Carmen Ollé: una conversación con la ganadora del Premio Casa de la Literatura Peruana 2015

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UNA CONVERSACIÓN CON LA ESCRITORA GANADORA DEL PREMIO CASA DE LA LITERATURA PERUANA 2015 Publicación especial de la Casa de la Literatura Peruana LA ESCRITURA COMO ESPACIO DE LIBERACIÓN Foto de Herman Schwarz

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Transcript of Carmen Ollé: una conversación con la ganadora del Premio Casa de la Literatura Peruana 2015

una conversación con la escritora ganadora del premio casa de la literatura peruana 2015

Publicación especialde la Casa de la Literatura Peruana

la escritura como espacio de liberación

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¿Cómo recibe esta distinción que le otorga la casa de la lite-ratura Peruana?Recibo este reconocimiento con mucho agrado. Siempre es una buena noticia cuando a uno le dan una distinción por su obra. Eso significa que ha pasado el tiempo y uno lo ha invertido para bien de los lectores. Tam-bién significa que por lo menos hay lectores que leen la obra (ríe) y les gustan los diferentes libros que he escrito, porque no quisiera ser autora de un solo libro. Eso es algo que nadie quisiera.

usted es la primera escritora que recibe el premio. En nues-tras letras, no solo en el Perú, lo común es que se reconozca a escritores.En esta sociedad, las mujeres es-tamos un poco invisibilizadas por muchos motivos, entre ellos los estereotipos de género. Es largo contar la historia de la mujer en la sociedad, donde generalmente ha tenido un rol doméstico. En-tonces, hay prejuicios de parte de los lectores —incluso de las lec-toras— frente a la obra literaria, algo que no sucede tanto con la

obra pictórica, donde el especta-dor se torna más natural, lo acepta de una manera más sencilla. Hay una invisibilización de parte de los lectores y de los críticos, pero eso ha cambiado mucho.

¿Cómo fue su acercamiento a la lectura? En la época de mi niñez, las casas eran grandes y en la mía había un salón donde teníamos una bi-blioteca. Había enciclopedias para niños y jóvenes, también libros de otros temas, como de historia. En el garaje de mi casa, en cambio, había novelitas de cowboys, ma-nuales de sexo y novelas román-ticas. Estas lecturas eran mucho más interesantes para nosotros entre los 10 y 11 años. Esas nove-las de cowboys de mi padre eran muy atractivas para una adoles-cente porque tenían escenas muy eróticas.

¿Qué obras la conectaron con la literatura?Tenía 10 años cuando leí Matala-ché y me amargué por la muerte del protagonista, al que arrojaron a una tinaja de jabón hirviendo. Recuerdo que le escribí una carta a Enrique López Albújar (el autor)

y se la di a mi papá para que la enviara. Él dice que se la mandó, pero no sé… (ríe). Recuerdo que tenía una vecina italiana, a la que llamaba La Nona, ella iba a visi-tarme cuando estaba enferma y me llevaba libros en castellano. Cuando estaba en el colegio leí a Henryk Sienkiewicz, a Zola y a Dostoievski. Me amanecía leyen-do. Luego le pedí a mi papá que me comprara algún libro.

Entonces, ese acercamiento a la literatura fue intenso…Sí, yo copiaba los modelos de vida que veía en las historietas. Veía que Goethe se iba al campo con su libro y que se sentaba junto a un árbol. Yo vivía en Lince e iba al parque Ramón Castilla y me sentaba a leer. Pero nunca me dejaban leer en paz, siempre me fastidiaba la gente, especialmente los jardineros y los chiquillos. Tenía 15 años y una joven leyendo en el jardín era incitante para los chicos u hombres que pasaban por ahí.

¿En qué momento descubrió la poesía?En cuarto de media, con un libro de arte. Había unos fragmen-tos de poemas de Breton, de

Lautréamont y de Rimbaud que me fascinaron. Pero también la poesía de José María Eguren, de José Santos Chocano y de César Vallejo. Lo que encontré en los versos de Lautréamont, Rimbaud y Breton fue el misterio y el enig-ma. Eso me abrió una puerta, me interesó mucho.

