capitulo 9 Reumen Echeverria

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Resumen Capitulo VIII y IX Texto “Ontología del Lenguaje” Autor: Rafael Echeverría POR: Constanza Araya Catalina Guagama Javiera Rodríguez María Jesús Torres Resumen texto Ontología del Lenguaje para la catedra de “Coaching y Selección de personas” de la facultad de Psicología de la Universidad Andrés Bello. 08 de Abril de 2015 1

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Resumen Capitulo VIII y IX Texto “Ontología del Lenguaje”

Autor: Rafael Echeverría

POR: Constanza Araya Catalina Guagama Javiera Rodríguez

María Jesús Torres

Resumen texto Ontología del Lenguaje para la catedra de “Coaching y Selección de personas” de la facultad de Psicología de la Universidad Andrés Bello.

08 de Abril de 2015

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Capítulo 8

Emociones y estado de ánimo

Si bien el lenguaje constituye a los seres humanos que somos, reconocemos el dominio del cuerpo y la emocionalidad. Lo que acontece en uno de ellos condiciona lo que sucederá en el otro. Se comportan entre sí de manera congruente.

Lo anterior tiene 3 implicaciones:

1.- Coherencia; Es necesario mostrar porque ellos sucede y cuáles son los mecanismos necesarios a través de los cuales se produce la influencia de un dominio fenoménico sobre otro.

2.- De existir tal coherencia, se abre la posibilidad de utilizar cualquier dominio para referirse a los otros dos. “Traducir” los fenómenos de un dominio, en fenómenos correspondientes a los otros. En la medida en que posturas físicas, emocionalidad, y lenguaje se “corresponden”, podemos acceder a cada uno a través de los demás. Este proceso de traducción se llama “reconstrucción”.

3.- La coherencia de estos tres dominios abre un espacio de diseño e intervención. Las transformaciones producidas en un determinado dominio se traduzcan en modificaciones en los demás.

A menudo cambios en uno de los tres dominios no logran conservarse, debido a la presión de coherencia que proviene de los otros dos. Ello obliga a intervenir simultáneamente en los tres dominios, para asegurar que las transformaciones producidas en uno de ellos cuenten con cambios que les sean coherentes a los otros.

Estos tres dominios fenoménicos son Irreductibles entre si, por esto son llamados “Dominios primarios”.

- La EMOCIONALIAD, en nuestra concepción tradicional:

Una forma que el sentido común a tratado este tema, ha sido hablando de las emociones como “asuntos del corazón”. Esta metáfora dio lugar a un terreno intermedio, las emociones ya no provenían de la mente, ni el cuerpo.

Descartes; Considera al comportamiento humano como racional y las razones de la mente son la clave para darle sentido a la acción humana. Se convirtió esta, en la forma predominante de comprender el fenómeno humano.

Sostenemos que las emociones son básicas, por tanto son un factor crucial en cada esfera de la acción humana.

- Distinción entre ESTADOS DE ANIMO y EMOCIONES:

Cuando experimentamos una interrupción en el fluir de la vida, se producen emociones. A estas las asociamos con los quiebres. Será cuando nos vemos conducidos a variar nuestro juicio.

Un quiebre implica un cambio en nuestro espacio de posibilidades, cada vez que hay un cambio en nuestro espacio de posibilidades, se generan emociones.

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EMOCION: Una distinción que hacemos en el lenguaje, para referirnos al cambio en nuestro espacio de posibilidades, a raíz de determinados acontecimientos. Podemos determinar las circunstancias particulares que las generan. Por lo tanto identificar los acontecimientos que gatillan emociones. Son específicas y reactivas.

Si queremos entender una determinada emoción, se debe remitir al acontecimiento desencadenante. Al identificarla sabremos si queremos evitar la repetición de esa emoción o que esa experiencia emotiva se repita.

El reconocimiento; Nos permite la interpretación de los fenómenos emotivos y determinar las posibilidades concretas de acción.

ESTADOS DE ANIMO: (E.A) “Emocionalidad que no remite necesariamente a condiciones específicas”. Normalmente no los podemos relacionar con acontecimientos determinados. “Los estados de ánimo viven en el trasfondo en el cual actuamos”.

