Willem Adelaar (2014), La historia lingüística andina: una visión de consenso en transformación.

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Colección Congresos y Jornadas III Encuentro de Lenguas Indígenas Americanas (ELIA) Libro de Actas Marisa Malvestitti Patricia Dreidemie compiladoras

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Adelaar W.F.H. (2014), La historia lingüística andina: una visión de consenso en transformación.. En: Malvestitti M., Dreidemie P. (Eds.) III Encuentro de Lenguas Indígenas Americanas: Libro de Actas. Viedma: Universidad Nacional de Río Negro. 13-22.

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  • Coleccin Congresos y Jornadas

    III Encuentro

    de Lenguas Indgenas

    Americanas (ELIA)

    Libro de Actas

    Marisa Malvestitti

    Patricia Dreidemie

    compiladoras

    Cuadro de texto

    Cuadro de textoAdelaar W.F.H. (2014), La historia lingstica andina: una visin de consenso en transformacin.. En: Malvestitti M., Dreidemie P. (Eds.) III Encuentro de Lenguas Indgenas Americanas: Libro de Actas. Viedma: Universidad Nacional de Ro Negro. 13-22.

  • La historia lingstica andina:

    una visin de consenso en transformacin

    Willem F.H. Adelaar

    Universidad de Leiden

    [email protected]

    Resumen

    La investigacin histrica y lingstica de las lenguas andinas ha sido el objeto de un consenso relati-

    vamente general durante varias dcadas. La presente contribucin se propone dar un inventario de

    unas propuestas recientes de carcter radical, que ponen en cuestin los fundamentos de aquel con-

    senso. Concluimos que algunas de las nuevas propuestas aportan ideas positivas e innovadoras,

    pero que tambin plantean nuevas interrogantes y cuestiones que parecan solucionadas.

    Palabras clave: lenguas andinas, fuerzas motrices, expansin martima, lingstica areal, historia

    social.

    1. Introduccin

    Cada campo de investigacin cientfica suele atravesar momentos tanto de estabilidad como de

    transformacin. La visin acadmica del desarrollo histrico y social de las lenguas andinas ha

    sido marcada por un largo perodo de estabilidad y consenso. Aquella visin se basaba principal-

    mente en los resultados de los estudios dialectolgicos, descriptivos y reconstructivos, relaciona-

    dos con el quechua y con el aimara, que fueron realizados durante las dcadas del 196080, y en la

    interpretacin de las mismas en un contexto (etno) histrico, arqueolgico y social. La visin de

    consenso, que lleg a imponerse en aquel perodo, procur desplazar una interpretacin tradicio-

    nal de inspiracin ideolgica, que tomaba como punto de referencia la situacin de predominan-

    cia de algunas de las variedades quechuas y aimaras ms robustas en la actualidad. As se sola

    atribuir el origen del quechua a la regin del Cuzco, la cuna del incanato, y se asociaba el aimara

    con la cultura Tiahuanaco, posiciones que reflejan la conviccin de los pobladores actuales esta-

    blecidos en aquellos lugares. Estas perspectivas tradicionalistas quedaron demolidas como resul-

    tado de la investigacin sincrnica y diacrnica de las lenguas andinas, aunque sigan teniendo

    adeptos hasta el da de hoy.

    La visin de consenso coloca los orgenes de ambos grupos lingsticos en una posicin geo-

    grfica que queda mucho ms al norte, en el Per central y zonas confines, y a pesar de existir di -

    ferencias de opinin sobre algunas particularidades especficas, la misma fue adoptada como una

    especie de estado de la cuestin, que forma parte de programas de enseanza escolares y uni-

    III Encuentro de Lenguas Indgenas Americanas 13

  • versitarios y de informacin enciclopdica ampliamente distribuida en relacin con las lenguas

    andinas.

    Sin embargo, desde la dcada del 2000, las suposiciones bsicas de la historia lingsticoso-

    cial andina han llegado a ser cuestionadas desde varios ngulos, lo que ha resultado en un ambiente

    acadmico lleno de contradicciones y de confianza decreciente. Por supuesto, la prctica de replan-

    tear peridicamente las ideas prevalecientes de un campo de investigacin cientfica puede tener un

    efecto saludable, siempre y cuando se examine minuciosamente el fundamento emprico de los pun-

    tos de vista existentes a la luz de nuevos hallazgos y de nuevas interpretaciones. En las pginas si-

    guientes presentamos, en trminos muy generales, un inventario de los principales componentes de

    la visin de consenso vigente hasta hace poco, as como de algunas nuevas propuestas y crticas que

    han llegado a modificar o a contradecir aquel consenso en aos recientes. Veremos que algunas de

    estas propuestas y crticas han venido a enriquecer nuestro entendimiento del pasado andino, pero

    que al mismo tiempo han generado nuevas preguntas de orden fundamental.

