Jan Szeminski. ¿Por Que Matar a los Españoles?

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6 ¿Por qué matar a los españoles? Nuevas perspectivas sobre la andina de la insurrección en el siglo XVIII TAN SZEMINSKI Hebrew University of jerusalen ¿ POR QUÉ MURIERON TANTOS españoles durante la rebelión de Túpac Amaru? Había muchas razones obvias, pero éstas no explican por qué las fuentes es- pañolas insisten que entre 1780 y 1782 se mataba a todos los españoles: chapeto- nes (españoles nacidos en España) y criollos (españoles nacidos en América), hombres, mujeres y niños. También se victimaba a los mestizos y a veces a los in- dios. En 1974 sugerí por primera vez una hipótesis que luego traté de probar (Szemiñski 1984: 15-57), según la cual en el Perú del siglo XVIII, "españoles" sig- nificaba una serie de cosas: españoles de España, miembros de la "república de españoles" en América, clase alta, nobleza, Gente qullana (es decir, notables) de las comunidades indígenas, personas de la cultura española. Normalmente las fuentes no especifican qué tipo de español había si do muerto. Es fácil encontraren cada jerarquía social un grupo de llamados "españo- les", a quienes los indios tenían buenas razones para matar. No me será posible hacer un análisis detallado de las personas que murieron a manos de los rebeldes, puesto que para ello faltan los datos necesarios. Trataré, por lo tanto, de presentar la imagen que los insurrectos tenían de los españoles. Este retrato puede proporcionamos una justificación general para la matanza, pero no una particular para la víctimas individuales. Personalmente estoy convencido de que el exterminio respondía a un motivo generalizado, puesto que para que el ser humano mate a un semejante necesita demostrar que éste ha perdido su condi- ción humana, o que nunca la tuvo. El español como ser maligno Muchas fuentes nos indican que los españoles eran considerados seres malignos. Al iniciar su insurrección, el Inca José Gabriel Túpac Amaru (a quien en adelante se le llamará Túpac Amaru) proclamó sus objetivos: "Acabar con todo Europeo como principales autores de" todas las malas instituciones. Al mismo tiempo declaró en quechua " Que era Uegado ya el tie mpo en que debían sacudir el pesado yugo que por tantos años sufrían de los Españoles, y se les gravaba diariamente con nuevas pensiones y hostilidades: que sus arbitrios iban hasta executar iguales castigos en todos los Corregidores del Reyno; exterminar a todos

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¿Por qué matar a los españoles? Nuevas perspectivassobre la ideología andinade la insurrección en el siglo XVIII

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6 ¿Por qué matar a los españoles? Nuevas perspectivas sobre la ideolo~ía andina de la insurrección en el siglo XVIII

TAN SZEMINSKI Hebrew University of jerusalen

¿• POR QUÉ MURIERON TANTOS españoles durante la rebelión de Túpac Amaru? Había muchas razones obvias, pero éstas no explican por qué las fuentes es­

pañolas insisten que entre 1780 y 1782 se mataba a todos los españoles: chapeto­nes (españoles nacidos en España) y criollos (españoles nacidos en América), hombres, mujeres y niños. También se victimaba a los mestizos y a veces a los in­dios. En 1974 sugerí por primera vez una hipótesis que luego traté de probar (Szemiñski 1984: 15-57), según la cual en el Perú del siglo XVIII, "españoles" sig­nificaba una serie de cosas: españoles de España, miembros de la "república de españoles" en América, clase alta, nobleza, Gente qullana (es decir, notables) de las comunidades indígenas, personas de la cultura española.

Normalmente las fuentes no especifican qué tipo de español había sido muerto. Es fácil encontraren cada jerarquía social un grupo de llamados "españo­les", a quienes los indios tenían buenas razones para matar. No me será posible hacer un análisis detallado de las personas que murieron a manos de los rebeldes, puesto que para ello faltan los datos necesarios. Trataré, por lo tanto, de presentar la imagen que los insurrectos tenían de los españoles. Este retrato puede proporcionamos una justificación general para la matanza, pero no una particular para la víctimas individuales. Personalmente estoy convencido de que el exterminio respondía a un motivo generalizado, puesto que para que el ser humano mate a un semejante necesita demostrar que éste ha perdido su condi­ción humana, o que nunca la tuvo.

El español como ser maligno

Muchas fuentes nos indican que los españoles eran considerados seres malignos. Al iniciar su insurrección, el Inca José Gabriel Túpac Amaru (a quien en adelante se le llamará Túpac Amaru) proclamó sus objetivos: "Acabar con todo Europeo como principales autores de" todas las malas instituciones. Al mismo tiempo declaró en quechua "Que era Uegado ya el tiempo en que debían sacudir el pesado yugo que por tantos años sufrían de los Españoles, y se les gravaba diariamente con nuevas pensiones y hostilidades: que sus arbitrios iban hasta executar iguales castigos en todos los Corregidores del Reyno; exterminar a todos

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los Europeos". Así "era llegado ya el tiempo" y ta~bién el remedio: "exterminar a todos los Europeos" (CDIP 1971-75: 11:2: 255-256).

Algunos días después, publicaría el mismo texto como edicto para las provincias de Chumbivilcas y Paucartambo. Losculpétbles eran los Corregidores europeos y el remedio su exterminación, con lo cual volvería a imperar el orden destruídoporloseuropeos(CDTA 1980-82: 1:419). Losdemásedictosycartasdel Inca (e. g. ibid.: 1: 331-489) también. condenan a los europeos y habl~de que ~a llegado el momento. Hay fuentes espétñolas que confirman esta condena de los europeos por parte de Túpac Amaru (ibid.: 1: 442; CDIP 1971-75: II: 2:415). Para los seguidores del Inca, dar muerte a los europeos equivalía a dar muerte a los españoles. Circulaban rumores de que Túpac Amaru había dado órdenes a sus súbditos para que exterrninaran a todos los españoles (ibid: 11: 2: 532) e incluso a cualquiera que vistiera una camisa de tipo español (CDT A ~ 980-82: 1: 338). El Inca sostenía (y los demás le creían) que había recibido una real cédula para mandar al cadalso a todos los Corregidores y "Puka Kunkas" ("pescuezos rojos"), popular apodo con el que se conocían a los españoles (ibid: 3: 945-950).

Las fuentes también mencionan muchas otras o<;asiones en que un español moría por ser español. En todos los casos el Inca asociaba "la llegada. del tiempo" con la necesidad de matar a los Corregidores y a los europeos en general, mi en tras que los demás pensaban que todos los españoles (es decir, tanto criollos como chapetones) debían morir precisamente por ser españoles. Esta convicción prece­dió a la insurrección. Segun un testimonio indígena de 1776, se había predicho que en 1777 habría un levantamiento general de indios. "A los españoles se les habían de quitar la vida empezando por los corregidores, alcaldes, y demas gente de cara blanca y rubi~s que no tubiese duda pu~s tenian los yndios del Cuzco nombrado rey que los govcrnase" (ibid: 2: 229).

El testimonio enumera el orden de exterminación y señala e.l criterio para ello: puestos y características raciales de tipo español. El español era malo por naturaleza, pero ¿por qué?

El español como hereje

Las fuentes sugieren con frecuencia que los españoles tenían fama de herejes. Muchos de los documentos atribuídos a Túpac Amaru acusan a los Corregidores y europeos de no temer a Dios (CDIP 1971-75: 11: 2: 263), de rebelarse contra el rey (ibid: 11:2: 272), de ser herejes (ibid: 11:2: 462), de ser: ... "apóstatas condenados al infierno y traidores a su rey, no cristianos", por que sus acciones eran "perversas imposiciones", mi~ntras que los actos delinca eran verdaderamente cristianos (ibid: 11: 2: 461,463: Túpac Amaru y la Iglesia, 1983: 209; CDT A 1980-82:.3: 207,215, 218). .

En la Proclamación Real de Túpac Amaru, los reyes de España y sus funcionarios eran acusados de usurpadores y criminales, y de no temer a Dios (CDIP 1971-75: JI: 2: 578-79).

El Inca hablaba de europeos, de españoles de España. Sin embargo, no había manera práctica de diferenciar entre éstos y los criollos, cuya identificación con

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los españoles hada presumir que también eran herejes, apóstatas, y rebeldes contra la Corona. La audiencia del Inca, analfabeta y quechua-hablante, no comprendía sus palabras del mismo modo. Uno de los escribanos del Inca relató que en Guaro, éste ''empezó a predicar a los indios de aquel pueblo y a los que llevaba~ que hasta· ahora no' había conocido a Dios, ni sabían quién era, que sólo tenían por dioses a los ladrones de los corregidores y a los curas, y que el venia a poner remedio en ello". Lo repitió en otras oportunidades también (CDT A 1980-82:5:12~128) . .

Micaela Bastidas, la esposa del Inca, creía que los españoles eran traicioneros y deseaba que fueran destruídos (ibid: 4: 9). Uno de los gobernadores del Inca trataba muy mal a los españoles y a los mestizos: ... porque eran unos "traicione­ros, dos caras, que estaban revelados contra el Inca ... y que así por traicioneros mandaba el Inca que todos los·pasasen a cuchillo y acabasen" (ibid: 3: 629-30).

En Azángaro, Diego Cristóbal Túpac Amaro (a quien en adelante se llamará Diego Cristóbal) sostenía que los funcionarios españoles eran criminales que no cumplían las órdenes reales y: "estrangeros Leogardos corregidores y otros mu­chos" que hadan que los· indios se volvieran herejes. También decía que eran apóstatas, y no verdaderos cristianos, como lo eran sus propios seguidores (ibid: 2: 341-344).