Están asociados a un horizonte de posibilidades, a un espacio de acciones posibles. Sin embargo, en los estados de ánimo la relación entre posibilidades y acción se revierte. En los estados de ánimo nos ocupamos de la forma en que el horizonte de posibilidades en el que nos encontramos, condiciona nuestras acciones.

La emocionalidad condiciona el actuar. Los E.A normalmente se adelantan a nosotros.

El lenguaje, la forma en que hablamos sobre nuestros estados de ánimo, esconden el hecho de que estamos poseídos por ellos, “me siento feliz”, “estoy confundido”. Implicamos que el estado en el que nos encontramos es producido por el Yo. No nos damos cuenta que es lo contrario, es el E.A el que siente, es este el que esta constituyendo al Yo.

Al cambiar el observador de E.A, se abren posibilidades de acción e intervención en el diseño.

Lo que empezó como una emoción ligada a un determinado acontecimiento, puede convertirse en un E.A, si permanece con la persona el tiempo suficiente y se traslada al trasfondo desde el cual ella actúa. Esto pasa normalmente con los acontecimientos importantes.

- Los estados de ánimo son CONSTITUTIVOS de la existencia humana:

Los ciclos climáticos, estaciones del año, diferencias de edades, entre otras, pueden provocar E.A.

- Estados de ánimo y ACCION:

Cada E.A especifica un espacio de posibilidades. Al hablar de posibilidades, nos referimos al espacio de acontecer, espacio dentro del cual actuamos. “Un estado de ánimo, define un espacio de acciones posibles”.

Maturana; “La emociones y estados de ánimo son predisposiciones para la acción”.

Solo a nivel de comportamiento podemos especificar con rigor el dominio fenoménico de la emocionalidad. La emoción pertenece al observador.

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Al conversar es importante asegurarse de que el E.A de la conversación sea el adecuado para lograr lo que se espera que esa conversación produzca. El estado de ánimo predominante, determinará qué se podría lograr de esa conversación, y a la vez va a condicionar la forma en que las personas escuchan lo que se dice.

Los E.A definen un espacio de acciones posibles, desde aquí se abren dos dimensiones:

A.- Los estados de ánimo especifican un futuro posible.

B.- Ellos generan un determinado mundo.

- Dos DOMINIOS complementarios de OBSERVACION de los estados de ánimo:

Biología; El dominio de los componentes y relaciones que constituyen la estructura biológica. La forma en que los diferentes componentes se comportan y se relacionan entre sí, para producir una unidad biológica. Aquí está en juego: “El comportamiento de nuestros componentes biológicos”.

Corporalidad; Aquí está en juego “El comportamiento físico de un individuo”, la forma en que esta unidad física se SITUA en su entorno y las relaciones que establece con las entidades de su entorno. Ambos dominios están íntimamente relacionados y se condicionan mutuamente.

- Observando los estados de ánimo desde el subdominio de la biología:

La biología de los estados de ánimo está en sus inicios. Existiría un nexo entre la conformación del cerebro y la actividad de los lóbulos frontales, y las emociones, específicamente, los E.A.

Investigaciones indican que personas que tiene alta actividad en el lóbulo frontal izquierdo, tienden tener un carácter más positivo y optimista.

Luria; Observo que la actividad del lóbulo frontal izquierdo contribuye a detener una emoción desagradable una vez que esta se ha iniciado.

- Observando los estados de ánimo desde el subdominio de la CORPORALIDAD:

La postura física se relaciona con el estado de emocional en que nos encontramos. Cuando cambian nuestros E.A, cambian nuestras posturas corporales. Lo interesante es que cambiando la postura corporal podemos cambiar el E.A. (ejemplo: el ejercicio físico).

- Los estados de ánimo y el LENGUAJE:

Humberto Maturana; Las conversaciones no solo son un fenómeno lingüístico. Una conversación es siempre una combinación de “Lenguaje + Emociones”. Son dos factores inseparables entre sí. Para entablar una conversación el lenguaje y las emociones deben estar equilibrados. Existiendo el principio básico de coherencia entre ambos.

