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traducción de José Manuel Garc;a de la Mora I r prólogo del Dr. Joaquín Carreras Artau 1( .• editorial labor, s.a. Paolo Rossi los filósofos y las máquinas 1400-1700 nueva colección labor

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traducción de José Manuel Garc;a de la Mora Ir

prólogo del Dr. Joaquín Carreras Artau1(

.• editorial labor, s.a.

Paolo Rossi

los filósofos

y las máquinas1400-1700

nueva colección labor

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Primera edición, 1966

Segunda edición, 1967,Tercera edición, 1970

/

Presentación

Título de la obr.a originalI fIIosofl e le macchlne (1400-1700)

Editada por Giangiacomo Feltrinelli Editore, Milán

© Editorial Labor, SA. Calabria, 235-239 Barcelona 15Depósito legal B. 21779-70 Printed in Spainimpreso y encuadernado porPrinter, industria gráfica sa Tuset, 19 BarcelonaSan Vicente deis Horts 1970

1970

'~i' Descubrí a Paolo Rossi por mis estudios de historia del lu­'lismo. Un buen día llegó hasta mí la noticia de que eh Italia había~parecido un libro sobre la fortuna de las doctrinas de Ramón Llull'en el Renacimiento. El libro se intitulaba exactamente Clavis Uni­yersalis. Arti mnemoniche e logica combinatoria da Lullo a Leibniz(Milán-Nápoles, 1960),. y en el tratamiento de un asunto tan arduo

[y difícil de por sí, su autor, Paolo Rossi, abría horizontes insospe-

, '[chados. Desde entonces acá, se me' há,'ofre¿ido: la:'oporttinidad de'lcoincidir con el profesor Rossi en el III Congreso Internacionalde Filosofía Medieval, celebrado poco ha en 'Italia, y de conocermás publicaciones suyas sobre temas similares: los tratados de

drnemoria artificial en el Renacimiento, los orígenes de la pansofía,el lulismo del siglo XVII y otros estudios conexos.

No es que Paolo Rossi sea estr-i.ctainente un luliano o un me­ifievalista. Se interesa, sí, por Ramón Llull y par la Edad Me­{1ia,pero a título de factores influyentes en el Renacimiento. Lapomprensión histórica de esta época, concretamente de los siglos

'I~V, XVI y XVII, tanto en el ámbito italiano como en su dimensión'europea, constituye el área preferente de sus investigaciones, de

~lasque nos ha ofrecido ya frutos bien sazonados y todavía espe­¡ramos-dada su edad, que no excede mucho de los cuarenta años­~otrosmás. El profesor Rossi pertenece a un grupo laborioso yNiciente de investigadores italianos que, siguiendo las directrices

'\del profesor Eugenio Garin, dedica sus afanes a la explotación deilos antecedentes, las maiÚfestaciones y las aportaciones del Rena­#miento italiano, y europeo en general. A este grupo se debe la

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'~diendo y practicando l~ artes mecánicas. El cultivo de éstas cobró'

arganización del reciente CongresO' Internacional para la conme· 'tal volumen que las obras pedagógicas de los siglas XII y XIIImoración de !!lca de la Mirándola (1965), Y atras brillantes reali·:na pueden eludir' ya su mención al registrar el conjunto de laszaciones. Su centro principal de actividad es la Universidad de:artes en uso.

Florencia, por lo que yo no tendría reparo en hablar de una escuél[:) La nueva realidad social de la vida burguesa abre paso a unflorentina. Paala Rossi desempeña actualmente en Florencia la cá"nuevo ~on~epto del trabajo. Los hombres que viven en los burgas,tedra de Hj,.staria de la Filosofía Moderna y Contemporánea. H ,:s~ habwn. mdependizado del señQrío feudal; pero la ganancia de suaportado ya al acervo común del grupo estudios valiosos, tale!f¡lzbertad lba aparejada con una plena entrega al trabajo manualcomo el libro sobre Giacomo Aconcio (Milán, 1952), un notabl {,como único medio de subsistencia con el que contában. Por otrahumanista y reformador del siglo XVI; la obra Francesco Bacone iP~rt~, el trabajo intelectual se llevaba a cabo en los monasterios,dalla magia alla scienza (Bari, 1957); y la edición del De Principii !;Sl bzen desde el siglo XIII fue extendido a los medios urbanos ende Mario Nizolio e/1 una campilación de textas humanísticas sabril~s conventos y en las Universidades. A la vista de tales experien­Retórica dirigida par E. Garin (Rama-Milán, 1951). El profeso~clas,.las pensadares de fines de la Edad Media varían sus puntasRassi colabora, además, en revistas italianas, con mayar asiduida'de vlsta y desembocan en una concepción y valaración del trabajoen la Rivista di filosofia y en la Rivista crítica di storia della f;' enteramente nuevas ..

losofia. '. De este cam~ia. de mentalidad toma su punto de arranque nadaNO' tenga noticia de que haya sidO' divulgada en España ni,IÍ;n:enas qr:e la ~ecmca maderna, la cual está llegandO' en nuestras

guna abra del prafesor Paala Rassi. Par esto mismo acogí co',dws a mveles msaspechadas. En muchas páginas de este libro sesatisfacción la iniciativa de la Editarial Labor, de paner al alcanf ¡refleja .el espíritu táust.ica ~~l RenacimientO', el¡fisma que parecede las lectores de habla españala, en versión castellana, su obr ¡,enca:Zdllar hay la lmagmaclOn de tantas cantemparáneos nuestras.Los filósofos y las máquinas, dande ei autar expone de mai¡ ¡El slglo XX vive ~n fiebre de aventuras y descubrimientos, a losmaestra el cambio en la mentalidad, y sabre todo en la valoradó ~ql!e el pragreso g~gantesca de la ciencia le ha lanzado. Por estodel trabajo manual, sabrevenida en los siglos XV al XVII. Anterior;,dlce el autar, al fmal del prólaga, que la presente historia puedemente, a lo largo de toda'la Edad Media, continúa en vigar el cOlI;~yudar a esclarecer la génesis de prablemas que en la actualidadcepta clásico que relegaba el trabajo manual a los esclavas y rep ~Vuelven a presentarse y a discutirse. ' .taba serviles los oficias cansistentes en el ejercicio de las arte i .mecánicas. Platón, en su República, reservaba el trabajo manufpara la clase social inferior, integrada por los obreros y los can .[::pesinos .. y Aristóteles, tras afirmar que por natural~za unos hO~f',bres nacen libres y otros esclavos, asignó a los primeros co ,'le'

quehacer propio el culta de ciertas artes -par esto mismo llam,das <<liberales»-, en tanto que reputaba indigno del ciudadanlibre el ejerciciO' de las artes meramente útiles. Los esclavos er'encargados de ellas. A pesar de las nuevas estructuras sacialespolíticas que se fue dando la Edad Media, los conceptos clásicosobre el trabajo se mantuvieron intactos, con la únicade que los oficios serviles pasaran de los esclavos a las siervoLa farmación cultural -del hambre libre, se entiende- se basaben el aprendizaje de las famosas siete artes liberales, a saber,trivium, que comprendía la gramática, la retórica y la dialéctica,el quadrivium~ que incluía cuatrO' ramas de conocimientos cientficas: la geometría, la aritmética, la música y la astronomía. E

tramuros de la enseñanza liberal, los artesanos seguían apre,

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JOAQUÍN CARRERAS y ARTAU,

Catedrático de la Universidad de Barcelona (jub.)Barcelana, enero de 1966

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Indice de materias

,,Presentación 5

Premisa 11

1Artes mecánicas y filosofía en el siglo XVI

,.";.".

1. La nueva valoración de la técnica: Bernard Palissy,Robert Norman, Vives y Rabelais, Vesalio,

Sir Humphrey Gilbert2. Los tratados técnicos, las traducciones de los clásicos,

los comentarios3. Artistas y experimentadores del siglo xv

4. Leonardo de Vinci5. Artesanos, arquitectos y hombres de ciencia

en el Renacimiento6. Los «libros de máquinas» del siglo XVI:

Biringuccio, Agricola, Guidobaldo del Monte, RameIli, Lorini

15

2729

34

38

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La idea de progreso científico

1. La revolución científica 672. El ideal «progresivo» del saber en los ingenieros

del siglo XVI 73

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3. El progreso de las ciencias y la superioridadde los modernos: Bodin, Le Roy, Bruno, Bacon4. La disputa acerca de los antiguos y modernos

S. El progreso mediante la colaboración: las academias6. La humanidad como sujeto cognoscente: Pascal

3

Filosofía, técntca e historia de las artes en el siglo XVII

1. Tomás Campanella2. Descartes

3. Mersenne y Gassendi4. Galileo

S. El proyecto de una historia de las artes6. Los baconianos ingleses y Robert Boyle

7. Alsted y Leibniz8. La herencia de la Ilustración: D'Alembert y Diderot

Apéndice primero

Las relaciones entre naturaleza y artey la máquina del mundo

Apéndice segundo

Verdad y utilidad de la ciencia en Francisco Bacon

Apéndice tercero

La nueva ciencia y el mito de PrometeoIndice de nombres

7S

87

939S

99

102106 "109

113

116122128

131 '

163[175

Premisa

El significado de aquella parte de la fábu­la que se refiere al uso de las artes mecáni­cas es clarísimo. La vida humana tiene con·traída con ellas una deuda muy grande: deaquel tesoro se han sacado muchas cosas'para beneficio de la religión, ornato del civilconsorcio y mejoramiento de toda la existen­cia. Y, sin embargo, de aquella misma fuen­te derivan instrumentos de vicio y de muerte.F. BACON,Daedalus sive mechanicus, 1609.

A la discusión sobre las artes mecánicas, que alcanza notableintensidad entre el 1400 y el 1700, aparecen ligados algunos gran­des temas de la cultura europea. En las obras de los artistas y delos experimentadores del Quattrocento,en los libros de máquinasy en los tratados de ingenieros y técnicos del s. XVI se va abrien­do camino una nueva consideración del trabajo, de la función delsaber técnico, del significado que tienen .los procesos artificialesde alteración y transformación de la naturaleza. También en elcampo de la filosofía, en ambientes bastante atentos a este tipode problemas, surge una valoración de las artes muy diversa dela tradicional: algunos de los procedimientos empleados por téc­nicos y artesanos para modificar y alterar la naturaleza ayudana conseguir un conocimiento efectivo de la realidad natural, valeninclusive para mostrar -como se dijo en explícita polémica conlas filosofías tradicionales- la naturaleza en movimiento.

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La defensa de las artes mecánicas de la acusación de indigni- :¡-misma: no pocos de sus principales exponentes se constituíandad, el resistirse a seguir haciendo coincidir la cultura con el 1~deesta mar:era en intérpretes de algunas exigencias vitales que sehorizonte de las artes liberales, y las operaciones prácticas con el ~"hacen sentIr en la realidad histórica de la Europa moderna.trabajo servil, implicaban de hecho el abandono de la concepción,' ;ilEn este sent!d? y dentro de estos límites precisos se han estudia­de la ciencia como desinteresada contemplación de la verdad, ,f},do,en las pa~mas que siguen, los textos que atañen a la disputacomo búsqueda que comienza tan sólo después de haberse pro- 8~sobre los antIguos y los ,modernos. E igualmente, al discurrircurado ya las cosas necesarias para la vida. Y a la polémica- f,acerca de Bruno y de Bacon, de Descartes y de Galileo, de Gas­antiaristotélica se une a menudo la actitud de oposición -amplia- ~,~sendiy de Leibniz, nos hemos limitado a una consideración -amente difundida en el ámbito de la literatura técnica- contra }veces necesariamente sumaria- del influjo producido por la nue­toda forma de saber oculto y secreto, contra la antiquísima con- 'va valoración de la técnica y de las artes mecánicas en las nocio-cepción sacerdotal de la sabiduría. ,~:nesde naturaleza, filosofía y ciencia.

Los escritores de cosas técnicas y los filósofos de la naturale-;i Sea como fuere, lo cierto es que la idea del saber como cons-za están acordes en insistir sobre este particular: el saber tiene \trucción, el tomar de modelo a la máquina para la explicación ycarácter de pública colaboración, se presenta como una serie de" [(comprensión del universo físico, la imagen de Dios como relojero,contribuciones individuales, organizadas en forma de discurso !l,a tesis de que el hombre puede conocer con certeza aquello quesistemático y ofrecidas con miras a un éxito general' que habrá,(':el hace o construye y solamente aquello, son afirmaciones estre­de ser patrimonio de todos los hombres. ' rchamente vinculadas todas ellas a la penetración, en el mundo de

, Esta manera de considerar el saber y la ciencia -manera ¡flos fiI¿s?fos y de los científicos, del nuevo modo de considerarcuyos primeros indicios tratamos aquí de encontrar en las obras Jla (lractlca y las operaciones al que más arriba nos hemos re-de los técnicos de finales del s.' XVI- desempeña un papel decisi- ~fendo.l ,va y determinante en la formación y en los desarrollos de la idea, La discusión sobre las artes mecánicas, sobre las relacionesde prog~so científico) Los hombres que trabajaban en los talle- ientr,e t.écnica y ~iencia, s~bre las funciones y los cometidos deres en los arsenales, en las tiendas, o que, sin desdeñar ya la')a tecllIca, no deja de segUlr siendo viva, ciertamente, en la cultu­práctica, estimaban las operaciones que allí se hacían como una ;,ra contemporánea. Por más que la imagen de una ciudad atómicaforma de conocimiento, llegaron a teorizar sobre el trabajo y a ,;,d~ nuestros tiempos, rodeada de centinelas, no nos trae a lasasignarle unos fines muy distintos y, ciertamente más pers0l11l1es¡~mlentes las ciudades gobernadas por los sabios y dominadasque los de la santidad individual o la inmortalidad literaria. Por ,;por la ra~ón, las libres academias proyectadas y auspiciadas tresotra parte, el sentir la ulterior perfectibilidad de la propia obra,'J;sIglos atras por muchos de los iniciadores y de los teóricos de lajunto con la afirmación de la necesidad de la cooperación intelec-' :;nueva. ciencia. Los «fi!ósofos de la naturaleza;, han tenido quetual y de la progresividad de un saber que va creciendo y desarro-~trabaJar hoy, la mayona de las veces, en ambientes muy distintoslIándose en el tiempo mediante la obra colectiva de muchos, así :!de!de.la Casa de Sa[omón. Una investigación basada en el secretocomo el reconocimiento de los resultados siempre nuevos a que pnas bIen que en la colaboración y en la publicidad de los resulta­dan ,lugar las artes, llevaban a afirmar que el horizonte cultural :;.dos,y cuyo .fin es la potencia de un Estado o de un grupo socialde los antiguos era muy limitado y a subrayar el carácter provi- :,e~vez del bIenestar de todo el género humano, una técnica redu­sional e histórico de sus descubrimientos y de sus verdades. ~(:¡da.a. taumaturgia o a subsidio instrumental de una visión su-

Este motivo en el que habían insistido largamente los huma_:perstIclOsa del mundo, una explotación de la naturaleza basadanistas del s. xv, 'se asociaba así con la atribución de un valor uni- i:,~nla explotación del hombre: todo esto se halla sin duda másversal a algunas categorías típicas del saber técnico: la colabora- ,!

ción, la progresividad, la perfectibilidad, la invención. De esta '\ I E.l,primer? de los tres capítulos que. componen este libro es unasuerte la cultura filosófica del s. XVII llegó a adquirir plena y ma- ,adap~aclOnamplIada del. ensayo Sulla ~a.lutazw.n~ del!e art! meccaniche nei

, ... ,secoll XVI e XVII publIcado en la «Rlvlsta CrItIcadI stOrIa della filosofia»dur~ C?nCIenCla sobre algunos temas de pensamIento que. se (1956,2). Los .aJ?éndic.essegundo y tercero fueron publicados, en forma diver-hablan Ido afirmando lentamente al margen de la cultura ofiCIal, ,sa,en la "Rlvlsta dI filosofia"(1955,2) y en la «Rivistacritica di storia dellafuera de la cultura académica y casi siempre en oposición a la filosofia»(1957,1) respectivamente.

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cerca de los ideales de Agripa y de Cardano que no de los deBacon y Galileo.

El presente estudio, aunque sólo aspira a ser un capítulo deuna historia que a lo largo de los dos siglos siguientes al XVII Yl

más próximos a nosotros se hará bastante más compleja, puedesin embargo no ser inútil para esclarecer el sentido de ciertostérminos y la génesis, a menudo muy alejada en el tiempo, deproblemas que en la actualidad vj..Je!vena presentarse y a discu-tirse.

1

Artes mecánicas y filosofía en el siglo XVI

1

En la Advertencia a los lectores que antecedía a sus Discoursadmirables publicados en París el año 1580, Bernard Palissy, el

~[célebre ceramista francés, hacíase una pregunta característica:'¿Es posible que pueda un hombre saber algo y tener conocimien­to de los efectos naturales sin haber leído los libros escritos en

¡latín por los filósofos? 1 ;r~~~yera un antiguo aprendiz de vi­.{driero que, buscando el secreto del esmalte blanco para aplicarlo{a la cerámica, había logrado la fama y después se había visto al

. !~borde de la ruina; en su azarosa existencia había proyectado nu­;~{merosas máquinas sin conseguir nunca realizarlas; con frecuenciathabía estado a punto de morir de hambre o de ser condenado 'a{muerte. Acabó sus días en la Bastilla, en 1589 ó 1590. En sus Dis­,~cours, todos los cuales son invectivas contra la cultura de los'@profesores de la Sorbona, idenli.fi.Qª_la....filQs.ofía._c.Qncl arte de

L9:nc;p.r\lar-1a-natur:a~za-y-asegu~a::·qllPtCll arte no es en modo algyno·~p'atrimoni9_de..l.os....doctoSy de los filóS9fq,~.Más bien debe hallarse.,\'?ifundidª-.entre tocios.-lQs habitantes de la tierra y únicamente

I Les oeuvres de B. Palissy publiées d'apres les textes originaux avec"une notice historique et bibliographique, par A. France, París, 1880, p. 166.

,'ífEn ,esta, edición fuero? reimpresas, entre otras obras: Discours admirables,.~~Pans, 1580; Recepte ventable par laquelle tous les hommes de France pour­~'ront apprendre a multiplier leurs thrésors. Item ceux qui n'ont ;amais eu~'cognoissance des lettres pourront apprendre une philosophie nécessaire a

~tous les habitants de la terre, La RocheIle, 1553.

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puede nacer de un .culto a la, 00'"'. que rechaza con ViOlencia:';, cncuentra, llevada a la, última, con,"cuencia" la t"" de quela cultura libresca y la tradición filosófica.2 ,:f~ll~bro de la naturaleza es extraordinariamente más rico y comoA l~ pregunta que s~ había propu~sto, Palissyrespondía, pues,,: pl~Jo que ningún otro libro .. Esta tesis, implícita ya en la polé­

afirmatIvamente: «~t~(.l.~ªpte.Ja._pr.<H~tl9.ª..Yº P.!:.l.!~.ºQ._,!!~.I_f.,ª!§,~en':filc,a de Erasmo y de MontaIgne contra los pedantes y que vol­~.':1c~?,s P1J.Il;~<?~.J~steorías de .gra.J:1..,.núme.~()d~ filós()~():5,~. de y ~era a ser defendida con gran energía por los grupos baconianos!9~_.!!1ª~.antIgllos..-y-r-enombr.ados.-En...menos de dos horas podrá ¡\mgl:ses y por Robert Boyle, cobra más vigor aún, si cabe, en losdarse cuenta de ello quienquiera, con tal de que se tome sólo la ~;e~cntos de ~y, con su afirmación de un «primitivismo cien­molestia de venir a mi laboratorio. En él pueden verse cosas ad- T~» 9.!!.~rechaZiLlQ.S....]ihro<;en .nombJ::e.-de....la-natur,ale.za....JLlasmirables (puestas para prueba y testimonio de mis escritos), co- ~tepn::J" ~D norubJ:e.....deUD ernp.i.¡:.i.smo "¡p ni:v.eL.ar.t~al.6 Precisa.locadas en orden y con las correspondientes explicaciones escritas pt;lente esta forma de primitivismo es Ía que da mayor fuerza a laal pie, con el fin de' que cualquiera pueda instruirse por sí solo. ::Violenta polémica de Palissy contra los despreciadores de las ar­Te puedo asegurar, oh lector, que, sobre los hechos contenidos !;tes mecánicas y del trabajo manual. Su invectiva asume, no alen este libro, aprenderás más filosofía natural que la que apren' r;;azar, ~as características de una toma de posición política y dederías en cincuenta años leyendo las teorías y las opiniones de ,una VIOlenta protesta contra la injusticia social: «Muchos se co­los filósofos antiguos,» 3 ' ,.; : men sus rentas gastándoselas en bravatas y en superfluidades, en, 'En esta página, sin duda ingenua, mas no por eso menos signi_}fi~rar en la ~orte, en festejos fastuosos o en cosas parecidas.ficativa, se halla el embrión de las dos ideas centrales de. la filos.o: )A estos. les serIa mucho· más provechoso comer {;ebollas con susfía de Francisco Bacon.:...e.s...ne.c..e.sario~sus.t.ituir,el culto. a.Jos..J.ib.I:os;;~am?~~mos, enseñ~ndoles a bien vivir, dándoles buen ejemplo,P'.Q.[,.~J.,.Egg.9.3J~~!rza, restauranclQ..fQ.g....cllo_Ia...p.osibilidad"d}\dmpIdIendoles arr~marse con p.l~itos, labrando la tierra, edifican­~uQ90 connubIO .!;;on las cosas}>; la finalidad de una colec-·do, cavando ~ceqUlas y mantemendose prontos, a su debido tiem­ción no es divertir ni suscitar la, curios~dad, sino que ~a..colec.cl6nr:P.o, p~ra ser~Ir al Soberano en defensa de la patria. Por el contra­~~_l!"~,m€l~!~,~ estJ..ld.io,P1IJO:JJe ...UegaL a se["un poder:()~.o..jnstru- ;'r~o, CIer!Os Jovenzuel~s consideran que, ocupándose de los nego­meruQ-~éf~_.a.Q.Iª[ili;ión-eimTP"tiVlrión científica. Es probable que" ClOSagncolas, quedanan. deshonrados. Un gentilhombre, pobre yBacon, durante su permanencia en París a la edad de dieciséis ¡¡endeudado hasta las orejas, cree transformarse en villano si diri­años, asistiese con frecuencia a las lecciones públicas de agricuV ,;,geuna casa de labranza.» 7

tura, mineralogía y geología dadas por Palissy, y tal vez, en el,: . Ro~ert Nc:rman era .un marinero inglés que, después de pasarNovum Organum, piense precisamente en Palissy cuando escribe '&caSIvem~~ anos recornendo los mares, se había dedicado a laque ~(sólo de tarde en tarde acontece que un artesano excepcional:;,constr~ccl~n y al come~cio de brújulas. Un año más tarde del demente inteligente y ambicioso se dedique a una nueva invención tIa pubhca:Ión de los Dlscours de Palissy, publicaba él en Londresy, por lo general, se arruina en semejante intento.» 4 A decir,;un pequen.o volum~~ acerca del magnetismo y de la declinaciónverdad, Palissy no era hombre culto, sino tan, sólo un humild~ rde la aguja magnetl~~.8 'Norman se califica a sí mismo de unartesano que había· leído, por lo que parece, a Vitrubio y tambiéri if.unlearne~ mathematlclan que, en el ejercicio de la profesiónalgunos tratados de R5.l.r.ª~elsº y de Cardano.5 En sus escrito~ ~ha recogIdo unas cuantas observaciones sobre él imán y «sobre la

, Sobre Palissy, cfr. L. Audiat, B. Palissy, París, 1864; E. Dupuy, B. Pa·" 'P Duhem Etudes su L d d V' . P , 1 6lissy, París, 1894. " ' " . r eonar o a mCI, ans, 90, vol. 1. pp. 223-253,J L d P l' 't 166 ha hecho ver como Pahssy, a pesar de la ironía con que se refiere a Caro

es oeuvres e a ISSY, CI ., p .. dano ha sido influido or l t d . , f D' ..• Que Palissy influyó en Bacon ha sido sostenido por A. B. Hanschmann, d H C d p. a ra u.cclOn rancesa del ~ subtllltate: Les llvres

B. Palissv und F. Bacon, Leipzig, 1903. La hipótesis ha sido repetida por ~ e 6' Pa~: ~7U~g~~~~~':oJe p;~ Rlcha~d. Le Blarc, .Ja~s, J556 ..S· T CJ'ff d AlIb P l' B d h R . 1 I N 1 S . , as pOSICIones, C r ... oughton The HIs-Ir . 1 or utt, a ISSY, acon an t e eVlva o atura czence, . tory of Trades' its Relation to S t th t Th h 'P B 't A d 1913 14 VI 232 t B r' F B . even een cen ury oug t en el vol Rootsen «roc. n. ca .", -, , pp. sg es. y por . 'arnngton, . acon, 01 Scientific Thought ed by Ph W' d A N 1 d' .philosopher 01 .industrial scienc~, Nuev~ York, 1941, .tr-·~, .al ital., Turín, ¡,PP. 379-380. , .. lener an . o an , New York, 1957,1952, P; ,21; el mls~o autor se ~xtlende mas en sus conslderacl.ones en el .a:t.. ~:' , 7 Les oeuvres de B., Palissy, cit., p. 90,On Mzsunderstandmg the Phllosophy 01 F. Bacon, en SClence, Medlczne ,:':": • The newe attractive co t .. h d' Id H' E . H f Ch 1 S' ' O f d 1933 1 1" , n amzng a s ort Iscourse o the Magnes oran Istory ... ssays zn onour o ar es znger, x or , ,vo. , Lodestone and amongest other h's t f d' dpp. 439-450. La cita de Bacon está tomada del Novum Organum, 1, 84. ' I ver ues, o a newe Iscovere secret and

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extraña y novedosa propiedad de la dec1inacíón». Abandonando ¡~'hallazgospara provecho y utílídad de los demás. Les aconsejo quelas reservas provenientes de su falta de cultura, ha decídido arries:.,no les condenen más de lo que quisieran que otros les condena­gar su buen nombre y desafiar las calumnias de los adversarios y '~sen a ellos mismos por haber prometido mucho y haber cumplí­las críticas de las malas lenguas para «proponer a la considera- ¡do poco o nada en absoluto.»cíón del mundo» los resultados de sus reflexiones y de sus expe· En un filósofo profesional como Luis Vives, amigo de Erasmorimentos. Ha obrado para la gloria de Dios y en ventaja de In' "Y de Tomás Moro, preceptor en lar-éorte inglesa, hombre de vas­glaterra, y el lector deberá tener siempre presente que el autor .{tísima y refinada cultura y que escribía para el públíco culto yes un simple marinero, absolutamente incapaz de «sostener una '"casi siempre refinado de los ambientes humanísticos, encontra·disputa con los lógicos» o de dar una explícacíón satisfactoria de i,mos estos mismos conceptos expresados con menor ingenuidadlas \<causas naturales» del magnetismo terrestre. : ~:'perocon parecí da energía. Así, en el De tradendis disciplinis invÍ-

Lo modesto de su actitud no le impedía a 'Norman llegar, en ,~'taba.Yives a l.9s esludiosos,.~ropeos a prestar seria atencíón abastantes puntos, a notables resultados. William Gílbert se refe· (dos problemas técnicosreía"tivos"'"á"Ta construccíón de máquinas,rirá a menudo a la Newe Attractive y utílízará ampliamente los \,a la agricultura, a las artes del tejido, a la navegacíón . ..Exhortá­

resultados obtenidos por «este experto marinero. e ingenioso aro"fil~EQn. ~L~J!ª-§!Y~s p'alabras ._ª,.,que bajasen ~us"..mitadas •..bl\.~iatesano». Con toda su cautela y su respetuosa actItud para con la:la b.Q.r.A,G~l.Q.s..".ªLt~~W.~lliU:.-é!J:.ri!.tq,t..d.e..~~-W.Q,!lg~_y_~.Q.IJlQ.Jh9.ue­cultura de los learned men, ~~Jl~,no obstante,NormaIl.~Iª,[º ..s~n: ~l~r.t~~~f.1J,.,t;;LQll•.iJJ:\Le,P.,,!-ªS!a,.§~~p.rp~~J(;tª~,_d,E;§,ªI.tQ.lladas,...cons.erNa­tido de u~a diferencía ..y' una .9posición de J~!1!!2...~I.l!!:.e....§.~J?ús. ¡das, y cómo.puedan aplicª,rse,a.I),-4~,:?t[O_)..I..;>.9~Y..P¡;º_'¿~sl!.0.»El hombrec@eaaS~rt<'f.ntadas-.hacía.Jas-,.cosas.y, ...no hacía.Jas ....palabras (not ¡culto, vencíendo su tradicíonal desdén hacia los' conocimientosreg-áraiñg the words, but the matter) y_eLsabeclibr¡:;scQ.,de qute-(vulgares, «no debe avergonzarse de entrar en los talleres y ennes ~ran..J.ncapacf'.s .dt':•.apredacJa,..Ja,.PO[ de lQS..,mecánicos: «Yo ';lasfactorías, y ha de hacer preguntas a los artesanos y procurarpienso en verdad que los hombres instruidos en las cíencías, es: (darse cuenta de los detalles de su quehacer.» Un incrdble aumen­tando en su estudio rodeados de sus' líbros, pueden imaginar ..;to de la sabiduría humana se ha derivado de las obras de quienesgrandes cosas y formar conceptos sutiIísimos ... Desean ellos quel han confiado a la escritura, y transmítido por este medio a sus ­todos los mecánicos sean tales que se vean constreñidos, por :'~sucesores, cuanto han observado acerca de los procedimientos y

falta de toda cap.ac~dad de expresión, a consignar!es (deliver unt~ :;la~ técnicas que se emplean en. c,ada .una de las artes~\~! c.Q.no~ 'c::iithem) sus conOCImIentos y conceptos: ellos podran hacerlos flore·:~I.nJ~l1,tQ•.g,~..Ja."natuxaleza -escnbla VIves en el De caUS1Scorrup­cer y aplícarlos a sus fines. Pero en este país hay muchos mecá.{;tarum artium- no_e.~t¡Lcj~.LtMP~,"«'R•.l!!..'tilg§_deJ9á.JjlQ..sot.Q§'_y_.19snicos que, en sus varias capacidades y profesiones, conocen a la;id.!ªJécttc:?S.i•••.1]:.1Js;b.º"m.((j,º,r_q.lJ~.l~U.l~g¡;_a_nd~S-filó.&ofQs.-la,~~ºn.Qf,~!L.!<!lperfección el uso de sus artes y se hallan en grado de poder apIi.;~r~.ligadJQ~L.1ª.bri~gQ.~~~~los...ar.tesanos) (melius agricolae et fabricarlas a sus diversos fines tan eficazmente y con mayor facilidad ~tnorunt quam ipsi tanti philosophi). Labriegos y artesanos operanque aquellos que querrían condenarles.», f, ~en la naturaleza y sobre la naturaleza, y, a diferencía de los filó-

Los· filósofos, los exponentes de la cultura oficial, niegan poi ~sofos, no se han construido una serie de entidades imaginariastanto sentido y validez a las observacíones de los técnicos y de lo~~a las que atribuir un nombre sobremanera digno: « Enojados con­artesanos. El saber propio de estos últimos se ha formado de:\~trala naturaleza, que ignoraban, los dialécticos se han 'construidomanera autónoma, y los indocti han de replicar a los hombres ¡¡otra, a saber, la de las formalidades, las ecceidades, las re lacio·cultos haciéndoles una invitación precisa: «Desearía aconsejar a :jnes, las ideas platónicas y otras monstruosidades que ni los mis­los hombres instruidos (learned) que sean modestos al publica~ ;1mos.que las han inventado pueden entender. A todas estas cosassus concepciones y no condenen desdeñosamente a los que tratan ;~}esatribuyen un nombre lleno de dignidad y las llaman metafísica.

de descubrir los secretos de sus artes y oficios y publican sus ;~',

subtil propertie concemyng the declinyng 01 the needle, London, 1581. Estel~r,;9 L. Vives, De causis corruptarum artium, Basilea, 1555, páginas 410.

libro fue reeditado en 1585, 1592, 1596, 1614 Y 1720. Esta última edición la~'Acerca de Vives, cfr. C. Vasoli, Juan Luis Vives e un programa umanisticoinsertó G. HeIlmann en Rara magnética, Berlín, 1898. Los pasajes que aqUi~~dirilorma delta logica, en "Atti deU'Accademia Toscana di Scienze e Letterecitamos están tomados del prefacio escrito por Norman.- :r;'LaColombaria», XXV, 1960-61, pp. 219-263 (con amplias notas bibliográficas) .. ' .

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Si alguien tiene un entendimiento enteramente ignorante de la ;1, de los fármaco s a los farmacéuticos, las intervenciones manualesnaturaleza o con verdadero horror a ella, y su mente es en cam:~f¡a los barberos. De esta suerte, andando los tiempos, ciertos doc­bio propensa a cosas abstrusas y a ensoñaciones de loco, dice~ ::~tores, proclamándose médicos, se han reservado la prescripciónque el tal pose talento metafísico.» 9 ) iN de los fármaco s y de las dietas para los casos de enfermedad poco

El texto de y"ives es g..~...J,.111. Dos años más tarde, en la Vie kit claras y han abandonado el resto de la medicina en manos detreshorrifique du gran Gargantua, ponía Rabelais,,"eL,.e~Jyg.i9,.del~ iJ; Flquellos a quienes ellos mismos llaman quirúrgicos y a los queobra de artesanía entre los elementos inills:tlen_@ºJ§_s...de._.lln!!,,~,~U:1:y ,consideran apenas como esclavos. Desgraciadamente, actuando deSSL4.ñ":"'8f¡:§'i?.&'ta':"iráJo"Ta'guía d.e P?r;tócrates, el j?ven G~r~antúa~; este. modo,' han al~j~do de sí la más. imJ?ortante y antigua ramaestudiaba ciencias naturales, antmetlca, geometna y mUSIca, al·~.del arte de la medIcma, aquella que (admItiendo que se dé en ver·ternando el estudio con los más variados ejercicios físi.cos. Los~ifdad otra) está basada sobre todo en la investigación de la natu­días fríos o lluviosos se dedicaba a la .escultura Y,a la pmt~ra, Yii> raleza ... UQ'L_yc:::~..g¡:te ..JQ,gg~.~Lp.iQS~~~.<;U:l,~"I~~.._?,E~X~,sjQ.,:Q~~Jlillll\!.~~sdespués, acompañado por su maestro, Iba a ver como ,trabajaban !¡t. 9.J:.1,~~§",,"~,9r;.~'1_~0a los barberos, 19S._¡;J,.QS;t.Qr~~."I1Q...sQ1Q •.•pJ)~rf>JJ.l?~nlos fundidores de metales y de bocas de fuego, los onfi~es y 10si,J?.r.Qn.t.Q~~L¡:~¡;;..~Q.~c;.(:V;~"q¡;;jm!Sfl1t,9-\;t~.Ja.~",y~er.as,.SiAQ".qY~J(.!1,.,§.~.~.I;1idatalladores de piedras, los. alquimistas y los relojeros, los Impreso· i: sHEH!PJ?1é..,J~m,2,t~!l",1~mY.r~,S.!JSJ}_~9.mlca:Depe~de esto sin' duCtares, los organeros y los tmtoreros.lO '••. del hecho de que ros doctores no quenan arnesgarse a operar,

P.alissy".,Norman.,,"YjJ[.~ab.clais -a distintos niveles y con,! mientras que aquellos a quienes este encargo era confiado solíandiferentes intenciones- g~dad.o......ex¡:u:.e.sió.n~~,ª,,~lª._ ..~x.:Igencia,· ser demasiado ignorantes para poder leer los escritos de los maes­muy difundida en la cultura del quinientos, ".de-ull._sabeJ;._en",,&1tras de anatomía. Y así ha venido a suceder que ~s,t.a,~deplº,tª,Qle

cyal la observación .d~.J.2..Lt~.~~I?e.nosr~laatenció.n_a.,.lq.~,.9p'erªcI2" ,g.i,yi§ióg_9:~~~r!~Lg,~.J.~.W's.sli.ci~...buJJjI.Q.QJJ.si<tQ.. en nue§j:~--'-''''''''-'''~~J''''''''''.''''''''j'-''.'- ,.-.•..- '1:1 d t t 1 ~1 ':1':' • 'h~' 'h r1 IL k~ Innes, la, }Il!,lªgª.Gi9n~",\';.mp~ g_~J~,D.~m~,PQneraI1-~~§.,..f2LL,X.e,~peG.~CJJ~LQ._º.Y¡Q~Q~~t.~I1l~L,.AJ.MYJJ.LI,¿ºgª,J.I~g1te....lUlQ-LeY~ a Cé.l..1.i.I.l_,w.

'a las evasion.~s•.,.r,e1ó.J:jj;,as.-ª~.m:t2LaG,e.I1Giª~."Ye¡;;,bªl.e~",ª.,Jª,§".sutl:~del cuerpo humª11Q...~m ..){ay'ag,escribiendo sus,.,llitr·"."~.,.....~:",:",..."""-,,,..,,,,,,,,,,~.~$•.• ,-., •• ' ~ .• ,.._.•_""-'-._--....."._.~-,."_.,....•. -'~~.,,~;--- •.••• ......,

rª[~logíCas,.,ª,Jas".~sj;¡;;J,J.¡:;fJ,.on~s~apnQ~IstI~as .. E~t~ mIsma ex¡· .t.es...E.ste ultImo, encaramado en lo alto de ~n pul PItO: como unagencia; acompañada de una preCIsa conCIencIa hIstonca y de una corneja, y con ademanes sumamente desdenosos, repIte hasta elcruda diagnosis de los peligros que entraña toda cultura aristO; .. hastío noticias relativas a hechos que él jamás ha observado di­crática y exclusivamente libresca, se halla también en uno de los~:rectamente, sino que se los ha aprendido de memoria en librosprincipales textos de la ciencia nueva: el De corporis humani fa. :' ajenos o tiepe una descripción de ellos ante los ojos. El disecobrica de AndreaVesalio (15~,1)-, La protesta, la polémica, la exhor,j cionador, ignorante del arte de hablar, no está capacitado paratación se refieren aquí a r,t'situación particular de una determina·;: explicar la disección a los alumnos y dispone malamente la demos­da rama del saber. La degeneración de la teoría, el descenso del::,tración que debería seguir a las explicaciones del médico, mien­nivel doctrinal aparecen ligados a la separación, progresivamen. ,(tras que éste nunca pone manos a la labor, sino que va orientando,te aumentada, entre la técnica y la ciencia, entre la labor de las ildespreciativamente el buque con la ayuda dél manual y habla.manos y la elaboración de las teorías científicas: «Después de la' Así, todo es mal enseñado, se malgastan los días en cuestiones ab·invasión de los bárbaros todas las ciencias, que antes habían flo:<\ surdas y se les da a los alumnos menos nociones y más confusasrecido espléndidamente y habían sido practicadas según se debe, ¡¡que las que cualquier carnicero, desde su banco, podría enseñarlequedaron en ruinas. En aquel entonces, y antes que en ningún ;~¡aldoctor.» 11

sitio en Italia, los doctores dc:::.m2.slª,imitando a los antiguos rQ 1 .. ~r!?.Qu~j;>~~salio ~a convergencia, en la medicina, de lamanos, e.@E,~.?':-ªwñ::ª.. ª~~p.!:~5:J~r.,~J"t!:ªRªj9m.ª¡;¡l!~l· Confia.ban a¡:;,tY.Qr:~~Yla observación dire~Ia,--y;- ar-mismo tiempo, polemizab,aesclavos las curas que estimaban necesarias para sus pacIentes, Jcontra el tipo de profesor para el cual todo el saber se reduce a pa.y ellos se limitaban por su parte a superentender." Los procedi,¡;pabras y contra el del anatomista rebajado al rango de carnicero.miento s para cocinar Y preparar los alimentos de los e~ferrr:?s~:su protesta contra las «cornejas» no era un caso aislado. Por aque-fueron dejados a la atención de los enfermeros la dosIficaclOn\~' .' .....

, :n' 11 A. Vesaho, De humam corp0rls fabrica, Basllea, 1543/PraefatlO. Cfr.~:B. Farrington, Vesalio and the Ruin of Ancient Medicine, en «Modern Quar-

10 Rabelais, libro 1, cap. 24. ,~terly., 1938,pp. 2~ Y sigtes.

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llos mismos años, todos los representantes más avanzados de la.\YVrán referirse sin frases enigmáticas y oscuras». A disposición decultura europea manifiestan la tendencia a sus~ituir una e3uca,'; ~dos estudiantes habrá un buque armado y un jardín experimental.ción principalmente literaria o retórica por un tlpo de ensenanza;d' La enseñanza del derecho, de las lenguas modernas, de la música,que concede importancia notable, si no. prepon~erante, a la ~reI?a·;~:,la esgrima y la danza, completará la educación del joven gentil­ración técnica y a la formación profesIOnal. Ejemplo ~uy slgmfi. #' hombre.cativo de esta tendencia es, en Inglaterra, la Queen E:ltzabeth Aca· ~" Culminación de las aspiraciones de Gilbert -más justamentedemy de Sir Humphrey Gilbert, obra escrita hacia 1562.12 En:¡),conocido como adelantado de la colonización inglesa que comosus páginas insistía Gilbert sobre todo ex: aquellos aspe.c,tos de la' ~'.escritor de pedagogía- era, a todas luces, un tipo de hombre queinstrucción técnica que podían contribUIr a la formaclOn de, u~ ;{fuese capaz de reunir en sí las virtudes del conquistador de co­nuevo tipo de gentilhombre capaz de insertars~ de mo~o orgam~ ¡;';cloniasy las del elegante cortesano. Gilbert tendía en realidad,co en la dirección de la sociedad inglesa. Era esta un tlpo d~ sO',:i como muchos otros ingleses de su tiempo, a adaptar los idealesciedad en la que la capacidad para los negocios políticos.y dlplo.' iihumanísticos de la cortesía a las nuevas exigencias de la sociedadmáticos, la cultura, las maneras corteses, la corr:p~tencIa en el.:ir isabelina. Por un lado, la aristocracia aspiraba a adquirir un pa­arte militar y en el de la navegación se. i::>anconvlrtIe~do en ele:;, trimonio tecnicocultural que la pusiese en situación de podermentas bastante más importantes Y decIsIVOSque las VIrtudes ~e:J.afrontar eficazmente el ascenso de la nueva clase social de lospendientes del nacimiento y de la sangre. El pro~rama educ~tlv~:;hombr~s de leyes y de los terratenientes; por otro, la educaciónpropuesto por Gilbert atañe tan sólo a un corto nur,nero de mlem- ,humamsta era presentada como capaz de proporcionar a estabros de la clase dirigente escogidos entre los mIeI?b.ros de la;; emplazada aristocracia los conocimientos técnicos indispensablesnobleza- y, en particular, entre los segund~nes. La umca lengua :¡,para conquistarse un puesto en la corte y en la sociedad,13que Gilbert admite en la enseñanza es la mglesa. La p:o~r~ma .•~,.ción de las materias, que se contrapone al ~uad:o de dlsclplmas \exclusivamente teóricas enseñadas en las umversldades, debe ate,'".nerse a «cosas prácticas y útiles para el presente, t~nto en la paz '¡

como en la guerra». La enseñanza de la lógica ~e slmultanea con,; Los testimonios a que hasta aquí nos hemos venido refiriendola de la retórica, y los ejercicios retórico s se onenta? a preparari:pertenecen todos a los cincuenta años comprendidos entre 1530al alumno para que pueda pronunciar discursos pohtlcos. y aren, :,Y 1580. En los escritos de un humilde artesano parisiense, de ungas militares. A la filosofía política le compete .el estudIO d~ la '{i,marinero inglés, de un gran literato francés, de un filósofo espa­historia de los diversos estados, sistemas de goble.n;o y de tnbu-,':ñol, de un científico flamenco ligado a la tradición cultural ita­tación, así como el de la administración de la j~~tlcla. Pero es e~;+liana, y de un iniciador de la colonización inglesa, hemos encon­el estudio de la filosofía natural y de la matematlca donde predo; "ttrado una serie de temas comunes: los procedimientos de losmina netamente la resolución del saber «físico» en un s~ber de ~.artesanos, de los ingenieros, de los técnicos, valen para hacer pro­carácter técnico relativo a las fortificaciones, la e~trategla y. e! }gresar el saber; a esos procedimientos se les reconoce la dignidadempleo de la artillería. La geografía y la astronomla se ensena~":¡de hechos culturales y, por ende, los hombres cultos deberán re­en función de la navegación; la medicina con vistas a soco~rer y ,h~nunciara su tradicional desdén para con las «operaciones» y «lamedicar a los heridos. Los secretos de la naturaleza «deber~n e~'~práctica», abandonar toda concepción del saber meramente re­tudiarse de todas las maneras y bajo todos los aspectos poslbles~ ·~,tórica o contemplativa, dedicarse al estudio y a la observación dey los resultados de los experimentos que se lleven a cabo «debe. ;las técnicas y de las artes.

'ir y no se trata tan sólo del reconocimiento de la dignidad de12 La obra de Gilbert fue publicada por F. J. Furni.v~l1,Early ~nglish¡'las artes, ni sólo de su inserción en el programa de una educación

Text Society, 1869. Cfr. tamb~én The voyages and colomsmg entrepnses o~''t':, " ." .,Sir R. Gilbert Hakluyt Soclety, 1940,2 vols. Acer.cade su obra. pedag6"p' 13 A proposlto de esta sltuaclOncultural, cfr. F. Caspar!, Rumamsm andgic~: W. H. Waodward, La pedagogia del Rinasc¡mento, FlorenCla,.19.23,Ji!.~e social order in Tudor Engla,nd, Chicago,1954; P. N. Siegel,English Ruma­pp. 298-302. Es también digna d~ not~ la obra de F. Watson, The Begmnm,! ;msm and the New Tudor Anstocracy, en "Journal of History of Ideas»,oi the Teaching oi Modern Sub¡ects In England, Londres, 1909. > ,~¡952,4.

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completa. En Palissy, en Norman, en Vives, en Vesalio y en Gil. ;~mas de posición y de ciertas «defensas» apasionadas ayudará elbert hallamos explícita una afirmación destinada a amplia difu.,1j'advertir que tales polémicas no se dirigían sólo en contra del pasa­sión y singular fortuna en la edad de la ciencia nueva: algunos de ;~do o de la tradición. Durante muchos siglos el desprecio a quie­los procedimientos de que se sirven los hombres para producir' ¡" nes se ocupaban en actividades manuales había sido «transferi­objetos de uso corriente o para construir máquinas, para modifi· ;: do» a la actividad manual misma y ésta había figurado como locary alterar 'la naturaleza mediante la labor de las manos, ayudan i. más bajo en la escala de los valores sociales y como excluida dea lograr un conocimiento efectivo de la naturaleza bastante más ¡;, los culturales. Estos conceptos tienen vigencia aún en pleno si­que aquellas construcciones intelectuales o aquellos sistemas filo· :: glo XVII y más adelante. Para convencerse de ello basta pensarsóficos que acaban por impedir o limitar la exploración activa,;, en el escándalo de los jesuitas franceses ante el excesivo númeropor el hombre, de las cosas naturales. ~ de voces de contenido técnico recogidas en la Enciclopedia de Di-

La polémica contra los «pedantes» y contra el saber libresco '~"derot, o, sin avanzar tanto en el tiempo, abrir el Dictionnairese vigorizaba aquí con la afirmación de un nuevo tipo de conoci· ~;franrais de Richelet (1680) en el artículo mécanique: «este térmi­miento. La difusión alcanzada por estas ideas, presentes de forma j' no, hablando de determinadas artes, significa lo que es contrariodiversa en numerosísimos textos, no ha de hacer pensar que no a liberal y honorable: tiene el sentido de bajo, vil y poco dignotuviesen un contenido culturalmente revolucionario. S~mejante va· de una persona honesta».loración de las artes mecánicas, este reconocimiento de un «deber» No se trataba solamente del perpetuarse de ciertos usos lin­del saber científico para con los procedimientos de la técnica -que gtiísticos. El jurista Charles Loyseau, en 1613, codificaba convic­aparecerá también en las páginas de Bacon, Harvey, Galileo y Boy; .ciones difundidas ampliamente al afirmar que <dos artesanos sonle- implicaba en definitiva un rechazar aquel concepto de ciencia considerados como personas viles» o que «se suele llamar mecá­que, aunque atacado desde mil ángulos, había permanecido vivo nico a lo vil y abyecto». Sus afirmaciones sobre los campesinos, eny operante durante siglos: una ciencia que nace sólo una vez que las que por lo demás se refleja una antigua tradición. bucólica,se han procurado ya las cosas necesarias para la vida y que se con también significativas: «no hay vida más inocente que la suya,entrega, por lo mismo, a una desinteresada búsqueda y contem ni creo que la haya más conforme a la naturaleza ... pero hasta talplación de la verdad. Esta recusación -como vimos en el ~aso punto se les considera viles que uno se maravilla al ver que toda­de Palissy- no dejará de tener consecuencias en el plano de la vía haya labriegos para nutrirnos».15 Con parejo realismo, aunqueética y en el de la política: Campanella ve en los hombres que no con intenciones bien diversas, habían hablado de los campesi­ejercitan ningún arte útil.a la vida humana «parásitos o desechos!:; nos de Francia Montaigne, Locke y La Bruyere.16 En el fondo(excrementa) de la república, como lo son muchos nobles de es· / de la atribución de «vileza» a las actividades de los artesanos, detos tiempos»;' el baconiano William Petty, defendiendo ¡a digni~.:7los «mecánicos» y de los campesinos late una concepción pre·dad cultural de las artes mecánicas, afirma que «piensa a menudó ¡} 'cisa del trabajo humano y del significado del mismo con respectoque muchos de los que ahora conducen el arado habrían podido;~ a este mundo y al otro. Si examinamos el Testament politique deser capaces de gobernar el Estado»; Diderot, en fin, obsé'rva .que '! Richelieu (1642) podremos darnos cuenta de qué tipo de valora­el prejuicio según el cual «ocuparse de los objetos sensibles y ma· t ción del trabajo implicaba una determinada concepción política:teriales» constituye «una derogación de la dignidad del espíritu»,'¡; «Si el vulgo está demasiado a sus anchas resulta imposible con te·ha llenado las ciudades de «orgullosos razonadores y contempla. :~dores inútiles, y los campos de tiranuelos ignorantes, ociosos y \~ IS Cfr. L..Febvre: Travail, évolution d'un mot et d'une idée, en «Journaldesdeñosos» 14 '.''J de Psycholog1e»,Pans, 1948, I, p. 23.

• •• " •• ;1 16 Cfr. P. Jaccard, Histoire sociale du travail de l'antiquité ii nos jours,A esclarecer el sIgmficado hIstonco de algunas VIOlentas to-~~.Pads, 1960, pp. 183-184: «Este que'está cavando mi jardín, ha acabado apenas

ªi" de sepultar a su padre... Se acuestan sólo para morir» (Montaigne, 1580);

l' Cfr. Campanella, Aforismi politici (ed. Firpo), Turín, 1941, p. 161;I'~:«Seve a unos animales salvajes, machos y hembras, esparcidos por los cam·

W. Petty, The Advice oi W. Petty to Mr. Samuel Hartlib for the Advancement f' pos, negros, lívidos y quemados por el sol, apesgados a la tierra, que cavanof some particular part of Learning, reeditado en The Harleian Miscellany,;~y remueven con invencible obstinación" (La Bruyere, 1689). Igualmente sigo

1808-1811, VI, p. 144; Diderot, voz «Art))de la Enciclopédie ou dictionnairl %' nificativaes la larga descripción contenida en el diario de viaje de Locke.raisonné des sciences, des arts et de métiers. j 17 Cfr. P. Jaccard, Histoire sociale du travail, cit., p. 185.

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nerlo dentro de la regulación de sus deberes. Hay que compararlo' .1' . Polemiz?n~o contra el concepto ~ri.stotélico de ciencia,. defen­a aquellos mulos que, hechos a soportar cargas, se arruinan más a ': dlendo la dlgmdad de las artes mecamcas, rechazando la Imagencausa de un prolongado reposo que a causa del trabajo.» 17.de una naturaleza concebida como rígida jerarquía de formas,

Aristóteles había excluido del número de los ciudadanos a los' .,;;Palissy y Vives, Agrícola y Vesalio (lo mismo que más tarde Ba­«operarios mecánicos» y les había diferenciado de los esclavos ? CÓ~ y Boyle) contribuían en realidad -independientemente desolamente por cuanto que los primeros atienden a las convenien- ., sus intenciones particulares y de sus opiniones o prejuicios polí­cias y a l~s necesidades de varias personas, mientras que los se- ~ticos-. a la d~s~rucción, ciertamente no .e~~asa en consecuenciasgundos CUidan de una sola persona. La oposición entre esclavos;' y refleJOS» pOhtlCOS, de una veneranda VlSlOn del mundo.20

y. libres tendía así a resolverse en la oposición entre técnica y cien­CIa, e?tre una serie de conocimientos orientados a la práctica y aluso, mmersos en los objetos materiales y sensibles, y un conoci-miento racional dirigido a la búsqueda y a la contemplación de " . , .la verdad.IB El concepto aristotélico de ciencia entrañaba, en rea-~, A esta destruccJOn -y es Importante que lo recalquemosli~ad, un~ ~olíti.ca: «Aristóteles trata de hacer ver que la Ciudad :fo. aquí- contribuyen por el mismo tiempo algunos exponentes de lagnega, oligarqUlca y fuertemente jerarquizada, es justa porque cultura filosófica y no pocos representantes de aquellos grupos deestá construida a, imagen de la naturaleza. Lo cual supone, evi- \ a:tesanos más, a~anzados que, entraJ?do en relación, c~m los am­dentemente, que el empezó por construir la Naturaleza a imagen blentes humamstIcos y con la herenCia del mundo claslco, buscand~ la ciudad ... y no es por cierto cosa fácil distinguir histá- en las obras de Euclides, de Arquín:edes, de Vitrubic;>o de Herónnca~en.te lo que en la política proviene de la ciencia y lo que en una respues.ta ~ sus preg1!ntas. La hteratura de l?s slgl~s ~v y XVIla CienCia proviene de la política.» 19 '. es extraordmanamente nca en tratados de caracter tecmco que

son, algunos, auténticos manuales y, otros, consideraciones más

18 Aristóteles,Política, 1278 a, 1319 a, 1338 b;' Cfr. Platón, Leyes, VIII, 846. o menos dispersas acerca del trabajo propio del autor o sobreSobre la. escisión ent:e técn.ica y ciencia en el mundo antiguo: G. Glotz, los procedimientos empleados en las distintas artes. Obras deLe. tr~vQlI dans la Grece anClenne, París, 1920; H. Diels, Die Antike Technik, este tipo contribuyeron decisivamente al contacto -que por en­Lelpzl~, ~924, pp..29-3?, 40 .~gt.s.;muy d?cumentado A. Rehm, Zur Rolle der tonces se iba realizando- entre el saber científico y el saber tec-Techmk In der gnechlsch-romlschen Antlke, en «Archivfiir KulturgeschichtÚ, .. , ....1938, XXVIII, J?p. 135-~62; P. M. Schuhl, Machinisme et philosophie, París, ::lllcoartesanal, y t1!Yleron detern:mar;te eficaCia s?br.e el naClmlen-1947" pp. 13 Y,slgtes.;sIguensiendo fundamentales los estudios de B. Farring- :}to de la cooperacJOn entre los clentlficos y los tecmcos y entre laton, Greek SClence, Londres, 1953, pp. 18 Y passim; La scienza nell'antichita; ciencia y la industriaM'lá 1950 . ' , .I~, .' pp.. 2~0 y slgtes.; Lavoro manuale e lavoro intellettuale nella: Antes de proceder al examen de algunas obras y de algunosG~ecza antlca, Mllan, 1953, pp. 60-66; Scienza e politica nel mondo antico,'.\ ' , .'Mllán, 1960. M.A. Aymard,Hiérarchie du travail et autarchie individuelle dans ., autores sera oportuno recordar que a esta literatura de. artIstas,la Grece archa'ique, en «Révued'hist. de la philos. et d'histoire générale de ., ingenieros y artesanos superiores pertenecen los escritos de Bru­la civilisatio~»,1943; L'idée du travail dans Id Grece archa'ique, en «Journal ('nelleschi, Ghiberti, Piero della Francesca, Leonardo da Vinci, Ben­de p~ychologJe»,19~8, ha trata~o de demostrar que. en la Grecia arcaica no, :: venuto CeIlini, Paolo Lomazzo, el tratado sobre las máquinas dese dIOel «desprecIO»al trabaJo. Pero, contra los mtentos, bastante nume· ,/ d K .rosos, de negar la existencia de una escisión técnica-cienciaen el mundo /guerra e onrad Ke~ser (1366-1405), los tratados técm~os de Fon-antiguo, siguen siendo fundamentales las observaciones de R. J. Forbes, :. tana (1420) y de Manano (1438), las obras sobre arqUitectura deStudies in Ancient Technology,vols. I-VI, Leiden, 1955-58 (repetidas en Man :'[Leon Battista Alberti, Filarete, Franceso di Giorgio Martini Pa­th~ Maker, 1958; trad. it.aliana,Tu~í~, 1960, pp. 76 .y.sig.), y de A. Koyré, Les :\> ladio, el libro sobre las máquinas militares de VaIturio da RÚniniphllosophes et la. machzne; les on?~nes du machznlsme, en «Critiq?~»,1948,;: (publicado en 1472 y reimpreso en Verona en 1482 y en 1483 enpp. 610-629. Una Importante selecclOnde textos aparece en las pagmas de~., .• , ' ,A source Book in Greek Science, by M. R. Cohen and 1. E. Drabkin, New';,;Boloma en 1483, en Venecla en 1493 y hasta cuatro veces en Pa-York, 1948. Véase una amplia y articulada reseña del estado de la cuestionen L. Edelstein, Recent Trends in the Interpretation of Ancient Science enRoots of Scientific Thought, cit., pp. 96-102. '

19 R. Lenoble, Origines de la pensée scientifique moderne, en el vol.Histoire de la science, París, La Pléiade, 1957, p. 391.

" 20 R. Lenoble, Origines, cit., p. 370; 376-377; 391-393. Donde aparecen:~,subrayadas las conclusiones generales a que llega Lenoble: «Le renouveau¡iscientifiquedu XVII siecle n'est en réalité qu'un aspect d'une aventure d'uneJ tout autre ampleur, qui est une aventure humaine.»

