Alerta 01

Quien no arriesga, no gozaPor Piolo Juvera

Primavera/2012

Improvisación colectiva: el arte de proponer y servirPor Lorena Villa

La fiesta, La juerga, El Impromitotl!Por Cheryl Sue

>improMX<

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Esta revista es posible gracias a TEATRIKA SA de CV

Existen revistas de ciencia y tecnología, de deportes, de automóviles, de recetas de cocina, de espectáculos, de pesca, de chismes, etcétera. Alerta! es una revista

de Improvisación, Sí, una revista de Impro.

La Impro es como la meditación. Requiere que estemos atentos y nos invita a la reflexión. Es una manera de decir SÍ al ahora y de FLUIR con el universo.

Estamos seguros de que si viviéramos el día a día aplicando los conocimientos detrás de la Impro, nuestra vida sería otra. Diríamos más sí y propondríamos más. Seríamos más espontáneos y sabríamos reaccionar mejor ante las miles de situaciones que no salen como las teníamos planeadas.

Es por esto que sacamos Alerta!, porque queremos contribuir a que cada vez más gente conozca y practique la Impro. Porque queremos que la Impro, al igual que la Yoga, se vuelva una práctica común. Se vuelva todo un movimiento.

Alerta!, en este sentido, no es una casualidad. Es, definitivamente, una consecuencia más de un Impro-ecosistema que se empezó a gestar hace ya varios años y que en México cada día se vuelve más grande. Es una propuesta que aceptamos inmediatamente con el deseo de crear un espacio al servicio de la Impro para apoyar a los proyectos emergentes y como un lugar de encuentro para congregar y consolidar a esta creciente comunidad.

En este camino detectamos que si bien había muchas razones para hacer Impro, había un sentimiento que compartíamos quienes hacemos Impro y por el que, muy probablemente, seguíamos en este andar: El Disfrute. Por ello decidimos dedicar este primer número a este sentir.

Sí, queremos transmitir el placer y el gozo que la Impro nos brinda para que los curiosos prueben y para que los adictos se sientan acompañados.

En estas páginas encontrarán las letras de varios Improvisadores de la escena nacional que nos hablan de este sentimiento hacia la técnica. Asimismo hallarán información de shows y talleres para ver Impro y para aprender y seguir practicando Impro.

Agradecemos a toda la gente que nos ayudó en esta primera edición.

Gracias por decir que Sí. Gracias por estar Alertas.

¡YA!

Equipo Alerta!

Editorial

3Alerta // Primavera 2012


¿Qué?Espectáculo de improvisación teatral en donde el equipo del S.I.P. (Servicios de Improvisación Pública) hará las locuras y los juegos más desenfrenados para ¡PONER TUS IDEAS EN MOVIMIENTO! ¡DIVERSIÓN GARANTIZADA! ¿Dónde?Monterrey 319, Col. Roma Sur, C.P. 06760. Entre Av. Baja California y Tepic; entre las estaciones del Metro y del Metrobús Chilpancingo y Centro Médico. ¿Por qué oiga?“Los Recolectores” de “Garigoleo!” estarán ‘Rec-olectando’ tus donaciones para apoyar en la res-tauración de los espacios de “Ápeiron Teatro” . Únetenos y diviértete con nosotros en la LUCHA POR LEVANTAR un espacio más para el teatro, la música, la expresión y la creatividad y sobre todo LA IM-PRO!!! ¿Cuándo?Sábados 4, 11, 18, 25 de Febrero - a la 1pmDomingos 5, 12, 19, 26 de Febrero - a la 1pm Duración aprox. 90 min. ¿Quiénes?“GARIGOLEO!”IMPROVISANDO PARA TI (alternando funciones): -Adrian Aranda-Alejandro “Big Dan” Haddad-Ivan Barrera-Javier Díaz Barriga “Javs”-Cheryl Sue Ortíz-Nadia Villegas López-Alex Virchez-Chino Damián ¿Cuánto?Lo que tu corazón, diversión y bolsillo dicte. Cooper-ación Voluntaria Consciente para ayudar al reacondi-cionamiento del espacio junto con los miembros de este S.I.P. (Servicio de Improvisación Público) (sugerimos una cooperación de $60, aceptamos con gran alegría mayores y con igual agradecimiento menores, trae a tus amigos, ven con tu familia y pásala bien y ayuda con lo que puedas!)

¡¡¡Ahí viene el camión Recolector!!!¿Y tu... ya sacaste tus ideas?

¡¡¡GARIGOLEandoO tus IDEAS!!!

¡A-SI-ste a este Gran Espectáculo y ayúdanos a ayudar diviertiéndote!

“Los Recolectores”

¡Impro sin miedo... a ensuciarse!

¡¡¡RECOLECTA por una

CAUSA!!!


Tras más de una década de hacer Impro (esporádica o constantemente), las analogías que he encontrado entre esta noble técnica y algunos aspectos de la vida son ya bastantes: que si la importancia de la escucha en el escenario y

también, por ejemplo, en la oficina; que si la maravilla de la generosidad en una Impro mixta y, digamos, en una familia o grupo de amigos; que si lo necesario de tomar decisiones tanto para un remate como para construir nuestro destino día a

día; etcétera.Pero últimamente hay un aspecto de la Impro que me llama enormemente la atención y que valoro particularmente, uno que vivimos todos los que la

practicamos pero del cual no se habla tanto (cuando menos yo no había reparado en ello): el “aquí y ahora”.