Esta relación nos permite:

1.- Ejecutar una reconstrucción lingüística de nuestros E.A y emociones, (Ahora podemos traducir nuestros E.A en una estructura lingüística).

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2.- Desarrollar dos dominios de acción y diseño. Podemos intervenir en el dominio de nuestros E.A por medio de la acción a nivel del lenguaje y, a la inversa.

- Hacia una reconstrucción lingüística de los estados de ánimo:

JUICIOS Definen un espacio de acciones posibles. Especifican un futuro posible.

El nexo entre E.A y juicio sirve para asegurar la relación de coherencia entre emocionalidad y lenguaje.

Cuando se emiten juicios, nos relacionamos con lo que estamos juzgando desde el punto de vista de nuestras inquietudes y lo formulamos en términos de posibilidades que se abren o cierran.

Podemos tratar los E.A como juicios automáticos. Se llaman automáticos, dado que sabemos que no se trata de juicios que emitamos conscientemente. Los E.A anteceden a la acción.

Para determinar el E.A se necesita examinar el contexto de la conversación en la cual se emiten estos juicios.

- Los estados de ánimo en CONTEXTOS SOCIALES:

Los E.A son un fenómeno individual. Los E.A son altamente contagiosos. El E.A individual se puede originar dentro del E.A social.

Las comunidades determinan el E.A de los individuos que pertenecen a ellas, pero los individuos también determinan el E.A de sus comunidades. La capacidad de un individuo para determinar el E.A de una comunidad es una habilidad que se asocia a “Liderazgo”.

- ¿Podemos hacer algo con los estados de ánimo?

Por lo general no asumimos la responsabilidad, no vemos que podemos realizar acciones para cambiar E.A. Al no ver esto, restringimos nuestras propias posibilidades en la vida. Cuando nadie asume la responsabilidad en los E.A que genera, se puede anticipar los resultados.

- Los estados de ánimo como un DOMINIO DE DISEÑO:

Podemos adoptar una posición activa en lo que respecta a nuestros E.A personal y los del entorno social en que participamos.

Interpretación de los E.A que aquí son presentados, incrementa el poder que tenemos como individuos, ya que abre posibilidades de acción.

Conexión fundamental entre nuestros E.A y las posibilidades de acción. Esta es la relación más importante para tratar los E.A como un dominio de diseño. “Al modificar nuestro horizonte de posibilidades modificamos nuestros E.A”. Tenemos el poder de cambiar las posibilidades a través de conversaciones, en donde estas son herramientas para diseñar E.A.

Conversar; Es estar en un proceso de transformación mutua, y transformación incluye E.A y emociones.

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Conversación para coordinar acciones: Cambia el horizonte de posibilidades al lograr efectuar las acciones propuestas.

Conversaciones para acciones posibles: Sostenemos conversaciones que aspiran directamente a este cambio en el espacio de posibilidades.Ambas constituyen herramientas eficaces para diseñar nuestros E.A.

- Algunas PAUTAS para el DISEÑO de estados de ánimo:

A.- CONVERTIRSE EN UN OBSERVADOR DE ESTADOS DE ANIMO: partir por identificarlos como E.A y no como atributos del mundo. No hay que suponer que nuestros juicios del mundo corresponden realmente a como el mundo es, pues cerramos las posibilidades de producir E.A diferentes.

B.- LOS ESTADOS DE ANIMO SON LOS QUE NOS PODRUCE A NOSOTROS: Reconocer esto, nos permite intervenir más fácilmente. Aunque no seamos responsables del E.A en que nos encontremos, si somos responsables de permanecer en él.

C.- CUIDARSE DE LAS HISTORIAS QUE HEMOS FABRICADO EN TORNO A NUESTROS ESTADOS DE ANIMO: Tendemos a encontrar correctos nuestros E.A.

D.- Una vez que se identifica el estado de ánimo, se debe BUSCAR LOS JUICIOS QUE CORRESPONDEN A EL. (¿Cómo estoy juzgando al mundo?, ¿Cómo estoy juzgando a la gente que me rodea?).