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rís entre 1532 y 1555), los dos tratados de Durero sobre geome.:~stendent pas la langue latine»; Walter Rivius, al presentar entría descriptiva y sobre fortificaciones (1525 y 1527), la Pirotech> ~;alemán el mismo texto (1548) se dirige «a los artesanos, a los artí­nia de Biringuccio (1540, reimpresa en dos ediciones latinas, trd' ~K;:~ces,a los escultores, a los arquitectos, a los tejedores.» 23 Losfrancesas y cuatro italianas), la obra sobre balística de Nico16 i1¡comentos a Vitrubio, estudiados con maestría por Vassili Zou­Tartaglia (1537), los dos tratados de ingeniería de minas de Gior.; ;1.!:'bov,2'I pueden ofrecer un ejemplo claro de la importancia y delgio Agricola (1546 y 1556), el Teatro de máquinas de Besson (1569i~significado de estas «representaciones» de los textos clásicos. Des­traducido posteriormente del italiano al francés y al español), lo~ ¡!~,deel de Filander (1541) al de Daniele Barbaro (1556), tales co­Mechanicorum libri de Guidobaldo del Monte (1577), el Diverse el,:;:;mentos se presentan como verdaderas enciclopedias. Barbaro, queartifieiose macehine de Agostino Ramelli (1588), los tres libros de ¡ly{Sesirve de Paladio como colaborador, tiene conocimiento de granSimon Stevin sobre mecánica (1586, traducidos del flamenco al~,parte de los textos de la técnica de aquel entonces: utiliza el Artefrancés en 1634), la obra de Lorini sobre fortificaciones (1597), los~Ode navegar de Pedro de Medina, los tratados que sobre proporcio­tratados del arte de la navegación debidos a William Barlowe j'.nes y sobre el empleo del compás compuso Durero, los comen­(1597), Thomas Harriot (1594) y Robert Hues (1599). ;;tarios de Commandino a Tolomeo, la Compositio horologiorÚm de

A esta vasHsima producción,21 imposible de inventariar e¡:¡~'Sebastián Munster. Muchos años antes de Galileo, quiso él consul­una enumeración compendiosa, corresponde un interés renovado.Y' tar «a los que trabajan en el Arsenal de los veriecianos», y teníapor las obras matemáticas y técnicas de la antigiledad clásica 22:)' v~vísimo s~ntido de la necesidad de una fecunda unión de la prác­la primera edición impresa de Euclides aparece en Venecia en i; tlea y el dlscurso: «Pues, ¿por qué los prácticos no han consegui­1482; Francesco Maurolico (1494-1575) publica ediciones latinad do crédito? Porque la Arquitectura nace del discurso. ¿Por qué losde Arquímedes, Apolonio y Diofanto, mientras que Federico Com-: letrados tampoco? Porque la Arquitectura nace de la fábrica ... Paramandino (1509-1575) publica a Euclides, Apolonio, Pappo, Herón,C ser A~qu~tec~o, que es artificios a criatura, se necesita el discursoArquímedes y Aristarco. Desde comienzos del siglo XVI se van,: y la fabnca Juntamente.» 25

haciendo más orgánicos y más amplios los comentarios, en los ).cuales añádense siempre nuevas nociones y se procede con frecuen· ir

cia a una verdadera y propia integración del texto. Muchas traduc.. , 3ciones de los clásicos van dedicadas u orientadas expresamente "a los artesanos: Jean Martin el traductor de Vitrubio al fran.:· No obstante la importancia de las investigaciones de Leonar-cés (1547), escribe para. «les ~uvriers et les autres gens qui n 'en; ~.•.do Olschki 26 sobre .los «maestros experimentadores» del siglo XV,

21 .' • i' conocemos en reahdad muy poca cosa acerca de la transmisiónSobre esta literatura, reen,vIandoa las notas sucesivas para cad~ uno t: de los conocimientos técnicos durante aquella centuria. Verdad

de los autores, recordaremos aqUlalgunas obras generales: A. Wolf,A Hlstory " ... ,'of Science, Technology and Philosophy in the 16,h and 17th century, Londres;i es q~~ preCIsamente en a.quel sl~lo jen Itaha. llego ~ reahzarse1950;la obra más extensa es, por hoy, la History of Technology, ed. por i¡ la umon entre las concepcIOnes clentIficas y la Vida activa a la queCh. Singer,E. J. Holmyard,A. R. Hall, T. I. WilJiams,Oxford, 1957,vols. u-m. s'antes nos hemos referido. Filippo Brunelleschiel constructor deEs t~mbién útil F. K.le~m,Tec~nik, eine Geschichte ihrer Probleme, Friburgo'¡;lacúpula de Santa María del Fiore (1420-1436), era arquitecto yMUlllCh,1954(trad. Italiana, MIlán, 1959),que recoge numerosos textos. Pero( lt f b d f .la mejor descripción de estos libros sigue siendo aún la que hizo Th. Bechi:'escu or, or e re y .constr~cto,r . e ortalezas y ~e, relOJes, versa-en sus Beitrage zur Geschichte der Maschinenbaus, Berlíri, 1900. ";do en las construcClOnes hIdrauhcas y en la mecamca, experto en

22 Sobre las traducciones de los clásicos y sus vicisitudes: G. Sarton,. la teoría de las proporciones y en la perspectiva. Después de suThe Appreciation oi Ancient and Medieval Scienceduring the Renaissance(1450-1600), Filadelfia, 1955.

23 W. Rivius, Vitruvius Zehen BUcher van der Architecture und kunstli· 25 l dieci libri dell'Architettura di Vitrubia tradotti e commentati dachem Bawen ... , Norimberg, 1548,y cfI. también Unetrichtung zu rechtem·Monsignor Barbaro, en Venecia,por FrancescoMarcolini, 1556,p. 9.Verstand der lehr Vitruvii, Norimberg, 1547.Sobce los libros alemanes rela· L 26 L. Olschki, Geschichte der neusprachlichen wissenschaftlichen Lite­tivos al arte cfr. Sclosser-Magnino,La letteratura artistica, Florencia 1935;ratur (vol. 1: Die Literatur der Technik und der angewandten Wissenschaftenpp. 238-242. I '. ¡.vom Mittelalter bis zur Renaissance, Heidelberg, 1918;vol. 2: Bildung und

" V. P. Zoubov,Vitruve et ses commentateurs du XVI' siecle, en el vol:>Wissenschaft im Zeitalter der Renaissance in ltalien, Leipzig·Roma·Floren·La science au XVI' siecle, París, 1960,pp. 69.90. ¡cia,.1922; Galilei und seine Zeit, Halle, 1927).

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originaria experiencia de orífice -según nos cuenta Vasari- ~con: '[[pasaba a convertirse inmediatamente después y no por casuali­teció que fue tomando práctica «con cfertas personas est';1dIOsasj}'dad en un elogio de la técnica, capaz de mover enormes masas dey comenzó a introducirse con la fantasla en las cosas pertme,:tes\ ': agua y de roca, de perforar montes y allanar valles, de desecara los.tiempos y a los movimientos, a las pesas ya las ruedas, como~{pantanos y desviar torrentes, de regular el caudal ,de los ríos, dese puede hacer que giren y por qué se mueven, Y ~e este modoH~construir navíos, puentes, máquinas bélicas y fortalezas, de abrirhizo por su mano algunos relojes excelentes. y bellísIm~s.» y pre; ir, nuevos caminos y nuevos tráficos hacia todos los pueblos de lacisamente en aquel período, como lo atestIgua Antomo Manettl f tierra.3o 'en su Vita di Brune'llesco, «él impulsó y actualizó la que los pin: ,t, De manera parecida a la de Alberti, insistía Piero della Fran­tores de hoy llaman perspectiva».27 También Lorenzo Ghibe~tl ;~;cesca, en su tratado De prospectiva pingendi, en la necesidad dehabía iniciado sus actividades ,como orfebre. En .los <?om~ntarLOS,~21a«ciencia» y de la «geometría»: «Muchos pintores critican la pers­modeló su definición del artista sobre la que VItrubIO ~Iera ~el '{pectiva porque no entienden la fuerza de las líneas y de los ángu­arquitect~, pero a las disciplinas enumer~~as po;: .el antlg~o .an~ {.,los que por ella se producen: con los cuales se traza conforme adió él la anatomía, la óptica y la matematlCa teon~a y prac~l~a:, 'J medida todo contorno y lineamiento. Por esto me parece que debo

Fue un humanista como Lean Battista Albertl qmen Im~I?!t hacer compr~nder cuán necesaria sea esta ciencia a la pintura.» 31aquella «concepción científica del arte» para la ,cual la :natematl. ;'La «crítica» de muchos pintores, a la que se refiere Piero, es unca (teoría de las proporciones y teoría de la perspectIva) es el ';dato bastante significativo. En ella encontraba expresión la resís­terreno común a la obra del pintor y a la del científico: «~láceme ,~tencía frente a la teoría, resistencia puesta en juego por una men­que el pintor sea cuan docto pueda en todas las artes' lIberales", talidad aún exclusivamente artesanal, habituada a una literaturapero ante todo deseo que sepa geometría ... Nuestros ~squemas'y ~artística del tipo medieval, o sea, compuesta sólo de recetarías. Dediseños, en los que se expresa por entero el arte. de pm~ar, seran ? esta actitud resistente nos da testimonio interesante y concretofácilmente entendidos por el geómetra, pero qmen sea Ignorante ~una página de Filarete: «Hallándome yo una vez en un lugar don­de la geometría ni entenderá aquéllos. ni. ningún otro .razoni¡l·~',de un señor estaba comiendo con varios otros, después de mu­miento sobre el pintar; afirmo, por conslgmente, que al pmtor le ',chos y diversos temas de conversación se entró a tratar del edifi­es necesario aprender geometría».29 .,:·car. Uno de ellos dice: «Paréceme, por cierto, que tengáis en gran

La pintura es ciencia, y es ciencia la visión perspectivístIc~ ~,estima esto del edificar, y a mí no me parece cosa tan importantepr~ia de los pintores, en la que su arte se fund~n;en.ta: <~sera,;-como muchos la hacen, que dicen ser preciso para ella saber tan­pues, pintura no otra cosa que intersección de la pIramId~ vIsual,.tas razones de gemetria y de diseños y muchas cosas más. Creosegún cierta distancia dada, puesto el centro y constrmdos los i.~haber oído días atrás a uno que hablaba de no sé qué Vetrubio,puntos de luz en una determinada superficie que se represente. co~ :iiy de otro a quien pienso que llamaba Arquímedes, los cuales

'líneas y colores artificiosos». La «razón» y la «regla», la «dIstn· rhabían escrito de este edificar y de medidas y de muchas otras no­bución mental o idea del espíritu» se unen a la «obra» en la labor ',¡, vedad es que aseguran hace falta saber. Yo no me preocupo de tan­

del arquit~. Cometido suyo es «lle,:ar a. cabo todas las c~sas que, ~gtasmedi~~s ni de tantas otras cosas cuando hago hacer algunamediante movimientos de pesos, cOnjUnCIOnesY acur.nu~acIOnes de ~\construccIOn, y no me ando por tantos puntos de geumetria cuan­cuerpos, se pueden acomodar muy bien y con gran ~hgmd~d al.uso 'pos dicen éstos; y, sin embargo, bien se sostienen.» Dijo entoncesde los hombres.» El elogio de la figura del arqUltecto-mgemero ::(,unode los otros, el cual parecía más grave en su hablar: «No di-

, .. 't":gáiseso, pues si se' quiere hacer un edificio creo que hay que en-•• 27 Las citas en F. Pellati, Vitruvio e il Brunelleschl, en «La Rmasc1a., ':~tender bien las medidas y también el plano ... y aun otras partesJumo 1939, n. 7, pp. 343-365 ... ' ' t'

28 L. Ghiberti, Commentarn, ed. Schlosser, Berlm, 1912. Cfr. L. Ventun,,:¡:

Lorenzo Ghiberti en Pretesti di critica, Milán, 1929. '; :t' 30 L. B. Alberti, De re aedificatoria, FJorencia, 1485, proemio., " L. B. Albe~ti,Della pittura, ed. por L. Mallé,Flore~cia, 1950, pp. 103-104,1f: 31 Piero della Francesca, De prospectiva pingendi, ed. por G. Nicco Fa-Sobre las relaciones entre la teoría pictórica de Albert1y las reglas de !a 'fsola, Florencia,' 1942, p. 128. Sobre las posiciones de Alberti, de Piera. deoratoria y de la retórica de .Cicer.óny Quintiliano.cfr. el importante estudiO:~,~runellesch~,de Leonardo, cfr. R. Wittkower, Brunelleschi and. «Proporlionde J. R. Spencer, Ut rhetonca p¡ctum, A Study In Q~atrrocento Theory of,~m Perspect¡ve», en el «Journal of Warburg and Courtauld Instltutes». 1953.

Painting, en el «Journal of Warburg and Courtauld I~stItutes», 1957, pp. 26-44.'lPP, 275-291.

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creo que necesita entender quien se ponga a edificar; De manera ',analizado recientemente con detención por Hauser y por Antal seque no habléis así. Que yo, que no es mi oficio, solamente por sa.::;relaciona estrechamente con el carácter cada vez más profano deber razonar cuando fuere el caso, pagaría bastante ~or dar con uno ~¡l~yroducció~ artística y con la cr~ciente importancia de la opl­que me hiciese comprender cómo y qué ha de medirse para hace;' ;:mon de los laICOS,es decir, en definitiva, con el paso de los artistasun edificio proporcionado, y de dónde y por qué razones se den, ,:;d~l rango. de artesanos al de burgueses. En la época de Vasa·van tales medidas; y también gustaría mucho de saber dónde tu~ !~n, a medIa?os del quinientos, no son ya conciliables con la digni­vieron origen semejantes edificios.» Yo, al oír aquellas razones, Y,rdaddel artlsta los encargos de tipo artesanal. Es la época en quepuesto que se referían a mi profesión y no había allí ningún otro' ,[,Carlos V se agacha a coger el pincel que se le ha caído a Ticiano.33·que a este ejercicio se dedicase, me presenté ... »32 .:;. Pero J!!lJ~_:u.l~."g!-!.~Jª_fj,!illm_ct~L~rJi~tªJL~g,~§.~.,<,t,§~t<t...ident.ific,ªJill

En realidad, a ]0 largo del siglo xv la mentalidad y, al mismo."c.Q!Lla~L~.g~n.:!9~¿ ••.~<;!..bía..produc.idG-t>r€cisamente en In" tallerestiempo, la posición social de los artistas habían ido modificándose ttlQrentin~ del cuatrocientos, en los de Verrocchio, Ghirlandaio,profundamente .... ;~NBrune~l~schi, ~o~o tal vez. nu~ca hasta entonces, ~a fusión entre

~egún lo advierte Antal, en ~jglQ....~!Y el arte era consi?erado, r~'l..~~~J:.~p.J&ª...)!;.l~!.~Il.tifiS"ª~Rtre_.eLtl;aºJ.Jj~~, ..jU,Staún como una habilidad manual. ALartista seJe trataba de.Ju comQj ~~. Algunos de aquellos talleres, como el de Ghiberti durante~.Jo~.s:¡::iªc:lP~,_.Y.JQLc;:illÉ.~~,~o~_<i~2.~~~óI,1,.Y...!2~.n??J~....babrian'la realización' de las ~)Ue~tas del. baptisterio, se transformaron entenido ..pOLhumillan1e.. •.que....s.eJ:~,::L•.c¡;:eYese,.en.la P?~~~.l.?~Jlt..!~r. verdaderos laboratorios mdustnales .. En estos laboratorios, queti,sjiitJ..-Casi todos los artista~ de comienzos del siglo .xv proced~n i son a la vez oficina~ y talleres de arte, y no en !as es.cuelas, es don­de ambientes artesanos, o bIen del campo o de la baja burguesia.: d~ se forman los pmtores y los escultores, los mgemeros y los téc­Andrea del Castagno es hijo de un campesino, Paolo Dccello de tmcos, los constructores de máquinas. Aquí, junto al arte de tallarun barbero, Filippo Lippi de un carnicero, y PolIaiolo de un polIe:.'la piedra y el de fundir el bronce, junto a la pintura y la escultu­ro. Durante los prinieros años del siglo los escultores y los ar.¡-r~, se enseñan los rudimentos de la anatomía y de la óptica, elquitectos de Florencia eran miembros del gr~mio menor de los :,c~!culo, l~ perspectiva y la geometría, y se proyecta la construc­albañiles y los carpinteros, mientras que los pmtores estaban da; :,;clOnde bovedas y la excavación de canales. El saber empírico desificados en el seno de la corporación mayor de los médicos y los [.los <dletrados» como BruneIleschi y Leonardo tiene a sus espaldasboticarios, como subordinados del arte, junto a los pintores de {"ambientes de este tipo.34brocha gorda y los moledores de colores. Por los trabajos manua· r . Brunelleschi, «hombre sin letras», ignorante del latín y delles comenzaba el aprendizaje en los talleres, y sólo después de ;~'griego,aprendió matemática y geometría de Paolo ToscaneIli, granhaber molido colores y preparado tablas y lienzos se pasaba a pin- :,,,matemático y doctor por Padua, de suerte que «aun sin tener le­tar los ropajes o algunas partes secundarias del cuadro. De lo~!;tras -como refiere Vasari- le daba tales razones de las cosas contalleres, como es sabido, no salían solamente cuadros notables, ¿la luz natural de la práctica y la experiencia, que muchas vecessino también emblemas heráldicos, banderas,' taraceas, modelospe confundía.» 35para tapiceros y recamadores, piezas de terracota y de orfebrería.: .. Paolo del Pozzo Toscanelli, admirado por el Cusano y por Re­El oficio del orífice era común a pintores y .escultores: de la or~e. ,;glOmontano a causa de sus conocimientos matemáticos, interesadobrería provienen Brunelleschi y Donatello, Ghiberti y GhirlandalO. ,:~enla óptica y en la astrología, en los problemas de la navega­Los arquitectos no eran sólo constructores de edificios, sino qu~ ~ción y de los transportes marítimos, constructor de relojes sola­~e ocupaban también en hacer instrumentos mecánicos y máqm- ¡'les, inspirador de Colón y gran intérprete de Arquímedes, man-nas de guerra, así como en preparar estrados y todo el aparato 1;; JJ .• " ••

di f t' El« ambio de las ideas acerca del arte» -proceso ¡f" Cfr. F. A,ntal,La plttura flOrentma e 11 SUD ambIente soclale nel Tre­e os es eJos. c :ccento e nel pnmo Quattrocento, Turín, 1960, pp. 390, 391, 526; A. Hauser,;,Storia sociale del/'arte, vol. n, Turín, 1956, pp. 84-129.

J2 Filarete, Tractat iíber die. Baukunst, ed. W. Oe.t~inger:'VieI,1a,189?, .~' 34 Sobre los talleres, además de los lugares citados en la nota prece-pp. 4749. Sobre estos tratados cfr. L. Venturi, La'. cntlca d.arte In I~a!UI¡,d~nte, véase: L. Olschki, vol. 2, pp. 92 y passim; A. Koyré en su Rapportdurante i seco/i XIV e XV, en «L'arte», 1917, pp. 305-326; Stona della crztlC~cJ.lI1alal vol. de miscelánea Léonard de Vinci et l'expérience scientifique aud'arte Florencia, 1945. Noticias e indicaciones bibliográficas en Schlos5e¡,{seizieme siecle, París, 1953, p. 240.Magnino, La letteratura artistica, cit.'~,,· 35 Vasari, Le vite, Florencia, 1878, vol. n, p. 333.

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tiene continuo diálogo con humanistas y letrados, con técnicos y t- gor una educación todavía artesanal, manual y mecánica. H en aquelartesanos. Las relaciones de amistad y de colaboración entre el X ambi.ente comenzó a moverse Leonardo, atento no sólo al trabajo(<ingeniero» Brunelleschi, el literato y matemático Alberti, el «nue. '" de pmtor y escultor, sino también a estudiar inventar construirvo Arquímedes» Toscanelli, pueden tomarse muy bien como sím~iingenios e instrumentos varios, con una geniaÍidad ind~dablemen­bolo del profundo movimiento de renovación que se produce en < te excepcional; pero entre los artistas florentinos no era excep­el ambiente cultural de la Florencia del cuatrocientos.36 '. 1f donal en cambio el darse a semejantes actividades mecánicas. In-

Era aquella una cultura que llegaba él la vez al mundo de los rch:so su utillaje: tornillos, muelles, limas, palancas y otras cosasliteratos y al de los hombres de acción, al de los artistas y al de t aSI, no se aparta mucho, en principio, del que debía de ser comúnlos artesanos y los técnicos. En ella se entrecruzaron la sab~duría i! ~ .todavía bastante rudimentario en los talleres florentinos de aquelde los doctos con el afán político, la ciencia con las artes mecá; :~tiempo.» 40nicas, la veneración a ¡os clásicos y el interés vivísimo por el j' P.r~cisamente de esta familiari.':i~d suya de _artesano ..con res­mundo moderno.37 ::;~~Et~~..la~..~~!::ª~J.erísticas_delos materii:iles y a la posibilidad de su

1, ~fl.boración~ se.orig~nªJél C:<?l2f.ie.ncia,viva ya #empreeri-I.:enoar­¡;. do,.de que ,es.p'r~.cis.? unir, el ~i.lbe!:.!~2r.ic~.al<l'práctica y a hi ex-

4 f: p~!-~i1cia: «y si dices que las ciencias que pdncipi~1l1Y terminanen la mente son verdaderas, esto no se concede, sino que se niega

Se ha contrapuesto al latín áulico y refinado de Leon Battista por muchas razones, y es la primera, que en semejantes discursosAlberti, que «traduce en palabras, valiéndose de su prosa latina mentales no entra la experiencia, sin la cual nada da de por síde consumado humanista, todo concepto estructural o plástico», ,. certeza.» Sin embargo, también admite, recíprocamente, que «nin.la actitud de Leonardo, que (do dibuja todo, lo hace visible todo l: guna certeza hay donde no se puede aplicar alguna de las cienciasy, en su discurso escrito, habla como técnico dirigiéndose a técni· :.'mat.emáticas o de las que van unidas a las matemáticas», y quecos.» 38\ «~en~§._~~_<::p_a,l,!lg.ré1,.~L9.~.lapráctica ..sin. Ja_ciencia ..s.on._como__pilo-

Esta contraposición solamente es válida dentro de unos límites .:t~_C[tf~ .)]_~~~g~!L.§i¡;LU.mQtl_QL.Q.r.:~jy.1.~,..P2L).9.g~~.nunca sqQenbien determinados, pues sino carece de sentido, respecto a ciertos} ~~ ....ºertez.a....hacj~A.Ql).J;!~...Jll~.!:sh,i:.n.:»41 La misma polémica quenombres y tratándose del ambiente florentino, el contraponer a}veíamos en Filarete y en Alberti contra los meros practicones ohumanistas y artesanos como pertenecientes a dos «culturas» en i.. empíricos se encuentra también en Leonardo: «Dice aquí el ad­recíproca oposición. ~onard.Q,....1ng.enier-º-.y...pintor, técnico y filó-A?ersario que no quiere tanta ciencia, pues le basta la práctica deS()JOT'se...ha-coIlver.tido ..en ..el--símbolo_de ..la.sup.~!acioñ·Qe aqliella.~i;retratar las cosas naturales; a .ello se responde que no hay cosarÍl~ad ...9.y'C;U;.Q!!1r_ªponi~n.tr~_~.•radicalmente"'las--artes tibio:),alguna que más nos engañe que fiamos de nuestro juicio sin otrarales y las artes mecáni~as. Sin duda, ?enuiiciánoo·-anaceÍ'-dé-te¿. :~hrazón,como lo prueba siempre la experiencia, enemiga de los al­naroo'(c'óinoquería'"1)';hem) «un rat de bibliotheque repu de seo:';;;iquimistas, nigromantes y otros simples ,de espíritu.» 42lastique»,39 podemos trazar una imagen bastante precisa de los~l Basándonos en estas consideraciones podremos, ciertamente,intereses juveniles de Leonardo, íntimamente ligados (,a las cos:'~habl~r ?e que eUe_~~~!;..q9 de la madurez cambió la orientacióntumbres de los talleres del Quattrocento, en los que estaba en vi..~de s1:.s.mtereses enfocándolos hacia la teoría, y advertir cómo los

f '(complIcados proyectos leonardescos de bombas hidráulicas, esclu-36 Cfr. E. Garin, La cultura jilosofica del Rinascimento italiano, Floreo· ~;~as,enderezamientos y canalizaciones de cursos de agua empiezan

cia, 1,;61, p. 32.8. S.ot:re la figura de Paolo del POZZ?,Toscanel~i, pp. 3.13.33.4.. i~Wespués de sus años de residencia en Milán,43 pero 19_q:y.~...1}<;>E. G~n~, Ibld., p. 3~5.. Una exacta .val~raclOn de la, mfluencJa e~erclda ~,~ puede"es -como muchos lo han hecho- buscar en el pensa-

por el mOVImIento humamstlco en las CIenCIas se haIlara en E. Gann, GII~: -, ' ·-ce, .

umanisti e la scienza, en la «Rivista di filosofia», 1961, 3, pp. 259-278. E, ..38 C. MaItese, Il pensiero architettonico e urbanistico di Leonardo, enJ5y 40 A. M. BnzlO, en Leonardo, saggi e ricerche, cit., p. 278.

el vol. Leonardo, saggi e ricerche per le onoranze di Leonardo da V.' nel :~,,; 41 E. Solmi, Frammenti letterari e jilosojici di L. d. V., Florencia, 1889,quinto anniversario della mor te, Roma, 1954, p. 342. X~.Pp· 84, 86; Trattato della pittura, 77.

J9 R. Dugas, Léonard de Vinci dans l'histoire de la mécanique, en el vol. ¡¡t" 42 Trattato della pinttura, B 739.Léonard de Vinci et l'expérience scientijique au seizieme siecle, cit., p. 92~ 4J A. M. Brizio, en Leonardo, saggi e ricerche, cit., p. 278.

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lI1iento del grande y genial aE.tist~_.~~2i:p.n:;$ªqQ._~Jl...sUS..:..e.s..Gri.t:~el ',~~C-9Jlº~~lJlientos,y ·no siente .la.preocupación -que es, en cambio,origeÍl9:~.t'~étodo'·§ElÍEentaCL~~_la~f..L~nfill..!I!J.,e.Y-ª ...No sin acier,,'~g;un~dlI~ensión fundamental de lo que nosotros llamamos técnicato, después de tanta insistencia sobre el «milagro» Leonardo, se,~,Y.ClenCIa- pOLtransmitir., explicaLy_.pr.ohar_.a..los••de.más-s:u.~U:ifO­ha hecho notar su absoluto desdén para con b tipografía y la-i9~.ges.<::.1Jbr:irI).i~ntos.47impresión de imágenes, y se ha subrayado el hecho de que el gran· K ,En vez de notas y apuntes p'rivados, Durero, pocos años des­dísimo valor que se atribuyó a los códices leonardescos cuando ,~..pues de la muerte de Leonardo, publicaba en forma de tratadosfueron publicados dependió del escaso o ningún conocimiento que;~.sistemáticos, idóneos para servir de útil guía a los artistas y a losentonces se tenía del saber científico de la época.44 «En los có· ~.'artesanos alemanes, sus instrucciones acerca del uso del compás ydices de Leonardo -ha escrito Randall-, no hay una sola idea f;·de la escuadra (1525), sus tratados sobre las fortificaciones (1527)científica de carácter teórico que no fuese ya conocida en las es.L y sobre las proporciones del cuerpo humano (1528). Durero habíacuelas científicas organizadas de la Italia de aquella época»,45l~caído en la cuenta de lo que tenía de revolucionaria la invencióny un historiador como George Sarton ha afirmado que «el desarro-:. de la imprenta, y se había dedicado con mentalidad más modernallo de la mecánica habría sido el mismo aunque Leonardo no;': a la resolución de los mismos problemas que habían suscitado elhubiese existido.» 46Trátase, sin duda, de juicios muy duros, pero :¡ interés de Leonardo.es difícil no estar de acuerdo con Randall, Sarton o Koyré cuan· t Mirando así las cosas, vuelven a adquirir también sus auténti­do ponen de relieve que las investigaciones de Leonardo, aunque cas proporciones las innumerables y famosas máquinas proyec­llenas de fulgurantes intuiciones y de puntos de vista geniales; tadas por Leonardo (las cuales, muy probablemente, quedaron to­nunca superó el plano de los curiosos experimentos, ni llegó, por .• das ellas en meros proyectos): más que productos de un espíritulo mismo, a la sistematicidad, que es la característica básica de la ';' de progreso, más que construidas para aliviar a los hombres enciencia y de la técnica moderna. Sus indagaciones, siempre osci~ sus fatigas y aumentar el poder de la humanidad sobre el mundolantes entre el experimento y la observación curiosa, aparecen y sobre la materia, parecen hechas para fines ocasionales y pasaje­fragmentadas y como pulverizadas en una serie de breves notas, ros: fiestas, diversiones, sorpresas mecánicas. «Parecen destinadasde observaciones dispersas, de apuntes escritos para su propio desempeñar el papel de instrumentos maravillosos en justas, tor­uso con una simbología oscura y buscada mente intransmisible" neos y otros espectáculos». No es casual el que Leonardo se preo­Intrigado siempre por problemas particulares(_Leonardo no ..tiene :. cupase más de la elaboración que de la ejecuciÓn de sus proyec­en realidad ningún interés por elaborar" un cuerpo sistern.á.tiCQde :; tos; ~~..in teresó más por las.máquinas.como.resultados"JL..pr.u~bas

................. ------ .•.... - ... ",,' :c~~Ja intelig~J.1.~~~_.Y...g~Jª_genialidªg~nas gue como medios de. ". <? Sart.on, L. d. V., ingénieur .e! savant, en 1:.. d. V. et I'expérience':)efectivo_dom~nio sO!>.!~..J.~_.Datll.r~g;z.ª.4BLas máquínas eran éon-

sc¡ent¡f¡que, Clt., p. 19. Sobre las pOSICIOnesde la cntlc~. leonardesca, sobr~~.sideradas por éI' cásitan sólo como juguetes construidos para di-los volúmenes de Duhem (Etudes sur L. d. V. Ceux qu ¡I a lu et ceuxqUl ir' . 1 .l'on lu, París, 1906·1913) y sobre los estudios de Solmi y de Marcolongó,~.vertlr a os soberan~s, .m~entras que su c~>nc~pto de ,tuerza (sobre(E. Solmi, Le fonti dei manoscritti di L. d. V., en el «Giornalestorico della:gcd cual tanto se ha IllSIStIdo) se halla. mas lIgado, CIertamente, alletteratura italiana», Suplementos n.O' IO·U, 1908, pp. 1·344; Nuovi contributi. ~fema hermético y ficiniano de la animación universal que a la me­alle fonti dei manoscritti di L. d. V., ibid., 1911, pp. 297-357; R. Marcolongo,;:;cánica racional: «Fuerza es una potencia espiritual incorpóreaLa meccanica di L. d. V., en «Atti della R. Accademiadelle scienze fisiche",. 1 bl' II h .d .. 'bl . " .t J' N' le 1932) cfr E Garin La cultura filosofica del Rinasci. 2;,eImpa pa e... porque en e a ay VI a IllVISI e, Illcorporea e Im-e na ura 1», apo s, , .. , ,,) 1 bl F .. d ...mento cit., pp. 388·389. Una amplia reseña crítica es la de G. Castelfranco,:~papa e... uerza no es SIlla una vlrtu esplntual, una potenciaMomenti della recen te critica vinciana, en L., saggi e ricerche, cit., pp. 417 'B,

y siguientes.. q'

4S J. H. Randall Jr., The Place of L. d. V. in the Emergence of Modern:~:' •• Para esta valoración de las máquinas de Leonardo, cfr. E. Garin, Me-Science, en Roots of Scientific -Thought cit., p. 209.'. ~ifioevo e Rinascimento cit., p. 337; E. Wind, L. d. V.: Mathematics and Sen­

•• Intervention de M. Sarton, en L: d. V. et I'expérience scientifique. *,sibility, en «The Listenen),1 de mayo de 1952; A. Chastel, L. et la culture, encit., p. 114.. :. ~L. d. V. et l'expérience scientifique cit., p. 263. Para una valoración diferente:

47 J. H. Randall, The Place of L. d. V. cit., p. 209. G. Sarton, L. d. V:; 'í·A. Koyré, Rapport final, en L. d. V. et la science expérimentale cit., p. 242;

ingénieur et savant cit., p. 18; E. Garin, Medioevo e Rinascimento, Bari,;~·C.Luporini, La mente di Leonardo, Florencia, 1953; V. Somenzi, Ricostru"1954, pp. 339·40. Sobre la obra de Durero, cfr., E. Panofsky, The Life and t,~zione delle macchine per il volo; L. e i principi della dinamica, en L., saggiArt. of A. Durer, Princeton, 1955. 1'e ricerche cit., pp. 59 ysigtes.; 147 y sigtes.

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invisible, que es creada e infusa, por accidental violencia, por .los ,'~',sinoque tendía más bien a justificar la inserción de la pintura ycuerpos sensibles en los insensibles, y da a esos cuerpos semejan· )i la escultura dentro del grupo de las denominadas artes liberales.za de vida.» 49 '. ,f< El problema ha sido reducido con mucha claridad a sus propios

Más que sobre los temas ll.amados ~losuficos ?el pensamiento "~e' términos por Cesare Luporini: con la nueva valoración de la figu­de Leonardo, en los que se' repiten motivos. muy ~Ifusos, y que so- ,e} ra del artista, con la gloria que le rodea en Italia a partir del si­bre su física, de vaga e inconstante termmologl~,. ,merece, pu~s'!T glo xv, «¿asciende en la valoración social todo el mundo en que ella pena fijarse en sus observaciones acerca de la. v~slOny de la pm-, artista se halla radicado [o sea, el mundo de las actividades ma­tura, resaltar aquel su «querer hacerlo todo v:slb~e» al que I??S ';.nuales y artesanales], o es más bien el artista el que se destacareferíamos al comienzo. Con sus dibujos de maqUInas y tam.b~en ;~,para pasar a una esfera superior?»con los de anatomía, contribuyó, sí, Leonardo de manera d~c~slva, !!, La respuesta no es dudosa. Pasando de la categoría de artesa­a la invención de un método preciso de repres,entar y. descn~lr la ,; nos a la de burgueses, los artistas se distancian de los «talleres» yrealidad. ELg~D_é[i.~ºc..empirjsrn.o se hace,aqUI expenment,,!!lsglQ. ison absorbidos por una cultura socialmente superior, dependientel~ experiencia da lU!;?~!"~)a",2p.).~~.~Hg~,<:Jég,,ac5!yaY.op~r:a~te,.,y.no r de las cortes de los príncipes y al «servicio» de éstos. «La cre~­s'fha-deJ)1Vl~af311i:[J~UPY~!lGlQn,de,aqueLmetodo.de. ngu¡:.Qg.ci.,~::-, ción del huerto de San Marcos, el cultivo en él por Lorenzo de Me­

c.:~~.~ió~~"~~.)i:"~~~:H5!,~2~E.~!~~~¡.,,,q}J~,,,~s,,pbra,,~~.•~ºs.gr?!1~.s.._~E.tIS' dicis de los jóvenes artistas que habían. si~o ya for~,ados en lostas del slgro ..XY".1J,,~l).~t;:_R.a.r::a_.las_cJj~n.Jaa:¡__,desc.np.ti,~as (como .10 ha talleres, es un hecho al que ha de atnbUIrse tamblen un valorhecho ver Erwin Panofsky) 1"ª--.mlsma~mE.S!E1~E~~_q\;lel~::~en- simbólico.» 51

<;:ión' del, tele~¿::~E!?....Y_Jª,....c;i~Lml¡;::x..Q§~P..p.IQ".,.~l)..~L~!g!Q._l.'.\,'.!!;as- El proceso que llevó a una nueva valoración de las artes m~­ta pensar, para convencerse de ello, en los grab~dos de Durero cánicas y del trabajo de los técnicos, que culminó en el reconocl­o en las láminas anatómicas de la obra de VesallO,.pro~ucto de miento de la función ejercida por los artesanos y por los ingenie­la escuela de Ticiano. De es~apotenci~, de la figuraC1?n t!ene Leo- ros en el seno de la cultura y de la sociedad, es de característicasnardo vivísimo sentido, y tiene tamblen plena conciencia. del al· muy diferentes. Este proceso tiene un carácter europeo y estácance revolucionario de tal idea. Relaciónase con ello su tesIs a~~r.ca de la superioridad del ojo sobre la mente, y de la observa~lOn s~,c. Luporini, La m.ente di Leo~ar.do cit., p. 136. ~ero han de re.cordarsedirecta y minuciosa del mundo real sobre los libros y los escntos. tamblen, a est: P,roPÓSltO,]as po.lemlcas,muy corrle~tes en el SI~]OXVI,

. , . 1 'nt ra volvía Leonardo a tra· , acerca de la «dlgmdad»de la arqUItectura y de] parangon entre arqUItectura.--&efinendose preclsam~nte ~ a pl u , '. :"y pintura. La tesis que sostiene la superioridad de ]a arquitectura sobre ]a

tar un tema largamente dIscutido ya en la c~Itura de su tiempo. (.pintura está en conexión con la diversa importancia que se dio a los funda­«Vosotros [escritores] habéis colocado a la pmtura entre las artes:.'mentos «matemáticos»de ]a primera y al carácter «manual»de. la segunda.mecánicas mas es seguro que si los pintores fueran capaces de ala· ~Unaposición de este tipo es ]a de J. Sute en The First and Ch¡el Ground~s

, .. s obras como hacéis vosotros no creo' 01 Architecture, Londres, 1563 y otra semejante ]a de J. Dee en el prefacIObar con escntos sus propIa . ' ,. ,. ' es a la traducción de los Elementos de EucJides, Londres, 1570. Sobre esteque yaciese bajo tan vil mote, SI la llamals mecamca porque :.argumento cfr. el importante artículo de L. Sa]erno, Seventeenth-Centuryante todo manual, las manos representan lo que encuentran en la ; English Literature on Painting, en el «Journal of Warburg and Courtauldfantasía; vosotros, escritores, también dibujáis con la pluma aql.\e:."Inst~tutes»,XIV, 1951, n.o~3-4, pp. 234-258 .. Véase_~ambiéncómo en ]a contro-11 t ntendimiento encontráis.»':' verSlaque sobre la arqUItectura mantuvieron Imgo Jones y Ben Jonson, e]

O que en vues ro e ~ ':;primero defiende la arquitectura y considera el trabajo manua] completa-f,mentesecundario, mientras que e] segundo identifica la figura de] arqUItecto':.conla de] artesano y ridiculiza la arquitectura vitrubiana por sus preten-

"¡siones científicas y universaJistas. Acerca de esta polémica: D. J. Gordon,. , . d 1 d cho'~Poet and Architect: the InteIlectual Setting 01 the Quarrel between Ben

En reahdad, esta polemlca de Leonar o, qu.e .es a e mu s ':\:'¡onson and Iñigo Jones, en el «Journa] of Warburg and Courtau]d Institu-otros artistas del cuatrocientos, no estaba dlnglda a superar el y tes»,XII, ]949, pp. 152 y sigtes. El tema de ]a «dependenciade ]a geom'etría»antiguo contraste entre las artes mecánicas y las artes hberale~.'.+ tuvo también honda raigambre y adhere~cia ?;lúlti~]~s.en e] sector de ]a

. ;: 'filosofía natural. Véase a este respecto la dlscuslOn(dirIgida por E. Panofsky,49 Cfr. E. Garin, Medioevo e Rinascim~nto cit., pp. 331-333. :1"(The Lile and Art 01 A. DiJ.rer cit.. pp. 161 y sigtes.) en torno a ]a image.n50 F. S. Bodenheimer, Towards the H¡story 01 Zoology and Botany In ífde la Geometría en ]a Margarita Philosophica de Reisch y en ]a Me/ancolla

the XVI'h century, en La science au seizieme siecIe cit., p. 288. ";de Durero.

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vinculado a la ascensión. de la burguesía y a la consolidación deit· ra los avances de la técnica medieval como una preuve éclatantelas monarquías y de los estado.; nacionales. Pero lo que aquí in· ~~.de la autónoma posibilidad de desarrollo de una techne que seteresa recalcar es que esta nuev.a valoración -producto de una' f!. mueve al nivel del sentido común: «El pensamiento técnico delnueva realidad histórica- hizo posible aquella colaboración en· f sentido común no depende del pensamiento científico, del cualtre científicos y técnicos y aquella compenetración de la técnica:t puede no obstante absorber los elementos para incorporarlos aly la ciencia que está en las raíces mismas de la gran revolución ~;sentido común; puede desarrollarse, inventar, adaptar antiguoscientífica del seiscientos. La dirección del movimiento científico ~ descubrimientos a necesidades nuevas y hasta hacer nuevos des­pasará a los ingenieros, a los expertos, a los gentilhombres «de :icubrimientos; guiado y estimulado por la experiencia y por la ac­espíritu científico» del siglo XVII. Los órganos' de la nueva cultu: d~ción, por los éxitos y los fracasos, puede transformar las reglasra no serán en adelante las universidades, sino las sociedades .~de la techne; puede inclusive crear y desarrollar las armazones ycientíficas y las academias. El método científico no será ya un fin ,i las máquinas; con medios a menudo rudimentarios, puede, ayu­en sí que las investigaciones científicas se limiten a «ilustrar»; la ;¡; dándose de la habilidad de quienes los empleen, crear obras cuya«prueba práctica» será de un efecto decisivo hasta en la elabo- .• perfección (para no hablar de belleza) supera con mucho la de losración de las teorías más generales.52 !;' productos de la técnica científica, sobre todo cuando ésta se halla

Para comprender la enorme distancia que separa a la ciencia j en sus comienzos.» 55

medieval de la ciencia moderna y el carácter verdaderamente re· Aun sin aceptar todas las consecuencias de esta distinción devolucionario de esta última, ayuda el insistir precisamente sobre Koyré, demasiado rígida, ha de reconocerse como indudable queestos conceptos. Es indudable que las tradicionales imágenes de en una situación cultural de este tipo la relación entre técnica yla noche medieval y de un Renacimiento que disipa para siempre ciencia se configura, en sus líneas generales, más como un divorciolas tinieblas del oscurantismo han caducado definitivamente. A una que como una colaboración. Estudiando los tratados medievalesedad que produjo las grandes basílicas romanas y las grandes ca· sobre las artes (arquitectura, ingeniería mecánica, labra de meta­tedrales góticas, que inventó o volvió a 'inventar o adaptó a nues· les, etc.), Erwin Panofsky ha llegado a resultádos muy precisostra civilización e insertó en la misma la silla de montar, la herra· acerca de este particular: entre los escritos de Teófilo, de Villarddura, el estribo, el molino de agua y el de viento, la garlopa, la de Honnecourt, de Jean de la Bégue, de Martín Roriczer y los dedev,anadera, la pólvora, y en la que aparecieron las lentes, los re· Lean Battista Alberti, Piero della Francesca y Giorgio Martini,lojes mecánicos y la balanza, a esta edad no puede negársele media la misma distancia que va de una colección de recetas far­-como hace un tiempo era de moda- el espíritu de invención y macéuticas a un tratado de bioquímica. Los escritos técnicos, me­de observación.53 dievales dan amplias y detalladas instrucciones sobre el modo

Una vez aclarado todo esto, sigue siendo con todo absoluta. de «elaborar», se presentan como un conjunto de reglas, de re·mente cierto (como reconoce un distinguido estudioso del peno cetas, de preceptos; la «teoría», entendida como intento de ob·samiento científico medieval, que ha resaltado mucho los elemen· tener los preceptos a partir de principios generales y de funda·tos de continuidad entre la ciencia medival y la moderna) que la mentarlos en un conjunto de hechos verificables, se halla ausentemayor parte de los progresos técnicos del Medievo son proba· en absoluto de aquellos «tratados» del Medievo.blemente obra de artesanos sin letras, y que la «dirección de los «Un tratado medieval de arquitectura», escribe Panofsky, <<Ín­intereses» de ·los físicos medievales «habría podido ser fatal para dica tan sólo qué cosas pueden hacerse y cómo se deben hacer.la ciencia de Occidente», pues, por buena que fuese su meto dolo- intenta ni por asomo explicarle al lector por qué se han degía, «jamás sometían sus procedimientos a la prueba de la prác- hacer de aquel modo determinado, no trata de proporcionar altica.» 54 Y tiene toda la razón Alexandre Koyré cuando conside;' lector una serie de conceptos generales que puedan servirle de

'2 A C b' H' t' d . d S' t A t'",). Gaiilée París' base para resolver problemas no previstos por el autor. El lector. rom le, IS aIre es sClences e am ugus 1,. u , ' .. , .1959,p. 318.. dIspone de Importantes ejemplos de proyectos, de constr~cclOnes,

,] L. Febvn" Le probleme de I'incroyance au XVI siec/e, París, 1946, de detalles estructurales, de ornamentos, en parte copIados depp. 412 Y sigtes., y cfr. A. Koyré, Du monde de I'a peu pres a Z'univers de laprécision, en "Critique», 1948,p. 809..... , .

" A. Crombie, Histoire des sciences cit., pp. 154,317,318. ,k" A. Koyré, Du monde de la peu pres CIt., p. 809.

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" E. Panofsky, The Life and Art of A. Durer cit., pp. 242-243.

~onumentos existentes, en parte inventados por el autor, y es. tftde relleno) y si~ posibili~ad alguna de corrección ni de control».~nf0lTI!-adosobre la manera conveniente de colocar las piedras ...,'~; Con ,B.runelleschl, la arqmtectura «pasa de una fase de tecnicismomstrmdo sobre . los procedimientos geométricos indispensables'. m:emplnco a otra de especulación matemática; el constructor rena­como la proyección ... la construcción de polígonos regulares et> 1jt;centista es un intelectual, el del Medievo era un artesano.» 57cétera, pero no se le da allí una teoría de la arquitectura. Esto,'~" No se trata únicamente, bueno será advertirlo, de conclusionesera, en cambio, lo que se propuso hacer un escritor como Leon .; sacadas por los historiadores del arte del Renacimiento. El minu­Battista Alberti: fundándose en Vitrubio, aunque modificándolo" '~cioso análisis' a que recientemente ha sometido J ohn F. Fichtenampliándolo e incluso corrigiéndolo en todos sentidos, saca su~}los procedimientos empleados por los constructores de las cate­preceptos deduciéndolos de principios de carácter general, como!"-drales góticas,58 confirma la exactitud de aquellas conclusiones:son la finalidad práctiea, la conveniencia de las partes con el todo, 1~.losartífices de tan maravillosas obras maestras se movían en elel orden, la simetría y la apariencia óptica; subdivide los come- (' plano de un empirismo artesanal que siempre se quedó al niveltido.s del arquitecto e~ diferentes sectores que, tomados en su i~de la pr~ctica ... , ....conjunto, forman un SIstema comprensivo y coherente, desde el .~•.,. Una mvestlgacIOn dlnglda por dIversos sectores llevaría, muytr~ado de los planos de una ciudad hasta la construcción de las 'f pro~ablemente, a re~~ltados semejantes a éstos. Puede darse porchImeneas, y trata de corroborar sus aserciones mediante razona- ~ avenguado, en defimtlva, que la colaboración entre saber técnicomientos deductivos y pruebas históricas.» 56 { Y saber científico que viene a hacerse habitual a comienzos de la

En esta página, Panofsky se refiere a los técnicos y a los aro ••.edad moderna ha de ser considerado como uno de los aspectostesanos en cuanto escritores de tratados, bien sean éstos meras." centrales y fundamentales de la nueva cultura. Esta colaboracióncolecciones de reglas o verdaderas y propiamente dichas «teorías».'! in~:rYó también decisivamente, y sin duda no por azar, en que seEstudiando el trabajo efectivo de los arquitectos en cuanto cons. utlhzasen en el plano de las ciencias no pocos hallazgos y técnicastructores, Pierre Francastel ha llegado, respecto del problema que q~e ya e~an conoci~a~ en la civilización del Medievo. El astrola­aquí nos interesa, a idénticas conclusiones. En la construcción de blO, el mas caractenstlco de los instrumentos científicos medieva­la cúpula de Santa María del Fiore se abandonó el sistema medie. les, tuvo más formas durante el último medio siglo de su uso enval de los andainiajes de madera que sostuviesen las cimbras so- Europa (1575-1625) que en toda su historia precedente. Las lentesbre las cuales se moldearan las bóvedas y que habían de servir eran ya conocidas en el siglo XIII, o tal vez incluso a finalesa la vez de guías, de armazones y de sostenes provisionales. Bru- . del x!-I. Sobre. ellas se ~sta~leció, a lo largo de tres siglos unanelleschi comprendió, antes de rcalizarlo, «que era posible edificar iespeCie .de co~~ura del SllenCI? S~lo en el sigl~ XVI se las tomaráel doble casquete de la cúpula trabajando en el vacío, sin cim. (en conslderacIOn y s~ las. hara objeto de estudIO, con los es~ritosbras provisorias que sostuviesen los materiales ligeros durante la,~·de Fra~cesco Ma,urohco. (lgnora.dos no obstante hasta' 1611) Y conp~esta en obra y el fraguado de las argamasas». Lo cual presupo- ;f.la A!agza naturalls de Glambatt~sta della Porta (~589). Kepler sen­ma dos cosas: «una audacia artes anal admirable (la colocación de _~;tara las bases de la nueva óptlca en sus Paraltpomena de 1604;

los elemc::ntos en círculo se hacía conforme a una traza que no lipero s~rá un .cie.r:tífico-técnico como Galileo quien tenga el arrojopermitía al obrero ver la forma final), y la capacidad de predis.~'de «mIrar» sIrvlendose del anteojo de larga vista y quien sepaponer el desarrollo de la obra en función de una visión abstrac-ta de las formas». Los tradicionales procedimientos empíricos han.de ser abandonados. No se trata ya de «calcular desde el suelo, ;~.' >1 P. Francastel, Lo spazio figurativo d~1 Rinascin;ento al.Cubismo, Turín,basándose en las piedras cuyo perfil se ded c d 1 d ." ~fl~57, pp. 95, 204, 206·207. Sobr~ BruneIleschlse debe~aver el lmp.o~tanteestu-. U e e. e sus vecmas y ,dIO de G. C. Argan, The Archltecture of Brunelleschl and the Orzgllls of Pers-

, que se pueden, SI es ~enester, probar sobre el clmbrado; hay que,' ~pective Theory in the Fifteenth Century, en el "Journal of Warburg anddetermmar por medIO del cálculo abstracto la inclinación y el ~.Cour~auldInstitutes», 1946, al cual se refiere muchas.veces FrancasteI. Cfr.asiento de numerosísimos elementos de reducido tamaño como ';tamblénR. Wittkower, PrincipIes of Architecture in the Time of Humanism,

lid 'U f' 'd d bl fi rd d ( 'l' {Londres, 1950.son os a n os, en unc.on e una o e na 1 a estructura y ". "J F F ht 111 Th C 'f h' C h dIO f d, •• lC en , e onstructlOn o got le al e ra s, x or ,cfr. también P. F:cankl,The Secret of Mediaeval Masons, en «Art Bulle­

!in", 1942.

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convertir un objeto empleado sólo «para la pr¡ictica», parcial- ,:~ utilizando el péndulo; el segundo recibió una solución perfectamente acogido en los ambientes militares, pero ignorado por la: :~-al menos en principio- gracias a la invención, por Huygens,ciencia oficial, en un poderoso instrumento de exploración cien- ~del sistema volante-espiral.» 60 .

tífica.59 '- Los ejemplos' de esta clase podrían multiplicarse fácilmente,Los relojes mecánicos -una de las mayores invenciones técni. muchos autores han insistido con justicia en la importancia que

cas del Medievo- aparecen en el siglo XIII. En muchos casos se muchos problemas prácticos (como los de la velocidad de las na­trata de maquinarias muy bellas y complicadas, capaces de repro- ves, la construcción de canales, la balística, la fabricación de bom­ducir los movimientos celestes, de poner en movimiento series de .~'bashidráulicas, la ventilación de las minas, etc.) fueron asumiendofiguras, de dar las horas mediante carillones. Sin embargo, su esca.:: con respecto al origen y a los avances de una serie de investigacio­sa precisión -claramente inferior a la de los relojes de agua de '"nes de carácter teórico: la hidrostática y la hidrodinámica, la astro­la Antigtiedad- parece insuficiente hasta en el mismo ámbito de la nomía, la cronometría, la dinámica. En estrecha conexión con elcivilización medieval, en la que tiene mucha vigencia la típica aumento.de importancia económica de algunos sectores de...-lastra­costumbre de la sociedad campesina de no preocuparse nunca gran dicionales artes mecánicas (como por ejemplo, la metalurgia, lacosa por saber la hora exacta. Hasta la primera mitad del' si· minería y la navegaciÓn) se hallan'la revaloración de la técnica y'elglo XVI, el tiempo es todavía el «tiempo vivido», aquel tiempo del nuevo prestigio social de los artesanos y de los ingenieros. Y nuncasentido común según el cual la vida transcurre conforme a las se insistirá lo bastante en lo mucho que influyeron en esta profun­medidas naturales del día y de la noche o de los movimientos da mutación del desarrollo de los grandes viajes exploratorios, delde la bóveda celeste: Sólo en la segunda mitad del quinientos, tráfico marítimo, del capital mercantil y de la industria minera.61correlativamente al aumento de la riqueza urbana y a la victori~\ La colaboración entre los «artesanos superiores» y los hom­de la vida de las ciudades sobre la del campo, se nota la necesl- j bres de ciencia se imponía, en la mayoría de los sectores de las ar­dad de medir el tiempo con mayor exactitud. La difusión general ;. tes, como una necesidad: no sólo en el ámbito de la balística de ladel uso del reloj, la construcción de aparatos cada vez más preci- arquitectura y de la construcción de fortificaciones, sino ta~biénsos, son también de aquella época. Pero aún en este caso, una vez en el caso de los cirujanos, que fueron entrandó cada vez en másmás, el reloj de precisión, el reloj concebido no ya como simple 'contacto con artistas, médicos y anatomistas, de los constructoresobjeto de uso sino como instrumento científico, nace en el mo- de instrumentos náuticos y musicales, de los navegantes, quemento en que el contacto entre técnica y ciencia llega a completa dependían de las investigaciones de los matemáticos, de los astró­madurez en la obra de Galileo (1582) y de Huygens (1657). De un ,. nomos y de los cosmógrafos. Dado el auge incesante de la de­lado, la búsqueda de una exacta medición del tiempo -para laque son totalmente insuficientes los relojes tradicionales- tiene 6. A J d f' l b d L Déf L t d XVII... , , . acquero, pre aclOa a o ra e. ossez, es savan s usu ongen en las eXIgencIas «mternas» de la astronomla y de la siecle et la mesure du temps, Lausana, Ed. del Journal Suisse d'Horlogeriefísica; de otro, esta misma búsqueda se debe a las necesidadeSet de Bijouterie, 1946. Para los métodos empleados en la determinación dede la navegación oceánica, con los problemas concernientes ala longitud: A. Mackay, The. Theory and Practice of finding the Long.itudela determinación del «punto» situacional: «La latitud es fácilmen· ",at Sea or Land, 2 :,ols.. Londres, 1812, pp. 217-218; R. K.. !'1erton, SClence,

., .. d 1 ll' Technology and Soclety In XVIl,k-century England, en «OSIrls»,IV, 1938, pp.te determmable ~ed.l~nte la obser~aclOn ~el solo e. a. estre a ,.526-533. Sobre los relojes y el tiempo: W. L. Milham, Time and Timekeepers,polar; la determmaclOn de la longItud eXIge el conOCImIento de ...NuevaYork, 1945; A. Koyré. Les philosophes et la machir.e; les origines dula hora tomando por base la de un meridiano de origen. Esta ~:n:achinisme, en «Critique», 1948, 'pp. 6~6-627; Du monde d~ 1'0. peu pres ...'hora es preciso llevarla consigo, debe conservarse, hay que tener J<Clt., p~. 806-823; A. Lloyd: ~echamcal. Tlmekeepers, en A Hlstory 01 Techno-

d· d l' d 1 d ti . Los dos roble- l,logy CIt.,pp. 648·675. NotICIasde caracter general se hallarán en: L. C. Bol-un custo 10 e tIempo e que po amos arnos. p .,~,ton Time Measurement Londres 1924' M Daumas Les Íllstruments scienti-mas de la medida y de la conservación del tiempo están íntima; ¡':fiq~es aux XVII' et XVIII' siecl~s, pa'rís,'1953. '

mente vinculados. El primero lo resolvieron Huygens y Galileo:J 6' Aparte las obras de carácter general ya citadas, cfr. J. U. Nef, La';naissance de la civilisation industrielle, París, 1954, pp. 35-82; A. R. Hall, The

.~~::SCienti/ic Revolution, Londres, 1954, PP., 217-224; el capítulo The economic" Cfr. V. Ronchi, Galileo e il canocchiale, Udine, 1942; L'optique au ;p~ncentives to inventions, en el vol. de G. N. Clark, Science and Social Wellare

:¡- siecle, en La science au XVI' siecle cit., pp. 49-62. ·Il."..••.:....tn the age 01 Newton, Oxford, 1937. 45~;,

~.

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manda, la fabricación de instrumentos de precisión pasó a conver· l,seguidores y discípulos no sólo su rica biblioteca, que conteníatirse, de mediados del quinientos en adelante, en una industria;~' en 1583 más de de cuatro mil volúmenes, sino también su granpropiamente dicha.52 Los artesanos no trabajaban ya sólo a suelo " colección de instrumentos científicos. Thomas Digges, otro céle­do de un soberano o de un· Mecenas, sino que contaban con bre matemático y astrónomo, estuvo durante varios meses en eluna clientela mucho más extensa, y algunos talleres (los de Arse-' para .hacer una demostración de los nuevos métodos; Tho­nius en Lovania; Coignet en Amberes; Cole, Digges y Gemini en mas Harnot, por su parte, acompañó en 1585 a Virginia a losInglaterra) logran vasto renombre. Desde hace muchos años se colonos de sir Walter Raleigh en calidad de «matemático práctico»viene dando un intenso y continuo movimiento de artesanos y Y consejero científico.63

técnicos que se trasladan de unos países de Europa a otros: . En 1597, la Compañía de los mercaderes, el síndico y los An­Luis XI (1461-1483) llama a vidrieros y a impresores alemanes, y cIano~ de Londres fundaban, con los bienes dejados en herenciaa ingenieros militares italianos y españoles; Colonia, Marsella, el por s!r ,!,homas Gresham (1519-1579), el célebre Gresham College,duque de Bretaña hacen venir a sí entre el 1470 y el 1480 aespe- el mas Importante centro científico inglés de la primera mitadcialistas en sedas italianos; ingenieros genoveses y napolitanos del seiscientos. En el testamento de sir Gresham se disponía quetrabajan para Francisco 1; el arquitecto Fioravanti le enseña tres de, las si,e~e cátedras fuesen de materias científicas y sea Mosca el método de la «fusión» para la construcción de cañones; establecIa exphcItamente que el profesor de astronomía enseñaseel zar de Rusia acude con ofertas de trabajo a impresores da- ,también el arte de navegar. Henry Briggs (1561-1630), el primerneses y a metalistas alemanes (1550 y 1556); el hereje italiano profesor de geometría que tuvo el College, era miembro de laGiacomo Aconcio -por recordar un nombre entre muchísimos"':', Compañía de Virginia. El y sus colegas, profesores de matemáti­obtiene en 1563 el arriendo de las obras de desaglie de los terrenos ~as y de astronomía, colaboraban con un importante grupo deinundados por el Támesis y forma parte de UD,:1 comisión de exper. constructores navales y de navegantes.64tos enviada por Isabel a fortificar la frontera con Escocia. ,~os vers~s «en honor de la selecta compañía de filósofos y de

La cartografía, que procura ofrecer instrumentos cada vez más espIntus sutIles que se reúnen cada miércoles en el Greshamprecisos, alcanza en este período notable florecimiento: el tratado Colle~e» fueron escritos probablemente por Joseph Glanvill. Estesobre los métodos cartográficos de Apiano (Peter Bennewitz) es de ColegIO -asegura- llegará a medir todo el mundo, cosa que1524, el método de triangulación de Frisio de 1533, y el de Mer. los más consideran imposible; la determinación de la longitudcator de 1569. Especialmente significativa es la situación de las transforma la navegación en un placer, y cualquier marinero conrelaciones de la matemática y la astronomía con el arte de navegar, facilidad, podrá conducir ~na nave hasta los antípodas 65: '

La ~asa de Contratación,. gran escuela de nave.gantes funda~a en This college will the whole world measureSevI~la en 1503,.no fue CIertamente un c,a~o al~lado. A partIr .de Which most impossible concZude,medIados del SIglo,. un grup? de m~!ematIcos !~gleses se dedIca And navigation make a pleasureexpresamente a mejorar la mst~ucclOn maten:atIca de los maes- By finding outthe longitude:tr~s artesan?s, ~, a la vez, se dedIc.c:na la~n~enanza de los m!~vos Every Tarpaulian shall then with easemetodos «cIentIficos» de navegaclOn oceamca. Los matema~lcos Saile any ship to the Antipodes.Rober Recorde (1510-1558) y John Dee (1527-1606) son consejerostécnicos de la Compañía de Moscú y de la del Catay. John Dee Una de las obras fundamentales de la ciencia moderna es, sinda instrucciones y consejos a todos los más famosos viajeros de duda, el De Magnete de William Gilbert, publicado en 1600. Cier­la época de Isabel: desde Martin Frobisher a sir Humphrey Gil- :

bert, John Davis y sir WaIter Raleigh. Pone a disposición de sus ~'. 6' E G R T I T d G h L d 1930 2 2i::. '" ay or, u or eograp y, on res, ,pp. 4- 7; Late and

..... , ~;";BarlYStuart Geograpy, Londres, 1943. pp. 29-30.

