Bacanika 61

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C R Ó N I C A S | F I R M A S | D I S E Ñ O | C U L T U R A 30.11.2011

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Breve antologia del adios, en 2012 caiga en la red. www.bacanika.com.co / [email protected] [email protected] / [email protected]

Transcript of Bacanika 61

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c r ó n i c a s | f i r m a s | d i s e ñ o | c u l t u r a

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18_Las cosas que se acaban Héctor Abad Faciolince reflexiona sobre lo efímero y lo eterno.

20_once reLatos breves sobre eL adiós 21 Antes de salir para Spitsbergen

22 El último adiós

24 El adiós

25 Adiós bajo la ducha

26 Titulares

28 Milagroso adiós en Soacha

29 Presa de ella

30 Cantor muerto

32 El último beso

gratis / quincenal / nOVieMBre 30 / 2011

33 Esa vieja costumbre de besar a los muertos

34 Lo mismo que con el sol

36_aL finaL: mierda El escritor y crítico literario Juan David Correa analiza sus finales de novela favoritos.

38_adiós a ritmo de saLsa El biógrafo del Joe Arroyo le rinde homenaje a las despedidas al son de Richie Ray, Bobby Cruz, Willie Colón y Héctor Lavoe, entre otros grandes.

40_¿será verdad que de amor nadie se muere? Quienes sufren de pena moral vagan por el mundo con la idea de superarla a punta de clavos que sacan otros clavos. Según la ciencia, el asunto no es tan fácil.

42_La muerte pintada La pintura se ha acercado a la muerte de diferentes maneras. Cuatro artistas y sus obras así lo confirman.

r e V i s t a B a c Á n i K a

c r Ó n i c a s | F i r M a s | D i s e Ñ O | c u lt u r a

P O r t a D aIlustracIón

Juan Manuel Pedraza www.manuelpapel.com

cOnteniDO

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E D I T O R I A L

El juego del

adiósFernando QuirozP O R

e dicen muchas otras cosas cuando se dice adiós. Con frecuencia se dice avgua, aunque también es común que se diga fuego. Y se dice fuimos, se dice creímos, se dice soñamos.

Digo adiós en esta edición. Y algo de esta Bacánika también dice adiós.

Si algo agobia al periodismo son las ru-tinas y las obligaciones. Lo sé: lo he vivido como periodista y lo he padecido como espectador. Por eso asumí siempre la dirección de Bacánika con la certeza de que me iría el día que abriera los ojos y sintiera fastidio, incomodidad o pere-

za de pensar en el siguiente número de la revista. No su-cedió.

Por el contrario, Bacánika se convirtió en un reto curioso: ser la misma número tras número y ser, al mismo tiempo, completamente distinta. Esto significaba darle al lector las convenciones necesarias para sentir que recibía la misma revista que había tenido en sus manos quince días atrás, pero romperle la cabeza en cada edición, no ce-der en nuestro propósito de sorprenderlo. Y rompernos también nosotros la cabeza en el intento.

Creo que algunas veces lo logramos: tal vez por-que fuimos fieles al compromiso de dejar más preguntas que respuestas. Y fieles, también, al compromiso privado de divertirnos con lo que hacíamos.

Me voy antes de aburrirme —aun en el momen-to de escribir esta despedida me divierto— porque Bacá-nika pasa la página, porque quiere buscar suerte lejos del papel —sienta estas páginas, agárrelas con las manos: son las últimas—, porque quiere enfrentar el futuro con otro esquema, con otros ojos, con otras intenciones. Al mundo moderno le gustan los cambios, y Bacánika quiere cambiar.

Se dicen muchas otras cosas cuando se dice adiós. Con frecuencia se dice gracias también. Al decir adiós le agradezco a Adriana, a Virginia y a Jesús, que ins-piraron este modelo que por azar me correspondió con-tinuar a mí. Y les agradezco a quienes no se cansaron de asumir a Bacánika como un sueño: a María Alexandra, a Óscar, a Natalia, a Bibiana, a Magno. Y a tantos que deja-

ron huella: Isabella, Juliana, Giovan-na, Carolina…

Bacánika no volverá a lle-gar a sus manos, pero sus manos po-drán buscarla en la red. Buen viento, buena mar.

Se dicen muchas otras cosas cuando se dice adiós. A veces se dice tiempo. Y copio un verso de Neruda para decir que Bacánika no pasó de largo: “Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos”. Tampoco lo será Bacánika. Es parte del juego.

El director de Bacánika se despide

y algo de Bacánika se despide también.

Sienta estas páginas,

agárrelas con las

manos: son las últimas

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Director Fernando Quiroz [email protected]

Editor Jesús Méndez Díaz [email protected]

Jefe de redacción María Alexandra [email protected]

Director gráfico y diseño Oscar Abril Ortiz [email protected]

Directora de arte Bibiana Cocheteux [email protected]

Redacción Natalia Roldán, Diego Alejandro Camargo

Diseño y diagramación Magno Castillo colaboraciones

Firmas Héctor Abad Faciolince, Mario Mendoza, Jorge Franco, María Castilla, Juan Esteban Constaín, Juan Álvarez, Marta Orrantia, Luis Fernando Afandor, Eduardo Escobar, Juan Diego Mejía, Pilar Quintana, Antonio García, Fernando Gómez Echeverry, Juan David Correa, Mauricio Silva, Jorge Espinosa..

Consejo editorial Fundación Universitaria Sanitas Andrés Montoya, Camilo Caicedo, Carl Machuca

Ilustración Juan Manuel Pedraza, Andrés Ariza, Felipe Bedoya, Wilson Borja, Tatiana Córdoba, Francisco Villa, Diego Patiño, Lorena Álvarez, Ana María Ángel, Julián Velásquez, Alex Sarmiento Producción Fotográfica Jairo Corzo [email protected] Gerente general Virginia Sánchez

Dirección administrativa y de distribución Víctor Manuel Cárdenas 6466060 ext. 11153, [email protected]

Departamento comercialJosé María del CastilloVicepresidente Comercial

Helena Gómez Subgerente comercial

Rita Osorio Mejía Directora Comercial646 6060 ext. 11283 [email protected] [email protected]

Preprensa Zetta Comunicadores Impresión Printer Colombiana S.A

Bacánika es una revista quincenal de distribución gratuita de la Fundación Universitaria Sanitas. Esta publicación puede ser compartida, comentada, divulgada en medios masivos impresos o digitales, siempre y cuando se haga mención a Revista Bacánika y a los autores de los textos y las imágenes. Revista Bacánika no se hace responsable de las opiniones o comentarios de sus colaboradores.Printer Colombiana S.A. certifica que se han impreso 20.000 ejemplares de esta edición.

ed.61 + NOVIeMBRe 30 lIteRatuRa / MúsIca / cINe / aRte / teatRO /

La chiva se prendió, La banda va a tocar, espiche La chancLeta y verá cómo Le va. chofer, chofer, más veLocidad

“ “

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Punk afrocolombiano / De cuentos y Poemas / rock sinfónico Para colombia

▪¿Cómo nace una banda tan diversa culturalmente?Vivimos en Bruselas, una ciudad llena de culturas dispuestas a mezclarse. Tres de los integran-tes de la banda tocábamos por placer, pero empezamos a tener mucha acogida y se fueron uniendo músicos de diferentes nacionalidades. Ahora somos un francés, dos belgas, un vietna-mita y tres colombianos.

▪¿Cómo describirían su pro-puesta musical? Somos músicos de escena, no de estudio. Nuestro sonido es crudo, sin recovecos, y se parece al punk y al rock, pero nuestra motivación es la música afroco-lombiana. No tenemos fronteras mentales.

▪¿Por qué los adoran en Europa?En Europa están acostumbra-dos a tenerlo todo, así que lo

más importante para ellos es la autenticidad. Nos va bien porque nuestra música es clara, fluida y auténtica. Se hacen muchas réplicas y para no quedar en la sombra se necesita originalidad.

▪Oírlos produce adrenalina pura, ¿de dónde surge esa energía?Todos somos rockeros y nuestro único propósito es divertirnos y querernos. En vivo nos interesa transmitir energía positiva, sinceridad, locura y amor.

▪¿La disquera Crammed Discs siempre respetó su estilo?Ellos nunca nos criticaron. Es una disquera muy diferente a las demás y firmamos con ellos porque sentimos que no iban a cortar nuestras alas, pues La Chiva representa libertad.

Natalia GaNtiva, Rafael espiNel y felipe DeckeRs liDeRaN la chiva GaNtiva, uNa aGRupacióN colombobelGa que alcaNzó la fama eN euRopa GRacias a su soNiDo autéNtico y multicultuRal.

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entrevista_

m Ú s i c a _

Rock sinfónico paRa colombiaEl 29 de noviembre el rock sinfónico llega con la obra Colombia Opus Candens: ¡El Dorado es nuestro corazón! El montaje, dirigido por el compositor Sergio Vélez Mejía, presenta a una banda de rock, una orquesta sinfónica y una coral con el objetivo de enaltecer nuestra herencia ancestral. Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo: Avenida calle 170 No. 67-51. hora: 8:00 p.m. Boletas: $35.000, $55.000, $75.000 y $95.000. www.teatromayor.com

l i t e r a t u r a _

De cuentos y poemasEl 2 de diciembre se cierra la convocatoria para participar en el VII Concurso Nacional de Libro de Cuentos y III Concurso Nacional de Libro de Poesía organizado por la Universidad Industrial de Santander. La UIS, consciente del compromiso que tiene por estimular la creación y promover el desarrollo cultural regional y nacional, convoca a todos los escritores a participar en este evento que otorgará un único premio de cinco millones de pesos. Consulte las bases del concurso en cultural.uis.edu.co. teléfono: 6346730.

Estarán en Colombia del 30 de noviembre al 20 de diciembre. ☞ www.lachivagantiva.com.

punk afRocolombiano

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Taxi Driver Es la historia perfecta. De-muestra, como pocas películas, que a los tipos más inestables, antipáticos y enfermos, también les pasan cosas maravillosas.

The GoDfaTher Porque es la película más impresionante que he visto. Porque ese final, con el nieto y el Pa-drino, ya viejo y cansado, es inigualable.

GhosT DoG Forest Withtaker es un samurai que siente la nostalgia del pasado. La suerte de este guerrero –que tiene palomas mensajeras y no asesina ni-ños– no podía ser distinta.

el verano De KiKujiroEl maestro Takeshi Kitano logra mostrarnos al único yakuza del cine que genera ternu-ra. El final, lo reconozco sin vergüenza, es de lágrima.

leon, The Professional Hay una debili-dad por Natalie Portman. Es una historia sencilla, bien contada y con un personaje (Jean Reno) que, a pesar de su ofi-cio, es un ejem-plo. El final es el que esta película se merece.

A R T E _

en Dos Dimensiones

Hasta el 13 de enero, la Fundación Gilberto Alzate Avendaño abrirá sus

puertas al V Salón de Arte Bidimensional, un espacio pensado para visibilizar

las obras de aquellos que se dedican a la pintura, al dibujo, al grabado, a la fotografía y a las intervenciones

espaciales. En esta ocasión se presentará el trabajo de 53 artistas, seleccionados

por su fuerza creativa, de un grupo de 501 personas inscritas. Calle 10 No. 3-16, de

9:00 a.m. a 6:00 p.m. Entrada gratuita.

