se quedó con-vertida en estatua de sal. 27Al día siguiente Abraham madrugó y regresó al lugar donde se había encontrado con el Señor. 28Volvió la mirada hacia Sodoma y Gomorra, y hacia toda la llanura, y vio que de la tierra subía humo, como de un horno. 29Así arrasó Dios a las ciudades de la llanura, pero se acordó de Abraham y sacó a Lot de en medio de la catástrofe que destruyó a las ciudades en que había habitado.

Lot y sus hijas30Luego, por miedo a quedarse en Zoar, Lot se fue con sus dos hijas a vivir en la región montañosa. Allí vivió con ellas en una cueva. 31Un día, la hija mayor le dijo a la menor:—Nuestro padre ya está viejo, y no quedan hom-bres en esta región para que se casen con nosotras, como es la costumbre de todo el mundo. 32Ven, vamos a embo-rracharlo, y nos acostaremos con él; y así, por medio de él tendremos descen-dencia. 33Esa misma noche emborra-charon a su padre y, sin que éste se

diera cuenta de nada, la hija mayor fue y se acostó con él. 34A la mañana siguiente, la mayor le dijo a la me-nor:—Mira, anoche me acosté con mi padre. Vamos a emborracharlo de nuevo esta noche, y ahora tú te acosta-rás con él; y así, por medio de él tendre-mos descendencia. 35Esa misma noche volvieron a emborrachar a su padre y, sin que éste se diera cuenta de nada, la hija menor fue y se acostó con él. 36Así las dos hijas de Lot quedaron embarazadas de su padre. 37La mayor tuvo un hijo, a quien llamó Moab, padre de los actuales moabitas. 38La hija menor también tuvo un hijo, a quien llamó Ben Amí, padre de los actuales amonitas._______________________________Salmos 12 (NVI)Al director musical. Sobre la octava. Salmo de David.12Sálvanos, Señor, que ya no hay gente fiel; ya no queda gente sincera en este mundo. 2No hacen sino mentirse unos a otros; sus labios lisonjeros hablan con doblez. 3El Señor cortará todo labio lisonjero y toda lengua jactan-ciosa 4que dice: «Venceremos con la lengua; en nuestros labios confiamos. ¿Quién puede dominarnos a nosotros?» 5Dice el Señor: «Voy ahora a levantar-me, y pondré a salvo a los oprimidos, pues al pobre se le oprime, y el necesi-tado se queja.» 6Las palabras del Señor son puras, son como la plata refinada, siete veces purificada en el crisol. 7Tú, Señor, nos protegerás; tú siempre nos defenderás de esta gente, 8aun cuando los malvados sigan merodeando, y la maldad sea exaltada en este mundo.

Día 13 - Sábado 07.02.15:Lucas 11: 29-54 (NVI)La señal de Jonás29Como crecía la multitud, Jesús se puso a decirles: «Ésta es una genera-ción malvada. Pide una señal milagro-sa, pero no se le dará más señal que la de Jonás. 30Así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, también lo será el Hijo del hombre para esta generación. 31La reina del Sur se levantará en el día del juicio y condena-rá a esta gente; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí tienen ustedes a uno más grande que Salo-món. 32Los ninivitas se levantarán en el día del juicio y condenarán a esta gene-ración; porque ellos se arrepintieron al escuchar la predicación de Jonás, y aquí tienen ustedes a uno más grande que Jonás.

La lámpara del cuerpo33»Nadie enciende una lámpara para luego ponerla en un lugar escondido o cubrirla con un cajón, sino para ponerla en una repisa, a fin de que los que entren tengan luz. 34Tus ojos son la lámpara de tu cuerpo. Si tu visión es clara, todo tu ser disfrutará de la luz; pero si está nublada, todo tu ser estará en la oscuridad. 35Asegúrate de que la luz que crees tener no sea oscuridad. 36Por tanto, si todo tu ser disfruta de la luz, sin que ninguna parte quede en la oscuridad, estarás completamente iluminado, como cuando una lámpara te alumbra con su luz.»

Jesús denuncia a los fariseos y a los expertos en la ley37Cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer con él; así que entró en la casa y se sentó a la mesa. 38Pero el fariseo se sorprendió al ver que Jesús no había cumplido con el rito de lavarse antes de comer. 39—Resulta que ustedes los fariseos —les dijo el Señor—, limpian el vaso y el plato por fuera, pero por dentro están ustedes llenos de codicia y de maldad. 40¡Ne-cios! ¿Acaso el que hizo lo de afuera no hizo también lo de adentro? 41Den más bien a los pobres de lo que está dentro, y así todo quedará limpio para ustedes. 42»¡Ay de ustedes, fariseos!, que dan la décima parte de la menta, de la ruda y de toda clase de legumbres, pero des-cuidan la justicia y el amor de Dios. Debían haber practicado esto, sin dejar de hacer aquello. 43»¡Ay de ustedes, fariseos!, que se mueren por los prime-ros puestos en las sinagogas y los salu-dos en las plazas. 44»¡Ay de ustedes!, que son como tumbas sin lápida, sobre las que anda la gente sin darse cuenta. 45Uno de los expertos en la ley le res-pondió:—Maestro, al hablar así nos insultas también a nosotros. 46Contes-tó Jesús:—¡Ay de ustedes también, expertos en la ley! Abruman a los demás con cargas que apenas se pueden soportar, pero ustedes mismos no levantan ni un dedo para ayudarlos. 47»¡Ay de ustedes!, que construyen monumentos para los profetas, a quie-nes los antepasados de ustedes mata-ron. 48En realidad aprueban lo que hicieron sus antepasados; ellos mata-ron a los profetas, y ustedes les cons-

truyen los sepulcros. 49Por eso dijo Dios en su sabiduría: “Les enviaré pro-fetas y apóstoles, de los cuales matarán a unos y perseguirán a otros.” 50Por lo tanto, a esta generación se le pedirán cuentas de la sangre de todos los profe-tas derramada desde el principio del mundo, 51desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, el que murió entre el altar y el santuario. Sí, les aseguro que de todo esto se le pedirán cuentas a esta generación. 52»¡Ay de ustedes, expertos en la ley!, porque se han adueñado de la llave del conoci-miento. Ustedes mismos no han entra-do, y a los que querían entrar les han cerrado el paso. 53Cuando Jesús salió de allí, los maestros de la ley y los fari-seos, resentidos, se pusieron a acosar-lo a preguntas. 54Estaban tendiéndole trampas para ver si fallaba en algo._______________________________Génesis 20 (NVI)Abraham y Abimélec20Abraham partió desde allí en direc-ción a la región del Néguev, y se quedó a vivir entre Cades y Sur. Mientras vivía en Guerar, 2Abraham decía que Sara, su esposa, era su hermana. Entonces Abimélec, rey de Guerar, mandó llamar a Sara y la tomó por esposa. 3Pero aquella noche Dios se le apareció a Abi-mélec en sueños y le dijo:—Puedes darte por muerto a causa de la mujer que has tomado, porque ella es casada. 4Pero como Abimélec todavía no se había acostado con ella, le contes-tó:—Señor, ¿acaso vas a matar al ino-cente? 5Como Abraham me dijo que ella era su hermana, y ella me lo confirmó, yo hice todo esto de buena fe y sin mala

intención. 6—Sí, ya sé que has hecho todo esto de buena fe —le respondió Dios en el sueño—; por eso no te permití tocarla, para que no pecaras contra mí. 7Pero ahora devuelve esa mujer a su esposo, porque él es profeta y va a inter-ceder por ti para que vivas. Si no lo haces, ten por seguro que morirás junto con todos los tuyos. 8En la madrugada del día siguiente, Abimélec se levantó y llamó a todos sus servidores para con-tarles en detalle lo que había ocurrido, y un gran temor se apoderó de ellos. 9En-tonces Abimélec llamó a Abraham y le reclamó:—¡Qué nos has hecho! ¿En qué te he ofendido, que has traído un pecado tan grande sobre mí y sobre mi reino? ¡Lo que me has hecho no tiene nombre! 10¿Qué pretendías conseguir con todo esto?Al reclamo de Abimélec, 11Abraham contestó:—Yo pensé que en este lugar no había temor de Dios, y que por causa de mi esposa me matarían. 12Pero en realidad ella es mi hermana, porque es hija de mi padre aunque no de mi madre; y además es mi esposa. 13Cuando Dios me mandó dejar la casa de mi padre y andar errante, yo le dije a mi esposa: “Te pido que me hagas este favor: Dondequiera que vayamos, di siempre que soy tu hermano.” 14Abimé-lec tomó entonces ovejas y vacas, esclavos y esclavas, y se los regaló a Abraham. Al mismo tiempo, le devolvió a Sara, su esposa, 15y le dijo:—Mira, ahí está todo mi territorio; quédate a vivir donde mejor te parezca. 16A Sara le dijo:—Le he dado a tu hermano mil mo-nedas de plata, que servirán de com-pensación por todo lo que te ha pasado; así quedarás vindicada ante todos los

que están contigo. 17Entonces Abra-ham oró a Dios, y Dios sanó a Abimélec y permitió que su esposa y sus siervas volvieran a tener hijos, 18porque a causa de lo ocurrido con Sara, la esposa de Abraham, el Señor había hecho que todas las mujeres en la casa de Abimé-lec quedaran estériles._______________________________Salmos 13 (NVI)Al director musical. Salmo de David.13¿Hasta cuándo, Señor, me seguirás olvidando? ¿Hasta cuándo esconderás de mí tu rostro? 2¿Hasta cuándo he de estar angustiado y he de sufrir cada día en mi corazón? ¿Hasta cuándo el ene-migo me seguirá dominando? 3 Señor y Dios mío, mírame y respóndeme; ilumi-na mis ojos. Así no caeré en el sueño de la muerte; 4así no dirá mi enemigo: «Lo he vencido»; así mi adversario no se alegrará de mi caída. 5Pero yo confío en tu gran amor; mi corazón se alegra en tu salvación. 6Canto salmos al Señor. ¡El Señor ha sido bueno conmigo!

Día 14 - Sábado 08.02.15:Lucas 12: 1-31 (NVI)Advertencias y estímulos12Mientras tanto, se habían reunido millares de personas, tantas que se atropellaban unas a otras. Jesús comenzó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuídense de la leva-dura de los fariseos, o sea, de la hipo-cresía. 2No hay nada encubierto que no llegue a revelarse, ni nada escondido que no llegue a conocerse. 3Así que todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad se dará a conocer a plena luz, y lo que han susurrado a puerta

cerrada se proclamará desde las azo-teas. 4»A ustedes, mis amigos, les digo que no teman a los que matan el cuerpo pero después no pueden hacer más. 5Les voy a enseñar más bien a quién deben temer: teman al que, después de dar muerte, tiene poder para echarlos al infierno. Sí, les aseguro que a él deben temerle. 6¿No se venden cinco gorrio-nes por dos moneditas? Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de ellos. 7Así mismo sucede con ustedes: aun los cabellos de su cabeza están conta-dos. No tengan miedo; ustedes valen más que muchos gorriones. 8»Les ase-guro que a cualquiera que me reconoz-ca delante de la gente, también el Hijo del hombre lo reconocerá delante de los ángeles de Dios. 9Pero al que me des-conozca delante de la gente se le des-conocerá delante de los ángeles de Dios. 10Y todo el que pronuncie alguna palabra contra el Hijo del hombre será perdonado, pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón. 11»Cuando los hagan comparecer ante las sinagogas, los gobernantes y las autoridades, no se preocupen de cómo van a defenderse o de qué van a decir, 12porque en ese momento el Espíritu Santo les enseñará lo que deben res-ponder.»

Parábola del rico insensato13Uno de entre la multitud le pidió: —Maestro, dile a mi hermano que com-parta la herencia conmigo. 14—Hombre —replicó Jesús—, ¿quién me nombró a mí juez o árbitro entre ustedes? 15»¡-Tengan cuidado! —advirtió a la gente—. Absténganse de toda avaricia; la vida

de una persona no depende de la abun-dancia de sus bienes. 16Entonces les contó esta parábola:—El terreno de un hombre rico le produjo una buena cose-cha. 17Así que se puso a pensar: “¿Qué voy a hacer? No tengo dónde almacenar mi cosecha.” 18Por fin dijo: “Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más gran-des, donde pueda almacenar todo mi grano y mis bienes. 19Y diré: Alma mía, ya tienes bastantes cosas buenas guar-dadas para muchos años. Descansa, come, bebe y goza de la vida.” 20Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te van a reclamar la vida. ¿Y quién se quedará con lo que has acumulado?” 21»Así le sucede al que acumula rique-zas para sí mismo, en vez de ser rico delante de Dios.

No se preocupen22Luego dijo Jesús a sus discípu-los:—Por eso les digo: No se preocu-pen por su vida, qué comerán; ni por su cuerpo, con qué se vestirán. 23La vida tiene más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa. 24Fíjense en los cuervos: no siembran ni cosechan, ni tienen almacén ni granero; sin em-bargo, Dios los alimenta. ¡Cuánto más valen ustedes que las aves! 25¿Quién de ustedes, por mucho que se preocu-pe, puede añadir una sola hora al curso de su vida? 26Ya que no pueden hacer algo tan insignificante, ¿por qué se pre-ocupan por lo demás? 27»Fíjense cómo crecen los lirios. No trabajan ni hilan; sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplen-dor, se vestía como uno de ellos. 28Si

así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, ¡cuánto más hará por ustedes, gente de poca fe! 29Así que no se afanen por lo que han de comer o beber; dejen de atormentarse. 30El mundo pagano anda tras todas estas cosas, pero el Padre sabe que ustedes las necesitan. 31Ustedes, por el contra-rio, busquen el reino de Dios, y estas cosas les serán añadidas._______________________________Génesis 21 (NVI)Nacimiento de Isaac21Tal como el Señor lo había dicho, se ocupó de Sara y cumplió con la promesa que le había hecho. 2Sara quedó emba-razada y le dio un hijo a Abraham en su vejez. Esto sucedió en el tiempo anun-ciado por Dios. 3Al hijo que Sara le dio, Abraham le puso por nombre Isaac. 4Cuando su hijo Isaac cumplió ocho días de nacido, Abraham lo circuncidó, tal como Dios se lo había ordenado. 5Abraham tenía ya cien años cuando nació su hijo Isaac. 6Sara dijo entonces: «Dios me ha hecho reír, y todos los que se enteren de que he tenido un hijo, se reirán conmigo. 7¿Quién le hubiera dicho a Abraham que Sara amamanta-ría hijos? Sin embargo, le he dado un hijo en su vejez.»

Expulsión de Agar e Ismael8El niño Isaac creció y fue destetado. Ese mismo día, Abraham hizo un gran banquete. 9Pero Sara se dio cuenta de que el hijo que Agar la egipcia le había dado a Abraham se burlaba de su hijo Isaac. 10Por eso le dijo a Abra-ham:—¡Echa de aquí a esa esclava y a

su hijo! El hijo de esa esclava jamás tendrá parte en la herencia con mi hijo Isaac. 11Este asunto angustió mucho a Abraham porque se trataba de su propio hijo. 12Pero Dios le dijo a Abraham: «No te angusties por el muchacho ni por la esclava. Hazle caso a Sara, porque tu descendencia se establecerá por medio de Isaac. 13Pero también del hijo de la esclava haré una gran nación, porque es hijo tuyo.» 14Al día siguiente, Abra-ham se levantó de madrugada, tomó un pan y un odre de agua, y se los dio a Agar, poniéndoselos sobre el hombro. Luego le entregó a su hijo y la despidió. Agar partió y anduvo errante por el desierto de Berseba. 15Cuando se acabó el agua del odre, puso al niño debajo de un arbusto 16y fue a sentarse sola a cierta distancia, pues pensaba: «No quiero ver morir al niño.» En cuanto ella se sentó, comenzó a llorar descon-soladamente. 17Cuando Dios oyó al niño sollozar, el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo y le dijo: «¿Qué te pasa, Agar? No temas, pues Dios ha escuchado los sollozos del niño. 18Le-vántate y tómalo de la mano, que yo haré de él una gran nación.» 19En ese momento Dios le abrió a Agar los ojos, y ella vio un pozo de agua. En seguida fue a llenar el odre y le dio de beber al niño. 20Dios acompañó al niño, y éste fue creciendo; vivió en el desierto y se con-virtió en un experto arquero; 21habitó en el desierto de Parán y su madre lo casó con una egipcia.

Pacto entre Abraham y Abimélec22En aquel tiempo Abimélec, que estaba acompañado por Ficol, jefe de su

ejército, le dijo a Abraham:—Dios está contigo en todo lo que haces. 23Júrame ahora, por Dios mismo, que no me trata-rás a mí con falsedad, ni tampoco a mis hijos ni a mis descendientes. Júrame que a mí y al país que te ha recibido como extranjero nos tratarás con la misma lealtad con que yo te he tratado. 24—¡Lo juro! —respondió Abraham. 25Luego Abraham se quejó ante Abimé-lec por causa de un pozo de agua del cual los siervos de Abimélec se habían apropiado. 26Pero Abimélec dijo:—No sé quién pudo haberlo hecho. Me acabo de enterar, pues tú no me lo habías dicho. 27Entonces Abraham llevó ovejas y vacas, y se las dio a Abimélec, y los dos hicieron un pacto. 28Pero Abraham apartó siete corderas del rebaño, 29por lo que Abimélec le pre-guntó:—¿Qué pasa? ¿Por qué has apartado estas siete corderas? 30—Acepta estas siete corderas —le contestó Abraham—. Ellas servirán de prueba de que yo cavé este pozo. 31Por eso a aquel lugar le dieron el nombre de Berseba, porque allí los dos hicieron un juramento. 32Después de haber hecho el pacto en Berseba, Abimélec y Ficol, el jefe de su ejército, volvieron al país de los filisteos. 33Abraham plantó un tama-risco en Berseba, y en ese lugar invocó el nombre del Señor, el Dios eterno. 34Y se quedó en el país de los filisteos durante mucho tiempo._______________________________Salmos 14 (NVI)Al director musical. Salmo de David.14Dice el necio en su corazón: «No hay Dios.» Están corrompidos, sus obras son detestables; ¡no hay uno solo que

haga lo bueno! 2Desde el cielo el Señor contempla a los mortales, para ver si hay alguien que sea sensato y busque a Dios. 3Pero todos se han descarriado, a una se han corrompido. No hay nadie que haga lo bueno; ¡no hay uno solo! 4¿Acaso no entienden todos los que hacen lo malo, los que devoran a mi pueblo como si fuera pan? ¡Jamás invo-can al Señor! 5Allí los tienen, sobrecogi-dos de miedo, pero Dios está con los que son justos. 6Ustedes frustran los planes de los pobres, pero el Señor los protege. 7¡Quiera Dios que de Sión venga la salvación de Israel! Cuando el Señor restaure a su pueblo, ¡Jacob se regocijará, Israel se alegrará!_______________________________

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Día 8 - Lunes 02.02.15:Lucas 9: 1-27 (NVI)Jesús envía a los doce9Habiendo reunido a los doce, Jesús les dio poder y autoridad para expulsar a todos los demonios y para sanar enfermedades. 2Entonces los envió a predicar el reino de Dios y a sanar a los enfermos. 3«No lleven nada para el camino: ni bastón, ni bolsa, ni pan, ni dinero, ni dos mudas de ropa —les dijo—. 4En cualquier casa que entren, quédense allí hasta que salgan del pueblo. 5Si no los reciben bien, al salir de ese pueblo, sacúdanse el polvo de los pies como un testimonio contra sus habitantes.» 6Así que partieron y fueron por todas partes de pueblo en pueblo, predicando el evangelio y sanando a la gente. 7Herodes el tetrarca se enteró de todo lo que estaba sucediendo. Estaba perplejo porque algunos decían que Juan había resucitado; 8otros, que se había aparecido Elías; y otros, en fin, que había resucitado alguno de los anti-guos profetas. 9Pero Herodes dijo: «A Juan mandé que le cortaran la cabeza; ¿quién es, entonces, éste de quien oigo tales cosas?» Y procuraba verlo.

Jesús alimenta a los cinco mil10Cuando regresaron los apóstoles, le relataron a Jesús lo que habían hecho. Él se los llevó consigo y se retiraron solos a un pueblo llamado Betsaida, 11pero la gente se enteró y lo siguió. Él los recibió y les habló del reino de Dios. También sanó a los que lo necesitaban. 12Al atardecer se le acercaron los doce y le dijeron:—Despide a la gente, para que vaya a buscar alojamiento y comida

en los campos y pueblos cercanos, pues donde estamos no hay nada. 13—Denles ustedes mismos de comer —les dijo Jesús.—No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a menos que vayamos a comprar comida para toda esta gente —objetaron ellos, 14porque había allí unos cinco mil hom-bres.Pero Jesús dijo a sus discípu-los:—Hagan que se sienten en grupos como de cincuenta cada uno. 15Así lo hicieron los discípulos, y se sentaron todos. 16Entonces Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados, y mirando al cielo, los bendijo. Luego los partió y se los dio a los discípulos para que se los repartieran a la gente. 17Todos comie-ron hasta quedar satisfechos, y de los pedazos que sobraron se recogieron doce canastas.

La confesión de Pedro18Un día cuando Jesús estaba orando para sí, estando allí sus discípulos, les preguntó:—¿Quién dice la gente que soy yo? 19—Unos dicen que Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que uno de los antiguos profetas ha resuci-tado —respondieron. 20—Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?—El Cristo de Dios —afirmó Pedro. 21Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran esto a nadie. Y les dijo: 22—El Hijo del hombre tiene que sufrir muchas cosas y ser rechazado por los ancianos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley. Es necesario que lo maten y que resucite al tercer día. 23Dirigiéndo-se a todos, declaró:—Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz cada día y me siga.

24Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará. 25¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se destruye a sí mismo? 26Si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras, el Hijo del hombre se aver-gonzará de él cuando venga en su gloria y en la gloria del Padre y de los santos ángeles. 27Además, les aseguro que algunos de los aquí presentes no sufrirán la muerte sin antes haber visto el reino de Dios._______________________________Génesis 15 (NVI)Dios hace un pacto con Abram15Después de esto, la palabra del Señor vino a Abram en una visión: «No temas, Abram. Yo soy tu escudo, y muy grande será tu recompensa.» 2Pero Abram le respondió:—Señor y Dios, ¿para qué vas a darme algo, si aún sigo sin tener hijos, y el heredero de mis bienes será Eliezer de Damasco? 3Como no me has dado ningún hijo, mi herencia la recibirá uno de mis criados. 4—¡No! Ese hombre no ha de ser tu heredero —le contestó el Señor—. Tu heredero será tu propio hijo. 5Luego el Señor lo llevó afuera y le dijo:—Mira hacia el cielo y cuenta las estrellas, a ver si puedes. ¡Así de numerosa será tu descendencia! 6Abram creyó al Señor, y el Señor lo reconoció a él como justo. 7Además, le dijo:—Yo soy el Señor, que te hice salir de Ur de los caldeos para darte en posesión esta tierra. 8Pero Abram le preguntó:—Señor y Dios, ¿cómo sabré que voy a poseerla? 9El-Señor le respondió:—Tráeme una ternera, una cabra y un carnero, todos

ellos de tres años, y también una tórtola y un pichón de paloma. 10Abram llevó todos estos animales, los partió por la mitad, y puso una mitad frente a la otra, pero a las aves no las partió. 11Y las aves de rapiña comenzaron a lanzarse sobre los animales muertos, pero Abram las espantaba. 12Al anochecer, Abram cayó en un profundo sueño, y lo envolvió una oscuridad aterradora. 13El Señor le dijo:—Debes saber que tus descendientes vivirán como extranjeros en tierra extraña, donde serán esclavi-zados y maltratados durante cuatro-cientos años. 14Pero yo castigaré a la nación que los esclavizará, y luego tus descendientes saldrán en libertad y con grandes riquezas. 15Tú, en cambio, te reunirás en paz con tus antepasados, y te enterrarán cuando ya seas muy anciano. 16Cuatro generaciones des-pués tus descendientes volverán a este lugar, porque antes de eso no habrá llegado al colmo la iniquidad de los amorreos. 17Cuando el sol se puso y cayó la noche, aparecieron una hornilla humeante y una antorcha encendida, las cuales pasaban entre los animales descuartizados. 18En aquel día elSe-ñorhizo un pacto con Abram. Le dijo:—A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el gran río, el Éufrates. 19Me refiero a la tierra de los quenitas, los quenizitas, los cadmo-neos, 20los hititas, los ferezeos, los refaítas, 21los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos._______________________________Salmos 8 (NVI)Al director musical. Sígase la tonada de «La canción del lagar». Salmo de David.

8Oh Señor, soberano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra! ¡Has puesto tu gloria sobre los cielos! 2Por causa de tus adversarios has hecho que brote la alabanza de labios de los pequeñitos y de los niños de pecho, para silenciar al enemigo y al rebelde. 3Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que allí fijaste, 4me pregunto: «¿Qué es el hombre, para que en él pienses? ¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en cuenta?» 5Pues lo hiciste poco menos que un dios, y lo coronaste de gloria y de honra: 6lo entronizaste sobre la obra de tus manos, todo lo sometiste a su dominio; 7todas las ovejas, todos los bueyes, todos los ani-males del campo, 8las aves del cielo, los peces del mar, y todo lo que surca los senderos del mar. 9Oh Señor, sobe-rano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra!

Día 9 - Martes 03.02.15:Lucas 9: 28-62 (NVI)La transfiguración28Unos ocho días después de decir esto, Jesús, acompañado de Pedro, Juan y Jacobo, subió a una montaña a orar. 29Mientras oraba, su rostro se transformó, y su ropa se tornó blanca y radiante. 30Y aparecieron dos persona-jes —Moisés y Elías— que conversa-ban con Jesús. 31Tenían un aspecto glorioso, y hablaban de la partida de Jesús, que él estaba por llevar a cabo en Jerusalén. 32Pedro y sus compañe-ros estaban rendidos de sueño, pero cuando se despabilaron, vieron su gloria y a los dos personajes que esta-

ban con él. 33Mientras éstos se aparta-ban de Jesús, Pedro, sin saber lo que estaba diciendo, propuso:—Maestro, ¡qué bien que estemos aquí! Podemos levantar tres albergues: uno para ti, otro para Moisés y otro para Elías. 34Estaba hablando todavía cuando apareció una nube que los envolvió, de modo que se asustaron. 35Entonces salió de la nube una voz que dijo: «Éste es mi Hijo, mi escogido; escúchenlo.» 36Después de oírse la voz, Jesús quedó solo. Los dis-cípulos guardaron esto en secreto, y por algún tiempo a nadie contaron nada de lo que habían visto.

Jesús sana a un muchachoendemoniado37Al día siguiente, cuando bajaron de la montaña, le salió al encuentro mucha gente. 38Y un hombre de entre la multi-tud exclamó:—Maestro, te ruego que atiendas a mi hijo, pues es el único que tengo. 39Resulta que un espíritu se posesiona de él, y de repente el mucha-cho se pone a gritar; también lo sacude con violencia y hace que eche espuma-rajos. Cuando lo atormenta, a duras penas lo suelta. 40Ya les rogué a tus discípulos que lo expulsaran, pero no pudieron. 41—¡Ah, generación incrédu-la y perversa! —respondió Jesús—. ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes y soportarlos? Trae acá a tu hijo. 42Estaba acercándose el mucha-cho cuando el demonio lo derribó con una convulsión. Pero Jesús reprendió al espíritu maligno, sanó al muchacho y se lo devolvió al padre. 43Y todos se que-daron asombrados de la grandeza de Dios.En medio de tanta admiración por

todo lo que hacía, Jesús dijo a sus discí-pulos: 44—Presten mucha atención a lo que les voy a decir: El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres. 45Pero ellos no entendían lo que quería decir con esto. Les estaba encubierto para que no lo comprendie-ran, y no se atrevían a preguntárselo. ¿Quién va a ser el más importante? 46Surgió entre los discípulos una discu-sión sobre quién de ellos sería el más importante. 47Como Jesús sabía bien lo que pensaban, tomó a un niño y lo puso a su lado. 48—El que recibe en mi nombre a este niño —les dijo—, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. El que es más insignificante entre todos ustedes, ése es el más importante. 49—Maestro —in-tervino Juan—, vimos a un hombre que expulsaba demonios en tu nombre; pero como no anda con nosotros, tratamos de impedírselo. 50—No se lo impidan —les replicó Jesús—, porque el que no está contra ustedes está a favor de ustedes.

La oposición de los samaritanos51Como se acercaba el tiempo de que fuera llevado al cielo, Jesús se hizo el firme propósito de ir a Jerusalén. 52En-vió por delante mensajeros, que entra-ron en un pueblo samaritano para pre-pararle alojamiento; 53pero allí la gente no quiso recibirlo porque se dirigía a Jerusalén. 54Cuando los discípulos Jacobo y Juan vieron esto, le pregunta-ron:—Señor, ¿quieres que hagamos caer fuego del cielo para que los des-truya? 55Pero Jesús se volvió a ellos y los reprendió. 56Luego siguieron la jornada a otra aldea.

Lo que cuesta seguir a Jesús57Iban por el camino cuando alguien le dijo:—Te seguiré a dondequiera que vayas. 58—Las zorras tienen madrigue-ras y las aves tienen nidos —le respon-dió Jesús—, pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza. 59A otro le dijo:—Sígueme.—Señor —le contestó—, primero déjame ir a enterrar a mi padre. 60—Deja que los muertos entierren a sus propios muertos, pero tú ve y proclama el reino de Dios —le repli-có Jesús. 61Otro afirmó:—Te seguiré, Señor; pero primero déjame despedir-me de mi familia. 62Jesús le respon-dió:—Nadie que mire atrás después de poner la mano en el arado es apto para el reino de Dios._______________________________Génesis 16 (NVI)Agar e Ismael16Saray, la esposa de Abram, no le había dado hijos. Pero como tenía una esclava egipcia llamada Agar, 2Saray le dijo a Abram:—El Señor me ha hecho estéril. Por lo tanto, ve y acuéstate con mi esclava Agar. Tal vez por medio de ella podré tener hijos.Abram aceptó la propuesta que le hizo Saray. 3Entonces ella tomó a Agar, la esclava egipcia, y se la entregó a Abram como mujer. Esto ocurrió cuando ya hacía diez años que Abram vivía en Canaán. 4Abram tuvo relaciones con Agar, y ella concibió un hijo. Al darse cuenta Agar de que estaba embarazada, comenzó a mirar con desprecio a su dueña. 5Entonces Saray le dijo a Abram:—¡Tú tienes la culpa de mi afrenta! Yo puse a mi escla-va en tus brazos, y ahora que se ve em-barazada me mira con desprecio. ¡Que

el Señor juzgue entre tú y yo! 6—Tu esclava está en tus manos —contestó Abram—; haz con ella lo que bien te parezca.Y de tal manera comenzó Saray a maltratar a Agar, que ésta huyó al desierto. 7Allí, junto a un manantial que está en el camino a la región de Sur, la encontró el ángel del Señor 8y le preguntó:—Agar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y a dónde vas?—Estoy huyendo de mi dueña Saray —respon-dió ella. 9—Vuelve junto a ella y somé-tete a su autoridad —le dijo el ángel—. 10De tal manera multiplicaré tu descen-dencia, que no se podrá contar. 11»Es-tás embarazada, y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Ismael, porque el Señor ha escuchado tu aflicción. 12Será un hombre indómito como asno salvaje. Luchará contra todos, y todos lucharán contra él; y vivirá en conflicto con todos sus hermanos. 13Como el Señor le había hablado, Agar le puso por nombre «El Dios que me ve», pues se decía: «Ahora he visto al que me ve.» 14Por eso también el pozo que está entre Cades y Béred se conoce con el nombre de «Pozo del Viviente que me ve». 15Agar le dio a Abram un hijo, a quien Abram llamó Ismael. 16Abram tenía ochenta y seis años cuando nació Ismael._______________________________Salmos 9 (NVI)Al director musical. Sígase la tonada de «La muerte del hijo». Salmo de David.9Quiero alabarte, Señor, con todo el corazón, y contar todas tus maravillas. 2Quiero alegrarme y regocijarme en ti, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo. 3Mis enemigos retroceden; tropiezan y

perecen ante ti. 4Porque tú me has hecho justicia, me has vindicado; tú, juez justo, ocupas tu trono. 5Reprendis-te a los paganos, destruiste a los malva-dos; ¡para siempre borraste su memo-ria! 6Desgracia sin fin cayó sobre el enemigo; arrancaste de raíz sus ciuda-des, y hasta su recuerdo se ha desva-necido. 7Pero el Señor reina por siem-pre; para emitir juicio ha establecido su trono. 8Juzgará al mundo con justicia; gobernará a los pueblos con equidad. 9El Señor es refugio de los oprimidos; es su baluarte en momentos de angus-tia. 10En ti confían los que conocen tu nombre, porque tú, Señor, jamás aban-donas a los que te buscan. 11Canten salmos al Señor, el rey de Sión; procla-men sus proezas entre las naciones. 12El vengador de los inocentes se acuerda de ellos; no pasa por alto el clamor de los afligidos. 13Ten compa-sión de mí, Señor; mira cómo me afli-gen los que me odian. Sácame de las puertas de la muerte, 14para que en las puertas de Jerusalén proclame tus ala-banzas y me regocije en tu salvación. 15Han caído los paganos en la fosa que han cavado; sus pies quedaron atrapa-dos en la red que ellos mismos escon-dieron. 16Al Señor se le conoce porque imparte justicia; el malvado cae en la trampa que él mismo tendió. 17Bajan al sepulcro los malvados, todos los paga-nos que de Dios se olvidan. 18Pero no se olvidará para siempre al necesitado,ni para siempre se perderá la esperan-za del pobre. 19¡Levántate, Señor! No dejes que el hombre prevalezca; ¡haz que las naciones comparezcan ante ti! 20Infúndeles terror, Señor; ¡que los

pueblos sepan que son simples mortales!

Día 10 - Miércoles 04.02.15:Lucas 10: 1-20 (NVI)Jesús envía a los setenta y dos10Después de esto, el Señor escogió a otros setenta y dos para enviarlos de dos en dos delante de él a todo pueblo y lugar adonde él pensaba ir. 2«Es abundante la cosecha —les dijo—, pero son pocos los obreros. Pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que mande obreros a su campo. 3¡Vayan ustedes! Miren que los envío como cor-deros en medio de lobos. 4No lleven monedero ni bolsa ni sandalias; ni se detengan a saludar a nadie por el camino. 5»Cuando entren en una casa, digan primero: “Paz a esta casa.” 6Si hay allí alguien digno de paz, gozará de ella; y si no, la bendición no se cumplirá. 7Quédense en esa casa, y coman y beban de lo que ellos tengan, porque el trabajador tiene derecho a su sueldo. No anden de casa en casa. 8»Cuando entren en un pueblo y los reciban, coman lo que les sirvan. 9Sanen a los enfermos que encuentren allí y dígan-les: “El reino de Dios ya está cerca de ustedes.” 10Pero cuando entren en un pueblo donde no los reciban, salgan a las plazas y digan: 11“Aun el polvo de este pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos en protesta contra ustedes. Pero tengan por seguro que ya está cerca el reino de Dios.” 12Les digo que en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma que para ese pueblo. 13»¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Si se hubieran hecho en Tiro y en Sidón los milagros

que se hicieron en medio de ustedes, ya hace tiempo que se habrían arrepentido con grandes lamentos. 14Pero en el juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón que para ustedes. 15Y tú, Capernaúm, ¿acaso serás levantada hasta el cielo? No, sino que descende-rás hasta el abismo. 16»El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza a mí, rechaza al que me envió.» 17Cuando los setenta y dos regresaron, dijeron conten-tos:—Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre. 18—Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo —respondió él—. 19Sí, les he dado autoridad a ustedes para pisotear ser-pientes y escorpiones y vencer todo el poder del enemigo; nada les podrá hacer daño. 20Sin embargo, no se ale-gren de que puedan someter a los espí-ritus, sino alégrense de que sus nom-bres están escritos en el cielo._______________________________Génesis 17 (NVI)El pacto y la circuncisión17Cuando Abram tenía noventa y nueve años, el Señor se le apareció y le dijo:—Yo soy el Dios Todopoderoso. Vive en mi presencia y sé intachable. 2Así confirmaré mi pacto contigo, y mul-tiplicaré tu descendencia en gran manera. 3Al oír que Dios le hablaba, Abram cayó rostro en tierra, y Dios con-tinuó: 4—Éste es el pacto que establez-co contigo: Tú serás el padre de una multitud de naciones. 5Ya no te llama-rás Abram, sino que de ahora en ade-lante tu nombre será Abraham, porque te he confirmado como padre de una

multitud de naciones. 6Te haré tan fecundo que de ti saldrán reyes y nacio-nes. 7Estableceré mi pacto contigo y con tu descendencia, como pacto per-petuo, por todas las generaciones. Yo seré tu Dios, y el Dios de tus descen-dientes. 8A ti y a tu descendencia les daré, en posesión perpetua, toda la tierra de Canaán, donde ahora andan peregrinando. Y yo seré su Dios. 9Dios también le dijo a Abraham:—Cumple con mi pacto, tú y toda tu descendencia, por todas las generaciones. 10Y éste es el pacto que establezco contigo y con tu descendencia, y que todos deberán cumplir: Todos los varones entre uste-des deberán ser circuncidados. 11Cir-cuncidarán la carne de su prepucio, y ésa será la señal del pacto entre noso-tros. 12Todos los varones de cada generación deberán ser circuncidados a los ocho días de nacidos, tanto los niños nacidos en casa como los que hayan sido comprados por dinero a un extranjero y que, por lo tanto, no sean de la estirpe de ustedes. 13Todos sin excepción, tanto el nacido en casa como el que haya sido comprado por dinero, deberán ser circuncidados. De esta manera mi pacto quedará como una marca indeleble en la carne de ustedes, como un pacto perpetuo. 14Pero el varón incircunciso, al que no se le haya cortado la carne del prepu-cio, será eliminado de su pueblo por quebrantar mi pacto. 15También le dijo Dios a Abraham:—A Saray, tu esposa, ya no la llamarás Saray, sino que su nombre será Sara. 16Yo la bendeciré, y por medio de ella te daré un hijo. Tanto la bendeciré, que será madre de nacio-

nes, y de ella surgirán reyes de pueblos. 17Entonces Abraham inclinó el rostro hasta el suelo y se rió de pensar: «¿Acaso puede un hombre tener un hijo a los cien años, y ser madre Sara a los noventa?» 18Por eso le dijo a Dios:—¡Concédele a Ismael vivir bajo tu bendición! 19A lo que Dios contes-tó:—¡Pero es Sara, tu esposa, la que te dará un hijo, al que llamarás Isaac! Yo estableceré mi pacto con él y con sus descendientes, como pacto perpetuo. 20En cuanto a Ismael, ya te he escu-chado. Yo lo bendeciré, lo haré fecundo y le daré una descendencia numerosa. Él será el padre de doce príncipes. Haré de él una nación muy grande. 21Pero mi pacto lo estableceré con Isaac, el hijo que te dará Sara de aquí a un año, por estos días. 22Cuando Dios terminó de hablar con Abraham, se retiró de su presencia. 23Ese mismo día Abraham tomó a su hijo Ismael, a los criados nacidos en su casa, a los que había comprado con su dinero y a todos los otros varones que había en su casa, y los circuncidó, tal como Dios se lo había mandado. 24Abraham tenía noventa y nueve años cuando fue circuncidado, 25mientras que su hijo Ismael tenía trece. 26Así que ambos fueron circunci-dados el mismo día 27junto con todos los varones de su casa, tanto los naci-dos en ella como los comprados a extranjeros._______________________________Salmos 10 (NVI)Lámed10¿Por qué, Señor, te mantienes dis-tante? ¿Por qué te escondes en mo-mentos de angustia? 2Con arrogancia

persigue el malvado al indefenso, pero se enredará en sus propias artimañas. 3El malvado hace alarde de su propia codicia; alaba al ambicioso y menospre-cia al Señor. 4El malvado levanta inso-lente la nariz, y no da lugar a Dios en sus pensamientos. 5Todas sus empre-sas son siempre exitosas; tan altos y alejados de él están tus juicios que se burla de todos sus enemigos. 6Y se dice a sí mismo: «Nada me hará caer. Siempre seré feliz. Nunca tendré pro-blemas.» 7Llena está su boca de maldi-ciones, de mentiras y amenazas; bajo su lengua esconde maldad y violencia. 8Se pone al acecho en las aldeas, se esconde en espera de sus víctimas, y asesina a mansalva al inocente. 9Cual león en su guarida se agazapa, listo para atrapar al indefenso; le cae encima y lo arrastra en su red. 10Bajo el peso de su poder, sus víctimas caen por tierra. 11Se dice a sí mismo: «Dios se ha olvidado. Se cubre el rostro. Nunca ve nada.» 12¡Levántate, Señor! ¡Levan-ta, oh Dios, tu brazo! ¡No te olvides de los indefensos! 13¿Por qué te ha de menospreciar el malvado? ¿Por qué ha de pensar que no lo llamarás a cuen-tas? 14Pero tú ves la opresión y la vio-lencia, las tomas en cuenta y te harás cargo de ellas. Las víctimas confían en ti; tú eres la ayuda de los huérfanos. 15¡Rómpeles el brazo al malvado y al impío! ¡Pídeles cuentas de su maldad, y haz que desaparezcan por completo! 16El Señor es rey eterno; los paganos serán borrados de su tierra. 17Tú, Señor, escuchas la petición de los inde-fensos, les infundes aliento y atiendes a su clamor. 18Tú defiendes al huérfano y

al oprimido, para que el hombre, hecho de tierra, no siga ya sembrando el terror.

Día 11 - Jueves 05.02.15:Lucas 10: 21-42 (NVI)21En aquel momento Jesús, lleno de alegría por el Espíritu Santo, dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque habiendo escondido estas cosas de los sabios e instruidos, se las has revelado a los que son como niños. Sí, Padre, porque esa fue tu buena voluntad. 22»Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelárse-lo.» 23Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. 24Les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven, pero no lo vieron; y oír lo que ustedes oyen, pero no lo oyeron.»

Parábola del buen samaritano25En esto se presentó un experto en la ley y, para poner a prueba a Jesús, le hizo esta pregunta:—Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna? 26Jesús replicó:—¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo la interpretas tú? 27Como respuesta el hombre citó:—“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”, y: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” 28—Bien contestado —le dijo Jesús—. Haz eso y vivirás. 29Pero él quería justificarse, así que le preguntó a Jesús:—¿Y quién es mi prójimo? 30Jesús respondió:—Baja-

ba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de unos ladrones. Le quitaron la ropa, lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto. 31Re-sulta que viajaba por el mismo camino un sacerdote quien, al verlo, se desvió y siguió de largo. 32Así también llegó a aquel lugar un levita, y al verlo, se desvió y siguió de largo. 33Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba el hombre y, viéndolo, se compadeció de él. 34Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó. Luego lo montó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un aloja-miento y lo cuidó. 35Al día siguiente, sacó dos monedas de plata y se las dio al dueño del alojamiento. “Cuídemelo —le dijo—, y lo que gaste usted de más, se lo pagaré cuando yo vuelva.” 36¿Cuál de estos tres piensas que demostró ser el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? 37—El que se compadeció de él —contestó el experto en la ley.—Anda entonces y haz tú lo mismo —concluyó Jesús.

En casa de Marta y María38Mientras iba de camino con sus discí-pulos, Jesús entró en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. 39Tenía ella una hermana llama-da María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba lo que él decía. 40Marta, por su parte, se sentía abru-mada porque tenía mucho que hacer. Así que se acercó a él y le dijo:—Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sirviendo sola? ¡Dile que me ayude! 41—Marta, Marta —le con-testó Jesús—, estás inquieta y preocu-

pada por muchas cosas, 42pero sólo una es necesaria. María ha escogido la mejor, y nadie se la quitará._______________________________Génesis 18 (NVI)La visita del Señor18El Señor se le apareció a Abraham junto al encinar de Mamré, cuando Abraham estaba sentado a la entrada de su carpa, a la hora más calurosa del día. 2Abraham alzó la vista, y vio a tres hombres de pie cerca de él. Al verlos, corrió desde la entrada de la carpa a saludarlos. Inclinándose hasta el suelo, 3dijo:—Mi señor, si este servidor suyo cuenta con su favor, le ruego que no me pase de largo. 4Haré que les traigan un poco de agua para que ustedes se laven los pies, y luego podrán descan-sar bajo el árbol. 5Ya que han pasado por donde está su servidor, déjenme traerles algo de comer para que se sien-tan mejor antes de seguir su cami-no.—¡Está bien —respondieron ellos—, hazlo así! 6Abraham fue rápidamente a la carpa donde estaba Sara, y le dijo:—¡Date prisa! Toma unos veinte kilos de harina fina, amásalos y haz unos panes. 7Después Abraham fue corriendo adonde estaba el ganado, eligió un ternero bueno y tierno, y se lo dio a su sirviente, quien a toda prisa se puso a prepararlo. 8Luego les sirvió requesón y leche con el ternero que estaba preparado. Mientras comían, Abraham se quedó de pie junto a ellos, debajo del árbol. 9Entonces ellos le pre-guntaron:—¿Dónde está Sara, tu espo-sa?—Allí en la carpa —les respondió. 10—Dentro de un año volveré a verte —dijo uno de ellos—, y para entonces

tu esposa Sara tendrá un hijo.Sara estaba escuchando a la entrada de la carpa, a espaldas del que hablaba. 11Abraham y Sara eran ya bastante ancianos, y Sara ya había dejado de menstruar. 12Por eso, Sara se rió y pensó: «¿Acaso voy a tener este placer, ahora que ya estoy consumida y mi esposo es tan viejo?» 13Pero el Señor le dijo a Abraham:—¿Por qué se ríe Sara? ¿No cree que podrá tener un hijo en su vejez? 14¿Acaso hay algo impo-sible para el Señor? El año que viene volveré a visitarte en esta fecha, y para entonces Sara habrá tenido un hijo. 15Sara, por su parte, tuvo miedo y mintió al decirle:—Yo no me estaba riendo.Pero el Señor le replicó:—Sí te reíste.

Abraham intercede en favor de Sodoma16Luego aquellos visitantes se levanta-ron y partieron de allí en dirección a Sodoma. Abraham los acompañó para despedirlos. 17Pero el Señor estaba pensando: «¿Le ocultaré a Abraham lo que estoy por hacer? 18Es un hecho que Abraham se convertirá en una nación grande y poderosa, y en él serán bendecidas todas las naciones de la tierra. 19Yo lo he elegido para que ins-truya a sus hijos y a su familia, a fin de que se mantengan en el camino del Señor y pongan en práctica lo que es justo y recto. Así el Señor cumplirá lo que le ha prometido.» 20Entonces el Señor le dijo a Abraham:—El clamor contra Sodoma y Gomorra resulta ya insoportable, y su pecado es gravísimo. 21Por eso bajaré, a ver si realmente sus acciones son tan malas como el clamor

contra ellas me lo indica; y si no, he de saberlo. 22Dos de los visitantes partie-ron de allí y se encaminaron a Sodoma, pero Abraham se quedó de pie frente al Señor. 23Entonces se acercó al Señor y le dijo:—¿De veras vas a exterminar al justo junto con el malvado? 24Quizá haya cincuenta justos en la ciudad. ¿Exterminarás a todos, y no perdonarás a ese lugar por amor a los cincuenta justos que allí hay? 25¡Lejos de ti el hacer tal cosa! ¿Matar al justo junto con el malvado, y que ambos sean tratados de la misma manera? ¡Jamás hagas tal cosa! Tú, que eres el Juez de toda la tierra, ¿no harás justicia? 26El Señor le respondió:—Si encuentro cincuenta justos en Sodoma, por ellos perdonaré a toda la ciudad. 27Abraham le dijo:—Reconozco que he sido muy atre-vido al dirigirme a mi Señor, yo, que apenas soy polvo y ceniza. 28Pero tal vez falten cinco justos para completar los cincuenta. ¿Destruirás a toda la ciudad si faltan esos cinco?—Si encuentro cuarenta y cinco justos no la destruiré —contestó el Señor. 29Pero Abraham insistió:—Tal vez se encuen-tren sólo cuarenta.—Por esos cuarenta justos, no destruiré la ciudad —respon-dió el Señor. 30Abraham volvió a insis-tir:—No se enoje mi Señor, pero permí-tame seguir hablando. Tal vez se encuentren sólo treinta.—No lo haré si encuentro allí a esos treinta —contestó el Señor. 31Abraham siguió insistien-do:—Sé que he sido muy atrevido en hablarle así a mi Señor, pero tal vez se encuentren sólo veinte.—Por esos veinte no la destruiré. 32Abraham volvió a decir:—No se enoje mi Señor, pero

permítame hablar una vez más. Tal vez se encuentren sólo diez ...—Aun por esos diez no la destruiré —respondió el Señor por última vez. 33Cuando el Señor terminó de hablar con Abraham, se fue de allí, y Abraham regresó a su carpa._______________________________Salmos 11 (NVI)Al director musical. Salmo de David.11En el Señor hallo refugio. ¿Cómo, pues, se atreven a decirme: «Huye al monte, como las aves»? 2Vean cómo tensan sus arcos los malvados: prepa-ran las flechas sobre la cuerda para dis-parar desde las sombras contra los rectos de corazón. 3Cuando los funda-mentos son destruidos, ¿qué le queda al justo? 4El Señor está en su santo templo, en los cielos tiene el Señor su trono, y atentamente observa al ser humano; con sus propios ojos lo exami-na. 5El Señor examina a justos y a mal-vados, y aborrece a los que aman la vio-lencia. 6Hará llover sobre los malvados ardientes brasas y candente azufre; ¡un viento abrasador será su suerte! 7Justo es el Señor, y ama la justicia; por eso los íntegros contemplarán su rostro.

Día 12 - Viernes 06.02.15:Lucas 11: 1-28 (NVI)Jesús enseña sobre la oración11Un día estaba Jesús orando en cierto lugar. Cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos:—Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus dis-cípulos. 2Él les dijo:—Cuando oren, digan: »“Padre, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. 3Danos cada día nuestro pan cotidiano. 4Perdónanos nuestros pecados, porque también

nosotros perdonamos a todos los que nos ofenden. No nos dejes caer en ten-tación” 5»Supongamos —continuó— que uno de ustedes tiene un amigo, y a medianoche va y le dice: “Amigo, prés-tame tres panes, 6pues se me ha pre-sentado un amigo recién llegado de viaje, y no tengo nada que ofrecerle.” 7Y el que está adentro le contesta: “No me molestes. Ya está cerrada la puerta, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme a darte nada.” 8Les digo que, aunque no se levante a darle pan por ser amigo suyo, sí se levantará por su impertinencia y le dará cuanto necesite. 9»Así que yo les digo: Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá la puerta. 10Por-que todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre. 11»¿Quién de ustedes que sea padre, si su hijo le pide un pescado, le dará en cambio una serpiente? 12¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? 13Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!

Jesús y Beelzebú14En otra ocasión Jesús expulsaba de un hombre a un demonio que lo había dejado mudo. Cuando salió el demonio, el mudo habló, y la gente se quedó asombrada. 15Pero algunos dijeron: «Éste expulsa a los demonios por medio de Beelzebú, príncipe de los demonios.» 16Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal del cielo. 17Como él conocía sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido contra sí

mismo quedará asolado, y una casa dividida contra sí misma se derrumbará. 18Por tanto, si Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo puede mante-nerse en pie su reino? Lo pregunto porque ustedes dicen que yo expulso a los demonios por medio de Beelzebú. 19Ahora bien, si yo expulso a los demo-nios por medio de Beelzebú, ¿los segui-dores de ustedes por medio de quién los expulsan? Por eso ellos mismos los juzgarán a ustedes. 20Pero si expulso a los demonios con el poder de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el reino de Dios. 21»Cuando un hombre fuerte y bien armado cuida su hacienda, sus bienes están seguros. 22Pero si lo ataca otro más fuerte que él y lo vence, le quita las armas en que confiaba y reparte el botín. 23»El que no está de mi parte, está contra mí; y el que conmi-go no recoge, esparce. 24»Cuando un espíritu maligno sale de una persona, va por lugares áridos buscando un des-canso. Y al no encontrarlo, dice: “Volve-ré a mi casa, de donde salí.” 25Cuando llega, la encuentra barrida y arreglada. 26Luego va y trae otros siete espíritus más malvados que él, y entran a vivir allí. Así que el estado final de aquella persona resulta peor que el inicial.» 27Mientras Jesús decía estas cosas, una mujer de entre la multitud excla-mó:—¡Dichosa la mujer que te dio a luz y te amamantó! 28—Dichosos más bien —contestó Jesús— los que oyen la palabra de Dios y la obedecen._______________________________Génesis 19 (NVI)Destrucción de Sodoma y Gomorra19Caía la tarde cuando los dos ánge-

les llegaron a Sodoma. Lot estaba sen-tado a la entrada de la ciudad. Al verlos, se levantó para recibirlos y se postró rostro en tierra. 2Les dijo:—Por favor, señores, les ruego que pasen la noche en la casa de este servidor suyo. Allí podrán lavarse los pies, y mañana al amanecer seguirán su camino.—No, gracias —respondieron ellos—. Pasare-mos la noche en la plaza. 3Pero tanto les insistió Lot que fueron con él y entra-ron en su casa. Allí Lot les preparó una buena comida y coció panes sin levadu-ra, y ellos comieron. 4Aún no se habían acostado cuando los hombres de la ciudad de Sodoma rodearon la casa. Todo el pueblo sin excepción, tanto jóvenes como ancianos, estaba allí pre-sente. 5Llamaron a Lot y le dije-ron:—¿Dónde están los hombres que vinieron a pasar la noche en tu casa? ¡Échalos afuera! ¡Queremos acostarnos con ellos! 6Lot salió a la puerta y, cerrándola detrás de sí, 7les dijo:—Por favor, amigos míos, no cometan tal per-versidad. 8Tengo dos hijas que todavía son vírgenes; voy a traérselas para que hagan con ellas lo que les plazca, pero a estos hombres no les hagan nada, pues han venido a hospedarse bajo mi techo. 9—¡Quítate de ahí! —le contes-taron, y añadieron—: Éste ni siquiera es de aquí, y ahora nos quiere mandar. ¡Pues ahora te vamos a tratar peor que a ellos!Entonces se lanzaron contra Lot y se acercaron a la puerta con intencio-nes de derribarla. 10Pero los dos hom-bres extendieron los brazos, metieron a Lot en la casa y cerraron la puerta. 11Luego, a los jóvenes y ancianos que se agolparon contra la puerta de la casa

los dejaron ciegos, de modo que ya no podían encontrar la puerta. 12Luego le advirtieron a Lot:—¿Tienes otros fami-liares aquí? Saca de esta ciudad a tus yernos, hijos, hijas, y a todos los que te pertenezcan, 13porque vamos a des-truirla. El clamor contra esta gente ha llegado hasta elSeñor, y ya resulta inso-portable. Por eso nos ha enviado a des-truirla. 14Lot salió para hablar con sus futuros yernos, es decir, con los prome-tidos de sus hijas.—¡Apúrense! —les dijo—. ¡Abandonen la ciudad, porque elSeñorestá por destruirla!Pero ellos creían que Lot estaba bromeando, 15así que al amanecer los ángeles insistieron con Lot. Exclamaron:—¡Apú-rate! Llévate a tu esposa y a tus dos hijas que están aquí, para que no perez-can cuando la ciudad sea castigada. 16Como Lot titubeaba, los hombres lo tomaron de la mano, lo mismo que a su esposa y a sus dos hijas, y los sacaron de la ciudad, porque el Señor les tuvo compasión. 17Cuando ya los habían sacado de la ciudad, uno de los ángeles le dijo:—¡Escápate! No mires hacia atrás, ni te detengas en ninguna parte del valle. Huye hacia las montañas, no sea que perezcas. 18—¡No, señor mío, por favor! —respondió Lot—. 19Tú has visto con buenos ojos a este siervo tuyo, y tu lealtad ha sido grande al sal-varme la vida. Pero yo no puedo esca-parme a las montañas, no sea que la destrucción me alcance y pierda yo la vida. 20Cerca de aquí hay una ciudad pequeña, en la que podría refugiarme. ¿Por qué no dejan que me escape hacia allá? Es una ciudad muy peque-ña, y en ella me pondré a salvo.

21—Está bien —le respondió—; tam-bién esta petición te la concederé. No destruiré la ciudad de que hablas. 22Pero date prisa y huye de una vez, porque no puedo hacer nada hasta que llegues allí. Por eso aquella ciudad reci-bió el nombre de Zoar. 23Lot llegó a Zoar cuando estaba amaneciendo. 24Entonces el Señor hizo que cayera del cielo una lluvia de fuego y azufre sobre Sodoma y Gomorra. 25Así des-truyó a esas ciudades y a todos sus habitantes, junto con toda la llanura y la vegetación del suelo. 26Pero la esposa de Lot miró hacia atrás, y se quedó con-vertida en estatua de sal. 27Al día siguiente Abraham madrugó y regresó al lugar donde se había encontrado con el Señor. 28Volvió la mirada hacia Sodoma y Gomorra, y hacia toda la llanura, y vio que de la tierra subía humo, como de un horno. 29Así arrasó Dios a las ciudades de la llanura, pero se acordó de Abraham y sacó a Lot de en medio de la catástrofe que destruyó a las ciudades en que había habitado.

Lot y sus hijas30Luego, por miedo a quedarse en Zoar, Lot se fue con sus dos hijas a vivir en la región montañosa. Allí vivió con ellas en una cueva. 31Un día, la hija mayor le dijo a la menor:—Nuestro padre ya está viejo, y no quedan hom-bres en esta región para que se casen con nosotras, como es la costumbre de todo el mundo. 32Ven, vamos a embo-rracharlo, y nos acostaremos con él; y así, por medio de él tendremos descen-dencia. 33Esa misma noche emborra-charon a su padre y, sin que éste se

diera cuenta de nada, la hija mayor fue y se acostó con él. 34A la mañana siguiente, la mayor le dijo a la me-nor:—Mira, anoche me acosté con mi padre. Vamos a emborracharlo de nuevo esta noche, y ahora tú te acosta-rás con él; y así, por medio de él tendre-mos descendencia. 35Esa misma noche volvieron a emborrachar a su padre y, sin que éste se diera cuenta de nada, la hija menor fue y se acostó con él. 36Así las dos hijas de Lot quedaron embarazadas de su padre. 37La mayor tuvo un hijo, a quien llamó Moab, padre de los actuales moabitas. 38La hija menor también tuvo un hijo, a quien llamó Ben Amí, padre de los actuales amonitas._______________________________Salmos 12 (NVI)Al director musical. Sobre la octava. Salmo de David.12Sálvanos, Señor, que ya no hay gente fiel; ya no queda gente sincera en este mundo. 2No hacen sino mentirse unos a otros; sus labios lisonjeros hablan con doblez. 3El Señor cortará todo labio lisonjero y toda lengua jactan-ciosa 4que dice: «Venceremos con la lengua; en nuestros labios confiamos. ¿Quién puede dominarnos a nosotros?» 5Dice el Señor: «Voy ahora a levantar-me, y pondré a salvo a los oprimidos, pues al pobre se le oprime, y el necesi-tado se queja.» 6Las palabras del Señor son puras, son como la plata refinada, siete veces purificada en el crisol. 7Tú, Señor, nos protegerás; tú siempre nos defenderás de esta gente, 8aun cuando los malvados sigan merodeando, y la maldad sea exaltada en este mundo.