¿Sus primeros escritos fueron poemas o relatos?Eran poemas. Muchos se per-dieron, pero conservo un par de ellos guardados. Me dan risa porque eran un poco rimbomban-tes y exagerados. Tenía 15 años. También quise hacer un cómic. La influencia era muy variada en ese momento, básicamente lo que leíamos en el colegio, entre ellos a César Vallejo, cuya poesía era impresionante para una ado-lescente como yo. No tengo los cuentos ni las obras de teatro que escribí, pero sí dos o tres poemas.

¿por qué decidió estudiar edu-cación y no Literatura?Te va a dar risa, pero la verdad es que yo quería estudiar Letras y no Educación. En el momento en que estábamos matriculándonos en la especialidad, le pregunté a

Carmen Ollé

que inhibía a la mujer de enfrentar los conflictos culturales y sociales desde su propio cuerpo y deseo femeninos.Además, se singulariza por su voz profunda, vigorosa e inconfundible entre las autoras peruanas .

La obra de

inauguró un nuevo discurso en oposición a una estética

Es LA PrimErA mujEr En rECibir EL PrEmiO CAsA dE LA LitErAturA PEruAnA. sin EmbArgO, sus méritOs trAsCiEndEn EL génErO. su ObrA sE muEvE En unA frOntErA dOndE POEsíA

y PrOsA sE diLuyEn. EstAmOs AntE unA AutOrA AjEnA A tOdA sOLEmnidAd. PEnsAmOs quE su trAbAjO mErECE difundirsE Aún más. EsE sErá EL vErdAdErO rECOnOCimiEntO PArA CArmEn OLLé.

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“Lo que aprecio de Carmen es su gran inteligencia y lucidez. desconcertaba un poco por su timidez que podía ser leída como indiferencia. Abordarla y dejar que me conociera fue un proceso lento”.

mariela dreyfusPoeta

3Premio Casa de la Literatura Peruana 20152 Una conversación con Carmen Ollé

una chica que estaba a mi lado qué debíamos poner. “Pon Educación”, me dijo, y eso hice. Nunca me cambié de carrera porque siem-pre he detestado hacer trámites (ríe). Ahí me quedé. Me embarqué en cursos de pedagogía y todo lo relacionado con la docencia. Era una vida que no me esperaba.

¿Cómo fueron esos años en la década de 1970, cuando empe-zó a frecuentar a otros poetas jóvenes en San Marcos?En San Marcos tuve contacto

con Tulio Mora y Óscar Málaga, quienes tenían a su cargo revis-tas estudiantiles. Tuve amistad con Esther Castañeda, quien además era mi compañera de estudios. No publiqué en esa época sino mucho después. Luego conocí a la gente de Hora Zero, conocí a Enrique Verástegui, nos enamoramos, nos casamos y fuimos a Europa ya con una niña.

¿Una relación entre dos poetas es muy complicada? ¿No hay una silenciosa competencia?

Siempre la relación entre per-sonas de la misma profesión es complicadísima porque de todas maneras habrá algún tipo de com-petencia o rivalidad. Además, hay otros tipos de diferencias: socia-les, culturales e ideológicas. Lle-ga un momento en que es mejor, para mantener la armonía y la sa-lud mental, estar un poco lejos.

¿Qué balance hace de su expe-riencia en París?Fue una época muy agradable y muy complicada. Agradable

porque íbamos, en grupo, mu-chos poetas peruanos y de otras nacionalidades que se habían autoexiliado en París. Casi todos vivíamos cerca. También había pintores. Íbamos de paseo, ju-gábamos fútbol en el Bosque de Bolonia, hacíamos reuniones y veladas literarias a las que inclu-so asistió Julio Ramón Ribeyro. Realizábamos estas veladas en el sétimo piso de la buhardilla de Elqui Burgos. Ahí también estaban Armando Rojas, Rodolfo Hinostroza y Eduardo González

Viaña. Había muchísimos escri-tores de distintas generaciones en París. Las reuniones eran mul-titudinarias. Hacíamos recitales en la librería Shakespeare and Company. Fue muy simpático por ese lado. Por otro lado, no todos teníamos un estatus legal, teníamos una niña que felizmen-te iba a la escuela.Como éramos ilegales, trabajé en lo que podía, sobre todo limpiando casas. No se ganaba bien y uno se llega a cansar. Pasaron casi tres años y era momento de volver.

