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La Escuela Nacional Preparatoria Un sistema adaptativo complejo CIENCIA Y TECNOLOGÍA EN LA HISTORIA DE MÉXICO María de la Paz Ramos Lara

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La Escuela Nacional Preparatoria Un sistema adaptativo complejo

CIENCIA Y TECNOLOGÍA EN LA HISTORIADE MÉXICO

María de la Paz Ramos LaraCIENCIA Y TECNOLOGÍA EN LA HISTORIADE MÉXICO

Desde el enfoque de los sistemas complejos, la autora estudia la evolución de la Escuela Nacional Prepara-toria (enp) desde su creación hasta su incorporación a la Universidad Nacional de México (unm). Emplea los conceptos sistema complejo adaptativo, transi-ción de fase, bifurcación, retroalimentación positiva y autoorganización para explicar cómo a pesar de ha-

berse fundado como una escuela secundaria en una época de profunda crisis económica y social llegó a destacar como la institución educativa más importante del país, marcando los cánones de la educación prepara-toria hasta entrado el siglo xx. Asimismo, utiliza parámetros de orden y de control, red de mundo pequeño, robustez y atractor, para analizar tanto sus mecanismos de consolidación como aquellos con los que benefició al grupo en el poder, e incluso, con los que contribuyó en la transformación cultural y política de la nación, y fractalidad, para determinar la trascen-dencia de la Sociedad Científica “Antonio Alzate” (Academia Nacional de Ciencias) fundada en el seno del claustro preparatoriano. Entre sus conclusiones destaca que la enp sobresale como el primer proyecto educativo sistémico exitoso del México decimonónico, en cuya evolución como sistema dinámico aconteció como fenómeno emergente el surgimiento de la Máxima Casa de Estudios (unam), contribuyendo a su vez en la creación de las primeras profesiones científicas y humanísticas, así como en el desarrollo de la investigación científica y de diversos pro-gramas de difusión. Finalmente, afirma que el sistema universitario fue re-sultado de la suma entre el sistema preparatoriano con la Escuela Nacional de Altos Estudios (enae), considerando que esta última dispuso también de la enp como un sólido cimiento para su establecimiento.

María de la Paz Ramos Lara, en la unam, realizó es-tudios de licenciatura en Física, maestría en Ciencias Físicas y doctorado en Historia. Recibió el Premio Dr. Enrique Beltrán, la Medalla Sor Juana Inés de la Cruz y es miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Como investigadora del Centro de Investigaciones In-terdisciplinarias en Ciencias y Humanidades fundó el Programa de Investigación Historia de la Ciencia y tres colecciones de libros: Bibliotheca Mexicana Historiae Scientiarum (editora de esta colección de facsimila-res), Ciencia y Tecnología en la Historia de México (coordinadora) e Investigación Interdisciplinaria de Frontera (en proceso). Es autora de los libros Difusión e Institucionalización de la mecánica newtoniana en México en el siglo xviii (1994) y Vicisitudes de la in-geniería en México (siglo xix) (2013).

Sus líneas de investigación son:

1. Historia de las ciencias exactas y de la educación científico-técnica en México2. Las ciencias y las humanidades en los inicios de la unam3. Enseñanza, difusión y divulgación de la ciencia en la historia de México4. Análisis histórico desde la perspectiva de los sistemas complejos

Otros títulos de la colección

Signa Naturalia. Concepciones y prácticas en torno a la materia médica, la farmacia y la salud (siglos xvi-xx)Angélica Morales y Mauricio Sánchez (coordinadores)

Radioisótopos itinerantes en América Latina. Una historia de ciencia por tierra y por marGisela Mateos y Edna Suárez-Díaz

La consolidación de la botánica mexicana 1852-1904. Un viaje por la obra del naturalista José Ramírez (1852-1904)Angélica Morales

Aportes recientes a la historia de la química en MéxicoMaría de la Paz Ramos y Felipe León (coordinadores)

Vicisitudes de la ingeniería en México (siglo xix)María de la Paz Ramos

Del cielo. Fray Alonso de la Vera CruzMauricio Beuchot, Roberto Heredia, Ambrosio Velasco, Marco Arturo Moreno y María de la Paz Ramos (coordinadores)

La astronomía en México en el siglo xix

María de la Paz Ramos y Marco Arturo Moreno (coordinadores)

Formación de ingenieros en el México del siglo xix

María de la Paz Ramos y Rigoberto Rodríguez (coordinadores)

La relatividad en MéxicoMaría de la Paz Ramos (coordinadora)

Experiencia mexicana en aceleradores de partículasMaría de la Paz Ramos (coordinadora)

La mecánica cuántica en MéxicoMaría de la Paz Ramos (coordinadora)

LA ESCUELA NACIONAL PREPARATORIA, UN SISTEMA COMPLEJO ADAPTATIVO

ColeCCión CienCia y TeCnología en la HisToria de MéxiCo

Comité Editorial

María Eugenia Alvarado Rodríguez Carlos Arturo Flores Villela

Marina Garone Gravier Lev Orlando Jardón Barbolla

Elke Koppen Prubmann Octavio Reymundo Miramontes Vidal

María Elena Olivera Córdova Mauricio Sánchez Menchero

María del Consuelo Yerena Capistrán

María de la Paz Ramos Lara

La Escuela Nacional Preparatoria, un Sistema Complejo Adaptativo

Centro de InvestIgaCIones InterdIsCIplInarIas en CIenCIas y HumanIdades méxICo, 2020

unIversIdad naCIonal autónoma de méxICo

Primera edición electrónica, 2020

D.R. © Universidad Nacional Autónoma de MéxicoCentro de Investigaciones Interdisciplinariasen Ciencias y HumanidadesTorre II de Humanidades 4º pisoCircuito Escolar, Ciudad UniversitariaCoyoacán, México, 04510, Cd. Mx.

www.ceiich.unam.mx

Cuidado de edición: Juan Francisco Escalona AlarcónFormación y edición electrónica: Martha Laura Martínez CuevasDiseño de portada: María de los Angeles Consuelo Alegre SchettinoISBN volumen: 978-607-30-3930-7

Esta edición y sus características son propiedad de la Universidad Nacional Autóno-ma de México. Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio sin la autorización escrita del titular de los derechos patrimoniales.

Hecho en México

CIenCIa y teCnología en la HIstorIa de méxICo

Aún cuando la ciencia y la tecnología se re-montan a los tiempos prehispánicos, no es sino hasta los últimos decenios cuando se observa un esfuerzo notable por parte de la comunidad científica mexicana para difundir aspectos ge-nerales de la ciencia y la tecnología. Pero, ¿cuál ha sido su desarrollo en México y cuál ha sido la aportación de nuestro país al mundo?

Con esta colección se asume el compromi-so de divulgar el desarrollo de la ciencia y la tecnología en la historia de México, desde las aportaciones individuales –tanto a nivel na-cional como internacional– hasta los esfuerzos institucionales que han hecho posible una gran diversidad en los campos del conocimiento. Sin duda, ubicar en una perspectiva inter y transdisci-plinaria a la ciencia y la tecnología en la historia mexicana no es una tarea fácil, pues es necesa-rio considerar los factores sociales, económicos, políticos y culturales que están detrás de toda práctica científica.

Extendemos un sincero agradecimiento a las científicas, los científicos y a los historiadores de la ciencia y la tecnología que colaboran en esta colección, la cual contribuirá a la conso-lidación de una cultura científica nacional. Es nuestro propósito contribuir a que las instancias gubernamentales, las instituciones, las empre-sas, al estudiantado y la ciudadanía conozcan mejor los tópicos científicos y tecnológicos, y comprendan su aplicación en la vida cotidiana.

A mi padre José Guadalupe, con todo mi amor y admiración, por su dedicación al trabajo y su perseverancia para salir de la pobreza extrema,

por su entereza ante las adversidades, por su fe ante la incertidumbre, por su valentía ante la injusticia social, por su sabiduría ante la vida y por su ejemplo

como ser humano.

índICe

Agradecimientos ......................................................................................... 13

Presentación ................................................................................................ 15

Introducción ................................................................................................ 19

Una aproximación a la historia desde la perspectiva de los sistemas complejos ...................................................................................23

• Apreciaciones de la historia desde los sistemas complejos ................23• Preguntas que guiaron la investigación .............................................25• Información básica sobre algunos conceptos del enfoque de sistemas complejos .......................................................................26

Perfil de los estudios secundarios en el siglo xIx ......................................... 35• Los estudios secundarios en la renovación educativa de las sociedades modernas decimonónicas .......................................... 35• Los estudios secundarios en los inicios del México independiente ...................................................................... 38• Los estudios preparatorios en las instituciones de educación superior ............................................................................ 40

El nacimiento de la Escuela Nacional Preparatoria en un momento de crisis (visto como una transición de fase) política, económica y social del país ..........................................................................47

• Situación política, económica y social del país al borde del caos a mediados del siglo xIx ......................................................................47

• Fundación de la enp con sólidas bases científicas y una marcada tendencia positivista (parámetro de orden y parámetro de control, atractor) .. 50• El cientificismo de cara al positivismo. Falsas percepciones provocadas por un positivismo exaltado ........................................... 56

Una red de mundo pequeño en el claustro preparatoriano induciendo robustez al sistema .......................................................................................... 65

• Primeros académicos de la Escuela Nacional Preparatoria .............. 65• Conformación de una red de mundo pequeño entre algunos catedráticos de la enp y grados de separación entre la red docente y en otros escenarios nacionales e internacionales ........................... 70• De la Sociedad Científica “Antonio Alzate” a la Academia Nacional de Ciencias. Un legado de preparatorianos, una ventana al mundo y semillero de sociedades científicas y humanísticas (fractalidad) .................................................................... 79

La Universidad Nacional de México, un fenómeno emergente de la enp ...................................................................................................... 85

• Estructura sistémica de la enp en la Ley Orgánica de Instrucción Pública en el Distrito Federal de 1867 y los procesos de retroalimentación y autoorganización .................................................... 85• Organización sistémica de la enp y su consolidación (robustez) a finales del siglo xIx ................................... 90• La enp, germen de la Universidad Nacional de México y piedra angular en la profesionalización de las ciencias y las humanidades (proceso emergente) ................................................................................. 95

anexo

Esquemas que representan el sistema dinámico de la enp desde su creación hasta su incorporación a la unm ............................................................... 101

Fuentes primarias ....................................................................................... 107

Bibliografía ................................................................................................. 107

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agradeCImIentos

Expreso mi más sincero afecto, aprecio y gratitud al doctor Luis de la Peña, científico de prestigio internacional al que admiro profundamente y a quien debo el situarme en el sendero de los sistemas complejos. Mi admiración y agradecimiento para don Pablo González Casanova, científico social extraor-dinario, dispuesto a luchar por la democracia y la justicia social, y entusias-mado por comprender el conocimiento de frontera sin importar la dificultad del campo. Gracias a él y a los directores que le precedieron, el CeIICH es la única institución que mantiene vigentes, de manera simultánea, las líneas de investigación de los precursores de la complejidad en México en las áreas de las ciencias naturales, las sociales y las humanas.

También quisiera manifestar mi respeto y estima a Rolando García, un mentor que a la distancia triunfó al involucrarme en sus temas de investigación. Asimismo, agradezco el apoyo y la confianza de todos aquellos que me han permitido asistir a sus cursos de licenciatura y posgrado, además de seminarios y diplomados en complejidad: Ricardo Mansilla, Pedro Miramontes, Carlos Gershenson, Marcelo del Castillo, Octavio Miramontes, Germinal Cocho, Fe-lipe Lara Rosano, Rosa María Mendoza, Moisés Villegas e Irving Morales.

Asimismo agradezco de manera especial a todos aquellos, quienes aun teniendo saturadas sus agendas, dedicaron parte de su valioso tiempo para revisar este trabajo. Indudablemente las sugerencias y comentarios mejoraron considerablemente esta obra, aunque por supuesto los errores que pudiera haber son responsabilidad mía. Gracias a Ricardo Mansilla, Octavio Mira-montes, Édgar Acatitla, Miguel Núñez y José Mariano Cárdenas. De igual manera, expreso mi gratitud a Jackeline Argüello por haber aceptado realizar su tesis de maestría en Filosofía de la ciencia sobre los pioneros de la ciencia de la complejidad en México, y a María de los Angeles Alegre por su disposición para diseñar las imágenes requeridas.

Valiosas fueron las contribuciones de aquellos estudiantes que colabora-ron en la búsqueda de fuentes primarias y secundarias en relación con la Es-cuela Nacional Preparatoria (enp). Mi reconocimiento para Daniela Azucena

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la escuela nacional preparatoria

Uresty Vargas y Gustavo Castillo Olea, quienes dedicaron sus tesis de licencia-tura al estudio de esta escuela. Además, y aunque de forma indirecta, fueron valiosas las aportaciones de los estudiantes de servicio social: Jessie Génesis Jai-me Rodríguez, Josué Palacios Alcántara, Yuritzi Rocío Domínguez González, David Báez García, Hugo Montaño Castillo y Hugo Enrique Sánchez López.

Cierro con mención especial a mi hija Adriana Ivonne y a mi esposo Sergio Adrián, quienes me retroalimentan cada día con su dinamismo, amor y cariño. De igual manera, un reconocimiento particular a mis dos familias y amigos por su apoyo, afecto y atenciones. No puedo dejar de mencionar cuán-to extraño a mi madre Ana María y a mi hermano Eleazar, quienes fallecieron hace algunos años.

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presentaCIón

Mi encuentro con los sistemas complejos inició en 1996, cuando ingresé al Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CeIICH) de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam), para co-laborar en el proyecto “Formación de conceptos en ciencias y humanidades”, creado por el director Pablo González Casanova. En ese entonces no me atra-jeron tanto como ahora, pues tenía puesta la mirada en la historia de las cien-cias físicas en México, un campo que venía promoviendo años atrás, donde no había camino trazado en la investigación formal.

El proyecto de “Formación de conceptos...” inicialmente se dividió en tres áreas: ciencias de la materia, ciencias de la vida y ciencias humanas. El coordinador externo de la primera fue el doctor Luis de la Peña, quien me in-vitó a colaborar como su asistente en la planeación de las actividades, además de apoyar a don Pablo en la organización general. Tiempo después se abrió otra área denominada Teoría y metodología, que aunada a la de ciencias de la materia, hizo posible mi encuentro con una pléyade de expertos en ciencias de la complejidad, entre ellos, los pioneros de este campo en México, Germinal Cocho Gil y Rolando García Boutigue ¡Una afortunada experiencia para mí!

Cocho fue precursor de este campo en el Instituto de Física de la unam y García, en el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (Ipn). También tuve el privilegio de conocer a otros especialistas, como Pedro Miramontes, Gustavo Martínez Mekler, Oc-tavio Miramontes, Santiago Ramírez, Felipe Lara Rosano y Ricardo Mansilla, por mencionar algunos. Esperaba conocer personalmente a Ilya Prigogine, a quien había invitado don Pablo, pero desafortunadamente enfermó y suspen-dió su visita a México.

El proyecto se interrumpió por la huelga estudiantil de 1999 y por la re-nuncia de don Pablo a la dirección del CeIICH. Una vez reabierta la unam y con el nombramiento de Daniel Cazés como director, el CeIICH experimentó un proceso de reorganización, al cual me integré proponiendo la creación de un nuevo programa de investigación, donde pudiera dedicar tiempo com-

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la escuela nacional preparatoria

pleto a los temas que venía desarrollando durante varios años. Así, en el año 2000 fundé el programa La Ciencia en la Historia —hoy Historia de la Ciencia—, pionero en su campo en esta universidad. Ese año se integró Rolando García al CeIICH e inició un seminario al que asistí asiduamente y, aunque me invita-ba a trabajar en sus proyectos, preferí dedicarme a los que había emprendido.

Rolando me inspiraba respeto por ser un científico de renombre mun-dial, cuyas investigaciones revelaban los intereses de compañías y países que deseaban mantener el poder y control sobre otros tratando de maquillar o en-cubriendo las verdaderas causas de inusitados problemas naturales y sociales. Cuando enfermó me encontraba escribiendo el libro Vicisitudes de la ingeniería en México (siglo xix) y al mismo tiempo trabajaba en la producción del video In-terdisciplinariedad y sistemas complejos con el material audiovisual que teníamos de sus conferencias.1 Al revisar varias veces el video comprendí que con su teoría podía explicar un enigmático suceso histórico señalado en el libro, el colapso académico de la Escuela de Ingeniería más importante del país durante el Porfiriato, algo inexplicable, pues era una de las dos instituciones de educación superior más apoyadas por el régimen, y por lo mismo se encontraba justo en la cúspide de su crecimiento. Más importante aún fue que con su teoría con-seguí dilucidar cómo y cuándo tuvo lugar el inicio de la dependencia científica y tecnológica de México.

En virtud de que el modelo se ajustaba muy bien a los datos históricos, tenía la incertidumbre de estar interpretando adecuadamente. Como Rolando ya había fallecido, tímidamente pregunté mis dudas a Ricardo Mansilla y a Pedro Miramontes. Después de charlar con ellos, me quedó la impresión de que la interpretación de los sistemas complejos de Rolando era diferente a la de ellos, y me preguntaba ¿es realmente distinta? Para averiguarlo requería profundizar en su marco teórico, así que empecé a asistir al seminario de Ri-cardo, y Pedro me dio la oportunidad de acudir a su curso en la Facultad de Ciencias. A partir de este momento, el interés por las ciencias de la compleji-dad se ha incrementado y me ha motivado a frecuentar cursos de licenciatura y posgrado, seminarios, conferencias, diplomados y congresos especializados.

Al reflexionar sobre mi encuentro, distanciamiento (por más de una dé-cada) y reencuentro con los sistemas complejos pienso que no fue casualidad, pues para introducirlos a mi campo de estudio requería contar con el suficien-te material empírico (una gran cantidad de datos y hechos históricos que he recopilado durante años en diversos acervos documentales) como para adver-tir patrones identificados con la teoría. Esta correlación la expliqué en el libro de Vicisitudes, pero no la encontré en ningún otro proyecto que desarrollaba, ni

1 https://www.youtube.com/watch?v=bPWDI3STms0.

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presentación

siquiera cuando empecé a estudiar la Escuela Preparatoria, como mencionaré a continuación.

Ciertamente, he dedicado varios años a la búsqueda de datos en los ar-chivos relacionados con el Real Seminario de Minería, más tarde Escuela Na-cional de Ingenieros (enI), con la Escuela Nacional de Altos Estudios (enae) y con la Universidad Nacional de México (unm). En su momento, las fuentes documentales me sugerían dirigir la mirada hacia la Escuela Nacional Pre-paratoria (enp), raíz y corazón de la Universidad, como la han denominado algunos autores. Durante la revisión de la literatura y de información de ar-chivo reconocí su papel primordial en la fundación tanto de la enae como de la unm, y de igual manera en la conquista de la autonomía universitaria y en la creación de la Escuela Secundaria del país.

En el transcurso de la investigación confirmé la decisiva contribución de la enp en la transformación social de la nación y del sistema educativo mexicano en particular. Con fascinación reflexionaba ¿cómo logró una escue-la secundaria convertirse en la institución educativa de mayor relevancia del país en una época de profunda crisis económica, política y social? ¿Cómo con-siguió dar vida a la Máxima Casa de Estudios de México y promover no sólo la profesionalización de las ciencias y de las humanidades, sino también la ins-titucionalización de la investigación científica? Mi anhelo era dar respuesta a estas preguntas en una obra que se sumara a los festejos de su 150 aniversario.

Por supuesto que inicié la redacción del libro enmarcado en un contexto histórico, no pasó por mi mente la idea de que los sistemas complejos tendrían algo que decir al respecto, pues no hay literatura que lo mencione. Sin embar-go, conforme avanzaba en la escritura comprendí que podía analizar la trayec-toria de la enp como un sistema complejo adaptativo. De manera asombrosa, los datos fueron embonando con las características de los sistemas al borde del caos. El acoplamiento fue tan sorprendente que con cierta vacilación le mostré mis resultados a Octavio Miramontes y presenté mis avances en el foro internacional Conference on Complex Systems 2017. Ahora puedo asegurar no sólo que su comportamiento puede estudiarse como un sistema dinámico, sino que el surgimiento de la unm representa un fenómeno emergente de la escuela preparatoria, por mencionar una de las inferencias más relevantes.

No me resta más que expresar mi gratitud a la enp, pues por la profunda admiración que le tengo y con la sola intención de rendirle homenaje, de ma-nera inesperada y durante el proceso de la escritura, ella misma se convirtió en una fuente de inspiración que me ha permitido conjuntar dos de mis campos predilectos: la historia de la ciencia en México, en el que llevo trabajando más de dos décadas, y los sistemas complejos, en los que he incursionado reciente-

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la escuela nacional preparatoria

mente. En lo esencial puedo afirmar que la memorable enp sobresale como el primer proyecto educativo sistémico exitoso en el México independiente, cuya conquis-ta rebasó toda expectativa inicial, alcanzando la distinción en 1910 como “el principal y más trascendente establecimiento nacional de educación”.

Comprendo que el estudio de los sistemas complejos están todavía en pro-ceso de evolución y quizá, en algunas décadas sean obsoletos algunos de los términos aquí utilizados, de tal manera que la formalización ahora presentada requiera de una nueva revisión. No obstante dicha situación y de que el estudio de esta institución pueda llevarse a cabo con otros marcos teóricos, el hecho de que la enp ha sido un hito en la historia de la educación en México será siem-pre un dato duro irrefutable.

María de la Paz Ramos LaraInvierno de 2017

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Vasta es la literatura que se ha publicado sobre la Escuela Nacional Prepara-toria (enp), la mayor parte de ella de carácter historiográfico. De ésta, cuatro han sido fundamentales para la realización de este libro: Atlas Histórico de la Escuela Nacional Preparatoria publicado en 1910 por la misma escuela; los dos tomos de la magna obra de Clementina Díaz de Ovando, La Escuela Nacional Preparatoria. Los afanes y los días 1867-1910 (1972); La Escuela Nacional Preparatoria. En el periodo de Gabino Barreda 1867-1878 de Ernesto Lemoine (edición 1995); y La enseñanza de la Física y las Matemáticas en la Escuela Nacional Preparatoria: Los primeros años (1868-1896) de Miguel Núñez (2004).

Todas ellas presentan una característica en común: son fuentes de datos obtenidos directamente de los archivos, especialmente los volúmenes de la doc-tora Clementina, los cuales incluyen la reproducción de fuentes hemerográficas. Estos datos y los que he obtenido en diversos acervos históricos con la ayuda de varios estudiantes y los míos propios son los que he utilizado para estudiar, por primera vez en la historia de la educación y de la ciencia, una institución educativa como sistema dinámico desde el enfoque de los sistemas complejos.

Este enfoque ha sido fundamental para analizar una amplia gama de fenómenos correspondientes a las ciencias de la materia, las ciencias de la vida y las ciencias sociales. No obstante ha sido exiguo su empleo en el ámbito de la historia (incluida la historia de la ciencia), se conoce su potencial en la elaboración de modelos aplicables en diversas áreas. Es por eso que en este libro incorporo algunos de sus conceptos para estudiar las propiedades de la enp como un sistema abierto y examinar la interacción entre algunos de sus elementos desde su creación en 1867 hasta su incorporación a la Universidad Nacional de México (unm) en 1910.

Desde la perspectiva más general, el primer capítulo introduce al análisis de la enp como una organización, cuyo comportamiento corresponde al de un sistema complejo adaptativo de carácter social. Con esa finalidad, se introduce a las características generales de sistema abierto y no-lineal, robustez, variable de control y de orden, transición de fase, punto crítico, bifurcación, red de mundo pequeño, ley de potencias, atractor, fractal, autoorganización positiva

IntroduCCIón

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La escueLa nacionaL preparatoria

y emergencia. De igual manera, se hace referencia tanto a las preguntas que guiaron la investigación, como a algunos autores que, desde hace décadas, han expresado la conveniencia de estudiar los fenómenos históricos con este tipo de análisis teórico.

En lo esencial, el segundo capítulo refiere al esquema básico de interac-ción entre un sistema abierto con su entorno. Frente a esta formulación se identifican aquellas características generales de ciertos esquemas educativos de otros países que influyeron en el sistema educativo mexicano decimonóni-co propiciando el establecimiento de un nivel intermedio entre la instrucción primaria y superior, inicialmente denominado estudios secundarios o, bien, pre-paratorios si éstos conducían a una instrucción profesional.

En esta línea argumental, el tercer capítulo expone cómo la precaria si-tuación económica y cultural de México en la primera mitad del siglo xIx impidió la constitución de los estudios secundarios en términos de escuelas independientes y los confinó a desenvolverse, en forma parcial, dentro del programa de estudios de cada una de las escasas instituciones de educación superior, hasta 1867, año de creación de la enp. Ésta no sólo se convirtió en la primera escuela secundaria con independencia propia, sino que se consagró como el primer proyecto educativo sistémico con éxito, iniciado con un plan de estudios de excelencia y con un cuadro docente del más alto nivel, incluso si lo comparamos con algunas escuelas de Estados Unidos de ese tiempo.

De manera complementaria se especifica cómo su creación tuvo lugar en el momento de mayor crisis e inestabilidad política del siglo xIx, cuyo comportamiento corresponde al de un sistema al borde del caos o transición de fase orden-desorden, como se le denomina en sistemas complejos. En este proceso, el sistema presenta varias propiedades, algunas de las cuales se mencionarán en los siguientes capítulos, a excepción de parámetro de control y parámetro de orden convenientes para describir la estrategia que siguió la facción liberal para con-sumar su triunfo político a nivel nacional.

