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I e eramlca de Talavera de la Reina La producción de cerámica en Talavera es conocida desde el siglo Xv, ya finales del XVI existían ya ocho alfares "de lo En esta época se producen loza y azulejos de corte renacentista italiano, contribuyendo a ello la llegada del italiano Francisco Niculoso, según la teoría de Gómez Moreno y Artiñano. Sin embargo, el Padre Vaca desmonta esta teoría, que tacha de "mezquinas"las composiciones del italiano frente a las "espléndidas ornamentaciones renacentistas de los alfareros talaveranos': E stamos seguros que Talavera y Puente del Arzobispo son los centros ceramistas que más han aportado a la cerámica farmacéu- tica, en cantidad y cali- dad. La repetición de te- mas en épocas diferen- tes motiva, entre otras cosas, que su evaluación y datación se haga, en ocasiones, dificil. La evolución de Puente del Arzobispo corre parale- la a la de Talavera y sus labo- res no están bien diferencia- das. Sólo a partir del siglo XIX es posible hacer una distinción cuando Puente adquiere una per- sonalidad propia al imponer sus motivos decorativos, color verde, etc. Platón Páramo dice, en una confe- rencia pronunciada en 1927 en el Real Colegio de Farmacéuticos de Madrid: "Ornamental e históricamente desempeña- ron los botes y cacharros de nuestras boticas un brillante papel, puesto que a todas o a casi todas la farmacias españolas Talavera las decoró con sus artís- ticos botes o albarelos, que así se llamaban, de fondo blanco lechoso y dibujo azul; botes bien en forma tu- bular, estrechados en su medio para poderlos coger mejor, o en forma de tinajilla de torneado y alto copete, que no prodigaron tanto, porque tenían que manejarse con las dos manos, y esto resul- taba molesto". Felipe 11 encargó, para el Mo- nasterio de El Escorial piezas de la popular Serie Esponjada y de la llamada de Bos Floris, que imita los trabajos en hierro flamencos. A partir de entonces, Talavera y Sevilla ostentan la supremacía en este género. Poco a poco los hor- nos talaveranos adquieren verdadera personalidad y producen las series tricolor y de influencia orienta- lizante. La influencia renacentista italiana se deja ver en la serie policroma, fabricada durante la segunda mitad del siglo XVII. El final de este siglo marca el auge ta- laverano. En el siglo XVIII comienza la decadencia de la cerámica de Talavera motivada por el cambio Izda.: Gran jarrón barroco del segundo tercio del XVIII. Sobre estas líneas: Albarelos de la primera mitad del siglo XVII. Piezas de la serie "salpicada en azul sobre fondo blanco': Colección Carranza de Madrid. FARMACÉUTICOS' ABRIL 1999 39

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I e

eramlca de Talavera de la Reina

La producción de cerámica en Talavera es conocida desde el siglo Xv, ya finales del XVI existían ya ocho alfares "de lo fino~ En esta época se producen

loza y azulejos de corte renacentista italiano, contribuyendo a ello la llegada

del italiano Francisco Niculoso, según la teoría de Gómez Moreno y Artiñano. Sin embargo, el Padre Vaca desmonta esta teoría, que tacha

de "mezquinas"las composiciones del italiano frente a las "espléndidas

ornamentaciones renacentistas de los alfareros talaveranos':

Estamos seguros que Talavera y Puente del Arzobispo son

los centros ceramistas que más han aportado a la cerámica farmacéu­tica, en cantidad y cali­dad. La repetición de te­mas en épocas diferen­tes motiva, entre otras cosas, que su evaluación

y datación se haga, en ocasiones, dificil.

La evolución de Puente del Arzobispo corre parale­

la a la de Talavera y sus labo­res no están bien diferencia­

das. Sólo a partir del siglo XIX es posible hacer una distinción

cuando Puente adquiere una per­sonalidad propia al imponer sus

motivos decorativos, color verde, etc. Platón Páramo dice, en una confe­

rencia pronunciada en 1927 en el Real Colegio de Farmacéuticos de Madrid:

"Ornamental e históricamente desempeña­ron los botes y cacharros de nuestras boticas un

brillante papel, puesto que a todas o a casi todas la farmacias españolas Talavera las decoró con sus artís­ticos botes o albarelos, que así se llamaban, de fondo blanco lechoso y dibujo azul; botes bien en forma tu­

bular, estrechados en su medio para poderlos coger mejor, o en forma de tinajilla de torneado y alto

copete, que no prodigaron tanto, porque tenían que manejarse con las dos manos, y esto resul­taba molesto". Felipe 11 encargó, para el Mo­nasterio de El Escorial piezas de la popular

Serie Esponjada y de la llamada de Bos Floris, que imita los trabajos en hierro flamencos.