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DaTamaTics

Ed.61 + NOVIEMBRE 30

C I N E _

Para cineasTasAquellas personas que hayan producido largometrajes, cortos y documentales que aún no se han estrenado en España pueden participar en la convocatoria de la Muestra de Cine Latinoamericano de Cataluña, que estará abierta hasta el 15 de enero de 2012. El evento se lleva a cabo para reconocer y premiar los mejores trabajos cinematográficos realizados por latinoamericanos y para darlos a conocer en el viejo continente. Información: www.mostradelleida.com.

IMpERdIBlE_

| ¿Qué?Una maravillosa y avezada instalación audiovisual que explora el potencial de los múltiples datos que impregnan nuestro mundo. En datamatics la imagen y el sonido conforman un todo.

| ¿Quién?Ryoji Ikeda, artista visual y compositor japonés, ha presentado desde 2006 este proyecto en el mundo entero como una serie de experimentos en varios formatos –conciertos audiovisuales, instalaciones, publicaciones, discos–. En esta exposición en Bogotá, es la primera vez que se podrá experimentar la visión completa del proyecto datamatics, concebida por el artista especialmente para la Universidad Nacional.

| ¿Cómo?En 10 videos sacados del concierto audiovisual datamatics, presentado en el Auditorio León de Greiff de la Universidad Nacional en 2009, Ikeda recompuso 10 escenas originales del concierto en las que cada pixel es estrictamente calculado por principios matemáticos. El resultado son 10 imágenes, con sus respectivos sonidos, cuidadosamente sincronizadas que reflejan una perfecta

reorquestación del concierto y crean una atmósfera cósmica que atrapa y deja, por varios minutos, sin aliento al espectador.

| ¿Por Qué?Porque posiblemente es una de las exposiciones más impactantes que se han realizado en los últimos años en la ciudad. Porque al entrar al museo la percepción cambia inmediatamente y nos sumergimos en un mundo que fluye a través de los sonidos. El espacio se vuelve ilimitado, el universo parece hacerse invisible, comprendemos el movimiento, la creación constante. Todo es matemático, todo es sonido. Todo es perfecto.

| ¿DónDe?Museo de Arte de la Universidad Nacional de Bogotá. Carrera 30 No. 45-03.

| ¿CuánDo?Martes a sábado de 10:00 a.m. a 7:00 p.m.Hasta el 17 de diciembre.

| ¿Cuánto?Entrada gratuita.

☞ www.divulgacion.unal.edu.co

El periodista y cinéfilo

Jorge espinosa cuenta cuáles son para él los cinco finales de película más bacánikos.

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010 El REhén / Polvo EREs / la comEdia y la tRagEdia / la EscuEla dE nuEva yoRk

La Escuela de Nueva YorkDurante las décadas de 1940 y 1950 a un grupo de pintores que trabaja-ban en Nueva York y cuya pintura era abstracta y expresionista se les conoció como la Escuela de Nueva York. En ésta, conocida luego bajo el estilo del expresionismo abstracto, se establecieron dos tendencias pictóricas principales: una más textual y gráfica (action painting) en la que se destacaron artistas como Willem de Kooning y Jackson Pollock, y una en la que predominaba el interés por el color (colour field painting) y en la que sobresalieron figuras como Clifford Still, Barnett Newman y Mark Rothko.

Eso dicen de

Polvo eres, el nuevo disco de la derecha

REtRo_

a R t E _

La comedia y La tragedia Del 23 noviembre al 4 marzo de 2012, el Museo de Arte Moderno de Medellín le hará un reconocimiento a la artista Beatriz González en una exposición retrospectiva con cerca de 200 obras –objetos, pintu-ras, dibujos y esculturas–. Su trabajo oscila entre la ironía y el drama, partiendo de la historia y la realidad colombiana. Carrera 44 No. 19A-100. Martes a viernes de 9:00 a.m. a 5:30 p.m., sábados de 10:00 a.m. a 5:30 p.m., y domingos de 10:00 a.m. a 5:00 p.m. Para los estudian-tes la entrada es gratuita, para el público general cuesta $7.000.

“La obra gira en torno a una persona que es toma-da como rehén por el Ejército Republicano Irlandés (IRA). Es una obra muy relevante para Colombia pues representa una situación análoga a la que vivi-mos con los secuestrados y con nuestras testarudas guerrillas, que se niegan a rendirse. Sin embargo, no persigue una búsqueda política seria, tiene un ma-ravilloso humor negro y el atractivo del género poli-cíaco. Es una obra con elementos muy interesantes que nos hacen pensar que esa historia que ocurre en Irlanda no es tan lejana como parece”.

CArLos José rEYEs dramaturgo y guionista.

“A mí la obra no me gustó para nada cuando la vi hace 30 años. Salí con la sensación de que no fue un montaje afortunado y, la verdad, no sé ni siquiera por qué piensan presentarla otra vez, claro que yo no soy nadie para decir qué deberían o no montar. Que un argentino dirigiera una obra irlandesa en Colombia nunca me sonó, y aunque produce nos-talgia pensar en que fue la primera obra del Teatro Nacional, no es una pieza memorable. Espero que mejore mucho en el nuevo montaje”.

CArmENzA GómEz actriz.

eL rehéndeL 23 de noviembre aL 17 de diciembre.teatro nacionaL Fanny mikeycaLLe 71 no. 10 – 25

“Este disco es el regreso más grato del rock colombiano alternativo en este año 2011”. JuAN CArLos GArAY, periodista y crítico musical.

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ed.61 + noviembre 30

En el año 2003 el Fondo de Cultura Económica le encargó al arquitecto Rogelio Salmona el diseño de un centro cultural en el barrio La Candelaria. El lugar, rodeado de varios patios y caídas de agua, y construido con concreto y la-drillo, alberga una librería y una galería de arte. La primera está conectada a través de grandes ventanales con la arquitectura y la vida del centro histórico y tiene capacidad para 50.000 libros. En la galería, de más de 216 metros cua-drados, se han realizado muestras de artistas plásticos nacionales e internacionales. En el centro cultural, inaugurado el 30 de enero de 2008, también podrá encontrar un Juan Valdez, una tienda de Tango Discos y el Corral Gourmet.

m ú s i c a _

CULTURA AFRO EN BOGOTÁ Del 25 al 27 de noviembre se realizará el Festival Sur-Sur, organizado por el Instituto Distrital de las Artes y el Festival Antero Agualimpia Vive con el propósito de contribuir al intercambio de tradiciones de las culturas afrodescendientes de Colombia, África y Latinoamérica. Habrá conciertos, danza y encuentros pedagógicos en el Teatro Jorge Eliécer Gaitán, la Media Torta y la Casona de la Danza. Boletas en el Gaitán: de $15.000 a $30.000. En los otros escenarios la entrada es gratuita. Programación: www.teatrojorgeeliecer.gov.co.

AdiósPalabras

de haber dicho sí varias veces.Lina St

de no poder decir no.Jonathan Machineries

de no haber visto a tiempo el concurso para las boletas del lanzamiento del Festival iberoamericano de Teatro.Katherine Alvarado

de no aprovechar las estrellas cuando las podía ver en mi pueblo.Daniel Castro

de haber dicho sí cuando tuve que decir no, y de decir no cuando tuve que decir sí.Xio Villaquin

de dejarme llevar por el momento y no pensar en las consecuencias.Nano Lesmes

de no haber ido a algunos conciertos.Liza Vekrot

de alejar a esa persona que quise mucho.Ángel Tique

de decir te quiero cuando ya es tarde.Camilo Prieto

de salir con un modelito que besaba mal.Maitalea Fuentes

de saltarme algunas etapas de mi vida.Sharon Gómez

de lo que no he hecho.Aura Cristina Millán

de no haberme arriesgado.Pao Ayala

Bacánika en las redes¿de qué se arrepiente?

www.flickr.com/Bacanika_Abril

www.facebook.com/Bacanika

www.twitter.com/Bacanika

www.issuu.com/Bacanika

manténgaseen contacto

lugar_

▸ para despedirse.

▸ para denotar que no es ya posible evitar un daño.

▸ para expresar decepción.

▸ para expresar incredulidad, desacuerdo o sorpresa.

▸ para indicar que algo ha concluido o se ha rechazado.

CENTRO CULTURAL GABRiEL GARCíA MÁRqUEz

c i n e _

CORTOMETRAjEs dEL MUNdO Diciembre llega con buen cine gracias al Festival Internacional In Vitro Visual, que se realizará del 6 al 10 de diciembre en seis escenarios de Bogotá. El ingreso será totalmente gratuito para todos aquellos que quieran subirse en la máquina del tiempo y hacer un viaje al futuro, pues a través de estos cortos se podrá vislumbrar el cine que poblará las salas del mañana. El jurado que elegirá a los ganadores estará conformado por Carlos Moreno (Todos tus muertos), Juan Esteban Orozco (Saluda al diablo de mi parte) y Federico Durán (El Páramo). Programación: www.invitrovisual.com.

↸ Calle 11 No. 5-60☏ 2832200☞ www.fce.com.co

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ed.61 +( i n d i c a d o r e s _ )

6años más viven las mujeres que los hombres en Colombia, según el DANE.

10

políticos, aspirantes a concejos y alcaldías, han sido asesinados en el Valle del Cauca durante el último año, según la Policía Metropolitana de Cali.

4,7millones de espectadores fueron a ver películas en 3D durante el primer semestre de este año en Colombia (fuente: cines del país).

78%

de los hombres del país cree que es importante que haya amor en el sexo, según un estudio que realizó McCann Erickson en Latinoamérica.

El 64% de las descargas que se hacen a celulares en el mundo son juegos, según estudio de Nielsen.

perdió Christian Bale (Batman) para transformarse

en el insomne arrepentido de El maquinista.

años se demora una semilla en transformarse en un árbol

y dar fruto.

días tarda una crisálida en transformarse en mariposa.

de dólares en cirugías ha gastado Jocelyn Wildenstein, norteamericana que decidió

transformarse en una felina después de separarse de su esposo, un fanático de los gatos.

29 kilos

EntrE

16 y 17

EntrE

4 y 7

4 millones

1.000

muertos “firmaron” para respaldar candidatos que pretendían participar en las elecciones de octubre, según cifras de la Registraduría.

6.000dólares llegan a pagar muchos solteros chinos por mujeres vírgenes que consiguen en Vietnam o Brunei para convertirlas en sus esposas. Debido a los abortos selectivos de niñas en China, donde se valora más a los hombres, ellos deben buscar pareja en otros países (fuente: el portal chino Souhu Jiaodian).

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014 REVOLUCIONES

SI Cada CéLULa dE SU CUERpO LE dICE qUE dEbE tENER UN CaRRO, aRRIéSgUESE y SaLga a bUSCaRLO. dURaNtE La ExpLORaCIóN, pIENSE EN EStOS CONSEjOS.

Olvide el miedo a que lo roben en Transmilenio y libérese de los buses públicos que poco a poco desgastan el cuerpo y acaban con el espíritu.