Diego Cristóbal incluso dirigió una carta al Virrey de Lima~ en la que repetía estar convencido de que los eapañoles eran criminales, ap6statas y rebeldes contra la Corona de España (CDIP 1971-75: 11: 3: 127). El líder macha Tomás Katari empleó un argumento muy parecido (ibid: II: 2: 244-59). Los seguidores de Julián A pasa Túpac Ka tan (a quien en adelante se llamará Túpac Katari) acusaron a los españoles de haber matado a los tributarios del Rey sin la autorización de éste (Valle de Siles 1980: 103), lo cual equivalía a rebelarse contra la Corona. En Copacabana, los insurgentes no permitieron que se enterrara los cuerpos de los españoles, "atento a que eran todos los Españoles unos Excomulgados, y también unos demoños" (CDIP, 1971-75:2:2: 804)".

El español como ser no humano

Si por lo menos algunos de los rebeldes pensaban que los españoles eran demonios, entonces no pueden haber sido aceptados como cristianos y seres humanos. Un testigo anónimo de la muerte del Inca en Waqay Pata recordaba que, a ojos de los indios, los españoles que mataban al Inca eran "inhumanos é impíos" (CDIP 1971-75: 11: 2: 776). En La Paz, los insurgentes llamaban a los españoles 'demonios' (lbid: 11:3: 82), mientras que en todas las regiones de habla aymara se les llamaba 'perros', 'bestias', y 'demonios', o 'excomulgados y demo­nios' (ibid: II: 2: 804-14).

Estas referencias nos permiten comprender otros ejemplos. Mica e la Bastidas se refería a los españoles con horror (ibid: II: 2: 736). Túpac Katari prohibió todas las costumbres españolas y ordenó matar a todos los españoles y a todo aquél que vistiera a la usanza hispana (ibid: Il: 2: 802-803). Recibía las cabezas de los españoles muertos y· les perforaba los ojos (ibid: II: 2:811 ). En Tupiza,los rebeldes

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sacaron el cadáver del Corregidor de la iglesia y le cortaron la cabeza (Ibid: 2: 2: 577). Diego Cristóbal escribió que: .. .los españoles "siempre buscaban el mal de los miserables criollos y indios principales" (Cornejo B. 1963: 426-429-431 ), mien­tras que el Inca sostenía que los corregidores impedían que·et pueblo llegara "a conocer el verdadero Dios" (COTA 1980-82:2: 318).

Atribuía a la mala influencia europea la hostilidad del clero frente a los rebeldes, pues de este modo los europeos lograrían apartar al pueblo de la fe cristiana (lb id: 3: 111 ). Un noble inca provinciano escribió a Túpac Arnaru que los españoles "jamás miran el bien con que se les trata" (Ibid: 3: 40).

La actitud hacia los cadáveres de los españoles puede resultar instructiva. En la provincia de Calca, los insurgentes atraparon a dos hermanos, jefes de las tropas españolas, y los mataron. Una vez muertos, les extrajeron el corazón y toda la sangre y los consumieron. Después les cortaron la lengua y-les perforaron los ojos (CDIP 1971-75: 11: 2: 471; COTA 1980-82: 1: 200). Después de la batalla de Sangarará, los rebeldes despojaron a los españoles muertos de tpdas sus ropas y dejaron en el campo los cuerpos desnudos (COTA 1980-82: 1: 423). En una ocasión, durante el sitio de La Paz, los rebeldes mataron a cincuenta españoles y les cortaron la cabeza y los genitales (Valle de Si1es 1980: 107-108). Cerca de Chucuito, los revolucionarios pintaron sus rostros con la sangre de los españoles, mientras que en Juli bebieron la sangre de sus víctimas (CDIP 1970-75: 1: 1:667-668).

La tradición andina condena el canibalismo. Por lo tanto, el consumo de partes de los cadáveres de los españoles debe haber tenido un significado mágico o, de lo contrario, el español no era considerado un ser humano. En este caso, la condición de demonio o bestia resu Ita pcrfectamentecompatible, pues estos seres no son humanos. A fin de averiguar si los corazones que habían comido los rebeldes pertenecían a "animales" o a "seres humanos", busqué todas las referen­cias a 'corazones' que pude hallar, ya sean españoles u otros. Encontré tres casos más. En juli, las tropas españolas encontraron 71 cuerpos, entre ellos los de dos caciques del lugar, cuyas cabezas se hallaban aún en la horca y cuyos corazones habían sido extraídos mediante un corte en el lado izquierdo del tórax. El cadáver de la esposa de uno de los caciques no tenía sangre, y ésta había sido supuesta­mente bebida por los revolucionarios (ibid: 2:2: 668). Durante el sitio de La Paz, los rebeldes atraparon a uno de los oficiales españoles y le cortaron la cabeza, las piernas, los genitales y el corazón, y lós llevaron consigo dando de gritos (Valle de Siles 1980: 94). En la provincia de Macha, los indios moscari mataron a su cacique, le cortaron la cabeza y extrajeron su corazón (Hidalgo 1983: 125).

Basándose en los datos de Xavicr Albó, Jorge Hidalgo Lehucde interpretó este último caso como un ejemplo de Wilancha (sacrificio ofrecido a Pacha Mama, las montañas y los ancestros). Sostenía que todas las extracciones de corazón, como las efectuadas en los cadáveres de Juli antes mencionados, debían inter­pretarse como Wilanchas. Dichas Wilanchas eran distintas a las normales, co~o el sacrificio de una llama, porque en el caso de éstas últimas se enterraba el cuerpo o los huesos para que se convirtieran en Malllct, en una planta de vida nueva que renacería gracias a la Pacha Mama.

Los datos obtenidos por Hocquenghem (1980-81; 1982, 1983, 1984), y en particular su interpretación de las imágenes de los condenados, demuestran que

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la tesis de Hidalgo es errónea. La manera en que eran victimados los españoles era la que se aplicaba a criminales culpables de alguna maldad, para garantizar que los malhechores no pudieran retomar. A los criminales andinos no se les daba sepultura. Hidalgo Lehuede está en lo correcto cuando sostiene que los españoles muertos no podían convertirse en mallki y que su muerte debía complacer a las deidades. Sin embargo, se equivoca cuando dice que la víctima era una ofrenda a los dioses. El español era un criminal perverso, mezcla de bestia y demonio.

Las creencias pan-andinas mencionan un malhechor de este tipo, llamado en castellano el 'degollador', y en quechua 'pishtakuq', 'ñakaq', 'ñak'aq' o 'kharisiri'. Se le identifica frecuentemente con los 'blancos" o con los mestizos (d. Ansión y Szemiñski 1982;-Ansión 198: 201-208). Estos seres debían ser muertos por una acción en grupo, y su corazón, lengua, genitales y ojos debían ser destruídos. Se piensa que los ñak'aq modernos son exportadores de grasa humana para uso de los norteamericanos y europeos. Son antisociales porque destruyen vidas huma­nas para su propio beneficio:

Las tradiciones orales que asociaban la grasa del cuerpo con los usos medi­cinales de ésta por parte de los españoles no carecen de fundamento, pues se basan probablemente en experiencias de batalla del siglo XVI. Nótese la prosaica descripción mexicana:" y.con la grasa de un indio gordo a l que habíamos matado y abierto allí mismo, untamos nuestras heridas, pues no teníamos aceite". (León Portilla 1984, cap. 62:. 230. cap. 34: 149).

No hay razón para dudar que se trataba de una práctica normal, dadas las exigencias de la guerra, tanto en el Perú como en México.

Muchos españoles salvaron la vida disfrazándose de indios. Algunos se vie­ron obligados a cambiar de vestimenta por órdenes de las autoridades rebeldes, pero otros lo hicieron en forma voluntaria. Lo mismo suced ió con los indios, que debieron abandonar sus ropas españolas si querían permanecer con vida (c. g. CDIP 1971-75:11: 1: 363;2: 2: 474,505; 2:4: 247). Incluso durante las negociaciones de paz, cuando Miguel Túpac Amaru llevó a dos soldados españoles a su cuartel, los trató muy bien pero los obligó a vestirse de indios (Valle de Sil es, 1980: 172). Sin embargo, había ocasiones en que ni siquiera la vestimenta indígena y la participación activa en la causa rebelde eran d e alguna ayuda. Un cacique tupa marista fue muerto por el solo motivo de ser criollo. Sus victimarios sabían que había pertenecido al mismo bando (COTA 1980-82:1: 433-434). En este caso, las ropas indígenas no eran suficientes; había que tener también facciones indias.

Las autoridades rebeldes (con excepción de Túpac Katari) prohibieron en re­petidas QCasiones que SE! matara a los criollos. Hubo un caso en que, por obe­diencia a las órdenes del Inca de no hacer daño a los criollos, los indios decidieron a traparlos con redes y llevárselos al Inca intactos (CDIP 1971-75: 11: 3: 276).

e•) Nolil del editor. La investigación de Szemilíski sobre el 'degollador' se basa en trabajos de campo contemporáneos en Ay~cucho. Sin embargo, adquiere una mayor credibilidad gracias a evidencias históricas de la misma región. Ya en el siglo XVI, los Indios de la región expresaron el temor de· que lós espalloles quisieran utilizar la grasa de sus cuerpos con fines medicinales (Cristóbal de Moüna, Rel11cidn dt 1115 fábwlllS y ritos dt les lnCIIS, tal como aparece en lAs cróniazs de les Molíruas, Francisco A. Loayza, ed. en Lima en 1943, p. 79). Y en 1780, los indios de los distritos de Huancavcllca en la región de Ayacucho se rebelaron contra las patrullas de soldados porque, según dcclan, éstos iban a degollar! os (Relllcionts de los mtyts y IIWditrtcillS qiiL hlln gobtrnlldo ti Ptní, 3 vols., Madrid, 1867-tsn, 3: sn.

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Matar al español por órdenes del Rey de España

Llegamos a la conclusión de que el español era considerado un ser humano, pero de índole bestial y demoníaca. Era un ñak'aq, antisocial y hereje, reconocible por sus características raciales y culturales, malvado pornaturaleza y condenado al exterminio. La matanza de los españoles estaba ligada a la presencia del Inca. Los distintos Incas rebeldes -Túpac Amaru, Diego Cristóbal, Túpac Katari, Tomás Katari y sus hermanos, Felipe Vclasco, Túpac Yupanqui y muchos otros­justificaban esta matanza diciendo que obedecían a las reales cédulas del rey de España

Túpac Amaru no era tonto. Sabía perfectamente que ningún rey de Espai\a ordenaría la muerte de los españoles en el Perú. Por lo tanto, si insistía en la

. existencia de dichas órdenes - incluso en cartas dirigidas al Virrey y a las autoridades cusqueñas- debe haber tenido muy buenas razones para ello. Debemos buscar la explicación en la imagen que los habitantes del Ande tenían del rey hispano y de los españoles de España, no del Perú.