A partir de entonces, Talavera y Sevilla ostentan la supremacía en este género. Poco a poco los hor­nos talaveranos adquieren verdadera personalidad y producen las series tricolor y de influencia orienta­lizante.

La influencia renacentista italiana se deja ver en la serie policroma, fabricada durante la segunda mitad del siglo XVII. El final de este siglo marca el auge ta­laverano. En el siglo XVIII comienza la decadencia de la cerámica de Talavera motivada por el cambio

Izda.: Gran jarrón barroco del segundo tercio del XVIII. Sobre estas líneas: Albarelos de la primera mitad del siglo XVII. Piezas de la serie "salpicada en azul sobre fondo blanco': Colección Carranza de Madrid.

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Cerámica de Talavera de la Reina

Albarelos de influencia

renacentista italiana (siglos

XVII-XVIII). Colección

Carranza de Madrid.

de gustos y la compe­tencia con la fábrica de

Alcora. Su producción se va popularizando, a

• pesar de los intentos de resurgimiento. En el siglo XIX son destrui­das las fábricas por la Gue-rra de la Independencia y las que vuelven a funcionar se caracterizan por reali­zar cerámica de tipo po­pular, siendo de una cali­dad bastante inferior las piezas fabricadas a fina-

les de este siglo. Se intenta resucitar la cerá-

mica talaverana a primeros del siglo XX, centrándose la producción en la artística serie polícroma. Contribuye activamente en ello Juan Ruiz de Luna fundando en 1908 una fábrica en so­ciedad con el pintor sevillano Enrique Guijo y la co­laboración del coleccionista Platón Páramo.

En la producción de cerámica talaverana tuvieron gran importancia las piezas de uso farmacéutico y es a partir del siglo XVI cuando se comienzan a surtir las boticas españolas. No obstante, en el siglo XV se

Talavera y Puente del Arzobispo son los centros ceramistas Q!Je más han aportado a la cerámica farmacéutica

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fabricaron los primeros botes de botica que eran de reflejo metálico o simplemente azulados, con dibujos plumeados mudéjares sencillos, que desaparecen al ser expulsados los árabes por los Reyes Católicos. También en esta época Puente del Arzobispo fabricó unos botes tubulares decorados con pájaros, ciervos, jabalíes y otros aílimales para la botica del Monaste­rio de Guadalupe; con la cubierta estannífera en la que domina el color verde esmeralda, tan característi­co de la cerámica de Puente, y el dibujo mudéjar.

La producción más importante data de la primera mitad del siglos XVIII y corresponde a la llamada se­rie azul, por aparecer los escudos religiosos o civiles con este color. Son importantes los escudos de las ór­denes de los carmelitas, agustinos, jesuitas, domini­cos, concepcionistas, benedictinos, jerónimos, fran­ciscanos, etc.

Fueron importantes las colecciones de las boticas de los Monasterios de Silos, de El Escorial y Guadalupe, del Palacio de la Granja de San Ildefonso, de las car­tujas de Aniago y Matallana, de la Farmacia Militar de Ceuta, de los hospitales de las Cinco Llagas de Se­villa, San Juan de Toledo, Alcalá de Henares y Pro­vincial de Madrid.

La cerámica talaverana está presente en numerosos museos:

- En Talavera de la Reina (Toledo): Museo Ruiz de Luna.

- En Madrid: Instituto de Valencia de Don Juan, Mu­seo de la Farmacia Hispana, Museo de Farmacia Mili­tar, Museo de Artes Decorativas, Museo Arqueológi­co Nacional, Museo de la Real Academia de Far­macia, etc.

La Farmacia del Hospital Provincial de Madrid po­see una colección de orzas de gran belleza y pasta muy fina, boca ancha con tapadera y en el frente lle­van pintado en azul un soberbio escudo de España con toisón y corona real encima. En un principio se pensó que podrían proceder de la fábrica de Porcelana del Buen Retiro, pero al ser de loza, se ha considerado que lo más probable es que sean de fabricación tala­verana.

- En Barcelona: Museo Arqueológico, Museo del Pueblo Español (hoy ubicado en el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Barcelona).

- Existen importantes colecciones particulares, y ca­be destacar por su importancia la Colección Carran­za de Madrid.

Formas de los botes de botica Los botes de botica son de muy diversas formas:

- Albarelos: de origen italiano (albarello). Conoci­dos por este nombre sólo en España e Italia. En caste­llano se les llama también botes o vasos de farmacia, vasos en forma de comete o cometes de farmacia.