No se desangre pagando taxis de $10.000 o $20.000 pesos cada vez que sale a la calle. Algunos taxistas son como sanguijuelas que chupan cada centavo usando como excusa los recargos, el sobrecupo, el aguinaldo navideño, etc.

do2

bájESE dEL bUStr3s

Deje de hacer el oso cada vez que su mamá lo lleve y lo recoja en la casa de sus amigos o de su novia. Permita que sus papás duerman tranquilos.

uno

sIe7eEvite esas aburridoras gripas que

le impiden vivir tranquilo. Su carro

podrá ser el mejor resguardo para

las lluvias de fin de año.s3IsQuedará como todo un caballero

delante de sus suegros si recoge

a su hija en la universidad y la

deja sana y salva en la puerta

de su casa.

cu4troSi acaba de hacer una conquista, su carro podrá ayudarle a subir puntos. Esas cuatro ruedas y un poco de buena música le asegurarán una buena noche.

C

M

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Aviso página NISSAN MARCH bacanika.pdf 1 3/11/11 18:09

cIncoSi lo invitan a un plan en Chía

o la Calera, podrá devolverse

tarde y ofrecer cupos para

acercar a sus amigos.

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página fotos

www.DAVIDRUGELES.comDAVID_RUGÉLES

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( c o m e r + b e b e r + b a i l a r )ed.61 + NOVIeMBRe 30

ilustración × Felipe_Bedoya • WWW.FelipeBedoya.coM

InstruccIonespara termInar una relacIón

No tenga la osadía de terminar vía mensaje de

texto o celular. Dé la cara. Y nunca, nunca anuncie la

ruptura con un “Tenemos que hablar”, será la más tortuosa

espera para la víctima.

1

2 4

5

3Evite la crueldad:

asegúrese de que no sea el cumpleaños de su pareja, o el aniversario de la muerte de su abuelo, y busque un

lugar privado en el que el/la mártir pueda gritar, llorar y

patalear si lo necesita.

Ambos estarán más tranquilos si deja que su pareja se exprese. Si es

necesario, acérquele un vaso de agua para que desahogue

su decepción encima de usted. De la rabia, no se sentirá tan culpable por

terminarle.

Olvide esa idea ingenua que le hace pensar que seguirán

siendo amigos. Pasar a darle un beso en la mejilla a quien se le ha dado en la

boca es un suplicio. Así que ni siquiera lo sugiera. Diga

adiós para siempre.

Los clichés al estilo “No eres tú, soy yo”, ya no son suficientes, así que busque

razones más creativas: “Me ofrecí como voluntario

en el Tíbet, cuando lo liberen, te llamo”.

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Soun' Bwoy, PaPa Tank.

Johnny Ramone, Like Some CaT From JaPan

Soul Clap, QuanTiC.

la mueRte, monSieur Periné.

ai VoCe GoSta, ZuZuka PoderoSa.

5

↸ Calle 26 norte No.5AN–51,Cali

☏ 3747601@MikasaBar

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2

3☞

017

“La última vez que hubo un temblor fuerte en Bogotá yo estaba almorzando en Wok. Se cayeron todas las lámparas y las bote-llas de vino. Hubo pánico. La gente empezó a correr hacia la sa-lida y sacaron algunos desmayados de la cocina. Cuando pasó el susto, muchas personas avispadas se escaparon para no pagar la cuenta. Los que nos quedamos a pagar, tuvimos que esperar horas hasta que volvió a funcionar el sistema. Afortunadamen-te no fue tan grave, pero yo pensé que iba a morir”.

Jairo CorZoproductor fotográfico.

LaS

55 canciones que no pueden faltar en mikaSa Bar

aSÍ Fue

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18p á g i n a

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e d i c i ó n . 6 1 + n o v i e m b r e 3 0 + 2 0 1 1

e n s e m o s e n l a s c o s a s q u e m á s d u r a n : se-cuoyas, calamares gigantes, tortugas, pi-rámides, estrellas. Los árboles se pudren,

las pirámides se derrumban, las estrellas estallan con un último destello de intensí-

sima luz: las supernovas. Si nada es eterno (los imperios desaparecen, Dios ha muerto, el universo colapsará algún día), si los dictadores se enferman de cáncer y los libros terminan, ¿por qué nos duele o nos sorprende que algo llegue a su final?

En realidad, hay dos tipos de finales; finales felices, o que al menos alegran, y finales nefastos que nos hunden en la desolación. Un final alegre (a veces agridul-ce) es terminar el bachillerato, salir de la carrera, ponerle punto final a un buen libro que llevamos años escribien-do… Finales, en cambio, que desesperan: la muerte de un hijo, el ruidoso fracaso de un proyecto, el final en incendio o en remate de la vieja hacienda heredada de los bisabue-los… También hay finales cíclicos que no nos preocupan porque habrá renacimiento: se acaba el día, anochece y vuelve a amanecer. Llueve, deja de llover, vuelve a llo-ver. La papa blandengue o la pepa del mango vuelven a retoñar. De ahí se extrapolan creencias extrañas como la reencarnación o la vida después de la muerte, en la geo-grafía del más allá, tras el juicio final y la resurrección. Pe-ro ¿quién no ha disuelto una hormiga entre el pulgar y el índice y quién no ha pensado que ese ínfimo polvillo negro o rojo que de ella queda, no es nada, nada, nada?

Las cosas se terminan: la botella de vino que guardaste quince años para celebrar los quince de tu hija; el carro último modelo que parecía indestructible cuando lo compraste; la computadora o el celular de última ge-neración; el reloj finísimo, suizo, que ya ni siquiera sabes qué se hizo. Hace más de seis siglos se lo preguntaba ya don Jorge Manrique:

Las cosas que se

¿Qué se fizo el rey don Juan?Los infantes de Aragón¿qué se ficieron?¿Qué fue de tanto galán,qué fue de tanta invención como trajeron?Las justas y los torneos,paramentos, bordadurasy cimeras,¿fueron sino devaneos? ¿qué fueron sino verdurasde las eras?

Verduras de las eras, eso somos: cosas efímeras, frágiles como el globo inflado que empieza a subir, altivo, con su mecha humeante, para caerse más pronto de lo que pensábamos, con la mecha apagada o el papel impregnado de alquitrán. Lo largo, en términos humanos, es lo que dura una larga vida humana: digamos cien años. Esa es la medida humana de lo eterno: un siglo, el paso de varias generaciones. Y está bien, porque casi nada dura un siglo (no hay mal que dure cien años…). Y para consolarnos, frases casi graciosas, por lo exageradas, cuando perdemos algo que se termina: “Más se perdió en el Diluvio…”

Nos pasamos la vida cavilando proyectos, llenándonos de sueños la calavera, para enterrarlos después, como las estrellas gigan-tes, con un último destello. En fin… Así terminamos siempre, al final de los velorios: en fin. Y pensamos que es un final provisional, mien-tras tanto. Pero todo es mientras tanto, todo no es más que un lumino-so y feliz paréntesis entre la oscura nada que nos precede, y la oscura nada que nos aguarda. El resto es ilusión.

Héctor Abadt e x t o

Wilson Borjai l u s t r a c i ó n

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Bacánika se despide del papel y cae en la red. para decir adiós hemos querido invitar a algunos de los escritores y artistas que nos acompañaron en este recorrido de más de tres años –más de sesenta números– para que su imaginación nos haBle de otros adioses, de otras despedidas… algunas tristes, como la vida de la eréndira; otras ridículas, como los amores de kundera.

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Juan Manuel Pedrazai l u s t r a c i ó n

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A n t e s d e s A l i rp A r A s p i t s b e r g e n

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no es la primera vez, así que esa forma inci-piente de rutina logra aminorar el efecto de la droga poderosa. Sobre la cama se amonto-nan las medias, los sacos, las pastillas contra la diarrea. Empacará en el último momento. Agotará la última hora cumpliendo esa tarea y gracias a esa estrategia prolongará la dura-ción del vértigo.

Ha trabajado muchas veces en barcos que circunnavegan el globo, en buses que cruzan Europa para descubrir Mongolia o visitar los castillos del desierto en las inmediaciones de Amán. No es presun-ción, pero le resulta más fácil mencionar los lugares que desconoce, que exponer el inventario de los paisajes que ya ha recorrido. En se-creto, se compara con los traficantes de seres humanos, aunque a su mercancía la llama turista y no esclavo.

Para este nuevo trabajo, cruzará el círculo polar ártico, apren-derá a escalar glaciares y a disparar rifles contra osos polares, pero aun-que no lo admita, el motivo de su viaje (de todos sus viajes) no es la novedad, sino el estado previo al momento de partida.

Mira por la ventana las hojas encarnadas y reconoce que la estación no podría ser más apropiada. También los pájaros migratorios abandonan la ciudad. Contagiada con su movimiento, baja a la calle a inaugurar el recuerdo con rituales de despedida. Adiós a los árboles, adiós a los buzones y a los postes de la luz. Como hace sol, se desprende del abrigo y lo que se va con él –se imagina– es la piel curtida de una vida usada. Algo vibra en su interior. Se siente ligera, depurada, más proclive a la experiencia intensa de la realidad.

Interpreta como un triunfo esa embriaguez que acompaña su marcha y es una suerte que sea incapaz de percibir la pérdida que significa no tener motivos para permanecer. Practica la huída de for-ma profiláctica, dicen sus amigos. Partir para no perder, abandonar para nunca ser abandonada.

Lo ignora, pero si por error la tensión de las cosas en el filo de acontecer se aflojara, sentiría la falta. La alcanzaría desde un lugar remoto y olvidado el anhelo de un rostro impreciso, el deseo de escu-char una vez ese trisílabo dicho a manera de invitación. Quédate. ¿Por qué no? Quédate.

María Castillat e x t o

Ana María Ángeli l u s t r A c i ó n

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B r e v e a n T O L O g Í a D e L a D i Ó S

ué le pasa hombre?” —“No me pasa nada”, dije sin convicción¿Cómo iba a explicarle a alguien que era apenas un cono-cido? No es fácil ir diciendo por ahí, al primero que se te aparece: “Es que el miércoles, a las tres de la tarde, se va a morir mi querida amiga Fabiana”. “Se va a morir”, cla-ro, hubiera sido un eufemismo. En realidad, tendría que haber dicho: “El próximo miércoles, a las tres la tarde, mi amiga Fabiana va a tener una muerte voluntaria”. “¿Una

eutanasia?” Esa habría sido la siguiente pregunta y yo no estaba con el ánimo de dar explicaciones o entrar en inútiles debates de carácter religioso. Fabiana se iba a morir el miércoles a las tres de la tarde: en una fecha fija, a una hora precisa. Yo no sabía lo difícil que era cargar con esa certeza. Todos nos vamos a morir, desde luego, pero el hecho de no saber cuándo, ni cómo, nos permite jugar con la idea de que es incierto, lejano en el tiempo, a la larga imposible. Vivimos como si fuéramos inmortales. Y ahora entendía el porqué: es humanamente insoportable saber el momento exacto de nuestra muerte. Por eso es mejor delegarle esa responsabilidad al azar. O a Dios. Como se ha he-cho desde siempre.

“Fabiana se va morir el miércoles, a las tres de la tarde”. Eso no se le dice a cualquiera y menos en una fiesta de cumpleaños.

Pasó la fiesta y llegó el día. Fabiana estaba hermosa: vestida de blanco, recostada en su cama, en paz. Luego de la angustia y las tri-bulaciones, de los pros y los contras ante el hecho ineludible de una enfermedad incurable que la tenía postrada y sufriendo, había toma-do la difícil decisión. Y había entrado en un estado de serenidad con-tagioso. Que me ayudaba a mí y a sus tres hijas que se encontraban allí. El ritual se cumplió tal y como ella lo había previsto. La música, las palabras de cada uno, el último adiós. Hasta el final, el médico en-cargado de aplicarle la inyección le insistió en que podía arrepentirse, que ningún acto humano es irreversible. Pero ella estuvo firme en la decisión que había tomado pensando más en los que la amábamos que en ella misma. Quería dejarnos una imagen imborrable de entereza y dignidad. Se fue yendo dulcemente, como quien regresa a un país ya conocido. El golpe fue terrible. Igual al de una bomba que cae y te des-troza. Aunque no es lo mismo. No es lo mismo cuando el desorden de la muerte llega y cada quien ocupa su lugar.