E.- EXAMINAR LA ESTRUCTURA LINGUSTICA QUE SUBYACE A ESE JUICIO.

F.- EXAMINAR SI LAS AFIRMACIONES QUE INCLUYE ESTA ESTRCUTURA SON VERDADERAS O FALSAS: Si los juicios que contiene están o no fundados. Según el análisis de la estructura lingüística subyacente podremos descubrir si el fundamento de ese E.A eso no es suficiente.

G.- BUSCAR ACCIONES PARA CAMBIAR AFIRMACIONES O JUICIOS ERRONEOS: Estas acciones pueden incluir conversaciones para modificar la estructura lingüística subyacente del E.A.

H.- REALIZAR ACCIONES PARA ANTICIPAR LOS MOMENTOS EN QUE EL ESTADO DE ANIMO VA A APARECER: Si nos damos cuenta de que tendemos a caer en los mismos E.A en forma recurrente. Así podemos construir (repertorios). Estos son los recursos de acción, que preparamos en ciertos E.A que nos dificultaría el diseñar las acciones necesarias para salir de él.

I.- SUMERGIRNOS ENTRE PERSONAS CON LAS CUALES NUESTROS ESTADOS DE ANIMO NO TIENEN MUCHA CABIDA: Si elegimos estar con personas que tiene poco espacio para nuestro E.A, es probable vernos beneficiado de su influencia.

J.- NO OLVIDAR EL NEXO ENTRE NUESTRO CUERPO Y NUESTROS ESTADOS DE ÁNIMO.

K.- Las pautas proporcionadas intentan producir un cambio en nuestros E.A. Estas líneas de acción tienen límites, en el caso de que nuestros E.A se deban a una condición biológica.

L.- NO PODEMOS EVITAR LOS ESTADOS DE ÁNIMO.

Resumen

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La existencia humana reconoce tres dominios primarios; el cuerpo, la emocionalidad, y el lenguaje, estos presentan dominios fenomenológicos irreductibles. Dado que los fenómenos que corresponden a cada uno no permiten su reducción a un dominio diferente sin que ello implique la disolución del fenómeno del que se procura dar cuenta.

Ellos mantiene entre si relaciones de coherencia, y desde aquí cabe la posibilidad de reconstruir los fenómenos de un dominio, en términos de los fenómenos de cualquier otro de los dos. Cabe la posibilidad entonces de intervenir indirectamente en un dominio particular, al intervenir en otros.

Propósito del diseño: Abrir la posibilidad de intervención, de manera que uno pueda adquirir un sentido de responsabilidad con respecto de sus estados de ánimo y de quienes le rodean. Ganar las competencias para moldearlos de acuerdo a su propio juicio de conveniencia.

Capítulo 9.

“Cuatro Estados Emocionales Básicos”

A modo de introducción: nota sobre los estoicos.

El capítulo noveno del texto “Ontología del Lenguaje” comienza con la sorpresa del autor al darse cuenta que su libro tiene una relevante influencia estoica, prosiguiendo a explicar las bases de dicho asombro.

Así continúan sus parrados explicando que Zenón es el fundador de los estoicos, pero los que prosiguieron dicho movimiento fueron ampliando su influencia por toda Grecia y luego por todo el imperio romano. A pesar de aquello los estoicos se declaraban seguidores de las enseñanzas del filósofo griego Heráclito, quien “sostenía la necesidad de percibir las cosas «de acuerdo a su naturaleza»” (Echeverría, 2005, p. 193). Los estoicos toman este pensamiento y la adoptan como eje central de su filosofía.

Por otra parte los estoicos también eran seguidores de Sócrates; este filosofo centraba su pensamiento en la filosofía moral en donde los temas del «bien vivir», eran su núcleo.

Para comprender de mejor manera, el autor explica que los sofistas que eran contemporáneos a Sócrates, ponían su atención en el desarrollo de las virtudes ciudadanas, pero Sócrates fijaba su atención en el tema de la vida y de las virtudes que permiten a los seres humanos no sólo ser ciudadanos, sino que también a vivir bien. Este pensamiento devendrá posteriormente en el nacimiento de la metafísica a manos de Platón.

