Una rara enfermedad

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Una rara enfermedad Alumno: Enmanuel A. Rangel R. Grado: 2º Sección “U”

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Historia basada en una enfermedad que le dio a mi hijo de tan solo 5 años llamada el Síndrome del Guillain-Barre Atipico.

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Una libélula había recorrido varios países ese año. Estaba volando tranquilamente cuando de repente le empezó a picar la nariz y… -“¡¡¡Aaaachuuus!!!”, estornudó la pobre libélula. Siguió volando y, en cierto momento se cruzó con otra de su misma clase, y paró para charlar.

aaaaaaaaachuuuuuuss

Una vez que se despidieron, la otra libélula siguió su camino. Estaba volando cuando de repente…. “¡¡¡Aaaachuuus!!!”, Cuando se despidieron, la otra siguió su camino, pero de repente…-“¡¡¡Aaaachuuus!!!”, estornudó ella también.

Y así siguió la cadena de charlas y estornudos, hasta que una de las tantas libélulas contagiadas llegó a un bosque no muy grande, en el que habitaban insectos, pocos animales y muchas hadas…

Capítulo 2: “¿Qué sucede?”

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Dentro del bosque… Era primavera, estación alegre, en la que las flores crecen y el sol brilla, primavera, la estación preferida de Florcita Silvestre. Ella, como cada día de sus tres meses favoritos, se levantó temprano para observar el amanecer sentada en el pasto bien cuidado de su bonito jardín.

Se dirigió hacia el gran Roble para desayunar junto con sus amigas. Sin embargo al llegar allí no había nadie, ni siquiera las hadas cocineras, las más madrugadoras del bosque. Flor pensó que quizás todavía era muy temprano y decidió esperar un poco más. Pero pasaron los minutos y las horas, y nadie se presentó en el Roble.”¿Habrá alguna fiesta y no me enteré?”, se preguntó Flor. Decidió averiguarlo.

Capítulo 3: “¡Qué raro!”

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El árbol en el que se festejaban las fiestas era llamado “antiguo conocedor”, ya que era muy antiguo y debía conocer miles de historias sobre las hadas. Era siguiendo el camino bordeado por las casas-árboles de las hadas o, como ellas le llamaban, “la ruta principal”, ya que era el camino por el que se podía llegar a casi todos los árboles del bosque.

Flor siguió ese camino y, al encontrarlo desierto, pensó que había acertado con su idea, pero cuando llegó lo encontró tan desierto como el Roble y el camino. Confundida, decidió ir a la casa de Sallie, de quien se había hecho muy buena amiga después de la expedición de la que ambas habían participado.

Cuando llegó a la casa de su amiga, tocó la puerta varias veces antes de que Sallie, con voz ronca, le dijo, sin abrir la puerta, que lo lamentaba pero no podía recibirla ya que estaba muy enferma. Flor regresó a su casa más confundida que antes. Dibujar a veces le aclaraba las ideas, así que tomó su atril, sus lápices y puso manos a la obra…

Capítulo 4: “Una carta lo aclara”

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Cuando terminó había dibujado casi todo el bosque, pero aún seguía confundida. Alguien interrumpió sus pensamientos tocando impacientemente el timbre.

Flor corrió a abrir. Una mariquita de San Antonio entró agitada en la casa de Florcita, se posó sobre la mesa y extendió sus alas. Flor pensó que sólo era traviesa y juguetona y que pronto se iría volando, pero la mariquita se quedó quieta sobre la mesa. Le hizo señas a Flor con la cabeza como si le pidiera que se acercara. Florcita estaba maravillada y su sorpresa fue aún más grande cuando, al acercarse al bichito de San Antonio, que seguía con sus alas extendidas pudo ver que los puntitos de sus alas ¡¡formaban letras!! El mensaje completo (que Flor transcribió en una hoja),

decía:“Querida Florcita Silvestre: Como ya te habrás dado cuenta, hoy no hay nadie en el bosque, y no es porque están todos en una fiesta. ¡¡Estamos todos enfermos!! Es una enfermedad muy rara. Ésta se halla en un misterioso bosque. Pronto te enviaré más información sobre él. Por ahora no visites a nadie para no enfermarte. Si aceptas esta misión, dile a Lulú (la mariquita de San Antonio) que me lo comunique. Muchas gracias Reina Corona Real”

Capítulo 5: “Problemas de vestuario”

Al otro día Florcita se levantó más temprano que usualmente, desayunó muy bien y subió a su habitación a cambiarse. Pero al observar una y otra vez sus atuendos se dio cuenta de que, por

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primera vez en su vida, habían pasado más de dos minutos y seguía sin saber que ponerse, porque el bosque era muy frío, pero mientras volara hacia allí haría calor, ese era un gran dilema. Flor decidió ir a la tienda “Ropa Mágica”, su tienda favorita.

