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Luis Enrique Izquierdo Reyes
LABORATORIO GLOBAL
UNA PERSPECTIVA FILOSÓFICA DEL CUERPO CYBORG
Pontificia Universidad Javeriana Facultad de Filosofía
Bogotá D.C.
Enero de 2013
Luis Enrique Izquierdo Reyes
LABORATORIO GLOBAL
UNA PERSPECTIVA FILOSÓFICA DEL CUERPO CYBORG
Trabajo de grado presentado por Luis Enrique Izquierdo Reyes, bajo
la dirección de la profesora Adriana María Urrea Restrepo, como
requisito parcial para optar al título de Filósofo
Pontificia Universidad Javeriana Facultad de Filosofía
Bogotá, D.C.
Enero de 2013
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A mi abuela, quien habita la Sierra Sagrada de los U‘wa; a mi
madre y a mi hija. Ellas son la potencia, el Zoé griego.
Contenido
Contenido ......................................................................................................................................................... 11
Agradecimientos ............................................................................................................................................... 12
Introducción ..................................................................................................................................................... 15
Cyborg, la imagen de la guerra ......................................................................................................................... 21
De la Guerra Caliente a la Guerra Fría ......................................................................................................... 26
De la Guerra Fría a la carrera espacial (Los cyborgs en la ciencia ficción) .................................................. 47
Investigando al cyborg ..................................................................................................................................... 66
El cyborg en un laboratorio de criminalística ............................................................................................... 67
Ida y vuelta. De los teatros anatómicos a los laboratorios de control biogenético ....................................... 76
La obra de arte como potencia cyborg .............................................................................................................. 88
Orlan y los teatros anatómicos del siglo xxi ................................................................................................. 90
Kac y el arte biosemiótico ............................................................................................................................ 95
Conclusiones .................................................................................................................................................. 101
Bibliografía ..................................................................................................................................................... 107
AGRADECIMIENTOS
Creo que no acabaría de agradecer a todas las personas que han participado en la
realización de este texto. Mis profesores de Filosofía de la Universidad Javeriana y de la
Universidad del Rosario han leído apartes de este trabajo que he diseñado poniendo en
contacto diversos puntos de vista. Por fin, bajo una mirada juiciosa los acoplo y materializo
acá. A ellos va mi agradecimiento general y a todos los que me formaron y apoyaron
durante tanto tiempo. Mis amigos de la facultad: Viviana Dávila, Santiago Weisner,
Mauricio Garrido, Adriana González, Nelson Arango, John Larry Rojas y Adriana Paola
Forero. En ellos está la fuerza de mi palabra, en una amistad que lejos de todo límite se
mantiene perfecta. A mis profesores de Filosofía Adriana Urrea, Ángela Calvo, Gustavo
Chirolla, Franco Alirio Vergara, Diego Pineda, Juan Fernando Mejía, Luis Antonio
Cifuentes, Adolfo Chaparro, Wilson Herrera y Rubén Sánchez, con ellos sobre todo aprendí
que la filosofía es un oficio, es un diálogo que se teje; la filosofía es una potencia y la
rigurosidad hace parte de ese camino. Gracias a todos ellos por los momentos de tertulia y
de compartir. Todo mi agradecimiento a dos hombres que formaron a los que me formaron
y que al final también lo hicieron conmigo. En primer lugar, a Manuel Domínguez, su
ayuda y voz de aliento cuando ocupó la Decanatura de la Facultad de Filosofía siempre fue
propicia. Me siento satisfecho en que no haya tenido que cumplir su palabra de levantarse
de la tumba frente a la culminación de este texto. Tengo que agradecer especialmente todo
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lo que aprendí en compañía de Jaime Rubio; su carácter, su ironía y cinismo buscan
siempre configurarse en mí y en estas páginas. A ellos dos debo parte de estas palabras.
Aprendí por fin de la satisfacción de terminar un proyecto, gracias a Adriana Urrea y
Adriana González. Ellas saben lo importantes que han sido para mí todos sus aportes
conceptuales, correcciones y conversaciones a lo largo de este viaje a la ontología cyborg.
Un poco en consonancia con lo que viene, mis agradecimientos a todos aquellos que
configuran mi herencia genética, la pasada y la por venir. En la mezcla y en la hibridación
pude entender que las relaciones son mucho más poderosas a partir de las diversas
conexiones que podemos establecer entre los seres. Así que parte de lo escrito a
continuación también tiene mucho que ver con los devenires planta y animal que he podido
vivir a lo largo de mi existencia.
Dios los bendijo y les dijo: "Sean fecundos y multiplíquense.
Llenen la tierra y sométanla. Ejerzan dominio sobre los
peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser
viviente que se mueve sobre la tierra.
Libro del Génesis. 1:28
La historia de las guerras imperialistas, interimperialistas y
anti-imperialistas ha terminado. El fin de esa historia se ha
dado paso al reino de la paz. O, en verdad, hemos entrado
en la era de los conflictos menores e internos. Cada guerra
imperial es una guerra civil, una acción policial-desde Los
Ángeles y Grenada a Mogadishu y Sarajevo. De hecho, la
división de tareas entre los brazos internos y externos del
poder (entre el ejército y la policía, la CIA y el FBI) es cada
vez más vaga e indeterminada.
Imperio. Michael Hardt &Toni Negri
No hay lugar para el temor, ni para la esperanza. Sólo cabe
buscar nuevas armas
Post-scriptum sobre las sociedades de control. Gilles Deleuze
La vida no se puede reducir a un objeto, yo hablo de sujetos
del arte, de un individuo vivo con una carga extrabiológica.
Animales, plantas, hombres... Para mí no hay una jerarquía
sino un espectro: ¿por qué el hombre tiene que situarse por
encima del animal o la planta?
Entrevista a Eduardo Kac
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INTRODUCCIÓN
El hombre ha llegado a ser por así decirlo, un dios con
prótesis: bastante magnífico cuando se coloca todos sus
artefactos; pero éstos no crecen de su cuerpo y a veces aun
le procuran muchos sinsabores. Por otra parte, tiene
derecho a consolarse con la reflexión de que este desarrollo
no se detendrá precisamente en el año de gracia de 1930.
Tiempos futuros traerán nuevos y quizá inconcebibles
progresos en este terreno de la cultura, exaltando aún más
la deificación del hombre. Pero no olvidemos, en interés de
nuestro estudio, que tampoco el hombre de hoy se siente
feliz en su semejanza con Dios.
El malestar en la cultura. Sigmund Freud
El germen inicial de este trabajo se encuentra en este texto de Freud, escrito entre
1929 y 1930. Allí encontré por primera vez la formulación de un hombre proteico, es decir
un ser humano en hibridación constante con sus artefactos. Del texto freudiano me interesa,
por un lado, su capacidad de pronosticar que el desarrollo tecnológico no se detiene y, por
otro, su visión acerca de que dicha relación con las prótesis traerá tanto ventajas como
desventajas al hombre. Los fenómenos culturales de finales del siglo XX como Internet, la
ingeniería biomédica o la robótica no sólo lanzaron de forma definitiva al ser humano a otra
dimensión, sino que de una u otra manera cumplió con la visión del psicoanalista.
La historia de una evolución en la cual el dominio científico técnico de la naturaleza
se realiza de manera constante, abre la posibilidad de entender la historia del cuerpo desde
la perspectiva de la capacidad de incidir sobre su diseño. Diseñamos nuestros cuerpos para
que estos se ajusten a las condiciones extremas de la naturaleza, y al hacerlo se modifican
el entorno y el cuerpo mismo de manera simultánea. El hombre se constituye, de esta
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manera, en relación con las máquinas creadas. En cuanto el cuerpo es el lugar de la
hibridación, se abre la posibilidad de una reflexión filosófica acerca de la relación entre él y
la máquina. La vanguardia artística del Futurismo, a principios de siglo XX, entendió que
las máquinas –producto de la revolución industrial– influían directamente sobre las
distintas formas de vida y generaban mutaciones en el hombre, afectando así su percepción
de manera radical. El ejemplo del viaje a caballo y el viaje en tren era utilizado para
demostrar cómo se transformaba la relación con el paisaje.
Por su parte, los estudios sobre el movimiento realizados por Marcel Duchamp se
centraron en ese cambio en la percepción. Mujer desnuda bajando las escaleras intenta
comprender la fragmentación del tiempo dada por el movimiento. Los trabajos posteriores
de Duchamp tienen como principio el efecto sobre la percepción y sobre el arte en la
relación del ser humano y las máquinas. Lanzados a la carrera, a la conquista de otros
espacios, los artistas encontraron un lugar propicio para sus obras.
En el siglo XXI, los avances en materia de biotecnología, la nanotecnología, la
inteligencia artificial y los avances en computación han generado nuevos seres en los que la
hibridación entre lo orgánico y lo tecnológico potencia su acción sobre el mundo.
En el campo de la investigación científica se identificó a ese nuevo ser con el nombre
de cyborg. A principios de la década de los ochenta, Donna Haraway en su libro Ciencia,
cyborgs y mujeres. La reinvención de la naturaleza utilizaba esa imagen para afirmar que el
cyborg era nuestra ontología y nos otorgaba una política. De manera simultánea, una serie
de teóricos de la filosofía y de las ciencias sociales propuso al posthumano como paradigma
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de la hibridación orgánico-tecnológica. Este ser hace referencia al ser humano modificado
que ponía en entredicho el aparato epistemológico y ontológico clásico.
El concepto de cyborg se vio enriquecido con la tesis del cyborg natural de Andy
Clark expuesta en su libro Natural Born Cyborg. La apuesta del filósofo norteamericano
consiste en pensar que el ser humano es un cyborg natural en la medida en que su evolución
depende de las mutaciones generadas por el uso de prótesis que extienden el poder del
cuerpo. Si bien las prótesis hacen parte de la historia del cyborg, es importante analizar la
postura científica que entiende la vida como información y permite que sea posible
comprender la conexión de todos los seres y las máquinas.
Aunque el término cyborg apareció por primera vez en una revista científica, ya la
literatura se había encargado de describir procesos similares. Las relaciones entre humanos
y tecnologías son pues mucho más antiguas que las propuestas en el siglo xx y XXI. Una
novela como Frankenstein1 puso en evidencia, en el siglo XIX, la posibilidad de crear la
vida en el laboratorio. Esta premonición de vida en el laboratorio es el resultado de una
forma de pensamiento que promueve el tipo de vida experimental del cual hablará
1 Frankenstein o El moderno Prometeo fue publicado en 1818. Su mención a Prometeo en el subtítulo es una
alusión directa a la posibilidad de la creación de vida artificial presente en el mito griego. De entrada estamos
en el problema de una tecnología que permite generar vida en el laboratorio. Esta novela, que aborda temas
que no habían sido de interés anteriormente y alejándose de los intereses literarios de la época, establecía su
tema sobre la posibilidad de un cuerpo humano que podía ser disponible para la manipulación en el
laboratorio. El Doctor Víctor Frankenstein es capaz de darle vida a una serie de pedazos de carne que él
mismo había seleccionado y cosido. Por medio de una tecnología que concentraba la energía eléctrica de las
tormentas, daba vida al monstruo, y al mismo tiempo ponía en duda la pare espiritual del ser humano. Si una
descarga de energía era capaz de dar vida a la carne inerte, la idea de un espíritu dentro de la materia
empezaba a diluirse. Mary Shelley construye la novela sobre el conocimiento de los experimentos del
galvanismo y las nuevas teorías acerca del origen del hombre. En el prólogo a su obra se puede leer:
―Espontáneamente, mi imaginación se apoderó de mí y me guió [...]. Vi, con mis ojos cerrados, pero en una
precisa imagen mental, al pálido estudiante de artes impías arrodillado junto al objeto que acababa de armar.
Vi, tumbado, al repugnante fantasma de un hombre y, luego, al funcionar cierta máquina poderosa, lo vi
mostrar signos de vida y moverse con un dificultoso movimiento casi vital‖ (Shelley, 2000, p. 9).
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posteriormente Haraway. Con el cyborg, el laboratorio diseña un proceso de
indiferenciación entre lo orgánico y lo tecnológico. Esta es la matriz operativa sobre la cual
no sólo trabajarán científicos, también se convirtió en un campo de operaciones amplio para
la alimentación del trabajo artístico.
En este contexto experimental han aparecido posturas teóricas tecnófilas y tecnófobas.
Entre ellas se encuentran los planteamientos de Marvin Minsky o los de Paul Virilio
respectivamente. Autores como Donna Haraway, Andy Clark, Jean Braudillard, Mario
Perniola, María Teresa Aguilar, Naief Yehya también han tenido preocupaciones similares
al respecto. En el ámbito de las artes, ORLAN, Stelarc, Sterbak y Eduardo Kac, entre otros,
se han preocupado por los procesos de hibridación presentes en la nanotecnología y
biotecnología. Desde allí han realizado, obras de arte que ponen en evidencia los alcances y
peligros de la aplicación de las nuevas tecnologías sobre los cuerpos. Para todos estos
teóricos y artistas, el cyborg existe en la realidad social, y en su campo encuentran una
manera de experimentarlo y ponerlo en escena.
Al mismo tiempo, el cyborg no es ajeno a nuestra realidad cotidiana. Encontramos
varios ejemplos de esto: mujeres y hombres mejorados en sus atributos físicos en las salas
de cirugía, animales clonados en laboratorios, combinaciones de información genética entre
humanos y animales, deportistas con rendimiento mejorado por medio de alteraciones
químicas de su cuerpo o seres humanos conectados por medio de Internet o participando de
algún mundo virtual diseñado para tal fin.
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Mi intención es llegar a comprender una ontología cyborg, para ello se hace
determinante abordar una parte de la historia de la guerra. La historia de los mecanismos
del biopoder ejecutados en Auschwitz, Hiroshima y Nagasaki son abordados para
vislumbrar como las cámaras de gas y la Bomba atómica produjeron un cambio radical –
indiferenciación– en lo que hemos llamado humano; su efecto estremecedor es una
innegable vocación del pensar desde la mezcla y la pérdida de las fronteras.
Y tal vez, frente a esta nueva forma de entender los acontecimientos de mediados de
siglo XX, guerra, ciencia y laboratorio, estamos no en una frontera, un border en inglés, en
un abismo –tal vez—, un límite en el cual permanecemos. La potencia del cyborg es quizá
poder habitar este abismo.
En la primera parte de este escrito pongo énfasis en cómo la guerra fijó un especial
interés en el laboratorio con el fin de desarrollar una fuerza tal que les permitiera a los
Estados llegar a alcanzar el estado de dominación hegemónica. Como el laboratorio es el
lugar de fundamentación de la guerra, no es ajeno a los efectos de una guerra que se
globaliza. Si el laboratorio es un lugar donde es posible transformar al ser humano, el
planeta se convierte, a su vez, en un laboratorio global.
La segunda parte intenta acercarse a las implicaciones que conlleva el entender el
planeta como un laboratorio y el cambio ontológico que se efectúa en los seres. Es
imposible comprender este hecho si no aclaramos la relación que se da entre tecnología y
seguridad durante todo el siglo XX. Allí está en juego el biopoder y sus implicaciones en el
ser humano no se hacen esperar. El alcance de este capítulo consiste en llegar a pensar el
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cuerpo como texto y la reducción de la vida a un código único. Sin embargo, allí donde
parece establecerse un biopoder total, en cuanto al control de los seres, aparece la potencia
emancipatoria de los cyborgs tal como lo propone Haraway.
En el tercer capítulo me centro en la forma como los artistas ORLAN y Eduardo Kac
se han apropiado del cyborg y como ellos ponen en evidencia potencias que escapan a al
aparato de poder.
Palabras clave
Cyborg, laboratorio, Auschwitz, Hiroshima, Bomba atómica, tecnología, cuerpo, guerra,
ontología cyborg, biotecnología, biopoder, máquina, organismo, cultura, ORLAN, Kac.
CYBORG, LA IMAGEN DE LA GUERRA
Desde finales del siglo XX, los cyborgs, esos seres creados en los laboratorios que
transgreden los límites ―naturales‖ entre especies y artefactos, hacen parte de nuestra vida
cotidiana. En la realidad y en la ciencia ficción encontramos historias de mezclas que han
sido consideradas antinaturales. Oncoratón, Eye borg, Robocop, ORLAN, Neo, Case,
“Alba” GFP Bunny, Edunia son nuevos seres que coexisten de manera ambigua entre los
límites de la realidad y la ficción, de lo natural y lo artificial. Estos seres imaginados o
reales poseen una potencia política que se encuentra ligada a su capacidad de conexión.
Esta la entiendo como una facultad diseñada para establecer comunicación entre seres y
máquinas. Tal conexión no sólo habla del uso de las máquinas como herramientas de
trabajo, también trata de la posibilidad de compartir información a través de un código en el
cual se han sintetizado a los demás seres, el software y el hardware de las ―nuevas
―máquinas. Además, el cyborg replantea la posibilidad de realizar mezclas entre seres de
distinta especie a través de la biotecnología.
Desde esta perspectiva, las teorías sobre posthumanidad de mediados del siglo XX2
nos hablan de un cambio ontológico. Donna Haraway, en su libro Ciencia, cyborgs y
2 La posthumanidad consiste en el cambio a nivel ontológico que las nuevas tecnologías propician en los seres
humanos. Autores como Manuel Castells, Santiago Koval, Tomás Maldonado, Hans Moravec, entre otros, se
encuentran dentro de esta línea de pensamiento. Para Koval, por ejemplo, ―[E]l impulso tecnológico orientado
a la integración entre hombres y máquinas (desarrollo de «máquinas-humanas» y «humanos-maquínicos») ha
ido evolucionando de forma paralela al desarrollo de la informática y otras tecnologías de la información y la
comunicación (nano y biotecnología, ingeniería genética, electrónica, etc.). Así, la explosión de las
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mujeres (1985 en inglés, 1994 en su traducción al español), utilizó el término cyborg para
nombrar un ser que es al mismo tiempo orgánico y tecnológico. Este término usado en el
ámbito científico es ahora trabajado en filosofía para nombrar ese cambio ontológico que,
según ella, apareció en la segunda mitad del siglo XX. A mi manera de ver, un punto álgido
de su propuesta se halla en Testigo_Modesto@Segundo_Milenio.Hombre Hembra©
_Conoce_ Oncoratón®. (1991 en inglés 2004 en su traducción al español).
La discusión parte de su tesis en la cual el tipo de vida experimental (siglo XVII) ha
atravesado la historia de la humanidad hasta el siglo XX. Esta perspectiva se complementa
con la de María Teresa Aguilar en su texto Ontología cyborg (2008). En este texto, esta
autora revisa la relación entre cuerpo y tecnología, y demuestra cómo tal relación configura
un nuevo cuerpo a partir del desarrollo de la investigación científica, cuyos hitos
importantes son: la apertura del cuerpo en los teatros anatómicos (siglo XVI); el
descubrimiento de los rayos X y las investigaciones y el desciframiento del ADN
inaugurados por James Watson y Francis Crick (siglos XX y XXI); procedimientos que
implican entender el cuerpo como un texto.
De igual forma, recurro al concepto biopolítica acuñado por Michel Foucault en sus
conferencias del Collège de France para entender cómo se relacionan los acontecimientos
tecnologías digitales durante la década de 1970, y en especial, en 1980 y 1990, ha potenciado las
posibilidades de creación de máquinas-humanas y humanos maquínicos‖ (Koval, 2006). Para Castells, por su
parte, la posthumanidad tiene que ver con la interacción de los contextos culturales y las nuevas tecnologías.
―La integración creciente entre mentes y máquinas, incluida la máquina del ADN, está borrando lo que Bruce
Mazlish denomina la ―cuarta discontinuidad‖ (la existente entre humanos y máquinas), alterando de forma
fundamental el modo en que nacemos, vivimos, aprendemos, trabajamos, producimos, consumimos, soñamos,
luchamos o morimos. Por su puesto, los contextos culturales/institucionales y la acción social intencionada
interactúan decisivamente en el nuevo sistema tecnológico, pero este sistema lleva incorporada su propia
lógica, caracterizada por la capacidad de traducir todos los aportes a un sistema de información común y
procesar esa información a una velocidad creciente, con una potencia en aumento, a un coste decreciente, en
una red de recuperación y distribución potencialmente ubicua‖ (Castells, 2006, p. 67).
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de la guerra y la política con las modificaciones o mutaciones, si se quiere, que suceden en
el cuerpo, las cuales han abierto la posibilidad de proponer una ontología cyborg. En uno de
sus primeros acercamientos al tema, Foucault nos habla del biopoder en los siguientes
términos
…biopoder, es decir, una serie de fenómenos que parece bastante importante, a saber: el
conjunto de mecanismos por medio de los cuales aquello que, en la especie humana,
constituye sus rasgos biológicos fundamentales podrá ser parte de una política, una
estrategia política, una estrategia general de poder; en otras palabras, como, a partir del
siglo XVII, la sociedad, las sociedades occidentales modernas, tomaron en cuenta el
hecho biológico fundamental de que el hombre constituye una especie humana
(Foucault, 2007, p. 17).
Me interesa poner énfasis en cómo los mecanismos de poder terminan por configurar
un cuerpo disciplinado. A su vez recalcar que el problema del poder implica también una
función pacificadora, en el sentido en que persigue el mantenimiento de la paz frente a
momentos excepcionales de guerra, en los cuales es inevitable no utilizar la fuerza. Si para
Clausewitz la política es la continuación de la guerra, lo que encuentra Foucault es que los
acontecimientos que se propiciaron a partir de la Primera Guerra Mundial nos dejaron en
camino de un poder político que ―implica la necesidad de reinscribir constantemente esa
relación fundamental de fuerza en una especie de guerra silenciosa‖ (Hardt & Negri, 2004,
p. 34). De esta forma, lo que está en juego es un poder político que para alcanzar la paz se
fundamenta en relaciones de fuerza y que en esa tensión termina por configurarse un tipo
de cuerpo y se reformula la naturaleza humana.
Si las tesis de Haraway y Aguilar son correctas, frente a ellas postulo la existencia de
un laboratorio global, cuyas imágenes quiero rastrear en Auschwitz, Hiroshima y Nagasaki.