E l ú l t i m oa d i ó s

Luis Fernando Afanadort E x t o

Julián Velásquezi l u s t r a c i ó n

Estás diciendo adiós constantemente, en cada minuto de tu vida. Porque la vida es eso: un largo adiós.

Tennesse Williams

—“¿

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24p á g i n a

B r e v e a n T O L O g Í a D e L a D i Ó S

Lo había vivido todo, de veras que sí. El naci-miento en Atenas (1936) y sus primeros años allí corriendo entre ruinas y olivares. Luego la Guerra, escrita así como una sola, que lo llevó por el norte hasta Italia, primero, y luego has-ta Francia. Ruinas y olivares, rostros de judíos aún vivos; sonrisas sin dientes. Quiso volver a la patria bajo el sol. Una tarde leyó a Marx y su vida cambió para siempre. Es que cada frase le

parecía un poema, no una revelación. Estudió derecho y luego sociología; pero en lo fundamental era un marxis-ta, y esa ya es una carrera más importante y exigente que

cualquier otra. Y no hablaba de otra cosa —la alienación, la hegemonía de la estructura, la lucha de clases, la co-constitución del Estado como aparato ideológico…— ni en Atenas como abogado ni en París como Doctor en So-ciología. Su matrimonio con Annie Leclerc fue oficiado por un mendigo; en vez de levantar el cáliz y el crucifijo, levantaron una estatuilla de Lenin. Fueron felices juntos a pesar de estar casados, y tuvieron una hija rebelde, trots-kista.

El 3 de octubre de 1979 Nicos Poulantzas se sui-cidó. Llevaba 6 meses hundido en una voraz depresión. Nadie le entendía nada; pero nunca nadie le había enten-dido nada. Sobre todo los marxistas, ah gente necia y obs-tinada. Lo acusaban de traidor, de blando, de revisionista, de burgués e indolente. Y sus enemigos de siempre, los curas y la derecha y los burgueses y los revisionistas y los blandos y los traidores, y sus amigos, lo acusaban de mar-xista. Así, a secas. Había cometido un gran error diciendo que la dictadura del proletariado no llevaba sino a la dic-tadura. Quién dijo miedo: lo hostigaron hasta llevarlo al exilio de su apartamento, y allí no hizo más que escribir y escribir y escribir. Sobre unos olivares que nacían de las ruinas cuando Atenas era visitada por el sol, hacía tanto, quizás cuando la Guerra —así— después de 1936.

Lo querían matar, o eso pensaba él. Los comu-nistas y la derecha. Todos. Había oído de esa ‘Operación Gladio’ con que el establecimiento estaba ajusticiando a sus enemigos, y sabía que su nombre estaba allí, en la lista. Pero también los comunistas lo querían matar. Y no les iba a dar ese gusto, él no. Por la tarde se vistió de traje y se rasuró; tuvo incluso la tentación de usar la cuchilla, pero no. Sólo se rasuró y leyó un trozo de El Capital. Se anudó la corbata (también pensó en usarla, tampoco lo hizo), se amarró como pudo cientos de libros de su biblioteca, se envolvió en ellos, los abrazó, y dio un salto por la venta-na de su apartamento en la Torre Montparnasse. 40 pisos mal contados.

Lo había vivido todo Nicos Poulantzas, hasta la muerte.

E L a d i ó sJuan Esteban Constaín

t E x t o

Tatiana Córdobai L u s t r a c i ó n

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o te demores más de una hora en la ducha!

No respondí; abrí la llave y me desconecté; siempre me pasaba lo mismo. Los 20 ó 30 minutos que permanecía bajo el agua eran el momen-to más importante del día. En esos minutos repasaba la agen-da que tenía por delante, los proyectos que tenía en el tinte-ro y las cosas que debía resolver de inmediato. También –en los

lugares más inesperados de mi cerebro– encontraba la solución de an-tiguos problemas o encontraba las palabras justas para decir algo que no había podido pronunciar. Nunca me demoraba –como me acusaba mi esposa– más de una hora bajo el agua; es más: no recuerdo haber sobrepasado la barrera de los 30 minutos, no lo digo para justificar mi irresponsabilidad en el ahorro de agua, sino para remarcar mi sentido del tiempo. En ocasiones desayunaba en tres bocados solo para no es-tar apurado en la ducha; en general, desde que me despertaba, tenía una hora para salir de mi casa al trabajo.

—¡La cuenta del agua llegó exageradamente cara!

No dije nada, simplemente cerré la puerta, abrí la llave y nue-vamente me sumergí en mis cavilaciones. Íbamos a tener un hijo y el tema de los costos generales de nuestro estilo de vida se había conver-tido en una pesadilla; siempre fui un desordenado con el dinero y por suerte mi esposa llevaba unos cuadros de gastos perfectamente cali-brados y nunca tuvimos problemas de deudas, hipotecas o sobregiros. Tenía, sin embargo, que buscar alguna manera de ganar más dinero; pensé en varios negocios y decidí que debíamos hacer algunas inver-siones para tener algún tipo de renta; creí haber llegado a alguna con-clusión cuando los nudillos de mi esposa contra la puerta me sacaron violentamente de mi espacio mental.

—¡Tengo que bañar a Mateo, apúrate!

Abrí la puerta de la ducha aturdido, “¿Mateo?, ¿quién es Ma-teo?” Mi esposa me esperaba afuera con un bebé rozagante.

—No me mires así, dame permiso.

Vi al bebé y me di cuenta que era mi hijo. Me sonrió.

—Antes de ir a la oficina no te olvides de cobrar el arriendo.

—¿Cuál arriendo? –pregunté.

—¡Se te está atrofiando el cerebro! Tú tuviste la genial idea de comprar un apartamento para tener una renta extra. Ya la tenemos y alguien tiene que cobrarla. Yo tengo que llevar a Mateo al pediatra hoy. Tú tienes que cobrar. Punto.

Tuve tres o cuatro experiencias similares y siempre en situa-ciones extremas. No sabía qué pasaba, pero media hora en la ducha se convertía en un salto de tiempo de seis meses. Ahora tengo 82 años y tengo cáncer. La verdad, no tengo mucho qué pensar, “te quiero”, le dije a mi esposa; cerré la puerta del baño y abrí la ducha.

A d i ó s b A j ol A d u c h A

—¡

Fernando Gómez Echeverryt e x t o

Francisco Villai l u s t r A c i ó n

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B r e v e a n T O L O g Í a D e L a D i Ó S

Antonio Garcíat e x t o

Diego Patiñoi l u s t r a c i ó n

c arlos Torrila y Sasha López se separan. Ella estaba muy ocupada con las grabaciones y pasaban poco tiempo juntos. Dicen que Torrila aún no ha podido olvidar a Kate-rina Fernández y en junio pasado circuló el rumor de que se habían visto.

«Carlos y yo estamos juntos». La actriz des-mintió los rumores sobre su separación. Dijo que le duelen todos los cuentos malsanos que la prensa ha propagado. Lo de Katerina es un invento de Jessica Roldán y los del programa Chisme caliente.

Jessica Roldán responde a Sasha López. La directo-ra del programa alega que lo de Carlos y Katerina es vox pópuli. Torrila cerró filas con su esposa. Amenazó a la periodista con po-nerle una demanda.

Exclusivo: Todo sobre la pelea entre Sasha López y Carlos To-rrila. Un experto en lectura de labios analiza el video. «Me men-tiste», dice Sasha. Trend topic en Twitter.

Katerina se destapa. «Él era el que me buscaba», dice. Agrega que no se va a poner a pelear por un hombre, aunque no puede negar que todavía está enamorada. Ha sido imposible encontrar declaraciones de Torrila o Sasha López. Su represen-tante pidió que los dejen en paz.

Carlos y Sasha se van de vacaciones. En medio de la tormenta, la pareja parte para Miami. Especial infieles: Varoni, Schwarzenegger, Pitt, Torrila y 50 más!

«Carlos sigue llamándome». Katerina Fernández en en-trevista exclusiva.

Katerina está loca. El actor dice que no entiende por qué ella quiere destruirlo con sus mentiras. Trend topic en Twitter, grupos en Facebook. Erika López, hermana de Sasha: «Ella quiere perdonarlo, pero no sabe si creerle».

El puño de Torrila a Jessica Roldán. «Es lamentable, no debí actuar así», dice Torrila en un comunicado. «No puedo comer cosas sólidas», dice la presentadora de Chisme caliente. Grupos de Facebook en contra y a favor de Torrila; otros en contra y a favor de Jéssica Roldán. «No me extraña», dice Katerina Fernán-dez. «¡Jéssica se lo merecía!», dice mamá de Torrila. Sasha López se mantiene en silencio.

Especial, reinas. La extraña historia de la señorita Huila. Test con Raimundo. Chismecitos del certamen. Más de 100 fotos a to-do color. Jéssica Roldán: «Creí que ese tipo me iba a matar».

Lopez y Torrila no van más. Sasha está viviendo con su madre. Torrila se va de fiesta, le hace un gesto obsceno a los papa-razzis.

Sasha encontró un nuevo amor. Se trata de Agmed Omb, un empresario que conoció en una fiesta. Los presentó Car-los Torrila.

«No quiero ser una diva», Alma di Benedetto regresa a la pantalla, etcétera.

t i t u l a r e s

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B r e v e a n T O L O g Í a D e L a D i Ó S

í el cuento en uno de esos programas de radio del ama-necer cuando la gente llama a las emisoras a decir que la vi-da le duele o que tiene un pe-rro amarillo al que solo le falta hablar. Olvidé el nombre de la mujer, una enfermera. Pero él se llamaba Estiven. Tal vez Brayan Stiven. Mi niño, lo lla-mó ella, había dejado de estu-diar a sus 16 años para ayudar en la casa. Había amenazado con irse lejos del barrio donde nada crecía salvo la pobreza.

Que tal vez se iría a trabajar a una finca. Ella le pidió que quita-

ra el tal vez, que no se iría porque lo amaba, que era un apoyo aunque repre-

sentara tan poco lo poco que aportaba y que la vida pesaba menos mientras lo vieran sus ojos. Él abotonó la chaqueta de yin, caminó a la puerta de la casa más grande que chica pues cabían los siete, ocho con ella, y ella lo miró de espaldas por última vez y pensó que había crecido. Y él hizo el ademán de siempre que algo lo disgustaba y zás. Se esfumó. No regre-só por la noche. Ella indagó en el vecindario, con los amigos del parque, en la tienda, pero nadie lo había visto acceder al exterior. Lo de-más fue correr estaciones de policía donde no creyeron el cuento, asistir a citas en las fisca-lías, remover despojos en anfiteatros, desper-

tar homónimos en camas de clínicas de pueblos remotos. No podía comer así. Ni dormir. Y comenzaron a amontonarse los días en la espera de verlo volver. Fueron tantos que hasta se relajó cuando dieron con él entre los infelices de una fosa en Ocaña con la camisa roja que se puso para desaparecer entre el umbral y la calle. Y ahora ella espera que así como se vaporizó antes de pisar la carie del andén frente a la puerta para apare-cer tan lejos y muerto, regrese un día continuando el milagro de Lázaro. Un hombre en la calle le dijo que estaba disgustado con ella porque no paraba de contar la historia de Estiven. Pe-ro ella de qué más puede hablar si es en lo único que piensa. Y cuando tiene la espina de que la foto del maltratado que le mostraron en el batallón como Estiven es la de otro, sabe que no pueden arrebatarle el derecho de seguir esperando a su niño, que devuelva el adiós y reaparezca diciendo buenos días, mamá.

