8/19/2019 Análisis Situacional en Criminología Birbeck
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HACIA
EL
DESARROLLO
EL
ANALISIS SITUACIONAL
EN L
CRIMINOLOGIA: UN ESTUDIO E TRES
TIPOS
DE DELITO
EN ESTADOS UNIDOS Y VENEZUELA
ary LaFree
Christopher Birkbeck
Profesor Asociado de Criminología, Universidad de Nuevo México. Estados Unidos.
Profesor Agregado de Criminología. Centro de Investigaciones Penales y Criminológi-
cas, Universidad de los Andes.
8/19/2019 Análisis Situacional en Criminología Birbeck
2/32
Ambos autores contribuyeron en forma igual a la preparación de este artículo.
Esta investigación ha sido desarrollada con el apoyo del Social Science Research
Council
la
Organización de Estados Americanos y el
D HT
de la Universidad
de Los Andes.
Por
su valiosa colaboración en el levantamiento y procesamiento
de los datos
en la
ciudad de Maracaibo agradecemos a Aníbal Marín Carmelo
Boada Miguel Barreto Marisol Azuaje Marlene Gutiérrez Arminda Oquendo al
Instituto de Criminología de la Universidad del Zulia la Dirección de Prevención
del Delito del Estado Zulia la Dirección Nacional de Prevención del Delito la
Oficina Central de Estadísticas e Informática y la Cárcel Nacional de
Maracaibo.
5
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INTRODUCCION
Frente a la tarea de formular explicaciones adecuadas de la conducta humana,
los investigadores en ciencias sociales han optado
por
dividir analíticamente las
posibles causas del mismo. En este sentido,
fue
Lewin
1935;
1973) el primero en
proponer la ya famosa ecuación que expresa esta distinción:
e
= f
(P.S)
donde
e
= comportamiento
P persona
S situación
F una función que expresa la combinación de los dos factores, per-
sona
y
situación.
A partir de allí, la noción de que la conducta puede ser entendida como la com-
binación de la persona y de la situación en que se encuentra la persona, ha
influido notablemente en los estudios de la personalidad (ver, por ejemplo, Pervin
1985)
y de la psicología social (ver,
por
ejemplo,
Fumham
y Argyle
1981).
En la criminología, este mismo enfoque fue aplicado al estudio de la conducta
desviada y delictiva por Sutherland
1960, p. 76),
quien distinguió entre las explica-
ciones históricas o genéticas de dicha conducta, que se refieren a los procesos
operando durante la historia anterior del delincuente , y las explicaciones meca-
nicistas o situacionales , que
se
refieren a los procesos en operación en el
momento de ocurrencia del delito . 'Según Sutherland (ver también Gibbons
1971),
ambos enfoques son necesario
si se
quiere llegar a
una
comprensión global
de cualquier conducta.
n esta división de trabajo empleada por los investigadores, personalidad y
situación tienen igual peso en la formulación de modelos explicativos. Sin
embargo, en lo que
se refiere a la investigación criminológíca, la mayoría de los
estudios sobre la conducta delictiva se han ocupado, de una u otra manera, de la
personalidad del delincuente, intentando identificar las causas biológicas, psi-
cológicas o sociales de la motivación o predisposición general a cometer un delito,
y dejando de lado el estudio de los factores situacionales (Gibbons 1971).
En parte, esta falta de interés podría obedecer a lo aparentemente obvio del
papel de la situación en la dinámica del delito. Como .lo expresara Sutherland
1973. p.
32):
Es axiomático que las personas que cometen un delito específico
deben disponer de la oportunidad para cometer ese delito , y seguramente algunos
lectores de esas líneas encontrarían poco interés en
una
proposición tan sencilla.
En este sentido,
por
ejemplo, Sparks 1980,
p. 27)
ha observado que el papel de la
oportunidad (léase situación propicia) en la génesis del delito es obvio y carente
de interés.
Pero otra explicación del poco estudio de los factores situacionales en la
comisión del delito sería que apenas en años recientes
han
sido consolidados
los bancos de datos empíricos que hayan estimulado a los criminólogos a
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Fueuna cosa repentina, n realidad,
no
quería hacerlo.
No
lo planifique,
ni nada; simplemente ocurrió. Porque me lo ofreció. No hay razón.
Agarré el dinero y eso
fue
todo. Sabes que lo golpeé? Estuve feliz de
g o l p e ~ r l o Yo iba a alejarme caminando y dejarlo allí pero medió cuatro
dólares.
El
pensaba que lo iba a degollar. Me los dió . (Feeney 1986, p.
58 .
Una revisión preliminar de datos como éstos indica que la dinámica situacio-
nal del delito es más compleja que el modelo empleado en las teorías de las opor-
tunidades para el delito, Estas parecen referirse únicamente al delito cometido con
premeditación, donde la motivación a delinquir surge en una situación anterior a
aquélla que
se
escoge para el delito. Sin embargo, el segundo caso relatado aquí
muestra que,
por
lo menos para algunos delitos, la motivación a delinquir surge en
la misma situación donde se registra el hecho delictivo. de esta manera, resulta
difícil hablar de la selección de la situación para cometer el delito, y las teorías
de las oportunidades para el delito tendrían que ser reformuladas para incorporar
esta aparente anomalía.
Otro problema que se puede identificar en estas teorías se refiere más al
método de contrastación empírica que a su contenido. n las investigaciones
realizadas hasta ahora sobre las características situacionales del delito,
ha
resul-
tado difícil establecer vínculos claros y plausibles entre los patrones de hechos
delictivos observados y los procesos que, se supone, producen dichos patrones.
Por ejemplo, la teoría de las activdades rutinarias y la teoría de la victimación
interpersonal centran la atención en las características y actividades de las vícti-
mas del delito. Sin embargo, como hemos planteado en un trabajo anterior (Birk-
beck y LaFree
1989 ,
las relaciones postuladas entre las características de la
víctima y las actividades del delincuente son frecuentemente cuestionables.
De manera similar, el método alternativo para la contrastación de estas teorías
también resulta problemático. Nos referimos a los estudios sobre delincuentes,
bien en libertad, bien recluidos en la cárcel (ver, por ejemplo, Walsh 1986 . Estas
investigaciones proporcionan una amplia gama de datos sobre el proceso de pla-
nificación y comisión del delito. Sin embargo, las limitaciones de tipo de estudio
deben ser reconocidas. Normalmente recurren a experimentos de simulación para
investigar el proceso de selección de situaciones y frecuentemente asignan preemi-
nencia al delito premeditado frente al delito reactivo . Por último, estas investiga-
ciones están obligadas a trabajar con muestras no aleatorias de delincuentes.
Todos estos condicionantes implican la imposibilidad de estudiar muestras alea-
torias de hechos delictivos, y así resulta difícil vincular el proceso de selección
situacional con los patrones que se quieren explicar.
Vemos, entonces, que el análisis situacional del delito no es tan obvio como
parecería. De hecho, podemos afirmar que esta perspectiva se encuentra apenas
en la primera etapa de su desarrollo y que faltaría mucho para que
se
acumule la
misrp.a cantidad de teorías e investigaciones empíricas que aquella proveniente de
los estudios sobre la personalidad delictiva. n este trabajo, intentamos un acer-
camiento inicial al tema general del análisis situacional del delito, buscando, en
54
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primer lugar, ofrecer algunas soluciones a los problemas anteriormente identifica-
dos, y
en
segundo lugar, ejemplificar los aportes del enfoque sitUacional
para la
comprensión del fenómeno delictivo.
l .
UN MODELO DE LAS CARACTERISTICAS SITUACIONALÉS DEL
DELITO
a palabra
situación
ha
sido empleada
con
gran frecuencia
en
las ciencias
sociales (Dewey
1920;
Thomas 1928; Lewin
1935;
Goffman
1974),
aun cuando su
significado
ha
sido difícil de
precisar Fumham
y Argyle 1981).
