Un Cuarto en Penumbra

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Época actual. Un cuarto en penumbra, muebles de madera barnizados de color café. Una cama matrimonial, que a la vista se nota semi-nueva. Sobre los muebles se alcanza a percibir una ligera capa de polvo. Un ropero en la esquina derecha. En alguna parte de la habitación puede observarse un espejo y una ventana cerrada. Se ve a un hombre delgado, alto, cabello lacio, negro, un poco despeinado. El hombre con mucho cuidado un traje cubierto por una funda. Lo coloca sobre la cama y comienza a sacarlo con sumo interés, casi como si fuera algo sagrado…. HOMBRE: (quitándose el pijama) Ya casi es hora. Debo apurarme. No quiero que por su cabeza, por su bella cabeza, se pose la idea de que soy un hombre impuntual, descortés. El hombre comienza a ponerse el traje, primero el pantalón, luego la camisa, la abotona y la faja con delicadeza, todo es un ritual, se pone los calcetines y se coloca el cinturón y por último la corbata. Se dirige hacia el espejo y se detiene… HOMBRE: (mientras se peina) Negro. Igual que su cabello ondulado. (Baja sus manos hacia su cuello para ajustar la corbata) Vino, como el vestido entallado. (Las manos siguen un poco más abajo hasta tocar su camisa) Su piel, joven y suave, casi transparente. Se da cuenta que no trae puesto el saco, va hacia él, cuando el sonido del teléfono lo para en seco. HOMBRE: Mmm ¿a quién se le habrá ocurrido interrumpirme? (mientras camina hacia el teléfono que sigue sonando) ¿Será ella? Pero que tonto, si yo debía llamarla para avisarle que ya iba hacia su casa. El hombre toma el teléfono, contesta y cuelga inmediatamente. HOMBRE: ¡Arg! De nuevo el hombre de la voz gruesa y rasposa. (Va hacia el saco) lleva mucho tiempo llamándome para insultarme, ¿pero en dónde tiene la cabeza? Siempre logra alterarme, ya debería yo cambiar mi número o denunciarlo al menos; ya lo haré un día con más tiempo (Comienza a ponerse los zapatos) ¡tiempo! Pero si me queda poco. Laura debe estar desesperada. El hombre con los zapatos apenas amarrados, se dirige a la puerta de la habitación. Se para en seco.

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Época actual.

Un cuarto en penumbra, muebles de madera barnizados de color café. Una cama matrimonial, que a la vista se nota semi-nueva. Sobre los muebles se alcanza a percibir una ligera capa de polvo. Un ropero en la esquina derecha. En alguna parte de la habitación puede observarse un espejo y una ventana cerrada. Se ve a un hombre delgado, alto, cabello lacio, negro, un poco despeinado. El hombre con mucho cuidado un traje cubierto por una funda. Lo coloca sobre la cama y comienza a sacarlo con sumo interés, casi como si fuera algo sagrado….

HOMBRE: (quitándose el pijama) Ya casi es hora. Debo apurarme. No quiero que por su cabeza, por su bella cabeza, se pose la idea de que soy un hombre impuntual, descortés.

El hombre comienza a ponerse el traje, primero el pantalón, luego la camisa, la abotona y la faja con delicadeza, todo es un ritual, se pone los calcetines y se coloca el cinturón y por último la corbata. Se dirige hacia el espejo y se detiene…

HOMBRE: (mientras se peina) Negro. Igual que su cabello ondulado. (Baja sus manos hacia su cuello para ajustar la corbata) Vino, como el vestido entallado. (Las manos siguen un poco más abajo hasta tocar su camisa) Su piel, joven y suave, casi transparente.

Se da cuenta que no trae puesto el saco, va hacia él, cuando el sonido del teléfono lo para en seco.

HOMBRE: Mmm ¿a quién se le habrá ocurrido interrumpirme? (mientras camina hacia el teléfono que sigue sonando) ¿Será ella? Pero que tonto, si yo debía llamarla para avisarle que ya iba hacia su casa.

El hombre toma el teléfono, contesta y cuelga inmediatamente.

HOMBRE: ¡Arg! De nuevo el hombre de la voz gruesa y rasposa. (Va hacia el saco) lleva mucho tiempo llamándome para insultarme, ¿pero en dónde tiene la cabeza? Siempre logra alterarme, ya debería yo cambiar mi número o denunciarlo al menos; ya lo haré un día con más tiempo (Comienza a ponerse los zapatos) ¡tiempo! Pero si me queda poco. Laura debe estar desesperada.

El hombre con los zapatos apenas amarrados, se dirige a la puerta de la habitación. Se para en seco.

HOMBRE: Laura…Laura (pronuncia el nombre como si pudiera tocar cada letra con sus labios)