M I L A G R O S O A D I ó S E N S O A C H A

Eduardo Escobar t E x t O

Lorena ÁlvarezI L u S t R A C I ó N

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P r e s a d e e l l a

l rumor llegó en voz baja, de boca en boca, con el impulso de las noticias que anunciaban las boletas de salida: ya vie-ne tu día. Luego se lo notificaron oficialmente: ya viene tu día, la próxima semana sales. Salían las dos con dos días de diferencia, primero Rocío y después Alma, y ninguna se lo creía. Alma quedó hecha una mueca imprecisa entre la dicha y el espanto, y Rocío lloró de inmediato, con el solo rumor. Luego las dos se abrazaron y lloraron juntas hasta que Alma se soltó y corrió hasta el baño.

¿Qué te pasa, amor?, le preguntó Rocío cuando la vio arrodillada frente al sanitario. Ay, Rocío, dijo Alma cuando pudo, ojalá lo supiera, y comenzó a reír y a llorar al tiempo. Creyó que Rocío volvería a abrazarla pero la otra miraba hacia afuera y le decía, yo sí sé lo que siento, ¡me siento feliz! Lo dijo duro, con la boca bien abierta, vocalizando cada palabra, ¡me voy!, ¡me largo!, ¡por fin!, y salió al patio y comenzó a dar vueltas como una loca, como una hélice, como un remolino, ¡por fin me voy!, alcanzó a escuchar Alma, todavía sentada en el piso del baño.

Haciendo cuentas esa noche, le quedaban diez días de los cuales solo le importaban las dos noches que pasaría sin Rocío. Dos noches sola después de verse a diario durante casi quince años. En cambio Rocío dormía a su lado sin soñar en nada distinto que con su día de salida.

En la mañana Alma recibió la orden de ir a visitar a la doctora que iba a prepararla para el mundo de afuera. No sé qué me pasa, doc-tora, le dijo Alma. La doctora trató de explicarle con mucha paciencia y con palabras tranquilas. Es muy sencillo, Alma, vas a ser una mu-jer libre, le dijo con una sonrisa inmensa. ¿Libre de qué?, y la doctora, todavía sonriendo, le dijo, libre de esto, libre de aquí. ¿Libre de qué, doctora?, insistió Alma, si hasta a veces se me olvida que estoy presa.

Entonces, ¿no quieres salir?, preguntó la doctora.

No, digo, sí, dijo Alma.

¿No estás contenta de empezar una nueva vida?

Sí, no.

¿No es esto lo que siempre soñaste?

No, sí.

¿Qué es lo que pasa, Alma?

Tengo miedo, doctora.

No le dijo miedo a qué, a pesar de que la doctora se lo pre-guntó varias veces, pero todo el miedo salió a flote el día en que Rocío se iba, cuando Alma se le aferró al vestido y clavó la cabeza para llorar sobre su hombro. Ay amor, déjate de bobadas, dijo Rocío tratando de despegarla, mira cómo me volviste, y tuvo que soltar las bolsas y el ma-letín para componerse la blusa untada de lágrimas. Luego la despachó con dos besos en las mejillas, nos vemos en dos días, le dijo, chao amor, chao todas, me voy, me piso, con una sonrisa que no cabía en la cara, y Alma entre sollozos le pidió, prométemelo, le suplicó, prométemelo, pero Rocío ya no escuchaba, chao queridas, y lanzaba besos como una reina recién elegida, mientras cruzaba rejas y firmaba papeles, mien-tras Alma, sentada en un muro repetía bajito, prométemelo, y la veía perderse en la profundidad del pasillo, convencida de que dos días y nunca eran una misma palabra.

Jorge Francot e x t o

Tatiana Córdobai l u s t r a c i ó n

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B r e v e a n T O L O g Í a D e L a D i Ó S

Juan Álvarezt e x t o

Diego Patiñoi l u s t r a c i ó n

c a n t o r M u e r t oo fue la compañía que fuiste cuando fuiste compañía. Fue el mal-dito monopolio del aire. Tu maldito monopolio norteño del aire: agarrarle el pescuezo a la onda; apretarle la cintura. Que salte, decías, pero que salte a la altura que uno le mande. Hacerla vi-brar como si de ese vibrar chupáramos. Hacerla nervio porque con ese nervio timbramos.

Tu maldito canturrear.

Tu golpeteo condenado. Sí, eso fue.

Tu ponerte a arrugarnos la entraña. Eso fue.

No hay para el cantor ido obituario que valga: que tan-to que alegró; que cuánto esmero. Menos hay, para el cantor de tierra seca que marcha, fiesta capaz donde la entonación de otro

no sea humillación, donde la diversión del respetable sea oportuna, donde la plegaria reciba la atención merecida. No hay, pa qué.

Pasa, sí, lo comprobé con tu largarte arbitrario, que cuando un músico de desierto muere una chicharra se apaga en el campo. Lo comprobé, sí, y no me hizo gracia, que cuan-do un músico muere un vecino descansa.

Las veces de tus maneras firmes. Tantas veces de tu portento excepcional. La vez esa en Laredo: ronco y gritón hasta per-der la voz. La vez esa en Vallarta: tabla rota, festival mugroso, el maldito sabor del piso. Las giras por los desiertos del oeste america-no. Las carreteras anchas, lisas; el café eléctri-co; el toma y daca de las multitudes. Como el sueño recurrente del niño levitador. Como la narcosis.

Tanta arena.

Tanto espectáculo.

La vez, esa vez, qué otra sino esa vez, cuando uno de tus instrumentistas de gallada le dio por decir: Intentémoslo, y volvieron al camerino con los fierros adornados de calzo-nes y brassiers.

Altivos, sí. Tan incapaces también.

Sin bufones. Sin llanto. Sin empacar siquiera. Sin cajón siquiera. Eso fue: tanto ur-dir de verdades en verso bravío. Tanta tona-da encrispada en la garganta sinuosa. Tonada sentida del trajín desierto. Un oficio, eso fue: y el dolor contigo genuino del mundo seco muerto. Eso fue.

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ocas palabras han perdi-do tanto su significado como

“adiós”. Antes quería decir A Dios encomiendo tu alma, y esa sola frase puede remitirlo

a uno a tiempos en que aven-tureros y navegantes arriesgaban –y con frecuencia perdían– sus vidas buscando tesoros en el mar, rutas misteriosas, tribus escondidas.

Eran los tiempos en que el adiós se pronunciaba con una so-lemnidad de muerte, con pocas certezas de volver a encontrarse en el mismo camino a ese comerciante, o a ese amigo, o a ese esposo.

Ya no es así. Ya la vida se nos ha vuelto una constante despe-dida seguida de un saludo, y pronunciamos esa palabra de una manera tan prosaica y tan cotidiana que se ha perdido casi toda la fuerza que llevaba.

Y digo casi, porque a algunos nos ha pasado que hemos di-cho adiós y ha sido, en efecto, esa la última vez que vimos a aquella persona. Nos hemos despedido con la tranquilidad que da el sentirse eterno, y al día siguiente nos hemos levantado con la terrible noticia de que ya no se es más.

Pero no hablo necesariamente de muerte, y tampoco hablo necesariamente de la palabra adiós.

Contaba Borges que un día un sobrino suyo, deprimido por-que había terminado con la novia, le dijo: “¡Cuánto daría yo por besarla por última vez!”. Borges, con su inagotable sabiduría, respondió: “Pero ya lo hiciste. Ya la besaste por última vez”.

Cuántas veces ese beso de despedida lo damos con la certeza de que volveremos a besar y terminamos añorando aque-llos labios para siempre. Cuántas veces hemos prometido que la distancia no sería la culpable de las separaciones y cuántas veces esas cartas que enviamos esperando una respuesta, con una des-pedida temporal, terminan siendo la última que le mandamos a un destinatario que ya nos ha olvidado.

Despedirse, de alguien o de algo, de un familiar que muere o de una etapa que dejamos atrás, es morir un poco. Es des-prenderse, subir a una pequeña colina y mirar al horizonte y ver los resultados. Es, de nuevo, A Dios encomiendo tu alma, no la de aquellos sino esta vez la nuestra, que va a seguir su camino y se va a aventurar más allá.

Cada despedida, entonces, debe ser hecha con la posibilidad de no volver a encontrarse. Cada beso, cada caricia, cada momento como si fuera un adiós para siempre, porque no tenemos idea, no podemos sospecharlo, si ese es el instante en el que todo se termina y, como los marineros de antaño, emprendemos un nuevo viaje.

E l ú l t i m ob E s o

Marta Orrantiat E x t o

Ana María Ángeli l u s t r a c i ó n

B r e v e a n T O L O g Í a D e L a D i O S

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reinta horas dentro del camperito de Miguel nos dejaron cansados y sin ganas de hablar. Sólo cuando vimos el pueblo respiramos ali-viados y parecíamos dispuestos a olvidar los inconvenientes del derrumbe en el Alto de Ventanas que nos detuvo toda la noche.

A lado y lado de nosotros pasaban ranchos con techos de palma. La gente senta-da en mecedoras en la calle nos miraba como si fuéramos para el cementerio. Yo maneja-ba. Miguel que era el dueño del carro hacía esfuerzos por abrir los ojos. Volví a ver a mi mujer y a mi hija en el espejo retrovisor. A la chiquita se le habían metido en la boca unos mechones de pelo que se le mojaron con sali-va y sudor. La mujer y la hija de Miguel tam-bién despertaron cuando apareció frente a nosotros el mar de San Bernardo del Viento. Miguel dejó de cabecear y le dio una chupa-da al cigarrillo que tenía entre los dedos de la mano derecha.

Mientras las mujeres tomaban pose-sión de la cabaña donde pasaríamos una se-mana de vacaciones yo me fui a ver el mar. No sabía que esa hora los habitantes de este pueblo corren a guardar sus canoas y a recoger las redes de pesca. No sos-pechaba que la noche despierta recuerdos de ahogados de otros tiempos. Entonces me dejé llevar por el impulso del viento y me fui en busca de las olas más grandes. Las niñas habían sacado baldes y palas para jugar con la arena. Mi-guel estaba a su lado y no trató de detenerme. Él tampoco sabía que en el fondo pasan cosas extrañas a esa hora de la tarde. Nadie nos habló de las corrientes sumergidas. Ni del verdadero tamaño de las olas.

