Domingo Cultural 2015/08/09

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® 9 de agosto de 2015 Cultural Literatura bélica sin héroes A diferencia del combate contra los nazis, las guerras de Bush y Obama no tienen victorias ni héroes. PÁGINAS 6 A 8

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9 de agosto de 2015

Cultural

Literatura bélica sin héroesa diferencia del combate contra los nazis, las guerras de Bush y Obama no tienen

victorias ni héroes. PÁGInaS 6 a 8

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Domingo es un magazine semanal. Impreso en los talleres de Editora DEMAR, S.A. de C.V., ubicados en la calle Matías Canales No. 504, Código Postal No. 88620, Col. Ribereña, Apartado Postal No. 14, Cd. Reynosa, Tam. [email protected]

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2Domingo \ el mañana \ 9 de agosto de 2015 PsicologÍA

Por borja VilasecaEl PAÍs

Cuenta una historia que un anciano empresario le regaló a su nieto el juego del Monopoly por su deci-moctavo aniversario. Era verano y el joven disfrutaba de sus vacacio-nes antes de comenzar la carrera de Económicas. Era un chico ambi-cioso. Quería superar la fortuna acumulada por su abuelo. Por las tardes, los dos se sentaban junto al tablero y pasaban horas jugando. A pesar de la frustración de su nieto, el empresario seguía ganándole todas las partidas, pues conocía perfectamente las leyes que regían aquel juego.Una mañana, el joven por fin com-prendió que el Monopoly consistía en arruinar al contrincante y que-darse con todo. Y hacia el final del verano, ganó su primera partida. Tras quedarse con la última pose-sión de su mentor, se enorgulleció de ver al anciano derrotado. “Soy mejor que tú, abuelo. Ya no tienes nada que enseñarme”, farfulló, acu-nando en sus brazos el botín acu-mulado. Sonriente, el empresario le contestó: “Te felicito, has ganado la partida. Pero ahora devuelve todo lo que tienes en tus manos a la caja. Todos esos billetes, casas y hoteles. Todas esas propiedades y todo ese dine-ro… Ahora todo lo que has ganado vuelve a la caja del Monopoly”. Al escuchar sus palabras, el joven per-dió la compostura.Y el abuelo, con un tono cariñoso, añadió: “Nada de esto fue realmen-te tuyo. Tan solo te emocionaste por un rato. Todas estas fichas estaban aquí mucho antes de que

La patología

Vivimos en una sociedad que valora a los triunfadores. Sin embargo, ¿qué es serlo? ¿Y qué es el fracaso? ¿Por qué hay personas que convierten su vida en una competición?

del éxito

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39 de agosto de 2015 / el mañana / DomingoPsicologÍA

“Muchas personas suben ciegamente pel-daño a peldaño por la escalera que creen que les conducirá al éxito. Y solo al llegar a la cima se dan cuenta de que han colocado la escalera en la pared equivocada”.

Stephen Covey.

Para redefinir el éxitolibro

wDel tener al ser Erich Fromm (Paidós)Un ensayo más de actualidad que nunca en el que el autor cuestiona el triunfo de la vanidad y de la banalidad contemporáneas, abogando por recuperar los valores esenciales que le dan sentido a nuestra existencia.

PElÍcUlA

wHook Steven SpielbergRobin Williams interpreta a un estresado hombre de negocios que ha perdido por completo su verdadera identidad. Un viaje a su infancia le hará recordar quién ha sido y quién puede volver a ser.

te sentaras a jugar, y seguirán ahí después de que te hayas ido. El juego de la vida es exactamente el mismo. Los jugadores vienen y se van. Interactúan en el mismo table-ro en el que lo hacemos tú y yo. Pero recuerda: nada de lo que tie-nes y acumulas te pertenece. Tarde o temprano, todo lo que crees que es tuyo irá a parar nuevamente a la caja. Y te quedarás sin nada”.El joven escuchaba cada vez con más atención. Y al captar su interés, el anciano empresario compartió con él una última lección: “Te voy a decir lo que me hubiera gusta-do que alguien me hubiera dicho cuando tenía tu edad. Piénsalo con detenimiento. ¿Qué pasará cuan-do consigas el ascenso profesional definitivo? ¿Cuando hayas compra-do todo lo que deseas? ¿Cuando hayas subido la escalera del éxito hasta el peldaño más alto que pue-das alcanzar? ¿Qué pasará cuando la excitación desaparezca? Y crée-me, desaparecerá. ¿Entonces qué? ¿Cuántos pasos tienes que caminar por esta senda antes de que veas a dónde conduce? Nada de lo que tengas va a ser nunca suficiente. Así que hazte a ti mismo una sola pre-gunta: ¿qué es lo verdaderamente importante en la vida?”.Por más absurdo que nos pueda parecer al leerlo, hay personas que prefieren tener éxito a ser felices. Y eso que lo uno no es incompatible con lo otro. Sin embargo, entran en conflicto cuando la aspiración de lograr reconocimiento a toda costa se convierte en una patología; eso sí, socialmente aceptada.Al mirar con lupa las motivacio-nes ocultas de quienes sueñan con recibir premios, salir en la foto y gozar del aplauso de multitudes, observamos una serie de rasgos en común. En primer lugar, comparten un profundo miedo al fracaso, un temor irracional de no “llegar a ser alguien”. Ese es el motor oscuro de muchas de sus decisiones y de casi todos sus actos. Esta es la razón por la que suelen ser adictos al trabajo o workaholics. En casos extremos, se sienten culpables si no están ocu-pados con quehaceres productivos, considerando el ocio y el descanso

como una pérdida de tiempo.Si bien suelen vivir desconectados de sí mismos, de sus emociones y sentimientos, están completamen-te enchufados al celular y a la com-putadora portátil. En el nombre de la eficiencia y la profesionalidad, siempre están dis-ponibles para sus jefes y clientes, relegando a la familia y los amigos a un segundo plano. Son ambicio-sos y muy competitivos, y tienden a mantener relaciones basadas en el interés. Para ellos la vida es un concurso, una carrera, una compe-tición. Sin embargo, se obsesionan tanto con ganar y llegar a la meta que a menudo se muestran incapa-ces de disfrutar del camino.De forma inconsciente, desarrollan una máscara deslumbrante, forjada por medio de prestigiosos títulos académicos y pomposos cargos profesionales. Gozar de una buena imagen es otra de sus prioridades. De ahí que suelan ser víctimas de la vanidad: si los demás no les reco-nocen los logros y méritos cosecha-dos, ellos mismos se encargan de que todo el mundo se entere.Podríamos decir que su flor pre-ferida es el narciso. Y que entre sus animales favoritos se encuentra el pavo real. Debido a su carácter exhibicionista, saben cautivar la atención de los demás, desplegan-