Desde luego, la estrategia se sustentaba en el positivismo, pues los libe-rales estaban convencidos de que su triunfo se consumaría en el terreno ideo-lógico vía la educación, particularmente en el nivel secundario, indudable-mente un suelo virgen y fértil para ser cultivado en el territorio mexicano. De acuerdo con esta óptica, la enp representaba la vía del cambio y el positivismo funcionaría como parámetro de control, que al variarlo produciría cambios en el parámetro de orden, es decir, en desplazar la educación religiosa por la científica. El mantener la intensidad del parámetro de control, aun después de consumarse los objetivos iniciales, tuvo sus contratiempos, algunos de ellos señalados en ese capítulo.

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introducción

En este marco de discusiones, se dedica el capítulo cuarto al análisis de los recursos económicos, humanos e institucionales que fortalecieron a la enp y favorecieron la victoria liberal. Es cierto que a la escuela, además de contar con un alto presupuesto, se integraron los mejores catedráticos de las escuelas de educación superior más destacadas del país, entre los cuales se encontra-ban los científicos y literatos de mayor renombre a nivel nacional, y algunos de ellos con incidencia internacional. Estos intelectuales formaron una red académica, científica y literaria con características de red de mundo pequeño que contribuyó a que el sistema alcanzara la robustez en pocos años.1

El modelo explica cómo dicha institución se sobrepuso de manera asom-brosa a los frecuentes ataques recibidos desde distintos sectores, debido a la alta conectividad que tenía en su red académica, social y política. Asimismo, mediante el concepto de fractal, revela el sorprendente ascenso de una sociedad científica creada por adolescentes preparatorianos, la Sociedad Científica “An-tonio Alzate” (respecto a otras de mayor tradición como la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística y la misma Sociedad Mexicana de Historia Natu-ral)2, cuya trascendencia a nivel nacional e internacional le mereció la distin-ción, otorgada por el gobierno mexicano, de Academia Nacional de Ciencias.

Por último, el capítulo quinto apunta a la evolución del sistema, que por encontrarse en transición de fase su horizonte de predictibilidad tendía al infini-to, es decir, la gama de posibilidades de caminos a seguir (bifurcación) iba des-de el peligro a fracasar hasta conseguir con extrema facilidad una categórica consolidación. Este último marcó la trayectoria de la escuela, y varios fueron los elementos que propiciaron procesos de retroalimentación con el sistema educativo mexicano que condujeron a una autoorganización, donde su modelo curricular marcó los cánones de la educación secundaria a nivel nacional, y la llevaron a posicionarse como el Centro Cultural de México.3 Estas circuns-tancias contribuyeron a la consolidación en el poder del grupo liberal, proceso interpretado en términos del concepto de atractor.

1 Las redes de mundo pequeño se caracterizan por tener una gran cantidad de conexiones, algo que en este trabajo no es posible mostrar por el momento, pues se necesita una base de datos muy grande que aún no se elabora. Sin embargo, he utilizado este concepto porque es ampliamente conocida su manifestación en las redes sociales humanas y el claustro preparato-riano forma parte de éstas.

2 Incluso de algunas prestigiadas sociedades creadas por sus propios profesores.3 Otras denominaciones que la distinguieron son: “La primera escuela de América”, como

la identificó el profesor del curso de alemán Oloardo Hassey; “Primer plantel científico en Mé-xico”, en palabras del profesor de la asignatura de filosofía Porfirio Parra (primer director de la Escuela Nacional de Altos Estudios); “Cerebro nacional” afirmaba Justo Sierra, catedrático de historia y Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes.

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La escueLa nacionaL preparatoria

Otra de las contribuciones fundamentales de esta obra, presentada en ese mismo capítulo, plantea el surgimiento de la unm como resultado de la evolución exitosa del sistema complejo adaptativo preparatoriano y como producto de un proceso emergente. Ésta es una propiedad de los sistemas complejos que se encuentra en el sistema, pero no en los componentes, y el sistema prepara-toriano a principios del siglo xx estaba constituido por las escuelas nacionales integradas a la universidad, es decir, las de Ingeniería, de Medicina, de Juris-prudencia, de Bellas Artes, además de la misma enp, la piedra angular para la creación de la Escuela Nacional de Altos Estudios, cuyo objetivo consistía en transformar en profesiones las disciplinas que se cultivaban en la preparatoria, además de desarrollar investigación científica y ofrecer formación de profeso-res en esos campos e instrucción de altos estudios (posgrado).

Sin duda, los elementos que integraron a la Máxima Casa de Estudios es-tuvieron definidos por la enp. No podían ser menos ni más, justamente los que interactuaban en el sistema educativo preparatoriano,4 y que incluían también a las instituciones científicas y literarias de la época (el Observatorio Astronó-mico Nacional, el Instituto Médico Nacional, el Instituto Patológico, el Museo Nacional y el Instituto Bacteriológico Nacional, entre otros),5 donde trabaja-ban sus profesores. En realidad, ellos mismos realizaban, desde su preciada y memorable escuela, las funciones sustantivas de toda universidad: la docencia, la investigación y la difusión.6

4 Recordemos que Justo Sierra en su proyecto de Universidad de 1881, había considerado otras escuelas como la de Comercio, la Normal y la Secundaria de Mujeres, pero éstas no se incorporaron, pues no formaban parte del sistema preparatoriano, cuyos elementos estaban completamente claros y definidos desde su creación y hasta 1910.

5 En la legislación universitaria de 1910 se consideró la inclusión de instituciones de cien-cias y humanidades que serían coordinadas por la enae.

6 Es importante aclarar que este estudio no pretende hacer una revisión exhaustiva de las fuentes primarias y secundarias relacionadas con la enp y la unm, sino las indispensables para incorporarlas al marco teórico señalado

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una aproxImaCIón a la HIstorIa desde la perspeCtIva de los sIstemas Complejos

¿Por qué es conveniente estudiar la evolución histórica de la Escuela Nacio-nal Preparatoria (enp) desde el enfoque de los sistemas complejos? Ésta es la pregunta central analizada en esta sección. Conjuntamente se presenta in-formación básica sobre los conceptos que se han incorporado en esta obra, con el objetivo de comprender el proceso que le permitió, en sus orígenes, desempeñar un rol primordial en el desarrollo del sistema educativo y en la transformación social y política de la nación.

Apreciaciones de la historia desde los sistemas complejos

Ludwig von Bertalanffy, padre de la teoría general de sistemas, convencido de la relevancia de incorporar los modelos de sistemas dinámicos, abiertos y adaptativos en el ámbito de la historia, alude a los historiadores que han tratado de construir, con la teoría general de sistemas, una historia teórica con leyes aplicables al proceso histórico. Señala que los científicos de las ciencias sociales, a diferencia de los historiadores, han mostrado mayor apertura por incluir herramientas de otros campos como parte de sus instrumentos de in-vestigación, incluyendo las ciencias de la complejidad. Desde una perspectiva general concluyó: “podemos muy bien buscar principios aplicables a sistemas en general, sin importar que sean de naturaleza física, biológica o sociológica […] Conceptos, modelos y leyes parecidos surgen una y otra vez en campos muy diversos” (Bertalanffy 1968, 33).

En el mismo orden de ideas, Gustavo Martínez Mekler, investigador del Centro de Ciencias Físicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam), considera que como “los sistemas complejos los hay en todos los ám-bitos de la naturaleza, la vida y la sociedad […] se pueden elaborar conceptos y modelos aplicables en áreas tan diversas como la biología del desarrollo,

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la escuela nacional preparatoria

epidemiología, evolución ecológica, tráfico aéreo y urbanismo”. Estos siste-mas comparten características en común, “como la interacción fuerte entre sus componentes y la emergencia de comportamientos colectivos”. Una ase-veración interesante que presenta consiste en que “Si su estudio se emprende con éxito, se descubren simplicidades ocultas que emergen de consideracio-nes globales” (Martínez 2012).

Por su parte, Octavio Miramontes, investigador del Instituto de Física de la unam, considera que es posible identificar propiedades dinámicas similares entre una computadora, el sistema nervioso, el sistema inmunológico, la tectó-nica de placas, una sociedad de insectos, el crecimiento urbano, las economías de mercado, el tráfico vehicular, etc., a pesar de la aparente disparidad en estos sistemas”; debido a que “los sistemas complejos tienen propiedades genéricas, independientemente de los detalles específicos de cada sistema o de la base material del mismo”. Por consiguiente, un sociólogo sería —asevera— “capaz de identificar los principios generales del fenómeno “social” independiente-mente de que éste ocurra en grupos humanos, animales, microbios, plantas, robots o, incluso, si su colega biólogo tiene suerte, en grupos sociales fuera del planeta” (Miramontes 1999a, 84-85).

Pedro Miramontes, profesor de la Facultad de Ciencias de la unam, ya expresaba la posibilidad de construir una teoría de la historia como sistema complejo, al afirmar “la historia no es una sucesión de anécdotas para ser relatadas; si algo podemos hacer para comprenderla, es buscar su dinámica y deducir sus estructuras” (Miramontes 1999b, 77). De igual manera, Mira-montes y Germinal Cocho, investigador del Instituto de Física de la unam, opinaron que “la historia es mucho más que la narrativa secuencial de eventos y personajes […] Al ser la madre de la ‘verdad’ se vuelve indispensable para obtener conocimiento, y si aceptamos que uno de los papeles de la ciencia es precisamente ese aprendizaje, entonces la tarea científica pasa obligadamente por el estudio y la comprensión de los hechos históricos” (Miramontes y Co-cho 2002, 77).

En la misma dirección, el físico-químico y divulgador británico Philip Ball sostiene: “La historia no puede ser únicamente el estudio de las huellas dejadas por grandes hombres y mujeres, sino que, siempre, debe examinar las interacciones entre grupos numerosos de personas” (Ball 2010, 398). Sobre el asunto, el historiador estadounidense John Lewis Gaddis señala que los mé-todos de los historiadores se acercan más a los de ciertos científicos naturales que a los de la mayoría de los científicos sociales. A través de las metáforas y de la narrativa (requerida para contar el pasado) la historia puede recurrir a las ciencias de la complejidad, especialmente en conceptos como la dependencia

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una aproximación a la historia

sensible a las condiciones iniciales, la fractalidad, la autorganización, la ley de potencia inversa y la criticalidad (Gaddis 2004).

El Premio Nobel de Química, Ilya Prigogine, al referirse a las nociones de proceso e irreversibilidad, sugirió la posibilidad de “un diálogo renova-do entre los investigadores de las ciencias físicas y aquéllos interesados en las ciencias humanas”.1 Asimismo, José Luis Gutiérrez Sánchez, profesor de la Facultad de Ciencias de la unam, expresa que todo parece indicar que los sis-temas dinámicos complejos representan un instrumento excelente para borrar la separación entre las ciencias sociales y las ciencias de la materia (Gutiérrez 1999, 100) y la historia no debería ser la excepción.

Todos ellos coinciden no sólo en la posibilidad, sino en la necesidad de usar las herramientas de la ciencia de la complejidad en el campo de la historia.

Preguntas que guiaron la investigación

Iniciar con las preguntas que guían la investigación es fundamental en la teo-ría de sistemas complejos tal como la concibe Rolando García, quien fuera investigador del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CeIICH) de la unam. El físico y filósofo argentino nos remite a la definición del sistema de estudio, el cual depende de los objetivos de la investigación y está determinada por las preguntas específicas formuladas en relación con el tipo de situaciones que se desea estudiar (García 2011, 80).

De manera complementaria, Carlos Gershenson, investigador del Insti-tuto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y en Sistemas (IImas) de la unam, menciona que podemos estudiar un mismo fenómeno como simple o complejo dependiendo del propósito de la investigación y del contexto donde nos interese estudiar las interacciones de los componentes o, bien, cómo se relacionan las distintas escalas de un sistema (Gershenson 2013, 17).

Considerando ambos criterios, el propósito, el contexto, la escala y las interrogantes que guiaron esta investigación se resumen en las siguientes pre-guntas y entre paréntesis se asocia al concepto de sistemas complejos con el cual está relacionado y del cual se profundizará en los diversos capítulos:

• ¿Cómo fue que la enp, una escuela secundaria, se convirtió en el Cen-tro Cultural de México si su creación tuvo lugar en una de las peores crisis que vivió el país en el siglo xIx, en términos financieros, políticos y sociales?

1 Citado por García (1993, 106).

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• ¿Cómo es que, en medio de la crisis, dicha institución alcanzó solidez académica al poco tiempo de su creación y se posicionó como la ins-titución educativa de mayor trascendencia todavía en los albores del siglo xx?

• ¿Por qué se convirtió en un modelo a seguir de la instrucción secun-daria y preparatoria a nivel nacional en pocos años? Un hecho inédito en la historia de la educación mexicana.

• ¿Cómo la emplearon los liberales para consolidarse en el poder y qué papel jugó el positivismo?

• ¿Bajo qué criterio se integró al proyecto de Universidad Nacional de México desde 1881 si no era propiamente una institución de educa-ción superior? ¿Cómo logró posicionarse como la piedra angular en la creación de la Máxima Casa de Estudios en 1910 y, por ende, en la profesionalización de las ciencias y las humanidades en México?

• ¿Cómo le hicieron algunos adolescentes preparatorianos para lograr que la sociedad científica que crearon —la Sociedad Científica “An-tonio Alzate”— no sólo se convirtiera en la agrupación científica de mayor relevancia del país, sino que además se distinguiera como la Academia Nacional de Ciencias?

Información básica sobre algunos conceptos del enfoque desistemas complejos

Desde que el biólogo y filósofo austriaco Karl Ludwig von Bertalanffy dio a conocer su teoría general de sistemas en la década de los sesenta del siglo pa-sado, sus aplicaciones se han incrementado considerablemente a una amplia gama de campos que van desde las ciencias exactas y naturales a las ciencias sociales y humanas e incluso las artes. Esta teoría conceptualizaba al organis-mo como un sistema abierto en constante intercambio con el entorno o siste-mas circundantes, por medio de complejas interacciones (Bertalanffy 1988).

¿Qué es un sistema? Es un conjunto de elementos en interacción, y lo im-portante son las relaciones, la dinámica entre sus elementos y las manifestacio-nes que se producen a partir de ellas. Su funcionamiento no depende de su base material, y como ejemplo tenemos a la computadora, la cual funciona igual independientemente si su procesador está fabricado con bulbos, transistores, microchips de silicio o relevadores electromecánicos (Miramontes 1999b, 72).

En todo sistema hay estructura, organización y jerarquía, y los modos de interacción de los elementos y de los efectos producidos dependerán de los límites establecidos para el sistema. Por ejemplo, la física “convencional” opera

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una aproximación a la historia

con sistemas cerrados, procesos reversibles y estados de equilibrio, donde las partes del sistema pueden estudiarse de manera aislada. Mientras que la física “no convencional” —como la termodinámica del no equilibrio—, al igual que la sociología, la psicología y las ciencias sociales, tratan con sistemas abiertos, procesos irreversibles y estados de desequilibrio. Desde aquí, las partes no pue-den ser estudiadas localmente porque hay relaciones que surgen de la totalidad y que no son manifiestas en el comportamiento de las partes, de ahí el principio de que “el todo es mayor que la suma de las partes” (Ramírez 1999, 13 y 16).

Los sistemas pueden ser abiertos o cerrados. Los primeros presentan inter-cambio de energía, materia o información con el medio que los rodea, y los segundos no lo hacen o es muy tenue. También se clasifican en lineales o no-li-neales, según sea la relación entre sus variables de ingreso y de egreso. “En los primeros un pequeño cambio de sus ingresos produce un cambio proporcional en sus egresos; mientras que en los segundos un pequeño cambio de sus ingre-sos puede producir un efecto violento y dramático de sus egresos o un enorme cambio de su ingreso puede producir un efecto mínimo de sus egresos” (Mo-riello 2013, 35-36).

Cuando los sistemas abiertos son influidos activamente por el entorno, se les conoce como adaptativos, es decir, reaccionan y se adaptan al medio ambiente en menor o mayor medida (Moriello 2013, 34). Aquellos que no cambian ante perturbaciones se debe a su robustez, y los hay con esta propiedad y que evolucio-nan o se adaptan, como los seres vivos (Aldana 2011). Por otro lado, los sistemas se dividen en dinámicos y estáticos; los primeros modifican su estructura funcional a medida que transcurre el tiempo y los segundos no (Moriello 2013, 34).

Conviene precisar que, en la Naturaleza, la dinámica no-lineal es el comportamiento más común, y podríamos preguntarnos ¿qué la produce? La respuesta para Moriello es los mecanismos automáticos de regulación que re-quieren todos los sistemas complejos (físicos, biológicos, psicológicos, sociales, ecológicos y artificiales) para garantizar una determinada viabilidad temporal dentro de su entorno. Uno de ellos es el mecanismo de realimentación también conocido como retroalimentación o feedback. La retroalimentación es la capacidad del sistema para orientar su conducta; es negativa aquella que rectifica una desviación para regresar al sistema a su comportamiento original, y se deno-mina positiva cuando se pretende amplificar la desviación y acelerar un proceso en curso. Estos mecanismos funcionan a través de flujos de información que circulan a través del sistema, por lo que el factor tiempo es fundamental en el proceso (Moriello 2013, 60-63).

Cuando la retroalimentación es con el entorno del sistema, tiene lugar un proceso de adaptación —como se dijo anteriormente—, en cuyo caso se

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habla de sistemas complejos adaptativos (Martínez 2012). Al respecto, Santiago Ramírez nos muestra que el principio de retroalimentación surge de la teoría de la información y se incorpora como un proceso de autorregulación que garanti-za la estabilidad o la dirección de la acción, como se presenta en el proceso de homeostasis (Ramírez 1999, 14). Ejemplos de ello son la regulación de azúcar en la sangre, de la temperatura en un edificio moderno, de las conductas in-dividuales en una pequeña organización (Moriello 2013, 63). Otros más son la acumulación de capital en la industria, la evolución de un organismo vivo, conflictos internacionales y aquellos procesos denominados “círculo vicioso” o “interés compuesto” (Johansen 2013, 130-138).

¿Qué es un sistema complejo? En palabras de Rolando García “es una re-presentación de un recorte de la realidad, conceptualizado como una totalidad organizada, en la cual los elementos no son ‘separables’ y, por tanto, no pueden ser estudiados aisladamente” (García 2006, 21). Gershenson (2013, 15) nos da un ejemplo, y menciona que las propiedades de las moléculas de una célula no son suficientes para comprender las de un ser vivo, ni las del cerebro lo serán para comprender la mente. En la actualidad, las ciencias de la complejidad se han extendido tanto que no es posible, por lo pronto, dar una definición general que integre todas sus propiedades, y se prefiere hacer una descripción en fun-ción de sus características, como se hace en este trabajo.

Empecemos por la escala —ya sea espacial, temporal o funcional—, que para Gershenson (2013) es fundamental en el estudio de fenómenos complejos y menciona, a manera de ejemplo, que no es lo mismo estudiar la dinámica de un ecosistema en una escala de días en relación con millones de años, o, bien, estudiar un fenómeno en escala de milímetros que en kilómetros, o en una escala de especies moleculares respecto a especies biológicas. Es posible que en una escala se comporten como sistemas simples en tanto que en otra lo haga como complejo. Por su parte (Martínez 2012), asegura que el comporta-miento de los componentes está correlacionado en todas las escalas debido a la propagación de información, de tal manera, que la modificación de una parte del sistema se transmite a todos los elementos.2

La esencia del estudio de los sistemas complejos, en opinión de Octavio Miramontes, radica en el estudio del orden y el desorden, de ahí que a la zona que se encuentra en medio (donde coexisten ambos extremos) se le denomina zona compleja, borde del caos o transición de fase orden-desorden. El orden lo ejemplifica con un cristal simétrico, uniforme y rígido, en tanto que un gas, como desorden, presenta moléculas que, contrario a la estructura fija, se mueven azarosamente. La coexistencia entre ambos es cuando se tiene cierto grado de orden y al mis-

2 De igual manera lo expresa García (2006).

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mo tiempo cierto grado de desorden y presenta propiedades fascinantes, como la forma líquida del agua (que se encuentra entre los extremos de hielo y vapor) en donde surgió la vida en la Tierra (Miramontes 2005, 105).

En la zona denominada evolución al borde del caos, los sistemas tienen un gran potencial de adaptación, coevolución y aprendizaje. Germinal Cocho (1999, 48-49) refiere a Atlan para mencionar que “es una zona donde se presentan fenómenos con todos los horizontes de predictibilidad, desde muy pequeños a infinitos, correlacionados entre sí por principios generales y pro-piedades genéricas, teniendo el potencial para una evolución y aprendizaje creativos”. Estos sistemas con comportamiento caótico son muy distintos a los deterministas, donde el horizonte de predictibilidad es infinito.

En relación con estas transiciones de fase,3 Germinal Cocho comenta que han sido interpretadas como crisis o revoluciones que pueden tener doble sentido entre peligro y oportunidad. El primero entendido como inestabilidad y el segundo como oportunidad en el sentido de obtener algo sin costo. Un poco antes del cambio de fase se dice que el fenómeno se encuentra al borde del caos. En las transiciones de fase existen dos conceptos fundamentales: los parámetros de orden y los parámetros de control. Los primeros son los que describen aquellas propieda-des que cambian drásticamente en el punto crítico. Los segundos refieren a la variable que se modifica para provocar la transición. Debido a que las transicio-nes de fase presentan un comportamiento genérico, las revoluciones biológicas, sociales, políticas y científicas (a manera de paradigmas según Thomas Kuhn) podrían tener similitudes con los sistemas físicos (Cocho 2005, 111-116).4

Cuando los sistemas complejos se sitúan en regímenes críticos (situación de criticalidad) caracterizados por la presencia de fluctuaciones espaciales y temporales en todas las escalas posibles, y ésta se alcanza de manera espon-tánea y sin la intervención de factores o fuerzas externas al sistema, se dice que tiene lugar un proceso de autoorganización (Miramontes 1999a, 83).5 En un sistema crítico autoorganizado, las variables que describen el comportamiento

3 Como ejemplos de transiciones de fase, Cocho (2005, 114-117) señala las siguientes: el color en la piel de algunos animales, el comportamiento colectivo de las hormigas (sincroniza-ción), las revoluciones científicas y la fractura de un hueso, entre otras.

4 Cocho expone dos ejemplos: en un imán que se calienta hasta perder su magnetización, el parámetro de orden es la magnetización, y el de control es la temperatura. Cuando se ca-lienta agua hasta que hierve, el parámetro de orden corresponde a las “gotitas líquidas” y el de control a la temperatura (Cocho 2005, 113).

5 Los ejemplos de sistemas con la propiedad de autoorganización que nos proporciona Carlos Gershenson son las células, los cerebros, las ciudades, la Internet, un mercado de valo-res, una colonia de insectos, un ecosistema, una biósfera. https://turing.iimas.unam.mx/~cgg/teach/Pamplona/01-Cx.pdf

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responden a la distribución “ley de potencias” (véase figura 1.1.), estructura que se presenta en todas las escalas. Este comportamiento autosimilar o inde-pendiente de la escala es característico de los fractales (Moriello 1913, 86), un ejemplo es el triángulo de Sierpinski (véase figura 1.2.).

Figura 1.1. Distribución de ley de potencias

Figura 1.2. Triángulo de Sierpinski

En los puntos críticos o procesos inestables producto de la evolución en el tiem-po de los sistemas dinámicos no-lineales, el sistema se encuentra en la posibi-lidad de seguir dos o más caminos que conducen a bifurcaciones en su dinámi-ca, transformándolo de manera irreversible. Cerca del estado crítico, “cualquier perturbación afecta no sólo a los vecinos próximos, sino a todo el sistema” (Moriello 2013, 34 y 86). Durante su evolución, el sistema presenta varias posibilidades de destino final denominadas atractores (Cocho 2017, 231), esto es, la posición “preferida”, o estado final —en el espacio de fases— hacia donde se dirige naturalmente de acuerdo con su propia dinámica (Moriello 2013, 91).

Otro fenómeno en el que se presenta un sistema que se encuentra entre el orden y el desorden es el denominado redes de mundo pequeño, una propiedad de toda red que presenta una estructura que no es totalmente regular u orde-nada, ni tampoco desordenada como se muestra en la figura 1.3. Las también llamadas redes complejas o redes libres de escala presentan propiedades peculiares,

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una aproximación a la historia

como las de fractalidad, redundancia y robustez. Como ejemplos de estas re-des se encuentran la red de Internet, las cadenas tróficas, las redes neuronales del cerebro y las redes de conexiones sociales dentro de una organización (Mi-ramontes 2005, 108-110).6

Figura 1.3. Configuración de una red de mundo pequeño

A través de la herramienta conocida como dinámica de redes, se representa la interacción entre los componentes del sistema, donde los nodos se encuen-tran asociados a los componentes y los enlaces a las interacciones. Dado que la “topología de la red define propiedades estructurales del sistema, tales como el grado de conectividad de los elementos (de los nodos)”, es posible utilizar esta herramienta para estudiar los cambios en el comportamiento del sistema a lo largo del tiempo, pues se pueden determinar las variaciones de los valores de las variables asociadas a los nodos (Martínez 2012).7 Las redes de mundo pequeño se caracterizan por:

su alto nivel de apiñamiento local y por su reducida longitud promedio (aun-que pueda estar compuesta por millones de nodos). Esto implica que la infor-mación-organización se transfiere de manera muy rápida entre cualquier par

6 En particular, en este libro se alude a las redes establecidas por una comunidad científica.7 La red booleana, por ejemplo, se usa cuando se desea representar el estado de los nodos en

términos de prendido (uno) o apagado (cero), “donde el acoplamiento puede activar o desactivar los nodos. La forma como se transmite una señal obedece a unas reglas de regulación, las cuales establecen la dinámica. Esta situación puede visualizarse en términos de un modelo para un cir-cuito eléctrico de interruptores, o en biología molecular como red de regulación de la actividad genética”. “En algunos casos la dinámica puede incluso modificar la topología” (Martínez 2012).