He hallado dos secuencias de acontecimientos que ilustran las ideas indíge­nas sobre la España de ultramar. Una de ellas se refiere a Tomás Katari y a Túpac Katari, la otra a Túpac Amaru. Boleslao Lewin (1957: 331-393) fue el primero en llamar la atención sobre el parecido entre las secuencias de los acontecimientos de Canas (Cusco) y Chayanta. Explicó esta similitud a través de la existencia de una conspiración, de la que habrían fonnado parte tanto los líderes de Chayanta como los del Cusco. Hidalgo Lehuede (1983) comparó ambas secuencias a fin de comprender el nacimiento de un mesías indio, pero no mostró interés en la imagen del rey de España.

Tomás Katari hizo llegar al rey sus argumentos, en los que sostenía que el "Gran Señor, poderosísimo Rey de las grandiosas Españas y miserables indios", de ninguna manera podría pennitir que sus representantes en el Perú bebieran la sangre de susdesdic.hados tributarios (CDIP 1971-75: ll: 2: 245). Obviamente creía que el rey de España era bueno, y que sólo s!)senviados en el Perú eran malvados o cometían maldades. Al regresar de Buenos Aires, donde había sido recibido por el Virrey, Tomás Katari mostró a la Audiencia de La Plata los papeles que le habían sido entregados en la capital. Retornó a Macha, donde persuadió a los indios de que había estado en España para besar los pies del rey e informarle del sufrimiento de sus indios. El creía, e hizo creer a los demás, que el rey había dado varias órdenes a favor de los indios. Tomás Katari era llamado, "padre" por los nativos (ibid: II: 2: 237-38) y usaba los atributos del poder (Hidalgo 1983: 124). Mientras estuvo en la prisión de Chuquisaca un indio de Macha empezó a hacer correr el rumor de que el Virrey de Buenos Aires había disminuido los tributos a la mitad, y que el documento pertinente se hallaba en manos de Tomás Katari. El gobernador local ordenó que arrestaran a dicho indio, pero fue liberado de la custodia por un grupo de indios "diciendo: que aquel era Cedula y no podia ser preso" (CDIP, 1971-75: ll: 2: 238).

Tomás Katari y sus seguidores no tenían idea de cómo era España ni de dónde quedaba. Sin embargo, el contacto -aunque sea indirecto- con España, confería poderes especiales: el indio mencionado en el párrafo anterior se hal.laba ligado a Espafui a través de Tom:ás Katari, cosa que le sirvió para convertirse en

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la encarnación personal de la Real Cédula más adelante, los hermanos Katari pidieron a la Audiencia de La Plata que les entregara las Reales Cédulas supues­tamente traídas por su hermano Tomás (Túpac Amaru y la Iglesia 1983: 220;CDIP 1971-75: 11:2: 548). Según Dámaso Katari, ellos se habían rebelado a fin de ejecutar las órdenes del rey y preparar el país para la llegada de su rey Inca, Túpac Amaru (ibid: 11: 2: 549). El pueblo no creía en la muerte de Tomás I<atari (Lewin 1957: 739). Hidalgo Lehuede (1983: 128) destacó la relación que existía entre Tomás I<atari y Túpac I<atari. Este último declaraba que Tomás Katari le había encomendado su núsión, núcntras que su hermana sostenía que había recibido un edicto real que ordenaba la muerte de todos los europeos, la abolición del reparto de mercancías, etc. El ejecutor de estos decretos había de ser Tomás I<atari, desde el más allá y desde España. Con el tiempo, Túpac I<atari diría que Tomás I<atari habría vuelto a la vida por intermedio de él. _

Toda esta secuencia demuestra que, tanto los indios como sus dirigentes en Macha y en Sicasica, creían que la España que había otorgado poder a Tomás

. Katari no tenía nada en común con la España de los españoles en el Perú. Este poder le permitía también recncarnarse en Túpac Katari, y decretar la muerte de todos los europeos en el Perú, cosa que, en general, se interpretaba como la orden de matar a todos los españoles en el Perú. No es necesario enumerar tantos casos en que los líderes rebeldes afirmaban haber recibido órdenes del rey de España de exterminar a los españoles, europeos y Corregidores. Queda claramente establecido que los insurgentes no tenían dudas sobre estas supuestas órdenes reales de dar muerte a todos los puka kunkas (e.g. CDT A 1980-82: 1: 406; 3: 349). Túpac Amaru incluso trató de convencer al clero cusqueño de la existencia de dichos decretos (ibid: 2: 318), mientras que Diego Cristóbal intentaba hacer lo mismo con el Virrey de Lima (CDIP 1971-75: Il: 3: 127). El fenómeno fue confir­mado por Areche cuando sentenciaba al Inca. Según la sentencia, el Inca preten­día haber actuado por órdenes del rey, de la Real Audiencia de Lima, del Virrey y del propio Areche (ibid: 11: 2: 768). Por alguna razón, el Inca se hallaba convencido de que el pueblo lo seguiría si justificaba sus actos mediante una orden del rey. Por lo tanto, debe haber existido la convicción general de que el rey podría haber ordenado estos actos.

Micaela Bastidas también creía que había una relación especial entre su esposo y el rey. Confesó que lo llamaba Inca "porque se lo oía a su marido, quien decía también que lo llevarían a España, y el Rey lo haría Capitán General". El retrato del Inca, que sería distribuido en las provincias del Perú y enviado a España, lo mostraba "con las insignias reales" (ibid; II: 2: 716-717).

Esta misma relación especial se manifiesta en la creencia de que el rey habría ordenado el traslado en vida de Túpac Amaru a España, y prohibido su ejecución. de este modo, Areche y los españoles peruanos se habrían rebelado contra el rey de España. También existía el convencimiento de que el Inca sería coronado (COTA 1980-82:4: 437-438). .

El sacerdote que administraba las parroquias de Langui y de Layo, donde los españoles capturaron al Inca, declaró que: "luego que regresó Tupac Amaro de esta capital /Lima-JS/ a su antiguo domicilio ... noté que los yndios lo miraban con veneración, no sólo en su pueblo, pero aun mas allá de la provincia de Tinta; que esta se linsongeaba con su protección, estar ya libre de dar la mita" (ibid: 2:

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262). El Inca viajó a Urna para obtener el reconocimiento oficial de sus orígenes incas, y al mismo tiempo presentó en Lima varios documentos destinados a obtener la exoneración de la mita para los pueblos de Canas.

Los casos de Túpac Amaro y Tomás Katari se rigen por pautas casi idénticas. Ambos viajaron, uno a Lima y el otro a Buenos Aires, a fin de obtener algunos privilegios especiales para sus pueblos. Ambos retomaron y fueron respetados por detener supuestos poderes extraordinarios. Ambos lucharon contra el régi­men español y dijeron haber recibido Reales Cedulas para hacerlo.Su poder era transmitido a sus seguidores y colaboradores. Ambos términos, Katari -en aymara- y Amaro -en quechua- significan 'serpiente'. La serpiente pertenece a la familia del trueno, que simboliza cambios y es uno de los ancestros de los Incas como habitantes (d. Hocquenghem 1983; Szemiñski 1984: 83-200).

Podemos resumir la vida de ambos de la siguiente manera:

(1) El líder es descendiente de los antiguos gobernantes, cuyo ancestro es el sol. Sus antepasados regían la sociedad en nombre del sol, del mismo modo que éste gobernaba los cielos. El líder también se hallaba emparentado con el trueno, autor de cambios (Amaro, Katari).

(2) El líder abandona este mundo (Kay Pacha),: identificado con su pequeño grupo étnico (Canas, Macha), o con el Perú (Tawantinsuyu).

(3) Visita el mundo exterior al Kay Pacha (Lima, Buenos Aires). El mundo que visita está asociado con el rey, con los españoles y con España, así como con el poder y el cambio.

(4) El rey, líder de los españoles, o el español en jefe, le otorga una real cédula, que equivale a adquirir poder. Este poder le permitirá cambiar y reordenar el Kay Pacha.

(5) El líder regresa al Ka y Pacha con este poder, y lo usa para dar cumplimien­to a las órdenes que recibió. La ejecución de éstas y el reordena miento del Ka y Pacha consiste en castigar a los culpables del desorden y en destruir a los que gobiernan. Estos gobernantes (los Corregidores, los españoles en el Perú y sus seguidores) son culpables de desorden, y, por lo tanto, de rebelión.

Dios como jefe de los españoles

Si el rey de España podía ordenar acciones en contra de los españoles, entonces obviamente era un buen rey cristiano y su poder era genuino. Los pobladores del Perú del siglo XVIII veían en él a su soberano legítimo (cf. Túpac Amaro y la Iglesia 1983: 152). La relación del Inca con e 1 rey de España era similar a su relación con Dios.· El Dios de Túpac Amaro es evidentemente el Dios de la Biblia y de la Iglesia Católica.

En su proclamación de Chumbivilcas, el Inca declaró que erá su deber poner fin a tan gran desorden y a las ofensas contra Dios. El Inca esperaba que la Divina Providencia lo iluminara (COTA 1980-82: 1: 419).