Mi intención es demostrar que el laboratorio tiene un alcance global por cuanto que su
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operación responde a los intereses de globalización económicos y políticos de los Estados
dominantes. Las líneas de fuerza del poder pasan y se generan en el laboratorio. Los
Estados le han asignado a la investigación científica en los laboratorios un papel
preponderante, en vista de que allí se ha hecho evidente la fuerza del Estado. En otras
palabras, sin el proyecto Manhattan, Estados Unidos no hubiera podido tener esa ventaja de
fuerza que le permitió la hegemonía durante un buen periodo de tiempo.
Si las políticas gubernamentales y económicas encaminadas a fortalecer el espectro
político de los Estados hicieron y hacen uso de los laboratorios para extender su red global
de dominación, y si el trabajo en el laboratorio consiste en entender el cuerpo como texto3,
es el laboratorio el lugar en el cual los seres pueden ser apropiados por el sistema de
dominación imperante. El laboratorio entiende los seres como códigos, de esta forma
desarticula las visiones filosóficas esencialistas de la antigua ontología y, al mismo tiempo,
les provee de una potencia de conexión que no se había vislumbrado anteriormente. En este
contexto el laboratorio debe ser entendido como el dispositivo por excelencia en el que se
realizan cambios ontológicos y epistemológicos.
En el caso de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, ejemplo extremo de la
tecnología utilizada en el campo de batalla, el cuerpo de las víctimas se vio afectado y la
cantidad de energía desprendida de la fisión nuclear no sólo destruyó el territorio, sino que
convirtió ese lugar del planeta en un laboratorio. Los habitantes de Hiroshima se
3 Para María Teresa Aguilar, la biología se rescribe a partir de un nuevo paradigma: entender la vida y la
existencia como códigos de información. En palabras de ella, ―tomando esta propuesta como metáfora, el
descubrimiento biológico que nos revela como códigos escritos encarnados se inscriben las relaciones de
poder características de lo que podemos llamar tardocapitalismo, el sistema politicoeconómico en el que
actualmente se desarrollan nuestras sociedades‖ (Aguilar, 2006, p. 31).
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convirtieron al mismo tiempo en experimento e informe de ese experimento. Si bien la
pretensión de las bombas fue terminar con el conflicto armado, su consecuencia más
importante fue mostrar cómo opera el pensamiento científico técnico sobre el ser humano.
Los acontecimientos desencadenados con la decisión de utilizar la fisión nuclear en el
campo de batalla produjeron una serie de mutaciones en los seres. Esto abrió la posibilidad
de entender lo humano como aquello que era susceptible de ser modificado y re diseñado
en el laboratorio.
Cabe anotar que aunque los campos de batalla siguen existiendo en localizaciones
específicas del planeta, no todas las guerras tienen un desarrollo similar. Lo que sí es una
constante en cada una de ellas es la utilización de avances científicos para lograr mayor
poder de destrucción encaminado a la dominación de los territorios. Me llama la atención
de manera especial que en el caso de las bombas atómicas, por primera vez y por efecto de
una máquina de guerra diseñada con esa intención, se creó un fenómeno de mutación en los
seres que habitaban la zona afectada. Laboratorio, máquina de guerra y mutación
empezaron a operar al mismo tiempo. Si antes las mutaciones eran entendidas como una
adaptabilidad de los seres a los cambios del medio ambiente, con la bomba se dio un
cambio ambiental y de los seres de manera casi instantánea y por efecto de una decisión
política. De esta manera, la mutación comenzó a ser parte de la historia del cyborg.
Resumiendo, esa mutación no se dio por adaptación al medio, sino por acción y efecto de
las tecnologías desarrolladas en el laboratorio. A mi modo de ver, el fenómeno de guerra
global, que se lleva a cabo a través de la utilización de máquinas de guerra, tiene como
efecto convertir al planeta mismo en un laboratorio. Posición que encuentro cercana en la
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literatura de ciencia ficción en especial a las fantasías literaria en las cuales los seres
humanos han sido ―fabricados‖ en el laboratorio por medio de manipulación genética.
Lugar ficcional en el que el código ha sido identificado, manipulado y ajustado a las
exigencias del poder.
En este primer capítulo a través de las imágenes quiero establecer: i) ¿cómo llegamos
a considerar un laboratorio global?, ii) ¿cómo se mezclan ficción y realidad a finales del
siglo XX? Estos dos fenómenos producen un cambio en la manera de entender la ontología
clásica; para algunos autores, como ya vimos, el cambio se denomina posthumanidad, yo
opto por llamarlo ontología cyborg.
DE LA GUERRA CALIENTE A LA GUERRA FRÍA
Mi interés, en este apartado, es demostrar cómo las máquinas de la guerra terminaron
por establecer un laboratorio global. Para lograrlo necesito detenerme de manera breve en
los cambios que ha sufrido la guerra. La guerra –hasta antes de la Primera Guerra Mundial–
se dio en espacios establecidos; era una guerra de trincheras que se desarrolló en espacios
fronterizos pues se pretendió la conquista de territorios por medio del avance de la
infantería. Era una guerra que puedo llamar local, pues sus consecuencias directas afectaron
a los Estados en pugna. Posteriormente, el desarrollo de la aviación permitió que la guerra
pudiera tener otro espacio de conflicto. En cierta forma, el combate se desarrolló de manera
similar que en tierra, en tanto que se dispararon entre sí los hombre-máquina (piloto-avión),
en el aire. Pero al conquistar el espacio aéreo también se creó la posibilidad del bombardeo.
El bombardeo tuvo como cometido debilitar psicológicamente al oponente. Por esto estuvo
encaminado a desmoralizar a la población civil. El bombardeo incluyó tanto el ataque a
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bases militares, como a edificios gubernamentales y ciudades habitadas. Uno de los
bombardeos más importantes de principio de siglo se desarrolló en la población de
Guernica, en el País Vasco. El desplazamiento de lugar de la guerra y la posibilidad del
bombardeo abrieron una perspectiva distinta para la guerra; quien tuviera el control del aire
y de la tecnología del bombardeo tenía una ventaja, una mayor fuerza sobre sus oponentes.
Por su parte, durante la Segunda Guerra Mundial la Endlösung4 (Solución final) no
solo implicó una guerra cuerpo a cuerpo y el bombardeo aéreo en busca de la conquista de
territorios, sino que tuvo como objetivo borrar una raza. Los registros que se encuentran al
respecto fueron las capturas fotográficas, los testimonios de los sobrevivientes, como en el
caso del documental Shoah (Lanzmann, Shoah, 1985)5, y el material de archivo que no
alcanzó a destruir la SS. Me interesa rastrear el efecto que esas imágenes tienen en nuestra
conciencia, por cuanto que fotografías y testimonios se convierten en el informe de los
acontecimientos. Quiero poner especial acento sobre el informe, dado que este es la forma
como los acontecimientos pudieron ser comunicados a unas personas lejanas al espacio y
4 Giorgio Agamben cuestiona la utilización de la palabra ―Holocausto‖ ya que el significado religioso de
―sacrificio‖ exculpa de algún modo a los victimarios y carga lo sucedido de un sentido tal que nos resulta,
pese a su popularidad, difícil de utilizar. En esa misma línea de pensamiento, Mariano Horenstein propone la
siguiente sutileza que comparto: ―Shoah, palabra hebrea que significa catástrofe, tempestad, y difundida
mayormente a partir de la película homónima de Claude Lanzmann, encierra alguna opacidad mayor, lo que
consideramos una ventaja, pero queda también presa del circuito religioso (en la Biblia implica a menudo un
castigo divino) y judío (si bien los judíos fueron las víctimas por definición, no fueron las únicas). Otro tanto
sucedería con Khurbn, el equivalente en yiddish de Shoah. En contrapartida, de utilizar el eufemismo
‗Endlösung‘ estaríamos asumiendo la lengua del verdugo, y por ende su ideología y su manera de ‗ordenar‘
la realidad. ‗Destrucción de los judíos europeos‘, título del libro capital de Hilberg, es además de extenso y
descriptivo, limitativo. Haidu ha propuesto hablar de ‗Suceso‘, a secas y con mayúsculas. Aquí preferiremos,
aún permitiéndonos acudir a los otros términos, el más acotado, reconocible y a la vez enigmático
‗Auschwitz‘." (Horestein, 2011, p. 31)
5 "Shoah" ("aniquilación" en lengua hebrea) es una revisión de la memoria del Holocausto en primera
persona. Las víctimas, los testigos, todos aquellos que vivieron el horror y pueden, obligándose a recordar,
devolver al presente una realidad que no debe caer en el olvido. Tomado de:
http://www.filmaffinity.com/es/film601295.html, recuperado el 15 de diciembre de 2012.
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tiempo del suceso. El informe es a su vez un dispositivo y una tecnología de la
comunicación; dispositivo diseñado para dar cuenta de la experimentación en el laboratorio,
tecnología de la comunicación por medio de la cual dichos sucesos se transmiten a la
población. El informe transforma la percepción que tenemos de un hecho. Además, el
informe es un medio que posibilita el desarrollo de nuevos avances científicos. Y es así
porque se puede recurrir a la información allí consignada y mejorar o transformar los
procesos experimentales. Parto entonces de que es sólo a través de la mediación establecida
por el informe que tengo conocimiento de los efectos y alcances del procedimiento
Auschwitz que se llevó a cabo a mediados de siglo. Retomaré el informe más adelante, en
el momento de establecer un puente entre la manera de proceder del laboratorio en el siglo
XVII y los informes de la guerra en el siglo XX.
Así, la primera imagen del informe que quiero trabajar es extraída del libro basado en
el documental Shoah de Claude Lanzmann.
¿Y cuándo se abrían las puertas?
Se caían… Se caían como un bloque de piedra… Una avalancha de grandes bloques
cayendo, estrepitosamente de un camión. Y, allí donde se había derramado el Zyklón, no
había nada: vacío. En el lugar de los cristales no había nadie. Sí un espacio totalmente
vacío. Probablemente, las víctimas percibían que allí el Zyklón actuaba al máximo. La
gente estaba… estaban heridos, porque en medio de la oscuridad se producía una
amalgama, luchaban, se combatían. Sucios, manchados, sangrientos, sangrando por las
orejas, por la nariz. (Lanzmann, 2001, p. 131)
Me interesa observar en esta primera imagen de los campos de concentración de
Auschwitz, cómo se originó una amalgama, una confusión, una pérdida de los límites. Las
víctimas de Auschwitz, al momento de entrar a los crematorios ―desinfectores SS‖ y al ser
rociadas con el gas Zyklón, se enfrentaron entre ellas con el fin de no ser alcanzadas por los
29
efectos del gas. Al abrir las puertas, el resultado final fue una confusión total de los
cuerpos, de los fluidos, producto de la lucha entre iguales. Como si fuera poco, los cuerpos
aniquilados de Auschwitz pasaban a los hornos crematorios en los que los cuerpos salían
convertidos en cenizas, indiscernibilidad total de los cuerpos por efecto de las altas
temperaturas producidas por la máquina.
Horroroso
Sí, vómitos, hemorragias. Por las orejas, por la nariz… Probablemente, también, sangre
menstrual; no, probablemente no, seguro. Allí había de todo, en aquel combate por la
vida…Aquel combate de la muerte. Era un espectáculo espantoso. Y eso era lo más
difícil. (Lanzmann, 2001, p. 132)
Irónicamente en aquello que produjo estas imágenes operó la creencia de la limpieza.
Como si se tratara de una broma bíblica, todo volvió a las cenizas. Cenizas de Auschwitz.
Máquinas que convirtieron los cuerpos humanos en polvo.
Detrás de la pretensión de lograr la seguridad total se enmascaró la idea de alcanzar
un mundo limpio. En las máquinas de exterminio se activó la potencia de limpieza y
borramiento del otro. En esa posibilidad de borrar también estuvieron presentes las ideas de
asepsia y pureza. De igual manera, el espacio del laboratorio se concibió desde su principio
como un mundo ideal, en el cual era posible controlar todos los sucesos y sus resultados.
Quiero entender las máquinas diseñadas para el Exterminio como pequeños laboratorios.
Laboratorios diseñados para la muerte, lugares con una localización determinada y con
programas de aniquilación específicos, que si bien se encontraron escondidos empezaron a
tener unas consecuencias globales. En ellas, las máquinas de exterminio se leyeron los
siguientes anuncios, tal cual como lo recuerdan los sobrevivientes en el documental de
Lanzmann.
30
Y sobre los numerosos pilares de sostenimiento de este vestuario subterráneo, estaban
fijados eslóganes en todas las lenguas:
―¡Sé limpio!‖,
―¡Un piojo, tu muerte!‖,
―¡Lávate!‖
―¡Hacia la sala de desinfección!‖
Todos estos paneles tenían la finalidad de llevar engañada a la gente, ya desnuda, hacia
la cámara de gas (Lanzmann, 2001).
La limpieza fue claramente una directriz de la SS.
Acudo a las imágenes de Shoah, pues ellas me permiten pensar el lugar que ocupan
las máquinas en cuanto generadoras de la confusión de los límites. En un primer momento,
entiendo la confusión de los límites de una manera provisional como esa capacidad de
lograr la no identificación de las víctimas y la no distinción de un cuerpo y otro. Los
cuerpos, al finalizar el procedimiento Auschwitz, no eran más que huesos calcinados. Los
órganos y la carne desaparecieron, quedaron convertidos todos en las mismas cenizas. Ya
no hubo cuerpos. La historia de la guerra tiene que ver con los cuerpos y con su
destrucción, con la forma cómo son afectados.
De manera macabra, fueron los propios judíos quienes construyeron las máquinas del
exterminio. No obstante, me interesa recalcar cómo los sobrevivientes después de ver los
hornos fabricados se dieron cuenta de que su diseño tenía un orden semejante al de la
producción de las fábricas. Se suponía que los prisioneros entrarían a ellos tranquilos, como
si se tratara de animales que eran conducidos a un sacrificio inconsciente. Así lo narra uno
de los sobrevivientes:
Cuando construimos los hornos, yo me preguntaba por qué… Cuando los hornos
estuvieron terminados, los leños dispuestos, la gasolina derramada y prendida, cuando
llegó el primer camión de gasear, entonces supimos que habíamos construido los hornos.
(Lanzmann, Shoah, 2001, pág. 106)
31
Toda la maquinaria de muerte reposaba sobre este único principio: que la gente no sepa
ni a dónde va, ni qué les espera. Se suponía que marcharían sin pánico y ordenadamente
hacia la cámara de gas. (Lanzmann, Shoah, 2001, pág. 127)
Para Virilio la relación entre guerra y voluntad expuesta por Clausewitz es
fundamental: ―La guerra es un acto de violencia destinado a obligar al adversario a ejecutar
nuestra voluntad‖ (Virilio, 2006, p. 74). El avance de Virilio sobre esta afirmación es que
más que objetivos de guerra o políticos, lo que sugiere Clausewitz es ―la creación de
presencia en el mundo de cuerpos sin voluntad‖ (Virilio, 2006, p. 74). Más que un arte de la
guerra, reforzará Virilio, nos encontramos frente a una ―técnica de los cuerpos animales‖.
Se trata de una destrucción del enemigo lentificada, una producción de muertos vivos. Los
campos de concentración son así lugares de experimentación donde el ―ganado‖ es tratado
industrialmente.
Si bien la aparición de las máquinas al servicio de la guerra tiene una historia aún
mayor, en el caso de Auschwitz estas máquinas llegaron a un alto grado de
perfeccionamiento e industrialización para lograr el exterminio. El diseño de máquinas para
la muerte, en este caso, al interior del conflicto de la Segunda Guerra Mundial apuntó
directamente a una articulación entre la investigación científica, el poder, el borramiento de
una raza y el control político del territorio.
De esta forma, la guerra no solo desarrolló la creación de la cámara de gas, utilizada
en los campos de concentración, sino que trabajó en la tecnificación de máquinas de
transporte terrestre, ataque aéreo, así como también en sistemas de encriptación de la
información. A su vez, los cuerpos de los prisioneros fueron utilizados en experimentos de
32
laboratorio6
, que incluyeron estudios genéticos, congelamiento, consecuencias de
utilización del gas mostaza, uso de venenos, curas para la malaria, entre otros. Los avances
científicos alcanzados durante esa época fueron posteriormente utilizados en la carrera
espacial y las investigaciones biomédicas.
En la Primera Guerra Mundial se había encontrado en el espacio aéreo una nueva
forma de producción bélica. Se hizo posible la no necesidad del contacto cuerpo a cuerpo
que se presentaba en el espacio físico de la tierra. Ahí la guerra tomó otro rumbo. Los
bombardeos durante la Primera Guerra Mundial demostraron tal eficacia destructiva que el
campo de batalla terrestre fue perdiendo importancia decisoria, así como los cuerpos que lo
ocuparon. De ahí que Walter Benjamin expusiera cómo la lógica de la barbarie atacó
directamente la experiencia.
Pues no: está muy claro que la cotización de la experiencia se ha venido abajo, y ello
además en una generación que, entre 1914 y 1918, ha hecho una de las experiencias más
tremendas de la historia. Tal vez esto no sea tan extraño como aparece a primera vista.
¿No se pudo observar ya por entonces que la gente venía enmudecida del frente? No más
rica en experiencia comunicable, sino mucho más pobre. Lo que diez años después se
derramó en la ríada de libros que tratan de la guerra era cualquier cosa menos
experiencia transmitida como siempre lo fue, de boca en boca. Pero eso no era extraño.
Pues ninguna experiencia fue desmentida con más rotundidad que las experiencias
estratégicas a través de la guerra de trincheras, o las experiencias económicas mediante
la inflación; las experiencias corporales por el hambre; las experiencias morales por los
6 Paul Virilio anota: ―En ese caso, el papel de los científicos y médicos que se ocuparon de suministrarle al
nazismo un andamiaje teórico biológico para ‗fundamentar‘ sus desvaríos racistas no haría tambalear al sólido
edificio científico, al que le gustaría situarse más allá de las cualidades de algunos de sus oficiantes o del uso
que los aparatos del poder estatal pudieran darle a sus postulados ‗neutrales‘…Como si hubiera habido al
menos un registro de tal conmoción, en 1947, al conocerse los horrores perpetrados por los médicos nazis, se
establece un ‗Código de Nüremberg‘, que fija las condiciones en las cuales pueden llevarse a cabo ensayos
sobre el hombre, constituyéndose en texto fundamental de la ética médica moderna‖ (Virilio, 2006). Moderna
aquí significa: posterior a Auschwitz. El Código de Nüremberg enuncia, entre otros, los siguientes límites
para experimentar con seres humanos: i) debe existir consentimiento voluntario del sujeto humano, ii) el
experimento debe realizarse con la finalidad de obtener resultados fructíferos para el bien de la sociedad, iii)
el experimento debe diseñarse y basarse en los resultados obtenidos mediante la experimentación previa con
animales, iv) el experimento no debe causar sufrimiento o daño innecesario físico o mental. v) no debe
realizarse experimento alguno cuando exista una amenaza a priori de muerte, (…) viii) el experimento debe
ser conducido únicamente por personas científicamente calificadas.
33
que ejercían el gobierno. Una generación que fue al colegio todavía en tranvía de
caballos, se encontraba ahora a la intemperie y en una región en donde lo único que no
había cambiado eran las nubes; y ahí, en medio de ella, en un campo de fuerzas de
explosiones y torrentes destructivos, el diminuto y frágil cuerpo humano (Benjamin,
2007, p. 217).
De manera inversa, así como a partir de la Primera Guerra Mundial se empobreció la
experiencia de los testigos de la guerra –sobrevivientes: soldados y ciudadanos–, la
investigación científica se fue enriqueciendo. Esto sucedió a costa de ese frágil cuerpo
humano ya vislumbrado por Benjamin en 1933 cuando la Endlösung aún no se había puesto
en marcha y la bomba atómica era inimaginable. Con la Segunda Guerra Mundial no sólo la
experiencia quedaba empobrecida sino la voluntad anulada.
No obstante, el trabajo en los laboratorios durante la Segunda Guerra Mundial, tanto
en Alemania como en los Estados Unidos contó con grandes presupuestos. El proyecto
Manhattan, que había dejado en curso T. S. Roosevelt y el cual se mantuvo en secreto, le
dio al Estado Americano una ventaja que no tuvo ninguna otra nación hasta ese momento.
Acabar la guerra en el frente oriental fue definitivo para los intereses económicos de
Estados Unidos y fue una forma de neutralizar a un aliado, URSS, en el que, de antemano,
no podía confiar. El ataque aéreo a la base de Pearl Harbor con la utilización de
Kamikases, pilotos suicidas, que estrellaron sus aviones contra su objetivo militar fue, en su
momento, el pretexto perfecto para que se acusara a Japón de involucrarse en el conflicto
mundial.
El discurso pronunciado el 6 de agosto de 1945 por el presidente Truman fue claro:
Los japoneses comenzaron la guerra desde el aire en Pearl Harbor. Ahora les hemos
devuelto el golpe multiplicado. Con esta bomba hemos añadido un nuevo y
revolucionario incremento en destrucción a fin de aumentar el creciente poder de
nuestras fuerzas armadas. En su forma actual, estas bombas se están produciendo.
34
Incluso están en desarrollo otras más potentes. [...] Ahora estamos preparados para
arrasar más rápida y completamente toda la fuerza productiva japonesa que se encuentre
en cualquier ciudad. Vamos a destruir sus muelles, sus fábricas y sus comunicaciones.
No nos engañemos, vamos a destruir completamente el poder de Japón para hacer la
guerra. [...] El 26 de julio publicamos en Potsdam un ultimátum para evitar la
destrucción total del pueblo japonés. Sus dirigentes rechazaron el ultimátum
inmediatamente. Si no aceptan nuestras condiciones pueden esperar una lluvia de
destrucción desde el aire como la que nunca se ha visto en esta tierra.7 (Truman, 1945)
Si bien la afirmación de una guerra desde el aire no era novedosa, en tanto que esta
llevaba desarrollándose desde la Primera Guerra Mundial como vimos, Truman quiso
tecnificar al extremo una guerra desde el aire. Lo novedoso radicaba en la capacidad de
destrucción alcanzada con la bomba atómica, la cual no tenía precedente en la historia. La
intención de utilizar la Bomba por el bloque aliado era defendida, por lo menos, en
apariencia, con el fin de evitar cualquier guerra futura y mantener equilibrada la balanza
política entre los Estados. Lo que estaba en juego era la seguridad de los Estados; la
intrincada relación entre política y guerra que había puesto en evidencia Clausewitz era la
que jugaba un papel importante aquí.
