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[1]
Nº 10Abril | 2015
ESPA
ÑA
DIGITALRevista del Comité Español de ICOM
LOS MUSEOS Y LA GESTIÓN DEL PATRIMONIO METÁLICO:
HIERRO Y ALEACIONES DE COBRE
[2]
ICOM 10
Revista del Comité Español de ICOM
ISSN 2173 - 9250
“Desde 1946, el Consejo International
de Museos representa a los museos
y sus profesionales.
La organización acompaña a los
actores de la comunidad
museística en su misión de preservar,
conservar y transmitir los
bienes culturales.”
Revista patrocinada por
Imagen de portada:
Esculturas de bronce.
Museu Frederic Marès (© MFMB)
Director: Luis Grau Lobo
Coordinadora del presente número: Lluïsa Amenós
Editores: Andrés Gutiérrez Usillos Ana Azor Lacasta
Comité de redacción: Luis Grau Lobo Josep Giralt i Balagueró Mónica Ruiz Bremón Ana Azor Lacasta Jorge Juan Fernández González Andrés Gutiérrez Usillos Rafael Rodríguez Obando María San Sebastián Poch Joan Seguí Seguí
Gerencia de ICOM-España: Nuria Rivero Barajas
Coordinadora de publicidad: Clara López Ruiz
Diseño y Maquetación: Itziar Úbeda Bermeosolo
Distribución exclusiva por InternetICOM España no se hace responsable
de las opiniones vertidas por los autores en sus artículos.
[3]
Luis Grau LoboPresidente de ICOM-España
Instados por la novedad, la exi-
gencia de determinados resulta-
dos más “mensurables” o por la
visibilidad social de las acciones
que emprendemos, a menudo
se olvida que los museos conser-
van los objetos, que su principal
tarea, la primera de su definición
y la que debería empeñar más
esfuerzos y más reflexiones, es la
destinada a una mejor conserva-
ción presente y preventiva de los
objetos que atesoran. Sin esas me-
didas, que se le suponen como el
valor en la antigua mili pero que,
como aquel, no siempre son feha-
cientes, el resto no tiene sustento
ni justificación. Son conditio sine
qua non.
Entre esas operaciones y elemen-
tos llamados a protagonizar los
desvelos más apremiantes y me-
ditados de los museos, los metá-
licos conforman un grupo con
especiales características, sor-
prendente y paradójicamente
dotados de una fragilidad y sen-
sibilidad propias y acusadas, al
tiempo que destinados a confor-
mar un apartado propio en todo
tipo de centros.
Editorial
Los museos y las edades de los metales
[4]
ICOM 10
ICOM
-Esp
aña
El comité español de ICOM, en su
revista digital temática, se ocu-
pa por ello en esta ocasión de
un tema no menor y en absoluto
marginal, pues creemos que to-
dos aquellos asuntos relaciona-
dos con la mejor disposición de
las colecciones para cumplir su
función social y cultural deben
situarse en el eje de la actividad
museística, independientemente
de su aparente tirón popular. Esa
-y no tanto otras- son las respon-
sabilidades públicas exigibles a
un museo. Esa -y en menor medi-
da, otras- debe ser su perspecti-
va: la de asegurar que otros po-
drán hacer más y mejores cosas
con los mismos o mejores medios
patrimoniales, la de asegurar, en
este caso, futuras edades de los
metales.
Y, como en anteriores ocasiones,
es de justicia finalizar (last but not
least) por agradecer a quienes
han puesto a disposición de este
número sus saberes y trabajos,
comenzando por la coordinado-
ra del número, Lluïsa Amenós. Sin
ellos, no hubiera sido posible: gra-
cias a todos.
Luis Grau Lobo | Presidente de ICOM-España
[5]ICOM
-Esp
aña
Sede. Museo Arqueológico Nacional
C/ SERRANO 13, MADRID - 28001
Organización: ICOM-España
Colaboran: AEM, ANABAD y APME
Próximamente más información en:
www.icom-ce.org
Correo de contacto:
11 y 12 de junio 2015El profesional de Museos: en busca de una definición
Encuentro de museología ICOM-España 2015:
PUBLICIDAD
http://icom.museum
[6]
ICOM 10
Lluïsa AmenósTécnico de Museos
La edición número 10 de la revista
ICOM Digital está dedicada ínte-
gramente a la gestión de nues-
tras colecciones metálicas. Este
número monográfico tiene por
objetivo principal poner en valor
el rico patrimonio asociado a uno
de los episodios más brillantes de
nuestro pasado industrial. Y, para
conseguirlo, hemos optado por
dar visibilidad a aquellos profe-
sionales y centros que han tenido
la valentía de impulsar proyectos
encaminados a dinamizar nuestro
rico patrimonio metálico, apor-
tando una nueva visión sobre él.
La propuesta, concebida desde
una perspectiva pluridisciplinar,
pretende acercar al lector a la
realidad de un patrimonio fasci-
nante y desconocido, poniendo
a su alcance aquellas herramien-
tas que le permitirán gestionar
correctamente las colecciones
metálicas que estén bajo su res-
ponsabilidad.
El monográfico se articula a par-
tir de breves artículos de reflexión
que parten de experiencias con-
cretas desarrolladas en nuestros
museos. Sus redactores son profe-
sionales de reconocido prestigio,
con un amplio y contrastado ba-
gaje en el sector museístico y en el
ámbito del patrimonio metálico.
He de advertir, no obstante, que
los límites impuestos por el guión
y por la propia edición de la revis-
ta, han condicionado la elección
de unos proyectos en detrimento
de otros –no por ello menos inte-
resantes– a los que desgraciada-
mente no hemos podido dar visi-
bilidad.
Presentación
[7]
A nivel de contenido, el sumario
se ordena en cuatro capítulos
que coinciden con las áreas de
actuación propias de cualquier
centro museístico. El primero de
ellos está íntegramente dedica-
do a la investigación científica e
incide en los avances tecnológi-
cos aplicados al estudio del ma-
terial metálico. El segundo, inten-
ta aproximarse a la problemática
que plantea la gestión de las co-
lecciones metálicas conservadas
en nuestros museos, teniendo en
cuenta su diversidad tipológica.
El tercero trata de todo aquello
relacionado con la conservación
y la restauración del patrimonio
metálico, haciendo hincapié en
los aspectos metodológicos y tec-
nológicos. El último capítulo reco-
ge algunas experiencias relacio-
nadas con la difusión y la acción
pedagógica, todas ellas concep-
tual y tipológicamente distintas:
una exposición temporal conce-
bida en un marco académico,
una reconstrucción histórico-ar-
queológica y un taller didáctico
diseñado por un museo de arte.
Cuando redacté el guion origi-
nal del monográfico no tuve en
cuenta dos temas de vital im-
portancia, como son la gestión
de las colecciones metálicas en
los museos del ejército y el tra-
tamiento fotográfico de los ob-
jetos de metal. Ambos dos se
incluyeron gracias a las aporta-
ciones y sugerencias de Mónica
Ruiz Bremón y Andrés Gutiérrez.
Apreciado por la Arqueología y
marginado por algunos museos
de Arte, el patrimonio metálico
sigue siendo víctima de un trato
desigual. Por esa razón, resulta
necesario impulsar un plan de
actuación global que ordene y
dinamice los numerosos recursos
patrimoniales, intelectuales y hu-
manos asociados a este ámbito
temático. Una lectura atenta
a este número monográfico os
confirmará tal afirmación pero,
por encima de todo, os permiti-
rá descubrir la extraordinaria ri-
queza de un patrimonio singular
cuyo potencial está todavía por
explotar.
Lluïsa Amenós
I.- Investigación
Nuevas tecnologías aplicadas al estudio del patrimonio metálico: la arqueometalurgia. Ignacio Montero Ruiz(CCHS-CSIC) Instituto de Historia.
Investigación arqueometalúrgica y reconstrucción histórica aplicadas al estudio de las armas antiguas. Marc Gener(CCHS-CSIC) Instituto de Historia.
EditorialLos museos y las edades de los metales.Luis Grau LoboPresidente de ICOM España
PresentaciónLLuïsa AmenósCoordinadora del volumen
La gestión del patrimonio metálico en los museos de arte y etnografía: visión crítica.Lluïsa AmenósTécnico de Museos
El patrimonio metálico en los museos arqueológicos. La gestión de su conservación.Rafael Azuar RuizJefe de Excavaciones y Colecciones(MARQ) Museo Arqueológico de Alicante.
La gestión de un patrimonio metálicosingular: monedas y medallas.La experiencia del Gabinet Numismàtic de Catalunya Albert Estrada-RiusConservador del Gabinet Numismàtic de Catalunya (MNAC) Museu Nacional d’Art de Catalunya.
Los metales en las colecciones del Ejército de Tierra.Mónica Ruiz B. | Lourdes Mesa G.Museo del Ejército
Los metales en los museos de Ciencia y Técnica.Mercè Gual(MNACTEC) Museu Nacional deCiència i Técnica de Catalunya.
Fotografía de metalesEntre luces y reflejos.Tomás Antelo Sánchez(IPCE) Instituto de Patrimonio Cultural de España. Madrid
03 / 04
06 / 07
II.- Gestión y dinamización del patrimonio metálico
ÍNDICEÍNDICE
12 / 19 20 / 28
30 / 41
42 / 51
52 / 59
60 / 70
72 / 76
78 / 85
Causas de degradación y condiciones de con-servación del patrimonio metálico. Soledad Díaz Martínez(IPCE) Instituto del Patrimonio Cultural de España.
Ciencia y tecnología aplicada al estudioy la restauración del patrimonio metálico: técnicas electroquímicas.Emilio Cano|Blanca Ramírez|Teresa Palomar(CENIM-CSIC) Centro Nacional de InvestigacionesMetalúrgicas.
Nuevas tecnologías aplicadas a la restauracióndel patrimonio metálico: técnicas láser.Joaquin Barrio Martín(UAM) Universidad Autónoma de Madrid.
El alma del hierro: Julio González y la dimensión educativa del trabajo artístico en metal.Olga Ovejero Larsson(MNCARS) Jefa del Departamento de Educación Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.
La forja del hierro: una visión etnoarqueológica. Un ejemplo de exposición temporal itinerante.Raquel Castelo RuanoConsolación González CasarrubiosAna Mª López PérezDepartamento de Prehistoria y Arqueología, UAM Museo de TradicionesPopulares de Madrid
Arqueología experimental y reconstrucciones históricas:hornos ibéricos de reducción de hierro. José Miguel Gallego Cañamero ArqueólogoARTIFEX, conservación y recreacióndel patrimonio arqueológico
Museo Territorio. “El Valle del Hierro”/ “Burdin Harana”.Aurelio González GarcíaDirector de LENBUR FundazioaOlatz Conde RodrigoInvestigadora de LENBUR Fundazioa
III.- Conservación-restauración
IV.- Divulgación, educación y acción territorial
88 / 95
96 / 103
104 / 116
118 / 125
128 / 137
138 / 147
148 / 153
[10]
ICOM 10
II Congreso de Conservación y Restauración del Patrimonio Metálico
Segovia, Real Casa de Moneda, 1-3 de octubre de 2015
PUBLICIDAD
Coordinadores del congresoJoaquín Barrio MartínEmilio Cano Díaz
[11]
INVESTIGACIÓN
Ignacio Montero RuizMarc Gener
[12]
ICOM 10
hasta finales del siglo XX (Lopéz
Romero y Montero, 2006), inci-
diendo en algunos aspectos más
concretos en una publicación li-
geramente posterior (Montero et
al., 2007) (Figura 1).
Ignacio Montero RuizInstituto de Historia. (CCHS-CSIC)[email protected]
Hace algunos años publicamos
un pequeño trabajo sobre las
tendencias que había seguido la
investigación arqueometalúrgica
Nuevas tecnologías aplicadas al estudio del patrimonio metálico: la arqueometalurgia
Figura 1. Técnicas de Análisis más empleadas
[13]
El desarrollo instrumental de las
técnicas de análisis que podían
ser aplicadas al estudio de los
metales se revelaba como un
factor determinante en la gene-
ralización de estas investigacio-
nes desde fines del siglo XX y ha-
bían sido a su vez condicionantes
en la limitación de determinados
estudios, especialmente en el
caso del hierro. Hace pocos me-
ses salió publicado un gran ma-
nual sobre investigación arqueo-
metalúrgica (Roberts y Thorton,
2014) que, aunque centrado en
la aparición de la primera me-
talurgia en las distintas regiones
del mundo, incluye capítulos so-
bre cuestiones de metodología
y técnicas de análisis de interés
general. Entre ellos se encuentra
el escrito por A.M. Pollar y P. Bray
dedicado a los análisis elementales
y el de E. Pernicka sobre los estudios
de procedencia del metal. Dado
que el interés principal de este nú-
mero es la conservación y restaura-
ción centraremos los comentarios
principalmente en las cuestiones de
caracterización elemental del me-
tal y se dejará para otra ocasión la
investigación sobre materias primas
y producción metalúrgica.
La filosofía que ha guiado los avan-
ces en las técnicas instrumentales
en estas últimas décadas ha sido
la de evitar o minimizar la toma de
muestra necesaria para obtener
información tecnológica. La apli-
cación de técnicas denominadas
como no destructivas, por tanto, ha
experimentado un auge (Figura 2).
Ignacio Montero Ruiz
“La filosofía que ha guiado los avances en las técnicas ins-trumentales en estas últimas décadas ha sido la de evitar o minimizar la toma de muestra necesaria para obtener infor-mación tecnológica”
Figura 2. Análisis PIXE con haz externo
[14]
ICOM 10
Pero bajo esa denominación “no
destructiva” se esconde un pro-
blema de fondo sobre la validez y
utilidad de los resultados cuando
se trabaja con metales. El proble-
ma no es otro que la pátina de la
superficie de los objetos formada
con el paso del tiempo. Excepto el
oro, que también se ve afectado
en ocasiones por efectos de en-
riquecimientos superficiales, todos
los metales se ven alterados, con
mayor o menor intensidad, por la
corrosión. Las técnicas de análi-
sis superficiales que no necesitan
muestra, y por tanto son técnicas
no destructivas, pueden analizar
esa pátina exterior sin ninguna
manipulación por parte del ana-
lista, sin embargo la información
obtenida sobre la composición no
refleja la verdadera aleación del
metal. La formación de las pátinas
y el comportamiento que sigue
cada uno de los elementos que
pueden aparecer en un metal es
muy compleja y no es posible pre-
decirlo sin estudios de referencia
previos en cada yacimiento. La
experiencia de análisis en el pro-
yecto Arqueometalurgia de la Pe-
nínsula Ibérica y la bibliografía de-
dicada al tema nos muestra que
mayoritariamente el contenido de
hierro, arsénico, estaño o plomo
es más alto en la pátina que en el
núcleo metálico, pero sin embar-
go se detecta con cierta frecuen-
cia que el fenómeno puede ser in-
verso (Figura 3).
Figura 3. Comparación pátinas (valores en escala logarítmica)
[15]
Si el principal interés de la investi-
gación no es la composición de la
pátina, y dado que el espesor de
la misma suele exceder la capa-
cidad de penetración de la ener-
gía empleada en las técnicas de
análisis más habituales, solo que-
dan dos opciones para conocer
las características del núcleo me-
tálico. La primera sería analizar los
objetos mediante difracción de
neutrones (ND), técnica que rea-
liza un análisis global del objeto,
y nos proporciona información
tanto de la pátina como del me-
tal. También es posible realizar el
estudio de la estructura cristalina
del metal (metalografía). La ca-
racterización con ND requiere de
un tiempo largo de análisis (varias
Ignacio Montero Ruiz
horas por pieza), y solo está dis-
ponible en unas pocas grandes
instalaciones, y con un coste ele-
vado. Esta técnica queda reser-
vada para investigaciones con
objetos realmente singulares o ex-
cepcionales, y normalmente en
combinación con otras técnicas,
por ejemplo en cuentas de hie-
rro nativo del Egipto predinástico
(Rehren et al., 2013) o con hachas
de Neolítico como la que lleva-
ba Otzy, el hombre de los hielos
(http://oetzi.com/en/axe)(Artioli -
Mapeli, 2009).
La segunda opción para investi-
gar la mayoría de los materiales
arqueológicos pasa por eliminar
parte de la pátina, si no se quie-
re optar por extraer una mues-
tra del interior para procesar por
cualquiera de las diversas técni-
cas disponibles. El área afectada
por la eliminación de la pátina
dependerá de las características
de la técnica y equipo emplea-
do y hay que ser conscientes de
que en bastantes casos el nivel
de corrosión del objeto puede ser
elevado e impedir alcanzar metal
sano (Figura 4).
Figura 4. Metal corroído
[16]
ICOM 10
Para minimizar esos efectos sobre
la superficie del objeto es cada
vez más frecuente utilizar la abla-
ción laser (LA) directamente so-
bre la pieza, sin necesidad de pre-
paración. La espectrometría de
plasmas inducidos por laser (LIBS)
puede ser una buena opción
(Fortes et al., 2010), pero también
se han desarrollado sistemas para
otros métodos como los análisis
por espectrometría de masas (LA-
ICP-MS). En reciente estudio sobre
oros prehistóricos (Nocete et al.,
2014), donde el problema de la
pátina no existe, la ventaja aña-
dida es que la técnica obtiene
mejor y más precisa información
sobre los elementos minoritarios y
traza del metal que un análisis es-
tándar por XRF. El efecto sobre la
superficie del metal de esta abla-
ción es mínimo, como se puede
apreciar en la imagen (Figura 5) y
permite determinar la presencia
de un elemento en cantidades
de partes por millón (ppm).
La limpieza o eliminación de la
pátina en superficies limitadas
del objeto suele ser la estrategia
más adecuada para el estudio
de grandes conjuntos de mate-
riales. Además, si la investigación
quiere cubrir temas de proceden-
cia mediantes análisis de isótopos
los restos eliminados de la pátina
y del metal superficial pueden ser
aprovechados sin necesidad de
tomar otra muestra en una zona
diferente del objeto (Figura 6). De
esta forma es posible rentabilizar
al máximo la intervención sobre
el objeto. Las cantidades nece-
sarias requeridas para análisis de
isótopos de plomo, que son los
más habituales, son de unos po-
cos miligramos (< 100 mg). Ade-
más de los isótopos de plomo se
está avanzando en la potencia-
lidad de interpretación conjunta Figura 5. Pepita de oro
(escala 1 mm)
[17]
Figura 6. Muestra extraída para análisis
con isótopos de cobre, estaño o
plata (Desaulty et al., 2011; Haus-
tein et al., 2010).
Al margen de la dispo-
nibilidad de técnicas de
análisis cada vez más pre-
cisas y menos agresivas
en relación a la cantidad
de muestra necesaria, la
gran revolución en la in-
vestigación arqueometa-
lúrgica, y de la Arqueo-
metría en general, se ha
producido con el desarro-
llo de equipos portátiles
de fluorescencia de rayos
X (aunque también de otras téc-
nicas como LIBS, RAMAN o Difrac-
ción de rayos X). La movilidad del
instrumental permite cambiar el
planteamiento de la investiga-
ción: ya no es necesa-
rio desplazar los objetos
a los laboratorios, aho-
ra es el laboratorio el
que puede trasladarse
y trabajar en el propio
Museo o incluso a pie
de excavación. Estos
equipos portátiles, ade-
más de ofrecer una buena preci-
sión y fiabilidad en los resultados,
necesitan muy poco tiempo en
cada toma analítica lo que im-
plica multiplicar su rendimiento
y la información obtenida. En la
actualidad el equipo portátil XRF
del Museo Arqueológico Nacio-
nal (Figura 7) nos permite conocer
Ignacio Montero Ruiz
“Al margen de la disponibilidad de técnicas de análisis cada vez más precisas y menos agresivas en re-lación a la cantidad de muestra necesaria, la gran revolución en la investigación arqueometalúrgica, y de la Arqueometría en general, se ha producido con el desarrollo de equipos portátiles de fluorescen-cia de rayos X”
[18]
ICOM 10
la composición con un tiempo de
adquisición de apenas 40 segun-
dos, mientras que el antiguo Ke-
vex del Instituto de restauración
empleado en el Programa de Ar-
queometalurgia de la Península
Ibérica necesitaba 300 sg., más
los tiempos de procesado y cál-
culo. Antes podíamos analizar en-
tre 6-7 piezas por hora de trabajo
y ahora podemos obtener datos
de 25-30 análisis en el mismo tiem-
po.
Sin embargo esta tendencia a mi-
nimizar la manipulación de los ob-
jetos tiene un riesgo que procede
de la propia heterogeneidad de
los metales antiguos, especial-
mente en las aleaciones. Si redu-
cimos el área analizada, o la can-
tidad de muestra es mínima, el
resultado del análisis puede que-
dar sesgado por el área mues-
treada y no reflejar con exactitud
la composición media del metal.
Cuando se realizan microanálisis
es imprescindible realizar varias
tomas en puntos distintos para re-
coger esa variabilidad y prome-
diar los resultados.
Por último, comentar que la ten-
dencia actual de la investigación,
no solo se centra en la mejora ins-
trumental, sino en planteamien-
tos teóricos y metodológicos que
permitan poder valorar y aprove-
char todo el potencial informati-
vo del gran trabajo analítico rea-
lizado y acumulado en las últimas
décadas. Se trata de usar toda la
información disponible sobre la
composición de los metales para
conseguir perspectivas globales
y síntesis sobre los cambios en el
metal y en la tecnología metalúr-
gica empleada en los diferentes
periodos históricos. Y en el caso
de la Península Ibérica el traba-
jo continuo realizado desde 1982
por el Proyecto Arqueometalurgia
de la Península Ibérica permite
disponer de la información para
trabajar en esa perspectiva glo-
bal.
Figura 7. Equipo XRF portátil.
[19]
Ignacio Montero Ruiz
Bibliografía:
ARTIOLI, G.; MAPELI, C. (2009). “Ma-
nufacturing techniques of Copper
Age axes”, Archaeometallurgy in
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HAUSTEIN, M.; GILLIS, C.; PERNIC-
KA, E. (2010). “Tin isotopy: a new
method for solving old questions”,
Archaeometry, 52, 5, pp. 816–832.
[20]
ICOM 10
Decía el poeta y dramaturgo no-
ruego Henrik Ibsen (1828-1906),
que vivir es luchar sin tregua con-
tra los trolls del alma. No es el úni-
co que, de manera más o menos
poética o más o menos científica,
ha descrito la existencia humana,
y también su historia, como pro-
ductos de un interminable y po-
lifacético conflicto. No vamos a
discutir aquí los profundos matices
que hay detrás de esta afirmación
pero lo cierto es que el conflicto
ha sido, y es, uno de los motores
de la historia de la humanidad, o
por lo menos, una de sus carac-
terísticas. Un conflicto que se ma-
nifiesta de muchas maneras, pero
una de las más frecuentes, y de
las más explícitas, es la violencia
física. Y como en la mayor parte
de las actividades antrópicas, el
ser humano ha desarrollado he-
rramientas específicas para lle-
varla a cabo: las armas. Su estu-
dio encierra muchas de las claves
que nos permiten entender mejor
el conflicto que preside la historia
del ser humano.
Desde un punto de vista arqueo-
lógico, cuando estudiamos las
armas tenemos una amplia varie-
dad de técnicas metodológicas
e instrumentales que nos ayuda-
rán a desentrañar “cómo” están
hechas. Pero lo que realmente
buscamos es la conexión de ese
objeto con su contexto histórico,
con las personas que lo inventa-
ron, diseñaron, fabricaron y usa-
ron. Buscamos entender, en defini-
tiva, “porqué” está hecha de esa
Investigación arqueometalúrgica y reconstrucción histórica aplicadas al estudio de las armas antiguasMarc Gener(CCHS-CSIC) Instituto de Historia. [email protected] Wars may be fought with weapons,
but they are won by menGeorge S. Patton
[21]
manera, y no de otra. Al fin y a al
cabo, el arma es una herramien-
ta, una respuesta tecnológica a
un problema. Es una solución fru-
to de un conjunto de decisiones
condicionadas por una multitud
de elementos, internos y externos
impuestos por el contexto. La per-
sona, el contexto, las decisiones,
y cómo se relacionan estos ele-
mentos entre sí, es, al final, lo que
queremos entender cuando estu-
diamos el pasado.
Lo que relaciona el “cómo” de un
objeto con su “porqué”, es su fi-
nalidad. En el caso de las armas,
este propósito es herir a o defen-
derse de otro ser vivo, y si habla-
mos de armas de guerra, ese ser
vivo es otra persona. Su aspecto,
simbolismo, tecnología, desarro-
llo, ergonomía o evolución están
Figura 1a. Las múltiples caras de la guerra. Imagen de un relieve de la Columna
de Trajano (113 d.C.; Roma, Italia).
Marc Gener
relacionados directamen-
te con su uso como instru-
mentos de combate entre
seres humanos. No se pue-
de ignorar esta verdad
fundamental si queremos
aproximarnos al estudio
del armamento (Figuras 1).
A veces este propósito es distin-
to, como el caso de las armas de
caza, las armas recreativas o las
que tienen fines exclusivamente
rituales o simbólicos, y resulta ne-
cesario en cada caso identificar
los elementos que caracterizan
su función. De la interacción de
“Desde un punto de vista arqueológico, cuando estudiamos las armas tenemos una amplia variedad de técnicas me-todológicas e instrumentales que nos ayudarán a desentrañar “cómo” están hechas”
[22]
ICOM 10
estos elementos podremos dedu-
cir un propósito principal y otros
secundarios, a veces claramen-
te diferenciados, a veces menos,
dando lugar a una mayor varie-
dad en las interpretaciones, y por
lo tanto a una mayor capacidad
de adentrarnos en la compleji-
dad del contexto que queremos
estudiar. Para ello resulta impres-
cindible entender cómo se usa
la herramienta que estamos es-
tudiando y cómo se adapta a
su cometido. Y es precisamente
aquí, en el estudio funcional, don-
de la contribución de la arqueo-
logía experimental es esencial.
