7353337 Herbert Marcuse El Final de La Utopia

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HerbertMancus©

El finalde la utopía

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El presente texto, preparado por Horst Kumitzk^  N HjnN m.irtm Ivuhn . sebav. en la grabación completa en cinta magnetofónica de Us lnler^enclones

oídas, dura n te lo^ da os de los dia^ 10 II 12 \ M de julio de I W en la Universidad Libre de BerlínLas intervenciones di, Herbert M artu se pronu nc iadas con la asu da de

apu n tes no han sido reelaboradas por el

Dirección editorial R B A Proyectos Editoriales S A

Traducción de M anu el Sacristán

© Herbert M arcuse y Verlag von M aikowski, 1967

© Editona l An el, S A 1968© Editorial Plan eta-De Agostini S A 1986 para la presente edición

Aribau, 185, 1  ° 08021 Barcelona (España)Traduc ción cedida por Editorial An el S ADiseño de colección Han s RombergPrimera edición en esta colecc ión ma>o de 1986Deposito legal B 13320 1986ISBN 84-395-0162-5Printed in Spain Impreso en EspañaDistnbu cion R B A Promotora de Ediciones, S A

Travesera de Gracia 56 ático 1  ' 08006 BarcelonaTeléfonos (93) 200 80 45 200 81 89Imprime Cavfosa Sta Perpetu a de M ogoda Barcelona

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Introducción

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En el verano de 1967, Herbert Marcuse pronuncióuna serie de conferencias en la Universidad Libre deBerlín. En aqu ellos mom en tos, el movimiento estudian til alemán constituía una de las alas más avanzadas ypolíticamente más creativas de una amplia corrienteantiautoritaria que implicaba a distintos sectores de lajuventud occidental. Unas semanas antes de la llegadade Marcuse a Berlín, los estudiantes alemanes, bajo la

dirección de Rudi Dutschke, se habían movilizado paraprotestar con tra la visita del sha de Irán a Alema n ia. Lamovilización tuvo un sentido antiimperialista, pues seconsideraba que Irán era el gendarme de los interesesnorteamericanos en el golfo Pérsico.

En este ambiente de movilización estudiantil, Mar-cu se pron u n c ió dos con feren cias , «El final de la u topía»

y «El problema de la violencia en la oposición». Participó,  además, en dos coloquios —«Moral y política enla sociedad opulenta» y «Vietnam: El Tercer Mundo yla oposición en las metrópolis»— junto con varios profesores berlineses y dos líderes estudiantiles: WolfgangLefévre y el ya citado Rudi Dutschke (que un año después sufriría un gravísimo atentado).

Todas estas intervenciones se editaron al cabo depoc o con el título de El final de la utopía, au tén tico lema

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del pensamiento marcusiano, por cuanto expresa deforma ceñida la reflexión central de este filósofo norteamericano de origen alemán.

Pa ra M arcu se ha llegado el momen to histórico en elque es posible cons tru ir u n a sociedad  libre. El desa rrollode las fuerzas produc tivas ha alcan zado tal n ivel que enla ac tualidad la idea de erradica r el ham bre y la miseriaen el mundo no es ningún sueño utópico. Como no loes el pensar que pueda transformarse la naturaleza deltrabajo alienado en trabajo verdaderamente creador y

gozoso. O que pueda edificarse una civilización no represiva.

De ahí, pues, el «final de la utopía», en el sentidode que «las nuevas posibilidades de una sociedad humana y de su modo circundante no son ya imaginablescomo continuación de las viejas, no se pueden representar en el mismo continuo histórico, sino que presu

ponen una ruptura precisamente con el continuo histórico, presuponen la diferencia cualitativa entre unasociedad Ubre y las actuales sociedades no-libres, ladiferenc ia qu e, según M a rx, hac e de toda la historiatran sc u rrida la prehistoria de la hum an idad».

Desde su primera ob ra, Ontología de Hegel y teoríade la historicidad hasta  Razón y revolución, Eros y civilización y El hombre unidimensional M arcuse ha in

tenta do m ostrar precisam ente qu e la u topía es ya u n  topos histórico, que el pen sa mien to, en su n egatividad, n odenuncia tan sólo lo existente, sino que además, al criticarlo, está abriendo ya las posibilidades de una realtransformación.

Donde mejor se patentizan estas características delpensamiento marcusiano es en la reflexión en torno al

psicoanálisis que se halla contenida en   Eros y civilización,  y en la crítica a la ideología de las modernas so-

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c iedades indus t r i a le s que e s tá in se r t a en   El hombre unidimensional.

En l a p r imera de e s t a s ob ra s . Ma rcu se demue s t r aqu e u n a c i \i lizac ión n o basa da en la repres ión de los in s t in tos es pos ible . Oponiéndose a l pes imismo de Freud—quien cre ía que los progresos en la c iv i l izac ión entrañaban un mayor con t ro l repre s ivo de l a v ida in s t in t iva— , M arc u se pon e en ev idenc ia e l c a rác te r h is tó ri coconcre to de l a repre s ión . És ta no e s una ca tegor ía quedeba s e r con templada ab s t r a c t amen te , s i no que debe

vincu la r se con lo s f ine s que pers igue una o rgan izac iónsoc ia l dada .En l a soc iedad cap i t a l i s t a , e l cue rpo e s tá conceb ido

pr imord i a lmen te como un i n s t r umen to de t r ab a jo . Lasexua l idad aparece o rgan izada gen i t a lmente no só lopara ga ran t iza r l a con t inu idad b io lóg ica de l a e spec iehumana , s i no t amb ién con uno s f i ne s que impone l a do minación del capi ta l . El individuo product ivo t iene forzo s amen te que de spo j a r s e de s u s zona s e rogena spregeni t a le s porque é s t a s en t ran en conf l i c to , no con l ac iv i l iz ac ión en s í , s ino con un de te rminado e s t ad io decivi l izac ión, con un determinado y específ ico «princ ipiode rea l idad» .

Para Freud, es te pr inc ipio de rea l idad r ige la .v idamen ta l ju n to con e l p r in c ip io del p lac e r . Aqu é l modif ica

a é s t e c on s t a n temen te , en e l s e n t ido de que lo a dap t a a lexter ior y lo fuerza a aplazar su sa t i s facc ión. Ambosson , de sde e l pun to de v i s t a f reud iano , ah i s tó r i cos , enta n to qu e se reproduc en en la p s iqu e ind iv idu a l , cu a lqu iera qu e sea el t ipo de organ izac ión soc ia l . Pero M a rc u se ,s i b ien inc orpora a su teoría los da tos fun dam enta les de lps icoaná l i s i s , no acep ta e s te ú l t imo a spec to .

M ed ian te lo que él den omin a «pr in c ip io de a c t u a c ión» demues t ra que en l a s soc iedades de l c ap i t a l i smo

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se produce un a cosificación cu yo resu ltado es el de un arestricción del principio del placer mayor de la que es

estrictamente necesana para la subsistencia de la civilización.Bajo el capitalismo, a lo largo de su desarrollo his

tórico, se ha introducido una «represión sobrante», unsurplus qu e en absoluto es necesa rio para la con tin uidadde la civilización. La necesidad de esta represión sobra n te, de esta c uota adiciona l que el individuo paga congraves trastornos psíquicos, ha sido impuesta por una

específica formación social que está basada en la dominación. Así, la renuncia a la vida instintiva está íntima men te ligada al traba jo a lien an te, a una determin adaforma de organización familiar, a una específica ideología que la justifica, etc.

En consecuenc ia, para M arcuse no es utópico que enun a nu eva sociedad se pu eda elimina r esta represión s obra n te, y que los individuos pu edan llevar u n a vida másgratifican te, más a cordada con el prin cipio freudian o delplacer. Importa, eso sí, hacer una crítica de las formasac tuales de domin ac ión, de las estru ctu ras sociales, política s e ideológica s qu e impiden el advenimien to de un acivilización bas ada en Eros —in stin tos de la vida— y n oen Tanatos —instintos destructivos—.

Es ta ta rea crítica se realiza a lo largo de toda la obra

marcusiana, pero tiene una inflexión especial en   Elhombre unidimensional.  En esta obra , M arcuse an aüzaprecisamente la represión de los instintos humanos quese produce en las sociedades del capitalismo avanzadoy cuyo resultado ha sido el de hacer «socialmente manejables y utilizables a elementos explosivos y "antisociales" del inconsciente».

Las sociedades del capitalismo contemporáneo son,pese a su apa rienc ia, «sociedades c erradas », en las que

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las verdaderas fuerzas de oposición han sido asimiladasy en las que han resultado integradas todas las dimensiones de la existen cia, ya sean pa va da s o públicas . «Losindividuos y las clases reproducen la represión mejorque en ninguna época anterior, pues el proceso de integración tiene lugar, en lo esencial, sin un terrorabierto.» De esta manera, «libertad administrada y represión instintiva llegan a ser las fuentes renovadas sincesar de la productividad».

Pero,  sin embargo, no es utópico pensar que estas

sociedades cerradas pueden ser actualmente transformadas en un sentido liberador. Y si bien es realmenteu tópico pen sa r en u na sociedad en la que n o existan conflictos, en la que no haya dominación, no lo es en absoluto imaginar una sociedad en la que tales conflictospuedan resolverse sin opresión y sin crueldad.

El pen sa miento de M arcu se, más allá de su lúcidopeflmismo, concluye así en un tono levemente esperan-zador. «Hoy día —se lee en   El final de la utopía— podemos con vertir el mu n do en un in fierno; c omo us tedessaben, estamos en el buen camino para conseguirlo»;pero,  ciertamente, «también podemos transformarlo entodo lo con tra rio».

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C R O N O L O G Í A

19 de julio: Herbert Marcuse nace en Berlín enel seno de una familia judía.Freud: La  interpretación  de los sueños.

Lenin:  Materialismo y empiriocriticismo.

Revolución rusa de Octubre.Fin de la Primera Guerra Mundial. Noviembre:estalla la revolución en Berlín.Enero: asesinato de Rosa Luxemburg y Karl

Liebknecht durante el levantamiento esparta-quista. Febrero: proclamación oficial de la República de Weimar, con Friedrich Ebert comopresidente. Marcuse, tras estos acontecimientos,abandona su militancia en el Partido Socialde-mócrata Alemán.Freud: Más allá del principio del placer.

Freud:  Psicología de las masas y  análisis del yo.Alumno de Heidegger, Marcuse termina sus estudios en la Universidad de Friburgo de Bris-govia.Se crea en Frankfurt el Instituto para la Investigación Social (Instituí für Sozialforschung),marco que empieza a agrupar a algunos de lospensadores que, con el tiempo, constituirán lallamada «Escuela de Frankfurt». K. Korsch:

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Marxismo y filosofía. G. Lu kács: Historia y com-ciencia  de clase. Freu d: El yo  y el ello.Freud:  El futuro de una ilusión.Freud: El malestar en la cultura.Ontología de Hegel y  teoría de la historicidad.

Hitler sube al poder. Marcuse, junto con otrosmiembros del Instituto para la InvestigaciónSocial, s? exilia primero en Suiza y luego enFrancia.W. Reich: Psicología  de masas del fascismo.

Imparte clases en la Un iversidad n orteam eric a n ade Columbia.Estudios sobre la autoridad y la familia,  publicación del Instituto para la Investigación Social,en la que participan, bajo la dirección de MaxHorkheimer, Theodor W. Ado rn o, Erich Frommy el propio M arc u se, en tre otros.

Estalla la Segunda Guerra Mundial . MuereFreud.Adquiere la nacionalidad norteamericana.Razón y revolución.Fromm: El miedo a la libertad.

Traba ja pa ra los servicios de inteligen c ia del ejército norteamericano.Finaliza la Segunda Guerra Mundial. W. Reich:

Edición definitiva de  La revolución sexual.Dirige una de las secciones europeas del Officeof Intelligence Research.M. Horkheimer y Th. Adorno: Dialéctica de laIlustración.Imparte de nuevo clases de filosofía en la Universidad de Columbia.

Eros y civilización.  Profesor en la Un iversidad deHarvard.

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Es contratado por la Universidad de Brandéis.Th. A dorn o, codirector, ju n to con M . Horkhei-mer. del Instituto para la Investigación Social enAlemania, publica   Prismas. La crítica de la cul-

tura y la sociedad.

El marxismo soviético.Norman O. Brown:  Eros y Tanatos. El sentidopsicoanalítico de la historia.Adorno pasa a dirigir el Instituto para la Investigación Social.

El hombre unidimensional.  Ensayo sobre la ideología de la sociedad industrial avanzada.Profesor de filosofí'a política en la U n iversidad deCalifornia, en San Diego. Entre sus alumnos, figu ra An gela Da vis, activista del grupo revolu cionario Black Panther.  Comienza a cuajar la figurade M arcu se como ideólogo del movimien to estudiantil americano y eu ropeo. Esca lada de la intervención norteamericana en Vietnam.Th. Adorno: Dialéctica  negativa.Pronuncia una serie de conferencias en la Universidad Libre de Berlín, q u e, u na vez recogidas ,dan lugar al texto  El final de la utopia. En Boli-via, es acribillado  Che Gu evara.Mayo francés: la con fluenc ia del movimiento es-

tudianil con el movimiento obrero (10 millonesde huelguistas) conduce a una situación revolucionaria en Francia, finalmente colapsada, quea c a ba rá, con todo , con la vida política del generalDe Ga u lle. Las fuerzas del Pa cto de Varsovia in vaden Checoslovaquia.Ideas para una teoría crítica  de la sociedad.

Publicación postuma de la   Teoría estética, de

Adorno.

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1972  Contrarrevolución  y  revuelta.1975 El ejército norteameric a n o se retira de Vietna m.1979 29 de ju lio: Herhert M arcu se mu ere en Starn-

berg, en la República Federal de Alemania.

XII

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BIBLIOGRAFÍA

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Freud en la actualidad.  En colaboración con otros autores. Edición de Th. Adorn o y W . Dirks. Barcelona(Ba rra l), 1971. .„

El odio en el mundo actual.  En colaboración con A.

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EL FINAL DE LA UTOPIA

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He de empezar por una perognillada: que hoy díatoda forma del mundo vivo, toda transformación del

entoamo técm'co y natural es una posibilidad real; yque su   topos  es histórico. Hoy día podemos ctmvertird mundo en im infierno; como ustedes saben, estamos en el buen camino para conseguirlo. Tambi^podemos transformarlo en todo lo contrarío. Este finalde la  utopía. —esto es, la refutación de las ideas ylas teorías que han utilizado la utopia como denxm-da de posibilidades histórico-sociales— se puede entender ahora, en un sentido muy predso, como finaldb la historia,  ea  el sentido, a saber —y de esto propiamente quiero discutir hoy con ustedes— en el sentido de que las nuevas posibilidades de una sociedadhumana y de su mundo circundante no son ya imaginables como continuación de las viejas, no se puedenrqnesentar en el mismo continuo Ústórico, sino que

presuponen una ruptura precisamente con el continuohistórico, presuponen la diferencia cualitativa entre unasociedad libre y las actuales sociedades no-libres, ladiferencia que, según Marx, hace de toda la historiatranscurrida la prdhistoria de la humanidad.

Pero creo que también Marx estaba aún demasiadoatado al «mcepto de continuo del progreso, que suidea misma del socialismo no representa aún, o nor^resenta ya, aquella negación determinada del capí-

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t aBs a» que  tmfa  que representar. O sea, el ctmceptode fina] de h utopía inqplica la necesidad de discutir

al menos ima nueva d^nidón del socialismo, discusión precisamente enmarcada en la pregunta de si late(»ía mandana del social6mo no representa un estadio hoy ya superado del desarrollo de las fuerzas productivas. C^eo que esto se manifiesta del modo  másdato  en aqádla célebre dist indón entre el reino de lalibertad y el reino de la necesidad. El que el reinode la l ibertad no se pueda pensar ni pueda subsist ir

sino más allá del reino de la necesidad implica queéste es realmente siempre im reino de la necesidad,también en el sentido del trabajo alienado. Eso significa, como dice Marx, que todo lo que en este reinopu ed e oc u rrir es qu e el trabajo se radc ma lic e todo^ lóposible, se reduzca todo lo posible, •gesto  sin dejar deser trabajo en el reino de la necesidad, aplicado alreino de la necesidad, y, por lo tanto, trabajo no-libre.Creo que una de las nuevas posibilidades, repr^eu-tativa de la diferenda cualitativa entre la sodedadlibre y la no-Hbre, consiste en bailar el reino de lalibertad en el reino de la necesidad, en el trabajo yno más allá del trabajo. Sí desean ustedes ima formu-ladén provocativa de esta idea especulativa, yo diríaqu e  hemos  de considerar al menos la idea de un

camino a l sodal ismo que vaya de la denda a la u topía, y no, como aún creyó Engeis, de la utopía a lad e n d a .

El concepto de utopía es un concepto histórico.Se refiere a los  proyectos  de transformadón sodal quese consideran imposibles. ¿Por qué razones imposibles? En la corriente discusión de la utopía, la impo

sibilidad de la realizadón del proyecto de una nuevasociedad se afirma, primero, porque los factores subje-

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tívos y objetivos de una detenninada sítoacián sddalse oponen a la transformaos se Iiabl« eotonces de

inmadurez de la situación sodal, por ejemplo, a  JBO-pósito de los proyectos cmnunistas durante la Revo-ludón francesa, o tal vez, hoy, del socialismo en lospaíses capitalistas más desarrollados. Ambos son talvez ejonplos de ausencia real o supuesta de ¿actoressul^^ivos y objetivos posíbilitadories  de  ima realiz a d a

En segundo lugar, el proyecto de una transforma-

dón sodal se puede considerar irrealizable porqueesté  ai  contradicdón  con  determinadas leyes denti-ficamente comprobadas, leyes biológicas, o físicas, etc.;por  ejemplo, la arcaica idea de la eterna juventud delhaiabre, o la del regreso a una supuesta edad de oro.Creo que sólo podemos hablar de utopía en estesegando sentido, o sea, cuando un proyecto de tr^ns-f(Hmadón social «itra realmente en contradicdón conI^es doitíficas oMnprobables y comprobadas. Sólo unproyecto así es utópico en sentido estricto, o sea, extra-histórico.

£1 otro grupo, la ausenda de factores subjetivosy objetivos, no puede considerarse sino, a lo sumo,provisionalmente irrealizable. Los ariterios de KarlMaimheim, por ejemplo,  son insufidentes para la irrea

lizabilídad de tales proyectos, por la sencilla razón,por de pronto, de que la irrealizabilídad no se puededefinir en este caso  más que  ex post.  No es nada sorprendente el que se llame irrealizable a un proyectode transformadón social por el hecho de que ha resultado irreal en la historia. Pero,  ea  segundo lugar, elcriterio de irrealizabilídad en este sentido es inadecuado porque puede ocurrir perfectamente que la rea

lización de un proyedo revoludonario sea impedida

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por  faeaas y  movimientos opuestos que scm precisa-moite supoables —y superados— en el proceso de la

revolución. Por eso es discutible la práctica de presentar la ausencia de determinados facttves subjetivosy objetivos ctMno objeción a la realizabilidad de latransframación. En particular —^y ésta es la cuestiónque hoy nos ocupa— la indefinibilidad de una daserevolucionaria en los paises capitalistas altamente tec-nificados no es ninguna utopizadón del marxismo. Losportadores sociales de la tnmsformación —esto es Marx

ortodoxo— no se forman sino en el proceso mismotransformador, y no es posible contar siempre con laafortunada y relativamente fácil situación de que lasfuerzas revolucionarías en cuestión estén, pcar asi di^,cirio, ready-made a disposídón en el momento en queempieza el movimiento revoludonario. Pero hay enmi opinión un criterio válido: que estén técnicamentepresentes las fuerzas materiales e intelectuales necesarias para realizar la transformación, aunque la organi-zadón existente de las fuerzas productivas impida suaplicadón racional. Me parece que en este sentidopodemos hablar hoy, efectivamente, de un final dela utopia.

Ahí están todas las fuerzas materiales e intelectuales que es posible aplicar a la realizadón de una

sodedad Ubre. El que no se apliquen a ello ha deatribuirse exclusivamente a la movilización total de lasodedad existente contra su propia posibilidad de libe-radón. Pero esta situación no convierte en modo alguno en utopía el proyecto mismo de la transformadón.

Es posible en el sentido indicado la eliminadónde la pobreza y de la miseria; es posible en el indi

cado sentido la eliminación del trabajo ahenado; posible la eliminación de lo que he llamado surplus repres-

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skt.  Cieo que sobre esto estamos relativamente deacuerdo; aun más: creo que en esto estamos de acuerdo inchiso cxm  nuestros enemigos. Apenas hay hoy, nitn  la misma eccmomía bturguesa, im científico o ñives-tí^dor digno de ser tomado en serio que se atrevaa negar que con las fuerzas productivas téoiicamentedi^MBdUes ya hoy es posible la eliminación materiale inftelectaal del hambre y de la miseria, y que lo queboy ocane  ha de atribuirse a la organización sodo-poÚticA de la tierra. Pero pese a estar de acuardo en

esa —y he aquí algo que me gustaría presentar hoytandbfién como objeto de discusión—, no estamos aún losijifidentemente en daro acerca de lo que implica esadminadón, téoiicamente ya posible, de la pobreza,ttS^la.  m ism a y del trabajo, ji^saber, que esas posibilidades históricas han de pensarse en formas que muestran la ruptura, no la continuidad con la historiaanterior, la negación y no la posidón, la diferencia yno el progreso, o sea, la activadón, la hberadón deuna dimensión de la realidad humana, una dimensiónde la existencia humana que está más acá de la basematerial: la activadón de la dimensión biológica de laexistencia humana.

Lo que está en juego es la idea de una nuevaantropolo^a, y no sólo en  cuanto teoría, sino también

como  modo de existenda: la génesis y el desarrollode necesidades vitales de hbertad. De ima libertad queno se funde en la escasez y en la necesidad del trabajoalimado, ni encuentre en una y en otro sus límites.La necesidad del desarrollo de necesidades humanascualitativamente nuevas, o sea, la dimensión bioló-^ca ,  necesidades en im sentido muy estrictamentebMógico. Pues en este sentido la necesidad de h'ber-tad como necesidad vital no existe, o ha dejado ya de

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exbtír,  ea  una gran parte al menos de la homogenei-zada población de los países desarrollados del c^ita-

BatDO. En el sentido de esas necesidades vitales, lanueva antropología implica también la génesis deuna nueva moral como heredera   y  negación de lamoral judeo-cristiaQa, la cual ha determinado hastaahora , eo gran pa rte, la historia de la civilización orien tal.  La c(»tinuidad de las necesidades desarrolladas  ysatisfechas en ima sociedad represiva es en medidaconsiderable lo que reproduce constantemente esa

sociedad r ^ re s iv a en los individuos mismos. Los individuos reproduc en en sus propias n ecesidades la sociedad represiva, incluso a través de la revolución, yprecisamente esa continuidad de las necesidades represivas es lo que ha impedido hasta ahora el saltode la cantidad a la cualidad de una sociedad libre.

Esta idea se basa en que las necesidades humanastibien carácter histórico. Más allá de la animalidad,todas las necesidades humanas, incluso las s&niales,son históricamente determinadas, históricamente transformables. Y la ruptura con la continuidad de lasnecesidades que llevan en sí la represión y el saltoa la diferencia cualitativa no es nada fantasioso, sinoalgo predispuesto en el desarrollo de las fuerzas pro

ductivas. El desarrollo de las fuerzas productivas haalcanzado hoy un nivel en el cual exige realmentenuevas necesidades vitales para poder dar razón delas condiciones de la libertad.

¿Cuál es este estadio del desarrollo de las fuerzasproductivas que posibih'ta el salto de la cantidad a lacualidad? Es ante todo la tecnologización del poder,

que mina el terreno al poder  nústao.  La progresivareducción de la fuerza de trabajo física en el proceso

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de producción (matinal), cada vez más ampliamosÉesustituida pw trabajo nervioso mental,  y  la progre

siva concentración de trabajo sodalmente neoesaiioen la dase de los técnicos, d^itificos, ingeniot», etc.Gwoo ven, se trata, desde luego, sólo de tendencias,tosdeodas que ahora empiezan, o tal vez hacen yaalgo más que empezar y, como creo, se van desairo-QIUMJO  y se tienen que desarrollar necesaiiamoate^ pre-dsaiMoto pnque arraigan en la necesidad de la sub-sistnocia de la sodedad capitalista. Si el capitalismo

no consigue aprovechar estas nuevas posibilidades deb» fuerzas productivas y de su organizadón, no podrájostenerse m   the Jong  run  frente a la concurrencia deaqueDas otras sodedades que no se ven obstaculizadas p<Mr las necesidades del beneficio y otras condi-dones,  en  el intento de realizar ese desarrollo, sráala-damente el de la automatizadón.

De todos mqdos, hemos de añadir  ea  seguida quetambién en la otra direcdón, o sea, en la ccHisuma-dón de la autcHnatizadón, se encuentra la fronteraúltima del capitalismo. Como lo vio Marx ya antes delCapttal, la automatizadón completa del trabajo sodalmente necesario es incompatible con el mant^oimientodel capitalismo. Esta tendencia, para indicar la cualla palabra 'aut(»natizadón' es sólo un símbolo ccnn-

pendioso, por la cual el trabajo físico necesario, trabajo alienado, se sustrae cada vez más del procesomaterial de producción, esa tendencia c(»iduce —yaquí llego efectivamente a posibilidades utópicas ,y hffliK» de enfrentamos con ellas para ver qué es loque de verdad está   ea  juego— al experimento totale el marco histórico y a nivel histórico. Con la elimi-oadón de la pobreza, esa tendenda lleva al juego conlas posibilidades de la naturaleza humana y extra-

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blPHna como contenido dd tr^rajo social, conducea la imaginacián pnxituctíva  « B S O  fueiza productiva

dB iití&»an«i(e ocaifonnada, a la imagiaadán productiva que px>yecte las posibilidades de una existendahumana hbre sobre la base de las conesp<HidieDtesposibilidades del desam^o de las fuerzas productivas.  Para que esas posibilidades técnicas no se ccm-viotan en posibilidades de la represión, para quepuedan cumplir su fundón liberadora y padficadcxa,tíeue¡a  que  sa  sostoiidas y conquistadas por necesidades liberadoias y padfiotdoans.

Cuando no existe la necesidad vital de  que  sesuprima el trabt^, cuando, por di cmitrario, eadste lanecesidad  de  «mtinuación dd trabajo hasta cuandoáste d<^ de ser sodalmente necesario; cuando no haynecesidad de gozar, de ser feliz con la cond^idatranquila, sino la necesidad de   teaac  que ganarlo y

merecerlo todo  en vaaa.  vida que es todo lo miserableque se puede imaginar; cuando esas necesidades vitales no existffli o, existiendo, son apagadas por las necesidades represivas, entonces lo único que se puedeesperar de las nuevas posibilidades técnicas es efectivamente que se convivían en posibilidades de larqtresión.

Hoy ya sabinos lo que pueden dar de si la cibernética y las calculadoras para d control total de unaexistencia humana. Las nuevas necesidades, que sonrealmente la negación detominada de las i^cesidadespresentes, pued^i tal vez resuman-^Na negadón delas necesidades y de los valles que sostienen el actualastona de dominio;  -por ejemplo,  la negadón de la

necesidad de la lucha por la vida (ésta es una cosamoesaria, y todas las ideas o fantasías que ludilao

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de la posible eliminación de la lucha por la existenciaestán sin más en contradicción con las condiciones

naturales y sociales de la existencia humana) o lan^ftcíón de la necesidad de ganarse la vida, que esta m biá i lu cha por la existenc ia, o la negación del principio del éxito, de la concurrencia, negación de laDecesidad de conformidad, hoy monstruosamente in-teasB,  1» n eces idad de n o Uamar la atenc ión, de n osot  WB  individuo desambientado, la negación de laoeoáidsd de una productividad despilfarradora y des-

tractíva, inseparablemente atada a la destrucción, ne-gac^n de la necesidad vital de represión hipócrita dehs  instintos. Estas necesidades se niegan en la necesidad de paz, que hoy, como saben ustedes muy bien,no es una necesidad de la mayoría; en la necesidadde descanso, en la necesidad de estar solo, de teneruna esfera privada que, como nos dicen los biólogos,es una necesidad inapelable del organismo; en la necesidad de calma y la necesidad de felicidad; todo ellooiten dido n o como n ecesidades individua les, sino comofuerza productiva social, como necesidades   socialesque hay que poner en obra de un modo determinanteen la organización y la dirección de las fuerzas productivas.

Estas nuevas necesidades vitales posibilitarán en

tonces, como fuerza productiva social, una transformación técnica total del mundo de la vida, y creoqu e sólo en u n m\mdo a sí tran sformado se hac en posibles nuevas si tuaciones humanas, nuevas relacionesentre  los im^^katiSt  Transformación técnica: de nuevobablo teni^ido en cuenta los países capitalistas másdesarrollados técnicamente, en los cuales una transformación así significa la eliminación de los horrores dela indu strializac ión y la comercialización ca pita lista s, la

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reconstruoción total de las ciudades   y  el restablecimiento íe la naturaleza tras la eliminación de los

hon ores de la in dustrialización ca pitalista. N o creonecesario decirles que al hablar de diminación de losiMHrimes de una, iodustríalización capitalista no estoyglfflificando u n a regresión román tic a a la prehistM iade la técnica, sino que creo, por el contrario, que lasbendidcHies de la técnica y de la industrialización engeneral no pueden ser visibles y reales sino cuandohayan sido eliminadas la industrialización y la técnicacapitalistas.

Las nuevas cualidades a las que acabo de aludirson en mi opinión cualidades que hasta ahora —y conesto  vuelvo a lo que he dicho al principio— no sehan manifestado suficientemente en la meditación delconcepto de  socÚLÜsmo.  El concepto del  sodáhsmo seha entendido excesivamraite, también entre nosotros,

en el marco del desarrollo de las fuerzas productivas,  en el marco del aumento de la productividad deltrabajo, lo cual no era sólo justo, sino incluso necesario,  al nivel de la productividad sobre la base delcual se desarrolló la idea del socialismo científico,pero que hoy ha de ser noción al menos discutible.Hoy hemos de aceptar el riesgo de discutir e intentar

determinar sin inhibiciones, aunque parezca indecente,  la diferencia cualitativa entre la sociedad socialista en cuanto sociedad libre y las sociedades existentes.  Y precisamente en este pun to, al busc ar u n aetiqueta cualquiera que describa la totalidad de lasnuevas cualidades de la sociedad socialista, viene espontáneamente a la   conseiencia, o, al menos, me viene

a mí, el concepto de cualidades estético-eróticas. Y elque tal vez en ese apareamiento de conceptos —den-

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tro del cual el de lo estético tiene que entenderse ensentido originario, o sea, como desanollo de la sensi

tividad como modo de existencia humana—, el que talvez en ese apareamiento de conceptos se encuentre ladiferencia cualitativa propia de la ^ooedad libre sugiere a su vez un a convergenc ia de t é m ^ y a r te y un a0(mveigaQcia de trabajo y juego. No es casual que laofaca d» Fourier vuelva a ser actual para la intelec-t i o i ^  de van guardia izqu ierdista. La editorial An-diré^pM de París a ca ba de pu blic a r vma n ueva edi-

dÓD  de las obras completas de Fou rier. Fou rier hasido el primero, como reconocieron Marx y Engeis, ytambién el único en poner de manifiesto esta (UEeren-da cualitativa entre la sociedad libre y la no-libre, sinasustarse, como en parte se asustó Marx, al ponersea hablar de una sociedad posible en la cual el trabajofuera juego. Una sociedad en la cual el trabajo, inclusoel trabajo socdalmente necesario, pudiera organizarseen armonía con las necesidades y las inclinaciones instintivas de los hombres.

Permitaimie una observación final. He indicado yaque la teoría crítica a la que sigo llamando marxismo,  que esa teoría ha de acoger las posibilidades extrema s, an tes groseramen te esbozada s, de la liberta d, elescándalo de h.  diferencia cualitativa, si es que la teo

ría no quiere limitarse a la corrección de la mala existencia. El marxismo ha de asumir el riesgo de definirla libertad de tal modo que se haga consciente y seperciba como algo que en ningún lugar subsiste aúnni ha subsistido. Y precisamente porque las posibilidades llamadas utópicas no son en absoluto utópicas,sino negación histórico-social determinada de lo bás

tente, la toma de consdencia de esas posibilidades yla toma de consciencia de las fuerzas que las impiden

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y  las ni^an exigen de nosotros una oposición muyrealisca, muy pragmática. Una oposición libte de toda

flosión, pero tambiáa de todo derrotismo, el aial trai-draia ya poar su mera existencia las posibilidades dela libotad en beneficio de lo existente.

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DISCUSIÓN ACERCA DE

«EL PROBLEMA DE LA VIOLENCIA

EN LA OPOSICIÓN»

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ttñdfgunta:  ¿En qué medida ve usted en el movi-niiealD  pop  inglés un arranque posit ivo para una con

ducta estético-erótica?Marcuae:  Tal vez sepa usted que entre las muchaseosas que se me han r^rochado destacan par t icular-mealte dos . Se preten de qu e he dicho qu e la oposiciónestudiantil puede hoy y por si misma hacer la revo-hidón. Y que también he dicho que lo que en América l lamamos   kippies y  ustedes llaman  Gammler, beat-nifcíj es la nueva dase revolucionaria. Estoy muy lejosde hacer afirmaciones así. Pero sí que quiero indicarque hoy hay efectivamente en la sociedad tendencias—anárquicam^ite sin organizar, tendencias espontáneas—   que anuncian la ruptura total con las necesidades draninantes en la sociedad represiva. Los grupc»a los que ha aludido usted son característ icos de unestado de desintegración del sistema, que como fenó

meno no tiene ninguna fuerza transformadora, peroque acaso un día, junto con otras fuerzas objetivasmucho más potentes, pueda tener su función.

Pregunta:  Ha dicho usted que existen ya técnicamente las fuerzas materiales e intelectuales necesariaspara la transformación. Creo que esa afirmación no es«nrecta ni siquiera desde el punto de vista de su

reposición, ya desde un punto de vista puramenteterminológico, y que usted quiere decir en realidad

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qa« existtai las fuerzas materiales e intelectuales pai«la nueva soaedad, para la utopía , pero no para la

%Íiisfomiación. Pero la cuestión que realmente debeiateresamos  y  sobre la cual no hemos recibido respuesta alguna'de usted, es la de las fuerzas materialese intelectuales necesarias para la transformación.

Morcuae: Para contestar a esa pregunta haría falta,desde luego, otra conferencia.  Ue  aquí un par detndícadcmes: he insistido mucho  ea  el concepto de lasnecesidades y en el de la diferencia cualitativa porque

tienen mucho que ver con el problema de la transformación. Uno de los factores principales que han impe.dido la transformación que desde hace decenios estáobjetivamente al  »den del día es la ausencia o la represión de la necesidad de transformación, necesidad queha faltado en cuanto diferencia cualitativa a los grupossociales portadores de la transformación. Si Marx havisto en el proletariado la clase revolucionaria, ello sedebe entre otras cosas, y acaso ante todo, a que elproletariado estaba Ubre de las necesidades represivasde la sociedad capitalista, a que en el proletariado sepodían desarrollar las nuevas necesidades de libertad,que no estaban ahogadas por las viejas necesidadesdominantes. Hoy eso no ocurre ya en gran parte delos países capitalistas muy desarrollados. La dase

traba]adora no representa ya ía cíase que niega ía$necesidades existentes, fiste es uno de los hechos má$serios con que tenemos que enfrentamos. Por lo qu^hace a las fuerzas necesarias para la transformación,reconozco sin más que hoy nadie es capaz de dar un^receta, de indicar: ahí tenéis vuestras fuerzas revolucionarias, ésa es su fuerza y hay que hacer tal y talcosa.

Lo más que puedo hacer es indicar en qué consis.

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ten potenc ialmente las fuerzas qu e sugieren u na tran s-ffsmadón radical del sistema. Las contradicciones

cmsioas internas al capitalismo son hoy más viol^itasque nunca, particularmente la contradicción generaleotte el desarrollo gigantesco de las fuerzas productivas y la riqueza social, por un lado, y la utilizacióndestniptiva y represiva de esas fuerzas productivas,por Otíft ®sa contradicción es hoy infinitamente másdt6Él$0  ^ e nu nc a. En s egun do lu gar, el capitalismose edxenta hoy, en el marco global, con fua:zas antí-

capttalistas que ya en diversos lugares del mundo seencuentran en lucha abierta contra él . Y, en tercerlugar, hay fuerzas negativas en el capitalismo tardíomismo, en los Estados Unidos y también en Europa,y en este punto sí que no tengo empacho en citar laoposición de los intelectuales, particulannente de losestudiantes.