La filosofía moral de Epicteto.

El autor prosigue mencionando que es con el filósofo Epicteto con quien más afinidad presenta en relación a los postulados de su texto, ya que es este filosofo quien compone un gran número de recomendaciones para el «bien vivir», siendo sus discursos consejos para guiar a los hombres a vivir con sabiduría.

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Para Epicteto “las opiniones de los hombres, definen no solo el mundo en el que habitan, sino que determinan su propia vida” (Echeverría, 2005, p. 194), por lo tanto no son los hechos ocurridos lo que molestan al hombre, sino que son los juicios que se realizan en relación a los hechos. Para comprender de mejor forma, es que el autor entra a explicar que si se descubre que algo “pertenece a la naturaleza” de cierta cosa, significa que no podemos esperar a que esa cosa trascienda el límite establecido por su naturaleza. Por lo tanto, el criterio de la naturaleza delimita el espacio de cambio posible, por lo que tratar de conseguir lo que “por naturaleza” no es posible conseguir es origen de sufrimiento.

En base a lo anterior, es posible evitar el sufrimiento si es que se descubre la naturaleza de aquello que se pretende examinar, ya sean situaciones, cosas, personas, acciones. Esto le permitió a Epicteto avocarse al tema del poder personal, siendo este definido como el poder que posee cada uno de los individuos pero que está necesariamente limitado por el criterio de naturaleza. Por lo tanto el criterio de naturaleza establece un límite entre lo que el ser humano puede y no puede cambiar, por lo que para obtener el bien vivir hay que concentrarse en las cosas que están dentro del poder personal y no en aquello para lo cual no se tiene poder: “ejercítate en aquello que está en tu poder”, entrando en relevancia el concepto de Resignación, ya que el saber utilizar el criterio de concordancia con la naturaleza se traduce en sabiduría de vida

El criterio de la concordancia con la naturaleza y los juicios

Es difícil aceptar que los seres humanos se comportan de una manera que no es coherente con su naturaleza, por lo que los estoicos creían que para poder llegar a un acuerdo entre el comportamiento humano y la naturaleza era necesaria la expresión de la capacidad de fundar dos juicios distintos, el juicio de la facticidad y el juicio de posibilidad, debido a que la convergencia de estos dos juicios generan lo que los estoicos definían como naturaleza.

Juicios de facticidad y posibilidad

El ser humano posee la capacidad de emitir distintos juicios. Por una parte, esta aquello que se juzga pero que no puede ser cambiado se haga lo que se haga, estos son los llamados «hechos de la vida». A este tipo de juicio se le denomino dominio de facticidad. Por otra parte, están las situaciones que permiten ser cambiadas, ya que si se actúa de una forma determinada aquellas cosas que forman parte de esta área podrían ser diferentes en el futuro. A este tipo de juicio se le denomina dominio de posibilidad.

La facticidad ontológica

Cuando se analiza la facticidad de la vida, se detectan dos dimensiones de la existencia humana, formando parte de las facticidades ontológicas, entendiendo por ontológicas que se posee el juicio de que esas facticidades son constitutivas de la forma de ser humana.

El primer dominio de facticidad ontológica es la finitud del cuerpo, esto quiere decir que los seres humanos solo pueden hacer lo que les esta biológicamente permitido, teniendo en cuenta que lo que el cuerpo permite hacer esta en dependencia de la etapa del ciclo vital.

El segundo dominio guarda relación al hecho de que “no nos es posible cambiar la ocurrencia de los hechos del pasado” (Echeverria, 2005, p. 198). Lo anterior, sin embargo, no significa

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necesariamente que no pueda ser modificada la manera en cómo se interpreta el pasado. Por lo tanto, el que algo haya acontecido es una facticidad y nada es posible de hacer para modificarlo, pero se puede interpretar el hecho como también el hacerse cargo de sus consecuencias.