Si algo puede deducirse de la
enorme variedad del armamento
desde el punto de vista geográfi-
co y cronológico1 es que existen
numerosas maneras diferentes de
resolver problemas similares. Esta
variedad, existente incluso den-
tro de un mismo grupo tipológico
(grupos del tipo “espadas”, “da-
gas”, “lanzas”, etc., -ver Figuras
2-), obliga a preguntarse qué ele-
mentos del arma están relaciona-
dos con su funcionalidad y cuáles
no. Las diferencias en elementos
funcionales, como puede ser la
Figura 1b. Las múltiples caras de la guerra. Xilografía que representa una batalla entredos cuadros de piqueros alemanes a prin-cipios del s. XVI. La lámina pertenecea la obra “Der Weisskuing” (“El rey sabio”)y se titula “La batalla cerca de Nápoles” (ca. 1514-1516; Alemania).
Figura 1c. Las múltiples caras de la guerra. Fragmento de una iluminación de la lla-
mada Biblia Maciejowski (manuscrito Morgan M.638, folio10r.)
1 Ver, por ejemplo, Stone 1934.
[23]
Marc Gener
longitud de la hoja en una
espada, implican decisiones
relacionadas con el uso del
arma. Las diferencias en ele-
mentos no funcionales, como
pueda ser el tipo de decora-
ción, implican decisiones re-
lacionadas con cuestiones
culturales. Es la comprensión
del uso lo que permite distin-
guir un elemento funcional de
otro que no lo es. Y en el caso
del armamento, el uso no es
sencillo.
Las armas más primitivas (ga-
rrotes, palos afilados…) funcio-
nan explotando principios físi-
cos básicos, pero a medida que la
tecnología hace posible modificar
nuestro entorno de manera cada
vez más compleja, las armas tam-
bién aumentan en complejidad.
No se puede ignorar el hecho que,
las armas son el producto de un di-
seño intencionado. Así, una espa-
da tiene una geometría compleja,
una distribución de masas particu-
lar y hace uso de una tecnología
costosa de implementar desde el
punto de vista del esfuerzo y del
coste de los materiales. Indudable-
Figura 2b. Espada de doble filo para usar a una mano. A
pesar de tratarse de una pieza lujosa, con el pomo y la guarda de bronce dorado y adorna-dos con esmaltes e inscripciones, ninguno de los
elementos decorativos interfiere con la funcio-nalidad de la pieza (finales del s. XIII; Castilla)
mente, puede usarse de manera
sencilla, como un simple garrote
afilado, sin embargo su diseño y
fabricación permiten utilizarlos de
manera mucho más sofisticada.
Buscando un símil actual y exa-
gerado, un rifle de asalto puede
usarse agarrándolo por el cañón
y golpeando a un adversario con
la culata, y resulta letal, pero esta
manera de usar el arma es muy
poco eficiente, porque no está di-
señada para ser usada así.
Figura 2a. Espada íbera de tipo falcata con hoja acanalada
(500 – 300 a.C.; Necrópolis de Los Collados, Almedinilla, Córdoba).
Ejemplos de variedad de armas clasificadas dentro del mismo grupo: espadas.
[24]
ICOM 10
La aproximación experimental
al uso del armamento empieza
pues con un análisis exhaustivo
del arma objeto de estudio, su ti-
pología, su contexto histórico y su
fabricación. De la tipología se ob-
tienen las claves de su diseño y su
ergonomía, es decir, cómo podía
ser usada por una persona de ma-
nera eficaz. Del contexto histórico
se deducen influencias culturales
que explican la presencia o au-
sencia de elementos por motivos
ajenos a la estricta funcionalidad.
Y del estudio de la fabricación se
extraen las propiedades físicas y
mecánicas que se querían pro-
porcionar al arma y las decisio-
nes que se tomaron para hacer-
lo, en función de la tecnología y
los recursos disponibles. La rela-
ción entre estas distintas facetas
del análisis aconseja abordarlos
de manera conjunta y multidis-
ciplinar con el fin de integrar los
resultados en conclusiones cohe-
rentes con todos los factores con-
siderados. Así, mientras la arqueo-
logía y la historia revelan los datos
contextuales, la arqueometría se
ocupa de los estudios de di-
seño y fabricación. Y en este
sentido, la disciplina que me-
jor se adapta el estudio de la
fabricación de armamento
es la arqueometalurgia, pues-
to que, en general, hablar de
armamento es hablar de me-
tales2. Es cierto que existe una
variedad enorme de materiales
empleados en la fabricación de
instrumentos de ataque y defen-
sa, pero también es cierto que se
observa una tendencia recurren-
te a ir dejando de lado, en lo po-
sible, los otros materiales desde el
momento en que el metal resulta
razonablemente disponible. Esto
es especialmente evidente en el
“La aproximación experimental al uso del armamento empieza pues con un análisis exhaustivo del arma objeto de estudio, su ti-pología, su contexto histórico y su fabricación”
2 Para una visión general de la disciplina, ver Montero Ruiz 2010.
[25]
Marc Gener
caso de las armaduras corporales
y los instrumentos cortantes y pun-
zantes debido a las propiedades
mecánicas de los metales. La ca-
pacidad de combinar, en diversos
grados, dureza, elasticidad, resi-
liencia, tenacidad, rigidez y resis-
tencia con una relativa ligereza y
facilidad de conformación3, hace
de los metales el material idóneo
para las herramientas de combate
más especializadas, cuyas exigen-
cias en el campo de las propieda-
des materiales son especialmente
altas debido a la naturaleza me-
cánicamente extrema de su fun-
ción. Obviamente esto no significa
que se pueda esperar que todas
las armas estudiadas sean inde-
fectiblemente un paradigma de
tecnología puntera. En cada caso,
la calidad final de una pieza (en-
tendiendo aquí por “calidad” la
capacidad de un objeto de llevar
a cabo de manera adecuada la
tarea para la que ha sido fabrica-
do4) depende no sólo de su es-
tricta capacidad mecánica, sino
también de una serie de factores,
algunos tecnológicos (grado de
conocimiento técnico, expectati-
vas de funcionalidad, etc.), otros
no (coste asociado, disponibili-
dad de materiales, valor estético,
etc.), que conectan el objeto con
una realidad más amplia.
Los estudios de funcionalidad son
necesariamente multidisciplinares
y hasta un cierto punto holísticos,
combinando teoría, experimen-
tación y experiencia en diversos
grados. Algunos ejemplos de este
tipo de investigación pueden ver-
se en Molloy 2007 y 2010, Gener
(en prensa), Uckelmann y Mödlin-
ger 2011 o en el trabajo de recons-
trucción de sistemas de combate
con armas históricas de la Asocia-
ción Española de Esgrima Antigua
(www.esgrimaantigua.com, (Figu-
ra 3).
3 Para las propiedades mecánicas de los metales, ver Callister 1995, Cap. 6, 112-156
4 Para una discusión del uso del concepto “calidad” en este contexto, ver Gener 2011.
[26]
ICOM 10
El resultado de estos estudios
funcionales, arqueométricos, ar-
queológicos e históricos se inte-
gran finalmente para dar respues-
ta al “por qué” fundamental, a
partir de un “cómo” polifacético.
Es un proceso recurrente pero
flexible, que nos acerca al cono-
cimiento de varias facetas impor-
tantes del pasado que nos inte-
resa explorar. No se trata sólo de
averiguar cómo peleaban física-
mente los unos con los otros, sino
también de comprender cómo
entendían el conflicto y la violen-
cia, cómo lo integraban en sus
vidas, cómo aplicaban el conoci-
miento tecnológico a su gestión y
cómo lo enlazaban con los aspec-
tos simbólicos, políticos, culturales
y religiosos que configuraban su
realidad cotidiana. Está claro que
vivir es mucho más que una lucha
sin tregua, pero cómo se afronta
la lucha, cómo se entiende, cómo
se acepta o se rechaza nos dice
mucho del ser humano. Que es,
al final, el objeto último de nuestro
estudio.
Figura 3. Miembros de la Asociación Española de Esgrima antigua practicando combate con réplicas de espadas largas europeas del s. XV.
[27]
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a sword is a sword. Carp’s tongue
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Créditos de las imágenes:
: Las imágenes referenciadas
con este logo (sin reconocimien-
to legal) son de dominio público
desde el punto de vista de los
derechos de autor, y pueden ser
utilizadas libremente y sin restric-
ciones mientras se siga indicando
este estatus.
©
[28]
ICOM 10
CER.es: Todas las imágenes referencia-
das como CER.es han sido obtenidas
a través del catálogo Colecciones En
Red CER.es (http://ceres.mcu.es) de
la Red Digital de Colecciones de Mu-
seos de España, y son © del Ministerio
de Educación, Cultura y Deporte de
España, según se detalla en las condi-
ciones de uso.
(http://ceres.mcu.es/pages/...).
Figura 1: a) Imagen: Conrad Chico-
rius, Lámina LXXXVI de “Die Reliefs der
Traianssäule”, Segundo volumen de
láminas: “Die Reliefs des Zweiten Da-
kischen Krieges”, láminas 58-113, Ver-
lag von Georg Reimer, Berlin, 1900. b)
Museo Metropolitano de Arte, Nueva
York. © The Metropolitan Museum of
Art. Ilustrador: Hans Burgkmair (Augs-
burgo 1473–1531). Grabador: Jost de
Negker (1480–1546). c) © The Morgan
Library & Museum.
Figura 2: a) CER.es, Museo Ar-
queológico Nacional, Madrid.
Imagen: Arantxa Boyero Lirón. b)
© Instituto Valencia de Don Juan,
Madrid. Imagen: Marc Gener.
Figura 3: © Imagen: Bibiana San-
tamarina
©
[29]
GESTIÓN y dINAmIzACIÓN dEl pATrImoNIo mETálICo
Lluïsa AmenósRafael Azuar RuizAlbert Estrada-RiusMónica Ruiz Bremón | Lourdes Mesa GarcíaMercè Gual ViaTomás Antelo SánchezCiencia y TécnicaMercè Gual (MNACTEC)
II
[30]
ICOM 10
Dra. Lluïsa AmenósTécnico de museos. Especialista en patrimonio metá[email protected]
La gestión del patrimonio metálico en los museos de arte y etnografía: visión crítica
La gestión del patrimonio metálico
en los museos de arte y etnogra-
fía oscila entre el profundo respe-
to que le prodigan los museos de
Bellas Artes y el olvido al que está
sometido en los de artes decora-
tivas. A diferencia de la escultura,
universalmente valorada, los me-
tales “decorativos” cabalgan en-
tre la falta de liderazgo y el peso
de una tradición historiográfica
profundamente formalista. Países
como Francia, Alemania o Bélgi-
ca han sabido formular un sólido
proyecto de conservación, inves-
tigación y dinamización de su rico
patrimonio metálico desde una
perspectiva pluridisciplinar. Espa-
ña, en cambio, no ha sido capaz
todavía de articular uno equiva-
lente. A pesar de este panorama
poco alentador, se vislumbran en
el horizonte algunas propuestas
capaces de transformar la reali-
dad actual.
“Bellas” o “Decorativas”... existe
discriminación de las artes?
La escultura en metal constituye
uno de los principales valores pa-
trimoniales de los museos de Be-
llas Artes. Desde antiguo, el bron-
ce ha gozado de un reconocido
prestigio como material escultóri-
co. El hierro, en cambio, no será
valorado como tal hasta el siglo
XX.
Por su naturaleza inestable y su
nociva reacción ante atmósfe-
ras excesivamente húmedas, el
[31]
La gestión del patrimonio metálico en los museos de arte y etnografía: visión crítica
metal precisa de unas condiciones
concretas de conservación. Por
esa razón, se recomienda alma-
cenarlos en reservas especiales,
dotadas de un clima estable con
temperatura constante y una hu-
medad máxima que no sobrepase
el 30% (ver el artículo dedicado a
la conservación del metal en este
mismo número). Los museos que
pueden permitírselo mantienen se-
paradas las colecciones metálicas
del resto de materiales, aunque la
mayor parte de ellos admite tener
dificultades en conseguir las condi-
ciones climáticas ideales.
La gestión del patrimonio escultó-
rico en nuestros museos de Bellas
Artes goza de buena salud. Prue-
ba de ello es que algunos centros
disponen de un departamento es-
pecífica o mayormente dedicado
a la conservación, investigación y
restauración del patrimonio metá-
lico, cuyo objetivo principal es dar
respuesta a las necesidades que
suscita este material.
Las esculturas de gran formato
plantean problemáticas relaciona-
das con su manipulación y man-
tenimiento. El exceso de tamaño
y de peso obliga a disponer de
grandes espacios de almacena-
je y de exhibición, y a prever am-
plios circuitos de comunicación
que faciliten su movilidad.
LluÏsa Amenós
Esculturas de bronce. Museu Frederic Marès (© MFMB)
[32]
ICOM 10
Algunos museos de arte con-
servan esculturas metálicas ins-
taladas al aire libre, ya sea en
espacios propios o en jardines
y plazas públicas. En este caso,
las dificultades de mantenimien-
to y conservación se multiplican
exponencialmente, ya que las
condiciones que deben soportar
las obras de arte son a menudo
agresivas (inclemencias e inesta-
bilidad atmosférica, polución, co-
rrosión producida por excre-
mentos de origen orgánico,
etc).
Otras tipologías metálicas
presentes en nuestros mu-
seos de Bellas Artes son las
planchas calcográficas y las
colecciones de “artes deco-
rativas”, integradas mayor-
mente por elementos arqui-
tectónicos y objetos de uso
doméstico o litúrgico. Las
planchas acostumbran a formar
parte de las colecciones de gra-
bados de los museos de arte. La
Calcografía Nacional custodia la
mejor y más completa colección
de matrices metálicas. Está de-
positada en un espacio de dos
plantas que mantiene las condi-
ciones climáticas idóneas para su
correcta conservación. Para evi-
tar que se deformen, las planchas
se guardan tumbadas sobre una
superficie plana.
Los objetos metálicos decorativos
son la Cenicienta de los museos
de Bellas Artes, ya que la atención
que reciben está a años luz de la
que se da a la escultura o al gra-
bado. Aunque tenemos ejemplos
evidentes de ello en más de un
museo, tomaré como referencia
el caso del Cau Ferrat de Sitges,
en cuyos fondos se conserva la
mejor y más completa colección
de hierro de España: a pesar de
que su nombre indica que el hie-
“La gestión llevada a cabo por nuestros museos de arte deco-rativo en relación al patrimonio metálico es y ha sido absoluta-mente decepcionante: discrimi-nación, olvido, falta de liderazgo y de rigor científico son algunos de los calificativos que definen su actuación.”
[33]
rro es su principal valor patrimo-
nial –la traducción literal de Cau
Ferrat es “madriguera herrada”–,
el programa de actividades del
museo está al servicio práctica-
mente exclusivo de la pintura.
Los museos de artes decorativas
y el metal: falta de liderazgo y de
rigor científico
La gestión llevada a cabo por
nuestros museos de arte decora-
tivo en relación al patrimonio me-
tálico es y ha sido absolutamente
decepcionante: discriminación,
olvido, falta de liderazgo y de ri-
gor científico son algunos de los
calificativos que definen su ac-
tuación. Si bien es cierto que resul-
ta difícil trabar un discurso que dé
sentido a un material tan diverso
como el reunido en los museos de
“artes decorativas”, no hay que
olvidar que dinamizarlo de forma
ecuánime es uno de sus principa-
les deberes. Así lo han hecho con
el mobiliario de madera, el vidrio,
la cerámica, la indumentaria o
los textiles, pero no con el metal.
Y, dentro del patrimonio metálico,
el hierro se lleva sin duda la peor
Sala de forja del Museu Episcopal de Vic (© MEV. Fotógrafo: Joan M. Díaz)
LluÏsa Amenós
[34]
ICOM 10
parte (Amenós Martínez, 2015b).
En Cataluña, revalorizar el hierro
resulta prácticamente una obli-
gación: lo justifica su gran tradi-
ción metalúrgica y siderúrgica –
las conocidas fargas pirenaicas- y
el impulso que tuvo el coleccio-
nismo de hierro a inicios del siglo
XX, dando lugar a las magníficas
colecciones del Museu Episcopal
de Vic, de la Junta de Museos de
Cataluña y del Cau Ferrat de Sit-
ges. Por esa razón, desde el año
2004, Cataluña forma parte de la
Ruta Europea del Hierro, un itine-
rario cultural promovido por Fran-
cia, España y Andorra para poner
en valor el rico patrimonio férreo
conservado en los Pirineos. Des-
graciadamente, nuestros respon-
sables culturales no han sabido
aprovechar esta magnífica opor-
tunidad para elaborar un proyec-
to global que ordene y dinamice
los recursos patrimoniales, inte-
lectuales y humanos asociados a
este ámbito temático. Tampoco
la Junta de Museos de Catalu-
ña, organismo dependiente de la
Generalitat que tienen entre sus
funciones la coordinación de la
política museística autonómica,
ha alertado sobre la situación de
indefensión en que se encuentra
este patrimonio, ni ha planteado
seriamente la necesidad de im-
pulsar un museo monográfico –o
un departamento dentro de un
museo– que lo gestione. La au-
Sala de reserva del Museu Episcopal de Vic (© MEV)
[35]
sencia de políticas de captación
de profesionales especializados
y de apoyo al personal científi-
co en nuestros museos –algo de
lo que puedo dar fe en primera
persona– contribuyen a explicar
tanto la precaria situación en que
se encuentra nuestro patrimonio
metálico como el desaprovecha-
miento de los recursos humanos
existentes. Por desgracia, esta pa-
sividad ha conllevado una alar-
mante pérdida de conocimien-
to con respecto a la generación
de inicios del siglo XX, tristemente
cuantificable en un 70 % (Amenós
Martínez, 2015a).
Nuestras universidades son tam-
bién corresponsables del aban-
dono de nuestro patrimonio
metálico, en la medida que los
departamentos de Historia del
Arte no han programado nunca
ninguna asignatura, especialidad
o cátedra dedicada a su estudio.
Con el objetivo de paliar estas
deficiencias, la Facultad Antoni
Gaudí de Historia de la Iglesia, Ar-
queología y Artes Cristianas, den-
tro del Seminario de Gestión del
Patrimonio Eclesiástico –y sus dos
futuros Masters–, ha ofertado una
LluÏsa Amenós
Catálogo de la exposición “Hierros Antiguos Españoles”
(1919)
[36]
ICOM 10
asignatura dedicada a la meta-
lurgia y a la industria derivada del
hierro. Ante la falta de actuación
de nuestros museos e instituciones
culturales, y con el objetivo princi-
pal de dar visibilidad a la investiga-
ción y el conocimiento generado,
yo misma creé una página web
consagrada íntegramente al hie-
rro antiguo.
(www.actiweb.es/lluisaamenos)
En España existen diversos museos
de artes decorativas que conser-
van colecciones metálicas de re-
ferencia (Artiñano Galdácano,
1919). El Museo Nacional de Artes
Decorativas (MNAD) custodia una
magnífica colección de metales,
aunque su presencia en el discur-
so expositivo es testimonial. Una
línea parecida sigue el Museu del
Disseny de Barcelona, reciente-
mente inaugurado, pero a dife-
rencia del museo madrileño, el
barcelonés fue literalmente des-
pojado de su colección y, hasta
hoy, no ha demostrado interés
en recuperarla o rehacerla: en el
año 1933, Joaquim Folch i Torres,
entonces director de los Museos
de Arte, trasladó toda la colec-
ción de hierros y bronces del Mu-
seu d’Art Decoratiu al museo Cau
Ferrat de Sitges con el objetivo de
crear un centro de referencia en
las artes del hierro (Amenós Martí-
nez, 2006: 105-125). Ochenta años
más tarde, el museo suburense no
ha sabido posicionarse como tal y
la colección barce-
lonesa –“escondida”
en los almacenes de
la Blanca Subur–, se
encuentra hoy aleja-
da de su ciudad de
procedencia y de
Antigua sala dedicada a los metales. Museu d’Arts Decoratives de Barcelona, 1932 (© Arxiu Fotogràfic de Barcelona)
[37]
su entorno natural. Al igual que el
Museo Lázaro Galdiano, el museo
del Hierro de Oropesa del Mar y
el resto de museos de artes deco-
rativas, el Cau Ferrat de Sitges es
prisionero de los viejos tópicos, de
las viejas metodologías formalistas
sin base científica –que operan al
margen de la arqueo-metalurgia
y de nuestras riquísimas fuentes
manuscritas e iconográficas– y de
los viejos modelos expositivos que
se vienen repitiendo desde fines
del siglo XIX.
A excepción del MNAD, que
parte de una museografía
basada en la reproducción
de espacios y ambientes
de época, la mayoría de
nuestros museos de artes
decorativas han optado
por la clásica exhibición de
colecciones ordenadas por
tipologías, cuyo objetivo
principal es resaltar los valo-
res estéticos de los objetos.
Este sistema, válido quizás
para las piezas suntuarias, resulta
insuficiente para aquellas eminen-
temente funcionales. Por ese mo-
tivo, es necesario abrir el discurso
expositivo a nuevos modelos que
complementen la mirada estética
con una perspectiva arqueológi-
ca y que garanticen la correcta
contextualización del objeto. Por
ejemplo: si decidimos optar por el
tradicional sistema de exhibición
de colecciones, deberíamos pen-
sar en incorporar elementos mu-
seográficos auxiliares que ayuden
a ubicar el objeto dentro de su es-
pacio original y lo hagan inteligible
en términos de uso y función. Estos
elementos pueden tomar forma
LluÏsa Amenós
Sala de exposiciones del recién inaugurado Museu del Disseny de Barcelona (© Museu del Disseny. Fotografía: Aniol Resclosa)
[38]
ICOM 10
de plafones informativos, cartelas
comentadas, recreaciones en 3D,
audiovisuales, etc. No obstante, la
reproducción de escenas proce-
dentes de las fuentes iconográficas
contemporáneas al objeto, como la
pintura o la escultura, continúa sien-
do el recurso más económico y que
mejores resultados ofrece.
El reto de nuestros museos de artes
decorativas consiste en impulsar
narrativas transversales que ana-
licen los objetos desde una pers-
pectiva amplia y global, superan-
do el tradicional discurso estético
mediante los nuevos recursos mu-
seográficos a su alcance. Y para
conseguirlo, pueden ser de gran
ayuda las experiencias desarro-
lladas en los museos ar-
queológicos, especial-
mente en lo que atañe a
museografía didáctica y
al uso de nuevas tecno-
logías aplicadas al patri-
monio.
Los museos etnográficos
y el patrimonio metálico
Los museos etnográficos
siempre han mostrado
gran interés por el patri-
monio metálico. Su ele-
vada presencia entre el
legado material de las
diversas sociedades hu-
manas, especialmente
de las comunidades ru-
rales hispánicas, lo con-
vierten en protagonista
La contextualización de losobjetos es el gran reto de nuestros museos de artes decorativas.
[39]
indiscutible de numerosas exposi-
ciones. Algunos museos han teni-
do la valentía de impulsar proyec-
tos específicamente dedicados
al patrimonio metálico, como el
Museo de Teruel con su muestra
De lo útil a lo bello: forja tradicio-
nal en Teruel (1993).
A diferencia de los museos
de artes decorativas, los et-
nográficos se interesan por
recoger, documentar y estu-
diar tanto la cultura material
como la “cultura viva”, es
decir, el patrimonio inmate-
rial que ha perdurado has-
ta nuestros días gracias a la
transmisión oral. Esta tipolo-
gía patrimonial se adapta
muy bien a los formatos de
difusión audiovisual. Espe-
cialmente adecuados para
divulgar los secretos de los
oficios artesanos, los docu-
mentales o filmes etnográ-
ficos constituyen una he-
rramienta pedagógica de
incalculable valor: valga
como ejemplo el documen-
tal sobre el oficio de cuchi-
llero realizado por el Museu
de Solsona en el año 2006 el
cual, tras ser visualizado en diver-
sos museos y festivales etnográfi-
cos, ha conseguido formar parte
de la cartelera programada por la
Federación de Cineclubs de Cata-
luña.
LluÏsa Amenós
Fotograma del documental “El oficio de cuchillero” (Museu Diocesà i Comarcal de Solsona, 2006)
“El reto de nuestros museos de ar-tes decorativas consiste en impul-sar narrativas transversales que analicen los objetos desde una perspectiva amplia y global, supe-rando el tradicional discurso esté-tico mediante los nuevos recursos museográficos a su alcance”
[40]
ICOM 10
Las dos regiones españolas con
más tradición siderúrgica son Ca-
taluña y el País Vasco. Por consi-
guiente, es allí donde más se jus-
tifica la presencia de un museo
monográfico dedicado al hierro.
En Legazpi (Guipúzcoa) se en-
cuentra el Museo del Hierro Vas-
co, un centro que se mueve a ca-
ballo entre el patrimonio industrial
y el etnográfico. Punto de partida
de la Ruta de las Ferrerías, el mu-
seo aborda el hierro desde múlti-
ples puntos de vista, teniendo en
cuenta aspectos tecnológicos,
históricos, científicos, patrimonia-
les, industriales, sociales y paisajís-
ticos. La villa pirenaica de Ripoll
tiene también una larga tradición
industrial relacionada con la pro-
ducción y la metalurgia del hie-
rro. Su Museo Etnográfico, funda-
do en el año 1929, conserva una
gran cantidad de bienes patrimo-
niales vinculados a las actividades
metalúrgicas desarrolladas en la
villa, principalmente fabricación
de clavos (clavetaires), armas
de fuego portátiles, cuchillería y
cerrajería. Desgraciadamente,
Ripoll no ha sabido aprovechar
la oportunidad que le brindaba
la pertenencia de Cataluña a la
Ruta Europea del Hierro (Amenós
Martínez, 2011: 174-181) a día de
hoy, el museo no dispone de per-
sonal especializado ni de un pro-
yecto de dinamización de su rico
patrimonio férreo, y las activida-
des programadas no logran tras-
pasar el ámbito local.
Contrariamente, el Museo de la
Siderurgia y la Minería de Castilla
y León sí se está forjando un nom-
bre como centro de referencia en
su especialidad, al igual que los
museos monográficos de la cuchi-
llería promovidos por poblaciones
con reconocida tradición en este
arte, como Albacete, Taramundi
o Solsona, El Museo municipal de
la Cuchillería de Albacete es, con
diferencia, el más activo de to-
dos. Sus objetivos principales son
la conservación, investigación,
dinamización y recuperación del
arte de la cuchillería y herramien-
tas de corte y, para conseguirlo,
ha elaborado un intenso progra-
ma de exposiciones y actuacio-
nes encaminadas a impulsar el
reconocimiento del oficio. Son
[41]
de destacar la muestra Cuchillos
de Albacete: tesoros de tres siglos
(2010) y las demostraciones en di-
recto realizadas por artesanos de
reconocido prestigio.
