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“Esta vez todo había terminado. Los hombres no realizaban ya ningún trabajo; las

sustituían por completo. Vivían retirados en sus refugios anti

sin fuerza siquiera para procrear. Pero esto no les importaba, puesto que los robots les proveían de todo

lo que podían necesitar. Así, los últimos hombres terminaron muy pronto por atrofiarse completamente.

Entonces, los autómatas los eliminaron tranquilamente

los creara, esperaban con ansia este momento. Después, pensaron que al fin podrían descansar. Pero

muy pronto se dieron cuenta de que para ello necesitaban servidores…

En este relato corto, llamado “Los s

Bernard Pechberty, se nos presenta uno de los pilares narrativos más celebres del género de la ciencia

ficción, el de la vida artificial y nuestro miedo natural a ser sus

Frankenstein). He querido transcribirlo, querida

en donde pretendo hacerte pensar

demás incontrolada y suicida, que nos está llevando a una especie de enajenación absur

podemos afirmar que somos esclavos de las máquinas, tales como la

celular. La llamada “cultura icónica”, que es la cultura basada en símbolos, en la que nos movemos

actualmente, está transformando nuestros gustos, nuestros hábitos perceptivos e incluso nuestros

procesos mentales, convirtiendo en obsoletas e ineficaces

comunicarnos. Simplemente pensemos en el lenguaje q

correos o mensajes, totalmente simplificado y simbolizado

tiempo. En los años 90 del siglo pasado, Jeremy

trabajo”, en donde plantea el riesgo tecnológico para el mundo del trabajo, y el desplazamiento del

hombre que trabaja por las máquinas. Y esto también

de nuestro tiempo.

He tenido la oportunidad, a propósito del tema, de leer a Hans Moravec en su libro “Los niños de la

mente” (Mind Children), y me he encontrado con la realidad de la inteligencia humana y robótica,

verdaderamente asombrosa pero tamb

que dentro de los próximos diez años

alto los límites actuales de la inteligencia artificial y la movilidad robótica, hasta el pun

podremos “bajar a diskette” todo el contenido de nues

de robots móviles, otorgándonos a “nosotros” la inmortalidad por medio de estas máquinas. Pero

además estas máquinas evolucionarán según su propio

todos los grandes pensadores del planeta, sin limitaciones y sin la

ideas y acciones que superarán enormemente los logros humanos hasta entonces obtenidos. “Tales

LA REVOLUCIÓN DE LA ESPERANZA

Por Jorge Jiménez Alonso

“Esta vez todo había terminado. Los hombres no realizaban ya ningún trabajo; las

retirados en sus refugios antiradiactivos y lentamente iban paralizándose,

sin fuerza siquiera para procrear. Pero esto no les importaba, puesto que los robots les proveían de todo

lo que podían necesitar. Así, los últimos hombres terminaron muy pronto por atrofiarse completamente.

autómatas los eliminaron tranquilamente. Después de tantos siglos desde que el hombre

los creara, esperaban con ansia este momento. Después, pensaron que al fin podrían descansar. Pero

muy pronto se dieron cuenta de que para ello necesitaban servidores… Así, inventaron a los hombres

Los sustitutos”, escrito en la década de los sesenta del siglo pasado por

se nos presenta uno de los pilares narrativos más celebres del género de la ciencia

el de la vida artificial y nuestro miedo natural a ser sustituidos por ella (complejo de

e querido transcribirlo, querida Latinoamérica, como preámbulo de estas

en donde pretendo hacerte pensar en torno a la realidad tecnológica que estamos viviendo en forma por

demás incontrolada y suicida, que nos está llevando a una especie de enajenación absur

somos esclavos de las máquinas, tales como la televisión

tura icónica”, que es la cultura basada en símbolos, en la que nos movemos

actualmente, está transformando nuestros gustos, nuestros hábitos perceptivos e incluso nuestros

iendo en obsoletas e ineficaces nuestras

. Simplemente pensemos en el lenguaje que los jóvenes y no tan jóvenes

correos o mensajes, totalmente simplificado y simbolizado. Esto es ya una ominosa realidad

tiempo. En los años 90 del siglo pasado, Jeremy Rifkin escribió un libro revelador llamado “el fin del

trabajo”, en donde plantea el riesgo tecnológico para el mundo del trabajo, y el desplazamiento del

hombre que trabaja por las máquinas. Y esto también desafortunadamente,

He tenido la oportunidad, a propósito del tema, de leer a Hans Moravec en su libro “Los niños de la

y me he encontrado con la realidad de la inteligencia humana y robótica,

pero también ominosa, dos caras de una misma moneda. El autor nos dice

que dentro de los próximos diez años (cuando lo escribió hablaba de treinta años), vamos a pasar por

alto los límites actuales de la inteligencia artificial y la movilidad robótica, hasta el pun

podremos “bajar a diskette” todo el contenido de nuestros cerebros a computadoras albergadas dentro

de robots móviles, otorgándonos a “nosotros” la inmortalidad por medio de estas máquinas. Pero

emás estas máquinas evolucionarán según su propio diseño y al recibir el conocimiento colectivo de

todos los grandes pensadores del planeta, sin limitaciones y sin la fragilidad de su carne, generará

ideas y acciones que superarán enormemente los logros humanos hasta entonces obtenidos. “Tales