Día 13 - Sábado 07.02.15:Lucas 11: 29-54 (NVI)La señal de Jonás29Como crecía la multitud, Jesús se puso a decirles: «Ésta es una genera-ción malvada. Pide una señal milagro-sa, pero no se le dará más señal que la de Jonás. 30Así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, también lo será el Hijo del hombre para esta generación. 31La reina del Sur se levantará en el día del juicio y condena-rá a esta gente; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí tienen ustedes a uno más grande que Salo-món. 32Los ninivitas se levantarán en el día del juicio y condenarán a esta gene-ración; porque ellos se arrepintieron al escuchar la predicación de Jonás, y aquí tienen ustedes a uno más grande que Jonás.

La lámpara del cuerpo33»Nadie enciende una lámpara para luego ponerla en un lugar escondido o cubrirla con un cajón, sino para ponerla en una repisa, a fin de que los que entren tengan luz. 34Tus ojos son la lámpara de tu cuerpo. Si tu visión es clara, todo tu ser disfrutará de la luz; pero si está nublada, todo tu ser estará en la oscuridad. 35Asegúrate de que la luz que crees tener no sea oscuridad. 36Por tanto, si todo tu ser disfruta de la luz, sin que ninguna parte quede en la oscuridad, estarás completamente iluminado, como cuando una lámpara te alumbra con su luz.»

Jesús denuncia a los fariseos y a los expertos en la ley37Cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer con él; así que entró en la casa y se sentó a la mesa. 38Pero el fariseo se sorprendió al ver que Jesús no había cumplido con el rito de lavarse antes de comer. 39—Resulta que ustedes los fariseos —les dijo el Señor—, limpian el vaso y el plato por fuera, pero por dentro están ustedes llenos de codicia y de maldad. 40¡Ne-cios! ¿Acaso el que hizo lo de afuera no hizo también lo de adentro? 41Den más bien a los pobres de lo que está dentro, y así todo quedará limpio para ustedes. 42»¡Ay de ustedes, fariseos!, que dan la décima parte de la menta, de la ruda y de toda clase de legumbres, pero des-cuidan la justicia y el amor de Dios. Debían haber practicado esto, sin dejar de hacer aquello. 43»¡Ay de ustedes, fariseos!, que se mueren por los prime-ros puestos en las sinagogas y los salu-dos en las plazas. 44»¡Ay de ustedes!, que son como tumbas sin lápida, sobre las que anda la gente sin darse cuenta. 45Uno de los expertos en la ley le res-pondió:—Maestro, al hablar así nos insultas también a nosotros. 46Contes-tó Jesús:—¡Ay de ustedes también, expertos en la ley! Abruman a los demás con cargas que apenas se pueden soportar, pero ustedes mismos no levantan ni un dedo para ayudarlos. 47»¡Ay de ustedes!, que construyen monumentos para los profetas, a quie-nes los antepasados de ustedes mata-ron. 48En realidad aprueban lo que hicieron sus antepasados; ellos mata-ron a los profetas, y ustedes les cons-

truyen los sepulcros. 49Por eso dijo Dios en su sabiduría: “Les enviaré pro-fetas y apóstoles, de los cuales matarán a unos y perseguirán a otros.” 50Por lo tanto, a esta generación se le pedirán cuentas de la sangre de todos los profe-tas derramada desde el principio del mundo, 51desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, el que murió entre el altar y el santuario. Sí, les aseguro que de todo esto se le pedirán cuentas a esta generación. 52»¡Ay de ustedes, expertos en la ley!, porque se han adueñado de la llave del conoci-miento. Ustedes mismos no han entra-do, y a los que querían entrar les han cerrado el paso. 53Cuando Jesús salió de allí, los maestros de la ley y los fari-seos, resentidos, se pusieron a acosar-lo a preguntas. 54Estaban tendiéndole trampas para ver si fallaba en algo._______________________________Génesis 20 (NVI)Abraham y Abimélec20Abraham partió desde allí en direc-ción a la región del Néguev, y se quedó a vivir entre Cades y Sur. Mientras vivía en Guerar, 2Abraham decía que Sara, su esposa, era su hermana. Entonces Abimélec, rey de Guerar, mandó llamar a Sara y la tomó por esposa. 3Pero aquella noche Dios se le apareció a Abi-mélec en sueños y le dijo:—Puedes darte por muerto a causa de la mujer que has tomado, porque ella es casada. 4Pero como Abimélec todavía no se había acostado con ella, le contes-tó:—Señor, ¿acaso vas a matar al ino-cente? 5Como Abraham me dijo que ella era su hermana, y ella me lo confirmó, yo hice todo esto de buena fe y sin mala

intención. 6—Sí, ya sé que has hecho todo esto de buena fe —le respondió Dios en el sueño—; por eso no te permití tocarla, para que no pecaras contra mí. 7Pero ahora devuelve esa mujer a su esposo, porque él es profeta y va a inter-ceder por ti para que vivas. Si no lo haces, ten por seguro que morirás junto con todos los tuyos. 8En la madrugada del día siguiente, Abimélec se levantó y llamó a todos sus servidores para con-tarles en detalle lo que había ocurrido, y un gran temor se apoderó de ellos. 9En-tonces Abimélec llamó a Abraham y le reclamó:—¡Qué nos has hecho! ¿En qué te he ofendido, que has traído un pecado tan grande sobre mí y sobre mi reino? ¡Lo que me has hecho no tiene nombre! 10¿Qué pretendías conseguir con todo esto?Al reclamo de Abimélec, 11Abraham contestó:—Yo pensé que en este lugar no había temor de Dios, y que por causa de mi esposa me matarían. 12Pero en realidad ella es mi hermana, porque es hija de mi padre aunque no de mi madre; y además es mi esposa. 13Cuando Dios me mandó dejar la casa de mi padre y andar errante, yo le dije a mi esposa: “Te pido que me hagas este favor: Dondequiera que vayamos, di siempre que soy tu hermano.” 14Abimé-lec tomó entonces ovejas y vacas, esclavos y esclavas, y se los regaló a Abraham. Al mismo tiempo, le devolvió a Sara, su esposa, 15y le dijo:—Mira, ahí está todo mi territorio; quédate a vivir donde mejor te parezca. 16A Sara le dijo:—Le he dado a tu hermano mil mo-nedas de plata, que servirán de com-pensación por todo lo que te ha pasado; así quedarás vindicada ante todos los

que están contigo. 17Entonces Abra-ham oró a Dios, y Dios sanó a Abimélec y permitió que su esposa y sus siervas volvieran a tener hijos, 18porque a causa de lo ocurrido con Sara, la esposa de Abraham, el Señor había hecho que todas las mujeres en la casa de Abimé-lec quedaran estériles._______________________________Salmos 13 (NVI)Al director musical. Salmo de David.13¿Hasta cuándo, Señor, me seguirás olvidando? ¿Hasta cuándo esconderás de mí tu rostro? 2¿Hasta cuándo he de estar angustiado y he de sufrir cada día en mi corazón? ¿Hasta cuándo el ene-migo me seguirá dominando? 3 Señor y Dios mío, mírame y respóndeme; ilumi-na mis ojos. Así no caeré en el sueño de la muerte; 4así no dirá mi enemigo: «Lo he vencido»; así mi adversario no se alegrará de mi caída. 5Pero yo confío en tu gran amor; mi corazón se alegra en tu salvación. 6Canto salmos al Señor. ¡El Señor ha sido bueno conmigo!

Día 14 - Sábado 08.02.15:Lucas 12: 1-31 (NVI)Advertencias y estímulos12Mientras tanto, se habían reunido millares de personas, tantas que se atropellaban unas a otras. Jesús comenzó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuídense de la leva-dura de los fariseos, o sea, de la hipo-cresía. 2No hay nada encubierto que no llegue a revelarse, ni nada escondido que no llegue a conocerse. 3Así que todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad se dará a conocer a plena luz, y lo que han susurrado a puerta

cerrada se proclamará desde las azo-teas. 4»A ustedes, mis amigos, les digo que no teman a los que matan el cuerpo pero después no pueden hacer más. 5Les voy a enseñar más bien a quién deben temer: teman al que, después de dar muerte, tiene poder para echarlos al infierno. Sí, les aseguro que a él deben temerle. 6¿No se venden cinco gorrio-nes por dos moneditas? Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de ellos. 7Así mismo sucede con ustedes: aun los cabellos de su cabeza están conta-dos. No tengan miedo; ustedes valen más que muchos gorriones. 8»Les ase-guro que a cualquiera que me reconoz-ca delante de la gente, también el Hijo del hombre lo reconocerá delante de los ángeles de Dios. 9Pero al que me des-conozca delante de la gente se le des-conocerá delante de los ángeles de Dios. 10Y todo el que pronuncie alguna palabra contra el Hijo del hombre será perdonado, pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón. 11»Cuando los hagan comparecer ante las sinagogas, los gobernantes y las autoridades, no se preocupen de cómo van a defenderse o de qué van a decir, 12porque en ese momento el Espíritu Santo les enseñará lo que deben res-ponder.»

Parábola del rico insensato13Uno de entre la multitud le pidió: —Maestro, dile a mi hermano que com-parta la herencia conmigo. 14—Hombre —replicó Jesús—, ¿quién me nombró a mí juez o árbitro entre ustedes? 15»¡-Tengan cuidado! —advirtió a la gente—. Absténganse de toda avaricia; la vida

de una persona no depende de la abun-dancia de sus bienes. 16Entonces les contó esta parábola:—El terreno de un hombre rico le produjo una buena cose-cha. 17Así que se puso a pensar: “¿Qué voy a hacer? No tengo dónde almacenar mi cosecha.” 18Por fin dijo: “Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más gran-des, donde pueda almacenar todo mi grano y mis bienes. 19Y diré: Alma mía, ya tienes bastantes cosas buenas guar-dadas para muchos años. Descansa, come, bebe y goza de la vida.” 20Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te van a reclamar la vida. ¿Y quién se quedará con lo que has acumulado?” 21»Así le sucede al que acumula rique-zas para sí mismo, en vez de ser rico delante de Dios.

No se preocupen22Luego dijo Jesús a sus discípu-los:—Por eso les digo: No se preocu-pen por su vida, qué comerán; ni por su cuerpo, con qué se vestirán. 23La vida tiene más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa. 24Fíjense en los cuervos: no siembran ni cosechan, ni tienen almacén ni granero; sin em-bargo, Dios los alimenta. ¡Cuánto más valen ustedes que las aves! 25¿Quién de ustedes, por mucho que se preocu-pe, puede añadir una sola hora al curso de su vida? 26Ya que no pueden hacer algo tan insignificante, ¿por qué se pre-ocupan por lo demás? 27»Fíjense cómo crecen los lirios. No trabajan ni hilan; sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplen-dor, se vestía como uno de ellos. 28Si

así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, ¡cuánto más hará por ustedes, gente de poca fe! 29Así que no se afanen por lo que han de comer o beber; dejen de atormentarse. 30El mundo pagano anda tras todas estas cosas, pero el Padre sabe que ustedes las necesitan. 31Ustedes, por el contra-rio, busquen el reino de Dios, y estas cosas les serán añadidas._______________________________Génesis 21 (NVI)Nacimiento de Isaac21Tal como el Señor lo había dicho, se ocupó de Sara y cumplió con la promesa que le había hecho. 2Sara quedó emba-razada y le dio un hijo a Abraham en su vejez. Esto sucedió en el tiempo anun-ciado por Dios. 3Al hijo que Sara le dio, Abraham le puso por nombre Isaac. 4Cuando su hijo Isaac cumplió ocho días de nacido, Abraham lo circuncidó, tal como Dios se lo había ordenado. 5Abraham tenía ya cien años cuando nació su hijo Isaac. 6Sara dijo entonces: «Dios me ha hecho reír, y todos los que se enteren de que he tenido un hijo, se reirán conmigo. 7¿Quién le hubiera dicho a Abraham que Sara amamanta-ría hijos? Sin embargo, le he dado un hijo en su vejez.»

Expulsión de Agar e Ismael8El niño Isaac creció y fue destetado. Ese mismo día, Abraham hizo un gran banquete. 9Pero Sara se dio cuenta de que el hijo que Agar la egipcia le había dado a Abraham se burlaba de su hijo Isaac. 10Por eso le dijo a Abra-ham:—¡Echa de aquí a esa esclava y a

su hijo! El hijo de esa esclava jamás tendrá parte en la herencia con mi hijo Isaac. 11Este asunto angustió mucho a Abraham porque se trataba de su propio hijo. 12Pero Dios le dijo a Abraham: «No te angusties por el muchacho ni por la esclava. Hazle caso a Sara, porque tu descendencia se establecerá por medio de Isaac. 13Pero también del hijo de la esclava haré una gran nación, porque es hijo tuyo.» 14Al día siguiente, Abra-ham se levantó de madrugada, tomó un pan y un odre de agua, y se los dio a Agar, poniéndoselos sobre el hombro. Luego le entregó a su hijo y la despidió. Agar partió y anduvo errante por el desierto de Berseba. 15Cuando se acabó el agua del odre, puso al niño debajo de un arbusto 16y fue a sentarse sola a cierta distancia, pues pensaba: «No quiero ver morir al niño.» En cuanto ella se sentó, comenzó a llorar descon-soladamente. 17Cuando Dios oyó al niño sollozar, el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo y le dijo: «¿Qué te pasa, Agar? No temas, pues Dios ha escuchado los sollozos del niño. 18Le-vántate y tómalo de la mano, que yo haré de él una gran nación.» 19En ese momento Dios le abrió a Agar los ojos, y ella vio un pozo de agua. En seguida fue a llenar el odre y le dio de beber al niño. 20Dios acompañó al niño, y éste fue creciendo; vivió en el desierto y se con-virtió en un experto arquero; 21habitó en el desierto de Parán y su madre lo casó con una egipcia.

Pacto entre Abraham y Abimélec22En aquel tiempo Abimélec, que estaba acompañado por Ficol, jefe de su

ejército, le dijo a Abraham:—Dios está contigo en todo lo que haces. 23Júrame ahora, por Dios mismo, que no me trata-rás a mí con falsedad, ni tampoco a mis hijos ni a mis descendientes. Júrame que a mí y al país que te ha recibido como extranjero nos tratarás con la misma lealtad con que yo te he tratado. 24—¡Lo juro! —respondió Abraham. 25Luego Abraham se quejó ante Abimé-lec por causa de un pozo de agua del cual los siervos de Abimélec se habían apropiado. 26Pero Abimélec dijo:—No sé quién pudo haberlo hecho. Me acabo de enterar, pues tú no me lo habías dicho. 27Entonces Abraham llevó ovejas y vacas, y se las dio a Abimélec, y los dos hicieron un pacto. 28Pero Abraham apartó siete corderas del rebaño, 29por lo que Abimélec le pre-guntó:—¿Qué pasa? ¿Por qué has apartado estas siete corderas? 30—Acepta estas siete corderas —le contestó Abraham—. Ellas servirán de prueba de que yo cavé este pozo. 31Por eso a aquel lugar le dieron el nombre de Berseba, porque allí los dos hicieron un juramento. 32Después de haber hecho el pacto en Berseba, Abimélec y Ficol, el jefe de su ejército, volvieron al país de los filisteos. 33Abraham plantó un tama-risco en Berseba, y en ese lugar invocó el nombre del Señor, el Dios eterno. 34Y se quedó en el país de los filisteos durante mucho tiempo._______________________________Salmos 14 (NVI)Al director musical. Salmo de David.14Dice el necio en su corazón: «No hay Dios.» Están corrompidos, sus obras son detestables; ¡no hay uno solo que

haga lo bueno! 2Desde el cielo el Señor contempla a los mortales, para ver si hay alguien que sea sensato y busque a Dios. 3Pero todos se han descarriado, a una se han corrompido. No hay nadie que haga lo bueno; ¡no hay uno solo! 4¿Acaso no entienden todos los que hacen lo malo, los que devoran a mi pueblo como si fuera pan? ¡Jamás invo-can al Señor! 5Allí los tienen, sobrecogi-dos de miedo, pero Dios está con los que son justos. 6Ustedes frustran los planes de los pobres, pero el Señor los protege. 7¡Quiera Dios que de Sión venga la salvación de Israel! Cuando el Señor restaure a su pueblo, ¡Jacob se regocijará, Israel se alegrará!_______________________________

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Día 8 - Lunes 02.02.15:Lucas 9: 1-27 (NVI)Jesús envía a los doce9Habiendo reunido a los doce, Jesús les dio poder y autoridad para expulsar a todos los demonios y para sanar enfermedades. 2Entonces los envió a predicar el reino de Dios y a sanar a los enfermos. 3«No lleven nada para el camino: ni bastón, ni bolsa, ni pan, ni dinero, ni dos mudas de ropa —les dijo—. 4En cualquier casa que entren, quédense allí hasta que salgan del pueblo. 5Si no los reciben bien, al salir de ese pueblo, sacúdanse el polvo de los pies como un testimonio contra sus habitantes.» 6Así que partieron y fueron por todas partes de pueblo en pueblo, predicando el evangelio y sanando a la gente. 7Herodes el tetrarca se enteró de todo lo que estaba sucediendo. Estaba perplejo porque algunos decían que Juan había resucitado; 8otros, que se había aparecido Elías; y otros, en fin, que había resucitado alguno de los anti-guos profetas. 9Pero Herodes dijo: «A Juan mandé que le cortaran la cabeza; ¿quién es, entonces, éste de quien oigo tales cosas?» Y procuraba verlo.

Jesús alimenta a los cinco mil10Cuando regresaron los apóstoles, le relataron a Jesús lo que habían hecho. Él se los llevó consigo y se retiraron solos a un pueblo llamado Betsaida, 11pero la gente se enteró y lo siguió. Él los recibió y les habló del reino de Dios. También sanó a los que lo necesitaban. 12Al atardecer se le acercaron los doce y le dijeron:—Despide a la gente, para que vaya a buscar alojamiento y comida

en los campos y pueblos cercanos, pues donde estamos no hay nada. 13—Denles ustedes mismos de comer —les dijo Jesús.—No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a menos que vayamos a comprar comida para toda esta gente —objetaron ellos, 14porque había allí unos cinco mil hom-bres.Pero Jesús dijo a sus discípu-los:—Hagan que se sienten en grupos como de cincuenta cada uno. 15Así lo hicieron los discípulos, y se sentaron todos. 16Entonces Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados, y mirando al cielo, los bendijo. Luego los partió y se los dio a los discípulos para que se los repartieran a la gente. 17Todos comie-ron hasta quedar satisfechos, y de los pedazos que sobraron se recogieron doce canastas.

La confesión de Pedro18Un día cuando Jesús estaba orando para sí, estando allí sus discípulos, les preguntó:—¿Quién dice la gente que soy yo? 19—Unos dicen que Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que uno de los antiguos profetas ha resuci-tado —respondieron. 20—Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?—El Cristo de Dios —afirmó Pedro. 21Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran esto a nadie. Y les dijo: 22—El Hijo del hombre tiene que sufrir muchas cosas y ser rechazado por los ancianos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley. Es necesario que lo maten y que resucite al tercer día. 23Dirigiéndo-se a todos, declaró:—Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz cada día y me siga.

24Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará. 25¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se destruye a sí mismo? 26Si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras, el Hijo del hombre se aver-gonzará de él cuando venga en su gloria y en la gloria del Padre y de los santos ángeles. 27Además, les aseguro que algunos de los aquí presentes no sufrirán la muerte sin antes haber visto el reino de Dios._______________________________Génesis 15 (NVI)Dios hace un pacto con Abram15Después de esto, la palabra del Señor vino a Abram en una visión: «No temas, Abram. Yo soy tu escudo, y muy grande será tu recompensa.» 2Pero Abram le respondió:—Señor y Dios, ¿para qué vas a darme algo, si aún sigo sin tener hijos, y el heredero de mis bienes será Eliezer de Damasco? 3Como no me has dado ningún hijo, mi herencia la recibirá uno de mis criados. 4—¡No! Ese hombre no ha de ser tu heredero —le contestó el Señor—. Tu heredero será tu propio hijo. 5Luego el Señor lo llevó afuera y le dijo:—Mira hacia el cielo y cuenta las estrellas, a ver si puedes. ¡Así de numerosa será tu descendencia! 6Abram creyó al Señor, y el Señor lo reconoció a él como justo. 7Además, le dijo:—Yo soy el Señor, que te hice salir de Ur de los caldeos para darte en posesión esta tierra. 8Pero Abram le preguntó:—Señor y Dios, ¿cómo sabré que voy a poseerla? 9El-Señor le respondió:—Tráeme una ternera, una cabra y un carnero, todos

ellos de tres años, y también una tórtola y un pichón de paloma. 10Abram llevó todos estos animales, los partió por la mitad, y puso una mitad frente a la otra, pero a las aves no las partió. 11Y las aves de rapiña comenzaron a lanzarse sobre los animales muertos, pero Abram las espantaba. 12Al anochecer, Abram cayó en un profundo sueño, y lo envolvió una oscuridad aterradora. 13El Señor le dijo:—Debes saber que tus descendientes vivirán como extranjeros en tierra extraña, donde serán esclavi-zados y maltratados durante cuatro-cientos años. 14Pero yo castigaré a la nación que los esclavizará, y luego tus descendientes saldrán en libertad y con grandes riquezas. 15Tú, en cambio, te reunirás en paz con tus antepasados, y te enterrarán cuando ya seas muy anciano. 16Cuatro generaciones des-pués tus descendientes volverán a este lugar, porque antes de eso no habrá llegado al colmo la iniquidad de los amorreos. 17Cuando el sol se puso y cayó la noche, aparecieron una hornilla humeante y una antorcha encendida, las cuales pasaban entre los animales descuartizados. 18En aquel día elSe-ñorhizo un pacto con Abram. Le dijo:—A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el gran río, el Éufrates. 19Me refiero a la tierra de los quenitas, los quenizitas, los cadmo-neos, 20los hititas, los ferezeos, los refaítas, 21los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos._______________________________Salmos 8 (NVI)Al director musical. Sígase la tonada de «La canción del lagar». Salmo de David.

8Oh Señor, soberano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra! ¡Has puesto tu gloria sobre los cielos! 2Por causa de tus adversarios has hecho que brote la alabanza de labios de los pequeñitos y de los niños de pecho, para silenciar al enemigo y al rebelde. 3Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que allí fijaste, 4me pregunto: «¿Qué es el hombre, para que en él pienses? ¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en cuenta?» 5Pues lo hiciste poco menos que un dios, y lo coronaste de gloria y de honra: 6lo entronizaste sobre la obra de tus manos, todo lo sometiste a su dominio; 7todas las ovejas, todos los bueyes, todos los ani-males del campo, 8las aves del cielo, los peces del mar, y todo lo que surca los senderos del mar. 9Oh Señor, sobe-rano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra!

Día 9 - Martes 03.02.15:Lucas 9: 28-62 (NVI)La transfiguración28Unos ocho días después de decir esto, Jesús, acompañado de Pedro, Juan y Jacobo, subió a una montaña a orar. 29Mientras oraba, su rostro se transformó, y su ropa se tornó blanca y radiante. 30Y aparecieron dos persona-jes —Moisés y Elías— que conversa-ban con Jesús. 31Tenían un aspecto glorioso, y hablaban de la partida de Jesús, que él estaba por llevar a cabo en Jerusalén. 32Pedro y sus compañe-ros estaban rendidos de sueño, pero cuando se despabilaron, vieron su gloria y a los dos personajes que esta-

ban con él. 33Mientras éstos se aparta-ban de Jesús, Pedro, sin saber lo que estaba diciendo, propuso:—Maestro, ¡qué bien que estemos aquí! Podemos levantar tres albergues: uno para ti, otro para Moisés y otro para Elías. 34Estaba hablando todavía cuando apareció una nube que los envolvió, de modo que se asustaron. 35Entonces salió de la nube una voz que dijo: «Éste es mi Hijo, mi escogido; escúchenlo.» 36Después de oírse la voz, Jesús quedó solo. Los dis-cípulos guardaron esto en secreto, y por algún tiempo a nadie contaron nada de lo que habían visto.

Jesús sana a un muchachoendemoniado37Al día siguiente, cuando bajaron de la montaña, le salió al encuentro mucha gente. 38Y un hombre de entre la multi-tud exclamó:—Maestro, te ruego que atiendas a mi hijo, pues es el único que tengo. 39Resulta que un espíritu se posesiona de él, y de repente el mucha-cho se pone a gritar; también lo sacude con violencia y hace que eche espuma-rajos. Cuando lo atormenta, a duras penas lo suelta. 40Ya les rogué a tus discípulos que lo expulsaran, pero no pudieron. 41—¡Ah, generación incrédu-la y perversa! —respondió Jesús—. ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes y soportarlos? Trae acá a tu hijo. 42Estaba acercándose el mucha-cho cuando el demonio lo derribó con una convulsión. Pero Jesús reprendió al espíritu maligno, sanó al muchacho y se lo devolvió al padre. 43Y todos se que-daron asombrados de la grandeza de Dios.En medio de tanta admiración por

todo lo que hacía, Jesús dijo a sus discí-pulos: 44—Presten mucha atención a lo que les voy a decir: El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres. 45Pero ellos no entendían lo que quería decir con esto. Les estaba encubierto para que no lo comprendie-ran, y no se atrevían a preguntárselo. ¿Quién va a ser el más importante? 46Surgió entre los discípulos una discu-sión sobre quién de ellos sería el más importante. 47Como Jesús sabía bien lo que pensaban, tomó a un niño y lo puso a su lado. 48—El que recibe en mi nombre a este niño —les dijo—, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. El que es más insignificante entre todos ustedes, ése es el más importante. 49—Maestro —in-tervino Juan—, vimos a un hombre que expulsaba demonios en tu nombre; pero como no anda con nosotros, tratamos de impedírselo. 50—No se lo impidan —les replicó Jesús—, porque el que no está contra ustedes está a favor de ustedes.

La oposición de los samaritanos51Como se acercaba el tiempo de que fuera llevado al cielo, Jesús se hizo el firme propósito de ir a Jerusalén. 52En-vió por delante mensajeros, que entra-ron en un pueblo samaritano para pre-pararle alojamiento; 53pero allí la gente no quiso recibirlo porque se dirigía a Jerusalén. 54Cuando los discípulos Jacobo y Juan vieron esto, le pregunta-ron:—Señor, ¿quieres que hagamos caer fuego del cielo para que los des-truya? 55Pero Jesús se volvió a ellos y los reprendió. 56Luego siguieron la jornada a otra aldea.

Lo que cuesta seguir a Jesús57Iban por el camino cuando alguien le dijo:—Te seguiré a dondequiera que vayas. 58—Las zorras tienen madrigue-ras y las aves tienen nidos —le respon-dió Jesús—, pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza. 59A otro le dijo:—Sígueme.—Señor —le contestó—, primero déjame ir a enterrar a mi padre. 60—Deja que los muertos entierren a sus propios muertos, pero tú ve y proclama el reino de Dios —le repli-có Jesús. 61Otro afirmó:—Te seguiré, Señor; pero primero déjame despedir-me de mi familia. 62Jesús le respon-dió:—Nadie que mire atrás después de poner la mano en el arado es apto para el reino de Dios._______________________________Génesis 16 (NVI)Agar e Ismael16Saray, la esposa de Abram, no le había dado hijos. Pero como tenía una esclava egipcia llamada Agar, 2Saray le dijo a Abram:—El Señor me ha hecho estéril. Por lo tanto, ve y acuéstate con mi esclava Agar. Tal vez por medio de ella podré tener hijos.Abram aceptó la propuesta que le hizo Saray. 3Entonces ella tomó a Agar, la esclava egipcia, y se la entregó a Abram como mujer. Esto ocurrió cuando ya hacía diez años que Abram vivía en Canaán. 4Abram tuvo relaciones con Agar, y ella concibió un hijo. Al darse cuenta Agar de que estaba embarazada, comenzó a mirar con desprecio a su dueña. 5Entonces Saray le dijo a Abram:—¡Tú tienes la culpa de mi afrenta! Yo puse a mi escla-va en tus brazos, y ahora que se ve em-barazada me mira con desprecio. ¡Que

el Señor juzgue entre tú y yo! 6—Tu esclava está en tus manos —contestó Abram—; haz con ella lo que bien te parezca.Y de tal manera comenzó Saray a maltratar a Agar, que ésta huyó al desierto. 7Allí, junto a un manantial que está en el camino a la región de Sur, la encontró el ángel del Señor 8y le preguntó:—Agar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y a dónde vas?—Estoy huyendo de mi dueña Saray —respon-dió ella. 9—Vuelve junto a ella y somé-tete a su autoridad —le dijo el ángel—. 10De tal manera multiplicaré tu descen-dencia, que no se podrá contar. 11»Es-tás embarazada, y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Ismael, porque el Señor ha escuchado tu aflicción. 12Será un hombre indómito como asno salvaje. Luchará contra todos, y todos lucharán contra él; y vivirá en conflicto con todos sus hermanos. 13Como el Señor le había hablado, Agar le puso por nombre «El Dios que me ve», pues se decía: «Ahora he visto al que me ve.» 14Por eso también el pozo que está entre Cades y Béred se conoce con el nombre de «Pozo del Viviente que me ve». 15Agar le dio a Abram un hijo, a quien Abram llamó Ismael. 16Abram tenía ochenta y seis años cuando nació Ismael._______________________________Salmos 9 (NVI)Al director musical. Sígase la tonada de «La muerte del hijo». Salmo de David.9Quiero alabarte, Señor, con todo el corazón, y contar todas tus maravillas. 2Quiero alegrarme y regocijarme en ti, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo. 3Mis enemigos retroceden; tropiezan y

perecen ante ti. 4Porque tú me has hecho justicia, me has vindicado; tú, juez justo, ocupas tu trono. 5Reprendis-te a los paganos, destruiste a los malva-dos; ¡para siempre borraste su memo-ria! 6Desgracia sin fin cayó sobre el enemigo; arrancaste de raíz sus ciuda-des, y hasta su recuerdo se ha desva-necido. 7Pero el Señor reina por siem-pre; para emitir juicio ha establecido su trono. 8Juzgará al mundo con justicia; gobernará a los pueblos con equidad. 9El Señor es refugio de los oprimidos; es su baluarte en momentos de angus-tia. 10En ti confían los que conocen tu nombre, porque tú, Señor, jamás aban-donas a los que te buscan. 11Canten salmos al Señor, el rey de Sión; procla-men sus proezas entre las naciones. 12El vengador de los inocentes se acuerda de ellos; no pasa por alto el clamor de los afligidos. 13Ten compa-sión de mí, Señor; mira cómo me afli-gen los que me odian. Sácame de las puertas de la muerte, 14para que en las puertas de Jerusalén proclame tus ala-banzas y me regocije en tu salvación. 15Han caído los paganos en la fosa que han cavado; sus pies quedaron atrapa-dos en la red que ellos mismos escon-dieron. 16Al Señor se le conoce porque imparte justicia; el malvado cae en la trampa que él mismo tendió. 17Bajan al sepulcro los malvados, todos los paga-nos que de Dios se olvidan. 18Pero no se olvidará para siempre al necesitado,ni para siempre se perderá la esperan-za del pobre. 19¡Levántate, Señor! No dejes que el hombre prevalezca; ¡haz que las naciones comparezcan ante ti! 20Infúndeles terror, Señor; ¡que los

pueblos sepan que son simples mortales!

Día 10 - Miércoles 04.02.15:Lucas 10: 1-20 (NVI)Jesús envía a los setenta y dos10Después de esto, el Señor escogió a otros setenta y dos para enviarlos de dos en dos delante de él a todo pueblo y lugar adonde él pensaba ir. 2«Es abundante la cosecha —les dijo—, pero son pocos los obreros. Pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que mande obreros a su campo. 3¡Vayan ustedes! Miren que los envío como cor-deros en medio de lobos. 4No lleven monedero ni bolsa ni sandalias; ni se detengan a saludar a nadie por el camino. 5»Cuando entren en una casa, digan primero: “Paz a esta casa.” 6Si hay allí alguien digno de paz, gozará de ella; y si no, la bendición no se cumplirá. 7Quédense en esa casa, y coman y beban de lo que ellos tengan, porque el trabajador tiene derecho a su sueldo. No anden de casa en casa. 8»Cuando entren en un pueblo y los reciban, coman lo que les sirvan. 9Sanen a los enfermos que encuentren allí y dígan-les: “El reino de Dios ya está cerca de ustedes.” 10Pero cuando entren en un pueblo donde no los reciban, salgan a las plazas y digan: 11“Aun el polvo de este pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos en protesta contra ustedes. Pero tengan por seguro que ya está cerca el reino de Dios.” 12Les digo que en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma que para ese pueblo. 13»¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Si se hubieran hecho en Tiro y en Sidón los milagros

que se hicieron en medio de ustedes, ya hace tiempo que se habrían arrepentido con grandes lamentos. 14Pero en el juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón que para ustedes. 15Y tú, Capernaúm, ¿acaso serás levantada hasta el cielo? No, sino que descende-rás hasta el abismo. 16»El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza a mí, rechaza al que me envió.» 17Cuando los setenta y dos regresaron, dijeron conten-tos:—Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre. 18—Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo —respondió él—. 19Sí, les he dado autoridad a ustedes para pisotear ser-pientes y escorpiones y vencer todo el poder del enemigo; nada les podrá hacer daño. 20Sin embargo, no se ale-gren de que puedan someter a los espí-ritus, sino alégrense de que sus nom-bres están escritos en el cielo._______________________________Génesis 17 (NVI)El pacto y la circuncisión17Cuando Abram tenía noventa y nueve años, el Señor se le apareció y le dijo:—Yo soy el Dios Todopoderoso. Vive en mi presencia y sé intachable. 2Así confirmaré mi pacto contigo, y mul-tiplicaré tu descendencia en gran manera. 3Al oír que Dios le hablaba, Abram cayó rostro en tierra, y Dios con-tinuó: 4—Éste es el pacto que establez-co contigo: Tú serás el padre de una multitud de naciones. 5Ya no te llama-rás Abram, sino que de ahora en ade-lante tu nombre será Abraham, porque te he confirmado como padre de una

multitud de naciones. 6Te haré tan fecundo que de ti saldrán reyes y nacio-nes. 7Estableceré mi pacto contigo y con tu descendencia, como pacto per-petuo, por todas las generaciones. Yo seré tu Dios, y el Dios de tus descen-dientes. 8A ti y a tu descendencia les daré, en posesión perpetua, toda la tierra de Canaán, donde ahora andan peregrinando. Y yo seré su Dios. 9Dios también le dijo a Abraham:—Cumple con mi pacto, tú y toda tu descendencia, por todas las generaciones. 10Y éste es el pacto que establezco contigo y con tu descendencia, y que todos deberán cumplir: Todos los varones entre uste-des deberán ser circuncidados. 11Cir-cuncidarán la carne de su prepucio, y ésa será la señal del pacto entre noso-tros. 12Todos los varones de cada generación deberán ser circuncidados a los ocho días de nacidos, tanto los niños nacidos en casa como los que hayan sido comprados por dinero a un extranjero y que, por lo tanto, no sean de la estirpe de ustedes. 13Todos sin excepción, tanto el nacido en casa como el que haya sido comprado por dinero, deberán ser circuncidados. De esta manera mi pacto quedará como una marca indeleble en la carne de ustedes, como un pacto perpetuo. 14Pero el varón incircunciso, al que no se le haya cortado la carne del prepu-cio, será eliminado de su pueblo por quebrantar mi pacto. 15También le dijo Dios a Abraham:—A Saray, tu esposa, ya no la llamarás Saray, sino que su nombre será Sara. 16Yo la bendeciré, y por medio de ella te daré un hijo. Tanto la bendeciré, que será madre de nacio-

nes, y de ella surgirán reyes de pueblos. 17Entonces Abraham inclinó el rostro hasta el suelo y se rió de pensar: «¿Acaso puede un hombre tener un hijo a los cien años, y ser madre Sara a los noventa?» 18Por eso le dijo a Dios:—¡Concédele a Ismael vivir bajo tu bendición! 19A lo que Dios contes-tó:—¡Pero es Sara, tu esposa, la que te dará un hijo, al que llamarás Isaac! Yo estableceré mi pacto con él y con sus descendientes, como pacto perpetuo. 20En cuanto a Ismael, ya te he escu-chado. Yo lo bendeciré, lo haré fecundo y le daré una descendencia numerosa. Él será el padre de doce príncipes. Haré de él una nación muy grande. 21Pero mi pacto lo estableceré con Isaac, el hijo que te dará Sara de aquí a un año, por estos días. 22Cuando Dios terminó de hablar con Abraham, se retiró de su presencia. 23Ese mismo día Abraham tomó a su hijo Ismael, a los criados nacidos en su casa, a los que había comprado con su dinero y a todos los otros varones que había en su casa, y los circuncidó, tal como Dios se lo había mandado. 24Abraham tenía noventa y nueve años cuando fue circuncidado, 25mientras que su hijo Ismael tenía trece. 26Así que ambos fueron circunci-dados el mismo día 27junto con todos los varones de su casa, tanto los naci-dos en ella como los comprados a extranjeros._______________________________Salmos 10 (NVI)Lámed10¿Por qué, Señor, te mantienes dis-tante? ¿Por qué te escondes en mo-mentos de angustia? 2Con arrogancia

persigue el malvado al indefenso, pero se enredará en sus propias artimañas. 3El malvado hace alarde de su propia codicia; alaba al ambicioso y menospre-cia al Señor. 4El malvado levanta inso-lente la nariz, y no da lugar a Dios en sus pensamientos. 5Todas sus empre-sas son siempre exitosas; tan altos y alejados de él están tus juicios que se burla de todos sus enemigos. 6Y se dice a sí mismo: «Nada me hará caer. Siempre seré feliz. Nunca tendré pro-blemas.» 7Llena está su boca de maldi-ciones, de mentiras y amenazas; bajo su lengua esconde maldad y violencia. 8Se pone al acecho en las aldeas, se esconde en espera de sus víctimas, y asesina a mansalva al inocente. 9Cual león en su guarida se agazapa, listo para atrapar al indefenso; le cae encima y lo arrastra en su red. 10Bajo el peso de su poder, sus víctimas caen por tierra. 11Se dice a sí mismo: «Dios se ha olvidado. Se cubre el rostro. Nunca ve nada.» 12¡Levántate, Señor! ¡Levan-ta, oh Dios, tu brazo! ¡No te olvides de los indefensos! 13¿Por qué te ha de menospreciar el malvado? ¿Por qué ha de pensar que no lo llamarás a cuen-tas? 14Pero tú ves la opresión y la vio-lencia, las tomas en cuenta y te harás cargo de ellas. Las víctimas confían en ti; tú eres la ayuda de los huérfanos. 15¡Rómpeles el brazo al malvado y al impío! ¡Pídeles cuentas de su maldad, y haz que desaparezcan por completo! 16El Señor es rey eterno; los paganos serán borrados de su tierra. 17Tú, Señor, escuchas la petición de los inde-fensos, les infundes aliento y atiendes a su clamor. 18Tú defiendes al huérfano y

al oprimido, para que el hombre, hecho de tierra, no siga ya sembrando el terror.

Día 11 - Jueves 05.02.15:Lucas 10: 21-42 (NVI)21En aquel momento Jesús, lleno de alegría por el Espíritu Santo, dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque habiendo escondido estas cosas de los sabios e instruidos, se las has revelado a los que son como niños. Sí, Padre, porque esa fue tu buena voluntad. 22»Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelárse-lo.» 23Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. 24Les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven, pero no lo vieron; y oír lo que ustedes oyen, pero no lo oyeron.»

Parábola del buen samaritano25En esto se presentó un experto en la ley y, para poner a prueba a Jesús, le hizo esta pregunta:—Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna? 26Jesús replicó:—¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo la interpretas tú? 27Como respuesta el hombre citó:—“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”, y: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” 28—Bien contestado —le dijo Jesús—. Haz eso y vivirás. 29Pero él quería justificarse, así que le preguntó a Jesús:—¿Y quién es mi prójimo? 30Jesús respondió:—Baja-

ba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de unos ladrones. Le quitaron la ropa, lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto. 31Re-sulta que viajaba por el mismo camino un sacerdote quien, al verlo, se desvió y siguió de largo. 32Así también llegó a aquel lugar un levita, y al verlo, se desvió y siguió de largo. 33Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba el hombre y, viéndolo, se compadeció de él. 34Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó. Luego lo montó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un aloja-miento y lo cuidó. 35Al día siguiente, sacó dos monedas de plata y se las dio al dueño del alojamiento. “Cuídemelo —le dijo—, y lo que gaste usted de más, se lo pagaré cuando yo vuelva.” 36¿Cuál de estos tres piensas que demostró ser el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? 37—El que se compadeció de él —contestó el experto en la ley.—Anda entonces y haz tú lo mismo —concluyó Jesús.

En casa de Marta y María38Mientras iba de camino con sus discí-pulos, Jesús entró en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. 39Tenía ella una hermana llama-da María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba lo que él decía. 40Marta, por su parte, se sentía abru-mada porque tenía mucho que hacer. Así que se acercó a él y le dijo:—Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sirviendo sola? ¡Dile que me ayude! 41—Marta, Marta —le con-testó Jesús—, estás inquieta y preocu-

pada por muchas cosas, 42pero sólo una es necesaria. María ha escogido la mejor, y nadie se la quitará._______________________________Génesis 18 (NVI)La visita del Señor18El Señor se le apareció a Abraham junto al encinar de Mamré, cuando Abraham estaba sentado a la entrada de su carpa, a la hora más calurosa del día. 2Abraham alzó la vista, y vio a tres hombres de pie cerca de él. Al verlos, corrió desde la entrada de la carpa a saludarlos. Inclinándose hasta el suelo, 3dijo:—Mi señor, si este servidor suyo cuenta con su favor, le ruego que no me pase de largo. 4Haré que les traigan un poco de agua para que ustedes se laven los pies, y luego podrán descan-sar bajo el árbol. 5Ya que han pasado por donde está su servidor, déjenme traerles algo de comer para que se sien-tan mejor antes de seguir su cami-no.—¡Está bien —respondieron ellos—, hazlo así! 6Abraham fue rápidamente a la carpa donde estaba Sara, y le dijo:—¡Date prisa! Toma unos veinte kilos de harina fina, amásalos y haz unos panes. 7Después Abraham fue corriendo adonde estaba el ganado, eligió un ternero bueno y tierno, y se lo dio a su sirviente, quien a toda prisa se puso a prepararlo. 8Luego les sirvió requesón y leche con el ternero que estaba preparado. Mientras comían, Abraham se quedó de pie junto a ellos, debajo del árbol. 9Entonces ellos le pre-guntaron:—¿Dónde está Sara, tu espo-sa?—Allí en la carpa —les respondió. 10—Dentro de un año volveré a verte —dijo uno de ellos—, y para entonces

tu esposa Sara tendrá un hijo.Sara estaba escuchando a la entrada de la carpa, a espaldas del que hablaba. 11Abraham y Sara eran ya bastante ancianos, y Sara ya había dejado de menstruar. 12Por eso, Sara se rió y pensó: «¿Acaso voy a tener este placer, ahora que ya estoy consumida y mi esposo es tan viejo?» 13Pero el Señor le dijo a Abraham:—¿Por qué se ríe Sara? ¿No cree que podrá tener un hijo en su vejez? 14¿Acaso hay algo impo-sible para el Señor? El año que viene volveré a visitarte en esta fecha, y para entonces Sara habrá tenido un hijo. 15Sara, por su parte, tuvo miedo y mintió al decirle:—Yo no me estaba riendo.Pero el Señor le replicó:—Sí te reíste.

Abraham intercede en favor de Sodoma16Luego aquellos visitantes se levanta-ron y partieron de allí en dirección a Sodoma. Abraham los acompañó para despedirlos. 17Pero el Señor estaba pensando: «¿Le ocultaré a Abraham lo que estoy por hacer? 18Es un hecho que Abraham se convertirá en una nación grande y poderosa, y en él serán bendecidas todas las naciones de la tierra. 19Yo lo he elegido para que ins-truya a sus hijos y a su familia, a fin de que se mantengan en el camino del Señor y pongan en práctica lo que es justo y recto. Así el Señor cumplirá lo que le ha prometido.» 20Entonces el Señor le dijo a Abraham:—El clamor contra Sodoma y Gomorra resulta ya insoportable, y su pecado es gravísimo. 21Por eso bajaré, a ver si realmente sus acciones son tan malas como el clamor

contra ellas me lo indica; y si no, he de saberlo. 22Dos de los visitantes partie-ron de allí y se encaminaron a Sodoma, pero Abraham se quedó de pie frente al Señor. 23Entonces se acercó al Señor y le dijo:—¿De veras vas a exterminar al justo junto con el malvado? 24Quizá haya cincuenta justos en la ciudad. ¿Exterminarás a todos, y no perdonarás a ese lugar por amor a los cincuenta justos que allí hay? 25¡Lejos de ti el hacer tal cosa! ¿Matar al justo junto con el malvado, y que ambos sean tratados de la misma manera? ¡Jamás hagas tal cosa! Tú, que eres el Juez de toda la tierra, ¿no harás justicia? 26El Señor le respondió:—Si encuentro cincuenta justos en Sodoma, por ellos perdonaré a toda la ciudad. 27Abraham le dijo:—Reconozco que he sido muy atre-vido al dirigirme a mi Señor, yo, que apenas soy polvo y ceniza. 28Pero tal vez falten cinco justos para completar los cincuenta. ¿Destruirás a toda la ciudad si faltan esos cinco?—Si encuentro cuarenta y cinco justos no la destruiré —contestó el Señor. 29Pero Abraham insistió:—Tal vez se encuen-tren sólo cuarenta.—Por esos cuarenta justos, no destruiré la ciudad —respon-dió el Señor. 30Abraham volvió a insis-tir:—No se enoje mi Señor, pero permí-tame seguir hablando. Tal vez se encuentren sólo treinta.—No lo haré si encuentro allí a esos treinta —contestó el Señor. 31Abraham siguió insistien-do:—Sé que he sido muy atrevido en hablarle así a mi Señor, pero tal vez se encuentren sólo veinte.—Por esos veinte no la destruiré. 32Abraham volvió a decir:—No se enoje mi Señor, pero

permítame hablar una vez más. Tal vez se encuentren sólo diez ...—Aun por esos diez no la destruiré —respondió el Señor por última vez. 33Cuando el Señor terminó de hablar con Abraham, se fue de allí, y Abraham regresó a su carpa._______________________________Salmos 11 (NVI)Al director musical. Salmo de David.11En el Señor hallo refugio. ¿Cómo, pues, se atreven a decirme: «Huye al monte, como las aves»? 2Vean cómo tensan sus arcos los malvados: prepa-ran las flechas sobre la cuerda para dis-parar desde las sombras contra los rectos de corazón. 3Cuando los funda-mentos son destruidos, ¿qué le queda al justo? 4El Señor está en su santo templo, en los cielos tiene el Señor su trono, y atentamente observa al ser humano; con sus propios ojos lo exami-na. 5El Señor examina a justos y a mal-vados, y aborrece a los que aman la vio-lencia. 6Hará llover sobre los malvados ardientes brasas y candente azufre; ¡un viento abrasador será su suerte! 7Justo es el Señor, y ama la justicia; por eso los íntegros contemplarán su rostro.

Día 12 - Viernes 06.02.15:Lucas 11: 1-28 (NVI)Jesús enseña sobre la oración11Un día estaba Jesús orando en cierto lugar. Cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos:—Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus dis-cípulos. 2Él les dijo:—Cuando oren, digan: »“Padre, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. 3Danos cada día nuestro pan cotidiano. 4Perdónanos nuestros pecados, porque también

nosotros perdonamos a todos los que nos ofenden. No nos dejes caer en ten-tación” 5»Supongamos —continuó— que uno de ustedes tiene un amigo, y a medianoche va y le dice: “Amigo, prés-tame tres panes, 6pues se me ha pre-sentado un amigo recién llegado de viaje, y no tengo nada que ofrecerle.” 7Y el que está adentro le contesta: “No me molestes. Ya está cerrada la puerta, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme a darte nada.” 8Les digo que, aunque no se levante a darle pan por ser amigo suyo, sí se levantará por su impertinencia y le dará cuanto necesite. 9»Así que yo les digo: Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá la puerta. 10Por-que todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre. 11»¿Quién de ustedes que sea padre, si su hijo le pide un pescado, le dará en cambio una serpiente? 12¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? 13Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!

Jesús y Beelzebú14En otra ocasión Jesús expulsaba de un hombre a un demonio que lo había dejado mudo. Cuando salió el demonio, el mudo habló, y la gente se quedó asombrada. 15Pero algunos dijeron: «Éste expulsa a los demonios por medio de Beelzebú, príncipe de los demonios.» 16Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal del cielo. 17Como él conocía sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido contra sí

mismo quedará asolado, y una casa dividida contra sí misma se derrumbará. 18Por tanto, si Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo puede mante-nerse en pie su reino? Lo pregunto porque ustedes dicen que yo expulso a los demonios por medio de Beelzebú. 19Ahora bien, si yo expulso a los demo-nios por medio de Beelzebú, ¿los segui-dores de ustedes por medio de quién los expulsan? Por eso ellos mismos los juzgarán a ustedes. 20Pero si expulso a los demonios con el poder de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el reino de Dios. 21»Cuando un hombre fuerte y bien armado cuida su hacienda, sus bienes están seguros. 22Pero si lo ataca otro más fuerte que él y lo vence, le quita las armas en que confiaba y reparte el botín. 23»El que no está de mi parte, está contra mí; y el que conmi-go no recoge, esparce. 24»Cuando un espíritu maligno sale de una persona, va por lugares áridos buscando un des-canso. Y al no encontrarlo, dice: “Volve-ré a mi casa, de donde salí.” 25Cuando llega, la encuentra barrida y arreglada. 26Luego va y trae otros siete espíritus más malvados que él, y entran a vivir allí. Así que el estado final de aquella persona resulta peor que el inicial.» 27Mientras Jesús decía estas cosas, una mujer de entre la multitud excla-mó:—¡Dichosa la mujer que te dio a luz y te amamantó! 28—Dichosos más bien —contestó Jesús— los que oyen la palabra de Dios y la obedecen._______________________________Génesis 19 (NVI)Destrucción de Sodoma y Gomorra19Caía la tarde cuando los dos ánge-

les llegaron a Sodoma. Lot estaba sen-tado a la entrada de la ciudad. Al verlos, se levantó para recibirlos y se postró rostro en tierra. 2Les dijo:—Por favor, señores, les ruego que pasen la noche en la casa de este servidor suyo. Allí podrán lavarse los pies, y mañana al amanecer seguirán su camino.—No, gracias —respondieron ellos—. Pasare-mos la noche en la plaza. 3Pero tanto les insistió Lot que fueron con él y entra-ron en su casa. Allí Lot les preparó una buena comida y coció panes sin levadu-ra, y ellos comieron. 4Aún no se habían acostado cuando los hombres de la ciudad de Sodoma rodearon la casa. Todo el pueblo sin excepción, tanto jóvenes como ancianos, estaba allí pre-sente. 5Llamaron a Lot y le dije-ron:—¿Dónde están los hombres que vinieron a pasar la noche en tu casa? ¡Échalos afuera! ¡Queremos acostarnos con ellos! 6Lot salió a la puerta y, cerrándola detrás de sí, 7les dijo:—Por favor, amigos míos, no cometan tal per-versidad. 8Tengo dos hijas que todavía son vírgenes; voy a traérselas para que hagan con ellas lo que les plazca, pero a estos hombres no les hagan nada, pues han venido a hospedarse bajo mi techo. 9—¡Quítate de ahí! —le contes-taron, y añadieron—: Éste ni siquiera es de aquí, y ahora nos quiere mandar. ¡Pues ahora te vamos a tratar peor que a ellos!Entonces se lanzaron contra Lot y se acercaron a la puerta con intencio-nes de derribarla. 10Pero los dos hom-bres extendieron los brazos, metieron a Lot en la casa y cerraron la puerta. 11Luego, a los jóvenes y ancianos que se agolparon contra la puerta de la casa

los dejaron ciegos, de modo que ya no podían encontrar la puerta. 12Luego le advirtieron a Lot:—¿Tienes otros fami-liares aquí? Saca de esta ciudad a tus yernos, hijos, hijas, y a todos los que te pertenezcan, 13porque vamos a des-truirla. El clamor contra esta gente ha llegado hasta elSeñor, y ya resulta inso-portable. Por eso nos ha enviado a des-truirla. 14Lot salió para hablar con sus futuros yernos, es decir, con los prome-tidos de sus hijas.—¡Apúrense! —les dijo—. ¡Abandonen la ciudad, porque elSeñorestá por destruirla!Pero ellos creían que Lot estaba bromeando, 15así que al amanecer los ángeles insistieron con Lot. Exclamaron:—¡Apú-rate! Llévate a tu esposa y a tus dos hijas que están aquí, para que no perez-can cuando la ciudad sea castigada. 16Como Lot titubeaba, los hombres lo tomaron de la mano, lo mismo que a su esposa y a sus dos hijas, y los sacaron de la ciudad, porque el Señor les tuvo compasión. 17Cuando ya los habían sacado de la ciudad, uno de los ángeles le dijo:—¡Escápate! No mires hacia atrás, ni te detengas en ninguna parte del valle. Huye hacia las montañas, no sea que perezcas. 18—¡No, señor mío, por favor! —respondió Lot—. 19Tú has visto con buenos ojos a este siervo tuyo, y tu lealtad ha sido grande al sal-varme la vida. Pero yo no puedo esca-parme a las montañas, no sea que la destrucción me alcance y pierda yo la vida. 20Cerca de aquí hay una ciudad pequeña, en la que podría refugiarme. ¿Por qué no dejan que me escape hacia allá? Es una ciudad muy peque-ña, y en ella me pondré a salvo.

21—Está bien —le respondió—; tam-bién esta petición te la concederé. No destruiré la ciudad de que hablas. 22Pero date prisa y huye de una vez, porque no puedo hacer nada hasta que llegues allí. Por eso aquella ciudad reci-bió el nombre de Zoar. 23Lot llegó a Zoar cuando estaba amaneciendo. 24Entonces el Señor hizo que cayera del cielo una lluvia de fuego y azufre sobre Sodoma y Gomorra. 25Así des-truyó a esas ciudades y a todos sus habitantes, junto con toda la llanura y la vegetación del suelo. 26Pero la esposa de Lot miró hacia atrás, y se quedó con-vertida en estatua de sal. 27Al día siguiente Abraham madrugó y regresó al lugar donde se había encontrado con el Señor. 28Volvió la mirada hacia Sodoma y Gomorra, y hacia toda la llanura, y vio que de la tierra subía humo, como de un horno. 29Así arrasó Dios a las ciudades de la llanura, pero se acordó de Abraham y sacó a Lot de en medio de la catástrofe que destruyó a las ciudades en que había habitado.

Lot y sus hijas30Luego, por miedo a quedarse en Zoar, Lot se fue con sus dos hijas a vivir en la región montañosa. Allí vivió con ellas en una cueva. 31Un día, la hija mayor le dijo a la menor:—Nuestro padre ya está viejo, y no quedan hom-bres en esta región para que se casen con nosotras, como es la costumbre de todo el mundo. 32Ven, vamos a embo-rracharlo, y nos acostaremos con él; y así, por medio de él tendremos descen-dencia. 33Esa misma noche emborra-charon a su padre y, sin que éste se

diera cuenta de nada, la hija mayor fue y se acostó con él. 34A la mañana siguiente, la mayor le dijo a la me-nor:—Mira, anoche me acosté con mi padre. Vamos a emborracharlo de nuevo esta noche, y ahora tú te acosta-rás con él; y así, por medio de él tendre-mos descendencia. 35Esa misma noche volvieron a emborrachar a su padre y, sin que éste se diera cuenta de nada, la hija menor fue y se acostó con él. 36Así las dos hijas de Lot quedaron embarazadas de su padre. 37La mayor tuvo un hijo, a quien llamó Moab, padre de los actuales moabitas. 38La hija menor también tuvo un hijo, a quien llamó Ben Amí, padre de los actuales amonitas._______________________________Salmos 12 (NVI)Al director musical. Sobre la octava. Salmo de David.12Sálvanos, Señor, que ya no hay gente fiel; ya no queda gente sincera en este mundo. 2No hacen sino mentirse unos a otros; sus labios lisonjeros hablan con doblez. 3El Señor cortará todo labio lisonjero y toda lengua jactan-ciosa 4que dice: «Venceremos con la lengua; en nuestros labios confiamos. ¿Quién puede dominarnos a nosotros?» 5Dice el Señor: «Voy ahora a levantar-me, y pondré a salvo a los oprimidos, pues al pobre se le oprime, y el necesi-tado se queja.» 6Las palabras del Señor son puras, son como la plata refinada, siete veces purificada en el crisol. 7Tú, Señor, nos protegerás; tú siempre nos defenderás de esta gente, 8aun cuando los malvados sigan merodeando, y la maldad sea exaltada en este mundo.

Día 13 - Sábado 07.02.15:Lucas 11: 29-54 (NVI)La señal de Jonás29Como crecía la multitud, Jesús se puso a decirles: «Ésta es una genera-ción malvada. Pide una señal milagro-sa, pero no se le dará más señal que la de Jonás. 30Así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, también lo será el Hijo del hombre para esta generación. 31La reina del Sur se levantará en el día del juicio y condena-rá a esta gente; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí tienen ustedes a uno más grande que Salo-món. 32Los ninivitas se levantarán en el día del juicio y condenarán a esta gene-ración; porque ellos se arrepintieron al escuchar la predicación de Jonás, y aquí tienen ustedes a uno más grande que Jonás.

La lámpara del cuerpo33»Nadie enciende una lámpara para luego ponerla en un lugar escondido o cubrirla con un cajón, sino para ponerla en una repisa, a fin de que los que entren tengan luz. 34Tus ojos son la lámpara de tu cuerpo. Si tu visión es clara, todo tu ser disfrutará de la luz; pero si está nublada, todo tu ser estará en la oscuridad. 35Asegúrate de que la luz que crees tener no sea oscuridad. 36Por tanto, si todo tu ser disfruta de la luz, sin que ninguna parte quede en la oscuridad, estarás completamente iluminado, como cuando una lámpara te alumbra con su luz.»