No puedo concluir este rápido re-
paso sin mencionar el arte de la
espadería, la cuchillería y el da-
masquinado toledano y remitiros
al artículo que sobre armería apa-
rece publicado en este mismo nú-
mero.
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LluÏsa Amenós
[42]
ICOM 10
El patrimonio metálico en los museos arqueológicos. La gestión de su conservación
Rafael Azuar RuizJefe de Excavaciones y Colecciones(MARQ) Museo Arqueológico de [email protected] Preparación para el traslado
contextualizado al laboratorio de metales procedentes de excavación.
(Foto MARQ. Museo Arqueológico de Alicante)
Agradecer la inestimable colaboración de Jose Maria Segura, director
del Museu Arqueològic Municipal Camilo Vicedo de Alcoy, y de las
restauradoras Silvia Roca y Elena Santamarina del
MARQ. Museo Arqueológico de Alicante.
[43]
El patrimonio metálico en los museos arqueológicos. La gestión de su conservación
Los objetos de procedencia ar-
queológica se diferencian del
resto de los Bienes Culturales por
encontrarse en ambientes ex-
tremos de conservación: ya sea
bajo tierra, bajo el agua, en el in-
terior de cuevas, etc. y por tanto
para su conversión en “objetos
museables” han de experimentar
un riguroso proceso, a veces trau-
mático, de adaptación a un nue-
vo medio. Situación ésta que se
agrava en el caso de los metales
ya que, exceptuando el oro y la
plata conocidos por su nobleza,
en su mayoría tienden por su na-
turaleza a mineralizarse o retornar
a su estado primigenio, siendo
bien conocido el caso de los ob-
jetos de hierro, los cuales son los
más inestables y, por tal, difíciles
de conservar.
Desde la extracción de los meta-
les en el transcurso de su excava-
ción, ya sea en medio terrestre o
acuático, hasta su exhibición o
conservación en los almacenes
del museo, han de experimentar
un riguroso programa de adapta-
ción y estabilización a los nuevos
condicionamientos de climatiza-
Rafael Azuar Ruiz
ción: temperatura y humedad rela-
tiva de luz, a la contaminación at-
mosférica externa e interna (polvo/
gases) del museo y a la continua
manipulación humana: exposición,
embalajes, traslados, etc. En este
largo proceso, a veces, los objetos
metálicos sucumben herrumbrados
en los almacenes o devorados por
las sales mal o no extraídas, o afec-
tados por las nuevas enfermedades
desconocidas y adquiridas al con-
tacto con los equipamientos de los
museos, ya sean maderas, pinturas,
lacas, etc. gérmenes de los ácidos
orgánicos. Con el fin de evitar estos
procesos y facilitar la perdurabili-
dad del bien, creemos importante
el avanzar en diversos aspectos de
la gestión de su conservación en
los museos arqueológicos.
El Patrimonio Metálico a la búsque-
da de un programa de conserva-
ción
El naciente Plan Nacional de Con-
servación Preventiva 2011 del IPCE
(http://ipce.mcu.es/pdfs/...), pone
las bases genéricas del protocolo
que se ha de seguir para una ade-
cuada aplicación de políticas o
[44]
ICOM 10
programas destinados a la mejora
en la conservación de nuestro pa-
trimonio, en todas sus manifesta-
ciones, pero no entra en la espe-
cificidad de las medidas a tomar
en cuanto se refiere al Patrimonio
Metálico de procedencia arqueo-
lógica. Por suerte y en este cam-
po contamos con una bibliografía
exhaustiva de referencia, a nivel
nacional (Fernández, 2010-2012),
que nos permite conocer las ac-
tualizaciones, las metodologías, los
tratamientos, los avances en la res-
tauración y en la consolidación de
las piezas metálicas, aunque en su
propio registro se aprecia que son
muy escasos los trabajos o proyec-
tos destinados a tratar o plantear
programas de gestión de su con-
servación. Deficiencia constatada
en la extensa bibliografía de los tra-
bajos desarrollados por el Comité
de Conservación del ICOM-CC, en
su grupo dedicado a los metales
(www.icom-cc.org/...) y en su me-
dio de expresión BROMEC.
Escaso o limitado interés el gene-
rado entre los conservadores y los
restauradores, cuando los fondos
metálicos suponen, de forma ge-
neral, el 20% de los registros y si le
añadimos los fon-
dos numismáti-
cos pueden con-
vertirse en casi
su cincuenta por
ciento, lo que nos
indica su impor-
tancia cuantita-
tiva y cualitativa
Conservación de metales aislados y preservadosal vacío. (Foto MARQ. Museo Arqueológicode Alicante)
[45]
Conservación de metales aislados y preservadosal vacío. (Foto MARQ. Museo Arqueológicode Alicante)
en los museos arqueológicos, po-
niendo de manifiesto nuestra res-
ponsabilidad en la calidad de su
gestión y en la aplicación de los
protocolos de conservación.
¿Descontextualizar y conservar in
situ?
La conservación de los metales
comienza desde el mismo mo-
mento de su extracción en el ya-
cimiento arqueológico, pues para
planificar o plantear el programa
de intervenciones encaminadas
a estabilizar el objeto, depositado
en un museo, se hace necesario
el conocer su estado de origen y
para ello se ha de aplicar un “pro-
tocolo de documentación” en el
que se recojan de forma exhaus-
tiva los datos básicos ambienta-
les de su contexto deposicional,
así como es aconsejable que se
trasladen, conservando su medio
físico para su excavación en el
laboratorio, en contenedores, a
poder ser herméticos, de transi-
ción de medio húmedo y con ta-
padera para evitar la luz directa
(García, Flos, 2008: 143-144).
En el caso de los metales de pro-
cedencia subacuática, la situa-
ción es totalmente diferente ya
que la propia Convención de la
UNESCO 2001 sobre Protección
del Patrimonio Cultural Subacuá-
tico (www.unesco.org/...) esta-
blece como principio básico la
conservación “in situ” de aquellos
materiales ya sean orgánicos o
inorgánicos, como es el caso de
los metales, como así lo recoge el
Libro Verde del Plan Nacional de
Protección del Patrimonio Cultu-
ral Subacuático Español (2010)
(http://museoarqua.mcu.es/...).
En este sentido son de resaltar los
trabajos que llevó a cabo el CAS
de Andalucía, realizando moldes
in situ de aquellos elementos do-
cumentales necesarios para iden-
tificar cañones sin necesidad de
su extracción, como fue el caso
del proyecto Bucentaure II de
La Caleta de Cádiz (Zambrano,
Bethencourt, 2001). Intervencio-
nes que evitan el que de forma
“inconsciente se sigan extrayen-
do de los fondos acuáticos cien-
tos de objetos forjados o colados
Rafael Azuar Ruiz
[46]
ICOM 10
en hierro que, prácticamente, al
mismo ritmo irremisiblemente se
van destruyendo” (Fernández,
2010-2012: 472). En la actualidad
está en desarrollo un proyecto
europeo, dirigido por V. Argyro-
poulos en colaboración con otros
centros de investigación, sobre
“Nuevas propuestas y aplicacio-
nes de técnicas electroquímicas
e inhibidores de corrosión para el
control in situ de pecios y objetos
compuestos metálicos y de mate-
riales Orgánicos de origen marino
(TEIA, NTUA, AA)” (www.icom-cc.org/54/... )
La difícil adaptación de los meta-
les a la nueva y larga vida en los
museos
Tras la lectura del Protocolo de
Conservación Preventiva de los
objetos de procedencia arqueo-
lógica, expuesto en la reciente
obra de Montserrat Pugès y Laia
Berengué (2012:18-19), se pueden
extraer los problemas actuales re-
ferentes a la conservación de los
metales. Comenzando por su tras-
lado a edificios o museos que, en
la mayoría de los casos, no resul-
tan ser el contenedor idóneo para
este tipo de materiales, pues en
gran número son antiguos palacios
o edificios históricos que no reúnen
los mínimos requisitos de eficiencia
energética y en el caso de los nue-
vos su escasa “inercia térmica” no
les permite, a museo cerrado, el per-
manecer estables, ahorrando ener-
gía (Álvarez, 2011), de forma sosteni-
ble (Úrculo, 2011).
Los museos también son conte-
nedores vulnerables a la polución
medioambiental exterior y genera-
dores de agentes agresivos internos
por el escaso control de los mate-
riales que se utilizan, principalmente
los usados en la fabricación de las
vitrinas, expositores y almacenes:
maderas, siliconas, productos de se-
llado de junturas, lacas, disolventes,
barnices, pinturas e, incluso, produc-
tos de restauración, etc. que en su
conjunto producen ácidos orgáni-
cos, como el acético y el fórmico,
agresivos para los objetos metálicos
de cobre, bronce y plomo. En este
campo, es de interés la investigación
llevada a cabo por Diana Lafuente
del Centro Nacional de Investiga-
ciones Metalúrgicas (CENIM-CSIC)
[47]
sobre la presencia en nuestros
museos de estos ácidos orgánicos
(2011), en línea con el proyecto
europeo MEMORI (2010-2013)
(http://ec.europa.eu/pdf/), mu-
cho más amplio y extendido a los
archivos y bibliotecas y en el que,
sorprendentemente, por parte de
España sólo participó la empresa
SIT (www.sitspain.com/...)
Por lo que se hace necesario avan-
zar en un mayor control de la ca-
lidad interior del aire (IAQ) de los
museos y en esta línea se enmarca
el actual proyecto europeo AIR-
CHECQ (www.icom-cc.org/54/...)
Ante estos problemas actuales de
las condiciones medioambienta-
les de nuestros museos, debemos
afrontar la conservación perma-
nente de las colecciones metáli-
cas que, siguiendo las recomen-
daciones de ICCROM y UNESCO,
requieren de un almacenaje es-
pecífico y adaptado (Gutiérrez,
2011), separadas de los otros ma-
teriales, preservadas y si puede
ser estabilizadas climáticamente
que, en el caso de los metales de
procedencia subacuática, sería
recomendable en un ambiente si-
milar al medio de origen (García,
Flos, 2008: 201-5). En este sentido,
el Museu d’Arqueología de Cata-
lunya-Girona ya tomó la decisión
de construir una “Cámara o re-
cinto acondicionado con tempe-
ratura y humedad relativa con-
trolada (18 +2º; HR 40 +- 1º), con
contenedores inertes y en un am-
biente estable” (Lara, Boix, Rovira,
2009: 210); como así se planteó
en el Plan Museológico del Museo
de León, de disponer de un espa-
cio o almacén cerrado para ob-
jetos de “materiales específicos o
sensibles a los cambios higrono-
métricos (>30HR y 20º C.), como
serían los metales, monetario u
orgánicos como textiles” (Grau,
2007: 98). Iniciativa que, con an-
terioridad, llevó a cabo el Museu
Arqueològic Municipal Camil Vi-
sedo Moltó de Alcoi (Alicante)
(Miró, 2005). Con mayor motivo y
para los fondos de procedencia
marina se construyó una cáma-
ra climatizada de estabilización
en el ARQUA. Museo Nacional de
Arqueología Subacuática (Azuar,
2008: 164).
Rafael Azuar Ruiz
[48]
ICOM 10
Medidas encaminadas a conser-
var estos objetos pero que no son
suficientes. Además se hace ne-
cesario, y si es posible, el generar
un importante dossier radiográfico
de estas piezas, como el que con-
serva el IPCE, recogido en la publi-
cación “La técnica radiográfica
en los metales históricos” (2010)
(http://es.calameo.com/...); o de-
sarrollar programas de análisis me-
talográficos, como el del Museo
Arqueológico Nacional
(www.man.es/...).
La exhibición no justifica el poner
en riesgo las colecciones metáli-
cas
Sobre esta cuestión ya nos ad-
vertía Salvador Rovira, quien fue-
ra director del Departamento de
Conservación del Museo Arqueo-
lógico Nacional y analista de me-
tales, en su acertado artículo “Los
límites de la exposición” (2008) de
los peligros y problemas de conser-
vación que generaban su expo-
sición permanente (Rovira, 2008).
En donde, por exigencias del dis-
curso o por necesidades de con-
textualización de los conjuntos, en
la mayoría de los museos, los me-
tales no se exhiben aislados sino
con otros objetos, ya sean metá-
licos, inorgánicos u orgánicos, sin
tener en cuenta sus exigencias de
temperatura y humedad relativa,
así como la lumínica, poniendo en
riesgo su estabilidad y conserva-
ción. Más grave resulta el depósi-
to y exhibición de los metales de
Cámara de baja humedad (Foto Museu Arqueològic Municipal CamilVisedo Moltó.Alcoy-Alicante)
[49]
procedencia subacuática, pues
a pesar de que el “Libro Verde”
en su acción nº 23 propone a las
instituciones responsables de la
gestión del patrimonio el que au-
toricen el depósito de estos ma-
teriales sólo en aquellos centros
o museos que dispongan de ins-
talaciones y medios necesarios
para su conservación y exhibición
(2010: 97), seguimos asistiendo a
la destrucción progresiva de ca-
ñones, culebrinas y anclas que,
por criterios meramente estéticos
y ornamentales, decoran las en-
tradas y los patios de buena parte
de muchos museos.
Evidentemente, el ciudadano tie-
ne derecho al acceso al Patrimo-
nio y es obligación de los
museos su conservación o
sostenibilidad para las ge-
neraciones futuras. En este
sentido, es fundamental el
efectuar un continuo se-
guimiento de las coleccio-
nes expuestas en general y
en particular de las metáli-
cas, sin renunciar a que se
pueda limitar su visita o retirarlas
cuando se encuentre en peligro
su estabilidad. Situación que se
agrava en las exposiciones tem-
porales, en las que se somete a
estas piezas metálicas a bruscos
cambios climatológicos y am-
bientales, así como a manipula-
ciones y traslados (Rovira, 2008),
por lo que se hace necesario el
aplicar un riguroso protocolo de
embalaje y de transporte de las
piezas (Díaz, García, 2011: 62 y ss.),
así como el cumplimentar las fi-
chas de conservación de objetos
trasladados, como las propuestas
por Santiago Mijangos (2009).
En este proceso en el que los ob-
jetos metálicos han de perder su
“materialidad” para adquirir su
“inmortalidad” (Fernández, 2010:
Rafael Azuar Ruiz
Control y seguimiento medioambiental de las colecciones metálicas expuestas (Foto MARQ. Museo Arqueológico de Alicante)
[50]
ICOM 10
217) como bien histórico, conte-
nedores de memoria, en el ámbi-
to de los Museos Arqueológicos,
debemos avanzar en la conse-
cución del indiscutible primige-
nio objetivo de sostenibilidad: el
conservar y acrecentar nuestras
colecciones metálicas para las
generaciones futuras.
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Rafael Azuar Ruiz
[52]
ICOM 10
L a g e s t i ó n d e u n p a t r i m o n i o m e t á l i c o s i n g u l a r :
m o n e d a s y m e d a l l a s .L a e x p e r i e n c i a d e l G a b i n e t N u m i s m à t i c d e C a t a l u n y a
I. Las colecciones
Los fondos a cargo del GNC, en
torno a los que gira buena parte
de su actividad, son los propios
de un gabinete o departamento
de numismática y comportan la
gestión integral de:
a) un volumen considerable de
piezas que, en el caso de un ga-
binete de tamaño medio como el
GNC, alcanza la cifra de 135.553
ejemplares.
b) una variada diversidad tipoló-
gica que tiene como centro las
grandes series –monedas y me-
dallas- amparadas por las disci-
plinas de la numismática y la me-
dallística. En general, las subseries
son: 1) numismática propiamente
dicha clasificada en: I) dinero pri-
mitivo II) moneda propiamente di-
Introducción
En este artículo vamos a desarro-
llar una sumarísima exposición de
la experiencia del Gabinet Numis-
màtic de Catalunya (GNC) en la
gestión del patrimonio numismá-
tico a su cargo. El GNC fue fun-
dado por la Junta de Museus de
Barcelona en 1932 con el fin de
agrupar el patrimonio numismá-
tico disperso entre diversas insti-
tuciones locales y, desde 1990,
forma parte del Museu Nacional
d’Art de Catalunya (Campo, Es-
trada-Rius, 2007).
Dr. Albert Estrada-RiusORCID 0000-0002-4093-2975Conservador del Gabinet Numismàtic de Catalunya Museu Nacional d’Art de Catalunya
[53]
cha III) papel valor e instrumentos
de pago diversos (acciones, obli-
gaciones, letras de cambio, bille-
tes de banco, talones, tarjetas de
crédito y débito) 2) metrología;
3) instrumentos de fabricación;
4) paramonetal (jetones, fichas y
vales -con valor monetario o sin
él- de todo tipo) 5) sigilografía, 6)
medalla y, en algunos casos, que
no en el GNC, 7) glíptica (cama-
feos y entalles); 8) otros usos de
la moneda como la reutilización
de monedas en joyas u otros ob-
jetos. Los límites de la colección,
por otra parte, son objeto de re-
flexión y de revisión en relación a
experiencias monetarias contem-
poráneas que obligan a plantear-
se la admisión o denegación de
su ingreso de manera justificada
evitando la arbitrariedad.
El porqué de la agrupación de
esta diversidad de fondos, tan
distintos en su naturaleza, debe
buscarse en la propia historia del
coleccionismo. Se justifica por re-
laciones que, a menudo, solo son
básicamente formales o externas
pero que derivan y se relacionan
en función de variables tan de-
terminantes como, por ejemplo,
el formato, el tamaño y la resolu-
ción formal.
c) unas colecciones en las que
predominan los metales y las
aleaciones estándares y específi-
cas de la moneda -como el ve-
llón- aunque también hay piezas
de cartón, papel, vidrio, cristal,
nácar, marfil, porcelana, baqueli-
ta y plástico. El conocimiento de
estos materiales es capital tanto
para la conservación como para
el estudio de las piezas en sí (dis-
tinción de monedas oficiales o
falsas).
II. Las instituciones
El patrimonio numismático se en-
cuentra depositado en manos de
instituciones y organismos muy dis-
tintos. Los principales agrupados
en la sección ICOMON (Comité
Internacional de Museos Mone-
tarios y Bancarios) con sus propias
peculiaridades. En una tipología
simplificadora, con ejemplos cer-
canos, podemos identificar como
instituciones depositarias de estos
materiales a:
Albert Estrada-Rius
[54]
ICOM 10
1) bancos nacionales (Banco de
España) y bancos privados (Ban-
caixa) como titulares de coleccio-
nes numismáticas que no siempre
tienen expuesta o como colec-
ción viva, sino como un fondo de
valor y prestigio. La peculiaridad
más notable es la custodia de
maquinaria y otros instrumentos
vinculados a la contabilidad o la
gestión bancaria.
2) casas de moneda nacionales
que, amén de atesorar y gestio-
nar sus fondos actuales, suelen
tener una colección histórica
(Museo de la Casa de la Moneda
de Madrid). La peculiaridad más
notable es que suelen disponer
en su colección de maquinaria e
instrumentos de fabricación (pa-
trimonio industrial).
3) museos: a) arqueológicos (Mu-
seo Arqueológico Nacional) b) de
arte (Museo Nacional del Prado y
Museu Nacional d’Art de Cata-
lunya) c) locales y de yacimientos
(MAC/Empúries). La peculiaridad
es la conservación de conjuntos y
tesoros monetarios hallados en su
demarcación.
4) bibliotecas nacionales (Biblio-
teca Nacional de Francia o Biblio-
teca Vaticana).
5) monetarios depositados en
corporaciones académicas (Real
Academia de la Historia o Reial
Acadèmia de Bones Lletres de
Barcelona) y en universidades
(Universidad de Valencia).
6) monetarios de origen particular
(Museo Lázaro Galdiano, Instituto
Valencia de Don Juan, Museu Fre-
deric Marès). Reflejan los gustos e
intereses del coleccionismo.
En toda esta tipología institucional
solo se puede hablar en sentido
estricto de gabinetes numismáti-
cos cuando, además de la colec-
ción o monetario, se dispone de
un personal especializado y de
unos instrumentos apropiados de
catalogación y estudio al servi-
cio de la colección. En el resto lo
correcto es describir la existencia
de un monetario o medallero que
puede ser más o menos rico.
[55]
III. La gestión
III.1. Adquisición, conservación,
restauración, estudio y cataloga-
ción
El mandato de todo museo es el
de conservar, catalogar y difundir
el patrimonio a su cargo. También
los gabinetes. Además, tiene la
voluntad de incrementar de un
modo ético (código ICOM) sus co-
lecciones y documentar las nue-
vas formas de moneda y de me-
dalla que se van generando. Por
el volumen y por las características
propias de las piezas lo usual es dis-
poner de un espacio o reserva de
almacenaje propio que, además
de un ambiente especialmente
pensado para el metal –tempera-
tura y humedad controladas- ten-
ga un plus de seguridad –cámara
acorazada- atendiendo al tama-
ño y valor de las piezas custodia-
das que se guardan en monetarios
y medalleros (Figura 1). Esta reserva
(Figura 2) está a cargo del personal
del Gabinete que es el responsable
de la supervisión de todo el proce-
so que afecte a las piezas desde
su custodia y manipulación. Este
es un hecho diferencial respecto
al resto de colecciones del Museo.
Lamentablemente no se dispone
de manera permanente de restau-
radores de metal y hay que acu-
dir a servicios externos. Otra tarea
no menos importante es la actua-
lización de la biblioteca priorizan-
do las necesidades internas pero
atendiendo al carácter de biblio-
teca especializada de referencia.
Figura 1. Monetario con sus bandejas
Figura 2. Interior de la reserva con los armarios de almacenaje de los monetarios
Albert Estrada-Rius
[56]
ICOM 10
La necesidad de tener los catá-
logos a mano permite que la sec-
ción (catálogos y libros, hemerote-
ca y catálogos de subastas) esté
ubicada en una sala de consulta
y estudio multiusos inmediata al lu-
gar de trabajo del personal.
III.2. Asesoramiento externo
Junto al trabajo de gestión ad in-
tra existe la gestión ad extra como
servicio público llamado a la ad-
ministración de un amplio abanico
de colaboraciones que van des-
de la atención al público hasta el
asesoramiento y catalogación de
piezas procedentes de yacimien-
tos arqueológicos, pasando por
la preceptiva colaboración me-
diante la elaboración de informes
y peritajes que se les pidan como
consecuencia de actuaciones
policiales y judiciales, amén de
custodiar determinados depósitos
judiciales. Estas piezas pueden ser
objeto de depósito permanente o
bien de depósito temporal para su
estudio. Entre los asesorados tam-
bién están otros museos con mo-
netarios. La función del GNC no es
ser un almacén de monedas sino
de generar conocimiento y auxi-
liar esta generación. En este caso
por exportación ilegal de mone-
das antiguas o bien por expolio
del material numismático proce-
dente de excavaciones furtivas.
En una materia tan especializada
es importante trazar alianzas con
todos los colectivos posibles: des-
de agrupaciones de guías de turis-
mo hasta asociaciones culturales
locales.
III. 3. Exposición del patrimonio
El Museo tiene la obligación de
divulgar ese patrimonio numismá-
tico a través de todos aquellos
medios posibles que no pongan
en peligro las piezas. Histórica-
mente, todas las piezas estaban
juntas y a la vista ya fuera expues-
tas en vitrinas o bien resguardadas
en armarios monetarios, como los
que todavía hoy se conservan en
distintas instituciones. En la actua-
lidad se presenta una selección
de las mejores piezas en torno un
determinado discurso (Figuras 3 y
4). En el GNC es la presentación
de la moneda en el territorio de
Cataluña y su área de influencia
(Campo, Estrada-Rius, Clua, 2004).
Este planteamiento forzosamente
[57]
limita la exposición a un restringi-
do número de piezas y plantea
como salida más natural la orga-
nización de exposiciones tempo-
rales que permitan una rotación
de los materiales. Además, está el
préstamo de piezas para muestras
temporales organizadas por otras
instituciones y su depósito perma-
nente para completar el discurso
de otras instituciones. En general,
el préstamo de este tipo de pie-
zas a otros museos lleva implícito
un asesoramiento previo que no
pocas veces incluye la selección
de los materiales y el diseño del
discurso en función de las nece-
sidades de los organizadores. La
preparación de una exposición,
en todo caso, es un buen evento
para dinamizar muchos aspectos
en su entorno (Figura 5). Así, por
ejemplo, con el departamento
de educación.
Figura 3. Vista de la sala de exposiciones temporales.
Figura 4. Vitrinas de la sala de exposiciones temporales
Figura 5. Portada del catálogo de la exposición temporal Històries metàl.liques. Art i poder a la medalla europea, Barcelona, 2014.
Albert Estrada-Rius
[58]
ICOM 10
Figura 6. Trípticos divulgativos del Seminari d’Història Monetària de la Corona d’Aragó.
III.4 Congresos, conferencias
y publicaciones divulgativas y
científicas
Otro tipo de difusión del patrimo-
nio es el generado a través de la
preparación de cursos, semina-
rios, ciclos de conferencias, me-
sas redondas y otros formatos que
permiten poner el foco de interés
en un tema, reunir a los especia-
listas, profundizar en el patrimonio
propio y generar conocimiento
para difundirlo en distintos niveles.
Así, el GNC organiza el Seminari
d’Història Monetària de la Coro-
na d’Aragó con 25 ediciones (Fi-
gura 6); el Curso de documenta-
ción de moneda antigua con 26
ediciones o el Curs d’història mo-
netària hispànica que se comple-
menta con su publicación aneja
(Figura 7) con 18 ediciones, amén
de una jornada sobre la moneda
falsa cuyas actas fueron coedita-
das con la Universidad Pompeu
Fabra.
El GNC pertenece a distintas aso-
ciaciones, recibe sus publicacio-
nes y participa en sus eventos
colectivos. El personal del Museo
Figura 7. Portada de las actas del XVII Curs d’Història Monetària Hispànica, dedicado a los jetones eclesiásticos de Cataluña y Mallorca, Barcelona, 2014.
[59]
debe también exportar sus traba-
jos y difundir su patrimonio más
allá de las propias tribunas o me-
dios y es por ello, que en el ámbito
numismático, cabe señalar la par-
ticipación periódica en los Con-
gresos Numismáticos Nacionales
organizados por la Sociedad Ibe-
roamericana de Estudios Numis-
máticos (SIAEN) o en los Congre-
sos Numismáticos Internacionales
organizados por la Comisión Inter-
nacional de Numismática (CIN).
