Uso de Insectos en Alimentación de Aves
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Uso de insectos en alimentación de aves: Perspectivas generalesExisten reportes provenientes de China que indican que el uso de insectos en la alimentación de aves favorece la respuesta inmune y la calidad de la carne, por lo que se requiere más investigación en este campo.
JUNIO 24/2015 | Comentarios(2).
El crecimiento poblacional previsto para las próximas décadas y el consecuente incremento
requerido en la producción de proteína animal para satisfacer la demanda de esta población,
generan grandes desafíos para el abastecimiento de las industrias de producción animal,
particularmente en la avicultura. La industria avícola es altamente eficiente en convertir
alimento animal en productos avícolas con una conversión alimentaria de entre 1.5 a 1.8, lo que
hace a las aves de corral una de las fuentes más económicas y viables para la producción de
carne para consumo humano. A nivel global, la industria avícola depende de la soya como
principal suplemento de proteína vegetal; sin embargo, el costo de los recursos alimentarios
proteicos convencionales como la soya es alto y su disponibilidad en el futuro será limitada. En
consecuencia, urge encontrar fuentes alternativas de proteína para la alimentación animal.
El uso de insectos con alto contenido de proteína es una de las opciones que se viene
estudiando para abastecer la demanda de proteína para las dietas animales y reducir el costo
de la alimentación de las aves. Por ello, es una de las ramas que en los próximos años se
desarrollará con mayor intensidad, y presenta grandes oportunidades y desafíos para su
implementación. El objetivo de esta revisión es presentar algunas de las fortalezas y debilidades
de los insectos como fuente de proteína alternativa, para la alimentación de aves y las acciones
necesarias para lograr su introducción práctica.
Los insectos poseen una inmensa biodiversidad y representan una biomasa de muy grandes
proporciones en la naturaleza; recurso que en términos generales no es aprovechado. Sin
embargo, alrededor del mundo se ha reportado el uso de más de 1,900 especies de insectos
como alimento humano, y se estima que forman parte de la dieta tradicional de al menos 2 mil
millones de personas (FAO, 2013). La mayoría de las especies de insectos con potencial para la
alimentación animal pueden ser considerados como una fuente renovable de proteína (Ramos-
Elorduy, 1997), ya que presentan una alta tasa de reproducción y ciclos de vida cortos. Resulta
interesante considerar, además, que para producir una tonelada de proteína derivada de
insectos se requiere menor área y alimento que para obtener una tonelada de carne, lo que
implica una alta eficiencia en el uso de recursos para su obtención. Los insectos pueden
emplear como alimento algunos desechos orgánicos, tal es el caso de los obtenidos en la
producción de aves comerciales, y actuar como transformadores biológicos de dichos residuos
en biomasa animal rica en proteína y apropiada para la alimentación animal. Los productos
derivados de insectos para la alimentación animal pueden tener el mismo mercado que la
harina de pescado y soya, que representan a nivel mundial los principales ingredientes
proteicos en las dietas de aves.
Debido a que los insectos poseen cortos ciclos de vida, su producción a gran escala puede
resultar relativamente económica. Fácilmente, se puede escalar hasta grandes poblaciones para
satisfacer la demanda de altos volúmenes de productos derivados. Su producción no requiere
sistemas sofisticados, estructuras complejas o prácticas de manejo laboriosas. Además, su
naturaleza es poiquiloterma y, en consecuencia, no necesitan mantener la temperatura corporal
y son altamente eficientes en transformar su alimento en masa corporal.
Los insectos poseen un alto valor nutricional por su contenido de proteínas, grasas, minerales y
vitaminas. El contenido de proteína varía, dependiendo de la especie y estado del ciclo de vida,
entre 30 y 80 %, y es generalmente de mayor calidad que la proteína vegetal. El aporte
energético es similar, y en algunos casos incluso mayor, que el de los cereales. Por ejemplo, las
larvas de mosca soldado negra (Imagen 1), una de las especies más estudiadas y con mayor
potencial para la alimentación animal, tienen un contenido nutricional de 42 % de proteína
cruda, 26 % de grasa, 20 % de ceniza y 7% de fibra cruda, todos expresados en base 100 %
seca, así como un contenido de humedad de alrededor del 10 % (Makkar et al., 2014). En el
Cuadro 1, se presenta la composición de tres especies de insectos en comparación a la torta de
soya y la harina de pescado.