62 Sobre la mdustna ?e I?~mstru!llentos de 'pre~lsI6n, adema~ de D~u.;, 64 F. R. Johnson, The Gresham College: Precursor 01 the Royal Society,

mas, Les instrument~ sClentll!q,ues CIt., cfr. HIstOlre de la sClen~e Clt.".:",..en Roots. 01 Scientilic Thought. cit., pp. 328-353; J. Ward, The Lile 01 the,pp. 139-144; D. J. Pnce. PrecIsLOn, Instruments t? 1500; The Manllact~re;Gresham Prolessors, Londres, 1740, p. 19.01 Scientilic Instruments Irom 1500 1700 en A HIstory 01 Technology Clt.,;{ 6S Cfr. D. Stimson, Bailad oi Gresham College, en «Isis», XVIII, 1932,

pp. 582-647. ':~PP' 103-117.

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tos datos externos son, a veces.. me~ores indi~ios para comprender f.' 6una situación real que cualqUier dIscurso bIen compuesto: como

h~ hecho. notar Edgar Zilsel, una dé~ima part~ del De Magnete, Los libros sobre máquinas publicados en Europa entre me­está dedicada a la. cosmología; ,a~go mas de la mI~ad de la obra .se ; diados del quinientos y mediados del seiscientos, nac(:m en esteocupa del magnetismo; otra decIma part~, se dedI~a a las cuestlO-¡ ambiente y se orientan todos ellos a la busca de solUCIOnes paranes de la extracción, fusión y elaboraclOn del hIerro; t?da una ;"los nuevos problemas que plantea el vertiginoso desarrollo de lacuarta parte del libro versa sobre problemas de. navegacIO~ y. de, i> minería, de las artes militares, de la metalurgia y la navegación.instrumental náutico.56 Gilbert tenía muy cumplIdos. con~cI:nIen- : Son concebidos y escritos en un clima cultural que acusa lostos técnicos de la fusión de los metales y de la m~e~Iena de::, grandes descubrimientos geográficos y astronómicos: no es casualminas, y estaba muy interesado en los problema~ practicas que .7. el que estos libros contengan no sólo descripciones de máquinasplantea la navegación oceánica. Había h~cho COpIOSOU?O de las :t:existentes, sino, más a menudo y con preferencia, proyectos (enobras escritas por los «artesanos su~enores» de s~ epoca. Se), algunos casos irrealizables) de nuevas máquinas que construir.había servido, en especial, ~e los es~udIO~ y observaCIOnes de Re- Esta comprobación nos induce a resaltar un último aspecto:bert Norman, «experto mannero e .m.gemoso artesano», y del tra- el que se reconociera que las artes mecánicas interesan real­bajo de que había dado cuenta WIlham Borough, ex. comandan- mente para el desarrollo de la ciencia, y se adquiriese concienciate de un navío inglés en la batalla de. la .Armada InvencIb.le y auto: ·de que en la base de todo trabajo técnico h¡¡y siempre unos presu­de un Discurso acerca de las vanacwnes de la aguJa magne- puestos metodológicos, contribuyó grandemente a reforzar el con­tica.67 cepto según el cual, para que una teoría pueda considerarse acer-

En una significativa enumeración de estos artesanos que se tada ha de ser de algún modo «aplicada a los hechos». Atenderhabían formado fuera de la universidad y de la cultura oficial en- ~más' que cuanto en el pasado se había atendido a los procedi­contramos el nombre de Normal1. Gabriel Harvey, secuaz de Ma- . mientos de las artes mecánicas, significa para muchos advertir laquiavelo y siempre atento a toda novedad cultural, entendía clara' ; separación existente, en la tradición cultural, entre el globus inte~mente la importancia que iba toma?~o esta nue~a. cultura de los :,llectualis y el globus mundi, entre la estructura co?ceptual deindocti: «Quien recuerde al mecamco ITlAtematIco Humphrey ~las ciencias (su llamado aparato teórico) y su capaCIdad de ser­Cole, al constructor de buques Mathew Baker, el arquitecto' Jobn t vir concretamente a los usos humanos dando razón de los hechosSute, al ,navegante Robert Norman,' al artillero William BO,u:ne, ";nuevos. En aquellos siglos se habla sin cesar, con insistencia ra­al químico Jobn Hester y a otros pru~entes y sagace~ e.mpIncos ':yana en monotonía, de una lógica de la invención, conceb~daparecidos a ellos, será hombre demaSiado altanero ~I SIgU~ des.: ~,como venatio, como caza, como esfuerzo por penetrar en ternto­preciando a los artesanos expertos o a cualquier senSIble e mdus- ;;rios antes desconocidos. Esta lógica de la invención es concebidatrioso «hombre de práctica» por el hecho de que carezca de lai 2; como arte y como instrumento; resulta comparable, y de hechoinstrucción de las escuelas o sea iletrado (unlectured in schooles ¡.' aparece a menudo comparada, con el conjunto de los útiles deor unlettered in bookes ).» 68 .~ un taller. Apenas se interesa por el análisis de los términos del

;~discurso, y presenta casi siempre un tono de rudeza e ingenuidad~:~sise la parangona con las sutiles discusiones de la Escoláctica¡~:tardía.A diferencia de ésta última, se la ve preocupada sobre todo

... ¡~por proyectar nuevos métodos, por aumentar las posibilidades de•• E. Zilsel, The Origins 01 Gilbert's SClentlflcMethod, en Roots 01 \:dominio del hombre sobre los demás hombres y sobre la natura-

Scientific Thought cit., pp. 230-231. .. 1 h e Magnet¡,'heza L.a prodigiosa dilatación de los confines del mundo celeste67 W Borough Discourse of the Vanatzon o t e ompass or . ,\: ... , l' 1 d ., d11 N dI ' . luido en todas las ediciones de la obra de Norman.'i.:y del mundo terrestre que se venfico en e SIg o XVI, no eJo e

ea ee e, que va me .... l. '. d 1 fil 'f 1 1" t(cfr.. más arriba, nota 8). ¡~tener eco en las obras e os .oso os y os OgICOS,co~o . ampoco68 G. Harvey, Works (ed. A. B. Grosart), Londres, 1884-85, vol. 11.,. p. 28~ '::;::'enlas de los artesanos supenores y en las de los tecmcos ..

Sobre los artesanos ingleses del. quinientos: F. R. Johnson, ~reparai¡~~ an,: :;:~; Cuando nos detenemos a considerar los libros de técnica mi­Innovation in the Progress of SClence, en el «Journal of the Hlstory o eas\ ~nera 6 de construcción de máquinas, de arquitectura, de hidráu-1943, I. e

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lica, del arte de la fortificación, que constituyen gran parte de:;~rechaza, en pro de una descripción fiel y estilísticamente descar­la producción editorial de finales del XVI, encontramos en ellos \ f,fnada, cualquier pretensión de embellecimientos retóricos. Estoscon gran frecuencia no más que una débil resonancia de aquellas' ~ú1timos le parecen solamente un medio empleado por quienes,discusiones y de aquellos problemas. Sería ciertamente inútil ir;' ;fdeseando «hacer ver que son maestros», esconden tras «mil histo­a buscar, en obras como la de Biringuccio o la de Agricola sobre 1:rietas» su esencial ignorancia de lo que se traen entre manos.71los metales o en las de· Vittorio Zonca sobre maquinarias y de" :t Estima que los alquimistas pertenecen a esta categoría de perso­Giacomo Strada sobre molin05 de viento (que aparecen a comien·; f~nas, y la polémica que sostiene contra las pretensiones de lazos del XVII), una conciencia plena del cambio radical que el·enor.~;alquimia está fundamentada en la evidente atecnicidad e incodi­me desarrollo del saber técnico estaba introduciendo también" :;Yficaciónde . los procedimientos de que se sirve. «Es necesario»,en los cuadros de la filosofía y de la cultura. No faltan, con' :escribe Biringuccio, «que todos los que quieran ordenar las cosastodo, en algunas de estas obras, tomas de posición que tienen :¡ a un determinado· fin piensen en los medios que para 10grarIosu importancia para la historia de la cultura. Los escritos de· J¡hacen falta» 72; los alquimistas desoyen este precepto metodalBiririguccio y de Agricola sobre los metales, los de Guidobaldo ;;Y se comportan sin tenerlo en absoluto en cuenta; ávidos hastaDal Monte sobre mecánica, el libro. de máquinas de Agostino el delirio por conseguir resultados inmediatos, se desentienden deRamellí, el tratado sobre fortificaciones de Bonaiuto Lorinipre. toda indagación pacienzula acerca de los medios: «el gran deseosentan, desde este punto de vista, particular interés .. que tienen de hacerse ricos les trae como idos, con la mirada

El libro de Vannoccio Biringuccio sobre Pirotechnia fue pu· ;, lejana, y no les deja ver los medios, pensando sólo en la conse­blicado en Venecia en 1540.69 Tratábase del primer libro impreso cución .de sus fines.» Ante una serie de sucesivos fracasos, noque se dedicaba a la metalurgia, y, como escribe Farrington, Birin· intentan modificar y perfeccionar sus técnicas, sino que invocanguccio «era consciente de su originalidad y se· glóriaba de ser. el el acaso, o la intervención de fuerzas accidentales, o su incompren­único que había publicado una obra no basada en otras obras sión de los significados «ocultos»: «a cuántos alquimistas re­sina en la experiencia directa de la ·naturaleza».7o Este aserto ; cuerdo haber oído lamentarse, quién del accidente que le hizode Farrington concede· quizá demasiado a la originalidad de Birin· t derr~mar toda su mezcla entre las cenizas, quién de haber sidoguccio; verdad es, con todo, que el autor de la Pirotechnia llega' enganado por el excesívo fuego ... quién de haber empleado mate-a teorizar explícitamente sobre la función que la investigación de rriales demasiado ·tristes y endebles ...»73 .nuevos hechos puede desempeñar con respecto al aumento del i A esta característica falta total de método corresponde, segúnsaber humano. Las notitie nuove, como dice Biringuccio, 'tienen ·t Biringuccio, una insistente apelación a autoridades (a menudo·la misión de conducir a nuevos descubrimientos y a una progre· :;i~a~inarias) mediante la cual los alquimistas piensan que puedensiva ampliación de nuestra conciencia factual. Son ellas «la clave:; ehmmar la exigencia de explicaciones racionales (las razones) y depara hacer que los ingenios despierten», y, sin su fundamento, '[result.ados controlables (los efectos): los alquimistas aducen «másno es dable esperar que se puedan conseguir los fines que nos prO' h autondad de testimonios que razones de posibilidad o que efectosponemos. El propósito de la obra es descriptivo, y Biringuccío {demostrables. Los hay que citan a Hermes, otros a Amoldo, o a

¡'; Raimundo, a Geber, a Ockam, a Crates, al sagrado Tomás, al@ Parisiense, y quienes no saben sino de fray EIías, de la orden

69 V. Biringuccio,De la Pirotechnia libri dieci dov~ ampiamente si tratta %.,d.eS~n Fra?cisco; ~ los cuales (ya sea por la dignidad de sunon solo di ogni sorte e diversita di miniere, ma ancora quanto si ricerca t:ClenCIa filosofica, O bIen por su santidad) quieren que se les tenga

. int~rno al/a p~atica diquel/.e cose e, di c¡uel che si a1?P~rtiene a ['arte de.la :\,derto respeto de fe, o que, quien les escucha calle como ignorantefUSIone over gltto de. metall! come d O{?nIaltrll;. cosa slm!le a. questa, Venecl3,~¡oconfirme cuanto digan. Mas no por esto convencen los tales a1540. La obra fue relmpresa en VenecIalos anos 1550, 1558, 1559 Y 1687. Una .x> '

traducción francesa se publicó en París en 1556 y en 1572, y, posteriormente,~':en Ruan el año 1627. Una traducción al latín apareció en Colonia en 1658. 'irEl libro primero ha sido publicado modernamente por A. Mieli,en Bari, 1914; :::

Las indicacionesy citas que aquí hacemos están tomadas de la tercera edi· .

ción veneciana, o sea, de la de 1558 .70 B. Farrington, F. Bacone ti/osoto del'eta industriale, Tunn,

50

71 V. Biringuccio, Pirotechnia cit., pp. IV, 158 v.72 Ibíd., Pirotechnia cit., p. 124 r.

. 7J Ibíd., pp. 6 V., 7 v.

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quien razonabJ.::mente lo considere, de que el arte de la alquimia .f: Si de la Pirotechnia de Biringuccio pasamos ahora a las obrassea verdadero.» 74 . ¡::,~eGiorgio Agricola 77encontraremos en ellas algunos de los mo-

Esta polémica de Biringuccio contra la alquimia no cabe redu·, tlvos en que aquél insistía., A diferencia de Biringuccio, es Agri­cirla, como alguien ha querido hacer, al plano de un puro y" } cola (Jorge Bauer) un personaje de vasta cultura y de gransimple «escepticismo acérca de la posibilidad de una transmuta· 'amplitud de intereses: nacido en Glachau (Sajonia), en 1494, es tu­ción de los metales».75 ' ~dió en Leipzig, Bolonia y Venecia; en 1527 empezó a ejercer la

Nuestro autor ha esbozado las líneas de una interpretación de::~profesión de médico en Joachimstal (Bohemia), zona que era porlos procedimientos alquimísticos y ha advertido con mucha pe- '; aquel entonces la principal cuenca minera de Europa; gozó, ennetración la diferencia entre los procedimientos de la «magia», vida, del aprecio de Erasmo, de Fabricio y de Melancton, y fuey los de la «técniea», desde el momento en que ha hecho notar. ¡burgomaestre de Chemnitz y encargado de varias misiones políti­lo vano de unos trabajos que no pueden llegar a codificar los «me. teas ante el emperador Carlos y el rey Fernando de Austria. Susdios» y lo inútil de un recurso a la tradición que de ningún modo, ; obras De ortu et causis subterraneorum y De natura fossilium,colma el vacío dejado por la faIta de investigaciones teóricas o de ",publicadas ambas en 1546, fueron los primeros tratados sistemá-

,consecuciones efectivas. ;' tieos de geología y mineralogía. El De re metallica, publicado enSería, no obstante, equivocado reconocer en estas afirmaciones 1556, un año después de la muerte de su autor, fue durante dos

suyas la expresión de una mentalidad «moderna». Las razones siglos la obra fundamental y no superada de técniea minera.últimas de su rechazo y de su definición de la alquimia como El libro apareció por los mismos años en que la minería alCanzaba«voluntad vana» y «pensamiento imaginario» derivan del conven· prodigioso desarrollo en América del Centro y en la del Sur. Encimiento, de claro origen medieval, de que el arte es «debilísimo» el Potosí, que abasteció de oro y plata a toda Europa, la obracon respecto a la naturaleza y se reduce a un intento de imitar las de Agrieola vendrá a ser considerada como una especie de Bibliaobras de ésta: «la naturaleza», afirma Biringuccio, «procede en Y los sacerdotes atarán ejemplares del De re metallica a los alta­las cosas intrínsecamente y, con todo su radical poderío, llega al r~s de las. iglesias, para que los mineros cumplan con sus devo­fondo de todo en la totalidad de los seres; mientras que el arte, ,elOnes cada vez que hayan de resolver un problema técnico.78debilísimo respecto a ella, la sigue por ver de imitarla, pero vapor vías exteriores y superficiales.» 76

La I?olémica c~ntra la tradieión mágico-alquimística adqui~i:á e 77 Las obras de Agricola fueron publicadas en Basilea los años que seun sentIdo muy dIverso en Bacon y en Descartes, que partIran:'indica en 'el texto, y tuvieron pumerosísimas reediciones. La edición críticade la tesis de que son idéntieos los productos del arte y los de '(fesG.. Agricola, Ausgewahlte Werke: Ban~ 1: G. Agricola und seine Zeit, v~nla naturaleza: las «vías del arte» no parecerán ya exteriores y~H. WIlsdor.f;Band. II: Berman,:us oder uber den B~rgbau; Ba~d III: ~chnf-

f· . l' d" .. ' }ten zur Mmeralogle und eologle, 1; Band IV: Schnften zur Mmeralogle undsuper teta es, .r:1 se con enara en lo su~es~vo el mtento de trans· ,Geologie, 11, Berlín, 1955-1958. Sobre Agricolay el desarrollo de las artes deformar la realIdad natural con el conOCImIento de sus leyes; ; la minería y de la metalurgia en su época debe hoy tenerse presente la clara

." exposiciónde B. Dibner, Agricola on Metals, Norwalk, 1958. Las indicaciones;y citas que aquí hacemos están tomadas de las siguientes ediciones, en

i, ':, traducción italiana: Di Giorgio Agricola, De la generazione delle cose che" V. Biringuccio,Piroteehnia cit., p. 5 r. 'sotto la terra sono e de le cause d' loro effetti e nature libri V; De la natura75 Cfr. L. Thorndike, A History of Magic and Experimental Science, }::di quelle cose ehe da la terra scorrono libri IV; De la natura de le cose

vol. V, Nueva York, 1951, p. 544: «The opening chapter is sceptical as to the:'fossili che solto la terra si cavano libri X; De le miniere antiche e modernepossibility of transmutation.» ;:'/ibri 11,' il Bermanno o de le cose metalliche, Venezia,M. Tramezino. 1550;

76 V. Biringuccio. Piroteehnia cit., p. 5 v. Es notable la afirmación que: Opera di Giorgio Agricola de l'arte de metalli partita in XII libri ne' qualise lee en la p. 8 r.: «Meconsta que los alquimistas tienen a mal el que se habletsi descrivono tutte le qualitil degli uffizii, de gli strumenti, delle machine e dipara detraer su arte... Estoy contento de haberles hecho esta pequeña inju·¡ctutte l'altre cose attinenti a cotal arte, non pure con parole chiare, ma ezian­ria porque tal vez a algún valiente filósofo alquimista, para ,demostrar al Jdio si mettono a luoghi loro le figure di dette eose ritralte al naturale conmundo mi ignorancia, le venga en gana sacar a la luz, si no la obra que,ll'aggiunta de nomi di quelle, eotanto ehiari e spediti che meglio non si puóél liaya hecho, al menos las razones manifiestas de su arte...» Para unát~desiderare o havere. Tradotti in lingua toscana da M. Miehelangelo Floriodiscusión más detenida de las relaciones entre arte y naturaleza, véase el ?Fiorentino, in Basilea, per Hieronimo Frobenio et Nicolao Episcopio, 1563.

Apéndice primero que añadimos a este trabajo. ': 18 Cfr. J. U. Nef. La naissance de la civilisation industrielle cit., p. 115.

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'.' Una consideración de la obra de Vesalio teniendo en cuenta estos aspec­.pos es la de A. R. Hall en The Scientific Revolution cit., p. 51: (traducido del!~inglés): «Bldesarrollo normal de cada departamento ya delimitado de 'la;,ciencia puede ser, y de hecho es ordinariamente, condicionado en gran¡(parte por su estructura conceptual. Sin embargo, en situaciones excepcio­¡;:,nales... el caer en la cuenta de la importancia de todo un grupo de hechos;¡puede forzar a una crisis ... Gracias al esfuerzo de Vesalio se introdujo por¡¡,primera vez en las ciencias biológicas un agudo sentido de la importancia

, '¡,de los detalles, de la necesidad de dominar métodos especiales y de hacer79 G. Agricola, De la generatione delle cose cit., pp. 519-20. E.observacionesprecisas y completas». Sobre la importancia de las ilustraciones80 «Todas las cosas excelentes han sido siempre dignas de diligente con· '~en la formación del hábito de las observaciones exactas, cfr. G. Sarton, The

templación; pero, más que todas las otras, las naturales, pues con el con(},B~Appreciation of Ancient and Medieval Science during the Renaissance, Fila­cimiento de ellas diríase que el hombre adquiere un no sé qué superior a lo ';delfia, 1955,p. 93; «Las ilustraciones no fueron simplemente valiosas por síque parece haberle sido dado a la especie humana» (De la generatione cit., ·(mismas; su existencia junto al texto debería llevar eventualmente a la correc-p. 510). " Íción del mismo. Cada vei se fue haciendo más expuesto a objeciones el re·

SI De l'arte dei metalli cit., p. 6 (del prefacio). Z, producir frases estereotipadas junto a imágenes correctas.»tf:

En la obra de Agricola hallamos, en primer lugar, la concien-t La actitud aquí adoptada por Agricola es muy afín a la que,cia de una profunda crisis cultural: denotan esta crisis, por unc:,;;:una veintena de años atrás, había adoptado Vesalio en otrolado, el secular desinterés por el «estudio de las cosas» y por" i campo de investigaciones. En los dos autores hallamos el con­la observación de los fenómenos naturales, y, por otro lado, (vencimiento de que, 'para mejorar la situación de un campoun proceso de lenta degeneración del lenguaje científico, en el ; determinado del saber, es precisa una vasta tarea de observa­cual, a la claridad terminológica de la época clásica la ha ido . ción y descripción de los datos de hecho. Tal descripción ha desustituyendo una barbarie lingliística que ya no permite la fácil ser sistemática, analítica, meticulosa; requiere especiales técnicascomunicación. El empleo de nombres «desusados y extraños» ha ilustrativas, cuyo objetivo fundamental sea traducir los resulta­"entenebrecido desgraciadamente todas las artes ... y era inmi· dos de la observación en imágenes gráficas lo más claras y com­nente la ruina de todas ellas si la divina providencia no lo re- prensibles que se pueda. Este deseo de claridad, esta voluntadmediara». Han contribuido a remediar esta decadencia de l~s concreta de evitar los equívocos, de alejarse conscientemente deciencias de la naturaleza, según Agricola, el reflorecer del latm lo anecdótico, es lo que asemeja una obra como el De Fabricaclásico en Italia y el renacimiento de la elocuencia por obra de de Vesalio al De re metallica de Agricola. En- ninguna de las doslos humanistas. Más grave le parece la situación en lo que atañe puede verse, verdad es, el nacimiento de un método nuevo cons­al primer punto: "El conocimiento de las cosas, que es tan exten- ciente de cuanto lleva consigo y capaz de aportar modificacionesso que abarca todo cuanto se puede comprender con los sen- a la sistematización teórica de determinadas ciencias. Su signi­tidos y con el ánimo, yace aún en gran parte despreciado. Porque, licado ha de verse en otra dimensión: en La capacidad de poneromitiendo otras muchas cosas, bastante son las que, en las espe· en crisis, mediante un "recurso a la naturaleza» y gracias a lacies particulares de los animales, en las plantas y en los demás elaboración de unas técnicas descriptivas comunicables, los tra­seres que dentro de sí engendra la tierra, nos están enteramente dicionales cuadros de un saber en el que la observación sistemá­ocultas y nos son desconocidas.» 79 Lo que Agricola propugna tica se presentaba como actividad «marginal» o «secundaria».82y trata de despertar es precisamente el interés hacia las cosas Basta mirar los herbarios o bestiarios o colecciones de hechosnaturales, pues es -:-dice- mediante el estudio de la naturaleza naturales en que abundaba la literatura del medievo, o considerarcomo puede el hombre alcanzar fines más nobles y elevados que " aquellas' listas y descripciones de animales, de plantas, de me­los que la naturaleza misma parece haber asignado a su espe· ~',tales, de piedras, tan difundidas por los mismos años en quecie.80 En el prefacio al De re metallica explica cómo su obra ,tAgricola publicaba su obra, para advertir la gran distancia que 'se­se ha originado de una actitud de escrupulosa diligencia: «He:~para la actitud de este autor de la que hubo de ser la de quie­puesto yo aquí grandísima y trabajosísima solicitud en la busca ;tnes escribieron semejantes «enciclopedias» naturales, contra losde la verdad, y aún ahora .sigo poniendo alguna, pues no sólo hedescrito los filones, los instrumentos, los canales, las máquinas YI"

los hornos, sino que además he asalariado a expensas mías a lospintores para que sacasen imágenes de aquellas cosas al natural,con el fin de que lo no conocido que se da a entender con palabrasno ofrezca ninguna dificultad verdadera a las personas de estostiempos o de los futuros.» 81

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cu.ales había adopt~do Ag.ricola una posición netamente polé- nos encontraremos con maneras de enfocar las cosas muy simi­mIca. En tales «encIclopedIas» lo que importa es la descripción lares a las de Bonardo. El volumen de lohn Maplet, al quede las «cosas s<7cretas y raras»; los hechos sobre los que se insiste nos esta.mos refiriendo, se titula Verde floresta, y en él puedenson los excepcIOnales, curiosos, fuera de lo ordinario: entre los verse, dIspuestas en orden alfabético las soberanas virtudes dea?imales reales se enumeran los de la heráldica; las criaturas vi- todo género. de piedras, metales, plan'tas y hierbas, árboles y ar­v~entes aparecen clasificadas según el elemento en que vivan (el bustos, y, finalmente, las de los animales brutos, los· pájaros,aire para los pájaros y las abejas, el agua para los peces, el fuego lo~ gusanos reptadores y las serpientes. El término naturallpara la salamandra); los materiales se toman, casi exclusivamen- hlstory, en inglés, es usado aquí por primera vez, pero se tratate, de las fuentes clásicas, y se introducen leyendas, se crean de una enciclopedia de marcado sabor medieval, compilada enfantásticas etimologías. La Minera del Mondo obra de Giovanni .gran parte sobre el De proprietatibus rerum de Bartolomeo elMaria Bonardo, publicada en Venecia en 1589, puede considerarse Inglés, y en la que se reproducen las fantásticas etimologías de Isi­como .ejemplo típico de la de literatura de este género.R•1 Su pre- doro de Sevilla:. «the c~t in Latin is cal1ed catus, as if you wouldeferencIa por las cosas «raras y secretas» se advierte ya en el mis- say cautus, wane or wIse».86mo título. Por orden alfabético venían presentados los montes, las El gesto de volver~e. ~acia la realidad natural hecho por Agri­fuentes termales, los lagos, los metales, las piedras preciosas, los cola es. totalmente antItetIco del que acabamos de perfilar, y, paraárboles, las plantas, los gusanos, las «bestezuelas diminuta», c~e.r bIen e~ la c~enta de ello, haría falta examinar las precisas ylas serpientes, los pájaros y los peces. Su aboluta asistematicidad, luc~das clasIficaclO.n~s que. aquél traza, mejor aún que sus decla­su incapacidad para hacer que confluyan las observaciones en raCIOnes programatIcas, sm que por lo demás dejen éstas detorno a un saber organizado, su indiscriminada aceptación de una tener algunos tonos ?astante explícitos: «Yo no he escrito cosatradición de tipo literario, dan a libros como éste un característi. al~una ql!~ no h~ya VI~tOpor mí mismo o leído, o examinado conco tono de fábula: «Sobre la montaña .Palombra hay una fuente cUIdad?~ISIma dl]¡g.e~cIa cu~ndo me ha sido referida por otros.»87maravillosa: quien de el1a bebe no tiene jamás enfermedad alguna Las ~n.tIcas que ~Inge Agncola contra ~os procedim~entos de lay siempre, mientras vive, parece joven.» 84 Inclusive donde pre. alqUImIa son. baJo. ~ste aspecto, part!~~larme?te mteresantesdomina un intento descriptivo aparece éste entreverado con la . y bastante mas ~ecIdIdas. que las de BInngucclO.88 Según Agri­insistencia en hechos «maravillosos». Desde este punto de vista'· cola, la metalurgIa. ~a sIdo hasta entonces muy poco cultiva­es típica la descripción que del ámbar ofrece Bonardo a la con- da. Entre los poqUlsImos autores que han tratado con seriedadsideración de los lectores: «El ámbar. .. atrae hacia sí las hojas, sobre las caracterí~ticas de los dive~so~ metales, la e~tructura delas pajas, las cintas y las orlas de los vestidos frotada antes con los terrenos meta]¡feros, los procedImIentos necesanos para ex­paño. Pero si previamente se untan con ajo las' pajas y las cintas, traer los metales del subsuelo, recuerda a Biringuccio, pero pre·no las puede atraer. Descubre los venenos de dos modos, por teneresta propiedad, por naturaleza, a saber, chirriando y enviando alexterior ciertos signos a guisa de arco iris ... Si se quiere saber sila mujer está corrupta, se lo 'deja en agua durante tres día~J'" .•• J. Maple~, A Creene Forest, wherein may de seene the soveraignedespués se le da a beber. .. »85Y no es que se tratase de «supers. ~::vlrtues of ~ll kznds of stones and metals, next.of plants as of herbes, trees

..•.••• ,0' and shrubs, lastly of brute beasts, fowls, creepzng wormes and serpents, andtIcIones pop~lares», SI.~Ode la repetIcIOn de temas que habwD:'kthat alphabetically, Londres, 1576. La cita está tomada de C. T. Onions,hallado preCIsa expreslOn en los tratados tradicionales acerc& de,'4.Natural History, en Shakespeare's England, Oxford, 1950,1, p. 477.las piedras y las gemas. Si paramos mientes en otro libro mucho:; :: G. Agrico1a: De ['.arte dei metalli. ~it., p..6 (del prefacio) ..más célebre y difundido, que fue publicado en Inglaterra en 1576 ~:' . Sobre I~s mcer~ldu~bres de BIrlngucclO con respecto a la alqUImia. , ;:(:adUJOun precIOso te~tlmomo (que no creo se haya citado nunca) el historia-

::{dar Benedetto Varchl. «Con M. Vannoccio, Biringuccio sienés, que fue ami·~dsimo suyo, habló ya en Florencia de alquimia, mientras trabajaba en!;~.aquellaobra grande de Artillería que se llamó vulgarmente el Arcabuz del:,~Señor Malatesta ... y, en suma, él hablaba de la Alquimia con mucha confu-S~·sión e irresolución, como se ve que lo hace todavía en sus escritos» (B. Var-

•~,chi, Questione sull'alchimia, Florencia, 1827, pp. 63-64).

!J La Minera del Mondo dell'ilI. Signore Cia. Maria Bonardo nella qualesi tratta delle cose piú segrete epiú rare de' corpi semplici neZ mondo ele·mentare e de' corpi composti inanimati et animati, Venecia, 1589.

•• La Minera del Mondo cit., p. 10.&< lbíd., p. 19.

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cisamente la escasez de estos estudios le hace juzgar extraño el titudes características de la alquimia es total y, por así decirlo,hecho de «que haya tantos alquimistas que han escrito acerca' . definitivo. Varios caracteres propios de la investigación científicade la artificiosa mutación de unos metales en otros». No osa .. emergen negativamente de la insistencia sobre los aspectos denegar Agricola explícitamente la posibilidad de una transmuta- precisión y de comunicabilidad que son indispensables al saberción de los metales, pero tampoco deja de adoptar, frente a las técnico.pretensiones de los alquimistas, una actitud de franca ironía: En todos o casi todos los textos alquimísticos se teoriza acer-«Estos tales maestros han enseñado a sus discípulos un camino, ca del lenguaje de la alquimia calificándola de «oculto», «secreto»siguiendo el cual, destruyen los metales viles mediante diversas' «comunicable por modos milagrosos». Unicamente poniendomaneras de cocciones y los convierten casi en la materia prima, de atención para observar la persistencia de este tema cabe dar unsuerte que les quitan su natural y les proporcionan aquel que la sentido preciso a las críticas de Agricola. «Todos los cultivadoresnaturaleza les niega, hasta transformarlos en metales preciosos, de este arte, aunque hablan una jerga extraña y figurativa, seo sea, en oro y en plata ... Diciéndonos tantos escritores que han entienden entre sí, como si hablaran una sola lengua incompren-llegado al fin propuesto, parece que deba dárseles fe; mas, por otra ,sible pára todos los demás y, recíprocamente, conocida sóloparte, viendo nosotros claramente que ninguno de los de tal arte por ellos.» Así, uno de los textos más difundidos de la alquimiase ha enriquecido, ni se enriquece hoy, por más que en cualquier medieval,9o y la «extrañeza» del lenguaje teorizado en el mismo,lugar del mundo se encuentre a muchos, todos los cuales ... con no es concebida en modo alguno como derivada de un caráctermanos y pies aseguran poder hacer montañas de oro y de plata, técnico, sino de la imposibilidad de comunicar la verdad comoparece que la cosa es muy dudable y sospechosa ... de lo contrario no sea mediante un trasiego de nociones de almA a alma, que separa estas fechas tendrían hasta arriba las ciudades y los castillo~ efectúa por vías maravillosas y fuera de lo ordinario: «Este es,de oro y de plata.» Pero no es en esta ironía con respecto a una pues, el discurso de los filósofos alquimistas. Y como está escritoactividad en la que siguen confiando hombres mucho más signi- en términos oscuros y enigmáticos y en figuras inusitadas e impo­ficativos culturalmente que Agricola donde estriba el significado sibles, ¿qué habremos de decir de la busca del fin, de la inves­más hondo de su crítica. Esta constituye de hecho una acusación tigación y del logro del mismo fin a base de este género de comu-

- mucho más profunda cuando insiste en la buscada oscuridad nicación? Semejante logro me parece casi imposible, como no seadel lenguaje y en la arbitrariedad de la terminología de los alqui- mediante la propia voz y la inspiración divina.» 91

mistas. Contra esta arbitrariedad protesta Agricola en nombre Sobre estos motivos se insistirá, por lo demás, en pleno Rena­de un saber que sea comunicable y cuyo lenguaje se caracterice cimiento, incluso por parte de aquellos que, como Comelio Agri­por la precisión y la intersubjetividad: «Muchos libros se encuen- pa, no eran ajenos a los problemas técnicos y a la «invención detran que traten de estas cosas, pero todos oscuros; porque talesescritores no llaman a las cosas por sus propios nombres, sino. 90 M P t . B . L b d' F .. 1 t d t" t Ch ._ ., . ."... e n om om ar I erranenSIS, n ro uc !O In ar em emlMempleando otros extranos y de su propIO magm, y que, SIendo. ~integra, ab ipso authore inscripta Margarita Preciosa Novel/a, compositamuy distintos, están amañados para designar una misma cosa.» '"ante annos plus minus ducentos septuagintá, Montisbeligardi, apud Jaco­

Lo que, sobre todo, rechaza enérgicamente es que' se transfor- ' e hum Foillet, 160?, P: 132. Acerca de est~ obre,.compuesta en. Pol!l en 1330, yme el estudio de la naturaleza en un intento de producir asombro y ¡acerca .de su dIfUSIón,cfr. L. Thorndlke, Hlstory of Maglc CIt., vol. In,

b· d 11 l' .. , . 'fi fi d"PP. 147 162.pasmo, re ajan o con e o a mvestIgacIOn cIentl ca a nes e i 91 M. Petri Boni, lntroductio in artem Chemiae cit., p. 123. Y véase ungloria personal: «Mas, verdaderamente, su estulticia y bobería. f,pasajemuy significativoen la p. 157: «Nunc dicimus et vere firmamus quoddescúbrenla los libros que publican bajo los títulos de Platón o' t~u!lus an~iquo.rl!m,a pr!mo ~omine u~que.ad ultimu~, potuisset sec:etumde Aristóteles o de cualquier otro célebre filósofo para deslum- :lstlUS artJs dlVlnum admvemre suo l.nge!l1Onatura!1 secundum rat~onemb ... , 59 ,:,naturalemsolam nec secundum expenentlam, cum Ipsum supra ratlOnem

rar los oJos d.e los SImples con gran ~nllo de doctnna.», et experientiam consistat ut quid divinum occuItum.» (<<Decimos,pues, yEn este mIsmo plano, su apartamIento de algunas de las ac- ,i afirmamos como cierto que ningún antiguo, desde el primer hombre has­

ta el último, hubiese podido descubrir el divino secreto de este arte consu ingenio natural, según las solas luces de la razón natural, ni ayudándosede la experiencia, pues consiste en cierto divino arcano superior a la razón

a la experiencia.»)89 Para las citas de este párrafo cfr., G. Agrícola,De ['arte dei metalli

cit., pp. 4·5 (del prefacio).

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máquinas».92 Para comprender el discurso mágico ~s preciso re:t:~\::y del que debe por ende considerarse ajena toda pretensión decurrir a un maestro de confianza, el cual empleara palabras sa'Í ~t.i'éientificidad.La segunda acusación, reflejo de un sentir que se re.gradas: «Otro es el sentido de lo que se transmite mediante las' ~monta hasta Aristóteles, llega al mismo resultado contraponiendoletras: velado por muchos misterios y todavía no explicado nunca;, ~:a la técnica entendida como labor manual, una ciencia conce­con claridad por ninguno de los maestros. Y no sé si alguien/j ~~bidacomo d~sinteresada confemplación de verdades conceptuales.sin un maestro de confianza y experimentado, podrá entender tal~¡i;A la doble acusación replica Agricola mostrando cómo la activi­sentido con la sola lectura de los libros, salvo que sea ilustrado ({dad del «técnico» entraña toda una serie de relaciones con laspor el divino nombre, cosa a poquísimos concedida. En realidad, ,diversas ciencias y no puede separarse de un efectivo dominio deestas cosas no se confían a las letras, ni se escriben con la pluma,' :,faodos los campos del saber. El «metalista» habrá de ser, en pri­sino que, son infundidas por el espíritu al espíritu mediante 'sa':\;'mer lugar, experto, en la elección del terreno, deberá distinguirgradas palabras.» 93 ~:perfectamente las venas, las varias especies de piedras preciosas y

Si se tiene presente el peso de afirmaciones de este tipo en ~;demetales, deberá conocer, en una palabra, «todos los artificiosla cultura del Renacimiento, la actitud de Agricola para con 13\SJidóneos para comprobar qué materiales se trae entre manos».tradición alquimística parecerá más significativa históricamente, ?:Pero le serán asimismo necesarias la filosofía «a fin de que sepade lo que a primera vista podria parecer. Han de recordarse va· ~el origen, las causas y las naturalezas de las cosas subterráneas»;rias cosas: que entre los «filósofos» contemporáneos de Agripa(:[Ja medicina «para que pueda proveer con miras a que los cava­hay figuras como Patrizzi, Paracelso, Cardano y Della Porta; que,'~,dores y los demás obreros no caigan en aquellas enfermedadesla tradición alquimista domina ampliamente en todos los tratados' }en las que sobre todas las otras son propensos a caer quienes enque se refieren a los «metales»; que ante este problema los mis·,;Úa:l oficio se ocupan»; y el arte de las mediciones, el ábaco, lamas cultivadors de cuestiones estrictamente técnicas habían toma., ~'arquitectura, «para que pueda hacer por sí mismo las máquinasdo posiciones bastante menos avanzadas que la de Agricola .. 'h los andamios, o bien dar a entender mejor el modo de hacer-

Hay, en fin, un tercer tema que Agricola, en el De re metalhca, [,los»; y el arte del dibujo, y, finalmente, las leyes y el derecho.94aborda con mucha claridad y precisión, y que tiene notable alcan· ~Las tareas del técnico no pueden, por tanto, disociarse en modoce cultural: el de la defensa del arte metalúrgico de la acusación salguno de las de los científicos, y a los que se basan en lade <<indignidad y vilez,a» en comparación con las artes liberales,"contraposición entre libres y siervos para oponer la investigaciónLas dos acusaciones de las que Agrícola se defiende son: a) la que;\científica al trabajo de los técnicos, Agrícola les responde quesostiene que d arte de los metales es «cosa de la fortuna o nacettambién la agricultura fue practicada en tiempos por los esclavosde l~ suerte»; b) aquella según la cual esta ocupación. es un trabajo; 'fJ en la actualidad la practican igualmente los infieles: ~ue ~ laservIl «vergonzoso y deshonroso para el hombre. lIbre, es de~~r, ')iarquitectura contribuyeron esclavos y que no pocos medIcos Ilus­para el gentilhombre honrado y honorable». La pnmera acusaclOn. ';Úres fueron siervos: «Pero quienes quieren hablar del arte detiende a reducir la actividad del técnico al plano de un trabajo,,: ~Ios metalistas para mancillar]a dicen que algunos hubo que, amanual «para el que se necesita más fatiga e ingenio que ciencia» [causa de sus crímenes, fueron condenados a extraer metales de

'klas minas, y que otros que fueron siervos han tenido que dedi-... ':({c¡lrse a este trabajo y que ahora los metalúrgicos son mercena-

92 Cfr. en H. C. Agnppa, Opera, Lugduill, per Bermgos Fratres, 1600•.• ~, " ,vol. n, p, 863, la carta de septiembre de 1526 (Ep, IV, 44): «Vere scribe nunc j: nos y, ]0 mIsmo que otros obreros, se ocupan en un menesterpyromachiam et non tam scribo, quam ipsa experienta ostendo; jamque ;,feo y sucio. Ciertamente, si el arte de los metales es vergonzos? yhabe~ apud me nO,nmo~ici~ sumptibus paratos arc?itec~urae et bell~c~rumi;;deshonroso para un hombre noble por la razón de que hubo ~Ier­machmarum meae mventlOillS.,Modulasadmodum.u~rlesslmul et permCI?SOSSvosque cavaron en las minas, tampoco será honesta la agncul­et quales hactenus (quod sClam) nostra non Vldlt aetas,» (<<Enrealidad '¡ 'e 1 unos siervos se hanme ocupo ahora en escribir la piromaquia, y más que escribir estoy ex.' ;;tura... y tampoco la arqUl.t~ctura, pu s a g , .poniendo los experimentos mismos; y tengo ya en mi casa, compuestos'{dedicado a ellas, ni la medlCma, ya que no pocos medlcos fuerona costa de no pocos gastos, unos modelos de ingenios y máquinas bélicas e"

que he inventado; son a la vez muy útiles y muy dañosos, y cuales hastael presente (que.yo sepa) no ~an visto en nuestros tiempos,») 'c."" ,

.9J H, C. Agnppa, Opera CIt.,vol. n, p. 904. L,: 'G, Agncola,De 1arte del metalll CIt.,p. 1.

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siervos; y lo que digo de estas artes se puede decir de mtichas:::bió también muchos tratados sobre mecánica.» Por lo demás, Plu­otras que han sido ejercidas por muchos presos encadenados.» 9si;l.tarco, mismo hubo de reconocer que la fama de Arquimedes está

En los Mechanicorum libri de Guidobaldo del Monte (1545.1 fen conexión con sus empresas mecánicas, mediante las cuales se1607), publicados en Pésaro en 1577, se encuentra una defensa de' i:granjeó fama de tener «no cie.nciahumana, sino sabiduría divina».las artes mecánicas fundada en razones semejantes a las aducidas; ~iElerror de Plutarco proviene, una vez más, de un prejuicio con­por Agricola y sostenida en un tono no menos apasionado: «Pero,!1tra las artes.ya que este vocablo de Mecánica tal vez no todos lo entienden en,~ Para deshacer tal prejuicio quiere Guidobaldo que se adviertasu verdadero significado, sino que hasta se hallarán gentes que lo icómo a adornar las disciplinas mecánicas concurren la utilidadreputen voz injuriosa (pues es costumbre en muchas partes de Ita· 'ty la nobleza, y cómo el origen de estas disciplin.as se halla en'lia llamar a otro «mecánico» como· escarnio y villanía, y algunos :la armoniosa unión y concorde comunión de la geometría con lase ofenden de que se les llame ingenieros), no será fuera de propó. ';física. En la mecánica alcanza su plenitud la geometría, y me­sita r~cordar que el de «mecánico» es un término honorabilísimo ... ¡,diante la mecánica llega el hombre a dominar las cosas físicas yconveniente al hombre de elevadas ocupaciones y que sabe poner ~naturales. Cuando sirve de, ayuda a los artesanos, a los artistas,en ejecución con sus manos y con su ingenio obras maravillosas ~a los labriegos y a los marineros, todo ello entra dentro del reinode singular utilidad y deleite del humano vivir.» 96 Y refiriéndose:de la mecánica. De su desarrollo y de su avance en el tiempo hansin distinguirlos a los problemas pseudoaristotélicos de mecánica:.derivado en beneficio del hombre el arado y los medios de trans­y a Arquímedes, Guidobaldo se preocupaba de reivindicar, contra :.portar las merqmcías, los remos y el timón, los medios de elevarun famoso pasaje de Plutarco, el carácter enteramente mecá~ico '.el agua y de regar los campos, 'los de exprimir las aceitunas y lasde la obra de Arquímedes: «Aunque Plutarco, en la misma vida,.uvas, los de aserrar los árboles y los mármoles, las técnicas de laafirme que despreciaba los trabajos mecánicos como bajos, viles y ',fortificación y del asedio.materiales, y que jamás se dignó escribir acerca de ellos, y añada Inspirándose en las Quaestione's pseudoaristotélicas, Guidobal­que no como principal quehacer sino sólo a título de solaz y entre· "do concibe la naturaleza como una realidad que puede ser domi­tenimiento empeñaba sus fatigas en cosas de mecánica ... no obs· ¡nada, casi engañada por la astucia de la inteligencia y. del traba­tante, leemos en otros autores que dictó un libro sobre las medidas;jo, hasta la consecución de aquellos «milagros» realizados por ely proporciones de todo género de bajeles, adivinando la forma de ~arte y que no están comprendidos en el orden inmediatamentela gran nave fabricada por Hierón, y Pappo de Alejandría cita el :'«natural» de las cosas: «Así, pues, el ser mecánico e ingeniero eslibro escrito por Arquímedes acerca de la balanza, que es ya todo 'oficio de persona digna y señoril, y mecánico es voz griega quede mecánica, yel mismo, en el octavo de las selecciones matemáti· ;significa lo hecho con artificio para mover, como por milagro ycas, pone un instrumento para mover pesos e indica que es el nú· fuera del humano poder, grandísimos pesos con pequeña fuerza;mero cuarenta de los inventados por Arquímedes ...; su libro acerca, 'y; en general, comprende todo edificio, mecanismo, instrumento,de las cosas que pesan igual es todo él de mecánica. Además de ',grúa, cabria, o cualquier ingenio ideado con maestría y construi­esto, una parte del libro sobre la cuadratura de la parábola, y el do para tales efectos y otros infinitos semejantes, en cualquiersegundo sobre las cosas que están a flor de agua, o sea, a flote; ciencia, arte y ejercicio.» 97 Esta misma concepción de la relaciónson de mecánica. Se ve claramente, al considerar estos lugares, "entre el arte y la naturaleza -contra la cual polemizará Galileo­que Arquímedes no sólo hizo trabajos mecánicos, sino que escri·aparece también en el prefacio puesto por Filippo Pigafetta a la

,edición de la obra de Guidobaldo en lengua vulgar, publicadaen Venecia en 1581. Compétele a la mecánica no sólo el forzara los cuerpos «por medio de máquinas a apartarse de sus sitios

:propios» y el transportados «hacia arriba y en todas direcciones~con movimientos contrarios a los suyos naturales», sino que ha;de ocuparse también «de los elementos en general, y del movi-

os Ibid., p. 22.96 Guidobaldo del·Monte, Mechanicorum libri VI, Pésaro, 1577.Las citas

que hacemos están sacadas de la siguiente edición. en traducción italiana:Le Mecaniche dell'ilIustrissimo sigo Cuido Ubaldo de'Marchesi del Monte,tradotte in volgare dal sig; Filippo Pigafetta, nelle quali si contiene la veradottrina di tutti gli Istrumenti principali da mover pesi grandissimi conpicciola forza, In Venetia, appresso Francesco di Franceschi, 1581.Cfr. paraésta y las dos citas siguientes las páginas no numeradas de la dedicatoria:Cuidobaldo a' lettori.

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97 Guidobaldo del Monte, Le Mecaniche cit., Cuidobaldo a' lettori.

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~miento y de la quietud de los cuerpos»; de esta surte, a travéf '~pelación a las «razones matemáticas» que hemos visto presentede la obra de los mecánicos, se realiza una síntesis «de altísima.::¡[en los escritos de Guidobaldo del Monte y de Ramelli, no tiene enespeculación y de sutil producto manual». En la «especulacióm', ':'todas partes el mismo significado. En su comentario a Vitru-,

'sírvese el mecánico «de la aritmética, la geometría, la astrologͪ:' ilipio(1556), Daniele Barbaro apelaba a la matemática para esta­y la filosofía' natural»; en la «manufactura» precisa del «ejerci:: :blecer la mayor o menor «cientificidad» de un ramo determinadocio y trabajo de sus manos», y se servirá de <da arquitecIUra~ !del saber, pero -contrariamente a lo que había tratado de hacerla pintura, el dibujo, el arte de los carpinteros y los ebanistas, el [en otras' páginas suyas- terminaba por introducir otra vez aquíde los albañiles y los de otros oficios». La filosofía natural, las, ~precisamente la distinción entre técnica y ciencia y por separarmatemáticas y las artes manuales concurren de este modo, en lá {¡denuevo el «discurso» y las «razones», de la ,<práctica» y de laobra del mecánico, a un único fin. De «arte pobre y vil» que era,'1i«habilidad manual»: <<lasartes que sirven con dignidad y grande­convirtió Arquímedes la mecánica en arte «noble y apreciada», y Fz'a:para la comodidad y el uso de los mortales -como son el artea Arquímedes apelan cuantos, de~de Leon Battista Alberti hasta tde recorrer el mar, arte que se llama navegación, el arte militar,Giorgio Agricola y Guidobaldo, han contribuido a «esclarecer de:¡~l arte de edificar, la medicina, la agricultura, la caza, la pintura,nuevo la Mecánica, sacándola de las oscuras tinieblas en que yacía;fia escultura y otras parecidas- pueden ser consideradas de dossepultada».98 '~.Yínodos: Primero, cómo discurren y, por vías razonables, van en-

El tratado De diversas y artificiosas máquinas' de Agostino Ra·'}!contrando las causas y las reglas de operar;' después, cómo conmelli, ingeniero del rey de Francia y de Polonia, fue publicado en'1'prontitud de mano se fatigan sobre cualquier materia exterior.París, en 1588, en edición bilingue (italiana y francesa) espléndi·, ,De aquí proviene el que algunas artes tengan más ciencia y otrasdamente ilustrada.99 No le preocupa gran cosa a Ramelli el pro·' ;ínenos. Pero, para conocer cuáles sean las artes más dignas, éstablema de la efectiva realizabilidad de sus complicados proyectos, ~.:esla vía: que aquéllas en las que son necesarias el arte de con­pero, ea cambio, él también insiste con fuerza en que es necesaria ;)ar, la geometría y la matemática, todas tienen grandeza. El res­una «unión» de la matemática con l<i mecánica. En el prefacioito, lo que no necesita de tales artes (como dice Platón), es vil ya su obra, dedicado a ensalzar la «excelencia de las matemátV '!abyecto, como cosa nacida de simple imaginación, falaz conjetu­cas», contrapone Ramelli a la variedad de opiniones de los fi~~ra y experiencia abandonada por la verdad».lOo La referencia alósofos (,da gran contienda entre los filósofos respecto a los prin: :fPlatón no es casual. Barbaro entoriará un himno a la «fuerza decipios de las cosas naturales») la certeza y la infalibilidad de las la proporción», a la «divina fuerza de los números» y a la «ave­razones matemáticas. Sobre los principios de la naturaleza «ape;,Inencia del peso, el número y la medida», que presiden la «fábricanas tres o cuatro filósofos se hallarán concordes, mientras qu( {de esta universidad que nosotros llamamos mundo» y regulan «elsi en la geometría o en la aritmética se confirma algo con razones.~tiempo, el espacio, los movimientos, las virtudes, el habla, el ar­de los matemáticos, lo reputamos tan infalible y seguro como ¡Jificio, la naturaleza, el saber».IOI Pero, en su platonismo, la ima­si lo hubiese dicho el oráculo de Apolo». ':~¡gen de la mecánica como síntesis de «altísima especulación» y

Ramelli ve en el arte de la mecánica la fuente y el origen del.,;~sutil producto manual» quedaba, destruida: para Barbaro lahumano progreso, el signo que indica el paso del estado primk·defensa de las artes mecánicas se resolvía en un intento de mos­tivo al estado civilizado: «en los comienzos mismos del mundo'rtrar cómo ellas eran, de hecho, ,<liberales», vinculadas a las razo­les era tan necesaria a los hombres que, de haberles sido quitada? ::Wesde la matemática más bien que al trabajo de las manos.habría parecido que se extinguía la luz del sol». Sin embargo, esta:;' La efectiva unión de «discurso» y «práctica», de «especulación»

" Guidobaldo del Monte, ibíd. (páginas sin numerar).99 Le diverse et artificiose Machine del capitano Agostino Ramelli del [, 100 1 dieci libri dell'Architettura di Vitruvio tradotti e commentati da

Ponte della Tresia ingegniero del Christianissimo Re di Francia et di Polonia,' 'Monsignor Barbaro, en Venecia, por Francesco Marcolini, 1556,p. 7.nelle quali si contengono varii et industriosi movimenti degni di grandissima,} 101 1 dieci libri dell'Architettura cit., p. 57. La mejor bibliografía de losspeculatione per cavarne beneficio infinito in ogni sorte d'operatione. Com" %scritos de Barbaro o referentes a Barbaro es la recogida en la ediciónposte in lingua italiana et francese. A Parigi, in casa dell'Autore, 1588.Todas;;fusa Desiat knig ob arkhitectouré Vitrouvia s commentariem Daniele Bar­las citas que hacemos en el texto son de las páginas no numeradas de la',~aro,hecha' por V. P. Zoubov en colaboración con otros especialistas y pu-Prefatione. ',blicada en 1938.

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y «labor de manos» planteaba, en realidad, problemas de no POC~)I

monta. De su importancia y de sus alcances metodológicos se dio'"perfectamente cuenta, por ejemplo, un ingeniero como Bonaiuto'Lorini, que pr.estó servicio en calidad de técnico de guerra a Cos·,;me de Médicis y a la República de Venecia. En una 'página de su!tratado Sobre las tortiticaciones (Venecia, 1597) afrontaba el pro.blema de la relación entre el trabajo del "puro matemático es::

peculativo» y el del «mecánico práctico». Las demostraciones y'

proporciones que halla el matemático «entre las líneas, las super'ficies y los cuerpos imaginarios y separados de la materia, no res­ponden tan exactamente cuando se aplican a las cosas materia:les», porque los conceptos con que opera el matemático «no estánsometidos a los impedimentos que de suyo lleva siempre consigola materia con que opera el mecánico». El juicio y la habilidaddel mecánico consisten en saber prever las dificultades que se de.rivan de la diversidad de la materia con la que ha de operarse, y

esto es tanto más dificultoso cuanto que «de tales impedimentos 1"accidentales» no se pueden ofrecer reglas seguras. «La misma ma·,teria podría ocasionar impedimentos grandísimos, como en el casoen que haya que mover ruedas materiales en torno a sus ejes, que A través de la gran revolución científica y filosófica del si­lo desigual de su propio peso puede serles estorbo; y más aún si,,'gloXVII se ha ido formando y reforzando un modo determinado delos ejes que las sostienen, o sus polos, no están bien centrados o 'concebir la ciencia que, aunque combatido desde muchos ángulosno ajustan a la perfección, de todo lo cual pueden originárseles 'y por varias razones, aparece aún presente y operante en la cultu­dificultades para el movimiento. Mientras que el matemático puro 'ra,del mundo contemporáneo. Que la ciencia sea un lento construirse las imagina ingrávidas y ligadas a líneas y puntos indivisi:;'nunca acabado y al que todos, según sus fuerzas y capacidades,bles.» 102 "pueden aportar su contribución; que al progreso de la ciencia le

Por este problema de las relaciones entre las «imperfecciones~sea esencial la colaboración y la cooperación y, por ende, la crea­de la materia» y las «purísimas demostraciones matemáticas» co.'Ción de apropiados «institutos» sociales y lingliísticos; que la in­menzarán los Discursos en torno a dos nuevas ciencias escritas \vestigación científica tenga como fin no el provecho de una solapor Galileo Galilei. "'persona, de una raza o de un grupo, sino el de todo el género

,~,]lUmano; que en cualquier caso importe más el desarrollo yel cre­!:Címientode la investigación misma que el de las personas que la$ongan en acto: estos puntos de vista, que hoy han pasado a ser

';rerdades de sentido común, son algunos de los componentes esen-"":fc~al~s.de una manera d~ ver l~ ciencia que ti.ene precisos orígenes'hlstoncos. No la han VIsto aSI, en efecto, m las grandes concep­,.'dones religiosas orientales, ni la vio de este modo la antigliedad

~clásica, ni tampoco la Escolástica medieval. Esta idea de la cien­

+f'ciavino a producirse en Europa, como el re'SuItado más típico deti )a\'civilización occidental moderna, entre mediados del siglo XVI~y,mediados del XVII.I

.;,t!f¡;, La apelación a la <<naturaleza» y a la «experiencia», tan difun­I,;didaen la cultura del Renacimiento (aunque, ¿qué tipo de saber

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102 Bonaiuto Lorini, Delle fortificazioni, Venecia, 1597, p. 172.

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La idea de progreso científico

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.~ .

~' qué cultura no apelan a cierta «naturaleza» y a cierta «expi. :t;, Es el momento en que los descubrimientos de nuevas tierras,riencia»?); el rechazar la autoridad (de Aristóteles, de Galeno,de' ~pon la consiguiente dilatación de los confines del mundo, facilitaTolomeo), y la polémica contra los «antiguos»; la insistencia eW "~~:el«experimentar» y hasta cierto punto aun palpar con la manola necesidad de la observación, no suponen, en cuanto tales la'~Ja limitación de las doctrinas de los antiguos. Y se va esclarecien­adhesión a este ideal de una ciencia que tenga carácter pÚbÚco!';iido más y más el hecho -sobre el que tanto había insistido la filo­democrático y de colaboración, o sea, que esté constituida por '~;,sofíahumanística- de que la filosofía y la ciencia antiguas no erancontribuciones individuales organizadas en forma de discurso sit: .~iconjuntos de verdades eternas, sino más bien productos históri­temático, ofrecidas con vistas a un logro general que sea patrimo. .,;cos ligados a tiempos y lugares determinados, válidos y sati;<;fac­nio de todos. ". "i torios y plenamente legítimos entonces, pero no ya hoy, en una

Esta manera de concebir la ciencia -cuya primera expresión ~ situación nueva y distinta en la que, ante cosas y problemas nue­en un plano «filosófico», se halla en la obra de Francisco Bacon";: '(¡vos, surgen preguntas diferentes y que 'exigen diversas y más co­tiene un papel decisivo y determinante en la formación de la ideikherentes respuestas.5 «Los viajes de la época moderna», escri­de progreso, puesto que supone: a) el convencimiento de queel '[~be Belleforest en la Histoire des neut rois Charles (1567), «hansaber científico es algo que aumenta y crece, es decir, que se actúa ;~)'demostrado que los geógrafos y astrónomos antiguos tenían esca­n:ediante un proceso al que contribuyen, una tras otra, genera:y~sa ciencia y todavía m~nos experiencia, pues se atrevieron a sos­ClOnes de estudiosos; b) el convencimiento de que este proceso no ::~ tener, basándose en fnas y frívolas razones, que el mundo, másqueda nunca, en ninguno de sus momentos o etapas, «completo», N: allá del Ecuador, era inhabitable, ¡Feliz nuestro siglo que puedeo sea, sin necesidad de sucesivas añadiduras o revisiones o inte.i¡contar con hombres como nuestros viajeros, y más felices aúngraciones; 2 c) finalmente, la convicción de que existe, en algúq ;ii. ellos por haber nacido en un tiempo en el que la actividad demodo, una única tradición científica, es decir, que la ciencia no,~,hombres tan excelentes es estimada por el Rey y honrada porha de presentarse como un montón de teorías contrapuestas en:j!: quienes tienen mediocre fortuna!» 6 Los antiguos, escribe Le Roytre sí, como un acervo de «ismos», sino como un proceso en elf en 1575, creían «que no se podía pasar fácilmente de una zona ,aque aun los giros más revolucionarios «salven» el núcleo esencia!p; otra a causa de la zona tórrida; mediante los viajes y navegacio­adquirido por las precedentes generaciones, presentándose comoti nes se ha sabido, en cambio, que toda la tierra está habitada».7teorías más generales que incluyan las teorías «viejas» como casos!J: y Jacques Cartier: <dos comunes navegantes de nuestros días,particulares suyoS.3 " ;: haciendo verdaderas experiencias, han conocido lo contrario de las

La idea de progreso, y la manera de ver el trabajo científicÓ;~,opiniones de los filósofos.» El tema de la limitación del horizontede 1;:1 que aquella' idea depende, nacieron en Europa en el m~~',cultural de los antiguos· uníase al otro -sobre el que ya hemosmento en que una gran cantidad de descubrimientos venía a ~;hablado detenidamente- de la superioridad del conocimiento ex­modificar hasta lo más profundo el modo de vivir y de pensar,~ perimental sobre el libresco: «He visto a uno de nuestros pilo­de los hombres, dando la impresión, vivísima en las palabras 4l @, tos" Jean de ~eun, natural de Harfleur, que, aunque analfab~t,o,Campanella, de un nl!evo, l.anzarse de la humanidad simultáneo.) l habI~ consegUIdo hacer tales progr~sos en el arte ?e l~ navegaCIO?un acelerarse de la hIstona: hubo «más historia en cien años q1.!e,~:"med;antelos mapas .y los .astrolab~os, que redu~Ia SIempre al SI­la que tuvo el mundo en cuatro mili, y se hicieron más libros en~iJenclO a un hombre InstrUIdo que lba en el navlO con nosotros yestos cien que en cinco mil; y las estupendas invenciones' de U !~'aguja imantada, y la imprenta, y los arcabuces, grandes señal~ ~. ',T. Campanella, Cifta del Sole (edic. Bobbio), Turín, 1941,p. 109.de la unión del mundo».4 .~.:/ 5 R. Agricola, De inventione dialectica, 1, 3: «Aristotelem .., summum

':': }quidem hominem, sed hominem tamen fuisse puto.» Sobre éste y parecidos1 .E. ~i,lsel, The Genesis of the Concept of Scientífic Progre ss, en RooÍJ,~ipasajes y sobre la significación de la obra de los humanistas han de tenerse

of SClentlflc Thought, ed. por Ph. Wiener y A. Noland, Nueva York, 19~,ffe~ cuenta los numerosos trabajos al respecto escritos por E. Garin. Espe­p. 251.t t clalmente, cfr. Medioevo e Rinascimento, Bari. 1954,pp. 207-210.

