Alfonso Torres - Las Logicas de La Accion Colectiva

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    LAS LOGICAS DE LA ACCION COLECTIVAAPORTES PARA AMPLIAR LA COMPRENSIN

    DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES

    Alfonso Torres Carrillo1

    El problema

    En las ltimas semanas, los medios masivos han mostrado imgenes de protestas y movilizacionessociales en diferentes lugares del planeta; desde las acontecidas en Seattle, Davos y Florenciacontra la globalizacin, pasando por los levantamientos indgenas en Ecuador y Bolivia, el paronacional campesino y las marchas indgenas por la paz en Colombia, hasta las jornadas deprotesta en Argentina contra las medidas econmicas adversas a la mayora de la poblacin.

    Estas acciones disruptivas de la normalidad suscitan generalmente reacciones adversas por partede los ciudadanos comunes quienes las ven en buena medida influidos por los medios masivos-como acciones violentas de multitudes que actan sin ninguna racionalidad o manipuladas poragitadores profesionales (Bonilla y Garca, 1997); en todo caso, desde el poder, la protesta social

    en cualquiera de sus expresiones es considerada casi siempre como una amenaza al orden socialy a la democracia, cuando no contra al propia civilizacin occidental.

    Por el contrario, estas acciones colectivas han sido decisivas en la consolidacin de los estadosmodernos, en la construccin democrtica, en la expresin de la sociedad civil y en la ampliacinde la ciudadana. La organizacin y movilizacin colectiva ha sido uno de los mecanismos mseficaces de los sectores subalternos de la sociedad para impugnar las arbitrariedades de losgobernantes, hacer visibles sus intereses y reivindicar sus derechos civiles y sociales; en efecto, lahistoria contempornea no podra comprenderse sin la existencia de estas luchas contra losautoritarismos, injusticias y exclusiones generados por la expansin de la modernidad capitalista.

    As, los movimientos sociales son consecuencia y reaccin a los conflictos producidos por laexpansin de la lgica de dominacin capitalista moderna a lo largo de los ltimos siglos, a la vezque protagonistas en la construccin de sociedades democrticas. La expansin de la lgica delmercado, de la dominacin estatal y del control sobre los individuos y los colectivos, al buscardesarticular, abolir o subordinar otros modos de produccin, otras formas de relacin social, otraslgicas culturales y otros valores, desencadena estrategias de inconformismo, resistencia yoposicin, en torno a las cuales se tejen nuevas solidaridades, nuevos anhelos y utopasalternativas al orden imperante.

    En efecto, movimientos como las revoluciones francesa y sovitica, las luchas por los derechosciviles de los negros, por los derechos de los nios y los jvenes, as como las protagonizadas porlas mujeres, las rebeliones indgenas y las luchas, los nuevos movimientos sociales y las luchascontra la globalizacin, a la vez que ponen en evidencia las injusticias, inequidades, dominacionesy exclusiones del capitalismo, conquistan derechos y espacios polticos y sociales que contribuyena ampliar las fronteras de la democracia, as como a redefinirla permanentemente.

    Ms que reivindicar la importancia de los movimientos sociales en la historia moderna, nuestrointers es reconocer y valorar los alcances de los diferentes intentos de las ciencias sociales porinterpretarlos. No es casualidad que la emergencia de stas fue correlativa al surgimiento yexpansin de aquellos; en efecto, la convulsin social y poltica generada por los efectos socialesde las revoluciones francesa e industrial atrajo el inters de las nacientes disciplinas sociales; msall de sus diferencias ideolgicas, los fundadores de las ciencias sociales, asombrados por el

    1Profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Pedaggica Nacional. Coordinador de la

    especializacin en Teoras, Mtodos y Tcnicas de Investigacin Social

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    incremento de la movilizacin colectiva (revoluciones, levantamientos, huelgas, etc) buscarondescubrir las leyes que las gobernaban y su capacidad de alterar el orden, ya fuera paracontrolarla o encauzarla.

    En la medida en que el abanico de formas de accin colectiva se fue ampliando y generalizando alo largo del siglo XX y a lo ancho del planeta, las ciencias sociales tambin fueron ampliando suintento por describirlas e interpretarlas; as fueron surgiendo diferentes perspectivas tericas ymetodolgicas para abordarlas. En la actualidad el estudio de los Movimientos Sociales se haconsolidado como un campo intelectual autnomo dentro de la sociologa, la historia social, laciencia poltica y la sicologa social.

    Sin embargo, esta consolidacin conceptual, analtica y metodolgica de los estudios sobre accincolectiva no necesariamente se ha visto expresada en los estudios sobre movimientos sociales enel pas. O para ser ms justos, la investigacin sobre el tema aunque es relativamente reciente, haestado ms marcada por los paradigmas clsicos sobre los movimientos sociales, que por losplanteamientos ms recientes provenientes de las perspectivas tericas de la movilizacin derecursos y construccin de identidad.

    Si bien es cierto que las investigaciones publicadas durante la ltima dcada del siglo XXincorporan referencias bibliogrficas de autores de dichas corrientes interpretativas, estas no se

    ven siempre reflejadas en los modelos analticos y en las estrategias metodolgicas para abordarsus estudios

    2. Ms an, en muchos trabajos y en la mentalidad de muchos de sus investigadores y

    simpatizantes, contina predominando la imagen clsica de los movimientos sociales influida porparadigmas de corte determinista (Melucci, 1997) que los ven como unidades homogneas ydotados de un sentido histrico predeterminado.

    Son aun ms escasos (ver nota 2) los intentos por construir, a partir de las tradiciones tericasexistentes, nuevos construcciones conceptuales, esquemas analticos y estrategias metodolgicasapropiadas a las singularidades de las mltiples formas de accin colectiva presentes en el pas.Para el entendimiento de nuestros movimientos sociales, el mejor camino es formular preguntascentrales y buscar los conceptos, fuentes, metodologas y sobre todo, teoras que nos ayuden aresponderlas (Archila, 2001: 38).

    En consecuencia con lo expuesto, el presente artculo responde a dos objetivos. En primer lugardesarrolla, luego de un breve esbozo de los enfoques e imagen clsicos sobre movimientossociales, algunos planteamientos tericos recientes de las dos tradiciones interpretativas msinfluyentes en los estudios sobre accin colectiva (movilizacin de recursos y paradigma de laidentidad); en segundo lugar, presenta los presupuestos e ideas bsicas de un modelo de anlisisque busca dar cuenta de la complejidad de la accin colectiva y de los movimientos sociales, enparticular de los generados en torno a la organizacin de la vida urbana.

    1. Paradigmas e imgenes clsicas de los Movimientos Sociales

    Como ya lo sealamos, la importancia social y poltica que han tenido las luchas y movimientossociales en la historia contempornea de Europa, Norteamrica y Latinoamrica, desde suscomienzos, atrajo el inters de las ciencias sociales. Es por ello, que las ya clsicas corrientestericas marxista y funcionalista produjeron sus propias interpretaciones sobre la accin colectiva ylos movimientos sociales, as emplearan sus propias categoras y conceptos para nombrarlos.

    En sentido estricto, los fundadores del materialismo histrico no desarrollaron una teora de losMovimientos Sociales; sin embargo, su concepcin terica crtica de la economa y de la sociedadcapitalista, as como sus anlisis histricos y polticos sobre algunas coyunturas y experiencias delucha obrera en el siglo XIX, proporcionan perspectivas y claves interpretativas para el anlisis de

    2 Existen excepciones como los trabajos de Mauricio Archila, Arturo Escobar y Leopoldo Mnera (ver

    bibliografa)

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    los movimientos sociales. Preocupados por valorar su potencial emancipador, los estudiosmarxistas sobre movimientos sociales han centrado su inters en explicarlos con relacin a lascontradicciones estructurales del capitalismo, en esclarecer el carcter de clase de susprotagonistas y en valorar su incidencia transformadora de las estructuras sociales.

    En Colombia, el paradigma marxista para entender la accin social empez a tener influenciadesde la dcada de los sesenta. Como seala Archila (2001: 21 a 23) en un contexto de agitacinpoltica y confrontacin ideolgica con los modelos desarrollistas inspirados en el funcionalismo,ciertas tendencias del materialismo histrico inspiraron los primeros estudios y ensayosinterpretativos sobre algunas formas de lucha social como la sindical, la campesina, la estudiantil,la indgena y la cvica

    La explicacin de su origen, en ltima instancia, radicaba en las contradicciones de lainfraestructura econmica; de ah el necesario carcter de clase de sus luchas y actores y portanto, su potencial revolucionario; la tendencia ms marcada fue, inicialmente, la de estudiar elmovimiento obrero; pero en la medida en que fueron irrumpiendo otras luchas, actores como elmagisterio, el campesinado, los estudiantes y pobladores urbanos fueron objeto de atencin. Lacategora ms ideolgica que analtica- que articulaba ese amplio abanico de actores y luchassociales fue la de Movimiento Popular.