En este contexto se acogió y par-
ticipó en la VIII Reunión ICOMON
celebrada en Barcelona en 2001
(AAVV, 2003: 13)
Bibliografía
AAVV (2003). Actas de la VIII reu-
nión del Comité Internacional de
Museos Monetarios y Bancarios
(ICOMON). Barcelona: Fundación
Casa de la Moneda/ MNAC.
CAMPO, M, ESTRADA-RIUS, A (Dir.)
(2007). Cinc segles de numismàti-
ca catalana. Exposició conme-
morativa del 75 aniversari del Ga-
binet Numismàtic de Catalunya.
Barcelona: MNAC.
CAMPO, M, ESTRADA-RIUS, A
CLUA, M. (2004). Guía numismáti-
ca. Barcelona: MNAC.
Albert Estrada-Rius
[60]
ICOM 10
Resumen: Este trabajo muestra la
importancia cualitativa y cuanti-
tativa del patrimonio metálico en
colecciones militares y en particu-
lar en el ámbito del Ejército de Tie-
rra. Se exponen en él las diversas
tipologías en las que se enmarca
siguiendo la clasificación que rige
el sistema de Inventario del Pa-
trimonio Histórico Mueble del Mi-
nisterio de Defensa. Se hace una
especial llamada de atención so-
bre el llamado patrimonio móvil,
entendiendo como tal todo obje-
to creado con la propiedad del
movimiento, en su totalidad o en
alguna de sus partes o elementos
constituyentes, al margen de sus
componentes físicos, naturales o
artificiales y de su origen, manual
o industrial. Finalmente, se propo-
ne una actitud abierta en lo rela-
tivo a su gestión como, llegado el
caso, a su intervención restaura-
dora.
Los metales en las colecciones
del Ejército de TierraMónica Ruiz Bremón (IHCM) Instituto de Historia y Cultura Militar. Ministerio de [email protected]
Lourdes Mesa García Restauradora y Licenciada en Historia.
[61]
Palabras clave: patrimonio históri-
co mueble, metálico, militar, pa-
trimonio histórico móvil.
El Patrimonio histórico mueble
que hoy atesora y gestiona el Mi-
nisterio de Defensa conforma un
gran museo del saber, casi enci-
clopédico, fruto del papel de los
ejércitos en la historia de España
y en la creación y desarrollo de
gran parte de sus estructuras es-
tatales. De manera especial nos
interesa destacar en él el patrimo-
nio científico, conservado en sus
muchos museos y unidades mili-
tares aún hoy en funcionamiento,
por cuanto constituye un capítulo
tan interesante como poco cono-
cido de las colecciones militares,
heredero por derecho propio de
instituciones como la Academia
de Matemáticas de Barcelona,
la Academia de Cirugía, el Real
Colegio de Artillería de Segovia,
etc., auténticos focos de saber
especialmente activos durante
los siglos XVIII y XIX. Por otro lado,
queremos destacar este patrimo-
nio como parte del denominado
patrimonio técnico e industrial – lo
hay tanto manual como seriado
-que, además de caracterizarse
por su finalidad y su composición
mayoritariamente metálica, suele
presentar un último rasgo, a me-
nudo ignorado por conservado-
res de museos y restauradores,
pese a su interés incuestionable:
su naturaleza movible, resultante
de estar formado por varios ele-
mentos y, a veces, varios mate-
riales. Tres son pues los aspectos
que definen el objeto de nuestro
interés y que determinan su con-
servación, restauración y gestión:
su carácter seriado, su naturaleza
compleja y la movilidad de sus
elementos.
La gestión y organización de este
ingente Patrimonio es compleja,
por cuanto, por una parte, es res-
ponsabilidad de un Ministerio, el
de Defensa, que no tiene transfe-
ridas sus competencias a las Co-
munidades Autónomas en las que
se asientan sus Unidades, Cen-
tros u Organismos (en adelante
UCOs). Por otra, porque en él se
mantiene la tradicional separa-
ción de los tres grandes ejércitos,
tal y como se forjó en el siglo XX:
Tierra, Armada y Aire, cada uno
Mónica Ruiz Bremón | Lourdes Mesa García
[62]
ICOM 10
de ellos con su propia cadena de
mando u orgánica y a las que se
añade un Órgano Central propio
del Ministerio.
La tipología de las colecciones
militares es abrumadora. Sólo en
el Ejército de Tierra, en el que nos
centraremos a partir de ahora y
que tiene a su cargo más del 63%
del total del patrimonio del Minis-
terio como consecuencia de su
amplia inserción en el territorio y su
destacado papel en la historia de
España, la cifra de fondos museís-
ticos dados de alta en su sistema
informático de inventario, llamado
MILES, es, a fecha de 3 de febrero
de 2015, de 88.411, siendo el total
de objetos inventariados en todo el
Ministerio de Defensa en esta mis-
ma fecha de 139.970. El Ejército de
Tierra mantiene abiertos, además
del Museo Nacional del Ejército, 11
museos periféricos y 19 salas históri-
cas. En 1995, a raíz de la puesta en
marcha del Plan de Salvaguarda
del PHM del Ministerio de Defensa
en Unidades del Ejército, surgieron
la mayoría de los museos “perifé-
ricos” y se potenciaron las colec-
ciones docentes de las academias
militares, tratando de evitar en lo
posible la pérdida de patrimonio
que podría ocasionar el cierre y
disolución de numerosos estableci-
mientos. Hoy, el número de UCOs
incluidas en el sistema y que son
responsables de algún fondo pa-
trimonial, es, sólo en el Ejército de
Tierra, de 340.
Armadura del Tercer Duque de Feria (Museo del Ejército, Toledo), forma parte de la Armería de la Casa Ducal de Medinaceli. Fabricada en Milán en el siglo XVII en acero pavonado y damasquinada en oro y plata.
[63]
El Sistema de Documentación de
Museos Militares tiene su origen
en 1993. Desde entonces se han
ido sucediendo en él las amplia-
ciones y mejoras. Cabe destacar
la incorporación en 1999 de la
Guía OTAN de artículos de abaste-
cimiento de EEUU, si bien se siguen
incorporando aún grupos, como
el dedicado al Patrimonio Natural,
Material Ferroviario, Sanitario... De
esta forma, el primer nivel en la cla-
sificación genérica está hoy cons-
tituido por veinte grandes grupos.
De todos ellos y contrariamente a
lo que se suele suponer, las tipolo-
gías más numerosas y ricas no son
las armas, sino los equipos y los ins-
trumentos, esto es, el patrimonio
que venimos definiendo como,
fundamentalmente, industrial, me-
tálico y móvil. Un breve repaso por
algunos de estos grupos nos servirá
para comprender su envergadura
y su alcance histórico, técnico y
científico. También, los problemas
derivados de su gestión y el reto
que suponen, por su especificidad,
sus tratamientos conservadores y
restauradores:
Armas: entre ellas las hay arroja-
dizas, blancas, combinadas, con-
tundentes, de fuego portátil, de
lanzamiento manual, defensivas,
enastadas, artillería... Las armas
portátiles de fuego se muestran
sin inutilizar, pues, de no ser así, se
Máquina del Caballero de Arcy (Museo Militar de La Coruña) para la medición de la potencia de la pólvora. Fabricada en la Maestranza de Artillería de La Coruña en 1783. Inventada por Patricio de Arcy, consta de un cañón de bronce sostenido por un péndulo. En el cañón se introducía cierta cantidad de pólvora que, al dispararse, imprimía a éste un determinadoretroceso medido por la escala graduada situda en la parte superior del caballete. Las pruebas de potencia permitían decidir las mezclasmás idóneas, todo un secreto de estado.
Mónica Ruiz Bremón | Lourdes Mesa García
[64]
ICOM 10
contravendrían todas las nor-
mas y la lógica de la conserva-
ción museística. El grupo de las
Bellas Artes incluye todo tipo de
elementos metálicos, artes apli-
cadas, artes industriales, escultu-
ra, remates arquitectónicos, apli-
ques, etc, en diferentes metales y
combinaciones de éstos. Entre las
Enseñas también pueden encon-
trarse accesorios metálicos, lába-
ros, leones, águilas... La Epigrafía
incluye monedas, medallas, tro-
queles, punzones, matrices… Cla-
sificados como Equipos podemos
encontrar equipos de caballo y
mulo, perro y paloma mensaje-
ra, equipos contraincendios, de
salvamento y segu-
ridad, de protección
medioambiental, de
dirección de tiro, de
lanzamiento, aterri-
zaje y maniobra en
tierra de aeronaves,
de telecomunica-
ción, detección y ra-
diación coherente,
fotográficos y cinematográficos,
mecánicos de transmisión de fuer-
za, mobiliario y material de oficina
y escritorio, de construcción, mine-
ría, excavaciones y conservación
de carreteras, para deporte y lú-
dicos, para manejo de materiales,
para la enseñanza, médico, odon-
tológico y veterinario, de uso do-
méstico, comercial y para cocina
y comedor, mobiliario doméstico
de acuartelamiento y campaña,
sistemas de alarma, señalización
y detectores de seguridad y tien-
das de campaña. Igualmente,
la Indumentaria y Uniformidad
comprende complementos, for-
nituras, protecciones, corazas y
equipajes. Otro grupo lo forman
las condecoraciones y distintivos.
Los Instrumentos pueden ser de la-
boratorio, musicales, gramófonos
Bomba apaga-incendios manual (Unidad Militar de Emergencias). Fabricada por la Casa Noel de Paris, c.1849. Hierro, cobre, latón y madera. Ha sido restaurada en la propia UME, recuperando el color original rojo yañadiéndole la boca y la manguera, desaparecidas.
[65]
y radiorreceptores… Las Maque-
tas, las Miniaturas y los Modelos,
muy abundantes y variadas, pue-
den serlo tanto de arquitectura
como de artillería, de combates
o de máquinas. El Material Ferro-
viario incluye locomotoras, va-
gones, equipos de construcción
y conservación de vías férreas,
accesorios y componentes. Las
Municiones, bombas y explosivos
serán fundamentalmente metá-
licos. Entre el Patrimonio Arqueo-
lógico y Etnográfico, proveniente
a menudo de antiguas Colonias,
habrá armas y útiles domésticos,
de caza y pesca, juegos, música,
objetos rituales y de religiosidad
popular, de uso personal, de ofi-
cios tradicionales, adornos, etc. El
Patrimonio Industrial propiamente
dicho lo forman motores, turbinas y
componentes, accesorios de mo-
tores, maquinaria y equipos para
trabajar la madera, los metales, el
cuero, para industrias especiales,
equipos de talleres de manteni-
miento y reparación, herramien-
tas manuales de medida, ferre-
tería, componentes de equipos
eléctricos y electrónicos, con-
ductores eléctricos, equipos ge-
neradores y de distribución de
energía eléctrica, dispositivos de
alumbrados y lámparas, máqui-
nas de oficinas, equipos de ar-
chivo, equipos para proceso de
texto y automático de datos. El
sistema también contempla los
Recuerdos, ya científicos, ya de
campañas, de héroes y gestas, de
instituciones, de Unidad, persona-
les, religiosos… El último grupo de
la clasificación se dedica, en la ac-
tualidad, a los Vehículos, entre los
que habrá de “colchón de aire”,
de motor, remolques y semirremol-
ques, motocicletas, ciclomotores y
Mónica Ruiz Bremón | Lourdes Mesa García
Dos modelos a escala de Horno de campaña para la elaboración del pan (Museo de Intendencia de Ávila) realizados en hierro fundido en 1893. En campaña, se trasladaba despiezado y a lomo de caballerías para abastecer a las tropas. El Museo conserva también un horno en tamaño original.
[66]
ICOM 10
bicicletas, vehículos de combate
y asalto, carruajes, tractores, de
almacén…
Todos los metales y sus aleacio-
nes están representados en estas
colecciones, siendo los más ricos
los referidos a artículos emblemá-
ticos y de prestigio. La experimen-
tación de los materiales, en el
campo militar, es generadora de
nuevas aleaciones y compuestos
en busca de una mayor efectivi-
dad. Ello es motivo de la constan-
te necesidad de actualización
del conocimiento para una mejor
conservación, lo cual no difiere
en gran medida de lo que ocurre
en los demás entornos patrimonia-
les.
Otra peculiaridad de este patrimo-
nio es que goza de un mecanismo
de autogeneración que se inicia en
el momento en el que un equipo,
instrumento, herramienta o arma
contemplada en el sistema SIGLE
-desde un camión a un arma, un
goniómetro hasta una camilla- se
declara obsoleto y dado de ma-
nera oficial de baja. El destino final
de estos objetos será el achata-
rramiento, la ornamentación o la
conservación de un ejemplar que
pasa a formar parte del Patri-
monio Mueble, lo que se hará,
en el Ejército de Tierra, a criterio
del Instituto de Historia y Cultura
Militar. Con anterioridad a este
procedimiento, puesto en mar-
cha en los últimos 20 años, todo
lo que se ha conservado lo ha
sido por la actitud voluntarista
y sensible hacia la historia y el
patrimonio de sus responsables,
como parte de la idiosincrasia mili-
tar.
Máquina Contadora de Hilos (Museo de Intendencia de Ávila). Curiosa máquina de hierro y latón accionada mediante ruedasy manivelas. Diseñada para controlarlas adquisiciones de hilo a proveedores externos por parte de la IntendenciaMilitar a finales del siglo XIX.
[67]
La complejidad contemporánea,
debida a la industrialización, de-
termina nuevas consideraciones
y puntos de vista respecto de
las intervenciones a que se pue-
den someter algunos objetos. La
existencia de partes y elementos
seriados, es decir, idénticos, que
además constituyen, en muchas
ocasiones, verdaderas coleccio-
nes de repuestos y recambios,
permite completar o realizar sus-
tituciones cuando hay necesidad
de ello, sin que deba entenderse
esto como una merma de su va-
lor y, en ningún caso, como una
falsificación.
Cuando hay originales idénticos
que además se han visto some-
tidos ya a reparaciones y accio-
nes de mantenimiento durante
su vida activa, se puede y debe
considerar legítima la denomina-
da “canibalización”, por la que un
artefacto en desuso puede servir
para completar otro. Considera-
mos que esta práctica es perfec-
tamente compatible con los cri-
terios que hoy inspira y rige toda
la normativa en materia de res-
tauraciones históricas, por cuanto
en éstas se reintegra fabricando
ex novo las piezas que faltan, uti-
lizando para ello materiales distin-
guibles, inermes y reversibles.
La conservación y la restau-
ración vienen regidas siem-
pre por los mismos principios,
los cuales pueden ser resumi-
dos en una sola idea, el res-
peto por el original. Y es, en
referencia a este indiscutible
respeto, por lo que venimos
a defender un hecho del
que poco se habla. Hemos
podido apreciar, en las líneas
anteriores, la variedad tipológi-
Carro-Estufa de Sanidad (Museo Militar de Valencia). Datado en 1922, vehículo de tracción animal con una caldera de vapor destinada a la desinfección de ropa. Restaurado en 1995
Mónica Ruiz Bremón | Lourdes Mesa García
[68]
ICOM 10
por ello que, ética y profe-
sionalmente, consideramos
indispensable que los esfuer-
zos enfocados a la conserva-
ción, restauración y exhibi-
ción de estos objetos tengan
en cuenta este hecho, fun-
damental en ese principio,
que todos perseguimos, de
respeto por el original. Impli-
ca esta actitud considerar la
restauración del patrimonio indus-
trial y/o móvil como una estrategia
pensada y dirigida hacia su recu-
peración global (tanto del movi-
miento como de la función que se
ha perdido).ca de objetos y si pensamos en
cada uno de ellos, y añadimos los
no mencionados aquí, podremos
advertir una propiedad que ca-
racteriza a la mayor parte de
ellos, el movimiento. La simple
presencia de una bisagra nos
habla de un objeto móvil, aquel
creado para moverse comple-
ta o parcialmente, compuesto
de elementos y/o mecanismos
más o menos complejos e im-
pulsados por todo tipo de fuentes
energéticas, lo cual es indisocia-
ble con la función que cumplen
y para la que fueron creados. Es,
Cañón inglés Vickers-Amstrong 38.1 (Fortaleza de La Mola, Mallorca). Una de las grandesbaterías de costa - constan de cuatro pisossubterráneos, cámaras, polvorines y ascensorespara su puesta en servicio - instaladas, entre1926 y 1935, en las bases navales españolas como parte de un ambicioso Plan de Artillado de la misma.
Una de las galerías subterráneas del cañón Vickers 38.1. Su mantenimiento constituye un reto y un problema: el decapado a base de chorro de arena y los repintados sucesivos para evitarla inexorable oxidación del acero son, por el momento, los únicos tratamientos que se están llevando a cabo sobre este patrimonio único.
[69]
Por último, debemos también
otorgar el debido reconocimien-
to a los profesionales -técnicos y
mecánicos- que, por la práctica
diaria de su profesión, tienen el sa-
ber indispensable para conservar
un cierto tipo de objetos que, por
su especificidad y complejidad,
resultan de todo punto inaborda-
bles por parte del profesional res-
taurador, como los son también
los instrumentos musicales o los
autómatas -especialmente relo-
jería- antiguos.
Bibliografía:
www.ejercito.mde.es/...
BARROSO, S. (2006). «Evolución
histórica de los instrumentos docu-
mentales en los museos militares»,
Revista de Museología, 37, 33-46.
BRAVO, I. (1999). El sistema de do-
cumentación de Museos Militares
del Ministerio de Defensa: El Mu-
seo del Ejército como modelo de
actuación. Madrid: Ministerio de
Defensa.
PERNIA, A. (2006): «Pasado, pre-
sente y futuro de los Museos Mili-
tares del Ejército de Tierra», Revis-
ta de Museología, 37, 30-32.
Máquina ENIGMA (Museo de Figueras). Una de las 24 máquinas de cifrado que conserva elEjército español. La máquina, patentada en Holanda en 1920 y ulteriormente desarrollada por la inteligencia militar alemana, supuso una auténtica revolución y fue empleada por varios países durante la Segunda Guerra Mundial. Aunque pudo ser descifrada durante los últimos años de la contienda, constituyó un valioso precedente para el ulterior desarrollo de la informática.
Mónica Ruiz Bremón | Lourdes Mesa García
[70]
ICOM 10
Introducción
El patrimonio científico y técnico
se ha incorporado a los ambien-
tes museísticos de forma relativa-
mente reciente. Contamos con
notables precedentes, de la en-
vergadura del Conservatoire Na-
tional des Arts et Métiers (1794) en
París, el Science Museum (1864)
en Londres o el Deutsch Museum
(1901) en Munich. A pesar de es-
tos potentes antecedentes, la va-
loración museística del patrimonio
científico y técnico no se produce
hasta mediados del siglo pasado.
La definición más reciente pro-
puesta por el TICCIH en la carta
de Nizhny Tagil sobre Patrimonio
Industrial (Moscú, 17 julio 2003) es
la siguiente:
Los metales enlos museos de
Ciencia y TécnicaMercè Gual ViaConservadora-restauradora (MNACTEC) Museu Nacional de Ciència i Técnica de Catalunya. [email protected]
“Todos los restos de la cul-
tura industrial que poseen
valor histórico, tecnológi-
co, social, arquitectónico o
científico. Estos restos pue-
den ser: edificios y maqui-
naria, talleres, molinos y fá-
bricas, minas, espacios para
procesar y refinar, alma-
cenes y depósitos, lugares
donde se genera, se trans-
mite y se utiliza energía, me-
dios de transportes y toda su
infraestructura, así como las
zonas donde se desarrollan
las actividades sociales re-
lacionadas con la industria,
como pueden ser vivienda,
culto religioso o educación”
[71]
La experiencia desde el MNACTEC
en este campo nos reafirma en
que nos encontramos ante un tipo
de patrimonio con dos problemas
de definición:
- cuáles son los criterios que mo-
tivan su conservación; ¿por qué
debe ser conservado? Normal-
mente existe poco reconocimien-
to a nivel general sobre todo en
los bienes muebles, aunque sí está
asumido a nivel institucional. Sin
duda, requiere un esfuerzo peda-
gógico desde las entidades públi-
cas;
- y, cuáles son los criterios de mé-
todo de conservación; ¿cómo de-
bemos conservarlo? Muchas ve-
ces se conservan los objetos según
su calidad histórica, desde el posi-
cionamiento de la historia del arte
y de la conservación- restauración
de objetos artísticos. Sin embargo,
quizás debamos detenernos en las
dificultades que implica la conser-
vación del patrimonio industrial,
especialmente el mueble. Por des-
gracia, ya sea por su proximidad
en el uso y en el tiempo, pocas ve-
ces es tratado con los criterios de
conservación internacionalmente
Mercè Gual Via
establecidos. Pero también es inne-
gable que este tipo de patrimonio
no se ajusta a los criterios clásicos
utilizados para el patrimonio artísti-
co. Ya en el año 2000 a través del
IPHE, por parte de la Dirección Ge-
neral de Bellas Artes y Bienes Cultu-
rales, se promueve un Plan Nacio-
nal de Patrimonio Industrial, ante la
precariedad en la que se encuen-
tra. Hablamos de conservación de
gran número de bienes sujetos a
una continua transformación, con
tendencia a la obsolescencia y sin
rentabilidad económica, a menu-
do ubicados en zonas urbanas de
alto valor económico. A estos con-
dicionantes debe sumarse una au-
sencia de sensibilidad social hacia
este tipo de patrimonio y una gran
disparidad de criterios en su trata-
miento.
Problemática sobre la gestión de
bienes industriales metálicos
Para analizar los bienes industria-
les metálicos, partimos de una
definición de patrimonio industrial
amplia. El objeto industrial abarca
desde la herramienta hasta los ob-
jetos programados (Figura 1).
[72]
ICOM 10
La complejidad sobre los criterios
de conservación y restauración se
multiplican si añadimos la hetero-
geneidad de materiales de todo
tipo, muchas veces en un mismo
bien y con particularidades espe-
cíficas, ya sea por disparidad de
volúmenes, por uso, técnicas de
fabricación - a menudo con piezas
seriadas e intercambiables (Casa-
nelles, 1999: 53) -, y para los que
muchas veces faltan profesionales
de la conservación y restauración
especializados.
En este contexto, los metales que
forman parte de este patrimo-
nio pueden aparecer solos, sean
de carácter ferroso o no, como
cobre, bronce, aluminio, plomo,
cinc, o níquel entre otros (Tomsin,
2007: 9-10), o asociados con ma-
teriales orgánicos e inorgánicos
que muchas veces son incom-
patibles entre ellos, creados en
un entorno tecnológico que se
transforma muy rápidamente. Los
productos técnicos se crean para
ser cada vez más eficientes y ello
conlleva productos que en poco
tiempo quedan obsoletos.
Pero, quizás, uno de los aspectos
más relevantes de este tipo de
objetos es que fueron creados
para funcionar, ya sea para uso
industrial, técnico o bien con fines
didácticos y pedagógicos, como
por ejemplo es el caso de muchas
colecciones científicas herederas
de los gabinetes de curiosidades
del s. XVIII (Figura 2).
Así pues, cuando un objeto indus-
trial entra en el museo, pese a in-
vertir en políticas de conservación
preventiva, por su propia natura-
leza tiende a degradarse. No por
Figura 1. Conjunto de tenazas. (A partir s. XVII) Farga Palau. Ripoll. Museu Nacional de Ciència i Tècnica de Catalunya.
[73]
mala gestión o mal funcionamien-
to sino por un uso insuficiente, sea
por motivos de seguridad del pú-
blico (por ejemplo con la emisión
de vapores nocivos), por la impo-
sibilidad de encontrar repuestos
adecuados (baterías, elementos
electrónicos, etc.) o bien porque
el objeto se considera único y se
desaconseja su funcionamiento
(Figura 3).
Se produce así la paradoja de
que el funcionamiento en los ob-
jetos industriales forma parte de
su conservación y, sin embargo,
Figura 2. Máquina neumática con termómetroaneroide. Elliot Bros (1880-1906). ColecciónMentora Alsina. Museu Nacional de Ciència i Tècnica de Catalunya.
implica la degradación y destruc-
ción de los mismos.
La conservación de colecciones
industriales no es un simple trán-
sito de máquina a museo. Es in-
suficiente concebirlo como un
proceso de deslocalización y no
función. Hay que observarlo con
una nueva perspectiva que per-
mita revalorizar todas las funcio-
nes del objeto industrial (Roland-
Villemot, 2001: 18).
De hecho, la misma obsolescen-
cia implica que muchas colec-
ciones sean imposibles de re-
crear, bien por la desaparición de
los mismos objetos o bien por una
Figura 3. Ordenador Bull General Electric,modelo 415 (1963). Exposición El enigma del ordenador. Museu Nacional de Ciència i Tècnica de Catalunya.
Mercè Gual Via
[74]
ICOM 10
transmisión incompleta del uso y
maestría (Roland-Villemot, 2002:
187-191.).
Se trata de encontrar un punto
intermedio entre el uso indiscrimi-
nado y sin control para el disfrute
del público, y una visión estética
y estática del objeto técnico e in-
dustrial.
La primera premisa que el conser-
vador debe respetar es procurar
la acción que mejor lo preserve,
sobre todo si existen cuestiones
conflictivas sobre el uso de un ob-
jeto.
Sólo cuando un objeto lo permite,
cuando no se trata de una pieza
única irremplazable, y una vez
realizado un estudio organolép-
tico en profundidad, para com-
probar que no existen problemas
estructurales con tensiones inter-
nas que pueden provocar roturas
y/o problemas de seguridad para
el público, es aconsejable hacer
posible su puesta en marcha, de
forma controlada y pautada, re-
dactando planes de conserva-
ción de piezas en funcionamien-
to (Ball, 2009: 34-54). Esta puesta
en marcha controlada, además,
puede convertirse en un elemen-
to dinamizador de las coleccio-
nes y hacer más atractivas las visi-
tas al museo.
Este hecho debería ir acompaña-
do de un registro gráfico y multi-
media del modo de uso y funcio-
namiento. Una forja es testimonio
de la sociedad industrial, de la
creatividad humana y un testimo-
nio documental “vivo” (Perarnau,
2003: 337-340) (Figura 4). Este regis-
tro nos permitirá documentar una
maestría que se irá perdiendo y
podrá ser usado también como
Figura 4. Martinetes de la Farga Palau. Ripoll. (A partir s. XVII). Museu Nacional de Ciència i Tècnica de Catalunya.