2 Cfr. E. Zilsel, The Genesis of the Concept ... cit.,p. 252." ~•. • Fr. de Belleforest, L'histoire des neuf Rois Charles de France, París,• 3 Para una discusión de este último punto, cfr. L. Geymomlt, Filosofk "'.it1568, p. 417.

Y fIlosofía de la ciencia, publicada en su traducción española por la NUEVi ;~1: '. Louis Le Roy, De la vicissitude ou varieté des choses en l'univers,COLECCIÓN LABOR, pp. 97 y sigtes. ' .~ ~';I París, 1575, p. 6..

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... new Philosophy calls all in doubt,The Element ot tire is quite put out;The Sún is 10st, and th'earth, and no mans witCan well direct him where to looke for it.And treely men confe~se that this world's spent,When in the Planets, and the FirmamentThey seeke so many new; then see that thisIs crumbled out againe to his Atomies.

que hablaba de teoría con aire de suficiencia. No por esto conde- .' .,no yo ni critico el conocimiento que se adquiere en las escuelas aY! iglo en el que la cultura y las artes liberales alcanzaran una per­través de los libros ... Pero, sin tener en cuenta la opinión de quien-'tt .;~fecciónmayor que la de hoy. Ni en los tiempos de Ciro !, cuandoquiera que sea, quisiera yo pedir que nadie pretenda persuadirme': ivivían Pitágoras y Thales; ni en los de Alejandro el Grande, cuan­de nada que sea contrario a la experiencia.» 8 ,: ~do.Grecia produjo cuanto tuvo de más alto en las letras, en las

Del contacto con un nuevo mundo, del encuentro con la exis_];[armas y en todas las artes; "ni en la época de Augusto ... ni en latencia de plantas, animales y hombres hasta, entonces desconoci-':¡~tde los sarracenos, cuando florecieron Averroes, Avicena, Aben­dos, del descubrimiento de una sociedad no cristiana, de una con:': ;·zoar. Durante los últimos cien años, no sólo se han hecho eviden­vivencia entre ateos, de una inocencia primitiva; ignorante del pe-'~tUes cosas que antes estaban encubiertas bajo las tinieblas de lacado, se produjo un nuevo empirismo vinculado al concepto de0j'[ignorancia, sino que han sido también conocidas otras muchas queuna «naturaleza» no ya homogénea y uniforme, sino, por el con-{ ,:los a?tiguos habí¡m .ignorado por completo: nuevos' mares, nue­trario, diversa según las diversas regiones de la tierra, y, en todoJ :vas tIerras, nuevo~ tIpOS de hombres, de costumbres, de leyes, decaso, no ya encajable dentro del cuadro tradicional del saber.9' '.usanzas, nuevas hIerbas, nuevos 4rboles, nuevos minerales, se hanA este concepto de una naturaleza ya no uniforme, correspondíale' 'hecho invenciones nuevas, como la de la imprenta, la de la artille­

.no obstante -desde el punto de vista histórico y ético-político- . ría y la de la brújula, y se han redescubierto lenguas antiguas.,,!Oel sentimiento de que, por fin, se había conquistado la unidad del A este sentimiento de la limitación de las «verdades» des­mundo y del género humano. Después del agrandamiento de los cubiertas por los antiguos contribuyó también no poco la nuevaconfines del mundo '-afirma Le Rayen la Considération sur l'his- }stronomía. Ampliando enormemente los confines del universo,toire universelle (1567)- los eventos de la historia humana sólo ..·.llegando sin ambages, en algunos casos, a la afirmación de unson comprensibles dentro de un cuadro unitario. En su exalta.': universo infinito, dio esta ciencia la sensación precisa de que seción de la nueva edad, aproximaba Le Roy, de un modo significati- . ;había acabado con todas las maneras tradicionales de ver e inter­va, las grandes invenciones de la técnica a los grandes descubri_,pretar el cosmos.11 «La nueva filosofía lo pone en duda todo», escri­mientas geográficos. Para él, el esclarecimiento de las mentes queij:bía John Done en 1611, «el elemento fuego está casi extinguido; elcaen en la cuenta de lo limitado. e insuficiente de la sabiduríaan·: ::501 y la tierra se han perdido, y ningún humano ingenio es ca­tigua, proviene de esta doble revolución: después de los viajes y ;' •paz de indicar a dónde hay que ir a buscados. Los hombreslos descubrimientos «los asuntos del mundo, ligados unos con otros' rconfiesanJibremente que este mundo .ha caducado, toda vezim recíproca correspondencia, no pueden ser. comprendidos ni ique en los planetas y en el firmamento buscan tantas cosas. nue­explicados separadamente en una historia perfecta. Paréceles a,o' ;,vas;ven entonces que éste se ha desmenuzado de nuevo reducién­muchos que un tal ligamen y .una tan general correspondencia en-; ,dose. a sus átomos. Está todo 'hecho pedazos, disuelta toda cohe­tre Europa, Asia, Africa y el Nuevo Mundo tiendan a algún efecto'rencIa, toda adecuada estructura y toda relación».extraordinario ... Advertimos que nunca hubo, en el pasado, un si:'] '.

8 J. Cartier, Bref récit et succinte narration, París, 1545,p. 2; Histoire,d'un voyage en Brésil, La Rochelle, 1578,pp. 38-39.

9 Cfr. I. B. Cohen, La découverte du nouveau monde et la transforma·tion de l'idée de la nature. en L'expérience scientifique au XVI' siecle, Pa·,.rís, 1960,pp. 189-210.Sobre estos temas: G. Chinard, i:Amérique et le reveexotique dans la littérature franr;:aise au XVII' et XVIII' siecles, París, 1913;L'exotisme américain dans la littérature franr;:aise au XVI' siecle, París,1911;G. Atkinson, The Extraordinary Voyage in French Literature before 1700,Nueva York, 1920;The extraordinary Voyage in French Literature from 1700

to 1720, París, 1922;V. Pinot, La Chine et la formation de l'esprit philosophi· '1' '

que en France, 1640-1740, París, 1932.G. Atkinson, Les nouveaux horizons de " 10 L. Le Roy, Considérations sur l'histoire universeUe, París, 1567,pp. 8-9.la Renaissance franr;:aise, París, 1935;R. Romeo, Le scoperte americane nella." ? 11 Sobre esta crisis:' E. M. W. Til1yard, .The Elizabethan Warld Picture,

cosc!enza ital~ana del Cinquecento, Milán-Nápoles, 1954;W. Kaegi, Meditazioni}.Londres, 1?43;V. Harr~s, All caherence gane, Chicago, 1949;M. H. Nicolson,stor!che, BarI, 1960,pp. 216-237.: ·,The Breaklng of the Clrcle, Evanston, 1950;A. Koyré, From the closed Warld',~tothe Infinite Universe, Baltimore, 1957,pp. 28 y sigtes.

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1% J. Donne, Anatomy of the World, First Anniversary (1611), ed. None·such Press, p. 202.

IJ P. Borel, Discours nouveau prouvant la pluralité des mondes, Gine-bra, 1657, pp. 3·4. and Novelty in Seventennth-Century Science, en Roots oi Scientiiic Thought

14 Muchos testimonios relativos a la «decrepitud del mundo» han sido cit., pp. 443·457.recogidos por H. Haydn en The Counter-Renaissance, New York; 1960,. 16 Perrot de la Salle, Le mystere des asnes, Lyon, Aubry, 1599, pp. 3-4.pp. 525-544. La carta de Mersenne a Rivet la reproduce en parte R. Lenoble en 3-4. Y cfr. A. M. Schmidt, La poésie scientiiique au seizieme siecle, París, 1938,Mersenne et la naissance du mécanisme, París, 1943, p. 342. , :; pp. 311 Y sigtes.

"Una larguísima lista de ellos puede verse en: L. Thorndike, Newness 17 E. Zilsel, The Genesis oi the Concept ... cit., p. 257.

«Notamos que nada sabemos que no sea o no pueda ser dis.,,:cutido», afirmaba Pierre Bore!, en 1657, en un volumen dedicado%,

a los nuevos descubrimientos astronómicos, «ni está exenta de"I':...;~.::ello la misma teología, y, en cuanto a las demás ciencias y artes,! '{los libros que tenemos lo atestiguan igualmente.· Esto indujo a 10S)f::·pirrónicos o escépticos a dudar de todo, y esto ha dado origen a: ,.los diversos libros que tratan sobre la vanidad de las ciencias. La','astronomía, la medicina, la jurisprudencia, la física vacilan todos·!los días y ven resquebrajarse sus mismos fundamentos. Pedro­Ramus ha destruido la filosofía de Aristóteles, Copérnico la as';'tronomía. de Tolomeo, Paracelso la medicina galénica. De esta, ir En numerosos textos escritos por «artesanos superiores» y porsuerte, como cada uno tiene sus seguidores y todo parece plau· .. '~ingenieros» del siglo XVI encontramos las primeras, siquiera seansible.;. nos vemos forzados a admitir que lo que sabemos es mu'. 'rudimentarias, formulaciones de1. nuevo concepto de ciencia y decho menos que lo que ignoramos».'3 Muchos poetas, escritores ,,:progreso científico ..y filósofos de los primeros años del ~iglo XVII tuvieron la sensa·· La gloria de Dios y la pública utilidad, tales son las justifica­ción precisa de un' agotamiento del mundo, de que el universo 'dones aducidas por los técnicos para escribir sus propias obras.había envejecido, de que se había llegado al final de una cultura y N estas obras se conciben como algo que se añade a un patrimonioa una honda crisis en la que había entrado todo un modo de en·, ya existente y que está destinado a prolongarse en el tiempo, atender al hombre y la naturaleza, así como el puesto del hombre irse perfeccionando mediante la integración de las colaboracio­en la naturaleza. «Nuestro siglo», 'escribía Mersenne a Peiresc el nes de otros. Con una imagen feliz Edgar Zilsel ha contrapuesto12 de marzo de 1644, «es el padre de una revolución universaPla oficina, el arsenal ,y el taller, que son los lugares en que los¿Qué pensáis de esta revolución? ¿No nos están dando tal vez hombres trabajan juntos, a la celda del monje y al gabinete deluna prefiguración del fin del mundo?» 14 humanista. De' esta contraposición saca Zilsel conclusiones que

Confirmábase así la existencia de un ingente cambio del sa· ,difícilmente resultan aceptables, pero se puede estar de acuerdober -;-capaz de suscitar en los ánimos exaltaciones entusiastas o, con él en cuanto a resaltar que el nacimiento del capitalismo y decomo es más frecuente, estupor y extravíos-, y se confirmaba.)a competencia económica llevaron a aquellos hombres a teorizarigualmente la necesidad, advertida en muchos ambientes, de un' ,con miras a darles a sus trabajos ~nos fines bastante diferentesnuevo saber que estuviese en proporción con las nuevas dimensio.;,y sin duda más impersonales que los de la santidad individual o lanes del mundo geográfico y del universo astronómico. El término inmortalidad literaria.'7<<lluevo»se repite en centenares de libros científicos publicados a Es evidente, en las páginas dé unos pocos libros «técnicos» del10 largo del siglo XVII.15 No se trataba sólo de un módulo literario, siglo XVI, la conciencia de la ulterior perfectibilidad del pro·sino que era una significativa expresión de las exigencias, inquie. pio trabajo, de la necesidad de la cooperación intelectual, de la

progresividad del saber en el tiempo. Al dedicar Durero a Pirc­kheimer su Tratado de las proporciones del cuerpo humano

insuficiente

2

maneras tradicionales de formar al hombre:

Oui, mais on parle en l'air, et n'est rien la scienceAu jour d'huy que des mots, sans que l'expérienceQui la doit esclairer de pres comme son jourAit l'honneur seulement de la suivre a son tour.-De Crec et de Latin, mais point de connaissance

, On nous munit la teste en notre adolescence.l6

'Tis all in peeces, all cohaerence gone;All just supply, and all Relation.l2

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(1528), explica las razones por las que él, que no es un hombre de~~lporque no tienen tiempo de someterlas a la experiencia, dada laciencia, ha osado acometer tan alto terna. Ha decidido publicar el)- ;,brevedad de la vida, sino que, dejando a la posteridad las cosaslibro «arriesgándose a ser blanco de maledicencias, para el públi~~'i~veriguadas por ellos, amenguan Ja fatiga de sus sucesores conco beneficio de todos los artistas y para inducir a otros expertos a'i l~,ñadirles las ocasiones de aumentar sus Artes.» 21 Todavía conhacer lo mismo, de manera que nuestros sucesores puedan tened LlIlayor.claridad se expresa, en este problema, Agostino Ramelli,algo que perfecc;ionar y hacer progresar, de modo que el arte de;' l,ingeniero militar del Rey de Francia y de Polonia. Las artesla pintura, con el correr del tiempo, pueda llegar a su perfec-~' '1llecánicas -escribe en su prefacio a las Diversas y artificiosasción».18 Sin las nuevas invenciones, afirma el geógrafo alemán1:,máquinas (1588) nacieron de la fatiga y de las necesidades de losApiano en su Quadrans astronomicus (1532), ,da: vida tornaría al 'p,rimeros hombres, que construyeron los primeros «angostos tugu­estado de los hombres antiguos, que vivían sin leyes y sin civilP pos para defenderse de la inclemencia del cielo, de las intempe­zación, semejantes a bestias», y, por esta razón, yerran grande.~~:riesdel aire, de las injurias de los tiempos y de muchos daños demente quienes «rechazan las cosas mejores por el simple hecho~}a ti~rra» ~ cubrieron, sus cuerpos con vestidos «para expulsarde que son nuevas».19 !;de SI las humedas lluvIas, la impetuosidad de los vientos el fér-

Acusado de traicionar los secretos de la corporación, el qui:t~ido ardor del sol, la aspereza del frío», El subsiguiente de~arrollorurgo parisiense Ambroise Paré (1510-1599), ignorante del latíny~~e las artes no se asemeja al movimiento de los vientos, que,autodidacta, odioso a la Facultad, afirma que él no pertenece a la'H~ehemente,s en un principio, se van luego debilitando hasta desva­ralea de los «que hacen del arte una cábala», Los textos de 10sZ. 'pecerse, smo que se parece más bien al curso de los ríos, queantiguos han de servimos sólo para ver más lejos, <<DOhay que'¡]'?~cen pequeñitos y débiles pero cuando llegan al mar, enrique­descansar sobre las fatigas de los antiguos», ya que «nos quedan:.~:pdos con las aguas de sus afluentes, son grandes y poderosos.22más cosas por buscar que cuantas hasta ahora han sido halladas .... 'y las artes no son tan perfectas que no se les puedan hacer añá.)didos, sino que van perfeccionándose y mejorando en el transcudso del tiempo».20 Simon Stevin (1548-1620), ingeniero militar y; •

. consejero técnico de Mauricio de ,Navarra, publica sus Mémoires~f E .. En bastantes casos, esta~ afirmaciones relativ~s a la perfecti­Mathématiques con el fin de que «puedan ser corregidos sus erro~"!:$Ihdad del arte no eran mas que el eco de antIguas doctrinas,res y se les añadan otras invenciones, dado que, en este campo')1:[presentes ya en los text,os de Aristóteles, de Hipócrates, de Sé­se requieren el esfuerzo conjunto y la obra de muchos estudiosos».~j i,pecao de Averroes. La Idea que en aquellos textos se afirmaba

Tesis no diversas encontramos en una página· del comentariQ}:~o era la de un saber que se enriqueciera progresivamente y de unde Daniele Barbaro a la Arquitectura de Vitrubio (1556): «Invo"'-rp!-od~indefinido, sino otra bien diversa, según la cual, ningunaeandoel nombre glorioso de Dios, yo, Daniel Barbaro, noble ve::l"pencIa al~an~a su ~erfecci?n mediante la obra. de un solo indivi-

.neciano, me he puesto a exponer e interpretar los diez libros di.: ,,~uo.La CIenCIa podIa segUIr presentándose como una realidad enla Arquitectura de M. Vitrubio. Mi intención ha sido ayudar corí;~sí.~errada y I?erfecta y no como alg? perfeccionable hasta el in­algUIla honesta fatiga a los estudiosos de las invenciones artificiO:::~fim!o.Lo hmIt~d? del proceso termmaba por hacer vana e ilu­sas y dar ocasión a otros de escribir con mayor claridad sobre'~~ona la progresIvIdad,23aquellas cosas que por alguna causa se me hayan ido de las ma.:::.~.nos ... El nacimiento del Arte es al principio, débil, pero, eon el' i"

tiempo, adquiere fuerza y vigor.' Por eso 'mismo, los primeros in.'(~,: 21.1 dieci libri dell' ~rcitettura di Vitruvio tradotti e commentati da. dI . ··,;Monstgnor Barbaro, VenecIa 1556 pp, 5-6,ventores tIenen poca luz e as cosas y no pueden proponer mu·¿ ~". 22 A Ramelli Le diver;e et 'a t'f ' h' P" 158'8 f'

h .... o" " ., r t tcwse mac me, ang1, ,pre aclO.e as propOSICIOnesunIversales con las que el Arte se engrandezca,:~ F 13 Sobre este problema cfr. E. Garin, Medioevo e Rinascimento cit.,i 'P: 196. El no haber discutido este tema hace parcial e insuficiente el cuadro

" A, Diirer, Vier Bucher von menschlicher Proportion Nuremberg 1518t~ ;~razadopor ~.. Zils~l (The Genes,is of the Concept of Progress cit.). Véansededicatoria. ' '.':! ,ImportanteshmItaclOn.esa su tes1~en: A. C. Keller, Zilsen, The Artisans and

19 P. Apianus, Quadrans astronomicus, Ingolstadt, 1532, dedicatoria. ~.~.f!?eIdea of Progress m the RenC:lssance, .en Roots of. (he Scientific Though('" A. Paré, Oeuvres, París, 1840, vol. 1, pp. 12, 14.. ,~,";~1t.,pp. 276-280. Entre otros escntos de Zllsel en relaCIóncon este problema,.c , .•

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25 J. Bodin, Methodus ad facilem historiarum cognitionem, en Oeuvresphilosophiques de J. Bodin, par P. Mesnard, París, 1951, pp. 227-228.

Sería difícil decir hasta qué punto las presentes afirmacionei~se había conocido. «Pero los antiguos, se dirá, siguen siendo, conse hayan librado, en los tratados técnicos del siglo XVI, de la' ~hodo, los inventores de todas las artes, y bien merecen por estecarga de estos supuestos. Pero es indudable que la unánime in:,~ttítulo su gloria. Reconoceremos gustosos que ellos descubrieronsistencia sobre el carácter progresivo y colaborativo de las artes!'~~muchas ciencias útiles al género humano, empezando por la de lasla afirmación de un saber que aumenta en el tiempo y se enrique: ;'#acciones de los cuerpos celestes; estudiaron el curso regular dece -lo mismo que el río con sus afluentes- gracias a las fatigaF:rÚos astros, las admirables trayectorias de las estrellas y de losde muchos, no pueden explicarse con apelar tan sólo a reminis; ;~planetas; heridos por la oscuridad de la naturaleza, la estudiaroncencias de los textos clásicos. El reconocimiento de los resultad02' ¡~~on cuidado y dieron una explicación de muchos problemas. Perosiempre nuevos a que dan lugar las artes llevaba en este terreng ~también dejaron sin resolver muchQs otros problemas que noso­a afirmar la limitación del horizonte cultural de los antiguos y:aij,tros transmitimos completamente resueltos a nuestros sucesores.subrayar el carácter provisorio e histórico de sus verdades y descu·!$:Y, si se considera con mayor atención, no cabe duda que nues­brimientos. Esta afirmación -que encontramos en decenas de tex:~tros descubrimientos igualan y muchas veces superan aquellos detos escritos por teóricos de la navegación y por viajeros- estaJjá~~los antiguos. ¿Qué hay, por ejemplo, más maravilloso que laagu­destinada, a su vez, a desembocar en la otra, bien conocida y des:~"ja imantada? Los antiguos la ignoraron, así como su admirabletinada a singular resonancia~ de la superioridad de los modern9S; 'f, utilidad, por lo que hubieron de limitarse a navegar por el Me- .

Los sosteriedores de la superioridad de los modernos y los "qu~S"diterráneo, mientras que nuestros contemporáneos dan cada añoafirmen la no inferioridad de los modernos con respecto a losi¡)71avuelta al mundo en sus travesías y, por decirlo así, han colo­antiguos se servirán, de Bodin a Vico, para apoyar sus tesis, d~~'nizado un mundo nuevo ... De allí se ha derivado no sólo un prós­dos argumentos sobre todo: los hallazgos de la técnica, que han~,pero y lucrativo desarrollo del comercio ... sino el que los hom­modificado profundamente la vida humana, son una vívida de.;:~bres se hayan vinculado entre sí y participen maravillosamentemostración de los progresos realizados por el género humano; lost en una universal República como si formasen una misma ciudad ...grandes descubrimientos científicos, que han unificado el muJ1..~Se han desvelado los secretos de la naturaleza y se han descu­do haciéndolo semejante a una única ciudad, han hecho pequeña ~.bierto saludables medicinas. No hablaré del método de deter­y angosta la ciudad en que vivían y operaban los antiguos. ;:;'.: minación de la longitud ... ni de las catapultas y de las antiguas

«Se han descubierto infinitas cosas bellas que los antiguos ig;~\.máquinas de guerra que, en comparación con las nuestras, erannoraron», escribe Blaise de Vigenere, «la brújula, faltos de la cua]~;juegos de chiquillos. Omitiré las innumerables industrias de lostantos navíos se perdieron en otros tiempos, y el arte de impri::;g,metales y del tejido, que ayudan admirablemente a la vida de losmir, que es el invento más admirable y divino que haya concebt~hombres. Sólo el arte de la 'imprenta podría contrape'sar fácil­do nunca el humano ingenio. Estas invenciones pueden muy bien~i.mente todas las invenciones de los antíguos.» 25contraponerse a cuanto los anteriores siglos tuvieron de más rar~~f Este reconocimiento del significado revolucionario de los gran­y exquisito ... Es razonable hacerle un sitio a la antigtiedad, perof· des inventos de los modernos daba pie para rechazar el mito dede ahí no se sigue ciertamente que se deban leer o ver o alabar}' l una edad de oro del género humano, así como el de una antiguaaprobar tan sólo las obras de los antiguos».24 )- 0' e inalcanzable sabiduría oculta. Se originaba también con él una

Este texto es de 1571. Cinco años antes, en el Methodus adt~· imanera de concebir al primitivo a la que volverán más tarde Hob­cilem historiarum cognitionem, había afirmado Bodin que no sólo~~bes y Vico. Aquel rechazo y esta imagen del primitivo resaltabanla virtud, sino el saber de los modernos brilla con esplendor se: ,)i·de suyo la realidad del progreso: «He aquí, pues, en lo que con­mejante .al de la Antigliedad. L¡:tépoca presente -proseguía-:- ha \,\, sistían los famosos siglos de oro y de plata. Los hombres vivíanvisto que los espíritus piensan con tanta fecundidad como jam~ .{;:entonces dispersos por los campos y por las selvas como bestias

, . '~.salvajes, y poseían sólo lo que podían conservar mediante la fuerzacfr.: The Sociological Roots otScience, en «American Journal of SociologYI;I*~,y el delito. Hubo de pasar mucho tiempo para conducirlos poco1942, pp. 544-562; Prob.lems of Empiricism: Experiment and Manual Labo((~International Encyl. of Unified Science»), Chicago, 1951, pp. 53-94. ;!!

" Blaise de Vigenere, Préface a N. Cha1condyle, L'Histoire de la décá:

dence, París, 1571.

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:<: f::Y

a. l?<?codesde aq,!ella vida 1?árbara.y selvática hacia costumbreS~~~~bate.; «y añade.~ co~tin,!ación; en lo.s much<;>.saños, la pruden~cIvIlIzadas y hacIa Qna socIedad bIen regulada y a la presente;r~cla. SI vos entendlerels bIen lo que dIce, verelS que de vuestrohumanidad de costumbres.»26 ;Ói~.fundamento se infiere lo contrario de lo que pensáis; quiero decir,

Pocos años más tarde, en el escrito titulado De la vicissitudel i¡que nosotros somos más viejos y tenemos más edad que los queou variété des choses en l'univers, que data del 1577, Louis Le Roy~gnos precedieron: entiéndase, para lo que atañe a ciertos juicios,sigue insistiendo aún en la importancia de los inventos y en la':¡:;como éste del que tratamos. N.o pudo ser tan maduro el juicio

. unidad finalmente conseguida de todo el género humano: «Ahora".:de Eudoxio, que vivió poco después del renacimiento de la astro­Se conoce ya el mundo entero y todas las razas de los hombres.'~::nomía, si es que no renació en él, como el juicio de Calipo, queLos hombres pueden intercambiarse sus invenciones y ayudarse i\\vivió treinta años después de la muerte de Alej.andro Magno; elrecíprocamente' en sus necesidades: como los habitantes de una; ::cual, así como juntó años a años, podría juntar también observa­misma ciudad.» 2'I~'.[;ciones a observaciones. Hiparco, por la misma razón, debió de

Pero ya diez años antes, en las páginas de Les politiques d'Aris·":;'saber más que Calipo, pues vio los cambios hechos hasta cientotote (1568), que son contemporáneas de la Cansidératian sur l'his-'}noventa y seis años después de muerto Alejandro. Menelao, geóme­taire universelle, había insistido Le Roy en l.a tesis del progresivO:: 9·tra romano, que vio la diferencia de movimiento cuatrocientos'crecimiento de las ciencias: «Las artes y las ciencias reciben su per- . "sesenta y dos años después de muerto Alejandro, es razón que en­fección, no apoyándose en los dichos y opiniones de los hombres :¡tendiese de ella más que Hiparco. Mahomet de Aracena, mil dos­de las edades precedentes, por grande que sea la autoridad de los cientos años más tarde, debió de ver más. Y más aún ha visto Co­tales, sino corrigiéndolos y modificándolos todas las veces que no :,pérnico, casi en nuestros tiempos, mil ochocientos cuarenta yparezcan buenos ... Las cosas grandes vienen lentamente a la luz; :nueve años después, de la misma suerte.» 30no se manifiestan todas de repente y por completo, ni a un mismo~. La fragilidad de las conclusiones de Gentile, que basándose entiempo, sino que se perfeccionan con el. transcurso del tiempo.» 28 ieste pasaje pretendía hacer de Bruno un aislado sostenedor de la

En el texto de 1577, la doctrina del progreso está expresada .:historicidad del espíritu, está ya hoy suficientemente demostrada.con mayor claridad: «No nos hemos parado en lo que los primeros· Y frente a semejante deformación se han resaltado oportunamentehombres han hecho, dicho o escrito, sino que las generaciones·, los motivos teológico-naturalísticos halJaderos en el pensamien­han ido aportando su contribución y las cosas han sido descu- to de Bruno; se ha insistido también, con justicia, en su total re­biertas e iluminadas con el correr del tiempo ... Si los antiguos no .,~\ducción del curso de la historia a un eterno acontecer cíclico, ahubiesen escrito o dicho nada que no hubiese sido dicho o escrito J«una revolución de vicisitudes sempiterna», que vacía de sentidoya antes de ellos, ningún arte habría sido inventado jamás y to·:el proceso del tiempo y de la historia. Para hacer de Bruno undas habrían permanecido en sus fases iniciales sin crecimientoiprecursor del. idealismo no pocos historiadores han preferidoninguno ... Nada impide el que esta época produzca en filosofía. ;eliminar de entre los d.e este autor un tema que es central: «En lahombres como Platón y Aristóteles, o en medicina como Hipócra-·~in.aturaléza hay una revolución y un círculo ... todo aquello quetes y Galeno, o en matemáticas como Euc1ides, Arquímedes y To-} ¡,asciende ha de volver a hundirse ello mismo en lo profundo: ..lomeo ... y, si bien se mira, no hay siglo más felizmente dispuesto1 ~A1tay magnífica vicisitud, que iguala las aguas inferiores con lasque el nuestro para que progrese la cultura.» 29tiU;up~riores, cambia lá noche con el día y el día con la noche, has-

En una página famosa de la Cena delle Ceneri (1584), Bruno¡- ~ta que la divinidad sea en todo.» Apoyándose en la frase del Ecle­teorizaba acerca de la superioridad de la visión copernicana del:~',:§iastés«,Quid est quod est? ipsum quod fuit. Quidest quod fuit?universo sobre la de los astrónomos antiguos. Al pedante Pru-~; ::ipsum quod esto Nihil sub sole novÍ») afirmaba Bruno que todasdencio, que repite el antiguo adagio «dice el sabio, en la antiglie- 'j flas cosas «no pueden ser otras de las que han sido, ni serán dis­dad está la sabiduría», Bruno, que habla por boca de Teófilo, le:. ¡¡tintas de lo que son ... y solamente se dan separaciones, o uniones,

t (o composiciones, o divisiones, o traslaciones».31 .

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" J. Bodin, ibíd., p. 226.27 L. Le Roy, De la visisitude ou variété des choses cit., p. 7.28 L. Le Roy, Les politiques d'Aristote, París, 1568 (prefac. al libro29 L. Le Roy, De la vicissitude cit., cap. último. 1I)·~r~!.JO G. Bruno, Dialoghi italiani, edic. GentiJe-Aquilecchia, Florencia, 1958,

, 39-40.

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· . :.~::ft

Pero en aquellas páginas sobre la astronomía -quizá no des~'~,:t~tado bestial, no eran más virtuosos ni más inteligentes que lo sonconocidas ,por Bacon -no se hallaba solamente. la antigu~ t~si.s.~SlÍoylos animales, pero «nacidas las dificultades, surgidas las ne­según la cual ninguna ciencia alCanza la perfeccIón en un IlldIVI~:~iéesidades, aguzáronse los ingenios y fueron inventadas las indus­duo solo. En aquella cronología de astrónomos, sacada de las pá,,~~rias y descubiertas las artes; y siempre, de día en día, mediante laginas del De Revolutionibus de Copérnico, ponía Brun? el. acen;~¡:¡penuria, suscítanse de las profundidades del humano entendi-to sobre el progresivo añadirse, en el camIllO .de la CIenCIa, las~ ~miento nuevas y maravillosas invenciones».35 "«observaciones» a las «observaciones». La precisión final de «para? j. El trabajo de las manos, las «solícitas y urgentes ocupacio­lo que atañe a ciertos juicios, como éste de que tratamos»,!lO <;a',j}les», las industrias y las artes como alejamiento de la condiciónrece de significado. Bruno se refiere en concreto al saber cIent1fi-:-,bestial y aproximación a la divina. Mas es ciertamente difícil re­co, particularmente ala astronomía.32 Unas cuant~s páginas más~ 'componer con criterio unitario el pensamiento de Bruno, y careceatrás se había referido a la obra de los matemátIcos que «edad:; "desentido el buscar a posteriori una coherencia lineal y una pláci­tras edad, añadiendo luces y más luces»,33 han suminis~rad? los ~dacontinuidad en lo que fue tormentosa manifestación -que noprincipios suficientes para prestar adhesión al copermcamsmo. !por casualidad tomó la forma del diálogo- de temas contrariosSon temas estos que, si bien no' consienten, por cierto, llegar:·entre sí.36a la insostenible y paradójica conclusión de que fuese Bruno'· ,', La celebración del lento acumularse de la ciencia a través delexponente (e incluso el único exponente) del concepto de. pro-:-{trabajo de las generaciones no excluía la visión cíclica de los acae­greso, rondan no obstante por aquellas páginas del SpacclO en Cimientos temporales; el reconocimiento de la dignidad del hacer,las que se ha visto con acierto una exaltación :tel trabajo C?~oJ,de las operaciones que domefian a la naturaleza, no le impide amedio de alejar la primitiva condición de bestIas y una reIvm", 'Bruno volver, en los Furores herOLcos, a la antigua tesis de unadicación de la «plena dignidad de la acción técnico-económica'~humanidad dividida en dos, en la que la existencia de los hom­del esfuerzo de transformación y prod':lcción frente a la dur~y~ 'bres que trabajan c()n las manos y de los «mecánicos» sirve parapoco propici,a naturaleza».34 La dignidad del hombre no es solo,ijustificar la existencia de los contemplativos y de los «filósofos»:confiada -como en el caso de Ficino o de Pico- a la poten-,', '.'<cEspreciso que haya artesanos, mecánicos, agricultores, siervos,cia ascensional del intelecto, sino también a la «acción por ~~dio: 'peones, innobles, villanos, pobres; pedantes y otros así; porque, dede las manos»: <dos dioses le han dado al hombre el entendImIen-J lo contrario, no podría haber filósofos, contemplativos, cultiva­to y las manos, y le han hecho semejante a ellos, dándole facul-(~dores de los espíritus, patronos, capitanes, nobles, ilustres, ricos,tad sobre los otros animales; la cual consiste no solamente en po-, sabios y otros que sean héroes semejantes a los dioses.» 37del' obrar de ordinario según la naturaleza, sino también fuera' "de las leyes de ia misma; y así, formando o pudiendo formar<:otras naturalezas, otros cursos, otros órdenes con el ingenio, con,:aquella libertad ... viniese a maI~tenerse dios de la tierra ... Y ~?r;

,esto ha determinado la Providencia que se ocupe en la acclOn: ,'r La obra entera de Francisco Bacon está orientada a sustituirpor medio de las manos, y en la contemplación por medio del en"::~'únacultura de tipo retórico-literario por una cultura de tipotendimiento, de manera que no contemple sin acción ni obre sin:;:técnico-científico. Bacon es perfectamente consciente de que la rea­contemplación.» En la llamada edad de oro vivían los hombres e~:',Jización de este programa de reforma supone una ruptura con la

, -,:tradición, y está firmemente convencido de dos cosas: de que para31 ,Cfr. G. Gentile, G. Bruno. e il pensiero del Rinascime,:to, Floren~ia,,':efectuar tal rompimiento es necesario someter a un examen his­

pp. 331-335; A. Corsano, II pensle~o dI G.. Bruno n~l SU? sVlluppo ~tortCo,. tórico la civilización de! pasado, y de que tal rompimiento res-Florencia, 1940, pp. 56-61; E. Gann, Medlcevo e RznasC1mento, Ban, 1954. : •. 1 d d .. d 1pp. 195-201; G: Aquilecchia, prefacio a La Cena delle Ceneri, Turín, 1955" pecta no solo al modo de pensar, SIlla a mo o e VIVIr e ospp. 56-59 ... "

J2 Este aspecto ha sido recalcado por G. AqUllecchJa, PrefacIO CIt., p. 57.J3 G. Bruno, Dialoghi italiani dt .. p. 27. , . '34 A. Corsano, II pensiero di G. Bruno cit., pp. 197-198; cfr. F. Battagha,

Filosofia del lavoro, Bolonia, 1951. pp. 86-93.

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]S Spaccio della bestia trionfante, en Opere, Bari, 1927, vol. n, p. 152.J6 E. Garin, Medioevo e Rinascimento cit., p. 197.37 Degli emici furori, en Opere cit., vol. n, p. 464.

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hombres, a su actitud para con el mundo de la naturaleza y para1~: Los tres grandes inventos de la brújula, de la imprenta y de lacon la tradición cultural.:f ~:pólvoraartillera han transformado el curso de la historia, de

El tipo de discurso filosófico elaborado en el mundo clásicof :tal suerte que, al parecer, «ningún imperio o secta o astro tuvieronpresupone, según Bacon, la superioridad de la contemplación sI;~jamás eficacia e influencia mayores sobre las cosas humanas quese le compara con el obrar, la superioridad de la resignacióri::tJ~ que han tenido estas tres' invenciones mecánicas». La protestafrente a la nafuraleza sobre la conquista de la naturaleza, el ante:']lcontra la «esterilidad» de la cultura tradicional aparece en Bacon,poner la reflexión y la busca de la interioridad a la investigació~J J,undada precisamente en la contraposición entre las artes mecá­que mire directamente los hechos y las cosas. Se trata, para él, dé1,nicas y la filosofía, entre la progresividad, característica del saberprocurar que haga 'crisis aquel tipo de cultura en cuyo ámbito se,ftécnico-científico, y la inmovilidad típica de los ejercicios dialéc­consideran legítimos y posibles los discursos filosóficos abstractq;",ticos de las escuelas y de los ejercicios retóricas propios del huma­deductivos, y de llegar, partiendo de bases más reales, a una cua:;nismo: «Ha acaecido durante dos mil años que las ciencias per­lificación de los cometidos, fines y métodos de una filosofía di~' ~¡nanecen firmes y se mantienen de continuo casi en las mismastinta de la que, durante siglos, se había venido presentando como':{condiciones, sin realizar progreso alguno digno de nota; antesconnatural de la indagación filosófica. ~ t~orecen hasta el máximo con su primer autor y después declinan

Toda la obra de Bacon -y en esto están de acuerdo hasta Tenseguida. En cambio, en las artes mecánicas, que están funda­los menos perspicaces de los intérpretes- tiene el sabor de una:~,dasen la naturaleza y en la luz de la experiencia, vemos acaecer loreforma integral y se basa en la convicción de que' en el curso de':'~ontrario: ellas, como recorridas por un espíritu vital, vegetan yla historia humana se está dando un cambio radical. Este cambio ::progresan incesantemente: rudas al principio, convenientes luego,

no es en modo alguno identificable con una transformación!ie lalefinadas por fin, siempre están avanzando.» 39filosofía, no atañe únicamente a la especulación: el advartCement ,': En el ámbito de las filosofías tradicionales toda aserción haof learning no proviene del trabajo de,las escuelas o sectas filosó-~segu~dosiendo aserción, toda cuestión ha continuado siéndolo y,ficas, sino que se halla estrechamente relacionado ~on la situación~,medIante las disputas, «no ha sido resuelta, sino como fijada ytotal de la civilización. Cuando Bacon habla de su obra como de'',alimentada.» Las ciencias intelectuales han sido «adoradas y cele­un parto del tiempo, no emplea una expresión retórica, sino qlie;bradas como estatuas perfectísimas» y no han tenido progreso al­expresa una convicción profunda. El cambio histórico que le inte;,~guno,mientras que el avance de las artes mecánicas ha sido tanresa, yen el que afirma que puede insertar su trabajo de filósofo y :veloz «que los intereses y los deseos de los hombres vienen a faltarde organizador de cultura, depende de Uf''l serie de factores ma·, ~i~c~usoantes de haber alcanzado la perfección».40 Esta progre­teriales que, a su entender, ejercen una influencia incakulable so: ~sIvIdad, que es característica de las artes mecánicas y del saberbre el mundo de la cultura.' ,técnico, depende, según Bacon, de una razón precisa, del hecho de

Los inventos, el reflorecer de las artes mecánicas, los des:',Lqueen ellas los ingenios de muchos colaboran para un fin único:cubrimientos geográficos, los viajes de exploración, las nuevas con!",«Noes en realidad extraño que se observe esta diferencia entre ladiciones políticas de Europa, han cambiado las condiciones de la:¡mecánica y la filosofía, porque en la primera se mezclan los inge­vida sobre la tierra. Este cambio ha de traer consigo una muta'"nios individuales, en la segunda se corrompen y se destruyen». Ención de la manera de pensar, de la filosofía: «sería vergonzoso:las artes mecánicas no hay sitio para el poder dictatorial del in di­para los hombres», escribe, «que después de haber revelado e ilusoLviduo, sino sólo para un «poder senatorial» que no exige de hechotrado el aspecto del globo material, esto es, de las tierras, de los,'que los secuaces renuncien a su libertad para hacerse perpetua­mares, de los astros, quedasen los confines del orbe intelectual res·,::mente esclavos de una sola persona: «en las artes mecánicas con­tringidos por los estrechos límites de los descubrimientos qu~inuyen los ingenios de muchos, mientras que en las artes y en lashicieron los antiguos ».38 ) ,:~iencias liberales los ingenios de muchos se han sometido al de

'::una sola persona, y los seguidores, las más de las veces, lo han]S Novum Organum, 1, 84. Todas las referencias, excepto las del Novum

Organum, para el que indicaremos el libro y el párrafo, remitirán a Thi"

Works of Francis Bacon, ed. by R. L. ElIis, J. Spedding, D. D. Heath., Lon\

don, 1857-1874, 7 vols. t.

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39 Novum Organum, 1, 74, 129; cfr. Works, III, pp. 289-290 (AdvancementLearning); Works, 1, pp. 457-458 (De Augmentis).

40 Works, 1, p. 126 (Prefac. a la lnstauratio Magna).

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depravado en lugar de iluminarlo:,. Así, el ti~mpo tr~b~ja ~ f.a~OJ;tJL&P?rte suyo a la labor de los que le han precedido y contribuyede las artes y contribuye en cambIO a destrUIr los edIficIOS, mIcIal~~~aSIal progreso de la ciencia. A diferencia de cuanto sucede enmente perfectos, que construyeron los filósofos. La filosofía y laj lelas artes mecánicas, la tradición de las diversas disciplinas «pre­ciencia de Aristóteles, Platón, Demócrito, Hipócrates, Euclides} !,senta los personajes del maestro y del discípulo, no el del inven­y Arquímedes, con el transcurso de los siglos, «fue degenerando yi )or, es decir, el de aquel que añade algo importante a los descu-perdiendo no poco de su antiguo esplendor».41 ":',ibrimientos de, sus predecesores».44 .

En las artes mecánicas el saber es progresivo, crece sobre sí r También la contraposición baconiana entre los modernos y losmismo; en ellas tiene vigencia la colaboración entre los investi.:¡la,ntiguos, así como su polémica contra la «fascinación de la anti­gadores. Progresividad y colaboración deberán caracterizar todos'~;giiedad» que, semejante a un maleficio, impide a los hombres «en­los campos del saber (exceptuada la poesía), y sólo de esta manera) itrar en contacto con las cosas reales», adquieren, vistas desde estese poseerá un criterio capaz de distinguir netamente la ciencia Y-;ángulo, un sentido más preciso. Aceptar la tradición, padecerla técnica de todo saber de tipo «mágico», Bacon ha afirmado, este fascinamiento tiene para Bacon consecuencias de incalculablerepetidamente que el método de la ciencia por él proyectado no •alcance. Por ese camino se llega a adherirse' a la posición típicadejaba un gran papel por desempeñar al genio individual, y en,'del pasado: la transformación de la propia insufiCiencia técnica encierto modo hacía equivalentes todas las inteligencias: «Nuestro ,pntología. Los aristotélicos han puesto «más allá de los límitesmétodo de invención en ]as ciencias es tal que no deja mucho j:de lo posible» todo lo que a ellos o a sus maestros <des ha pare­sitio a la agudeza y a la fuerza de los ingenios, sino que casi 'cido desconocido e inaveriguable»; lo que es «imposible para el arteiguala los ingenios y los entendimientos. El trazar bien una línea lo declaran imposible en la teoría y en la práctica». Ellos «conside­recta o una circunferencia -si se dibujan a pulso- depende enran como una verdad establecida que lo que un arte cualquieragran parte de la firmeza y del ejercicio de la mano; en cambio,~:no consigue alcanzar debe ser declarado inalcanzable»; de esteestas cualidades cuentan poco o nada si se hace uso de una regla modo «con soberbia y envidia desmesuradas, transforman la debi­o de un compás. Lo mismo sucede en nuestro método.» 42 Algu·lidad de sus invenciones en calumnia contra la naturaleza y ennos intérpretes han entendido que esta afirmación expresa una op- incitación a desesperar».45timística confianza en el carácter mecánico del método, que, una", Cantando sólo con deficientes instrumentos de control y, porvez puesto en marcha, fúncionaría por sí solo. Y no han faltado' ·tanto, con muy escaso dominio de la naturaleza, los filósofos anti­apasionadas protestas contra esta pretensión de «encerrar la ri-,guos -en particular los aristotélicos- han construido una filosofíaqueza infinita del pensamiento dentro de un obligado binario».~¡.,de la naturaleza. «Sin vanidad, sin locura, razonablemente, basán­Pero, como a menudo ocurre, los enojos se debían a escasa pm', 'dose en los experimentos y en las demostraciones que las nuevasfundización histórica. Si tenemos presente el fondo cultural del que ~máquinas hacen posibles» considera Bacon que se puede contra­deriva su origen esta afirmación, advertimos en seguida que la.,'poner al non plus ultra de los antiguos el plus ultra de la ,nuevamisma equivale a una toma de posición contra los caracteres de;-;dencia; y se puede afirmar contra los antiguos «quienes decíanexcepCionalidad propios de los métodos empleados en las bús:~:.~u~el rayo es inimitable, que, por el contrario, el rayo se puedequedas mágico-alquimísticas. Aquí, como ya había hecho notar.'.;lITutar».<WAgricola y repite Bacon, el resultado se hace depender de la apli;,"!(' Sobre estas bases la antiguedad puede aparecer verdaderamen­cación de un procedimiento secreto debido a la capacidad extra;;:Je como la juventud del mundo, y la edad presente como la vejez,ordinaria de un individuo. ; ',que tiene más conocimiento de las cosas humanas y mayor madu-

Por eso contrapone Bacon a la figura del maestro la del inven:: ¡:rezde juicio, pues «está enriguecid.a con infinitas experiencias y

tor, a la figura del sabio iluminado, la del hombre que añade un' }Jbservaciones». En un párrafo del Novum Organum 47-con de­i¡~,;IIlasiada frecuencia citado aparte de su contexto más general-

41 Works, l. pp. 457-458 (De Augmentis), y cfr. Works, lII, pp. 289-290. ;~0;.

Advancernent ot Learning). ~...1,:

OnÚmurn, I, 61, y cfr. Works, nI, p. 250 (Valerius Tenninus);:~;,. irinthi); m, p. 572 (Redargutio Philosophiarum)·~1· ~

to'ria,A!,:.1latiloso tia: ¡'eta cartesiana, Bari, 1939, p. 41~. :¡ji'

44 Works, 1. p. 126 (Prefac. a la lnstauratio Magna).45 Novum Organum, I, 75, 84.•• Works, In, 579 (Redargutio Philosophiarum).47 Novum Organum, 1, 84.

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Bacón parece apropiarse la tesis, muy difundida en la época de:,~~ural y las artes mecánicas, sino que lo conserva transformado yShakespeare, del enveje~imiento y decrepitud del mundo. En eláÚ!igerido por el intelecto».5o .'contexto general de su dIscurso aparece el progreso como la espeiji'~¡'L «Los alquimistas», escribe Bacon en los Cagltata et VIsa, «en­ranza en un camino nunca. r~corrido del .todo por el género,;,~vejecen y mueren abrazados a sus esperanzas, las emp~e~as de loshumano: «Yo pongo en mOVImIento una realIdad que otros expe':~magos no son duraderas ni fructíferas, las artes mecamcas no leriment~rán ... pid~ que los hOI?bres tomen parte por sí. mismos enj "piden mucha luz a la filosofía, sino que sigue~ p~co a poco lo~ pa­las fatIgas que aun falta sufnr». Las empresas de Alejandro -es:,! ~sos, por cierto lentos y débiles, de la expenencIa. La casuahdadcribe Bacon en la Redargutio Philosophiarum- fueron considera·¡ :'es, sí, útil como tazón de descubrimientos, pero esparce sus da­das, en tiempos, como prodigios; pero, cuando la admiración de~'nes sobre los hombres por caminos atravesados y retorcidos.» Allos hombres se hubo enfriado, un escritor romano afirmó que Ale.':.:iacaso, a las «observaciones groseras, poco cuidadosas» ha de susti­jandro tenía solamente el mérito de haber osado despreciar, como::Ctuirles la colaboración entre ciencia y técnica. La transformaciónse merecen, las vanidades. «También nosotros oiremos algo seme:~tde la realidad, la instauración del regnum hominis no puedenjante de nuestros sucesores, luego que liberados éstos y restituidos'~;encomendarse sólo al fuego, sino que han de confiarse a la razón,a sí mismos y habiendo cobrado experiencia de sus propias fuer.'.;'i,que opera con ayuda de los instrumentos. Como dice Bacon conzas, habrán podido superar con mucho los horizontes y las vías¡~\su lenguaje creador de imágenes: es preciso abandonar a Vulcanoque les hayamos abierto.» 48 "'o ~:para entregarse a Minerva.51

Algunas categorías típicas del saber técnico -la colaboración,la progresividad, la perfectibilidad, la invención- pasan a ser cate·,gorías a las que Bacon atribuye un valor universal. Ellas deben'servir para calificar todo el campo del saber humano. Tomandocomo modelo para la cultura las artes mecánicas, haciendo hinca·, " El año mismo de la publicación del Novum Organum salieronpié en los caracteres de progresividad e intersubjetividad que ea;:,. a la luz los Diez libros de pensamientos diversos de Alessandroracterizan, al menos en parte, la labor de los técnicos, es posible,:,i'rassoni (1620), en los que la tesis de la superioridad de los mo­según Bacon, dar paso a un tipo de cultura que, a diferencia de :Jdernos era sostenida -amén de argumentaciones basadas en lala cultura antigua, sea susceptible de progreso. En ta1' cultura' la:", inferioridad de la religión pagana con respecto a la cristian.a­obra de los mecánicos y de los empíricos irá unida a la de los. ·¡t.con el argumento de la perfectibilidad de las artes y de las CIen­filósofos y, de este modo, será también una superación de aquélla:;I'cias. La afirmación, de origen senequista, de la originaria imper-«mecánica meramente empírica y operativa» que está «separada de ,', . 'Z h'la física» y que se fía sólo «de la paciencia de los hombres y del' 50 Novum Organum, I, 64; Wor~s, lI!, p. 58? (Redargutw Phl osop tarum) .

• • o', 51 Works lII, p. 591 (RedargutlO Phzlosophlarum); Novum Organum, lI, 7.trabajO CUIdadoso y ordenado de la mano y de las herramIen'}jVéase en el ApéndiceII de este libro (pp, 141-142) una indicació~.de los pri~­tas».49 Acerca de este punto Bacon es bastante claro: <da filo'>':cipales trabajos existentes sobre la filosofía de Bacon, y tamblen:. p'. ROSS.I,sofía de los empíricos lleva a resultados y opiniones aún más,~Francesco Bacone, dalla magia alla scien.z~, Bari,. 1957.; Pero una blbllOgr~flamonstruosos que los de la filosofía sofística o racional». La ver.o'tdegZiscritti su F. Bacon~, 1800-1956, en «RlVIsta.crtlc~ dI stona ~ell~filosofIa»,

•.• ,:; 11957, I, pp. 75-8,9. Postenormente a 1956 se han publIcado los sIgUIentesestu­dadera filosoba. nace del con.sorclO entre la labor. d~ los «empI~I:":;'dios:P. H. Kocher, Bacon on th~ Science of Jurisprudence, en el «Journal ofcOS» y el trabajO de los «raCIOnales». En el celebernmo parangon' ~theHistory of Ideas», 1957, r. pp. 3-26; R. Me Rae, Unity c:f the Sciences:. Ba­de las hormigas, las arañas y las abejas, Bacon, al hablar de 10s1"con, Descartes, Leibniz, ¡bid., 1957, l, pp. 27-48; L. Anceschl,Bacone tra Rmas­«puros empíricos» que se limitan a recoger datos se refería preci.:; ;cimento e Barocco, e~ «Rivistadi Estetica~, 1957, 3, pp. 322·345; J. G. Cro.wter,

1 ' . 1 ' ·'2 o~Francis Bacon the flrst Statesman of SClence, Londres, 1960. El trabajO de~amentea as artes. mecamcas.: « a verdade:a. filosofla r:o g:rarda.¡;;.E,De Mas, F.' Bacone e il De Sapientia Veterum, en la «Rivista internazo?imtacto en la memona el matenal que le SUmInIstran la hIstona na;" ":filosof.del diritto», 1957, 3.4, pp. 393-412, no tiene en cuenta el único trabajO

"0 serio que hay sobre el tema (que es el de Charles Lemmi) y carece d~ toda",utilidad.Mayor interés presenta su más reciente artículo ~~colle e V¡CO" en,:«Filosofia»1959 4 pp. 505-559. Deben tenerse presentes tamblen los dos artlcu­:has de V. 'De Magalhaes.Vilhena,Bacon et Z'antiquité, en «Revue Philisophi·. 1960 y 1961.

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48 Works, lII, 584 (Redargutio Philosophiarum) ." Novum Organum, l, 85; Works, I, p. 572 (De Augmentis).

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fección de las artes, que van siendo desvastadas y perfeccionadasJ~danías de quince o veinte millas se ven las cosas como presentesmediante el ingenio y la industria, no le parece a Tassoni sufi:'gi~yse descubren las estrellas invisibles en el cielo, supera con mu­ciente argumento para «terminar esta lid a favor de la moderni-:; feho a cuantas invenciones latinas y griegas fueron hechas en tododad». Las artes y las doctrinas no siempre progresan «con uni;iaquel transcurso de años tan famoso.» 53curso continuado de muchos y excelentes ingenios», sino que unasit'~ El carácter «milagroso» de los inventos es resaltado por mu­veces caen en manos «de gentes de tardo y flaco entendimiento,!; i'ehos. No habríamos dado ciertamente ningún crédito -escribeque las hacen retroceder, y otras veces se extinguen y desapare-.~~Pierre Borel en 1655-a quien nos hubiese asegurado que, me­cen del todo». Así le sucedió a Italia cuando cayó, para muchos~ fdiante la imprenta, sería posible «escribir una infinidad de librossiglos, en manos de los bárbaros. Las pestilencias, las guerras:; {'en poco tiempo y a una velocidad mil veces mayor que la dellas carestías destruyen a los hombres y matan las artes. Estas,: ','habla, y transmitir nuestras concepciones a los que vengan trasque tienen <<nacimiento y juventud y madurez o perfección», tie-f. "nosotros, de suerte que adquiramos así una especie de inmortali­nen asimismo «vejez y muerte; y como en ocasiones crecen y] (dad». Borel, recopilador de textos de alquimia y de química y de­se dilatan a saltos, así en otras faltan en un instante».52 . ~fensor de la pluralidad de mundos, es bastante más conscie~,te

Tassoni reconocía, pues, la posibilidad de temibles retrocesos,.' Úlue Tassoni acerca de la decisiva importancia de la revoluclOninsistía sobre el avanzar a saltos propio de las cosas humanas Y·,:,técnica. En el telescopio ve él el símbolo de la victoria del ingeniosobre la continua amenaza de la vejez y de la muerte de laF.;humano sobre la naturaleza y el signo de la superioridad de losartes. Su interpretación del Medievo como edad de barbarie y deínodernos: «Calle, pues, la antigua Atenas con su fabuloso Liceo;oscuridad le alejaba de cualquier forma de fe iluminística en los ;callen las fábulas según las cuales existen hombres que penetranprogresos del saber. La cultura clásica constituye el paradigma 'con los ojos en las entrañas de la tierra y descubren los tesoros yy el modelo de toda cultura, y, no obstante, la nueva luz que :las aguas. ¡Hoy día han aparecido los más insignes y auténticosresplandece ahora en Italia y la renovación general de los espíri-, "inces, a cuya vista nada puede escapar!» 54

tus permiten comparar, con ventaja para los modernos, la cultura e;' Charles Perrault, dando comienzo a la gran Querelle des an­nueva con la antigua. La tesis de la superioridad de los moder- "ciens el des modernes (1688-1697), afirma que el progreso dependenos se alienta y robustece al considerar los maravillosos inven-~del lento acumularse el saber en el tiempo. Fuera de las derrotastos técnicos que desconoció el mundo antiguo: «¿Qué inventaron;: <parciales y de los retrocesos temporáneos, el camino del géneronunca los griegos y los romanos que pueda parangonarse [con la': '-humano es un perpetuo e indefinido crecimiento. «Leed los dia­imprenta] ...? ¿con esta noble invención que ha introducido el modO,rios de Francia y de Inglaterra, las publicaciones de las Aca­de hacer que jamás mueran en la tierra las almas de los hombres;:·;'demias, y os daréis cuenta de que en los últimos veinte o treintagloriosos? Pasemos a la brújula y a la carta de navegar ... si los'{:Yañosse han hecho más descubrimientos en la ciencia de la natu­romanos, se gloriaron de haber llevado sus ejércitos a Inglaterra a~:'raleza que los que se habían hecho en todo el período de la anti­través del Océano ... ¿qué gloria no se le deberá a quien enseñóR:1'gliedad... Los últimos en venir diríase que han recogido la heren­a los portugueses a navegar hasta un polo desconocido, del unoj;,tda de sus predecesores y han añadido a ella gran número de adqui­al otro horizonte ...? Vengamos a las máquinas militares: ¿qué in-\' ¡'siciones nuevas debidas a sus fatigas y trabajos.» 55vención tan tremenda fue nunca imaginada que se igualase a la~ r Pero, más que sobre el progreso de la filosofía natural y de lasde nuestras artillerías ...? De la ingeniosísima invención de los~ ~artes mecánicas,.la disputa de los antiguos y los modernos cen­relojes de rueda, que suenan e indican las horas con su perpetuor: f'trábase en Francia sobre los méritos literarios de los escritores y

girar, y los movimientos de los planetas, ¿qué no habrían dicho~;poetas de la edad clásica y del siglo de Luis XIV:los griegos y los latinos? El telescopio solo, inventado reciente~j:J\' . P dr' "t 144145 .