do un encanto personal bien cal-culado; son expertos en crear una magnífica impresión de sí mismos. A su vez, se les puede identificar con el camaleón, pues también son maestros en el arte de adaptarse a sus interlocutores, mostrando aspectos de su personalidad que les garanticen una buena reputa-ción social.Creen que si no brillan, sobresalen o destacan, serán invisibles a los ojos de la gente y, en consecuen-cia, indignos de reconocimiento. Muchos de estos adictos al éxito logran finalmente llegar a la cima. Pero algunos se encuentran con una sensación de vacío insoportable. De pronto tienen lo que siempre habían deseado. Paradójicamente, sienten que dichas recompensas carecen de sentido. Una vez con-quistado el mundo se dan cuenta de que por el camino se han perdido a sí mismos.Detrás de esta compulsión por el éxito se esconde una dolorosa heri-da: la de no sentirse valioso por el ser humano que es, poniendo de manifiesto su falta de autoes-tima. Así, en vez de obsesionarse por el reconocimiento ajeno, es fundamental que aprendan a re-conocerse a sí mismos. Es decir, saber quiénes son verdaderamen-te, yendo más allá de la máscara

que han ido creando para seducir a la audiencia que los rodea. Para lograrlo, han de redefinir sus prio-ridades, sus aspiraciones, así como su concepto de éxito, atreviéndose a tomar decisiones movidas por valores que de verdad les impor-ten. Es entonces cuando muchos toman consciencia de que ser feliz vale más que tener éxito. Y en la medida que empiezan a ser fieles a sí mismos, a los dictados de su corazón, a menudo emprenden una senda profesional mucho más vocacional, orientando su existen-cia al bien común y no tanto a su propio interés. Lo curioso es que tarde o temprano llega un día en que el éxito aparece como resul-tado.Sabios de todos los tiempos nos recuerdan una y otra vez algo que tendemos a olvidar: “El mayor triunfo es ser uno mismo”. En caso de no saber por dónde empezar, podemos seguir las indicaciones de Antoine de Saint-Exupéry: “Procura que el niño que fuiste no se avergüence nunca del adul-to que eres”. Para ello, no nos queda más remedio que escuchar con atención a nuestro corazón. Él sabe perfectamente quiénes somos y cuál es nuestro propósi-to en esta vida. Nuestro corazón lo sabe todo acerca de nosotros. El quid de la cuestión es si somos lo suficientemente valientes para escucharlo.

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4Domingo \ el mañana \ 9 de agosto de 2015 ActUAlidAd

Por Manuel rivasEl PAÍs

Hay miles de personas, cientos de miles, millones que cada día, casi siempre por la mañana, y muchas veces con el alba, toman en el mundo una decisión épica y liberal. Comprar un periódico en papel. Tal vez usted es uno de esos seres extravagantes, valientes y melancólicos. Le felicito, le doy el pésame y le acompaño en el sentimiento. Es usted un activista, consciente o inconsciente, que lucha contra el Apocalipsis, que se enfrenta al destino, como los héroes griegos.La desaparición de la prensa, de los diarios en papel, y de revistas, hebdo-madarios y magacines, se presenta ya como algo más real que una profecía. Es una extinción en marcha. Para la mayoría de los expertos, pertenece al orden de los fenómenos que obede-cen a lo que se denomina el Shock de lo Inevitable, un desencadenamiento de hechos que conducen a una con-

El club de la Felicidad Clandestina

si pEnsamos En hojas dE pEriódico, qué contEmporánEo suEna El vErso dE nobrE: “caEd, hojas, caEd, tumbar mElancolías”

secuencia irremediable, justificada o no. En la profesión periodística, con la excepción de tribus o muy paleolíticas o muy vanguardistas, ya nadie discute esa defunción.Estamos en vísperas de velatorio. Puede oírse el ensayo de un réquiem que anuncia el silencio de las rotativas. Puede tardar un par de años, un lustro o dos. Depende del ímpetu profético.Si en vez de hojas de árboles, pensa-mos en hojas de periódico, qué con-temporáneo suena el irónico verso del portugués António Nobre: “¡Caed, hojas, caed, tumbar melancolías!”.Y, sin embargo, qué significan, por ejemplo, esos miles, decenas de miles, cientos de miles de personas que se obstinan en ese activismo de acercarse a una tienda o a un lugar donde se des-pachan periódicos, lo compran (uno, y a veces varios), lo llevan debajo del brazo, con lo que eso tiene de signo personal, y le dedican tiempo, su tiempo, a leerlo. Todo eso supone un gasto o una inversión, según se mire. El

comprarlo, el llevarlo debajo del brazo, el tiempo de leerlo. La confianza de meterlo en casa, de ofrecerle un lugar visible, de acogerlo. ¿De dónde sale esa gente? ¿Por qué va contra corriente? ¿Por qué no se rinde?Podría pensarse que en esta multitud resistente abundan los que no tienen acceso a Internet o son alérgicos a la tecnología digital. Lo sorprendente es que una gran parte de esos argonautas que se aventuran a la búsqueda cada vez más dificultosa de un voceador no son analfabetos digitales. Es más, hay personas que trabajan con los cacha-rros de la nueva economía, jornaleros de la pantalla, que picotean noticias en la tienda global, y que necesitan en algún momento del día una dosis táctil de sensibilidad tipográfica.Las vanguardias artísticas, como los cubistas, integraron recortes de perió-dicos en sus obras como el injerto de una nueva naturaleza. Hoy vemos esas piezas a la manera de un bodegón del viejo realismo. Sí, el periódico acaba

siendo más antiguo que el pescado que envolvía. Llega un momento en que esa materialidad nostálgica pare-ce su única defensa. Uno de los argu-mentos más consistentes para defen-der la prensa me lo dio hace poco un motorista: “No hay nada como un periódico pegado a la piel para man-tener a raya el viento helado”. Hasta el peor periódico, en ese sentido, es un buen periódico: una naturaleza primitiva que nace cada día. Un ana-cronismo sentimental, un presente recordado. En la psicogeografía smart y online, resulta asombroso el espec-táculo de esos extraños viajeros del tiempo que todavía despliegan esos fósiles de papel en un aeropuerto o en una cafetería.Hay quien presenta el hundimien-to de la estirpe de los Gutenberg y Minerva como un avance para el medio ambiente. Pero no son los periódicos la causa de la deforesta-ción de los bosques amazónicos ni de los pulmones verdes del planeta. El uso de corchos artificiales ha sido nefasto para la supervivencia de los alcornoques. Las mejores publicacio-nes impresas utilizan hoy papel eco-lógico. Es un elemento de identidad. Influye en la estética, en el diseño, y alimenta la mirada táctil de una nueva tribu que reivindica el biblioerotismo, lo que Clarice Lispector nombró en un relato inolvidable: la “felicidad clandestina”. Asistimos a una gran revolución tecnológica que impulsa transformaciones positivas, pero que también puede cavar grandes fosas de marginación si no se administra con esa forma elegante de inteligencia que es la igualdad. La experiencia ilustra-da de la galaxia Gutenberg no va a naufragar dramáticamente como La balsa de la Medusa. Tal vez los miles, cientos de miles, millones de perso-nas que cada día abren un periódico o un libro en papel no formen parte de una reserva en extinción. Yo, al contrario, los veo como adolescentes que disfrutan de un primer amor. Son el club de la Felicidad Clandestina.