Con esta lógica, parte del bloque aliado y por orden del presidente Truman, con el
pretexto de no permitir la repetición del ―Holocausto‖ y como una forma de acabar con el
conflicto armado en el frente oriental, utilizó una bomba de uranio 2358 sobre la ciudad de
Hiroshima. Así, el 6 de agosto de 1945 a las 8.15 a.m., hora de Japón, la aeronave B29
7 El cálculo que no hizo Truman era que la tecnología no se podía mantener escondida por mucho tiempo. El
uso de la Bomba desencadenaría una investigación en energía nuclear que inauguraría la carrera
armamentística de la Guerra Fría. 8 Es importante aclarar que el uranio es el último elemento natural de la tabla periódica y con el hidrógeno los
únicos elementos con posibilidad de generar fisión nuclear. Esta consiste en la capacidad que tiene el núcleo
de un átomo de absorber un neutrón, dividiéndose entonces en dos núcleos más ligeros que a su vez liberan
dos o tres neutrones para continuar con la reacción en cadena. La Bomba atómica, de uranio, genera dicha
fisión y no utiliza otros elementos para controlarla. (La Bomba 235 utilizada en Hiroshima tenía una potencia
de 12,5 kilotones). Me interesa no perder de vista que las investigaciones posteriores en química y física han
dado paso a elementos transuránicos, es decir aquellos creados en laboratorio y con los que se ha continuado
la investigación en energía nuclear, como por ejemplo el plutonio.
35
modificada para realizar bombardeos dio comienzo a la más efectiva destrucción masiva
que se hubiera llevado a cabo en la historia.
Con el máximo de ironía, la nueva Bomba Little Boy fue implantada en el ―vientre‖
de la máquina. El B 29 fue bautizado por su piloto como Enola Gay, el nombre de su
madre. La madre ―feliz‖9 lleva en su vientre al muchacho que se gestó en Nuevo México.
Los 12,5 kilotones de Little Boy tuvieron la capacidad de destrucción de noventa toneladas
de dinamita. ―Los niños‖10
, nada inocentes por cierto, probados meses atrás en Nuevo
México, instauraron una nueva forma de guerra. Llamar niños a las bombas nucleares,
superponiendo a la máquina de destrucción humana el nombre de aquello que caracteriza la
inocencia refuerza la idea de una intromisión definitiva de la guerra en el orden del
discurso.Así como la palabra ráfaga se compartía en la captura de imágenes fotográficas,
también en la guerra la ráfaga terminaba por dejar una serie de muertos en el lugar de
combate. El lenguaje de la guerra terminó por penetrar el uso cotidiano de nuestro discurso.
Esta nueva guerra operó entonces en distintos planos. Si bien el uso de los nombres
obedeció a mantener la operación cifrada, su poder aumentó en el sentido que la lógica
operante fue la de humanizar de alguna manera las máquinas de los hombres, como en el
caso de llamarlas niños o de la madre que feliz diera a luz a sus hijos. Ese procedimiento en
apariencia ingenuo, pero en extremo peligroso, fue una forma más como la guerra empezó a
modificar nuestra humanidad.
9 Utilizó acá de manera irónica el adjetivo feliz, ya que el apellido de la madre del piloto traduce feliz.
10 Posterior a las pruebas realizadas en el desierto de Nuevo México, con las bombas atómicas, Estados
Unidos envió un comunicado cifrado a Winston Churchill, donde se hablada de ellas como ―los niños‖.
36
Escoltando al Enola Gay iba el avión Necessary Evil, dotado con cámaras
fotográficas y de cine para ―capturar‖ el acontecimiento, lo cual hacía claro el interés por
documentar este suceso. Uno de los encargados de fotografiar el suceso fue el artillero de
cola del Enola Gay y fotógrafo Bon Caron, quien narró lo que aconteció frente a sus ojos.
Una columna de humo asciende rápidamente. Su centro muestra un terrible color rojo.
Todo es pura turbulencia. Es una masa burbujeante gris violácea, con un núcleo rojo.
Todo es pura turbulencia. Los incendios se extienden por todas partes como llamas que
surgiesen de un enorme lecho de brasas. Comienzo a contar los incendios. Uno, dos,
tres, cuatro, cinco, seis… catorce, quince… es imposible. Son demasiados para poder
contarlos. Aquí llega la forma de hongo de la que nos habló el capitán Parsons. Viene
hacia aquí. Es como una masa de melaza burbujeante. El hongo se extiende. Puede que
tenga mil quinientos o quizá tres mil metros de anchura y unos ochocientos de altura.
Crece más y más. Está casi a nuestro nivel y sigue ascendiendo. Es muy negro, pero
muestra cierto tinte violáceo muy extraño. La base del hongo se parece a una densa
niebla atravesada con un lanzallamas. La ciudad debe estar debajo de todo eso. Las
llamas y el humo se están hinchando y se arremolinan alrededor de las estribaciones. Las
colinas están desapareciendo bajo el humo. Todo cuanto veo ahora de la ciudad es el
muelle principal y lo que parece ser un campo de aviación. (Thomas, 2005, pp. 451-452)
Documentar el suceso corroboró el informe de laboratorio de las pruebas en Nuevo
México. Sin embargo, la narración del artillero y las imágenes fotográficas de la Bomba
fueron insuficientes para entender la magnitud del acontecimiento; se invisibilizaron las
consecuencias sobre los cuerpos en tierra. 120.000 personas muertas en aproximadamente
90 segundos, 240.000 Hibakushas11
(sobrevivientes), que tuvieron complicaciones
posteriores debido a la radiación emitida por la Bomba.
A partir de los acontecimientos narrados se generaron dos informes, el primero
producido por el Bloque aliado, con el cual se celebraba el cese de la guerra, y el segundo
el de los médicos y habitantes de la ciudad japonesa bombardeada. En el segundo caso se
trataba de la descripción del combate por la vida llevado a cabo por los médicos del
11
Hibakusha [de hibaku: forma pasiva de baku: bomba o bombardear y de sha: persona]: palabra japonesa
con la que se designa a los supervivientes de los bombardeos nucleares a civiles en las ciudades (‗persona
bombardeada‘) de Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945 por parte de la fuerza aérea de Estados Unidos.
37
Hospital de Hiroshima. Este informe es mi punto de conexión entre las imágenes de
Auschwitz e Hiroshima. Lejos de hacer juicios éticos sobre la destrucción de la ciudad me
interesa ver de qué manera se vieron afectados los cuerpos de los habitantes de Hiroshima
tras la explosión de la Bomba. La cantidad de cadáveres que tuvieron que ser incinerados en
los días siguientes a ella, nos dejan imágenes similares a las de Auschwitz. Lo que está en
juego acá es la perspectiva del informe de cada una de las operaciones llevadas a cabo
sobre un territorio, y cómo dicho informe alcanzó una importancia global. Es mi interés ver
que el informe de Auschwitz conduce a la aceptación de la decisión de utilizar la bomba
atómica bajo el pretexto de evitar una guerra futura. A su vez, el informe de la bomba
termina por un lado con la rendición japonesa y posteriormente con el miedo a una
destrucción total en la tensión de la Guerra Fría.
En el caso de Hiroshima: los sobrevivientes, relató el doctor Michihiko Hachiya
(2005), presenciaron todo de una forma tan rápida, que solo vieron una luz (pika) y
sintieron un estruendo (don) que los dejó sordos. Es por esto que para una fracción de los
habitantes, el acontecimiento fue el pika y para otros, el pikadon. La diferencia estribó en
que los que estuvieron muy cerca del lugar del impacto de la Bomba, no percibieron el
sonido; para ellos sólo se trató de un gran destello de luz. Por el contrario, los que se
encontraron alejados del lugar del impacto oyeron el estruendo y vieron el destello de luz
de manera casi simultánea. No obstante, segundos después se vieron desnudos, sin casa, sin
familia y sin amigos. Todo estaba destruido: animales, máquinas, seres humanos
amalgamados y convertidos en cenizas. Imagen similar a la alcanzada con el procedimiento
38
en Auschwitz. De manera similar, la voluntad resquebrajada se encuentra en el discurso
pronunciado por el Emperador Hirohito.
Frente a la sintomatología de las víctimas –vómitos, diarreas y sangrados
menstruales– uno de los diagnósticos médicos era que la bomba contenía un gas que
enfermaba a la población. Hachiya narró como sólo cinco días después el diagnóstico
cambió cuando fueron informados de que el ataque sobre su ciudad se realizó con una
bomba atómica. Entonces, el dictamen cambió: los síntomas fueron el efecto de la
radioactividad sobre sus cuerpos.
Mientras tanto, al momento en que las víctimas iban a ser fotografiadas, los rollos
comenzaron a velarse. El Dr. Terufumi Sasaki, entre otros, empezó a sospechar: la bomba
lanzada había utilizado material radioactivo.
En el hospital de la Cruz Roja, el doctor Sasaki trabajó durante tres días seguidos con
sólo una hora de sueño. El segundo día cosió las heridas más graves, y durante la noche
y el día siguiente siguió suturando. Muchas de las heridas se habían enconado.
Afortunadamente, alguien había encontrado una provisión intacta de narucopón, un
sedante japonés, y el doctor pudo repartirlo entre los más doloridos. Empezó a correr el
rumor dentro del personal del hospital de que había algo muy particular acerca de la gran
bomba, porque al segundo día el subdirector del hospital bajó a la bóveda del sótano en
la cual se conservaban las placas de rayos X, y las encontró en su lugar, pero ya
expuestas. (Hersey, 2009, p. 70)
Las imágenes de algunos sobrevivientes no pudieron ser capturadas. La radiación12
ya
estaba en sus cuerpos. La huella del experimento está en la monstruosidad de las cicatrices,
las cuales se desarrollarían en sus cuerpos y en los de las generaciones posteriores.
12
La radioactividad fue descubierta de manera fortuita en 1895 por Wilhelm Conran Röntgen (1845 – 1932),
quien al trabajar con sus tubos de rayos catódicos se dio cuenta de que un papel trabajado químicamente
brillaba lejos de allí. Al apagar los tubos se percató de que el papel dejaba de brillar, descubriendo así que una
luminosidad podía ser inducida desde lejos. Unos rayos invisibles viajaban de los tubos hasta el papel
causando el resplandor (Aczel, 2012).
39
El efecto de la bomba fue debilitar el espíritu japonés, a tal punto que se diera la
rendición. Pero esta sucedió seis días después, luego del segundo bombardeo sobre la
ciudad de Nagasaki13
, pese a la inconformidad del pueblo japonés.
De improviso, el hospital fue un solo clamor, imposible de definir o acallar. Muchos que
en un tiempo fueron abogados reconocidos de la paz, y otros que habían renegado de la
guerra después del pika, gritaban que la lucha debía continuar. Ahora que la rendición
era un hecho irrefutable, definitivo, no había forma de saciar la sed de sangre de quienes
conocían la noticia. Habiéndolo perdido todo, libres del temor de perder algo más, su
furia no tuvo límites. (Hachiya, 2005, p. 97)
Las consecuencias de la rendición japonesa fueron directas: los aliados se libraron de
entrar en una lucha cuerpo a cuerpo que dejaría millones de muertos en ambos bandos; y,
por otro, de no deber nada a su aliado socialista, el cual dirigió tropas por la Manchuria
como apoyo a la guerra contra Japón. Si la URSS participaba activamente de la guerra, el
gobierno del presidente Truman perdía poder frente a los demás integrantes del bloque.
De esta manera, los bombardeos no solo sirvieron para acabar con la guerra en el
bloque oriental, sino que permitieron a Estados Unidos alcanzar un poder hegemónico y al
mismo tiempo identificar la amenaza global de un conflicto y la posibilidad de la
destrucción total a partir de la fisión nuclear14
. Nunca antes la guerra había llegado tan
lejos. Al cambiar el espacio de ataque, al poseer el poder del vuelo, al lanzar al hombre al
13
El bombardeo a la ciudad de Nagasaki utilizó una bomba distinta a la de Hiroshima. En este caso se trataba
de una bomba de plutonio 239, un elemento sintético creado en laboratorio. Los científicos no tenían total
conocimiento de su reacción, razón por la cual se realizó la prueba Trinity (16 de julio de 1945). Posterior a la
prueba, el director de Los Alamos, Robert Oppenheimer, citó las siguientes palabras del Bhagavad Gita:
―Ahora me he convertido en la Muerte. Destructora de Mundos‖. 14
Posterior al uso de las bombas de Hiroshima y Nagasaki, durante el conflicto de Corea, el 4 de enero de
1951, como consecuencia de que las tropas comunistas retomaron Seúl, MacArthur propuso el bombardeo
atómico del norte de China. Tanto el presidente Truman como la mayoría del Congreso reaccionaron
alarmados ante una reacción que podía llevar al enfrentamiento nuclear con la URSS. En un enfrentamiento
cada vez más abierto, Truman destituyó a MacArthur entre las protestas de la derecha republicana y lo
sustituyó por el general Ridgway. El miedo a una destrucción global debido a un enfrentamiento nuclear era
inminente y los Estados en pugna querían evitarlo a toda costa.
40
dominio del territorio por medio de máquinas de alta tecnología como los radares –que
permitían ataques bajo condiciones atmosféricas poco propicias y la identificación de
objetivos sin el paso de una observación directa–, al utilizar directamente sobre la
población las armas diseñadas en los laboratorios, la muerte se convirtió en un hecho que se
produjo con una velocidad sin precedentes.
Así como Auschwitz pretendió exterminar una raza, el avance científico de la bomba
hizo viable pensar la posibilidad de tal borramiento. La ironía radica en que si bien no fue
posible borrar la raza judía, y tampoco se borró completamente a la ciudad de Hiroshima y
sus habitantes, el uso de la bomba abrió definitivamente la posibilidad de un borramiento
total de todos los seres y de las construcciones humanas sobre el planeta. Sin embargo, en
ambos casos de exterminio, Auschwitz e Hiroshima y Nagasaki, aparece la potencia de la
huella, la cual queda en los cuerpos afectados, vivos o muertos. Lo que la guerra generó fue
un gran laboratorio de investigación. El tiempo transcurrido entre el uso de las cámaras de
gas y las bombas atómicas como máquinas de exterminio fue muy corto, pero sus
consecuencias incalculables.
Cabe anotar que las máquinas de la guerra se han seguido perfeccionando a gran
velocidad, de acuerdo con las exigencias de las circunstancias, como lo han demostrado las
sucesivas guerras: Corea, Vietnam, las dos guerras de Irak15
. Tras la bomba atómica, los
gobiernos, a través de sus laboratorios científicos, se han empeñado en desarrollar rápidas
formas de aniquilación. Los experimentos que se llevaron a cabo directamente sobre los
15
Es importante anotar que si bien estas guerras están determinadas por una perspectiva global, en cuanto que
el poder hegemónico –Estados Unidos– actúa como defensor de una supuesta paz global. Los conflictos que
podemos llamar guerras civiles, como en Colombia, Cuba, Yugoslavia, también hacen uso de las máquinas de
guerra e inciden sobre las políticas globales, a tal punto que Estados Unidos participa activamente en ellas.
41
seres humanos configuraron, de esta manera, una transformación o una mutación que ha
repercutido en lo social, afectando directamente nuestra epistemología y ontología.
Auschwitz e Hiroshima y Nagasaki inauguraron una especie de laboratorio extremo en el
que desde entonces los cuerpos son puestos a prueba.
En el caso de la radioactividad, en los laboratorios ya se había investigado los efectos
de la radiación sobre los cuerpos. La radioactividad como fenómeno en el laboratorio, había
abierto la posibilidad de conocer el cuerpo humano sin la necesidad de hacerle una
vivisección o una disección, como mucho tiempo atrás había ocurrido en el Teatro
anatómico. Así lo demuestra Amir Aczel al hablar del descubrimiento de Röntgen
…Y, después de realizar más experimentos, llegó a la conclusión de que los rayos que
producían la fluorescencia eran capaces de penetrar determinados materiales como el
papel, la madera, el tejido del cuerpo humano. Se trataba de una aplicación técnica que
iba a hacer accesibles las maravillas del cuerpo humano. Antes de aquel fortuito
descubrimiento, había que abrir quirúrgicamente al paciente para mirar su interior.
Röntgen se dio entonces cuenta de que la radiación de los rayos X que acababa de
descubrir iba a hacer visible el interior del cuerpo humano. (Aczel, 2012, págs. 40 - 41)
Sin embargo, como se vio posteriormente, no todos los efectos de la radioactividad
eran positivos. Utilizada de manera bélica, la radioactividad generaba mutación y velocidad
de aniquilación, lo cual creó una tensión en el conflicto debido a la generación de un miedo
generalizado a la destrucción total.
Aparece entonces, un nuevo arte de la guerra16
cuyas características son la velocidad,
la efectividad y el miedo. Si bien la guerra es un medio para alcanzar objetivos políticos,
16
Es decir, la guerra que nace en el aire, con los bombardeos, de acuerdo con el planteamiento de Gaddis:
―[l]as armas que provocaron la rendición japonesa (las bombas atómicas lanzadas sobre Hiroshima y
Nagasaki) causaron tanta preocupación como asombro, pues, si una sola bomba era capaz de destruir una
ciudad entera, ¿qué cabía esperar para las guerras futuras?‖ (Gaddis, 2008)
42
según Carl von Clausewitz17
, si hay un miedo latente frente a una guerra total, tales
objetivos se anulan pues los Estados en pugna pueden terminar consumidos por ella. La
seguridad de las naciones debía ser defendida en todo momento, aun así, las guerras tenían
que ser limitadas, pues el medio no podía destruir los propios Estados defendidos. La
guerra, interesada en los efectos psicológicos, destinó grandes presupuestos a la
investigación con fines militares. La guerra deja el espacio local y se ubica lo global. Sigue
estando en juego la protección de los territorios por parte del Estado mediada por la idea de
la protección del planeta.
La exploración tecnológica, el trabajo en el laboratorio con fines militares creció de
manera alarmante dando apertura al periodo de la Guerra Fría. Así, ―[L]a naturaleza
humana sí cambiaba, en contra de la lección extraída por Tucídides de la mayor guerra de
su época, y fue el impacto que produjo lo ocurrido en Hiroshima y Nagasaki lo que inició
este proceso de cambio‖ (Gaddis, 2008, p. 99).
En mi propuesta, las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki modificaron el
entorno al punto de convertir un espacio geográfico en una especie de laboratorio de
alcance global. Es así como el cuerpo afectado de las víctimas terminó siendo el
experimento mismo. Si bien, la guerra se desplazó del campo de batalla y utilizó otros
espacios, anulando el contacto cuerpo a cuerpo, las nuevas tecnologías de la guerra
operaron afectando el cuerpo de los soldados y de los habitantes de los Estados en pugna.
Campo de batalla y campo de concentración operan localmente. Pero su incidencia fue
17
Para Clausewitz (2005) la guerra moderna es un «acto político», y esta manifestación ponía en juego lo que
él consideraba el único elemento racional de la guerra.
43
global, por lo que no puede identificarse solamente con un territorio determinado. Aunque
lo local seguía predominando con la guerra en el aire y la posibilidad del bombardeo, la
cuestión se complicó por sumar las armas nucleares al bombardeo y por la experimentación
con ellas, en espacios alejados de la población civil.
En el caso de Hiroshima se afectó el territorio y los seres, sin embargo, en su
momento no se pudo calcular hasta donde llegaría el poder de la radioactividad. Los daños
colaterales incluyeron a los seres humanos que habitaron el territorio, la naturaleza y las
construcciones. Tanto las pruebas como las bombas utilizadas han dejado consecuencias
globales en el sentido en que la radioactividad sigue afectando los cuerpos en la línea del
tiempo y el espacio.
Por otro lado, el cuerpo fue el centro de la guerra en cuanto que éste fue modificado o
potenciado por tecnologías desarrolladas en el laboratorio. Los dispositivos de poder
seguían actuando sobre los cuerpos. Esta vez, a través de delicadas prótesis o de sustancias
que permitieron a los seres humanos ser más efectivos en los campos de batalla
tradicionales o que tuvieran mayor efectividad al tripular artefactos aéreos.
¿Cuál fue el resultado de estas acciones sobre el cuerpo en las cámaras de gas y desde
el cielo con las bombas atómicas?: cuerpos amalgamados por efecto del calor en los hornos,
de los cuales ya ni siquiera podría hablarse de cadáveres; cuerpos fusionados, irradiados
muertos o sobrevivientes, producto de la fisión de los átomos de uranio y de plutonio. Los
límites perdidos en el campo de concentración tienen mucho que ver con los de Hiroshima.
Sin embargo, con la radioactividad ya no son solo los límites los que se han perdido, sino
44
que nos encontramos de frente con el concepto ya no de concentración sino de expansión.
Ahora los límites se han perdido en una especie de expansión de la muerte, la guerra y los
intereses económicos, políticos se comportan de la misma manera. El cuerpo-avión, el
cuerpo-bomba, el cuerpo-misil, en otras palabras, el cuerpo-máquina, una suerte de fusión
diseñada para el ataque bélico desarrollan la expansión. Fueron estas –las nuevas
creaciones de esta suerte de laboratorio global que fue la Segunda Guerra Mundial, y en
especial Hiroshima y Nagasaki– las que propiciaron el surgimiento de los cyborgs.
En Hiroshima y Nagasaki los cuerpos de los sobrevivientes vivieron con el fantasma
de la radioactividad: cual espectros, las mutaciones podían presentarse en generaciones
posteriores sin anuncio alguno en el cuerpo de las madres embarazadas en el momento del
bombardeo o de los parientes. El espectro apareció en forma de monstruo, entendido este
como aquel que muestra la posibilidad de la mezcla. Es el cuerpo de los seres víctimas de la
radioactividad, pero también el cuerpo del soldado creado en las investigaciones de
laboratorio o de tecnología. Si antes los campos de concentración habían servido para
investigaciones genéticas en aras de la pureza, los médicos de Hiroshima y Nagasaki
formularon hipótesis de lo ocurrido, por ensayo y error, sobre los avances y los peligros de
la radioactividad. Y de la misma manera sucede con el informe de los experimentos
genéticos del campo de concentración y el informe de las pruebas en Nuevo México. En
cada uno de ellos el experimento controlado o no tiene unas condiciones de verdad dadas
por las necesidades de cada uno.