Hay un solo documento en el que Túpac Amaro usa todos sus títulos: "Don José Primero por la Gracia de Dios Inca Rey del Pero, Santa Fé, Quito, Chile, Buenos Aires, y Continentes de los Mares del Sur, Duque de la Superlativa, Señor de los Césares y Amazon~, con dominios en el gran Paititi, Comisario y

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Distribuidor de la Piedad Divina por Erario sin Par." Este documento fue analizado por el experto Luis Durand Aorez (1974:141 -147, 173-176), quien de­~.ostró que no se trataba de una falsificación española. Túpac Amaru habría sido, por la gracia de Dios, Inca Rey de todos los dominios de España en América del Sur. También ostentaba el título de Duque de la Superlativa, siendo ésta un ser de sexo femenino, de Señor de los Cesares y Amazonas con dominios en el gran Paititi, de Comisario y Distribuidor de la Piedad Divina como un tesoro sin igual. Todos los reyes cristianos lo son por la gracia de Dios. Sin embargo, este rey también era Inca por la gracia d e Dios, y el dios por cuya gracia los Incas eran reyes era el sol, su padre. Todos los reyes son distribuidores de la piedad divina, pero esta función normalmente está implícita en el propio título de rey. El ser Comisario Distribuidor de la Piedad Divina implica una relación más directa con Dios, pero ¿de cuál dios estamos hablando?

Mis investigaciones sobre la imagen de la religión incaica, tal como la presen­tan los famosos cronistas de los primeros años de la Colonia -don Felipe Guamán Poma de Ayala, don Juan de Santa Cruz Pachacuti Yamqui Salcamaygua y Cristóbal de Molina- y la comparación de estos datos con los que obtuve en el Ayacucho del siglo XX, me dieron la certeza de que en la base del panteón del Tawantinsuyu existía un dios creador. Según el contexto, su componente mascu­lino llevaba el nombre de Wiraquchan, Pacha Karnaq, In ti, etc., mientras que el componente femenino generalmente se llamaba Pacha Mama, la madre del tiempo y del espacio o la señora del mundo. Hoy en día se le identifica con la Virgen en diversos contextos (d. Mariscotti 1978; Ansión y Szcmiñski 1982; Szemiñski 1983). Esa Superlativa femenina que aparece en el título completo d e Túpac Amaru, ¿será la Pacha Mama?

En un momento dado Túpac Amaru declaró que los gritos de los peruanos llegaban ~1 cielo, por lo cual él, el Inca, había dado numerosas y variadas órdenes que restaurarían la salud social y la moral.

En muchos otros documentos el Inca repitió que había actuado con la gracia de Dios y en contra de aquellos que se rebelaban contra Dios (CDIP 1971-75: ll: 2:321;TúpacArnaruyla Iglesia 1983:210,215; COTA 1980-82: 1:328-330). A veces insistía en que Dios lo obligaba a actuar. Después de haber descrito las causas económicas y sociales de la insurrección, el Inca escribió: "Todo lo que me ha precisado a repararlo que es de mi obligación, pues ya que Dios N u estro Señor me ha dado sin atender a mis graves culpas, quiero hacer algun merito ... expeliendo solo a los Corregidores y a todos los Chapetones que quieren ir contra mis sanas ordenes" (CDIP 1971-75: 11:2: 463).

Argüía que, gracias a su intervención, el pueblo podría conocer al: "verdade­ro Dios" (ibid: 1:2: 397) cosa que no pudieron hacer durante la era de dominación española. El, quien por gracia de Dios descendía de los reyes Incas, acusaba al gobierno del Perú de haber introducido costumbres malsanas, y al clero del Perú de haber olvidado al verdadero Dios del cielo y de la tierra. Comparaba a los indios con los israelitas en Egipto, y se veía a sí mismo como un David o un Moisés. A consecuencia de sus acciones, los fieles conocerían al Todopoderoso y creerían en El. El camino del Inca era el camino de la verdad (CDT A 1980-82: 2: 206, 218, 327; 3: 113).

Diego Cristóbal también actuaba con la gracia de Dios. Era un noble Inca por

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la gracia divina, y por servir al Altísimo y al rey de E.spaña acusaba a los españoles de ineficiencia en el proceso de cristianización de las Indias (Cornejo B. 1963: 426-431 ). Ordenó a los cristianos que adoraran a Dios y a su Santísima Madre, ya que por el favor divino había llegado el fin de la esclavitud de los indios en manos de los Corregidores. Diego Cristobal informó al obispo del Cusco que los reyes de España tenían la obligación de cristianizar a los indios, pero que también perde­rían tal vez el reino de las Indias porque aHí los Corregidores no ejecutaban la voluntad de Dios (CDT A 198()..82: 2: 354). Esta misma convicción de que el Inca y sus seguidores habían recibido de Dios una misión figura en muchos otros do­cumentos.

¿Cuál era el sistema de referencias conceptuales en el que los rebeldes invocaban la noción de Dios? ¿Era un sistema católico, andino, o tal vez ambos? Los rebeldes afirmaban repetidamente ~r católicos y cristianos. ¿Pero qué significaba ser cristiano para un indio peruano del siglo XVIII? Hoy en día, todo peruano católico sabe que existen ceremonias y ritos d e los que el sacerdote no debería enterarse. Podría descubrirse la diferencia en las referencias conceptuales a través de las descripciones de este tipo, pero son tan poco claras que es difícil comprender a quién dirige el rito. También cabría la posibilidad de demostrar la existencia de sacerdotes no cristianos, pero soy incapaz de distinguir entre los sustitutos nativos de los sacerdotes católicos españoles y los sacerdotes andinos no católicos. La última opción consistiría en demostrar que los conceptos cristia­nos servían para encubrir y legalizadas imágenes andinas. Las referencias a Dios y a la Virgen podrían servir para evidenciar una relación de este tipo, pero también podrían ser totalmente católicos. Como no tenemos a disposición ningún modelo histórico detallado de la religión andina, la única posibilidad que nos queda es la de demostrar la presencia de creencias no cristianas entre los rebeldes.

En Livitica, el25 de noviembre de 1780, Túpac Amaru dijo a los pobladores que perdonaba a todos aquéllos que lo habían combatido con las armas, porque a partir de ese momento comenzaría un nuevo régimen. Los indios "le saludaron con estas palabras: Tu eres nuestro dios y señor y te pedimos no hayan sacerdotes que nos importunen; a estos les respondió el indio no podía ser así, porque quien nos absuelve en el artículo de la muerte" (ibid: 3: 76-77).

A partir de esto podría interpretarse que en el siglo XVIII la religión andina había incorporado al clero y a las creencias católicas con referencia especial a la muerte. También resulta obvio que el pueblo de Livitica no sentía la necesidad de contar con la presencia de un sacerdote católico en la vida diaria. Según el Corre­gidor de Puno, antes de una batalla "Adelantóse a responder por todos los otros un Yndio con baston en la mano y ... dixo resueltemente que no havian menester aquel Yndulto, ni reconocían por Soberano al Rey de España; sino a su Ynca Tupac Amaru: añadiendo lisonjeras amenazas de que acabarían con toda nuestra tropa, libertando solamente a este Eclesiastico, para tomarlo de Capellan". Después de la batalla (CDIP 1971-75: 11: 2: 407-412), el capellán al que intentaban conservar con vida trató de confesar y absolver a los rebeldes moribundos. Sin e mbargo éstos morían" sin tomar entre los labios el dulce Nombre del Señor" (ibídem).

Si era así, ¿entonces para qué necesitaban un capellán? El obispo del Cusco descubrió la manera en que los Incas celebraban el Corpus Christi en esta ciudad. Tomaban parte en la procesión, portando escudos con la imagen del sol o del rey

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Inca. En otras oportunidades, representaban al Niño Dios vestido de Inca y "nos persuaden unicamente al verdadero Dios quando le ven en el trage de sus Yncas, que tenían por deidades". Más adelante, el obispo recomendó que, durante las celebraciones de Santiago Apóstol, no se permitiera a los Incas traer las imágenes de sus reyes gentiles (CD'f A 1980-82:2: 633-{,34, 637). En el siglo XVI, toda momia de un rey Inca era llamada lllapa, que significa 'trueno'. Después de la conquista se comenzó a identificar a Santiago, el dios.<ie la guerra de los españoles, con lllapa. El obispo sabía ·muy bien de lo que estaba hablando. Desde el punto de vista de Jos Incas, participaban en la celebración tanto los españoles, con sus propias imágenes del trueno, como también ellos, con sus truenos peruanos. El trueno, representado en el cielo por Venus, era supuestamente el hermano del rey y el protector de sus hijos. Todos los Incas del Cusco, así como todos sus súbditos, eran considerados sus hijos. El obispo no tenía dudas de que se estaba utilizando la ceremonia cristiana para encubrir el rito inca correspondiente. En cierto sentido se trataba de la versión oficial y legal del mismo ritual.

· Túpac Katari invocaba a Dios y a la Virgen en sus documentos (e.g. ibid: 3: 665). Declaró que se construyera una capilla en su campamento, a fin de poder celebrar. diariamente la misa. También solía mostrar una pequeña caja, que a veces se llevaba al oído para que Dios pudiera hablarle directamente ( CDIP 1971· 75: Il: 2: 811). Sin embargo; durante la batalla en tomo a La Paz y durante las ejecuciones de los rebeldes, éstos morían por su rey Inca, pero sin querer pronunciar el nombre de Jesús (ibid: II: 3: 147).

La existencia de ritos y creencias no cristianos no comprueba que hubieran dos religiones. Los campesinos andinos del siglo XVIII, al igual que Jos de hoy en día, afirman tener sólo una religión. ¿Cuáles eran los componentes de ésta? Parecería que los ritos cristianos, la misa y los curas eran aceptados y considera­dos necesarios, aunque no siempre. También resulta evidentequedurante la gran rebelión tuvo Jugar una transformación religiosa. Esta empezó cuando Dios, o el rey de España, o ambos, encomendaron a sus representantes en el Perú una núsión especial, que consistía en exterminar a los españoles en el Perú, por ser culpables de maldad, rebelión, herejía y apostasía.

