Jorge - Revista ¿Cómo ves? - Dirección General de ...

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33 ¿cómoves? Autorretrato. Soy alegre aunque puedo ser gruñón y exigente. Me considero alguien con mucha suerte que tuvo la oportuni- dad de estudiar y supo aprovecharla. Defecto. La impaciencia. Virtud. Saber escuchar. Pasiones. El ajedrez y el equipo de fútbol Atlante. Amores. Mis padres, hermanos, mi abuelita y Xochimilco. Arte. La música y la danza clásicas; también la música de los años ochenta y noventa. Personalmente “Me siento Xochimilca de corazón, allí nací y crecí, en medio de las chinampas, del lago y del color de las flores. Me crié con mi abuelita Paula, quien me enseñó a sembrar maíz, acelgas, betabel y a com- prender el orden que tiene la naturaleza; ese fue mi primer contacto con la ciencia”. Así habla Jorge Membrillo Hernández, un hombre de 31 años, que a los 26 ya era doctor graduado en el King’s College de Londres, Inglaterra, y a los 28, titular de la cátedra “Hans Krebs” en la Universi- dad de Shefield e investigador asociado en la Universidad de Harvard, Estados Unidos. En 1996 obtuvo el título de “Jo- ven científico del año” en el Reino Uni- do, por sus novedosas aportaciones en el campo de la microbiología, reconocimien- to que obtuvo en un concurso entre 15 000 científicos jóvenes. El doctor Membrillo nos recibe en el laboratorio del Departamento de Biología Molecular del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, al que se inte- gró en el año 2000. Su rostro dibuja una sonrisa al comentar sus investigaciones sobre el envejecimiento celular, fenóme- no que estudia en bacterias. De igual ma- nera analiza la comunicación entre éstas o como a él le gusta decir, “las tertulias bacterianas”. En amena charla explica que su carre- ra científica se debe a que siempre supo que la investigación era lo que más le gus- taba: “Apliqué el concepto del tiempo que me enseñó mi abuelita, hay que opti- mizarlo y dar lo máximo. Si puedes sacar un 10, evita un nueve”. Y en efecto, de Concepción Salcedo Meza Jorge Membrillo Hernández Las tertulias bacterianas Foto: Dante Bucio le enseñó “el vicio de querer entender qué hace el oxígeno a las bacterias”. Fue así como, más tarde, en su tesis doctoral des- cubrió el funcionamiento de la hemoglo- bina en las bacterias, en particular en la Escherichia coli. Enseguida narra uno de los aspectos más conmovedores de sus hallazgos cien- tíficos: “En 1963 Max Perutz descubrió la hemoglobina humana y obtuvo por ello el Premio Nobel. Al recibirlo, dijo que la estructura de la hemoglobina era tan com- pleja que sólo la tenían los organismos superiores. Treinta y tres años después yo descubrí que también existe en las bacte- rias”. Ese descubrimiento cambió su vida. Otra de sus pasiones es el estudio de los radicales libres, compuestos que da- ñan a las células y a la proteínas y son factores causantes del envejecimiento ce- lular. Jorge Membrillo y su grupo —com- puesto por ocho estudiantes de maestría y doctorado— analizan este fenómeno to- mando como modelo a la bacteria Escheri- chia coli y han demostrado por primera vez que un tipo de proteína llamado “chaperona molecular” sirve de escudo contra dicho fenómeno. “Ahora necesita- mos entender cuestiones básicas y tene- mos ante nosotros retos fantásticos: ¿cómo es que los escudos moleculares detienen la oxidación?, ¿cómo es que éstos previe- nen la degradación de las proteínas?, ¿cómo puede retrasarse el envejecimiento?”. Éste es Jorge Membrillo, un joven científico mexicano empeñado en incur- sionar por nuevos derroteros de la micro- biología al servicio de la salud y la vida. niño y joven ganaba los concursos esco- lares de física y matemáticas, y en la li- cenciatura se hizo merecedor a la medalla Gabino Barreda que otorga la UNAM a quienes tienen los promedios más altos. Es hijo de María Antonia Hernández y de Fausto Membrillo, ambos inspecto- res escolares, quienes trasmitieron a sus hijos un profundo amor por el conocimien- to y los seres vivos. “Como buen xochi- milca mi papá es amante del jardín, planta e injerta sus flores. Cuando yo tenía seis años me enseñó a jugar ajedrez y a dise- ñar estrategias, esas enseñanzas me han guiado siempre“. Jorge está orgulloso de la gente, las tradiciones, la historia y las aportaciones científicas de su pueblo. “Juan Badiano, a quien se debe la clasifi- cación de las plantas medicinales, es para mí el padre de la medicina”, comenta. Al concluir la licenciatura en investi- gación biomédica básica realizó su tesis con el doctor Mario Soberón en el Insti- tuto de Biotecnología de la UNAM, quien

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33¿cómoves?