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de nodos; o sea existen “atajos” que comunican zonas alejadas entre sí. Dado que sus nodos se hallan muy bien comunicados, cualquier perturbación y/o cambio se propaga con rapidez. Son redes de mundo pequeño las conexiones neuronales, el patrón de difusión de una epidemia, las relaciones de colabo-ración social, la navegación a través de internet, los patrones lingüísticos, las relaciones entre especies de un mismo ecosistema, etc. [Moriello 2013, 98-99].

Las redes de mundo pequeño también han sido útiles para entender la diná-mica de las redes sociales, es decir, para la “comprensión de las estructuras y la dinámica de grupos y organizaciones”, entenderlas puede “aportar elementos clave para orientar las organizaciones hacia una mayor eficiencia y calidad”. Por ejemplo: la burocracia presenta una estructura de relaciones donde no existe redundancia, autosemejanza ni robustez, lo que significa que ha sido creada para “favorecer ciertos nodos y jerarquías que no tienen ninguna re-levancia para el fin por el cual la red fue creada inicialmente” (Miramontes 2005, 108-110).

En la década de 1990 se popularizó en el mundo el denominado “núme-ro de Bacon”, el cual indica el número más pequeño de películas que conectan a alguien con el actor Kevin Bacon. Por ejemplo, Ronald Reagan es número dos de Bacon porque trabajó en una película con alguien, que a su vez trabajó alguna vez con Bacon. Fue en 1998, cuando dos científicos de la Universidad de Cornell observaron que los entramados sociales formaban una clase pro-pia de red que se encuentra entre perfecto desorden y el orden perfecto de las retículas regulares y le denominaron “qué pequeño es el mundo” (Ball 2013, 416 y 427). En relación con esto, Cocho menciona que prácticamente todos los habitantes del planeta Tierra estamos conectados en una apretada red, a la cual comúnmente se le denomina “seis grados de separación” por ser el número de pasos promedio que se requiere para encontrar un contacto entre una persona y cualquier otra (Cocho 2005, 131).

Otra de las propiedades importantes de los sistemas complejos es el de la emergencia, una peculiaridad “que se encuentra en el sistema pero no en sus componentes”, como nos diría Gershenson (2013, 19), quien además afirma que “si observamos información a una escala que no se encuentra en una escala inferior, podemos decir que es emergente”. Alude a que “una célula tiene vida, sus moléculas no”. Martínez (2012) nos señala dos ejemplos de propiedades emergentes: la primera de ellas se produce en el “sentimiento de linchamiento que surge en una turba enardecida, totalmente ausente a nivel individual, o la emergencia de significado en el lenguaje”. En las pro-piedades emergentes los elementos importantes “son la no linealidad en las

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una aproximación a la historia

interacciones y la retroalimentación en las dinámicas presentes en cada nivel de organización y entre distintos niveles de organización”.

Otro ejemplo de fenómeno emergente en las ciencias sociales nos lo pro-porciona Miramontes: la “ola mexicana” que se produjo en 1986 en un estadio de futbol donde Argentina enfrentaba a Alemania, cuando la emoción desbordó a los aficionados, quienes de manera espontánea y organizada se pusieron de pie y gritaban “¡Hurra!”, al tiempo que levantaban los brazos. Nadie lo planeó, ni nadie dio la orden para empezar. Otra propiedad emergente es la sincronización entre individuos aislados. Se observa en las mujeres que de manera separada po-drían presentar sus ciclos de menstruación en distintos días del mes, pero cuando viven juntas, éstos se sincronizan. Lo mismo ocurre en los nidos de hormigas que se activan y desactivan sincronizadamente cuando están juntas y lo hacen aleatoriamente cuando están solas (Miramontes 2005, 102 y 106).

Aunque el estudio de los fenómenos sociales estuvo reservado por mucho tiempo para los historiadores, los sociólogos, los economistas y los psicólogos, ahora es un campo de interés de la física, especialmente analizados desde la perspectiva de los sistemas complejos, sostiene Miramontes. Por fenómeno social entiende no sólo el estudio de las sociedades de naturaleza humana, sino también de otros seres vivos que podrían ir desde los primates hasta las bacterias y las plantas, e incluso las sociedades artificiales, como los robots y el ciberespacio, por mencionar algunos ejemplos (Miramontes 2005, 101).

Otros casos que nos proporciona Miramontes son el comportamiento de las personas en las compras de pánico o de ofertas instantáneas, o la actitud de las personas cuando se produce un incendio y la gente corre hacia donde va la mayoría sin saber si es la mejor salida.8 Asimismo, el fenómeno de agre-gación y desagregación basado en la tolerancia, que en poblaciones urbanas explica por qué se forman barrios por estrato social, tendencia religiosa o cul-tural, entre otras (Miramontes 2005, 105 y 103).9

Un ejemplo más próximo a la investigación desarrollada en esta obra se refiere a las organizaciones (entendidas como la concreción material de instituciones), las cuales han sido estudiadas por diversos autores a través de las propiedades de los sistemas complejos adaptativos, en el sentido de que son sistemas abiertos que presentan interacción con el entorno y se van adap-

8 Estas conductas reciben el nombre de conductas por imitación y se producen cuando un individuo interacciona con otros compartiendo información local y se tiende a reaccionar o imitar lo que los demás están haciendo (Miramontes 2005).

9 En relación con este caso, conviene mencionar que se ha estudiado a través de modelos de agentes, una herramienta computacional con gran capacidad de análisis. En ese tema se ha uti-lizado para estudiar procesos sociales “de tipo urbanos, políticos, económicos, de cooperación, de conducta de masas, etc.” (Miramontes 2005).

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tando. De igual forma, son sistemas no lineales alejados del equilibrio, que manifiestan mecanismos de retroalimentación y propiedades de autoorganiza-ción y de emergencia, entre otras. Algunos estudios han mostrado que en las organizaciones la diversidad les ayuda a manifestar robustez, que es imposible controlar y predecir su futuro, y la búsqueda de equilibrios reduce los niveles de creatividad e innovación y limita la capacidad de respuesta a los cambios impuestos por el entorno, entre otros (Bohórquez 2013 y Lara 2011).

A partir de estas propiedades de los sistemas complejos, en los siguien-tes capítulos mostraré algunas características de la enp como un sistema com- plejo adaptativo.

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perfIl de los estudIos seCundarIos en el sIglo xIx

De acuerdo con la interacción entre un sistema abierto y su entorno, la incor-poración de los estudios secundarios en México se comprende a la luz de la influencia recibida por los programas desarrollados en algunos países indus-trializados, planeados como instrumento de cultura general y donde los pro-gramas escolares se diversificaban para ofrecer a sus estudiantes una amplia gama de posibilidades de estudios, ya fueran terminales o de preparación pre-via a los estudios profesionales. En México surgieron de una manera peculiar1 al interior del agitado escenario político y social que aunado a los problemas económicos imposibilitó su constitución como escuelas independientes, hasta la creación de la Escuela Preparatoria en 1867, una escuela ejemplar en la en-señanza de los conocimientos científicos, humanísticos y artísticos requeridos para continuar con los estudios profesionales.

Los estudios secundarios en la renovación educativa de las sociedades modernas decimonónicas

En el siglo xIx, las revoluciones sociales y el crecimiento de la industrializa-ción en diversas partes del mundo trajeron consigo cambios sustanciales en el ámbito educativo. Con la introducción de los estudios secundarios, la enseñan-za constaba principalmente de escuelas elementales, secundarias y universi-dades.2 Sus planes de estudios se modernizaron al incorporar la ciencia como

1 Con un plan de estudios original —de ninguna manera emulado al de otros países— pro-ducto del proceso de autoorganización del sistema, como veremos en los siguientes capítulos.

2 En los primeros niveles se fomentaba una instrucción literaria, intelectual, física, moral e industrial. En el ámbito universitario, se fracturó el antiguo confinamiento disciplinario en teología, jurisprudencia y medicina para incorporar también a las ciencias físicas, matemáticas y naturales, filosofía y letras.

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un cuerpo de conocimientos fundamental,3 pues su desarrollo y aplicaciones transformaban constantemente la vida de las sociedades modernas conforme a ciertos cambios como los siguientes (Alighiero 1987):4

• Se promovieron reformas educativas democráticas y se popularizó el concepto de escuela pública en los sistemas nacionales de escolariza-ción bajo el ideal de convertirse en única, gratuita y neutra.

• Surgieron varias corrientes pedagógicas que promovían el desarrollo de facultades y habilidades intelectuales.5

• Aumentó la participación de profesores y grupos laicos en la instruc-ción pública.

• La instrucción se consideró una vía para perfeccionar la razón, promo-ver las facultades intelectuales y morales de los jóvenes, elevar la siste-matización del saber científico y como un medio para hacerlo progresar.

• La difusión universal del saber se consideró un derecho de todo ciuda-dano, sin importar su condición social.

• Los laboratorios científicos y los libros de texto sobresalieron como he-rramientas didácticas indispensables en la renovación educativa. Los primeros se consideraron imprescindibles para demostrar la rigurosi-dad y exactitud de los principios generales.

• El método experimental se difundió ampliamente como un instru-mento fundamental para verificar el conocimiento a través de los mé-todos deductivo e inductivo.

El siglo xIx se caracterizó por la necesidad de diseñar programas de educa-ción para las masas. Por los niveles establecidos se consideró que todos los

3 En particular, la física, al sobresalir como ciencia cuantitativa y por sus innumerables apli-caciones en el sector industrial, solía ocupar un lugar primordial en los programas de estudios y en los laboratorios, donde se enseñaba mecánica, temas sobre el calor y la luz, la electricidad y el mag-netismo. De hecho había escuelas que recibían donaciones de empresas particulares para instalar un laboratorio especial con el fin de tener recursos humanos especializados en técnicas propias de su empresa, o para realizar estudios específicos en relación con sus necesidades y problemáticas.

4 El desarrollo de la ciencia en el siglo xIx y sus aplicaciones en un gran número de sec-tores (transportes, comunicaciones y nuevas fuentes de energía como la eléctrica, entre otros) propiciaron la incorporación de sus fundamentos en la mayor parte de los niveles y programas de estudios, inclusive en las escuelas de artes y oficios, antiguamente dedicadas a enseñar a leer, escribir, hacer cuentas y aprender empíricamente un oficio, ahora tenían la obligación de in-corporar materias como Física, Química, Mecánica, Dibujo, Aritmética, Geometría, etcétera.

5 Como el aprendizaje por descubrimiento en el laboratorio y en el aula, el trabajar con el pensamiento lógico más que con la memorización, y adecuar el conocimiento de acuerdo al desarrollo de la psique del individuo.

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perfil de los estudios secundarios en el siglo xix

niños debían tener derecho a estudios elementales, en menor medida a los se-cundarios y muy pocos a los profesionales. Los estudios secundarios, al quedar en medio de las prioridades, se diversificaron de acuerdo con la estratificación social de las comunidades, ya fueran urbanas o rurales. En algunos lugares, el nombre fue genérico a pesar de las discrepancias entre los programas, en tanto que en otros se establecieron términos específicos, como escuelas de artes y ofi-cios, escuelas industriales, secundarias técnicas, escuelas comerciales, escuelas de entrenamiento manual, o bien, escuelas técnicas.6

En esta amplia gama de opciones, los estudios secundarios podían ser terminales y ofrecer un oficio o una especialización técnica. Aquellos que mantenían la posibilidad de escalar a estudios profesionales frecuentemente tenían una mejor infraestructura material y una organización curricular más elaborada con mayor solidez en sus contenidos. Estos últimos experimentaron un crecimiento importante en los países industrializados, donde se les conocía con diferentes denominaciones, como “Gymnasien” en Alemania, “Liceos” en Francia y “High School” en Estados Unidos.

La duración promedio de estos estudios era de cuatro años, y la edad apropiada para realizarlos se encontraba entre los 14 y los 18 años. Este fue un nivel favorable para incorporar estrategias propuestas por las diversas co-rrientes pedagógicas para promover las habilidades y aptitudes de los jóvenes en la amplia gama de conocimientos que ofrecían, el científico, el literario, el artístico, la actividad física y la manual.

Los estudios secundarios se convirtieron en un instrumento de cultura general, donde el conocimiento enciclopédico se consideró fundamental. Las ciencias y las humanidades (especialmente la historia, el latín, el griego) se in-tegraron como asignaturas obligatorias, al igual que ciertas artes (como la mú-sica y el dibujo) y la educación física (gimnasia). Algunas escuelas secundarias estadounidenses incluyeron la formación técnica y artesanal como obligatoria, para brindar un oficio o especialidad a los jóvenes que no podían continuar sus estudios, y como mecanismo de selección de aptitudes para los que estudiarían una profesión.7

6 Algunas de ellas conservaban la tradición de instalarse cerca de la fábrica o industria para instruir a los trabajadores en los campos requeridos, sin embargo, en otras, se daba instruc-ción general donde se aprendía una amplia gama de oficios o actividades manuales o técnicas. Otras incluían un conocimiento enciclopédico, y otras solamente ofrecían materias específicas que el estudiante podía seleccionar de acuerdo con su actividad laboral, si es que ya se encon-traba trabajando, pues algunas de estas escuelas ofrecían estudios nocturnos (Buyse 1909).

7 En particular, estos colegios tenían una amplia gama de acción que iba desde ofrecer los estudios tradicionales con los cuales los estudiantes podían continuar con los profesionales, hasta formar especialistas en campos específicos como solía hacerse en las escuelas industriales y técnicas.

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la escuela nacional preparatoria

El conocimiento experimental, que por la observación facilitaba el apren-dizaje de los principios básicos de la materia a estudiar, adjudicó al laboratorio un lugar primordial en la escuela. Los pocos o muchos recursos económicos se dirigían a la adquisición de equipos, aparatos y utensilios para los laboratorios de física, mecánica, electricidad, zoología, botánica, química, geografía y fo-tografía, entre otros. Los talleres hicieron lo propio con oficios en carpintería, metales, modelado, cocina, artes domésticas, etcétera. Ambos favorecían la creatividad e inventiva de los estudiantes y dejaba abierta la posibilidad a in-novar (para mejorar el sector industrial) o cuestionar el conocimiento mismo.

En poco tiempo, la educación secundaria demandó la creación de es-cuelas normales para la formación de maestros, y algo sobresaliente fue su capacidad de movilidad social, al mostrar que todo estudiante, sin impor-tar su condición racial o económica, presentaba las mismas oportunidades laborales mediante las cuales tendría la oportunidad de escalar socialmente. Estos y otros factores de la renovación educativa de naciones industrializadas influyeron en México, el cual los incorporó de acuerdo con su propio contexto cultural, político y económico, nada alentador en ese tiempo.

Los estudios secundarios en los inicios del México independiente

En México, en 1833 se creó la Dirección de Instrucción Pública en el Distrito Federal, que promulgó una reforma educativa donde se incorporaron los Estu-dios Preparatorios o secundarios. Esta institución declaró la educación libre y clausuró la Real y Pontificia Universidad junto con otros colegios, y estableció la Ley de Instrucción Pública, con la cual se reorganizó la educación en seis establecimientos:8

1º Estudios Preparatorios2º Estudios Ideológicos y Humanidades3º Ciencias Físicas y Matemáticas9

4º Ciencias Médicas5º Jurisprudencia6º Ciencias Eclesiásticas

De no haberse suprimido al año siguiente, en términos de un enfoque de sis-temas, éste hubiera sido el primer programa educativo de carácter sistémico

8 agnm, Justicia e Instrucción Pública, vol. 10, fs. 159.9 Con dicha reforma, el Real Seminario de Minería —fundado en 1792— fue transforma-

do en el Establecimiento de Ciencias Físicas y Matemáticas.

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perfil de los estudios secundarios en el siglo xix

dirigido a subsanar el notable vacío que existía entre los estudios primarios y los superiores, ofreciendo materias generales de ciencias y humanidades, lengua na-cional, alguna lengua extranjera y dibujo, entre otras. Este plan tuvo que esperar hasta 1867, con la creación de la enp. Para mostrar la importancia que tenía este modelo sistémico, en el esquema 2.1. se compara con el de la Universidad Nacional de México de 1910. El parecido en la estructura general es notable.

Esquema 2.1. Esquema general de los Estudios Preparatorios en 1833 y en 1910

No obstante dicha reforma educativa fue derogada al año siguiente, algunas de las escuelas de educación superior apreciaron la conveniencia de seleccio-nar, de acuerdo con sus necesidades e intereses, algunas de las materias de los estudios preparatorios para incorporarlas a sus planes de estudio, aunque esto implicara aumentar el número de años de duración de las carreras.

Por ejemplo, el Establecimiento de Ciencias Médicas, después transfor-mado en Escuela de Medicina, incorporó dos materias como parte de sus estu-dios preparatorios, la de Física Médica y la de Química. La primera impartida por el presbítero y médico Ladislao de la Pascua y la segunda, por el destacado médico y químico Leopoldo Río de la Loza, ambos asistieron al Real Semina-rio de Minería para su capacitación en dichas materias. Veremos más adelante cómo estas asignaturas se trasladaron con sus respectivos profesores a la enp al momento de fundarse.

Otro dato interesante: por el carácter experimental tanto de la materia de Física como de la de Química, se requerían laboratorios muy bien equipa-dos, por lo que los titulares tenían derecho a contar con profesores adjuntos. Uno de ellos, para la cátedra de Física Médica, fue precisamente el doctor Gabino Barreda, exalumno del Colegio de Minería, médico graduado en la Escuela de Medicina y futuro director fundador de la enp.

Fuente: Elaboración propia.

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la escuela nacional preparatoria

Resulta relevante aclarar que en la primera mitad del siglo xIx, el tér-mino de estudios preparatorios se usaba indistintamente para los estudios se-cundarios, a pesar de que estos últimos tenían programas muy contrastantes dependiendo del contexto económico y cultural de la región, pues éstos diferían de una zona urbana a una rural. La diferencia esencial consistía en que los es-tudios preparatorios eran de nivel secundario específicamente diseñados para transitar a estudios superiores. Recordemos que, en esos años, pocas eran las ciudades de la República Mexicana que contaban con instituciones de educa-ción superior, algunas tenían solamente escuelas de artes y oficios y otras sólo escuelas de enseñanza básica. En estos términos, no es posible hablar de los pro-gramas de estudios secundarios decimonónicos como lo hacemos hoy en día.

Los estudios preparatorios en las instituciones de educación superior

En 1843 tuvo lugar otra reforma educativa importante en el desarrollo de los estudios secundarios o preparatorios, la cual fue promovida por el Ministerio de Justicia e Instrucción Pública. En ésta se expresó la intención de crear un fondo para financiar la instrucción del país y la instauración de un órgano rector que trabajara en la unificación de los planes de estudios de los esta-blecimientos educativos. Mientras tanto, cada uno de ellos se encargaría de redactar sus propios reglamentos para ponerlos a la consideración de la Junta Directiva General (Hidalgo 2013). En lo que se refiere a los estudios prepa-ratorios, cada institución de educación superior continuó con la tradición de diseñar su propio programa de estudios y actualizarlo a su manera.

En el Colegio Nacional de Minería, por ejemplo, la duración de los es-tudios preparatorios en 1843 era de tres años y las materias más numerosas e importantes eran las de matemáticas: Aritmética, Geometría Elemental, Trigonometría Plana, Álgebra, Geometría Analítica y Descriptiva y Cálculo Infinitesimal, además de materias propias de la ingeniería, Gramática, Lógica, Idiomas y Dibujo (Ramos 1996, 183). Notemos que las materias son más cien-tíficas que humanísticas, por la especialidad en ingeniería.

Es importante mencionar que esta escuela tuvo un comienzo ejemplar en el continente americano, al sobresalir como la primera escuela de mi- nas en funcionar exitosamente en el Nuevo Mundo y posicionarse entre las más importantes del mundo (Ramos 2013). De ahí que en el México inde-pendiente los bandos políticos la querían transformar de acuerdo con sus in-tereses, a diferencia de la Real y Pontificia Universidad de México que solía ser cerrada por los grupos liberales que llegaban al poder y reabierta por los conservadores, hasta que en 1865 fue clausurada definitivamente.

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perfil de los estudios secundarios en el siglo xix

Por la gran influencia que ejerció en los ámbitos educativo y científico a nivel nacional, considero oportuno aludir a las transformaciones que sufrió esta institución educativa durante el siglo xIx, pues se hará referencia a ellas en otros capítulos. Particularmente, en la enp jugó un papel trascendental tan-to en su creación como en su desarrollo, y lo mismo sucedió en la enseñanza científico-técnica en general y en el fomento de la ciencia en el país, de ahí su designación de Primera Casa de las Ciencias en México (Izquierdo 1958).

En 1833 fue transformado en el Tercer Establecimiento de Ciencias Físi-cas y Matemáticas, diez años más tarde se pretendió convertirlo en Instituto de Ciencias y Literatura, en 1863 en Escuela Imperial de Minas, en 1864 en Es-cuela Politécnica. Finalmente, en 1867 cambió oficialmente a Escuela Especial de Ingenieros, denominación que derivó en Escuela Nacional de Ingenieros (enI) en 1883, con la cual fue conocida hasta mediados del siglo xx, cuando se transformó en la Facultad de Ingeniería de la unam (Ramos 2013).

Pasemos ahora a la Escuela de Medicina, que junto con la enI, fue de las instituciones de mayor poder cultural y gremial en el México decimonónico y todavía durante el siglo xx. Anteriormente había comentado la incorpo-ración de las materias de Física Médica y Química, cuyos catedráticos conti-nuaron siendo De la Pascua y Río de la Loza, autores de libros de texto de sus materias.10 No obstante en este plan los médicos no muestran interés por las humanidades, más adelante los promoverán vigorosamente en la enp, en la enae y en la misma Facultad de Filosofía y Letras de la unm.11

El Colegio Nacional de Agricultura, otra de las escuelas nacionales, aun-que de menor influencia que las anteriores en el ámbito académico, se fundó en 1853 con un programa de estudios preparatorios bastante amplio en cien-cias y humanidades con duración de tres años (Deschamps y Ramos 2012), parecido al de los ingenieros. Las materias se enlistan en el cuadro 2.1, donde se puede observar que incluyen temas de religión, que no se ven en las otras instituciones. En este cuadro comparamos los estudios preparatorios de las tres escuelas anteriores con el de la enp para mostrar que ninguno de ellos alcanza el nivel planeado para ésta.

El nivel era tan elevado que superaba incluso el de algunas escuelas secun-darias de Estados Unidos, como se puede apreciar en el cuadro 2.2, donde se presentan dos planes de estudios de la enp, tanto de 1867 como de 1907 para

10 Ladislao de la Pascua publicó el libro Introducción al estudio de la Física (1853), y Leopoldo Río de la Loza Introducción al estudio de la química (1849).

11 “La Facultad de Medicina, pilar en los inicios de la Filosofía en la unam”, conferencia dictada por la autora en mayo de 2016 en la Facultad de Medicina de la unam. Gaceta de la Facultad de Medicina, 10 de junio de 2016, pp. 14-15.

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la escuela nacional preparatoria

Cuadro 2.1. Estudios preparatorios en tres escuelas nacionales y en la Escuela Preparatoria

Colegio Nacional de Minería12

Colegio Nacional de Agricultura13

Escuela Nacional de Medicina

Escuela Preparatoria14

1843 (3 años de duración)

1853 (3 años de duración) 1862 1867

(5 años de duración)

1) LógicaIdeologíaGramática castellanaDibujo natural

2) Matemáticas puras (Aritmética, Geometría elemental, Trigonometría plana y Álgebra)FrancésDibujo

3) Geometría analítica y descriptivaTeoría de la perspectiva y sombras de los cuerposEstereotomíaPrincipios generales del cálculo infinitesimalFrancésDibujo

1) ReligiónIdeologíaLógicaDibujo natural y de paisajeFrancés

2) Matemáticas (Aritmética, Álgebra,Geometría, Pesos y medidas)GeografíaDibujo linealFrancés

3) FísicaBotánicaDibujo linealInglés

Física médicaQuímica médicaHistoria natural

ÁlgebraTrigonometría rectilíneaGeometría analíticaCálculo infinitesimalAritméticaGeometría Trigonometría esféricaGeometría descriptivaFísica experimentalMecánica racionalElementos de historia naturalQuímica generalGeografía física y política, especialmente de MéxicoCosmografíaLógicaMoralMetafísica IdeologíaGramática españolaGramática generalLiteratura, poética, elocuencia y declamaciónHistoria generalHistoria nacionalCronologíaDibujo de figuras, de paisaje, lineal y de ornatoGriegoLatínItaliano FrancésAlemánInglésTaquigrafíaTeneduría de librosPaleografía

Fuentes: Ramos (1996), Deschamps y Ramos (2012), Ríos y Ramos (2008), y Barreda (1978).121314

12 Véase Ramos 1996, p. 183.13 El Colegio Nacional de Agricultura se estableció el 17 de agosto de 1853. Los agricul-

tores estaban exentos de realizar el tercer año, pues los cursos eran los mismos que llevaban en su carrera, agnm, vol. 3, exp. 52, f. 482/r y 483.