[75]
un elemento dinamizador museo-
gráfico más, y también como un
documento útil para su conserva-
ción y restauración.
Otro aspecto conflictivo dentro
de la gestión de colecciones so-
bre patrimonio industrial es su res-
tauración. El conservador-restau-
rador será la persona encargada
de decidir los criterios sobre la
intervención, aunque es eviden-
te que deberá apoyarse en otro
tipo de profesionales: mecánicos,
ingenieros, etc. El trabajo mecá-
nico sobre una máquina se cata-
logará como restauración por su
valor simbólico y no por su valor
material, y por ello no se puede
tratar como una simple repara-
ción de maquinaria industrial. La
restauración es un trabajo multi-
disciplinar, y su aplicación sobre
el patrimonio científico, técnico e
industrial no es una excepción.
Las directrices de Musées de
France (2002) dónde se define la
metodología de conservación y
restauración de objetos técnicos
e industriales, remarcan la impor-
tancia de definir el estatus del
objeto: único, maqueta, seriado,
pedagógico, y de realizar un es-
tudio científico y cultural, inde-
pendientemente de su finalidad
museográfica o técnica, antes de
ser intervenido.
Dicha intervención deberá ser
registrada y documentada. La
documentación del desmontaje
se considera una fase importan-
te para obtener conocimiento
del objeto (Meehan, 1999: 11-15).
Siempre que sea posible, la au-
tenticidad debe ser respetada y
no alterada, aunque la reversibili-
dad siempre será muy cuestiona-
ble en este tipo de colecciones
(soldaduras, sustitución de mate-
riales…).
Conclusión
La gestión de patrimonio indus-
trial sea metálico o no, requiere
una visión global del mismo. La
sensibilización sobre la importan-
cia de este tipo de patrimonio
todavía es minoritaria. Pocos se
plantean los problemas de con-
servación y degradación que re-
presenta la colocación de todo
tipo de maquinaria industrial an-
Mercè Gual Via
[76]
ICOM 10
tigua en las rotondas de nuestras
carreteras. Existen problemas espe-
cíficos como el funcionamiento, la
reversibilidad y la autenticidad que
deben ser estudiados antes de rea-
lizar cualquier tipo de intervención
ya sea para su exposición como
para su conservación. La falta de
estudios e investigación específica
sobre la conservación de patrimo-
nio técnico e industrial en nuestro
país, salvo excepciones, provoca
que muchas veces nos basemos
en métodos emocionales, empíri-
cos, y no científicos para su gestión.
Bibliografía
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their preservation and care. Lon-
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mobiliers scientifiques et techni-
ques: spécifiés de leur restauration,
de leur conservation et de leur va-
lorisation. Micheroux (Bélgica): Ce-
roARt [Documento en línea. Con-
sulta: 20-02-2015].
[77]Súmate al millón de visitantes
[78]
ICOM 10
Desde sus inicios y de forma pau-
latina, la fotografía ha ido des-
plazando en gran medida a otros
modos de representación. Ac-
tualmente viene siendo emplea-
da como registro de todo tipo de
eventos y los diferentes campos
en que la sociedad se vale de
ella abarcan una notable ampli-
tud, recogiendo de algún modo
las inquietudes o necesidades de
nuestra cultura contemporánea.
De este modo fueron creándose
las diferentes especializaciones
que pretenden dar cuenta de
aquellos pormenores que pueden
ser de interés para los fines espe-
cíficos de cada campo concreto.
Uno de estos campos es el de la
reproducción fotográfica de bie-
Tomás Antelo Sánchez(IPCE) Instituto de Patrimonio Cultural de España. [email protected]
nes de interés artístico y cultural.
Habida cuenta de las diferentes
tipologías de dichos bienes y en
consecuencia de sus peculiari-
dades, lo primero que conviene
definir es la finalidad de uso que
se pretende de la fotografía en
cuestión, de cara a realizar aque-
lla que resulte mas adecuada en
cada caso, ya que en respuesta a
la manida frase “una imagen vale
más…”, también podría afirmar-
se que una imagen puede men-
tir más que mil palabras, pues en
definitiva una fotografía tan solo
registra una de las muy diversas
realidades del objeto fotografia-
do. Todo dependerá de cual de
los diferentes aspectos se quiera
destacar y de la habilidad para
FOTOGRAFÍA DE METALES. ENTRE LUCES Y REFLEJOS
[79]
minimizar los no deseados según
el uso a que se destine cada ima-
gen.
Ilustraremos lo afirmado con un
simple ejemplo: Una pintura sobre
lienzo se puede fotografiar de ma-
nera que se atienda al contenido
que idealmente se espera de una
obra pictórica y se cuidará una
buena reproducción del color,
encuadre correcto y ausencia de
“brillos” que pudieran dificultar la
observación de la escena repre-
sentada. Pero también se puede
si fuera el caso, tomar la fotogra-
fía destacando otros aspectos de
la obra como puede ser su esta-
do de conservación y para ello,
bastará con emplear un tipo de
iluminación en el que olvidando
las premisas de color y encua-
dre correctos, magnifiquemos
el brillo que antes evitábamos, y
sirviéndonos de él mostremos las
irregularidades de la capa pictó-
rica. Ambas imágenes son genui-
nas representaciones de la misma
obra pero muestran realidades di-
ferentes (Figura. 1). La primera será
válida para un catálogo clásico
de pintura y la segunda como
documento de ciertos aspectos
del estado de la obra.
En consecuencia y apartando por
el momento otros factores a tener
en cuenta, la luz, como herramien-
ta base de la fotografía, será la
que en buena medida nos permita
destacar distintos aspectos de los
factores de expresión que puedan
ofrecer las piezas a fotografiar.
Figura 1. Iluminación convencional Iluminación de campo brillante
Tomás Antelo Sánchez
[80]
ICOM 10
Es bien conocido que algunos
objetos metálicos, especialmen-
te de plata y oro presentan por
lo general cierta dificultad al ser
fotografiadas. Según el caso esto
sería extensible a cualquier ob-
jeto de superficie muy pulimen-
tada. Esta dificultad es debida a
“los brillos”. Y apreciado de modo
simple, es cierto. Pero si nos remiti-
mos al comentario anterior recor-
damos la existencia de “factores
de expresión” y si contem-
plamos una pieza de pla-
ta (bien limpia por supues-
to) veremos que una de
sus cualidades visuales o
factores de expresión más
destacadas es precisa-
mente su “brillo” y sin él la
imagen que capturemos
en una fotografía podría
figurar como un material
distinto. Por tanto, no po-
demos prescindir de esa cuali-
dad y por consiguiente el objetivo
será dominar ese ”brillo” para, en
la medida de lo posible, mostrar
aquellos aspectos que como en
el caso de la pintura arriba ex-
puesto, sirva a los fines deseados.
Puede ocurrir que efectivamente
se requiera una muestra lo más
fidedigna posible del estado de
conservación de la pieza y en
ese caso tendremos que opues-
tamente al de la citada pintura,
aquí la cualidad visual del mate-
rial dificulta la apreciación de los
deterioros y otros detalles de inte-
rés. En este caso, la premisa será
la eliminación del brillo que es-
torbe dicha apreciación, siendo
secundario en este caso que la
imagen no presente el color que
tenemos asociado al material, ya
que no pretendemos una repro-
ducción para “catálogo”, pues
de ser este último el destino de la
imagen, debemos hallar el modo
“Es bien conocido que algunos objetos metálicos, especialmen-te de plata y oro presentan por lo general cierta dificultad al ser fotografiadas. Según el caso esto sería extensible a cualquier obje-to de superficie muy pulimentada. Esta dificultad es debida a “los bri-llos” ”
[81]
de recoger en ella los factores de
expresión que comúnmente te-
nemos asociados a los dos mate-
riales propuestos, es decir, su “bri-
llo” (Figura. 2)
En este punto conviene hacer una
matización que aunque puede ser
tan solo semántica, encontramos
interesante exponer. Si atendemos
escuetamente al término “brillo”,
encontramos recogida la defini-
ción de “lustre” o “resplandor”,
siendo así que en el uso común del
lenguaje, por ejemplo en fotogra-
fía, el usuario de a pie, al elegir sus
copias fotográficas puede optar
por el acabado en brillo o mate,
entendiendo claramente a que se
refieren ambos términos, aunque
el aplicado al primero sea con-
ceptualmente erróneo, ya que lo
que se produce en la superficie de
la copia en este caso es un “refle-
jo” especular debido al acabado
de su superficie y en nada relacio-
nado con que la imagen sea más
clara o más oscura
Encontramos más ajustado al he-
cho examinado el que se muestra
en otro ejemplo de uso muy co-
mún, como es el de los programas
de tratamiento de imagen digital
y aquí se emplea para intervenir o
alterar el nivel de luminosidad de
una imagen.
Figura 2. Luz muy tamizada Luz moderadamente tamizada con acentos de luz.
Tomás Antelo Sánchez
[82]
ICOM 10
Por consiguiente, lo que coloquial-
mente se define como ”brillos” y
que en verdad pueden ser moles-
tos si se quiere apreciar bien la pie-
za, no son otra cosa que el reflejo
especular del iluminante en una
superficie muy pulimentada.
Dado que la superficie se com-
porta como un espejo, viene a ser
como mirar frontalmente el foco
de luz, lo que en definitiva ocasio-
na un contraste excesivo entre el
punto origen de la luz y su entorno
causando deslumbramiento (Figu-
ra. 3). Es a este deslumbramiento,
por su alto nivel de luminosidad o
brillo elevado lo que finalmente
llamamos “brillos”, cuando como
queda dicho se trata de un reflejo
especular. Este será más o menos
intenso o definido en virtud, por un
lado, del grado de pulimento de la
superficie y por otro del grado de
focalización del iluminante.
De estos dos factores, el primero es
una cualidad propia de la pieza y
en principio debería ser respetada.
El segundo es a la postre nuestra
herramienta y digamos que por
fortuna disponemos de distintas
versiones de la misma, desde el
Figura 3b. Al atenuar el deslumbramientotamizando la luz, los tonos de color son difíciles de recuperar.
Figura 3a. La luz directa respeta el colorreconocible de la pieza, pero causa deslumbramiento.
[83]
punto de luz más reducido y con-
centrado de que dispongamos
(linterna) al más amplio y difuso
accesible (cielo encapotado),
pasando por una amplia gama
intermedia: junto a una ventana
con o sin cortinas, un foco con-
vencional directo o tamizado con
paraguas blanco o bien dirigido
a paredes, techo o cualquier su-
perficie reflectante etc. (Figura. 4)
Cada una de estas versiones pro-
porcionara un reflejo más o me-
nos amplio o concreto en la su-
perficie, al tiempo que aportará
luminosidad global al resto de la
pieza. Conjugar estos efectos con
el factor de expresión propio del
objeto dependerá de la sensibi-
lidad y habilidad del autor, deci-
diendo en cada caso que efecto
final es más apropiado.
En superficies con distintos gra-
dos de relieve, más aún si se trata
de piezas planas, ese reflejo no
causa mayor problema, ya que
incluso fotografiando de frente
la pieza, las distintas facetas del
relieve fragmentan el reflejo in-
cluso el de la propia cámara y lo
único a considerar será decidir el
grado de “dureza” del iluminante
en función del pulimentado de la
superficie. Serán los propios refle-
Figura 4. Por supuesto, tanto el iluminante como el entorno se reflejan en la pieza.
Tomás Antelo Sánchez
[84]
ICOM 10
jos originados, en contraste con
las facetas del relieve donde no
se produce dicho reflejo, los que
proporcionen el modelado, sin
perder la representación del fac-
tor de expresión que mejor define
visualmente la pieza, es decir su
luminosidad
La mencionada “dureza” de la luz
es fácilmente controlable con los
diferentes métodos conocidos,
bien por transmisión, interponien-
do láminas traslúcidas entre la luz
y el objeto o bien por reflexión,
dirigiendo la luz hacia superficies
reflectantes (Figura. 5).
Será sin duda más laborioso resol-
ver el caso de piezas sin relieve ya
que al reflejarse todo aquello que
se encuentre en el ángulo de re-
flexión que pueda captar la cá-
mara, se debe jugar en primer lugar
valorando dicho ángulo, ya que la
pieza puede mimetizarse con el en-
trono de contacto, en este caso la
base sobre la que descansa (Fig. 4).
No obstante, tanto la propia cáma-
ra como el entrono circundante, es
evidente que estorban la lectura
de la pieza, tanto más cuando se
trata de superficies curvadas. El re-
curso habitual en estos es emplear
una “caja de luz” ya confecciona-
da o montarla con papel vegetal
o tejido traslúcido, de modo que
sea este material el que se refleje y
aportar la luz desde el exterior de
dicha “caja”
Figura 5. Izquierda: luz reflejada Derecha: luz reflejada y tamizada
[85]
En esta disposición, al menos el
objetivo se verá reflejado inevita-
blemente en los diferentes pun-
tos en que los distintos volúmenes
queden orientados en ángulo de
reflexión con él (Figura. 6).
Minimizar el tamaño de ese reflejo
conlleva emplear objetivos de dis-
tancia focal larga, lo que supone un
diseño de la “caja” que finalmente
propicia la formación de un cono
a modo de túnel. Con esta disposi-
ción también se puede atenuar la
transición del reflejo de la base de
apoyo en piezas de base esféricas
(Figura. 7).
Figura 6a. Caja de luz comercial
Figura 6b. La cámara se ve reflejada en vientre y rodillas
Figura 7b. La cámara se ve reflejada en el objeto con menor intensidad.
Figura 7a. Caja de luz cilíndrica improvisada
Tomás Antelo Sánchez
[87]
CoNSErVACIÓN-rESTAurACIÓN
Soledad Díaz MartínezEmilio Cano | Blanca Ramírez | Teresa PalomarJoaquín Barrio Martín
Ciencia y TécnicaMercè Gual (MNACTEC)
III
[88]
ICOM 10
El Patrimonio Metálico abarca
una cronología paralela a la His-
toria de la Humanidad con la pro-
ducción de un sinfín de objetos.
Su utilización desde el Periodo
Neolítico lo convierte en un ele-
mento fundamental de desarrollo
tecnológico con fases tan marca-
das como la Edad de Bronce, la
Edad del Hierro o las revoluciones
industriales. El patrimonio cultural
en metal incluye desde pequeños
elementos, como cuentas y ador-
nos realizados desde el siglo VII
a. C., a un sinfín de herramientas,
armas, esculturas, estructuras de
ingeniería, arquitectónicas, etc.
Gestionar su conservación requie-
re de recursos humanos altamen-
te especializados, técnicos y cre-
matísticos.
Las particularidades materiales
de los metales los convierten en
elementos inestables. Sus carac-
terísticas químicas, electroquími-
cas, físicas (maleabilidad, tenaci-
dad, ductilidad, resistencia etc.)
y termodinámicas, entre otras, los
hace muy reactivos a la hora de
interactuar con el medioambien-
te (humedad, contaminación).
Normalmente la corrosión es la
respuesta de los sustratos metáli-
cos a la interacción con elemen-
tos y fluctuaciones del medio
dónde se encuentran.
La conservación-restauración de
los metales es una disciplina que
aúna parte de las ramas de huma-
nidades y ciencias como eslabón
para la preservación material del
Soledad Díaz Martínez(IPCE) Instituto del Patrimonio Cultural de España. [email protected]
Causas de degradación y condiciones de conservación del patrimonio metálico
[89]
Soledad Díaz Martínez
patrimonio cultural. Se articula en
torno a la idea de la imposibilidad
de sustitución del objeto (preser-
vando su complejidad técnica y
contextual) pero estabilizándolo.
El proyecto de intervención se es-
tructura en torno a diversas fases
secuenciales: investigación, tra-
tamiento y conservación preven-
tiva.
Estado de conservación
Definir el estado de degradación
de los metales es fundamental
para concretar el proyecto de
conservación. Las fases del pro-
yecto se enmarcan dentro del ar-
ticulado legislativo y las recomen-
daciones de las denominadas
“cartas de criterios”, que confor-
man la normativa deontológica
que seguimos los profesionales.
Collar de oro y plata antes de su intervención Después de la intervención
COLLARES ISLÁMICOS DEL MUSEO ARQUEOLÓGICO DE CÓRDOBA
[90]
ICOM 10
El estudio de los metales patrimo-
niales comienza por análisis visua-
les de su superficie. Estos deben
realizarse con elementos ópticos
y electrónicos de aumento para
luego completarse con la utiliza-
ción de técnicas microscópicas a
fin de caracterizar las microestruc-
turas metálicas. Con la aplicación
de Rayos X, γ, u otras técnicas,
como las Fluorescencias de rayos
X, las tomografías, Raman, Libs
etc. se obtiene información sobre
aspectos técnicos, compositivos,
decorativos, marcas o modifica-
ciones sufridas durante el periodo
de uso, de enterramiento (si pro-
viene de contexto arqueológi-
co) o la interacción con el medio
donde ha estado ubicado y que
suelen ser responsables de la co-
rrosión. Los análisis nos ayudan a
identificar los sustratos metálicos,
el tipo de aleación, la estructu-
ra interna y nos permite también
conocer la morfología y composi-
ción de los productos que forman
las películas de corrosión, deter-
minando si estas películas son es-
tables (denominadas entonces
pátinas nobles) o van a provocar
más procesos de alteración (en
este caso requerirán de procesos
de estabilización).
El estudio de los resultados analí-
ticos nos permite por tanto esta-
blecer la composición y el estado
de conservación del objeto y las Cuenta de collar con alteración(concreción de malaquita)
Microscopia de una cuenta de collar
[91]
capas de corrosión. Obviamente,
en las técnicas analíticas utiliza-
das en conservación, primarán
las técnicas no destructivas.
Causas de alteración
Hablar de causas de alteración
en los Bienes Culturales Metálicos
es exponer todo un abanico de
procesos en los que participan
fuerzas físicas, químicas y biológi-
cas, que interaccionan de mane-
ra sinérgica con los elementos o
conjuntos patrimoniales. Todas las
causas de deterioro suelen redu-
cirse a estos tres grupos básicos,
pudiendo estar relacionados o ser
interdependientes.
El deterioro de los materiales es
un proceso natural y progresivo.
Está acompañado y condiciona-
do por fenómenos que se mani-
fiestan a través de la mutación de
valores en las magnitudes físicas
de los objetos en un momento
determinado.
Básicamente, resulta conceptual-
mente difícil determinar cuál es la
superficie original de los metales
antiguos. La mayoría de las veces
se han formado pátinas que mo-
difican el aspecto que presenta-
ban las obras en origen. La forma-
ción de pátinas naturales puede
deberse a agentes endógenos
intrínsecos, como lo son en una
aleación los enriquecimientos su-
perficiales.
Pero normalmente estas pátinas
se forman por agentes exóge-
nos presentes en la atmósfera
que suelen combinarse con los
electrones metálicos formando
nuevos compuestos. Estos com-
puestos son a veces protectores,
nobles (como por ejemplo algu-
nas pátinas de bronces y latones),
o dañinas como el caso de los
óxidos de hierro (herrumbre) o sul-
furos de plata (oscurecimiento).
A este respecto, el medio donde
esté ubicado el metal resulta fun-
damental para su conservación.
Las estructuras arquitectónicas en
metal, los elementos de cerrajería,
las esculturas, y demás elementos
metálicos al exterior, interactúan
con la humedad ambiental y
con los elementos disueltos o sus-
pendidos en la atmósfera: gases
Soledad Díaz Martínez
[92]
ICOM 10
de efecto invernadero como el
ozono, los contaminantes como
el CO2, el Nitrógeno, los com-
puestos sulfurados, las partículas
en suspensión, etc. Los metales
arqueológicos presentan grue-
sas películas de corrosión por su
entorno de enterramiento o sub-
acuático, siendo la mayor cau-
sa de alteración los cloruros que
provocan picaduras en todos los
metales. Los metales de los mu-
seos reaccionan, además de con
los anteriores, con los VOC (ema-
naciones de compuestos de va-
pores orgánicos). En este sentido
la mayoría de los metales se ven
estructuralmente alterados por
ácidos o bases fuertes resultando,
por regla general, más corrosivos
los ácidos.
El aporte intencionado de otro
metal, como en el caso de los
dorados, plateados, zincados,
etc. en presencia de humedad,
origina la formación de pares o
pilas galvánicas por la diferencia
de reactividad de dos metales
distintos en contacto: se acelera
el proceso de corrosión del metal
menos noble.
El biodeterioro o biocorrosión no
resulta muy habitual excepto en
los metales que provienen de
entornos subacuáticos. Aunque
estudios recientes están dando
prioridad a la labor de los mi-
croorganismos como desenca-
denantes de biocorrosión en to-
dos los ámbitos. Los estudios con
bacterias en medio anóxico para
tratamientos de limpieza, o de
oxalatos (como inhibidores de los
procesos de corrosión) también
son innovadores en la actualidad.
En otros ámbitos la innovación
aparece en el uso de nanopartí-
culas minerales, inorgánicas tipo
“solgel”, o nanopartículas metáli-
cas, añadidas a películas protec-
toras.Difractograma(composición del collar Islámico)
[93]
Pero sin ninguna duda los agen-
tes antrópicos son la primera cau-
sa de alteración y destrucción del
patrimonio. Accidentes, robos o
vandalismo son las causas más
frecuentes de destrucción patri-
monial; incluidos tratamientos de
conservación peligrosos, inefica-
ces, o la falta de mantenimiento
después de la aplicación de un
tratamiento de estabilización.
Condiciones de conservación
Hablar de condiciones de conser-
vación de los metales en general
es complicado. Primero porque la
naturaleza de los metales y alea-
ciones es muy variada, y segundo
porque implica mucha diversidad
de factores estructurales y am-
bientales. No es lo mismo tratar un
elemento arqueológico terrestre
Collar Islámico antes del proceso de conser-vación-restauración, superficie oscurecida por la interacción del metal con los vapo-res orgánicos (VOC) que desprenden algu-nos materiales, sobre todo en ámbitosde exposición y almacenamiento
Collar Islámico después de su tratamiento
Soledad Díaz Martínez
[94]
ICOM 10
que otro proveniente de un yaci-
miento subacuático; o una pieza
de culto que tiene uso con la ex-
puesta o almacenada en un mu-
seo; o una escultura urbana al ex-
terior. Por otro lado, unos metales
reaccionan con más virulencia
que otros expuestos a la misma
fuente. Por ejemplo, los vapores
de amoniaco son muy agresivos
para el cobre y sus aleaciones,
pero menos para los hierros.
En innegable que el control de la
humedad es fundamental para la
conservación de los metales. Con
una humedad relativa (HR) en un
rango inferior al 40%, la gran ma-
yoría de los procesos corrosivos
no se desarrollan. Las fluctuacio-
nes de humedad y temperatura
tampoco son recomendables.
En muchas ocasiones mantener
la humedad por debajo de 40%
resulta imposible. Por ello hay que
dotar al bien de barreras imper-
meables (películas protectoras)
que aíslen el metal de los compo-
nentes medioambientales que re-
sultan perjudiciales como los ga-
ses, las partículas y sobre todo la
humedad.
La revisión de las piezas patrimo-
niales de metal a corto, medio y
largo plazo, con protocolos pre-
Cara antes del proceso de restauración alterada por los productos de contaminación ambiental
Después de la aplicación de tratamiento de conservación
ESFINGE DEL MUSEO ARQUEOLÓGICONACIONAL, MADRID
[95]
vios establecidos de las tareas de
revisión y mantenimiento y la apli-
cación de tratamiento por profe-
sionales cuando resulte necesa-
rio, garantiza la estabilidad del
patrimonio metálico. En este sen-
tido la Conservación Preventiva
resulta mucho más eficaz, soste-
nible y económica, que cualquier
tratamiento de conservación-res-
tauración.
Recurso Web
Los interesados en ampliar infor-
mación, pueden consultar este
enlace sobre Conservación de
Metales. La página está actuali-
zada, por componentes del Gru-
po de metal del ICOM CC WG.
Contiene mucha bibliografía es-
pecífica y se encuentra traduci-
da a varios idiomas. Adjunto el
link de la versión española:
Conservación y restauración
www.icom-cc.org/31/...
Antes de la restauración con presencia de contaminación atmosférica
Después de la aplicación de tratamientode conservación-restauración
MAUSOLEO DE GAyARRE, EL RONCAL, NAVARRA (ESCULTURA AL EXTERIOR)
Soledad Díaz Martínez
[96]
ICOM 10
Emilio Cano*, Blanca Ramírez, Teresa Palomar
Ciencia y tecnología aplicada al estudio y la restauración
del patrimonio metálico:técnicas electroquímicas
Tener un hermano con una trayec-
toria profesional consolidada y re-
conocida en su entorno tiene sus
ventajas si nos dedicamos a algo
relacionado. Pero también sus in-
convenientes, siendo el principal
que es habitual la confusión entre
ambos y resulta difícil marcar las
diferencias. Algo así es lo que le
pasa a la Ciencia de la Conser-
vación con su hermana famosa,
la Arqueometría. Por diversas ra-
zones, la Ciencia de la Conserva-
ción ha sido la hermana pequeña,
confundiéndose de manera habi-
tual con la Arqueometría, o con-
siderándola una parte de ésta.
Pero aunque ambas se dedican
a la aplicación de metodologías
y técnicas de ciencias naturales
(en sentido amplio) al Patrimonio
Cultural, el objetivo final de estos
estudios es fundamentalmente
distinto: mientras que la Arqueo-
metría (etimológicamente “medi-
da de lo antiguo”) pretende obte-
ner información sobre el pasado
a través de los restos materiales,
la Ciencia de la Conservación
busca la aplicación de la ciencia
para mejorar la conservación de
estos materiales, en el presente, y
en el futuro. En la siguiente tabla
se resume de manera esquemá-
tica algunas de las diferencias y
similitudes:
(CENIM) Centro Nacional de In-
vestigaciones Metalúrgicas, (CSIC)
Consejo Superior de Investigaciones
Científicas. Avda. Gregorio del Amo
8, 28040 Madrid.