Asistimos a una revolución tecnológica que impulsa

transformaciones positivas.

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59 de agosto de 2015 / el mañana / DomingoEl PUlso

Por Martín caparrósEl PAÍs

Es un clásico: cuando quieren dis-traerte de una crisis te dicen que toda crisis es una oportunidad y te cuentan ejemplos, historias más o menos vie-jas. Seguramente no te cuenten cómo Nepal se convirtió en productor de niños para ricos.La gran fábrica, por supuesto, sigue siendo la India. El país rebosa de clíni-cas que contratan mujeres muy pobres para usarlas como vientres. Madres y padres del mundo próspero mandan sus embriones y doctores locales se los implantan a una chica local que, por poner su cuerpo a producir full time durante nueve meses, gana lo que no podría ganar en muchos años de trabajo, si tuviera: unos 4.000 dólares. Por la misma labor una chica ameri-cana puede cobrar 40.000, así que el precio total del bebé USA anda por los 90.000; en la India se pueden conse-guir por 12.000.

En sus clínicas, el sistema se parece cada vez más a la clásica cadena de producción. La mujer que alquila su vientre recibe un embrión fertilizado de un óvulo que puede o no venir de la madre y esperma que puede o no venir del padre. Si hay donantes, por supuesto, son anónimos, pero no indi-ferentes: el aporte de un profesional modelo o una modelo profesional se cobran mucho más que una persona normalita –porque producirán niños más guapos o más inteligentes. El dise-ño llega a todas partes.Hay peculiaridades: en este oficio una obrera mal alimentada o mal portada es mal negocio, así que las internan en casas colectivas donde no hacen sino gestar, bien controladas, bien comi-das. Y cuando paren, por supuesto, firman un papel que dice que nunca intentarán saber qué fue de su pro-ducto.Los precios indios abrieron el mer-cado. Así, lo que empezó como una técnica para parejas heterosexuales

con problemas de fertilidad se con-virtió en salida para quienes no solían tener salida: solteros, solteras, parejas homosexuales. La relación entre téc-nica y costumbres siempre fue intrin-cada: cuál modifica a cuál.Las leyes sobre el alquiler de vientres son confusas. Empresarios y usuarios aprovechan los vacíos legales: cuan-do una práctica es demasiado nueva como para estar bien legislada. Pero hace más de un año el gobierno indio prohibió usarla para solteros o parejas gays –y esa crisis fue la oportunidad para Nepal: un mercado, un nicho. Se volverían especialistas en paternidad 2.0.En Katmandú, empresas de materni-dad ajena crecieron como hongos: ya hay más de una docena. El gobierno no se mete mientras sea una transacción entre extranjeros, así que las clínicas contratan mujeres indias o bengalíes para usar sus vientres. Le Nouvel Observateur define esta forma de la globalización: “Los bebés son rompe-

cabezas hechos de partes que vienen de todo el mundo. Óvulo provisto por una polaca o ucraniana –para que sea caucásico–, esperma americano o sueco o japonés, embrión congela-do en la India, transportado en frío e implantado en el vientre de una ben-galí en una clínica de Nepal”.La tendencia avanza, pero no hay cifras globales: muchos de esos niños no se registran claramente, y nadie sabe cuántos se producen cada año en el mundo. Avanzan también las dudas, las preguntas, sobre qué significa ser madre, qué ser padre, hasta qué punto es tolerable comprar cuerpos para cumplir ciertas funciones. Y se ha creado un nuevo mercado de traba-jo: uno de los más humillantes que se pueda imaginar. Hace casi dos siglos un alemán rescató una rara palabra latina y la puso a circular. Proletario era el que, de tan pobre, sólo podía aportar su prole; el alemán nunca sabrá que su palabra se volvería tan exacta.

Paternidad 2.0

EL PRECIO DE UN BEBÉ USA ANDA POR LOS 90.000; EN LA INDIA SE PUEDEN CONSEGUIR POR 12.000

La doctora Nayna Patel en una clase de yoga con madres de alquiler.

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6Domingo \ el mañana \ 9 de agosto de 2015 litErAtUrA

por Marc bassetsEl PAÍs

Cuando las armas callan y los sol-dados cuelgan el uniforme, cuando pasan los años y la guerra se ve con distancia, llega el momento de sen-tarse y escribir. Homero escribió la Ilíada siglos después de la guerra de Troya. Tolstói publicó Guerra y paz medio siglo después de la invasión napoleónica de Rusia. Hemingway fue algo más rápido: Adiós a las armas es de 1929, 10 años después del final de la I Guerra Mundial. Y la gran ficción de la de Vietnam, la película Apocalypse Now, de

Francis Ford Coppola, se estrenó en 1979, cuatro años después de la caída de Saigón. El tiempo del arte es largo.Estados Unidos no se ha retirado del todo de las guerras de la déca-da pasada. La salida definitiva de Afganistán está prevista para fina-les de 2016. El presidente Obama, después de completar el repliegue de Irak en 2011, ha enviado a más de 3.000 militares a este país para ayudar al gobierno iraquí contra el Estado Islámico. Las guerras siguen, pero de los centenares de miles de norteamericanos que pasaron por estos países quedan

unos pocos. Los soldados regresan, intentan reintegrarse en un país que les resulta extraño, algunos sufren secuelas físicas y psíquicas, y descubren que sus conciudada-nos desconocen todo de la expe-riencia bélica. Y algunos se ponen a escribir.Una generación de escritores ha empezado a abordar con poemas, cuentos y novelas la experiencia de Irak, Afganistán y sus secuelas. Tienen en común que participa-ron en las guerras como soldados o marines (o cónyuges). También su confianza en que la ficción, más que el reportaje o las memorias, es la vía

más fiable para reflejar la comple-jidad de sus experiencias. Algunos llegaron a Irak y Afganistán con un bagaje literario. Vieron la gue-rra con el prisma de la literatura y escriben sobre los hombros de sus antecesores. Se manejan tan bien entre Homero y Tolstói como con el Humvee o el M-16. Rechazan el patetismo romántico asociado a la literatura bélica, la idea de que el excombatiente es alguien que se ha asomado a una verdad negada al resto de mortales y que esto le hace especial.“Estoy harto de contar historias de guerra”. Así arranca ‘Historias

Nace la nueva ficción de guerraEsto no Es la ii guErra mundial. los soldados quE rEgrEsan dE irak no han ganado,

no sE siEntEn héroEs, pEro también sufrEn

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7litErAtUrA 9 de agosto de 2015 / el mañana / Domingo

PhiL KLay, exmarine y autor de la colección de cuentos ‘Nuevo destino’, el pasado mayo en Brooklyn.