¿Cómo era su relación con la es-critura en esos años?En España intenté publicar dos libros antes de Noches de adre-nalina, que eran de otro estilo. La poesía de Alejandra Pizarnik me influyó mucho en esos prime-ros libros. Sin embargo, el estilo de Pizarnik era opuesto al mío. También empecé a leer más li-bremente a los existencialistas, a Beckett, a Bataille, y la poesía de Sylvia Plath. Cuando conocí a Ro-berto Bolaño, él me recomendó la poesía de Sophie Podolski. Toda

esa mezcla hizo que escribiera Noches de adrenalina.

el poemario que hizo oír su voz Considera a Blanca Varela “la poeta mayor”. Recuerda que ambas se trataban de igual a igual a pesar de la diferencia de edad. Se llevaban 21 años. Carmen tiene ahora 67. “Era, además de una poeta impre-sionante, una gran crítica. Podía ser muy drástica, aguda, dura y since-ra en sus opiniones”, nos cuenta.

Nuestra autora homenajeada ha publicado nueve libros de ficción, entre poemarios, novelas, cuenta-rios y piezas de teatro. En su obra encontramos conexión con otras voces, especialmente las de Geor-ges Bataille, Patricia Highsmith, Vir-ginia Woolf y Samuel Beckett. Con Enrique Verástegui tuvo una hija, Vanessa, cuyo hijo Estéfano –de 7 años– está bajo el cuidado de ella. Vive en un pequeño departamento en Barranco, y al tocar el timbre la primera respuesta que uno recibe es la de Glenda, su cocker spaniel,

1. Carmen Ollé, a los 19 años de edad, en la plaza San Martín. Lima, 1966.

2. La escritora junto a su entonces esposo, el poeta Enrique Verástegui, y la hija de ambos, Vanessa. París, 1978.

3. Junto a sus amigos Mario Bellatin, Susana Reisz, Alfredo Pita, Violeta Barrientos, Giovanna Pollarolo y una persona no identificada.

4. Reunida con sus amigas escritoras Rocío Silva Santisteban, Marcela Robles y Rossella di Paolo. Monterrico, 2000.

En España intenté publicar dos libros antes de noches de adrenalina, que eran de otro estilo. La poesía de Alejandra Pizarnik me influyó mucho en esos primeros libros. sin embargo, el estilo de Pizarnik era opuesto al mío. también empecé a leer más libremente a los existencialistas, a beckett, a bataille, y la poesía de sylvia Plath.

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5Premio Casa de la Literatura Peruana 20154 Una conversación con Carmen Ollé

que ladra impaciente. Carmen la calma y ella hace caso. La conver-sación sigue sin problemas.

¿cómo fue el proceso de escri-tura y la sensación de escribir Noches de adrenalina?El libro tiene dos partes, dos pro-cesos y dos sensibilidades. La pri-mera es más confrontacional, nace de un choque cultural en Europa; y la segunda es personal y vivencial. Empecé a escribirlo en el puerto de Mahón (Menorca, España), y recordaba mi formación en Lima, los parámetros culturales de nues-tra sociedad. Fue muy confronta-cional, a manera de denuncia. Cuando nos instalamos en París, mi mirada y mi estado de ánimo cambiaron. Sin embargo, la segun-da parte del libro se vuelve mucho más oscura, intimista, ensimisma-da, y se empieza a hablar desde un ángulo más críptico.

¿recuerda las primeras impre-siones de quienes leyeron el libro? Sí, los primeros poemas los leí en la librería Shakespeare and Company, en París. Recuerdo que me dijeron que estaban un poco sorprendidos por la temá-tica. Cuando di un primer recital en Lima, junto con los poetas de Hora Zero, la reacción fue de sorpresa. Hubo opiniones adversas que decían que eso era fisiología y no poesía, que era una clínica sexual. Alguien, en un prólogo de una antología de poesía, dijo que Noches de adrenalina era una relación de citas de autores. Pero también hubo una valoración positiva, la que aceptaba el libro como una propuesta novedosa.