14 Sobre el plan de estudios de 1867 hay versiones que presentan ligeras diferencias. Éste fue el publicado por Barreda (1978, 182), el cual corresponde al decreto del 2 de diciembre de

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perfil de los estudios secundarios en el siglo xix

Cuadro 2.2. Materias impartidas en la enp, en dos escuelas secundarias estadounidenses

Escuela Nacional Preparatoria

Escuela Nacional Preparatoria

Escuela Secundaria Curtisen Nueva York

Escuela Secundaria de

Boston14

1869-1896 (5 años) 1907 (5 años) 1909 (4 años) 1909 (4 años)Cursos generales

AritméticaÁlgebraGeometría planaGeometría en el espacio y en generalTrigonometría con nociones de cálcu-lo infinitesimalFísica precedida por nociones de mecánicaCosmografíaQuímicaHistoria NaturalGeografíaHistoria general y del paísCronologíaLógicaIdeologíaMoralGramática EspañolaGramática generalLiteraturaRaíces GriegasLatín (1º y 2º)Inglés (1º y 2º)Francés (1º y 2º)Dibujo (clásico y monumentos)Dibujo (figura, paisaje y lineal)

Aritmética y álgebraGeometría2º Curso Matemáti-cas (Trigonometría, Geometría nalítica, Elementos de cálcu-lo infinitesimal)Academias de mate-máticasCosmografíaFísicaAcademias de físicaQuímica y nociones de mineralogíaAcademias de quí-mica y mineralogíaBotánicaGeografíaZoología, Anatomía y Fisiología humanasLengua nacionalRaíces griegasHistoria generalHistoria patriaPsicologíaLógicaMoralInglésFrancésAlemánLatínDibujoTrabajos manuales

ÁlgebraGeometría planaGeometría y álgebraFísicaQuímicaBiología*Botánica y zoologíaHistoria inglesa y americanay educación cívicaHistoria griega y romanaHistoria inglesa*Historia de la edad media y moderna*GriegoLatínInglés*Francés*Alemán*Español*Taquigrafía y mecanografía*Teneduría de libros*Economía política*Ciencias domésticas*Derecho y geografíacomercial

(*) materias optativas

ÁlgebraGeometría planaGeometría de sólidosTrigonometría planaTrigonometría y aplicaciones FísicaLaboratorio de físicaQuímicaHistoria de los Estados UnidosHistoria generalEducación cívicaInglésFrancés

Cursos de arte mecánico

Fuentes: Atlas (2008, 31-32, 53), Uresty (2010, 85), Buyse (1909, 212 y 216).

1867 de la Ley Orgánica de Instrucción Pública en el Distrito Federal (https://www.sep.gob.mx/work/models/sep1/Resource/3f9a47cc-efd9-4724-83e4-0bb4884af388/ley_02121867.pdf). Éste fue el plan propuesto por las autoridades, sin embargo presenta pequeñas discrepan-cias con el Reglamento de la enp publicado el 24 de enero de 1868, lo que derivó en la realiza-ción de algunos cambios al año siguiente. En particular, la materia de Geometría Analítica se incorporó al segundo curso de matemáticas en 1873 (Núñez 2004, 56).

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la escuela nacional preparatoria

comparar con temporalidad equivalente. La desventaja de la enp respecto de las escuelas estadounidenses se centraba en la infraestructura material, en lo que se refiere a las instalaciones generales del plantel, de los laboratorios y de los talleres, cuyos recursos económicos, científicos y tecnológicos les permitían contar con equipos, aparatos e instrumentos en mayor cantidad y seguramen-te también en calidad.

La excelencia en el plan de estudios de la enp rememora el comentario que solía hacer el primer físico mexicano de renombre mundial, Manuel San-doval Vallarta, sobre su propia experiencia como egresado de esa institución. Declaraba que al término de sus estudios de preparatoria y durante el periodo revolucionario, realizó el examen para ingresar al Instituto Tecnológico de Massachusetts (mIt) y quedó en segundo lugar en relación con todos los aspi-rantes, lo que demostraba un alto nivel académico tanto de la institución como de sus egresados, semejante al de las mejores escuelas del mundo.

Retornando a la idea del enfoque sistémico, en el esquema 2.2 observa-mos cómo antes de la Restauración de la República, los estudios preparatorios y los superiores no tuvieron una estructura sistémica en el sentido de que no había interacción con las escuelas nacionales. Más bien su organización era vertical, es decir, los estudios preparatorios dependían de cada escuela, y ésta a su vez dependía del Ministerio al cual estaban adscritas, pues no siempre era el mismo. La enI y la enav, por ejemplo, algunos años pertenecieron al Ministe-rio de Fomento, Colonización, Industria y Comercio; y en otros al Ministerio de Justicia e Instrucción Pública.

Esquema 2.2. Relación jerárquica de las instancias relacionadas con los estudios preparatorios antes de 1867

Fuente: Elaboración propia.

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perfil de los estudios secundarios en el siglo xix

Los siguientes capítulos refieren a las modificaciones que sufrió esta estructu-ra al momento de decidir la sustracción de los estudios preparatorios de las instituciones de educación superior para incorporarlos en una sola escuela, la Escuela Preparatoria, como se le denominó en un principio. El nuevo esque-ma organizacional de esta escuela fue de carácter sistémico (como se verá en el capítulo 5), con lo cual tanto la institución como sus alumnos (a través de sus profesores) tuvieron la oportunidad de retroalimentarse de manera fácil, in-mediata y eficiente con un gran número de entidades y actores que provenían de muy diversos orígenes, como el gubernamental, el industrial, el político, el científico, el literario y el artístico, entre otros.

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el naCImIento de la esCuela naCIonal preparatorIa en un momento de CrIsIs (vIsto Como una transición de fase)

polítICa, eConómICa y soCIal del país

La Escuela Preparatoria se planeó en un momento histórico de profunda crisis económica e inestabilidad política y social, lo cual en términos de la teoría de sistemas complejos puede comprenderse como un proceso de transición de fase, donde coexistían cierto grado de orden y de desorden. Para alcanzar un orden o paz social perdurable, el grupo liberal concibió un proyecto de edu-cación secundaria, la Escuela Preparatoria, sustentado en la educación cientí-fica y humanística que pudiera sustituir la ideología religiosa en los jóvenes y de la sociedad en general, por una basada en el conocimiento comprobable. Su programa de estudios fue organizado en función de la doctrina positivista comptiana, con la expectativa de proyectarla a nivel nacional como un modelo educativo innovador. En términos de sistemas complejos, la educación científi-ca representó para los liberales el parámetro de orden, mientras que el enfoque po-sitivista fue asumido como parámetro de control. El problema fue que la sociedad confundió educación científica con positivista, de tal forma que los ciudadanos conservadores atacaron a las dos por igual perjudicando a la científica, cuya tradición provenía desde el siglo xvIII.

Situación política, económica y social del país al borde del caos a mediados del siglo xix

Entre el orden y el desorden sería una forma de caracterizar la realidad social que vivió México durante la mayor parte del siglo xIx. Podríamos concebirlo como un sistema abierto convulsionado por las reiteradas divisiones y guerras internas, y cuya interacción con el entorno empeoró su situación, pues eran naciones y empresas transnacionales que pretendían satisfacer sus ambiciones obstaculizando la estabilización y desarrollo del país.

Una mirada general al horizonte económico nos la brinda la gráfica 3.1, en la cual podemos observar el comportamiento de la acuñación de mone- da en los primeros 75 años del siglo xIx. Después del desplome que sufrió du-rante la guerra de Independencia, se distingue un crecimiento gradual a partir de los años veinte y hasta los cuarenta. Posteriormente, el país inició una etapa

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la escuela nacional preparatoria

de crisis política, social y económica interna debido a las pugnas entre grupos liberales contra conservadores, que se agravó con intervenciones extranjeras. Es precisamente este periodo el interpretado como una transición de fase, en la cual germina la enp.

Gráfica 3.1. Promedio de acuñación de moneda (en miles de pesos) en México entre 1801 y 1875

Fuente: Marichal (2013, 139).

Carlos Marichal (2013, 83-86) afirma que la economía permaneció casi igual desde 1760 hasta 1850 y la minería, que había quedado devastada con las guerras, mantuvo una recuperación gradual consiguiendo nuevamente el po-sicionamiento del país como primer exportador de plata en el mundo hasta el último tercio del siglo xIx. A pesar de esto, su contribución fue insuficiente para que el gobierno liberal y republicano pudiera invertir en la moderniza-ción del país.1

El autor señala que la economía, en la primera mitad del siglo xIx, es-tuvo afectada por los desacuerdos políticos, las guerras civiles y extranjeras, la ineficacia administrativa, la asimetría de fuerzas que gobernaban las relacio-nes internacionales, la debilidad de los mercados de capital locales, un manejo errático de la deuda externa, fallas de los nuevos marcos institucionales, la falta de diversidad en los productos de exportación,2 el continuar con una

1 Esta situación se reflejaba en los principales medios de transporte que continuaron basa-dos en las mulas y los caballos.

2 Limitados sólo a la plata y la grana cochinilla.

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el nacimiento de la escuela nacional preparatoria

agricultura y ganadería tradicionales con escasa innovación tecnológica y un sector manufacturero incapaz de desembocar en un despegue industrial, entre otros (Marichal 2013).

En relación con el entorno, al contexto internacional de mediados del siglo xIx, el escenario se mostraba antagónico. Mientras México exhibía una economía pequeña, fragmentada hacia adentro y cerrada hacia afuera, con un nivel de mercantilización bajo y un mayor predominio del campo que de la ciudad; los países más avanzados se encontraban en pleno crecimiento eco-nómico y demandaban grandes cantidades de alimentos y de materias primas, sumando a esto que operaban como exportadores de capital (Kuntz 2013, 148-149). Para la inserción de México en el ámbito financiero internacional tenía que promover transformaciones profundas en su sistema político y económico.

Dentro de esta configuración, los cambios institucionales de corte liberal fueron los que propiciaron las condiciones necesarias para transitar de dicho estancamiento a un crecimiento económico moderno. Sandra Kuntz concluye que la recuperación económica inició con cambios institucionales3 empren-didos con las Leyes de Reforma (1856) y la Constitución de 1857 y continuó hasta finales del siglo xIx alcanzando transformaciones estructurales como la industrialización y la urbanización, gracias a una mayor apertura e inte-gración a la economía internacional. Por una parte, la inversión extranjera modernizó una amplia gama de sectores y promovió la industrialización en distintos niveles, en tanto que México encontró mercados para sus productos (Kuntz 2013, 149).

Con respecto a la legislación educativa, en el siglo xIx abundaron pro-puestas importantes como parte de la organización del país, sin embargo, la alternancia en el poder ocasionaba la derogación de algunas de ellas. Por este motivo, los líderes liberales concretaron reformas directamente en la Consti-tución de 1857. Otro esfuerzo importante se suscitó en 1861 con la promulga-ción de la Ley de Instrucción Pública para el Distrito Federal y los Territorios Federales, documento que expresa la intención de disminuir la influencia de la Iglesia en la educación nacional (Vázquez 1975, 54).

Nuevamente, estos proyectos se vieron afectados por la Guerra de Refor-ma, la invasión del ejército francés y la coronación de Maximiliano de Habs-burgo como emperador de México. A la creación de la Escuela Preparatoria le

3 Entre los cambios institucionales se encuentra la autorización que recibió el Estado fede-ral para expedir códigos nacionales en 1884, como el Código de Comercio y el Código Minero (Kuntz 2013, 161-163). Recordemos que, en esos años, la minería se regía a través de las orde-nanzas promulgadas en 1783, las cuales fueron gestionadas por Joaquín Velázquez Cárdenas de León como director del Real Tribunal de Minería (Ramos 2013).

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la escuela nacional preparatoria

antecedió el fusilamiento del archiduque austriaco. Con la Restauración de la República, el grupo liberal contó con las condiciones necesarias para desple-gar su gran proyecto educativo, donde la enp jugaba un papel trascendental en la transformación cultural del país.

Fundación de la enp con sólidas bases científicas y una marcada tendencia positivista (parámetro de orden y parámetro de control, atractor)

Benito Juárez, líder de la Restauración de la República, decidido a consoli-dar el ideal republicano, promovió una reforma educativa urgente, cuyo eje central consistía en la creación de nuevas instituciones educativas y la reor-ganización de aquellas de mayor prestigio y trascendencia académica. Para diseñar el nuevo proyecto educativo, Juárez formó una comisión integrada por el ingeniero Francisco Díaz Covarrubias (oficial mayor del Ministerio de Fomento), el doctor Gabino Barreda, el doctor Pedro Contreras Elizalde, el doctor Ignacio Alvarado, el licenciado Eulalio M. Ortega y el licenciado José Díaz Covarrubias. Hay indicios de que participaron también Leopoldo Río de la Loza, los licenciados Agustín de Bazán y Caravantes, Antonio Tagle, y el doctor Alfonso Herrera (Lemoine 1995, 17-18).

Días antes de la conformación del grupo de trabajo, Gabino Barreda pronunció, en Guanajuato, una oración cívica a través de la cual difundió la doctrina positivista del filósofo francés Auguste Comte, quien afirmaba que la sociedad en su conjunto transita por tres estados: el teológico, el metafísico y el positivo, este último sustentado en la ciencia. Barreda aprovechó el modelo no sólo para asociarlo con la trayectoria histórica de México, sino también como un recurso para acabar con la anarquía que imperaba en la nación y que impedía la evolución del país hacia el estado positivo. En sus palabras:

el grandioso resultado que hoy palpamos, admirados y sorprendidos casi de nuestra propia obra: es, en fin, la de sacar, conforme al consejo de Comte, las grandes lecciones sociales que deben ofrecer a todas esas dolorosas colisiones que la anarquía, que reina actualmente en los espíritus y en las ideas, provoca por todas partes y que no puede cesar hasta que una doctrina verdaderamente universal reúna todas las inteligencias en una síntesis común […] la verdadera ciencia filosófica […] tiene que hacer a un lado toda influencia sobrenatural, porque no estando sujeta a leyes invariables no puede ser objeto ni fundamento de explicación ni previsión racional alguna [Tamayo 1967, 85-86].

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el nacimiento de la escuela nacional preparatoria

Después de largas jornadas de trabajo, el 2 de diciembre de 1867 se promul-gó la Ley Orgánica de Instrucción Pública en el Distrito Federal mediante la cual se declaró gratuita y obligatoria la instrucción elemental, se reformaron instituciones educativas existentes y se crearon nuevas, entre ellas la Escuela Preparatoria. El 18 de enero de 1868 tuvo lugar su inauguración, y el 3 de febrero del mismo año se iniciaron sus labores bajo la dirección de Gabino Barreda (Tamayo 1967, 13).

Las evidencias muestran que se trabajó arduamente para garantizar un sólido programa de estudios, pues todavía permanecían en el ambiente cultu-ral sectores de la población que luchaban por regresar al antiguo orden, por lo que la institución inició contracorriente, resistiendo las provocaciones insti-tucionales, gremiales, ciudadanas e, incluso, estudiantiles. Resulta admirable cómo Barreda sobrellevó la primera oleada de inconformidades, entre las que se pueden denotar:

• Los señalamientos a la misma Ley de 1867 y su reglamento de 1868, que parecía tener ordenamientos contradictorios con respecto al programa de estudios.

• El motín de los estudiantes disgustados por haber sido sacados de sus instituciones (de la Escuela de Ingeniería, de Agricultura, de San Juan de Letrán, de San Idelfon-so, de Bellas Artes y de Medicina), obligados a residir en el internado y convivir con grupos académicos que históricamente mantenían diferencias (Romo et al. 1988, 4).4

• Las protestas expuestas por obligar a los estudiantes a cursar materias que no reque-rían en su actividad profesional y tener que asistir durante cuatro o cinco años a los estudios preparatorios, cuando anteriormente se requería de uno o dos únicamente.5

• Incluso los mismos liberales expresaron críticas al programa del primer plan de estudios.6

4 La mayor oposición la presentó la Escuela de Agricultura, pues los pocos estudiantes que se trasladaban a la enp ya no regresaban a la institución para realizar estudios superiores. Esta situación llevó a las autoridades de esa institución a una oposición radical, mediante la cual mantuvieron sus propios estudios preparatorios hasta 1893, después de años de disputas con las autoridades del Ministerio de Instrucción Pública (Deschamps y Ramos 2012). Probablemente, la oposición que presentó la después nombrada Escuela Nacional de Agricultura y Veterinaria (enav) provocó que Justo Sierra no la incorporara en el proyecto de la Universidad Nacional de México, cuando en 1881 la había considerado.

5 Los abogados fueron los que se expresaron en contra del exceso de materias en diferentes foros, incluso llevaron el problema a la Cámara de Diputados.

6 En la polémica participaron personalidades como Ignacio Ramírez, José Díaz Covarru-bias, Ignacio Manuel Altamirano y Alfredo Chavero. Las críticas se centraron básicamente en aquellas disciplinas consideradas “inútiles o incompatibles en las carreras de los estudiantes, tales como la taquigrafía y teneduría que no son de utilidad al cursante de medicina” La Iberia, 2 de enero de 1868 (Díaz 1972b, 22).

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la escuela nacional preparatoria

En este agitado escenario, las agresiones más agudas e incesantes fueron con-tra el positivismo, el cual fue ampliamente difundido por la prensa y otros organismos desde la creación de la escuela preparatoria. Dos de las caracte-rísticas de la escuela, anunciadas en los medios, eran su base científica y su estructura educativa sustentada en la corriente positivista. En adelante, el tér-mino se popularizó y se introdujo como calificativo de “educación positivista”, “método positivista”, “educación científica positivista”, “modelo positivista” y “ciencia positiva”, por mencionar algunos.

Tan exacerbada fue la promoción de esta doctrina que se convirtió en un blanco de ataque de los grupos antagónicos, y los proyectiles se dirigieron a todo aquello que estuviera asociado a dicha corriente. Esto es, a la educa-ción científica, a la ciencia en general, al curso de lógica, a su director Gabi-no Barreda, a los profesores de ciencias y filosofía y, finalmente, a la misma Escuela Preparatoria.

En este campo de batalla, todos estos elementos resultaron afectados. El contenido del curso de lógica fue severamente criticado y censurado, cualquier anomalía era usada en contra de Barreda (quien tuvo que ser retirado de su cargo), algunos de los catedráticos fueron desprestigiados, la escuela preparato-ria era desacreditada frecuentemente y estuvo a punto de ser clausurada por la máxima autoridad del sistema educativo mexicano, además que la ciencia mis-ma sufrió daños irreparables, al grado de no poder desarrollarse ni en la enae ni en las primeras décadas de vida de la Universidad Nacional de México.

Visto de esta forma, fue desafortunada la asociación que se hizo entre ciencia (como cuerpo de conocimiento experimental y verificable) y positivis-mo, porque obstaculizó el desarrollo científico en el país, pues ambos fueron embestidos como si fueran sinónimos. ¿Y no lo son? Se podrían preguntar algunos ciudadanos de la época, con auténtica razón. Leopoldo Zea (1985, 48 y 63) los distinguió con claridad: al positivismo lo asoció a un grupo social con pretensiones políticas precisas, lo delimitó como instrumento de cambio, que aplicado desde la educación lograría resolver el problema del desorden social del país, arrebatándole al clero el poder espiritual que aún conservaba y que, aunque carecía de poder político y material, representaba un arma política de gran influencia en la sociedad.

Asimismo, el filósofo mexicano aseveró que el positivismo significó para los liberales mexicanos un instrumento al servicio de sus intereses, una ideolo-gía de combate para restablecer la paz social reemplazando el escepticismo y la intolerancia por creencias seguras, creencias apoyadas en la demostración positiva, en verdades demostradas. La demostración científica sería la base de la nueva creencia, con ello, “ni el terror ni la inquisición renacerán ya —afirmaba

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el nacimiento de la escuela nacional preparatoria

Barreda—”, pues la educación basada en la filosofía positiva conduce a conven-cer no a imponer (Zea 1985, 75, 129-131).

Con la explicación de Zea es más fácil comprender el positivismo desde los sistemas complejos, pues éste lo describo en términos del parámetro de control, es decir, la variable que se modifica para producir un cambio. En tanto que el pará-metro de orden representa a la educación científica (demostración positiva o cientí-fica) a través de la cual se pretende alcanzar la paz social, y consiste en fomentar la educación científica para reemplazar la religiosa o espiritual, correspondiente a la propiedad del sistema que variará conforme se modifique el parámetro de control, esto es, el positivismo.7 Visto de esta forma, este proceso, a manera de atractor, contribuiría a que el grupo liberal se mantuvieran en el poder.

Dentro de este marco, se entiende por qué el sector social conservador difamó y atacó sin miramientos al positivismo y a todo lo que estuviera aso-ciado con esa doctrina. De igual forma se comprende por qué en la década de los años setenta y principios de la siguiente se desató una crisis entre liberales y positivistas que continuó hasta el siglo siguiente (Vázquez 1965, 64). De he-cho, los mismos egresados de la enp, especialmente los filósofos, a principios del siglo xx, lo refutaron. Estos hechos se explican en parte porque su objetivo como parámetro de control ya se había consumado y algunos liberales conti-nuaban fomentándolo.8

Para darnos una idea de las ofensivas que recibieron algunos de los afec-tados vía el positivismo, a continuación se reproducen algunos fragmentos.

Reproches cotidianos que señalan la ausencia de formación espiritual de los jóvenes:

[…] de nada ha de servir: será una moral ateísta, será una moral epicúrea y por consi-guiente más bien perjudicial. Mientras la religión católica, fuente única de donde brota el bien, esté excluida de la enseñanza, serán vanos todos los esfuerzos que se hagan para conducir a la juventud por el sendero del orden, para infundirle los principios de sujeción, de honradez, de pundonor y hasta de cortesía [Díaz 1972b, 219].9

7 El punto crítico tuvo lugar cuando ambos parámetros se igualaron y bastó una fluctuación infinitesimal del parámetro de control para transformar la educación tradicional religiosa en una educación enteramente científica. Por la respuesta no-lineal del fenómeno fue que la enp, en poco tiempo, se convirtió en el modelo a seguir para todas las escuelas secundarias y prepa-ratorias del país.

8 Lo que no se ha estimado son los daños ocasionados a la ciencia y que obstaculizaron su desarrollo durante décadas.

9 Mencionaré los datos del periódico para ubicar al lector en la fecha de publicación. Pe-riódico El Tiempo, 5 de abril de 1885.

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la escuela nacional preparatoria

Reprobación a los textos del curso de lógica y respuesta publicada por los mis-mos alumnos de la Preparatoria resaltando el valor de la ciencia:

Sabido es que la Escuela Preparatoria, se ha enseñado el positivismo, ora con Mill ora con Bain; que después se abandonaron los errores de Comte y de Littré para dar de lleno en los del krausismo, más o menos fielmente interpretado por Thiberghien, y que hoy con Janet, se ha caído en un monstruoso eclecticismo donde al lado de San Agustín figura honrado y alabado el alemán Kant. Total: todo encuentra allí cabida menos la verdad. Natural es, que en tal escuela halle la herejía cumplido pasaporte, y una herejía que, según el espíritu de la época, deja muy atrás a las de Eutique, Nestorio y Marción; pues la herejía de la Preparatoria consiste pura y simplemente en negar todo lo que Dios enseña y la Iglesia nos propone. Son, pues, los alumnos y profesores que rinden culto al ído-lo de tal templo, herejes mondos y lirondos, y no lo decimos nosotros sino la teología. Ahora bien la Escuela Preparatoria está llena de jóvenes católicos, res miranda populo, que entran allí por bandadas llevando todavía en los labios la leche de la buena doctrina, y a poco andar dan al traste con la fe y las buenas costumbres, pasándose al enemigo con armas y bagajes”. ¿Quién es el responsable de tamañas calamidades? Pregunta es esta que deben contestar los padres de familia, que por razones que ni aun a sospechar llegamos, se creen autorizados a poner a sus hijos, débiles y tiernos, en peligros que harían temblar las carnes de los santos [Díaz 1972b, 220-221].10

Conforme al método positivo mutilado en parte hace algunos años con la importuna sustitución que se hizo de la lógica de Bain con la de Janet; “el hombre no se pervierte en su moral, ni se ocupa de las cuestiones de fe. Conoce su impotencia para obtener nociones absolutas, prescinde de investigar el origen y el fin del universo y solamente se consagra por la razón y observación a discutir las leyes efectivas de los fenómenos, es decir sus relaciones invariables de sucesión y semejanza”. “La época actual no es la época pasada, en que las cuestiones más difíciles e inaccesibles a nuestros medios ocu-paban el cerebro humano, mientras los problemas solubles eran considerados indignos de atención. La experiencia nos ha dado nuevas fuerzas y dejando fuera de nuestro examen los misterios que pretende explicar la teología, camina el hombre a satisfacer la mayor ambición del positivismo, que es reducir al menor número posible las leyes de los fenómenos”. “Confiese La Voz de México su calumnia si no quiere que sufra su reputación. Los alumnos de la Escuela Preparatoria serán los que más enérgicamente desengañen a sus padres de la mentira que este colega sostiene”. “La teología no puede enseñarse a la juventud moderna, ha llegado al ocaso de la vida; en tanto la ciencia, nuevo sol, se levanta majestuosa derramando fecundante luz sobre el cerebro de la humanidad” [Díaz 1972b, 222-223].11

10 Periódico La Voz de México, 12 de abril de 1885.11 Periódico El Partido Liberal, 17 de abril de 1885.

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el nacimiento de la escuela nacional preparatoria

No obstante, Barreda dejó la dirección el 16 de abril de 1878, para emprender una comisión diplomática en la ciudad de Berlín; continuaron las acometidas a la escuela y a las autoridades. Por ejemplo, en 1881, año en que murió Barre-da, los periódicos la calificaban como un “centro de inmoralidad y corrupción” [Díaz 1972b, 103].12 Cuatro años más tarde, el suicidio de uno de sus estudiantes complicó su situación. La prensa se expresó de la siguiente manera:

Desde que el tristemente célebre Dr. Gabino Barreda implantó la enseñanza del positi-vismo en la Escuela Nacional Preparatoria, auxiliado por los perversos gobernantes que en aquella época regían los destinos del país, la sociedad y los padres de familia vieron con positivo terror y con creciente alarma sucederse uno a uno los suicidios en muchos de los jóvenes que por desgracia bebieron el fatal veneno, encerrado en tan funesta ense-ñanza […] volverán a repetirse con mayor escándalo que antes, las horripilantes escenas del suicidio, si siguen cómo van los progresos que hace en la Escuela Preparatoria la doctrina del positivismo que inflexiblemente las produce [Díaz 1972b, 235].13

En la misma nota enlistan a los profesores de la enp, considerados como los más perversos al difundir el positivismo en las aulas sin importar las consecuen-cias. Entre ellos se encuentran el Lic. Carlos Tamborrel, profesor de Acade-mias de Matemáticas; Eduardo Prado, profesor de mecánica (señalado como de los más ardientes partidarios del positivismo); Dr. Luis E. Ruiz, profesor de pedagogía (criticado por tratar de borrar toda idea de Dios en un colegio de niñas donde daba clase); Dr. Manuel Flores, profesor de higiene y educación (se decía “uno de los positivistas más descomunales); Eduardo Garay, profesor de física (“el positivista más escandaloso en la Preparatoria”); Lic. Justo Sierra, profesor de historia (“tiene grandes propensiones a positivista”, le simpatiza el sistema y le favorece activamente); Lic. Tomás Reyes Retana (“es muy afecto a las novedades de la llamada ciencia moderna”); Sr. Rivas, profesor de griego (escribió unos artículos sobre contradicciones de la Biblia); Oloardo Hassey, profesor de alemán (“ha enseñado que es una fábula de la Biblia lo de la torre de Babel y confusión de las lenguas”), y Sr. Schultz, profesor de geografía (“es un clerófobo desecho”).