Hoy la cosa nos resulta curiosa, pero basta con unpoco de conodmiento histórico para darse cuenta deque sin duda no es la primera vez en la historia queuna transformación histórica radical empieza con losestudiantes. No sólo en Europa, sino también en otroscontinentes. La actual función de los estudiantes y dela intelectualidad, de la que se reclutan precisamentelas posiciones dirigentes de la misma sociedad  exis

tente,  es históricamente más importante que la queprobablemente ha tenido en otros tiempos. A eso seañade la rebelión de la moralidad sexual, la cualse dirige contra la moral dominante y ha de tomarseen serio de im modo u otro como factor desintegrador,c(»no queda de manifiesto por la reacción que provoca, pwticulannente en los Estados Unidos; y porúltimo y probablemente, aquí en Europa, las partesde la clase trabajadora que no hayan sucumbido aún

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al proceso de integración. £stas son tendencialmentelas fuerzas de la transformación, y estimar en detalksus pa-spectivas, su poder, etc., sería, naturalmoite,c^jeto de una cüscusión más larga y especial.

Fregtmta:  Mi pregunta se refiere, por de prcmto, ak función de esa nueva antropología que ha postulado usted, y a la de aquellas necesidades biológicascu alitat ivamente nu evas en el marco de un a estru cturade la necesidad, que usted interpreta como históricamente variable, ¿Cómo es en este punto la diferencia

cualitativa respecto de la teoría del socialismo revolucionario? Lo que al principio enunciaba usted en elmarco del problema de la utopia como relación delreino de la necesidad con el reino de la libertad.. .£1 M arx ma duro pens aba qu e este reino de la l i l^rtadno se puede levantar más que sobre la base del reinode la necesidad, lo cual, evidentemente, quiere decirque sólo puede erguirse en el marco de la historianatural; sólo en él y sin hacer abstracción de él esposible levantar, más allá del reino de la necesidad,como ha dicho Engels, una sociedad humana libre.¿Imphca su exigencia de nuevas necesidades biológicas —como esa necesidad vital de hbertad, o de fdi-ddad no mediada represivamente— o interpreta ustedcon ella una trasposición funcional, o acaso ima trans

formación cuahtatíva de la estructura fisiológica de lahistoria natural del hombre mismo? ¿Piensa usted queeso sea una posibilidad cualitativa?

Marcase:  Contestaría afirmativamente si lo queusted quiere decir es que con vma alteración de lahistoria natural de la humanidad pueden nacer lasnecesidades que he l lamado nuevas. La naturaleza

himiana —cosa que el propio Marx ha sabido, pese atoda su insistencia en el reino de la necesidad—, la

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naturaleza humana es una naturaleza históricamentedeterminada y se desarrolla en la historia. Desde lue

go que la historia natural del hcmbre seguirá subsistiendo. La relación del hombre  coa  la naturaleza seha transformado ya, y el reino de la necesidad se coa-vierte simplemente en un reino distinto cuando cxmlos medios de la consumada técnica es posible suprimir el trabajo alienado, y una gran parte del trabajosocialmente necesario se hace experimento técnico.En estas condiciones resulta efectivamente cambiado

el reino mismo de la necesidad, y así acaso podamoscontemplar como capaces de desarrollarse en el reinodel trabajo mismo aquellas cualidades de la libre existencia humana que Marx y Engels se vieron aúnobligados a ronitir al reino situado más allá del tra-

PregutOa:  Ya en su edad tardía, Karl Korsch, en

el  Libro de las supresiones,  reprocha a Karl Marxaquellas dos centrales sentencias, presentes tambiénen   El Capital,  según las cuales, primero, el trabajo esinsuprimible y, segundo, también lo es el plustrabajo.Por lo que hace a la primera, yo estaría de acuerdocon Marx si por trabajo se entiende el intercambio delhombre con la naturaleza, sin presuponer que esemetabolismo no pueda organizarse sin represión de

los instintos. Mas por lo que hace al Marx maduro,no veo las cosas nada claras. Cuando hoy se habla deh.  necesidad vital de libertad y felicidad, y que setrata de disponerla como necesidad biológica... ¿cómose puede trasponer materialmente eso? Pues le esimprescindible. La trasponibilidad material es un elemento constitutivo.

Marcuse: Al pregun tar por la "traspon ibilidad material" pregunta usted: ¿qué efectos tiene esa nece-

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sidad en la producción sodal, hasta llegar, por último,a la estnKAura fisidógica? Actúa en la producción de

«n mundo pacificado. Lo he indicado al hablar de laelkninación de los horrwes de la industrializacióncapitalista;  ocm eso me refería a u n mu n do circu ndante que pueda dar espacio a esas nuevas necesidades gracias a su nuevo carácter pacificado, satisfecho;o sea, \m mundo entorno que puede trasponerlasmaterialmente; fisiológicamente, desde luego, con iinanueva alteración de la naturaleza humana, a saber,

con la reducción de la brutalidad, la crueldad, el falsoheroísmo, la falsa virilidad, la concurrencia a cualquier precio que hoy siguen actuando de modo cadavez más espantoso. También éstos son fenájpiilftosfis iológicos . ' «>. - »í* -

Pregunta: ¿Hay algun a relac ión en tre eso y c iertasrehabilitaciones de estrategias anarquistas contra el

aparato del poder, y contra el poder sin más? Yo daríala razón al viejo Korsch en su reproche al viejo Marxde que éste ha abandonado prácticamente el interésemancipatorio de la razón, lo ha reducido todo a laintensificación de la producción y cosas análogas yha olvidado algo aquel tiempo libre que hay que interpretar como tiempo de la libertad. ¿Hay una conexiónentre todo esto y una rehabilitación de ciertas estra

tegias anarquistas contra el poder violento extraeco-nómico y absolutizado que hoy se ha convertido enuna potencia inmediatamente económica, de la quecreo que está cumpliendo una función como no latenía ya desde los días de la acumulación primitiva,aunque no como presión directamente física, sino entrasposición psíquica? Esto produce ima nueva cualidad de la espontaneidad en el capitalismo, pues segúnMarx las leyes naturales se basan en la interiorización

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del poder, del poder económico, y hoy raí la interiorización de poder extxaeconómico. Por ioteriorízación

de poder extraeconómico entiendo el hecho de quelas instancias manipuladoras son capaces de interiorizar mecanismos burocráticos y estatales de poder.

Marcuse:  Pero eso no es interiorización dd poder.Si algo'ha quedado claro en el capitalismo es que elpoder puramente extemo, la viol^icia   meaos  sublimada, es más fuerte que nunca. No veo en eso ninguna interiorización. Las tendencias manipuladoras noson poder, violenc ia: n o hemos de olvidar esto. N adieme obliga a quedarme sentado durante horas ante miaparato de televisión; nadie me obliga a leer los oligo-f i l l f c f c ^ r i ó d i c o s .

Frégúma:  En este punto querría opcMierme a  loque usted dice, pues interiorización sigiiifica precisamente que es posible una falsa Uberalidad, del mismo

modo que la interiorización de la violencia económicaen el capitalismo clásico significaba la posibilidad deliberalizar la sobrestructura política y moral.

Marcuse:  La verdad, esa ampliación de conceptosme residta ya excesiva. La violencia, el poder, es siempre violencia, y ante un sistema que, incluso con lafalsa libertad de los televisores... siempre lo puedo

apagar si quiero. . . no, no es una aparienda; ni todolo demás... no, ésa no es la dimensión de la violencia.Al hablar así desdibuja usted imo de los factores ded-sivos de la sociedad actual, a saber, la diferencia entreel terror y la democrada totalitaria que no trabaja pormedio del terror, sino con la interiorizadón, con mecanismos de homogeneizadón:  eso no  es violencia. Hayviolenda cuando uno le rompe la cabeza a otro conla porra o amenaza con rompérsela. No hay violenda

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cuando se me presenta un pn^rama de televisión queglorifica de u n modo u otro lo existente. »

Pregunta: Yo opin o qu e, como lo ha expuesto M arxen  El Capital, la posición objetiva de los individuos enel proceso de producción se basa en la violoicia yexpresa violencia; y Marx entiende qi^ en 1? medidaen que las refatcicmes económicas de podar ^l^ff^ii|j||o-rízan, es posible liberalizar las relaciones políticas flepoder, o sea, es posible desmontarlas latentemente;pero que en el mranento en que se p<Mien en tela de

juicio la relaciones económicas, que son relacionesde poder, hace falta un poder constrictivo extraeco-nómico, incluso físicamente represivo, que es, porejemplo, lo que caracterizó la situación fascista trasla crisis mundial; a eso me refiero al hablar de interiorización de la violencia, del poder. En el momentoen que se pone en tela de juicio esa interiorización dela violencia, hace falta un poder físicamente icWKJvoen la medida, por ejemplo, en que ahora se ponOT entela de juicio los mecanismos de interiorización depoder extraeconómico del capitalismo, sus burocracias y administraciones. En Vietnam, por ejemplo,donde el capi ta l i smo asume la violencia w^^psta-mente f ísica. En esa misma medida se rebasa ^^loitede tolerancia de muchos individuos, y éstos se ;i^^idan,

y se rebelan a propós ito de a sun tos tan a b s t r a c t i s t anosotros, en Alemania, como es el Vietnam: precisamente a propósito del Vietnam se constituye un movimiento man ifiesto de protesta . — ¿Existe a lgun a conexión entre el programa de una nueva estructuracualitativa histórico-bíológica de las necesidades y unarehabilitación de la estrategia de los grupos que Marxy Engels, no sin morahsmo pequeño-burgués, denun

ciaron como desclasados?

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Marcuse:  Habremos de distinguir dentro de esosgrupos desclasa dos. A lo qu e se me alca nza, n i el pro-

ibtariado en harapos ni los pequeños burgueses se hanconvertido hoy en modo alguno en una fuerza másradical de lo que eran en tiempos de Marx y Engek.En cambio, es muy diferente el papel de la intdeo-

regunta:  Pero, ¿no piensa usted que precisamentelos estudiantes son uno de esos grupos desclasados?

Marcuse: N o .

Pregunta:  Querría saber si en las condiciones demadurez de las fuerzas productivas se suprime la legalidad natural que caracteriza,* según Marx, el periodode formación social. Es decir: ¿es posible seguir hablando de.f^^tecesidad'* en las condiciones de las fuerzas "produc tivas qu e son n ecesarias pa ra la liberac iónde la nueva sociedad? ¿No caducan en estas condiciones los conceptos de "necesidad" y de procesoobpBvo, así como el de tendencia? O sea: ¿no seproduce, en las condiciones de la conseguida madurez de las fuerzas productivas, la necesidad de intro-jdaicii  un desplazamiento completo de la tensión teoría-|ué6ti(^,. |^ saber, el desplazamiento consistente en queHF^^rÍK^ra de un modo completamente nuevo lafunc^n de la actividad subjetiva respecto de la ten-

deffáa objetiva, y hay que determinarla de un modoc(Hnpletamente nuevo, para que pueda legitimarsetambién la cuestión de la actividad subjetiva en lafotma del anarquismo, por ejemplo, y hacerse necesidad e interés de grupos revolucionarios? Para ilustrar  &Ho, KorsSi ha bla, en el citado  Libro de lassupresiones,  del esquema sigu iente: Tes is: socialismoutópico; Antítesis: marxismo como desarrollo socialista del capitalismo; Síntesis; la supresión. ¿No indica

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esto que d periodo que ya tenemos a nuestras espaldas,  el *p¿odo en d que se creanm las fuerzas pro

ductivas para la sodedad liberada, nos aporta ya efectivamente ese punto? De aquí lo que estos últimostiempos hemos discutido con Habennas bajo el títulode fascismo de izquierda , y la cuestión de volver adetenninar la «ctividad subjetiva, tewéticammte tam-biéo,  desde el marxismo, y entender p<» ejemplo elfactor subjetivo anno un factor completamaite nuevoen el período histórico en que nos eooMitramos, y no

quitarlo de en medio por voluntarismo, ni sacando arelucir esa madurez supuestamente no alcanzada todavía.

Marcuse: Efectivamente, considero que la nuevadeterminación del factor subjetivo es una de las ^ -gencias decisivas de la actual situadón. Cuanto máscompletamente nos v«nos obligados a dedr que ya

están dadas las fuerzas productivas materia]^ técnicas y dentíficas para una sociedad libre, tanto másintensamente se nos presenta la exigenda de liberar laconsciencia de esas posibilidades realizables; puesla situadón característica y el factor subjetivo de lasodedad existente es el endoctrínamiento de lk**l^ns-denda contra esas posibilidades. Creo que el desarrollo de la consdenda, el trabajo por desarrollar la

consciencia —esa desviación idealista, si asi quierenustedes expresarlo^ es hoy de hecho una de las tareascapitales del materialismo, del materialismo revoludo-nario.  Al aludir a las necesidades pensaba la cosatambién en el sentido que usted llama del factorsubjetivo.

Una de las tareas consiste en expUdtar y liberar

el tipo humano que quiere la revoludón, que ha decontar con la revoludón bajo pena de sucumbir: éste

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es el factor subjetivo, hoy más que subjetivo. Por otraparte, el factor objetivo —y éste es el único punto en

que querría introducir una corrección— es la organización, naturalmente. Lo que he llamado movilizacióntotal de la sociedad existente contra sus precias posibilidades es hoy más fu erte y eficaz qu e n imca. Por unlado se tiene la necesidad absoluta de empezar porexplicitar la con sc ienc ia; por otro la do se ve un o frentea una concentración de poder tal que ante ella resultaridicula e impotente hasta la consciencia más libre.

La lucha en dos frentes es hoy más aguda que nim-ca. Por una parte, es necesaria la liberación de laconsciencia; por otra, es necesario sorprender toda posibilidad de resquebrajadiura en la estructura de poder=|¡igíijltescamente concentrado de la actual sociedad; enlos Estados Unidos, por ejemplo, ha sido posible, hasta hoy al menos, permitirse el lujo de una conscienciarelativamente Ubre, por la sencilla razón de que esaconsciencia no tiene efecto alguno.

Pregunta:  Esas nuevas necesidades de las que haha blado us ted c omo motores de trans formaciones sociales . . .  ¿Hajsta qué punto serán esas necesidades unprivií^o de las metrópolis? ¿Hasta qué punto presuponen sociedades muy desarrolladas técnica y económicamente? ¿Ve usted esas necesidades también en

la revolución de los países pobres, por ejemplo, en larevolución china o en la revolución cubana?Marcase:  Veo la ten denc ia a esas n uevas n ecesi

dades en los dos polos de la sociedad existente, asaber, en los países más desarrollados y en las partesdel tercer mundo que se encuentran en luchas de liberación. Con esto se repite un fenómeno que se encu«i-

tra ya formulado con toda claridad en la teoría deMarx: aquellos que están "libres" de las dudosas ben-

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didoDcs del sistema capitalista son los mismos quedesarrollan las necesidades capaces de sostener uní

sociedad libre. Por ejemplo: no hace falta concederla necesidad de libertad a los vietnamitas sumidos ensu lucha liberadora: ya la tienen. Y también tienenla necesidad de defender la vida contra   la* « | | | l i p ^ .Se trata de necesidades que a ese nivel, en ese c8h-trapolo de la sociedad existente, son realmente necesidades espcmtáneas, naturales en el más estrictosentido. Y en el otro lado, en la sociedad más desa

rrollada, se encuentran aquellos grupos, grupos minoritarios, que pueden permitirse las nuevas necesidades,  o que las tienen, porque si no se ahogaríanfisiológic am ente, a u n qu e n o s e las pu eda n permitir.Ck>n lo que vuelvo al movimiento  beatník y hippy;hay aquí, por lo menos, un fenómeno interesante, asaber, la redonda negativa a participar de las bendiciones de la "sociedad opulenta". Ésta es una de lastransformaciones cualitativas de la necesidad. No es-necesidad de mejores aparatos de televisión, de mejores a u tomóviles, de ta l o cu al c omodidad, sino la nega-'ción de esas necesidades. "No queremos saber nadade toda esa porquería." En los dos polos, pues, haypotencial.

Pregunta:  ¿Realmente ha de s er u n escánda lo, o

termina r en escán dalo, la diferenc ia cu a litativa? AI empezar ha derivado usted su concepto de ut<^ia deManí, pero también de los socialistas utópicos. Y creoque con razón. Pues, por de pronto, cuenta usted conun momento de mediación muy intenso, en el cualcontempla las nuevas cualidades. Ha dicho usted quela racionalidad técnica se encuentra en contradicción

con las técnicas de manipulación del mundo administrado.  En otro lugar ha hablado usted de las incre-

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mentadas fuerzas productivas de la sociedad opulenta,as  cuales se encuentran en contradicción con la trivial

naturalidad con la cual se mantiene la represiva situación real; y, en tercer lugar, ha aplicado usted unacorrección a Freud, alterando su concepción de lad«$i|p|hación de eros e instinto de muerte, y afirmando^ a l ha cerlo qu e el ma n tenimiento de  ]as  técnicasrepresivas no tiene por qué estar contenido en el concepto del principio del placer. Dispone usted, pues,de tres momentos de mediación para su concepción

utópica. Pero, por otra parte, tropieza usted conla dificu ltad —y a qu í hay de hecho ima ru ptura con laconcepción marxiana— de que no tiene ningún sujetocolectivo que pueda considerarse portador al modocomo lo es para Marx la clase; sino que usted tieneexplícitamente muchos grupos dispersos en los que alo sumo se puede poner alguna esperanza. Tambiénha subrayado usted explícitamente que del análisisdel presente y de la düFerencia entre el material yadado y la utilización, o, más precisamente, el desaprovechamiento de ese material, no se desprende sin másque la sociedad desarrolle tendencias que conduzcannecesariamente a una sociedad futura. La utopía dela forma que usted la presenta está, pues, mediadapor las condiciones de la producción, pero no puede

esperar tma realización necesaria. Y en este punto seix)sei#,iai pregunta: ¿Es necesario acentuar la ruptura, cra^ tíene su expresión más intensa en la exigendade violencia, aunque usted diga explícitamente queno hay que tomar siquiera en cuenta el terror delcomportamiento recto, como en el caso de Robes-pierre, es necesaria esa exigenda cuando, como haceusted, se contempla ya dispuesta la sodedad futvua en

los ma teriales de la presen te? M e refiero a la exi-

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de aplicación de la violencia por parte deaquellos que saben muy bien que pueden ser gól-

í peados , y qu e se les gcipeará y derrota rá, pero vana ca rgar « » el riesgo.T<Mno la violencia y el problema de la violencia

sólo para plantear del modo más agudo la cuestíiltadetiB'ruptura y de la legitimidad de la ruptura.Si^eiiste la posibilidad de proceder contra una sociedad represiva con contrainformación, si existe la posibilidad de ejercer la tolerancia, si existe la posibilidad

de llamar la atención sobre  los  países en desarrollo ysu fundón, ¿no es inconsecuente postular la ruptura,aun en el caso de que se reconozca al señor Dutschkeque hoy hay que acentuar la función de la subjetividad más intensamente que en la teoría marxista?¿N o hay en la "teoría de u sted u n a ru ptu ra en tre laestructura de la mediación y el activismo, y no hay,por lo tanto, una contradicción entre la exigencia derealización de la nueva sociedad liberada y los resultados del diagnóstico que usted mismo ha facultado?

Marcuse:  He aquí lo que diría en mi defensa. Creoque no se puede decir que yo postule la ruptura.La situación es distinta. Al contemplar la situación nopu edo imaginarme nu estra determinac ión de u n a sociedad libre  más  que como negación determinada de la

sociedad existente. Pero no es licito entender la negación determinada como si fuera pura y simplementelo viejo en atuendo nuevo. Por eso he subrayado laruptura, de nuevo, en este caso, en el sentido delmarxismo clásico. No veo en esto ninguna inconsecuencia. La cuestión contenida en la pregunta de usted —¿cómo se produce la ruptura y cómo se liberan

tras la ruptura las nuevas necesidades?— es lo que deverdad me habría gustado mucho discutir con usted.

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Pues sin duda puede usted decirse —y yo me lo pregunto también muchas veces—: si todo eso es verdad,

¿cómo se puede entender que esos nuevos conceptoshaya n brota do en los hombres qu e viven aqu í y ahora,cuajado toda la sociedad se opone al nacimiento deá l ^  necesidades? Ésta es la cuestión con la que tenemos que enfrentarnos; y se trata al mismo tiégi^de la cuestión de si es posible imaginarse la génesis de esas nuevas necesidades como desarrollo radicalde las necesidades existentes, o si para liberar esas

necesidades no ha de volver a aparecer una dictadurade la idea, muy diferente, desde luego, de la marxianadictadura del proletariado. Una dictadura, a saber,una contraadministración, una contragestión que elimine todo el horror difundido por la administraciónactual. Ésta es ima de laS cosas que más me inquietany  que deberíamos discutir en serio.

PregurOa:  Cuando acepto el escándalo de la diferencia respecto de la sociedad actual porque no mequiero dejar aplastar por ella, me dejo orientar en mipráctica por la voluntad de salir del sistema dominante de gratificación y represión, en el sentido deque tomo toda la gratificación que puedo obtener,pero intentando al mismo tiempo no hacer nada útüen el sentido de la sociedad dominante, sino sólo lo

que está libre de la servidumbre de la utilidad. Estoes probablemente más fácil en la dimensión estético-erótica, y de ello hay ya algo, por ejemplo, en lassubculturas del  beat,  del  underground  y del  pop  americano. El problema se nos plantea con dificultadmucho mayor en la situación, mucho más vital, deltrabajo, o en la del orden jurídico positivo. Mi pre

gunta, o el problema que me gustaría poner en discusión, es: ¿Cómo puede ejercitarse, por ejemplo, una

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juiiqwudencia herética que no tienda a restablecer eloiden jurídico positivo dominante? O bien: ¿cómo es

posible ejercer medicina herética de tal modo que lacura de las enfermedades no redimde sólo  ea  el restablecimiento de la fuerza de trabajo de los que hanenfermado de trabajar, sino también   ea  la toma deconsciencia, por parte de éstos, de que enfermaron porcausa de su trabajo, y que tal vez fuera posible aplicarse a un trabajo cualitativamente diverso?

Marcuse:  Sobre el problema de si y cómo pueden

desarrollarse esos elementos que usted llama heréticosdentro de lo existente: yo diría que en la sociedadactual siguen existiendo lagunas, intersticios   &a loscuales es posible practicar esos métodos heréticos sinsacrificarse absurdamente, lo cual no es de la menorutilidad para la causa misma. Es posible. Ya Freudha identificado muy claramente el problema, al dedr

que propiamente el psicoanálisis debería convertir atodos los pacientes en revolucionarios. Pero, desgraciadamente, las cosas no funcionan así , pues hay queejercer en el marco de lo existente. El psicoanálisistiene precisamente que enfrentarse con esa contradicción, y ha de abstraer de las posibilidades extra-médicas. Hoy día hay —^ya y todavía— psicoanalistasque permanecen al menos todo lo fieles que es posi

ble a los elementos radicales del psicoanálisis, y también hay, por ejranpk), en la jurisprudencia, bastantesjiuistas que trabajan heréticamente, o sea, contra loexistente y en defensa de los acusados excluidos delo existente, sin que por ello se haga imposible suejercicio.

Los intersticios de la sociedad exist^te están aún

abiertos; aprovecharlos es ima de las tareas más importantes.

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Pregunta:  Yo creo que Ja necesidad vital de pazque tienen los vietcong no es ninguna necesidad vital

nueva. Existió ya en la Edad Media. Hay una grandiferencia entre las dos necesidades vitales, lo cualacarrea la posibilidad de que se perturbe la alianza,o que el desarrollo, es decir, la organización plenade esas nuevas necesidades que ha caracterizado ustedcon el término sensitividad, eros estético, pueda retrasarse en las metrópolis, al menos en las metrópolis,por el apoyo al movimiento revolucionario clásico del

Tercer M u n do. Si nos sumiéramos en esa luc ha contoda concreción existencia], tendríamos que abandonarpresumiblemente la tarea de trabajar en una difícilorganización de la sensitividad estética. Yo al menosveo aquí un conflicto para muchos, o para los individuos que tienen que decidirse.

Marcuse:  En la solidaridad con la luc ha qu e se

desarrolla en el Tercer Mundo se encuentran las primeras tendencias de la nueva antropología. Las nuevas necesidades que aparecen en los países muy industrializados n o son en el Tercer M un do necesidadesnuevas, sino reacciones espontáneas a lo que ocurre.

Pregunta:  Me temo, de todos modos, que se tratade necesidades muy viejas, que son necesidades muyantiguas las que dan carácter a los movimientos socia

les revolucionarios. No veo cómo se pueden entenderesas necesidades como motores de dichas revoluciones.  Vietnam del Norte es un país que se t iene queindustrializar, Y se está industrializando mediante ladisc iplin a, o sea, median te u n tipo de represión. Lo qu eallí hace falta es, pues, lo contrario. ¿No puede, pues,admitirse que la situación contiene, por así decirlo, unmomento de lujo?

Marcuse:  Pero la necesidad de libertad no es un

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luto que sólo las m etrópolis s e pu eda n permitir. La n ecesidad de  Ubertad,  que en las revoluciones sociales

UMuece espontáneamente «xno vieja necesidad, seha ahogado en el mundo capitalista . En una sociedadcomo la nuestra, en la que se ha conseguido pacificación y satisfacción a vm detemiinado nivel, parece apiimna vista absurdo pensar en revolución, pues tenemos todo lo que queremos. Pero aquí se trata detransformar la voluntad misma, para que no se quieraya lo que se quiere ahora. O sea: en este sentido hay

al orden del día en las metrópolis algo distinto de loque se tiene en Vietnam, y esas cosas distintas sepueden unir .

Pregunta:  Acerca de la tesis de que la tecnologíza-dón dd poder mina el poder. ¿Quiere eso dedr queesa burocrada o aparato se provoca a sí mismo oque hay que provocarlo permanentemente? O sea, que

en esa provocación ocurre el proceso de aprendizajeque hace comprender cómo las contradicdones de laburocrada ponen de manifiesto el absurdo de esa burocrada misma. ¿O significa que no se debe provocar,porque existe la amenaza del terror fascista, porquelo conseguido, el  status quo,  se ve amenazado y secorta así toda posibilidad.. . o sea, que se imponennuevas tendencias objetivas y ponen en crisis la sode-

dad entera, como en la teoría mandsta dásica de lascrisis,  según creo?Marcuse:  Seguro que no lo último, pues de lo que

se trata es de amenazar el  status quo.  No se puedeutilizar contra la amenaza necesaria al  status quo  laobjedón de que con eso se amenaza el  status quo.La tecnologizadón del poder significa que si pensa

mos racionahnente hasta el final los procesos tecnológicos vemos que no son ya compatibles con las

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existentes instituciones capitalistas, o sea, que el poder,todavía hoy basado en la necesidad de la explotación

y del trabajo alienado, está potenciahnente perdiendoese fundamento. Si deja de ser necesaria la explotaciónde fuerza física de trabajo en el proceso de producción, se mina esta condición del poder.

Pregunta:  A lo que se me alcanza, hay en el complejo de teorías socialistas y anarquistas dos posiciones distintas en cada caso, acerca del problema deltrabajo. La cosa se podría formular brevemente así:

una de las posiciones tiende más bien a eliminar eltrabajo como tal; la otra aspira sólo a bberar el trabajodel sufrimiento; y la línea de separación entre las dosposiciones no separa exactamente el socialismo delanarquismo, sino que en este punto se producen losdesplazamientos más asombrosos. N o me ha queda doclaro en qué lado prefiere ponerse usted, o si no deseatomar posición unívoca al respecto. A veces parecíaque describiera usted la supresión del trabajo comoliberación del sufrimiento del trabajo; a veces parecíamás bien que entendiera usted la liberación del sufrimiento del trabajo en el sentido de supresión deltrabajo como tal. Yo no creo que se resuelva el problema con decir que el trabajo se convierte en juego,aunque Marx lo haya dicho alguna vez, ni aunque la

idea fuera inherente a su conc epción. M e in teresasaber cómo piensa usted resolver este problema, teniendo en cuenta que no sólo Marx, sino tambiénHegel ha creído ya que el trabajo, en un sentido uotro,  pertenece a la significación de la existencia humana. Teniendo todo eso en cuenta, ¿qué opina usted,cómo piensa que se ha de resolver esta cuestión, quésolución del problema corresponde a nuestra situación actual?

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Marcuse:  H e osc ilado terminológicam ente en tresupresión del trabajo y supresión del trabajo aliaaado

porque en el uso c<»iiente del lenguaje se han identificado trabajo y trabajo alienado. Ésta es la justificación de mi oscilación. Yo creo que el trabajo comotal  no se puede suprimir. Afirmar esto sería negar loqu e  M an  ha llamado intercambio entre el hombre yla naturaleza. Es inevitable un control, un dominio,una transformación de la naturaleza, algán modo detransformación de la existencia por el trabajo; pero ese

trabajo es en la hipótesis utópica tan diferente del trabajo de hoy y de mañana que la convergenda detraba jo y juego no lleva en este pimto mu y lejos de lasposibilidades.

Pregunta:  El proces o de cosificac ión revolu cion aria, que necesariamente se expresa en el Tercer Mundo por el acentuado odio a los explotadores e inva

sores,  ¿es idéntico, aunque sólo sea dialécticamente,con el proceso de negativa organizada en las metrópolis? ¿Está el proceso de liberación en las metrópolis,en cuanto proceso y lucha de la negación organizadaccmtra el sistema, libre de esta específica cosificaciónrevolucionaria? ¿Puede estar libre de odio? ¿Tiene queser libre de odio? Sin esa víctima específica en elTercer M u n do ... o ¿es el proceso de un ificac ión de la

lucha en las metrópolis y en el Tercer Mundo precisamente la identificación de la víctima y el sufrimiento? La cosificación revolucionaria es la necesidad deintensificar, en América latina o en Vietnam, por ejemplo,  el odio del individuo contra la explotación directao contra el explotador directo en la forma de representante de las oligarquías, o en la forma de tropas

americanas invasoras, de tal modo que en ese odioamenaza con perderse el liberador elemento de lo

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humanista, o que eJdste el peligro de que en el procesode creciente militarización de la ludba, de ese dioqiie

tremraido, el otro, el enemigo, deje de ser tambiénun poco hombre para el atacante o para el revolucionario. ¿Se resuelve esa necesaria cosificación revoluc ionaria en la luc ha misma o es algo qu e en realida dsólo se puede resolver y disolver después de la revolución?

Marcuse:  Ésta es una cuestión seria y tremenda.Me parece que por ima parte hay que dedr que el

odio contra la explotación y la opresión es él mismoun elemento humano y hmnanista. Por otra parte, nohay duda de que en el curso del movimiento revolucionario se produce odio, sin el cual no es posibleninguna revolución ni ninguna l iberación. Nada tanindignante como la amorosa prédica "Amad a vuestros enemigos" en un mimdo en el cual el odio está

en realidad institucionalizado plenamente. Desde luego que en el curso del movimiento revoli^cionariomismo ese odio puede dar en crueldad, brutalidad yterror. El límite entre lo uno y lo otro es angustiosamente fluido. Lo úm'co que se me ocurre decir alrespecto es que una parte de nuestra tarea consisteen evitar esa mutación en la medida de lo posible, osea, mostrar que la brutalidad y la crueldad pertene

cen necesariamente  al  sistema de la represión, y queuna ludia de l iberación no necesita esa mutación delodio en bru talidad y c rueldad. Es posible golpear a u nadversario, derrotar a un adversario sin necesidad decortarle las orejas o las piernas, y sin necesidad de torturarle.

Pregunta:  Su exposición me ha dejado la impresión

de que aspira usted a una sociedad basada en un principio de armonía que no es el modelo liberal de armo-

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nia, sino otro princ ipio qu e u s ted define y pa ra el c u al4íí  criterios. Aspira u sted a un a sociedad qu e sea n e ^ -

tíón de la presente, que se oriente por un bien comúny funcione en lo esencial sin tolerancia ni pliualis-mo. Pero, ¿quién define esos contenidos de bien OMniuique ha fonnulado usted hoy aquí como valores de lanegación y como únicos valores positivos? Usted en sucondición de crítico, de científico de esa sociedad, leprescribe sus nuevos valores, pero no ve en ella niprevé ningún conflicto antagónico ni mecainsmos con-

flictivos de decisión para resolver conflirtos que pudie^ran presentarse. ]lñresupOQe usted la posibilidad decrear una sociedad a tenor de los principios de negación ,que  ha descrito usted antes, pero sabe usted perfectamente que no podrá hacerlo sin una cierta coacción. Entiendo que el modelo por usted desarrolladoes modelo utópico porque no lo omsidero realizable,y en cucmto al resto tal vez añadiría criticamente queno puedo considerar que ese modelo sea radicalmentedemocrático; usted mismo ha indicado con cierta reserva que en esa sociedad o en el punto de rupturacon la sociedad existente se tendría que producir unadíctadma o cosa análoga, que sin duda sería cuaUta-tivamente distinta de la dictadura de Marx, pero quede todos modos, en cuanto contraadministración, ten

dría carácter de dictadura. Si se propone usted institucionalizar una cosa así y minimizar al mismo tiempoel principio de tolerancia, no veo cómo puede quereruna sociedad no-utópica, ni cómo va a ser posiblecon siderar esa soc iedad c omo fimdamen talmente democrática según los principios normalmente aceptados.

Marcase: O bien u n a sociedad hbre  es  inimaginable sin tolerancia, o bien una sociedad libre no tienenecesidad de tolerancia porque de todos modos es

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libre,  no hace falta predicar en ella la tolerancia, nimenos institudonalizaria.  No  se trata de  una sociedad

sin conflictos... ésa sería una idea utópica. La idea deuna sociedad en la cual siguen existiendo obviamenteconflictos, pero esos conflictos se pueden resolver sinopresión, sin crueldad, no es en mi opinión una ideautópica. Por lo que hace al concepto de democracia.Este asunto es sin duda serio. Por decir brevementelo único que puedo indicar por ahora, insistiré en queen este momento no habrá nadie tan favMrable a una

democracia como yo. Mi única objeción es que la democracia no existe en ninguna de las sociedades existentes,  desde luego que tampoco en las que se llamandemocráticas. Lo que existe es ima cierta forma muylimitada de democracia, ilusoria, empapada de desigualdad, y las verdaderas condiciones de la democracia están aún por producir. Respecto del problemade la dictadura: sólo he formulado ima pregunta,porque no me puedo imaginar cómo podría mutar ensu contrario, por vía evolutiva, esta situación de adoc-trinanoiento y homogeneizadón casi totales. Me parecequ e de u n modo u otro tiene qu e producirse u n a intervención, que de un modo u otro será necesario oprimira los opresores, pues éstos, desgraciadamente, no sereprimen a sí mismos.

Pregunta:  En el centro de su intervendón de hoyme ha pareddo ver la tesis de que antes de una transformación de la sociedad tiene que darse una transfor-madón de las necesidades. Tengo presente la tesisde Marx sobre Feuerbach en la que se dice que elhombre es el conjimto de las reladon es sociales. Us tedha confirmado ejemplarmente esa tesis en su libro

One-dimensional Man.  La consecuenda de ello es enmi opinión que sólo se pueden producir necesidades

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nuevas si empezamos por cambiar los mecanismosque han producido las necesidades tal como hoy son.En su intervención de hoy me parece haber un desplazamiento de acentos en el sentido de aproximacióna la ilustración y alejamiento de la revolución.

Marcuse:  Con esto ha toca do u sted la dificu ltadmayOT del asunto. Su objeción dice que para desarrollar las nuevas necesidades hay que empezar porsuprimir k» mecanismos que reproducen las viejasnecesidades. Para suprimir los mecanismos que repro

ducen las viejas necesidades tiene que empezar porexistir la necesidad de supriniíir los viejos mecanismos.Éste es exactamente el círculo aquí presente, y no sécómo se sale de él.