El libro fue considerado un hito porque abrió camino a las poetas que vinieron después. ¿Cómo percibe usted esa in-fluencia en poetas más jóvenes?En realidad, cada una ya tenía su camino. Lo que pasa es que atrajo una mayor atención hacia otras mujeres, tal vez. Pero ya los poemas de María Emilia Cornejo habían impactado en la opinión de los lectores. Quizás trajo más la atención a la poesía de las au-toras, pero poetas como Patricia Alba y Mariela Dreyfus ya tenían un camino propio.

Ya han pasado 35 años desde la publicación del libro. ¿Cómo ha ido ‘envejeciendo’? No se ha hecho ninguna cirugía plástica, pero le he puesto poe-

que realiza son por eventos lite-rarios adonde la invitan. Quienes conocen a Carmen coinciden en que el rasgo que más la define es la transparencia. “Carmen es frontal y honesta”, afirma la poeta Rossella Di Paolo. Tanto ella como Victoria Guerrero –poeta y docente universitaria– recuerdan que la preocupación constante de Carmen es su familia, especial-mente su hija y su nieto. Incluso ha llegado a posponer reuniones o actividades cuando ha tenido que cuidar al pequeño Estéfano.

¿La narrativa es su principal preocupación en la escritura? Siempre me interesó la narrativa porque siempre quise escribirla. Leí muchísima narrativa, escribí, ensayé, pero nunca publiqué. Creo que el interés mío por la narrativa es también alejarme un poco de mi propia experien-cia y crear otros personajes, otros mundos y otros ámbitos.

Lo autorreferencial es una mar-ca en gran parte de su obra, por ello generalmente se ha esta-blecido un correlato entre sus textos y su vida personal.Sí, la mayoría de mi obra está dentro de lo autorreferencial, de la autoficción. Es una tendencia muy arraigada últimamente. Se pensaba que aquello que escri-bes inspirado en tu vida no es literario, no es ficción. Pero no se trata de una fiel copia, pues tienes que trabajarla. Patricia Hi-ghsmith nunca quiso escribir de sí misma, pero su libro póstumo es uno de los que más se acerca a la autobiografía. Pilar Dughi me escribió antes de morir para decirme que estaba trabajando en un proyecto de novela auto-biográfica. No sé quién tendrá el borrador de esa novela.

¿Usted lleva un diario?No, soy muy perezosa para llevar diarios. Eso lo hice cuando era adolescente.

¿En qué momentos escribe? ¿Tiene horarios?El problema cuando uno tiene carga familiar siempre ha sido el horario. Cuando vine a esta casa (en Barranco), pensé que no iba a tener tiempo porque iba a estar a cargo de mi nieto de 7 años, pero empezó a ir al colegio y venían a buscarlo a las 6:30 a.m. Así que a esa hora ya estaba libre y de 6:30 a 10 de la mañana tenía todo el tiempo del mundo para escribir. Tomaba mi café y, antes de bañar-me u ordenar las cosas, prendía la computadora y escribía. Siem-pre y cuando tenga un proyecto, encuentro el horario, y este va apareciendo de acuerdo con la necesidad del proyecto.

¿Cómo es su relación con la es-critura? ¿Es un goce, un desfo-gue, un sufrimiento?No califico eso. Podría decir que en los últimos meses —cuando descubrí mi horario de 6:30 a 10:00 a.m., y en los que atravesé unos periodos de mucha depre-sión—, la escritura fue para mí un espacio de liberación, un espacio propio en el que me encontraba invulnerable. Era un espacio libre de acoso, libre de deudas (ríe), de otro tipo de sufrimiento.

¿Qué libros suele releer? El vino de la soledad, de Irène Nemiróvsky; Al este del paraíso, de Steinbeck; Luz de agosto, de Faulkner. Este último libro me hizo pensar cómo es posible que en la historia de Estados Unidos se haya debatido tanto sobre un problema tan absurdo: el de te-ner sangre negra o no. Además, he vuelto a leer Mashenka, de Na-

mas viejos en las nuevas ediciones que han salido y que van a salir. La otra vez un señor dijo que, en esa época, la mujer era más tímida y la sociedad más pacata. Puede ser que sí, pero el libro también habla de otras cosas: del destino, de la cultura, de cómo lo efíme-ro determina una manera de ver trágicamente la vida.