El indio como cristiano

Los indios no consideraban necesaria la presencia diaria de la Iglesia Católica (e.g. Túpac Amaru y la Iglesia 1983: 133-160;CDIP 1971-75:11:1: 34-35). En Yauri, en el año 1781, sólo 25 de los 8,000 parroquianos conocían los preceptos de su fe. El resto pensaba que bastaba que los caciques participaran en la misa, pero todos asistían y tomaban parte de lascelcbracionesandinas(CDT A 1980-82:2: 148-149). Conocemos bien las declaraciones de catolicismo de Túpac Amaru y sus seguí· dores. Uno de ellos se lamentaba de que le habían prohibido entrar a la iglesia y escuchar misa porque "todos nosotros somos unos brujos" (ibid: 3: 38).

Unos dos meses después del inicio de la rebelión del Cusco, el obispo de esta ciudad informó que los indios fieles no quisieron tomar "cosa alguna de sus despojos" de los rebeldes "expresando eran de excomulgados "(CDIP 1971-75: II: 2: 383). Se enviaban sacerdotes donde los insurgentes para persuadirlos de rendirse, pero los indios "ciegamente y sin temor a la muerte, se arrojaban a las peleas; y aún estando muy mal heridos, nunca querían invocar el nombre de Jesús

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ni confesarse. El insurgente José Gabriel los tuvo engañados, diciendo que el que no dijese Jesús, había de resucitar al tercer día; y los que invocaban, no". (ibid: 2: 1: 374).

Desafortunadamente, la fuente no indica dónde se habría producido este he­cho, en que el Inca aparece como un personaje.opuesto a Jesús. No importa si en realidad prohibió que invocaran a Jesús o no, pues él mismo, al ser torturado, llamaba a}esús y a la Virgen. ¿Entonces por qué se le atribuía esta prohibición?

. Uno de los defensores de La Paz escribió que Túpac Katari tenía intenciones de abandonar el catolicismo, y que por eso había prohibido a sus seguidores que rezaran o se descubrieran la cabeza en presencia del Santísimo Sacramento (Valle de Siles 1983: 43). Según el padre de la Borda, Katari habría ordenado la muerte de todos los españoles y el abandono de su lengua y sus costumbres. Además ha­bría dicho que todos aquéllos, incluídos los curas, que trataran salvar a un español o alguno de sus aliados, serían ejecutados, y que cualquier iglesia que sirviera de refugio a un español sería quemada. Sin embargo, mandó dar muerte de inme­diato a dos de sus seguidores, que no habían mostrado el debido respeto a Nues­tra Señora de Copacabana. Además, en el campamento de Túpac Katari había una capilla, en la que se decía misa a diario (CDIP 1971-75: 11: 2:802-804, 809), a pesar de que los rebeldes que morían en manos d e los españoles se negaban terminan­temente a invocar a Jesús (ibid: 11: 3: 147). Todos los elementos que aparecen en el caso del ejército de Túpac Amaru se repiten en el caso de las fuerzas de Túpac Katari.

Existen otros casos de profanaciones y experimentos religiosos, aunque son menos interesantes (e.g. ibid: 11: 2: 693-94). En Caylloma, mientras mataban a los españoles que se hallaban dentro de una iglesia, los rebeldes gritaron: "Ya se acabó la misericordia, no hay Sacramento, ni Dios que valga" (ibid: 2: 694).

Este último caso atrae nuestra atención sobre lo que sucedió en realidad. Los rebeldes creían que se estaba produciendo un cambio en la religión, que el poder de algunas divinidades disminuía, mientras que el de otras aumentaba. Parecería ser que, a ojos a e los rebeldes, la presencia de un Inca excluía la presencia o el poder ~n el Perú- de los españoles y de Jesús. Una vez eliminados los españoles, ¿qué pasaba con Jesús?

Las profecías

En una oportunidad he tratado ya de demostrar (1984: 83-158) que la imagen andina de la historia incluye una visión del futuro. Las versiones actuales de esta proyección se conocen como el mito de 1 nkarrí, y anuncian el retomo del Inca para reordenar el mundo y poner todo en su lugar. El regreso del Inca se relaciona con una purificación moral y con la destrucción de los españoles y de los pecadores. En 1923, un rumor de que el Inca había reaparecido hizo estallar en Cotabambas una insurrección que pretendía restaurar el Tawantinsuyu. Todos sabían lo que debían hacer: había que matar a los mistis y a los wiraquchas (mestizos y españoles) (comunicación personal de Ricardo Valderrama, 1983). A partir de 1978, año en que traté de demostrar por primera vez la existencia del mito de lnkarrí durante la rebelión de Túpac Amaru, han aparecido nuevos estudios y documentos sobre este tema (e.g. Hidalgo 1983), que contienen un número mucho mayor de datos sobre las profecías.

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Hidalgo Lehuede estudio los documentos existentes sobre la popular profe­cía de 1776, según la cual estallarla una rebelión indígena general en el año 1777. Los indios del Cusco ya habrían nombrado al rey que los gobernarla después. Los nobles indios, que habían participado en.conversaciones sobre el levantamiento, transmitían las noticias mediante Quipus o sistemas de nudos usados por los incas. Las hondas estañan ya listas, y las acciones comenzarian a las cuatro de la mañana, tal como sucedió durante la captura de los jesuitas. Según diversos testimonios, el principal acusado, Juan de Dios Orcoguaranca, habría afirmado que se cumplirían las profecías de Santa Rosa y San Francisco, pues el reino volvería a su estado anterior. Se conservaría la religión católica, pero bajo el gobierno de un Inca en vez del rey español. Orcoguaranca también habria dicho que estas profecías eran de conocimiento general (ibid: 120-121). Los indios del Cusco creían, al parecer, en el retorno de un Inca que exterminaría a los españoles y preservarla el catolicismo.

Los mismos rumores sobre un levantamiento en el año 177711egaron aCama­ná y Huarochirí durante el año 1776. El reino volvería a manos de sus gobernantes hereditarios legítimos, los españoles morirían y la insurrección comenzaría en el Cusco, donde todos estañan preparados (COTA 1980-82:2: 231-232). En diciem­bre de 1776, cayó prisionero en el Cusco un indio de· más de setenta años de edad, por haber mandado cartas a los caciques de Maras, Urubamba y Guayllabamba. Estas cartas fueron escritas por otra persona, pues él no sabía escribir, y una de ellas había sido entregada por él mismo a la esposa del cacique de Maras, "dicien­dole que se la remitía el Gran Quispe Tupa Ynca que había venido de Quito".

También explicaba que podían encontrar al Inca en la Capilla del Santo Cristo de los Temblores, o en un tambo llamado Montero. Mientras estuvo en prisión, admitió que su nombre era don José Gran Quispe Tupa Ynca, y dijo que seria coro­nado según las profecías de Santa Rosa y de San Francisco Solano. También creía que los indios del Cusco se habían aliado ya con los Collao y de Quito. Matarían a todos los Puka Kunkas, y construirían una artillería especial con un alcance de 12 leguas (cerca de 60 km). Había escuchado estas profecías en las chicherías. Asi­mismo estaba convencido de que, siendo él un descendiente de los Incas Wayna Qhapaq y W iraqucha, debía ser él quien fuera coronado, y no un descendiente de la rama de Quito del Inca Ataw Wallpa. El hombre que había escrito las cartas en su nombre creía que Quispe Tupa Ynca era un tonto y un mendigo (ibid: 2: 235-243).

Esta profecía. atribuida a los santos católicos peruanos. era de conocimiento general de los indios del Cusco. Su ciudad debía ser gobernada por un rey Inca. y así suced.eria. Según la versión más difundida de la historia inca, cualquier descendiente de Ataw Wallpa sería también descendiente de Wayna Qhapaq y de Wiraqucha. Quispe Tupa Ynca no puede haberse referido a esta misma versíón de la historia, pues el tener como ancestros a Wayna Qhapaq y Wiraqucha no le habria dado ninguna preferencia sobre los descendientes de Ataw Wallpa, cuyo ascenso al trono intentaba impedir. Su actitud indica que para él se trataba de dos linajes distintos. En realidad, las teorías existentes sobre la estructura de las dinastías y linajes cusqueños no nos ofrecen explicación alguna, porque no hacen distinciones entre la genealogía Ataw Wallpa, de Quito, y la geneolo~ de Quispe Tupa Ynca.

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Los argumentos de Quispe Tupa Ynca sugieren que en el año 1776 existían en el Cusco varios otros significados de la palabra Wiraqucha aparte de los más obvios. Estos significados podrían haberse derivado de los que existían en el sig1o XVI, cuando Wiraqucha podía referirse a cualquiera de los siguientes conceptos: Wiraqucha o la representación más importante de Dios; Wiraqucha Runa o los ancestros o primeros seres humanos, considerados divinos; Wiraqu­cha Inca, fundador de uno de los linajes cusqucños; Wiraqucha como término usado para cualquier español u hombre blanco; Wiraqucha Qhapaq o rey de los Wiraquchas, es decir, el rey de España. También era posible encontrar otras acepciones, como la de cacique o fundador de algún linaje. Wiraqucha fue el creador del mundo y de los ancestros de todos los grupos étnicos, a quienes envió a sus 'paqarinas' o lugares de origen. Luego los habría traído de las paqarinas para poblar la tierra, el Kay Pacha.

En el siglo XVIII, existían al menos dos significados diferentes de la palabra "español, tal como figura en los textos: el español malo, que vivía en el Perú y debería morir con el retomo del Inca; y el español bueno, en particular el bondadoso rey de la España de ultramar, jefe de todos los españoles. En quechua, tanto en el siglo XVIII como hoy en día, la palabra para español u hombre blanco es Wiraqucha. En buen quechua, Wiraqucha Qhapaq significa rey de España, pero¿ a qué alude este término en realidad?¿ Cuál era su sentido en el siglo XVIII? Wiraqucha Qhapaq, el rey de los Wiraquchas, el más poderoso de todos ellos y jefe de los ancestros, debe haber tenido en el siglo XVIII, los siguientes significa­dos: (1) el dios creador, que creó el mundo y los antepasados, y (2) el rey de la España de ultramar, que no forma parte del Kay Pacha, pero está presente en él a través de sus representantes. El Kay Pacha corresponde aproximadamente al mundo habitado por seres humanos (es decir, indios), de modo que tanto el dios creador como el rey español residen en reinos que se hallan más allá del Kay Pacha. Los españoles Wiraqucha eran seres que no pertenecían del todo a este P\Undo, porque su mundo se hallaba al otro lado del océano y no aquí. Aquí, en el Tawantinsuyu, estaban fuera de su lugar.