Scranton: “Al centrarnos en el trauma del soldado americano, borramos el sufrimiento que causaron en Irak”.

de guerra’, uno de los relatos de Nuevo destino (Literatura Random House, 2015), de Phil Klay. Cada relato en este volumen tiene un narrador distinto. El de ‘Historias de guerra’ es un exmarine, como el propio Klay, seguramente el autor de más éxito de su generación. El narrador de este cuento está harto de contar historias de guerra. Un muro de incomprensión se levanta entre él y sus interlocutores, los civiles conocen la guerra de oídas, proyectan en los combatientes unas expectativas desproporcionadas y esperan de ellos unas historias de heroísmo y dolor que ellos difícil-mente pueden entregar y los otros entender. En 2014, Nuevo destino ganó el National Book Award. Obama lo ha recomendado.El desajuste entre lo que EU espera de los soldados que regresan y lo que ve en ellos, y lo que estos sol-dados pueden ofrecen a EU es el trasfondo de las ficciones de Klay y de otros autores. Con unas tropas profesionalizadas, menos del 1% de los norteamericanos han participa-do en las guerras posteriores al 11-S. EU estaba oficialmente en guerra, pero fue una guerra inusual: sin sacrificios por parte de la pobla-ción civil, remota e indolora. Más allá de los homenajes a los comba-tientes en los estadios o del “gracias por servir”, los norteamericanos han vivido de espaldas al conflicto. Sus soldados morían y mataban en Irak; los norteamericanos, mien-tras tanto, seguían los consejos de su presidente, entonces George W. Bush, y se endeudaban y gastaban el dinero en los centros comercia-les. “América en guerra” era un eslogan sin correspondencia con la realidad.“Los veteranos de mi generación no son como los tipos que regresaban de la II Guerra Mundial y que reci-bían elogios. O los de Vietnam, que enfrentaban una reacción negativa”, dice Klay en un café de Brooklyn, en Nueva York. “Nosotros volvimos y nos dieron las gracias por servir, pero en general regresamos a un país que no sentía que estuviese en guerra”. Irak y Afganistán son guerras sin victoria en las que, sin embargo, se ha abusado de la pala-

bra “héroe”. Nunca esta palabra —y no sólo para referirse a los comba-tientes— se había usado tanto.“Muchos veteranos se sienten incó-modos con la expresión ‘héroes”, dice el autor de Nuevo destino. “Hay una dicotomía: se ve a los veteranos como personas heridas o como héroes cuando en realidad son seres humanos complicados, que quieren que se les vea como seres humanos capaces de muchas cosas, pero que no quieren ser con-vertidos en abstracciones”. Klay y otros de su generación son, lejos de la épica de las hazañas bélicas, narradores de lo concreto, desde el tedio en el campo de batalla o en las bases hasta el humor del absurdo que surge en medio de lo más dramático. “No vas a la zona de guerra y todo es un horror todo el tiempo. Te volverías loco. Cuanto más oscuro es todo, más chistes se hacen”, dice.Roy Scranton fue artillero en el Ejército de EU entre 2002 y 2006. Sirvió en Irak en 2003 y 2004. Da clases de Literatura en Princeton. Ha escrito ficción, ensayo y críti-ca. Es coeditor de Fire and Forget (Dispara y olvida. Relatos cortos de la guerra larga), una antología que es una especie de manifiesto de esta generación. Scranton tam-bién es autor de una tesis doctoral que teoriza y sitúa en perspectiva histórica el trabajo de los nuevos autores.“Hoy la gente quiere oír hablar del trauma, de cómo la guerra ha destrozado tu alma. No quieren oír hablar tanto de que es un trabajo, ni de que este trabajo forma parte de una industria, ni de lo fácil que a veces es ser brutal e inhumano”, dice Scranton. Cita el ejemplo de Rostov, el personaje de Guerra y paz, que regresa del frente y expli-ca cómo era una carga de caballe-ría. Miente porque sabe lo que el público quiere oír. El público hoy ha cambiado. Ya no sólo quiere oír batallitas y heroísmo al uso. El nuevo heroísmo es el del PTSD, las iniciales inglesas del síndrome del estrés postraumático. El héroe sol-dado golpeado por los horrores de la guerra, el que arrastra la cicatriz invisible de trauma psicológico.

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8Domingo \ el mañana \ 9 de agosto de 2015 litErAtUrA

iraK y afGaniStán son guerras sin victoria en las que, sin embargo, se ha abusado de la palabra “héroe”.

“El héroe del trauma es la historia sobre cómo el soldado va a la gue-rra y se encuentra con la violencia, con la muerte, con una realidad que destroza su alma. Regresa al mundo civil, el mundo de la paz, herido, pero con una nueva sabi-duría, una nueva relación con la verdad. Y entonces se ve en la obligación de convertir esto en un relato, de transmitir a la población civil su historia de trauma y recu-peración”, dice Scranton.“Es una manera de sacralizar la experiencia de la guerra”, con-tinúa. “Parece que (los relatos basados en el trauma de la guerra) contienen una visión antibelicista, pero no: siguen poniendo en valor y honrando la guerra. La otra cosa que hacemos es que, al centrar-nos en el trauma psicológico del soldado americano, borramos el sufrimiento que estos soldados causaron en Irak. Decenas de miles de civiles murieron por la invasión y ocupación americana. Torturamos a gente, disparamos indiscriminadamente, hubo uni-dades que mataron a civiles deli-beradamente. Todo esto se borra cuando nos centramos en los trau-mas psicológicos que sufren los soldados individualmente”.No es que los nuevos autores elu-dan los traumas de la guerra, pero las posibilidades de la ficción béli-ca no se agotan ahí. Por ejemplo, los relatos de Siobhan Fallon —casada con un soldado y autora de You Know When the Men are Gone’ (Sabes cuando los hombres se han marchado)—, retratan la vida cotidiana en las bases mili-tares. Fallon creció cerca de una base del estado de Nueva York. Su padre, veterano de Vietnam, era propietario de un bar y ella traba-jaba de camarera. “En Fort Hood”, comienza el relato que da título al libro, “como en todas las residen-cias del ejército, te acostumbras a oír a través de las paredes”. La experiencia propia da a los relatos un tono documental único, el tono de quien ha vivido lo que cuenta.“Apreciamos el hecho de que Herman Melville hubiera traba-jado en un barco ballenero antes de escribir Moby Dick”, dice en

un correo electrónico. “Intento escribir lo que me gustaría leer, algo levemente oscuro e incómo-do, algo tenso, que se parece a la vida. Algo en lo que pienses una vez hayas leído la última página”, declara.Fallon escribió los cuentos entre 2007 y 2010. “Me parecía que América no disponía del retrato completo de lo que es la vida mili-tar”, opina. Los civiles conocían bien la violencia de Irak y Afganistán. Conocía —menos bien— la realidad de las heridas invisibles de quienes regresan, el drama de los afectados de PTSD: de los dos millones de norteamericanos que participa-ron en las guerras de Afganistán e Irak, cerca de medio millón sufren estrés postraumático o traumatis-mo craneoencefálico, según datos del periodista David Finkel en su libro Thank You for Your Service (Gracias por sus servicios). Fallon

