Práctica, herencia y diversidad cultural

El concepto de “cultura”

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El concepto de “Cultura”Definición de la RAE (Real academia española) Conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc.

Definición antropológicaVista la cultura como el conjunto de reglas [o pautas] con cuyo uso las personas dan forma a su acción social 1 podemos entender a la cultura como una propiedad de estas acciones y no como una colección de objetos; así, el arte y los objetos artísticos tienen más que ver con ser un producto o un determinado tipo de forma física derivados de la acción social entre las personas (de carne y hueso).

Nuestras pautas culturales y el modo en que las utilizamos, dan cuenta de una forma de entender la realidad, de una forma de relación con los otros y de una forma de relacionarnos con el entorno.

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¿A qué nos obliga la cultura?Una forma posible de mirar la cultura es seguir la vida de la palabra. “Cultura” fue para los hablantes del latín “Agricultura”, pero también culto, homenaje, adoración; con estos ojos también podemos ver que “cultura” comenzó refiriéndose a un proceso, el proceso del cultivo y de la adoración, y que una vida de siglos terminó convirtiéndola en signo de un producto, el resultado de un proceso: la obra, la cosa realizada, liberada ya del cuerpo que le dio la vida.Escencializar o reificar la cultura es cargar las tintas del lado del contenido o la estructura como si fueran completamente independientes de la acción, obviando así las acciones que, en cada situación, conforman la vida social, el proceso.

La reificación es la aprehensión de fenómenos humanos como si fueran cosas, vale decir, en términos no humanos, o posiblemente supra-humanos. Se puede expresar de otra manera diciendo que la reificación es la aprehensión de los productos de la actividad humana como si fueran algo distinto de los productos humanos, como hechos de la naturaleza, como resultados de leyes cósmicas, o manifestaciones de la voluntad divina.

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Gerd Baumann también ha escrito, con razón, que “conocer lo que implica el término reificación […] probablemente sea el paso más importante para convertir a una persona en un científico social”. Reificar es analíticamente improductivo porque no encaja con nuestra experiencia, que es experiencia del movimiento. Además es éticamente peligroso y políticamente dañino porque, al reflexionar sobre las sociedades humanas, lleva a pensar que sus formas regladas de prácticas son esencias detenidas en el tiempo, y puede llevar a concluir que así debe ser para siempre. Cuando se sostiene esta idea desde la perspectiva de una “defensa de la cultura” es evidente que lo que se está defendiendo es la persistencia de los contenidos de la cultura por encima de las personas que, en definitiva, dan forma a esos contenidos.También hay que eludir la ficción opuesta que lleva a considerar que las formas culturales son puro movimiento sin anclaje. Esta otra exageración se llama formalismo y conduce a considerar que una cultura es sólo una pura forma móvil (¿cómo puede ser esto?), una forma en la que poco cuenta la forma concreta que se construye en el proceso.

Según Eugenia Ramírez Goicoechea: sólo podemos entender la cultura como forma social; solo podemos entender las ideas como formas vivas, puestas en práctica por nuestros cuerpos en relación.

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Esa cosa tan viejaAl subir a las alturas, a lo más alto del espíritu, la cultura se convierte en esa cosa tan seria, ese objeto de veneración que encierra un secreto sagrado y escapa a la reflexión racional como arma de profanación.Situada en las alturas la cultura huele inevitablemente a ranciedad. En nuestro lenguaje común la representamos como un objeto caduco, un vestigio del pasado. Algo muerto ante lo que nos quitamos el sombrero, o ante lo que, tal vez, perdemos la cabeza; una pesada piedra que viene hacia nosotros desde un tiempo remoto, nos golpea en la espalda y nos despeña por el barranco de la pasión: un toque de trompetas, una bandera, un himno que nos empuja ciegamente. Así concebida, la cultura nos antecede, nos empuja, nos limitamos a sucumbir a su fuerza. Esa herencia se convierte entonces en algo más valioso que nosotros mismos.Y al entenderla como una herencia inmutable que nos antecede y se nos impone, confundimos frecuentemente lo que viene de arriba y lo que viene de abajo: el espíritu de Dios y el espíritu del pueblo. Ambos, antepasados, nos infunden su fuerza. Ambos, unidos en la historia por el hálito romántico que transmutó conscientemente la idea de Dios en las ideas de pueblo y nación, coinciden en lo mismo: la cultura está muerta.

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Esa cosa tan seria

Comúnmente perseguimos el fantasma de la cultura con mucha seriedad, a veces incluso vestidos de etiqueta. Lo hacemos así, sobre todo, cuando vemos en ella un fin elevado.Es por eso que, en esta clave, la cultura seria viene a ser calificada como “alta cultura”: una cultura fetén, de la buena. Un capital que cuesta conseguir y que, una vez adquirido, hay que conservar como un patrimonio (en muchos casos patrimonio familiar). Esa cultura está tan alta que se que se distingue radicalmente de la otra, la cultura que está abajo, esa que reconocemos con la expresión “cultura popular”, la de los que propiamente no tienen cultura, o sea, cultura de la buena. Nos reímos de la cultura del pac-man, pero no de la entrega del premio Cervantes. En todo caso, en ambas formas de acción se siguen reglas convencionales e incorporan cultura.

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Bibliografía

Baumann, Gerd. 2001. El enigma multicultural. Un replanteamiento de lasidentidades nacionales, étnicas y religiosas. Barcelona, Paidós.

Díaz de Rada, Angel. 2012. Cultura, antropología y otras tonterías. Madrid, Editorial Trotta.

Diccionario RAE: http://dle.rae.es/?w=diccionario

Ramírez Goicoechea, Eugenia. 2009. Evolución, cultura y complejidad. La humanidad que se hace a sí misma. Madrid, Editorial Universitaria RamónAreces.

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Trabajo práctico Nº 1Trabajar a partir de la idea o concepto de cultura manejado por cada uno más el que aquí se ha propuesto.A partir de esto analizaremos el texto “El ejercicio de la cultura en la comunidad” y el video de “El discurso de la cultura” de Mario Vargas Llosa.En una hoja haremos dos columnas para cada caso, rescatando en una los aspectos que consideramos positivos y en la otra los negativos de cada propuesta (por separado).

Esta tarea se puede hacer de modo grupal o individual (grupos no mayores a tres integrantes, sin excepción). Deberán presentar las listas por escrito (en computadora, NO manuscrito) impresas en la próxima clase, y como archivo adjunto vía mail o por mensaje de Facebook, como máximo hasta el viernes 7 de abril.