Ahora de nuevo no quiero hablar. Todos los de-más me abrazan y me dan tragos de ron para que deje de

pensar en lo de esta tarde. Hace rato que sólo miro el fuego que encen-dieron los vecinos con troncos recogidos en la playa. Ellos dijeron que querían venir esta noche a verme y a hablar de los que se han ahoga-do en este lugar. Mi mujer estuvo de acuerdo y entonces Miguel abrió unas botellas y las trajo hasta la fogata. Nos sentamos con la gente del caserío y los oímos contar historias de mar. Yo era el único que los en-tendía y llegué a pensar que hablaban de mí. Dijeron que para dormir tranquilos, cuando una persona se ahoga, todos los del pueblo hacen fila y besan el cuerpo antes de que muera del todo. Fue entonces cuan-do entendí a qué habían venido y por qué me miraban así, esperando el momento en que pudieran desfilar frente a mí y besarme como di-cen que besan a los muertos.

E S A V I E J A C O S T U M B R E DE BE S A R A L O S MUER T O S

Juan Diego MejíaT E x T O

Julián VelásquezI L U S T R A C I ó n

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B r e v e a n T O L O g Í a D e L a D i Ó S

Pilar Quintanat e x t o

Francisco Villai l u s t r a c i ó n

odos los días, al final de la tarde, Marcus llamaba para decirme que estaban en la cantina de mi sec-tor. Ellos trabajaban en el sector 6, que también te-nía una cantina donde se podía fumar. Lo natural hubiera sido que fuma-ran allá. Tal vez les gusta-ba salir de su sector, cami-

nar por los pasadizos abiertos, a pesar del frío, y ver gente nueva.

Los encontraba solos, fumando y tomando whisky, o con otra gente, ingenieras de pri-mer año, técnicos recién salidos de turno o el ocasional veterano aburrido. Al principio me rela-cionaba solo con Marcus. Inva-riablemente había una silla vacía a su lado y yo me sentaba ahí. Ha-blábamos de las capas de nieve, de los blancos de la nieve, de la falta de vida en la nieve y, sobre todo, del horror de ese sitio lleno de nieve, donde la comida sabía a poliéster y el agua de la llave, blanca y espesa, te mataba la flo-ra intestinal. Nos reíamos. Pero, de alguna manera, bajo su risa, se intuía una rabia vieja que no era puramente circunstancial.

Cuando estábamos los tres solos, José se enterra-ba en el computador a repasar filas de números y, si tenía-mos compañía, hablaba con los demás. No sé cuándo nos

hicimos amigos él y yo. Para la época en que el sol a duras penas se asomaba por el horizonte, como una promesa que

nunca llega a cuajar, José no traía su computador y era el más cerca-no a mí. El frío, aun bajo las luces refractarias de la calefacción, se colaba como una serpiente male-va y ya nadie más venía a la canti-na. Nos dio por jugar dominó. A José y a mí se nos ponían mora-dos los labios y nos moríamos de risa de nuestra falta de habilidad para soportar el frío y adivinar las fichas de los demás, mientras Marcus tiraba las suyas sobre la mesa con encono. Dejó de afei-tarse y dejó de llamarme. Ponía un maletín en la silla a su lado y no me dirigía la palabra. Ahora era José el que me llamaba para avisar que estaban en la cantina.

Marcus empezó a em-borracharse. Él, que era el que más aguantaba. Una vez le conté once whiskies. Once y el tipo se-guía parado. Ahora nada más ha-cían falta dos para que se pusiera a hablar duro, a mirar torcido y a tropezarse con las mesas cuando iba al baño. Una tarde le pregun-

té qué le había pasado, si era el frío, si era la luz pobre de ese sol como de mentiras. Marcus me miró, hacia tiempos que no lo hacía, se levantó, agarró una silla y la tiró contra la pared. Luego de eso no volvió a la cantina de mi sector y ya no lo vi más. Lo mismo que pasó con el sol.

l o m i s m o q u e c o n e l s o l

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A lf i n A l :

i t o d o f i n A l e n t r A ñ A u n p r i n c i p i o como creen los budistas, para muchos escritores terminar una novela, un relato o un poema, es aplazar la derrota. El juego entre la vida y la muerte está presente en toda literatura. Hay escrito-res que deciden acabar con todo desde antes de comenzar. Juan Rulfo, creo yo, tuvo que

escribir una tremenda novela en la que todos los personajes estaban muertos para conjurar a su protago-nista en su búsqueda del padre. Así, en Pedro Páramo, el comienzo y el final son las puntas de un solo hilo: “Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo.”, para llegar a: “Dio un golpe seco contra la tierra y se fue desmo-ronando como si fuera un montón de piedras”: Juan Preciado se convier-te en espectro.

Al “Mierda” que pronuncia el coronel en la novela El Coronel no tiene quien le escriba, de Gabriel Gar-cía Márquez, le sigue un espacio en blanco que nos deja alelados. ¿Eso es lo que van a comer mañana? O no es sino el símbolo inequívoco de que el coronel jamás tomó en serio las pre-guntas de su esposa.

Creo que todos los escrito-res tienen su propia teoría del final. García Márquez ha dicho en repeti-das ocasiones que es mejor comen-zar por el fin, para pasar a explicar. Crónica de una muerte anunciada es

eso. Sabemos que Santiago Nassar va a morir, pero no entendemos por qué. De ahí la gracia de la novela: queremos saber el pecado aunque sepamos de antemano la condena. Los hombres queremos razonar lo que no tiene explicación. Quizás el arte es una digresión, o una especie de paréntesis para ensanchar el tiempo. Crear otra dimensión a la cha-ta realidad así conozcamos de antemano para dónde vamos.

Mis finales preferidos de la literatura no son concluyentes ni apocalípticos. Me gusta que la vida quede suspendida, como si el reto como lector fuera seguir imaginando el destino de los persona-

Juan David Correat e x t o

Alex Sarmientoi l u s t r A c i ó n

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Celebra junto a Vladdo 25 años de periodismo, arte y una genialidad que

ya es única y esencial en el país.

Recorre la trayectoria de uno de los personajes más polifacéticos de Colombia en su más reciente libro. Durante casi tres décadas, Vladdo ha

retratado con versatilidad e ingenio, como ningún otro artista, nuestra realidad.

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jes, como los de Raymond Carver, que se parecen a la pintura de Edward Hopper donde la existencia se pone en pausa. He aquí un ejemplo: “Se inclinaron sobre la puerta como si fuera contra el viento, y se prepararon.”, es lo que se lee en Vecinos, uno de esos cuentos donde el final no es lo importante, sino el centro del relato. Con Carver ocurre algo paradigmático: nin-guno de sus finales editados y publicados era el que él había imaginado: fue su editor, Gordon Lish, quien le sugirió dónde terminaban sus cuentos. De manera póstuma fueron edita-dos sus relatos tal y como él los había concebido y uno tiene la sensación de que ya no es Carver.

“Qué irónico, pensó Ignatius. Y, tomando la cola de caballo con una de sus manazas, la apretó cáli-damente contra su húmedo bigote”, nos dice la frase final de La conjura de los necios, acaso la más hilarante y hermosa novela de los años ochen-ta, escrita por John Kennedy Toole. Un final co-rriente para una narración que nos ha hecho reír y ser felices gracias a la bonhomía y misantropía de su héroe. Ignatius sigue vivo en quien lee, así el libro termine. No me pasa lo mismo con los fi-nales grandilocuentes. García Márquez, de nue-vo, es muy concluyente en Cien años de soledad: “Sin embargo, antes de llegar al verso final ya había comprendido que no saldría jamás de ese cuarto, pues estaba previsto que la ciudad de los espejos (o los espejismos) sería arrasada por el viento y desterrada de la memoria de los hombres en el instante en que Aureliano Babilonia acabara de descifrar los pergaminos, y que todo lo escrito en ellos era irrepetible desde siempre y para siempre porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no te-nían una segunda oportunidad sobre la tierra.”. En cambio, su comienzo es un gran final, según la idea del propio GGM: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.”. Imaginen por un momento si en cambio de lo que es, la novela quedara suspendida en la primera frase. A veces me gusta imaginar que el principio de una narración es su término, y salen cosas verdaderamente sorprendentes. Hay finales de finales. Sin embargo, mi preferido es el de El corazón en las tinieblas: “¡El horror!¡El horror!”.

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A d i ó s A r i t m od e s A l s A

Mauricio Silva Guzmánt e x t o

Bibiana Cocheteuxi l u s t r A c i ó n

El biógrafo del Joe Arroyo le rinde homenaje a las despedidas al son de Richie Ray, Bobby Cruz, Willie Colón y Héctor Lavoe, entre otros grandes.

s t e A ñ o q u e t e r m i n A se llevó al más grande in-térprete y compositor de la salsa colombiana: El Joe.¡Pero atención, queridos jóvenes, Álvaro José Arroyo no fue un salsero!Fue, en realidad, todo lo que quiso hacer, gozar y sonar: joeson, cumbia, bullerengue, chandé, merengue, chucu-chucu al piso y, por supuesto, salsa muy especial.Por eso me tomo el atrevimiento de decir, sin rubor, incluso tranquilo, que El centurión de la noche compuso y/o cantó (o las dos co-sas al tiempo), las diez salsas más poderosas en la historia del género en Colombia. ¡Y qué disculpen los demás!

Sin más, en orden de calidad, autoridad y resonancia (digo yo), aquí esta lista del sabor que dice así: 10. Negro Chombo 9. Pa’l bailador8. El cocinero mayor7. En Barranquilla me quedo6. El Caminante5. Por ti no moriré 4. Fuego en mi mente3. Tania2. Yamulemau1. Rebelión

Y es triste decirlo, pero con Arroyo –que tam-poco fue un ‘sonero’, como aúllan los noticieros sin la más mínima responsabilidad–, se fue lo más propio de la salsa colombiana, que fue su sonido auténtico, sin el ‘arequipe traquetoide’ de hoy. Quedan, eso sí, todas sus grabaciones y con ellas toda la gloria, todo el sabor y todo el baile, para siempre, mientras en este planeta conti-núe vivo un colombiano.Por eso, a la hora de decir adiós, nada mejor que dedicar al gran Álvaro José Arroyo otras tremendas salsas del adiós que conozco y me divierten… ¡Claro está que el adiós siempre es algo rencoroso!

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Richie Ray y Bobby CruzEn el año 1975, el gran Bobby Cruz se convirtió al cristianismo evangélico cuando su ‘llavería’ de toda la vida, el pianista Richie Ray, lo invitó a formar parte de la Iglesia de Jesús. En 1983, el par de ‘candelosos’ decidieron grabar una última canción ‘secular’: Adiós a la Salsa, un homenaje de despedida al estilo de música que les dio la fa-ma y fortuna. Una pegajosa ins-piración de la que me hace reír esta línea ‘salsera y espiritual’:

“Me despido de la salsa, pero me voy feliz y contento y con Dios adentro...”

Orquesta ZodiacDe lo arrabalero que ha tenido la salsa es esta orquesta puer-torriqueña que en los años 70 se hizo famosa por canciones ‘barrio-bajeras’ como Tremendo problema, Sinceridad, Panteón de amor, El negrito Zambú, más este Adiós que es una salsa cantinera que inicia con un sensacionalis-ta texto hablado de un minuto. Un tema para ‘entusados’ y ‘co-pisoleros’. Atención al versito:

“Te digo adiós, si acaso te quiero todavíaQuizá no he de olvidarte, pero te digo adiósNo sé si me quisiste, no sé si te quería O tal vez nos quisimosdemasiado los dos”.