Por estas fechas, el albarelo es la forma farmacéuti­ca por antonomasia y estaban destinados a contener sustancias sólidas o viscosas.

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Su cuerpo es cilíndrico y la boca ancha; el cuello es corto y la parte central algo más estrecha para poder­lo coger.

Los más pequeños se llamaban pildoreros porque estaban destinados a contener píldoras. También se dice que se usaron para contener ungüentos, bálsa­mos, opiatas, y medicamentos más consistentes que las mieles y de menor alteración.

- Cántaros: de cuerpo grande y abultado, cuello al­to y recto y con una o dos asas que van desde el cuello a la panza. Se empleaban para contener aguas destila­das, jarabes en cantidad y, en ocasiones, para aceites.

- Jarrones: son de gran panza más o menos ovoide. Con dos asas trenzadas o de figurilla que van desde el cuello a la panza, gollete troncocónico o en forma de campana invertida y pie destacado. Generalmente po­seen tapa. Es el bote farmacéutico más distinguido, por su forma, dimensiones y elegancia.

Fue usado para contener los medicamentos más pre­ciados en la antigua terapia: la triaca, confección de jacintos, mitridates, etc.

- Orzas: son vasijas panzudas que carecen de asa y si las tienen son pequeñas y están insertas en el vien­tre. Son de boca ancha y cuello corto. Solían contener féculas, polvos, semillas oleaginosas. Las hay en for­ma de barril y de tonelete.

Albarelos pintados en azul con decoraciones barrocas que rematan las cartelas inferiores con las inscripciones. Pertenecen a la serie de decoración heráldica. Primera mitad del siglo XVIII. Colección Carranza de Madrid.

- Botellas: poseen cuerpo ovalado y cuello largo y estrecho. Carecen de asas. Estaban destinadas para contener agua y líquidos. Las que contenían agua des­tilada se les llamaba "búcaros".

- Aguamaniles: no formaban parte del botamen far­macéutico, pero se les consideraba como un material auxiliar.

Estos botes llevaban la correspondiente inscripción que, en ocasiones, era la única decoración. Puede ir

inscrita en la propia pieza o dejar un espa-cio en blanco enmarcado por una cartela donde se coloca una etiqueta para poner el nombre del medica­mento, variando la etiqueta de acuerdo con el contenido. Se colocan las inscripciones cerca del pie, en la panza del bote o transversalmente.

Hasta el siglo XIX el idio­ma empleado en la inscrip­ción fue el latín. Y el nombre de la droga iba en abreviatura, con letras contraídas o super­puestas.

Cronología y series - Siglo XVI: Serie de bos floris. La

pieza está completamente decorada, sin que exista tema central. La pieza está cubier-ta deferronerias, es decir, motivos que imitan los tra­bajos de hierro flamencos. Van pintadas en un tono azul no uniforme, con un contorno azul oscuro limi­tando la parte relevante en blanco. Este contraste pro­duce una elevada sensación de relieve. Intercalados entre los motivos anteriores se encuentran: cabezas de angelitos, margaritas, círculos, racimos, etc., pinta­dos en colores ocres o amarillos. Este nuevo tipo de decoración hizo que los alfares

talaveranos abandonasen las técnicas mudéjares y se introdujesen en las renacentistas. Se trata de una serie culta, desde el momento que se quiere adoptar un nuevo estilo, aunque en principio no se consiguieran los mejores resultados.

Orza de finales del siglo XVI­principios del XVII. Pieza de las serie "salpicada en azul sobre fondo blanco': En el centro hay un óvalo con el escudo de la Casa de Austria. Colección Carranza de Madrid.

Los primeros botes de botica (XV) eran de reflejo metálico o azulados, con dibujos plumeados mudéjares sencillos. Esta técnica fue introducida en España por Juan

Floris, que fue nombrado criado y maestro de azule­jos por el rey Felipe II.

Las formas farmacéuticas más comunes son las or­zas, con asas o sin ellas. Es muy interesante el modelo encargado por Felipe II para la botica del Monasterio de El Escorial, que lleva el escudo con la parrilla de San Lorenzo y el león rampante de los Jerónimos en tonos ocres y amarillos. El escudo posee una corona, pero carece de orla a su alrededor.

- Siglos XVI-XVII: Serie esponjada. El color suele aplicarse con una esponja o paño produciendo sobre la pieza un punteado irregular, en un tono azul cobal­to sobre baño blanco, salpicado de manchas amarillas o verdes. Esta decoración está extendida por toda la pieza. Suelen llevar cartela blanca y escudo.

