La Primera Vuelta Ciclista

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    Historia contempornea

    A finales del siglo XIX, una revista ilustrada semanal, El deporte velocipdico, transmiti a sus lectores el gusto por las dos ruedas, que lleg a prender en todo un premio Nobel de Litera-

    tura, Jos de Echegaray, alma del primer campeonato de ciclismo en Galicia. Dispo-namos incluso de un embrin federativo: la Unin Velocipdica Espaola, fundada el mismo ao 1895 en que una emigran-te letona residente en Estados Unidos, Annie Londonderry, dio la primera vuelta al mundo en bicicleta.

    Con una fiebre tan desmesurada por este deporte, resulta extrao que tardra-mos tanto en organizar un campeonato de carcter nacional. Hubo un antecedente inmediato, el Gran Premio Repblica, que se disput durante cinco aos entre ibar y Madrid para orgullo y prez de los espa-oles: nuestros compatriotas lo ganaron siempre.

    Pero no fue hasta 1935 cuando un peridico ya desaparecido de Madrid, In-formaciones, tuvo la feliz idea de promover la primera Vuelta Ciclista a Espaa, a la manera de lo que haban hecho LAuto en Francia y La Gazzetta dello Sport en Italia. Su impulsor, el periodista y mecenas cn-tabro Clemente Lpez-Driga, present la solicitud al Comit Directivo de la Unin Velocipdica Espaola, que le dio el visto bueno. La Primera Vuelta a Espaa no ser una lucha por naciones afirmaban desde el peridico. La Primera Vuelta a Espaa est encaminada al desarrollo y propaganda de la industria nacional del ciclo. Por lo tanto se disputar como una lucha individual o de marcas.

    LOS 50 DE LA GLORIASer un pionero en algo proporciona mu-chas satisfacciones, pero tambin muchos quebraderos de cabeza. Durante varias semanas, Lpez-Driga y su equipo de colaboradores se desplazaron por toda Es-paa para recabar el apoyo de las distintas comisiones organizadoras. Haba espejos donde mirarse el de Francia sin ir ms le-jos, pero cada pas es un mundo y Espaa corra sola. Muchos ciclistas se apearon por la coincidencia con el Giro, que empe-zaba justo despus (y no haba Hrcules capaz de sobrellevar ambos trabajos).

    Al final, se dise un programa de 14 etapas diez por encima de los 250 km, que convoc a un pelotn de cincuenta su-

    perhombres 33 espaoles y 17 forneos, inmunes al dolor y secos ya de lgrimas.

    Entonces no haba bebidas isotnicas, bicis de carbono ni mquinas especiales para la contrarreloj. Qu va, qu va. Los ciclistas montaban armatostes de hierro cuyas ruedas sufran pinchazos cada dos por tres, el patrocinio se fiaba a un par de marcas, y la seguridad era un asunto tri-vial. Si no hubiera sido por la bolsa, pocos se habran inscrito en ese sacrificio huma-no, de viento en los pramos y carreteras

    apergaminadas; pero haba ms de quince mil duros en premios y era difcil resistirse a la batalla por el maillot naranja.

    UN CCTEL EN CHICOTELa prueba se abri a las nueve menos cuarto del lunes 30 de abril de 1935. Por delante, 3.411 km, una extensin similar a la que se corre ahora, solo que ahora se disputa en tres semanas y los paladines no se toman antes de partir un cctel en Chicote. Que no? Pues s. El mago de

    En 1935, un peridico ya desaparecido de Madrid, Informaciones, tuvo la feliz idea de promover la primera Vuelta Ciclista a Espaa

    Annie Londonderry fue la primera mujer que dio la vuelta al mundo en bicicleta.

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    las mezclas espirituosas los avituall de un combinado compuesto por Orange Bitters, Grand Marnier cordn rojo, Curaao naranja, media copa de ginebra inglesa y media de vermut italiano. Lo raro es que alguno llegara en posicin vertical a la meta.

    Desde el principio, dos corredores se disputaron la victoria: el belga Gustaf Deloor que haba llegado a Madrid el 27 de abril en el rpido de Irn y el espaol Mariano Caardo la gran esperanza patria, primero y segundo en la clasifi-cacin general. Pero todava quedaban muchas pjaras hasta el eplogo de este cuento de terror

    Antes del pasello, los ciclistas posaron para los medios grficos, que inmortaliza-ron sus rostros serenos y maduros. Solo 29 lograran completar la carrera. Y cuntos de ellos, nos preguntamos, quedaran rotos por la Guerra Civil que un ao despus sembr Espaa de nada? Amrico Tuero, por ejemplo, militante comunista que fue condenado a muerte en 1941, y que huy de la esclavitud en el Valle de los Cados tras serle conmutada la pena.