LA REVOLUCIÓN DE LA ESPERANZA

Jorge Jiménez Alonso/soylider.lat/noviembre 2016

“Esta vez todo había terminado. Los hombres no realizaban ya ningún trabajo; las máquinas los

y lentamente iban paralizándose,

sin fuerza siquiera para procrear. Pero esto no les importaba, puesto que los robots les proveían de todo

lo que podían necesitar. Así, los últimos hombres terminaron muy pronto por atrofiarse completamente.

. Después de tantos siglos desde que el hombre

los creara, esperaban con ansia este momento. Después, pensaron que al fin podrían descansar. Pero

í, inventaron a los hombres.”

sesenta del siglo pasado por

se nos presenta uno de los pilares narrativos más celebres del género de la ciencia-

tituidos por ella (complejo de

, como preámbulo de estas conversaciones

e estamos viviendo en forma por

demás incontrolada y suicida, que nos está llevando a una especie de enajenación absurda, en donde ya

televisión, la computadora y el

tura icónica”, que es la cultura basada en símbolos, en la que nos movemos

actualmente, está transformando nuestros gustos, nuestros hábitos perceptivos e incluso nuestros

tradicionales formas de

ue los jóvenes y no tan jóvenes utilizan en sus

ominosa realidad de nuestro

Rifkin escribió un libro revelador llamado “el fin del

trabajo”, en donde plantea el riesgo tecnológico para el mundo del trabajo, y el desplazamiento del

es ya, una ominosa realidad

He tenido la oportunidad, a propósito del tema, de leer a Hans Moravec en su libro “Los niños de la

y me he encontrado con la realidad de la inteligencia humana y robótica, que es

ién ominosa, dos caras de una misma moneda. El autor nos dice

lo escribió hablaba de treinta años), vamos a pasar por

alto los límites actuales de la inteligencia artificial y la movilidad robótica, hasta el punto en que

a computadoras albergadas dentro

de robots móviles, otorgándonos a “nosotros” la inmortalidad por medio de estas máquinas. Pero

al recibir el conocimiento colectivo de

fragilidad de su carne, generarán

ideas y acciones que superarán enormemente los logros humanos hasta entonces obtenidos. “Tales

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máquinas podrían llevar adelante nuestra evolución cultural, incluida su propia construcción y

mejoramiento cada vez más veloz, sin nuestra participación y sin los genes que nos construyeron.

Cuando esto ocurra, nuestro ADN se encontrará sin trabajo, ya que habrá perdido la carrera evolutiva

ante una nueva clase de competencia… la nueva toma de poder genética será total. Nuestra cultura

entonces podrá evolucionar independientemente de la biología humana y sus limitaciones, pasando

directamente de generación en generación a maquinaria cada vez más capacitada”. Y estas predicciones

de Moravec están basadas sobre los cálculos de que el cerebro humano es capaz “de realizar 10 billones

de cálculos por segundo, lo que significa, que es un millón de veces más rápido que las máquinas de

tamaño medio que ahora accionan los robots, y 1000 veces más rápido que cualquier

supercomputadora. En otras palabras, según este autor, todo lo que se requiere para igualar la

capacidad humana para realizar cálculos es un ordenador que opere a solo 1000 veces la velocidad de

las supercomputadoras de hoy.

“Esta vez, todo había terminado. Los hombres no realizaban ya ningún trabajo; las máquinas los

sustituían por completo…” Creo que el relato de Bernard Pechberty está muy cerca de una realidad

deslumbrante y al mismo tiempo ominosa, con todo lo bueno y lo malo que tú, querida Latinoamérica,

puedas imaginar. Por ello, a esta “conversación” he querido llamarla “La revolución de la Esperanza”,

parafraseando el término del libro de Erich Fromm, en donde estudia los rasgos esenciales de nuestra

sociedad tecnológica completamente mecanizada, dedicada a la máxima producción y al máximo

consumo y dirigida por máquinas computadoras. Al advertir el peligro que conlleva la mecanización de la

sociedad, Fromm afirma que “El hombre solo podrá liberarse si privilegia la vida, entendida desde una

perspectiva humanista radical, señalando que solo percatándonos plenamente del peligro que corremos

podrá el amor a la vida que todavía existe en muchos de nosotros, ser puesto en marcha y llevar así a

cabo modificaciones drásticas en nuestra forma de organizar la sociedad… la vida debe triunfar.”

Gracias Latinoamérica, no se te olvide que “LO QUE CUESTA DINERO VALE POCO”