F f .. ,'" ¡( "A. Tassom, aragone eg! mgegm Cl ., pp. - .mente en landes y per ecclOnado en Itaha, con el que desde leo,':;. S4 P. Borel Dis¡;;ours nouveau prouvant la pluralité des mondes cit., p. 5.•~ ~" . ss Sobre ]~ Querelle: Frailh, Histoire des querelles littéraires, París, 1771;

" A. Tassoni, Paragone degli ingegni antichi e moderni, Lanciano, 1918-1919,~iR. RigauIt, Histoire de la querelle des anciens e( des modern,es, París, 1956;pp. 101-102; sobre Tassoni y los criterios que sigue para sostener la superio.:~·~R.GiUot, La querelle des anciens et des modernes en France, Pans, 1914;G. Mar~ridad de los modernos: H. Naef, Due contributi alla storia dei Pensieri di~~giotta, Le origini italiane della «querelle des .anciens et des modernes», Roma,A. Tassoni, Trieste, 1911. ';;;1953; E. Garin, L'educazione in Europa, Ban; pp. 273-297.

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modernos». Pero en su obra se traslucen con bastante claridad elconcepto de la continuidad del saber y el del progreso indefinido:~Unespíritu culto es, por decirlo así, el que se compone de todoslos espíritus de los siglos precedentes: un solo espíritu se ha

",:'educado durante todo este tiempo ... Los hombres no degeneraránNacida en el terreno lingliístico y literario, la polémica llegaba~~Íiunca,y las sanas opiniones de todos los buenos espíritus que se

a, contraponer los' siglos y acababa por abordar los grandes .temas>"sucederán irán añadiéndose las unas a las otras. Estamos en unde la modernidad y del progreso, pero sólo tocaba marginalmentej ~sigloen el que las artes tratan de sacar provecho de las nuevaslos problemas relativos al avance de la ciencia y de la técnicait;,luces de la filosofía» y un progreso real se verifica únicamenteBoileau, al polemizar con Perrault, es bastante explícito a este;~'~nel ámbito del conocimiento científico. En la elocuencia y en larespecto: «Vuestra intención era mostrar que en cuanto al conoci.1 poesía, que dependen de la imaginación, los antiguos pueden habermiento y, sobre todo, por las bellas artes, nuestro siglo, o por de-::·¡sidosuperiores a los modernos; en la ciencia se puede, en cam­cir mejor, el siglo de Luis el Grande, no sólo se podía comparar,~bio, sacar provecho de los errores ajenos, y <<1osúltimos físicos ysino que resultaba superior o todos los más famosos siglos de la¡ 'matemáticos deben de ser, necesariamente, más hábiles».57antigliedad y al siglo mismo de Augusto.» A conclusiones no diferentes de éstas llegaban, con indepen-

No fue casual el que la disputa girase en torno al valor de,:'dencia de Fontenelle, algunos autores ingleses de la segunda mitadalgunos clásicos griegos y latinos. En sus Réflexions critiques sur del siglo XVII. Diversamente de cuanto sucede en Francia, la dispu­Longin (1694), Boileau defendía encarnizadamente a Píndaro y a la sobre los modernos y los antiguos, que sirve de fondo a laHornero, y en un feroz epigrama acusaba de impiedad al despre- célebre sátira de Jonathan Swift, céntrase en Inglaterra en tornociador de Hornero, de P]atón, de Cicerón y de Virgilio 56: a los temas de la filosofía natural, las ciencias y las artes mecá­

nicas. Surgida sin relación con la querelle, viénenle la vida y lainspiración de la vigorosa polémica baconiana contra el métodoy ]acuItura de los antiguos.58

Una sección entera de la Apología de George HakewilI (1627)está dedicada a las invenciones de los modernos, a las técnicasempleadas en la agricultura, en la imprenta, en la navegación.59

Refutando la tesis del envejecimiento y decaimiento del mun­do, Hakewill había teorizado acerca de la circularidad del progre­

,ISO de las artes; J oseph Glanvill, al defender los fines y las funcio-nes de la Royal Society, contrapone en cambio a la vieja filosofía

.Ios resultados de la nueva filosofía experimental, que abren al hom­bre la posibilidad de un camino inacabable. El escrito de Glanvill

La docte Antiquité, dans toute sa duréeA l'égal de nos jours ne fut point eclairéeEl l'on peut compar~r sans crainte d'étre injusleLa siecle de Louis au beau siecle d'Auguste.

Pour quelque vain discours sottement avancéContre Homere, Platon, Ciceron ou VirgileCaligula par tout fut traité d'insensé,Neron de furieux, 'Hadrien d'imbécille.

Vous done, qui dans la méme erreur,Avec, plus d'ignorance, et non moins de fureurAttaquez ces Héros de la Crece el de Rome;Perrault, fussiez-vous Empereur,Comment voulez-vous qu'on vous nomme?

También Fontenelle subrayaba el hecho de que «la elocuencia.y la poesía eran el argumento de la contienda entre antiguos y

,')e" B. De FonteneJle, Digression sur les anciens et les modernes, en Oeuvres,

París, 1767, IV, pp. 179, 190; Sur la force nécessaire pour remonter les bateaux,S6 N. Boileau, Réflexions critiques sur quelques passages de Longin y), en Histoire de l'Académie des Sciences, année 1702, Amsterdam, 1735, pp. 167­

Lettre a Monsieur Perrault, en Oeuvres diverses du Sr. Boileau Despréaux'¡ 168.Sobre Montenelle: J. R. Carré, La philosophie de Fontenelle ou le sourireAmsterdam, Chez Henri Schelte, 1702, vol. n, pp. 109-183; 185-198. El epigrama; de la raison, París, 1932; F. Grégoire, Fontenelle, une philosophie désabusée,citado está en el vol. I, p. 253; cfr., en la misma pág.: "Nancy, 1947; A. Robinet, Considérations 'sur un centenaire.· Notes soumises

D'ou vient que Ciceron, Pla(on, Virgile, Homere, .~ aux historiens de Fontenelle, en «Revue de Métaphysique et de Morale», 1958;Et tous ces grands Auteurs que l'Univers revere, ., L. M. Marsak, B. de Fontenelle.· the Idea of Science in the French Enlighten-Traduits dans vos Ecrits nous paroissent si sots? :;!ment, en «Transactions oE the American Philosophical Society», XLIX, 1959.PerrauIt, c'est qu'en pretant a ces Esprits sublimes :: f;; S8 Sobre la polémica entre los antiguos y los modernos en Inglaterra, cfr.Vos far;ons de parler, vos bassesses, vos rimes, "~ .R. F. Jones, Ancients and Modern.· A Study of the Background of the «BattIeVous les faites tous des PerrauIts .. ¡¡g, \,01 the Books», St. Louis, 1936.

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" G. Hakewill, An Apologie or Declaration 01 the Power and Providence01 in the Gobernment 01 the World, consisting in an Examination and Censure"!01 the Common Errour trouching Nature's perpetual and universal Decay;,.¡i 61 W. Wotton, Rellections upon ancient and modern Learning, Londres,Londres, 1627. -,.;1694, pp. 77-78.

'" De Henry Stubbe. además del opúsculo citado, cfr. Legends no HistorieJ:' .:, 62 J. Edwards, A compleat HistQry or Survey 01 all the Dispensations andLondres, 1670 (prefacio), y el escrito Campanella Revived Londres 1670 eri '.Methods 01 Religion, lrom the beginning 01 the World to the Consumationel cual critica la idea de hacer servir el estudio de la cien¿ia y de 1; mat~má.' .·of all the Things, Londres, 1699, n, p. 615. Sobre esta defensa del progresotic~ .para apartar a los súbditos de las discusiones de carácter político y: ~~echa por los «religiosos», c~r. R. S. Crane, Anglican Apologetics 01 the IdearehglOso.,'f,of Progress, en «Modern PhIlology», 1934, pp. 273-306.

_> Jlleva un título significativo: Plus ultra or the progress and aq.; í&!a.La oratoria era, en el ámbito de la civilización antigua, bas­vancement of knowledge since the days of Aristotle (1668). La dt~{1ante más útil y animosa que cuanto hoy lo sea, yen conclusión,fensa de la Royal Society se transforma aquí en defensa de los}i;«,haycosas que no dependen, respecto a su verdad, de las opi­modernos; la geografía, la matemática, la química, 1<1; historia nii;i¡:ilionesde .los hombres, sino de un canon de comparación fijo etural, los inventos son otras tantas señales de su superioridad:k ,¡¡frdiscutible. Por esa razón, mientras siempre podrá discutirseAl «desconocido inventor' de la brújula», afirma Glanvill, se,le:' :;quiénha tenido los mejores oradores y poetas, no podrá en cam­debe «mayor agradecimiento· que a mil Alejandros o Césares :O~ ',.bioser objeto de controversia la superioridad de los geómetras,que a diez Aristóteles». El hizo por el progreso del mundo ypof·i)bs aritméticos, los astrónomos, los músicos, los botánicos y seme­el avance del conocimiento más que cuanto hayan hecho nunc~ !jantes. En este caso una oportuna confrontación de los inventos,los sutiles disputadores «que han vivido desde la edad antigua'.llas observaciones, los experimentos, las colecciones, deberá ponerhasta hoy. Por otra parte, las nuevas islas y los nuevos continentes~ ;nn sin duda a la discusión».61que se extienden al otro lado del Océano le han ofrecido al hom~:\" No sólo los. baconianos y los defensores de la Royal Societybre «un campo más anchuroso de la naturaleza.» . i; fapelaban en Inglaterra al progreso de la técnica y de las ciencias.

Las orientaciones de Glanvill estaban bien definidas. En un lí.,"En la obra del teólogo anglicano John Edwards reaparecen, curio­brito intitulado Plus ultra reduced to Non plus, Henry Stubb( ,:~amente adaptados a las particulares exigencias de su discurso, es­atacó violentamente la obra de Glanvill, acusando a la Royal S~;ktos mismos temas:ciety de querer sustituir la educación humanista por una educación { «Las diligentes investigaciones realizadas en' la patria y en los«materialista y mecánica», y expresando su asombro ante el hecho>iyiajes por países remotos han dado lugar a nuevas observacionesde que Glanvill no llegara a afirmar también la superioridad cte"y han puesto de relieve asimismo extraordinarios descubrimientoslos modernos en el terreno de la pintura y de las bellas artes.~; re invenciones. De este modo, nosotros superamos (surpass) a ta­La respuesta de Glanvill es precisa: la controversia no atañe tan,?das las épocas que antes de nosotros transcurrieron, y ·es tambiénsólo a la Royal Society, sino que debe hacerse extensiva a todoS;::fuuyprobable que los tiempos por venir superarán a los presentes.los defensores de los modernos; la nueva educación científica deb~':,Confesaré que no entiendo por qué no habría de esperarse un corres­sustituir a la formación pedagógica tradicional: él no sostiene, cte:pondiente avanzar (improvment) en el conocimiento de Dios, en lahecho, ql..1:elos modernos' sean necesariamente superiores a los ::moral y en las virtudes cristianas. ¿Puede haber una región tal queantiguos en las bellas artes; en realidad, hasta admite que no 'enella no haga Dios que prospere la religión, lo mismo que prosperanlo son; pero el terreno en que ha de desenvolverse la discusión "lasartes?».62relativa al progreso, si se quiere que tenga algún sentido, esldiferen te .. ,.

Sobre este punto es aún más explícito William Wotton, quien;:

~on sus Reflections upon anden! a,nd mode~n learnin[5 :(1694) S~~••L. Las conquistas de la ciencia y de la técnica son un vívido testi­mtroduce a tomar parte e~ la poler~llca sostemda por ~Ilham Tem:.,.....:••..•.:...m•,..~nio ~e la superioric;lad de los m~dernos; ellas ?f~ecén la prueb.a

pIe contra F<:ntenelle. Acercase mas Wott~n a GlanvIll que ~ Per; :mas eVIdente del caracter progreSIVO del conOCImIento. El saberrault,. y .se mega a sostener, como se habra hecho en. Francra, lal:«transmisible» (y, por lo mismo, siempre utiliz.able de nuevo' ysuperIOrIdad de los modernos en cuanto a la elocuenCIa y la PO~;:'susceptible de perfeccionamiento) es superior a toda forma de

'solitaria sabiduría espiritual. Para el hombre culto -se ha dicho

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con gran acierto- se había originado en aquellos años un co-me(i~entre los investigadores y de la publicidad de los resultados quetido nuevo: el de la colaboración intelectual. Este ideal de un'; _~seconsiguieran. Tales organizaciones eran constituidas _expresa­saber que resulte de la colaboración es el que alienta las frecuen:~[mente para hacer posible una cooperación sistemática entre lostísimas relaciones entre los doctos, sus copiosos epistolarios,Y:¡~Eientíficos.el que _da vida a las grandes academias y sociedades científicas';,f,; El avance y el progreso de las ciencias y de las artes mediantedel siglo XVII. En 1635, escribiendo a Peiresc, Mersenne había ex~:[a colaboración,' he aquí la común finalidad que se proponen laspuesto su proyecto de una academia que reuniese a todos lo~,[primeras academias científicas modernas: la Accademia del Cimen­doctos de Europa,63 y ya diez años antes, al polemizar contra' '~to (1657), la Royal Society (1662), la Académie des scienceslas pretensiones de los alquimistas, había propuesto la fundación, :(1666).67de una academia en la que, «sin más misterios ni arcanos», sé'iestudiasen en común los resultados efectivos de sus experiencias.!!

La fe de Mersenne en el progreso del saber se halla estrecha·mente vinculada a este ideal de una colaboración y cooperaciónentre los doctos. «Dícese que es preciso respetar la antigliedad; En el prefacio a la primera edición de las Philosophical Tran­Aristóteles, Platón, Epicuro, aquellos grandes hombres, ¿iban a ''sactions (1666), una de las mayores colecciones de actas científicashaberse engañado. Y no se para mientes en que Aristóteles, Platón, j-detodo el mundo, describía el baconiano Oldenburg, secretario dey Epicuroeran hombres como nosotros, de nuestra misma espe; Ja Royal Society, las características de la publicación; y anunciabacie, ni en que, además, el mundo es dos mil años más viejo en. ,su finalidad: «Estas Transactions salen a la luz para que puedaestos tiempos en que vivimos, y hay más experiencia, y debe de "tener ulterior auge la aspiración a un conocimiento sólido y útil,haber más cultura, y, en fin, la vejez del mundo y de la experien. ,y ... para que los investigadores se den por invitados y alentados acia nos hace descubrir la verdad.» 65 'experimentar, a buscar cosas nuevas, a transmitirse recíproca-

Los límites de la filosofía actual, su incapacidad de progreso:' ;mente sus conocimientos y a contribuir, en cuanto puedan, alefectivo, dependen de su generalidad, de la falta de cooperación .gran fin de hacer avanzar la ciencia de la naturaleza ... Todo paraentre los estudiosos, del hecho de que cada uno de ellos no sei;gloria de Dios, honor y provecho de este Reino y beneficio univer­aplique a un sector determiriado y limitado de las ciencias. «Si: ~saldel género humano.»nuestros padres y predecesores hubiesen puesto en práctica este~' Refiriéndose a los orígenes de la Académie des Sciences y apo­precepto, la filosofía habría alcanzado ya desde hace mucho UI\ )yándose en el prodigioso desarrollo de las ciencias matemáticas yalto grado de perfección, y nosotros no perderíamos hoy el tiempo naturales, insistía Fontenelle por su parte en el tema de la cola­ante las primeras dificultades, las cuales se presentan ahora tan' 'boración: «Este interés ampliamente difundido por' la filosofíadifíciles como en los primeros siglos, como cuando fueron ad-ver·,'ihace surgir en el ánimo de los doctos el deseo de comunicarsetidas por primera vez. Si tuviésemos ahora un,'l experiencia de; ¡,entre sí sus hallazgos. Y va ya para cincuenta años que los quelos fenómenos que nos pudiese servir para hacer sólidos razona~~;'Vivfanen París solían acudir con frecuencia a donde el padremientos, la verdad no estaría así, sepultada en lo profundo, la na:'!r:Mersenne,el cual, como era amigo de los hombres más ilustresturaleza no estaría aún oculta, y podríamos ver todas las maravV' i:de Europa, se alegraba de poder servir de intermediario entrellas que contiene ...»66 '} iellos. Gassendi, Hobbes, Roberval, los dos Pascal, padre e hijo,

Hacia mediados de aquel siglo, por vez primera en la historia;: .:'-se habían reunido los estudiosos para dar vida a organizaciones} J, 67 •••••

destinadas a la investigación y fundadas a base de la colaboración, :¡: Sob:e la funclOny. l~s caracte.nstlcas de las academias: A: J. George,;, ;:The Genesls of the Academle des SClences, en los «Annalsof SClenCe)"1938;'Vi,F. A. Yates, The French Academies of the Sixteenth Century, Londres, 1947;~ cH. Brown, Scientific Organisations in Seventcenth Century France, BaItimo­

~'.re, 1934; M. Ornstein, The Role of Scientific Societies in the Seventeenth,4)Century, Chicago,1938. Sobre la colaboraciónintelectual: T. Gregory,Scetticis­

París, 1634;flmo ed empirismo: studio su Gassendi, Bari, 1961, p. 176, Y todo el libro está-'~~lIenode importantes observacionesrelativas a estos problemas.pp.

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.3 R. Lenoble, Mersenne cit., p. 92.••M. Mersenne,La vérité des sciences, París, 1625, p. 105.., M. Mersenne,Recherche de la Vérité, II, 2, 3.••M. Mersenne, Les préludes de l'harmonie universelle,

135-136.

6

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Blondel y algunos otros solían v.isitar a menudo. a Mersenne'»~í ;todo hombre progresa cada día en las, ciencias, .sino que todosTodo .10 que se observe, se expenmente, se estudIe y se aprenda;.:los hombres juntos ven cumplirse en Si un contmuo ~rogreso f!.

debe ponerse a disposición .de todos y comunicarse a todos, por:f'medida que el universo envejece, porque en la suceSIón de losque la experiencia, el lento acumularse de la experiencia, esla,1:hombres sucede lo mismo que en las diversas edades de uno solo.fuente y la garantía del progreso del género humano. Sobr~~De manera que toda la serie de los hombres, e~ el transcurso dela base de esta nueva concepción. de la ciencia como construcció~' 'tantos siglos, debe ser considerada como un mismo hombre queprogresiva fundada en la cooperación -una realidad nunca ac~?::'exista siempre y aprenda de continuo.» .bada, sino siempre perfeccionable- se había ido formando taro" :~' En este texto, que se remonta al año 1647 y fue deS~?nOCld?bién un nuevo modo de considerar la historia humana. Esta podís "porsus contemporáneos, Pascal había dado una formulaclOn or!5,a­aparecer ahora como el producto de un trabajo común, como el¡hiCa a la concepción de la historia como pro~re.so .. F:l tamblenresultado del esfuerzo de varias generaciones, cada una de las'~como más tarde Comencio y Leibniz-, habla mSlstldo en ~ncuales utiliza las fatigas de las generaciones precedentes, como eli"rnotivode capital importancia: el sujeto cognoscente no es el m­Iento acumularse de una serie de experiencias sucesivamente inteil.dividuo aislado, sino la humanidad entera, que progresa en elgrables y perfeccionables: <dos primeros conocimientos que los an¡:'tiempo.7otiguos nos han transmitido han servido de escalones para subir'a' '~los nuestros, y precisamente por esto les somos deudores de la';~\isuperioridad que sobre ellos tenemos, pues estando ya elevados' ,',hasta aquel cierto grado al que nos elevaron, bastaba un pequeñoesfuerzo para saltar y subir al que estamos ahorá ... Aquellos a los:que llamamos antiguos eran, en realidad, nuevos en todo, y for-'~",maban, propiamente hablando, la infancia del género humano; y

así como nosotros hemos añadido a los conocimientos que ellosposeían la experiencia de los siglos que les han sucedido, en noso-tros es donde se halla en verdad la antigtiedad que en ellos hon-;ramos».69 Nuestro panorama es más vasto que el de nuestros/antepasados, puesto que nuestra experiencia tiene en cuenta la de'·'·ellos; no se trata de afirmar en abstracto la superioridad de losmodernos; se debe reconocer más bien que los antiguos «conocían."tanto como nosotros aquello que en la naturaleza 'les era posibleobservar», sólo que <<110conocían tantas cosas de ella, y nosotrosvemos más que lo que veían ellos». Por eso, «sin contradecirles,-:podemos afirmar lo cOntrario de lo que ellos decían».

Al robustecimiento de estas tesis había contribuido sin duda.

grandemente la difusión de otra sobre la cual Campanella y Ba'\ .•..• o D' l t d' d . nto sobre la idea de progreso hemos uti-

• , ••. :. 7 e entre os es u lOS e conJu . .-con, Le Roy y Bodm ~ablan mSlstldo m~c~o y en perfect? a.cuer-:lizado aquí: J. Delvaille,Essai sur l'histoire de l'idée de progrés Jusqua lado: como consecuenCIa de los descubrImientos de la teCnIca y: 'fin du XVIJ[ siecle, París, 1910; J. B. Bury, The Idea ot Progress, Lond~es,

de los grandes viajes de exploración, el género humano ha con·,.>..1920; R. Hubert, Essai sur l'histoire de l'idée de progres, en la «Revued'h~st.. .. . ,.: d l h'l t d'h' t 'nér~le de la civilisation» 1934 1935. Entre los estudIOSqUlstado por fin una sustancIal UnIdad que le es propIa. «No solo' e a p ] os. e IS. gc n •. " d d hparticulares,aparte los trabajOSde Zllsel y. de Jones.ya recor a .05, emos··tenidoen cuenta: H. Weisinger,Ideas of H¡story dunng. the Rena~ssance, en

68 B. de Fontenelle, Histoire de l'Académie Royale des Sciences, ParíS/le!«Journalof the History of Ideas», 1945, pp. 415-435; F. DIaz,Idea dI progresso

1733, 1, p. 4 .. e giudizio storico in Voltaire, en "Belfagor»,1954, 1; A. Ce~to, Condorcet e

.9 Est.a y las siguientes citas están tomadas de B. Pascal, Préface POUT)'idea di progresso, Florencia, 1956. El fragme.ntode Pasea.1CItadoen el text~,le Traité du vide, en Oeuvrés compZ¡~tes (ed. J. Chevalier),París, 1954, p. 534.. escritomuy probablemente en 1647, fuc publIcado por pnmera vez en la edi­Cfr. Opuscoli e scritti vari, a cura di G. Preti, Bari, 1959, pp. 7-9.· .. ,:ciónBossut de 1779.

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3Filosofía, técnica e historia de las artes

en el siglo XVII

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;1'r ¿ Por qué -se había preguntado Bruno- hemos de esforzar­i 'nos en alterar y corromper el estado de la naturaleza, que «ha~q :distribuido el universo en cosas mayores y menores, superiores e

'inferiores, ilustres y oscuras, dignas e indignas, y esto no sólofuera de nosotros, sino también dentro de nosotros, en nuestra:misma substancia?» La jerarquía de las facultades acababa identi­~cándose con el orden del universo y codificando la necesidad de;un insuperable dualismo de clases y de grupos sociales.1 Preci­

.; '.samente el afán de superar estas jerarquías y estas distinciones

;~:Ifuelo que animó a Tommaso Campanella para redactar, en las

~~.:páginas de la Citta del Sale el revolucionario programa de Una

,~sociedad racional y democrática. La distinción tradicional entre ar­':les especulativas y artes mecánicas aparece aquí refutada, y es

exaltado, en cambio, el trabajo -aun el más humilde- como ele­mento central y decisivo en la formación del hombre: «Nadie

},I.reputa como vileza el servir a la mesa o en la cocina o en cual­'quier otro sitio, sino que lo llaman aprendizaje ... de donde resultaque quien es destinado a cualquier oficio, lo desempeña comoCOSamuy honrosa, y no tienen esclavos, porque se bastan a símismos, y más bien se enorgullecen de ello ... Y aquél es tenidopor más noble que más artes aprende y mejor las emplea. Por lo

I G. Bruno, Degli eroici furori, en Opere cit., 11, p. 464. Cfr. F. Battaglia,:,~La filosofia. del lavoro, Bolonia, 1951.p. 92.

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Merca e fa prede; a lui poca e una terra.Tuona, qual Giove, in guerra ...

... Egli astutoha dato al cuoio muto -ed alle cartedi parlar .arte; -e che i tempi distingua

da al rame lingua.

E, dio secondo, miracol del primo,egli comanda all'imo, -e'n del sormontasenz'ali, e conta -i suoi moti e misure

e le nature.

cual se ríen de nosotros, que llamamos innobles a los artífices y; ~(

decimos nobles a quienes ni el arte aprenden y se están ocio-1;¡j;sos.» 2 El reconocimiento de la dignidad del trabajo y de las~f~('artes mecánicas inducía a Campanella a rechazar la concepcióQ'!~(,clasista de la sociedad, basada en la contraposición de los hombreS;~;.«divinos» y los hombres que trabajan con las manos. Optima repúj'~;blica es aquella en la que cada uno «es elegido para hacer el oficio;:J:!

a que le destinaba su naturaleza», pues entonces la vida de los::~A

hombres en sociedad no es guiada por el acaso, sino regida por::!('

la razón. Son ciudadanos de la república, indistintamente, cuanto's'~;;ejerciten -sobre la base de sus capacidades naturales- algun~:~•..función socialmente productiva: «llamamos ciudadanos no sólo:ti71,

los que participan en el gobierno, sino a todos aquellos que viven"!~~

juntos y ejercitan cualquier arte útil a la república, así como ai ;~jun miembro que ejercita en el cuerpo alguna función; a los de:i~imás les llamamos o huéspedes o desechos (excrementa) de la re"};Ji':

pública, cuales lo son muchos nobles de estos tiempos~).3 ..•~~; Da al rame lingua perc'ha divina alma.Campanella -a pesar de estar en honda dependencIa con res·,!::' L .. l' so han palma -e non sí industre,tI b' dI' d 1 l' d" , .', a SClmmta e or

pec o a am lente e a magIa y e a astro ogIa- a vlrtlo COffiqJ,t; h '1 t 'llu t e- maneggiasse' ei solo1, l" d 1 d d b' .,,' e e uoco 1 sr,muy pocos e caracter revo UClOnano e os gran es escu nmlen·J.'fi7 . alzA a tal volo.5t t ,. d 1 d" dI' , M' ... ¡:;. SI vo~ ~cmcos 1 e os, gran es VI~Jes e, exp or~~lOn.« as Vl~; J¡q .•• t xto' 17..20' 26-30;

Cnstobal Colon, genoves, con los OJos, y mas corno con el cuerpq/.¡'~!' 'T. Campanella, Paesle Cit. Los versos citados en el e. ,que no los poetas, los filósofos y los teólogos, Agustín y Lacta~~7l~I-48,en las pp. 170-172..cio, con la mente, puesto que negaron que existieran los antíp~J,'~t' Y, corno un segundo dio~, milagroso del prlmero,das.» En las «estupendas» invenciones de la brújula, la imprenta'"!~ impera en lo terreno, y al.cI~lo se remo?ta

1 ' 1 'll ' C II 1 . dI' , d (' sin alas y cuenta sus movImientos, medIdasyapa vara artI era, ve ampane a os «SIgnos e a umon el :¡: 'naturalezas.mundo», la prueba de un acelerarse el curso de la, historia: «haF1~ y . d 1 dohabido más historia en estos cien años últimos que la que hubo:,.if Al viento y a la mar tiene doma os, y ~ cl.;'rvomun

'1' ,. 'ir {~, con sus curvas naves cerca, lo descubr~, lo ommaen todo el mu.ndo durante. cuatr~ mI, y m~s hbros se han ,he,,;;$ y de su riqueza lo hace mma.cho en estos CIen que en cmco mll».4 Estos Inventos que actuan'i,§} . f él es poca-' • "!i; Y d riqueza lo hace mma: una Ierra para .sobl'e la naturaleza y la transforman, son senal de la «potenCIa;;;. e su ..di h b d" d d d' .. d d . '1 's, Truena cual JupIter, en guerra ...e om re»; su Igm a y su lVInI a no consIsten so o en.::!~.' ' ...Astuto,«ascender al cielo con la matemática y en saber las naturalezas y!,'*' ha dado a mudas pieles y a papeles .los movimientos y medidas de las cosas celestes», sino también;, t;" de hablar el arte; y al bronce, para que el tIempo marque,en su hacer y operar de suerte que «mande sobre todas las cosas}'? le da lengua.terrestres y marinas» mediante el arte de la navegación y la!X Al bronce le da len¡¡ua, porque él tien~ alm~ divina.

escritura y la imprenta y los relojes que miden el tiempo:' El mono y el oso tienen manos, p.ero ~o mgemo d d 1 1que el fuego haga brotar y lo maneJe: solo el hombre, es e e sue o,se alzó a tal vuelo.

e'l mare ha domo, -e'l terren gobbogobbo- accerchia, vince e vede,

merca e fa prede.

Il ventocon legno

¡ T. Campanella, Citta del Sale, ed. por N. Bobbio, Turín, 1941,pp. 64,76;1;'

3 T. Campanella, Afarismi palitici, ed. por L. Firpo, Turín, 1941,pp. 99'::' .~. Nota del traductor. Amable colaborador en la traducción de estos ver:sos160, 161. "~;.hasido mi buen amigo el ilustre crítico de arte José Milicua IlaI"!amendI, a

4 !. Campanella, Paesie, ed. por G. Gentile, Bari, 1915, p. 86; Cifta delt,'...,'.•·.'UyO gran conocimiento del alma de Italia debo otras muchas y valiosas obser­Sale CIt., p. 109'<~";iyaciones.

~:,~":;.:

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1t2;:; {que nos circundan, y ello con tanto detalle como conocemos los

{di, ¡diversos oficios de nuestros artesanos, los podremos emplear del

Au~ cor: toda su ávida curiosidad respecto a la renovación q~í~~lÚismomodo para todos los usos a los que se adapten, y, de estaen la ~ler:cla se estaba dando X respecto a los n~evos hallazg9~~.'manera, convertimos en como amos y poseedores de la natura­de la tecnIca, Campanella -segun ha recalcado reCIentemente Cor~iJeza».9san?-:- permaneció .en lo esen~ial «ajeno a la gran renovación. m.et%f~ ¡~;. En estas páginas hacía suya también Descartes la tesis ~e q~edologlca y pr~ductlv~ d~ su epoca:>.6.En ~n terreno muy dIStl?~B~:Japublicidad de los resultados le es indispensa?le al saber c:e?tlfi­del de la magIa -mas bIen en polemlca vIOlenta contra ella- maj;:'w. Refiriéndose a las «nociones generales pertmentes a la fIslca»,cobrando firI?eza, e~ ~l siglo XVI~, la concepción de la ciencia,k',alas cuales ~a?ía lle?ado, escribía: «yo he creído que no podíacomo saber mtersubJetlvo, comunIcable, capaz de progresar S(};ótenerlas escondIdas sm· pecar gravemente contra la ley que nosbre sí mismo. La polémica contra toda forma de saber «oculto», l~¿'obliga a procurar, en cuanto de nosotros dependa, el bien generaldefensa de la dignidad de las artes mecánicas dentro del mundq~:detodos los hombres».lo Afirmaciones como éstas llevan implícitade la cultura: estos temas tuvieron también profundas resonan~0.,ha no aceptación de aquellos «caminos fuera de lo ordinario» acias allí donde la preocupación por el aparato teórico-conceptua!" {los que recurrían cuantos, magos, naturalistas o alquimistas, teo­de la ciencia y el intento de insertar los fenómenos naturales;¡ ~fizaban sobre la secreta soledad e incomunicabilidad del saber.en un «esquema de conceptos racionales» eran bastante más actH~i]En una carta escrita a Huygens en marzo de 1638, Descartesvos que en Agricola y en Bacon. ,;~ ~;iomabaexplícitamente posición contra toda actitud de este tipo, y,

Desde este punto de vista presenta singular interés la posición'!t¡refiriéndose al De sensu rerum de Campanella, no dudaba ende Descartes, que no desdeñó ciertamente el ocuparse de máqU:inas~iTafirmar: «los que se extravían, so color de seguir caminos extra­y artificios 7 y en cuyo pensamiento aparece ya completamente[! 'ordinarios, me parecen mucho menos excusables que los que ye­desechada la antigua condena de las artes mecánicas. En el textot 'eran en compañía de muchos otros y marcando huellas comu-de las Regulae, compuestas entre 1619 y 1628, encontramos la afir,~:nes>;.ll .mación de que el método <<imitaaquellas artes 'mecánicas que no;.'i Pero no era precisamente la compañía de los doctos el idealtienen necesidad de la ayuda de otras, sino que ellas mismas dicen~~:perseguido por Descartes. Leibniz -auténtico «baconiano» ende qué manera se han .de fabricar sus instrumentos».8 La refe:.f¡e~to-le echará en cara a Descartes ,da vanidad de querer ser so­rencia a las artes mecániéas y a los «oficios de nuestros artesanos)\¡~:lipsista».12volvía a aparecer también en la sexta parte del Discurso del mét()..~t A la figura del genio aislado, capaz de derribarlo todo y de.do, allí donde Descartes deseaba <da invención de una infinidad de';~econstruirlo siguiendo el orden de sus raciocinios, contrapondráartificios que permitirían gozar sin pena ninguna de los frutos',):"él la imagen de una humanidad solidaria, que es el verdaderode la tierra y de todas las comodidades que en ella se encuentrami,;i( .,sujeto cognoscente. Las acusaciones de Leibniz no carecían, real­En estas mismas páginas reaparecería, expresada muy enérgica~:~:¡mentede fundamento, lo mismo que tampoco está falta de funda­mente, la tesis baconiana de una «filosofía práctica» capaz de'Jiinento' la definición de la sexta parte del Discurso did niétodo pr?~hacer al hombre «como amo y poseedor de la naturaleza». Las:~,puesta hace poco por Lenoble: «un verdadero fratado del sabIOnociones pertinentes a la física, escribe Descartes, «me han hecho\~olitario».13 .ver que es posible alcanzar conocimientos que sean utilísimos para? ~:' Si se mira al fondo, en aquellas páginas tan límpidas en apa­la vida y que, en vez de aquella filosofía especulativa que se en-;,\riencia, Descartes acababa, de hecho, vaciando de. se~~ido suseña en las escuelas, se puede hallar otra práctica, por medio de,i'propia afirmación de un saber fundado en la colaboraclOn y enla cual, conociendo la fuerza y los efectos del fuego, del agua, deJ'l' , .. P í 1947 61-62aire de los astros de los cielos y de todos los demás cuerpos;", 'Di~cours de la me!hode, e~i.E. GIlson, ar s, , pp .., " ' 10 Dlscours de la methode CIt., p. 61.

11 Descartes ti. Huygens, en Oeuvres (Gallimard, 1949), p. 786.

• A. Corsano, Tommaso Campanella, Bari, 1961, pp. 239 Y sigtes .... '.:..•!..j.•.•.. 12 A. Foucher de Careil, Nouvelles lettres el opuscules inédites de Leibmz,

7 Cfr., por ejemplo: Descartes, Oeuvres, ed. Adam et Tannery, 1, pp. 211,\ 'París 1857, p. 13...435, 447; VI, p. 81.:. ¡ '" R. Lenoble, La révolution scientifique du XVII' sii~cle, en HlstOlre

8 Regulae, trad. G. Galli, Turín, 1943, p. 39.,,: ,'générale des sciences, París, 1958, II, p. 186.

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't~'I~(la publicidad de las investigaciones y de los resultados. La llamad,~j19~rvirían sólo para hacerle perder tiempo. Lo que él desea es ela otros ingenios para que contribuyan a la experiencia de hacer~ ;,;dinerosuficiente para pagar la labor de las manos que se ocupen~niendo la vida y el trabajo de muchos, que «puedan ir tod6~~.;s8n trabajos por él dirigidos; lo que intenta es verse libre de todaJuntos mu~ho más lejos de lo que cada uno en pa~tic,ular podría)}~¡i~Breocupación económica y de toda inútil ~érdida d~ ,tiempo,17 .es, en reahdad, la llamada de un maestro a sus dlSCIpulos o, por:',f;c, A la luz de estas cQnsideraciones adqUIere tambIen un sentldodecirlo con len.gua~e cartesiano, la de un capitán de ejércitos a :~~1[-máspreciso aquel pasaje del Discurs~ del método. tan a menudosoldados: «obhgana a todos aquellos que desean en general el bIen;)[(citado/por los defensores del «humamsmo» cartesIano,en el cualde los hombres ... tanto a comunicarme [las experiencias] que ya';; :¡'laimagen de un saber que va creciendo en el tiempo aparecehan hecho, como a ayudarme en la investigación de las que queda~':¡:':unida una vez' más al ideal de la colaboración entre los investiga­por hacer».14 Su exigencia de colaboración no nace del converi;~:~dores. El mejor remedio contra la brevedad de la vida y de la es­cimiento de la superioridad de la misma sobre la reflexión solitaria,'! ';'casez de experiencias parécele a Descartes el de «comunicar fiel­sino, por el contrario, de su conciencia de lo excelente de la pn¡.:fi0inenteal público todo lo poco que se haya descubierto e invitar apia meditación: ~(aunque yo me reconozco extrem,adamente sujeto,$;1:;iosbuenos ingenios a que traten de pasar adelante, con~rib~yendo,a errar ..., con todo, la experiencia que tengo de las objeciones que%¡i~adauno según su inclinación y sus fuerzas, a las expenencIas quese me pueden hacer .me impide esperar de ellas provecho ninguno;;~,~fuerepreciso hacer, y comunicando igualmente al público tod~s...rara vez ha sucedIdo que se me haya objetado algo que no tui:¡;~dascosas que ellos aprendiesen, de modo que, empezando los ul­vise yo completamente previsto».15 La insuficiencia del indivi~~~timos por donde los primeros hubieran terminado, y uniendo asíduo ~islado frente a la tarea de desc~bri~ la verdad proviene sól~~'~lli,lasvidas y los trabajos de muchos, llegásemos tod?s juntos muchode dIficultades de hecho: las expenencIaS «son tales y en tan!(iJ,máslejos de lo que cada uno por separado podr~a».18 ,gran número que ni mis manos ni mis rentas ... bastarían para tO:;J";~f Aislando estas expresiones del contexto del DIscurso del m~t,o­das». Rechazando aquel ideal de la ,«mezcla de los ingenios» queji§:ao se ha visto en Descartes a un propugnador de la colaboraclOnhabía sido el de Bacon y será, el de Leibniz, Descartes rechaza~Jc'~ntrelos hombres de ciencia y a un teórico del progreso. Pero locon vigor la idea misma de una colaboración intelectual: «si hayi~'cierto es muy diferente de esto. El ideal rígidamente deductivo deen el mundo alguna obra que no pueda ser bien acabada por ningúri~jfla ciencia cartesiana y el intento que hizo Descartes de ar;clar conotro que por el mismo que la ha comenzado, es aquella en la qu~~:~firmeza la física en la metafísica, no dejaron de traslUCIrse tam­yo trabajo».16' "~; Ibién en su misma formulación del concepto de progresividad del

~o puede menos de venir a las mientes, por contraste, laafir:;~r¡saber. En los Principia perfilábase éste no como el sucesivo «des­maClOn de Bacon: «En verdad, yo pongo en movimiento una,¡s~cubrimiento» de nuevas verdades, SIlla como el «paso» desde unosr<:alidad que otros experimentarán ... no soy un cazador de glori~~i~principios universalmente válidos a otras ver;tades recabadas o de.m deseo fundar ninguna secta como hacen los heresiarcas ... trata ..i¡:~'ducidas de aquéllos. Una vez más, resultara esclarecedor el con­mas de que los hombres tomen parte ellos mismos en las tareag:;:¡:fJrontamiento con Bacon. El gran canciller había insistido en elque aún quedan por cumplir». Descartes no tiene necesidad de"} ¡¡"espíritu vital» presente en las artes mecánicas, y había rec~1cadootras inteligencias: los voluntarios que se ofreciesen a ayudarle:,;pasimismo el hecho de que estas artes se perfeccionan en el trempo,

':',!Wquees «el autor de los autores y el padre de la verdad»; Descar-14 Discours de la méthode cit., p. 65. 't~tes insiste, en cambio, en el núcleo de verdad que contienen lasl' Ibíd., pp. 68-69. " ,

:: Ib~d.,p. 72., _., ,;' :algunas dificultades o, al menos, con cumJ?limientos.y conversacionesinúti·Ibld., pp. 72·73: "CIerto que, por lo que atane a las expenenClas,.. un les Si hubiera en el mundo alguien de qUIense supIesecon certeza que era

hombre s?l? no podría dar abasto a realizarlas todas; pero tampoco podría,'',ca~~zde inventar las mayores cosas y las más útiles al público, y: por estaemplear ut¡[mente en ellas otras manos que no fuesen las suyas, salvo las',.('causa,los demás hombres se esforzasen de todas las maneras p~slbles parade aquellos artesanos o gentes a quienes podría pagar y a los que la espe· hyudarle a dar cumplimiento a todos sus proyectos, no veo que otr~ c~saranza del lucro, que es un medio eficacísimo.les hiciese llevar a cabo co~':.. podrían hacer por él como no fuese subvenir a los gastos de las exp~nen~¡asexactitu~ todo lo que ,él les prescribiera. Pues,.por lo que.r~specta a los qué)Ide que tuviese necesidad, y, fuer~ de esto, impedir que su tiempo dIspomblese ofreCIesenvoluntanamente a ayudarle mOVIdosde cunosldad o del deseod,'le fuese quitado por la importumdad de algUIen.»de aprender,.. querrían sin duda que se les pagara con la explicaciónde~}; " Ibíd., p. 63.

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~rtes inclusive cuando son aún, en sus orígenes, rudas e imper~:~Colegio Real o en otros lugares destinados al público, varias gran­fectas. Bacon había contrapuesto polémicamente las artes mecá:I:'rdes salas para artesanos; destinar una sala para cada grupo denicas «fundadas en la naturaleza y en las luces de la experiencia,;:]:~óficios; añadir a cada una un gabinete científico provisto de todosresultado del confluir los ingenios de muchos» y capaces, por:: Oos instrumentos mecánicos necesarios o útiles para las artesende, de progreso, a la esterilidad de la filosofía y de las ciencias! ~~queallí se habrían de enseñar; recaudar fondos suficientes no sólointelectuales «adoradas y celebradas como estatuas perfectísi¿ ~para las diversas exigencias de la experimentación, sino tambiénmas».19 La posición cartesiana es muy diversa, y se halla muy; ';para remunerar a maestros y profesores, cuyo número habría sidolejos de las miras de Bacon, que serán adoptadas por' Leibniz;;:Jgual al de las artes que se enseñaran. Estos profesores deberían«Pues, c~mo se ve en ~odas las artes, que aUl( siendo a~ principio~i!ser expertos en matemática y en física, para pO,der responder a to­rudas e Imperfectas, SIn embargo, en cuanto'. que contIenen algo!;tdas las preguntas de los artesanos, darles razon de todas las ca­de verdadero, cuyos resultados muestra la experiencia:, se van. ;:sas e iluminarles con miras a conseguir nuevos descubrimientosperfeccionando poco a poco con el uso, así en. filosofía, cuando se~,.en las artes».21 El progreso efectivo de la ciencia depende, paratienen principios verdaderos, no se puede, siguiéndolos; dejar de: iDescartes, de la obra de los teóricos. La técnica, en cuanto tal, nohallar alguna vez otras verdades. Y ninguna prueba hay mejor' ~;.aportacontribución alguna al progreso del saber científico.de la falsedad de los principios de Aristóteles que la de hacer,,: Mersenne y Gassendi, que rechazan ambos como dogmáticover cómo no ha sabido hacerse ningún progreso valiéndose de ellos';:!el grandioso intento cartesiano de lograr una física demostrativaen tantos siglos como se han seguido.» 20 ;ifundada en principios universales, tienen una conciencia mucho

Avecinando las «artes» a la «filosofía», poniéndolas en el mis·:','más viva que Descartes de que la «verdadera física» está en íntima'mo plano, en nombre del ideal de un saber deductivo, Descartes. \dependencia de las gentilles inventions de los ingenieros y de losdestruía, en realidad, el sentido de la contraposición y,la polémica'7técnicos. El conocimiento descriptivo de los fenómenos y la prác­baconianas. La esterilidad del aristotelismo depende para él de la.~tica de las artes mecánicas: éstos eran, para Mersenne, los ele­falsedad de los principios de la filosofía aristotélica. La afirmación' :~ment6s constitutivos y característicos de la nueva ciencia.22 Dede Pascal, según la cual se puede afirmar lo contrario de lo qué;' ;un lado, sostenía la oportunidad de renunciar a las esencias, desostenían los antiguos sin por esto contradecirles, queda privada' ~relegar las discusiones relativas a la materia y la forma, los áto­de sentido en la filosofía cartesiana, lo mismo que tampoco tendría'¡ §mos y la:,sutil materia, al reino de las especulaciones inverificab1es;sentido, en este tipo de filosofía, una diagnosis histórica de las limi.' :,de otro, defendía, contra la opinión de los antiguos, la dignidad detaciones e insuficiencias de las filosofías del pasado fundada (como; 'las artes, e insistía en el valor de las aplicaciones prácticas de lapara Bacon) en la advertencia de los límites característicos de una'; ·/ciencia. Para las ciencias -escribe Mersenne en las Questions har­cultura. Descartes, al rechazar la contraposición entre las artes, rmoniques (1634)- no es una degradación, como sostenían Pitá­mecánicas y la filosofía, vaciaba también de sentido aquella idea de(goras y Platón, hacerse «sensibles y mecánicas». Al contrario: Diosprogreso que de tal contraposición se había alimentado. )quiere que las artes y las ciencias sean «puestas en práctica». Toda

ciencia nos ha sido dada por Dios y este don no ha sido hecho«para alegrarle tan sólo .al teórico en su espíritu», sino para quesea ejercitada toda ciencia «con miras al provecho del prójimo y'para honrar a Aquél que es su primero y soberano Autor». Median-

Si hemos de prestar crédito a Baillet, Descartes, en los últimos ,.'.'.:'.•1.'.' te las artes, se capacita el hombre para «construir»; la e~t~tica,

años de su vida, había ido elaborando el proyecto de una gran: ~la hidráulica, la pneumática «producen ef~ct?s tan prodIglOs~sescuela de artes y oficios cuya función consistiera en establecer: que hacen creer que los hombres pueden ImItar las obras masefectivos contactos entre el quehacer de los científicos y el de,',admirables de Dios». Mediante ellas es posible «remover cuerposlos artesanos y técnicos: «sus planes eran. hacer construir 'en el

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l' F. Bacon, Works, Lopdres, 1857-1874,I, pp. 457-458;lII, pp. 289-290.20 Principia, en Oeuvres, IX, pp. 18-19.

21 Baillet, La vie de M. Des-Cartes, París, 1691, lI, p. 434. El texto estáreproducido en Oeuvres, ed. Adam et Tannery, XI, pp. 659-660.

. , 22 R. Lenoble, Mersenne et la naissance du mécanisme, París, 1943, pp.'+534-535.

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de toda clase ... construir un puente sin pilares, representar el cur-,,¡l~~econocer, así también tiene unas reglas propias y específicasso de los planetas y de las estrellas en una pequeña esfera».23:~~Jde ese conocer.» 26Polemizando contra el estéril saber de los dialécticos, contra";"

ponía Gassendi, por su parte, los conocimientos de los empíricosy de los artesanos a la pseudociencia de los metafísicos: «¡De.cuánto s~rviría conocer la historia de las piedras, de los metales,': ;~: Pero es en, GaJileo donde hallamos por primera vez histórica­de los mmerales, de los animales y de otras cosas por el estilo, de\'fuente realizada la convergencia total de la tradición que da la pri­las cuales existe tan gran variedad, agradable al conocimiento!~macía a los experimentos y a la práctica de los artesanos y dePero estas. cosas -objetan- las saben los canteros. los orfebres,:lbs técnicos con la gran tradición teórica y metodológica de lalos herbonstas, los cazadores. En cambio, los filósofos no tienen¡circulación y divulgado mucho la deformada imagen de un Galíleola más mínima consideración para estas cosas demasiado vulga."')''';:;'notábalo ya Leonardo Olschki- y su transformación, en cienciares, mientras que se jactan de reservarse para las cosas que propia.;' son obra de Galileo: en su obra se funden, formando un sólido

mente at~ñe,n a la filos?fí~. Mas, ¿os parece cierto que precisa-;éonjunto de conocimiento teórico, la mecánica empírica y lamente Anstoteles, Democnto y los otros grandes, cuyo saber eraiciencia del movimiento.tenido en tanto, no cultivasen la filosofía mientras orientaban sus;t,~ No merecería la pena insistir en cosas obvias y citar por exten­indagaciones a estos asuntos? ¿Y estas buenas gentes que los pa'" !~otextos muy conocidos, si no hubiese sido puesta recientementesan por ~lto, será verdad que hacen mayor obsequio a la filosofía. en circulación y divulgado mucho la deformada imagen de un Ga­cuando dlscut~n con tanto encarnizamiento si se da o no la forma';.lileo racionalista y puro matemático, ajeno e incluso directamentede la corporeldad o qué tipo de propiedad tiene la forma que(adverso al saber de los técnicos y los experimentadores. Por estallaman forma del cadáver?» 24 'razón, será conveniente, en primer lugar, recordar el célebreco-

Gassendi pugnaba en realidad por establecer una nueva con-.rriienzo de los Discursos en tomo a dos nuevas ciencias, en los quevergencia entre el saber de los empíricos y el de los filósofos. El'~no sólo se halla la tesis de que el «filosofar» ha de tener muy ennuevo cometido que asignaba a la razón -según se ha dicho muy} cuenta la labor de los técnicos y ejercitarse sobre la «práctica» debien- era el de un conocimiento «histórico», fenoménico, del"!os artesanos, sino que se reconoce explícitamente que la o?ramundo de la naturaleza y' del mundo humano.25 El conodmiento';de los artesanos superiores, en la cual se acumula la expenen­del particular y su organización según leyes cuantitativas y mecác,"da de generaciones (<<hombres peritísimos y de agudísimo discur­nicas, la elaboración de hipótesis probables constituían para él' so») constituye una ayuda para la investigación que realizan losla única forma válida de conocimiento. Al abandono de una cien- ,intelectos especulativos».da de las esencias, deductiva y necesaria, correspondía el abando.;· , Salvia ti: Amplio campo para el filosofar paréceme que ofrece'no de la dialéctica como instrumento típico del conocer metafísi-' a los entendimientos especulativos la frecuente práctica de vuestroco. Contra el uso de la dialéctica apelaba Gassendi, una vez más,; famoso arsenal, Seíiores venecianos, y en especial respecto a ~que­al criterio de la utilidad del conocimiento y ,a las artes mecánicas. lla parté que mecánica se nombra; habida cuenta de que alll son¿Qué comerciante, qué químico, qué político ha hecho uso jamás,' continuamente puestos en funciones toda clase de instrumentos Yde la dialéctica? -se quejaba en las Exercitationes. «Está claro/de máquinas por artífices entre los cuales, así por las observa­que, si deseo saber la verdad de algunas cosas habré de dirigirme ciones que sus antecesores les transmitieran como por las quea aquellas artes y ciencias que tratan ex professo de esas cosas, y' ellos mismos con su propia advertencia vayan haciendo, forzosono a la dialéctica. Así como cada ciencia tiene una verdad propia es que los haya peritísimos y de agudísimo discurso.

Sagredo: En nada se engaña Vuestra Señoría: yo, comocurioso por naturaleza, frecuento para mi recreo la visita a estelugar y la práctica de aquellos a los que nosotros, por cierta pree­minencia que tienen sobre el resto de la maestranza, llamamos

23 M. Mersenne, Questions harmoniques, París, 1634, p. 9; La vérité dessciences, París, 1625, pp. 893 Y la parte final del prefacio.

2' P. Gassendi, Exercitationes paradoxicae adversus Aristoteleos, en Operaomnia, Lugduni, 1658, nI, p. 107 B.

25 T. Gregory, Scetticismo ed empirismo: studio su Gassendi, Bari, 1961,pp. 127; 178.

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2. P. Gassendi, Exercitationes cit., p. 152 AB.

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prin~ipales; el trato con éstos me ha ayudado muchas veces a in;+&t,~ndo su velocidad en la misma proporción en que aumenta elvesttgar la razón de efectos no sólo maravillosos, sino recónditos¡;f:f¡err:po; y de :ste modo demuestro en forma concluyente muchosaún y casi impensables.27 ,:J~accldentes; anado después que, si la experiencia mostrase que

En Galileo es ciertamente vivísima la conciencia de que lá'j };¡,alesaccidentes se verifica11; también en el mov~miento de los gra­

el.aboración de una teoría transfiere a otro plano o, como él mismó~ ,~vesque por ~aturaleza. df?;sclenden, podrí~mos aflr:n~r sin error quedIC7, «supera con i~fi.nito intervalo,,: los testimonios y las obser'J: ~ste es el mIsmo movlmle~to que por :nI fue defznldo y supuesto.:vaClOnes de los empIrICOS y de los tecnicos. La diferencia entre eH:Y' en .c~:o de que no, mIs demostraclOnes, hechas a base de mIsaber (tener conocimiento de una verdad de hecho) y el entender'; j~UpOSlclOn, nada p~rd~rían de su fuer~a y poder conclusivo; asílas ca~sas, aparece, por ejemplo, con evidencia en las páginas dej';cor;zo en nada perJudIca a. las concluslOnes' demostradas por Ar­Ios l!lscursos dedicadas al movimiento de los proyectiles. r.);: i:q~lm,edes ;z~erca de la espIral, el que no se halle en la naturaleza

Sagredo: Llena de maravilla y al mismo tiempo de deleite lit ,~nmgun 11'!0vll.que s~ mueva de .aquella n:aner~, espir;zl.mente.29fuerza,d~ las demo~traciones necesarias, como lo son sólo la~¡;~~ Torr~c~lh, segUIdor de Gahl~o, es aun mas exphcIt~: ..ma~ematl~as. Ya sabza yo, por haber prestado fe a los relatos de!' ')~ .Yo fll}JO y s~pongo que. algun cuerpo se mUf?;ve haCIa abaJO yvanos artIlleros, que de todos los tiros que se disparan hacia arri,' (haCI~ a:nba ~egun la conOCIda proporclOn, y, horzzontalmente, conba, así lo.s de.z cañón como los del mortero, el más largo, o sea,%~;movlmlento .lgual. C~ando e~to suceda, ~!irm~ que ocurrirá todoel que mas leJOS lanza la bala, es el que se hace con una elevación:)f:Jo que ha d~cho Calzle? y dIgo y? tamblen. SI, pues, las balas dede medio ángulo recto, que ellos dicen del: sexto punto del cua.! [;plo;no, de hIerro, de l!ledra, no sIguen aquella supuesta dirección,

dran~e;. pero. el entender .la causa P?r la q~l~ esto sucede supera:" halla ellas: nosotros dIremos que no, ha~lamc:: de ellas.3Dcon znfznto mtervalo la SImple notlCza adqulrzda mediante los tes,! f Estos en que hemos hecho aqUl hmcapIe son aspectos funda­t~mon10s ajenos y aun la que se adquiere mediante muchas expe:" ,men~ales .de la metodología de Ga!i1~o que no hacía al caso dejarrzenczas repetidas. " \en sIlencIO para defender, en polemIca con Koyré, un retrato de

Salvia ti: Vuestra Señoría discurre muy de acuerdo con la;:::aqu~l sabio co~o antiplatónico y 7mpírico.31 ~sí como no esverdad: y el conocimIento de un solo efecto adquirido mediante'( ,'poSI?I~ convertIr e~ una forma de znstr.un:entallsmo la que fue

el examen de sus causas. nos abre el entendimiento para entender' /irmIsIma fe de Gahleo en un mundo ObjetIvamente estructuradoy aseguramos con respecto a otros efectos sin necesidad de recu,';según las leyes de la matemática, escrito en caracteres geométri­rrir a la experiencia, como acontece precisamente en el presente' _.cos32; tampoco el haber puesto de relieve la profunda-deuda decaso ... 28

Teorizábase aquí y se reconocía de manera explícita la función Y .• 29 Opere cit., VII, p. 156.. Cfr. E. May, J?lementi di filoso.fia della scienza,

que desemp~ñ~n, en el ámbito del s~ber. científico, los llamados' '~~I~~~:1951,pp. 63-64;E. Cass¡rer, Erkenntnrsproblem, trad. It., Turín, 1952,1,«modelos teOrICos». He~~o, para la CIenCIa, es solamente aquello; 30 Cfr. E. May, Elementi di filosofia,della scienza'cit., p. 64.que se ha logrado atemendose a unos criterios precisos de carác-;; 31 Cfr., de A. Koyré, 'Etudes Galiléennes, vol. 3, París, 1939-1940;,Galileoter teórico. La interpretación de los datos de la experiencia puede,' 'e Platon~, en «Atti deIla ~ondazione G. Ro~chi», VIII, 2, 1953, ahora enen algunos casos, hacerse sobre la base de unas tesis preestabl ._'> lntroduZlOne alla le~tu:a, dt P.latone, Flo,rencIa, 1956, pp. 207-241;From thedE' . " ecl., 'c1osedworld to the mfmtte Unlverse, BaItlmore, 1957,pp. 72-76,88-95;Newton,

as. n otros termmo~: algunas teSIS han serVIdo de .base incluso; Galilée et Platon. en «Anna1es». 1960, 6, pp. 1041-1059.Muchos de los presu­~ l?s resultados experImentales que de ellas «se apartan». Estos'. puestos de los que parte Koyré los expone con gran claridad en su más recienteultImos, son interpretados como «circunstancias perturbadoras», '< e importante .trab~jo de conjunto: La .révolution astronomique, Copernic,He aqUl un ejemplo de esta manera de proceder: ' Kepler, Borell~, Pans, 196,1.Para la polé~Ica c~m K~yré pue,de,nver~e; L. Gey·

Yo ar u O ex su o" f' , ... 'monat, PrefaZlOne a la CIt. ed. de los Dtscorst; Galdeo Galtlet, Tunn, 1957;lag y . pp sItlOne, l~urandome un mO~lmlento hacta: antología galileana Sensate esperienze e certe dimostrazioni, ed. por F. Bru-un punto que, partIendo de la qUIetud, vaya acelerandose, aumen· .. netti y L. Geymonat, Bari, 1961,en especial p. 19 Y la nota a la p. 247.

32 Cfr., además de los escritos de Koyré que acabamos de recordar, E. A.Burtt, The Metaphysical Foundations of Modern Physical Science, Londres,1950,pp. 61 Y sigtes., 309 y sigtes.; E. W. Strong, Procedures and Metaphysics,Berkeley, California, 1936;A. Banfi, Galileo Galilei, Milán, 1949,p. 271Y passim;E. Garin, La filosofia, «Storia dei generi latterari italiani», Milán, 1947,pp. 287

27 G. Galilei, Discorsi e dimostrazioni matematiche intorno a due nuovescienze, ed. por A. Carugo y L. Geymonat, Turín, 1958,p. 13. Cfr. G. Galilei,Opere, Florencia, 1890-1909,VIII, p. 49.