La facticidad histórica

La facticidad histórica discrepa de la facticidad ontológica debido a que determinadas situaciones pueden ser modificadas no porque sean inherentes a la condición humana, sino porque las condiciones históricas han cambiado, teniendo en consideración que la facticidad es siempre un juicio que se efectúa por un observador en relación a algún acontecer, por lo que siempre puede ser modificado. Es este el caso de diversas situaciones en las que juicios que han sido sustentados como juicios ontológicos con el tiempo apuntaban a facticidades históricas. Es en esta diferencia que reside uno de los rasgos más importantes del fenómeno del liderazgo, ya que los líderes se caracterizan por ser personas que declaran como posibilidad cosas que el resto considera como imposible, por lo que para una persona puede ser algo imposible puede transformarse en algo posible en la medida en que alguien lo declara como tal y actúa en concordancia para demostrarlo.

Podemos aceptar o rechazar los juicios de facticidad y de posibilidad

A partir del reconocimiento de que la diferencia entre la facticidad y la posibilidad son consecuencia de un juicio, se reconoce también que no todos realizan esta distinticion de la misma manera, ya que diferentes personas pueden emitir juicios diferentes acerca de una misma cosa, generándose observadores que pueden aceptar o rechazar los juicios de otro. Para esto, existe una forma de evaluar la validez de los juicios y es prestar atención a los fundamentos que se entregan, ya que muchas personas pueden juzgar que algo es posible sin fundamentar sus juicios y al hacer esto se cae en la ceguera debido a que muchas personas que viven del decir reiterado marca una fijación con una situación que ya no puede cambiarse ej. “si simplemente eso no hubiera ocurrido, ya habría podido hacer tal o cual cosa”. Lo anterior solo provoca sufrimiento, puesto que la forma en cómo se realizan los juicios de posibilidad o de imposibilidad recae de manera significativa en la vida de quien las emite.

A partir de esto, en el texto se examinan cuatro estados de ánimo que están relacionados entre sí, estos son los estados de resentimiento, de la aceptación o la paz, de la resignación y de la ambición.

I. El estado de ánimo del resentimiento.

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Este estado de ánimo se genera cuando los seres humanos se enfrentan en contra de aquello que no se puede cambiar, generándose un espacio en donde es fácil que el resentimiento surja. El resentimiento es un estado de ánimo en donde se interpreta que se ha sido víctima de una acción injusta, por lo que necesariamente alguien es culpable de aquella injusticia, forjándose el juicio de que alguien (una persona, un grupo de personas o incluso el mundo entero) robo cierta posibilidad y además el juicio de que es algo injusto.

El resentimiento continua su camino creando una especie de promesa que la persona se realiza a sí misma en donde quien haya sido responsable de dicha injusticia algún día pagará, apareciendo el espíritu de venganza.

Ahora bien, el resentimiento se alimenta de dos fuentes: de las promesas y de las expectativas. Estas dos fuentes confieren cierto “derecho”, en donde el resentimiento aparece como una invocación a buscar justicia como una promesa que debe ser cumplida.

El reclamo es el remedio más efectivo contra el resentimiento. Por una parte nos oponemos al estado actual de las cosas que, sostenemos, nos hizo víctimas de una injusticia. Por otra parte, juzgamos que no hay nada que hacer para cambiarlas. Una razón importante para no manifestar la ira y el resentimiento es considerar que nos encontramos en una posición precaria de poder. Hay una distribución desigual de poder en las distintas dimensiones de la vida, también las hay en las relaciones con otras personas y en grupo de pares, en ellas el poder está por definición, distribuido de forma desigual.

La persona en resentimiento se ve afectada por un sufrimiento penetrante, que se manifiesta en distintos dominios de la vida. No hay alegría, no hay felicidad verdadera para aquellas personas que viven en resentimiento. Por otra parte, es importante el hecho de que el resentimiento obstruye o restringe severamente las posibilidades de acción.

Cuando se piensa en el futuro, este aparece impregnado por los juicios que caracterizan al resentimiento. Normalmente vivimos en el juicio de que se seguirá siendo tratado injustamente de ahora en adelante. Las posibilidades futuras se convierten en posibilidades para generar más resentimiento.