Jesús denuncia a los fariseos y a los expertos en la ley37Cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer con él; así que entró en la casa y se sentó a la mesa. 38Pero el fariseo se sorprendió al ver que Jesús no había cumplido con el rito de lavarse antes de comer. 39—Resulta que ustedes los fariseos —les dijo el Señor—, limpian el vaso y el plato por fuera, pero por dentro están ustedes llenos de codicia y de maldad. 40¡Ne-cios! ¿Acaso el que hizo lo de afuera no hizo también lo de adentro? 41Den más bien a los pobres de lo que está dentro, y así todo quedará limpio para ustedes. 42»¡Ay de ustedes, fariseos!, que dan la décima parte de la menta, de la ruda y de toda clase de legumbres, pero des-cuidan la justicia y el amor de Dios. Debían haber practicado esto, sin dejar de hacer aquello. 43»¡Ay de ustedes, fariseos!, que se mueren por los prime-ros puestos en las sinagogas y los salu-dos en las plazas. 44»¡Ay de ustedes!, que son como tumbas sin lápida, sobre las que anda la gente sin darse cuenta. 45Uno de los expertos en la ley le res-pondió:—Maestro, al hablar así nos insultas también a nosotros. 46Contes-tó Jesús:—¡Ay de ustedes también, expertos en la ley! Abruman a los demás con cargas que apenas se pueden soportar, pero ustedes mismos no levantan ni un dedo para ayudarlos. 47»¡Ay de ustedes!, que construyen monumentos para los profetas, a quie-nes los antepasados de ustedes mata-ron. 48En realidad aprueban lo que hicieron sus antepasados; ellos mata-ron a los profetas, y ustedes les cons-

truyen los sepulcros. 49Por eso dijo Dios en su sabiduría: “Les enviaré pro-fetas y apóstoles, de los cuales matarán a unos y perseguirán a otros.” 50Por lo tanto, a esta generación se le pedirán cuentas de la sangre de todos los profe-tas derramada desde el principio del mundo, 51desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, el que murió entre el altar y el santuario. Sí, les aseguro que de todo esto se le pedirán cuentas a esta generación. 52»¡Ay de ustedes, expertos en la ley!, porque se han adueñado de la llave del conoci-miento. Ustedes mismos no han entra-do, y a los que querían entrar les han cerrado el paso. 53Cuando Jesús salió de allí, los maestros de la ley y los fari-seos, resentidos, se pusieron a acosar-lo a preguntas. 54Estaban tendiéndole trampas para ver si fallaba en algo._______________________________Génesis 20 (NVI)Abraham y Abimélec20Abraham partió desde allí en direc-ción a la región del Néguev, y se quedó a vivir entre Cades y Sur. Mientras vivía en Guerar, 2Abraham decía que Sara, su esposa, era su hermana. Entonces Abimélec, rey de Guerar, mandó llamar a Sara y la tomó por esposa. 3Pero aquella noche Dios se le apareció a Abi-mélec en sueños y le dijo:—Puedes darte por muerto a causa de la mujer que has tomado, porque ella es casada. 4Pero como Abimélec todavía no se había acostado con ella, le contes-tó:—Señor, ¿acaso vas a matar al ino-cente? 5Como Abraham me dijo que ella era su hermana, y ella me lo confirmó, yo hice todo esto de buena fe y sin mala

intención. 6—Sí, ya sé que has hecho todo esto de buena fe —le respondió Dios en el sueño—; por eso no te permití tocarla, para que no pecaras contra mí. 7Pero ahora devuelve esa mujer a su esposo, porque él es profeta y va a inter-ceder por ti para que vivas. Si no lo haces, ten por seguro que morirás junto con todos los tuyos. 8En la madrugada del día siguiente, Abimélec se levantó y llamó a todos sus servidores para con-tarles en detalle lo que había ocurrido, y un gran temor se apoderó de ellos. 9En-tonces Abimélec llamó a Abraham y le reclamó:—¡Qué nos has hecho! ¿En qué te he ofendido, que has traído un pecado tan grande sobre mí y sobre mi reino? ¡Lo que me has hecho no tiene nombre! 10¿Qué pretendías conseguir con todo esto?Al reclamo de Abimélec, 11Abraham contestó:—Yo pensé que en este lugar no había temor de Dios, y que por causa de mi esposa me matarían. 12Pero en realidad ella es mi hermana, porque es hija de mi padre aunque no de mi madre; y además es mi esposa. 13Cuando Dios me mandó dejar la casa de mi padre y andar errante, yo le dije a mi esposa: “Te pido que me hagas este favor: Dondequiera que vayamos, di siempre que soy tu hermano.” 14Abimé-lec tomó entonces ovejas y vacas, esclavos y esclavas, y se los regaló a Abraham. Al mismo tiempo, le devolvió a Sara, su esposa, 15y le dijo:—Mira, ahí está todo mi territorio; quédate a vivir donde mejor te parezca. 16A Sara le dijo:—Le he dado a tu hermano mil mo-nedas de plata, que servirán de com-pensación por todo lo que te ha pasado; así quedarás vindicada ante todos los

que están contigo. 17Entonces Abra-ham oró a Dios, y Dios sanó a Abimélec y permitió que su esposa y sus siervas volvieran a tener hijos, 18porque a causa de lo ocurrido con Sara, la esposa de Abraham, el Señor había hecho que todas las mujeres en la casa de Abimé-lec quedaran estériles._______________________________Salmos 13 (NVI)Al director musical. Salmo de David.13¿Hasta cuándo, Señor, me seguirás olvidando? ¿Hasta cuándo esconderás de mí tu rostro? 2¿Hasta cuándo he de estar angustiado y he de sufrir cada día en mi corazón? ¿Hasta cuándo el ene-migo me seguirá dominando? 3 Señor y Dios mío, mírame y respóndeme; ilumi-na mis ojos. Así no caeré en el sueño de la muerte; 4así no dirá mi enemigo: «Lo he vencido»; así mi adversario no se alegrará de mi caída. 5Pero yo confío en tu gran amor; mi corazón se alegra en tu salvación. 6Canto salmos al Señor. ¡El Señor ha sido bueno conmigo!

Día 14 - Sábado 08.02.15:Lucas 12: 1-31 (NVI)Advertencias y estímulos12Mientras tanto, se habían reunido millares de personas, tantas que se atropellaban unas a otras. Jesús comenzó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuídense de la leva-dura de los fariseos, o sea, de la hipo-cresía. 2No hay nada encubierto que no llegue a revelarse, ni nada escondido que no llegue a conocerse. 3Así que todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad se dará a conocer a plena luz, y lo que han susurrado a puerta

cerrada se proclamará desde las azo-teas. 4»A ustedes, mis amigos, les digo que no teman a los que matan el cuerpo pero después no pueden hacer más. 5Les voy a enseñar más bien a quién deben temer: teman al que, después de dar muerte, tiene poder para echarlos al infierno. Sí, les aseguro que a él deben temerle. 6¿No se venden cinco gorrio-nes por dos moneditas? Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de ellos. 7Así mismo sucede con ustedes: aun los cabellos de su cabeza están conta-dos. No tengan miedo; ustedes valen más que muchos gorriones. 8»Les ase-guro que a cualquiera que me reconoz-ca delante de la gente, también el Hijo del hombre lo reconocerá delante de los ángeles de Dios. 9Pero al que me des-conozca delante de la gente se le des-conocerá delante de los ángeles de Dios. 10Y todo el que pronuncie alguna palabra contra el Hijo del hombre será perdonado, pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón. 11»Cuando los hagan comparecer ante las sinagogas, los gobernantes y las autoridades, no se preocupen de cómo van a defenderse o de qué van a decir, 12porque en ese momento el Espíritu Santo les enseñará lo que deben res-ponder.»

Parábola del rico insensato13Uno de entre la multitud le pidió: —Maestro, dile a mi hermano que com-parta la herencia conmigo. 14—Hombre —replicó Jesús—, ¿quién me nombró a mí juez o árbitro entre ustedes? 15»¡-Tengan cuidado! —advirtió a la gente—. Absténganse de toda avaricia; la vida

de una persona no depende de la abun-dancia de sus bienes. 16Entonces les contó esta parábola:—El terreno de un hombre rico le produjo una buena cose-cha. 17Así que se puso a pensar: “¿Qué voy a hacer? No tengo dónde almacenar mi cosecha.” 18Por fin dijo: “Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más gran-des, donde pueda almacenar todo mi grano y mis bienes. 19Y diré: Alma mía, ya tienes bastantes cosas buenas guar-dadas para muchos años. Descansa, come, bebe y goza de la vida.” 20Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te van a reclamar la vida. ¿Y quién se quedará con lo que has acumulado?” 21»Así le sucede al que acumula rique-zas para sí mismo, en vez de ser rico delante de Dios.

No se preocupen22Luego dijo Jesús a sus discípu-los:—Por eso les digo: No se preocu-pen por su vida, qué comerán; ni por su cuerpo, con qué se vestirán. 23La vida tiene más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa. 24Fíjense en los cuervos: no siembran ni cosechan, ni tienen almacén ni granero; sin em-bargo, Dios los alimenta. ¡Cuánto más valen ustedes que las aves! 25¿Quién de ustedes, por mucho que se preocu-pe, puede añadir una sola hora al curso de su vida? 26Ya que no pueden hacer algo tan insignificante, ¿por qué se pre-ocupan por lo demás? 27»Fíjense cómo crecen los lirios. No trabajan ni hilan; sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplen-dor, se vestía como uno de ellos. 28Si

así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, ¡cuánto más hará por ustedes, gente de poca fe! 29Así que no se afanen por lo que han de comer o beber; dejen de atormentarse. 30El mundo pagano anda tras todas estas cosas, pero el Padre sabe que ustedes las necesitan. 31Ustedes, por el contra-rio, busquen el reino de Dios, y estas cosas les serán añadidas._______________________________Génesis 21 (NVI)Nacimiento de Isaac21Tal como el Señor lo había dicho, se ocupó de Sara y cumplió con la promesa que le había hecho. 2Sara quedó emba-razada y le dio un hijo a Abraham en su vejez. Esto sucedió en el tiempo anun-ciado por Dios. 3Al hijo que Sara le dio, Abraham le puso por nombre Isaac. 4Cuando su hijo Isaac cumplió ocho días de nacido, Abraham lo circuncidó, tal como Dios se lo había ordenado. 5Abraham tenía ya cien años cuando nació su hijo Isaac. 6Sara dijo entonces: «Dios me ha hecho reír, y todos los que se enteren de que he tenido un hijo, se reirán conmigo. 7¿Quién le hubiera dicho a Abraham que Sara amamanta-ría hijos? Sin embargo, le he dado un hijo en su vejez.»

Expulsión de Agar e Ismael8El niño Isaac creció y fue destetado. Ese mismo día, Abraham hizo un gran banquete. 9Pero Sara se dio cuenta de que el hijo que Agar la egipcia le había dado a Abraham se burlaba de su hijo Isaac. 10Por eso le dijo a Abra-ham:—¡Echa de aquí a esa esclava y a

su hijo! El hijo de esa esclava jamás tendrá parte en la herencia con mi hijo Isaac. 11Este asunto angustió mucho a Abraham porque se trataba de su propio hijo. 12Pero Dios le dijo a Abraham: «No te angusties por el muchacho ni por la esclava. Hazle caso a Sara, porque tu descendencia se establecerá por medio de Isaac. 13Pero también del hijo de la esclava haré una gran nación, porque es hijo tuyo.» 14Al día siguiente, Abra-ham se levantó de madrugada, tomó un pan y un odre de agua, y se los dio a Agar, poniéndoselos sobre el hombro. Luego le entregó a su hijo y la despidió. Agar partió y anduvo errante por el desierto de Berseba. 15Cuando se acabó el agua del odre, puso al niño debajo de un arbusto 16y fue a sentarse sola a cierta distancia, pues pensaba: «No quiero ver morir al niño.» En cuanto ella se sentó, comenzó a llorar descon-soladamente. 17Cuando Dios oyó al niño sollozar, el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo y le dijo: «¿Qué te pasa, Agar? No temas, pues Dios ha escuchado los sollozos del niño. 18Le-vántate y tómalo de la mano, que yo haré de él una gran nación.» 19En ese momento Dios le abrió a Agar los ojos, y ella vio un pozo de agua. En seguida fue a llenar el odre y le dio de beber al niño. 20Dios acompañó al niño, y éste fue creciendo; vivió en el desierto y se con-virtió en un experto arquero; 21habitó en el desierto de Parán y su madre lo casó con una egipcia.

Pacto entre Abraham y Abimélec22En aquel tiempo Abimélec, que estaba acompañado por Ficol, jefe de su

ejército, le dijo a Abraham:—Dios está contigo en todo lo que haces. 23Júrame ahora, por Dios mismo, que no me trata-rás a mí con falsedad, ni tampoco a mis hijos ni a mis descendientes. Júrame que a mí y al país que te ha recibido como extranjero nos tratarás con la misma lealtad con que yo te he tratado. 24—¡Lo juro! —respondió Abraham. 25Luego Abraham se quejó ante Abimé-lec por causa de un pozo de agua del cual los siervos de Abimélec se habían apropiado. 26Pero Abimélec dijo:—No sé quién pudo haberlo hecho. Me acabo de enterar, pues tú no me lo habías dicho. 27Entonces Abraham llevó ovejas y vacas, y se las dio a Abimélec, y los dos hicieron un pacto. 28Pero Abraham apartó siete corderas del rebaño, 29por lo que Abimélec le pre-guntó:—¿Qué pasa? ¿Por qué has apartado estas siete corderas? 30—Acepta estas siete corderas —le contestó Abraham—. Ellas servirán de prueba de que yo cavé este pozo. 31Por eso a aquel lugar le dieron el nombre de Berseba, porque allí los dos hicieron un juramento. 32Después de haber hecho el pacto en Berseba, Abimélec y Ficol, el jefe de su ejército, volvieron al país de los filisteos. 33Abraham plantó un tama-risco en Berseba, y en ese lugar invocó el nombre del Señor, el Dios eterno. 34Y se quedó en el país de los filisteos durante mucho tiempo._______________________________Salmos 14 (NVI)Al director musical. Salmo de David.14Dice el necio en su corazón: «No hay Dios.» Están corrompidos, sus obras son detestables; ¡no hay uno solo que

haga lo bueno! 2Desde el cielo el Señor contempla a los mortales, para ver si hay alguien que sea sensato y busque a Dios. 3Pero todos se han descarriado, a una se han corrompido. No hay nadie que haga lo bueno; ¡no hay uno solo! 4¿Acaso no entienden todos los que hacen lo malo, los que devoran a mi pueblo como si fuera pan? ¡Jamás invo-can al Señor! 5Allí los tienen, sobrecogi-dos de miedo, pero Dios está con los que son justos. 6Ustedes frustran los planes de los pobres, pero el Señor los protege. 7¡Quiera Dios que de Sión venga la salvación de Israel! Cuando el Señor restaure a su pueblo, ¡Jacob se regocijará, Israel se alegrará!_______________________________

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Día 8 - Lunes 02.02.15:Lucas 9: 1-27 (NVI)Jesús envía a los doce9Habiendo reunido a los doce, Jesús les dio poder y autoridad para expulsar a todos los demonios y para sanar enfermedades. 2Entonces los envió a predicar el reino de Dios y a sanar a los enfermos. 3«No lleven nada para el camino: ni bastón, ni bolsa, ni pan, ni dinero, ni dos mudas de ropa —les dijo—. 4En cualquier casa que entren, quédense allí hasta que salgan del pueblo. 5Si no los reciben bien, al salir de ese pueblo, sacúdanse el polvo de los pies como un testimonio contra sus habitantes.» 6Así que partieron y fueron por todas partes de pueblo en pueblo, predicando el evangelio y sanando a la gente. 7Herodes el tetrarca se enteró de todo lo que estaba sucediendo. Estaba perplejo porque algunos decían que Juan había resucitado; 8otros, que se había aparecido Elías; y otros, en fin, que había resucitado alguno de los anti-guos profetas. 9Pero Herodes dijo: «A Juan mandé que le cortaran la cabeza; ¿quién es, entonces, éste de quien oigo tales cosas?» Y procuraba verlo.

Jesús alimenta a los cinco mil10Cuando regresaron los apóstoles, le relataron a Jesús lo que habían hecho. Él se los llevó consigo y se retiraron solos a un pueblo llamado Betsaida, 11pero la gente se enteró y lo siguió. Él los recibió y les habló del reino de Dios. También sanó a los que lo necesitaban. 12Al atardecer se le acercaron los doce y le dijeron:—Despide a la gente, para que vaya a buscar alojamiento y comida

en los campos y pueblos cercanos, pues donde estamos no hay nada. 13—Denles ustedes mismos de comer —les dijo Jesús.—No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a menos que vayamos a comprar comida para toda esta gente —objetaron ellos, 14porque había allí unos cinco mil hom-bres.Pero Jesús dijo a sus discípu-los:—Hagan que se sienten en grupos como de cincuenta cada uno. 15Así lo hicieron los discípulos, y se sentaron todos. 16Entonces Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados, y mirando al cielo, los bendijo. Luego los partió y se los dio a los discípulos para que se los repartieran a la gente. 17Todos comie-ron hasta quedar satisfechos, y de los pedazos que sobraron se recogieron doce canastas.

La confesión de Pedro18Un día cuando Jesús estaba orando para sí, estando allí sus discípulos, les preguntó:—¿Quién dice la gente que soy yo? 19—Unos dicen que Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que uno de los antiguos profetas ha resuci-tado —respondieron. 20—Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?—El Cristo de Dios —afirmó Pedro. 21Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran esto a nadie. Y les dijo: 22—El Hijo del hombre tiene que sufrir muchas cosas y ser rechazado por los ancianos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley. Es necesario que lo maten y que resucite al tercer día. 23Dirigiéndo-se a todos, declaró:—Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz cada día y me siga.

24Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará. 25¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se destruye a sí mismo? 26Si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras, el Hijo del hombre se aver-gonzará de él cuando venga en su gloria y en la gloria del Padre y de los santos ángeles. 27Además, les aseguro que algunos de los aquí presentes no sufrirán la muerte sin antes haber visto el reino de Dios._______________________________Génesis 15 (NVI)Dios hace un pacto con Abram15Después de esto, la palabra del Señor vino a Abram en una visión: «No temas, Abram. Yo soy tu escudo, y muy grande será tu recompensa.» 2Pero Abram le respondió:—Señor y Dios, ¿para qué vas a darme algo, si aún sigo sin tener hijos, y el heredero de mis bienes será Eliezer de Damasco? 3Como no me has dado ningún hijo, mi herencia la recibirá uno de mis criados. 4—¡No! Ese hombre no ha de ser tu heredero —le contestó el Señor—. Tu heredero será tu propio hijo. 5Luego el Señor lo llevó afuera y le dijo:—Mira hacia el cielo y cuenta las estrellas, a ver si puedes. ¡Así de numerosa será tu descendencia! 6Abram creyó al Señor, y el Señor lo reconoció a él como justo. 7Además, le dijo:—Yo soy el Señor, que te hice salir de Ur de los caldeos para darte en posesión esta tierra. 8Pero Abram le preguntó:—Señor y Dios, ¿cómo sabré que voy a poseerla? 9El-Señor le respondió:—Tráeme una ternera, una cabra y un carnero, todos

ellos de tres años, y también una tórtola y un pichón de paloma. 10Abram llevó todos estos animales, los partió por la mitad, y puso una mitad frente a la otra, pero a las aves no las partió. 11Y las aves de rapiña comenzaron a lanzarse sobre los animales muertos, pero Abram las espantaba. 12Al anochecer, Abram cayó en un profundo sueño, y lo envolvió una oscuridad aterradora. 13El Señor le dijo:—Debes saber que tus descendientes vivirán como extranjeros en tierra extraña, donde serán esclavi-zados y maltratados durante cuatro-cientos años. 14Pero yo castigaré a la nación que los esclavizará, y luego tus descendientes saldrán en libertad y con grandes riquezas. 15Tú, en cambio, te reunirás en paz con tus antepasados, y te enterrarán cuando ya seas muy anciano. 16Cuatro generaciones des-pués tus descendientes volverán a este lugar, porque antes de eso no habrá llegado al colmo la iniquidad de los amorreos. 17Cuando el sol se puso y cayó la noche, aparecieron una hornilla humeante y una antorcha encendida, las cuales pasaban entre los animales descuartizados. 18En aquel día elSe-ñorhizo un pacto con Abram. Le dijo:—A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el gran río, el Éufrates. 19Me refiero a la tierra de los quenitas, los quenizitas, los cadmo-neos, 20los hititas, los ferezeos, los refaítas, 21los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos._______________________________Salmos 8 (NVI)Al director musical. Sígase la tonada de «La canción del lagar». Salmo de David.

8Oh Señor, soberano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra! ¡Has puesto tu gloria sobre los cielos! 2Por causa de tus adversarios has hecho que brote la alabanza de labios de los pequeñitos y de los niños de pecho, para silenciar al enemigo y al rebelde. 3Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que allí fijaste, 4me pregunto: «¿Qué es el hombre, para que en él pienses? ¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en cuenta?» 5Pues lo hiciste poco menos que un dios, y lo coronaste de gloria y de honra: 6lo entronizaste sobre la obra de tus manos, todo lo sometiste a su dominio; 7todas las ovejas, todos los bueyes, todos los ani-males del campo, 8las aves del cielo, los peces del mar, y todo lo que surca los senderos del mar. 9Oh Señor, sobe-rano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra!

Día 9 - Martes 03.02.15:Lucas 9: 28-62 (NVI)La transfiguración28Unos ocho días después de decir esto, Jesús, acompañado de Pedro, Juan y Jacobo, subió a una montaña a orar. 29Mientras oraba, su rostro se transformó, y su ropa se tornó blanca y radiante. 30Y aparecieron dos persona-jes —Moisés y Elías— que conversa-ban con Jesús. 31Tenían un aspecto glorioso, y hablaban de la partida de Jesús, que él estaba por llevar a cabo en Jerusalén. 32Pedro y sus compañe-ros estaban rendidos de sueño, pero cuando se despabilaron, vieron su gloria y a los dos personajes que esta-

ban con él. 33Mientras éstos se aparta-ban de Jesús, Pedro, sin saber lo que estaba diciendo, propuso:—Maestro, ¡qué bien que estemos aquí! Podemos levantar tres albergues: uno para ti, otro para Moisés y otro para Elías. 34Estaba hablando todavía cuando apareció una nube que los envolvió, de modo que se asustaron. 35Entonces salió de la nube una voz que dijo: «Éste es mi Hijo, mi escogido; escúchenlo.» 36Después de oírse la voz, Jesús quedó solo. Los dis-cípulos guardaron esto en secreto, y por algún tiempo a nadie contaron nada de lo que habían visto.

Jesús sana a un muchachoendemoniado37Al día siguiente, cuando bajaron de la montaña, le salió al encuentro mucha gente. 38Y un hombre de entre la multi-tud exclamó:—Maestro, te ruego que atiendas a mi hijo, pues es el único que tengo. 39Resulta que un espíritu se posesiona de él, y de repente el mucha-cho se pone a gritar; también lo sacude con violencia y hace que eche espuma-rajos. Cuando lo atormenta, a duras penas lo suelta. 40Ya les rogué a tus discípulos que lo expulsaran, pero no pudieron. 41—¡Ah, generación incrédu-la y perversa! —respondió Jesús—. ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes y soportarlos? Trae acá a tu hijo. 42Estaba acercándose el mucha-cho cuando el demonio lo derribó con una convulsión. Pero Jesús reprendió al espíritu maligno, sanó al muchacho y se lo devolvió al padre. 43Y todos se que-daron asombrados de la grandeza de Dios.En medio de tanta admiración por

todo lo que hacía, Jesús dijo a sus discí-pulos: 44—Presten mucha atención a lo que les voy a decir: El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres. 45Pero ellos no entendían lo que quería decir con esto. Les estaba encubierto para que no lo comprendie-ran, y no se atrevían a preguntárselo. ¿Quién va a ser el más importante? 46Surgió entre los discípulos una discu-sión sobre quién de ellos sería el más importante. 47Como Jesús sabía bien lo que pensaban, tomó a un niño y lo puso a su lado. 48—El que recibe en mi nombre a este niño —les dijo—, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. El que es más insignificante entre todos ustedes, ése es el más importante. 49—Maestro —in-tervino Juan—, vimos a un hombre que expulsaba demonios en tu nombre; pero como no anda con nosotros, tratamos de impedírselo. 50—No se lo impidan —les replicó Jesús—, porque el que no está contra ustedes está a favor de ustedes.

La oposición de los samaritanos51Como se acercaba el tiempo de que fuera llevado al cielo, Jesús se hizo el firme propósito de ir a Jerusalén. 52En-vió por delante mensajeros, que entra-ron en un pueblo samaritano para pre-pararle alojamiento; 53pero allí la gente no quiso recibirlo porque se dirigía a Jerusalén. 54Cuando los discípulos Jacobo y Juan vieron esto, le pregunta-ron:—Señor, ¿quieres que hagamos caer fuego del cielo para que los des-truya? 55Pero Jesús se volvió a ellos y los reprendió. 56Luego siguieron la jornada a otra aldea.

Lo que cuesta seguir a Jesús57Iban por el camino cuando alguien le dijo:—Te seguiré a dondequiera que vayas. 58—Las zorras tienen madrigue-ras y las aves tienen nidos —le respon-dió Jesús—, pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza. 59A otro le dijo:—Sígueme.—Señor —le contestó—, primero déjame ir a enterrar a mi padre. 60—Deja que los muertos entierren a sus propios muertos, pero tú ve y proclama el reino de Dios —le repli-có Jesús. 61Otro afirmó:—Te seguiré, Señor; pero primero déjame despedir-me de mi familia. 62Jesús le respon-dió:—Nadie que mire atrás después de poner la mano en el arado es apto para el reino de Dios._______________________________Génesis 16 (NVI)Agar e Ismael16Saray, la esposa de Abram, no le había dado hijos. Pero como tenía una esclava egipcia llamada Agar, 2Saray le dijo a Abram:—El Señor me ha hecho estéril. Por lo tanto, ve y acuéstate con mi esclava Agar. Tal vez por medio de ella podré tener hijos.Abram aceptó la propuesta que le hizo Saray. 3Entonces ella tomó a Agar, la esclava egipcia, y se la entregó a Abram como mujer. Esto ocurrió cuando ya hacía diez años que Abram vivía en Canaán. 4Abram tuvo relaciones con Agar, y ella concibió un hijo. Al darse cuenta Agar de que estaba embarazada, comenzó a mirar con desprecio a su dueña. 5Entonces Saray le dijo a Abram:—¡Tú tienes la culpa de mi afrenta! Yo puse a mi escla-va en tus brazos, y ahora que se ve em-barazada me mira con desprecio. ¡Que

el Señor juzgue entre tú y yo! 6—Tu esclava está en tus manos —contestó Abram—; haz con ella lo que bien te parezca.Y de tal manera comenzó Saray a maltratar a Agar, que ésta huyó al desierto. 7Allí, junto a un manantial que está en el camino a la región de Sur, la encontró el ángel del Señor 8y le preguntó:—Agar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y a dónde vas?—Estoy huyendo de mi dueña Saray —respon-dió ella. 9—Vuelve junto a ella y somé-tete a su autoridad —le dijo el ángel—. 10De tal manera multiplicaré tu descen-dencia, que no se podrá contar. 11»Es-tás embarazada, y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Ismael, porque el Señor ha escuchado tu aflicción. 12Será un hombre indómito como asno salvaje. Luchará contra todos, y todos lucharán contra él; y vivirá en conflicto con todos sus hermanos. 13Como el Señor le había hablado, Agar le puso por nombre «El Dios que me ve», pues se decía: «Ahora he visto al que me ve.» 14Por eso también el pozo que está entre Cades y Béred se conoce con el nombre de «Pozo del Viviente que me ve». 15Agar le dio a Abram un hijo, a quien Abram llamó Ismael. 16Abram tenía ochenta y seis años cuando nació Ismael._______________________________Salmos 9 (NVI)Al director musical. Sígase la tonada de «La muerte del hijo». Salmo de David.9Quiero alabarte, Señor, con todo el corazón, y contar todas tus maravillas. 2Quiero alegrarme y regocijarme en ti, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo. 3Mis enemigos retroceden; tropiezan y

perecen ante ti. 4Porque tú me has hecho justicia, me has vindicado; tú, juez justo, ocupas tu trono. 5Reprendis-te a los paganos, destruiste a los malva-dos; ¡para siempre borraste su memo-ria! 6Desgracia sin fin cayó sobre el enemigo; arrancaste de raíz sus ciuda-des, y hasta su recuerdo se ha desva-necido. 7Pero el Señor reina por siem-pre; para emitir juicio ha establecido su trono. 8Juzgará al mundo con justicia; gobernará a los pueblos con equidad. 9El Señor es refugio de los oprimidos; es su baluarte en momentos de angus-tia. 10En ti confían los que conocen tu nombre, porque tú, Señor, jamás aban-donas a los que te buscan. 11Canten salmos al Señor, el rey de Sión; procla-men sus proezas entre las naciones. 12El vengador de los inocentes se acuerda de ellos; no pasa por alto el clamor de los afligidos. 13Ten compa-sión de mí, Señor; mira cómo me afli-gen los que me odian. Sácame de las puertas de la muerte, 14para que en las puertas de Jerusalén proclame tus ala-banzas y me regocije en tu salvación. 15Han caído los paganos en la fosa que han cavado; sus pies quedaron atrapa-dos en la red que ellos mismos escon-dieron. 16Al Señor se le conoce porque imparte justicia; el malvado cae en la trampa que él mismo tendió. 17Bajan al sepulcro los malvados, todos los paga-nos que de Dios se olvidan. 18Pero no se olvidará para siempre al necesitado,ni para siempre se perderá la esperan-za del pobre. 19¡Levántate, Señor! No dejes que el hombre prevalezca; ¡haz que las naciones comparezcan ante ti! 20Infúndeles terror, Señor; ¡que los

pueblos sepan que son simples mortales!

Día 10 - Miércoles 04.02.15:Lucas 10: 1-20 (NVI)Jesús envía a los setenta y dos10Después de esto, el Señor escogió a otros setenta y dos para enviarlos de dos en dos delante de él a todo pueblo y lugar adonde él pensaba ir. 2«Es abundante la cosecha —les dijo—, pero son pocos los obreros. Pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que mande obreros a su campo. 3¡Vayan ustedes! Miren que los envío como cor-deros en medio de lobos. 4No lleven monedero ni bolsa ni sandalias; ni se detengan a saludar a nadie por el camino. 5»Cuando entren en una casa, digan primero: “Paz a esta casa.” 6Si hay allí alguien digno de paz, gozará de ella; y si no, la bendición no se cumplirá. 7Quédense en esa casa, y coman y beban de lo que ellos tengan, porque el trabajador tiene derecho a su sueldo. No anden de casa en casa. 8»Cuando entren en un pueblo y los reciban, coman lo que les sirvan. 9Sanen a los enfermos que encuentren allí y dígan-les: “El reino de Dios ya está cerca de ustedes.” 10Pero cuando entren en un pueblo donde no los reciban, salgan a las plazas y digan: 11“Aun el polvo de este pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos en protesta contra ustedes. Pero tengan por seguro que ya está cerca el reino de Dios.” 12Les digo que en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma que para ese pueblo. 13»¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Si se hubieran hecho en Tiro y en Sidón los milagros

que se hicieron en medio de ustedes, ya hace tiempo que se habrían arrepentido con grandes lamentos. 14Pero en el juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón que para ustedes. 15Y tú, Capernaúm, ¿acaso serás levantada hasta el cielo? No, sino que descende-rás hasta el abismo. 16»El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza a mí, rechaza al que me envió.» 17Cuando los setenta y dos regresaron, dijeron conten-tos:—Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre. 18—Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo —respondió él—. 19Sí, les he dado autoridad a ustedes para pisotear ser-pientes y escorpiones y vencer todo el poder del enemigo; nada les podrá hacer daño. 20Sin embargo, no se ale-gren de que puedan someter a los espí-ritus, sino alégrense de que sus nom-bres están escritos en el cielo._______________________________Génesis 17 (NVI)El pacto y la circuncisión17Cuando Abram tenía noventa y nueve años, el Señor se le apareció y le dijo:—Yo soy el Dios Todopoderoso. Vive en mi presencia y sé intachable. 2Así confirmaré mi pacto contigo, y mul-tiplicaré tu descendencia en gran manera. 3Al oír que Dios le hablaba, Abram cayó rostro en tierra, y Dios con-tinuó: 4—Éste es el pacto que establez-co contigo: Tú serás el padre de una multitud de naciones. 5Ya no te llama-rás Abram, sino que de ahora en ade-lante tu nombre será Abraham, porque te he confirmado como padre de una

multitud de naciones. 6Te haré tan fecundo que de ti saldrán reyes y nacio-nes. 7Estableceré mi pacto contigo y con tu descendencia, como pacto per-petuo, por todas las generaciones. Yo seré tu Dios, y el Dios de tus descen-dientes. 8A ti y a tu descendencia les daré, en posesión perpetua, toda la tierra de Canaán, donde ahora andan peregrinando. Y yo seré su Dios. 9Dios también le dijo a Abraham:—Cumple con mi pacto, tú y toda tu descendencia, por todas las generaciones. 10Y éste es el pacto que establezco contigo y con tu descendencia, y que todos deberán cumplir: Todos los varones entre uste-des deberán ser circuncidados. 11Cir-cuncidarán la carne de su prepucio, y ésa será la señal del pacto entre noso-tros. 12Todos los varones de cada generación deberán ser circuncidados a los ocho días de nacidos, tanto los niños nacidos en casa como los que hayan sido comprados por dinero a un extranjero y que, por lo tanto, no sean de la estirpe de ustedes. 13Todos sin excepción, tanto el nacido en casa como el que haya sido comprado por dinero, deberán ser circuncidados. De esta manera mi pacto quedará como una marca indeleble en la carne de ustedes, como un pacto perpetuo. 14Pero el varón incircunciso, al que no se le haya cortado la carne del prepu-cio, será eliminado de su pueblo por quebrantar mi pacto. 15También le dijo Dios a Abraham:—A Saray, tu esposa, ya no la llamarás Saray, sino que su nombre será Sara. 16Yo la bendeciré, y por medio de ella te daré un hijo. Tanto la bendeciré, que será madre de nacio-

nes, y de ella surgirán reyes de pueblos. 17Entonces Abraham inclinó el rostro hasta el suelo y se rió de pensar: «¿Acaso puede un hombre tener un hijo a los cien años, y ser madre Sara a los noventa?» 18Por eso le dijo a Dios:—¡Concédele a Ismael vivir bajo tu bendición! 19A lo que Dios contes-tó:—¡Pero es Sara, tu esposa, la que te dará un hijo, al que llamarás Isaac! Yo estableceré mi pacto con él y con sus descendientes, como pacto perpetuo. 20En cuanto a Ismael, ya te he escu-chado. Yo lo bendeciré, lo haré fecundo y le daré una descendencia numerosa. Él será el padre de doce príncipes. Haré de él una nación muy grande. 21Pero mi pacto lo estableceré con Isaac, el hijo que te dará Sara de aquí a un año, por estos días. 22Cuando Dios terminó de hablar con Abraham, se retiró de su presencia. 23Ese mismo día Abraham tomó a su hijo Ismael, a los criados nacidos en su casa, a los que había comprado con su dinero y a todos los otros varones que había en su casa, y los circuncidó, tal como Dios se lo había mandado. 24Abraham tenía noventa y nueve años cuando fue circuncidado, 25mientras que su hijo Ismael tenía trece. 26Así que ambos fueron circunci-dados el mismo día 27junto con todos los varones de su casa, tanto los naci-dos en ella como los comprados a extranjeros._______________________________Salmos 10 (NVI)Lámed10¿Por qué, Señor, te mantienes dis-tante? ¿Por qué te escondes en mo-mentos de angustia? 2Con arrogancia

persigue el malvado al indefenso, pero se enredará en sus propias artimañas. 3El malvado hace alarde de su propia codicia; alaba al ambicioso y menospre-cia al Señor. 4El malvado levanta inso-lente la nariz, y no da lugar a Dios en sus pensamientos. 5Todas sus empre-sas son siempre exitosas; tan altos y alejados de él están tus juicios que se burla de todos sus enemigos. 6Y se dice a sí mismo: «Nada me hará caer. Siempre seré feliz. Nunca tendré pro-blemas.» 7Llena está su boca de maldi-ciones, de mentiras y amenazas; bajo su lengua esconde maldad y violencia. 8Se pone al acecho en las aldeas, se esconde en espera de sus víctimas, y asesina a mansalva al inocente. 9Cual león en su guarida se agazapa, listo para atrapar al indefenso; le cae encima y lo arrastra en su red. 10Bajo el peso de su poder, sus víctimas caen por tierra. 11Se dice a sí mismo: «Dios se ha olvidado. Se cubre el rostro. Nunca ve nada.» 12¡Levántate, Señor! ¡Levan-ta, oh Dios, tu brazo! ¡No te olvides de los indefensos! 13¿Por qué te ha de menospreciar el malvado? ¿Por qué ha de pensar que no lo llamarás a cuen-tas? 14Pero tú ves la opresión y la vio-lencia, las tomas en cuenta y te harás cargo de ellas. Las víctimas confían en ti; tú eres la ayuda de los huérfanos. 15¡Rómpeles el brazo al malvado y al impío! ¡Pídeles cuentas de su maldad, y haz que desaparezcan por completo! 16El Señor es rey eterno; los paganos serán borrados de su tierra. 17Tú, Señor, escuchas la petición de los inde-fensos, les infundes aliento y atiendes a su clamor. 18Tú defiendes al huérfano y

al oprimido, para que el hombre, hecho de tierra, no siga ya sembrando el terror.

Día 11 - Jueves 05.02.15:Lucas 10: 21-42 (NVI)21En aquel momento Jesús, lleno de alegría por el Espíritu Santo, dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque habiendo escondido estas cosas de los sabios e instruidos, se las has revelado a los que son como niños. Sí, Padre, porque esa fue tu buena voluntad. 22»Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelárse-lo.» 23Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. 24Les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven, pero no lo vieron; y oír lo que ustedes oyen, pero no lo oyeron.»

Parábola del buen samaritano25En esto se presentó un experto en la ley y, para poner a prueba a Jesús, le hizo esta pregunta:—Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna? 26Jesús replicó:—¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo la interpretas tú? 27Como respuesta el hombre citó:—“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”, y: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” 28—Bien contestado —le dijo Jesús—. Haz eso y vivirás. 29Pero él quería justificarse, así que le preguntó a Jesús:—¿Y quién es mi prójimo? 30Jesús respondió:—Baja-

ba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de unos ladrones. Le quitaron la ropa, lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto. 31Re-sulta que viajaba por el mismo camino un sacerdote quien, al verlo, se desvió y siguió de largo. 32Así también llegó a aquel lugar un levita, y al verlo, se desvió y siguió de largo. 33Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba el hombre y, viéndolo, se compadeció de él. 34Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó. Luego lo montó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un aloja-miento y lo cuidó. 35Al día siguiente, sacó dos monedas de plata y se las dio al dueño del alojamiento. “Cuídemelo —le dijo—, y lo que gaste usted de más, se lo pagaré cuando yo vuelva.” 36¿Cuál de estos tres piensas que demostró ser el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? 37—El que se compadeció de él —contestó el experto en la ley.—Anda entonces y haz tú lo mismo —concluyó Jesús.

En casa de Marta y María38Mientras iba de camino con sus discí-pulos, Jesús entró en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. 39Tenía ella una hermana llama-da María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba lo que él decía. 40Marta, por su parte, se sentía abru-mada porque tenía mucho que hacer. Así que se acercó a él y le dijo:—Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sirviendo sola? ¡Dile que me ayude! 41—Marta, Marta —le con-testó Jesús—, estás inquieta y preocu-

pada por muchas cosas, 42pero sólo una es necesaria. María ha escogido la mejor, y nadie se la quitará._______________________________Génesis 18 (NVI)La visita del Señor18El Señor se le apareció a Abraham junto al encinar de Mamré, cuando Abraham estaba sentado a la entrada de su carpa, a la hora más calurosa del día. 2Abraham alzó la vista, y vio a tres hombres de pie cerca de él. Al verlos, corrió desde la entrada de la carpa a saludarlos. Inclinándose hasta el suelo, 3dijo:—Mi señor, si este servidor suyo cuenta con su favor, le ruego que no me pase de largo. 4Haré que les traigan un poco de agua para que ustedes se laven los pies, y luego podrán descan-sar bajo el árbol. 5Ya que han pasado por donde está su servidor, déjenme traerles algo de comer para que se sien-tan mejor antes de seguir su cami-no.—¡Está bien —respondieron ellos—, hazlo así! 6Abraham fue rápidamente a la carpa donde estaba Sara, y le dijo:—¡Date prisa! Toma unos veinte kilos de harina fina, amásalos y haz unos panes. 7Después Abraham fue corriendo adonde estaba el ganado, eligió un ternero bueno y tierno, y se lo dio a su sirviente, quien a toda prisa se puso a prepararlo. 8Luego les sirvió requesón y leche con el ternero que estaba preparado. Mientras comían, Abraham se quedó de pie junto a ellos, debajo del árbol. 9Entonces ellos le pre-guntaron:—¿Dónde está Sara, tu espo-sa?—Allí en la carpa —les respondió. 10—Dentro de un año volveré a verte —dijo uno de ellos—, y para entonces

tu esposa Sara tendrá un hijo.Sara estaba escuchando a la entrada de la carpa, a espaldas del que hablaba. 11Abraham y Sara eran ya bastante ancianos, y Sara ya había dejado de menstruar. 12Por eso, Sara se rió y pensó: «¿Acaso voy a tener este placer, ahora que ya estoy consumida y mi esposo es tan viejo?» 13Pero el Señor le dijo a Abraham:—¿Por qué se ríe Sara? ¿No cree que podrá tener un hijo en su vejez? 14¿Acaso hay algo impo-sible para el Señor? El año que viene volveré a visitarte en esta fecha, y para entonces Sara habrá tenido un hijo. 15Sara, por su parte, tuvo miedo y mintió al decirle:—Yo no me estaba riendo.Pero el Señor le replicó:—Sí te reíste.

Abraham intercede en favor de Sodoma16Luego aquellos visitantes se levanta-ron y partieron de allí en dirección a Sodoma. Abraham los acompañó para despedirlos. 17Pero el Señor estaba pensando: «¿Le ocultaré a Abraham lo que estoy por hacer? 18Es un hecho que Abraham se convertirá en una nación grande y poderosa, y en él serán bendecidas todas las naciones de la tierra. 19Yo lo he elegido para que ins-truya a sus hijos y a su familia, a fin de que se mantengan en el camino del Señor y pongan en práctica lo que es justo y recto. Así el Señor cumplirá lo que le ha prometido.» 20Entonces el Señor le dijo a Abraham:—El clamor contra Sodoma y Gomorra resulta ya insoportable, y su pecado es gravísimo. 21Por eso bajaré, a ver si realmente sus acciones son tan malas como el clamor

contra ellas me lo indica; y si no, he de saberlo. 22Dos de los visitantes partie-ron de allí y se encaminaron a Sodoma, pero Abraham se quedó de pie frente al Señor. 23Entonces se acercó al Señor y le dijo:—¿De veras vas a exterminar al justo junto con el malvado? 24Quizá haya cincuenta justos en la ciudad. ¿Exterminarás a todos, y no perdonarás a ese lugar por amor a los cincuenta justos que allí hay? 25¡Lejos de ti el hacer tal cosa! ¿Matar al justo junto con el malvado, y que ambos sean tratados de la misma manera? ¡Jamás hagas tal cosa! Tú, que eres el Juez de toda la tierra, ¿no harás justicia? 26El Señor le respondió:—Si encuentro cincuenta justos en Sodoma, por ellos perdonaré a toda la ciudad. 27Abraham le dijo:—Reconozco que he sido muy atre-vido al dirigirme a mi Señor, yo, que apenas soy polvo y ceniza. 28Pero tal vez falten cinco justos para completar los cincuenta. ¿Destruirás a toda la ciudad si faltan esos cinco?—Si encuentro cuarenta y cinco justos no la destruiré —contestó el Señor. 29Pero Abraham insistió:—Tal vez se encuen-tren sólo cuarenta.—Por esos cuarenta justos, no destruiré la ciudad —respon-dió el Señor. 30Abraham volvió a insis-tir:—No se enoje mi Señor, pero permí-tame seguir hablando. Tal vez se encuentren sólo treinta.—No lo haré si encuentro allí a esos treinta —contestó el Señor. 31Abraham siguió insistien-do:—Sé que he sido muy atrevido en hablarle así a mi Señor, pero tal vez se encuentren sólo veinte.—Por esos veinte no la destruiré. 32Abraham volvió a decir:—No se enoje mi Señor, pero

permítame hablar una vez más. Tal vez se encuentren sólo diez ...—Aun por esos diez no la destruiré —respondió el Señor por última vez. 33Cuando el Señor terminó de hablar con Abraham, se fue de allí, y Abraham regresó a su carpa._______________________________Salmos 11 (NVI)Al director musical. Salmo de David.11En el Señor hallo refugio. ¿Cómo, pues, se atreven a decirme: «Huye al monte, como las aves»? 2Vean cómo tensan sus arcos los malvados: prepa-ran las flechas sobre la cuerda para dis-parar desde las sombras contra los rectos de corazón. 3Cuando los funda-mentos son destruidos, ¿qué le queda al justo? 4El Señor está en su santo templo, en los cielos tiene el Señor su trono, y atentamente observa al ser humano; con sus propios ojos lo exami-na. 5El Señor examina a justos y a mal-vados, y aborrece a los que aman la vio-lencia. 6Hará llover sobre los malvados ardientes brasas y candente azufre; ¡un viento abrasador será su suerte! 7Justo es el Señor, y ama la justicia; por eso los íntegros contemplarán su rostro.

Día 12 - Viernes 06.02.15:Lucas 11: 1-28 (NVI)Jesús enseña sobre la oración11Un día estaba Jesús orando en cierto lugar. Cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos:—Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus dis-cípulos. 2Él les dijo:—Cuando oren, digan: »“Padre, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. 3Danos cada día nuestro pan cotidiano. 4Perdónanos nuestros pecados, porque también

nosotros perdonamos a todos los que nos ofenden. No nos dejes caer en ten-tación” 5»Supongamos —continuó— que uno de ustedes tiene un amigo, y a medianoche va y le dice: “Amigo, prés-tame tres panes, 6pues se me ha pre-sentado un amigo recién llegado de viaje, y no tengo nada que ofrecerle.” 7Y el que está adentro le contesta: “No me molestes. Ya está cerrada la puerta, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme a darte nada.” 8Les digo que, aunque no se levante a darle pan por ser amigo suyo, sí se levantará por su impertinencia y le dará cuanto necesite. 9»Así que yo les digo: Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá la puerta. 10Por-que todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre. 11»¿Quién de ustedes que sea padre, si su hijo le pide un pescado, le dará en cambio una serpiente? 12¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? 13Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!

Jesús y Beelzebú14En otra ocasión Jesús expulsaba de un hombre a un demonio que lo había dejado mudo. Cuando salió el demonio, el mudo habló, y la gente se quedó asombrada. 15Pero algunos dijeron: «Éste expulsa a los demonios por medio de Beelzebú, príncipe de los demonios.» 16Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal del cielo. 17Como él conocía sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido contra sí

mismo quedará asolado, y una casa dividida contra sí misma se derrumbará. 18Por tanto, si Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo puede mante-nerse en pie su reino? Lo pregunto porque ustedes dicen que yo expulso a los demonios por medio de Beelzebú. 19Ahora bien, si yo expulso a los demo-nios por medio de Beelzebú, ¿los segui-dores de ustedes por medio de quién los expulsan? Por eso ellos mismos los juzgarán a ustedes. 20Pero si expulso a los demonios con el poder de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el reino de Dios. 21»Cuando un hombre fuerte y bien armado cuida su hacienda, sus bienes están seguros. 22Pero si lo ataca otro más fuerte que él y lo vence, le quita las armas en que confiaba y reparte el botín. 23»El que no está de mi parte, está contra mí; y el que conmi-go no recoge, esparce. 24»Cuando un espíritu maligno sale de una persona, va por lugares áridos buscando un des-canso. Y al no encontrarlo, dice: “Volve-ré a mi casa, de donde salí.” 25Cuando llega, la encuentra barrida y arreglada. 26Luego va y trae otros siete espíritus más malvados que él, y entran a vivir allí. Así que el estado final de aquella persona resulta peor que el inicial.» 27Mientras Jesús decía estas cosas, una mujer de entre la multitud excla-mó:—¡Dichosa la mujer que te dio a luz y te amamantó! 28—Dichosos más bien —contestó Jesús— los que oyen la palabra de Dios y la obedecen._______________________________Génesis 19 (NVI)Destrucción de Sodoma y Gomorra19Caía la tarde cuando los dos ánge-

les llegaron a Sodoma. Lot estaba sen-tado a la entrada de la ciudad. Al verlos, se levantó para recibirlos y se postró rostro en tierra. 2Les dijo:—Por favor, señores, les ruego que pasen la noche en la casa de este servidor suyo. Allí podrán lavarse los pies, y mañana al amanecer seguirán su camino.—No, gracias —respondieron ellos—. Pasare-mos la noche en la plaza. 3Pero tanto les insistió Lot que fueron con él y entra-ron en su casa. Allí Lot les preparó una buena comida y coció panes sin levadu-ra, y ellos comieron. 4Aún no se habían acostado cuando los hombres de la ciudad de Sodoma rodearon la casa. Todo el pueblo sin excepción, tanto jóvenes como ancianos, estaba allí pre-sente. 5Llamaron a Lot y le dije-ron:—¿Dónde están los hombres que vinieron a pasar la noche en tu casa? ¡Échalos afuera! ¡Queremos acostarnos con ellos! 6Lot salió a la puerta y, cerrándola detrás de sí, 7les dijo:—Por favor, amigos míos, no cometan tal per-versidad. 8Tengo dos hijas que todavía son vírgenes; voy a traérselas para que hagan con ellas lo que les plazca, pero a estos hombres no les hagan nada, pues han venido a hospedarse bajo mi techo. 9—¡Quítate de ahí! —le contes-taron, y añadieron—: Éste ni siquiera es de aquí, y ahora nos quiere mandar. ¡Pues ahora te vamos a tratar peor que a ellos!Entonces se lanzaron contra Lot y se acercaron a la puerta con intencio-nes de derribarla. 10Pero los dos hom-bres extendieron los brazos, metieron a Lot en la casa y cerraron la puerta. 11Luego, a los jóvenes y ancianos que se agolparon contra la puerta de la casa

los dejaron ciegos, de modo que ya no podían encontrar la puerta. 12Luego le advirtieron a Lot:—¿Tienes otros fami-liares aquí? Saca de esta ciudad a tus yernos, hijos, hijas, y a todos los que te pertenezcan, 13porque vamos a des-truirla. El clamor contra esta gente ha llegado hasta elSeñor, y ya resulta inso-portable. Por eso nos ha enviado a des-truirla. 14Lot salió para hablar con sus futuros yernos, es decir, con los prome-tidos de sus hijas.—¡Apúrense! —les dijo—. ¡Abandonen la ciudad, porque elSeñorestá por destruirla!Pero ellos creían que Lot estaba bromeando, 15así que al amanecer los ángeles insistieron con Lot. Exclamaron:—¡Apú-rate! Llévate a tu esposa y a tus dos hijas que están aquí, para que no perez-can cuando la ciudad sea castigada. 16Como Lot titubeaba, los hombres lo tomaron de la mano, lo mismo que a su esposa y a sus dos hijas, y los sacaron de la ciudad, porque el Señor les tuvo compasión. 17Cuando ya los habían sacado de la ciudad, uno de los ángeles le dijo:—¡Escápate! No mires hacia atrás, ni te detengas en ninguna parte del valle. Huye hacia las montañas, no sea que perezcas. 18—¡No, señor mío, por favor! —respondió Lot—. 19Tú has visto con buenos ojos a este siervo tuyo, y tu lealtad ha sido grande al sal-varme la vida. Pero yo no puedo esca-parme a las montañas, no sea que la destrucción me alcance y pierda yo la vida. 20Cerca de aquí hay una ciudad pequeña, en la que podría refugiarme. ¿Por qué no dejan que me escape hacia allá? Es una ciudad muy peque-ña, y en ella me pondré a salvo.

21—Está bien —le respondió—; tam-bién esta petición te la concederé. No destruiré la ciudad de que hablas. 22Pero date prisa y huye de una vez, porque no puedo hacer nada hasta que llegues allí. Por eso aquella ciudad reci-bió el nombre de Zoar. 23Lot llegó a Zoar cuando estaba amaneciendo. 24Entonces el Señor hizo que cayera del cielo una lluvia de fuego y azufre sobre Sodoma y Gomorra. 25Así des-truyó a esas ciudades y a todos sus habitantes, junto con toda la llanura y la vegetación del suelo. 26Pero la esposa de Lot miró hacia atrás, y se quedó con-vertida en estatua de sal. 27Al día siguiente Abraham madrugó y regresó al lugar donde se había encontrado con el Señor. 28Volvió la mirada hacia Sodoma y Gomorra, y hacia toda la llanura, y vio que de la tierra subía humo, como de un horno. 29Así arrasó Dios a las ciudades de la llanura, pero se acordó de Abraham y sacó a Lot de en medio de la catástrofe que destruyó a las ciudades en que había habitado.

Lot y sus hijas30Luego, por miedo a quedarse en Zoar, Lot se fue con sus dos hijas a vivir en la región montañosa. Allí vivió con ellas en una cueva. 31Un día, la hija mayor le dijo a la menor:—Nuestro padre ya está viejo, y no quedan hom-bres en esta región para que se casen con nosotras, como es la costumbre de todo el mundo. 32Ven, vamos a embo-rracharlo, y nos acostaremos con él; y así, por medio de él tendremos descen-dencia. 33Esa misma noche emborra-charon a su padre y, sin que éste se

diera cuenta de nada, la hija mayor fue y se acostó con él. 34A la mañana siguiente, la mayor le dijo a la me-nor:—Mira, anoche me acosté con mi padre. Vamos a emborracharlo de nuevo esta noche, y ahora tú te acosta-rás con él; y así, por medio de él tendre-mos descendencia. 35Esa misma noche volvieron a emborrachar a su padre y, sin que éste se diera cuenta de nada, la hija menor fue y se acostó con él. 36Así las dos hijas de Lot quedaron embarazadas de su padre. 37La mayor tuvo un hijo, a quien llamó Moab, padre de los actuales moabitas. 38La hija menor también tuvo un hijo, a quien llamó Ben Amí, padre de los actuales amonitas._______________________________Salmos 12 (NVI)Al director musical. Sobre la octava. Salmo de David.12Sálvanos, Señor, que ya no hay gente fiel; ya no queda gente sincera en este mundo. 2No hacen sino mentirse unos a otros; sus labios lisonjeros hablan con doblez. 3El Señor cortará todo labio lisonjero y toda lengua jactan-ciosa 4que dice: «Venceremos con la lengua; en nuestros labios confiamos. ¿Quién puede dominarnos a nosotros?» 5Dice el Señor: «Voy ahora a levantar-me, y pondré a salvo a los oprimidos, pues al pobre se le oprime, y el necesi-tado se queja.» 6Las palabras del Señor son puras, son como la plata refinada, siete veces purificada en el crisol. 7Tú, Señor, nos protegerás; tú siempre nos defenderás de esta gente, 8aun cuando los malvados sigan merodeando, y la maldad sea exaltada en este mundo.

Día 13 - Sábado 07.02.15:Lucas 11: 29-54 (NVI)La señal de Jonás29Como crecía la multitud, Jesús se puso a decirles: «Ésta es una genera-ción malvada. Pide una señal milagro-sa, pero no se le dará más señal que la de Jonás. 30Así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, también lo será el Hijo del hombre para esta generación. 31La reina del Sur se levantará en el día del juicio y condena-rá a esta gente; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí tienen ustedes a uno más grande que Salo-món. 32Los ninivitas se levantarán en el día del juicio y condenarán a esta gene-ración; porque ellos se arrepintieron al escuchar la predicación de Jonás, y aquí tienen ustedes a uno más grande que Jonás.

La lámpara del cuerpo33»Nadie enciende una lámpara para luego ponerla en un lugar escondido o cubrirla con un cajón, sino para ponerla en una repisa, a fin de que los que entren tengan luz. 34Tus ojos son la lámpara de tu cuerpo. Si tu visión es clara, todo tu ser disfrutará de la luz; pero si está nublada, todo tu ser estará en la oscuridad. 35Asegúrate de que la luz que crees tener no sea oscuridad. 36Por tanto, si todo tu ser disfruta de la luz, sin que ninguna parte quede en la oscuridad, estarás completamente iluminado, como cuando una lámpara te alumbra con su luz.»

Jesús denuncia a los fariseos y a los expertos en la ley37Cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer con él; así que entró en la casa y se sentó a la mesa. 38Pero el fariseo se sorprendió al ver que Jesús no había cumplido con el rito de lavarse antes de comer. 39—Resulta que ustedes los fariseos —les dijo el Señor—, limpian el vaso y el plato por fuera, pero por dentro están ustedes llenos de codicia y de maldad. 40¡Ne-cios! ¿Acaso el que hizo lo de afuera no hizo también lo de adentro? 41Den más bien a los pobres de lo que está dentro, y así todo quedará limpio para ustedes. 42»¡Ay de ustedes, fariseos!, que dan la décima parte de la menta, de la ruda y de toda clase de legumbres, pero des-cuidan la justicia y el amor de Dios. Debían haber practicado esto, sin dejar de hacer aquello. 43»¡Ay de ustedes, fariseos!, que se mueren por los prime-ros puestos en las sinagogas y los salu-dos en las plazas. 44»¡Ay de ustedes!, que son como tumbas sin lápida, sobre las que anda la gente sin darse cuenta. 45Uno de los expertos en la ley le res-pondió:—Maestro, al hablar así nos insultas también a nosotros. 46Contes-tó Jesús:—¡Ay de ustedes también, expertos en la ley! Abruman a los demás con cargas que apenas se pueden soportar, pero ustedes mismos no levantan ni un dedo para ayudarlos. 47»¡Ay de ustedes!, que construyen monumentos para los profetas, a quie-nes los antepasados de ustedes mata-ron. 48En realidad aprueban lo que hicieron sus antepasados; ellos mata-ron a los profetas, y ustedes les cons-

truyen los sepulcros. 49Por eso dijo Dios en su sabiduría: “Les enviaré pro-fetas y apóstoles, de los cuales matarán a unos y perseguirán a otros.” 50Por lo tanto, a esta generación se le pedirán cuentas de la sangre de todos los profe-tas derramada desde el principio del mundo, 51desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, el que murió entre el altar y el santuario. Sí, les aseguro que de todo esto se le pedirán cuentas a esta generación. 52»¡Ay de ustedes, expertos en la ley!, porque se han adueñado de la llave del conoci-miento. Ustedes mismos no han entra-do, y a los que querían entrar les han cerrado el paso. 53Cuando Jesús salió de allí, los maestros de la ley y los fari-seos, resentidos, se pusieron a acosar-lo a preguntas. 54Estaban tendiéndole trampas para ver si fallaba en algo._______________________________Génesis 20 (NVI)Abraham y Abimélec20Abraham partió desde allí en direc-ción a la región del Néguev, y se quedó a vivir entre Cades y Sur. Mientras vivía en Guerar, 2Abraham decía que Sara, su esposa, era su hermana. Entonces Abimélec, rey de Guerar, mandó llamar a Sara y la tomó por esposa. 3Pero aquella noche Dios se le apareció a Abi-mélec en sueños y le dijo:—Puedes darte por muerto a causa de la mujer que has tomado, porque ella es casada. 4Pero como Abimélec todavía no se había acostado con ella, le contes-tó:—Señor, ¿acaso vas a matar al ino-cente? 5Como Abraham me dijo que ella era su hermana, y ella me lo confirmó, yo hice todo esto de buena fe y sin mala

intención. 6—Sí, ya sé que has hecho todo esto de buena fe —le respondió Dios en el sueño—; por eso no te permití tocarla, para que no pecaras contra mí. 7Pero ahora devuelve esa mujer a su esposo, porque él es profeta y va a inter-ceder por ti para que vivas. Si no lo haces, ten por seguro que morirás junto con todos los tuyos. 8En la madrugada del día siguiente, Abimélec se levantó y llamó a todos sus servidores para con-tarles en detalle lo que había ocurrido, y un gran temor se apoderó de ellos. 9En-tonces Abimélec llamó a Abraham y le reclamó:—¡Qué nos has hecho! ¿En qué te he ofendido, que has traído un pecado tan grande sobre mí y sobre mi reino? ¡Lo que me has hecho no tiene nombre! 10¿Qué pretendías conseguir con todo esto?Al reclamo de Abimélec, 11Abraham contestó:—Yo pensé que en este lugar no había temor de Dios, y que por causa de mi esposa me matarían. 12Pero en realidad ella es mi hermana, porque es hija de mi padre aunque no de mi madre; y además es mi esposa. 13Cuando Dios me mandó dejar la casa de mi padre y andar errante, yo le dije a mi esposa: “Te pido que me hagas este favor: Dondequiera que vayamos, di siempre que soy tu hermano.” 14Abimé-lec tomó entonces ovejas y vacas, esclavos y esclavas, y se los regaló a Abraham. Al mismo tiempo, le devolvió a Sara, su esposa, 15y le dijo:—Mira, ahí está todo mi territorio; quédate a vivir donde mejor te parezca. 16A Sara le dijo:—Le he dado a tu hermano mil mo-nedas de plata, que servirán de com-pensación por todo lo que te ha pasado; así quedarás vindicada ante todos los

que están contigo. 17Entonces Abra-ham oró a Dios, y Dios sanó a Abimélec y permitió que su esposa y sus siervas volvieran a tener hijos, 18porque a causa de lo ocurrido con Sara, la esposa de Abraham, el Señor había hecho que todas las mujeres en la casa de Abimé-lec quedaran estériles._______________________________Salmos 13 (NVI)Al director musical. Salmo de David.13¿Hasta cuándo, Señor, me seguirás olvidando? ¿Hasta cuándo esconderás de mí tu rostro? 2¿Hasta cuándo he de estar angustiado y he de sufrir cada día en mi corazón? ¿Hasta cuándo el ene-migo me seguirá dominando? 3 Señor y Dios mío, mírame y respóndeme; ilumi-na mis ojos. Así no caeré en el sueño de la muerte; 4así no dirá mi enemigo: «Lo he vencido»; así mi adversario no se alegrará de mi caída. 5Pero yo confío en tu gran amor; mi corazón se alegra en tu salvación. 6Canto salmos al Señor. ¡El Señor ha sido bueno conmigo!