En
lo que atañe al
delito,
la
situación puede definirse, tentativamente, como el campo perceptivo,
en
un
momento determinado, de
un
individuo motivado a delinquir. El campo per-
ceptivo incluye los objetos del delito, definitivos o potenciales,
humanos
o
materiales, y el entorno físico y social,
por
ejemplo, la presencia de otras personas,
el disefto de las edificaciones y la iluminación.
Para
plantear la relación entre situaciones y conducta, utilizamos
un
enfo-
que ecléctico que se
basa en
dos postulados p.Hncipales.
En
primer lugar, nos
adherimos a la teoría de la funcionalidad de las situaciones, propuesta
por
Argyle,
Fumham
y
Graham
(1981), que concibe toda conducta
en
términos de
la orientación hacia metas. Según estos autores, el individuo intenta la adap-
tación racional de conductas a situaciones
con
el objetivo de lograr sus metas.
Esta visión del comportamiento se encuentra ampliamente difundida
en
las cien-
cias sociales (ver,
por
ejemplo, Mischel 1976; Simon
1978; Comish
y Clarke
1986).
En segundo lugar, tomamos ciertos planteamientos de la perspectiva del
aprendizaje social propuesta
por
Bandura
1977).
Esto es necesario, porque
la
adaptación de conductas a situaciones implica
un
proceso de aprendizaje que
comprende dos dimensiones. La primera de ellas
se
refiere a los resultados de
cualquier acción. Mediante la experimentación (Brantingham y Brantingham
1984) y la observación (Akers 1985), el individuo adquiere conocimiento sobre el
resultado probable de utilizar
una
conducta
en una
situación determinada (ver,
Pervin 1981).
La
segunda dimensión comprende la evaluación que práctica el
individuo del resultado obtenido mediante el empleo de esa conducta
en
esa situa-
ción.
Dicha
evaluación obedece a reglas de conveniencia, que se refieren a la facti-
bil idad y utilidad del resultado, y a reglas morales, que interpretan el resultado
en
términos del
bien
y el
mal
(Pearson y Weiner
1985,
pp.
121-122).
Desde esta perspectiva, la vida del individuo se convierte
en un
proceso ince-
sante de armonización de conductas y situaciones
en
busca de determinados
resultados que permitan lograr sus metas.
Así, en
vez de
hablar
de la selección de
situaciones, o de la reacción ante la situación, nos parece mejor referimos a
la
armonización de conductas y situaciones, ya que este término incluye ambos
procesos.
En
el estudio de la relación entre la situación y la conducta, es conveniente
adoptar una
estrategia huerística que postula la existencia de
una
plantilla men-
tal
en
el inllividuo. Esta organiza las características situacionales necesarias
para
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el logro de algún resultado Brantingham y Brantingham 1984 . Se supone que el
individuo intenta buscar una situación con las características indicadas por la
plantilla, para de esta manera producir el resultado deseado.
Si lo que planteamos tiene algo de cierto, y existe un proceso de armonización
de conductas y situaciones, debe ser posible observar una correspondencia entre
determinados tipos de conducta y determinados tipos de situación. Dicho de otra
manera, habrá una especificidad, o concentración, situacional de la conducta.
Esto implica que la conducta no se observará con la misma frecuencia en todo
tipo de situación. Así, el proceso de armonización de conductas y situaciones se
puede estudiar mediante la observación de las características de las situaciones en
que se manifiesta la conducta. 3)
El concepto de especificidad situacional de la conducta permite la construc
ción de un modelo de armonización de conducta y situaciones útil para la for
mulación y contrastación empírica de hipótesis.
n
este modelo, el nivel y tipo de
especificidad situacional de la conducta representan la variable dependiente,
cuyos determinantes son, en primera instancia la plantilla mental que relaciona la
conducta con uno o varios tipos de situación, y en segunda instancia, las carac
terísticas de la conducta y del individuo que propone utilizarla. El Gráfico N° 1
muestra los lineamientos generales de este modelo.
Las variables dependientes son clasificables de dos maneras.
n primer lugar,
la especificidad situacional del delito puede ser medida bien en términos de su
nivel esto es, la homogeneidad o heterogeneidad situacional del delito), bien
en
términos de su tipo. n segundo lugar, las características situacionales del delito
pueden ser estudiada.s en términos de los criterios de evaluación empleados por el
delincuente en la armonización de conductas y situaciones. Según las teorías de
las oportunidades para el delito, estos criterios se refieren a la
factibilidad utilidad
de la situación para la comisión del delito. A su vez, estos criterios representan la
utilización de las reglas de conveniencia señaladas por la teoría del aprendizaje
social. Esta teoría también señala que el individuo evalua la situación en términos
de criterios de
moralidad
Obsérvese, entonces, que la variable dependiente en este
modelo representa, en realidad,
una
gran cantidad de variables específicas, referi
\das
a los diferentes indicadores que el investigador desee incluir en el
modelo.
Las características situacionales de cualquier clase de delitos responden, en
términos generales, a la plantilla mental que posee el delincuente, la cual indica el
tipo de situación-. propicia para la comisión del delito. Esta plantilla mental
tendría las mismas características generales que las variables referidas al tipo de
situación, analizadas anteriormente. Así, una plantilla mental comprendería una
serie de indicadores, relacionados con los criterios de factibilidad, utilidad y
moralidad; y combinados de tal manera que constituyen una descripción sintética
del tipo de situación propicia para el delito.
Las características situacionales de una/clase de delitos no están determinadas
únicamente
por
la plantilla mental que posee el delincuente, ya que, como hemos
57
8/19/2019 Análisis Situacional en Criminología Birbeck
9/32
visto éste intentará cometer el delito en aquellas situaciones que
se
perciben idén
ticas o casi idénticas a la situación descrita por la plantilla. Sin embargo es
posible que el delincuente
se
equivoque en su apreciación de la situación objetiva
y que intente cometer el delito donde no están dadas todas las condiciones indica
das por la plantilla.
Así
la capacidad para emparejar la plantilla con diversas
situaciones objetivas también se constituye en determinante de las características
situacionales del delito.
Los determinantes de la plantilla mental y de la capacidad para emparejar la
plantilla con situaciones objttivas
se
refieren a diversas características del delin
cuente.
En
cuanto a la plantilla mental
se
incluyen cuatro tipos de determinante
en el modelo. El primer conjunto
se
refiere a la experiencia que tenga el delin
cuente con el tipo de delito que piensa cometer o con delitos similares.
En
este
sentido Brantingham y Brantingham
1984,
pp.
341-344)
postulan que la plantilla
mental
se
construye
en
la medida
en
que el delincuente adquiera experiencia
en
la
comisión del delito.
El segundo conjunto de variables
se
refiere al tipo de delito cometido. a incor
poración de estas variables responde a los planteamientos de Mclntosh
1971;
1977)
y Letkemann
1974)
sobre la relación entre la modalidad delictiva y el tipo
de situación más propicia para el delito.
El tercer conjunto de variables comprende los objetivos del delito.
Se
su
pone que los objetivos del delito influyen sobre las características de las
si
tuaciones propicias para las mismas y que dichos objetivos pueden ser clasi
ficados en materiales y sociales. Los objetivos materiales comprenden benefi
cios de variada índole tales como la adquisición de dinero u objetos de pro
piedad o la satisfacción sexual. Los objetivos sociales
se
refieren bien al
anonimato del delincuente bien al reforzamiento de su imagen
en
la situación.
El cuarto conjunto de variables es sugerido por las investigaciones sobre los
delitos contra las personas ya que estas indican la importancia de los valores del
delincuente en la evaluación de la situación. Siguiendo los planteamientos de
Black 1984) sobre la evaluación como actividad social postularemos que los
valores del delincuente son clasificables
en
tres: intelectuales estéticos y morales.