La escritura ahora En 2014, Carmen Ollé sufrió un súbito desprendimiento de retina que le impidió viajar junto con la numerosa delegación peruana a la Feria del Libro de Bogotá. Pero no solo su salud se vio afectada. Sus amigas abrieron una cuenta bancaria para solventar los gas-tos de la cirugía ocular. La vida de esta escritora, de perfil bajo pero de voz firme, es modesta. Los únicos viajes al extranjero

bokov, que es la primera novela escrita en ruso por él.

¿Cómo conjuga la labor de dic-tar talleres con la de escritora? ¿Una nutre a la otra?He aprendido muchísimo dictan-do talleres. Me ha servido para revisar las técnicas narrativas, y también en la corrección. Esta es una práctica que ayuda en la propia escritura.

Usted mencionaba hace poco que muchos jóvenes aspiran a tener el estatus de escritor y no se centran en la vocación artística.Me he dado cuenta de eso cuan-do inicio los talleres literarios y pregunto a los alumnos por sus motivaciones. La mayoría quiere ser escritor o escritora, pero casi no escriben; entonces, la idea es la identidad, asumir la identidad del escritor. En cierta manera, guardando las distancias, el es-critor más que la mujer escritora —que supongo que hacia eso va la identidad de las escritoras—, se está pareciendo al futbolista ga-lán que atrae las miradas. Muchos quieren ser ese futbolista; enton-ces, muchos quieren ser Bolaño, Rimbaud, pero por lo que signifi-ca Bolaño, por lo que significa su obra. Yo conocí a Bolaño y él se mataba leyendo, se mataba es-cribiendo. Era un lector que solo hablaba de literatura, dedicado íntegramente a ella.

¿Cuál es su mayor interés como escritora hoy en día? ¿Piensa en su futuro literario?Estoy más preocupada por el fu-turo de mi hija y el futuro de mi nieto que por vislumbrarme a mí. Hay muchas cosas que necesito y que no pasan por ocuparme de mí. Hay otras cosas que me pre-ocupan más.

En los últimos meses —cuando descubrí mi horario de 6:30 a 10:00 a.m., y en los que atravesé unos periodos de mucha depresión—, la escritura fue un espacio de liberación, un espacio propio en el que me encontraba invulnerable. Era un espacio libre de acoso... de otro tipo de sufrimiento.

1981 Noches de adrenalina.Editorial Cuadernos del hipocampo

Poemarios en torno a la pasión, el cuerpo y la ciudad con un lenguaje muy directo, a veces escatológico. El primero, un hito; el segundo, la transición entre verso y prosa.

Menos autobiográficos y con un formato más novelesco, son libros en torno a la búsqueda del propio yo, del pasado, de nuevos mundos, en forma y fondo.

Trilogía de narraciones de carácter autobiográfico y fragmentario acerca de su juventud literaria y su vida familiar y laboral entre París y Lima.

1988 Todo orgullo humea la nocheLluvia Editores

1992 ¿Por qué hacen tanto ruido?Ediciones Flora Tristán

1994 Las dos caras del deseoEditorial Peisa

1999 Pista falsaEdiciones El Santo Oficio

2002 Una muchacha bajo su paraguasEditorial San Marcos

2007 Retrato de mujer sin familia ante una copaEditorial Peisa

2011 Halcones en el parqueEditorial San Marcos

obras publicadas

2013 Tres piezas No (inspiradas en el teatro oriental)Editorial El gato descalzo

El constante afán de exploración y el no repetirse ha llevado a Ollé no solo a la escritura dramática sino, además, al formato de teatro No japonés.