Día 14 - Sábado 08.02.15:Lucas 12: 1-31 (NVI)Advertencias y estímulos12Mientras tanto, se habían reunido millares de personas, tantas que se atropellaban unas a otras. Jesús comenzó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuídense de la leva-dura de los fariseos, o sea, de la hipo-cresía. 2No hay nada encubierto que no llegue a revelarse, ni nada escondido que no llegue a conocerse. 3Así que todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad se dará a conocer a plena luz, y lo que han susurrado a puerta

cerrada se proclamará desde las azo-teas. 4»A ustedes, mis amigos, les digo que no teman a los que matan el cuerpo pero después no pueden hacer más. 5Les voy a enseñar más bien a quién deben temer: teman al que, después de dar muerte, tiene poder para echarlos al infierno. Sí, les aseguro que a él deben temerle. 6¿No se venden cinco gorrio-nes por dos moneditas? Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de ellos. 7Así mismo sucede con ustedes: aun los cabellos de su cabeza están conta-dos. No tengan miedo; ustedes valen más que muchos gorriones. 8»Les ase-guro que a cualquiera que me reconoz-ca delante de la gente, también el Hijo del hombre lo reconocerá delante de los ángeles de Dios. 9Pero al que me des-conozca delante de la gente se le des-conocerá delante de los ángeles de Dios. 10Y todo el que pronuncie alguna palabra contra el Hijo del hombre será perdonado, pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón. 11»Cuando los hagan comparecer ante las sinagogas, los gobernantes y las autoridades, no se preocupen de cómo van a defenderse o de qué van a decir, 12porque en ese momento el Espíritu Santo les enseñará lo que deben res-ponder.»

Parábola del rico insensato13Uno de entre la multitud le pidió: —Maestro, dile a mi hermano que com-parta la herencia conmigo. 14—Hombre —replicó Jesús—, ¿quién me nombró a mí juez o árbitro entre ustedes? 15»¡-Tengan cuidado! —advirtió a la gente—. Absténganse de toda avaricia; la vida

de una persona no depende de la abun-dancia de sus bienes. 16Entonces les contó esta parábola:—El terreno de un hombre rico le produjo una buena cose-cha. 17Así que se puso a pensar: “¿Qué voy a hacer? No tengo dónde almacenar mi cosecha.” 18Por fin dijo: “Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más gran-des, donde pueda almacenar todo mi grano y mis bienes. 19Y diré: Alma mía, ya tienes bastantes cosas buenas guar-dadas para muchos años. Descansa, come, bebe y goza de la vida.” 20Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te van a reclamar la vida. ¿Y quién se quedará con lo que has acumulado?” 21»Así le sucede al que acumula rique-zas para sí mismo, en vez de ser rico delante de Dios.

No se preocupen22Luego dijo Jesús a sus discípu-los:—Por eso les digo: No se preocu-pen por su vida, qué comerán; ni por su cuerpo, con qué se vestirán. 23La vida tiene más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa. 24Fíjense en los cuervos: no siembran ni cosechan, ni tienen almacén ni granero; sin em-bargo, Dios los alimenta. ¡Cuánto más valen ustedes que las aves! 25¿Quién de ustedes, por mucho que se preocu-pe, puede añadir una sola hora al curso de su vida? 26Ya que no pueden hacer algo tan insignificante, ¿por qué se pre-ocupan por lo demás? 27»Fíjense cómo crecen los lirios. No trabajan ni hilan; sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplen-dor, se vestía como uno de ellos. 28Si

así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, ¡cuánto más hará por ustedes, gente de poca fe! 29Así que no se afanen por lo que han de comer o beber; dejen de atormentarse. 30El mundo pagano anda tras todas estas cosas, pero el Padre sabe que ustedes las necesitan. 31Ustedes, por el contra-rio, busquen el reino de Dios, y estas cosas les serán añadidas._______________________________Génesis 21 (NVI)Nacimiento de Isaac21Tal como el Señor lo había dicho, se ocupó de Sara y cumplió con la promesa que le había hecho. 2Sara quedó emba-razada y le dio un hijo a Abraham en su vejez. Esto sucedió en el tiempo anun-ciado por Dios. 3Al hijo que Sara le dio, Abraham le puso por nombre Isaac. 4Cuando su hijo Isaac cumplió ocho días de nacido, Abraham lo circuncidó, tal como Dios se lo había ordenado. 5Abraham tenía ya cien años cuando nació su hijo Isaac. 6Sara dijo entonces: «Dios me ha hecho reír, y todos los que se enteren de que he tenido un hijo, se reirán conmigo. 7¿Quién le hubiera dicho a Abraham que Sara amamanta-ría hijos? Sin embargo, le he dado un hijo en su vejez.»

Expulsión de Agar e Ismael8El niño Isaac creció y fue destetado. Ese mismo día, Abraham hizo un gran banquete. 9Pero Sara se dio cuenta de que el hijo que Agar la egipcia le había dado a Abraham se burlaba de su hijo Isaac. 10Por eso le dijo a Abra-ham:—¡Echa de aquí a esa esclava y a

su hijo! El hijo de esa esclava jamás tendrá parte en la herencia con mi hijo Isaac. 11Este asunto angustió mucho a Abraham porque se trataba de su propio hijo. 12Pero Dios le dijo a Abraham: «No te angusties por el muchacho ni por la esclava. Hazle caso a Sara, porque tu descendencia se establecerá por medio de Isaac. 13Pero también del hijo de la esclava haré una gran nación, porque es hijo tuyo.» 14Al día siguiente, Abra-ham se levantó de madrugada, tomó un pan y un odre de agua, y se los dio a Agar, poniéndoselos sobre el hombro. Luego le entregó a su hijo y la despidió. Agar partió y anduvo errante por el desierto de Berseba. 15Cuando se acabó el agua del odre, puso al niño debajo de un arbusto 16y fue a sentarse sola a cierta distancia, pues pensaba: «No quiero ver morir al niño.» En cuanto ella se sentó, comenzó a llorar descon-soladamente. 17Cuando Dios oyó al niño sollozar, el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo y le dijo: «¿Qué te pasa, Agar? No temas, pues Dios ha escuchado los sollozos del niño. 18Le-vántate y tómalo de la mano, que yo haré de él una gran nación.» 19En ese momento Dios le abrió a Agar los ojos, y ella vio un pozo de agua. En seguida fue a llenar el odre y le dio de beber al niño. 20Dios acompañó al niño, y éste fue creciendo; vivió en el desierto y se con-virtió en un experto arquero; 21habitó en el desierto de Parán y su madre lo casó con una egipcia.

Pacto entre Abraham y Abimélec22En aquel tiempo Abimélec, que estaba acompañado por Ficol, jefe de su

ejército, le dijo a Abraham:—Dios está contigo en todo lo que haces. 23Júrame ahora, por Dios mismo, que no me trata-rás a mí con falsedad, ni tampoco a mis hijos ni a mis descendientes. Júrame que a mí y al país que te ha recibido como extranjero nos tratarás con la misma lealtad con que yo te he tratado. 24—¡Lo juro! —respondió Abraham. 25Luego Abraham se quejó ante Abimé-lec por causa de un pozo de agua del cual los siervos de Abimélec se habían apropiado. 26Pero Abimélec dijo:—No sé quién pudo haberlo hecho. Me acabo de enterar, pues tú no me lo habías dicho. 27Entonces Abraham llevó ovejas y vacas, y se las dio a Abimélec, y los dos hicieron un pacto. 28Pero Abraham apartó siete corderas del rebaño, 29por lo que Abimélec le pre-guntó:—¿Qué pasa? ¿Por qué has apartado estas siete corderas? 30—Acepta estas siete corderas —le contestó Abraham—. Ellas servirán de prueba de que yo cavé este pozo. 31Por eso a aquel lugar le dieron el nombre de Berseba, porque allí los dos hicieron un juramento. 32Después de haber hecho el pacto en Berseba, Abimélec y Ficol, el jefe de su ejército, volvieron al país de los filisteos. 33Abraham plantó un tama-risco en Berseba, y en ese lugar invocó el nombre del Señor, el Dios eterno. 34Y se quedó en el país de los filisteos durante mucho tiempo._______________________________Salmos 14 (NVI)Al director musical. Salmo de David.14Dice el necio en su corazón: «No hay Dios.» Están corrompidos, sus obras son detestables; ¡no hay uno solo que

haga lo bueno! 2Desde el cielo el Señor contempla a los mortales, para ver si hay alguien que sea sensato y busque a Dios. 3Pero todos se han descarriado, a una se han corrompido. No hay nadie que haga lo bueno; ¡no hay uno solo! 4¿Acaso no entienden todos los que hacen lo malo, los que devoran a mi pueblo como si fuera pan? ¡Jamás invo-can al Señor! 5Allí los tienen, sobrecogi-dos de miedo, pero Dios está con los que son justos. 6Ustedes frustran los planes de los pobres, pero el Señor los protege. 7¡Quiera Dios que de Sión venga la salvación de Israel! Cuando el Señor restaure a su pueblo, ¡Jacob se regocijará, Israel se alegrará!_______________________________

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Día 8 - Lunes 02.02.15:Lucas 9: 1-27 (NVI)Jesús envía a los doce9Habiendo reunido a los doce, Jesús les dio poder y autoridad para expulsar a todos los demonios y para sanar enfermedades. 2Entonces los envió a predicar el reino de Dios y a sanar a los enfermos. 3«No lleven nada para el camino: ni bastón, ni bolsa, ni pan, ni dinero, ni dos mudas de ropa —les dijo—. 4En cualquier casa que entren, quédense allí hasta que salgan del pueblo. 5Si no los reciben bien, al salir de ese pueblo, sacúdanse el polvo de los pies como un testimonio contra sus habitantes.» 6Así que partieron y fueron por todas partes de pueblo en pueblo, predicando el evangelio y sanando a la gente. 7Herodes el tetrarca se enteró de todo lo que estaba sucediendo. Estaba perplejo porque algunos decían que Juan había resucitado; 8otros, que se había aparecido Elías; y otros, en fin, que había resucitado alguno de los anti-guos profetas. 9Pero Herodes dijo: «A Juan mandé que le cortaran la cabeza; ¿quién es, entonces, éste de quien oigo tales cosas?» Y procuraba verlo.

Jesús alimenta a los cinco mil10Cuando regresaron los apóstoles, le relataron a Jesús lo que habían hecho. Él se los llevó consigo y se retiraron solos a un pueblo llamado Betsaida, 11pero la gente se enteró y lo siguió. Él los recibió y les habló del reino de Dios. También sanó a los que lo necesitaban. 12Al atardecer se le acercaron los doce y le dijeron:—Despide a la gente, para que vaya a buscar alojamiento y comida

en los campos y pueblos cercanos, pues donde estamos no hay nada. 13—Denles ustedes mismos de comer —les dijo Jesús.—No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a menos que vayamos a comprar comida para toda esta gente —objetaron ellos, 14porque había allí unos cinco mil hom-bres.Pero Jesús dijo a sus discípu-los:—Hagan que se sienten en grupos como de cincuenta cada uno. 15Así lo hicieron los discípulos, y se sentaron todos. 16Entonces Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados, y mirando al cielo, los bendijo. Luego los partió y se los dio a los discípulos para que se los repartieran a la gente. 17Todos comie-ron hasta quedar satisfechos, y de los pedazos que sobraron se recogieron doce canastas.

La confesión de Pedro18Un día cuando Jesús estaba orando para sí, estando allí sus discípulos, les preguntó:—¿Quién dice la gente que soy yo? 19—Unos dicen que Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que uno de los antiguos profetas ha resuci-tado —respondieron. 20—Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?—El Cristo de Dios —afirmó Pedro. 21Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran esto a nadie. Y les dijo: 22—El Hijo del hombre tiene que sufrir muchas cosas y ser rechazado por los ancianos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley. Es necesario que lo maten y que resucite al tercer día. 23Dirigiéndo-se a todos, declaró:—Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz cada día y me siga.

24Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará. 25¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se destruye a sí mismo? 26Si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras, el Hijo del hombre se aver-gonzará de él cuando venga en su gloria y en la gloria del Padre y de los santos ángeles. 27Además, les aseguro que algunos de los aquí presentes no sufrirán la muerte sin antes haber visto el reino de Dios._______________________________Génesis 15 (NVI)Dios hace un pacto con Abram15Después de esto, la palabra del Señor vino a Abram en una visión: «No temas, Abram. Yo soy tu escudo, y muy grande será tu recompensa.» 2Pero Abram le respondió:—Señor y Dios, ¿para qué vas a darme algo, si aún sigo sin tener hijos, y el heredero de mis bienes será Eliezer de Damasco? 3Como no me has dado ningún hijo, mi herencia la recibirá uno de mis criados. 4—¡No! Ese hombre no ha de ser tu heredero —le contestó el Señor—. Tu heredero será tu propio hijo. 5Luego el Señor lo llevó afuera y le dijo:—Mira hacia el cielo y cuenta las estrellas, a ver si puedes. ¡Así de numerosa será tu descendencia! 6Abram creyó al Señor, y el Señor lo reconoció a él como justo. 7Además, le dijo:—Yo soy el Señor, que te hice salir de Ur de los caldeos para darte en posesión esta tierra. 8Pero Abram le preguntó:—Señor y Dios, ¿cómo sabré que voy a poseerla? 9El-Señor le respondió:—Tráeme una ternera, una cabra y un carnero, todos

ellos de tres años, y también una tórtola y un pichón de paloma. 10Abram llevó todos estos animales, los partió por la mitad, y puso una mitad frente a la otra, pero a las aves no las partió. 11Y las aves de rapiña comenzaron a lanzarse sobre los animales muertos, pero Abram las espantaba. 12Al anochecer, Abram cayó en un profundo sueño, y lo envolvió una oscuridad aterradora. 13El Señor le dijo:—Debes saber que tus descendientes vivirán como extranjeros en tierra extraña, donde serán esclavi-zados y maltratados durante cuatro-cientos años. 14Pero yo castigaré a la nación que los esclavizará, y luego tus descendientes saldrán en libertad y con grandes riquezas. 15Tú, en cambio, te reunirás en paz con tus antepasados, y te enterrarán cuando ya seas muy anciano. 16Cuatro generaciones des-pués tus descendientes volverán a este lugar, porque antes de eso no habrá llegado al colmo la iniquidad de los amorreos. 17Cuando el sol se puso y cayó la noche, aparecieron una hornilla humeante y una antorcha encendida, las cuales pasaban entre los animales descuartizados. 18En aquel día elSe-ñorhizo un pacto con Abram. Le dijo:—A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el gran río, el Éufrates. 19Me refiero a la tierra de los quenitas, los quenizitas, los cadmo-neos, 20los hititas, los ferezeos, los refaítas, 21los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos._______________________________Salmos 8 (NVI)Al director musical. Sígase la tonada de «La canción del lagar». Salmo de David.

8Oh Señor, soberano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra! ¡Has puesto tu gloria sobre los cielos! 2Por causa de tus adversarios has hecho que brote la alabanza de labios de los pequeñitos y de los niños de pecho, para silenciar al enemigo y al rebelde. 3Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que allí fijaste, 4me pregunto: «¿Qué es el hombre, para que en él pienses? ¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en cuenta?» 5Pues lo hiciste poco menos que un dios, y lo coronaste de gloria y de honra: 6lo entronizaste sobre la obra de tus manos, todo lo sometiste a su dominio; 7todas las ovejas, todos los bueyes, todos los ani-males del campo, 8las aves del cielo, los peces del mar, y todo lo que surca los senderos del mar. 9Oh Señor, sobe-rano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra!

Día 9 - Martes 03.02.15:Lucas 9: 28-62 (NVI)La transfiguración28Unos ocho días después de decir esto, Jesús, acompañado de Pedro, Juan y Jacobo, subió a una montaña a orar. 29Mientras oraba, su rostro se transformó, y su ropa se tornó blanca y radiante. 30Y aparecieron dos persona-jes —Moisés y Elías— que conversa-ban con Jesús. 31Tenían un aspecto glorioso, y hablaban de la partida de Jesús, que él estaba por llevar a cabo en Jerusalén. 32Pedro y sus compañe-ros estaban rendidos de sueño, pero cuando se despabilaron, vieron su gloria y a los dos personajes que esta-

ban con él. 33Mientras éstos se aparta-ban de Jesús, Pedro, sin saber lo que estaba diciendo, propuso:—Maestro, ¡qué bien que estemos aquí! Podemos levantar tres albergues: uno para ti, otro para Moisés y otro para Elías. 34Estaba hablando todavía cuando apareció una nube que los envolvió, de modo que se asustaron. 35Entonces salió de la nube una voz que dijo: «Éste es mi Hijo, mi escogido; escúchenlo.» 36Después de oírse la voz, Jesús quedó solo. Los dis-cípulos guardaron esto en secreto, y por algún tiempo a nadie contaron nada de lo que habían visto.

Jesús sana a un muchachoendemoniado37Al día siguiente, cuando bajaron de la montaña, le salió al encuentro mucha gente. 38Y un hombre de entre la multi-tud exclamó:—Maestro, te ruego que atiendas a mi hijo, pues es el único que tengo. 39Resulta que un espíritu se posesiona de él, y de repente el mucha-cho se pone a gritar; también lo sacude con violencia y hace que eche espuma-rajos. Cuando lo atormenta, a duras penas lo suelta. 40Ya les rogué a tus discípulos que lo expulsaran, pero no pudieron. 41—¡Ah, generación incrédu-la y perversa! —respondió Jesús—. ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes y soportarlos? Trae acá a tu hijo. 42Estaba acercándose el mucha-cho cuando el demonio lo derribó con una convulsión. Pero Jesús reprendió al espíritu maligno, sanó al muchacho y se lo devolvió al padre. 43Y todos se que-daron asombrados de la grandeza de Dios.En medio de tanta admiración por

todo lo que hacía, Jesús dijo a sus discí-pulos: 44—Presten mucha atención a lo que les voy a decir: El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres. 45Pero ellos no entendían lo que quería decir con esto. Les estaba encubierto para que no lo comprendie-ran, y no se atrevían a preguntárselo. ¿Quién va a ser el más importante? 46Surgió entre los discípulos una discu-sión sobre quién de ellos sería el más importante. 47Como Jesús sabía bien lo que pensaban, tomó a un niño y lo puso a su lado. 48—El que recibe en mi nombre a este niño —les dijo—, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. El que es más insignificante entre todos ustedes, ése es el más importante. 49—Maestro —in-tervino Juan—, vimos a un hombre que expulsaba demonios en tu nombre; pero como no anda con nosotros, tratamos de impedírselo. 50—No se lo impidan —les replicó Jesús—, porque el que no está contra ustedes está a favor de ustedes.

La oposición de los samaritanos51Como se acercaba el tiempo de que fuera llevado al cielo, Jesús se hizo el firme propósito de ir a Jerusalén. 52En-vió por delante mensajeros, que entra-ron en un pueblo samaritano para pre-pararle alojamiento; 53pero allí la gente no quiso recibirlo porque se dirigía a Jerusalén. 54Cuando los discípulos Jacobo y Juan vieron esto, le pregunta-ron:—Señor, ¿quieres que hagamos caer fuego del cielo para que los des-truya? 55Pero Jesús se volvió a ellos y los reprendió. 56Luego siguieron la jornada a otra aldea.

Lo que cuesta seguir a Jesús57Iban por el camino cuando alguien le dijo:—Te seguiré a dondequiera que vayas. 58—Las zorras tienen madrigue-ras y las aves tienen nidos —le respon-dió Jesús—, pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza. 59A otro le dijo:—Sígueme.—Señor —le contestó—, primero déjame ir a enterrar a mi padre. 60—Deja que los muertos entierren a sus propios muertos, pero tú ve y proclama el reino de Dios —le repli-có Jesús. 61Otro afirmó:—Te seguiré, Señor; pero primero déjame despedir-me de mi familia. 62Jesús le respon-dió:—Nadie que mire atrás después de poner la mano en el arado es apto para el reino de Dios._______________________________Génesis 16 (NVI)Agar e Ismael16Saray, la esposa de Abram, no le había dado hijos. Pero como tenía una esclava egipcia llamada Agar, 2Saray le dijo a Abram:—El Señor me ha hecho estéril. Por lo tanto, ve y acuéstate con mi esclava Agar. Tal vez por medio de ella podré tener hijos.Abram aceptó la propuesta que le hizo Saray. 3Entonces ella tomó a Agar, la esclava egipcia, y se la entregó a Abram como mujer. Esto ocurrió cuando ya hacía diez años que Abram vivía en Canaán. 4Abram tuvo relaciones con Agar, y ella concibió un hijo. Al darse cuenta Agar de que estaba embarazada, comenzó a mirar con desprecio a su dueña. 5Entonces Saray le dijo a Abram:—¡Tú tienes la culpa de mi afrenta! Yo puse a mi escla-va en tus brazos, y ahora que se ve em-barazada me mira con desprecio. ¡Que

el Señor juzgue entre tú y yo! 6—Tu esclava está en tus manos —contestó Abram—; haz con ella lo que bien te parezca.Y de tal manera comenzó Saray a maltratar a Agar, que ésta huyó al desierto. 7Allí, junto a un manantial que está en el camino a la región de Sur, la encontró el ángel del Señor 8y le preguntó:—Agar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y a dónde vas?—Estoy huyendo de mi dueña Saray —respon-dió ella. 9—Vuelve junto a ella y somé-tete a su autoridad —le dijo el ángel—. 10De tal manera multiplicaré tu descen-dencia, que no se podrá contar. 11»Es-tás embarazada, y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Ismael, porque el Señor ha escuchado tu aflicción. 12Será un hombre indómito como asno salvaje. Luchará contra todos, y todos lucharán contra él; y vivirá en conflicto con todos sus hermanos. 13Como el Señor le había hablado, Agar le puso por nombre «El Dios que me ve», pues se decía: «Ahora he visto al que me ve.» 14Por eso también el pozo que está entre Cades y Béred se conoce con el nombre de «Pozo del Viviente que me ve». 15Agar le dio a Abram un hijo, a quien Abram llamó Ismael. 16Abram tenía ochenta y seis años cuando nació Ismael._______________________________Salmos 9 (NVI)Al director musical. Sígase la tonada de «La muerte del hijo». Salmo de David.9Quiero alabarte, Señor, con todo el corazón, y contar todas tus maravillas. 2Quiero alegrarme y regocijarme en ti, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo. 3Mis enemigos retroceden; tropiezan y

perecen ante ti. 4Porque tú me has hecho justicia, me has vindicado; tú, juez justo, ocupas tu trono. 5Reprendis-te a los paganos, destruiste a los malva-dos; ¡para siempre borraste su memo-ria! 6Desgracia sin fin cayó sobre el enemigo; arrancaste de raíz sus ciuda-des, y hasta su recuerdo se ha desva-necido. 7Pero el Señor reina por siem-pre; para emitir juicio ha establecido su trono. 8Juzgará al mundo con justicia; gobernará a los pueblos con equidad. 9El Señor es refugio de los oprimidos; es su baluarte en momentos de angus-tia. 10En ti confían los que conocen tu nombre, porque tú, Señor, jamás aban-donas a los que te buscan. 11Canten salmos al Señor, el rey de Sión; procla-men sus proezas entre las naciones. 12El vengador de los inocentes se acuerda de ellos; no pasa por alto el clamor de los afligidos. 13Ten compa-sión de mí, Señor; mira cómo me afli-gen los que me odian. Sácame de las puertas de la muerte, 14para que en las puertas de Jerusalén proclame tus ala-banzas y me regocije en tu salvación. 15Han caído los paganos en la fosa que han cavado; sus pies quedaron atrapa-dos en la red que ellos mismos escon-dieron. 16Al Señor se le conoce porque imparte justicia; el malvado cae en la trampa que él mismo tendió. 17Bajan al sepulcro los malvados, todos los paga-nos que de Dios se olvidan. 18Pero no se olvidará para siempre al necesitado,ni para siempre se perderá la esperan-za del pobre. 19¡Levántate, Señor! No dejes que el hombre prevalezca; ¡haz que las naciones comparezcan ante ti! 20Infúndeles terror, Señor; ¡que los

pueblos sepan que son simples mortales!

Día 10 - Miércoles 04.02.15:Lucas 10: 1-20 (NVI)Jesús envía a los setenta y dos10Después de esto, el Señor escogió a otros setenta y dos para enviarlos de dos en dos delante de él a todo pueblo y lugar adonde él pensaba ir. 2«Es abundante la cosecha —les dijo—, pero son pocos los obreros. Pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que mande obreros a su campo. 3¡Vayan ustedes! Miren que los envío como cor-deros en medio de lobos. 4No lleven monedero ni bolsa ni sandalias; ni se detengan a saludar a nadie por el camino. 5»Cuando entren en una casa, digan primero: “Paz a esta casa.” 6Si hay allí alguien digno de paz, gozará de ella; y si no, la bendición no se cumplirá. 7Quédense en esa casa, y coman y beban de lo que ellos tengan, porque el trabajador tiene derecho a su sueldo. No anden de casa en casa. 8»Cuando entren en un pueblo y los reciban, coman lo que les sirvan. 9Sanen a los enfermos que encuentren allí y dígan-les: “El reino de Dios ya está cerca de ustedes.” 10Pero cuando entren en un pueblo donde no los reciban, salgan a las plazas y digan: 11“Aun el polvo de este pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos en protesta contra ustedes. Pero tengan por seguro que ya está cerca el reino de Dios.” 12Les digo que en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma que para ese pueblo. 13»¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Si se hubieran hecho en Tiro y en Sidón los milagros

que se hicieron en medio de ustedes, ya hace tiempo que se habrían arrepentido con grandes lamentos. 14Pero en el juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón que para ustedes. 15Y tú, Capernaúm, ¿acaso serás levantada hasta el cielo? No, sino que descende-rás hasta el abismo. 16»El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza a mí, rechaza al que me envió.» 17Cuando los setenta y dos regresaron, dijeron conten-tos:—Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre. 18—Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo —respondió él—. 19Sí, les he dado autoridad a ustedes para pisotear ser-pientes y escorpiones y vencer todo el poder del enemigo; nada les podrá hacer daño. 20Sin embargo, no se ale-gren de que puedan someter a los espí-ritus, sino alégrense de que sus nom-bres están escritos en el cielo._______________________________Génesis 17 (NVI)El pacto y la circuncisión17Cuando Abram tenía noventa y nueve años, el Señor se le apareció y le dijo:—Yo soy el Dios Todopoderoso. Vive en mi presencia y sé intachable. 2Así confirmaré mi pacto contigo, y mul-tiplicaré tu descendencia en gran manera. 3Al oír que Dios le hablaba, Abram cayó rostro en tierra, y Dios con-tinuó: 4—Éste es el pacto que establez-co contigo: Tú serás el padre de una multitud de naciones. 5Ya no te llama-rás Abram, sino que de ahora en ade-lante tu nombre será Abraham, porque te he confirmado como padre de una

multitud de naciones. 6Te haré tan fecundo que de ti saldrán reyes y nacio-nes. 7Estableceré mi pacto contigo y con tu descendencia, como pacto per-petuo, por todas las generaciones. Yo seré tu Dios, y el Dios de tus descen-dientes. 8A ti y a tu descendencia les daré, en posesión perpetua, toda la tierra de Canaán, donde ahora andan peregrinando. Y yo seré su Dios. 9Dios también le dijo a Abraham:—Cumple con mi pacto, tú y toda tu descendencia, por todas las generaciones. 10Y éste es el pacto que establezco contigo y con tu descendencia, y que todos deberán cumplir: Todos los varones entre uste-des deberán ser circuncidados. 11Cir-cuncidarán la carne de su prepucio, y ésa será la señal del pacto entre noso-tros. 12Todos los varones de cada generación deberán ser circuncidados a los ocho días de nacidos, tanto los niños nacidos en casa como los que hayan sido comprados por dinero a un extranjero y que, por lo tanto, no sean de la estirpe de ustedes. 13Todos sin excepción, tanto el nacido en casa como el que haya sido comprado por dinero, deberán ser circuncidados. De esta manera mi pacto quedará como una marca indeleble en la carne de ustedes, como un pacto perpetuo. 14Pero el varón incircunciso, al que no se le haya cortado la carne del prepu-cio, será eliminado de su pueblo por quebrantar mi pacto. 15También le dijo Dios a Abraham:—A Saray, tu esposa, ya no la llamarás Saray, sino que su nombre será Sara. 16Yo la bendeciré, y por medio de ella te daré un hijo. Tanto la bendeciré, que será madre de nacio-

nes, y de ella surgirán reyes de pueblos. 17Entonces Abraham inclinó el rostro hasta el suelo y se rió de pensar: «¿Acaso puede un hombre tener un hijo a los cien años, y ser madre Sara a los noventa?» 18Por eso le dijo a Dios:—¡Concédele a Ismael vivir bajo tu bendición! 19A lo que Dios contes-tó:—¡Pero es Sara, tu esposa, la que te dará un hijo, al que llamarás Isaac! Yo estableceré mi pacto con él y con sus descendientes, como pacto perpetuo. 20En cuanto a Ismael, ya te he escu-chado. Yo lo bendeciré, lo haré fecundo y le daré una descendencia numerosa. Él será el padre de doce príncipes. Haré de él una nación muy grande. 21Pero mi pacto lo estableceré con Isaac, el hijo que te dará Sara de aquí a un año, por estos días. 22Cuando Dios terminó de hablar con Abraham, se retiró de su presencia. 23Ese mismo día Abraham tomó a su hijo Ismael, a los criados nacidos en su casa, a los que había comprado con su dinero y a todos los otros varones que había en su casa, y los circuncidó, tal como Dios se lo había mandado. 24Abraham tenía noventa y nueve años cuando fue circuncidado, 25mientras que su hijo Ismael tenía trece. 26Así que ambos fueron circunci-dados el mismo día 27junto con todos los varones de su casa, tanto los naci-dos en ella como los comprados a extranjeros._______________________________Salmos 10 (NVI)Lámed10¿Por qué, Señor, te mantienes dis-tante? ¿Por qué te escondes en mo-mentos de angustia? 2Con arrogancia

persigue el malvado al indefenso, pero se enredará en sus propias artimañas. 3El malvado hace alarde de su propia codicia; alaba al ambicioso y menospre-cia al Señor. 4El malvado levanta inso-lente la nariz, y no da lugar a Dios en sus pensamientos. 5Todas sus empre-sas son siempre exitosas; tan altos y alejados de él están tus juicios que se burla de todos sus enemigos. 6Y se dice a sí mismo: «Nada me hará caer. Siempre seré feliz. Nunca tendré pro-blemas.» 7Llena está su boca de maldi-ciones, de mentiras y amenazas; bajo su lengua esconde maldad y violencia. 8Se pone al acecho en las aldeas, se esconde en espera de sus víctimas, y asesina a mansalva al inocente. 9Cual león en su guarida se agazapa, listo para atrapar al indefenso; le cae encima y lo arrastra en su red. 10Bajo el peso de su poder, sus víctimas caen por tierra. 11Se dice a sí mismo: «Dios se ha olvidado. Se cubre el rostro. Nunca ve nada.» 12¡Levántate, Señor! ¡Levan-ta, oh Dios, tu brazo! ¡No te olvides de los indefensos! 13¿Por qué te ha de menospreciar el malvado? ¿Por qué ha de pensar que no lo llamarás a cuen-tas? 14Pero tú ves la opresión y la vio-lencia, las tomas en cuenta y te harás cargo de ellas. Las víctimas confían en ti; tú eres la ayuda de los huérfanos. 15¡Rómpeles el brazo al malvado y al impío! ¡Pídeles cuentas de su maldad, y haz que desaparezcan por completo! 16El Señor es rey eterno; los paganos serán borrados de su tierra. 17Tú, Señor, escuchas la petición de los inde-fensos, les infundes aliento y atiendes a su clamor. 18Tú defiendes al huérfano y

al oprimido, para que el hombre, hecho de tierra, no siga ya sembrando el terror.

Día 11 - Jueves 05.02.15:Lucas 10: 21-42 (NVI)21En aquel momento Jesús, lleno de alegría por el Espíritu Santo, dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque habiendo escondido estas cosas de los sabios e instruidos, se las has revelado a los que son como niños. Sí, Padre, porque esa fue tu buena voluntad. 22»Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelárse-lo.» 23Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. 24Les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven, pero no lo vieron; y oír lo que ustedes oyen, pero no lo oyeron.»

Parábola del buen samaritano25En esto se presentó un experto en la ley y, para poner a prueba a Jesús, le hizo esta pregunta:—Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna? 26Jesús replicó:—¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo la interpretas tú? 27Como respuesta el hombre citó:—“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”, y: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” 28—Bien contestado —le dijo Jesús—. Haz eso y vivirás. 29Pero él quería justificarse, así que le preguntó a Jesús:—¿Y quién es mi prójimo? 30Jesús respondió:—Baja-

ba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de unos ladrones. Le quitaron la ropa, lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto. 31Re-sulta que viajaba por el mismo camino un sacerdote quien, al verlo, se desvió y siguió de largo. 32Así también llegó a aquel lugar un levita, y al verlo, se desvió y siguió de largo. 33Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba el hombre y, viéndolo, se compadeció de él. 34Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó. Luego lo montó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un aloja-miento y lo cuidó. 35Al día siguiente, sacó dos monedas de plata y se las dio al dueño del alojamiento. “Cuídemelo —le dijo—, y lo que gaste usted de más, se lo pagaré cuando yo vuelva.” 36¿Cuál de estos tres piensas que demostró ser el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? 37—El que se compadeció de él —contestó el experto en la ley.—Anda entonces y haz tú lo mismo —concluyó Jesús.

En casa de Marta y María38Mientras iba de camino con sus discí-pulos, Jesús entró en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. 39Tenía ella una hermana llama-da María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba lo que él decía. 40Marta, por su parte, se sentía abru-mada porque tenía mucho que hacer. Así que se acercó a él y le dijo:—Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sirviendo sola? ¡Dile que me ayude! 41—Marta, Marta —le con-testó Jesús—, estás inquieta y preocu-

pada por muchas cosas, 42pero sólo una es necesaria. María ha escogido la mejor, y nadie se la quitará._______________________________Génesis 18 (NVI)La visita del Señor18El Señor se le apareció a Abraham junto al encinar de Mamré, cuando Abraham estaba sentado a la entrada de su carpa, a la hora más calurosa del día. 2Abraham alzó la vista, y vio a tres hombres de pie cerca de él. Al verlos, corrió desde la entrada de la carpa a saludarlos. Inclinándose hasta el suelo, 3dijo:—Mi señor, si este servidor suyo cuenta con su favor, le ruego que no me pase de largo. 4Haré que les traigan un poco de agua para que ustedes se laven los pies, y luego podrán descan-sar bajo el árbol. 5Ya que han pasado por donde está su servidor, déjenme traerles algo de comer para que se sien-tan mejor antes de seguir su cami-no.—¡Está bien —respondieron ellos—, hazlo así! 6Abraham fue rápidamente a la carpa donde estaba Sara, y le dijo:—¡Date prisa! Toma unos veinte kilos de harina fina, amásalos y haz unos panes. 7Después Abraham fue corriendo adonde estaba el ganado, eligió un ternero bueno y tierno, y se lo dio a su sirviente, quien a toda prisa se puso a prepararlo. 8Luego les sirvió requesón y leche con el ternero que estaba preparado. Mientras comían, Abraham se quedó de pie junto a ellos, debajo del árbol. 9Entonces ellos le pre-guntaron:—¿Dónde está Sara, tu espo-sa?—Allí en la carpa —les respondió. 10—Dentro de un año volveré a verte —dijo uno de ellos—, y para entonces

tu esposa Sara tendrá un hijo.Sara estaba escuchando a la entrada de la carpa, a espaldas del que hablaba. 11Abraham y Sara eran ya bastante ancianos, y Sara ya había dejado de menstruar. 12Por eso, Sara se rió y pensó: «¿Acaso voy a tener este placer, ahora que ya estoy consumida y mi esposo es tan viejo?» 13Pero el Señor le dijo a Abraham:—¿Por qué se ríe Sara? ¿No cree que podrá tener un hijo en su vejez? 14¿Acaso hay algo impo-sible para el Señor? El año que viene volveré a visitarte en esta fecha, y para entonces Sara habrá tenido un hijo. 15Sara, por su parte, tuvo miedo y mintió al decirle:—Yo no me estaba riendo.Pero el Señor le replicó:—Sí te reíste.

Abraham intercede en favor de Sodoma16Luego aquellos visitantes se levanta-ron y partieron de allí en dirección a Sodoma. Abraham los acompañó para despedirlos. 17Pero el Señor estaba pensando: «¿Le ocultaré a Abraham lo que estoy por hacer? 18Es un hecho que Abraham se convertirá en una nación grande y poderosa, y en él serán bendecidas todas las naciones de la tierra. 19Yo lo he elegido para que ins-truya a sus hijos y a su familia, a fin de que se mantengan en el camino del Señor y pongan en práctica lo que es justo y recto. Así el Señor cumplirá lo que le ha prometido.» 20Entonces el Señor le dijo a Abraham:—El clamor contra Sodoma y Gomorra resulta ya insoportable, y su pecado es gravísimo. 21Por eso bajaré, a ver si realmente sus acciones son tan malas como el clamor

contra ellas me lo indica; y si no, he de saberlo. 22Dos de los visitantes partie-ron de allí y se encaminaron a Sodoma, pero Abraham se quedó de pie frente al Señor. 23Entonces se acercó al Señor y le dijo:—¿De veras vas a exterminar al justo junto con el malvado? 24Quizá haya cincuenta justos en la ciudad. ¿Exterminarás a todos, y no perdonarás a ese lugar por amor a los cincuenta justos que allí hay? 25¡Lejos de ti el hacer tal cosa! ¿Matar al justo junto con el malvado, y que ambos sean tratados de la misma manera? ¡Jamás hagas tal cosa! Tú, que eres el Juez de toda la tierra, ¿no harás justicia? 26El Señor le respondió:—Si encuentro cincuenta justos en Sodoma, por ellos perdonaré a toda la ciudad. 27Abraham le dijo:—Reconozco que he sido muy atre-vido al dirigirme a mi Señor, yo, que apenas soy polvo y ceniza. 28Pero tal vez falten cinco justos para completar los cincuenta. ¿Destruirás a toda la ciudad si faltan esos cinco?—Si encuentro cuarenta y cinco justos no la destruiré —contestó el Señor. 29Pero Abraham insistió:—Tal vez se encuen-tren sólo cuarenta.—Por esos cuarenta justos, no destruiré la ciudad —respon-dió el Señor. 30Abraham volvió a insis-tir:—No se enoje mi Señor, pero permí-tame seguir hablando. Tal vez se encuentren sólo treinta.—No lo haré si encuentro allí a esos treinta —contestó el Señor. 31Abraham siguió insistien-do:—Sé que he sido muy atrevido en hablarle así a mi Señor, pero tal vez se encuentren sólo veinte.—Por esos veinte no la destruiré. 32Abraham volvió a decir:—No se enoje mi Señor, pero

permítame hablar una vez más. Tal vez se encuentren sólo diez ...—Aun por esos diez no la destruiré —respondió el Señor por última vez. 33Cuando el Señor terminó de hablar con Abraham, se fue de allí, y Abraham regresó a su carpa._______________________________Salmos 11 (NVI)Al director musical. Salmo de David.11En el Señor hallo refugio. ¿Cómo, pues, se atreven a decirme: «Huye al monte, como las aves»? 2Vean cómo tensan sus arcos los malvados: prepa-ran las flechas sobre la cuerda para dis-parar desde las sombras contra los rectos de corazón. 3Cuando los funda-mentos son destruidos, ¿qué le queda al justo? 4El Señor está en su santo templo, en los cielos tiene el Señor su trono, y atentamente observa al ser humano; con sus propios ojos lo exami-na. 5El Señor examina a justos y a mal-vados, y aborrece a los que aman la vio-lencia. 6Hará llover sobre los malvados ardientes brasas y candente azufre; ¡un viento abrasador será su suerte! 7Justo es el Señor, y ama la justicia; por eso los íntegros contemplarán su rostro.

Día 12 - Viernes 06.02.15:Lucas 11: 1-28 (NVI)Jesús enseña sobre la oración11Un día estaba Jesús orando en cierto lugar. Cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos:—Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus dis-cípulos. 2Él les dijo:—Cuando oren, digan: »“Padre, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. 3Danos cada día nuestro pan cotidiano. 4Perdónanos nuestros pecados, porque también

nosotros perdonamos a todos los que nos ofenden. No nos dejes caer en ten-tación” 5»Supongamos —continuó— que uno de ustedes tiene un amigo, y a medianoche va y le dice: “Amigo, prés-tame tres panes, 6pues se me ha pre-sentado un amigo recién llegado de viaje, y no tengo nada que ofrecerle.” 7Y el que está adentro le contesta: “No me molestes. Ya está cerrada la puerta, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme a darte nada.” 8Les digo que, aunque no se levante a darle pan por ser amigo suyo, sí se levantará por su impertinencia y le dará cuanto necesite. 9»Así que yo les digo: Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá la puerta. 10Por-que todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre. 11»¿Quién de ustedes que sea padre, si su hijo le pide un pescado, le dará en cambio una serpiente? 12¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? 13Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!

Jesús y Beelzebú14En otra ocasión Jesús expulsaba de un hombre a un demonio que lo había dejado mudo. Cuando salió el demonio, el mudo habló, y la gente se quedó asombrada. 15Pero algunos dijeron: «Éste expulsa a los demonios por medio de Beelzebú, príncipe de los demonios.» 16Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal del cielo. 17Como él conocía sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido contra sí

mismo quedará asolado, y una casa dividida contra sí misma se derrumbará. 18Por tanto, si Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo puede mante-nerse en pie su reino? Lo pregunto porque ustedes dicen que yo expulso a los demonios por medio de Beelzebú. 19Ahora bien, si yo expulso a los demo-nios por medio de Beelzebú, ¿los segui-dores de ustedes por medio de quién los expulsan? Por eso ellos mismos los juzgarán a ustedes. 20Pero si expulso a los demonios con el poder de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el reino de Dios. 21»Cuando un hombre fuerte y bien armado cuida su hacienda, sus bienes están seguros. 22Pero si lo ataca otro más fuerte que él y lo vence, le quita las armas en que confiaba y reparte el botín. 23»El que no está de mi parte, está contra mí; y el que conmi-go no recoge, esparce. 24»Cuando un espíritu maligno sale de una persona, va por lugares áridos buscando un des-canso. Y al no encontrarlo, dice: “Volve-ré a mi casa, de donde salí.” 25Cuando llega, la encuentra barrida y arreglada. 26Luego va y trae otros siete espíritus más malvados que él, y entran a vivir allí. Así que el estado final de aquella persona resulta peor que el inicial.» 27Mientras Jesús decía estas cosas, una mujer de entre la multitud excla-mó:—¡Dichosa la mujer que te dio a luz y te amamantó! 28—Dichosos más bien —contestó Jesús— los que oyen la palabra de Dios y la obedecen._______________________________Génesis 19 (NVI)Destrucción de Sodoma y Gomorra19Caía la tarde cuando los dos ánge-

les llegaron a Sodoma. Lot estaba sen-tado a la entrada de la ciudad. Al verlos, se levantó para recibirlos y se postró rostro en tierra. 2Les dijo:—Por favor, señores, les ruego que pasen la noche en la casa de este servidor suyo. Allí podrán lavarse los pies, y mañana al amanecer seguirán su camino.—No, gracias —respondieron ellos—. Pasare-mos la noche en la plaza. 3Pero tanto les insistió Lot que fueron con él y entra-ron en su casa. Allí Lot les preparó una buena comida y coció panes sin levadu-ra, y ellos comieron. 4Aún no se habían acostado cuando los hombres de la ciudad de Sodoma rodearon la casa. Todo el pueblo sin excepción, tanto jóvenes como ancianos, estaba allí pre-sente. 5Llamaron a Lot y le dije-ron:—¿Dónde están los hombres que vinieron a pasar la noche en tu casa? ¡Échalos afuera! ¡Queremos acostarnos con ellos! 6Lot salió a la puerta y, cerrándola detrás de sí, 7les dijo:—Por favor, amigos míos, no cometan tal per-versidad. 8Tengo dos hijas que todavía son vírgenes; voy a traérselas para que hagan con ellas lo que les plazca, pero a estos hombres no les hagan nada, pues han venido a hospedarse bajo mi techo. 9—¡Quítate de ahí! —le contes-taron, y añadieron—: Éste ni siquiera es de aquí, y ahora nos quiere mandar. ¡Pues ahora te vamos a tratar peor que a ellos!Entonces se lanzaron contra Lot y se acercaron a la puerta con intencio-nes de derribarla. 10Pero los dos hom-bres extendieron los brazos, metieron a Lot en la casa y cerraron la puerta. 11Luego, a los jóvenes y ancianos que se agolparon contra la puerta de la casa

los dejaron ciegos, de modo que ya no podían encontrar la puerta. 12Luego le advirtieron a Lot:—¿Tienes otros fami-liares aquí? Saca de esta ciudad a tus yernos, hijos, hijas, y a todos los que te pertenezcan, 13porque vamos a des-truirla. El clamor contra esta gente ha llegado hasta elSeñor, y ya resulta inso-portable. Por eso nos ha enviado a des-truirla. 14Lot salió para hablar con sus futuros yernos, es decir, con los prome-tidos de sus hijas.—¡Apúrense! —les dijo—. ¡Abandonen la ciudad, porque elSeñorestá por destruirla!Pero ellos creían que Lot estaba bromeando, 15así que al amanecer los ángeles insistieron con Lot. Exclamaron:—¡Apú-rate! Llévate a tu esposa y a tus dos hijas que están aquí, para que no perez-can cuando la ciudad sea castigada. 16Como Lot titubeaba, los hombres lo tomaron de la mano, lo mismo que a su esposa y a sus dos hijas, y los sacaron de la ciudad, porque el Señor les tuvo compasión. 17Cuando ya los habían sacado de la ciudad, uno de los ángeles le dijo:—¡Escápate! No mires hacia atrás, ni te detengas en ninguna parte del valle. Huye hacia las montañas, no sea que perezcas. 18—¡No, señor mío, por favor! —respondió Lot—. 19Tú has visto con buenos ojos a este siervo tuyo, y tu lealtad ha sido grande al sal-varme la vida. Pero yo no puedo esca-parme a las montañas, no sea que la destrucción me alcance y pierda yo la vida. 20Cerca de aquí hay una ciudad pequeña, en la que podría refugiarme. ¿Por qué no dejan que me escape hacia allá? Es una ciudad muy peque-ña, y en ella me pondré a salvo.

21—Está bien —le respondió—; tam-bién esta petición te la concederé. No destruiré la ciudad de que hablas. 22Pero date prisa y huye de una vez, porque no puedo hacer nada hasta que llegues allí. Por eso aquella ciudad reci-bió el nombre de Zoar. 23Lot llegó a Zoar cuando estaba amaneciendo. 24Entonces el Señor hizo que cayera del cielo una lluvia de fuego y azufre sobre Sodoma y Gomorra. 25Así des-truyó a esas ciudades y a todos sus habitantes, junto con toda la llanura y la vegetación del suelo. 26Pero la esposa de Lot miró hacia atrás, y se quedó con-vertida en estatua de sal. 27Al día siguiente Abraham madrugó y regresó al lugar donde se había encontrado con el Señor. 28Volvió la mirada hacia Sodoma y Gomorra, y hacia toda la llanura, y vio que de la tierra subía humo, como de un horno. 29Así arrasó Dios a las ciudades de la llanura, pero se acordó de Abraham y sacó a Lot de en medio de la catástrofe que destruyó a las ciudades en que había habitado.

Lot y sus hijas30Luego, por miedo a quedarse en Zoar, Lot se fue con sus dos hijas a vivir en la región montañosa. Allí vivió con ellas en una cueva. 31Un día, la hija mayor le dijo a la menor:—Nuestro padre ya está viejo, y no quedan hom-bres en esta región para que se casen con nosotras, como es la costumbre de todo el mundo. 32Ven, vamos a embo-rracharlo, y nos acostaremos con él; y así, por medio de él tendremos descen-dencia. 33Esa misma noche emborra-charon a su padre y, sin que éste se

diera cuenta de nada, la hija mayor fue y se acostó con él. 34A la mañana siguiente, la mayor le dijo a la me-nor:—Mira, anoche me acosté con mi padre. Vamos a emborracharlo de nuevo esta noche, y ahora tú te acosta-rás con él; y así, por medio de él tendre-mos descendencia. 35Esa misma noche volvieron a emborrachar a su padre y, sin que éste se diera cuenta de nada, la hija menor fue y se acostó con él. 36Así las dos hijas de Lot quedaron embarazadas de su padre. 37La mayor tuvo un hijo, a quien llamó Moab, padre de los actuales moabitas. 38La hija menor también tuvo un hijo, a quien llamó Ben Amí, padre de los actuales amonitas._______________________________Salmos 12 (NVI)Al director musical. Sobre la octava. Salmo de David.12Sálvanos, Señor, que ya no hay gente fiel; ya no queda gente sincera en este mundo. 2No hacen sino mentirse unos a otros; sus labios lisonjeros hablan con doblez. 3El Señor cortará todo labio lisonjero y toda lengua jactan-ciosa 4que dice: «Venceremos con la lengua; en nuestros labios confiamos. ¿Quién puede dominarnos a nosotros?» 5Dice el Señor: «Voy ahora a levantar-me, y pondré a salvo a los oprimidos, pues al pobre se le oprime, y el necesi-tado se queja.» 6Las palabras del Señor son puras, son como la plata refinada, siete veces purificada en el crisol. 7Tú, Señor, nos protegerás; tú siempre nos defenderás de esta gente, 8aun cuando los malvados sigan merodeando, y la maldad sea exaltada en este mundo.

Día 13 - Sábado 07.02.15:Lucas 11: 29-54 (NVI)La señal de Jonás29Como crecía la multitud, Jesús se puso a decirles: «Ésta es una genera-ción malvada. Pide una señal milagro-sa, pero no se le dará más señal que la de Jonás. 30Así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, también lo será el Hijo del hombre para esta generación. 31La reina del Sur se levantará en el día del juicio y condena-rá a esta gente; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí tienen ustedes a uno más grande que Salo-món. 32Los ninivitas se levantarán en el día del juicio y condenarán a esta gene-ración; porque ellos se arrepintieron al escuchar la predicación de Jonás, y aquí tienen ustedes a uno más grande que Jonás.

La lámpara del cuerpo33»Nadie enciende una lámpara para luego ponerla en un lugar escondido o cubrirla con un cajón, sino para ponerla en una repisa, a fin de que los que entren tengan luz. 34Tus ojos son la lámpara de tu cuerpo. Si tu visión es clara, todo tu ser disfrutará de la luz; pero si está nublada, todo tu ser estará en la oscuridad. 35Asegúrate de que la luz que crees tener no sea oscuridad. 36Por tanto, si todo tu ser disfruta de la luz, sin que ninguna parte quede en la oscuridad, estarás completamente iluminado, como cuando una lámpara te alumbra con su luz.»

Jesús denuncia a los fariseos y a los expertos en la ley37Cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer con él; así que entró en la casa y se sentó a la mesa. 38Pero el fariseo se sorprendió al ver que Jesús no había cumplido con el rito de lavarse antes de comer. 39—Resulta que ustedes los fariseos —les dijo el Señor—, limpian el vaso y el plato por fuera, pero por dentro están ustedes llenos de codicia y de maldad. 40¡Ne-cios! ¿Acaso el que hizo lo de afuera no hizo también lo de adentro? 41Den más bien a los pobres de lo que está dentro, y así todo quedará limpio para ustedes. 42»¡Ay de ustedes, fariseos!, que dan la décima parte de la menta, de la ruda y de toda clase de legumbres, pero des-cuidan la justicia y el amor de Dios. Debían haber practicado esto, sin dejar de hacer aquello. 43»¡Ay de ustedes, fariseos!, que se mueren por los prime-ros puestos en las sinagogas y los salu-dos en las plazas. 44»¡Ay de ustedes!, que son como tumbas sin lápida, sobre las que anda la gente sin darse cuenta. 45Uno de los expertos en la ley le res-pondió:—Maestro, al hablar así nos insultas también a nosotros. 46Contes-tó Jesús:—¡Ay de ustedes también, expertos en la ley! Abruman a los demás con cargas que apenas se pueden soportar, pero ustedes mismos no levantan ni un dedo para ayudarlos. 47»¡Ay de ustedes!, que construyen monumentos para los profetas, a quie-nes los antepasados de ustedes mata-ron. 48En realidad aprueban lo que hicieron sus antepasados; ellos mata-ron a los profetas, y ustedes les cons-

truyen los sepulcros. 49Por eso dijo Dios en su sabiduría: “Les enviaré pro-fetas y apóstoles, de los cuales matarán a unos y perseguirán a otros.” 50Por lo tanto, a esta generación se le pedirán cuentas de la sangre de todos los profe-tas derramada desde el principio del mundo, 51desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, el que murió entre el altar y el santuario. Sí, les aseguro que de todo esto se le pedirán cuentas a esta generación. 52»¡Ay de ustedes, expertos en la ley!, porque se han adueñado de la llave del conoci-miento. Ustedes mismos no han entra-do, y a los que querían entrar les han cerrado el paso. 53Cuando Jesús salió de allí, los maestros de la ley y los fari-seos, resentidos, se pusieron a acosar-lo a preguntas. 54Estaban tendiéndole trampas para ver si fallaba en algo._______________________________Génesis 20 (NVI)Abraham y Abimélec20Abraham partió desde allí en direc-ción a la región del Néguev, y se quedó a vivir entre Cades y Sur. Mientras vivía en Guerar, 2Abraham decía que Sara, su esposa, era su hermana. Entonces Abimélec, rey de Guerar, mandó llamar a Sara y la tomó por esposa. 3Pero aquella noche Dios se le apareció a Abi-mélec en sueños y le dijo:—Puedes darte por muerto a causa de la mujer que has tomado, porque ella es casada. 4Pero como Abimélec todavía no se había acostado con ella, le contes-tó:—Señor, ¿acaso vas a matar al ino-cente? 5Como Abraham me dijo que ella era su hermana, y ella me lo confirmó, yo hice todo esto de buena fe y sin mala

intención. 6—Sí, ya sé que has hecho todo esto de buena fe —le respondió Dios en el sueño—; por eso no te permití tocarla, para que no pecaras contra mí. 7Pero ahora devuelve esa mujer a su esposo, porque él es profeta y va a inter-ceder por ti para que vivas. Si no lo haces, ten por seguro que morirás junto con todos los tuyos. 8En la madrugada del día siguiente, Abimélec se levantó y llamó a todos sus servidores para con-tarles en detalle lo que había ocurrido, y un gran temor se apoderó de ellos. 9En-tonces Abimélec llamó a Abraham y le reclamó:—¡Qué nos has hecho! ¿En qué te he ofendido, que has traído un pecado tan grande sobre mí y sobre mi reino? ¡Lo que me has hecho no tiene nombre! 10¿Qué pretendías conseguir con todo esto?Al reclamo de Abimélec, 11Abraham contestó:—Yo pensé que en este lugar no había temor de Dios, y que por causa de mi esposa me matarían. 12Pero en realidad ella es mi hermana, porque es hija de mi padre aunque no de mi madre; y además es mi esposa. 13Cuando Dios me mandó dejar la casa de mi padre y andar errante, yo le dije a mi esposa: “Te pido que me hagas este favor: Dondequiera que vayamos, di siempre que soy tu hermano.” 14Abimé-lec tomó entonces ovejas y vacas, esclavos y esclavas, y se los regaló a Abraham. Al mismo tiempo, le devolvió a Sara, su esposa, 15y le dijo:—Mira, ahí está todo mi territorio; quédate a vivir donde mejor te parezca. 16A Sara le dijo:—Le he dado a tu hermano mil mo-nedas de plata, que servirán de com-pensación por todo lo que te ha pasado; así quedarás vindicada ante todos los

que están contigo. 17Entonces Abra-ham oró a Dios, y Dios sanó a Abimélec y permitió que su esposa y sus siervas volvieran a tener hijos, 18porque a causa de lo ocurrido con Sara, la esposa de Abraham, el Señor había hecho que todas las mujeres en la casa de Abimé-lec quedaran estériles._______________________________Salmos 13 (NVI)Al director musical. Salmo de David.13¿Hasta cuándo, Señor, me seguirás olvidando? ¿Hasta cuándo esconderás de mí tu rostro? 2¿Hasta cuándo he de estar angustiado y he de sufrir cada día en mi corazón? ¿Hasta cuándo el ene-migo me seguirá dominando? 3 Señor y Dios mío, mírame y respóndeme; ilumi-na mis ojos. Así no caeré en el sueño de la muerte; 4así no dirá mi enemigo: «Lo he vencido»; así mi adversario no se alegrará de mi caída. 5Pero yo confío en tu gran amor; mi corazón se alegra en tu salvación. 6Canto salmos al Señor. ¡El Señor ha sido bueno conmigo!