El testimonio de un observador de las víctimas veinte años después de los
acontecimientos de la bomba, nos muestra cómo lo importante no fue la capacidad
45
destructiva de ella, sino su potencia para generar un cambio en lo que hasta ahora habíamos
llamado humano. La naturaleza modificada en extremo es la nueva aparición de los
monstruos:
Pero cuando la radioactividad destruye las células y altera los genes, ninguna criatura
viviente del futuro podrá continuar siendo humana por más tiempo, sino que será algo
muy distinto. Ese escenario del fin del mundo ¿no es el más siniestro y el más espantoso
de todos lo que hemos contemplado hasta ahora? Lo que sucedió en Hiroshima hace
veinte años fue una masacre absurda y horrenda; pudo ser el presagio del fin real del
mundo en el que la raza humana, según la conocemos hoy, será sustituida por seres con
la sangre y las células tan arruinadas que ya no se les podrá llamar humanos. El más
terrorífico monstruo que acecha desde la oscuridad de Hiroshima es, precisamente esa
posibilidad de que el ser humano no lo siga siendo por más tiempo. Hace cinco años,
cuando visité Hiroshima por primera vez, escribí sobre el terror que me invadió cuando
observé al microscopio especímenes deformados de Veronica pérsica poir y otras malas
hierbas. Incluso ahora la impresión del daño causado a estas encantadoras plantas que
crecieron en el suelo radiactivo de Hiroshima continua persiguiéndome. El estado
natural de las cosas una vez han resultado dañadas de esa forma, nunca puede
recuperarse del todo. Si la sangre y la células humanas sufren ese daño será el fin de la
especie humana (Oé, 2011, pp. 201 - 202).
Esta cita me permite identificar el monstruo con el cyborg y abrir el camino para
rastrear el cambio ontológico del ser humano. El monstruo es el ser afectado por la
intervención tecnológica diseñada en los laboratorios. Mi propósito es entender las
conexiones ―antinaturales‖ que se presentaron a partir de la Bomba. El daño causado sobre
los cuerpos de los seres vivos nos alertó sobre la posibilidad de pensar el fin de la especie
humana. Si bien en Kenzaburo Oé existe aun una esperanza de humanidad, quiero recalcar
que la mutación es un cambio que modificó a los sobrevivientes y afectó a toda la
humanidad. Ya no hay un interés por lo humano, porque éste ha demostrado que al
transformarse, al mutar, al mezclarse con otros ordenes ya no es esencial. No hay nada que
lo distinga o que lo posicione más allá de lo natural. Lo que llamamos humanidad después
de Hiroshima y Nagasaki tiene que ser repensado a la luz de la potencia que se adquiere al
ser conscientes de que todos somos experimento. Experimento producido por los
46
mecanismos del poder que terminan por constituir una serie de rasgos biológicos a los
seres. La biología ya no es la misma porque ella es susceptible de ser modificada, ampliada,
potenciada. Es importante observar que pese a que estamos describiendo fenómenos de
guerra y destrucción, la vida sigue contemplándose no solo como posibilidad sino como un
hecho. La nueva biología, la posthumanidad si se quiere, deja atrás los discursos
esencialistas y abre una perspectiva en la que los límites se vuelven difusos, las fronteras se
transgreden, y las mezclas llamadas antinaturales son permitidas.
El resultado de estas acciones bélicas sobre los cuerpos es el monstruo, es el cyborg.
¿Quién es cyborg? Ahora se podría decir ¿quién no lo ha sido en esta nueva ontología en la
que el cuerpo es susceptible de ser modificado en el laboratorio? Ese monstruo que percibe
su deformidad, nos permite recordar el Golem del rabino Loew y la creación de Víctor
Frankenstein, los cuales solo quieren vivir y mantener una rica vida emocional a la que no
han tenido acceso.
Retomando la idea de la globalización de la guerra, posterior al uso de la Bomba en
Hiroshima y Nagasaki se sucedió una época en la que prima una forma de guerra en
latencia. Al estar a la espera de una destrucción global del planeta tenemos, como lo
exponen Hardt y Negri, ―la guerra que se ha convertido en la matriz general de todas las
formas de poder y técnicas de dominación, supongan o no derramamiento de sangre‖
(Hardt & Negri, 2004, p. 34). En este orden de ideas, la guerra es un régimen de biopoder
que domina todos los aspectos de la vida social.
Esa guerra acarrea la muerte pero también, paradójicamente, debe producir la vida. Esto
no significa que se haya domesticado la guerra, ni atenuado su violencia, sino más bien
47
que la vida cotidiana y el funcionamiento normal del poder se ha impregnado de la
amenaza y la violencia bélicas. (Hardt & Negri, 2004, p. 34)
Su potencia de vida se alza tan impactante como los discursos de los sobrevivientes
de Auschwitz, Hiroshima y Nagasaki. Lo que tendremos que ver es cómo también ellos
encierran una potencia de vida pero en términos de resistencia, de discurso que se opone al
orden global que quiere configurar toda existencia.
El entender el mundo como un laboratorio global desde la perspectiva de una guerra
que se ha convertido en la matriz de todas las formas de poder, permite comprender que
vivimos en una ontología cyborg, en la cual podemos contemplar desde los cuerpos
potenciados de los soldados por uso de sustancias creadas en laboratorio, hasta las
implicaciones posteriores en las víctimas con el uso de armas químicas y nucleares. Las
imágenes de los cuerpos modificados por efecto de la guerra habitan la realidad y la ficción.
DE LA GUERRA FRÍA A LA CARRERA ESPACIAL (LOS CYBORGS EN LA CIENCIA FICCIÓN)
…Los cyborgs tendemos a ser paranoicos respecto a
nuestros orígenes. A veces creo que no soy, que morí hace
tiempo y alguien cogió mi cerebro y lo metió en este cuerpo.
Puede que nunca haya existido y que sea sintética como ese
robot (Motoko Kusanagi, personaje cyborg de Ghost in the
Shell).
Cuerpos mutados, cuerpos diseñados por la industria del entretenimiento. Los cuerpos
ahora no son abiertos para ser descubiertos como en los teatros anatómicos o para ser
sanados, sino para ser construidos según las exigencias del mercado. Las imágenes
mediáticas construyen cuerpos perfectos elaborados en el laboratorio. La clonación de
seres, las intervenciones estéticas, la reproducción in vitro ya no son una cuestión de la
ciencia ficción, sino que hacen parte de la realidad. El laboratorio es ahora el lugar de la
48
modificación y creación de los seres. Las imágenes de la realidad y la imaginación se
confunden mezcladas con una sociedad que propende por ser cada día más segura.
Luego de la Segunda Guerra Mundial, el mundo se dividió en dos bloques. El miedo
por la destrucción del planeta generó el periodo histórico denominado Guerra Fría. En ella,
las llamadas potencias mundiales se dedicaron a continuar con la carrera armamentista
combinada con la investigación astronáutica, así como en avances en áreas de genética y
otras disciplinas. En particular la astronáutica se preocupaba por encontrar nuevos mundos
habitables como una respuesta esperanzadora para mantener la especie humana, frente a
una posible destrucción del planeta.
Por cuanto mi interés está en rastrear los fenómenos que producen el cambio
ontológico hacia la posthumanidad, en el apartado anterior utilicé las imágenes de la guerra
para alcanzar un marco histórico y afirmar la creación de un laboratorio global. En la
literatura de ciencia ficción encuentro la posibilidad de comprender al mundo en tanto que
laboratorio. El ocultamiento de información sobre los experimentos, el miedo por la
destrucción del planeta, el posible encuentro de nuevos mundos habitables, configuró un
imaginario de robots, cyborgs y humanos potenciados que posteriormente dio origen a
entender lo que se ha llamado ontología cyborg.
Escojo ahora, imágenes que se construyeron en la ficción pero que tienen su origen en
la tensión de la Guerra Fría. La primera de ellas es un cómic de 1941: Capitán América18
.
18
Capitán América fue creado en 1941 por Joe Simon y Jack Kirby convirtiéndose en uno de los superhéroes
más importantes de Marvel Comics. El superhéroe se basó en un personaje histórico de la guerra civil
americana.
49
El cómic19
es utilizado aquí como una evidencia del cambio ontológico en la historia
cyborg. Capitán América es la historia de un soldado de la Segunda Guerra Mundial con
una voluntad inquebrantable, pero con un cuerpo débil. Debido a lo anterior, él se ofrece
como voluntario para un procedimiento de experimentación con una sustancia creada en el
laboratorio; el suero del supersoldado. Este suero convierte el cuerpo naturalmente débil en
un cuerpo diseñado y apropiado para la guerra, pues la musculatura y la resistencia física
aumentan considerablemente.
Cubierta del cómic Capitán América. 1944
Fuente:
http://diario.latercera.com/2011/07/29/01/contenido/cultura-
entretencion/30-78170-9-capitan-america-las-mil-caras-de-
un-heroe-patriota.shtml
Capitán América es la imagen del hombre que puede reconfigurar el diseño de su
cuerpo para convertirse en una máquina de guerra, gracias a una sustancia de laboratorio. Si
bien este cómic fue utilizado como parte de la propaganda americana en el conflicto
mundial, pues en la primera entrega se enfrentó a Hitler, regresó durante la Guerra Fría para
realizar trabajos de espionaje propios de este periodo histórico, en el cual la guerra se
encuentra en latencia. Este supersoldado capaz de resistir ambientes diversos terminará
19
Para Moebius, el cómic es entendido como un género híbrido que se da en el cruce de la literatura, el diseño
gráfico y el dibujo. Del documental Jean Giraud A Life in a Picture.
50
siendo el antecesor del cyborg y del astronauta, quienes soportan condiciones extremas,
gracias a las investigaciones en el laboratorio20
.
Para Naief Yehya, el cyborg es el representante de los deseos y las fantasías de la
llamada postmodernidad. Cabe anotar que los primeros personajes de cómics no fueron
cyborgs –Superman (1938) y Batman (1939), por ejemplo–. En orden estricto, el primero
de ellos es un alienígena cuyos poderes aumentan bajo las condiciones de gravedad de la
Tierra, y el segundo, un millonario vengativo que utiliza la tecnología para fortalecer su
cuerpo. Bien podría pensarse que Batman habría podido ser el primer cyborg en cuanto que
a través de sus prótesis logra fortalecer el cuerpo humano, pero no lo es porque la
tecnología no está incorporada en él. Por el contrario, Capitán América es producto de una
relación directa con el trabajo en el laboratorio. El suero del supersoldado sí le ha sido
incorporado a su cuerpo. Los personajes de los cómics hacen parte de la historia cyborg en
cuanto que son producto de accidentes o de dispositivos creados en el laboratorio que se
aplican en el propio cuerpo. Por ejemplo, el Hombre Araña, Hulk, y los Cuatro Fantásticos
sufren accidentes relacionados con la radiación nuclear (Yehya, 2001, p. 69).
Otra imagen que se originó en la ciencia ficción es la de The Six Million Dollar Man,
o el Hombre nuclear en su versión en español. Durante los años setenta en Estados Unidos
se realizó la serie televisiva. En ella, Steve Austin era un astronauta que sufrió un accidente
en un vuelo experimental. Por esto, debió ser sometido a la amputación de ambas piernas y
del brazo derecho; además, perdió la visión de un ojo debido a una infección. Una agencia
20
Es importante aclarar que si bien la carrera espacial no es una guerra en el sentido estricto de la palabra, se
trataba de la carrera por la conquista de un territorio en el que fuera posible extender la posibilidad de la vida
humana frente a la inminencia de una catástrofe global, en la que el planeta pereciera por efecto de un
enfrentamiento nuclear entre las superpotencias de la época.
51
del gobierno decidió utilizar su cuerpo para probar los avances tecnológicos que el proyecto
Biónica llevaba a cabo. Remplazaron sus órganos perdidos por partes cibernéticas. Como
forma de pago, Austin se vio obligado a trabajar para el gobierno norteamericano en
misiones de espionaje, como suele ocurrir en las series de televisión posteriores que tienen
el mismo tema. El hecho de que se tratara de un astronauta, no es un suceso aleatorio, por el
contrario, es precisamente el astronauta quien empieza a presentar de manera fehaciente lo
que es un cyborg. Cabe anotar que esta serie se basó en la novela Cyborg de Martin Caidin.
Cubierta del cómic Six million dollar man. 1976
Fuente: http://www.giantsizegeek.com/2010/12/six-
million-dollar-man-by-neal-adams.html
Es así como las imágenes del cómic y de la literatura de ciencia ficción parecen tener
un punto de inflexión en la imagen del astronauta. La condición de astronauta del hombre
nuclear me permite introducir el tema de la carrera espacial. Las prácticas tecnológicas
encaminadas a la conquista del espacio, llevadas a cabo por las potencias mundiales,
actualizaron las imágenes de la ciencia ficción. Durante la Guerra Fría, el astronauta
conquistando el espacio exterior y el alunizaje21
fueron parte del imaginario de una
21
La URSS le ganaba a USA en lanzar un vuelo tripulado por un ser humano, fuera de la Tierra. El Vostok 1,
tripulado por Yuri Gagarin en 1961, alcanzó la órbita terrestre en cuestión de minutos, realizó una vuelta
52
sociedad que décadas antes consideró imposible tales proezas. Aun así, para conquistar el
espacio exterior, fue necesario configurar la naturaleza humana de tal forma que pudiera
soportar el viaje.
Los científicos Manfred E. Clynes y Nathan S. Kline (1960) encontraron una serie de
problemas fisiológicos y psicológicos en los astronautas que debían solucionar. Por
ejemplo, el estado de vigilia, la entrada y salida de fluidos corporales y la psicosis, entre
otros. Propusieron controlar el estado de vigilia por medio de medicación química, que le
permitiera al astronauta permanecer despierto durante horas. En cuanto a la entrada y salida
de fluidos se planteó mantener conectada la salida de la uretra con las venas las cuales
tendrían un filtro para las toxinas. Para el alimento se utilizaría suero intravenoso. Además,
se realizaría el control de las enzimas que se verían afectadas por los cambios de
temperatura en el espacio. Otro aspecto por controlar fue el sistema de percepción, el cual
se veía afectado por las distorsiones perceptivas producidas por el cambio del marco de
referencia22
. Y en caso de presentarse psicosis, se pensaron un procedimiento para medicar
al astronauta desde tierra, incluso en contra de su voluntad. La solución de estos problemas
llevó a los investigadores a proponer el término cyborg.
Cyborg es un acrónimo del inglés de las palabras cibernetic y organism y apareció
por primera vez en el artículo ―Cyborgs and Space‖ de Clynes y Kline en la revista
Astronautics, de septiembre de 1960. En él se cuestionaban:
alrededor de la Tierra y regresó como estaba planeado. Por su parte, USA logra ganar la carrera espacial,
después de varios fracasos, entre los que se cuenta la muerte por asfixia de toda la tripulación del Apolo 1. El
Apolo 11 aterrizó con éxito sobre la superficie lunar, en 1969. 22
Ejemplo de esto se puede ver en la novela Solaris (1961), de Stanislaw Lem, llevada al cine por Andrei
Tarkovski en 1972. En ella, se muestra cómo los astronautas podían estar expuestos a alteración de las
percepciones y, por consiguiente a modificaciones o desórdenes de la memoria.
53
¿Cuáles son los dispositivos necesarios para la creación de un sistema hombre-máquina
auto-regulado? Esta autorregulación debe funcionar sin el beneficio de la conciencia con
el fin de cooperar con los propios controles homeostáticos autónomos del cuerpo.
Proponemos el término ―Cyborg‖ para el complejo organizacional extendido
exógenamente que funciona como un sistema homeostático integrado
inconscientemente. Uno de los primeros cyborgs, esta rata de 220 gramos, tiene bajo su
piel la bomba osmótica de Rose (…). El I borg incorpora deliberadamente componentes
exógenos que extienden el control de funciones de autorregulación del organismo con el
fin de adaptarse a nuevos ambientes (Clynes & Kline, 1960)23
El programa del cyborg consiste en modificar la estructura orgánica del cuerpo con
dispositivos exógenos que le permitan autorregular sus funciones en condiciones extremas,
como los viajes espaciales. Esta unión entre lo orgánico y lo tecnológico, para Clark (1999,
2003) tiene su prehistoria en la utilización de prótesis y obedece a una relación entre el
cuerpo, la mente y el entorno24
. Para Yehya, por el contrario, el cyborg no solo hace
referencia a un hombre con accesorios tecnológicos, sino a todos aquellos que se moldean
por una cultura tecnológica (Yehya, 2001, pp. 41-44). El problema de Yehya radica en
pensar que el cyborg es producto de un moldeado, como si se tratara de hacer una
evocación a los relatos bíblicos del Génesis, o a su acepción en el Renacimiento. El cyborg
es objeto de diseño o de intervención de la ―cultura tecnológica‖, entendida esta desde la
perspectiva de la biopolítica de Foucault. La perspectiva por la que opto es de una ―cultura
23
What are some of the devices necessary for creating self-regulating man-machine systems? This self
regulation must function without the benefit of consciousness in order to cooperate with the body’s own
autonomous homeostatic controls. For the exogenously extended organizational complex functioning as an
integrated homeostatic system unconsciously, we propose the term “Cyborg.” The Cy- One of the first
Cyborgs, this 220-gm rat has under its I skin the Rose osmotic pump (…). I borg deliberately incorporates
exogenous components extending the self-regulatory control function of the organism in order to adapt it to
new environments. 24
En palabras de Clark, ―Yo he encontrado la idea de que todos somos cyborgs, una o dos veces antes, pero
usualmente en escritos de género o en textos de estudios postmodernos o pos postmodernos. En Julio de 1997
esta historia me impulsó a una verdad científica. La mente humana, entendida como el órgano físico de la
razón, no puede ser limitada y restringida por un skinbag biológico. De hecho nunca ha estado ni restringida
ni limitada, desde que la primera palabra con significada fue pronunciada ancestralmente. Pero esta filtración
antigua ha estado fortaleciéndose con el advenimiento de textos, computadores personales, agentes de
software, y dispositivos de uso adaptativo para oficina y hogar. La mente está cada vez menos en la cabeza.‖
(Clark, 2002). Para Clark (1997) la cognición, es entendida como corpórea y embebida en el entorno, su
propuesta del cyborg es un avance en ese sentido. El cyborg es natural en cuanto que su desarrollo (mente) se
da en relación con el entorno.
54
tecnológica‖ que se ha configurado a partir de la idea de una guerra total que está dirigida a
mantener el orden social en todo momento25
. Dicha guerra tiene un campo de operaciones
amplio, en el cual el laboratorio aparece como uno de los mecanismos más sofisticados de
control y de fuerza de los Estados. Si bien los laboratorios son financiados por los Estados
en el caso militar, su desarrollo se debe también a grandes intereses de grupos económicos,
generando un laboratorio que se expande de lo local a lo global, afectando todo el planeta.
Ya he enunciado que los conflictos entre Estados permanecen, el estado de guerra
latente hace que se deba hacer un uso ininterrumpido del poder (Hardt & Negri, 2004, p.
36). Tecnologías de vigilancia y control que se han creado en el laboratorio para satisfacer
las necesidades de control policial han sido desarrolladas y han ampliado su uso a lo social.
Es así como ―la guerra pasa a ser indistinguible de las actividades policiales‖ (Hardt &
Negri, 2004, p. 36). Las máquinas de guerra terminan por ser indistinguibles de la cultura
tecnológica desarrollada en el laboratorio, a la cual todos tenemos acceso26
. Dadas las
cosas, el cyborg en cuanto diseñado por la ―cultura tecnológica‖ es una realidad producto
del laboratorio global entendido como dispositivo del poder.
Ahora bien, la carrera por la conquista del espacio dejó al astronauta como un modelo
prototípico, desde el cual fue posible pensar una nueva configuración del ser humano. Los
avances pensados y financiados en el ámbito de la astronáutica permeaban los campos de la
25
Si bien partí de la propuesta de Yehya sobre el ser humano como moldeado por una cultura tecnológica,
opto por utilizar diseñado. Esta expresión es más precisa en cuanto que lo que sucede al cuerpo al entrar en el
laboratorio es una forma de diseño basado en los códigos descubiertos, como en el caso de la bioingeniería y
los avances en genética. 26
Esto sucede con el caso de ARPANET, el cual es el principio de Internet. ARPANET la Red desarrollada
para realizar comunicaciones en tiempo de la Guerra Fría, paso a ser utilizada por las universidades para
compartir información académica y tiempo después asimilada por la mayoría de la población del planeta.
55
medicina, la física, la química. Si bien no todos los avances estaban al servicio de la guerra,
mi posición es que su acelerada incursión en el ámbito social sólo podía ser efectuada con
un presupuesto financiado por la carrera armamentista y de seguridad de la Guerra Fría.
Por su parte, en la ciencia ficción los cyborg son el resultado de una lógica en la cual
la catástrofe que se avecina, necesita una esperanza (Yehya, 2001, p. 69). Es así como los
cómics y la literatura de ciencia ficción popularizaron el cyborg.
Como ya lo enuncié, la guerra se desplazó del ―campo de batalla‖ a los laboratorios
de investigación científica y tecnológica. Parto del presupuesto de entender campo de
batalla como un lugar específico que es localizable en el mapa y que tiene consecuencias
locales inmediatas, es decir la guerra antes de los conflictos del siglo XX. El laboratorio es
el lugar afecta directamente a la guerra a pesar de no realizarse allí. Los avances de
laboratorio están configurados por un poder Estatal específico que pretende la seguridad de
todo el planeta. Lo que tenemos es un lugar descentralizado, a veces oculto, en el cual la
guerra está operando en todo momento.