Todavía en el ocaso del régimen Porfiriano se recrudecieron los ataques a la enp, pero su estabilidad y solidez le permitieron sobreponerse a ellos. En términos de complejidad, diríamos que la escuela se adaptó a las condiciones del entorno, adquiriendo robustez como sistema, en el sentido de absorber las contingencias históricas.

12 Periódico El Monitor Republicano, 23 de enero de 1881.13 Periódico El Tiempo, 23 de junio de 1885.

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la escuela nacional preparatoria

El cientificismo de cara al positivismo. Falsas percepciones provocadas por un positivismo exaltado

Como se mencionó anteriormente, la amplia publicidad y el engrandeci-miento que recibió el positivismo en la sociedad mexicana se entiende como una variable de control a la cual se le incrementa la intensidad para alcanzar los objetivos deseados. Esta situación presentó interpretaciones inadecuadas, como las siguientes:

• Confundir educación científica con educación positivista.• Vincular erróneamente ciencia y positivismo conduciendo a la asociación innecesaria

y perniciosa entre ciencia y facción liberal, y entre ciencia y ateísmo, como vimos en el apartado anterior.

• De manera incorrecta, hubo quienes consideraron al positivismo pionero en educa-ción científica y en el uso del método científico.

• Que su estructura curricular se había diseñado conforme al modelo comptiano.• Que su plan de estudios era más científico que humanístico.

Ampliemos un poco más la discusión sobre estos puntos. Empezaré por men-cionar que las primeras instituciones que ofrecieron educación científica de manera oficial se crearon en el siglo xvIII, como el ya referido Real Seminario de Minería (1792), donde se enseñaron matemáticas, física, química y minera-logía. De igual manera se creó el Jardín Botánico, donde se impartió la cátedra de Botánica. Comentamos que el primero de ellos fue transformado en Co-legio Nacional de Minería al emanciparse México de España, y en 1843 fue transformado en Instituto de Ciencias Naturales, debido a la incorporación de materias como Botánica y Zoología.14

Si vemos su plan de estudios, tiene la misma secuencia disciplinar que el de la enp, al menos en las materias afines: Matemáticas, Física, Química, Botánica y Zoología. Varía en Cosmografía y Lógica, la primera de ellas se enseñaba antes de Ciencias Naturales (en el 5o. y 6o. año y después de física y química) y la segunda en el primer año. En la enp se enseñaban ambos cursos en el segundo año (antes de física) y en el último año, respectivamente.15

14 En 1843, en el Colegio Nacional de Minería se ofrecían los estudios preparatorios con duración de tres años, además de estudios profesionales en Ingeniero de Minas, Geógrafo, Agrimensor, Ensayador, Apartador de Oro y Plata, Beneficiador de Metales y ese año se incluyó el de Naturalista, por lo que por primera y última vez se impartieron materias de Botánica y Zoología (Ramos 1996, 183).

15 En la materia de Cosmografía no tenía importancia si se cursaba antes o después de Física, pues dependía de la profundidad con la que se estudiaran los temas del curso. En la enp

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el nacimiento de la escuela nacional preparatoria

Podríamos decir con ello que la educación positivista en la enp se cen-traba en la materia de Lógica, cuyo contenido aludía a la doctrina filosófica de Comte. Otra de sus características consistía en que esta cátedra se impartía en el último año y después de haber aprobado todas las asignaturas científicas, con el objetivo de entender con mayor claridad el significado del método de-ductivo y del inductivo con ejemplos vistos en las materias científicas, como lo mencionó Barreda en varias ocasiones.

El positivismo rebasó las fronteras del aula y se difundió ampliamente entre la comunidad científica y en la esfera política. En esos años era usual que los científicos que pregonaban el positivismo a través de sociedades y revistas científicas mantuvieran una militancia política activa, por lo que su connota-ción además de filosófica tenía un carácter de ideológica, como bien lo explica Zea. Para tal efecto se crearon varias sociedades (con sus respectivas revistas) como la Asociación Metodófila “Gabino Barreda” y la Sociedad Positivista, por mencionar algunas.

En la segunda mitad del siglo xIx, la educación científica continuó de-sarrollándose bajo los mismos lineamientos establecidos desde el siglo de la Ilustración, los cuales se habían ampliado a otras instituciones como la Es-cuela Nacional de Agricultura y Veterinaria (enav), la Escuela Nacional de Artes y Oficios (enao), la Escuela Nacional de Medicina (enm), y la Escuela Nacional de Ingenieros (enI). Éste es un buen momento para señalar que nin-guna de ellas sufrió los estragos de la enp por ofrecer una formación científica a sus estudiantes.

En este punto, conviene aludir al término que provocó confusión: “cien-cia positiva”, concepto ampliamente popularizado a partir de la creación de la enp. Ignacio Ramírez, catedrático de Literatura, consideraba la ciencia positiva como las verdaderas ciencias representadas por la física, la química y la historia natural, pues eran disciplinas basadas en el cálculo y la observación.

El abogado José Díaz Covarrubias, en cambio, consideraba como cien-cias positivas todas aquellas que podían reducirse a axiomas comprensibles y demostrables, con lo cual se ampliaba el espectro disciplinar desde las mate-máticas hasta la moral (Díaz 1972b, 9). Por eso algunos intelectuales incluye-ron el término “historia positiva” como aquella que pregonaba la imparciali-dad, pues atendía sólo a lo “factual”, al puro hecho, a la verdadera historia, la única “científica” (Díaz 1972a, 67).

apenas se introducía a nociones de mecánica racional, conocimiento conveniente para empezar un curso de física en el tercer año, como estaba programado.

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la escuela nacional preparatoria

En su concepción general, la ciencia positiva, fue interpretada como aquella instrucción basada en la ciencia y un conocimiento fundamentado en el método científico. Dado que la enp personalizaba el modelo educativo positivista, se creía que la escuela favorecía el cuadro de asignaturas científicas más que las humanísticas.16

La pregunta es ¿realmente había un mayor número de materias de cien-cias que de humanidades? Analicemos el plan de estudios publicado en la Ley Orgánica de Instrucción Pública en el Distrito Federal de 1867, el cual se muestra en el cuadro 3.1.

Ciertamente notamos que la materia de Lógica era obligatoria para los estudiantes de todas las carreras y se ofrecía en el último año. Esta secuencia la explicó Barreda de la siguiente manera:

Primero se aprende a ejecutar las operaciones correspondientes, y luego vienen las re-glas teóricas, que no pueden ser otra cosa sino la sistematización y el perfeccionamiento de aquello mismo que antes se había ejecutado de una manera puramente espontánea y empírica. Entonces se percibe con una claridad inesperada los motivos de ciertos pro-cedimientos de que se había hecho uso, sin explicarse la verdadera razón de las ventajas que con su empleo se habían logrado, y las dificultades de todo género que con ellos se habían vencido. Entonces se sabe apreciar con suma facilidad la importancia de ciertas reglas abstractas de método que, expuestas desde el principio, hubieran parecido inin-teligibles o superfluas.17

También se percibe que las materias científicas y humanísticas son práctica-mente las mismas para los alumnos de todas las profesiones. No obstante, los ingenieros y arquitectos presentan un año menos en sus estudios con respecto al resto, en realidad su carga académica es mayor en algunos años. Al compa-rar los programas curriculares se encuentran sólo dos diferencias:

• Los abogados no llevan cursos de Alemán y son los únicos que deben acreditar Historia de la Metafísica (materia eliminada años más tarde).

• Los ingenieros y arquitectos no llevan materias de Latín.

16 Núñez (2004, 40-41) menciona que en la contratación de los profesores, Barreda no estableció como condición que fueran civiles, laicos, que se identificaran con su ideología o que militaran en las filas del gobierno. Asimismo refiere que la instrucción principal de la enp se encontraba en las ciencias exactas y naturales, mediante las cuales se desterraría la educación dogmática con tintes escolásticos.

17 Barreda, Gabino, “Carta al gobernador del Estado de México, Mariano Riva Palacios sobre el plan de estudios de la enp, 1874”, Colección de folletos del fondo de la Escuela Nacio-nal Preparatoria, caja 7, doc. 91, p. 20, Archivo Histórico del IIsue-unam.

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el nacimiento de la escuela nacional preparatoria

Cuadro 3.1. Plan de estudios publicado en la Ley Orgánica de Instrucción Pública en el Distrito Federal de 1867

Abogados Médicos y farmacéuticos

Agricultores y veterinarios

Ingenieros, arquitectos, ensayadores y beneficia-

dores de metales

1er año

Aritmética

Álgebra

Geometría

Gramática Española

Francés

Taquigrafía

2º año

Trigonometría (por el método analítico) concluyendo con nociones fundamentales de cálculo infinitesimal

Cosmografía precedida de las nociones indispensables de mecánica racional

Raíces griegas

1º Latín Geografía

1º Inglés

3º año

Física

Geografía Cronología e Historia

2º Latín Literatura

2º Inglés

Teneduría de Libros

1º Alemán

4º año

Química

Historia Historia Natural

Cronología Lógica

3º Latín Ideología

Teneduría de Libros Moral

1º Alemán Gramática General

2º Alemán

5º año

Historia Natural

Lógica

Moral

Ideología

Gramática General

Literatura

2º Alemán

Fuente: Tamayo (1967, 59-62).

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la escuela nacional preparatoria

Como se puede inferir, los estudiantes de la enp, sin importar los estudios que eligieran, tenían prácticamente la misma formación científica y humanís-tica. Siguiendo este orden de ideas, la gráfica 3.2 muestra la proporción de materias científicas respecto a las humanísticas de acuerdo con la información proporcionada en el cuadro anterior.

Gráfica 3.2. Materias de ciencias en relación con las de humanidades en el plan de 1867

Fuente: Elaboración propia con datos de Tamayo (1967, 59-62).

Sobresalen las de humanidades a pesar de no haber incluido las materias de Latín, Raíces Griegas, Inglés, Francés, Alemán, Taquigrafía y Teneduría de Li-bros. Quizás en número de profesores sí haya diferencia, pues en matemáticas había hasta dos nombramientos por materia, y lo mismo sucedía con aquellos cursos que requerían de un profesor auxiliar para preparar las prácticas de los laboratorios y que, a excepción de Matemáticas, prácticamente eran todos los de ciencias.

Ahora veamos qué sucede en planes de estudios posteriores al de Barre-da. Sabemos que el naturalista Alfonso Herrera, el siguiente director, continuó el programa de trabajo de Barreda, y lo mismo hizo Justo Sierra, durante su interinato e incluso Vidal Castañeda y Nájera cuando inició su gestión en 1885, sin embargo en 1896 publicó un programa que fue muy comentado por la prensa al introducir la modalidad de cursos semestrales (ocho en total, cuatro años) en lugar de anuales cuya duración era de seis años. Además, se fijaban las horas de cada curso y se vinculaban las materias de preparatoria con las de las escuelas profesionales (Uresty 2010, 86).

Dicho plan dio lugar a la Ley del 19 de diciembre de 1896, donde ahora

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el nacimiento de la escuela nacional preparatoria

sí se perciben privilegiadas las materias científicas por la introducción de las academias y las conferencias, que se ofrecían desde la década de los setentas, como se observa en la gráfica 3.3.

Gráfica 3.3. Número de materias científicas en relación con las humanísticas en el plan de estudios de 1896

Fuente: Elaboración propia con datos tomados de Uresty (2010, 89).

Sin embargo, si filtramos las conferencias y las academias que cada curso de ciencias ofrecía, el resultado se revierte como vemos en la gráfica 3.4. Sobresa-len aún más las materias humanísticas que en el plan inicial.

Gráfica 3.4. Número de materias científicas en relación con las humanísticas en el plan de estudios de 1896 excluyendo conferencias y academias

Fuente: Elaboración propia con datos tomados de Uresty (2010, 89).

No obstante dicho plan se estableció después de la celebración del Segundo Congreso de Instrucción Pública, se decidió modificarlo en 1901, regresando a la modalidad anual, con duración de seis años y sin academias y conferencias. Ese plan, en particular, tiene casi el doble de materias de humanidades respecto

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la escuela nacional preparatoria

a las científicas.18 Para ese tiempo se habían incluido cursos nuevos como Geo-grafía y Climatología, Geografía Americana y Patria, Psicología, Historia Patria, Literatura Española y Patria y Sociología y Moral, entre otras.

De manera general, y no sólo en la enp, a finales del siglo xIx sorprende la gran promoción que se le hacía a la ciencia, tanto que parecía estar en un plano superior al de las humanidades. Esto era cierto en el discurso y había genuino in-terés por desarrollarla, como sucedió en la enae, la cual fue planeada tomando a la ciencia como eje central; sin embargo, al materializar los planes, algo suce-dió en el ambiente cultural y económico que las humanidades tomaron ventaja sobre las ciencias exactas y naturales. Resultado de ello fue la transformación de la enae en Facultad de Filosofía y Letras, como veremos más adelante.

En otros trabajos me he referido a una de las causas del decaimiento de las ciencias exactas (la física, la química y las matemáticas) y lo he asociado con la exacerbada llegada de capital extranjero con la intención de modernizar al país en varios sectores, y la prácticamente nula contratación de profesionales mexi-canos. Visto desde la perspectiva sistémica, la cual involucra la interacción entre el sistema y su entorno, es decir, entre México y los capitales extranjeros, diría que el entorno tuvo un acelerado crecimiento industrial gracias al sorprendente avance (tanto en conocimiento como en aplicaciones) que experimentaron las matemáticas, la física y la química.

En cambio, al interior del sistema (México) sólo llegaron empresas con equipos y máquinas totalmente construidos en sus países, con lo cual no sólo se inhibió la innovación tecnológica, sino que empezó a asfixiar todo aquello que estaba relacionado con la industria nacional, entre otras cosas, las carreras in-dustriales (Ingeniero Electricista, Ingeniero Mecánico, Farmacéutico) y sus ma-terias fundamentales, las ciencias exactas. Evidencia de esta situación es que al término de la Revolución mexicana fueron esas las profesiones y disciplinas que se empezaron a desarrollar y surgieron las primeras profesiones y las institucio-nes científicas en física y matemáticas (Ramos 2013 y 2014).

Otra causa que se sumó en detrimento del desarrollo científico fue la ex-cesiva confusión que sufrió la sociedad mexicana en las postrimerías del siglo xIx, entre educación científica y educación positivista, como ya se mencionó. El daño a la ciencia se hubiera disminuido si los liberales, al ver consumados sus objetivos políticos y educativos en la década de los ochenta del siglo xIx, hubieran empezado a disminuir la intensidad del parámetro de control (difu-sión del positivismo) para emprender objetivos educativos y científicos diferen-tes y de mayor alcance.

Cierro este capítulo mencionando algunas de las características propias de 18 Véase Uresty (2010, 90-91).

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el nacimiento de la escuela nacional preparatoria

la constitución de la enp que, en términos de organización, contribuyeron en la robustez del sistema, y tienen que ver con un acoplamiento interno moderado (ni alto ni bajo) de algunos factores como:19

a. Iniciar con un director flexible en lugar de alguien autoritario.b. Contar con la matrícula más grande, incluso de las instituciones de educación

superior del país.c. Por ende, tener el presupuesto más alto de las escuelas nacionales.d. Poseer una amplia diversidad en sus componentes en términos de disciplinas (cien

tíficas, humanísticas y artísticas) y formación de profesores, pues con esta estruc-tura se protegía al sistema cuando un área era afectada, tal como ocurrió con los ataques al curso de lógica.

e. Ofrecer la posibilidad de experimentar estrategias o cambios por áreas y al interior de la escuela sin poner en riesgo toda la institución. Un ejemplo de ello fue la intro-ducción de las academias o, bien, ensayar con formaciones técnicas —como ocurrió con el oficio de telegrafista, que permitió la incorporación de mujeres (Núñez 2004, 125), ampliando con ello la diversidad en la escuela.

19 Para profundizar sobre el concepto de acoplamiento interno moderado en las organiza-ciones consultar Lara (2011).

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una red de mundo pequeño en el Claustro preparatorIano InduCIendo robustez al sIstema

La enp alcanzó la robustez como sistema durante el último tercio del siglo xIx, lo que le permitió adaptarse de manera conveniente y resistir las perturbacio-nes del entorno. Contribuyó en el proceso la amplia diversidad disciplinaria en su estructura curricular y la red de mundo pequeño que se tejió con algunos de los miembros del cuerpo docente, la élite intelectual más connotada del país, con vínculos nacionales e internacionales. A través de esta red, también conocida como “seis grados de separación”, los estudiantes estuvieron a un grado de se-paración de los científicos, literatos y políticos más connotados del país; a uno o dos de las sociedades e instituciones científicas, literarias y gubernamentales de mayor influencia nacional; y a dos o tres del ambiente científico y huma-nístico mundial. Esta experiencia fue reproducida —propiedad fractal— por los jóvenes preparatorianos al crear la Sociedad Científica “Antonio Alzate”, laureada como Academia Nacional de Ciencias.

Primeros académicos de la Escuela Nacional Preparatoria

Para 1867, año de creación de la enp, los gremios académicos y científicos de mayor poder en México estaban conformados por los ingenieros y los médi-cos, en su mayoría egresados o miembros de la Escuela Nacional de Ingenieros y de la Escuela Nacional de Medicina, pilares de la educación científico-técni-ca y médica, respectivamente. Los mejores catedráticos de estas instituciones se integraron al cuadro docente de la enp. La mayor parte de ellos sobresalía como comprometidos militantes de la política liberal y como los científicos más prominentes del país, que promovían la ciencia desde distintos campos y escenarios, incluso a nivel internacional.

La misma situación se reflejó en el ala de humanidades, para la cual fueron contratados algunos de los abogados y literatos más reconocidos del país —cuya obra también se difundió en el extranjero—, no sólo en sus cam-pos profesionales sino además en la defensa de la nación ante las invasiones extranjeras y por contribuir en la creación de un Estado moderno y laico. De acuerdo con el Atlas Histórico de la Escuela Nacional Preparatoria publicado en

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la escuela nacional preparatoria

1910, el primer cuadro docente estuvo conformado de la siguiente manera (Atlas 2008, 14):

1º Matemáticas: Eduardo Garay, José María Bustamante, Isidoro Chavero, Manuel Tinoco (sustituido por Manuel Contreras)2º Matemáticas: Manuel Fernández Leal y Francisco Díaz CovarrubiasGeografía y Cosmografía: Ignacio MolinaFísica: Ladislao de la PascuaQuímica: Leopoldo Río de la LozaHistoria Natural: Gabino BarredaLógica, Ideología y Moral: Rafael Ángel de la PeñaLiteratura: Ignacio RamírezHistoria General y del País: Manuel PaynoTeneduría de Libros: Francisco Fernández del CastilloTaquigrafía: Juan Felipe RubiñosDibujo Lineal: Vicente HerediaDibujo de Figura y Ornato: Jesús Corral, Lauro CamposLatín: Agustín E. de B. Caravantes y Francisco F. GordilloFrancés: D.E. Lefebvre y Antonio BalderasAlemán: Oloardo Hassey y Emilio KatthainItaliano: Honorato Magaloni Música: Baltazar GómezGriego: Oloardo Hassey

Es evidente que entre los profesores se encontraban los intelectuales más acre-ditados del país en esos años, los científicos más reconocidos en astronomía, química, física, matemáticas, ciencias naturales, al igual que los más ilustres escritores, periodistas, poetas, diplomáticos y políticos. Ellos participaron como fundadores de instituciones, sociedades y revistas científicas y literarias, colaboraron en proyectos de investigación institucionales, en actividades in-dustriales, en programas científicos internacionales y promovieron reformas legislativas fundamentales en la vida política del país. Entre ellos se tejió la red académica (de tipo mundo pequeño o libre de escala) de mayor nivel del país y la más grande.

Probablemente, el nombramiento de los profesores se convirtió en un de-safío para Barreda. ¿Cuántos de ellos se habrán propuesto como catedráticos tan sólo por colaborar en el gran proyecto educativo liberal más importante de su tiempo? Seguramente más que el número de cátedras que tenía el plan de es-tudios de la escuela, y por ello se observan dos o más nombres en una materia.

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una red de mundo pequeño

A continuación haré uso del material empírico de fuentes primarias que tengo para tratar de reproducir el procedimiento que siguió Barreda en el pro-ceso de nombramiento del personal del cuadro docente del ala de ciencias. En el cuadro 4.1 he dividido el primer plan de estudios de la enp en tres áreas, dos de las cuales se identifican plenamente con las materias correspondientes a los estu-dios preparatorios tanto de la Escuela de Ingenieros como los de la de Medicina para los años de 1843 y de 1862, respectivamente. El área de matemáticas se mantuvo igual que la de la Escuela de Ingenieros, en tanto que la de las ciencias físico-químicas y naturales correspondió a la de la Escuela de Medicina.

Cuadro 4.1. Comparación de los estudios preparatorios de la enp, del Colegio de Minería y de la Escuela de Medicina

Estudios preparatorios del Colegio Nacional de Minería

(1843)

Estudios preparatorios de la Escuela de Medicina

(1862)

Plan de la enp propuesto por Barreda 1867

AritméticaÁlgebraGeometría ElementalTrigonometría PlanaGeometría Analítica y DescriptivaTrigonometría EsféricaPrincipios Generales de Cálculo Infinitesimal

AritméticaÁlgebraGeometría AnalíticaTrigonometría RectilíneaGeometríaGeometría DescriptivaTrigonometría EsféricaCálculo Infinitesimal

Física MédicaQuímica MédicaHistoria Natural

Física Elemental y Mecánica RacionalQuímicaHistoria Natural

Gramática Castellana, Lógica, Ideología, Dibujo, Francés, Teoría de la Perspectiva y Sombras de los Cuerpos, Estereotomía

Geografía, Cosmografía, Lógica, Moral, Metafísica, Ideología, Gramática Española, Literatura, Historia General, Historia Nacional, Cronología, Dibujo, Griego, Latín, Inglés, Francés, Alemán, Taquigrafía, Teneduría de Libros y Paleografía

Fuentes: Elaboración propia con datos de Ramos (1996), Ríos y Ramos (2008), Barreda (1978).

Los nombres de los profesores se indican en el cuadro 4.2, y se observa la misma relación señalada anteriormente. Los catedráticos de Matemáticas son ingenieros egresados del Colegio de Minería y la mayoría eran docentes de ese establecimiento. Por el otro lado, los profesores de Física, Química e

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la escuela nacional preparatoria

Historia Natural eran médicos de formación y catedráticos en esos años en la Escuela de Medicina, quienes habían realizado estudios parciales en la ahora Escuela Especial de Ingenieros.1

En esos años, la Escuela de Ingeniería sobresalía por tener el mayor núme-ro de cursos de física, matemáticas y química (los de mayor nivel del país) y entre sus profesores había liberales dispuestos a participar en el proyecto de la enp. Posiblemente Barreda, al conservar los catedráticos de la Escuela de Medicina, le acomodó integrar a los interesados de Minería en las materias de matemáti-cas, teniendo que nombrar hasta ocho profesores.2

En 1867, los profesores de matemáticas de la enp impartían las siguientes asignaturas en la Escuela de Ingenieros: Eduardo Garay, Clase Preparatoria y Geometría Descriptiva (años después sería titular de Mecánica Analítica y Aplicada); José María Bustamante, Física del Globo y Cálculo de Probabili-dades; Isidoro Chavero, Estereotomía y Carpintería; Manuel Fernández Leal, 1er curso de Matemáticas, además de Topografía e Hidráulica; Francisco Díaz Covarrubias, Geodesia y Astronomía Práctica (Ramos 1999).