cree que esto era insuficiente, que dejaba fuera una porción enorme de la realidad militar. “Quería mos-trar el amplio espacio que se abre entre los adioses y las bienvenidas, quería que la gente lo viera todo”, dice Fallon.Algunos de estos autores, como Scranton, han escrito reportajes y textos memorialísticos, pero la ficción les da más posibilidades. “El año pasado volví a Bagdad para la revista Rolling Stone. En mi pieza (periodística) hablo al lector: hay una comunicación relativamente directa del escritor al lector”, dice Scranton. “En la ficción, el escri-tor cuenta una historia a través de otras personas: ya hay una tercera persona implicada, y posiblemen-te más”. “Hay tantas posibilidades con la ficción que puedes hacer lo que quieras. Los únicos lími-tes son los que tú te impones más que los que impone el ‘hecho”,

dice Siobhan Fallon. En la ficción, dice Phil Klay, “puedes retorcer los acontecimientos para llevar a tus personajes más lejos de lo que podrías si estuvieras obedeciendo estrictamente a lo que ocurrió”. En una época que ensalza lo documen-tal, estos autores-soldados reivin-dican la ficción. Muchos se forma-ron en cursos de escritura creativa. El novelista Colum McCann dio clases a Scranton, Klay y a otros veteranos. E. L. Doctorow, autor de novelas bélicas como La gran marcha, también ha dado clases. “Hemos tenido un par de películas medianas, pero todavía no tenemos todas las historias, el tipo de expo-sición reinterpretativa de la verdad que sólo puede ofrecer la ficción y la poesía”, escribe McCann en Fire and Forget. “Los hechos”, añade, “son mercenarios. Las verdades profundas saben cuáles son los campos de batalla correctos”.

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99 de agosto de 2015 / el mañana / DomingocUltUrA

Enamorado de México, enamorado del mundo…

MARC REMUS ES UN PINTOR NACIDO EN FRANCFORT, ALEMANIA. FAMOSO EN SU PAÍS DE ORIGEN Y EN LOS ESTADOS UNIDOS POR SUS MARAVILLOSOS PAISAJES URBANOS

REPRESENTATIVOS DE PAÍSES DE TODO EL MUNDO, ESPECIALMENTE MÉXICO

Por Adriana gutierrez

Su trabajo se basa en técnicas mixtas como acrílico y acuarela. Él se des-taca como un precursor del pop art, creando así su propio estilo, dejando atrás características de esta técnica de los años 60´s y adoptando ten-dencias actuales donde sus pinturas se presentan en grandes tamaños y las pinturas se unen para contar una sola historia.Cuenta ya con varios reportajes en televisión alemana y exposiciones

de su trabajo en varias ciudades de ese mismo país. Una de las más destacadas fue la exposición reali-zada en la embajada de México en Francfort, Alemania, donde presen-tó sus increíbles obras basadas en la cultura y diversidad de nuestro país.Él hace fotos durante sus visitas para poder capturar lo mejor de cada país, pero en “Fun cities and countries”, imagina todo el retrato y lo plasma, y podemos confirmarlo con toda esa ligera distorsión que se refleja en sus trazos.

El coMiEnzo dE Un grAn ArtistA

La vocación de Marc comenzó cuando a la edad de 6 años ganó una competencia de arte en el Instituto del Correo de Alemania. Fue un logro pequeño pero muy importante para él, ya que en ese momento pudo comprender que pintar era lo que el quería hacer en su vida. Desde esa edad su talento asombraba.Marc siguió pintando en los años

siguientes y empezó ver que el talento no era suficiente para ser el mejor artista, sino que tenía que prepararse profesionalmen-te para verdaderamente lograrlo. Así que decidió dejar su casa y viajar al otro lado del mundo a una de las universidades con el mejor programa de artes, un pro-grama verdaderamente intensivo, pero que garantizaba complemen-tar ese gran talento para llegar a hacer grandes cosas. Y así fue como inició sus estudios de artes

Marc reMuS presentando “Regions of Mexico”, en su estudio en Francfort.

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10Domingo \ el mañana \ 9 de agosto de 2015 cUltUrA

En rEsUMEn:MArc rEMUs

- Marc Remus nació en Alemania en 1969, es un importante artista reco-nocido en todo Europa y America del norte por sus importantes obras

inspiradas en paisajes urbanos.- Ha viajado alrededor del mundo y retratado más de 1,000 ciudades en sus obras, las cuales materializa con un estilo propio el cual llama “Fun

cities and countries”.- Los medios de comunicación en Alemania se han interesado mucho en su trabajo, ha tenido varios repor-tajes para la television de dicho pais y varias exposiciones entre las cua-les destaca la que se presentó en el Consulado de México en Alemania

en el 2013.ZacatecaS.

México city.

en Los Ángeles, California. Al concluir sus estudios, tuvo varias propuestas de trabajo. Disney y DreamWorks fueron algu-nas de las compañías que se intere-saron por hacerlo formar parte de su equipo, era una propuesta real-mente tentadora, el mejor trabajo para algunos, pero Marc sabía que no era para él. Después de valorar sus opciones terminó por rechazar la oferta, ya que si aceptaba el puesto se vería encasillado en el estilo de traba-jo de Disney y su meta ahora era encontrar un estilo propio y ori-ginal.Siempre había pintado obras, con un estilo muy tradicional, detallado y real, pero después de descubrir que padecía cáncer y de que nece-sitara de varios tratamientos y qui-mioterapias, su estilo se redefinió, y ahora se basa en creaciones con más vida y brillo, algo que incluye muchos colores que reflejan alegría y está llena de aspectos positivos.De ahí surgió su original estilo, el cual él llama “Fun cities and coun-tries”, con tendencia en Pop-art, en el cual utiliza un sinfín de colores fuertes y llamativos y en técnica de acrílico para representar la vida y los aspectos principales de aquellas ciudades y lugares que ha visitado.

El dEsArrollo dE Un ProPio Estilo

El Pop-Art fue un importante movi-miento artístico del Siglo XX que se destacó por usar imágenes de la cultura popular, tomándolas de los medios de comunicación, tales como anuncios publicitarios, histo-rietas o de las películas. El Pop-Art busca utilizar este tipo de panora-mas populares y diferenciarlos de otras técnicas, como la acuarela o el acrílico, poniendo así cada ima-gen en otro contexto ya sea sola o en conjunto con otras, además de resaltar el aspecto banal y simple de algún elemento cultural, utilizando la ironía, la burla o el sarcasmo. Esta tendencia es considerada una de las últimas dentro de los movimientos del arte moderno.Con su original estilo, este nato pintor trata de exponer en cada

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119 de agosto de 2015 / el mañana / DomingocUltUrA

PuebLa.Monterrey.