28 Discorsi cit., p. 311. Cfr. Opere cit., VIII, p. 296.

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~·~:i;<:,

Galileo para con el llamado «platonismo» autoriza ciertament~M:'ílrtilleros, por los ingenieros, para levantar pesos, lanzar proyecti­a devalorar o a pasar a segunda línea, como episodios irrelevan;] "les o drenar terrenos.tes, cuanto indica el gran interés de Galileo por la labor de los"1:;': No fue casual el que los hombres del siglo XVII, interesadostécnicos; ni su pasión por la observación, la medida y el dibuj?;¡:~poruna historia de las artes, es decir, por una exacta descripciónde esquemas; ni su veneración por Arquímides; ni la construcciónW:}de las técnicas de transformación de la naturaleza, viesen en Ga­(en el taller anejo a su estudio paduano) del compás geométrico.> '1ileoa uno de los fundadores de la nueva «filosofía experimental»,militar y del termobaroscopio; ni, finalmente, sus investigaciones';' :: 'sobre la resistencia de materiales y sus innúmeras cartas dedica·',,;das a discutir y analizar los probiemas relativos a la construcción':~:t 5de puentes y canales, la elevación de aguas, la balística y las fortifi:r;J;caciones. Y es Galileo, el platónico Galileo, quien va, en busca; ,: Las limitaciones del método baconiano derivan, sin duda, dede noticias, a entrevistarse con navegantes españoles y quien afirma:, ¡una insuficiente valoración de la función desempeñada, en el ám­que <<lashistorias, esto es, las cosas sensatas, son los principios'bito del saber científico, por las hipótesis, por las «anticipacionessobre los que se asientan las ciencias». '¡,a la experiencia», por los sistemas axiomático s de carácter deduc-

El significado y el alcance revolucionario de la actitud adopta-"i:tivo. Las imágenes típicamente platónicas de un mundo estruc­da por Galileo respecto a la técnica y los instrumentos resultan~;;Jurado racional y matemáticamente, de un Dios geómetra que com­particularmente evidentes cuando se atiende a la posición que tomó' fpone el mundo numero, pondere el mensura, serán indudablementecon respecto al anteojo de larga vista. Pese a que Galileo, catorce¡,más fecundas, en los desarrollos de la ciencia moderna, que la ba­años después de su descubrimiento, afirmara que había dado con'+ Fconiana imagen de la naturaleza como «selva» y <<laberinto», Laél «por la vía del discurso», hoy está suficientemente demostrado:' 'que ha dado en llamarse <<incomprensión» baconiana para la mate­que, para 1609, el inventor disponía de escasa preparación óptica; mática que llevaba a Bacon a apreciar más a los «mecánicos»y que su haliazgo «provino de la experiencia y no de la matemá.~, 'como Agricola que a los «teóricos» como Copérnico y Galileo,tica»,33 Pero lo que en realidad cuenta, y marca' toda una revo.':,iestaba en profunda conexión con su valoración de la lógica comoluciónen la actitud del científico, es la confianza de Galileo en:;¡,i,hilo del laberinto», como medio para ordenar la selva natural.un instrumento nacido en ,el ambiente de los artesanos, evolucio.} ~( En Galileo y en el mismo Newton, aunque tan ligado éste ,anado sólo «por su utilidad práctica», parcialmente acogido en los.,; muchas posiciones baconianas, se halla reafirmado con energraambientes militares, pero despreciado, cuando nO ignorado, por'aquel principio que Bacon había relegado al margen de su ~e.oríala ciencia oficial. La recia oposición de Galileo contra el saber de, de la realidad: el de la simplicidad, la economía y la inexorabllldadtipo libresco es alentada por esta nueva actitud que se ha ido'de la naturaleza. Precisamente en el marco de aquel supuestoadoptando con respecto al saber técnico-artesanal, por el rechazO '«platónico» y de esta afirmación de la simplicidad de la naturalezade la secular separación entre mecánica especulativa y mecánica '.'(que vuelve a aparecer también en la primera de .las cuatr~ regu­empírica. La física no es ya un ejercicio «de lo que es posible •lae newtonianas) es donde se llega a un tipo de mterrogacIón dehacer en un determinado sector de la filosofía»; el método no es ha realidad natural muy diversa de aquel de Bacon, que funcio­«fin en sí»; las indagaciones experimentales no son ejemplos aisla. naba -como he tratado de demostrar en otro sitio- basándose endos de «observaciones cotidianas» que no teng.'ln ningún efecto en modelos tomados de la tradición retórica.34 ,las doctrinas generales. El estudio de los problemas del movimiento La imagen de un Bacon «padre de la ciencia moderna»'a causay del peso implica una consideración atenta y directa de los pro· ,de su «descubrimiento del método intuitivo», érales muy gratacedimientos empleados por los mecánicos de los arsenales, por los ;a los fundadores de la Royal Society, a los ilustrados autores de

la gran Enciclopedia y a no ,pocos historiadores y filósofos positi­vistas decimonÓnicos. Pero considerar todavía a Bacon desde este

y sigtes.; La nuova scienza e il simbolo del libro, en el vol. La cultura filosoficadel Rinascimento italiano, Florencia, 1961, pp. 454 Y sigtes.

3J Cfr. V, Ronchi, Galileo e il canocchiale, Udine, 1942, pp. 179 Y sigtes.;L. Geyrnonat, Galileo Galilei cit., pp. 70 Y sigtes.

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34 Cfr. P. Rossi, Francesco Eacone, dalla magia alla scienza, Bari, 1957,pp. 332·504.

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:~II~~~punto de vistil equivaldría -como ha notado agudamente Benj~ff :Z\ t h apta para favorecer la investigación de las causas de, F . 1 b . ,," .,anorc a, 5mlll .. arrlllgton- a, poner e, so re ~n pedestal mapropiado y e~,~Jlas cosas y la deducción de los axiomas de las artes»:3 .un SItIO de la galena no mas apropIado'(~!'i Sabido es que Bacon, en el último período de su VIda, subordI-

Con todo" s~gue siendo ve~dad que cuando Bacon se fija e,~~l$ó incluso el proyecto de una nueva l,ó~ica a la historia d~ la ~atu­las artes. mecamcas y las conSIdera capaces de revelar los proce;'(.!raleza libre y a la historia de la mecamca, esto es, a la hIstona desos efectIVOS de la naturaleza, y ve en ellas aquella capacidad d~i~la naturaleza modificada por la mano del hombre.36 Sobre ladar .l~gar a invenciones y ~ obras de la qu~ ~stá falto el sab~~~jiInportancia de una his.toria de las té~n~cas artesanales insistí~ Ba­tradICIOnal, y cuando, polemIzando contra la 10gIca de las escuelas,i}\con con particular ahmco, en las pagmas de la Pa.rasceve, .aunproyecta una historia de las artes y de las técnicas como indis~!?éuando todos los ingenios de todas las épocas llegaser: a reumrse,pensable presupuesto para reformar el saber, se hace genuino'!¡~'auncuando todos los hombres se dedicasen al estu.dlO de la filo­intérprete de algunas exigencias fundamentales de la cultura de s~~~sofía, aun cuando el mundo se llenase de aca~emI~s y de cole­tiempo y da plena conciencia a algunos temas de pensamiento que;:~gios, ningún progreso sería posible sin una hIstona natural y,

se habían ido afirmando al margen de la ciencia oficial, en aqueI¡,i'experimental. ,mundo de técnicos, ingenieros y constructores del que habían) i~t' Tal historia le parecía una obra in~ensa (res magnae molzs),formado parte hombres como Biringuccio y Agricola. A estas te:;y;ilmaempresa «casi regia», que no podIa ser llevada a c~bo .smsis suyas se aferrarán, por una parte, los mantenedores de la;:Ygrandes gastos y fatigas.37 En su cat~logo, que comprendIa CI~~­«filosofía experimental» reagrupados en torno a la Royal Society;;j(to treinta historias particulares, dedIcaba a las artes un amp 10y, por otra, científicos y filósofos como Boyle y Leibniz.:' :,'espacio. Tales historias, afirmaba, «muestran las, cO,sas en mo-

El proyecto de una histoira mecánica o historia de las artes':,\Timiento y encaminan más en derechura a la practIca»~ por lofue formulado por primera vez en el Advancement ot learning';,¿que a través de ellas es posible «llegar a arrancar la mascara y(1605) Y reimpreso más tarde con mayor amplitud y vigor en la'<'los velos que ocultan los objetos naturales»., Es, por tanto, op?r-, , "';,' t d 1 delIcadezas y eleganCiasParasceve ad historiam naturalem et experimentalem (publicada:: ;'tuno -prosegUla- «renunCiar a o as as ".';,. b 1 historia de las artes por mas que estasen 1620 como apéndice al Novum Organum) y finalmente en eHpara concentrarse so re a " , '

••••• " •• '{. ji d . e ánicas e iliberales» Las tecmcas que, segunDe dlgmtate et augmentls SClentlarum (1623). La hIstona de las> :;:puean parecer m c . llas que alteran

" •. i, ;>' '1 ' ovechoso someter a examen son aqueartes, afirma Bacon, ha SIdo conSIderada hasta ahora de modo,:,.:e, es mas pr . t . lomo son <da agricultura latan mezquino e inútil que ha de ponérsela entre los desiderata;;] t::ans~orman l?s .0bJetost'mt erial es, e~aboracíones del vidrio delde la nueva enciclopedia de las ciencias, Se han hecho algunas cO;':\culmana, la qU,Imlcad l~ m,rra, as del papel> Aunque de m~norl· l' 1 '1 . , 'i, ¡esmalte del azucar, e a po vara y >,eCCIOnes re atlvas a a agncu tura y tamblen a muchas artes ';' ., '1 deban omitirse tampoco aquellas que, . 1 ' . 'd d ""'utIlIdad no e parece quemecamcas, «pero o que es pesImo en, este genero e trata os.: :"" .' ., 1 t en un sutil movimiento de las manos

1 h h d ' ... ~'«COnslstenpnnclpa men e . ,es e ec o e que vengan sIempre. pospuestos y menospreCIados ".'. d . t t como son el arte de tejer la fabricaclOn ded d 1 . 1 . f T 1 ,':0 e ms rumen os, 'en ca a una e as artes os expenmentos amI Iares y vu gares,\' r 1 . tras semejantes» 38. " , ·.·.;illO lnos, re ajes yo .. _que SIrven, en cambIO, para mterpretar la naturaleza tanto mas que ",'~ E " de su Diario que pertenece al ano 1608, Bacon1 b'd N ' 1 1 f ,'0' n una pagma 'l"os ya consa lOS». o parece smo que a cu tura «su ra una '; \' h b' adO de manera no diferente: para la compI aClOnd h . 1 h b d t b . l' ,. , ·.• se a la expres . d 1

es onra SI os om res oc os se re ~Jan a a mvestIgaclOn Y: td h' t 'a mecánica» se proponía indagar acerca e os ma-b . , di" E d d .... , ',; e una « lS on , 'o servaclOn e as cosas mecamcas n ver a , SI mI JUlCIOpue·; oo' • lIados en las artes los instrumentos y las maqumas, ' tena es emp e ,de tener algun peso, afirmo abIertamente que el uso de la hIstona'd e se sirven los artesanos y los técnicos, el modo de us~r y

mecánica es, respecto a la filosofía natural, máximamente radical Y :a~li~~r todos los instrumentos, los eventuales errores cometIdosfundamental». , 497 499.500 (De Augmentis); nI, pp. 332·333

El cometido de la historia de las artes no consiste sólo en:. 3S F. Bacon, Works Clt.,1, pp. ,,o(Advancement) .. , bId t'

que «puede ayudar al presente, conectando y transfinendo las ob- .', 36 Para la tesis de la superioridad de la hIstona natural so r~ a .o~ nnjservaciones de una parte a otra, y sacando de aquí nuevas ven· delmétodo, cfr. Novum Organum, l, 130; Works, lb p. 16 (A~ctf{óS Momtum .tajas, «sino también en que podrá revelarse como «una luminosa 37 Works, 1, pp. 393-394 {Parasceve}; Novum rganum" '

J8 Works, 1, pp. 399-400 (Parasceve).

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dpor los técnicos a caus~ del aislamiento de su arte específico, ~~ ~ conocer a varias personas de val~a que se ~cupaban en filoso.fíae? fi.n, acerca de los posIbles modos de perfeccionar y mejorar las~ gatural y en otros ramos de lo esclble, y se Interesaban especlal­tecmcas de la elaboración.39;;~· iÍ1~ntepor lo que se ha venido a denominar filosofía nueva o tilo-

EI progreso de la ciencia, el mejoramiento de la condición del;!ígfía experimental... Habíamos excluido de nuestros discursoshOI?bre requieren, pues, según Bacon, que el saber de los técnico~~!~{teología; nuestro interés se centraba en la física, la anatomía, lase Inserte en el campo -cerrado a ellos por una tradición muItC~1geometría, la astronomía, la navegación, la estática, el magnetismo,secular- de la ciencia y de la filosofía natural. Los métodos los~ I~química, la mecánica, los experimentos naturales ... Desde la épo­procedimie.ntos, las operaciones, el lenguaje de las artes mecá~icasf-ifá'en que Galileo vivía en Florencia' y sir Francis Bacon en Ingla­s~ ha.bían I?O afirmando y perfeccionando fuera del mundo de la~ terra, esta filosofía nueva ha sido cultivada con ardor en Italia, enCIenCIa ofiCIal, en un mundo de ingenieros, de arquitectos, de ar::~Francia, en Alemania, y, por nosotros, en Inglaterra.»tesanos cualificados, de constructores de máquinas y de instruj~~, De estas reuniones, que se celebraron en una segunda época enmentos. Esos métodos, esos procedimientos, esos lenguajes debe!l~ pxford, nació, en 1660, la Royal Society, que tuvo entre sus pri­pasar ahora a ser objeto de examen, de reflexión, de estudio. Y no\~,ijrerosproyectos el de «compilar fieles reseñas (records) de todas~e trata sólo del abandono, por parte de un intelectual aislado dé~ ,las obras de la Naturaleza y del Arte» y estudiar, mediante elIllveter~do.s prejuicios contra las «cosas mecánicas». Los fines qué~ 1rabajo ~e comisiones nombradas al efecto, <das influencias deBa~on IndICa s~n mucho m~s amplios y bastante menos persona;] ,losexpenme~to.s en todas. las artes manuales (manual tr~des)>>:11les. las academIas, los colegIOS, las sociedades científicas los sobe7"!pevando al lImIte las pOSICIOnesde Bacon -que no habla soste­ranos y los estados deben ponerse a la cabeza de este m~vimientd~~:~ido,por cierto, la subordinación de la investigación científica ade renovación. Sólo por este camino, sólo con la ayuda de estasª l~s nnalidades propias de las artes mecánicas- Thomas Spratg:and~s organizaciones, la experientia en-atica de los mecánicos el't,}firinaba: «¿Qué beneficio visible produjo nunca la antigua filoso­dISemInado conjunto de indagaciones y observaciones de los a~te':~ifía?Los antiguos mecánicos y artesanos (mechanicks and artiti­san~s, las diarias fatigas de los que transforman la naturaleza',1~ers) -a los que principalmente ha de dirigirse la verdadera filo­medIante la obra de sus manos podrán sustraerse a la casualidad~¡ 's?fía natural- estaban muy lejos de ser ayudados en modo algunoy a l~s ambiguas tentaci?nes de la magia, y dar realidad a un)~por aquellas abstrusas doctrinas.» A todos los miembros de la

grandIOSO CO?US, org~nico y sistemático, de conocimientos. Y sólo~§?ciedad se les exigía, por otra parte, .«una manera d~. hablarpor este camIllO podran conseguirse el mundo y el tipo de socie::.:dIscreta, desnuda, natural; que sus expreSIOnes fuesen pOSItIvas, dedad descritos en las páginas de La Nueva Atlántida. {~ claro sentido; capacidad para llevar cualquier asunto lo más pron-

:[~¡toposible a la claridad propia de las matemáticas; una preferenciaj~:'Por el lenguaje de los artesanos, de los campesinos, de lo's merca-

6 ~' .deres, más que por el de los filósofos».42'i':j' ~, Pero ya en los años que median entre la muerte de Ba­

. Para la realización de este grandioso proyecto baconiano traba~,\i!;con (1626) y la fundación de la Royal ~ociety (1663), ir:v~stigado­]aron en Inglaterra, desde 1640, diversos grupos de intelectuales.101i [es y reformadores c?mo Samuel Harthb, John Dury, WIlham P~t-

Uno_de estos gr~?os, entre cuyos leaders figuraba Robert Boyle,iiJty y John E:-elyn se Illteres~n mu.cho por el problema de la me]o­se formo de la reumon de los futuros miembros del llamado Philo-/ ra de la SOCIedady de las IllvenCIOnes.sophical College: «Hacia 1645, cuando vivía en Londres en un!, En sus obras, la influencia de Bacon y las aspiraciones univer­período en el, que, debido a la guerra civil, los cursos académicos';' salistas de Comenio se asocian estrechamente a motivaciones dese habían interrumpido en Oxford y en Cambridge ... tuve ocasiónT carácter económico-comercial.43 En la utopía de Hartlib 44la «Casa

39 The Letters and Life of F. Bacon, including all his occasional Woks _1' "Th. Sprat, History of the Royal Society, Londres, 1734, pp. 61, 378-403.

Londres, 1890 y sigtes., vol. 7, IV, pp. 65.66 (Commentarius solutus). ' .' .; 42 Th. Sprat, History 01 the Royal Society, Londres, 1667, p. 113.• 40 Sobre las características de estos. grupos, cfr. W. E. Houghton, The·' , 4J Cfr. W. ~. Houghto~, ~he History of Trades. cit., pp, 360-361. .

Hlstory of Trades, en el vol. Roots of sClentific Thought, ed. por Ph. Wiener " •• S. Harthb, A DescnptlOn of the famous Kmgdome of Macana, Lon-y A. Noland, Nueva York, 1958, p. 360. ,",dres, 1641.

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de Salomón» de La Nueva Atlántida aparece radicalmente trarisJ :;Qperacionesmanuales y de las aplicaciones de una cosa naturalformada: cinco «consejeros de estado» a los que compete el !e;1 'j1~¡'otravaliéndose de los necesarios instrumentos y máquinas ... Engimiento de los asuntos públicos han de atender sobre todo'.;.¡¡f1é'staobra no son suficientes las palabras escuetas: todos los uten­cuestiones industriales y comerciales. t'¡~l~iliose instrumental es habrán de ir dibujados e iluminados con

Los virtuosos ingleses del siglo XVII son la expresión de un~¡~;uscolores, ya que, ]a descripción, sin imágenes, resultaría insu­sociedad que ve aumentar rápidamente su bienestar debido a IO$,~Ciente... Los jóvenes, en vez de leer difíciles palabras hebraicasrápidos avances de la técnica. La pasión por la ciencia y poreÍ; I~nla Biblia ... o de repetir como papagayos nombres y verbosestudio de la naturaleza es en ellos vivísima, pero el advancemenit:irregulares, podrán así leer y aprender la historia de las facultadesof learning es, sobre todo, progreso en la técnica, construcción) ;~umanas... Y será más útil para la juventud gastar diez o veintede riqueza. «Por cuanto respecta a las invenciones e industrias;;;j'~Íios en el estudio de las cosas de este libro que no en el de unescribe John Dury, «atenderé principalmente a aquellas que hacer{'inontón de palabras ... De esta obra ha de derivar un gran progre­progresar el saber ... y son útiles para la preservación y el aumento} sode invenciones útiles y honorables, ya que un hombre será capazde ]a riqueza mediante los oficios y las industrias mecánicas¿;~e comprender, de una sola mirada, todo el trabajo desarrolladosean de tierra o de mar, de paz o de guerra.» 45'~J'por nuestros antepasados, y podrá, por consiguiente, remediar las

John Wilkins, exaltando ]a función de ]a matemática y dela¡ ;~eficiencias de un oficio con las perfecciones de otro».47filosofía natural, se dirige a un público bien concreto: «En mis!DI .. Estos proyectos reflejaban aspiraciones muy difusas. En elinvestigaciones filosóficas y matemáticas, además de la felicidad y; h~olegioproyectado por Abraham Cowley en 1661 se habrían est1:­el placer que procuran, hay también la posibilidad de un efectivó;:¡diado <dos misterios de todas las artes y sus progresos, la fabn­beneficio de orden práctico: en particular, para aquellos gentil::r~ación de todos los productos ... en suma, todas las cosas conte­hombres que arriesgan sus patrimonios en las gravosas y dispen::'hidas en el Catálogo de las historias naturales anejo al Organon dediosas aventuras de la extracción del carbón, e] excavado de mi}:Lord Bacon».48'I,~" ., ...,

nas ... y también para aquellos artesanos que son hábiles en l¡¡~>:

práctica de estas artes.» 46 ,~:tiEn el proyecto de un gymnasium mechanicum o «colegio de~i,:

artesanos para el progreso de todas las artes mecánicas y de todas;:¡t 'las fabricaciones» pergeñado por William Petty allá por 1648, volvei].'t En una carta a Wotton fechada el 30 de marzo de 1?96, Johnmas a encontrar todos los elementos que caracterizan a la filosofíiÚ'Evelyn decía haber encontrado muy pequeña .la biblwteca deexperimental: la polémica contra la cultura libresca; la reafirma§ j~obert Boyle. Propia de un hombre ~seguía diciendo~ que «hación de la inseparabilidad de la técnica y la ciencia, y la de ldiÍ;;~prendido,más que de los libros, de los hombres, de los experi­finalidad práctica y utilitaria de la ciencia; el proyecto de unaj¡:~entos y de su laboratorio, que, en cambio, es amplio y bien pro­historia completa de las artes; la esperanza en un matavilloso':::yisto».49El entusiasmo que por la técnica y por las artes mecá­florecer de invenciones y descubrimientos. Entre los libros aptos' ,íiicas mostraban hombres como Evelyn, Petty y Boyle estaba enpara el gymnasium mechanicum «recomendamos en primer luga?' ,;estrecha conexión con la polémica ~que en su ambiente fue viví­l,a compilación de una obra que podría llevar por título:' VelleuS;: :sima- contra la cultura tradicional y libresca que impartían lasaureus, sive tacultatum luciterarum descriptio magna. En ella"{escuelas; de aquí derivaba la contraposición, que en los escritoshabrían de exponerse ampliamente todos los medios empleados por{,":detodos ellos se encuentra, del «científico» o «experimentad.oI'» ylos hombres con miras a proveer a su subsistencia y mediante ]os~!él «erudito» que se ha formado exclusivamente sobre los lIbros.cuales construyen sus fortunas ... En la historia de las artes y dé' ;;;las manufacturas habría de describirse todo el proceso d las1;,) 47 The Advice ?i William Petty to Mr. Samuel H~rt1ib for the Advan.ce­e ..~..ment of some partIcular Parts of Learmng (1648), publIcado en The Hartlewn

:tMisceIlany, 1808-1811, VI, pp. 146, 152-153, 155.45 J. Dury, The Purpose and Platiorm oi my Journey into Germany, 1631,; ¡ti; "A. Cowley, Proposition for the Advancement of Learning, en el vol.

el texto (del Ms. Sloane 654, del British Museum) fue publicado en la obra; '.TheEssays and other Prose Writing, ed. por A. B. Gough, Londres, 1915, p. 34.de G. H~Turnbull, Samuel Hartlib, 1920, p. 11.;~: ,f,' 49 Diary oi J. Evelyn to which are added a Selection from his Familiar

46 J. Wilkins, Mathem,atical and Philosophical Works, Londres, 1802, p. 128~'¡~atters, Londres, 1879, III, p. 485.118";; 119

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Los estudios a los que me aplico -escribía Boyle a Marcom~ .~. Los experimentos realizados por los «virtuosos» en sus labora­ber en octubre de 1646- «son la filosofía natural, las mecánicas yhi!( JQrios, prosigue Boyle, tienen la garantía de una notable exactitudagricultura, de acuerdo con los principios de nuestro nuevo colegidJitn la observación, pero, en los experimentos que se realizan en losfilosófico, que valora el conocimiento sólo si es útil para la prác3í':.talleres de los artesanos, el defecto de una menor exactitud estica».50 Acerca de las piedras -escribirá en el 71- he aprendido~;~ompensado por una mayor diligencia en cada experimento. Elmás de dos o tres canteros que cuanto había aprendido nunca le~:~rtesano pone todas las veces en juego sus medios mismos deyendo a Plinio, a Aristóteles y a todos sus comentaristas.51 Ea) :,subsistencia, y las observaciones «son repetidas por él con mayortodos los libros que yo he leído en el curso de mi vida -afirmaba'; frecuencia, y hechas con mayor asiduidad que la que se da en laa Clodius en una carta sin fechar- jamás he visto reflejados aque:t :ú,1ayoríade las experiencias con que los hombres cultos han enri­lla variedad y aquellos sutiles expedientes de la naturaleza que he~A.uecido la historia natural». En el ámbito, del trabajo técnico losencontrado, en cambio, haciendo 'disecciones de animales.52 ;¡É~bjetos son todos examinados y modificados by mechanical way;

El libro de la naturaleza, el taller de los artesanos, la sala dé":este tipo de procedimiento «mecánico», que el bookman u hombrean.atomía ~u~r.~n contrapuestos varias veces por Boyle -en polé~,p,e formación libresca reputa irrelevante, puede, en cambio, reve­mICa que ImclO en muchos puntos un.a especie de «primitivismol '!arse como «verdadero» y resultar útil para el progreso del saber.científico»-:- a las bibliotecas, a los gabinetes de los letrados y d¿t ir A fin de evitar que este saber técnico quede relegado a loslos humamstas, a las especulaciones puramente teóricas. En las5jnárgenes de la cultura y de la ciencia; y para hacer posible unCor:siderations touching the Usefulness of Experimental Natural~¡fecundo intercambio entre los procedimientos empleados en losPhllosophy, publicadas en 1671,53daba Boyle forma coherente': :diversos sectores de la técnica, Boyle considera necesario que uny c~mp.leta a estas maneras de pensar, así como a los intereses y~ 'grupo de estudiosos. se dediquen a .reco?er los materiales indis­aspiracIOnes de los grupos baconianos que actuaban en la Ingla~-;pensables para compIlar una vasta hIstona de las artes. El cuartoterra del XVII .. :! de los ensayos que componen el Considerations tiene un título

Hallamos otra vez en estas páginas la polémica de Bacón con.:' significativo: «Que ·los bienes de la humanidad pueden aumentartra la indiferencia de los hombres cultos para con los mecánicos:; grandemente si los filósofos naturales se interesan por los ofi­iletrados; la afirmación de que es necesaria una historia de las' dos» (That the Goods of Mankind may be much increased by themodificaciones de la naturaleza por el trabajo; y, en fin, la tesisDNaturalist's lnsight into Trades). Aquí volvía a proponer Boyle ade que los procedimientos de la técnica ayudan, bastante más quef.la cultura de fines del siglo XVII el programa que, a comienzosla lectura de los clásicos, a conseguir un cqnocimiento efectivo del!;"del siglo, había sido formulado por Francisco Bacon.55mundo natural: «Un prejuicio no menos peligroso que generan J:

está dañando a la historia natural y perjudicando a los intereses;"d~l género humano: el hecho de que las personas .cultas e inge.i/m~sa~ sean consideradas como ajenas a los laboratorios y a las;~practicas de los artesanos ... La mayoría de los fenómenos que en!:las artes surgen son una parte de la historia natural y requieren;por tanto, la atención de los hombres de ciencia. Estos fenómenos,nos muestran a la naturaleza en movimiento (they show us nature:;in motion), cuando ella se aparta de su curso por obra delpoder del hombre, y es éste el estado más instructivo en el quese nos permite mirarla.» 54

Aquel Verulamian design del que hablaba uno de los corres­ponsales de Boyle,56 había venido tomando entre tanto -inclu­so en el plano de las instituciones- una consistencia cada vez

" Sobre los «virtuosos" ingleses cfr.: W. E. Houghton, The English Vir­tuoso in lhe XVII" century, en el «1ournal of the History of Ideas», 1942,pp. 51-73; 190-219, Y cfr. P. AlIen, Scientilic Studies in the English Universitiesof the XVII,h Century, en «1ournal of the History of Ideas", 1949. Sobre laobra de Boyle como difusor del saber científico: J. F. FuIton, R. Boyle andhis lnfluence in the XVII,h Cen.tury, en «Isis", 1932, pp. 77·102; sobre Boylecomo científico: L. T. More, R. Boyle as alchemist, en el «Journal of theHistory of Ideas», 1941, pp. 61·67; The Lile and Works of Robert Boyle, Lon­dres, 1944; M. Boas, R. Boyle and Seventeenth Century Chemistry, Cambrid·ge, 1958.

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so R. Boyle, Works, ed. por Birch, Londres, 1744, 1, p. 20." R. Boyle, ibid., III, p. 444 ..." R. Boyle, ibid., IV, p, 55.," R. Boyle, ibid., III, pp. 442·456.

" P. Shaw, Works 01 Boyle abridged, Londres, 1725, pp. 129.130.

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mayor. En 1664, una resolución de la Royal Society se dirigía ali'~ En la obra de. Alsted, el tipo de «defensa» de las artes mecáni­rey suplicándole que «ordenara a los dos secretarios de Estad8;i'hs que encontrábamos en Vives, en Palissy, en Biringuccio y enque todas las propuestas concernientes a las invencionés mecánicas{,'Agricola ha experimentado un característico vigorizamiento, índicefuesen sometidas al Consejo de la Sociedad y examinadas por éF' "de la radical diversidad de las situaciones. Para defender a lapara ver si eran nuevas, verdaderas y útiles». La petición no fuéf¡metalurgia de la acusación de «indignidad», Agricola había apeladoatendida, pero ocho días después la Sociedad se organizaba ent;a la arquitectura y a la medicina: ha habido siervos que han prac­ocho comisiones; entre éstas, la «geórgica» o de la agricultura{;iicado la arquitectura y otros que se han dedicado a la n:edicina,estaba formada por treinta y dos miembros; la mecánica, POf,',;sinque por ello ni la una ni la otra hayan de ser conSIderadassesenta y nueve; la que había de entender en la historia y descrip:'( ':como indignas de un hombre libre. Alsted puede recurrir a unación de los oficios, por treinta y cinco. Dos años más tarde, en~7situación muy diferente. Las artes mecánicas no han de ser consi­Francia, la Académie des Sciences (fundada por Luis XIV pocos:::;deradas como indignas, porque, en estos tiempos, hombres de granaños después de constituida la Royal Society inglesa)nombrabi:¡ (éultura han trabajado en ellas y han procurado su conocimientouna c?misión a la que daba el encargo de examinar los métodos de'Bi;y su progreso.trabajo de los artesanos y de los técnicos y estudiar los defectos!)}ii Aún más significativo es el intento, presente en el tratado dede sus instrumentos. Uno de los miembros de la Academia, Pe-"JAlsted, de hacer depender la distinción misma entre artes mecá­rrault, publicaba por aquellos al'íos una célebre colección de ilus-~{?icasy artes liberales de una situación histórica determinada, mos­traciones y descripciones de todas las máquinas sometidas al jui!l,!'¡¡rando el origen económico-social de la tradicional condena de lascio de la Academia y aprobadas por ella.57;) ¡artes mecánicas: «ellas, en realidad, no reciben el nombre de ilibe-

En 1675 pedía Colbert a los miembros de la Academia que pre:i,i'rales porque lo sean por su natu~aleza e índole, sino porqu~ losparasen una summa de los saberes técnicos de la época. Su ruego;~(griegos, que acuñaron estos térmmos, sólo a los hombres lI}>resprovenía de los problemas que planteaba su grandiosa política dét ¡les consentían dedicarse a las artes liberales y excluían de e.stasmercantilismo industrial. Pero el primer volumen, dedicado al arte';;,'a los esclavos, relegándolos a las artes mecánicas».59de imprimir, no salió a la luz hasta 1704. Y, debido acaso a 1á,1¡::

publicación de la Enciclopedia de Diderot, posteriormente fue susJ';(,pendida la de los volúmenes de las ilustraciones.58 ',~!

Leibniz recordará a menudo con admiración la obra de Alsted .

•~.fEn 1671 dedica un breve escrito al perfeccionamiento Y mejora de)! ,su enciclopedia.60 Pero el ideal leibniziano de una - convivencia

Si nos volvemos ahora a considerar una de las obras que alcan-:'!;;pacífica entre las iglesias y los estados y una comú~ participaciónzaron mayor difusión en la cultura europea del siglo XVII la En-;; ,de todos los hombres en los avances del saber derivaba no tan­ci~lopedia de Heinrich Alsted (publicada en Herborn el añ~ 1630Y'J\ .,.~•...•.....•

reImpresa luego muchas veces), podremos caer en la cuenta del!, 59 Joan HennCl Alstedll, Sc¡entrarum ommum ?nel~lopa~d~ae, Lugdu:ll,lo profundamente que había influido -hasta en el plano mismo!,' 1649,p.119. Sobre Alsted cfr. C~rreras. y A~tau, Lr: fllos?fra Crtstl~na, Madr~d,d 1 1 ... , . , ' "o! 1939-1943II pp 239-249' P ROSSl, Clavls umversa!ts. Artl mnemomehe e logleae ~ c.u tura o~Clal y Ulllversltana- la valoraclOn que de las artes};!,'combina'torja d~ Lullo ~ L~ibniz, Milán, 1960, pp. 74-75, 179-184,247; L. E. Loem­mecalllcas hablan hecho numerosos y destacados exponentes de la:~ker, Leibniz and the Herborn Eneyclopedists, en el «1ournal of History ofcultura europea. ,;Ideas», 1961, pp. 323-338.. '

:'1' ., 60 Cogitata quaedam de ratione perficiendi et emandat¡ Eneyclopaedwm~ Alstedii, en L. Dutens, G. G. Leibnitii Opera Omnia, 6 vols., Ginebra, 1768, V.

56 Carta de John Beale fechada el 13 de julio de 1666, en R. Boyle, Works,;:p. 183. Cfr. L. Couturat, Opuscules et fragments inédits de Leibn!z, ~arís, 1903,ed. 1774, p. 478.fpp. 354-355. Para las relaciones con Alsted: L. E. Loemker, Le¡bmz a~d the

57 Cfr. G. N. Clark, Scienee and Social Welfare in the Age of Newton,;,fferborn Encyc10pedists cit.; D. Mahnke, Leibnizens Synthese von Umversal-Oxford, 1949, p. 18; P. Gauja, L'Académie des scienees, París, 1934. Y mathematik und Individualmetaphysie, en <<Jahrb. fiir Philos. und phanome-

58 B. Gille, L'Eneyclopédie, dietionnaire teehnique, en el vol. L'Ency.:' nologische Forschung», 1925, pp. 305-612; P. Rossi, Clavis universalis cit., pp. 237c10pédie et le progres des seiences et des teehniques, París, 1952, po. 188.';; Y siguientes.

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':1'"':'~~: :1:(

to de la obra de Alsted y de los demás encic10pedistas de Herborri':%~i\ Este pasaje pertenece a un escrito que evidencia, hasta en el

cuanto de ]a total y ,entusiasta adhesión de Leibniz a los proyecto?/' ¡título, la inspir.ación baconiana.: los lnitia et Sp'ecim~na .Scientiaerenovadores de Bacon y al universalismo pansófico de ComerciO.ay;f:}{ovae Generalts pro lnstauratwne et Augmentls SClentzarum ad

La idea, presente ya en Bacon, de una luz que ilumine las te~ ¡wublicam felicitatem. En el saber técnico, a diferencia de cuantorías del trabajo de los técnicos y de los mecánicos es expresada eO;;i,~sucede en la filosofía <<DOse nos mide con la palabra, sino con lasmucha c1arida.d p~r Leibniz al referirse a la obra de Galileoy!: ~~?sas misr:nas»; pero :os progresos realizados en las artes mecá­de Harvey: «SI Gahleo no hubiese hablado con los constructores M~,':nlCas son Ignorados aun en gran parte por los hombres cultos. De

conducciones d~ agua, ni hubiese aprendido de los artesanos qu~'¡:~Í1n lado, los técnicos están a oscuras en .cuanto al uso que I?uedeuna bomba aspIrante de agua no puede ser elevada más de treintai¡hacerse de los resultados de sus observacIOnes y de sus expenmen­

pies, aún no cono~eríamos el secreto del peso del aire, la máquin'a'11¡tos; del otro, los cien:íficos y los teóricos <<ignoran que ~us desi~para hacer. el vacIO y el barómetro. Observando Harvey, pors~':fderata p~eden ser satIsfechos ~or la labor ~e ~os mec~lllcos». SIparte, las lIgaduras hechas por los quirúrgicos después de cortar"'f¡1}OSexpenmentos y las observaciOnes de los teclllCOS pudIeran reco­l.as venas, tuvo la sospecha del movimiento circulatorio de la}:?igerse en un 'corpus orgánico de conocimientos, el género humano,sangre.» 62": ,'que todavía ignora sus posibilidades, llegaría a asombrarse de su

;;Lipotencia (<<tal vez nos maravillaríamos nosotros mismos de nuestra

, 61 Para 1<;>r~lativo a la valoración de la filosofía baconiana por Leibniz;'jtipotencia, siendo así que ahora nos lamentamos de nuestra mise-~~3;fse lo~ SigUientes, pasajes: Dissertatio de Arte Combinatoria (en Die,',.!.ria, ignorantes como somos de nuestras facultades» ).63

1 o,SOphlschen Schnften von G, W. Leibniz, ed. C. 1. Gerhardt, 7 vols,;'1 ' ,Berlm, 1875-1890,IV, p. 64); Confessio Naturae (ibid IV 105)' 1 I '( t" iX El programa de una hlstona de las artes vuelve aser propug-S ., .... , ,p. ,os nt la e" d '1 D' h 1 ' h d d 1

p'e~lmma ,~It. (lbld" '(n,. p. 67) cont.ienen un juicio que merece la pena trans·,,';pa ~ con mayor en.ergIa en e, lscours, to.uc ant a meto o e e. acn~)lr aqUl. «At cogltatlOnum novltate ac splendore facile priores ornnes},;certltude et 1art d'mventer. Los «conOCImIentos no escntos» y dI s­[Vlve~, Ramus" etc.] vicit Fr~ncis~us ,Baconus Cancellarius Angliae edito pul.~;fpersos entre los hombres que desarrollan actividades técnicas deche,rnrn? oper~ De Augmentls SClentrarum, Sed viro summo defuisse otium" ,. 1 h d h II .et Intenores literas et denique mathemat'c' .... d' f'l f :vana natura eza superan con IllUC o to o lo que se a a escnto, I I ngons amusslm lU Icatu aCJe' ,' .... , , ,est; .quae tamen omnia ingenii magnitudine compensabantur. Itaque dicere!i~n los lIbros, ya sea en cantIdad, ya en ImportancIa «<tant a 1e-PO!Ult q~a7 facie.nd~ ess~nt, igr:roravit ,t~men saepe quae jam facta es~ent,:;'gard de la multitude que de l'importance»). La mejor porción deldeIDde DIr:rI~mtnbUlt I?hllo~ophlae empmcae,» En la autobiografía (In Speci.'; 'tesoro de que puede disponer el género humano no ha sido aúnmen PlaCldu IntroductlO HIstorica) Leibniz escribe' Int fr' 'd'!, " .' . , , .. . , ... , , .'« ere~. e ICI re aCCI1 "mventanada, No eXIste por otra parte nmgun arte mecamco tanut. co~slha magm ,vln Fra~cIs~1 .BacoDl, Anghae Cancellarll, de augmentis;:.' , ,.' , .SCle?tl?rurn, et cO?ltata exc~tat¡sslma, Cardan et Campanellae, et specirnina.rum. y mepnsable que. no ~ea capaz. de ofrecer ?bS~rVaclOnes ymehons phllosophrae Keplen et Galilel et Cartesii ad manus pervenirent. Tum'. consIderacIOnes de capItal ImportancIa para la CIenCIa. Frente am.e, ut P?stea ar:ric.is s~epe praedic.avit, ,ve~u!.in alium orbem delatus..» En la~.:Un saber de tipo retórico, preocupado únicamente por construirDIssertatw Praeltmmans al De Vens Prmclplls et Vera Ratione Philosophandi1 ' , •• 1 b' 1 h', . d 1de Nizolio (en Schriften cit vol IV p 143)' t . bT V ",dIscursOs y hacer ImpreCIsas e ucu raCIOnes, a Istona e as ac-... ' .,. , .. «an equam IDcompara liS eru",,',. , ....lamlUs alllque praeclari viri philosophiam ex aeris divagationibus aut etiam::,tlVIdades practlcas del hombre le parece a LeIbmz un estudIOsp~ti? imaginario ad terram han nostram et usum vitae revocarunt..,» Aún< orientado a cosas sólidas y ventajosas para la colectividad: «Mu­mas mte~esante es el parangón qu; establece Leibniz, en sus reflexiones, entref 'chos doctos se deleitan con discursos vagos y triviales, mientraslas p3;re~as de, I?ensador~s .Bacon-C.ampanell~ y De~c~rtes-Hobbes:, «Quid;: existe un vasto campo en el que podrían ejercitar su espíritu de-CartesIO IDphYSICIS,HobbIO ID morahbus acutlUs? At SI llle Bacono, hlC Cam-j . , ' .. ' .panellae comparetur, apparet illos humi rapere, ..» (Leibnitiana, LIII, Oeuvres,,', dIca?-dos~ a cosas sohdas y reales: para ven~aJa de la colectIvld~d.ed. Dutens, IV, p. 303).. Me Imagmo un verdadero y propIamente dIcho Teatro de la Vida

.. para .las relaciones con Comenio: cfr, Carreras y Artau, La filosofía; humana compuesto a base de las acciones prácticas de los hom­cnstlanCf ~It:, n, p',320; L. Couturat, La log~q~e de Leibniz d'apres des docu-¿ bres y ~uy diferente del que nos han transmitido algunos doctos,ments medlts, Pans, 1901, pp. 571-573;Iudlclum de scriptis comenianis en" ' ,.Dutens, Leibnitii Opera cit.. V, pp. 181-182.Sobre las relaciones con Bisterfteld:;;,en el cual, con todo y ser grande, no hay mas que lo que SIrve paray con el' ambiente de Herborn, así como sobre la presencia de motivos afinesrcomponer arengas Y peroratas.»a los de las corrientes mÍsticopitagóricas, consúltese: W. Kabitz, Die Philo·?sophie der jungen Leibniz. Untersuchungen zur Entwicklungsgeschichte seinesSystems, Heidelberg, 1909. ' ,

62 Die Philosophischen Schriften cit., VII, p. 69. :! óJ Die Philosophischen Schriften cit., VII, pp. 69-70.125

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Si una sola de las artes se perdiese, no bastarían para ponert~an a los demás y se privan de las ventajas que derivan de la co·remedio -prosigue Leibniz- todas nuestras bibliotecas. La tarea:,' laboración.69de recoger por escrito todos los procedimientos de que se sirven} ,t. En un pasaje que notoriamente alude al Discurso sobre ellos técnicos y los artesanos .le parece, por consiguiente, una de lasi:lmétodo, insistía Leibniz en la validez y en el significado de una co­tarea!' más urgentes que ha de realizar la nueva cultura. EsoS~i¡aboración no ficticia. En este aspecto era violentamente «anticar­procedimientos sO,n,.por lo demás, perfe~tamente descriptible,s", tesiano» y, de hecho, profundamente «baco~iano»: <~En v:z deya que aquella practIca no es, de hecho, mas que una teona «mas~ cogernos de la mano para guiarnos a la recIproca e Ir haCIendocompleja y particular de la común.» 64. más seguro nuestro caminar nos lanzamos a correr al albur. Va-

El proyecto leibniziano de un colosal inventario enciclopédico!: mas también a hundimos en' las aguas pantanos as y en las arenasde todas las artes surge en el terreno de una manera de ver la;':'movedizas del dudar sin fin ... Mas, en estas tinieblas de la vidacien'cia y la historia que recuerda las afirmaciones d~ Bacon' y se. y en medio de tan grandes peligros, a ningún, mortal le ~ompeteopone, en cambio, decididamente a la postura carteslana. A la so- el encender una antorcha que pueda iluminar estas oscundades ...ledad de Descartes, a su «vanité de vouloir etre solipse» Leibniz debemos caminar juntos y en concierto, aunar nuestras fatigas,contrapone una universal «república de los espíritus.»65 La ma· abandonar el espíritu de secta y la afectación de la novedad.»70nera de presentar el Discurso del método tiende «a hacemos creer . Para Leibniz también, como para Pascal, la historia del mundoque Descartes había leído muy poco y había empleado más bien 'es comparable a la historia de un individuo, y el sujeto cognos­su tiempo en viajes y en guerras.» 66Pero el progreso real del géne· .cente es la humanidad entera que actúa en la historia.71 La su­ro humano nace del propio pasado de la ciencia y debe ser recha· cesión de los individuos en el tiempo no es una incoherente yux­zada la ambición de aquellos que desprecian a los demás «como si, •.•.taposición de entidades independientes unas de otras. El saber delpor sí solos, pudiesen realizar gran cosa».67Ha de rechazarse aquel •.' género humano nace de la colaboración entre los vivos y los muer­espíritu sectario -dice también Leibniz refiriéndose al cartesia.:, tos y del trabajo común. No está encerrado solamente en losnismo- que se limita a venerar al maestro, siendo así que, en rea·\ archivos y en las bibliotecas, sino que se va actuando y va toman­lidad, «un hombre es bien poca cosa si s~ le compar~ con la uni~nj: do cuerpo en todas las actividades a .qu: se dedi~an los hombres.de muchos hombres». El fin de la filosofIa no es cultivar el prOplO'~y a todas éstas es preciso, según Lelbmz, recurnr: a la ob~a deentendimiento, sino mejorar el de todos los hombres 68;el método, los científicos y de los doctos, a las esporádicas observaCIOnesdebe ser íntegramente transmisible y comunicable. Los resulta· 1. 'de los artes~nos y de los campesinos, a las de los músicos, loshom­dos a los que Descartes ha llegado dependen en cambio «más de" obres de teatro, los marineros, los mercaderes y hasta a las de lossu ingenio que de su método», y la insuficiencia de su método sej, 'caballeros, los danzantes y los charlatanes.72refleja con especial evidencia en el comportamiento de los carte·,. La discusión sobre las artes mecánicas daba lugar, en las pá­

sianos, q~ienes. no sólo «estudian los ~scritos del :naestro con' ginas de Leibniz, a una nueva valoració? del trabaJo ~1Umano.SupreferencIa al hnro de la naturaleza», SInO que son Incapaces de. afirmación de la importancia del trabajO de los tecmcos para elhacer cualquier invención o progreso precisamente porque igno-; progreso de la ciencia y de la cultura aparecía en estrecha cane-

y; xión con el ideal, universalista e historicista, de un saber que nacedel esfuerzo conjunto de las generaciones y de la obra de to.daslas gentes: coniunctis in unum omnium temporum et gentwmstudiis.7364 Discours touchant la méthode de la certitude et l'art d'inventer pour

finir les disputes et pour faire en peu de temps de grands progres, en Philo·sophischen Schriften cit., VII, pp. 181·182.

6S A. Foucher De Careil, Nouvelles lettres et opuscules inédits de Leibniz,París, 1857,p. 13..

66 A. Foucher De Careil, íbid., p. 18.67 Philosophischen Schriften cit., VII, p. 128.68 Cfr. O. Klopp, Die Werke von Leibniz, 11 vols., Hannover, 1864.1884,

X, p. 19; Textes inédits de Leibniz publiés et annotés par G. Grua, París, 1948,p. 578.

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69 Philosophischen Schriften cit., II, p. 535; A. Foucher De Careil, Nou:veZles lettres cit., p. 13.

70 Ibíd., VII, pp. 157·159.El examen más amplio de las relaciones Des­cartes·Leibniz se encontrará en el hermoso libro de Y. Belaval, Leibniz criti­que de Descartes, París, 1960.

71 Nova Methodus, pars l, 38.n O. Klopp, Die Werke van Leibniz cit., III, p. 323." Philasaphischen Schriften cit., VII, p. 130.

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S;\:Jción penosa y delicada de partear los espíritus: obstetrix am­.. morum.» 75

.. En la~ pág~nas e~ que d:Alembert presenta la Encyclopédie o~],~. En la v~z Art de l~ Enciclopedia -que ~s ~omo el prog~ama dedlctlonnalre ratsonne des sClences, des arts et des métiers se le ve;;;,aquel gfandlOso trabajo sobre las artes mecamcas que habna de te­c?nsciente de que aquella gran empresa equivalía a la madura.j¡ 'nerle ~cupado durante largos años- hacía resaltar Diderot loscIón y al cumplimiento de un ,programa de investigaciones que%.,perniciosos efectos que se s,eguían de la tradicional distinción en­tenía l!nos orígenes históricos bien concretos. Cuando los enci:~::,tre artes liberales y artes mecánicas: esta distinción ha reforza­clopedI~ta~ «se dirigían a los artesanos de Francia», interrogaban~ :do el p~ejuicio de <,Iue«el prestar ate?~ión a los. ob)etos sensib~e~a los. tecmcos y a los obreros, y trataban después de definir con~:Ymatenales» constItuye «una derogaclOn de la dIgmdad del espIn­exactJtu~ l.os términos, los mé.todo~, los procedimientos propios~i}u humano». Es~e ?~ejuicio «ha llenado las ciudades de orgullo~osd.e las ,d~stmtas artes, a fin de. m~lUIrlos en un cuerpo orgánico it: Iazona~ores e mutIl~s contempl~dores, y los campos ~e tIra­s~ste~atIco de todos los conocImIentos, o cuando proyectaban una'~inuelos Ignorantes, OClOSOSy desdenosos.» Mas no pensó aSI -pro­hIstona de ~as artes, o ~uan~o, ~nalmente, polemizaban en pro~'iseguía- Baco,n, «,uno de los primeros ~enios de In~l~terra, nid~ l!n trabajo que estuvIese Ilummado de continuo por el cono-~ tampoco penso aSI Colbert, uno de los mas grandes mImstros deCImIento de los principios teóricos que le servían de base, y' eW:i, Francia». Sin embargo, así pensaban aún los jesuitas francesespro de, ur:a investigación. teórica en la que cupiesen las aplicacio.;;ql!e, en e! Avis au public sur le troi7ieme volu~e de l'Encyclopé­nes practIcas y que pudIera convertirse en obras se constituían;' dle, publIcado en 1754, se, escandalIzaban precIsamente de estaconscientemente, en herederos y continuadores d~l programa tra: ' excesiva importancia que les atribuían a las técnicas y a los ofi-zado por Bacon. dos los secuaces de la Ilustración.76

En la Enciclopedia de Chambers -escribía l'Alembert en el Sacar a la luz 10 que a ló largo de los siglos había sido no másDiscours préliminaire- «hemos hallado que faltan increíble mul.gue «COsa de práctica», aquello que Leibniz había denominadotitud de cosas en 10 que respecta a las ciencias; en las artes libe- da experiencia no mventoriada del género humano»: he aquí enrales, una palabra donde se esperarían páginas; y todo por hacer lo que Diderot se sentía un nuevo Sócrates.77 y él, hijo de unde nuevo en las artes mecánicas. Chambers ha leído libros pero cuchillero, era en verdad el heredero no sólo de Bacón, Galileo yno ha visto jamás a los artesanos, y hay cosas que sólo p~eden Descartes, sino también de aquellos «mecánicos» que, como Birin­aprenderse en los talleres».74 guccio, Agricola, Norman y Palissy, habían contribuido grande-

En el Prospectus de 1750, Diderot había manifestado la misma mente, ,dos siglos antes, a que entrase en crisis una venerandain~atisfac,::ión ~especto a los libros hasta entonces en uso y la concepción de la ciencia que provenía de la antigua Grecia.mIsma eXIgenCIa de que se recoja del natural mediante observa.ciones directas, todo lo tocante a aquellos mét¿dos de trabajo queuna larga .tradición había considerado indignos de estudio: «He- 75 D. Diderot,Prospectus, en Oeuvres completes, ed. J. Assézatet M. Tour­mos ~CUdIdo a los más hábiles operarios de París y de toda neux, París, 1875-1877,XIII, p. 140.Cfr: A. M. Wilson, Didero~. The testingFranCIa, nos hemos tomado la molestia de ir a sus talleres, de Years, 1713:1759, Nue:--aYork, 1957,espe~la~ment:las pp. 130Y slgt~s. El volu­interrogarles, de escribir a su dictado de desarroll . men d~ WIl.soncontIene.una extens.a.blblIografIa.~a,ra una. dete~lda y raza·

. d ' . '. ar sus pensa nada dISCUSIónsobre la lIteratura crItIca, cfr. P. Casml,Studl su Dlderot, en lamientas, e sacar de ellos los termmos proplOs de sus profesi'ones, <Rassegnadi filosofia»,1958.l, pp. 5-26;1958,2, pp. 150~173;1958,3, pp. 234.254.de agruparlos en cuadros y definirlos, de conversar con aquellos de Una valorización del significadodel interés de Diderot por la técnica y lasquienes había obtenido las memorias, y (precaución casi indis- artes mecánicasfalta en ab.sol~t?en el vol?me~de A. Var~anian,Diderot. andpensable) de rectificar en las largas y frecuentes conversaciones Descartes: A St.udy ot. ~clentltlc Naturalrsm, In, ~he Enlrght~nment, Prmce·con unos lo t h b' r d' f' ton"1953(trad. Ital., MIlan, 1956).Bastante mas utlles son, baJOeste aspecto,. que o ros a tan exp lca o Imper ecta, oscura y, a los ensayos de diversos autores publicados en el volumen L'Encyc1opédie etveces, eqUIvocadamente ... Se ha tenido que ejercitar, en las rela· le progres des sciences et des techniques, París, 1952, 'ciones con ellos, la función de que se gloriaba Sócrates la fun- 7. Cfr. F~Venturi, Le origini dell'Encic1opedia, Roma, 1946,p. 95.

, 77 D. Diderot,Oeuvres completes cit., XIII, p. 140,Y cfr. F. Ventun, Le ori-• ,74 D'Alembert,Discorso preliminare alI'Enciclopedia,trad. di A. Devizzi, gini, cit., p. 94.Para una visión de conjunto ha de consuItarse hoy: P. Casini,

MIIan, 1954,p. 97. Diderot «philosophe», Bari, 1962.

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Apéndice primero

Las relaciones entre naturaleza y arte

y la máquina del mundo

La afirmación de una substancial no-diversidad entre los pro­ductos del arte y los de la naturaleza -que se encuentra en algu­nos de los principales exponentes de la nueva ciencia- se contra­pone radicalmente, como es sabido, a la definición aristotélica delarte como lo que da cumplimiento a la obra de la naturaleza o laimita en sus producciones. En el aristotelismo y en la medicinahipocratea (de la que deriva, muy probablemente, la definiciónde Aristóteles) la naturaleza se presenta como un ideal que el arteha de realizar o restablecer, como una norma cuyos preceptos eindicaciones debe seguir el arte para alcanzar sus fines.! Losfrecuentes paralelos entre el arte y la naturaleza que contienenlos textos aristotélicos tienen un significado preciso. Como hapuesto de relieve, entre otros, Augustin Mansion, desempeñan elpapel de un «procedimiento pedagógico» destinado a facilitar la

'1 comprensión de lo que es menos familiar (la naturaleza) medianteel análisis, más fácil para nosotros, de los procedimientos másfamiliares de las diversas artes.2

No hace al caso referimos aquí a la extraordinaria fortuna que

1 Sobre las relaciones entre arte y naturaleza en Aristóteles cfr. A. Man­sion, lntroductíon a la physique aristotélicienne, Lovaina-París, 1945, pp. 94-95197, 198-201, 228-234, 256-257. Para la definición aristotélica del arte como imi­tación de la naturaleza cfr. Física, n, 8, 199 a, 15-20; 194 a, 21-22; Meteor., IV,3, 381 b 6.

2 A. Mansion, lntroduction a la physique cit., p. 229. El repertorio de todoslos lugares paralelos aristotélicos sobre este particular se halla en la obrade H. Meyer, Natur und Kunst beí Aristoteles, Ableitung und Bestimmung derUrsachlichkeitsfaktoren, Paderborn, 1919.

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tuvo en el pensamiento antiguo y medieval la doctrina del art~Hre añadido a la naturaleza (ars est hamo additus naturae), y elcomo imitatio. naturae, ni tampoco recordar los innumerablesl' hecho de que las condiciones necesarias para la existencia de untextos en los que la pretensión, por parte del arte, de alcanzar la~.fenómeno se hallen en una conexióp. natural o sean puestas en re­perfección de la naturaleza es presentada como resultado de una;' lación por la mano del hombre no crea ninguna heterogeneidadactitud «prometeica», signo de impiedad y de temeridad.a;, entre los fenómenos naturales y los artificiales. Los movimientos

Cierto que, en el ámbito de esta tradición secular, el arte se; naturales no han de contraponerse, pues, a los movimientos arti­configura sólo como un intento de imitar la naturaleza y de fal;;íficiales: el calor del sol puede decirse que es afín al del fuego: elsearla en sus movimientos: las artes mecánicas aparecen como!,oro naturalmente presente en la arena es idéntico al producidoadulterinae precisamente porque, como afirma Hugo de San Víc·?artificialmente en las 'copelas.5 La física terrestre es idéntica ator, «toman a préstamo sus modos de la naturaleza». La natura.~ la celeste. La separación tradicional ha provocado consecuenciasleza tiene en su interior el principio de un movimiento indefinido,j fatales para el desarrollo del saber y de la civilización: «haciendomientras que los productos del arte, movidos por un principio:¡bstentación de las propiedades maravillosas de las mezclas natu­exterior, son sólo tentativas, condenadas al fracaso, de imitar la) rales y acogiendo ávidamente el concepto de una separación entreespontaneidad del movimiento natural. Esta doctrina, aclara Ba.,,'el calor celeste y el natural, Galeno intentó limitar fraudulenta­con, está vinculada a la teoría aristotélica de la especie, fundán< mente el poder de los hombres.y trató de reforzar para siempredose en la cual se atribuye al producto de la naturaleza (árbol) la ignorancia valiéndose de la desesperación».6una forma primaria, mientras que al producto del arte (mesa) Algunas de las posiciones aristotélicas relativas a la relaciónsólo le compete una forma secundaria. «De buena gana», escribe, arte-naturaleza eran aquí conscientemente desbaratadas. Entreen el De Augmentis 4 «clasificamos la historia de las artes como! iosobjetos naturales y los artificiales no hay ninguna di.sti~ciónun sector de la historia natural. Ha llegado a hacerse muy firme" esencial. El rayo, que los antiguos negaban pudiese ser Imitado,la inveterada opinión de que el arte sea algo diverso de la natura-r ha sido de hecho imitado en la época moderna. El arte no es elleza, y las cosas artificiales de las naturales. De aquí ha derivado' ,simio>: de la naturaleza, y los productos artísticos no son algoel inconveniente de que muchos escritores de cosas naturales inferior a los naturales. Sobre esto insiste también D_esca~s .concreen haber conseguido su propósito componiendo una historia~, parecida energía: «no hay diferencia ninguna entre las maqUIllasde los animales, de los vegetales, de los minerales, y omitiendo); que construyen los'''añesanos y los diversos cuerpos que compo­los experimentos de las artes mecánicas. Pero un prejuicio toda·' ne la naturaleza ella sola, como no sea la siguiente: que, los efec­vía más sutil se ha insinuado en las mentes: el arte es considerado tos de las máquinas dependen únicamente de la acción de tubos,sólo como una especie de apéndice (additamentum) de la natura· o muelles y otros instrumentos que, debiendo tener alguna pro­leza cuyo único cometido fuese dar acabamiento a lo que la natu· porción con las manos de quienes los construyen, son siempre deraleza tan sólo inició, o secundarIa cuando tiende a lo peor, o un tamaño que hace visibles sus figuras y sus movimit::ntos, mien­liberarla cuando está impedida, pero no le competería en cambio tras que los tubos y muelles que producen los efectos naturalesnunca removerla profundamente, transformarla, sacudirla hasta' son, en cambio, por lo general, demasiado diminutos como parael fondo. Esto ha provocado una precipitada desesperación en las; que nuestros sentidos los puedan, percibir ... » 7 El producto delcosas humanas. Por el contrario, este otro principio hubiese debi·~;:arte, la máquina, sirve de modelo para concebir y comprender lado penetrar hondo en las mentes: las cosas artificiales no difieren;· . ' ~

de las naturales por la forma o la esencia, sino sólo por la causa:,; s Works, III, p. 531 (Temporis Par tus Masculus); III, p. 592 (Cogitata eteficiente ... cuando las cosas están dispuestas para la consecución! Visa); 1, pp. 497, 624 (De Augmentis).

de un determinado efecto, poco importa que éste sea conseguido'" 6 Works, III, p. 531 (Temporis Partus Masculus) ..... 1 h b El' 1 h :' 7 Descartes Oeuvres, ed. Adam et Tannery, IX, p. 321 (PrinCIpIa).por el hombre o Sin e om re.» arte es, por tanto, e om-,", • Sobre el 'arte como naturaleza ha de tenerse en cuenta la posición de

;' Shakespeareen A Winter's Tale (IV, 4, V}/. 90-92):3 Sobre esteargumentoha escritopáginas bastante acertadas P. M. SchuhI,!,"

Machinisme et philosophie, París, 1947, pp. 32-42. ," So over that art'4 The Works of Francis Bacon, ed. por R. L.Ellis, J. Spedding,D. D.Heath,'S, Which'yousay adds to nature, is an art

Londres, 1857-1874, 1, pp. 496-497. )" That nature makes.