Finalmente, el resentimiento implica una tensión entre un juicio de facticidad y un juicio simultáneo de posibilidad. Pero quien es jurídicamente libre y vive en resentimiento, pierde su libertad y transforma a aquel contra quien se resiente en el amo de su existencia. El resentimiento nos hace vivir en función de la persona con que estamos resentidos. Aquello que se juzga como injusticia se transforma en guía de obsesión en la vida.

II. El estado de ánimo de aceptación y paz

Lo que define al estado de ánimo de la aceptación es la expresión de reconciliación que ella exhibe con la facticidad. Se dice que se está en paz cuando aceptamos vivir en armonía con las posibilidades que nos fueron cerradas.

Se miran los errores como expresión de precariedades que eventualmente podemos corregir en el futuro. La aceptación tampoco desconoce los errores o las acciones nocivas de los

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demás, ni la búsqueda que ellos no se repitan. Lo que la aceptación fundamentalmente acepta, es el hecho de que no podemos cambiar lo ya ocurrido y, en cuanto tal, lo declara “cerrado”.

Del resentimiento a la aceptación

La clave para hacerlo en una primera modalidad, tiene que ver con reexaminar la situación correspondiente, la persona a quien acusamos no es del todo responsable de lo que sucedió.

Al examinar el fundamento de la situación original, muchas veces constatamos que nuestro examen confirma los fundamentos que nos llevan a declarar a alguien responsable y acusarlo por las consecuencias que resultaron de su comportamiento.

El moverse del resentimiento a la aceptación tiene relación con la capacidad de hacer una declaración que dé por cerrado el pasado. Se debe examinar si podemos o no terminar con esas conversaciones privadas que nos han estado persiguiendo durante tanto tiempo. Una de las alternativas es examinar nuestra decisión de no hablar y mantener nuestra acusación en silencio está fundado. Si nos decidimos por hablar, una forma frecuente de hacerlo es la recriminación o la queja.

Existe otra forma de hacernos cargo de nuestro resentimiento al hablar. A diferencia de la recriminación que era una variante de “la conversación de juicios personales”, esta alternativa es una variante de “la conversación para la coordinación de acciones”, lo que tiene relación con el reclamo, el cuál procura tomar las acciones que son conducentes a eliminar la causa del resentimiento.

El reclamo es un juego de lenguaje particular, conformado por varios actos linguisticos. En él se combinan al menos declaraciones, afirmaciones y peticiones. De ser exitoso, suele terminar en promesas de acciones que se hacen cargo del daño producido.

Declaración

Afirmación

Afirmación

Declaración

Declaración

Petición Declaración

“ Tengo que hacerte un reclamo”

“ Tú me prometiste que ibas a hacer x en tiempo y”

“ No cumpliste lo prometido”

“ Como consecuencia de tu falta de cumplimiento, me he visto perjudicado”

“ Te hago responsable de estos perjuicios”

“ Como forma de asumir tu responsabilidad por los perjuicios que me has producido, te pido, a, b, c.

Si la respuesta es positiva. Gracias.

La primera declaración crea el contexto para la conversación del reclamo, donde le advierte al oyente el reclamo el carácter de la conversación que se inicia y normalmente contribuye a establecer el estado de ánimo adecuado para tenerla.

Si aquello que se estima una reparación adecuada es aceptado por el oyente, el motivo del reclamo se disuelve y con él se disolverá también nuestro resentimiento. Cuando esto sucede, la

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conversación del reclamo termina con una declaración de cierre, ello es lo que representa el paso final de “gracias”. Ahora, si nuestro oyente no aceptara lo que le pedimos, pueden pasar variar cosas. Podemos por ejemplo, entrar en una negociación.

Lo importante del caso es poder comparar las consecuencias que resultan, en caso de resentimiento de mantener nuestra acusación en silencio, de entrar en una conversación de mutua recriminación o de efectuar un reclamo.

Muchas personas no saben cómo llevar a cabo la acción de reclamar de modo de completar efectivamente el pasado. Algunos creen que con recriminar al otro, hacen todo lo que deben realizar, y pasa de una recriminación a otra. Hay circunstancias, sin embargo, donde el daño realizado se nos presenta como irreparable, o que existiendo la posibilidad de obtener alguna reparación, ésta no logra compensar la pérdida incurrida como consecuencia de la acción o inacción del otro.