    2. La visin del consenso

    Para apreciar la importancia de las ideas y conceptos nuevos que en aos recientes han llegado a

    perturbar la estabilidad del campo de la historia social de las lenguas andinas es necesario esbozar

    una idea general, aunque sea incompleta, de los elementos que formaban parte del consenso rela -

    tivo a este tema. Veamos el siguiente inventario de los principales elementos que caracterizan

    esta visin general.

    (a) El quechua, inicialmente unido pero con una creciente diversificacin interna, se ubica-

    ba en la segunda mitad del primer milenio de nuestra era en el Per central, en una zona ms o

    menos compacta, que hubiera abarcado sectores de la sierra y de los valles costeos (cf.

    CerrnPalomino 2013: 304). El dominio del aimara, tal vez ms diferenciado lingsticamente, co-

    lindaba con el sur de la zona quechua, a lo largo del nexo AyacuchoNazca. Una consideracin

    esencial, segn esta perspectiva, es que los dos grupos idiomticos conservaban sus territorios

    distintos e intactos, aunque se admitiera cierto grado de superposicin principalmente en la re-

    gin de Yauyos (Torero 1970: 256261).

    (b) Posteriormente, el aimara (o aru en la terminologa de Torero) avanz hacia el sur, sea

    bajo la presin de las variedades ms sureas del quechua (la rama quechua II), sea por su propio di -

    namismo. Al final, hablantes de aimara llegaron a ocupar una gran parte del Altiplano y casi todo el

    sector andino de lo que ahora es Bolivia, acorralando los grupos puquinas y uruchipayahablantes

    ya presentes en aquella regin. Esta expansin, poco visible en el campo arqueolgico, se habra

    producido durante el Intermedio Tardo (ca. 10001400 C.E.). Durante la segunda mitad del siglo XVI

    el aimara, en distintas variedades escasamente documentadas, an se mantena en gran parte de su

    territorio original (incluyendo partes del departamento de Ayacucho). Subsecuentemente, el quech-

    ua II, al comienzo favorecido por los Incas (ca. 14001530 C.E.) y luego por los Espaoles, logr desa -

    lojar el aimara de sus territorios ancestrales o nuevamente conquistados, dejndole solamente la

    mayor parte del Altiplano con algunas zonas adyacentes en las laderas andinas de la costa pacfica.

    Slo en la regin de Yauyos (sureste del departamento de Lima) se mantuvo el jaqarukawki, lengua

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  • genticamente relacionada con el aimara, hasta el da presente. (Algunas otras variedades del con-

    junto lingstico aimara se mantuvieron en el Per central hasta el siglo XX).

    (c) El quechua constituye una familia de lenguas, que se agrupan en dos conjuntos dialecta-

    les. Los mismos reflejan una biparticin temprana del grupo en su totalidad, un hecho que se en-

    cuentra establecido de manera inequvoca en los trabajos dialectolgicos de Parker (1963) y de To-

    rero (1964, 1968, 1970, 2002, etc.). A las publicaciones iniciales de estos autores se deben las deno-

    minaciones quechua B y A (Parker 1963), y quechua I y II (Torero 1964), respectivamente, para las

    dos ramas dialectales. A partir de estos trabajos pioneros, la particularidad lingstica de los dos

    conjuntos dialectales, que conjuntamente forman la familia quechua, se fue reforzando por medio

    de un importante esfuerzo investigativo de Parker (1969b, 1971) y por los numerosos estudios des-

    criptivos dirigidos a variedades especficas del quechua peruano realizados en los aos 19601980

    (Parker 1969a, 1976; CerrnPalomino 1976; Adelaar 1977, 1986; Taylor 1975, 1982; Weber 1989,

    etc.). En el grupo quechua II es posible reconocer una subdivisin adicional en subgrupos, quech-

    ua IIB y quechua IIC, as como un conjunto poco coherente de variedades dispersas, que fue deno -

    minado quechua IIA (Torero 1964).