    Por otra parte, la tradicin sociolgica funcionalista, preocupada no por la transformacin delsistema social sino por los mecanismos de integracin social, identific la accin colectiva como untipo de conducta social por fuera de los valores, normas e instituciones predominantes; por ello, enun comienzo valor el inconformismo y la protesta social como un comportamiento disfuncional,como una conducta desviada que desequilibra el sistema social. En consecuencia estoscomportamientos colectivos anmicos son potencialmente peligrosos para el orden social y debenser controlados, ya sea por la represin o la integracin social.

    Desde la misma perspectiva funcionalista, los interaccionistas sociales, propusieron una miradadiferente; sealaron que tales comportamientos no son conductas desviadas sino componentesnormales del funcionamiento de la sociedad; segn este nfasis, las demandas y acciones de losinconformes no buscan romper con el orden social sino integrarse a l. Adems, la accin colectivapor no estar totalmente controlada por normas e instituciones del orden social, puede dar origen a

    nuevas formas y relaciones; es decir, favorecen los cambios culturales y sociales (Blumer, 1946).

    En nuestro pas, la influencia del funcionalismo y su mirada ambigua sobre la movilizacin social ysus protagonistas, inspir algunos estudios a fines de la dcada del cincuenta y comienzos de lossesenta. Su influencia mayor se dio en el plano prctico a travs de las teoras de la marginalidad; laspolticas desarrollistas impulsadas por los gobiernos del frente nacional inspiradas en estaconcepcin, orientaron la creacin de instituciones como es la Accin Comunal y el Departamento deIntegracin y desarrollo de la Comunidad.

    En fin, vemos como estas teoras clsicas abordaron los movimientos sociales en funcin de susgrandes supuestos tericos e ideolgicos: mientras que para la tradicin marxista clsica lapreocupacin radica en analizar la capacidad de transformacin estructural de los movimientossociales para potenciarla, para la tradicin funcionalista su atencin est en reconocer tensiones ymotivaciones que afectan el equilibrio del sistema social para controlarlas. Pero ms all de susdiferencias ideolgicas, estas corrientes tienen en comn estar construidas sobre el paradigmaobjetivista, determinista e historicista dominante en las ciencias sociales de la primera mitad delsiglo XX (Wallerstein, 1996).

    Por ello, alimentaron la imagen clsica sobre los movimientos sociales (Melucci, 1999),predominante en muchos estudios y polticas de actuacin sobre ellos; atada a una visindeterminista e historicista de la vida social y a una concepcin positivista de su conocimiento, laaccin colectiva es abordada de un modo reduccionista, generalmente basado en los siguientespresupuestos:

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    - Determinismo: las causas de la accin colectiva y la identidad de sus actores estobjetivamente determinado por un lugar central de la estructura social, sea la esfera dela produccin (marxismo) o en el sistema de valores ( funcionalismo)

    - Historicismo: las luchas y movimiento expresan una direccin histrica nica; el cambio seorienta hacia un sentido teleolgico ineludible: sea el progreso, la modernizacin, elsocialismo, etc. Tal historicismo desconoce la historicidad de la accin colectiva; albasarse en presupuestos universalistas, se busca descubrir leyes o tendencias generalespara aplicarlas en cualquier contexto.

    - Homogeneizacin: la accin colectiva tiende a verse como una unidad compacta, dado quelo que importan slo son sus causas y sus consecuencias frente al sistema y no losprocesos y mecanismos de su construccin y continuidad; en consecuencia se consideraque son protagonizadas por actores unitarios, ya sean masas anmicas o Sujetoshistricos que representa unas fuerzas o tendencias histricas ineludibles.

    - Comprensin reduccionista de lo subjetivo: Esta unidad del actor social tambin seexpresa en la comprensin monoltica de sus motivaciones, ideologas, pensamientos ysus utopas. Se presupone un tipo especfico de subjetividad a cada forma de accin

    colectiva, ya sean las motivaciones irracionales o la conciencia proletaria.

    - Una concepcin estrecha de lo poltico, identificndolo slo con el aparato de Estado lospartidos o el sistema poltico institucionalizado. Se deja por fuera a todas las demsesferas de ejercicio del poder y modalidades de resistencia e insumisin como la sociedadcivil, lo pblico y lo privado, la vida cotidiana, etc.

    Esta imagen clsica de los Movimientos Sociales tiene implicaciones a nivel investigativo. Losestudios de los movimientos sociales clsicos al asumir una perspectiva determinista y deobservador externo tendern a privilegiar las manifestaciones ms visibles de la accincolectiva: organizaciones formales, protestas, huelgas, marchas. Una vez ubicadas, se lesmedirn sus indicadores y variables (motivos, formas de lucha, organizaciones participantes, radiode accin, etc); luego se correlacionarn los datos con otras variables estructurales

    independientes, para lograr la explicacin de la accin colectiva en una relacin de causaefecto.

    Estas perspectivas no permiten ver la complejidad de los movimientos sociales hacia dentro, nilas mediaciones de su configuracin y mantenimiento, ni mucho menos la riqueza de suspotencialidades en el cambio poltico, social y cultural; aquellos procesos sociales y culturalesmenos visibles (vida cotidiana, redes sociales y organizaciones), pero fundamentales paracomprender la emergencia, permanencia y agotamiento de los Movimientos Sociales pasandesapercibidos en estos anlisis objetivos.

    Identificadas las limitaciones de los paradigmas e imgenes predominantes sobre los movimientossociales en nuestro pas

    3, queda pendiente la pregunta sobre desde dnde y cmo podemos

    construir una propuesta interpretativa y analtica que involucre teoras, conceptos y estrategiasmetodolgicas apropiados a la complejidad de la accin colectiva. En un primer momento,acudiremos a reconocer los recientes desarrollos tericos generados en Estados Unidos y Europapara abordar los movimientos sociales del primer mundo; su conocimiento crtico nosproporcionarn aportes para la construccin de nuestro propio modelo analtico que busca serpertinente con nuestra especificidad histrica y a las particularidades de las formas de accincolectiva.

    3No nos hemos detenido en otras corrientes clsicas como la Psicologa de las masas (Le Bon, Freud,

    Ortega y Gasset) por su escasa influencia en nuestro pas, pero pueden consultarse en Torres (1997), Melucci(1999) y Neveu (2000).

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    2. La tradicin norteamericana

    La mayor parte de los estudios sociolgicos sobre movimientos sociales desarrollados en losEstados Unidos se han enmarcado o han estado influidos por el funcionalismo y sus variantes;desde los trabajos pioneros de Park (1955) y Blumer (1957), pasando por las referencias deParsons (1951) y Merton (1957) a la accin colectiva y la obra de Smelser (1962), hasta llegar alas propuestas de racional choice y movilizacin de recursos, el paradigma del consenso hadominado la tradicin norteamericana. De sus desarrollos ms recientes nos ocuparemos acontinuacin.

    2.1. La collective behavior

    Aunque otros socilogos norteamericanos se ocuparon de los movimientos sociales en el marco deuna interpretacin funcionalista (Park, 1955; Blumer, 1957), fue Neil Smelser (1963) quien elaboruna teora global sobre el "comportamiento colectivo"; aunque fue planteada hace ms de tresdcadas, ha sido poco trabajada en nuestro medio y plantea sugerentes aportes sobre loscomponentes analticos de la accin colectiva. Por ello nos detendremos en algunos de susplanteamientos.

    Bajo el concepto de "collective behavior", Smelser incluy diversas formas de movilizacin noinstitucionalizadas, basadas en creencias generalizadas que buscan redefinir la accin social: desdeformas elementales como el pnico, el furor colectivo y el estallido hostil, hasta comportamientosorganizados como los movimientos normativos y los movimientos valorativos. La accin colectiva essiempre fruto de una tensin que conmueve el equilibrio del sistema social; dicha tensin, dada laincertidumbre y ansiedad que genera, lleva a que se acuda a creencias generalizadas que incitan aacciones para restablecer el orden perdido.

    Sin embargo, para producirse un comportamiento colectivo, se requiere un combinacin especficade estos elementos, una lgica de "valor agregado", segn la cual la combinacin de factores debeseguir un pauta de acumulacin escalonada:

    1. Conductividad estructural (condiciones previas);

    2. Tensin estructural;3. Surgimiento y difusin de creencias generalizadas;4. Factores precipitantes.5. Movilizacin de participantes; y6. Operacin del control social.

    Por otro lado, Smelser retoma, como criterio para explicar y describir los comportamientos colectivos,los cuatro componentes bsicos de la Accin Social (en orden jerrquico): 1. Los valores, queproveen las orientaciones ms amplias de los comportamientos; 2. Las reglas que gobiernan labsqueda de tales metas; 3. La movilizacin de la energa para alcanzarlos; y 4. Los instrumentos dela situacin que el actor utiliza como medios.

