Ensayo 1 aprender y educar

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Aprender y el educar M.Sc. Miriam Lopez Paulo Freire, conocido por sus escritos tales como Pedagogía del Oprimido y Cartas a quien Pretende Ensenar dice en esta última que el “enseñar no existe sin el aprender” (Freire, 2005, p. 28). Y es que estos dos conceptos van de la mano; uno lleva al otro. El hablar de educar lleva directamente a hablar de aprender y es que ambos conceptos están estrechamente relacionados. La persona que educa también aprende, o al menos así debería ser el proceso en un buen educador. El que educa, primero aprendió y cuando educa, reaprende lo enseñado. Constantemente la gente está reaprendiendo, es decir, está aprendiendo sobre lo que pensaba que ya sabía. Un estudiante aprende sobre lo aprendido, es decir, relaciona lo “novedoso” con alguna experiencia conocida y trata de “encajar” las piezas para formar un conocimiento nuevo. El educador ayuda al estudiante a reconocer esa conexión entre lo sabido y el nuevo conocimiento que formarán el nuevo aprendizaje o comprensión. Esta guía que provee el educador, como lo señala Freire (2005), no es un proceso simple. No se trata de simplemente transferir conocimientos al estudiante, sino que se debe intentar “despertar en los alumnos un interés reflexivo hacia las materias que están aprendiendo” (Blythe, 1998, p. 36), es decir, motivar al estudiante a comprender. Facilitar la comprensión es la meta que debe perseguir todo educador, pero no es una meta fácil. Muchas veces al estudiante se le dificulta ver las conexiones que hay entre lo que está aprendiendo y la vida real. Para ayudar al estudiante

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Aprender y el educarM.Sc. Miriam Lopez

Paulo Freire, conocido por sus escritos tales como Pedagogía del Oprimido y

Cartas a quien Pretende Ensenar dice en esta última que el “enseñar no existe sin

el aprender” (Freire, 2005, p. 28). Y es que estos dos conceptos van de la mano;

uno lleva al otro. El hablar de educar lleva directamente a hablar de aprender y es

que ambos conceptos están estrechamente relacionados. La persona que educa

también aprende, o al menos así debería ser el proceso en un buen educador. El

que educa, primero aprendió y cuando educa, reaprende lo enseñado.

Constantemente la gente está reaprendiendo, es decir, está aprendiendo sobre lo

que pensaba que ya sabía. Un estudiante aprende sobre lo aprendido, es decir,

relaciona lo “novedoso” con alguna experiencia conocida y trata de “encajar” las

piezas para formar un conocimiento nuevo. El educador ayuda al estudiante a

reconocer esa conexión entre lo sabido y el nuevo conocimiento que formarán el

nuevo aprendizaje o comprensión. Esta guía que provee el educador, como lo

señala Freire (2005), no es un proceso simple. No se trata de simplemente transferir

conocimientos al estudiante, sino que se debe intentar “despertar en los alumnos un

interés reflexivo hacia las materias que están aprendiendo” (Blythe, 1998, p. 36), es

decir, motivar al estudiante a comprender.

Facilitar la comprensión es la meta que debe perseguir todo educador, pero no es

una meta fácil. Muchas veces al estudiante se le dificulta ver las conexiones que hay

entre lo que está aprendiendo y la vida real. Para ayudar al estudiante a hacer esas

conexiones, el docente debe empezar por realmente conocerlas, es decir, el

educador debe tener plena comprensión del tema antes de tratar de facilitar la

comprensión en sus estudiantes. Teniendo pleno conocimiento y comprensión del

tema es la única forma en que el docente logrará dirigir a sus estudiantes hacia un

verdadero aprendizaje. Nuevamente resalta la relación entre educar y aprender o

aprender y educar.

Es importante que el docente aprenda a educar y eduque para la comprensión. “El

aprendizaje supone un cambio” (Salgado, 2006) pero para que se dé un verdadero

cambio, se requiere de comprensión. Cuando un estudiante comprende, puede

aplicar lo que ha aprendido, puede cambiar o aceptar los cambios que se requieren

de sus conocimientos previos. Blythe (1998) señala que “desarrollar la comprensión

significa hacer cosas usando los conocimientos previos para resolver nuevos

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problemas en situaciones inéditas” pues entonces, no se trata solamente de aplicar

lo que se ha aprendido sino poder aplicarlo en nuevas situaciones que surjan en la

vida real. Solo así se puede afirmar que el estudiante realmente aprendió o

comprendió.

Aprender, reaprender, comprender y educar para la comprensión son conceptos que

entendidos con claridad ayudarán tanto al docente como a sus estudiantes a lograr

un mejor proceso de enseñanza-aprendizaje. Se debe recordar que la educación se

rehace constantemente con la práctica, que cada educador a su vez es aprendiz

pues aprende de las experiencias de sus estudiantes y sus estudiantes se alimentan

de las experiencias de su docente. Tanto educador como educando, al reflexionar

sobre estas experiencias, se transforman en descubridores de nuevas realidades y

este es el resultado de una educación verdadera. En este sentido Freire (1970)

señala que “la educación verdadera es praxis, reflexión y acción del hombre sobre el

mundo para transformarlo” (p.3). Si se desea realmente transformar y educar,

entonces se debe aprender y luego reaprender lo aprendido. Aprender y educar,

dos conceptos sin los cuales existiría uno sin el otro.

Referencias

Blythe, T. (1998). La enseñanza para la comprensión: Guía para el docente. Buenos

Aires, Arg: Paidos.

Freire, P. (1970). La Educación como práctica de la Libertad. Tierra Nueva,

Montevideo, UY: Tierra Nueva.

Freire, P. (2005). Cartas a quien Pretende Enseñar (10ª edición). Buenos Aires, AR:

Siglo XXI.

Salgado, E. (2006). Manual de docencia universitaria: Introducción al constructivismo

en la educación superior. San José, CR: Editorial Ulacit.