pintura lo mejor de cada lugar, lo más representativo y simbólico para que la gente lo pueda apreciar. Lo más impresionante de su trabajo no es solo la majestuosidad con la que detalla los principales monumen-tos de la ciudad, sino cómo relata la historia de la misma y la cultura de cada lugar. Sus obras son en grandes tama-ños, lo que permite ir conectan-do la historia desde un punto diferente. Su estudio se encuen-tra en Sachsenhausen, Francfort, Alemania.Remus ha realizado varios viajes a más de 50 países y conocido alrededor de 1,000 ciudades en el mundo, le encanta hacerlo y estar en diferentes lugares para cono-cer más sobre la cultura, lugares y aspectos para de ahí plasmarlos en sus obras, incluso, habla con los nativos o gente del lugar para conocer más sobre la vida e his-torias típicas para conseguir más inspiración al describir una ciudad. Ha realizado trabajos de más de 90 ciudades diferentes de Alemania, los cuales ya se pueden apreciar

en sus exposiciones.Ha contactado con varios lugares para presentar su trabajo, prin-cipalmente en Alemania y los Estados Unidos, donde ha obtenido gran éxito.También ha realizado otros traba-jos, entre los cuales destacan ilus-traciones para una revista infan-til en EUA y la creación de una serie de libros para niños llamada “MagOra”, que habla sobre el arte y la magia y en la cual desarrolla otra habilidad como lo es la escri-tura creativa. Y aunque ha tenido bastante éxito en este ámbito, él sigue inclinán-dose más por la pintura.

México, PAÍs dE MilAgros dE lA nAtUrAlEzA

Marc ha realizado 20 viajes a 13 ciudades en México porque dice que le encanta este país. Ha pintado sobre algunas regiones de México y varias ciudades como Acapulco, Aguascalientes, Guadalajara, León, Mérida, Monterrey, Puerto Vallarta, entre otras. Dice que este

país se combina perfecto con su estilo de pop-art, ya que cuenta con mucha diversidad y vida llena de color que se conecta con la gama de colores que él maneja en su trabajo.Ha retratado en sus obras las pirámides Mayas, la catedral Metropolitana, el bosque mági-co de Chiapas, la fauna y algunos milagros de la naturaleza (como él los llama), tales como las barran-cas, cerros y otros panoramas que encuentra asombrosos, ya que de donde él viene, no se pueden apre-ciar vistas como las que se encuen-tran aquí. Asimismo, le atrae mucho la gente, a la cual retrata en cada uno de sus cuadros, desde un mariachi hasta una muchacha de grandes ojos negros.Participó en un concurso de artes en Alemania y de entre los 50 artistas que participaron, resultó el ganador, así que además de todos los reconocimientos le ofrecieron la oportunidad de exhibir su tra-bajo en un lugar muy reconocido de su ciudad.Para dicha exposición creó una

colección llamada “Expedición México: País de milagros”, que consta de alrededor de 18 pinturas, las cuales fueron expuestas en el Consulado de México en Alemania, ubicada en Francfort, en el 2013. Por dicho trabajo le dedicaron un reportaje en el periódico más importante de Alemania, el Bild Zeitung. En la actualidad, aún sigue visitando nuestro país para realizar más pinturas de más ciu-dades, naturaleza y otros lugares turísticos.Remus desea transmitir en Alemania y a todos aquellos que aprecian su obra, una imagen diferente de México, donde se refleje la historia, la cultura y la biodiversidad que aquí se tiene, ya que argumenta que en el mundo, solo se tiene la impresión que se encuentra en la televisión y otros medios sobre la violencia y los altos índices criminales. Él quiere demostrar otro panorama de nues-tro país a la población de Europa, para que conozcan todas las cosas maravillosas que aquí se pueden encontrar.

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12Domingo \ el mañana \ 9 de agosto de 2015 crÍticA

Por M. A. bastenierEl PAÍs

Karen Armstrong, la historiadora que profesó como monja católica, ha escrito una obra monumental de recopilación y ordenación de datos que constituye una historia política de las relaciones entre vio-lencia, política y religión, tríptico al que podríamos añadir un cuar-to elemento: la guerra, desde sus más o menos remotos comienzos hasta la actualidad. Y lo ha hecho con el objetivo de desentrañar las responsabilidades causales entre esos factores, tan constitutivos del mundo contemporáneo.Un empeño tan ambicioso plan-tea un problema ab origine que es dónde puede o no detenerse el autor en el discurso envolvente, la historia en la que se inscribe el fenómeno a estudiar. La elec-ción de la señora Armstrong es discutible en la medida en que la narración se pierde un poco en la descripción de ese contexto, pero igualmente podría argumentarse que sin el mismo nos hallaríamos ante un ensayo puramente teórico, desgajado de los acontecimientos.Religión y política, dice la autora, nacen indisolublemente unidas. En los comienzos del tiempo his-tórico, hace entre 10.000 y 12.000 años, la deidad se identifica con las fuerzas de la naturaleza que son tanto guía como justificación de los balbuceos de entidades que ya podemos llamar políticas. Y esa simbiosis genera como subproduc-to la guerra, que puede concebirse como la continuación de la religión no por otros, sino por los mismos medios. La religión, que más que generar vive con el recurso a la vio-lencia, es en todo momento un fac-tor que condiciona el disciplinado comportamiento del súbdito, y yo añadiría que un consuelo terrenal

Religión, política, violencia‘campos dE sangrE’ Es una obra EsEncial para comprEndEr los mEcanismos quE dEsatan

las guErras En El mundo

Grabado del Libro de las cruzadas sobre la toma de Jerusalén.

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139 de agosto de 2015 / el mañana / DomingocrÍticA

Fuimos Ciento Treinta y Dos,hoy somos Ayotzinapa;mañana devaluación

y sigue dando la mata.

Sesenta y ocho, año fueen que otros estudiantes,

por orden de “no sé quién”sufrieron otra masacre.

Y hoy, en lugar de Tlatlaya,se habla de Joaquín “El Chapo”,pues se aventó una escapada

que humilló hasta al mismo Rambo.

Y así los años se vany los cambios no se vienen...Mientras unos sufren más,

hay otros que se entretienen.

Hoy resulta que tambiény no de Barack Obama,nuestro Jefe y su mujer

ya tienen su Casa Blanca.

Criticamos mucho ayerel Partenón de Durazo,

y hoy resulta que tambiénun Secre estrenó un palacio.

De la Izquierda “uno” se hartó,y “La Tiznada” le puso

a un “ranchito” que comprópara un día irse agusto.

Y aunque ya se retiródel PRD, por supuesto

otro partido creópara seguir subsistiendo.

Y la maldad continuó antes y después de Cristo,

y eso mismo nos pasódespués y antes de Zedillo.

La democracia la dioel Presidente Zedillo,cuando a Fox felicitó

y al PRI escupió en el… “pasillo”.

Hoy ni el PRD ni el PAN,ni el PRI ni los partidejos,

nos sacan del muladaren que ellos nos metieron.

Ahora solo nos quedómeternos al Magisterio,

porque allí al que no chambeóle dan seguros y sueldo.

O de Plurinominal,que ganan por no hacer nada,

y si también nos va mal,pues nos vamos mucho

… “al rancho de Andrés Manuel”.