Como debe ser evidente los valores morales llevan a la evaluación de la situación
en términos de la moralidad del delito.
De estos conjuntos de variables se postula que la experiencia también influye
sobre la capacidad para emparejar la plantilla mental con situaciones objetivas.
Por lo demás también se incluye otro determinante ~ esta capacidad que se
refiere a la habilidad perceptiva del delincuente. Aun cuando no se hayan reali
zado investigaciones sobre este punto se supone que existen diferencias generales
en la capacidad de observación de cada persona - de allf la fama de Sherlock Hol
mes como detective. Pero también habrán variaciones temporales en la habilidad
perceptiva del individuo relacionadas
por
ejemplo con el· consumo de
alcohol o drogas. ·
Los conjuntos de variables incluidos en el modelo deben considerarse ilustra-
58
8/19/2019 Análisis Situacional en Criminología Birbeck
10/32
tivos antes que definitivos, ya que nuestro estado de conocimiento sobre el com-
portamiento situacional del delincuente es todavía bastante deficiente. Para
poder
ejemplificar su uso, en la próxima sección centraremos la atención en las relacio-
nes entre el tipo de delito y los objetivos del delito, como variables independientes,
y el nivel y tipo de especificidad sit0;acional del delito
para
el criterio
de
evalua-
ción de factibilidad. En un modelo multivariante de esta naturaleza, se supone
que las demás variables
permanezcan
iguales.
3. SITUACIONES FACTIBLES PARA EL DELITO
Para analizar las relaciones entre las características del delito y las característi-
cas de situaciones factibles para
el
Qlismo, nos referiremos a los delitos que impli-
quen
contacto
directo entre el delincuente y la víctima, y que
denominaremos
delitos de contacto directo . Esta decisión se
basa
en el .hecho de que estos delitos
sean relativamente frecuentes y por ende, proporcionan suficientes casos para el
método de análisis situacional que se propone emplear.
Muchos delitos de contacto directo responden a un objetivo material por
ejemplo, la obtención de dinero) combinado con el objetivo social de anonimato.
Así,
por
ejemplo, el carterismo, el atraco, o la violación. Estos delitos serán deno-
minados
delitos instrumentales .
En
términos generales, para que el delito instrumental tenga éxito, es necesario
que el delincuente entre en contacto con la víctima, cometa el delito contra aquella,
para luego darse a la fuga, esto es, aislarse físicamente de
cualquier
persona que
haya
presenciado el delito
y
en última instancia, de la policía (ver,
por
ejemplo,
Maurer 1955;
Letkemann 1973;
Luckenbilll981; Besty Luckenbil1982). Las cuali-
dades de la situación que dificultan el logro de estas condiciones representan
impedimentos
para
el delito y disminuyen la factibilidad de cometerlo
con
éxito
en esa situación.
Muchos delitos de contacto directo
implican una
situación antagónica, donde
los intereses del delincuente y de la víctima
están
en contraposición.
Por
lo tanto,
este tipo de delito
engendra
oposición
por
parte de la víctima o de otras personas,
la cual puede impedir el contacto, el delito
o
la fuga. Hay
por
lo menos dos
variables situacionales que afectan el nivel de resistencia potencial al delincuente.
En primer
lugar, las características de la víctima influyen sobre el nivel
de
resis-
tencia
que
esta puede oponer al delincuente. Así, esperaríamos encontrar que
una
sola víctima, con poca fuerza física a su disposición, presentaría menos impedi-
mentos al delincuente.
En
segundo lugar, la resistencia potencial al delincuente depende de la capaci-
dad de las demás personas presentes para captar cualquier acción ocurrida, ya
que su intervención para impedir el delito sólo puede producirse si se han dado
cuenta de
lo
que
está ocurriendo. El n ivel de
captación
es
producto
de varios fac-
tores, entre ellos el tipo de ámbito (público o privado) y la cantidad de personas
presentes. Se supone que ese nivel aumenta en ámbitos privados,
por
ejemplo,
en
una vivienda o en una oficina, y que disminuye en espacios públicos, tales como
59
8/19/2019 Análisis Situacional en Criminología Birbeck
11/32
las calles o los centros comerciales. Paradójicamente, la cantidad de personas pre-
sentes
en
la situación ejerce
un
efecto
inverso
sobre el nivel de captación, ya que, al
aumentar esa cantidad, disminuye el nivel de captación. Como regla general,
podemos postular que, cuanto menor el nivel de captación, mayor la probabilidad
de éxito para el delito.
Veamos ahora cómo el tipo de delito
se
relaciona con estas condicionantes
situaciones, y a este efecto, consideraremos las diferencias entre los delitos instru-
mentales con y sin coerción. El uso de la coerción, por ejemplo
en
el atraco, per-
mite al delincuente
un
mayor nivel de control sobre la víctima
en
comparación
con las técnicas no coercitivas. Como lo explicara
un
atracador en la Cárcel de
Maracaibo, Al tener algo interesante, no hay edad, ni tamat\o, o si es hombre o
mujer . En cambio, el descartar la coerción como técnica para cometer el delito, el
delincuente también está obligado seleccionar aquellas víctimas que probable-
mente ofrezcan menos resistencia si
se dan
cuenta del delito. Así, por ejemplo,
se
supone que el carterista seleccionará, preferentemente, a los nit\os, las mujeres y
los ancianos como víctimas del delito. De allí
se
desprende que, en cuanto a la
víctima, habrá menor especificidad situacional en los delitos coercitivos que en
los delitos no coercitivos.
En cuanto al nivel de captación en la situación, la naturaleza manifiesta de la
técnica coercitiva ejerce un efecto paradójico.
a
coerción es empleada para elimi-
nar, o por lo menos controlar, la resistencia de víctimas y otras personas presentes,
y el delincuente debe inmovilizar a todas ellas. (4) Sin embargo, la capacidad coer-
citiva del delincuente tiene sus límites, de modo que debe seleccionar la situación
con cuidado, porque la naturaleza evidentemente manifiesta del delito aumenta el
nivel de captación de otras personas y así podría generar resistencia.
or
ejemplo,
el empleo de una técnica coercitiva en
un
ambiente generalmente caracterizado
por
un
bajo nivel de captación (vgr.,
un
sitio públic9 con muchas personas presen-
tes) probablemente aumentará el nivel de captación y así el nivel de resistencia.
Por lo tanto,
una
consideración importante para el empleo de una técnica coerci-
tiva es la cantidad
de
perso·nas presentes, independientemente de su nivel de cap-
tación. Como resultado,
se
supone que las técnicas coercitivas
se
emplean con
mayor frecuencia en aquellas situaciones con pocas personas presentes, bien sea
un
espacio público, o bien
un
espacio privado.
En cambio, las técnicas pasivas, que no implican
el
uso de la coerción, depen-
den de su naturaleza subrepticia y de la habilidad del delincuente para cometer el
delito sin que
la
víctima
se
dé cuenta en forma inmediata.
or
ende, las mejores
probabilidades de éxito
se
presentan en aquellas situaciones caracterizadas por
ser espacios públicos con muchas personas presentes, ya que, bajo esas condicio-
nes, será más fácil acercarse a la víctima sin despertar sospechas. (5)
Hasta aquí
se
han
examinado los efectos del tipo de delito (coercitivo/no coer-
citivo) sobre el nivel y tipo de especificidad situacional, pero también es posible
estudiar la influencia de los objetivos del delincuente sobre la especificidad situa-
cional del delito, manteniento el tipo de delito constante. Así, de acuerdo con los
planteamientos anteriores. es posible estudiar la coerción (tipo de delito) según el
6
8/19/2019 Análisis Situacional en Criminología Birbeck
12/32
objetivo i n s t r u m e n t a l / e ~ p r e s i v o ) perseguido por
el
delincuente.