[97]
Como en cualquier estudio cien-
tífico, un correcto planteamiento
de la pregunta resulta fundamen-
tal para obtener unas respuestas
coherentes y válidas. Por desgra-
cia, al igual que ocurre en Ar-
queometría (Montero et al. 2007),
resulta demasiado habitual en-
contrarse con informes y artículos
llenos de números y datos obte-
nidos por distintas técnicas, pero
que en muchos casos no aportan
ninguna información nueva o es-
tán mal interpretados (por defi-
ciencias de conocimiento tanto
en el lado de las humanidades
como de las ciencias). O más ha-
bitualmente, se trata de resulta-
dos que no aportan nada para la
conservación del mismo. ¿A qué
nos referimos con aportar algo
para la conservación? Es decir,
¿cuál es el tipo de pregunta que
debemos hacernos? Los análisis
científicos no son los que deciden
Ciencia de la Conservación
Bienes materiales
Medio en el que se encontraron
Entorno en el que se exhiben y preservan
Desde el pasado hasta el momento actual
Desde el momento actual hacia
el futuro
Propias de las ciencias naturales
Arqueometría
Objeto del estudio
Información y conocimiento sobre el pasado de la humanidad
Evidencia para los tratamientos de
conservación
Tipo de conocimiento buscado
Tipo de técnicas
Rango temporal objeto de estudio
“Resulta demasiado habitual encontrarse con informes y artículos llenos de números y datos obtenidos por dis-tintas técnicas, pero que en muchos casos no aportan ninguna información nueva o están mal interpretados”
Emilio Cano | Blanca Ramírez | Teresa Palomar.
[98]
ICOM 10
los tratamientos de conservación
(preventivos, curativos o de res-
tauración) de los bienes cultura-
les, pero han de aportar eviden-
cia para basar las decisiones del
conservador-restaurador. Por evi-
dencia nos referimos a datos obje-
tivos, basados en estudios sin ses-
gos o defectos metodológicos, y
de la mayor amplitud posible. Por
amplia que sea, la experiencia in-
dividual de conservador-restaura-
dor es limitada, y sometida (como
cualquier actividad humana) a
un número importante de sesgos
cognitivos. La aplicación correc-
ta de una metodología científica
nos permite eliminar estos sesgos,
y sumar a nuestra experiencia la
de otros investigadores que han
realizado sus estudios de una for-
ma similar a la nuestra.
Para que esta evidencia aporte
algo, ha de ser relevante para
el problema al que nos enfrenta-
mos, cosa que no siempre ocurre.
Un tipo de información irrelevan-
te sería, por ejemplo, la identifi-
cación como brocantita (sulfato
básico de cobre) de la pátina for-
mada en un tejado de cobre de
un edificio del s. XIX del centro de
una ciudad. Bien hecho, posible-
mente, pero irrelevante porque:
a) no aporta nada desconoci-
do, se sabe que la brocantita es
el principal componente de las
pátinas de cobre expuestas en
entornos urbanos por largo tiem-
po; y b), porque el tratamiento de
conservación que se vaya a rea-
lizar seguramente sea el mismo
independientemente de la com-
posición de la pátina.
Realización de medidas de impedanciaelectroquímica (EIS) in-situ sobre una escultura de bronce.
[99]
Corrosión y conservación del pa-
trimonio cultural metálico: apor-
tación de las técnicas electroquí-
micas
En el caso del patrimonio cultu-
ral metálico, la principal causa
de degradación del mismo es la
corrosión, es decir, la reacción
del metal con el medio ambien-
te formando productos más esta-
bles. La corrosión es un fenóme-
no muy complejo, influenciado
por numerosos factores, tanto del
propio objeto como del medio.
En este ámbito, el objetivo de la
Ciencia de la Conservación ha
de ser comprender este proceso
de degradación, identificar los fac-
tores que lo están condicionando,
desarrollar tecnologías para este es-
tudio y sistemas de protección que
permitan, hasta donde sea posible,
limitarlo.
Los investigadores del grupo COPAC
del Centro Nacional de Investigacio-
nes Metalúrgicas (CENIM) del CSIC
viene trabajando desde hace más
de 15 años en el estudio del impac-
to de contaminantes (especialmente
contaminantes de interior) en el patri-
monio cultural metálico, y en la apli-
cación de técnicas electroquímicas
para el estudio, monitorización, trata-
miento y evaluación de sistemas de
protección para el patrimonio cultu-
ral metálico.
En esta última línea, se ha venido
trabajando en los últimos años en
proyecto CREMEL “Conservación-
restauración del patrimonio cultural
metálico: desarrollo de una metodo-
logía específica adaptada al diag-
nóstico y tratamiento” financiado
en la convocatoria 2011 de ayudas
a Proyectos de Investigación Funda-
mental no Orientada del Plan Nacio-
nal de I+D+i 2008-2011 (Ref. HAR2011-
Ensayos de laboratorio para la evaluación comparativa de pátinas y recubrimientossobre bronce de función.
Emilio Cano | Blanca Ramírez | Teresa Palomar.
[100]
ICOM 10
22402). En este proyecto se ha
abordado el desarrollo de meto-
dologías electroquímicas espe-
cíficamente adaptadas a los re-
querimientos de la conservación
y restauración del patrimonio cul-
tural metálico. Dado que el pro-
ceso de corrosión de los objetos
metálicos es un proceso electro-
químico, tal y como se apuntaba
en la memoria del CREMEL, “…el
proceso de corrosión se puede
estudiar o controlar estudiando o
controlando las magnitudes eléc-
tricas que intervienen. Es decir,
mediante técnicas electroquími-
cas.” Así, técnicas no destructivas
como la resistencia de polariza-
ción (Rp) o la espectroscopía de
impedancia electroquímica (EIS)
nos permiten analizar y cuantifi-
car la capacidad protectora de
diferentes recubrimientos, com-
pararlos, y seguir su evolución a
lo largo del tiempo (Cano et al.
2010).
Entre otros avances metodológi-
cos para la aplicación de técni-
cas electroquímicas en patrimo-
nio cultural, se ha desarrollado y
puesto a punto una celda elec-
“Entre otros avances meto-dológicos para la aplicación de técnicas electroquímicas en patrimonio cultural, se ha desarrollado y puesto a punto una celda electroquímica”
Espectros de impedancia obtenidos en probetas de bronce de fundición con diferentes pátinas, mostrando las diferencias de capacidad protectora.
[101]
troquímica con un principio y di-
seño tradicional (tres electrodos),
pero utilizando un electrólito ge-
lificado con agar (Cano et al.,
2014, Crespo et al., 2014). A lo
largo del proyecto se ha
trabajado en el diseño y
mejora de un prototipo y
en su aplicación al estu-
dio de probetas de labo-
ratorio y obra real. El siste-
ma de electrólito (agua
de lluvia artificial)-gelifi-
cante (agar) utilizado ha
demostrado cumplir con
las necesidades de las
medidas, siendo no agre-
sivo para las obras y per-
mitiendo la obtención de
espectros de EIS y medi-
das Rp de calidad acep-
table. Con este diseño se
han podido evaluar di-
ferentes pátinas, recubri-
mientos y también se ha
empleado con éxito en el
seguimiento del proceso
de restauración de las es-
finges de la fachada del Museo
Arqueológico Nacional (Madrid)
(Ramírez Barat and Cano, 2014).
En el CREMEL se abordó también
la aplicación de técnicas elec-
troquímicas como herramienta
de tratamiento, comparando de
manera cuantitativa tratamien-
Imágenes de microscopía de fuerza atómicamostrando la superficie de probetas de plata sulfurada, y el estado de las mismas tras distintos tratamientos de limpieza.
Emilio Cano | Blanca Ramírez | Teresa Palomar.
[102]
ICOM 10
tos electroquímicos, químicos y
mecánicos para la eliminación
de capas de sulfuración sobre
plata (Cano et al., 2013; Palomar
et al., 2014). Finalmente, otra de
las posibilidades que nos ofrecen
estas técnicas, por su alta sensibi-
lidad, es la evaluación de la co-
rrosividad de atmósferas interiores
de museos, permitiendo la detec-
ción precoz de condiciones agre-
sivas para el patrimonio metálico
(Lafuente y Cano, 2011).
A través del desarrollo de estas
líneas de investigación se pre-
tende seguir avanzando en la
mejora del diagnóstico y la con-
servación de nuestro patrimonio
cultural metálico, proveyendo de
evidencia a los conservadores-
restauradores –según lo señalado
anteriormente– para la toma de
decisiones sobre la elección de
un tratamiento u otro, o el esta-
blecimiento del momento óptimo
para realizar intervenciones pre-
ventivas.
Ensayo de limpieza electroquímicasobre una moneda de plata.
[103]
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septiembre de 2014.
Emilio Cano | Blanca Ramírez | Teresa Palomar.
Bibliografía:
[104]
ICOM 10
Nuevas tecnologías aplicadas a la restauración del patrimonio
metálico: técnicas láser
Prof. Dr. Joaquín Barrio MartínCatedrático de UniversidadDpto. Phª y ArqueologíaSECYR-(UAM) Universidad Autónoma de Madrid. [email protected]
Consideraciones previas: la res-
ponsabilidad de innovar en res-
tauración.
Los objetos que integran el Patri-
monio Arqueológico Metálico son
un legado arqueohistórico y patri-
monial, fundamental para el estu-
dio de las civilizaciones y culturas
del pasado, especialmente de las
más antiguas, ya que se constitu-
yen en un claro exponente de su
nivel tecnológico, y por ello, del
nivel de desarrollo de estas socie-
dades. Estos metales recupera-
dos en contextos arqueológicos
habitacionales, funerarios, o re-
ligiosos presentan habitualmen-
te un tipo de corrosión potente y
peculiar que es originada por su
enterramiento en suelos agresi-
vos. Para su estudio, investigación
y puesta en valor de estos objetos
metálicos es necesario eliminar
los productos de deterioro defor-
mantes, recuperar la superficie
original del objeto y descubrir las
decoraciones. La restauración
que con urgencia precisa la ma-
yoría de estas piezas se ha venido
efectuando con métodos tradi-
cionales, que aún siendo válidos,
no han resultado efectivos en mu-
chos casos para preservar las su-
perficies originales o salvar piezas
con un deterioro extremo.
[105]
La responsabilidad social de la
restauración no debe resignarse
a que muchos metales arqueo-
lógicos, fieles representantes de
nuestro legado patrimonial, pue-
dan desaparecer porque no sea-
mos capaces de salvarlos para
las generaciones futuras, sino que
debe de ir siempre más allá, ras-
treando la aplicación de nuevas
soluciones que garanticen su re-
cuperación y salvamento.
Innovar en este campo de la res-
tauración debe ser la búsqueda
de nuevos recursos tecnológicos
capaces de resolver problemas
no resueltos o mal resueltos. Son
los apoyos técnicos específicos
insertados en nuestra propia labor
los que han de aportarnos estas
soluciones requeridas, mejorando
los resultados y con ello la mayor
pervivencia a futuro de muchos
objetos metálicos.
Así, en los últimos años se ha plan-
teado hacer uso de tecnologías
de vanguardia como el LÁSER
que vengan a complementar
los procedimientos tradicionales,
Vista del SECyR con el área de trabajo de los láseres bajo campana estanca.
Joaquín Barrio Martín
Detalle de trabajo con Láser SFR durante la restauración de un puñal de hierro de la necrópolisde Las Ruedas de la ciudad vaccea de Pintia.
[106]
ICOM 10
ofreciendo soluciones a los pro-
blemas de conservación de los
metales arqueológicos. En defini-
tiva, hacer patente que las técni-
cas láser aplicadas a bienes cultu-
rales (Asmus, 1978), utilizadas con
éxito desde hace casi 20 años en
la restauración de obras en pie-
dra, también pueden ser una al-
ternativa eficaz a estos métodos.
La experiencia aún es escasa en
metales arqueológicos, y aunque
contamos con buenos resultados,
exige una mayor investigación
para valorar con acierto las po-
sibilidades y beneficios de esta
nueva tecnología de la restaura-
ción del Patrimonio Arqueológico
Metálico.
Con el objetivo de buscar un tra-
tamiento alternativo que mejore
las opciones y métodos conoci-
dos, el SECYR lleva en los últimos
años aplicando técnicas LÁSER
en su restauración en el desarrollo
de varios Proyectos i+D (1). Es mi
interés presentar en estas páginas
una síntesis de las experiencias y
resultados conseguidos bajo mi
dirección por los integrantes del
Grupo de Investigación del SE-
CYR; en modo alguno deseo cen-
trar el texto en las bases científi-
co-técnicas que sustentan a esta
tecnología LÁSER. Muchos de es-
tos datos ya han sido presentados
y publicados en congresos, foros
y revistas especializadas a lo lar-
go de estos últimos 10 años (vid.
biblio. en Barrio, 2013). Estas conti-
nuadas aportaciones a la aplica-
ción de esta tecnología nos han
convertido en el grupo pionero a
nivel internacional en el uso de los
láseres en la restauración de bie-
nes metálicos arqueológicos.
1 Los trabajos e investigaciones en que se basa ese texto son resultado de varios proyectos de i+D desde 2005; el último AR-QUEOLÁSER “El Láser como técnica de in-novación en la conservación-restauración del Patrimonio Arqueológico” (CEMU 003. UAM 2012-2014). Se han podido llevar a cabo con la participación del Grupo de Investigación “Tecnología y Conservación de Patrimonio Arqueológico” (F-60-UAM) y del personal Técnico y Científico del SECYR desde el 2006 hasta la actualidad. A todos ellos mi mayor agradecimiento.
[107]
Principios deontológicos para una
nueva tecnología de restauración
La utilización de esta nueva tec-
nología innovadora en un campo
tan sensible y complicado como
la conservación y restauración
de los metales de procedencia
arqueológica, sin una experien-
cia consolidada, también debe
tener, más si cabe, el sustento de
los principios deontológicos más
actuales. En especial porque esta
revista ICOM Digital es el medio
de publicación de ICOM, el prin-
cipal organismo mundial que se
ocupa de la conservación de los
bienes culturales y tiene entre sus
obligaciones elaborar pautas
generales para su mejor con-
servación. Parece necesario
dedicar unas líneas a enunciar
estos principios deontológicos
que han guiado nuestro traba-
jo con el LÁSER.
En la Carta de Cracovia del año
2000 (pto. 10) es donde se hace
referencia expresa a estas técni-
cas innovadoras: “...Las técnicas
de conservación o protección
deben estar estrictamente vincu-
ladas a la investigación pluridisci-
plinar científica sobre materiales y
tecnologías usadas…. Cualquier
material y tecnología nuevos de-
ben ser probados rigurosamente,
comparados y adecuados a la
necesidad real de la conserva-
ción...”. Por tanto, queda perfec-
tamente justificado el uso de tec-
nologías de vanguardia como el
LÁSER, siempre que se acompañe
Resultado experimental comparativo de técnicas de limpieza sobre un cuchillode hierro islámico (Qalat Rabah). Superior: antes e inferior: después de la restauración: izqda. Microabrasímetro; cent. Microtorno; dcha. Láser.
Joaquín Barrio Martín
[108]
ICOM 10
de estudios científicos que vayan
convalidando la aplicabilidad de
la técnica y su aportación positi-
va a las tareas de resolución de
problemas de la conservación,
junto a los métodos tradicionales.
Al surgir como tal investigación
aplicada se ha regido en su desa-
rrollo por hacer un uso constante
del apoyo de las ciencias experi-
mentales; un criterio ya apuntado
en la Carta de Atenas de 1931 y
recogido más explícitamente en
la Carta de Venecia de 1964, que
prescriben la tarea de conserva-
ción y restauración como una ac-
tividad multidisciplinar.
Para ello el SECYR ha promovido
el diseño y obtenido la Certifica-
ción de un Protocolo de Trabajo
(PT 520) donde se combinan los
estudios científicos y la restaura-
ción de los objetos metálicos (2).
Durante la etapa de diagnóstico
las distintas técnicas de análisis
articuladas de manera comple-
mentaria, permiten no sólo cono-
cer con minuciosidad el estado
previo de conservación de estos
bienes arqueológicos a intervenir
y testar cada paso dado en la res-
Espectro de LIBS sobre el cuchillo islámico de fig. 3.; toma antes y después de la restauración Láser. Obsérvese los cambios en elementos debido a la retirada de los productos de alteración propios del suelo y de la corrosióndel hierro.
2 El Laboratorio SECyR de la UAM es el úni-co Laboratorio universitario en España que cuenta con Certificación Nacional y Euro-pea (ISO-9001) para la realización de tra-bajos de conservación y restauración de bienes culturales arqueológicos, entre ellos los PT de intervenciones con láseres.
[109]
tauración de cada pieza, sino, lo
que es más importante, compro-
bar y evaluar los resultados obte-
nidos, con el objetivo de validar
este tratamiento.
Otro criterio importante es la recu-
peración de la superficie original
y el mantenimiento de su pátina,
haciendo posible una mejor legi-
bilidad de la pieza. Consecuente-
mente en el trabajo con el LÁSER
ha primado en todo momento el
respeto y mantenimiento de las
condiciones de la autenticidad
de las piezas metálicas.
Parece lógico que se debía de
plantear el criterio general de mí-
nima intervención que prima en
la conservación moderna. El pro-
ceso de intervención debe ser el
mínimo exigible siempre que se
recupere y dote al objeto en unas
mejores condiciones de conser-
vación eliminando los productos
de corrosión y las causas genera-
doras.
Posibilidades del LÁSER en restau-
ración de metales
Quizás la característica más im-
portante del Láser sea la capaci-
dad de interactuar con la materia
concentrando de forma puntual
gran cantidad de energía en
tiempos realmente cortos, con lo
que conseguimos altas tempera-
turas instantáneas y una serie de
fenómenos que englobamos con
el nombre de ablación láser, pro-
vocando la eliminación de la ma-
Panoplia de guerrero de una tumba de lanecrópolis de Las Ruedas (Padilla de Due-ro, Valladolid), con el hierro completamen-te mineralizado; estado antes y después de la exitosa restauración con Láser.
Joaquín Barrio Martín
[110]
ICOM 10
teria irradiada, en nuestro caso los
productos de corrosión de los me-
tales formados durante su enterra-
miento. Este término que engloba
una serie de procesos físico-quími-
cos (Cooper, 1998) que alteran el
material y engloban diversos fenó-
menos: vaporización, desorción,
sputtering (recubrimientos de una
superficie), eyección, etching (ata-
que químico), spalliation (conver-
sión explosiva de energía térmica
en energía cinética), daño, gene-
ración de plasma, emisión indu-
cida y blow-off (explosiones), de-
pendiendo de la energía de la luz
láser. Estos fenómenos no se suelen
dar de forma aislada sino que en
muchos casos se producen coo-
perativamente y no es raro que se
produzcan varios de ellos al mis-
mo tiempo sobre la superficie de
la pieza de metal. De todos ellos
los más deseables y de mayor uti-
lidad para resolver los problemas
de los metales arqueológicos son
los fenómenos fotomecánicos.
Comparativa de técnicas de limpieza sobre una llave de bronce islámica (Qalat Rabah) con determinación de áreas de trabajo y técnicas utilizadas. Se observa la diferencia de textura y color entre limpieza mecánicamanual con bisturí y Láser.
Detalle de la restauración de acabado final de la mano de una escultura de bronce de la ciudad hispanorromana de Valeria.
[111]
En función de estas característi-
cas, los láseres son una excelen-
te alternativa de innovación a las
técnicas tradicionales (mecáni-
cas o químicas); no desbancan a
éstas, sino que puede combinar-
se con ellas superando algunos in-
convenientes y aportando ciertas
ventajas, sin estar exentos de rie-
gos. De manera concreta, los ras-
gos del LÁSER aprovechables en
la restauración de metales serían:
- Mínima invasividad que no re-
quiere el uso de sustancias quí-
micas ni materiales abrasivos,
ni genera presiones. Evita las vi-
braciones en piezas frágiles, el
rayado de superficies blandas y
presencia residual de productos
químicos nocivos a futuro.
Vista del progreso de limpieza con láser de un mango de puñal islámico de hierro (Qalat Rabah), con remaches de cobre, con una evaluación con DRX de los cambios generados en los elementos químicos de su superficie.
Joaquín Barrio Martín
[112]
- El elevado grado de control posibi-
lita una limpieza precisa y de modo
muy progresivo (pocas micras por
pulso), aunque puede ser menos rá-
pido que otros métodos.
- La precisión es excelente; las fibras
ópticas usadas para trasmitir la luz
permiten actuar sobre superficies
de naturaleza compleja o de difícil
topografía.
- La selectividad es muy alta, de-
terminada por la distinta absorción
óptica en los diversos productos de
corrosión y substratos metálicos.
- El sistema es inocuo si se estable-
cen protocolos de empleo seguros
para el objeto y para el restaurador.
Pero también hay que referir honra-
damente los riesgos que deben asu-
mirse:
ICOM 09
- Microfusiones en las capas su-
perficiales del metal por calenta-
miento del haz.
- Transformación en productos
más resistentes de los originarios,
difíciles de eliminar.
- Daños para el operador si no
se siguen estrictamente las con-
diciones de trabajo, y si éste no
tiene una amplia experiencia en
manejo del equipo.
Los láseres utilizados en el SECYR
son equipos comerciales modelo
EOS 1000® de ElEn. Group:
1.- Láser de Nd:YAG SFR; longitud
de onda:1.064 nm; duración del
pulso: 60-120 ms; Energía por pul-
so: 50-1000 mJ; Frecuencia: 1-20
Hz; Spot: 1.5-6 mm; y salida: fibra
óptica.
Secuencia de imágenes de la restauración muy efectiva con Láser de un aplique de cobre dorado proceden-te de Qalat Rabah:estado inicial, durante pro-ceso de intervención, y detalle de acabado final.
[113]
2.- Láser de Nd:YAG LQS; longitud
de onda 1.064 nm; duración del pul-
so: 120-300ns; Energía por pulso: 130-
380 mJ; Frecuencia: 1-20 Hz; Spot:
1.5-6 mm; y salida: fibra óptica.
Está controlado por un panel que
permite seleccionar energías, fre-
cuencias, pulsos, etc… La radiación
se transmite por fibra óptica y se
aplica al objeto a través de un ma-
nípulo fácilmente manejable, como
si fuese un pequeño pincel; un re-
quisito imprescindible teniendo en
cuenta la necesidad de precisión
y las dimensiones tan pequeñas de
muchas de las piezas a intervenir.
En cuanto a la investigación ar-
queométrica dentro del obligado
trabajo interdisciplinar, las técnicas
de apoyo utilizadas dentro de este
programa restauración con LÁ-
SER han sido: RX, FRX, MEB-EDAX,
DRX, LIBS, IBA. Los datos analíticos
aportados han permitido un buen
diagnóstico del estado de conser-
vación y una evaluación de la efi-
cacia de la tecnología LÁSER en
los metales arqueológicos.
En los 10 últimos años el SECYR ha
restaurado con muy buenos resul-
tados aplicando LÁSER un número
superior a 220 metales arqueoló-
gicos de muy diversa naturaleza,
tipología y cronología. Hierros, co-
bres, bronces, cobres esmaltados,
latones, plomos, aleaciones de
plata, cobre y dorados que abar-
can desde el Calcolítico, Edad del
Bronce, culturas protohistóricas,
Hispania Romana, y Etapa Medie-
val Andalusí y Cristiana.
Detalle del proceso de restauración de una moneda islámica andalusíde aleación plata/cobre.Nótese la ausencia de microfusiones y rayados.
Joaquín Barrio Martín
[114]
ICOM 10
Conclusiones finales
El grupo del SECYR ha obtenido re-
sultados positivos en la limpieza y
restauración de metales arqueo-
lógicos mediante el uso de técni-
ca LÁSER, en complementación
con otras técnicas de trabajo ha-
bituales en restauración: espátula
ultrasónica, mecánica-manual,
microabrasímetro, química sua-
ve… La articulación de cada una
de éstas con el equipo Láser re-
quiere la acción atenta y experi-
mentada de un restaurador, para
comprobar en cada momento la
prioridad de uno de los sistemas
frente a otros, adecuando el tra-
bajo a los criterios deontológicos
internacionales. En todo caso,
siempre el Láser ha primado en el
acabado final de las piezas.
Por otro lado, los resultados de
restauración sobre cada tipo de
metal son bastante distintos. No
existen dos resultados idénticos,
ya que está condicionada por el
equipo y sus parámetros propios,
por la naturaleza de la pieza, su
superficie, su estado de conserva-
ción y el producto que se quiere
eliminar. Los equipos Láser Nd:YAG
a 1064nm SFR y LQS funcionan
mejor en hierro que en bronces;
en hierros la componente térmica
del haz elimina los carbonatos y
óxidos por deshidratación sin pro-
ducir fracturas ni falsear la forma
de la película original, creando
una capa de magnetita muy fina
y estable, con un componente
estético muy positivo para obje-
tos patrimoniales. La técnica es
imprescindible para recuperar y
salvar piezas en extrema fragili-
dad y completa mineralización.
En las piezas de cobre y aleacio-
nes elimina, aunque con lentitud,
los carbonatos, óxidos y cloruros,
aunque tiene muchas dificulta-
des con las corrosiones muy de-
formantes, llegando a un punto
donde no absorbe más energía
del haz. También posee una com-
ponente térmica que induce la
formación de tenorita, (el óxido
de cobre con menor cantidad de
oxígeno y por ello más estable),
pero el color final del objeto y su
textura no son los acostumbrados
de la limpieza de las pátinas de
[115]
bronce por medios mecánicos
(efecto pulido); ello genera algu-
nas reservas en consonancia con
los criterios museográficos de res-
tauración de bronces imperantes
a nivel internacional.
En cuanto a su acción sobre me-
tales blandos, en piezas doradas
sobre base cobre, plomos o alea-
ciones de plata también llega a
eliminar las capas resistentes de
silicatos, carbonatos de calcio y
cloruros de cobre; sin embargo,
es menos efectivo con las poten-
tes de cuprita depositadas direc-
tamente sobre la película de do-
rado. El control de los parámetros
debe ser muy exhaustivo, objeto
a objeto, para evitar las microfu-
siones y con ello la pérdida de la
película original de estas piezas;
resulta obligado utilizar películas
de intermediación refrigerantes.
No obstante, contamos con resul-
tados excelentes en la restaura-
ción de algunas piezas doradas o
de plata.
En conclusión la técnica LÁSER
se adapta a cada tipo de me-
tal arqueológico. Aunque siguen
quedando pendientes muchos
aspectos que investigar para la
mayor optimización, podemos
afirmar que esta técnica de in-
novación, en complementación
con las ya conocidas, resulta
efectiva para abordar la restau-
ración de piezas de Patrimonio
Arqueológico; los antecedentes,
experiencias propias y resultados
del grupo del SECYR nos indican
que este es el camino a seguir
para hacer de ella un método de
trabajo excelente e imprescindi-
ble en el futuro inmediato en la
restauración del Patrimonio Me-
tálico.