    (d) El aimara es una familia lingstica que consiste de dos lenguas vivas, el aimara sureo

    (o simplemente aimara) y el aimara central, que a su vez comprende dos variedades, el jaqaru y el

    kawki. Existe alguna divergencia de opiniones acerca de la cuestin si estas ltimas variedades de-

    ben ser consideradas como lenguas (Hardman 1978), o como dialectos cercanos pertenecientes a

    una sola lengua (CerrnPalomino 2000: 6365). La cercana geogrfica y la poca distancia lings -

    tica entre el jaqaru y el kawki parecen favorecer esta ltima conclusin, antes que la primera.

    (e) En el siglo XVI un sector importante de la costa surcentral peruana, que comprenda el

    valle de Lima, el cercano santuario de Pachacmac y el puerto de Chincha (en el norte del departa-

    mento de Ica), tena su propia variedad particular de quechua, perteneciente al grupo quechua

    IIB. La variedad limea qued representada en la obra de Domingo de Santo Toms (1994a, 1994b

    [1560]), la descripcin ms antigua del quechua que se ha conservado.

    (f) Gracias a la flota de embarcaciones marinas del puerto de Chincha, alabada en las fuentes

    histricas del siglo XVI, el quechua, en su variante quechua IIB, fue llevado hacia el Ecuador por la

    va martima costea y por motivos comerciales, antes de que el dominio incaico llegara a impo-

    nerse en aquel pas (Torero 1984). En el Ecuador el quechua termin implantndose en la sierra

    interandina, siendo poco visible su presencia en la regin costera.

    (g) A la ciudadestado de Chincha se le atribuye no solo la quechuizacin del Ecuador, sino

    tambin un papel importante en la quechuizacin del sur del Per, donde se habran fusionado

    elementos de quechua andino y costeo (Torero 1970: 244252). El papel exacto del llamado que-

    chua chinchano en este proceso queda poco definido (pero vase ahora CerrnPalomino 2013:

    330341).

    (h) Las variedades pertenecientes a la rama quechua II, que se encuentran en el norte y no -

    reste del Per, ms all del territorio quechua I (Cajamarca, Chachapoyas, Ferreafe y Lamas),

    tendran su origen en distintos sectores de los valles costeos del Per central, de donde se habr-

    an desplazado hasta su sitio actual por medio de migraciones (Torero 1968). Tanto en el caso de

    estas migraciones, como en el caso de la supuesta influencia chincha en el sur, se habra logrado

    contornar el bloque central quechua I, que al parecer no fue afectado por estos eventos.

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  • 3. El desafo de las nuevas propuestas

    En la ltima dcada varios desarrollos novedosos han llegado a poner en cuestin la validez del

    panorama existente de consenso relacionado con la historia de las lenguas andinas. En lo que si -

    gue enumeramos y discutimos las propuestas de mayor consecuencia:

    3.1 La teora de las fuerzas motrices: La cultura Huari como distribuidora del quechua

    Una teora, adoptada y defendida en varios trabajos de BeresfordJones y Heggarty (2011, 2012),

    predice que la expansin exitosa de una lengua solo puede ser explicada por una fuerza motriz

    proporcionada por un centro poltico, que lograra establecer su dominio militar y administrativo

    en un territorio ms o menos extenso controlado por l. En el caso del quechua el estado Inca no

    se presta a este papel, porque el grupo lingstico quechua ya gozaba de una extensin geogrfica

    considerable con una determinada diversidad interna al iniciarse la formacin de aquella entidad

    poltica. Por consiguiente, el supuesto estado Huari (ca. 500900 C.E.), que tuviera su centro en el

    sitio arqueolgico del mismo nombre cerca de la ciudad de Ayacucho y que fue predecesor y posi -

    ble inspirador del estado Inca, sera el mejor candidato para el papel de fuerza motriz a la que se

    podra atribuir la expansin del quechua.

    La idea que Huari actu como centro de expansin del quechua se opone a la visin existen -

    te de Ayacucho como regin de origen aimarahablante. Adems, las fuentes etnohistricas se-

    alan el carcter multilinge de esta regin en la segunda mitad del siglo XVI (Torero 1970:

    248249), supuestamente debido a la presencia de grupos mitimaes (Itier 2011: 75). Sin embargo, la

    situacin sociolingstica de Ayacucho en el siglo XVI no habr sido idntica al estado de cosas

    que existi en la zona durante el ocaso del estado Huari unos 600 aos antes. El quechua local po -

    dra haberse retirado temporalmente de la vecindad de Ayacucho para volver despus como len-

    gua de comunicacin general durante la poca colonial y de Independencia.