Newton y colaboradores (1977) evaluaron en lechones la digestibilidad aparente de una dieta a
base de maíz con 33 % de harina de larva de mosca soldado negra, en comparación a una dieta
maíz-soya (dieta control) y observaron una similar digestibilidad de la proteína, pero mayor
para la grasa en la dieta con harina del insecto (Cuadro 2).
En relación a propiedades funcionales en el uso de insectos en la alimentación de aves, es
necesario determinar si las propiedades previamente reportadas para la quitina, como son la
acción inmunomoduladora, antimicrobiana y prebiótica, son aplicables a los productos para los
alimentos derivados de insectos, que contienen quitina derivada de su estructura corporal.
Asimismo, existen reportes provenientes de China que indican que el uso de insectos en la
alimentación de aves favorece la respuesta inmune y la calidad de la carne, por lo que se
requiere más investigación en este campo.
Por otro lado, los productos derivados de insectos tienen también un gran potencial para la
alimentación humana, ya que el valor nutricional de los insectos que es en términos generales
similar a las carnes rojas, tiene un alto contenido de grasas poliinsaturadas y minerales (Arango
et al., 2004), y su producción industrial genera una menor huella ecológica que la producción
de carnes rojas.
Diversas experiencias en el uso de insectos en la alimentación de aves muestran resultados
promisorios tras reemplazar la torta de soya, como la reducción de la conversión alimentaria.
Así, en pollos de carne, se ha observado que el uso de larvas de mosca soldado negra en
reemplazo total de la torta de soya y reemplazo parcial de la grasa empleada en la dieta, resultó
en una ganancia de peso estadísticamente similar (P>0.05) a la dieta control, con torta de soya
y un consumo de alimento igual al 93 % de la dieta control (estadísticamente significativo;
P<0.05), lo que sugiere una mejor conversión alimentaria (Hale, 1973 citado por Newton et al.,
2005).
Algunos aspectos por resolver son los relacionados a las regulaciones, ya que en algunos países
las harinas de insectos son clasificadas como harinas de origen animal y, en consecuencia, su
uso para la alimentación de las aves de granja se encuentra restringido. Por otro lado, dado que
se trata de varias especies de insectos con potencial comercial, es necesario delinear
adecuadamente los sistemas de producción que permitan asegurar la obtención de productos
sanitariamente seguros. Al respecto, se han reportado características microbiológicas
(mesófilos, coliformes, clostridios, Salmonella spp. y Escherichia coli) adecuadas en la harina de
larva de mosca soldado negra, obtenida tras la infestación en heces de pollos (Arango et al.,
2004); sin embargo, es previsible que las condiciones de inocuidad del producto dependerán de
las características de su proceso de obtención.
Por otro lado, respecto al bienestar animal, las evaluaciones realizadas por el Laboratorio de
Entomología de la Unviersidad de Wageningen indican que es altamente improbable que los
insectos experimenten dolor, ya que no es una característica adaptativa en los insectos, aún no
se ha identificado un centro del dolor en el cerebro de los insectos y no presentan el típico
comportamiento asociado al dolor.
Aún se requiere mayor información e investigación en este campo. Tal es así, que ya se ha
publicado el primer número de la nueva revista científica especializada en la materia, Journal of
Insects as Food and Feed, que promete traer grandes novedades en adelante. Los agentes
claves de las diferentes industrias interesadas (avicultura, porcicultura, ganadería, acuicultura,
agricultura, entre otras) prevén que la introducción de los productos derivados de insectos se
producirá de forma industrial y a gran escala; primero en alimentos acuícolas y de mascotas,
donde ya está sucediendo, y posteriormente en otras industrias de producción animal.
Es tal el interés y potencial que existe en el uso de insectos para la alimentación animal, que ya
algunas empresas alrededor del mundo tienen operaciones para la producción y abastecimiento
a gran escala de productos derivados de insectos como: harinas integral,desgrasada e
hidrolizada de insectos (Imagen 2), aislados de proteínas, aceite, nutracéuticos como quitosano,
glucosamina y quitooligosacáridos; así como estiércol de insectos tratado para agricultura,
entre otros. Algunos casos interesantes son: SAS Ynsect (www.ynsect.com), Protix Biosystems
B.V. (www.protix.eu), EnviroFlight LLC (www. enviroflight.net) y AgriProtein Holdings Ltd.
(www.agriprotein.com).
En nuestro medio, algunas experiencias han mostrado resultados promisorios en el uso de
derivados de insectos en la alimentación de aves y se considera que, en algunos escenarios, la
producción de derivados de insectos integrada a la producción de aves es una alternativa que
puede resultar viable.