*Todas las imágenes que apare-
cen en este trabajo son propie-
dad del SECYR/UAM.
Joaquín Barrio Martín
[116]
ICOM 10
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[117]
dIVulGACIÓN, EduCACIÓN y ACCIÓN TErrITorIAl
Olga Ovejero LarssonRaquel Castelo | Consolación González | Ana Mª LópezMiguel Gallego CañameroAurelio González García | Olatz Conde Rodrigo
IV
[118]
ICOM 10
En el año 2009 el Museo Nacional
Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS)
organizó, en coproducción con el
Museo Nacional de Arte de Cataluña
(MNAC), la retrospectiva más amplia
dedicada hasta ese momento al es-
cultor catalán Julio González (Barce-
lona 1876 - París 1942). La muestra reu-
nió más de 200 obras entre esculturas
en hierro, bronces, forjados, pinturas,
dibujos y piezas de joyería proceden-
tes del MNAC, el MNCARS, el Instituto
Valenciano de Arte Moderno (IVAM),
el Centro Pompidou y otros museos
y colecciones privadas de Europa y
Estados Unidos. Paralelamente, el de-
El alma del hierro: Julio González y la dimensión
educativa del trabajo artístico en metal
Olga Ovejero LarssonJefe Departamento de Educación(MNCARS) Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. [email protected]
El alma del hierro. Visita
[119]
partamento educativo del Museo
decidió diseñar y programar una
visita-taller vinculada a la mues-
tra, y dirigida a alumnos de Edu-
cación Secundaria y Bachillerato.
La exposición recorría la trayecto-
ria de Julio González desde su for-
mación, en el seno de una familia
de orfebres y artesanos del hierro
forjado, hasta la configuración de
su personalidad artística, ligada
indisolublemente al trabajo con
el metal. De hecho, será el des-
cubrimiento de las posibilidades
expresivas de este material, y en
concreto del hierro, lo que le con-
vierta en uno de los creadores del
lenguaje escultórico contempo-
ráneo.
Las diferentes etapas creativas de
las que daba cuenta la exposi-
ción mostraban que el camino re-
corrido por Julio González no fue
directo ni sencillo. Tras unos años
titubeantes, de búsqueda, en los
que sus aspiraciones como artista
se focalizan en la pintura, algunos
acontecimientos concretos termi-
nan por derivarle definitivamente
hacia la escultura, terreno en el
que se revela como un gran inno-
vador. Suele destacarse, respecto
a la evolución de Julio González,
la importancia que cobró su tra-
bajo como aprendiz de soldador
en La Soudure Autógene Francai-
se, donde mejora sus conocimien-
tos técnicos sobre el hierro con el
aprendizaje de la soldadura au-
tógena u oxiacetilénica. También
determinante fue su encuentro
con Picasso, con quien colabora
y a quien asiste durante la reali-
zación de Mujer en el jardín, obra
actualmente conservada en el
Museo Reina Sofía.
La formación técnica y las inquie-
tudes artísticas de Julio González
cristalizan por fin en un lengua-
je propio a partir de los años 30.
Una de las claves de este voca-
bulario plástico es lo que el mis-
mo artista definió como “dibujo
en el espacio”. En su escultura, el
volumen se construye a partir de
una sabia conjunción de líneas y
planos, partiendo de la bidimen-
sionalidad para llegar a lo tridi-
mensional. Sus representaciones
filiformes ocupan así un espacio
conformado no sólo por la ma-
Olga Ovejero Larsson
El alma del hierro. Visita
[120]
ICOM 10
teria, sino también por el aire, el
vacío. Con estos elementos Julio
González consolida un lenguaje
plenamente moderno, abstrac-
to sólo en apariencia, ya que su
obra nunca renunciará por com-
pleto a la figuración.
La investigación plástica desa-
rrollada por Julio González hace
de su escultura un buen punto de
partida para iniciarse en la apre-
ciación y comprensión del arte
moderno. No obstante, el interés
del departamento de educación
del Museo por utilizar su obra con
fines educativos no se fundamen-
tó tanto en las aportaciones for-
males de la escultura de Gonzá-
lez, como en el hecho de que, en
sus manos, el hierro se convierte
en vehículo para expresar y trans-
mitir emociones. En el momento
de abordar el diseño de la visita-
taller se tuvo en cuenta que, tal
como se había constatado en
actividades educativas anterio-
res, el énfasis en el reconocimien-
to y comunicación de emociones
es un canal eficaz para vincular
la experiencia de los alumnos de
secundaria con las propuestas ar-
tísticas. La idoneidad de este pun-
to de partida quedaría confirmado
durante el desarrollo efectivo de la
visita-taller con los alumnos.
La aportación que el escultor logró
al transformar el hierro en material
artístico, poético, evocador, resul-
ta tanto más evidente si revisamos
las connotaciones que tradicional-
mente se han atribuido siempre a
este metal. Desde tiempos inme-
moriales asociamos el hierro con la
fortaleza, la solidez, el poder. Thor,
dios supremo de la mitología nórdi-
ca, era herrero: sus golpes de mar-
tillo provocaban relámpagos. La
identificación entre hierro, poten-
cia y dureza se mantiene intacta
a lo largo de los siglos e impregna
nuestras conversaciones cotidia-
nas: tener mano de hierro, forjar un
carácter… La cultura popular ha
llegado incluso a vincular el hierro
con los fines bélicos para los que
ha sido utilizado, como si la agresi-
vidad fuera una cualidad intrínseca
del material: Quien a hierro mata, a
hierro muere…
El propio Julio González, al escoger
el hierro como materia prima para
[121]
sus esculturas, era consciente de
estar introduciendo un material
en cierto modo nuevo en el pa-
norama de la producción artísti-
ca. En un artículo dedicado a la
obra escultórica de Picasso, titu-
lado “Picasso y las Catedrales”
(1931), Julio González hacía la si-
guiente observación, una de las
más citadas del artista: La Edad
de Hierro comienza, hace siglos,
por producir (desgraciadamen-
te) armas, algunas muy hermosas.
En nuestros días, permite además
la construcción de puentes, edifi-
cios industriales, raíles de ferroca-
rril, etc. ya es hora que este mate-
rial deje de ser mortífero y simple
material de una ciencia mecani-
zada: la puerta hoy está abierta
de par en par para que este ma-
terial, penetrando en el mundo
del arte, sea batido y forjado por
las manos pacíficas del artista.
Las delicadas y depuradas obras
de Julio González consiguen in-
vertir las connotaciones de pesa-
dez y rotundidad que se esperan
del tratamiento del hierro. Por el
contrario, el repertorio emocional
que el escultor consigue extraer
a partir de este metal es enorme-
mente diverso y lleno de matices.
Una proporción importante de sus
creaciones en escultura poseen
títulos que aluden directamente
a sentimientos: El beso, Los ena-
morados, La plegaria, Desnudo
melancólico, Montserrat gritan-
do, Pequeña Montserrat espan-
tada, Campesina desesperada...
En otros casos, los temas esco-
gidos por el escultor, las propias
tipologías, llevan implícita una
Trabajando en el taller
Olga Ovejero Larsson
[122]
ICOM 10
carga emocional: el sentimiento
asociado a una maternidad es
necesariamente distinto del que
atribuimos a una bailarina en ple-
na pirueta, o a un hombre-cactus
cubierto de púas.
La visita-taller con los alumnos de
secundaria se articuló en torno a
una selección de esculturas en las
que Julio González se sirve del hie-
rro para plasmar diferentes esta-
dos emocionales. En una primera
fase se trataba de investigar qué
motivos llevaron a Julio González
a trabajar sobre una emoción, y
cómo manipuló en cada caso el
hierro para lograr expresarla. La
visita giraba por tanto en torno
a la emoción sentida y expresa-
da por otro, en este caso por el
artista, y vehiculada, materiali-
zada, a través de la obra
de arte; una emoción que
el espectador puede, a su
vez, percibir y reconocer,
y ante la que puede reac-
cionar. La fase posterior de
la actividad, ya en el ta-
ller, llevaba a los alumnos
a experimentar el proceso
inverso, es decir, a bucear
en su propio repertorio
emocional y tratar a su vez
de expresarlo a través de
la forma y la materia.
Las cinco obras analizadas
por los alumnos pertenecen a los
años 30, década que marca el
momento de madurez artística del
escultor. La selección permitió a
Componiendo el personaje
[123]
los participantes recorrer un aba-
nico emocional que incluía des-
de metáforas visuales de la idea
de amor, o del arrebato amoroso
(El beso, 1930), hasta la expresión
de estados de incomodidad, ten-
sión, sufrimiento o dolor, como en
La plegaria (1932), en la que la
ausencia de formas redondeadas
y la presencia de formas punzan-
tes contribuyen a intensificar este
carácter. En otras obras, como la
Máscara de Montserrat gritando
o el Hombre-cactus (ambas de
1938-39), es el ambiente opresi-
vo de una Europa en guerra el
que impacta emocionalmente
a González y le impulsa hacia
una escultura expresiva. La boca
abierta de la Montserrat retrata el
momento preciso en el que una
mujer, llevada por la desespera-
ción y el dolor, emite un grito, qui-
zá pura expresión de su desgarro
y su miedo, o quizás petición de
socorro. El hombre-cactus, por su
parte, destila violencia. Los pin-
chos que cubren el torso y las ex-
tremidades insinúan una defensa,
pero también hostilidad. Someti-
do a una presión extrema como
la que ocasiona la experiencia
de la guerra, el hombre desarro-
lla mecanismos de protección,
que en la imaginación de Julio
González se transmutan en espi-
nas o pinchos. Ante la violencia,
se pierden cualidades humanas,
se deja parcialmente de ser hom-
bre para cosificarse o mixtificarse
en otra criatura, un cactus que
se defiende pero que también
agrede.
Dibujo en el aire
Olga Ovejero Larsson
[124]
ICOM 10
La actividad de creación que los
alumnos debían desarrollar tras
la visita, en la fase de taller, pre-
tendía integrar los diversos con-
tenidos abordados durante la
apreciación de las obras, tanto
en el plano conceptual como en
el técnico. El proceso de trabajo
propuesto partía del análisis y co-
mentario, en grupo, del repertorio
emocional básico: felicidad, tris-
teza, miedo, sorpresa, ira. Tras se-
leccionar una emoción en base
a la cual trabajar, los alumnos
debían asociarla a elementos vi-
suales que a su juicio pudieran ex-
presarla. Este análisis previo debía
aplicarse a su vez al diseño de un
personaje de ficción basado en
la idea de metamorfosis, como el
hombre-cactus. Es decir, un per-
sonaje al que la propia emoción
hubiera transfigurado en un ser hí-
brido, en el que cabe la simbiosis
entre lo antropomorfo, lo vegetal,
lo animal o lo objetual. Para tras-
ladar este boceto original al vo-
lumen los alumnos contaban con
materiales para el ensamblaje de
planos bidimensionales (cartones,
cartulinas) y para dibujar en el
aire (alambre galvanizado).
Dibujo en el aire 2
[125]
Se ha incidido mucho en el pa-
pel clave que la emoción juega
en todo proceso cognitivo y de
aprendizaje, así como en la arti-
ficiosidad de la división que suele
establecerse entre pensar y sen-
tir. Lo que se recuerda en mayor
medida, y por lo tanto, lo que se
aprende con más facilidad, es
aquello que es sentido a la vez
que comprendido. Esta actividad
se fundamentaba en la premisa
de abordar los conceptos forma-
les de la obra de González, así
como sus procesos de trabajo,
desde la capacidad que la obra
de arte tiene de remover nuestros
afectos, de conmover.
Quizá a esto se refería uno de los
jóvenes participantes cuando, al
preguntarle su opinión sobre la
experiencia vivida en el Museo,
contestó de forma breve pero
significativa: He visto la magia del
metal.
Trabajo de taller en colaboración Taller. Personaje de ficción
Olga Ovejero Larsson
[126]
ICOM 10
Bibliografía:
CARNDUFF RITCHIE, A. (1952).
Sculpture of the Twentieth Cen-
tury. Nueva York: Museum of Mo-
dern Art.
DEWEY, J. (2008). El arte como ex-
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rica.
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lez: el escultor del hierro», en Julio
González. Retrospectiva [Catálo-
go de la exposición]. Madrid: Mu-
seo Nacional Centro de Arte Rei-
na Sofía.
GARDNER, H. (2010). Educación
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celona: Paidós Ibérica.
GONZÁLEZ, J. (1936). Picasso
sculpteur. París: Cahiers d´Art.
JIMÉNEZ BLANCO, Mª D. (2007).
Julio González. La nueva escul-
tura en hierro (Grandes maestros
del arte moderno y contemporá-
neo, 4). Madrid: Instituto de Cultu-
ra Fundación Mapfre.
LLORENS, T. (2008). «“La Montse-
rrat” y la fortuna crítica de Gonzá-
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Madrid: Museo Nacional Centro
de Arte Reina Sofía.
MARINA, J.A., LÓPEZ PENAS, M.
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mientos. Barcelona: Editorial Ana-
grama.
YVARS, J.F. (2008). «El espacio
como forma», en Julio González.
Retrospectiva [Catálogo de la ex-
posición]. Madrid: Museo Nacio-
nal Centro de Arte Reina Sofía.
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Asesoramiento técnico científico
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[128]
ICOM 10
La exposición temporal titulada:
La Forja del Hierro. Una visión et-
noarqueológica surgió en el mar-
co de la asignatura: Gestión, Di-
dáctica y Prácticas en Museos,
asignatura que forma parte del
Máster Arqueología y Patrimonio
(UAM)1 . En el verano de 2011 Ra-
quel Castelo Ruano, Consolación
González Casarrubios y Ana Mª
López Pérez (Comisarias) hicimos
una visita al Centro Cultural La
Corrala para proponer esta ini-
ciativa que fue acogida con gran
entusiasmo pues, sin duda, supo-
nía una oportunidad única para
que los alumnos conocieran, des-
de dentro, el complejo montaje
de una exposición. La muestra se
basó en una selección de piezas
pertenecientes al Museo de Ar-
tes y Tradiciones Populares (Cen-
tro Cultural La Corrala. UAM) y al
importante yacimiento arqueoló-
gico de El Saucedo (Talavera la
La forja del hierro: una visión etnoarqueológica.
Un ejemplo de exposición temporal itinerante
1 Dirigido por el Profesor Blánquez Pérez; Canto García (Tutor de alumnos) y Castelo Ruano (Secretaria Académica), Máster que recientemente (2014) ha obtenido la Acreditación Positiva de la ANECA.
Raquel Castelo Ruano [email protected]
Consolación González Casarrubios [email protected]
Ana Mª López Pé[email protected]
Departamento de Prehistoria y Arqueología Museo de Tradiciones Populares de Madrid(UAM) Universidad Autonoma de Madrid.
[129]
Nueva, Toledo)2 . El objetivo prin-
cipal fue, desde un primer mo-
mento, proporcionar una visión
didáctica sobre la tecnología y
el uso del hierro con el fin de que
el visitante pudiera comprobar
como este instrumental de época
romana, muy similar al prerroma-
no, mantuvo sus formas y funcio-
nes hasta fechas muy recientes
desapareciendo con la mecani-
zación y las nuevas tecnologías.
Pero, además, pretendíamos que
el público pudiera observar, de
manera etnohistórica, cómo el
hierro alcanzó una gran importan-
cia, no solo en cuanto a tecnolo-
gía en la fragua, sino por su pre-
sencia en todas las economías a
las que complementaría, sin olvi-
dar las actividades relacionadas
con la vida doméstica e incluso al
adorno y el aseo personal. La ex-
posición pudo gestarse gracias a
la colaboración3 de diversas per-
sonas e instituciones : Pero esta
exposición no hubiera sido posi-
ble sin el trabajo de los alumnos
de la asignatura: Gestión, Didác-
tica y Prácticas en Museos (cursos
académicos 2011-2012 y 2012-
2013) alumnos que desde un pri-
mer momento se implicaron, efi-
cazmente en el largo proceso de
producción y montaje. Esta cola-
boración fue muestra de un tra-
bajo interinstitucional e interdisci-
plinar, pues aunó la arqueología,
etnografía y restauración. Pero,
sin duda, también fue reflejo del
Raquel Castelo | Consolación González | Ana Mª López
2 yacimiento incluido en el Plan de Excava-ciones sistemáticas. Subdirección General de Patrimonio. Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha; excavaciones dirigi-das actualmente por R. Castelo Ruano y A. Mª López Pérez, sin olvidar la dirección que durante muchos años ha llevado, junto a nosotras, el Profesor Bendala Galán. Queremos agradecer desde estas pági-nas a los técnicos de la Subdirección Ge-neral de Patrimonio las facilidades dadas para la organización de esta muestra.
3 Vicerrectorado de Extensión Universitaria y Divulgación Científica; Decanato de la Fa-cultad de Filosofía y Letras; Departamento de Prehistoria y Arqueología, que han contribuido a su financiación; a las Entidades Prestadoras de las piezas: Museo de Artes y Tradiciones Populares, especialmente a Dña. Ana. I. Díaz Plaza y a Dña. Carmen Gallardo y al Museo de Santa Cruz (Toledo), concretamente a su Director: D. Alfonso Caballero y a Dña. Susa-na Cortés (conservadora); a Dña. Ana Isabel Pardo, Técnico del Laboratorio Docente del departamento de Prehistoria y Arqueología que coordinó los trabajos de conservación y restauración de las piezas a exhibir, así como a los investigadores Dña. M. Barril, actual-mente Directora del Museo de Cuenca y a D. Joaquín Barrio, Catedrático de Arqueología, que han colaborado con sus investigaciones en el catálogo que acompañó a la muestra.
[130]
ICOM 10
carácter experimental que tiene
la carrera científica. La exposición,
como hemos indicado en el títu-
lo tuvo un carácter itinerante y se
mostró en tres espacios expositivos:
Sala de Exposiciones Temporales
de la UAM (16 al 27 de abril 2012);
Sala de Exposiciones Temporales
del Museo Ruiz de Luna, Talavera
de la Reina (de junio a diciembre
de 2012) y en la sala de Exposicio-
nes temporales del Museo de Ar-
tes y Tradiciones Populares. Centro
Cultural La Corrala. UAM, Madrid
(febrero de 2013). (www.uam.es).
En las tres sedes se mantuvo el mis-
mo discurso expositivo que fue es-
tructurado en las siguientes áreas
temáticas: Introducción titulada:
La Forja del Hierro eslabón entre
culturas: Dedicada a contextuali-
zar el contenido de la exposición.
Se explicó cómo con anterioridad
al mundo romano ya se conocían
en la península ibérica diversos ti-
pos de instrumental de hierro en
contextos ibéricos y celtibéricos,
y cómo estos alcanzaron tan alto
grado de desarrollo que en mu-
chas actividades se consiguió la
herramienta justa y apropiada
para la finalidad a la que se dedi-
caban. Además se explicó cómo
el empleo de estas herramientas
supusieron la introducción de una
serie de mejoras que dieron lugar
a un cambio radical en las activi-
dades agropecuarias. Se señaló,
también, cómo en época roma-
na debieron de existir numerosos
talleres locales establecidos en
ciudades y villae (como la de El
Saucedo) que fabricaron una
gran variedad de instrumentos
con alto grado de especializa-
ción.
Folleto promocional de la exposición: La Forja del Hierro: una visión etnoarqueológica en la Sala de Exposiciones del pabellón B. UAM.
[131]
Área I. En la Fragua del Herrero.
En esta área se especificó el pa-
pel tan importante que tuvo el
herrero, no solo en la antigüedad
sino también en la sociedad tradi-
cional y cuyo trabajo se especiali-
zó en ámbitos bien diferenciados,
abordándose, también, aspectos
vinculados a las características
de las fraguas. Con el fin de ha-
cer más didáctico el conocimien-
to de este espacio de trabajo
recurrimos a una escenografía in-
tegrada por una fotografía de un
herrero trabajando en su fragua,
complementada con la coloca-
ción de instrumentos reales de
trabajo, y con la creación de una
ambientación con la colocación
de cestos que contenían troncos
de madera y restos de carbones.
Área II. La trilogía Mediterránea.
Se expusieron en diversas vitrinas
piezas de época romana y pie-
zas de las sociedades tradiciona-
les: hoces, corquetes, podaderas,
azadas, hachas dobles, etc. Los
objetos, al igual que los exhibidos
en el resto de la exposición fueron
acompañados por sus respecti-
vas cartelas que, además de in-
Fotografía Inauguración de la exposición: La Forja del Hierro: una visión etnoarqueológica en la Sala de Exposiciones del pabellón B. UAM.
Raquel Castelo | Consolación González | Ana Mª López
[132]
ICOM 10
dicar de qué objeto se trataba,
su procedencia y cronología, se
indicaba, también la actividad
para la que se utilizaron.
Área III. El cuidado de los anima-
les. Oficio ancestral. Se mostraron
piezas romanas y tradicionales ta-
les como: tijeras de esquilar y cen-
cerros. Junto a estos últimos se ex-
puso una maqueta realizada por
Sandra Melatunche en la que se
explicaba, muy gráficamente, el
proceso de elaboración de un
cencerro, desde el primer paso,
consistente en el recortado de la
chapa de hierro, su proceso de
doblado y confección de asa;
el embarrado y la pieza final una
vez sometida a cocción.
Área IV. Los Oficios. En este apar-
tado se mostraron útiles relacio-
nados con la obtención de fibras
textiles, haciendo especial hinca-
pié en el tratamiento del lino de-
bido al hallazgo en el yacimien-
to de El Saucedo de los restos de
una cardadora destinada a este
fin. Para que el público compren-
diera la disposición de los escasos
restos hallados en el contexto de
la excavación se elaboró una re-
producción de cómo sería ésta,
llevada a cabo por Dñª. N. García
Fernández. Además se elaboró y
expuso un muestrario de diferen-
tes tipos de fibras textiles que el
espectador podía tocar con el
fin de observar la diferencia en-
tre ellos. En esta área se exhibie-
ron, también, piezas vinculadas
con las actividades de carpinte-
ría y albañilería: cinceles, azuelas,
Portada del catálogo de la exposición: La Forja del Hierro: una visión etnoarqueológica.
[133]
4 Escenografía de luna fragua, maqueta con el proceso de elaboración de un cencerro, cráneo de caballo con diversos elementos de talabartería y muestrario de fibras vegetales.
formones, etc.; y se expuso una
completa tipología de clavos co-
rrespondientes a la carpintería de
armar así como elementos em-
pleados en la carpintería de talla.
Finalmente en esta área exposi-
tiva se exhibieron herramientas
y producto final vinculados a la
talabartería: cuchillas, sacabo-
cados o tachuelas empleadas en
los remaches de piezas de cuero.
En esta ocasión como recurso di-
dáctico se recurrió a la coloca-
ción de un cráneo de caballo
que fue ataviado con arreos de
cuero, muestra de la actividad
del talabartero o guarnicionero.
Área V. La vida cotidiana. Del
joyero a la mesa. Se expusieron
pinzas de depilar, fíbulas, asas de
caldero o acetre, coladores, cu-
chillos y diversos tipos de ganchos
tanto de época romana como
de la sociedad tradicional.
Área VI. La exaltación de la virtus:
La caza. Como pieza relevante
se mostró un ejemplar de cuchi-
llo denominado “Tipo Simancas”,
cuchillos ligados a contextos ve-
natorios. La pieza estuvo acom-
pañada por puntas de jabalina,
de lanza o elemento de arreo de
caballo. En los paneles explica-
tivos se hizo hincapié en que la
caza fue simbolismo del estatus
social alcanzado por las aristo-
cracias del Bajo Imperio, una for-
ma de exaltar la virtus, ya que a
través de la figuración de la bes-
tialidad de lo salvaje se quería
enfatizar el valor del cazador que
puede llegar a domar a la fiera.
La exposición contó con varios ti-
pos de recursos didácticos, ade-
más de los ya mencionados con
anterioridad4:
1.- Paneles explicativos, uno rela-
tivo al mundo romano y otro a la
sociedad tradicional, con atracti-
vos títulos con el fin de captar la
atención del visitante e interesarle
para que continuara con su lectu-
ra. 2.- Reconstrucciones infográfi-
cas de aquellos instrumentos de
época romana que habían sido
documentados de manera frag-
Raquel Castelo | Consolación González | Ana Mª López
[134]
ICOM 10
mentaria y que el espectador qui-
zá no tuviera la capacidad para
reconstruirlos volumétricamente.
3.- Fragmentos de textos literarios
de autores clásicos que hacían
referencia al cuidado y uso de
las herramientas de hierro presen-
tes en las explotaciones agrope-
cuarias romanas. 4- Dos videos,
el primero que recogió las diver-
sas actividades económicas de
la sociedad tradicional explica-
das en la exposición y el segun-
do en que se contextualizaron los
hallazgos procedentes de la villa
titulado: El Saucedo. De villa pa-
laciega a parroquia rural. Un pa-
seo por su historia. 5.- Folleto infor-
mativo en el que se especificaron
aspectos tales como la llegada
de avances técnicos a princi-
pios del I milenio a.C., que fueron
asimilados con prontitud por los
pueblos ibéricos, la importancia
de la figura del herrero tanto en
la antigüedad como en la socie-
dad tradicional debido al servicio
que este ofrecía a la comunidad
en general, así como la impor-
tancia que alcanzó, en época
romana, el instrumental de hierro
llegando, prácticamente sin mo-
dificaciones, hasta nuestros días.
6.- Publicación de un catálogo
en el que se recogieron, además
de una ficha para cada una de
las piezas expuestas, importantes
estudios vinculados con los diver-
sos aspectos recogidos en la ex-
posición que fueron firmados por
reconocidos especialistas en sus
respectivos campos de investiga-
ción (www.academia.edu/...)