    La interpretacin de Huari como fuerza motriz de la expansin del quechua naturalmente

    provoca la pregunta por una fuerza motriz, a la que se pueda atribuir la expansin, sin duda ms

    antigua, del aimara. Un candidato posible, que fue sugerido para este papel an en forma muy

    especulativa, podra haber sido la cultura Chavn (Heggarty y BeresfordJones 2012b).

    3.2 El rechazo de la dicotoma quechua I / IIEsta posicin se encaja en un rechazo ms general de la aplicacin del modelo filogentico arb-

    reo a un conjunto de lenguas o dialectos cercanamente relacionados como es el caso del quechua.

    Los proponentes de este rechazo prefieren recurrir al modelo de un continuo dialectal con transi -

    ciones internas de tipo gradual para interpretar la situacin actual del grupo lingstico quechua.

    Al margen de sus reservas tericas frente al modelo arbreo y a la hiptesis de la bifurcacin ini-

    cial del quechua, Heggarty, en publicaciones recientes (Pearce y Heggarty 2011; BeresfordJones y

    Heggarty 2012), ha cuestionado de manera no del todo convincente la validez de los argumentos

    aducidos en el pasado a favor de la bifurcacin quechua I / II (ver Adelaar 2013 para una evalua -

    cin crtica al respecto).

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  • 3.3 La problemtica va martima al Ecuador como modo de expansin del quechuaLa direccin de las corrientes ocenicas a lo largo de la costa pacfica del Per favorece los viajesmartimos de sur a norte, pero no los viajes en el sentido contrario, de norte a sur. Vale decir queera perfectamente posible navegar desde el puerto de Chincha hacia las costas del Ecuador, peroque en el sentido contrario el viaje tena que hacerse por tierra, por lo menos en la mayor partedel sector peruano de la costa pacfica. Este hecho conocido parece haber sido pasado por alto enel desarrollo de las hiptesis anteriores relativas a la quechuizacin del Ecuador en base al comer -cio martimo. En un estudio reciente, Hocquenghem (2012) elabora las dificultades enfrentadaspor mercaderes que se hubieran dedicado a establecer un comercio regular entre Chincha y lacosta ecuatoriana. De hecho, cul habra sido la utilidad de enviar una flota mercantil a tierrastan lejanas, cuando la posibilidad del viaje de retorno fuera tan remota?

    La aceptacin de estas objeciones en contra del comercio martimo inmediatamente provo-ca la pregunta en qu manera el quechua hubiera llegado al Ecuador, si no fuera por mar. Una po-sible solucin que se presenta, es que el quechua haya llegado a los valles interandinos del Ecua-dor directamente desde el sur del Per con las huestes incaicas y por la va serrana, sin afectar lasituacin en la costa. Naturalmente, tales consideraciones tambin disminuyen la importancia deChincha como puerto comercial y como fuente de quechuizacin.

    3.4 El rechazo del quechua costeoSe ha establecido que la lite incaica del Cuzco manejaba una variedad de quechua muy similar ala descripta por Domingo de Santo Toms en su gramtica de 1560 y, por lo tanto, al tipo de que-chua tradicionalmente atribuido a la costa central peruana (Lima, Chincha, etc.); ver, por ejemplo,Betanzos (1987 [1551]). Este quechua incaico, que se caracterizaba, entre otras cosas, por la sono-rizacin de oclusivas tras nasal, constituy la fuente de muchos prstamos lxicos tempranos delquechua al castellano (por ejemplo, tambo, chimba, cndor, Inga, etc.).

    En una presentacin al simposio de la Red Europea para los Estudios de las Lenguas Andinas(REELA) en Leipzig en 2011, Csar Itier avanz la hiptesis que la regin del Cuzco, y no la costacentral, hubiera sido la cuna de esta variedad, ahora extinta, del quechua, que a la llegada de los es-paoles se usaba como lengua general. Segn este autor, faltaran motivos para asumir la existen-cia de un quechua costeo autctono previamente a la ocupacin de esta zona por los Incas. Desdeluego, aquella propuesta modifica la visin existente del pasado lingstico andino y contribuye aproblematizar an ms la hiptesis de la quechuizacin del Ecuador por la va martima (ver 3.3).