    Un lugar central en la propuesta de Smelser, es la creacin y difusin de creencias generalizadas quemueven a la gente a participar en episodios de comportamiento colectivo. Son determinantes cuandoexisten las condiciones de conductividad y tensin estructural, ya que son el factor necesario paraque se de la movilizacin colectiva. En todos los casos, las creencias buscan reestructurar unasituacin ambigua que ha generado la tensin estructural y que no puede manejarse dentro de losmarcos de accin existente.

    Esta propuesta terica, as deje por fuera los factores estructurales y los conflictos que condicionan laaccin colectiva, proporciona sugerentes elementos para analizar su dinmica interna; tambin, alotorgar un lugar privilegiado a las llamadas creencias generalizadas que activan y orientan dicha

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    accin, permite superar parcialmente el vaco sealado en los paradigmas clsicos en cuanto a lacomplejidad del componente subjetivo de las diferentes formas de movilizacin colectiva.

    2.2. La eleccin racional y la movilizacin de recursos

    Diversos autores coinciden en sealar que los enfoques actuales de la tradicin tericanorteamericana frente a la accin colectiva, parten de desconfiar, tanto del objetivismo deductivistade las categoras marxistas como del nfasis subjetivista de la teora de la perspectivadel"comportamiento colectivo".

    Los enfoques de la decisin racional o racional choice (Olson, 1964; Elster 1979 y 1989) y de lamovilizacin de recursos resource mobilization (Obershall, 1973, Tilly, 1995), parten de la premisade la existencia de "actores racionales" (individuales o colectivos), quienes desde su racionalidadestratgica orientan sus acciones. Siguiendo paradigmas economicistas, tanto los tericos de laeleccin racional como los de la movilizacin de recursos enfatizan variables "objetivas" como laorganizacin, los intereses, los recursos, los repertorios y las estrategias de protesta y las estructurasde oportunidades.

    El trabajo pionero de Olson (1964) introduce el clculo de intereses estrictamente individuales paraexplicar el comportamiento de la gente dentro de las organizaciones sociales. Por ello, sostiene que

    sin incentivos selectivos (perspectiva de beneficios materiales individuales) o sin restricciones (temoral castigo), el individuo racional no contribuye con sus recursos en la organizacin de la accincolectiva de grupos grandes; ser ms racional abstenerse de cooperar y dejar que otros hagan eltrabajo:

    El miembro individual de una organizacin grande est en situacin similar a la de laempresa en un mercado competitivo o al de un contribuyente: sus esfuerzos no producirnun efecto perceptible en la situacin de la organizacin, de modo que puede disfrutar decualquiera de las mejoras conseguidas por otros, haya o no trabajado para apoyar a suorganizacin" (Olson, 1964: 26).

    Frente a las razones adversas a la participacin, sin incentivos selectivos o sin amenazas, la accincolectiva se vuelve imposible o irracional (Cohen, 1995: 27). En fin, para Olson, la tendencia de los

    miembros de los grupos grandes es a no organizarse para la accin coordinada, as tengan razonespara ello. Sin embargo, como la evidencia histrica muestra lo contrario y la gente s participa demovimientos colectivos, los tericos de la movilizacin de recursos coinciden en reconocer que Olsonse equivoca al asumir que quienes se movilizan o no en una accin colectiva son individuos aislados(modelo del mercado); en la realidad, estn ya organizados en grupos solidarios, en comunidadesviables o en asociaciones en torno a "intereses colectivos".

    As, el modelo propuesto por Olson explica porqu algunos individuos no se vinculan aorganizaciones o a los movimientos colectivos o buscan beneficiarse con el trabajo de los otros("gorrones"), pero no da cuenta de quienes lo hacen. Tampoco, el individualismo metodolgico dacabida a nociones como el altruismo, la cooperacin, la solidaridad desinteresada o el compromisocon valores ajenos a la racionalidad instrumental de acuerdo a fines. El mismo Elster, enpublicaciones recientes ha tenido que admitir que la accin colectiva es resultado de diferentesmotivaciones:

    Varias clases de motivaciones pueden unirse y combinarse para producir una accincolectiva. No hay ninguna motivacin privilegiada para la conducta cooperativa en todaslas ocasiones, ni en una situacin dada podemos esperar hallar un tipo de motivacinque suministre la principal explicacin de una accin colectiva coronada por el xito(Elster, 1991: 66)

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    Los tericos de la "Movilizacin de recursos" centran la atencin en la accin organizada (Obershall1973); no se preguntan por qu los individuos se vinculan o no a las asociaciones, tampoco por suracionalidad al decidir o al actuar, sino por la eficacia de sus acciones organizadas. Analizan laaccin social como creacin, consumo e intercambio de recursos entre grupos y sectores de lasociedad, entendido "recurso" como cualquier bien o valor (material o no) reconocido por tal por unoo ms grupos de la sociedad (Melucci, 1977: 97).

    As, los conflictos colectivos son formas de lucha por el control de recursos. La movilizacin de ungrupo es un modo de obtener e invertir recursos para obtener determinados fines; cada grupocalcula costos y beneficios ligados a diversas opciones de accin; la participacin o el liderazgo en unmovimiento social pueden ser analizados como formas de distribucin de recursos, a travs de loscuales los diversos actores calculan costos y beneficios, buscando obtener la mxima ventaja.

    A manera de sntesis, los seguidores de la teora de la "movilizacin de recursos" comparten lossiguientes suposiciones (Cohen, 1995: 25):

    1) Los movimientos sociales han de ser estudiados en funcin de un modelo de conflicto de laaccin colectiva;

    2) No hay diferencia fundamental entre acciones institucionales y no institucionales;

    3) Ambos vinculan conflictos de inters constituidos dentro de relaciones de poderinstitucionalizadas;

    4) La accin colectiva implica la persecucin racional de intereses grupales;

    5) Los objetivos y los agravios son productos permanentes de las relaciones de poder y nopueden dar cuenta de la formacin de los movimientos;

    6) Estos ltimos dependen, ms bien, de cambios en los recursos de la organizacin y de lasoportunidades para la accin colectiva;

    7) El xito se alcanza al ser el grupo reconocido como un actor poltico y al aumentar los

    beneficios materiales;

    8) La movilizacin involucra a gran escala organizaciones burocrticas y formales con objetivosespecficos.

    2.3. El enfoque sociohistrico de Charles Tilly

    La movilizacin de recursos permite una desagregacin puntual de la estructura interna de unmovimiento social, mucho ms all de la imagen unificadora de una ideologa; los procesos decambio interno y sus relaciones con el medio hacen del movimiento una realidad articulada ycompleja, tejida de mltiples redes de pertenencia; el cambio de recursos, el clculo de recompensaso de las sanciones, dividen y reagrupan al movimiento de acuerdo a diversos procesos.

    Sin embargo, una limitacin de este enfoque, compartida con el de la "eleccin racional", es dejar sinrespuesta la existencia de la cooperacin en toda accin colectiva; al situarse en la accin estratgicae instrumental de acuerdo a fines, no pueden explicarse el origen ni la lgica de la solidaridad grupal.Desde tales perspectivas no se da cuenta de las formas asociativas que presuponen, ni justificanporqu enfatizan de modo exclusivo una forma de racionalidad que le atribuyen a los actorescolectivos. La propuesta analtica de Charles Tilly (1991 y 1995) sobre el impacto del cambio de lossistemas polticos en las formas y tipos de accin colectiva, son un paso en esa direccin. Por ello,terminaremos esta seccin referida a la tradicin anglosajona, ocupndonos de algunas de sushiptesis, respaldadas en el anlisis histrico de las movilizaciones sociales de los siglos XIX y XX.

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    Para Tilly, los cambios estructurales a gran escala situados en la larga duracin ("modernizacin")afectan las formas y los modos de accin colectiva, ms que las crisis o conflictos coyunturales; parael autor, no es posible enlazar de manera mecnica "privaciones, anomia, crisis y conflicto", pues elritmo y la velocidad de procesos como la industrializacin y la urbanizacin no corresponden a lostiempos de la accin colectiva.

    La transformacin econmica, la urbanizacin y la formacin del Estado producen un cambio a largoplazo en el carcter y los integrantes de la accin colectiva; estos procesos facilitan la emergencia deunos tipos de movilizacin y organizacin colectiva, mientras que desgasta otros: "el impacto msimportante del cambio estructural en el conflicto poltico lo constituye la reorganizacin de la vidacotidiana que transforma el carcter del conflicto... y la reconstitucin a largo plazo de lassolidaridades, ms que la produccin inmediata de contradicciones y tensiones" (Tilly 1975: 86).