Pregunta: ¿Cómo es posible distingu ir  dVitfe  u topías aparentes y utopías auténticas, es depir, fantasmagorías? Por ejemplo, el problema de la eliminación

del poder o dominio: el problema es si esa eliminación del poder no ha ocurrido nunca hasta ahoraduraderamente a causa de la inmadurez de la sociedad o porque es, por así decirlo, biológicamente imposible.  Si alguien sostuviera esto último, ¿cómo se lepodría probar que se equivoca?

Marcase:  Si es demostrable que la supresión delpoder es biológicamente imposible, reconoceré: la idea

de la supresión del dominio es una utopía. No creoque se haya aducido hasta el día de hoy esa demostración. Lo que sí debe de ser probablemente imposible,  desde el punto de vista biológico, es salir adelante sin alguna forma de represión. Impuesta poruno mismo o impuesta por los demás. Pero  eso no  esexactamente lo mismo que el poder y el dominio.La teoría marxista... y ya antes de la teoría marxistase ha practicado la disti 'nción entre autorii^d rado-

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nal y poder . El pcxler del p i lo to en un avión, pore jemplo, es autoridad rac ional . Es imposible imagi

na r se una s i tuac ión en l a cua l lo s pa sa je ros d ic ten a lp i lo to lo que ha de hace r . También e l gua rd ia de l ac i rcu lac ión puede se r un e jemplo t íp ico de au tor idadrac iona l . Es ta s cosa s son , p robab lemente , nece s idadesbiológicasr pero e l poder pol í t ico , e l poder basado enexplotac ión, la opres ión, no es una neces idad biológica .

Pregunta:  S i le he en tend ido b ien , hay una g rand i s c repanc ia en t re e l a c tua l apara to de l poder y lo s

grupos que ya hoy repre sen tan e lementos de aque l l a sn ec es ida des es té tico-erótica s . Y de e llo ha bría qu epar t i r por e l momento . Otro pun to t ambién c i t ado porus ted e s l a impor tanc ia de vo lver a de te rminar l af u n c ió ^ d e l a a c t i v id a d s u b j e t i v a . U n t e r c e r p u n to ,lo que us ted d i jo de que ahora t ienen mayor importanc ia no só lo lo s e s tud ian te s , s ino t ambién lo s c íen-t í f i cos . Aquí se podr ía dec i r que ya en l a p re sen tes i tuac ión , en e l apara to de l poder e s t ab lec ido , en l a sindus t r i a s y en lo s l abora to r io s más ade lan tados , ya u n q u e e n fo rm a a l i e n a d a , s e p ro d u c e y a e s a t r a n s ic ión del t rabajo a l juego. Que en e l ámbito de la"happy con s c iou sne s s " h ay s i n duda momen to s lúd i -c o s :  bas t a pensa r en lo s juegos de p lan i f i c ac ión , o enc ie r ta s -^es iones s inec t iva s qu e son u n a forma de l a

fan ta s í a , de l a imaginac ión , l a cua l se pone a s í a l se r v ic io de l a s ex igenc ia s te cno lóg ica s . Teor ía de jue gos .  ¿Qué d i r í a u s ted de l a pos ib ihdad —por l a quese han in te re sado a lgunos teór icos f rance se s , como

iM a l le t— ^ . q u e p re c i s a m e n t e e s a fo rm a a l ie n a d a d e^t rans i c ión de l t r aba jo a l juego pueda conduc i r t am-• 'bién a que se manifieste en el proceso finalís t ico racio-' n a l de la p rodu c c ión misma , o sea , en los luga res dec i s i v o s d ^ ^ p a r a t o d e l p o d e r , a q u e l l a n e g a t i v a d e l a

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que ha hablado usted mismo?  ¿Qué valor da usteda  esa posibd^d?

Afóreme;  Contra  la  estimación de los técnicos porMallet he  de decir que ese gmpo se cuenta hoy pre-dsame&te entre los beneficiados mejor pagados ypremiados del sistema. Para que fuera posible esoque usted dice haría falta una transformación totalno sólo de la consciencia sino de la entera situación.Y en segundo lugar objeto que mientras ese gmpose contemple aislado, como potencial fuerza transfor

madora, no se llega más que a una revolución tecno-crática, o sea, a una transformación del capitalismotardío en un capitalismo tardío tecnocrático, y no,desde luego, a lo que entendemos por sociedad libre.

Pregunta:  Volvamos a l problema de un a n u evaantropología. Ya se ha preguntado, parcialmente almenos, si se trata de necesidades viejas o de necesida

des nuevas. Esto no es, probablemente, lo decisivo.Lo decisivo es si una necesidad como la necesidadde paz, que siempre ha sido una necesidad vital, sitiene que manifestarse como necesidad biológica, yluego tiene que repercutir consiguientemente en elproceso revolucionario, desde el punto de vista delobjetivo emancipador y los medios revolucionarios, yde un modo materialmente perceptible.. . la cuestión

es sí esa necesidad vital de paz se distingue de unanecesidad vital como, por ejemplo, la de cahnar elhambre, que tiene, por así decirlo, una estructuramás biológica, más material que la necesidad vital depaz. He de repetir, por lo tanto, la pregunta acercade esa trasposición material de tales necesidades deemancipación, que rebasan la vitalidad material iiune-diata, como lo hacen, por ejemplo, las necesidades defelicidad, paz, libertad. Pues me parece que si esas

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necesidades han de llegar a ser sensorialmente manifiestas y visibles en el proceso revolucionario, enton

ces han de introducirse de un modo u otro en la definición de la animalidad del hcHnbre, o sea, en lo queMarx ha ofrecido en sus escritos juveniles como definición de la ahenadón. Alienación es en esos escritosabstracdón del goce sensible. Los individuos estánalien ados del goce de su s propios produc tos, o- sea,de esa animalidad sensible,  como  dice Marx, de modoque la alienación de la animahdad sensible, esa abs

tra c dón de la a n imalidad sen sible, los retrotra e, por as ídecirlo, al estado de animales. Eso significa que laabstracción de la animalidad sensible es una bestiali-zadón de los hombres. Así, pues, ahora habría quemostrar —^y esto es para mí la   differentia specifica—cómo esas necesidades vitales de paz, libertad y felicidad, que a pesar de todo no son en sentido inmediato necesidades materiales, de la corporeidad, comodiré muy tangible y ontológicamente, cómo esas necesidades pueden trasponerse, materialmente. No lo hevisto claro todavía.

Marcase:  Yo diría que la necesidad de hbertad encuanto necesidad vital en sentido biológico no necesita trasposición material alguna, porque ya en esesentido es necesidad material. La necesidad de paz

se expresaría, por ejemplo, en el hecho de que no sepudiera ya movilizar hombres para el servicio militar.Esto no sería ya una trasposición material, sino quesería la misma necesidad de paz en cuanto necesidadmaterial. Y lo mismo ocurre con las demás necesidades que he indicado.

Pregunta:  Volvamos a la cuestión de la ruptura.

Esa ruptura de la que ha hablado usted presuponeuna resquebrajadura. Y esta resquebrajadura me pare-

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cierto modo un punto de inflexión en el desarrollodel sistema. Así, por ejemplo, si se impusiera la ter

minación de la guerra del Vietnam eso sería unaampliaciÓB  considerable de la resquebrajadura de lasociedad presente.

Pregunta: A  propósito de la problemática de lanueva antropología. Esa nueva antropología tiene yarepresen tan tes en el Tercer M u n do, jjor ejemplo, enel caso de Fanón, que ha escrito: "se trata de establecer en la tierra el hombre total"; o en el de Gue

vara, el cual ha dicho: "estamos construyendo elhombre del siglo xxi". Me gustaría preguntarle cómorelaciona usted su idea de la nueva antropología conesos dos testimonios.

Marcuse:  Yo no me había atrevido a decirlo, peropuesto que lo dice usted mismo, que parece saberbastante de ello, puedo formularlo ahora. Yo creo

efectivamente, aunque no lo he reconocido aquí, queesta nueva antropología se anuncia ya en algunas delas luchas de liberación del Tercer Mundo, e inclusoen algunos de los métodos de desarrollo aplicados enlos países del Tercer Mundo. Yo no habría citado aFanón ni a Guevara, sino una breve noticia que heleído en un informe acerca del Vietnam   y  que, comosoy un romántico absolutamente incorregible y senti

mental, me ha impresionado enormemente. Era uninfonne muy detallado en el cual se mostraba, entreotras cosas, que en los parques de Hanoi los bancosse hacen de la dimensión justa para que quepan dospersonas y  sólo dos  personas, de modo que cualquiercargante carezca ya de la mera posibilidad técnica deestorbar.

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EL PROBLEMA DE LA VIOLENCIA

EN LA OPOSICIÓN

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Ninguna oposición puede contemplarse hoy másque en el marco global; como fenómeno aislado está

falseada de antemano. Por eso me permitiré discutirhoy con ustedes dos problemas de la oposición enese marco, y particularmente con el ejemplo de losEstados Unidos. Como ustedes saben, considero laoposición estudiantil como uno de los factores decisivos del mundo de hoy, aunque desde luego que no,contra lo que se me ha atribuido, como una fuerza

inmediatamente revolucionaria; pero sí como uno delos factores más fuertes que acaso puedan convertirseun día en fuerza revolucionaria. Por eso una de lasprincipales exigencias de la estrategia en estos añosconsiste en establecer relaciones entre las oposicionesestudiantiles de los diversos países. Apenas hay relaciones entre la oposición estudiantil de los EstadosUnidos y la de aquí, y ni siquiera existe una orga

nización central eficaz de la oposición estudiantil enlos Estados Un idos. Hemos de traba jar en el establecimiento de tales relaciones, y el que hoy ilustre el temade esta intervención sobre todo con el ejemplo delos Estados Unidos se debe a la intención de ir preparando esas relaciones. La oposición estudiantil es ellamisma parte de una oposición mayor que se llama engeneral Nueva Izquierda,  the neto left.

Tengo que empezar por exponerles, esquemática-

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aente al  menos, lo que diferencia la Nueva Izquierdade  k Vieja  Izquierda. Por de pronto, y con excep-

dón de algimos pequeños grupos, la Nueva Izquierdano es manrista ortodoxa ni socialista. Se caracteriza,al contrario, por una profunda desconfianza respectode toda ideok>gía, incluida la socialista, por la quese creen en cierto modo traicionados y de la que están decepcionados. Además, la Nueva Izquierda nose fija en modo alguno —^también con la excepciónde pequeños grupos— en la dase trabajadora como

clase revolu ciona ria. N o se pu ede definir desde el pu n to de vista de dase. La Nueva Izquierda consta deintelectuales, grupos del movimiento por los derechosciviles, grupos de la juventud, particularmente elementos radicales de ésta que, a primera vista, no resultanen absoluto políticos, como los llamados   hippies,  delos que volveré a hablar. Y, cosa muy interesante, este

movimiento no tiene como portavoces políticos propiamente didios, sino poetas y escritores. Me limitaré acitar a Alien Ginsberg, que tiene gran influencia enla Nueva Izquierda americana.

Si consideran ese breve esbozo, reconocerán quela situadón es casi una pesadilla para "paleo-marxis-t a s" ;  aquí se encuentran con una oposidón que notiene nada que ver con la "fuerza revolucionaria clá

sica" del marxismo; pero es una pesadilla que corresponde a la realidad. Creo que esta consteladón tanpoco ortodoxa de la oposición es un fiel reflejo de lasociedad autoritario-democrática del éxito y el rendimiento, la   one-dimensional-society qu e he inten tadodescribir, cuyo rasgo capital es la integración de laclase dominada en un terreno muy real, muy material,

a saber, en el terreno de las necesidades dirigidas ysatisfechas, las cuales reproducen, por su parte, el

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capitalismo monopolista. El resultado de esta constelación es: no hay necesidad subjetiva de'una trans

formación radical cuya necesidad objetiva es cada vezmás aguda.En estas circunstancias la oposición se  amceatxz

cada vez más en los marginales situados en el marcode lo existente. Más me gustaría decir que se vuelvea concentrar en los marginales situados en el marcode lo existente, a saber,  y en  primer lugar, los infra-privilegiados, cuyas necesidades vitales no puede ni

quiere satisfacer el muy desarrollado capitalismo tardío.  En segundo lugar, la oposición se concentra en elpolo opuesto de la sociedad, entre los privilegiadoscuya consciencia y cuyos instintos quiebran la dirección social o consiguen sustraerse a ella. Me refieroa las capas de la sociedad que gracias a su posición ysu educación tienen acceso a los hechos y a la cone

xión de conjunto de los hechos. Son capas que poseenaún un saber y una consciencia de la contradicciónque constantemente se agudiza y del precio que lallamada sociedad opulenta hace pagar a sus víctimas.

Hay, pues, oposición en esos dos polos extremosde la sociedad; me gustaría describirlos brevemente.Primero: los infraprivilegiados. En los Estados Unidosse trata principalmente de las minorías nacionales   y

raciales, que políticamente están generalmente sinorganizar y, además, son antagónicas entre sí; porejemplo, en las grandes ciudades hay conflictos gravesentre los negros y los portorriqueños. Hay que considerar, en particular, como perjudicados a los gruposque no ocupan ningún lugar decisivo en la producción y que —con conceptos de la teoría marxiana—ya por ese mismo hecho difícilmente se pueden considerar sin más como una fuerza revolucionaria. Pero

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en el marco global los infraprivilegiados, que  sopot-tan todo el peso del sistema, son realmente la base

de masas del movimiento de liberación contra el neo-colonialismo en el Tercer M u n do. N o hay, desde lu ego,vinculación alguna —o no hay todavía ninguna vinculación eficaz— entre las minorías raciales y naci(Hudesde las metrópolis de la sociedad capitalista y lasmasas que en el mundo neocolonial se encuentran yaen lucha contra esa sociedad. Tal vez sea ya posiblellamar a esas masas nuevo proletariado, y «ano tal

constituyen hoy en mi opinión el mayor peligro parael sistema mundial del capitalismo occidental. En quémedida hay que contar aún, o de nuevo, en Europaentre esos grupos de infraprivilegiados también a laclase trabajadora es un problema que tenemos quediscutir por sí mismo. No puedo hacerlo ahora, en elmarco de lo qu e hoy me h e propues to decir. M e ba stará con llamar la atención acerca de la decisiva diferencia que existe en este punto: lo que podemos decirde la clase obrera de América, a saber, que en sugran mayoría está integrada en el sistema y no sientela necesidad de una transformación radical, no puede decir ya probablemente, todavía no, de la claseobrera europea.

El segundo grupo que se encuentra en oposición

contra el sistema del capitalismo tardío se puede dividir también útilmente en dos subsecciones: primero,  lo que se llama la nueva clase trabajadora, queconsta de técnicos, ingenieros, especialistas, científicos,  etc., ocupados en el proceso material de la producción, aunque en una posición especial. Sobre labase de su posición clave, ese grupo parece representar objetivamente el núcleo real de una fuerzatransformadora; pero al mismo tiempo es por el mo-

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mentó el niño mimado del sistema existente, y  desdeel punto de vista de la consciencia está sometido a él.

Por lo tanto, la expresión 'nueva clase obrera' es, porlo menos, prematura.En segundo lugar, la oposición estudiantil,  que es

casi la única de la que hablaré hoy, pero en su sentidomás amplio, o sea, incluyendo a los llamados   drop-outs.^  En este punto hay que recoger una diferenciaimportante entre la oposición estudiantil americana yla alemana, en la medida en que puedo estimar ésta.

Muchos de los estudiantes americanos que se encuentran en oposición activa dejan de ser estudiantes   y  sededican a la oposición, por asi decirlo, como a un empleo de tiempo entero. Querría plantear la preguntasiguiente: ¿Contra qué se orienta esa oposición estudiantil? Hay que tomar muy en serio esa pregunta,pues se trata de la oposición a una sociedad democráti

ca que funciona bien, que, normalmente al menos,no opera con el terror. Y es una oposición —esto lotenemos completamente en claro en los Estados Unidos—   contra la mayoría - de la poblac ión , in cluidala clase obrera. Es una oposición a toda la llamadaway of Ufe de este sistema , u n a oposición con tra laomnipresente presión del sistema, que con su productividad represiva y destructiva lo degrada todo a la

condición de mercancía de un modo más inhumanocada vez; todo es mercancía cuyas compra y ventaconstituyen el sostenimiento y el contenido de la vida;y es una oposición contra el terror ejercido fuera de lasmetrópolis. Esta oposición al sistema como tal no sedesencadenó hasta el movimiento de los derechos civi-

• Estu dian tes que in terrum pen los es tudios y qu edan fuerade l a un ive r s idad . (N .  del T.)

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les  y, luego, la gaena del Vietnam.  La base de esaoposición   fue obra del  movimiento  de  los derechos

civiles, por el cual,  por  ^emplo, llegaron al sur estudiantes del norte para ayudar a registrar a los negrosen las listas electorales. Entonces vieron por vez primera el aspecto real de este sistema democrático ylibre allá abajo en el sur, cómo es la práctica delsheriff allí donde el asesinato y el linchamiento denegros no se castigan, aunque se sabe perfectamentequiénes son los autores. Todo eso tuvo un  efecto traumático y provocó la activización política de los estudiantes y los intelectuales en general en los EstadosUnidos. Luego esta oposición se ha reforzado por laguerra del Vietnam. Para los estudiantes, la guerradel Vietnam ha sido la primera revelación de la esencia de la sociedad existente, de su intrínseca necesidadde expansión y agresión, de la brutalidad de la libre

concurrencia en el marco internacional. Desgraciadamente no tengo ahora tiempo para discutir la cuestiónde si la guerra del Vietnam es una guerra imperialista. Me limitaré a una breve observación: si, en sentido tradicional, se entiende por imperialismo que, enel caso concreto, los Estados Unidos luchan por inversiones, la guerra del Vietnam no es una guerra impe

rialista, aunque tal vez ya hoy hasta ese mismo concepto estrecho de imperialismo vuelva a estar de agu daactualidad. En el número de  Newsweek  del 7 dejulio de este año podrán ustedes leer, por ejemplo,que las operaciones comerciales en Vietnam constituyen ya un negocio de 20 millones de dólares. Una minucia en comparación con el volumen total del pro

ducto social americano, pero en realidad más valeeso que nada para los interesados. Se trata de aplicar

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un concepto de imperialismo nuevamente definido,sobre el cual no vamos a especular p<Ht[ue incluso

portavoces destacados del gobierno americano hanllegado a decirlo ellos mismos. En Vietnam se tratade no dejar caer bajo control comunista una de laszonas estratégica y económicamente más importantesdel mundo. Se trata de una lucha decisiva omtratodos los intentos de hberación nadocal en todas laspartes del mundo, lucha decisiva en el sentido de queun triunfo de la lucha hberadora vietnamita podría dar

la señal de una activización de esas luchas de liberación en otros continentes, acaso mucho más cercade las metrópolis y en zonas en las que positivamentehay gigantescas inversiones. En este sentido el Vietnam no es en modo alguno un acontecimiento depolítica exterior, sino una necesidad esencial del sistema; pero también es un punto de inflexión en el

desarrollo del sistema, y acaso el comienzo del fin.Pues aquí se ha puesto de manifiesto que el cuerpohumano y la voluntad humana pueden tener en jaquecon armas mínimas al sistema de destrucción máseficaz de todos los tiempos. Y esto es una novedad his-tórico-universal.

Una breve indicación acerca de las perspectivas

de la oposición. Para empezar, permítanme destruir denuevo la falsedad de que yo creo que la oposiciónintelectual es ya en sí misma una fuerza revolucionaria, o que los   hippies  son los herederos del proletariado. Yo creo que hoy día ni siquiera los frentesnacionales de liberación de los países atrasados sonuna amenaza revolucionaria real para el sistema delcapitalismo tardío. Todas las fuerzas de oposiciónactúan hoy en el sentido de la preparación, y sólo

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preparación —pero preparación necesaria— para unaposible crisis del sistema. A esas crisis contribuyen los

frentes de liberación nacional, no sólo en cuanto enemigos militares, sino también como factores de reducción del margen económico y político del sistema.También la clase obrera se puede radicalizar políticamente, y tal vez lo sea, para la preparación, parala eventualidad de una tal crisis.

Pero no hemos de ignorar que en esta situación

aún sigue del todo abierta la cuestión de si la radica-lización política ocurre hacia la derecha o hacia laizquierda. El peligro agudo de fascismo o de neofascismo —el fascismo es siempre esencialmente unmovimiento de las derechas— no ha sido superadoen modo alguno.

Para terminar: he hablado de una posible crisis,

de la eventualidad de una crisis del sistema. Las fuerzas que contribuyen a una crisis así tienen que serpa rticu larmen te disc u tidas , como es obvio. Yo creo qu eesa crisis se tiene que entender como la confluenciade tendencias subjetivas y objetivas muy heterogéneas,de naturaleza econónúca, política y moral, igual enel Este que en el Oeste. Esas fuerzas no están aúnorganizadas solidariamente. Carecen de base de masas en los países desarrollados del capitalismo tardío,y en estas circunstancias me parece deber de la oposición el empezar por la tarea de liberar la conscien-c ia fuera de nuestro propio agiente.

Pues en realidad está en juego la vida de todos, yhoy somos todos nosotros, realmente, lo que Veblenllamó "underlying population", o sea, población sojuz-jada. Despertar la consciencia de la horrorosa política

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de un s i s t ema cuyo pode r y c uya p re s ión a umen t ancon Id amenaza de des t rucc ión to ta l ; un s i s tema que

u t i l iz a l a s fue rza s p roduc t iva s de que d i spone paraexplotar y oprimir; un s i s tema que para proteger sua b u n d a n c i a e q u ip a e l m u n d o l l a m a d o h b re c o n d i c t adura s mi l i t a re s y po l i c í aca s . De n ingún modo sepuede jus t i f icar es ta pol í t ica con e l to ta l i ta r i smo quese da en e l o tro lado. Sin duda es pos ible y obl igadodecir muchas cosas contra ese otro to ta l i ta r i smo. Pero

no es expans ionis ta n i agres ivo, y es tá impues to todavíapor la escasez y la pobreza; eso, de todos modos, noquie re dec i r que no haya que combat i r lo , pe ro desdela izquierda .

La l ibe rac ión de l a consc ienc ia , tema de l que aca bo de hablar , s ignif ica empero a lgo más que discus ión.Significa de hecho, y ha de s ignificar en Ja s i tuación

a lcanzada , mos t ra r que en e s te pun to conf luye e lhombre en te ro y a nunc i a s u vo lun t ad de v id a . Su vo lun tad de v ida , o sea , s u vo lun tad de v iv i r en paz .Y s i nos pe r jud ica rá e l hacemos i lu s iones , no e s menosperjudic ia l , s ino acaso más , e l predicar e l derrot ismoy e l quie t i smo, que sólo pueden favorecer a l s i s tema.E l he cho e s que no s e n f ren t amos con un s i s t ema quedesde e l comienzo del período fasc is ta y aún hoy porsus a c to s desau tor iza l a idea misma de progre so h i s tó r i co . Un s i s tema cuyas con t rad icc iones in te rna s semani f ie s t an cons tan temente renovadas en c r i s i s inhumanas e innecesarias».v5^fflftya creciente productividadeí crec iente des trucc ión y crec iente despi lfarro . Yoc ieu que un s i s tema a s í no puede se r inmune a todo .Yí hov se defiende contra la oposición, contra la opo-í i : ió n ' de la in te l igenc ia en todos los r in con es del

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mundo. Y aunque no veamos que esa oposición sirvapara nada, hemos de seguir oponiéndonos, si aún que-

T aos  trabajar y ser felices c<Hno seres humanos. Puesya no k) podemos en alianza con el sistema.^

1.  El texto de la conferencia es abreviado; se le ha sustraídola exposición de Marcuse acerca de las formas de manifestación.

Cfr.  Das Argumetú,  n.° 45, año 1967, que publica íntegra laconferencia. (Nota de los editores Kumitzky y Kuhn.)

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DISCUSIÓN ACERCA DE

fEL FINAL DE LA UTOPIA»

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Pregunta:  Respecto del Tercer M u n do. En tre losvarios grupos de oposición que ha descrito ve usted

en el proletariado de l Tercer M u n do la fuerza deoposición más poderosa, capaz de resquebrajar elsistema imperialista. A mí me parece seguir viendoun corte en su teoría, corte que se refiere exclusivamen te a la relac ión con el Tercer M u n do. Si se empieza por suponer que el Tercer Mimdo es la fuerzarevolucionaria más importante en el sistema global delimperialismo, entonces hay que incluir esa fuerza enla teoría; pero yo no veo que eso ocurra en su teoría.En   One-dimensional Man  ha escrito usted explícitamente que su teoría adolece de un vacío, precisamenteporque no cuenta con la vinculación dialéctica entre teoría y práctica. Creo que la contradicción entrela teoría y la práctica no se pu ede ^Superar más qu edeterminando una jerarquía en la problemática de la

lucha en el Tercer Mundo, No basta con decir quela oposición estu dian til de^ las metrópolis represen tauna fuerza, para afirmar a continuación que esa oposición es impotente porque no dispone de una basede masas. Esta oposición ha de indicar explícitamentesu base ,de masas en la práctica que se desarrolla enel Tercer M u n do.

Marcuse:  La ins erción se ha produc ido ya en larealidad objetiva. Yo parto del concepto de que en

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la s itua ción ac tual n o hay ya nin gu n a exterioridad c ompleta respecto del capitalismo y que hasta los sistemas

socialistas y comunistas se encuentran hoy enlazadosa vida o muerte con el capitalismo en un sistema mundial. Por eso no se puede hablar de exterioridad alcapitalismo sino en un sentido muy relativo. La fundón de los movimientos nacionales de liberación delTercer Mundo no es por sí misma una función revolucionaría lo suficientemente fuerte como para derribar el capitalismo tardío en cuanto sistema. Una fuer

za revolucionaria de esa potencia no se puede esperarsino de una confluencia de fuerzas transformadoraspresentes en los centros del capitalismo tardío conotras del Tercer M un do. Produc ir esa fuerza es enrealidad una de las tareas más difíciles. Desde luegoque es fácil decir que la oposición de la intelectualidad ha de tener su base de masas en los frentes nacion ales de liberac ión de los países del Tercer M u n do.Pero el modo de establecer esa vinculación constituyeun problema que aún hay que empezar por plantear.Las dificultades que obstaculizan esa tarea son gigantescas. Aparte de la dificultad de la distancia, la de lalengua, por ejemplo, la diferencia total entre las cultura s ,  etc. Todo eso significa elementos nuevos de lateoría y de la práctica que hay que considerar.

De manera general, sólo veo posibilidad de unafuerza revolucionaria efectiva en la coincidencia delo qu e ocu rre en el Tercer M u n do con las fuerzasexplosivas que se encuentran en los centros del mundomás desarrollado.

Pregunta:  La oposición estudiantil tiene que enfrentarse con dos reproches, uno procedente de la

derecha y otro procedente de la izquierda. El queprocede de la derecha dice: la oposición estudiantil

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no está sodalmente integrada e intenta cargar a lasociedad las frustraciones debidas a ese estado. En lasúltimas semanas, las discusiones en el  Kurfürstendammresultaban a veces r idiculas cuando los estudiantesintentaban exphcar a los empleados y obreros lo negativo de su s itu ac ión ; el obrero con testaba : "N o loentiendo; a mí me va muy bien". Intente usted explicar a un obrero, en América precisamente, en qué leafecta a él lo del Vietnam, a un obrero que ganadinero porque en Vietnam hay guerra. ¿A qué clavo

se asirá, pues, la oposición estudiantil? Al TercerMundo. Basamos nuestra protesta y nuestras emociones en el hecho de que allí están quemando a sereshumanos. Pero a mí me parece inadmisible esto deargumentar sobre una base hiunanitaria , cuando elterror mismo ha nacido del humanismo.

Marcuse: M e parece un a argumentación sumamen

te peligrosa decir que hoy no se puede actuar conargumentos humanitarios. A este propósito me gustaríadirigir una pregunta a todos ustedes. Si de verdadelimino radicalmente los argumentos humanitarios,¿sobre qué base podré trabajar contra el sistema delcapitalismo tardío? Si actúa usted exclusivamente enel marco de la racionalidad y elimina, desde el primermomento, los conceptos históricamente trascendentes,

o sea, las negaciones del sistema —pues el sistema noes humano, y las ideas humanitarias son parte de lanegación del sistema—, si elimina usted eso, acabarápor encontrarse siempre en la situación consistente enno poder contestar la pregunta que constantemente sele en frenta rá: ¿Qué tiene en realidad de ma lo este sistema que amplía sin cesar la riqueza social, de talmodo que capas de la población que antes vivían engran pobreza y miseria hoy poseen automóvil, televisor

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y su pequen» villa en barrio residencial? ¿Qué cosabm nuda t i«ie este sistema como para que nos atre

vamos a predicar el riesgo gigantesco de su subversión? Si se cwitenta con lo que decíamos, si eliminaósted todos los demás elementos, no irá más Ulá deesta pregunta. Hemos de volver a ajwender de unavez lo que b«nos olvidado bajo él fasdsmo y lo queustedes, que nacieron después del primer período fascista, no han conseguido llevar aún plenamente aconsdencia, a saber: que los argumentos humanitarios

y morales no  S<MI  mora falsa ideología, sino que pueden convertirse y tienen que convertirse en fuerzassociales centrales. Si los excluimos desde el principiode nuestra argumentación, nos empobrecemos de immodo que nos desarma frente a los enérgicos argumentos de los defensores de lo existente.

Pregunta:  En el caso de que la oposición consi

guiera, en los Estados Unidos, éxito contra el poderhoy dmninante, ¿cómo imiagina usted el trabajo constructivo de la oposición, que entonces dejaría de seroposición y se convertiría en portadora del poder delestado?

Marcase:  Me pregunta usted que cómo me imagino en las circunstancias dadas la construcción de unasociedad libre. Para contestar a esa pregunta harían

falta horas enteras. Me limitaré a un punto: no podemos suponer que éi éxito de la oposición estudiantilllevara la situación a un estadio en el cual nos pudiéramos ya proponer la tarea de la construcción de imasociedad libre. Si la oposición estudiantil sigue aislada,si no consigue salir de su círculo, si no consigue movilizar capas que por su posición en el proceso social de

la produ cc ión van a ten er u n p a pel decisivo en la tra n sformación, entonces la oposición estudiantil no podrá

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desempeñar más que una función de acompañamiento.Es posible considerar la oposición estudiantil como

núcleo de una transformación; pero es que, precisamente, si me quedo con el núcleo solo no consigo latransfwmación. La oposición estudiantil tiene todaslas posibilidades de salir del estrecho marco en quetodavía hoy se encuentra y volver a hacer de la intelectualidad, de la "intelectualidad burguesa", un títulode honOT en vez de vm insulto. Pero eso significaríasalir tan enérgicamente, o ampliar tanto el marco, que

llegara a incluir fuerzas capaces de trabajar en latransformación desde el otro lado, material e intelec-tuahnente.

Intentaré concretar. Lamento haber entendido lacuestión más bien en el sentido del poder del pensamiento positivo, porque yo sigo creyendo en el poderde lo negativo, y pensando que siempre hay tiempo

para llegar a lo positivo.En mi conferencia he esbozado lo que puedenhacer los estudiantes. A saber: por de pronto, aclarara los que plantean esta pregunta que en realidad esdel todo imposible plantearla todavía. O sea, quetodavía no saben qué es lo falso y lo horrible de lasociedad en la que viven, sino que aún tienen queinstruirse sobre eUo. Los pasos siguientes son muy

diversos, según que se encuentren en una sociedado en un ambiente con inia "democracia" como la delos Estados Unidos o un ambiente con una "democracia" como la de Berlín. Los pasos primeros seríanmuy distintos en esos dos casos. En los Estados Unidos,  por ejemplo, yo consideraría hoy constructivo,como un éjdto de la oposición, el que la guerra delVietna m termin ara con la evacu ac ión de las tropas n orteamericanas. La cosa no tiene ningima relación direc-

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ta  c(m la construc ción de  una  sociedad socialista, peroes .  de tt)dos modos, u n gigan tesco pa so con struc tivo ypositivo. Y así se puede ir trabajando de una cosa aotra.  Hoy día, si dicen ustedes a alguien en los Estados  Unidos  que lo que quieren es el socialismo, lae9q>ropiación de la pn^iedad privada de los mediosde producción y el control colectivo, la gente lesvolverá la espalda. Desde luego que eso no quieredecir que la idea del socialismo sea falsa; al contrario.Pero significa que no hemos conseguido en absoluto

despertar la conscienda del contenido de esa idea,consdencia de que su realización es necesaria si noqueremos sucumbir todos.

Pregunta:  Los problemas empiezan propiamente alterminar su conferencia: en la cuestión final de si hayalguna perspectiva de realización de lo que deseamos.Ha dicho usted al final, que a pesar de ello hemos deseguir luchando si es que queremos trabajar y ser felices como seres humanos. En este sistema no podemoshacerlo ni serlo. Estoy completamente de acuerdo conel análisis de usted; pero no veo las posibilidades derealización, si se tiene en cuenta, por una parte, queen los países industrializados la masa de los obrerosy de la población trabajadora no tiene necesidad alguna, de modo que hay que empezar por despertar la

necesidad, y, por otra parte, que esta sociedad no selimitará a contemplar el peligro cuando de verdadse vea amenazada en su existencia; la consecuenciade ello sería una represión aún más total y violenta.

Ha utilizado usted la palabra 'quietismo', y tengola impresión de que en relación con este tema suensayo acerca de la tolerancia represiva se ha interpretado un tanto erróneamente, como si usted afirmara que toda tolerancia es represiva. Compruebo

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aquí que ciertas opiniones situadas incluso en el terreno de los análisis de usted no consiguen ser escucha

das en serio y se silencian "inmediatamente a gritos,con sólo que expresen dudas o reservas sobre sus conclusiones. La cosa me parece preocupante. No sé sies lícito despachar esas reservas llamándolas quietismo,  como hacen muchos aquí, y como usted sin dudano hace. Lo pregunto. También es posible que unose facilite demas iado las cosas a l no oírse directamen tealguna otra posición, también crítica, pero diferente,

como la que acaso pudiera representar Habermas.Me gustaría que fuera así. Yo veo el problema en loqu e viene después del an álisis, o sea, en lo que hay qu ehacer.

Marcuse: Por lo que ha c e a la realizac ión : diceusted que no ve cómo se puede derribar un sistemade esta cohesión y esta fuerza, puesto que a la menoramenaza opondrá toda su fuerza. Si así fuera, entonces éste sería el primer sistema social eterno de lahistoria. Yo creo, en cambio, que sus grietas son yahoy considerables. Están, por de pronto, las contradicciones internas del sistema, más intensas que enninguna otra época:

1.  La contradicción entre la gigantesca riqueza so

cial , por un lado, y su aplicación r^resiva ydestructiva, por otro.2.  La tendencia a la automatización, que se impo

ne al capitalismo, si éste quiere mantener laacumulación ampliada. La automatización tiende a suprimir aplicación de fuerza de trabajofísico en el proceso de producción, y es por lotanto,  como ya lo vio Marx, incompatible a lalarga con el mantenimiento del capitalismo.

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ff0   hay motivo alguno p^n creer en la inmunidaddel siStrana.

Espero que no haya en mi ensayo sobre la tolerancia n»d* 4"^ permita creer que la rechazo en todocaso.  Este rechazo me parece un absurdo tan estúpido que no puedo entender cómo se puede llegar ainterpretaciones así. Lo que yo quería decir, y hedicho, es que hay movimientos, igual en la propaganda que en la acción, de los que se puede prever,con la mayor seguridad, que conducirán a im refuerzode la represión y de la destrucción. Y que esos movimientos no se deben tolerar en el marco de la democracia. Ejemplo clásico; si en la república de Weimarno se hubiera tolerado el movimiento nazi una vezque quedó revelado su carácter —cosa que ocurriómuy pronto—, si el movimiento nazi no hubiera gozado de las bendiciones de aquella democracia, no

habríamos tenido probablemente ni los horrores de lasegun da guerra mu n dial n i algun os otros horrores más.Es perfectamente posible un criterio que permita decir: tales movimientos no se pueden tolerar si es queimporta realmente el mejoramiento y la pacificaciónde la vida Rumana. Convertir eso en la tesis de queyo he dicho que la tolerancia en sí misma es mala

me resulta francamente incomprensible.Acerca de la segunda cuestión: Nos encontramoshoy ante el problema de que la transformación esobjetivamente necesaria, pero que precisamente lascapas clásicamente definidas como agentes de la transformación no sienten la necesidad de la misma. Hayque empezar por suprimir los mecanismos que ahogan esa necesidad subjetiva, pero esto presupone a suvez la necesidad subjetiva de eliminar esos mecanis-

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mos.  Es ésta una dialécti(» de la que no encuentrosalida.