Cuando estás improvisando eres escritor, director, actor, narrador, dirigente y dirigido a la vez; tienes que estar pendiente de la historia, los personajes, el tiempo, el timing (que no es lo mismo), los ganchos; recordar toda la información que se va inventando al mismo tiempo que se va mostrando; y, por si fuera poco, tienes

que tener el suficiente compromiso emotivo para que tu actuación sea creíble, para construir una ficción certera.

Con tanto en juego, difícilmente queda “memoria RAM” para pensar en que tienes que ir al supermercado, que odias a tu compañero de trabajo, que hay que lavar trastes llegando a casa o que tu panza ha crecido vergonzosamente los últimos

meses.

Cuando logras “conectarte” (enchufarte a la Matrix), tu mente, cuerpo y espíritu se encuentran TAN en lo que están que hay una emocionante sensación de totalidad.

En mi experiencia, es la vivencia plena del “aquí y ahora”. Esto mismo lo experimentan algunos con la meditación y otros con actividades

deportivas o artísticas. A mí me pasa con la Impro. Y, en gran medida, creo que es por eso que la disfruto tanto.

También es cierto que no siempre es fácil entrar en ese estado de plenitud, pero veo que, lejos de eventos metafísicos, mágicos o inexplicables, es la disciplina la que ayuda a “enchufarse”: un buen calentamiento físico y mental, entrenamiento

constante y mucha intención de jugar (de jugar en serio, casi paradójico, pero importante).

A veces es el temor de enfrentarnos a lo desconocido lo que nos impide disfrutar (disfrutarnos) lo suficiente. En mi experiencia, el miedo de saltar a improvisar nunca desaparece. Tal y como, supongo, no desaparece el de quien salta por décima vez

en paracaídas.

En todo caso ese miedo se modifica, se atenúa, se termina gozando, pero no desaparece. De hecho, creo que la adrenalina es un componente importante para aquellos que practicamos deportes de alto riesgo (sí, creo que la Impro entra en

esa categoría).

Improvisar implica arriesgar. Vivir también.

Y quien no arriesga no goza.

Quien no arriesga no goza

Por Piolo Juvera

Quien no arriesga no goza

Existen muchas maneras en las que la impro puede deleitar a un ser humano y desde diferentes perspectivas.

Por ejemplo, existen los disfrutes que vienen de la impro como su espectador o como su realizador (es decir como improvisador-actor) o como docente, iniciador-maestro, coach, director, teórico, investigador-explorador (por ejemplo alguien que no se limita a aplicar o replicar la técnica que se le ha enseñado sino que busca nuevos caminos, aplicaciones o posibilidades de la impro), etc. Cada perspectiva o forma de abordar la impro abre distintas experiencias y vivencias y, por tanto, distintas posibilidades y fuentes de disfrute.

Agreguemos que los gustos y disfrutes que cada uno encuentra en determinado momento pueden cambiar con las experiencias y el tiempo. Algunos gustos y disfrutes se oxidan y desaparecen, otros se intensifican, otros mutan y se transforman o modifican y también, nuevos nacen.

En esta ocasión hablaré del más grande gozo que he descubierto hasta ahora en la impro desde el punto de vista del actor-realizador, es decir, como improvisador al improvisar. El más grande gozo que he encontrado en mi experiencia al improvisar se encuentra expresado en la siguiente frase: “hacer cualquier ‘m@w@?@’”.

No se juzgue ni se precipite un juicio, o peor, una acusación por infantilismo o falta de seriedad o anexas. No se entregue el lector al disgusto. Antes bien permítame explicar qué quiero decir con esto y se entenderá por qué lo digo así.

Cada uno de nosotros asocia de distinta manera las palabras que usamos y les da contenidos particulares de significación a pesar de, o aunadas a, los contenidos generales. Estos contenidos se corresponden con nuestras propias experiencias de vida (que sobra decir; son únicas) que les han dado la significación que la palabra tiene para nosotros. En mi caso, las siglas ‘m@w@?@’ representan una palabra particular que el lector interesado no creo vaya a tener dificultades en descifrar. ¿Y por qué esa palabra? ¿Por qué no, por ejemplo, haber escrito “hacer cualquier ‘cosa’” o “cualquier ‘locura’”? Porque sencillamente no es lo mismo, les falta algo o implican otra cosa distinta a lo que quiero expresar que disfruto (que siento). ‘Cosa’ es muy seco, muy abierto y sobrio, muy abstracto. Por otro lado ‘locura’ genera una tendencia que no me agrada, ya que si bien es agradable “hacer locuras” eso no es ni todo lo que se puede hacer en impro ni lo único que ‘quiero hacer’. ¿Por qué limitarse?, ¿sólo locuras? A veces uno bien puede querer o gustar hacer algo serio o algo realista o normal, en fin, algo no-loco. Lo mismo puedo decir si se me pidieran sustituir la palabra por “tontería” (o palabras derivadas que implican algo estúpido o falto de inteligencia: bobera, idiotez, etc.), ¿por qué siempre “tonterías”?, ¿por qué sólo “tonterías?, ¿nunca algo inteligente?