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Sobre este tema cfr. P. M. Schuhl, Perdita, la nature et l'art, en«Revue de Métaphysique», 1947, y H. Haydn, The Counter-Renaissance, NewYork, 1950, pp. 510 Y sigtes.

9 Descartes, L'uomo (trad. de G. Cantelli), Turín, 1960, pp. 37·38, 51·52. Cfr,,; 12 G. Daniel, Voyage du Monde de Descartes, París, 1703, p. 474. La obraOeuvres, IX, pp, 120, 130-131. e ; de Daniel, publicada en París en 1690, fue traducida al inglés (Londres, 1692)

10 Kepler, Opera, 1857, 1, p. 176;' lI, p. 84. '1; y al italiano (Venecia, 1739)..11 R. Boyle, Origins of Forms, en Works, ed, Birch, lII, p. 14. Cfr. M. Boas,; 13 H. Busson, La religion des classiques, 1660-1685, París, 1948, pp. 121.190;

The establishment of the mechanical philosophy, en «Osiris», X, p. 486; I. B,~"A.Vartanian, Diderot and Descartes. A. Study of scientific naturalism in theCahen, Franklin and Newton," Fi1adelfia, 1956, p. 99. "] Enlightenment, Princeton, 1953 (trad. ital. Milán, 1956, pp. 185-258).

naturaleza. No es que el arte sea en sí mismo naturaleza 8 per~' de los cuerpos: la materia y el movimiento».lI La discusión, am­la naturaleza es al~o que. se parece a un producto del ar~ Par~ plísim~~ sobre los anima~e~-máquinas c?nducía a la progr~sivacomprender el funcIOnamIento del cuerpo humano se recurre tam;,::~xtensIOndel modelo mecamco a la totalIdad del comportamIentobién a la máquina: "Vemos que los relojes, fuentes artificialesi'~~umano: "Todo cartesiano, escribía el jesuita Gabriel Daniel,molinos y otras máquinas de este género, aun siendo construidasf para ser coherente debería, pues, decir, con la misma seriedadpor hombres, no por esto carecen de la fuerza de moverse por 54 con que lo dice al tratar de las bestias, que los otros seres huma­

solas de varias mane~s~ y hasta para aquella máquina, que su.~~os que están con él en el mundo, son máquinas.» 12 La líneapongo haber sido hec a por las manos de Dios, no me parece;'de desarrollo que lleva de la tesis cartesiana del animal-máquinaque pueda imaginar tantos tipos de movimientos, ni atribuirla" al Homme-machine de Lamettrie ha sido estudiada, aunque contanto artificio que nos impida pensar. que pueda haber en ella más;:insuficiente amplitud, por Busson y por VartanianP Pero valetodavía ... ..Y, verdaderamente, se pueden comparar muy bien los11apena recordar el texto de la voz méchanicien de la Gran Enci­nervios alas tubos de las máquinas de aquellas fuentes, susí clopedia, en donde se exponen las doctrinas de aquellos "médicosmúsculos y sus tendones a los otros varios dispositivos y resortes~tmodernos que han adoptado el método de los geómetras en lasque sirven para moverlas; y sus espíritus animales al agua quejOInvestigaciones que han realizado sobre lo concerniente a la eco­los mueve y cuyo corazón es la fuente, y las concavidades del ce:; nomía animal, considerando esta última como una producción derebro las arcas. Además, la respiración y otras acciones naturales"rmovimentos de diferentes especies, sometidos todos a las leyesparecidas, que son ordinarias en esta máquina, y dependen del',de la mecánica ... el cuerpo animal, y, por consiguiente el cuerpocurso de los espíritus, pueden compararse a los movimientos de: humano, es aquí considerado como una verdadera y auténticaun reloj o de un molino, que, con el correr del agua, se mueve; máquina ... la medicina toma un aspecto enteramente nuevo ysin cesar~ .i, adopta un lenguaje completamente diverso del que hasta entonces

La imagen de la máquina, del reloj, tuvo gran éxito. La encon.;·había sido empleado».tramos también en un autor como Kepler, a pesar de estar éste:; La admisión del modelo máqui/la, la integral explicación de latan compenetrado con la temática del pitagorismo matemático:,' realidad física y biológica en términos de materia y movimiento"Hubo un tiempo en el que, embebido yo en las doctrinas de Julio!:implicaban una profundísima modificación del concepto de natu­César Escalígero sobre las' inteligencias motoras, creía que la cau.::raleza. Esta-no aparece ya como una urdimbre de formas y esenciassa motriz de los plapetas fuese un alma ... El fin que aquí me;;en la que se inserten las "cualidades», sino como un conjuntopropongo es sostener que la máquina del universo no es seme.1.de fenómenos cuantitativamente mensurables. Todas las cuali­jante a un divino ser animado, sino a un reloj (aquel que mantie,; dades que no sean traducibles en términos matemáticos y cuan­ne animado el reloj atribuye a la obra el honor que corresponde} titativos SOn excluidas del mundo de la física. En la naturalezaal artífice) y que en ella todos los varios movimientos dependen.:;no se dan «jerarquías», y el mundo no aparece ya como construi­de una simple fuerza activa material, así como todos los miJvi<do para el hombre o a la medida del hombre. Todos los fenóme­mientas del reloj se deben al simple péndulo.» 10:i nos, 10 mismo que todas las piezas que componen una máquina,

Para Robert Boyle, el universo es una gran máquina semovien.:; tienen el mismo valor. Conocer la realidad quiere decir caer ente "a great pieceof clock·worb, y todos los fenómenos los consi.~ la cuenta del modo como funciona la máquina del mundo, y ladera en los términos de «los dos grandes y universales principios ,1' máquina puede (al menos teóricamente) ser desmontada en sus

elementos constitutivos para después volver a ser compuesta pie­za por pieza: "Sobre .las cosas naturales», escribe Gassendi, «in-

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daguemos del mismo modo que indagamos sobre las cosas de la~'<;:Sir Kenelm Digby, el mundo es un inmenso reloj, obra admirableque nosotros mism()s somos autores ... En las cosas de la natura~, ;del Gran Arquitecto, compuesto de ruedas y resortes, cada unoleza en las que esto es posible, hagamos uso de la anatomía, de l~"':delos cuales puede separarse del mecanismo y estudiado.y com­química y de ayudas de todo género, de manera que logremos en~?'prendido,17La imagen del Dios relojero se entreverá en Leibniztender -resolviendo hasta donde se pueda los cuerpos y como.~~conla de un Dios que gobierna los espíritus y el mundo «lo mis­d;scomponiéndolos- de qué elementos y según qué criterios es~ ~moque un ingeniero maneja sus máquinas.»18 ..tan compuestos».14 •.ii!. ~, El criterio del conocer como hacer o de la IdentIdad entre co-

El mundo de los fenómenos «reconstruibles» mediante la in]'\~nocery construir vale, así como para Dios, también para, el hom­vestigación, y el de los productos artificiales que han sido creados! 'bre. El entendimiento humano, que es limitado y finito, sóloo construidos por el entendimiento humano. y mediante operacio;.~'puede alcanzar las verdades propias del saber q1.le ha sido cons­nesmanuales, es el único mundo del cual se puede tener ciencia;'itruido por los hombres: las verdades de la física, de la geometría,El conocimiento de las causas y de las esencias está reservado ai.'de la matemática. Lo que verdaderamente puede ser conocido esDios, en cuanto creador y constructor del mundo. A la imagenj'sólo aquello que se hace, lo que es artifici(ll, construido o recons­platónica del Dios geómetra se le superpone la imagen, después;, truible: «Es difícil -afirma Mersenne- encontrar principios oampliamente' difundida, del Dios «mecánico», constructor del per.,{.verdades en la física. Perteneciendo el objeto de la física a las co­fecto reloj que es el mundo. Declarando que Dios es geómetra;! 'sas creadas por Dios, no es' de admirar que no nos sea posible-escribe Monantheuil en su comentario a las Cuestiones mecáni-. hallar sus verdaderas razones Y'el modo como estas cosas actúancas de Aristóteles 15_ Platón ha enunciado sólo una parte d(,y padecen. Conocemos en realidad tan sólo las verdaderas razonesla verdad. Dios es ante todo un mecánico, porque el mundo es!"de aquellas cosas que nosotros podemos construir con las manosuna gigantesca máquina de la que El es el artífice y constructor;:; ~ocon el entendimiento, mientras que no podemos construir nin­A la imagen platóni'ca del Dios geómetra se mantenía en cambio'~guna de las cosas que ha hecho Dios.» 19

fiel Thomas Browne; pero, defendiendo la posición ciceroniana]' Hobbes está, por cierto, en posiciones muy distintas de las dede la no discordancia entre la naturaleza y el arte, y la tesis aris-AMersenne, pero él también llegq, en este punto, a conclusiones nototélica del arte como perfeccionamiento de la naturaleza, llegaba, muy diferentes:también él a la imagen de un Dios ingeniero y constructor del; , «A los hombres les ha sido concedida solamente la ciencia demundo: «Ahora bien, la naturaleza no está en desavenencia con.! aquellas cosas cuya generación depende del arbitrio ?e ellos. ~orel arte, ni el arte con la naturaleza, pues entrambos se hallan al\. eso son demostrables los teoremas relativos a la cantIdad, la CIen­servicio de su providencia. El arte es el perfeccionamiento de la: da 'de los cuales se llama Geometría ... Precisamente porque somosnaturaleza; si el mundo estuviese actualmente como en el día sex·} nosotros mismos quienes creamos las figuras existe una geometríato, tendríamos aún el caos. La naturaleza ha he'cho un mundo, y) y es demostrable. También la política, y la ética, esto es, la cienciael arte ha hecho de él otro. Resumiendo: las cosas son 'todas ellas~\de lo justo y lo injusto, de lo equitativo y lo inicuo, p;rede ser de­artificiales, puesto que la naturaleza es el arte de Dios.» 16Para;t 'mostrada a priori: sus principios, los conceptos de lo Justo y de lo

••. ", ';)equitativo y sus contrarios, no son conocidos porque nosotros123 A P. Gassendl, Syntagma, en Opera amma, Lugdum, 1658, 1, pp. 122·B.~! mismos, creamos las' causas de la justicia, o sea, las leyes y las

,; Aristoteles" Mechanica, París, 1599, Praefatio. convenciones.» 20 .•

16 Th. Browne, Religia Medici, ed. V. Sanna, Cagliari, 1958, p. 31. Sobre! ' Este pasaje de Hobbes ha SIdo parangonado acertadamente ala imagen de Dios corno «hábil geómetra» cfr. p. 30; sobre el libro de la natu.'}raleza y el libro divino cfr. p. 29. , :. " Die Philosophischen Schriften von G. W. Leibniz, ed. por G. 1. Gerhardt,

17 Sir K. Digby, Two Treatises, in the One of which, the Nature of Bodies; in,' Berlín, 1857-1890, IV, pp. 479-80; VII, p. 352;theother, the Nature of Man's Soule, is looked into, París, 1644, pp. 283,:. " M. Mersenne, Harmonie universelle, París, 1636, p. 8. Cfr. T. Gregory,289, 389, 399-400. Cfr. R. T. Patersson, Sir Kenelm Digby, Londres, 1956, p. 185, . 'Scetticismo ed empirismo: studio su Gassendi, Bari, 1961, p. 72. Sobre el,y, en los textos inéditos publicados por V. Gabrieli, Sir K. Digby,' un' inglese .. saber cómo «construif» y sobre la importancia de las «artes prácticas» en el 'italianato nel/'eta della Controriforma, Roma, 1957, p. 280. Pero Gabrieli, a' irse afirmando esta concepción, son esclarecedoras bajo muchos aspectos lasdiferencia de Petersson, se interesa muy poco por las ideas filosóficas y cien· conclusiones de Gregory (pp. 71-77; 160-162).tíficas de Digby. 20 Th. Hobbes, Dehomine, X, 5, y cfr. De cive, XVII, 4; De corpore, XXV,!.

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las célebres páginas de Vico en las que aparece enunciado por~éste el famoso principio del verum-factum. En virtud de la física!",experil1}ental -declaraba Vico en la conclusión del De Antiquissi-0ma- «no tenemos por verdadero en la naturaleza nada que no:;sea aquello de lo que, por medio de experimentos, consigamos .,~hacer un facsímil», y, pocas páginas antes, había afirmado: «porl;¡tanto, la aritmética y la geometría, así como su filial la mecá.\¡,nica, entran dentro de la facultad del hombre, ya que, en estos,!jtres campos, en tanto demostramos una verdad en cuanto que lajhacemos». De aquí el parangón entre el hacer de Dios y el hacer);!del hombre: «como la naturaleza da vida a las cosas físicas, así¡el ingenio humano a la mecánica; como Dios es artífice de la na·:]turaleza, así lo es el hombre de las cosas formadas por el arte».21;,j

La negación de la doctrina aristotélica relativa a las relacionesentre la naturaleza y el arte; la idea del saber como construcción;

"la tesis de la cognoscibilidad, por el hombre, de los productosde la mente y de las manos (y de aquel mundo del derecho, de lamoral y de la historia que se puede conocer en cuanto hecho porlos hombres); la adopción del modelo máquina para explicar ycomprender el universo físico; la imagen de Dios como artífice,ingeniero y relojero: cada uno de estos temas -cuya importan.cia fue decisiva- se hallaba sin duda en conexión con la penetra·ción, en el mundo de los filósofos y de los científicos, de un nuevomodo de ver aquella práctica y aquellas operaciones quetantos siglos habían sido relegadas a los márgenes de lapor cons.iderárselas indignas de la atención de los estudiosos yla estimación de los académicos.

Apéndice segundo

Verdad y utilidad de la ciencia en Francisco "Bacon

1

En un ensayo titulado Trabajo intelectual y trabajo manualdesde la Antigiiedad al Renacimiento, Rodolfo Mondolfo ha escla­recido; con su precisión y penetración acostumbradas, las razo­nes históricas y culturales del radical cambio que en punto a lavaloración de las artes mecánicas tuvo lugar en Europa entre lossiglos xv y XVI) La preferencia demostrada por Leonardo y des­pués por Benedetti, por Galileo y sus seguidores, en favor de lamecánica (considerada como la más noble de las ciencias porquepermite recoger sus frutos en la obra práctica), el llamado «re­torno a Arquímedes» que tantas veces han hecho resaltar los his­toriadores de las ciencias, fueron sin duda -como bien aclaraMondolfo- fenómenos de extraordinaria importancia. En aquella«preferencia» y en aquel «retorno» se manifestaba una auténticarevolución cultural destinada a tener inesperadas repercusionesy ligada a profundos cambios en la vida económica y social. Lacultura europea era llevada así a una ruptura definitiva con aque­lla tesis de la inferioridad de la técnica respecto a la ciencia, y deltrabajo manual respecto al intelectual, que había gozado de tantavigencia en la civilización clásica y en la del, medievo. Mondolfoinsiste, con razón, así en éste como en otros ensayos, en recalcarla insuficiencia de las interpretaciones que han extendido a toda la

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I R. Mondolfo, Alle origini della filosofia della cultura, Bolonía, 1956/ pp .•! G. Vico, Opere, a cargo de F, Nicoliní, Milán·Nápoles, 1953/ pp. 293/ 307,J! 125-149.

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antiguedad clásica aquel desprecio que Platón, Aristóteles y los;] siempre la idea de una separación y oposición entre el trabajomédicos posteriores a Hipócrates manifestaron hacia el trabajo(~manual y el intelectual o, al menos, con Bacon, que quiere «saberEl ilustre estudioso hace ver, por una parte, «la existencia de unaí] para poden>, la idea de una relación de subordinación del trabajovasta corriente espiritual en el mundo antiguo que honraba elt -manual al intelectual, como instrumento de aplicación de las con­trabajo manual y las artes' mecánicas, reconociéndoles su impor'~quistas teóricas, Pero, en la plenitud de su significado, la visióntancia para la vida del hombre y para el desarrollo de su civismO¡:i.renacentista incluye una unión más estrecha y substancial entre lasy de su intelectualidad», y, por otra parte, explica cómo el des.* dos formas de trabajo, considerando que también el conocer esprecio al trabajo manual y a las artes mecánicas se originó en}.un hacer e implica el hacer, mientras que, por otro lado, el hacerGrecia sobre todo entre las clases militares y caracterizó pred;~~s por sí mismo un conocer y condiciona y engendra el verdaderosamente «a las sociedades y a los estados militaristas, en su opo-:~conocimiento.3 .

sición a las sociedades y a los estados industriales». ,( \ En confirmación de la tesis aquí expuesta, cita Mondolfo unMondolfo sabe, no obstante, muy bien que en la cultura del~jpasaje, indudablemente muy significativo, del Spaccio della bestia

mundo antiguo acabó por dominar precisamente aquella radical~' írionfante de Giordano Bruno.4oposición entre técnica y ciencia contra la que habían tomado);':i: Estudiando la valoración de las artes mecánicas en los si­posiciones los médicos de la escuela hipocrática y aquellos «filó7;~glos XVI Y XVII, Y las consecuencias que tuvo en cuanto a la de­sofos del proletariado griego» que fueron los cínicos. Tal antíte-.~¿terminación de los cometidos y funciones de la «filosofía», yosis se hacía posible y recibía vida por la misma estructura eco-tbmbién he tratado de mostrar el estrecho nexo que hay, en elnómica de una sociedad esclavista, en la que la abundancia de:! fondo,'entre algunas' tesis centrales de la filosofía de Bacon y la pos­«máquinas vivientes» hacía superflua la construcción de máqui.~ ¡ura por él adoptada con respecto a las artes mecánicas. Las inves­nas concebidas para suplir el trabajo humano, y en la que el des-"$tigaciones que he realizado en tal sentido, me han llevado, sobreprecio que se sentía hacia el esclavo (o hacia quienes ejercieran~ este punto particular, a conclusiones netamente divergentes deactividades manuales) recaía también sobre las actividades de? aquellas a las que llegaba Mondolfo en el fragmento de su estudioéstos.2 Semejante oposición estaba destinada a ir desaparecien.t' que acabo de citar. Y como aquellas conclusiones han sido y si­do precisamente en los siglos del Renacimiento, caracterizados,) guen siendo aceptadas y compartidas por muchos historiadoressegún la conocida tesis de Dilthey, «por la unión del trabajo< de la filosofía, trataré de explicar en las páginas que siguen lasmaterial con el espíritu de investigación científica.» Entonces se'.';razones de mi disentimiento.reconocería, según afirma Mondolfo, «la importancia de la pro- i¡ .

ducción práctica y experimental incluso para el mismo conod-·Jmiento teórico».

No se trata sólo -prosigue- de la aspiración de Francisco 'J' , .

Bacon a conocer l~ naturaleza para dominarla y perfeccionar por" Creo que la teSIS de Mondolfo no se sostIene. Afirmo, en otroseste camino la vida humana; ni sólo de la convicción, por él ex- términos, que si la ?los~fía de Bacon tien~ un significado cul!~~alpresa da, de que las artes mecánicas habían demostrado y conti. muy notable es, m,as bren por ~u conSCIente toma .~e pOSICIO?­núan demostrando su capacidad de progreso y perfeccionamiento f~~rtemente, po.lemlca ,co~tra la Idea de una, s~paracIOn y ?POSI­continuos; ni tampoco solamente de la idea, afirmada luego por ClOnentre tecmca y CIenCIa, entre artes mecamcas ~ art.es lIbera­Locke, de que la mecánica, tan despreciada y practicada por los les, y que la tesis del «c~noc~r como un hacer, Imphcar:do elanalfabetos, es la que ha producido todas las artes útiles para la hacer» y del «hacer que es el mIsmo un con~cen>, es un~ t.esIs quevida ... En todas estas concepciones yen otras análogas domina derivó, sin duda, de sugerencias o, de afirmaCIOnes esporadlcas yr:-

sentes ya en los libros de filosofla y en los tratados de alqUImIa

2 P M Sch hl M h' . t h'l h' P '1947 13 . f'fY de magia del Renacimiento, pero sólo alcanzó plena y conscien-.. u, ac lmsme e p IOSOp le, ans, , pp. y slg.; c r. : .. , '

sobre este tema la obra de B. Farrington, Greek Science, Londres, 1953,'te madurez preCIsamente en la filosofla del Lord CancIller.pp, 18-32; 40-41; 104-107; 130-148. Bastante más endebles son las conclusionesa que llega S. Samburski en Il mondo fisico dei Crecí, Milán, 1959,pp. 274Y slgtes.

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3 R. Mondolfo,Alle origini della filosofia della cultura cit., pp. 147-148.• Cfr. ibid., pp. 81-84.

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:~r""$'"l.;,

En la historiografía baconiana ha pasado a ser típica un~J~abla de la verdad como «supremo bien» y han modificado con ellopolémica que tiene divididos en dos g~andes grupos a lo~ ~nté.rpr~~,;)~s polémicas conclusiones de Liebig, p~~ien?o en claro el carác­tes de Bacon: el de los que ven en el a un «vulgar utIhtansta»¡~ ter «universalista y humanista» 6 del utIlItansmo de Bacon, hany el de los que creen un deber defenderle de esta acusación, re~)oncluido en general manifestando una «oscilación», en el pensa­conociendo que, a pesar de ciertas intemperancias de lenguaje ix fuiento del ilustre filósofo, entre la admiración por las aplicacio­

de su gusto por la polémica, valoró «desinteresadamente» el sabe:!': 'lles prácticas de la ciencia, de un lado, y, del otro, la veneracióncientífico. Esta polémica, en realidad, nacía precisamente de laA :~la verdad desinteresada. Esta tesis «oscilatoria» se halla expre­aceptación, por parte de los adversarios, de un terreno común'?,:.sEldacon nitidez en la obra de Levi:Los estudiosos que han criticado a Bacon en su filosofía juzgando;\ fl:

que sostiene la superioridad de la técnica sobre la ciencia, de last i: La mente de Bacon, sin que él tenga conciencia de ello, oscilaoperaciones sobre la lógica, de las «comodidades de la vida» so:!;entre dos direcciones diversas: por una parte, orientándose a labre la filosofía, y los estudiosos que le ,han «defendido» de estas; aplicación práctica de la ciencia, aprecia ésta por su utilidad para

críticas, partían en realidad unos y otros de un presupuesto fá2i~lhombre, y, por otra, tiende a afirmar que el conocimiento tienecilmente identificable: el de que no cabe soslayar, pues ,es necesa'~ valor por sí mismo ... Y el contraste no falta ni siquiera en suria, la oposición entre técnica y ciencia y entre «verdad'» y «utili;'I:convencimiento de que ipsissimae res ..sunt veritas et utilitas ... El

dad». Quizá sea por esto por lo que han tenido tan poco en cuenta~ ~tilitarismo humanístico es el motivo prevalente, pero no puedeaquellas argumentaciones que Bacon se esforzó por elaborar y qu~\negarse que, en inconsciente conflicto con él, hay con todo, en eltendían a sostener precisamente que tal contraposición es ilegítima;> pensamiento de Bacon, una concepción más elevada de la cienciae inexistente. :~ y de la verdad.? '

Quienes, como el químico y filósofo espiritualista Liebig, con:'\~cebían la «búsqueda de la verdad» y la «realización de las obras»§, Los presupuestos (y los «prejuicios») que dan base a un juicio

como campos absolutamente distintos y jerárquicamente ordena·:~ de este cariz se muestran inmediatamente con evidencia: la afir­dos, no podían menos de interpretar el pensamiento de BacóIÍ:)"mación de un «valor por sí» del conocimiento constituye algo máscomo expresión típica de un «vulgar utilitarismo».5 Mas tam:':. «elevado» que cualquier tentativa de conectar la «verdad» con labién aquellos intérpretes que (como Fonsegrive, Sortais, Levi Y;1; (~utilidad».Anderson) han insistido en recalcar los pasajes en que Bacon:; En las páginas que siguen me propongo: 1) indicar las insu-

.,'ficiencias, a mi entender radicales, de aquellas interpretacioness J. von Liebi~, Ueber F. Bacon von Verulam und die Methode der Na-! (bastante numerosas y cualificadas) que han considerado a Bacon

turfo:schung, Mun;ch, 1863,. pp. 1?5, 118 ..... Oj, como típico representante del utilitarismo; 2) aclarar el significa-Sobre el caracter «umversalIsta» del utIlItarismo bacomano cfr. G. Fon,;,d h d t'b' d'sc tid expresión de Bacon quesegrive, Francis B(lcon, París, 1893, pp. 20 Y sigtes.; G. Sortais, G. Fonsegrive,; O que a e ,a n UIrse a una I u a ..

Francis Bacon, París, 1893, pp. 20 Y sigtes.; G. Sortais, La philosophie moderne1"Se lee en el parrafo 124 del Novum Organum y ha SIdo mterI?re­depuis Bacon jusqu'¿¡ Leibniz, París, 1922, 1, pp. 285 Y sigtes.; A. Levi, Il pene)!'tada a menudo con poca exactitud: ipsissimae res sunt ventassiero di F. Bacone considerato in relazione con le filosoiie della natura del;!et utilitasRinascimento e col razionalismo cartesiano, Turín, 1925, pp. 168·169. F. An."!, •

derson (The philosophy oi Fr. Bacon, Chicago, 1948) hace de Bacon un:5J

«racionalista» y rechaza las interpretaciones tradicionales, incluida la delj!utilitarismo. El libro de B. Farrington, F. Bacon, philosopher of industrial Ji

science, Nueva York, 1949 (trad. al italiano, Turín, 1952) es el intento más im.:! "

portan te de superar la. trad!cional al.ternativa a que nos referimos en elf Lo que Bacon rechaza con energía y lo que hace que a sus ojostexto. A. R. Hall, The sClentlflC revolutlOn, 1500-1800, Londres, 1954, pp. 164-165, ' ., 1 b d" 1 estéril desierto» es (sobreaun acentuando en exceso la oposición entre sus tesis y las de Farrington, aparezca e sa er tra IClOna como un« .. 'acierta al advertir que el método de Bacon es la validez del método empleado' todo el hecho de que desde los presocrátlcos hasta TeleslO se ha

lo que garantiza la producción de las obras. J. G. Crowther, Francis Bacon the pres~ntado la verdad como separada y opuesta a la utilidad y seFirst Statesman oi Science, Londres, 1960, ha visto en Bacon la expresión deun nuevo tipo de intelectual interesado en los problemas de la utilización y laorganización de la ciencia y de su «integración» en la vida de las civilizaciones.

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7. A. Levi, Il pensionero di ¡l. Bacone cit., p. 169.

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Sticky Note
"son la misma la verdad y la utilidad"
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ha in.troducido una separación, un rompimiento, entre teoría;,y~[~a~ alguna relac~ón. con l.a vida de la cultura; no s.erá escrita paraprá~tlca, entre saber y obrar, entre discurso lógico y técnica <:x~,~atIsfacer la cunosldad o los gustos personales, SIllO que su fina­penmental. ,Bacon ;>o~tiene, en cambio, la identidad' de ciencia¡iYi~)},~ad_será mucho más seria (more serious and grave purpose):poder, teona y practIca, verdad y utilidad y considera extraol';' ".~nsenar a los hombres a hacer un uso consciente de su saber.8dinariamente dañoso el contraponer estos 'términos. Uno de lo~; ~i A lo largo de aquella vasta «historia de la filosofía» que fue

~spect?s más interesantes (y, si se quiere, más «actuales») del~~ ;giseminando por sus obras, no descuidó Bacon el aplicar estosfi:~s,oha d~ Bacon .es su intento de hacer ver cómo esta contrap6ilp,r~ceptos. La ,talta de desarrol.lo de las investi~acion.es de tipoSIClOnha Ido surgIendo y reforzándose más cada vez en la histo;.i¡glSICOy el caracter «contemplatIvo» de las filosohas gnega, roma­ria d~ la humanidad. Y lo que hace que tal contraposición entr¿;' Ea y medieval, los pone Bacon en relación estrecha con las con di­e~ cnsis no es, para Bacon, la «filosofía», sino una serie de granf~(,'yioneshistóricas que fueron propias de aquellas civilizaciones. Lad.IOSOScambios que se han verificado y que han modificado laf!,~losofía griega prosperó en una época «próxima aún a las fábulas,sItuación de la cultura humana. Precisamente es necesario referirs~~ 'pobre en historia, escasamente informada acerca de los viajes y delal carácter y a la situación de las culturas precedentes para en~~'Honocimiento de la tierra». Los grandes viajes· de Pitágoras, Demó­tender los orígenes de aquella contraposición y las razones d{j~¡frito y Pla~ón, que los. griegos celebraban como grandes empresas,que fuese cobrando auge. ,gáeran semejantes a «gIras por el campo en los alrededores de la

,El proye~to ~aconiano de una historia literaria (hoy la denom¡}~':si~dad»; de. aquí la «limitación» del espí~itu griego y el carácte:nana~os «hIstona de las ide~s»!, expuesto en el Advancement oil .;<dIsputatono». de ~q~ella cultura. En la epoca rom~na «l~ amI?h­Learnzng (1605), es un buen mdIcador del punto de vista en quei'\Ud del Impeno eXIgm la obra de muchos» y los mejores mgemosBacon se pone. A la historia literaria se confiaría la descripción del~:se dedicaron a la política y sus problemas más que a los de laestado y de las condiciones de la cultura humana a través de las:~~losofía natural; durante el Medievo ofrecíanseles a los estudiososdiversas épocas. No se trata de una historia especial (de la juris-Wde la teología «premios grandísimos y ayudas de todo género».

P7ude?cia, de l.a retórica, de la matemática), ni tampoco de una'j]"Esto apartó una vez m~s a los hombres de ~edicarse ~l mundohIstona al modo de las crónicas (memorial), sino de una historia\t de la naturaleza: los filosofos, entonces ya «ncos de OcIOy agu­de los orígenes y del desarrollo de todo el saber del nacimiento':: dos de ingenio» vivían encerrados en las celdas de los conventos,y del florecimiento de las. escuelas científicas, de' sus luchas, susXejercitando sus agudísimas mentes sobre los textos de Aristó­decadencias, su hundirse en el olvido. Se tratará de determinar': teles.9l,as causas y las ocasiones (causes and occasions) de este desarro-0. Las críticas dirigidas contra la tradición filosófica eran, para110y de esta decadencia. En los años sucesivos, al preparar la tra.!;¡Bacon, parte integrante de la Instauratio Magna. El fin de éstaducción y la ampliación del Advancement, Bacon indicará de ma-~no era «especulativo», sino que, a través de ella, trataba Baconnera más explícita lo que entiende por el término causas: habrá~ de abrir paso «no a una opinión, sino a un actuar, y poner losque determinar las diferentes «naturalezas» de las regiones y de+:undamento.s. no de una secta, o de un sistema, sino de ~nalos pueblos, los caracteres de estos últimos favorables o desfavo-:: mmensa utIhdad». Para llevar a cabo esta obra, esta actuacIón,rabIes al desarrollo de unas u otras ciencias, las razones acciden;;: ho basta con «reformar la lógica», sino que ante todo hay quetales que favorecen o retardan el progreso de la cultura; habrán

~e. ponerse el claro las relaciones entre la cultura y la vida re­hglOsa, entre la cultura y las leyes; deberá indicarse' la eficaciade los individuos en el promover las ciencias, etc. Una historiaasí concebida deberá tener presentes, por tanto, a través dediversas edades de la historia, todos los acontecimientos que ten-

9 Cfr. en la cit. edic. de las Obras: IlI, 595-97, 601 (Cogitata et visa); lIl,563-65, 570 (Redargutio philosophiarum) Y Novum Organum, 1, 71-72, 79-80,para lo tocante al juicio sobre la filosofía griega. Para la escolástica cfr. 111,[87 (Cogitationes de scientia humana), IlI, 285-287 (Advancement 01 Learning),1, 453-455 (De Augmentis), Novum Organum, l, 89, 121. Sobre el significado dela historia en el pensamiento de Bacón, cfr. P. Rossi, F. Bacone, Bari, 1957,pp. 132-148; 191-208, Y el artículo de E. De Mas, Bacone e Vico, en «Filosofia»,1959, 4, pp. 505-559. Pero todavía hay quien habla de Bacón como del <<inicia­dor del método experimental» al que le faltaba «el sentido de la historicidaddel saben> (cfr. R. Franchini, 11 progresso, storia diun'idea, Milán, 1960.pp. 26-29).

8 Cfr. F. Bacon, Works, ed. por R. L. Ellis, J. Spedding y D. D. Heat,Londres, 1857-1874,7 vols.; IlI, p. 330 (Advancement 01 Learning); 1, pp. 503-504(De Augmentis). Véase Flugel, Bacon's Historia Literarum, en «Anglia», XII,1899.

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10 Es lo que ha visto con mucha claridad G. Preti, Dewey e la filosofia della

scienza, en la «Rivista critica di storia deIla filosofia», 1951, IV, pp. 290-91:«...en realidad, ya Bacon había puesto de relieve cómo una práctica sin ver­dad es meramente casual: de heche, un mediocre practicismo.» En este artícu­lo, refiriéndose entre otras cosas al «baconismo» de Dewey, aclara Preti eU

significado de la relación verdad-utilidad en el pragmatismo contemporáneo,y ve en Bacon y en Hume a los primeros mantenedores de este tipo derelación .

11 J. Spedding, The letters and life of F. Bacon, including all his occasiQ­nal works, Londres, 1861-1872,7 vals., I, pp. 123-25.

12 Works cit., VI, p. 679.

procurar que los hombres adquieran conciencia de la identidadiide gran importancia, más excelente y digna que cual~Juier h~llaz­entre progreso de la teoría y progreso de la práctica, entre poten- .•..go práctico, por valioso y útil que éste sea? Para qUIen dedIca aciación de los instrumentos cognoscitivos y potenciación de las'~ la meditación todo su amor y toda veneración, ¿no puede sonarcapacidades operativas del hombre. como excesiva, desgradable y fuera de tono la continua insistencia

Al referirnos a Bacon, podremos comprobar las siguientes ex- en las obras, en los resultados prácticos, en las «artes»? Este en­presiones: decir que para Bacon la capacidad de dar lugar a las' tretenerse en medio de las cosas particulares, ¿no aleja a la menteobras es la garantía de la verdad del método sólo resulta perfecta- de la serenidad y tranquilidad que son propias de la ciencia? 13

mente lícito en el caso de que se tenga a la vez presente que, . Resulta por lo menos extral10 que quien ha hablado de «utilit~­según el lord Canciller, tan sólo un método verdadero puede dar rismo» o de «tecnicismo» baconianos haya fundado con frecuencIalugar a obras reales. 10 Llegados a este punto, será conveniente sus argumentos precisamente en la base. de las mismas pregun­hacer referencia a algunos textos de Bacon. tas a las que Bacon trató de dar una respuesta. Su respuesta, por

Ya en la conference of pleasure del 1592, intitulada The Praise discutible que sea, fue formulada de manera explícita ni más niof Knowledge, había puesto Bacon la soberanía del hombre en el menos que para responder a las cuestiones que acabamos deconocimiento, y, al afirmar que el fin de la ciencia es servir a la recoger, y para impedir, en definitiva, que su posición pudiesevida,había identificado al hombre con <do que el hombre sabe».ll confundirse con una posición utilitarista.

En el De Sapientia Veterum, del 1609, interpretando el mito de La respuesta de Bacon se configura de dos modos distintos:la esfinge, había hallado un modo de reafirmar esta dependencia 1) En la Partis lnstaurationis Secundae Delineatio afirma que,del poder humano con respecto al saber científico. Los enigmas quien en nombre de la vida contemplativa protesta contra el exce­propuestos por la esfinge son de dos clases: los relativos a la, sivo insistir en las obras, va contra sus mismos deseos, ya quenaturaleza y los que se refieren al hombre. Sólo quien llegue a la puridad de la contempláción y la invención y construcción deconocer la naturaleza podrá dominarla, y sólo conociendo la na- las obras se fundan casi en las mismas cosas y son disfrutadasturaleza humana será posible lograr el imperio sobre ella,12 - conjunt2.mente (cum puritas contemplationum atque substructio

La tesis de la identidad entre verdad y utilidad fue expresada .et inventio operum prorsus eisdem rebus nitantur et simul per­por Bacon en una serie de formulaciones diferentes, de las cuales fruantur ).14

es oportuno dar aquí cuenta de modo analítico. Estas diferentes 2) En los Cogitata et Visa y en el Novum Organum la res­formulaciones han sido demasiado a menudo aisladas del contexto puesta es más explícita y tajante. En la primera de estas .obr~sen el que aparecen; eil esto deberemos fijarnos también con afirma Bacon que el imperio del hombre estriba sólo en la CIenCiaatención .. y que el hombre por lo único que puede algo es por lo que sabe.

En la Partis lnstaurationis Secundae Delil1eatio et Argumen- El defensor de ]os derechos de la contemplación se opone a sustum, en los Cogilata et Visa y después en el Novum Orgal1um, se mismos deseos, por cuanto los resultados prácticos no son sólopreocupó Bacon de responder a una objeción fácilmente previ- beneficiosos para la vida, sino también prendas de verdad (operasible y que se le podía hacer desde el punto de vista de las filoso- non tantum vitae beneficia, sed et veritatis pignora sunt); Comofías tradicionales: ¿No es la contemplación de la verdad una cosa en la religión se requiere que cada cual muestre su fe con las

obras así en la filosofía natural se requiere que la ciencia sedemu~stre con los resultados prácticos.

Más que la «argumentación o la «experiencia inmediata», estosúltimos, los resultados prácticos, son, de hecho, capaces de de­mostrar la verdad. Esta afirmación se apoya en el convenci­miento de que es una única norma la que rige el progreso de lacondición y de la mente del hombre (quare una eademque ratione

. " Ibíd., IIr, p. 459; IrI, p. 612; Novum Organum, I, 124." Ibíd., IlI, p. 549." Ibíd., IIr, p. 612.

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et conditionis humanae et mentis dotandae esse ).15 En el párra. por Bacon: «1 do not think that the use of ipsissimae can be justi­fa 124 del libro primero del Novum Organum Bacon, en vez de fied if the meaning be (as 1 think it must) that the truth andponer de relieve la contradicción en que incurre al hacer aque- utility áre (in this kind) the very same thingss.»16 Quienes hanHas preguntas el defensor de la contemplación, acepta explícita- aceptado la traducción de Spedding (por citar a algunos: Levi.mente sus mismas' conclusiones. Las exigencias que a través de Banfi, Canfora, Saloni, Anderson) 17 no han expresado la dudaaquellas preguntas se manifiestan son perfectamente legítimas, que el más grande especialista en Bacon se creyó en el deber depero tales preguntas no llegan a tener el valor de una objeción, indicar, pero tampoco han aportado justificación alguna en favorpues cuanto se sugiere acerca del valor de la contemplación de la ',de sus traducciones.«teoría» halla total realización precisamente en el ámbito de la re- Lo insostenible de la traducción que acabo de mencionar pro-forma del saber. La imagen del mundo a la que se quiere abrir] viene, a mi entender, de dos razones.paso con ella no es, ciertamente, aquella que dependía de la' 1) Bacon conocía suficientemente el latín para usar con co­razón individual, sino otra «verídica» y «de acuerdo con la rea- rrección el idem en vez del ipse (por ej.: ista duo pronuntiata,lidad». Las filosofías «fantásticas» que han «imitado como los activum et contemplativum, res eadem sunt ... ; y podrían citarsemonos» a la naturaleza con sólo expresiones de los ídolos confu- aquí un número extraordinario de ejemplos).sos de la mente humana o de arbitrarias abstracciones (abstractio- 2) La locución ipsissimae res y el término ipsissimus, amplia­nes ad placitum). De lo que ahora se trata es, en cambio, de mente difundidos en la terminología escolástica, son empleados enllegar a la comprensión de los verdaderos sellos con que el Crea- otros pasajes del Novum Orgmlul11.con precisa significación téc­dar ha marcado a sus criaturas (vera signacula Creatoris su- nica. Según creo, es de no haber tenido en cuenta estos otros usosper creaturas). Bajo este aspecto, las cosas, precisamente en cuan- del término de donde deriva la insuficiencia de aquellas interpre­to tales, son a la vez verdad y utilidad, y las obras mismas han taciones o traducciones que, apartándose de la propuesta porde ser estimadas más como prendas de verdad que no a causa de Spedding, han entendido elipsissimae res sunt veritas et utilitaslas comodidades de la vida (atque ipsissimae res sunt, in hoc como truth and utility are in this kind the very things we seekgenere, veritas et utilitas: atque opera ipsa pluris facienda sunt, for (Ellis), o the chief things of all are, in this kind, truth andquatenus sunt veritatis pignora, quam propter vitae commoda). ,usefulness (Kitchin), o, finalmente, the very things themselves

(that is the facls of nature) are, in this kind of inquiry, both truthand utility (Fowler),18 Tampoco esta última traducción, hechapor el autor del mejor comentario existente al Novum Organumy que es sin duda la que más se aproxima a la correcta, ha tenidopresente los demás pasajes de la obra en que Bacon emplea dichostérminos. Nos referiremos a continuación a estos pasajes :

En el párrafo 13 del libro segundo del Novum Organum, defineBacon la forma como ipsissima res, afirmando que la cosa y laforma difieren sólo como lo aparente y lo existente, lo externo ylo interno, y son la misma cosa considerada, ya en relación al'hombre, ya en relación al universo (cum enim forma rei sitipsissima res; neque differat res a forma aliter quam differuntapparons et existents, aut exterius et interius aut in ordine ad

4

«¿No es la contemplación de la verdad una cosa de gran im­portancia, más digna y excelente que cualquier hallazgo práctico,por valioso y útil que éste sea?» A esta respuesta le ha dado,pues, Bacon, en ocasiones distintas, dos respuestas diferentes.Antes de tratar de esclarecer la relación en que se hallen estasrespuestas y desarrollo del pensamiento de Bacon, es necesarioque nos detengamos en analizar el sentido del pasaje del NovumOrganum citado al final del párrafo precedente.

No han faltado interpretaciones contrapuestas de este pasaje, ymuchos intérpretes han traducido el ipsissimae res sunt veritaset utilitas por «verdad y utilidad son la mismísima cosa». Estatraducción, un tanto difusa, resulta difícilmente sostenible. Yael mismo Spedding, que es su mantenedor más autorizado, hatenido que renunciar a justificar este uso del término ipsissimae

" lbíd., l, p. 218, nota 1.

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17 Cfr. A. Levi, Il pensiero di F. Bacone cit., p. 169; Y las traduccionesdel Novum Organum al italiano hechas por A. Banfi, Milán, 1943, p. 109; porF, Canfora, Bari, 1938, p, 163; por A. Saloni, Florencia, 1942, p. 139; F. Ander­son, The philosophy of F. Bacon cit., p. 185.

18 Cfr. Bacon's Novum Organum por Th. Fowler, Oxford, 1889, p. 329, queenumera también las otras traducciones citadas en el texto.

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hominem aut in ordine ad universum). En el párrafo 20 del libro. acercamiento a la realidad) es «absolutamente incapaz de vencersegundo, emplea Bacon el término ipsissimus y habla de ipsissi., la oscuridad de las cosas» y «procede irregularmente».19 Los pro­mus calor sive quid ipsum caloris. Para Bacon, como es sabido, 'ductos de la mente <dibre» son sólo ido la, es decir, opinionesexiste una radical diferencia de planos entre la experiencia común ineficaces y arbitrarias (placita quaedam inania) mientras quey la experiencia científica. Sostiene, además, que todos los fenó- las ideas de la mente divina son «los verdaderos sellos y señalesmenos naturales se pueden reducir .. a un número finito de ele· impresos sobre las creaturas !Ttaly como se hallan» (verae signa­mentas simples. La naturaleza objetiva del calor se determinable fume atque impressiones factae in creaturis prout inveniun.mediante una investigación que, superando el plano de las apa- tur).20 Para alcanzar la realidad de las cosas, estos divinos «sig­riencias sensibles, vea de individuar la presencia de determinadas nos» impresos por Días, hay que liberarse de los ido la. En elcondiciones de tipo geométrico-mecánico. Tales condiciones cons- párrafo 124 del Novum Organum (pocas líneas más arriba deltituyen el calor en su objetividad, es decir, considerado no ex pasaje de que nos venimos ocupando) Bacon se atiene explícita­analogia hominis sino ex analogia universi. Para Bacon, el calor es mente a esta tesis, distinguiendo una vez más entre idola e ideasuna especie del género «movimiento». No que el calor genere movi. divinas. Desde este punto de vista, el sentido de su expresión pue­miento o sea engendrado por él, sino que es el ipsissimus calor de hacérsenos claro. El sentido del pasaje es el siguiente: las cosas,sive quid ipsum caloris lo que es motus et nihil aliud. Dado que' tal y como son en realidad, consideradas no desde el punto dela relación calor-movimiento es la relación entre la especie y el vista de la apariencia, sino desde el de la existencia, no en relacióngénero, pueden enumerarse algunas diferencias que limitan el mo- al hombre, sino en relación al universo, ofrecen conjuntamente la

vimiento y lo constituyen en la forma del calor. Se trata de un verdad y la utilidad. En otras palabras: sólo cuando la mentemovimiento expansivo, rápido, dirigido hacia lo alto, y que perte· humana abandone su estado de arbitraria libertad (o de «abandononece no a todo el cuerpo sino a sus partes. La definición de ea· a sí misma») y aprenda a hacer uso .de técnicas específicas de inves­lar obtenida mediante la vindemiatio prima es a la vez especulativa tigación, podrá llegar al conocimiento de los hechos naturales eny operativa: si en un cuerpo natural se produjere un movimiento su objetividad, y sólo desde este punto de vista (que es después elde las características apuntadas en la definición (expansivus, cohi- de la ciencia y el método, contrapuesto al de las diversas filosofíasbitus, nitens per partes minores, etc.) se engendrará infaliblemente fantásticas), las verdades teóricas y las reglas operativas, la verdadcalor (proculdubio generabis calidum). y la utilidad, se presentan juntas e idénticas.

El examen de estos dos pasajes del Novum Organum nos peromite afirmar:

1) Que las expresiones ipsissimae res y el término ipsissimusson empleados por Bacon para referirse a la «realidad objetivade las cosas» o a las «cosas en su realidad» o directamente a la La coincidencia entre el saber y el poder, la verdad y la utilí­«esencia» (con el particular significado que Bacon da a este tér· dad, el que sea convertibles la teoría' y la operación presupone,mino), o a la «forma» que ha definido como ipsissima res; 2) que pues, la adopción, por parte del entendimiento, de precisas reglasel empleo de estos términos aparece directamente ligado a una técnicas y de instrumentos lógicos capaces de ampliar los poderesconsideración de la realidad ex analogia universi y no ex analogia del mismo y sus horiiontes, y, al mismo tiempo, capaces de contro­hominis; 3) que aparece también en estrecha conexión con el tema, lar y asegurar su .progreso. Sólo la adopción del «nuevo método»central en la filosofía de Bacon, de una expurgatio intellectus que garantiza, en otros términos, esta coincidencia, la cual no se. datransforme la mente humana, similar a un «espejo encantado», en en modo alguno ni es realizable si la mente se halla desprOVIstaun límpido espejo capaz de reflejar las estructuras de la realidad de instrumentos o afirma que pl,lede trabajar sin ellos. En elnatural. plano de la mente humana dejada a su «libre capricho» no hay

Para Bacon, la mente humana dejada a su albedrío, <dibre» lugar más que para las fantásticas construcciones de. ~as filosofías(desprovista de toda técnica de control y de todo método de de la naturaleza tradicionales, condenadas a la estenlIdad, o para

..la reducción de la filosofía a unos moldes retóricas que la hagan

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l' Novum Organum, 1,21. 2. Novum Organum, 1,23.

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" Works cit., In, p. 612 (Cogitata et visa), y Novum Organum, n, 4." Cfr. en la cit. edic. de las Obras: l, p. 141; IIl, p. 498; VI, p. 668, Y

Novum Organum, l, 70, 99, 117, 121." C. A. Viano, Esperienzia e natura cit., p. 301..

idónea exclusivamente para las necesidades de la vida civil y para'hacer más agradables los discursos de los hombres.

Preguntarse si las verdades científicas dependen de los proce.. Lo que a Bacon le interesa sobre todo es que el progreso dedimientos que se empleen para afirmarlas o de su fecundidad prác... las construcciones teóricas y el progreso de la condición humanatica es, para Bacon, un dilema carente de sentido: una verdad' no sean considerados como cosas «separadas» u «opuestas» sincientífica es siempre fecunda, y est¡ fecundidad depende sola y: más, como ha hecho la filosofía desde los tiempos de Sócrates yexclusivamente de su carácter de verdad total. Las dos intencio- \ de Platón. Es necesario, para esto, no sólo afirmar la convergen­nes humanas gemelas (escribe Bacon), la ciencia y la potencia," cia de la verdad y la utilidad, sino también no poner la verdad encoinciden en una sola, y la ignorancia de las causas provoca el una relación de dependencia con respecto a la utilidad.fracaso de las obras: 10 que en el plano teórico vale como causa Un practicismo sin verdad es, para Bacon, arbitrario y casual,en el operativo vale como regla (quod in contemplatione insta; incapaz de progreso y de desarro]]o. El andar a la caza de. resul­causa e est, id in contenlplatione intsar regulae est ).21 tados prácticos inmediatos es un rasgo típico de los procedimien-

Esto implica que a una causa que no pueda valer simultánea. tos de la magia y de la alquimia; esta manía de lograr resultadosmente como regla no se' le puede aplicar legítimamente la califica. prácticos depende en derechura de la deficiencia e incompletez deción de causa, y viceversa. Se trata de recabar de los experimentos las «teorías» que guían a los magos y a los alquimistas en suslas causas, y, de éstas, nuevos experimentos. No se trata, sin em. operaciones. Son elucubraciones de carácter individual, subjetivo,bargo, de dos procesos, sino de un solo proceso, ya que investi. no comunicables ni codificables; su «aparato teórico» no es engación teórica y aplicación práctica no son más que la misma realidad un «aparato», pues le faltan rigor lingiiístico, comunica­experiencia que se configura de dos modos diversos. Ante un deter. bilidad e intersubjetividad.minado efecto o una determinada naturaleza, la «contemplación» . Mientras, polemizando contra los procedimientos mágico.alqui­tiende a la busca de la causa; partiendo precisamente de la causa místicos, propugnaba Bacon la exigencia de métodos rigurosos yy usándola como medio, la «operación» trata de conseguir determi .. codificables, sostenía también que las obras «debían estimarsenadas efectos o de hacer que algún cuerpo asuma aquena deter. más como prendas de la verdad que como medios para conseguirminada naturaleza. Todo experimento es, vuelto del revés, una las comodidades de la vida» (opera ipsa pluris facienda sunt qua.operación práctica.22 A un verdadero precepto le corresponde así tenus sunt veritatis pignora, quam propter vitae commoda).24(en el lenguaje baconiano) un perfecto obrar: la investigación: No se trata, evidentemente, de una coincidencia casual: entreteórica y la aplicación práctica son una mism.'1 cosa, y lo que esta frase y aquella exigencia hay un vínculo preciso. En nombrees más útil en la práctica, eso mismo es lo más verdadero en la de los derechos de la «teoría», tomaba Bacon posiciones contrateoría. Ista autem duo prOl1Untiata, activum et contemplativum, los empíricos, que recogen el grano cuando aún no está maduro,res eadem sunt; et quod in operando utilissimum, id in sciendo Y recordaba el mito de Atalanta, que perdió la carrera por dete­verissimum.23 nerse a recoger los frutos dorados, o afirmaba la necesidad de que

a los experimenta fructífera les precedan los experimenta lucifera

2~ ":,orks cit., l, p. ]44 (distriblJ.tio operis); cfr. también IlI, pp. 553.54 ordenados a establecer los axiomas y a determinar una técnica de(par;:s Inst. secun~ae delineat~o), !'l0vum Organum, l, 3. control de los axiomas mismos.25 Esta preocupación por el apa-

. <?fr.e..A. VIano, EspenenZIa c natura ncllc filosofia di F. Bacone, en, rato teórico de la investigación científica aparece con especialla «Rlvlsta dI filosofia»,1954, IIl, p. 301: «En el fondo investigación teórica' 'd' p ... - l' ' .. 'y aplicaciónpráctica no son sino dos modos diversosde 'configurarsela misma eVl enCla en la artls Insta~ratlOnts Secundae De tneatlO" d~l 1607,experiencia, y todo experimento, vuelto del revés no es más que una apIi. en la que, como se ha escnto muy acertadamente, <da tecmca delcac}ón ~r~cti~a.»Pero también Viano acaba po~ adherirse a la conocida control de los axiomas parece tener parte preponderante contesIs «utIlitansta», y habla del «carácter meramente instrumental del conocer respecto a la eficacia de los mismos».26 En esta frase, la pala­con respecto al obran> (p. 2~6); desde este punto de vista se comprende que.:pueda llegar a unas conclUSIOnesque, a mi entender, son difícilmente acep.itables: Baco?,para Viano,sería el filósofoque «no se pregunta lo que significa«operan>,que puesto haya de tener el obrar en la vida de un hombre o de unasociedad»(p. 312). ,

2J Novum Organum, Il, 4.

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bra parece es, a mi entender, muy importante, porque no es posibleitrazón concluye Bacon, es oportuno y conveniente para los finesver a Bacon admitiendo (ni siquiera en el caso de la Delineatio)~del t;atado introducir la distinción entre saber y obrar o entre

un~ separaci~n entre las dos actitudes" l.a contemplativa y la ope-~Jbúsqueda de las causas Y utilización de los efectos. La escisiónratIva, «consIderadas ambas como legItImas». Anderson, que ha0 'entre ambos términos depende, pues, para Bacon, del hecho des?stenid? muy.enérgicamente esta tesis, ha escrito que la Delin~a-.Wque las operaciones humanas han de. confiarse .actualmen,te a unatlO, a. dIferencIa de las otras obras, sep~rates the conte,1'Y!p,lat¡vei;:.;«prudencia» inmediatista Y a ~na se~Ie d.e astuCIaS de ca,racter em­functlOn of knowledge from the operatlve, pero su anahsIs deh¡ pírico y «artesano», no sostemdas m gmadas por un metodo, des­texto no es bastante profundo.27 ,j¡ provistas de toda generalidad y universalidad. Estos angos.tos

La obra de la razón, escribe Bacon en la Delineatio, es doble Yie límites que cercan y determinan el operar humano son precIsa­puede tener un fin y un uso dobles. El fin del hombre puede cono!)!mente lo que Bacon quiere deshacer; pero, dar a los hombres lasistir en saber y contemplar o en actuar y operar, pues el hombre',' posibilidad de operar libremente equivale a ampliarles .su cono­busca o el conocimiento de las causas o la abundancia de JOS'¡¡ cimiento de las causas y a sustituir las teorías «fantástIcas» porefectos. Conocer la causa de un determinado efecto es el fin deL,'!teorías «verdaderas».conocimiento; introducir en una determinada «base material» una;!!, Si de la Delineatio pasamos ahora al Novum Organum, adver­cierta naturaleza es la finalidad de la potencia. Anderson ha hechoWtimos que la posición de Bacon parece haberse invertido. Aquíhincapié en esta distinción y ha introducido al llegar a este punto;) sostiene que, dada la peligrosa e inveterada costumbre de dedi­

su exposición d~l. texto. En realidad, tal ~istinción es i.ntroducida'~ carse a lfs «abstracciones», parece mucho más seguro i.niciar la res­por Bacon provlslOnalmente. De hecho, anade en segmda: «estos.; tauración de las ciencias por los fundamentos pertmente~ a lados pro~ósitos, para quien los mire. CO? atención y e~amine las';]parte activa y operativa, ~ ,fin de que la claridad cons~gmda e?cosas mas conforme a la verdad, comcIden en uno mIsmo; por-;, este sector se refleje tambIen sobre el de lo contemplatIvo o teo­qu~ lo que en la conte~plación ~ace l~s veces de .cau~a, e.n.la ~pe-••rico y logredeterminarlo (propte.r per.niciosa . et inveter~t.amraCIón hace las de medlO» (hae mtentlOnes, acut¡us msp¡c¡entl et, consuetudinem versandi in abstract¡s, tutzus omnmo est ord¡n et

vere aestimanti in ídem coincidunt. Nam quod in contemplatione ; excitare scientias ab iis fundamentis quae in ordine sunt ad par­

instar causae est, in operatione est instar medii).28 No basta:' tem activam ut ilZa ipsa partem contemplativam signet et deter-

Bacon añade una auténtica justificación de la distinción que ha., minet ).29 "

introducido. Anderson no la tiene en cuenta. Yendo tras este fin, se sirve precisamente de la descripción de

, Se trata, sin embargo, de .un pasaje interesante que aparece-, una operación (introducir o «engendrar» en un cuerpo d~do unara nuevamente (con otro sentIdo) en el Navum Organum y que naturaleza determinada) para mostrar, con la mayor clanda~ po­puede ser útil para esclarecer la actitud de Bacon con respecto a sible, qué precepto y qué dirección se siguen, y par.~ deterx:rmar,este problema. por consiguiente, el axioma verdadero o la formulaclon teónca de

De la distinción entre saber y obrar, escribe Bacon, no habría- qué servirse en toda operación. que se realice para transformarmas tenido, de hecho, necesidad si todos los medios necesarios un cuerpo ...para las obras estuviesen a disposición de los hombres. Dadas Afirmar, como muchos lo han hecho, que en la De/meatlO selas múltiples necesidades y la debilidad que padece el género halla una separación entre la teoría y la práctica que es l~eg? ne­humano, la capacidad de obrar se halla reducida a unos límites gada en el Navum Organum, no parece, por lo hasta aqm dICho,mucho más angostos que los concedidos al conocimiento. Síguese en modo alguno justificado. La postura adoptada por Bacon, e?de ahí que en la actividad práctica se acaba muchas veces por la Delineatia difiere de la que adopta en el N ovum Organum um­requerir «una cierta habilidad en la elección de aquello que se .camente en este sentido: en la primera obra Bacon cree mástiene inmediatamente a disposición» más bien que un conoci- oportuno insistir en un análisis de los axiomas o proposicio?es ge­miento <<librey universal» de lo que puede conseguirse. Por esta nerales para modificar la relación establecida por las ~~osof1as tra-

dicionales entre teoría y práctica (o entre verdad y utIlIdad); en la

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27 F. Anderson, The philosophy of F. Bacon cit., p. 90.28 Works cit., IlI, p. 554 (Partis insto secundae delineatio). " Novum Organum, Il, 4.

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segunda obra, Bacon juzga más' seguro iniciar la reforma del saber t§:vada, que haya superado la situación de incertidumbre operativacomenzando por la «práctica» (o por las operaciones) en vez de t: y de arbitrariedad teórica que caracteriza, según Bacon, todo elempezarla por la teoría. EI1 el primer caso, il1siste en la mayor; saber actual. Esta incertidumbre y esta arbitrariedad SOI1a la vez

libertad de las construcciones teóricas frente a la inmediatez de i'; el efecto y la causa de la escisión entre la verdad y la utilidad.las operaciol1es «casuales»; en el segundo caso, insiste en la des-'( Para desbloquear esta situación «que al parecer no tiene ningúncripción de operaciones «organizadas» para esclarecer el carácter .~camino de salida» es necesario que el hombre adopte frente a laarbitrario de las «teorías» tradicionales. realidad natural una nueva actitud, que se arriesgue a establecer

No es casual que desde el Temporis Partus Masculus a la Re- de nuevo un «contacto» con la naturaleza que ha perdido, quedargutio Philosophiarum, desde los Cogitata et Visa al Novum aprenda a considerar el mundo no ex ana logia hominis, sino exOrganum venga insistiendo Bacon, durante casi veinte años, en al1alogia universi. Con miras a lograr estos fines es preciso: llegaruna doble crítica: la de la «insuficiencia» del trabajo de los empí- a una definición nueva de hombre (no ya animal racional, sinoricos y la de la abstracción y arbitrariedad de las teorías de los . ministro e intérprete de la naturaleza), formular un nuevo me­racionales. Era una batalla sostenida, por así decirlo, en dos todo científico, fundar una historia natural que sirva de base afrentes: la nueva filosofía, reorganizar todo·el corpus del saber.