Pregunta:  En esta Universidad no se ha reducidoa nadie al silencio. O sólo conozco el caso del embajador del Vietnam del Sur, pero ni siquiera entoncesdejó de producirse una discusión discreta.

Nos ha expuesto usted muy claramente la integración de la dase trabajadora americana, el proceso dedesarrollo de las fuerzas productivas y de la transformación de la clase obrera en la situación y el desa-

rroüo en c uestión. En ese pun to hizo u sted u n a alusióna que tal vez subsista en Europa la posibilidad de quedeterminadas capas, o acaso una clase en su totalidad, tengan una función mayor en el proceso deampliación de esta oposición en su fase preparatoria.¿Piensa usted que en Europa, por el proceso de desarrollo desigual del capital, quedan fenómenos ana

crónicos, o que es posible vitalizar elementos capacesde presentar la clase obrera, como clase, en el proceso de extensión de nuestra oposición? ¿O bien es laobservación un mero modesto consuelo para Europa,sin mayor importancia en el contexto teorético? Pordecirlo con más precisión: ¿Puede producirse aún, enel estadio actual de las fuerzas productivas tambiénen Eur<^a, en esta situación de destrucción siste

mática, funcional y física, de capital, una nueva reactivación de la c lase obrera como clase, o no nos en a m -tramos más bien en un proceso de desarrollo históricoen el cual se presenta al orden del día no ya la revolución proletaria, sino la revolución humana? De serasí,  hemos de contemplar como potencialmente revolucionaria la totalidad de todos los hombres que vivenen las metrópolis; el proceso de desarrollo de lasfuerzas productivas habría producido una desfuncio-

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nalizadón de la-dase capitalista , una delegación delas fundcHies del capital en manos de no-capitalistas;con esto la contraposición entre el capital y el trabajo asalariado níWlmía ya la contraposición entre claseproletaria y clase capitalista, sino la contraposiciónque ha descrito Marx en la   Miseria de la filosofía, lacontraposición entre fuerza de trabajo viva y fuerzaproductiva ajena e independizada, sustraída al controlde los hcanbres y que hemos de reconquistar, quehemos de apropiamos universalmente; y el carácter de

la futura revolución no podría ser ya un carácterproletario  pars pro tato,  sino el de una revoluciónhumana como revolución total contra el sistema.

Marcuse: M ientras qu e la tradición política de laclase obrera europea parece aún muy intensa, al menos en algunos países, en América, donde tambiénhabía existido, está hoy apagada.

Pero prescindiendo de ese vago concepto de tradición política, la respuesta a su pregunta depende deotra cuestión, a saber, de si las tendencias que hoydominan ya en América llegarán a dominar tambiénen Europa, hasta que se apaguen también en ésta lascon tratendencias qu e podría n n u trirse de la- tradiciónpolítica de la clase obrera eiuropea. Esto depende delmomento en que empiece la activación, la activación

política. Si no se produce antes del final de la americanización, entonces lo más probable es que tampocoen Europa se tenga una función revolucionaria de laclase obrera en cuanto clase. Si se produce en unasituación en la cual la tendencia no haya llegado aún aimponerse y en la que los muy diversos estadios evolutivos del capitalismo europeo sigan diferenciándoseclaramente del capitalismo americano, entonces lasposibilidades serán mayores. ¿Seguirá la economía

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europea, la econcMnía capitalista europea, exactamentelas tendencias de la americana? ¿Seguirá progresando

la penetración económica americajia en Europa, o serádetenida en algún momento?  ' •(s* 'Pregunta:  Querría partir de la opinión, que com

parto,  de que la oposición estudiantil, en su formaactual, no se puede entender sino como preparaciónde algo que aún no podemos formular muy concretamente. Pero de todos modos me parece que su exposición ha indicado un camino en la dirección en la

cual esta oposición puede ser una preparación: setrata de lo que usted ha llamado, de un modo —^justif icadamente—  vago,  la eventualidad de una gran crisisdel sistema capitalista. Usted ha calificado a esa posibilidad de esperanza y de temor, porque a la vista deesa crisis no se puede negar la posibilidad de que lacapa dominada (la clase obrera) se vuelva a politizar

por segunda vez, más hacia la derecha, o sea, conformas fascistas, que hacia la izquierda, en sentidosocialista. Ésta es la cuestión más urgente. La posibilidad de una movilización fascista de masas es unargumento del mayor peso estratégico, y muy utilizado por los que nos exhortan a no avanzar temerariamente, porque, dicen, nunca se puede saber si nose producirá una movilización de masas derechistas.

Yo no creo en ima movilización de masas derechistas en las metrópolis. En la Alemania de 1933, hizofalta para esa movilización una crisis económica inesperada, probablemente, y de dimensiones antes nuncaconocidas, una crisis cuya profundidad y cuyo pesoafectaban, además, a una sociedad todavía no tanhomogeneizada como la de hoy, en la que aún había

restos sociológicamente describibles de la época feudaly del capitalismo concurrencia , por lo que el estable-

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dmiento  de la burguesía, tanto política cuanto eco-námicamente, era aún nfúcho más irregular y atípico.Hoy nos eacontramos en una sociedad relativamentehomogeneizada, también en Alemania, no sólo en

No veo ninguna verdadera  perspecWiple  crisis;la autOToatización no me parece indicar esa perspectiva; pues tras los 30 años de keynesianismo quehemos vivido, el cual ha permitido resolver en ciertomodo, y por vez primera, la rebelión objetiva de las

fuerzas productivas contra las relaciones de producción —^aunque haya sido al precio de un cierto descenso del tipo de crecimiento—; y tras lo que yaestamos empezando a experimentar subjetivamente,la nueva adaptación de la ciencia en su personificación humana, como fuerza productiva, como inteligencia y capacidad, haciéndose acrítica al sistema;

tras todo eso y a la vista de todo eso me parece queel problema de la aut(»natización va a ser resolublepara nuestros amigos capitalistas; a menos que en latesis en cuestión, tal como usted la presenta, haya aúnun poco de la teoría clásica del imperialismo, segúnla cual las posibilidades de utilización del capitaldependen decisivamente de que ese capital acumulado

se u tilice en el Tercer M u n do. Pero esta teoría esdiscutible, y las esperanzas basadas en ella son, porlo tanto, problemáticas.

Por una parte, pues, no va a,|ljaber crisis; por otraparte, tal vez sea irreal el miedd a la movilización deuna base de masas de derecha en las metrópolis, porque la población preparada contra nosotros no inter

venga aún. ¿No serán las instituciones el enemigo?Las fuerzas humanas de la sociedad que hay que

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movilizar... ¿no serán fuerzas que tendencialmentenos pertenecen, a nosotros y lio al otro lado?

Marcuse:  Tendencialmente son todos nuestros.Pero ¿podemos hacer de esa tendencia algo en acto?El nuevo fa^ftoo, si realmente llega, será muy diferente del^pi^: la historia no se repite con tanta facilidad. Al hablar de fascistización entiendo, pensando,por ejemplo, en América, que la fuerza de los quequieren eliminar lo que aún queda en cuanto a derechos y libertades civiles y políticas aumente de tal

modo que el Congreso pueda promulgar una legislación represiva de gran eficacia. O sea: la base de masas para el proceso de fascistización no tiene por quéconsistir en que tras una crisis económica las masasse echen a la calle y practiquen una violencia fascista;también puede consistir en que las masas apoyen cadavez más activamente una tendencia que va socavandoel ámbito de juego que aún queda en la democracia,limitándolo y debilitando así progresivamente a laoposición.

Se me reprocha siempre un atroz pesimismo; hede decir que tras haberle oído a usted, tengo la impresión de ser un optimista indecedente, que ha abandonado hace mucho tiempo 1íl  suelo de la realidad. Perorepito que no consigo imaginarme un sistema capi

talista tan perfecto que dure eternamente. Las objeciones que ha suscitado usted contra mi estimacióndel problema de la automatización son acertadas, si setoma la tendencia   J^ÍA  «.ut^pati^cióa aislada de lasdemás tendencias sbcMe^quelBacen de ella una fuerzatransformadora: por ejemplo, otra vez y para empezar,la ilustración de la consciencia; en segundo lugar, la

ilustración, particularmente, de "la nueva clase obrera", o sea, de los técnicos, ingenieros, científicos, etc.;

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en tercer lugar, la descomposidón psíquico-moral (unode los motivos por los cuales creo que la moral ha

dejado de ser hace tienq» ideología mera); y en cuarto lugar, algo de lo que esta tarde no hemos habladoaún, a saber, que hay un segundo mundo, hoy compuesto por el bloque soviético, que entrará en concurrencia económica cada vez más intensa con el capitalismo. Todas esas fuerzas hay que estudiar.

Pregunta: ¿N o hemos de in ten tar hoy día con cretar en algo la negadón de lo existente? En Berlín

hemos tropezado varias veces ya con este problema.Habennas y los representantes sindicales nos han objetado repetidamente: Fjropiamente vosotros tenéis algoque perder si se destruye el sistona.

¿No tiene, empero, fundón real alguna la construcción concreta de lo otro, del otro sistema? Y si nola tiene, ¿no corremos el peligro de seguir siendo

siempre minoría, oposidón, discriminada  cxmío  tal?¿Cuál es en realidad la función, no de las clasesobreras , s ino del campo qu e aspira a la tran sfon n adónuniversal socialista? Si no lo sabemos —cosa que meparece desprenderse de toda su eicposidón—, ¿cuántatolerancia hemos de tributar a los reformistas, a losrevisionistas, a los que en Alemania se reprocha suactitud socialdemócrata? ¿Tienen alguna función posi

tiva en el marco de la tran^^ipnacíón de la que hahablado usted?

Marcuse: Contesto a la c uestión de la a lterna tivaconcreta. No me atrevo a decir nada acerca de cómopodrían ustedes formularla en Berlín, porque conozcoel ambiente demasiado poco. Mis estudiantes y yomismo, si la pregunta se nos hidera en América, con

testaríamos: se crea una alternativa concreta produ-dendo, por ejemplo, una situadón en la cual no hayáis

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<ie mandar vuestros hijos al matadero del Vietnam;una sociedad en la cu¿ los negros y los portorrique

ños no sean tratados como ciudadanos de segundaclase, cuando se los trata al menos   como  ciudadanos;produciendo una situación en la cual no sólo los hijosde los acomodados gocen de una instrucción adecuada, sino todos los jóvenes. Y también podremosindicar los pasos que hay que dar para producir esasituadón. Tal vez piense usted que esto no es realmen te positivo. Yo creo que lo es, qu e es u n a altern a

tiva, particularmente para los realmente afectados porlo que ocurre en el Vietnam.Aunque creo que toda equiparación de la socie

dad soviética con la sociedad capitalista tardía, bajoel rótulo de "sociedad industrial desarrollada", esinadecuada e ignora por lo menos las tendencias básicas ,  veo sin embargo hoy, una colaboración entre la

Unión Soviética y los Estados Unidos, más allá dela política realista del momento, que parece corresponder a la teoría, completamente ajena al marxismo,de que hay una comunidad de intereses de los paísesmás ricos contra los países más pobres, clasificando asilas sociedades con ignorancia de la diferencia entrela capitalista y la socialista.

Por lo que hace al problema del socialismo como

alternativa, en Améfií^a se oye siempre, desde luego,que si ésa es nuestra alternativa, entonces la gente noqu iere s aber n a da de ella. Por mu cho q u e podáis decircontra la sociedad existente —^repite la gente en América— sabemos sin lugar a ninguna duda que estamosmejor aquí que los habitantes de la Unión Soviéticao de cualquier otro país socialista en su tiena. Y re

sulta difídl ccmtestar a los americanos que lo queocu rre en los países socialistas n o es socialismo.

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Hay realmente en América amplias capas de población con las cuales es inútil discutir. Hablar c<mesas gentes es dilapidar el tiempo y la energía; estono implica intolerancia, ni que haya que darles unmazazo en la cabeza; significa sólo que no hay   porqué hablar con ellos, lo cual no es intolerante'porquese puede saber y se sabe que de la discusión con esasgentes no puede salir nada.

Concentración de la energía y del tiempo sobrelas capas y los grupos de los que podemos suponer

que son capaces de escuchar y todavía capaces depens a r. En esos casos es posible u n trabajo real de ilu stración. Pero no al azar. Pues el adoctrinamiento dela gente ha hecho ya demasiado daño para poder proceder a s í. i.

Pregunta:  Volvamos a la definición del revisionismo aludido en la pregunta anterior: son revisionistas

quienes piensan que en las instituciones establecidas sepuede conseguir algún cambio de esta sociedad; frente a eso, una gran parte de los estudiantes piensa quees  necesario formar una oposición anti-institucionaly extra-parlamentaria.

Marcuse:  En este punto hay que saber descubrirdiferencias decisivas. Permítaseme tratar por una vezun  tema desde el punto de vista personal. Si por

revisionismo entiende usted el partido socialdemócrata alemán, he de decir que desde mi propia aclaración política, o sea, desde 1919, he estado combatiendo ese partido. En   1917-1918^. fui miembro delpartido socialdemócrata; salí de él tras el asesinatode Rosa Luxembmrg y Karl Liebknecht, y desde entonces critiqué la política de ese partido. No porque creapoder trabajar en el marco de lo existente, pues esolo hacemos todos, todos utilizamos la menor posibi-

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lidad de transformar lo existente desde el marco de loexistente; no por eso, pues, he combatido al partido

socialdemócrata alemán, sino porque ha trabajado enah'anza con fuerzas reaccionarias, destructivas y represivas.

Desde'1918 he oído repetidamente hablar de laexistencia de fuerzas de izquierda en la sodaldemo-cracia, y siempre he comprobado que esas fuerzas deizquierda se iban pasando cada vez más a la derecha,hasta que no quedaba nada de la izquierda. Compren

derán ustedes que no esté nada convencido de esaidea de la posibilidad de algún trabajo radical dentrodel partido socialdemócrata.

Fregurda: Pero tal vez h abría sido posible proceder más eficazmente contra el nacionalsocialismo sino hubiera habido tantísimos roces y luchas entre lossocialdemócratas y los socialistas comunistas de Ale

mania.Querría aún preguntarle en qué medida es imposible, o le pa rece a u sted imposible, u n a tran sformaciónreal y de principio de un sistema dentro del sistemamismo. Ejemplo: hubo una época de stalinismo pleno;hoy existe en la URSS un sistema que se diferenciabásicamente de aquél, a pesar de lo cual el cambio hasido interno al sistema. Y se reconocerá que hay dife

rencias fundamentales. Si se liquidara la guerra delVietnam,  eso  sería también un cambio de la sociedadnorteamericana conseguido por vías inmanentes alsistema. '• '*

El problema de la violencia en la acción no esmeramente un problema táctico, sino también —y porlo menos— estratégico, si no ya una cuestión de prin

cipios humanitarios. Y la cuestión estratégica no sepu ede fi jar de un a vez para u n a sociedad mu ndial.

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¿Hay algún indicio de que la perversión y k fHk-talización en sistema de ideas en sí mismas revolucionarías   y  progresivas,  como el  leninismo, según laexperiencia de los años treinta, no sea un fenómenonecesario?

Marcuse:  He s u braya do en mi intervenc ión qu etanto en la defensa cuanto en la agresión se utilizanviolencias de muy diversas clases. Ejemplo: la violencia del policía dominando a un asesino es muy distintade la violencia de im policía que derriba a porrazos

a un manifestante; la diferencia no es sólo externa,sino que radica en la estruchu-a instintiva, en la sustancia. Ambos son actos violentos, pero de funcióncompletamente diversa.

Lo que ese ejemplo muestra a escala individualvale también a escala social e histórica. Por ejemplo;la violencia del terror revolucionario es muy diferente

de la del terror blanco, porque el terror revoludonaríoimplica, como tenor, su autotrascendencia en una sociedad libre, cosa que no hace el terror blanco. El terror u tilizado para defender el Vietn am del N orte esesencialmente distinto del terror utilizado en la agresión a ese país.

Otro problema es el de la posible evitación deque el terror revolucionario degenere en crueldad y

brutalidad. En todo caso, una verdadera revoluciónofrece siempre medios y vías para impedir la degeneración del terror. Al principio de la revolución bolchevique no hu bo n in gún terror más a llá de la eliminac iónde la resistencia de los que aún se encontraban en elpoder. Cuando en el curso de una revolución se produce la transformación del terror en actos de crueldad,

brutahdad y tortura, es que la revolución se ha pervertido.

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^^egunta:  Propuesta ac erca del derecho de resistencia. En su ensayo sobre la tolerancia ha escritousted esa palabra entre comillas; ahora ha alteradousted un poco el uso, pues ha interpretado el derechode resistencia como un viejo principio. ¿Qué significaderecho de resistencia? ¿En qué se basa? ¿A qué serefiere? ¿Es una convención humana suprahistóríca?¿Es un resto romántico del derecho natural? ¿O es underecho autopuesto, autoafirmado, resultante de unanueva antropología?

Ha y confrontación en tre la legalidad, por un a p a rte,y la lucha contra ella, por otra. Esa legahdad es elderecho positivo de la sociedad combatida, la cual selo ha dado a sí misma. La resistencia contra ella, si esque se busca la negación determinada, ha de procederapelando a algo que usted ha llamado derecho. Se trataría del aspecto objetivo de aquella apelación. Pero¿cómo puede la negación, en cuanto es ella mismaacción, posición, apelar a algo que ella ha de empezarpor producir? ¿No sería necesario abandonar la ideadel derecho de resistencia dentro de la sociedad existente? Pues el comportarse como defensor cuando enrealidad se es atacante dificulta la comprensión de lascosas.

Pregunta:  Sobre la alternativa concreta. El profesor

Marcuse ha dicho que no puede definirla para Berlín.Ha bría qu e decir algo de las fuerzas qu e tien en a ctu almente una función aquí, dentro de la oposidón extra-parlamentaria, con objeto de saber —cosa que tienerealmente un legítimo interés— qué ha de ocurriren un momento en el cual puede hacerse cada vezmás visible, aquí en Berlín occidental, la posibilidadde la alternativa concreta, por lo que tiene que serorganizada. Hay, pues, que decir algo sobre eso.

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A propósito de una intervención anterior. Sé^oina-ba en eDa la existencia de la Unión Soviética como

ejemplo de k posibilidad de una transformaciÓQ inmanente al sistema, y se trasponía sin más la consecuencia a nuestra situación. Yo no pasaría por alto ladiferencia entre las contrapuestas relaciones de producción en una y otra parte, y añadiría que la actualUnión Soviética representa, por decirlo con una expresión de Lukács, el stalinismo sin los campos de concentración, lo que quiere decir que en ella no se ha

producido ninguna situación cualitativamente nueva;por lo tanto, la analogía no es viable como tal.

Sobre Berlín occidental. En esta ciudad hemos visto inequívocamente, en los últimos meses, no sólo unsenado que había perdido la cabeza —y que todavíano la ha encontrado— ,  sino también u n a policía represiva que en estos momentos anda uii poco confun

dida, pero que sigue y seguirá siendo represiva.Tenemos partidos incapaces que no representan nuestros intereses ni se encuentran en situación de poderresolver los problemas de esta ciudad, como el envejecimiento económico, el retraso de diez años en laestructura mecánico-industrial, la necesidad de ampliar la estructura de la fuerza de trabajo. En el mejor de los casos les queda la posibiUdad de satisfacer

las expectativas de beneficio de los   trusts,  pero no lade preparar la solución de los problemas reales deesta ciudad.

En estas condiciones, la oposición radical que hemos empezado, y que va abandonando poco a pocola localización universitaria, lleVa en sí la total necesidad de desarrollar una alternativa concreta y de

formular concretamente el reto a la institución queexiste en la forma del poder ejecutivo del estado, de

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loilPfftidos y de la policía. Si partimos del hedióde que los poderosos y dominantes nos consideran yacomo ima potencia transformadora que hay que tomarse en serio en esta ciudad, veremos que está en nuestras manos el continuar de tal modo la organizaciónde la oposición extraparlamentaria, que lo que elprofesor M arcu se ha llam ado <»ganización de la preparación, la oposición estudiantil, intente salir del patio de la Universidad —que ha definido un aislamiento históricamente justificado, pero que de seguir aún

sería ya aislamiento culpable— y abrirse camino enla ciudad. Ya lo hemos empezado a hacer muy reducidamente.

La siguiente etapa importante de la superación denuestro actual aislamiento sería la expropiación deltrust  Springer.  Hemos de partir del hecho de que connuestro campo antiautoritario, que cuenta unas cuatro

mil o cinco mil personas, somos perfectamente capaces de una concreta acción contra la prensa manipuladora en esta ciudad, oponiéndonos a ella y notolerando ya que un   trust  así siga manipulando sistemáticamente a una población mantenida en la inconsciencia.. . oponemos a ese  trust,  con este ejemplo,podremos superar nuestro aislamiento y penetrar enla ciudad.

Pues creo que gran parte de la población se siente concretamente incómoda por causa de la manipulación de que es objeto por los periódicos de Springer.Por lo tanto, como la omcreta acción de recusaciónde la prensa manipuladora es posible no sólo dentrodel estu dian tado, esa acción- podría con vertirse en lacorrea estratégica de transmisión, por así decirlo, que

nos permitiera romper el aislam ien to. Creo qu e la próxima etapa importante de la extensión de la oposición

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extraparlamentaría en Berlín occidental sería impedirla distribución de la prensa de Springer mediante

campañas sistemáticas de semanas de duración, mediante un proceso sistemático de explicación realizada por comités de acción de las varias escuelassuperiores, universidades, institutos, tal vez tambiénempresas y demás representaciones de la poblacióntotal; empezar por eso e ir conquistando realmentecada vez más capas de la población que no se dejanmanipular.

Si se consigue eso, estará en mi opinión dada laposibilidad de practicar lo que aquí se ha reclamado,una alternativa concreta. Esto significa que aquí, enBerlín occidental, la alternativa concreta sería lamovilización de minorías fuera de las universidadespara fundar un sistema de democracia desde abajoen el cual sea imposible la manipulación por la buro

cracia y por los partidos; eso sería la alternativa concreta para Berlín occidental.

Pregunta: ¿Cree us ted qu e tiene s entido el pla n teamiento: violencia y no-violencia?

Pregunta: Sobre el problema de la violenc ia y dela organización de la oposición en la constelaciónactualmente adoptada por la violencia en el capita

lismo tardío.. . Piensa usted, con razón, que la aclaración de la consciencia no tiene por qué realizarseexclusivamente en la discusión, sina que también enlas manifestaciones se tiene que revelar, por así decirlo,  en forma sensible. Y en este punto ha resultadoque en esas demostraciones y ante el más ligero conatode organización de un comportamiento políticamente

disconforme con las normas, las instituciones, con sutendencia a la hfperburocracia, han contestado con

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una voluntad que tendía en parte a la aniquilaciónfísica.

Esa desagradable constelación de una oposición,por de pronto desarmada frente a las institucioneshiperburocráticas, las cuales programan de tal modoel poder y la violencia del ejecutivo que sus instrumentos proceden con la voluntad de exterminar físicamente a esta oposición, ha producido en Habermas,como reacción, el injusto reproche de fascismo deizquierda, que dirigió al movimiento en su interven

ción de Hannover. Habermas piensa que las manifestaciones provocan ya sin más la violencia burocrática.O sea, que hoy la oposición tiende a provocar maso-quísticamente su propia aniquilación. Creo que esejuicio es erróneo, pero admito que se refiere a unproblema real. ¿Cómo es posible organizar una oposición sin armas, cómo es posible representar una no-

violencia materialmente manifiesta y que representala pretensión de una contraviolencia revolucionaria?Tal vez hagan falta esas formas de manifestación queha descrito usted hablando de América, que la gentese siente y organice su   love-in y  todo lo demás, formasde protesta ritualizadas de una oposición ordenadaque no reacciona caóticamente al ataque de la policía,al ataque del poder ejecutivo... tal vez representen

esos rituales una posibilidad.. .¿Cómo es posible organizar una no-violencia mate

rialmente manifiesta ante una biu-ocrada que ha llegado a ser ella núsma   in toto,  dentro de este sistema, unarma ultraconvencional? ¿Cómo es posible constituiruna oposición desarmada con una pretensión contra-violenta y concretamente revolucionaria?

Pregunta:  A propósito de la oposición extrapar-lamentaria, que de acuerdo con el derecho positivo

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vigente tendría que desembocar un día u otro en lailegalidad: Los defensores del orden existente se en

cuentran del lado del derecho positivo vigente. Peropara  Alemania los frentes y los problemas se dibujande un modo algo distinto. Nuestra oposición consisteesencialmente en defender el derecho vigente. Por esono es ninguna antijuridicidad el poner un valor jurídico subordinado por debajo de otro supraordinado yluchar, por ejemplo, por la libertad de Fritz Teufel.Por lo tanto, nuestra oposición extra-parlamentaria no

se contrapone al derecho positivo. Pues en Alemaniala violencia del poder de hecho y la manipulaciónviolan el derecho positivo vigente. Éste ha de sernuestro argumento. La mentalidad alemana es muypositivista en cu estiones de derecho. Tam bién la población estaba contra el Shah de Persia, pero ¿tirarhuevos? ¡Si eso está prohibido,  verboten Tal vez habría que decir incluso, más fácilmente, que nos vemosobligados a sacrificar valores jurídicos subordinadospara defender en Alemania el derecho fundamentalescrito.

Pregunta: Una u topía positiva con creta. N i la respuesta del señor Marcuse ni la del señor Dutschkepueden convencer, porque lo único que dicen una yotra es que se aspira a un sistema en el cual, por una

parte, los portorriqueños lo pasen mejor y, por otra,no se pueda seguir adelante con Springer. Pero esanegación no es aún ninguna afirmación positiva acerca de la utopía; el enunciado positivo está aún porconseguir.

A propósito de la oposición global: ésta existe sóloen la medida en que se dirige contra el sistema, pero

con eso queda al mismo tiempo presa en él. En suconfiguración concreta esta oposición es muy varia,

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contraría y contradictoria en sí, de modo que la esperanza en la globalidad de esa oposición es desgraciadamente irreal.

Puesto que también en las organizaciones establecidas existe la posibilidad de desencadenar procesosde  fermentación  y de toma de consciencia en las organizaciones de base, ¿no habría que aprovechar esaocasión? Lo decisivo es la cuestión de la eficacia.

Sin duda  es teóricamente verdad que la no-violencia reproduce sin más la violencia institucionalizada,

por lo que ha de ponerse en tela de juicio. Pero cuando esa teoría se pone en práctica, su regusto cínicopuede tener consecuencias que sean también, a suvez,  inhumanas.  En este punto veo una contradicciónentre la teoría y la práctica del principio de la no-violencia: la renuncia a él y, al mismo tiempo, por motivos humanitarios, su sostenimiento; agradecería alprofesor Marcuse que contribuyera a aclarar esa contradicción de la protesta no-violenta.

Marcuse:  He de abreviar mucho las respuestas atodas esas preguntas. La última contradicción se debea un equívoco. Yo no he dicho que haya que aphcarni que predicar la no-violencia como principio de laestrategia. De ninguna manera he identificado el humanismo con la no-violencia. Muy al contrario, he

hablado de situaciones en las cuales se encuentraincluso directamente en el interés de la humanidad elapelar a la violencia.

¿Que si hay situadones^^n^ las cuales es posible,dentro de los partidos existentes, trabajar por unatransformación radical? Si la pregunta se plantea así,he de contestar: sí. Es un asunto de viabihdad. Si unosabe por experiencia, al estimar la situación, quehay tales o cuales grupos u organizaciones sociales

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que son abiertos y capaces de escuchar, es evidente que hay que ir a trabajar en esos grupos. Lo únicoque yo he dicho es que no creo en la transformaciónde los grandes partidos, en razón de mi experiencia, yque en este punto soy tan pesimista como lo era hace40 años.

Sobre la cuestión del derecho de resistencia. Lascomillas del ensayo sobre la tolerancia querían indicar, simplemente, que se trata de un antiguo   terminastechnicus  de la teoría política.

La cuestión de si quienes apelan al derecho deresistencia producen ellos mismos el principio en baseal cual se resisten al derecho vigente, plantea un problema muy interesante. El problema de si la apelaciónal derecho de resistencia no es sino relativa, apelación, simplemente, al interés particular de un grupodeterminado. Se me permitirá precisar históricamente

que éste no es el sentido de la doctrina del derechode resistencia. La doctrina del derecho de resistenciaha afinnado siempre que la apelación al derecho deresistencia es apelación a un derecho superior quetiene validez universal, o sea, que rebasa el derechoy el privilegio autodefinidos de cualquier grupo determinado. Y sin duda hay una estrecha vinculaciónentre el derecho de resistencia y el derecho natural.Dirán ustedes: lo que pasa es que ese supuesto derecho universal superior no existe. Yo creo que existe.Hoy no le llamamos ya derecho natural, pero creo quecuando hoy decimos "lo que nos justifica en nuestraresistencia al sistema es más que el interés relativode un grupo específico, es más que cualquier cosa quehayamos definido nosotros mismos", podemos demos

trarlo.  Cuando apelamos al derecho de la humanidada la paz, al derecho de la humanidad a suprimir la

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explotación y la opresión, no se trata de intereses especiales y autodefinidos de grupo, sino de intereses,

realmente, que son demostrables como derecho universal. Por eso podemos apelar también hoy al derecho de resistencia como a un derecho no meramenterelativo; y deberíamos hacerlo.

Sobre la observación de que en ciertas situacionesla tolerancia tiene que desembocar en acciones determinadas. Estoy completamente de acuerdo. Dije enmi conferencia que nos encontramos hace ya tiempo

en ima situación en la cual la discusión tiene quedesembocar en manifestación y en otras formas deacción. Por no-violentas que sean o vayan a ser nuestras manifestaciones, hemos de contar con que se lesoponga la violencia de las instituciones. No nos puede tranquilizar el hecho de que como lo que hacemoses una manifestación pacífica, la manifestación es legal

y no puede pasar nada. No hay en este sentido ninguna posibilidad general de organizar la no violenciamaterialmente manifiesta. En cada momento hemos deprever que lo existente pondrá en acción la violenciainstitucional de que diqwne. Con eso no niego quepodamos y tengamos que encontrar formas de manifestación que eviten el choque con la violencia delpoder, a la cual sucumbiríamos en la situación actual.

Por lo que ayer of, parece que en Berlín ,se handescubierto ya formas de ese carácter, y que hastase han ensayado. Sin duda entienden ustedes lo quequiero decir; prefiero no hablar más de esto.

Hay una cosa que me parece peligrosa. Sin dudatiene usted razón al afirmar que somos propiamentenosotros los que defendemos derecho positivo vigente.

Cuando defendemos las libertades y los derechos burgueses de la democracia estamos efectivamente defen-

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diendo derecho de lo erislen te. Pero, desgrac iada men te,esa framuladón es demasiado simple. Pues, por ejemplo,  también son derecho vigente la policía y lasins tru cc iones qu e recibe; eso es derecho positivo. Y engeneral podemos decir de hecho: somos precisamentenosotros los que defendemos la democracia; pero esono altera en nada el hecho de que a renglón seguidohemos de añadir que sabemos que estamos conculcando derecho positivo, y que creemos estar justificados en esa conculcación.

Pregunta: Acerca de la función de la clase obreraen los países eiuropeos, a diferencia de lo que ocurre en la sociedad americana. ¿Podemos aplicar sinmás modelos de la sociedad americana? Las diferencias no son sólo de naturaleza histórica y económica,sino también de naturaleza social. A diferencia delas sociedades europeas, la sociedad americana tiene

la posibilidad de descargar sus contradicciones en loshombros de minorías. Las sociedades europeas no tienen esa posibilidad, porque en Europa no tenemosminorías. No es posible entender a los estudiantescomo minorías en este sentido, porque tampoco es posible,  por ejemplo, echarle^ eficazmente encima elproblema del paro obrero. Tampoco atribuiría a losobreros inmigrantes del sur la función de minoría en

este sentido, porque estos obreros pueden abandonarel país en cualquier momento, cosa que no puedenhacer las minorías de la sociedad americana. Estotiene como consecuencia que el problema del permanente y de la pérdida del puesto de trabajo afectepotencialmente en esta sociedad a todo obrero. Así seexplica el que en esta recesión el 70% de todos lostraba jadores se sin tieran am ena zados por la c risis; y estome parece constituir un momento esencial para la mo-

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vilización de esta dase obrera. Habría que tenerloen cuenta para una discusión de la estrategia futura.

Pregunta:  La práctica política aquí, en Berlín.Lo que quiero decir al hablar de un cierto peligro deintolerancia aquí, entre nosotros.. . Claro que no merefería a que se hiciera callar físicamente a la gente,silenciándok a gritos, sino que me refiero a un ciertoestado de ánimo y a una cierta guerra de nervdos a laque quedan particularmente expuestos aquí los oradores inseguros que no se sumen a la línea dominante.

Un wador inseguro no quiere decir un orador quehabla inseguramente por circunstancias personales,sino im individuo que está inseguro por razón deltema mismo, y que busca su posición definitiva.Es más fácil sostener una posición radical —del tipoque sea—, resuelta y sublime por encima de todadubitación, y es seguro que precisamente los defensores del sistema son los que hablan de modo másexpedito e inatacado, porque no sienten la menorduda. Pero seria una victoria pírrica llegar a unasituación en la cual no fuera ya posible desarrollaradecuadamente en la izquierda una contraposiciónporque las cosas no se pensaran de verdad hasta elfondo, y las contraposicioneg tampoco.

Pregunta:  Hoy ha visto usted palmariamente que

todos nosotros estamos aún buscando posiciones yvisiones críticas; lo habrá visto usted precisamentepor las diferencias de análisis teórico que subsisten enla izquierda. No está usted ante un grupo dogmáticomonolítico.

Acerca del problema de la intolerancia, de ktolerancia represiva: entre el estudiantado ya crítica

mente consciente y k universidad, los profesores. Lalibertad académica tiene sin duda algo que ver con k

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tdoancia represiva en la situación histórica en que porel momento nos encontramos. La libertad académicaconsiste, aquí sobre todo, en que cada cual puedecomprar cuando le apetezca —^y compra realmente—los profesores y los institutos de esta universidad.Por eso es nuestro deber organizar una universidadcrítica en la universidad, en el marco de una contrauniversidad, y poner en claro que hemos alcanzadoel límite de nuestra tolerancia, que ahora ya vamos adenunciar determinadas formas de abuso de la cien

cia para fines destructivos e inhumanos.Por eso pediría al señor Marcuse que pasara a de

tallar la propuesta, que ha hecho en una publicación,de crear un centro de documentación acerca del abuso de la ciencia. Este abuso se tiene —en su formamás espantosa— en la organización de la guerra delVietnam con medios científicos, así como en la preparación de guerras análogas previsibles en la Américalatina. También se practica ese abuso en las metrópolis,  lo cual tiene algo que ver con la alternativaconcreta que se ha pedido aquí constantemente. También hay abuso de la ciencia en el mantenimiento denuestro sistema económico-político, obligado a aniquilar capital e inteUgencia. Así se puede apreciar en lasistemática reducción de la duración de productos, de

servicios, de calificaciones. El sistema necesita parasu reproducción esa aniquilación de nuestra propiafuerza de trabajo; tenemos que defendemos contraeso,  y podemos hacerlo, en la forma, por cierto, deu n a alterna tiva con creta, intenta n do a l menos organ izaruna parte de nuestra fuerza de trabajo, en vez de irnosy aislamos; organizando ima parte de la universidadmisma y tomándola en ' n u estras man os. Ésta sería u n aforma de emancipación politicamente eficaz y subje-

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tivamente satisfactoria que nos alejaría de muchosámbitos del tran-tran docente comprado, destructivo,

estéril y a bu rrido. A ese fin sirve la u n iversidad c rític a .Pregilnta:  N o es n in gún secreto qu e muc hos denosotros retrasan considerablemente el examen de grado no porque sean tontos ni perezosos, sino porquecreen que sólo desde el "seguro suelo de la Universidad" es posible promover una práctica concreta queno c(Hafiime el sistema, sino que lo altere básicamente.