Tríptico editado para la sede de la sala de exposiciones temporales del Museo Ruíz de Luna (Talavera de la reina, Toledo)
[135]
Asociados a la exposición se lle-
varon a cabo una serie de acti-
vidades didácticas. En la sede
de la sala de Exposiciones de la
UAM, la actividad estuvo dirigi-
da a los alumnos de Tercero de
primaria de El Colegio Estilo. Se
estructuró en tres partes: una pri-
mera dedicada a explicar el con-
texto arqueológico en el que se
habían documentado las piezas
arqueológicas, con una proyec-
ción y explicación de un power
point adaptado a su nivel edu-
cativo titulado: Un día en la Casa
de campo de Cornelia. Una niña
romana. A continuación se reali-
zó un recorrido por las diferentes
áreas expo-
sitivas dete-
niéndonos en
aquellos obje-
tos que consi-
deramos más
relevantes y
haciendo hin-
capié en la
similitud entre
los objetos romanos y los docu-
mentados hasta fechas relativa-
mente recientes. Por último, los
niños, realizaron un taller de ces-
tería de mimbre (en las mismas
salas de exposición), en el que
cada niño elaboró una cesta que
pudo llevarse a su casa. El taller
fue dirigido por Dña. P. González
quien contó con la colaboración
de Dñª. I. Ahmed Hamoud y Dña.
E. Vivier Sabatier.5 Tras finalizar la
visita se entregó, a cada niño, un
cuadernillo didáctico con el fin
de que en el colegio reforzaran
los conocimientos adquiridos.
5 En aquel momento alumnos de la asignatura: Gestión, Didáctica y Prácticas en Museos.
Vista de una de las vitrinas de la exposición: La Forja del Hierro: una visión etnoarqueológica, en la sede de la sala de exposicionesTemporales del Museo Ruiz de Luna (Talavera de la Reina, Toledo).
Raquel Castelo | Consolación González | Ana Mª López
[136]
ICOM 10
La niña Cornelia a la que ya co-
nocían a través del power point
les proponía una serie de activi-
dades y preguntas. Entre éstas
podríamos mencionar: Mira el di-
bujo y di que habitaciones tiene
mi casa, ¿se parece a la tuya?
¿Cómo se decoraban los suelos?
¿Y las paredes? ¿Cómo se en-
tretiene mi padre? ¿Y mi madre
que hace mientras mi padre está
de caza?. A través de una serie
de fotografías, Cornelia pregun-
ta ¿Para qué utilizan mis criados
estas herramientas? Por último, el
cuadernillo didáctico incluía un
dibujo para colorear con el título:
Mi amigo Quintus está sembran-
do trigo. Ayúdale a dar color al di-
bujo. Y, finalmente un recortable
titulado: Mi padre Iulius y mi ma-
dre Aurelia van a empezar el día.
Ayúdales a vestirse. En la sede del
Museo de Artes y Tradiciones Po-
pulares se realizaron visitas guia-
das a cargo de Dña. Piedad Gon-
zález Gónzalez. En esta ocasión se
dirigieron a grupos de adultos de
diferentes centros culturales del
Ayuntamiento de Madrid, concre-
tamente de los Centros Culturales
de Tres Cantos y Antonio Macha-
do. Con el discurso expositivo que
planteamos pretendimos que el
visitante pudiera descubrir la infor-
mación que encerraban las pie-
zas arqueológicas y etnográficas
expuestas. Nuestro objetivo último
fue mostrar las diversas activida-
des económicas características
de la sociedad romana y cómo
estas apenas habían sufrido cam-
bios desde el punto de vista de su
tecnología hasta que se produjo
la mecanización del campo y la
industrialización. La exposición: La
Forja del Hierro. Una visión etnoa-
queológica tuvo una gran acep-
Detalle de una de las vitrinas de la exposición: La Forja del Hierro: una visión etnoarqueológica, en la sede de la sala de exposiciones Temporales del Museo Ruiz de Luna (Talavera de la Reina, Toledo).
[137]
tación en cada una de las sedes
en las que fue presentada tal y
como demuestra el gran número
de visitantes que acudieron a la
muestra, así como el interés de-
mostrado por los medios de difu-
sión de Talavera de la Reina que
cubrieron el evento de la inaugu-
ración en la sede del Museo Ruiz
de Luna, inauguración que contó
con la presencia de autoridades
del Gobierno Autonómico y Lo-
cal: Director General de Cultura
de la Junta de Comunidades de
Castilla-La Mancha, D. F.J. Mora-
les; Alcalde de Talavera de la Rei-
na. D. G. Lago y Alcalde pedáneo
de Talavera la Nueva, D. Vicente
Sánchez, además de varios con-
cejales de ambas corporaciones
municipales. Entre los noticias de
prensa publicadas podemos ci-
tar: ”“Curiosa muestra comparati-
va de Forja en el Ruiz de Luna” (La
Voz de Talavera.com “Talavera en
el centro de la Historia”
(Futurart.Diario Digital Digital de
actualidad y empresas) y “Obje-
tos que permanecen”
www.latribunadetalavera.es).
Área expositiva: La Vida cotidiana: del joyero a la mesa en la sede de la sala de exposicio-nes temporales del Museo de Artes y Tradiciones Populares. Centro Cultural La Corrala (UAM).
Taller infantil de Cestería impartido a los alumnos del Colegio Estilo (Madrid).
Raquel Castelo | Consolación González | Ana Mª López
[138]
ICOM 10
La arqueología experimental, una
disciplina intrínseca a la arqueo-
logía convencional, nacida en el
mundo anglosajón hace ya algu-
nas décadas y cuyo objetivo es la
comprobación activa y práctica
de las hipótesis lanzadas en el te-
rreno de la interpretación de las
evidencias arqueológicas, se ha
demostrado en los últimos años
como una excelente herramienta
científica capaz de complemen-
tar a la investigación de campo,
pero también como un poten-
te instrumento para aproximar al
público general una perspectiva
alternativa de la Historia consti-
tuyéndose, a la par, como un im-
portante elemento de atracción
turística, una entretenida y diná-
mica actividad didáctica e inclu-
so como un nada despreciable
agente de desarrollo (Augè - Ga-
llego, 2011). Esta disciplina, que
actualmente parece estar expe-
rimentando una relativa eclosión,
en tanto disciplina científica que
es, debe respetar parámetros de
rigurosidad y fidelidad hacia la
documentación arqueológica y
también intentar responder, me-
diante la concisa recolección de
José Miguel Gallego CañameroArqueólogo. ARTIFEX Conservación y recreación del patrimonio arqueoló[email protected]
A r q u e o l o g í a e x p e r i m e n t a l y r e c o n s t r u c c i o n e s h i s t ó r i c a s .H o r n o s i b é r i c o s d er e d u c c i ó n d e h i e r r o
[139]
A r q u e o l o g í a e x p e r i m e n t a l y r e c o n s t r u c c i o n e s h i s t ó r i c a s .H o r n o s i b é r i c o s d er e d u c c i ó n d e h i e r r o
datos, a las cuestiones que la pro-
pia arqueología nos plantea. Sólo
de esta manera puede aportar
argumentos útiles y fiables a la
comunidad científica.
La arqueología experimental se
extiende hacia aspectos tan am-
plios como la talla lítica, la arqui-
tectura, la metalurgia, el textil, la
joyería en metales nobles y vidrio
o un sinfín de ámbitos de la vida
cotidiana civil o militar de cual-
quier periodo y civilización histó-
ricos de los que no poseemos la
documentación necesaria para
conocer plenamente y sin mar-
gen de error los detalles.
En el caso de la producción side-
rúrgica de los pueblos pre-roma-
nos que habitaban la Península
Ibérica entre los siglos VI y II a. C.
(nuestra especialidad), y en con-
creto, en el proceso de elabora-
ción de sus armas de hierro, las
cuales conocemos extensamente
gracias a diversos estudios (Que-
sada, 1997; García, 2013 sólo por
citar algunos ejemplos), hace re-
lativamente pocos años que esta
disciplina se ha implementado en
José Miguel Gallego Cañamero
el desarrollo de nuevos ámbitos
de trabajo, ofreciendo resultados
muy atractivos e interesantes a
la comunidad científica (Burillo –
Rovira, 2005; Gallego, 2013, 2014
y en prensa). Uno de los campos
más interesantes, en este sentido,
y que aún puede arrojar mucha
luz sobre los conocimientos que
actualmente poseemos sobre los
procesos de elaboración de he-
rramientas y armas férricas, es la
reproducción experimental de
la cadena siderúrgica, abarcan-
do desde la extracción del mine-
ral en filones geológicos a cielo
abierto hasta el trabajo manual
en la fragua. Disponemos para
ello de abundante información
en la que apoyarnos para llevar
a cabo la reconstrucción de mo-
delos interpretativos experimen-
tales. La presencia en el registro
arqueológico de estructuras in-
terpretadas como hornos de re-
ducción amén de infinidad de
evidencias relativas a la cadena
siderúrgica (escorias férricas, res-
tos de estructuras fornarias, mues-
tras de mineral, etc.), los resulta-
dos de analíticas que confirman
[140]
ICOM 10
la delicada precisión en la factu-
ra y la extraordinaria riqueza or-
namental de algunas piezas, y la
presencia en la literatura clásica
de numerosas menciones sobre
las excelencias del hierro y las ar-
mas ibéricas y celtibéricas (Poli-
bio de Megalópolis, Diodoro de
Sicilia, Filón de Bizancio o Marcial
de Bílbilis) constituyen nuestra in-
dispensable zona de recolección.
Para nosotros, habitantes del siglo
XXI, este corpus documental, mix-
tura de literatura y objetos exhu-
Figura 1. Esquema del planteamiento científico ideal aplicable a la arqueología experimental.
[141]
mados de la tierra, constituye la
totalidad de testimonios a los que
podemos tener acceso, y por
tanto, deben ser tratados con la
máxima atención y profundidad.
Adicionalmente, y frente a la ha-
bitual ausencia de elementos y
evidencias, es recomendable, en
este sentido, recurrir a la imagina-
ción en la misma proporción que
lo es huir de la fantasía.
Así, todo estudio riguroso de ar-
queología experimental, incluido
el tema que nos ocupa, trans-
curre por una secuencia que se
inicia con una pormenorizada
recopilación de la documenta-
ción arqueológica con la que dis-
poner de la máxima información
posible acerca de las etapas del
objeto de estudio, incluyendo, si
cabe, los procesos tangenciales
o periféricos (Figura 1). En nuestro
caso, la producción siderurgia
protohistórica, ello implica obli-
gatoriamente la aproximación a
la elaboración de carbón, a la
extracción y enriquecimiento de
mineral, al trabajo de compac-
tación y a los trabajos de post-
reducción y de manipulación en
la fragua, etc. Por otro lado, es
necesaria una detallada revisión
de los autores clásicos (entre los
que destacan los anteriormente
mencionados) que transmiten un
conjunto de informaciones y da-
tos sobre la metalurgia de los an-
tiguos habitantes de la Península
Ibérica conteniendo un elevado
interés paleo-etnográfico directo,
dado que algunos de ellos llega-
ron a conocer en primera perso-
na a los pueblos que describían
(es el caso de Polibio de Mega-
lópolis). Otros, además, pudieron
tener acceso a obras literarias de
autores que actualmente no se
conservan.
Sintetizando, los hornos siderúrgi-
cos de reducción directa docu-
mentados en contextos arqueo-
lógicos de la Primera o Segunda
Edad del Hierro de la Península Ibé-
rica son estructuras generalmen-
te construidas con arcilla, piedras
y fibras vegetales, en ocasiones
semi-excavados en el geológico,
posiblemente con forma cilíndri-
ca o cónica, más amplios en la
mitad inferior y más estrechos en
José Miguel Gallego Cañamero
[142]
ICOM 10
la mitad superior. De mecánica
muy rudimentaria, no se puede
afirmar que pudieran garantizar
una alta productividad (entendi-
da en términos modernos), razón
por la cual se habría producido
una concentración en zonas de
producción intensiva próximas a
las áreas de captación de ma-
terias primas, fundamentalmente
mineral y madera. En la actuali-
dad conocemos prácticamente
en su totalidad el denominado
“proceso de reducción directa”
que consiste en someter el mineral
de hierro a una reacción química
a la que sólo se puede acceder
mediante temperaturas muy ele-
vadas en una atmósfera rica en
carbono (o “reducida”, de ahí el
nombre) liberado por el carbón,
necesario para separar el hierro
puro (Fe) del resto de componen-
tes del mineral (aluminio, magne-
sio, etc).
A partir de los 700 ºC, los óxidos e
hidróxidos de hierro empiezan a
reaccionar con el monóxido de
carbono (CO) que desprende el
carbón vegetal, liberando dióxi-
do de carbono (CO2) y aislando
el hierro metálico (Fe) (Figura 2).
Estos índices térmicos representan
solamente la fase inicial de la re-
ducción. En realidad, para obte-
Figura 2. Esquema diacróni-co de los principios físicos que se producen durante el proceso de reducción directa.
[143]
ner una reducción completamen-
te exitosa, se trata de un registro
muy por debajo de la tempera-
tura requerida para que el resto
de componentes del mineral se
separen óptimamente del metal,
del orden de los 1.200˚C. Una vez
alcanzado y superado este pun-
to, y si prolongaban el proceso
durante el tiempo necesario, se
obtenía un material que denomi-
namos “esponja” en el que se en-
cuentran entremezclados el hie-
rro puro, el material residual (que
conocemos como “escoria”) y
restos de carbón, cenizas o res-
tos de pared o toberas fundidas.
Este material era posteriormen-
te tratado en lo que conocemos
como “proceso de depuración”
que consistía en su martilleado en
caliente para eliminar las impure-
zas y, mediante el doblado y esti-
rado, elaborar lingotes a partir de
los cuales podían preparar armas
o herramientas (Mangin, 2004).
Como paso final, el cotejo me-
diante el análisis con microscopio
electrónico de barrido (MEB/ SEM)
y con el analizador por dispersión
de energía de rayos X (EDM), de
los resultados obtenidos a través
de la experimentación (escorias
y metal) con las piezas originales
halladas en los yacimientos ar-
queológicos, puede ampliar tan-
to cuantitativa como cualitativa-
mente los conocimientos sobre
los parámetros de fabricación, las
Figura 3. Un personaje ibérico introduce aire en el interior de un horno de reducción directa experimental.
José Miguel Gallego Cañamero
[144]
ICOM 10
cotas térmicas y las materias pri-
mas usadas en la elaboración de
los elementos férricos destinados
tanto a actividades agropecua-
rias como a la guerra. La cons-
trucción de modelos interpretati-
vos experimentales que respeten
esta secuencia ofrecen las ga-
rantías de rigurosidad y fiabilidad
mínimas capaces de proponer
nuevos marcos teóricos sobre la
dinámica, funcionalidad y pro-
ductividad del proceso siderúrgi-
co y de poner en tela de juicio,
cuando no desmontar, hipótesis
tradicionalmente aceptadas.
Por otro lado, no se debe menos-
preciar la capacidad de atrac-
ción que las actividades de ar-
queología experimental ejercen
sobre el público, especialmente
entre los más jóvenes. Efectiva-
mente, para los visitantes de mu-
seos y yacimientos arqueológi-
cos, la posibilidad de contemplar
procesos experimentales que en
la tradicional cultura de políti-
cas museográficas y de difusión
pasan inadvertidos o quedan
ocultos tras la relevancia que se
otorga al “objeto” en sí, puede
despertar en las personas inquie-
tudes científicas, puede fomentar
la auto-reflexión sobre los proce-
sos históricos, y sobre el concep-
to “evolución” y finalmente acre-
centar el interés por la Historia y
consecuentemente, por la disci-
plina científica que la estudia, la
Arqueología. Sin embargo, ello ha
de llevarse a cabo no sin una cier-
ta precaución, pues la arqueolo-
gía experimental suele estar re-
ñida con horarios programados
y con horas punta de asistencia
Figura 4. Reconstrucción experimental de algunas estructuras exhumadas en el yacimiento ibero- cosetano de Les Guàrdies (El Vendrell, Tarragona).
[145]
de visitantes y tiende a
desarrollarse siendo fiel a
sus propios parámetros y
dinámica. Por esta razón,
no es posible subordinar el
trabajo experimental sen-
su stricto a las exigencias
y necesidades de un pro-
grama de actividades fijo,
sino todo lo contrario. Es
importante que el público
entienda que la Ciencia se
articula a sí misma y que
se adapte a este fenómeno para
tener un pleno acceso al corazón
de la misma. O dicho en otras pa-
labras: a nuestro juicio, se puede
llevar a cabo una experimenta-
ción pública totalmente riguro-
sa y fiel al registro arqueológico
siempre y cuando el visitante asu-
ma que la importancia de la ex-
periencia reside, no en él mismo,
sino en el objeto de estudio y en
su propio ritmo natural.
La programación en museos de
arqueología y yacimientos ar-
queológicos y la implementación
de asignaturas en la oferta esco-
lar o académica de actividades
relacionadas con esta disciplina,
estamos convencidos, ayudará
progresivamente a comprender
por un lado, cómo y por qué se
crearon los modelos originales,
y por el otro, a ampliar la sensi-
bilidad y la inquietud hacia la
arqueología y hacia el método
científico.
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José Miguel Gallego Cañamero
Figura 5. Niños de la Vall Ferrera (Pallars Sobirà, Lleida) aprenden mientras ayudan a construir un horno de reducción directa experimental en el marco de las jornadas Boscos de Ferro.
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ICOM 10
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mentando con armas ibéricas de
hierro. La producción del metal en
hornos de “tiro natural”», Gladius,
vol. XXXIV (CSIC), 37- 64.
GALLEGO, J. M. (en prensa). «La
producción de hierro entre los
pueblos ibéricos septentrionales.
Experimentaciones y primeros re-
sultados», Kobie, serie Anejos, núm.
13 (Diputación Foral de Bizkaia).
GARCÍA, G. (2013). El armamento
de influencia La Tène en la Penín-
sula Ibérica (Monographies Instru-
mentum, 43). Montagnac: Éditions
Monique Mergoil.
MANGIN, M. (dir.) (2004). Le fer
(Col. Archéologiques). Paris: Erran-
ce.
QUESADA, F. (1997). El armamento
ibérico. Estudio tipológico, geográ-
fico, funcional, social y simbólico
de las armas en la Cultura ibérica
(siglos VI- I a. C.) (Monographies
Instrumentum, 3). Montagnac: Édi-
tions Monique Mergoil.
Figura 5. Un horno de reducción directa ibéricoexperimental a pleno rendimiento.
[147]
Recursos on-line:
- Página web de ARTIFEX, crpa
con videos y artículos sobre la si-
derurgia experimental:
www.artifexcrpa.com
José Miguel Gallego Cañamero
- Documental (en catalán con
subtítulos en castellano e inglés)
sobre la reconstrucción experi-
mental de la cadena siderúrgica
documentada en el yacimiento
ibero-cosetano de Les Guàrdies
(El Vendrell - Tarragona), entre los
ss. IV y II a. C.:
www.youtube.com/...
www.visionesdeespana.es
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www.spanishexhibits.es
[148]
ICOM 10
Aurelio González GarcíaDirector de LENBUR Fundazioa.
Olatz Conde RodrigoInvestigadora de LENBUR Fundazioa.
Museo Territorio. “El Valle del Hierro”/ “Burdin Harana”
Localización.
El pueblo de Legazpi está situa-
do en la provincia de Gipuzkoa y
cuenta con 8.718 habitantes.
Resumen Histórico.
Ya desde la Edad del Hierro co-
nocían nuestros antecesores, los
gentiles, el secreto del hierro. Vi-
vían en los montes y se dedica-
ban a la obtención del hierro. Ferrería Mirandaola.
[149]
Las haizeolas, o ferrerías de viento,
se situaban en los montes, donde
extraían el hierro. El procedimien-
to seguido para la transforma-
ción del hierro era el denomina-
do método directo, y vieron la luz
entre los siglos XI y XIV. En el siglo
XIV, las ferrerías bajaron a orillas
del río, para aprovechar la fuerza
hidráulica, estas nuevas ferrerías
tomaron el nombre de zeharo-
la, ferrerías de agua. Si en el siglo
XV en Legazpi funcionaban más
de veinte ferrerías, 200 años más
tarde sólo cuatro o cinco seguían
en marcha. El siglo XIX fue testigo
del cierre de la última ferrería le-
gazpiarra. En 1908, Patricio Eche-
verría, creará una nueva fábrica,
con tan sólo 12 trabajadores, que
se dedicará a la fabricación de
herramientas. Poco a poco, se irá
ampliando la fábrica, y se cons-
truirán: viviendas para los traba-
jadores, colegios, capilla, econo-
mato, y se creará en torno a la
fábrica un mundo físico y social.
Museo de Hierro. Ruta de las Ferrerías.
El Rincón del Pan. Ruta de las Ferrerías
El Ecomuseo del Pastoreo. Ruta de las Ferrerías.
Aurelio González G.| Olatz Conde R.
[150]
ICOM 10
Legazpi como Museo Territorio: El
valle del Hierro
La tradición del hierro se ha con-
servado en Legazpi desde el siglo
XI, para recrear la vida en los dife-
rentes siglos y explicar cómo el ser
humano ha sabido adaptarse a
los tiempos, La Fundación Lenbur
ha dividido, imaginariamente, el
municipio en dos áreas:
1.- Pre-industrial: está situada en
la zona rural de Legazpi, donde
se ha recreado la relación, entre
el ser humano, la naturaleza y el
hierro, en los siglos XI-XVIII. Para
recrear esa época, se han recu-
perado diferentes elementos y
formas de vida. En la ruta de las
ferrerías, se puede ver cómo se
hacía el hierro en el siglo XVI en
una ferrería restaurada, se mues-
tra un molino del siglo XVI donde
se enseña cómo se hacía harina;
un caserío donde se hace queso
artesanalmente, otro donde se
ve cómo se hacía el pan artesa-
nalmente, y otro la miel, además
se han recuperado unos hornos
para la calcinación de calamina,
vestigios de la ya desaparecida
actividad minera en Legazpi.
2.-Industrial: está situada en la
zona urbana de Legazpi, donde
se ha recreado la relación entre
el ser humano, la naturaleza y el
hierro, en el siglo XX.
Legazpi ha trabajado el hierro de
forma continuada a través de
los siglos, pero las formas de vida
cambiaron notablemente a raíz
de la industrialización, los baserri-
tarras y los ferrones se convertirán
ahora en trabajadores de la me-
talurgia, las ferrerías dejaran paso
a las fábricas, y los caseríos a las
viviendas obreras,…
AIKUR. El Museo de las abejas.Ruta de las Ferrerías.
[151]
Para mostrar esta nueva realidad,
la Fundación Lenbur, ha recrea-
do la vida alrededor de la fábrica,
del trabajador y de sus familias,
investigando la vida cotidiana a
mediados del siglo XX, recupe-
rando una vivienda, un aula y una
capilla, todas ellas de los años 50.
Trabajos de investigación
A lo largo de estos años de vida
(1997-2015), la Fundación ha im-
pulsado trabajos de investigación
y recuperación de los elementos
que han formado parte de nues-
tro pasado industrial, dando lu-
gar a la consecución de varios
museos. Asimismo, dichos traba-
jos han permitido a LENBUR Fun-
dazioa hacer acopio de instala-
ciones, maquinaria, testimonios,
mobiliario, planos, fotos, cuadros
y documentación que ha dado
lugar a la creación del Centro
de Documentación y Biblioteca
Técnica LENBUR, importante refe-
rente de investigación y conoci-
miento del Patrimonio Industrial y
de la Memoria del Trabajo en Gi-
puzkoa.
Ruta Obrera. Vivienda recreada en los años 50.
Ruta Obrera. Escuela recreada en los años 50.
Aurelio González G.| Olatz Conde R.
[152]
ICOM 10
Divulgación
LENBUR Fundazioa ha puesto en
marcha la oferta turístico-cultural
denominada “El Valle del Hierro”,
un lugar donde el ser humano, la
naturaleza y el hierro tienen me-
moria a través de dos rutas: “El
latido de las Ferrerías” y “Un día
en los años 50: La Ruta Obrera”,
generando un producto turístico-
cultural que ya en su fase de eje-
cución ha invertido más de 20 mi-
llones de euros y ha dado trabajo
a más de 300 personas/ contrato/
año (1997- 2014). Un proyecto que
ha aunado voluntades públicas y
privadas y nos ha posicionado en
foros a nivel del País Vasco, esta-
tal e internacional, con más de
15 proyectos europeos a sus es-
paldas. Un proyecto que ha po-
sibilitado que hasta la fecha (año
2014) nos hayan visitado más de
350.000 personas.
Chillida lantoki.
El antiguo edificio que albergaba
la fábrica de papel de Patricio
Elorza, en Legazpi, en un espacio
de 1.300 m/2, se ofrece la posibi-
lidad de conocer la relación di-
recta entre dos mundos: el indus-
trial y el artístico. Convertido en
espacio expositivo, aborda dos
facetas importantes en la trayec-
toria artística de Eduardo Chillida:
la forja del hierro y el trabajo en
papel. Por una parte, las personas
que lo visiten verán de cerca la
maquinaria sin la cual no hubie-
ra sido posible realizar esculturas
de grandes dimensiones. Y por
otra, a través de tórculos y pren-
sas, descubrirá la importancia de
la obra en papel para el artista,
y se introducirán en el fascinante
mundo del grabado.
Interior de Chillida lantoki.
[153]
Recuperación de la Memoria del
Trabajo.
Desde LENBUR Fundazioa estamos
recuperando la Memoria de to-
das aquellas personas: empresa-
rios, técnicos, sindicalistas, traba-
jadores que del caserío tuvieron
que ir a las fábricas, trabajadores
que desde otras comunidades tu-
vieron que venir al País Vasco, la
mujer en el trabajo, etc. Una Me-
moria que esta impresa en la reti-
na de muchas personas, mayores
de edad, pero que muy pronto
puede desaparecer.
Estamos entrevistando a personas
que forman parte de una gene-
ración que ha vivido en primera
persona los cambios sociales e
industriales del País Vasco. Per-
sonas procedentes de diferentes
estamentos sociales y proceden-
cias geográficas. El objetivo que
persigue la Fundación es recupe-
rar, estudiar, conservar, difundir y
musealizar el testimonio de perso-
nas residentes en la Comunidad
Autónoma del País Vasco, crean-
do un archivo de entrevistas con
base de datos, con información
de personas que nos hablen del
mundo del trabajo y el mundo
social referente al siglo XX (años
1920-1960, especialmente). El ar-
chivo pasará a formar parte del
Centro de Documentación de
la Fundación. Dicho archivo será
un instrumento de investigación
para diferentes disciplinas de las
Ciencias Sociales y Humanas.
Aurelio González G.| Olatz Conde R.
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