Han solido ocuparse de la naturaleza, por lo que toca a las Cuando Bacon acusa a Aristóteles de haber tenido la preten-obras, el mecánico, el matemático, el médico, el empírico y el sión de «producir» el mundo mediante una serie de distincionesmago; pero todos ellos, el1 el estado actual de las cosas, con leve . verbales, o cuando protesta contra las «telarañas» construidas confatiga y con escaso éxito ... Las mismas invenciones ya realizadas . gran agudeza de ingenio por los escolásticos, está asestando sus ti­se deben más al acaso y a la empiria que a las ciencias ... ros contra una lógica que, considerada desde su punto de vista,

Las anticipaciones .de la l1aturaleza SOI1bastante sólidas res- aparece como un obstáculo que se opone a todo proceso eficaz depecto al acuerdo; de hecho, aUI1cuando los hombres enloqueciesen, : investigaciones sobre la naturaleza. Aquella lógica, según Bacon,si les ocurriera de manera única y conforme, podrían proceder puede muy bien enseñar a los hombres a desembarazarse debastante bien de acuerdo ... Los filósofos racionalistas toman de la estorbos en sus discusiones, pero no puede ayudarles ni a estable­experiencia casos varios, .Y en el mejor de ellos, sin suficiente cer axiomas verdaderos, ni, en consecuencia, a realizar operacionesprueba, sin examen ni ponderaciól1 bastantes: todo lo confían a la fecundas. Trátase de una lógica «superpuesta a las cosas», quemeditación y al vertigil1oso torbellino de la il1teligencia ...30 sustituye la «materia» por el vacío», lo «denso» por el «enrareci-

Ni siquiera allí donde Bacon introduce una distinción entre la miento» de las abstracciones conceptuales. Esta esterilidad (y so­parte especulativa y la parte operativa de la filosofía natural, o bre este punto nunca se insistirá bastante) no depende, con todo,donde, como en el De Augmentis 31 -que es su obra más vincu- para Bacon, del hecho de que aquella lógica esté constituida porlada a la tradición y a las clasificaciones ya culturalmente codifi- abstracciones, sino del hecho de que tales abstracciones: a) sonc.adas-, distingue entre «escala ascendente» (que sube desde las «opiniones plausibles y probables en vez de conocimientos ciertosexperiencias a las proposiciones generales) y «escala descendente» Ydemostrados»; b) se obtienen mediante el empleo de un método(que desciende de las proposiciones generales a nuevas invencio- erróneo Y apresurado; c) fuerzan, por consiguiente, sólo al asen­nes), ni siquiera en estos pasajes desmiente ni contradice su tesis so, en vez de forzar también a la naturaleza.32 El apresuramien­de la identidad entre ciencia y potencia, verdad y utilidad, causa y to de ciertas interpretaciones es lo único que puede explicar elregla. Cualquier separación que introduzca entre los términos ,hecho de que algunos hayan visto en Bacon a una especie deque componen estas parejas la presenta siempre como provisionaly preparatoria, dándole un sentido preciso dentro del ámbito deun intento de reforma de las condiciones actuales de la ciencia;pierde, en efecto, todo sentido dentro de una ciencia ya reno-

30 Novum Organum, 1, 5, 8, 27, 62." Works cit., 1, p. 547.

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32 Works cit., I. p. 154 {Praefatio}, y Novum Organum, 1, 18, 29.n Works cit., 1, p. 616: «Pars ista humanae philosophiae quae ad logicam

"spectat, ingeniorum plurimorum gustui ac palato minus grata est, et nihilaliud videtur quam spinosae subtilitatis laqueus et tendocula ... Eoden modo'(ut plurimum) illae scientiae placent quae habent infusionem nonnullamcamium magis esculentam, quales sunt historia civilis, mores, prudentia poli­tica, circa quas hominum cupiditates, laudes, fortunae vertuntur et occupataesunt. At istud lumen siccum plurimarum mallia et madida ingenia offendit

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negador de los derechos del «conocimiento» o de la «lógica». «La que como un resultado ya adquirido. No por nada veía precisa­seca luz de la lógica», escribió el lord Canciller, «ofende las in-.mente en la doctrina de las formas, que es la culminación delteligencias húmedas y fofas de muchas personas».33 El no se con- métocl,o y representa el fin último de toda la filosofía natural, lataba, ciertamente, a sí mismo entre estas últimas, y las inter- garantía de la absoluta operatividad del saber científico y de la ple­pretaciones de la naturaleza con que trataba de sustituir las antici- na coincidencia entre saber y operar. El camino de la verdad espaciones de la lógica tradicional no eran, en realidad, menos «abs- ~ el mismo que el de la potencia, escribe Bacon en los Aphorismatractas» que éstas; al contrario, mientras que éstas «se aferran ~ et Consilia a saber: hallar las formas de las cosas; del conoci­en seguida al entendimiento y llenan la fantasía», aquéllas «no\¡ miento de las formas derivan la contemplatio vera y la operatiopueden afectar inmediatamente al entendimiento y le parecen nece-j libera (eadem est veritatis et potestatis via et perfectio: haec ipsa,

sariamente a la opinión común difíciles y extrañas como los mis-l ,ut formae rerum inveniantur: ex quarum notitia sequitur con­terios de la fe».34 ':: templatio vera et opera tia libera).36 Este pasaje constituye tam-

En la lógica tradicional se verifican dos fenómenos arite 10s:1bién una confirmación de la interpretación que antes hicimos delcuales Bacon toma posiciones: a) el sistema de las relaciones •. párrafo 124 del libro primero del Novum Organum.lógicas o de las reglas del discurso era declarado auto suficiente y1 Mario Manlio Rossi ha escrito, con mucha penetración, que lacon finalidades intrínsecas; b) era ignorada la necesidad de ope-" diferencia entre el utilitarismo de la ciencia moderna y el deraciones capaces de aplicar tales reglas y tales significaciones a la Bacon consiste en esto: en que el moderno no nos dice, como Ba­realidad natural. De estos puntos de vista derivaba aquel carácter cón, que la ciencia debe servir, sino que la ciencia realmenteque, según Bacon, es común a todo el pensamiento tradicional: sirve; el utilitarismo moderno, prosigue M. M. Rossi, «no admitelos requisitos del discurso natural son asumidos como medida de (al contrario de Bacon, que lo suponía, puesto que lo combatía)la realidad natural. Para Bacon, las «operaciones» constituyen en' que la ciencia pueda ser nunca pura construcción teórica, sincambio el lenguaje al que es conveniente recurrir para quitarle a influencia ninguna de los fines humanos y de las humanas nece­la lógica sus rasgos de discurso absolutamente aislado y comple- sidades».37tamente separado de las operaciones en las que funciona: prola- No estoy de acuerdo con M. M. Rossi ni en cuanto a la oportu­tia verborum contemplativa aut operativa re non differunt. Cum nidad de usar en este caso el término utilitarismo, ni sobre laenim hoc dicis: lumen. non est ex forma caloris; idem est si valoración que, basándose en esta distición, da del lord Canci­dicas: in calore producendo non necesse est ut etiam himen pro- ller, considerándolo como «filósofo de la técnica». Pese a este desa­ducas.35 No es éste lugar oportuno para examinar los orígenes cuerdo, estimo que su distinción puede servir de mucho paray los límites de la reforma de la lógica intentada por Bacon; lo esclarecer el sentido. y el significado histórico de la posición adop­que aquí queremos que quede bien claro es que una actitud de tada por Bacon. En la situación histórica en que se hallaba alesta clase presuponía una valoración de los procedimientos, los hacer efectiva su actitud filosófica, debía configurar ésta necesa­métodos y los instrumentos empleados en el trabajo productivo' riamente como el intento de establecer una jerarquía de valoresde los artesanos y los técnicos que se ponía en consciente antítesis entre el saber «verbal», que él aseguraba haber dejado a su espalda,con la de la cultura tradicional. y el nuevo saber que creía deber instaurar. Por esto, en su obra,

La conciencia de la identidad entre progreso en las teorías y la tesis de la identidad entre ciencia y potencia, verdad y utilidad,progreso en la condición humana era sin duda para Bacon un" no se presenta nunca como simple comprobación 'de hechos, sinoelemento indispensable para la formulación misma de un proyec-: que asume el tono característico y solemne de un llamamientoto de restauración y reforma del saber, pero es también igualmente al género humano para que escoja entre dos vías diversas y en­cierto que la identidad de potencia y ciencia, utilidad y verdad, se tre dos diversos conceptos de «verdad». Tratábase, para él, dele presentaba más como un fin por lograr mediante la reforma dar por terminada una época de la civilización y de erigirse a sí

propio (lo cual iba muy conforme con su temperamento) enet torret. Caeterum unamquamque rem propria si p1acet dignitate metiri,.rationa1es scientiae reliquarum omnino clave sunt.»

34 Novum Organum, I, 28.35 Works cit., lII, p. 794 (Aphorismi el consilia).

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36 Works cit., lII, p. 794.37 M. M. Rossi, Saggio su F. Eacone, Nápo1es, 1935, p. 186.

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las filosofías, y, de otro, en una valoración de la técnica y de las«artes mecánicas» muy diversa de la que fue propia del mundoclásico.

heraldo e indicador de un nuevo destino. A mi entender, ninguna«comprobación de hechos» podrá eliminar nunca, dentro de cual­quier posición de tipo pragmatista, ni esta condena de cierto tipode filosofía, ni esta apelación a que se escoja entre dos maneras de«verdad». Un filósofo del siglo xx como es Dewey puede cierta·mente apelar, bastante más de lo que se le hubiese consentido a;,Bacon, al reconocimiento de que la ciencia sirve de hecho; perotambién Dewey ha «rechazado» la lógica clásica, esclareciendo el i. Las observaciones que hasta aquí hemos venido haciendo nocarácter clasista de la cultura de la Grecia antigua,38 y ha po- pretenden ser en modo alguno una interpretación de conjunto delemizado duramente contra aquellas filosofías que conciben la la filosofía baconiana y de su significado histórico. Unicamente nosciencia como «pura construcción teórica, en modo alguno influi- proponíamos dar su exacto relieve, dentro de la complicadada por los fines humanos y las humanas necesidades». En el caso trama de posiciones. y problemas que constituye la filosofía, a al­de Bacon, lo mismo que en el de Dewey, la tesis de una identidad gunos temas o motivoj de pensamiento' sobre los cuales los intér­entre verdad y utilidad se apoya, de un' lado, en la refutacíón de pretes no han insistIdo lo suficiente. Estos temas se pueden

formular, siquiera sea sólo con aproximación, del modo siguiente:J8 •• , •••• 1) Bacon rechazó la 'separación y la oposición, vigente en el campo

. Cfr.~. Dewey, Laglea .teona dell mdagme: Tunn, 1949, pp. 128 Y slg. de las filosofías tradicionales (o de lo que él consideraba queVease especialmentelo que dice Deweyen las pags. 144·145. Segun él, es pre·' ..... ló .ca O e-ciso reconocer la estructura clasista de la cultura griega. Bajo este aspecto, eran tales filosofIas), entre teor~a, y prac~lca, entr; gl y. Ela lógica clásica «era parcial aun desde el punto de vista de los recursos de raciones reales, entre verdad y utIhdad; 2) mterpreto esta OposlclOnque en aquellos tiempos y en aquellos lugares podía valerse. Los fundadores como dependiente de una doble posición (que tenía, según él, oríge­de la. lógica clási~a no advi:tieron que los instrumeI?tosmateriales son una nes historicosociales bien precisos y determinados) de «veneración»espeCIede lenguaje que esta en más estrecha conexión con las cosas de la 1 t 1 r 1 d d' su ureza y de «desprecio» anaturaleza que las palabras, y tampoco supieron ver que la sintaxis de las ope. a o con ~mp a IVO,a a .ver a ~n. p ' ..raciones proporciona un modelo capaz de servir de esquema más exacto todo lo hgado a operacIOnes practIcas o mater~ales, .3) se pre?­del conocimientoordinario que no el lenguaje hablado o escrito. El verdadero:.cupó, por ende, de recalcar cuanto creyó necesano la Importanciaconocimientocientíficovolvió a florecer cuando la investigaciónadoptó como,. de los factores materiales en el desenvolvimiento de la filosofía~lemento constitutivo ~e. sus procedimientos.y fines los. antes desprecia~os d la c Hura' 4) partiendo de estas bases sostiene la identidadInstrumentos y procedimientos de los trabajOS productiVOs.Esta adopCión y e u ' .... ' hes la característica fundamental del método empírico de la ciencia.»Sobre entre verdad y utIhdad, teona y operacIOnes, conocer yacer, ybaeonisma, que es sin duda uno de los aspectos centrales de la filosofíade llega a afirmar que toda separación y, q:mtraposición entre estosDewe~:no han !nsistido bastan~e sus intérpret~s. V~ase, com<?signi~cativa términos crea insuperables obstáculos ya sea en lo que respectaexcepCión,el artlcu~ode_G .. Pretl, Dewey e la,tllo"5ofla della ~elen~~ .CIt.Mu· a la construcción de teorías «verdaderas», ya sea con miras a lachas cosas se podnan anadIr. sobre este partIcular, y no sena dIfICIlponer .•.en claro el íntimo nexo que une la posiciónde Deweycon la de Bacon por lo conseCUClOn de resultados «efectIvos» ..que respecta, por ejemplo, a la valoración de la filosofíay la cultura griegas. La presencia de tesis de este género en el pensamIento deBastará con que recordemos aquí cómo Dewey, en Rieostruzione filosofica Bacon debería hacer por lo menos problemático el hablar, como(Bari. 1931, .p. 77), d~l!mitael programa de la renovación de la filoso~ía:«La tan a menudo se ha hablado, de utilitarismo bacpniano, y parecereconstrucCIónfIlosofIca consIste hoy en el esfuerzo... por consentIr a las ..• etida de ue laaspiraciones baconianas que lleguen a una' expresión libre y sin impedimen. contradeCIr a la afirmacl~m, tan~as :,eces re~ .' 9- .tos.» Sobre Bacón como «fundador de la filosofíamoderna» cfr. en la misma filosofía de Bacon subordina la CIenCia a la tecmca, la loglca aobra, págs. 56, 61, 111.. Pero ha de subrayarse un pasaje característico de las operaciones, la verdad a la utilidad,el saber al obrar.Dewey(en Problemi di tutti, Milán, 1950, pp. 276-77): « ••• no estoy muy segurode lo que ciertas normas contienen de pragmatismo. A veces parecen indicarque una proposición racional o lógica es justa hasta un cierto punto, perotiene límites externos, de modo que en los momentos críticos haya de recu·rrirse a consideracionesde orden específicamenteirracional o extralógico,y esterecurso ha sido identificadocon la eleccióno la «actividad».De esta manera,la praxis y la lógica vienen a oponerse; y es precisamente esto lo contrariode lo que yo trato de sostener...»

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Apéndice teréero

La nueva ciencia y el mito de Prometeo

1

En sus estudios sobre el Renacimiento, ha subrayado Cassirercon energía la importancia y el significado de las formas simbó­licas concretas en la filosofía renacentista, y, haciendo ver el cam­

'.1 bio que se operó en Boccaccio y en Bovillus del motivo de Adánal de Prometeo, ha puesto en claro los distintos ideales humanos

'1 de que aquellos símbolos fueron expresión. El célebre libro deSeznec 1 y los estudios de Charles Lemmi,2 de Renaudet,3 de Yvon­ne Batard,4 han insistido en la importancia que tuvieron las fá­bulas antiguas y la supervivencia de los dioses de la gentilidaden las culturas del Medievo y del Renacimiento.5 Pero, segúnse ha notado acertadamente, lo destacado de la perduración delos contenidos y de los lugares retóricas propios de las fábulasy de su mundo de símbolos, les ha impedido a muchos comprenderla novedad de las actitudes y de los ideales que en aquellos motivos

I J. Seznec, La survivance des dieux antiques. Essai sur le róle de latradition mythologique dans l'humanisme et dans l'art de la Renaissance,Londres, 1940 (cfr. la recens. de B. Croce en «La parola del passato», IlI, 1946,pp. 273·285, Y ahora en Varieta di storia letteraria e civile, serie Il, Bari, 1949,pp. 50-65).

, Ch. W. Lernrni, The Classical Diities in Bacon, A Study in MythologicalSimbolism, Baltirnore, 1933.

¡ A. Renaudet, Dante humaniste, París, 1952.• Y. Batard, Dante, Minerve et Apollon. Les images de la Divine Comédie,

París, 1952 ., Téngase también presente el estudio de M. Praz, Studies in Seventeenth

Century Imagery, Londres, 1939.

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encontraron expresión.6 Así Sez,:ec, después de haber m~stra-, rios» o habían sido reputados por lo menos como auténticos pre­do la presencia de los mitos clásIcos en toda la cultura medIeval, cursores de las diversas revoluciones. Estas investigaciones lleva­se servla de este hallazgo de la identidad de contenidos culturales das con el necesario esmero han actuado sin duda como eficazpara sostener que entre el Medievo y el ~enacimien~o se dio una remedio contra las sistemáticas falsificaciones perpetradas porcontinuidad rigurosa, absoluta. A conclusIOnes parecIdas llegaban; cuantos se habían preocupado únicamente por encontrar elemen­Renaudet y Charles Lemmi. Este último, que ha deI?ostra~o la l tos de extraordinaria modernidad en todos los pensadores delderivación del De sapientia veterum baconiano de la Mtth?logta de pasado, desde Heráclito hasta Bruno. Pero la exclusiva insisten­Natale Conti (llena de resonancias ~e la cult~ra medIeval) se cia sobre estas persistencias temáticas y sobre la identidad dedeclara tentado a ver en Bacon un filosofo medIeval atormentado contenidos culturales ha cerrado también a menudo las mentes

por un sueño moderno (a medieval philos~p.her haim~ed by ~ mo- a la comprensión de los caracteres de novedad que se m~nifesta­dern dream}.7 Los eqUlvocos que se ongman de mdagaclOnes ron siempre que aquellos contenidos de cultura fueron mterpre­de este tipo provienen en última instancia de defectu,0s.os, J?lanta- tados, en situaciones diferentes, de marieras distintas.mientos metodológicos, acerca de los cuales no sera mutll que De este modo, se corrió verdadero peligro de poner en unnos detengamos un poco: . 'mismo plano a Safo, a Dante y a Leopardi por la sola razón de

Hay una clase de historiografía que cree posible determmar que los tres han cantado a la luna,a y, después de haber demos­el «significado» de los movimientos cultural~s o de :os pensadores trado que los dioses paganos nunca murieron del todo en el Me­del pasado mediante el empleo de una sene de formulas reduc- dievo nos sentiríamos autorizados a reducir todas las posiblestoras, teorizadas independientemente de la investigación, que. eli- inter~retaciones alegóricas al común denominador «Medievo» yminan como accidentales e irrelevantes todos los aspectos hlstó., a negar todas las diferencias de forma y de enfoque que altera­ricos concretos de las diversas doctrin~s qu~ no. ~e p~es:e.n a ~al, ron profundamente la significación de aquellos conceptos deri­reducción. Por este procedimiento, la mvestlgaclOn hlstonca vle- vados de la tradición medieval.ne a quedar reducida a un apresurado insistir en las varias «mo- Tener en cuenta estas consideraciones puede ser oportunodernidades» y a un trabajo de colocar a los filósofos del pasado cuando se quiera evitar, en el estudio del problema que aquí nosen un sitio que por fuerza les ha de corresponder dentr? de un .interesa, un doble peligro. De un lado, si nos limitamos a exponercuadro <dógico» trazado a priori. Para semejante histonografía, -la interpretación baconiana del mito de Prometeo, no advirtiendola historia se reduce, en' general, a historia del problema gnoseo- S1;IS caracteres de novedad, fácil es que parezca nuestro intento lalógico o, sin más, a gnoseología, y los problemas relativos a, las expresión de un interés artístico-literario marginal o accidentalconexiones entre filosofía y ambiente histórico o entre filosofIa y . respecto a. la «filosofía» de Bacon.9 .cultura ni siquiera se plantean. A menudo, en polémica con esta De otro lado, si nos preocupamos en cambio por discriminarprimaria y un tanto monótona forma de historiografía, U?uchos sus fuentes, corremos peligro de acortar distancias y de vaciarestudiosos han insistido en la necesidad de volver a estudIar los igualmente de significado 10. lo que fue uno de los mayores es­precisos orígenes históricos de las diversas .posic~ones conceptua- fuerzos por expresar, dentro de las formas consentidas por lales, y han hecho ver la presencia y la perslstenCla de temas ~ul- tradición y en el lenguaje propio de una época, algunos de losturales derivados de la tradición en pensadores que con excesIvo ideales de la filosofía y de la ciencia moderna.apresuramiento facilitador habían sido calificados de «revoluciona.

6 Véase lo que escribe E. Garin a propósito de los estudios de E. R. Cur­tius sobre el símbolo del libro (Das Buch als Symbol, en el vol. Europiiische

Literatur und lateinisches Mittelalter): «La ausencia de historicización quitatodo valor a la investigación, que se reduce a un accidental enumerar ejemplosdel empleo translaticio del término libro, de suerte que la selección misma delos casos tampoco llega a ser nunca verdaderamente indicativa, dada la faltade perspectiva real con respecto a los lugares aducidos» (E. Garin, La culturafilosofica del Rinascimento italiano, Florencia, 1961,p. 451).

7 Ch. Lemmi, The classical Deities cit., p. 211.

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! Cfr. E. Garin, Medioevo e Rinascimento, Bari, 1954,p. 72., Esta es, por ejemplo, la conclusión que saca V. Fazio Allmayer, Saggio

u Francesco Bacone, Palermo, 1928,p. 136.10 A esto conduce, substancialmente, el serio y bien documentado estudio

e Lemmi.

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21humano,16 y, enseñando a los hombres a honrar a los dioses y a ob­tener de la tierra los alimentos, les hace en cierto modo «partíci-

Desde Hesíodo hasta André Gide, el mito de Prometeo ha ido pes de la suerte divina».constantemente parejo al desarrollo de la conciencia cultural de En la cultura medieval, Prometeo pierde su carácter de rebeldeOccidente; tanto es así, que un intento de determinar las sucesivas creador y es interpretado como un símbolo de la única potenciainterpretaciones que de este mito se han dado equivaldría a se-;:creadora, que es la divina: «Deus unicus qui universa condit, quiguirpaso a paso las complicadas líneas de aquel desarrollo. En: hominem de humo struxit, hic est verus Prometeus.» En Tertu­estas páginas no vamos a acometer una tarea tan vasta. Nuestro' liano,11en Lactancia 18y en Fulgencia 19este motivo aparece do­propósito es, más bien, determinar los elementos de «novedad»' minante y Prometeo es la manera que han tenido los paganosque con respecto a la tradición se hallen en la manera que tuvo';,de representar la potencia divina que, después de haber creadoBacón de interpretar el mito de Prometeo, y el significado que:, al hombre le insufló la vida; pero en Servio 20y en Agustín,21 Pro­haya de atribuirse a estos elementos con miras a una valoración imeteo, además de símbolo de la divinidad, sigue siendo el «refor­general de la filosofía baconiana y de la cultura de la época en 'mador» que ha inventado todas las artes y los instrumentos deque esta filosofía se produjo. Las breves alusiones que hagamos la vida civil.a la historia del mito de Prometeo 11estarán supeditadas a este fin. «Prometheus est philosophus», escribirá Pomponazzi en el

En Hesíodd 12no hay indicios de ningún intento de justifi- De fato.22 Para los hombres del Renacimiento Prometeo pasa acal' la rebelión de Prometeo; sólo en Esquilo 13aparece el raptor ser el símbolo de la capacidad creadora que, de todas las creatu­del fuego, según después se le imaginará durante tantos siglos, ras, es el hombre el único en poseer. En Boccaccio 23el motivo,como el rebelde que se opone a la injusticia y al dominio tiránico tal como lo había elaborado la cultura medieval, se combina conde los dioses, que no cambiaría su suerte por la del servil Mercurio la exaltación del poder creador de que Prometeo da muestras, yy que, por amor a los hombres, les dio el fuego y les enseñó mito es interpretado con un doble simbolismo: bajo un aspec­todas las artes. De Prometeo aprendieron los hombres a construir to, Prometeo es el Dios verdadero y omnipotente que da existen.sus moradas, a regular su vida al ritmo de los cielos; de él apren- cia al hombre; bajo otro, Prometeo es el hombre que heredó eldieron la matemática, el alfabeto, el arte de domar los caballos y poder de su padre Japeto, abdicó a favor de su hermano Epimeteode navegar los océanos; de sus enseñanzas dedujeron la medicina, y se retiró a la Asiria. Allí, solitario sobre el Cáucaso, estudió ellas artes del vaticinio y la extracción de los metales preciosos curso de las estrellas, y después descendió de los montes paraescondidos en las entrañas de la tierra. Prometeo fue también el enseñarles a los hombres la astrología y los modos de vivir enresponsable, según Diógenes,14 de haber originado, con el don de sociedad. Los hombres, «rudes et ignari ... agrestes et beluae» fue­sus artes, la profunda corrupción de la vida social. En Platón 15,ron guiados así desde la barbarie a la civilización.Prometeo toma por primera vez parte en la creación del género Pero es en Bovillus, según ha demostrado Cassirer,24 en quien

11 Para las fuentes y las líneas fundamentales de esta historia cfr, O. Rag- 16 Prometeo aparece como creador de los hombres en Filemón y en Me-gio. The myth of Prometheus. Its survival and metamorphoses up to the Dandro (Meineke, Frag. comic. graec., IV, pp. 32 y 231); en Apolodoro, Biblio­

eighteenth century, en el «Journal of Warburg and Courtauld Institutes», 1958, teca, 1, 7, 1; en Ovidio, Metamorfosis, 1, 76 y sigtes.; en Juvenal, Sátiras, XIV,pp. 44-62; pero todavía son útiles: Darembert-Saglio, Dict. des antiquités grec- )4-35; en Máximo de Tiro, Disert., XXXVI, 1. Cfr. tambiénPausanias, Perié­ques et romaines; Roscher, Ausfurliches Lexicon der griechischen und romis- gesis, lO, 4, 4.cher Mythologie; Weiske, Prometheus und sein Mythenkreis, Leipzig, 1842; 17 Apolog., 18; Adv. Marcion., 1, 1.A. Kuhn, Die Herabkunft des Feuers, Ratisbona, 1845. Para los de las carreras 13 Divin. Instit., II, 11.con antorchas véanse las voces Lampadedrol'l'¡ia en el Darembert-Saglio cit. 19 Mythologicon, II, 9.Y en el Pauly-Wissowa. Sobre el interés que puede tener una historia del mito 20 Como in Virgo bucol., VI, 42.de Prometeo cfr. las consideraciones de A. Gramsci, Il materialismo storico 21 De Civ. Dei, XVIII, 8.e la filos. di B. Croce, Turín, 1949, pp. 166-168. 22 De fato, Basilea, 1554.

12 Teogonía, 507-610; Trabajos y días, 42-103. 23 Genealogie deorum gentilium libri, IV sub De Prometheo, cfr. la edic.13 Prometeo encadenado. moderna hecha por V. Romano, 2 vols., Bari, 1951.14 Dión Crisóstoma, Logoi, VI. 24 E. Cassirer, Indiv. e cosmo nella filos. del Rínascimento, trad. ital.,

15 Protágoras, 320, 321, 322 b. (IOrenda, 1935, pp. 154-156.166 I

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Bovillus a identificar el actuar libre del hombre con la contem­plación y con el abandono del mundo sensible; volviendo a temasestoicos, se ve, pues, impulsado a acentuar los aspectos aristocrá­ticos y excepcionales de la figura del Sabio;

«El Sabio vive inmóvil e impasible. Porque su acción propia,verdadera y pnncipal, la contemplación, está separada del mundo,del tiempo, del espacio y de la materia ... En cambio, la mente delnecio, como está siempre vacía, estéril, ociosa e inútil, nunca seeleva al mundo superior ni se hace nunca semejante a éL.» 'Z1

el mito de Prometeo se convierte. en expresión del individua­lismo renacentista. Del hombre de la naturaleza, del primus horno,el sabio hace surgir el hombre celeste, el secundis hamo, y trans­forma una parte en un todo, un comienzo en una perfección, unasemilla en un fruto;

«El Sabio ... imita al famoso Prometeo, que, como cantan en susfábulas los poetas, admitido durante un tiempo por concesiónde los dioses o por su agudeza de ingenio a los tálamos celestiales,luego de haber considerado por entero y con gran atención lascelestes moradas, nada encontró en ellas más sagrado, más preciosoy fecundo que el fuego. Y robando de allí este elemento, que losdioses rehusaban con tanto empeño a los hombres, lo introdujo enel mundo y, con él, animó al hombre que primero había formado Lo que distingue radicalmente a todo ideal del saber «moder­de fango y arcilla. Así también el Sabio, abandonando el mundo no» es, en primer lugar, su renuncia a este concepto del saber comosensible a fuerza de contemplar y penetrando en las mansiones ,contemplación y a esta definitiva separación entre sabios y ne­del cielo, trae de allá al mundo terrestre el esplendorosísimo fuego:cios, entre individuos excepcionales, provistos de místicas certezas,de la Sabiduría concebido en el seno de la mente inmortal, y, grao y entendimientos comunes. Para Bacon (y quizá también paracias a aquella pura y fecundísima llama, el hombre natural y te·, Descartes) no se trata de conducir a la mente humana al. nivelrreno que hay en él adquiere vigor, se calienta, se anima. El Sabio: de la mente divina, ni tampoco de hacer que la infinita realidadpaga los dones de la naturaleza con su hacer al hombre docto; se' del universo venga a «reflejarse», a «espejarse» (speculari) en laconquista, pues, a sí mismo, queda él mismo propiedad suya.» 25: mente del sabio, sino sólo de liberar a la limitada inteligencia

El tema de la dignidad y del papel central del hombre taI' humana de los prejuicios, de los errores tradicionales, de los ido­como se halla en las páginas de Pico della Mirandola, en las de la que obstaculizan e impiden su normal funcionamiento. ParaManettio en las de Ficino: he aquí el significado del Prometeo Bacon el saber no es fruto de intuiciones solitarias, sino resultadode Bovillus. El hombre es exaltado no como un ser, sino como pen.! de un~ profunda reforma que atañe al modo de pensar y de hablarsamiento, y su privilegiada posición en el mundo no es fruto de: los hombres y a las mismas estructuras de su vida social.la voluntad divina, sino de la libre elección del bombre mismo" Mejor que cualquier discurso de orden general, un examen deal cual no le ha sido asignada una naturaleza como a todas lasilos temas fundamentales que se hallan en la interpretación baco­demás cosas creadas. La naturaleza del hombre será, por tanto,.niana del mito de Prometeo nos hará ver en concreto esta trans­el propio hacerse del hombre. Y la posibilidad de este hacerse; formación de los ideales acerca del saber y de los cometidos quees infinita; sus límites coinciden con los límites del universo: .se le asignaban:

«y si la especie que se dice especie de todo y aquella del Bacon no había leído el De Sapiente de Bovillus; es proba-hombre natural son una misma cosa, necesariamente tambiénble que conociera la Genealogia de Boccaccio (aunque los paralelosel hombre natural debe ser potencia de todo; pues su acto es acto que se han señalado no siempre convenzan). La fuente directa dede todo, su especie es especie de todo, su imagen es imagen de su De Sapientia Veterum fue (como lo ha demostrado punto portodo, su número es número de todo ...» 26 'punto Charles Lemmi) la Mithologia de Natale Conti.26 Esta obra

En el De Sapiente la fuerza de esta vuelta del revés del tema tuvo diecinuéve ediciones en Europa entre 1551 y 162729; jun.estoico del hombre como microcosmos está a punto de perderse

entre una trama de pensamientos típicamente medievales a base¡ 27 C. BovilIus De Sapiente cit., pp. 39 Y 51.de rígidas jerarquías y de complicados proc~dimientosanalógicos, 1 2S N. Conti, Mythologiae sive explicationum fabularum libri decem, Vene.La inspiración p]atónica de su Lichtmetaphysik le lleva además acia, Aldo, 1551.

29 Tres edícs.en Venecia,4 en Francfurt, 3 en París, una en Ginebra,Lyon,2S C. Bovillus,De Sapiente, trad. de E. Garin, Turín, 1943, pp. 36·37. Hassau, Padua; en Francia, la traduc. de J. de Montlyard fue publicada en" C. Bovillus,ibíd., p. 94. Jarís, Lyon, Ruan y otra vez en París.

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to a las Imágenes de Cartari 30y al De Deis Getiuf de Giraldi,31 que parece increíble que la mente pueda provenir de princIpIOsfue, para todos los intelectuales europeos, algo así como un ma- insensibles y faltos de inteligencia; y, en' segundo lugar, porque,nual de uso corriente, al que se acudía para obtener cualquier desde el punto de vista de las causas finales, el hombre aparece,noticia relativa al mundo clásico. Para la vigésima sexta de sus en verdad, como centro del mundo. El fuego robado por Prometeofábulas, la de Prometeo, Bacon utilizó también mucho, aunque na- es el origen de la industria, de las artes mecánicas y de las cien­turalmente sin citarJo nunca, el trabajo de Natale ContL cias mediante las cuales puede el hombre modificar su situación

En el relato baconiano, Prometeo creó el género humano y, por de originaria desnudez e impotencia y hacerse en cierta maneraamor a él, robó el fuego del cielo. Los hombres demostraron es- el dueño de las cosas.casa gratitud para con su bienhechor, pues lo denunciaron a Jú- Hasta aquí, la interpretación baconiana se atiene a los modelospiter. A cambio de esta denuncia, obtuvieron del Tonante la pose. t~adicionales. Los. otros epis<;>diosdel mito, los inte~~reta e.n.cam- 'sión del fuego, y, como premio añadido, el don de una eterna blO B~co~ con ~lras a sus, m.tereses filosoficos y etlco-rel1glOsos.juventud. El precioso regalo fue cargado a lomos de un asno, El epIs~dlO relatI.vo .a la perdIda po; .los ho~bres ~el don d~ laque, sediento, entregó a una serpiente que custodiaba un manantial eterna Juven~ud mdlCa que ~a medIcma antIgua ~llZOtentatIvaslo que sobre sí llevaba. Júpiter, para castigar la insolencia de pa;-a consegUlr prolongar la VIda, y que estas ~ent~tIvas .fr.a~asaronPrometeo, que se había reconciliado con los hombres y había ~~s por culpa de los hombres que por efectIva ~mp<;>sIbllIdaddeintentado engañarJe con un falso sacrificio, ordenó a Vulcano que eXIto.; el asno .representa aquella molesta expenenc!a de la queformara a la bellísima Pandora y le diese un 'arro lleno de males prOVIeneel ant~guo lamento sobre 1,: breveda~ de la VIda y lo lar,goJ . ' del arte, y es sImbolo de la no realIzada fuslOn entre las filosofIasen ~uyo ~ondo puso a la esp~:anza ..El prudente Prometeo n<;>qUISOdogmáticas y las empíricas; la pronta reconciliación de los hom­abnr el Jarro, mas no sucedlO lo mIsmo con el ardoroso EpImeteo, bres con Prometeo indica la costumbre de tornar desalentados a

'quien lo abrió, ~ .inmed~atam,ente s~ desparramaron los mal::) las mismas empresas que antes se acometieron o de reconciliarsepor el mun,do. JupIt.er, aun mas e~oJado porque PrOJ;neteo habla con la tradición cuando los nuevos experimentos no tienen inme­mtentado ~lOlar a MI~erva, con.deno a Pro~et~o a perr;ranecer ata· di,ato éxito. De los episodios de Minerva, del falso sacrificio y de~o en la CIma del Caucaso, mIentras u~ agUlla le rOla las entra· Hércules liberador se sirve Bacon para expresar algunas tesis fun­nas; durante la noche, el hIgado le volvla a crecer. Pero los dolo- damentales de su pensamiento en materia de religión: la intentonares de Prometeo tuvieron fin: Hércules, navegando sobre una vasija de violar a Minerva simboliza los vanos esfuerzos de aquellos que,de tierra que le había regalado el Sol, atravesó el Océano, mató hinchados y ensoberbecidos con su ciencia, pretenden someter a sual águila y libertó a Prometeo. Muy pronto, en honor a éste, fueron razón la Divina sabiduría; el falso sacrificio indica los ritos yinstituidos unos juegos en los cuales los que se disputaban la vic-'ceremonias que sirven más para ostentación que para la genuinatoria tenían que correr llevando una antorcha en la mano. La piedad; Hércules liberando a Prometeo es imagen del Redentor,victoria la conseguía el que alcanzaba la meta con la antorcha que bajó a liberar al género humano en el frágil vaso de laencendida. humana carne.

Muchas de las verdades contenidas en el mito, afirma Bacon, Pero Bacon no se ha limitado a interpretar muchos episodiosya están acl~radas; otras se les han escapado a la mayoría de los ,del mito, sino que ha cambiado su estructura tradicional añadién­intérpretes. Según la tradición, Prometeo ha creado el género dole por su cuenta dos episodios que no tienen abolengo algunohumano. El es, así, el símbolo de la Providencia, pues la única cosa en la tradición. El primero es el de Hércules como alegoría de laque los antiguos atribuyeron a ésta en la totalidad del mundo fue Encarnación; el segundo es el de la ingrata denuncia de Prometeola creación del hombre. Y ello por dos razones: primeramente, por. a Júpiter hecha por el género humano después de haber recibido

. ,de aquél el regalo del fuego. Precisamente esta parte de la fábula30 V. Cartari, Le immagini colla sposizione degli Dei degli Antichi, Vene· es la que considera Bacon más significativa: quienes ponen en es­

cia, Marcolini, 1556. Esta obra alcanzó las 24 ediciones,de 1556 a 1699, y fue tado de crisis y de acusación sus artes y su propia naturalezatraducida al f~ancé.s,al ale.mány. al ingl~s hacen cosa más grata a los dioses que quienes exaltan la natura-

31 L. G. Glraldl,De deiS gentlUm vana et multlplex hlstona, m qua slmul ' , . ,de eorum imaginibus et cognominibus agitur, Basilea, Oporinus, 1548. leza humana y el saber que el hombre posee. Estos ultImos estan

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como en perpetuo éxtasis ante lo que es ya posesión del hombre~¡pender más de la trémula luz de una antorcha agitada por unay, pensándose que han llegado al final de sus esfuerzos, no llevan/,sola persona, quienquiera que ésta sea.»a cabo ninguna nueva búsqueda, Sólo aquel que sabe acusar al, No sólo tal teorización de la necesidad del colaborar en las in­hombre y a las artes humanas es impulsado a nuevas investiga' vestigaciones como rasgo esencial para la ciencia tiene lugar en unciones y a no querer someterse como esclavo mental a un corto"¡plano muy diverso de aquel que fue típico de los filósofos y hom­número de filósofos arrogantes. Para éste, en vez de la perfectá' bres de ciencia del Renacimiento, sino que la misma exaltacióny acabada filosofía de Aristóteles, que jamás duda de cosa alguna;; del hombre, como aparece en el Prometeo baconiano, recibe, des­son preferibles las continuas dudas y perplejidades de Empédocles'\ de este punto de vista, un significado muy diverso. El concepto dey de Demócrito. ; un hombre sin naturaleza y que puede darse a sí mismo la natu-

No deja de ser interesante el hecho de que en un capítulo de, raleza que quiera, concepto en el que Bovillus y tantos otros habíanuna obra que la mayoría de los intérpretes consideran como ejer- insistido con energía, es substancialmente extraño al pensamientocicio literario se encuentren motivos de meditación que serán ceno;de Bacon. El poder del hombre no es en modo <!lguno infinito: eltrales en todo el trabajo posterior de Bacon. El canciller se sirvió)hombre se halla obsessus legibus naturae 33 y ninguna fuerzade su nueva versión del mito de Prometeo para anunciar los te-ihumana puede deshacer o romper los nexos causales que regulanmas fundamentales que desarrollaría en el Novum Organum y en la realidad natura1.34el De Augmentis y que, con un lenguaje bastante más áspero, El cometido del hombre no consiste, por tanto, en celebrarhabía formulado ya en aquellas obras juveniles que, por razones su infinita libertad o su identidad substancial con el universo, sinode oportunidad cultural, cree Bacon tener que dejar inéditas,32¡en darse cuenta de que la potenciación de las limitadas dotes d~lPero estos temas le son más o menos familiares a todo lector del1hombre exige un adaptarse a la naturaleza, una voluntad de segui.Novum Organum. Para que se note la profunda diferencia que:sus órdenes y de prolongar sus obras. Sólo esta voluntad de adap­hay entre el Promete o de Bacon y el de Bovillus, y se comprenda; tación podrá dar pie a un dominiO sobre la naturaleza efectivo ypor lo mismo la gran distancia que media entre el concepto baca:"no ilusorio. El hombre se adueña de la naturaleza tan sólo enniano de ciencia y el que fue propio del Renacimiento, será con- cuanto que es intérprete y ministro de la misma.35 La preten­veniente en cambio que -nos paremos a considerar un paso muy' sión humana de penetrar con los sentidos y con la razón en lasignificativo del Prometeo de Bacon:i esfera de lo divino es dañosa y carente de sentido: la posibilidad de

«Queda, en fin, por tratar lo que se refiere a las fiestas de Pro;)una operatio libera sobre la naturaleza indica no la posibilidadmeteo con las antorchas ardientes. Esto ... alude a las ciencias ..¡; de realizar todas las modificaciones que se deseen, sino la de noa las artes, como aquel fuego en memoria y celebración del cual}hallar nunca limitaciones a aquellas operaciones de transformación,('ueron estas fiestas instituidas, y contiene en sí un aviso lleno dé::que sepan tener en cuenta las leyes naturales y que se decidan asabiduría: la perfección de las ciencias ha de fundarse en la suceL:ser como una prolongación de la obra de la naturaleza.36

sión de las fatigas y no en la prontitud y habilidad de alguien;¡Por eso, aquellos que en la carrera y en la porfía son los más'veloces y gallardos son quizá los menos hábiles en cuanto a cono!:servar encendida su antorcha. En realidad, no es menor el peligro'jde que ésta se apague si se corre demasiado aprisa que si se corre)excesivamente despacio. Estas carreras y competiciones de an'torchas parecen haber dejado de celebrarse desde hace muchotiempo ... es de desear que se renueven estos juegos en honor de,Prometeo y de la naturaleza humana, que se vuelvan a dar la ernu-"lación, la porfía y los triunfos, y que la ciencia no tenga que de~'¡

32 El Temporis Partus Masculus, los Cogitata et Visa, laPhilosophiarum.

172

33 De lnt. Naturae Sent. XII, l.

34 Distributio operis, al final.35 Novum Organum, 1, 1.

Redargutio! 36 Cfr. C. A. Viano, Esperienza e natura nella filosofia di F. Bacone, en-la «Rivista di Filosofia», XLV, 1954, fase. 3, p. 308.

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I

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-------'

t:':.

~~:~BENZOAR, 71ij';: ~CONCIO, Giacomo, 46

;: \GRICOLA, Giorgio, 27, 28, 50, 53-55,~-",57-61, 64, 84, 102, 113, 114, 123, 129

-iíi; AGRIPA, Comelio, 14, 59, 60-,;::,;GUSTÍN, 100, 167't,~~BERTI, León Battista, 27, 30, 31,'fi 34, 35, 41, 42, 64

·.I~"ALEJANDROEL GRANDE, 71;¡:; ~LEJANDRO MAGNO, 79, 86,,,,~ALSTED,Heinrich, 122-124.¡,j¡ NDERSON, 142, 149, 154S~ANTAL,32, 33;?, I.PIANo, 46, 74:' POLQNIO, 28

~RISTARCO, 28ARISTÓTELES, 6, 26, 58, 60, 68, 72; 75,

.,,! 78, 84, 94, 106, 108, 120, 131, 136,:'}. 140, 145, 157, 1721< RNOLDO, 51\, RQUÍMEDES, 27, 28, 31, 33, 62, 64,t 78, 84, 111, 112, 139~"ARSENIUS, 46i~,AuGUSTO, 71, 90"¡ ,\VERROES, 71, 75

.~\VICENA, 71'~rBACON,Francis, 11, 13, 14, 16, 24, 27,, 52, 68, 80-87, 96, 102, 104-106, 113­

"~ 117,119-121,124,126,128, 129,132,;'J 140-161, 164-166, 169-173HAKER, Mathew, 48

,,~BANFI, 149;r,JBARBARO,Daniele, 29, 64, 65, 74,.

t

•. 1

in dIce de nombres

BARLOWE, William, 28BARTOLOMEO, el Inglés, 57

,BATARD, Ivonne, 163BAUER, Jorge, 53BÉGUE, Jean de la, 41BELLEFOREST, 69BENEDETTI, 139BENNEWITZ, Peter, 46BESSON, 28BIRINGUCCIO, Vannoccio, 28, 50-53,

57, 114, 123, 129BOCCACCIO, 163, 167, 169BODIN, 76, 96BOILEAU, 90BONARDO, Giovanni Maria, 56BOREL, Pierre, 72, 89BOROUGH, William, 48BOURNE, William, 48BOVILLUS, 163, 167-169, 172, 173BOYLE, Robert, 17, 24, 27, 114, 119-

121, 134BRETAÑA, duque de, 46BRIGGS, Henry, 47BROWNE, Thomas, 136BRUNELLESCHI, Filippo, 27, 29, 32-

34,42BRUNO, Giordano, 13, 78-81, 99, 141,

165BUSSON, H., 135

CAUPO, 79CAMPANELLA, 24, 68, 96, 99, 100, 102,

103

175

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CANFORA, 149CARDANO, 14, 16, 60CARLOS V, 33, 53CARTARI, 170CARTIER, Jacques, 69CASSIRER, 163, 167CASTAGNO, Andrea del, 32CELLINI, Benvenuto, 27CICERÓN, 90CIRO 1, 71CLODIUS, 120COIGNET, 46COLBERT, 122, 129COLE, Humphrey, 46, 48COLÓN, Cristóbal, 33, 100COMENCIO, 97COMENIO, 117COMERCIO, 124COMMANDINO, Federico, 28, 29CONTI, Natale, 164, 169, 170COPÉRNICO, 72, 79, 80, 113CORSANO, 102COWLEY, Abraham, 119CUSANO, 33CRATES, 51

CHAMBERS, 128CHEMNITZ, 53

D'ALEMBERT, 128DANIEL, Gabriel, 135DANTE, 165DAVIS, John, 46DEE, J ohn, 46DEMÓCRITO, 84, 108, 145, 172DESCARTES, 13, 52, 102, 107, 126, 129,

133, 169DEWEY, 160DIDEROT, 24, 25, 122, 128, 129DIGBY, Sir Kenelm, 137DIGGES, Thomas, 46, 47DILTHEY, 140DIOFANTO, 28DIÓGENES, 166DONATELLO, 32DONE, John, 71DUHEM, 34DURERO, 28, 29, 37, 38, 73DURY, John, 117, 118

EDWARDS, John, 93

ELÍAS, fray, 51

176

ELLIS, 149EMPÉDOCLES, 172EPICURO, 94ERASMO, 17, 19, 53ESCALÍGERO, Julio César, 134ESQUILO, 166EUCLIDES, 27, 28, 78, 84EUDOXIO, 79EVELYN, John, 177, 119

F ABRICIO, 53FARRINGTON, Benjamín, 50, 114FERNANDO DE AUSTRIA, 53FICINO, 80, 168FICHTEN, John, F., 43FILANDER, 29FILARETE, 27, 31, 35FIORA VENTI, 46FONSEGRIVE, 142FONTANA, 27FONTENELLE, 90-92, 95FOWLER, 149FRANCASTEL, Pierre, 42FRANCESCA, Piero della, 27, 31, 41FRANCISCO 1, 46FRISIO, 46FROBISHER, Martin, 46FULGENCIA, 167

GALENO, 68, 78, 133 .GALILEO, 13, 14.' 24, 29, 43-45, 63, 66

109-113, 117, 124, 129, 139GARIN, Eugenio, 15GASSENDI, 13, 96, 107, 108, 135GEBER, 51GEMINI, 46GENTILE, 79GHIBERTI, Lorenzo, 27, 30-33GHIRLANDAIO, 32, 33GIDE, André, 164GILBERT, Humphrey, 22-24, 46GILBER, William, 18, 47, 48GIRALDI, 170GLANVILL, Joseph, 47, 91, 92GRESHAM, Sir Thomas, 47

HAKEWILL, George, 91HARRIOT, Thomas, 28, 47HARTLIB, Samuel, 117HARVEY, Gabriel, 24, 48, 124HAUSER, 33HERÁCLITO, 165

RMES, 51ÓN, 27, 28fODO, 165, 166TER, J ohn, 48RÓN, 62

¡PARCO, 79¡PÓCRATES, 75, 78, 84, 140OBBES, 77, 96, 137IMERO, 90NNECOURT, 41

UES, Robert, 28UYGENS, 44, 45, 103

PLER, 43, 134.YSER, Konrad, 27

ITCHIN, 149.OYRÉ, Alexandre, 36, 41, 111

A BRUYERE, 25ACTANCIA, 167CTANCIO, 100METTRIE, 135IBNIZ, 13, 97, 103, 104, 1Q6,123-127, 129, 137

MI, Charles, 163, 164, 169OBLE, 103

:OPARDI, 165Roy, Louis, 69, 70, 78, 96

VI, 142, 143, 149EBIG, 142, 143

¡PPI, Filippo, 32KE, 25, 140

MAZZO, Paolo, 27,"ORINI, Bonaiuto, 28, 50, 65,~ YSEAU, Charles, 25:1.LUIS XI, 46'(¡LUIS XIV, 89, 1224: LUIS EL GRANDE, 901(LUFQRINI, Cesare, 39

'f LLULL, Ramón, 5~.~MAHOMET DE ARACENA, 79'\,MANETTI, Antonio, 30, 168i' MANSION, Agustín, 131\',MAPLET, John, 56:; MAQUIAVELO, 48f.j MARCOMBER, 120;MARIANO, 271 MARTÍN, Jean, 28

114,

MARTINI, Franceso di Giorgio, 27,41

MAUROLICO, Francesco, 28, 43MÉDICIS, Cosme de, 65MÉDICIS, Lorenzo de, 39MEJHNA, Pedro de, 29MELANCTON, 53MENELAO, 79MERCATER, 46MERSENNE, 72, 94-96, 107, 137MEUN, Jean de, 69MONDOLFO, Rodolfo, 139-141MONANTHEUIL, 136MONTAIGNE, 17, 25MONTE, Guidobaldo dal, 28,. 50, 61-

64MORO, Tomás, 19MOSCA, 46MUNSTER, Sebastián, 29

NAVARRA, Mauricio de, 74NEWTON, 113NIZOLIO, Mario, 6NORMAN, Robert, 17, 17, 20, 24, 48,

129

OCKAM, 51OLDENBURG, 95OLSCHKI, Leonardo, 29, 109

PALADIO, 27, 29PALISSY, Bernard, 15-17, 20, 24, 27,

123, 129PANOFSKY, Erwin, 38, 41, 42PAPPO DE ALEJANDRÍA, 28, 62PARACELSO, 16, 60, 72PARÉ, Ambroise, 74PARISIENSE, el, 51PASCAL, 96, 97, 106, 127PATRIZZI, 60PEIRESC, 72 94PERRAULT, Charles, 89, 90, 92, 122PETTY, William, 24, 117-119PICO DE LA MIRÁNDOLA, S, 80PIGAFETTA, Filippo, 63PÍNDARO, 90PIRCKHEIMER, 73PITÁGORAS, 71, 107, 145PLATÓN, 6, 58, 65, 78, 84, 90, 94, 107,

136, 140, 145, 153, 166PLINIO, 120

177

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PWTARCO, 62POLLAIOLO, 32POMPONAZZI, 167PORTA, Giambattista delIa, 43, 60PRUDENCIO, 78

RABELAIS, 20RAIMUNDO, 51RALEIGH, Walter, 46, 47RAMELLI, Agostino, 28, 50, 64, 75RAMUS, Pedro, 72RANDALL, 36RECORDE, Rober, 46REGIOMONTANO, 33RENAUDET, 163, 164RICHELIEU, 25RICHELET, 25RIMINI, Valturio da, 27RIVIUS, Walter, 29ROBERVAL, 96RORICZER, Martín ,41ROSSI, Mario Manlio, 159

SAFO, 165SAGREDO, 109, 110SALONI, 149SALVIATI, 109, 110SARTON, George, 36SAN VíCTOR, Hugo de, 132SÉNECA, 75SERVIO, 167SEZNEC, J., 163, 164SHAKESPEARE, William, 86SÓCRATES, 128, 129, 153SORTAIS, 142SPEDDING, 148, 149SPRAT, Thomas, 117STEVIN, Simón, 28, 74STRADA, Giacomo, 50

STUBBE, Henry, 92SUTE, John, 48SWIFT, Jonathan, 91

TARTAGLIA, Nicolo, 28T ASSONI, Alessandro, 87, 89TELESIO, 143TEMPLE, William, 92TEÓFILO, 41, 78TERTULIANO, 167THALES, 71TIcIANO, 33, 38TOWMEO, 29, 68, 72, 78TOMÁS, 51, 68TOMMASO, 99TORRICELLI, 111TOSCANILLI, Paolo del Pozzo, 33,

UCCELLO, Paolo, 32

V ARTANIAN, A., 135V ASARI, 30, 33VERROCCHIO, 33

VESALIO, Andrea, 20, 21, 24, 27,54, 55

VICO, 76, 77, 138VIGENERE, Blaise de, 76VILLARD, 41

VINCI, Leonardo de, 27, 33-38, 139VIRGILIO, 90 I

VITRUBIO, M., 16, 27-31, 42, 64, 74VIVES, Luis, 19, 20, 24, 27, 123

WILKINS, John, 118WOTTON, William, 92, 119

ZILSEL, Edgar, 47, 73ZaNCA, Vittorio, 50ZOUBOV, Vassili, 29

nuevacolecciónlabor

obras

publicadas

H. Laborit 1 del sol al hombre

Bernard Voyenne 2 historia de la idea europeaLudovico Geymonat 3 filosofía y filosofía de la ciencia

Peter Michelmore 4 einstein, perfil de un hombreJuan-Eduardo Cirlot 5 el espíritu abstracto

Margherita Hack 6 el universoM.L Finley 7 los griegos de la antigOedad

Arthur Klein 8 masers y lasersR. Furon 9 la distribución de los seres

Jean Le Floc'hmoan 10 la génesis de los deportesPaolo Rossi 11 los filósofos y las máquinas

Louis L. Snyder 12 el mundo del siglo XX (1900-1950)G. B. Richardson 13 teoría económica

Jean Guichard-Meili 14 cómo mirar la pinturaEduardo Ripoll Perell6 15 historia del próximo oriente

Emrys Jones 16 geografía humanaAlbin Lesky 17 la tragedia griega

A. Laffay 18 lógica del cineSiegfried Wiechowski 19 historia del átomo

Charles Werner 20 la filosofía griegaAurel David 21 la cibernética y lo humano

Jan Vansina 22 la tradición oral

H. y G. Termier 23 trama geológica de la historia humanaClaude Cuénot 24 teilhard de chardin

Juan Vernet 25 literatura árabe

Gillo Dorfles 26 últimas tendencias del arte de hoyC. F. von Weizsacker 27 la importancia de la ciencia

Albert Ducrocq 28 laaventura del cosmosPierre Massé 29 el plan o el antiazar

Serge Lifar 30 la danzaW. F. Hilton 31 satélites artificiales

Silvio Zavatti 32 el polo ártico

Page 90: 164199181 Rossi Los Filosofosy Las Maquinas(Autosaved)

Roy MacGregor-Hastie 33 mao tse-tungPierrette Sartin 34 la promoción de la mujer

J. M. Millás Vallicrosa 35 literatura hebraicoespañolaGina Pischel 36 breve historia del arte chino

Antonio Ribera 37 la exploración submarinaDr. Pierre Vachet 38 las enfermedades de la vida moderna

J. A. V. Butler 39 la vida de la célulaPaul Roubiczek 40 el existencialismo

Gaetano Righi 41 historia de la filología clásicaSilvio Zavatti 42 el polo antártico

M. Gauffreteau-Sévy 43 hieronymus bosch "el bosco"Pierre Idiart 44 la cantidad humana

Victor d'Ors 45 arquitectura y humanismoVladimir Kourganoff 46 introducción a la teoría de la

relatividad

Henry B. Veatch 47 ética dél ser racionalM. Crusafont Pairó 48 el fenómeno vital

P. Bourdieu y J. C. Passeron 49 los estudiantes y la culturaW. H. Thorpe 50 ciencia, hombre y moral

Stephen Clissold 51 perfil cultural de latinoaméricaR. Harré 52 introducción a la lógica de las ciencias

René Taton 53 causalidad y accidentalidad de losdescubrimientos científicos

Franlfois Chatelet 54 el pensamiento de platónLuis M. Llubiá 55 cerámica medieval española

M'anuel Cruells 56 los movimientos sociales en la eraindustrial

Agustín del Saz 57 teatro social hispanoamericanoW. M. Watt 58 mahoma, profeta y hombre de estado

Jean Piveteau 59 de los primeros vertebrados al hombreDavid Thomson 60 las ideas políticas

Mary Warnock 61 ética contemporáneaRené Bissieres 62 la búsqueda de la verdad

Charles Chassé 63 gauguin sin leyendasGlyn Daniel 64 el concepto de prehistoria

F. Garrido Pallardó 65 los orígenes del romanticismo ,WalterW. Heller 66 nuevas dimensiones de la economía polític'

E. B. Ford 67 mendelismo y evolución ' -H. D. Lewis y R. L. Slater 68 religiones orientales y cristianismo

Stephen H. Dole 69 planetas habitablesJean Laude 70 las artes del áfrica negra

Douglas Pike 71 australia, continente tranquilo

S. M. Weinstein y A. KeimN. E. Christensen

Maurice Aubert

C. Rodriguez-AguileraClara Malraux

Antonio F. Molina

John Cohen

Harry G. JohnsonBruno Munari

Santiago GenovésF.R.Jevons

Suzanne DemarquezMax Born

Carlos Miralles

Gillo Dorfles

Norman J. G. Pounds

Georges Olivier

J. G. Peristiany

David Mitchell

J. Tricart

Norman MacKenzie

Green y JohnsReinhardt Grossmann

Juan SchobingerJohn E. Allen

Bryan WilsonJ. F. D. Frazer

Richard Bailey

José Onrubia de MendozaR. Trevor Davies

H.BondyJuan-Eduardo Cirlot

G. W. TyrellA. Cirici

Alfred Sauvy

Fernando Wagner

Bryan Tew

George Schwartz

Luigi Campedelli

72 principios básicos de los computadores73 sobre la naturaleza del significado74 el cultivo del océano

75 picasso 8576 la civilización del kibbuts

77 la generación del 9878 introducción a la psicología79 la economía mundial en la encrucijada80 el arte como oficio

81 el hombre entre la guerra y la paz82 el secreto bioquímico de la vida83 manuel de falla'

84 la responsabilidad del científico85 la novela en la antiguedad clásica86 el diseño industrial y su estética

87 geografía del hierro y el acero88 el hombre y la evolución89 el concepto del honor en la

sociedad mediterránea

90 introducción a la lógica91 la epidermis de la tierra92 breve historia del socialismo

93 introducción a la sociología94 la estructura de la mente

95 prehistoria de suramérica96 aerodinámica

97 la religión en la sociedad98 los ciclos sexuales de los vertebrados

99 problemas de la economía mundial100 literatura española101 la decadencia española, 1621-1700102 cosmología103 pintura gótica europea104 la tierra y sus misterios105 miró en su obra

106 los mitos de nuestro tiempo107 teoría y técnica teatral108 cooperación monetaria internacional109 teoría del marketing110 fantasía y lógica en la matemática

otros volúmenes en preparación