    Desde esta lgica, el desarrollo de la economa de mercado capitalista y del Estado nacin, a partirdel siglo XVIII, privilegi los clculos estratgicos e instrumentales por parte de los movimientossociales que luchan por beneficios materiales y poder poltico. De este modo, las teoras utilitarias dela accin colectiva (eleccin racional y movilizacin de recursos) quedan justificadas por la lgicapredominante de los movimientos sociales desde el siglo XIX.

    Adems de esta ubicacin estructural de la accin colectiva, otro aporte de Tilly es su anlisis sobre

    el carcter y la dinmica propia de los movimientos sociales. En primer lugar, puntualiza que estos noson agrupaciones ni organizaciones sino "formas complejas de accin"; tampoco poseen una"historia de vida continua" como la de los individuos y las organizaciones; aunque dependen degrupos ya organizados, estos no son el movimiento.

    Para dicho autor, "un Movimiento social es un reto ininterrumpido contra los que detentan el poderestatal establecido, a nombre de una poblacin desfavorecida que vive bajo su jurisdiccin, medianteexhibiciones pblicas repetidas de la magnitud, unidad y mrito de esa poblacin" (Tilly 1995: 18).Tal definicin anuncia la complejidad de este fenmeno social, pues involucra: 1. La accin ointeraccin individual; 2. La secuencia de acciones o interacciones que conforman una actuacindistinguible; 3. La agrupacin de actuaciones que conforman una campaa continua; 4. El conjuntode campaas que los activistas incorporan a su narrativa y a su imaginario sobre el movimiento; 5. Elrepertorio de todos los medios disponibles a quienes hacen peticiones en un contexto histrico dado.

    A la vez, en la medida en que los movimientos sociales se fueron convirtiendo en el modo de protestasocial por excelencia en las sociedades contemporneas, tambin fueron afinando unas tcticas paraexhibir ante los poderosos y la sociedad en general, su magnitud, legitimidad, fuerza y determinacin:"Somos muchos"; "somos dignos"; "estamos de acuerdo entre nosotros y con nuestra solicitud" y"estamos decididos y somos disciplinados". Si cualquiera de los elementos se reduce a cero, elmovimiento pierde su posicin como fuerza poltica; sin embargo, un elemento puede compensarotro, para mantener la presencia e importancia de un movimiento.

    Finalmente, otro aporte de Tilly es diferenciar los diversos actores de un movimiento social: los quedetentan el poder, los activistas y la poblacin desfavorecida, los cuales mantienen complejas ycambiantes relaciones entre s. Destaca la tarea de los activistas, interlocutores vlidos de lapoblacin desfavorecida, la cual consiste "en maximizar su propia evidencia de magnitud,determinacin y unidad, para luego demostrar el mrito conjunto de los activistas y la poblacindesfavorecida" (Tilly 1995: 28).

    En la misma perspectiva de Tilly, el investigador Sydney Tarrow (1997) ha resaltado que la apertura ocerrazn del sistema poltico, la presencia o ausencia de aliados o grupos de apoyo, la posicin delas lites ante la movilizacin social y la capacidad del gobierno para procesar las demandassociales, constituyen una estructura de oportunidad poltica y un factor determinante en la dinmicade los movimientos sociales.

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    A pesar de la ampliacin del marco terico de la corriente de movilizacin de recursos, tanto Tillycomo Tarrow, dejan sin resolver algunas cuestiones claves de la accin colectiva contempornea. Sutrabajo histrico, "presupone la creacin de nuevos significados, nuevas organizaciones, nuevasidentidades y de un espacio social para que estas aparezcan" (Cohen 1995: 33).; sin embargo no lasexplica, pues centra su atencin en la dimensin estratgica de los movimientos: su propsito esevaluar las oportunidades del grupo de inters para comprometerse a la accin colectiva.

    En consecuencia quedan en evidencia tres problemas. Uno, no queda muy claro cuando y porquuna caracterstica compartida se vuelve relevante para el reconocimiento mutuo de los miembros deun grupo: el problema de la identidad colectiva. Dos, no existe clara conexin entre las dinmicas enel plano de la produccin y de los sistemas polticos y el de los intereses de los actores: el problemade la conciencia. Y tres, la categora del inters colectivo requiere un previo anlisis sobre cmodichos intereses son reconocidos, interpretados y son capaces de generar lealtad y compromiso: elproblema de la solidaridad.

    Estos problemas y su resolucin, han sido privilegiados por el llamado paradigma de la identidad,configurado en torno al trabajo del socilogo francs Alain Touraine y sus discpulos Alberto Melucci,Francesco Alberoni y Alessandro Pizzorno

    3. El paradigma de la identidad

    Frente a la concepcin "estratgica instrumental" predominante en la bibliografa estadounidense, lostericos europeos han buscado explicar los movimientos sociales en torno al concepto msestructural de identidad colectiva. Tal corriente, con races en el anlisis marxista, aporta nuevoselementos para comprender la accin colectiva contempornea y su componente subjetivo.

    El socilogo francs Alain Touraine es quien, desde la dcada de los sesenta ha trazado las lneascentrales de este "paradigma de la identidad"; para l, la sociedad no es un orden social establecido,sino como un sistema dinmico de relaciones en permanente construccin; en otras palabras, comosistema de accin histrica donde los conflictos juegan un papel central (Touraine 1987: 68). Por ello,el anlisis de los movimientos sociales debe comenzar por las relaciones sociales y no por losactores, de tal forma que la identidad del actor no puede ser definida independientemente delconflicto con el adversario ni del reconocimiento de la meta de la lucha. As, la identidad de un

    movimiento social se constituye dentro de la estructura del conflicto de una sociedad particular.

    La importancia atribuida por Touraine a las dimensiones estructurales de la sociedad, no quiere decirque conciba al movimiento social como un proceso sin actores. Por el contrario, estos son unelemento central, al definir movimientos sociales como acciones colectivas organizadas ynormativamente dirigidas en virtud de las cuales, actores colectivos luchan por la direccin delsistema de accin histrico; movimientos sociales y constitucin de sujetos sociales son caras de lamisma moneda (Touraine 1996).

    Para Touraine (1977: 43), los Movimientos Sociales

    son el accionar colectivo y organizado de un sector social que lucha contra el oponente por ladireccin colectiva del presente histrico, con capacidad de producir orientaciones socioculturalesque les permitan lograr el control social de los recursos centrales de un tipo de sociedaddeterminada.

    No toda accin colectiva constituye movimiento social; este se diferencia de las "conductascolectivas" y de las "luchas sociales". Las primeras son acciones conflictivas de defensa, dereconstruccin o adaptacin de un elemento enfermo del sistema social; las segundas, sonmecanismos que buscan modificar las decisiones y por lo tanto los factores de cambio.

    Slo cuando las acciones colectivas tratan de transformar las relaciones de dominacin socialejercidas sobre los principales recursos sociales -produccin, conocimiento, reglas ticas- cabe la

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    expresin "movimiento social" (Touraine, 1987: 94). Aunque plantea que las orientaciones culturalesno estn separadas del conflicto social, insiste en la objetividad de un campo cultural comncompartido por los oponentes; as, la identidad no depende slo de cada actor, sino del campocultural en el que luchan.

    Ha sido el italiano Alberto Melucci (1976, 1985, 1995 y 1996) quien ha llevado ms a fondo lasconsecuencias de la "sociologa de la accin" en el anlisis de los movimientos sociales y de susdimensiones subjetivas. En sus primeros trabajos, luego de identificar alcances y limitaciones delanlisis marxista y de la teora norteamericana, Melucci (1985: 93) se pregunta cmo comprender lasconductas conflictivas a la estructura de la sociedad sin renunciar a explicar cmo se forman ymanifiestan en concreto nuevas creencias y nuevas identidades colectivas.

    Frente al restringido concepto de "comportamiento colectivo", propone como categora ms amplia lade "accin colectiva", definida por la presencia del conflicto y de la solidaridad, es decir, "por unsistema de relaciones que liga e identifica a aquellos que participan en l" (Melucci, 1976: 99). As, laaccin colectiva por excelencia son los movimientos sociales, los cuales implican una lucha entredos actores sociales definidos por una solidaridad especfica que se enfrentan por la apropiacin y eldestino de los recursos sociales.

    En esta lnea, los movimientos sociales con una forma de accin colectiva que responde a dos

    condiciones:

    1. Expresan un conflicto social: oposicin entre dos o ms actores por la apropiacin o el control delos recursos centrales de una sociedad;

    2. Tienden a provocar una ruptura de los lmites de compatibilidad del sistema histrico en el cualse hallan situados.

    Los movimientos sociales se distinguen de otras formas de accin colectiva ms limitadas como loscomportamientos de agregado, las conductas desviadas y las acciones reivindicativas, as aquellos -en su realidad emprica- conjuguen en su interior estos otros comportamientos. Al igual que Touraine,clasifica los movimientos sociales en reivindicativos, polticos y de clase. Los primeros se sitan en elnivel de las organizaciones y las normas, los segundos, en torno a los canales de participacin y los

    clasistas en torno a la apropiacin, control y orientacin de los medios de produccin social; estosltimos nunca se presentan en estado puro, sino como reivindicativos de clase o polticos de clase.