No obstante, parte de lo que pasó en los laboratorios se ocultó al público. Al
permanecer en secreto los avances científicos, la información filtrada se materializó en
narrativas e imágenes. Frente a la no presencia del informe o informes fragmentarios, la
literatura de ciencia ficción y los cómics fueron la salida a la tensión latente en el conflicto
mundial y al secreto de los laboratorios. La crónica, el reportaje, y el informe académico
fueron insuficientes para que la sociedad comprendiera lo que estaba sucediendo. La
literatura, la radio y el cine se llenaron de alienígenas, soldados fortificados en el
56
laboratorio y hombres mezclados con las máquinas. Hibridaciones y accidentes en el
laboratorio fabricaron los nuevos héroes y villanos del siglo XX, como si se estuviera
gestando un retroceso a los bestiarios27
de la Antigüedad y el Medioevo que la Modernidad
desterró. Aquellos seres regresaron convertidos en mutantes, alienígenas y cyborgs.
Uno de los libros que aborda este tema desde una perspectiva religiosa es la novela
Limbo de Bernard Wolfe. Sus personajes masculinos amputan de manera voluntaria sus
miembros y se someten a procedimientos de implantación de prótesis en su cuerpo, ellos
son los Unarm28
. Estos toman esta decisión basándose en una cita bíblica, en la cual si un
miembro te hace pecar, tienes que cortarlo29
. Lo que surge es una tensión entre lo que se
gana en términos de potencia y lo que se pierde en términos de afectividad, lo cual hace
reactualizar la tensión freudiana entre Eros y Tánatos. El cyborg (Unarm) de Limbo ha
podido conquistar y superar sus limitaciones físicas, sensoriales e incluso intelectuales por
intermediación de sus implantes cibernéticos30
. Si bien hasta ahora he usado la expresión
avances tecnológicos para entender cómo se fusionan y comunican seres y máquinas, veo
27
Basilisco, Grifo, Minotauro, Centauro, Peritio, Quimera, Simurg, Sirena, Unicornio, Zaratan, Arpias o
Anfisbena, entre otros fueron los seres fantásticos que compusieron el imaginario bestial. 28
Esa es la idea de los Unarm, se quitaban sus brazos y piernas para la paz, porque sin brazos dejaban de estar
armados. Los nuevos brazos les daban poderes, pero sin brazos, dejaban de tener libido, porque ya no podrían
acariciar. Libido que querían evitar porque se convertía en energía para la guerra. 29
Evangelio de San Marcos, capítulo 9, versículos 43 al 49. Evangelio de San Mateo, capítulo 5, versículos
29 y 30. 30
A partir de 1942 se desarrolla la ciencia de la cibernética por Norbert Wiener. La cibernética es entendida
como el estudio desde diversas disciplinas con el fin de comprender la estructura de los sistemas reguladores
de los organismos vivos. Como vimos en Clynes & Kline, lo que se buscaba era autorregular el sistema con
un dispositivo exógeno a este. Se parte de entender que los sistemas complejos se afectan y luego se adaptan a
su ambiente externo, este es el principio que desarrolla la Inteligencia Artificial (IA) también; y el cual se
centra en funciones de control y comunicación: estos fenómenos pueden ser externos e internos del sistema o
externos e internos al sistema mismo. Esta capacidad es natural en los organismos vivos y se ha imitado en las
máquinas. Lo que abre la posibilidad de comunicación con las máquinas en cuanto ellas han sido diseñadas
bajo ese modelo de comprensión de los organismos.
57
necesario en este punto entender que posterior a la Segunda Guerra Mundial y con el
desarrollo de la cibernética como ciencia, lo que termina por generar una potencia al cyborg
son los implantes cibernéticos que se han generado en el laboratorio. Tomada esta decisión
de ahora en adelante hablaremos de lo cibernético y no solo de aditamentos tecnológicos
que podrían confundirse con las simples prótesis como gafas, arcos y flechas, etc.
Para Haraway (1984), el cyborg fue pensado como ―… el hijo pródigo del
capitalismo patriarcal occidental y la carrera armamentista. Empero, el cyborg no es un ser
respetuoso de su herencia y su principal desafío es superar a su creador‖ (Yehya, 2001, p.
72). Él ya no sueña con pertenecer a la comunidad humana, no distingue entre la esfera
social y colectiva, pues su cuerpo es el resultado de las relaciones de poder que fluctúan
sobre él, creando así un cuerpo disciplinado, que al mismo tiempo se opone a los
dispositivos de dominación del orden imperante. En la biopolítica de Foucault, la acción
policial estaba diseñada para disciplinar los cuerpos a través de mecanismos que fueran
esenciales, inevitables y justificables. Así el resultado eran cuerpos disciplinados pero no
eliminados por efecto del poder. Si el poder soberano eliminaba era sólo para mostrar su
fuerza y la posibilidad de esa acción sobre otros cuerpos, es decir, se recurría a la
eliminación para dar un ejemplo a los que permanecían con vida. Lo que es importante del
biopoder no son las técnicas de aniquilación sino su carácter constructivo. En el caso de la
guerra total, dichos mecanismos del biopoder trabajan a partir ya no de una defensa de los
Estados sino de una búsqueda de la seguridad. De esta manera, tenemos que la guerra y el
control policial se hacen indistinguibles. El ejemplo extremo de los mecanismos de control
de los cuerpos, sistemas de vigilancia, y seguridad, lo tenemos hoy en día con el control
58
biogenético de poblaciones y la posibilidad de controlar el código de ADN. De manera
paradójica, en el planteamiento de Jeremy Rifkin (1998, traducción al español en 2009),
puedo darme cuenta de que ―los usos militares de la nueva tecnología podrían igualmente
tener efectos devastadores sobre la Tierra y sus habitantes. Los agentes de guerra biológica
creados mediante ingeniería genética podrían suponer en el siglo que viene una amenaza
tan seria a la seguridad mundial como las armas nucleares en la actualidad‖ (Rifkin, 2009,
p. 25).
En el caso del manga Ghost in the Shell (1989), el cyborg de Masamune Shirow se
pregunta y pone en entredicho su origen. No sabe si su creador es humano o una máquina.
Además, si es humano, no hay una paternidad clara, en tanto que es producto de una
comunidad de científicos. El cyborg no tiene un origen, no es rastreable, no necesita de la
copula, no hace parte de su memoria, duda de los datos que tiene pues pueden haber sido
implantados. Más que creación, el cyborg es un producto de diseño en el laboratorio.
El diseño de los cuerpos puede ser entendido a la luz del descubrimiento del código
genético, lo que tenemos ahora son núcleos de información que puede ser cruzada. El
origen no depende de una cópula, esta se hace innecesaria. La vida es una cuestión de
diseño, no hay nada esencial en el hombre. Es una cuestión de manipulación y
ordenamiento de los códigos, o de desorden si se quiere como en el caso de los X-Men, en
el cual un cromosoma X ha generado unos poderes distintos a los del cuerpo humano hasta
ahora conocido. La vida es un problema de intercambio de información. Es un problema
cibernético.
59
En este orden de ideas, el ser humano ha creado nuevas criaturas en el laboratorio, y
además, ha convertido su propio cuerpo en uno potenciado con capacidad de conectarse con
otros géneros y otros órdenes ―naturales‖. Los cyborgs que conocemos ahora expanden
estas nociones, son colaborativos, cada vez es más poderosa su capacidad de enredarse o
conectarse a la red global de comunicación [World Wide Web] o de información. En sus
maneras de asociarse, son subversivos, propositivos e independientes.
La capacidad de conexión de los seres humanos a la red tiene como punto
paradigmático la novela Neuromante de William Gibson (1984). El personaje principal de
la novela es Case: un ser capaz de conectarse, por medio de su cuerpo, a una matriz virtual
creada por el computador, la cual se denominó ciberespacio. La misión de Case es actuar
como pirata informático; roba la información de las grandes estructuras corporativas, las
cuales tienen el control global de la matriz y la realidad. Case es un cyborg, en el sentido en
que los implantes cibernéticos de su cuerpo le permiten entrar en el ciberespacio. En ello
radica el conflicto central de Neuromante. Los cyborg de Gibson habitan el espacio
diseñado por las máquinas, por medio de conexiones neuronales. Para David Harvey citado
por Perez de Lama.
La ficción especulativa de Gibson configura un territorio que se dispone entre dos polos
heterogéneos que son, por un lado, el cuerpo -cyborg, modificado- ampliado por
hardware-prótesis indistintamente biotecnológicas y mecánico-electrónicas, o por
software, digital o farmacológico; y por el otro, la globalización espacial, económica,
social y cultural (Pérez de Lama, 2006)
Ahora bien, en el relato, la estructura corporal de Case es dañada por medio de un
virus diseñado por cowboys, que ataca las conexiones neuronales de su cuerpo, lo cual le
60
impide volver a entrar al ciberespacio. Los cowboys pueden ser entendidos como hackers
como lo muestra Pérez de Lama en su estudio.
En Neuromante, el ciberespacio, es imaginado como un espacio mental, una matriz
geométrica, compuesta de luces y datos, dominada por estructuras corporativas, por la
cual los cowboys - hackers, aunque la palabra aún no existía - navegan como piratas
espaciales, usando como interfaz sus consolas o decks, y en la que además de los
hackers-jockeys comienzan a emerger nuevos seres-realidades con capacidad de agencia
propia, como inteligencias artificiales (Pérez de Lama, 2006).
A partir de los alcances de la obra de Gibson, nació el subgénero ciberpunk dentro de
la ciencia ficción. El ciberpunk se caracteriza por tener como elementos principales las
nuevas tecnologías, los medios de comunicación, las transformaciones humanas y las
formas de resistencia que surgen en la vida cotidiana. El ciberpunk nació como una
respuesta a un futuro inminente en donde lo humano parece separarse de los presupuestos
de la modernidad. Además, esta literatura se distinguió por no ser dualista. De hecho, los
dualismos del antiguo modelo quedaron atrás, no planteó una distinción exacta entre
máquina y organismo o entre naturaleza y cultura.
Phillip K. Dick propone que la única forma de hacer filosofía es escribiendo ciencia
ficción. Los cambios que la ciencia ficción ha presentado, terminan por hacer entendible
nuevos paradigmas tecnológicos que formulan una nueva ontología. Una nueva ontología
marcada por la mutación, la modificación, el cambio, la metamorfosis y la hibridación. Si
bien el laboratorio global, las redes de comunicación, apuntan a una normalización o la
imposición de una cultura única, lo que descubre Haraway son las infinitas posibilidades de
liberación que los cyborgs tienen en la historia y en las imágenes del arte, la literatura y la
ficción. Es desde allí donde la literatura (y el arte en general) enriquece los problemas
filosóficos y, al mismo tiempo, la literatura hace filosofía en el sentido en que plantea una
61
pregunta por el destino de los conflictos humanos, se plantea problemas y los resuelve en
un espacio ficcional autónomo.
La misma Donna Haraway confirma esta intuición al afirmar que la ciberficción
presenta espacios cognitivos, lugares informados de contemplación desde los qué es posible
examinar la sociedad actual y desde los cuales se pueden formular prácticas críticas,
resistentes (cfr. Dona Haraway, en Dodge & Kitchin, 2000, p. 181). Encuentro en la
literatura de ciencia ficción la posibilidad de analizar los procesos mismos de la relación
entre lo ―humano‖ y las nuevas tecnologías (cibernética), y al mismo tiempo realizar un
examen de las situaciones actuales.
El caso de Gibson es especialmente clarificador. Un término como ciberespacio, que
él mismo inventa e inaugura en su obra, ha trascendido a otros campos. Por consiguiente,
ha servido para definir ese espacio virtual de las máquinas que los seres humanos
empezaron a habitar desde la puesta en circulación de las ideas sobre la red mundial de
información por parte de J. C. R Licklider, en 196031
. El ciberespacio se le ocurrió a Gibson
tras observar cómo interactuaban unos niños con una consola de video juegos al momento
de jugar. Sin necesidad de que Gibson fuera un programador de sistemas, su intuición le
valió para imaginar un espacio virtual, por así denominarlo, habitado por la mente de los
protagonistas; un espacio en el que las condiciones de la realidad se replican de tal forma
que la mente llega a confundirse. Al estar inmerso en ella, el cuerpo se ve afectado por
31
El cual, a su vez, se remonta al sistema de información inventado y usado por los Aliados durante la
Segunda Guerra Mundial (nota 25).
62
dicha interacción. En una entrevista a Gibson cuando se le preguntaba por el ciberespacio
declaraba:
Gibson: [...] Supongo que el libro plantea esas preguntas, pero no las contesta. Yo no las
puedo contestar [...] pero, gente como ésta de Autodesk [y del Media Lab de MIT] que
están construyendo el ciberespacio - me cuesta creerlo, y ya casi lo tienen -, simplemente
no se enteran. Mi percepción de lo que estaba haciendo era intentar llegar a algún tipo de
metáfora que expresara mi profunda ambivalencia respecto de los medios de
comunicación en el siglo 20. Y tuve la satisfacción de conseguirlo en cierto modo, y
entonces estos cerebritos llegan y dicen, "¡Demonios, esto es una buena idea! ¡Vamos a
ponerlo a funcionar!" Pero, sabes, me deja pensando, "¿Qué es esto?". Esto es incluso
más raro que tener a gente haciendo tesis sobre tu trabajo: tener a gente construyendo
esta mierda demencial que tú has soñado, cuando estabas intentando hacer una cierta
crítica de la sociedad industrial. Es una cosa bastante rara. [Entrevista / Wershler- Henry,
1989] (Pérez de Lama, 2006)
En Neuromante tengo una descripción del ciberespacio que me asombra por la
extremada fidelidad a los acontecimientos que se viven actualmente. La novela salió al
mercado editorial en 1984. En ese momento la descripción del ciberespacio y de los
acontecimientos que suceden en la novela pasaban como un juego de palabras.
Para Mark Derey (1998), la obra de Gibson tiene como antecedente la cultura beatnik
americana, la psicodelia, las contraculturas californianas, pero establece ficcionalmente un
futuro en el que las nuevas tecnologías abren espacio a una nueva experimentación del
cuerpo, de nuestra mente y de las potencialidades asociadas a ellos. En el ciberespacio, la
mente es afectada directamente por los impulsos generados en la máquina. Como si se
tratara de un sueño, el cuerpo cree ser afectado por condiciones externas y responde a ellas
como lo hace en la realidad, pero en su actualidad está acostado en una camilla con un
casco de realidad virtual puesto sobre su rostro.
La literatura establece un nuevo territorio, que es tan viejo como nuevo, pero que
permite ser utilizado como material para la filosofía. La pregunta no es si es posible que
63
todos los acontecimientos narrados en la ciencia ficción sean susceptibles de ser vividos en
un futuro cercano, sino cómo entendemos nosotros ese sinnúmero de acontecimientos y
cómo ellos implican unas formas de subjetividad que se despliegan en nuestro presente.
Esto es lo que interesa a Katherine Hayles (2008), quien reconoce en las novelas la fuente
para generar un mapa que permite entender lo que se ha denominado el posthumano. La
información construye un paisaje en el que los cyborg (posthumanos) habitan: lo que la
topología de la ciencia ficción revela no es tanto la respuesta a la pregunta sobre cómo el
humano y el posthumano se articulan, sino la complejidad del contexto en el que ambos lo
hacen.
Si bien el límite entre lo real y la ficción queda totalmente diluido, lo importante no
es pensar si los teóricos posteriores a Gibson diseñaron un mundo de estas características
basados en el relato o si por el contrario Gibson fue capaz de intuir un futuro cercano con
gran fidelidad. Lo que importa acá es que un género como la ciencia ficción anula una
posible distinción entre lo real y la ficción y genera un cruce de ciencias en sus desarrollos
posteriores. En el caso de Gibson, postular el ciberespacio es ponerlo en acción, es
imposible no tenerlo en cuenta. Es por esta razón que tanto Haraway como Hayles pueden
realizar su mapa del cyborg a través de las novelas y no solamente de los informes
científicos. En la literatura de ficción encuentran desplegadas las posibilidades de lo
humano con referencia a su relación con las tecnologías cibernéticas. Para Hayles, el
posthumano aparece en estos textos no como una entidad abstracta que obedece a normas
generales, sino como un campo de fuerzas heterogéneas a través de la cual aparecen
funcionando ciertos vectores de ejecución (Hayles, 2008).
64
Dado lo anterior, lo posthumano, encarnado en el cyborg, es entendido como una
configuración de vida y por tanto es un campo de fuerzas atravesado por vectores que
permiten la construcción y generación de significados. El concepto mismo de cyborg se
escapa una vez alcanzado en su heterogeneidad. El cyborg es la fusión de fuerzas que
existen tanto en la ficción como en la realidad. Su poder radica en estar atado al
pensamiento occidental moderno, pero constituyéndose siempre en un futuro en el que
rompe totalmente con ese ―origen‖ que hemos identificado en la distribución de fuerzas
propiciado por la guerra. La ficción y la realidad de lo posthumano se debaten en territorios
creados por humanos, pero que establecen fusiones cada vez más elaboradas con las
máquinas.
El término ciberespacio de la literatura, así como el de cyborg de la revista científica,
terminan siendo usados por las ciencias, la filosofía, la sociología y la antropología. La
ficción y la realidad se encuentran mezcladas y las fronteras entre una y otra no son claras.
Esa relación estrecha entre la realidad y la ficción es la que permite a Donna Haraway
postular que ―un cyborg es un organismo cibernético, un hibrido de máquina y organismo,
una criatura de realidad social y también de ficción. La realidad social son nuestras
relaciones sociales vividas, nuestra construcción política más importante, un mundo
cambiante de ficción‖ (Haraway, 1994, p. 253). El laboratorio global me permite entender
este salto conceptual en tanto que es en el laboratorio donde las relaciones sociales son
transformadas por la intervención de las tecnologías cibernéticas sobre los cuerpos.
¿Qué tipo de aparato epistemológico hizo posible que los cyborgs habitaran el
planeta? ¿Cómo se constituyen los cyborgs en nuestra nueva ontología? En el siguiente
65
capítulo voy a abordar el tipo de lógica operante en la historia cyborg. De igual manera,
para entender la capacidad de conexión que tiene el cyborg, voy a observar qué relación
tiene la historia de disección del cuerpo en el desarrollo de su codificación final, la cual
permite tanto la asociación como la conexión con la máquina.
INVESTIGANDO AL CYBORG
Internet no acelera la desaparición del cuerpo y la
disolución del yo; más bien, genera nuevos acoplamientos
físicos colectivos y una gradación telemática de la
subjetividad. Lo que adquiere importancia no es meramente
la identidad del cuerpo, sino su conectividad; no su
movilidad o su emplazamiento, sino su interfaz… (Visiones
Parásitas, Stelarc)
La ciencia ficción contemporánea está llena de cyborgs -
criaturas que son simultáneamente animal y máquina, que
viven en mundos ambiguamente naturales y artificiales.
(Manifiesto Cyborg, Donna Haraway)
A partir del alcance del capítulo anterior donde la guerra total se confunde cada vez
más con la acción global policial, quiero comenzar esta sección con un ejemplo de la
ficción que me permita enlazar las ideas de seguridad, control y vigilancia en la sociedad
occidental, con el fin de comprender cómo a finales del siglo XX se establece un laboratorio
global y la guerra se desplaza definitivamente a ese espacio. De igual forma, quiero
observar cómo aparecen, en ese entorno, las nuevas criaturas producto de la hibridación de
los seres con las máquinas, en otras palabras proponer que la relación de las tecnologías
cibernéticas alcanzadas en el laboratorio nos han dejado definitivamente sobre la
perspectiva de una nueva ontología; la ontología cyborg.
Primero quiero establecer las relaciones entre guerra total y seguridad, para luego
mostrar cómo la lógica biopolítica presente en el laboratorio del siglo XVI continúa
operando en nuestros días con mayor sofisticación, a través de entender el cuerpo como
texto con el descubrimiento del ADN.
67
EL CYBORG EN UN LABORATORIO DE CRIMINALÍSTICA
Mi ejemplo es la serie de la televisión norteamericana: CSI. Esta es producida por la
CBS desde el año 2000. En ella sus personajes principales son científicos e investigadores
forenses que realizan diversas pruebas en el laboratorio de criminalística, tales como
pruebas dactilares, pruebas de ADN, pruebas de identificación de fluidos corporales,
disección de los cuerpos, así como pruebas de balística, etc. Su finalidad es resolver los
distintos casos criminales cometidos en la ciudad. El programa cuenta con dos secuelas
CSI: Miami (2002) y CSI: NY (2004). En estas series de ficción podemos rastrear un hilo
narrativo que cuenta con cuatro momentos claves: i) El asesinato, atentado, violación o
crimen; ii) la llegada de los investigadores y demarcación de la zona para la recolección de
las pruebas; iii) el trabajo en el laboratorio que consiste en la disección de los cuerpos
afectados y las pruebas de huellas digitales y ADN que se realizan con asistencia de las
máquinas, las cuales buscan identificar al victimario y a la víctima por medio de
confrontación en las bases de datos; y iv) resolución del crimen y captura de los criminales.
La idea original se le ocurrió al guionista Anthony E. Zuiker por consejo de su
esposa. Ella le recomendó la serie Los Nuevos detectives del canal Discovery. En este
programa se realizaban disecciones y pruebas de ADN para resolver casos policiales. Desde
el primer diseño del guión se pensó en replicar dicha fórmula en una serie de ficción que
pudiera atraer la atención del público. El propio guionista pasó un tiempo acompañando a
los investigadores forenses de los Ángeles para diseñar el programa. De esta manera, el
éxito del canal Discovery, que se basaba en hechos de la vida real, fue mezclado con la
68
imaginación. Su resultado es la serie que lleva ya diez años de éxito continuo en la
televisión por cable.
A diferencia de las series realizadas entre los años sesenta y ochenta1, los héroes del
siglo XXI son investigadores investidos con batas blancas, que por medio de su trabajo en el
laboratorio logran resolver los crímenes y de esta manera brindan cierta seguridad a los
ciudadanos. Acudo a este ejemplo de la televisión para poner en juego varios aspectos que
se encontraban en germen, ya en el capítulo anterior. En primer lugar, identifico cómo los
gobiernos han procurado la seguridad de sus Estados y para ello han diseñado modernas
oficinas de investigación que propenden por la seguridad interna. La decisión de la Bomba,
vimos en el capítulo anterior, si bien depositaba el espectro de alcanzar la paz mundial,
también contaba con la pretensión de blindar la seguridad del territorio de los Estados
aliados.