    3.5 Reinterpretacin del quechua sureo

    El descubrimiento de un quechua incaico de tipo IIB innovador, que presenta las sonorizacionesanteriormente asociadas con Chincha y con la costa central peruana, plantea la pregunta por losantecedentes del quechua IIC, tal como se ha mantenido en el sur de los Andes peruanos desde fi-nes del siglo XVI (cf. Mannheim 1991). Hoy en da, este quechua incluye variedades an vigorosascomo el quechua ayacuchano, el quechua cuzqueo y el quechua puneo, que a su vez se encuen -tran estrechamente relacionadas con el quechua hablado en Argentina y Bolivia. Desde un puntode vista fonolgico, el contraste entre el quechua cuzqueo actual y el quechua incaico arribamencionado no podra ser ms marcado.

    III Encuentro de Lenguas Indgenas Americanas 17

  • Itier (2011) propone la hiptesis que el quechua IIC del sur del Per tuviera su origen en otralengua de comunicacin, que se habra formado al comienzo de la poca colonial por la interaccinde variedades, no slo el quechua incaico, sino tambin el quechua I y el aimara, en una red de ciu-dades coloniales nuevamente establecidas, donde se mezclaban migrantes de todo tipo (mitimaes,yanaconas, etc.) con gente local. Esto explicara las tendencias arcaizantes del quechua IIC, como, porejemplo, la desaparicin de consonantes sonorizadas, la recuperacin del contraste entre velares yposvelares, las glotalizaciones y aspiraciones en las variedades donde las hay, etc. En un contextorelacionado, CerrnPalomino (2011: 2689) refiere a un proceso de deschinchaizacin.

    A pesar de su carcter problemtico desde el punto de vista de la lingstica las lenguasnormalmente no se arcazan en una situacin de contacto, y tampoco es posible revertir cambiosfonolgicos consumidos en una sociedad grafa esta propuesta, que abre todo un campo de in-vestigacin nuevo, merece seria consideracin.

    3.6 La coterritorialidad del quechua y del aimara

    El desarrollo de la lingstica de contacto ha aportado un mayor conocimiento del proceso de con-vergencia que subyace el impresionante isomorfismo del quechua y del aimara ya en sus formasreconstruidas ms antiguas (cf. CerrnPalomino 2008). Esta conciencia condujo a un replantea-miento de la visin del quechua y del aimara como entidades geogrficamente separadas. Pareceevidente que en el perodo de contacto inicial entre los dos grupos, estos compartieron la mayorparte de su espacio territorial, hecho necesario para explicar el grado de interaccin detallada en-tre ambos (Adelaar 2012, Muysken 2012). La existencia de lazos sociales y de parentesco entrequechua y aimarahablantes se puede observar no solo a travs del multilingismo existente enalgunas comunidades modernas, sino tambin por la persistencia de influencias aimaras especfi-cas en comunidades de expresin quechua (por ejemplo, en Pacaraos en el valle de Chancay). Es-tos vnculos evidentes entre ambos grupos dejan espacio para la eventualidad de expansiones con-certadas. La interaccin histrica y moderna entre grupos quechua y aimarahablantes tambinse hace visible en la investigacin antropolgica (Urton 2012).

    4. Nuevos enigmas para resolver

    Las propuestas enumeradas en la seccin precedente aportan nuevas maneras de abordar la pro-blemtica del pasado de las lenguas andinas, pero al mismo tiempo surgen nuevas preguntas querequieren respuestas, as como investigaciones profundizadas. He aqu algunas preguntas y temasde investigacin futura que se presentan:

    (a) Cmo se efectu el proceso de introduccin del quechua en el Ecuador interandino? Sila va martima desaparece como opcin, cul sera el escenario alternativo? Qu es lo que ocu-rri, y cundo ocurri?

    (b) Cmo se relaciona el quechua excosteo, nuevamente identificado como el quechuacuzqueo de la primera mitad del siglo XVI, con el quechua cuzqueo actual? Ser posible encon-trar ejemplos de uso que ilustren la transicin del primero al segundo?