    En trabajos posteriores (1985, 1995 y 1996) Melucci centra la atencin en los llamados "nuevosmovimientos sociales" propios de las "sociedades complejas". En dichos sistemas, crece la densidadde informacin y la diferenciacin de las adscripciones asociativas de los individuos y la autonomaen la construccin de identidades, a la vez que aumenta la necesidad de integracin y de controlcultural por parte del sistema. Los conflictos surgidos desde los ochenta, reflejan esta nuevacontradiccin, a la vez que introducen nuevos rasgos a la accin colectiva:

    1. evidencian que la emergencia de los conflictos tiene un carcter permanente, no coyuntural;2. expresan la tensin entre los sistemas institucionales de decisin y la sociedad civil.3. sus temticas son particulares;4. sus actores son temporales;5. poseen una transversalidad social y una globalidad espacial;6. revelan a la sociedad que estos problemas existen;7.la accin de los movimientos son ellas mismas un mensaje y una alternativa para la sociedad;8. dan un lugar central a la expresin simblica;9. no buscan principalmente metas materiales ni mejorar su participacin en el sistema.

    En este nuevo contexto, Melucci analiza los movimientos sociales como construcciones socialesorientados por fines, valores, creencias, decisiones, pero a la vez delimitados por las restricciones

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    estructurales de las relaciones sociales. Su comprensin debe involucrar tanto sus dimensionesanalticas internas como el sistema de referencia en el que se halla.

    En consecuencia, para Melucci (1999), los Movimientos Sociales son construcciones socialesorganizados como sistemas de accin, que involucran:

    1. Conflicto: existencia de oposiciones estructurales que generan dos o ms actores quecompiten por los mismos recursos.

    2. Identidad: capacidad de los actores para generar solidaridades y sentidos de pertenenciaque les permita ser vistos como actor social.

    3. Trasgresin de los lmites del sistema: alternatividad poltica, social y cultural

    Son sistema en la medida en que se configuran como estructuras organizadas que garantizancierta unidad y continuidad en el tiempo; son accin en la medida en que estn orientados porobjetivos, creencias, decisiones; construyen identidad en la medida en que construyensolidaridades y sentidos de pertenencia a su interior y comparten campos de oportunidadescomunes. En consecuencia, cualquier intento por estudiar, fortalecer o promover un MS, debeconsiderar dicha complejidad analtica.

    Desde esta perspectiva metodolgica, el autor muestra como los conflictos actuales tienden aproducirse en las reas del sistema ms ligadas a la produccin de recursos informativos y decomunicacin, al sistema de valores y normas que regulan las relaciones bsicas de la gente consigomisma, con los otros y con la naturaleza (cuerpo, sexualidad, ambiente, deseos). Tambin estosnuevos movimientos no se orientan por una razn instrumental de acuerdo a fines, sino que son unfin en s mismos; la forma del movimiento es mensaje; en fin, actan sobre la dimensin simblicoexpresiva de la accin social.

    4. Hacia una comprensin de la Accin Colectiva

    Sin desconocer el aporte de las corrientes tericas mencionadas, al asumir aisladamente laperspectiva de cada una de ellas, se limita la comprensin de procesos multifacticos especficos

    de la Accin Colectiva; al destacar exclusivamente condiciones estructurales, motivaciones de susactores, dimensin estratgica de su proceder o constitucin estructural de la identidad de susactores, se corre el riesgo de dejar por fuera otras dimensiones, articulaciones y mediaciones quepermiten interpretar la emergencia, continuidad y crisis de los movimientos sociales.

    A partir de nuestra experiencia en el anlisis de organizaciones, protestas y movimientosprotagonizados por pobladores urbanos y de la lectura crtica de diferentes enfoques tericos,hemos venido construyendo desde hace una dcada un esquema interpretativo para abordar laaccin colectiva urbana desde la perspectiva de constitucin de sujetos sociales, la cual articuladiferentes planos y dimensiones de anlisis; con miras a contribuir al campo conceptual y utpicosobre los movimientos sociales, concluyo el artculo, sealando las lneas bsicas de dichapropuesta analtica.

    Los enfoques y autores que ms han influido en esta bsqueda han sido, por una parte las yaexpuestas corrientes de movilizacin de recursos y de constitucin de identidad colectiva; por otra,la perspectiva sobre Nuevos Movimientos Sociales (Laclau, Slater, Mouffe), los aportes de latradicin historiogrfica marxista inglesa (Thompson, Hobsbawm y Rud), y de los enfoquescentrados en la formacin de identidades y solidaridades colectivas (Mafessoli, Gimnez) y en laconstitucin de sujetos sociales (Touraine, Zemelman, Ibez); finalmente, las propuestasanalticas sobre asociacionismo y movilizacin urbana (Castell, Borja y R Villasante), as como demis propias elaboraciones anteriores (Torres, 1997 y 1999).

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    En primer lugar, entendemos por Movimiento Social a un tipo de accin colectiva, ms o menospermanente, orientada a enfrentar opresiones, desigualdades, exclusiones, protagonizados porsectores amplios de poblacin quienes a travs de la organizacin y movilizacin en torno a susdemandas y sus luchas, van elaborando un sistema de creencias y una identidad colectiva, a lavez que van generando propuestas y proyectos que modifican estructuras del sistema social(Torres, 1997, Archila, 1996).

    Esto significa que todo Movimiento Social es una accin colectiva, pero no toda accin colectiva esMovimiento Social. Pueden darse formas de asociacin social, popular o comunitaria que surgenen torno a una necesidad o demanda puntual pero que no genera ningn tipo de alternatividad nitiene la intencin de transgredir los marcos del sistema. Tambin pueden darse expresiones dedescontento social como los mtines, los tumultos, las marchas y protestas centradas en ladenuncia de una injusticia, dominacin o exclusin, pero que una vez resuelto el motivo de suorigen o muchas veces sin lograrlo- expiran o se diluyen en otras prcticas e institucionessociales. As mismo pueden existir luchas o movimientos que se articulan en torno a unareivindicacin o demanda especfica y que as, tengan continuidad y organizacin, no buscantrasgredir los lmites del sistema.

    Por otro lado, todo movimiento social se articula en torno a un conflicto social que se expresa comouna inequidad, explotacin, opresin, exclusin o marginacin, que afecta a un segmento de la

    sociedad, el cual en la medida que lo percibe como una injusticia o un agravio, genera dinmicasasociativas y de movilizacin para resolverlo y generar propuestas alternativas. Dicha percepcin ygeneracin de propuestas se hace tanto desde el sistema de valores, creencias y saberes previosde sus protagonistas, como de la apropiacin y construccin de nuevos valores, discursos,conceptos y utopas que le dan sentido, orientacin e identidad; la accin colectiva se basa ycontribuye a formar marcos interpretativos, puntos de vista y sentidos culturales entre sus actores.

    La identidad colectiva es una construccin que va generando el movimiento, en la medida que susactores reconstruyen o elaboran valores, representaciones y narrativas que configuran un sentidode pertenencia, un nosotros que los diferencia de un los otros; por ello, la identidad de losmovimientos se va rehaciendo y negociando permanentemente en conflicto con lasrepresentaciones y prcticas que sobre estos ejercen el poder y los adversarios. La identidad escorrelativa a los lazos de solidaridad que se construyan al interior del movimiento; ya sea en el

    mbito cotidiano o alrededor de las asociaciones y redes que genere o en la misma movilizacin,los movimientos se van construyendo como comunidades de sentido, de voluntad y de futuro(Torres 1997).

    En la medida que la accin colectiva define su identidad, conquista su autonoma frente a otrosactores, elabora proyectos y visiones de futuro propios y se consolida como fuerza social concapacidad de incidir sobre las esferas pblicas donde se definen y construyen sus intereses,podemos considerar a sus protagonistas como sujeto social. Dicha categora aparece como msamplia que otras como clase social o Sujeto Histrico, no slo por estar despojada de la imagendeterminista y teleolgica de estas, sino porque involucra distintas instancias constitutivas ysupone diversidad de tiempos y universos simblicos, y con ellos, mltiples construccionesposibles de futuro.