Día 14 - Sábado 08.02.15:Lucas 12: 1-31 (NVI)Advertencias y estímulos12Mientras tanto, se habían reunido millares de personas, tantas que se atropellaban unas a otras. Jesús comenzó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuídense de la leva-dura de los fariseos, o sea, de la hipo-cresía. 2No hay nada encubierto que no llegue a revelarse, ni nada escondido que no llegue a conocerse. 3Así que todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad se dará a conocer a plena luz, y lo que han susurrado a puerta

cerrada se proclamará desde las azo-teas. 4»A ustedes, mis amigos, les digo que no teman a los que matan el cuerpo pero después no pueden hacer más. 5Les voy a enseñar más bien a quién deben temer: teman al que, después de dar muerte, tiene poder para echarlos al infierno. Sí, les aseguro que a él deben temerle. 6¿No se venden cinco gorrio-nes por dos moneditas? Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de ellos. 7Así mismo sucede con ustedes: aun los cabellos de su cabeza están conta-dos. No tengan miedo; ustedes valen más que muchos gorriones. 8»Les ase-guro que a cualquiera que me reconoz-ca delante de la gente, también el Hijo del hombre lo reconocerá delante de los ángeles de Dios. 9Pero al que me des-conozca delante de la gente se le des-conocerá delante de los ángeles de Dios. 10Y todo el que pronuncie alguna palabra contra el Hijo del hombre será perdonado, pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón. 11»Cuando los hagan comparecer ante las sinagogas, los gobernantes y las autoridades, no se preocupen de cómo van a defenderse o de qué van a decir, 12porque en ese momento el Espíritu Santo les enseñará lo que deben res-ponder.»

Parábola del rico insensato13Uno de entre la multitud le pidió: —Maestro, dile a mi hermano que com-parta la herencia conmigo. 14—Hombre —replicó Jesús—, ¿quién me nombró a mí juez o árbitro entre ustedes? 15»¡-Tengan cuidado! —advirtió a la gente—. Absténganse de toda avaricia; la vida

de una persona no depende de la abun-dancia de sus bienes. 16Entonces les contó esta parábola:—El terreno de un hombre rico le produjo una buena cose-cha. 17Así que se puso a pensar: “¿Qué voy a hacer? No tengo dónde almacenar mi cosecha.” 18Por fin dijo: “Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más gran-des, donde pueda almacenar todo mi grano y mis bienes. 19Y diré: Alma mía, ya tienes bastantes cosas buenas guar-dadas para muchos años. Descansa, come, bebe y goza de la vida.” 20Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te van a reclamar la vida. ¿Y quién se quedará con lo que has acumulado?” 21»Así le sucede al que acumula rique-zas para sí mismo, en vez de ser rico delante de Dios.

No se preocupen22Luego dijo Jesús a sus discípu-los:—Por eso les digo: No se preocu-pen por su vida, qué comerán; ni por su cuerpo, con qué se vestirán. 23La vida tiene más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa. 24Fíjense en los cuervos: no siembran ni cosechan, ni tienen almacén ni granero; sin em-bargo, Dios los alimenta. ¡Cuánto más valen ustedes que las aves! 25¿Quién de ustedes, por mucho que se preocu-pe, puede añadir una sola hora al curso de su vida? 26Ya que no pueden hacer algo tan insignificante, ¿por qué se pre-ocupan por lo demás? 27»Fíjense cómo crecen los lirios. No trabajan ni hilan; sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplen-dor, se vestía como uno de ellos. 28Si

así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, ¡cuánto más hará por ustedes, gente de poca fe! 29Así que no se afanen por lo que han de comer o beber; dejen de atormentarse. 30El mundo pagano anda tras todas estas cosas, pero el Padre sabe que ustedes las necesitan. 31Ustedes, por el contra-rio, busquen el reino de Dios, y estas cosas les serán añadidas._______________________________Génesis 21 (NVI)Nacimiento de Isaac21Tal como el Señor lo había dicho, se ocupó de Sara y cumplió con la promesa que le había hecho. 2Sara quedó emba-razada y le dio un hijo a Abraham en su vejez. Esto sucedió en el tiempo anun-ciado por Dios. 3Al hijo que Sara le dio, Abraham le puso por nombre Isaac. 4Cuando su hijo Isaac cumplió ocho días de nacido, Abraham lo circuncidó, tal como Dios se lo había ordenado. 5Abraham tenía ya cien años cuando nació su hijo Isaac. 6Sara dijo entonces: «Dios me ha hecho reír, y todos los que se enteren de que he tenido un hijo, se reirán conmigo. 7¿Quién le hubiera dicho a Abraham que Sara amamanta-ría hijos? Sin embargo, le he dado un hijo en su vejez.»

Expulsión de Agar e Ismael8El niño Isaac creció y fue destetado. Ese mismo día, Abraham hizo un gran banquete. 9Pero Sara se dio cuenta de que el hijo que Agar la egipcia le había dado a Abraham se burlaba de su hijo Isaac. 10Por eso le dijo a Abra-ham:—¡Echa de aquí a esa esclava y a

su hijo! El hijo de esa esclava jamás tendrá parte en la herencia con mi hijo Isaac. 11Este asunto angustió mucho a Abraham porque se trataba de su propio hijo. 12Pero Dios le dijo a Abraham: «No te angusties por el muchacho ni por la esclava. Hazle caso a Sara, porque tu descendencia se establecerá por medio de Isaac. 13Pero también del hijo de la esclava haré una gran nación, porque es hijo tuyo.» 14Al día siguiente, Abra-ham se levantó de madrugada, tomó un pan y un odre de agua, y se los dio a Agar, poniéndoselos sobre el hombro. Luego le entregó a su hijo y la despidió. Agar partió y anduvo errante por el desierto de Berseba. 15Cuando se acabó el agua del odre, puso al niño debajo de un arbusto 16y fue a sentarse sola a cierta distancia, pues pensaba: «No quiero ver morir al niño.» En cuanto ella se sentó, comenzó a llorar descon-soladamente. 17Cuando Dios oyó al niño sollozar, el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo y le dijo: «¿Qué te pasa, Agar? No temas, pues Dios ha escuchado los sollozos del niño. 18Le-vántate y tómalo de la mano, que yo haré de él una gran nación.» 19En ese momento Dios le abrió a Agar los ojos, y ella vio un pozo de agua. En seguida fue a llenar el odre y le dio de beber al niño. 20Dios acompañó al niño, y éste fue creciendo; vivió en el desierto y se con-virtió en un experto arquero; 21habitó en el desierto de Parán y su madre lo casó con una egipcia.

Pacto entre Abraham y Abimélec22En aquel tiempo Abimélec, que estaba acompañado por Ficol, jefe de su

ejército, le dijo a Abraham:—Dios está contigo en todo lo que haces. 23Júrame ahora, por Dios mismo, que no me trata-rás a mí con falsedad, ni tampoco a mis hijos ni a mis descendientes. Júrame que a mí y al país que te ha recibido como extranjero nos tratarás con la misma lealtad con que yo te he tratado. 24—¡Lo juro! —respondió Abraham. 25Luego Abraham se quejó ante Abimé-lec por causa de un pozo de agua del cual los siervos de Abimélec se habían apropiado. 26Pero Abimélec dijo:—No sé quién pudo haberlo hecho. Me acabo de enterar, pues tú no me lo habías dicho. 27Entonces Abraham llevó ovejas y vacas, y se las dio a Abimélec, y los dos hicieron un pacto. 28Pero Abraham apartó siete corderas del rebaño, 29por lo que Abimélec le pre-guntó:—¿Qué pasa? ¿Por qué has apartado estas siete corderas? 30—Acepta estas siete corderas —le contestó Abraham—. Ellas servirán de prueba de que yo cavé este pozo. 31Por eso a aquel lugar le dieron el nombre de Berseba, porque allí los dos hicieron un juramento. 32Después de haber hecho el pacto en Berseba, Abimélec y Ficol, el jefe de su ejército, volvieron al país de los filisteos. 33Abraham plantó un tama-risco en Berseba, y en ese lugar invocó el nombre del Señor, el Dios eterno. 34Y se quedó en el país de los filisteos durante mucho tiempo._______________________________Salmos 14 (NVI)Al director musical. Salmo de David.14Dice el necio en su corazón: «No hay Dios.» Están corrompidos, sus obras son detestables; ¡no hay uno solo que

haga lo bueno! 2Desde el cielo el Señor contempla a los mortales, para ver si hay alguien que sea sensato y busque a Dios. 3Pero todos se han descarriado, a una se han corrompido. No hay nadie que haga lo bueno; ¡no hay uno solo! 4¿Acaso no entienden todos los que hacen lo malo, los que devoran a mi pueblo como si fuera pan? ¡Jamás invo-can al Señor! 5Allí los tienen, sobrecogi-dos de miedo, pero Dios está con los que son justos. 6Ustedes frustran los planes de los pobres, pero el Señor los protege. 7¡Quiera Dios que de Sión venga la salvación de Israel! Cuando el Señor restaure a su pueblo, ¡Jacob se regocijará, Israel se alegrará!_______________________________

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Día 8 - Lunes 02.02.15:Lucas 9: 1-27 (NVI)Jesús envía a los doce9Habiendo reunido a los doce, Jesús les dio poder y autoridad para expulsar a todos los demonios y para sanar enfermedades. 2Entonces los envió a predicar el reino de Dios y a sanar a los enfermos. 3«No lleven nada para el camino: ni bastón, ni bolsa, ni pan, ni dinero, ni dos mudas de ropa —les dijo—. 4En cualquier casa que entren, quédense allí hasta que salgan del pueblo. 5Si no los reciben bien, al salir de ese pueblo, sacúdanse el polvo de los pies como un testimonio contra sus habitantes.» 6Así que partieron y fueron por todas partes de pueblo en pueblo, predicando el evangelio y sanando a la gente. 7Herodes el tetrarca se enteró de todo lo que estaba sucediendo. Estaba perplejo porque algunos decían que Juan había resucitado; 8otros, que se había aparecido Elías; y otros, en fin, que había resucitado alguno de los anti-guos profetas. 9Pero Herodes dijo: «A Juan mandé que le cortaran la cabeza; ¿quién es, entonces, éste de quien oigo tales cosas?» Y procuraba verlo.

Jesús alimenta a los cinco mil10Cuando regresaron los apóstoles, le relataron a Jesús lo que habían hecho. Él se los llevó consigo y se retiraron solos a un pueblo llamado Betsaida, 11pero la gente se enteró y lo siguió. Él los recibió y les habló del reino de Dios. También sanó a los que lo necesitaban. 12Al atardecer se le acercaron los doce y le dijeron:—Despide a la gente, para que vaya a buscar alojamiento y comida

en los campos y pueblos cercanos, pues donde estamos no hay nada. 13—Denles ustedes mismos de comer —les dijo Jesús.—No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a menos que vayamos a comprar comida para toda esta gente —objetaron ellos, 14porque había allí unos cinco mil hom-bres.Pero Jesús dijo a sus discípu-los:—Hagan que se sienten en grupos como de cincuenta cada uno. 15Así lo hicieron los discípulos, y se sentaron todos. 16Entonces Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados, y mirando al cielo, los bendijo. Luego los partió y se los dio a los discípulos para que se los repartieran a la gente. 17Todos comie-ron hasta quedar satisfechos, y de los pedazos que sobraron se recogieron doce canastas.

La confesión de Pedro18Un día cuando Jesús estaba orando para sí, estando allí sus discípulos, les preguntó:—¿Quién dice la gente que soy yo? 19—Unos dicen que Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que uno de los antiguos profetas ha resuci-tado —respondieron. 20—Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?—El Cristo de Dios —afirmó Pedro. 21Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran esto a nadie. Y les dijo: 22—El Hijo del hombre tiene que sufrir muchas cosas y ser rechazado por los ancianos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley. Es necesario que lo maten y que resucite al tercer día. 23Dirigiéndo-se a todos, declaró:—Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz cada día y me siga.

24Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará. 25¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se destruye a sí mismo? 26Si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras, el Hijo del hombre se aver-gonzará de él cuando venga en su gloria y en la gloria del Padre y de los santos ángeles. 27Además, les aseguro que algunos de los aquí presentes no sufrirán la muerte sin antes haber visto el reino de Dios._______________________________Génesis 15 (NVI)Dios hace un pacto con Abram15Después de esto, la palabra del Señor vino a Abram en una visión: «No temas, Abram. Yo soy tu escudo, y muy grande será tu recompensa.» 2Pero Abram le respondió:—Señor y Dios, ¿para qué vas a darme algo, si aún sigo sin tener hijos, y el heredero de mis bienes será Eliezer de Damasco? 3Como no me has dado ningún hijo, mi herencia la recibirá uno de mis criados. 4—¡No! Ese hombre no ha de ser tu heredero —le contestó el Señor—. Tu heredero será tu propio hijo. 5Luego el Señor lo llevó afuera y le dijo:—Mira hacia el cielo y cuenta las estrellas, a ver si puedes. ¡Así de numerosa será tu descendencia! 6Abram creyó al Señor, y el Señor lo reconoció a él como justo. 7Además, le dijo:—Yo soy el Señor, que te hice salir de Ur de los caldeos para darte en posesión esta tierra. 8Pero Abram le preguntó:—Señor y Dios, ¿cómo sabré que voy a poseerla? 9El-Señor le respondió:—Tráeme una ternera, una cabra y un carnero, todos

ellos de tres años, y también una tórtola y un pichón de paloma. 10Abram llevó todos estos animales, los partió por la mitad, y puso una mitad frente a la otra, pero a las aves no las partió. 11Y las aves de rapiña comenzaron a lanzarse sobre los animales muertos, pero Abram las espantaba. 12Al anochecer, Abram cayó en un profundo sueño, y lo envolvió una oscuridad aterradora. 13El Señor le dijo:—Debes saber que tus descendientes vivirán como extranjeros en tierra extraña, donde serán esclavi-zados y maltratados durante cuatro-cientos años. 14Pero yo castigaré a la nación que los esclavizará, y luego tus descendientes saldrán en libertad y con grandes riquezas. 15Tú, en cambio, te reunirás en paz con tus antepasados, y te enterrarán cuando ya seas muy anciano. 16Cuatro generaciones des-pués tus descendientes volverán a este lugar, porque antes de eso no habrá llegado al colmo la iniquidad de los amorreos. 17Cuando el sol se puso y cayó la noche, aparecieron una hornilla humeante y una antorcha encendida, las cuales pasaban entre los animales descuartizados. 18En aquel día elSe-ñorhizo un pacto con Abram. Le dijo:—A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el gran río, el Éufrates. 19Me refiero a la tierra de los quenitas, los quenizitas, los cadmo-neos, 20los hititas, los ferezeos, los refaítas, 21los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos._______________________________Salmos 8 (NVI)Al director musical. Sígase la tonada de «La canción del lagar». Salmo de David.

8Oh Señor, soberano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra! ¡Has puesto tu gloria sobre los cielos! 2Por causa de tus adversarios has hecho que brote la alabanza de labios de los pequeñitos y de los niños de pecho, para silenciar al enemigo y al rebelde. 3Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que allí fijaste, 4me pregunto: «¿Qué es el hombre, para que en él pienses? ¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en cuenta?» 5Pues lo hiciste poco menos que un dios, y lo coronaste de gloria y de honra: 6lo entronizaste sobre la obra de tus manos, todo lo sometiste a su dominio; 7todas las ovejas, todos los bueyes, todos los ani-males del campo, 8las aves del cielo, los peces del mar, y todo lo que surca los senderos del mar. 9Oh Señor, sobe-rano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra!

Día 9 - Martes 03.02.15:Lucas 9: 28-62 (NVI)La transfiguración28Unos ocho días después de decir esto, Jesús, acompañado de Pedro, Juan y Jacobo, subió a una montaña a orar. 29Mientras oraba, su rostro se transformó, y su ropa se tornó blanca y radiante. 30Y aparecieron dos persona-jes —Moisés y Elías— que conversa-ban con Jesús. 31Tenían un aspecto glorioso, y hablaban de la partida de Jesús, que él estaba por llevar a cabo en Jerusalén. 32Pedro y sus compañe-ros estaban rendidos de sueño, pero cuando se despabilaron, vieron su gloria y a los dos personajes que esta-

ban con él. 33Mientras éstos se aparta-ban de Jesús, Pedro, sin saber lo que estaba diciendo, propuso:—Maestro, ¡qué bien que estemos aquí! Podemos levantar tres albergues: uno para ti, otro para Moisés y otro para Elías. 34Estaba hablando todavía cuando apareció una nube que los envolvió, de modo que se asustaron. 35Entonces salió de la nube una voz que dijo: «Éste es mi Hijo, mi escogido; escúchenlo.» 36Después de oírse la voz, Jesús quedó solo. Los dis-cípulos guardaron esto en secreto, y por algún tiempo a nadie contaron nada de lo que habían visto.

Jesús sana a un muchachoendemoniado37Al día siguiente, cuando bajaron de la montaña, le salió al encuentro mucha gente. 38Y un hombre de entre la multi-tud exclamó:—Maestro, te ruego que atiendas a mi hijo, pues es el único que tengo. 39Resulta que un espíritu se posesiona de él, y de repente el mucha-cho se pone a gritar; también lo sacude con violencia y hace que eche espuma-rajos. Cuando lo atormenta, a duras penas lo suelta. 40Ya les rogué a tus discípulos que lo expulsaran, pero no pudieron. 41—¡Ah, generación incrédu-la y perversa! —respondió Jesús—. ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes y soportarlos? Trae acá a tu hijo. 42Estaba acercándose el mucha-cho cuando el demonio lo derribó con una convulsión. Pero Jesús reprendió al espíritu maligno, sanó al muchacho y se lo devolvió al padre. 43Y todos se que-daron asombrados de la grandeza de Dios.En medio de tanta admiración por

todo lo que hacía, Jesús dijo a sus discí-pulos: 44—Presten mucha atención a lo que les voy a decir: El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres. 45Pero ellos no entendían lo que quería decir con esto. Les estaba encubierto para que no lo comprendie-ran, y no se atrevían a preguntárselo. ¿Quién va a ser el más importante? 46Surgió entre los discípulos una discu-sión sobre quién de ellos sería el más importante. 47Como Jesús sabía bien lo que pensaban, tomó a un niño y lo puso a su lado. 48—El que recibe en mi nombre a este niño —les dijo—, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. El que es más insignificante entre todos ustedes, ése es el más importante. 49—Maestro —in-tervino Juan—, vimos a un hombre que expulsaba demonios en tu nombre; pero como no anda con nosotros, tratamos de impedírselo. 50—No se lo impidan —les replicó Jesús—, porque el que no está contra ustedes está a favor de ustedes.

La oposición de los samaritanos51Como se acercaba el tiempo de que fuera llevado al cielo, Jesús se hizo el firme propósito de ir a Jerusalén. 52En-vió por delante mensajeros, que entra-ron en un pueblo samaritano para pre-pararle alojamiento; 53pero allí la gente no quiso recibirlo porque se dirigía a Jerusalén. 54Cuando los discípulos Jacobo y Juan vieron esto, le pregunta-ron:—Señor, ¿quieres que hagamos caer fuego del cielo para que los des-truya? 55Pero Jesús se volvió a ellos y los reprendió. 56Luego siguieron la jornada a otra aldea.

Lo que cuesta seguir a Jesús57Iban por el camino cuando alguien le dijo:—Te seguiré a dondequiera que vayas. 58—Las zorras tienen madrigue-ras y las aves tienen nidos —le respon-dió Jesús—, pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza. 59A otro le dijo:—Sígueme.—Señor —le contestó—, primero déjame ir a enterrar a mi padre. 60—Deja que los muertos entierren a sus propios muertos, pero tú ve y proclama el reino de Dios —le repli-có Jesús. 61Otro afirmó:—Te seguiré, Señor; pero primero déjame despedir-me de mi familia. 62Jesús le respon-dió:—Nadie que mire atrás después de poner la mano en el arado es apto para el reino de Dios._______________________________Génesis 16 (NVI)Agar e Ismael16Saray, la esposa de Abram, no le había dado hijos. Pero como tenía una esclava egipcia llamada Agar, 2Saray le dijo a Abram:—El Señor me ha hecho estéril. Por lo tanto, ve y acuéstate con mi esclava Agar. Tal vez por medio de ella podré tener hijos.Abram aceptó la propuesta que le hizo Saray. 3Entonces ella tomó a Agar, la esclava egipcia, y se la entregó a Abram como mujer. Esto ocurrió cuando ya hacía diez años que Abram vivía en Canaán. 4Abram tuvo relaciones con Agar, y ella concibió un hijo. Al darse cuenta Agar de que estaba embarazada, comenzó a mirar con desprecio a su dueña. 5Entonces Saray le dijo a Abram:—¡Tú tienes la culpa de mi afrenta! Yo puse a mi escla-va en tus brazos, y ahora que se ve em-barazada me mira con desprecio. ¡Que

el Señor juzgue entre tú y yo! 6—Tu esclava está en tus manos —contestó Abram—; haz con ella lo que bien te parezca.Y de tal manera comenzó Saray a maltratar a Agar, que ésta huyó al desierto. 7Allí, junto a un manantial que está en el camino a la región de Sur, la encontró el ángel del Señor 8y le preguntó:—Agar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y a dónde vas?—Estoy huyendo de mi dueña Saray —respon-dió ella. 9—Vuelve junto a ella y somé-tete a su autoridad —le dijo el ángel—. 10De tal manera multiplicaré tu descen-dencia, que no se podrá contar. 11»Es-tás embarazada, y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Ismael, porque el Señor ha escuchado tu aflicción. 12Será un hombre indómito como asno salvaje. Luchará contra todos, y todos lucharán contra él; y vivirá en conflicto con todos sus hermanos. 13Como el Señor le había hablado, Agar le puso por nombre «El Dios que me ve», pues se decía: «Ahora he visto al que me ve.» 14Por eso también el pozo que está entre Cades y Béred se conoce con el nombre de «Pozo del Viviente que me ve». 15Agar le dio a Abram un hijo, a quien Abram llamó Ismael. 16Abram tenía ochenta y seis años cuando nació Ismael._______________________________Salmos 9 (NVI)Al director musical. Sígase la tonada de «La muerte del hijo». Salmo de David.9Quiero alabarte, Señor, con todo el corazón, y contar todas tus maravillas. 2Quiero alegrarme y regocijarme en ti, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo. 3Mis enemigos retroceden; tropiezan y

perecen ante ti. 4Porque tú me has hecho justicia, me has vindicado; tú, juez justo, ocupas tu trono. 5Reprendis-te a los paganos, destruiste a los malva-dos; ¡para siempre borraste su memo-ria! 6Desgracia sin fin cayó sobre el enemigo; arrancaste de raíz sus ciuda-des, y hasta su recuerdo se ha desva-necido. 7Pero el Señor reina por siem-pre; para emitir juicio ha establecido su trono. 8Juzgará al mundo con justicia; gobernará a los pueblos con equidad. 9El Señor es refugio de los oprimidos; es su baluarte en momentos de angus-tia. 10En ti confían los que conocen tu nombre, porque tú, Señor, jamás aban-donas a los que te buscan. 11Canten salmos al Señor, el rey de Sión; procla-men sus proezas entre las naciones. 12El vengador de los inocentes se acuerda de ellos; no pasa por alto el clamor de los afligidos. 13Ten compa-sión de mí, Señor; mira cómo me afli-gen los que me odian. Sácame de las puertas de la muerte, 14para que en las puertas de Jerusalén proclame tus ala-banzas y me regocije en tu salvación. 15Han caído los paganos en la fosa que han cavado; sus pies quedaron atrapa-dos en la red que ellos mismos escon-dieron. 16Al Señor se le conoce porque imparte justicia; el malvado cae en la trampa que él mismo tendió. 17Bajan al sepulcro los malvados, todos los paga-nos que de Dios se olvidan. 18Pero no se olvidará para siempre al necesitado,ni para siempre se perderá la esperan-za del pobre. 19¡Levántate, Señor! No dejes que el hombre prevalezca; ¡haz que las naciones comparezcan ante ti! 20Infúndeles terror, Señor; ¡que los

pueblos sepan que son simples mortales!

Día 10 - Miércoles 04.02.15:Lucas 10: 1-20 (NVI)Jesús envía a los setenta y dos10Después de esto, el Señor escogió a otros setenta y dos para enviarlos de dos en dos delante de él a todo pueblo y lugar adonde él pensaba ir. 2«Es abundante la cosecha —les dijo—, pero son pocos los obreros. Pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que mande obreros a su campo. 3¡Vayan ustedes! Miren que los envío como cor-deros en medio de lobos. 4No lleven monedero ni bolsa ni sandalias; ni se detengan a saludar a nadie por el camino. 5»Cuando entren en una casa, digan primero: “Paz a esta casa.” 6Si hay allí alguien digno de paz, gozará de ella; y si no, la bendición no se cumplirá. 7Quédense en esa casa, y coman y beban de lo que ellos tengan, porque el trabajador tiene derecho a su sueldo. No anden de casa en casa. 8»Cuando entren en un pueblo y los reciban, coman lo que les sirvan. 9Sanen a los enfermos que encuentren allí y dígan-les: “El reino de Dios ya está cerca de ustedes.” 10Pero cuando entren en un pueblo donde no los reciban, salgan a las plazas y digan: 11“Aun el polvo de este pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos en protesta contra ustedes. Pero tengan por seguro que ya está cerca el reino de Dios.” 12Les digo que en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma que para ese pueblo. 13»¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Si se hubieran hecho en Tiro y en Sidón los milagros

que se hicieron en medio de ustedes, ya hace tiempo que se habrían arrepentido con grandes lamentos. 14Pero en el juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón que para ustedes. 15Y tú, Capernaúm, ¿acaso serás levantada hasta el cielo? No, sino que descende-rás hasta el abismo. 16»El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza a mí, rechaza al que me envió.» 17Cuando los setenta y dos regresaron, dijeron conten-tos:—Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre. 18—Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo —respondió él—. 19Sí, les he dado autoridad a ustedes para pisotear ser-pientes y escorpiones y vencer todo el poder del enemigo; nada les podrá hacer daño. 20Sin embargo, no se ale-gren de que puedan someter a los espí-ritus, sino alégrense de que sus nom-bres están escritos en el cielo._______________________________Génesis 17 (NVI)El pacto y la circuncisión17Cuando Abram tenía noventa y nueve años, el Señor se le apareció y le dijo:—Yo soy el Dios Todopoderoso. Vive en mi presencia y sé intachable. 2Así confirmaré mi pacto contigo, y mul-tiplicaré tu descendencia en gran manera. 3Al oír que Dios le hablaba, Abram cayó rostro en tierra, y Dios con-tinuó: 4—Éste es el pacto que establez-co contigo: Tú serás el padre de una multitud de naciones. 5Ya no te llama-rás Abram, sino que de ahora en ade-lante tu nombre será Abraham, porque te he confirmado como padre de una

multitud de naciones. 6Te haré tan fecundo que de ti saldrán reyes y nacio-nes. 7Estableceré mi pacto contigo y con tu descendencia, como pacto per-petuo, por todas las generaciones. Yo seré tu Dios, y el Dios de tus descen-dientes. 8A ti y a tu descendencia les daré, en posesión perpetua, toda la tierra de Canaán, donde ahora andan peregrinando. Y yo seré su Dios. 9Dios también le dijo a Abraham:—Cumple con mi pacto, tú y toda tu descendencia, por todas las generaciones. 10Y éste es el pacto que establezco contigo y con tu descendencia, y que todos deberán cumplir: Todos los varones entre uste-des deberán ser circuncidados. 11Cir-cuncidarán la carne de su prepucio, y ésa será la señal del pacto entre noso-tros. 12Todos los varones de cada generación deberán ser circuncidados a los ocho días de nacidos, tanto los niños nacidos en casa como los que hayan sido comprados por dinero a un extranjero y que, por lo tanto, no sean de la estirpe de ustedes. 13Todos sin excepción, tanto el nacido en casa como el que haya sido comprado por dinero, deberán ser circuncidados. De esta manera mi pacto quedará como una marca indeleble en la carne de ustedes, como un pacto perpetuo. 14Pero el varón incircunciso, al que no se le haya cortado la carne del prepu-cio, será eliminado de su pueblo por quebrantar mi pacto. 15También le dijo Dios a Abraham:—A Saray, tu esposa, ya no la llamarás Saray, sino que su nombre será Sara. 16Yo la bendeciré, y por medio de ella te daré un hijo. Tanto la bendeciré, que será madre de nacio-

nes, y de ella surgirán reyes de pueblos. 17Entonces Abraham inclinó el rostro hasta el suelo y se rió de pensar: «¿Acaso puede un hombre tener un hijo a los cien años, y ser madre Sara a los noventa?» 18Por eso le dijo a Dios:—¡Concédele a Ismael vivir bajo tu bendición! 19A lo que Dios contes-tó:—¡Pero es Sara, tu esposa, la que te dará un hijo, al que llamarás Isaac! Yo estableceré mi pacto con él y con sus descendientes, como pacto perpetuo. 20En cuanto a Ismael, ya te he escu-chado. Yo lo bendeciré, lo haré fecundo y le daré una descendencia numerosa. Él será el padre de doce príncipes. Haré de él una nación muy grande. 21Pero mi pacto lo estableceré con Isaac, el hijo que te dará Sara de aquí a un año, por estos días. 22Cuando Dios terminó de hablar con Abraham, se retiró de su presencia. 23Ese mismo día Abraham tomó a su hijo Ismael, a los criados nacidos en su casa, a los que había comprado con su dinero y a todos los otros varones que había en su casa, y los circuncidó, tal como Dios se lo había mandado. 24Abraham tenía noventa y nueve años cuando fue circuncidado, 25mientras que su hijo Ismael tenía trece. 26Así que ambos fueron circunci-dados el mismo día 27junto con todos los varones de su casa, tanto los naci-dos en ella como los comprados a extranjeros._______________________________Salmos 10 (NVI)Lámed10¿Por qué, Señor, te mantienes dis-tante? ¿Por qué te escondes en mo-mentos de angustia? 2Con arrogancia

persigue el malvado al indefenso, pero se enredará en sus propias artimañas. 3El malvado hace alarde de su propia codicia; alaba al ambicioso y menospre-cia al Señor. 4El malvado levanta inso-lente la nariz, y no da lugar a Dios en sus pensamientos. 5Todas sus empre-sas son siempre exitosas; tan altos y alejados de él están tus juicios que se burla de todos sus enemigos. 6Y se dice a sí mismo: «Nada me hará caer. Siempre seré feliz. Nunca tendré pro-blemas.» 7Llena está su boca de maldi-ciones, de mentiras y amenazas; bajo su lengua esconde maldad y violencia. 8Se pone al acecho en las aldeas, se esconde en espera de sus víctimas, y asesina a mansalva al inocente. 9Cual león en su guarida se agazapa, listo para atrapar al indefenso; le cae encima y lo arrastra en su red. 10Bajo el peso de su poder, sus víctimas caen por tierra. 11Se dice a sí mismo: «Dios se ha olvidado. Se cubre el rostro. Nunca ve nada.» 12¡Levántate, Señor! ¡Levan-ta, oh Dios, tu brazo! ¡No te olvides de los indefensos! 13¿Por qué te ha de menospreciar el malvado? ¿Por qué ha de pensar que no lo llamarás a cuen-tas? 14Pero tú ves la opresión y la vio-lencia, las tomas en cuenta y te harás cargo de ellas. Las víctimas confían en ti; tú eres la ayuda de los huérfanos. 15¡Rómpeles el brazo al malvado y al impío! ¡Pídeles cuentas de su maldad, y haz que desaparezcan por completo! 16El Señor es rey eterno; los paganos serán borrados de su tierra. 17Tú, Señor, escuchas la petición de los inde-fensos, les infundes aliento y atiendes a su clamor. 18Tú defiendes al huérfano y

al oprimido, para que el hombre, hecho de tierra, no siga ya sembrando el terror.

Día 11 - Jueves 05.02.15:Lucas 10: 21-42 (NVI)21En aquel momento Jesús, lleno de alegría por el Espíritu Santo, dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque habiendo escondido estas cosas de los sabios e instruidos, se las has revelado a los que son como niños. Sí, Padre, porque esa fue tu buena voluntad. 22»Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelárse-lo.» 23Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. 24Les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven, pero no lo vieron; y oír lo que ustedes oyen, pero no lo oyeron.»

Parábola del buen samaritano25En esto se presentó un experto en la ley y, para poner a prueba a Jesús, le hizo esta pregunta:—Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna? 26Jesús replicó:—¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo la interpretas tú? 27Como respuesta el hombre citó:—“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”, y: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” 28—Bien contestado —le dijo Jesús—. Haz eso y vivirás. 29Pero él quería justificarse, así que le preguntó a Jesús:—¿Y quién es mi prójimo? 30Jesús respondió:—Baja-

ba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de unos ladrones. Le quitaron la ropa, lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto. 31Re-sulta que viajaba por el mismo camino un sacerdote quien, al verlo, se desvió y siguió de largo. 32Así también llegó a aquel lugar un levita, y al verlo, se desvió y siguió de largo. 33Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba el hombre y, viéndolo, se compadeció de él. 34Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó. Luego lo montó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un aloja-miento y lo cuidó. 35Al día siguiente, sacó dos monedas de plata y se las dio al dueño del alojamiento. “Cuídemelo —le dijo—, y lo que gaste usted de más, se lo pagaré cuando yo vuelva.” 36¿Cuál de estos tres piensas que demostró ser el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? 37—El que se compadeció de él —contestó el experto en la ley.—Anda entonces y haz tú lo mismo —concluyó Jesús.

En casa de Marta y María38Mientras iba de camino con sus discí-pulos, Jesús entró en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. 39Tenía ella una hermana llama-da María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba lo que él decía. 40Marta, por su parte, se sentía abru-mada porque tenía mucho que hacer. Así que se acercó a él y le dijo:—Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sirviendo sola? ¡Dile que me ayude! 41—Marta, Marta —le con-testó Jesús—, estás inquieta y preocu-

pada por muchas cosas, 42pero sólo una es necesaria. María ha escogido la mejor, y nadie se la quitará._______________________________Génesis 18 (NVI)La visita del Señor18El Señor se le apareció a Abraham junto al encinar de Mamré, cuando Abraham estaba sentado a la entrada de su carpa, a la hora más calurosa del día. 2Abraham alzó la vista, y vio a tres hombres de pie cerca de él. Al verlos, corrió desde la entrada de la carpa a saludarlos. Inclinándose hasta el suelo, 3dijo:—Mi señor, si este servidor suyo cuenta con su favor, le ruego que no me pase de largo. 4Haré que les traigan un poco de agua para que ustedes se laven los pies, y luego podrán descan-sar bajo el árbol. 5Ya que han pasado por donde está su servidor, déjenme traerles algo de comer para que se sien-tan mejor antes de seguir su cami-no.—¡Está bien —respondieron ellos—, hazlo así! 6Abraham fue rápidamente a la carpa donde estaba Sara, y le dijo:—¡Date prisa! Toma unos veinte kilos de harina fina, amásalos y haz unos panes. 7Después Abraham fue corriendo adonde estaba el ganado, eligió un ternero bueno y tierno, y se lo dio a su sirviente, quien a toda prisa se puso a prepararlo. 8Luego les sirvió requesón y leche con el ternero que estaba preparado. Mientras comían, Abraham se quedó de pie junto a ellos, debajo del árbol. 9Entonces ellos le pre-guntaron:—¿Dónde está Sara, tu espo-sa?—Allí en la carpa —les respondió. 10—Dentro de un año volveré a verte —dijo uno de ellos—, y para entonces

tu esposa Sara tendrá un hijo.Sara estaba escuchando a la entrada de la carpa, a espaldas del que hablaba. 11Abraham y Sara eran ya bastante ancianos, y Sara ya había dejado de menstruar. 12Por eso, Sara se rió y pensó: «¿Acaso voy a tener este placer, ahora que ya estoy consumida y mi esposo es tan viejo?» 13Pero el Señor le dijo a Abraham:—¿Por qué se ríe Sara? ¿No cree que podrá tener un hijo en su vejez? 14¿Acaso hay algo impo-sible para el Señor? El año que viene volveré a visitarte en esta fecha, y para entonces Sara habrá tenido un hijo. 15Sara, por su parte, tuvo miedo y mintió al decirle:—Yo no me estaba riendo.Pero el Señor le replicó:—Sí te reíste.

Abraham intercede en favor de Sodoma16Luego aquellos visitantes se levanta-ron y partieron de allí en dirección a Sodoma. Abraham los acompañó para despedirlos. 17Pero el Señor estaba pensando: «¿Le ocultaré a Abraham lo que estoy por hacer? 18Es un hecho que Abraham se convertirá en una nación grande y poderosa, y en él serán bendecidas todas las naciones de la tierra. 19Yo lo he elegido para que ins-truya a sus hijos y a su familia, a fin de que se mantengan en el camino del Señor y pongan en práctica lo que es justo y recto. Así el Señor cumplirá lo que le ha prometido.» 20Entonces el Señor le dijo a Abraham:—El clamor contra Sodoma y Gomorra resulta ya insoportable, y su pecado es gravísimo. 21Por eso bajaré, a ver si realmente sus acciones son tan malas como el clamor

contra ellas me lo indica; y si no, he de saberlo. 22Dos de los visitantes partie-ron de allí y se encaminaron a Sodoma, pero Abraham se quedó de pie frente al Señor. 23Entonces se acercó al Señor y le dijo:—¿De veras vas a exterminar al justo junto con el malvado? 24Quizá haya cincuenta justos en la ciudad. ¿Exterminarás a todos, y no perdonarás a ese lugar por amor a los cincuenta justos que allí hay? 25¡Lejos de ti el hacer tal cosa! ¿Matar al justo junto con el malvado, y que ambos sean tratados de la misma manera? ¡Jamás hagas tal cosa! Tú, que eres el Juez de toda la tierra, ¿no harás justicia? 26El Señor le respondió:—Si encuentro cincuenta justos en Sodoma, por ellos perdonaré a toda la ciudad. 27Abraham le dijo:—Reconozco que he sido muy atre-vido al dirigirme a mi Señor, yo, que apenas soy polvo y ceniza. 28Pero tal vez falten cinco justos para completar los cincuenta. ¿Destruirás a toda la ciudad si faltan esos cinco?—Si encuentro cuarenta y cinco justos no la destruiré —contestó el Señor. 29Pero Abraham insistió:—Tal vez se encuen-tren sólo cuarenta.—Por esos cuarenta justos, no destruiré la ciudad —respon-dió el Señor. 30Abraham volvió a insis-tir:—No se enoje mi Señor, pero permí-tame seguir hablando. Tal vez se encuentren sólo treinta.—No lo haré si encuentro allí a esos treinta —contestó el Señor. 31Abraham siguió insistien-do:—Sé que he sido muy atrevido en hablarle así a mi Señor, pero tal vez se encuentren sólo veinte.—Por esos veinte no la destruiré. 32Abraham volvió a decir:—No se enoje mi Señor, pero

permítame hablar una vez más. Tal vez se encuentren sólo diez ...—Aun por esos diez no la destruiré —respondió el Señor por última vez. 33Cuando el Señor terminó de hablar con Abraham, se fue de allí, y Abraham regresó a su carpa._______________________________Salmos 11 (NVI)Al director musical. Salmo de David.11En el Señor hallo refugio. ¿Cómo, pues, se atreven a decirme: «Huye al monte, como las aves»? 2Vean cómo tensan sus arcos los malvados: prepa-ran las flechas sobre la cuerda para dis-parar desde las sombras contra los rectos de corazón. 3Cuando los funda-mentos son destruidos, ¿qué le queda al justo? 4El Señor está en su santo templo, en los cielos tiene el Señor su trono, y atentamente observa al ser humano; con sus propios ojos lo exami-na. 5El Señor examina a justos y a mal-vados, y aborrece a los que aman la vio-lencia. 6Hará llover sobre los malvados ardientes brasas y candente azufre; ¡un viento abrasador será su suerte! 7Justo es el Señor, y ama la justicia; por eso los íntegros contemplarán su rostro.

Día 12 - Viernes 06.02.15:Lucas 11: 1-28 (NVI)Jesús enseña sobre la oración11Un día estaba Jesús orando en cierto lugar. Cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos:—Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus dis-cípulos. 2Él les dijo:—Cuando oren, digan: »“Padre, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. 3Danos cada día nuestro pan cotidiano. 4Perdónanos nuestros pecados, porque también

nosotros perdonamos a todos los que nos ofenden. No nos dejes caer en ten-tación” 5»Supongamos —continuó— que uno de ustedes tiene un amigo, y a medianoche va y le dice: “Amigo, prés-tame tres panes, 6pues se me ha pre-sentado un amigo recién llegado de viaje, y no tengo nada que ofrecerle.” 7Y el que está adentro le contesta: “No me molestes. Ya está cerrada la puerta, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme a darte nada.” 8Les digo que, aunque no se levante a darle pan por ser amigo suyo, sí se levantará por su impertinencia y le dará cuanto necesite. 9»Así que yo les digo: Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá la puerta. 10Por-que todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre. 11»¿Quién de ustedes que sea padre, si su hijo le pide un pescado, le dará en cambio una serpiente? 12¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? 13Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!

Jesús y Beelzebú14En otra ocasión Jesús expulsaba de un hombre a un demonio que lo había dejado mudo. Cuando salió el demonio, el mudo habló, y la gente se quedó asombrada. 15Pero algunos dijeron: «Éste expulsa a los demonios por medio de Beelzebú, príncipe de los demonios.» 16Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal del cielo. 17Como él conocía sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido contra sí

mismo quedará asolado, y una casa dividida contra sí misma se derrumbará. 18Por tanto, si Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo puede mante-nerse en pie su reino? Lo pregunto porque ustedes dicen que yo expulso a los demonios por medio de Beelzebú. 19Ahora bien, si yo expulso a los demo-nios por medio de Beelzebú, ¿los segui-dores de ustedes por medio de quién los expulsan? Por eso ellos mismos los juzgarán a ustedes. 20Pero si expulso a los demonios con el poder de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el reino de Dios. 21»Cuando un hombre fuerte y bien armado cuida su hacienda, sus bienes están seguros. 22Pero si lo ataca otro más fuerte que él y lo vence, le quita las armas en que confiaba y reparte el botín. 23»El que no está de mi parte, está contra mí; y el que conmi-go no recoge, esparce. 24»Cuando un espíritu maligno sale de una persona, va por lugares áridos buscando un des-canso. Y al no encontrarlo, dice: “Volve-ré a mi casa, de donde salí.” 25Cuando llega, la encuentra barrida y arreglada. 26Luego va y trae otros siete espíritus más malvados que él, y entran a vivir allí. Así que el estado final de aquella persona resulta peor que el inicial.» 27Mientras Jesús decía estas cosas, una mujer de entre la multitud excla-mó:—¡Dichosa la mujer que te dio a luz y te amamantó! 28—Dichosos más bien —contestó Jesús— los que oyen la palabra de Dios y la obedecen._______________________________Génesis 19 (NVI)Destrucción de Sodoma y Gomorra19Caía la tarde cuando los dos ánge-

les llegaron a Sodoma. Lot estaba sen-tado a la entrada de la ciudad. Al verlos, se levantó para recibirlos y se postró rostro en tierra. 2Les dijo:—Por favor, señores, les ruego que pasen la noche en la casa de este servidor suyo. Allí podrán lavarse los pies, y mañana al amanecer seguirán su camino.—No, gracias —respondieron ellos—. Pasare-mos la noche en la plaza. 3Pero tanto les insistió Lot que fueron con él y entra-ron en su casa. Allí Lot les preparó una buena comida y coció panes sin levadu-ra, y ellos comieron. 4Aún no se habían acostado cuando los hombres de la ciudad de Sodoma rodearon la casa. Todo el pueblo sin excepción, tanto jóvenes como ancianos, estaba allí pre-sente. 5Llamaron a Lot y le dije-ron:—¿Dónde están los hombres que vinieron a pasar la noche en tu casa? ¡Échalos afuera! ¡Queremos acostarnos con ellos! 6Lot salió a la puerta y, cerrándola detrás de sí, 7les dijo:—Por favor, amigos míos, no cometan tal per-versidad. 8Tengo dos hijas que todavía son vírgenes; voy a traérselas para que hagan con ellas lo que les plazca, pero a estos hombres no les hagan nada, pues han venido a hospedarse bajo mi techo. 9—¡Quítate de ahí! —le contes-taron, y añadieron—: Éste ni siquiera es de aquí, y ahora nos quiere mandar. ¡Pues ahora te vamos a tratar peor que a ellos!Entonces se lanzaron contra Lot y se acercaron a la puerta con intencio-nes de derribarla. 10Pero los dos hom-bres extendieron los brazos, metieron a Lot en la casa y cerraron la puerta. 11Luego, a los jóvenes y ancianos que se agolparon contra la puerta de la casa

los dejaron ciegos, de modo que ya no podían encontrar la puerta. 12Luego le advirtieron a Lot:—¿Tienes otros fami-liares aquí? Saca de esta ciudad a tus yernos, hijos, hijas, y a todos los que te pertenezcan, 13porque vamos a des-truirla. El clamor contra esta gente ha llegado hasta elSeñor, y ya resulta inso-portable. Por eso nos ha enviado a des-truirla. 14Lot salió para hablar con sus futuros yernos, es decir, con los prome-tidos de sus hijas.—¡Apúrense! —les dijo—. ¡Abandonen la ciudad, porque elSeñorestá por destruirla!Pero ellos creían que Lot estaba bromeando, 15así que al amanecer los ángeles insistieron con Lot. Exclamaron:—¡Apú-rate! Llévate a tu esposa y a tus dos hijas que están aquí, para que no perez-can cuando la ciudad sea castigada. 16Como Lot titubeaba, los hombres lo tomaron de la mano, lo mismo que a su esposa y a sus dos hijas, y los sacaron de la ciudad, porque el Señor les tuvo compasión. 17Cuando ya los habían sacado de la ciudad, uno de los ángeles le dijo:—¡Escápate! No mires hacia atrás, ni te detengas en ninguna parte del valle. Huye hacia las montañas, no sea que perezcas. 18—¡No, señor mío, por favor! —respondió Lot—. 19Tú has visto con buenos ojos a este siervo tuyo, y tu lealtad ha sido grande al sal-varme la vida. Pero yo no puedo esca-parme a las montañas, no sea que la destrucción me alcance y pierda yo la vida. 20Cerca de aquí hay una ciudad pequeña, en la que podría refugiarme. ¿Por qué no dejan que me escape hacia allá? Es una ciudad muy peque-ña, y en ella me pondré a salvo.

21—Está bien —le respondió—; tam-bién esta petición te la concederé. No destruiré la ciudad de que hablas. 22Pero date prisa y huye de una vez, porque no puedo hacer nada hasta que llegues allí. Por eso aquella ciudad reci-bió el nombre de Zoar. 23Lot llegó a Zoar cuando estaba amaneciendo. 24Entonces el Señor hizo que cayera del cielo una lluvia de fuego y azufre sobre Sodoma y Gomorra. 25Así des-truyó a esas ciudades y a todos sus habitantes, junto con toda la llanura y la vegetación del suelo. 26Pero la esposa de Lot miró hacia atrás, y se quedó con-vertida en estatua de sal. 27Al día siguiente Abraham madrugó y regresó al lugar donde se había encontrado con el Señor. 28Volvió la mirada hacia Sodoma y Gomorra, y hacia toda la llanura, y vio que de la tierra subía humo, como de un horno. 29Así arrasó Dios a las ciudades de la llanura, pero se acordó de Abraham y sacó a Lot de en medio de la catástrofe que destruyó a las ciudades en que había habitado.

Lot y sus hijas30Luego, por miedo a quedarse en Zoar, Lot se fue con sus dos hijas a vivir en la región montañosa. Allí vivió con ellas en una cueva. 31Un día, la hija mayor le dijo a la menor:—Nuestro padre ya está viejo, y no quedan hom-bres en esta región para que se casen con nosotras, como es la costumbre de todo el mundo. 32Ven, vamos a embo-rracharlo, y nos acostaremos con él; y así, por medio de él tendremos descen-dencia. 33Esa misma noche emborra-charon a su padre y, sin que éste se

diera cuenta de nada, la hija mayor fue y se acostó con él. 34A la mañana siguiente, la mayor le dijo a la me-nor:—Mira, anoche me acosté con mi padre. Vamos a emborracharlo de nuevo esta noche, y ahora tú te acosta-rás con él; y así, por medio de él tendre-mos descendencia. 35Esa misma noche volvieron a emborrachar a su padre y, sin que éste se diera cuenta de nada, la hija menor fue y se acostó con él. 36Así las dos hijas de Lot quedaron embarazadas de su padre. 37La mayor tuvo un hijo, a quien llamó Moab, padre de los actuales moabitas. 38La hija menor también tuvo un hijo, a quien llamó Ben Amí, padre de los actuales amonitas._______________________________Salmos 12 (NVI)Al director musical. Sobre la octava. Salmo de David.12Sálvanos, Señor, que ya no hay gente fiel; ya no queda gente sincera en este mundo. 2No hacen sino mentirse unos a otros; sus labios lisonjeros hablan con doblez. 3El Señor cortará todo labio lisonjero y toda lengua jactan-ciosa 4que dice: «Venceremos con la lengua; en nuestros labios confiamos. ¿Quién puede dominarnos a nosotros?» 5Dice el Señor: «Voy ahora a levantar-me, y pondré a salvo a los oprimidos, pues al pobre se le oprime, y el necesi-tado se queja.» 6Las palabras del Señor son puras, son como la plata refinada, siete veces purificada en el crisol. 7Tú, Señor, nos protegerás; tú siempre nos defenderás de esta gente, 8aun cuando los malvados sigan merodeando, y la maldad sea exaltada en este mundo.

Día 13 - Sábado 07.02.15:Lucas 11: 29-54 (NVI)La señal de Jonás29Como crecía la multitud, Jesús se puso a decirles: «Ésta es una genera-ción malvada. Pide una señal milagro-sa, pero no se le dará más señal que la de Jonás. 30Así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, también lo será el Hijo del hombre para esta generación. 31La reina del Sur se levantará en el día del juicio y condena-rá a esta gente; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí tienen ustedes a uno más grande que Salo-món. 32Los ninivitas se levantarán en el día del juicio y condenarán a esta gene-ración; porque ellos se arrepintieron al escuchar la predicación de Jonás, y aquí tienen ustedes a uno más grande que Jonás.

La lámpara del cuerpo33»Nadie enciende una lámpara para luego ponerla en un lugar escondido o cubrirla con un cajón, sino para ponerla en una repisa, a fin de que los que entren tengan luz. 34Tus ojos son la lámpara de tu cuerpo. Si tu visión es clara, todo tu ser disfrutará de la luz; pero si está nublada, todo tu ser estará en la oscuridad. 35Asegúrate de que la luz que crees tener no sea oscuridad. 36Por tanto, si todo tu ser disfruta de la luz, sin que ninguna parte quede en la oscuridad, estarás completamente iluminado, como cuando una lámpara te alumbra con su luz.»

Jesús denuncia a los fariseos y a los expertos en la ley37Cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer con él; así que entró en la casa y se sentó a la mesa. 38Pero el fariseo se sorprendió al ver que Jesús no había cumplido con el rito de lavarse antes de comer. 39—Resulta que ustedes los fariseos —les dijo el Señor—, limpian el vaso y el plato por fuera, pero por dentro están ustedes llenos de codicia y de maldad. 40¡Ne-cios! ¿Acaso el que hizo lo de afuera no hizo también lo de adentro? 41Den más bien a los pobres de lo que está dentro, y así todo quedará limpio para ustedes. 42»¡Ay de ustedes, fariseos!, que dan la décima parte de la menta, de la ruda y de toda clase de legumbres, pero des-cuidan la justicia y el amor de Dios. Debían haber practicado esto, sin dejar de hacer aquello. 43»¡Ay de ustedes, fariseos!, que se mueren por los prime-ros puestos en las sinagogas y los salu-dos en las plazas. 44»¡Ay de ustedes!, que son como tumbas sin lápida, sobre las que anda la gente sin darse cuenta. 45Uno de los expertos en la ley le res-pondió:—Maestro, al hablar así nos insultas también a nosotros. 46Contes-tó Jesús:—¡Ay de ustedes también, expertos en la ley! Abruman a los demás con cargas que apenas se pueden soportar, pero ustedes mismos no levantan ni un dedo para ayudarlos. 47»¡Ay de ustedes!, que construyen monumentos para los profetas, a quie-nes los antepasados de ustedes mata-ron. 48En realidad aprueban lo que hicieron sus antepasados; ellos mata-ron a los profetas, y ustedes les cons-

truyen los sepulcros. 49Por eso dijo Dios en su sabiduría: “Les enviaré pro-fetas y apóstoles, de los cuales matarán a unos y perseguirán a otros.” 50Por lo tanto, a esta generación se le pedirán cuentas de la sangre de todos los profe-tas derramada desde el principio del mundo, 51desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, el que murió entre el altar y el santuario. Sí, les aseguro que de todo esto se le pedirán cuentas a esta generación. 52»¡Ay de ustedes, expertos en la ley!, porque se han adueñado de la llave del conoci-miento. Ustedes mismos no han entra-do, y a los que querían entrar les han cerrado el paso. 53Cuando Jesús salió de allí, los maestros de la ley y los fari-seos, resentidos, se pusieron a acosar-lo a preguntas. 54Estaban tendiéndole trampas para ver si fallaba en algo._______________________________Génesis 20 (NVI)Abraham y Abimélec20Abraham partió desde allí en direc-ción a la región del Néguev, y se quedó a vivir entre Cades y Sur. Mientras vivía en Guerar, 2Abraham decía que Sara, su esposa, era su hermana. Entonces Abimélec, rey de Guerar, mandó llamar a Sara y la tomó por esposa. 3Pero aquella noche Dios se le apareció a Abi-mélec en sueños y le dijo:—Puedes darte por muerto a causa de la mujer que has tomado, porque ella es casada. 4Pero como Abimélec todavía no se había acostado con ella, le contes-tó:—Señor, ¿acaso vas a matar al ino-cente? 5Como Abraham me dijo que ella era su hermana, y ella me lo confirmó, yo hice todo esto de buena fe y sin mala

intención. 6—Sí, ya sé que has hecho todo esto de buena fe —le respondió Dios en el sueño—; por eso no te permití tocarla, para que no pecaras contra mí. 7Pero ahora devuelve esa mujer a su esposo, porque él es profeta y va a inter-ceder por ti para que vivas. Si no lo haces, ten por seguro que morirás junto con todos los tuyos. 8En la madrugada del día siguiente, Abimélec se levantó y llamó a todos sus servidores para con-tarles en detalle lo que había ocurrido, y un gran temor se apoderó de ellos. 9En-tonces Abimélec llamó a Abraham y le reclamó:—¡Qué nos has hecho! ¿En qué te he ofendido, que has traído un pecado tan grande sobre mí y sobre mi reino? ¡Lo que me has hecho no tiene nombre! 10¿Qué pretendías conseguir con todo esto?Al reclamo de Abimélec, 11Abraham contestó:—Yo pensé que en este lugar no había temor de Dios, y que por causa de mi esposa me matarían. 12Pero en realidad ella es mi hermana, porque es hija de mi padre aunque no de mi madre; y además es mi esposa. 13Cuando Dios me mandó dejar la casa de mi padre y andar errante, yo le dije a mi esposa: “Te pido que me hagas este favor: Dondequiera que vayamos, di siempre que soy tu hermano.” 14Abimé-lec tomó entonces ovejas y vacas, esclavos y esclavas, y se los regaló a Abraham. Al mismo tiempo, le devolvió a Sara, su esposa, 15y le dijo:—Mira, ahí está todo mi territorio; quédate a vivir donde mejor te parezca. 16A Sara le dijo:—Le he dado a tu hermano mil mo-nedas de plata, que servirán de com-pensación por todo lo que te ha pasado; así quedarás vindicada ante todos los

que están contigo. 17Entonces Abra-ham oró a Dios, y Dios sanó a Abimélec y permitió que su esposa y sus siervas volvieran a tener hijos, 18porque a causa de lo ocurrido con Sara, la esposa de Abraham, el Señor había hecho que todas las mujeres en la casa de Abimé-lec quedaran estériles._______________________________Salmos 13 (NVI)Al director musical. Salmo de David.13¿Hasta cuándo, Señor, me seguirás olvidando? ¿Hasta cuándo esconderás de mí tu rostro? 2¿Hasta cuándo he de estar angustiado y he de sufrir cada día en mi corazón? ¿Hasta cuándo el ene-migo me seguirá dominando? 3 Señor y Dios mío, mírame y respóndeme; ilumi-na mis ojos. Así no caeré en el sueño de la muerte; 4así no dirá mi enemigo: «Lo he vencido»; así mi adversario no se alegrará de mi caída. 5Pero yo confío en tu gran amor; mi corazón se alegra en tu salvación. 6Canto salmos al Señor. ¡El Señor ha sido bueno conmigo!

Día 14 - Sábado 08.02.15:Lucas 12: 1-31 (NVI)Advertencias y estímulos12Mientras tanto, se habían reunido millares de personas, tantas que se atropellaban unas a otras. Jesús comenzó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuídense de la leva-dura de los fariseos, o sea, de la hipo-cresía. 2No hay nada encubierto que no llegue a revelarse, ni nada escondido que no llegue a conocerse. 3Así que todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad se dará a conocer a plena luz, y lo que han susurrado a puerta

cerrada se proclamará desde las azo-teas. 4»A ustedes, mis amigos, les digo que no teman a los que matan el cuerpo pero después no pueden hacer más. 5Les voy a enseñar más bien a quién deben temer: teman al que, después de dar muerte, tiene poder para echarlos al infierno. Sí, les aseguro que a él deben temerle. 6¿No se venden cinco gorrio-nes por dos moneditas? Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de ellos. 7Así mismo sucede con ustedes: aun los cabellos de su cabeza están conta-dos. No tengan miedo; ustedes valen más que muchos gorriones. 8»Les ase-guro que a cualquiera que me reconoz-ca delante de la gente, también el Hijo del hombre lo reconocerá delante de los ángeles de Dios. 9Pero al que me des-conozca delante de la gente se le des-conocerá delante de los ángeles de Dios. 10Y todo el que pronuncie alguna palabra contra el Hijo del hombre será perdonado, pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón. 11»Cuando los hagan comparecer ante las sinagogas, los gobernantes y las autoridades, no se preocupen de cómo van a defenderse o de qué van a decir, 12porque en ese momento el Espíritu Santo les enseñará lo que deben res-ponder.»