¿Cómo ve usted en esta situación la posibilidadde un  drop-out? Tam bién en este sen tido hemos hechoalgunos intentos en Berlín, en respuesta a la injustadifamación que nos presenta como apolíticos o comosubcultura. ¿Qué piensa usted de la posibilidad de unpotencial revolucionario estudiantil ima vez que haabandonado la universidad, estando aún en situación

de mero potencial, y se dispone a sucumbir en heroicavida biwguesa? Hoy no es tan importante el cómo seorganicen los estudiantes intemacionalmente —cosaque ya estamos intentando en la Europa occidental—cuanto el modo como se organicen después de lalicenciatura.

Marcuse:  Efectivamente es ésta una de las cuestio

nes más importantes. Y aún más en América que aquí.Mientras que aquí es posible seguir estudiando durante años sin presentarse a exáioenes finales o delicenciatura, y aún se puede cambiar de universidadal cabo de años, eso es imposiUlf.en los Estados Unidos. . .  Cu an do se llega a l &]a t''liay. .que bu sc arse  unempleo, y con eso han termi^ipMlp los gomosos díasde la oposición estudiantíL Por lo tanto, es de enormeimportancia encontrar mecanismos por los cuales los

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que dorante su época de estudiantes estuvieron en laoposición sigan estándolo luego. El detalle tendrá que

ser elaborado para cada caso, pero preciss\mpnte porla función enormemente importante que va a tener laintelectualidad en el futuro proceso de producciónsocial, esta continuidad de la oposición tras el períodouniversitario es realmente un problema decisivo.

La diferencia entre la clase obrera europea y laamericana ha quedado ya aludida. Estoy de acuerdocon la autora de la pregunta. Pero creo que no sepuede decir que el capitalismo americano desvíe suscon tradicciones sobre las espaldas de minorias . El asu n to no tiene mucho que ver con la situación actual delcapitalismo. Las contradicciones esenciales del capitalismo no se pueden desviar  in the long run  haciaminorías.

Por una parte d^endemos derecho vigente, por

ejemplo, la libertad académica. Tenemos que insistiren la libertad académica. Una parte de la libertadacadémica es el derecho de los estudiantes a discuta'y a manifestarse no sólo en el aula, sino en todo elterritorio de la Universidad. Por lo menos, esto sereconoce aún en América como derecho y como partede la libertad académica.

Pero de hecho hay también abuso de libertadacadémica: el abuso de la ciencia para fines de destrucción, particularmente para la guerra del Vietnam,es un ejemplo drástico. En varios centros americanosimportantes se ha conseguido ya que la universidad noconcluya contratos   coa  instancias gubernativas ni conindustrias que produzcan armas biológicas o químicas.

Dicho sea de paso, eso ha sido resultado del trabajode poquísimas personas que sin ninguna ayuda se

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entregarcm a  esa tarea, reunieron el material informativo y organizaron un grupo. La cosa es infinitamente

difídl,  pip^.una  de las tareas principales consisteprecisamei^e  en ir reuniendo documentación acercade ese  abuso de la ciencia, para impedirlo.

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MORAL Y   P O L Í T I C A

EN LA SOCIEDAD OPULENTA

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DISCUSIÓN DIRIGIDA  POR JACOB TAUBES, CON LA  PARTICI

PACIÓN DE HER BEB T  MARCUSE, EL PROFESOR LOWENTHAL,

EL PBOFESOB SCHWAN,  EL  PBOFESOB  C L A E S S E N S , P E T E R

F U B T H , R ü D I  D U T S C H K E  Y  WOLFGANG  L E F Í V R E

Jacob Taubes:  Max Weber pronunció en 1919 antelos estudiantes de München dos conferencias que vanen realidad juntas:  La ciencia como profesión y Lapolítica como profesión.  Weber ha distinguido del

modo más tajante entre ética del ideal y ética de laresponsabilidad. Ideal y responsabilidad son ambosmodos de COTnportamiento ético, pero la distinción deWeber redunda en una separación de la moral y lapolitica. Weber se oponía a su sumación no sólo enfunción de una apología del poder como principio deIfi política, sino también por preocupación por el prin-

c q ^ moral, o sea, por evitar qu e éste se contamine detáctica política . Algunos de u stedes recordarán sin du dala crítica a Weber expuesta por Herbert Marcuse en elomgreso de sociología de Heidelberg. Esa crítica hacuajado, y no es exagerado decir que algunas de lasarmas críticas de la actual oposición estudiantil proceden d e M arcu se. El problema weberiaiK» s e^ la n tea hoyen ima constelación histórica nueva: la ci^icia como

profesión hoy, la política como profesión hoy. Pero

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"hov"  s ignif ica g lobalmente : en la sociedad opulenta ,e n l a so c iedad de l a abundanc i a . La novedad de nue s

tra s i tuac ión cons is te en que la sociedad t iene la pos ibi l idad, o t iene tecnológicamente la pos ibi l idad dee m a n c ip a r h u m a n a m e n t e l a \ í d a h u m a n a ; e s p o s ib l ee l iminar la pobreza y la miser ia , e s pos ible e l iminar larepre s ión subs id ia r i a o añad ida , Pero l a o rgan izac ióny e l dominio exis tentes impiden la rea l izac ión de esaspos ibi l idades . Por eso —y  éste me  p a r e c e  se i  el  punc-tum saltans  de la  tesis  de Marcu se— l a po s ib i l id ad

h is tó r i ca de una soc iedad l ib re aparece hoy con for m a s q u e m u e s t r a n

1.  m á s r u p t u r a q u e c o n t in u ida d ,2.  más negac ión que pos i t iv idad y re fonn i smo,3.  más  diferencia que progres ividad.Pa r a que l a s po s ib i l id ade s e sbozada s e n l a nueva

tecno log ía no se conv ie r t an t ambién e l l a s en pos ib i l i

d ade s de l a r ep re s ión , s i no que cumplan s u f unc iónl ibe rado ra , h an de s er impu e s t a s , s egún p ien s a M ar -c u s e ,  po r nueva s ne ce s id ade s l ibe r ada s , h an de s e rso s te n id a s po r un   homo novus.

La teoría cr í t ica ha de recoger esas pos ibi l idadesextremas , e l escándalo de la d iferencia cua l i ta t iva ,s i no qu ie re quedar p re sa en l a t a rea de perfecc io namien to de una so c iedad que s egu i r í a s i e ndo ma l a .

Creo que con eso he resumido en grosero esbozo, peros in fa lsea miento , la tes is f ilosófica d e M arc u se , tes isque é l ha expues to só lo a un c í r cu lo muy reduc ido ,pero que de todos modos precede a su teoría pol í t ica ;y  de e l la se desprende toda una ser ie de tes is y aná l i s i s s umamente po lémicos . Ya e l t í tu lo de nues t ra d i s cu s ión , "M ora l y po l ít ic a en la soc iedad opu len ta" ,

a l ude a l a   crux  de nues t ro p rob lema.La soc iedad opulen ta como s i s tema ce r rado que

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reproduce ciegamente el dominio, a pesar de que enel horizonte aparecen ante nosotros las posibilidadesreales de la emancipación humana.

Por todo ello querría anteponer a la discusión lassiguiente preguntas:

1.  ¿Acierta ese análisis con la estructura de nuestra sociedad?

2.  ¿No se da en la sociedad el camino de la reforma, el cual no suprime la continuidad, pero de

todos modos tiende a la emancipación humana?3.  La negació'- o recusación total, ¿no corre el peligro de ( (gradarse has ta da r en su bcu ltu ra yacabar siendo así, como en cierta ocasión lo hadicho el señor Lowenthal, una integración distanciada? ¿O tiene acaso esa recusación unatendencia expansiva capaz de alterar radicalmente la sensibilidad y las instituciones de lasociedad industrial?

Presentación de los participantes en el simposio:Herbert Marcuse, profesor Schwan, profesor Claessens,profesor Lowenthal, Peter Furth, Rudi Dutschke,Wolfgang Lefévre.

Profesor Lowenthal:  El tema hoy propuesto por

deseo del señor M arcu se, "Política y moral en la sociedad opulenta", ha de entenderse, según creo, en elsraitido de sus últimas palabras de ayer tarde. Moralquiere decir los valores que subyacen a nuestra civilización y con los cuales confrontaba Marcuse críticamen te la realidad de n u estra sociedad. Y la c onsecuencia a la que él llega en sus escritos y en su

conferencia última dice: La persona que es moral enel sentido de esos valores básicos no puede colaborar,

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ni siquiera críticamente, con el sistema coartivo de lasociedad en que vivimos, sino que tiene que enfren

tarse con ella en el sentido de la oposición total.Me propongo criticar esa tesis, ponerla en tela dejuicio. CíHno es natural, aquí no puedo hacerlo másqu e en forma de tesis c a te^ric a s a propósito de algunas cuestiones y ejemplos sueltos.

Recogeré para empezar la cuestión pe» donde estesistema aparece como una totalidad. Ello ocurre principalmente en la política exterior, y Marcuse ha dichoayer, recargadamente, que este sistema produce constantemente guerras, añadiendo, pese a toda su criticaal contrapuesto sistema del totalitarismo del Este, queéste, por lo menos, n o es expans ivo n i agresivo. M e pa rece francamente audaz decimos una cosa asi aquí enBerlín. Pues nosotros todos hemos vivido aqu í la expan sión del sistema oriental en los años que siguieron

a la guerra hitleriana, y aunque, desde luego, cadacual tiene pleno derecho a considerar que esa expansión es jus tificada, de todos modos, lo qu e n o me pa rece posible es negar el hecho mismo de la expansión.

También me parece imposible cargar la guerra deCorea al capitalismo occidental, y lo que actualmenteestá ocurriendo en el Próximo Oriente, aimque noprueba una agresión oriental, sí que revela la expansión de poder del Este. Por otra parte, la tesis de lareproducción necesaria de la guerra por el sistemaoccidental me parece muy poco probada en los últimosdecen ios. N o hay du da de qu e el naciona lsocialismoalemán fue entre otras cosas un producto del mundocapitalista, paro no menos cómpbce de su guerra fuealgún régimen del Este que los del Oeste.

Tal vez haya usted oído hablar del pacto Stalin-Hider. Y no hay duda de que en los últimos decenios

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nenu   Peio  en esa indignación echo a faltar el estudiode por  qué  la historia ha discurrido por otras vías.

N o se puede condena r la historia un iversal por des-viackmiSta.  Es necesario comprender los presupuestossociales que han acarreado el que no se superara ladivisión profesional entre trabajo de dirección y trabajo de ejecución, ni las burocratizaciones, sino que,por el contrario, todo eso se reforzara en las sociedades desarrolladas. Hoy día la humanización de la sociedad tiene qu e empezar por c ontar con ese hecho, en

vez de rebelarse simplemente contra él.Por otra parte, esta sociedad no ha conseguido la

integración de la clase en otro tiempo revolucionaria,la dase obrera, sólo mediante técnicas de manipulación, sino también mediante logros. Pues no se tratasólo de que esta sociedad ha creado posibilidadesde satisfacción de las necesidades; sino que además,

y pese a todos los despilfarros y a todos los fenómenos sórdidos y corruptos sabidos por todos nosotros,esta sociedad ha conseguido un nivel jamás conocidoantes de eliminación real de la miseria y de la inseguridad para grandes masas de hombres, y el merohecho de que todavía hoy haya hambre y miseria engran escala en grandes partes de la tierra, a saber,en las partes subdesarroUadas de la humanidad, no se

déb&Aa.  presentar ingenua y ahistóricamente —desdeluego que Marcase no lo hace— como producto deesta sodedad capitalista.

Miseria y necesidad, inseguridad, enfermedad ymuerte prematura han sido el destino normal de lahumanidad durante milenios, y la gran hazaña no sólode la tecnología moderna, sino también del incipiente

dconinio social de esa tecnología, es que empezamosahora a combatir la opresión por aquel destino. Me pa-

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rece que el hecho de la creciente integración de laclase obrera industrial se ha de entender en relacióncon esos resultados, en vez de limitarse a lamentarla.

Para terminar diré brevemente algo acerca de lasconsecuencias del análisis. Ayer tarde preguntaron aMarcuse qué pondría en el lugar del sistema que élconsidera cerrado. Y Marcuse contestó que no consideraba científicamente admisible el prescribir hoy recetas institucionales. En discusión privada sobre estome dijo que sigue considerando como orientación bá

sica las líneas generales de desarrollo de una nuevasociedad esbozadas por Karl Marx en su tiempo. Meinteresa preguntar cómo es posible armonizar el mantenimiento de esas orientaciones, o sea, de la idea dela sociedad sin clases y sin dominio, con el desarrolloreal de la tecnología, discrepante del previsto porMarx. Y también querría poner en guardia contra laposibilidad de que un llamamiento a la destruccióntotal de las instituciones existentes, sin que se contraponga a ellas ningún objetivo realizable, conduzcanecesariamente a algo que tenga muy poco que vercon Marx y bastante más con Bakunin, el que aclaróque el placer de la destrucción es un placer creador.

Ya sé qu e ésta n o es la intención de M arcu se, y n otengo la menor intención de atribuírsela. No estoy

hablando de intenciones, sino de consecuencias, deconsecuencias que en varios casos se han manifestado ya.

Herbert Marcuse:  Dice u sted con razón, colegaLowenthal, que está lejos de mí la intención de destruir y el gusto de la destrucción. Efectivamente, minoción del placer es muy diferente de eso. Pero enton

ces no sé por qué era necesario sacar eso a relucir,puesto que las consecuencias de la destrucción, de las

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que usted Itt hablado, no se lian visto hasta ahora ^nQ^igona parte. Nada de una política de la destrucción

sia aftuar cosa algunff en el lugar de lo viejo. Creo quelo qoe yí^yk*  ^^  í* oposición tenemos en mienteses muy <tt|iHÉS de una política de la destrucción pordé/m.  de la destrucción.

IW^íeo que es muy fácil razonar lo que quiero dedr.Cuando en el lugar de una cárcel se quiere construiruna casa de viviendas, hay que empezar efectivamentepor derribar la cárcel, porque si no es imposible em

pezar siquiera la construcción de las viviendas. En estepunto dice usted, y con razón: p wr  lo menos hay quesaber que se quiere construir una casa de viviendasen el lugar de la cárcel. Y creo que eso es exactamente lo que sabemos. No es necesario tener ya elplano «cacto del edificio nuevo para empezar a derribar la cárcel, siempre, desde luego, que se sepa uno

decidido y capaz de poner en el lugar de la cárcel eledificio de viviendas, y siempre que se sepa también—cosa que me parece decisiva— cómo ha de ser engeneral ima vivienda decente. Sobre los detalles, encambio, es perfectamente posible llegar a un acuerdomás taide. En ningún caso, ni implícita ni explícitamente he postulado una política sostenida por el pla-o» de la destrucción.

Mufeho más serio me resulta lo que ha dicho ustedacerca de  los  lados positivos del sistema al cual nos(ponemos. Éste es precisamente el punto con el quesUaa^T0  tn^iezo y en el que siempre pienso. Creoque aquí empecé por llamar la atención acerca de todak seriedad de este problema. N o estamos luchandocontra una sociedad terrorista. No luchamos contra

una sociedad que haya mostrado ya su incapacidad defoncirtiar. No ludíamos contra una sociedad que esté

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yajpn desintegración. Luchamos contra una sociedadqué^ fun ciona extraordin ariamen te bien ; y —cosa m ás

grave— luchamos contra una sociedad que efectivamente ha logrado superar pobreza y miseria pn unamedida^ desconocida en los estadios a n t e I ^ |5 del cap i t a l i smo. Para un hombre que p iensa d iaJé^cam^j^es desagradable ded r qu e hay que contemplar t ^ *bien la otra cara, porque no se trata de la otra, sinode la misma.

¿Cómo es eso otro que en realidad es la misma

cara? Es verdad: tenemos hoy en los Estados Umdoslibertades, tenemos hoy en los Estados Unidos imnivel de vida, un confort inimaginable incluso paraamplias capas de la población. Pero nosotros —̂y  nosotros no quiere dedr sólo el grupo relativamente pequ eño , de l(w intelectu ales— sabemos y sentimos a lmismo tiempo que tenemos otras cosas más, a saber,

no sólo la guerra del Vietnam, no sólo una sociedadque impone en el mundo los regímenes policíacos ydictatoriales más represivos, sino también una sociedad que en la misma metrópoli trata a las minoríasraciales y nacionales como a ciudadanos de terceraclase, una sociedad que dilapida monstruosamente suriqueza; y sabemos aún una cosa peor y que sólo haquedado clara en los últimos años: que esa constela

ción ha facilitado, en la metrópoli al menos, mejorasesenciales y un gran margen de libertad.

M e permitirá decirle qu e lo pen sa ría diez vecesantes de dedr esto en los Estados Unidos. Pues esalibertad no es tampoco tan, grande. Y hay que mirartambién atentamente quiénes son las personas a lasque realmente se garantizan aún las libertades. La

libertad no está limitada en los Estados Unidos porel terror. Pero hay una hmitación económico-sodal de

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la libertad en América, la cual consiste en que el queno se comporta como es debido, el que trata con gen

tes qu e no son las adecu ada s —y no digamos si llega a lextremo de invitar negros a su casa—, no encontrarátrabajo decente en el momento en que lo necesite.No es terror; a lo mejor es sólo mala suerte; pero setrata en mi opinión de una limitación extraordinariamente grave de la libertad y de la igualdad en esasociedad democrática. La coexistencia del confort enel nivel de vida, la libertad para unos y una opresión

inaudita que no sólo se ejerce hacia afuera en la luchasistemática contra todos los esfuerzos de los pueblosneocoloniales por sacudirse el yugo del imperiahsmo:eso es lo que estamos viendo desde hace decenios, yno sólo en el Vietnam, pues la cosa empezó muchoantes.  Esta contradicción gravita sobre la sociedadopulenta, y esa contradicción justifica en mi opinión laoposición.

He dicho que en todo esto hay un elemento nuevovisible sólo desde hace algunos años, creo que desdela guerra del Vietnam. Es una brutalización gigantesca, una enorme deshimianización de la sodedad.Si examina usted, por ejemplo, periódicos americanos,podrá ver cómo en cada primera página las  headlinescomunican orgullosamente:  168 Mled redsl  Esta pro

paganda a base de la cifra de asesinados y muertos,esa propaganda adopta un lenguaje que pone realmente enfermo. Así habla, por ejemplo, de  hilüng-rate, la tasa , tipo o porcentaje de éxito en el ma tar. LakSUr^-rate  de hoy ha sido muy "satisfactoria". Esto selee muy frecuentemente en la prensa americana. Y noson pequ enec es. Son cosas qu e en mi opinión iluminan

adecuadamente la esencia de la sociedad opulenta, ytemo francamente que si las cosas siguen por este

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camino, desaparecerán muy rápidamente  las libertadesque aún quedan .

A pesar de todo eso tenemos que recoger siembreen nuestra oposición los logros del sistema, y si noconseguimos mostrar qu e precis amen te por esos logros,qu e hoy están amen azados, y a pesa r de ellos, ha y qu eoponerse totalmente al sistema, desde el principio has-ta el final, entonces es que no hemos realizado aún eltrabajo más elemental de ilustración y clarificación.

Vamos al s egun do pun to. Su tesis a cerca de la posi

bilidad de una sociedad sin relaciones de poder odominio, con la afirmación de que la técnica modernaha discurrido por vías que son distintas de las queMarx había imaginado. Me ha reprochado usted ellimitarme a lamentar, sin intentar siquiera analizarpor qué la historia ha discurrido en realidad de otromodo. La verdad, yo creía haberlo intentado en   El

hombre unidimensiorud. Allí he indica do qu e la ca pacidad productiva del capitalismo, muy subestimadapor M arx, ha posibilitado, en privilegiada s condiciones de monopolio y oligopolio, elevar realmente dentro del sistema el salario real y el nivel de vida de lasclases trabajadoras. Además, he llamado la atenciónacerca de la necesidad y el modo de entender conconcretos conceptos históricos materiales el desarrollo

del socialismo y el comunismo en desviac ión de la ideamarxiana; yo creía que se trataba de cosas más o menos conocidas: que, por motivos también necesitadosde explicación histórica, la revolución socialista notriunfó en un país industrial desarrollado, sino en ui»ade las tierras más atrasadas de Europa, y que desdeentonces ese socialismo-totalitarismo oriental se encuentra en lucha ininterrumpida contra la crecientefuerza del capitalismo del Oeste. Está claro que  esa

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histwia tiene que haber influido en el desarrollo interno del sodalismo.

La liistoria, realmente, ha discurrido de otro naodo.Pao este otro modo es él mismo perfectamente explicable con los conceptos de Marx. La eliminación delpoder o dominio: en este punto hay, según creo, unequívoco. Ni Marx ni, que yo sepa, ningún otro haafirmado que la posibilidad de una sociedad sin poderpolítico o dominio sea simplemente un problema de..desarrollo tecnológico. La técnica moderna, tomada ensí misma, puede cmivertírse en un medio espantosode dominio, y hoy vemos que efectivamente se haconvertido en eso. La superación del dominio o poderp d í t k »  j | .  ^gnifica en modo alguno falta o ausenciade toda jerarquía. Ayer hablé de la distinción entreaut(Midad racional y poder o dcaninio jáiraitico, distinción que es un omcepto arcaico. La transformación

del poder sobre hombres en poder sobre cosas significa,  á  así prefiere fonnularlo^ no.':lft'̂ supresión deldominio  en general, SÍDO la suprésüki del dominio sobrehombres, dominio basado en la opresión y en la explotación. La diferenda es enorme.

Llego al tercer punto, mi estimación del totalitarismo oriental. Ha combatido usted mi tesis o juiciode que el totalitarismo oriental —hoy, entiéndase

bien—   no es ni expansivo ni agresivo. Está claro queno he negado ni puedo negar que al final de la segunda guaira mundial se intentó trasponer de Este a O estey  desde  arriba la revolución. Pero tampoco ante estehedu) —^reciba usted devuelto su argumento— es lícito c(»itentarse con lamentos, sino que hay que intentar^tflnder por qué ocurrió eso. Y al intentarlo nos cae

sobre los hombros una parte enorme de la culpa anosotros, «1 O este y a los socialistas del O este. Creo

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que hay que tenerlo presente. Aquí en occidente mucho era traición, y otro mucho inmadurez, y mucho

también, como dije ayer, fruto, por determinados intereses,  de la alianza con las fuerzas antisocialistas yantisociales de la reacción. De todos modos, en esesentido tiene usted razón, el totalitarismo del Este fueobjetivamente expansivo y lo sigue siendo. No voy aentrar en la cuestión de la guerra de Corea. Bastecon recordar que en modo alguno se ha aclarado nunca   si  fue de verdad Corea del N orte la qu e atacó,

y que, además, tampoco se sabe exactamente la importancia que pudieron tener las provocaciones sistemáticas desde el Sur. Pero repito mi .tesis que creoperfectamente sostenible: hoy, y ante la gi^tntescafuerza expansiva y agresiva del sistema capitalista tardío,  el totalitarismo del Este se encuentra materialmente a la defensiva, y se defiende, además, en formadeses perada . Dije ayer qu e podemos y debemos critica rese totalitarismo desde la izquierda; pero su crítica, suataque, no ha sido en modo alguno de izquierda.

Profesor Schwan: También yo querría tocar, teniendo en cuenta la discusión de ayer tarde, el problemade reforma o revolución. Y me declaro partidario defo que ayer se cahficó aquí de reformismo revisionista.

^C^nsidero obligadas las más enérgicas reformas   demo-

^oráticas de nuestra sociedad y de nuestra política;©ero creo que las posibilidades de esas reformas queahora se dibujaban precisamente, al menos en camposparciales como el de la Universidad, se destruyen o-ponen en peligro por causa de la radicalización revolu-daaaxia  de la oposición que ustedes proponen. Aludiendo también a la discusión que acaba de desarro-

fiarse, yo veo en lo que aquí se ha dicho estos últimosdías,  en la condena global de una sociedad opulenta

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represiva, pura y simplemente el viejo, romántico eilusionista darse de cabezadas contra la pared de unatécnica inevitablemente ramificada, una administracióny un aparato estatal propios de una moderna sociedadindustrial, y hasta, aunque no en el caso del señorMarcuse, contra toda forma de poder en general;comportamiento que en mi opinión fue ya objeto dedura ironía por parte de Marx. Por esa vía es en miopinión imposible conseguir la emancipación a la quetodos aspiramos. Creo que en la sociedad moderna

toda revolución consumada con éxito produce simplemente un nuevo poder violento y más total, contra elcual hay que volver a lanzarse; creo que los ejemplosde Rusia y de China son clarísimos. Asi se llega necesariamente a la idea de la revolución permanente, lacual produce una guerra civil permanente. Y es probable que a la larga una guerra civü permanente sea el

peor procedimiento imaginable para llegar a la paz,la s erenidad y la felicidad, cosas qu e el señor M arcu seha puesto como objetivos de la liberación, con lo cual,dicho sea de paso, no se diferencia en nada de lasdemás tendencias antropológicas, social-teoréticas ypolíticas, porque todas aspiran a lo mismo. La meta,el adonde, sigue siendo completamente vago, no seidentifica; y, en mi opinión, la exigencia de transfor

maciones cualitativas revolucionarías no se puede justificar más que atendiendo a su concreción. De no serasí , la su praordinac ión de u n a su puesta verdad objetivano demostrable a la libertad de la autodeterminaciónsu bjetiva es pu ro orgu llo intelectu a l. Aqu í está en obraun voluntarismo intelectual, una recaída en la formatnás especulativa de metafísica.

Por lo demás, y esto es lo decisivo, opino que latendencia revolucionaria no va a llevar a ningún éxito,

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•durante decenios al menos, en Europa y Alemania.Pues ni contamos con el movimiento de los derechosciviles ni como nación tenemos directamente la guerraamericana del Vietnam. La base no se puede ampliarni difundir sino muy escasamente, y siempre se tratade gotas en el mar. Por eso, la persistencia en el gestorevolucionario y la insistencia en la confrontaciónabsoluta llevarán sólo a una frustración y un aislamiento progresivos, y absolutamente a nada más.

En vez de encerrarse así, lo que en mi opinión

interesa es aprovechar las posibilidades, a pesar detodo aún existentes, de una sociedad socíalmente móvil y políticamente pluralista, con objeto de reformarla. Dada la situación real existente en la sociedadindustrial, no se puede intentar ima supresión del poder, sino sólo su constante limitación, reestructiuracióny control. Las autoridades irracionales aún existentes

han de convertirse en autoridades funcionalmentevinculadas, en la Universidad, por ejemplo, y tambiénen el estado y en la Iglesia, etc. Para eso hace falta, enmi opinión, una actitud experimental, pragmática, cooperadora, la cual puede ser profundamente de oposición, y qu e a gote las posibilidades reales y las energíasde una situación en vez de pasarlas por alto; esa actitud debe permanecer en el terreno de la Constitución y

contribuir a que ésta se aplique, lo cual no me pareceen modo alguno que ocurra. Estos esfuerzos de refor-ma tienen que centrarse en tomo a la progresivademocratización de la sociedad y de la política, asícomo  de sus zonas parciales, y ha de hacerlo teniendoen cuenta los principios vigentes en cada caso, porejemplo en la Universidad, en la economía, en los par

tidos,  en el sistema de gobierno parlamentario, en elque se pueden incluir momentos plebiscitarios, en

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el  sistema  escolar, etc. En este contexto no hay quéolvidar una sodiJización de la industria de materiaspr imas. ,^

Todo esta#*)tíge una sociedad más desarrollada,maydfi^e edad: pero al mismo tiempo hay que crearla base institudcmal de la ultericar educación de losciudadanos para que asuman mayor corresponsabilidad política. Por ejemplo, las propuestas de reformadel ASTA,* puestas precisamente aquí encima de lamesa, y el proyecto de ley sobre la Universidad pue

den producir una importante ampliación de la code-terminación estudiantü, si es que realmente se desea;y eso puede a su vez tender a una politización bienentendida de la Universidad, o sea, a la consagracióndel deber permanente de asumir una corresponsabilidad política productiva. Si esto ocurre de un modorealmente democrático, no s e podrá, c iertamen te, decirpor anticipado cuál será la dirección que tome esapolitización. La politización de la Universidad que  sebusca con la idea actual de la contrauniversidad nopu ede, en ca mbio, desembocar más qu e en la tran sformación de la Universidad en una escuela superior delSDS,**  en un frente unitario teorético y práctico dela oposición.

Herbert Marcase: N o me interesa entrar en la cues

tión de si lo que aquí discutimos es romanticismo ometafísica; las etiqu etas n o me in teresan . Si estos a su n tos son romanticismo o metafísica, he de decir que

•  Allgememer Studenten-Aufchuss,  Comisión estudiantil general el órgano corporabvo o sindical de los estudiantes alem anes(N. del T )

• •  SoztalutiícheT Deutscher Studentenbund,  Laga de los estu

diantes socialistas alemanes, que rompieron con el Partido SocialDemócrata  (SPD). (N. del T )

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me importan mucho el romanticismo y la metafísica.Sólo querría decir un par de cosas áóerca de esa tesisque tanto se nos repite: que el ráüléi^Jismo p<Mie enpeligro las reformas posibles. Creo que ya e^ horade preguntar si la recíproca no es al menos i^afanén-te verdadera. O sea: si la verdad no es que todas lasrefcmnas realmente introducidas y realizadas son engran parte obra del crecimiento de im gran movimiento radicaL Creo que es muy fácil probarlo históricamente.

Rudi Dutschke:  Me parece lamentable que los profesores Marcuse y Lowenthal, a pesar de todas susdiscrepancias, utilicen ambos el concepto de totahta-rismo para subsiunir sistemas diversos. Con eso sepierde la dimensión histórica que ha sido, en el otrolado,  el punto de partida histórico de la emancípa-dóiL Hemos de recordar simplemente 1917 como punto de partida de ese proceso de emancipación, la dictadura del proletariado en la forma de los soviets oconsejos, presente en todos los ámbitos de la vida so-CÍaL Al operar con el concepto de totalitarismo per-deiQOS precisamente esa dimensión histórica del resultado de la revolución y del proceso luego atravesadopw: esa revolución. Me Hmito a tomar el resultadofinal, el qu e hoy podemos ver. Y as í sin cu alifica dón

1» ttanan, bajo el rígido v cristahzado esquema delfotalitarísmo, sistemas diversos que tienen puntos departida  distintos, en vez de verlos en el proceso dem  génesis y de su transformación. Eso para empezar.

En segundo lugar, ocurre que abandonando eloeooepto de totalitarismo y apelando al de la dícta

te A n a del proletariado en la forma de la democrac iar4e4os consejos, se conqtiista la perspectiva adecuada'̂ para  entender cómo puede sucumbk una revolución,

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cómo de la dictadura desde abajo ejercida por lasmasas puede nacer una dictadura del partido y, al

fin al, u n a dic tadu ra del a pa rato del estado y ac as oluego de la tecnocracia. Esto último, a lo sumo, sepodría recoger con un concepto de totalitarismo, precisando, como queda dicho, que con   eso se  recogensólo resultados, no la génesis ni la transformación. Poreso es en mi opinión necesario abandonar el conceptode totalitarismo como concepto teorético, hablar delpunto de partida de esa revolución y considerar su

desarrollo, cómo se Uegó a la dictadura del partido y,por último, cómo se llegó a la dictadura de un soloindividuo en un cuadro de partido y de burocracia.

Y asf llegamos al punto en el cual Marx, en losManuscritos económ ico-filosóficos,  distingue entre dosclases de comunismo, el comunismo democrático y elcomunismo despótico. El desarrollo de la dictadura

del proletariado desde febrero de 1917 hasta la dictadura del individuo único en la persona de Stalíndurante los años cuarenta, y hasta la dictadura de laburocracia sustantivada durante los años sesenta, soncosas que hay que comprender, en vez de subsumirlasabreviadamente bajo el concepto de totalitarismo.También la componente expansionista del stalinismode los años cuarenta y cincuenta, tal como la hemos

experimentado aquí en Berlín, ha de entenderse plenamente dentro de esa dimensión histórica, y no abreviadamente en esa forma de la expansión, con la quealudimos por lo general a los sistemas fascistas o atodos  los sistemas antidemocráticos, con el primitivoconcepto de rojo-negro y pérdida de las dimensioneshistóricas de la transformación del punto de partida yde la meta posible.

Otra cosa más. No puedo entender cómo alguien

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se permite hablar de la posibilidad de una soluciónpacífica del problema colonial. Podemos contemplarel desarrollo del problema colonial desde hace decenas de años, especialmente desde la segunda guerramundial, y sabemos cómo se Degó a la llamada descolonización de África por el imperialismo inglés, y quea finales de los años cincuenta hubo en todas partes,en el Oeste, sublimes esperanzas de descolonizaciónpacifica y acaso de proceso gradual de industrialización de esos países, con eliminación de la miseria.

A mediados de los años sesenta se revela algo quemarxistas como Karl Korsch ha bía n visto ya a fin esde los años cuarenta, a saber: que el impeidjilisraoactual destaca precisamente por su capacidad de aliarse con las capas más corrompidas de las presentes oligarquías, con lo cual la sustitución del colonialismodirecto por la forma de la independencia no es másque una reproducción de la total dependencia económica con revestimiento legal Esto es hoy manifiesto.El único pu n to qu e hac e excepción podría s er el inten to de Frei en Chile, que se tendría que discutir.Espero que uno de nuestros amigos chilenos tomeposición al respecto en la discusión, indicando quésignifica una ley de reforma agraria aprobada por unparlamento burgués, y qué posibilidades de realiza

ción tiene. Sabemos lo que ocurrió con la ley dereforma agraria en el Vietnam del Sur, bajo Diem; ydesde luego que me gustaría que algún amigo chilenorepitiera el análisis de modo adecuado a las condiciones chilenas, entre otras cosas para destruir este únicoejemplo prestigioso de occidente.

Último punto puede ser la cuestión de la oposición

total del individuo a la sociedad, rechazada por elprofesor Lowenthal. En mi opinión hay que decir a

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este req>ecto lo sigílente: todo el que entiende lomuchísimo que hay en este mundo, las numerosas

posibüidades que podría ofrecemos, las imiftersales posibilidades de apropiación que en reaUdad existen,ha de entender también que se nos niega un mundoentero, un mundo enteramente nuevo, y, por lo tanto,comprendía la necesidad de la opoddón total delindividuo, no como representante de una clase, sinocomo  representante de la especie, contra este sistema

que amenaza precisamente con destruir la especie misma. Hay que practicar aposición en sentido total, paraconservar a la   «$pície. y eman ciparla, cosa qu e hoyes posible.*

Wc^gang Leféore:  Empiezo por la conclusión obtenida  •por  el señOT Lowenthal de su crítica al señorMarcuse, a saber , que Marcuse no puede trazar n inguna altenuttiva positiva; y que Marcuse se aferra a

la alternativa -maixista, la cual no tiene en cuenta loque la historia ha apwtado desde entonces. Y que nobasta con acusar a la historia de desviacícmista.

De ese modo la alternativa positiva se entiendeerróneamente como norma cuasi de ley de la naturaleza que se impondria al proceso histórico. Pero lanorma se tiene que entender como momento de la

práctica destinada a alcanzar el obfetivo programático.Por eso los que quieren transformar la sociedad nopu eden probar q u e pu eda , existir cosa distin ta de lasociedad hoy existente.

Es positivismo el utilizar el nivel tecnológico comoprueba y legitimación de la opresión existente, puesla tecnología no se puede justificar más que a sí mis

ma. Pero desde hace 30 años la estructura tecnológicapone precisamente en tela de juicio el sistema de tra-

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bajo y de dominio, pues las   crisis, xle 1929 y 1932 nofueron crisis de escasez, sino dé alnudancia.