La coerción instrumental implica
el
uso, o amenaza, de violencia para poder
satisfacer un objetivo material.
El
objetivo social es
el
del anonimato del delin
cuente en la situación escogida
para el delito. En cambio, la coerción expresiva no
persigue objetivos materiales, únicamente
el
objetivo social de reforza miento de la
imagen del delincuente frente a las demás personas que estén presentes. La
diferencia de objetivos impone una diferenciación situacional en
el
delito.
Así,
para
conservar, hasta donde sea posible, al anonimato,
el
delincuente debe
emplear la coerción instrumental contra personas desconocida y en situaciones
con pocas otras personas presentes. En cambio, la coerción expresiva busca
anunciar el delincuente a los demás y comunicarles algo sobre su imagen como
persona. Aquí,
el
éxito no radica en
el
anonimato
del delincuente sino en su reco
nocimiento
por
parte de los demás.
or
ende,
se
supone que la coerción expresiva
no tendrá las mismas limitaciones situacionales que la coerción instrumental,
pudiendo
ocurrir en
una
amplia gama de situaciones -
8/19/2019 Análisis Situacional en Criminología Birbeck
13/32
por ejemplo, Hindelang, Gottfredson y Garofalo
1978;
Cohen y Felson
1979;
U.S.
Departament of Justice
1985,
1987a, 1987b), de modo que aquí nos limitaremos a
una breve descripción de las mismas.
La ENV emplea una muestra nacional de aproximadamente 25.000 hogares y
un diseño de tipo panel con una rotación de la séptima parte de la muestra en
cada semestre. La ECRV fue una encuesta complementaria aplicada únicamente
durante el segundo semestre de
1983,
con el propósito de recopilar información
más detallada sobre las actividades y modo de vida de los entrevistados. Esta
encuesta comprendió una muestra definitiva de
25.238
personas, quienes infor
maron sobre 2.950 casos de victimización. De estos casos de victimización, 514
corresponden a delitos de contacto directo, permitiendo hasta tres casos por per
sona y excluyendo los casos de homicidio.
Los datos referidos a Venezuela provienen de una Encuesta de Hogares reali
zada en la ciudad de Maracaibo entre julio y agosto de 1987. La muestra compren
dió
100
segmentos de la ciudad, escogidos en forma aleatoria. 6) En cada segmento
fue seleccionado un mínimo de 30 hogares, dando como resultado una muestra
total de aproximadamente 3.000 hogares para toda la ciudad.
A objeto de garantizar comparabilidad entre los dos estudios de casos, la
encuesta de Maracaibo fue diseñada en base a la ECRV-ENV, adaptando esta
última al medio cultural venezolano. La encuesta arrojó un total de 311 víctimas,
quienes informaron sobre 326 casos de victimización por concepto de delitos de
contacto directo.
Para poder contrastar las hipótesis formuladas,
es
necesario identificar y clasi
ficar, dentro de la categoría general de los delitos de contacto directo, los tipos de
delito a ser incluidos en el análisis. De los 514 delitos de contacto directo detecta
dos a través de la ENV, se incluyen los casos de lesiones personales N = 370 ,
atraco N = 85 y carterismo N = 37 .
7)
De los
326
casos recogidos en la Encuesta
de Maracaibo, se
incluyen las lesiones personales N=
51 ,
los atracos N= 136 y
los arrebatones N
=
138 . 8) Para ambos estudios de caso, las lesiones personales
se
consideran delitos de coerción expresiva y los atracos
se
consideran delitos de
coerción instrumental. 9)
Para
los datos estadounidenses, se define el carterismo
como
un
delito no coercitivo, y para los datos venezolanos esta categoría
comprende los casos de arrebatón. Aun cuando estos tipos de delito no son exacta
mente iguales, guardan suficiente concordancia entre sí para permitir compara
ciones con los delitos coercitivos.
La contrastación de las hipótesis también requiere de la identificación, en cada
conjunto de datos, de cualquier indicador situacional referido a los posibles impe
dimentos al delito. Aun cuando la SRV-ENV y la Encuesta de Maracaibo no
fueron realizadas con el objetivo específico de estudiar la facibilidad situacional
del delito, es posible identificar ocho variables
en
cada encuesta que miden
posibles impedimentos aldelito, y que
se
relacionan, bien con las características de
la víctima, bien con el entorno físico y social de la situación.
Para
los efectos del
análisis posterior, es necesario presentar estas variables en forma dictomizada.
62
8/19/2019 Análisis Situacional en Criminología Birbeck
14/32
CUADRO N : CARACfERISTICAS SITUACIONALES DE LESIONES PERSONALES
ATRACOS Y CARTERISMO ESTADOS UNIDOS.
Lesiones
Personales
Atraco
Carterismo Total
N= 370) N =85) N= 37)
N=492)
N
N N
Resistencia de la Víctima
S ~ X
la
~ t i m a
o
Femenino 128
34.6 37 43.5
19
51.4 184 37.4
1 Masculino 242
65.4 48 56.5 18
48.6 308 62.6
Edad de la ~ t i m l l
o
12-16, 40+ 138
37.3 34 40.0 25 67.6 197 40.0
1 17-39 232
62.7
51
60.0 12
32.4 295 60.0
Q t m V ~ t i m a ~
o
No
346 93.5
79
92.9 29 78.4
454 92.3
1 Si
24 6.5 6 7.1 8
21.6 38 7.7
Entorno Físico
y
Social
R ~ l l l < Í Ó D Víctima-Vj¡;tirnariQ
o
Extraños
156
42.2 69
81.2
32
86.5
257 52.2
1 Conocidos 214
57.8
16 18.8
13.5 235 47.8
Ubicación
o
Afuera
204 55.1 58 68.2 10
27.0 272 55.3
Adentro 166 44.9
27
31.8 27 73.0 220 44.7
o
Público 321
86.8
82 96.5 37
100.0 440 89.4
1
Privado
49
13.2
3 3.5
o
0.0 52 10.6
Qrros .eresentes
o
No 140
37.8
51
60.0 10
27.0 2 1 40.9
1 Si 230
62.2 34 40.0
27 73.0
291
59.1
l l u n i n ª ~ < i ó n
o
Noche
167 45.6 41 48.2 7
18.9 215 44.1
Día 199
54.4 44
51.8
30
81.1 273 55.9
ll) En cuatro casos, faltaba la información correspondiente a este renglón.
63
8/19/2019 Análisis Situacional en Criminología Birbeck
15/32
CUADRO N" 1: CARACTERISTICAS SITUACIONALES
DE
LESIONES PERSONALES,
ATRACOS Y ARREBATONES,MARACAIBO.
Lesiones
Personales Atraco
Arrebatón Total
N=
51
N=
136
N=
138
N=
325
N %
N
%
N %
N
%
Resistencia de la Víctima
S ~ X Q 1l
V ~ t i m a
o Femenino
15
29,4
40,4
130
94,2
200 61.5
1
Masculino 36
70,6
81
59,6
8
5.8 125 38.5
Edad
d ;llíl
í ~ t i m a
o 12-16,40 + 17
33.3
76 55.9
81
58.7 174
53.5
1
17-39 34 66.7
60
44.1 57
41.3
151
46.5
Qtras H t i m ~
o
No
36 70.6
103
75.7
136
98.5 275 84.6
1 Si
15
29.4
33
24.3 2
1.5
50
15.4
Entorno Físico
y
Social
R d a ~ i ó n VH
8/19/2019 Análisis Situacional en Criminología Birbeck
16/32
Las variables referidas a la víctima, y
su
resistencia potencial al delito son: sexo
femenino= 1, masculino= 0),
edad de 12 a 16, o mayor de 40
atl.os
=
1,
de 17 a
39
afl.os = 0), y la presencia de otras víctimas no = 1, si = 2).