Parábola del rico insensato13Uno de entre la multitud le pidió: —Maestro, dile a mi hermano que com-parta la herencia conmigo. 14—Hombre —replicó Jesús—, ¿quién me nombró a mí juez o árbitro entre ustedes? 15»¡-Tengan cuidado! —advirtió a la gente—. Absténganse de toda avaricia; la vida

de una persona no depende de la abun-dancia de sus bienes. 16Entonces les contó esta parábola:—El terreno de un hombre rico le produjo una buena cose-cha. 17Así que se puso a pensar: “¿Qué voy a hacer? No tengo dónde almacenar mi cosecha.” 18Por fin dijo: “Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más gran-des, donde pueda almacenar todo mi grano y mis bienes. 19Y diré: Alma mía, ya tienes bastantes cosas buenas guar-dadas para muchos años. Descansa, come, bebe y goza de la vida.” 20Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te van a reclamar la vida. ¿Y quién se quedará con lo que has acumulado?” 21»Así le sucede al que acumula rique-zas para sí mismo, en vez de ser rico delante de Dios.

No se preocupen22Luego dijo Jesús a sus discípu-los:—Por eso les digo: No se preocu-pen por su vida, qué comerán; ni por su cuerpo, con qué se vestirán. 23La vida tiene más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa. 24Fíjense en los cuervos: no siembran ni cosechan, ni tienen almacén ni granero; sin em-bargo, Dios los alimenta. ¡Cuánto más valen ustedes que las aves! 25¿Quién de ustedes, por mucho que se preocu-pe, puede añadir una sola hora al curso de su vida? 26Ya que no pueden hacer algo tan insignificante, ¿por qué se pre-ocupan por lo demás? 27»Fíjense cómo crecen los lirios. No trabajan ni hilan; sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplen-dor, se vestía como uno de ellos. 28Si

así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, ¡cuánto más hará por ustedes, gente de poca fe! 29Así que no se afanen por lo que han de comer o beber; dejen de atormentarse. 30El mundo pagano anda tras todas estas cosas, pero el Padre sabe que ustedes las necesitan. 31Ustedes, por el contra-rio, busquen el reino de Dios, y estas cosas les serán añadidas._______________________________Génesis 21 (NVI)Nacimiento de Isaac21Tal como el Señor lo había dicho, se ocupó de Sara y cumplió con la promesa que le había hecho. 2Sara quedó emba-razada y le dio un hijo a Abraham en su vejez. Esto sucedió en el tiempo anun-ciado por Dios. 3Al hijo que Sara le dio, Abraham le puso por nombre Isaac. 4Cuando su hijo Isaac cumplió ocho días de nacido, Abraham lo circuncidó, tal como Dios se lo había ordenado. 5Abraham tenía ya cien años cuando nació su hijo Isaac. 6Sara dijo entonces: «Dios me ha hecho reír, y todos los que se enteren de que he tenido un hijo, se reirán conmigo. 7¿Quién le hubiera dicho a Abraham que Sara amamanta-ría hijos? Sin embargo, le he dado un hijo en su vejez.»

Expulsión de Agar e Ismael8El niño Isaac creció y fue destetado. Ese mismo día, Abraham hizo un gran banquete. 9Pero Sara se dio cuenta de que el hijo que Agar la egipcia le había dado a Abraham se burlaba de su hijo Isaac. 10Por eso le dijo a Abra-ham:—¡Echa de aquí a esa esclava y a

su hijo! El hijo de esa esclava jamás tendrá parte en la herencia con mi hijo Isaac. 11Este asunto angustió mucho a Abraham porque se trataba de su propio hijo. 12Pero Dios le dijo a Abraham: «No te angusties por el muchacho ni por la esclava. Hazle caso a Sara, porque tu descendencia se establecerá por medio de Isaac. 13Pero también del hijo de la esclava haré una gran nación, porque es hijo tuyo.» 14Al día siguiente, Abra-ham se levantó de madrugada, tomó un pan y un odre de agua, y se los dio a Agar, poniéndoselos sobre el hombro. Luego le entregó a su hijo y la despidió. Agar partió y anduvo errante por el desierto de Berseba. 15Cuando se acabó el agua del odre, puso al niño debajo de un arbusto 16y fue a sentarse sola a cierta distancia, pues pensaba: «No quiero ver morir al niño.» En cuanto ella se sentó, comenzó a llorar descon-soladamente. 17Cuando Dios oyó al niño sollozar, el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo y le dijo: «¿Qué te pasa, Agar? No temas, pues Dios ha escuchado los sollozos del niño. 18Le-vántate y tómalo de la mano, que yo haré de él una gran nación.» 19En ese momento Dios le abrió a Agar los ojos, y ella vio un pozo de agua. En seguida fue a llenar el odre y le dio de beber al niño. 20Dios acompañó al niño, y éste fue creciendo; vivió en el desierto y se con-virtió en un experto arquero; 21habitó en el desierto de Parán y su madre lo casó con una egipcia.

Pacto entre Abraham y Abimélec22En aquel tiempo Abimélec, que estaba acompañado por Ficol, jefe de su

ejército, le dijo a Abraham:—Dios está contigo en todo lo que haces. 23Júrame ahora, por Dios mismo, que no me trata-rás a mí con falsedad, ni tampoco a mis hijos ni a mis descendientes. Júrame que a mí y al país que te ha recibido como extranjero nos tratarás con la misma lealtad con que yo te he tratado. 24—¡Lo juro! —respondió Abraham. 25Luego Abraham se quejó ante Abimé-lec por causa de un pozo de agua del cual los siervos de Abimélec se habían apropiado. 26Pero Abimélec dijo:—No sé quién pudo haberlo hecho. Me acabo de enterar, pues tú no me lo habías dicho. 27Entonces Abraham llevó ovejas y vacas, y se las dio a Abimélec, y los dos hicieron un pacto. 28Pero Abraham apartó siete corderas del rebaño, 29por lo que Abimélec le pre-guntó:—¿Qué pasa? ¿Por qué has apartado estas siete corderas? 30—Acepta estas siete corderas —le contestó Abraham—. Ellas servirán de prueba de que yo cavé este pozo. 31Por eso a aquel lugar le dieron el nombre de Berseba, porque allí los dos hicieron un juramento. 32Después de haber hecho el pacto en Berseba, Abimélec y Ficol, el jefe de su ejército, volvieron al país de los filisteos. 33Abraham plantó un tama-risco en Berseba, y en ese lugar invocó el nombre del Señor, el Dios eterno. 34Y se quedó en el país de los filisteos durante mucho tiempo._______________________________Salmos 14 (NVI)Al director musical. Salmo de David.14Dice el necio en su corazón: «No hay Dios.» Están corrompidos, sus obras son detestables; ¡no hay uno solo que

haga lo bueno! 2Desde el cielo el Señor contempla a los mortales, para ver si hay alguien que sea sensato y busque a Dios. 3Pero todos se han descarriado, a una se han corrompido. No hay nadie que haga lo bueno; ¡no hay uno solo! 4¿Acaso no entienden todos los que hacen lo malo, los que devoran a mi pueblo como si fuera pan? ¡Jamás invo-can al Señor! 5Allí los tienen, sobrecogi-dos de miedo, pero Dios está con los que son justos. 6Ustedes frustran los planes de los pobres, pero el Señor los protege. 7¡Quiera Dios que de Sión venga la salvación de Israel! Cuando el Señor restaure a su pueblo, ¡Jacob se regocijará, Israel se alegrará!_______________________________

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Día 8 - Lunes 02.02.15:Lucas 9: 1-27 (NVI)Jesús envía a los doce9Habiendo reunido a los doce, Jesús les dio poder y autoridad para expulsar a todos los demonios y para sanar enfermedades. 2Entonces los envió a predicar el reino de Dios y a sanar a los enfermos. 3«No lleven nada para el camino: ni bastón, ni bolsa, ni pan, ni dinero, ni dos mudas de ropa —les dijo—. 4En cualquier casa que entren, quédense allí hasta que salgan del pueblo. 5Si no los reciben bien, al salir de ese pueblo, sacúdanse el polvo de los pies como un testimonio contra sus habitantes.» 6Así que partieron y fueron por todas partes de pueblo en pueblo, predicando el evangelio y sanando a la gente. 7Herodes el tetrarca se enteró de todo lo que estaba sucediendo. Estaba perplejo porque algunos decían que Juan había resucitado; 8otros, que se había aparecido Elías; y otros, en fin, que había resucitado alguno de los anti-guos profetas. 9Pero Herodes dijo: «A Juan mandé que le cortaran la cabeza; ¿quién es, entonces, éste de quien oigo tales cosas?» Y procuraba verlo.

Jesús alimenta a los cinco mil10Cuando regresaron los apóstoles, le relataron a Jesús lo que habían hecho. Él se los llevó consigo y se retiraron solos a un pueblo llamado Betsaida, 11pero la gente se enteró y lo siguió. Él los recibió y les habló del reino de Dios. También sanó a los que lo necesitaban. 12Al atardecer se le acercaron los doce y le dijeron:—Despide a la gente, para que vaya a buscar alojamiento y comida

en los campos y pueblos cercanos, pues donde estamos no hay nada. 13—Denles ustedes mismos de comer —les dijo Jesús.—No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a menos que vayamos a comprar comida para toda esta gente —objetaron ellos, 14porque había allí unos cinco mil hom-bres.Pero Jesús dijo a sus discípu-los:—Hagan que se sienten en grupos como de cincuenta cada uno. 15Así lo hicieron los discípulos, y se sentaron todos. 16Entonces Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados, y mirando al cielo, los bendijo. Luego los partió y se los dio a los discípulos para que se los repartieran a la gente. 17Todos comie-ron hasta quedar satisfechos, y de los pedazos que sobraron se recogieron doce canastas.

La confesión de Pedro18Un día cuando Jesús estaba orando para sí, estando allí sus discípulos, les preguntó:—¿Quién dice la gente que soy yo? 19—Unos dicen que Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que uno de los antiguos profetas ha resuci-tado —respondieron. 20—Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?—El Cristo de Dios —afirmó Pedro. 21Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran esto a nadie. Y les dijo: 22—El Hijo del hombre tiene que sufrir muchas cosas y ser rechazado por los ancianos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley. Es necesario que lo maten y que resucite al tercer día. 23Dirigiéndo-se a todos, declaró:—Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz cada día y me siga.

24Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará. 25¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se destruye a sí mismo? 26Si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras, el Hijo del hombre se aver-gonzará de él cuando venga en su gloria y en la gloria del Padre y de los santos ángeles. 27Además, les aseguro que algunos de los aquí presentes no sufrirán la muerte sin antes haber visto el reino de Dios._______________________________Génesis 15 (NVI)Dios hace un pacto con Abram15Después de esto, la palabra del Señor vino a Abram en una visión: «No temas, Abram. Yo soy tu escudo, y muy grande será tu recompensa.» 2Pero Abram le respondió:—Señor y Dios, ¿para qué vas a darme algo, si aún sigo sin tener hijos, y el heredero de mis bienes será Eliezer de Damasco? 3Como no me has dado ningún hijo, mi herencia la recibirá uno de mis criados. 4—¡No! Ese hombre no ha de ser tu heredero —le contestó el Señor—. Tu heredero será tu propio hijo. 5Luego el Señor lo llevó afuera y le dijo:—Mira hacia el cielo y cuenta las estrellas, a ver si puedes. ¡Así de numerosa será tu descendencia! 6Abram creyó al Señor, y el Señor lo reconoció a él como justo. 7Además, le dijo:—Yo soy el Señor, que te hice salir de Ur de los caldeos para darte en posesión esta tierra. 8Pero Abram le preguntó:—Señor y Dios, ¿cómo sabré que voy a poseerla? 9El-Señor le respondió:—Tráeme una ternera, una cabra y un carnero, todos

ellos de tres años, y también una tórtola y un pichón de paloma. 10Abram llevó todos estos animales, los partió por la mitad, y puso una mitad frente a la otra, pero a las aves no las partió. 11Y las aves de rapiña comenzaron a lanzarse sobre los animales muertos, pero Abram las espantaba. 12Al anochecer, Abram cayó en un profundo sueño, y lo envolvió una oscuridad aterradora. 13El Señor le dijo:—Debes saber que tus descendientes vivirán como extranjeros en tierra extraña, donde serán esclavi-zados y maltratados durante cuatro-cientos años. 14Pero yo castigaré a la nación que los esclavizará, y luego tus descendientes saldrán en libertad y con grandes riquezas. 15Tú, en cambio, te reunirás en paz con tus antepasados, y te enterrarán cuando ya seas muy anciano. 16Cuatro generaciones des-pués tus descendientes volverán a este lugar, porque antes de eso no habrá llegado al colmo la iniquidad de los amorreos. 17Cuando el sol se puso y cayó la noche, aparecieron una hornilla humeante y una antorcha encendida, las cuales pasaban entre los animales descuartizados. 18En aquel día elSe-ñorhizo un pacto con Abram. Le dijo:—A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el gran río, el Éufrates. 19Me refiero a la tierra de los quenitas, los quenizitas, los cadmo-neos, 20los hititas, los ferezeos, los refaítas, 21los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos._______________________________Salmos 8 (NVI)Al director musical. Sígase la tonada de «La canción del lagar». Salmo de David.

8Oh Señor, soberano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra! ¡Has puesto tu gloria sobre los cielos! 2Por causa de tus adversarios has hecho que brote la alabanza de labios de los pequeñitos y de los niños de pecho, para silenciar al enemigo y al rebelde. 3Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que allí fijaste, 4me pregunto: «¿Qué es el hombre, para que en él pienses? ¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en cuenta?» 5Pues lo hiciste poco menos que un dios, y lo coronaste de gloria y de honra: 6lo entronizaste sobre la obra de tus manos, todo lo sometiste a su dominio; 7todas las ovejas, todos los bueyes, todos los ani-males del campo, 8las aves del cielo, los peces del mar, y todo lo que surca los senderos del mar. 9Oh Señor, sobe-rano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra!

Día 9 - Martes 03.02.15:Lucas 9: 28-62 (NVI)La transfiguración28Unos ocho días después de decir esto, Jesús, acompañado de Pedro, Juan y Jacobo, subió a una montaña a orar. 29Mientras oraba, su rostro se transformó, y su ropa se tornó blanca y radiante. 30Y aparecieron dos persona-jes —Moisés y Elías— que conversa-ban con Jesús. 31Tenían un aspecto glorioso, y hablaban de la partida de Jesús, que él estaba por llevar a cabo en Jerusalén. 32Pedro y sus compañe-ros estaban rendidos de sueño, pero cuando se despabilaron, vieron su gloria y a los dos personajes que esta-

ban con él. 33Mientras éstos se aparta-ban de Jesús, Pedro, sin saber lo que estaba diciendo, propuso:—Maestro, ¡qué bien que estemos aquí! Podemos levantar tres albergues: uno para ti, otro para Moisés y otro para Elías. 34Estaba hablando todavía cuando apareció una nube que los envolvió, de modo que se asustaron. 35Entonces salió de la nube una voz que dijo: «Éste es mi Hijo, mi escogido; escúchenlo.» 36Después de oírse la voz, Jesús quedó solo. Los dis-cípulos guardaron esto en secreto, y por algún tiempo a nadie contaron nada de lo que habían visto.

Jesús sana a un muchachoendemoniado37Al día siguiente, cuando bajaron de la montaña, le salió al encuentro mucha gente. 38Y un hombre de entre la multi-tud exclamó:—Maestro, te ruego que atiendas a mi hijo, pues es el único que tengo. 39Resulta que un espíritu se posesiona de él, y de repente el mucha-cho se pone a gritar; también lo sacude con violencia y hace que eche espuma-rajos. Cuando lo atormenta, a duras penas lo suelta. 40Ya les rogué a tus discípulos que lo expulsaran, pero no pudieron. 41—¡Ah, generación incrédu-la y perversa! —respondió Jesús—. ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes y soportarlos? Trae acá a tu hijo. 42Estaba acercándose el mucha-cho cuando el demonio lo derribó con una convulsión. Pero Jesús reprendió al espíritu maligno, sanó al muchacho y se lo devolvió al padre. 43Y todos se que-daron asombrados de la grandeza de Dios.En medio de tanta admiración por

todo lo que hacía, Jesús dijo a sus discí-pulos: 44—Presten mucha atención a lo que les voy a decir: El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres. 45Pero ellos no entendían lo que quería decir con esto. Les estaba encubierto para que no lo comprendie-ran, y no se atrevían a preguntárselo. ¿Quién va a ser el más importante? 46Surgió entre los discípulos una discu-sión sobre quién de ellos sería el más importante. 47Como Jesús sabía bien lo que pensaban, tomó a un niño y lo puso a su lado. 48—El que recibe en mi nombre a este niño —les dijo—, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. El que es más insignificante entre todos ustedes, ése es el más importante. 49—Maestro —in-tervino Juan—, vimos a un hombre que expulsaba demonios en tu nombre; pero como no anda con nosotros, tratamos de impedírselo. 50—No se lo impidan —les replicó Jesús—, porque el que no está contra ustedes está a favor de ustedes.

La oposición de los samaritanos51Como se acercaba el tiempo de que fuera llevado al cielo, Jesús se hizo el firme propósito de ir a Jerusalén. 52En-vió por delante mensajeros, que entra-ron en un pueblo samaritano para pre-pararle alojamiento; 53pero allí la gente no quiso recibirlo porque se dirigía a Jerusalén. 54Cuando los discípulos Jacobo y Juan vieron esto, le pregunta-ron:—Señor, ¿quieres que hagamos caer fuego del cielo para que los des-truya? 55Pero Jesús se volvió a ellos y los reprendió. 56Luego siguieron la jornada a otra aldea.

Lo que cuesta seguir a Jesús57Iban por el camino cuando alguien le dijo:—Te seguiré a dondequiera que vayas. 58—Las zorras tienen madrigue-ras y las aves tienen nidos —le respon-dió Jesús—, pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza. 59A otro le dijo:—Sígueme.—Señor —le contestó—, primero déjame ir a enterrar a mi padre. 60—Deja que los muertos entierren a sus propios muertos, pero tú ve y proclama el reino de Dios —le repli-có Jesús. 61Otro afirmó:—Te seguiré, Señor; pero primero déjame despedir-me de mi familia. 62Jesús le respon-dió:—Nadie que mire atrás después de poner la mano en el arado es apto para el reino de Dios._______________________________Génesis 16 (NVI)Agar e Ismael16Saray, la esposa de Abram, no le había dado hijos. Pero como tenía una esclava egipcia llamada Agar, 2Saray le dijo a Abram:—El Señor me ha hecho estéril. Por lo tanto, ve y acuéstate con mi esclava Agar. Tal vez por medio de ella podré tener hijos.Abram aceptó la propuesta que le hizo Saray. 3Entonces ella tomó a Agar, la esclava egipcia, y se la entregó a Abram como mujer. Esto ocurrió cuando ya hacía diez años que Abram vivía en Canaán. 4Abram tuvo relaciones con Agar, y ella concibió un hijo. Al darse cuenta Agar de que estaba embarazada, comenzó a mirar con desprecio a su dueña. 5Entonces Saray le dijo a Abram:—¡Tú tienes la culpa de mi afrenta! Yo puse a mi escla-va en tus brazos, y ahora que se ve em-barazada me mira con desprecio. ¡Que

el Señor juzgue entre tú y yo! 6—Tu esclava está en tus manos —contestó Abram—; haz con ella lo que bien te parezca.Y de tal manera comenzó Saray a maltratar a Agar, que ésta huyó al desierto. 7Allí, junto a un manantial que está en el camino a la región de Sur, la encontró el ángel del Señor 8y le preguntó:—Agar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y a dónde vas?—Estoy huyendo de mi dueña Saray —respon-dió ella. 9—Vuelve junto a ella y somé-tete a su autoridad —le dijo el ángel—. 10De tal manera multiplicaré tu descen-dencia, que no se podrá contar. 11»Es-tás embarazada, y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Ismael, porque el Señor ha escuchado tu aflicción. 12Será un hombre indómito como asno salvaje. Luchará contra todos, y todos lucharán contra él; y vivirá en conflicto con todos sus hermanos. 13Como el Señor le había hablado, Agar le puso por nombre «El Dios que me ve», pues se decía: «Ahora he visto al que me ve.» 14Por eso también el pozo que está entre Cades y Béred se conoce con el nombre de «Pozo del Viviente que me ve». 15Agar le dio a Abram un hijo, a quien Abram llamó Ismael. 16Abram tenía ochenta y seis años cuando nació Ismael._______________________________Salmos 9 (NVI)Al director musical. Sígase la tonada de «La muerte del hijo». Salmo de David.9Quiero alabarte, Señor, con todo el corazón, y contar todas tus maravillas. 2Quiero alegrarme y regocijarme en ti, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo. 3Mis enemigos retroceden; tropiezan y

perecen ante ti. 4Porque tú me has hecho justicia, me has vindicado; tú, juez justo, ocupas tu trono. 5Reprendis-te a los paganos, destruiste a los malva-dos; ¡para siempre borraste su memo-ria! 6Desgracia sin fin cayó sobre el enemigo; arrancaste de raíz sus ciuda-des, y hasta su recuerdo se ha desva-necido. 7Pero el Señor reina por siem-pre; para emitir juicio ha establecido su trono. 8Juzgará al mundo con justicia; gobernará a los pueblos con equidad. 9El Señor es refugio de los oprimidos; es su baluarte en momentos de angus-tia. 10En ti confían los que conocen tu nombre, porque tú, Señor, jamás aban-donas a los que te buscan. 11Canten salmos al Señor, el rey de Sión; procla-men sus proezas entre las naciones. 12El vengador de los inocentes se acuerda de ellos; no pasa por alto el clamor de los afligidos. 13Ten compa-sión de mí, Señor; mira cómo me afli-gen los que me odian. Sácame de las puertas de la muerte, 14para que en las puertas de Jerusalén proclame tus ala-banzas y me regocije en tu salvación. 15Han caído los paganos en la fosa que han cavado; sus pies quedaron atrapa-dos en la red que ellos mismos escon-dieron. 16Al Señor se le conoce porque imparte justicia; el malvado cae en la trampa que él mismo tendió. 17Bajan al sepulcro los malvados, todos los paga-nos que de Dios se olvidan. 18Pero no se olvidará para siempre al necesitado,ni para siempre se perderá la esperan-za del pobre. 19¡Levántate, Señor! No dejes que el hombre prevalezca; ¡haz que las naciones comparezcan ante ti! 20Infúndeles terror, Señor; ¡que los

pueblos sepan que son simples mortales!

Día 10 - Miércoles 04.02.15:Lucas 10: 1-20 (NVI)Jesús envía a los setenta y dos10Después de esto, el Señor escogió a otros setenta y dos para enviarlos de dos en dos delante de él a todo pueblo y lugar adonde él pensaba ir. 2«Es abundante la cosecha —les dijo—, pero son pocos los obreros. Pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que mande obreros a su campo. 3¡Vayan ustedes! Miren que los envío como cor-deros en medio de lobos. 4No lleven monedero ni bolsa ni sandalias; ni se detengan a saludar a nadie por el camino. 5»Cuando entren en una casa, digan primero: “Paz a esta casa.” 6Si hay allí alguien digno de paz, gozará de ella; y si no, la bendición no se cumplirá. 7Quédense en esa casa, y coman y beban de lo que ellos tengan, porque el trabajador tiene derecho a su sueldo. No anden de casa en casa. 8»Cuando entren en un pueblo y los reciban, coman lo que les sirvan. 9Sanen a los enfermos que encuentren allí y dígan-les: “El reino de Dios ya está cerca de ustedes.” 10Pero cuando entren en un pueblo donde no los reciban, salgan a las plazas y digan: 11“Aun el polvo de este pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos en protesta contra ustedes. Pero tengan por seguro que ya está cerca el reino de Dios.” 12Les digo que en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma que para ese pueblo. 13»¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Si se hubieran hecho en Tiro y en Sidón los milagros

que se hicieron en medio de ustedes, ya hace tiempo que se habrían arrepentido con grandes lamentos. 14Pero en el juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón que para ustedes. 15Y tú, Capernaúm, ¿acaso serás levantada hasta el cielo? No, sino que descende-rás hasta el abismo. 16»El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza a mí, rechaza al que me envió.» 17Cuando los setenta y dos regresaron, dijeron conten-tos:—Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre. 18—Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo —respondió él—. 19Sí, les he dado autoridad a ustedes para pisotear ser-pientes y escorpiones y vencer todo el poder del enemigo; nada les podrá hacer daño. 20Sin embargo, no se ale-gren de que puedan someter a los espí-ritus, sino alégrense de que sus nom-bres están escritos en el cielo._______________________________Génesis 17 (NVI)El pacto y la circuncisión17Cuando Abram tenía noventa y nueve años, el Señor se le apareció y le dijo:—Yo soy el Dios Todopoderoso. Vive en mi presencia y sé intachable. 2Así confirmaré mi pacto contigo, y mul-tiplicaré tu descendencia en gran manera. 3Al oír que Dios le hablaba, Abram cayó rostro en tierra, y Dios con-tinuó: 4—Éste es el pacto que establez-co contigo: Tú serás el padre de una multitud de naciones. 5Ya no te llama-rás Abram, sino que de ahora en ade-lante tu nombre será Abraham, porque te he confirmado como padre de una

multitud de naciones. 6Te haré tan fecundo que de ti saldrán reyes y nacio-nes. 7Estableceré mi pacto contigo y con tu descendencia, como pacto per-petuo, por todas las generaciones. Yo seré tu Dios, y el Dios de tus descen-dientes. 8A ti y a tu descendencia les daré, en posesión perpetua, toda la tierra de Canaán, donde ahora andan peregrinando. Y yo seré su Dios. 9Dios también le dijo a Abraham:—Cumple con mi pacto, tú y toda tu descendencia, por todas las generaciones. 10Y éste es el pacto que establezco contigo y con tu descendencia, y que todos deberán cumplir: Todos los varones entre uste-des deberán ser circuncidados. 11Cir-cuncidarán la carne de su prepucio, y ésa será la señal del pacto entre noso-tros. 12Todos los varones de cada generación deberán ser circuncidados a los ocho días de nacidos, tanto los niños nacidos en casa como los que hayan sido comprados por dinero a un extranjero y que, por lo tanto, no sean de la estirpe de ustedes. 13Todos sin excepción, tanto el nacido en casa como el que haya sido comprado por dinero, deberán ser circuncidados. De esta manera mi pacto quedará como una marca indeleble en la carne de ustedes, como un pacto perpetuo. 14Pero el varón incircunciso, al que no se le haya cortado la carne del prepu-cio, será eliminado de su pueblo por quebrantar mi pacto. 15También le dijo Dios a Abraham:—A Saray, tu esposa, ya no la llamarás Saray, sino que su nombre será Sara. 16Yo la bendeciré, y por medio de ella te daré un hijo. Tanto la bendeciré, que será madre de nacio-

nes, y de ella surgirán reyes de pueblos. 17Entonces Abraham inclinó el rostro hasta el suelo y se rió de pensar: «¿Acaso puede un hombre tener un hijo a los cien años, y ser madre Sara a los noventa?» 18Por eso le dijo a Dios:—¡Concédele a Ismael vivir bajo tu bendición! 19A lo que Dios contes-tó:—¡Pero es Sara, tu esposa, la que te dará un hijo, al que llamarás Isaac! Yo estableceré mi pacto con él y con sus descendientes, como pacto perpetuo. 20En cuanto a Ismael, ya te he escu-chado. Yo lo bendeciré, lo haré fecundo y le daré una descendencia numerosa. Él será el padre de doce príncipes. Haré de él una nación muy grande. 21Pero mi pacto lo estableceré con Isaac, el hijo que te dará Sara de aquí a un año, por estos días. 22Cuando Dios terminó de hablar con Abraham, se retiró de su presencia. 23Ese mismo día Abraham tomó a su hijo Ismael, a los criados nacidos en su casa, a los que había comprado con su dinero y a todos los otros varones que había en su casa, y los circuncidó, tal como Dios se lo había mandado. 24Abraham tenía noventa y nueve años cuando fue circuncidado, 25mientras que su hijo Ismael tenía trece. 26Así que ambos fueron circunci-dados el mismo día 27junto con todos los varones de su casa, tanto los naci-dos en ella como los comprados a extranjeros._______________________________Salmos 10 (NVI)Lámed10¿Por qué, Señor, te mantienes dis-tante? ¿Por qué te escondes en mo-mentos de angustia? 2Con arrogancia

persigue el malvado al indefenso, pero se enredará en sus propias artimañas. 3El malvado hace alarde de su propia codicia; alaba al ambicioso y menospre-cia al Señor. 4El malvado levanta inso-lente la nariz, y no da lugar a Dios en sus pensamientos. 5Todas sus empre-sas son siempre exitosas; tan altos y alejados de él están tus juicios que se burla de todos sus enemigos. 6Y se dice a sí mismo: «Nada me hará caer. Siempre seré feliz. Nunca tendré pro-blemas.» 7Llena está su boca de maldi-ciones, de mentiras y amenazas; bajo su lengua esconde maldad y violencia. 8Se pone al acecho en las aldeas, se esconde en espera de sus víctimas, y asesina a mansalva al inocente. 9Cual león en su guarida se agazapa, listo para atrapar al indefenso; le cae encima y lo arrastra en su red. 10Bajo el peso de su poder, sus víctimas caen por tierra. 11Se dice a sí mismo: «Dios se ha olvidado. Se cubre el rostro. Nunca ve nada.» 12¡Levántate, Señor! ¡Levan-ta, oh Dios, tu brazo! ¡No te olvides de los indefensos! 13¿Por qué te ha de menospreciar el malvado? ¿Por qué ha de pensar que no lo llamarás a cuen-tas? 14Pero tú ves la opresión y la vio-lencia, las tomas en cuenta y te harás cargo de ellas. Las víctimas confían en ti; tú eres la ayuda de los huérfanos. 15¡Rómpeles el brazo al malvado y al impío! ¡Pídeles cuentas de su maldad, y haz que desaparezcan por completo! 16El Señor es rey eterno; los paganos serán borrados de su tierra. 17Tú, Señor, escuchas la petición de los inde-fensos, les infundes aliento y atiendes a su clamor. 18Tú defiendes al huérfano y

al oprimido, para que el hombre, hecho de tierra, no siga ya sembrando el terror.

Día 11 - Jueves 05.02.15:Lucas 10: 21-42 (NVI)21En aquel momento Jesús, lleno de alegría por el Espíritu Santo, dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque habiendo escondido estas cosas de los sabios e instruidos, se las has revelado a los que son como niños. Sí, Padre, porque esa fue tu buena voluntad. 22»Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelárse-lo.» 23Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. 24Les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven, pero no lo vieron; y oír lo que ustedes oyen, pero no lo oyeron.»

Parábola del buen samaritano25En esto se presentó un experto en la ley y, para poner a prueba a Jesús, le hizo esta pregunta:—Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna? 26Jesús replicó:—¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo la interpretas tú? 27Como respuesta el hombre citó:—“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”, y: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” 28—Bien contestado —le dijo Jesús—. Haz eso y vivirás. 29Pero él quería justificarse, así que le preguntó a Jesús:—¿Y quién es mi prójimo? 30Jesús respondió:—Baja-

ba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de unos ladrones. Le quitaron la ropa, lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto. 31Re-sulta que viajaba por el mismo camino un sacerdote quien, al verlo, se desvió y siguió de largo. 32Así también llegó a aquel lugar un levita, y al verlo, se desvió y siguió de largo. 33Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba el hombre y, viéndolo, se compadeció de él. 34Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó. Luego lo montó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un aloja-miento y lo cuidó. 35Al día siguiente, sacó dos monedas de plata y se las dio al dueño del alojamiento. “Cuídemelo —le dijo—, y lo que gaste usted de más, se lo pagaré cuando yo vuelva.” 36¿Cuál de estos tres piensas que demostró ser el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? 37—El que se compadeció de él —contestó el experto en la ley.—Anda entonces y haz tú lo mismo —concluyó Jesús.

En casa de Marta y María38Mientras iba de camino con sus discí-pulos, Jesús entró en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. 39Tenía ella una hermana llama-da María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba lo que él decía. 40Marta, por su parte, se sentía abru-mada porque tenía mucho que hacer. Así que se acercó a él y le dijo:—Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sirviendo sola? ¡Dile que me ayude! 41—Marta, Marta —le con-testó Jesús—, estás inquieta y preocu-

pada por muchas cosas, 42pero sólo una es necesaria. María ha escogido la mejor, y nadie se la quitará._______________________________Génesis 18 (NVI)La visita del Señor18El Señor se le apareció a Abraham junto al encinar de Mamré, cuando Abraham estaba sentado a la entrada de su carpa, a la hora más calurosa del día. 2Abraham alzó la vista, y vio a tres hombres de pie cerca de él. Al verlos, corrió desde la entrada de la carpa a saludarlos. Inclinándose hasta el suelo, 3dijo:—Mi señor, si este servidor suyo cuenta con su favor, le ruego que no me pase de largo. 4Haré que les traigan un poco de agua para que ustedes se laven los pies, y luego podrán descan-sar bajo el árbol. 5Ya que han pasado por donde está su servidor, déjenme traerles algo de comer para que se sien-tan mejor antes de seguir su cami-no.—¡Está bien —respondieron ellos—, hazlo así! 6Abraham fue rápidamente a la carpa donde estaba Sara, y le dijo:—¡Date prisa! Toma unos veinte kilos de harina fina, amásalos y haz unos panes. 7Después Abraham fue corriendo adonde estaba el ganado, eligió un ternero bueno y tierno, y se lo dio a su sirviente, quien a toda prisa se puso a prepararlo. 8Luego les sirvió requesón y leche con el ternero que estaba preparado. Mientras comían, Abraham se quedó de pie junto a ellos, debajo del árbol. 9Entonces ellos le pre-guntaron:—¿Dónde está Sara, tu espo-sa?—Allí en la carpa —les respondió. 10—Dentro de un año volveré a verte —dijo uno de ellos—, y para entonces

tu esposa Sara tendrá un hijo.Sara estaba escuchando a la entrada de la carpa, a espaldas del que hablaba. 11Abraham y Sara eran ya bastante ancianos, y Sara ya había dejado de menstruar. 12Por eso, Sara se rió y pensó: «¿Acaso voy a tener este placer, ahora que ya estoy consumida y mi esposo es tan viejo?» 13Pero el Señor le dijo a Abraham:—¿Por qué se ríe Sara? ¿No cree que podrá tener un hijo en su vejez? 14¿Acaso hay algo impo-sible para el Señor? El año que viene volveré a visitarte en esta fecha, y para entonces Sara habrá tenido un hijo. 15Sara, por su parte, tuvo miedo y mintió al decirle:—Yo no me estaba riendo.Pero el Señor le replicó:—Sí te reíste.

Abraham intercede en favor de Sodoma16Luego aquellos visitantes se levanta-ron y partieron de allí en dirección a Sodoma. Abraham los acompañó para despedirlos. 17Pero el Señor estaba pensando: «¿Le ocultaré a Abraham lo que estoy por hacer? 18Es un hecho que Abraham se convertirá en una nación grande y poderosa, y en él serán bendecidas todas las naciones de la tierra. 19Yo lo he elegido para que ins-truya a sus hijos y a su familia, a fin de que se mantengan en el camino del Señor y pongan en práctica lo que es justo y recto. Así el Señor cumplirá lo que le ha prometido.» 20Entonces el Señor le dijo a Abraham:—El clamor contra Sodoma y Gomorra resulta ya insoportable, y su pecado es gravísimo. 21Por eso bajaré, a ver si realmente sus acciones son tan malas como el clamor

contra ellas me lo indica; y si no, he de saberlo. 22Dos de los visitantes partie-ron de allí y se encaminaron a Sodoma, pero Abraham se quedó de pie frente al Señor. 23Entonces se acercó al Señor y le dijo:—¿De veras vas a exterminar al justo junto con el malvado? 24Quizá haya cincuenta justos en la ciudad. ¿Exterminarás a todos, y no perdonarás a ese lugar por amor a los cincuenta justos que allí hay? 25¡Lejos de ti el hacer tal cosa! ¿Matar al justo junto con el malvado, y que ambos sean tratados de la misma manera? ¡Jamás hagas tal cosa! Tú, que eres el Juez de toda la tierra, ¿no harás justicia? 26El Señor le respondió:—Si encuentro cincuenta justos en Sodoma, por ellos perdonaré a toda la ciudad. 27Abraham le dijo:—Reconozco que he sido muy atre-vido al dirigirme a mi Señor, yo, que apenas soy polvo y ceniza. 28Pero tal vez falten cinco justos para completar los cincuenta. ¿Destruirás a toda la ciudad si faltan esos cinco?—Si encuentro cuarenta y cinco justos no la destruiré —contestó el Señor. 29Pero Abraham insistió:—Tal vez se encuen-tren sólo cuarenta.—Por esos cuarenta justos, no destruiré la ciudad —respon-dió el Señor. 30Abraham volvió a insis-tir:—No se enoje mi Señor, pero permí-tame seguir hablando. Tal vez se encuentren sólo treinta.—No lo haré si encuentro allí a esos treinta —contestó el Señor. 31Abraham siguió insistien-do:—Sé que he sido muy atrevido en hablarle así a mi Señor, pero tal vez se encuentren sólo veinte.—Por esos veinte no la destruiré. 32Abraham volvió a decir:—No se enoje mi Señor, pero

permítame hablar una vez más. Tal vez se encuentren sólo diez ...—Aun por esos diez no la destruiré —respondió el Señor por última vez. 33Cuando el Señor terminó de hablar con Abraham, se fue de allí, y Abraham regresó a su carpa._______________________________Salmos 11 (NVI)Al director musical. Salmo de David.11En el Señor hallo refugio. ¿Cómo, pues, se atreven a decirme: «Huye al monte, como las aves»? 2Vean cómo tensan sus arcos los malvados: prepa-ran las flechas sobre la cuerda para dis-parar desde las sombras contra los rectos de corazón. 3Cuando los funda-mentos son destruidos, ¿qué le queda al justo? 4El Señor está en su santo templo, en los cielos tiene el Señor su trono, y atentamente observa al ser humano; con sus propios ojos lo exami-na. 5El Señor examina a justos y a mal-vados, y aborrece a los que aman la vio-lencia. 6Hará llover sobre los malvados ardientes brasas y candente azufre; ¡un viento abrasador será su suerte! 7Justo es el Señor, y ama la justicia; por eso los íntegros contemplarán su rostro.

Día 12 - Viernes 06.02.15:Lucas 11: 1-28 (NVI)Jesús enseña sobre la oración11Un día estaba Jesús orando en cierto lugar. Cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos:—Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus dis-cípulos. 2Él les dijo:—Cuando oren, digan: »“Padre, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. 3Danos cada día nuestro pan cotidiano. 4Perdónanos nuestros pecados, porque también

nosotros perdonamos a todos los que nos ofenden. No nos dejes caer en ten-tación” 5»Supongamos —continuó— que uno de ustedes tiene un amigo, y a medianoche va y le dice: “Amigo, prés-tame tres panes, 6pues se me ha pre-sentado un amigo recién llegado de viaje, y no tengo nada que ofrecerle.” 7Y el que está adentro le contesta: “No me molestes. Ya está cerrada la puerta, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme a darte nada.” 8Les digo que, aunque no se levante a darle pan por ser amigo suyo, sí se levantará por su impertinencia y le dará cuanto necesite. 9»Así que yo les digo: Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá la puerta. 10Por-que todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre. 11»¿Quién de ustedes que sea padre, si su hijo le pide un pescado, le dará en cambio una serpiente? 12¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? 13Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!

Jesús y Beelzebú14En otra ocasión Jesús expulsaba de un hombre a un demonio que lo había dejado mudo. Cuando salió el demonio, el mudo habló, y la gente se quedó asombrada. 15Pero algunos dijeron: «Éste expulsa a los demonios por medio de Beelzebú, príncipe de los demonios.» 16Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal del cielo. 17Como él conocía sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido contra sí

mismo quedará asolado, y una casa dividida contra sí misma se derrumbará. 18Por tanto, si Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo puede mante-nerse en pie su reino? Lo pregunto porque ustedes dicen que yo expulso a los demonios por medio de Beelzebú. 19Ahora bien, si yo expulso a los demo-nios por medio de Beelzebú, ¿los segui-dores de ustedes por medio de quién los expulsan? Por eso ellos mismos los juzgarán a ustedes. 20Pero si expulso a los demonios con el poder de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el reino de Dios. 21»Cuando un hombre fuerte y bien armado cuida su hacienda, sus bienes están seguros. 22Pero si lo ataca otro más fuerte que él y lo vence, le quita las armas en que confiaba y reparte el botín. 23»El que no está de mi parte, está contra mí; y el que conmi-go no recoge, esparce. 24»Cuando un espíritu maligno sale de una persona, va por lugares áridos buscando un des-canso. Y al no encontrarlo, dice: “Volve-ré a mi casa, de donde salí.” 25Cuando llega, la encuentra barrida y arreglada. 26Luego va y trae otros siete espíritus más malvados que él, y entran a vivir allí. Así que el estado final de aquella persona resulta peor que el inicial.» 27Mientras Jesús decía estas cosas, una mujer de entre la multitud excla-mó:—¡Dichosa la mujer que te dio a luz y te amamantó! 28—Dichosos más bien —contestó Jesús— los que oyen la palabra de Dios y la obedecen._______________________________Génesis 19 (NVI)Destrucción de Sodoma y Gomorra19Caía la tarde cuando los dos ánge-

les llegaron a Sodoma. Lot estaba sen-tado a la entrada de la ciudad. Al verlos, se levantó para recibirlos y se postró rostro en tierra. 2Les dijo:—Por favor, señores, les ruego que pasen la noche en la casa de este servidor suyo. Allí podrán lavarse los pies, y mañana al amanecer seguirán su camino.—No, gracias —respondieron ellos—. Pasare-mos la noche en la plaza. 3Pero tanto les insistió Lot que fueron con él y entra-ron en su casa. Allí Lot les preparó una buena comida y coció panes sin levadu-ra, y ellos comieron. 4Aún no se habían acostado cuando los hombres de la ciudad de Sodoma rodearon la casa. Todo el pueblo sin excepción, tanto jóvenes como ancianos, estaba allí pre-sente. 5Llamaron a Lot y le dije-ron:—¿Dónde están los hombres que vinieron a pasar la noche en tu casa? ¡Échalos afuera! ¡Queremos acostarnos con ellos! 6Lot salió a la puerta y, cerrándola detrás de sí, 7les dijo:—Por favor, amigos míos, no cometan tal per-versidad. 8Tengo dos hijas que todavía son vírgenes; voy a traérselas para que hagan con ellas lo que les plazca, pero a estos hombres no les hagan nada, pues han venido a hospedarse bajo mi techo. 9—¡Quítate de ahí! —le contes-taron, y añadieron—: Éste ni siquiera es de aquí, y ahora nos quiere mandar. ¡Pues ahora te vamos a tratar peor que a ellos!Entonces se lanzaron contra Lot y se acercaron a la puerta con intencio-nes de derribarla. 10Pero los dos hom-bres extendieron los brazos, metieron a Lot en la casa y cerraron la puerta. 11Luego, a los jóvenes y ancianos que se agolparon contra la puerta de la casa

los dejaron ciegos, de modo que ya no podían encontrar la puerta. 12Luego le advirtieron a Lot:—¿Tienes otros fami-liares aquí? Saca de esta ciudad a tus yernos, hijos, hijas, y a todos los que te pertenezcan, 13porque vamos a des-truirla. El clamor contra esta gente ha llegado hasta elSeñor, y ya resulta inso-portable. Por eso nos ha enviado a des-truirla. 14Lot salió para hablar con sus futuros yernos, es decir, con los prome-tidos de sus hijas.—¡Apúrense! —les dijo—. ¡Abandonen la ciudad, porque elSeñorestá por destruirla!Pero ellos creían que Lot estaba bromeando, 15así que al amanecer los ángeles insistieron con Lot. Exclamaron:—¡Apú-rate! Llévate a tu esposa y a tus dos hijas que están aquí, para que no perez-can cuando la ciudad sea castigada. 16Como Lot titubeaba, los hombres lo tomaron de la mano, lo mismo que a su esposa y a sus dos hijas, y los sacaron de la ciudad, porque el Señor les tuvo compasión. 17Cuando ya los habían sacado de la ciudad, uno de los ángeles le dijo:—¡Escápate! No mires hacia atrás, ni te detengas en ninguna parte del valle. Huye hacia las montañas, no sea que perezcas. 18—¡No, señor mío, por favor! —respondió Lot—. 19Tú has visto con buenos ojos a este siervo tuyo, y tu lealtad ha sido grande al sal-varme la vida. Pero yo no puedo esca-parme a las montañas, no sea que la destrucción me alcance y pierda yo la vida. 20Cerca de aquí hay una ciudad pequeña, en la que podría refugiarme. ¿Por qué no dejan que me escape hacia allá? Es una ciudad muy peque-ña, y en ella me pondré a salvo.

21—Está bien —le respondió—; tam-bién esta petición te la concederé. No destruiré la ciudad de que hablas. 22Pero date prisa y huye de una vez, porque no puedo hacer nada hasta que llegues allí. Por eso aquella ciudad reci-bió el nombre de Zoar. 23Lot llegó a Zoar cuando estaba amaneciendo. 24Entonces el Señor hizo que cayera del cielo una lluvia de fuego y azufre sobre Sodoma y Gomorra. 25Así des-truyó a esas ciudades y a todos sus habitantes, junto con toda la llanura y la vegetación del suelo. 26Pero la esposa de Lot miró hacia atrás, y se quedó con-vertida en estatua de sal. 27Al día siguiente Abraham madrugó y regresó al lugar donde se había encontrado con el Señor. 28Volvió la mirada hacia Sodoma y Gomorra, y hacia toda la llanura, y vio que de la tierra subía humo, como de un horno. 29Así arrasó Dios a las ciudades de la llanura, pero se acordó de Abraham y sacó a Lot de en medio de la catástrofe que destruyó a las ciudades en que había habitado.

Lot y sus hijas30Luego, por miedo a quedarse en Zoar, Lot se fue con sus dos hijas a vivir en la región montañosa. Allí vivió con ellas en una cueva. 31Un día, la hija mayor le dijo a la menor:—Nuestro padre ya está viejo, y no quedan hom-bres en esta región para que se casen con nosotras, como es la costumbre de todo el mundo. 32Ven, vamos a embo-rracharlo, y nos acostaremos con él; y así, por medio de él tendremos descen-dencia. 33Esa misma noche emborra-charon a su padre y, sin que éste se

diera cuenta de nada, la hija mayor fue y se acostó con él. 34A la mañana siguiente, la mayor le dijo a la me-nor:—Mira, anoche me acosté con mi padre. Vamos a emborracharlo de nuevo esta noche, y ahora tú te acosta-rás con él; y así, por medio de él tendre-mos descendencia. 35Esa misma noche volvieron a emborrachar a su padre y, sin que éste se diera cuenta de nada, la hija menor fue y se acostó con él. 36Así las dos hijas de Lot quedaron embarazadas de su padre. 37La mayor tuvo un hijo, a quien llamó Moab, padre de los actuales moabitas. 38La hija menor también tuvo un hijo, a quien llamó Ben Amí, padre de los actuales amonitas._______________________________Salmos 12 (NVI)Al director musical. Sobre la octava. Salmo de David.12Sálvanos, Señor, que ya no hay gente fiel; ya no queda gente sincera en este mundo. 2No hacen sino mentirse unos a otros; sus labios lisonjeros hablan con doblez. 3El Señor cortará todo labio lisonjero y toda lengua jactan-ciosa 4que dice: «Venceremos con la lengua; en nuestros labios confiamos. ¿Quién puede dominarnos a nosotros?» 5Dice el Señor: «Voy ahora a levantar-me, y pondré a salvo a los oprimidos, pues al pobre se le oprime, y el necesi-tado se queja.» 6Las palabras del Señor son puras, son como la plata refinada, siete veces purificada en el crisol. 7Tú, Señor, nos protegerás; tú siempre nos defenderás de esta gente, 8aun cuando los malvados sigan merodeando, y la maldad sea exaltada en este mundo.

Día 13 - Sábado 07.02.15:Lucas 11: 29-54 (NVI)La señal de Jonás29Como crecía la multitud, Jesús se puso a decirles: «Ésta es una genera-ción malvada. Pide una señal milagro-sa, pero no se le dará más señal que la de Jonás. 30Así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, también lo será el Hijo del hombre para esta generación. 31La reina del Sur se levantará en el día del juicio y condena-rá a esta gente; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí tienen ustedes a uno más grande que Salo-món. 32Los ninivitas se levantarán en el día del juicio y condenarán a esta gene-ración; porque ellos se arrepintieron al escuchar la predicación de Jonás, y aquí tienen ustedes a uno más grande que Jonás.

La lámpara del cuerpo33»Nadie enciende una lámpara para luego ponerla en un lugar escondido o cubrirla con un cajón, sino para ponerla en una repisa, a fin de que los que entren tengan luz. 34Tus ojos son la lámpara de tu cuerpo. Si tu visión es clara, todo tu ser disfrutará de la luz; pero si está nublada, todo tu ser estará en la oscuridad. 35Asegúrate de que la luz que crees tener no sea oscuridad. 36Por tanto, si todo tu ser disfruta de la luz, sin que ninguna parte quede en la oscuridad, estarás completamente iluminado, como cuando una lámpara te alumbra con su luz.»

Jesús denuncia a los fariseos y a los expertos en la ley37Cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer con él; así que entró en la casa y se sentó a la mesa. 38Pero el fariseo se sorprendió al ver que Jesús no había cumplido con el rito de lavarse antes de comer. 39—Resulta que ustedes los fariseos —les dijo el Señor—, limpian el vaso y el plato por fuera, pero por dentro están ustedes llenos de codicia y de maldad. 40¡Ne-cios! ¿Acaso el que hizo lo de afuera no hizo también lo de adentro? 41Den más bien a los pobres de lo que está dentro, y así todo quedará limpio para ustedes. 42»¡Ay de ustedes, fariseos!, que dan la décima parte de la menta, de la ruda y de toda clase de legumbres, pero des-cuidan la justicia y el amor de Dios. Debían haber practicado esto, sin dejar de hacer aquello. 43»¡Ay de ustedes, fariseos!, que se mueren por los prime-ros puestos en las sinagogas y los salu-dos en las plazas. 44»¡Ay de ustedes!, que son como tumbas sin lápida, sobre las que anda la gente sin darse cuenta. 45Uno de los expertos en la ley le res-pondió:—Maestro, al hablar así nos insultas también a nosotros. 46Contes-tó Jesús:—¡Ay de ustedes también, expertos en la ley! Abruman a los demás con cargas que apenas se pueden soportar, pero ustedes mismos no levantan ni un dedo para ayudarlos. 47»¡Ay de ustedes!, que construyen monumentos para los profetas, a quie-nes los antepasados de ustedes mata-ron. 48En realidad aprueban lo que hicieron sus antepasados; ellos mata-ron a los profetas, y ustedes les cons-

truyen los sepulcros. 49Por eso dijo Dios en su sabiduría: “Les enviaré pro-fetas y apóstoles, de los cuales matarán a unos y perseguirán a otros.” 50Por lo tanto, a esta generación se le pedirán cuentas de la sangre de todos los profe-tas derramada desde el principio del mundo, 51desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, el que murió entre el altar y el santuario. Sí, les aseguro que de todo esto se le pedirán cuentas a esta generación. 52»¡Ay de ustedes, expertos en la ley!, porque se han adueñado de la llave del conoci-miento. Ustedes mismos no han entra-do, y a los que querían entrar les han cerrado el paso. 53Cuando Jesús salió de allí, los maestros de la ley y los fari-seos, resentidos, se pusieron a acosar-lo a preguntas. 54Estaban tendiéndole trampas para ver si fallaba en algo._______________________________Génesis 20 (NVI)Abraham y Abimélec20Abraham partió desde allí en direc-ción a la región del Néguev, y se quedó a vivir entre Cades y Sur. Mientras vivía en Guerar, 2Abraham decía que Sara, su esposa, era su hermana. Entonces Abimélec, rey de Guerar, mandó llamar a Sara y la tomó por esposa. 3Pero aquella noche Dios se le apareció a Abi-mélec en sueños y le dijo:—Puedes darte por muerto a causa de la mujer que has tomado, porque ella es casada. 4Pero como Abimélec todavía no se había acostado con ella, le contes-tó:—Señor, ¿acaso vas a matar al ino-cente? 5Como Abraham me dijo que ella era su hermana, y ella me lo confirmó, yo hice todo esto de buena fe y sin mala

intención. 6—Sí, ya sé que has hecho todo esto de buena fe —le respondió Dios en el sueño—; por eso no te permití tocarla, para que no pecaras contra mí. 7Pero ahora devuelve esa mujer a su esposo, porque él es profeta y va a inter-ceder por ti para que vivas. Si no lo haces, ten por seguro que morirás junto con todos los tuyos. 8En la madrugada del día siguiente, Abimélec se levantó y llamó a todos sus servidores para con-tarles en detalle lo que había ocurrido, y un gran temor se apoderó de ellos. 9En-tonces Abimélec llamó a Abraham y le reclamó:—¡Qué nos has hecho! ¿En qué te he ofendido, que has traído un pecado tan grande sobre mí y sobre mi reino? ¡Lo que me has hecho no tiene nombre! 10¿Qué pretendías conseguir con todo esto?Al reclamo de Abimélec, 11Abraham contestó:—Yo pensé que en este lugar no había temor de Dios, y que por causa de mi esposa me matarían. 12Pero en realidad ella es mi hermana, porque es hija de mi padre aunque no de mi madre; y además es mi esposa. 13Cuando Dios me mandó dejar la casa de mi padre y andar errante, yo le dije a mi esposa: “Te pido que me hagas este favor: Dondequiera que vayamos, di siempre que soy tu hermano.” 14Abimé-lec tomó entonces ovejas y vacas, esclavos y esclavas, y se los regaló a Abraham. Al mismo tiempo, le devolvió a Sara, su esposa, 15y le dijo:—Mira, ahí está todo mi territorio; quédate a vivir donde mejor te parezca. 16A Sara le dijo:—Le he dado a tu hermano mil mo-nedas de plata, que servirán de com-pensación por todo lo que te ha pasado; así quedarás vindicada ante todos los

que están contigo. 17Entonces Abra-ham oró a Dios, y Dios sanó a Abimélec y permitió que su esposa y sus siervas volvieran a tener hijos, 18porque a causa de lo ocurrido con Sara, la esposa de Abraham, el Señor había hecho que todas las mujeres en la casa de Abimé-lec quedaran estériles._______________________________Salmos 13 (NVI)Al director musical. Salmo de David.13¿Hasta cuándo, Señor, me seguirás olvidando? ¿Hasta cuándo esconderás de mí tu rostro? 2¿Hasta cuándo he de estar angustiado y he de sufrir cada día en mi corazón? ¿Hasta cuándo el ene-migo me seguirá dominando? 3 Señor y Dios mío, mírame y respóndeme; ilumi-na mis ojos. Así no caeré en el sueño de la muerte; 4así no dirá mi enemigo: «Lo he vencido»; así mi adversario no se alegrará de mi caída. 5Pero yo confío en tu gran amor; mi corazón se alegra en tu salvación. 6Canto salmos al Señor. ¡El Señor ha sido bueno conmigo!

Día 14 - Sábado 08.02.15:Lucas 12: 1-31 (NVI)Advertencias y estímulos12Mientras tanto, se habían reunido millares de personas, tantas que se atropellaban unas a otras. Jesús comenzó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuídense de la leva-dura de los fariseos, o sea, de la hipo-cresía. 2No hay nada encubierto que no llegue a revelarse, ni nada escondido que no llegue a conocerse. 3Así que todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad se dará a conocer a plena luz, y lo que han susurrado a puerta

cerrada se proclamará desde las azo-teas. 4»A ustedes, mis amigos, les digo que no teman a los que matan el cuerpo pero después no pueden hacer más. 5Les voy a enseñar más bien a quién deben temer: teman al que, después de dar muerte, tiene poder para echarlos al infierno. Sí, les aseguro que a él deben temerle. 6¿No se venden cinco gorrio-nes por dos moneditas? Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de ellos. 7Así mismo sucede con ustedes: aun los cabellos de su cabeza están conta-dos. No tengan miedo; ustedes valen más que muchos gorriones. 8»Les ase-guro que a cualquiera que me reconoz-ca delante de la gente, también el Hijo del hombre lo reconocerá delante de los ángeles de Dios. 9Pero al que me des-conozca delante de la gente se le des-conocerá delante de los ángeles de Dios. 10Y todo el que pronuncie alguna palabra contra el Hijo del hombre será perdonado, pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón. 11»Cuando los hagan comparecer ante las sinagogas, los gobernantes y las autoridades, no se preocupen de cómo van a defenderse o de qué van a decir, 12porque en ese momento el Espíritu Santo les enseñará lo que deben res-ponder.»

Parábola del rico insensato13Uno de entre la multitud le pidió: —Maestro, dile a mi hermano que com-parta la herencia conmigo. 14—Hombre —replicó Jesús—, ¿quién me nombró a mí juez o árbitro entre ustedes? 15»¡-Tengan cuidado! —advirtió a la gente—. Absténganse de toda avaricia; la vida

de una persona no depende de la abun-dancia de sus bienes. 16Entonces les contó esta parábola:—El terreno de un hombre rico le produjo una buena cose-cha. 17Así que se puso a pensar: “¿Qué voy a hacer? No tengo dónde almacenar mi cosecha.” 18Por fin dijo: “Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más gran-des, donde pueda almacenar todo mi grano y mis bienes. 19Y diré: Alma mía, ya tienes bastantes cosas buenas guar-dadas para muchos años. Descansa, come, bebe y goza de la vida.” 20Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te van a reclamar la vida. ¿Y quién se quedará con lo que has acumulado?” 21»Así le sucede al que acumula rique-zas para sí mismo, en vez de ser rico delante de Dios.

No se preocupen22Luego dijo Jesús a sus discípu-los:—Por eso les digo: No se preocu-pen por su vida, qué comerán; ni por su cuerpo, con qué se vestirán. 23La vida tiene más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa. 24Fíjense en los cuervos: no siembran ni cosechan, ni tienen almacén ni granero; sin em-bargo, Dios los alimenta. ¡Cuánto más valen ustedes que las aves! 25¿Quién de ustedes, por mucho que se preocu-pe, puede añadir una sola hora al curso de su vida? 26Ya que no pueden hacer algo tan insignificante, ¿por qué se pre-ocupan por lo demás? 27»Fíjense cómo crecen los lirios. No trabajan ni hilan; sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplen-dor, se vestía como uno de ellos. 28Si

así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, ¡cuánto más hará por ustedes, gente de poca fe! 29Así que no se afanen por lo que han de comer o beber; dejen de atormentarse. 30El mundo pagano anda tras todas estas cosas, pero el Padre sabe que ustedes las necesitan. 31Ustedes, por el contra-rio, busquen el reino de Dios, y estas cosas les serán añadidas._______________________________Génesis 21 (NVI)Nacimiento de Isaac21Tal como el Señor lo había dicho, se ocupó de Sara y cumplió con la promesa que le había hecho. 2Sara quedó emba-razada y le dio un hijo a Abraham en su vejez. Esto sucedió en el tiempo anun-ciado por Dios. 3Al hijo que Sara le dio, Abraham le puso por nombre Isaac. 4Cuando su hijo Isaac cumplió ocho días de nacido, Abraham lo circuncidó, tal como Dios se lo había ordenado. 5Abraham tenía ya cien años cuando nació su hijo Isaac. 6Sara dijo entonces: «Dios me ha hecho reír, y todos los que se enteren de que he tenido un hijo, se reirán conmigo. 7¿Quién le hubiera dicho a Abraham que Sara amamanta-ría hijos? Sin embargo, le he dado un hijo en su vejez.»