Bueno y ¿qué tiene ‘m@w@?@’ de especial o qué novedad aporta al tema según mis asociaciones? Sí, sin duda es muy similar a “cualquier ‘cosa’”. “Cualquier ‘m@w@?@’” es cualquier cosa salvo por el hecho de que no es solamente eso y así. Es “cualquier cosa” que además viene libre de cualquier carga de juicio de valor posible. Cargas de juicios de valor como: “que si está bien o mal, que si es tonto, que si no me veo como un tonto haciéndolo o que si no me veo como alguien muy ingenioso o que si lo que hice o hago es genial o inteligente u original o divertido o gracioso o interesante o que si no lo es”; todo eso deja de importar. En general

El disfrute en la improo de por qué me gusta “hacer cualquier ‘m@w@?@’”Por Javier Díaz Barriga López


los juicios y valoraciones que uno se hace al improvisar giran principalmente en torno a las propias creencias de si lo estoy haciendo bien o mal según alguna u otra perspectiva o noción de lo que es la impro, la buena impro, la mala impro, o lo que creo es importante en ella o lo que creo importante para mí en relación con ella (como quedar expuesto como un profesional o evitar quedar expuesto como un amateur o un bobo o un fanfarrón, etc., cada quien debe observar estas cosas en sí mismo ya que las posibilidades son bastas). En cualquier caso, los juicios y las valoraciones, suelen convertir lo que debiera ser una experiencia de juego y libertad, en una “cosa seria”. Un poco, en términos de El Principito, diría que todas esas valoraciones superficiales vuelven a la impro “cosa seria” de “personas mayores” y hacen olvidar lo más importante y esencial de la impro: “¿me divertí?, ¿mi corazón sonrió al hacerla, se relajó y expandió?, ¿me llenó la curiosidad y el vértigo enloquecedor de jugar sin saber a dónde va a terminar todo y llegar a un puerto desconocido?, ¿tuve la grata e intoxicarte sensación de la sorpresa?, ¿me topé con el asombro en el camino?, o ¿no viví nada de esto, no viví porque estaba muy ocupado contando mis estrellas y poniéndole atención y desgastándome en “cosas muy importantes y muy serias” como mi imagen y mis logros y mi posición y mi status y mis orgullos y vanidades?”.

Entendemos entonces que los juicios de valor y el “improvisador serio y mayor” que los carga a cuestas en sus hombros, en su cuerpo, en su mente y en su “impro” (y decimos “impro” entrecomillas porque eso que hace alguien en ese estado no es propiamente impro, es algo que pretende pasar por impro, pero no lo es), están muertos. Esos juicios matan a la impro porque matan al improvisador. Ya no hay improvisador porque no tenemos ya a alguien que busca y deja salir lo que le inspira cada cosa, porque no tenemos a alguien en el estado que esa espontaneidad y sinceridad pura requiere ya que no tenemos a alguien con la mente y el cuerpo despejados, abiertos y listos en estado de pureza y total atención y presencia sino que tenemos a alguien obnubilado y distraído mientras se ocupa en calificar todas sus acciones y decisiones y todos los sucesos (propios y de compañeros) según lo que “CREE” que es bueno dentro de un sistema de valores inventado. ¿Lo “bueno” en la impro? ¡Ja! Lo “bueno” ¡es que sea improvisado!

Cuando uno está realmente improvisando uno no se está haciendo ni juicios ni preguntas ni nada, simplemente porque no tiene ni tiempo ni energía ni interés, porque todo uno está en la impro, tranquilo y libre, haciendo cualquier ‘m@w@?@’.

Y es que notemos que además los juicios suelen ser ridículos e inútiles además de nocivos para la impro. Una vez terminada la impro bien podríamos analizarla, si queremos, para investigar o explorar sobre el juego, sobre las posibilidades, conocer cómo estoy aplicando la técnica, o cómo no, y acaso qué me podría beneficiar en un futuro. Pero eso hasta después de haberla terminado porque al momento de improvisar no tiene sentido juzgarse en ningún rubro, porque los juicios en ese momento, en ese contexto, desgastan, disminuyen el nivel de atención y generan gran cantidad de bloqueos al calificar, negar, reprimir o sondear el fluir natural y espontáneo de uno.

Pero ahí no termina la cosa: ¿cómo podemos juzgar si algo estuvo bien, mal, fue original, etc., si aún no hemos visto todo?, ¿no se supone que es improvisado? Entonces, ¿cómo sabemos a cada instante qué pasará después, al siguiente paso?, o ¿cómo sabemos cómo se resolverá el conflicto, o cómo mutarán o en que desembocarán nuestras propuestas?

Si no sabemos en que irá a parar todo, ¿cómo podemos juzgarlo recién sale? Decía Sócrates en la Apología de Sócrates escrita por Platón que: “temer la muerte no es otra cosa que creer ser sabio sin serlo, pues es creer que uno sabe lo que no sabe. Pues nadie conoce la muerte, ni siquiera si es, precisamente, el mayor de todos los bienes para el hombre, pero la temen como si supieran con certeza que es el mayor de los males. Sin embargo, ¿cómo no va a ser la más reprochable ignorancia la de creer saber lo que no se sabe?”

Y aquí no hablamos del momento de la muerte, sino de unos minutos o segundos después de soltar una propuesta. Si no sabemos en qué irá a parar, ¿por qué ser tan soberbios y creernos que sabemos y juzgarnos “como si supiéramos con certeza” que tal o cual cosa que hicimos o quisimos hacer “era el mayor de los males” y arruinarnos una linda oportunidad de soltar toda esa inútil superchería y jugar y hacer cualquier ‘m@w@?@’?