Flavio Hinojosa gutié[email protected]

PA´l rAncHo dE Andrés MAnUEl... La religión, más que generar, vive con el recurso a la violencia. La causa está en la naturaleza humana.

para los que en su tiempo se con-vertirán en ciudadanos. Hebreos y sarracenos, con el cristianismo inserto históricamente entre unos y otros, operan una mutación que el mundo occidental ha elevado por encima de cualquier otro credo: el monoteísmo. Y con lo que la historia llama el descubrimiento de América, jalón o epifanía, comienza el largo proce-so de alejamiento formal del hecho religioso de la realidad política cir-cundante.El Estado o imperio agrario ha des-aparecido ante el incipiente desa-rrollo del capitalismo comercial, y la industrialización, que comienza a hacerse efectiva en la segunda mitad del XVIII, hace retroceder

el papel público de la religión, sin que ésta por ello llegue a desva-necerse en la sociedad occidental, mientras que permanece muy vivo como elemento constituyente del mundo islámico y, de forma algo menos evidente, del judaísmo. La constitución de los Estados, que es ya reconocible tras la firma de los tratados de Westfalia (1648), y que culmina en el Siglo XIX, completa esa retirada del hecho religioso que, con una venganza, se parapeta, sin embargo, en lo que llamamos Nación. Y en esa transubstanciación, que es tanto o más lingüística que una reali-dad sobre el terreno, se produce la mutación del hereje en disidente, otra demostración de que muchas

cosas cambian para seguir (casi) igual. La propia Inquisición, con la que Armstrong se muestra, de acuerdo con el revisionismo de las últimas décadas, menos agravante que la condenación habitualmente infligida, era una institución que se movía por objetivos patentemente políticos: la eliminación de quienes consideraba enemigos potenciales o reales de la monarquía hispánica. Y el hecho de que en las guerras del XVII católicos apoyaran cuando les convenía al bando protestan-te y viceversa prueba el carácter politizado de la religión.La autora llega solo en el epílogo a lo que podría entenderse como un veredicto. La guerra ha sido a todos los efectos realidad perdu-

rable de cualquier civilización, pero ¿es la religión o la política su primus movens? Y la afirmación final, quizá algo desligada de todo lo anterior, es la de que la culpable de que así sea es la propia natu-raleza humana, de la que emanan política, religión y guerra como un segregado indiferenciable. Pero también cabría señalar que esa naturaleza no es sino el pre-cipitado de la simbiosis religión-política. Armstrong nos ha dado otra obra esencial para la comprensión de nuestro mundo, cuyos anteceden-tes se remontan a las primeras construcciones político-religiosas del ser humano: aquello que empe-zó en Sumer.

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14Domingo \ el mañana \ 9 de agosto de 2015 libros

Investigaciones del incrédulo Emmanuel Carrère

En su próxima novEla, El Escritor francés conviErtE a san pablo y san lucas En pErsonajEs. ‘El rEino’ aborda la capacidad dE contagiar la fE

San LucaS recibido como discípulo de san Pablo (1370), del maestro de Villahermosa.

Por lorenzo silvaEl PAÍs

A grandes rasgos, existen dos tipos principales de novela histórica: la que podríamos llamar de trasfondo histó-rico, es decir, aquella en la que sobre el telón de fondo de una determinada época se nos narran las peripecias de personajes ficticios que se pretenden más o menos verosímiles; y la nove-la histórica propiamente dicha, en la que los personajes se corresponden con personas que realmente existie-ron y cuya caracterización se preten-de más o menos fidedigna. También existe otra clase de novela, llamémos-la seudohistórica, en la que el autor maneja hechos y nombres reales a su antojo, sin ningún reparo en tergiver-sar o amañar lo que le convenga, pero ésta no interesa aquí.La novela histórica, en cualquiera de sus dos versiones expuestas, presen-ta una dificultad esencial: respecto de lo que no vemos o tocamos, y en especial respecto del pasado más o menos remoto, no tenemos más que conjeturas, mejor o peor fundadas; demasiado poco, en el mejor de los casos, para hacer esa clase de afir-maciones terminantes que el lector está habituado a esperar de la narra-ción. La dificultad se agudiza cuando hablamos de novelas históricas en las que los protagonistas lo son también. Éste es el caso de la última novela de Emmanuel Carrère, Le Royaume (de próxima aparición en castellano bajo el título de El reino, publicada por Anagrama), que para más complicar-se no versa sobre personajes cuales-quiera. En rigor, los protagonistas de su libro vienen a ser nada menos que san Pablo y san Lucas, y al fondo otro, Jesús, al que, se reconozca o no su historicidad, no puede negarse su

formidable influencia.Entre las muchas virtudes de un libro por varias razones excelente, desta-ca la manera en la que el autor lidia con su complejidad sustancial. Ya en otros de sus libros, como El adver-sario o Limónov, había demostrado Carrère su maestría para acercarse a una historia real y un personaje exis-tente sin colar en ningún momento sus hipótesis por hechos probados; dando al lector lo que es posible dar a partir de una documentación quesiempre es incompleta y cuestionable, habituándole a convivir con la incerti-dumbre y en cierto modo invitándole a salir de su zona de comodidad para arriesgar sus propias suposiciones. Este ejercicio lo lleva ahora al extre-mo por la entidad de las figuras que comparecen en su relato, pero también porque se trata de seres marcados por la impronta de la fe, y cuya historia versa, justamente, sobre la capacidad de suscitar la fe en otros.Ni san Pablo ni san Lucas conocieron a Jesús. San Lucas, todo un hallazgo como personaje literario, era un grie-go que no visitó Tierra Santa hasta su edad adulta, en un viaje que Carrère narra con singular pericia, plantean-do la posibilidad de que recabara de personas que habían conocido a Jesús informaciones que le llevaran a imprimir un especial carácter a su Evangelio. Con estos mimbres, Carrère, que inserta como es habitual en él exten-sos tramos de autoficción, referidos a su propia experiencia como cató-lico creyente y practicante primero, y agnóstico declarado y sobreveni-do después, levanta un monumental edificio narrativo que nos empuja a reflexionar (por cierto: desde el respeto siempre) sobre el hecho de la creencia y la increencia; sobre el

dogmatismo férreo, representado por Pablo, y la duda que lleva a conceder espacios al contrario, de la que atisba aquí y allá destellos en Lucas. Un argu-mento que, incorporado a una historia de hace 20 siglos, no puede ser más contemporáneo.La fe no está probado que mueva montañas, pero sí que ha movido y mueve la Historia. De todos los pasajes enjundiosos que contiene el libro, per-mítaseme escoger uno y, a falta aún de la edición española, traducirlo direc-

tamente del original: “No, no creo que Jesús haya resucitado. No creo que un hombre haya regresado de entre los muertos. Simplemente, que eso pueda creerse, que yo mismo lo haya creído, me intriga, me fascina, me descoloca, me perturba (no sé qué verbo es más apropiado). Escribo este libro para no creerme que sé más, no creyéndolo, que aquellos que sí lo creen y que yo mismo cuando lo creía. Escribo este libro para no darme la razón”. Admirable. Amén de necesario.