En sesudo lugar , también me parece notable esode que se aluda a las soluciones pacíficas y al humanismo a pesar de todo presente en nuestra sociedad,y ello precisamente por parte del modelo científicoqu e pon e previam ente entre parén tesis su propia práctica. Los estudiantes de esta universidad, por ejemplo,que alguna vez han intentado pasar a la práctica, hanexperimentado sangrientamente el humanismo del sis

tema. Y me pa rece qu e los países del Tercer M un doestán teniendo la misma experiencia. Y la realizan nomientras confían en que los uaábles caballeros queUegan de las metrópolis con sus maletar a invertirc apita l y con certar con tratos con sus gobiernos lo hac entodo con óptima intenc ión . N o; tien en esa experienc iaen el momento en que intentan resolver por su cuenta su s a sun tos . En tonces s í que e^r ímentan todo e lhumanitarismo del sistema, ^i el Vietnam, en el Congo,  en Persia o en donde sea. Y también me pareceimportante el que esa exposición de nuestro sistema,que no refleja la propia práctica, llegue además a larespuesta de que, a pesar de todo, nuestra sociedades bastante humana. Y es verdad que mientras noscomportemos científicamente, es decir, absteniéndonos

de toda práctica político-social, no nos veremos obligados a sentir la inhumanidad de este sistema. Y desde ese pimto de partida positivista es muy consecuenteel estimar suspectos de metafísica a todos los quepiensan que la verdadera cuestión consiste en estructurar esta realidad en función de fines; pues, efectivamente, todo lo que aspira a una estructuración comoautorrealización en la realidad y, por tanto, a la altera

ción de la realidad, carece naturalmente de funda-

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mentó seguro en una ciencia que se autocomprendecomo registro geperal de lo que siempre ha sido.

Profesor LotoerOhal:  El colega Marcuse no se dejaasustar por las etiquetas de romanticismo y metafísica.Tampoco a mí me asusta la etiqueta de positivismo.Si por positivismo se entiende que las afirmacionesgenerales acerca de la evolución global de la sociedad se tienen que contrastar con los hechos, entoncessoy positivista. Pero si se entiende por positivismoque,  perdiéndose por los hechos singulares, no se pue

de conseguir ningún concepto de la totalidad, entonces no soy positivista.

Unas palabras acerca de la descolonización. El señor Dutschke tiene toda la razón al distinguir entre elprimer proceso de descolonización, el cual discurriópacíficamente en una serie de países, aunque no entodos, y el ac tua l problema del desarrollo de los pa íses

coloniales o semicoloniales. Pero no creo que tenga razón a l pinta r un cu adro gen eral según el cu a l los paísesdesarrollados de occidente se conciertan con oligarquías reaccionarias corrompidas para mantener su dominio. El comportamiento real de los países occidentales es mucho menos sistemático, mucho más casualsi así quiere decirlo: mucho más positivista; por reglageneral, se comportan según intereses de poder frente

al mundo comunista, y establecen alianzas con el quetenga el poder, ya sea un oligarca reaccionario corrompido,  ya sea un reformador progresista. Usted mismoha citado el caso de Frei. Hay otros casos de estaclase. Usted ha planteado la cuestión de si Frei fracasará; también esto puede pasar, pero hay algo quese puede afirmar con toda seguridad: que no fraca

sará por falta de ayuda americana. Me permitollamarle la atención también acerca de que en países

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que han estado bajo un control bastante efectivo delOeste ha habido reformas de desarrollo extraordinariamente eficaces. Pienso, por ejemplo, en un país queya había superado los problemas principales de laindustrialización, pero que soportaba aún una estructura agraria feudal: el Japón, en el cual se ha realizado bajo la iniciativa de los americanos una reformaagraria extraordinariamente eficaz que ha mejorado elnivel de vida de la población; también querría recordar la reforma agraria de Taiwan. Con esto no quiero

decir que el mundo occidental lleve por todas las colonias la bendición y la reforma; digo que no acarrean eces ariam ente el apoyo a la opresión oligárquica , sinoque tiene varias posibilidades, por las cuales hay queluchar.

Con esto vuelvo otra vez a la cuestión ya aludidaaquí por el colega Schwan, la cuestión de la reforma

y de la negación radical; y querría plantear estacuestión en el contexto concreto de lo que ayer tardedijo el señor Marcuse acerca del derecho de resistencia y de la función de la violencia como factor deprogreso, de la violencia desde abajo.

Por de pronto, coincido con el señor colega Mar-cuse en que el radicalismo no es siempre, ni muchomenos, un obstáculo a la reforma, y en que muchas

veces,  aunque no ha conseguido lo que quería, haresultado en cambio él mismo vehículo de las reformas.  Y también coincidiría con Marcuse en que hayun derecho natural de resistencia contra la opresión,el cual está por encima del derecho positivo; y en queeste derecho natural de resistencia ha tenido una granfunción histórica en el desarrollo de nuestra sociedad

occidental y la puede seguir teniendo. Permítamne aducir muy brevemente tres ejemplos: el derecho de coali-

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ción de la dase obrera, el derecho de huelga, se conquistó primero mediante la acción directa contra leyes

opr^oras, y al precio de la violencia y de la resistencia contra una opresión violenta. Esa victoria fue elm«supuesto de todas las demás reformas sociales, y,^a  lo tan to, tam bién la condición previa de la a c tua lintegración de los obreros. Segundo ejemplo: la resistencia pasiva no violenta de •grandes sectores de lapoblación india contra Gran Bretaña, de la cual hadicho el señor Marcuse en imo de sus últimos escritos,  y con razón, que la no-violencia practicada aesa escala es ya una forma de violencia, y de violencialegítima. Tercer ejemplo: el movimiento de los derechos civiles en los Estados Unidos. En los estados delsur, en 1(» cuales no funciona de hecho la juridicidaddel estado, en donde los derechos no son prácticamente reconocidos, la acción directa, particularmente

la de los estudiantes, resultó el único vehíctdo posiblede progreso local y, por lo tanto, de movilización dela política democrática nacional, por un lado, y derealización de las reformas legisladas, por otro.

N o soy, pu es, en m odo algun o, enemigo de esasacciones en esos casos. Pero sí querría poner en guardia contra la equiparación de la resistencia contra

opresión ilegal con la utilización de la violencia porminorías, sólo porque creen que no pueden salir de laposición minoritaria. Hay una gran diferencia entreesas dos cosas, y digo precisamente que en la tesisde que la sociedad está tan totalmente manipuladaque ,  a pesar de todos los derechos democráticos, unoestará siempre en minoría, se tiene el peligro de justi

ficar la  fuxAáa  violenta de la minoría contra la mayoría. Eso es un peligro, y el colega Marcuse lo sabe

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igual que yo, pero creo que en la actual situación deBerlín es necesano aludir a ello explícitamente.

Por último, unas pocas palabras acerca de las alternativas revolucionarias y del totalitarismo. El señorDutschke ha recordado que los regímenes totalitarios^del Este, y sólo de ellos hablamos hoy, nacieron de uiqr>cosa muy distmta. que al principio de la revoluciónrusa se encontraba el intento del poder directo de losconsejos, de la emancipación directa de los hombrestrabajadores por medio de órganos no-estatales, no de

aparato, no burocrátioos; y ha supuesto que esto es unargumento contra la utilización del concepto de totalitarismo. A mí me parece que es muy importante paranosotros entender cómo una revolución auténtica desde abajo se ha convertido en el estado totalitario queconocemos, por ejemplo, en la versión staliniana.Entender que no se trata de una casualidad, porque,primero, la toma del poder por los consejos fue almismo tiempo la toma del poder por un partido;segundo, en el curso de las luchas siguientes, el partido se convirtió en fuente de un nuevo aparato estatal y se desarrolló hasta ser partido único; y, tercero,de las instituciones del total monopolio del partido sesiguen en mi opinión, con necesidad, todos los posteriores fenómenos esenciales. Lo que aquí se ha lea-

lizado trágicamente no ha sido un truco perverso degentes ávidas de poder, sino unas leyes consistentesen que —^para volver al principio— no es hoy posiblela sociedad sin dominio.

Permítanme contestar otra vez a Marcuse. Lo quedigo no es ni metafísico ni positivista, sino que creoque se puede fundamentar y probar con exactitudsociológica. Creo que la tecnología moderna no sóloha consolidado fácticamente el poder, la estructura

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de dominio, sino que es propio de su naturaleza elreforzar las posiciones de los especialistas; que en

todos los rincones de la moderna sociedad industriallos especialistas de la técnica, pero también los especialistas de la organización y de la decisión acerca deorganizaciones complicadas, se hacen cada vez másimprescindibles, no cada vez menos necesarios. La esperanza de Karl Marx en una sociedad sin dominio sebasaba en el argumento de que, con la ayuda de latécnica moderna y de la mayor abundancia de tiempo

libre,  iría siendo posible a un número cada vez mayorde hombres de educación creciente el tomar alternativam en te las decisiones, n o sólo las gran des decisionesbásicas, sino también las decisiones administrativascorrientes o el ejercicio cotidiano de la autoridad;como lo expresó Lenin al decir que cualquier cocinera podría administrar el estado. Pero lo que haresultado —̂y  lo qu e resu lta rá también en Chin a, .dichosea de paso— es que el moderno desarrollo industrialno es posible sin el tipo de especialistas insustituiblespor las cocineras, y que no existen sociedades complicadas que puedan prescindir de las necesidades dela coacción y del dominio también sobre hombres.La creencia del señor Dutschke de que vivimos en unmundo en el cual es ya posible una sociedad comple

tamente Ubre, Uberada de dominio en ese sentido,pero que nos es negada, es una creencia que se encuentra en contradicción con los hechos de la técnicay de la organizac ión en la s ociedad in du strial Tam biénse encuentra en contradicción con la experí^icia dela gran revolución comunista, de la evolución que llevóde la dictadura de los consejos a la del aparato; y seencuentra, en última instancia, en contradicción conun hecho que es, en mi opinión, la cuestión básica, la

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cuestión humana básica de la que aquí se trata. Elhecho fundamental de que ninguna sociedad puedeexistir sin que los hombres se vean obligadí^s a sacrifica rse parcialmen te, a renu nc iar a pa rte de sus in tereses,  de sus instintos; dicho de otro  modO-  que entoda sociedad de la historia, en la actual igual que,según me temo, en la futura, se da lo que Freud hallamado la desazón o angustia en la cultura. Digoque el intento de sahrse de esa inquietud, esa angustiosa incomodidad o inseguridad de la cultura, aun

que es un deseo humanamente comprensible, no esuna alternativa política.

Herbert Marcuse:  Me alegro extraordinariamentede recibir la noticia de que el deseo de salirse de lasociedad represiva es, por lo menos, un deseo humanamente comprensible. Una vez conseguida esta base deacuerdo, creo que podremos también discutir acerca

de cómo se puede trasponer realmente en acción política ese deseo humanamente comprensible.El colega Lówenthal ha reconocido el derecho de

resistencia, pero ha añadido que ese derecho de resistencia no se puede ejercer más que contra una opresión ilegal. Pregunto aquí: ¿quién determina qué esopresión ilegal o antijurídica? El problema de la socie

dad desarrollada del capitahsmo tardío consiste precisamente en que la opresión no es ilegal, o sea, nofes antijurídica en el sentido del derecho positivo, y,sin embargo, es una opresión contra la cual hemos deluchar. Sobre el problema de la minoría: hay querechazar el uso de la violencia para impedir que unaminoría siga siendo minoría. También en esto estoy

de acuerdo. Pero éste no es el problema de la actualsociedad capitalista; en ésta el problema se pone a la

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inversa, a saber, que la mayoría sigue siendo una ma-\ona reaccionaria y homogeneizada.

Sobre la cuestión de la técnica y del poder o dominio:  no hay duda de que la posición de los especialistas se hace cada \ ez  más importante con el progresode la técnica. En esto veo un signo favorable paranosotros, no desfavorable. Pues cada vez importa másla cuestión de quiénes son los especialistas, si lo sonde la guerra o de la pa7. Si son especialistas de laexplotación intensiva o especialistas que desean lo con

trario.  Y creo que la intelectualidad tiene en estepunto la tarea de hacer que los especialistas sean distintos de los de hoy, que sean especialistas de la liberación. Pues hay realmente una técnica de la liberación, una tecnología de la liberación; y hay queaprenderla. Nuestra tarea consiste en contribuir aque amnente el número de estos especialistas y a que

su posición sea cada vez más sólida.Una última observación. Toda especialidad se puede a prender. Por lo tan to, y en este sentido, la fras e deLenin sigue siendo verdadera hoy.

Profesor Claessens:  ¡Señor Marcuse, ahora tieneque dedrlol Yo mismo he estado una vez en esteestrado discutiendo el tema ¿qué hacer? Repetidamente le dirigimos esa pregunta, y creo que no estamos

completamente satisfechos de sus contestaciones, dejando aparte la cuestión de si no habrá otras respuestas más, Pero eso no impide que se vuelva a plantearclaramente la cuestión. Lo que acaba usted de decires lo mismo que dice la voz de aquella razón queno es reconocida como tal por amplios círculos cuyosrepresentantes se encuentran aquí, a saber, la razón

que dice que hay que modificar el sistema desdedentro. Su llamamiento a transformar, a cambiar la

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función del especialista puede tal vez entenderse también de otra manera; pero ésta que digo no estabaexcluida. Me parece que constantemente estamos dando vueltas al problema que de verdad quema, al problema de la democracia. Ocurre que una minoría —ycreo que no nos damos cuenta de lo mínima que es—presenta una pretensión de vigencia y no sabe cómoconvertirla en realidad. Éste es propiamente el círculovicioso, el círculo infernal al que repetidamente serefería usted ayer. En una democracia aceptable rige

el principio de que la minoría ha de ser al menosescuchada, pero no que la minoría cobre la vigenciade la mayoría. Tocqueville se inquietó siempre por elproblema de cómo se puede evitar la dictadura de lamayoría en una democracia de casi-iguales (y se tratade una democracia de casi-iguales, en comparacióncon otras épocas). Pero ¿cómo se puede impedir la

dictadura de la mayoría con los medios de la democracia misma, si no es mediante un trabajo políticomuy duro e intenso en el que se intente conseguiraquí y^allá situaciones parciales de mayoría frente a lamayoría anterior? En este punto creo que necesitamos respuesta. Hemos de saber: ¿se trata de revolución o de democracia? Sí se trata de revolución, esposible que el lugar más adecuado para hablar de ello

no fuera precisamente éste, dentro del sistema.En realidad con eso no quiero decir nada compli

cado,  sino sólo plantear la pregunta de siempre: ¿quéhemos de hacer concretamente ahora? ¿Hemos de perder toda fe en la posibilidad de conseguir algo mediante un intenso trabajo de educación política; hemosde considerar todo eso absurdo, despilfarro de tiempo

y energía que en el fondo no hace más que apoyarindirectamente al sistema, porque éste acaba por po-

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der decir que hasta tiene una contra-universidad, etc.?¿Qué hay que hacer? ¿Cómo se puede mantener vivoese fistrecho impulso político que aún sigp> observan do,pero que actualmente —cosa que debemos reconocerserenamente entre nosotros, ya por el peligroso hechode ser alemanes— se alimenta demasiado de emociona-lidad, la cual no es la mejor fuente de impulsos políticos? Por detrás de todo esto se encuentran las cues-tienes de la vigencia pretendida y de la imagen delhombre, cuestiones que no me propongo tratar ahora.

La única cuestión que ahora veo es ésta: nos encontramos en una cultura con im determinado pasadorepresivo; somos una minoría progresiva; para que nose apague o se seque todo el impulso que queda, setrata de llegar a medidas muy concretas que alimenten esos impulsos, los mantengan y, si es posible, losintensifiquen por todas partes.

Rudi Dutschke:  Unas palabras acerca de la decisiva cuestión de la eliminación del poder históricamente superfino. La cuestión de la eliminación históricamente posible de dominio, no de una eliminacióndel dominio como tal, debería situarse en el centrode la discusión, junto con el problema de la intelectualidad de la producción y junto con el prejuicio dela sociedad industrial según el cual no es posible

aquella eliminación. Voy a citar —con el permiso delprofesor Lowenthal— unas líneas de sus ensayos delos años treinta. En un artículo acerca de las transformaciones del capitalismo dice el profesor Lowenthal,entre otras.cosas, lo que sigue:

"La mecanización del proceso del trabajo, en

la medida en qu e se ha impu esto du ran te el último decenio (1936), ha de hacer disminuir inevi-

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tablemente la parte del trabajo calificado en latotalidad del trabajo industrial. Pero al mismotiempo aumenta la imprescindibilidad de esadisminuida capa calificada para el proceso de laproducción y, por lo tanto, su peso social enla empresa. Por encima del trabajo calificado sedesarrolla una nueva capa de productores quetiene creciente importancia, en paralelismo conla penetración de la ciencia en la produccióny, en parte, también en la organización social:

esa capa es la intelectualidad técnica y económica. Esta capa, a la que llamaremos abreviadamente intelectualidad de la producción, suelepertenecer a la burguesía por lo que hace aldominio y a la posición social, pero económicamen te pertenece" con toda propiedad al proletariado,  cuya capa superior y más calificada es,

Es de la mayor importancia el hecho de queesta capa superior de esclavos no ejerce ya predominantemente funciones de inspección que laaten a la clase dominante, sino las funciones dedirección científica de la producción que estándestinadas a hacer superflua a la clase dominante."

Permítaseme citar ahora el ensayo del profesorLowenthal "La revolución alemana":

"La cuestión de la revolución se plantea enel momento mismo en que se consigue movilizarmasas contra el fascismo. A partir de ese momento, el destino de la nación depende de la

clara cons cienc ia de los fin es qu e ten gan los revolucionarios. Depende de que los revolucionarios

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procedan conscientemente a la destrucción omni-lateral de los fundamentos del poder fascista.Esa destrucción se tiene que garantizar mediante el despliegue de la iniciativa y de la voluntadde poder de las masas populares, mediante laruptura de los baluartes políticos y económicosde la reacción y asegurando el destino económico de la revolución."

Y a qu í vienen las líneas decisivas ac erca de la

intelectualidad de la producción. Decía el profesorLowenthal:

"Siempre hemos recordado la decisiva importancia que tuvo en 1918 la insuficiente preparación del partido obrero para asumir el muy desarrollado aparato de la producción: esa insuficien

cia influyó mucho en el fracaso de la revolucióndemocrática. Desde entonces la importancia deese problema ha aumentado aún. . . Para quetenga éxito la próxima revolución alemana hayque crear el partido revolucionario preparadopara orgam'zar la actividad de las masas y paradirigir el aparato de la economía, el partido queforme con la misma meticulosidad, la misma fir

meza organizativa y, sobre todo, con la mismavoluntad de poder de sus cuadros en las empresas,  entre los miembros de la intelectualidadde la producción y para la dirección de la revolución."

Aunque esas citas hablan por sí solas, yo añadiría

a ello, enlazando con lo dicho por el profesor Mar-cuse,  que la cuestión de los especialistas y su crecien-

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te impor tanc ia e s pa ra noso t ros un fac to r p roduc t ivoenorme en la e l iminac ión del dominio his tór icamentesuperf luo .

En e l p rofe sor Lówentha l y p robab lemente t ambién en el profesor Schwan se manifiesta la cris tal izac ión de una s i tuac ión h i s tó r i ca en l a cua l l a s i lu s io ne s de lo s años ve in te —par t i cu la rmente , en e l c a sode l p rofe sor Lowentha l , l a pos ib i l idad y l a nece s idadde la revoluc ión prole tar ia— se han vis to momificadasy cos if icadas por la g igantesca decepción que fue la

exper ienc ia de l s t a l in i smo, con lo cua l l a s nuevas pe rs pec t iva s h i s tó r i ca s en l a s cua le s t r aba jamos , pensamosy v iv imos no pasan ya a conver t i r se en pun to de par t ida de un nuevo aná l i s i s . Por e so deber íamos se re scép t i cos .

Peter Furth:  Se h a p re sen t ado e l c u ad ro de una -sociedad que , sobre la base de sus propios logros , seha desa r ro l l ado has t a cons t i tu i r se en un s i s tema s induda repre s ivo , pe ro t an s a t i s f ac to r io que hay querenunc i a r a toda e spe r anz a de reba s a r lo , pue s e s a se spe r anz a s son en re a l id ad un re s en t imien to que que da s i empre en toda so c iedad , po rque en toda so c iedadse puede reg i s t r a r e l de sa sos iego , l a de sazón o angus t i a de l a c u l t u r a . La de s azón s e r i a una con s t a n te .En tonce s p regun to : La opos i c ión , como negac ión r ad i

c a l de u a a so c iedad que s igue s i e ndo o que t i e ne quese r repre s iva , ¿ t iene que imagina r se s impre , en suscon se cuenc i a s , como p l a ce r de l a de s t r u c c ión? P re s c i n d iendo de d i s cu s ione s gene r a le s que aún t e nd r í amosque desa r ro l l a r , que rr í a p regunta r a l p rofe sor Lowentha l dónde ve e se gus to por l a de s t rucc ión . Ha d ichoqu e n o en H e rbe r t M a rcu se , no , de sde l uego , e n s u s

i n t e nc ione s , s i no a lo s umo en s u s con se cuenc i a s , ymuy v i s ib lemente en lo que se puede obse rvar con-

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cre ta y fác t icamente aquí , en e l mo\Lmiento de opos ic ión. N o debería reservars e eso qu e ha observa do.

Otra pregunta se refiere al intento de legitimizarla res is tenc ia , inc luida la que opera con la \ ' io lencia .El profesor Lovventhal dis t inguía, en efecto, entreres is tenc ia y contraviolencia legí t imas y res is tenc iai leg í t ima . Es leg í t ima cuando se o r ien ta con t ra unaopre s ión an t i ju r íd ica , e i leg í t ima cuando se u t ihzapa r a impone r l a a t e nc ión a l a s mino r í a s , p a r a t r a n s formar la s en mayor ía s , pa ra consegui r un hueco f ren te

a l a s mayor ía s . A e so se puede añad i r l a p regunta :¿ha h ab ido a lguna vez una re s i s t e nc i a que no t e n diera a fac i l i ta r a minorías un es ta tu to socia l en e lcua l l a cuahdad de minor ía no s ign i f i c a ra e l ap la s t a mien to de l a vo lun tad de l a minor ía? Apar te de queseguramente t ampoco e s t an fác i l s a l i r fo rmalmentede l pa so con l a d i s t inc ión en t re minor ía y mayor ía .Pues en la h is tor ia , y también hoy, hay diversas c lasesde minor ía s . Al hab la r de minor ía hay que concre ta rl a s in tenc iones y lo s con ten idos de lo que qu ie re l aminor ía y de lo que hace de e l l a una minor ía . En e sot iene que haber un cr i ter io de la legi t imidad y la i le g i t imidad . Pues s i no lo hub ie ra , en tonces l a s mayor ía s ,de modo pu r amen te fá c t i co , t e nd r í a n como t a l e s underecho legí t imo indis t inguible del fac tua l , de l poder

que da e l ser mayoría , de la v iolencia de mayoría , adecidir qué y cuánto es i legí t imo. Y entonces e l pos it ivismo no sería sólo el ropaje asumido por el profesor Lowentha l , e l examen de lo que se ana l iz a pa raformula r lo luego teoré t i c amente , s i s temát icamente , enbase a los hechos ; s ino que e l s i s tema entero , e l puntode vis ta apriórico del aná l i s i s ser ía prec isamente e l de l

pos i t iv ismo, porque e l poder no cons tar ía en úl t imains t anc ia más que de v io lenc ia , y de te rminar í a l a s

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dimens iones de todo lo ident i f icable teoré t icamente .La co s a me pa re ce muy p re c a r i a p a r a c ua lqu ie r pen s amien to , pues é s te no podr ía en tonces tene r más c r i ter io de su \a l idez que los cerrados s i s temas , tocarlos cua les no es pos ible más que les ionando las   vestcdinches  que son determinantes-, o sea, sólo i legítimamente . Con e so pre sc inde e l pensamien to de sus pos i bi l idades de oponerse .

Son, pues , dos cues t iones . Primero la del gus to dela des t rucc ión , e l p lace r de l a de s t rucc ión . ¿Es un

resent imiento? ¿Es propio de todas las opos ic ionesrad ica le s l a cons tan te de l de sa sos iego o desazón de l ac u l tu ra ? Y se gu n da : la con t ra v io lenc ia leg ít ima es p ropia de las minorías en su in tento de sa l i r de l es ta tu tode minoría precisamente s i la s minorías no se definenformalmente , s ino ten iendo en cuen ta lo s con ten idosque l a s cons t i tuyen y que le s pe rmi ten s a l i r de l a

s i t u a c ión de mino r í a .Profesor Lówenthal:  Voy a in ten ta r ser lo más breve pos ible . Primero acerca de las observaciones dels eño r Du t s chke , que t a n conmovedoramen te re s u l t ase r pos tumo d i s c ípu lo mío . Hoy segui r í a yo mante niendo mucho de lo que he escr i to y é l ha c i tado delaño 1936, y e l lo porque admito su d is t inc ión entre e lp rob lema de l a supues ta superf lu idad de l poder o do

min io como ta l y e l de l a superf lu idad de t a l o cua lcompos ic ión de l g rupo dominan te . También c reo quelo que e l s eño r Du t s chke h a c i t ado con t i e ne un a rgu mento en e l sen t ido de que e l c a rác te r de l dominio,  su legi t imación, t iene que cambiar , de jar e l fundamento de l a p rop iedad para tomar l a de l s aber yla capacidad obje t ivos temáticos . Etcé tera . Pero eso

no es lo mismo que la fe en que se pueda vivir s inpoder , s in re lac iones de dominio . Son dos cosas d ife-

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rentes, y lo que he combatido aquí es la esperanzaen una sociedad sin relación alguna de dominio.

Se me permitirá que, de las cuestiones suscitadaspor el señor Furth, tome primero la segunda... Sobrelo que he querido decir acerca del derecho de resistencia y con la limitación del derecho a la violenciaen las minorías. Me gustaría que no nos perdiéramosen una disputa verbal cuando el tema es relativamentesencillo, aunque muy difícil de definir. Al hablar delegitimidad no quería decir que la resistencia no sea

posible más que cuando el poder conculca su propioderecho positivo: está claro que eso ocurre pocas veces.  Los casos que he citado —la lucha de la claseobrera durante el siglo xrs por su derecho de coalición, la lucha del pueblo indio por su liberación deldominio colonial— son claramente casos en los cualesla resistencia ha tenido que imponerse al derecho posi

tivo entonces vigente; con eso he aludido conscientemente a un derecho natural de resistencia. La diferencia que he puntualizado se refiere exclusivamenteal caso en el cual una minoría reivindica el derechoa La resistenc ia y la violenc ia, no porqu e se le esténnegando posibilidades de expresión o de organización—^pues en este caso la contraviolencia me parece legítima—, sino sólo porque cree que con medios pacífi

cos y no violentos no conseguirá nunca superar lasituación de minoría. Creo que se trata de una diferencia esencial que no hay que pasar por alto.

Una última palabra acerca de su primera cuestión,señor Furth. Partiendo de mi advertencia contra unaactitud puramente destructiva y del hecho de que yohabía precisado que la advertencia no se refería a la

inten ción del señor colega M arcu se, ha in terpreta dousted una observación marginal mía en el sentido de

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que  la  advertencia  se refiriera a hechos y peligrosloca l izables aquí en Berl ín . Ho\- , t ras lo que ha hechola policía el 2 de junio, es muy difícil hablar serenamen te de es tas cosa s . M u y difíc il s i n o se qu iere sersospechoso de justificar los abusos de la pohcía. Perohe de decir que no hubo sólo abusos de la pohcía ,y no sólo legí t ima y pac íf ica manifes tac ión, s ino también persona s qu e h ic ie ron lo qu e el señor M arc u sere chaz aba aye r t a rde en una ob se rvac ión marg ina l ,o sea busca r s implemente e l choque , rebasando , por

e jemplo, la manifes tac ión pac íf ica . El lanzamiento deobje tos es un e jemplo de e l lo . Toda esa argumentac iónque d ice que l a s pac í f i c a s panca r t a s no s i rven paranada es también un e jemplo de lo que es toy dic iendo.Repi to , recog iendo lo qu e M a rcu se d ijo ayer t a rde—pue s a unque no s é s i que r í a de c i r p re c i s amen teesto,  a l menos habló de e l lo—, que no es en absoluto

necesa r io busca r e l choque , porque e l choque se p roduce ya con fac i l idad suf ic iente s in más que e jercern orma lmen te lo s p rop ios de rechos . M arc u se dijo q u ee l busca r e l choque e s i r re sponsab le ; e s toy de acue rdo con él.

Wolfgang Lefévre:  M e a s ombra an te todo e l modovac ío como se e s tá hab lando de minor ía s , de dominioy poder , y cons igu ien temente t ambién de lo que en

Ber l ín se l l ama provocac ión . La cosa empieza hab lando t r anqui l amente de minor ía s en genera l , y en toncesse d ice : s i son minor ía s que qu ie ren s implemente s a l i rde su s i tuac ión minori tar ia a base de violencia , e la sun to parece feo . Pero ¿de qué minor ía s se t r a t acuando se hab la concre tamente de l a opos ic ión e s tu d ian t il en la s metrópoli s? M e pa rece qu e hay qu e pa r

t i r de l hecho de que la razón pol í t ica que aún cons igue no ta r que l a guerra de l Vie tnam es un c r imen

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resulta hoy minoritaria. En esta situación, lo decentees plantear de una vez el problema de las minoríassegún el contenido, preguntando qué tiene que hacerla razón política, si no quiere abdicar, sí no quierelimitarse a declamar la tesis de que crímenes comolos que están ocurriendo en el Vietnam no deben ocurrir, si no quiere limitarse a escribirlo en el diario enla serenidad de la retirada habitación. Esa razón tieneque pensar, si es que quiere seguir siendo razón, encómo puede discutir y luchar con esta sociedad, pese

a ser minoría, minoría fácil de ignorar.Del mismo modo me parece que se ha planteado

formalmente sólo el problema del poder, el problemade la mayoría. Se afirma que las minorías tienen querespetar los derechos democráticos a pesar de todoexistentes. Y eso se afirma después de haberse negadoa analizar correctamente el concepto del poder, des

pués de ponerse a charlar del poder de los especialistas,  cuando de lo que se trata es del poder del interésdel capital, si ya no de la personificación de ese interés.  Se trata, por ejemplo, de los costes muertos deinversión contra los hombres dominados, de inversiónen el aparato policíaco de las metrópohs, en los ejércitos y los aparatos militares contra los hombres quese yerguen en el Tercer Mundo. Más vale que dejemos

de charlar del poder de los especialistas y veamos deuna vez cómo anda el brutal poder político del interés del capital.

Unas pocas palabras acerca de las provocacionesde Berlín . M e parece más bien cu rioso que al ha blar deeso no se recuerde nunca, por ejemplo, que la provocación estudiantil en la Universidad Libre fue prece

dida por la negativa de las instituciones universitariasincluso a participar en una discusión racional con con-

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dusiones vinculatorias sobre una estupidez tan evidente como es la cuestión de la exmatriculación forzosa.* En esta situación, una minoría que, dicho seade paso, en esta universidad es la mayoría, tiene yaun motivo serio para obhgar a dichas instituciones adiscutir. En Berlín, en esta ciudad, hay una situaciónen la cual  picketing liner  que llevan en sus pancartaslos más inocentes pareados son detenidos sin que laopinión pública tome siquiera nota, a causa de lacompleta homogeneización de la prensa. Yo creo que

llegados a este punto es absolutamente necesario quela fachada de la Casa Americana reciba unos cuantos huevos, para ver si se empieza a discutir un poco.

Profesor Schuxin:  No diría yo que no a lo últimoque ha afirmado el señor Lefévre, pero entonceshay que aprovechar la situación que se crea para realizar nuevos resultados positivos que han surgido como

posibilidad de esa s itua ción m isma. Y creo qu e un asituación de este tipo tenemos en Berlín. Tambiénopino que unos medios plenamente radicales puedenser al final excelente vehículo de la reforma, peroentonces tienen ustedes que ser capaces de aplicarsea esas reformas, porque si no habrá a la larga otrochoque más que aumentará su aislamiento. Y no séqué se desea por ese camino; esto es para mí el pro

blema.El señor Taubes me ha criticado el que yo parta

de la idea de que las necesidades son constantes, y el

• M edida toma da en el ma rco de u n a reforma tecn ocrá t icade l a un ive r s idad a lemana pa r a a umen ta r l a ren t ab i l idad de l a mis ma; consis te en prohibir —contra la t rad ic ión de la un ivers idadl ibera l burguesa— la cont inuac ión del per íodo de es tudio y preparación a l cabo de c ierto número de cursos. Con ello se suprime el

viejo principio l iberal a lemán que pone en manos del estudiantel a dec is ión a ce r c a de su c u r ri c u lum. (N .  del  T.)

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señor Dutschke ha dicho que parto de la cristalizaciónde una situación histórica. No me parece que esascríticas estén completamente justificadas. Creo que lasnecesidades de la sociedad tienden cada vez más a lalibertad, a un ámbito creciente de la libertad, peroopino que la mediación de esa tendencia ha de ser elrecto ejercicio del poder. Pues la experiencia histórica dice que las revoluciones han reproducido siempre nuevo poder; desde luego que, en el caso de laRevolución Francesa o en el de la Revolución Bolche

vique en Rusia, han producido un poder nuevo mejorque el anterior. Pero es que previamente había conceptos claros acerca de lo que iba a seguir a larevolución. Hay un Rousseau antes de la RevoluciónFrancesa, y un Lenin antes de la Revolución de Octubre.  Mas a pesar de ello la democracia de los  sovietsacabó en el stalinismo; pero en fin, esto tal vez sea un

problema aparte.Ahora bien: en la situación presente, al nivel deuna tecnología altamente diferenciada, resulta que nose presenta aquí concepto alguno de un programa concreto para realizar las reivindicaciones políticas, nisiquiera para articularlas, diferenciarlas y formularlas.Por eso veo en esta situación el peligro de una puraemotividad que vuelva a mutar con facilidad suma

en una dictadura o, por el contrario, acabe en el aislamiento. Éstas son mis reservas, y creo que, en lo concreto,  se ha producido una situación, en Berlín porejemplo, respecto de la universidad, el profesorado, lapoblación, la prensa, los partidos y las instituciones,que está pidiendo que se la aproveche.

Rudi Dutschke:  Enlazando con lo que ha dicho

Lefévre, yo creo que hemos llegado a un punto talque los huevos no bastan ya en modo alguno, o sea:

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los huevos y los tomates eran en realidad formas deresistencia no organizada destinadas a que la opiniónpública nos percibiera al menos. Pero ahora hemosalcanzado ya una fase de nuestro proceso político enla cual sería necio y retrógrado seguir con los huevosy con los tomates. Y esto tiene algo que ver con lacuestión de la mayoría y la minoría. Ahora ya estamosaplicando en la práctica estos conceptos, no comoconceptos estático-cuantitativos, sino como conceptoshistórico-dialécticos, o sea, como relaciones e interac

ciones alterables por los hombres. Estamos empezando a romper el aislamiento en el que hemospermanecido durante meses, o durante años,  y  consiguiendo una ampliación de nuestras minibrías.

Ya no somos los treinta o cuarenta ilusos que sueñan u n mu n do, ¡ay , tan lejan o; sino que de hechohay ya aquí en la universidad un campo antiautori

tario de unos cuatro o cinco mil estudiantes; y enotras universidades hay minorías también en ampliación. Nos disponemos —^y éste es el punto inmediatoen el que se plantea la cuestión de la violencia— aempezar la campaña sistemática por la expropiacióndel trust  Springer, y con esa c am paña vamos a pen etraren la población. Esto es un grado más de ampliación.

Hemos de entender que la minoría —cuya génesis

histórica podemos mostrar al dedillo en Berlín, desdela situación de aislamiento completo, sectarismo y petulante "llevar-razón" de los años cincuenta— ha provocado una cierta difusión progresiva de la idea deque  en esta sociedad se pueden cambiar muchas cosas,n o por  acciones putchistas de minorías conscientementeaisladas,  sino por la acción de minorías que se esfuer

cen sistemáticamente por facilitar a sectores crecientesde la población consciencia de lo que pueden esperar

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en la universidad, y por abrir y mantener un diálogoentre ios hombres sumidos en la minoría de edadpolítica y nosotros. Este proceso de ampliación denuestra minoría, que ya hoy es mayor que hace algúntiempo, conduce realmente a la única base de la transformación social, a la ampliación y masificación de laidea de liberación, o sea, al nacimiento de mayorías apartir de las minorías por medio de acciones como laexpropiación del  trust  Springer. acciones en las cualesno estamos solos, sino que respecto de ellas ciertos

sectores de la población sienten un innegable desasosiego ante la situación de ese punto de la sociedad,el punto, esto es, del dominio funcional de las masaspor manipulación. En ese punto hemos de seguir trabajando para hacer tendencialmente de la minoríauna mayoría.