¿Lo “bueno” en la impro? ¡Ja! Lo “bueno”: ¡es que sea

improvisado!


Improvisamos porque sabemos que no sabemos, justo porque no sabemos es que es improvisado y porque improvisamos, tanto nosotros los improvisadores como los espectadores, llegamos a saber de qué trataba la impro. He ahí ese gran gusto y placer colectivo que viven improvisadores y espectadores, que todos se congregan justo para vivir el proceso de pasar de ser ignorantes conscientes (pues todos saben que nadie sabe qué va a pasar) a sabios. Nos juntamos a sorprendernos y admirarnos juntos cuando se nos revela a todos unísonamente “qué pasaba en esta impro”.

‘M@w@?@’ tiene pues, para mí, una carga que contrarresta todos los juicios de valor. O más bien, tiene una anticarga, es una partícula de antimateria, de antivalor, que al colisionar con los valores los anula, anulando toda carga y dejando el paraje libre y ligero para un retoce refrescante y juguetón. Así pues, ‘m@w@?@’ le quita toda seriedad posible a la situación. Deja de ser algo serio y retorna, al anular todo juicio, al estado libre, simple, no-exigente ni rígido que es el estado del juego libre al que los niños tan a menudo suelen entrar. Creo que ubicamos perfectamente que cuando uno está (o estaba) en el genuino gozo de jugar, uno no cargaba con ningún tipo de juicios o ansiedades o preocupaciones. Uno simplemente estaba entregado o, más bien, uno no estaba, sólo estaba el juego y la diversión. Ese gozo que es tan agradable que cuando un papá llega a interrumpir diciéndole a su hijo “ya vámonos”, pareciera sacarlo de ese trance del juego y mínimamente le saca al niño un desalentador y lastimero “aaaah” o una clásica petición de “un ratito más”.

El disfrute más grande que conozco hoy día es pues el que yace en el genuino estado en el que puedo decir con el corazón saltando de alegría que estoy “haciendo cualquier ‘m@w@?@’”. En ese momento “sólo sé que no sé nada” pero eso no me inquita y ese hecho me hace sentir pleno y poderoso a la vez que tranquilo y en calma. No hay límites, nada oprime mi corazón ni mi mente y soy capaz de no sé qué y por esto soy entonces capaz de sorprenderme de mí mismo y de lanzarme al vacío una y otra vez, o más bien y mejor, lanzarme a cualquier ‘m@w@?@’.


‘M@w@?@’ tiene pues, para mí, una carga que contrarresta todos los juicios de valor. O más bien, tiene una anticarga, es una partícula de antimateria, de antivalor, que al colisionar con los valores los anula, anulando toda carga y dejando el paraje libre y ligero para un retoce refrescante y juguetón.


Mozart fue famoso en su época –de acuerdo a melómanos y musicólogos– primero como improvisador y luego como compositor. Cuenta la historia que en una competencia de piano, entre cuyo público se encontraba el Papa Pío VI, Mozart y el músico Muzio Clementi no sólo tuvieron que improvisar en la ronda final para decidir quién ganaría, sino que tenían que hacerlo juntos. Fue una de las actuaciones más sorprendentes del composi-tor austriaco. ¿Quién ganó? Nadie lo recuerda, lo que importó fue la virtuosidad de ambos al compartir escenario y la predis-posición de ambos de abrirse a la visión del otro. 1

Cualquier tipo de improvisación tiene reglas y límites fijos; tal vez tiene que empezar en cierto tiempo y espacio o se tienen que definir de antemano a los participantes, después de todo, al ser una actuación –musical, teatral o incluso liter-aria– ésta se encuentra delimitada. La diferencia fundamental entre una actuación fijada y una improvisación es gradual: grado de libertad para elegir diversos ingredientes que el ac-tor tiene a la mano. Una de las más grandes libertades –y regla de oro, de paso– de la improvisación se encuentra en el poder y deber decir Sí a toda propuesta. El reto de decir Sí a cuanta sugerencia se nos presente se incrementa durante las improvisaciones colaborativas donde una actuación coher-ente depende de establecer algún tipo de conexión entre los elementos que participan en ella. Demasiada independencia entorpece el compromiso colectivo, pero la falta total de ella bloquea la creatividad. La historia de Mozart y Clementi ejem-plifica cómo, si se está dispuesto a escuchar al otro, es posible crear obras memorables y únicas; el protagonismo resulta ir-relevante si prevalece la empatía en la inventiva espontánea. Son estas cualidades de la improvisación las que la convierten en una disciplina (¿técnica?) utilizable en la vida diaria, par-ticularmente, en la profesional. La vocación de servicio que se espera de los estudiosos de cualquier carrera y la habili-dad de proponer caminos que obligadamente se transitan en compañía de otros se pueden practicar, sin duda, a través de la improvisación colectiva. Ésta permite, en otras palabras, el desarrollo de la empatía.