Expulsión de Agar e Ismael8El niño Isaac creció y fue destetado. Ese mismo día, Abraham hizo un gran banquete. 9Pero Sara se dio cuenta de que el hijo que Agar la egipcia le había dado a Abraham se burlaba de su hijo Isaac. 10Por eso le dijo a Abra-ham:—¡Echa de aquí a esa esclava y a

su hijo! El hijo de esa esclava jamás tendrá parte en la herencia con mi hijo Isaac. 11Este asunto angustió mucho a Abraham porque se trataba de su propio hijo. 12Pero Dios le dijo a Abraham: «No te angusties por el muchacho ni por la esclava. Hazle caso a Sara, porque tu descendencia se establecerá por medio de Isaac. 13Pero también del hijo de la esclava haré una gran nación, porque es hijo tuyo.» 14Al día siguiente, Abra-ham se levantó de madrugada, tomó un pan y un odre de agua, y se los dio a Agar, poniéndoselos sobre el hombro. Luego le entregó a su hijo y la despidió. Agar partió y anduvo errante por el desierto de Berseba. 15Cuando se acabó el agua del odre, puso al niño debajo de un arbusto 16y fue a sentarse sola a cierta distancia, pues pensaba: «No quiero ver morir al niño.» En cuanto ella se sentó, comenzó a llorar descon-soladamente. 17Cuando Dios oyó al niño sollozar, el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo y le dijo: «¿Qué te pasa, Agar? No temas, pues Dios ha escuchado los sollozos del niño. 18Le-vántate y tómalo de la mano, que yo haré de él una gran nación.» 19En ese momento Dios le abrió a Agar los ojos, y ella vio un pozo de agua. En seguida fue a llenar el odre y le dio de beber al niño. 20Dios acompañó al niño, y éste fue creciendo; vivió en el desierto y se con-virtió en un experto arquero; 21habitó en el desierto de Parán y su madre lo casó con una egipcia.

Pacto entre Abraham y Abimélec22En aquel tiempo Abimélec, que estaba acompañado por Ficol, jefe de su

ejército, le dijo a Abraham:—Dios está contigo en todo lo que haces. 23Júrame ahora, por Dios mismo, que no me trata-rás a mí con falsedad, ni tampoco a mis hijos ni a mis descendientes. Júrame que a mí y al país que te ha recibido como extranjero nos tratarás con la misma lealtad con que yo te he tratado. 24—¡Lo juro! —respondió Abraham. 25Luego Abraham se quejó ante Abimé-lec por causa de un pozo de agua del cual los siervos de Abimélec se habían apropiado. 26Pero Abimélec dijo:—No sé quién pudo haberlo hecho. Me acabo de enterar, pues tú no me lo habías dicho. 27Entonces Abraham llevó ovejas y vacas, y se las dio a Abimélec, y los dos hicieron un pacto. 28Pero Abraham apartó siete corderas del rebaño, 29por lo que Abimélec le pre-guntó:—¿Qué pasa? ¿Por qué has apartado estas siete corderas? 30—Acepta estas siete corderas —le contestó Abraham—. Ellas servirán de prueba de que yo cavé este pozo. 31Por eso a aquel lugar le dieron el nombre de Berseba, porque allí los dos hicieron un juramento. 32Después de haber hecho el pacto en Berseba, Abimélec y Ficol, el jefe de su ejército, volvieron al país de los filisteos. 33Abraham plantó un tama-risco en Berseba, y en ese lugar invocó el nombre del Señor, el Dios eterno. 34Y se quedó en el país de los filisteos durante mucho tiempo._______________________________Salmos 14 (NVI)Al director musical. Salmo de David.14Dice el necio en su corazón: «No hay Dios.» Están corrompidos, sus obras son detestables; ¡no hay uno solo que

haga lo bueno! 2Desde el cielo el Señor contempla a los mortales, para ver si hay alguien que sea sensato y busque a Dios. 3Pero todos se han descarriado, a una se han corrompido. No hay nadie que haga lo bueno; ¡no hay uno solo! 4¿Acaso no entienden todos los que hacen lo malo, los que devoran a mi pueblo como si fuera pan? ¡Jamás invo-can al Señor! 5Allí los tienen, sobrecogi-dos de miedo, pero Dios está con los que son justos. 6Ustedes frustran los planes de los pobres, pero el Señor los protege. 7¡Quiera Dios que de Sión venga la salvación de Israel! Cuando el Señor restaure a su pueblo, ¡Jacob se regocijará, Israel se alegrará!_______________________________

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Día 8 - Lunes 02.02.15:Lucas 9: 1-27 (NVI)Jesús envía a los doce9Habiendo reunido a los doce, Jesús les dio poder y autoridad para expulsar a todos los demonios y para sanar enfermedades. 2Entonces los envió a predicar el reino de Dios y a sanar a los enfermos. 3«No lleven nada para el camino: ni bastón, ni bolsa, ni pan, ni dinero, ni dos mudas de ropa —les dijo—. 4En cualquier casa que entren, quédense allí hasta que salgan del pueblo. 5Si no los reciben bien, al salir de ese pueblo, sacúdanse el polvo de los pies como un testimonio contra sus habitantes.» 6Así que partieron y fueron por todas partes de pueblo en pueblo, predicando el evangelio y sanando a la gente. 7Herodes el tetrarca se enteró de todo lo que estaba sucediendo. Estaba perplejo porque algunos decían que Juan había resucitado; 8otros, que se había aparecido Elías; y otros, en fin, que había resucitado alguno de los anti-guos profetas. 9Pero Herodes dijo: «A Juan mandé que le cortaran la cabeza; ¿quién es, entonces, éste de quien oigo tales cosas?» Y procuraba verlo.

Jesús alimenta a los cinco mil10Cuando regresaron los apóstoles, le relataron a Jesús lo que habían hecho. Él se los llevó consigo y se retiraron solos a un pueblo llamado Betsaida, 11pero la gente se enteró y lo siguió. Él los recibió y les habló del reino de Dios. También sanó a los que lo necesitaban. 12Al atardecer se le acercaron los doce y le dijeron:—Despide a la gente, para que vaya a buscar alojamiento y comida

en los campos y pueblos cercanos, pues donde estamos no hay nada. 13—Denles ustedes mismos de comer —les dijo Jesús.—No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a menos que vayamos a comprar comida para toda esta gente —objetaron ellos, 14porque había allí unos cinco mil hom-bres.Pero Jesús dijo a sus discípu-los:—Hagan que se sienten en grupos como de cincuenta cada uno. 15Así lo hicieron los discípulos, y se sentaron todos. 16Entonces Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados, y mirando al cielo, los bendijo. Luego los partió y se los dio a los discípulos para que se los repartieran a la gente. 17Todos comie-ron hasta quedar satisfechos, y de los pedazos que sobraron se recogieron doce canastas.

La confesión de Pedro18Un día cuando Jesús estaba orando para sí, estando allí sus discípulos, les preguntó:—¿Quién dice la gente que soy yo? 19—Unos dicen que Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que uno de los antiguos profetas ha resuci-tado —respondieron. 20—Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?—El Cristo de Dios —afirmó Pedro. 21Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran esto a nadie. Y les dijo: 22—El Hijo del hombre tiene que sufrir muchas cosas y ser rechazado por los ancianos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley. Es necesario que lo maten y que resucite al tercer día. 23Dirigiéndo-se a todos, declaró:—Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz cada día y me siga.

24Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará. 25¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se destruye a sí mismo? 26Si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras, el Hijo del hombre se aver-gonzará de él cuando venga en su gloria y en la gloria del Padre y de los santos ángeles. 27Además, les aseguro que algunos de los aquí presentes no sufrirán la muerte sin antes haber visto el reino de Dios._______________________________Génesis 15 (NVI)Dios hace un pacto con Abram15Después de esto, la palabra del Señor vino a Abram en una visión: «No temas, Abram. Yo soy tu escudo, y muy grande será tu recompensa.» 2Pero Abram le respondió:—Señor y Dios, ¿para qué vas a darme algo, si aún sigo sin tener hijos, y el heredero de mis bienes será Eliezer de Damasco? 3Como no me has dado ningún hijo, mi herencia la recibirá uno de mis criados. 4—¡No! Ese hombre no ha de ser tu heredero —le contestó el Señor—. Tu heredero será tu propio hijo. 5Luego el Señor lo llevó afuera y le dijo:—Mira hacia el cielo y cuenta las estrellas, a ver si puedes. ¡Así de numerosa será tu descendencia! 6Abram creyó al Señor, y el Señor lo reconoció a él como justo. 7Además, le dijo:—Yo soy el Señor, que te hice salir de Ur de los caldeos para darte en posesión esta tierra. 8Pero Abram le preguntó:—Señor y Dios, ¿cómo sabré que voy a poseerla? 9El-Señor le respondió:—Tráeme una ternera, una cabra y un carnero, todos

ellos de tres años, y también una tórtola y un pichón de paloma. 10Abram llevó todos estos animales, los partió por la mitad, y puso una mitad frente a la otra, pero a las aves no las partió. 11Y las aves de rapiña comenzaron a lanzarse sobre los animales muertos, pero Abram las espantaba. 12Al anochecer, Abram cayó en un profundo sueño, y lo envolvió una oscuridad aterradora. 13El Señor le dijo:—Debes saber que tus descendientes vivirán como extranjeros en tierra extraña, donde serán esclavi-zados y maltratados durante cuatro-cientos años. 14Pero yo castigaré a la nación que los esclavizará, y luego tus descendientes saldrán en libertad y con grandes riquezas. 15Tú, en cambio, te reunirás en paz con tus antepasados, y te enterrarán cuando ya seas muy anciano. 16Cuatro generaciones des-pués tus descendientes volverán a este lugar, porque antes de eso no habrá llegado al colmo la iniquidad de los amorreos. 17Cuando el sol se puso y cayó la noche, aparecieron una hornilla humeante y una antorcha encendida, las cuales pasaban entre los animales descuartizados. 18En aquel día elSe-ñorhizo un pacto con Abram. Le dijo:—A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el gran río, el Éufrates. 19Me refiero a la tierra de los quenitas, los quenizitas, los cadmo-neos, 20los hititas, los ferezeos, los refaítas, 21los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos._______________________________Salmos 8 (NVI)Al director musical. Sígase la tonada de «La canción del lagar». Salmo de David.

8Oh Señor, soberano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra! ¡Has puesto tu gloria sobre los cielos! 2Por causa de tus adversarios has hecho que brote la alabanza de labios de los pequeñitos y de los niños de pecho, para silenciar al enemigo y al rebelde. 3Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que allí fijaste, 4me pregunto: «¿Qué es el hombre, para que en él pienses? ¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en cuenta?» 5Pues lo hiciste poco menos que un dios, y lo coronaste de gloria y de honra: 6lo entronizaste sobre la obra de tus manos, todo lo sometiste a su dominio; 7todas las ovejas, todos los bueyes, todos los ani-males del campo, 8las aves del cielo, los peces del mar, y todo lo que surca los senderos del mar. 9Oh Señor, sobe-rano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra!

Día 9 - Martes 03.02.15:Lucas 9: 28-62 (NVI)La transfiguración28Unos ocho días después de decir esto, Jesús, acompañado de Pedro, Juan y Jacobo, subió a una montaña a orar. 29Mientras oraba, su rostro se transformó, y su ropa se tornó blanca y radiante. 30Y aparecieron dos persona-jes —Moisés y Elías— que conversa-ban con Jesús. 31Tenían un aspecto glorioso, y hablaban de la partida de Jesús, que él estaba por llevar a cabo en Jerusalén. 32Pedro y sus compañe-ros estaban rendidos de sueño, pero cuando se despabilaron, vieron su gloria y a los dos personajes que esta-

ban con él. 33Mientras éstos se aparta-ban de Jesús, Pedro, sin saber lo que estaba diciendo, propuso:—Maestro, ¡qué bien que estemos aquí! Podemos levantar tres albergues: uno para ti, otro para Moisés y otro para Elías. 34Estaba hablando todavía cuando apareció una nube que los envolvió, de modo que se asustaron. 35Entonces salió de la nube una voz que dijo: «Éste es mi Hijo, mi escogido; escúchenlo.» 36Después de oírse la voz, Jesús quedó solo. Los dis-cípulos guardaron esto en secreto, y por algún tiempo a nadie contaron nada de lo que habían visto.

Jesús sana a un muchachoendemoniado37Al día siguiente, cuando bajaron de la montaña, le salió al encuentro mucha gente. 38Y un hombre de entre la multi-tud exclamó:—Maestro, te ruego que atiendas a mi hijo, pues es el único que tengo. 39Resulta que un espíritu se posesiona de él, y de repente el mucha-cho se pone a gritar; también lo sacude con violencia y hace que eche espuma-rajos. Cuando lo atormenta, a duras penas lo suelta. 40Ya les rogué a tus discípulos que lo expulsaran, pero no pudieron. 41—¡Ah, generación incrédu-la y perversa! —respondió Jesús—. ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes y soportarlos? Trae acá a tu hijo. 42Estaba acercándose el mucha-cho cuando el demonio lo derribó con una convulsión. Pero Jesús reprendió al espíritu maligno, sanó al muchacho y se lo devolvió al padre. 43Y todos se que-daron asombrados de la grandeza de Dios.En medio de tanta admiración por

todo lo que hacía, Jesús dijo a sus discí-pulos: 44—Presten mucha atención a lo que les voy a decir: El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres. 45Pero ellos no entendían lo que quería decir con esto. Les estaba encubierto para que no lo comprendie-ran, y no se atrevían a preguntárselo. ¿Quién va a ser el más importante? 46Surgió entre los discípulos una discu-sión sobre quién de ellos sería el más importante. 47Como Jesús sabía bien lo que pensaban, tomó a un niño y lo puso a su lado. 48—El que recibe en mi nombre a este niño —les dijo—, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. El que es más insignificante entre todos ustedes, ése es el más importante. 49—Maestro —in-tervino Juan—, vimos a un hombre que expulsaba demonios en tu nombre; pero como no anda con nosotros, tratamos de impedírselo. 50—No se lo impidan —les replicó Jesús—, porque el que no está contra ustedes está a favor de ustedes.

La oposición de los samaritanos51Como se acercaba el tiempo de que fuera llevado al cielo, Jesús se hizo el firme propósito de ir a Jerusalén. 52En-vió por delante mensajeros, que entra-ron en un pueblo samaritano para pre-pararle alojamiento; 53pero allí la gente no quiso recibirlo porque se dirigía a Jerusalén. 54Cuando los discípulos Jacobo y Juan vieron esto, le pregunta-ron:—Señor, ¿quieres que hagamos caer fuego del cielo para que los des-truya? 55Pero Jesús se volvió a ellos y los reprendió. 56Luego siguieron la jornada a otra aldea.

Lo que cuesta seguir a Jesús57Iban por el camino cuando alguien le dijo:—Te seguiré a dondequiera que vayas. 58—Las zorras tienen madrigue-ras y las aves tienen nidos —le respon-dió Jesús—, pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza. 59A otro le dijo:—Sígueme.—Señor —le contestó—, primero déjame ir a enterrar a mi padre. 60—Deja que los muertos entierren a sus propios muertos, pero tú ve y proclama el reino de Dios —le repli-có Jesús. 61Otro afirmó:—Te seguiré, Señor; pero primero déjame despedir-me de mi familia. 62Jesús le respon-dió:—Nadie que mire atrás después de poner la mano en el arado es apto para el reino de Dios._______________________________Génesis 16 (NVI)Agar e Ismael16Saray, la esposa de Abram, no le había dado hijos. Pero como tenía una esclava egipcia llamada Agar, 2Saray le dijo a Abram:—El Señor me ha hecho estéril. Por lo tanto, ve y acuéstate con mi esclava Agar. Tal vez por medio de ella podré tener hijos.Abram aceptó la propuesta que le hizo Saray. 3Entonces ella tomó a Agar, la esclava egipcia, y se la entregó a Abram como mujer. Esto ocurrió cuando ya hacía diez años que Abram vivía en Canaán. 4Abram tuvo relaciones con Agar, y ella concibió un hijo. Al darse cuenta Agar de que estaba embarazada, comenzó a mirar con desprecio a su dueña. 5Entonces Saray le dijo a Abram:—¡Tú tienes la culpa de mi afrenta! Yo puse a mi escla-va en tus brazos, y ahora que se ve em-barazada me mira con desprecio. ¡Que

el Señor juzgue entre tú y yo! 6—Tu esclava está en tus manos —contestó Abram—; haz con ella lo que bien te parezca.Y de tal manera comenzó Saray a maltratar a Agar, que ésta huyó al desierto. 7Allí, junto a un manantial que está en el camino a la región de Sur, la encontró el ángel del Señor 8y le preguntó:—Agar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y a dónde vas?—Estoy huyendo de mi dueña Saray —respon-dió ella. 9—Vuelve junto a ella y somé-tete a su autoridad —le dijo el ángel—. 10De tal manera multiplicaré tu descen-dencia, que no se podrá contar. 11»Es-tás embarazada, y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Ismael, porque el Señor ha escuchado tu aflicción. 12Será un hombre indómito como asno salvaje. Luchará contra todos, y todos lucharán contra él; y vivirá en conflicto con todos sus hermanos. 13Como el Señor le había hablado, Agar le puso por nombre «El Dios que me ve», pues se decía: «Ahora he visto al que me ve.» 14Por eso también el pozo que está entre Cades y Béred se conoce con el nombre de «Pozo del Viviente que me ve». 15Agar le dio a Abram un hijo, a quien Abram llamó Ismael. 16Abram tenía ochenta y seis años cuando nació Ismael._______________________________Salmos 9 (NVI)Al director musical. Sígase la tonada de «La muerte del hijo». Salmo de David.9Quiero alabarte, Señor, con todo el corazón, y contar todas tus maravillas. 2Quiero alegrarme y regocijarme en ti, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo. 3Mis enemigos retroceden; tropiezan y

perecen ante ti. 4Porque tú me has hecho justicia, me has vindicado; tú, juez justo, ocupas tu trono. 5Reprendis-te a los paganos, destruiste a los malva-dos; ¡para siempre borraste su memo-ria! 6Desgracia sin fin cayó sobre el enemigo; arrancaste de raíz sus ciuda-des, y hasta su recuerdo se ha desva-necido. 7Pero el Señor reina por siem-pre; para emitir juicio ha establecido su trono. 8Juzgará al mundo con justicia; gobernará a los pueblos con equidad. 9El Señor es refugio de los oprimidos; es su baluarte en momentos de angus-tia. 10En ti confían los que conocen tu nombre, porque tú, Señor, jamás aban-donas a los que te buscan. 11Canten salmos al Señor, el rey de Sión; procla-men sus proezas entre las naciones. 12El vengador de los inocentes se acuerda de ellos; no pasa por alto el clamor de los afligidos. 13Ten compa-sión de mí, Señor; mira cómo me afli-gen los que me odian. Sácame de las puertas de la muerte, 14para que en las puertas de Jerusalén proclame tus ala-banzas y me regocije en tu salvación. 15Han caído los paganos en la fosa que han cavado; sus pies quedaron atrapa-dos en la red que ellos mismos escon-dieron. 16Al Señor se le conoce porque imparte justicia; el malvado cae en la trampa que él mismo tendió. 17Bajan al sepulcro los malvados, todos los paga-nos que de Dios se olvidan. 18Pero no se olvidará para siempre al necesitado,ni para siempre se perderá la esperan-za del pobre. 19¡Levántate, Señor! No dejes que el hombre prevalezca; ¡haz que las naciones comparezcan ante ti! 20Infúndeles terror, Señor; ¡que los

pueblos sepan que son simples mortales!

Día 10 - Miércoles 04.02.15:Lucas 10: 1-20 (NVI)Jesús envía a los setenta y dos10Después de esto, el Señor escogió a otros setenta y dos para enviarlos de dos en dos delante de él a todo pueblo y lugar adonde él pensaba ir. 2«Es abundante la cosecha —les dijo—, pero son pocos los obreros. Pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que mande obreros a su campo. 3¡Vayan ustedes! Miren que los envío como cor-deros en medio de lobos. 4No lleven monedero ni bolsa ni sandalias; ni se detengan a saludar a nadie por el camino. 5»Cuando entren en una casa, digan primero: “Paz a esta casa.” 6Si hay allí alguien digno de paz, gozará de ella; y si no, la bendición no se cumplirá. 7Quédense en esa casa, y coman y beban de lo que ellos tengan, porque el trabajador tiene derecho a su sueldo. No anden de casa en casa. 8»Cuando entren en un pueblo y los reciban, coman lo que les sirvan. 9Sanen a los enfermos que encuentren allí y dígan-les: “El reino de Dios ya está cerca de ustedes.” 10Pero cuando entren en un pueblo donde no los reciban, salgan a las plazas y digan: 11“Aun el polvo de este pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos en protesta contra ustedes. Pero tengan por seguro que ya está cerca el reino de Dios.” 12Les digo que en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma que para ese pueblo. 13»¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Si se hubieran hecho en Tiro y en Sidón los milagros

que se hicieron en medio de ustedes, ya hace tiempo que se habrían arrepentido con grandes lamentos. 14Pero en el juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón que para ustedes. 15Y tú, Capernaúm, ¿acaso serás levantada hasta el cielo? No, sino que descende-rás hasta el abismo. 16»El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza a mí, rechaza al que me envió.» 17Cuando los setenta y dos regresaron, dijeron conten-tos:—Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre. 18—Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo —respondió él—. 19Sí, les he dado autoridad a ustedes para pisotear ser-pientes y escorpiones y vencer todo el poder del enemigo; nada les podrá hacer daño. 20Sin embargo, no se ale-gren de que puedan someter a los espí-ritus, sino alégrense de que sus nom-bres están escritos en el cielo._______________________________Génesis 17 (NVI)El pacto y la circuncisión17Cuando Abram tenía noventa y nueve años, el Señor se le apareció y le dijo:—Yo soy el Dios Todopoderoso. Vive en mi presencia y sé intachable. 2Así confirmaré mi pacto contigo, y mul-tiplicaré tu descendencia en gran manera. 3Al oír que Dios le hablaba, Abram cayó rostro en tierra, y Dios con-tinuó: 4—Éste es el pacto que establez-co contigo: Tú serás el padre de una multitud de naciones. 5Ya no te llama-rás Abram, sino que de ahora en ade-lante tu nombre será Abraham, porque te he confirmado como padre de una

multitud de naciones. 6Te haré tan fecundo que de ti saldrán reyes y nacio-nes. 7Estableceré mi pacto contigo y con tu descendencia, como pacto per-petuo, por todas las generaciones. Yo seré tu Dios, y el Dios de tus descen-dientes. 8A ti y a tu descendencia les daré, en posesión perpetua, toda la tierra de Canaán, donde ahora andan peregrinando. Y yo seré su Dios. 9Dios también le dijo a Abraham:—Cumple con mi pacto, tú y toda tu descendencia, por todas las generaciones. 10Y éste es el pacto que establezco contigo y con tu descendencia, y que todos deberán cumplir: Todos los varones entre uste-des deberán ser circuncidados. 11Cir-cuncidarán la carne de su prepucio, y ésa será la señal del pacto entre noso-tros. 12Todos los varones de cada generación deberán ser circuncidados a los ocho días de nacidos, tanto los niños nacidos en casa como los que hayan sido comprados por dinero a un extranjero y que, por lo tanto, no sean de la estirpe de ustedes. 13Todos sin excepción, tanto el nacido en casa como el que haya sido comprado por dinero, deberán ser circuncidados. De esta manera mi pacto quedará como una marca indeleble en la carne de ustedes, como un pacto perpetuo. 14Pero el varón incircunciso, al que no se le haya cortado la carne del prepu-cio, será eliminado de su pueblo por quebrantar mi pacto. 15También le dijo Dios a Abraham:—A Saray, tu esposa, ya no la llamarás Saray, sino que su nombre será Sara. 16Yo la bendeciré, y por medio de ella te daré un hijo. Tanto la bendeciré, que será madre de nacio-

nes, y de ella surgirán reyes de pueblos. 17Entonces Abraham inclinó el rostro hasta el suelo y se rió de pensar: «¿Acaso puede un hombre tener un hijo a los cien años, y ser madre Sara a los noventa?» 18Por eso le dijo a Dios:—¡Concédele a Ismael vivir bajo tu bendición! 19A lo que Dios contes-tó:—¡Pero es Sara, tu esposa, la que te dará un hijo, al que llamarás Isaac! Yo estableceré mi pacto con él y con sus descendientes, como pacto perpetuo. 20En cuanto a Ismael, ya te he escu-chado. Yo lo bendeciré, lo haré fecundo y le daré una descendencia numerosa. Él será el padre de doce príncipes. Haré de él una nación muy grande. 21Pero mi pacto lo estableceré con Isaac, el hijo que te dará Sara de aquí a un año, por estos días. 22Cuando Dios terminó de hablar con Abraham, se retiró de su presencia. 23Ese mismo día Abraham tomó a su hijo Ismael, a los criados nacidos en su casa, a los que había comprado con su dinero y a todos los otros varones que había en su casa, y los circuncidó, tal como Dios se lo había mandado. 24Abraham tenía noventa y nueve años cuando fue circuncidado, 25mientras que su hijo Ismael tenía trece. 26Así que ambos fueron circunci-dados el mismo día 27junto con todos los varones de su casa, tanto los naci-dos en ella como los comprados a extranjeros._______________________________Salmos 10 (NVI)Lámed10¿Por qué, Señor, te mantienes dis-tante? ¿Por qué te escondes en mo-mentos de angustia? 2Con arrogancia

persigue el malvado al indefenso, pero se enredará en sus propias artimañas. 3El malvado hace alarde de su propia codicia; alaba al ambicioso y menospre-cia al Señor. 4El malvado levanta inso-lente la nariz, y no da lugar a Dios en sus pensamientos. 5Todas sus empre-sas son siempre exitosas; tan altos y alejados de él están tus juicios que se burla de todos sus enemigos. 6Y se dice a sí mismo: «Nada me hará caer. Siempre seré feliz. Nunca tendré pro-blemas.» 7Llena está su boca de maldi-ciones, de mentiras y amenazas; bajo su lengua esconde maldad y violencia. 8Se pone al acecho en las aldeas, se esconde en espera de sus víctimas, y asesina a mansalva al inocente. 9Cual león en su guarida se agazapa, listo para atrapar al indefenso; le cae encima y lo arrastra en su red. 10Bajo el peso de su poder, sus víctimas caen por tierra. 11Se dice a sí mismo: «Dios se ha olvidado. Se cubre el rostro. Nunca ve nada.» 12¡Levántate, Señor! ¡Levan-ta, oh Dios, tu brazo! ¡No te olvides de los indefensos! 13¿Por qué te ha de menospreciar el malvado? ¿Por qué ha de pensar que no lo llamarás a cuen-tas? 14Pero tú ves la opresión y la vio-lencia, las tomas en cuenta y te harás cargo de ellas. Las víctimas confían en ti; tú eres la ayuda de los huérfanos. 15¡Rómpeles el brazo al malvado y al impío! ¡Pídeles cuentas de su maldad, y haz que desaparezcan por completo! 16El Señor es rey eterno; los paganos serán borrados de su tierra. 17Tú, Señor, escuchas la petición de los inde-fensos, les infundes aliento y atiendes a su clamor. 18Tú defiendes al huérfano y

al oprimido, para que el hombre, hecho de tierra, no siga ya sembrando el terror.

Día 11 - Jueves 05.02.15:Lucas 10: 21-42 (NVI)21En aquel momento Jesús, lleno de alegría por el Espíritu Santo, dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque habiendo escondido estas cosas de los sabios e instruidos, se las has revelado a los que son como niños. Sí, Padre, porque esa fue tu buena voluntad. 22»Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelárse-lo.» 23Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. 24Les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven, pero no lo vieron; y oír lo que ustedes oyen, pero no lo oyeron.»

Parábola del buen samaritano25En esto se presentó un experto en la ley y, para poner a prueba a Jesús, le hizo esta pregunta:—Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna? 26Jesús replicó:—¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo la interpretas tú? 27Como respuesta el hombre citó:—“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”, y: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” 28—Bien contestado —le dijo Jesús—. Haz eso y vivirás. 29Pero él quería justificarse, así que le preguntó a Jesús:—¿Y quién es mi prójimo? 30Jesús respondió:—Baja-

ba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de unos ladrones. Le quitaron la ropa, lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto. 31Re-sulta que viajaba por el mismo camino un sacerdote quien, al verlo, se desvió y siguió de largo. 32Así también llegó a aquel lugar un levita, y al verlo, se desvió y siguió de largo. 33Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba el hombre y, viéndolo, se compadeció de él. 34Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó. Luego lo montó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un aloja-miento y lo cuidó. 35Al día siguiente, sacó dos monedas de plata y se las dio al dueño del alojamiento. “Cuídemelo —le dijo—, y lo que gaste usted de más, se lo pagaré cuando yo vuelva.” 36¿Cuál de estos tres piensas que demostró ser el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? 37—El que se compadeció de él —contestó el experto en la ley.—Anda entonces y haz tú lo mismo —concluyó Jesús.

En casa de Marta y María38Mientras iba de camino con sus discí-pulos, Jesús entró en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. 39Tenía ella una hermana llama-da María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba lo que él decía. 40Marta, por su parte, se sentía abru-mada porque tenía mucho que hacer. Así que se acercó a él y le dijo:—Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sirviendo sola? ¡Dile que me ayude! 41—Marta, Marta —le con-testó Jesús—, estás inquieta y preocu-

pada por muchas cosas, 42pero sólo una es necesaria. María ha escogido la mejor, y nadie se la quitará._______________________________Génesis 18 (NVI)La visita del Señor18El Señor se le apareció a Abraham junto al encinar de Mamré, cuando Abraham estaba sentado a la entrada de su carpa, a la hora más calurosa del día. 2Abraham alzó la vista, y vio a tres hombres de pie cerca de él. Al verlos, corrió desde la entrada de la carpa a saludarlos. Inclinándose hasta el suelo, 3dijo:—Mi señor, si este servidor suyo cuenta con su favor, le ruego que no me pase de largo. 4Haré que les traigan un poco de agua para que ustedes se laven los pies, y luego podrán descan-sar bajo el árbol. 5Ya que han pasado por donde está su servidor, déjenme traerles algo de comer para que se sien-tan mejor antes de seguir su cami-no.—¡Está bien —respondieron ellos—, hazlo así! 6Abraham fue rápidamente a la carpa donde estaba Sara, y le dijo:—¡Date prisa! Toma unos veinte kilos de harina fina, amásalos y haz unos panes. 7Después Abraham fue corriendo adonde estaba el ganado, eligió un ternero bueno y tierno, y se lo dio a su sirviente, quien a toda prisa se puso a prepararlo. 8Luego les sirvió requesón y leche con el ternero que estaba preparado. Mientras comían, Abraham se quedó de pie junto a ellos, debajo del árbol. 9Entonces ellos le pre-guntaron:—¿Dónde está Sara, tu espo-sa?—Allí en la carpa —les respondió. 10—Dentro de un año volveré a verte —dijo uno de ellos—, y para entonces

tu esposa Sara tendrá un hijo.Sara estaba escuchando a la entrada de la carpa, a espaldas del que hablaba. 11Abraham y Sara eran ya bastante ancianos, y Sara ya había dejado de menstruar. 12Por eso, Sara se rió y pensó: «¿Acaso voy a tener este placer, ahora que ya estoy consumida y mi esposo es tan viejo?» 13Pero el Señor le dijo a Abraham:—¿Por qué se ríe Sara? ¿No cree que podrá tener un hijo en su vejez? 14¿Acaso hay algo impo-sible para el Señor? El año que viene volveré a visitarte en esta fecha, y para entonces Sara habrá tenido un hijo. 15Sara, por su parte, tuvo miedo y mintió al decirle:—Yo no me estaba riendo.Pero el Señor le replicó:—Sí te reíste.

Abraham intercede en favor de Sodoma16Luego aquellos visitantes se levanta-ron y partieron de allí en dirección a Sodoma. Abraham los acompañó para despedirlos. 17Pero el Señor estaba pensando: «¿Le ocultaré a Abraham lo que estoy por hacer? 18Es un hecho que Abraham se convertirá en una nación grande y poderosa, y en él serán bendecidas todas las naciones de la tierra. 19Yo lo he elegido para que ins-truya a sus hijos y a su familia, a fin de que se mantengan en el camino del Señor y pongan en práctica lo que es justo y recto. Así el Señor cumplirá lo que le ha prometido.» 20Entonces el Señor le dijo a Abraham:—El clamor contra Sodoma y Gomorra resulta ya insoportable, y su pecado es gravísimo. 21Por eso bajaré, a ver si realmente sus acciones son tan malas como el clamor

contra ellas me lo indica; y si no, he de saberlo. 22Dos de los visitantes partie-ron de allí y se encaminaron a Sodoma, pero Abraham se quedó de pie frente al Señor. 23Entonces se acercó al Señor y le dijo:—¿De veras vas a exterminar al justo junto con el malvado? 24Quizá haya cincuenta justos en la ciudad. ¿Exterminarás a todos, y no perdonarás a ese lugar por amor a los cincuenta justos que allí hay? 25¡Lejos de ti el hacer tal cosa! ¿Matar al justo junto con el malvado, y que ambos sean tratados de la misma manera? ¡Jamás hagas tal cosa! Tú, que eres el Juez de toda la tierra, ¿no harás justicia? 26El Señor le respondió:—Si encuentro cincuenta justos en Sodoma, por ellos perdonaré a toda la ciudad. 27Abraham le dijo:—Reconozco que he sido muy atre-vido al dirigirme a mi Señor, yo, que apenas soy polvo y ceniza. 28Pero tal vez falten cinco justos para completar los cincuenta. ¿Destruirás a toda la ciudad si faltan esos cinco?—Si encuentro cuarenta y cinco justos no la destruiré —contestó el Señor. 29Pero Abraham insistió:—Tal vez se encuen-tren sólo cuarenta.—Por esos cuarenta justos, no destruiré la ciudad —respon-dió el Señor. 30Abraham volvió a insis-tir:—No se enoje mi Señor, pero permí-tame seguir hablando. Tal vez se encuentren sólo treinta.—No lo haré si encuentro allí a esos treinta —contestó el Señor. 31Abraham siguió insistien-do:—Sé que he sido muy atrevido en hablarle así a mi Señor, pero tal vez se encuentren sólo veinte.—Por esos veinte no la destruiré. 32Abraham volvió a decir:—No se enoje mi Señor, pero

permítame hablar una vez más. Tal vez se encuentren sólo diez ...—Aun por esos diez no la destruiré —respondió el Señor por última vez. 33Cuando el Señor terminó de hablar con Abraham, se fue de allí, y Abraham regresó a su carpa._______________________________Salmos 11 (NVI)Al director musical. Salmo de David.11En el Señor hallo refugio. ¿Cómo, pues, se atreven a decirme: «Huye al monte, como las aves»? 2Vean cómo tensan sus arcos los malvados: prepa-ran las flechas sobre la cuerda para dis-parar desde las sombras contra los rectos de corazón. 3Cuando los funda-mentos son destruidos, ¿qué le queda al justo? 4El Señor está en su santo templo, en los cielos tiene el Señor su trono, y atentamente observa al ser humano; con sus propios ojos lo exami-na. 5El Señor examina a justos y a mal-vados, y aborrece a los que aman la vio-lencia. 6Hará llover sobre los malvados ardientes brasas y candente azufre; ¡un viento abrasador será su suerte! 7Justo es el Señor, y ama la justicia; por eso los íntegros contemplarán su rostro.

Día 12 - Viernes 06.02.15:Lucas 11: 1-28 (NVI)Jesús enseña sobre la oración11Un día estaba Jesús orando en cierto lugar. Cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos:—Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus dis-cípulos. 2Él les dijo:—Cuando oren, digan: »“Padre, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. 3Danos cada día nuestro pan cotidiano. 4Perdónanos nuestros pecados, porque también

nosotros perdonamos a todos los que nos ofenden. No nos dejes caer en ten-tación” 5»Supongamos —continuó— que uno de ustedes tiene un amigo, y a medianoche va y le dice: “Amigo, prés-tame tres panes, 6pues se me ha pre-sentado un amigo recién llegado de viaje, y no tengo nada que ofrecerle.” 7Y el que está adentro le contesta: “No me molestes. Ya está cerrada la puerta, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme a darte nada.” 8Les digo que, aunque no se levante a darle pan por ser amigo suyo, sí se levantará por su impertinencia y le dará cuanto necesite. 9»Así que yo les digo: Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá la puerta. 10Por-que todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre. 11»¿Quién de ustedes que sea padre, si su hijo le pide un pescado, le dará en cambio una serpiente? 12¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? 13Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!

Jesús y Beelzebú14En otra ocasión Jesús expulsaba de un hombre a un demonio que lo había dejado mudo. Cuando salió el demonio, el mudo habló, y la gente se quedó asombrada. 15Pero algunos dijeron: «Éste expulsa a los demonios por medio de Beelzebú, príncipe de los demonios.» 16Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal del cielo. 17Como él conocía sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido contra sí

mismo quedará asolado, y una casa dividida contra sí misma se derrumbará. 18Por tanto, si Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo puede mante-nerse en pie su reino? Lo pregunto porque ustedes dicen que yo expulso a los demonios por medio de Beelzebú. 19Ahora bien, si yo expulso a los demo-nios por medio de Beelzebú, ¿los segui-dores de ustedes por medio de quién los expulsan? Por eso ellos mismos los juzgarán a ustedes. 20Pero si expulso a los demonios con el poder de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el reino de Dios. 21»Cuando un hombre fuerte y bien armado cuida su hacienda, sus bienes están seguros. 22Pero si lo ataca otro más fuerte que él y lo vence, le quita las armas en que confiaba y reparte el botín. 23»El que no está de mi parte, está contra mí; y el que conmi-go no recoge, esparce. 24»Cuando un espíritu maligno sale de una persona, va por lugares áridos buscando un des-canso. Y al no encontrarlo, dice: “Volve-ré a mi casa, de donde salí.” 25Cuando llega, la encuentra barrida y arreglada. 26Luego va y trae otros siete espíritus más malvados que él, y entran a vivir allí. Así que el estado final de aquella persona resulta peor que el inicial.» 27Mientras Jesús decía estas cosas, una mujer de entre la multitud excla-mó:—¡Dichosa la mujer que te dio a luz y te amamantó! 28—Dichosos más bien —contestó Jesús— los que oyen la palabra de Dios y la obedecen._______________________________Génesis 19 (NVI)Destrucción de Sodoma y Gomorra19Caía la tarde cuando los dos ánge-

les llegaron a Sodoma. Lot estaba sen-tado a la entrada de la ciudad. Al verlos, se levantó para recibirlos y se postró rostro en tierra. 2Les dijo:—Por favor, señores, les ruego que pasen la noche en la casa de este servidor suyo. Allí podrán lavarse los pies, y mañana al amanecer seguirán su camino.—No, gracias —respondieron ellos—. Pasare-mos la noche en la plaza. 3Pero tanto les insistió Lot que fueron con él y entra-ron en su casa. Allí Lot les preparó una buena comida y coció panes sin levadu-ra, y ellos comieron. 4Aún no se habían acostado cuando los hombres de la ciudad de Sodoma rodearon la casa. Todo el pueblo sin excepción, tanto jóvenes como ancianos, estaba allí pre-sente. 5Llamaron a Lot y le dije-ron:—¿Dónde están los hombres que vinieron a pasar la noche en tu casa? ¡Échalos afuera! ¡Queremos acostarnos con ellos! 6Lot salió a la puerta y, cerrándola detrás de sí, 7les dijo:—Por favor, amigos míos, no cometan tal per-versidad. 8Tengo dos hijas que todavía son vírgenes; voy a traérselas para que hagan con ellas lo que les plazca, pero a estos hombres no les hagan nada, pues han venido a hospedarse bajo mi techo. 9—¡Quítate de ahí! —le contes-taron, y añadieron—: Éste ni siquiera es de aquí, y ahora nos quiere mandar. ¡Pues ahora te vamos a tratar peor que a ellos!Entonces se lanzaron contra Lot y se acercaron a la puerta con intencio-nes de derribarla. 10Pero los dos hom-bres extendieron los brazos, metieron a Lot en la casa y cerraron la puerta. 11Luego, a los jóvenes y ancianos que se agolparon contra la puerta de la casa

los dejaron ciegos, de modo que ya no podían encontrar la puerta. 12Luego le advirtieron a Lot:—¿Tienes otros fami-liares aquí? Saca de esta ciudad a tus yernos, hijos, hijas, y a todos los que te pertenezcan, 13porque vamos a des-truirla. El clamor contra esta gente ha llegado hasta elSeñor, y ya resulta inso-portable. Por eso nos ha enviado a des-truirla. 14Lot salió para hablar con sus futuros yernos, es decir, con los prome-tidos de sus hijas.—¡Apúrense! —les dijo—. ¡Abandonen la ciudad, porque elSeñorestá por destruirla!Pero ellos creían que Lot estaba bromeando, 15así que al amanecer los ángeles insistieron con Lot. Exclamaron:—¡Apú-rate! Llévate a tu esposa y a tus dos hijas que están aquí, para que no perez-can cuando la ciudad sea castigada. 16Como Lot titubeaba, los hombres lo tomaron de la mano, lo mismo que a su esposa y a sus dos hijas, y los sacaron de la ciudad, porque el Señor les tuvo compasión. 17Cuando ya los habían sacado de la ciudad, uno de los ángeles le dijo:—¡Escápate! No mires hacia atrás, ni te detengas en ninguna parte del valle. Huye hacia las montañas, no sea que perezcas. 18—¡No, señor mío, por favor! —respondió Lot—. 19Tú has visto con buenos ojos a este siervo tuyo, y tu lealtad ha sido grande al sal-varme la vida. Pero yo no puedo esca-parme a las montañas, no sea que la destrucción me alcance y pierda yo la vida. 20Cerca de aquí hay una ciudad pequeña, en la que podría refugiarme. ¿Por qué no dejan que me escape hacia allá? Es una ciudad muy peque-ña, y en ella me pondré a salvo.

21—Está bien —le respondió—; tam-bién esta petición te la concederé. No destruiré la ciudad de que hablas. 22Pero date prisa y huye de una vez, porque no puedo hacer nada hasta que llegues allí. Por eso aquella ciudad reci-bió el nombre de Zoar. 23Lot llegó a Zoar cuando estaba amaneciendo. 24Entonces el Señor hizo que cayera del cielo una lluvia de fuego y azufre sobre Sodoma y Gomorra. 25Así des-truyó a esas ciudades y a todos sus habitantes, junto con toda la llanura y la vegetación del suelo. 26Pero la esposa de Lot miró hacia atrás, y se quedó con-vertida en estatua de sal. 27Al día siguiente Abraham madrugó y regresó al lugar donde se había encontrado con el Señor. 28Volvió la mirada hacia Sodoma y Gomorra, y hacia toda la llanura, y vio que de la tierra subía humo, como de un horno. 29Así arrasó Dios a las ciudades de la llanura, pero se acordó de Abraham y sacó a Lot de en medio de la catástrofe que destruyó a las ciudades en que había habitado.

Lot y sus hijas30Luego, por miedo a quedarse en Zoar, Lot se fue con sus dos hijas a vivir en la región montañosa. Allí vivió con ellas en una cueva. 31Un día, la hija mayor le dijo a la menor:—Nuestro padre ya está viejo, y no quedan hom-bres en esta región para que se casen con nosotras, como es la costumbre de todo el mundo. 32Ven, vamos a embo-rracharlo, y nos acostaremos con él; y así, por medio de él tendremos descen-dencia. 33Esa misma noche emborra-charon a su padre y, sin que éste se

diera cuenta de nada, la hija mayor fue y se acostó con él. 34A la mañana siguiente, la mayor le dijo a la me-nor:—Mira, anoche me acosté con mi padre. Vamos a emborracharlo de nuevo esta noche, y ahora tú te acosta-rás con él; y así, por medio de él tendre-mos descendencia. 35Esa misma noche volvieron a emborrachar a su padre y, sin que éste se diera cuenta de nada, la hija menor fue y se acostó con él. 36Así las dos hijas de Lot quedaron embarazadas de su padre. 37La mayor tuvo un hijo, a quien llamó Moab, padre de los actuales moabitas. 38La hija menor también tuvo un hijo, a quien llamó Ben Amí, padre de los actuales amonitas._______________________________Salmos 12 (NVI)Al director musical. Sobre la octava. Salmo de David.12Sálvanos, Señor, que ya no hay gente fiel; ya no queda gente sincera en este mundo. 2No hacen sino mentirse unos a otros; sus labios lisonjeros hablan con doblez. 3El Señor cortará todo labio lisonjero y toda lengua jactan-ciosa 4que dice: «Venceremos con la lengua; en nuestros labios confiamos. ¿Quién puede dominarnos a nosotros?» 5Dice el Señor: «Voy ahora a levantar-me, y pondré a salvo a los oprimidos, pues al pobre se le oprime, y el necesi-tado se queja.» 6Las palabras del Señor son puras, son como la plata refinada, siete veces purificada en el crisol. 7Tú, Señor, nos protegerás; tú siempre nos defenderás de esta gente, 8aun cuando los malvados sigan merodeando, y la maldad sea exaltada en este mundo.

Día 13 - Sábado 07.02.15:Lucas 11: 29-54 (NVI)La señal de Jonás29Como crecía la multitud, Jesús se puso a decirles: «Ésta es una genera-ción malvada. Pide una señal milagro-sa, pero no se le dará más señal que la de Jonás. 30Así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, también lo será el Hijo del hombre para esta generación. 31La reina del Sur se levantará en el día del juicio y condena-rá a esta gente; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí tienen ustedes a uno más grande que Salo-món. 32Los ninivitas se levantarán en el día del juicio y condenarán a esta gene-ración; porque ellos se arrepintieron al escuchar la predicación de Jonás, y aquí tienen ustedes a uno más grande que Jonás.

La lámpara del cuerpo33»Nadie enciende una lámpara para luego ponerla en un lugar escondido o cubrirla con un cajón, sino para ponerla en una repisa, a fin de que los que entren tengan luz. 34Tus ojos son la lámpara de tu cuerpo. Si tu visión es clara, todo tu ser disfrutará de la luz; pero si está nublada, todo tu ser estará en la oscuridad. 35Asegúrate de que la luz que crees tener no sea oscuridad. 36Por tanto, si todo tu ser disfruta de la luz, sin que ninguna parte quede en la oscuridad, estarás completamente iluminado, como cuando una lámpara te alumbra con su luz.»

Jesús denuncia a los fariseos y a los expertos en la ley37Cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer con él; así que entró en la casa y se sentó a la mesa. 38Pero el fariseo se sorprendió al ver que Jesús no había cumplido con el rito de lavarse antes de comer. 39—Resulta que ustedes los fariseos —les dijo el Señor—, limpian el vaso y el plato por fuera, pero por dentro están ustedes llenos de codicia y de maldad. 40¡Ne-cios! ¿Acaso el que hizo lo de afuera no hizo también lo de adentro? 41Den más bien a los pobres de lo que está dentro, y así todo quedará limpio para ustedes. 42»¡Ay de ustedes, fariseos!, que dan la décima parte de la menta, de la ruda y de toda clase de legumbres, pero des-cuidan la justicia y el amor de Dios. Debían haber practicado esto, sin dejar de hacer aquello. 43»¡Ay de ustedes, fariseos!, que se mueren por los prime-ros puestos en las sinagogas y los salu-dos en las plazas. 44»¡Ay de ustedes!, que son como tumbas sin lápida, sobre las que anda la gente sin darse cuenta. 45Uno de los expertos en la ley le res-pondió:—Maestro, al hablar así nos insultas también a nosotros. 46Contes-tó Jesús:—¡Ay de ustedes también, expertos en la ley! Abruman a los demás con cargas que apenas se pueden soportar, pero ustedes mismos no levantan ni un dedo para ayudarlos. 47»¡Ay de ustedes!, que construyen monumentos para los profetas, a quie-nes los antepasados de ustedes mata-ron. 48En realidad aprueban lo que hicieron sus antepasados; ellos mata-ron a los profetas, y ustedes les cons-

truyen los sepulcros. 49Por eso dijo Dios en su sabiduría: “Les enviaré pro-fetas y apóstoles, de los cuales matarán a unos y perseguirán a otros.” 50Por lo tanto, a esta generación se le pedirán cuentas de la sangre de todos los profe-tas derramada desde el principio del mundo, 51desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, el que murió entre el altar y el santuario. Sí, les aseguro que de todo esto se le pedirán cuentas a esta generación. 52»¡Ay de ustedes, expertos en la ley!, porque se han adueñado de la llave del conoci-miento. Ustedes mismos no han entra-do, y a los que querían entrar les han cerrado el paso. 53Cuando Jesús salió de allí, los maestros de la ley y los fari-seos, resentidos, se pusieron a acosar-lo a preguntas. 54Estaban tendiéndole trampas para ver si fallaba en algo._______________________________Génesis 20 (NVI)Abraham y Abimélec20Abraham partió desde allí en direc-ción a la región del Néguev, y se quedó a vivir entre Cades y Sur. Mientras vivía en Guerar, 2Abraham decía que Sara, su esposa, era su hermana. Entonces Abimélec, rey de Guerar, mandó llamar a Sara y la tomó por esposa. 3Pero aquella noche Dios se le apareció a Abi-mélec en sueños y le dijo:—Puedes darte por muerto a causa de la mujer que has tomado, porque ella es casada. 4Pero como Abimélec todavía no se había acostado con ella, le contes-tó:—Señor, ¿acaso vas a matar al ino-cente? 5Como Abraham me dijo que ella era su hermana, y ella me lo confirmó, yo hice todo esto de buena fe y sin mala

intención. 6—Sí, ya sé que has hecho todo esto de buena fe —le respondió Dios en el sueño—; por eso no te permití tocarla, para que no pecaras contra mí. 7Pero ahora devuelve esa mujer a su esposo, porque él es profeta y va a inter-ceder por ti para que vivas. Si no lo haces, ten por seguro que morirás junto con todos los tuyos. 8En la madrugada del día siguiente, Abimélec se levantó y llamó a todos sus servidores para con-tarles en detalle lo que había ocurrido, y un gran temor se apoderó de ellos. 9En-tonces Abimélec llamó a Abraham y le reclamó:—¡Qué nos has hecho! ¿En qué te he ofendido, que has traído un pecado tan grande sobre mí y sobre mi reino? ¡Lo que me has hecho no tiene nombre! 10¿Qué pretendías conseguir con todo esto?Al reclamo de Abimélec, 11Abraham contestó:—Yo pensé que en este lugar no había temor de Dios, y que por causa de mi esposa me matarían. 12Pero en realidad ella es mi hermana, porque es hija de mi padre aunque no de mi madre; y además es mi esposa. 13Cuando Dios me mandó dejar la casa de mi padre y andar errante, yo le dije a mi esposa: “Te pido que me hagas este favor: Dondequiera que vayamos, di siempre que soy tu hermano.” 14Abimé-lec tomó entonces ovejas y vacas, esclavos y esclavas, y se los regaló a Abraham. Al mismo tiempo, le devolvió a Sara, su esposa, 15y le dijo:—Mira, ahí está todo mi territorio; quédate a vivir donde mejor te parezca. 16A Sara le dijo:—Le he dado a tu hermano mil mo-nedas de plata, que servirán de com-pensación por todo lo que te ha pasado; así quedarás vindicada ante todos los

que están contigo. 17Entonces Abra-ham oró a Dios, y Dios sanó a Abimélec y permitió que su esposa y sus siervas volvieran a tener hijos, 18porque a causa de lo ocurrido con Sara, la esposa de Abraham, el Señor había hecho que todas las mujeres en la casa de Abimé-lec quedaran estériles._______________________________Salmos 13 (NVI)Al director musical. Salmo de David.13¿Hasta cuándo, Señor, me seguirás olvidando? ¿Hasta cuándo esconderás de mí tu rostro? 2¿Hasta cuándo he de estar angustiado y he de sufrir cada día en mi corazón? ¿Hasta cuándo el ene-migo me seguirá dominando? 3 Señor y Dios mío, mírame y respóndeme; ilumi-na mis ojos. Así no caeré en el sueño de la muerte; 4así no dirá mi enemigo: «Lo he vencido»; así mi adversario no se alegrará de mi caída. 5Pero yo confío en tu gran amor; mi corazón se alegra en tu salvación. 6Canto salmos al Señor. ¡El Señor ha sido bueno conmigo!

Día 14 - Sábado 08.02.15:Lucas 12: 1-31 (NVI)Advertencias y estímulos12Mientras tanto, se habían reunido millares de personas, tantas que se atropellaban unas a otras. Jesús comenzó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuídense de la leva-dura de los fariseos, o sea, de la hipo-cresía. 2No hay nada encubierto que no llegue a revelarse, ni nada escondido que no llegue a conocerse. 3Así que todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad se dará a conocer a plena luz, y lo que han susurrado a puerta

cerrada se proclamará desde las azo-teas. 4»A ustedes, mis amigos, les digo que no teman a los que matan el cuerpo pero después no pueden hacer más. 5Les voy a enseñar más bien a quién deben temer: teman al que, después de dar muerte, tiene poder para echarlos al infierno. Sí, les aseguro que a él deben temerle. 6¿No se venden cinco gorrio-nes por dos moneditas? Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de ellos. 7Así mismo sucede con ustedes: aun los cabellos de su cabeza están conta-dos. No tengan miedo; ustedes valen más que muchos gorriones. 8»Les ase-guro que a cualquiera que me reconoz-ca delante de la gente, también el Hijo del hombre lo reconocerá delante de los ángeles de Dios. 9Pero al que me des-conozca delante de la gente se le des-conocerá delante de los ángeles de Dios. 10Y todo el que pronuncie alguna palabra contra el Hijo del hombre será perdonado, pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón. 11»Cuando los hagan comparecer ante las sinagogas, los gobernantes y las autoridades, no se preocupen de cómo van a defenderse o de qué van a decir, 12porque en ese momento el Espíritu Santo les enseñará lo que deben res-ponder.»

Parábola del rico insensato13Uno de entre la multitud le pidió: —Maestro, dile a mi hermano que com-parta la herencia conmigo. 14—Hombre —replicó Jesús—, ¿quién me nombró a mí juez o árbitro entre ustedes? 15»¡-Tengan cuidado! —advirtió a la gente—. Absténganse de toda avaricia; la vida

de una persona no depende de la abun-dancia de sus bienes. 16Entonces les contó esta parábola:—El terreno de un hombre rico le produjo una buena cose-cha. 17Así que se puso a pensar: “¿Qué voy a hacer? No tengo dónde almacenar mi cosecha.” 18Por fin dijo: “Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más gran-des, donde pueda almacenar todo mi grano y mis bienes. 19Y diré: Alma mía, ya tienes bastantes cosas buenas guar-dadas para muchos años. Descansa, come, bebe y goza de la vida.” 20Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te van a reclamar la vida. ¿Y quién se quedará con lo que has acumulado?” 21»Así le sucede al que acumula rique-zas para sí mismo, en vez de ser rico delante de Dios.

No se preocupen22Luego dijo Jesús a sus discípu-los:—Por eso les digo: No se preocu-pen por su vida, qué comerán; ni por su cuerpo, con qué se vestirán. 23La vida tiene más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa. 24Fíjense en los cuervos: no siembran ni cosechan, ni tienen almacén ni granero; sin em-bargo, Dios los alimenta. ¡Cuánto más valen ustedes que las aves! 25¿Quién de ustedes, por mucho que se preocu-pe, puede añadir una sola hora al curso de su vida? 26Ya que no pueden hacer algo tan insignificante, ¿por qué se pre-ocupan por lo demás? 27»Fíjense cómo crecen los lirios. No trabajan ni hilan; sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplen-dor, se vestía como uno de ellos. 28Si

así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, ¡cuánto más hará por ustedes, gente de poca fe! 29Así que no se afanen por lo que han de comer o beber; dejen de atormentarse. 30El mundo pagano anda tras todas estas cosas, pero el Padre sabe que ustedes las necesitan. 31Ustedes, por el contra-rio, busquen el reino de Dios, y estas cosas les serán añadidas._______________________________Génesis 21 (NVI)Nacimiento de Isaac21Tal como el Señor lo había dicho, se ocupó de Sara y cumplió con la promesa que le había hecho. 2Sara quedó emba-razada y le dio un hijo a Abraham en su vejez. Esto sucedió en el tiempo anun-ciado por Dios. 3Al hijo que Sara le dio, Abraham le puso por nombre Isaac. 4Cuando su hijo Isaac cumplió ocho días de nacido, Abraham lo circuncidó, tal como Dios se lo había ordenado. 5Abraham tenía ya cien años cuando nació su hijo Isaac. 6Sara dijo entonces: «Dios me ha hecho reír, y todos los que se enteren de que he tenido un hijo, se reirán conmigo. 7¿Quién le hubiera dicho a Abraham que Sara amamanta-ría hijos? Sin embargo, le he dado un hijo en su vejez.»

Expulsión de Agar e Ismael8El niño Isaac creció y fue destetado. Ese mismo día, Abraham hizo un gran banquete. 9Pero Sara se dio cuenta de que el hijo que Agar la egipcia le había dado a Abraham se burlaba de su hijo Isaac. 10Por eso le dijo a Abra-ham:—¡Echa de aquí a esa esclava y a

su hijo! El hijo de esa esclava jamás tendrá parte en la herencia con mi hijo Isaac. 11Este asunto angustió mucho a Abraham porque se trataba de su propio hijo. 12Pero Dios le dijo a Abraham: «No te angusties por el muchacho ni por la esclava. Hazle caso a Sara, porque tu descendencia se establecerá por medio de Isaac. 13Pero también del hijo de la esclava haré una gran nación, porque es hijo tuyo.» 14Al día siguiente, Abra-ham se levantó de madrugada, tomó un pan y un odre de agua, y se los dio a Agar, poniéndoselos sobre el hombro. Luego le entregó a su hijo y la despidió. Agar partió y anduvo errante por el desierto de Berseba. 15Cuando se acabó el agua del odre, puso al niño debajo de un arbusto 16y fue a sentarse sola a cierta distancia, pues pensaba: «No quiero ver morir al niño.» En cuanto ella se sentó, comenzó a llorar descon-soladamente. 17Cuando Dios oyó al niño sollozar, el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo y le dijo: «¿Qué te pasa, Agar? No temas, pues Dios ha escuchado los sollozos del niño. 18Le-vántate y tómalo de la mano, que yo haré de él una gran nación.» 19En ese momento Dios le abrió a Agar los ojos, y ella vio un pozo de agua. En seguida fue a llenar el odre y le dio de beber al niño. 20Dios acompañó al niño, y éste fue creciendo; vivió en el desierto y se con-virtió en un experto arquero; 21habitó en el desierto de Parán y su madre lo casó con una egipcia.