“ noches de adrenalina es un hito en la poesía peruana y llama la atención por la manera en que indaga la vivencia de una mujer con un lenguaje muy desinhibido e innovador en el campo de la escritura poética”.

ricardo gonzález vigilCrítico literario

“A Carmen la conozco desde los años 70 en nuestra militancia en Hora Zero. su obra abarca una poesía muy viva y actual. La admiro por su gran dignidad como escritora y como persona”.

jorge PimentelPoeta

7Premio Casa de la Literatura Peruana 20156 Una conversación con Carmen Ollé

©Casa de la Literatura Peruana, 2015 Jr. Áncash 207, Centro Histórico de LimaEntrevista: Jaime Cabrera JuncoCuidado de edición: Diana Amaya y Marco RamírezSelección de textos: Bruno Ysla HerediaFotografías: Herman Schwarz y archivo personal de Carmen Ollé

Jr. Áncash 207, Lima (Antigua Estación Desamparados)

www.casadelaliteratura.gob.pe

[email protected]

Casa de la Literatura Peruana

@casaliteratura

426-2573

“La noche del último apagón se es-

cucharon detonaciones y balazos en

Lince. Después que Sandra se durmió,

me acosté. Me gustaba esa sensación

de estar protegida en mi casa contra

todo en este invierno y me dispuse a

continuar con mi lectura de Malamud

alumbrándome con una vela. Estaba le-

yendo una novela diaria, de ese modo

escapaba de tomar decisiones. Este ali-

vio era falso, puesto que a la cocina ya

habían entrado ladrones y tal vez en

una tercera incursión se atrevieran a

forzar las puertas interiores. La miseria

de la gente avanzaba”.

¿Por qué hacen tanto ruido?

“En estos jóvenes militantes admiradores de Javier Heraud vi a Rimbaud, el eterno poeta adolescente, sacrificado en una ciudad horrible, suspirando por la belleza, mientras Lima, envuelta en niebla, perma-necía latente, con sus niños hambrientos en los tugurios del Centro y en sus calle-jones. Así la había descrito Salazar Bondy y había dado en el clavo. En cierto modo, Lima la horrible era como un elogio de la sombra, a la manera de Tanizaki. Podría decirse que Lima era también la sombra ardiente de Juan Ojeda”.¿El gato está vivo o muerto? en Retrato de mujer sin familia ante una copa

“Sí, la luz del Callao es otra de noche, tiene un brillo artificial, inventado por la mano de un dios desconoci-do, aislado del mundo. Es como un girasol sembrado en una maceta”.El chofer en Retrato de mujer sin familia ante una copa

“Esperar a tener 80 años para hablar de sí mismo

¿dónde radica lo verdadero en esperar o en hablar?”.

Noches de adrenalina

“Debo hacer un esfuerzo para no caer en la tentación de ensayar de nuevo con el poema corto. ¿Pero qué es la poesía? No debo caer en la simplicidad de llamar a todo poesía”.

¿Por qué hacen tanto ruido?

“El asunto del bloqueo no es sobre qué escribir sino sobre qué no debemos escribir…”

Exilios en Retrato de mujer sin familia ante una copa

“Estando la mayor parte del tiempo en casa

poesía y prosa se desposan como en el acto de amor

de la fuerza de los músculos depende la duración

de sus posturas,

de la pasión ser elásticas o duras

de la neura de la fatiga del hastío muchas se mutilan

y se convierten en simples ejercicios”.

Noches de adrenalina

“¿La liberación del planeta parte de mi liberación?y ¿esta necesidad es elitista?Un cuerpo que sufre insoportablemente exigeal margen del sistema solar y las estrellassu liberación inmediata”.

Noches de adrenalina

Poesía y prosa desposadasFragmentos de la obra de Carmen Ollé

“¿Qué hacían en la universidad tris-te, entre las pintas de Sendero y las pizarras que anunciaban las polladas bailables del personal administra-tivo, Novalis, Keats, los goliardos y otros autores que había seleccio-nado para mi curso de literatura?”.¿El gato está vivo o muerto? en Retrato de mujer sin familia ante una copa

“¡Qué bello París! ¡Y qué bella Lima! Si fuera fácil recomponerlas a mi gus-to. En Lima no soy nadie. En París tampoco. Ni un número registrado en una libreta. Soy como un juguete en manos de los que manejan los hilos de las marionetas”.Una muchacha bajo su paraguas

Diagramación: Jenny La FuenteTiraje: 500 ejemplaresHecho el depósito legal en la Biblioteca Nacional del Perú N° 2015-05525Impreso en Industria Gráfica RCD IMEX PERú E.I.R.L., en Av. Arica 560, int. 126, Breña, Lima, Perúabril 2015Distribución gratuita