Dos textos específicamente ilustrativos que resumen las bon-dades de la improvisación –en este caso se habla de la teatral pero se sabe que comparte sus cualidades con la musical, por ejemplo– y que sirvieron de inspiración para este breve ensayo, son los discursos de graduación que el cómico e im-provisador estadounidense, Stephen Colbert, ofreció en Knox College y Northwestern University en 2006 y 2011 respecti-vamente. En el primero, es enfático sobre lo imperativo de decir Sí; en el otro aborda la relevancia de los compañeros en escena: uno no importa, los demás son el centro. He aquí sus palabras:

“Digan Sí con la mayor frecuencia posible. Cuando empezaba mi carrera en Chicago, haciendo teatro de improvisación en Second City, teníamos en realidad una sola regla: di “Sí y…”. En este caso “Sí y…” es un verbo: Yo Sí y…, Tú Sí y… Él Sí y... etc. Para crear lo que sea en el escenario tienes que aceptar lo que el otro improvisador inició (…) Tienes que mantener tus ojos bien abiertos, tienes que estar al pendiente de lo que el otro actor te ofrece para que puedas aceptar y proponer. Es a través de esos acuerdos como se puede crear una historia y es así, cuando cada uno sigue al otro, que resulta que nadie tiene realmente el control. La experiencia se convierte más en un descubrimiento mutuo que una aventura solitaria (…) Ustedes, jóvenes graduados, se encuentran a punto de em-pezar la más grande de las improvisaciones: no tienen idea de lo que pasará, estarán en lugares que nunca han conocido y no tendrán el control. Sólo digan “Sí y…” y si tienen suerte se encontrarán con personas que les digan Sí como respuesta (…) ¿Acaso decir Sí todo el tiempo los llevará a hacer cosas disparatadas? Claro, pero no teman al ridículo. No se puede ser joven y sabio, los jóvenes que pretenden ser

Improvisación colectiva: el arte de proponer y servirPor: Lorena Villa


sabios son en su mayoría cínicos. Los cínicos siempre dicen No, pero decir Sí hace que las cosas comiencen. Al decir Sí es como las cosas crecen; decir Sí los lleva al conocimiento.”2

La aceptación y la generación de propuestas en la vida son fundamentales para el éxito tanto laboral como personal. La satisfacción de poner en práctica las acciones propias de las técnicas de improvisación proviene tal vez del peligro. Sus cualidades representan actos de audacia pero finalmente son también un acto de profunda humanidad ya que en origen conforma una comunicación entre personas que per-siguen un mismo fin. El improvisador –o el que utiliza las cualidades fundamentales de la improvisación en campos no artísticos– toma un riesgo, confiando, esperando que sus propuestas le permitan caminar en una cuerda floja, que transitan varios más, sobre un precipicio y llegar al otro lado. La confianza en el otro es otra de las claves de la improvisación y a ella se refiere Colbert en su segundo discurso:

“Hay pocas reglas en la improvisación, pero una de las primeras cosas que se aprenden sobre ella es que no eres la persona más importante en el escenario. Todos los demás lo son y si ellos son las personas más importantes naturalmente les pon-drás atención y les servirás. La buena noticia es que tú estás en la escena también así que idealmente tú también serás para los demás la persona más importante y alguien estará a tu servicio. Nadie guía, todos siguen el seguidor, sirven al sirviente. La improvisación no se puede ganar y la vida es como una improvisación.”3

No se trata de ganar o perder sino de cómo juegas el partido. Ahora bien, quienes consideran la victoria sobre otros como la más grande de las satisfacciones se pre-guntarán: ¿por qué jugar un juego que nadie puede ganar? Respondería que las co-laboraciones pueden tener sus propias recompensas y retos, mucho más incluso que las competencias, y aseguro, que muchas de las satisfacciones de las mancuernas provienen de los principios básicos de encontrarse en el límite de las capacidades propias. Lo más interesante en un trabajo colectivo es que el éxito en éste es difícil de medir, sólo se puede registrar individualmente comparándose con otros logros personales.

La improvisación libre no es apta para quienes quieran mantener el control. Es indis-pensable aguzar la escucha, aceptar, proponer, servir y montarse a la ola sin saber dónde reventará. Incluso alguien como Mozart refinó sus habilidades en una com-petencia de improvisación colectiva, a nadie le importó ganar, había que ofrecer un espectáculo de virtuosismo conjunto. Y nada más, el producto final hablaría por ellos. Improvisar es, finalmente, dejarse ir deliberadamente escuchando a los otros. Una vez que se anda por ese camino se estará en la ruta de servir a un bien mayor con sólo el conocimiento propio: la sociedad, el gobierno, el país… el bien que sea. Ser-emos, por fin, verdaderos improvisadores.

“Hay pocas reglas en la

improvisación, pero una de las primeras

cosas que se aprenden sobre ella es

que no eres la persona más

importante en el escenario.”

Lorena Villa

Anécdota registrada por Eric Barnhill en su blog 1. The Daily Improvisation®

Stephen Colbert, durante la ceremonia de 2. graduación de los alumnos de la generación 2006 del Knox College en Toronto, Canadá – Link: http://www.youtube.com/watch?v=XOqpvsJJEmk

Stephen Colbert durante la ceremonia de 3. graduación de los alumnos de la generación 2011 de Northwestern University en Evanston, Illinois – Link: http://www.youtube.com/watch?v=m6tiaooiIo0


La Impro, como cariñosamente le llaman quienes la viven, se ha abierto paso como una forma de entretenimiento en sí misma; su popularidad va en aumento y por lo mismo muchos teatros la están integrando a sus carteleras no sólo en México, sino en diferentes partes del mundo.

Con el Catch y el Match la Impro se convierte en un arte deportivo en donde la creatividad y la ductibilidad física son las armas principales para los competidores, quienes luchan para tener el voto del público.