A este respecto, cuando falleció el catedrático de Física de la enp, el médico Ladislao de la Pascua, su cátedra fue ocupada por ingenieros como Eduardo Garay, Mariano Villamil (profesor de los cursos de electricidad y matemáticas en la Escuela de Ingenieros) y Manuel María Contreras, uno de los más dedicados en esa materia.3

En el caso de la química es un poco diferente, porque sus estudios forma-les también iniciaron en el Colegio de Minería, donde aumentaron en número y donde se formó Río de la Loza. Sin embargo, en el siglo xIx, la química se convirtió en una materia fundamental no sólo para los ingenieros sino también para los farmacéuticos. Entonces era común que los estudiantes interesados en esa materia complementaran sus estudios en ambas instituciones, es decir, si estudiaban en la Escuela de Ingenieros asistían de igual manera a las clases de

1 De la Pascua asistió al Colegio de Minería cuando la cátedra de física la impartía el in-geniero de minas Manuel Ruíz de Tejada. Leopoldo Río de la Loza lo hizo cuando la cátedra de química estaba a cargo de Manuel Cotero, mientras que el joven Gabino Barreda asistió cuando el profesor de química era Manuel Herrera y el de física seguía siendo Ruíz de Tejada, docente de larga tradición.

2 Hasta cinco en el Primer Curso de Matemáticas y hasta tres en el Segundo Curso de Matemáticas. Véase (Núñez 2004, 117-118) y (Lemoine 1955, 155).

3 De hecho, en 1886, Contreras, presentó la primera exposición de energía eléctrica orga-nizada en México y lo hizo en las instalaciones de la enp en un momento en el que apenas se iniciaba la introducción de este tipo de energía en la capital. Ésta fue aplaudida por el Presiden-te de la República y la élite más selecta del país (Ramos 2016). Núñez (2004) presenta amplia-mente la información relativa a los profesores tanto de los cursos de física como de matemáticas.

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una red de mundo pequeño

la Escuela de Medicina, y viceversa.4 Al morir Río de la Loza, la cátedra fue ocupada por farmacéuticos principalmente.

Cuadro 4.2. Cuadro de profesores de la enp en 1868 en relación con la Escuela de Ingeniería y la Escuela de Medicina5

Profesores de la enp en 1868 Plan de la enp de 1867Profesores de la Escuela de Ingeniería5

Eduardo Garay, José María Bustamante, Isidoro Chavero, Manuel Tinoco, Manuel Contreras, Manuel Fernández Leal, Fran-cisco Díaz Covarrubias

AritméticaÁlgebraGeometría Trigonometría RectilíneaGeometríaGeometría DescriptivaTrigonometría EsféricaCálculo Infinitesimal

Profesores de la Escuela de Medicina

Ladislao de la Pascua, Leopoldo Río de la Loza,Gabino Barreda

FísicaQuímicaHistoria Natural

Profesores de otras instituciones de educación superior6

Ignacio Molina, Rafael Ángel de la Peña, Ignacio Ramírez, Manuel Payno, Francisco Fernández del Castillo, Juan Felipe Rubiños, Vicente Heredia, Jesús Corral, Lauro Cam-pos, Agustín E. de B. Caravantes, Francisco F. Gordillo, D. E. Lefebvre, Antonio Balde-ras, Oloardo Hassey, Emilio Katthain, Ho-norato Magaloni, Baltazar Gómez.

Gramática Española, Gramática General,Cos-mografía, Geografía, Cronología e Historia, Literatura, Lógica, Ideo-logía, Moral, Griego, Latín, Francés, Alemán, Taquigrafía, Teneduría de Libros

Fuentes: Elaboración propia con datos del Atlas (2008, 14) y de Barreda (1978).6

Para recapitular en el poder que tuvieron tanto la Escuela de Ingenieros como la Escuela de Medicina, conviene reiterar que se convirtieron en las más im-portantes del país durante el siglo xIx, y llegaron a establecer los cánones a seguir por el resto de las instituciones que de estas especializaciones se creaban en el país. Con el estrecho vínculo que éstas establecieron con la enp, ésta empezó a gestar su hegemonía a nivel nacional.

4 Ignacio Hierro fue uno de ellos y, tiempo después, promovió la química en su lugar de origen, la ciudad de Zacatecas (Cárdenas y Ramos, 2014).

5 De esa lista, Tinoco y Contreras no eran profesores de la Escuela de Ingenieros en 1867.6 Las instituciones de procedencia eran muy variadas, entre ellas se encuentra la Real y

Pontificia Universidad de México, algunos seminarios eclesiásticos y escuelas del extranjero.

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Conformación de una red de mundo pequeño entre algunos catedráticos de la enp y grados de separación entre la red docente y en otros escenarios nacionales e internacionales

Vimos en el primer capítulo que las redes de mundo pequeño están constitui-das por un gran número de nodos, y aunque no sean vecinos entre sí, pueden ser alcanzados desde cualquier nodo origen en un número reducido de pa-sos. Esta característica les permite transferir información de manera rápida y eficiente, sin importar qué tan alejados estén entre sí. Estas redes tienen la propiedad de redundancia y robustez, entre otras, y son útiles para estudiar fenómenos que pertenecen a un amplio espectro de sectores, entre ellos los grupos y organizaciones.

Para iniciar el análisis de la red conformada por la comunidad académi-ca de la enp, he considerado una muestra de tres profesores fundadores, cada uno de ellos representativo de las tres secciones aludidas en el cuadro 4.2. Los tres han sido suficientemente estudiados por el liderazgo y prestigio adquirido en su campo: Francisco Díaz Covarrubias, Leopoldo Río de la Loza e Ignacio Ramírez. Con esta selección mostraré cómo a través de una admirable red social académica, la escuela obtuvo la propiedad de robustez mediante la cual pudo adaptarse y sobreponerse convenientemente a las circunstancias desfa-vorables. En parte debido a que varios de sus miembros tenían la capacidad de establecer conexión rápida con personalidades de gran influencia académica o, bien, con organismos gubernamentales, científicos e industriales.

En el cuadro 4.3 se presentan datos generales de los tres académicos se-leccionados, todos ellos máximos exponentes en su campo, tanto en las cien-cias exactas como en las humanidades. Asimismo, coinciden en que fueron li-berales comprometidos con una ideología en permanente lucha por la libertad del país. Los tres se esforzaron por desterrar la ignorancia y el dogmatismo en el sector educativo, sembrando la semilla del conocimiento científico como el sendero eficaz para alcanzar la verdad. Los tres murieron en los últimos años del siglo xIx dejando a la enp estable y consolidada.

A pesar de la diferencia de edades, su trayectoria académica se desarrolló de manera paralela en los mismos escenarios políticos violentos y cruciales en el devenir del país. Iniciaron con la invasión del ejército estadounidense, don-de México perdió sus territorios del norte, y le sucedió el periodo de reformas liberales que derivaron en la intervención armada de Francia y el comienzo del Segundo Imperio. A la caída de éste, los tres cooperaron en la restauración de la República, colaborando en proyectos académicos de gran trascenden-cia, como la fundación de la enp y otros programas gubernamentales, donde

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una red de mundo pequeño

se desempeñaron como funcionarios públicos. A la par de estas ocupaciones, continuaron trabajando en su obra científica y literaria personal.

Cuadro 4.3. Tres profesores fundadores de la enp

Institución de formación

Profesores de la enp en 1867 Materia impartida Líder en

Escuela de Ingeniería

Francisco Díaz Covarrubias (1833-1889)

Segundo curso de matemáticas

Ciencias físico-mate-máticas y astronómicas

Escuela de Medicina

Leopoldo Río de la Loza (1807-1876) Química Química

Colegio de San Gregorio

Ignacio Ramírez (1818-1879) Literatura Bellas letras y leyes

Fuentes: Elaboración propia.

No es el objetivo de este trabajo elaborar una biografía detallada de cada uno de estos catedráticos, sino solamente mostrar algunos de los rasgos académi-cos, científicos y literarios más importantes de su trayectoria, que les permi-tieron tejer una amplia red de contactos en el país y en el mundo que nutrió y benefició a la enp como institución, pero especialmente a sus estudiantes, quienes tendrían la capacidad de aprovechar dicha experiencia en sus propios proyectos, ya fueran de carácter personal o institucional.

En lo que a ciencia se refiere, tanto Díaz Covarrubias como Río de la Loza fueron figuras señeras que dejaron una huella permanente, no sólo en sus contribuciones particulares, sino en la creación de instituciones, sociedades y publicaciones científicas, algunas de las cuales han logrado permanecer hasta nuestros días. La ciencia actual comienza a reconocerles (a través de recupe-rar y estudiar su legado científico, académico e ideológico) el haber heredado un suelo fértil donde germinó tanto la institucionalización de la investigación científica como la profesionalización de las siguientes disciplinas: química, físi-ca, astronomía, geografía, geología y matemáticas.

Empezaré con Francisco Díaz Covarrubias, considerado el astrónomo mexicano más brillante del siglo xIx, galardonado con premios en las ciencias físicas, químicas y matemáticas y astronómicas desde sus estudios profesiona-les en el Colegio de Minería, donde obtuvo los títulos de ingeniero topógrafo (1853), y pocos años después de ingeniero geógrafo. Recién graduado inició su actividad docente en el mismo colegio como profesor interino de la clase de topografía, geodesia y cosmografía, e incursionó en proyectos gubernamenta-les trabajando para el Ministerio de Fomento (como la formación del Mapa Geográfico de la Ciudad de México), del cual fue nombrado oficial mayor

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la escuela nacional preparatoria

durante la restauración de la República y también lo fue del Ministerio de Justicia (Moreno 1986, 27-32).

Díaz Covarrubias fue miembro de sociedades científicas como la Socie-dad Mexicana de Geografía y Estadística (smge), primera sociedad científi-ca creada en América, que tenía una extensa incidencia nacional. Él mismo fundó la Sociedad Humboldt (en 1861) en colaboración con otros ingenieros y médicos, con el objetivo de difundir e intercambiar los conocimientos pro-ducidos por la entonces pequeña comunidad científica. Entre sus miembros podemos mencionar a algunos de los que serían profesores de la enp, como el mismo Gabino Barreda, Manuel Fernández Leal y Leopoldo Río de la Loza, entre otros. A partir de 1870, la Sociedad editó su propia revista denominada, Anales donde se publicaron artículos de diversas disciplinas, como la astrono-mía, la química y la física, por mencionar algunas (Vigil 2008, 54).

En 1862, Díaz Covarrubias sobresalió como pionero en la creación de instituciones científicas al fundar el Observatorio Astronómico Nacional en Chapultepec, del cual fue nombrado director. Sin embargo, la institución fue cerrada al año siguiente debido a la Intervención francesa, por lo que emigró a San Luis Potosí y Tamaulipas para dedicarse a realizar demarcaciones y levantamientos topográficos de algunas haciendas. Al triunfo de los liberales, fue nombrado Oficial Mayor del Ministerio de Fomento y miembro de la Co-misión para elaborar la Ley Orgánica de Instrucción Pública en el Distrito Federal que daría vida a la enp, donde participó en el diseño de su plan de estudios y se integró al cuerpo docente (Moreno 1986, 32-34).

Sus aptitudes de investigador científico le llevaron a realizar una proeza en el campo de la ciencia de frontera, organizar la primera expedición cientí-fica mexicana en el extranjero (Azuela 2004, 260), la Comisión Astronómica Mexicana, para observar el tránsito de Venus por el disco solar que tendría lu-gar en Japón en 1874, un fenómeno astronómico que se había visto por última vez en 1769, más de un siglo antes en el territorio novohispano. Los ingenieros y astrónomos mexicanos viajaron a la ciudad japonesa de Yokohama para rea-lizar la observación. El resto de los expedicionarios fueron Francisco Jiménez, Francisco Bulnes, Agustín Barroso y Manuel Fernández Leal (Moreno 1986, 21). Llama la atención que de cinco miembros, cuatro de ellos fueran docentes de la enp: Díaz Covarrubias, Bulnes, Barroso y Fernández Leal.

Después de casi dos meses del viaje hacia el Japón y al conseguir la au-torización para instalar el equipo, los astrónomos mexicanos procedieron a realizar las observaciones del fenómeno y luego marcharon hacia París para trabajar en la publicación correspondiente. Finalmente, al publicar el trabajo a mediados de 1875, se convirtieron en los primeros científicos en hacerlo.

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Les siguieron los franceses en 1877, los ingleses en 1881 y los rusos en 1891.7 Fue así como la comunidad científica internacional reconoció el mérito a su trabajo (Moreno 1986, 44-122).8

Antes de regresar a México, Díaz Covarrubias fue comisionado para re-presentar a México en congresos, exposiciones y en comisiones internacionales, como aquella que estaba encargada de determinar las coordenadas geográficas en regiones de África, Asia y América. Por consiguiente, México pudo parti-cipar en deliberaciones en materia científica europea (Mendoza 2000, 19). El contacto con la comunidad astronómica internacional lo había establecido des-de 1857 para corregir los errores de las tablas astronómicas de aquellos años, así tuvo comunicación con el director del Observatorio Greenwich y con astró-nomos del Observatorio del Colegio de Harvard (Mendoza 2000, 17).

Díaz Covarrubias dejó su actividad docente en la enp cuando inició fun-ciones diplomáticas en 1878, primero en Guatemala y después en Europa, especialmente en París, donde representó a México en varios foros interna-cionales relacionados con la geografía, la astronomía, la industria eléctrica y con innovaciones tecnológicas trascendentales en diversos ámbitos. Desde allá mantuvo contacto con las instituciones educativas, especialmente con la Es-cuela Nacional de Ingenieros que requería de la modernización de su equipo y aparatos de laboratorio (Mendoza 2000).

El siguiente catedrático, el eminente científico Leopoldo Río de la Loza —el químico mexicano más célebre del siglo xIx, cuyas contribuciones en ese cam-po fueron ampliamente difundidas en la nación y obtuvieron reconocimiento in-ternacional—, perteneció a innumerables sociedades científicas mexicanas y del extranjero. Ciertamente son pocos los catedráticos de su tiempo con una trayecto-ria tan amplia como la de este farmacéutico, cuya incidencia abarcó los ámbitos científico, educativo, industrial y gubernamental.9 Fundó la primera asociación de química en México, la Sociedad Química de Estudiantes Entusiastas de la Escuela de Medicina de México en 1849 y extendió los estudios de la química a la farmacia, a la agricultura y a la industria en general (Aceves y Urbán, 2001).10

7 Antes de esta publicación internacional, Díaz Covarrubias solía publicar los resultados de sus investigaciones en periódicos locales de la Ciudad de México. Asimismo, sobresalió por publicar innovadores métodos geodésicos en libros que fueron utilizados como libros de texto en varias instituciones educativas y por largo tiempo.

8 A su regreso a la capital mexicana fueron ovacionados por el pueblo y por los jóvenes preparatorianos (Moreno 1986).

9 Además de ser dueño de varias boticas, en 1850 y 1868 estableció fábricas de ácidos y otros productos químicos (Urbán 2000, 101-102).

10 Fue miembro de la Sociedad Humboldt y de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, entre muchas otras (Urbán 2000).

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Los primeros estudios de química los efectuó en el Colegio de Minería, donde trabajaba el connotado químico y mineralogista Andrés Manuel del Río, quien daría gloria a esta institución y la insertaría en el conocimiento de frontera con el descubrimiento de un nuevo elemento, el vanadio. No obstan-te, la química que se enseñaba en ese establecimiento estaba vinculada a los procesos de beneficio de los minerales; Río de la Loza, al igual que muchos otros, estudió ahí con la idea de introducir dichos conocimientos al terreno de la farmacia (Cárdenas y Ramos 2014, 26). Se graduó de cirujano, médico y farmacéutico en la Facultad Médica y su interés por el desarrollo de la química lo sostuvo como figura central en los ámbitos científico, docente y empresarial. Dirigió y fue profesor de la Escuela de Medicina y de la Escuela Nacional de Agricultura, también dictó cátedra en la Academia de San Carlos, en la Es-cuela Industrial de Artes y Oficios y, evidentemente, en la enp (Urbán, 2000).

Río de la Loza, además de crear la primera sociedad química de vida efí-mera, presidió la Academia de Medicina, la Academia de Farmacia, el Con-sejo Superior de Salubridad y las Comisiones de Farmacopea. Fundó la Aca-demia Farmacéutica de México y la Sociedad Farmacéutica Mexicana y fue miembro de diversas asociaciones científicas. En el extranjero, fue miembro de la Sociedad Imperial de Zoología y Aclimatación de París, de la Academia de Medicina de Madrid, de la Sociedad Americana de Geografía y Estadística de Nueva York, de la Academia Científica de Italia, de la Academia de Agricultura de Florencia, de la Sociedad Universal Protectora de las Artes Industriales de Londres y del Museo de Ciencias, Arte, Literatura e Industria del Continente Americano de Nueva York (Aceves y Urbán 2001).11

Las publicaciones de Río de la Loza fueron numerosas y abarcaron un amplio espectro de especialidades en química, como química médica, quími-ca orgánica, química agrícola, farmacéutica y toxicología y análisis quími-cos y de alimentos. Entre sus obras más importantes sobresalen la Farmacopea Mexicana (1846, 1874) y el primer libro de texto de química moderna titulado Introducción al estudio de la química (Río de la Loza, 2008). En términos de inves-tigación química, en 1852 logró el aislamiento y la caracterización del ácido pipitzahoico o pipitzoico (hoy conocido como perezona) por primera vez en América, cuyas aplicaciones en medicina humana y en el sector industrial eran importantes (León et al. 2009). Por esta aportación, en 1856 recibió la Medalla de Primera Clase de la Sociedad Protectora de Artes Industriales de Londres (Urbán 2000).

Río de la Loza no sólo dejó un importante legado a la química mexicana decimonónica, sino que también fue uno de los profesores más consagrados

11 También lo fue del Instituto de París, y del Instituto Cooper (Urbán 2000).

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a su labor docente y con un gran número de contactos institucionales dentro de la red científico-educativa nacional. A su muerte, algunos de sus discípulos desempeñaron sus funciones en la cátedra de química de la enp, uno de los más asiduos fue Andrés Almaraz, quien la ocupó en las últimas décadas del siglo xIx. Cerramos con una breve descripción que hiciera Aceves (2008) de este eminente químico mexicano:

Fue un científico brillante, con una gran capacidad de iniciativa y liderazgo, cuyas acti-vidades estuvieron encaminadas fundamentalmente a la apertura de nuevos campos del conocimiento y de espacios para cultivarlos: la fundación de las cátedras de química médica y química agrícola; la elaboración de la Farmacopea Mexicana (1846, 1874); el desarrollo y la ejecución de mecanismos para mejorar la situación de los profesionales y de la comunidad científica a la que perteneció, y la puesta en marcha de negocios exitosos y útiles para el crecimiento del país [Aceves 2008, 13].

El último personaje es Juan Ignacio Paulino Ramírez Calzada, mejor conocido por el seudónimo periodístico de El Nigromante, es considerado el mejor escritor de su tiempo y uno de los artífices más importantes del Estado laico mexicano, pilar en la creación de la Constitución de 1857, entusiasta promotor de las Leyes de Reforma y persistente reorganizador del Estado. Brillante polemista y gran orador que sobresalió por su exitosa y controversial carrera periodística y por fomentar el credo político del liberalismo desde sus funciones como abogado, legislador, juez y ministro. Declaró abiertamente su ateísmo al ingresar a la Academia de San Juan de Letrán en 1837, en cuyo polémico discurso de ingreso aseguró: “No hay Dios; los seres de la naturaleza se sostienen por sí mismos”, que removió fibras sensibles de intelectuales y políticos (Camacho 2012).

Se recibió de abogado en el Colegio de San Gregorio. Narra Altamirano (1889, xI) que durante ocho años seguidos, Ramírez se dedicó a la lectura de libros de una amplia diversidad temática: “Matemáticas, Física, Química, Astronomía, Geografía, Anatomía, Fisiología, Historia natural, Jurisprudencia, Economía po-lítica, Historia de México, Historia general, Filología, todo, hasta Teología esco-lástica”, además que frecuentaba los gabinetes, observatorios y laboratorios para complementar su aprendizaje. Esto explica sus luminosas discusiones en socieda-des científicas, en liceos, en escuelas nacionales y en la prensa.

Durante su larga carrera política ocupó una amplia gama de cargos, en-tre ellos: gobernador de Tlaxcala, jefe político del Distrito Federal, secretario de Estado de cuatro dependencias (Justicia, Instrucción Pública, Economía y Fomento durante el gobierno de Juárez y secretario de Guerra y Hacienda en

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el gobierno del Estado de México),12 diputado y juez por el estado de Sinaloa y pre-sidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, entre otros (Arellano, 2009).

Colaboraba con el gobernador del Estado de México, don Modesto de Olaguíbel, en la reconstrucción administrativa del estado cuando decidió lu-char por la libertad de México ante la invasión estadounidense. Durante el Imperio combatió a los franceses en Mazatlán, después fue desterrado a Esta-dos Unidos (San Francisco, California) y antes de la caída de ese régimen fue encarcelado en Veracruz y luego en Yucatán. En el Estado de México fundó, en 1846, el Instituto Científico y Literario de Toluca.

Concluida la Guerra de Reforma, Juárez lo nombró Ministro de Justicia, Instrucción Pública y también de Fomento (1861), desde donde contribuyó a la separación del Estado con la Iglesia, reformó los planes de estudios de las instituciones de educación superior como fue el Colegio de Minería (procuró dotarle de equipo y aparatos para apoyar la instrucción experimental), mejoró la planta de profesores de la Academia de San Carlos. En 1861, fue electo presidente del Ayuntamiento de la Ciudad de México.

Entre sus aportaciones que siguen vigentes se encuentra la fundación de la Sociedad Mutualista de Escritores de la República Mexicana en 1875, en colaboración con su alumno Ignacio Manuel Altamirano. Ésta fue pionera en América Latina y fue base de la actual Sociedad de Escritores Mexicanos (Gil 2009, 10). Participó con varias sociedades científicas, liceos y escuelas na-cionales. Como literato y escritor dejó una amplia producción que fue ex-tensamente conocida en México y en el extranjero, en lugares como París, Madrid, Viena y Colombia (Arellano 2009, 19).

Si bien es cierto que estos profesores alcanzaron reconocimiento y esta-blecieron lazos de colaboración a nivel nacional e internacional, no todos los docentes estuvieron en la misma situación. A decir verdad y respecto al perso-nal docente, se cumple la ley de potencias en términos de que, en sus inicios, había menos profesores reputados por sus contribuciones científicas y litera-rias (en referencia sólo a las materias básicas) con redes de colaboración en el territorio mexicano y en el extranjero, y más que se dedicaban únicamente a la enseñanza con el fin de obtener un salario decoroso (véase figura 4.1). Por otra parte, y debido a que se incorporaron los mejores profesores de las escue-las nacionales, había más profesores ya consagrados en sus cursos que los que apenas impartían cátedra en su vida profesional. Estos factores robustecieron al sistema en pocos años.

12 En 1847 elaboró la Ley de Educación para el Estado de México, para que los más sobre-salientes jóvenes pobres e indígenas pudieran realizar estudios superiores mediante una beca; su discípulo Ignacio Manuel Altamirano Basilio fue uno de los beneficiados (Camacho 2012).

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una red de mundo pequeño

Figura 4.1. Ley de potencias. Pocos profesores tienen una amplia red de contactos en México y en el extranjero y muchos tienen menos colaboraciones

Fuente: Elaboración propia.

En el esquema 4.1 presento un primer acercamiento a la red nacional e inter-nacional que tejieron estos tres profesores de la enp a través de su actividad académica, científica, política, industrial y gubernamental. Algo interesante que advertimos es que con tres catedráticos, la enp estaba directamente co-nectada con la mayor parte de las escuelas nacionales y de las secretarías de Estado, de las instituciones y sociedades científicas y literarias más relevantes en esos años, con el precario sector industrial mexicano existente, y con orga-nismos científicos internacionales.

Recordemos que para 1867, México contaba con cuatro secretarías de Estado, entre las más importantes se encontraba la Secretaría de Fomento, pues durante años fue la encargada de un determinado sector educativo, de promover el desarrollo industrial y la modernización del país, de desarrollar la ciencia, de resolver problemas de urbanización, de atender las obras públicas, etcétera. Gran parte de sus actividades requerían del apoyo de profesionales con formación científica, en consecuencia, sobresalió como la fuente de em-pleo de una buena parte de ingenieros en el siglo.

Bajo el amparo de la Secretaría de Fomento nacieron las primeras insti-tuciones científicas del país, como el Instituto Geológico Nacional, el Obser-vatorio Astronómico Nacional y el Instituto Médico Nacional, por mencionar algunos. Esta secretaría apoyaba también con recursos económicos a algunas de las sociedades y publicaciones científicas, entre las cuales se popularizó la publicación de libros de texto y de monografías, algunas de ellas producto de

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la escuela nacional preparatoria

Esquema 4.1. Acercamiento a la red de mundo pequeño tejida por tres profesores de la enp

Fuente: Elaboración propia.13

investigaciones originales de la propia actividad científica al interior de este or-ganismo. Dentro de este marco, el lazo de la enp con dicha secretaría de Esta-do, al igual que con la de Instrucción Pública, fue importante en su desarrollo.

A través de esta red, un estudiante preparatoriano, por el solo hecho de estudiar en la enp, tenía buena cantidad de información disponible sobre las instituciones educativas del país, conocía de primera mano (pues estaba a un paso en la red) los proyectos y los retos que emprendían las instituciones científicas, los planes y programas de trabajo de la comunidad científica, las actividades y problemas laborales en los organismos gubernamentales e, inclu-so, tenían abierta una ventana al mundo científico internacional, que no había

13 Es importante aclarar que esta es una representación simulada, pues sabemos que en teoría de redes todo tiene significado, la dirección de las flechas, el tamaño de los nodos y de las ligas, etcétera. Este no es el caso, pues para ello se requiere una investigación mucho más profunda. El significado de las siglas es el siguiente: Leopoldo Río de la Loza (lrl), Francisco Díaz Covarrubias (fdC), Ignacio Ramírez (Ir).