Se
supone que sería más
fácil cometer el delito contra mujeres, personas de 12 a 16 o mayores de
40
afl.os, y
contra
una
sola víctima. Las variables referidas al entorno físico y social son: rela
ción entre delincuente y víctima extratl.os =
1,
conocidos=
0),
ubicación afuera
= 1, adentro = 0), espacio público = 1, privado = 0), presencia de otras personas
si = 1, no =
O)
y
hora
del día noche = 1, día = 0).
Se
supone que,
en
términos
generales, el delito tendrá mayores probabilidades de éxito si se comete contra
extratl.os, afuera, en
espacios públicos, sin la presencia de otras personas y
en
horas de la noche.
En los Cuadros Nos. 1 y 2, se presentan las frecuencias correspondientes a
estas variables
en
ambas
encuestas. Allí, se observan variados niveles de homoge
neidad situacional de los delitos de contacto directo
en
los Estados U nidos y Vene
zuela. Por ejemplo, en cuanto a la relación entre víctima y victimario y el tipo de
espacio, el carterismo en los Estados Unidos manifiesta mayor homogeneidad
situacional
(86.5
extratl.os,
100.0
público) que el atraco y las lesiones personales
(81.2
extratl.os,
96.5
público;
42.2
extratl.os,
86.8
público; respectivamente).
De la misma manera, los casos de carterismo son altamente homogéneos en
cuanto a las dos variables sefl.aladas anteriormente, pero mucho más heterogé
neos
en
cuanto al sexo y la
edad
de la víctima (51.4 femenino,
67.6
entre
12
y
16
o mayores de
40 afl.os).
Estos datos llevan a la conclusión de que los conocidos y
los espacios privados representan impedimentos muchos más fuertes al trabajo
del carterista que el sexo o la
edad
de la víctima.
5 METODO
DE ANALISIS
La contrastación de las hipótesis presentadas anteriormente requiere que, en
primer lugar, se calcule el nivel de homogeneidad situacional de cada tipo de
delito, y en segundo lugar, que se comparen los diferentes delitos en cuanto al tipo
de homogeneidad situacional manifestado.
En relación al nivel de homogeneidad situacional, existen métodos estadísti
cos para medir niveles de concentración, lO) pero estos resultan inadecuados
para
el estudio de la homogeneidad situacional del delito, porque se calculan en base a
casos. La medición del nivel de homogeneidad situacional no. se ocupa de los
valores de
cada
variable, sino de la distribución de los casos
en
relación a estos
valores.
Por
ende, es menester elaborar un nuevo método de análisis. Para estimar
el nivel de especifidad de cada tipo de delito, se utiliza la técnica del chi-cuadrado,
y se compara la distribución observada de los casos con la distribución hipotética
correspondiente al caso de heterogeneidad situacional absoluta del delito. Por
ejemplo, al analizar los casos de lesiones personales en los Estados Unidos en tér
minos de dos variables situacionales, la distribución hipotética de estos casos se
obtiene dhjdiendo el número total 370) por la cantidad de situaciones posibles
(4),
dando como resultado
92.5
casos
por
situación. Luego se compara la distribu
ción observada de los casos de lesiones personales con esta distribución hipoté
tica. Cuanto mayor el valor del chi-cuadrado, mayor es la diferencia entre las
65
8/19/2019 Análisis Situacional en Criminología Birbeck
17/32
distribuciones hipóteticas y observadas, lo cual indica mayor homogeneidad
situacional del delito.
Puesto que
no
existen límites
teQ[Ícos
a la cantidad de variables situacionales
que
se
pueden incluir en
el
análisis, esta cantidad debe ser determinada en base al
número de casos empíricos disponibles.
El
criterio adoptado, entonces, es
el
de
incluir la cantidad máxima de variables situacionales cuyas combinaciones no
sobrepasen el número de casos correspondientes al tipo de delito menos frecuente
incluido
en
el estudio. Como debe ser evidente, cuatro variables dicotomizadas
describen
16
tipos de situación, cinco variables describen 32 tipos de situación y
así sucesivamente. Dado que el tipo de delito que
se
registra con menor frecuencia
en este estudio es el carterismo en los Estados Unidos N =
37 ,
sólo
se
incluyen
hasta cinco variables situacionales en el análisis.
Así, en efecto
se
genera
una
matriz de 32 renglones y
se
analizan las diferencias
entre la distribución real de los delitos en esta matriz y la distribución esperada si
existiera
una
heterogeneidatd situacional total. Se impone, entonces, la necesidad
de escoger cinco de las ocho variables situacionales correspondientes a cada tipo
de delito. n líneas generales, las variables situacionales más homogéneas a nivel
individual ver los Cuadros Nos 1 y
2
también lo son en combinación, y esto pro
que la distribución de frecuencia para cada variable individual fija los límites
para la distribución de las mismas variables cuando
se
tabulen
en
forma conjunta.
Sin embargo, no siempre ocurre que las variables más homogéneas a nivel indivi
dual también lo sean en contbinación. Así, la selección de las cinco variables que,
en combinación,producen el máximo nivel de homogeneidad, no puede basarse
en las características de las variables a nivel individual y es necesario examinar
todas las posibles combinaciones de cinco de las ocho variables incluidas en
el estudio.
Pero el o ivel de homogeneidad situacional del delito también dependerá de la
cantidad de variables analizadas y la distribución de frecuencia de cada
una
de
ellas a nivel individual. Así, en teoría es perfectamente posible pensar en
un
delito
que muestre dos variables situacionales de alta homogeneidad, tanto a nivel indi
vidual como en combinación, y las seis restantes variables de alta heterogeneidad.
Un
cálculo de la homogeneidad situacional del delito en base a sólo dos variables
indicaría
un
alto nivel de homogeneidad en comparación con otros delitos. Sin
embargo, al agregar
una
tercera variable, el nivel de homogeneidad bajaría
apreciablemente.
A objeto de examinar esta característica, es necesario, entonces, calcular
los índices de homogeneidad situacional del delito
para
dos, tres, cuatro y
cinco variables. Los Cuadros Nos. 3 y 4 presentan las combinaciones más
homogéneas, seleccionando dos, tres, cuatro y cinco de las ocho variables
situacionales disponibles. Para facilitar la comparación entre cada tipo de de
lito, también
se
incluyen los chi-cuadrado ajustados, basados
en up.a
muestra
estandarizada de
100
casos para cada tipo de delito. Este ajuste
se
hace nece
sario, porque el tamaño del chi-cuadrado se encuentra afectado por el número de
casos. Así,
por
ejemplo, para generar una muestra de lOO caos de lesiones perso-
66
8/19/2019 Análisis Situacional en Criminología Birbeck
18/32
nales en los Estados Unidos, se multiplican los
370
casos por0.27027 100/370) y se
multiplican las lesiones personales en Maracaibo por 1.96078 100/51). Con una
muestra estandarizada de lOO casos para cada tipo de delito, la distribución hipó
tetica de casos es la misma para todos: 100/32
3.125
casos esperados en
cada renglón.
Los Cuadros Nos. 3 y 4 indican tanto el nivel como el tipo de homogeneidad
situacional del delito. Por ejemplo, según el análisis de cinco variables, la situa
ción más común para las lesiones personales en los Estados Unidos comprende
una
sola víctima, espacios privados, hombres entre 17 y 39 años de edad y perso
nas conocidas. Los arrebatones en Maracaibo se concentran en situaciones con
una
sola víctima, afuera, en espacios públicos, con víctimas femeninas y no cono
cidas por el delincuente. Estos Cuadros también incluyen la propoción de casos
registrada
en
la situación más
común
tipo modal) y el número total de tipos de
situación en que ocurre cada delito. Por ejemplo, de 32 posibles situaciones descri
tas por las cinco variables, en los Estados Unidos las lesiones personales ocurren
en
25
tipos de situación tipo modal = 20.3 ), pero los casos de carterismo ocurren
únicamente en 11 tipos de situación tipo modal = 43.2 ).