Las fuentes que hablan sobre la rebelión casi no mencionan la palabra Wiraqucha. Sólo la encontré en el título de un cacique, a quien la fuente llama mestizo y español, pero al mismo tiempo también menciona que era miembro de un ayllu (ibid: 4: 487, 493- 495). Cabe preguntarse si esta referencia a Wiraqucha significaba que el cacique era español, o si indicaba que era descendiente legítimo de los fundadores de un linaje de los kurakas.

Quispe Tupa Inca señaló que el primer lugar donde aparecería el Inca sería la Capilla del Señor de los Temblores. Este Cristo de los Temblores es una imagen cusqueña del Señor de los Milagros, también llamado Señor de Pachacamilla (pequeño Pachacámac). Varios estudiosos han llamado la atención sobre el hecho de que el Señor de los Milagros ocupa hoy en día exactamente el mismo lugar, en el espacio social y geográfico, que el antiguo Pacha Kamaq andino. Basándome en las crónicas de Guamán Poma, traté de demostrar que Pacha Kamaq es una de las representaciones del dios creador andino (Szemiñskí 1983). Pacha Kamaq (el

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Alma del Tiempo y del Espacio) se asocia con el oeste, hacia donde van el sol y la noche, con el Ukhu Pacha o Hurin Pacha, el mundo subterráneo y profundo, y con Pacha Mama, la madre tierra. Es el causante de lo_? terremotos, de todos los cataclismos y de todo cambio, en especial de los cambios irregulares. Cualquier acontecimiento importante recibía el nombre de Pacha K u ti, es decir, cataclismo o revolución del tiempo y del espacio. Los pequeños Pacha Kutis señalaban los. períodos en la existencia de un individuo o de una familia. Los grandes dividían el Pacha, la continuidad del tiempo y del espacio, en épocas o sectores. En el mito contemporáneo de lnkarrí se dice que el Inca regresará con un cataclismo que exterminará a los españoles. La Capilla del Señor de los Temblores es, en realidad, el lugar adecuado para el retorno del Inca. El razonamiento de Quispe Tupa Ynca indica que el dios que otorgó a Túpac Amaru, Túpac Katari, Tomás Ka tari y a los demás rebeldes la obligación de actuar, tenía todas las característi­cas de Wiraqucha o Pacha Kamaq. Esto implica que el Dios cristiano del siglo XVIII, en particular Dios padre, era concebido como una versión española y oficial del dios creador andino. Esta identificación explica también cuáles eran las virtudes de un buen cristiano. Todo indio que observaba los ritos de su comunidad (común) y cumpliera con las obligaciones que le impusieran la tradición y la comunidad tal como le fueran enseñadas por sus padres, podía considerarse un verdadero cristiano. Si éste fuera el caso, no habría ningún español que fuera un buen cristiano, y todos ellos serían herejes.

Según el obispo del Cusco, todos los indios deseaban el retomo de la edad de oro de los Incas. El obispo insistía en que las profecías sobre el regreso del Inca circulaban a través de libros impresos, sobre todo como consecuencia d.e la popularidad alcanzada por los Comentarios Reales de Garcilaso de la Vega (ibid:2: 633-637). Es posible que los textos escritos tuvieran influencia sobre los miembros más ricos y mejor educados de la nobleza india. Sin embargo, en 1780, la mitad de los 24 electores era incapaz de firmar documentos. Los 24 electores pertenecían a· las familias incaicas más nobles y acaudaladas. Por lo tanto, los libros resultaban insuficientes para propagar una creencia general. La fe en el retomo del Inca se basaba en imágenes andinas generales de la historia, y se transmitía en forma oral. la presencia de los santos católicos peruanos podría indicar que la identificación de los personajes del panteón inca con los del panteón católico alcanzó niveles más profundos. También es posible que algunos curas católicos hayan participado en conspiraciones regionales previas al levan­tamiento.

Túpac Amaru conocía esta profecía. Un ex-prisionero de Tungasuca, declaró que el Inca "solía decir que havia llegado el tiempo de la profecia de Santa Rosa de Lima, en que había de bolber el rcyno a poder de sus antiguos poseedores y que en este concepto hiba a exterminar y dar fin con todos los europeos que existían en él" (ibid: 2: 380).

Hubo una ocasión en que incluso expresó su sorpresa por el hecho de que el obispo del Cusco no conociera la profecía (ibídem).

Esta misma profecía sobre el retorno del reino a manos de sus legítimos dueños fue escuchada en varias ocasiones por el Padre de la Borda, en presencia

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de Túpac Katari (CDIP 1971-75: Il: 2: 81ü-816). En este caso, sin embargo, no se hacía mención de ningún santo. Parecería que el comienzo de los nuevos tiempos se hallaba ligado a una purificación moral. El15 de noviembre de 1780, un testigo de los inicios de la rebelión declaró que había visto como un Parupuquio: ''Todos los indiosdearmamento, traían por armashondasysables, y sedaban el para bien abrazándose unos a otros diciendo que ya se les habían acabado sus trabajo y padecimientos" (CDT A 198ü-82: 3: 85).

Sacerdotes y Dioses

Toda tradición, y en especial las tradiciones religiosas, necesita de una transmisión institucionalizada. Los datos que aparecen sobre los sacerdotes andinos que tomaron parte en la rebelión son muy escasos. Es posible probar su

· existencia, pero hasta el momento es imposible averiguar si se trataba de sacer­dotes propiamente andinos, o si" eran sustitutos andinos de los curas católicos. En la gran mayoría de los casos conocidos, se sabe que eran campesinos viejos y analfabetos (ibid: 3:670,743-758,769, 940-949;4: 282-295,390-399). Incluso existen descripciones de un santuario rebelde católico pero nada ortodoxo, y de un sustituto andino de un padre católico (CDIP 1971-75: 11: 3: 32ü-322).

Sin embargo, si tomamos en consideración que cada kuraka y cada líder indio tenía algo de sacerdote, entonces las cosas cambian. En el siglo XVI, los kurakas representaban a los ancestros y fundadores de un linaje ante el pueblo y ante todos los demás poderes. También representaban al pueblo ante los ancestros. Esto significa q~e eran intermediarios, del mismo modo que e l inea representaba a los humanos ante los dioses y a dios ante los hombres (cf. Salomon, capítulo 5 de este volumen).

Existía una relación especial entre Dios y Túpac Katari y Túpac Amaru. Túpac Katari era la reencarnación de Tomás Katari, y uno de los indios a quien ordenó ejecutar era la reencarnación de los Quila Qhapaq, los reyes colla (CDIP 1971-75: 11: 3: 168-169). ¿Será posible que Túpac Amaru también fuera la reencar­nación de alguien?

No cabe duda de que la respuesta más obvia es que debería haber sido la reencarnación de Thupa Amaru Inca (último rey inca, ejecutado en 1572). No se conoce ningún documento que demuestre que Túpac Amaru declaraba ser la reencarnación de Thupa Amaru Inca. Existen, sin embargo, numerosos escritos que aseveran que él actuaba como descendiente de Thupa Amaru Inca. A pesar de que sus descendientes eran muchos, sólo Túpac Amaru se sintió especialmen­te obligado a actuar en su nombre. A fin de averiguar si Túpac Amaru era un descendiente especial del último Inca, diferente a los demás, traté de analizar la genealogía que él presentó ante la Real Audiencia en 1777, año en que, según las profecías, se produciría el retomo delinca (Loayza 1946: 5-17).

Esta genealog'ía indica que era descendiente directo en quinto grado de Felipe Thupa Amaro o Thupa Amaru Inca; Wayna Qhapaq-Manku Inca-Felipe Thupa Amaru Inca-Juana Pillcohuaco-Blas Thupa Amaro-Scbastián Thupa Amaru-

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Miguel Thupa Amaru-José Gabriel TilUpa Amaru. El hecho de que descendiera de la hija de Timpa Amaru Inca no es significativo, pues el Inca no tuvo descendientes masculinos conocidos. Todos los demás hijos de Juana Pilcohuaco también fueron reconocidos como descendientes directos del Inca (Szeminski 1984: 160-163). Túpac Amaru se consideraba nieto en cuarto grado de Thupa Amaro Inca (CDT A 1980-82: 3: 201 ). Según Zuidema, los descendientes en cuarta generación podían casarse entre ellos (1980: 63, 78). Ya que el sistema andino de parentesco aún tiene vigencia hoy en día en el sur del Perú, y existen numerosos indicios de que fuera usado en la provincia de Canas durante el siglo XVIII, se podía considerar que Túpac Amaru era la reencarnación del fundador de su ayllu. Ocupaba en el sistema de parentesco la misma posición que había ocupado Thupa Amaru Inca en el siglo XVI. Esta puede haber sido una de las premisas que con vencieron a Túpac Amaru de que debía actuar: él era un rey Inca. No obstante, no nos es posible averiguar si aceptaba también las demás consecuencias de este vínculo: ¿era asimismo hijo del sol?

El destino de la desafortunada reencarnación de Quila Qhapaq, ejecutado por órdenes de Túpac Katari, parece indicar que al menos el común de la gente pensaba que Túpac Amaru era un Intip Churin o hijo del sol. Quila Qhapaq pretendió bajar del cielo al sol (CDIP 1971-75:11:3: 168). En los mitos del siglo XX, el Inca amarró al sol, su padre, a una roca Hamada Inti Watana, término que identifica al instrumento que ata al sol o al lugar donde el sol quedó atado (Ortíz 1973: 131-140). Esto implica que Quila Qhapaq era Inca e hijo del sol, pero sólo, como su título lo indica, en el Quila Suyu, que ya se hallaba ocupado por Túpac Katari.

la historia de Quila Qhapaq podría servir para demostrar el culto al sol. El obispo del Cusco afirmaba que el culto a Santiago era en realidad un culto a los Incas. Según mi propia interpretación. estos datos prueban la existencia del culto al trueno, que aún subsiste actualmente en el Cusco. Al haber otorgado validez a las declaraciones del obispo en torno a la cuestión del trueno, debo también aceptar sus afirmaciones, repetidas luego por Areche en la sentencia del Inca, sobre la existencia del culto al sol (COTA 1980-82:2:633- 37; CDIP 1971-75: ll: 2: 771). Túpac Amaro solía llevar un collar de oro con una imagen del sol (ibid: H: 2: 384). Túpac Katari usaba también una insignia similar (Valle de Siles 1983: 86).