    EL PISTOLETAZO DE SALIDALos madrileos se congregaron frente al ministerio de Obras Pblicas hoy de Agri-cultura para ver partir al pelotn hacia la gloria. Mientras pedaleaban por el Paseo del Prado, Alcal o Rosales, no eran cons-cientes de lo que les esperaba, aunque, tal vez, se lo imaginaran. Los organizadores dieron el pistoletazo de salida en Puerta de Hierro. A unos 50 km de la capital, el Alto del Len, en la Sierra de Guadarrama, provoc los primeros desfallecimientos, apaciguados por las 20.000 gargantas que subieron a darles alas. La etapa, de 185 km en total, prosigui con los vaivenes habituales hasta Valladolid. El belga An-toine Dignef se escap en el ltimo tramo y cruz la meta en solitario, dos horas por delante del ltimo clasificado. En la salida del segundo da hubo una sola baja: el aragons Santiago Mostajo.

    Cmo se tomaron los espaoles la iniciativa? Mejor que bien! Haba nacido un fenmeno deportivo, que se caracterizaba por la cercana del pueblo a sus dolos. En el momento en que estos cruzaban la meta, se dispersaban por los hoteles y las pensiones de las ciudades y departan con sus admiradores sobre la aventura que haban vivido durante la jornada. En ocasiones, incluso, a los

    Antes del pasello, los ciclistas posaron para los medios grficos, que inmortalizaron sus rostros. Solo 29 lograran completar la carrera

    corredores no les quedaba ms remedio que concluir la etapa en el silln de un generoso espontneo, que les ceda su bici porque la oficial se haba escacharrado por el camino, tal como le pas a Caardo en Zamora un da antes de la etapa final.

    El diario Informaciones impuls la primera Vuelta Ciclista a Espaa, que prometa suculentos premios a los ganadores. Su alma fue el cntabro Clemente Lpez-Driga, abajo a la izquierda. Toda la prensa deportiva, y en particular el AS el Marca an no exista, sigui el acontecimiento.

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    Historia contempornea

    GIGANTES DEL ASFALTOLa simpata que suscitaban esos gigantes del asfalto se lee en las crnicas depor-tivas de la poca. La ltima etapa llev a los supervivientes de vuelta a Madrid el 15 de mayo. Era un San Isidro lluvioso, inclemente, y, sin embargo, decenas de miles de personas, entre ochenta y cien

    mil segn los plumillas, salieron a la calle a homenajear a sus dolos y darles las gracias por la entrega demostrada. Ni una sola tribuna libre en la Casa de Campo desde que, a las diez de la maana, empezaran a llegar los primeros entusias-tas. Ni una sola rama de rbol sin combar por el peso de un muchacho centinela de

    horizontes. Ni un rincn sin paraguas. Y ni un momento de tranquilidad cada vez que los altavoces cantaban la clasifica-cin provisional, y de espasmos cuando los motoristas alcanzaron el recinto con la estela de los tres escapados: el belga Deloor, el espaol Caardo y Max Bulla, austraco. Al final, Deloor gan la etapa y el routier Caardo, todo corazn, lleg a su rueda, calcando la general. El pblico, incontenible, invadi la pista y se llev a hombros a su hroe hasta el coche.

    El domingo 19 de mayo, el campen belga dio 16 vueltas por el Parque de Montjic para deleite de los aficionados catalanes, que pagaron una peseta por el espectculo, mientras Caardo, barcelo-ns de adopcin, se luca ante sus vecinos, que lo agasajaron junto con sus otros compaeros de fatigas y escapadas.

    Se haba plantado la semilla de la pica. Hubo otra edicin al ao siguiente, que volvi a ganar Deloor. Luego, vendra el barbecho de la Guerra Civil. La tierra no sali indemne.

    Gustaaf DELOORDorsal: 44 Tiempo: 120:00:07

    Antoine DIGNEFDorsal: 41 Tiempo: a 20:10

    Max BULLADorsal: 32 Tiempo: a 28:51

    Eduardo MOLINARDorsal: 34 Tiempo: a 29:49

    Mariano CAARDO LACASTADorsal: 1 Tiempo: a 13:28

    LOS

    CH

    ICO

    S D

    E O

    RO 1

    2

    3

    4

    5Deloor gan la ltima etapa y Caardo lleg a su rueda

    El pelotn se aline en Atocha el da de la salida.

    De los 50 corredores, 33 eran espaoles.