Las últimas dos columnas en los Cuadros Nos. 3 y 4 presentan los valores de
chi-cuadrado, normales y ajustados. Sin excepción alguna, estos valores son signi
ficativos
p
0.001), lo cual indica que los tres tipos de delito
en
ambos países
manifiestan un mayor nivel de homogeneidad situacional de lo que se produciría
aleatoriamente. Puesto que el chi-cuadrado representa
una
suma y no un prome
dio, los valores aumentan de dos a cinco variables.
En
líneas generales, la proporción de casos
en
el tipo modal de situación dis
minuye en la medida en que se incluyan variables adicionales en el análisis. Por
ejemplo, con sólo dos variables situacionales,
91.8
de los casos de lesiones perso
nales
en
los Estados Unidos ocurren en el tipo modal de situación; pero
con
cinco
variables esta proporción decae al 20.3 . De manera similar, la proporción
aún
cuando
no
el número) de tipos de situación observados para cada delito dismi
nuye con la adición de nuevas variables. Así, con sólo dos variables, los atracos en
los Estados Unidos se registran en los cuatro tipos de situación posible; pero
con
cinco variables, los atracos
se
registran en sólo
13
de los 32 posibles tipos de
situación.
Obsérvese también que, sin excepción, las dos variables más homogéneas se
incluyen entre las tres variables más homogéneas, que las tres variables más
homogéneas se incluyen entre las cuatro variables más homogéneas, y así sucesi
vamente. Esto significa que,
por
lo menos
en
relación a estos datos, la agregación
de nuevas variables proporciona información adicional, pero no afecta la impor
tancia de las variables ya incluidas.
La técnica aquí propuesta para la estimación del nivel de homogeneidad situa
cional del delito también proporciona alguna información sobre el tipo de homo
geneidad situacional. Sin embargo, a objeto de examinar con mayor rigor las
diferencias entre las características situacionales del delito, es necesario recurrir a
una
técnica estadística que emplee algún tipo de análisis discriminante. A este
67
8/19/2019 Análisis Situacional en Criminología Birbeck
19/32
CUADRO
N
3: LAS CARACTERÍSTICAS SITUACIONALES
DE
LOS
DEUTOS
DE LE
SIONES, PERSONALES, ATRACO Y CARTERISMO EN LOS ESTADOS UNIDOS.
Variables Situacionales
Delito 1 2 3
4 5 Tipo
N°
de
Chi2*
Chi2
Modal( ) Tipos Ajustado
2
V ; u i í l l : l ~ s
Lesiones Pers, Unavic Privado
80,0
4 625.65
169,09
Atraco
Público Unavie 9L8 4
202,29
237,99
Carterismo Público Extraños 86.5 2 76,40 206,50
3
Yí rií hks
Lesiones Pers, Unavic Privado Mase,
53,5
7
729,55 197,17
Atraco Público Unavic Extraños
74.1
5
3 L71
366,71
Carterismo Público
Extraños Día
70,3
4
120.62
326,00
Yí liílhks
Lesiones Pers Unavic Privado
Mase,
Edad.17-39
34,3
4
813,65
219,91
Atraco público Unavi e Extraños Afuera
52,9
9
380,88
448.10
Carterisrno Público Extraños Día Unavi e
56,8
7
177,92 480,91
í l i i i l i l ~ ~
Lesiones Pers, Unavic
Privado Mase. Edad.l7-39 Conocidos20,3
25
895,47
332.02
Atraco Público Unavic
Extraños Afuera
Nootros
36,5
3 442.43 520.51
Carterismo Público Extraños Día Unavic Adentro 43,2 238.89 645.69
*Chi2
=
(Fo-Fe)
2/Fe
Para el Chi
2 ajustado,
Fo
corresponde a 100 casos
para cada
delito,
Identificación de las Variables: UNA
VIC
=Una sola víctima,
EXTRAÑOS CONOCIDOS=
relación
entre delincuentes
y
víctimas;
ADENTRO, AFUERA=
ubicación del delito; PUBLICO, PRIVADO
= tipo
de
espacio;
NOOTROS
=
ninguna otra persona
presente;
UIA
= hora del día,
68
8/19/2019 Análisis Situacional en Criminología Birbeck
20/32
CUADRO
No :
LAS CARACTERISTICAS SITUACIONALES
E
LOS DELITOS DE LE-
SIONES PERSONAL&. , ATRACO Y ARREBATON EN MARACAIBO
Variables Situacionales
Delito 1 2 3
4 Tipo
N°de
Chi2* Chi 2
Modal( )
Tipos Ajustado
2 V l r i i l b l < ~
Lesiones Pers. Adentro Mase. 66.7 4 48.84 95.77
Atraco
Extraños Afuera 81.6 4 235.12 172.88
Arrebatón Unavic Afuera
97 1
3 382.70 277.31
3 a r i i l b l < ~
Lesiones Pers. Adentro Mase.
Unavie
51.0 8 74.65 146.37
Atraco Extraños Afuera Público 75.7
6.
508.23 473.70
Arrebatón
Unavic Afuera Público
93.5 4 828.61 600.43
4 V ª r i í h k ~
Lesiones Pers. Adentro Mase. U navic Conocidos
31.4 11
89.23
174.97
Atraco Extraños Afuera Público Unavic 59.6
9
719.06 528.71
Arrebatón Unavic Afuera Público Femenino 87.7
1570.75 1138.20
S
i l r i a b k ~
Lesiones Pers. Adentro Mase. Unavic Conocidos Privado
25.5
14
155.43 304.86
Atraco Extraños Afuera Público Unavic Mase. 39.0
15
801.41 588.72
Arrebatón Una
vi
e Afuera Público Femenino Extraños 83.3 8 2954.41 2143.11
* Chi2 = (Fo-Fe )2/Fe Para el Chi 2 ajustado, Fo corresponde a 100 casos para cada delito.
Identificación de las Variables: UNAVIC Una sola víctima; EXTRAÑOS, CONOCIDOS relación
entre delincuente y víctima; ADENTRO,
AFUERA
ubicación del delito; PUBLICO,
PRIVADO
tipo de espacio: NOOTROS = ninguna otra persona presente' DIA hora del día.
69
8/19/2019 Análisis Situacional en Criminología Birbeck
21/32
efecto, aquí se utiliza un análisis de regresión logística, que permite estimar la
importancia relativa de las ocho variables situacinales
en
la diferenciación de los
tipos de delito (ver Cuadros Nos. 5 y
6). Dado un
valor de la variable, esta técnica
indica cuál es el tipo de delito que, con mayor probabilidad, se cometería en esa
situación. 11)
Los coeficientes
indican la
tendencia de
cada
variable situacional de asociarse
con el delito codificado con (1) en las comparaciones. Así, por ejemplo, en com
paración con los robos en Máracaibo, los arrebatones tienden a ocurrir con mayor
frecuencia
en
contra de mujeres y de
una
sola víctima, y
con
otras personas pre
sentes. omo
se observa, este tipo de análisis permite estudiar 1 as diferencias
en
las características situacionales de
cada
tipo de delito.
6. CONTRASTACION DE
HIPOTESIS
La primera hipótesis plantea que los delitos coercitivos manifiestan
menor
homogeneidad situacional que los delitos no coercitivos, por que en el primer
1caso, el delincuente tiene mayores posibilidades de neutralizar los impedimentos
al delito.
Para
la evaluación de esta hipótesis, los delitos más indicados son el
atraco y el carterismo
en
los Estados Unidos y el atraco y el arrebatón
en
Mara
caibo. Todos
son
delitos instrumentales, siendo el atraco coercitivo y el carterismo
y el arrebatón
no
coercitivos.