No logré hallar ninguna evidencia de que existiera un culto a la luna, aunque esta omisión se explica perfectamente por la naturaleza de las fuentes. Tal como lo señala Mariscotti (1978), la luna no es sino la representación celeste de la Pacha Mama. Del mismo modo, el sol constituye una imagen celeste de Wiraqucha­Pacha Kamaq. Ya he demostrado que Wiraqucha, Pacha Kamaq, Illapa y los Incas muertos tenían cada uno una representación oficial: Dios Padre, el Señor de los Temblores, Santiago. Ya que no pude encontrar ningún indicio directo del culto a la Pacha Mama, es necesario atraer la atención sobre la presencia de las deidades femeninas. Los documentos mencionan con frecuencia a una pareja de represen­taciones católicas, compuestas por una imagen masculina y otra femenina. A comienzos de la rebelión. el obispo del Cusco ordenó que se celebrara una pro­cesión. con las efigies del Señor de los Temblores (Pacha Kamaq) y de Nuestra Señora de Belén (CDIP 1971-75: II: 2: 279). Años más tarde-diría que en esta celebración participaron dos parejas: las imágenes dC'I Señor de los Temblores, la

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¿POR QUE MATAR A LOS F.SPAÑOLES? 181

Virgen del Rosario, Santo Domingo y Santa Rosa de Lima (CDT A 1980-82: 2: 420). Diego Cristóbal ordenó que "todos los christianos se dediquen al culto divino adorando a Dios y a su Madre Santísima" (ibid: 2: 348).

Estos ejemplos indican la presencia de la Pacha Mama, cuya representación oficial es, en la actualidad, la propia Virgen.

La orden de Túpac Katari de orgarúzar las asambleas en la cima de las montañas(CDIP 19071-75:11: 2:802-804) correspondía a la realidad. En las cerca­nías de Paucartambo, los rebeldes solían reunirse para discutir en la cima de un cerro llamado Apu (ibid: 11: 1: 144). Apu -que en quechua sigrúfica 'señor'- es el título que llevan hoy en día todas las grandes montañas que son consideradas las protectoras de una comunidad o región. Como su culto se halla aún generalizado, no es necesario demostrar su existencia en el siglo XVIH. El propio levantamiento implicaba una preferencia por la protección de los cerros como guardianes de la vida social y biológica, en vez de las iglesias y de las aldeas coloniales establecidas en el siglo XVI. Las asociaciones actuales entre las grandes montañas y las imágenes de Cristo nos permiten explicar el motivo de la devoción de Túpac Amaru al Señor de Tungasuca, su lugar de nacimiento (CDT A 1980-82: 3: 557, 288). Hidalgo L. (1983) señaló que también existía en la rebelión otro elemento del panteón tradicional andino: los ancestros. Según su criterio, la frecuencia con que se mencionan los cementerios como lugares para asambleas y proclamaciones, es señal del culto a los ancestros.

El Inca

En toda la información recopilada, el elemento más importante ha estado presente sólo en parte: el Inca, hijo del sol, reencarnación de Thupa Amaru Inca, representante de Dios y de la Virgen (Wiraqucha y Pacha Mama) sobre la tierra en el Kay Pacha. Es obvio que no se trataba de un ser común y corriente, pues la rebelión, es decir, el gran cambio o Pacha-Kuti, se inició con el retomo del Inca.

El Inca tenía poderes sobrenaturales. En 1978 afirmé que entre sus atributos se hallaba la capacidad para servir a losmuertos(1984: 159-200). Másadelante,las nuevas evidencias publicadas me obligarían a cambiar mis supuestos anteriores de que el Inca nunca se había atribuído a sí mismo el poder de devolver la vida a Jos muertos. Sabemos ahora de varios testimonios, según los cuales Túpac Amaru habría declarado públicamente que todos aquéllos que perecieran por su causa resucitarían al tercer día (CDT A 1980-82: 3: 259-262). El obispo del Cusco afirmaba que el Inca había prometido la resurrección al tercer día de su corona­ción en el Cusco (CDIP 1971-75: II: 3: 336). Un observador sostenía que el Inca también prohibió a sus seguidores que invocaran el nombre de jesús a la hora de morir, pues de lo contrario no resucitarían (ibid: 11: 1: 376). Es posible que todo esto no represente sino una exageración popular de las palabrasdellnca. En todo caso, es cierto que la gente pensaba que no debía invocar a Jesús, a fin de poder resucitar. La resurrección al tercer día es una tradición cristiana, y puede ser señal de que el Inca era considerado como el equivalente de Jesús para el Tawantinsu­yu.

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182 SZEMINSKI

Se dice que Túpac I<atari habría convencido a sus seguidores de que el rey Thupa Amaru los· resucitaría al quinto día de su muerte en batalla. La resurrec­ción a l quinto día corresponde a una antigua tradición andina (CDIP 1971-75:11: 3: 81 ). Túpac I<atari negaría luego sus promesas de resurrección (ibid: ll: 3: 180), pero este desmentido tuvo lugar durante su propia confesión legal. Después de todo, el mismo decía ser la reencarnación de Tomás Katari (Valle de Sil es 1983: 48).

Según los mitos de Huarochirí, la resurrección al quinto día ocurrió durante los tiempos de la primera y más antigua humanidad, denominada hoy en día como 'los gentiles' o machu. Guamán Poma los llamaba Wari Wiraqucha Runa o Wari Runa (d. Szemiriski 1984: 97-137). Esta tradición andina de resurrección podría indicar que también cabía la esperanza del retomo d e los ancestros. Esto confirmaría la interpretación de Hidalgo Lehuede sobre las asambleas y procla­maciones en los cementerios. Asimismo denotaría que la llegada del Inca a la creación de la primera generación de indios, los Wari Wiraqucha Runa. ¿Sería posible que todos los seguidores del Inca se convirtieran en nuevos Wari Wiraqucha Runa, en fundadores de nuevos linajes en un mundo nuevo? Túpac Amaru era el nuevo fundador del ayllu real. Se le asociaba con el Gran Paititi, lugar en que se dice que aún hoy reinan los Incas. Paititi está al este, de donde viene el sol y de donde debiera surgir todo lo nuevo (cf. ibid: 185-186).

Era mi intención delinear más claramente la imagen del Inca entre los rebeldes, pero no logro añadir nada significativo a lo que ya escribí en el año 1978. He hallado tres casos en los que el Inca era llamado Dios, pero sólo uno de ellos parece verosímil, y ya lo he citado anteriormente (CDT A 1980-82: 3: 76). Según el padre M. de la Borda, los indios ejecutaban las órdenes de Túpac Katari como si éste fuera realmente una d eidad (CDIP 1971-75: II: 2: 810). Diversas fuentes indican que ellnca era considerado inmortal, o que al menos era visto como una persona que no debía y no podía morir. Felipe Velasco Thupa Yupanqui, Diego Cristóbal y muchos otros líderes rebeldes sostenían que el Inca no había muerto en Waqay Pata: uno decía que estaba en Lima, otros afirmaba n que se había ido al Gran Paititi. Su muerte fue descrita como la desaparición de un ser que traería orden al universo (Szemiriski 1984: 181-182). En una chichería de Acomayo, un indio, "poniendose muy triste y compungido, haciendo mucho dolo dijo que al inca Thupa Amaru le quitaban la vida el día martes ... que su Majestad mandó lo llevasen vivo y que no quería le quitasen la vida y el Señor Visitador, fingiendo por d isculparse, ha dicho que lo entregaron muerto y que sólo la cabeza la despachaba a su Majestad" (COTA 1980-82:4: 347-348).

Merece la pena señalar que la muerte de Túpac Amaru (es decir, el Inca) era interpretada como una prueba de que los españoles se habían rebelado contra el rey de España.

No es necesario repetir todos los títulos que los seguidores otorgaron alinea: Bienhechor de los Pobres, Padre, Majestad, Rey, etc. Los pobladores de las provincias a veces recibían de rodillas a sus representantes. Hubo el caso de un sacerdote católico que ponía los Evangelios sobre las cabezas de los líderes rebeldes antes de cada acción (CDIP 1971-75: Il: 2:651 ). El Inca solía ser llamado Libertador y Redentor(Lewin 1957:340). Según el obispo del Cusco,el Inca ostenta­ba los títulos de: "Libertador del reino, Restaurador de privilegio~ y padre

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comun de los que gemían bajo el yugo de los repartimientos", mientras que el pueblo lo llamaba Redentor (CDIP 1971-75:11:3: 332).

También se le creía invencible (COTA 1980-82: 5: 37). El mismo dijo que nombraría a los líderes que conducirían al pueblo por el camino de la verdad (ibid: 3: 113). Los indios veían en él al representante de su pueblo, así como del Perú, de la tierra y de la genté (Szcmit1ski 1984:138-139, 178-190). Asimismo representaba a los valores morales tradicionales, cosa que debiera ser analizada por separado.

Conclusiones

Los rebeldes poseían una imagen de la historia, cuyas tres últimas épocas serían: el mundo antes de los españoles, el mundo de los españoles y el mundo después del retorno delinca. He intentado ofrecer un esquema de estas épocas (cuadros A, By C>.