El conflicto bélico implica la destrucción de la vida, pero con Auschwitz, Hiroshima
y Nagasaki el poder destructivo alcanzó los límites de producción de la muerte (Hardt &
Negri, 2004, p. 40). Siguiendo a Hardt y Negri, ―cuando el genocidio y las armas atómicas
colocan la propia vida en primer plano, entonces la guerra se vuelve propiamente
ontológica‖ (Hardt & Negri, 2004, p. 40). El resultado es una guerra en latencia que cambia
la política porque la desplaza hacia una política de seguridad que se debe establecer por
intermedio de la acción policial. De esta manera, se aumenta el control y la acción policial
y se atenúa la acción bélica tal como la conocíamos.
1 Una de las características de estas series consiste en tener como protagonistas héroes que utilizan métodos
deductivos, como los del personaje Sherlock Holmes de Arthur Conan Doyle, y físicamente son hombres
poderosos, corpulentos que utilizan armas de fuego. Por ejemplo, Magnum, Baretta o Kojak.
69
En segundo lugar, refuerzo la idea según la cual es posible identificar el laboratorio
como el espacio físico en donde se realiza la investigación científica necesaria para lograr
dicha seguridad, o por lo menos, tener la idea o percepción de que es posible. Como la
guerra ha dejado de ser una situación excepcional, pues forma parte de lo cotidiano, la
guerra ya no amenaza a los Estados sino que se convierte de manera reactiva en un
mecanismo que crea y refuerza el orden global actual. La seguridad ya no distingue entre lo
interno y lo externo, sino que se convierte en una actividad constante al interior y al
exterior de los Estados. Me parece importante de la serie de televisión que la seguridad
ahora está en manos de aquel que tenga el laboratorio más sofisticado.
Para mi caso, la serie CSI: NY tiene un especial interés dado que los atentados del
9/11 se realizaron en esa ciudad. Los guionistas de la serie no fueron ajenos a este hecho y
han involucrado este tema de manera recurrente. Dado que en la ciudad aconteció el ataque
terrorista, los ciudadanos se encuentran sometidos a un miedo recurrente frente a la
posibilidad de otro ataque. La guerra en latencia genera el miedo a la inseguridad del
territorio. De esta manera, algunos capítulos de la serie exploran (o explotan) no solo el
miedo de los habitantes de Nueva York sino las fallas que las distintas agencias de
seguridad del gobierno tuvieron al no prever el ataque a las Torres Gemelas. El informe:
Informe final de los atentados terroristas contra Estados Unidos, realizado por la Comisión
Nacional de Investigación y finalizado en diciembre de 2002, pone en evidencia la falta de
atención por parte de las oficinas de seguridad CIA, FBI y NSA en la información que se
tenía con respecto al atentado.
70
Al hacer caso omiso de la información que poseían no tuvieron la suficiente
precaución para llevar a cabo medidas que pudieran mitigar el riesgo, como lo expone el
Informe en sus objetivos:
Nos hemos visto obligados a reflexionar sobre la forma en que nuestro gobierno está
organizado. Los enormes departamentos y agencias que predominaron durante las
grandes luchas del siglo XX deben aprender a colaborar, de modo que todos los
instrumentos del poder puedan combinarse. El Congreso también debe cambiar de forma
radical, para reforzar su papel supervisor y concentrarse en la asunción de
responsabilidades (Comisión Nacional de Investigación, 2005).
La magnitud del ataque terrorista del 9/11 no es solo importante en cuanto su
capacidad de destrucción, sino en su capacidad para generar y propagar el miedo entre la
sociedad civil. Si dos aviones comerciales pueden ser utilizados para destruir el símbolo de
la economía y de seguridad de un país, no hay nada que pueda garantizar en ningún
momento la seguridad. El efecto es el pánico. Ya el filósofo francés Paul Virilio con el
primer atentado a las torres en 1993 había profetizado la posible caída de las torres por
efecto de un atentado terrorista. Posterior a los atentados del 9/11, Virilio contestó lo
siguiente a la pregunta por sus impresiones frente al atentado:
En marzo de 1993 publiqué el artículo ―New York delira‖, en el que me refería al
atentado de que fue objeto el WTC en 1993. Entonces sólo hubo cinco muertos y
algunos heridos, pero la camioneta con explosivos hubiera debido servir para derribar el
rascacielos. Ese atentado me pareció el símbolo de una nueva relación de fuerzas, una
premonición de un Hiroshima de un nuevo tipo. Dijeron que tendía al catastrofismo, que
exageraba, cuando son los hechos los exagerados. Ahora leo en Le Monde que lo
ocurrido el 11 de setiembre de 2001 era inimaginable... Yo, sentado en mi mesa de
arquitecto, hace ocho años, hablé de la fragilidad de esos rascacielos, de símbolos que no
tienen en cuenta la insensatez de un urbanismo que multiplica las torres y multiplica su
fragilidad. Las de Kuala Lumpur también tuvieron que ser desalojadas. En 1993
estábamos ante un acto de un terrorismo distinto, un hito como Hiroshima o Pearl
Harbor, pero nadie quiso tomar en serio la advertencia. Nos hablaban de guerra
electrónica y de cibermundo, y lo que vimos es que dos aviones de línea tenían mucho
más poder de destrucción que diez misiles de crucero. Los misiles no hubieran hecho
caer los rascacielos. Esto demuestra lo absurdo del pensamiento militar hegemónico.
[Entrevista Paul Virilio] (Martí, 2011)
71
El capítulo 24 de la temporada 2 de la serie CSI: NY titulado ―Ataque a Nueva York‖
identifica la fragilidad y la falta de creencia que la población tiene ahora en las agencias de
seguridad. En este episodio una bomba es detonada mientras se investiga la muerte de un
guardia apuñalado en un complejo de oficinas; el investigador Flack queda herido y en el
quirófano le es extraída una parte de un teléfono celular que el terrorista ha utilizado para
detonar el artefacto explosivo. Cuando Taylor pide que se comparta información con otras
agencias de seguridad, ellas se niegan pues es clasificada. Taylor recuerda que el hecho de
no compartir información puede entorpecer su investigación y que ya con las Torres
Gemelas había pasado lo mismo. Este artefacto permite la búsqueda de la persona que ha
construido y activado la bomba, la cual termina siendo un ex marine que quiere demostrar
la fragilidad de la seguridad de Estados Unidos. ―No estamos preparados. Somos
vulnerables ante cualquier miserable que quiera atacarnos‖, dice el personaje cuando es
entrevistado por el investigador Taylor. La creencia en la seguridad y en la posibilidad de
un mundo mejor ha quedado en entredicho. Si bien el laboratorio de CSI ha sido capaz de
detener los ataques programados por el ex marine, se debe a que su procedimiento de
control y vigilancia funcionó perfectamente en este caso.
La eficacia de la oficina CSI radica en la posibilidad de encontrar al culpable de los
actos por medio de la investigación tecnológico cibernética (muestras de huellas digitales y
pruebas de ADN). Quiero poner especial énfasis en que la captura se logra gracias a la
información recogida en la escena del crimen y su posterior análisis. El ADN permite
identificar de manera precisa al criminal. Los mecanismos de vigilancia y control se han
desarrollado paralelos con los avances médicos de la investigación sobre los cuerpos, que
se inauguran en los teatros anatómicos y que han llegado al punto del desciframiento del
72
código de ADN. Han pasado varios hechos pero con una sola lógica, la de los mecanismos
de biopoder que instauran la vida desde la perspectiva del poder.
La disección y la búsqueda del ADN, realizados en el laboratorio, permiten en el
siglo XXI pensar la posibilidad de una sociedad más segura. En el siglo XVII, la apertura del
cuerpo humano fue una exigencia de los mecanismos de poder jurídicos. De esta manera, la
configuración final del cuerpo y de la vida entendida como código es el extremo de la
seguridad global, pues todos los seres son susceptibles de ser decodificados. Me parece
importante recalcar que si bien la seguridad parece alcanzable, también se establece una
confianza al extremo en el ADN y en su descubrimiento en lo que atañe al control de las
enfermedades y la posibilidad de un mundo mejor, al mejor estilo de las ficciones de
Aldoux Huxley2. .
Volviendo al ejemplo del laboratorio policial de CSI, pretendo encontrar una
conexión directa entre el trabajo en el laboratorio y la seguridad del territorio. De esta
forma, quiero entender cómo la seguridad, aunque sea local, es pensada con el fin de
lograrla a escala global. Esto se da precisamente porque la guerra ha cambiado, si antes la
guerra era un estado de excepción, es decir lo raro era estar en guerra con algún Estado. Lo
que vivimos a partir de la Guerra Fría, el terrorismo y las guerras localizadas –ya sean
económicas, políticas, religiosas, o étnicas–, es un estado continuo de guerra. Ahora la paz
es la excepción. Desde allí, todos los mecanismos políticos del Estado tienen que blindar su
seguridad, pues se encuentran en guerra; una guerra distinta a las dos Guerras Mundiales y
2 En el cine, películas como Gattaca (1997) son importantes en el sentido en que ella se muestra los alcances
de una eugenesia controlada. Gattaca es una película escrita y dirigida por el realizador norteamericano
Andrew Niccol. Se encuentra ambientada en una sociedad futura, en la que los niños son concebidos in vitro y
con técnicas de selección genética.
73
que opera a través del miedo en las poblaciones. Ningún gobierno puede estar tranquilo y
todo depende de la cantidad de seguridad que pueda lograr.
En la ciencia ficción tenemos dos ejemplos muy importantes. El primero, la
computadora Multivac narrada en el cuento del mismo nombre del escritor Isaac Asimov.
Esta computadora es capaz de adelantarse a la decisión de cometer un crimen por parte de
los ciudadanos. La tecnología de Multivac se basa en que los jóvenes al estar cerca de la
mayoría de edad deben contestar una prueba que queda registrada en la memoria de la
máquina. Con el cruce de informaciones, la máquina puede predecir los crímenes que
piensan perpetrar los registrados en ella. El segundo ejemplo es Minority Report (2002). En
esta película basada en un cuento corto de Philip K. Dick, hay tres personajes que, junto
con la máquina, son capaces de anticiparse a las decisiones humanas. Al estar al servicio
policial, su trabajo consiste en anticipar los crímenes. Ambos ejemplos muestran las fallas
del sistema y de la tecnología.
El gobierno de Estados Unidos, en los tiempos posteriores al 9/11, aspira a la
seguridad total del planeta. Por supuesto, su intención principal es salvaguardar su propio
territorio. Esto se puede rastrear en los discursos y en las ficciones literarias y fílmicas. Por
ejemplo, la invasión a Irak. El gobierno tuvo conocimiento del diseño de armas biológicas
en los laboratorios de Sadam Hussein. Las pruebas que poseía el gobierno norteamericano
eran fotografías tomadas satelitalmente. La decisión de invadir Irak servía para anticipar el
uso de las armas biológicas, las cuales nunca fueron encontradas.
74
Ya en el capítulo anterior mostré cómo la pretensión del bombardeo sobre Hiroshima
y Nagasaki era terminar definitivamente con la guerra. Esto propiciaría la rendición
japonesa. Es así como se pensaba que no habría guerras futuras si un gobierno poseía tal
poder de destrucción. Recalco que ese poder de destrucción es alcanzado en y por la
investigación en el laboratorio. Pero frente a la destrucción de las ciudades japonesas, se
develó la posibilidad de una guerra total. Pese a las consecuencias de la Bomba, la
investigación científica en energía nuclear como recurso energético y como arma de guerra
se dio de manera paralela en distintos países durante la Guerra Fría y su investigación
continúa hoy en día.
Frente a la posibilidad de un único Estado que posea tal poder de destrucción, el
análisis de Foucault vuelve a tomar relevancia. Es necesario tener equilibrada la balanza del
poder. Si un Estado tiene todo el poder, la balanza se desequilibra; así el poder bélico,
económico y político tiene que estar repartido. Ahora, lo que sucede es contrario a lo
expresado por el filósofo francés, porque existe una puja entre varios Estados por el poderío
bélico, económico y político. Entonces, la tensión de la guerra está latente y el riesgo es
permanente. Es interesante ver cómo tal puja se desplaza a los laboratorios.
El periodo de la Guerra Fría fortificó la relación entre seguridad y tecnología. Para
finales del siglo XX e inicios del XXI, tenemos una serie de seres humanos que por medio de
su trabajo en el laboratorio, realizado en conjunción con las máquinas intentan mantener la
seguridad de territorios locales, pero con la intención de salvaguardar la seguridad global.
La premisa es: ante la exigencia de mayor seguridad mayor tecnología para alcanzarla. Lo
anterior tiene un componente irónico: entre más sofisticada es la tecnología requiere de
75
procesos de seguridad más altos. Los sistemas informáticos por ejemplo son susceptibles de
ser atacados por criminales por medio de virus informáticos o ataques a las redes de
comunicación.
Blindar la seguridad de los Estados en pugna se hace cada vez más difícil y el
atentado del 9/11 es claro ejemplo de ello. Mi tesis es precisamente que en los laboratorios
se desarrollan tanto armas de gran poder, como dispositivos de alto rendimiento que
efectúan el control sobre los cuerpos. Por ejemplo, las grandes ciudades cuentan con
circuitos de vigilancia, con cámaras ubicadas en las calles para controlar y observar lo que
en ellas acontece. Dicho control ya había sido detectado por Foucault. Los dispositivos de
control y vigilancia ya estaban presentes en el siglo XVII, pero su tecnología era otra.
Me interesa destacar que los laboratorios no son una novedad. Considero que hay una
continuidad con respecto a los tipos de procedimiento (en relación con la limpieza, pureza y
método experimental). El laboratorio, al ser parte de los mecanismos por medio de los
cuales el poder se ejerce sobre los cuerpos, cambia de acuerdo con las condiciones
históricas (políticas, económicas y tecnológicas). No obstante los cambios, el dispositivo
por el que transita con más fuerza el poder es el laboratorio. Los experimentos no son
neutrales, por ejemplo una investigación sobre energía nuclear puede estar enfocada como
uso de recurso energético o como máquina de destrucción. En ambos lados de la moneda,
los resultados en el laboratorio modificarán el entorno y los seres de manera global.
El laboratorio está atravesado por fuerzas de poder. Estas lo configuran dentro de un
sistema de creencias. Los experimentos son en principio manipulados por el científico,
76
quien tiene una epistemología y ética determinadas. Quiero demostrar que ese sistema de
creencias atraviesa el tiempo y es el que configura al final un nuevo cuerpo cyborg. El
procedimiento de laboratorio no es ingenuo en ningún modo; es una operación política
atravesada por la guerra. Por ejemplo, lo que en principio fue un estudio del cuerpo humano
y de los embriones de los distintos seres, en los teatros anatómicos, se especializó de tal
manera en el siglo XX, que terminó por convertir el cuerpo en un código.
Al final de cuentas, los laboratorios han estado al servicio de un poder (jurídico,
bélico, policial, político o económico), sólo que los móviles de tal poder han pasado de la
necesidad de certeza a la necesidad de seguridad. Desde allí, quiero saber si el científico del
laboratorio criminal del siglo XXI tiene relación con el científico experimental del siglo XVII
IDA Y VUELTA. DE LOS TEATROS ANATÓMICOS A LOS LABORATORIOS DE CONTROL
BIOGENÉTICO
Descubrir la secuencia del genoma humano tiene su génesis en las primeras aperturas
de los cuerpos humanos y animales. En principio, estas disecciones se realizaron con el fin
de corroborar los textos galénicos. Al abrir el cuerpo se establece una concordancia entre el
texto y lo que se ve en el cuerpo. A propósito de esto, Aguilar propone que el proyecto de
secuenciación del genoma humano ―supone la culminación del viaje al interior del cuerpo
humano que fue iniciado por la labor conjunta de la cirugía y la anatomía en plena
revolución científica del Renacimiento‖ (Aguilar García, 2008, p. 27).
Con la exigencia de la ciencia jurídica de abrir el cuerpo para establecer las causas de
las muertes dudosas, la actitud del científico cambió. El anatomista tuvo frente a frente un
cuerpo que manipuló como si se tratara de un mecanismo. Asimismo, tuvo que observar
77
cómo funcionaba el cuerpo, alejado ahora de los textos galénicos y de la especulación.
Investigación y experimentación llevaron a que se realizaran vivisecciones a los cuerpos
animales con el fin de observarlos en funcionamiento. Esta actitud hizo que se consignaran
las distintas observaciones de los anatomistas en el informe. Así, ellos se igualaron con el
científico experimental en su método. Ya no abrieron el cuerpo para corroborar el texto,
sino que lo hicieron para observar y consignar cómo operaba y cuál era su mecanismo. El
cuerpo empezó, de esta forma, a ser escrito.
Las disecciones en los teatros anatómicos
eran un espectáculo público que gozaba de gran interés entre la población, que pagaba
una entrada y era situada en gradas según su estrato social. Eran una experiencia
fascinante de colonización de un territorio todavía ignoto, violando las fronteras de lo
cognoscible impuestas por san Agustín, quien afirmó que lo que Dios había ocultado a
los ojos humanos era inescrutable (Aguilar García, 2008, p. 141).
Acudo a Haraway para dar continuidad a esta idea; ella propone que ―no existen
objetos, espacios o cuerpos sagrados por si mismos, cualquier componente puede ser
conectado con cualquier otro si la pauta y el código correcto pueden ser construidos para el
procesamiento de señales en un lenguaje común.‖ (Haraway, 1994, p. 278). Cabe aclarar
que en los teatros anatómicos todavía no existía la identificación de un código correcto,
principal característica del cyborg. Posterior a los teatros anatómicos, el trabajo de Vesalio
consistió en desarrollar un nuevo régimen de visibilidad, en el cual la escritura cobró un
valor preponderante. Informe y cuerpo se unieron para afirmar la propuesta de cuerpo
humano como fábrica. En palabras de Aguilar esta operación consistió en que
Vesalio inaugura un nuevo régimen de visibilidad afirmando que debe ser visto de otra
forma lo que hasta entonces se veía a través de la memoria. El texto prevesaliano es una
memoria no revisada y de eso se da cuenta Vesalio. Así, la escritura es una operación
estrechamente ligada a la visión, pero ésta está subordinada a la escritura. Textos
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prevesalianos y vesalianos se componen de una escritura que representa el interior del
cuerpo, escritura hecha por la constatación de lo visto (pero también de lo oído) (Aguilar
García, 2006)3.
Willem Swanenburg. 1616.
Anfiteatro anatómico de la Universidad de
Leiden.
Grabado en cobre.
Fuente: http://nosotres.cl/nosotres/?p=1134
El teatro anatómico del cuerpo y la idea del cuerpo como fábrica de Vesalio unido al
estilo de vida experimental terminaron por atravesar el espectro histórico posterior. Desde
la perspectiva de que era posible manipular las condiciones experimentales, las categorías
de raza y género se convirtieron en conceptos pre configurados en el laboratorio con unos
intereses específicos. Al establecer una epistemología y una ontología basadas en un
modelo de vida del laboratorio, es la comunidad de académicos la que constituye las
diversas entidades del mundo moderno.
Los textos de Vesalio y su formulación del cuerpo entendido como máquina son, en
este trabajo, el informe que unió cuerpo y máquina. El cuerpo como máquina configuró o
3 Para Aguilar, Vesalio superó los teatros anatómicos en cuanto que el interior del cuerpo se hizo transparente.
A medida que eso sucedió se produjo un proceso de unificación del cuerpo en cuando se entendió que éste era
y funcionaba como una fábrica. ―[H]ay una prefiguración del cuerpo mecanicista de La Metrie y Descartes y
un alejamiento paulatino del concepto de cuerpo fragmentado‖ (Aguilar, 2006). Se produjo una adecuación
del texto al cuerpo y se rompió la asimetría interior – exterior de Galeno. De humani corporis fábrica (1543),
es, para la autora, una auténtica revolución para la anatomía como lo fue la obra de Copérnico para la
astronomía, publicada ese mismo año.
79
estableció un sistema de creencias que nació en el laboratorio y que ha logrado, a lo largo
del tiempo, permanecer hasta que en la cibernética se diseñaron las máquinas con la misma
lógica de la vida. En sintonía con esta idea, Haraway propone que las ciencias de la
biología modernas están fabricadas con la intención de entender el mundo o mejor de
traducirlo a un problema de códigos. Es una búsqueda de un lenguaje común, en la cual la
operación es la determinación de la dirección y las probabilidades en un fluido de
información (Haraway, 1994, p. 280).
Si el problema es de información también se debe tener en cuenta la forma como la
información alcanzada se transmite del laboratorio a lo social. Las preguntas son: ¿cómo
aquel informe escrito de Vesalio terminó por expandirse socialmente? ¿Quién avala los
informes? ¿Por qué se ha realizado una escenificación de las disecciones? Esta última
pregunta es la respuesta a las otras dos. La intención de los teatros anatómicos era que
existieran testigos que pudieran contar la experiencia. Quiero reforzar el tema del testigo
por la vía de Haraway. En su texto (Haraway, 2004), el tipo de vida experimental aparece
con el descubrimiento e informe de la Bomba de vacío desarrollada por Robert Boyle (1627
- 1691).
La bomba de vacío fue un actor en el drama de la Revolución Científica. La poderosa
agencia del dispositivo en los asuntos civiles y su capacidad para crear testimonio,
excedió la agencia de los humanos que asistían a sus demostraciones y velaba por su
funcionamiento. Aquellos humanos a quienes podría atribuírseles un poder de agencia
similar al de la bomba de vacío y su progenie en los siglos venideros, tenían que
disfrazarse de sus ventrílocuos. Su subjetividad tenía que transformarse en su
objetividad, garantizada por un estrecho parentesco con sus máquinas (Haraway, 2004).
Haraway muestra que el interés de la ciencia en Boyle es generar, por un lado, una
creencia precisa acerca de los fenómenos naturales y, por otro, una acción colectiva
80
fundada en tales creencias. Así, la ciencia intenta configurar un sistema de creencias tan
poderoso que pudiese refigurar los sujetos y objetos sociales. El procedimiento en el
laboratorio es lo que configura la vida. El experimento termina por ser verdadero porque es
producto de un estudio en el laboratorio; la máquina ha ayudado a comprender el fenómeno
natural basado en una serie de observaciones y en la producción de situaciones controladas
dentro del mismo. Sin embargo, aquello que pasa en el laboratorio tiene que ser
comunicado, informado, no basta con que la comunidad científica lo dé como cierto, tiene
que existir una forma en que eso pase a lo social.