Los datos presentados
en
los Cuadros 3 y 4 muestran bastante apoyo a esta
hipótesis. Para los Estados Unidos, el chi-cuadrado ajustado para combinaciones
de cuatro y cinco variables situacionales revela que el carterismo tiene mayor
homogeneidad situacional que el atraco. Para Maracaibo, todas las combinacio
nes de variables situacionales indican
una
mayor homogeneidad situacional del
arrebatón frente al atraco. La hipótesis
no
encuentra apoyo en las combinaciones
de dos y tres variables situacionales
para
los Estados Unidos. Sin embargo, es
pequeña la diferencia en el valor del chi-cuadrado para el atraco y el carterismo
en
estos casos, y se observa que el carterismo se encuentra
en menor
cantidad de
situaciones que el atraco.
La tercera hipótesis postula que los delitos de coerción instrumental manifies
tan
mayor homogeneidad situacional que los delitos de coerción expresiva, por
que
en
los primeros el delincuente busca conservar
su
anonimato. Aquí, la
comparación indicada es la de las lesiones personales
con
el atraco. Ambos deli
tos implican el uso de la coerción, pero como hemos visto, el atraco tiende a ser
instrumental y las lesiones personales expresivas. Nuevamente, los resultados
presentados en los Cuadros 3 y 4 respaldan esta hipótesis. Para todas las combina
ciones de variables y en ambos p í s e ~ chi-cuadrado ajustados son más altos
para
el atraco que para las lesiones personales. Para cinco variables en los Estados
Unidos la situación modal
para
el atraco representa el
36.5
de los casos, com
parado con 20.3 de los casos
en
la situación modal para las lesiones personales. De
igU;al manera, para cinco variables
en
Maracaibo, la situación modal para el
atraco engloba el
39
de los casos, y la situación modal
para
las lesiones perso
nales el
25.5 .
Cabe señalar que, pese a sus frecuencias de ocurrencia marcada-
70
8/19/2019 Análisis Situacional en Criminología Birbeck
22/32
CUADRO N S
REGRESIONES LOGISTICAS
PREDICIENDO LAS
CARACTERISTICAS
SITUACIONALES DEATRACOS,LESIONE S
PERSONALES
Y CARTERISMO,ESTADOS
UNIDOS
Comparaciones Efectuadas
Variables Lesiones Q)
y
Atraco(}) Lesiones Q) V Carterismo
m
Atraco Q) y, Carterismo 1)
Situacionales B ES B ES B Es
Resistencia de la Víctima
Sexo-Femenino .527**
.270 .703 .425 -.166 .533
Edad-12-16/40+ .445 .281 1.439*** .436 1.063** .516
Una Víctima -.502 .531
- 1.271** .609
-.364
.788
Entorno Físico y Social
Relación Víctima/ 1.681*** .316 2.510*** .539
.800
.667
Victimario-Extraños
Ubicación-Afuera .366 .278 -1.289*** .440 -1.763*** .508
Espacio-Público .949 .642 7.046 19.489 8.053
19.778
Otros Presentes .758*** .280
.637
.479 -1.313***
.525
Hora del Día-Día .096
.277 -1.677*** .503 -1.106**
.568
Corte -.372 .383 2.680*** .729 2.693***
.818
R2
.112***
.295***
.182***
Chi-Cuadrado
Modelo (8_ ,1)
64.94*** 88.81 ***
43.35
N
451
403 122
Nota: *p
8/19/2019 Análisis Situacional en Criminología Birbeck
23/32
CUADRO
r J• :
REGRESIONES LOGISTICAS PREDICIENDO LAS CARACTERÍSTICAS
SITUACIONALES
DE
ATRACOS,
LESIONES PERSONALES Y
ARREBATONES,
MARACAIBO
Variables Lesiones Q)
v
Atraco })
Situacionales B ES
Resistencia de la Víctima
Sexo-Femenino .832 1.694
Edad-12-16/40+ 2.825*** L314
Una Víctima 6.197*** 1.824
Entorno Físico y Social
Relación Víctima/ 5.836***
.675
Victimario-Extraños
Ubicación-Afuera
-.091 2.217
Espacio-Público .585 L330
Otros Presentes
-.954
1.139
Hora del Día-Día
-2.920** 1.207
Corte -6.434*** 1.967
R2
Chi-cuadrado
Modelo 8 ~ 1 )
.724***
88.21***
7
Nota: *p
8/19/2019 Análisis Situacional en Criminología Birbeck
24/32
mente distintas, el atraco muestra mayor homogeneidad situacional frente a las
lesiones personales en ambos países.
En cuanto a las características si Uacionales de cada delito, la segunda hipóte
sis plantea que, frente a los delitos coercitivos, los delitos
no
coercitivos
tendrán
mayor probabilidad de concentrarse en espacios públicos con muchas personas
desconocidas presentes e involucrarán a una sola víctima cuyas características
implican menos resistencia al delincuente. A objeto de contrastar esta hipótesis,
se supone que las mujeres y las personas menores de 17 o mayores de
40
at\os ofre
cerán menos resistencia al delincuente. También
se
supone que la capacidad de
captación es
menor en
sitios al aire.libre (afuera), abiertos al público, con muchas
personas presentes y entre personas desconocidas. Es posible que los carteristas y
los practicantes del arrebatón prefieran
trabajar en
horas de
la
noche, ya que la
falta
de luz reduce la capacidad de captación
por
parte de otras personas. Sin
embargo, el trabajo nocturno sólo dará resultados si
se
reúnen grupos grandes de
personas en horas de la noche, de modo que es necesario examinar la variable
hora del día".
La segunda y tercera columnas de los Cuadros Nos. 5 y 6 comparan los delitos
no coercitivos (arrebatones, carterismo) con los delitos coercitivos (atracos, lesio
nes personales). Los resultados muestran
un
fuerte respaldo a la segunda hipóte
sis. Siete de los ocho coeficientes referidos al sexo y edad de la víctima en los
Estados Unidos y Venezuela son positivos, lo cual indica que los practicantes del
arrebatón y del carterismo prefieren cometer sus delitos contra las mujeres y
contra personas menores de 17 o mayores de 40 afi os Cinco de los siete coeficien
tes son estadísticamente significativos. La única excepción, que se refiere al coefi
ciente para el sexo de la víctima en la comparación de carterismo y atraco en los
Estados Unidos, no es estadísticamente significativo.
Finalmente, la cuarta hipótesis postula que, frente a los delitos de coerción
expresiva, los delitos de coerción instrumental tendrán mayores probabilidades
de cometerse en situaciones con pocas personas presentes y de involucrar a perso
nas desconocidas. La primera columna en los Cuadros Nos. 5 y 6 compara los
atracos (coerción instrumental) con las lesiones personales (coerción expresiva).
Una vez más, los resultados respaldan la hipótesis: tanto en los Estados Unidos
como en Maracaibo, los atracos tienen mayor probabilidad de involucrar a perso
nas
desconocidas,
con
pocas otras personas presentes.
7. CONCLUSION
En este estudio, hemos intentado proporcionar algunas bases más sistemáticas
para el análisis situacional del delito. Esa tarea ha requerido, en primer lugar, la
formulación de un modelo que de algún modo capte las complejidades del pro
ceso de interacción entre actores (en este caso delincuentes) y situaciones. El
modelo propuesto
aquí
obedece a
una
perspectiva funcionalista sobre el signifi
cado de la situación para el actor, y enfatiza el nivel y tipo de homogeneidad situa
cional del delito. Esta propuesta constituye el núcleo de
una
teoría situacional del
delito y será necesario formularla de manera explícita y sistemática si se quiere lle-
13
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gar a la conformación de un marco explicativo aceptable
en
este campo. La tarea
de formulación y formalización de esta teoría probablemente tendrá que proceder
a través de dos estrategias simultanéas. or una parte, es necesario profundizar en
el estudio de la teoría situacional general, dedicando atención expecífica al
modelo del ser racional que subyace alli, y a la teoría del aprendizaje social que
también hemos utilizado.
or
otra parte, la elaboración de postulados de
un
alto
nivel de generalización también deptnderá de la formulación y contrastación de
hipótesis empíricas sobre diferentes aspectos situacionales del delito.