    Un sujeto social es un nucleamiento colectivo que compartiendo una experiencia e identidadcolectiva despliega prcticas aglutinadoras (organizadas o no) en torno a un proyecto,convirtindose en una fuerza capaz de incidir en las decisiones sobre su propio destino y el de lasociedad a la cual pertenece. En este sentido, para Sader (1990), el sujeto es una colectividaddonde se elabora una identidad y se organizan las prcticas, a travs de las cuales sus miembrospretenden defender sus intereses y expresar sus voluntades, constituyndose en esas luchas.

    Una ltima implicacin del concepto presentado es que los movimientos sociales buscan incidirsobre los factores estructurales del sistema social que originan el conflicto sobre el cual se haconstruido. Es lo que Melucci (1999) denomina capacidad para transgredir los lmites del modelo

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    social vigente; este potencial subversivo convierte a los movimientos sociales en actores polticos,ya que cuestionan el orden poltico, inciden en la definicin de polticas pblicas, amplan lademocracia y contribuyen a formar ciudadanas crticas.

    Con lo dicho, los Movimientos Sociales no pueden ser considerados como una esencia unitaria yhomognea, sino como una construccin histrica conflictiva donde confluyen, entre otros,diferentes actores, racionalidades, formas organizativas y de movilizacin. Los movimientossociales empricos involucran diferentes dimensiones que los estructuran y mltiples posibilidadesde desenvolvimiento: desviacin, competencia, control, cooptacin, aglutinamiento, solidaridades,rupturas y fragmentaciones, entre otros.

    En el anlisis de un Movimiento Social o de otras expresiones de accin colectiva como unmovimiento reivindicativo o una protesta especfica, es necesario considerar que simultneamenteintervienen e interactan diferentes factores, aspectos, niveles, relaciones, racionalidades ysignificados. A continuacin, esbozo algunos dimensiones o planos que no hay que perder devista en el anlisis de la Accin Colectiva:

    1. La existencia de un conflicto o condicin estructural en torno al cual emerge la accincolectiva;

    2. La vivencia, percepcin y elaboracin del conflicto por parte de sus protagonistas desde suvida cotidiana.

    3. Los referentes valorativos, cognitivos e ideolgicos (marcos interpretativos) desde loscuales se interpreta la situacin y se decide o no vincularse a la accin colectiva.

    4. La construccin de vnculos de solidaridad entre los actores que dan una base comunitaria(territorial o no) a los movimientos.

    5. Las dinmicas asociativas y organizacionales que estructuran la accin colectiva

    6. Los actores que se forman en la medida que asumen diferentes roles dentro delmovimiento (dirigentes, activistas, colaboradores ocasionales, simpatizantes, bases de

    apoyo, etc).

    7. La construccin siempre abierta y conflictiva- de una identidad colectiva entre lospartcipes de los movimientos

    8. Las formas y modalidades de accin y movilizacin colectiva que hacen visible elmovimiento.

    9. Las redes y mecanismos que permiten la coordinacin del movimiento;

    10. La temporalidad de la accin colectiva (continuidad / discontinuidad, corta, mediana, largaduracin) que confiere historicidad al movimiento

    11. Las relaciones e incidencia del movimiento sobre el sistema poltico.

    12. La capacidad de transgredir los lmites del sistema social.

    Sin la pretensin de agotar exhaustivamente cada una de los anteriores planos de anlisis y apartir de mi conocimiento sobre las dinmicas asociativas y de movilizacin popular urbana,esbozar algunas consideraciones que pueden ser tiles para los interesados en comprender laaccin colectiva en su complejidad. Organizo la exposicin en torno a cuatro niveles quegeneralmente se abordan aisladamente, pero que para la comprensin de realidades empricas dela accin colectiva deben ser considerados articuladamente.

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    Estos son, por un lado el plano de la vida cotidiana como espacio donde se experimentan, percibeny asumen los conflictos sociales y donde se llevan a cabo experiencias, tcticas y estrategias paraafrontarlos; en segundo lugar, el plano de las dinmicas asociativas, en torno a los cuales seconstruyen nuevas relaciones, valores y orientaciones, y se gestionan otros recursos; en tercerlugar el plano de la movilizacin colectiva y de las expresiones manifiestas de protesta; finalmente,el plano de su incidencia en las estructuras, instituciones y valores del sistema poltico, en sucapacidad de trasgredirlo.

    Si asumimos los Movimientos Sociales como construcciones histricas abiertas, podemos advertirque la interaccin entre estos planos es dinmica y conflictiva; en ella confluyen diferentesdimensiones sociales, temporalidades y mbitos espaciales; tampoco su relacin con el tiempo noes lineal y progresiva: est atravesada por continuidades, rupturas, avances y retrocesos: delmismo modo su expresin espacial es cambiante y se expresa tanto en lo local y lo regional comoen lo nacional y global.

    La comprensin crtica de los sectores populares urbanos y sus movimientos requiere involucrararticuladamente estas diferentes dimensiones en concordancia de la especificidad histrica ycoyuntural de las poblaciones y movimientos a estudiar. Ello supone considerar los factoresestructurales, as como otras dimensiones y mediaciones que interviene en la comprensin de las

    necesidades que le dan origen, de los actores que las forman y que se forman en ellas, de lasexperiencias asociativas que generan, de las modalidades de accin y expresin que asumen y delas utopas, ideologas y sentidos culturales y polticos que instituyen.

    4.1. Entre las estructuras sociales y la vida cotidiana

    El origen de muchos vnculos de solidaridad y de varias experiencias asociativas est relacionadocon la organizacin del modo colectivo de vida urbana; es decir, existen unas condicionesestructurantes previas e independientes de la voluntad individual, que forman el teln de fondo de losprocesos de organizacin de los pobladores urbanos. Esta referencia "estructural" no se agota en elnivel econmico; involucra las relaciones de las poblaciones con la ciudad y su territorio, as comosus universos simblicos y las estructuras sociales y de poder que enmarcan la vida y lasexperiencias sociales de los citadinos.

    Si bien es cierto que la dimensin estructural es condicin necesaria para explicar la emergencia dela accin colectiva, no es suficiente para comprenderla; entre condiciones estructurales y accinorganizativa median otras instancias sociales ms significativas como son la red de relaciones desociabilidad (tejido social), la previa tradicin asociativa que poseen los pobladores y la que vangenerando a lo largo de su trayectoria(tejido asociativo), las coyunturas internas de la evolucin delasentamiento, las oleadas generacionales, los tipos de relacin establecidas con otros agentessociales (especialmente el estado), las culturas polticas previas y emergentes entre los pobladores ylas condiciones polticas que las posibilitan.

    En consecuencia, el estudio de un movimiento social urbano debe remitirnos a la organizacin de lavida cotidiana de la gente y a los espacios en torno a los cuales construye sus vnculos sociales mssignificativos y elabora sus representaciones sobre s mismos y sobre los dems; es decir, dondeconfigura sus solidaridades e identidades bsicas. Sin lugar a dudas, para el caso de los pobladoresurbanos, dicho lugar han sido los asentamientos o barrios, en la mayora de los casos construidoscon sus propios esfuerzos.

    Refugio de inmigrantes y desplazados, espacio compartido en la lucha por construir unas condicionesmateriales dignas, el barrio es tambin el lugar donde se establecen relaciones personales intensasdifciles de lograr en el mundo del trabajo y territorio de alta significacin para sus habitantes. Envarios estudios (Matos 1988; Lommitz 1974), se ha confirmado este nexo entre las primerasgeneraciones de llegados y la barriada como espacio de reconstruccin de su identidad social ycultural.

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    En el barrio se recrean relaciones y prcticas productivas y de consumo rurales, donde las condicionesespaciales lo permiten; el compadrazgo y el paisanaje se reactivan, en los solares de cultiva y se crananimales, en la casa se recibe a los familiares del campo, en el barrio se anda en ruana y sombrero yse realizan bazares donde se preparan y consumen productos de las regiones de origen.

    El barrio es, como lo seala Martn Barbero (1986), un espacio intermedio entre el universo privadode la casa y el universo publico de la ciudad. Adems es un lugar parcialmente liberado del controlque ejerce el poder sobre la ciudad, en el cual pueden generarse microespacios liberados (DeCerteau, 1995: 231); el barrio viene a ser como una bisagra a travs del cual se desarrolla ladialctica cotidiana y existencial, entre el adentro y el afuera.

    En el barrio primero, y luego en la zona o localidad, todo est ms cerca. En la mayora de los casosse puede recorrer a pie; para ir a otros lados, al afuera hay que tomar transporte pblico. Tambines el lugar donde se establecen las relaciones personales ms estables y duraderas: viejos paisanos ynuevos vecinos, los amigos de juego y de rumba, de los primeros amores. En los barrios los parchesejercen su jurisdiccin y conquistan calles, parques y esquinas; son los barrios los espacios de controlde las milicias y las pandillas.