Cuando el grupo Complot Escena se encontró con el formato de Catch, durante un encuentro en Madrid, decidieron traerlo a nuestro país dándole una personalidad muy mexicana y, claro, de ahí nace La Improlucha, el espectáculo de Impro más famoso hasta el momento y que incluso ha derribado barreras de popularidad dándose a conocer en diferentes partes del mundo, en donde ha localizado más adeptos a su formato.

Fue este éxito por el que, el año pasado, se llevó a cabo el primer encuentro internacional e hispanoparlante de Impro: “El Impromitotl, La Improlucha internacional”, que se desarrolló en la ciudad de México del 20 al 29 de mayo de 2011.

El Impromitotl, presentado por la alianza entre Complot Escena y Lado Zeta, resultó en un gran éxito pues estuvo repleto de actividades para aprovechar al máximo la presencia de los invitados.

Los invitados

España•Improtour, Omar Argentino, gran representante de la Impro que, para la Improlucha, fungió como el réferi “Héctor Rafael Altamirano”.

Impromadrid: Ignacio López y Jorge Rueda. Dupla para la Improlucha: “Lo Peor de la Oficina”.

Argentina•Improcrash: Paula Farías y Charo López. Dupla para la Improlucha: “Las Carniceras”.

Chile•Colectivo Mamut: Sergio Domínguez Molina “Panqueque” y Nicolás Belmar. Dupla para la Improlucha: “Los Tiras”.

Colombia•Acción Impro: Ricardo España y David Sanín. Dupla para la Improlucha: “Mojiganga y Rumba”.

Y, por México• , los ganadores de las dos últimas Improluchas:Inferno Teutón (Leonardo Ortizgris y Angélica Rogel) y, en su última aparición pública, Inmolación Talibana (Omar Medina y José Luis Saldaña).

Cada noche, durante ocho días, el Foro Shakespeare fue testigo de los enfrentamientos entre las duplas que lucharon por ganar el título del mejor Improvisador, siendo al final España, con la dupla “Lo Peor de la oficina”, quienes se llevaron la victoria a casa.

¡Pero eso no fue todo!

Los fines de semana, en el Foro del Tejedor (ubicado en el Péndulo de la Roma), los participantes se engalanaron presentando espectáculos con formatos de Impro no deportiva como: Impropulsión (con Juanita Tegualda y Adrián Aranda), Improgays (con Alfonso Borbolla, Mauricio Galaz, Valentina Sierra, Luz Elena Aranda e Iker Arce), Sólo de Impro (con Omar Argentino y los invitados internacionales) y Más vale Piolo que mal acompañado (con Piolo Juvera).

Asimismo, durante la semana del encuentro, se dieron talleres de Impro impartidos por los participantes, quienes compartieron sus técnicas con los nuevos talentos de la Impro.

Seguramente, tras la respuesta tan favorable del público y la experiencia de extender los lazos con manos amigas, el Impromitotl pronto volverá a dar de qué hablar, porque este evento ¡es sólo el principio!

La fiesta, La juerga,

El Impromitotl.Por Cheryl Sue


Dos eventos en paralelo coinciden en tiempo y lugar, para cambiar mi enfoque de la vida:

El primer evento consiste en una acalorada plática entre los compañeros de trabajo; publicistas, diseñadores, productores de video, pero en su mayoría ociosos, enfrascados en las siguientes preguntas ¿Bajo que parámetros determinarías que alguien debe ser director creativo de la agencia?¿Que perfil académico es el más adecuado, porque en publicidad se ve muy por encimita la creatividad, en diseño o comunicación se ven cosas muy parecidas pero la creatividad debe tener su propia materia mínimo o su propio semestre cuando menos, no creen? ¿Nacemos creativos o nos hacemos creativos? ¿Se puede desarrollar la creatividad o ya cada quién debe conformarse con la porción de creatividad que le tocó recibir del cielo? La lluvia de ideas es una costumbre que casi todo equipo de trabajo tiene, sin embargo no es una metodología formal o una técnica que te permita estimular la creatividad para que la mejor idea sea la que destaca, ya que generalmente la mejor idea no es la mejor idea sino la idea que es la que el señor de mayor jerarquía en la agencia elija y lleve a descuartizar por un cliente con poca imaginación y baja motivación para el riesgo o lo nuevo y tengamos como resultado “pues sí, pero esa fue la idea que escogió el cliente” (como fue en nuestro caso).

El segundo evento consiste en una serie de acertijos de “pensamiento lateral” que me enseña un amigo, los cuales me rompen la cabeza y no tardo más que una fracción de segundo en llamarle a otro amigo, que cuando quiere responde al nombre de Adrián Aranda, para invitarlo a tomar algo, actualizarlo de nuestros chismes y retarle con estos acertijos, de los cuales él posteriormente investiga por su parte y convoca a otra larga tarde para continuar

IMPROVISADOOR“La impro te abre puertas”Por: Iván Barrera

con los acertijos de “pensamiento lateral”, término que, tras investigar, me da la grata sorpresa de que fue inventado por un Doctor de nombre Edward de Bono, que tenía más de setenta libros referentes al tema y que además era la máxima autoridad en el tema de creatividad.