Para lo anterior, es preciso que existan dos tipos de testigos. El primero será ante todo
un receptor y un emisor de mensajes. Este testigo es el filósofo experimental, quien tiene la
posibilidad de observar el fenómeno generado en el laboratorio en compañía de otros
testigos presenciales (como los testigos de los teatros anatómicos). El segundo es un testigo
no presencial que conoce los resultados de los informes avalados por los testigos
presenciales. Los informes, de esta manera, tienen el compromiso de revelar la realidad a
una serie de testigos no presenciales. Sin embargo, para que los informes fuesen tomados
como verdad era necesario que el testigo (filósofo experimental) se hiciera invisible, dice
Haraway. La autoridad del filósofo experimental se fundamenta en su invisibilidad, la cual
es la forma científica moderna, europea y masculina (Haraway, 2004).
Veamos lo anterior por medio de un ejemplo. Boyle quiso demostrar el
funcionamiento de la Bomba de vacío frente a unos testigos presenciales, entre quienes
contaron personajes de la vida social inglesa y algunos científicos, las pocas mujeres que
asistieron hacían parte de una clase social privilegiada. Ellos vieron un recipiente de vidrio
81
en el cual se introdujo un animal y una bomba que sacó el aire del recipiente. El animal
murió y quedó flotando dentro del espacio del recipiente. Todos se asombraron y la
explicación fue la existencia del vacío.
El científico experimental se auto-invisibilizó con el fin de dar condiciones de verdad
a lo que se presenció. Lo observado fue producto de la acción de la máquina. La falsa
modestia del científico experimental, permitió que las narraciones posteriores (informe) se
convirtieran en espejos claros del mundo. Ya no era necesario apelar a lo mágico, pues la
verdad se fundamentaba en el trabajo realizado en laboratorio bajo circunstancias
controladas y demostradas a través de la máquina.
En la experimentación de la bomba de vacío ya no era necesario que el sujeto
experimentador estuviese presente, la verdad era demostrada a través de la máquina. El
filósofo experimental (científico) podía decir: ―no soy yo quien dice esto, es la máquina‖.
Este testimonio, a fin de constituir una forma de vida y una epistemología, tenía que ser
público y colectivo, por lo tanto necesitaba una tecnología de la comunicación que le
permitiera dar a conocer dicho testimonio4. El científico está detrás de la máquina, la cual
es la tecnología material. El informe o tecnología literaria da a conocer los alcances de la
investigación. Por último, la tecnología social permite que la sociedad incorpore las
convenciones alcanzadas en el laboratorio. El espejo del mundo se le debe a la máquina.
Mi idea del laboratorio pretende ser una fuente para mostrar cómo operan los aparatos
de seguridad en el siglo XXI. Como sucede en la demostración del modelo de Boyle, la falsa
4 La tecnología de la comunicación, en tanto que constituye una forma de ser en el mundo, pone en juego tres
tecnologías, para lograr su propósito: tecnología material, tecnología literaria y tecnología social (Shapin &
Schaffer, citados en Haraway, 2004, p. 42)
82
modestia del científico deja concentrada la verdad en la máquina; en el desarrollo del
laboratorio CSI los investigadores miran la cámara y dicen: ―no soy yo, es la máquina‖. La
máquina al final dictamina quién es el culpable. Frente a la reducción de todo a un código,
solo hace falta una pequeña muestra del cuerpo, una secreción del cuerpo para clasificar,
catalogar y encontrar a los culpables.
La seguridad de los Estados se desplaza al espacio físico del laboratorio. En él se
desarrollan los informes y las nuevas formas de aniquilación, vigilancia y control de las
poblaciones. El laboratorio se muestra por fin como el dispositivo político por el cual el
poder es ejercido sobre la población. Ahora, cualquier sujeto es un código rastreable, una
secuencia única de ADN que puede encontrase registrada en la máquina.
El laboratorio no sólo constituye una forma de ser en el mundo, sino que diseña,
modifica y controla los seres a través del código. De lo anterior puedo preguntarme, junto
con Donna Haraway, quién es cyborg o quién no lo ha sido. De ahí su carácter ontológico.
Sería imposible pensar la imagen secuencial del código genético sin tener en cuenta la
relación entre los cuerpos y el poder. Apropiarse del cuerpo por medio de una tecnología de
codificación, como el ADN, es un paso adelante en la teoría del cuerpo disciplinado
expuesta por Foucault. Porque además de la autorregulación vía disciplinamiento de los
cuerpos, estos pueden ser localizados, controlados, y finalmente fabricados, diseñados en el
laboratorio.
El laboratorio controla todas las modificaciones y comportamientos en los distintos
ámbitos de la vida social. Aun así, los nuevos seres diseñados y ajustados a estas prácticas
83
de poder parecen tener una fuerza emancipadora no calculada por el aparato de poder. Lo
que tenemos ahora es una materia híbrida que se opone directamente a todas la ideas de
pureza, de naturaleza de la antigua ontología.
Si bien durante la Segunda Guerra Mundial los cuerpos estuvieron sometidos a lo que
Foucault llamó biopolítica, es decir regulados por los dispositivos de poder, ellos todavía
no son cuerpos que pudieran ser entendidos como textos legibles. Al mantenerse ilegibles,
las fuerzas que los atravesaron tuvieron que sofisticar los dispositivos de poder para la
dominación; sin embargo, los cuerpos se mantuvieron en el plano de la mera
representación. A partir del descubrimiento del código genético el control es absoluto en
cuanto que los cuerpos son textos legibles. Es decir, estamos en una época en la que se hizo
realidad la profecía foucaultiana: la final desaparición del ser humano, de los cuerpos como
hasta ahora había sido entendidos. Aunque es al interior de la biopolítica de Foucault en
donde el dispositivo abre la perspectiva de entender el cuerpo como texto, es el
descubrimiento del código genético que, al revelarnos el cuerpo como escritura, permite
que la vida sea entendida como un problema de información. La vida es susceptible de ser
leída, analizada, codificada, y almacenada (Aguilar García, 2008, p. 23).
El laboratorio, ese lugar limpio, de experimentación y de descubrimientos científicos,
expandió su red globalmente. Por medio de una política de seguridad, transformó el mundo
y a sus seres en objetos codificados y de diseño. La experimentación alcanzó a todos los
seres y ahora puedo afirmar que todos hemos sido impactados por su influencia. El
laboratorio asombra a la población con informes de nuevos seres clonados. Hoy en día, las
tecnologías cibernéticas causan una mutación, con sus dispositivos tecnológicos
84
implantados sobre los cuerpos humanos, animales y vegetales. Las intervenciones
químicas, moleculares y genéticas ahora son aplicadas a todos los seres sin distinción
alguna. La mutación o el cambio ya no se presentan por adaptación a condiciones naturales,
sino por la acción y efecto de dichos dispostivos5. El cyborg, el híbrido, es un ser de diseño
del laboratorio. El trabajo de los dispositivos de poder sobre el cuerpo permite pasar de una
ontología tradicional a una ontología cyborg.
Lo que empezó como un viaje al interior del cuerpo humano terminó por entregarnos
el cuerpo convertido en un código informático. En un principio la cirugía y la anatomía
trabajaron con el fin de encontrar una respuesta a la vida por medio de la apertura del
cuerpo humano. Esa historia del mapeo del cuerpo, el conteo de los órganos y su
funcionalidad fue dejada atrás. La anatomía superó el estado de investigación de los macro
órganos al internarse en ellos por medio del microscopio. Para Aguilar este hecho llevó a la
ciencia, a finales del siglo XX e inicios del XXI, a hablar de una sinonimia entre cuerpo y
texto, pues consideró que nuestra estructura molecular se constituye en un código escrito
(Aguilar García, 2006, p. 279). Para ella, ―el descubrimiento del código genético nos revela
que somos escritura, y todo escritura está en un espacio constituyéndolo. […] La
biotecnología pode a disposición del poder la información genética individual para una
lectura y una función o destino de esa lectura‖ (Aguilar García, 2008, p. 23).
Cuando James Watson y Francis Crick descifraron el código genético en 1953, la
palabra información empezó a ser preponderante dentro de la historia del cuerpo humano y
5 La forma de adaptación de los seres vivos al entorno, al medio natural, era esa capacidad autopoiética y
autorregulativa, tal como la ha entendido el biólogo chileno Humberto Maturana.
85
de la vida de los organismos. Para Jeremy Riftkin se trata de una superación de la teoría
evolucionista, por cuanto que ya no se presenta una supervivencia del mejor adaptado, sino
del mejor informado. Para este sociólogo, ―las nuevas ideas sobre la naturaleza que están
naciendo remodelarán seguramente nuestra conciencia, nuestro valores y nuestra cultura de
una manera tan considerable como cuando la teoría de la evolución de Darwin sustituyó
hace más de cien años la concepción creacionista, centrada en Dios, del cristianismo‖
(Rifkin, 2009, pp. 274-275). Así como se produjo la teoría de Darwin en plena revolución
industrial
la nuevas ideas sobre la evolución ya van ofreciendo una explicación del esquema
operativo de la naturaleza que es notablemente compartido con los principios operativos
de las nuevas tecnologías y la incipiente economía global. Las leyes de la naturaleza se
reescriben para que concuerden con las ultimas manipulaciones que le estamos haciendo
al mundo natural y podamos justificar la nueva actividad económica y técnica del siglo
de la biotecnología por ser un mero reflejo del ―orden natural‖ de las cosas (Rifkin,
2009, p. 287).
Lo anterior concuerda con la afirmación de Haraway, en la cual la determinación
tecnología ―es un espacio ideológico abierto a los replanteamientos máquinas-organismo
como textos codificados para leer y escribir el mundo‖ (Haraway, 1994, p. 258). Para esta
autora, el cyborg es código modificable por intervencionismo genético y nosotros, al
comienzo de este siglo marcado por la biotecnología, somos códigos.
No hay nada esencial en lo humano, pues la posibilidad de realizar la conexión entre
lo humano y la máquina me permite entender el cuerpo como objeto. Llegué a ello gracias a
la indagación sobre el descubrimiento del ADN, pues este me da la posibilidad de
comprender el cuerpo humano como un texto. La ontología cyborg parte de entender el
estatus de la vida como texto (Aguilar García, 2008, p. 34).
86
El laboratorio global me condujo así a demostrar que la escritura, en cuanto
comunicación y proceso y distribución de la información, es la principal tecnología de los
cyborgs. Esta afirmación, en apariencia sin mayor fundamento, se hace evidente cuando
entiendo que parte del pensamiento occidental se desarrolló en los laboratorios. En algunos
de ellos se buscaba una interpretación de la vida, y esta dependió del descubrimiento de un
código único.
Asimismo, la estructura computacional está basada en códigos numéricos. Estos
permiten que la máquina tenga la capacidad de hacer operaciones. Al develar que el cuerpo
es también un código ya es posible la conexión entre las máquinas y los seres, al punto de
darse la hibridación. Es más, cuando el ser humano fue capaz de entrar en la programación
de la máquina, interactuar y convivir con ella, esa hibridación del cerebro y la máquina es
la realización de los postulados de la posthumanidad. Las cibertecnologías se diferencian de
las otras tecnologías por cuanto que hacen uso de los códigos de información en los que se
han relacionado directamente cuerpo y lenguaje. La tecnología que se desarrolló con el fin
de dominar la naturaleza ahora es planteada por Haraway como aquella que nos permite la
reinvención de la propia naturaleza.
Desde esa perspectiva, el cyborg ha podido superar los dualismos de la ontología
clásica. Aquello que era considerado exterior y producto de la cultura –la máquina– puede
ser integrado al cuerpo de los seres a través del cruce de información de los códigos. La
biología humana, en el laboratorio, pasó de ser carne, organismo, a ser información
susceptible de ser modificada. Los seres [humanos] pasamos entonces a ser componente
biótico, ―en último extremo somos información, la base biológica que se revelaba como un
87
sustrato inalterable ha quedado refutada con el descubrimiento del genoma humano, que
nos denuncia más como escritura o información modificable que como carne estática‖
(Aguilar García, 2008, p. 16).
En el siguiente capítulo quiero abordar este problema desde el arte, pues este me
permite entender cómo ha operado lo que llamé laboratorio global y mostrar esas nuevas
lecturas que se vienen presentando de la ontología cyborg. En este estado de cosas, es
importante entender cómo para Aguilar se ponen en juego, lo que actualmente se sabe de
los seres [humanos] a nivel biológico, como estructura molecular, y la escritura. Estas dos
ofrecen múltiples reflexiones cercanas a la pitagórica6 (Aguilar García, 2008, p. 28). La
respuesta para Aguilar tiene dos vertientes. La débil explica la injerencia de la semiótica en
la biología, es decir, la aparición del código. Esta injerencia es el resultado del desarrollo de
ciencias como la cibernética, la teoría de la información y la computacional. Y la fuerte da
cuenta de la existencia real de un fenómeno de carácter semántico en el seno de la
organización viviente. De tal forma que se va más allá de la estructura secuencial del ADN
para configurar nuevos lenguajes. En la actualidad, algunos artistas plásticos han
incursionado en este debate. Por ejemplo, Eduardo Kac y ORLAN.
6 La reflexión pitagórica consistió en afirmar que todo lenguaje de la naturaleza estaba escrito en lenguaje
matemático.
LA OBRA DE ARTE COMO POTENCIA CYBORG
No es de extrañar que el arte haya tenido una relación directa con la guerra. Muestra
de ella es la pasión que despertaron las máquinas de guerra en los futuristas italianos. En
Virilio encontramos un acercamiento a esta idea: ―Cuando el fascista Marinetti y sus
émulos, ávidos de potencia motriz, pensaron en el superhombre antropocéntrico
(identificación futura entre hombre y motor), preveían garras de acero y la desaparición del
cuerpo en las voluminosas prótesis producidas por la tecnología de la época‖ (Virilio, 1998,
p. 75). Los futuristas no podían vislumbrar que esta idea además de ser una relación con la
máquina, también era una identificación con el vector de velocidad. Su identificación con el
dispositivo de poder biopolítico es innegable, como lo demuestra un aparte de su
manifiesto: ―Queremos glorificar la guerra –única higiene del mundo–, el militarismo, el
patriotismo, el gesto destructor de los anarquistas, las ideas por las cuales se muere y el
desprecio por la mujer‖ (El Manifiesto Futurista (1909)).
Desde las ideas del Futurismo, el cuerpo no desaparecería; pasaría a otro nivel de
organización y de sentido. En esta vanguardia se encuentra un pequeño germen de mezcla
de la tecnología y el hombre, pero aún entendida desde la ontología tradicional. El cuerpo
fortificado por efecto de su relación con la máquina (prótesis) es tan sólo una parte de la
historia cyborg.
89
Por su cuenta, Marcel Duchamp inauguró un procedimiento distinto. El interés de
Duchamp giró en torno a una reflexión sobre el arte mismo, sus alcances y la forma como
es afectado por los mecanismos de poder político y económico. En otras palabras,
Duchamp introdujo el concepto como fundamento mismo del arte. Su abandono del arte
pictórico terminó por dar un rumbo distinto al arte. De acuerdo con Octavio Paz, Duchamp
sustituyó la pintura por la ―pintura-idea‖; sus obras inconclusas pueden más bien entenderse
como ―gestos‖, y sus acciones plásticas como ―lenguaje‖. De tal forma que se convirtió el
instrumento más perfecto para producir significados, y, asimismo para destruirlos (Paz,
1973, pp. 17-20). Esa intromisión del concepto (idea – ironía) en el arte dio lugar a una
forma distinta de hacer arte y de otorgarle un carácter político.
Mi primera impresión de Desnudo bajando una escalera fue pensar que se trataba de
un cyborg. Entendí allí un cuerpo que por efecto de la velocidad se había transformado en
cyborg. La obra de Duchamp no trató de cuerpos humanos, sino de mecanismos, la
humanidad ya no es corporal. En sus obras, como el Gran vidrio, están las máquinas sin
vestigios humanos. Son ideas o mejor relaciones en el sentido físico y en el lingüístico. Son
máquinas de símbolos. (Paz, 1973, p. 25). En cambio, los cyborgs (robots-humanos) de
Giorgio de Chirico me parecían ingenuos y más cercanos a los relatos y el cine de ciencia
ficción de su época, los cuales aún estaban inspirados en el cuerpo humano.
Ese fue el origen de esta tesis, el movimiento que existía entre las vanguardias
artísticas, la guerra y esa nueva configuración del ser humano entendida provisionalmente
como máquinas, como mecanismos. La conexión con el arte es en realidad mi principal
interés. Pero era imposible entender lo que pasa en el arte si no realizaba un paso por la
90
historia de la guerra y entender de qué forma se configura un laboratorio global en el siglo
XXI. El arte operó también en oposición, o mejor con una mirada crítica hacia los sistemas
de dominación imperante. Desde esa perspectiva quiero establecer el vínculo entre la
ontología cyborg y los trabajos de ORLAN y Eduardo Kac. Ellos me parecen especialmente
filosóficos, a la manera que Dick habla de la literatura. En las obras de estos artistas se
desarrollan problemas actuales vinculados con las cibertecnologías y las biotecnologías. En
este último capítulo quiero ver cómo se ha puesto en marcha un discurso artístico que tiene
en cuenta el cambio ontológico. Asimismo, quiero ver la potencia de su trabajo y dejar las
obras abiertas a la interpretación. Quiero indagar si las obras pueden considerarse una
ofensa o una apología para la ontología cyborg.
ORLAN Y LOS TEATROS ANATÓMICOS DEL SIGLO XXI
Para Haraway, ―[L]a ciencia ficción está llena de cyborgs –criaturas que son
simultáneamente animal y máquina, que viven en mundos ambiguamente naturales y
artificiales (…)‖ (Haraway, 1994, p. 254). Pero no sólo están allí, la actualidad también es
habitada por estos seres. Nuestro espacio se ha llenado de cyborgs. Las intervenciones
quirúrgicas y la farmacéutica en los cuerpos ha excedido su cuota. Los cuerpos de las
supermodelos, las mujeres de la industria de la prostitución, los cuerpos de los atletas –
mejorados o potenciados de manera lícita o ilícita– son clara muestra de ello1. En unos
casos se trata de cuerpos transformados en el quirófano, mientras que en otros se debe a los
alcances desarrollados en el laboratorio. A su vez, los informes nos muestran día a día
1 Un ejemplo está en Lance Arsmtrong quien reconoció en el 2013, ante los medios de comunicación el uso
de sustancias y procedimientos desarrollados en laboratorio, para ganar siete veces el Tour de Francia.
Entonces, cabría que él hubiese dicho: ―no gané yo, fue el laboratorio‖, si parafraseara con ironía las palabras
de la falsa modestia de Boyle.
91
cómo las fronteras ―naturales‖ han sido transgredidas, por ejemplo, la oveja Dolly, los
bebés probeta, especies vegetales transgénicas, el ratón con oreja humana o la fabricación
de órganos humanos. Lo importante ahora es el procedimiento, el implante, la succión de
grasa. El cuerpo es abierto no para conocerlo –como en los teatros anatómicos– sino para
transformarlo según las exigencias del mercado –como en la mayoría de cirugías estéticas–.
En esta línea de pensamiento entran las cirugías-performances de ORLAN. Estas
disuelven cualquier distinción entre lo natural y lo artificial. De hecho, las cirugías-
performances presentan que no tenemos naturaleza específica, o esencia privilegiada,
somos una compilación de discursos e historias que nos atraviesan, en la que podemos
revivir nuestras experiencias. En efecto, en la experiencia de la multiplicidad se pone de
manifiesto que la unidad sagrada del cuerpo solo puede inscribirse al precio de una
violación de ese cuerpo y también de una violencia para el espíritu (La Chance, 2012, p.
49).
ORLAN, 2005-2008
Retrato de Wash-Ka-Mon-Ya, bailarín rápido, un guerrero,
con un retrato fotográfico de ORLAN
Serie Refiguraciones, Auto-hibridaciones Indoamericanas
Fuente: ORLAN arte carnal o cuerpo obsoleto /
hibridaciones y refiguraciones. Catálogo de exposición
Museo de Arte Moderno de Bogotá, Museo de Antioquia.
2012.
92
La principal motivación de ORLAN está en presentar cómo los límites se vuelven
difusos en cuanto que el cuerpo es la conjunción de las acciones sobre él. Cabe anotar que
la última parte de su obra responde a un interés por auto-hibridar su imagen con fotografías
de indoamericanos, por medio de un software que permite superponer las imágenes. En esta
obra no sólo existe una pretensión por superponer su imagen, sino que existe una inquietud
sobre su herencia genética. Los indígenas hacen parte ahora de esa nueva imagen que la
artista pone en escena, en la cual también el género queda sin fundamento. Las imágenes de
ORLAN tienen la pretensión de encontrar una imagen propia fuera de los discursos de la
ontología tradicional.
A finales del siglo XX e inicios del XXI su interés estaba en realizar complicadas
intervenciones quirúrgicas en su cuerpo. ORLAN tiene nueve operaciones en su cuerpo,
todas fueron grabadas y algunas de ellas transmitidas vía satélite o por la Internet. La artista
entraba a la sala de cirugía para una operación quirúrgica. Al respecto ella expone:
La operación quirúrgica no es un momento de despersonalización, al contrario es una
construcción interna, una cuestión de opción y decisión en relación con uno mismo y la
sociedad, que puede ir hasta borrar la fisonomía que hemos recibido para construir una
imagen propia [Entrevista con Eugenio Viola] (González Navarro, 2012, p. 105) .
Hasta allí no parece existir mayor diferencia con el propósito que tiene una
supermodelo o una prostituta al entrar en una sala de cirugía. Sin embargo, lo que quiero
rescatar acá es que ORLAN hace una nueva escenificación del teatro anatómico. Es así como
sus cirugías, son cirugías-perfomances. Con ORLAN, las sala de cirugía se convierte en un
escenario en el cual la artista modifica su cuerpo a voluntad y siguiendo sus propios
criterios (Aguilar García, 2008, p. 140). Esta diferencia con las cirugías estéticas realizadas
en otras mujeres muestra que los mecanismos del poder biopolítico se pueden subvertir y
93
mantener al margen. El procedimiento quirúrgico, en ORLAN escenifica de nuevo el teatro
anatómico: ―El teatro anatómico de la postmodernidad incorpora los avances tecnológicos
de Internet, las videocámara, la retransmisión vía satélite y los adelantos quirúrgicos al
servicio de un cuerpo vivo modificable a voluntad y que supone el alejamiento de los
canones corporales en boga, profundamente difundidos a través de los mass media‖
(Aguilar García, 2008, p. 147). Por eso, para la artista es importante que exista la mayor
cantidad de testigos que observen el informe visual de lo que ocurrió allí.