    Los barrios tambin son un lugar donde se van configurando otras identidades o identificaciones y

    vnculos sociales intensos (Maffesoli, 1990) como la de los jvenes, la de las mujeres organizadas entorno al cuidado y educacin de nios; tambin la de diferentes actores que se aglutinan en torno aalguna actividad, inters o proyecto colectivo: el ftbol, el tejo, la danza, el teatro, la educacin o lacomunicacin, entre otros.

    Adems de esta produccin de sociabilidad y de tejido social, es desde la vida cotidiana de lospobladores donde estos perciben y vivencian las adversidades, exclusiones y subordinaciones a quelos someten las estructuras sociales; donde, desde su memoria y su cultura, elaboran y jerarquizansus carencias en necesidades; stas no slo se refieren a carencias materiales, sino al conjunto defactores que impiden su produccin social y cultural; la gente no slo se preocupa por acceder a losservicios bsicos, sino tambin por generar estrategias de consecucin de ingresos, de construccinde espacios educativos o recreativos y por la adquisicin de bienes de consumo como la televisin.

    La cotidianidad popular tambin es el escenario donde la gente despliega sus esfuerzos y voluntadespara afrontar sus necesidades sentidas; esta experiencia compartida es asumida desde susrepresentaciones sociales, sus creencias y universos simblicos; as, la definicin de las estrategiaspara priorizar y solucionar problemas comunes no esta determinada automticamente, sino que seconstruye desde la actualizacin y adecuacin de sus saberes y experiencia previas y de suapropiacin de las alternativas que les ofrece el nuevo contexto. Generalmente combinan el trabajocomunitario y la realizacin de actividades como bazares, fiestas y reinados, con la negociacinclientelista y la presin de hecho a las autoridades.

    En fin, estas vivencias y luchas desde la cotidianidad van construyendo simultneamente entre susprotagonistas, vnculos e identidades comunes, as como saberes, tcticas y estrategias desobrevivencia y resistencia como subalternos. Esta sabidura popular se expresa en desconfianzafrente a los smbolos de poder y frente a las iniciativas externas, (malicia indgena, el refunfueo),en la exaltacin de valores como la dignidad y la autonoma, as como en una tica de la tenacidad,del rebusque, del aprovechamiento de toda ocasin y del pragmatismo de sus dirigentes, entre otros.

    En cuanto a las estrategias de resistencia, los sectores dominados de la sociedad acuden a unaamplia gama de prcticas culturales del terreno de la oralidad y la imaginera popular, tales como lairona, la picarda, el chiste, los apodos, los juegos de palabras y las inversiones simblicas que elpoder no entiende (Socott, 2000).. Habra que reconocer en cada contexto social y cultural cualesson los mecanismos ms frecuentes de resistencia desde el anonimato de la vida diaria y de losmodos como se incorporan en eventos o procesos de movilizacin colectiva.

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    4. 2. Del asociacionismo a las redes de asociaciones

    La solucin de las necesidades percibidas puede ser asumida de modo individual, familiar o colectivo,de manera ocasional o permanente, de forma desestructurada u organizada. Ya sea por susrepresentaciones acerca de la mejor manera de resolver problemas, por su magnitud o naturaleza,por el agotamiento o insuficiencia de otras estrategias, por la existencia de canales institucionalesque promueven o favorecen la accin organizada o por la iniciativa de otros actores como activistas,la iglesia o las Organizaciones No Gubernamentales, en algn momento los pobladores decidanestructurar su acciones a travs de organizaciones.

    La presencia o ausencia de experiencias de organizacin, as como la presencia o no de institucionesexternas contribuye en buena medida a facilitar o a obstaculizar los intentos de organizacin. No es lomismo un barrio surgido por una invasin planeada colectivamente, que tiene que enfrentarseperidicamente a la amenaza de desalojo y que han conseguido los servicios por el esfuerzocolectivo, que un barrio poblado dispersamente y donde los servicios ya existan y no ha sidofrecuente la unin en torno a objetivos comunes.

    La organizacin social es una colectividad instituida con miras a unos objetivos, con un ordennormativo propio, unos rangos de autoridad y unos sistemas de accin coordinados; lasorganizaciones son instancias organizadas de representacin e intereses e instrumentos estratgicos

    de accin colectiva. En ellas se gestan y precisan propsitos, se coordinan relaciones, se obtienenrecursos, se forman nuevos lderes y se promueve la participacin de las bases sociales, peroespecialmente las acciones se organizan como proyectos; estos suponen una lectura mssistemtica de las necesidades, la elaboracin de un horizonte comn y la construccin de nuevasidentidades colectivas.

    Cuando las acciones se asumen de manera colectiva, permanente y organizadamente, la gentegana una mayor capacidad para comprender y resolver sistemticamente sus necesidades; desdelas experiencias organizativas, las necesidades se elaboran como reivindicaciones, derechos eintereses, en cuya solucin el estado es responsable; estas tambin garantizan una mayor eficaciaen la consecucin de recursos y una estructuracin mayor de las orientaciones, propsitos yrelaciones de la accin colectiva.

    As, las organizaciones se convierten en construcciones sociales que enriquecen el tejido socialprevio, amplan la lectura que la gente hace de sus problemas y por tanto de sus posibilidades desolucin; tambin contribuyen al fortalecimiento o emergencia de identidades sociales y facilita lamovilizacin social. Las organizaciones son espacios de cristalizacin e institucionalizacin deformas de solidaridad social presentes en la cotidianidad popular, son nudos del tejido localpopular, desde las cuales los pobladores alcanzan un nivel de actores colectivos y capacidad deser reconocidos y de negociar con otros actores urbanos.

    Otro nivel de asociacionismo popular urbano es la creacin de redes o espacios de coordinacinpermanente entre grupos y organizaciones de base local. Ya sea en una misma zona o localidad, entorno a un campo temtico comn como la salud, la educacin popular o el trabajo con nios, frente auna poltica estatal adversa o por iniciativa de algn actor social externo (organizacin poltica o nogubernamental), son cada vez ms comunes estas experiencias de asociacin de segundo y tercergrado.

    Alcanzar este nivel organizativo, generalmente supone una lectura ms estructural del campoproblemtico en torno al cual se articula (carcter estructural de las polticas urbanas o sectoriales),as como una expansin del horizonte utpico que las anima (transformar polticas pblicas, afectarsignificados pblicos frente a un tema, proponer nuevos modelos societales); ya no se trata deresolver problemas puntuales o desarrollar acciones sostenidas para afrontarlos, sino a construirplataformas y programas de accin en torno a las cuales muchas organizaciones se articulan ymovilizan.

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    4.3. La movilizacin: de la protesta a las redes en movimiento

    De vez en cuando los pobladores, por fuera o a travs de sus organizaciones, desde sus territorios opor fuera de ellos deciden acudir a acciones de hecho como los bloqueos de vas, los mtines, lasmarchas o lo paros, para obtener solucin a sus problemas, denunciar una medida adversa, sumarsea una protesta mayor o expresar solidaridad con otros actores. Este es el mbito de la movilizacincolectiva, la cual ha sido asumida por muchos como el mejor termmetro de auge o decadencia de losmovimientos sociales.

    Sin embargo, estas formas visibles de accin colectiva, que son las que ms han atrado la atencinde los estudiosos, no pueden comprenderse por fuera de los tejidos sociales y asociativos que lasposibilitan; la movilizacin requiere una preparacin previa, una coordinacin de esfuerzos, unosniveles de conciencia entre sus promotores y unas demandas o iniciativas ms elaboradas. Es laarticulacin entre dinmicas cotidianas comunitarias, procesos asociativos y expresiones manifiestasde lucha, lo que da identidad a la accin colectiva.

    La conformacin histrica de los movimientos sociales se articula en diferentes planos temporales (R.Villasante 1994): generalmente se incuban silenciosamente en la vida cotidiana de los colectivos en sulucha diaria en torno a sus necesidades; ello va conformando lentamente (larga duracin) vnculosestables, habitus y memoria colectiva de resistencia; estas redes sociales son el caldo de cultivo para

    el surgimiento de asociaciones y de estallidos de inconformismo.

    El asociacionismo popular transcurre en una duracin intermedia entre la vida cotidiana de la gente ysus acciones ms visibles; como ya lo dijimos, en torno a las organizaciones la gente reelabora susnecesidades como derechos e intereses, estabiliza sus acciones como proyectos, redefine susvnculos como relaciones estructuradas y consolida su capacidad de interlocucin con el estado. Lasorganizaciones se convierten en espacios de socializacin y educacin poltica, afectanrepresentaciones y alimentan nuevas identidades y utopas.

    La movilizacin se sita en la corta duracin; se manifiesta como acontecimiento visible que afecta lanormalidad de la vida pblica, que atrae la atencin de las autoridades y sensibiliza la opininpblica. Sin embargo, su eficacia est asociada a su capacidad de interlocucin y continuidad, la cualest garantizada por su solidez organizativa y arraigo social. As los movimientos combinan ondas

    cortas, medias y largas: lo latente.