Comienzo a estudiar las técnicas del doctor De Bono y al poco tiempo me reuní con el amigo que me recomendó los acertijos y me comentó que estaba tomando un taller con un tipo que se llamaba Omar Argentino, que estaba bien raro pero era bueno, que él se sentía como el más ridículo y tonto cuando le tocaba su turno de participar, era para aprender una técnica para “improvisar” y me invitó porque creía que me iba a gustar…¡¡¡Y ME GUSTÓ!!!Me di cuenta que esa teoría que venía estudiando carecía de estas aplicaciones escénicas, seguí tomando cuanto taller de “impro” se hacía y fui perfeccionando la técnica (que algún día me saldrá). A lo largo de estos más de seis años (desde mi primer taller hasta ahora) he tenido la oportunidad de participar en diferentes espectáculos y he tenido el gran honor de ser uno de los cuatro integrantes de “Las truchas”, que actualmente es mi equipo y grupo de improvisación y con el que he participado en algunos torneos de teatro deportivo universitario “Match” y recientemente como representantes de México en el Mundial de Improvisación en Chile.

Para mí la impro representa el último dígito que abre el candado del baúl que contiene las más grandes alegrías de mi vida, ya que es uno de los pilares fundamentales de mi formación y acondicionamiento mental y de los proyectos profesionales más importantes para mí.


Así surgió “Chipichape”, el proyecto para niños que se convirtió en empresa y por el que he tenido la oportunidad de trabajar con uno de los maestros de niños que yo más admiro (por que es otro niño de corazón); Adrián Aranda. Esto nos ha permitido ser parte del proyecto de integración más importante de México: el “Colegio Giocosa”. Aquí aprendimos a estimular la creatividad de niños totalmente regulares conviviendo con otros niños con diferentes padecimientos mentales, tales como: Rett, Autismo, Asperger, Noonan, Down y hasta muy poco comunes como síndrome de feto alcohólico. Definitivamente lo que hemos aprendido es infinitamente mayor a lo que hemos enseñado y cuando me refiero a lo que hemos aprendido no sólo pienso en lo que los niños y directivos de este colegio nos han enseñado sobre la marcha, sino a lo que hemos aprendido de nosotros mismos.

Trabajar con niños nos ha llevado, naturalmente, a compartir técnicas para el desarrollo de la innovación del pensamiento creativo, el pensamiento estratégico y la alineación estratégica, mismas que hemos logrado implementar en empresas de renombre como DHL, Seguros Monterrey, New York Life, Banamex, Lego y Dow, entre otros, para equipos de trabajo de Chile, Perú, Colombia y Brasil.

Esta experiencia ahora nos tiene produciendo el juego de mesa que llevará por nombre “Ideas al minuto” y saldrá a la venta al público en Septiembre de este año. Asimismo, derivado de este juego de mesa, actualmente se realiza la pre-producción del “piloto” del programa de TV con el mismo nombre.

Desde estas experiencias puedo concluir que La improvisación no sólo puede ponernos en otros hermosos lugares del mundo, sino además en otros lugares de nuestra propia mente desde los que podemos mirar y sorprendernos descubriendo sitios, paisajes y colores aún no explorados y desde los cuales podemos plantear y replantear nuestras alternativas.

Yo creo que un buen improvisador no avanza en relación a lo que le sale muy bien y sin errores, yo creo que avanza en la medida que se permite equivocarse, correr riesgos y disfrutar el proceso.

…Y el título es: “Vive hoy y disfruta ahora”.

En buena tierra Siembra

Iván Barrera

“¿Nacemos creativos o nos hacemos creativos? ¿Se puede desarrollar la creatividad o ya cada

quién debe conformarse con la porción de creatividad que le tocó recibir del cielo?”

Iván Barrera


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A un año y medio de nuestro primer encuentro, estamos a cinco minutos de comenzar la función. Esta vez estamos en un bar en el centro de la ciudad. El público esperado no llega y los pocos que han asistido se sorprenden al escuchar que ellos generan los mo-tores que nos harán accionar en escena. ¿Un título?, ¿título de qué? –preguntan. Y, como si fuera la primera vez, debemos explicar a cada uno de qué trata el espectáculo. Alguno de nosotros dice “y pensar que esto de la impro nació en un bar, por diversión… pues así hagá-moslo”.

Llegado el momento entramos al escenario y con la primera im-pro de la noche sucede: nuestro disfrute contamina al público y to-dos la pasamos bien. Al final, la pregunta que nos hacen a menudo, “¿seguros que no lo ensayaron?” y se dibuja una sonrisa en nuestras bocas.

9:00 am. Llegadas, saludos, encuentros. Un círculo y a calentar: ia, hondom, etc. Alguien propone hacerlo al estilo Michael Jackson, Jedi o señor de alcurnia. Probando niveles, energías. Historias de pala-bra por turno. Dos se proponen para capitanes y al puro estilo de la cascarita futbolera van eligiendo a los integrantes de su equipo para jugar un match de entrenamiento. Nunca falta el “amigo de” que por curiosidad asistió y que al ser ajeno al equipo es quien proporciona los títulos y reparte goles. Se han propuesto nuevos juegos, nuevos estilos y variantes. Definimos el rumbo de nuestra siguiente función y elegimos los juegos que vamos a jugar. Después de dos horas hace-mos una pausa. Alguien ha traído un balón.

El Disfrute de la ImproPor Pablo Cano

Domingo. Son las ocho treinta de la mañana y el transporte que nos lleva al lugar de entrenamiento está lleno de hombres, mujeres y niños que de una u otra forma se dirigen a ser parte o a presenciar un partido amateur de futbol llanero. Nuestro destino es otro; es otro nuestro juego; es otro nuestro deporte. El Parque de la Pérgola nos aguarda, iluminado por los rayos de sol que atraviesan los árboles y recién barrido por “Las naranjitas”, nuestras barrenderas poblanas. El lugar se ha transformado. Uno a uno iremos llegando a la cita.