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en ningún otro lugar. A este panorama se pueden agregar los estrechos lazos sociales que mantenían los profesores con la élite política, cuyos miembros vi-sitaban el plantel de vez en cuando para asistir a la entrega de premios, a con-memoraciones y exposiciones especiales, a homenajes y a selectos banquetes.

Esto nos permite explicar varios acontecimientos admirables de la enp, como el haber sorteado eficazmente los ataques que experimentó en sus pri-meras décadas de vida, los embates que padeció durante las convulsiones po-líticas y sociales del país, incluso las del movimiento revolucionario, el que sus miembros o egresados se hayan convertido en fervientes promotores de las ciencias y las humanidades en México, el que algunos de sus alumnos hayan destacado como científicos y humanistas de renombre internacional, y el que de su seno naciera no sólo la Academia Nacional de Ciencias sino también una universidad que descollaría como la más importante del país, por men-cionar algunos.

De la Sociedad Científica “Antonio Alzate” a la Academia Nacional de Ciencias. Un legado de preparatorianos, una ventana al mundo y semillero de sociedades científicas y humanísticas (fractalidad)

En el primer capítulo vimos que las redes de mundo pequeño presentan propie-dades de fractalidad, redundancia y robustez. En relación con la red que se en-tretejió al interior de la enp, podemos mencionar, como ejemplo de fractalidad (que exhibe un comportamiento autosimilar), el que un grupo de estudiantes preparatorianos fundara una sociedad científica con propiedades parecidas a la de su institución, entre ellas, la robustez.

En virtud de esta situación, no es de sorprender que un puñado de ado-lescentes de la enp, a través de quienes fluía la información prácticamente de primera mano de los acontecimientos más importantes a nivel nacional en una amplia diversidad de campos del conocimiento (abarcando aspectos políticos y económicos), acordaran fundar un organismo científico que se iría confor-mando con la misma variedad temática que su institución y que aprovecharía los lazos de la red de mundo pequeño formada por sus profesores. Como resul-tado, su organización tendría en poco tiempo un éxito avasallador.

Me refiero a la Sociedad Científica “Antonio Alzate” (sCaa), creada en 1884, por un grupo de estudiantes de esta escuela y con un categórico respaldo de la élite en el poder (Azuela 1996). Su popularidad e influencia en el desarro-llo de las ciencias y las humanidades en México propiciaron que el presidente de la República Mexicana la distinguiera con el nombramiento de Academia Nacional de Ciencias (anC) en 1930 (Gallardo et al. 2005).

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Para aludir a sus orígenes es conveniente tener a la vista el prestigio y do-minio que ejercieron los médicos, farmacéuticos e ingenieros a nivel nacional, quienes crearon y participaron activamente en un gran número de asociacio-nes científicas con incidencia nacional y algunas también internacional. Pode-mos mencionar la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística (smge),14 la Academia Nacional de Medicina (anm), la Sociedad Farmacéutica Mexicana (sfm),15 la Sociedad Mexicana de Historia Natural (smHn),16 la Asociación de Ingenieros Civiles y Arquitectos de México, la Academia de Ciencias Exactas Físicas y Naturales, la Sociedad Científica “Alejandro de Humboldt”, la Socie-dad Metodófila “Gabino Barreda”, la Sociedad Científica “Leopoldo Río de la Loza” y la Sociedad Andrés del Río, por mencionar sólo algunas de ellas, las cuales, por cierto, en el colectivo reproducían también una ley de potencias (véase figura 4.2).17

Figura 4.2. Ley de potencias. Pocas sociedades científicas (entre ellas la sCaa) tenían una amplia red de contactos en México y

en el mundo y muchas tenían pocos vínculos

Fuente: Elaboración propia.

14 Río de la Loza y Díaz Covarrubias también fueron miembros de la smge. Azuela (1996) señala que este último, como Oficial Mayor de la Secretaría de Fomento, la salvó de perecer en ese tiempo. De igual manera Ignacio M. Altamirano (quien llegaría a presidirla) rescató su Biblioteca. Otros de sus miembros fueron Ignacio Ramírez, Antonio García Cubas, Manuel Orozco y Berra y Francisco Jiménez, por mencionar algunos.

15 Presididas por Río de la Loza (Martínez, Aceves y Morales 2007). 16 Cuyo fundador fue el catedrático y director de la enp, Alfonso Herrera (Azuela 1996).17 Asimismo la Ley de potencias se reflejó en el impacto de las sociedades científicas a nivel

nacional e internacional, pocas ejercieron una gran influencia y muchas poca.

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una red de mundo pequeño

Notoriamente, los profesores de la enp participaron en la creación de varias de ellas, presidieron algunas y eran socios de otras. En esta sinergia, su entusiasmo por promover la ciencia a través de sociedades y publicaciones científicas llegó hasta un grupo de seis alumnos, encabezado por el después ingeniero Rafael Aguilar y Santillán, quien con el respaldo de su profesor Alfonso Herrera (director de la enp y fundador de la Sociedad Mexicana de Historia Natural), nombrado Presidente Honorario Perpetuo, y de sus com-pañeros el médico Ricardo Emiliano Cicero, el ingeniero Manuel Marroquín y Rivera, el ingeniero geógrafo Guillermo Beltrán y Puga, Agapito Solórzano Solchaga y el médico Daniel M. Vélez, fundó la sCaa el 4 de octubre de 1884.18 La mesa directiva quedó integrada de la siguiente manera (Memorias 1887):

Presidente Guillermo Beltrán y PugaVicepresidente Mariano Herrera y GutiérrezPrimer Secretario Rafael Aguilar y SantillánSegundo Secretario Daniel M. VélezTesorero Agapito Solórzano y Solchaga

El objetivo principal de la sociedad fue “cultivar las ciencias matemáticas, físi-cas y naturales, en todos sus ramos y aplicaciones, principalmente los relacio-nados con el país”, por lo que quedó dividida en tres secciones: ciencias ma-temáticas, ciencias físicas y ciencias naturales (Galindo 1934). Emulando a las sociedades científicas de su tiempo, en 1886 publicaron el primer número de su revista Memorias de la Sociedad Científica Antonio Alzate, cuya circulación rebasó las fronteras del país (Pruneda 1934),19 mantuvo comunicación e intercambio de material científico con cerca de 900 sociedades científicas distribuidas en el mundo (Memorias 1935-1944, 386). Con este gran número de contactos na-cionales e internacionales lograron recopilar libros, revistas, mapas y un gran número de materiales, llegando a colocar su biblioteca como el acervo cientí-fico más importante en México, al cual acudían los científicos mexicanos que deseaban estar al día en el conocimiento de frontera.20

18 De hecho, las instalaciones de la enp fueron la primera sede de la sCaa y el director, Al-fonso Herrera, dispuso que utilizaran libremente el Gabinete de Historia Natural de la escuela (Azuela 1996, 93).

19 Se aclara que en esta reseña se dice que el primer número apareció en 1886, pero en el acervo del Instituto de Geología de la unam aparece el año 1887.

20 Los temas sobresalían por su amplitud: agricultura, antropología, arqueología, arqui-tectura, astronomía, biología, bioquímica, cartografía, economía, estadística, farmacéutica, filosofía, física, fisicoquímica, fisiología, geografía, geología, hidrología, historia, ingeniería, li-

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la escuela nacional preparatoria

Como es natural, las divisiones de la sociedad se extendieron a las cien-cias sociales y humanas, como la filosofía, las ciencias sociales, la lingüística, las ciencias aplicadas a la industria e inclusivo las denominadas ciencias físi-co-sociales (Memorias 1942). Sus miembros participaron en importantes pro-yectos, como el de la creación de la enae, último peldaño de los estudios en México. Años después se convertiría en semillero de sociedades contemporá-neas como la Sociedad Matemática Mexicana, la Sociedad Astronómica de México, la Sociedad Mexicana de Ciencias Físicas y Matemáticas (de vida efímera), la Sociedad Mexicana de Antropología y la Sociedad Mexicana de Historia. Además de apoyar la creación de instituciones como el Instituto de Física y el Instituto de Matemáticas, entre otros. Sus miembros promovie-ron la creación de nuevos estudios profesionales en química, física, matemá-ticas, historia, filosofía y geografía, por mencionar algunos (Ramos 2008).21

Cabría preguntarse ¿cómo lograron este ascenso tan preponderante? Formulo la respuesta en términos de la peculiaridad fractal de la red de mun-do pequeño, una red con la que se familiarizaron estos jóvenes preparatoria-nos en su institución, y que supieron aprovechar plenamente, pues en teoría estaban a tan sólo seis grados de separación de lo que ellos desearan, aunque hemos visto que realmente se encontraban entre uno y tres solamente. Por ejemplo, para garantizar su financiamiento y su permanencia invitaron como socios a personalidades de diversas esferas, especialmente las del poder políti-co. Invitaron a secretarios de Estado, gobernadores, directores de instituciones educativas y científicas, presidentes de sociedades y academias científicas, em-presarios y eminentes científicos tanto del país como del extranjero.22

Resulta evidente que por el solo hecho de incorporar como socio a un egresado o profesor o miembro distinguido de la enp, se agregaba un nodo más a la red, con sus respectivas relaciones. Excelentes ejemplos los tenemos teratura, matemáticas, medicina, meteorología, mineralogía, pedagogía, psicología, química, sociología, topografía y veterinaria (Gallardo et al. 2005).

21 Su eficacia propició que el Estado la comisionara para organizar importantes eventos tanto nacionales (los tres Congresos Científicos Mexicanos) como internacionales: el xI y xvII Congreso Internacional de Americanistas (1895 y 1910), el Congrès Géologique International (1906) y el Thirty Ninth Annual Convention de la Sociedad Americana de Ingenieros (1907).

22 Algunos de los socios honorarios de la sCaa durante el siglo xIx fueron Fernando Al-tamirano, director del Instituto Médico Nacional; Ángel Anguiano, director del Observatorio Astronómico Nacional de Tacubaya; Joaquín Baranda, ministro de Justicia e Instrucción Públi-ca; Rafael Rebollar, procurador General de Justicia; Leandro Fernández, oficial mayor del Mi-nisterio de Comercio y Obras Públicas; Ramón Manterola, jefe de la Sección 1ª del Ministerio de Gobernación y Regidor de Instrucción Pública de Tacubaya; y Antonio Peñafiel, director general de Estadística; por mencionar sólo algunos.

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una red de mundo pequeño

con Justo Sierra, fundador de la Universidad Nacional de México (unm) y Ministro de Instrucción Pública, Mariano Bárcena, director del Observa- torio Meteorológico Central y posteriormente, gobernador del estado de Jalisco; Manuel Fernández Leal, ministro de Fomento, Colonización e In-dustria; José Limantour, ministro de Hacienda; Gilberto Crespo y Martínez, oficial mayor del Ministerio de Fomento, y Jesús Sánchez, director del Museo Nacional, entre otros integrados en el año de su creación. Con el paso de los años se fueron incorporando otros miembros.

En virtud de que el ámbito internacional se encontraba de dos a cua-tro grados de separación, para la mesa directiva no representaba problema ponerse en contacto con las principales sociedades científicas del mundo e invitarlas a integrarse a la sociedad (enumeramos cerca de 900). Esta práctica de establecer redes científicas era cotidiana a nivel mundial y solían intercam-biar publicaciones. Así fue como la sCaa envió su revista a diversas partes del mundo y ella misma recibía otras más para su biblioteca. Para 1912 distribuía 258 ejemplares en México y 785 en diversas partes del mundo.

Por sobresalir como la sociedad científica de mayor prestigio en México y por su excelente desempeño en el extranjero, el presidente la República Mexi-cana la distinguió con el nombramiento de Academia Nacional de Ciencias, cuya vida alcanzaría hasta la década de los años sesenta del siglo xx, incor-porando como miembros a los científicos mexicanos y extranjeros más desta-cados de su tiempo, la mayor parte de ellos, egresados de la misma Escuela Nacional Preparatoria.

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la unIversIdad naCIonal de méxICo, un fenómeno emergente de la enp

Al inicio vimos que un fenómeno en transición de fase podría tomar el camino de la inestabilidad o uno de oportunidad, en el sentido de poder crecer y de-sarrollarse exitosamente sin requerir mucho esfuerzo. En el fenómeno social que estudiamos en esta obra, los liberales eligieron el nicho de oportunidad y comprometieron el futuro de la educación mexicana con el de la enp, insti-tución cuya peculiar y sólida organización curricular la mantendría en fuer-te interacción con lo más prominente en términos de científicos mexicanos, instituciones educativas, sociedades e instituciones científicas y humanísticas y funcionarios con gran influencia política. Esta condición sistémica, auna-da a otros factores, favoreció mecanismos de retroalimentación, suscitando un proceso de autoorganización del sistema educativo nacional donde la enp se posicionó como el Centro Cultural de México. Este sistema complejo adaptativo, carac-terizado por su robustez, estuvo en condiciones de originar un proceso emergente: la creación de la Universidad Nacional de México (unm).

Estructura sistémica de la enp en la Ley Orgánica de Instrucción Pública en el Distrito Federal de 1867 y los procesos de retroalimentación y autoorganización

Durante la segunda mitad del siglo xIx, cualquier ciudadano bien informa-do sobre las características de una educación secundaria de excelencia en el mundo reconocía que su carácter enciclopédico era fundamental. De ahí el programa de estudios propuesto por la comisión encargada de reorganizar la educación pública en el Distrito Federal (en 1867). El mismo José Díaz Cova-rrubias, miembro de la comisión, afirmó en 1875:

En todos los pueblos civilizados de todas las partes del mundo, la instrucción secundaria y la preparatoria comprenden un conjunto de ciencias cuyos prin-cipios abarcan los diversos órdenes de las leyes de la naturaleza, y cuyo cono-cimiento lo adquiere la juventud estudiosa con la extensión suficiente en cinco o seis años de conveniente dedicación. Todos los Liceos, todas las Academias,

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la escuela nacional preparatoria

todos los Gimnasios, todas las escuelas de educación secundaria o preparato-ria, contienen en sus programas las Matemáticas, la Cosmografía, la Física, la Química, la Historia Natural, la Lógica, la Geografía, la Historia Universal, los Idiomas y otros ramos secundarios, como el Dibujo, la Música, la Literatu-ra, &c. [Díaz 1875, CCvIII].

En general, ésta era la estructura cotidiana de las escuelas secundarias en el siglo xIx, sin embargo, la enp presentaba una estructura diferente en térmi-nos del vínculo que tenía con aquellas instituciones de educación superior que contribuyeron en su creación y que, además, le proveía de profesores. En el cuadro 5.1 se enlistan las instituciones creadas o, bien, reformadas por la Ley Orgánica de Instrucción Pública en el Distrito Federal de 1867.1

Cuadro 5.1. Escuelas reformadas y creadas por la Ley Orgánica de Instrucción Pública en el Distrito Federal de 18672

Instrucción Primaria

Instrucción Secundaria

Instrucción Superior Otras

Tres Escuelaspara varones

Una Escuela para señoritas

Instrucción Secundaria de personas del sexo

femenino

Estudios Preparatorios

JurisprudenciaMedicina, Cirugía

y FarmaciaAgricultura y VeterinariaIngenieros

Naturalistas (vida efímera)Bellas Artes

Música y DeclamaciónComercioNormal

Artes y Oficios2

Para SordomudosObservatorio AstronómicoAcademia Nacional de Ciencias y Literatura

Fuente: Tamayo 1967, 32-33.

Con respecto a las escuelas de educación superior, sólo había cinco, pues la de Naturalistas tuvo una vida efímera. La única de nueva creación fue la de

1 En dicha ley, la educación elemental se declaró gratuita y obligatoria. Los estudios secun-darios se consideraron pieza fundamental en la educación nacional. Por una parte se fundó la escuela secundaria para señoritas y, por la otra, la Escuela Preparatoria. Esta última se instaló en el antiguo edificio de San Ildefonso, distinguido por su magnífica construcción colonial y por la calidad y rigor académico de los maestros (Garzón 2000, 48). No obstante, la ley fue modificada el 15 de mayo de 1869; en lo esencial, se conservaron las instituciones referidas en un principio, como se puede advertir en el cuadro 5.1 (Tamayo 1967, 13).

2 La Escuela de Artes y Oficios, al igual que la de Agricultura y Veterinaria, fue creada con el respaldo de la Escuela de Ingenieros o Colegio de Minería, y su nivel académico en ese tiempo aún era incipiente y correspondía a estudios secundarios con instrucción técnica y con formación científica muy básica (Ramos 2007). .

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la universidad nacional de méxico, un fenómeno emergente

Jurisprudencia; la Escuela de Ingenieros y la de Bellas Artes provenían del siglo xvIII (1781 y 1792 respectivamente), la de Medicina y la de Agricultura y Veterinaria se habían creado en 1833 y en 1853. De éstas, las que más in-fluyeron en los primeros años de vida de la enp fueron la de Ingenieros y la de Medicina, como hemos visto en otros capítulos, especialmente en lo que se refiere al cuadro docente. La de Bellas Artes participó en menor medida y la de Jurisprudencia apenas empezaba su trayectoria, pero con el paso de los años sus profesores (al igual que los médicos) contribuirían decisivamente en el fomento de las humanidades.3

Como he mostrado en el esquema 2.1, los estudios preparatorios antes de 1867 no tenían una estructura sistémica. En cambio, a partir de ese año, con las instituciones aludidas en el cuadro anterior (5.1) y considerando los profesores fundadores de la enp, se articula una configuración sistémica. La ampliación en la diversidad de materias científicas, humanísticas y artísticas, entre otras, no sólo aumentó el número de cursos (elementos del sistema), sino también su interacción con el entorno, el cual en adelante consideraría a la actividad docente, y a los organismos científicos, humanísticos y gubernamentales, entre otros. Una incipiente aproximación a los vínculos establecidos se muestra en el esquema 5.1.4 Me anticipo a los apartados siguientes para señalar que esta estructura ya se perfilaba al proyecto de universidad de Justo Sierra.5

Esquema 5.1. Configuración de las relaciones entre las materias de la enp y las escuelas de educación superior

Fuente: Elaboración propia.

3 Sobre la participación de médicos y abogados en el desarrollo de los estudios de filosofía véase Castillo (2016).

4 El término “varias escuelas” denota aquellas donde se formaron los profesores de huma-nidades, artes, idiomas, dibujo y de otras actividades.

5 En el esquema sólo faltaría especificar a la recién establecida Escuela de Jurisprudencia y la que estaba por venir, la Escuela Nacional de Altos Estudios (enae), para complementar el modelo educativo universitario de 1910 (véase esquema 2.1).

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la escuela nacional preparatoria

En relación con el plan de estudios de 1867, se mostró en el capítulo anterior la predominancia de materias humanísticas más que científicas, pero ¿qué sucedía en términos del número de profesores? Debido a que los cursos de matemáticas tenían hasta ocho catedráticos, es claro que la mayor parte de los titulares de los cursos científicos provenían de la Escuela de Ingenieros (en ciencias físico-matemáticas) y en segundo término de la Escuela de Medicina (en ciencias químico-biológicas principalmente), como se observa la gráfica 5.1.

Gráfica 5.1. Influjo de las escuelas de ingeniería y medicina en el cuadro docente de la enp (1868)

Fuente: Elaboración propia con datos de Atlas (2008, 14).

Evidentemente la Escuela de Ingenieros seguía manteniendo (desde el si-glo xvIII) una hegemonía a nivel nacional en su condición de institución de instrucción científico-técnica basada en las matemáticas, en la física y en la quí-mica, por mencionar algunas de las ciencias exactas básicas. De hecho, la pro-porción de profesores que aparecen en la gráfica 5.1 de la Escuela de Medicina se habían formado en la de Ingeniería. Esta situación es comprensible si consi-deramos que la Escuela de Ingenieros tenía 75 años de vida para cuando se crea la enp, mientras que la de Medicina tenía 34, y la de Agricultura apenas 14.

Por otra parte, la Escuela de Ingenieros llevaba más de medio siglo ins-talada en el Palacio de Minería, mientras que la de Medicina tuvo problemas desde su creación para conseguir un inmueble, y fue en 1854 cuando lograron adquirir el edificio que antiguamente había ocupado la Inquisición. Y así, con el apoyo del Supremo Gobierno pudieron instalar anfiteatros, laboratorios y museos didácticos. Estamos hablando de 13 años de permanencia en sus ins-talaciones (Martínez y Zacarías 2014, 3-4).

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la universidad nacional de méxico, un fenómeno emergente

A partir de ahí, la comunidad médica se organizó para que se autorizara una legislación en la que su escuela rigiera la vida académica de todas las de-más. Con ello, los pocos establecimientos de ciencias médicas del interior de la República Mexicana tenían que adoptar su modelo educativo y seguir sus reglas. Para dar una idea, en 1855 se aprobó que “Toda Escuela de medicina establecida o que se estableciere deberá estar arreglada con todas sus partes a lo prevenido en esta ley”. Con ello, unos cuantos miembros de la escuela decidían el devenir del resto en el país (Martínez y Zacarías 2014, 3-4). A decir verdad, la Escuela de Ingeniería hacía lo propio y también se convirtió en un ejemplo a emular, que fue seguido por algunos estudios de ingeniería de otros estados.

De estas evidencias, resalta que las escuelas de ingeniería y medicina, además de despuntar por su nivel académico (con los mejores profesores y científicos de México), tenían mayores recursos económicos, ejercían su in-fluencia sobre sus homólogas y mantenían el control de sus profesiones a nivel nacional. De ahí que se les denominara escuelas nacionales. Pues bien, éstas fueron las instituciones que formaron parte del sistema institucional educativo de la enp, y lo serían después de la misma Universidad.

En virtud de estos lazos institucionales y de la convergencia de otros factores —como los compromisos políticos de la ideología liberal, la amplia difusión del positivismo y de la educación científica, los fuertes vínculos que los mismos catedráticos de la enp habían establecido a través de redes na-cionales e internacionales proyectadas a través de sociedades, publicaciones e instituciones científicas y literarias— se hizo posible una retroalimentación en el sistema educativo y político a nivel nacional en el que la enp marcaba los cánones a seguir en educación secundaria, propiciando la estimulación de procesos de retroalimentación que condujeron a un proceso de autoorganización.

En pocos años, su modelo educativo fue emulado en otros estados del país, como el Estado de México,6 Campeche, Veracruz, Querétaro, San Luis Potosí, Nuevo León, Coahuila, Tamaulipas y Yucatán, entre otros (Castrejón 1976, 8-9). En general, los estudios preparatorios se extendieron por el territo-rio nacional en mayor cantidad de establecimientos que los superiores, como se muestra en la gráfica 5.2. En cuanto a la relación sistémica, también se empezó a adoptar, en el sentido de que el mismo establecimiento comprendía los estudios profesionales y los preparatorios.

6 En el caso del Instituto Científico y Literario del Estado de México (IClem), Barreda tuvo la oportunidad de influir directamente. Aprovechó que en 1870 se estaba elaborando la Ley de Instrucción Pública en ese estado, para informar detalladamente de la organización de la enp y poner énfasis en las ventajas del método positivista que le llevaron a establecer el orden de las materias, en su opinión. Para supervisar el desempeño de la escuela, los profesores de la enp viajaron a Toluca para examinar a los alumnos del Instituto Literario (Díaz 1972b, 18 y 37).

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Gráfica 5.2. Número de establecimientos en México de estudios preparatorios y superiores en 1875

Fuente: Elaboración propia con datos de Díaz (1875, CxlIv-Cxlv).7

Apenas habían pasado ocho años de la fundación de la enp, cuando José Díaz Covarrubias hizo alusión de este predominio en su obra La instrucción pública en México (1875):

Esta instrucción parece calcada en un mismo pensamiento. Los Colegios de nuestro país no son una excepción a esta idea universal, pues en todos ellos los programas de estudios preparatorios se forman de las ciencias que hemos mencionado, y no hay uno solo en todos los Estados de la República donde no se cultive como preparatorio la mayor parte de estos ramos [Díaz 1875].

En virtud de su influencia a nivel nacional recibió la denominación de Centro Cultural de México.

Organización sistémica de la enp y su consolidación (robustez) a finales del siglo xix

En la década de los años setenta, la cual podríamos denominar “periodo ba-rrediano”, la enp cerró un ciclo importante, la despedida de algunos de sus

7 Había una o dos escuelas especializadas en: náutica, agricultura, conservatorio de músi-ca y ensayador de metales (Díaz 1875).

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más preciados profesores. En 1876 murió el insigne científico Leopoldo Río de la Loza y tres años más tarde el ilustre Ignacio Ramírez. En 1878, el mis-mo Barreda dejó la dirección para atender una misión diplomática en Berlín, mientras que Díaz Covarrubias fue enviado a Guatemala un par de años, para radicar después en París, donde falleció en 1889. Al transcurrir los años, los profesores fundadores dejaron las aulas por diversas causas, como Ladislao de la Pascua, Manuel Fernández Leal, José María Bustamante, Rafael Ángel de la Peña, Ignacio Molina, Manuel Payno y Vicente Heredia, entre otros.

En los albores del siglo xx, la generación docente precursora de la enp cerró su ciclo, dejando a su apreciada institución con una profunda solidez académica y una amplia influencia a nivel nacional. Había pasado tiempo su-ficiente como para que varias generaciones de egresados terminaran sus estu-dios profesionales y extendieran sus alas hacia un gran número de direcciones que retroalimentaban a la escuela misma. Algunos de ellos se incorporaron al cuerpo docente, otros empezaban a sobresalir como funcionarios, científicos o bien empresarios exitosos.8

Llama la atención los cambios en la dirección que se sucedieron con el retiro de Barreda. En el cuadro 5.2 se presentan los nombres de los directores de 1867 a 1910 y en la gráfica 5.3 se observa con mayor claridad el número de años que estuvieron en el cargo. Con excepción de Vidal Castañeda y Nájera,9 todos los demás fueron catedráticos, principalmente del curso de filosofía y, en segundo término de ciencias naturales.