    Sin embargo, no hay que confundir las organizaciones con las movilizaciones que promueven o enlas cuales participan; se necesitan mutuamente pero son diferentes: si hay movilizacin, laasociacin queda desbordada y si la asociacin se consolida, la movilizacin queda controlada.Las organizaciones necesitan movilizarse para mantenerse como movimiento, pero sobreviven aestas acciones, conformando una dimensin menos visible pero ms slida de los movimientossociales.

    En los territorios populares se gestan y realizan diversas expresiones de protesta popular. En unoscasos, la accin colectiva est asociada directamente a ejercer presin para la consecucin de un bienurbano como una va, la instalacin del acueducto, del alcantarillado o de las redes telefnicas y deenerga; en otros, para oponerse a una medida adversa que perjudica la integridad fsica o cultural deun barrio, zona de la ciudad o del pas como la lucha contra el sistema UPAC; la protesta puedeasumir la forma de marcha pacfica, toma de una institucin, bloqueo de vas o de paro cvico local.

    En otras ocasiones, los habitantes de los barrios se suman a protestas que expresan el inconformismofrente a la situacin econmica de las clases trabajadoras o contra una medida o polticagubernamental especfica, como es el caso de la participacin activa de los habitantes de algunaszonas populares en los paros cvicos nacionales.

    En todos los casos, las protestas urbanas no slo pretenden obtener solucin a sus demandas, sinotambin elevar los niveles de compromiso de sus actores y sensibilizar a la opinin pblica de la

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    justeza de tales reivindicaciones. Por eso es que las acciones colectivas manifiestas tienden a serexpresivas, a revestirse de elementos simblicos que afirman identidad y sensibilizan a la ciudadana.Es por eso comn que las movilizaciones sociales busquen hacerse visibles a travs de los medios decomunicacin masiva .

    De todos modos, no debemos olvidar que la eficacia de los movimientos sociales no radica slo en suvigor organizativo o en la magnitud de sus movilizaciones, sino en su capacidad de incidir sobre elsistema poltico. De ello nos ocuparemos a continuacin.

    4.4. Movimientos sociales y poltica

    Si bien es cierto que los movimientos sociales son considerados como una expresin organizada de lasociedad civil y no tienen como objetivo principal representar intereses y disputar el acceso al gobiernoy a los cuerpos colegiados a la manera de los partidos y movimientos polticos, ello no nos debe llevara pensar que son apolticos. Por el contrario, la accin colectiva es poltica en la medida en queevidencia el carcter poltico de todas las esferas de la vida social, confronta al Estado y sus polticas,politiza los sujetos que participan en ellos y ampla las fronteras de la democracia y la ciudadana.

    Los movimientos sociales, en la medida en que hacen visibles conflictos, tensiones, exclusiones einequidades presentes en diferentes esferas de la vida social (privada y pblica) y que articula

    esfuerzos y voluntades para afrontarlas, contribuye a reconocer que las relaciones de poder no slo seconcentran en el Estado, sino que estn presentes en todas las instituciones sociales. Por ejemplo, elfeminismo ha demostrado que las relaciones patriarcales no dependen de determinado sistemapoltico y por ello no slo ha logrado que los derechos de la mujer sean consagrados en legislacionesy polticas pblicas sino que se reivindiquen en otros espacios como la familia, la escuela y las propiasorganizaciones sociales.

    Pero tambin, en la medida en que los Movimientos tramitan demandas y reivindicaciones, definencomo adversarios a otros actores sociales y/o polticos y acuden a las autoridades polticas para querespondan por ellas o imputan a dichas autoridades la responsabilidad del problema en cuestin. ParaTilly, la politizacin de la accin colectiva ha estado asociada a la configuracin misma de los Estadosmodernos y a la expansin de su presencia en cada vez mayores espacios de la vida social. As porejemplo, las luchas urbanas generalmente asumen al gobierno como destinatario de sus

    reivindicaciones y protestas, en la medida en que entienden que el Estado tiene la obligacin degarantizar sus derechos como ciudadanos.

    Del mismo modo, cuando los movimientos sociales no slo demandan el cumplimiento de laresponsabilidad del estado frente a sus demandas, sino que adems presionan por la ampliacin delos canales de participacin ciudadana y de sus derechos colectivos, el sentido poltico de la accincolectiva es ms evidente; de este modo, los movimientos sociales han sido uno de los factores dedemocratizacin y de expansin de ciudadana.

    Pero ms todava, los movimientos han ampliado la misma nocin de ciudadana y democracia, en lamedida en que quienes participan activamente en ellos, construyen una identidad poltica ms ampliaque la del ciudadano liberal que participa solo en los espacios institucionales como las elecciones; esun sujeto que asume su compromiso cvico en su preocupacin por los asuntos de su comunidad, seorganiza y se moviliza en torno a las demandas y derechos sociales y frente a las polticas o medidasdel poder que lo vulneran o que afectan otros colectivos; es decir, los movimientos sociales estncontribuyendo a formar nuevas subjetividades e identidades polticas que desbordan los lmitesformales del sistema poltico: as amplan la nocin de lo pblico y de la democracia asociados a loestatal. Se trata de lo que algunos llaman ciudadanas activas (Lechner, 2000), nuevas ciudadanas(Dagnino, 2001), o como preferimos nosotros, ciudadanas crticas o alternativas. No buscan tantointegrarse al sistema poltico sino desbordarlo, replantearlo en funcin de nuevos valores y utopasticas y polticas.

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    Por otra parte, la creciente intervencin estatal en la regulacin de diferentes espacios de la vidacolectiva a travs de las polticas pblicas, ha llevado a que los movimientos sociales se politicen ensu afn por incidir en esos mismos espacios. Al estabilizarse espacios y procedimientos denegociacin en torno a la definicin de polticas pblicas, el deseo de las organizaciones movilizadaspor fortalecer su capacidad de incidencia y su carcter de interlocutores legtimos, los lleva a asumirun papel activo en este mbito. Es el caso en Colombia de la definicin de polticas sobre la mujer, la

    juventud y la cultura, en las cuales los movimientos buscan estar presentes con sus demandas ypropuestas.

    En algunas ocasiones, los movimientos suelen utilizar arenas polticas institucionales como escenarioposible de fortalecimiento o prolongacin de sus dinmicas, como la participacin en el parlamento yen la eleccin de autoridades locales o regionales; en Colombia ello ha sido evidente en el contexto dedeslegitimacin y prdida de representatividad de los partidos polticos y en el marco de oportunidadesgeneradas por la Constitucin Poltica de 1991. Es as, como se han conformado movimientos cvicosque participan en contiendas electorales respaldados por organizaciones y movimientos sociales o enalgunos casos el mismo movimiento busca una expresin poltica, como es el caso de los indgenas ysu Alianza Social Indgena y del sindicalismo a travs del recientemente creado Frente Social yPoltico.

    Finalmente, los movimientos sociales son polticos en la medida en que construyen nuevas culturas

    polticas; no se agotan en la consecucin de sus demandas o en la implementacin o transformacinde polticas estatales, sino que buscan afectar las representaciones y significados que tiene lasociedad frente a un determinado tema; por ejemplo, los ambientalistas, las feministas y los pacifistasbuscan mediante sus acciones, campaas y manifestaciones, sensibilizar a la opinin pblica, a lagente comn y corriente frente a las problemticas del medio ambiente, la discriminacin de gnero ola violencia. De hecho, muchas de las banderas de los movimientos sociales trascienden a otrasesferas de la vida social como los medios, la educacin y el mismo Estado.

    En todo caso, esta relacin entre movimientos sociales y poltica contina demandando marcosinterpretativos y analticos a su especificidad. Como lo sealamos antes, ha sido la corriente demovilizacin de recursos la que ms ha contribuido al respecto, a travs del concepto de Estructura deOportunidades Polticas.Dicho concepto, acuado por McAdam y sistematizado por Tarrow (1994) designa el campo de accin

    donde se desenvuelve un movimiento social y pretende identificar el grado de apertura y vulnerabilidaddel sistema poltico frente a la accin colectiva; un mismo tipo de movilizacin tiene efectos diferentessegn la mayor o menor apertura del sistema poltico, el grado de estabilidad de las alianzas, laexistencia o no de fuerzas relevantes en posiciones estratgicas, la unidad o divisin de losadversarios y la capacidad del sistema para desarrollar polticas pblicas.

    En fin, esta relacin entre movimientos sociales y poltica contina siendo un campo abierto para lareflexin, la conceptualizacin y el anlisis. Tambin es el caso de las relaciones entre movimientossociales y subjetividad, del cual nos ocuparemos a continuacin...

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