El mundo creado por Dios Padre y por la Santísima Madre tiene, básicamen­te, una estructura tripartita, compuesta por el cielo,la tierra y el mundo subterrá­neo, cuyos nombres en quechua son Hanaq Pacha, Ka y Pacha y Hurin Pacha res­pectivamente. En cada pacha existe una jerarquía de seres que son representado-

. nes locales de Dios: el sol, el Inca y Jesús (Pacha Kamaq). Cada ser masculino tiene una contraparte femenina. Ya que las fuentes sobre la rebelión no contienen ninguna información concreta sobre la imagen de estas jerarquías, he utilizado la versión más simple, que se basa por igual en las crónicas del siglo XVI y los mitos contemporáneos. La jerarquía del ciclo, que no ha cambiado, me ayudó a hallar el orden de las entidades en las demás jerarquías (por ejemplo Venus, en su calidad de representación del trueno, también sirve par~ señalar el lugar de Santiago Apóstol). No estoy seguro si los Wiraquchakuna debieran aparecer dos veces en el mundo subterráneo, una vez como españoles y otra vez como ances­tros de todos los humanos. En este mundo, su presencia se lími ta a la de fundadores de linajes, identificados con los kurakakuna o caciques, sus herede­ros.

El cuadro A explica por qué era inevitable la conquista. En este mundo, los Willaqkuna o sacerdotes andinos no sabían cómo rczarle y respetar a Jesús. Naturalmente doy por sentado que entre 1770 y 1780, Jesús y Pacha Kamaq se hallaban totalmente identificados, cosa que podría no ser cierta por completo. El Inca y los Runas eran culpables de descuidar y olvidar a Jesús (Pacha Kamaq) y a toda la jerarquía del mundo inferior. Esto constituía una ofensa a Dios Padre, quiendecidiócastigar al Inca y a los Runas pormediodeuncataclismo, y les envió a los españoles. Estos tenían el deber de castigar al Inca y a los Runas, y de enseñarles a respetar a Jesús y a la jerarquía del mundo inferior, estableciendo así una relación correcta entre ambos mundos (cuadro B).

Los españoles, enviados por Dios o, en este caso por Jesús Pacha Kamaq, vinieron y conquistaron este mundo. Introdujeron la manera correcta de respetar a Jesús y a la jerarquía del mundo inferior. Castigaron al Inca y a los Runas. También mataron al Inca, y abolieron la jerarquía que gobernaba este mundo, para luego comenzar a administrarlo a su manera. Mataron a los indios para su

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propio beneficio. Tampoco les permitieron convertirse en sacerdotes católicos, y prohibieron la manera correcta de respetar al mundo superior. Así, los españo­les se convirtieron en nak'aq, en antisociales que desbarataban el orden de la sociedad y ofendían a Dios impidiendo que los cristianos (es decir, los indio~), le rindieran el debido respeto como sol o como Jesús. Al no mejorar sus costumbres, sus pecados se hicieron muy graves, por lo cual Dios decidió castigarlos y ponerlos en su lugar. El modo más simple de castigar a los españoles consistía en darles muerte y enviarlos de vuelta al lugar de donde vinieron. Al mismo tiempo, había que restaurar el orden en este mundo, y el único realmente capacitado para ello era el Inca. Así comenzó el cataclismo y regresó el Inca (cuadro C).

El retomo del Inca no implicaba un repetición de los tiempos prehispánicos. Su victoria y la exterminación de los españoles crearía un equilibrio en la relación de este mundo con el mundo inferior y con el mundo superior. Tanto la jerarquía del cielo como la del mundo subterráneo serían debidamente respetadas, porque al fin habría sacerdotes católicos indios. Al mismo tiempo, el Inca y los kurakas restaurarían el orden en este mundo.

· La noticia del retomo delInca obligó a todos los runas a decidir si éste era el Inca que ellos esperaban. Si lo era, todos tenían el deber de seguirle y matar a los españoles, pues había llegado el tiempo del cataclismo o Pacha Kuti, y la era de los españoles había llegado a su fin. Si, por el contrario, era un falso Inca, había que darle muerte, así como a sus seguidores, porque la era de los españoles con­tinuaría aún. En ambos casos, el camino a seguir constituía un deber religioso.

Ya que dar muerte a los españoles durante el retomo del Inca era un deber religioso, también había que matar a españoles reales o ficticios durante cada levantamiento. Esto implicaba que 'todos' sabían cómo reconocer a un español. En la práctica, los pobladores de cada aldea o ciudad sabían quién era un español o un ñak'aq. Por lo menos al iniciarse el movimiento era fácil identificar a los españoles locales. Sin embargo, cuando las tropas ingresaban a un territorio donde no conocían a la gente, la falta de criterios habrá resultado notoria. Naturalmente, cualquier persona de cabellos claros, que hablara español, se vistiera y portara a la usanza espai'iola, tenía que ser un español. Por otro lado, el de lengua quechua y tez oscura, miembro de una comunidad indígena y seguidor delinca, no podía ser español. No obstante, la identificación de los que se situaban entre ambos extremos dependía de las condiciones y conflictos locales. Sin duda, el número de personas reconocidas como españoles habrá aumentado rápidamente una vez iniciado el reparto del botín, tal como siempre sucede durante la construcción de un mundo nuevo y moral. Un estudio detalla­do de la transformación de los valores morales durante el levantamiento nos ayudaría a comprender cómo se identificaba a un español antes de matarlo. En todo caso, los buenoscristianosand in os debían matar a los españoles y contribuir · así a la moralización del mundo.

Hidalgo Lehucde sostenía (1983) que el Inca y Jesús eran dos figuras opues-­tas, pues el uno se relacionaba con la vida y el otro con la muerte. El seguir al Inca implicaba rechazar el cristianismo. Yo no creo que la cosa haya sido tan simple. Jesús era el señor del mundo subterráneo, de los muertos y de la noche, pero al mismo tiempo era también el señor del cambio y del comienzo. Al igual que Pacha I<amaq, Jesús era el señor del principio y del final. A ojos de sus seguidores, el

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retorno del Inca fue posible porque Jesús lo pennitió. La guerra entre el Inca y sus enemigos era una guerra entre cristianos que se acusaban unos a otros de herejía y rebelión. Naturalmente queda aún por investigar el peso real de las creencias y de-los dogmas católicos en la religión andina del siglo xvm. Sin duda se trataba de creencias católicas, ¿pero hasta qué punto resultaban importantes? ¿Será que los elementos cristianos constituían simplemente una serie de cultos especializa­dos que se relacionaban con el mundo subterráneo? ¿O tal vez habrán estado presentes también en otros aspectos de la religión andina? ·

Cuadro A: el mundo antes de los españoles

Wiraquchan (a) - Pacha Mama

Hanaq Pacha (b) (Mundo superior)

lnti-killa (sol-luna)

Chaska (Venus)

Quyllurkuna (estrellas)

Kamaqinkuna (d)

("prototipos")

?

?

Dios Padre - la Virgen

KayPacha (Este mundo)

lnka (c)-Quya (Inca-su mujer)

lllapa, Amaru (Trueno-serpiente)

Urqukuna (montañas)

Wiraqucha Runa kurakakuna (fundadores de linajes, caciques)

Willaqkuna (sacerdotes andinos)

Runakuna (indios)

HurinPacha (Mundo inferior)

Pacha Kamaq-Mama, Jesús (Jesús--madre tierra)

Sa~tiago

Santukuna (Santos)

Wiraqucha Kuna (ancestros humanos)

Padrekuna (curas Católicos)

Wiraqucha Kuna (españoles)

(a): No tengo una idea cbra sobre si Wiraqucha Qhapaq, rey de España, correspondía a Dloa Padre o a Jesll&-Pacha Kamaq. Tal vez era sólo un rey de ancestros humanos en el anmdo Inferior. He preferido omitirlo del diagrama. Los seres femeninos, ccntrapartes de cada ser masculino, sólo aparecen cuando resulta necesario. Hay estrellas, santoe y montañas femeninas. La rompoeidón de la familia lllapa (CltaJka, Santiago, Amaru, etc.) es poco ccnodda.

(b): El Pacha tiene otras secciones, y también es factible subdividirla más. Supongo que Uma, Buenos Aires, Paititi y Africa, 111 igual que ESpaña, forman parte del Hurin Pacha al que también pertenecen la noche y los muerto8.

(e): Hay rezos del siglo XVI, que mencionan a Runa Kamaq, o alma del hombre, garante del orden en la sociedad humana. Lo he identificado oon el Inca, debido a la oposición entre éste y Pacha I<amaq-Jesús.

(d): Cada ser del Kay Pacha tiene un prototipo en el cielo, que posiblemente se identifica can una estrella o una oonsteladón.

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Ha~qPacha

Inti - killa

Chaska

Quyllurkuna

Kamaqinkuna

?

?

S2F.Ml!ÍISKI

Cuadro B: el mundo de los españoles

Dios Padre Wiraquchan

- la Virgen - PachaMama

KayPacha

¿Jesús-Pacha Mama?

Santiago lllapa, Amaru

San tu k una Urqukunll

Puka kunka (españoles en el Perú) Kurakakuna

padrekuna willaqkuna

Runakuna

Hurin Pacha

Jesús-Pacha Mama ¿lnka-Quya?

Santiago ¿Illapa-Amaru?

Santukuna ¿Urqukuna?

Wiraquchakuna

padrekuna

Wiraquchakuna

Nota: El subrayado indica a los miembros de la jerarqufa del Kay Pacha que existen pero han perdido su lugar allí. Los signos de intenogaci6n sei'\alan a los representantes dell<ay Pacha que probablemente han sido transferidos al Hurin Pacha.

Cuadro C: el mundo después de retomo delinca

Dios Padre - la Virgen Wiraquchan - Pacha Mama

Hanaq Pacha KayPacha Hurin Pacha

Inti-killa Inka-quya Jcsú-Pacha Mama

Chaska Jllapa-Amaru Santiago

Quyllurkuna Urqukuna Santukuna

Kamaqinkuna Kurakakuna Wiraquchakuna

? willaqkuna, padrckuna padrekuna

? Runakuna Wiraquchakuna