ORLAN, 1991
Quinta cirugía-performance: Opera-cirugía
Fuente: ORLAN arte carnal o cuerpo obsoleto / hibridaciones y refiguraciones. Catálogo de exposición
Museo de Arte Moderno de Bogotá, Museo de Antioquia. 2012.
Existe una estética global que se impone. Mujeres y hombres entran hoy en día al
quirófano para cumplir con esa imposición, negando sus propios rasgos particulares. La
huida de la fisonomía tradicional está marcada por una imposición que es entendida como
una obligación a abandonar su propio cuerpo para entregarse definitivamente al estereotipo
94
de belleza occidental. En cambio, a ORLAN el resultado final le importa en tanto que su
criterio de intervención quirúrgica está dado por el prototipo de los ideales de belleza que
han existido en la historia del arte. La ruta de ORLAN es distinta pues además cuestiona los
cimientos morales y sociales y la tradición estética de esta época. ―Mi objetivo es superar
tabúes, ofrecer al mundo la posibilidad de la prisión de lo físico proponiendo la creación de
tantos cánones de belleza como personas en un mundo, idea que favoreciera la diferencia‖
(Aguilar García, 2008, p. 149). Es una postura en contra de la alienación a la que ha sido
sometido el cuerpo.
Ella misma (su cuerpo) termina por convertirse en una obra de arte. La inversión que
logra ORLAN es, en un primer momento, convertir el propio cuerpo en territorio artístico, y,
en un segundo momento, asumirse como sujeto activo y no como un objeto sedado en el
quirófano. Es así como puedo entender sus palabras:
Ahora puedo ver mi propio cuerpo sin sufrir. Puedo ver hasta lo más profundo de mis
entrañas, nuevo estadio del espejo […] puedo ver el corazón de mi amante y que su
esplendido diseño dista mucho de las cursilerías simbólicas que habitualmente diseñan.
Cariño me gusta tu bazo, me gusta tu hígado, adoro tu páncreas, y me excita la línea de
tu fémur (González Navarro, 2012, p. 89).
El cuerpo abierto, manipulado, pone en evidencia su materialidad orgánica.
Por otra parte y siguiendo a Aguilar, en ORLAN hay una resignificación de las cirugías
y del arte. Esto genera un corte simbólico con el lenguaje. El arte ya no trata de
representaciones del cuerpo. El arte entiende el cuerpo no sólo como un lugar de
operaciones, sino también como una red de información en cuanto que el programa
diseñado por ORLAN –cirugía, lectura de libros, no sedación [pero sí anestesia local],
grabación de la cirugía, escenificación del teatro anatómico– implica una forma de entender
95
y apropiarse del sistema de información del cuerpo, sin que este esté sometido a las
instancias del biopoder. La decisión de la ―re-personalización construida‖ es el salto de la
representación a la información por cuanto que el cuerpo ORLAN se convierte en un lugar
de debate público.
El cuerpo es objeto de diseño, el arte carnal –como ella lo llama– es un autorretrato,
asistido por las tecnologías. De esta manera, el cuerpo ha llegado a ser un ready-made2
modificado (Aguilar García, 2008, p. 145). Como el ready-made, el arte carnal implica un
cuestionamiento sobre el estado del cuerpo en esta nueva era tecnológica, cibernética y
biotecnológica. El arte carnal es un nuevo lenguaje.
KAC Y EL ARTE BIOSEMIÓTICO
Como lo enuncié en el segundo capítulo, los acoplamientos entre organismos y
máquinas tienen la particularidad de ser posibles gracias a entender que tanto cuerpo como
máquina hacen alusión a objetos codificados. En la obra de Jana Sterbak El hombre
genérico (1987) ―surge como el Golem del siglo XX. Este no tiene la verdad en la frente
sino un código de barras en la nuca‖ (La Chance, 2012, p. 48). Desde esta perspectiva el
código no solo permite el acoplamiento con la máquina, sino que es el contenedor del
informe sobre un ser. A través del código de barras se tiene acceso a toda la información de
lo que ese cuerpo es y ha realizado en el mundo. La obra de Sterbak identifica al ser
humano codificado, pero abre la perspectiva de su posibilidad de lectura a través de la
2 Los ready-made son ‖objetos anónimos que el gesto gratuito del artista, por el solo hecho de escogerlos,
convierte en obra de arte. Al mismo tiempo, ese gesto disuelve la noción de obra. La contradicción es la
esencia del acto; es el equivalente plástico del juego de palabras: este destruye el significado, aquél la idea de
valor‖ (Paz, 1973, p. 33).
96
máquina. En el momento en que la máquina opera sobre el código, la información ya está
cargada en ella.
Jana Stebark.
El hombre genérico.1987
Fuente:
http://www.janasterbak.com/imagesofworks/generic-man/
En el caso de la obra de Eduardo Kac, así como en la de ORLAN está en juego la
posibilidad de ir más allá de lo humano. Kac, en 1997, presenta al público su obra Time
Capsule. En ella, el artista implantó en su tobillo un microchip que contenía un número de
identificación de nueve dígitos. Así como Sterbark, Kac me hace observar cómo el
microchip termina por convertirse en un sistema de control y vigilancia –que no dista
mucho del control y marcación con hierro caliente que se realiza en animales–. A su vez, el
microchip fue colocado en su tobillo de manera simbólica, pues los esclavos fueron
frecuentemente marcados en esa zona. Tal acción funciona como una metáfora de la
esclavitud (Machado, 2010, p. 20).
97
La acción de Time Capsule me deja sobre el problema de los distintos mecanismos de
vigilancia y control que expuse en el capítulo dos. Asimismo, para Arlindo Machado, el
alcance de la obra de Kac consiste en entender el síntoma de una mutación biológica, que
puede llevarnos a pensar la posibilidad de implantes que, a la manera del chip, no
contengan solamente nuestra información, sino nuestra memoria. Machado recuerda que la
exposición de Kac estuvo acompañada con fotografías de su propio cuerpo y de su archivo
familiar que el artista dispuso en una sala contigua. A esto sumó imágenes de personas
muertas que el artista no conoció pero que fueron responsables de la ―implantación‖ de
rasgos genéticos en su cuerpo (Machado, 2010, p. 21). Las preguntas que se establecen son:
¿es posible realizar modificaciones sobre esa herencia genética?, y ¿es posible sustituir
nuestra memoria por memorias implantadas? Allí están en juego las técnicas de vigilancia y
control del aparato de dominación; el biopoder que es capaz de localizar a un sujeto
determinado; pero también el recurso subversivo del camuflaje en la implantación a
voluntad de una historia, de una memoria propia.
Sin embargo, el trabajo de Kac no sólo se desarrolla dentro de esa línea. Para este
apartado, quiero traer a escena una de sus dos obras más polémicas. Se trata de ―Alba‖ GFP
Bunny (2000), un conejo vivo que cuenta en su ADN con el gen de las medusas que les
permite brillar en la oscuridad. Cuando el conejo era expuesto a la luz azul, todo su cuerpo
se torna verde fluorescente (Ángel, 2010, p. 83).
98
Eduardo Kac. 2000.
Alba GFP Bunny
Obra transgénica
Fuente: http://www.conncoll.edu/ccacad/zimmer/GFP-
ww/cooluses8.html
Así como el laboratorio utiliza la proteína fluorescente de las medusas como bio-
marcador en la investigación genética, el trabajo de Kac consistió en utilizar ese marcador
como marcador social. Es decir, realizó un gesto con una carga simbólica para la sociedad
contemporánea. Lo que pretendió Kac por medio de este procedimiento era realizar una
crítica y una visión alternativa a las ideologías dominantes. ―Alba‖ GFP Bunny es un ser
vivo, una forma de vida no creada sino diseñada en el laboratorio, por un artista asistido por
investigadores científicos. El arte de Kac es considerado por el artista mismo como ―el
laboratorio de la libertad‖ (Ángel, 2010, p. 85).
―Alba‖ o GFP Bunny aparece por el gesto del artista. El conejo está inyectado con el
significado semántico, es el paso de la quimera a la vida. Está viva y aún más que nosotros
en el sentido en que es un animal rico en resonancias semánticas, en sentidos extra-
biológicos (Osthoff, 2010, p. 88). Como lo anota Otinger GFP Bunny tiene un potencial
estético, un significado inesperado (Otinger, 2010, p. 67).
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Pareciera que el campo en el que se mueve Kac es el mismo del proyecto del doctor
Víctor Frankenstein. En la novela de Mary Shelley Frankenstein o El moderno Prometeo,
está en juego la creación de la vida en el laboratorio. Ese proceso de producción de vida en
el laboratorio ponía en jaque una serie de presupuestos de la ontología clásica que hasta el
momento se habían mantenido como verdades absolutas. Sin embargo, GFP Bunny, a
diferencia del monstruo de Frankenstein, no se preocupa por una pareja que le permita un
tipo de vida como el del hombre; GFP Bunny vive como conejo/medusa y se convierte en
un campo de experimentación en cuanto se producen lecturas sobre ella.
La característica principal de ―Alba‖ es la hibridación de especies distintas, esta le da
al nuevo ser una potencia política. En un mundo de control, el poder de GFP Bunny es
convertirse en un ready-made asistido por la tecnología genética. Es un ready-made en el
sentido en que elude al arte y a la ciencia. Se despoja de ser un objeto de contemplación o
de investigación, porque ―Alba‖ es un ser vivo, un nuevo ser vivo. Aquí la tecnología
cambia la ―naturaleza‖ de manera radical y decisiva. Naturaleza entendida como un
esencialismo propio de cada ser. ―Alba‖ no es un conejo albino, tampoco es una medusa.
(Otinger, 2010, p. 66). No obstante, reitero, ―Alba‖ es un ser vivo, un ser híbrido.
La animalidad y la humanidad dejan de oponerse con ―Alba‖. Esa evidencia es un
cambio en la manera de entender el mundo natural. En consonancia con esto, Jacques
Derrida propone que existe un solo gran conjunto, en donde es ―preciso afrontar que hay
unos ―seres vivos‖ cuya pluralidad no se deja reunir en una sola figura de la animalidad
simplemente opuesta a la humanidad‖ (Derrida, 2008). Con ―Alba‖, Kac trata de entender
el mundo animal como heterogéneo; sabe que cualquier intento de homogenizarlo implica
100
ya una violencia. Ahora bien, es posible pensar en las huellas dejadas por los animales y
rastrearlas; pensar que ―entre la palabra ―yo‖ y ―animal‖ hay una serie de cruces
significativos‖ (Derrida, 2008, p. 66). No hay una taxonomía posible para Alba, por eso
escapa del control político, aunque paradójicamente no la hayan dejado salir del laboratorio
INRA en Jouy-en-Josas. Pero como su poder es semántico, el solo hecho de existir la pone
en funcionamiento para quebrar los lenguajes impuestos por el sistema. Kac opera para un
mundo sin género, sin raza, sin distinciones.
GFP Bunny es, como Haraway lo esperaba, un canto al placer de la confusión de
fronteras, y la anulación final de las diferencia exterior, interior; sujetos y objetos. Es en
palabras de ella:
La modalidad temporal propia de los cyborgs es condensación, fusión, e implosión,
entrecruzándose -y a veces desplazándose- el desarrollo, la satisfacción y la represión
propias del realismo figurativo: Es más la temporalidad del agujero de gusanos de la
ciencia-ficción –esa anomalía espacial que lanza a los viajeros a regiones inesperadas del
espacio-, que la de los pasajes del nacimiento del cuerpo biopolítico: La implosión de lo
técnico, orgánico, político, económico, onírico y textual que es evidente en las entidades
y practicas semiótico-materiales de la tecnociencia de finales del siglo XX. Configura mi
práctica de figuración (Haraway, 2004).
―Alba‖ es un trabajo semiótico que se presenta en un proceso de comunicación
híbrida. La lectura de estas imágenes se presenta en un sistema de codificación dado por la
tecnología y aun así escapa de ella. El cyborg –GFP Bunny– es capaz de poner en evidencia
esas fisuras que existen en nuestro propio yo, esas distinciones que obedecen a una cultura
en la que nos encontramos embebidos y de la cual la ontología cyborg nos permite
separarnos.
CONCLUSIONES
Abordar una parte de la historia de la guerra era determinante en mi intención por
llegar a una ontología cyborg. La biopolítica es el camino que tomé para comprender qué
sucede en la guerra. En la Segunda Guerra Mundial, en especial con los fenómenos de
Auschwitz, Hiroshima y Nagasaki, los mecanismos del biopoder se activaron para
apropiarse definitivamente del ser humano. Irónicamente, con esos mecanismos también se
puso en marcha la aniquilación de la ontología clásica.
En el primer capítulo, la solución final representada en Auschwitz, y las bombas
sobre Hiroshima y Nagasaki, me llevaron a pensar en dos conceptos: concentración y
expansión. El primer concepto está ligado a los campos de concentración nazis; mientras
que el segundo se debe al uso de la Bomba. Dadas así las cosas, la ontología cyborg se
mueve de la concentración a la expansión. En la Segunda Guerra se pasó de la destrucción
selectiva del genocidio nazi a la destrucción total de dos poblaciones y de allí a la
posibilidad del exterminio de la vida sobre el planeta.
El concepto de concentración fue fundamental para aproximarme a la pérdida de
los límites. La lucha por la supervivencia de las personas para salir de las cámaras de gas y
los cuerpos reducidos a cenizas me mostraron cómo era imposible indiferenciar de quién es
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la sangre, de quién el hueso. Es imposible reconocer a las personas. Con las huellas de los
fluidos y de las cenizas, de las ropas sin dueño me cuestioné de qué forma esa idea de la
identidad personal, soporte de la ontología clásica, se iba diluyendo.
Con la expansión, precisamente, pude estar más cerca de entender qué es lo global.
Cuando se vieron lo efectos devastadores de la Bomba, los Estados encontraron que era
posible expandir aún más el poder de destrucción; por consiguiente, la posibilidad de la
muerte de todo un país –o de muchos— se hizo inminente. Aun así, con la Bomba, la
potencia de vida se activó políticamente, en el sentido en que los Estados no podían ser
destruidos por ellos mismos. La expansión produjo una pérdida de los límites y generó una
escalada global de lo político y lo económico. Al ser borradas las fronteras de los territorios
para imponer el sistema de dominación económica, era de esperarse un cambio en lo social.
Así el cuerpo también entró en esa dinámica de concentración y expansión.
Si bien la idea de un laboratorio global partió de la observación de los
acontecimientos actuales, mi esfuerzo radicaba en observar cómo llegó a globalizarse el
laboratorio. Al entrar en esta idea, vía la guerra, y al notar que la fuerza de los Estados
tenían un movimiento de concentración – expansión, fue posible pensar que los intereses
políticos y económicos necesitaron de un lugar en el cual pudieran realizar sus operaciones.
El laboratorio fue ese lugar privilegiado. El laboratorio como dispositivo de poder me llevó
a la idea definitiva que todos somos experimento. De esta manera los acontecimientos
actuales alcanzaron una forma de comprensión diferente.
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El laboratorio es el lugar perfecto para el aparato de dominación. De hecho, desde
los siglos XVI y XVII fue investido con el poder de ser el lugar de la verdad. El laboratorio
es el espejo del mundo –enriquecido con la idea de poseer en su interior las condiciones
ideales—. Sin embargo, era necesario encontrar esa línea delicada en la cual el laboratorio
podía ser entendido como global. El espectro de ideas resultantes de la Segunda Guerra
Mundial y del papel que representó allí el laboratorio me llevó a pensar en la noción de
seguridad. Por consiguiente, mi alcance consistió en mostrar cómo la expansión de la
guerra dejó a los Estados en un estado de guerra en latencia, una guerra virtual1 que
amenazaba constantemente con actualizarse. Si la guerra se mantenía en estado de latencia,
los Estados estarían obligados a blindar su seguridad bajo una política global. De nuevo, el
laboratorio se convirtió –dentro del trabajo de las agencias de seguridad— como el lugar en
el que se han desarrollado delicados y sofisticados sistemas de vigilancia y control.
El problema de la pérdida de límites entre la realidad y la ficción también fue
resuelto en el laboratorio. Los seres creados allí, a finales del siglo XX y principios del XXI,
ya venían apareciendo en el imaginario que podía rescatar inclusive desde la obra de Mary
Shelley. Los avances científicos del siglo XIX –el galvanismo, por ejemplo— alimentaron la
idea de que era posible fabricar vida en el laboratorio, nada distinto nos han mostrado los
últimos avances en ingeniería genética y bioingeniería. El laboratorio, durante la Guerra
Fría, alimentó la imaginación humana y los informes que sacó a la luz pública fueron
insuficientes para entender este proceso. Entonces, esos seres imaginados por la literatura
comenzaron a configurar una nueva ontología. De ahí que la literatura me diera los insumos
1 Virtual en el sentido en que Pierre Levy y Deleuze han trabajado este concepto. No es virtual en oposición a
lo real, sino a lo actual. Lo virtual puede ser actualizado.
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para hacer filosofía por cuanto que en ella se establecieron problemas a la luz de los
avances de la ciencia. Así configuré un puente que iba del secreto a la inminencia, de la
reserva del laboratorio a la inminencia de la actualización de eses seres virtuales que
habitaban la literatura.
Los informes de laboratorio fueron importantes para articular la idea de las
guerras, la biopolítica, la pérdida de límites, lo global, la creación de nuevos seres con mi
discurso posterior. El informe es fundamental porque hace uso del lenguaje para dar cuenta
de los acontecimientos. Cabe anotar que tales informes están cargados políticamente. Esto
se pone en evidencia al leer el informe de las víctimas y el de los victimarios. Ambos dan
cuenta de un mismo acontecimiento desde dos perspectivas distintas. El informe de
laboratorio del siglo XVII y su utilización de testigos sigue funcionando en la actualidad. En
medio de mi indagación me preguntaba cómo creía en la oveja Dolly si nunca había tenido
contacto con ella. En la palabra hay un poder tal que creo en la existencia de la oveja
clonada gracias a los informes, que ahora son multiplicados por doquier.
Un punto álgido de la tesis se concentró en llegar a entender cómo era posible
llegar a concebir una materia híbrida. Este fue el tema del segundo capítulo. Alejado ya de
la pureza del campo de concentración y al pasar por el cuerpo irradiado de los
sobrevivientes, debía rastrear lo que acontecía en el laboratorio. El cuerpo abierto de los
teatros anatómicos, el cuerpo como campo de experimentación y el aparato de poder y la
seguridad se mezclaron de tal forma a los largo de los siglos que dieron como resultado el
descubrimiento de la secuencia del genoma humano. El ADN me permitió, por fin,
entender el cuerpo como texto. En el código único se extrema el aparato de control. Pero al
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mismo tiempo, el código se convierte en una potencia que permite la conexión con otros
géneros, con otros órdenes. De esta manera se da comienzo a una era en la cual todo es
susceptible de ser codificado y de ser hibridado. En pocas palabras todos los seres somos
códigos. Era imposible para mí llegar a esta afirmación fuera del laboratorio.
El código desarticula definitivamente la ―naturaleza‖ ya no hay nada esencial en lo
humano. Es más, nada escapa del código porque las maquinas computacionales también
son entendidas desde un código. Es así como la posibilidad de realizar la conexión entre lo
humano y la máquina permite entender el cuerpo como un nuevo objeto. Así la ontología
cyborg parte de pensar el estatus de la vida como texto. Con el laboratorio global en
funcionamiento podía demostrar que la escritura, en cuanto comunicación y proceso y
distribución de la información, es la principal tecnología de los cyborgs.
Desde la perspectiva de entender el cyborg como la posibilidad de un lenguaje
común para las máquinas y los organismos, las obras artísticas funcionaron para corroborar
la potencia de los cyborgs. Por eso, la ontología cyborg se evidencia en el arte. Los artistas
escogidos, ORLAN y Kac, tienen como punto de inflexión la preocupación de oponerse a los
aparatos de control y de dominación. Su trabajo artístico –performances y obras
transgénicas– tiene como principio operativo no ser atrapados por los mecanismos de
control biopolítico.
En ORLAN, por ejemplo, hay una re-significación de las cirugías y del arte que es
entendido como un lugar de ―operaciones‖ y como una red de comunicaciones. La
información que circula en su obra es sofisticada y subvierte el poder en todos los estratos
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de este. Los programas realizados por la artista plástica en sus intervenciones quirúrgicas
desestabilizan la totalidad de la maquinaria del poder, por cuanto que ella misma es la obra
de arte que se reprograma a voluntad. Al apropiarse del sistema de información del cuerpo,
ORLAN, ya no sólo identifica, controla y vigila sino que anula el poder del sistema.
El caso de Eduardo Kac es interesante. Al estar unido de entrada con las
tecnologías de la biología, hace uso de ellas para generar nuevos seres vivos. Él supera el
estadio de presentar nuestra codificación como lo hizo El hombre genérico (Jana Sterbak)
con su obra Time Capsule. Con el simple gesto de ―crear‖ (diseñar) un ser vivo es capaz de
subvertir el poder político y económico. Al mismo tiempo, este ser híbrido se aleja de la
naturaleza y del arte. Esa doble negación, que no encontraba desde Duchamp, consolida el
arte como un espacio de subversión, como un lugar de situación irónico y blasfemo, al
mejor estilo de las descripciones de Donna Haraway.
Desde esta perspectiva, el camino queda abierto para la investigación sobre las
apropiaciones del laboratorio que los artistas vienen desarrollando. Mi interés radica en la
potencia cyborg puesto que esta es capaz de subvertir su propio ―origen‖. El cyborg es
capaz de repensarse a sí mismo a través de la conexión y la hibridez. Esos nuevos
acoplamientos, esos nuevos seres vivos reales o virtuales son el material para entender no
sólo nuestra ontología sino una política futura.
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