    (c) Cmo se explica el conservadurismo fonolgico del quechua sureo a la luz de la hip-tesis que este se hubiera formado durante la poca colonial en una situacin de contacto intensivode lenguas, y adems en un perodo sumamente breve, en una poca en que el uso de la lengua es -

    III Encuentro de Lenguas Indgenas Americanas18

  • crita no se haba generalizado entre los hablantes de quechua? Ntese que el quechua sureo deninguna manera presenta los rasgos de un pidgin o de una lengua criolla, como se esperara eneste caso, sino ms bien de una lengua bastante arcaica, razn por la qu la lingstica tendra queoponerse al escenario de la creacin reciente por contacto.

    (d) Qu tiene que decir la lingstica areal acerca del supuesto origen cuzqueo del quech-ua incaico nuevamente identificado? Es posible que una lengua con consonantes sonorizadas ycon consonantes finales eliminadas (q) se desarrollara en un ambiente geogrfico en el que ningu-na lengua actual presenta tales caractersticas? No ser el caso que tipolgicamente el quechuaincaico (excosteo) se encuentre fuera de su lugar en la regin del Cuzco, y que forzosamentehabra que buscar una fuente distinta para su gnesis?

    (e) Ser posible que el quechua incaico (excosteo) haya llegado al Cuzco con las tropasde los Incas que regresaron de las campaas del Ecuador? Es importante sealar que la formacinde un quechua criollizado y simplificado como el quechua ecuatoriano muy bien podra realizarseen un ambiente lingsticamente ajeno en un tiempo relativamente corto (el tiempo de las cam-paas), lo que no es el caso del quechua sureo, mucho ms complejo, conservador y arcaizante.

    (f) Hace falta establecer distintas bases geogrficas para las variedades de quechua marca-das como lenguas de comunicacin o lenguas generales. En realidad, son tres las variedades queobedecen a este criterio: el quechua incaico excosteo (IIB), el quechua IIC sureo (el koin iden-tificado por Itier), y el quechua IIB utilizado en el llamado Documento de Huarochir de alrededorde 1600, proveniente del interior del departamento de Lima (cf. Adelaar 1994). Es muy importanterespetar la regla que a cada dialecto fonolgicamente y lexicalmente definido debe corresponderuna zona geogrfica de origen distinta. En este sentido la prdida de la costa como criadero deinnovaciones significa un paso atrs.

    (g) Hace falta un inventario estructurado y unificado de todas las caractersticas que defi-nen el grupo quechua I frente a las dems variedades del quechua, para evitar que aquellas seanolvidadas o ignoradas, como sucede en una parte de la literatura reciente. Esta tarea gana en ur-gencia tanto por la inminente desaparicin de la mayora de los dialectos quechua I, como por elcarcter disperso e informal de las fuentes al respecto.

    (h) Se necesita estudiar las consecuencias de la coterritorialidad quechuaaimara desde elpunto de vista de la lingstica areal. La presencia de consonantes glotalizadas y aspiradas, quesiempre fue asociada con el aimara o con un sustrato aimara, podra ser reinterpretada como unrasgo areal altiplnicocuzqueo. Como la tierra de origen del aimara se localiza en el Per cen-tral, lejos del Cuzco y del Altiplano, el rasgo en cuestin se desprendera de esta lengua en su for-ma reconstruida y podra ser interpretado como un elemento secundario prestado de una lenguade sustrato cuzqueoaltiplnica (cf. Lev Michael, c.p.). 5. Palabras finales

    Hemos visto que la ola de nuevas propuestas de la ltima dcada nos permite apreciar la historiade las grandes lenguas andinas de manera distinta y nos puede inspirar a repensar ideas existen-tes. Sin embargo, tenemos que preguntarnos hasta qu punto sea permisible abandonar y substi-tuir suposiciones generalmente aceptadas, que se basan en investigaciones cuidadosas llevadas acabo en el pasado. Opinamos que los cambios generales de perspectiva solo resultan aceptablessiempre y cuando se vuelvan a examinar de manera crtica los datos disponibles, que tambin fue-

    III Encuentro de Lenguas Indgenas Americanas 19

  • ron considerados en etapas anteriores. No est de ms insistir en la realidad de que el consenso

    relacionado con el pasado y la historia social de las lenguas andinas sea de gran importancia para

    la formacin de nuevos investigadores, cuyo punto de referencia inicial es el estado de la cues-

    tin tal como se les presenta en el discurso acadmico y en los manuales de enseanza. Por eso

    hay que actuar con prudencia en la aceptacin de cambios radicales, que puedan afectar al con-

    senso. Es necesario volver a evaluar los argumentos aducidos en investigaciones anteriores para

    determinar si su validez sigue vigente.

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