Herbert Marcuse:  Querría volver brevemente al

tema de la alternativa concreta. ¿Podemos trabajar porla transformación de la sociedad existente sin ofreceruna alternativa concreta? La alternativa concreta espor el momento negación, pero en la negación mismase encuentra ya lo positivo. Permítanme aducir unejemplo. Si tuviera que dar respuesta en América a lapregunta "¿qué queréis realmente poner en el lugarde la actual sociedad?", yo contestaría: queremos una

sociedad en la que no haya guerras coloniales, en laque no sea necesario recurrir a guerras coloniales, enla que no sea necesario levantar y sostener dictadurasfascistas, en la que no haya ciudadanos de segunda yde tercera clase. Todas esas formulaciones son negativas.  Pero hace falta ser completamente tonto parano ver que en esa formulación negativa se encuentra

ya lo positivo. Permitiéndome, por un minuto al menos,  concretar la cuestión para Berlín, hoy contestaría

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p ro b a b l e m e n t e a l a c i t a d a p r e g u n t a ; q u e r e m o s u n as i tuac ión en l a cua l no pueda haber v i s j t a s de l Shah .En Pers i a , l a re spues ta a l a p regunta e s todav ía másfá c i l : que remos una s i t u a c ión en l a que no h a>a Shah .Todo e s to puede parece r muy vago d icho aqu í en e le s t rado , pe ro c reo que l a fo rmulac ión no e s t an vagapara lo s hombres que t ienen que exper imenta r y soport a r todas e s a s cosa s , s ino que l a a l te rna t iva , a pe sa r desu fo rmulac ión nega t iva , e s su f i c ien temente concre ta ypos i t iva .

Sobre l a cue s t ión de democrac ia o revo luc ión . Lacues t ión e s te r r ib le , y a for tunadamente e l que l a hap l an te ado ha añad ido en s egu ida que no podemos d i s cu t i r l a aqu í . Es ve rdad que no , pe ro de todos modosquerr í a dec i r una so la cosa a l re spec to . Desde luegoque h ay que ap rovecha r toda po s ib i l id ad de t r ab a jode educa c ión y de a c l a r a c ión den t ro de l marco de loex i s ten te , toda pos ib i l idad de imponer y de consegui rre formas . En e s te sen t ido , en e s te sen t ido abs t rac to ,nue s t r a opos i c ión no e s to t a l . Que remos ap rovecha rtoda pos ibi l idad, todo inters t ic io de lo exis tente conob je to de ag r anda r lo . Pe ro a med ida que l a s democ r a c i a s ex i s t e n te s s e v an conv i r t i e ndo en democra c i a sm a n ip u l a d a s , e n d e m o c r a c i a s c o n t ro l a d a s q u e r e c o r t a nlos de rechos , l a s l ibe r t ades y l a s pos ib i l idades demo

crá t i c a s no v io lando l a ley , s ino con toda lega l idad ,l a s fo rmas de t r ab a jo i nd i c ada s t i e nen que s imu l t a ne a r s e con una opos i c ión ex t r a -p a r l amen t a r i a . La s fo r mas que tome e s a opos i c ión ex t r a -p a r l amen t a r i a con s -t i luyen un p rob lema que só lo se puede re so lver ydec id i r e n la s i tu a c ión d a da . Pe ro s i empre h ay qu e t e ne ren c uen t a amba s co s a s : e l t r ab a jo de c l a r i f i c a c ión re a

l izado dentro del marco de lo exis tente y la opos ic iónq u e ,  a t r avés de l a c l a r i f i c ac ión y pasando por l a opo-

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sicióii cxtraparlaí íí"nt;jria , tien de a reba sa r lo existente. \TVC

Marguerita vori Brentano: Querría adu cirun lCci ta ,puesto que en estos últimos días se ha planteado lapregunta: queréis destruir, ¿mas qué habrá luego?Es una cita de un poema de Brecht, la   Parábola  delBuda de la casa en Uamas:  "Dijo el Buda: Ardía lacasa. Uno me preguntó, cuando ya las llamas le chamuscaban las cejas, que cómo estaba fuera, si por ventura no llovía ni hacía demasiado viento, y si había

fuera otra casa, y así algunas cosas más. Sin contestarle,  volví a salir".

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VIETNAM

EL^JERCER MUNDO Y LA OPOSICIÓN

EN LAS METRÓPOLIS

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D I S C U S I Ó N D I R I G I D A  P O R  K L A U S M E S C H K A T ,  C O N L A P A B -

TICIPACIÓN  DE  RUDI DVTSCHKE,  P E T E R G A N G , H E R B E R T

MARCUSE, RENE MAYORGA  Y  BAHMAN NIRUMAND.

Peter Gong.* Los fac tores  que determin an  las guerra  del Vietnam  han de  entenderse como problemasinternos vietnamitas;  son la  insoportable situación dela población vietnamita, particularmente  la rura l y, eníntima relación   con eso, la a n ticipac ión  de una  situación mejor,  la experiencia  de que  esa situ ac ión ins oportable  se  pu ede s uperar aplica n do determinadosmétodos contra  el  poder establecido  en el  Vietnam.Contra  esa con scienc ia  se enc uentra , por de  pronto, elpoder establecido  en el Vietnam, reforzado  por el poder imperialista  de los Estados Un idos. Todas esasfuerzas  se oponen  a la superac ión  de la miseria  en elVietnam,  y han  podido cortar  o in terrum pir  un pro

ceso revolucionario en el pa ís.Describamos brevemente estos factores.Entiendo  por  situación insoportable  en el Vietnam

la situación  y las relac iones soc iales en el  campo, osea,  la  estruc tura feudal con solidada por el  colonia-

•  Cfr.  P E T E R G A N G  y  J Ü R G E N H O H L E M A N N ,  Vietnam Génesis

emes Konfliktes,  Frankfu r t  am  M a i n , S u h rk a m p .  —P E T E R G X N G

y  REUmn-H  R E I C H E Modelle  der kolonialen Revolutton,  Frankfu r tam  Mam,  Sul i rkamp. (Nota de los edi tores a leman es .)

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lismo francés, la cual mantuvo en la miseria a la mayor parte de los campesinos vietnamitas y permitióa una minoría aprovechar, para uso privado exclusivo,los frutos  del trabajo de esos campesinos, igualandoasí tendencialmente su nivel de vida con el de losseñores colonialistas. Frente a eso:

Entiendo por forma de lucha de los vietminh lasupresión de esa estructura feudal mediante una reforma agraria que consistió primero en la expropiacióny la distribución de las grandes propiedades, permi

tiendo así que el fruto del trabajo de los campesinosquedara en manos de éstos.Este proceso de la revolución vietnamita fue inte

rrumpido, primero, por los conocidos acuerdos de Ginebra, y segundo por el hecho de que los EstadosUnidos apoyaron al gobierno Diem y acabaron poniéndose en su lugar, con lo que se impidió a los

campesinos vietnamitas el superar con sus propiasmanos su miseria. Con esto el proceso revolucionariotomó en Vietnam la forma de una guerra nacionalde liberac ión , y precisa y necesa riamen te en la forma dela guerra popular ya practicada en China: una guerraque exige de cada campesino la experiencia   hechade que si no lucha él mismo contra las estructurasfeudales, no es posible superarlas. La forma de esta

lucha en el marco de la guerra popular revolucionaria correspondía también a la estrategia contrarrevolucionaria de los Estados Unidos, estrategia que sepuede catalogar bajo la noción siguiente: separar alos guerrilleros de la población campesina. La separación se intentó de modos varios. Mediante lasaldeas estratégicas, por ejemplo, experimento fraca

sado,  y, por último, mediante la culminación que consiste en aniquilar pura y simplemente la población

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vietnamita cuando sólo así se puede arrebatar al movimiento guerrillero su base social. La forma de luchadel Frente Nacional de Liberación del Vietnam estabapredeterminada por el hecho de que presuponía unproceso de aprendizaje por parte de los campesinosvietnamitas: estos campesinos tenían que aprender adefenderse de un enemigo ultrapotente, a menudo, yal principio, con medios muy primitivos, por ejemplo,las tram pas con tra ins tru mentos y armas moderna s, etc.En el curso de este proceso la población vietnamita se

polarizó, dividiéndose en gente que se situaba inequívocamente al lado de los explotadores y la aplastantemayoría del pueblo, que no tenía ya más saUda queponerse al lado del movimiento de liberación.

Por causa de ese proceso revolucionario que, sobrela ba se de fac tores sociales, ten ía por fuerza qu e arran car del campo, se ha producido en las ciudades viet

namitas una situación particular. Ésta se determinaen la práctica por el hecho de que las ciudades vietnamitas han quedado directamente incluidas en elproceso de producción de los Estados Unidos, y laeconomía del Vietnam del Sur ha quedado inserta enla circu lac ión de la economía de los Estados Un idos, sobre todo por el hecho de que la población de las ciudades se ha dedicado a la prestación de servicios para

los soldados norteamericanos. Con esto, las contradicciones inmanentes de carácter revolucionario burgués,han acarreado necesariamente, por su misma inconsecuencia —la de ser sólo revolucionario-burguesas—,nuevos fracasos y nuevas polarizaciones. Ejemplo, laagitación budista, que constantemente tiene que seraplastada. La estrategia contrarrevolucionaria de los

Estados Un idos, qu e empezó por las aldeas estratégica sy está culminando con los bombardeos de grandes áreas

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contra la población, ha tenido ciertas repercusiones enlos Estados Unidos. Independientemente de las repercusiones económicas de la guerra misma, estas otrasacabaron por cristalizar en una firme oposición al sistema. Pues aquella estrategia contradecía los idealesde la democracia burguesa en los Estados Unidos, porlo que produjo en seguida una protesta moral contrala guerra, que tenía que precisarse necesariamente enlos elementos más conscientes del movimiento, al entender que el sistema social de los Estados Unidos

tenía que producir esa guerra y precisamente en esaforma. Esa consciencia se manifestó, por ejemplo, enlo que suele llamarse Nueva Izquierda en los EstadosUnidos.

Los hechos siguientes son determinantes para laguerra del Vietnam y para otros movimientos de liberación análogos:

1.  Que manifiestamente los Estados Unidos no soncapaces en este momento de aplastar totalmenteel movimiento de liberación del Vietnam, peroque al mismo tiempo es bastante seguro quetodos los países capitalistas juntos serían capaces de reprimir todo movimiento de liberaciónanálogo. El que por el momento no se haya

llegado a esta unión general de los países capitalistas es probablemente más una cuestión detiempo que obra de la oposición en los paísescapitalistas mismos. Para la posterior discusiónserá determinante el problema de cómo se puede destruir lo que llamaré la "Unión panimpe-rialista".

2.  Que el desarrollo del conflicto chino-soviético,y las consecuencias resultantes para la coexis-

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tencia pacífica, van a ser determinantes para eltipo de reacción de los países capitalistas.

Rene Mayorga:  Qu erría tomar posición con cretamente respecto de la violencia contrarrevolucionariaen América Latina.

La situación actual de la América Latina se caracteriza por una crisis general del sistema económico-social.

Como elemento esencial del sistema de dominio im

perialista de los Estados Unidos, la América Latinaestá sumida en un proceso económico que no consigueresolver los problemas de la industrialización, la reforma agraria, la eliminación de las posiciones de fuerzade la oligarquía capitalista monopolista y neocolo-nialista.

La economía latinoamericana ha alcanzado un es

tadio en el cual se pone y se ha de poner al orden deldía la eliminación de su dependencia colonial. La crisis de nuestra estructura económica neocolonial es,pues,  la crisis del neocolonialismo como tal, y su superación implica necesariamente la eliminación de labase económica del imperialismo en América Latina.La creciente deteriorización de la situación económico-social procede, desde la revolución cubana, en para

lelismo con la extensión sistemática de los mecanismosde control político-militares de los Estados Unidos.Esos mecanismos de control se proponen consolidar eldominio económico y el  status quo  político, hacerlosmás eficaces y suministrar una hipócrita legalidad aintervenciones directas y abiertas. La difunta Alianzapa ra el progreso, cuyo prólogo fue la invasión de Cu ba

organizada por el Pentágono y la CÍA en abril de1961,  el nuevo florecimiento de golpes de estado fas-

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cistas en Brasil, Argentina y Bolivia, la intervenciónbrutal en la República Dominicana, la violencia contra las fuerzas progresivas, apoyada por el Pentágonocon una abundante ayuda militar, los repetidos intentos de construir en el marco de la Organización deEstados Americanos un ejército intercontinental paraaplastar la llamada infiltración comunista, los planessociológicos inspirados por la CÍA, como el Plan Ca-melot en Chile, para fijar exactamente el potencialrevolucionario de la América Latina y sus peligros,

todo eso —por no citar más que algunos ejemplos—compone una estrategia política global que muestraclaramente que el imperialismo norteamericano parteen todas sus acciones de la existencia de una situacióncrítica, objetivamente revolucionaria, en América Latina. Esta política represiva contrarrevolucionaria sepuede resumir en tres puntos:

1.  El sometimiento incondicional de los pueblos yde sus gobiernos neocoloniales al dictado delgobierno de los Estados Unidos.

2.  La inapelable decisión de mantener las actualesestructuras de explotación.

3.  La oposición radical a todo movimiento que seponga como objetivo la alteración del sistema

o meras modificaciones del sistema.

En esos principios se basa la actual violencia contrarrevolucionaria, aplicada a escala continental contrael ascenso revolucionario de los países latinoamericanos.  Esta dialéctica de oposición revolucionaria ycontrarrevolución tiene su punto de partida en la

revolución cubana. Ésta ha producido una situacióncualitativamente nueva al acarrear una alteración de

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la constelación de fuerzas, la cual se ha manifestadosobre todo en la polarización de fuerzas políticas, enla agudización de la lucha de clases. Cuba ha introducido una nueva fase en la historia latinoamericana,y ha levantado a un nivel superior la lucha secularde los países latinoamericanos contra el imperiahsmodel N orte. Desde entonces ma du ran , como ha dichoChe Guevara, la decisión de luchar, la conscienciade la necesidad de la transformación revolucionaria,la certeza de su posibiÜdad. Estos elementos minan

ya en la práctica el sistema establecido. Los movimientos guerrilleros de Colombia, Venezuela, Bolivia, Guatemala, se encuentran bajo su signo, determinan cadavez más la dinámica pohtica de sus países y contribuyen a la descomposición acelerada del sistema. Perola violencia contrarrevolucionaria sistemática que haexperimentado en estos últimos seis años la América

Latina no es la única forma de violencia. Es, por asídecirlo, sólo un correctivo necesario, un medio adicional para apoyar la violencia inherente al sistema económico mismo. La violencia del sistema económico esen la América Latina tan manifiesta como la aniquilación física por la intervención militar. Es un genocidiopermanente sin declaración de guerra, el cual cobrasu figura en las miserables condiciones de vida de las

masas latinoamericanas, en su lenta muerte de hambre.La América Latina ve aumentar su pauperizaciónmientras su estratégico espacio de materias primas yde inversión sirve de mercado y de base de acumulación de capitales para el imperio estadounidense.

He aquí algunos números acerca de ese complejode cuestiones: entre 1950 y 1965, los Estados Unidos

han hecho en estos países inversiones directas porvalor de 3.800.000.000 de dólares. En el mismo pe-

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ríodo los beneficios que obtuvieron ascendieron a11.300.000.000 de dólares, o sea, una cifra triple de lainversión directa. Los dividendos anuales de los   trustsnorteamericanos importan 2.500.000.000 de dólares.La consunción económica se revela claramente en lassiguientes cifras de la Comisión de la ONU para lospaises latinoamericanos. En el solo año de 1961, porejemplo, estos países han sufrido una pérdida de6.800.000.000 de dólares a causa de la deteriorizacionde las posibilidades de inversión, del drenaje de divi

sas y de la amortización de deudas. Esta pérdida estres veces mayor que la aportación teóricamenteconcedida por la Alianza para el progreso como contribución al desarrollo. El nivel de vida, visto estadísticamente, es como sigue: la renta media  per capitaimporta, por ejemplo, 75 dólares en Bolivia y 123 enPerú. La concentración de la propiedad de la tierra:

el 90% de la superficie cultivada pertenece al 10%aproximadamente de los propietarios. El 70% de lapoblación depende de ima agricultvira semifeudal.El analfabetismo abarca aproximadamente al 50% dela población. La esperanza media de vida es, porejemplo, de 30 años en Bolivia y el nordeste delBrasil. Esta situación se agudiza aún por el hecho deque la América Latina muestra el mayor crecimiento

demográfico del mundo, el 3%.Éstos son algunos aspectos y algunas consecuen

cias de un sistema cuya esencia arraiga en la específica intrincación de economía capitalista y situaciónagraria semi-feudal, para representar en su conjuntoun enclave y un retrotierra del sistema neocolonial.Por decirlo con palabras de Carlos Fuentes: "La Amé

rica Latina es la ruina de un castillo feudal con unafachada capitalista de cartón-piedra". Con esto que-

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dan indicado^ el marco y el ámbito de movimiento dela llamada democracia representativa. Como sistemapolítico, esa democracia representativa no es más queu n a fac hada disimuladora. Y se ba desenma sc aradocomo tal en los diversos intentos de realizar modificaciones del sistema por vías evolutivas. Elecciones,parlamentos, partidos, son formas institucionalizadasque justifican y encubren el sistema de la violencia.La legalidad burguesa es un mito en el terreno de unsistema económico así. Las experiencias de los últimos

15 años nos muestran el fracaso de todos los intentosdemocráticos, burgueses, realizados por vía reformista, como en Guatemala o Brasil, por ejemplo, o porvía revolucionaria, como en México o en Bolivia. Y lasrazones están claras.

No existen las condiciones objetivas para la creación de un estado capitalista sostenido por la bur

guesía n ac iona l, y n o existen a ca us a del sistema imperialista mismo. En la América Latina la alianza de laburguesía imperialista, por un lado, con los grandesterratenientes, el comercio neocolonial y la burguesíaburocrática, por otro, ha impedido el nacimiento deuna burguesía industr ial nacional e independiente quepudiera ser portadora de un proceso de edificacióncapitalista. Donde, al abrigo de las dos guerras mun

diales y de ciertos desplazamientos sociales, se llegóa un conato de burguesía nacional, como ocurrió enBrasil y en Argentina, esa burguesía débil y en últimainstancia parasitaria no ha conseguido sostenerse. Lainexistencia o la extrema debilidad constitutiva de esaclase en los países latinoamericanos ha dejado sin basealguna a la reforma burguesa. Los golpes de estado,

como en el Brasil, o la intervención militar como enGuatemala, son las formas concretas que ha tomado

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inevitablemente la violencia contrarrevolucionaria enla América Latina para impedir las reformas burgue

sas.  Lo que solía llamarse camino reformista legal seba apagado como im fuego de artificio, entre otros elplan neocolonial de la Alianza para el progreso, queproclamaba el reformismo desde arriba. La violenciarevolucionaria se explica sobre ese fondo. Ellla implicala necesidad de establecer una democracia que rompael marco imperialista. El ascenso revolucionario de lasmasas de América Latina, en las condiciones producidas por la primera revolución socialista del contin ente, se bas a en u na dinámica qu e tien de a la destru cción de ese marco y la exige para responder a losintereses vitales de las masas. La violencia revolucionaria se ha convertido en una necesidad donde lasreivindicaciones económicas de los obreros y los campesinos y las protestas de los estudiantes se reprimen

con la mayor brutalidad. En toda la América Latinaexisten dictaduras de facto que han eliminado y anulado las formas tradicionales de la lucha política.El frente unitario que aún proponen tantos partídoícomunistas, o las huelgas de masas que realicen latransición de la acción sindical a la insurrección general,  tal como lo proponen algunos grupos trotskistas,

son del todo impotentes ante el aparato militar. Ladestrucción de los aparatos militares, columna vertebral del sistema, es el presupuesto esencial de lasuperación de éste, sobre todo porque la agudizaciónde las contradicciones sociales, tarea concreta de losrevolucionarios en la América Latina, ha acarreadouna consolidación de las fuerzas reaccionarias. Por eso,la tarea concreta de los revolucionarios en la AméricaLatina es conseguir las condiciones teoréticas y polí-

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ticas  \  descubrir  las  formas  de organ izac ión  que puedan realizar  la  toma re\ olucionaria  del poder.

Venezuela, Colombia, Bolivia  y  Guatemala  nosmuestran  el  camino  que  toman  los  movinuentos revolucionarios  Es el  camino  de la  guerrilla como formaprincipal  de la  lucha política,  que da  forma  a lavoluntad revolucionaria de las clases oprimidas y construye  su  poder político real.  Che Guevara  ha  escritorecientemente:  No hay más  transformaciones  quehacer.  O la  revolución socialista  o una  caricatura  de

revolución. Es el camino del Vietn am . "América , con tinente olvidado  por las  últimas luchas políticas  deliberación, que empieza a  hacerse sentir a  través de laTricontinental  en la voz de la vanguardia de sus pueblos,  que es la  revolución cubana, tendrá  una  tareade mucho mayor relieve: la de la creac ión del segun doo  tercer Vietnam o del segun do  y  tercer Vietnam del

mundo. En

  definitiva, hay que

 ten er  en

 cu enta  que el

imperialismo  es un  sistema mundial, última etapa delcapitalismo, y que hay que ba tirlo  en una  gran confrontación mundial."  '

Para terminar querría citar  a  John Foster Dulles,el diftmto secretario de Estado de los Estados Unidos.Dulles dijo:  Los  Estados Unidos  no  tienen amigos;sólo tienen intereses".

Bahman 'Sirumand:  La diversidad  de los resu ltados  de  investigaciones dedicadas  a  distintos paísesde  los  mantenidos  en  situación  de  subdesarrollo  nodebe esconder  el hecho de que  esas diferencias pertenecen  al  síndrome de un  estado patológico  que gene-

•  Mensaje a la Tricontinental , en  ERNESTO  C H E  GUEVABA,Obra revolucionaria,  México,  1967, pág. 647.

•*•  BABMAN  NiHUMAND, Persieti, Modell eines EntwiMun gúan-dea,  Reinbek, Rowoblt, 1967.

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raímente se puede llamar de muchas maneras, peroque corrientemente llamamos contrarrevolución permanente. Esta contrarrevolución actúa siempre quelos hombres empiezan a no aceptar como destino laarbitraria e irracional limitación de su felicidad y desu libertad. Tiene rasgos distintos aquí, que puedesugerir a la consciencia manipulada la falsa apariencia de la libertad, que allí, donde se lanza a mantenerel hambre y la miseria de las masas. Las posibilidadesdel proceso de liberación se aprecian en uno y otro

lugar por las aporías y las contradicciones en que seha envuelto el dominio irracional. No hará falta probar más, tras la mutación en violencia desnuda en elVietnam, que la política neocolonial es un callejónsin salida. Pero la contradictoriedad caracteriza esapolítica ya en una fase en la cual aún parece funcionar, o sea, en la mayoría de los países prerrevolucio-

narios del Tercer Mundo. Recapitularé una vez másbrevemente el desarrollo histórico de la relación delas metrópolis con los países mantenidos en situaciónde subdesarrollo.

1.  El colonialismo temprano busca la apropiacióngratuita de bienes y prestaciones de los paísescoloniales. La explotación se consigue en esta

fase sobre la base de la superioridad técnica ymilitar. El proceso social de los países coloniales se estanca bajo el dominio extranjero.

2.  El imperialismo necesita dependencias económicas y políticas. Su capacidad de producciónsupera sus posibilidades de consumo, dadas lasescasas rentas a disposición de las masas. La ex

portación de mercancías y de capitales se smnacomo ulterior motivo a la política imperialista,

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junto con la obtención de materias primas. Laexplotación de los recursos de los países coloniales se intensifica. Surgen monoculturas en elsector agrario; se desarrollan unilateralmente lasindustrias extractivas, minería, por ejemplo, o,en general, la producción de materias primas.En esta fase la política imperialista dependede la existencia de una poderosa capa feudalque sancione la expropiación de las riquezasnacionales. Se forma una corrupta capa de com

pradores que está dispuesta a colaborar con losseñores coloniales y que es al mismo tiempoestatuto y base de esa colaboración. Este proceso condena a un parasitismo intelectual y material precisamente a la capa que estaba llamadaa cumplir la función histórica de suceder a laclase feudal patriarcal. En ningún país colonialhay una burguesía como la que en otro tiempo

arrancó en Europa sus derechos políticos a losseñores feudales para poder aplicar sus logrostécnicos y científicos, y la resultante ampliaciónde las fuerzas productivas sociales. El progresotecnológico, la ciencia y el arte se importancomo productos fabricados, en vez de desarrollarse o completarse por investigación propia.

La adaptación a las costumbres de la metrópolise convierte en sucedáneo de la consciencia histórica.

3.  La falta de esa capa y de su trasfondo socialespecífico, o sea, la falta de una burguesía consciente de sí misma y del proceso de liberaliza-ción y secularización del orden social tradicional y de los valores tradicionales, sitúa la actual

política neocdoníalista ante contradicciones irre-

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solubles. Por una parte, se sigue necesitando lasmaterias primas de los países mantenidos ensituación de subdesarrollo; por lo tanto, se necesita la presencia de la capa feudal privilegiada que se beneficia de esa explotación y quepresenta ai pueblo el robo perpetrado en lariqu eza n ac ional como si fuera precisamen te u n apolítica nacional. Por otra parte, la exportaciónde capital privado y estatal de las metrópolis alos países mantenidos en subdesarrollo contribu

ye a la creación de nuevos mercados o sea, indirectamente, a la ampliación de la exportaciónde mercancías. Una parte muy considerable deese dinero se lanza como inversión privada ala industria de bienes de consumo, apartede que la exportación de mercancías sigueconsistiendo en productos fabricados y semifa-

bricados de la rama del consumo. Pero la ventade esas mercancías presupone una difusión dela propiedad privada y de la capacidad adquisitiva mayor que la dada en un sistema feudal.La imposibilidad de practicar una economíalibre de mercado en una sociedad feudal sesuma al contradictorio interés imperialista porsostener la vieja estructura de dominio: hace

falta capitalismo, pero sin abandonar el feudalismo.

Por esta última razón todos los intentos de salirdel dilema son medias tintas. El  slogan  mágico paraobtener la síntesis de capitalismo y feudalismo es:reforma. Reformas que se quedan a medio camino se

están produciendo en todos los países prerrevolucio-naríos. Reformas agrarias que transforman en propie-

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dad p rnada c ampes in a una f r a c c ión de l s ue lo fé r t i l ,mien t ra s se p reparan ya pa ra lo s te r ra ten ien te s des p lazados a t r ac t i \ ' a s pa r t i c ipac iones indus t r i a le s quehacen de e l los unos monopolis tas no menos privi leg iados que an te s . Aper tura económica de l pa í s med i an te i n s t a l a c ione s i n f r ae s t r u c t u r a l e s mucho más i n t e resantes para las pos ibi l idades de exportac ión delex t ran je ro que para l a c apac idad func iona l de l aeconomía p rop ia ; v ía s de t r anspor te en t re puer tos ycap i t a le s , por e jemplo , pe ro n ingún en lace en t re a ldeas ;

desa r ro l lo de l a educac ión median te e s cue la s de agr i cu l tu ra y de a r te s y o f i c io s pa ra una f racc ión mín imade l a poblac ión ; p seudodemocra t iz ac ión median te e le s t ab lec imien to de in s t i tuc iones fo rmalmente democrá t i c a s que t rop iezan con sus l ími te s en e l pun to ene l cua l l a burgues ía nac iona l podr ía poner f reno a l aexpropiac ión de las mater ias pr imas por e l extranjero;

promoción de l a agr icu l tu ra median te l a conex ión deminic réd i to s a lo s c ampes inos , a lo s que hay quemovil izar como compradores de aperos , y como consumidores en genera l ; pero s in ins ta lac ión suf ic ientede i rr igac ión impresc indible , presas , pos ibi l idades decomerc ia l iz ac ión rac iona l de lo s p roduc tos de l c ampo;  e s t ímulos pa ra empresa r io s ind ígenas , pe ro e s t r i c t amente l imi tados a l a indus t r i a l ige ra , muy depen

d ien te de i a indus t r i a pe sada y de l a s metrópol i s .Fren te a l a po l í t i c a de puer ta ab ie r t a p rac t i c ada pore l gobie rno de l pa í s a t r a s ado re spec to de l a s mercanc ía s ex t ran je ra s , l a cons t rucc ión de una só l ida indus t r i a c l ave e s impresc ind ib le a l a l a rga pa ra toda economía cap i t a l i s t a . Pero e sa indus t r i a e s t a r í a en con t ra dicción con los viejos objetivos del imperialismo, la

ap rop i a c ión de ma te r i a s p r imas —pue s to que a l con s t r u i r una só l id a i ndu s t r i a c l ave una g r an p a r t e a l

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menos de e sa s mate r i a s p r imas se des t ina r í an a l aindus tr ia nac ional—, y con los obje t ivos del neocolo-n ia l i smo, e l cua l pe rder ía un mercado has t a en toncesseguro para sus p roduc tos indus t r i a le s pe sados , y mást a rd e s e e n c o n t r a r í a c o n u n a c o n c u r r e n c i a a g u d i z a d aen e l c ampo de l a indus t r i a de t r ans formac ión .

Es tas contradicc iones i r resolubles de la pol í t icaneocolonialis ta t ienen su reflejo último en el terrors angr ien to ap l i cado en lo s pa í se s subdesa r ro l l adosp a r a m a n t e n e r j u n t a s l a s p a r t e s q u e p u g n a n p o r s e p a

ra r se como re su l t ado de l a exace rbada tens ión . Peroel terror no podrá impedir que las contradicc iones delcap i t a l i smo t ra s l adadas a lo s pa í se s subdesa r ro l l adosrepe rcu t an nuevamen te e n l a s so c iedade s de o r igen .Y en e l mom en to de la cr i s i s , la chispa pa s a rá de lospu eb lo s del Te rce r M u n do qu e l u c han p o r su l ibe ra c ión a las capas ya no in tegrables de las metrópolis .

Entonces se sumarán , a lo s g rupos a i s l ados marg ina les que en los pa íses más desarrol lados se sublevancont ra l a exp lo tac ión y l a manipu lac ión de l a cons -c ienc ia , t ambién l a s masa s obre ra s , ex ig iendo , a conse cuenc ia de l a agud izac ión de l a s con t i apos ic iones dein te re se s y de l a repre s ión , una t r ans formac ión de l a sre lac iones de producc ión y p rop iedad .

Al in tentar resumir los resul tados de las d iscus io

ne s de e s to s d ía s se encuen t ra como ra sgo común de lmundo r i co y e l mundo pobre l a opre s ión , l a opre s iónen d ivers a s fo rmas de mani fe s t ac ión . Una misma v iolencia se manif ies ta de modo completamente abier toen Vie tnam, manda en Pers i a a l a muer te a hombresinocen te s por l a mediac ión de un sá t rapa ind ígena ya c tú a l a t e n temen te e n l a s me t rópo l i s ampu t ando l a

con s c ie nc i a de lo s c i udadano s . En lo s p a í s e s man te nidos en subdesarroUo, hay potencia l revoluc ionar io

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en la masa de la poblac ión, en los campesinos , en losobre ros y t ambién en l a burgues ía nac iona l , l a cua l ,una vez g anada p a r a l a c a u s a de l a n a c ión , s e r ehab i

l i ta por su par t ic ipac ión en la lucha de l iberac iónn a c io n a l .

En las metrópolis , por el contrario, falta hoy labase mater ia l de la revoluc ión. Sin duda la c lase obrera s igue s iendo hoy explo tada como an te s , ha s t a l apérd ida de l a iden t idad ; pe ro se a l imenta de l engañode una ideo log ía pe rversa y s igue s in consc ienc ia de

su s i tuac ión rea l . La opos ic ión ex t rapar l amenta r i a seencuen t ra fue ra de l p roceso de producc ión , y s iguees tando a i s l ada . Ha de busca r a l i ados en lo s g ruposque no son medios de la opres ión, s ino obje tos de e l la :entre los obreros , en las organizac iones de base delos s ind ica to s . Pero en cuan to l a opos ic ión in te lec t u a l i n t e n t a romper s u a i s l amien to y con segu i r unaconex ión con grupos s i tuados en e l p roceso de producc ión, e l s i s tema, como hemos vis to en Berl ín , reacc iona con mucha sens ib i l idad y pone s in e s c rúpulos fue rade juego l a s reg la s democrá t i c a s . Las fo rmas de l are s i s tenc ia pa s iva y de l a a cc ión no v io len ta no mepa re cen e f i c a ce s más que muy med ia t amen te y a l a r go plazo.

En e s t e pun to me gu s t a r í a r e coge r una ide a a l u

d id a y a e n una d i s cu s ión a n te r io r : a c a u s a de s u i n t e grac ión en l a e s t ruc tura económica de lo s e s t adoscap i t a l i s t a s , lo s pa í se s p re r revoluc ionar io s se han deen tende r como una c l a s e den t ro de l s i s t ema c ap i t a l i s ta . Es ta c lase se ha decidido por la revoluc ión.La ef icac ia de la opos ic ión depende de que se décuen t a opo r tunamen te de e s a conex ión un ive r s a l y l a

a c t u a l ic e t eo rét ic a y o rgan iza t iv amen te. Pa r adó j ic a men te ,  ha s ido l a con t ra r revoluc ión l a que ha e s t ab lec ido

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e l p r imer en lace en t re ambos grupos . Para fundamentar y jus t i f icar ideológicamente la pol í t ica imper i a l i s t a se p rac t i c a en lo s pa í se s p re r revoluc ionar io suna po l í t i c a de i n s t r u c c ión púb l i c a con l a que s e bu s c a un p roce so de eu rope iz a c ión . E s cue l a s , un ive r s id a des e in s t i tu to s de cu l tu ra se ponen a d i spos ic ión delos países neocolonia les con la in tención de producire sa consc ienc ia . Pero , con t ra sus in tenc iones , e s a s in s t i tuc iones han permi t ido a l a in te lec tua l idad de l Terce rM u n do de s cu b r ir y a s imüa r l a t eo r ía c r ític a y e n l az a r

con l a i zqu ie rda e u ropea . Po r o t r a p a r t e , n i ngunaacc ión de lo s pa r t idos comunis t a s de occ iden te hacont r ibu ido t an to a l a d i fus ión y l a in temac iona l iza -c ión de l a opos ic ión como la a cc ión de lo s nor teamericanos en e l Vie tnam. La protes ta contra e l genocidiode l Vie tnam —sobre todo t e n iendo en c uen t a que l a sco s a s no v an a l imi t a r s e p robab lemen te a un Vie t

nam só lo— reproduc i rá t a l vez lo que se ha perd idoen Europa con l a de sapar i c ión de l a c l a se obre ra comocla se revo luc ionar i a , a s aber , l a ba se de masa s de l ai zqu ie rda .

E n e s t e m o m e n to n o s e n c o n t r a m o s e n u n c a m p ode tens iones en t re l a teor ía y l a p rác t i c a , lo cua l p lant e a mucha s ex igenc i a s de aguan te y t e na c id ad . La c l a ra comprens ión de l a f a l t a de perspec t iva de una

revo luc ión i nmed ia t a no no s debe h a ce r s u cumbi r a l at e n t a c ión de l imi t amos a l a t eo r í a . La re nunc i a ala prác t ica en benefic io d e la teoría ser ía hoy u nerror t an g rande como lo se r í a l a p rovocac ión prematu r a de una revo luc ión . La con t r a -un ive r s id ad e s unaexce len te base pa ra rea l iz a r un t r aba jo in tenso y luegoampl io de c l a r i f i c ac ión . Habr ía que e s tud ia r l a tá c t i c a

guerr i l le ra re spec to de su ap l i c ab i l idad a a cc iones enes tos ambien te s , a ce rca de lo cua l ha in formado e l

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profe sor M a rcu se con e jemplos amer ica n os . Ta mbiénserán út i les provocaciones de sent ido más bien teóri

c o,  en e l sent ido de la revoluc ión, o sea , prosocac io-nes adecuadas pa ra poner de mani f ie s to e l pe l ig rola tente de es te s i s tema, su fasc ismo la tente , desgar rando a s í e l ve lo t an p rec ioso para lo s dominan te s yt an c a ro p a r a lo s dominados .