Willie Colón y Héctor LavoeHéctor Juan Pérez Martínez, más conocido como Héctor Lavoe (Ponce, 1946 – Nueva York, 1993), fue conocido, por consenso, como: ‘El cantante de cantantes’.En 1967 se convirtió en voca-lista en la Orquesta de Willie Colón y fue allí donde le cogió el gusto a las drogas, las juergas y los excesos. En 1979, cayó en una profunda depresión que se agravó cuando su hijo mayor, Héctor Luis, murió a los 18 años de edad tras un disparo acci-dental en mayo de 1987. Poco después se le detectó el virus VIH y, para completar el cuadro, decidió suicidarse lanzándose desde el balcón del décimo piso. Y aun cuando Lavoe sobrevivió, quedó incapacitado para volver a cantar. Murió pobre el 29 de junio de 1993. En estas líneas, un adiós guerrero: “Yo perdí lo más querido cuando perdí a mi mamá,Pero seguí pa’lante y pa’lante…Haz como yo, nunca eché pa’trasNi pa’ cogé impulso, ¡qué va..!”.

Roberto Roena y el Apollo Sound Roberto Roena, el hombre con más sabor de la Fania, un baila-rín impresionante y todavía un bacán de ‘siete suelas’, integró muy joven la Orquestra de Cor-tijo y Su Combo, hasta que en el 1962 ingresó al Gran Combo de Puerto Rico. Con la Universidad de la Salsa se hizo querer en todos los salones del mundo, continuó con ellos hasta formar su propia orques-tra en el año 1969: El Apollo Sound, una de las ‘bandolas’ más respetadas de la salsa. Ojo con los versos en esta particular despedida salsera:

“Aunque tú vuelvas a mí después de lo que ha pasado,yo voy a decirte así: aléjate de mi lado. Después de lo que pasó ya no te quiero a mi lado,aléjate bandolera que me dejaste agotado”.

Charlie PalmieriConocido en el mundo de la sal-sa como ‘El gigante de las blan-cas y las negras’ Carlos Manuel Palmieri Maldonado Jr. –herma-no de otro genio de las teclas, Eddy Palmieri–, fue pianista, director de banda, arreglista, compositor y productor. Nació el 21 de noviembre de 1927, en el Hospital Bellevue en Manhattan y como muchos ‘neoyorricans’ de la época, fue el hijo de un músico puerto-rriqueño que emigró de Ponce a El Barrio (que era el Harlem hispano), en Nueva York. De él, esta salsa que cantó Vitín Avilés y que resumió el adiós con esta frase un poco ‘rabona’:

“Que te vas, pues vete,si tú eres un paquete”.

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B r e v e A N T O L O G Í A D e L A D I Ó S

Natalia Roldánt e x t o

Lorena Álvarezi l u s t r a c i ó n

¿ s e r á v e r d a d

Quienes sufren de pena moral vagan por el mundo con la idea de superarla a punta de clavos que sacan otros clavos. Según la ciencia, el asunto no es tan fácil.

n a d i e s e m u e r e ?

q u e d e a m o r

40p á G I N A

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muerte del ser amado también tienen poten-tes repercusiones fisiológicas. “Para empezar –explica Jorge Téllez, psiquiatra adscrito a Colsanitas–, una pérdida amorosa sobrecarga el sistema límbico, que es el responsable de quitarles el sueño y el hambre a los enamo-rados, de volverlos irritables y agresivos, y de hacerlos vulnerables a las enfermedades”.

Además, los despechados deben re-sistir un subidón de cortisol, sustancia que pone a las personas en estado de alerta, no les permite relajarse, acelera su metabolismo, aumenta su frecuencia cardiaca y su ritmo respiratorio. En esta etapa del duelo la dopa-mina también crece y hace que los rechaza-dos se sientan más enamorados y motivados a luchar por su pareja. El cuerpo se debate entre el amor, la exaltación, el cansancio, la espe-ranza y la rabia.

Después de esa primera reacción, cuando la persona pierde las expectativas, la dopamina cae y esto puede producir depre-siones severas. Un estudio realizado por He-len Fisher, antropóloga biológica experta en el tema, comprobó que el 40% de las perso-nas que han tenido una decepción amorosa sufren de depresión clínica. “En esta etapa se activa el córtex cingular anterior, en el que se producen las sensaciones de dolor –cuen-ta Palacios–, así que perder un amor no solo produce pesadumbre psicológica, sino el más intenso dolor físico”.

Para rematar, una ruptura activa el área del cerebro encargada de la vasopresi-na, que hace que las personas se sientan más apegadas a su pareja, así que la separación re-sulta insoportable. Esta reacción se relaciona con otro descubrimiento de Fisher: “El recha-zo amoroso alerta las mismas áreas cerebra-les que muestran actividad cuando alguien necesita otra tanda de cocaína”. En otras pa-labras, la ansiedad del despechado es muy si-milar a la del drogadicto.

Los ch i s m o s o s r u m o r a n q u e d a L í m u r i ó d e a m o r . Y fue una muerte lenta: agonizó durante siete años. Gala llegó a la vida del artista español y lo salvó de sí mismo, por eso, cuando ella murió en 1982, Dalí quedó desarmado y sin escudo. Dicen que su primer intento de suici-dio consistió en dejarse morir de sed. Luego recurrió al fuego y prendió su casa en llamas. Pero fue solo en 1989 que una falla cardiaca lo llevó a la tumba.

Está comprobado, el amor mata. Y el asunto no solo se discute entre despechados; neurólogos, psiquiatras y antropólogos de to-do el mundo han demostrado que el cuerpo reacciona de tal forma al amor, que éste pue-de causar la muerte. Algunos deciden dejarse morir –de deshidratación, de hambre, de ex-ceso de drogas y de alcohol–, otros son toma-dos por sorpresa y fallecen súbitamente.

La química deL despechoEl amor está en el cerebro. Allí se producen los impulsos que hacen que el corazón lata a mil por hora, que la tensión arterial aumente y que las pupilas se dilaten. “El amor es cor-poral y poco tiene que ver con lo romántico –explica Leonardo Palacios, director de Neu-rología de Colsanitas y decano de la Facultad de Medicina de la Universidad del Rosario–. Es una trampa de la biología para asegurar la perpetuación de la especie. Nos enamoramos para reproducirnos”.

Dado que el amor es una necesidad biológica, se entiende que el despecho y la

morir de amorEn solo nueve días, la bogotana María Cris-tina Triana tuvo que llorar a su a mamá y a su papá: ella murió de cáncer y una semana más tarde su esposo sufrió un inesperado paro cardiaco que lo llevó a la tumba. Nadie duda que murió de amor. Y expertos como Jorge Téllez lo confirman: la viudez hace que el riesgo de mortalidad de los hombres au-mente un 17%, y el de las mujeres, un 6%.

Los estudios demuestran que en los tres meses que le siguen a una pérdida amorosa aumentan las posibilidades de sui-cidio, los casos de depresión y las consultas médicas. Y el duelo puede durar dos años. “La gente no solo muere porque decide ter-minar con su vida, hay personas que tienen la intención de salir adelante pero el cho-que físico las mata –cuenta Téllez–. El ago-tamiento, la subida de cortisol e incluso la depresión producen muertes súbitas e in-fartos; la vulnerabilidad inmunológica hace que los despechados sean presas fáciles pa-ra la infecciones, y la inestabilidad mental y emocional lleva a que sean más propensos a los accidentes”.

Incluso existe el síndrome del co-razón roto, cuyo nombre científico es tako-tsubo. “Este trastorno se diagnostica cuando una pérdida amorosa hace que se produzca algo muy similar a un infarto –explica Pala-cios–. Es mortal en el 1% de los casos”.

El cuerpo que sufre de amor es una bomba andante. En un desplome de seroto-nina puede cometer un crimen pasional; en medio de una crisis depresiva puede sufrir un infarto, y en un ataque de dolor puede acabar con su vida. Por supuesto, cada or-ganismo responde de una manera diferente a la pérdida, pero para nadie es fácil decirle adiós al amor, y para muchos, es la más trau-mática de las despedidas.

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a r a t y a c e d u l c e m e n t e e n u n a t i n a . r e c i b e l a m u e r t e e n s i l e n c i o y s o l e d a d .

El 13 de julio de 1793, unas horas antes de su muerte, Carlota Corday, quien apoyaba a la facción girondina (federalista) durante la Re-volución Francesa, lo asesinó con un cuchillo que había escondido entre sus ropas. Logró entrar a la casa del escritor y partidario de los jacobinos (centralistas) con la intención de presentarle una lista de gente que debería ser ejecutada como enemigos de Francia. Marat se lo agradeció y Corday le respondió con va-rias puñaladas.

Tres meses después, el pintor neo- clásico Jacques Louis David, quien había visi-tado a Marat un día antes de su muerte, in-

La pintura también se ha acercado a la muerte de diferentes maneras. Cuatro artistas y sus obras así lo confirman.

mortalizó el momento. En el cuadro de David aparecen los objetos que rodeaban a su ami-go en su último encuentro: la bañera, la mesa verde, la tinta, el papel, la pluma. Y en el cen-tro Marat: un brazo sostiene la lista de nom-bres entregada por Corday, la cabeza se des-gonza con placidez, los ojos están a punto de cerrarse. El cuchillo de la asesina permanece en el piso, sutiles rastros de sangre se perci-ben en su cuerpo, la tina y la sábana. Marat, quien acostumbraba a darse largos baños de agua fría para calmar una especie de erup-ción en su piel es, desde el ojo de David, un hombre musculoso, de piel diáfana y perfec-ta. Pero también es un hombre valiente: sabe entregarse a la muerte.

Marat entiende que la muerte no es un castigo. No hay dolor ni drama en sus fac-ciones. En su último suspiro parece descubrir un placer desconocido y alcanzar una carac-terística divina. La muerte no es más que un retorno feliz y anhelado. El maravilloso ha-llazgo de la belleza.

encuentro inevitableEn la vida y la obra de Frida Kahlo la muerte estuvo siem-pre presente. Marcada por la enfermedad, Kahlo desarro-lló una obra en la que exploró su inconsciente y reflejó varios de los momentos más dramáticos de su vida: la poliomelitis que adquirió a los seis años y que deformó su pierna derecha, las profundas fracturas en la columna que le ocasionó el accidente que sufrió a los 18 años, su imposibilidad para tener hijos y sus múltiples operacio-nes. La muerte es amenaza, tormento, dolor, impotencia.

En Sin esperanzas, obra de 1945, aparece pos-trada en una cama. Sin posibilidad de levantarse por una especie de pollo gigante coronado por una calavera que

l a m u e r t ep i n t a d a

Jacques louis david - La muerte de marat

Frida Kahlo - Sin eSperanzaS

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parece querer aplastarla, Frida se muestra hastiada de alimentarse por necesidad. Es la comida, sinónimo de vida, o la muerte. Sin embargo, parece estar impedida para decidir. Frida se resiste y exorciza sus miedos a la vez.

En otras ocasiones la muerte no la persigue a ella sino a lo que ama. Incapacita-da para dar vida, refleja en crudos lienzos sus dos abortos. En Henry Ford Hospital (la cama volando), de 1934, se representa totalmente desnuda encima de un charco de sangre, una lágrima brota de su ojo izquierdo mientras sostiene un cordón umbilical sobre el que flo-tan un feto, un útero, un caracol, que según ella misma explicó alude al lento aborto; una orquídea, que fue un regalo de Diego; un torso

La existencia de los personajes de Munch se reduce a cumplir unas obligaciones. No están muertos, tampoco vivos.