Cuadro 5.2. Nombres de los directores y periodo de gestión (1867-1910)

Gabino Barreda (1818-1881) 17/diciembre/1867 al 14/diciembre/1878

Alfonso Herrera (1838-1901) 16/abril/1878 al 13/agosto/188414/septiembre/1884 al 20/enero/1885

Justo Sierra (1848-1912) 14/agosto al 14/septiembre de 1884

8 Hasta 1910 se señalan Andrés Almaraz, Andrés Aldasoro, Enrique Aragón, Agustín Aragón, Alberto Best, Emilio Baz, Francisco de la Barra, Guillermo Beltrán y Puga, Miguel Covarrubias, Luis Cabrera, Ezequiel Chávez, José María Gamboa, Roberto Gayol, José Ives Limantour, Juan Mansilla Río, Eduardo Prado, Porfirio Parra, Bernardo Reyes Jr., Alfonso Reyes, Luis E. Ruíz, José Terrés, Manuel Torres Torija, Fernando Sáyago, Rafael Sierra y Fran-cisco Vázquez Gómez, entre otros (Atlas 1910, 89).

9 A quien no encontramos en las listas de profesores de la enp de 1867 a 1910, en el archi-vo de la IIsue-unam (fondo enp).

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la escuela nacional preparatoria

Vidal de Castañeda (1836-1903) 24/enero/1885 al 15/junio/1901

Manuel Flores (1853-1924) 16/junio/1901 al 27/junio/1904

Miguel E. Schultz (1851-1922) 1/agosto/1904 al 22/enero/1905

Manuel Flores (1853-1924) 23/enero al 18/febrero de 1905

José Terrés (1864-1924) 19/febrero al 13/diciembre de 1906

Manuel Flores (1853-1924) 14 al 18 de diciembre de 1906

Porfirio Parra (1854-1912) 19/diciembre/1906 al 18/septiembre/1910

Fuente: Elaboración propia con datos de Romo et al. (1998, I).

Gráfica 5.3. Número de años de ocupación de la dirección de la enp de 1867 a 1910

Fuente: Elaboración propia con datos tomados de Romo et al. (1998, I).

Sorprende saber que el poder se lo turnaban los médicos y abogados, princi-palmente. De manera cuantitativa fueron mayoría los médicos que ocuparon la dirección hasta el fin del Porfiriato (véase gráfica 5.4), mientras que los abo-

(Continúa)Cuadro 5.2. Nombres de los directores y periodo de gestión (1867-1910)

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gados fueron los que más tiempo ocuparon el cargo hasta el ocaso del Porfiria-to (véase gráfica 5.5).

Gráfica 5.4. Formación de los directores de la enp de 1867 a 1910

Fuente: Elaboración propia con datos tomados de Romo et al. (1998, I).

Gráfica 5.5. Número de años en la dirección de la enp atendiendo la profesión de los directores de 1867 a 1910

Fuente: Elaboración propia con datos tomados de Romo et al. (1998, I)

La mayor parte de ellos se consideraban seguidores del positivismo y, posible-mente por eso, fueron catedráticos de Filosofía (como era de esperarse, por ser el portador de la doctrina positivista) y Ciencias Naturales, como se muestra

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la escuela nacional preparatoria

en la gráfica 5.6. Cabría preguntarse por qué los ingenieros no participaron activamente en este proceso.

Gráfica 5.6. Cátedras impartidas por los directores de la enp de 1867 a 1910.

Fuente: Elaboración propia con datos tomados del Atlas (2008).

En este marco general, es claro que el porvenir de la enp estaba en manos de los médicos y abogados. Esta situación permite explicar el porqué uno de sus catedráticos y ferviente defensor de esta institución, Justo Sierra, experto en jurisprudencia, estaba dispuesto a escalar en las posiciones de poder guberna-mental del sector educativo con el fin de apuntalar a su estimada enp, y apro-vecharla como piedra angular en el nacimiento tanto de la enae como de la unm. Otro especialista de las leyes sería su más fiel seguidor, Ezequiel Chávez, quien llegaría a ser titular de las instituciones mencionadas.

Resulta evidente que en las instituciones científicas más importantes del país (como el Museo Nacional, el Instituto Médico Nacional, el Observatorio Astronómico Nacional, el Instituto Geológico Nacional, el Observatorio Me-teorológico, el Instituto Patológico Nacional y el Instituto Bacteriológico Na-cional, entre otros) trabajaban profesores de la enp. Así que esta institución no sólo era el eje central de la educación superior, sino también de la investigación científica en México. Ellos mismos eran miembros de sociedades científicas y literarias y se encargaban de la difusión del conocimiento. No había duda de que los miembros de la enp ejercían todas las funciones propias de una univer-sidad, de ahí que ellos mismos trabajaron tan ardua como entusiastamente en el proyecto de la enae, no sólo por la posibilidad de impartir su materia a nivel profesional, sino por colaborar en la transformación de materias a carreras e, incluso, a centros de investigación científica y humanística.

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Si bien es cierto que la escuela era independiente en términos adminis-trativos, no lo era desde el punto de vista sistémico, pues estaba unida tanto a las instituciones de educación superior capitalinas, como a los organismos científicos y gubernamentales.

La enp, germen de la Universidad Nacional de México y piedra angular en la profesionalización de las ciencias y las humanidades (proceso emergente)

Desde 1875, Justo Sierra comenzó a expresarse a favor de la creación de una universidad nacional con autonomía para regir su destino, como lo hacían las universidades alemanas (Alvarado 2014, 47-51). El 7 de abril de 1881, dieciocho días después del fallecimiento de Gabino Barreda, Sierra propuso su proyecto universitario a la Cámara de Diputados, el cual consideraba la creación de la enae, el peldaño educativo más elevado del país. Su idea era integrar también otras instituciones como la Secundaria de Mujeres, la Escue-la Preparatoria, la de Bellas Artes, la de Comercio y Ciencias Políticas, la de Jurisprudencia, la de Ingenieros, la de Medicina y la Normal. Los legisladores le sugirieron aplazar el proyecto hasta que la educación primaria, secundaria y profesional adquiriera mayor solidez y mostrara una mejor organización y desarrollo (Hernández 2001).

Sierra asumió cabalmente ese compromiso y se dedicó a reorganizar la educación nacional para elevar el nivel educativo en todos los ramos de ense-ñanza. En 1905 quedó a cargo de la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, desde donde tuvo la oportunidad de impulsar su proyecto universitario y empezar con la organización de la enae. Esta escuela tendría funciones únicas y primordiales como expedir grados de doctor, coordinar los centros de investigación científica que ya operaban en la capital, desarrollar y promover la actividad científica de frontera, formar hombres de ciencia y profesores de escuelas preparatorias y profesionales, entre otras. Al interior de la misma co-misión se presentaron debates y diferencias sobre la conveniencia de su crea-ción (Ruíz 1967).

Diseñar la estructura general de la institución no era tarea fácil, había debates sobre la naturaleza de los estudios, la clasificación de las materias, el personal a contratar. Dado que el espectro disciplinar que se consideraba era extenso, el plan de estudios tenía que ser vasto y el cuerpo docente nume-roso. Ante la imposibilidad física y financiera para construir los laboratorios requeridos, se decidió buscar el apoyo de los institutos científicos que, ade-más, habían aceptado colaborar con el proyecto. Finalmente, el 7 de abril de

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la escuela nacional preparatoria

1910, Porfirio Díaz, presidente de la República Mexicana, expidió el decreto de creación de la enae (Ducoing 1990).

La inauguración oficial de la enae tuvo lugar el 18 de septiembre de 1910 en el Salón de Actos de la Escuela Nacional Preparatoria. Cuatro días después se fundó la Universidad Nacional de México (unm), integrada por las Escuelas Nacionales Preparatoria, de Jurisprudencia, de Medicina, de In-genieros, de Bellas Artes y, evidentemente, la enae, que era la única de nueva creación, y que conduciría a la integración de México en el concierto mundial de la ciencia.10

Porfirio Parra, director de la enae, reconocía la necesidad de incorporar profesores extranjeros con estudios de posgrado para dictar cátedra en esta institución. Para impartir Psicosociología se contrató al doctor James Mark Baldwin, quien provenía de la Universidad Johns Hopkins; para el curso de Antropología fue nombrado el doctor Franz Boas de la Universidad de Co-lumbia, y para Botánica, el doctor Carlos Reiche de la Universidad de Leipzig. Ellos se integraron como profesores ordinarios (de planta) y más tarde se in-corporaría el concepto de catedráticos libres, donde Antonio Caso sobresalió como un docente sumamente comprometido (Menéndez 1996, 47-61).

De acuerdo con la Ley Constitutiva de la enae, conviene analizar el primer objetivo de la enae que dice:

Perfeccionar, especializándolos y subiéndolos á un nivel superior, estudios que en grados menos altos se hagan en las Escuelas Nacionales Preparatoria, de Jurisprudencia, de Medicina, de Ingenieros y de Bellas Artes, ó que estén en conexión con ellos [La Universidad 1990, 10].

Resulta claro que se refiere a la estructura sistémica de la enp mostrada en el esquema 5.1, sólo que ahora se agrega un peldaño más, el de la enae, el cual representa la intención de ofrecer estudios en uno o dos niveles superiores (profesionales y altos estudios) de las materias que se impartían en la enp, como se muestra en el esquema 5.2. Ahí vemos la organización de la enae en tres secciones y los campos que pertenecían a cada una de ellas. La primera sección correspondía a la de Humanidades; la segunda, a la de Ciencias Fí-sicas y Naturales, y la tercera, a la de Ciencias Sociales, Políticas y Jurídicas.

Retomando información antes mencionada, este nuevo sistema fue pro-ducto de la interacción entre la enp y las escuelas nacionales y con su entorno (sociedades e instituciones científicas y gubernamentales, por ejemplo). Justo

10 Ley que crea la Universidad de 1910, artículo 2º (La Universidad 1990, 10).

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Sierra comprende que el sistema representado en el esquema 5.2 tiene la capa-cidad y la infraestructura necesaria como para escalar las materias que se im-parten en la enp a estudios profesionales e, incluso, de posgrado. Surge la idea de crear una escuela paralela a la preparatoria, pero de niveles más elevados. ¿Quiénes serían los profesores? El sistema proveería los profesores de estudios profesionales (a través de las escuelas profesionales, que en su mayoría eran pro-fesores de la enp) y se contratarían del extranjero algunos para altos estudios.

Esquema 5.2. La unm y la enae como nivel superior de estudios impartidos en la enp

Fuente: Elaboración propia.

En este contexto se comprende que algunos de los profesores de la enae lo fueran también de la enp o de las escuelas nacionales, el sistema estaba com-pleto. Además se aprovechó que algunos estudiantes mexicanos habían regre-sado del extranjero con estudios profesionales y se habían incorporado a las escuelas nacionales de educación superior como catedráticos, y no necesaria-mente de la enp. En el cuadro 5.3 se presenta tan sólo una muestra del cuadro docente de 1912-1914.

A diferencia de la enp, la organización de la enae fue muy complicada, por la imposibilidad de tener planes de estudios profesionales para cada disci-plina, de hecho, la escuela se inauguró sin tener un programa definitivo. Sucede

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la escuela nacional preparatoria

Cuadro 5.3. Algunos profesores de la enae, de la enp y de las escuelas nacionales de educación superior entre 1912 y 1914)11

Nombre del profesor Materia impartida en la enae Catedrático

Porfirio Parra Director de la enp y de la enae enae, enp, enm, aml

Ezequiel A. Chávez Ciencia y Arte de la Educación enae, enp, aml

Sotero Prieto Teoría de las Funciones Analíticas enae, enp, enI, oan

Juan Salvador Agraz Introducción al Estudio de la Alta Química enae, enp, Ign

Pedro Henríquez Ureña Literatura Inglesa y Anglo-americana enae, enp, enj

Valentín Gama Mecánica y Óptica (curso experimental) enae, enp, enI, oan

Carlos Lazo Historia del Arte enae, enp, enba

Joaquín Gallo Mecánica y Óptica (curso práctico) enae, enp, enI, oan

Adolfo P. Castañares Química Inorgánica (curso teórico expe-rimental) enae, enp, enm, Imn

Luis G. Urbina Lengua y Literatura Castellanas enae, enp, aml

Ricardo Caturegli Química Inorgánica (curso práctico) enae, enp, enm, Imn

José G. Aguilera Geografía Física y Geología de México enae, enI, Ign

Antonio Caso Filosofía y Estética. Además Introducción a los Estudios Filosóficos enae, enj, aml

Miguel Schultz Geografía Histórica enae, enp

Joaquín Palomo Rincón Lengua y Literatura Inglesas enae, enp

Alfonso Reyes Lengua y Literatura Castellanas enae, enj, aml

Erasmo Castellanos Lengua y Literatura Castellanas enae, enp, aml

Jesús Díaz de León Filología y Lingüística, Lengua y Literatura Hebrea enae, enp, aml

Samuel Chávez Academias de Dibujo y Trabajos Manuales enae, enp, enba

Fuente: Elaboración propia.12

11 Significado de siglas: Escuela Nacional de Ingenieros (enI), Escuela Nacional de Medicina (enm), Escuela Nacional de Jurisprudencia (enj), Escuela Nacional Preparatoria (enp), Escuela Nacional de Bellas Artes (enba), Observatorio Astronómico Nacional (oan), Instituto Médico Nacional (Imn), Instituto Geológico Nacional (Ign), Academia Mexicana de la Lengua (aml). Tan sólo se señalan algunas de las instituciones con las que colaboraron dichos académicos.

12 IIsue-enae, Informe de la enae del 22 de septiembre de 1912 al 1 de marzo de 1913, caja 7, exp. 142, fo. 3892-3893. También caja 8, exp. 154, fo. 4409 (1915) reseña histórica del director Jesús Díaz de León.

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que todavía no se estructuraba el plan de estudios cuando comenzó su crisis financiera causada por la Revolución mexicana y fue el centro de los ataques por ser la única institución creada durante el Porfiriato. Los problemas finan-cieros impidieron el pago a todos los profesores que se habían seleccionado y se dio prioridad a los extranjeros, así que algunos mexicanos decidieron impartir cátedra de manera gratuita.13 Ésta fue la manera en la que la escuela pudo mantenerse durante años y en el camino se fueron desvaneciendo algunos de los objetivos iniciales, como el de profesionalizar las ciencias exactas, situación contrastante con las humanidades que dieron vida a las primeras profesiones en 1924, justo cuando se transformó en la Facultad de Filosofía y Letras.

Esta situación propició que la profesionalización de las ciencias exactas (las matemáticas, la física y la química) tuviera que llevarse a cabo en espacios ajenos a los de la enae, a pesar de que era su misión. En el caso de la química, durante los primeros años de vida de la enae, los cursos fueron impartidos por farmacéuticos y por un químico mexicano que se había graduado en ese campo en Europa, Juan Salvador Agraz. Todos ellos estaban interesados en tener una escuela de química. Finalmente, Agraz creó la Escuela Nacional de Química Industrial en 1916, bajo los auspicios de la Secretaría de Instrucción Pública, pero como esta última fue cerrada durante la revuelta revolucionaria, Agraz logró su incorporación a la unm al año siguiente (Ramos y León 2014).

En el caso de la física y las matemáticas, fueron los ingenieros los que ocuparon dichas cátedras en la enae, pero les fue imposible, desde ahí, ins-taurar estudios profesionales y menos posibilidades tuvieron cuando ésta se transformó en Facultad de Filosofía y Letras. Así, las carreras de Física y Ma-temáticas tuvieron que esperar hasta 1935, cuando el ingeniero civil Ricardo Monges López, con el apoyo de la Escuela Nacional de Ingenieros, logró abrir el Departamento de Ciencias Físicas y Matemáticas en 1935, el cual se trans-formó al año siguiente en la Escuela Nacional de Ciencias Físicas y Matemá-ticas, que derivó en 1938 en la actual Facultad de Ciencias, todas ellas bajo su dirección. También fundó el Instituto de Física en 1938, el cual quedó a cargo del ingeniero y doctor en física Alfredo Baños. Monges quien estableció y dirigió el Instituto de Geofísica (Ramos 2015).

Otro de los objetivos frustrados de la enae fue el de la coordinación de los institutos de investigación instalados en la capital.14 Este suceso tuvo que es-

13 La mayoría de los docentes renunciaba al no recibir pago por los cursos impartidos.14 En ese momento se señalaron al Instituto Médico Nacional, al Patológico, al Bacterioló-

gico, al Museo de Historia Natural y al Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnología, entre otros. IIsue-enae, caja 20, exp. 400.

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la escuela nacional preparatoria

perar hasta 1929,15 año en el que la unm obtuvo su autonomía y los institutos se integraron a la ahora nombrada Universidad Nacional Autónoma de Méxi-co (unam), la Máxima Casa de Estudios. En conclusión, éste fue un fenómeno emergente producido por la más grande autoridad en materia educativa hasta antes del nacimiento de dicha universidad, la Escuela Nacional Preparatoria.

Para terminar, en el siguiente anexo, se presentan los esquemas que re-presentan la evolución del sistema preparatoriano, como núcleo de la futura célula universitaria, con los elementos que interactuaban con ella a fines del siglo xIx y principios del xx, y que daban lugar a las funciones sustantivas propias de una universidad: la docencia, la investigación y la difusión.16

15 Naturalmente ya no existía la enae.16 Justo Sierra aprovechó la estructura sistémica de la enp para formalizar su proyecto de

universidad. Su legado fue la creación de la enae.

101

anexo

Esquema 1. Creación de la enp (1867), primer proyecto educativo sistémico exitoso en la República Mexicana. Los profesores eran los más destacados de las escuelas más sobresalientes (aquí señaladas) en estudios profesionales del país. En este año a la enp se le conocía como Escuela Preparatoria, pues la connotación de “nacional” se incorporó años más tarde.1

Fuente: Elaboración propia.

Esquema 2. Entre los profesores de la enp predominaron los científicos y li-teratos más reconocidos del país, algunos de ellos fundadores o empleados de las instituciones científicas de mayor renombre a nivel nacional (algunas se mencionan en este esquema), propiciando mecanismos de retroalimentación positiva con el sistema preparatoriano, contribuyendo en su robustez y, por lo tanto, en su consolidación como la institución educativa más importante del país a finales del siglo xIx.

1 Entre paréntesis se anotan los años de creación de las escuelas.

anexo

esquemas que representan el sIstema dInámICo de la enp desde su CreaCIón Hasta su

InCorporaCIón a la unm

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la escuela nacional preparatoria

Fuente: Elaboración propia.

Esquema 3. Los profesores, alumnos y egresados de la enp destacaron en la difusión del conocimiento. Fundaron y participaron en las sociedades y publi-caciones científicas y literarias más importantes del país, así como en la organi-zación de congresos nacionales e internacionales, entre otras actividades. Con ello aumentó la retroalimentación con el sistema preparatoriano contribuyen-do aún más en su solidez.

Fuente: Elaboración propia.

103

anexo

Esquema 4. En 1910, se integró al sistema preparatoriano la Escuela Nacional de Altos Estudios (enae) para elevar el nivel de los estudios de la enp a pro-fesionales y de posgrado, además de promover la docencia y la investigación científica. Una vez integrados, se fundó la Universidad Nacional de México (unm) con dicho sistema.

Fuente: Elaboración propia.

Esquema 5. En 1910, el proyecto de la unm consideraba la coordinación de algunos de los principales institutos de investigación.

Fuente: Elaboración propia.

104

la escuela nacional preparatoria

Esquema 6. Proyecto de la unm (1910). Los profesores de la enp, también lo eran de la enae, de la enI, de la enm y de la enba. Ellos mismos, además de ocuparse de la docencia, se dedicaban a la investigación y a la difusión, activi-dades sustantivas de la universidad.

Fuente: Elaboración propia.

Esquema 7. Se presentan los esquemas que representan al sistema prepara-toriano antes de 1910 y el sistema universitario en 1910, para mostrar que el segundo consistió de la suma del primero más la enae.2

2 Significado de las siglas: Escuela Nacional de Ingenieros (enI), Escuela Nacional de Medicina (enm), Escuela Nacional de Jurisprudencia (enj), Escuela Nacional de Bellas Artes (enba), Instituto Médico Nacional (Imn), Instituto Geológico Nacional (Ign), Observatorio Astronómico Nacional (oan), Instituto Bacteriológico Nacional (Ibn), Observatorio Meteoroló-gico Central (omC), Museo Nacional (mn), Museo de Historia Natural (mHn), Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnología (mnaHe), Instituto Patológico Nacional (Ipn).

105

anexo

Escuela Nacional Preparatoria(antes de 1910)

Universidad Nacional de México (1910)

Sistema preparatoriano Sistema universitario

Fuente: Elaboración propia, con diseño de Angeles Alegre.

En términos de una ecuación es posible concluir que la Universidad Nacional de México fue producto de la suma del Sistema Preparatoriano más la Escuela Nacional de Altos Estudios.

UNM = Sistema ENP + ENAE

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La Escuela Nacional Preparatoria Un sistema adaptativo complejo

CIENCIA Y TECNOLOGÍA EN LA HISTORIADE MÉXICO

María de la Paz Ramos LaraCIENCIA Y TECNOLOGÍA EN LA HISTORIADE MÉXICO

Desde el enfoque de los sistemas complejos, la autora estudia la evolución de la Escuela Nacional Prepara-toria (enp) desde su creación hasta su incorporación a la Universidad Nacional de México (unm). Emplea los conceptos sistema complejo adaptativo, transi-ción de fase, bifurcación, retroalimentación positiva y autoorganización para explicar cómo a pesar de ha-

berse fundado como una escuela secundaria en una época de profunda crisis económica y social llegó a destacar como la institución educativa más importante del país, marcando los cánones de la educación prepara-toria hasta entrado el siglo xx. Asimismo, utiliza parámetros de orden y de control, red de mundo pequeño, robustez y atractor, para analizar tanto sus mecanismos de consolidación como aquellos con los que benefició al grupo en el poder, e incluso, con los que contribuyó en la transformación cultural y política de la nación, y fractalidad, para determinar la trascen-dencia de la Sociedad Científica “Antonio Alzate” (Academia Nacional de Ciencias) fundada en el seno del claustro preparatoriano. Entre sus conclusiones destaca que la enp sobresale como el primer proyecto educativo sistémico exitoso del México decimonónico, en cuya evolución como sistema dinámico aconteció como fenómeno emergente el surgimiento de la Máxima Casa de Estudios (unam), contribuyendo a su vez en la creación de las primeras profesiones científicas y humanísticas, así como en el desarrollo de la investigación científica y de diversos pro-gramas de difusión. Finalmente, afirma que el sistema universitario fue re-sultado de la suma entre el sistema preparatoriano con la Escuela Nacional de Altos Estudios (enae), considerando que esta última dispuso también de la enp como un sólido cimiento para su establecimiento.

María de la Paz Ramos Lara, en la unam, realizó es-tudios de licenciatura en Física, maestría en Ciencias Físicas y doctorado en Historia. Recibió el Premio Dr. Enrique Beltrán, la Medalla Sor Juana Inés de la Cruz y es miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Como investigadora del Centro de Investigaciones In-terdisciplinarias en Ciencias y Humanidades fundó el Programa de Investigación Historia de la Ciencia y tres colecciones de libros: Bibliotheca Mexicana Historiae Scientiarum (editora de esta colección de facsimila-res), Ciencia y Tecnología en la Historia de México (coordinadora) e Investigación Interdisciplinaria de Frontera (en proceso). Es autora de los libros Difusión e Institucionalización de la mecánica newtoniana en México en el siglo xviii (1994) y Vicisitudes de la in-geniería en México (siglo xix) (2013).

Sus líneas de investigación son:

1. Historia de las ciencias exactas y de la educación científico-técnica en México2. Las ciencias y las humanidades en los inicios de la unam3. Enseñanza, difusión y divulgación de la ciencia en la historia de México4. Análisis histórico desde la perspectiva de los sistemas complejos

Otros títulos de la colección

Signa Naturalia. Concepciones y prácticas en torno a la materia médica, la farmacia y la salud (siglos xvi-xx)Angélica Morales y Mauricio Sánchez (coordinadores)

Radioisótopos itinerantes en América Latina. Una historia de ciencia por tierra y por marGisela Mateos y Edna Suárez-Díaz

La consolidación de la botánica mexicana 1852-1904. Un viaje por la obra del naturalista José Ramírez (1852-1904)Angélica Morales

Aportes recientes a la historia de la química en MéxicoMaría de la Paz Ramos y Felipe León (coordinadores)

Vicisitudes de la ingeniería en México (siglo xix)María de la Paz Ramos

Del cielo. Fray Alonso de la Vera CruzMauricio Beuchot, Roberto Heredia, Ambrosio Velasco, Marco Arturo Moreno y María de la Paz Ramos (coordinadores)

La astronomía en México en el siglo xix

María de la Paz Ramos y Marco Arturo Moreno (coordinadores)

Formación de ingenieros en el México del siglo xix

María de la Paz Ramos y Rigoberto Rodríguez (coordinadores)

La relatividad en MéxicoMaría de la Paz Ramos (coordinadora)

Experiencia mexicana en aceleradores de partículasMaría de la Paz Ramos (coordinadora)

La mecánica cuántica en MéxicoMaría de la Paz Ramos (coordinadora)