Herbert Marcuse:  Creo que l a d ivers idad de acentuac iones de l a s t re s ponenc ia s que hemos o ído e smás redu c id a de lo qu e yo e spe r aba . M e a l eg ro mu cho de e l lo y me l imi ta ré a dec i r una s pocas pa labra sace rca de l a s dos ú l t imas mat izac iones . Por lo quehace a l a e spe r anz a de que l a c r i s i s que s e a nunc i aen e l de sa r ro l lo de l imper ia l i smo permi ta una evo luc ión revo luc ionar i a de l a c l a se obre ra , he de dec i rq u e ,  po r r azone s y a aduc id a s , soy más pe s imi s t a , pue sla in tegrac ión se ha p roduc ido en e sa s soc iedades

sobre una base no só lo ideo lóg ica , s ino t ambién muyma te r i a l . E s toy c a s i comple t amen te de a cue rdo con e laná l i s i s e conómico que se ha expre sado en l a s t re sp o n e n c i a s . M e s a t i s f a c e m u c h o q u e s e h a y a p r e s e n t ado en p r imer p l ano ; c reo que t r a s lo que hemoso ído en e s t a s t re s ponenc ia s , le s re su l t a rá a u s tedesmuy d i f í c i l de en tender e l que todav ía hoy lo s mar-

x i s t a s sean t an sens ib le s a l u so de l concep to de l imper ia l i smo. Yo hace ya t iempo que no lo ent iendo.M e pa re ce qu e lo qu e hemos o ído en la s t r e s ponen c ias es tá tan cerca de la teoría c lás ica del imperia l i smoque uno s e p regun t a po r qué s e h a de t e ne r e s a h ipe r -sens ib i l idad con t ra e l u so c ien t í f i c amente incorrec todel concepto del imperia l i smo. Es és te un imperia l i s m o d e u n a a m p h t u d y d e u n p o d e r q u e j a m á s s ev ie ron has t a ahora en l a h i s to r i a . Ta l vez l a au tén t i c a

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teoría clásica del imperialismo sea la que tenemos queelaborar ahora.

El otro cambio de acentuación,  de l que  ni siquieraestoy seguro  de  que lo sea,  s i no que a c a so lo s ponen te s e s t aban de acue rdo conmigo: c reo haber in s i s t idosufic ientemente en la enorme importanc ia del TercerM u n do V de sus lu cha s de libe rac ión pa ra l a t ran s formación radica l de l s i s tema capi ta l i s ta . Pero he deañadir que la voluntad y e l poder colonia l i s tas set ienen que romper en las metrópolis mismas . Pues

sólo de la confluencia y la colaborac ión entre ambasfue rzas puede e spera r se l a t r a spos ic ión de l a e speranzaen rea l idad .

Se me ha sugerido que di jera a lgo acerca de cómose inc luye en mi teoría es ta in terpre tac ión del TercerM u n do . La cosa no es mu y impor tan te , pe ro d i ré u npar de pa labra s a ce rca de cómo se inc luye e l p rob lema

de l Terce r M u n do en la teor ía ma rxis t a Como u s tedess aben . \o s igo pen s ando que e s toy t r ab a j ando enteoría marxis ta . Ya se ha hecho una mdicac ión en e lsent ido de es te problema. Desde los años t re intase e s tá hab lando de una t r a spos ic ión de l a lucha declases a l p lano in ternac ional , o sea , de que e l proletar iado de los pa íses indus tr ia les muy desarrol ladoscede p au l a t i n amen te una p a r t e a l menos de s u f un

c ión a l prole tar iado de los pa íses l lamados a trasadosde l Te rce r M u n do . Se t r a t a de a lgo más que un a ma nera de dec i r , a s aber , de una a l te rac ión de concep tosrea lmente impor tan te , ex ig ida den t rp de l marco de l amisma teor ía marx i s t a . Pero hay que reconocer quee l p ro le ta r i ado de l Terce r M u n do no es p ro le ta r i adoindustrial  más que en  ínfima proporción,  y q u e  predominantemente  e s p ro le ta r i ado agr íco la .  Y  de sde  estepunto de  vis ta se t iene una d iferencia esencia l respec-

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to de la conceptuación marxista. El proletariado agrícola tiene en esos países del neocolonialismo la funciónbásica de la producción y reproducción materiales; esla   c l a s e q u e  soporta todo el peso de la explotación  vde la opresión, pero, al mismo  tiempo,  o c u p a u n l u g a rdec i s ivo en l a p roducc ión , cosa   que  echábamos a f a l tar en Id oposición de las metrópolis .  Por  eso . a pesarde todo , l a modif i cac ión concep tua l , según l a cua l unaparte de la func ión del prole tar iado de las metrópolispasa a l prole tar iado agrícola de los pa íses del neoco

lon ia l i smo, e s genu inamente marx i s t a .Es to \  comple t amen te de a cue rdo con lo s ponen te s

por lo que hace a l aná l i s i s de la guerra del Vie tnam.Para conc lu i r e se pun to querr í a dec i r só lo una cosamás .  La oposic ión es , en los Es tados Unidos , vergonzo s amen te pequeña y déb i l e n compara c ión con l a scosa s s in ie s t ra s que ocur ren en e l Vie tnam \ con l a

de snuda b ru t a l id ad con que s e pub l i c an e so s ho r ro re s y s e t ra s mu t an e n orgu l lo s a p ropa ga n da \ o hemosde hacernos i lus iones a l respecto , Cuando se lee en e lper iód ico que una pa r te cons iderab le de l a poblac iónes tá contra la guerra del Vie tnam, no hay que olvidarque l a mayor ía de e sa s encues ta s no permi ten d i s t in guir s i la opos ic ión a la guerra del Vie tnam se debe a

una re cu s a c ión de l a gue r r a o e s opos i c ión a un modode dir ig ir la , cons iderado demasiado débil , poco ef icaz .Sé que en gran par te es opos ic ión a l modo de dir i g ir la , y no a la guerra en s í . Pues to que es te añohab lo aqu í en Ber l ín —espero , rea lmente , que nosea sólo es te año, y has ta   me gustaría  mucho volverel año  que v iene—,  me permitiré decir algo acerca deun tema aparentemente fuera de contexto: he observado en los actos de estos días una cosa curiosa, a

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s aber , una e spec ie de repre s ión   del conflicto de l O riente Próximo.

Podría  p e n s a r s e q u e e n  una  d i s cu s ión a ce r c a de l as i tuac ión ac tua l de l c ap i t a l i smo ta rd ío y de l Terce rM u n do sa l iera a relu c ir e l con flic to d el Próximo Orien te .  Sobre todo porque este conflicto está teniendo efecto s muy des t ruc t ivos en l a izqu ie rda , y pa r t i cu la rmenteen l a izqu ie rda marx i s t a . La izqu ie rda queda e sc ind idapor es te confl ic to , aun más de lo que ya lo es taba ,y sobre todo en los Estados Unidos. Ojalá exagere al

decir que el conflicto del Oriente Próximo ha debilitado la opos ic ión, ya débi l , a la guerra del Vie tnam.Los mot ivos se comprenden en seguida . Hay en l aizquie rda una in tensa y comprens ib le iden t i f i c ac ióncon Is rae l . Pero, por o tra par te , la izquierda , y precisamente la izquierda marxis ta , no puede dejar de verque e l mundo á rabe se iden t i f i c a pa rc i a lmente con e lmundo an t i - imper ia l i s t a . La so l ida r idad concep tua l yla emoc iona l se d ividen y sepa ra n obje t iva men te .Dados es tos e lementos , ofrezco lo que voy a decir máscomo opin ión persona l nu ' a pa ra l a d i s cus ión que comoaná l i s i s ob je t ivo de l a s i tuac ión . Comprenderán us te des que me s ienta so l idar io e ident i f icado con Is rae lde un modo muy persona l , y no só lo persona l . Yo ques iempre ins is to en que las emociones , los conceptos

morales y los sent imientos t ienen su s i t io en la pol í t icay has ta en la c ienc ia , y en que s in emociones no espos ible hacer c ienc ia n i hacer pol í t ica , tengo porfuerza qu e ver en esa s o l idar ida d a lgo más q u e vmpreju ic io mera men te person a l . N o pu edo o lv idar qu elos jud íos han s ido perseguidos y opr imidos duran temi len ios , y que no hace mucho que se i s mi l lones dee l lo s fue ron an iqu i l ados . Es to e s un hecho . Por e sotengo forzosamente que dec la ra rme so l ida r io con e l

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hecho de que se disponga para esos hombres un espacio en el cual no necesiten ya temer la persecución nila opresión. Me alegro de coincidir también en estocon Jean-Paul Sartre, el cual ha dicho; lo único quehay que impedir  a toda  costa es una nue\'a guerra deexterminio   con t ra I s rae l .  Al discutir  es te  problemahemos de par t i r de esa premisa , la cua l no implican i e l ava l en b lanco a I s rae l n i l a p lena aprobac ión de lo t ro bando .

Permí tanme de ta l l a r a lgo más mi op in ión . E l e s t a

b lec imien to de l e s t ado de I s rae l como e s tado independiente se puede ca l i f icar de in jus t ic ia , porque ese es tado se e s t ab lec ió en sue lo a jeno median te un acue rdoin te rnac iona l s in tene r rea lmente en cuen ta e l p rob le ma de l a poblac ión au tóc tona y de su sue r te . Peroesa in jus t ica no se puede corregir con otra in jus t ic iaaún mayor. Ese es tado exis te y hav que descubrir la

manera de que se en t ienda con e l hos t i l mundo c i r c undan te . É s t a e s l a ún i c a so lu c ión .Recono/co , además , que a l a p r imera in jus t i c i a se

han sumado o t ra s in ju s t i c i a s i s r ae l íe s . E l t r a t amien tode l a poblac ión á rabe en I s rae l ha s ido condenab le ,por no dec i r más . La po l í t i c a de I s rae l mues t ra r a sgosrac i s t a s y nac iona l i s t a s que prec i s amente noso t ros , lo sjud íos , deber íamos  y  debemos condena r . Hemos de

nega rno s a admi t i r que lo s á r abe s s e an t r a t ado s e nI s r a e l c o m o c i u d a d a n o s d e s e g u n d a   y  de tercera c lasea pesa r de l a igua ldad lega l .

Una te rce ra in jus t i c i a — verán ustedes  que no mepongo  las cosas fáciles— es  el hecho,  en mi op in iónprobado, de que la política exterior de  I s rae l de sde  lafundación del estado se atiene estrechísima y cons

tantemente a la de los Estados Unidos. Apenas hahabido en las Naciones Unidas una ocasión en la cual

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lo s repre sen tan te s o e l repre sen tan te de I s rae l se ha \dpu es to del l ado de la luc ha l ibe ra dora de l Terc e r M u n do contra e l imperia l i smo. Es to ha permit ido fác i lmenteident i f icar a Is rae l con e l imperia l i smo. Y tambiénel ident i f icar la causa árabe con e l ant i - ímperiahsmo.

Tampoco en e s te pun to me qu ie ro fac i l i t a r l a s cos a s .  E l mundo á r abe no e s una imidad . Us tede s s abent an b ien como yo que e l mundo á r abe con s t a dees tados y soc iedades p rogre s ivos y reacc ionar io s . Laverdad e s que uno se p regunta s i e l imper ia l i smo se •

benefic ia más del voto de Is rae l con las potenciaso c c iden t a l e s e n l a s Nac ione s Un ida s o de l con s t a n tesuminis t ro de petróleo de la Arabia Saudi ta o deKu wa i t a l a s po ten c ia s imper ia l is t a s . Y ya en e s temomento ha vue l to a empezar e l sumin i s t ro . En se gundo l uga r , h ay que re co rda r que I s r ae l h a he chovar ia s vece s in ten tos de en tend imien to rechazadospor los árabes . Es un hecho, por ú l t imo, que portavoces á rabes nada i r re sponsab le s han d icho ab ie r t a yc l a r amen te que s e t r a t a de re a l i z a r una gue r r a dede s t r u c c ión con t r a I s r ae l . E so e s t amb ién un he cho .(M e moles ta m u c ho, pero es tá en los periódicos .)En e s t a s cond ic iones hay que en tender y va lora r l aguerra p revent iva (pues e so ha s ido) con t ra Egip to ,Sir ia y Jordania .

La c ue s t ión e s : ¿qué s e puede h a ce r p a r a con tene resa fu en te de con flictos? Y lo peo r es qu e el con flictoentre Is rae l y los es tados árabes se ha convert ido yahace t iempo en un confl ic to entre los Es tados Unidosy l a Unión Sovié t i c a , que ha pasado hace ya t iempode su ámbi to o r ig ina r io a l a d ip lomac ia —la públ ica yl a s e c re t a— y a l a concu r renc i a de ambas po tenc i a s

en sumin i s t ro s de a rmas . E l p rob lema cons i s te envolver a reducir e l marco de la d iscus ión de ese con-

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f l ic to . Todos hemos de hacer lo que podamos para querepresentantes de Is rae l y de los es tados árabes sereúnan de una vez y d i s cu tan e in ten ten re so lver suspropios problemas , los cua les , b ien lo sabe Dios , sond i s t in to s de lo s que t ienen l a s g randes po tenc ia s chanta j i s tas . Sería ideal que en esas d iscus iones se l legaraa una s i t u a c ión en l a c u a l t a n to I s r ae l c u an to s u s con t r incan te s á rabes h ic ie ran f ren te común cont ra e l a t a que de las potencias imperia l i s tas . Es te frente comúnes tá rea lmente a l o rden de l d ía . Pues t ambién-en lo s

e s t ados á rabes e s tá pend ien te una revo luc ión soc ia l ;n o debemos o lvidar lo . Y proba b lem en te e sa revo lu c ión so c i a l s e a una t a re a más u rgen te que l a de s t r u c c ión de I s r ae l . Que r r í a t e rmina r con una i nd i c a c iónque t a l vez me acep ten us tedes . Conocerán e l g rue sovo lumen pub l i c ado po r  Les Temps Modernes  sobreel confl ic to árabe-is rae l í ; en rea l idad es una ser ie docu

menta l . La redacc ión de l a rev i s t a no tomó pos ic ión .En l a p r imera pa r te se encuen t ra l a pos ic ión á rabe ,y en l a segunda l a i s r ae l i t a , s in comenta r io n i e s t i mac ión de l a r edac c ión ; c ada c ua l puede fo rmar seel ju ic io que le parezca . Lo único obje table es que e lvo lumen exagera en l a impor tanc ia que da a l a s iz qu ie rdas de ambas pa r te s . Árabes de izqu ie rda repre sentan e l punto de vis ta árabe , e i s rae l i tas de izquier

da e l punto de vis ta i s rae l i ta . Lo asombroso es lo cercaque re su l t a e s t a r e l pun to de v i s t a á rabe de izquie rdadel punto de vis ta i s rae l i ta de izquierda . Una vez vis toeso,  puede uno h a ce r s e un poco más op t imi s t a y pen s a r que a c a so ex i s t a y a una b a se de en tend imien todirec to entre esas dos fuerzas .

Rudi Dutschke:  En los ú lt imos día s ha bíam os repri

mido no sólo la cues t ión de Egipto e Is rae l , s ino también la cues t ión de la Unión Sovié t ica v la de la

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Repúb l i c a Popu l a r Ch ina . Hoy e s ab so lu t amen te ne ce sa r io disc u t i rlas a propósi to del Vie tn a m. M e referirépues a lo que se sue le l l amar e l segundo mundo , l apos ic ión ch ina , sov ié t i c a y de l a s democrac ia s popula re s en e l p roceso de con t rapos ic ión mundia l no yaen t re e s te y oes te , s ino en t re dominio h i s tó r i camentesuperf ino , mise r i a , hambre y guerra por una pa r te y ,por o t ra , Uberac ión h i s tó r i camente pos ib le de l mundoac tua l c a rac te r izado por l a guerra , e l hambre , l a opre s ión y l a man ipu l a c ión . En tende r e s to e s de impor t an

c ia decis iva .Che Guevara , como e s s ab ido , ha d icho lo s igu ien

te ace rca de e se p rob lema:"Hay una peno s a re a l id ad : Vie tnam^ e s a n a c ión

que repre sen ta l a s a sp i rac iones , l a s e speranzas de v ic to r i a de todo un mundo p re te r ido , e s t á t r ág i c amen tesolo.  Ese pueb lo debe sopor ta r lo s embate s de l a

t é cn i c a no r te amer i c ana , c a s i a mans a lv a e n e l s u r , cona lgunas pos ib i l idades de defensa en e l nor te , pe ros iempre so lo . La so l ida r idad de l mundo progre s i s t apara con e l pueb lo de Vie tnam semeja a l a amargaironía que s ignif icaba para los g ladiadores del c i rcoromano e l e s t ímulo de l a p lebe . No se t r a t a de desea réxi tos a l agredido, s ino de correr su misma suerte ;acompañar lo a l a muer te o l a v ic to r i a . E l imper ia l i s

mo no r te amer i c ano e s c u lp ab le de ag re s ión ; s u s c r í menes son inmensos y repart idos por todo e l orbe . ¡Yalo s abemos , señore s Pero t ambién son cu lpab le s lo sque en e l momento de def in ic ión vac i l a ron en hace rde Vietnam parte inviolable del terr i tor io socia l i s ta ,cor r iendo , s í , lo s r ie sgos de una guerra de a l cancemund i a l , pe ro t amb ién ob l ig ando a una de c i s ión a lo s

imper ia l i s t a s nor teamer icanos . Y son cu lpab le s lo s queman t i e nen una gue r r a de denue s to s y z anc ad i l l a s co -

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menzada hace ya buen t iempo por lo s repre sen tan te sde l a s dos más g randes po tenc ia s de l c ampo soc ia lista." •

Ha s t a aqu í Che Gueva r a . La c ue s t ión que h ab r í aque ac larar es s i l ; i s ac t i tudes sovié t ica y china t ienenun ca rác te r de nece s idad h i s tó r i ca o se deben a unafa l ta de voluntad revoluc ionar ia en la Unión Soviét i c a , en l a s democrac ia s popula re s y aca so t ambiénen China . Creo que l a a c t i tud sov ié t i c a t iene un ca rác ter todavía obje t ivo y es truc tura l . El s i s tema de ins

t i tuc iones que domina en l a Unión Sovié t i c a se ca rac ter iza por e l hecho de no permit i r n ingún diá logocr í t i co c reador en t re e l pa r t ido y l a s masa s . E l sus tant ivo s i s tema de dominio de la burocrac ia , e l entrelazamiento del par t ido con e l apara to del es tado y laseparac ión ex i s ten te , de sde hace decen ios , en t re e l pa r t ido y l a s masa s sumin i s t r a e l fundamento de l a ambigüedad , e l fundamento de l a s o sc i l a c iones menchevi ques de l a Unión Sovié t i c a , l a cua l da con l a manoizquie rda a rmas y munic iones a l a revo luc ión v ie tna mi t a y apoya con l a mano de re cha l a co r rompidaburgues ía ind ia , so s t iene con pré s t amos a l c r imina lrég imen de l Shah , p roh ibe l a in sur recc ión a rmada alo s comunis t a s de l a América La t ina , con lo cua l in t ro duce la esc is ión pol í t ica en e l seno mismo de la revo

luc ión e impide l a v ie tnamizac ión de l a AméricaLa t i n a .

Pero l a novedad cons i s te en que revo luc ión y pa r t ido comunis t a han de jado de quere r dec i r lo mismo.En Bolivia los comunis tas se enteraron de la exis tenc iade guerr i l la s en e l sur por la prensa del gobierno, y

' " M e n s a j e a l a T r i c o n t i n e n t a l " ( m a y o d e 1 9 6 7 ) , p u b l i c a d o

e n   E R N E S T O  C H E  G U E V A R A ,  Obra revolucionaria,  M é x ic o , 1 9 6 7 ,p á g . 6 4 2 .

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no se lo c re )e ron . Las de rro ta s de l a s t ropas gubernamen t a le s bo l iv i ana s po r una s gue r r i l l a s muy p roba

b lemente d i r ig idas por Che Guevara convenc ie ronfina lmente a los comunis tas , los cua les empezarona hab la r de in te rvenc ión cubana en lo s a sun tos bo l i vianos . Así se puede l legar a los vertederos de la h is tor ia ; pero a pesar de todo los hombres que no es tánd i spues tos a a cep ta r l a pe rpe tuac ión de l a mise r i a yde l a minor ía de edad mora l segui rán su lucha emanc ipadora y desa r ro l l a rán nuevas fo rmas de organ iza

c ión de la lucha revoluc ionar ia .Tenemos an te no so t ro s una s i t u a c ión comple t amen

te nueva que hemos de en tende r i n c l u so p a r a nue s t r a sluchas aqu í en l a s metrópol i s . La pos ic ión ch ina sed i s t ingue e s t ruc tura lmente , en mi op in ión , de l a pos i c ión sov ié t i c a . La l a rga lucha de l a revo luc ión ch inaen t re 1923 y l a v ic to r i a t r a s l a segunda guerra mun

d ia l , y l a con t inuac ión de l a revo luc ión has t a hoy hanpermi t ido supera r s iempre y repe t idamente l a separ a c ión de p a r t ido y mas a s med i an te c ampaña s s i s t e mát ica s con t ra l a burocra t iz ac ión y l a recap i t a l iz ac iónen l a consc ienc ia y en l a e conomía . Pero a pesa r detodo no hay que subes t imar l a s d i f i cu l t ades de l a luchach ina . La p repa r a c ión con t r a l a amenaz a de ag re s iónpor par te de los Es tados Unidos , la s d if icul tades de

pol í t i c a in te r io r en l a t r ans i c ión desde una base in d u s t r i a l m u y p o c o d e s a r ro l l a d a h a c i a u n a n a c i ó n i n d u s tr ia l soc ia l i s ta y desarrol lada nos permite adivinar a lgode aque l l a s i tuac ión nada s imple . Pero t ampocohemos de pasa r por a l to que lo s aná l i s i s in te rnac ionale s de lo s c amaradas ch inos —sobre Indones ia , I s rae l ,Egip to o Arge l i a— no ac ie r t an con e l cen t ro de e sa sluchas . Es to se debe en mi op in ión a l a te s i s bá s icade la teoría de la revoluc ión permanente , la tes is según

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la cua l Li teoría y la tác t ica de la lucha nac ional del ibe rac ión dependen en p r imera y ú l t ima in s t anc iade los pueblos , y no pueden ser definidas por o trasna c ione s .

Creo que e l p rob lema de l a pugna en t re l a l ' n iónSovié t i c a y China , ya a lud ido por Guevara , no t ieneel carác ter de neces idad his tór ica que desde e l pr inc ip io puse en duda . O sea : que hay que e l iminar e s a sre sen t ida s pe lea s pa ra que sea más e f i caz l a luchaen el Te rce r M u n do y p a r a con segu i r u n a so l id a r id ad

concre ta de todas l a s fue rza s d i sponib le s con t ra l aopre s ión . Es toy de acue rdo con Che Guevara en queha l legado la hora de pasar a ú l t imo plano las d iferenc ia s que ex i s ten en t re l a s d ivers a s fue rza s opues ta sa la sociedad del dominio , y de ponerlo todo a l servic io de la lucha contra e l imperia l i smo. Todos sabemosque e l mundo que l u cha po r l a l ibe r t ad e s t á s a cud idopor g randes d i s c repanc ia s , y no podemos d i s imula r lo .También s abemos que e s a s d i s c repanc i a s h an l l egadoa tomar t a l c a rác te r , a agud iza r se de t a l modo, que e ldiá logo y la reconci l iac ión son muy dif íc i les . Es tareainú t i l l a de busca r métodos pa ra un d iá logo que lo scont r incan te s ev i t an . Pero ah í enf ren te e s tá e l enemigo.  Go lpea c ada d í a y amenaz a con nuevos go lpe s .Y e sos go lpes nos un i rán , d ice Che Guevara , hoy ,

m a ñ a n a o p a s a d o m a ñ a n a . L os q u e lo n o ta n y s ep repa r an p a r a l a un i f i c a c ión ne ce s a r i a con t a rán con e lreconoc imien to de lo s pueb los .

Noso t ros , en l a s metrópol i s (é s t a e s una d i s cus iónque t e nemos que re a l i z a r ) , t e nemos que con t r ibu i ra q u e s e p ro d u z c a u n a m e d i a c i ó n e n t r e e l s e g u n d omundo y e l te rce ro . En e sa mediac ión en t re e l segun

do mundo y e l t e r ce ro t e nd r í amos nue s t r a po s i c iónpolí t ica propia , más a l lá del capi ta l i smo y del socia-

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l i smo exis tente , a l l í podríamos e laborar la concre tamente , y desde e l l a deber íamos rea l iz a r nue s t ra lucha

cont ra e l s i s tema aqu í ex i s ten te . Hemos en tend ido yaque t e nemos que de s a r ro l l a r una po s i c ión s i t u ada másal lá de la fa lsa a l terna t iva es te-oes te . N u es tra iden t i f i c ac ión e s exc lus ivamente l a lucha por consegui r unas i tuac ión d igna de l hombre en todo e l mundo .

Wolfgang Schwiertzik:  En e l s u b tí tu lo de l a n u n c iode e s t e a c to s e a nunc i aba y p rome t í a que s e h ab l a r í ade l Terc e r M u n do y de l a opre s ión en l a s metrópol is .

Ya s é que e s to s d í a s p a s ado s hemos h ab l ado muchode los movimientos de oposic ión de Berl ín , pero quer r í a de todos modos l levar l a d i s cus ión a un pun tocomple t amen te p r agmá t i co . Todos u s t ede s s aben quela s g randes mani fe s t ac iones rea l iz adas en Ber l ín hantenido todas su or igen en ac tos en favor del TercerM u n do . La co s a empezó con C hombé y p a s ó a l V ie tn am y Pe r s i a . Han v i s to u s t ede s que de sde h a ce uno sd iez d ía s c i r cu lan por e l te r reno de l a un ivers idade s t ud i an te s que re a l i z an una c ue s t a c ión po r e l V ie t n am. Que r r í a comun i c a r a lguna s expe r ienc i a s a l r e s p e c t o .  H a c e u n a s t r e s s e m a n a s l a c u e s t a c i ó n e r a p a r amedicamentos . Yo par t i c ipé en e l l a ; en pocos d ía sreun imos mucho d ine ro . Pe ro a l o rgan iz a r una c ue s t a c ión para comprar a rmas pa ra e l Vie tnam, e l d ine ro

fue escaso . Querr ía decir a lgo a l respecto . Creo  —re c o rdan do lo qu e h a d icho e l p ro fe so r M arcu se a c e rc ade l a negac ión de te rminada— que mien t r a s ped imospa r a med ic amen to s no s e t r a t ab a , a l d a r , de n i ngunanegación determinada , s ino de un mero ref le jo invertido de la polít ica del  Helgoland."  Creo qu e deber ía -

• Alusión a la polít ica del gobierno de la Aleman ia occident a l .  E l  Helgoland  es un buque hospita l enviado por el gobierno deAlemania occidental a l gobierno tí tere de Saigón.  (N. del T.)

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mos d i s cu t i r qué fo rmas concre ta s de so l ida r idad havpa r a a poya r la lu cha de l Te rce r M u n do , y s i la c u e s ta c ión p a r a a rmas e s una de e s a s fo rmas .

La ú l t ima forma de so l ida r idad en g rande que huboen Europa en una l u cha con t r a l a a u to r id ad fue l a so l i dar idad de 1937-1939 con la república española . Esaso l ida r idad no se l imi tó a mandar medicamentos , s inoque d io de s í vo lun ta r io s , t ambién cue s tac iones , ya rmas . Creo que po r lo menos uno de c ada do s deus tedes t iene aún hoy en su ca s a lo s d i s cos de Erns t

Busch y s igue cu l t ivando e l romant i c i smo de l a guerrade España . Creo que t amb ién h ay en t re no so t ro s unromant i c i smo de l a guerr i l l a . Nos sen t imos en l a s d i s cus iones so l ida r io s con aque l lo por lo cua l se combatee n V ie t n a m ; p e ro c u a n d o s e t r a t a d e d a r u n m a r c opa r a compra r a rmas , s e t e rmina l a so l id a r id ad .

Herbert Marcase:  Pue s to que s e me ha a l ud ido ,

d i ré b revemente a lgo ace rca de l a s exper ienc ia s hechasen lo s Es tados Unidos . Toda ayuda a l Vie tnam de lN or te e s i lega l . Inc lus o la ayu da en d in e ro . Ha y c am inos que pasan por e l Canadá , y o t ros a t r avés deFranc ia . Se u t i l iz an . Rea lmente , hoy d ía l a cue s ta ción de dinero, lo sé por los otros, o sea, por represen tan te s de l Vie tn a m de l N or te , es t a l vez lo más ú t il .Hay que busca r e l d ine ro , s in nece s idad de dec i r s i

e s p a r a a rm a s o p a r a m e d i c a m e n to s . E s t a n e u ró t i c acompuls ión de tes t imonio va demasiado le jos . Lo quehay que h a ce r e n todo c a so e s r e un i r d i ne ro .

Sobre l a cue s t ión de lo s vo lun ta r io s : e s to p lan teaun p rob lema : ¿qué puede d a r de s í e l i n t e le c t u a l o c c i den ta l en l a s cond ic iones de l a lucha guerr i l le ra?He o ído de ca sos en lo s cua le s e sos vo lun ta r io s han

r e s u l t a d o u n a c a rg a , y n o u n a a y u d a . L a c o s a c a m b i acomple t amen te c uando s e t r a t a de méd ico s , e n fe rme-

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ros,  té cn icos , e t c . También e s te segundo e s t ad io , t ii r se de voluntar io , es na tura lmente a lgo út i l ; en Amér i c a no s e h a i n t e n t ado apena s , po rque todo e l mundos a b e ,  desde luego , que e l que lo haga no vue lve mása lo s Es tados Unidos .

Peter Güng:  El hab la r de neuró t i ca compuls ión dete s t imonio a p ropós i to de aque l l a cue s tac ión pro a rmas ,e s un e r ror fundamenta l a ce rca de lo que ocur re enesa s c i r cuns t anc ia s . Pues no se t r a t a , de sde luego , deque nad ie e spere de e sa cue s tac ión una mejora impor- '

t an te de l a rmamento de lo s v ie tnami ta s de l nor te , n it ampoco de l F ren te Nac iona l de L ibe ra c ión ; s e t r a t ade que , como han mos t rado l a s d i s cus iones en lo ste r renos de l a Univers idad Libre , con l a a l te rna t ivade co le c t a r p a r a a rmas o p a r a med ic amen to s ap a re c ióe l a rgumen to de que e l bu s c a r d ine ro p a r a a rmasa la rgar í a l a guerra de l Vie tnam. O sea , se pa r te bás i

c amen te de que lo s E s t ado s Un ido s v an a g ana r e s ague r r a , y que e l F ren te Nac iona l de L ibe ra c ión podráluchar más t iempo por e l hecho de rec ib i r más a rmas .Y en tonce s queda c l a ro que s e t r a t a de s abe r s i no sso l ida r izamos s implemente por ca r idad con l a s v íc t i mas de una agre s ión o s i nos so l ida r izamos con l al u cha con t r a lo s E s t ado s Un ido s . Mien t r a s empecemosp o r p e n s a r a b s t r a c t a m e n t e q u e q u e r e m o s l l e g a r a u n a

paz en Vie tnam como sea , ba jo cua le squ ie ra cond ic io n e s ,  y que mien t ra s no l lega e sa paz hemos de aportar a l iv io a las v íc t imas , es tamos a l mismo t iempoa c e p t a n d o c o m o p u n to d e p a r t i d a q u e n o n o s im p o r t aen absoluto e l que la explotac ión y la opres ión sesuperen o no se superen en e l Vie tnam y en lo s demáspa í s e s de l Te rce r M u n do .

Bahman Nirumand:  Que r r í a de c i r una co s a a ce r c ade las acc iones de la opos ic ión aquí : que los medios

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para l a guerra de l Vie tnam no se p roducen en e lVie tnam, s ino que se fabr ican en l a s metrópol i s .

Rudi Dutschke:  El pac if ismo de princ ipio , prec is a men te a n te el e jemplo de l Terce r M u n do y re spec tode la luc ha de los pu eblos del Terc er M u n do, s ignificauna iden t i f i c ac ión con l a con t ra r revoluc ión ; pues e lpac i f i smo por p r inc ip io hace p rec i s amente lo que noquerr í a hace r , o sea , tomar pa r t ida con t ra l a v íc t ima .Pero no se t ra ta con eso —hay que decir lo explíc i tamente— de acep ta r l a nece s idad de l a v io lenc ia revo

luc ionar i a en l a s metrópol i s . Hay una d i fe renc ia depr inc ip io en l a ap l i c ac ión de métodos en e l Terce rM u n do y en l a s metrópoli s . La p len a iden t if ic a c ión conla neces idad del terrorismo revoluc ionar io y de lal u c ha revoluc ion a r i a e n el Te rce r M u n do es u n a c ond i c ión impresc ind ib le de l a lucha l ibe radora de e sospueb los y pa ra e l de sa r ro l lo de nues t ra s fo rmas dere s i s tenc ia , l a s cua le s t ienen en lo e senc ia l c a rác te rviolento , pero s in e l especia l a specto , e l te rr ib le aspecto del odio y del terror revoluc ionar io . En la medidaen que hoy e s pos ib le aprec ia r e s a s cosa s , e s t a s i tua c ión repre sen ta e l reverso de l a meda l l a , l a o t ra c a rade l a lucha con t ra e l dominio en e l mundo en te ro .

Peter Güng:  Hemos a lud ido an te s a l p rob lema dela func ión de la opos ic ión en las metrópolis . A es te

re spec to c reo que Rud i Du t s chke h a come t ido unerror es truc tura l en su exposic ión del confl ic to chino-sovié t ico . Ha par t ido de la tes is de que la única a l terna t iva es saber s i la Unión Sovié t ica se sol idar izamateria lmente con los movimientos de l iberac ión, s ie l confl ic to chino-sovié t ico se puede poner provis iona lmen te e n so rd ina p a r a que lo s mov imien to s de l ibe

r a c ión re c ib an una ayuda ex tema que l e s pe rmi t aacaso l legar a ser tan fuertes como las metiópolis , o

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sea, vencer en sus luchas de liberación. La consecuencia de esas premisas teoréticas sería un llamamiento ala Unión Soviética, el que en cierto sentido formulóChe Guevara, y a las democracias populares, paraque apoyen finalmente los movimientos de liberación;todo ello sin tener en cuenta las tendencias propiasde las democracias populares.

En nuestros análisis hemos partido del hecho dequ e los movimientos de liberac ión del Tercer M u n dodependen entre otras cosas, y no en último término,

de cómo se desarrollan las contradicciones en las metrópolis. Un momento constitutivo de este problema esrealmente la aproximación política e internacional, ladistensión entre las democracias populares y los paísescapitalistas muy industrializados; pues con ese procesose van destruyendo los tabúes de la población, de laclase obrera de los países capitalistas, contra el comu

nismo, el socialismo, etc. Cada vez son menos losobreros, menos los individuos de los países capitalistas que ven en las democracias populares la realización, por mala que fuera, de su utopía; cada vez sonmás los que entienden que en las democracias populares se cuenta con otra línea de desarrollo que tieneya muy poco que ver con la utopía.

Si se parte de la base de que el desarrollo de la

coexistencia pacífica es un proceso objetivo que ocurrirá igual si se apela a la Unión Soviética para queayude más al Vietnam que si no se hace nada de eso,entonces lo necesario en mi opinión es estudiar lasposibilidades que esa situación objetiva ofrece a laoposición en los países capitalistas. Y a este respectoquerría aludir a un punto: la contradicción entre los

países socialistas y capitalistas muy industrializadosarraiga, entre otras cosas, en que con la pugna se blo-

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quea la lucha de clases en los países capitalistas vse traspone a un plano internacional, con lo cual se

refuerza la tendencia social-chauvinista en la claseobrera; es posible que esa situación pueda destruirseal terminar el enfrentamiento frontal entre países socía-hstas y países capitalistas. Dicho de otro modo: talvez sea así posible volver a internacionahzar la luchade clases y aumenten las posibilidades objetivas deestimular en la clase obrera de los países capitalistasuna oposición contra el sistema capitalista.

Herbert Marcuse:  ¡Hasta el año que viene

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índice

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IN TRODUCCIÓN I

Cronología IX

Bibliografía XIII

EL FINAL DE LA UTOPIA

El fina l de la u topía 5

Discusión 19

El problema de la violenc ia en la oposición .... 51

Discusión 63

M oral y política en la sociedad opu lenta 99

Vietn am : El Tercer M un do y la oposición en lasmetrópolis 145

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Impreso en el mes de mayo de 1986

Ta lleres Gráficos CAY FOSACrta de Ca ldes, km 3,7Sta. Perpetu a de M ogoda