En Atardecer en el paseo Karl Jo-han, obra de 1892, las figuras alargadas y sombrías caminan con esfuerzo. Vivir es un peso; la muerte, por el contrario, es la bendición final que esperan las apagadas imágenes. En Junto al lecho de muerte los personajes que velan el cuerpo de una mujer –la única de la escena vestida de blanco– parecen estar imposibilitados para encontrar consuelo en los otros. Ca-da uno carga su pena, su dolor, su casti-go. Algo similar sucede en la obra Muerte en la habitación, en la que cada personaje está ubicado en una parte del lienzo sin femenino, que simboliza el inte-

rior de la mujer, y una máquina que representa la manera en que se realizó el proceso. Nueve años después Frida recibió a la muer-te con decisión: “espero alegre la salida y espero no volver jamás”, fueron las últimas palabras de su diario. La mortificación y el ace-cho llegaron a su fin, Frida logró entregarse.

Drama socialLa disección de las almas, la de-solación, la miseria. En la pintu-ra del noruego Edvard Munch la muerte habita en las socieda-des corrompidas y las creencias religiosas, jamás simboliza un momento por el que inevitable-mente atraviesan los hombres.

poder o querer comunicar nada. Munch parece re-calcítranos que la muerte también habita en la sole-dad, la tristeza, la vida.

Por la violenciaEn una atmósfera de trazos grises y negros sobresale el cuerpo desnudo y sin brazos de una mujer emba-razada. El contexto es desconocido, nadie la acom-paña. Su muerte fue brutal, injusta, dolorosa. Alejan-dro Obregón realizó Violencia en 1962 para manifes-tar su rechazo a la descarriada violencia del país. Sin embargo, la imagen repercute en cualquier parte del mundo. La muerte es el fin absoluto de todo, es una consecuencia indigna, una condena. Pero a la vez la figura solitaria nos interroga sobre su muerte, ¿era inevitable o no lo era? El asesino no es nadie visible, la sangre se derrama con discreción, el vientre pare-ce fundirse con un paisaje que no hace referencia a ninguno conocido. La muerte no es más que la brutal indiferencia.

eDvarD munch - Junto al lecho de muerte alejanDro obregón - Violencia

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No, la literatura ha sido un reducto de in-telectuales profundos que no se deja conta-minar ni prostituir. Y está bien, hay que acep-tar que eso la salvó de cierto mercantilismo vulgar. Pero ése ha sido también su talón de Aquiles.

Hoy en día la velocidad ha creado no sólo nuevas dinámicas comunicativas, sino nue-vas realidades que, al mezclarse y amalga-marse, conforman un caleidoscopio mutante que reinterpreta lo real a cada segundo. La literatura, al seguir guardando su ritmo de-cimonónico, tiende a quedarse por fuera de

una de sus funciones más inquietantes: la de crear resistencia, la de oponerse a todo esta-blecimiento, a todo intento de instituciona-lización. Hay algo subversivo al interior de la imaginación literaria, algo que siempre se opone, que siempre dice no. Por algo le que-man los libros a Don Quijote: porque los li-bros son peligrosos.

Creo profundamente en la peligrosidad de la literatura. Si no hay algo filoso, el libro ingresa en lo acartonado, en la comodidad, en el confort que entretiene pero que no cues-tiona, ni revisa, ni se subleva. Y como escritor me angustia que la escritura me haya aislado de ese propósito, me haya recluido en mi es-tudio durante años y me haya impedido salir a encontrarme con los lectores a crear focos de resistencia civil que se opongan a este de-lirio general que poco a poco va confirmando con mayor claridad nuestra miserable condi-ción humana.

Desde el comienzo, entonces, me tomé este espacio en Bacánika como una posibili-dad de entablar contacto con ustedes, los lec-tores, de acercarme, de pensar algunos temas y algunas historias de un modo grupal.

Por fortuna, el camino es largo. Creo que hay que seguir creando trincheras de pensamiento, lugares para la resistencia y la emancipación. Cuando el establecimiento se encuentra tan co-rrupto, tan podrido, tan sucio, es cuando más se necesita de la educación, de la cultura, del arte. No hay democracia participativa real, auténtica, sin derecho a pensar o a soñar por medio de la filosofía, de la novela, de la poesía, del cine.

Espero más adelante volver a encontrar-me con Fernando Quiroz, su director, a quien abrazo con enorme gratitud justo aquí, en la última línea que escribo para la edición im-presa de la revista. Y saludo con beneplácito la nueva aventura de la edición digital, en don-de estaré más combativo que nunca.

C

POR MARIO MENDOZA044 D E E S T E M U N D O

> m a r i o m e n d o z a e s C r i t o r C o l o m b i a n o . b l o g s p o t . C o m

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el dereCho a resistir

uando Bacánika era hasta ahora un sueño, una idea amorfa, me citó en un restaurante Jesús Méndez, el artífice del proyecto, y me propuso escribir una columna fija en la revista. Acepté enseguida. No sólo me encantó volver a escribir con regularidad para un medio de comunicación, sino el hecho de que fuera una publicación gratis para jóvenes universitarios.

Creo en el derecho a la lectura y a la escritura como bases fundamentales de la democracia participativa. No me basta con escribir libros y lanzarlos cada año o cada dos años. Creo que el tiempo contempo-ráneo se ha acelerado vertiginosamente y que

la literatura ya no puede guardar esa distancia que le dio tanta elegancia en el pasado, cierto glamour, cierta sofisticación al no regalarse de mala manera a los ritmos de la televisión, de los periódicos y de la publicidad.

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BACÁNIKA SIEMPRE SE TRANSFORMA, INNOVA, EXPERIMENTA, Y AHORA SE ALISTA PARA VIVIR LA ETAPA MÁS ASOMBROSA DE SU METAMORFOSIS. LO INVITAMOS A WWW.BACANIKA.COM.CO, PARA QUE HAGA PARTE DEL CAMBIO Y SE PREPARE PARA LO QUE VIENE EN 2012.

Porque 20.000 ejemplares, cada 15 días, ya no son suficientes. Bacánika quiere existir para todos, en cualquier esquina del planeta.

Porque no habrá que buscar la revista en callejones secretos, ni esperar a que caiga del cielo a la salida de la universidad. Estará para usted, querido lector, cuando quiera y cuando pueda, a un solo click.

Porque a Bacánika no le gusta salir a vacaciones y separarse por meses de su público. Ahora estará siempre, sin descanso y a la mano, en cualquier aparato con internet.

Porque internet se caracteriza por su dinamismo e impulsará la transformación diaria de la revista. Ya no habrá que esperar una quincena para encontrar novedades, cada día llegará con la posibilidad del cambio y la sorpresa.

Porque Bacánika es de sus lectores y en la web estará más cerca de ellos. No solo participarán con co-mentarios, ideas, historias, fotografías o ilustraciones, sino en chats en vivo, entrevistas y videos que tendrán mucha más difusión.

Porque la revista se adapta a la velocidad del universo, que avanza vertiginosamente entre desarrollos tecnológicos, redes sociales, aplicaciones y videos que se reproducen como conejos. La virtualidad y las posibilidades multimedia llevan a que Bacánika imagine que todo es posible en esa nube de conte-nidos infinitos.

Porque Bacánika siempre ha querido ser coherente y eso implicaba que hiciera las paces con el medio ambiente. Ahora, la revista y los árboles se entienden de maravilla.

ÁRBOLES SE SALVARÁN, CADA 15 DÍAS, GRACIAS A LA EDICIÓN DIGITAL DE BACÁNIKA.

13LOS POR QUÉ

LA TIERRA ROTA SOBRE SU EJE A UNA VELOCIDAD DE 465 METROS POR SEGUNDO, Y A 29,8 KILÓMETROS POR SEGUNDO ALREDEDOR DEL SOL. EL SISTEMA SOLAR VIAJA A 217 KILÓMETROS POR SEGUNDO Y LA VÍA LÁCTEA GIRA A 965.000 KILÓMETROS POR HORA. SI EL UNIVERSO AVANZA A ESTAS VELOCIDADES, BACÁNIKA NO PODÍA QUEDARSE ATRÁS.

CAIGA EN LA RED

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“La mayor ventaja de internet es que, en lugar de talar árboles para comunicar nuestro mensaje, millones de esclavos chinos están fabricando los microchips que procesan la información que escribimos. Así, ayudamos a que este planeta sea más biodiverso y llegamos a más lectores. Wendy Sulca conoce muy bien los alcances de internet y nosotros nos dimos cuenta de que podríamos llegar muy lejos cuando nos llamaron los abogados de Vladdo para pagarnos por hablar mal de él: sin nuestras diatribas, él jamás habría llegado a ser el periodicaturista más leído entre Sutamar-chán y Chiquinquirá ni estaría planeando hacer un libro con sus trinos”.

CREADORES DEL BLOG LA BOBADA LITERARIA

“La web es un medio libre, abierto y accesible, y el provecho que se le puede sacar es infinito. Por eso, cuando nos dimos cuenta de que en Colombia no existía un verdadero movimiento para promover el diseño y la ilustración, decidimos crear un espacio virtual en el que los artistas pudieran dar a conocer su trabajo. Hemos tenido una respuesta muy positiva, no solo en Colombia, sino en México, España, Argentina, Chile y Estados Unidos, entre otros países del mundo”.

FUNDADORES DEL PORTAL COLECTIVO BICICLETA

“Durante las elecciones en las que ganó Obama, yo vivía en Estados Unidos y descu-brí el poder que tenían los blogs políticos. Fue en ese momento cuando me dije: ‘esto es lo que quiero hacer, es algo más a mi medida’. Me atormentaba pensar en seguir escribiendo en medios con un tono estándar y homogéneo, con censuras propias, y en internet encontré independencia y la posibilidad de hacer algo diferente. Somos gente que trabaja en la web porque quiere, no tenemos ese apego nostálgico que tie-ne la gente por el impreso”.

JUANITA LEÓN, FUNDADORA DE WWW.LASILLAVACÍA.COM, EN ENTREVISTA CON EL BLOG IUS POLITICUM.

LO QUE DICEN LOS QUE SABEN

Siempre he querido escribir sobre el tras-plante de órganos, sobre la sensación de llevar dentro del cuer-po el órgano de otra persona. Pero el asunto se vuelve más comple-jo cuando, por ejem-plo, es una mano, las córneas o el corazón, pues son partes funda-mentales, esenciales, que de alguna manera están relacionadas con la identidad. Mi mano (dar una mano o echar una mano -ayudar a alguien-, tocar, ro-zar, palpar, acariciar a quien amamos), mi corazón (me llegó al corazón, de corazón a corazón, me heriste el corazón), mis ojos (eres la luz de mis ojos, los ojos son el espejo del alma). Somos una má-quina, como dicen al-gunos, ¿o hay algo más, una energía secreta, un código, un flujo que recorre el cuerpo y que nos da eso que llama-mos identidad? ¿Somos algo más que la suma de nuestras partes?

POR MARIO MENDOZAD E E S T E M U N D O

CONTINUARÁ… (EN WWW.BACÁNIKA.COM.CO)

MILLONES DE PERSONAS TIENEN ACCESO A INTERNET EN EL MUNDO.

TRILLONES DE GIGABYTES DE INFORMACIÓN OCUPARÁN LA WEB EN 2020. EL MUNDO VIRTUAL CRECE; BACÁNIKA, TAMBIÉN.

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