El perdonar no es un acto que libere de responsabilidad a quien realizo una determinada acción que consideramos que nos perjudico injustamente. Por el contrario, el perdón es el acto que nos libera del resentimiento cuando precisamente tenemos fundamento para culpar a alguien por su comportamiento. Con el perdón declaramos que no permitiremos que nuestro resentimiento, y por lo tanto, nuestra interpretación sobre el daño que esa persona pueda habernos infligido en el pasado, interfiera en nuestras posibilidades de convivir y seguir coordinando acciones en el futuro.

Como otra alternativa, a veces podríamos juzgar que el daño que nos han ocasionado es tan inaceptable que no tiene sentido mantener una relación con esas personas, ya que la magnitud del daño producido nos puede hacer concluir que ni el reclamo, ni el perdón, serán suficientes para restablecer nuestra relación con ella.

Formular promesas claras

Hay dos áreas en las que podemos intervenir para evitar el resentimiento en las organizaciones, la primera tiene que ver con la forma en que hacemos promesas, cada vez que hacemos una promesa que dé cabida a suposiciones o expectativas no fundadas sobre las condiciones de satisfacción acordadas y sobre los estándares implícitos en esas condiciones de satisfacción, corremos el riesgo de producir resentimiento.

La comunicación deficiente es una fuente continua de resentimiento, si la gente se preocupara desde el comienzo, de hacer promesas claras, muchas causas de resentimiento desaparecerían. Para que esto sea posible, es necesario verificar que todos los involucrados escuchen las promesas en la misma forma y dejar muy en claro los compromisos que cada parte adquiere para cumplirlas.

Comprometerse a compartir algunas conversaciones privadas y permitir hacer reclamos

Es la segunda área en la cual podemos intervenir para reducir el riesgo de resentimiento y manejar la descoordinación potencial de acción que éste implica. Otra forma de abandonar el resentimiento es no permitiendo que crezca cuando aparece. Para que esto sea posible es

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indispensable que cada una de las partes no se sienta amenazada cuando comparta una conversación privada, por lo tanto, se debe eliminar el temor de compartir conversaciones.

III. El estado de ánimo de la resignación

Lo que ocurrió en el pasado no puede ser cambiado, porque ya está determinado y al presente sólo le cabe reconocerlo como tal, esto es una facticidad ontológica.

Observamos que alguien está en este estado cuando X persona se comporta en un determinado dominio, como si algo no pudiera cambiar, mientras que nosotros consideramos lo contrario. Es el hecho de que ella, a diferencia de otras, no ve el futuro como un espacio de intervención que le permite, a partir de las acciones que ella misma emprenda, transformar el presente.

A menudo admitimos que estamos resignados en algún dominio de nuestras vidas. Cuando esto sucede, de nuevo surge una tensión entre juicios de posibilidad y juicios de facticidad. Por una parte, reconocemos que las cosas podrían ser diferentes. Pero, por otra, estamos poseídos por el juicio de que las cosas no van a cambiar, hagamos lo que hagamos.

IV. El estado de ánimo de la ambición.

Se destaca por identificar amplios espacios de intervención que conllevan el germen del cambio. A través de su reconstrucción lingüística, a la ambición le corresponde un juicio que habla sobre la manera como una persona se para frente al futuro.

La ambición permite ser reconstruida como una mirada diferente al futuro. Una mirada en la que éste es visto como un vasto espacio de posibilidades de acción y donde las acciones poseen una gran capacidad generativa y, por tanto, de construcción de nuevas realidades.

De la resignación a la ambición

Nuevamente una forma de lidiar con este estado de ánimo de resignación será el examinar los fundamentos de esos juicios. Sin embargo, no es extraño descubrir, cuando entablamos esa conversación, que nuestro supuesto inicial era fundado. A veces también descubrimos que nuestros supuestos están basados en el hecho de que somos incompetentes para hacer peticiones.

Referencias:

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Echeverría, R. (2005). Ontología del lenguaje. JC Sáez editor.

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