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Cerámica de Talavera de la Reina

Albarelo de la serie "esponjada"

(XVI-XVII). Estos botes fueron

encargados por Felipe 11 para la

botica del Monasterio de El

Escorial. Museo de la Farmacia Hispana UCM.

Los ejemplares farmacéuticos son los alba-relos y los cántaros. Algunos albarelos fue­ron encargados por el rey Felipe II para la botica del Monasterio de El Escorial. En ellos aparece la parrilla de San Lorenzo y el león rampante de los Jerónimos en colores amarillos y ocres. Angel Fernández Ruiz­Capillas, farmacéutico de San Lorenzo de El Escorial, es el propietario de la magnifica co­lección de albarelos procedente de la botica de este Monasterio. Siglo XVII: Influencia orientalizante. La decoración está constituida por: golondrinas, cervatillos, patos, conejos, aves zancudas, etc., todos ellos en medio del follaje. El resto de la superficie va decorado con hojas de he­lecho y flores muy esquemáticas. Las piezas farmacéuticas suelen ser: .albare­los, cántaros y botellas. El baño o vedrio es blanco lechoso y los motivos suelen ir pinta­dos en azul no muy vivo, aunque varia de unas piezas a otras. Esta serie se siguió fabricando en los siglos XVIII y XIX, indistintamente en Talavera y Puente del Arzobispo. - Siglo XVII: Serie azul. Esta serie se ca­racteriza porque la nota predominante es el

color, aunque los temas decorativos son to­mados de la serie policroma. Esta decoración

escénica o pictórica sólo aparece a finales del siglo XVII y principios del XVIII. A me-

dida que avanza este siglo predominan las piezas azules, que adquieren personalidad propia, y las esce­nas pictóricas son de influencia renacentista. Estamos tratando del estilo propiamente talaverano, de técnica de cerámica llamada "pintada", cuyas piezas fueron muy apreciadas en España. En esta serie se fabricaron piezas de lujo y populares.

Las piezas farmacéuticas más frecuentes son los cántaros,jarrones con asas, grandes orzas y botes en forma de barril.

Su decoración consiste en toda una escenografia, donde se presentan escorzos y perspectivas, es decir, aparece verdaderamente el espacio.

Los temas preferidos son la caza, montería y acoso de fieras; temas mitológicos; escenas galantes; moti­vos heráldicos con orlas y lambrequinos. En general, hay un gran predominio del dibujo en el que aparece una gran soltura lineal.

- Siglos XVII y XVIII: Decoración heráldica. La mayoría de las piezas de uso farmacéutico van deco­radas únicamente con un tema heráldico, dejando el

Existen importantes colecciones particulares, entre ellas cabe destacar la Colección Carranza de Madrid 42 FARMACÉUTICOS' ABRIL 1999

resto de la pieza en blanco. La decoración es muy sim­ple, no siguiendo la evolución de la moda.

Los escudos pertenecen en su mayor parte a las ór­denes religiosas que habitaban los monasterios: agus­tinos, dominicos, carmelitas, compañía de Jesús, Her­mandad de la Esclavitud, etc.; otros tenían grabado el escudo de la Inquisición o el anagrama de Jesús y Ma­ria. Existe una orza en el Museo Arqueológico de Ma­drid con el escudo de Santa Catalina, porque proba­blemente proceda del extinguido convento de los Jerónimos de Talavera o del Hospital de Santa Catali­na de Puente del Arzobispo.

Otros botes van decorados con escudos reales o de armas, escudos de España, con águila bicéfala los de la Casa de Austria. Estos suelen ir rematados con la corona real ( cerrada) o de marqués (abierta).

En estas decoraciones suele repetirse el mismo esti­lo de orla o lambrequín barroquizante, que rodea el escudo que suele ser de tosca factura.

Entre las piezas farmacéuticas las más típicas son los albarelos y orzas, algunos de factura muy popular y otros hechos con más finura.

- En el siglo XVIII se produce una etapa decadente y la producción popular se apodera de las manufactu­ras talaveranas. Aparece la serie azul al claroscuro, llamada así por aplicar el color a base de una gradua­ción tonal muy acusada, y la serie policroma de lajlor depatata.

En el siglo XIX y después de la Guerra de la Inde­pendencia, los hornos talaveranos quedan reducidos a cuatro y sus producciones quedan agrupadas en temas populares de exaltación nacional, temas de inspira­ción alcoreña y decoración heráldica. _

Dr. José de Vicente González de las BB. AA. de Farmacia '1 Ciencias Veterinarias