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159 de agosto de 2015 / el mañana / DomingooPiniÓn

Por Javier MaríasEl PAÍs

Siempre se ha procurado decir que cumplir años traía algunas ventajas, y como éstas eran poco tangibles (sabi-duría, serenidad y cosas así), parecía ser, más que nada, un vano intento de consolar al envejeciente. Yo, de momento, no veo grandes inconve-nientes en la edad que he alcanzado, pero últimamente sí hay algo que me empieza a preocupar, o a fastidiar, o a decepcionar. Mis años ya son bastan-tes, pero están lejos de los noventa, los ochenta y aún los setenta que acumula tanta gente alrededor. Quiero decir que no ha pasado tantísi-mo tiempo desde que llegué al mundo, menos aún desde que me incorporé a él plenamente –eso se producía, en mi época, cuando uno entraba en la Universidad–. De eso hará unos cua-renta y seis años, lo cual, en térmi-nos globales, es apenas un soplo, un periodo bien breve que no justificaría mi sensación, cada vez más frecuente, de asistir a supuestas novedades que no son sino repeticiones de cosas ya vistas. Ojo, no vistas ni oídas de segun-da mano, o estudiadas en los libros de Historia, sino vividas directamente por mí.

¿Todo se repite tan pronto?tan pronto?

ya sé cómo son EstE hombrE o Esta mujEr. los hE visto antEs;

sé sus métodos, dE qué van

Me ocurre a menudo con la literatura, el cine y la música, las tres artes que más me acompañan. Leo novelas o poesía o ensayos que se me presentan como innovadores o vanguardistas o “postcontemporáneos” o “transmo-dernícolas”, elijan el término que prefieran; y, con alguna excepción, me encuentro con piezas que para mí son antiguas, cosas ya probadas en los años cincuenta, sesenta o setenta del Siglo XX (y luego arrumbadas en su mayoría, por tontainas, plomizas o huecas). Hoy vuelve a animarse la novela “social” o “comprometida”, por ejemplo, de la cual tuvimos hasta morirnos de aburrimiento. Y no es que la actual coincida en sus inten-ciones con la del “realismo social” pero sea enormemente distinta: no, es casi idéntica a la más apesadum-brada y pedestre de los cincuenta y sesenta, cuando no una ínfima paro-dia de Galdós. Otro tanto sucede con los “experimentalismos”, que parecen imitaciones de los de los setenta, y con el mismo grado de pedantería. Como si no hubiera transcurrido el tiempo,

hay ensayos que a su vez son reme-dos levemente aggiornati de Deleuze, Barthes, Foucault y hasta Sartre (sin quitarles a ninguno su mérito, nada tiene eso que ver). Hoy causa furor mundial el “filósofo” Zizek, al que no he leído ni oído más que trivialida-des vehementes salidas de la máquina del tiempo, todas me recuerdan a mi más estúpida y pomposa juventud. Lo mismo en cine: la celebrada Ida, con su saco de premios, es la mera regresión a las producciones setenteras del Este que veíamos en cine-clubs. Hasta han vuelto la solemnidad y la unción con que solían contemplarse estas anti-güedades.Pero lo más curioso es que esa sensa-ción de déjà vu se experimente tam-bién con las personas.La desazón va más allá. También con los particulares, gente nueva o joven a la que uno conoce, me es cada vez más frecuente pensar pronto: “Ya sé cómo son este hombre o esta mujer. Los he visto y padecido antes (o dis-frutado, no crean); sé sus ambiciones, sus métodos, de qué van, qué es pose

en ellos y qué no; si son o no de fiar, si son soberbios o angelicales; si son sinceros o falsos, aduladores y trepas o nobles y que van de frente; inclu-so si tienen buena o mala índole, si son unos farsantes y cantamañanas o gente que se esfuerza en pensar por sí misma; si son listos, tontos, listos-idiotas o aparentes bobos con arreba-tos de brillantez”. Claro que uno no es infalible y puede equivocarse, pero eso no quita la sensación de saber, de “reconocer”. A eso se le debe de llamar “ser perro viejo”. A que resulta más difícil engañarlo a uno: ha visto y oído ya mucho, ha prestado atención, y quizá la variedad humana, pese a su fama de infinita, en realidad no da mucho de sí. No hay duda de que hay arquetipos que permanecen y se reiteran a lo largo de siglos, son preexistentes a la fecha de nuestro nacimiento. Y uno tarda en apren-dérselos, estamos todos condenados a una larga fase de ingenuidad, de ser pardillos. Pero, una vez dejada atrás, resulta descorazonador y decepcio-nante ver cómo vuelve todo lo anti-guo una y otra vez, como si la capa-cidad de inventiva se agotara pronto. En menos de lo que dura una vida, que ya es decir, porque la vida siem-pre es corta.

Hoy vuelve a animarse la novela “social” de la cual tuvimos hasta morirnos de aburrimiento.

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14Domingo \ el mañana \ 9 de agosto de 2015 cUltUrA

Jaltocán, Hidalgo

Como un referente para promover la memoria musical, dancística, cocina, de medicina y tradiciones huastecas, se creó el Festival de la Huasteca, mismo que llega a su vigésima edi-ción. En esta ocasión las acciones se desarrollarán en el municipio de Jaltocán, Hidalgo, Estado que reci-be por cuarta vez el encuentro de creadores de esta milenaria región cultural.Durante cuatro días de agosto el hua-pango no dejará de sonar.De Tamaulipas, el Trío Alegría Huasteca participa en un encuentro de músicos huapangueros junto a los tríos: Dos Generaciones, originarios de Hidalgo; Inspiración Huasteca, surgidos de Puebla; 7 Mares, prove-nientes de Querétaro; Tierra Luna, de San Luis Potosí; Ozuluama, de Veracruz; y Los Brujos de Huejutla, también anfitriones de Hidalgo.El Trío de la Casa de Cultura de Altamira, Tamaulipas, se presen-ta junto a nuevas generaciones de

músicos huapangueros acompañados por los tríos: Del taller de Formación de Son Huasteco, provenientes de Tamazunchale, San Luis Potosí; y Juvenil Cantores del Son, nacidos en Veracruz.Otro encuentro de músicos hua-pangueros tendrá la participación del trío tamaulipeco, Hermanos Balderas, éstos participan en con-junto a los tríos: Ritmo Huasteco, de Hidalgo; Staku y sus Huastecos, de Puebla; Perfecto López y su Tradición Serrana, de Querétaro; Invasor de la Sierra, de San Luis Potosí; Aguacero, de Veracruz; y Palomitas Serranas, del D.F. No podía faltar en este festival el Conjunto Típico Tamaulipeco, quie-nes representan la música de esta región desde hace algunas décadas.Las danzas tradicionales son parte fun-damental del Festival de la Huasteca, por ello, de Tula, Tamaulipas, partici-pa la Danza de a pie de San Antonio de Padua, una representación de la conquista española en este Pueblo Mágico.

Suenan la jarana y la décimaen XX Festival de la Huasteca