Miró su reloj, le quedaba bastante tiempo, así que se vistió con lo primero que encontró y salió volando

En la vidriera vio unos hermosos y cómodos zapatos azules. Colgó su ropa vieja (de hace más o menos dos semanas) en una percha y se marchó de la tienda feliz. Cuando estaba volando reconoció en su nuevo vestido a uno viejo, verde y feo que había dejado en la tienda hacía un mes. “María y Maca convierten lo más feo en algo hermoso”, pensó Flor.

Cuando llegó a su casa se puso el collar de Corona, revisó una vez más la carta de la reina para asegurarse de que llevaba todo y cuando estuvo lista tomó su bolsito, respiró profundamente, abrió la puerta y se dirigió hacia la aventura…

Capítulo 6: “Comienza la aventura”

Flor se acercó al jardincito de su casa y se despidió de sus flores. Estaba muy apenada porque tendría que dejarlo sin cuidados quizás por varios días, ya que nadie podría cuidarlo en su ausencia al estar todos enfermos. Por suerte unos días atrás Rocío Templado, el hada

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del tiempo, había pronosticado algunos chaparrones para esa semana, aunque Flor esperaba que no sucediera lo mismo en el bosque al que debía ir pero, como nunca se sabe, por si las dudas había empacado un pequeño rollito de hojas que al extenderse formaban un paraguas.

Volvió a mirar hacia delante y casi se choca contra un enorme árbol. Había llegado a donde indicaba la cruz en el mapa, sin embargo Flor tuvo que revisarlo varias veces para convencerse de que era el lugar correcto, ya que era muy distinto al bosque en el que se había perdido hacía más de un año atrás. Después de revisar el mapa unas veinte veces, decidió entrar. Al primer paso todo oscureció…

En cuanto se adentró un poco más el frío le impidió moverse. Temblando sacó una abrigadísima campera de su mochila y se sintió apenas lo suficiente mejor como para poder seguir volando. Todavía no estaba muy segura acerca de si estaba en el lugar correcto, pero algo la animaba a seguir…

Capítulo 7: “Un gran descubrimiento”

Ese algo eran todas sus amigas, la reina, los animales y hasta las plantas enfermas. También quería que el bosque volviera a ser el lugar alegre, divertido, lleno de mariposas y hadas, como lo era antes de la enfermedad. Pensando en todos ellos y en que estaba en sus manos que se curaran, siguió avanzando tratando de no prestarle

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atención ni al frío ni al misterioso bosque. Y así siguió caminando durante el resto del día.

Florcita lanzó un grito de alegría que asustó a varias lechuzas y asustó a otros animales. Por eso la última vez que visitó el bosque hacía calor, porque era otoño, pero en ese momento hacía frío porque era primavera, todo tenía sentido. Flor se durmió pensando en que estaba en un bosque que era su viejo amigo.

Capítulo 8: “Todo se apaga pero algo brilla…”

Flor estuvo caminando el día entero y cuando cayó la noche paró a dormir al pie de un gran árbol. Al amanecer Florcita desayunó, tomó su bolsito y siguió su largo viaje hasta que, una vez más, cayó la noche y Flor paró para dormir. Y así, igualmente, fue el cuarto día hasta que el quinto día… Florcita estuvo caminando y caminando todo el día.

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Cuando ya había comenzado a oscurecer Flor encontró un claro en el bosque y allí se sentó a descansar. Estaba comiendo un pastelito cuando su collar ¡comenzó a vibrar! Florcita casi se atraganta de la sorpresa. El collar empezó a elevarse en el aire y a brillar. Se dirigía hacia un grupito de árboles altos.

Al final se veía una gran roca y sobre ella una preciosa flor brillaba. Florcita lo supo al instante, ¡esa era la flor ALMADELBOSQUE! Fue siguiendo al collar por el camino. Le resultó raro que no hubiera ninguna trampa ni dificultad para atravesarlo, pero pronto se dio cuenta de que sí había trampas…

Era realmente hermosa. Sus pétalos parecían de oro puro y su tallo era tan bonito como la luna. Muy cuidadosamente Flor la tomó entre sus manos, pero la volvió a dejar.

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Flor pensó que tenía mucha suerte ya que poseía la cantidad justa de rocío. Siguió todos los pasos y colocó el remedio en la cáscara de nuez. Dos días más tarde logró salir del bosque y vio el sol una vez más. La vuelta fue mucho más fácil que la ida.

Capítulo 9: “El regreso a casa”

Cuando llegó a su bosque fue corriendo a ver a la reina y le entregó el polvillo. Una semana después todas las hadas estaban sanas otra vez y Corona anunció que esa noche habría una gran fiesta en

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agradecimiento a Flor por haberlas curado. En la fiesta Flor fue tratada como una verdadera reina, pero al día siguiente

-¡¡¡Aaaachuuuus!!!-estornudó Florcita.

Fin…