La siguiente improvisación es de tipo mixta. Número de jugadores: ocho.

Duración: un año, cuatro meses.

Estilo: Camotero.

Título: “El disfrute de la impro” por la Liga Impro de Puebla.

¡Jugadores, a la cancha!


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En noviembre de 2007, Omar Medina impartió el taller de Impro 1 en la Ciudad de Puebla. En ese momento los que asistimos al taller no teníamos la intención de formar una liga. El grupo se disolvió y sólo en algunos quedó sembrada la inquietud por la impro. Fue en enero de 2010 cuando Omar regresó y sentó las bases de la técnica, enseñándonos los pormenores, reglas y rituales del match de im-provisación. Esto como respuesta a la inquietud de Gabriel Bonilla de crear la Liga Impro de Puebla (LIP). Éramos doce los que asisti-mos y comenzamos los entrenamientos. Y fuimos diez actores y un músico los que dos meses después presentábamos al público y de forma gratuita nuestros primeros encuentros de improvisación. Fue ahí donde a muchos nos quedó claro que esto era para tomarse en serio, que la técnica se abría a las posibilidades y que participar en una impro es una experiencia adictiva. Nuestro espectáculo aún no tenía un nombre. No teníamos un concepto. Sólo intuíamos que algo grande estaba por venir.

Sabemos que son las once de la mañana porque se acerca el señor de los tamales. Mientras tomamos la pausa hay quien se pasa el balón. Los vecinos del Parque de la Pérgola nos miran con curiosidad. Es momento de continuar pero se han creado ya dos equipos y se ha comenzado un partido. Todos nos unimos. A alguien se le ocurre una regla: “cuando el árbitro silbe, todos se congelan y los cuatro más cercanos al balón comienzan una historia justificando su postura; al silbido continúa el partido”. Así pasan dos horas de impro, futbol y carcajadas. Al final el acuerdo es unánime: “¡hagamos improfucho!”

Blanca Lander, Jazmín Maldonado, Gabriel Bonilla y Pablo Cano, ejes de la Liga Impro de Puebla, asisten al Taller de “Zoom” impartido por Omar Argentino en el DF. La llegada y la primera sesión pintan bien. Después de la comida hablamos de los ejercicios y la nueva toma de conciencia sobre la impro. Regresamos al hotel de la colonia Roma alrededor de las 7:13 pm. Nos acomodamos en el lobby y entonces nos toca ser testigos de un asalto a mano armada en la recepción del hotel. Nos amenazan a nosotros. Se da la confusión. Uno huye y los ladrones salen desorientados. La policía llega y toma nuestra declaración. La experiencia es fuerte y el miedo estuvo presente. Al siguiente día, terminando la segunda sesión, nace una idea: Un comercial que publicite a la liga, donde un ladrón entra a asaltar con pistola en mano y entonces nosotros, los improvisadores usamos el motivo para comenzar un “Yo soy” (soy la bala, soy la pólvora, soy las malas intenciones; me quedo con la pólvora… etc.) Y aparece un letrero que dice: “Cualquier pretexto es bueno para improvisar, Liga Impro de Puebla”. Pienso en lo sucedido y me pregunto: ¿cómo recordaríamos esta experiencia si la impro no estuviera en nuestras vidas?.

El “Improfucho” es el primer espectáculo conceptualizado y presen-

tado por la Liga Impro de Puebla. Se sigue presentando después de un año de haber comenzado. El “Improfucho” ha viajado a Campeche y Tlaxcala, recordando siempre que “¡el camote es poblano y que el Improfucho también!” Ha tenido su “variante light”, la “improcascarita”, donde el público arma los equipos como mejor le parezca y dónde los jugadores tienen un personaje definido que deben sostener todo el espectáculo.

Actualmente, el proyecto de creación, conformación y sostenimien-to de la LIP cuenta con uno de los estímulos otorgados por el Fondo Estatal para la Cultura y las artes de Puebla (FOESCAP 2011) con el proyecto grupal “El que improvisa Puebla pisa”, que consiste en llevar el “Improfucho” a los municipios alejados de la capital del estado con el fin de compartir nuestro trabajo y consolidar la Liga en Puebla. En este mes de julio, la LIP, como resultado de un laboratorio de investigación en formatos impro, estrenará el espectáculo: “La época impro del cine mexicano”, donde el objetivo es sostener una historia de larga duración usando como estructura los estilos de las películas de la época de oro del cine nacional. Para septiembre daremos a conocer nuestra “Lotería Impro”, donde se utilizan los personajes y objetos de la lotería mexicana para crear las historias y que a su vez el público pueda jugar con su tablero y gritar “¡Lotería!”. Nuestro trabajo es constante y nuestro compromiso también. A un año y medio de haber comenzado, nos seguimos reuniendo para entrenar e improv-isar como si fuera la primera vez, siempre como la primera vez. La impro es nuestro motor. Ya sea en teatros, bares, cafés o parques, nuestro objetivo es el mismo: “Diviértete, compártelo y disfrútalo, porque igual que en la vida, no sabes qué va a pasar, siempre será distinto y no se va a repetir”.

Por Pablo Cano 17Alerta // Primavera 2012

Imrovisadores en 140 caracteres...

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