En este segundo sentido que
han
de interpretarse las hipótesis formuladas y
contrastadas
en
el presente trabajo, ya que representan desarrollos específicos de
algunos elementos del modelo general. Es necesario formular hipótesis referidas a
otros elementos del modelo, como
por
ejemplo la plantilla situacional que lleva
el delincuente
en
el proceso de armonización de conductas y situaciones. Además,
es necesario ampliar el campo de referencia empírica de las hipótesis para incluir,
no sólo otros ámbitos geográficos y culturales, sino también otros tipos de
delito.
Hemos propuesto un médoto de análisis de las características situacionales del
delito que vincule proceso y patrón en la dinámica de las oportunidades para el
delito. Dicho método tiene tres componentes: la medición de las dimensiones
situacionales de los hechos delictivos; el uso de
una
muestra aleatoria de hechos
delictivos, proporcionada
por
las encuestas de victimización; y la estimación del
nivel de homogeneidad situacional del delito mediante la técnica del chi
cuadrado y la comparación de las características situacionales del delito mediante
la técnica de la regresión logística.
a
combinación de estos componentes permite
la contrastación más rigurosa posible de las hipótesis formuladas, de modo que
resulta alentador encontrar que los datos respaldan las mismas, sobre todo en
vista de su recolección en ámbitos geográficos y socio-culturales apreciablemente
distintos. Debe ser evidente que cada
uno
de estos componentes puede ser
empleado en forma autónoma. or ejemplo, se puede estimar
el
nivel de homoge
neidad del delito para una muestra no aleatoria de hechos delictivos relatados por
delincuentes. Empero, la contrastación de las hipótesis,
por
razones obvias, pierde
algo de precisión.
Finalmente, vale la pena recordar que el análisis situacional es sólo
una
manera de acercarse al estudio del fenómeno delictivo
y,
por
ende, debe evitarse
cualquier tentación de interpretarlo cómo
una
explicación total de ese fenómeno.
Pese a las dificultades con que
han
tropezado las teorías sobre la personalidad
delictiva (Nettler
1978 , es
indudable que la situación,
por
sí sola,
no
puede expli
car todo lo que quisieramos saber sobre el delito. Unicamente
se
presenta aquí
como
un
enfoque alternativo, cuyos aportes están todavía
por
descubrirse y que,
por lo demás, podría ofrecer algunas ideas innovadoras para la tan difícil tarea de
prevención del delito (Clarke
1980 .
74
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26/32
NOT S
l. Esta perspectiva también incluye los modelos económicos de victimización
(ver, por ejemplo, Balkin y McDonald
1981);
Cook
1986)
y algunas proposicio
nes de menor grado de formalización, tales como la hipótesis sobre el despla
zamiento de la actividad delictiva (ver,
por
ejemplo, Reppetto 1976; Cornish y
Clarke 1987) y la que
se
refiere al espacio defendible (Newman
1973;
Mayhew
1979).
2. A la par con estos desarrollos teóricos,
se
ha observado
un
volumen creciente de
estudios empíricos sobre diferentes aspectos del comportamiento del delin
cuente que son vinculables a la dimensión situacional. Por ejemplo, los geógra
fos
se
han ocupado de la movilidad espacial del delincuente (ver, por ejemplo,
Harries 1980; Rhodes y Conly 1981); muchas entrevistas (formales o infor
males) realizadas a reclusos
se
refieren a la planificación del delito (ver, por
ejemplo, Petersilia, Lavin y Greenwood
1978;
Feeney 1986); y algunos estudios
sobre la violencia interpersonal centran la atención en la interacción entre
delincuente y víctima (ver,
por
ejemplo, Luckenbil 1977; Felson y Steadman
1983; Campbell y Gibbs
1986).
3. Veamos un ejemplo sencillo.
Si
examinamos cualquier conducta en términos
de su incidencia en dos tipos
de
situación - por ejemplo, espacios públicos o pri
vados - y encontramos que 50 de los casos ocurre en cada tipo de situación,
concluiríamos que, para esa variable, no existe especificidad situacional de la
conducta.
n
cambio,
si
encontramos que el 90 de los casos de esa conducta
ocurren en espacios privados, concluiríamos que existe especificidad situacio
nal de la misma. Como debe ser evidente, no
se
trata de afirmar que siempre
existe
una
especificidad situacional de la conducta, sino que
se
dirige la aten
ción hacia el nivel de especificidad situacional para esa conducta
en
términos
de
una
o más variables situacionales que hayan sido escogidas para el estudio.
Estos planteamientos forman la base del método de análisis situacional
empleado posteriormente en este trabajo.
4.
n
la investigación de Letkeman, un atracador de bancos describe este proceso
en los términos siguientes:
..se
busca a todas las personas
..
Las traemos arriba y las metemos
en
un sólo
rincón. Ahora sabemos que todas las personas están
en
ese rincón - y no nos
pueden hacer daño . (1974,
p. 101).
5. Los comentarios de Maurer
(1955, p. 23)
sobre los carteristas expresan perfecta
mente este requisito:
Los lugares predilectos del carterista
se
encuentran en los grandes centros
urbanos,
en
las arterias de comunicación, y en las multitudes dondequiera
se
congregan
..
Los carteristas deben contar siempre con
una
cantidad suficiente
de personas desconocidas presentes para así hacerse prácticamente invisibles
..
siguen los flujos de la humanidad como los tiburones que juegan en un banco
de peces .
75
6.
Un segmento es
una
área geográfica delimitada
por
la Oficina Central de
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27/32
Estadística e Informática (OCEI) para efectos del levantamiento del Censo de
1981,
y contiene aproximadamente
225
familias.
7. Se excluyen doce casos de arrebatón y diez casos de violación ya que no ofrecen
suficientes casos
para
el análisis estadístico.
8. Se excluye un caso de violación. Cabe señalar que la Encuesta de Maracaibo
no contemplaba la recolección de información sobre el carterismo; sin
embargo, tanto en
la
realización de la encuesta piloto como
en
la entrevista
exploratoria llevada a cabo en cada hogar incluido en
la
muestra definitiva, se
pudo apreciar la ausencia casi
por
completo de este delito.
9.
Es obvio que algunos casos de lesiones personales podrían corresponder a la
categoría de coerción instrumental, y de la misma manera, algunas investiga-
ciones sobre el
atraco (por ejemplo, Debaun
1950;
Conklin
1972;
Lejeune
1977) indican que
por
lo menos algunos casos de este tipo de delito podrían
obedecer a
un
modelo expresivo. Sin embargo, en' ausencia de indicadores
específicos sobre los objetivos de cada delito, aquí se trabajará con la suposi-
ción de que la mayoría de los casos de lesiones personales representen coer-
ción expresiva, y la mayoría de los atracos, coerción instrumental.
10.
Por
ejemplo, el índice
de.
disimilitud , que es una técnica empleada con gran
frecuencia para estimar el nivel
de
segregación residencial
de
grupos
de
pobla-
ción (Lieberson 1981; James y Taeuber
1985;
Massey y Denton
1988).
Otras
técnicas son el análisis de agrupaciones (Clifford y Stephenson 1975), los
índices de entropía (James y Taeuber
1985;
White 1986) y las escalas multi-
dimensionales (Kruskal y Wish
1978;
Davison 1983 ).
11. El análisis de regresión logística
se
escoge en preferencia a otras técnicas, tales
como el análisis discriminante lineal, porque implica menos suposiciones
sobre las características de los datos y produce estimados eficientes (Press
y
Wilson
1978;
Harrel
y
Lee 1985).
76
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28/32
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