Autorretrato. Soy alegre aunque puedo sergruñón y exigente. Me considero alguiencon mucha suerte que tuvo la oportuni-dad de estudiar y supo aprovecharla.

Defecto. La impaciencia.Virtud. Saber escuchar.Pasiones. El ajedrez y el equipo de fútbol

Atlante.Amores. Mis padres, hermanos, mi abuelita y

Xochimilco.Arte. La música y la danza clásicas; también la

música de los años ochenta y noventa.

Personalmente

“Me siento Xochimilca de corazón, allínací y crecí, en medio de las chinampas,del lago y del color de las flores. Me criécon mi abuelita Paula, quien me enseñó asembrar maíz, acelgas, betabel y a com-prender el orden que tiene la naturaleza;ese fue mi primer contacto con la ciencia”.Así habla Jorge Membrillo Hernández, unhombre de 31 años, que a los 26 ya eradoctor graduado en el King’s College deLondres, Inglaterra, y a los 28, titular dela cátedra “Hans Krebs” en la Universi-dad de Shefield e investigador asociadoen la Universidad de Harvard, EstadosUnidos. En 1996 obtuvo el título de “Jo-ven científico del año” en el Reino Uni-do, por sus novedosas aportaciones en elcampo de la microbiología, reconocimien-to que obtuvo en un concurso entre 15 000científicos jóvenes.

El doctor Membrillo nos recibe en ellaboratorio del Departamento de BiologíaMolecular del Instituto de InvestigacionesBiomédicas de la UNAM, al que se inte-gró en el año 2000. Su rostro dibuja unasonrisa al comentar sus investigacionessobre el envejecimiento celular, fenóme-no que estudia en bacterias. De igual ma-nera analiza la comunicación entre éstaso como a él le gusta decir, “las tertuliasbacterianas”.

En amena charla explica que su carre-ra científica se debe a que siempre supoque la investigación era lo que más le gus-taba: “Apliqué el concepto del tiempo queme enseñó mi abuelita, hay que opti-mizarlo y dar lo máximo. Si puedes sacarun 10, evita un nueve”. Y en efecto, de

Concepción Salcedo Meza

Jorge Membrillo Hernández

Las tertulias bacterianasFoto: Dante Bucio

le enseñó “el vicio de querer entender quéhace el oxígeno a las bacterias”. Fue asícomo, más tarde, en su tesis doctoral des-cubrió el funcionamiento de la hemoglo-bina en las bacterias, en particular en laEscherichia coli.

Enseguida narra uno de los aspectosmás conmovedores de sus hallazgos cien-tíficos: “En 1963 Max Perutz descubrióla hemoglobina humana y obtuvo por elloel Premio Nobel. Al recibirlo, dijo que laestructura de la hemoglobina era tan com-pleja que sólo la tenían los organismossuperiores. Treinta y tres años después yodescubrí que también existe en las bacte-rias”. Ese descubrimiento cambió su vida.

Otra de sus pasiones es el estudio delos radicales libres, compuestos que da-ñan a las células y a la proteínas y sonfactores causantes del envejecimiento ce-lular. Jorge Membrillo y su grupo —com-puesto por ocho estudiantes de maestría ydoctorado— analizan este fenómeno to-mando como modelo a la bacteria Escheri-chia coli y han demostrado por primeravez que un tipo de proteína llamado“chaperona molecular” sirve de escudocontra dicho fenómeno. “Ahora necesita-mos entender cuestiones básicas y tene-mos ante nosotros retos fantásticos: ¿cómoes que los escudos moleculares detienenla oxidación?, ¿cómo es que éstos previe-nen la degradación de las proteínas?, ¿cómopuede retrasarse el envejecimiento?”.

Éste es Jorge Membrillo, un jovencientífico mexicano empeñado en incur-sionar por nuevos derroteros de la micro-biología al servicio de la salud y la vida.

niño y joven ganaba los concursos esco-lares de física y matemáticas, y en la li-cenciatura se hizo merecedor a la medallaGabino Barreda que otorga la UNAM aquienes tienen los promedios más altos.

Es hijo de María Antonia Hernándezy de Fausto Membrillo, ambos inspecto-res escolares, quienes trasmitieron a sushijos un profundo amor por el conocimien-to y los seres vivos. “Como buen xochi-milca mi papá es amante del jardín, plantae injerta sus flores. Cuando yo tenía seisaños me enseñó a jugar ajedrez y a dise-ñar estrategias, esas enseñanzas me hanguiado siempre“. Jorge está orgulloso dela gente, las tradiciones, la historia y lasaportaciones científicas de su pueblo.“Juan Badiano, a quien se debe la clasifi-cación de las plantas medicinales, es paramí el padre de la medicina”, comenta.

Al concluir la licenciatura en investi-gación biomédica básica realizó su tesiscon el doctor Mario Soberón en el Insti-tuto de Biotecnología de la UNAM, quien