Pacto entre Abraham y Abimélec22En aquel tiempo Abimélec, que estaba acompañado por Ficol, jefe de su

ejército, le dijo a Abraham:—Dios está contigo en todo lo que haces. 23Júrame ahora, por Dios mismo, que no me trata-rás a mí con falsedad, ni tampoco a mis hijos ni a mis descendientes. Júrame que a mí y al país que te ha recibido como extranjero nos tratarás con la misma lealtad con que yo te he tratado. 24—¡Lo juro! —respondió Abraham. 25Luego Abraham se quejó ante Abimé-lec por causa de un pozo de agua del cual los siervos de Abimélec se habían apropiado. 26Pero Abimélec dijo:—No sé quién pudo haberlo hecho. Me acabo de enterar, pues tú no me lo habías dicho. 27Entonces Abraham llevó ovejas y vacas, y se las dio a Abimélec, y los dos hicieron un pacto. 28Pero Abraham apartó siete corderas del rebaño, 29por lo que Abimélec le pre-guntó:—¿Qué pasa? ¿Por qué has apartado estas siete corderas? 30—Acepta estas siete corderas —le contestó Abraham—. Ellas servirán de prueba de que yo cavé este pozo. 31Por eso a aquel lugar le dieron el nombre de Berseba, porque allí los dos hicieron un juramento. 32Después de haber hecho el pacto en Berseba, Abimélec y Ficol, el jefe de su ejército, volvieron al país de los filisteos. 33Abraham plantó un tama-risco en Berseba, y en ese lugar invocó el nombre del Señor, el Dios eterno. 34Y se quedó en el país de los filisteos durante mucho tiempo._______________________________Salmos 14 (NVI)Al director musical. Salmo de David.14Dice el necio en su corazón: «No hay Dios.» Están corrompidos, sus obras son detestables; ¡no hay uno solo que

haga lo bueno! 2Desde el cielo el Señor contempla a los mortales, para ver si hay alguien que sea sensato y busque a Dios. 3Pero todos se han descarriado, a una se han corrompido. No hay nadie que haga lo bueno; ¡no hay uno solo! 4¿Acaso no entienden todos los que hacen lo malo, los que devoran a mi pueblo como si fuera pan? ¡Jamás invo-can al Señor! 5Allí los tienen, sobrecogi-dos de miedo, pero Dios está con los que son justos. 6Ustedes frustran los planes de los pobres, pero el Señor los protege. 7¡Quiera Dios que de Sión venga la salvación de Israel! Cuando el Señor restaure a su pueblo, ¡Jacob se regocijará, Israel se alegrará!_______________________________

Page 20: Semana 2

Día 8 - Lunes 02.02.15:Lucas 9: 1-27 (NVI)Jesús envía a los doce9Habiendo reunido a los doce, Jesús les dio poder y autoridad para expulsar a todos los demonios y para sanar enfermedades. 2Entonces los envió a predicar el reino de Dios y a sanar a los enfermos. 3«No lleven nada para el camino: ni bastón, ni bolsa, ni pan, ni dinero, ni dos mudas de ropa —les dijo—. 4En cualquier casa que entren, quédense allí hasta que salgan del pueblo. 5Si no los reciben bien, al salir de ese pueblo, sacúdanse el polvo de los pies como un testimonio contra sus habitantes.» 6Así que partieron y fueron por todas partes de pueblo en pueblo, predicando el evangelio y sanando a la gente. 7Herodes el tetrarca se enteró de todo lo que estaba sucediendo. Estaba perplejo porque algunos decían que Juan había resucitado; 8otros, que se había aparecido Elías; y otros, en fin, que había resucitado alguno de los anti-guos profetas. 9Pero Herodes dijo: «A Juan mandé que le cortaran la cabeza; ¿quién es, entonces, éste de quien oigo tales cosas?» Y procuraba verlo.

Jesús alimenta a los cinco mil10Cuando regresaron los apóstoles, le relataron a Jesús lo que habían hecho. Él se los llevó consigo y se retiraron solos a un pueblo llamado Betsaida, 11pero la gente se enteró y lo siguió. Él los recibió y les habló del reino de Dios. También sanó a los que lo necesitaban. 12Al atardecer se le acercaron los doce y le dijeron:—Despide a la gente, para que vaya a buscar alojamiento y comida

en los campos y pueblos cercanos, pues donde estamos no hay nada. 13—Denles ustedes mismos de comer —les dijo Jesús.—No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a menos que vayamos a comprar comida para toda esta gente —objetaron ellos, 14porque había allí unos cinco mil hom-bres.Pero Jesús dijo a sus discípu-los:—Hagan que se sienten en grupos como de cincuenta cada uno. 15Así lo hicieron los discípulos, y se sentaron todos. 16Entonces Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados, y mirando al cielo, los bendijo. Luego los partió y se los dio a los discípulos para que se los repartieran a la gente. 17Todos comie-ron hasta quedar satisfechos, y de los pedazos que sobraron se recogieron doce canastas.

La confesión de Pedro18Un día cuando Jesús estaba orando para sí, estando allí sus discípulos, les preguntó:—¿Quién dice la gente que soy yo? 19—Unos dicen que Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que uno de los antiguos profetas ha resuci-tado —respondieron. 20—Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?—El Cristo de Dios —afirmó Pedro. 21Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran esto a nadie. Y les dijo: 22—El Hijo del hombre tiene que sufrir muchas cosas y ser rechazado por los ancianos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley. Es necesario que lo maten y que resucite al tercer día. 23Dirigiéndo-se a todos, declaró:—Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz cada día y me siga.

24Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará. 25¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se destruye a sí mismo? 26Si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras, el Hijo del hombre se aver-gonzará de él cuando venga en su gloria y en la gloria del Padre y de los santos ángeles. 27Además, les aseguro que algunos de los aquí presentes no sufrirán la muerte sin antes haber visto el reino de Dios._______________________________Génesis 15 (NVI)Dios hace un pacto con Abram15Después de esto, la palabra del Señor vino a Abram en una visión: «No temas, Abram. Yo soy tu escudo, y muy grande será tu recompensa.» 2Pero Abram le respondió:—Señor y Dios, ¿para qué vas a darme algo, si aún sigo sin tener hijos, y el heredero de mis bienes será Eliezer de Damasco? 3Como no me has dado ningún hijo, mi herencia la recibirá uno de mis criados. 4—¡No! Ese hombre no ha de ser tu heredero —le contestó el Señor—. Tu heredero será tu propio hijo. 5Luego el Señor lo llevó afuera y le dijo:—Mira hacia el cielo y cuenta las estrellas, a ver si puedes. ¡Así de numerosa será tu descendencia! 6Abram creyó al Señor, y el Señor lo reconoció a él como justo. 7Además, le dijo:—Yo soy el Señor, que te hice salir de Ur de los caldeos para darte en posesión esta tierra. 8Pero Abram le preguntó:—Señor y Dios, ¿cómo sabré que voy a poseerla? 9El-Señor le respondió:—Tráeme una ternera, una cabra y un carnero, todos

ellos de tres años, y también una tórtola y un pichón de paloma. 10Abram llevó todos estos animales, los partió por la mitad, y puso una mitad frente a la otra, pero a las aves no las partió. 11Y las aves de rapiña comenzaron a lanzarse sobre los animales muertos, pero Abram las espantaba. 12Al anochecer, Abram cayó en un profundo sueño, y lo envolvió una oscuridad aterradora. 13El Señor le dijo:—Debes saber que tus descendientes vivirán como extranjeros en tierra extraña, donde serán esclavi-zados y maltratados durante cuatro-cientos años. 14Pero yo castigaré a la nación que los esclavizará, y luego tus descendientes saldrán en libertad y con grandes riquezas. 15Tú, en cambio, te reunirás en paz con tus antepasados, y te enterrarán cuando ya seas muy anciano. 16Cuatro generaciones des-pués tus descendientes volverán a este lugar, porque antes de eso no habrá llegado al colmo la iniquidad de los amorreos. 17Cuando el sol se puso y cayó la noche, aparecieron una hornilla humeante y una antorcha encendida, las cuales pasaban entre los animales descuartizados. 18En aquel día elSe-ñorhizo un pacto con Abram. Le dijo:—A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el gran río, el Éufrates. 19Me refiero a la tierra de los quenitas, los quenizitas, los cadmo-neos, 20los hititas, los ferezeos, los refaítas, 21los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos._______________________________Salmos 8 (NVI)Al director musical. Sígase la tonada de «La canción del lagar». Salmo de David.

8Oh Señor, soberano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra! ¡Has puesto tu gloria sobre los cielos! 2Por causa de tus adversarios has hecho que brote la alabanza de labios de los pequeñitos y de los niños de pecho, para silenciar al enemigo y al rebelde. 3Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que allí fijaste, 4me pregunto: «¿Qué es el hombre, para que en él pienses? ¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en cuenta?» 5Pues lo hiciste poco menos que un dios, y lo coronaste de gloria y de honra: 6lo entronizaste sobre la obra de tus manos, todo lo sometiste a su dominio; 7todas las ovejas, todos los bueyes, todos los ani-males del campo, 8las aves del cielo, los peces del mar, y todo lo que surca los senderos del mar. 9Oh Señor, sobe-rano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra!

Día 9 - Martes 03.02.15:Lucas 9: 28-62 (NVI)La transfiguración28Unos ocho días después de decir esto, Jesús, acompañado de Pedro, Juan y Jacobo, subió a una montaña a orar. 29Mientras oraba, su rostro se transformó, y su ropa se tornó blanca y radiante. 30Y aparecieron dos persona-jes —Moisés y Elías— que conversa-ban con Jesús. 31Tenían un aspecto glorioso, y hablaban de la partida de Jesús, que él estaba por llevar a cabo en Jerusalén. 32Pedro y sus compañe-ros estaban rendidos de sueño, pero cuando se despabilaron, vieron su gloria y a los dos personajes que esta-

ban con él. 33Mientras éstos se aparta-ban de Jesús, Pedro, sin saber lo que estaba diciendo, propuso:—Maestro, ¡qué bien que estemos aquí! Podemos levantar tres albergues: uno para ti, otro para Moisés y otro para Elías. 34Estaba hablando todavía cuando apareció una nube que los envolvió, de modo que se asustaron. 35Entonces salió de la nube una voz que dijo: «Éste es mi Hijo, mi escogido; escúchenlo.» 36Después de oírse la voz, Jesús quedó solo. Los dis-cípulos guardaron esto en secreto, y por algún tiempo a nadie contaron nada de lo que habían visto.

Jesús sana a un muchachoendemoniado37Al día siguiente, cuando bajaron de la montaña, le salió al encuentro mucha gente. 38Y un hombre de entre la multi-tud exclamó:—Maestro, te ruego que atiendas a mi hijo, pues es el único que tengo. 39Resulta que un espíritu se posesiona de él, y de repente el mucha-cho se pone a gritar; también lo sacude con violencia y hace que eche espuma-rajos. Cuando lo atormenta, a duras penas lo suelta. 40Ya les rogué a tus discípulos que lo expulsaran, pero no pudieron. 41—¡Ah, generación incrédu-la y perversa! —respondió Jesús—. ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes y soportarlos? Trae acá a tu hijo. 42Estaba acercándose el mucha-cho cuando el demonio lo derribó con una convulsión. Pero Jesús reprendió al espíritu maligno, sanó al muchacho y se lo devolvió al padre. 43Y todos se que-daron asombrados de la grandeza de Dios.En medio de tanta admiración por

todo lo que hacía, Jesús dijo a sus discí-pulos: 44—Presten mucha atención a lo que les voy a decir: El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres. 45Pero ellos no entendían lo que quería decir con esto. Les estaba encubierto para que no lo comprendie-ran, y no se atrevían a preguntárselo. ¿Quién va a ser el más importante? 46Surgió entre los discípulos una discu-sión sobre quién de ellos sería el más importante. 47Como Jesús sabía bien lo que pensaban, tomó a un niño y lo puso a su lado. 48—El que recibe en mi nombre a este niño —les dijo—, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. El que es más insignificante entre todos ustedes, ése es el más importante. 49—Maestro —in-tervino Juan—, vimos a un hombre que expulsaba demonios en tu nombre; pero como no anda con nosotros, tratamos de impedírselo. 50—No se lo impidan —les replicó Jesús—, porque el que no está contra ustedes está a favor de ustedes.

La oposición de los samaritanos51Como se acercaba el tiempo de que fuera llevado al cielo, Jesús se hizo el firme propósito de ir a Jerusalén. 52En-vió por delante mensajeros, que entra-ron en un pueblo samaritano para pre-pararle alojamiento; 53pero allí la gente no quiso recibirlo porque se dirigía a Jerusalén. 54Cuando los discípulos Jacobo y Juan vieron esto, le pregunta-ron:—Señor, ¿quieres que hagamos caer fuego del cielo para que los des-truya? 55Pero Jesús se volvió a ellos y los reprendió. 56Luego siguieron la jornada a otra aldea.

Lo que cuesta seguir a Jesús57Iban por el camino cuando alguien le dijo:—Te seguiré a dondequiera que vayas. 58—Las zorras tienen madrigue-ras y las aves tienen nidos —le respon-dió Jesús—, pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza. 59A otro le dijo:—Sígueme.—Señor —le contestó—, primero déjame ir a enterrar a mi padre. 60—Deja que los muertos entierren a sus propios muertos, pero tú ve y proclama el reino de Dios —le repli-có Jesús. 61Otro afirmó:—Te seguiré, Señor; pero primero déjame despedir-me de mi familia. 62Jesús le respon-dió:—Nadie que mire atrás después de poner la mano en el arado es apto para el reino de Dios._______________________________Génesis 16 (NVI)Agar e Ismael16Saray, la esposa de Abram, no le había dado hijos. Pero como tenía una esclava egipcia llamada Agar, 2Saray le dijo a Abram:—El Señor me ha hecho estéril. Por lo tanto, ve y acuéstate con mi esclava Agar. Tal vez por medio de ella podré tener hijos.Abram aceptó la propuesta que le hizo Saray. 3Entonces ella tomó a Agar, la esclava egipcia, y se la entregó a Abram como mujer. Esto ocurrió cuando ya hacía diez años que Abram vivía en Canaán. 4Abram tuvo relaciones con Agar, y ella concibió un hijo. Al darse cuenta Agar de que estaba embarazada, comenzó a mirar con desprecio a su dueña. 5Entonces Saray le dijo a Abram:—¡Tú tienes la culpa de mi afrenta! Yo puse a mi escla-va en tus brazos, y ahora que se ve em-barazada me mira con desprecio. ¡Que

el Señor juzgue entre tú y yo! 6—Tu esclava está en tus manos —contestó Abram—; haz con ella lo que bien te parezca.Y de tal manera comenzó Saray a maltratar a Agar, que ésta huyó al desierto. 7Allí, junto a un manantial que está en el camino a la región de Sur, la encontró el ángel del Señor 8y le preguntó:—Agar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y a dónde vas?—Estoy huyendo de mi dueña Saray —respon-dió ella. 9—Vuelve junto a ella y somé-tete a su autoridad —le dijo el ángel—. 10De tal manera multiplicaré tu descen-dencia, que no se podrá contar. 11»Es-tás embarazada, y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Ismael, porque el Señor ha escuchado tu aflicción. 12Será un hombre indómito como asno salvaje. Luchará contra todos, y todos lucharán contra él; y vivirá en conflicto con todos sus hermanos. 13Como el Señor le había hablado, Agar le puso por nombre «El Dios que me ve», pues se decía: «Ahora he visto al que me ve.» 14Por eso también el pozo que está entre Cades y Béred se conoce con el nombre de «Pozo del Viviente que me ve». 15Agar le dio a Abram un hijo, a quien Abram llamó Ismael. 16Abram tenía ochenta y seis años cuando nació Ismael._______________________________Salmos 9 (NVI)Al director musical. Sígase la tonada de «La muerte del hijo». Salmo de David.9Quiero alabarte, Señor, con todo el corazón, y contar todas tus maravillas. 2Quiero alegrarme y regocijarme en ti, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo. 3Mis enemigos retroceden; tropiezan y

perecen ante ti. 4Porque tú me has hecho justicia, me has vindicado; tú, juez justo, ocupas tu trono. 5Reprendis-te a los paganos, destruiste a los malva-dos; ¡para siempre borraste su memo-ria! 6Desgracia sin fin cayó sobre el enemigo; arrancaste de raíz sus ciuda-des, y hasta su recuerdo se ha desva-necido. 7Pero el Señor reina por siem-pre; para emitir juicio ha establecido su trono. 8Juzgará al mundo con justicia; gobernará a los pueblos con equidad. 9El Señor es refugio de los oprimidos; es su baluarte en momentos de angus-tia. 10En ti confían los que conocen tu nombre, porque tú, Señor, jamás aban-donas a los que te buscan. 11Canten salmos al Señor, el rey de Sión; procla-men sus proezas entre las naciones. 12El vengador de los inocentes se acuerda de ellos; no pasa por alto el clamor de los afligidos. 13Ten compa-sión de mí, Señor; mira cómo me afli-gen los que me odian. Sácame de las puertas de la muerte, 14para que en las puertas de Jerusalén proclame tus ala-banzas y me regocije en tu salvación. 15Han caído los paganos en la fosa que han cavado; sus pies quedaron atrapa-dos en la red que ellos mismos escon-dieron. 16Al Señor se le conoce porque imparte justicia; el malvado cae en la trampa que él mismo tendió. 17Bajan al sepulcro los malvados, todos los paga-nos que de Dios se olvidan. 18Pero no se olvidará para siempre al necesitado,ni para siempre se perderá la esperan-za del pobre. 19¡Levántate, Señor! No dejes que el hombre prevalezca; ¡haz que las naciones comparezcan ante ti! 20Infúndeles terror, Señor; ¡que los

pueblos sepan que son simples mortales!

Día 10 - Miércoles 04.02.15:Lucas 10: 1-20 (NVI)Jesús envía a los setenta y dos10Después de esto, el Señor escogió a otros setenta y dos para enviarlos de dos en dos delante de él a todo pueblo y lugar adonde él pensaba ir. 2«Es abundante la cosecha —les dijo—, pero son pocos los obreros. Pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que mande obreros a su campo. 3¡Vayan ustedes! Miren que los envío como cor-deros en medio de lobos. 4No lleven monedero ni bolsa ni sandalias; ni se detengan a saludar a nadie por el camino. 5»Cuando entren en una casa, digan primero: “Paz a esta casa.” 6Si hay allí alguien digno de paz, gozará de ella; y si no, la bendición no se cumplirá. 7Quédense en esa casa, y coman y beban de lo que ellos tengan, porque el trabajador tiene derecho a su sueldo. No anden de casa en casa. 8»Cuando entren en un pueblo y los reciban, coman lo que les sirvan. 9Sanen a los enfermos que encuentren allí y dígan-les: “El reino de Dios ya está cerca de ustedes.” 10Pero cuando entren en un pueblo donde no los reciban, salgan a las plazas y digan: 11“Aun el polvo de este pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos en protesta contra ustedes. Pero tengan por seguro que ya está cerca el reino de Dios.” 12Les digo que en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma que para ese pueblo. 13»¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Si se hubieran hecho en Tiro y en Sidón los milagros

que se hicieron en medio de ustedes, ya hace tiempo que se habrían arrepentido con grandes lamentos. 14Pero en el juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón que para ustedes. 15Y tú, Capernaúm, ¿acaso serás levantada hasta el cielo? No, sino que descende-rás hasta el abismo. 16»El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza a mí, rechaza al que me envió.» 17Cuando los setenta y dos regresaron, dijeron conten-tos:—Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre. 18—Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo —respondió él—. 19Sí, les he dado autoridad a ustedes para pisotear ser-pientes y escorpiones y vencer todo el poder del enemigo; nada les podrá hacer daño. 20Sin embargo, no se ale-gren de que puedan someter a los espí-ritus, sino alégrense de que sus nom-bres están escritos en el cielo._______________________________Génesis 17 (NVI)El pacto y la circuncisión17Cuando Abram tenía noventa y nueve años, el Señor se le apareció y le dijo:—Yo soy el Dios Todopoderoso. Vive en mi presencia y sé intachable. 2Así confirmaré mi pacto contigo, y mul-tiplicaré tu descendencia en gran manera. 3Al oír que Dios le hablaba, Abram cayó rostro en tierra, y Dios con-tinuó: 4—Éste es el pacto que establez-co contigo: Tú serás el padre de una multitud de naciones. 5Ya no te llama-rás Abram, sino que de ahora en ade-lante tu nombre será Abraham, porque te he confirmado como padre de una

multitud de naciones. 6Te haré tan fecundo que de ti saldrán reyes y nacio-nes. 7Estableceré mi pacto contigo y con tu descendencia, como pacto per-petuo, por todas las generaciones. Yo seré tu Dios, y el Dios de tus descen-dientes. 8A ti y a tu descendencia les daré, en posesión perpetua, toda la tierra de Canaán, donde ahora andan peregrinando. Y yo seré su Dios. 9Dios también le dijo a Abraham:—Cumple con mi pacto, tú y toda tu descendencia, por todas las generaciones. 10Y éste es el pacto que establezco contigo y con tu descendencia, y que todos deberán cumplir: Todos los varones entre uste-des deberán ser circuncidados. 11Cir-cuncidarán la carne de su prepucio, y ésa será la señal del pacto entre noso-tros. 12Todos los varones de cada generación deberán ser circuncidados a los ocho días de nacidos, tanto los niños nacidos en casa como los que hayan sido comprados por dinero a un extranjero y que, por lo tanto, no sean de la estirpe de ustedes. 13Todos sin excepción, tanto el nacido en casa como el que haya sido comprado por dinero, deberán ser circuncidados. De esta manera mi pacto quedará como una marca indeleble en la carne de ustedes, como un pacto perpetuo. 14Pero el varón incircunciso, al que no se le haya cortado la carne del prepu-cio, será eliminado de su pueblo por quebrantar mi pacto. 15También le dijo Dios a Abraham:—A Saray, tu esposa, ya no la llamarás Saray, sino que su nombre será Sara. 16Yo la bendeciré, y por medio de ella te daré un hijo. Tanto la bendeciré, que será madre de nacio-

nes, y de ella surgirán reyes de pueblos. 17Entonces Abraham inclinó el rostro hasta el suelo y se rió de pensar: «¿Acaso puede un hombre tener un hijo a los cien años, y ser madre Sara a los noventa?» 18Por eso le dijo a Dios:—¡Concédele a Ismael vivir bajo tu bendición! 19A lo que Dios contes-tó:—¡Pero es Sara, tu esposa, la que te dará un hijo, al que llamarás Isaac! Yo estableceré mi pacto con él y con sus descendientes, como pacto perpetuo. 20En cuanto a Ismael, ya te he escu-chado. Yo lo bendeciré, lo haré fecundo y le daré una descendencia numerosa. Él será el padre de doce príncipes. Haré de él una nación muy grande. 21Pero mi pacto lo estableceré con Isaac, el hijo que te dará Sara de aquí a un año, por estos días. 22Cuando Dios terminó de hablar con Abraham, se retiró de su presencia. 23Ese mismo día Abraham tomó a su hijo Ismael, a los criados nacidos en su casa, a los que había comprado con su dinero y a todos los otros varones que había en su casa, y los circuncidó, tal como Dios se lo había mandado. 24Abraham tenía noventa y nueve años cuando fue circuncidado, 25mientras que su hijo Ismael tenía trece. 26Así que ambos fueron circunci-dados el mismo día 27junto con todos los varones de su casa, tanto los naci-dos en ella como los comprados a extranjeros._______________________________Salmos 10 (NVI)Lámed10¿Por qué, Señor, te mantienes dis-tante? ¿Por qué te escondes en mo-mentos de angustia? 2Con arrogancia

persigue el malvado al indefenso, pero se enredará en sus propias artimañas. 3El malvado hace alarde de su propia codicia; alaba al ambicioso y menospre-cia al Señor. 4El malvado levanta inso-lente la nariz, y no da lugar a Dios en sus pensamientos. 5Todas sus empre-sas son siempre exitosas; tan altos y alejados de él están tus juicios que se burla de todos sus enemigos. 6Y se dice a sí mismo: «Nada me hará caer. Siempre seré feliz. Nunca tendré pro-blemas.» 7Llena está su boca de maldi-ciones, de mentiras y amenazas; bajo su lengua esconde maldad y violencia. 8Se pone al acecho en las aldeas, se esconde en espera de sus víctimas, y asesina a mansalva al inocente. 9Cual león en su guarida se agazapa, listo para atrapar al indefenso; le cae encima y lo arrastra en su red. 10Bajo el peso de su poder, sus víctimas caen por tierra. 11Se dice a sí mismo: «Dios se ha olvidado. Se cubre el rostro. Nunca ve nada.» 12¡Levántate, Señor! ¡Levan-ta, oh Dios, tu brazo! ¡No te olvides de los indefensos! 13¿Por qué te ha de menospreciar el malvado? ¿Por qué ha de pensar que no lo llamarás a cuen-tas? 14Pero tú ves la opresión y la vio-lencia, las tomas en cuenta y te harás cargo de ellas. Las víctimas confían en ti; tú eres la ayuda de los huérfanos. 15¡Rómpeles el brazo al malvado y al impío! ¡Pídeles cuentas de su maldad, y haz que desaparezcan por completo! 16El Señor es rey eterno; los paganos serán borrados de su tierra. 17Tú, Señor, escuchas la petición de los inde-fensos, les infundes aliento y atiendes a su clamor. 18Tú defiendes al huérfano y

al oprimido, para que el hombre, hecho de tierra, no siga ya sembrando el terror.

Día 11 - Jueves 05.02.15:Lucas 10: 21-42 (NVI)21En aquel momento Jesús, lleno de alegría por el Espíritu Santo, dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque habiendo escondido estas cosas de los sabios e instruidos, se las has revelado a los que son como niños. Sí, Padre, porque esa fue tu buena voluntad. 22»Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelárse-lo.» 23Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. 24Les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven, pero no lo vieron; y oír lo que ustedes oyen, pero no lo oyeron.»

Parábola del buen samaritano25En esto se presentó un experto en la ley y, para poner a prueba a Jesús, le hizo esta pregunta:—Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna? 26Jesús replicó:—¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo la interpretas tú? 27Como respuesta el hombre citó:—“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”, y: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” 28—Bien contestado —le dijo Jesús—. Haz eso y vivirás. 29Pero él quería justificarse, así que le preguntó a Jesús:—¿Y quién es mi prójimo? 30Jesús respondió:—Baja-

ba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de unos ladrones. Le quitaron la ropa, lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto. 31Re-sulta que viajaba por el mismo camino un sacerdote quien, al verlo, se desvió y siguió de largo. 32Así también llegó a aquel lugar un levita, y al verlo, se desvió y siguió de largo. 33Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba el hombre y, viéndolo, se compadeció de él. 34Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó. Luego lo montó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un aloja-miento y lo cuidó. 35Al día siguiente, sacó dos monedas de plata y se las dio al dueño del alojamiento. “Cuídemelo —le dijo—, y lo que gaste usted de más, se lo pagaré cuando yo vuelva.” 36¿Cuál de estos tres piensas que demostró ser el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? 37—El que se compadeció de él —contestó el experto en la ley.—Anda entonces y haz tú lo mismo —concluyó Jesús.

En casa de Marta y María38Mientras iba de camino con sus discí-pulos, Jesús entró en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. 39Tenía ella una hermana llama-da María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba lo que él decía. 40Marta, por su parte, se sentía abru-mada porque tenía mucho que hacer. Así que se acercó a él y le dijo:—Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sirviendo sola? ¡Dile que me ayude! 41—Marta, Marta —le con-testó Jesús—, estás inquieta y preocu-

pada por muchas cosas, 42pero sólo una es necesaria. María ha escogido la mejor, y nadie se la quitará._______________________________Génesis 18 (NVI)La visita del Señor18El Señor se le apareció a Abraham junto al encinar de Mamré, cuando Abraham estaba sentado a la entrada de su carpa, a la hora más calurosa del día. 2Abraham alzó la vista, y vio a tres hombres de pie cerca de él. Al verlos, corrió desde la entrada de la carpa a saludarlos. Inclinándose hasta el suelo, 3dijo:—Mi señor, si este servidor suyo cuenta con su favor, le ruego que no me pase de largo. 4Haré que les traigan un poco de agua para que ustedes se laven los pies, y luego podrán descan-sar bajo el árbol. 5Ya que han pasado por donde está su servidor, déjenme traerles algo de comer para que se sien-tan mejor antes de seguir su cami-no.—¡Está bien —respondieron ellos—, hazlo así! 6Abraham fue rápidamente a la carpa donde estaba Sara, y le dijo:—¡Date prisa! Toma unos veinte kilos de harina fina, amásalos y haz unos panes. 7Después Abraham fue corriendo adonde estaba el ganado, eligió un ternero bueno y tierno, y se lo dio a su sirviente, quien a toda prisa se puso a prepararlo. 8Luego les sirvió requesón y leche con el ternero que estaba preparado. Mientras comían, Abraham se quedó de pie junto a ellos, debajo del árbol. 9Entonces ellos le pre-guntaron:—¿Dónde está Sara, tu espo-sa?—Allí en la carpa —les respondió. 10—Dentro de un año volveré a verte —dijo uno de ellos—, y para entonces

tu esposa Sara tendrá un hijo.Sara estaba escuchando a la entrada de la carpa, a espaldas del que hablaba. 11Abraham y Sara eran ya bastante ancianos, y Sara ya había dejado de menstruar. 12Por eso, Sara se rió y pensó: «¿Acaso voy a tener este placer, ahora que ya estoy consumida y mi esposo es tan viejo?» 13Pero el Señor le dijo a Abraham:—¿Por qué se ríe Sara? ¿No cree que podrá tener un hijo en su vejez? 14¿Acaso hay algo impo-sible para el Señor? El año que viene volveré a visitarte en esta fecha, y para entonces Sara habrá tenido un hijo. 15Sara, por su parte, tuvo miedo y mintió al decirle:—Yo no me estaba riendo.Pero el Señor le replicó:—Sí te reíste.

Abraham intercede en favor de Sodoma16Luego aquellos visitantes se levanta-ron y partieron de allí en dirección a Sodoma. Abraham los acompañó para despedirlos. 17Pero el Señor estaba pensando: «¿Le ocultaré a Abraham lo que estoy por hacer? 18Es un hecho que Abraham se convertirá en una nación grande y poderosa, y en él serán bendecidas todas las naciones de la tierra. 19Yo lo he elegido para que ins-truya a sus hijos y a su familia, a fin de que se mantengan en el camino del Señor y pongan en práctica lo que es justo y recto. Así el Señor cumplirá lo que le ha prometido.» 20Entonces el Señor le dijo a Abraham:—El clamor contra Sodoma y Gomorra resulta ya insoportable, y su pecado es gravísimo. 21Por eso bajaré, a ver si realmente sus acciones son tan malas como el clamor

contra ellas me lo indica; y si no, he de saberlo. 22Dos de los visitantes partie-ron de allí y se encaminaron a Sodoma, pero Abraham se quedó de pie frente al Señor. 23Entonces se acercó al Señor y le dijo:—¿De veras vas a exterminar al justo junto con el malvado? 24Quizá haya cincuenta justos en la ciudad. ¿Exterminarás a todos, y no perdonarás a ese lugar por amor a los cincuenta justos que allí hay? 25¡Lejos de ti el hacer tal cosa! ¿Matar al justo junto con el malvado, y que ambos sean tratados de la misma manera? ¡Jamás hagas tal cosa! Tú, que eres el Juez de toda la tierra, ¿no harás justicia? 26El Señor le respondió:—Si encuentro cincuenta justos en Sodoma, por ellos perdonaré a toda la ciudad. 27Abraham le dijo:—Reconozco que he sido muy atre-vido al dirigirme a mi Señor, yo, que apenas soy polvo y ceniza. 28Pero tal vez falten cinco justos para completar los cincuenta. ¿Destruirás a toda la ciudad si faltan esos cinco?—Si encuentro cuarenta y cinco justos no la destruiré —contestó el Señor. 29Pero Abraham insistió:—Tal vez se encuen-tren sólo cuarenta.—Por esos cuarenta justos, no destruiré la ciudad —respon-dió el Señor. 30Abraham volvió a insis-tir:—No se enoje mi Señor, pero permí-tame seguir hablando. Tal vez se encuentren sólo treinta.—No lo haré si encuentro allí a esos treinta —contestó el Señor. 31Abraham siguió insistien-do:—Sé que he sido muy atrevido en hablarle así a mi Señor, pero tal vez se encuentren sólo veinte.—Por esos veinte no la destruiré. 32Abraham volvió a decir:—No se enoje mi Señor, pero

permítame hablar una vez más. Tal vez se encuentren sólo diez ...—Aun por esos diez no la destruiré —respondió el Señor por última vez. 33Cuando el Señor terminó de hablar con Abraham, se fue de allí, y Abraham regresó a su carpa._______________________________Salmos 11 (NVI)Al director musical. Salmo de David.11En el Señor hallo refugio. ¿Cómo, pues, se atreven a decirme: «Huye al monte, como las aves»? 2Vean cómo tensan sus arcos los malvados: prepa-ran las flechas sobre la cuerda para dis-parar desde las sombras contra los rectos de corazón. 3Cuando los funda-mentos son destruidos, ¿qué le queda al justo? 4El Señor está en su santo templo, en los cielos tiene el Señor su trono, y atentamente observa al ser humano; con sus propios ojos lo exami-na. 5El Señor examina a justos y a mal-vados, y aborrece a los que aman la vio-lencia. 6Hará llover sobre los malvados ardientes brasas y candente azufre; ¡un viento abrasador será su suerte! 7Justo es el Señor, y ama la justicia; por eso los íntegros contemplarán su rostro.

Día 12 - Viernes 06.02.15:Lucas 11: 1-28 (NVI)Jesús enseña sobre la oración11Un día estaba Jesús orando en cierto lugar. Cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos:—Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus dis-cípulos. 2Él les dijo:—Cuando oren, digan: »“Padre, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. 3Danos cada día nuestro pan cotidiano. 4Perdónanos nuestros pecados, porque también

nosotros perdonamos a todos los que nos ofenden. No nos dejes caer en ten-tación” 5»Supongamos —continuó— que uno de ustedes tiene un amigo, y a medianoche va y le dice: “Amigo, prés-tame tres panes, 6pues se me ha pre-sentado un amigo recién llegado de viaje, y no tengo nada que ofrecerle.” 7Y el que está adentro le contesta: “No me molestes. Ya está cerrada la puerta, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme a darte nada.” 8Les digo que, aunque no se levante a darle pan por ser amigo suyo, sí se levantará por su impertinencia y le dará cuanto necesite. 9»Así que yo les digo: Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá la puerta. 10Por-que todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre. 11»¿Quién de ustedes que sea padre, si su hijo le pide un pescado, le dará en cambio una serpiente? 12¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? 13Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!

Jesús y Beelzebú14En otra ocasión Jesús expulsaba de un hombre a un demonio que lo había dejado mudo. Cuando salió el demonio, el mudo habló, y la gente se quedó asombrada. 15Pero algunos dijeron: «Éste expulsa a los demonios por medio de Beelzebú, príncipe de los demonios.» 16Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal del cielo. 17Como él conocía sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido contra sí

mismo quedará asolado, y una casa dividida contra sí misma se derrumbará. 18Por tanto, si Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo puede mante-nerse en pie su reino? Lo pregunto porque ustedes dicen que yo expulso a los demonios por medio de Beelzebú. 19Ahora bien, si yo expulso a los demo-nios por medio de Beelzebú, ¿los segui-dores de ustedes por medio de quién los expulsan? Por eso ellos mismos los juzgarán a ustedes. 20Pero si expulso a los demonios con el poder de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el reino de Dios. 21»Cuando un hombre fuerte y bien armado cuida su hacienda, sus bienes están seguros. 22Pero si lo ataca otro más fuerte que él y lo vence, le quita las armas en que confiaba y reparte el botín. 23»El que no está de mi parte, está contra mí; y el que conmi-go no recoge, esparce. 24»Cuando un espíritu maligno sale de una persona, va por lugares áridos buscando un des-canso. Y al no encontrarlo, dice: “Volve-ré a mi casa, de donde salí.” 25Cuando llega, la encuentra barrida y arreglada. 26Luego va y trae otros siete espíritus más malvados que él, y entran a vivir allí. Así que el estado final de aquella persona resulta peor que el inicial.» 27Mientras Jesús decía estas cosas, una mujer de entre la multitud excla-mó:—¡Dichosa la mujer que te dio a luz y te amamantó! 28—Dichosos más bien —contestó Jesús— los que oyen la palabra de Dios y la obedecen._______________________________Génesis 19 (NVI)Destrucción de Sodoma y Gomorra19Caía la tarde cuando los dos ánge-

les llegaron a Sodoma. Lot estaba sen-tado a la entrada de la ciudad. Al verlos, se levantó para recibirlos y se postró rostro en tierra. 2Les dijo:—Por favor, señores, les ruego que pasen la noche en la casa de este servidor suyo. Allí podrán lavarse los pies, y mañana al amanecer seguirán su camino.—No, gracias —respondieron ellos—. Pasare-mos la noche en la plaza. 3Pero tanto les insistió Lot que fueron con él y entra-ron en su casa. Allí Lot les preparó una buena comida y coció panes sin levadu-ra, y ellos comieron. 4Aún no se habían acostado cuando los hombres de la ciudad de Sodoma rodearon la casa. Todo el pueblo sin excepción, tanto jóvenes como ancianos, estaba allí pre-sente. 5Llamaron a Lot y le dije-ron:—¿Dónde están los hombres que vinieron a pasar la noche en tu casa? ¡Échalos afuera! ¡Queremos acostarnos con ellos! 6Lot salió a la puerta y, cerrándola detrás de sí, 7les dijo:—Por favor, amigos míos, no cometan tal per-versidad. 8Tengo dos hijas que todavía son vírgenes; voy a traérselas para que hagan con ellas lo que les plazca, pero a estos hombres no les hagan nada, pues han venido a hospedarse bajo mi techo. 9—¡Quítate de ahí! —le contes-taron, y añadieron—: Éste ni siquiera es de aquí, y ahora nos quiere mandar. ¡Pues ahora te vamos a tratar peor que a ellos!Entonces se lanzaron contra Lot y se acercaron a la puerta con intencio-nes de derribarla. 10Pero los dos hom-bres extendieron los brazos, metieron a Lot en la casa y cerraron la puerta. 11Luego, a los jóvenes y ancianos que se agolparon contra la puerta de la casa

los dejaron ciegos, de modo que ya no podían encontrar la puerta. 12Luego le advirtieron a Lot:—¿Tienes otros fami-liares aquí? Saca de esta ciudad a tus yernos, hijos, hijas, y a todos los que te pertenezcan, 13porque vamos a des-truirla. El clamor contra esta gente ha llegado hasta elSeñor, y ya resulta inso-portable. Por eso nos ha enviado a des-truirla. 14Lot salió para hablar con sus futuros yernos, es decir, con los prome-tidos de sus hijas.—¡Apúrense! —les dijo—. ¡Abandonen la ciudad, porque elSeñorestá por destruirla!Pero ellos creían que Lot estaba bromeando, 15así que al amanecer los ángeles insistieron con Lot. Exclamaron:—¡Apú-rate! Llévate a tu esposa y a tus dos hijas que están aquí, para que no perez-can cuando la ciudad sea castigada. 16Como Lot titubeaba, los hombres lo tomaron de la mano, lo mismo que a su esposa y a sus dos hijas, y los sacaron de la ciudad, porque el Señor les tuvo compasión. 17Cuando ya los habían sacado de la ciudad, uno de los ángeles le dijo:—¡Escápate! No mires hacia atrás, ni te detengas en ninguna parte del valle. Huye hacia las montañas, no sea que perezcas. 18—¡No, señor mío, por favor! —respondió Lot—. 19Tú has visto con buenos ojos a este siervo tuyo, y tu lealtad ha sido grande al sal-varme la vida. Pero yo no puedo esca-parme a las montañas, no sea que la destrucción me alcance y pierda yo la vida. 20Cerca de aquí hay una ciudad pequeña, en la que podría refugiarme. ¿Por qué no dejan que me escape hacia allá? Es una ciudad muy peque-ña, y en ella me pondré a salvo.

21—Está bien —le respondió—; tam-bién esta petición te la concederé. No destruiré la ciudad de que hablas. 22Pero date prisa y huye de una vez, porque no puedo hacer nada hasta que llegues allí. Por eso aquella ciudad reci-bió el nombre de Zoar. 23Lot llegó a Zoar cuando estaba amaneciendo. 24Entonces el Señor hizo que cayera del cielo una lluvia de fuego y azufre sobre Sodoma y Gomorra. 25Así des-truyó a esas ciudades y a todos sus habitantes, junto con toda la llanura y la vegetación del suelo. 26Pero la esposa de Lot miró hacia atrás, y se quedó con-vertida en estatua de sal. 27Al día siguiente Abraham madrugó y regresó al lugar donde se había encontrado con el Señor. 28Volvió la mirada hacia Sodoma y Gomorra, y hacia toda la llanura, y vio que de la tierra subía humo, como de un horno. 29Así arrasó Dios a las ciudades de la llanura, pero se acordó de Abraham y sacó a Lot de en medio de la catástrofe que destruyó a las ciudades en que había habitado.

Lot y sus hijas30Luego, por miedo a quedarse en Zoar, Lot se fue con sus dos hijas a vivir en la región montañosa. Allí vivió con ellas en una cueva. 31Un día, la hija mayor le dijo a la menor:—Nuestro padre ya está viejo, y no quedan hom-bres en esta región para que se casen con nosotras, como es la costumbre de todo el mundo. 32Ven, vamos a embo-rracharlo, y nos acostaremos con él; y así, por medio de él tendremos descen-dencia. 33Esa misma noche emborra-charon a su padre y, sin que éste se

diera cuenta de nada, la hija mayor fue y se acostó con él. 34A la mañana siguiente, la mayor le dijo a la me-nor:—Mira, anoche me acosté con mi padre. Vamos a emborracharlo de nuevo esta noche, y ahora tú te acosta-rás con él; y así, por medio de él tendre-mos descendencia. 35Esa misma noche volvieron a emborrachar a su padre y, sin que éste se diera cuenta de nada, la hija menor fue y se acostó con él. 36Así las dos hijas de Lot quedaron embarazadas de su padre. 37La mayor tuvo un hijo, a quien llamó Moab, padre de los actuales moabitas. 38La hija menor también tuvo un hijo, a quien llamó Ben Amí, padre de los actuales amonitas._______________________________Salmos 12 (NVI)Al director musical. Sobre la octava. Salmo de David.12Sálvanos, Señor, que ya no hay gente fiel; ya no queda gente sincera en este mundo. 2No hacen sino mentirse unos a otros; sus labios lisonjeros hablan con doblez. 3El Señor cortará todo labio lisonjero y toda lengua jactan-ciosa 4que dice: «Venceremos con la lengua; en nuestros labios confiamos. ¿Quién puede dominarnos a nosotros?» 5Dice el Señor: «Voy ahora a levantar-me, y pondré a salvo a los oprimidos, pues al pobre se le oprime, y el necesi-tado se queja.» 6Las palabras del Señor son puras, son como la plata refinada, siete veces purificada en el crisol. 7Tú, Señor, nos protegerás; tú siempre nos defenderás de esta gente, 8aun cuando los malvados sigan merodeando, y la maldad sea exaltada en este mundo.

Día 13 - Sábado 07.02.15:Lucas 11: 29-54 (NVI)La señal de Jonás29Como crecía la multitud, Jesús se puso a decirles: «Ésta es una genera-ción malvada. Pide una señal milagro-sa, pero no se le dará más señal que la de Jonás. 30Así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, también lo será el Hijo del hombre para esta generación. 31La reina del Sur se levantará en el día del juicio y condena-rá a esta gente; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí tienen ustedes a uno más grande que Salo-món. 32Los ninivitas se levantarán en el día del juicio y condenarán a esta gene-ración; porque ellos se arrepintieron al escuchar la predicación de Jonás, y aquí tienen ustedes a uno más grande que Jonás.

La lámpara del cuerpo33»Nadie enciende una lámpara para luego ponerla en un lugar escondido o cubrirla con un cajón, sino para ponerla en una repisa, a fin de que los que entren tengan luz. 34Tus ojos son la lámpara de tu cuerpo. Si tu visión es clara, todo tu ser disfrutará de la luz; pero si está nublada, todo tu ser estará en la oscuridad. 35Asegúrate de que la luz que crees tener no sea oscuridad. 36Por tanto, si todo tu ser disfruta de la luz, sin que ninguna parte quede en la oscuridad, estarás completamente iluminado, como cuando una lámpara te alumbra con su luz.»

Jesús denuncia a los fariseos y a los expertos en la ley37Cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer con él; así que entró en la casa y se sentó a la mesa. 38Pero el fariseo se sorprendió al ver que Jesús no había cumplido con el rito de lavarse antes de comer. 39—Resulta que ustedes los fariseos —les dijo el Señor—, limpian el vaso y el plato por fuera, pero por dentro están ustedes llenos de codicia y de maldad. 40¡Ne-cios! ¿Acaso el que hizo lo de afuera no hizo también lo de adentro? 41Den más bien a los pobres de lo que está dentro, y así todo quedará limpio para ustedes. 42»¡Ay de ustedes, fariseos!, que dan la décima parte de la menta, de la ruda y de toda clase de legumbres, pero des-cuidan la justicia y el amor de Dios. Debían haber practicado esto, sin dejar de hacer aquello. 43»¡Ay de ustedes, fariseos!, que se mueren por los prime-ros puestos en las sinagogas y los salu-dos en las plazas. 44»¡Ay de ustedes!, que son como tumbas sin lápida, sobre las que anda la gente sin darse cuenta. 45Uno de los expertos en la ley le res-pondió:—Maestro, al hablar así nos insultas también a nosotros. 46Contes-tó Jesús:—¡Ay de ustedes también, expertos en la ley! Abruman a los demás con cargas que apenas se pueden soportar, pero ustedes mismos no levantan ni un dedo para ayudarlos. 47»¡Ay de ustedes!, que construyen monumentos para los profetas, a quie-nes los antepasados de ustedes mata-ron. 48En realidad aprueban lo que hicieron sus antepasados; ellos mata-ron a los profetas, y ustedes les cons-

truyen los sepulcros. 49Por eso dijo Dios en su sabiduría: “Les enviaré pro-fetas y apóstoles, de los cuales matarán a unos y perseguirán a otros.” 50Por lo tanto, a esta generación se le pedirán cuentas de la sangre de todos los profe-tas derramada desde el principio del mundo, 51desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, el que murió entre el altar y el santuario. Sí, les aseguro que de todo esto se le pedirán cuentas a esta generación. 52»¡Ay de ustedes, expertos en la ley!, porque se han adueñado de la llave del conoci-miento. Ustedes mismos no han entra-do, y a los que querían entrar les han cerrado el paso. 53Cuando Jesús salió de allí, los maestros de la ley y los fari-seos, resentidos, se pusieron a acosar-lo a preguntas. 54Estaban tendiéndole trampas para ver si fallaba en algo._______________________________Génesis 20 (NVI)Abraham y Abimélec20Abraham partió desde allí en direc-ción a la región del Néguev, y se quedó a vivir entre Cades y Sur. Mientras vivía en Guerar, 2Abraham decía que Sara, su esposa, era su hermana. Entonces Abimélec, rey de Guerar, mandó llamar a Sara y la tomó por esposa. 3Pero aquella noche Dios se le apareció a Abi-mélec en sueños y le dijo:—Puedes darte por muerto a causa de la mujer que has tomado, porque ella es casada. 4Pero como Abimélec todavía no se había acostado con ella, le contes-tó:—Señor, ¿acaso vas a matar al ino-cente? 5Como Abraham me dijo que ella era su hermana, y ella me lo confirmó, yo hice todo esto de buena fe y sin mala

intención. 6—Sí, ya sé que has hecho todo esto de buena fe —le respondió Dios en el sueño—; por eso no te permití tocarla, para que no pecaras contra mí. 7Pero ahora devuelve esa mujer a su esposo, porque él es profeta y va a inter-ceder por ti para que vivas. Si no lo haces, ten por seguro que morirás junto con todos los tuyos. 8En la madrugada del día siguiente, Abimélec se levantó y llamó a todos sus servidores para con-tarles en detalle lo que había ocurrido, y un gran temor se apoderó de ellos. 9En-tonces Abimélec llamó a Abraham y le reclamó:—¡Qué nos has hecho! ¿En qué te he ofendido, que has traído un pecado tan grande sobre mí y sobre mi reino? ¡Lo que me has hecho no tiene nombre! 10¿Qué pretendías conseguir con todo esto?Al reclamo de Abimélec, 11Abraham contestó:—Yo pensé que en este lugar no había temor de Dios, y que por causa de mi esposa me matarían. 12Pero en realidad ella es mi hermana, porque es hija de mi padre aunque no de mi madre; y además es mi esposa. 13Cuando Dios me mandó dejar la casa de mi padre y andar errante, yo le dije a mi esposa: “Te pido que me hagas este favor: Dondequiera que vayamos, di siempre que soy tu hermano.” 14Abimé-lec tomó entonces ovejas y vacas, esclavos y esclavas, y se los regaló a Abraham. Al mismo tiempo, le devolvió a Sara, su esposa, 15y le dijo:—Mira, ahí está todo mi territorio; quédate a vivir donde mejor te parezca. 16A Sara le dijo:—Le he dado a tu hermano mil mo-nedas de plata, que servirán de com-pensación por todo lo que te ha pasado; así quedarás vindicada ante todos los

que están contigo. 17Entonces Abra-ham oró a Dios, y Dios sanó a Abimélec y permitió que su esposa y sus siervas volvieran a tener hijos, 18porque a causa de lo ocurrido con Sara, la esposa de Abraham, el Señor había hecho que todas las mujeres en la casa de Abimé-lec quedaran estériles._______________________________Salmos 13 (NVI)Al director musical. Salmo de David.13¿Hasta cuándo, Señor, me seguirás olvidando? ¿Hasta cuándo esconderás de mí tu rostro? 2¿Hasta cuándo he de estar angustiado y he de sufrir cada día en mi corazón? ¿Hasta cuándo el ene-migo me seguirá dominando? 3 Señor y Dios mío, mírame y respóndeme; ilumi-na mis ojos. Así no caeré en el sueño de la muerte; 4así no dirá mi enemigo: «Lo he vencido»; así mi adversario no se alegrará de mi caída. 5Pero yo confío en tu gran amor; mi corazón se alegra en tu salvación. 6Canto salmos al Señor. ¡El Señor ha sido bueno conmigo!

Día 14 - Sábado 08.02.15:Lucas 12: 1-31 (NVI)Advertencias y estímulos12Mientras tanto, se habían reunido millares de personas, tantas que se atropellaban unas a otras. Jesús comenzó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuídense de la leva-dura de los fariseos, o sea, de la hipo-cresía. 2No hay nada encubierto que no llegue a revelarse, ni nada escondido que no llegue a conocerse. 3Así que todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad se dará a conocer a plena luz, y lo que han susurrado a puerta

cerrada se proclamará desde las azo-teas. 4»A ustedes, mis amigos, les digo que no teman a los que matan el cuerpo pero después no pueden hacer más. 5Les voy a enseñar más bien a quién deben temer: teman al que, después de dar muerte, tiene poder para echarlos al infierno. Sí, les aseguro que a él deben temerle. 6¿No se venden cinco gorrio-nes por dos moneditas? Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de ellos. 7Así mismo sucede con ustedes: aun los cabellos de su cabeza están conta-dos. No tengan miedo; ustedes valen más que muchos gorriones. 8»Les ase-guro que a cualquiera que me reconoz-ca delante de la gente, también el Hijo del hombre lo reconocerá delante de los ángeles de Dios. 9Pero al que me des-conozca delante de la gente se le des-conocerá delante de los ángeles de Dios. 10Y todo el que pronuncie alguna palabra contra el Hijo del hombre será perdonado, pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón. 11»Cuando los hagan comparecer ante las sinagogas, los gobernantes y las autoridades, no se preocupen de cómo van a defenderse o de qué van a decir, 12porque en ese momento el Espíritu Santo les enseñará lo que deben res-ponder.»

Parábola del rico insensato13Uno de entre la multitud le pidió: —Maestro, dile a mi hermano que com-parta la herencia conmigo. 14—Hombre —replicó Jesús—, ¿quién me nombró a mí juez o árbitro entre ustedes? 15»¡-Tengan cuidado! —advirtió a la gente—. Absténganse de toda avaricia; la vida

de una persona no depende de la abun-dancia de sus bienes. 16Entonces les contó esta parábola:—El terreno de un hombre rico le produjo una buena cose-cha. 17Así que se puso a pensar: “¿Qué voy a hacer? No tengo dónde almacenar mi cosecha.” 18Por fin dijo: “Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más gran-des, donde pueda almacenar todo mi grano y mis bienes. 19Y diré: Alma mía, ya tienes bastantes cosas buenas guar-dadas para muchos años. Descansa, come, bebe y goza de la vida.” 20Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te van a reclamar la vida. ¿Y quién se quedará con lo que has acumulado?” 21»Así le sucede al que acumula rique-zas para sí mismo, en vez de ser rico delante de Dios.

No se preocupen22Luego dijo Jesús a sus discípu-los:—Por eso les digo: No se preocu-pen por su vida, qué comerán; ni por su cuerpo, con qué se vestirán. 23La vida tiene más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa. 24Fíjense en los cuervos: no siembran ni cosechan, ni tienen almacén ni granero; sin em-bargo, Dios los alimenta. ¡Cuánto más valen ustedes que las aves! 25¿Quién de ustedes, por mucho que se preocu-pe, puede añadir una sola hora al curso de su vida? 26Ya que no pueden hacer algo tan insignificante, ¿por qué se pre-ocupan por lo demás? 27»Fíjense cómo crecen los lirios. No trabajan ni hilan; sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplen-dor, se vestía como uno de ellos. 28Si

así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, ¡cuánto más hará por ustedes, gente de poca fe! 29Así que no se afanen por lo que han de comer o beber; dejen de atormentarse. 30El mundo pagano anda tras todas estas cosas, pero el Padre sabe que ustedes las necesitan. 31Ustedes, por el contra-rio, busquen el reino de Dios, y estas cosas les serán añadidas._______________________________Génesis 21 (NVI)Nacimiento de Isaac21Tal como el Señor lo había dicho, se ocupó de Sara y cumplió con la promesa que le había hecho. 2Sara quedó emba-razada y le dio un hijo a Abraham en su vejez. Esto sucedió en el tiempo anun-ciado por Dios. 3Al hijo que Sara le dio, Abraham le puso por nombre Isaac. 4Cuando su hijo Isaac cumplió ocho días de nacido, Abraham lo circuncidó, tal como Dios se lo había ordenado. 5Abraham tenía ya cien años cuando nació su hijo Isaac. 6Sara dijo entonces: «Dios me ha hecho reír, y todos los que se enteren de que he tenido un hijo, se reirán conmigo. 7¿Quién le hubiera dicho a Abraham que Sara amamanta-ría hijos? Sin embargo, le he dado un hijo en su vejez.»

Expulsión de Agar e Ismael8El niño Isaac creció y fue destetado. Ese mismo día, Abraham hizo un gran banquete. 9Pero Sara se dio cuenta de que el hijo que Agar la egipcia le había dado a Abraham se burlaba de su hijo Isaac. 10Por eso le dijo a Abra-ham:—¡Echa de aquí a esa esclava y a

su hijo! El hijo de esa esclava jamás tendrá parte en la herencia con mi hijo Isaac. 11Este asunto angustió mucho a Abraham porque se trataba de su propio hijo. 12Pero Dios le dijo a Abraham: «No te angusties por el muchacho ni por la esclava. Hazle caso a Sara, porque tu descendencia se establecerá por medio de Isaac. 13Pero también del hijo de la esclava haré una gran nación, porque es hijo tuyo.» 14Al día siguiente, Abra-ham se levantó de madrugada, tomó un pan y un odre de agua, y se los dio a Agar, poniéndoselos sobre el hombro. Luego le entregó a su hijo y la despidió. Agar partió y anduvo errante por el desierto de Berseba. 15Cuando se acabó el agua del odre, puso al niño debajo de un arbusto 16y fue a sentarse sola a cierta distancia, pues pensaba: «No quiero ver morir al niño.» En cuanto ella se sentó, comenzó a llorar descon-soladamente. 17Cuando Dios oyó al niño sollozar, el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo y le dijo: «¿Qué te pasa, Agar? No temas, pues Dios ha escuchado los sollozos del niño. 18Le-vántate y tómalo de la mano, que yo haré de él una gran nación.» 19En ese momento Dios le abrió a Agar los ojos, y ella vio un pozo de agua. En seguida fue a llenar el odre y le dio de beber al niño. 20Dios acompañó al niño, y éste fue creciendo; vivió en el desierto y se con-virtió en un experto arquero; 21habitó en el desierto de Parán y su madre lo casó con una egipcia.

Pacto entre Abraham y Abimélec22En aquel tiempo Abimélec, que estaba acompañado por Ficol, jefe de su

ejército, le dijo a Abraham:—Dios está contigo en todo lo que haces. 23Júrame ahora, por Dios mismo, que no me trata-rás a mí con falsedad, ni tampoco a mis hijos ni a mis descendientes. Júrame que a mí y al país que te ha recibido como extranjero nos tratarás con la misma lealtad con que yo te he tratado. 24—¡Lo juro! —respondió Abraham. 25Luego Abraham se quejó ante Abimé-lec por causa de un pozo de agua del cual los siervos de Abimélec se habían apropiado. 26Pero Abimélec dijo:—No sé quién pudo haberlo hecho. Me acabo de enterar, pues tú no me lo habías dicho. 27Entonces Abraham llevó ovejas y vacas, y se las dio a Abimélec, y los dos hicieron un pacto. 28Pero Abraham apartó siete corderas del rebaño, 29por lo que Abimélec le pre-guntó:—¿Qué pasa? ¿Por qué has apartado estas siete corderas? 30—Acepta estas siete corderas —le contestó Abraham—. Ellas servirán de prueba de que yo cavé este pozo. 31Por eso a aquel lugar le dieron el nombre de Berseba, porque allí los dos hicieron un juramento. 32Después de haber hecho el pacto en Berseba, Abimélec y Ficol, el jefe de su ejército, volvieron al país de los filisteos. 33Abraham plantó un tama-risco en Berseba, y en ese lugar invocó el nombre del Señor, el Dios eterno. 34Y se quedó en el país de los filisteos durante mucho tiempo._______________________________Salmos 14 (NVI)Al director musical. Salmo de David.14Dice el necio en su corazón: «No hay Dios.» Están corrompidos, sus obras son detestables; ¡no hay uno solo que

haga lo bueno! 2Desde el cielo el Señor contempla a los mortales, para ver si hay alguien que sea sensato y busque a Dios. 3Pero todos se han descarriado, a una se han corrompido. No hay nadie que haga lo bueno; ¡no hay uno solo! 4¿Acaso no entienden todos los que hacen lo malo, los que devoran a mi pueblo como si fuera pan? ¡Jamás invo-can al Señor! 5Allí los tienen, sobrecogi-dos de miedo, pero Dios está con los que son justos. 6Ustedes frustran los planes de los pobres, pero el Señor los protege. 7¡Quiera Dios que de Sión venga la salvación de Israel! Cuando el Señor restaure a su pueblo, ¡Jacob se regocijará, Israel se alegrará!_______________________________